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UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR FACULTAD DE HUMANIDADES DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA Condiciones Psicológicas de los niños que han sufrido maltrato y que se encuentran institucionalizados en el Hogar Funjesus de la ciudad de GuatemalaTESIS INGRID AÍDA ELIZABETH FRANCO ORELLANA Carné: 58643-96 Guatemala de la Asunción, mayo de 2012 Campus Central

Condiciones Psicológicas de los niños que han sufrido ...biblio3.url.edu.gt/Tesis/2012/05/42/Franco-Ingrid.pdf · De Psicología M.A. Georgina Mariscal de Jurado Directora Depto

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UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR FACULTAD DE HUMANIDADES

DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA

“Condiciones Psicológicas de los niños que han sufrido maltrato y que se encuentran institucionalizados en el

Hogar Funjesus de la ciudad de Guatemala”

TESIS

INGRID AÍDA ELIZABETH FRANCO ORELLANA Carné: 58643-96

Guatemala de la Asunción, mayo de 2012 Campus Central

UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR FACULTAD DE HUMANIDADES

DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA

“Condiciones Psicológicas de los niños que han sufrido maltrato y que se encuentran institucionalizados en el

Hogar Funjesus de la ciudad de Guatemala”

TESIS

Presentada al Concejo de la Facultad de Humanidades

Por:

INGRID AÍDA ELIZABETH FRANCO ORELLANA Carné: 58643-96

Previo a optar al título de:

PSICÓLOGA CLÍNICA

En el grado académico de:

LICENCIADA

Guatemala de la Asunción, mayo de 2012 Campus Central

AUTORIDADES UNIVERSIDAD RAFAEL LANDIVAR

Rector P. Rolando Enrique Alvarado López, S.J.

Vicerrectora Académica Dra. Lucrecia Méndez de Penedo

Vicerrector de Investigación y Proyección P. Carlos Cabarrús Pellecer, S.J.

Vicerrector de Integración Universitaria P. Eduardo Valdés Barría, S.J.

Vicerrector Administrativo Lic. Ariel Rivera Irías

Secretaria General Licda. Fabiola Padilla Beltranena

AUTORIDADES FACULTAD DE HUMANIDADES

Decana M.A. Hilda Caballeros de Mazariegos

Vicedecano M.A. Hosy Benjamer Orozco

Secretaria M.A. Lucrecia Arriaga Girón

Directora Depto. De Psicología M.A. Georgina Mariscal de Jurado

Directora Depto. De Educación M.A. Hilda Díaz de Godoy

Directora Depto. Ciencias de la

Comunicación M.A. Nancy Avendaño

Director Depto. de Letras y Filosofía M.A. Eduardo Blandón

Representante de Catedráticos (titular) Licda. Cynthia Brenes

Representante ante Consejo Facultad (suplente) Lic. Marlon Urizar

ASESOR DE TESIS

M.A. Francisco Ureta

TERNA EXAMINADORA O REVISOR DE TESIS

M.A. Yadira Barrios de Barrios

AGRADECIMIENTOS

A Dios, por ser mi fortaleza y permitirme alcanzar este sueño.

A mi padre, Marco Antonio Franco, por ser fuente inagotable de amor y apoyo a lo largo de

mi vida, por los esfuerzos y sacrificios hechos para hacer de mí lo que soy. Por su ejemplo

de integridad, franqueza y valentía en defender su pensamiento.

A mi madre, Elizabeth Orellana, porque su fe en mí, su apoyo y amor han sido

indispensables para alcanzar mis metas. Por su lucha y fortaleza en y con la vida.

A mi madrina de graduación, Aída Franco, por compartirme su hogar y su alimento; por

ser mi compañía, mi confidente y mí soporte; y por su ejemplo de lucha y entrega.

A mis hermanas, Patricia Franco y Gabriela Soto por ser las compañeras ideales de mi

camino por la vida, por su apoyo, amor y comprensión.

A mi hermano, Juan Carlos Plata, por su amor y solidaridad; y por su ejemplo de

integridad, profesionalismo y humildad.

A Walter Soto, por haberme respetado, protegido y consentido como a una hija.

A Yanet Aldana de Franco, por su cariño; y por cuidar de mí en un momento difícil.

A mis amados sobrinos: Juan Carlos, Juan de Marco e Ivannita Plata; Ángel Sebastián, y

Santiaguito Bárcenas, por llenar mi vida de amor y de alegría.

A mi tío Federico Franco, por su ejemplar lucha en superar las adversidades.

A mi tía Eugenia de Salguero, por su amor, su ejemplo de bondad y sus oraciones.

A mis primas, Ana y Eva Linde, por su cariño, por compartir conmigo su hogar y tantos

lindos momentos.

A mi amiga, Marusia Vega, por ser mi confidente, mi consuelo, mi guía espiritual, la

hermana que Dios me permitió elegir.

A mis amigas, Odra, Claudia, Ana Isabel, Marijose, Shirley, Diana, Helga y Fritha por ser

mis compañeras de viaje en esta linda experiencia que culmina con éxito, por los

inolvidables momentos compartidos, por los desvelos, las carreras y por la linda amistad.

A la Universidad Rafael Landívar, por el valioso apoyo brindado durante toda mi carrera,

el cual me permitió graduarme de una entidad de excelencia académica y con altos valores

humanísticos.

Infinitas gracias a ustedes y a todos aquellos que de una u otra forma fueron parte de

este sueño cumplido.

DEDICATORIA

Dedico este trabajo a todos los niños del mundo, que ya sea por maldad, irracionalidad,

ignorancia o sin mala intención de sus cuidadores, han sido víctimas de maltrato. Ruego a

Dios que este trabajo de investigación contribuya a crear conciencia en nosotros los padres

y madres para cambiar esa historia; para entender las terribles secuelas que el maltrato

conlleva y para aprender a educar con amor, con respeto a la vida y la integridad de

nuestros hijos. En este trabajo se demostró que esas secuelas pueden revertirse si los

golpes físicos y emocionales desaparecen y se brinda a los niños el amor, cuidado,

protección y aceptación que siempre merecieron.

“Muchas de las cosas pueden esperar, el niño no puede, el momento

justo es ahora. Sus lunas se están formando, su sangre se está

creando y sus sentidos se están desarrollando” Gabriela Mistral.

Dedico especialmente este éxito a mis dos tesoros, mis hijas:

A ti mi amada Sophia, por haberme inspirado, por ser mi primer gran sueño realizado,

porque esta nueva ilusión la emprendí por ti y para ti y porque en medio de las tinieblas en

ti encontré la luz de mi vida y la necesidad de ser alguien mejor. Porque en mi afán de

hacerte una mujer exitosa y fuerte para enfrentar los retos de la vida, me he equivocado y,

a pesar de eso, siempre encuentro en ti comprensión y amor; eres una hija y hermana

maravillosa que llena nuestra vida de amor. Le agradezco a Dios la enorme dicha de

tenerte a nuestro lado.

A ti, mi amada Valentina, porque cuando creí que ya no podía amar más, llegaste a mí a

demostrarme que no hay límites para el amor, has convertido mi existencia en hermosos

amaneceres, has llenado nuestro hogar de infinita alegría, llegaste a complementar nuestra

familia y a ser la personita que renovó mis fuerzas y me hizo enamorarme nuevamente de

la vida. Porque eres para tu hermanita y para mí lo que nos faltaba para ser completamente

felices. Nos regocijamos con tu dulzura, gracia y alegría. Eres un hermoso regalo, le doy

infinitas gracias a Dios porque seas parte inigualable de nuestra familia.

Mi orgullo más grande y mi mayor éxito es ser su mamá. Las amo con todo mi corazón y le

pido a Dios que me alcance la vida para devolverles todo lo que ustedes hacen en la mía.

i

Índice

No. de página

Resumen 8

I. Introducción 9

1.1 Antecedentes Nacionales 10

1.2 Antecedentes Internacionales 16

1.3 Marco Teórico

Maltrato Infantil 21

Condiciones Psicológicas 36

Funjesús 44

II. Planteamiento del Problema 46

2.1 Objetivos 47

2.2 Elementos de Estudio 47

2.3 Definición de Elementos de Estudio 48

2.4 Alcances y Límites 51

2.5 Aporte 51

III. Método

3.1 Sujetos 53

3.2 Instrumentos 54

3.3 Procedimiento 58

3.4 Diseño y Metodología Estadística 58

IV. Presentación y Análisis de Resultados

4.1 Ansiedad 60

ii

4.2 Autoconcepto 62

4.3 Depresión 65

4.4 Personalidad 67

V. Discusión de Resultados 72

VI. Conclusiones 76

VII. Recomendaciones 78

VIII. Referencias Bibliográficas 79

8

Resumen

El objetivo de esta investigación fue describir las condiciones psicológicas de un grupo

de niños de edades comprendidas entre 7 y 16 años de edad, que han sufrido maltrato

en cualquiera de sus expresiones y que se encuentran institucionalizados en el Hogar

Funjesus, de la ciudad de Guatemala.

Esta investigación fue elaborada desde la metodología descriptiva, transversal y

correlacional con una única medición. Se tomó como muestra 14 niños y niñas que han

sufrido de maltrato. Se utilizaron varios instrumentos: Técnica de Auto-concepto forma 5

(AF-5), el Inventario de Depresión Infantil (CDI), La Escala de Ansiedad Manifiesta en

niños (CMAS-R) y el Cuestionario de Personalidad para Niños (ESPQ) con el fin de

evaluar las condiciones psicológicas de los niños maltratados, en busca de los

elementos de estudio: autoestima, depresión, ansiedad y personalidad.

Se encontró que este grupo de niños posee niveles de ansiedad media, siendo la

subescala de hipersensibilidad a las presiones ambientales la que resultó con niveles

más altos. El autoconcepto muestra que solamente el 7% posee una autopercepción

con niveles bajos. No existe sintomatología depresiva en el grupo de evaluados y las

características de personalidad sobresalientes fueron personalidad afectuosa,

reposada, participativa, abierta, social, inteligencia baja, pensamiento concreto, lento

aprendizaje, personalidad excitable, impaciente, exigente, hiperactiva, no inhibida.

También pudo observarse que la intervención a tiempo, el distanciamiento de los

agresores y la acogida en un lugar que les provea de amor, cuidado y protección que

necesitan, puede revertir algunos de los efectos del maltrato.

9

I. Introducción

Todo niño tiene derecho a una vida digna, que respete su integridad física, su

salud, que le permita tener el cuidado y amor que necesita para lograr un desarrollo

adecuado. Deben ser protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o

moral, abuso sexual, explotación, entre otros. Por su falta de madurez física y mental,

necesita de la protección y cuidado de un adulto que pueda garantizarle estos

derechos, tanto antes como después del nacimiento.

Tienen derecho a contar con un desarrollo integral adecuado en donde puedan

disfrutar de su infancia conociendo las múltiples posibilidades que la vida les ofrece

para crecer física, intelectual y emocionalmente sanos y no para ser víctimas de adultos

que abusan de su poder para ejercer la violencia contra ellos y con ello distorsionar y

limitar su percepción de una vida plena y de satisfacciones.

Los niños no saben defenderse de la conducta inadecuada de los adultos. No

tienen opción, por lo que en muchas ocasiones son agredidos física, psicológica y

sexualmente. Situándolos por temor en una posición vulnerable ante los adultos que los

agreden.

Según la Procuraduría de los Derechos Humanos (2006), el niño, como todo ser

humano, no es únicamente una entidad corporal, sino que además se integra con los

sentimientos y la intelectualidad que forman su personalidad, la cual puede verse

afectada muy seriamente como consecuencia del maltrato físico, psicológico, o el abuso

sexual. Es por esto que debe tenerse en cuenta la incidencia que estas conductas

perjudiciales pueden tener en la salud presente y futura de los niños y niñas.

A criterio de la investigadora, el maltrato infantil es un problema que afecta a

millones de niños alrededor del mundo dejando secuelas en su desarrollo que afectan

diferentes áreas de su personalidad, llegándose a considerar como uno de los

problemas más importantes de la infancia y juventud Guatemalteca.

10

Los daños provocados afectan no solo su desarrollo físico, sino también el

emocional, mental y social. Siendo un problema latente, complejo, multifactorial y

multicausal de proporción inmedible dentro de las sociedades alrededor del mundo.

El abuso infantil es un patrón de maltrato o comportamiento abusivo que se dirige

hacia el niño o niña y que afecta los aspectos físico, emocional y/o sexual, así como

una actitud negligente hacia el/la menor, a partir de la cual se ocasiona amenaza o

daño real que afecta su bienestar y salud. (Lammoglia, 1999).

Las personas que abusan o maltratan a los niños en general son personas que lo

hacen como una respuesta extrema al estrés y que en muchas ocasiones consideran el

maltrato como una forma de disciplina útil y necesaria. Es decir, en su mayoría

desconocen las secuelas que este comportamiento puede provocar en desarrollo de la

personalidad de los niños.

Existe poca información en Guatemala, para medir la dimensión real de esta

problemática, a pesar de esto si se puede afirmar que son muchos los casos de niños

que son víctimas de maltrato que sufren importantes daños en su desarrollo físico,

emocional, mental y social.

Por lo tanto el objetivo del presente estudio es describir las condiciones

psicológicas de los niños sobrevivientes de maltrato que se encuentran

institucionalizados en el Hogar Funjesus, de la ciudad de Guatemala.

En Guatemala, existen estudios que se han realizado acerca del tema del

maltrato infantil, de los cuales se presentan algunos de los más importantes:

Campos (2001), realizó un estudio en el cual tuvo como objetivo determinar cuál

era la variable de maltrato infantil más incidente entre los adolescentes de 12 a 18 años

recluidos en los centros de atención a niños y jóvenes de ambos sexos, en conflicto con

la ley penal, de la misma forma determinar quién fue el principal agresor en cuanto a

maltrato infantil se refiere en los adolescentes de 12 a 18 años recluidos en los centros

de atención a niños y jóvenes de ambos sexos, en conflicto con la ley penal para definir

mejor los programas a desarrollar. La población estudiada estuvo compuesta por 166

11

adolescentes, de la cual se tomó al azar y aleatoriamente a 107 jóvenes para detectar

en ellos la incidencia de maltrato infantil, a los cuales se les administraron cuestionarios

y pruebas proyectivas que garantizaron la objetividad de los resultados. La

investigación se realizó en centros de atención especializada a jóvenes en conflicto con

la ley penal, dichos centros pertenecen a los centros de la dirección de T.O.M.

(tratamiento y orientación al menor de la Secretaría de Bienestar Social de la

Presidencia de la República). Los resultados de la investigación establecieron que un

41% de los entrevistados se sienten objeto de agresión física, otro 41% objeto de

agresión emocional, un 16% objeto de agresión por descuido o abandono y un 2%

objeto de agresión sexual. La investigadora concluyó que la incidencia de maltrato

infantil en las variables de maltrato físico y psicológico, era estadísticamente

significativa en relación a la variable de maltrato sexual y por negligencia, descuido y/o

abandono respectivamente; el principal agresor es el padre o madre y los métodos

correctivos más utilizados fueron: cinchazos, golpes, manadas (maltrato físico),

regaños, malas palabras e insultos (maltrato psicológico o emocional), abandono,

descuidos (maltrato por negligencia, descuido y/o abandono) y violaciones (maltrato

sexual).

Wölhers (2009), realizó una investigación que tuvo como objetivo principal

identificar los motivos por los cuales los adultos utilizan el maltrato para corregir o

educar a sus hijos/as o a los/las niños/as que tienen a su cargo, así como determinar

los aspectos más relevantes relacionados con el maltrato infantil. Utilizó en su muestra

a personas que están al cuidado del niño o niña, pudiendo ser madre, padre u otra

persona que utilizan el maltrato como método de disciplina, fueron seleccionados en

base a información obtenida en la Clínica psicológica del Centro de Salud No. 1 de la

Ciudad de Guatemala, en donde los hijos/as de los sujetos asisten a terapia

psicológica, mediante la técnica de Grupos Focales, con 10 personas; 6 personas en el

primer grupo y 4 en el segundo. Para elaborar el estudio se analizó la información

teórica ya través de los grupos focales, se identificaron elementos importantes

relacionados con las relaciones paterno-filiales y dinámicas familiares y cómo estos

elementos influyen en las formas de maltrato presentadas por los sujetos. Entre los

resultados encontró que la mayoría de personas que participaron, identificaron el

12

castigo físico como necesario en las ocasiones en las que pierden el control ante las

situaciones relacionadas con la crianza de sus hijos/as. Asimismo, que los golpes,

palabras y acciones que lastiman al niño/a son tomadas como métodos normales para

su corrección. Finalmente concluyó que los/las maltratadores/as no tenían conciencia

de que maltrataban a sus hijos/as, ya que consideraban el maltrato físico y verbal como

métodos positivos e incluso favorables en la educación de los niños y niñas.

