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CONFIGURACIÓN DE LA SUBJETIVIDAD POLÍTICA
DENTRO DE LAS PRÁCTICAS COTIDIANAS: ESTUDIO DE CASO
DE UNA FAMILIA CAMPESINA DE LA VEREDA PÉREZ ALTO.
DIANA CAROLINA QUINTERO BOGOTÁ
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN
MAESTRIA EN INFANCIA Y CULTURA
BOGOTÁ D.C.
2020
2
CONFIGURACIÓN DE LA SUBJETIVIDAD POLÍTICA
DENTRO DE LAS PRÁCTICAS COTIDIANAS: ESTUDIO DE CASO
DE UNA FAMILIA CAMPESINA DE LA VEREDA PÉREZ ALTO.
DIANA CAROLINA QUINTERO BOGOTÁ
Asesora de investigación: Lynn Marulanda.
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN
MAESTRIA EN INFANCIA Y CULTURA
BOGOTÁ D.C.
2020
3
DEDICATORIA
Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.
De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden
las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.
De hambre y de sed (narra una historia griega)
muere un rey entre fuentes y jardines;
yo fatigo sin rumbo los confines
4
de esta alta y honda biblioteca ciega.
Enciclopedias, atlas, el Oriente
y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.
Lento en mi sombra, la penumbra hueca
exploro con el báculo indeciso,
yo, que me figuraba el Paraíso
bajo la especie de una biblioteca.
Algo, que ciertamente no se nombra
con la palabra azar, rige estas cosas;
otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la sombra.
Al errar por las lentas galerías
5
suelo sentir con vago horror sagrado
que soy el otro, el muerto, que habrá dado
los mismos pasos en los mismos días.
¿Cuál de los dos escribe este poema
de un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?
Groussac o Borges, miro este querido
mundo que se deforma y que se apaga
en una pálida ceniza vaga
que se parece al sueño y al olvido.
Los dones, Jorge Luis Borges.
6
AGRADECIMIENTOS
El presente trabajo es el producto del esfuerzo en el cual, directa o indirectamente participaron
varias personas leyendo, opinando, dando ánimo y siendo una presencia constante de apoyo.
Agradezco a Jasmin González y Angélica Mateus, por su disposición a ser parte de este
esfuerzo, por la presencia fuerte y constante que fue fuente de consuelo y apoyo.
A mis compañeros tesistas, que han sido una compañía constante en la construcción de este
documento, cuya presencia ha dado ánimo, alegría y soporte para lograr su finalización, y cuyo
recuerdo impregna estas páginas.
A mi familia por su paciencia, cariño y apoyo continuo. A Misifú, León y Faraón a quienes cada
palabra de esta tesis fue leída en voz alta.
Finalmente, gracias a las familia González-Ballesteros del Municipio de Pérez Alto que abrió
las puertas de su hogar y vida para permitir que esta investigación se llevará a cabo.
7
RESUMEN
La presente investigación se lleva a cabo con una familia campesina del municipio de Risaralda
perteneciente a los movimientos sociales campesinos por la mujer y el territorio. Teniendo como
objetivo principal comprender la incidencia de las representaciones sociales (RS) sobre lo
político que la familia (como sujeto colectivo) tiene en la configuración de la subjetividad
política partiendo del reconocimiento de las prácticas cotidianas ligadas a lo generacional. Esta
investigación se consolida desde el estudio de caso, buscando una comprensión profunda y
holística del fenómeno social indagado en clave de representación social, haciendo uso para ello
de la metodología de las RS trazada por Abric (2001) a partir de la asociación libre y la
entrevista a profundidad. Planteando, entonces, en sus conclusiones no solo la representación
social sobre lo político sino además un perfil de las relaciones que se establecen en la definición
del sujeto y la práctica política desde el día a día de la vida en las zonas rurales del alto
Risaralda, ligando nociones como gobernanza, gobernabilidad y epistemología de la mujer, en la
resignificación de lo que implica el papel de lo femenino (ligado a la familia campesina) en el
movimiento social campesino.
Palabras claves: Subjetividad política, familia campesina, representación social.
8
ABSTRACT
This research document developed with a peasant family from the municipality of Risaralda
belonging to peasant social movements for women and the territory. Having as main objective to
understand the incidence of social representations (SR) on the political that the family has (as a
collective subject) in the configuration of political subjectivity based on the recognition of
everyday practices linked to the generational. This research consolidated from the case study,
seeking a deep and holistic understanding of the social phenomenon investigated in the key of
social representation, making use of the SR methodology outlined by Abric based on free
association and in-depth interviews. Counting, then, among its conclusions with the Social
Representation on the political, in addition to a profile of the relationships established in the
definition of the subject and political practice from day to day of life in rural areas of the upper
Risaralda. Thus, the conclusions will refer to notions such as governance, governability and
epistemology of women, in the resignification of what implied by the role of the feminine (linked
to the peasant family) in the peasant social movement.
Key Words: Political subjectivity, peasant family, social representation.
9
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN 13
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA. 17
Objetivo general. 23
Objetivos específicos. 24
ESTADO DE LA CUESTIÓN. 25
Representaciones sociales y familia campesina. 27
Subjetividad política y prácticas cotidianas. 35
Subjetividad política e Infancia. 47
Cultura campesina e Infancia. 60
MARCO TEÓRICO. 66
La subjetividad política en la cotidianidad. 67
Procesos de subjetivación política en la cotidianidad. 68
Lo político y el sujeto político. 73
Lo político desde la socialización y los afectos. 77
Las representaciones sociales y familia campesina. 80
Las representaciones sociales: prácticas sociales y producción simbólica. 81
La familia campesina: en clave de cultura e infancia. 86
MARCO METODOLÓGICO. 94
Enfoque epistemológico. 95
Planteamiento metodológico. 97
Perspectiva de investigación 98
Estrategia metodológica. 100
Estructura de la investigación. 107
Contexto donde se realiza la investigación. 110
Perfil del estudio de caso. 113
Técnicas de recolección de la información. 115
La entrevista. 115
La asociación libre. 117
Instrumentos de recolección de la información 118
Entrevistas. 118
Asociación libre. 120
10
Diseño de herramientas de categorización y análisis. 123
CATEGORIZACIÓN Y ANÁLISIS. 132
Las relaciones generacionales y comunitarias; las representaciones sociales sobre lo político en clave
de sujeto colectivo. 133
Infancia campesina y representación social de lo político: configuración de la subjetividad política en lo
cotidiano. 138
Lo político como una expresión de lo comunitario. 144
Lo político como un interrogante a la gobernabilidad y la gobernanza del Estado. 148
Lo político y la mujer campesina: epistemología femenina en la cotidianidad. 152
CONCLUSIONES 160
REFERENCIAS. 165
11
TABLA DE IMÁGENES
Imagen. 1 Mapa político-administrativo de corregimientos y veredas de Risaralda ................. 111
Imagen. 2 Detalle del corregimiento de Arabia. Mapa político-administrativo de corregimientos
y veredas de Risaralda. ............................................................................................................... 111
Imagen. 3 Detalle de la Vereda Pérez Alto. Mapa político-administrativo de corregimientos y
veredas de Risaralda. .................................................................................................................. 112
Imagen. 4 Visualización del instrumento Entrevista 02. ........................................................... 119
Imagen. 5 Visualización instrumento Asociación Libre 01. ...................................................... 121
Imagen. 6 Visualización de la carta asociativa, Instrumento Asociación Libre 02. .................. 122
Imagen. 7 Organización de la RS de lo político ........................................................................ 134
Imagen. 8 Día de siembra, Familia Ballesteros-González-Romo .............................................. 136
Imagen. 9 Alimentando a los patos ............................................................................................ 139
Imagen. 10 Día de arado ............................................................................................................ 143
Imagen. 11 Preparación de artesanales. Familia Ballesteros-González-Romo. ......................... 146
Imagen. 12 La tierra del olvido (González, J. (2020) ................................................................ 149
Imagen. 13 Matriarca Familia Ballesteros-González-Romo...................................................... 153
Imagen. 14 Cocina Familia Ballesteros-González-Romo. ......................................................... 159
12
TABLA DE CUADROS.
CUADRO 1 Organización Marco Conceptual ............................................................................. 66
CUADRO 2 Rejilla de análisis de entrevistas. (Fragmento del instrumento de análisis de la
información) ................................................................................................................................ 123
CUADRO 3 Rejilla de análisis asociación libre (Fragmento del instrumento de análisis de la
información) ................................................................................................................................ 126
CUADRO 4 Rejilla de análisis de tris jerarquizados sucesivamente. (Fragmento del instrumento
de análisis de la información) ..................................................................................................... 128
CUADRO 5 Rejilla de análisis para asociación vectorial. (Fragmento del instrumento de análisis
de la información) ....................................................................................................................... 129
CUADRO 6 Rejilla de análisis de núcleo central por movilidad en la asociación (Fragmento del
instrumento de análisis de la información) ................................................................................. 130
CUADRO 7 Organización del apartado de categorización y análisis ........................................ 132
CUADRO 8 Organización de la RS de lo político ..................................................................... 133
13
INTRODUCCIÓN
La presente investigación se postula en el campo de las representaciones sociales
preguntándose por lo político y cómo esta RS contribuye a la configuración de la
subjetividad política desde las prácticas cotidianas, teniendo como sujeto de estudio una
familia campesina de la vereda Pérez Alto, Risaralda. Es la intencionalidad de esta
investigación contribuir a la comprensión de la formación de la subjetividad política
desde las interacciones familiares (y los diálogos que con la infancia establece),
acercándose a los elementos que transcurren en la experiencia y en el discurso en el día a
día que dan forma a la participación y al sujeto político, así como a las formas
emancipatorias de comunidades que históricamente han resistido procesos hegemónicos y
que desde la resistencia definen sus marcos culturales, como sucede con el campesinado.
Así, este ejercicio investigativo se elabora sobre el estudio de caso como orientación
metodológica, al permitir acercarse a profundidad a los fenómenos que suceden dentro de
la unidad de análisis seleccionada (la familia campesina), haciendo uso de los postulados
de Abric en relación con la representación social basándose no solo en la teoría del
Núcleo Común y elementos periféricos como componentes de las RS, sino en el uso de la
14
asociación libre como método dinámico con múltiples aristas de acercamiento,
permitiendo ampliar las formas tanto de recolectar como de interpretar la información.
Lo anterior se ve reflejado en los resultados de la investigación los cuales apuntan a
responder cuál es la representación social sobre lo político que esta familia campesina
tiene enmarcándolo en las relaciones generacionales abordando primero al sujeto
colectivo familia y luego a la infancia, no solo como integrante de la organización
familiar sino como actor de re-existencia política en clave de subjetividad desde el marco
cultural del campesinado, para posteriormente dar cuenta de la noción de sujeto político
del estudio de caso en clave de lo comunitario y la tensión entre gobernabilidad y
gobernanza, finalizando los hallazgos al postular como elementos claves de la
configuración de la subjetividad política las relaciones que con lo político establece la
idea de mujer y el concepto de fogón.
De manera que la organización de este documento en términos capitulares es la siguiente:
Planteamiento del problema: Sitúa la pregunta problema desde la justificación de
la investigación, su sentido con el campo de estudio y los objetivos que busca
consolidar a través del transcurso investigativo.
15
Estado de la cuestión: Presenta del rastreo documental de investigaciones
anteriores que se acercan o se han desarrollado sobre el problema a indagar,
estructurando los resultados de esta búsqueda en cuatro categorías relacionales.
Marco teórico: Da cuenta de la construcción conceptual que se realiza a propósito
del problema de investigación planteando dos grandes categorías; La subjetividad
política en la cotidianidad y las representaciones sociales y la familia campesina.
Abordando estas categorías desde una serie de descriptores de corte teórico que
se acercan de manera más puntual a las relaciones reflexivas que entre estas se
pueden encontrar.
Marco metodológico: Delimita el diseño sobre el cómo se lleva a cabo la
investigación, dando cuenta de la postura epistemológica de la que se parte y su
relación con el estilo investigativo, así como el método seleccionado y las
técnicas elegidas sobre las que se realiza tanto el diseño de instrumentos como de
rejillas de análisis.
Categorización y análisis: Registra el ejercicio de reflexión y análisis que a
propósito de los hallazgos de la investigación se realiza desde interpretaciones
teóricas y proposiciones conceptuales, buscando dar respuesta tanto a la pregunta
de investigación como a los objetivos propuestos. Este capítulo se encuentra
16
organizado en cinco categorías de descriptores relacionados con los objetivos
específicos propuestos como ruta de navegación de la investigación.
Conclusiones: Busca cerrar de manera sintética con los aportes logrados desde la
investigación a propósito de la pregunta de investigación, en este apartado se
describen los principales hallazgos identificados y las relaciones teórico-
reflexivos que se identificaron a propósito de los objetivos.
17
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.
“Remamos
Con un nudo aquí en el pecho
Soñando que al otro lado
Se avecina otro comienzo” (Remamos Natalia Lafoucarde, Kanny García)
En la actualidad de nuestro país, los términos de movimiento y líder social no nos son
desconocidos, de hecho tienen una aparición constante en el panorama local, regional y nacional,
a menudo relacionados con impugnaciones por los derechos colectivos, ambientales y de las
minorías, así como con las luchas contra el poder hegemónico de supra estructuras de
dominación (Estado, grupos al margen de la ley, fuerzas armadas oficiales, por mencionar
algunas) haciendo alusión a ejercicios emancipatorios basados en las consideraciones de
ciudadanía, agenciamiento y lo político. De hecho, algunas comunidades, especialmente aquellas
que históricamente han sido marginadas o despojadas del ejercicio pleno de sus derechos, pueden
definirse a sí mismas desde la noción del movimiento social, como ocurre con la comunidad
campesina y sus luchas por la defensa del territorio, la permanencia de sus formas culturales y el
derecho a la vida y a la paz desde su caracterización como sujeto colectivo particular.
Es decir, existen unas formas singulares de relacionarse con el poder desde esta perspectiva, una
comprensión de lo que significa ser sujeto político y las repercusiones de este significado en las
interacciones que se tienen en los tejidos comunitarios, tanto para la consolidación de identidades
colectivas como para la construcción de representaciones sociales y su transmisión en las
estructuras generacionales. Aquí lo político es una dimensión más de la cotidianidad,
18
entendiéndose como un elemento constitutivo del sujeto que no está limitado a una edad
determinada, en tanto es de carácter ontológico.
En otras palabras, lo político se puede comprender como una parte constitutiva de lo humano,
que no se adquiere a una edad determinada o bajo un modelo de transmisión específico, sino que
está inmersa en los procesos de desarrollo humano que se suceden desde el nacimiento como el
lenguaje, la corporeidad e incluso la conciencia estética. Luego, se gesta desde las interacciones
sociales en las que está inmerso el sujeto tomando tintes particulares desde los contextos
culturales, económicos, sociales e históricos. En consecuencia, lo político se entenderá para el
planteamiento de esta investigación, como una realidad que se expresa y adquiere forma en el
ámbito de lo público, desde lo colectivo, del “nosotros” que es tan singular y definitorio para las
comunidades caracterizadas por los movimientos sociales como la comunidad campesina. Pero
que además está significado por el “mí mismo”, cargado de los sentidos instituyentes de la esfera
privada, y que se moviliza como elemento de subjetivación desde las prácticas cotidianas, como
lo propone Alvarado (2012).
Así pues, lo político se asumirá como una arista de la subjetividad, “Desde esta mirada, la
subjetividad política es producción de sentido y condición de posibilidad de un modo de ser,
estar y actuar en sociedad; de asumir posición en esta y de hacer visible el poder para actuar.”
(Martínez, 2012, p. 73), hablaremos de la subjetividad política, como una de las dimensiones
existentes dentro de la subjetividad social, una parte de la polifonía que conforma las complejas
relaciones presentes en la configuración de las subjetividades.
19
Esto valida, entonces, pensarnos sobre la subjetividad política de la infancia, específicamente
enmarcada en las prácticas cotidianas de la familia, entendiendo a esta como una red
intersubjetiva caracterizada por los afectos, roles de interacción definidos por la cultura y
estructuras generacionales de organización con comportamientos, saberes y creencias
particulares. De forma tal, que si asumimos la subjetividad como un elemento cambiante y
supeditado continuamente a transformaciones devenidas de las experiencias de vida de los
individuos, cuyo sentido histórico es definitorio y dependiente de dicha posibilidad de cambio
debido a la experiencia social, podemos generar preguntas relacionadas con las representaciones
sociales en relación con lo político.
“Es en el día a día en donde las acciones toman significados frente a lo
político desde los sentidos subjetivos que se expresan en las labores
diarias del sujeto, es en las interacciones que tiene todos los días en sus
instancias sociales donde de una u otra manera se consolidan los procesos
de subjetivación política que se encuentran hilados en todo entramado
social.” (Quintero, 2017, pág. 40)
Esto nos permite pensar la idea de que los procesos de subjetivación son sensibles a
permutaciones, generando la apertura a indagar en los procesos transformadores de la realidad
social, aquellos por los que abogan los movimientos sociales a partir de la acción del individuo
incluyendo a la infancia. Es plantearse desde el terreno de lo político la emergencia de nuevas
20
formas relacionales y en consecuencia nuevas significaciones de la relación del sujeto con el
poder caracterizadas por prácticas culturales propias de la cotidianidad familiar.
Ahora bien, es la intención de esta investigación acercarse a un complejo problema académico,
en donde confluyen interrogantes por la subjetividad política de la infancia, la forma en que esta
se ve construida, influenciada o caracterizada por representaciones sociales de lo político que
transitan y habitan las interacciones sociales en la familia, comprendida como un organismo
intergeneracional. Planteando dicho acercamiento desde el estudio de caso de una familia
perteneciente a la comunidad campesina, en la medida que las formas culturales propias de lo
rural están tintadas desde las nociones de movimiento social, accionar político y agenciamiento.
Busca esta investigación entonces, aportar al campo de la infancia y la cultura al acercarse al
problema de la configuración de la subjetividad política desde el día a día, desde las prácticas
que conforman las interacciones familiares y que desde estas hacen circular no solo discursos
sino una representación social completa sobre lo qué es lo político. Se trata entonces, de partir de
un acercamiento a la familia campesina elucidando aquello de lo cultural que le definen como
comunidad y les dota de una identidad específica (campesinado) los aspectos que reconstruyen
su RS de lo político y como está de una u otra manera en las redes intersubjetivas medidas por
afectos y experiencias dan un punto de referencia para la comprensión de la infancia como actor
político desde su formación en el nicho familiar.
Se realiza, entonces, la toma de decisión de llevar a cabo un estudio de caso en tanto es uno de
los métodos ideales para abordar problemas de investigación que no han tenido una amplia
21
exploración y de los cuales se cuenta con pocas fuentes de referencia. Así pues, si bien es posible
encontrar investigaciones orientadas a la subjetividad política, al movimiento social campesino y
a las representaciones sociales que se dan en las familias, el encuentro de los tres en la pregunta
por la infancia es un campo problémico del cual no se cuenta con una elaboración numerosa.
Adicionalmente, se asume el estudio de caso como un camino ideal para interrogar la relación de
las representaciones sociales de lo político presentes en las prácticas cotidianas y su impacto en
la configuración política de la infancia, al permitir estudiar a profundidad dicho fenómeno en la
singularidad de una familia. En tanto, el estudio de caso permite comprender las dinámicas
presentes en un contexto singular, acercándose al problema de investigación desde su entorno
real y asumiendo dicha complejidad desde la diversidad de fuentes de datos. De allí que la
selección del caso se traduzca en el acercamiento a una familia campesina de le vereda Pérez
Alto, Guatica Risaralda participante en organizaciones campesinas en el marco del movimiento
social, “(…) puesto que al documentar la especificidad conecta con la experiencia (…) permite al
que lo realiza, captar y reflejar los elementos de una situación que le dan significado, una cierta
dedicación al conocimiento y descripción de lo idiosincrásico y especifico como legítimo de sí
mismo” (Vázquez y Angulo, 2003, pág. 16)
Todo esto enmarcado en el eje temático de la Maestría de Infancia y Cultura, de la Universidad
Distrital Francisco José de Caldas de la pregunta por la constitución del sujeto en la infancia y en
el énfasis de Historia, Imaginarios y Representaciones Sociales (RS) de infancia desde la idea de
que la RS permite abordar los interrogantes por la constitución del sujeto en la infancia desde los
discursos y prácticas que habitan en la cotidianidad de sus realidades.
22
Teniendo entonces, relevancia como tema de investigación en la medida que propone un campo
de reflexión por el carácter político de la infancia desde la cotidianidad, al indagar como se
configura la subjetividad política desde las prácticas familiares de la vida diaria asumiendo dos
aspectos alineados a las elaboraciones teóricas de la Maestría de Infancia y Cultura de la UDFJC
y es que la infancia posee un carácter histórico y social, de allí que traiga a colación una
concepción de familia íntimamente ligada a lo colectivo y lo generacional y que ubique el campo
problema desde las representaciones sociales por lo político en tanto se cuestionara por saberes y
prácticas propias del contexto campesino.
Justifica entonces la existencia de esta investigación la intención de aportar al campo de la
cultura y la infancia, al proponer la discusión de la subjetividad política de la infancia desde la
pertenencia de esta a la familia, como integrante activo y reactivo de las comunidades, que en
este caso, no solo refiere al ser una infancia campesina sino a las formas en que esta singularidad
referida a lo cultural determina una representación social sobre lo político y especificará las
dinámicas de participación política y de ser sujeto político en este contexto particular. Buscando
mantener la claridad de que no se trata de una generalización de lo que se halle en la
investigación sino la comprensión a profundidad de una situación particular, de un único caso.
De forma tal, que el presente trabajo se construye desde la consolidación de la siguiente pregunta
de investigación; ¿Cómo inciden las representaciones sociales sobre lo político en la
configuración de la subjetividad política dentro de las prácticas cotidianas de una familia
campesina de la vereda Pérez Alto, Guatica Risaralda?
23
La cual se complementa en el derrotero investigativo a partir de los siguientes supuestos:
● ¿Qué implican una estructura generacional en las interacciones sociales en la
configuración de la subjetividad política?
● ¿Cómo inciden las prácticas culturales particulares en la noción de sujeto político que se
transmiten a través de las representaciones sociales?
● ¿Cuáles son las representaciones sociales de poder que inciden en la emergencia de
significaciones alrededor de sujeto político y transformación social?
● ¿Cuáles son los discursos y prácticas políticas cotidianas que están inscritas en las
interacciones generacionales de una familia campesina parte de los movimientos sociales
de ANUC (Asociación Nacional de Usuarios Campesinos de Colombia?
Objetivos.
Objetivo general.
+ Comprender la incidencia de las representaciones sociales sobre lo político de una familia
campesina de la vereda Pérez Alto, Guatica Risaralda en la configuración de su subjetividad
política dentro de las prácticas cotidianas.
24
Objetivos específicos.
+ Identificar las representaciones sociales de lo político de una familia campesina de la vereda
Pérez Alto, Guatica Risaralda.
+ Caracterizar la noción de sujeto político que una familia campesina de la vereda Pérez Alto,
Guatica Risaralda reproduce en su cotidianidad en la interacción generacional.
+ Determinar los elementos que inciden en la configuración de la subjetividad política de una
familia campesina de la vereda Pérez Alto, Guatica Risaralda.
25
ESTADO DE LA CUESTIÓN.
“De chica me decía esta es la forma correcta
De andar y de dirigirme a quien tuve delante
De grande me costó a tropiezos poder darme cuenta
Que había que volver a ser niña y desenseñarme” (Remamos Natalia Lafoucarde, Kanny García)
Desde el ejercicio de búsqueda documental puede afirmarse que el problema de investigación
que convoca este trabajo, se erige en la intersección de tres campos conceptuales; la subjetividad
política, la familia campesina y las representaciones sociales. Siendo la pregunta construida de
tal manera, que no ha sido abordada en la complejidad que se dibuja en la presente investigación
ni en su totalidad en otros esfuerzos académicos, adentrándose en un terreno que se encuentra en
construcción siendo relativamente joven como campo conceptual pero cuya mirada ha estado
centrada hasta el momento en su mayoría en los jóvenes y adultos.
Es decir, a pesar que la subjetividad tiene un amplio derrotero histórico como
categoría teórica, el carácter político de la subjetividad es una noción que ha
comenzado a tomar fuerza en el campo académico de las ciencias sociales, y
la psicología social recientemente, dándose varias investigaciones que están
tratando de constituirle como campo conceptual y de estudio. Matizándole al
integrar elementos como lo afectivo y lo corpóreo, como es el caso de la línea
de investigación dirigida a la subjetividad de la Universidad de Manizales
(CINDE), en cuyos trabajos es posible distinguir la intención de particularizar
26
esta noción más allá de una simple derivación de la subjetividad social.
(Quintero, 2017, pág. 15)
Por otro lado, las representaciones sociales son un campo ricamente trabajado con un robusto
corpus de investigaciones a su servicio que se han realizado desde múltiples disciplinas,
incluyendo la educación y que posee a diferencia de la subjetividad política una mayor
envergadura en términos de grupos poblaciones en los cuestionamientos académicos, teniendo
varios ejemplos dirigidos a la infancia.
Y encontrándose como un punto medio esta la familia campesina en tanto objeto-sujeto de
estudio de investigación, en la medida que existe una amplia gama de estudios referidos a la
cultura campesina y los sujetos rurales, que se abordan desde perspectivas de participación,
territorialidad, concepciones ambientales, económicas y de organización política, pero que no
tienen una extensión mayor sobre el sujeto colectivo familia, tendiendo a particularizar los
sujetos rurales sea la mujer campesina, la juventud rural o el individuo definido desde una
práctica productiva (recolector, capataz, jornalero, por mencionar algunos) Dejando de lado
además a la infancia, como sujeto de indagación en el marco de la cultura campesina siendo
pocos los estudios que se refiere a ellos, teniendo esta categoría una marcada cualidad adulto
céntrica.
De modo tal que el presente capítulo de antecedentes está construido en las relaciones y puentes
posibles que desde la revisión documental pueden establecerse en estos tres campos de
indagación, que si bien no se ajustan perfectamente a las coyunturas sobre las que se escribe este
27
documento investigativo si permite dibujar un panorama de cuáles han sido las preguntas, los
ángulos y referentes producidos en sus inmediaciones y posibles cercanías.
A continuación, entonces, se relacionan las investigaciones más prominentes para la pregunta
que rige este documento, clasificándolas en cuatro categorías que permiten dar cuenta de los
resultados encontrados, estas son: Representaciones sociales y familia campesina, subjetividad
política y prácticas cotidianas, subjetividad política e infancia y cultura campesina e infancia.
Representaciones sociales y familia campesina.
