178

Compiladora - gic-x.orggic-x.org/Documentos/30anosdeSindicalismoenlaUAM.pdf · Rocío Flores Migueles Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana

  • Upload
    others

  • View
    14

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Compiladora

Serie Historia y sindicalismo • 1

Entrevistas deRocío Flores Migueles

Sindicato Independiente de Trabajadoresde la Universidad Autónoma Metropolitana

TREINTA AÑOS DE SINDICALISMO

EN LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA

Secretaría de aSuntoS académicoS del Situam 2002-2005

Dr. Octavio Raúl Arzate Soltero

aSeSor: Dr. Jorge Fuentes Morúa

Fotografía de la portada: Asamblea constitutiva del Situam, 4 de marzo de 1975, biblioteca uam-Iztapalapa, donada por Leopoldo Rodarte en 1985 a R. Flores.

d. r. © Situam

© Rocío Flores Migueles

Primera edición: 2005

Primera reimpresión: 2009

iSbn: 970-94724-0-2

Impreso en México/Printed in Mexico

ÍNDICE

AGRADECIMIENTOS 9

PRESENTACIÓN 11

CONTEXTO HISTORICO DEL SURGIMIENTO DEL SITUAM,

JORGE FUENTES MORÚA 15

FRANCISCO PIÑÓN GAYTÁN 23

FERNANDO ARRUTI HERNÁNDEZ 31

RICARDO PASCOE PIERCE 45

SERGIO ALEJANDRO MARTÍNEZ VÁZQUEZ 55

HUGO ABOITES AGUILAR 63

LUIS BUENO RODRÍGUEZ 75

GUSTAVO LÓPEZ LAREDO 87

CARLOS LÓPEZ ÁNGEL 95

JESÚS ELMER ROJAS CAMPILLO 105

ANTONIO VENADERO VALENZUELA 111

8 La visión del SITUAM a través de sus Secretarios Generales

ALEJANDRO RUBÉN VEGA GARCÍA 131

DAVID OSCAR VILLARRUEL VELASCO 141

RODOLFO PÉREZ RUIZ 157

9 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

AGRADECIMIENTOS

Para mí fue muy alentador el haber encontrado la disposición de los entrevistados para comunicar sus valiosas experiencias, pues esta actitud redunda en beneficio de los procesos de construcción de la historia del Sindicato Independiente de Tra-bajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM) y de la conservación de su memoria.

Las opiniones vertidas por los entrevistados son el resul-tado de años de lucha y de duras experiencias, tanto de ellos mismos como de todos los activistas sindicales y luchadores sociales que les precedieron. Que éstas puedan ser expresadas públicamente, es congruente con la práctica y actitud abierta a la información, propiciada y difundida por el SITUAM, costumbre existente en nuestro Sindicato, mucho antes de que se aproba-ra la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental.

Espero que las experiencias sindicales que se presentan en este libro sirvan de ejemplo a los trabajadores que luchan hoy por conseguir la libertad, independencia y democracia en sus sindicatos caracterizados por el corporativismo.

Agradezco la fina atención, generosidad y tolerancia de los entrevistados: Jorge Fuentes Morúa, Francisco Piñón Gaytán, Fernando Arruti Hernández, Ricardo Pascoe Pierce, Sergio Martínez Vázquez, Hugo Aboites Aguilar, Luis Bueno Rodrí-guez, Gustavo López Laredo, Carlos López Ángel, Jesús Elmer Rojas Campillo, Antonio Venadero Valenzuela, Alejandro Vega García, David Villarruel Velasco y Rodolfo Pérez Ruiz.

Celebro con mucho entusiasmo y gratitud que mis que- ridos compañeros del SITUAM hayan impulsado y apoyado

10 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

este proyecto: Octavio Raúl Arzate Soltero, Sergio Gutiérrez Sánchez, Baldemar Villarreal y Alejandro Zúñiga García. Sin el respaldo de todos ellos no se hubiera podido realizar este trabajo.

Rocío Flores MiguelesMéxico, D. F., 1º de mayo del 2005

PRESENTACIÓN

Esta investigación es resultado del trabajo paciente, indispen-sable, para realizar entrevistas, efectuadas con la técnica de la videograbación. En consecuencia, los testimonios recabados satisfacen exigencias necesarias para acreditar la preocupación evidente por recoger con veracidad las opiniones y reflexiones de quienes han desempeñado la difícil tarea de Secretario General del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana. Conviene destacar que se presentan los resultados de las entrevistas con los Secretarios Generales que aceptaron el encuentro, a sabiendas del propósi-to de publicar sus respectivas experiencias. Por eso sólo figuran once sindicalistas que han desempeñado dicho cargo.

Invita a la reflexión advertir cómo siete de los entrevistados son trabajadores académicos, esta circunstancia pone de relie-ve que a pesar de los esfuerzos sistemáticos por desvincular el trabajo académico de la vida sindical ha sido posible contar con la participación de trabajadores académicos en tan difícil encargo. Sin embargo, este hecho no niega la fragilidad que en el ámbito académico tiene el Sindicato actualmente.

Los testimonios constituyen una fuente de información valiosa pues permiten conocer aspectos muy relevantes del sur-gimiento, desarrollo y crisis de nuestro Sindicato. Con relación a este último aspecto, los entrevistados, de un modo u otro, explican cómo las dificultades del Sindicato son inseparables de la problemática por la que atraviesa la Universidad Autó-noma Metropolitana (UAM).

Las reflexiones expresadas por los ex secretarios generales y el actual Secretario General del SITUAM, son de gran riqueza al

12 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

permitir acceder a la hondura reflexiva de quienes, a pesar de la complejidad implicada en la dirección sindical, tuvieron tiempo y aliento para razonar la coyuntura política y la posición de nuestro sindicato en el conjunto del movimiento sindical nacional. Sin embargo, no pierden de vista los problemas inherentes a la cabal institucionalización de todos los niveles propios de la administración sindical. En consecuencia, las reflexiones expresan aspectos de la vida política mexicana, por eso las dificultades del Situam sólo pueden ser comprendidas si se juzgan en el contexto del ya prolongado periodo de la imposición de la política neoliberal. Cabe anotar que dicho periodo es visto en su dimensión como política de Estado; sin olvidar los modos de resistencia y las alternativas organizadas ante la embestida neoliberal. En consecuencia, los entrevista-dos analizan adecuadamente aspectos del avance neoliberal en el mundo del trabajo y particularmente en las relaciones laborales al interior de la uam, incluyendo el examen del amplio movimiento de lucha y crítica ante las políticas de destrucción del Estado social.

Es importante subrayar que los sindicalistas de ningún modo expresan autocomplacencia; en vez de ello, sus jui-cios son autocríticos, describiendo analíticamente el modo como la política neoliberal ha erosionado la subjetividad, y las actitudes de los sindicalizados. Ante este hecho plantean diversas alternativas educativas, sin dejar de lado la lucha te-naz por mantener a salvo la bilateralidad contractual, es decir defender, ante el incumplimiento de las autoridades universi-tarias responsables, lo estipulado en el Contrato Colectivo de Trabajo. No obstante, hay aspectos que plantean verdaderos obstáculos al avance sindical, como son la contratación uni-lateral del personal para ocupar puestos de trabajo que por contrato colectivo corresponden al Sindicato y la retirada de los académicos de la vida sindical incrementada a raíz del

13 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

sistema de pago organizado a través de los “puntos”, es decir, becas y estímulos.

No obstante la autocrítica y la veraz descripción del modo como la política laboral de las autoridades universitarias ha mermado, ha lesionado, al Situam, para mencionar algunos golpes como fueron: el Laudo que cercenó más de 50 cláusulas académicas del Contrato Colectivo de Trabajo (1981) y como consecuencia la disminución de los trabajadores académicos sindicalizados, venta del Rancho Santa Elena (1987), cierre de la Tienda de Autoservicio de la uam (2002), cierre del Cendi núm. 3 (2004), etcétera, a pesar de ello los sindicalistas advier-ten las posibilidades con las que aún cuenta el Situam. No son juicios propios del optimismo irresponsable, pues dan sustento a sus afirmaciones argumentando cómo nuestro Sindicato ha podido mantenerse en pie, logrando conquistas significativas, a pesar de más de dos décadas de política neoliberal que en la uam ha expresado su virulencia antisindical.

La publicación de estos testimonios es el resultado de una esmerada trascripción de las entrevistas videograbadas, tareas desempeñadas cuidadosa y pacientemente por la politóloga Rocío Flores Migueles, quien además de haber recogido las voces de los entrevistados cotejó una y otra vez las transcrip-ciones con las videograbaciones respectivas.

También fue posible, en algunos casos, contar con la revisión de los mismos entrevistados. No obstante, una futura edición podrá enriquecerse actualizando y precisando algu-nas de las afirmaciones vertidas por los sindicalistas. Estamos convencidos de que debido a la utilidad de este trabajo, tanto para los investigadores del movimiento obrero como para las tareas propias de la educación sindical, pronto se agotará.

Jorge Fuentes Morúa

15 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

CONTEXTO HISTÓRICO DEL SURGIMIENTO DEL SITUAM

Jorge Fuentes Morúa*

*Participó en la fundación del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM) 1974-1975.

Mi nombre es Jorge Fuentes Morúa, soy profesor e investigador en la Licenciatu-ra de Ciencia Política del Departamento de Sociología de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAM Izta-palapa, y en 1974 fui testigo de la forma como se constituyó el Colegio Sindical de la Universidad Autónoma Metropo-litana (COSUAM) y del surgimiento del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropoli-tana (SITUAM).

Para iniciar, voy a describir de mane-ra esquemática las condiciones sociales y políticas que dieron origen al nacimiento del SITUAM, que afortunadamente hasta la fecha existe.

Los años 70 se caracterizaron por varios acontecimientos históricos. En primer lugar, en México se estaba ma-nifestando un renacimiento de la clase obrera industrial, que tenía como propó-sito, en esos años, la creación y el desa-rrollo del sindicalismo independiente, alejado del corporativismo.

16 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

Sabemos que, desde fines de los años 30, a partir del gobierno de Lázaro Cárdenas, los sindicatos se constituyen en pilares del sistema de dominación de los trabajadores mexicanos. Ese sistema de control de los trabajadores ha sido calificado por los estudiosos como corporativismo.

En los años 70 se renueva la lucha anticorporativa, que había tenido una gran expresión al finalizar la década de los 50 con las luchas históricas de los ferrocarrileros mexicanos y otras luchas de gran significado, como fueron las de los maestros, los telegrafistas y también las de los médicos; sin embargo, por las dimensiones y el peso económico de los ferrocarriles, ninguna de todas estas luchas fue comparable con la de los ferrocarrileros.

En los años 50, como sabemos, hubo una gran represión en contra del movimiento ferrocarrilero y se establecieron regímenes extraordinariamente autoritarios con los presiden-tes Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz; ellos, apa-rentemente, habían logrado sofocar al movimiento sindical, pero no fue así, y ocurrió, en los años 70, este renacimiento de la lucha en el terreno sindical por la democratización y por la formación de nuevos sindicatos, que fructificó porque había un número significativo de trabajadores que no estaban organizados sindicalmente.

Este es un primer dato trascendente, otro dato muy impor-tante fue la guerra sucia ocurrida aquí en México, que reprimió de manera bárbara a los movimientos guerrilleros que se ma-nifestaron en diferentes lugares del país. Uno de ellos fue el movimiento de Rubén Jaramillo en el estado de Morelos (1962), quien defendía la autonomía y la organización de los ingenios azucareros; este levantamiento fue aplastado y sofocado me-diante la traición y el engaño. Otro movimiento guerrillero fue el de Arturo Gámiz García y Pablo Gómez, que culminó con el asalto al cuartel Madera, en Chihuahua, el 23 de septiembre

17 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

de 1965. Estas luchas armadas fueron empujadas hacia la vía violenta, en vista de la cerrazón y la incapacidad del gobierno para atender las demandas agrarias, ejidales y de defensa de los recursos forestales en la Sierra Tarahumara. En estos años también encontramos un franco ascenso del movimiento campesino a lo largo y ancho del país, se agudiza la lucha por la tierra, por la legalización de las propiedades y de las posesiones agrarias.

En las ciudades, como consecuencia de toda la industria-lización, se observó el surgimiento de movimientos urbanos con una fuerte carga ideológica, los cuales pretendían construir nuevas formas de organización. Esto lo encontramos en todo el país, en la colonia Rubén Jaramillo, en Uruapan, Michoacán; en la colonia “Pancho Villa”, en Chihuahua, y en las distin-tas formas que asumió el movimiento “Tierra y Libertad” en Monterrey.

Los años 70 también van a experimentar la revitalización del movimiento estudiantil, que como es de conocimiento de todos, fue reprimido violentamente el 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971. Este movimiento, como la mayoría de los precedentes: el de ferrocarrileros, el de Rubén Jaramillo, el de Arturo Gámiz y Pablo Gómez en la sierra de Chihuahua y otros movimientos campesinos, surgieron por demandas es-trictamente democráticas, demandas cuya solución era posible con base en la legislación existente en ese momento.

Entonces, el modo más enriquecedor de ver el nacimiento del Situam es observarlo y entenderlo como una de tantas expre-siones que se dieron en el país; de esta lucha por la democra-tización y por la defensa del trabajo. Esta lucha, la del Situam, tiene un contenido democratizador en tanto que pretende la formación de un sindicato anticorporativo independiente; es también una lucha que recoge las preocupaciones salariales y laborales que en todo el país se manifestaban (porque sabemos

18 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

que en los 70 inicia la crisis de la cual todavía no salimos). Es decir, el Situam, además de su claro contenido sindical gremial, como es la defensa del trabajo, con una visión sindicalista preocupada por alcanzar altos niveles o beneficios para sus agremiados, tenía un fondo político. El Situam también nació con una preocupación de vinculación con otras luchas, y en general con otros movimientos democratizadores del país, de ahí su lema “Por la Unidad en la Lucha Social”. Ese es el clima, es la coyuntura de la cual surge el Situam.

Ahora, concretamente en la uam, el 29 de noviembre de 1974 hay una invitación –bajita la voz– para la formación de un sindicato, hecho un tanto sorprendente porque, en ese momento, había muy pocos trabajadores; apenas se estaban construyendo las instalaciones; por ejemplo, aquí en la Unidad Iztapalapa no había más de dos edificios, y en Xochimilco la Universidad naciente funcionaba sin contar con aulas, sólo se organizaban programas, a los propios profesores y las activi-dades académicas y pedagógicas en lo que en ese momento se denominó “los gallineros”, una especie de salones bastante improvisados con lámina de asbesto. La Universidad todavía estaba en proceso de construcción física y estaba también en proceso de organización de su personal académico; en fin, apenas se echaba a andar una institución que llegaría a tener la magnitud actual.

En ese noviembre de 1974, todos nos sorprendimos de que se estuviese armando un sindicato cuando apenas, como fue mi caso, muchos no habíamos cumplido 60 días de trabajo; estábamos prácticamente ingresando. Yo ingresé el 1º de oc-tubre de l974. Se corrió la voz de la formación de un sindicato y esta difusión velada olía a la maniobra clásica de la política mexicana, es decir, a madruguete, a charrazo sindical porque hacia el 29 de noviembre ya todo el mundo estaba preparán-dose para las posadas, el fin de cursos, actas; en fin, no eran

19 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

condiciones idóneas para iniciar el proceso de construcción de un sindicato. En ese momento, investigaba sobre el sindi-calismo independiente, la organización de huelgas, sobre el movimiento obrero, llamado entonces insurgencia sindical. Cuando oigo del tema es por los compañeros que me dicen “a lo mejor a ti te interesa” y así fue, me interesó el asunto; la sorpresa fue que, básicamente, se estaba armando el Sindica-to con profesores, podría decirse, de un sólo Departamento; principalmente del de Derecho de la Unidad Azcapotzalco, y también con algunos trabajadores del incipiente personal de Rectoría General, que se encontraba en Joselillo núm. 6, enfrente del Toreo de Cuatro Caminos.

Fuimos al lugar donde se celebraba la asamblea consti-tutiva del coSuam, que era nada menos que la Sección 27 del Sindicato Minero Metalúrgico; que, por cierto, lo lidereaba uno de los grandes representantes del corporativismo sindical, el charro Napoleón Gómez Sada.

La reunión, la asamblea, se hizo un viernes, cuando la gente se va de fin de semana, en este local del Sindicato Mi-nero Metalúrgico de la República Mexicana de la Sección 27, que estaba en Peralvillo, donde por cierto yo no vi absoluta-mente a ninguno de los profesores de Iztapalapa y por alguna coincidencia intercambié palabras con el profesor Assenato, de la uam Xochimilco, que estaba junto a mí y que pensaba de modo parecido; nos preocupaba la democratización sin-dical, y el modo como se estaba construyendo el sindicato, platicamos y a la conclusión que llegamos fue que había que avisarle a los compañeros en las respectivas Unidades que se estaba haciendo un sindicato a espaldas de los trabajadores y que, además, tenía un nombre problemático, en términos de la propia Ley Federal del Trabajo, porque establece muy claro que el registro es para sindicatos, no para colegios sindicales. El Colegio Sindical de la Universidad Autónoma Metropolitana

20 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

(coSuam) se planteó así en esa reunión porque sus fundadores argumentaban: “hay que ponerle Colegio porque a los pro-fesores que están en la uam no les va a gustar la idea de un sindicato. El sindicato huele a puras cosas feas, huele a cosas sucias, huele a pobreza, huele a raza, huele a la ctm, huele a charrismo sindical”. Vaya cosa, mencionar esto cuando se esta-ba realizando la reunión en una Sección del Sindicato Minero Metalúrgico y Similares, un sindicato que había emprendido grandes luchas en contra del charrismo, en contra del corpo-rativismo; luchas que habían sido casi siempre sofocadas, pero que ahora eran controladas por uno de los grandes charros del sindicalismo mexicano.

Lo conveniente, mencionaban las personas que patroci-naron al coSuam, es que el Colegio fuera un sindicato, pero, como suponían que el personal académico no toleraba un sindicato, se adoptaba esa denominación; pero lo que en rea-lidad había en el fondo, era que estaban auspiciando el control de cualquier proceso de formación de un sindicato hecho por los trabajadores.

Los trabajadores académicos, suponían ellos, “quién sabe que serán”, pero no son trabajadores, ni deben estar en un sindicato. Este coSuam parte de ese supuesto y ni siquiera lo someten a debate, sino que lo deciden en forma autónoma en esta reunión, y anuncian que llevarán a cabo el proceso de registro de este extraño coSuam.

En la Unidades Iztapalapa y Xochimilco se hicieron asam-bleas informativas y se planteó que se estaba formando un sindicato charro, corporativo. En la Unidad Iztapalapa tuvimos una recepción muy afortunada porque notables académi- cos aceptaron asistir a las reuniones para enterarse de lo que estaba ocurriendo, y en ellas se consideró que era intolerable un charrazo, pero que también había que reunirse para organizar un sindicato representativo de los trabajadores.

21 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Más adelante se hace una asamblea para informar del asunto, donde se opina que no es posible aceptar la consti-tución de un sindicato charro, y algunos profesores deciden hacer una forma de organización incipiente de 45 personas, 15 por cada Unidad, con el propósito de entrevistarse con altos funcionarios de esta Universidad y buscar una salida que frenara la constitución de un sindicato antidemocrá- tico, que se estaba haciendo a espaldas del conjunto de los trabajadores de la uam, no sólo de los académicos sino también de los administrativos, porque nosotros no vimos a ningún trabajador administrativo en esa reunión.

Organizamos una asamblea en diciembre de 1974 con trabajadores académicos y administrativos, y todos se que-daron asombrados por el surgimiento del sindicato del cual no estaban enterados; las dos últimas semanas que quedaban de ese mes y las primeras de enero de 1975 nos entrevistamos con el Rector General, el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, con el Secretario General de la uam, Enriq nes sindicales después de la jornada de trabajo. Así que ya pueden imaginar cómo quedaba su casa.

El Situam fue un Sindicato que se desarrolló a partir de la práctica militante y desprendida de los trabajadores de la uam, por la necesidad de construir un Sindicato representativo. En 1975, el Situam logra impulsar la convicción en la gente de crear un sindicato que defendiera los intereses colectivos, en un proceso de autoconstrucción de la dirección sindical, de la formación y el activismo financiero para mantener el pago de los desplegados periodísticos, y de la movilización y partici-pación de los trabajadores en las reuniones.