De la misma manera Ortiz (2008), aplicó un programa que tuvo como objetivo

general el determinar si la aplicación de un Programa de Resiliencia aplicado a niños

con síntomas de maltrato físico disminuye los estados de Depresión. La muestra que la

autora utilizó estaba compuesta por un grupo de 20 niños de género masculino, con

edades comprendidas entre 9 y 12 años, estudiantes de la Escuela de varones Filadelfo

Ortiz, ubicada en San Juan Sacatepéquez, los cuales fueron seleccionados

aleatoriamente y divididos en dos grupos, para conformar el grupo experimental y

control. La escolaridad comprendía desde segundo a quinto grado de primaria. El

instrumento que utilizó fue la Escala CDS, Escala de Depresión para Niños de Lang y

Tisher, en la evaluación previa y posterior a la aplicación del programa. Los resultados

obtenidos demostraron que vivir en condiciones de maltrato infantil puede generar

estados emocionales tristes tal y como lo menciona Lammoglia (1999), los síntomas de

depresión pueden ser provocados por condiciones de maltrato sufridas por el niño, un

patrón de maltrato o comportamiento abusivo que se dirige hacia él y que perturba los

aspectos físico, emocional o sexual. Finalmente concluyó que el tener la vivencia de

maltrato puede generar estados depresivos en los niños como se evidencia en este

estudio y como lo mencionan diferentes autores y estudios efectuados.

Ordóñez (2002), en su investigación tuvo como objetivo describir las

características psicosociales de las familias que asisten al Centro “CAFNIMA”,

localizado en el Relleno Sanitario de la ciudad de Guatemala y en la que los niños son

víctimas del maltrato infantil, utilizó un enfoque multisistémico. La investigación se

basó en un estudio de casos, para lo cual seleccionó cuatro familias de niños que

asisten a CAFNIMA y que presentan evidencias de maltrato físico, psicológico,

negligencia o abandono y abuso sexual. De acuerdo con los historiales clínicos que

13

existían, así como evaluaciones psicológicas y referencias de casos de maltrato por

parte de la trabajadora social y de la directora de la institución de ese momento, la

autora determinó los casos a estudiar. Su estudio concluyó en que se considera que

todas las familias de esta investigación pertenecen a la categoría de “familia poco

integrada” donde la unión es de tipo formal y el tiempo que le dedican a la relación

familiar es mínimo. Prevalecen las relaciones conflictivas, hay muchos problemas de

hostilidad, resentimientos y violencia intrafamiliar, incluyendo por supuesto, el maltrato

infantil. El amor y la vida conyugal desaparecen en la mayoría de los casos. Los hijos

presentan muchos problemas conductuales, de aprendizaje y emocionales.

Según los estudios realizados por Guillermo (2005), en los cuales el objetivo era

aportar todo el contexto en que Guatemala se rige en materia de Derechos Humanos

respecto a la niñez y adolescencia y para el cual utilizó como instrumento un cuadro de

cotejo, donde los indicadores son: Maltrato Infantil; Maltrato Físico; Maltrato Emocional

o Psicológico; Maltrato por Negligencia, Descuido o Abandono; Maltrato por Abuso

Sexual, el mayor porcentaje de denuncias que se reportaron el año pasado son de

niños y niñas de 0 a 13 años, sobre todo en relación con niñas. De las denuncias

recibidas, se puede establecer que la clase de maltrato más denunciado, en primer

lugar es el maltrato físico y el segundo lugar lo ocupa el maltrato por abuso sexual. Se

puede establecer, que en las denuncias recibidas, las personas sindicadas de la

agresión o sujetos activos del maltrato infantil, son: desconocidos, padre o madre,

padrastro, familiares, personas particulares.

A su vez Samayoa (1998), tuvo como objetivos de su investigación dar a conocer

en qué consiste el fenómeno del Maltrato Infantil, concientizar a los padres de familia o

encargados de su cuidado, como a la misma sociedad acerca del daño que se ocasiona

con asumir actitudes agresivas contra los menores indefensos que en un futuro serán el

eje central de la sociedad, así como concientizar a la población sobre la imperante

necesidad de proteger a la niñez víctima y/o en riesgo de sufrir maltrato. Para su

estudio utilizó a un grupo de la niñez guatemalteca víctima y/o en riesgo de sufrir

maltrato y en los funcionarios encargados de velar por su protección e integridad física

y mental elegidos de manera aleatoria. Utilizó como instrumento entrevistas con

14

personal que laboraba en instituciones que en Guatemala están encargadas de velar

por la integridad física y psíquica de los niños y niñas víctimas y/o en riesgo de sufrir

maltrato así como con profesionales versados en la materia. Con los resultados que

obtuvo de su investigación se pudo constatar que los lineamientos de acción planteados

son de vital importancia para el sano desarrollo y protección de la niñez guatemalteca

futuro del país, para evitar que los mismos, como consecuencia del maltrato sufrido

asuman actitudes delincuenciales en perjuicio de ellos mismos, de sus padres y de la

comunidad donde viven, para finalmente concluir en que el maltrato infantil en el seno

familiar es un fenómeno que trasciende las fronteras encontrándose latente en todos los

estratos sociales, evidenciado principalmente en familias de escasos recursos; ya que

generalmente los actos violentos inferidos al menor son producto del estrés provocado

primordialmente por carencias económicas de los sujetos activos de los actos abusivos.

Supone la existencia de cuatro categorías que lo clasifican tales como la violencia

física, emocional, sexual y el abandono; de tal modo que el menor maltratado en el

seno familiar es quien ha sido víctima de violencia física o psíquica deliberadamente o

falta voluntaria de cuidados por parte de sus pares o adultos que lo tienen a su cargo.

Velásquez (2003), realizó una investigación que tuvo como objetivos identificar

como influyen las características psicosociales en familias que presentan o no abuso

sexual infantil, describir la conducta del niño abusado y del no abusado y proporcionar

la información necesaria acerca de la influencia de las características psicosociales, en

la incidencia del abuso sexual o cualquier otro tipo de maltrato. Utilizó para su estudio

una muestra de ocho familias, de las cuales cuatro familias viven en alguna de las

comunidades del relleno sanitario y los niños asisten al proyecto La Casita Amarilla; y

las cuatro familias restantes residen en el asentamiento La Limonada, zona 5 y las

niñas asisten a la Escuela oficial para niñas No. 37, Eugenio María Hostos. De las ocho

familias, cuatro familias sufren de abuso sexual intrafamiliar y las cuatro familias

restantes no sufren de ningún tipo de abuso. Los casos que se presentaron fueron

reportados por maestros y/o directores de los establecimientos que participaron. La

mayoría de los entrevistados se ubicó en el rango de edad de 7 a 60 años. El

instrumento utilizado fue una guía de entrevista estructurada e incluyó indicadores

biológicos ambientales, económicos, culturales y psicológicos. Tomando como base los

15

ítems expuestos en el Inventario Multisistémico Familiar Campang (1991). Entre los

resultados encontró que las familias investigadas manifestaron como forma de

relacionarse los patrones de maltrato físico, negligencia, abuso sexual, violencia

doméstica, relaciones conflictivas, relaciones fusionadas conflictivas distantes y de

corte. Estos patrones definidos como disfuncionales, contribuyen grandemente a la

callejización y/o algún tipo de maltrato. Se estableció que la contaminación del

ambiente, el nivel socioeconómico y sociocultural son factores desencadenantes de la

agresión y maltrato de los menores.

González (1989), realizó una revisión bibliográfica sobre el Maltrato de los niños,

que tenía como objetivo dar a conocer a nivel nacional la existencia del maltrato infantil

como un mal que atañe la sociedad y al mundo en general, así mismo que los padres

que maltratan a sus hijos desarrollaran una conciencia positiva en relación a su

conducta y así lograr un cambio. En la muestra que utilizó fue un grupo

multidisciplinario coordinado por el Ministerio de salud y formado por pediatras,

educadores, psicólogos, trabajadoras sociales, juristas y traumatólogos, elegidos

aleatoriamente. Las conclusiones que obtuvo fueron que el síndrome del niño

maltratado es la serie de lesiones o daños tanto físicos como mentales que puede

padecer un niño por conductas agresivas intencionales y conscientes provenientes de

personas mayores y que se relacionan con él. Necesita de tres elementos para

manifestarse: un padre potencialmente agresor, una situación estresante que incite al

padre agresor a actuar violentamente y características del niño que inciten al maltrato.

El maltrato en el niño no causa únicamente daño físico sino también daño moral y

psicológico.

Entre los hallazgos más importantes que se encuentran en las investigaciones

realizadas en Guatemala se pueden mencionar las siguientes:

El mayor agresor es el padre o madre, que utilizan como métodos correctivos el

maltrato físico o psicológico. Así mismo, se encontró que los padres en su mayoría no

tienen conciencia del daño que les causan a sus hijos con estos métodos ya que

consideran el maltrato físico y verbal como métodos positivos en la educación de sus

16

hijos. También es un hallazgo importante el concluir que los niños que sufren de

maltrato pueden generar estados depresivos y de ansiedad, que el daño no es

únicamente físico sino también moral y psicológico. Las familias en donde prevalece

esta conducta, son en su mayoría familias con relaciones conflictivas, violencia

intrafamiliar y en donde el tiempo que le dedican a la familia es mínimo. Se estableció

que el nivel socioeconómico y sociocultural son factores desencadenantes de la

agresión contra menores.

En el extranjero, también se han realizado investigaciones importantes respecto

a este tema, entre las cuales se mencionan los siguientes estudios:

Ison (2008), realizó una investigación en la cual tuvo como objetivo principal

comparar las habilidades cognitivas para la solución de problemas interpersonales en

niños con conductas disruptivas y víctimas de maltrato y analizar las emociones

identificadas por ambos grupos al describir situaciones de interacción social conflictivas.

Utilizó una muestra conformada por 49 niños/as: 27 con conductas disruptivas

identificados a través de la Guía de Observación Comportamental (Ison & Fachinelli,

1993) y 22 fueron identificados como niños/as víctimas de maltrato, detectados por

profesionales de los servicios de salud del Programa Provincial de Atención y

Prevención al Maltrato Infantil de la Provincia de Mendoza-Argentina. El instrumento

utilizado fue la Guía de Observación Comportamental para niños (Ison & Fachinelli,

1993). Test de Evaluación de Habilidades Cognitivas de Solución de Problemas

Interpersonales (EVHACOSPI).Los resultados de la investigación proporcionaron la

siguiente información: se observó que el grupo de niños con conductas disruptivas

obtuvo un puntaje significativamente mayor en: a) Generación de alternativas de

solución irrelevantes y b) Anticipación de consecuencia irrelevantes en comparación

con los niños víctimas de maltrato. Por otra parte, este último grupo obtuvo puntajes

mayores en Anticipación de Consecuencias Positivas y Negativas, tanto en la

formulación de categorías como de enumeraciones, en comparación con los niños con

conductas disruptivas. No se observaron diferencias entre ambos grupos de niños en

las restantes habilidades cognitivas para la solución de problemas interpersonales. El

grupo de 6-7 años, los niños con conductas disruptivas generaron mayor número de

17

alternativas y consecuencias irrelevantes para la solución de problemas interpersonales

en comparación con los niños víctimas de maltrato de su misma edad. Finalmente

concluyó que dependiendo de la edad, existen diferencias entre ambos grupos en las

siguientes habilidades: identificación del problema, generación de alternativas de

solución y anticipación de consecuencias. Además, los niños víctimas de maltrato

detectaron la emoción "miedo" en mayor proporción en comparación con los niños con

conductas disruptivas.

Torio y Peña (2006), realizaron una investigación para la Universidad de Oviedo,

España en la cual tuvieron como objetivos principales para su investigación presentar

modelos y teorías científicas con mayor vigencia sobre la etiología del maltrato infantil;

tomando como referencia esos modelos, dar pautas para que la escuela cumpla de

modo más efectivo su papel preventivo. Realizaron para su estudio una discusión de los

distintos modelos que se han propuesto a lo largo del tiempo y apuntaron lo que a su

criterio era el modelo más operativo para su aplicación en la escuela. Las

conclusiones a las que llegaron son que el maltrato infantil es un problema multicausal,

determinado por múltiples fuerzas o factores de riesgo asociados al maltrato que actúan

en el individuo, en la familia, en la comunidad y en la cultura donde éste se

desenvuelve, impidiendo su desarrollo integral. El maltrato infantil se encuentra

estrechamente relacionado con un conjunto de valores, actitudes y creencias hacia la

infancia, familia y la paternidad que caracterizan a la sociedad moderna tales como el

uso del castigo corporal y de la agresión verbal como prácticas de disciplina. Dicho

estudio respalda el hecho de que las creencias de la utilización del maltrato físico,

verbal y emocional se han utilizado por desconocimiento como formas de imponer

disciplina y corregir a los niños, por lo que vuelve aún más necesaria la divulgación de

las consecuencias de estas medidas correctivas mal empleadas que pueden ocasionar

contrariamente a lo que se espera al utilizarlas, daños en el desarrollo de la

personalidad que pueden ser más perjudiciales que la conducta que se desea erradicar.

Palacios, Pulido y Montana (2009), realizaron un estudio en Bogotá, Colombia,

en donde el objetivo era determinar si acciones sociales de rechazo hacia el maltrato

18

infantil, como la institucionalización, propician una actitud crítica hacia esta práctica.

Utilizaron para identificar las estrategias de los niños frente al castigo, una entrevista

semiestructurada y la elaboración de historias de vida, entrevistas a profundidad y

observación de campo, en el sistema sociocultural. La investigación fue de tipo

exploratorio descriptivo y participaron 20 niños de ambos sexos, cuyas edades

oscilaban entre los 7 y los 12 años, habitantes del barrio Santa Inés de la localidad

Cuarta de San Cristóbal Sur, asimismo, 20 adultos de ambos sexos, padres de los

niños entrevistados. Los resultados mostraron que en la identificación de los factores

de riesgo y de protección que presentan los niños frente al castigo, se evidencia que,

dentro del núcleo familiar, existen diversos factores de riesgo tales como la agresión

física, el alcoholismo del padre, los problemas económicos, los conflictos intrafamiliares

y la ausencia de verbalizaciones positivas por parte de los padres. Los factores

protectores encontrados son: pedir ayuda cuando está enfrentado a situaciones que

impliquen castigo; tener buenas relaciones con sus padres; jugar con sus cuidadores;

obedecer de tal manera que se inhiba la respuesta de castigo por parte de sus padres;

actitud defensiva, estrategia que va a generarle mayor capacidad de adaptación al

medio externo, no familiar, como el vecindario, el colegio, etc. Finalmente concluyeron

que los aspectos psicológicos, sociales y culturales se tuvieron en cuenta en esta

investigación, encontrándose una evidencia de su interrelación, interdependencia e

interacción permanentes.

Bordin (2009), realizó un estudio en el cual el objetivo era examinar la relación

existente entre tipos concretos de problemas de salud mental infantil y los castigos

físicos severos, teniendo en cuenta otros factores de riesgo importantes. El estudio fue

transversal y se realizó en Embu (São Paulo, Brasil) como parte de una encuesta

multipaís sobre el maltrato en el entorno familiar. A partir de una muestra probabilística

de conglomerados que incluyó a todos los hogares elegibles (mujeres de 15 a 49 años

con hijos menores de 18 años), seleccionamos aleatoriamente a una pareja madre-hijo

por hogar (n = 813; tasa de abandonos: 17,6%). El estudio se centró en los niños de 6

a 17 años (n = 480). Para identificar a los niños con problemas únicamente de

internalización, únicamente de externalización o simultáneamente de internalización y

19

externalización (comorbilidad) se utilizó la Lista de Comportamientos Infantiles

(CBCL/6–18). El castigo físico severo se definió como golpes con objetos, patadas,

estrangulación, asfixia, quemaduras, escaldaduras, marcas, palizas o amenazas con

armas. Además, se examinaron otros correlatos pertenecientes a cuatro dominios:

características del niño (sexo, edad, haber sido testigo de violencia conyugal), la madre

(nivel educativo, desempleo, ansiedad o depresión, violencia conyugal), el padre

(ausencia, embriaguez) y la familia (nivel socioeconómico). Para identificar la ansiedad

y la depresión maternas (puntuación > 7) se utilizó el Cuestionario de Autoinformación

de la OMS (SRQ-20). Los correlatos independientes y las interacciones significativas se

identificaron mediante análisis de regresión logística retrógrada. Los resultados

revelaron que el castigo severo se correlacionó de forma independiente con problemas

comórbidos de internalización y externalización, pero no con problemas únicamente de

internalización. Asimismo, aumentó el riesgo de problemas únicamente de

externalización, pero sólo en niños y adolescentes no expuestos a ansiedad ni

depresión materna. La ansiedad o depresión maternas aumentaron el riesgo sólo en

niños o adolescentes no expuestos a castigos severos. Finalmente concluyó que los

castigos severos pueden estar relacionados con problemas de salud mental infantil, y el

mecanismo depende del tipo de problema. Su influencia es persistente en presencia de

factores causantes de estrés familiar, tales como ausencia del padre y la depresión o

ansiedad de la madre.