Olaya en el 2018 lleva a cabo la investigación titulada Las representaciones sociales del
territorio y el ambiente en el sector de la vereda Cabecerras-Llanogrande municipio de
Rionegro-Antioquía. La escuela como eje de reflexión y acción sobre la territorialidad, cuyo
objetivo central se dirige a indagar por las representaciones sociales del ambiente de la
comunidad educativa de la IER Gilberto Echeverri Mejía de la vereda Cabecerras-Llanogrande a
partir de las nociones de ocupación y uso del territorio, comprendiendo comunidad educativa
como una comunidad de aprendizaje y práctica en la que familia es protagonista de los procesos
de cimentación de las representaciones sociales de los estudiantes.
En este trabajo existe una vinculación directa entre las representaciones sociales sobre territorio
y las formas de participación de la comunidad rural en procesos de ordenamiento territorial y
desarrollo comunitario, partiendo de una comprensión conceptual que tanto comunidad rural
como las RS son nociones polisémicas mediadas por lo colectivo y las transformaciones sociales.
28
Teniendo como intencionalidad final generar una transformación de la praxis de la comunidad
educativa orientada a las propuestas de custodia del territorio.
Cabe mencionar, que esta investigación está construida metodológicamente desde un enfoque
etnográfico al sustentarse en la comprensión de una comunidad desde sus referentes
contextuales, haciendo uso de herramientas como la cartografía y el relato, así como la
observación participante, comprendiendo como población sujeto-objeto de estudio 380 familias,
178 estudiantes de la media y 20 informantes claves.
Por otro parte, Castaño (2010) desarrolla la investigación Representaciones sociales y simbólicas
en torno a la recolección de café y sus protagonistas en una población de recolectores del Eje
Cafetero, desarrollada durante el 2008 y 2009 en municipios de los departamentos de Quindío,
Risaralda y Caldas, cuyo objetivo principal buscaba identificar las representaciones sociales que
los recolectores de café tenían sobre sí mismos y su labor económica. Ejercicio del cual devienen
la emergencia de conceptos fuertemente asociados a la recolección de café entre los que se
encuentran; familia, pobreza y desigualdad.
Esta investigación devela que dadas las características propias del oficio de recolección de café
(formas contractuales, nomadismo, pago contra labor, ciclos productivos, relaciones de patrón de
corte-jornaleros, entre otras) la familia ocupa un papel definitorio en si se es o no recolector, en
la medida que el oficio no se asocia con la satisfacción personal, elección o superación
profesional, sino a la satisfacción de necesidad básicas, es decir, un medio de supervivencia de
los pobres más pobres. Una ocupación que si no se realiza a causa de factores de riesgo
29
(conflicto con la justicia, trabajadores por temporada de cosecha, analfabetismo) se hereda por la
familia.
“La disposición para recoger el grano ha sido “herencia” de su familia,
principalmente padre o abuelo. Son recolectores que llevan más de diez
años desempeñándose sólo en esta actividad, por ello la consideran como
una profesión y no se imaginan haciendo algo diferente. A pesar de ser
conscientes de lo difícil que actualmente es ocuparse en ella, y de saberla
estigmatizada socialmente, piensan que es lo único que pueden hacer”
(Castaño, 2010, pág. 107)
No obstante, la familia es un no lugar dentro de la práctica de recolección del café en su
cotidianidad desde lo indagado en este estudio, ya que la muestra de investigación de 180
recolectores hombres de los campamentos de los cafetales referidos a fincas cafeteras de más de
20 hectáreas, fueron en su mayoría solteros provenientes de otras regiones del país (Cauca,
Boyacá y Tolima). En la medida que la recolección de café implica el movimiento constante
entre fincas y por defecto, de departamentos la mayoría de recolectores no viven con sus familias
e inclusive no han constituido una, reconociendo el tener hijos pero siempre fuera de relaciones
estables.
Finalmente, cabe mencionar que si bien la familia no es el concepto con mayor énfasis en esta
investigación pues sus resultados están centrados en la noción de pobreza, en la medida que la
representación social encontrada de la labor de recolector de café y el auto reconocimiento de
30
quienes trabajan en ella están ligadas profundamente a la falta de oportunidades educativas y
laborales, y una asimilación de desconocimiento de la labor en términos de remuneración así
como de desigualdad en la proporción de ganancias entre propietario, patrón, capataz y jornalero,
si existen interesantes menciones a la familia desde ciertos elementos propios del campesinado
como el arraigo a la tierra
“En su mayoría los recolectores se presentan como “miembros” de un
mundo urbano para quienes la ligazón de afecto con la tierra o el campo
es una condición atribuida vía herencia familiar (…) quienes se
desempeñan como recolectores de oficio, quienes se autoreconocen
como hijos de la tierra” (Castaño, 2010, pág. 111)
Por su parte la investigación Social representations and rural sociability among farmers of a rural
community tiene como objetivo central indagar las representaciones sociales sobre sociabilidad
rural de los agricultores del Estado Espíritu Santo, Brasil al centrarse en la noción generadora
“persona rural”. Partiendo del análisis semántico haciendo uso del software de análisis SPAD-T
para encontrar los procesos de anclaje de dichas RS que se encuentran en los discursos de 200
sujetos-objeto de estudio, pertenecientes a cuatro generaciones de campesinos.
Es relevante mencionar, que esta investigación tiene como punto de partida epistemológico la
comprensión de que las indagaciones en el entorno rural implican asumir un marco contextual
comunitario sociocultural, es decir, que es indivisible al sentido de pertenencia, los lazos sociales
entre miembros de la comunidad y la existencia de prácticas integradoras en la formulación de
31
las representaciones sociales, al existir una especificidad de grupo derivada de la generación de
identidad y pertenencia social, “The understanding of identity dynamics implies the analysis of
group relations, assuming that the identity of individuals is built according to the groups to which
they belong” (Bonomo, de Souza, Zanotti, & Araujo, 2017, pág.237)
Lo anterior, repercute metodológicamente en la selección de métodos de indagación y
procesamiento de la información (enmarcados en la investigación de representaciones sociales),
tomándose como fuente primaria y principal entrevistas individuales extendidas por doce meses
y llevadas a cabo en los contextos originarios de los participantes (plantaciones de pimiento, café
e incluso escuelas rurales), las cuales se complementaron con métodos de asociación libre. Los
datos recopilados se analizaron desde un criterio semántico de agrupación-distinción así como
análisis factorial para la identificación de elementos de núcleo central y elementos periféricos, es
válido mencionar, que esta investigación hace uso del software de análisis SPAD-T en el cual
“(…) it was posible to identify the clusters related to the values associated with rural and to the
representations relating to the terms ‘rural’ and ‘people from the rural environment/rural
people’”( Bonomo, de Souza, Zanotti, & Araujo, 2017, pág. 239), desde el cual se definen las
variables involucradas en el proceso de anclaje de RS.
Por último, es de interés rescatar que esta investigación genera la totalidad del análisis de
información en términos cuantitativos, utilizando para la organización categorial la distribución
numérica de aparición de vocablos jerarquizando por frecuencia y produciendo los resultados en
términos de planes factoriales en el cruce de factores (palabras estructurantes de RS de mayor
frecuencia) asignando variables numéricos a los valores asociados a la vida rural y cultura
32
campesina emergentes en los instrumentos de evocación libre, presentando parte de los
resultados en las categorías de anclaje de la teoría de RS.
En su investigación Representaciones sociales del territorio en mujeres rurales del municipio de
Voitá, una mirada desde la construcción de paz (2018) Chávez & Ramírez, se buscó indagar
acerca de la RS sobre territorio que un grupo de mujeres de la comunidad rural de Voitá tenían
partiendo del marco de territorios de paz mencionados en los Acuerdos de Paz de la Habana,
para lo cual se utilizó como metodología principal el análisis de secuencias semánticas desde la
técnica de Red de asociaciones de Ross partiendo de un diseño cualitativo.
Ahora bien, traemos a colación esta investigación en tanto tiene una construcción de familia
campesina desde el rol que las mujeres desempeñan en el mismo a partir de la influencia del
conflicto armado en la zona rural “(…) situación en donde las mujeres debieron asumir roles
como viudas o huérfanas, convirtiéndolas en jefes de sus hogares y responsables del
sostenimiento económico y afectivo de sus familias” (Chávez & Ramírez, 2018, pág. 298) que se
liga íntimamente con la noción de identidad desde la pertenencia al territorio, que viven procesos
duales de destrucción y re-construcción desde su accionar en comunidad en complejas
situaciones tanto individuales como colectivas. Lo que a su vez lleva a que las Representaciones
Sociales que comparten se caractericen por elementos simbólicos e identitarios nacidos de la
apropiación del territorio, los cuales Chávez y Ramírez designaran como característicos de la
cultura campesina al ser una forma de ordenación, dominio y disciplinamiento de las familias
que viven en el campo colombiano.
33
Siendo posible estas asociaciones desde el acercamiento a la representación social como
“sistema de pensamientos que permite la relación con el mundo y con los
demás, a entender los procesos que facilitan interpretar y construir la
realidad a los fenómenos cognitivos que aportan elementos afectivos,
normativos y prácticos que organizan la comunicación social y
finalmente constituyen una forma de expresión que refleja identidades
individuales y sociales, (…) resalta su papel práctico en la regulación de
los comportamientos intra e intergrupales” (Chávez & Ramírez, 2018,
pág. 301)
de forma tal, que se entenderán para esta investigación las representaciones sociales como las
condiciones en las que circulan, se intercambian y apropian saberes desde la construcción social
del mismo, ligándolo paralelamente con las prácticas sociales de las comunidades al tener un
papel clave en la organización de los modos de vida de las personas.
Por último, en relación con esta investigación tiene validez retomar uno de los puntos más
importantes de este estudio como antecedente que refiere al diseño metodológico, en la medida
que toda la estructura del mismo está montada sobre una única técnica deconstruida en cinco
fases de aplicación. Así, está basada en la red de asociaciones, en la medida que se asume que
esta permite la identificación de “(…) la estructura, el contenido y la polaridad del campo
semántico asociado a una representación determinada” (Chávez & Ramírez, 2018, pág.304)
permitiendo el acercamiento a elementos que los sujetos normalmente omiten en la producción
34
de relatos en aras de corresponder con la deseabilidad social, al disminuir los filtros
autoimpuestos en relación con el tema de indagación de las representaciones sociales.
En el año 2019 Esguerra desarrolla la investigación La familia de la experiencia:
representaciones sociales de los niños y las niñas, que si bien no refiere a la familia campesina si
tiene como objetivo central identificar las representaciones sociales que sobre familia tiene un
grupo de niños y niñas de la provincia de Quebec y su incidencia en los procesos de aprendizaje,
centrándose en la construcción de la RS desde la experiencia cotidiana, comprendiendo a las
representaciones como el sistema que permite dotar de significado una realidad re-construida a
partir de las mismas con un carácter exclusivamente social, es decir, afirmando que la RS
siempre es la representación de algo por parte de alguien.
Igualmente, es valioso mencionar la construcción que sobre la noción familia se realiza en este
documento investigativo, la cual al retomando a Camargo y Castro 2013, Esguerra definirá como
“(…) una compleja red de relaciones permanentes y estables, basada en
el lazo afectivo y en las funciones y roles de sus miembros, que
proporciona a sus integrantes experiencias que contribuyen a su
desarrollo e identidad individual y social, así como la construcción de
formas de ver el mundo y de vincularse a él mediante la adquisición de
los elementos de la cultura en la que está inscrita” (Esguerra, 2019, pág.
48)
35
Así pues, y valiéndose de un diseño metodológico basado en un enfoque interpretativo desde la
investigación cualitativa, centrando su método en la etnografía educativa y utilizando
instrumentos de indagación de núcleo central y elementos periféricos propuestos por Abric
(2001), esta investigación concluirá que una de las principales representaciones sociales sobre
familia de los niños y niñas está asociada al conflicto, lo que se convierte en una interiorización
del mundo externo de los niños y niñas que se caracteriza por contextos de pobreza, inseguridad
y violencia. Adicionalmente propondrá que la RS de familia es una expresión de la experiencia
en la medida que los niños y niñas la definirán desde su relación con la misma, tanto en las
prácticas como en quienes la integran.
Finalmente, cabe resaltar de esta investigación la discriminación que realiza desde el diseño
metodológico y que será transversal a todo el proceso de análisis, y dará sentido a la
construcción de hallazgos y es la contraposición de las metodologías de acceso a las RS; la
perspectiva procesual y la estructural, en cuyo abordaje asigna los autores representantes de la
misma en la tradición de las ciencias sociales.
Subjetividad política y prácticas cotidianas.
Respecto a este apartado vale mencionar en primer lugar la investigación llevada a cabo en el
2016 por Aranzalez titulada Mujeres y subjetividades, construyendo acción política, en la
medida que hay una comprensión de lo político desde la acción histórica, entendiendo a esta
última como lo que sucede en la cotidianidad desde la imprevisibilidad de los acontecimientos de
la praxis social en un desarrollo histórico constante e indeterminado. Esta investigación se
36
preguntará por la relación del sujeto con la acción política desde su participación en un escenario
de interacción diario, alineado a una idea de transformación que sucede en el día al día al
interrogar las tradiciones generacionales en el afianzamiento de nuevas perspectivas, valores y
sensaciones. Cabe mencionar que su diseño investigativo está abocado a una perspectiva crítica
de la cotidianidad que la considera como posibilidad de emergencia para trayectorias
minoritarias a partir de localizaciones éticas que reivindican la experiencia del sujeto desde sus
prácticas.
Así, el objetivo central de esta investigación es el dar cuenta de los procesos de subjetivación de
las mujeres de la Universidad Distrital al visibilizar las formas de acción política que se suceden
en la cotidianidad de la experiencia universitaria, para el cual utilizará un diseño metodológico a
partir de la fenomenología desde el enfoque cualitativo centrado en dos métodos principales; las
discusiones reflexivas y las entrevistas semiestructuradas, en aras de acercarse a la comprensión
del rol político desde la enunciación de mujer en la Universidad Distrital en las acciones políticas
cotidianas de colectivos como Escuela Popular el Topo, Grita Libertaria de la Confluencia de
Mujeres del Congreso de los Pueblos, colectivo Guarichas Guaches, el Tejido Juvenil Nacional
Transformando la Sociedad (TEJUNTAS) entre otros.
Cabe mencionar, que uno de los elementos más relevantes de esta investigación está en la
distinción que realiza entre lo político y la política, tomando como referente la postura de
Chantal Mouffe , desde la cual lo político será “(…) la dimensión de antagonismo que
considero constitutiva de las sociedades humanas, mientras que entiendo a “la política” como el
conjunto de prácticas e instituciones a través de las cuales se crea un determinado orden,
37
organizando la coexistencia humana en el contexto de la conflictividad derivada de lo político”
(Aranzalez, 2015, pág. 18), es decir, hay una toma de posición de lo político como perteneciente
a lo ontológico, propio de la constitución de sujeto, mientras que la política se afiliará a lo
óntico; a la consolidación de la sociedad.
Para Aranzalez la subjetividad política existirá en correlación con la acción política, es decir, un
acto del sujeto que interviene en las relaciones sociales y por ende en el contexto que está
supeditado a la exterioridad (en relación con el sujeto contraponiéndose, por ejemplo, a la
reflexión intelectual) y que existe únicamente en la presencia de la palabra y el diálogo, que
piensa el cotidiano como el escenario de acuerdos comunes desde la participación constante en el
mismo de individuos diferentes, luego lo político siempre significará resaltar las particularidades
culturales.
“La subjetividad política no es algo dado, no es algo palpable, no define
sujetos proporcionados, determina nuevas formas de comportamiento
social y la relación con su entorno. La subjetividad política construye
nuevas formas democráticas de entender la cultura, el conocimiento
establecido, constituye nuevas formas de relación con el conocimiento,
permite ir al más allá, permite cuestionarse en relación con el mundo, y
cuestionarse, lo inacabado, lo no palpable, los mundos posibles que
configuran nuevas interpretaciones del mundo y sus relaciones
emocionales y afectivas consigo mismo y con ese mundo singular
desconocido” (Aranzalez, 2016, pág. 52)
38
En pocas palabras, esta investigación definirá los procesos de subjetividad política desde una
triada indivisible; sujeto-acción-política, refiriendo esta última a la toma de postura consciente
que se media a través de la corporalidad, las prácticas y los discursos que en el día a día permite
la claridad de los posicionamientos de actos hegemónicos en contraposición a la resistencia y lo
emancipatorio, en tanto hay un ejercicio de interpretación y comprensión de la cotidianidad
desde un sistema conceptual determinado (para el caso de esta investigación una perspectiva
feminista descolonial del sur)
Otra investigación relevante respecto a la relación de la subjetividad política y las prácticas
cotidianas fue realizada por García, Urrego & Restrepo en el 2013, Sentidos entretejidos: una
aproximación a la subjetividad política en maestros y maestras de la ciudad de Medellín en la
cual hay una necesidad de reconocer a la escuela como un escenario político que permita desde
la recuperación de un sentido de sujeto afrontar prácticas cotidianas deshumanizantes, lo que
lleva a cuestionar los procesos metacognitivos de los docentes, interrogando por la configuración
de la subjetividad política de los maestros desde la historia biográfica de los mismos. Lo cual se
consolida en la pregunta de investigación acerca de comprender los procesos de subjetivación
política de los profesores a través de su historia de vida, y así acercarse al aspecto político de la
práctica docente que sucede en las aulas cotidianamente (la cual siempre está en relación con
imposiciones externas que suman tensión a la relación pedagógica).
Reconociendo en estos procesos de subjetividad política en maestros como,
39
“(…) aspectos básicos: la historicidad y el reconocimiento de sí, que
permite repensar el quehacer pedagógico y los modos de ser y de actuar;
la potenciación de una voluntad de acción social, gracias a la cual el
sujeto se descentra de sí mismo y se distancia de lo impuesto; y por
último la potenciación de la capacidad de acción colectiva, que le permite
al maestro arriesgarse a actuar y aprender a hacer crítica” (García, Urrego
& Restrepo, 2013, pág. 5)
Aquí cabe mencionar, un elemento particular de esta investigación y es que en el abordaje
teórico que se realizó de subjetividad política, su construcción y rastreo no se llevó a cabo como
una categoría única, sino que se dividieron en sus dos componentes, generando su
conceptualización de forma independiente para luego concluir en el planteamiento de una
unidad, buscando convergencias y complementariedad.
Siendo, entonces, el diseño metodológico una apuesta desde la fenomenología hermenéutica,
centrado en la palabra como recurso principal en aras de acceder al mundo simbólico de cada
sujeto-objeto de investigación, ya que la pregunta principal de indagación se da desde la
experiencia del sujeto. De allí, que los métodos seleccionados sean el relato oral autobiográfico y
el grupo focal, asumiendo a la narración como “(…) un tejido enunciativo, fluido y constante,
que da cuenta de acontecimientos significativos para el narrador y que se encadena temporo-
espacialmente de acuerdo a la significatividad” (García, Urrego & Restrepo, 2013, pág. 12)
40
“(…) aproximarse comprensivamente a la configuración de la
subjetividad política implicó entenderlos como elementos constitutivos y
constituyentes de una urdimbre que en su entrecruzamiento forma una
trama densa y compleja, que en cada participante se configura desde la
emergencia de un rasgo en particular que actúa como el hilo central,
como núcleo que potencia la intersección y la complementariedad de los
demás rasgos” (García, Urrego & Restrepo, 2013, pág. 20)
Lo que significará en términos de este antecedente una comprensión de la cotidianidad como el
escenario donde sucede el “entre-nos”, es decir, la aparición y reconocimiento desde la palabra
del otro en toda su dimensión humana que se da a partir de las relaciones intersubjetivas, que
perfilan la esfera de lo público desde la pluralidad de experiencias.
Será entonces, la cotidianidad el espacio donde se sucede la pregunta por el tránsito del sujeto
moral al sujeto político a partir de las relaciones sociales y las prácticas del día a día, es en la
praxis pedagógica de los docentes en sus aulas en donde sucede una garantía de la pluralidad al
buscar relaciones más equitativas, horizontales y de participación igualitaria con los estudiantes,
es en el accionar del maestro donde se pretende “(…) la transformación de los escenarios
cotidianos en esferas públicas, en los cuales sea posible la pluralidad, la alteridad, la
participación y la libertad como fundamentos de la vida en común” (García, Urrego & Restrepo,
2013, pág. 44)
41
Ahora, en 2011 Bornand desarrolla la investigación nombrada Escuela y subjetividad política;
una indagación sobre los significados que los y las estudiantes construyen en torno a su
formación política en la institución escolar, la cual asumen como noción de subjetividad política
una construcción que parte de , generando como pregunta las configuraciones de estudiantes de
secundaria en tanto sujetos políticos, que devienen de la participación cotidiana en la escuela
como campo social fundamental en el convergen múltiples procesos de subjetivación, es decir,
una pregunta por el habitus político (ser, sentir y ejercer político)
Es en el anterior punto, donde se encuentra uno de los elementos más interesantes de esta
investigación como antecedente es y es que parte de una comprensión de que la cotidianidad de
la escuela sufre procesos de des-socialización, es decir, una incapacidad de confirmar la
dimensión intersubjetiva a partir de la comunicación, que se sucede desde el afianzamiento de
perspectivas individualistas, la primacía de las libertades individuales en detrimento de los
proyectos colectivos y la erosión de los imaginarios colectivos.
Siendo la investigación de Bornand una apuesta de cómo la escuela puede hacer frente a las
transformaciones socio-culturales, permitiendo vislumbrar nuevas configuraciones de la acción
política y sobre todo, de la subjetividad política de los estudiantes. Esto desde el supuesto de que
la escuela desde sus prácticas institucionales valida ciertos paradigmas de interpretación de la
realidad, entronizan discursos y delimitan el significado de la participación social, asociando la
idea de subjetividad política a la participación política, de manera tal, que la primera solo se da
en la medida que existe la segunda.
42
Y será de lo anterior donde se haya un segundo punto relevante como antecedente de la
investigación de Bornand y es que plantea a la subjetividad política no como concepto sino como
categoría que recoge dos procesos distintos pero convergentes en la transformación social desde
la cotidianidad; la carga subjetiva de lo político y la política de la subjetivación. Planteándolas
como las directrices en donde se mueve la indagación investigaba en aras de significar la
experiencia de los estudiantes en la escuela desde la visibilización en un escenario público que
permita la participación en la producción de política educativa, es decir, la noción de
subjetividad política de Bornand está íntimamente ligada con la noción de formación ciudadana.
Para ello, el trabajo de Bornand está centrado en un diseño de investigación cualitativa desde un
paradigma comprensivo-interpretativo, que utiliza como método principal el estudio de caso, en
la medida que desde este se logra
“(…) comprender ‘profundamente’ desde la perspectiva de los actores –
los y las estudiantes– aquello que los caracterizaría particularmente pero
también aquello que los hace comunes. Esto es, sumergirse
comprensivamente en su habla subjetiva, que es sujetada, a su vez, por el
orden social que estructura el habla común.” (Bornand, 2011, pág. 137)
Alternando entre técnicas de investigación como el grupo de discusión y la entrevista situada a
profundidad. Dando como principal conclusión que la formación política está concebida para los
estudiantes objeto-sujeto de estudio como una re-estructuración de conciencia que permite
experimentar elementos de la cotidianidad como los roles e interacciones sociales desde formas
43
distintas a la del orden social establecido, anudando el sentido de la acción política a los actos de
creación (como la poesía, el teatro, entre otros) para desarrollar “otra política” desligada de la
acción reduccionista escolar de elegir representantes como único escenario de la participación
política.
Un cuarto estudio investigativo a referenciar es el producido en 2012 por Castro, Olis y Pita,
titulado Constitución de subjetividades políticas en una organización de mujeres campesinas,
realizado con la Federación de Mujeres Campesinas de Nariño (FEMUCAN) y cuya
intencionalidad investigativa está centrada en
(…) identificar y analizar el proceso de constitución de subjetividades
políticas femeninas en el marco de los procesos sociales de resistencia y
lucha por la restitución de derechos, el reconocimiento de los procesos de
subjetivación de las mujeres y la influencia en la constitución del sujeto
político femenino. (Castro, Olis y Pita, 2012, p. 5)
Lo cual se buscó lograr a través de un diseño metodológico cualitativo basado en la recolección
de historias de vida centrando la atención en elementos relacionados con las categorías de
lenguaje simbólico, formas de expresión de la movilización social y el sujeto político femenino
en la actividad cotidiana. Así, la perspectiva investigativa seleccionada fue la etnográfica, desde
la posibilidad que brinda de comprender características hermenéuticas de un espacio socio-
cultural o comunidad específica, consolidando el método en el enfoque biográfico de historias de
44
vida, utilizando como técnicas la entrevista semiestructurada, el diario de campo y el análisis
documental y fotográfico.
Valga decir, que uno de los elementos relevantes de esta investigación es un punto desde el cual
tomar distancia y que refiere a la separación de la noción de sujeto político y subjetividad
política, como dos procesos distintos que tienen puntos de encuentro pero cuyo abordaje teórico
y comprensión de desarrollo en el sujeto son independientes. Castro, Olis y Pita (2012), definirán
la subjetividad política desde la perspectiva de la subjetividad constituyente, referenciándola
como un producto del proceso de concretización del sujeto en un momento histórico del
desenvolvimiento temporal que se da en la resolución (ni finita ni definida ni estática) de la
problematización que es el sujeto.
Lo que se anudará con la perspectiva de la subjetividad como el saber de sí mismo (parte de la
conjunción de lo sensorial y lo racional) y retomará las cuatro categorías estructurantes de la
dimensión política según Martínez; la subjetividad, la política y lo político, lo constituyente vs lo
constituido y lo individual vs lo colectivo. Esta postura, implica (y se desarrollará a lo largo del
texto) a la subjetividad como una producción de sentido que solo es analizable en procesos
concretos y conlleva a interrogar las formas en que el sujeto representa sus prácticas como
interpretaciones y reflejos de los sentidos asignados a través de la interacción social.
Una investigación más que permite establecer antecedentes con respecto a esta relación entre la
subjetividad política y las prácticas cotidianas es Subjetividad política y narrativas. Los círculos
de mujeres una pedagogía insumisa (Saldarriaga, 2015), en la cual el objetivo principal está
45
alineado con identificar las representaciones sociales sobre mujer de los círculos de mujeres
desde una apuesta emancipadora de las prácticas cotidianas, comprendiendo el círculo de mujer
como “un movimiento que, desde la dimensión de la vida cotidiana, proponga nuevas dinámicas
relacionales que incluyan la resistencia y la lucha por relaciones sociales más equitativas y que
adolezca de jerarquías” (Saldarriaga, 2015, pág. 9)
Esto implica una relación entre lo político y lo cotidiano, en donde las mujeres que participan en
los círculos de mujeres reflexionan sobre su papel en la cultura, así como de los elementos en la
cotidianidad que perpetúan principios falocéntricos y patriarcales, como ciertos paradigmas
educativos sobre las mujeres. Es decir, la investigación de Saldarriaga abogará por indagar
acerca de la subjetividad política de las mujeres desde una perspectiva pedagógica que permita
re-interpretar la cotidianidad desde la esfera pública y privada.