Desde sus inicios, el Situam se conformó como un Sindicato independiente, con una clara posición democrática. La con-tradicción entre trabajadores académicos y administrativos fue manipulada por las autoridades bajo la idea de que actividad

22 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

académica era algo muy distinto y diferente de la sindical: según ellos, no debería haber un sindicato de académicos. Después, este problema se va a volver a vivir hasta 1981, por-que se toma la decisión constitucional de que los sindicatos no intervengan en las condiciones laborales del personal aca-démico. Sin embargo, en el Situam participaron personas que tenían notable reconocimiento académico, como los doctores Porfirio Miranda, Leopoldo Rodarte y Francisco Piñón. Desde ese momento, el Situam nace arrastrando esa contradicción que hasta la fecha se vive.

Éstas fueron las cuestiones más importantes en la fundación del Situam: el haber echado abajo al coSuam, haber eliminado la subcontratación de los trabajadores de limpieza, la cons-titución de hecho del Situam, la formación del primer Comité Ejecutivo y el que posteriormente se consiguiera un alto nivel de prestaciones económicas y sociales para todo el personal de la uam; a pesar de que el Situam nace contra la corriente, sin ningún apoyo corporativo, y sin dinero, la organización independiente de todos los trabajadores permitió el nacimiento del Situam, que hasta la fecha, afortunadamente, existe.

7 de enero 2004

23 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

FRANCISCO PIÑÓN GAYTÁN

Primer Secretario General

del SITUAM

1975-1976

Mi nombre es Francisco Piñón Gaytán, adscrito al Departamento de Filosofía de la División de Ciencias Sociales y Hu-manidades de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.

¿Cuál sería una primera reflexión de los inicios de nuestro Sindicato?El SITUAM nació con los mismos ideales, con las mismas inquietudes con que nació la Universidad Autónoma Metro-politana, por la sencilla razón de que nosotros formamos una parte importante de la Universidad. La Universidad no se forma de una manera única por la confi-guración arquitectónica de sus edificios, tampoco está conformada de una manera única por sus autoridades; la Universi-dad, como lo dijimos en aquellos prime-ros años del nacimiento del SITUAM, está conformada por sus estudiantes y por sus profesores. Creo yo que el Sindicato en sus inicios, en 1975, cuando me tocó a mi dirigir y coordinar el primer Comité Ejecutivo práctico del Sindicato (el formal sería un poco después), contemplaba los motivos y los ideales de toda la estructura

24 La visión del SITUAM a través de sus Secretarios Generales

de la Universidad, incluyendo a sus primeras autoridades.En aquellos años se nos invitó para hacer una nueva

universidad. Una nueva universidad que no tuviese los errores, las carencias, los vicios de otras ya más antiguas, incluyendo la Universidad Nacional Autónoma de México.

Eran los años en que había una inquietud en el país por una renovación política, porque había una crisis de democra-cia y una práctica casi lineal de la autoridad y, por lo tanto, el ambiente estaba impregnado del deseo de renovación, de limpiar el ambiente académico y el ambiente social.

Nace la Universidad Autónoma Metropolitana, según el criterio de sus iniciadores, para descentralizar a la UNAM, pero también, por otro lado, para enfrentar el problema de la masificación, que representaba el peligro de bajar los niveles académicos; pero, además, según esos grupos, esa universidad masificada podía crear peligros de despertar en la ciudadanía, a partir de sus profesores y estudiantes, una conciencia social.

La Universidad Autónoma Metropolitana se construyó en tres Unidades: Iztapalapa, Azcapotzalco y Xochimilco, en polos totalmente dispersos; pero a su Rectoría General la ubicaron en un lugar demasiado inaccesible, como símbolo de que esa Rectoría General, desde el punto de vista de su localización, pudiera ser inalcanzable para la mayoría de sus profesores y de sus estudiantes. Eso nos da una idea de cuáles eran los vientos que circulaban por la República.

La Universidad Metropolitana vino a dar una solución a diversos grupos que se enfrentaron y expresaron no solamen-te en la formulación de los planes académicos, sino también en el Sindicato; por lo tanto, la primera tarea del SITUAM fue tratar de unificar diversos intereses; esas diversas expresiones no sólo culturales sino también partidistas. Un primer logro de los fundadores del SITUAM fue conciliar esos intereses, una especie de unificación sobre lo que era importante construir.

25 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Y creo, definitivamente, que el reunir a profesores de diversas tendencias políticas en torno al sindicato, para poder crear en primer lugar una Universidad, fue un primer logro colectivo que unificó a una comunidad universitaria que después hizo posible el arranque del SITUAM.

Pero, ¿cuáles eran en aquellos años los problemas?En primer lugar, el surgimiento del Colegio Sindical de la Universidad Autónoma Metropolitana (COSUAM), que fue aus-piciado por esa línea partidista oficial, que quiso controlar a los profesores al tener contemplado un plan de trabajo político sindical, un Colegio de Profesores que ciertamente había na-cido de una manera vertical, inesperada. Fue el profesor Jorge Fuentes quien primero nos dio el aviso para detener y vigilar a este Colegio de Profesores; afortunadamente, la unión se dio. Docentes de las tres sedes académicas nos unificamos y empezamos a formular al SITUAM. Sus ideales eran los mismos que los de la Universidad Autónoma Metropolitana, y por eso tuvimos los apoyos necesarios para ser mayoritarios en el SITUAM, de tal manera que, en aquellos años, 1974-1975 y principios de 1976, una reunión de académicos era al mismo tiempo una reunión sindical y una reunión de profesores sindicalizados era una reunión académica.

Este proceso inicial de formación del Sindicato hizo po-sible que se crearan ciertos movimientos que se expresaron en la defensa de grupos de trabajadores; como fueron los de limpieza; la defensa del personal de las bibliotecas. Creo que nos unía la concepción de que el Sindicato no era ajeno a la Universidad, al mismo tiempo creíamos que la Universidad no era ajena a la gran problemática del país. Concebíamos que la cultura no era ni debería estar al servicio de un solo grupo; la cultura era, en todo caso, para todos los grupos de la República Mexicana. Este fue un primer aspecto positivo,

26 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

con sus carencias y debilidades naturales (como en todo grupo humano) de quienes fundaron, coordinaron y se entusiasmaron con el fenómeno de sindicalización en la Universidad Autó-noma Metropolitana.

Posteriormente, la vida del país se politizó, no precisa-mente con los mejores signos, ni fue cubierta con los mejores humanismos, que, por cierto, podemos estudiar y valorar en la uam; pero uno de los testimonios que nos puede dar la ex-periencia sindical es que todavía en esta Universidad hay una evaluación positiva respecto a otros sindicatos que nos permite tener ciertas ventajas en la parte académica, ciertas defensas reales en el salario, aunque todavía exista cierto déficit, pero hay ciertas ventajas sobre todo en la manera en que ingresan los profesores, en la evaluación a través de las Comisiones Dictaminadoras, a las que el Sindicato contribuyó en su for-mación como saldo y testimonio positivo.

Como uno de los iniciadores de este Sindicato, me gusta-ría que permanecieran esos primeros entusiasmos totalmente humanísticos, donde no separábamos la vida académica de la vida cotidiana, de la experiencia empírica y el estudio, de la socialización; y tampoco admitíamos que la vida académica fuera controlada exclusivamente por ciertos cotos de poder, ni admitíamos que el Sindicato se convirtiese, a su vez, en una especie de partido político. Este aspecto quedó plasmado en documentos y en testimonios de mucha gente: que el Sindi-cato no era ajeno ni extraño a la misma Universidad. Por lo tanto, creíamos que la Universidad debía ser una comunidad de profesores y de estudiantes que, al mismo tiempo, tenía y necesitaba un órgano que administre. Obviamente, a la admi-nistración tampoco la debemos ver como una entidad extraña a la Universidad. Esta experiencia de estos primeros docen-tes que se unieron como trabajadores (porque nació como comunidad de trabajadores, porque tanto el trabajo manual

27 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

como el intelectual forman una unidad), debería ser, para mi gusto, el ejemplo que no podemos olvidar y que puede ser la experiencia de un ideal humanístico que debe ser ratificado no solamente en una comunidad universitaria académica, sino, también y sobre todo, en una comunidad humana en la República Mexicana.

Gracias Enero 2004

Tra

baja

dore

s qu

e as

isti

eron

a la

Asa

mbl

ea C

onst

itut

iva

del S

ITU

AM

, 4 d

e m

arzo

de

1975

,

bibl

iote

ca d

e la

Uni

dad

Izta

pala

pa. Fo

togr

afía

donad

a por

Leopold

o R

odar

te e

n 1

985

Asa

mbl

ea C

onst

itut

iva

del S

ITU

AM

, 4 d

e m

arzo

de

1975

. Bib

liote

ca d

e la

Uni

dad

Izta

pala

pa.

Foto

graf

ía d

onad

a por

Leopold

o R

odar

te e

n 1

985

31 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

FERNANDO ARRUTI HERNÁNDEZ

Secretario General

del SITUAM

1976-1977

El 16 de noviembre de 1974 me incorpo-ré a la Universidad Autónoma Metropoli-tana, Unidad Xochimilco, y fui Secretario General del Sindicato del 13 de abril de 1976 al 30 de mayo de 1977.

Cuando llegué a la Universidad corría un rumor acerca de la existencia de un sindicato que se había formado a espaldas de los trabajadores. Recuerdo que la última semana de noviembre de 1974, en la Unidad Iztapalapa, circuló una invitación dirigida a profesores y trabajadores de la UAM para asistir al local del Sindicato de Trabajadores Mineros y Metalúrgicos de la República Mexicana con el fin de informar acerca de los pla-nes y estructura del que conoceríamos como el tristemente famoso “COSUAM”.

El 28 de noviembre se dieron cita en ese lugar alrededor de 45 compañeros y compañeras que, en lugar de obtener información sobre los objetivos del grupo sindical, se encontraron de súbito como integrantes de la asamblea constitutiva del que se llamaría –efímeramente– Cole-gio Sindical de la Universidad Autónoma Metropolitana.

32 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

Fungió como primer Secretario General, el licenciado Agustín Leñero Bores, por ese entonces profesor de la uam Az-capotzalco. Una vez constituidos, procedieron de inmediato a solicitar su registro ante el Tribunal Federal de Conciliación, dependencia del gobierno federal que se encarga de responder las demandas de los trabajadores al servicio del Estado. El ar-tículo 35 de la Ley Orgánica de la uam -hoy sin efectos jurídi-cos- establece que las relaciones laborales entre la institución y sus trabajadores se rigen por el Apartado B del Artículo 123 de la Constitución. Esa disposición sería la espada de Damocles para la Universidad.

Al finalizar ese año nos fuimos de vacaciones con la cer-teza de que en la Universidad se había dado un albazo con la formación del sindicato blanco que representaba el coSuam. A partir de ese momento la movilización natural de los profe-sores y trabajadores de las tres Unidades de la uam tuvo como objetivo evitar que esa organización espuria se ostentara como la titular de nuestros derechos laborales. Pronto comproba- mos la complicidad de las autoridades de la Rectoría General con los seudo dirigentes, cuyo propósito explícito era evitar la formación de una organización sindical genuina en un momento histórico de ascenso del movimiento obrero, cuyas múltiples acciones sindicales a lo largo y ancho de la República Mexicana daban testimonio de la crisis económica y política por la que atravesábamos.

En el mes de enero varios compañeros de Xochimilco asistimos a la primera asamblea convocada por colegas de Iztapalapa y Azcapotzalco. Debido a la avanzada del coSuam, el riesgo que significaba el reconocimiento oficial y la premura de tiempo, decidimos formar de inmediato una comisión orga-nizadora que se encargara de hacer lo necesario para constituir un verdadero sindicato democrático que fuera independiente de las autoridades y del gobierno. Además, encomendamos a

33 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

otros compañeros hacerse cargo de las relaciones con otras fuerzas y la difusión de nuestra lucha, así como la elaboración de unos estatutos que sirvieran para convocar, en el menor plazo posible, a una asamblea constitutiva.

Unos días después nombramos representantes por cada una de las unidades académicas: Azcapotzalco, Iztapalapa y Xochimilco. En ese momento no pensábamos en los trabaja-dores de la Rectoría General. Tuve el privilegio de ser elegido representante por Xochimilco y, de esa manera, pasé a for-mar parte de la primera directiva, si se puede llamar así, de la Unidad. Éramos quince trabajadores –entre académicos y administrativos– por cada Unidad, y en conjunto formamos el famoso grupo de los 45. Nos correspondió organizar reuniones informativas para orientar y explicar la necesidad de formar el sindicato, que de manera natural dio cobijo desde un primer momento a profesores y trabajadores administrativos.

El Sindicato Independiente de Trabajadores de la Uni-versidad Autónoma Metropolitana fue constituido el 4 de marzo de 1975 en la Unidad Iztapalapa de la uam. Su primer Secretario General fue el doctor Francisco Piñón, profesor de filosofía de esa sede académica. Lo recuerdo con afecto y con mucho respeto, sobre todo por el entusiasmo que demostró al mantenerse al frente de esta organización formada por los universitarios de la uam, jóvenes en su mayoría y sin mucha experiencia en el trabajo político. A partir de esa fecha, algunos de nosotros tuvimos que dedicar gran parte de nuestra jornada laboral y muchas horas más a la construcción y consolidación del Situam.

Como Secretario de Trabajo y Conflictos fue nombrado Luis H. Morones de la Peña; en la Secretaría de Organización, José Luis Cepeda; en la Secretaría de Previsión Social, Fernando Arruti; en la Secretaría de Educación y Cultura, Gilberto Gue-vara Niebla; en la Secretaría de Finanzas, Elpidio Alvarado; en

34 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

la Secretaría de Difusión y Relaciones, José Ángel Pescador; en la Secretaría de Acción Social, Alfredo Rosas, y en la Secre-taría de Actas y Acuerdos, Saúl Holguín Quiñones.

Desde los primeros días, el Situam se distinguió por ser un sindicato mixto que exigió la representación mayoritaria de los trabajadores de toda la uam. Paradójicamente y por ventura, el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje negó el registro al coSuam porque, de acuerdo a la interpretación de la norma estatutaria de la ley burocrática, el tribunal de conciliación no podía –en ese tiempo– registrar más que a un solo sindicato por entidad y estaba prohibido aceptar a varios sindicatos en una sola dependencia.

El caso del coSuam fue atípico y grotesco, pues al erigirse como un Colegio Sindical perdió la oportunidad de ser regis-trado, a pesar de contar con la complacencia de las autori-dades universitarias. Ante la negativa del registro se abrió la oportunidad de avanzar hacia la consolidación de la incipiente organización. El resto de 1975 representó un intenso trabajo, mucho más difícil de lo que hubiéramos imaginado; mante-ner el ánimo sindical, trazar y transitar la ruta para lograr el reconocimiento del Situam fue el reto principal. Al final, afor-tunadamente, el esfuerzo rindió sus frutos.

Tuvimos que resistir la embestida que llevaron a cabo las autoridades contra algunos miembros del Sindicato, al mismo tiempo que enfrentábamos varios problemas internos. El pri-mero se inició por una diferencia de opinión con respecto de la disposición establecida en el artículo 35 de la Ley Orgáni-ca. Algunos compañeros pensaban que debíamos solicitar el registro en el apartado B –como lo intentó infructuosamente el coSuam– del artículo 123 Constitucional; y otros que nos correspondía el apartado A y que la Ley Orgánica de la Uni-versidad era violatoria de la Constitución.

35 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Las discrepancias se ahondaron. Los integrantes del Comité Ejecutivo no logramos ponernos de acuerdo; los compañeros de Azcapotzalco, sobre todo, planteaban que además de solicitar el registro de inmediato en el apartado B habría que incorporar-se a la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FStSe). En Iztapalapa, aunque más moderados, pedían también registrarse en el apartado B pero sin integrarse a la FStSe. En la Unidad Xochimilco, por el contrario, concluíamos que lo más sano y democrático sería consultar a la base sindical para que a través de la deliberación fueran los trabajadores quienes decidieran lo más conveniente. Nuestra posición respecto de los apartados fue clara desde un principio: rechazar y comba- tir la disposición de la Ley Orgánica y buscar el reconocimiento de facto de las autoridades universitarias.

Finalmente decidimos convocar a un plebiscito, que se llevó a cabo el 21 de mayo de 1975 para que se dirimiera esta diferencia entre las bases. Los trabajadores decidieron no registrarnos en el apartado B, pero tampoco en el A. De esta manera supusimos como marco jurídico los derechos estable-cidos en el artículo 123 de la Ley Federal del Trabajo e hicimos caso omiso de la ley burocrática. Sin embargo, el resultado del plebiscito y la posición que frente a él asumimos tuvo graves consecuencias. Varios compañeros de Azcapotzalco abando-naron el Comité Ejecutivo; otros más optaron simplemente por la indiferencia; algunos otros miembros de la dirección sindical fueron a doctorarse al extranjero y otros compañeros de mandos medios decidieron renunciar al Sindicato. No fue fácil mantener el barco a flote durante ese año, sólo unos pocos permanecimos firmes en los cargos para los que fuimos electos. Para colmo, no contábamos con recursos económicos, recuer-do que cobrábamos las cuotas a los trabajadores persona por persona. Fue una labor de filigrana perseguirlos con su recibo en la mano para cambiarlo por unos cuantos pesos que apenas

36 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

servían para sufragar los gastos más elementales para mantener al Situam con vida.

Todos estos problemas pronto condujeron a un creciente deterioro de la vida sindical, sobre todo porque frente al diseño geográfico tan particular en el que se construyó la uam –con tres Unidades separadas por enormes distancias– probablemente con la idea de evitar la masificación de otras universidades y hacer más complicada la posibilidad de organizar huelgas y manifestaciones. En esas condiciones no fue fácil la comu-nicación entre los afiliados, pero afortunadamente logramos mantener la unidad demostrando, por primera ocasión en la uam, que la organización de los trabajadores rebasa con mucho los intramuros de cualquier institución.

También ese año, afortunadamente, hubo cambio de Rector: dejó el cargo el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez. Recuerdo que una ocasión lo visitamos para solicitarle el reconocimien-to formal del Sindicato, pero se negó argumentando que ese reconocimiento no le correspondía hacerlo a él sino a las autoridades laborales. Nos ofreció, sin embargo, tratar los problemas que nosotros le presentáramos como si fuéramos el grupo de “Piñón y sus amigos”. No hubo forma de convencerlo de construir una relación más formal con el Sindicato.

La llegada del nuevo Rector, el doctor Juan Casillas García de León, estableció una relación distinta; aunque nunca aceptó formalmente al Sindicato, debemos reconocer su trato siempre amable, conciliador y de apertura. A pesar de las buenas re-laciones, al finalizar ese 1975, se agudizaron los problemas con las autoridades. Algunos funcionarios menores despidieron injustificadamente a varios compañeros y compañeras trabaja-dores que contaban, en la mayoría de los casos, con más de seis meses laborando, y sin embargo, no tenían contrato ni algún otro documento que amparara su relación laboral. Existían más de 100 trabajadores de limpieza subcontratados a través de una

37 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

empresa de servicios que imponía condiciones muy por debajo de la ley, eludiendo cualquier relación de su personal con la institución. Esos compañeros al ver los abusos cometidos por parte de sus patrones, acudieron a la representación sindical en busca de apoyo. De inmediato empezamos a pensar en la forma de incorporarlos al Sindicato y regularizar su relación laboral con la uam.

Por esas fechas convocamos al Primer Congreso Extraor-dinario, que se realizó el 10 de marzo de 1976, en la uam Az-capotzalco. Modificamos los precarios estatutos que sirvieron para la constitutiva del 4 de marzo de 1975 y diseñamos un plan de acción, considerando que había llegado el momento de demandar a las autoridades la bilateralidad en las relacio-nes, de pactar con ellas un contrato colectivo y de solicitar aumento salarial. Al modificar nuestra estructura sindical se resolvió convocar a una elección extraordinaria para renovar la dirección del Situam.