Prieto (2004), tuvo como objetivo en su investigación realizar un diagnóstico de la

situación, en el ámbito educativo, respecto del conocimiento y afrontamiento por parte

del profesorado, del abuso sexual y otras formas de maltrato infantil en el contexto de la

ciudad de Alcalá de Henares, así como conocer los procedimientos de intervención,

necesidades, expectativas y valoraciones en relación con su experiencia ante

situaciones de abuso sexual y otras formas de maltrato infantil. Para dicha

investigación utilizó como muestra a profesionales de los diferentes sectores a lo largo

del curso escolar 2002-2003 de la Ciudad de Alcalá de Henares, elegidos

aleatoriamente, utilizando encuestas, entrevistas semiestructuradas y datos

secundarios como instrumentos para su evaluación. Los resultados concluyeron en que

resulta tan determinante el conocimiento de casos, como otros aspectos, que tienen

20

que ver con: la comunicación de los mismos, la potenciación, conocimiento y uso de los

recursos intra e interinstitucionales, la inclusión de propuestas curriculares de

prevención específica e inespecífica en los centros escolares, la formación del

profesorado, la promoción de programas preventivo comunitarios y en general las

propuestas que el propio profesorado genera.

Así mismo en Colombia, Beltrán (2007), realizó una investigación que tuvo como

objetivos medir características del abuso sexual teniendo como referencia las

categorías: factores familiares, factores sociodemográficos, características del abuso

sexual, comportamiento de los padres e historia de las madres. La muestra utilizada

fue de 8,187 personas de diferentes edades valoradas en 16 estudios. Los resultados

de la investigación revelaron que las variables estudiadas que más estuvieron

asociadas al abuso sexual fueron: 1. Estructura familiar caótica; donde se presentan

dificultades en las relaciones interpersonales, 2. Presencia de violencia o conflicto

marital, 3. Comportamientos de los padres inclinados hacia el abuso de alcohol o

drogas y en menor presencia 4. Historia de abuso sexual en las madres de menores

víctimas de abuso. No se encontraron asociaciones significativas en las variables

sociodemográficas como estrato socio-económico, nivel educativo de los padres, tipo

de vivienda o la presencia de desempleo de alguno de los padres. Finalmente se

concluyó que el abuso sexual no es un problema que obedece a una sola causa ni

posee una sola característica en sus manifestaciones.

Reyes (2006), realizó un estudio en Sao Paulo, Brasil, en donde tuvo como

objetivo definir el maltrato infantil y para esto utilizó una muestra probabilística de

conglomerados que incluyó a todos los hogares elegibles (mujeres de 15 a 49 años con

hijos menores de 18 años), seleccionamos aleatoriamente a una pareja madre-hijo por

hogar. El estudio se centró en los niños de 6 a 17 años y fue transversal como parte de

una encuesta multipaís sobre el maltrato en el entorno familiar. Los resultados del

estudio mostraron que el maltrato infantil es un problema frecuente, que debe ser

sospechado para ser diagnosticado. Los niños víctimas de maltrato infantil pueden

presentar virtualmente cualquier tipo de lesión, sin embargo existen lesiones

comúnmente asociadas a un trauma inferido que constituyen patrones radiológicos

21

diagnósticos altamente específicos para abuso. Excluyendo las lesiones cutáneas, las

lesiones óseas son las más frecuentes y pueden tener cualquier localización, sin

embargo en niños menores de 18 meses debido a la inmadurez del tejido esquelético

las lesiones metafisiarias y costales son casi patognomónicas. Finalmente concluyó

que el maltrato infantil se define como cualquier daño físico, psicológico o social no

accidental ocasionado a un menor, por sus padres o cuidadores, las instituciones o la

propia sociedad; como resultado de acciones físicas o sexuales, emocionales o de

negligencia, omisión o comisión.

Entre los hallazgos más importantes encontrados en las investigaciones

realizadas en el extranjero se puede mencionar que el maltrato es definido como:

cualquier daño físico, psicológico o social no accidental ocasionado a un menor por sus

padres, cuidadores, instituciones o la sociedad como resultado de acciones físicas,

sexuales, emocionales, por negligencia, omisión o comisión, que pueden estar

relacionados con el desarrollo de problemas de salud mental infantil y que influyen

como desencadenantes de comportamientos agresivos en los niños que podrán

convertirse en comportamientos violentos cuando crezcan. Así mismo, se comprobó

que los niños víctimas de maltrato destacan entre sus emociones el miedo, lo que se

relaciona con un desarrollo posterior de trastornos de ansiedad, depresión o conductas

antisociales. Nuevamente se destaca el hecho de que el maltrato o el uso del castigo y

la agresión verbal se han utilizado como prácticas de disciplina.

Otro hecho relevante es el hecho de que este es un problema que se puede

prevenir y que la escuela juega un papel fundamental en este tema ya que tiene el

acceso a los padres para poder informar y concientizar sobre los efectos de este tipo de

aplicación de la disciplina. Como factores que pueden influenciar en esta conducta por

parte de los padres se encuentra el estrés familiar como ausencia del padre y depresión

o ansiedad de la madre.

Actualmente se vive en una sociedad inmersa en la violencia, situación que no

deja fuera a los más vulnerables, en este caso los niños. El maltrato infantil se ha

convertido en un problema que crece de manera alarmante. Lamentablemente existe

un desconocimiento a nivel general de las repercusiones que puede tener en la vida de

22

un niño que ha estado sometido a este, es por eso que se hace sumamente importante

el difundir esta información, no solo en busca de detectarlo y tratarlo por medio de

ayuda profesional, sino para poder prevenirlo.

Históricamente, el niño ha carecido del derecho a ser tratado como un ser

completo con sus propias necesidades, sentimientos y pensamientos. Se le ha utilizado

o eliminado según los deseos y conveniencia de los padres. En múltiples ocasiones, el

abuso del poder que ejercen algunos padres, ha colocado a los niños en una posición

de sometimiento en el cual no existe otra alternativa que obedecer, aun cuando esto

ocasione daños en su integridad física y psicológica.

En la mayoría de las culturas las conductas de maltrato son permitidas y aprobadas

como una conducta normal y como tal han sido admitidos por la sociedad durante

siglos, lo que ha permitido que se maltrate a muchos niños en la más absoluta

impunidad.

Respecto a esto, es importante mencionar que la Biblia proporciona varios

ejemplos de maltrato infantil, como el de la matanza de los inocentes, ordenada por

Herodes, por el posible nacimiento del Rey de los judíos. Así también hay estudios

que mencionan como en la antigüedad se sacrificaba a las niñas ofrendándolas al río

Nilo para que hubiera una buena cosecha o en Grecia y Roma que los niños enfermos

o con malformaciones eran eliminados: en China los nacimientos de más de tres hijos

son condenados, por lo cual si nace un cuarto hijo, los padres se deshacen de él como

método de control de la natalidad. En Esparta, los niños eran propiedad del Estado y

era la Asamblea de Ancianos quien decidía el futuro de cada niño. Los niños con

defectos físicos eran sacrificados. En la Edad Media, la vida de los hijos legítimos era

levemente más respetada que en la antigüedad, aunque los hijos ilegítimos seguían sin

respetarse. Ya en la Edad Moderna, siglos XVI y XVII, mediante el surgimiento de

legislaciones y por la presión ejercida por la Iglesia, se produjo un cambio que de

alguna manera modificó el trato para los niños que existía en la Edad Media, aunque

por razones de supuesta moral, a los hijos fuera del matrimonio se les causaba la

muerte. (Díaz, Fuentes y Pacheco, 2010).

23

Por lo que se puede concluir que el maltrato infantil es un problema que ha

existido durante toda la vida, en el pasado, este tipo de prácticas era aceptado y

avalado en algunos casos por la misma ley.

Es hasta este siglo en que empieza a existir un ligero avance a raíz del

establecimiento de los derechos de los niños en donde estas prácticas están penadas

por la ley. Sin embargo el maltrato infantil sigue tomando proporciones alarmantes, ya

que si bien los asesinatos de los hijos no son frecuentes, el abuso sexual, físico y

psicológico, sigue siendo un problema que va en aumento y que trae consecuencias

devastadoras en el desarrollo de los niños.

Sobre el tema García & Musito (1993) y Grosman (2002), coinciden en que el

fenómeno del maltrato infantil es considerado en el mundo, desde hace escaso tiempo

como uno de los problemas sociales más serios, complejos y urgentes de la sociedad.

Sin embargo, la violencia contra los menores sigue siendo un grave problema que

afecta a toda la población mundial; convirtiéndose en uno de los problemas más serios

que requieren de atención profesional. Mencionan que el maltrato infantil debe

considerarse como un problema social, en el cual todas las personas deben interesarse

en su prevención y tratamiento ya que afecta los derechos del niño(a) a la vida, a su

integridad psicológica, física, a su salud, libertad y dignidad y al mismo tiempo

compromete el destino de la sociedad ya que una sociedad edificada sobre la coacción

y el miedo producirán hombres y mujeres que presentarán este modelo de vida privada

y pública, y esto conlleva deterioro del bienestar y calidad de vida de los seres

humanos.

Por esto la prevención y el tratamiento de este fenómeno exigen una activa

participación de la sociedad en conjunto, por medio del esfuerzo de organismos e

instituciones de la comunidad.Los niños necesitan de una estructura confiable para

desarrollarse de manera integral y adecuada, una estructura que les permita

desempeñar sus tareas esenciales, que apoye su individuación y proporcione el

sentimiento de pertenencia.

Al respecto, Minuchin y Fishman (1992), definieron a la familia como el contexto

natural para crecer y recibir auxilio. Grupo natural que ha elaborado pautas de

24

interacción y éstas constituyen la estructura familiar que a su vez rige el funcionamiento

de los miembros de la familia, define las distintas conductas y facilita la interacción

recíproca.

Existen varias definiciones para el maltrato infantil.

Fuster y Ochoa (2004), Sanmartín (2001) y Milner (2001), coinciden en la

definición de maltrato infantil como la siguiente: cualquier daño físico, psicológico o

sexual no accidental contra un menor, ocasionado por sus padres o cuidadores, que

ocurre como resultado de acciones físicas, sexuales o emocionales de omisión o

comisión y que amenazan el desarrollo normal, tanto físico como psicológico del niño.

En conclusión se puede mencionar al maltrato infantil como todas aquellas

acciones que van en contra del buen desarrollo físico, cognitivo y emocional del niño,

cometidas por personas a cargo de su cuidado. Manifestándose de distintas formas

como: maltrato físico, negligencia, maltrato psicológico o abuso sexual. (NCCAN, 1988).

También existen distintos planteamientos de Organizaciones relacionadas con

esta problemática, que se nombran a continuación:

Según UNICEF el maltrato infantil se define como: "Problema social que afecta a

la integridad de los niños. Es un problema social, intencional, consciente; es una

agresión y/o violencia física, moral, verbal, psicológica, social, sexual, que afecta e

interfiere en la integridad, desarrollo y derechos del niño; es una forma mal entendida

de los padres para educar a los hijos; abuso de poder, donde el menor se encuentra en

desventaja; un acto de irresponsabilidad." (PAMI 1998, p.3).

El Parlamento Europeo lo definió como: "Toda violencia no ocasional contra la

integridad física y/o psíquica del niño/a, o la privación de cuidados por parte de sus

padres o cuidadores que conlleve perjuicio hacia el niño/niña al dificultar su normal

desarrollo" (PAMI 1998 p.11)

Así como la Defensoría de la Niñez de la Procuraduría de los Derechos Humanos

de Guatemala que lo tipificó como: “Se entiende por Maltrato Infantil toda agresión

producida al niño por sus padres, hermanos, familiares y otras personas, con la

25

intención de castigarlo o causarle daño. Esta agresión se produce a través de acciones

como golpes, insultos, abusos, etc. y por omisiones cuando se deja de atender las

necesidades de vida del niño, tales como alimentación, higiene, vigilancia, afecto."

(PAMI 1998, p.3) Agregando lo siguiente: "Se considera como maltrato infantil, todas

aquellas faltas cometidas contra el niño, niña o adolescente relacionadas con su

cuidado, atención y la falta de amor afectando su salud física y mental. El maltrato

físico, el abuso y la explotación sexual y todas aquellas acciones que se practican en

contra de los niños, niñas y adolescentes, por parte de los adultos, también se

consideran como una forma de Maltrato Infantil." (Folleto Informativo).

Guerrero (1993), mencionó que entre las personas y entidades sensibilizadas por

esta problemática de la niñez, es común escuchar justificaciones como de que el

maltrato en Guatemala es una institución (por su carácter permanente y por la

tendencia a concebirlo como algo natural) disfrazada (bajo la forma de disciplina

porque se oculta y niega el daño que implica).

En la vida de una familia las tragedias de maltrato infantil surgen a partir de

factores que dependen por una parte de su dinámica interna y por otra de las

perturbaciones del medio ambiente; en Guatemala el maltrato infantil es producto de las

contradicciones socioculturales y de los modelos de crianza y forma de vida (Bátres,

1997).

Hasta hace algunos años, se pensaba que el maltrato infantil era la

consecuencia de trastornos psicológicos individuales, del alcoholismo, de las

toxicomanías o de carencias económicas o educativas. Las investigaciones actuales

demuestran que, en realidad, es el producto de una conjunción de factores en relación

con un modelo familiar y social que convalida la violencia como procedimiento

aceptable para la resolución de conflictos (Hernández, 2001). Tanto la violencia familiar

como el maltrato infantil son problemas sociales o comunitarios, y por tanto, todos

tienen la obligación de asumir un protagonismo activo, que incluye desde la denuncia,

hasta la atención médica y psicológica de este problema.

26

Grosman (2002), sugirió que ante una realidad tan preocupante, la intervención

preventiva debe realizarse a partir de impartir el conocimiento de los factores de riesgo

específicos dependiendo del tipo de maltrato infantil que se presente. Al identificar

estos factores se puede establecer las variables que anteceden al maltrato, puede

conocerse el riesgo de que se produzca el problema, por lo que el maltrato puede

predecirse, detectarse y prevenirse.

UNICEF (2008), mencionó que en el año 2005, en el Ministerio Público fueron

recibidas 11,900 denuncias por violencia intrafamiliar, abuso sexual contra niños y niñas

y trata de personas. Esto es de gran importancia ya que aunque el maltrato infantil es

un fenómeno muy grave, existe un sub-registro, una cultura y costumbres autoritarias

que justifican el maltrato a la niñez como una forma de castigo y una forma de inculcar

disciplina.

Respecto a esto Zepeda (1997), mencionó que la crianza de los niños puede

presentar manifestaciones de cariño, respeto, solidaridad, protección y unión comunes

de los latinoamericanos, así como, castigos y malos tratos como métodos de

enseñanza en busca de imponer disciplina y controlar la conducta.

Según el documento presentado por la Procuraduría de los Derechos Humanos

sobre el maltrato infantil (2006), esta es una agresión que se produce a través de

acciones como: insultos, abusos, etc. y por omisiones cuando se dejan de atender las

necesidades de la vida del niño, por ejemplo: alimentación, higiene, vigilancia, afecto,

etc. Clasificando el maltrato de la siguiente manera:

Maltrato Físico: se manifiesta a través de golpes o lesiones aplicados al niño con

fuerza y violencia, con la intención de disciplinarlo o educarlo. Estas agresiones

pueden ser: quemaduras, heridas, latigazos, mordeduras, moretes y fracturas,

hasta lesiones físicas que pueden causar la muerte como por ejemplo: asfixia,

puñaladas, hemorragias internas por ruptura de diferentes órganos (pulmones,

hígado, intestinos, etc.)

27

Howard (1998), definió el maltrato físico como toda relación de poder en el que el

agresor ejerce intencionalmente, fuerza y violencia sobre el cuerpo de la víctima,

con el objeto de castigarlo, disciplinarlo o sin razón aparente, pero produciéndole

lesiones internas y/o externas.

El niño maltratado no tiene opción mas que la de soportar estas situaciones

dolorosas ya que dentro de sí, siente culpa por haber provocado a sus padres y

al mismo tiempo necesidad de revelarse a la situación lo que crea sentimientos

de impotencia. Frecuentemente cuando estos niños son mayores huyen de casa

para evitar los golpes y no regresan por temor a lo que pueda ocurrirles.

Maltrato Emocional: es más difícil de identificar ya que es provocada

generalmente por los padres, familiares, maestros y personal de instituciones

encargadas del cuidado de los niños y se manifiesta a través de expresiones de

rechazo, de falta de afecto y atención. Este tipo de maltrato afecta la

personalidad del niño y le impide desarrollarse normalmente. En la mayoría de

los casos lo convierte en un niño temeroso, triste, inseguro o por el contrario será

agresivo y violento.