“La pedagogía social considera a la cultura y a la vida cotidiana como
algo vivo, dialéctico, que cambia y que posibilita ir creando y recreando
nuevas formas de vincularnos, a la par que ir rompiendo con los
estereotipos que nos oprimen, para ir ganando en autonomía y libertad”
(Saldarriaga, 2015, pág. 24)
Existiendo un abordaje de la cotidianidad desde la intencionalidad de identificar y proponer
relaciones sociales emancipadoras, que se sitúan en la problemática de la subjetividad política de
la mujer y la comprensión de la politización de la vida diaria, entendida como la relación
permanente y transversal en el día a día con la noción de poder. Es una apuesta de investigación
46
que busca preguntar acerca de la mujer como sujeto político desde las relaciones colectivas y
aprendizajes que se dan al participar en un círculo de mujer, interpretándolo en clave de
pedagogía social tratando de evidenciar dispositivos de palabra y resistencia que circulan en la
vida diaria del sujeto-objeto de estudio.
Así, partiendo de una idea que las prácticas culturales definen una determinada subjetividad que
se transmite en las instituciones en las que participan, la investigación conto con un diseño
metodológico centrado en un paradigma cualitativo interpretativo, en tanto, “La perspectiva
metodológica cualitativa hace de lo cotidiano un espacio de comprensión de la realidad. Desde lo
cotidiano y a través de lo cotidiano busca la comprensión de relaciones, visiones, rutinas,
temporalidades, sentidos, significados” (Saldarriaga, 2015, pág. 47), a esto se le sumará un
método basado en la perspectiva crítica feminista, que aborda la lectura de técnicas y tiempo
desde posturas epistemológicas de lo que significa ser mujer más allá de elementos cartesianos
de objetividad y positivismo.
Finalmente cabe mencionar el estudio realizado por Lozano (2008) Los procesos de subjetividad
y participación política de estudiantes de psicología de Bogotá, en la cual la autora va a
proponer como uno de sus principales hallazgos que no existe desde el rastreo realizado por su
investigación un espectro amplio de estudios que se pregunten por la subjetividad política de los
jóvenes y sus formas de participación en la cotidianidad del rol que desempeñan en las
instituciones en las que se encuentran inscritos,
Teniendo como enfoque metodológico la investigación cualitativa desde una perspectiva
histórico-hermenéutica en la medida que busca identificar los procesos de subjetividad y
47
participación política de un grupo de veinte estudiantes de psicología, basado en el análisis de
narrativas. Siendo uno de sus aportes más importantes como antecedente una concepción de
política y participación en ésta desde los actos de socialización cotidiana que de una u otra
manera están influenciadas por agentes como familia, estado, universidad, escuela, pares y otros,
pero que no se encuentran en una lógica reproduccionista sino de controversia con las formas
tradicionales de asumir lo político, “(…) promueven modos de agenciamiento enmarcadas en sus
subjetividades enraizadas profundamente en la vida cotidiana” (Lozano, 2008, pág. 348)
Así, para Lozano, la política se definirá como las prácticas que permiten organizar y gobernar la
vida en sociedad, luego es inherente a todas las actividades que se realizan en la vida diaria, ya
sean desde formas de participación formales o no, en tanto siempre se es sujeto inmerso en
alguna forma de vida social. Teniendo una postura interesante en la descripción que realiza de la
relación del sujeto y la política, categorizándolo en dos puntos; participación política
(comportamientos heterogéneos que se relacionan con las formas de gobierno) y actitud política
(se relaciona con las creencias y valores, son los agentes que predisponen a la participación
política)
Subjetividad política e Infancia.
En el 2013, Espinosa lleva a cabo la investigación Configuración de la subjetividad en la
primera infancia en un momento postmoderno, que busca reconocer en un jardín infantil de
Bogotá los modos de ser, sentir, decir, hacer, conocer y relacionarse de los niños y niñas tanto
consigo como con el entorno mediado con la forma en qué se reconocen a sí mismos en la
48
imagen de mundo que han construido al identificar sus consumos cotidianos (juegos, prácticas y
medios) así como las formas de participación.
Para ello se vale de una metodología centrada en las narrativas, postulando que la configuración
de la subjetividad se da en la tensión de dos sujetos; los niños y niñas y la sociedad (comprendida
esta como un sujeto en su definición más amplia), ambos dinámicos e históricos, que de sus
yuxtaposiciones permiten la emergencia de una nueva “infancia” distinta a la caracterizada en la
modernidad.
Definiendo la subjetividad como “(…) un modo de hacer con el mundo y un modo de hacerse en
el mundo, es un modo de hacer con lo real y con la experiencia” (Espinosa, 2013, pág. 19) De
modo que el niño y niña son producto del vínculo intersubjetivo siendo a su vez productor de
subjetividades, dándose esta configuración de subjetividad desde las experiencias tempranas que
se viven en la infancia.
Siendo uno de los aportes más relevantes de la investigación el “agotamiento de la infancia
moderna” el cual la autora explicará a lo largo de la investigación en la relación que se teje entre
el sujeto niño y niña y los discursos de los medios de comunicación, siendo este último elemento
desarticulador de las instituciones que fundaron la infancia moderna. Un discurso ambivalente
que se mueve entra la infancia moderna instituida y la infancia contemporánea destituida, que
extrapola al niño y niña fuera de sí mismo pero que desde los miasmas de sus periferias le
permite replantearse desde otras subjetividades, como las propias de las lógicas del mercado, a
partir de la cual emergerá la categoría de juego.
49
Cerrando sus aportes con la afirmación de Eduardo Bustelo, de que pensar la posibilidad de
nuevas infancias implica inherentemente la labor crítica y reflexiva permanente en la búsqueda
de la comprensión del surgimiento de acciones, prácticas y discursos del mercado de todos
aquellos que interactúan con la infancia.
Por otro lado, Peña (2017) en La enseñanza de la historia y construcción de la subjetividad
política de niños y niñas de básica primaria, postula a la escuela como un escenario propicio
para el desarrollo de procesos de subjetividad política en los niños y niñas a partir de dinámicas
particulares que se rescatan de la propuesta curricular del área de ciencias sociales, tanto en
metodologías así como temáticas. Desarrollando esta investigación en un colegio de la localidad
de Usme con niños y niñas entre los 7 y 10 años así como con docentes de los grados de primero
a tercero de la básica primaria.
Siendo uno de los elementos particulares de esta investigación el hecho de que parte a hablar de
la subjetividad política al tomar como punto de partida la definición del sujeto infancia, dando un
abordaje histórico del mismo desde la caracterización que de este realizan diferentes modelos
pedagógicos, haciendo un esfuerzo importante por centrar cada uno de los modelos mencionados
en su concepción y materialización en Colombia.
Posteriormente esta investigación afirmará desde el recorrido histórico realizado que el sujeto
infancia se consolida desde las interacciones que tiene constantemente con la cultura, el lenguaje,
los medios y la sociedad, y será desde estos intercambios en donde configura sus estructuras
50
sociales, históricas, políticas y culturales. Es decir, será desde la interacción desde donde se
forme la subjetividad de la infancia.
Para la autora, la subjetividad política se define como una expresión del sujeto político en el
ejercicio de la ciudadanía, es decir, desde la toma de postura entorno a lo público, siendo
producto de la subjetividad social. De allí, que lo relacione en una metodología de grupo focal
con los tópicos desarrollados en ciencias sociales que tienen que ver con el barrio, el país, los
símbolos patrios y normas de comportamiento.
Postura que permite, que la investigación concluya el impacto del escenario escolar en la
configuración de la subjetividad política en términos de formación de la identidad, el lugar social
de los niños y niñas desde las identificaciones de habitar, tanto espacios culturales como
familiares (lo que se anuda estrechamente con las concepciones de derechos), la participación
como concepto emergente de los niños y niñas del grado tercero al estar relacionados con los
ejercicios lectivos propios del gobierno escolar.
Otro ejercicio investigativo de interés, es el desarrollado en 2017 por Rodríguez y Sánchez, en la
investigación titulada Reconfiguración de subjetividades políticas con perspectiva de género en
jóvenes desde un centro de medios de comunicación, buscan reconocer las distintas formas de
subjetividad política en jóvenes de grado 10° y 11° visibilizando sus diferentes percepciones de
género así como proyectar y fortalecer el centro de medios del colegio en el que se lleva a cabo
el proyecto, la IED Luis Carlos Galán de Soacha.
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Este documento plantea una serie de afirmaciones que se desarrollaran a lo largo de la
investigación y desde las cuales se realiza la construcción teórica y metodológica. Entre estas
aseveraciones se destaca la convicción de la inexistencia del apolitismo en los jóvenes mostrando
que lo existente son prácticas de la política no formales o des-institucionales circunscritas a la
cotidianidad y a la percepción de lo que significa ser joven.
A partir de lo cual se definirá la subjetividad política como una problematización del sujeto
político moderno, que es inherentemente inacabada por su calidad histórica, que cuenta con una
posibilidad de despliegue y se desarrolla tanto en los planos individuales como colectivos.
Caracterizando esta categoría desde los potenciales planteados por Alvarado et al. (2008) los
cuales son;
● El potencial afectivo: donde el reconocimiento del cuerpo como definidor del quién soy
implica una reafirmación del conflicto como constructor de realidades.
● El potencial comunicativo: centrado en la configuración de relaciones horizontales.
● El potencial creativo: asume el conflicto como permanente de la vida social.
● El potencial ético-moral: plantea las relaciones con el otro desde la dignidad, la
solidaridad, el respeto y la justicia.
● El potencial político: “(…) no se basa en el adultocentrismo, sino que se amplía a los
niños, niñas y jóvenes, afectando las relaciones sociales en la medida que se reconoce al
otro como digno portador de una interioridad con quien se pueden soñar y construir otras
realidades.” (Rodríguez y Sánchez, 2017, pág.57)
52
Así, desde estos postulados y teniendo en cuenta el propósito de esta investigación de corte
cualitativo que se asume como un ejercicio de tipo exploratorio-descriptivo desarrollado a partir
de una metodología de Investigación-Acción-Participación, se buscó desde lo metodológico
visibilizar una transformación social al facilitar la co-construcción de otras prácticas políticas
desde ejercicios comunicativos desde la perspectiva de género, al hacer uso de técnicas de
recolección-producción de información como; la cartografía corporal, talleres de radio y prensa,
la entrevista a profundidad y la observación participante.
Lo cual le permitió a Rodríguez y Sánchez (2017), generar como resultado de su investigación
no una serie de conclusiones sino de nuevas problematizaciones para pensar el campo de la
subjetividad política y las relaciones de los jóvenes con los procesos comunicativos y sus
comprensiones de ser hombre y mujer así como su carácter y agenciamiento en el ejercicio
cotidiano de la práctica política. Destacándose entre estos cuestionamientos la comprensión del
joven como un sujeto que no es apolítico sino un “(…) un lector de las realidades en las cuales se
desenvuelve y comprende que es desde el accionar individual y colectivo, que se puede incidir en
las realidades.” (Rodríguez y Sánchez, 2017, pág. 153) lo que implica el reto de pensarle desde
sus propias propuestas en los entornos institucionales en la autodefinición que realiza como
sujeto social, lo que implica el agenciamiento de escenarios que le validen como interlocutor sin
requerir intermediarios.
Reflexión que tiene un impacto en la presente investigación en la medida que pueda realizarse
una transposición en el pensamiento, al cuestionar la validez de los niños y niñas de primera
infancia como sujetos políticos de agencia cuyo accionar político en la cotidianidad no requiere
53
intermediarios, en tanto, este último se piense en el nivel del representante y la distinción que
implica la interlocución desde la teta política a partir de las narrativas de vida, en el ser político
de la primera infancia.
Una tercera investigación a mencionar, es la realizada por Molina (2015) en la tesis de maestría
Configuración de la subjetividad política en los estudiantes de una Institución Educativa
Distrital de la localidad de Ciudad Bolívar, postula los afectos como una parte fundamental en
la configuración de la subjetividad política atada a las prácticas de crianza de las familias, las
cuales posen fuertes y marcados elementos de subjetivación derivados de la herencia
generacional como lo son los postulados morales y religiosos propios de la perspectiva judeo
cristiana, lo que metodológicamente implico que fuese un estudio de corte mixto (cuantitativo-
cualitativo) al usar ponderación de encuestas para la caracterización de los participantes así como
talleres corporales, sensibilización extra corporal y entrevistas biográficas.
Estas fuertes características tradicionales de los aparatos de subjetivación de la familia, facilitan
la aparición de líneas de fuga en la construcción de subjetividad política que se retrata en los
ejercicios narrativos desde posturas de ver-se, contar-se y juzgar-se frente y fuera de la norma,
que se ve potenciado por las tecnologías que desde la multiversidad da ingreso a nuevos
paradigmas y discursos. Morales (2015) plantea que este contacto de los jóvenes con un mundo
más amplio a partir de lo tecnológico, que debilita el poder de las estructuras tradicionales de
subjetivación propias de la incidencia de la crianza familiar permite en el entorno de la
investigación (una IED de Bogotá) apreciar la noción de artes de existencia (Focault) en la
estética en la que se elaboran a sí mismos los jóvenes.
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Cabe mencionar, que la pregunta problema de esta investigación se construyó alrededor de la
relación de la configuración de la subjetividad política de los jóvenes de grado once en relación
con la Familia y el Barrio, y que parte de una diferenciación conceptual importante entre lo
político y la política, entendiendo a la primera (desde Mouffe, 2007) como el espacio ontológico
de relación con el poder, ya sea de forma antagónica, reproductiva o conflictiva, mientras que el
segundo refiere a las formas organizacionales de la sociedad y las estructuras institucionalizadas.
Siendo, sumamente relevante, la postura de que lo político tiene inherentemente un carácter
hegemónico y de conflicto, de forma tal, que todo ejercicio político, toda subjetividad política
está enraizada en su más profunda constitución en afectos y pasiones. No solo la identificación
racional, las adhesiones a la política, las convergencias ideológicas y pragmáticas son las
involucradas en la formación de la subjetividad política, sino que además es indispensable la
existencia de una red de afectos, es decir, de amor, pasión y repulsión para la construcción de lo
político en el sujeto.
Ahora bien, Jiménez, Pachón y Ramos desarrollaron en 2017 un ejercicio investigativo titulado,
Las prácticas de riesgo en la infancia, una mirada desde la subjetividad política, cuya
problematización radica en la comprensión de los niños y niñas como sujetos políticos que dan
sentido al riesgo asumiendo desde este una serie de conductas que desde los escenarios
institucionalizados (escuela y familia) se comprenden por parte del mundo adulto como
peligrosos para su integridad física y psicológica. Y cuyo propósito está en posibilitar una
perspectiva desde la infancia misma en la comprensión de factores determinantes y facilitadores
55
de realidades como el bulling, pandillismo, trastornos alimentarios, embarazo adolescente, el
consumo de SPA y deserción escolar, por nombrar algunos, que permita miradas más allá de la
clínica y sociológica de los adultos, de forma que la producción de estrategias de prevención
sean más efectivas al provenir de las vivencias mismas de los niños y niñas, pero aún más de las
propias producciones de significados que le dan a estos sucesos.
Así pues, teniendo lo anterior como propósito principal, la investigación llevada a cabo por
Jiménez, Pachón y Ramos se definió metodológicamente en el carácter exploratorio e
interpretativo de un ejercicio de corte cualitativo, que a partir del taller y grupo focal, permitió
establecer como estructura de las conclusiones una relación proporcional entre la incidencia de
los contextos familiar, escolar y social en la construcción de significados y de la capacidad de
agencia de los niños y niñas en la configuración de su subjetividad política.
En esta línea de ideas, uno de los elementos más interesantes es la postura acerca de infancia de
la que parte esta investigación, la cual la asume como “(…) una categoría social emancipadora
que reivindica la capacidad crítica y autónoma de niños y niñas, y quienes se abren paso en
escenarios donde el mundo adulto creía no tenían posibilidad de comprensión, decisión, acción y
resignificación” (Jiménez, Pachón y Ramos, 2017, p. 6), lo que implica desde la partida misma
una horizontalidad en la validez de la interpretación de realidades y producción de significados
por parte de los niños y niñas, así como una línea de reconocer la inserción del mundo infantil en
el adulto, desdibujando los límites propios de la modernidad entre estas dos categorías.
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(..,) la infancia deja de ser un período de tiempo exclusivo en el desarrollo de
los seres humanos y donde niños y niñas no se constituyen en seres
inacabados, sino por el contrario se asumen como agentes sociales dinámicos
y en constante evolución que logran poner en juego el orden social
establecido en un marco de realidades y condiciones que ofrece el contexto, a
partir de allí se entiende que la infancia se constituye desde las interacciones
con otros, con los objetos y el ambiente en medio de la experiencia. (Jiménez,
Pachón y Ramos, 2017, p. 8)
De forma similar, un planteamiento interesante en esta investigación es la comprensión de la
subjetividad política de la infancia como una autonomía vivida, es decir, entender a la
subjetividad política como una producción generada de la tensión y evolución a partir de las
experiencias dadas en la interacción con otros y con lo otro, estando en un constante cambio
tanto del hacer como del ser, al estar atravesada por las condiciones particulares de múltiples
contextos y la producción de distintas prácticas acorde a las diversas circunstancias, en las que
existe una continua interpelación de la realidad social por parte de los niños y niñas.
Otra investigación, relevante a mencionarse se titula Infancia víctima de conflicto armado, una
producción de subjetividad política (Hernández y Suárez, 2017), la cual parte de una
comprensión de la subjetividad política como “(…) producto de las tensiones emergentes que se
dan entre los marcos institucionales y las prácticas sociales, las cuales se encuentran permeadas
por relaciones de saber-poder” (Hernández y Suárez, 2017, p. 2), y que se desarrolla con niños y
niñas víctimas de la violencia residentes del barrio Bella Flor en la localidad de Ciudad Bolívar,
57
Así, pues esta investigación es de corte cualitativo, que desde una postura post estructuralista
desarrolla una metodología de etnografía de la infancia, haciendo acopio como técnica la
estrategia Atrapa Sueños de la Secretaría de Integración Social de Bogotá (SDIS) en espacios no
institucionalizados como la Fundación Héroes Anónimos, Fundación Laudes Infantis y
comedores comunitarios ubicados en el barrio Bella Flor, buscando describir la forma en que se
configura la subjetividad política de este grupo poblacional específico desde su interacción con
la estrategia del SDIS.
Sin embargo, algunos de los puntos mencionados por esta investigación tienen relevancia desde
la distancia que con los mismos se puede establecer, y es que existe una afirmación de base para
la investigación de Hernández y Suárez que establece a la subjetividad como la experiencia de
vida del sujeto, y a la infancia como una categoría definida a partir de una relación directamente
proporcional a la experiencia con su entorno y que por ende es comprendida como grupo
poblacional delimitado por la normatividad del país.
Lo que implica que en el desarrollo de la investigación de Hernández y Suárez, la subjetividad
política es un producto de la relación que tienen los niños y niñas con la normatividad
relacionada con la producción de ciudadanía y víctimas de la ciudad de Bogotá, encabezada por
la institucionalidad de la SDIS. Es decir, la aseveración será que el carácter político surge al
interactuar con estrategias institucionales derivadas de un marco legal, pensado y ejecutado
desde los dispositivos gubernamentales, fundamentado en una interpretación de Foucault de las
tensiones existentes entre los dispositivos de sujeción y una perspectiva futurista de la infancia
58
(…) somos sujetos políticos cuando nos percibimos a nosotros mismos,
reflexivamente, como agentes sociales con conciencia de nuestra densidad
histórica, que apostamos a tomar decisiones a futuro y nos sentimos
responsables de la dimensión política de nuestras acciones aunque no
podamos controlar sus efectos. (Hernández y Suárez, 2017, p. 17)
De allí las distancias a tomar con este ejercicio investigativo, en tanto, para la presente
investigación la primera infancia es inmanentemente un sujeto en interacción permanente con las
redes intersubjetivas y por ende continuamente en un ejercicio político, no solo desde la
concepción de la toma de decisiones y autoconciencia histórica sino desde la misma
configuración de las redes afectivas y sociales que le permiten devenir en sujeto y que le ponen
en diálogo con formas de entender y relacionarse con el poder.
Finalmente, en este apartado cabe mencionar el documento Configuración de subjetividades
políticas y relaciones de saber/poder en el contexto escolar de Ruiz (2013) cuya
problematización indaga por la forma en que los estudiantes se reconocen como sujetos políticos
a partir de las relaciones de saber/poder que establecen con sus maestros en el entorno escolar.
Teniendo como punto de partida una metodología etnográfica cualitativa desarrollada en la
Institución Educativa Departamental San Juan Bosco, en Hato Grande, Municipio de Suesca,
Cundinamarca, cuya intención hermenéutica valido el uso de las técnicas de entrevista
estructurada, entrevista a profundidad, autobiografía y diarios de campo.
59
Siendo, relevante en esta investigación la estructuración de la metodología en articulación con el
ejercicio de análisis de la información recolectada, en tanto se contaron con categorías
orientadoras de análisis previamente establecidas lo que permitió una organización de la
información desde elementos de configuración y manifestación de todos los datos. Lo que
implica, si bien no una distancia si un punto a considerar para el presente trabajo y es la validez e
importancia de las categorías emergentes en el análisis de la información, como una puerta
importante en la relación de información obtenido, pero aún más importante como parte de la
apuesta por la proposición de conocimiento.
Adicionalmente, cabe decir que en esta investigación hay un reconocimiento de que la
subjetividad política es producto de las diversas prácticas desarrolladas en las actividades
cotidianas relacionadas con el poder y el saber, de forma tal que posee un carácter inacabado,
constantemente en transformación al ser una interpretación de la lucha y negociación constante
entre estudiantes y docentes/directivos. Hace entonces una toma de postura desde Weeks del
poder como una fuerza móvil pero maleable que desde complejos mecanismos produce
subordinación, dominación y resistencia.
A modo de cierre de este apartado, cabe traer a colación una relación entre tres saberes que
propone Ruíz (2013), el saber académico, el saber autobiográfico y el saber político, como una
propuesta de evidenciar las conexiones y significados que tienen los sentidos de lo político en las
formas relacionales de los estudiantes no solo en el ambiente escolar, sino en otros escenarios de
participación y socialización como la familia o lo veredal, evidenciando procesos de resistencia
60
coexistentes con ejercicios de subordinación por parte de los estudiantes, leyéndolo como partes
integrales de los procesos de empoderamiento del sujeto.
Cultura campesina e Infancia.
En el marco de esta categoría cabe mencionar la investigación titulada Construcción de identidad
de la niñez en contextos de ruralidad en la comuna Concepción, Chile (2016) la cual busca
acercarse a la noción de niñez de una comunidad campesina en el marco de las transformaciones
sufridas por los espacios rurales a partir de las tensiones sociales, culturales y económicas de la
modernidad, generando una “nueva ruralidad”. Ahondando por los cambios de la vivencia
infantil, desde la pregunta por identificar los patrones culturales involucrados en la construcción
identitaria en contextos rurales de los niños y niñas desde las mutaciones de los contextos ligados
al territorio.
Para ello, Aguirre, Gajardo & Muñoz utilizan una metodología de estudio de caso instrumental,
desde una perspectiva cualitativo-interpretativo, valiéndose del análisis de contenido y rapport
como técnicas principales de recolección de la información e interpretación de la misma. Ahora
bien, esta investigación centra sus esfuerzos en abordar los procesos de construcción identitaria
desde la comprensión de las relacione sociales de la infancia rural, identificando una serie de
marcadores culturales como propios de las relaciones de los niños y niñas campesinos con sus
contexto.
61
Así, los patrones culturales de lo rural estarán identificado por; la escasez de infraestructura de
servicios, lo que impacta por ejemplo en las prácticas pedagógicas y las opciones de
educabilidad de los niños y niñas; la ausencia de conectividad y accesibilidad que dotan de un
carácter de distancia y lejanía las prácticas de participación y acceso a la información; la
consolidación de comunidades desde los lazos empáticos y solidarios, rescatando elementos
como las redes familiares y las tradiciones; la pobreza inherente a la cultura campesina sumada a
las migraciones a la urbe por falta de trabajo de uno o varios miembros de la familia o núcleos
familiares completos
“(…) la proximidad es valorada como un elemento que media entre las oportunidades de
participación y el acceso a las diversas instancias que ofrece el progreso -en el sentido de una
mejora en las condiciones de vida- para satisfacer necesidades asociadas a estándares de calidad
de vida” (Aguirre, Gajardo & Muñoz, 2016, pág. 904)
En esta línea de ideas, la investigación vendrá a plantear uno de sus aportes más importantes
como antecedente y es una concepción de la infancia desde la comprensión de que esta es una
construcción social, “La experiencia subjetiva de la niñez, en este marco, responde a las
particulares mixturas que ofrece un contexto sociocultural y político, traduciéndose en
experiencias diversas y plurales” (Aguirre, Gajardo & Muñoz, 2016, pág. 906), lo que valida
preguntarse acerca de una infancia particular, en este caso la infancia rural. De la cual las autoras
van a mencionar como principal conclusión que existe una dualidad en su construcción de
procesos identitarios desde la participación en prácticas que los hace parte de la estructura social
al otorgarles roles centrados en la pertenencia al territorio generando reconocimiento como
62
sujeto, al tiempo que dicha participación aumenta los factores de riesgo social de los niños y
niñas, como son las tareas productivas y domésticas.
Lo que habla de la imposibilidad de miradas homogéneas al referirse a la niñez rural, pues
necesaria la comprensión particular de lo que sucede en sus interacciones familiares y
comunitarias, desde la complejidad propia de la cultura campesina. Es importante, cerrar el
apartado de esta investigación con una precisión sumamente valiosa y es que “los niños y niñas
rurales son víctimas de escasa inversión teórica, manteniendo una posición de subalternidad
frente a la experiencia urbana, que es la que prevalece” (Aguirre, Gajardo & Muñoz, 2016, pág.
908)
Desde otra óptica, Ortiz (2016) planteará en la investigación Niñez campesina trabajadora.
Saberes que se aprenden trabajando, un estudio que retoma los relatos tanto de niños, niñas,
padres y líderes comunitarios acerca de la concepción de trabajo que tienen en el marco de la
cultura campesina. Se trata pues de una investigación de corte cualitativo que parte del
reconocimiento del contexto familiar-comunitario y los saberes propios ligados a la comunidad
campesina, para acercarse a las categorías de infancia campesina e infancia trabajadora, y sus
intersecciones.