Fui elegido como Secretario General el 9 de abril de 1976. Me acompañaron en la Secretaría de Organización y Finanzas, José Luis Victoria; en la Secretaría de Difusión y Relaciones Públicas, Carlos Thierry Z.(+); en la Secretaría de Trabajo y Conflictos, Elmer Rojas Campillo; en la Secretaría de Educa-ción y Cultura, Mario Chagoya L.; en la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, Sergio Guevara; en la Secretaría de Actas, Acuerdos y Archivos, Antonio de Dios; y como Vocales de Azcapotzalco, Guadalupe Pacheco M.; de Iztapalapa, Rami-ro Pedroza; de Rectoría, Mishiko Shimada y de Xochimilco, Roberto Karam Toledo.

La primera demanda que planteamos a la Rectoría (entonces el Físico Sergio Reyes Luján era el Secretario General de la uam) fue un aumento salarial de emergencia para todos los trabajadores académicos y administrativos. Como respuesta, la Universidad intentó dividir al Sindicato otorgando un aumento salarial de

38 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

manera unilateral y exclusivamente para el sector académico; pero esta medida no resultó como se esperaba, porque en lugar de dividirnos nos motivó a apresurar los trabajos para demandar la relación bilateral, que no podía concretarse sino a través de la exigencia de la firma de un contrato colectivo. Los trabajadores administrativos entendieron en ese momento la importancia de luchar organizadamente para lograr también un aumento a los salarios; cualquier intento de división debía ser superado insistiendo en un trato parejo y justo hacia todos los trabajadores de la uam. La Universidad otorgó un aume- nto de emergencia por debajo de lo otorgado en otras institu-ciones de educación superior –particularmente en la unam–, aumento que fue de principio rechazado de manera ejemplar por los profesores, demostrando así su solidaridad.

Con su actitud, las autoridades de la Universidad termina-ron por convencernos de la urgencia de dar el paso definitivo para emplazar a la uam a la firma de un contrato colectivo y establecer, de una vez por todas, la relación bilateral con la institución. Para tal efecto convocamos a un Segundo Congreso Extraordinario, donde aprobamos el proyecto de contrato, la demanda de aumento salarial y el establecimiento de la bilate-ralidad. Entregamos nuestras demandas con emplazamiento a huelga el primero de junio de 1976 y esperamos pacientemente a que las autoridades universitarias nos llamaran a discutir.

El 7 de junio de 1976 se iniciaron las negociaciones con la comisión nombrada por el Rector. El 9 de junio el Colegio Aca-démico de la uam tuvo que sesionar para establecer las bases de negociación con el Sindicato y reconocer en los hechos, aunque no de derecho, la relación bilateral que demandábamos al instruir a sus representantes para que atendieran las demandas económi-cas y legales que como sindicato habíamos interpuesto.

Estuvimos 33 días en huelga. Durante las negociaciones que se llevaron a cabo casi todos los días nos dimos cuenta de

39 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

que las autoridades no estaban dispuestas por ningún motivo a ceder en algo que, para nosotros, era de lo más importante: el ingreso, la promoción y la permanencia del personal aca-démico. Con la propuesta sindical pretendíamos combatir lo que era clásico en las instituciones de educación superior: la parcialidad, el favoritismo, la corrupción, el nepotismo y el amiguismo en el ingreso del personal académico. Pensábamos que al romper con esas prácticas evitaríamos que se desvir-tuara el trabajo académico; lograríamos que se democratizara la universidad al ofrecer un trato de igualdad de oportunida- des a través de concursos de oposición abiertos y evaluaciones imparciales, pero sobre todo nos interesaba que la orientación y la misión de la “Casa Abierta al Tiempo”, además de ser in-novadora, se enfocara a formar profesionistas comprometidos con la resolución de los grandes problemas que aquejaban a México, para lo cual necesitábamos contratar a los mejores pro-fesores. Por eso propusimos formar comisiones dictaminadoras excluyendo de su integración a los miembros de la dirección sindical y a las autoridades para que fueran exclusivamente profesores del más alto nivel académico y mayor prestigio en la institución quienes se hicieran cargo de dictaminar los concursos de oposición de manera transparente e imparcial. Ese debía ser el único mecanismo para ingresar, permanecer y promoverse al interior de la Universidad.

Este asunto frenó las negociaciones por un buen rato; nue-vamente tuvo que intervenir el Colegio Académico para destra-bar el enredo. Afortunadamente, los miembros de la comunidad universitaria, representados en el órgano máximo de dirección, nos dieron la razón y casi de manera textual aprobaron la pro-puesta presentada por el Sindicato. Al final de la jornada tuvimos problemas para negociar el aumento de salarios; ese tema se volvería una pesadilla para la Universidad y los trabajadores. Estábamos en plena época de topes salariales.

40 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

El 20 de julio de 1976 se firmaron las Condiciones Gene-rales de Trabajo, nombre en el que cedimos, porque aunque así lo dispone la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado para regular las relaciones laborales, en los hechos lo que firmamos fue un contrato colectivo donde se estableció la bilateralidad, la titularidad en la contratación y una serie de normas que –con excepción de las referidas precisamente al ingreso, permanencia y promoción del personal académico que perdimos años después– hasta la fecha, rigen las relaciones laborales en la uam. Logramos el aumento salarial que nos pro-pusimos y recuperamos el 100 por ciento de los salarios caídos. La Universidad tuvo que reconocer legalmente al Sindicato.

Lo que vino después fue el intento del doctor Guillermo Soberón, entonces Rector de la unam, de parcelar aún más el artículo 123 de la Constitución, al proponer la incorporación de un apartado C para los trabajadores universitarios. La unidad de los universitarios se hizo presente a nivel nacional y, después de muchas pláticas con autoridades de la Secretaría de Gober-nación, el intento soberonista quedó en el tintero.

En diciembre de ese mismo año convocamos al Tercer Congreso Extraordinario, para aprobar una nueva demanda de aumento salarial, que a partir de entonces se revisa anualmen-te el último día de enero. Nuevamente fuimos a huelga, y en los primeros días de febrero de 1977 obtuvimos un porcentaje parejo para todas las categorías de trabajadores y una cuota fija con lo que se redujo un poco la brecha del abanico salarial, logrando así un aumento a los salarios mínimos mayor que en cualquier otra institución de educación superior en el país.

A pesar de los triunfos, al interior del Sindicato se anidaba el rencor y la desconfianza. Desde la firma de las Condiciones Generales de Trabajo se venía dando una división interna que parecía natural a la lucha política que se daba entre los gru-pos con ideología y visiones diferentes del quehacer sindical;

41 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

sin embargo, el deterioro fue en aumento, tanto en los niveles de discusión como en el trato entre las diferentes corrientes. De manera particular el foco de los ataques fue la corriente “4 de Marzo”, grupo que formamos quienes pertenecíamos también al “Consejo Sindical” que tenía su base en la unam. Varios miembros de esa corriente formábamos parte de la dirección sindical. La estrategia fue copar algunas de las ins-tancias intermedias del Sindicato y enrarecer el ambiente con un discurso acendrado, aparentemente de izquierda, populista y ramplón, que nada tenía que ver con los retos que tenía en-frente la organización. El desprecio por la normatividad terminó en un desorden y con el tiempo ahuyentó a gran parte de los trabajadores, sobre todo profesores.

Totalmente fracturados llegamos al Primer Congreso Or-dinario del Sindicato, que se realizó en abril de 1977 en la Unidad Iztapalapa. Fuimos objeto de múltiples acusaciones absurdas e insultos denodados, inclusive se pretendió destituir en ese mismo Congreso al Comité Ejecutivo en pleno, a pesar de que el tema nunca fue agendado para su discusión, y nues-tros estatutos no establecían en esas condiciones la posibilidad de destitución.

Para dar una salida política al conflicto que estábamos viviendo como dirección, propusimos dirimir las diferencias a través de una nueva convocatoria a elecciones extraordinarias. Éstas se llevaron a cabo el 25 de mayo de 1977, pero unos días antes sucedió algo terrible: asesinaron a las puertas de las oficinas del Sindicato a nuestro compañero Carlos Thierry, Se-cretario de Difusión y Relaciones Públicas. Este hecho, sumado al desánimo existente, creó confusión e incertidumbre en los trabajadores y acrecentó la desconfianza en sus dirigentes.

Declaramos a la prensa que la muerte de Thierry no tenía relación con la vida sindical, pero por la manera en que se com-portaron las autoridades responsables de realizar la investigación,

42 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

y porque el crimen nunca fue aclarado, dudo que mis afirmacio- nes de entonces hayan servido. Fue un golpe muy duro para la moral de quienes encabezábamos el Comité, cayó como lápida sobre nuestro ánimo, y a muchos de nosotros nos llenó de tris-teza. Con ese pesar a cuestas concurrimos a votar; perdimos las elecciones por nueve votos. El Sindicato entraba en una crisis de la que ya no se recuperaría: se partió materialmente en dos.

Por nuestra parte evitamos los reclamos, no presentamos recurso alguno ni impugnamos la elección. Ni siquiera conti-nuamos el reclamo por negarse a registrar a la planilla “4 de Marzo” que de manera ominosa y absurda quedó en la ilega-lidad, puesto que quienes la encabezábamos éramos preci- samente los dirigentes que los trabajadores habían elegido para un mandato de dos años; mandato que no pudimos cumplir. Al final de este episodio el compañero de Azcapotzalco, profesor Aurelio Canales, asumió la Secretaría General del Situam.

El resto del año transcurrió en medio de la desolación; nos retiramos a las actividades propias de la universidad por un periodo corto de tiempo, pues unos cuantos meses después regresamos a la dirección nuevamente. Fue necesario con-vocar a otras elecciones debido al rompimiento entre las dos corrientes que derribaron al Comité que yo había encabezado. Ideológicamente opuestas, contrarias en su visión del futuro del Sindicato, cruzadas por la sed de poder, no pudieron man-tenerse unidas. Pensamos, en ese momento, que era impor-tante regresar al Sindicato; políticamente entendimos que era preferible pactar con los contrarios que arriesgar un conflicto mayor para la organización.

La alianza que hicimos con una de las corrientes en-frentadas nos permitió entrar a una nueva etapa, abriendo la posibilidad de sumarnos al esfuerzo por construir una organi-zación nacional, que culminó con nuestra incorporación como Sección 26 del Sindicato Único Nacional de Trabajadores

43 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Universitarios. Hecho que apuntaba en esa etapa de la vida nacional a la conformación de un gran Sindicato Nacional de la Enseñanza, como alguna vez había pronosticado el líder obrero Rafael Galván, líder de la Tendencia Democrática del Sindica-to Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexi-cana (Suterm), con quien también compartimos experiencias al enarbolar sus luchas por la democracia sindical al sumarnos como sindicato. Con los electricistas de Galván ayudamos a construir el Frente Nacional de Acción Popular (FnaP).

No creo poder relatar completa mi historia en el Situam, y menos hacerlo solo. Fuimos muchos los que hicimos posible que el sindicato en la uam diera sus primeros pasos; pero cada quien tiene y cuenta su propia historia. yo me hago responsa-ble de lo que aquí relato, son muchos años los que han pasado desde entonces, años que recuerdo con gusto y gratitud.

Los trabajadores de la uam, académicos y administrativos, deben reanudar su lucha para incorporarse de lleno a la con-solidación de la democracia en la Universidad y en México, para aminorar la pobreza, la desigualdad, la marginación y el maltrato a los trabajadores mexicanos. El papel de las instituciones de cultura es indispensable en estos menesteres. Siempre habrá oportunidad para repensar, discutir y resolver los problemas que aquejan al Situam y al movimiento obrero en general. Seguramente, en nuestro afán por servir, cometi-mos muchísimos errores, pero sería importante rehacer para recuperar una organización que dé voz a los trabajadores, que mucha falta hace en este país.

Esto es sólo un breve relato.14 de enero 2004

Ric

ardo

Pas

coe

Pie

rce.

UA

M-X

ochi

milc

o. 1

979

Foto

graf

ía d

onad

a por

R. Pas

coe

en 2

005

45 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Fui Secretario General del SITUAM de 1978 a 1980. Desde mi punto de vista, ese momento fue crítico y transicional en el papel del sindicalismo universitario en nuestro país, dado que fue un periodo en el que los sindicatos universitarios, junto con algunos otros sectores sin-dicales, como mineros, secciones del magisterio, trabajadores de la salud y los electricistas de la Tendencia Demo-crática del SUTERM, jugamos todos, como sindicatos y como organizaciones repre-sentativas de los trabajadores, un papel muy destacado en el proceso incipiente de democratización del país.

Habría que recordar que en 1977, justamente en el sexenio del gobierno de José López Portillo, su secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, estaba preparando lo que se llamaría posteriormente la Reforma Política. En este contexto hay que recordar que la insurgencia sindical se daba como una nueva respuesta, desde abajo, de la so-ciedad al autoritarismo del régimen priís-ta, después del movimiento estudiantil de 1968, la guerra sucia de principios de los

RICARDO PASCOE PIERCE

Secretario General

del SITUAM

1978-1980

46 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

años 70 y ante una carencia notoria de vida político-partidista en el país, especialmente ante la “ilegalidad” de los partidos de izquierda. Prácticamente no había partidos políticos de oposición en esa época. Los partidos políticos de izquierda, como fuerza política, no tenían derecho a participar en la vida electoral del país. Ante esa realidad, el sindicalismo universita-rio jugó un papel alternativo como espacio de acción política para muchas personas y sectores que querían intervenir en las decisiones, las discusiones y en los debates políticos que había en el país.

El sindicalismo universitario incidió, entre otras cosas, en la definición de las condiciones laborales, de contratación y del trabajo académico de los profesores universitarios, y no solamente de las revisiones contractuales y salariales de los em-pleados administrativos. Este elemento lo señalo porque tanto las autoridades gubernamentales, así como las universitarias, aceptaban el papel del sindicalismo en el ámbito de la cuestión estrictamente laboral de los trabajadores administrativos y re-chazaban la intervención sindical en cuestiones académicas.

Dado que este tema estaba a discusión y fue un debate político controvertido, debido a que detrás de las cuestiones laborales se escondía una diferencia profunda acerca del papel de la universidad en la sociedad mexicana moderna, el doctor Guillermo Soberón, Rector de la unam, propuso el estable-cimiento de un “Apartado C” en la Ley Federal del Trabajo, aplicable exclusivamente a trabajadores universitarios, que pro-hibía tajantemente la intervención de los sindicatos en la vida académica de las universidades. Su aprobación por parte de la Cámara de Diputados obligó, posteriormente, el cercenamiento del Contrato Colectivo de Trabajo y la pérdida de una serie de conquistas académico-laborales que había logrado el Situam.

Todo esto se dio en el contexto de un debate político nacional más amplio que tenía que ver con la intención del

47 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

sindicalismo universitario de incidir en procesos políticos, en debates de discusión del rumbo de la nación, y fue por eso que el Situam participó en el proyecto de la Federación de Sindicatos Universitarios, cuya conformación fue posteriormente decla-rada ilegal. En términos políticos, el Situam también participó activamente con la Tendencia Democrática del Suterm, en las discusiones políticas que había alrededor de todo un proceso de conformación, desarrollo y evolución de propuestas polí-ticas y organizativas de los universitarios en torno al rumbo económico y social del país. De ésta forma, el Situam tenía un espacio de acción política dentro y fuera de las universidades, era un sindicalismo muy dinámico, intensamente discutidor y democrático. Pero, al mismo tiempo, ante la imposibilidad de defender una visión más amplia del sindicalismo como factor en el proceso de definición de las cuestiones académi-colaborales y académico-curriculares, incluso en la definición del papel de la universidad en la sociedad, el Situam fue pro-gresivamente reducido hacia una concepción muy limitada de su papel dentro del ámbito educativo, centrándose en las relaciones laborales, exclusivamente.

Creo que éste fue el debate sustantivo y significativo du-rante el periodo en que fui Secretario General del Situam. Debo reconocer que en gestiones anteriores también fue la discusión más importante. Posteriormente, cuando se modifica la ley laboral en la relación con los trabajadores universitarios, el sindicalismo universitario toma un camino mucho más tradi-cional, en términos de su papel frente al proceso productivo y a la defensa de los derechos laborales de los trabajadores, y se convierte en una institución reconociblemente sindical, sin dinamismo y sin capacidad de intervención en las cuestiones laborales del personal académico. Perdió, por obra y gracia del Estado, su dinamismo, su carácter agresivo y participativo en los temas universitarios y extra universitarios, perdió su

48 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

carácter como agente de cambio en el país, y se convirtió en un sindicalismo costumbrista y gremial, de acuerdo con las tradiciones sindicales mexicanas.

Creo que al interior del Situam enfrentamos varios obstá-culos que impidieron encarar adecuadamente esta situación. Uno de los obstáculos era que no encontramos vías razonables para dirimir satisfactoriamente las discusiones internas. Fue un Sindicato adicto a larguísimas y desgastantes discusiones, y esto repercutió enormemente no solamente en su eficacia, sino también en su legitimidad frente a la base sindical.

Por otro lado, el Situam se fragmentó en diversas corrientes políticas y esto condujo a una suerte de confrontación interna de opiniones encontradas, legítimas, pero que finalmente no se resolvían en las votaciones, ni en las asambleas, sino que más bien se entró en un proceso de deterioro interno que duró años. Esto propició, entre otras cosas, una creciente enajena-ción y una separación entre los trabajadores académicos y los administrativos. Fue un fenómeno social y político que se dio al interior del Situam, que en el fondo provocó una escisión social; aunque no lo ha sido en términos formales, sí lo es en términos reales. Esta escisión ha tenido un efecto negativo sobre la vida posterior del Sindicato porque facilitó que se convirtiera en un sindicalismo de rutina y no en un sindicalismo de análisis, de reflexión, de propuestas. En ese sentido, no logramos, por ejem-plo, establecer una rutina adecuada de trabajo en las distintas comisiones mixtas para llegar a acuerdos adecuados entre las autoridades y la estructura sindical. El Sindicato dejó de serle útil a un amplio sector de los trabajadores y se burocratizó, incluso con atisbos de corrupción.

Esto representó una deficiencia muy importante. Durante mi gestión propuse que se aceptara un reglamento interior de trabajo que consideraba necesario para normar las condiciones de trabajo y las formas de operación y de relación institucional

49 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

entre jefes y subordinados. Desgraciadamente esto no fue acep-tado por la base sindical, pues se optó por el método de que cada quien negociara sus conflictos laborales y/o necesidades personales con sus jefes. Creo que, en este aspecto, el Situam cometió un grave error al no insistir en la importancia de la ins-titucionalización de las relaciones y la defensa a través de las instituciones y no en la defensa vía la negociación individual de los trabajadores con sus jefes. El mecanismo informal de negociación individual favorece casi siempre a los jefes, pues se basa en una suerte de mecanismo de corrupción al interior del lugar de trabajo y el Situam nunca debiera avalar estas relaciones de trabajo. Creo que es una deficiencia producto de toda una dinámica que se estaba dando en este momento, donde había, incluso, una rebeldía ideológica en contra de la normatividad laboral y más bien se entendía como una postura política y no solamente de ventajas individuales o desventa-jas, porque finalmente el trabajador está en una posición de desventaja frente a su superior.

El proceso político en el que estaba inmerso el Sindicato cuando fui Secretario General era evidentemente un momento de transición para el propio sindicalismo. Era un momento de cambio en la visión del quehacer de las organizaciones de los trabajado-res. y también se dio en medio de un proceso de transformación política importante; coincidente con todo esto, participarían los partidos políticos de izquierda, por primera vez, en la contienda electoral federal. El Partido Comunista Mexicano, a principios de la década de los años 80, participaba en las elecciones presidenciales y esto vino a crear un nuevo espacio de acción política en el país. Ese nuevo espacio excluyó, formalmente, a los sindicatos universitarios.

