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LA BÚSQUEDA DE LA ARMADURA DE DIOS
Hola niños, Dios quiere que nos pongamos toda la armadura de Dios, para que cuando lleguen los días malos, sigamos firmes.
Usa esta búsqueda de Palabras para poder reconocer las diferentes piezas de la armadura de Dios.
Las palabras pueden estar en diagonal, horizontal o vertical.
CINTURON SALVACION
CORAZA ESCUDO JUSTICIA ZAPATOS
CASCO ESPIRITU
PAZ ESPADA
FE VERDAD
J U S T I C I A S G D K H Y C
A S B B S V S Q X S K H P A U
Z B C A L E D E G A Z X S P A
T G N I A T H U J L X C L L N
E T M A N L F T L V O T K M T
S H J G K T F G P A Z K N B R
P T K R H J U G J C Y J H O J
A G K Q E P K R G I Y P L F A
D G K F P L M E O O Z L K E V
A Q O C G F B E T N E O J D E
G F P B Z A P A T O S Y G G R
Q K P X D F G L O P C T D K D
M H L E D F C M N H U D D P A
E S P I R I T U F G D H G L D
P L E G Q Z X Y A C O R A Z A
Una reflexión sobre el mundo en el que vivimos Abril 2010 Volumen 1 No. 4
Si nos tomamos un tiempo para observar a los niños pequeños cuando juegan, vamos a poder ver cómo ellos juegan despreocupa-damente donde sea. Podemos mirar la ex-presión de su mirada, totalmente transpa-rente y desinteresada, sin malicia alguna.
También podemos ver que cualquier cosa que ocurra a su alrededor es de asombro y sorpresa para ellos; si pasa volando un avión o si encuentran una lagartija, etc., en fin, sonreír para ellos es tan fácil, mayormente cuando alguien se acerca y les dice que tiene un dulce para cada uno.
Eso le agrada tanto como si les estuvieran dando un enorme regalo; son tan agradeci-dos, que no se complican la vida y viven con sencillez cada momento. Por cierto, si pro-metemos algo a un niño, tenemos que cum-plirlo, porque ellos todo lo esperan y no se olvidan de las promesas que les hacemos. Aunque pasen los días, tienen presente lo que les prometimos.
No sé cuantos recuerden esa etapa de su niñez, pero ahora que somos jóvenes o adul-tos, muchas cosas han cambiado en nuestras
Confiando en Dios como un niño vidas, y la mayoría no somos ni la sombra de lo que fuimos, porque la ingenuidad, la sen-cillez y aquella capacidad de asombro la hemos perdido totalmente.
Lucas 18:17 dice: “De cierto os digo, que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”. Este punto es muy impor-tante, porque Dios quiere enseñarnos que, aunque hemos crecido físicamente, quiere que tengamos el corazón y la mentalidad fresca de un niño. Claro no me malinterpre-ten, no quiero decir que nos comportemos con inmadurez, sino con pureza, y que bus-quemos la presencia del Señor con la misma hambre con que un niño recién nacido busca a su madre.
Jesús quiere que dependamos de Él total-mente, y que creamos en los que nos ha pro-metido, porque los problemas de nuestra vida diaria nos hacen perder la fe con mucha facilidad. A causa de esto nos encontramos amargados todo el tiempo, sin disfrutar de cada día que Dios con tanto amor nos da.
Para muchos de nosotros amanece y ano-chece sin pena ni gloria; es un día y otro más,
y parece que nos pesa vivir. Las horas se nos hacen tan largas y en ocasiones tan cortas; nuestras preocupaciones no nos dejan dormir. Sin embargo Jesús quiere que hagamos un alto en nuestra vida, que comencemos a valorar todo aquello que tenemos, y que no nos hemos dado cuenta, y dejemos de buscar todo aquello que no tenemos, que ha hecho que nuestra vida se apague.
A veces, lo que deseamos no lo podemos alcanzar y menospreciamos todo lo hermo-so que Dios nos ha dado y ha puesto en nuestras manos. Por ejemplo, es probable que nos desesperemos porque no tenemos trabajo, porque no tenemos novio o novia, porque no tenemos dinero, porque no te-nemos un carro, en fin, porque no tenemos miles de cosas que deseamos. Sin embar-go, hay algo muy importante: Jesús está al lado nuestro; tenemos vida, salud, un hogar donde llegar, un plato de comida, un nuevo día que Él nos da para enmendar nuestros errores y arrepentirnos de nues-tros pecados.
Volvamos a nuestro origen sencillo como cuando éramos pequeños; veamos el futu-ro con esperanza y fe, lejos de toda malicia. Dejemos a un lado ese orgullo y arrogancia; desechemos la avaricia que nos está alejan-do de Dios para que podamos percibir con mas claridad su presencia. Si nos equivoca-mos volvamos a empezar; aún podemos recibir el Reino de Dios como ese niño. Cambia tu mentalidad; esa es la actitud que Jesús quiere que tomemos.
Levantemos nuestra mirada hacia al cielo, pidámosle a Jesús que transforme nuestro ser. Olvidemos el pasado, dirijámonos hacia lo que tenemos delante. Podemos empezar de nuevo… recordemos que nada está per-
Cambia tu mentalidad; esa es la actitud que Jesús quiere que tomemos. En otras pala-bras, que haya en nosotros una renovación o transformación de nuestra mente. Levantemos nuestra mirada hacia al cielo, pidámosle a Jesús que transforme nuestro ser. Olvidemos el pasado, dirijámonos hacia lo que tenemos delante. Podemos empezar de nuevo… recordemos que nada está per-dido. Esperemos en Dios como un niño des-tetado que espera a su mamá con ansia.
El Salmo 131: 1-3 dice: Jehová no se ha envane-cido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas demasiado sublimes para mí. En verdad me he comporta-do y he acallado mi alma como un niño deste-tado de su madre; como un niño destetado está mi alma. Espera, oh Israel, en Jehová des-de ahora y para siempre.
No olvidemos sus promesas ¡volvamos a son-reír como niños!
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¡Dios te bendiga!
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“Nuestros niños son como espejos,
ellos reflejan nuestras actitudes
en la vida”.
Camina en su integridad el justo; sus hijos son dichosos después de él.
Proverbios 20:7
“El verdadero carácter de una per-
sona se revela por lo que hace
cuando nadie lo está mirando”.
No para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo de corazón la volun-tad de Dios.
Efesios 6:6
Por los niños que han per-dido a sus padres, que ellos encuentren en Dios ese amor que necesitan.
Por los niños de la calle, que Dios les guarde de las drogas y abusos sexuales y haya siervos dispuestos pa-ra compartirles las buenas nuevas.
Por los niños de nuestras iglesias, que ellos sean pro-tegidos de la influencia que existe en las caricaturas y películas actuales, y crezca en ellos una devoción pro-funda hacia a Dios.
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