Howard (1998), mencionó que muchas veces las exigencias que se hacen al niño

son superiores a lo que él puede hacer por su edad, madurez o condición;

entonces las respuestas del niño pueden hacer que el agresor se irrite, le ofenda

y le humille. En el maltrato emocional, es común que se utilice el rechazo,

desprecio, burlas, críticas, insultos, amenazas y terror como formas de hacer

sentir al niño/a su incapacidad para realizar alguna tarea o considerarle como

una carga despreciable. El maltrato psicológico repercute en el niño en forma de

alteraciones de tipo emocional, dificultad para entablar relaciones con los demás,

estados depresivos, estar ausente, apático y presentar un retraso más o menos

grave en el desarrollo en general.

Maltrato por Negligencia o Descuido: se caracteriza por el descuido de los

padres con respecto a las necesidades de vida de los hijos. Se manifiesta por la

falta de control médico, alimentación inadecuada, higiene y vestuario defectuoso,

28

mala formación de hábitos e inasistencia escolar. Generalmente sucede porque

los padres no vigilan adecuadamente a sus hijos y con ello provocan que estén

expuestos a accidentes que podrían resultar incluso fatales. El descuido provoca

retardo en el desarrollo del niño, enfermedades, negativa participación en la vida

social como por ejemplo: la prostitución, drogadicción, alcoholismo, etc.

Maltrato por Abuso Sexual: el abuso sexual es el tipo de maltrato en el cual un

adulto o adolescente utiliza su posición de poder ante un niño para obligarlo o

persuadirlo de realizar una actividad de contenido sexual. El abusador puede ser

el padre, el padrastro, el abuelo, le hermano, un amigo u otra persona que tenga

influencia sobre el. Generalmente el abusador se vale de amenazas o engaños,

e incluso utilizando la fuerza física para convencer u obligar al niño a participar

en esta actividad, que puede presentarse de varias formas, como insinuaciones,

caricias, besos, manoseo, exhibiciones y en el peor de los casos violación, que

es cuando durante el abuso, existe penetración del pene o cualquier instrumento

por cualquiera de las vías, ya sea oral, anal o vaginal del niño.

Otra forma de abuso sexual consiste en la explotación sexual, en donde el niño/a

o adolescente son obligados a prostituirse o exhibirse en pornografía, con el

objetivo de ganar dinero de estas prácticas. (Howard, 1998).

Según Howard (1998) y Fuentes (1992), algunos síntomas y signos presentes en un

niño victima de maltrato son: rabia extrema, impulsividad, miedo o depresión, trastornos

del sueño, respuesta exagerada de alarma, susto o sobrecogimiento, pánico,

irritabilidad, comportamiento inmaduro o regresivo, híper vigilancia. Apatía, aislamiento,

temor, nerviosismo, retraso en el desarrollo, llanto frecuente. Agresividad, destrucción,

temor, inquietud, tristeza, desinterés en juegos, negativismo, retardo del lenguaje,

dificultad para entender, comerse las uñas, arrancarse el pelo. Bajo rendimiento

escolar, robo, mentiras, desinterés, mojar la cama, defecar la ropa, rebeldía, angustia,

tics, temores, enojo, cansancio. Drogas, delincuencia, intentos suicidas, promiscuidad,

culpabilidad, desmotivación, masturbación compulsiva.

29

Los síntomas comunes en todas las edades son:

Maltrato Físico: Fracturas, moretes, heridas, hinchazón, cicatrices, chichones, marcas

en la piel, falta de pelo, quemaduras.

Por Negligencia: Bajo peso y estatura, infecciones frecuentes, accidentes caseros,

dolores, palidez, falta de higiene, lesiones en la piel, hambre constante.

Por Abuso Sexual: Enfermedades de transmisión sexual, dolor al orinar, dificultad al

caminar, lesiones, dolor, secreción, picazón o sangrado en los genitales, embarazo.

La característica fundamental del maltrato es el uso de la violencia, propositiva,

repetitiva y cuya finalidad es causar dolor, generalmente producida como consecuencia

de una conducta negativa, real o imaginaria, que ha cometido un niño, y que tiene como

finalidad última la modificación de la conducta que el adulto considera nociva y

perjudicial, ya sea para el niño, el adulto o la sociedad (Lammoglia, 1999).

La situación en relación al maltrato infantil y la violencia que actualmente vive la

sociedad, es sumamente preocupante. Guatemala posee un patrón sociocultural de

educación predominante que se caracteriza por ser agresivo, violento e impositivo,

siendo en el hogar, donde se comete en su mayoría el maltrato infantil (Campos, 2001).

Los niños y las niñas aprenden a tener un concepto y un valor de ellos mismos a

través de las conductas e influencias de los adultos, los mensajes que reciben de éstos

y las circunstancias que los rodean. Por esto, la infancia es un período importante para

el desarrollo físico, social y emocional de toda persona. El mundo del niño está

formado por la gente que lo rodea, especialmente sus padres, hermanos, de manera

que el niño toma todo mensaje proveniente de ellos, de forma verbal o físicamente y los

refleja en su conducta.

El niño no puede ni sabe cómo defenderse ante los maltratos de los adultos.

Esto lo sitúa en una posición vulnerable ante un adulto agresivo y/o negligente. Los

niños que sufren maltrato tienen múltiples problemas en su desarrollo evolutivo, déficits

emocionales, conductuales y socio-cognitivos que le imposibilitan un desarrollo

adecuado de su personalidad. (De León, 1997).

30

Los problemas que tienen los niños maltratados se traducen en manifestaciones

que pueden ser conductuales, físicas y/o emocionales. A estas señales de alarma se

llama indicadores, ya que pueden "indicar" una situación de riesgo o maltrato.

Según Hernández (2001), los efectos emocionales inmediatos del abuso y

abandono; aislamiento, miedo e incapacidad de confiar, pueden traducirse en

consecuencias para toda la vida incluyendo baja autoestima, depresión y dificultad de

interrelacionarse. Existe una relación entre el maltrato de menores y entre los aspectos

de salud mental y emocional deficiente ya que existen niños, adolescentes y adultos

jóvenes que presentan muchos problemas, incluyendo depresión, ansiedad, problemas

de alimentación e intentos de suicidio, trastornos de pánico, trastornos de disociación,

trastornos de deficiencia de atención/hiperactividad, trastornos de estrés post-

traumáticos y trastorno de apegamiento reactivo, de la misma forma dificultades

cognitivas y sociales: Los niños quienes son abusados y abandonados por las personas

a su cargo frecuentemente no forman nexos efectivos con ellos. Estas tempranas

dificultades de establecer nexos pueden llevar más tarde a dificultades en las relaciones

con otros adultos como también con sus compañeros.

Las dificultades durante la adolescencia: Los niños maltratados físicamente o

abandonados son más susceptibles a experimentar problemas tales como delincuencia,

bajo rendimiento académico, uso de drogas y problemas de salud mental. (Prevent

Child Abuse New York, 2003).

Bariliari, Agosta y Colombo (2000), mencionaron distintos trastornos que se

presentan en niños víctimas de maltrato, entre ellos, los trastornos emocionales,

refiriéndose a ellos como los aspectos que tienen que ver con las emociones, las

pasiones y los sentimientos. Los estados de ánimo están directamente ligados a estas

vivencias, ya que los miedos que los niños experimentan durante la situación de abuso

no son infundados, sino se construyeron a partir de los sentimientos de inseguridad y

angustia que sus abusadores les propiciaron.

También mencionaron que la baja autoestima se va formando por los mensajes

contradictorios y desvalorizantes escuchados por los niños, sumado a la anestesia

31

emocional indispensable para la supervivencia en estos ambientes de agresión

crónica. Así como el hecho de que los niños maltratados muestran dificultad para

distinguir lo que sienten y para percibir las emociones o sentimientos que experimentan.

Poseen confusión en sus percepciones, no saben diferenciar que está bien y que está

mal.

Así mismo, mencionaron como trastornos conductuales presenten en estos niños

a las repeticiones compulsivas que surgen tanto de identificaciones con el agresor

como de intentos fallidos de ligar aquello que no puede ser comprendido ni tramitado,

utilizando como defensas primarias la disociación y la negación. Los comportamientos

regresivos tienen que ver con momentos en que el niño regresa a puntos de fijación al

enfrentarse a situaciones de estrés en las que el uso masivo de defensas de alguna

manera lo protegieron. El mal manejo de su comportamiento constituye un círculo

vicioso en el cual su comportamiento los lleva al fracaso, lo que les genera frustración,

además promueve el castigo y rechazo por parte de sus maltratadores, quienes ejercen

el abuso en contra de ellos en busca de controlar esta conducta que solo la refuerza,

continuando así la dinámica.

Mencionan también que estos niños pertenecen a familias disfuncionales donde

la mentira y los mensajes contradictorios abundan, por lo que desde muy pequeños no

han podido integrar los elementos que los rodean con una lógica aceptada

socialmente, sino con una lógica necesaria para su propia adaptación y supervivencia.

Si aquel que dice amarlos los lastima, las percepciones no coinciden con los

sentimientos. Esta confusión de conductas y actitudes lo lleva a construcciones

erróneas sobre su persona, el concepto de padre y madre, de familia, amor, y odio y

también de placer y dolor. Existe el empobrecimiento personal, ya que en esta tarea de

protegerse a si mismo mediante el aislamiento y la disociación, lo que crea los

trastornos cognitivos, que son las distorsiones perceptivas de estos niños tanto sobre sí

mismos como sobre la realidad que los rodea, ocasionando problemas de percepción,

memoria, lenguaje, razonamiento e inteligencia.

Fuentes (1992), mencionó como indicadores de padres abusadores los

siguientes: Parecen no preocuparse por el niño, no acuden nunca a las citas y

32

reuniones del colegio, desprecian y desvalorizan al niño en público, sienten a su hijo

como una "propiedad" ("Puedo hacer con mi hijo lo que quiero porque es mío"),

expresan dificultades en su matrimonio, recogen y llevan al niño al colegio sin permitir

contactos sociales, los padres están siempre fuera de casa, compensan con bienes

materiales la escasa relación personal afectiva que mantiene con sus hijos, abusan de

substancias tóxicas (alcohol y/o drogas), trato desigual entre los hermanos, no justifican

las ausencias de clase de sus hijos, justifican la disciplina rígida y autoritaria, ven al

niño como malvado, ofrecen explicaciones ilógicas, contradictorias no convincentes o

bien no tienen explicación, habitualmente utilizan una disciplina inapropiada para la

edad del niño, son celosos y protegen desmesuradamente al niño.

Los padres abusivos frecuentemente han experimentado abuso durante su

propia infancia. Se estima que aproximadamente una tercera parte de los niños

abusados y abandonados eventualmente victimizarán a sus propios hijos (Prevent Child

Abuse New York, 2003).

Independientemente de las secuelas físicas que desencadena directamente la

agresión producida por el abuso físico o sexual, todos los tipos de maltrato infantil dan

lugar a trastornos conductuales, emocionales y sociales. La importancia, severidad y

cronicidad de estas secuelas depende de la intensidad y frecuencia del maltrato, las

características del niño (edad, sexo, susceptibilidad, temperamento, habilidades

sociales, etc.), el uso o no de la violencia física, la relación del niño con el agresor, el

apoyo intrafamiliar a la víctima infantil y el acceso y competencia de los servicios de

ayuda médica, psicológica y social.

En los primeros momentos del desarrollo evolutivo se observan repercusiones

negativas en las capacidades relacionales de apego y en la autoestima del niño. Así

como pesadillas y problemas del sueño, cambios de hábitos de comida, pérdidas del

control de esfínteres, deficiencias psicomotoras, trastornos psicosomáticos.

En escolares y adolescentes se presentan: fugas del hogar, conductas agresivas,

hiperactividad o aislamiento, bajo rendimiento académico, deficiencias intelectuales,

fracaso escolar, trastorno disociativo de identidad, delincuencia juvenil, consumo de

33

drogas y alcohol, miedo generalizado, depresión, rechazo al propio cuerpo, culpa y

vergüenza, agresividad, problemas de relación interpersonal, baja autoestima e

inseguridad.

De acuerdo a lo anterior se puede concluir que los efectos del maltrato infantil

más evidentes son los siguientes: una pobre auto-imagen, incapacidad para confiar o

amar a otros, conducta agresiva, problemas de disciplina y comportamiento antisocial,

comportamiento auto-destructivo o auto-abusivo, pensamientos suicidas, pasividad y

comportamiento retraído, miedo de establecer relaciones nuevas o de comenzar

actividades nuevas, ansiedad y miedos, problemas en la escuela o fracaso escolar,

sentimientos de tristeza u otros síntomas de depresión, visiones de experiencias ya

vividas y pesadillas, abuso de drogas o de alcohol.

A menudo el daño emocional severo a los niños maltratados no se refleja hasta

la adolescencia, o aún más tarde, cuando muchos de estos niños maltratados se

convierten en padres abusivos y comienzan a maltratar a sus propios hijos. Y es este el

efecto más preocupante, que un niño maltratado será un adulto maltratador que

abusará de otro menor y este probablemente abusará de otro ser indefenso. El maltrato

puede producir la muerte, lesiones en el cuerpo e incapacidad física, pero también

puede producir lesiones sicológicas que no serán fáciles de ver, pero que estarán.

Según Barudy (1998), el problema de la desatención y maltrato a los niños tiene

su origen en sistemas familiares disfuncionales. Por lo que en la fase de diagnóstico e

intervención se debe poner atención a las estructuras y complejas dinámicas familiares

que se vinculan a la violencia. La elección de centrar la atención en las familias se

considera adecuada para afrontar un fenómeno tan complejo, como el maltrato infantil,

que responde a una multiplicidad de factores individuales, culturales, ambientales y

socioeconómicos.

Si los padres usan la violencia para corregir y no las palabras, si hay falta de

comunicación adecuada hacia los menores de edad, falta de cariño por parte de los

padres o explotación a los menores se están violando los Derechos del Niño. Los

efectos negativos son la rebeldía, desobediencia, fugarse de sus casas huyendo a las

34

calles, rencor de los menores hacia los padres y el deseo de vengarse con otras

personas (PRONICE, 1994).

De acuerdo con Ochoa (1995), Barudy (1998) y Minuchin (1995), la familia es un

sistema complejo y humano en constante interacción con su medio ambiente, que se

compone de un conjunto de personas, relacionadas entre sí, que forman una unidad

frente al medio externo. La conducta de cada individuo dentro de la familia está

relacionada con la de los otros, es decir, son complementarias o recíprocas. Cada

familia influye y es influida a su vez por los diferentes componentes de su medio. En

sus relaciones con el medio humano, la familia establece múltiples relaciones con otros

sistemas, como la familia extensa, los vecinos, los compañeros de trabajo y otros.

La familia es el contexto natural para crecer y recibir auxilio. La familia es un

grupo natural que ha elaborado pautas de interacción y éstas constituyen la estructura

familiar que a su vez rige el funcionamiento de los miembros de la familia, define las

distintas conductas y facilita la interacción recíproca. La familia necesita de una

estructura viable para desempeñar sus tareas esenciales, apoyando la individuación y

proporcionando un sentimiento de pertenencia (Minuchin y Fishman, 1992).

Según explica Wolfe (2001), para prevenir y tratar el maltrato y en general, para

contribuir a la buena salud infantil y familiar, se deben promover métodos de educación

adecuados basados en los factores que pueden llevar al maltrato y al abandono infantil,

ya que vale la pena mencionar que la mayoría de los servicios dirigidos a las familias

que maltratan a sus hijos/as no tiene por objetivo principal tratar a esas familias, sino

proteger a los niños cuando el maltrato ya se ha producido.

Según la Procuraduría de los Derechos Humanos (2008), los efectos que provoca

en los niños el ser víctimas de maltrato son diversos y de variada intensidad entre los

cuales cabe mencionar:

Muerte de la víctima

Enfermedades resultantes de maltrato

35

Impedimentos físicos permanentes

Trastornos mentales y emocionales

Alcoholismo y drogadicción

Prostitución a temprana edad

Madres adolescentes solteras

Fugas del hogar

Niños de la calle

Niños institucionalizados

Conducta antisocial

Trasgresión y delincuencia

Vagancia

Repetición del maltrato en la vida adulta

Existen diversos estudios que nombran diferentes factores como precipitantes del

maltrato infantil, entre los cuales se pueden mencionar los siguientes estudios:

Hasta hace algunos años, se pensaba que el maltrato infantil era producto de

trastornos psicológicos individuales, del alcoholismo, de las toxicomanías o de

carencias económicas o educativas. Las investigaciones han demostrado que es un

conjunto de factores en relación a un modelo familiar y social que utiliza la violencia

como factor aceptable para la ejecución de la disciplina o para la resolución de

conflictos (Hernández, 2001).