Con la participación en las elecciones, hubo un desplaza-miento natural del quehacer político hacia un nuevo tipo de debate y de experiencia política de la izquierda, en particular;

50 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

esto hizo que el sindicalismo se encaminara hacia un papel, insisto, mucho más tradicional. Esta es la percepción que ahora tengo, observando retrospectivamente como el Situam y todo el sindicalismo universitario se ha encaminado a ser una re-presentación institucional de los intereses de los trabajadores, alejándose de todo el debate político académico universitario y acercándose a la defensa de las condiciones laborales y sa-lariales como tarea exclusiva, incluso por ley. Pero, desde mi punto de vista, lo que no debió haberse aceptado y habría que tratar de revisar, es que el sindicalismo universitario haya aban-donado completamente esa trinchera de discusión y de debates de proyectos nacionales a partir de la situación de la educación y de su tarea dentro del proceso de desarrollo de nuestro país. Especialmente, dado que en las dos últimas décadas ha habido una transformación muy profunda de la generación de cono-cimientos entre universidad, aparato productivo del país y el Estado, donde la educación pública, por cierto, ha sufrido un retroceso muy significativo y en donde la educación privada ha avanzado de una manera significativa.

Todo esto tendría que estar en una agenda de discusión sindi-cal sobre el tema educativo nacional, porque es indudable que si hoy hay un debate nacional en torno a las reformas estructurales, analizando qué tanto se ha aprovechado o no la posibilidad de transformar productivamente al país para estar en condiciones de competir en los mercados globales, lo cierto es que la educa-ción es una parte absolutamente central de este proceso.

Por cierto que este papel central de la educación lo pude constatar como embajador de nuestro país en Cuba. El rol que juega la educación en la conformación de una clase profesio-nista en Cuba es muy importante porque, incluso, está en con-diciones de competir a nivel de mercados internacionales.

Creo que en México debiéramos estar con más posibilidades de impulsar a la educación como instrumento de transforma-

51 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

ción, debiéramos colocar ese tema en el centro del debate na-cional, y quienes deberían estar haciendo esto son, entre otros, precisamente los sindicatos universitarios. yo veo que están subsumidos en los temas laborales, con un sesgo ideológico de carácter laborista y no de visión de un proyecto de nación. Ahora, insisto, todo esto no se dio ni de la noche a la mañana, ni por obra de una u otra gestión dentro del Situam, exclusivamente. Creo que fue una conjunción de factores: la visión del Estado, el cercenamiento del sindicalismo universitario en el proceso laboral académico, la propia carencia de espacios de acción política, y posteriormente con la reforma política que se llevó a contingentes políticos de las universidades hacia el poder legislativo y a otros ámbitos de la nación. Todo esto hizo que el sindicalismo universitario se transformara, desde mi punto de vista, en un sindicalismo gremial y localista. El sindicalismo universitario debería buscar su revitalización, como una organiza-ción capaz de plantear e instrumentar una visión distinta del país y de esa manera seguir impulsando no solamente la defensa de los derechos laborales, de las condiciones salariales y de trabajo de los empleados del sector universitario, sino también intervenir en la construcción de un proyecto educativo.

Ésta es una pieza fundamental que debe jugar el sindica-lismo y que habría que rescatar en este momento de la nación. Por otro lado, el sindicalismo surgió durante una coyuntura en la que el país estaba reclamando espacios y fue parte de una dinámica política muy importante en la década de los 70. Estábamos saliendo de la guerra sucia, había un ambiente de opresión después de los acontecimiento de 1968. El país estaba en una etapa de transformación y el sindicalismo universitario tuvo un papel muy significativo en ese periodo. Creo que es importante hacer conciencia de cómo el Situam fue coadyu-vante en ese proceso de innovación nacional, pero que, al mismo tiempo, cayó en un estancamiento. A la postre ese estan-

52 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

camiento le plantea, en la actualidad, un reto, no una crítica. Es la posibilidad de ir superando ese papel limitado jugado hasta hoy, muy especialmente para la definición de un proyecto de nación donde el sindicalismo universitario y el sindicalismo como tal deberían actuar de manera importante.

Hoy, el Sindicato Mexicano de Electricistas está jugando un papel sobresaliente en la discusión en torno a la industria eléctrica; pero es terriblemente monotemático. También creo que el sindicalismo debe entenderse como algo más que una institución monotemática que se preocupa sólo por lo suyo. Ojalá el Situam pueda recuperar esa visión que tenía de país, de intervención en las grandes cuestiones nacionales, de ser actor y de concebirse como tal para el bien del desarrollo de la nación.

Agradezco la oportunidad que me ha dado la Secretaría de Asuntos Académicos del Situam, de haber compartido esta reflexión, de lo que fuimos y lo que debiéramos ser a partir de lo que somos, quienes buscamos hoy, quienes aspiramos a cambiar esta nación para su mejoramiento, para la gente, para nuestro país, para los trabajadores y el papel que todos podemos seguir jugando en ese proceso de cambios. Este es el deseo que tengo, y reitero mi agradecimiento a todos ustedes, y muy especialmente al Comité Ejecutivo del Situam.

7 de enero 2004

Ricardo Pascoe Pierce, Reunión Nacional de Sindicatos

Universitarios. Cuernavaca, Mor. 1977

Fotografía donada por R. Pascoe en 2005.

Es un gusto hablar sobre este tema y recordar algo de lo que sucedió hace más de 20 años. Fui Secretario General del SITUAM de 1980 a 1982, con una pla-nilla llamada Rojinegra que enfrentó a otra que encabezaba Fernando Solana. Creo que fue de las últimas veces que ha habido competencia en el SITUAM por la dirección del Comité Ejecutivo.

El SITUAM nació comprometido con los objetivos de la Universidad, que son la investigación, la docencia y la preser-vación y difusión de la cultura, pero esta situación estuvo francamente en riesgo o muy comprometida en la época en que yo fui secretario general del SITUAM1.

El Sindicato había ganado una cláu-sula muy importante, que era la exclusi-vidad en la contratación del personal académico. Era una cláusula, diría hoy,

SERGIO ALEJANDRO MARTÍNEZ VÁZQUEZ

Secretario General

del SITUAM

1980-1982

1 El situam acercó a los trabajadores de las tres Unidades de la UAM, les dio identidad. Mucha de la riqueza en la investigación y difusión de la cultura de esta Casa de Estudios es producto del fuerte vínculo que existe entre trabajadores académicos de las tres Unidades y con las autoridades.El surgimiento del SITUAM tuvo también un efecto perverso, provocó el crecimiento desmedido de la Rectoría, una burocracia inmensa, producto, en mucho del conflicto con el Sindicato.

56 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

excesiva en el sentido de que una cuestión que corresponde a instancias académicas se definía con la sola participación sin-dical. El Situam estaba comprometido en el tema porque estaba interesado en el rumbo de la Universidad, pero su papel era excesivo y preocupaba a las autoridades universitarias.

Según éstas, pretender la exclusividad en el contrato para el personal académico comprometía de cierta manera la auto-nomía, nosotros no lo veíamos así, era una conquista y las au-toridades decidieron arrebatarnos esa cláusula apoyadas por el Estado, y para hacerlo fraguaron una trampa bastante burda que era demandarnos ante las autoridades laborales del país en el período de vacaciones.

Ellos nos presentaron una demanda, dos días antes de sa-lir de vacaciones, en agosto, y esperaban un fallo muy rápido con las vacaciones en nuestra contra, cosa que se dio, pero no contaban con que este Sindicato, que nosotros hicimos nacer y crecer contra cualquier expectativa de cualquier autoridad de este país o de la propia Universidad, esta organización, que agrupó a trabajadores manuales, administrativos y académi-cos, era capaz de resistir y defenderse.

Las autoridades no sólo trataron de madrugar sino que pretendieron desconocer más de 50 cláusulas del Contrato Colectivo de Trabajo, todas referidas a las relaciones laborales del personal académico, evidentemente, la agresión quedó di- bujada y el Sindicato pudo sacar información oportuna ante los medios de comunicación, con lo que logramos ganar a la opinión pública y el consenso entre los alumnos de la uam, a pesar de que el laudo recibido en nuestra contra nos prohi- bía intervenir en cuestiones académicas, logramos rescatar una cláusula al final del conflicto, donde participamos conjun-tamente con la Universidad en la vigilancia de los procesos de contratación del personal académico. Ese era el sentido de lo que nosotros buscábamos.

57 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Éste fue un conflicto mal planteado, pero bien jugado por el Sindicato, que nos permitió no sólo rescatar parte de lo que teníamos, sino todas las cláusulas que nos querían quitar, e incluso llevó a que el Rector General de la uam, doctor Fer-nando Salmerón, renunciara después de una huelga corta y triunfante.

Ahí tuvimos un relativo éxito en la defensa de nuestro con-trato; sin embargo, conviene, a más de 20 años de distancia de ese suceso, sacar algunas enseñanzas de lo que ahí sucedía y de lo que hoy pasa en la relación trabajadores-autoridades. La universidad decidió demandarnos de mala manera, también porque se había creado un clima de intolerancia y división entre las dos partes. Un clima, hoy lo comprendemos, que no favorece en nada el desarrollo de ninguna institución, ese clima de intolerancia y desconfianza llevó a que urdieran la manera torcida de quitarnos el contrato.

Cuando se da el Laudo, se produce la huelga y logramos destituir al Rector, después de este evento, en muy pocos días, nos pusimos de acuerdo sobre cuál sería la cláusula sustituta de la que teníamos, y logramos un resultado bastante feliz. No creo que hoy en día nadie sostenga que el Situam deba interve-nir más en la contratación del personal académico; sino que se trataba de vigilar que el proceso fuera académico, correcto, transparente, que diera las mismas oportunidades a todos2.

Pero, ¿por qué no lo pudimos hacer sin huelgas y sin ma-druguetes y sin que cayera un Rector? No lo pudimos hacer porque ni los trabajadores, ni las autoridades sabíamos enten-dernos y hasta la fecha ese es uno de los grandes problemas

2 El situam al ceder la “exclusividad en la contratación” por una vigilancia mixta del proceso de contratación hizo una gran contribución a la autono-mía universitaria, descontaminó el proceso de contratación de toda sospecha e hizo viable a la uam como institución plural. Ese legado no ha sido sufi-cientemente reconocido.

58 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

que existen en nuestra Universidad, ambos contendientes, trabajadores y universidad, por lo menos en los espacios que tienen que ver con la vida sindical, siguen viendo al otro como un enemigo. Creo que es algo fabricado, muy estereotipado, muy estigmatizado y genera intolerancias increíbles. Hoy estoy convencido de que muchos de los conflictos que tuvimos pudi-mos haberlos resuelto por la vía del diálogo, pero no estábamos preparados para ello y el conflicto parecía ser la única manera de llegar a acuerdos.

Esa cultura del conflicto, esa división entre autoridades y trabajadores, esta artificial separación entre unos y otros ha llevado a enormes costos para la Universidad y para la insti-tución sindical. Hoy, muchos trabajadores se han alejado del Situam porque ven que éste responde ante todas las situacio-nes con posturas que juzgan bastante intolerantes, son como resabios del pasado.

Hoy, las autoridades prefieren y se preocupan por descuidar ciertos servicios y luego cerrarlos, en vez de buscar condiciones de diálogo con los trabajadores. De antemano juzgan que es im-posible negociar, que es imposible llegar a acuerdos y entonces propician de manera torcida que las cosas se deterioren, que las instituciones que se han creado vayan perdiendo su vigencia para después decir: “las cerramos, no nos sirven”, ésta es una situación que ha perdurado y que no tiene ninguna lógica. yo creo que el Situam y las autoridades podemos convivir, que el Sindicato juega un papel muy importante en una universidad para vigilar que el interés general de los trabajadores sea resguar-dado y que las autoridades asuman el liderazgo de los intereses universitarios, pero cuando las autoridades tienen más intere- ses burocráticos y el sindicato tiene respuestas estereotipadas, el conflicto es casi inevitable.

Cuando fui Secretario General del Situam me tocó negociar, y poner la primera piedra e inaugurar la Tienda de Autoservicio

59 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

que autoridades y Sindicato construimos en la uam, y ahora me ha tocado vivir desde lejos el doloroso cierre de ese espacio de la Universidad. En aquel entonces nos esmeramos en aseso-rarnos para ver cómo podíamos meter a muchos trabajadores a la tienda, tuvimos una asesoría de primera por parte del Sin-dicato de la unam, pero no pusimos atención en saber cómo funciona una tienda que vende productos a los trabajadores de la Universidad, sino sólo que se contratara a personal. La buro-cracia universitaria nos aceptó todos nuestros planteamientos porque tenía sus propios propósitos, a veces inconfesables, y no le preocupó que nosotros metiéramos a muchos trabajadores. Así, desde el principio, la tienda tuvo malos augurios porque las dos partes no la supimos cuidar.

Los trabajadores estábamos más preocupados por nues-tros derechos y nuestras pequeñas canonjías y las autoridades, lo estaban por otras cuestiones y a lo largo de los años esto se tradujo en un costo excesivo, mala administración y en el inevitable cierre.

Como ésas son las situaciones que llevan a las instituciones a perecer, y yo creo que hoy las enseñanzas son muy claras, los trabajadores debemos defender nuestros derechos, vigilar que no haya discrecionalidad en la aplicación de normas, ni discrecionalidad en salarios y prestaciones, pero también debe-mos cuidar a las instituciones. En ese entonces lo comprendíamos poco, y nos ha costado mucho trabajo aprender, pero no sólo nosotros hemos estado en falta, hemos sido trabajadores a ve-ces miopes, pero con autoridades también muy miopes. Ha sido una situación en donde ha habido correspondencia, para desgracia de la Institución.

yo creo que hoy la Institución se merece un mejor Sindi-cato; más participativo, más incluyente, más flexible, firme en la defensa de los intereses de los trabajadores, pero también capaz de pensar en los intereses de la Institución y que no se

60 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

sienta mal cuando tenga que defender a la propia Institución por encima de universitarios que no la cuidan, y la Institu-ción se merece administradores universitarios que realmente tengan liderazgos universitarios, y que no piensen sólo en su próximo cargo o en su carrera política, sino que piensen en la Universidad como institución y traten de llevar el diálogo con los trabajadores al éxito para lograr lo que la uam se merece.

No hace mucho tiempo, en el actual período del Comité Ejecutivo que encabeza Rodolfo Pérez Ruíz, fui llamado como asesor para hacer una evaluación organizativa del Centro de Desarrollo Infantil (cendi) núm. 3.

Los Cendi, institución de la uam que se encarga del de-sarrollo y cuidado de los niños pequeños, están en peligro de desaparecer con la misma lógica que desaparecieron a la tienda, y sin embargo, el Situam recurrió a mí para que asesore a los trabajadores y veamos el mejor planteamiento de mejora organizacional, que lleve a la Universidad a comprometerse con el mantenimiento y preservación de los Cendi para servicio de los trabajadores.

Es una lucha en la que estamos; no sabemos si va a haber tolerancia entre las autoridades y el Sindicato para dar una propuesta que concilie intereses. Pero el hecho mismo de que me hayan contratado, que me hayan pedido que sea asesor, que el cien por ciento de los trabajadores del Cendi 3 (con los que he estado colaborando) esté de acuerdo con mi labor, que hayamos logrado consenso en torno a una propuesta, es muy prometedor.

No sólo los trabajadores del Cendi 3 están de acuerdo conmigo, también me ha aprobado el Comité Ejecutivo y el Consejo General de Delegados, esto demuestra que hay síntomas entre los trabajadores de que hay que cambiar, que

3 Por desgracia al final (esto lo agrego después del fracaso de la lucha por

61 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

la cultura vieja ya rechina, ya no sirve.3 Cambiar de cultura no es cambiar de convicción, es simplemente renovarnos, y entonces existen posibilidades de que surja un sindicalismo más incluyente, más participativo. Un Sindicato que tenga menos temor a trabajadores que no sean de izquierda, que no tengan posiciones que llamamos de avanzada, sino que sean trabajadores comunes y corrientes, como somos todos, y que el Situam pueda defender los derechos de esos trabajadores y pueda defender a la Institución y a la vez ayudar a las autori-dades a que la uam florezca; un Sindicato interesado en ayudar a los trabajadores para que estemos bien pagados y tengamos buenas prestaciones y cuando seamos viejos tengamos reti- ros felices y desarrollemos una vida laboral digna, con una mayor calidad de vida.

Eso se empieza a dar, estoy seguro que el futuro del Situam está en abandonar lo estereotipado y lo rígido. Creo que hay que recuperar a un sindicato tan incluyente como lo fue el Situam en sus inicios. En muy pocos sindicatos y en muy pocas universidades se ha logrado crear un espacio donde estén todos los trabajadores representados.

Ojalá lo recuperemos porque lo valioso del Situam era que trabajadores de condiciones muy diversas estábamos juntos; hoy sólo seguimos formalmente juntos y creo que en parte no se ha creado un Sindicato fuerte alternativo por la buena memoria que existe del Situam.

El Situam es un Sindicato bien nacido, bien querido, al contrario de la tienda, que si bien fue bien recibida por los actores, no fue bien querida por el conjunto de los trabajado-res. El Situam fue bien arropado por todos los trabajadores y

impedir el cierre del Cendi número 3) los estereotipos ganaron. En el Situam hubo mucha timidez al negociar y las autoridades se movieron con una visión de derrotar al Sindicato, aunque al final fuera la universidad la que perdiera, junto con los trabajadores.

62 La visión del SITUAM a través de sus Secretarios Generales

hoy existe una mala conciencia en aquellos que se quieren ir, porque no pasan de ahí. Son muy pocos, afortunadamente, los que se atreven a luchar en contra del SITUAM.

Tenemos que aprovechar ese resabio de cariño que existe para impulsar nuevos planteamientos y que el SITUAM vuelva a ser lo que fue en su primera época, pero ahora en una si-tuación distinta. Creo que a los trabajadores de la UAM bien les sirve una institución que les ayude a defenderse, no sólo a defenderse, sino a reunirse y dialogar entre trabajadores de distintos centros de trabajo, pero también para pensar sobre diversos temas, para proponerle a la Universidad cambios que la hagan crecer.

Desde mi punto de vista, el SITUAM sigue siendo una po-sibilidad, aunque está un poco dormida ahora, pero existen algunos signos que me permiten pensar que puede despertar. El SITUAM tiene hoy grandes posibilidades si renueva sus plan-teamientos, con lo que ayudará a la Universidad para que se mantenga como una institución académica de prestigio, que nos pueda cobijar durante muchos, muchos años.

Me parece muy buena idea que estén recuperando la opinión de los que estuvimos al frente de esta organización sindical.

GraciasFebrero de 2004

Las notas 1,2 y 3 son comentarios posteriores a la entrevista

63 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

El Comité Ejecutivo en el que participé se enfrentó a una situación muy importan-te, que fue la moratoria de la deuda en 1982, el mismo año en que iniciamos nuestra gestión. Esta significó un cambio radical en la política económica del país y en la política laboral. Nuestro Sindica-to, junto con otros del sector educativo y del conjunto de los trabajadores, decidió enfrentarse, de manera muy clara, a lo que veíamos iba a ser una transforma-ción radical de trato a los trabajadores, a la universidad pública y de respuesta a las necesidades del pueblo de México en general.

Creo que no nos equivocamos. Des-pués de 25 años de inicio de esa políti- ca, están muy claros los efectos que tu- vo la sustitución de régimen, la llegada de la tecnocracia y la implantación de un modelo neoliberal de desarrollo del país basado en el Tratado de Libre Comercio (TLC). Hasta el momento ese cambio no ha generado, ni de lejos, las entonces insuficientes condiciones laborales de empleo y de bienestar que tenía el pueblo mexicano antes de 1982. En ese sentido,

HUGO ABOITES AGUILAR

Secretario General

del SITUAM

1982-1984

Secretario de Asuntos Académicos1984-1986

64 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

fue muy importante que los sindicatos universitarios fueran de los primeros que se enfrentaran abiertamente a esta política y lo hicieron de muchas maneras, convergiendo con otras organi-zaciones en frentes diversos, marchas, denuncias e incluso con las dos huelgas en 1983. Los sindicatos universitarios dijeron no a esta política y manifestaron claramente su desacuerdo con el rumbo que tomaba el país. Hacer un balance de qué efecto tuvo aquella oposición en aquel momento, creo que no me corresponde a mí, pero sí me gustaría decir que fue importante que fueran los universitarios los que primero dieran la voz de alarma respecto de este cambio radical que se estaba dando en el país. Fue una voz de alarma que hizo que organizaciones y sectores sociales tuvieran una percepción más profunda de las consecuencias de esa nueva política.

