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Comportamiento frente al Santsimo(Ap 3,20)

ContemplacinSan Juan Mara Vianney,el Santo Cura de Ars, en Francia, cuenta una historia bellsima:"Un campesino llegaba por las tardes a su iglesia, se sentaba y no deca una palabra, ni tampoco haca ningn acto, rezo, lectura de un libro o devocionarioo algn devoto movimiento especial.El prroco curioso le pregunta: disculpe, pero estoy intrigado por sus visitas al templo Qu le hace venir todas las tardes? A qu viene, si no lo veo rezar, ni arrodillarse, ni hacer ningn gesto o acto especial?El campesino le mira y con humildad le dice: Mire, yo vengo todos los das a ver a este Cristo y no s qu decirle, entonces yo lo miro y l me mira ... eso es todo..."

AdoracinPredicaba San Antonio de Padua en Rmini (Italia). All los herejes patarinos haban desfigurado el dogma de la presencia real, reduciendo la Eucarista a una simple cena conmemorativa.Antonio, en su predicacin, ilustr plenamente la realidad de la presencia de Jess en la Hostia Santa. Mas los jefes de la hereja no aceptaban las razones del Santo e intentaban rebatir sus argumentos. Entre ellos, Bonvillo, que era el principal y se haca el sabiondo, le dijo:Menos palabras; si quieres que yo crea en ese misterio, has de hacer el siguiente milagro: Yo tengo una mula; la tendr sin comer por tres das continuos, pasados los cuales nos presentaremos juntos ante ella: yo con el pienso, y t con tu sacramento. Si la mula, sin cuidarse del pienso, se arrodilla y adora ese tu Pan, entonces tambin lo adorar yo.Acept el Santo la prueba y se retir a implorar el auxilio de Dios con oraciones, ayunos y penitencias.Durante tres das priv el hereje a su mula de todo pienso y luego la sac a la plaza pblica. Al mismo tiempo, por el lado opuesto de la plaza, entraba en ella San Antonio, llevando en sus manos una Custodia con el Cuerpo de Cristo; todo ello ante una multitud de personas ansiosas de conocer el resultado de aquel extraordinario compromiso contrado por el santo franciscano.Encarse entonces el Santo con el hambriento animal, y, hablando con l, le dijo:

-En nombre de aquel Seor a quien yo, aunque indigno, tengo en mis manos, te mando que vengas luego a hacer reverencia a tu Creador, para que la malicia de los herejes se confunda y todos entiendan la verdad de este altsimo sacramento, que los sacerdotes tratamos en el altar, y que todas las criaturas estn sujetas a su Creador.Mientras deca el Santo estas palabras, el hereje echaba cebada a la mula para que comiese; pero la mula, sin hacer caso de la comida avanz pausadamente, como si hubiese tenido uso de razn, y, doblando respetuosamente las rodillas ante el Santo que mantena levantada la Sagrada Hostia, permaneci en esta postura hasta que San Antonio le concedi licencia para que se levantara. Bonvillo cumpli su promesa y se convirti de todo corazn a la fe catlica; los herejes se retractaron de sus errores, y San Antonio, despus de dar la bendicin con el Santsimo en medio de una tempestad de vtores y aplausos, condujo la Hostia procesionalmente y en triunfo a la iglesia, donde se dieron gracias a Dios por el estupendo portento y conversin de tantos herejes.

PreparacinSobre la forma de vestir.El ayuno.La confesin sacramental.

Cuando entro en Su PresenciaLas posturas corporales: Arrodillarse, por un lado, es un acto de humildad, es reconocerse criatura ante el Creador, que ante Dios uno es tan pequeo. Los catlicos, deca el Papa Benedicto XVI, nos arrodillamos ante Dios, ante el Santsimo Sacramento, porque sabemos y creemos que en l est presente el nico Dios verdadero, que ha creado el mundo y lo ha amado hasta el punto de entregar a su Hijo nico.

La genuflexinAl ingresar en una iglesia nuestro saludo consiste en hacer una genuflexin mirando al Sagrario. Genuflexin quiere decir flexionar o doblar la rodilla. En concreto, flexionamos las rodillas hasta tocar el suelo con la rodilla derecha. Lo mismo hacemos al despedirnos del Seor, antes de salir de su Presencia.Es costumbre que no se debe perder el hacer la genuflexin cada vez que uno pasa delante del Sagrario.Cuando el Santsimo est expuesto, el saludo se hace arrodillndonos completamente por un instante (con las dos rodillas en el suelo, se entiende), e inclinando levemente la cabeza cuando estamos arrodillados.

SilencioEl silencio -indicaba Benedicto XVI- es capaz de abrir un espacio interior en lo ms ntimo de nosotros mismos, para hacer que all habite Dios, para que su Palabra permanezca en nosotros, para que el amor a l arraigue en nuestra mente y en nuestro corazn y anime nuestra vida.