Es así que el maltrato infantil ha existido a lo largo de la historia en todas las

culturas del mundo y ha sido utilizada y aceptada en algunos casos como método

correctivo para imponer disciplina. Por otra parte algunos adultos han abusado del

poder que les da la paternidad no para proveer del cuidado y la protección de sus hijos

36

sino para obtener de los más débiles, los niños, que se sometan a su voluntad y a la

satisfacción de sus deseos. La mayoría de los padres y cuidadores desconocen las

terribles repercusiones que tiene el maltrato ejercido sobre los niños en la formación de

su personalidad. Los niños sometidos y obligados a obedecer, callar y soportar la forma

como sus cuidadores los eduquen, quedan indefensos ante una situación en la que se

le niegan sus derechos como seres humanos a ser respetados en su integridad física y

emocional, lo que determina las condiciones psicológicas con las que crecen y se

desarrollan.

Las investigaciones han mostrado que, cuando las personas están en ambientes

que apoyan y nutren las necesidades, se manifiestan condiciones psicológicas

adecuadas con emociones positivas y conductas propositivas así como actitudes

favorables hacia los grupos sociales (Csikszentmihalyi y Le Fevre, 1989; Deci, Connell

y Ryan, 1989). En cambio, cuando las condiciones son crónicamente hostiles,

sobrevienen reacciones y emociones negativas tales como la tristeza o la ansiedad que

(Seligman, 1975).

El hecho de que un ambiente o un contexto social apoye o frustre las necesidades

psicológicas de las personas tiene profundas implicancias para la motivación, la

productividad y el bienestar de ellas (Deci, 1995). Por lo tanto, es esperable que las

situaciones sostenidas de precariedad social atenten contra la satisfacción de estas

necesidades, obstaculizando el logro de condiciones psicológicas favorables para el

desarrollo humano. Existen muchas y variados factores psicológicos que determinan

estas condiciones, como la personalidad, la autoestima, la depresión y la ansiedad.

Los primeros años de vida se forma la personalidad y está es el producto de cada

vivencia en particular y de la herencia genética que todo ser humano posee. Para que

exista una personalidad adaptada adecuadamente al medio en común, deben de existir

circunstancias propiciadoras para que, cada cual, desarrolle sus potencialidades en

forma ecuánime y satisfactoria en el ámbito personal y social.

37

La psicología contemporánea a través de diferentes estudios ha descubierto que los

años de la infancia son primordiales para la formación de la personalidad, no sólo

porque es allí donde se forma, sino porque es donde el ser humano desarrolla, en su

mayoría, los demás componentes de su psicología individual.

Los estudios donde se analizan aspectos como el medio ambiente y su influencia en

la formación de aspectos psíquicos como la personalidad son importantes para

comprender mejor las características que forjan determinadas circunstancias en las

personas.

Al profundizar conceptualmente en el estudio de la personalidad de poblaciones

especificas e individuos se encuentran autores que evidencian teóricamente los

diferentes aspectos que engloban un estudio de la personalidad como Maier (1989)

citando a Ericson; “Es necesario acentuar la importancia de los factores sociales en el

desarrollo humano, por lo que propuso ocho etapas de desarrollo en donde el individuo

enfrenta una crisis social con dos opciones; una en donde se resuelve con éxito u otra

endonde la deja parcialmente sin resolver.” (Pág. 44)

Según Barrios, (1986:32), la familia sigue siendo la parte más importante en la

“red social” de los niños. “Esto se debe a que los miembros de la familia constituyen el

ambiente fundamental, ya que sus miembros son las personas más importantes

durante los primeros años formativos”.

“Por otra parte se ha evidenciado que las contribuciones de la familia, al

desarrollo de los niños, proceden del tipo de relaciones que sostienen los pequeños

con los diferentes miembros”. “A su vez, esas relaciones se ven afectadas por el patrón

de vida familiar, como por las actitudes y la conducta de los distintos miembros hacia

los niños.” Hurlock (1992: 28)

La misma autora menciona que “Es así como se sabe que la familia es en donde

las personas adquieren mecanismos como; sentimiento de seguridad por el hecho de

formar parte de un grupo estable, confiar para que satisfagan sus necesidades físicas y

38

psicológicas, establecen fuentes de afecto y aceptación, modelos de patrones

conductuales aprobados para aprender a ser sociales, orientación en el desarrollo de

patrones conductuales socialmente aprobados.” (Pág. 34)

De acuerdo a Gratiot (1995:98). “Sea cual sea la dirección que se dé al estudio

del comportamiento, se tendremos que investigar la integración de los factores y de los

efectos explorados en una estructura que denota la coherencia de las experiencias y la

estabilidad de las respuestas. En cada sector se elaboran de ese modo varios

modelos, que sólo parcialmente coinciden entre sí.”

De la misma forma añade “La heterogeneidad de los múltiples factores que

influyen, no sólo en la personalidad, sino también en los que determinan la formación

de la misma y de las correlaciones entre rasgos habituales del comportamiento, nos

permite individualizar tipos más generales que nos ayuden a concebir un modelo

descriptivo de la personalidad.” (Pág. 133),

A la vez la Asociación Mexicana de Psiquiatría Infantil (1996), afirma que la

personalidad del individuo, sus motivaciones, aptitudes, actitud frente a la vida, su

situación actual, su relación con la familia y la comunidad, son producto de los

acontecimientos de la vida del sujeto desde las épocas más tempranas y opina que

estos acontecimientos repercuten influyendo en la formación de su personalidad.

En cuanto a la autoestima o autoconcepto que forman parte de la personalidad

Hurlock (1992), menciona que los auto conceptos son imágenes que tienen las

personas sobre ellas mismas. Se componen de las creencias que poseen sobre ellas,

sus características físicas, psicológicas, sociales y emocionales, sus aspiraciones

realizaciones. Se basan en lo que los niños creen que piensan sobre ellos y personas

significativas en sus vidas.

En el tema Satir (2002), menciona que la autoestima es el valor que cada

individuo da a sí mismo, el amor y respeto que tiene hacia sí y que es independiente de

la forma como los demás le perciben. Es la conciencia de una persona de su propio

valor, el punto más alto de lo que se es y de sus responsabilidades; con determinados

aspectos positivos y negativos.

39

La autoestima es un elemento básico en la formación de los niños, dependerá de

su desarrollo en el aprendizaje, en las buenas relaciones, actividades en la construcción

de su felicidad, cuando un niño adquiere una buena autoestima se sentirá competente,

seguro de sí mismo y valioso, su comunicación será fluida, y con relaciones sociales

adecuadas. Al contrario el niño con baja autoestima no confiará en sus propias

habilidades ni en las de los demás, se sentirá inferior a otros, se comportará más

tímido, crítico y mostrará poca creatividad, desarrollará conductas agresivas y

asilamiento social (González 2001).

En relación al autoconcepto, Rice (1997), afirma que es la opinión o impresión

que la gente tiene de sí misma, la cual se desarrolla a lo largo de muchos años. El auto

concepto es el conjunto de percepciones cognoscitivas y actitudes que la gente tiene

acerca de sí misma. Es la suma total de las descripciones y evaluaciones que hace de

sí misma.

A lo que Musitu, García y Gutiérrez (1997), agregan que la percepción de sí

mismo se basa en las experiencias con los demás y en sus atribuciones que la misma

persona realiza de su conducta.

Para Papalia, Olds y Feldman (2005), el auto concepto es la imagen mental

descriptiva y evaluativa de las habilidades y rasgos propios. El auto concepto incluye

tanto a la cognición como a la emoción. Describe lo que se conoce y se siente de

acerca de uno mismo y dirige las acciones.

El desarrollo del auto concepto es un proceso gradual que se construye sobre el

inicio más temprano de la discriminación perceptual entre la propia persona y los

demás. Este proceso comienza entre los 15 a 30 meses de edad, con el surgimiento de

la consciencia de sí mismo y el conocimiento de un ser distinto e identificable (Papalia,

Olds y Feldman, 2005).

En la misma línea de Papalia, Olds y Feldman (2005), el auto concepto se torna

más claro y más imperioso a medida que la persona adquiere capacidades

40

cognoscitivas y aborda las tareas del desarrollo de la niñez, la adolescencia y luego la

edad adulta.

Según Saffie (2000), existe una valoración global acerca de sí mismo, una

percepción de ser amado, valioso y estar contento de ser como es; o por el contrario,

en un sentimiento de ser poco valioso, no amado, un sentimiento negativo y de no

aceptación respecto de uno mismo, existen también otras dimensiones o áreas

específicas de la autoestima. Dentro de ellas, las siguientes son las que considera

significativas en la edad escolar:

Dimensión física: sentirse atractivo físicamente, sentirse fuerte, capaz de

defenderse, sentirse armoniosos y coordinados.

Dimensión social: incluye en enfrentarse con éxito a situaciones sociales,

sentirse aceptado o rechazado por los coetáneos, sentimiento de pertenencia,

decirse que es parte de un grupo, sentirse capaz de enfrentar con éxito

diferentes situaciones, ser capaz de tomar la iniciativa, ser capaz de relacionarse

con personas del sexo opuesto y solucionar conflictos interpersonales con

facilidad, incluye el sentido de solidaridad.

Dimensión afectiva: se refiere a la autopercepción de las características

personales, sentirse simpático o antipático, estable o inestable, valiente o

temeroso, tranquilo o inquieto, de buen o mal carácter, generoso, tacaño,

equilibrado o desequilibrado, sociable o antisocial.

Dimensión ética: se relaciona con el hecho de sentirse una persona buena y

confiable o, por el contrario, mala y poco confiable, incluye atributos como

sentirse responsable o irresponsable, trabajador u holgazán. La dimensión ética

depende de la forma en que el niño interioriza los valores y las normas, y de

cómo se ha sentido frente a los adultos cuando las ha transgredido o ha sido

sancionado. Si se ha sentido cuestionado en su identidad cuando ha actuado

mal, su autoestima se verá distorsionada en el aspecto ético.

Dimensión académica: incluye la autopercepción de la capacidad para enfrentar

con éxito las situaciones de la vida escolar y específicamente a la capacidad de

rendir bien y ajustarse a las exigencias escolares, incluye también la

41

autovaloración de las capacidades intelectuales, como sentirse inteligente,

creativo y constante, desde el punto de vista intelectual.

Cómo factores psicológicos determinantes de las condiciones psicológicas en que se

encuentre un individuo se encuentra la ansiedad y la depresión.

Maya, Usieto, Burgaleta y Aztarain (2005), consideran que la ansiedad se

manifiesta de tres maneras: cognitivamente (en los pensamientos de una persona),

conductualmente (en sus acciones) y somáticamente (en las reacciones fisiológicas o

biológicas). Las manifestaciones cognitivas de la ansiedad pueden ir desde una

preocupación leve hasta el pánico. Las formas graves pueden llevar a la convicción de

un destino inminente (el fin del mundo o la muerte), una preocupación por peligros

desconocidos o temores de perder el control sobre las funciones corporales.

La ansiedad, según Spielberger (1980) es un estado emocional, que consiste en

una particular combinación de pensamientos y sentimientos desagradables, así como

de cambios fisiológicos aunados a la activación del sistema nervioso autónomo.

Ugalde (2007) indicó que la ansiedad puede ser aguda o crónica. La crisis aguda

se manifiesta por ataques de pánico, estos son episodios donde la reacción de lucha o

huida del organismo se presenta en momentos inoportunos, la persona se siente

agobiada por una sensación de desastre o de muerte inminente, lo que impide pensar

con claridad, también se presenta sensación de falta de aire, claustrofobia o asfixia,

palpitaciones, etc. La crisis crónica presenta síntomas como inquietud, desasosiego,

tartamudez, sudoraciones, miedo, etc.

Becerra (2005), define a la ansiedad como la más común y universal de las

emociones. La reacción emocional ante un peligro o amenaza que se manifiesta

mediante un conjunto de respuestas tanto fisiológicas, cognitivas y conductuales. Tiene

numerosos sinónimos: nerviosismo, inquietud y tensión. Referencia a la experiencia de

la ansiedad: angustia, miedo e inseguridad.

42

Según Maya, et. al (2005), la ansiedad es un estado que se refiere a una fase

emocional del aquí y el ahora que se caracteriza por aprensión, tensión y activación del

sistema nervioso autónomo; mientras que la ansiedad rasgo, se refiere a la propensión

a percibir ciertas situaciones como amenazantes y responder a estas situaciones con

niveles variables de ansiedad estado. La ansiedad rasgo es un motivo o predisposición

conductual adquirida, que predispone a un individuo a percibir un amplio rango de

circunstancias objetivamente no peligrosas como amenazantes, y responder a ellas,

con una ansiedad estado desproporcionada en intensidad o magnitud, al peligro

objetivo. Personas con alta ansiedad rasgo perciben mayor número de situaciones

como amenazantes o responden a situaciones amenazantes con niveles más elevados

de ansiedad estado.

En el caso de la depresión, esta se considera un estado de infelicidad que puede

ser transitorio y que en los niños se manifiesta por medio de cambios en su

comportamiento que no precisamente son de llanto o tristeza ya que la actividad

excesiva y la agresividad pueden también indicar un problema.

Gracias a diferentes estudios realizados a nivel nacional e internacional se ha

comprobado que la depresión existe como trastorno dentro de la población infantil y por

ello se han realizado diferentes conceptualizaciones para definir el término.

Según Wicks y Allen (2001), por el término de depresión se entiende la

experiencia de un estado de ánimo generalizado de infelicidad. Las descripciones de

niños y adolescentes que se consideran depresivos sugieren que, además, éstos

manifiestan otros problemas. Suele observarse una pérdida de la experiencia de placer,

retraimiento social, baja autoestima, incapacidad para concentrarse, trabajos escolares

insuficientes, alteraciones en funciones biológicas como en el dormir, comer y

eliminación, además de síntomas somáticos. Por síntoma de depresión se entiende la

experiencia de tristeza, pérdida de interés o de placer, falta de capacidad de respuesta

y condiciones similares que se utilizan para describir este estado de ánimo negativo. Se

ha sugerido que el concepto de Trastorno Depresivo se reserve para la noción

depresión como síndrome, que consiste en la presencia de síntomas de un estado de

43

ánimo negativo que van acompañados de ciertos problemas somáticos, cognitivos y de

conducta. Estas características están presentes de manera persistente y se observa un

deterioro social en el niño o adolescente.

Papalia, Wendkos y Feldman (2002), afirmaron que la depresión infantil no comprende

de edades ni de género, debido a que los bebés también pueden sufrirla. De hecho, los

primeros casos de enfermedad se detectaron en bebés de pocos meses.

En 1992, Cobo distingue la depresión en tres categorías, como síntoma, como

síndrome y como enfermedad mental organizada. La primera se refiere a

exclusivamente la tristeza, apatía o desánimo, que son las formas más frecuentes e

aparición en la infancia y adolescencia, es decir, con fenómenos aislados. Se presenta

como síndrome cuando además de los síntomas anteriores hay problemas de apetito y

de sueño, dificultades de rendimiento escolar e intelectual y problemas relacionales,

que es una forma menos común en la infancia. En enfermedad organizada, cuando es

un cuadro muy específico con frecuentes antecedentes hereditarios, una evolución

determinada, complejidad de trastornos, un cierto perfil de personalidad y con

determinada respuesta a la medicación, cuya presentación es más rara en la niñez.

El mismo autor, refiere que en el niño escolar, cuando la depresión es muy

intensa, aunque no es muy frecuente adopta la forma de melancolía. Cuando no es tan

intensa puede presentarse con ciertas características que le dan una variación con

respecto a la depresión del adulto, predomina la irritabilidad, malhumor y la inquietud, lo

cual se sustancia a menudo en trastornos de relación y de conducta en casa, familia o

colegio. Lo que hace pensar que en los niños pueda existir depresión de tipo

enmascarada equivalentes depresivos y depresión latente. La depresión enmascarada

se observa cuando tras una conducta agresiva predominante o de un cuadro

relativamente recortado de dificultades escolares, hay una depresión que no se revela

con formas más claras. Los equivalentes depresivos, que se han considerado tanto

para la depresión en adultos como en niños y la depresión latente, que existe, pero

como si se hallara en un estado embrionario, no se estuviera incubando o no terminara

de emerger (Cobo, 1992).