Nosotros nos enfrentamos en nuestra gestión a un con-texto laboral dentro de la uam, también muy diferente al que había privado de 1976 a 1981. Tuvimos que hacer frente a las secuelas del Laudo que emitió la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje en contra del Situam, que mutiló más de 50 cláusulas el Contrato Colectivo de Trabajo. A nosotros nos tocó luchar en ese contexto muy desventajoso, donde no se reconocía la participación del Situam en los derechos laborales del trabajador académico y que, por lo tanto, traía como consecuencia que el sindicato dejara de ser visto por estos trabajadores como un instrumento de lucha y un canal eficaz de resolución de sus problemas laborales.

Otro elemento importante de este periodo, en términos de las relaciones laborales, fue la discusión y el acuerdo del nuevo Manual de Puestos Administrativos de Base, cuya propuesta sindical se había definido básicamente en la gestión del Co-mité Ejecutivo anterior, con Sergio Martínez como Secretario General. Los cambios en el Manual fueron precedidos por una amplísima discusión y aceptados por todos los distintos

65 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

grupos de trabajadores de la Institución. Este fue un elemen-to muy importante para darle solidez a las negociaciones, a las relaciones laborales, y a la relación del Comité Ejecutivo con los miembros del Sindicato. También fue una aportación a la creación de un clima de acuerdo, de pacto al interior de la Universidad, cosa que las autoridades actualmente ya no consideran importante. En aquel momento el Manual permitió que los trabajadores tuvieran una ventaja económica pese a ser un año difícil (1984) y permitió a la Universidad establecer un pacto laboral que hacía converger el punto de vista de los trabajadores de cada puesto con la visión de las autoridades para desarrollar las funciones. Fue un pacto que tuvo en cuenta lo que pensaba cada trabajador sobre su trabajo.

Otro punto importante fue la relación que el Situam mantu-vo con el Estado, como consecuencia de la muy clara postura que asumió nuestra organización sindical respecto a la política de austeridad y la participación en frentes nacionales, como el Frente Nacional en Defensa del Salario, del Empleo, y en Contra de la Carestía y la Austeridad, el FndeScac. Este Frente además intentó, y de alguna manera consiguió, organizar un paro nacional. Por esas actividades, este Sindicato fue visto por los órganos del Estado como parte de la oposición que había que contener. En varias ocasiones me tocó ser llamado a la Secretaría del Trabajo o a la Secretaría de Gobernación donde nos leyeron la cartilla y nos dijeron qué era lo que teníamos que hacer y lo que no podíamos hacer. En este tipo de episo-dios, la política que seguimos fue la de informar al pleno del Comité Ejecutivo y a los órganos de conducción del Sindicato. También desde Gobernación se nos conminó, de manera muy perentoria, a que no asistiéramos a las marchas del primero de mayo de esos años, y de todas maneras estuvimos presentes, por lo que sufrimos represiones y algunos compañeros fueron incluso golpeados y detenidos; de todas formas sí estuvimos

66 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

presentes en estas importantes luchas que tienen un valor que hay que rescatar.

La posición de las autoridades universitarias ante el Sindi-cato tenía una característica importante, era una disposición mucho mayor que la que vemos hoy, de establecer acuerdos; era muy claro para las autoridades, en ese periodo, que el movimiento universitario que acababa de terminar contra el autoritarismo y que concluyó con la renuncia de un Rector, creaba condiciones tales dentro de la Universidad que hacían necesario establecer pactos, acuerdos institucionales profundos y que se buscaran vías de conciliación. Eso nos permitió obtener algunos avances importantes a la hora de la firma de los sucesivos Contratos Colectivos. Por ejemplo, el hecho de que se acordara el estable-cimiento de la figura de los asesores académicos, los avances en los acuerdos sobre licencias y sabáticos, como una manera de impulsar el carácter mixto de nuestra organización sindical, fue gracias a este clima. La huelga, en 1981, mostró claramente a las autoridades que no había más camino que el de la concilia-ción y el acuerdo, por supuesto, dentro de las limitaciones del Laudo emitido por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje. Pero no era sólo la presión de las huelgas, también había una disposición clara de hacer funcionar a la uam lo mejor posible con base en acuerdos. Uno de esos acuerdos logrado por la anterior gestión sindical a la nuestra (la de Sergio Martínez) todavía está muy claro en el Contrato Colectivo, y es que en el Contrato se retoma y se mantienen prácticamente todas las cláusulas mutiladas, con el añadido de que corresponde a Co-legio Académico la determinación del contenido de algunas de esas disposiciones. El Sindicato sigue con un pie en esta área tan importante de la defensa de los derechos laborales de los trabajadores académicos, y creo que con el tiempo la historia va a dar la razón al hecho de que los académicos no pueden prescindir de una organización sindical como el Situam, y

67 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

tampoco pueden cambiarla por alguna especie de club, de red o gremio que además claramente muestra en los hechos que tiene muy poca disposición e interés en defender los derechos laborales de los académicos. Pero el Situam tendría que dar pasos claros en esa dirección, como la propuesta que se hacía por parte mía de una Sección Académica del Situam.

Una cuestión que me gustaría señalar es que un sindicato, finalmente, es el instrumento de una relación bilateral. Cuando las autoridades de la Universidad deciden que van a golpear a este Sindicato, que lo van a marginar, que no les interesa tener una relación con esta organización, que van a hacer caso omiso de lo pactado en el Contrato Colectivo (como está ocurriendo en estos días del año 2004), evidentemente que esto golpea al Sindicato, lo sufre porque un Sindicato está hecho para discutir, para negociar, para dialogar, para hacer converger en su seno muchos puntos de vista y plantearlos ante todos los grupos de trabajadores de la Universidad y en la mesa de negociaciones. Desde una visión inteligente de las autoridades, un sindicato es un gran instrumento para la creación de un pacto al inte-rior de la Institución, porque representa las múltiples voces de los trabajadores que hay en la Universidad y eso permite a las autoridades escuchar de manera organizada cuáles son las demandas e intereses de los trabajadores. Desmantelando al Sindicato, golpeándolo en su Contrato Colectivo, lo que logran es una mayor dispersión de la uam y del trabajo. El ejemplo más claro es lo que ocurre en el sector académico, donde ya no hay, prácticamente vida sindical y la Universidad sólo da palos de ciego tratando de organizarlos de manera autoritaria, desde arriba, con acuerdos de Colegio, sin reconocer que la institucionalidad se finca en la democracia e independencia de la organización de este sector.

No son hoy esos los tiempos, y quisiera recalcar con esto que los problemas que tiene el Sindicato, en parte importante,

68 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

se deben obviamente a sus propios demonios, que también tenemos los que participamos en él, pero también en mucho a la posición que adoptan las autoridades.

Este panorama se da en un contexto nacional e incluso internacional, pero también hay contexto institucional que avanza por el mismo rumbo y que contribuye a que la Uni-versidad deje de ser plural, democrática, y que el sindicato pierda su carácter de instrumento de defensa de los intereses de los trabajadores, porque se crea un vacío respecto a la vida sindical y se crea un vacío en la Universidad.

El Sindicato anticipa en mucho los problemas que tendrá la Universidad, porque los trabajadores son los mismos que participan en el Sindicato y en la Universidad. El Sindicato es la Universidad, la Universidad es el Sindicato y el vacío y la descomposición que puedan detectarse en el Sindicato, pues es también, en mucho, el vacío y la descomposición que se detecta en la Universidad, y eso no debería alegrar a las auto-ridades, que dicen de manera gozosa ya les dimos una lección cuando golpean a los trabajadores al no dar solución a una huelga, creo que esto va en contra de la Universidad. Se verá con los años que con esta actitud represiva, de disminuir al Sindicato, en realidad se hace un flaco favor a la Universidad. Una institución que no tiene mecanismos de contraposición, de discusión interna, de balance de poderes, tarde o temprano genera autoridades corruptas y grupos de intereses, que en el futuro harán que esta Universidad siga el camino que han seguido otras instituciones donde no hay sindicato, o éste es una mera extensión de sus voluntades.

Lo vemos ya en los partidos políticos y en otras institucio-nes educativas; hasta ahora, la uam ha logrado mantenerse un tanto a salvo de esto, y digo un tanto, porque ya se perdieron 2 millones de dólares y simplemente no pasa nada. Pero sigue estando ahí la perspectiva y la posibilidad de que en un futuro

69 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

se abra la puerta a este tipo de cacicazgos, de feudos en cada una de las Unidades, Divisiones, Departamentos, que hacen de la vida universitaria una verdadera caricatura.

Lo más importante que debería hacer el Sindicato (aunque no tiene uno autoridad para estar dando consejos), es explicar los derechos que tienen los trabajadores, explicar por qué es im-portante la existencia de estos derechos, cuáles son las ventajas que tienen para la institución, para los propios trabajadores, y para el desarrollo y la defensa de la universidad pública y con esto lograr consensos, eso me parece a mí que sería la tarea fun-damental. Desgraciadamente, hay poco trabajo en ese sentido, pero bueno, ese sería mi punto de vista respecto de cuál sería la tarea más importante, es decir, responder a la pregunta por qué hoy es necesario, indispensable, válido, importantísimo, el tener una organización sindical amplia, democrática y plural, que unida con los dos sectores, académico y administrativo (aunque reconociendo sus dinámicas y diferencias laborales distintas), permita el libre juego de opiniones y que fortalezca con esto la vida institucional.

La tendencia de las autoridades es a cerrar espacios, lo vemos en los Colegios Académicos, en los Consejos Académicos, es a generar unanimidades y, en ese sentido, el Sindicato puede crear un espacio que se contraponga a esa tendencia de la autoridades que buscan un puesto posterior más elevado fuera de la Universi-dad como único plan de desarrollo personal e institucional.

Volviendo a nuestro periodo. Si nos preguntáramos qué se hizo para que los trabajadores revaloraran su trabajo en la uam y qué se hizo en términos de educación política, tal vez lo más importante en un periodo de crisis, en una época en que el salario cae en un 50 por ciento en términos reales, pe- riodo en el que la inflación fue de 130 por ciento al año, un periodo en el que muchos pensábamos qué otra cosa pode-mos hacer para sobrevivir, porque el salario no alcanza; una

70 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

revaloración del trabajo pareciera como un acto imposible. Sin embargo, en esas épocas, ésta se dio de distintas maneras, una fue la que constituyó la defensa de la universidad pública, si tenemos en cuenta que el 80-85 por ciento del presupuesto universitario es para los salarios, la lucha salarial en sí misma es una manera de defender los presupuestos universitarios. Las autoridades tendían a callar ante estos embates de la política oficial y a tener una postura muy borrosa respecto a las nece-sidades de la educación pública, y fue importante que a través de la defensa del salario, y de las prestaciones, en este periodo, los trabajadores dieron una clara muestra de la revalorización y de la importancia de su trabajo.

Fue una lucha justa, donde no había alguien que dijera que eran demandas excesivas, era una clara postura frente a la sociedad de defensa de la infraestructura científica conte-nida en nuestras universidades públicas y de las funciones de docencia y difusión de la cultura.

Otro elemento importante de revalorización del trabajo fue lo que ya señalaba del Manual de Puestos Administrativos de Base, porque permitió una discusión sobre el trabajo mismo en la uam, y permitió que los distintos grupos de trabajadores captaran exactamente cuáles eran sus funciones en la uam, y cuál era la contribución que ellos estaban haciendo al trabajo universitario.

En términos de la educación política de los trabajadores, una de las cosas que hicimos, que aparentemente dio resultado, fue la comunicación; es decir, estar constantemente informan-do, discutiendo, planteando cuestiones importantes para los trabajadores. Teníamos, por ejemplo, un periódico mural que se llamaba La Chinche Sindical, que de manera jocosa infor-maba acerca de lo que estaba ocurriendo en la Universidad. Teníamos también la Gaceta Académica, que a veces, con una frecuencia semanal, informaba a los trabajadores académicos

71 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

sobre lo que estaba ocurriendo en el mundo de los derechos laborales dentro de la institución.

Si, por ejemplo, en el caso de un trabajador académico que pedía su sabático, éste se le negaba por razones absurdas o se le condicionaba, o se le limitaba por razones verdadera-mente fuera de lugar en un Consejo Divisional, ese trabajador académico sabía que iba a haber un número en la Gaceta Académica en donde su caso iba a ser ventilado con entrevis-tas, con opiniones.

Si a una profesora resultaba que se le entregaba el dicta-men de haber ganado una plaza, y a los 2 o 3 días, la Comisión Dictaminadora le decía que se había equivocado y que ese dictamen no valía y que este nuevo era el bueno y la plaza ya no era para ella, pues entonces esta profesora podía contar con que la Gaceta Académica iba a publicar el dictamen original, la opinión del Rector, la opinión de la Comisión Dictaminadora y hacer toda una gran discusión en torno a este asunto. Éste fue, por cierto, el caso de una profesora que después de seis largos años de discusión pudo ganar una plaza y que desde el principio, supo que contaba con el apoyo de la organización sindical.

Cuando el Rector decide que se vende el Rancho Santa Elena al Gobierno de Tlaxcala, la Gaceta Académica del Situam saca innumerables entrevistas, fotos; hace toda una campaña de difusión en torno a un asunto que compete a todos los universitarios y que mostraba que al Sindicato le interesaba la Institución y todos los aspectos que tenían que ver con el manejo de la universidad pública y sus recursos.

Este tipo de política de simplemente difundir, de comu-nicar, de estar constantemente sobre lo que están haciendo las autoridades en relación con el sector académico, trajo beneficios importantes en el sentido de que cada Gaceta era buscada y vista como un órgano importante de saber qué era

72 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

lo que estaba pasando en la uam. Pasamos del radio pasillo a una publicación que permitió que los académicos tuvieran un espacio de discusión y en donde muchos de ellos publicaban reflexiones e incluso artículos.

Cuando, en nuestro periodo un rector de esta universi-dad decidió que no iba a contratar, ya más, a 800 profesores temporales, ahí de nuevo la Gaceta Académica del Situam estuvo presentando cuál iba a ser el impacto departamento por departamento, carrera por carrera, de este recorte de trabajadores académicos, y tuvimos éxito. La comunidad tuvo éxito, en el sentido de que logró impedir este recorte y logró que muchos departamentos que se vieron retratados (por la publicación sindical), en sus necesidades de personal academico, lograrán la autorización para contratar a los pro-fesores temporales que necesitaban.

Las luchas, los problemas, están ahí, lo que hace falta es una visión sindical que los recupere, que los ponga en primer lugar, que de manera incansable y comprometida esté sobre los pasos de lo que hacen las autoridades, reportando constantemente qué está ocurriendo, con el único propósito, no de tirar línea, no de lograr allegados, sino simplemente de demos-trar que el Sindicato es un espacio donde se puede conocer lo que está ocurriendo en la uam, desde el punto de vista de los trabajadores, no rollos ideológicos, no grandes discursos, los casos concretos, las luchas especificas que llevan a cabo los trabajadores.

y hoy más que nunca es esto necesario, vemos en la Insti-tución a compañeras académicas que son madres y que están solas y que los “puntos” les han traído una tensión que hace que se encuentren en una situación muy conflictiva, muy difícil, ahí debería estar el Sindicato denunciando esto, poniendo los casos concretos. A los trabajadores que se les niegan recursos ins-titucionales para desarrollar sus labores, ahí también debería estar el Sindicato manifestándose y simplemente exponiendo el

73 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

caso, a fin de que no queden todas esas luchas en el anonima-to. Espero que nuevas generaciones de trabajadores recuperen las experiencias del pasado y en lo que éstas valgan podamos darle una nueva vida a nuestra muy querida y apreciada or-ganización sindical.

Muchas gracias por la atención que tuvieron conmigo mis compañeros del Situam. Para mí ha sido siempre un orgullo el que los trabajadores de la uam me hayan elegido Secretario Ge-neral y luego Secretario de Asuntos Académicos. Como miem-bro del Situam, he tratado de dedicar lo mejor de mi esfuerzo al crecimiento de esta organización porque me parece que es insustituible, que no puede en este momento, la Universidad, sustituirla con otras formas organizativas que no alcanzan a cubrir todo el espectro de necesidades de los trabajadores.

Gracias

6 febrero 2004

75 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Me da mucho gusto dirigirme a ustedes por este medio, que considero muy im-portante para fomentar los procesos de formación y educación sindical que tanta falta hacen a los afiliados en nuestro Sin-dicato, y a la gran mayoría de sindicatos en nuestro país.

Soy profesor-investigador Titular “C” de la Universidad Autónoma Metropo-litana, Unidad Iztapalapa, del Departa-mento de Economía, en la Licenciatura de Administración. Fui Secretario Ge-neral del SITUAM en el periodo de 1984 a 1986, después de haber sido Secretario de Asuntos Académicos, justamente en el periodo anterior (1982-1984), en el Comité encabezado por el doctor Hugo Aboites. De nueva cuenta me desempeñé como Secretario de Asuntos Académicos en el Comité Ejecutivo dirigido por Ale-jandro Vega García (1996-1998).

En este periodo de cuatro años en que me desarrollé en estas dos carteras –la de Asuntos Académicos y la Secretaría General–, estábamos viviendo en las uni-versidades una época que se puede carac-terizar por la presencia de dos elementos.

LUIS BUENO RODRÍGUEZ

Secretario General

del SITUAM

1984 - 1986

76 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

El primero se refiere al de los resultados de la embestida que desarrolló el gobierno y las autoridades universitarias, práctica-mente de todas las universidades del país (aunque con especial incidencia en la nuestra), en la temática de las relaciones labo-rales académicas, como producto de la cual nuestro Sindicato había sufrido la pérdida de más de 50 cláusulas referidas a las relaciones laborales del personal académico. Cuestiones que tenían que ver con la vigilancia en los procedimientos del in-greso, la promoción de los profesores y con la estabilidad en el empleo fueron seriamente afectadas. Habían sido conquistas importantes del Situam.

Incluso, se podría decir que nuestro Sindicato tenía el mejor Contrato Colectivo de Trabajo en el ámbito nacional universita-rio, si consideramos este tipo de conquistas en materia académi-ca, que acabábamos de perder con lo que se conoció como el “Salmeronazo”. En 1981, el entonces Rector General, el doctor Fernando Salmerón, demandó ante las instancias legales que se excluyeran de nuestro instrumento legal bilateral las cláusulas referidas a las temáticas mencionadas. Así las cosas, en el pe-riodo que relatamos, y en ese ámbito de las relaciones laborales académicas, el reto ineludible de nuestros órganos de dirección y ejecución estaba relacionado con la posibilidad de defender lo preservado en nuestro Contrato Colectivo, pero también con las posibilidades de reconquistar lo perdido.

Este punto constituyó uno de los dos elementos que estaban integrando el contexto de los años 80; el otro elemento, todavía presente al igual que el anterior, desa fortunadamente es el que se refiere a la dispersión del sindicalismo universitario.

Es justamente con relación a este tipo de problemas referi-dos a las condiciones laborales académicas que el sindicalismo universitario tempranamente mostró su incapacidad política. En especial, nos referimos a la autoderrota que en ese enton-ces se infringió el recién creado Sindicato Único Nacional de

77 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Trabajadores Universitarios (Suntu) -del que formaba parte el Situam-, que no supo enfrentar la arremetida gubernamental y patronal con mecanismos de lucha a la altura de las circuns-tancias. Eso generó desánimo y dispersión, que hasta ahora no han sido remontados. En nuestro Sindicato, además de provocar el abandono de este intento unitario, generó que creciera la visión de aislamiento y de segregación del resto del sindicalis-mo universitario, en aras de construir un supuesto polo radical de los sindicatos universitarios. Estos son los elementos más importantes en esta época.

La presencia del doctor Hugo Aboites en los dos mismos periodos, con su formación y su experiencia en los asuntos de orden académico, le daban un impulso importante al debate, a la discusión al interior del Sindicato, de temáticas que tienen que ver con la incidencia del Sindicato en el rumbo académico de nuestra institución.

Eran épocas en que sí había un cierto interés, al menos en las instancias internas del Situam, por recuperar el debate de lo académico, y del rumbo de la uam, y los elementos clave más concretos estaban presentes en el conjunto de reivindi-caciones, paquetes y pliegos petitorios que se presentaban en las revisiones contractuales, desde ese entonces, con mayor o menor fuerza.