Siendo una de los hallazgos de este estudio la comprensión del trabajo como parte del proceso
formativo de los niños y niñas desde las interacciones intergeneracionales que permiten la
construcción de relaciones de solidaridad y reciprocidad, desligado de percepciones negativos al
situar a la infancia desde el protagonismo, la participación y la educación popular,
63
“El trabajo y la infancia son construcciones socio-culturales, económicas
e históricas, que han cambiado a través del tiempo, así mismo la relación
que se ha entablado entre éstas categorías están cargadas de afectos y
relaciones de poder, por lo mismo pueden ser concebidos de diversas
formas a partir de la cultura que lo enuncia” (Ortiz, 2016, pág. 112)
Lo anterior va a tener un impacto importante en el acercamiento de Ortiz a la noción de infancia
campesina, enunciándola desde relaciones de aprendizaje-enseñanza que suceden en más de un
espacio de educación, el de ser campesino, el cual está cargado de valores, saberes, tradiciones y
afectos. La educación campesina es de largo aliento porque es el proceso de interacciones con la
comunidad, familia y territorio que dará significado de pertenencia e identidad a los niños y
niñas, “(…) el ser campesino se aprende en el hacer cotidiano, en la práctica y transferencia de
un modo de vida” (Ortiz, 2016, pág. 114), lo que en esta investigación sucede en el marco del
trabajo.
Así, la infancia en relación con la cultura campesina implicará participar en actividades de la
comunidad, de las identidades arraigadas en la tierra y una percepción de voluntad colectiva por
el cuidado y permanencia de la tradición y de ciertos modos de vida, que van más allá de los
elementos físicos centrándose en la perspectiva de mundo y las consideraciones de familia.
Por último, en 2017 se desarrolló la investigación titulada La incidencia de las representaciones
sociales de primera infancia en la configuración de la subjetividad política de niños y niñas de
64
la comunidad campesina del Municipio de Silvania, cuyo aporte principal se encuentra en la
afirmación que
“(…) los niños y niñas se acunan desde el vientre con discursos y
acciones de carácter político que habitan la cotidianidad, los cuales
devienen de las representaciones sociales heredadas en las historias de
vida de las familias, en donde el núcleo central de estas representaciones
sociales se entrelaza con ciertas violencias presentes en los entramados
sociales y con el sentido de comunalidad, y cuya periferia es un territorio
de tensiones entre los discursos oficiales y la capacidad emancipatoria
que se ata a la tradición y afectos.” (Quintero, 2017, pág. 100)
, lo cual da origen a la noción de Teta política, como un concepto que refiere a habitar dentro de
la cotidianidad una forma de lo político, que puede no ser explicita pero que se encuentra inscrita
en las acciones y discursos que moldean en las redes intersubjetivas unas formas de comprensión
y relación con el poder. Lo anterior se detalla en la investigación en siete apartados que dan
cuenta de las relaciones establecidas con esos elementos cotidianos de lo político y cómo
interactúan con el establecimiento de la subjetividad política de los niños y niñas.
Teniendo como antecedente un aporte relevante desde la afirmación de que las representaciones
sociales son una forma de evidenciar las relaciones que se establecen entre la subjetividad
individual y la subjetividad social en diversos escenarios sociales en los que existe una
historicidad colectiva que en la forma de las prácticas cotidianas familiares valida un conjunto
65
particular de significados, comportamientos e interacciones desde la expectativa de articulación
del sujeto niño y niña en la experiencia como sujeto colectivo (familia).
Es decir, la representación social impresa en las prácticas cotidianas familiares se constituye en
un elemento subjetivante del niño y niña y marcará unas formas válidas de relación desde lo
político a partir de la memoria generacional de la familia y su interpelación constante con la
experiencia de vida propia (sea en continuidad o emancipación).
66
MARCO TEÓRICO.
“Remamos
Con la cara contra el viento
Con la valentía adelante
Con un pueblo entre los dedos” (Remamos Natalia Lafoucarde, Kanny García)
El siguiente capítulo tiene como intención dar cuenta de las líneas conceptuales sobre las que se
construye la investigación que parte de la reflexión por ¿Cómo inciden las representaciones
sociales sobre lo político en la configuración de la subjetividad política dentro de las prácticas
cotidianas de una familia campesina de la vereda Pérez Alto, Guatica Risaralda?, postulándolas
no en la lógica de un glosario sino en el tejido de relaciones, encuentros y distancias entre las
mismas, que permitan comprender, entonces, el estudio de caso sobre el que se fundamenta este
ejercicio investigativo.
A continuación, se presenta la organización que se desarrollará en este capítulo:
CUADRO 1 Organización Marco Conceptual
Categoría Descriptores
La subjetividad política en
la cotidianidad.
Procesos de subjetivación política en la cotidianidad.
Lo político y el sujeto político.
Lo político desde la socialización y los afectos.
Las representaciones
sociales y familia
campesina.
Las representaciones sociales: prácticas sociales y producción
simbólica.
La familia campesina: en clave de cultura e infancia.
67
La subjetividad política en la cotidianidad.
El siguiente apartado toma como punto de partida la comprensión de la configuración de la
subjetividad como un proceso que sucede de forma permanente en múltiples espacios de
participación social, que se nutre de los entramados intersubjetivos en donde el sujeto habita
(tanto en prácticas como en discursos). Proceso que es polifónico y de carácter histórico que se
da en doble vía, tanto en una dimensión individual y como en una social que se re-construyen,
interpelan y desafían constantemente desde la cotidianidad del sujeto. Que además posee un
carácter simultaneo de multi-espacialidad social y multi-temporalidad, es decir, se asume en la
configuración de subjetividades la existencia de “(…) un posicionamiento en el espacio y
tiempo, en donde hay una postura tomada con propósito en relación con los otros” (Quintero,
2017, pág.39) por parte del sujeto, lo que sucede en múltiples escenarios sociales paralelos (la
vereda, la familia, la organización política, la escuela) y en tiempos sincrónicos.
Punto de partida desde el que se afirma que la subjetividad es susceptible de ser observada desde
distintas aristas propias de los elementos ontológicos del individuo, y que es allí donde radica la
validez que la presente investigación se piense en clave de subjetividad política. De manera que a
continuación se abordan los Procesos de subjetivación política en la cotidianidad, Lo político y
el sujeto político y Lo político desde la socialización y los afectos, como tres categorías que
permiten dilucidar una concepción de
“(…) subjetividad política como un universo discursivo-narrativo en
permanente construcción que implica, por un lado, entenderla en la
construcción de relatos sobre sí mismo (como individuo y como
integrante de una sociedad), en el significado que el sujeto le otorga a las
68
prácticas sociales y culturales; y por otro, se refiere a moverse en este
territorio simbólico-conceptual, donde se cruzan y confluyen en la
búsqueda de la igualdad y la reivindicación de las diferencias distintas
matrices: histórico-cultural; socio-cognitiva; y de interés público.” (Ruíz,
A. & Prada, M., 2012, pág. 4)
Procesos de subjetivación política en la cotidianidad.
La subjetividad es un proceso de carácter histórico y cultural en tanto su centro es el sujeto en el
mundo social, es decir, el individuo en relación con un contexto físico, afectivo, económico,
religioso y estético que participa en instituciones sociales interactuando cotidianamente con
ciertas prácticas y discursos que se replican o resisten desde su grupo social, es decir, la
subjetividad se configura desde las prácticas culturales sobre las que está organizada la vida
social en la que es el sujeto.
“La subjetividad desde lo social se construye y deconstruye
permanentemente, moldea nuestros cuerpos, mentes y relaciones sociales.
Entonces, el modo en que se construya la subjetividad de cada individuo,
así como el modo en que se transita este proceso, es resultado de un
proceso de construcción social. Depende de los significados que se le
asignen en cada cultura, en cada momento histórico, en cada contexto
sociocultural.” (Briuoli, 2007, p. 3)
69
Siendo válido, abordar en un primer lugar el concepto de cultura en el marco de la construcción
de subjetividad. Se comprenderá entonces por cultura “una manera de pensar, sentir y creer”
(Kluckhoh citado por Geertz, 2003/1973, pág. 20), siendo el contexto en el que se dan las
relaciones sociales y que permite la interpretación de las mismas desde un marco de referencias
comunes, si la subjetividad es un universo discursivo-narrativo permanentemente fluido, la
cultura es el tejido que otorga inteligibilidad al mismo.
Es decir, la cultura puede ser comprendida como un documento activo enraizado en el tejido
social del que el sujeto es participe, según Geertz (2003/1973) la cultura es “(…) un tejido de
relaciones sociales creadas por el ser humano las cuales transforman al ser humano y esté a ellas”
(Geertz, 2003/193, pág. 22), de allí que en términos de configuración de subjetividad la cultura
tenga un lugar preponderante (desde la perspectiva histórico-cultural de autores como González
Rey, de la subjetividad social) y es que hablamos de que todo proceso de subjetivación requiere
de dos elementos fundamentales; uno el sujeto individual y dos las instancias sociales en las que
dicho sujeto es participe. Ambos elementos determinados por la cultura, de manera que los
procesos de subjetivación se suceden únicamente en el marco de lo cultural en dos expresiones
simultaneas y reciprocas; el plano individual y el plano social.
La cultura “(…) es una dimensión de la sociedad en la cual se realizan los
procesos colectivos e individuales, en lenguajes simbólicos e
imaginarios, de expresión, representación, valoración, interpretación,
conocimiento y comunicación del hombre en el mundo y los
70
comportamientos correspondientes, con una valoración estética”
(Carvajal, 2015, p 22).
Entonces, si la subjetividad es el proceso por el cual se constituye el sujeto a través de unas
prácticas de saber y poder que se enuncian desde los escenarios sociales pero también desde el
sujeto mismo a medida que participa cotidianamente en prácticas discursivas, experiencias y
afectos, la cultura vendrá siendo “(…) la construcción de vínculos sociales y con ello de la vida
social, de sus formas y lo más importante de su multiplicidad extraordinaria de formas nuevas.”
(Anzaldúa, 2012, p. 201), es decir, está indivisiblemente ligada a la producción subjetiva.
De manera tal, que hablar de la subjetividad conlleva necesariamente la comprensión del tejido
social en el que habita cada individuo y a su vez la idea de que este sujeto es un ser en tránsito
permanente, que no cuenta con una versión final de sí mismo sino que desde las interacciones
sociales que se dan en los distintos espacios donde participa va cambiando, en tanto su
subjetividad individual entra en tensión con la cultura y subjetividad social del escenario y se
modifica en respuesta (fenómeno que sucede también de manera recíproca, es decir, la
subjetividad social del espacio social cambia a medida que distintas subjetividades individuales
entran en y con ella en dialogo, generando un proceso continuo), de manera que la subjetividad
se encuentra ligada a una idea de lo inter subjetivo.
“Es decir, comprendemos como entramado intersubjetivo la red de
interacciones en las que la subjetividad social integra elementos de los
sujetos particulares y la subjetividad individual se apropia de sentidos
71
subjetivos sociales en un movimiento dinámico y constante, en los
múltiples agentes que en paralelo actúan en una instancia social. Nos
referimos a la posibilidad de que en el escenario social existan
simultáneamente múltiples subjetividades individuales que se construyen,
transforman y configuran con relación a la subjetividad social propia del
espacio social.” (Quintero, 2017, pág. 37)
Ahora bien, esta cualidad del tránsito permanente tiene un sentido adicional y es la capacidad del
sujeto de movilizarse por distintos espacios sociales, construyendo para sí una amalgama de
tejidos intersubjetivos que darán cuentan de sus formas de participación en la realidad social y
las comprensiones que sobre la misma realiza. Cabe mencionar que la configuración de
subjetividad es un proceso sumamente complejo que implica no solo diversas formas de
expresión de la cultura sino además diferentes escenarios sociales y sujetos en tensión
permanente que se encuentran enmarcados en contextos históricos singulares, que responderá
además a la multidimensionalidad del sujeto.
Partiendo de esta línea de ideas, puede entenderse, entonces, a la subjetividad política como la
potencialidad de generar distintas formas de actuación social que son originales, individuales, y
personales, que se construye de manera procesual en múltiples escenarios y que se expresa a
través de procesos de historicidad que generan sentidos subjetivos (en perspectiva de
configuración subjetiva). Siendo un desdoblamiento de la subjetividad social que se despliega en
la vida cotidiana de cada uno de los individuos y que estará caracterizada por procesos; afectivos,
corpóreos, emancipatorios, de duelo, de alteridad y reflexión entre otros.
72
“Entonces, si la subjetividad es plural y polifónica, y producida desde
múltiples instancias y escenarios -individuales y colectivos-, trabajar la
categoría de subjetividad política en procesos investigativos exige
redefinir lo político, aquello que constituye a los sujetos políticos y
reconocer o reconfigurar acciones y escenarios de subjetivación.”
(Martínez, 2012, pág. 7)
Así, la subjetividad política se da de forma exclusiva en la relación con un otro en el entramado
intersubjetivo, apareciendo dos dimensiones en sí misma; lo público y lo privado. La primera
ligada a la relación que se establece con los demás y los escenarios de interacción social mientras
que la segunda refiere a las emociones, afectos e historia personal (autobiográfica). Teniendo
ambas una característica transversal y es que al referir a la configuración de subjetividad en
relación con el poder lo político va implicar un carácter de acción que se definirá desde el grupo
social al que pertenece el sujeto “El poder como práctica que toma forma en todas las
expresiones de la vida, es un poder que tiene rutas dadas por formas de organización social.”
(Díaz, 2012, pág. 335)
De manera que la subjetividad política en la cotidianidad estará representada en los estilos de
vida, formas de comunicación, expresión y estéticas colectivas, así como formas de vinculación
afectiva, interacción social e incluso en las maneras de pensar de los sujetos, al poner en relieve
los factores subjetivos relacionados con la idea de poder que se encuentran en cada producción
73
social. La subjetividad política permite, entonces, acercarse desde lo intersubjetivo a los sentidos
compartidos y los significados particulares en los espacios relacionales en la cotidianidad.
“Desde esta mirada, la subjetividad política es producción de sentido y
condición de posibilidad de un modo de ser, estar y actuar en sociedad;
de asumir posición en esta y de hacer visible el poder para actuar.
Posición que está inscrita en un campo de fuerzas complejo que exige al
sujeto de-construirse y reconstruirse permanentemente (…)” (Martínez,
2012, pág. 7)
De manera que es en la cotidianidad donde se cimentaran los procesos de subjetivación política,
es decir, las formas en que muta constantemente la subjetividad de un sujeto en relación con el
poder. La subjetivación política es el movimiento incesante de cambio de la subjetividad, es la
calidad dinámica y no finalizada de la subjetividad que deviene de la multiplicidad de relaciones
intersubjetivas.
Al hablar de subjetivación política en la cotidianidad no es posible referir a una identidad
finalizada o a un sujeto concreto que se define a unas características inmutables, por el contrario,
los procesos de subjetivación aluden a la des-intificación (Piedrahita, Díaz & Vommaro, 2014)
desde un nomadismo del ser que se mueve entre la tradición, lo instituido, lo legal, lo deseado, el
cambio, la lucha y la emancipación.
Lo político y el sujeto político.
74
Habiendo establecido que la subjetividad se caracteriza por su carácter histórico y que los
procesos de subjetivación en sí mismos son cambios constantes y continuos producidos desde la
intersubjetividad propia de las relaciones sociales cotidianas, es oportuno mencionar que la
configuración de la subjetividad política conlleva una cualidad transformadora de la realidad
social, en la medida que las acciones (en relación al poder) del sujeto pasan por consideraciones
constantes desde las tensiones a las que se ve sometido en la subjetivación política.
“Reconocer esta doble connotación del sujeto, de un lado, socialmente
producido por dispositivos y prácticas de poder, individuos y colectivos
conectados y sujetados a formas y lógicas que lo determinan, y de otro,
como producción subjetiva con capacidad de prefigurar, expresando las
oposiciones, las resistencias, la creatividad y la capacidad de agenciar
transformaciones, permite definir la subjetividad como el universo
intrínseco del sujeto, de su producción social y de su producción política,
como voluntad e intencionalidad de un sentido particular de existencia
individual y colectiva.” (Martínez, 2012, pág. 7)
Es decir, que es en la acción del sujeto desde donde se garantiza la existencia de los procesos de
subjetivación política a partir de la capacidad de agenciamiento, es el poder realizar
proposiciones (luchas, resistencias y emancipaciones) en las prácticas y discursos cotidianos al
considerar distancias con ciertas significaciones de lo político y de la política lo que asegura el
dinamismo de la subjetivación política, “La constitución de la subjetividad implica que el sujeto
posee herramientas que le permiten reorganizar sus representaciones acerca de sí mismo, de los
75
otros y de su lugar en la sociedad.” (Briuoli, 2007, pág. 2). Esto llevará entonces a considerar al
sujeto político como producto de las apropiaciones y negociaciones constantes con otros sujetos,
instituciones y macroestructuras sociales que desde la acción (política) permite la emergencia de
nuevas formas relacionales en los entramados sociales.
“La subjetividad, en esta perspectiva, es inseparable de la singularidad
del sujeto en acción, cuya actuación siempre ocurre dentro de redes de
subjetividad social donde los otros, así como los diferentes efectos de sus
acciones e interrelaciones, están siempre presentes en la configuración
subjetiva de la acción individual. El otro es inseparable de la
configuración subjetiva de la acción, por tanto no hay sentido subjetivo
asociado al otro fuera de una configuración subjetiva que integra
“muchos otros” de forma simultánea.” (González, 2013, pág. 38)
Estará, entonces, en el medio de la definición de sujeto político la capacidad de agencia es decir
la posibilidad del sujeto de alterar su cotidianidad (sea desde sus discursos, formas de pensar o
prácticas) como producto de la relación entre fuerzas-acciones-expresiones en términos de la
noción de poder. El agenciamiento es un proyecto de autonomía (Martínez 2012) basado en el
conflicto desde la acción reflexiva que pretende la movilización de cambios sociales, culturales y
políticos al interrogar la noción de poder y sus lógicas de reproducción y mantenimiento,
proyectándose siempre de forma paralela desde lo individual y colectivo, estando marcado por
los sentidos de bien común y mejoramiento de condiciones de vida (que van más allá de las
materiales aperturándose a materialización de derechos, acceso y garantías sociales)
76
De manera que el sujeto será centro de los procesos de subjetivación política al ser
“(…) centro de acción política porque lo hace visible como
inherentemente político y porque posibilita pensar la política como
subjetividad y como producción subjetiva; es decir, como el arte y la
disposición de construir, además de lo posible y lo deseable; donde tienen
cabida la memoria, la resistencia, la imaginación, la creatividad, la
utopía, la multiplicidad de saberes y experiencias que organizan nuestra
existencia individual y colectiva” (Martínez, 2012, pág. 5)
Esto implica que el sujeto político está en una relación constante con lo político y la política,
comprendiendo al primero como un elemento ontológico del ser humano que caracteriza una
dimensión particular del ser, siendo el marco en el que se suceden las reflexiones y
cuestionamientos sobre las prácticas (lo legitimo), los discursos (pluralidad) y las acciones
(mismiedad y alteridad) que componen la acción política, de forma que “(…) lo político hará
referencia a los contenidos discursivos que se expresan en la práctica diaria del mundo de la
vida” (Díaz, 2013, pág. 51).
Mientras que el segundo se entiende desde lo procesual y organizativo, es decir, la política está
relacionada con las formas de gobierno y organización social, estando centrada en la reflexión de
la estructura (gobernabilidad), mecanismos (institucionalidad) y procedimientos (legalidad) de la
acción política, así “(…) la política aborda en su reflexión y acción práctica los aspectos más
77
estructurales (formas de gobierno), los mecanismos (institucionalidad) y procedimientos
(maneras mediante las cuales damos legalidad y legitimidad a las dos anteriores) que permiten la
organización y convivencia” (Díaz, 2013, pág. 51)
Lo político desde la socialización y los afectos.
Como se ha establecido en líneas anteriores los procesos relacionados con la subjetividad y
subjetivación política están altamente definidos por la interacción social que les permite devenir
en los entramados sociales en los que el sujeto, lo que abre la necesidad de referirnos a la
socialización política como proceso que sucede en esta configuración particular de subjetividad
de la que se ocupa esta investigación.
En primer lugar es importante decir que la socialización desde una perspectiva cultural puede
comprenderse como la transmisión de creencias, prácticas, costumbres y tradiciones en
relaciones de carácter generacional, lo que permite asegurar la permanencia de rasgos
identitarios singulares de cada grupo socio-cultural a lo largo del tiempo, siendo la socialización
política parte de este proceso de transmisión, “Por su intermedio, los miembros de una sociedad
hacen propios los principios, normas, valores y modelos de comportamiento, vigentes para la
vida política de su sociedad.” (Alvarado, 2012, pág. 15)
La socialización política puede ser entendida, entonces, como producto de un mecanismo social
de rasgos culturales que materializa tres dimensiones según Alvarado (2012) ; la primera como
proceso, es decir, las experiencias del sujeto que contribuyen a la consolidación de una imagen
de sí mismo en relación con las instituciones y sistemas políticos de su sociedad, proveyendo
78
identidad social. La segunda dimensión es como producto es decir la apropiación e
internalización de las normas y valores políticos de su grupo social permitiéndole crear identidad
política colectiva y finalmente la tercera dimensión, es como mecanismo o sea la manera en que
se reproduce y mantiene una cultura política durante generaciones (aunque la transformación de
esta cultura política también está contemplada en la dimensión de mecanismo y se vincula
directamente con la subjetivación política)
Luego, la dimensión de mecanismo de la subjetividad política situará el carácter social de las
pautas que permiten la vivencia de los sujetos dentro de los entramados sociales, pues habla del
carácter evolutivo de la cultura política (e inherentemente respalda la idea de subjetivación
política como tránsito y la subjetividad política como estado nómada) y le niega un aspecto
inmutable no solo a la política sino también a las macro-estructuras que rigen los
comportamientos sociales. De forma, que una manera de definir la socialización política, que
tiene en cuenta esta última dimensión, es como
“La autoproducción del sujeto en subjetividad y su identidad, en
contextos conflictivos de la vida cotidiana, a través del fortalecimiento de
sus capacidades, el reconocimiento de sus titularidades y el
agenciamiento de oportunidades en procesos intersubjetivos. La
subjetividad e identidad políticas constituyen al sujeto en constructor de
realidades y de posibilidades colectivas para la vida en común”
(Alvarado & Ospina, 2009, p. 56).
79
Esta interesante complejidad a tener en cuenta aborda la posibilidad de las comunidades de
construir realidades sociales transformando la existente desde acciones de carácter subjetivo que
realizan cierta acción de agenciamiento dentro de su cotidianidad en los entramados sociales que
comparten. Lo que hará que la noción de agente socializador tome relevancia al entenderlo como
instituciones sociales con amplia influencia en la configuración de subjetividades, así como
reproductoras de la cultura política, es la presencia de estos agentes en el proceso de
socialización política los que aseguran que se den interacciones en términos de sentidos
subjetivos,
“El sentido subjetivo se define por la unidad inseparable de las
emociones y de los procesos simbólicos. En esa unidad la presencia de
uno de esos procesos evoca al otro sin ser su causa, lo que genera
infinitos desdoblamientos y desarrollos propiamente subjetivos, que no
tienen referentes objetivos inmediatos.” (González, 2008, pág. 233)
Es decir, todo proceso de subjetivación política es inseparable de una carga emocional y afectiva
en tanto esta sucede a partir de la experiencia vivida por el sujeto, experiencia que se significa
desde distintas particularidades referentes a la cultura. Al ser un proceso que sucede en el ámbito
de lo político y no de la política, la subjetivación política refiere más allá de lo meramente
instrumental y estructurante, adquiriendo relaciones con otras dimensiones del sujeto como lo
corporal y en este caso singular lo afectivo.
80
Esta relación implica pensar en la subjetividad política desde la caracterización del escenario
social en donde se dan los procesos de subjetivación, ya que es en el espacio social cotidiano
donde el sujeto interactúa y relaciona con los otros en donde se experimentan afectos,
desagrados, afinidades e incluso temores “(…) este no es sola la estructura en la que ingresa un
sujeto, sino que se va consolidando como un nicho afectivo que ofrece elementos constitutivos
de la “felicidad pública” (…)” (Díaz, 2014, p. 60), este lugar (espacio social) donde se dan
relaciones humanas está afectado invariablemente por las emociones y los intercambios que con
otros allí suceden contienen cargas afectivas.
Las representaciones sociales y familia campesina.
A continuación, se exponen las relaciones conceptuales construidas alrededor de la teoría de las
representaciones sociales así como las elaboraciones logradas en el dialogo de las categorías
familia, cultura e infancia, situando a esta triada desde la singularidad del estudio de caso sobre
el que se construye la presente investigación, sin perder de foco la coherencia con lo desarrollado
alrededor de subjetividad política, al partir de la comprensión de que
“(…) las representaciones sociales representan una producción de la
subjetividad social capaz de integrar sentidos y configuraciones
subjetivas que se desarrollan dentro de la multiplicidad de discursos,
consecuencias y efectos colaterales de un orden social con diferentes
niveles simultáneos de organización y con procesos en desarrollo que no
siempre van en la dirección de las formas hegemónicas de
institucionalización social.” (González, 2008, pág. 235)
81
Las representaciones sociales: prácticas sociales y producción simbólica.
Las representaciones sociales (RS) refieren a una forma de conocimiento socialmente construido
y compartido en el que los sujetos sociales aprenden los acontecimientos de la cotidianidad a
partir de la experiencia personal, la comunicación social y la tradición, es el conocimiento
práctico para la vida diaria que suele etiquetarse como “sentido común”, es a través de la RS la
forma en como el sujeto logra comunicar, aprehender, comprender y dominar la realidad social,
aunque la RS nunca es el “objeto” externo sino una aproximación mediada por la cultura, así al
hablar de representaciones sociales siempre es sobre algo y realizada por alguien.
“La representación social funciona como un sistema de interpretación de
la realidad que rige las relaciones de los individuos con su entorno físico
y social, ya que determinará sus comportamientos o prácticas. Es una
guía para la acción, orienta las acciones y las relaciones sociales” (Abric,
2001, pág. 13)
Este rol de las RS en las relaciones sociales da origen a una serie de funciones que las
representaci0ones cumplen, las cuales son, según Abric (2001), las siguientes:
+ Función de saber: “El saber práctico del sentido común”, eta función está asociada con la
comprensión de la realidad social y las formas de explicarla al definir un marco común de
referencias que permita suceda la comunicación social.
82
+ Función identitaria: Las RS permiten situar en el campo social a los sujetos, es decir, a través
de la comparación social de sistemas de normas y valores de los grupos sociales con los que se
tiene interacción el sujeto desarrolla identidad social y personal. (Igualmente se da el control
social a partir de la comparación de sistemas)
+ Función de orientación: Trata de la representación social como guía para la acción, en donde la
RS permite la construcción de sistemas de anticipación y expectativa en relación con el actuar en
determinados escenarios sociales, definiendo la finalidad de la situación y adquiriendo un
carácter prescriptivo de comportamientos o prácticas.
+ Función justificadora: En contraste con lo anterior esta función de las representaciones sociales
permite explicar posturas y comportamientos tomados en ciertos escenarios sociales luego de que
hayan sido realizadas. Esto entrará en dialogo directamente con una función de perpetuar y
validar los marcos de valores y normativos de un grupo social determinado.