44

Claude (1995), menciona que no se debe imaginar a un niño sumido en un

estado profundo de abatimiento, en ese intenso dolor psíquico, en esas ideas de

indignidad y culpabilidad tan características en una depresión en el adulto. Ni siquiera

es seguro que se sienta en lo más profundo de su ser esa tristeza que puede leerse en

su rostro, conductas o palabras. Las personas que viven con el niño, sobre todo los

educadores y maestros, ya que generalmente los padres no saben o no quieren saber

este tipo de cosas, reconocen intuitivamente cuando el niño entra en una fase

depresiva por su tendencia a aislarse, su desinterés en el juego, su disminución en el

rendimiento escolar o su conducta intolerable e irritable y la tristeza afecto dominante

que nunca falta. Si bien no hay depresión sin tristeza, no puede decirse que un niño que

parece triste esté necesariamente deprimido o que tristeza sea igual a depresión, ya

que la tristeza es un afecto que puede sentirse en las situaciones más diversas y la

depresión, cualquiera que sea su grado, produce un estado de abatimiento de las

fuerzas vivas del yo que muestra la intensidad del conflicto inconsciente del que es

causa, conflicto entre pulsiones.

Los niños que han sido víctimas de maltrato sufren severas consecuencias en su

estabilidad emocional, sus condiciones psicológicas no son las adecuadas ni les

permiten desarrollarse de forma integral. En Guatemala los casos que son

denunciados por este tipo de delito conllevan al retiro de las víctimas de su hogar

natural para ser llevados a un hogar temporal en donde se encuentren a salvo.

Tal es el caso del Hogar Funjesus, una casa hogar fundada en 1,999 con el

propósito de su fundadora Vanessa López de prestarle un hogar adecuado donde vivir

a los hijos de las reclusas del penal para mujeres de Guatemala. En ese año y con esa

finalidad inició el proyecto Funjesus con el apoyo de algunas colaboradoras. En mayo

del 2,000 ingresa la primera niña, hija de reclusa y ocho meses más tarde ingresan

aproximadamente siete niños más también hijos de reclusas. Por asesoría y solicitud

de los jueces de menores, sus fundadores cambian los estatutos para poder ampliar el

apoyo también a los niños víctimas de abuso, maltrato, desnutrición o abandono.

Funjesus se encuentra ubicado en la zona 14 de la ciudad de Guatemala, al final de la

45

avenida de las Américas. Sus fundadores ofrecen a los niños una vida digna con una

educación integral que incluye educación en valores, educación cristiana, académica,

artística y deportiva. Es así que los niños asisten a colegios prestigiosos, academias de

arte y centros deportivos, además de asistir a la iglesia católica todos los domingos. Es

una institución que pretende rescatar a los niños y proporcionarles los cuidados y la

educación que les fue vedada. Están conformados como una gran familia y proveen de

amor y atención a cada uno de los niños que allí ingresa. Esta casa hogar se sostiene

por donaciones de dinero, servicios profesionales, tiempo y mercadería que

proporcionan sus padrinos, personas que voluntariamente participan en el

sostenimiento del hogar y como apoyo emocional en el desarrollo de estos niños. Es

importante mencionar que la mayoría de los niños llevan varios años en el hogar.

Como síntesis de lo anterior se puede mencionar que la personalidad es una parte

fundamental de todo ser humano y que esta a su vez, a pesar de ser una de las

estructuras más sólidas que el ser humano posee, en su formación es una de las más

frágiles, ya que el ambiente y factores hereditarios la determinan y consolidan de una

forma prácticamente indeleble. Es por eso mismo que las condiciones psicológicas de

los niños pueden verse afectadas en aspectos como la formación de su personalidad, la

autoestima, la presencia de sintomatología depresiva o la ansiedad manifiesta.

Estudios, como el presente, cobran importancia, ya que las repercusiones de este

tipo de maltrato afectan a toda la sociedad y conociéndolas no solo pueden tratarse y

erradicarse sino también prevenirse.

46

II. Planteamiento del Problema

El maltrato infantil es un fenómeno universal que ha existido a lo largo de la

historia. El abuso de poder y las técnicas correctivas empleadas por los padres o

cuidadores en contra de sus hijos ha generado un problema de magnitudes

significativas en el desarrollo integral de los niños. Dentro de nuestra sociedad como

en muchas otras se ha permitido esta conducta como método correctivo para educar a

los hijos, lo cual conlleva a un impacto adverso en los niños quienes crecen sumergidos

en un ambiente de violencia y agresividad.

Los datos estadísticos, únicamente permiten una estimación cuantitativa de la

problemática del maltrato infantil, que no abarcan en sí el problema real, no brindan

información sobre las secuelas en el desarrollo de los niños que han crecido en un

ambiente hostil y violento que ha dejado su vida a merced de una autoestima destruida,

al desarrollo de trastornos de conducta que los somete aún más al rechazo y la

agresión de las personas que los rodean y que al mismo tiempo deterioran sus

relaciones interpersonales.

El maltrato a los niños es un grave problema social, con raíces culturales y

psicológicas, que pueden producirse en familias de cualquier nivel económico y

educativo. Es un problema que afecta a millones de niños alrededor del mundo

dejando secuelas en su desarrollo que afectan diferentes áreas de su personalidad,

llegándose a considerar como uno de los problemas más importantes de la infancia y

juventud Guatemalteca.

La cultura una educación sin violencia continúa siendo una necesidad de la

sociedad ya que nuestro país es por naturaleza violento. Es importante promover la

concientización para desarrollar una nueva cultura de amor que implique el buen trato

de los niños, medidas disciplinarias y correctivas no agresivas sino constructivas, una

forma diferente de responsabilidad de los cuidadores que conlleve a velar no solo por la

protección de los peligros del entorno sino de la protección de su autoestima, de

respeto y tolerancia que permita a los niños desarrollarse de manera integral y ser

seres sociales que construyan un mejor país.

47

El estudio del maltrato infantil y sus consecuencias psicológicas es indispensable

para informar y concientizar a los padres, cuidadores e instituciones a cargo de los

niños, para no solo buscar combatirlo, sino prevenirlo.

Desde la perspectiva psicológica, esta investigación es importante ya que busca

evidenciar el impacto en las condiciones psicológicas de los niños que han sido

víctimas de maltrato por lo que se hace pertinente el planteamiento de la siguiente

pregunta:

¿Cuáles son las condiciones psicológicas de un grupo de niños que han sufrido de

maltrato en cualquiera de sus expresiones, que se encuentran comprendidos entre las

edades de 7 y 16 años de edad y que se encuentran institucionalizados en el hogar

Funjesus de la ciudad de Guatemala?

2.1 Objetivos

Objetivo General:

Describir las condiciones psicológicas de un grupo de niños de edades

comprendidas entre 7 y 16 años de edad, que han sufrido de maltrato en cualquiera de

sus expresiones y que se encuentran institucionalizados en el Hogar Funjesus, de la

ciudad de Guatemala.

Objetivos Específicos:

Describir el auto-estima en un grupo de niños que han sufrido maltrato.

Determinar si existen síntomas depresivos en niños que han sufrido maltrato.

Describir el nivel de ansiedad en niños que han sufrido maltrato.

Describir la personalidad de un grupo de niños que han sufrido maltrato.

2.2 Elementos de Estudio

Maltrato Infantil

Condiciones Psicológicas:

o Autoestima

48

o Depresión

o Ansiedad

o Personalidad

2.3 Definición de Elementos de Estudio

Definición Conceptual

Maltrato Infantil:

El abuso infantil es un patrón de maltrato o comportamiento abusivo que se dirige

hacia el niño o niña y que afecta los aspectos físico, emocional y/o sexual, así como

una actitud negligente hacia el/la menor, a partir de la cual se ocasiona amenaza o

daño real que afecta su bienestar y salud. (Lammoglia, 1999).

Condiciones Psicológicas

Las investigaciones han mostrado que, cuando las personas están en ambientes

que apoyan y nutren las necesidades, se manifiestan condiciones psicológicas

adecuadas con emociones positivas y conductas propositivas así como actitudes

favorables hacia los grupos sociales (Csikszentmihalyi y Le Fevre, 1989; Deci, Connell

y Ryan, 1989). En cambio, cuando las condiciones son crónicamente hostiles,

sobrevienen reacciones y emociones negativas tales como la tristeza o la ansiedad que

(Seligman, 1975).

Para poder crecer y desarrollarse armónicamente, la personas no solo necesitan de

agua y alimentos sino que también requieren de la satisfacción de otras necesidades

como sentirse seguros, amados, competentes y valorados.

Pettigrew y Meertens (1995), en sus investigaciones acerca del tema han mostrado

que, cuando las personas están en ambientes que apoyan y nutren las necesidades, se

manifiestan emociones positivas y conductas propositivas así como actitudes favorables

hacia los grupos sociales. En cambio, cuando las condiciones niegan la satisfacción de

49

estas necesidades, sobrevienen reacciones y emociones negativas tales como la

tristeza o la ansiedad.

Auto-estima: La autoestima es el sentimiento valorativo del propio ser, de su

manera de ser, de quien es, del conjunto de rasgos corporales, mentales y emocionales

que configuran su personalidad. El concepto que se tiene del propio ser es aprendido

del entorno, mediante la valoración que se hace del propio comportamiento y de la

asimilación e interiorización de la opinión de los demás respecto a sí mismo. La

autoestima incita a actuar y motiva a perseguir objetivos personales. (Statt, 1980).

Depresión: Según Wicks y Allen (2001), por el término de Depresión se entiende

la experiencia de un estado de ánimo generalizado de infelicidad. Las descripciones de

niños y adolescentes que se consideran depresivos sugieren que, además, éstos

manifiestan otros problemas. Suele observarse una pérdida de la experiencia de placer,

retraimiento social, baja autoestima, incapacidad para concentrarse, trabajos escolares

insuficientes, alteraciones en funciones biológicas como en el dormir, comer y

eliminación además de síntomas somáticos. Por síntoma de depresión se entiende la

experiencia de tristeza, pérdida de interés o de placer, falta de capacidad de respuesta

y condiciones similares que se utilizan para describir este estado de ánimo negativo.

Ansiedad: La ansiedad consiste en el conjunto de reacciones físicas y

psicológicas que ocurren ante la presencia de un peligro. La respuesta de ansiedad se

encuentra presente desde el nacimiento, siendo un mecanismo natural con el que se

nace. La ansiedad no solo aparece por peligros externos y objetivos, sino también por

otros de carácter interno y subjetivo, e incluso por miedos inconscientes. (Silvestri y

Stavile, 2005)

Sarason (1996), define a “la ansiedad como un sentimiento de miedo y aprensión

confuso, vago y muy desagradable” (pp. 156)

Personalidad: Al revisar el término personalidad se encuentran múltiples

definiciones, la mayor parte tratan de alguna forma abarcar a toda la persona, sus

capacidades, tendencias o características sean estas innatas o adquiridas, las cuales

son consistentes y que distingue a una persona de otra. (Ruch 1971)

50

Según Farré (1998), la personalidad es una estructura dinámica, no estática,

determinada genotípicamente que como resultado de varios estímulos del medio

ambiente evoluciona y se plasma. Esta no actúa en la misma medida y forma en todos

los individuos, en algunos predominan los factores genotípicos y en otros los

ambientales. Aun así, se interrelacionan y presionan sobre la totalidad de la persona.

Definición Operacional

Maltrato Infantil: para fines de este estudio el maltrato infantil se entenderá

como cualquier daño provocado intencionalmente a un menor de manera física,

verbal, psicológica y sexual.

Condiciones Psicológicas: como condiciones psicológicas se entenderá el

estado en que se encuentre el autoestima, los niveles de depresión y ansiedad

presentes y la personalidad de los niños que han sufrido de maltrato infantil en

cualquiera de sus expresiones. Estas serán medidas a través de diferentes

pruebas estandarizadas de acuerdo a los siguientes indicadores: autoestima,

depresión, ansiedad y personalidad.

Autoestima: se aplicará la técnica del Auto-concepto, llamada AF-5 Auto-

concepto forma 5, en las cuáles se medirán fortalezas y debilidades presentes

en el auto-concepto de un niño que ha sido víctima de maltrato. Con este

procedimiento de evaluación se buscará a través de 30 items, la presencia de

características como: Auto concepto académico/laboral, Auto concepto social,

Auto concepto emocional, Auto concepto familiar y Auto concepto físico.

Depresión: se evaluarán a través de los 27 items del Cuestionario de Depresión

Infantil CDI. En este estudio la presencia de síntomas depresivos podrán

evidenciarse por indicadores como: Disforia (humor depresivo, tristeza,

preocupación, etc.) y Autoestima negativa (juicios de ineficacia, fealdad, maldad,

etc.)

51

Ansiedad: el instrumento a utilizar para medir los niveles de ansiedad presentes

en estos niños es la Escala de Ansiedad Manifiesta en Niños (CMAS-R) que

consta de 37 items y se hará a través de los siguientes indicadores: a) Ansiedad

fisiológica, b) Inquietud/hipersensibilidad, c) Preocupaciones

sociales/concentración, y d) Falsedad/ Mentira

Personalidad: se buscará identificar los efectos del maltrato en la personalidad

de los niños por medio del instrumento Cuestionario de Personalidad para niños

(ESPQ) que mide trece escalas de la personalidad, incluyendo el aspecto

intelectual, a través de dos series de 80 items cada una.

2.4. Alcances y Límites

Esta investigación se centró en estudiar las condiciones psicológicas de niños

que han sufrido maltrato y que se encuentran institucionalizados en el hogar Funjesus,

en la ciudad de Guatemala. Se tomó una muestra de 14 niños, del sexo femenino y

masculino, comprendidos entre 7 y 16 años de edad que cumplían con las

características de haber sufrido maltrato en cualquiera de sus manifestaciones, fueron

elegidos por conveniencia dentro de la población total de 35 niños por la edad y la

capacidad de leer y escribir.

Los resultados que derivaron de esta investigación serán aplicables, únicamente,

para los sujetos de estudio u otros con características similares en cuanto a edad y

características de maltrato.

2.5. Aporte

A partir de los resultados que se obtuvieron en esta investigación, se pretende

contribuir proporcionando información acerca de la problemática del maltrato infantil y

sus repercusiones. A fin de dar a conocer y analizar la realidad en la que viven nuestros

niños, de manera que puedan lograrse cambios a través de la amplia y consciente

participación de las personas que redunden en beneficio de la sociedad guatemalteca.

Así mismo, la comprensión de las condiciones psicológicas presentes en niños

que han sido víctimas de maltrato infantil en cualquiera de sus dimensiones y las

52

probabilidades de desarrollar una personalidad no integrada con repercusiones

sociales, ya que es un problema que afecta a todos como país.

Con esta investigación se busca la concientización de las personas responsables

del cuidado de los menores en aras de una mejora en la calidad de vida de estos y de

ofrecerles un futuro mejor, ya que los niños expuestos al maltrato pueden verse

afectados en su desarrollo, por lo que de alguna manera se pretende no solo detener el

maltrato sino prevenirlo.

Se pretende también que este estudio beneficie a la institución en la que se

realizó dicho estudio, para crear programas de prevención así como de tratamiento para

las víctimas actuales de maltrato. De esta manera también y principalmente beneficiar a

las víctimas. Que sea un aporte para los estudiantes y profesionales de la salud

mental, que deseen conocer la problemática y en un futuro trabajar en el tema.

53

III. MÉTODO

3.1 Sujetos

El hogar Funjesus es una institución, ubicada en la ciudad de Guatemala, que se

sostiene únicamente por donaciones, que alberga y brinda a los niños protección y

abrigo. La población total de este hogar es de aproximadamente 35 niños que

refirieren a dicha institución de parte de los juzgados de familia por ser abandonados o

víctimas de maltrato. Se encuentran entre las edades de dos y dieciocho años, de los

cuáles para esta investigación se utilizaron para la muestra 14 sujetos comprendidos

entre las edades de 7 y 16 años de edad, que saben leer y escribir.

Las características de estos niños corresponden a que han sido víctimas de maltrato

infantil en cualquiera de las siguientes expresiones: maltrato a nivel físico, psicológico o

emocional, maltrato por negligencia, descuido o abandono, abuso sexual o síndrome de

Munchausen por parte de algún adulto que ha tenido a cargo su cuidado o custodia.

La técnica muestral que se utilizó para la selección de los sujetos fue de tipo no

probabilístico. Dentro de las técnicas se encuentra la muestra por conveniencia, esta es

definida por Hernández, Fernández y Baptista (2006) y Churchill (2003), como la

selección y uso de sujetos que están disponibles en una situación conveniente, en el

lugar y momento en que se realiza el estudio, estos se integran por accidente por lo que

también es llamada muestra por accidente. Para efectos de este tipo de investigación y

debido a que la población es pequeña, en la selección de la muestra, se utilizó un

margen de error del 1% y 99% de nivel de confianza por lo que la muestra se conformó

por los 14 niños de ambos sexos, comprendidos entre 7 y 16 años de edad, que

cumplen con los requisitos de haber sido maltratados y que saben leer y escribir.

Para la selección de los sujetos no se tomó en cuenta el nivel socioeconómico,

religión, nivel académico, tipo de maltrato, ni el tiempo de estar viviendo en la casa

hogar.