Un ejemplo particularmente importante es el relacionado con la problemática de los académicos temporales, que desde entonces ya era muy grave: cientos de profesores son contratados por la Universidad trimestre a trimestre, que van acumulando años y años de antigüedad. Sin embargo, aun cuando desde nuestro punto de vista el contrato permite que, con cierta vo-luntad de las autoridades, puedan ser atendidos en el marco de la bilateralidad y tener una relación laboral más estable, hasta la fecha siguen abandonados en su precariedad. Lo mismo suce-de con los trabajadores administrativos que realizan funciones

78 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

asignadas a los técnicos académicos, cuya regularización se ha revindicado desde entonces.

También se avanzó en la identificación de las mejores condiciones de trabajo para los profesores, desde los cubícu- los hasta formulaciones concretas de las reglas del juego para cuestiones tales como el equilibrio entre la docencia y la in-vestigación, que aunque jamás fueron pactadas, sí advirtieron la urgencia de asentar fórmulas bilaterales como garantía de la preservación de la figura del docente investigador, sustento básico de un proyecto de universidad de calidad.

Asuntos como los mencionados han estado presentes desde aquella época, pero, habrá que decirlo, todo el mundo lo sabe, no ha existido la fortaleza del Situam, ni del conjunto del sindicalismo universitario, que padece problemas similares, para poder expresarlos en un marco laboral bilateral que se convierta en la plataforma, el soporte y la base para el desplie-gue de un trabajo universitario de avanzada.

Si quisiéramos hablar de los ejes orientadores que estu-vieron presentes en estos dos periodos que me tocó vivir en el Situam en la mitad de los 80, señalaría en primer lugar el trabajo académico; aunque habrá que marcar, por supuesto, también la problemática de los trabajadores administrativos, en parti-cular las plataformas que pretendían incidir en su formación. Entre paréntesis habría que advertir que este punto constituye una deficiencia que se ha venido arrastrando desde aquellas épocas, porque entiendo que a estas alturas nuestro Sindicato no ha sabido construir una estructura que le dé continuidad a los distintos esfuerzos de formación político sindical de los trabajadores. Por otra parte, en el terreno de las demandas de orden general, por supuesto que ya vivíamos desde esa época las políticas de deterioro salarial. Los famosos “topes salariales” eran una realidad, incluso ya estaban presentes las medidas neoliberales quizá de manera más tímida que en la actualidad,

79 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

posiblemente con el ánimo de sentar las bases para luego, en los siguientes sexenios, lanzar la ofensiva neoliberal de manera más cabal. ya desde entonces, insisto, las políticas de topes salariales, de privatización de la educación y de privatizaciones en general estaban presentes, y por supuesto que nuestro Sindicato y el Comité Ejecutivo en el que me tocó participar teníamos armado todo un discurso de rechazo a este tipo de políticas al tiempo que hacíamos esfuerzos por construir, de manera propositiva, alternativas que le dieran un rumbo a la solución de los distintos problemas universitarios, bajo la concepción de una universidad de calidad, pública, gratuita y científica.

Señalaba que en esta etapa, doble periodo y gestión 1982-1986, ya teníamos presentes los primeros elementos de lo que ahora conocemos como política neoliberal, ciertamente tene-mos claro que es desde el gobierno de Miguel de la Madrid que se puede hablar de los inicios de esta política, aunque todavía no estaban muy claros los rasgos más finos, como son la flexibilidad laboral y la polivalencia. En ese sexenio lo que vivíamos con más claridad eran los elementos que ya les mencionaba: la política de topes salariales y la cuestión refe-rida a la privatización. Fue durante esta administración que se privatizaron el mayor número de empresas que anteriormente habían sido del gobierno, o de la nación, mejor dicho; pero, de todas maneras, habría que mencionar que, por ejemplo, la política de topes salariales, si se entiende bien, fue justamente la clave para permitir que se introdujeran medidas de corte neoliberal más impactantes, como es el caso de las becas y estímulos. De no ser por el gran deterioro que tuvo el sector académico en sus salarios, el esquema salarial productivista no se hubiera implantado con tanta tranquilidad en la uam.

Todo el sistema de las distintas becas y estímulos que se empezaron a implantar a partir de 1989, y la pasividad que encontraron estas medidas entre los académicos y la incom-

80 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

prensión de sus devastadores impactos, que tuvieron un gran empuje en nuestra institución, se explica justamente por el deterioro del 70 por ciento que habían padecido los salarios del sector académico. De no haber sucedido este deterioro, probablemente la resistencia frente a estas medidas hubiera sido mucho mayor.

En ese periodo, aun a pesar de que se hicieron esfuerzos por reconstituir la unidad del sindicalismo universitario, de constituir una cierta agrupación, una coordinación con los sindicatos más cercanos al Situam para poder enfrentar las co-yunturas de las revisiones salariales y contractuales, y luchar en contra del avance de la política neoliberal, no se logró avan-zar porque la unidad del sindicalismo universitario no estaba presente, y lo que imperó en esa época, y sigue imperando, es justamente la dispersión.

Con esto, y quizás para ir cerrando esta primera parte, me gustaría señalar dos cuestiones que identifico como las más importantes para el desarrollo de nuestro Sindicato y del sindi-calismo universitario en general; desde mi punto vista, no veo posibilidades de desarrollo del Situam por sí mismo, si no es acompañando un proceso de revitalización, de reunificación del sindicalismo universitario.

Por otro lado, me gustaría señalar el asunto de la formación político sindical de los trabajadores, creo que el Sindicato ha abandonado esta perspectiva de formar cuadros, de invitar con nuevos métodos, nuevas tecnologías a la gente joven que se ha incorporado a la Universidad (tanto del sector administrativo como académico), de recuperar la tradición histórica, de dis-cutir las nuevas temáticas del ámbito laboral, de las relaciones laborales y del mundo del trabajo en general, que hacen falta para la formación de los cuadros sindicales.

Los dirigentes sindicales siguen siendo los mismos, es un hueco que tiene nuestro Sindicato, que compartimos con

81 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

muchas otras organizaciones, no solamente del sector uni-versitario, y me parece que la formación de cuadros es una prioridad.

La segunda prioridad tiene que ver con el mundo del trabajo, que ha cambiado de manera radical. La introducción de nuevas tecnologías, de nuevos métodos de trabajo, de nuevas concepciones del cómo hacer las cosas, del cómo entablar los procesos de liderazgo, de dirección del trabajo y cuestiones similares, han dejado a nuestro Sindicato en la retaguardia. Una muestra de ello es el caso del enorme retraso de más de una década que tiene el Situam para poder resolver la gran problemática de la organización y división del trabajo universitario, es decir, el asunto del Manual de Puestos, del tabulador, y con esto las cuestiones que le acompañan, tales como la formación y capacitación de los trabajadores; los asun- tos relacionados con la higiene y seguridad. No hemos sido capaces de asimilar las nuevas realidades del mundo del tra-bajo para construir una visión propia de los trabajadores que pudiera, incluso, aprovechar las ventajas que conlleva el uso y control de nuevas tecnologías, e incluso la posibilidad de que los trabajadores puedan explorar campos más abiertos en su desempeño, en el control de procesos de trabajo más amplios. Todo esto no lo ha discutido con seriedad y con profundidad nuestro Sindicato.

Es un asunto muy importante porque tiene que ver con puestos específicos, puestos particulares pero que en reali-dad, el fondo de este problema es la construcción de una visión de trabajo universitario, de las universidades de la nueva época, de las universidades insertadas en un mundo donde las tecnologías de la información están presentes, la globalización está presente, las disciplinas mismas, las áreas de conocimiento están trastocadas, los paradigmas tradicio-nales de las ciencias convencionales están dejando mucho

82 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

que desear y el Sindicato está obligado a construir una nueva perspectiva del conocimiento y de la forma en que laboramos –desde los trabajadores de intendencia hasta los profesores–, y cómo elaboramos ese conocimiento para después pasar a una concepción de la división y organización de ese trabajo y de elaboración del conocimiento. Estamos sumamente atrasados y creo que hemos desaprovechado la oportunidad de tomar incluso la ofensiva en este terreno.

Un tercer asunto que quiero agregar, que me parece políti-camente muy importante, es el que ya he señalado en relación a la situación del sindicalismo universitario. Al Situam le urge ponerse a la cabeza de los procesos de construcción unitaria del sindicalismo universitario, no es posible pensar que con los pactos que hemos firmado en el pasado, o en las coyunturas de revisión salarial y contractual de la manera en que lo hemos venido haciendo desde hace prácticamente 20 años, vamos a poder solucionar los problemas grandes y pequeños que tene-mos en nuestra Universidad en las relaciones laborales, aún los problemas más pequeños, léase los de días económicos, léase los referidos a los problemas de salud, licencias, sabáticos, para no hablar de los problemas de jubilación.

La perspectiva de tener, por primera vez, acuerdos rela-cionados con la incorporación de becas y estímulos al salario, la posibilidad de tener un Contrato Colectivo único a nivel nacional, no es viable ni realista con la dispersión actual y tampoco enfrentando nuestras revisiones con procesos de simulación, como los que vivimos cada año en las revisiones salariales o cada dos años en las revisiones contractuales. Resumiendo estos tres elementos, tenemos: formación políti-co-sindical, construcción de una visión propia de la creación del conocimiento del trabajo universitario para de ahí derivar nuestra propia perspectiva de organización y división del tra-bajo, más la cuestión política de reconstrucción de la unidad

83 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

del sindicalismo universitario, sin sectarismos, como una vi-sión auténticamente democrática y de lucha. Sin una política decidida, seria y sistemática, en relación a esos tres retos, no será posible que el Situam y los demás sindicatos universitarios salgan del atolladero en el que estamos metidos desde hace ya un buen número de años.

Estimo pertinente señalar algunas de las debilidades que tuvimos en ese periodo, debilidades que fueron ocasionadas por errores de la dirección sindical, pero también propias del contexto del que ya he venido hablando. No logramos avan-zar prácticamente nada en materia académica: los paquetes académicos, como los denominábamos, parte integrante de los pliegos petitorios en las revisiones contractuales, eran bastante amplios, pero al mismo tiempo poco consensuados entre los profesores, que para ese entonces ya estaban, como sector, bastante alejados de la vida sindical. Esos pliegos petitorios académicos eran bastante completos ya que abarcaban una serie de temáticas que tenían que ver con la temporalidad, con el equilibrio docencia-investigación, con la formación de los académicos, con el establecimiento de reglas específicas para el disfrute de los sabáticos, los mecanismos de ingreso y promoción. Es obvio que queríamos incidir de manera más específica en esos asuntos pero, dada la inflexibilidad de las autoridades, derivada de una interpretación sesgada del tercero constitucional y del apartado especial de la Ley Federal del Trabajo dirigida a las universidades públicas en materia laboral, la verdad es que, y habría que señalarlo, salvo honrosas excepciones no hubo avances.

Entre los pocos logros obtenidos en esa época se puede mencionar, en primer lugar, que el Sindicato fue capaz de construir una cierta visión sindical de lo que se conoce como el trabajo universitario. La fórmula que adoptábamos en aque-llos tiempos la denominábamos como apropiación del trabajo

84 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

universitario, y esta fórmula, bien entendida, ha sido muy útil a muchos Comités Ejecutivos y gente nueva que se incorpo- ra a la vida sindical. No es poca cosa tener como visión sindical el que sean los propios trabajadores los que definan la materia de trabajo, lo que implicaba aterrizar en la libertad de cáte-dra e investigación, en la autonomía universitaria, pero desde una perspectiva laboral o del trabajo universitario, el futuro de nuestras instituciones. Estimo que ese es un legado importan- te que se construyó de manera colectiva en este periodo.

De manera más específica se puede señalar que fue un periodo que logró pactar con la Universidad una fórmula su-mamente ventajosa para reglamentar lo que conocemos como año y periodo sabático; hasta donde yo conozco, y todavía en la actualidad, la uam es la única institución en el mundo donde los profesores tenemos la posibilidad de tener dos años sabá-ticos, es decir, acumular doce años de antigüedad de trabajo ininterrumpido para poder disfrutar de dos años sabáticos, permitiendo con esto mayores posibilidades de cursar incluso una maestría, periodos de formación más atinados, más de fondo que lo que se podría lograr con un solo año sabático, esto fue un logro importante, que todavía permanece en nues-tra institución y forma parte de los convenios que habría incluso que incorporar al propio Contrato Colectivo, porque forma par- te de un convenio paralelo con las autoridades.

Finalmente, y a pesar de lo ya señalado, durante esta época logramos nuclear más de veinte sindicatos alrededor de lo que ahora conocemos como la Coordinadora Nacional de Sindicatos Universitarios y de la Educación Superior (cnSueS), desarrollando al mismo tiempo un diálogo abierto, sobre todo con la versión del sindicalismo universitario encabezada por el sindicato de la unam; dicho de otra manera, el Situam, no obstante la pre-sencia de una política que pretendía construir un polo de los sindicatos más claramente democráticos e independientes pero

85 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

que frecuentemente caía en el sectarismo, simultáneamente desplegaba un proceso de unidad con el resto del sindicalismo universitario.

Por mi parte es todo lo que puedo decir, gracias por la atención.

26 de enero 2004

87 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Estoy afiliado al SITUAM desde 1979. Par-ticipé en el Comité Ejecutivo de 1986 a 1988, junto con otros compañeros; es-tuvo como Secretario General Bulmaro Villarruel Velasco, Jorge Ramos como Secretario de Conflictos, el compañe- ro Antonio Venadero como Secretario de Organización, Sergio Hernández como Secretario de Asuntos Académicos, esta-ba también el compañero Miguel Ángel Arce como Secretario de Educación y Análisis, la compañera Edna Ovalle en Prensa y Propaganda, el compañero Ángel Álvarez encargado de la cartera de Relaciones y Solidaridad, el compañero Gerardo Hernández como Secretario del Interior y el compañero Cristóbal Muñoz Riverol como Secretario de Previsión Social.

Este Comité tomó posesión en la ter-cera etapa de la gestión del gobierno de Miguel de la Madrid, que se caracterizó por iniciar el proyecto neoliberal en el

GUSTAVO LÓPEZ LAREDO*

Secretario de finanzas

Gestión 1986-1988

*Aunque Gustavo López Laredo no fue Secretario General del SITUAM aceptó ser entrevistado y comentar los puntos que él considero más importantes de la gestión 1986-1988.

88 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

país y por los enfrentamientos y represiones a los movimientos sociales. Justamente, cuando comenzamos al frente del Situam inició la primera revisión de salarios en 1987, y de manera simultánea se estaban llevando a cabo en la unam una serie de movilizaciones por parte del Consejo Estudiantil Universitario (ceu) en contra de las reformas propuestas por el Rector de la unam Jorge Carpizo, de elevar las cuotas de inscripción, de eliminar el pase automático del bachillerato a las licenciaturas y de imponer un modelo único de evaluación a los estudiantes. El Situam siguiendo con su tradición solidaria, participó acti-vamente con dicho movimiento, porque consideró que estas reformas traerían como consecuencia que miles de jóvenes de bajos recursos, que damandan año con año, acceso a la educación superior, pública y gratuita (como lo establece el Artículo Tercero constitucional) quedaran sin la oportunidad de cursar una carrera universitaria.

En estos años vivíamos un proceso inflacionario hasta del 100 por ciento, que generaba un deterioro acelerado del salario y la manera de compensarlo, de parte del Estado, era a través de incrementos salariales de emergencia, que eran prácticamente trimestrales. La situación económica nos lle-vó a tener un proceso bastante acelerado de emplazamien- tos a huelga; en 1987 estábamos emplazando prácticamente cada trimestre para reclamar los incrementos salariales de emergencia, porque en algún momento nos los negaron y solamente con el emplazamiento a huelga logramos rescatar, en un caso, un aumento y en otro caso, además del aumento de emergencia, enfrentamos un conflicto que se generó porque las autoridades de la Universidad vendieron el Rancho Santa Elena al gobierno de Tlaxcala; éste era un espacio donde te-nía prácticas el personal docente de varias carreras de la uam Xochimilco. El Sindicato se vio en la necesidad de emplazar a huelga y al término de este conflicto el personal que laboraba

89 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

allí se reubicó en varias unidades académicas y algunos otros fueron liquidados.

También nos tocó preparar la revisión del Contrato Colec-tivo de Trabajo; para llegar a esta revisión hubo una intensa actividad encaminada a promover foros para recuperar, desde la perspectiva de los diferentes sectores de trabajadores dentro de la uam, cuáles serían las demandas más apropiadas para una revisión contractual. También abrimos foros de la mujer, de la tercera edad, además de una intensa campaña de difusión.

Recuerdo que en ese periodo llegamos a tener varios bole-tines sindicales y de información en las distintas secciones, en los Grupos Internos Coordinadores (gic) de las tres Unidades Académicas, y boletines de los representantes de las Comisio-nes Mixtas. A nivel general se recuperó el proyecto que se había iniciado desde 1982 con la revista Secuencias; igualmente, una actividad que estuvo muy respaldada fue una publicación para los hijos de los trabajadores que se llamaba Papelito; también promovimos talleres y actividades encaminadas a la formación política de los trabajadores, para ir con un consenso amplio a la revisión contractual.

Esta preparación de la revisión contractual estuvo prece-dida de una agitación muy fuerte, por la situación económi-ca del país, que nos obligaba a estar emplazando a huelga trimestralmente (como se señaló anteriormente), además del emplazamiento normal anual por el aumento salarial y la revisión bianual del Contrato Colectivo de Trabajo, como es costumbre, nosotros consultábamos la decisión a las bases de estallar o no la huelga.

Quiero hacer aquí un paréntesis en términos de cómo se trabajaba en aquel momento, por costumbre siempre existía un reclamo de parte de los trabajadores para que la representación sindical dejara muy clara su posición, y éste era un punto de referencia para tomar las decisiones en las distintas instancias

90 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

del Sindicato, ya fuera en las asambleas departamentales o seccionales y posteriormente en el Comité de Huelga.

En 1988, la orientación que se dio fue que era necesario promover el estallido de la huelga para que fueran atendidas nuestras demandas, pero también había una intensa actividad, de manera simultánea, hacia fuera, con los sindicatos que se mantenían en contacto con nosotros; eso permitió generar una solidaridad muy amplia al momento de estallar la huel-ga el 1° de febrero, ya que se sumaron varios sindicatos que estaban en revisión contractual. En este periodo los paros se fueron incrementando y se llegó al grado de haber en el país alrededor de 25 sindicatos en huelga, prácticamente un movi-miento nacional en el que participó el Situam de manera muy activa, derivado de este movimiento posteriormente se creó la Coordinadora Nacional de Sindicatos Universitarios y de la Educación Superior (cnSueS).

A pesar de los topes salariales, la presión de la huelga permitió que se obtuviera un porcentaje superior a lo que se estaba estableciendo como tope en esa ocasión. Esta huelga fue una de las más largas que se hicieron, duró 34 días. En un periodo de 2 años tuvimos alrededor de seis emplazamientos a huelga y estallamos dos con resultados, desde mi punto de vista, bastante positivos para los trabajadores, ya que se gana-ron muchas demandas que están actualmente incorporadas en el Contrato Colectivo de Trabajo.

Este periodo se caracterizó por la intensa movilización, en la huelga, de los trabajadores académicos, administrativos y también de los alumnos en apoyo a las demandas del Situam. Las actividades durante este movimiento eran muy dinámicas y esto hizo que el Situam se reafirmara como el sindicato de lucha que siempre le ha caracterizado.

Evidentemente que a nosotros nos tocó apenas enfrentar la transición de cambio de un primer gobierno neoliberal

91 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

a otro, y al terminar nuestra gestión, con el inicio del gran fraude electoral de 1988, donde se impuso como presidente de la República a Carlos Salinas de Gortari. Esto dio pie a darle continuidad al proyecto neoliberal que se había iniciado con Miguel de la Madrid; evidentemente que este modelo tendría consecuencias muy fuertes para el Sindicato durante todos los siguientes periodos. Desde mi punto de vista, los éxitos o los fra- casos no dependen solamente de las dirigencias sindicales, sino del contexto histórico, que juega un papel determinante en las demandas de los trabajadores.