Luego las representaciones sociales al estar tan estrechamente vinculadas con la interacción
social estarán supeditadas a cambios en relación con el marco histórico-social, que las hace
vulnerables a trasformaciones, careciendo de un carácter estático, “(…) las representaciones
sociales son una construcción humana, (…) En este sentido, las representaciones sociales
constituyen una de las “materias primas” esenciales de la cultura y pasan a ser objetivadas en los
múltiples códigos, normas, valores, monumentos, organizaciones urbanas, de transporte, etc., en
que la cultura se expresa y se constituye en “el mundo” de quienes viven en ella.” (González,
83
2008, pág. 237), variando como RS desde las modificaciones simbólicas que se hagan como
resultado de nuevos sentidos y significados provenientes de las experiencias cotidianas.
Es importante poder comprender, entonces, el nivel en el que se ubican las interacciones sociales
entre sujetos cuando se valida la capacidad de trasformación de las representaciones sociales,
pues sin duda, el poder otorgarle la característica de fluidez dentro de sus propias definiciones,
permite dar apertura a la capacidad de transformación de la realidad social desde el acto de
disidencia de los actores en el marco del poder y el contrapoder, “(…) la representación social es
una producción simbólica que nos permite generar inteligibilidad a una multiplicidad de formas
de organización de lo social que pasan inadvertidas a sus protagonistas” (Díaz, 2012, pág. 328)
Ahora, Abric (2001) plantea que las representaciones gozan de una organización y estructura que
facilita no solo su comprensión desde lo investigativo, sino que además dará origen a formas
metodológicas específicas para su estudio. Así, las RS estarán compuestas de dos grandes
elementos; el núcleo central (NC) y los elementos periféricos, lo que da un carácter jerárquico a
esta forma de organización.
El núcleo central tendrá un sentido de centralidad en la representación social, de manera que
determinará el sentido de la misma y orientará directamente la percepción del sujeto, son los
elementos que dan el significado a la representación, siendo entonces la parte de mayor
resistencia al cambio de la RS. Es alrededor del núcleo central como se organizará y significará
la representación teniendo dos funciones principales; generadora (otorga sentido a otros
elementos desde la relación que con ella establece en el halo de la RS, creando y trasformando el
84
nivel y tipo de relaciones que puede tener con esos objetos periféricos) y una función
organizadora (determina la naturaleza y ubicación en la jerarquía de otros elementos con base a
la relación que consigo tienen)
Por otro lado, los elementos periféricos existen en relación al núcleo central, es decir, su valor,
función y ponderación, según Abric (2001) estarán definidas por el NC y contarán con una
jerarquización a partir de esta relación, de manera que a mayor cercanía al NC mayor es su
importancia para la RS y mayor lejanía más superflua es su presencia.
Los elementos periféricos inmediatamente cercanos al núcleo central, son considerados “núcleos
duros” o “polos organizadores” que crean un ambiente contextual para la RS y que si bien son
susceptibles al cambio son especialmente resistentes al tener la mayor cantidad de afinidades con
el NC, pero es la posibilidad de adaptación que como periférico tienen que se constituye en una
defensa del núcleo central, pues le permite a la RS ajustarse a la naturaleza histórica del
contexto.
En síntesis,
“(…) en la estructura de las representaciones, un núcleo figurativo, a que
están asociados elementos complementares, periféricos. Así, de las
referencias centrales, nucleares, de las representaciones (destacándose,
por lo tanto, las imágenes) se derivan otros elementos (ideas, conceptos)
que refuerzan, reafirman, complementan y preservan el núcleo. Se
85
constituye, de ese modo, el campo de representación. Por fuerte impacto
de cambios, o por alteraciones progresivas, los elementos y el núcleo
figurativo de las representaciones pueden alterarse.” (Rangel, 2009, pág.
8)
Resalta entones que es el núcleo central el que da cuenta de la permanencia en el tiempo de una
representación social, de forma que cuando existen transformaciones en este toda la RS cambia,
luego los procesos de subjetivación van orientados directamente a la afectación de los núcleos
centrales de las RS. Así, los cambios en elementos periféricos (adiciones, elementos que se
retiran e inclusive cambios en la ubicación jerárquica en relación al núcleo central) no significan
que la representación social sea distinta, sino que los lazos simbólicos y de significado van a
tener unas consideraciones diferentes en tanto evidencian la cotidianidad como escenario de
interacción social.
Lo que significará que son los elementos periféricos quienes garantizan la adaptación de la RS a
las transformaciones sociales y culturales, moviéndose dentro de la jerarquía para representar
nuevas relaciones que se establecen, dotando a la RS de una dimensión evolutiva y re
interpretativa de sentidos.
Finalmente cabe mencionar que
“(…) las representaciones sociales constituyen producciones simbólico-
emocionales compartidas, que se expresan de forma diferenciada en la
subjetividad individual, y desde ahí representan una importante fuente de
86
sentido subjetivo de toda producción humana, aunque no determine esa
producción, pues tanto los sujetos individuales en sus múltiples
producciones subjetivas en los espacios de relación y los climas sociales
en que se desarrollan, como los propios espacios sociales en que la
acción humana tiene lugar, representan momentos activos de una
producción subjetiva que, en su procesualidad, es parte inseparable de la
producción del conocimiento social.” (González, 2008, 236)
Luego, para la presente investigación en relación con la formulación de los objetivos que le
orientan la representación social será comprendida como una producción simbólica compartida
por un grupo social que está inmersa en el entramado intersubjetivo, y es dependiente de las
producciones subjetivas de cada individuo, movilizándose y dinamizándose desde las
interacciones que sostienen con la cultura, los afectos y las subjetividades individuales que se
retroalimentan de los escenarios sociales.
La familia campesina: en clave de cultura e infancia.
La familia es una categoría compleja y polisémica que puede definirse desde diferentes
perspectivas y tendrá distintos alcances y características dependiendo de ello, para propósito de
esta investigación y teniendo en cuenta que está estructurada desde el método de estudio de caso,
se partirá de una idea de familia como una institución social que es producto de la cultura, es
decir, que serán los elementos culturales los que permitan delimitar el significado de familia
dependiendo de los contextos sociales e históricos desde los que se aborda.
87
Así, la familia puede ser comprendida como una forma de habitar el discurso desde una
construcción social que da cuenta de una serie de ideas, imágenes y prácticas que se comunican
en la vida social cotidiana y que se singularizan desde la cultura. Para el caso de esta
investigación nos referiremos específicamente a la familia campesina, es decir, una institución
social primaria (en tanto es primer nicho de socialización) construida a partir de relaciones
generacionales (no siempre de orden biológico) marcadas por la identidad cultural del
campesinado.
Vale mencionar que se asume este aspecto generacional como definitorio de familia, en tanto el
concepto de lo generacional puede comprenderse, de acuerdo a Pavez (2012), como una
experiencia histórica de distintos sujetos que crea un marco común de vivencias e
interpretaciones, marco compartido desde y en el que se vivirán los procesos de subjetivación y
que tenderá referencias comunes en términos intersubjetividad, “Estas relaciones generacionales
tienen una dimensión individual (micro social) y otra social (macro)” (Pavez, 2012, pág. 97)
Retomando lo anterior, asumiremos entonces, a la familia como categoría que puede dilucidarse
desde una perspectiva cultural lo que le permite organizarse en términos históricos en la
continuidad de tradiciones, prácticas, discursos y representaciones sociales que aseguran la
permanencia de una identidad singular. Así si comprendemos a la cultura como “(…) la creación
acumulativa del hombre (…) de los logros individuales y en el poder de participar en el trabajo
común” (Malinowski, 1975, pág. 35) hablamos de formas de organización de esta institución
social y de aseguramiento de su continuidad desde la adopción de distintas formas según cada
cultura.
88
En el caso de la familia campesina, se hace necesario tener como punto de partida que no hay
una definición homogénea de lo que es ser campesino, sin embargo puede hablarse de un grupo
diferenciado dentro de la sociedad que tienen una relación singular con la tierra, que se convierte
en un rasgo fundamental de sus propio desarrollo identitario y que está ligado a procesos
históricos de resistencia y memoria.
“El campesinado se constituye al poner en práctica unas maneras
específicas de vivir, de pensar y de estar en las zonas rurales, que se
concretan en unas características culturales distinguibles. El auto
reconocimiento individual, familiar y comunitario como parte de una
colectividad campesina parece de primer orden y fundamental en la
construcción de identidades campesinas. La relación con la familia y la
comunidad como nodos de la organización social y de trabajo campesino,
se articulan a su vez con redes locales y regionales que constituyen
culturalmente al campesinado.” (INCANH, 2017, pág. 4)
La relación con la tierra será entonces el factor clave que determina esas formas de habitar las
zonas rurales y se convertirá en uno de los rasgos culturales más prominentes del campesinado,
es la tierra el ancla no solo al territorio como espacio físico sino como amarre a unas formas de
colectividad y auto representación, “(…) Por lo tanto cualquiera que sea su forma de acceso a
ella, la tierra es precondición para el ser campesino” (Jaramillo, 2007, pág. 33).
89
Así, la familia campesina tendrá con la tierra dos relaciones que se median por la cultura, una de
ellas a nivel simbólico, como lo plantea Alba (2015) y es la construcción de vínculos
sentimentales (tanto de afecto, apego y poéticos) como a nivel instrumental, es decir, el
desarrollo y transmisión de formas de producción agrícola o agropecuaria que les permite
participar competir o participar en el mercado.
Este último punto es el que ha dado origen a dos corrientes distintas para acercarse al
campesinado, la primera nombrada como campesinista“(…) afirma que la permanencia del
campesino es un hecho y que su reproducción y permanencia radica en la fuerza de la
comunidad, como forma colectiva de existencia social.” (Alba, 2015, pág.13), mientras que la
corriente descampesinista, considera que teniendo en cuenta los cambios del entorno rural, las
hibridaciones con lo urbano, los grandes desplazamientos a las ciudades y la aparición de macro
industrias agropecuarias, el campesinado es un grupo social en vías de extinción en tanto su
forma de producción económica (que hace parte de sus formas culturales) pierde competitividad
y funcionalidad.
En el marco de esta investigación se comprenderá, entonces, a la familia campesina desde la
corriente campesinista es decir, que desde la estructura generacional en la que se construye y a
través de la cual habitan las formas culturales de ser campesino, se generan procesos de
permanencia cultural y social desde las interacciones intersubjetivas de la cotidianidad.
“El campesinado se constituye históricamente. Su génesis y
transformación están relacionadas con el proceso de acumulación de
90
capital de cada periodo histórico y con las distintas formas de vida
campesina asociadas a ellos. Por tanto, los campesinos son productos
históricos específicos, lo que implica a su vez concebir sus orígenes
comunitarios múltiples y diversos, así como sus trayectorias variables y
diferenciadas. Es necesario concebir la configuración de comunidades
campesinas en relación con las tendencias de la producción agropecuaria
los procesos políticos el rol de la violencia y la presencia de múltiples
actores en el campo.” (INCANH, 2017, pág. 2)
Lo anterior significará que la comprensión de infancia que se encuentra inmersa en esta
investigación asume a esta categoría como una construcción social que depende de momentos
históricos y de elementos culturales
“Las niñas y los niños son y deben ser vistos como agentes; es decir,
como actores sociales que participan en la construcción y determinación
de sus propias vidas, de quienes les rodean y de las sociedades en que
viven. Las niñas y los niños no son objetos pasivos de la estructura y los
procesos sociales.” (Pavez, 2012, pág. 94)
Así, la infancia no solo está inmersa dentro de las redes familiares sino que es una parte
constitutiva de este sujeto colectivo desde la capacidad de agenciamiento, palabra y
transformación que sostienen como sujetos de derechos. Es decir, la infancia se piensa como un
actor en la construcción de sus propias realidades que desde su pertenencia a la familia y a la
91
comunidad campesina aporta a la consolidación de formas culturales así como de
representaciones sociales inmersas en las prácticas cotidianas en las que participa.
La infancia en el marco de la cultura campesina no es un mero receptor de elementos
identitarios, por el contrario a partir de la participación en la experiencia familiar en relaciones
sostenidas con la noción de tierra (simbólica, afectiva y política) contribuye desde su
subjetividad personal a alimentar, modificar, actualizar e interrogar las prácticas desde nuevas
referencias, emociones y asociaciones, siendo un actor social y en este caso político, de alta
relevancia, “(…) los niños y las niñas aparecen con fuerza en el mundo de los adultos
reclamando ser re-conocidos social, política y culturalmente.”(Rincón y Triviño, 2015, pág. 91)
Al asumir que la infancia hace parte del sujeto colectivo de familia, no se descarna de sus
particularidades como sujeto social, por el contrario se le reconoce como protagonista de un
escenario social que le construye permanentemente desde las relaciones generacionales, y a
partir de la experiencia e intercambio constante con una forma cultural específica como lo es el
campesinado le otorga un lugar de palabra, de afectos y experiencias para retribuir a lo colectivo
desde la mirada única de los niños y niñas respecto a una realidad social y cultural tangible en su
ser como infancia campesina.
Afirmar, a la infancia como integrante de un sujeto colectivo (familia campesina) implica
pensarla como un “(…) sujeto del discurso, sujeto productor de nuevos relatos, con voz propia,
un sujeto protagonista de cambios que lo van afectar a él mismo (…)” (Rincón y Triviño, 2015,
pág. 91), y a los que junto con ellos conforman comunidad. En relación con los planteamientos
92
de subjetividad política, implica tener como punto de partida que lo político es una arista de
acción de la infancia, que desde su carácter de sujeto constructor de historia establece unas
relaciones claras y determinantes con la idea del poder, y que es su interacción con familia la que
dibujará las reciprocidades de esa relación en la cotidianidad.
Entonces, la infancia no posee una relación “pre-establecida” con lo político, no es un agente
adoctrinado en una ideología particular, por el contrario y en el caso particular en el que se sitúa
esta investigación, la infancia se constituirá desde su pertenencia a la familia campesina en un
actor protagónico del cuestionamiento a las realidades e instituciones sociales, estará situado en
un entretejido de relaciones que se basan en la pertenencia y afecto por el territorio
convirtiéndolo en productor de acción política que desde sus capacidades de agenciamiento es
capaz de gestar y movilizar transformación social.
Situada, entonces, desde la experiencia campesina la infancia se definirá como un sujeto social
con “(…) la posibilidad de crear historia, sujeto social que se consolida como fuerza que tiene
poder de decisión, poder de acción, posibilidad de crear y autoinstruir su mundo social.” (Rincón
y Triviño, 2015, pág. 93), es decir, se asume para fines de esta investigación a la infancia como
un sujeto histórico-cultural, un sujeto político inmerso en un entramado intersubjetivo que le
posiciona como parte de la familia desde las relaciones generacionales, sobre las que está se
encuentra construida.
93
94
MARCO METODOLÓGICO.
“Remamos
Sabiendo cual es el precio
Con los puños apretados
Sin pensar en detenernos” (Remamos Natalia Lafoucarde, Kanny García)
La intención de este capítulo es la de exponer el planteamiento metodológico desde el que se da
respuesta a la pregunta de investigación ¿Cómo inciden las representaciones sociales sobre lo
político en la configuración de la subjetividad política dentro de las prácticas cotidianas de una
familia campesina de la vereda Pérez Alto, Guatica Risaralda? Mostrando la estructura del
diseño del estudio de caso desde la selección del enfoque de la investigación, la perspectiva
epistemológica en la que se cimienta, así como el cómo y cuándo se da la recolección de datos y
los procesos de validación y veracidad de los estos.
Esta estructura del diseño metodológico se ha construido de tal manera que sea un retrato de la
postura teórica desde la que se erige el ejercicio investigativo al poner en una relación dinámica
y fluida las estrategias metodológicas propias de las representaciones sociales desde los
postulados de Abric (2001) junto con técnicas más tradicionales asociadas al estudio de caso,
como la entrevista.
De forma tal, que el presente diseño permita tanto desde el ejercicio de recolección de datos así
como la organización y categorización de los mismos, aportar a la comprensión de los procesos
de subjetivación política que se dan en las prácticas cotidianas a través de las representaciones
sociales de lo político, buscando evidenciar su relación con la formación de la subjetividad
95
política de la infancia desde las interacciones sociales que se dan en la cotidianidad familiar,
resaltando su singularidad desde la cultura campesina.
Enfoque epistemológico.
De forma que, para lograr este acercamiento a la comprensión de la realidad social, se hace
necesario clarificar cuál es la aproximación que se hace a la idea de conocimiento y la
construcción de este, es decir, abordar el enfoque epistemológico al comprenderlo como la “(…)
mirada desde, la cual se piensa y se opera el proceso de indagación” (Moreno et. At., 2006, pág.
56)
Luego, para esta investigación se tomarán dos enfoques epistemológicos que son
complementarios y siguen un mismo sentido de comprensión de la realidad social como objeto
de indagación desde el estudio de caso. Los cuales son la epistemología social y la epistemología
contextualista.
La primera,
(…) comprendida desde las afirmaciones de Padrón (2007) como aquella que
postula que todo proceso que produce conocimiento se ve afectado por las
relaciones sociales y culturales, en tanto tiene bases, fuentes y justificaciones de
tipo social e interpersonal, que requiere del intercambio con otros en redes
sociales. Es decir, que para producir conocimiento necesariamente se requiere de
otro, de una interacción, de una comunidad. (Quintero, 2017, p. 65)
Es decir, no existe conocimiento ni forma de producir el mismo fuera de las redes
intersubjetivas, es la interacción con otro desde lo cultural, lo dialógico, la memoria, lo político o
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los afectos (por mencionar algunas interacciones) en donde surge cualquier forma de
conocimiento así como las maneras de acercarse al mismo y aprehenderlo. Aún más, si
asumimos a la representación social como un conjunto de referencias o saberes comunes que
permiten el intercambio social existiendo únicamente en la interacción con un otro, es
indispensable asumir que la forma de producir conocimiento se da en la exclusividad del acto
social.
Por otro lado, la segunda línea epistemológica, hace parte de las epistemologías subjetivistas, y
planteará que todo conocimiento viene mediado y delimitado por elementos contextuales de
donde surge, es decir, que los factores socio-contextuales tendrán una amplia incidencia en la
forma en que los sujetos no solo se acercan al conocimiento sino que lo elaboran, estando
determinados por elementos históricos y culturales propios, “(…) todo conocimiento es
contextual o “situado” (localizado o focalizado, es decir, ligado a una comunidad de
“conocedores”) y que todo conocimiento se funda en las experiencias de sentido común de los
agentes” (Padrón, 2007, pág. 13)
Refiere a la particularidad del sujeto de conocimiento que establece una relación con el objeto a
conocer desde la especificidad de su cultura que determina unas formas únicas de producción de
conocimiento y de hacerlo circular en el mundo social. Implica, obligatoriamente la necesidad de
reconocer que la producción de conocimiento situado desde el sujeto social tiñe toda interacción
con la realidad social y redes intersubjetivas en las que participa.
Así pues, la intención de esta línea epistémica en el presente trabajo es la de significar las
particularidades existentes de una familia estudio de caso al abordar la pregunta por la
subjetividad política de la infancia desde las formas distintas de relacionarse con la red
97
intersubjetiva en la que se habita y de ser sujeto histórico en los particulares contextos culturales
y sociales en los que se es a partir de la cotidianidad familiar, valiéndose de un acercamiento a la
representación social de lo político.
Planteamiento metodológico.
La presente investigación es de corte cualitativo en la medida que busca dar cuenta de una
realidad epistémica, es decir, parte del supuesto de indagar por una realidad dependiente de un
sujeto cognoscente y que existe únicamente en relación con este y su percepción del mundo (a
partir de su cultura, interacción social y tiempo), desde Sandoval (1996) hablamos de una
realidad que depende para ser definida, comprendida y analizada de las formas en que cada
sujeto cognoscente percibe, piensa, siente y actúa.
Es decir, partimos de la noción de una realidad fluctuante y subjetiva, marcada por la cultura y el
momento histórico, cuya lectura e interpretación tiene múltiples aristas que dependen de la
postura desde la cual se da el ejercicio de pensamiento y reflexión, careciendo de los
absolutismos de verdad propios de otras formas de acercarse al conocimiento como lo fuera el
positivismo. De forma tal que se “(…) asume que el conocimiento es una creación compartida a
partir de la interacción entre el investigador y el investigado, (…) la subjetividad y la
intersubjetividad se conciben, entonces, como los medios e instrumentos por excelencia para
conocer las realidades humanas (…)” (Sandoval, 1996, p. 313)
Así, cabe mencionar que al ser el presente ejercicio una investigación de carácter cualitativo
asume una serie de características particulares e inclusive una aproximación a una definición de
esta. En cuanto a las primeras, parte de la afirmación de ser un ejercicio interpretativo,
98
multimetódico cuyos datos son flexibles y dependientes del contexto social donde se producen,
que hace uso de material empírico y subjetivo como evidencia de la realidad social,
Mientras que, en el segundo, se entenderá como el ejercicio de indagación que
Estudia la realidad en su contexto natural, tal y como sucede, intentando sacar
sentido de, o interpretar los fenómenos de acuerdo con los significados que tienen
para las personas implicadas. La investigación cualitativa implica la utilización y
recogida de una gran variedad de materiales—entrevista, experiencia personal,
historias de vida, observaciones, textos históricos, imágenes, sonidos – que
describen la rutina y las situaciones problemáticas y los significados en la vida de
las personas. (Rodríguez, Gil y García, 1996, pág. 32)
Asumir este ejercicio investigativo desde una postura cualitativa implica asumir todo el proceso
de indagación desde una intencionalidad de interpretación de los fenómenos sociales sobre los
que se pregunta entendiendo al objeto de investigación como una imagen compleja, cambiante,
dependiente de los contextos que requiere un acercamiento holístico desde distintas herramientas
“(…) la investigación cualitativa es pragmática, interpretativa y está asentada en la experiencia
de las personas” (Vasilachis, 2006, pág. 2)
Perspectiva de investigación
Ahora bien, habiendo establecido que la presente investigación es de corte cualitativo, debe
mencionarse que su perspectiva es histórico-hermenéutica, en tanto, busca no solo describir una
realidad social a la que se acerca desde la pregunta de investigación sino que tiene como
intencionalidad comprender dicha realidad indagada reconociendo la diversidad de esta y que
99
implica fundamentalmente la participación así como el conocimiento de los contextos. Aún más
cuando la pregunta de investigación se encuentra formulada desde el estudio de caso, que en su
definición asumirá como valioso y central la singularidad de la realidad estudiada que se ve
enriquecida por las relaciones particulares desde los sujetos, tiempos históricos, marcos
culturales y espacios en la que el caso es, lo que dotará de un sentido único la realidad social que
se aborda.
Esta comprensión o interpretación se da según Maldonado (2016) no desde un observador
neutral sino por el contrario desde una situación dialógica de quien investiga con su objeto de
estudio, siendo ambos interlocutores que desde su interacción sufren transformaciones en su
comprensión del mundo, en tanto “(…) la realidad social puede ser entendida como un texto
susceptible de múltiples lecturas” (Ricoeur, citado en Maldonado 2016, p. 9), pero aún más “(…)
permite apreciar la experiencia como elemento fundante (…) ya que ésta incorpora
inevitablemente la dimensión temporal y con ello el reconocimiento histórico de la experiencia”
(Cárcamo, 2005)
De manera que, el presente ejercicio investigativo busca la comprensión de un fenómeno social
desde la aseveración de que lo histórico deviene de orientar las prácticas cotidianas insertas
dentro de una historia viva que cada sujeto construye, pero que también hace parte de aquella
que se hereda, es la comprensión de los sujetos en la vida diaria como hacedores de historia
(Vasco, 1990), apuntando a la generación de reflexiones disciplinadas, cuidadosas y veraces
sobre un fenómeno social particular que transcienden la mera descripción.
100
Estrategia metodológica.
La estrategia metodológica de la presente investigación es como se ha mencionado a lo largo del
documento el estudio de caso, comprendido como una metodología de investigación que “(…)
pretende comprender la totalidad de un fenómeno desde sus escenarios individuales, lo que se
logra desde el planteamiento de relaciones y conceptos importantes al examinar de forma
detallada e intensa al sujeto, situación o evento a estudiar” (Quintero, 2017, p.66) Cabe
mencionar, que el estudio de caso no busca totalizar ni el fenómeno social particular que aborda
ni mucho menos generalizarlo a la realidad social como una verdad canónica, pues su intención
no radica en la cualidad representativa del método sino en la hermenéutica del mismo.
“En este sentido se alude a la noción de saber situado, pues se entiende que la generalización de
hallazgos no es un fin en sí mismo, tanto como sí lo sería el acercamiento a los modos que
operan, se manifiestan y se interrelacionan los sujetos de una realidad contextualizada y mediada
por el lenguaje” (Alvarado, Ospina & Gómez, 2014, pág. 104) lo cual hace parte de la lógica
organizacional y epistémica del estudio de caso, así como de otras metodologías dirigidas a la
comprensión de la consolidación de subjetividades políticas. Luego el estudio de caso,
representará una ventaja en esta indagación académica en la medida que permitirá resaltar las
prácticas de la cotidianidad como mediador en la construcción y reproducción de
representaciones sociales.
Es decir, el estudio de caso, busca la comprensión a profundidad de la particularidad que
componte el caso a estudiar, centrándose en los detalles e interacciones únicas que permiten que
el caso sea lo que es y que inherentemente comprende que al estar sujeto a los procesos
101
históricos y subjetivos tiene fluctuaciones constantes de re-configuración y re-planteamiento
mediados por los contextos, el tiempo y la cultura.
En este método el caso se estudia en su contexto, desde dentro del fenómeno mismo, lo que
facilita en un primer lugar que el abordaje tenga una cualidad holística al permitir contemplar las
diversas variables involucradas, pero además que su comprensión se dé desde la relación que con
el caso establece el investigador al entrar en contacto (dialógico y vivencial) con el fenómeno a
comprender.
Lo cual desemboca necesariamente en la línea de que el estudio de caso no busca de ninguna
manera comprobar afirmaciones previas sino poner en relevancia las relaciones que desde la
reflexión y el análisis pueden emerger en el acercamiento a un fenómeno social, concibiendo al
“(…) estudio de caso contemporáneo como una estrategia de investigación dirigida a comprender
la dinámica presente en contextos singulares” (Martínez, 2006, pág. 174)
Luego, el estudio de caso, específicamente desde lo pedagógico pueden ser de tres tipos según
Barrio et. At. (s.f.), que están definidos desde la intencionalidad del documento final en el que se
presentan los hallazgos. Siendo estas variantes las siguientes:
Estudio de caso descriptivo: El documento final consta de una reconstrucción detallada
de las relaciones que se suceden en el caso así como de las variables involucradas. Cuyos
aportes están en términos de información básica que permite dar cuenta de la singularidad
de lo sucedido en el caso sin asociaciones teóricas o hipótesis que expliquen por qué o el
cómo de lo encontrado.