54

Características de los sujetos:

Edad Género

Femenino Masculino

Total

7 - 10 años 1 3 4

11 - 13 años 4 1 5

14 - 16 5 0 5

Total 10 4 14

3.2 Instrumentos

Para este estudio se utilizaron cuatro tipos de instrumentos estandarizados: La

técnica de Auto-concepto Forma 5 (AF-5), Inventario de Depresión Infantil (CDI), Escala

de Ansiedad Manifiesta en Niños (CMAS-R), Cuestionario de Personalidad para niños

(ESPQ), con los cuales se pretende evaluar las condiciones psicológicas de los niños

maltratados, en busca de los siguientes elementos de estudio: autoestima, depresión,

ansiedad y personalidad.

La Autoestima fue medida a través del instrumento AF-5 Auto-concepto forma 5:

García y Musitú (2001), crearon el instrumento llamado AF5 (Auto-concepto forma

5), que surgió como versión ampliada y actualizada de otra prueba ya existente, el Auto

concepto Forma A (AFA). Fue creado como un cuestionario compuesto por 30

elementos que buscaba evaluar cinco dimensiones diferentes del auto concepto

presente en el sujeto: Auto concepto académico/laboral (6 items), Auto concepto social

(6 items), Auto concepto emocional (6 items), Auto concepto familiar (6 items) y Auto

concepto físico (6 items). La última dimensión, que no estaba presente en el test

anterior, permitirá al evaluador informarse acerca de cómo el sujeto se auto percibe,

información relevante para el elemento de estudio que se evaluó en esta investigación.

Para completar el cuestionario se responde colocando una cantidad entre 1 y 99 a cada

una de las afirmaciones dadas. La puntuación directa de cada factor se obtiene

sumando los punteos dados a cada afirmación correspondiente. Se puede aplicar de

55

manera individual o colectiva y es de fácil aplicación ya que se trata de un cuestionario

sencillo que se puede aplicar tanto a niños como a adultos.

Para medir el grado de depresión se utilizó el instrumento CDI Inventario de Depresión

Infantil:

Kovacs, M. (1,992), publicó el instrumento CDI (Cuestionario de depresión Infantil)

derivado de la dificultad que existía para diagnosticar la depresión infantil. El contenido

del CDI cubre la mayor parte de los criterios para el diagnóstico de la depresión infantil.

Los datos que se obtienen de las respuestas al cuestionario que aportan conocimiento

sobre el nivel de depresión total del niño y sobre las escalas que lo constituyen: Disforia

(humor depresivo, tristeza, preocupación, etc.) y Autoestima negativa (juicios de

ineficacia, fealdad, maldad, etc.)

El inventario consta de 27 ítems, cada ítem necesita la lectura de tres frases y su

comprobación con lo que es como si la prueba tuviese 81 elementos. El cuestionario

puede ser contestado directamente por los niños evaluados o pueden contestarlo

adultos de referencia como el padre, la madre, profesores o cuidadores; cuando se

hace así los ítems deben leerse en tercera persona. Su aplicación puede ser individual

o colectiva.

La fiabilidad consta de consistencia interna y estabilidad temporal. Las

características psicométricas del CDI han sido investigadas desde el comienzo de su

uso por numerosos investigadores en distintos países y poblaciones. La mayor parte

de estos trabajos demuestran que el instrumento es fiable. De la misma forma ha tenido

un comportamiento aceptable en su estabilidad temporal, ya que dada la labilidad

emocional infantil se hace difícil encontrar cifras altas en este campo.

Existen numerosos trabajos acerca de la validez del CDI con muestras de

diversos rangos de edad. En correlaciones halladas entre el CDI y otros instrumentos

que evalúan la sintomatología depresiva en población infantil y adolescente se puede

corroborar la validez concurrente del instrumento. En cuanto a la validez de constructo

ha sido obtenida con resultados satisfactorios mediante dos tipos de indicadores, unos

procedentes de las relaciones entre variables cercanas al constructo teórico y otros

relacionados con la dimensionalidad y estructura factorial del instrumento.

56

Para la evaluación del elemento de estudio ansiedad se utilizó el instrumento Escala de

Ansiedad manifiesta en niños (CMAS-R)

Cecil R. Reynolds y Bert. O. Richmond en el año 1,997 crearon el instrumento

de auto-informe CMAS-R, que consta de 37 reactivos, diseñados para valorar el nivel y

naturaleza de la ansiedad en niños y adolescentes. Brinda cuatro puntuaciones de sub

escalas además de la puntuación de Ansiedad total. Estas sub escalas se denominan:

a) Ansiedad fisiológica. b) Inquietud/hipersensibilidad, c) Preocupaciones

sociales/concentración, y d) de Mentira. Debido a que los resultados se derivan de las

respuestas afirmativas del niño, una puntuación elevada indica un alto nivel de

ansiedad o mentira en esa sub escala.

Es un cuestionario autoaplicable diseñado para determinar el nivel y naturaleza de la

ansiedad en niños y adolescentes entre los 6 y 19 años de edad. Está compuesto por

37 ítems, de los que 29 corresponden a ansiedad, siendo el resto ítems "falsos". Es

autoaplicado y de fácil respuesta (sí o no). La totalidad de las puntuaciones dan el

índice de ansiedad total pero también proporcionan cuatro calificaciones adicionales:

Ansiedad fisiológica, Inquietud/hipersensibilidad, preocupaciones

sociales/concentración y finalmente una escala de falsedad/mentira. Muy útil en la

evaluación de niños/adolescentes con problemas de estrés académico, ansiedad ante

los exámenes, conflictos familiares, drogodependencias, conductas perturbadoras,

problemas de personalidad, etc. Es un cuestionario que se aplica colectivamente y que

dura aproximadamente 15 minutos y es de uso especial para niños y adolescentes.

La confiabilidad y validez del CMAS-R como una medida de ansiedad en niños se

establece como una de las pocas escalas de ansiedad para niños, que tiene tanta

confiabilidad y evidencia de validez disponible para su consideración.

La escala CMAS-R es útil para evalúan la personalidad a niños en edad escolar y es un

medio que sirve para identificar problemas y abrir vías de discusión con niños

preocupados y ansiosos, ya que los niños suelen tener respuestas amplias.

La confiabilidad y validez de este cuestionario como una medida de ansiedad

crónica en niños y adolescentes presenta propiedades psicométricas adecuadas para

medir la intensidad y naturaleza de la ansiedad. Pocas escalas de ansiedad tienen tanta

57

confiabilidad y evidencia de validez disponible para su consideración, además puede

considerarse un instrumento de utilidad en países de habla hispana.

Y por último para evaluar la personalidad se utilizó el Cuestionario de Personalidad para

niños (ESPQ)

R. W. Coan y R.B. Cattell en 1,966 diseñaron el Cuestionario de Personalidad para

niños dirigido a edades a partir de los ocho años (aproximadamente, 2do. Primaria) y

atendiendo a la personalidad del niño y sus posibles problemas en esos cursos de la

actividad escolar, el test permite puntuaciones en 13 escalas que aluden a variables

psicológicas que han sido aisladas factorialmente. Cada factor representa una

dimensión estadísticamente separable en el conjunto de respuestas al cuestionario. En

cada escala o factor existen dos polos, y el que aparece a la izquierda corresponde a

las puntuaciones bajas en el mismo. Aprecia algunas dimensiones de la personalidad

establecidas mediante investigación factorial que han demostrado tener valor general

como estructura psicológicamente significativa dentro de la personalidad. El

cuestionario comprende dos partes que debe leer el aplicador; los sujetos anotan sus

respuestas en una hoja especial de diseño sencillo y ameno. Cada parte consta de 80

items para las cuales el evaluado debe elegir entre A y B como respuesta según sea la

que mas se asemeje a su forma de pensar. Su aplicación puede ser individual o

colectiva.

La aplicación total del ESPQ exige una hoja de repuestas impresas por ambas caras

(una para cada parte, A1 y A2) y el tiempo de aplicación es de aproximadamente 40

minutos por cada parte.

La confiabilidad y validez de este cuestionario como una medida de personalidad en

niños presenta propiedades psicométricas adecuadas para medir los diferentes factores

de personalidad en los dos polos que presenta. Puede considerarse un instrumento de

utilidad en países de habla hispana.

58

3.3 Procedimiento

Para la realización de esta investigación se siguieron los siguientes pasos:

El Departamento de Psicología de la Universidad Rafael Landívar aprobó el

anteproyecto de tesis.

Se solicitó la autorización de los dirigentes del Hogar Funjesus para la aplicación

de los instrumentos a los sujetos de estudio.

Se identificaron los sujetos que cumplían con los requisitos para poder ser

evaluados.

Se aplicó una única medición con los cuatro instrumentos planificados en las 2

citas concretadas para el grupo de sujetos con el apoyo de las cuidadoras de la

institución.

Se calificaron todos los instrumentos aplicados según las indicaciones

particulares siguiendo las instrucciones de cada manual.

Se realizó el análisis y la discusión de resultados, mediante la confrontación del

marco teórico y los resultados obtenidos en este estudio.

Se llevó a cabo la redacción de conclusiones y recomendaciones con base en los

resultados obtenidos.

Se elaboró el informe final de investigación.

3.4 Diseño y Metodología Estadística

El tipo de investigación que se realizó es un método de Investigación Descriptiva,

Transversal y Correlacional.

La investigación es de tipo descriptiva, que según Hernández, Fernández y Baptista

(2006) es un estudio que busca especificar propiedades, características y rasgos

importantes de cualquier fenómeno que se analice. Describe la tendencia de un grupo o

población. Pretende medir o recoger información de manera independiente o conjunta

59

sobre los conceptos o las variables. Además, el tipo de diseño fue transversal o

transaccional pues Hernández et al. (2006) mencionan que consiste en recolectar datos

en un solo momento, en un tiempo específico para describir y analizar las variables del

estudio en un momento dado. El análisis de los resultados se realizó a través de

estadística descriptiva; se utilizaron porcentajes y diagramas. Además se elaboraron

tablas y gráficas comparativas para la presentación de los resultados de cada indicador

(ansiedad, autoconcepto, personalidad y depresión).

60

IV. Presentación y Análisis de Resultados

4.1 Ansiedad

Esta fue medida por medio del Test de “Escala de ansiedad manifiesta en niños

(revisada)” (CMAS-R) y se obtuvieron los siguientes resultados:

Tabla 1: Cantidad de sujetos mujeres, hombres y total por nivel de ansiedad.

Cantidad de

sujetos

Mujeres Hombres Total

1 – 8 pc. Muy Baja 0 0 0

12 – 45 pc. Baja 3 0 3

52 – 88 pc. Media 6 2 8

90 – 99 pc. Alta 2 1 3

Gráfica 1: Porcentaje de la población por género en cada nivel de ansiedad.

La gráfica presentada muestra los niveles de ansiedad por género. Se puede observar

que el 57% de la población total maneja un nivel de ansiedad medio; luego el 22%

maneja baja ansiedad; el 21% un alto nivel y por último el 0% muy baja ansiedad. En

61

relación a cada género, se puede determinar que mujeres y hombres en un 0%

manifiestan muy baja ansiedad; el nivel bajo está representado por 27% en la población

femenina y el 0% en la masculina; la mayor parte de ambas poblaciones se encuentra

en el nivel medio, pero con diferencia entre porcentajes las mujeres tienen el 55% y los

hombres el 67%; finalmente el nivel alto de ansiedad lo manejan las mujeres con el

18% y los hombres con el 33% de su población.

Tabla 1.1: Cantidad de sujetos por cada subescala de ansiedad y por nivel de estas.

Subescalas: Fisiológica Inquietud/Hiper

sensibilidad

Preocupaciones

Sociales/Concentración

1 – 8 pc.

Muy Baja

0 0 0

12 – 45 pc.

Baja

3 5 6

52 – 88 pc.

Media

5 7 8

90 – 99 pc.

Alta

6 2 0

Gráfica 1.1: Cantidad de lo sujetos en cada nivel de las sub escalas de

ansiedad.

62

La prueba utilizada para medir ansiedad proporciona información sobre tres

subescalas de ansiedad, siendo la fisiológica, inquietud/hipersensibilidad y

preocupaciones sociales/concentración.

La gráfica anterior muestra los resultados obtenidos en estas tres subescalas por

lo que se puede observar que la ansiedad fisiológica, que significa la expresión de las

manifestaciones físicas de la ansiedad el nivel alto tiene el 43% de la población, el nivel

medio con el 36%, el nivel bajo el 21% y el muy bajo el 0%.

En la subescala relacionada a la hipersensibilidad a las presiones ambientales

se cuenta con el 0% de la población en el nivel muy bajo, el 36% en el bajo, la mayor

parte, el 50% en el nivel medio y en el nivel alto el 14% de la población.

La subescala relacionada a las preocupaciones sociales, o sea, ansiedad en

cumplir las expectativas de otros individuos significativos y dificultad en la concentración

se observa en un nivel muy bajo con el 0% de la población, nivel bajo con el 43%, nivel

medio con el 57% y el nivel alto con el 0% de esta. En la subescala relacionada a la

hipersensibilidad a las presiones ambientales que cuenta con el 0% de la población en

el nivel muy bajo, el 13% en el bajo, la mayor parte el 59% en el nivel medio y en el

nivel alto el 28% de la población. En cuanto a la escala de ansiedad fisiológica, que

significa la expresión de las manifestaciones físicas de la ansiedad el nivel alto tiene el

8% de la población, el nivel medio vuelve a tener a la mayoría con el 56%, el nivel bajo

el 36% y el muy bajo el 0%.

4.2Autoconcepto: Variable medida a través del Cuestionario de Auto concepto forma 5

(AF5) brindó los siguientes resultados:

63

Tabla 2: Cantidad de sujetos mujeres, hombres y total divididos por nivel de

autoconcepto en punteos brutos.

Cantidad de

Sujetos

Mujeres Hombres Total

1 - 5 pc. Bajo 0 1 1

10 - 50 pc. Medio 4 1 5

60 - 95 pc. Alto 3 1 4

96 – 99 pc. Muy

Alto

4 0 4

Gráfica 2: Cantidad de sujetos por género y nivel de autoconcepto.

La gráfica presentada representa los niveles de autoconcepto divididos por

género. Se puede observar que la mayoría de la población; el 36% se encuentra con un

nivel medio de autoconcepto, luego le sigue el 29% en un nivel muy alto, 28% en el alto

y el 7% con nivel bajo. En cuanto a las diferencias entre mujeres y hombres estos

últimos manejan porcentajes similares en los niveles medio, alto y muy alto de

autoconcepto ya que el porcentaje está dividido en 34%, 33% y 33% respectivamente, a

diferencia de las mujeres que no presentan nivel bajo y por el contrario presentan un

36% en el nivel muy alto, en donde los hombres no tienen ningún porcentaje de su

población. Manejan un porcentaje similar en el nivel medio con una diferencia de 4%

64

más en las mujeres que en los hombres y una diferencia de 6% en el nivel alto en

donde los hombres poseen el porcentaje mayor. En general la población maneja en su

mayoría un nivel de autoconcepto medio.

Tabla 2.1: Cantidad de sujetos por cada dimensión de autoconcepto y nivel.

Dimensión Académico/

Laboral

Social Emocional Familiar Físico

1 - 5 pc.

Bajo

1 1 2 0 0

10 - 50 pc.

Medio

2 7 9 2 3

60 - 95 pc.

Alto

7 5 2 7 2

96 – 99 pc.

Muy Alto

4 1 1 5 9

Gráfica 2.1: Porcentaje de los sujetos por nivel en cada una de las dimensiones del

Autoconcepto

65

Esta gráfica representa las subescalas del autoconcepto que la prueba aplicada

brinda como recurso valioso para un mejor análisis y comprensión del autoconcepto. Se

observa que la mayoría de la población posee un autoconcepto en la dimensión físico

muy alto, con un porcentaje del 65%, eso indica que este porcentaje de la población

posee una buena percepción de sí mismo y de sus capacidades físicas. En el

autoconcepto familiar el 50% de la población posee un nivel alto y un 36% un nivel muy

alto, indicándonos que la mayoría de los sujetos se siente a gusto dentro de su familia y

querido y aceptado por sus padres. En caso contrario sucede con el aspecto emocional

y social en donde la mayoría se ubica en nivel medio en donde se manifiesta la

dificultad para relacionarse con los demás, hacer amigos y desenvolverse sin temores.

En el autoconcepto académico/laboral la mayoría de la población posee un nivel alto y

muy alto, lo que nos indica que se consideran buenos trabajadores y o estudiantes.

4.3 Depresión: Variable medida a través del Inventario de Depresión Infantil (CDI) el

cual brindó los siguientes resultados:

Tabla 3: Cantidad de sujetos mujeres, hombres y total divididos por nivel de la escala

total de depresión en punteos brutos.

Cantidad de

Sujetos

Mujeres Hombres Total

1 - 85 pc. Sin

Sintomatología

10 4 14

90 - 95 pc. Leve 0 0 0

96 - 99 pc. Severa 0 0 0

66

Gráfica 3: Cantidad de sujetos por género en cada nivel de la escala total de depresión.