Nosotros salimos en 1988 después de una fuerte moviliza-ción y también del desgaste normal que implicaba una acción de esa naturaleza, y después entramos a un proceso de desgas- te superior al interior del Sindicato por una serie de problemas que han generado a veces la inmovilidad del propio Sindicato y muchas veces esta inmovilidad es promovida por rumores y por prácticas que han pretendido paralizar la organización sin-dical; éstas fueron, desde mi punto de vista, las características que nos tocó vivir como Comité Ejecutivo.

En esos años, la relación que mantenía el Comité Ejecutivo ante las autoridades era de respeto a la organización sindical, y nosotros luchábamos para que se acatara el Contrato Colectivo del Trabajo, cosa que en cierta medida se lograba, aunque la mutilación del Contrato en 1982 sigue pesando en la organi-zación sindical, independientemente de que se hayan mante-nido algunas cláusulas. En una de las partes fundamentales, que es el ingreso y el salario de los trabajadores académicos, por ejemplo, el Sindicato ya no tiene ingerencia, sobre todo en la definición de los ingresos suplementarios que tienen los académicos. Después de nuestra gestión se aceleró el proceso de generar, todavía más, un distanciamiento hacia la repre-sentación sindical en el terreno del personal académico, que me parece que ha sido uno de los golpes más fuertes que ha

92 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

recibido el sindicalismo universitario además de tener todo ese trato de excepción por estar en un apartado especial dentro de la Ley Federal del Trabajo.

Basta recordar lo que señalaba al principio, el hecho de haber tenido una huelga prácticamente nacional, que fue una huelga coordinada, pero no a partir de una organización nacio-nal, porque esto nos lo han estado negando. La ley nos prohíbe tener una organización nacional de trabajadores universitarios, cosa totalmente ilógica, pero el trato de excepción sigue prevale-ciendo para los trabajadores universitarios y se agudiza más para el personal académico.

Actualmente, el Situam sigue resistiendo toda esta práctica de reestructuración laboral, de reducción del presupuesto a las universidades públicas y de castigo a los salarios de los trabajadores, sobre todo a los administrativos; esto ha tenido costos muy fuertes para el Sindicato. El Situam hasta ahora existe, está vivo. Los trabajadores no tienen una participación permanente y constante, como en años anteriores, en parte porque el salario que paga la uam ya no alcanza y muchos compañeros tienen que buscar una doble chamba para sub-sistir, pues el salario se ha deteriorado un 70 por ciento en su poder adquisitivo, además de las presiones dentro de la uam para que se acepten mecanismos de relaciones laborales que tienden a la flexibilización del trabajo, aunque el Sindicato haya mantenido una posición firme en ese sentido, pero tam-bién con costos muy altos.

Yo tengo confianza en que la organización, como tal, se mantenga, se fortalezca; creo que estamos en un proceso en el cual los trabajadores están reflexionando y actuando para reconstruir y refortalecer al Sindicato, tenemos muchas características muy especiales que hacen posible que el Sin-dicato se mantenga con vida, es un sindicato donde todavía los trabajadores pueden opinar, pueden plantear posiciones,

93 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

pueden tener diferencias y se pueden criticar las desviaciones; porque el Sindicato, efectivamente, tiene errores; la práctica de los representantes a veces ha caído en el terreno de vicios que pueden ser superados; afortunadamente los propios trabaja- dores los señalan, los trabajadores no los ocultan, no los toleran y entonces vienen las denuncias; a veces quizás los estilos no son los más apropiados para ese tipo de reclamos, pero por lo menos se dan los reclamos y esto es importante.

Creo que si se logra canalizar de manera adecuada a la organización sindical, ésta es capaz de superar la situación tan difícil que se está presentando en esta coyuntura. El sindicalis-mo y los trabajadores en general hemos enfrentado durante más de 20 años este proceso de neoliberalismo que ataca constantemente a las condiciones de vida y de trabajo, y a las organizaciones sindicales, las pocas que sobreviven, que tienen la gran responsabilidad de buscar alternativas que vayan más allá de la lucha meramente interna, y entender que, finalmente, la unidad de los trabajadores es la que nos va a permitir salir adelante y tratar de incidir para cambiar este tipo de situaciones tan difíciles que estamos viviendo. Desde mi punto de vista, un banderazo de esperanza, de que es posible cambiar las cosas, fue la irrupción de la rebelión que se dio en Chiapas en 1994 como respuesta a ese modelo neoliberal y con el grito de “ya basta”; esta coyuntura permitió que el Situam tuviera una reactivación bastante fuerte y que a través de sus acciones rompiera topes salariales.

Considero que la resistencia de las organizaciones ha detenido los intentos del Estado de seguir golpeando a los trabajadores y a los marginados del país con las reformas es-tructurales como son la reforma a la Ley Federal del Trabajo, la privatización de los energéticos, etcétera; es cierto que ya se han dado algunos pasos que han pegado fuerte también a los trabajadores, como es la reforma a la seguridad social, pero

94 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

también se ha entendido entre los propios trabajadores que si no es promoviendo frentes amplios, si no es con la movilización y la resistencia, esto no se va a detener; afortunadamente, se han estado dando movilizaciones de los trabajadores del Sin- dicato Mexicano de Electricistas, de la Educación y de diferen-tes sectores, luchando contra los sistemas de control que tienen sobre sus organizaciones sindicales, y tratando también de aprender de los errores que se han cometido para fortalecerse y tener la esperanza de que las luchas que se están dando, no solamente en el país, sino incluso en todo el continente y en otros lugares del mundo, son puntos de referencia de mucha relevancia para que haya un proceso de reactivación de las organizaciones, y que no perdamos la memoria los éxitos del pasado, las posibilidades que podemos tener en el presente, las experiencias positivas, y corregir las cosas negativas para poder seguir adelante.

Enero 2005

95 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Fui Secretario General del SITUAM de 1988 a 1991, encabecé la Planilla Unidad Sindi-cal después de un proceso previo de selec-ción interna y consulta a los trabajadores, sobre quiénes deberían integrar el Comité Ejecutivo de esa época y quién debería encabezar la Secretaría General.

A nosotros nos tocó vivir la etapa final del llamado proceso de reestruc-turación, impulsado por los gobiernos neoliberales que iniciaron en 1982 la hegemonía del Estado.

Fue el final de la década pérdida en donde ya los saldos para el movimien-to sindical eran negativos, se habían acumulado un conjunto de derrotas sindicales, se habían perdido contratos colectivos importantes y el mismo SITUAM había sido protagonista de importantes luchas a lo largo de la década.

En el caso de las universidades pú-blicas, particularmente la nuestra, la Uni-versidad Autónoma Metropolitana vivió un proceso de reducción de los recursos financieros, en esa década se contrajo el gasto social, que afectó los recursos destinados a las universidades.

CARLOS LÓPEZ ÁNGEL

Secretario General

del SITUAM

1988 - 1991

96 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

Esto tuvo un impacto en la actividad académica y admi-nistrativa y golpeó las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores universitarios.

En estas condiciones nos tocó recibir el Comité Ejecutivo, y las líneas de trabajo más importantes que desarrollamos fue la lucha por la recuperación salarial, la defensa del Contrato Colectivo de Trabajo, las prestaciones más importantes, la bilateralidad y la defensa de la educación pública, popular, gratuita y de masas.

En el caso de las universidades, el sindicalismo universi-tario, particularmente el Situam, había entendido que la lucha sindical no era distinta a la defensa de la universidad, y por lo tanto, una de las banderas, la más importante, era la defensa de la universidad pública.

Una cuarta línea de trabajo de aquel Comité Ejecutivo fue poder inscribir al Situam en la dinámica de las transformaciones que se estaban dando en las universidades, particularmen- te del giro que le dieron las autoridades para impulsar lo que se denominó la excelencia y la productividad.

Bajo esas condiciones enfrentamos, en nuestra gestión, tres años de importantes luchas alrededor de esos cuatro ejes fundamentales y, desde mi punto de vista, lo que pudo ob-tenerse de esa gestión es que se mantuvo intacto el Contrato Colectivo de Trabajo y las prestaciones ganadas en otras ges-tiones sindicales.

Como sindicato nos tocó administrar el Contrato, las pres-taciones y mantener las conquistas más importantes, incluso desarrollamos asuntos que habían quedado pendientes de otras gestiones; unos tenían un grado de avance, otros no; recuerdo que logramos firmar un acuerdo sobre los Cendi y uno que fue crucial para los trabajadores universitarios, el acuerdo de licencias, donde se incluían las licencias con goce de salario para estudios de postgrado. Éste fue fundamental, junto con otro conjunto de acuerdos que reforzaron la bilateralidad.

97 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Otro aspecto que me parece interesante resaltar es que el Situam, a pesar de los conflictos permanentes que tuvimos en la defensa del Contrato Colectivo de Trabajo, por la mejoría salarial y en las prestaciones, logró un nivel de estabilidad laboral universitaria en nuestra gestión. Solamente tuvimos una huelga, la más corta de las que se estallaron en la Universidad, solamente duró seis días y tuvo el propósito de buscar mejores condiciones salariales.

Durante los tres años de gestión en la que encabecé el Comité Ejecutivo hubo, desde mi punto de vista, capacidad de negociación con las autoridades e interlocución de parte de ese Comité Ejecutivo, y la fuerza sindical suficiente para defender lo que hasta entonces se había ganado.

En lo que se refiere a la participación del Situam en las trans-formaciones de la Universidad, me parece que el logro más importante fue haber situado el debate dentro del Sindicato, en el marco del sindicalismo universitario, de lo importante que era para los sindicatos participar en los procesos de transfor-mación; es decir, enfrentar el reto de los cambios y no quedarse al margen de lo que el gobierno y las autoridades denominaron la modernización educativa.

Nosotros nos quedamos en el plano de la discusión, del trazo de grandes ideas, de lo que podía ser la participación del Sindicato en esas transformaciones pero, aquí sí hay que ser autocríticos, fuimos incapaces de incidir en esos cambios, en buena medida por la actitud que tuvieron las autoridades de desconfianza hacia la dirección sindical y de la desconfianza natural de grupos de trabajadores y de corrientes sindicales para insertarse en los cambios, porque se veía como un proceso de pérdida de derechos, cosa que ya había ocurrido en otros centros de trabajo; sin embargo, ahí quedó ese esfuerzo.

En lo que se refiere a la vida sindical interna, aunque el Comité Ejecutivo que nos tocó encabezar hizo esfuerzos

98 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

importantes para impulsar la democratización, no fue posi- ble una mayor apertura democrática. En el Situam fui partidario de que en los procesos de huelga fueran consultados todos los trabajadores académicos y administrativos aunque no acu-diesen a las asambleas, fui un firme convencido de que para estallar una huelga, que es el instrumento más poderoso que tienen los sindicatos para defender sus conquistas o detener la agresión de la patronal, que implica una enorme responsa-bilidad para quienes la estallan, la sostienen y la levantan, para mí y para otros compañeros del Comité y fuera de él, de las bases sindicales, la promoción del voto secreto, universal y directo es importante.

No fue posible realizar la reforma estatutaria en este orden, aunque creo que debe ser recogida, sobre todo a la luz de lo que ha pasado en el Situam en los últimos años.

Otro asunto importante que tiene que ver con la crea-ción de nuevos espacios de participación sindical ligados a las necesidades de los trabajadores fue el hecho de que en nuestra gestión se constituyó una Asamblea de Solicitantes de Vivienda, que fue un espacio sindical pensado y creado para los trabajadores que no tenían vivienda. En la búsqueda por resolver esta necesidad apremiante, conseguimos a través de ese espacio la obtención de vivienda en el FoViSSSte mediante acciones sindicales como fue la toma de “La Norma”, que es la unidad habitacional que está en frente de la uam Iztapalapa, esto lo hicimos porque supimos y denunciamos que se estaba vendiendo la vivienda del FoViSSSte por personas ajenas a los tra-bajadores y sus sindicatos. Detectamos coyotaje y decidimos invadir “La Norma” y de esta manera nos entregaron vivienda donde nos habían negado la posibilidad de tener casas.

También nos vinculamos con algunas organizaciones po-pulares, como la uPrez, que nos dotó de viviendas en “Cabeza de Juárez”, en la Delegación Iztapalapa. También la “Asamblea

99 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

de Barrios” nos abrió las puertas para que algunos compañeros se integraran a sus proyectos y obtuvieran viviendas, y también nos integramos en otros movimientos urbano populares que fueron receptivos a la petición del Situam de hacer participar a los sindicalizados en sus proyectos.

Igualmente recogimos el logro del Comité Ejecutivo anterior a nuestra gestión, que consistió en la obtención de un terreno para la construcción de una unidad habitacional para los traba-jadores universitarios, lamentablemente, las condiciones internas y externas al Situam nos impidieron cumplir este proyecto y ahí quedó como una idea avanzada el diseño de lo que sería una Unidad Habitacional.

En estas condiciones me parece un logro el haber situado, durante nuestra gestión, el problema de la vivienda y su solu-ción como una de las necesidades fundamentales del Situam.

Creo que la parte negativa de nuestra gestión fue que no pudimos romper la debilidad de la que era preso nuestro Sin-dicato y en general el sindicalismo independiente.

ya venía un proceso de deterioro de la vida sindical, que fue producto de la falta de entendimiento de los cambios que se operaban en el país, en las universidades, en el mundo académico, en el ámbito sindical y de la necesidad de trans-formarse para robustecerse y enfrentar los retos.

No obstante que mantuvimos intactas nuestras conquistas, no pudimos hacer avanzar al Situam en ideas novedosas que le permitieran insertarse, en la década de los 90, con una visión de cambio; es importante este asunto porque justamente a no-sotros nos tocó vivir, como Comité Ejecutivo, el año de 1988, ubicado por los estudiosos del sistema político mexicano co- mo el inicio de la transición a la democracia en nuestro país.

Nos tocó el arribo de Salinas de Gortari, la usurpación que hizo del gobierno, el desconocimiento del triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas y el inicio de la reforma estructural

100 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

del Estado con una visión neoliberal. El Situam no entendió las dimensiones de este reto y de los cambios que se estaban dando en México. De tal manera que en esta etapa, que fue crucial, sobrevivimos a la situación política imperante, pero no fuimos capaces de vislumbrar las innovaciones que se es-peraban hacia el futuro.

Considero que los siguientes comités ejecutivos siguieron esta misma línea de inercia, de mantenerse con la misma po-lítica, la idea de permanente confrontación; y las autoridades, por su lado, no entendieron tampoco que era importante abrir la posibilidad de que el Situam participara en estos cambios, de incidir con mayor fuerza en lo académico, entender que no se puede marginar a nuestra organización sindical de la negociación de los salarios que representan las becas y los estímulos, particularmente los estímulos a la productividad y al desempeño de los trabajadores académicos.

Para la década de los 90, el Situam llega con una misma estrategia, con un mismo diagnóstico del país, cuando éste se había transformado. Desde mi punto de vista eso expresa una gran debilidad, además de la falta de estrategias para enfrentar los nuevos retos; lo que trajo como consecuencia que el Situam fuera sometido a las constantes derrotas y hoy, lamentablemente, a la pérdida de derechos.

El golpe dado al Situam con el cierre de la tienda, que fue una prestación fundamental en el auge del sindicalismo uni-versitario, del nuestro en particular, representa un retroceso y es la evidencia de la debilidad del Situam y de la fortaleza de las autoridades para arremeter en contra de una prestación fundamental.

Por otro lado, he sabido que se ha venido gestando un sindicato académico; desde mi punto de vista, es producto del malestar hacia el Situam, es producto del alejamiento que tuvo nuestra organización sindical a lo largo de muchos años

101 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

del sector académico, de no haber entendido que se reque-ría crear nuevos espacios como también, en su momento, lo propusimos en un congreso: crear una sección académica y una política especial para los profesores, entender que es un sector distinto que se mueve por otros intereses, que tiene otra materia de trabajo y que, por lo tanto, para ese sector hay que generar propuestas de diferente orden, de diferente naturaleza, que permita a los profesores estar cerca del Situam y sentirlo suyo, que les beneficie, no sólo que sea un instrumento que les quita cuotas y que les hace huelgas, que les entorpece su trabajo y en el que no pueden influir porque no están en los espacios en donde se toman las decisiones.

En este sentido, la aparición del fantasma que siempre recorrió la Universidad, del sindicato blanco, es producto de esa falta de visión que tuvimos todos, de entender que había que trazar un vínculo con el sector académico y evitar que se fueran, no sólo de la nómina sindical –porque la participación de los académicos en la afiliación sindical era del 25 por ciento cuando yo estaba como Secretario General–, sino del conjun- to de la política sindical de las decisiones del Situam, sobre todo aquellas que les afectaban o que les beneficiaban. La aparición del sindicato de profesores, reitero, es el reflejo del conjunto de errores cometidos que se tienen que revisar con mucha autocrítica para poder ser enmendados.

Sin embargo, veo el futuro del Situam con optimismo, aun-que ha perdido fuerza, aunque ha perdido la presencia que tuvo en el auge del sindicalismo universitario de los años 70-80: que fue un protagonista importante en el mundo sindical, que participó en la construcción de opciones de resistencia popular, que estuvo cerca de la lucha de la Tendencia Democrática del Suterm, que creamos la Coordinadora Sindical Nacional de Trabajadores de la Educación, que siempre estuvimos cerca del movimiento urbano popular, de las luchas sindicales y de

102 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

las huelgas. El Situam tenía presencia, era muy reconocido en el mundo sindical, lamentablemente, esa fuerza y esa presencia la ha perdido y hoy, si logra entender los cambios, si logra entender los nuevos retos, si logra reformarse internamente, si logra democratizarse aún más y recuperarse como instrumen- to de lucha y de organización de los trabajadores, puede volver a ocupar ese espacio privilegiado que tuvo; sobre todo porque, aunque la transición política en nuestro país está en marcha, la transición laboral está detenida, no hay modificaciones en el mundo del trabajo, ha habido alternancia en el Poder Ejecutivo, hay pluralismo en el Congreso de la Unión, hay pluralismo en los congresos estatales, hay pluralismo en los ayuntamientos pero no hay pluralismo en el sindicalismo.

Los sindicatos siguen controlados por las cúpulas sindicales que los representan desde hace muchos años, el Congreso del Trabajo y particularmente la ctm siguen predominando todos los espacios institucionales de la vida laboral y sindical de este país, son los interlocutores oficiales del actual gobierno, para ellos las cosas no han cambiado, los privilegios siguen, las inercias siguen, pero quienes pierden son los trabajadores y lo que requieren los trabajadores es tener sindicatos demo-cráticos, como el Situam, con todo y sus problemas; sindicatos que tengan la capacidad de discutir sus problemas; que tengan la capacidad de nombrar y sustituir dirigentes cuando éstos no funcionen o se aparten del programa, de las líneas o acuerdos que los trabajadores democráticamente tomaron.

Lamentablemente, no se han producido innovaciones en la transición democrática en el mundo laboral y sindical, y esto es una gran tarea que tienen los trabajadores de este país. Me parece que el Sindicato puede contribuir a esa transformación laboral y a esa democratización en el mundo del trabajo.

Finalmente, en el caso de las universidades públicas, la uam, desde aquella época, ya era considerada una universidad

103 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

de excelencia en el contexto mexicano, lo sigue siendo, es una gran universidad, no sólo es un espacio relevante donde se va a dar clases o a investigar o a desarrollar actividades adminis-trativas, sino que es un lugar en donde se forman ciudadanos que van a involucrarse en el conjunto de actividades para sacar adelante a este país.

La uam cumple una importante función social, y el Situam, me parece, debe entender que también cumple una función dentro de la Universidad; en este punto soy optimista, me pare-ce que habiendo un gran sindicato habrá una gran universidad, y que los retos pueden enfrentarse teniendo claros los límites a los que puede llegar el sindicalismo en el marco de la defensa de la universidad pública.

En esas condiciones, sólo me resta desearle éxito al Co-mité Ejecutivo del Situam en turno y a los futuros comités, y particu-larmente a los trabajadores, sé que siguen recibiendo bajos salarios como el conjunto de los trabajadores mexicanos, esto no puede seguir así, no puede ser que las autoridades universitarias sigan desconociendo derechos.