102
Estudio de caso interpretativo: “Aporta descripciones densas y ricas con el propósito de
interpretar y teorizar sobre el caso. El modelo de análisis es inductivo para desarrollar
categorías conceptuales que ilustren, ratifiquen o desafíen presupuestos teóricos
difundidos antes de la obtención de la información” (Barrio et. At., s.f., pág. 4)
Estudio de caso evaluativo: Además de describir y explicar, este tipo de estudios de caso
genera juicios de valor que orientan la práctica pedagógica desde la toma de decisiones al
comprender que es lo que sucede en la singularidad de un caso.
Para el estudio de caso, Martínez (2006) menciona una serie de pasos que constituyen la
semblanza del estudio de caso, que es un símil de un protocolo a llevar a cabo para realizar un
ejercicio juicioso en el diseño del abordaje del estudio, la veracidad de la recolección de los
datos y la organización y efectividad en el etapa de análisis de los mismos. Esta semblanza está
configurada en cuatro etapas las cuales son las siguientes;
I. En primer lugar, la delimitación del caso, es decir, el enmarcamiento de la situación o
entidad (sujetos individuales, colectivos o institucionales) sobre la que se va a realizar
la indagación, sin desdibujar el contexto global del que son parte. En esta
delimitación, según Reyes y Hernández (2008) deben tenerse en cuenta los siguientes
elementos:
Relevancia; es conocer la pertinencia e impacto que el caso singular tiene en
la comprensión del fenómeno a investigar, sin olvidar que sus hallazgos
relatan la realidad social particular y no es punto de partida para
generalizaciones de amplio espectro. Así mismo, es importante la claridad de
103
qué ámbito singular de la realidad social es el que se va abordar desde la
investigación y cuáles son los sujetos del caso que pueden proporcionar la
mayor calidad y riqueza en información.
Complejidad de las variables involucradas en el fenómeno: Alude a la
claridad teórico-conceptual necesaria para la delimitación del caso, al
comprender cuál es el rango de diversidad y número de variables posibles al
acercarse a la realidad social del fenómeno. Esto implica que para la selección
previamente deben suceder en la investigación dos acciones, cuando la
metodología seleccionada es el estudio de caso:
o Etapa documental: A través de la revisión bibliográfica orientada a los
aspectos conceptuales más relevantes de la investigación, se genera
una aproximación teórica de los requerimientos de información desde
la naturaleza del fenómeno a estudiar y los procesos que en este se
encuentran involucrados.
o Etapa referencial-empírica: Constituye la elaboración de una serie de
preguntas (originadas en la etapa documental) que permiten definir el
caso desde la perspectiva de los informantes al dialogar con ellos
desde la intencionalidad de la investigación. Permite afinar quienes
serán los mejores informantes desde su relación con el fenómeno a
indagar, lo que involucrará aspectos como la edad, formación,
104
ubicación geográfica, pertenencia a organizaciones, lugar
generacional, entre otras.
Lo anterior permitirá tomar decisiones en términos de la cantidad y
localización de las fuentes de datos que constituirán el caso.
Al definir el caso, el investigador debe tener en cuenta además una serie de
aspectos pragmáticos, que orientarán la delimitación del mismo, como son la
facilidad de acceso a las fuentes de información y la disponibilidad de tiempo
para interactuar con estas, así como la flexibilidad del presupuesto para la
ejecución de la investigación en término de los dos puntos anteriores.
II. En segundo lugar, el estudio de caso implica la definición de las unidades de análisis
y de información. “La unidad de análisis recoge aquello que va a ser descrito es decir
el fenómeno contextualizado (tiempo y espacio) que se describe desde las
interpretaciones que de él hacen los actores ubicados en el ámbito de estudio”
(Quintero, 2017, pág. 69) Estas unidades permitirán definir una tipología de estudio
de caso basada en la forma en que establece la estructura de análisis;
i. Tipo 1: Un caso único con una única unidad de análisis.
ii. Tipo 2: Un caso único con más de una subunidad de análisis.
iii. Tipo 3: Casos múltiples que comparten una única unidad de análisis.
105
iv. Tipo 4: Casos múltiples que comparten una unidad de análisis principal
pero que cuentan con subunidades.
Ahora bien, las unidades de información, están conformadas por los informantes o
actores relevantes en el fenómeno a ser investigado. De forma tal, que un estudio de
caso puede estar configurado con una sola unidad de análisis y múltiples unidades de
información.
III. Un tercer paso del estudio de caso, según Martínez (2006) está referido a la
recolección de la información, e implica la necesidad de utilizar múltiples fuentes o
instrumentos de recolección, en aras de ser lo más holístico posible en el
acercamiento al fenómeno que se quiere investigar, desde la intencionalidad de captar
las relaciones que entre sujetos, prácticas y discursos se dan en el contexto que se
encuentra ubicado el caso. El estudio de caso implica necesariamente los
acercamientos multimetódicos desde la complejidad de su intencionalidad
investigativa, “Esto permitirá verificar si los datos obtenidos a través de las diferentes
fuentes de información guardan relación entre sí (principio de triangulación); es decir,
si desde diferentes perspectivas convergen los efectos explorados en el fenómeno
objeto de estudio” (Martínez, 2006, pág. 185)
IV. Finalmente, el cuarto paso del estudio de caso tiene que ver con el análisis de la
información que, en la singularidad del estudio de caso, refiere a tres momentos
distintos:
106
i. Análisis en sitio: Implica la toma de notas mentales (nominadas así no por
el medio en el que se registran sino por el proceso en el que son
elaboradas) durante el desarrollo de los instrumentos de recolección de la
información, en los que se resaltan las relaciones y contrastes que en el
momento parecen más importantes, aquellos puntos de encuentro y
distancia que entre las unidades de información se van dando a medida
que se ahonda en el caso, y que son de percepción o resalte para el
investigador en la interacción con la fuente de información. Será desde
este análisis en sitio desde donde se parte para el bosquejo de categorías
emergentes.
ii. Foco del análisis: En esta segunda etapa del análisis de información el
investigador se centra en las áreas de interés que desde la construcción
teórica permitirán la comprensión del fenómeno estudiado. Generando
procesos de contraste constante entre los datos recolectados en perspectiva
de categorías emergentes y categorías previas, permitiendo que se
establezcan las relaciones (ratificación y distancias) con los antecedentes
teóricos.
iii. Análisis a profundidad: Dependiente de la etapa anterior, en este punto se
busca explicar el porqué de las relaciones establecidas en el foco de
107
análisis, lo que significará la conceptualización del fenómeno estudiado al
abordar exclusivamente su comprensión.
Estructura de la investigación.
En aras de dar respuesta a la pregunta de investigación que convoca el presente trabajo se
selecciona como estudio de caso a una familia campesina de la Vereda Pérez Alto del
departamento de Risaralda, compuesta de tres generaciones, que tienen participación política en
su comunidad, en donde uno de sus integrantes es una lideresa social campesina. De forma
conjunta con la familia se estructuran cuatro fases para dar desarrollo a la investigación, fases
que se describen a continuación:
I. Acercamiento a las familias y consentimiento de participación: En esta primera fase se
socializa con la familia la intencionalidad de la investigación a desarrollar, así como el
papel que implica ser participante en la misma y los objetivos a los que se les busca dar
respuesta.
Esta socialización se hace de dos formas; una de manera verbal y otra a partir del
documento titulado A las familias (Anexo 1.) el cual consiste de una breve síntesis de
la investigación donde se registran de forma escrita intencionalidades, objetivos y
justificación del ejercicio de indagación. En este documento se aclara y específica el
carácter académico del ejercicio investigativo y sus significaciones en términos de
publicaciones adicionales o con base a los hallazgos y material recolectado así como el
sin ánimo de lucro todas las elaboraciones.
108
Esta fase se cierra con la firma de los documentos Consentimiento de participación
como estudio de caso, V.A. y Consentimiento de participación como estudio de caso,
V.B. (Anexos 2 y 3, correspondientemente) desde los cuales se permite el acceso,
manipulación y publicación de material de audio, fotográfico y notas de campo de los
integrantes de la familia que participan en la investigación (lo que incluye a una niña de
diez años, y cuyo formato de consentimiento-V.B.- está ajustado desde las
autorizaciones correspondientes por parte de sus tutores legales)
II. Diseño de instrumentos de recolección de la información: Partiendo de la pregunta de
investigación ¿Cómo inciden las representaciones sociales sobre lo político en la
configuración de la subjetividad política dentro de las prácticas cotidianas de una
familia campesina de la vereda Pérez Alto, Guatica Risaralda?, así como de los
objetivos diseñados y teniendo en cuenta los instrumentos metodológicos particulares
del estudio de las representaciones sociales y la singularidad del caso seleccionado, se
diseñan en un primer momento cinco instrumentos de recolección; dos entrevistas a
profundidad y tres ejercicios de asociación libre.
A partir de la organización de la información obtenida de en las respuestas otorgadas
por la familia en las correspondientes matrices de análisis, se construyen instrumentos
de seguimiento que consisten en cuatro entrevistas a profundidad.
109
Cabe mencionar, que los instrumentos una vez diseñados fueron convalidados (tanto
desde su validez a partir de la intencionalidad de los objetivos como en la realización
metodológica) a través de pruebas piloto, así como convalidación por expertos, en aras
de asegurar la veracidad, precisión y pertinencia de los datos a recolectar.
III. Trabajo de campo: Este ejercicio se divide en dos partes; antes y después de la
cuarentena obligatoria por el Convid-19. Antes de que sucediera la emergencia de salud
se llevan a cabo reuniones con la familia en su hogar en la vereda Pérez Alto, Risaralda
en donde se realiza la aplicación de los instrumentos de recolección de la información
diseñados alrededor de la asociación libre.
Luego, de que se establezca el confinamiento nacional y distrital a razones de la
pandemia del Covid-19, se realiza el trabajo de campo en contextos digitales,
utilizando como principal canal de comunicación la aplicación de mensajería
WhatsApp, en tanto, el nivel de conectividad de la familia a otras plataformas está
severamente restringido por su ubicación geográfica.
IV. Tratamiento de la información recolectada: Esta última fase de la investigación
implica la clasificación, organización y categorización de los datos obtenidos en los
diversos instrumentos de recolección de la información. Fase que inicia con el diseño
de matrices que permitan triangular los datos, para luego pasar a la identificación de
categorías emergentes y el establecimiento de relaciones con categorías conceptuales
abordadas en el marco teórico.
110
Es importante mencionar, que los audios, fotografías, escáner de fichas nemotécnicas y
notas en sitio son tratadas al nombrarlas con la fecha de recolección e instrumento de
recolección de información (en término de la numeración que a estos se les dio) al que
corresponden, en aras de que permita su referenciación en el documento escrito y su
adición como anexo en el informe final.
Contexto donde se realiza la investigación.
Pérez Alto es una vereda ubicada en la zona rural del corregimiento de Arabia del departamento
de Risaralda, que limita al norte con la zona limítrofe urbana de Pereira, los corregimientos La
Estrella, La Palma, Altagracia y Tribunas Córcega, y al sur con el municipio de Filandia, del
departamento de Quindío. Al oriente, la vereda Pérez Alto, se encuentra con el Río Consota y al
occidente con la vía Pereira-Arabia y el corregimiento La Palmilla. La vereda es reconocida por
las autoridades departamentales desde 1967, año en que en conjunto con las veredas Yarumal,
Arabia, Betulia, El hogar, Tres esquinas y Pérez Bajo se conforma el corregimiento de Arabia, y
constituyen la zona de Guatica.
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Imagen. 1 Mapa político-administrativo de corregimientos y veredas de Risaralda
Imagen. 2 Detalle del corregimiento de Arabia. Mapa político-administrativo de corregimientos y veredas de Risaralda.
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Imagen. 3 Detalle de la Vereda Pérez Alto. Mapa político-administrativo de corregimientos y veredas de Risaralda.
En la vereda aún viven familias que participaron del proceso social de construcción del
corregimiento, que hacen parte de la memoria viva del departamento y conservan vestigios del
periodo de colonización antioqueña de donde provienen estos núcleos familiares, como lo es el
ojo de Sal de la finca del Sr. Manuel Velásquez, que es el remanente de la mina de sal que desde
los años cincuenta motivo la movilización de campesinado a la región.
Por otro lado, a vereda se encuentra atravesada por tres grandes fuentes hídricas que son; la
cuenca de la quebrada Cestillal, la cuenca del río Consota y el río Barbas. Alrededor del cañón
de este último se encuentra establecida una reserva natural y se ha construido una oferta de agro-
turismo desde la comunidad.
Dada su cercanía a la zona urbana, tiene una particularidad en su paisaje geográfico y es que esta
hibridado con construcciones propias de la ciudad, así por ejemplo, la vereda cuenta con una
amplia red vial y servicio de transporte urbano 24/7 que no está delimitado a un número de viajes
por día como sucede en veredas cercanas como las del municipio de Filandia. Estos encuentros
113
con lo urbano también implican que el caserío de la vereda está compuesto por fincas pequeñas,
con áreas de cultivo poco extensas y en donde predomina como el arrendamiento de parcelas
como forma de propiedad de la tierra.
Adicionalmente, es oportuno resaltar que la vereda Pérez alto no tiene una extensión de
superficie mayor a las 100 hectáreas y contaba al año 2015 según la Alcaldía de Pereira desde la
Secretaría de Planeación con una población de 278 habitantes, 144 mujeres y 134 hombres,
teniendo 94 viviendas registradas.
Cabe mencionar, que la vereda cuenta con su propia institución educativa la cual es I.E.
Francisco de Asís Sede Pérez Alto, en la que se desarrolla un programa de investigación en la
línea de Historia, Memoria y Tradición, que aboca a la relación de la infancia con el contexto
veredal desde el reconocimiento de su historia en aras de la recuperación y mantenimiento de la
identidad cultural. Lo que ha conllevado a varios escenarios desde lo comunicatorio entre las
familias de la vereda y la comunidad educativa.
Perfil del estudio de caso.
La familia con quien se realiza esta investigación y que se asume como la unidad de análisis
desde el estudio de caso es la familia Ballesteros-González-Romo, quienes viven en la vereda
Pérez Alto, en Guatica, Risaralda. Una familia campesina que no posee propiedad de tierras y
que por este hecho ha tenido numerosos desplazamientos a lo largo de su historia de vida
familiar en distintas regiones rurales de Risaralda, Quindío y el Valle.
114
Actualmente, la familia arrienda una finca parcelada en la vereda de Pérez Alto, habiéndose
desplazado de la zona montañosa de Guatica a este lugar. Este desplazamiento involucra a toda
la familia, que podría ser tipificada como extensa con forma matriarcal, es decir, que su
referencia principal de organización, disciplina y tradición se erige en la mujer más antigua de la
familia y se disgrega a las demás unidades familiares compuestas por los matrimonios o uniones
de los hijos e hijas.
Ahora bien, las unidades de información del estudio de caso son tres personas pertenecientes
cada una a una generación de la familia Ballesteros-González-Romo. En primer lugar, está la
abuela, una mujer de 75 años que ha vivido toda su vida en la zona rural, campesina de oficio y
quien ha sido líder social desde hace 30 años, abogando por el derecho a la propiedad de la tierra
y el significado de está en la cultura campesina. Hace parte de la mesa de participación
campesina del departamento como representante de la mujer campesina risaraldense y ha
ocupado distintos y numerosos cargos en ANUC, la Asociación Nacional de Usuarios
Campesinos de Colombia, la organización social de campesinos más grande del país en afiliados
y que durante el 2020 cumple 50 años de funcionamiento.
En segundo lugar, mencionaremos a la madre, una mujer de 36 años de origen campesino que
cuenta con formación universitaria en pedagogía, que fue maestra rural y que en este momento se
encuentra sin ejercer la profesión docente. De este informante cabe resaltar que vivió su infancia,
adolescencia y primeros años de adultez como campesina viviendo en zonas rurales, pero que
pasa a vivir periodo de tiempo extenso en las urbes de Bogotá y Buga, Valle. Actualmente se
encuentra radicada en la vereda de Pérez Alto junto con su familia nuclear y extensa,
115
participando de los espacios comunitarios de mujeres entorno a seguridad alimentaria e
independencia de agro tóxicos (espacios movilizados en la vereda por la abuela de la familia
Ballesteros-González-Romo)
Y en tercer lugar, se encuentra la nieta que es una niña de diez años de edad que nació y vivió
sus primeros años en la zona rural de Palmira, Valle y que luego se trasladó a Bogotá con sus
padres. Actualmente vive en la vereda Pérez Alto, con su familia extensa asistiendo a la IE rural
Francisco de Asís.
Técnicas de recolección de la información.
Teniendo en cuenta las características del estudio de caso como metodología y partiendo de las
particularidades de técnicas e instrumentos para el estudio de las representaciones sociales, se
seleccionan como instrumentos principales la entrevista y la asociación libre. Ambos
pertenecientes a dos formas distintas de acercarse a la RS, el primero perteneciente a los métodos
interrogativos y el segundo a los asociativos (Abric, 1994, pág. 54), pero complementarios desde
la perspectiva cualitativa.
La entrevista.
Considerada como una técnica fundamental del estudio de las representaciones sociales, que está
abocada a la producción de discursos la entrevista permite acercarse al contenido de las RS desde
la interrogación por la cotidianidad de los informantes. De manera tal, que aquel que es
entrevistado se considera el experto en la medida que está en interacción constante y pertenece al
116
contexto del fenómeno que se desea estudiar, es entonces, una técnica ideal desde el método del
estudio de caso al permitir la indagación por el detalle de lo que acontece en la singularidad.
La entrevista permite re-construir desde la perspectiva del informante retratos detallados de
aquello que sucede en la cotidianidad, en la que se enriquece el relato en los temas de mayor
interés del investigador. Esto implicará necesariamente que quien dirige la entrevista tenga un
carácter flexible desde el análisis de sitio que le permite, por ejemplo eliminar preguntas que son
contestadas en relatos extensos o que surgen en otros puntos, así como formular nuevas
preguntas que no están contempladas en el diseño inicial pero que permiten ahondar en temas o
relaciones conceptuales de importancia para el problema de investigación.
Esto significa que el diseño de la entrevista debe ser previo a que esta suceda, “(…) debe tener
un nivel de estructuración lo suficientemente alto para contar con los criterios de validez y
confiabilidad suficiente” (Rojas & Patino, 2005, pág. 58), conteniendo preguntas de carácter
abierto (en el caso del estudio de las RS) que inviten a la elaboración de los relatos al sumar
experiencias, observaciones y comentarios sobre los temas de indagación, pues será en la fluidez
del discurso en donde se revelen los contenidos de las RS, al acercarse a la complejidad de
elaboraciones realizadas por el estudio de caso sobre el tema a investigar.
Así pues, en la entrevista
“(…) se pretende lograr una relación dialógica entre dos o más personas
que han sido convocadas a una producción discursiva orientada por un
117
guía que se instala como entrevistador y otra(s) se asume como
entrevistado o informante, disponiéndose, además, de un contexto y lugar
de entrevista, una organización del tiempo de aplicación y unos
instrumentos de registro de lo que allí se produce, tanto los equipos de
registro como las guías y reflexiones del investigador que conduce u
observa el proceso de entrevista” (Rojas & Patiño, 2005, pág. 56)
La asociación libre.
“Consiste, a partir de un término inductor (o una serie de términos), en pedir al sujeto que
produzca todos los términos, expresiones o adjetivos que se le presenten al espíritu” (Abric,
1994, pág. 59) en relación con el término inductor. Tiene un carácter espontaneo y fluido, que
permite acceder al universo semántico relacionado con un términos específico (normalmente es
aquel sobre el que se busca la RS o fuertemente asociado a la misma) de manera más directa y
rápida que a través de la entrevista, que sortea además las elaboraciones discursivas conscientes
del informante que pueden enmascarar asociaciones latentes de las representaciones sociales.
La asociación libre permite indagar sobre el núcleo central de la RS, en tanto, las formas en que
los instrumentos se elaboren a partir de esta técnica, permiten desde la movilidad de las
asociaciones, su nivel de importancia, orden de aparición y frecuencia de aparición estructurar
cuales asociaciones constituyen lo inamovible (NC) y lo reemplazable o cambiable (EP) “(…)
podemos considerar que la asociación libre es probablemente una técnica capital para recolectar
los elementos constitutivos del contenido de la representación” (Abric, 1994, pág. 60)
118
Esto implicará, que el tratamiento de los datos obtenidos desde la asociación libre debe hacerse
desde la lectura del contexto en el que surgen y las categorías relacionales utilizadas por los
informantes para generar la asociación (términos similares, contrastantes o contiguos), esto en
conjunto con los ítems de estructuración mencionados anteriormente darán veracidad al sentido
de núcleo central y estructura periférica de la RS.
Instrumentos de recolección de la información
Partiendo de las técnicas de recolección de la información se diseñaron instrumentos específicos
para cada una de ellas, los cuales se detallan a continuación:
Entrevistas.
Se diseñan dos conjuntos de entrevistas a profundidad para el estudio de caso, algunas dirigidas a
la unidad de análisis (es decir, la familia en simultaneo con los tres participantes) y otras
direccionadas a las unidades de información (es decir, a un integrante particular desde
interrogantes alineados con su ubicación en la estructura generacional de la familia y sus
respuestas previas a ciertos temas)
119
Todas las entrevistas cuentan con el mismo formato, estando divididas en dos partes principales;
una primera de identificación y una segunda de exploración. Estando ubicada en la primera,
datos relacionados con el lugar donde sucede la entrevista y personas presentes, así como
intencionalidad del instrumento.
Así pues, las entrevistas dirigidas a la unidad de análisis (Anexo 4, Anexo 6 y Anexo 9) indagan
por la cotidianidad de la familia en relación con la vida veredal buscando rastrear tanto
elementos que faciliten la construcción del contexto donde se desarrolla la investigación así
como de los perfiles de los estudios de caso desde los relatos de aquello que acontece
diariamente, teniendo la particularidad de ser entrevistas dirigidas a la familia como sujeto
colectivo de forma que una sola pregunta se nutre de relatos a varias voces de un solo
Imagen. 4 Visualización del instrumento Entrevista 02.
120
acontecimiento. Cabe mencionar, que estas entrevistas tienen un interés particular por la cultura
campesina y los elementos de la misma que se reconocen como importantes y notorios en las
prácticas cotidianas por parte de los estudios de caso.
Por otro lado, las entrevistas dirigidas a las unidades de información (Anexo 10, Anexo 11 y
Anexo 12) rastrean desde la historia personal y familiar prácticas más singulares ligadas con la
organización comunitaria, la participación en el movimiento social campesino, así como los
afectos que en torno a los mismos se reconocen. Igualmente este grupo de entrevistas tiene como
intencionalidad ahondar en algunos temas presentados durante el tipo anterior pero desde la
perspectiva individual de cada uno de los casos.
Asociación libre.
Alrededor de esta técnica se diseñan tres instrumentos particulares que utilizan términos
inductores distintos y formas diferentes de organizar la asociación, esto en aras de mantener la
coherencia con la intencionalidad del Estudio de caso como estrategia metodológica que busca
reconocer a profundidad aquello que acontece en el caso seleccionado.
El primer instrumento de asociación libe (Anexo 5) pertenece a los métodos de identificación de
los lazos entre elementos de la representación (Abric, 1994) basándose en un ejercicios de pares
de palabras y comparación pareada, en el que utilizando el término inductor de “Lo político” se
busca tener un corpus de palabras asociadas, para luego organizar las mismas en parejas y a
través tanto de repetición de aparición como de re-ubicaciones de las asociaciones encontrar
elementos periféricos y de núcleo central.
121
En este instrumento, también se lleva a cabo un ejercicio de estratificación cuantitativo en aras
de aclarar aquellos elementos que pueden contribuir a polisemia en la RS, y por tanto inducir a
errores en la identificación del carácter periférico o central de los términos asociados.
Imagen. 5 Visualización instrumento Asociación Libre 01.
Un segundo instrumento (Anexo 7) que se construye para la asociación libre está ubicado en los
métodos de jerarquización de los ítems (Abric, 1994) haciendo uso de tris jerarquizados
sucesivos una actividad en la que se realiza una estratificación por percepción de importancia por
parte de los estudios de caso de cada elemento perteneciente al corpus del término inductor
Sujeto político. Este corpus de asociaciones se obtiene a partir de una Carta asociativa, una
122
forma gráfica de determinar rango de producción de los términos así como de las cadenas de
asociaciones especificando la relación asociativa.
Finalmente, el tercer instrumento (Anexo 8) construido para la asociación libre también
pertenecer a los métodos de jerarquización de los ítems y se basa en las elecciones sucesivas por
Imagen. 6 Visualización de la carta asociativa, Instrumento Asociación Libre 02.
123
bloques pero a diferencia de los anteriores está orientado como método de control de centralidad
al poner en dialogo dos términos inductores; cultura campesina y sujeto político.
Diseño de herramientas de categorización y análisis.
Partiendo de la intencionalidad como estudio de caso de comprender a profundidad un fenómeno
social singular que acontece en el caso seleccionado y teniendo como referencia las
comprensiones metodológicas postuladas por Abric (1994) para el estudio de las
representaciones sociales en aras de organizar la información recolectada y sistematizarla de
manera tal que permita identificar las relaciones que entre los datos se dan, sus características en
perspectiva de RS (elementos periféricos y de núcleo central) pero también poder hacer notoria
las categorías que comienzan a emerger desde la indagación, se diseña un conjunto de rejillas de
sistematización de la información, las cuales se presentan a continuación.
Rejilla para las entrevistas: Teniendo en cuenta que las entrevistas son construidas alrededor de
los términos inductores que se utilizan en los instrumentos de asolación libre bajo la intención de
contar con relatos extensos que permitan comprender las relaciones de asociación, esta rejilla se
construye contando como ejes a dichos términos así como una de las principales características
del estudio de caso que deviene a ser lo cotidiano. Siendo esta la estructura de la matriz:
CUADRO 2 Rejilla de análisis de entrevistas. (Fragmento del instrumento de análisis de la información)
INSTRUMENTO DE ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN. REJILLA DE ANÁLSIS
ENTREVISTA.
124
RELACIÓN CON EL
SUJETO POLÍTICO
RELACIÓN CON LA
CULTURA
CAMPESINA
RELACIÓN CON LO
POLÍTICO
PRÁCTICAS
COTIDIANAS
“Además, es muy
gratificante saber que
se puede empoderar a
las mujeres y
transformar vidas desde
el emprendimiento y
fortaleciendo su
conocimiento para logar
cambios de diferentes
índoles en el
pensamiento
campesino.”