Las gráficas presentadas representan los niveles de depresión divididos por

género. Se puede observar que el 100% de la población carece de sintomatología

depresiva, aunque las puntuaciones entre los individuos variaron, ninguno de los

sujetos alcanzó la puntuación que amerita síntomas de depresión leves o severos. En

cuanto a las diferencias entre mujeres y hombres no existe ninguna ya que ambos

géneros carecen de sintomatología.

Tabla 3.1: Cantidad de sujetos por cada subescala de depresión y por nivel de estas.

Dimensión Disforia Autoestima Total Depresión

1 - 85 pc. Sin

Sintomatología

14 14 14

90 - 95 pc. Leve 0 0 0

96 - 99 pc. Severa 0 0 0

67

Gráfica 3.1: Porcentaje de los sujetos en las diferentes escalas de Depresión

Esta gráfica representa las subescalas de la depresión que la prueba aplicada

brinda para la mejor comprensión de esta. Se observa que el 100% de la población

carece de sintomatología en la escala Disforia, así como carece de sintomatología que

demuestre una baja autoestima entre los evaluados; dando como resultado una

carencia de sintomatología en la escala de depresión total.

4.4 Personalidad: Variable medida a través del Cuestionario de Personalidad para

niños (ESPQ) que proporcionó los siguientes resultados:

Tabla 4: Cantidad de sujetos por cada escala de personalidad y por subescala de estas.

Cantidad de Sujetos Mujeres Hombres Total

Reservado - Abierto 0 11 0 3 0 14

Inteligencia baja – Inteligencia alta 11 0 3 0 14 0

Afectado por los sentimientos –

Emocionalmente estable

9 2 2 1 11 3

Calmoso - Excitable 0 11 0 3 0 14

Sumiso - Dominante 3 8 0 3 3 11

68

Sobrio - Entusiasta 9 2 1 2 10 4

Despreocupado - Consciente 10 1 3 0 13 1

Cohibido - Emprendedor 9 2 2 1 11 3

Sensibilidad dura – Sensibilidad

blanda

8 3 1 2 9 5

Seguro - Dubitativo 11 0 2 1 13 1

Sencillo - Astuto 1 10 2 1 3 11

Sereno – Aprensivo 5 6 3 0 8 6

Relajado - Tenso 2 9 2 1 4 10

Gráfica 4a: Cantidad de sujetos en las escalas de personalidad Reservado – Abierto,

Inteligencia baja – Inteligencia alta, Afectado por los sentimientos – Emocionalmente

estable.

69

Gráfica 4b: Cantidad de sujetos en las escalas de la personalidad Calmoso – Excitable,

Sumiso – Dominante y Sobrio – Entusiasta.

Gráfica 4c: Cantidad de sujetos en las escalas de personalidad Despreocupado –

Consciente, Cohibido – Emprendedor y Sensibilidad dura – Sensibilidad blanda.

70

Gráfica 4d: Cantidad de sujetos en las escalas de personalidad Seguro – Dubitativo,

Sencillo – Astuto, Sereno – Aprehensivo y Relajado – Tenso.

Las gráficas anteriores representan las escalas de la personalidad que la prueba

aplicada brinda como para un mejor análisis y comprensión de la personalidad. Se

observa que en el caso de la escala reservado – abierto, inteligencia baja – inteligencia

alta y calmoso – excitable, el 100% de la población posee una personalidad afectuosa,

reposada, participativa, abierta, social; inteligencia baja, pensamiento concreto, lento

aprendizaje y comprensión y son personas excitables, impacientes, exigentes,

hiperactivos, no inhibidos. En el caso de las escalas afectado por los sentimientos -

emocionalmente estable, sumiso – dominante, despreocupado – consciente, cohibido –

emprendedor, seguro – dubitativo y sencillo – astuto; arriba del 79% de los sujetos

presentó una personalidad emocionalmente poco estable, con reducida tolerancia a la

frustración, vulnerable a perder el control emocional, son sujetos dominantes,

dogmáticos, agresivos, obstinados, así como despreocupados o desatentos con las

reglas, actúan por conveniencia propia, son cohibidos, tímidos y sensibles a la

amenaza, disfrutan de la actividad en grupo, son activos y vigorosos y también se

muestran astutos, calculadores, prudentes y perspicaces. Y por último en el caso de las

escalas sobrio – entusiasta, sensibilidad dura- sensibilidad blanda, sereno – aprensivo y

relajado – tenso; entre el 57% y el 78% de la población reveló tener una personalidad

sobria, prudente, seria y taciturna, que se autodesaprueba, con sensibilidad dura,

71

rechazo a las ilusiones, tensa, frustrada, presionada, sobreexcitada e inquieta. En caso

contrario solamente el 29, 36, 43 y 29% respectivamente muestran ser personas

entusiastas, confiadas a la buena ventura, incautas, con sensibilidad blanda,

impresionables, dependientes y superprotegidos, también se presentan como

aprensivas, con sensación de culpablidad, inseguras, preocupadas, turbables con auto

reproches, relajadas, tranquilas, pesadas, sosegadas, no frustradas.

72

V. Discusión de Resultados

En la sociedad actual un alto porcentaje de niños y niñas han sido maltratados

física, psicológica y sexualmente y en la mayoría de estos casos el agresor se

encuentra dentro del hogar, según un estudio realizado por CONANI (1991), este tipo

de abuso cometido en contra de los más indefensos pone en riesgo el desarrollo

integral que todo ser humano necesita.

El abuso infantil es un patrón de comportamiento abusivo que se dirige hacia el

niño o niña y que afecta los aspectos físico, emocional y/o sexual, a partir del cual se

ocasiona amenaza o daño real que afecta su bienestar y salud según Lammoglia

(1999). En el presente estudio se encontró que el 57% de la población total maneja un

nivel de ansiedad medio y el 21% maneja un alto nivel. En las tres subescalas de

ansiedad se puede observar que la ansiedad fisiológica, que significa la expresión de

las manifestaciones físicas de la ansiedad el nivel alto tiene el 43% de la población y el

nivel medio con el 36%, lo cual se considera significativo ya que da un total del 79% de

la población que presenta síntomas considerables de ansiedad física.

En la subescala relacionada a la hipersensibilidad a las presiones ambientales se

cuenta con el 50% en el nivel medio y en el nivel alto el 14% de la población y en la

subescala relacionada a las preocupaciones sociales, o sea, ansiedad en cumplir las

expectativas de otros individuos significativos y dificultad en la concentración se

observa el nivel medio con el 57%. Esto concuerda con un estudio realizado por

Howard (1998), en el cual menciona que muchas veces las exigencias que se hacen al

niño son superiores a lo que él puede hacer por su edad, madurez o condición; las

respuestas del niño pueden provocar que el agresor se irrite, le ofenda, le humille y

utilice las amenazas como formas de hacer sentir al niño incapaz, lo que genera altos

niveles de ansiedad en los niños que no logran cumplir con las expectativas de los

padres.

En el rango del autoconcepto medido también en esta investigación se puede

observar que la mayoría de la población; el 36% se encuentra con un nivel medio de

autoconcepto, luego le sigue el 29% en un nivel muy alto, 28% en el alto y el 7% con

73

nivel bajo. En general la población maneja en su mayoría un nivel de autoconcepto

medio, contrario a lo indicado por Hernández (2001), en donde menciona que los

efectos emocionales inmediatos de abuso y abandono; aislamiento, miedo e

incapacidad de confiar, pueden traducirse en consecuencias para toda la vida

incluyendo baja autoestima, depresión y dificultad de interrelacionarse.

En las subescalas de autoconcepto medidas se observa que la mayoría de la

población posee un autoconcepto en la dimensión físico muy alto, con un porcentaje del

65%, eso indica que este porcentaje de la población posee una buena percepción de sí

mismo y de sus capacidades físicas. En el autoconcepto familiar el 50% de la población

posee un nivel alto y un 36% un nivel muy alto, indicando que la mayoría de los sujetos

se siente a gusto dentro de su familia actual y querido y aceptado por sus padres

sustitutos. En caso contrario sucede con el aspecto emocional y social en donde la

mayoría se ubica en nivel medio en donde se manifiesta la dificultad para relacionarse

con los demás, hacer amigos y desenvolverse sin temores, lo que concuerda con lo

mencionado por Barillari, Agosta y Colombo (2000), quienes indican que la baja

autoestima se va formando por los mensajes contradictorios y desvalorizantes

escuchados por los niños, sumado a la anestesia emocional indispensable para la

supervivencia en estos ambientes de agresión crónica, así como la dificultad que

muestran los niños maltratados para distinguir lo que sienten y para percibir las

emociones o sentimientos que experimentan.

En el autoconcepto académico/laboral la mayoría de la población posee un nivel

alto y muy alto, lo que indica que se consideran buenos trabajadores y o estudiantes.

Con respecto a la depresión según lo evaluado se observa que el 100% de la

población carece de sintomatología en la escala Disforia, baja autoestima y depresión

total, contrario a lo mencionado en su estudio Ortíz (2008), en donde los resultados

obtenidos mostraron que vivir en condiciones de maltrato infantil puede generar estados

depresivos en los niños. También Bariliari, Agosta y Colombo (2000), Howard (1998) y

Fuentes (1992), coinciden en el hecho de que el maltrato infantil esta ligado al

desarrollo de estados depresivos en las víctimas.

74

Cabe mencionar que el grupo estudiado en su mayoría lleva algunos años

alejados de esa situación de maltrato y la institución donde se encuentran recluidos les

ha proporcionado protección, apoyo y afecto que pudo haber suplantado los efectos

esperados por la situación de maltrato vivida, concuerda con que los sujetos que

presentaron autoconcepto alto y muy alto son los que llevan mas años dentro de la

institución.

Los resultados obtenidos en la evaluación de personalidad muestran que el 100%

de la población posee una personalidad afectuosa, reposada, participativa, abierta,

social; inteligencia baja, pensamiento concreto, lento aprendizaje y comprensión y son

personas excitables, impacientes, exigentes, hiperactivos, no inhibidos. Así como el

79% de los sujetos presentó una personalidad emocionalmente poco estable, con

reducida tolerancia a la frustración, vulnerable a perder el control emocional, son

sujetos dominantes, dogmáticos, agresivos, obstinados, así como despreocupados o

desatentos con las reglas, actúan por conveniencia propia, son cohibidos, tímidos y

sensibles a la amenaza, disfrutan de la actividad en grupo, son activos y vigorosos y

también se muestran astutos, calculadores, prudentes y perspicaces. Y por último entre

el 57% y el 78% de la población reveló tener una personalidad sobria, prudente, seria y

taciturna, que se autodesaprueba, con sensibilidad dura, rechazo a las ilusiones, tensa,

frustrada, presionada, sobreexcitada e inquieta. Contrario a lo mencionado en los

estudios de Howard (1998), y Fuentes en donde se mencionó que en el maltrato

emocional, es común que se utilice el rechazo, desprecio, burlas, críticas, insultos,

amenazas y terror como formas de hacer sentir al niño/a su incapacidad para realizar

alguna tarea o considerarle como una carga despreciable y esto repercute en el niño en

forma de alteraciones de tipo emocional, dificultad para entablar relaciones con los

demás, estados depresivos, estar ausente, apático y presentar un retraso más o menos

grave en el desarrollo en general. De la misma forma mencionaron que algunos

síntomas y signos presentes en un niño victima de maltrato son: rabia extrema,

impulsividad, miedo o depresión, trastornos del sueño, respuesta exagerada de alarma,

susto o sobrecogimiento, pánico, irritabilidad, comportamiento inmaduro o regresivo,

híper vigilancia. Apatía, aislamiento, temor, nerviosismo, retraso en el desarrollo, llanto

frecuente. Agresividad, destrucción, temor, inquietud, tristeza, desinterés en juegos,

75

negativismo, retardo del lenguaje, dificultad para entender, comerse las uñas,

arrancarse el pelo, que también resultan contrarias a las características de

personalidad de este grupo de niños.

En general y para dar respuesta a la pregunta de investigación, los resultados

implican que un grupo de niños comprendidos entre 7 y 16 años de edad que han

sufrido maltrato en cualquiera de sus expresiones y que se encuentran

institucionalizados en el Hogar Funjesus, de la ciudad de Guatemala, manejan un nivel

entre medio y alto de ansiedad, no presentan síntomatología de depresión, poseen un

nivel entre alto y muy alto de autoconcepto y poseen una personalidad emocionalmente

poco estable, con reducida tolerancia a la frustración, vulnerable a perder el control

emocional, son sujetos dominantes, dogmáticos, agresivos, obstinados, así como

despreocupados o desatentos con las reglas, actúan por conveniencia propia, son

cohibidos, tímidos y sensibles a la amenaza, que se autodesaprueba, con sensibilidad

dura, rechazo a las ilusiones, tensa, frustrada, presionada, sobreexcitada e inquieta.

.

76

VI. Conclusiones

De acuerdo al objetivo general de esta investigación que es la descripción de las

condiciones psicológicas de un grupo de niños de edades comprendidas entre 7 y 16

años de edad, que han sufrido de maltrato en cualquiera de sus expresiones y que se

encuentran institucionalizados en el Hogar Funjesus, de la ciudad de Guatemala y

según los resultados obtenidos en este estudio se concluye que:

Los niveles de ansiedad en el grupo de niños evaluados es de ansiedad

media.

En la ansiedad fisiológica el 43% de la población tiene un nivel alto y un 36%

tiene nivel medio.

En la escala de hipersensibilidad a las presiones ambientales el 50% de la

población se encuentra en el nivel medio y en el nivel alto el 14%.

En la subescala relacionada a las preocupaciones sociales el 57% se

encuentra en el nivel medio.

El autoconcepto muestra al 36% de la población con un nivel medio de

autoconcepto, el 29% en un nivel muy alto, 28% en el alto y el 7% con nivel

bajo.

El autoconcepto físico el 65% de la población se encuentra en el nivel muy

alto.

En el autoconcepto familiar el 50% de la población posee un nivel alto y un

36% un nivel muy alto.

En el autoconcepto emocional el 65% de la población se encuentra en un

nivel medio y en autoconcepto social 50% en el nivel medio y 36% en el nivel

alto.

En los niveles de depresión el 100% de la población aparece sin

sintomatología.

77

La evaluación de personalidad muestran que el 100% de la población posee

una personalidad afectuosa, reposada, participativa, abierta, social;

inteligencia baja, pensamiento concreto, lento aprendizaje y comprensión y

personalidad excitable, impaciente, exigente, hiperactiva, no inhibida.

El 79% presentó una personalidad emocionalmente poco estable, con

reducida tolerancia a la frustración, vulnerable a perder el control emocional,

son sujetos dominantes, dogmáticos, agresivos, obstinados, así como

despreocupados o desatentos con las reglas, actúan por conveniencia propia,

son cohibidos, tímidos y sensibles a la amenaza, disfrutan de la actividad en

grupo, son activos y vigorosos y también se muestran astutos, calculadores,

prudentes y perspicaces.

El 57% y el 78% de la población tiene una personalidad sobria, prudente,

seria y taciturna, que se autodesaprueba, con sensibilidad dura, rechazo a las

ilusiones, tensa, frustrada, presionada, sobreexcitada e inquieta.

78

VII. Recomendaciones

Se recomienda que la Universidad Rafael Landívar capacite a sus profesores a

través de cursos de información y concientización sobre las implicaciones del

maltrato infantil en el desarrollo de la personalidad de los niños y sobre los

métodos asertivos para aplicar disciplina y de esta forma que los profesores

puedan incluir dentro del contenido de sus programas, la transmisión de esta

información a los estudiantes.

Se recomienda que la Universidad Rafael Landívar incluya dentro del pensum de

estudios cursos EDPs con contenidos acerca de la violencia intrafamiliar,

violencia de género, maltrato infantil y sus repercusiones y que dichos cursos

incluyan la participación de los jóvenes en programas en contra de la violencia

para poder llegar así a concientizar sobre el tema a más personas y construir

una cultura de paz y respeto a los más débiles.

Se recomienda que el cuerpo docente del área de investigación, sugieran a los

estudiantes realizar estudios sobre maltrato infantil con otro tipo de muestra para

que pueda identificarse efectos adversos no incluidos en la muestra utilizada en

esta investigación.

Se recomienda a las autoridades de justicia, la aplicación de la ley a los padres

o cuidadores agresores que violan los derechos de los niños.

Se recomienda a Funjesús incluir entre la solicitud de donaciones que psicólogos

voluntarios den tratamiento psicológico a los niños víctimas de maltrato que viven

en su hogar, así como a los agresores.

Fomentar en los estudiantes de psicología la concientización e investigación de

este problema de la sociedad en busca de encontrar métodos de prevención y

tratamiento de las personas afectadas y vulnerables.

79

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