(Entrevista 05)
“El que mi mami
pertenezca a esta
organización da orgullo,
y buen ejemplo,
además se continúa con
una herencia familiar de
procesos de liderazgo
que viene desde el
“Saber que lo que
estamos consumiendo
no tiene veneno. Es
comunicarnos entre
varias veredas, es
respirar aire puro (…) es
disfrutar del paisaje
campesino cafetero”
(Entrevista 02)
“Ser campesino es vivir
del campo, tener una
relación con el medio
ambiente, con los
vecinos” (Entrevista 01)
“Entonces, esa es la
realidad de la mujer
campesina y del
campesino pobre (…)
hay mucho apoyo para
los grandes pero para el
““Para que haya
permanencia de la
cultura campesina
deben haber
programas
específicos, debe
hacerse un desarrollo
humano sostenible y
sustentable para que
la mujer y su familia
sigan viviendo en el
campo, puedan vivir
del campo y
desarrollen su rol que
tiene que ver con su
rol de economía
campesina y el
gobierno la debe
apoyar”
(Entrevista 04)
“Se levanta con el
canto del gallo, de las
gallinas, el bramido
de las vacas y se
hace el desayuno.
Después se hacen
ejercicios en las
huertas, después se
prepara el almuerzo,
se almuerza tipo de
12 a 1 de la tarde, de
2 en adelante se
empiezan
manualidades o se
empieza el trabajo de
la culinaria
vegetariana y se
ordeñan las vacas a
las 4 de la tarde, por
la tarde también hay
leche, queso (….) se
125
abuelo Antonio.”
(Entrevista 05)
pequeño productor no
hay nada” (Entrevista
04)
recogen los juevos”
(Entrevista 02)
“Pérez Alto es una
vereda con muchas
posibilidades porque
tiene transporte
urbano todo el día”
(Entrevista 02)
“Un día en la vereda
es normal (…) se
levantan comienzan
los procesos
agrícolas, se
desayuna común y
corriente. A eso de las
nueve comienza el
trabajo en las huertas
donde participan una
veinte, treinta
mujeres que están
haciendo un proyecto
con el SENA”
(Entrevista 02)
126
Por otro, frente a la organización de la información obtenida de los instrumentos de asociación
libre se construyen matrices de categorización y análisis que tengan en cuenta la particularidad
de los instrumentos utilizados, en aras clarificar las relaciones que entre cada término suceden y
el papel que tienen en la configuración de la RS. Se cuentan entonces con matrices de
información, las cuales son:
Rejilla general para los corpus de asociaciones libres:
Esta matriz busca registrar los elementos asociados a cada uno de los términos inductores y la
frecuencia con la que dicho elemento es asociado, teniendo en cuenta que en los instrumentos de
asociación libre participan los tres informantes que componen el estudio de caso. La
intencionalidad de la columna de frecuencia de asociación es la de servir como un primer filtro
para aquellos elementos que pueden ser comprendidos como núcleo central y que desde la
triangulación con los otros instrumentos de categorización y análisis permitirían dar cuenta de su
veracidad.
CUADRO 3 Rejilla de análisis asociación libre (Fragmento del instrumento de análisis de la información)
INSTRUMENTO DE ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN 1. REJILLA DE
ANÁLSIS ASOCIACIÓN LIBRE
INSTRUMENTOS SISTEMATIZADOS: ASOCIACIÓN LIBRE 01, 02 Y 03
TÉRMINO INDUCTOR ASOCIACIÓN FRECUENCIA DE LA ASOCIACIÓN
Lo político
Mujer campesina 4 R.
Organizaciones
Comunidad 3 R.
Colaboración
127
Las asambleas
Vulneración 2 R.
Sujeto político
Vecinos 2 R.
Comunidad 2 R.
Mujer campesina 3 R.
Organización
Participar
Asambleas
Desconocimiento
Cultura campesina
Comunidad 5 R.
Mujer 5 R.
Familia
Organización 3 R
Asociatibilidad 2 R
Tierra 2 R
Siembra
Alimentación 2 R
Que todos estén
bien
Rejilla de Tris jerarquizados:
Esta matriz tiene como intencionalidad registrar de forma sistemática y ordenada el ejercicio que
se realiza con los informantes al jerarquizar por orden de valor y relevancia los elementos
asociados al término inductor, en aras de que la permanencia de objetos en los niveles de
128
jerarquización refiera al NC, mientras que el nivel de salida de los elementos les ubique a mayor
o menor distancia del NC como elementos periféricos.
CUADRO 4 Rejilla de análisis de tris jerarquizados sucesivamente. (Fragmento del instrumento de análisis de la información)
INSTRUMENTO DE ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN 2. REJILLA DE
ANÁLSIS TRIS JERARQUIZADOS SUCESIVAMENTE
INSTRUMENTOS SISTEMATIZADOS: ASOCIACIÓN LIBRE 02.
Término inductor: Sujeto político.
Primer nivel de jerarquización
Mayor cercanía al Núcleo Central de la RS Elementos periféricos de la RS
Mujer campesina Tradición Abandono Estatal
Comunidad Alimentación Asambleas
Derechos por la tierra Bienestar colectivo Desconocimiento
Formas de organización (Participación) Siembra Gobierno
Cultura campesina Derechos y vulneración social
Los vecinos (organización veredal)
Segundo nivel de jerarquización
Mayor cercanía al Núcleo Central de la RS Elementos periféricos de la RS
Mujer campesina Tradición Abandono Estatal
Comunidad Alimentación Asambleas
Derechos por la tierra Bienestar colectivo Desconocimiento
Formas de organización (Participación) Siembra Gobierno
Cultura Campesina
Los vecinos (organización
veredal)
Derechos y vulneración social
129
Tercer nivel de jerarquización
Mayor cercanía al Núcleo Central de la RS Elementos periféricos de la RS
Mujer campesina
Tradición Abandono Estatal
Alimentación Asambleas
Bienestar colectivo Desconocimiento
Comunidad
Siembra Gobierno
Cultura Campesina
Los vecinos (organización
veredal)
Derechos y vulneración
social Derechos por la tierra
Rejilla de asociación vectorial:
Esta matriz está construida en referencia a la carta asociativa permitiendo ubicar por vectores
(que se determinan teniendo como epicentro el término inductor y ubicando en el primer nivel de
cercanía aquello que pertenece al NC mientras en que los demás niveles del árbol son elementos
periféricos) las asociaciones y caracterizar el nivel de consideración de su ubicación por
informante del estudio de caso. Esta matriz responde al perfil del estudio caso y la forma en que
este se comprende como familia en tanto organización generacional.
CUADRO 5 Rejilla de análisis para asociación vectorial. (Fragmento del instrumento de análisis de la información)
INSTRUMENTO DE ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN 5. REJILLA DE ANÁLSIS
ASOCIACIÓN VECTORIAL.
130
Nota: Los numerales 1°, 2° y 3° representa el lugar generacional en la familia de los estudios de caso, así el 1°
corresponde a la abuela, 2° a la madre y 3° a la niña.
Rejilla de control de centralidad (Núcleo central):
Finalmente, esta matriz tiene como intención permitir verificar los elementos identificados como
NC a través de ejercicios de movilidad de las relaciones asociativas creadas por los participantes
del estudio de caso.
CUADRO 6 Rejilla de análisis de núcleo central por movilidad en la asociación (Fragmento del instrumento de análisis de la información)
INSTRUMENTO DE ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN 6. REJILLA DE
ANÁLSIS DE NÚCLEO CENTRAL POR MOVILIDAD EN LA ASOCIACIÓN.
INSTRUMENTOS SISTEMATIZADOS: ASOCIACIÓN LIBRE 03.
INSTRUMENTOS SISTEMATIZADOS: ASOACIÓN LIBRE 02
Término inductor: Sujeto político.
PRIMER VECTOR
DE ASOCIACIÓN
CORRESPONDENCIA
GENERACIONAL
SEGUNDO
VECTOR DE
ASOCIACIÓN
CORRESPONDENCIA
GENERACIONAL
TERCER VECTOR DE
ASOCIACIÓN
CORRESPONDENCIA
GENERACIONAL
Mujer 1° 2° 3° Representación 1° 2° Derechos 1° 2° 3°
Colectivo 1° 2° Vecinos 1° 3° Deberes 2° 3°
Alimentos 3° Gobierno 1° 2° Bienestar 2°
Organizaciones 1° 2° Bienestar 1° 3° La tierra 2°
Cultura 2° 3° La siembra 2°
La tierra 3°
Sembrar 1° 3°
131
Término inductor: Cultura campesina con introducción de sujeto político
CONJUNTO DE
ASOCIACIÓN
ELEMENTOS
PERIFERICOS POR
FLEXIBILIDAD DE
MOVILIDAD EN LA
ASOCIACIÓN
ELEMENTOS DE NÚCLEO
CENTRAL POR FLEXIBILIDAD DE
MOVILIDAD EN LA ASOCIACIÓN
Mujer campesina
Siembra
Tierra
Cultura campesina
Siembra
Mujer campesina
Tierra
Cultura campesina
Formas de organización.
Comunidad.
Vulneración de derechos
Asociaciones veredales
Formas de organización
Comunidad
Vulneración de derechos
//Vulnerabilidad // derechos
Asociativilidad //
Reuniones// Vecinos
Cultura campesina
Tradiciones
Asociaciones veredales
Siembra
Asociativilidad //
Reuniones// Vecinos
Cultura campesina Tradiciones
Siembra
Nota: El ícono //, representa un término de asociación que se descompone en partes más simples durante el diálogo
con los estudios de caso, y cuyos nuevos términos de composición entran a ser interrogados en su flexibilidad de
movilidad en relación con el término inductor.
132
CATEGORIZACIÓN Y ANÁLISIS.
“Y me quedé bajo la lluvia aunque la voz se canse
Total es lo único que queda que no se ha quebrado
Donde hay dolor y falte luz, que mi garganta cante
Que la canción agarre en fuerza mis pies anclados” (Remamos Natalia Lafoucarde, Kanny García)
La intención del siguiente capítulo es dar cuenta de los hallazgos encontrados en la investigación
en relación con los referentes teóricos abordados con anterioridad, con el propósito de poder
aproximarse a la pregunta problema que convoca este documento desde afirmaciones nacidas del
acercamiento a la singularidad del estudio de caso abordado.
Así pues, la estructura de este capítulo responde a los objetivos específicos establecidos
correlacionándolos con un apartado específico, como se visualiza en la siguiente tabla:
CUADRO 7 Organización del apartado de categorización y análisis
OBJETIVO
ESPECÍFICO
APARTADO DEL CAPÍTULO DE
CATEGORIZACIÓN Y ANÁLISIS.
+ Identificar las representaciones sociales de lo
político de una familia campesina de la vereda
Pérez Alto, Guatica Risaralda.
Las relaciones generacionales y comunitarias; las
representaciones sociales sobre lo político en
clave de sujeto colectivo.
Infancia campesina y representación social de lo
político: configuración de la subjetividad política
en lo cotidiano.
+ Caracterizar la noción de sujeto político que
una familia campesina de la vereda Pérez Alto,
Guatica Risaralda reproduce en su
cotidianidad en la interacción generacional.
Lo político como una expresión de lo
comunitario
Lo político como un interrogante a la
gobernabilidad y la gobernanza del Estado.
+ Determinar los elementos que inciden en la
configuración de la subjetividad política de
una familia campesina de la vereda Pérez Alto,
Guatica Risaralda.
Lo político y la mujer campesina:
epistemología femenina en la cotidianidad.
Lo político y el fogón; soberanía alimentaria
y permanencia de cultura campesina.
133
Las relaciones generacionales y comunitarias; las representaciones
sociales sobre lo político en clave de sujeto colectivo.
¿Qué tal su café?, ¿cómo estuvo su agua e' panela?
Qué buenas arepas las que prepara doña Rubiela
¿Qué tal el ajiaco, con el frío de la mañana?
Y el sabor de la papa que traje fresquita allí e' la sabana
(Toitico Bien Empacao, Katie James)
Acercarse a los procesos de subjetivación política en el estudio de caso significo interpelar por
las representaciones sociales que sobre lo político tiene la familia, “Parafraseando a Bajtin, las
RS sólo pueden ser concebidas dialógicamente, la RS, como la palabra, es aquello que no está en
varios sujetos sino entre ellos.” (Domínguez, 2001, pág. 13). Lo que conlleva a pensar la
representación social en términos de tejidos intersubjetivos, es decir, asumiendo que las
relaciones sociales que suceden en la familia determinan la subjetividad del individuo a la vez
que la subjetividad social de la familia se transforma constantemente en la interacción con la
subjetividad de cada sujeto sosteniendo un carácter histórico y cultural.
Al indagar entonces por la representación social de lo político (no solo como individuos sino en
espacios dialógicos del estudio de caso concebido como unidad de análisis) se realiza desde lo
metodológico una reconstrucción del Núcleo central de la RS así como de los elementos
periféricos que le componen, teniendo como resultado el siguiente:
CUADRO 8 Organización de la RS de lo político
NUCLEO
CENTRAL ELEMENTOS PERIFERICOS
134
COMUNIDAD
MUJER
CAMPESINA
NUCLEOS
ORGANIZATIVOS 1°
NIVEL
NUCLEOS
ORGANIZATIVOS
2° NIVEL
DERECHOS
COLECTIVOS: LA
TIERRA
CULTURA
CAMPESINA
SIEMBRA
TRADICIÓN
ALIMENTACIÓN
QUE TODOS ESTEN
BIEN
FORMAS DE
ORGANIZACIÓN ASOCIATIBILIDAD
LOS VECINOS
LA ASMABLEA
GOBIERNO
VULNERACIÓN
DESCONOCIMIENT
O
La representación social de lo político comprende en su núcleo para esta investigación las
relaciones que se tejen entre el sentido de lo comunitario y el rol de la mujer campesina como
aglutinante social de la comunidad desde el rol de cuidado, ambos elementos en igualdad de
importancia para los sujetos estudio de caso y con la misma frecuencia de aparición en los
ejercicios de asociación libre.
Imagen. 7Organización de la RS de lo político
135
Ambos elementos que componen el núcleo de central de la RS tienen este lugar en tanto son
sujeto de acción política, es decir, lo político es comprendido desde la representación en la
capacidad de agenciamiento de sujetos en constante interacción con otro. Luego el núcleo de la
RS se define desde una percepción de comunalidad en la cotidianidad de la vida veredal, es decir
en una percepción de lo colectivo desde la representación de “(…) intereses y obedece a
relaciones intersubjetivas que justifican las acciones de las personas por medio de una
reciprocidad: en términos de reconocimiento.” (Medina, 2011, p. 149)
Adicionalmente, cabe señalar que la mujer campesina como elemento del núcleo central se
comprende a partir del rol que desempeña tanto en la familia como en la comunidad, es decir, un
sujeto que organiza, convoca, se preocupa y gestiona. Hay una construcción sobre mujer
campesina que viene de la tradición cultural que transita tanto a través de la memoria familiar
como en la cotidianidad a partir de prácticas arraigadas, existe entonces un posicionamiento de la
mujer campesina como parte del NC de la RS de lo político desde los tránsitos que en lo
generacional se dan sobre su protagonismo en la vida rural adheridos a las formas culturales del
campesinado, “Los campesinos son un sujeto que (…) expresan su vinculación con ancestros
campesinos (así provengan de otras zonas) y con su propia descendencia.” (ICANH, 2017,
pág.4)
Elementos que están vinculados además una expresión afectiva en tanto campesinado en sus
roles asignados a la mujer, pero también en la forma en la que se comprende la vida comunitaria,
“(…) a veces cuando hablamos de la representación social como una
producción simbólica, que delimita las posibilidades de nuestras prácticas
y producciones en un contexto dado, nos olvidamos que esas
representaciones tienen un alimento emocional que no está en la
136
representación en sí, sino que está en las configuraciones subjetivas que
esa representación toma en los sujetos y en las formas de relación de esos
sujetos.” (Díaz, 2012, pág. 331)
Se comprende, además que eliminar, desplazar o cambiar estos elementos del NC implicaría que
ya no se está hablando de la RS de lo político de una familia campesina (específicamente el
estudio de caso) sino que se refiere al conocimiento social sobre lo político de otro sujeto, de otro
contexto, de otra forma cultural e inclusive de otro momento histórico.
Por el contrario, los elementos periféricos cuentan con
flexibilidad para su permanencia y relación con el NC de la
representación social de lo político, desplazarlos, cambiar su
radio de cercanía al NC e inclusive eliminarlos no tiene como
resultado el cambio de la RS. No obstante, en este ejercicio
investigativo es posible identificar dentro de los elementos
periféricos dos niveles de núcleos organizativos, que
presentan alta resistencia para ser modificados y que en su
permanencia protegen el NC.
En el primer nivel (el más cercano al NC) se encuentran los
derechos colectivos; la tierra y las formas de organización,
comprendiendo su ubicación desde un acercamiento al
concepto de campesino como “(…) un sujeto que existe en el campo, quien genera pertenencias
y representaciones a partir de su arraigo con la tierra, sustentadas en sus conocimientos, sus
memorias y sus formas de hacer transmitidas entre generaciones.” (ICANH, 2017, pág. 4),
reivindicando nuevamente la idea de la comunidad y los lazos sociales, afectivos e históricos que
Imagen. 8 Día de siembra, Familia Ballesteros-González-Romo
137
entre esta existen que dan cuenta de una forma de socialización política singular. Es decir, los
núcleos organizativos de primer nivel perfilan las características de la socialización política que
se da desde la cultura campesina en relación con lo político.
Ahora, en un segundo nivel se encuentran la cultura campesina y la “asociatibilidad” (término
propuesto por el estudio de caso, entendido como la capacidad de construcción de colectivos y el
trabajo en red) como descriptores de carácter generativo desde el que se desprenderán otros
elementos periféricos con amplia capacidad de adaptación para la movilización dentro de la RS,
dando permanencia a la RS de lo político del estudio de caso “El “ser campesino” aparece como
inevitable, como la imposibilidad de ser de otro modo, porque se “es campesino” por tradición,
historia, cultura” (Fairstein, 2013, pág. 295)
Así, esta representación social sobre lo político se evidencia como una “(…) estructura ordenada
y jerarquizada a partir de un grupo social específico que son compartidas por mentes individuales
con ciertas variaciones.” (Domínguez, 2001, pág. 6), que para el estudio de caso tiene
importantes vínculos desde el afecto y lo emocional, pues se lee la idea de lo político a partir de
las relaciones sociales que permiten un agenciamiento en aras de la transformación de la realidad
cotidiana en pro del bienestar colectivo (de allí que su núcleo sean la comunidad y la mujer
campesina),
Lo anterior invita a comprender a la familia como un sujeto colectivo que se caracteriza por una
compleja estructura de afectos, relaciones y funciones desde una perspectiva generacional
podríamos afirmar que desde lo intersubjetivo esta vive procesos de subjetivación política, es
decir, en la vida diaria de la familia existen elementos del discurso y el accionar que transmiten
unas formas de subjetivación política determinadas por la historicidad que comparten como
familia (lo generacional) y los aspectos culturales (ser campesinos), en esta línea de ideas las
138
prácticas cotidianas de la familia se constituirán en una serie de sistemas de subjetivación y que
darán forma a la subjetividad política del sujeto colectivo, “(…) en diferentes ámbitos donde
sucede el entramado de relaciones sociales estamos expuestos a heterogéneos procesos que nos
configuran como cierto tipo de sujetos a partir de diferentes prácticas” (Agudelo, Jurado y Silva,
s.f., p. 23)
Infancia campesina y representación social de lo político: configuración
de la subjetividad política en lo cotidiano.
Discúlpeme, si interrumpo su desayuno
Pa' salir de las dudas es el momento más oportuno
Dígame usted, si conoce la molienda
¿O el azúcar es solo una bolsa que le compran en la tienda?
(Toitico Bien Empacao, Katie James)
Si partimos de la noción de infancia construida desde la Maestría de Infancia y Cultura de la
UDFJC, en la que esta se asume como un constructo histórico-cultural cuya definición es
dependiente del momento histórico, de las dinámicas sociales establecidas en un lugar y tiempo
determinado y que está sujeto a los marcos de significación de las culturas, es importante
referirnos entonces a la relación que la infancia campesina establece con la representación social
de lo político, anteriormente enunciada, y las formas en que se sucede la configuración de su
subjetividad política desde lo cotidiano.
Así, asumimos que la infancia campesina como sujeto social no se encuentra en una forma
acabada ni en el transcurrir a una meta establecida, sino que por el contrario se encuentra en un
139
estado nómada, que se construye a sí misma de manera permanente desde las relaciones sociales
y culturales, que asume unas formas de ser en el discurso y se adapta a ciertas prácticas de la
cotidianidad que aprende desde las relaciones generacionales de la familia pero que a la vez
aporta sentidos, afectos, experiencias y discursos nuevos como protagonista de su realidad social,
logrando transformaciones.
De forma tal, que las prácticas, conductas, creencias y discursos que se mueven en el tejido
familiar moldean un sujeto político particular, y a propósito de esta investigación en el estudio de
caso, moldean una forma de ser niña campesina desde la relación que se establece con la idea de
lo político, de la capacidad de agencia, de la acción política de sí mismo, de comunidad y de
mujer.
Esto implica que las prácticas cotidianas
familiares puedes ser comprendidas como
dispositivos de subjetivación en los que se
consolidan ciertos contenidos socio-
históricos provenientes de la historia de
vida familiar (comprendiendo, familia,
como un complejo sujeto colectivo
narrado y habitado a múltiples voces que
se extiende en el tejido generacional) que
inciden en la formación de un tipo
particular de sujeto político que Imagen. 9 Alimentando a los patos
140
comprende, se articula e interacciona con el tejido socio-cultural en el que está inmerso desde
una serie de representaciones sociales que determinan su relación con la noción de poder a partir
de elementos identitarios. Prácticas cotidianas relacionadas con el cuidado de la tierra, de los
animales, de sembrar y recolectar, de procesar y alistar las cosechas, cocinar y vender, prácticas
en las que están involucrados los niños y niñas al considerarse escenarios proclives para el
aprendizaje de la tradición, la transmisión de cultura y la adquisición de valores familiares.
De allí, que al hablar de configuración de subjetividad política de la infancia en este estudio de
caso, los afectos ligados con la tierra van de la mano con la acción organizadora y el trabajo en
red que el rol de mujer campesina encarna desde la vivencia familiar.
“Ser campesino (…) es la mujer que trabaja en el campo, que siembra, que cocina, (…) que
cuida a sus animales, que vive en la finca con su familia” (Entrevista 06. 8:13-8:27)
Serán entonces el tejido intersubjetivo y los procesos de subjetivación social los que darán forma
al sujeto político inmersos en las prácticas familiares cotidianas, es decir, la comprensión de que
toda la interacción acontecida en la vida diaria, ya sea desde el lenguaje o las acciones están
performadas por una idea de lo político y esta a su vez, está influenciada por la identidad cultural
del ser campesino. Esta representación social de lo político puede no estar explícita en la
enunciación de los sujetos sociales pero existe desde la legitimación que en los relatos y
actitudes se da de la construcción de lo colectivo, lo público, la participación y la decisión,
141
elementos que circulan constantemente alrededor de la infancia y que atravesará su experiencia
como sujeto social perteneciente a una comunidad.
Estas formas de habitar lo político desde la subjetividad en la infancia campesina estará entonces
enlazada con la cultura campesina y su formas identitarias de definirse como comunidad y
movimiento social desde los lazos pertenencia con la tierra
“(…) las redes, las organizaciones comunitarias y especialmente los
movimientos sociales, se han convertido en escenarios privilegiados para
la formación y expresión de subjetividades políticas. (…) Se trata, en todos
los casos, de articulaciones sociales que adquieren un sentido político.
Específicamente, los movimientos sociales son expresión de la
subjetividad política orientados a reivindicaciones” (Duque, Patiño,
Muñoz, Villa & Cardona, 2016, pág. 138)
Siguiendo esta línea de ideas, es válido afirmar que la configuración de la subjetividad política
de la infancia campesina, en ese ser niña campesina en la vereda Pérez Alto, Risaralda, tiene que
ver con el agenciamiento político, al brindar dentro de la práctica cotidiana familiar la
oportunidad de poder narrarse a sí mismo como parte de una comunidad en relación con una idea
de poder, al contar su cotidianidad, sus afectos con la finca, los animales y el aire libre, al poder
establecer relaciones de cuidado y bienestar desde su pertenencia a la vereda y el reconocimiento
de los vecinos como parte importante del tejido social en el que se es.
142
Luego, es posible hablar de una infancia campesina que desde su subjetividad política realiza
actos de re-existencia como acto político, en la medida que desde sus experiencias cotidianas
(prácticas y discursos) reconoce a una serie de sujetos invisivilizados desde la acción de contar,
posicionándolos como protagonistas en la construcción de comunidad, situándolos en el campo
de lo público.
“Cuando mi abue se reúne con las vecinas (…) cocinan, rezan (…) y estudian. Mi abue y las
otras señoras ayudan a que tengamos un espacio de naturaleza (…) un espacio libre de
contaminación, (…) de estar todas cerca” (Entrevista 06. 10:11-10:29)
Asumimos, entonces, la existencia de una simbiosis entre el niño y niña y su comunidad, en
donde el dominio de los espacios de la cultura y el agenciamiento político se da a través del
lenguaje y la participación en actividades como la siembra o el cuidado de animales, en tanto
esto le permite guardar el mundo y luego dar cuenta del mismo en la referencia de sus propios
valores culturales.
Es decir, hay un posicionamiento de que la infancia campesina se expresa, forma y vive
políticamente desde las prácticas y discursos cotidianos, en tanto, toda comunicación social,
verbal o no, hace un posicionamiento político del sujeto desde el complejo proceso de
configuración de intersubjetividades. Y en el caso de este investigación, un entramado subjetivo
definido por la feminidad, es decir, por el papel de la mujer empoderada en la relación con el
poder en todas las esferas, pero en especial en la participación y organización comunitaria,
trascendiendo estas características en los discursos y prácticas familiares entre generaciones y
143
que se cargan de un sentido de cohesión de las redes intersubjetivas que conforman la
subjetividad social de las comunidades.
“La comida en mi familia es todo, (…), nos une, hablamos de ella, (…) nos reímos y jugamos,
(…) la comida es ser del campo y en mi casa mi abue le enseño a mi mami y mi mami me enseña
a mi (…) aunque mi abue también me enseña a veces”
(Entrevista 06. 3: 22-3:47)
En pocas palabras, es en relación con la representación social de lo político que tiene la familia
(que se centra en la comunidad y la mujer campesina, desplegándose en elementos periféricos
relacionados con la tierra y las formas de organización) sobre la que se da la configuración de la
subjetividad política de la infancia, desde su relación con un conjunto de experiencias y en
conexión con determinados acontecimientos
históricos que dibujan de formas específicas
los nichos sociales en los que habitan, que
tiñen particularmente las redes intersubjetivas
en las que se consolidan los subjetivantes que
le permiten devenir como sujeto.
En términos de Quintero (2017) serán estas
serie de inscripciones discursivas, corpóreas
y de accionar relacionadas con la
representación social de lo político que están
presentes en los espacios de subjetividad Imagen. 10 Día de arado
144
social las que darán forma a la subjetividad individual desde los aprendizajes colectivos, es
decir, desde las representaciones sociales que se han moldeado en la historicidad de los sujetos
colectivos; comunidad y familia se determinarán las formas de subjetividad política de la
infancia.
Ser niña campesina en la vereda Pérez Alto, Risaralda implica que la participación política surge
desde la cotidianidad familiar y se asume como una experiencia de fortalecimiento a los
elementos identitarios de la cultura campesina y por ende del tejido social al que se pertenece, de
manera que la acción política de la infancia campesina pasará a existir únicamente en la
interacción con el otro, pues fuera de las relaciones no tendrá ni impacto organizativo ni afectivo,
y por lo tanto tampoco reivindicador del sujeto campesino en clave de acción política. La
infancia campesina desde la subjetividad política involucra la participación de los niños y niñas
como sujeto de voz, historia, re-existencia y agenciamiento en la experiencia social que le
permite relacionarse con la tierra para definirse como parte del campesinado, luego sus
interacciones que validaran el devenir como sujeto político se sustentan en los lazos culturales y
de historicidad que con su comunidad logre establecer desde las prácticas familiares cotidianas.
Lo político como una expresión de lo comunitario.
Y cuénteme, ¿qué sabe de su tierra?
Cuénteme, ¿qué sabe de su abuela?
Cuénteme, ¿qué sabe del maíz?
¿O acaso ha olvidado sus antepasados y su raíz?
(Toitico Bien Empacao, Katie James)
145
Al abordar las características del sujeto político una de las más prominentes es la relación que
este tiene con lo comunitario en tanto se comprende su existencia en dependencia de otro con
quien interactuar en el entramado social a partir de unas lógicas culturales
“Los saberes campesinos son construcciones colectivas y dinámicas
sociales que ayudan a organizar y dinamizar los quehaceres del
campesinado en el sector rural. Afianzan la vida en el campo, generan
unidad y potencian la representación grupal, tanto en sus siembras, en sus
historias, como en la vida cotidiana.” (Arias, 2012 citado por Sánchez,
2018, pág. 466)
Es decir, el sujeto político es aquel con capacidad de agenciamiento desde la participación a partir
de lo propositivo en escenarios públicos teniendo como objetivo de su accionar el bienestar
colectivo de su comunidad, como se puede observar en el siguiente extracto:
“El que mi mami pertenezca a esta organización da orgullo, y buen ejemplo, además se continúa
con una herencia familiar de procesos de liderazgo que viene desde el abuelo Antonio. Además,
es muy gratificante saber que se puede empoderar a las mujeres y transformar vidas desde el
emprendimiento y fortaleciendo su conocimiento para logar cambios de diferentes índoles en el
pensamiento campesino.”
146
(Entrevista 05. 2:23 – 3:11)
Imagen. 11 Preparación de artesanales. Familia Ballesteros-González-Romo.
Además, al hablar de la noción de sujeto político de esta familia campesina, permea su auto
identificación como parte del campesinado, en tanto sus formas culturales están centradas no
solo en la pertenencia al territorio sino en las relaciones afectivas con la tierra y esto incluya la
organización colectiva, “La relación del campesino con el territorio no es una relación
meramente individual, sino colectiva. El tejido social de la comunidad se construye alrededor del
territorio, del paisaje y de los símbolos que este evoca” (Salazar y Posada, 2017, pág. 111), si
bien no hay una forma única de ser campesino si existen elementos identitarios comunes, y lo
147
colectivo es uno de ellos, pues el campesinado se concibe desde las redes intersubjetivas
permanentemente pues es la fortaleza del lazo social el que asegura su permanencia histórica.
Así pues, la noción de sujeto político comprenderá una lógica relacional basada en la vida
colectiva, de forma que las acciones que devienen de la subjetivación política tengan la
capacidad de transmitir en sus acciones los aspectos culturales del campesinado es decir de
mantener viva en la cotidianidad dinámicas de participación ciudadana y organización social y
relacionamientos
Hablamos entonces de relaciones intersubjetivas a partir del reconocimiento de los procesos de
vinculación y afecto entorno a ideas de compromiso y servicio hacia sí mismos y los otros
propios de la cultura campesina. Es decir, el sujeto político orienta su acción hacia el nosotros,
marcado por procesos de socialización política basados en las relaciones afectivas y la
permanencia de la tradición y la transmisión generacional desde la memoria de los procesos
históricos de participación y organización propios de la subjetividad política del campesino.
“Sobre todo para mis hermanas me ven como una esperanza para los anhelos que ellos tienen
de los programas agrarios y sobre todo de las luchas por las tierras” (Entrevista 4, 5:11-5:24)
Luego, la noción de sujeto político será indivisible de las interacciones con “otros” y de los
significados dados por el afecto, la acción política estará mediada por la comunalidad, en
términos de Medina (2011), al comprenderse como articulador social de las prácticas sociales de
las comunidades. Lo que permite traer a la discusión un concepto interesante y es la estética del
148
arraigo comprendida como “una construcción de la ética donde lo importante es el territorio y lo
colectivo.” (Salazar y Posada, 2017, pág. 111)
Podría afirmarse, que, así como no hay campesino sin un lazo con la tierra, no hay sujeto político
sin sentido de lo comunitario, que toda acción del sujeto político comprendida como
agenciamiento se realiza en perspectiva de la estética del arraigo en tanto refiere a las
elaboraciones subjetivas de lo colectivo en clave de cultura campesina. Teniendo en cuenta que
el lazo con la tierra no significa la propiedad de esta, y que toda afirmación que se realiza en esta
investigación esta contextualizada al estudio de caso singular sobre el que fue desarrollada, y que
se asume la estética del arraigo desde la socialización política,
“(…) como herramienta subjetiva para la resistencia en las comunidades:
Una relación consciente no sólo con el territorio sino con la historia del
mismo. Una definición y concepto del territorio, y un proyecto de vida
ligado a él, y una preocupación constante por preservar el territorio y
todo lo que contiene (ecosistemas, flora y fauna), así como las personas
(comunidad).” (Salazar y Posada, 2017, pág. 111)
Lo político como un interrogante a la gobernabilidad y la gobernanza del
Estado.
Dibújeme el árbol del cacao
Mientras se toma ese chocolate con pan tosta'o
Dígame su mercé, ¿qué sabe del azadón?
Ese es el que le trae a usted la sopita hasta el cucharón
149
(Toitico Bien Empacao, Katie James)
La noción de sujeto político encontrada en el estudio de caso esta tintada por la cultura
campesina y lo que esta significa para la vida cotidiana de la familia, así se reconoce que ser
campesino está ligado necesariamente a procesos históricos de resistencia política y social, en
donde las formas tanto de subjetivación política como de socialización política se enmarcan en
luchas y reivindicaciones por los derechos asociados al lazo identitario con la tierra (poseer
tierra, distribución equitativa y vivir en paz en sus territorios) y que se transmiten
generacionalmente tanto en discursos como en prácticas al ser parte constitutiva de la identidad
colectiva.
Para el campesinado “Su autoafirmación como sujetos ha sido expresada en diversos espacios de
movilización y lucha social durante décadas. Capacidad relacionada con el papel económico,
cultural y territorial, que se convierte en la base de su expresión como sujeto político de la
nación.” (ICANH, 2017, pág. 7) y esto va a tener un impacto significativo en las formas en cómo
se concibe el sujeto político, especialmente porque desde el carácter histórico se pone en tensión
con la política (el Estado)
Esta caracterización de sujeto político cobra
especial sentido si se interpreta a la luz de la
RS de lo político expuesta con anterioridad,
y es que si asumimos la función de campo
social de la RS social como “(…) red de
sostén que refiere a los vínculos
intersubjetivos, nos permite enunciar
Imagen. 12 La tierra del olvido (González, J. (2020)
150
proyectos que nos identifican, tiene que ver con salir al mundo, a la cultura, al campo social”
(Briuoli, 2007, pág. 3) lo político será el campo de agencia desde el que el sujeto político
interactúa con la política, es decir, lo político significará los procesos de construcción de
subjetividad política (como fenómeno histórico, social y cultural) desde lo singular de ser
campesino en una vereda especifica en tanto cuestiona a la política en su estructura, mecanismos
y procedimientos.
“Para que haya permanencia de la cultura campesina deben haber programas específicos, debe
hacerse un desarrollo humano sostenible y sustentable para que la mujer y su familia sigan
viviendo en el campo, puedan vivir del campo y desarrollen su rol que tiene que ver con su rol
de economía campesina y el gobierno la debe apoyar”
(Entrevista 4, 1:30-2:03)
Esta tensión resultante lleva comprender la noción de sujeto político desde la gobernanza y la
gobernabilidad. Entendiendo a la primera como la calidad de respuesta que el Estado da a las
necesidades particulares de ciertos grupos sociales comprendiendo su contexto y respetando los
elementos de lo cultural y lo propio, mientras que la segunda depende de la gobernanza, pero
refiere a la capacidad técnica e instrumental de materializar la política en los territorios.
Así, existe una relación de exigencia frente a la gobernanza en donde el sujeto político se configura
como memoria viva del abandono estatal, que desde la organización colectiva y la permanencia en
el territorio exige modificaciones de fondo para permitir gozar de procesos de gobernanza que
151
reconozcan su carácter cultural, histórico y social, como se expresa a continuación por parte de
uno de los participantes de la investigación:
“(…) es la necesidad de la tierra, en un solo día hubo ochocientas tomas de fincas en todo el
país y las marchas campesinas fueron multitudinarias en todo el país y el presidente Lleras se
vio con la necesidad de organizarlos en una asociación por la tierra, así nace la Asociación
Nacional de Usuarios Campesinos, nace de la lucha por la tierra y continuamos luchando por la
tierra”
(Entrevista 4, 3:01-3:40 mm)
Ahora, la falta de gobernanza ha llevado a que el sujeto político se defina desde la distancia de la
política, es decir, el sujeto político es un protagonista activo de lo político, construye escenarios
de socialización política cotidiana que asegura la existencia de su grupos social, transmite a
través de los afectos en la relación generacional su carácter histórico desde la subjetividad
política pero reconoce e interpreta sus vínculos con la política desde la lucha constante y
permanente.
“El campesinado ha sido excluido y sobre todo en este momento de todos los programas del
Estado, se habla de créditos pero al pequeño agricultor jamás llega, se habla de programas de
mujer rural y unas líneas específicas vía Banco Agrario, pero para sacar un peso nadie es
capaz. Entonces, esa es la realidad de la mujer campesina y del campesino pobre (…) hay
mucho apoyo para los grandes pero para el pequeño productor no hay nada”
(Entrevista 4, 5:31-6:05)
Luego, el sujeto político se definirá como un movilizador de la gobernanza en sus territorios a
partir de la acción colectiva en sus comunidades y un interlocutor desde la apropiación de lo
152
político de la transformación de la gobernabilidad, viviendo en una tensión constante de lo
político y la política a través de la resistencia histórica, la cultura campesina y la familia
entramado generacional.
Lo político y la mujer campesina: epistemología femenina en la
cotidianidad.
Y cuénteme, ¿qué sabe de su tierra?
Cuénteme, ¿qué sabe de su abuela?
Cuénteme, ¿qué sabe del maíz?
¿O acaso ha olvidado sus antepasados y su raíz?
(Toitico Bien Empacao, Katie James)
“(…) La mujer campesina es fuerte, trabajadora, incansable, familiar, alegre, se relaciona con
lo político siempre, porque está siempre pensando y realizado sus acciones pro de los demás
para el bien común”
(Entrevista 5, 1:55-2:34)
Uno de los elementos de mayor preponderancia en la configuración de la subjetividad política de
una familia campesina de la vereda Pérez Alto, Guatica Risaralda tiene que ver con el papel que
se le asigna a la mujer campesina desde la comprensión de que no solo es sujeto político sino que
además es protagonista fundamental en los procesos de subjetivación y socialización política que
se suceden en la familia.
“La relación [mujer campesina y lo político] es muy estrecha, pues al estar al cuidado de la
familia en general, la tradición oral, la música, la siembra de huertas y de plantas medicinales
153
(con sus usos y posibilidades) así como lo gastronomía se van trasmitiendo en la cotidianidad de
la vida.”
(Entrevista 5, 3:02-3:54)
Lo que permite pensar las prácticas políticas cotidianas desde la epistemología de la mujer, es
decir, leer la subjetivación política que ocurre en los diversos entramados intersubjetivos en los
que participa la familia desde su cotidianidad desde el reconocimiento de la mujer como sostén
de vida, reproductora de la materialidad de la misma y agente de la interdependencia humana.
Como lo dice el fragmento anterior, se
trata de la mujer como salvaguarda
cultural que dinamiza los procesos
intersubjetivos al ser sujeto político a
partir del afecto, el cuidado y el interés
por el otro.
En este punto es importante mencionar
que a propósito de esta investigación se
comprenderá la epistemología de la
mujer desde los planteamientos de
Saldarriaga (2015) como una teoría de
conocimiento que no existe per se, sino
que se da como acción reflexiva de la
mirada sobre la mujer a propósito de la Imagen. 13 Matriarca Familia Ballesteros-González-Romo.
154
construcción de saberes, en donde la experiencia de lo femenino es obligada y fundamental al
momento de abordar un área de saber/investigación que hable acerca de las mujeres. Luego, las
referencias que en la presente investigación se dan acerca de la epistemología de la mujer
asumen la validez de preguntar sobre la influencia que el ser mujer, lo femenino y la feminidad
tienen en las concepción de conocimiento, su producción y distribución, la persona que conoce y
las prácticas de investigar, preguntar y justificar las prácticas y los discursos (Blasquez, 2010
citado por Saldarriaga, 2015, pág. 14)
Esto lleva entonces a considerar un reposicionamiento en lo público de lo que significa la mujer
campesina en relación con lo político, pues el reconocimiento y valor que se da a su capacidad de
agenciamiento pero también de organización colectiva, se circunscribe en un panorama de lo
privado. Es decir, en lo cotidiano y desde la experiencia de vida familiar la mujer es
indispensable en los procesos de socialización política y se constituye en un sujeto político
altamente activo que asegura desde el rol de cuidado y protección un tránsito de sujeto político a
partir de las prácticas y discursos, pero este papel no se proyecta en términos de la política en lo
público.
“(…) la mujer es el núcleo de una sociedad y de una empresa agrícola que es su finca”
(Entrevista 4, 0:55-1:04)
Se trata entonces de enunciar a la mujer campesina desde lo propio (epistemología de la mujer)
como sujeto con más de una lucha social e histórica, no solo como parte del campesinado sino
desde la instalación de la validez de su ser a partir de la feminidad, es decir, reconocer la
155
existencia de múltiples historias del ser campesina y sus impactos en la consideración como
sujeto político desde el cuerpo femenino (su relación con la vida, con proveer y la autonomía
corporal) “(…) una pedagogía que parte de los cuerpos para pronunciar palabras, recuperando el
valor de la subjetividad en la creación histórica (como se cita en Saldarriaga, 2020)”
(Saldarriaga, 2015, pág. 16)
Como lo mencionan, Pañuelos en rebeldía, 2007, se trata de formular la comprensión del accionar
político como elemento inherente a la epistemología de la mujer, implicando que su subjetividad
política está definida desde la capacidad de accionar, el reconocimiento de su carácter histórico
como sujeto social y una conciencia de la reivindicación de su papel en la formación de sociedad.
“la mujer campesina es una mujer líder, es trabajadora, es madre, es hija, es hermana, es líder
comunitaria y sobre todo es trabajadora y gusta mucho de los animales”
(Entrevista 1:08-1:25)
Lo político y el fogón; soberanía alimentaria y permanencia de la cultura
campesina.
Venga, le cuento los cuentos del huerto y de la malanga
La yuca, la yota, los chontaduros, la quinua, las habas y la guatila
Le tengo el guandú, las arracachas y la calabaza
156
Le traigo guineos, también chachafrutos y unas papitas en la mochila.
(Toitico Bien Empacao, Katie James)
Un elemento determinante en la configuración de la subjetividad política de la familia estudio de
caso tiene que ver con la relación que establecen con los alimentos en términos de la soberanía
alimentaria como parte fundamental de la cultura campesina y por lo tanto definitoria de las
relaciones que con el poder y la política establecen desde la vivencia de lo político en la
cotidianidad
“El campesino tiene una vinculación estrecha con la naturaleza, en el
proceso general de la producción a través de su trabajo. Por lo tanto, la
actividad agrícola sigue siendo un elemento primordial de apropiación
del campo, sin que esto excluya otras actividades que realice el
campesino, mientras mantenga una vinculación con la tierra y la
construcción de territorio a través del mercado, del intercambio cultural
con otras comunidades y pueblos” (INCANH, 2017, pág. 3)
Es decir, el vínculo con la tierra que hace parte de la identidad de la cultura campesina no solo
significa la tenencia de tierra sino los lazos que con la misma se establecen, que van en dirección
a los afectos, pero también a los medios de producción. Son las formas particulares del trabajo
con los animales y las siembras la que permite que ambas formas de relación identitaria con la
tierra se materialicen y es en esa relación con la tierra en la que se da la subjetivación política.
Interrogar las formas relacionales establecidas con el territorio en términos de cómo se da la
producción agrícola, representa desde el estudio de caso el cuestionamiento del sujeto político su
157
capacidad de agenciamiento en perspectiva histórica. Se trata pues de preguntarse por la
consideración que de sí mismo se tiene como campesino e interrogar las prácticas cotidianas en
contraste con los valores relacionados con el apego a la tierra.
“Hay campesinos que uno encuentra echando agro tóxico por si, echando veneno y uno
pregunta por qué, si el cultivo está muy bonito, y dicen para que no se vaya a enfermar, lo echan
ya por costumbre”
(Entrevista 4, 9:54-10:13)
Este ejercicio de cuestionamiento de qué es lo que se hace en el día a día en el y con los cultivos
se sucede en un espacio intersubjetivo en donde se busca mantener tanto permanencia cultural
“En la cultura paisa la mujer es la que lleva el hogar, es la que lleva la comida y a pesar de que
hay algunos hombres que quieren compartir con nosotras en recetas y todo, la encargada de la
alimentación siempre es la mujer”
(Entrevista 4, 7:08-7:23)
Así como gestar transformación social al buscar nuevas formas de siembra, volviendo a prácticas
ancestrales y tradicionales de prevención de la plaga y exigiendo derechos asociados con la
siembra libre y orgánica.
“En este momento de cambio del país, en este momento de cambio del mundo, en este momento
en que la tierra no aguanta más agro tóxicos tenemos que propender por una alimentación sana,
una producción sana libre de agro tóxicos porque el único ser vivo que se está auto eliminando
158
es el hombre porque todo lo que consumimos a diario, hasta el aire que respiramos tiene
venenos”
(Entrevista 4, 8:50-9:34)
Ese discurso de preguntarse sobre cómo se está dando la relación con la tierra (desde la
perspectiva de cuidado y salvaguarda de la vida, propios de la epistemología de la mujer, la cual
tomará estos dos elementos entre otros como parte de lo que define el ser mujer y por ende,
como vectores definitorios en las relaciones de construcción de conocimiento y de subjetividad)
se traduce en prácticas comunitarias de colectivos femeninos que buscan desde el ejercicio
político cotidiano gestar cambios sociales que permitan a partir de su actuar como sujeto político
impactar en el bienestar de la comunidad manteniendo las singularidades de sus formas
culturales. No se trata entonces de no sembrar, de no proveerse de la tierra, por el contrario, es
volver a formas más amables de interactuar con el principal carácter identitario de la cultura
campesina.
“Más que una tarde de reunión es una tarde de campo, un día de encuentro, un día de
conversatorio donde se hace el Sancocho de las tres carnes, donde se ha hecho natilla, buñuelos
campesinos, en donde cada uno hace sus mejores postres y sobre todo dónde se hace la comida
vegetariana de una forma espectacular. En donde trabajamos, estudiamos, nos integramos y
comemos delicioso”
(Entrevista 4, 6:17-6:53)
Significa entonces, rescatar la noción del fogón como espacio de socialización entorno a los
alimentos y las redes de afecto del ámbito privado, de la familia y colocarlo en el escenario
público desde lo comunitario, gestando nuevas formas de acción políticas centradas en la
159
consideración de cultura
campesina (de allí el interés
de cocinar desde la
tradición) pero también de la
reivindicación de la mujer al
crear organizaciones sociales
alrededor de las siembra
orgánica, en donde se parte
de esa consideración de la
epistemología de la mujer de
cuidar, salvaguardar y proveer al materializar la lucha por la soberanía de sembrar de forma
respetuosa con la tierra para poder consumir de forma respetuosa con el cuerpo. Es decir, el
fogón se convierte en símbolo del accionar político desde la reivindicación de derechos en el
reposicionamiento de la mujer campesina como protagonista de la subjetividad política que se
configura en las familias del campesinado.
Imagen. 14 Cocina Familia Ballesteros-González-Romo.
160
CONCLUSIONES.
“De chica me decía esta es la forma correcta
De andar y de dirigirme a quien tuve delante
De grande me costó a tropiezos poder darme cuenta
Que había que volver a ser niña y desenseñarme
¿Cómo callar?
¿Cómo dejar atrás lo que te pega?
Vengo a ofrecerme hoy
Remamos
Sabiendo cual es el precio
Con los puños apretados
Sin pensar en detenernos
Remamos
Con la cara contra el viento
Con la valentía adelante
Con un pueblo entre los dedos
Remamos
Con un nudo aquí en el pecho
Soñando que al otro lado
S4e avecina otro comienzo
Y me quedé bajo la lluvia aunque la voz se cance
Total es lo único que queda que no se ha quebrado
Donde hay dolor y falte luz, que mi garganta cante
Que la canción agarre en fuerza mis pies anclados
¿Cómo callar?
Cómo dejar atrás lo que te pega?
Vengo a…”
(Remamos Natalia Lafoucarde, Kanny García)
Como conclusión es importante mencionar que indagar por la subjetividad política y las
representaciones sociales asociadas al sujeto político en términos de este estudio de caso,
significo reconocer y comprender el papel de la cultura en estos procesos de configuración de
161
sujeto, en tanto, todos y cada uno de los discursos y prácticas observados tiene elementos
identitarios del ser campesino, que sitúan este proceso desde la perspectiva histórico-cultural.
Comprender que la representación social de sujeto político está elaborada sobre lo comunitario
en tanto forma social pero también desde las redes afectivas, posibilito materializar de una forma
más cercana la idea de que lo político en sí mismo guarda una dimensión afectiva ligada a las
experiencias de interacción con los otros. Este acercamiento, permite revindicar la manera en la
que lo colectivo, lo comunitario y la comunalidad son rasgos que dibujan ciertas particularidades
del campesinado y que las mismas transitan con ellos a los demás escenarios de participación, de
forma que la socialización, subjetivación y acción política de una u otra manera siempre están
ligadas a lo intersubjetivo, al otro y al ser en red.
Igualmente, cabe mencionar dentro de las conclusiones como la noción de sujeto político
encontrada en la investigación es una expresión en lo cotidiano de elaboración históricas
relacionadas con las reivindicaciones de derechos de un grupo social que se ha definido a sí
mismo desde la resistencia a formas de gobernanza que parte del desconocimiento y que creen en
la trasformación social desde lo político aun cuando su relación con la política parezca empezar
cada vez desde la validación de si como grupo social.
Adicionalmente, vale la pena mencionar como parte de las conclusiones de esta investigación
que desde la práctica cotidiana, desde el hacer del día a día se van consolidando otros conceptos
y nociones que desde la perspectiva política que representan toda un replanteamiento del
agenciamiento como actor político y modificaciones en las relaciones culturales con el ser sujeto
162
político, como sucede con la idea del fogón. Que si bien no es un concepto elaborado por los
participantes en esta investigación desde el discurso o la academia, si comienza a establecerse
como una nueva forma relacional desde lo político a partir de lo cultural.
De manera similar, es el papel que toma lo femenino en relación a lo político, en la comprensión
de que el ser mujer dota de unas formas distintas de leer el mundo social y de participar en este
desde la relación con el poder. De forma tal, que en el caso de esta investigación ser mujer
campesina implica unas formas singulares de interacción con el agenciamiento político, la
organización comunitaria y las relaciones identitarias desde la defensa del territorio, que
demarcan desde lo generacional la permanencia de la cultura campesina en los afectos,
tradiciones y costumbres conservados y transmitidos por lo femenino en la cotidianidad de las
familias.
Transmisión y permanencia que aseguran la existencia del campesinado, como sujeto político, al
ligar profundamente con las emociones de historia de vida familiar los procesos identitarios
basados en el territorio y al anudar, las relaciones comunitarias fundamento del movimiento
social en los afectos entretejidos por y entre las mujeres de una misma zona veredal.
Ahora, lo anterior, nos permite afirmar que esta investigación contribuye a la comprensión de la
infancia como una categoría de construcción histórica, social y cultural, que se define en la
polifonía de los múltiples lugares de ser en los distintos contextos, con la cual se establecen
complejas relaciones con instituciones de carácter social (familia) y cultural (identidad
163
campesina), y la cual es posible pensar desde relaciones y categorías no tradicionales como
subjetividad política, epistemología de la mujer y sujetos colectivos.
De forma similar, esta investigación permite acercarse a una idea de infancia campesina que se
consolida como un sujeto transformador de realidad social desde la participación que tiene en
prácticas de transmisión cultural alineadas con la reivindicación de colectivos, convirtiéndose en
un actor de re-existencia y resistencia política al encarnar a un sujeto histórico-cultural. Es decir,
permite comprender que la infancia campesina asume características de su subjetividad política
desde la experiencia de socialización política que vive en los entornos comunitarios y al ser parte
de sujetos colectivos, pero que no solo es un reproductor de estas sino que desde el accionar
político es capaz de proponer, interrogar y experimentar desde lo cotidiano formas de pertenecer
al campesinado como grupo y movimiento social con un profundo afecto hacia la tierra, situando
en su foco de la experiencia social el papel de la feminidad como articulador de lo comunitario y
resguardo de memoria. Siendo, esta conclusión parte del aporte que la presente investigación da
a la Maestría en Infancia y Cultura en su línea de representaciones e imaginarios sociales.
Finalmente cabe expresar como conclusión de la presente investigación la manera en la que se
configuración la subjetividad política de una familia campesina de la vereda Pérez Alto, Guatica
Risaralda a partir de las relaciones generacionales y la articulación con la comunidad, desde una
lógica relacional proveniente de sus prácticas culturales pero que le apuesta desde la
subjetivación política a la transformación social, a la realización de un proyecto país en donde
los elementos de la política sean coherentes y articulados a la experiencia de lo político que se da
desde el trabajo en red en la construcción de las comunidades campesinas en cabeza de las
164
mujeres del campesinado buscando las reivindicaciones que les permita vivir de forma plena su
relación con la tierra.
165
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