Conozco de la amenaza que se cierne sobre los Cendi, me parece que sería un gravísimo error, de parte de las autoridades universitarias, el suprimir esta prestación tan importante para los trabajadores académicos y administrativos, y sería muy con- veniente que las autoridades universitarias se condujeran con prudencia, con respeto al Situam, porque la estabilidad laboral le conviene también a la Institución.

Gracias16 de enero 2004

105 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Trabajo en la Universidad Autónoma Metropolitana desde hace 30 años. Par-ticipé en la fundación histórica del Sin-dicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana, desde sus inicios, como activista, en el primer Comité Ejecutivo no reconocido, y después como Secretario de Trabajo y Conflictos en 1975-1976, con el primer Secretario General que tuvo oficialmen-te el SITUAM, que fue Fernando Arruti y con otros compañeros que colaboramos en la fundación y gestación del Contrato Colectivo de Trabajo.

Fui Secretario General del SITUAM en el periodo 1992-1993, dentro de una rea-lidad muy compleja y fui electo por una fórmula abierta, no como había venido siendo, por parte de los grupos políticos que le daban vida al Sindicato y que se ponían de acuerdo para el cambio del Comité Ejecutivo. Ahí estuve alrededor de un año dos meses; me considero, aunque se escuche mal decirlo, como “bateador emergente”, por la situación que vivía el SITUAM; sin embargo, la misma realidad me favoreció, y me favoreció el

JESÚS ELMER ROJAS CAMPILLO

Secretario General

del SITUAM

1992-1993

106 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

apoyo de los grupos políticos que se movían en el Situam. Evi-dentemente que cada uno tenía sus propios planteamien- tos políticos y sus principios.

Se fue rápido el tiempo y nosotros nos dedicamos a adminis-trar el Contrato Colectivo de Trabajo y realmente tuvimos pocas posibilidades de enfrentar demandas de trascendencia.

Heredamos algunas demandas del Comité Ejecutivo ante-rior y tratamos de solucionar los conflictos que existían en las áreas de trabajo de algunos trabajadores administrativos, como eran los vigilantes y las secretarias, y que se referían a los tiem-pos, las funciones y las jornadas laborales. Hubo una revisión contractual y salarial, pero los logros fueron mínimos.

En ese periodo estaba como presidente de la República Carlos Salinas de Gortari, y el Situam participó en los frentes y las coor-dinadoras nacionales de sindicatos universitarios y en todas las actividades de carácter político en la defensa de los derechos de los trabajadores. Evidentemente que todas las tendencias políticas eran contrarias a la política laboral del gobierno y a su estilo de resolver los problemas de los trabajadores.

Desde mi punto de vista, el Contrato Colectivo de Trabajo ha ido de más a menos, todo lo que fue el poder de las Comi-siones Mixtas se ha minimizado a un extremo que, franca-mente, los trabajadores están desprotegidos, tanto del sector académico, como del administrativo.

En el ámbito de los trabajadores administrativos ha habido retrocesos bastante graves, y para la culminación de esta etapa hay el rumor de arrebatarnos los derechos en jubilaciones, situación que me parece francamente grave.

En la historia de nuestra organización se han ido perdiendo bastantes derechos, los contratos colectivos de trabajo y los sindicatos han ido a la baja; esto es una realidad ineludible de la globalización y el neoliberalismo. La realidad es que la clase trabajadora y los asalariados de este país siguen en

107 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

franca desventaja en relación con el poder que ejercen los patrones.

La participación de los trabajadores siempre se ha man- tenido con sus bajas y altas; pero en el periodo en que fui Secretario General hubo una política de golpear a las orga-nizaciones sindicales, además de la tendencia a privatizar la educación, la salud, etcétera, que son diversos servicios que el Estado debe facilitar a la población y a los ciudadanos.

En términos de la política educativa nacional, es evidente que el primer acto político que primero hace mella a las instituciones de educación superior y a las organizaciones sindicales son los topes salariales y el segundo son los recortes presupuestales.

El presupuesto que se asigna año con año, sexenio tras sexenio, a la educación pública superior ha venido decreciendo; en este sentido, las intenciones de consolidar una educación diferente, más amplia, más democrática y más real se esfuman porque se siguen quedando fuera de las posibilidades de estudio miles de jóvenes en nuestro país.

Durante este periodo, la organización sindical tenía pocas posibilidades de confrontar al Estado, pero también se debe a que, a fin de cuentas, en nuestro país no se ha consolidado una política nacional por parte de la resistencia que obligue al gobierno a tener negociaciones mucho más decorosas y de ventaja para los trabajadores.

Nuestra organización sindical, lamentablemente, y hay que ser autocrítico, ha caído en una especie de marasmo de nuestra acción política, de aquellas acciones que emprendían las organizaciones sindicales en los años 70 y 80, actualmente se han minimizado muchísimo.

Hay que reconocer que aquí hay diversos problemas, hay quien dice que las direcciones parece que no manejan con tino la organización sindical y la administración del Contrato Colectivo de Trabajo, pero también es una realidad que la organización

108 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

sindical no pudo consolidar una política educativa de acción y de participación que mantuviese a los trabajadores sensibiliza- dos para la defensa de sus intereses y de sus derechos.

La estructura de la organización sindical ha tenido una especie de burocratización, aspecto que frena la acción sindical y el logro de nuevas conquistas, además, la defensa de aquellas que conserva el Contrato Colectivo de Trabajo.

Se apela mucho a la conciencia, a la educación política, a la participación, pero no hay políticas que mantengan la ini-ciativa de los trabajadores y esto es un fenómeno complicado que va de acuerdo con la realidad nacional del país.

Hay un especie de desencanto, de apatía, aunque esto no quiere decir que la resistencia no se mantenga, que no haya grupos políticos que se interesen en mantener la estructura sindical; el reto es complejo y difícil.

Existe una realidad de absoluta desventaja del futuro de las organizaciones sindicales, porque hay una amenaza latente de privatización y si eso ocurriese en un período razonable de tiempo, es evidente que los sindicatos entrarían a una nueva realidad política. Creo que no desaparecerían sino que habría un viraje bastante difícil de afrontar, claro que no hay que menospreciar la capacidad de los cuadros políticos, de los activistas que, resistiendo y manteniendo sus principios en alto por la vida sindical, se encontrarán también dentro de esta contradicción, que es el quehacer político, por lo que deberán encontrar las salidas y caminos para enfrentar la nueva realidad política que emana de un poder y de un gobierno.

Reconozco que recuperar la opinión de los Secretarios Generales es un trabajo importante, porque es parte de nuestra historia dentro de la Universidad y dentro de la organización sindical. Qué bueno que hay la intención de mantener un registro en este sentido.

GraciasFebrero 2004

Com

ité

ejec

utiv

o 19

92-1

993

Foto

graf

ía d

onad

a por

Jesú

s Elm

er R

oja

s Cam

pill

o e

n 2

004

111 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

El periodo del Comité Ejecutivo 1992-1994 coincidió con la segunda mitad del sexenio de la administración del presidente Carlos Salinas de Gortari. La política neoliberal estaba en pleno auge, continúa la reestructuración del Estado iniciada por Miguel de la Madrid, la gran mayoría de las empresas públicas habían sido rematadas a precios de ganga y en-tregadas a los empresarios; el régimen salinista estaba introduciendo cambios a la Constitución Política, entre ellas, las reformas al artículo 27 constitucional, abriendo camino a la enajenación de las tierras ejidales y comunales, consu-mándose así una contrarreforma agraria lesiva para los intereses de la población campesina, esta iniciativa fue propues-ta por el presidente y aprobada por el Congreso. Así mismo, se modificó el artículo 130 constitucional, otorgándose reconocimiento público a las iglesias por parte del Estado; cuestionándose con ello el carácter laico del Estado mexicano, pues se legalizó la intervención de las entidades religiosas en la vida pública del país.

ANTONIO VENADERO VALENZUELA

Secretario General del SITUAM

1992 - 1994

112 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

Estaba también en curso la negociación de un contrato ruinoso para la economía mexicana, el Tratado de Libre Comer-cio (tlc) con los Estados Unidos y Canadá. Tratado que, como quedaría evidenciado años después, vendría a ser altamente lesivo para los intereses nacionales en virtud de las asimetrías de las tres economías, integrándose México en condiciones de plena subordinación al poder imperial pues, como se puede constatar, la planta productiva industrial y el campo mexicano fueron destruidos y arrasados con la apertura del tlc, lo que trajo como consecuencia desempleo, desnutrición y pobreza de forma alarmante.

El discurso oficial resaltaba que México estaba ya prepara-do para pasar a ser un país de primer mundo, sin embargo, la realidad desbordó las palabras del régimen desde que entró en operaciones el tlc el primero de enero de 1994. En esa fecha se dio el levantamiento de indígenas pobres y desprovistos de tierra agrupados en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln) en el estado de Chiapas. Éste es un aspecto importante, pues el levantamiento del ezln, el primer día de 1994, vino a fustigar el discurso salinista; el proyecto neoliberal fue seriamen-te cuestionado y se puso en evidencia con crudeza la situación de crisis del país. También se hizo manifiesta la lacerante miseria que privaba en el pueblo mexicano, y se transparentó el carácter antidemocrático y autoritario del régimen.

En otro tenor, como se recordará, en ese periodo hubo cuando menos dos asesinatos políticos, el del candidato del Pri a la presidencia de la Rúpublica, Luis Donaldo Colosio Murrieta, en marzo, y el de José Francisco Ruíz Massieu, en septiembre de 1994. Estos sucesos pusieron de manifiesto la magnitud de la crisis del régimen, y que la sucesión presidencial en curso, lejos de ser tersa, se estaba dando en un contexto de profundas contradicciones del viejo régimen, que era imposible contenerlas con el simple expediente de las sucesivas reformas

113 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

al sistema electoral, que para ese momento se habían llevado a cabo. La crisis del régimen político mexicano y el sistema de partido-Estado, uno de sus rasgos principales, había entrado en su fase agónica, aun cuando tendrían que pasar seis años más para que se derrumbara. Lo que, por otra parte, no significó un cambio de fondo en la orientación del desarrollo nacional, pues éste se mantiene bajo la égida del neoliberalismo.

En el ámbito laboral prevaleciente en la Universidad Au-tónoma Metropolitana en el periodo al que nos referimos, el problema central con el que tuvimos que contender de inicio era la pérdida de la bilateralidad en las relaciones laborales; las autoridades universitarias avanzaban unilateralmente en el trata-miento de diversos aspectos laborales y no tenían la disposición de discutir con el Sindicato. En esas condiciones, el planteamien-to de la dirección sindical fue el de avanzar en la recuperación de la bilateralidad, como un eje central de nuestra gestión, lo que identificamos como la piedra de toque para poder abordar aspectos fundamentales para el futuro de las relaciones laborales en la institución.

En el ámbito específico del trabajo administrativo, distintos problemas fueron motivo de atención. Desde 1989, la organi-zación sindical había venido postulando la urgente necesidad de reformar el Manual de Puestos Administrativos de Base (mPab) en virtud de su obsolescencia, así se había planteado reiteradamente en varios congresos generales. Recordemos que el mPab se pactó en 1982 y entró en vigencia en el periodo de 1984-1985, ya desde entonces se apreciaban problemas en los perfiles de los puestos, pues en diversos casos no correspondían a la evolución mostrada en las tareas del trabajo universitario, toda vez que no recuperaba los cambios que se habían venido dando en la organización y los procesos de trabajo y en la in-troducción de nuevas tecnologías. La reforma del mPab, por otra parte, suponía necesariamente el pacto de un nuevo tabulador

114 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

salarial del personal administrativo. Lo anterior, por otra parte, estaba asociado a otros problemas como los relacionados con la pérdida de la materia de trabajo, el crecimiento del personal contratado irregularmente y de la plantilla de confianza, la capacitación y profesionalización de los trabajadores, entre otros aspectos. En consideración a lo antes expuesto, definimos como Comité Ejecutivo el proyecto sindical a desarrollar con relación al sector de trabajadores administrativos.

Por lo que hace al personal académico de la Institución, las autoridades planteaban diversas iniciativas de reforma al trabajo de los profesores; señaladamente, la de abrir una nueva categoría, iniciativa que fue planteada por el Rector General en el Colegio Académico. Dicha iniciativa, sin embargo, no pros-peró en la medida que no tuvo el consenso de los docentes, pues era un proyecto esencialmente segregacionista, ya que no atendía al conjunto de los trabajadores académicos. Sobre este particular, la posición del Comité Ejecutivo y de todo el Sindicato fue la de asumir decididamente el malestar de los académicos, planteando que, en efecto, era procedente abor-dar el análisis sobre la necesidad de abrir un mayor número de categorías pero desde una perspectiva distinta a la de la Rectoría General.

Así mismo, las autoridades mantuvieron su política de estímulos y becas, con lo que no sólo regateaban al Sindicato su intervención en la definición de las percepciones salariales del sector, sino que con ello reafirmaban el esquema de traba-jo a destajo e inducían una mayor estratificación del personal académico en función de sus remuneraciones. Al respecto, la posición que sostuvimos fue denunciar tal situación y deman-dar la incorporación de los montos de estímulos y becas al salario base de los trabajadores académicos de la uam.

La importancia de abordar en la relación bilateral estos asuntos, entre otros, tenía como objetivo avanzar en la rede-

115 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

finición del nuevo marco laboral en la Institución, evitando la acción unilateral de las autoridades a partir de construir un planteamiento sindical viable.

Consecuentemente, en el primer año de nuestra gestión, nos dimos a la tarea de restablecer las relaciones bilaterales, lo que desde luego enfrentó la obstinación de las autoridades, sin embargo, se pudo avanzar en la medida que la patronal se vio obligada a tratar y convenir con el Sindicato la problemática laboral en la mesa de negociaciones.

En el plano interno de la organización sindical, tuvimos que contender de igual forma con un relajamiento de la vida sindical, expresado en la carencia de directrices de acción y en la ausencia de coordinación, lo que, por supuesto, diluía la potencialidad de la organización de los trabajadores fren- te a una patronal que había venido ganando consistentemente terreno, por lo que asumimos como prioridad el reencauzar la vida sindical, cuestión que no fue debidamente entendida por algunos grupos y representantes sindicales, que a lo largo de nuestra gestión mantuvieron, a nuestro juicio, una oposición a ultranza a los planteamientos del Comité Ejecutivo.

Por otra parte, se tuvo que hacer frente a una delicada problemática financiera heredada de la gestión precedente, que derivó de la falta de transparencia y de un pésimo manejo administrativo de los recursos económicos del Situam, situación que amenazaba con la afectación de las aportaciones de los trabajadores afiliados al Fondo de ahorro; en ese sentido, nos abocamos de inmediato a resolver dicha cuestión, garanti-zando de entrada los ahorros de los trabajadores, a partir de una correcta y diáfana administración de los recursos, de la recuperación de adeudos y la capitalización de los fondos sindicales. Así mismo, planteamos la necesidad de llevar a cabo una auditoria, misma que se efectuó, cuyos resultados fue-ron publicados y se pusieron a consideración de los afiliados

116 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

para que los órganos de gobierno del Situam determinaran lo conducente, en términos de las sanciones estatutarias y legales que procedieran para quienes hubieran incurrido en conductas punibles. Es pertinente señalar que, en este caso, hubo también quienes se opusieron (en nuestra opinión erróneamente), a que se adoptaran este tipo de medidas; ante tales hechos, terminó por imponerse esta posición en la organización sindical.

Otra de las líneas de trabajo que nos propusimos atender fue la de reforzar la política de relaciones exteriores del Situam. En primer término, fortalecer nuestra presencia en los espacios naturales como la Coordinadora de Sindicatos Universitarios, y en las otras dos vertientes del sector; una encabezada por el Stunam y la otra agrupada en la contu, y por otra parte, buscar una mayor presencia en otros frentes sociales de lucha. La actividad desarrollada desde mediados de 1992 y todo 1993, como se pudo apreciar, rindió sus frutos. Hacía finales de 1993, la Coordinadora de Sindicatos Universitarios, en la que desde sus inicios nuestro sindicato tenía un papel destacado, se ha-bía transformado en la Coordinadora Nacional de Sindicatos Universitarios y de la Educación Superior (cnSueS), agrupando a un mayor número de organizaciones sindicales.

En la víspera de la coyuntura de la revisión de febrero de 1994 se había venido discutiendo la posibilidad de lanzar una convocatoria de huelga nacional, en rechazo a la política de austeridad y de topes salariales, que buscarían sumarse a las otras dos vertientes del sindicalismo universitario. Dada la diversidad de las fechas de revisiones de los sindicatos, se planteó unificarlos, lo cual implicaba en nuestro caso prorrogar para mediados de febrero, esto fue planteado por el Comité Ejecutivo y no fue aceptado por el Comité de Huelga, mientras que otras organizaciones sindicales sí modificaron su fecha de emplazamiento a huelga, de tal manera que el Situam inició su huelga 15 días antes que la mayoría de los sindicatos.

117 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

La convocatoria a huelga nacional tuvo un efecto que incluso rebasó las expectativas originales. Un buen número de sindicatos universitarios respondió positivamente al llamado. La imposición y la discriminación en el trato que sufrieron distintas organizaciones por parte del gobierno federal alentó la movilización nacional, llegando a establecer una instancia de convergencia para concertar acciones comunes de acuerdo a la coyuntura; aunque lo cierto es que no pudo trascender a la negociación específica de cada sindicato. En este proceso, el Situam jugó un papel relevante en la articulación del mo-vimiento y en el planteamiento de las líneas de acción pero, lamentablemente, la gestión siguiente no le dio continuidad.

En el segundo año de nuestra gestión emprendimos la revisión contractual y salarial de febrero de 1994. La incapa-cidad y falta de disposición de las autoridades para abordar bilateralmente con el Sindicato la resolución de distintos problemas laborales, contribuyeron determinantemente para que el estallido de la huelga fuera decidido unánimemente por el Comité de Huelga del Situam, en la noche del uno de febrero, con una nutrida asistencia de delegados. La posición del Comité Ejecutivo fue a estallar la huelga para rechazar las propuestas de las autoridades de la Universidad en materia salarial y en prestaciones.

En los días previos al estallido, la representación de la uam había señalado en la mesa de negociaciones que el incremento para los trabajadores de la Universidad era de un siete por cien-to, pero que para el caso de los académicos sería de un cinco por ciento en virtud de que un dos por ciento sería destinado para el programa de estímulos y becas. El planteamiento del Comité Ejecutivo y del Sindicato fue rechazar este esquema de discriminación salarial que se pretendía aplicar a uno de los sectores que integran al Situam, asimismo, manifestamos nuestra repulsa al trabajo a destajo por la vía de incentivos a

118 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

los trabajadores académicos, demandando que se cumpliera con la ley y que los montos de estímulos y becas fueran incor-porados al salario base de los profesores. Es de hacer notar que la huelga de 1994 ha sido la más prolongada, duró mes y medio, tuvo como reivindicación incorporar los montos de becas y estímulos al salario académico, la que se mantuvo hasta el final en la mesa de negociaciones prolongándose así el conflicto por el tiempo referido.

Una de las salidas que se examinaron en la mesa de ne-gociaciones para destrabar lo relativo al punto arriba señala-do fue la de integrar una comisión bilateral que analizara la viabilidad de incorporar las becas y estímulos al salario del personal académico. En ese tenor, hay que decirlo, a pesar de que con la fuerza de la huelga pudimos haber arribado a un acuerdo, en el sentido de integrar dicha comisión bilateral, no se pudo avanzar pues la oposición a ello de algunos sectores del Sindicato propició que el Comité de Huelga no tomara en consideración esa posibilidad, que en efecto no resolvía el problema, pero era un primer paso en la búsqueda de una solución.

Resulta paradójico que, al paso del tiempo, de hecho desde la siguiente revisión, la de 1996 y en las subsecuentes que se han tenido hasta la fecha, una de las demandas sindicales que se han mantenido es la de la incorporación de los estímulos y becas del salario base e incluso el planteamiento ha sido que se integre una comisión bilateral. En su oportunidad tuvimos la ocasión de haberla acordado con las autoridades pero fue desechada esa alternativa, y por supuesto que, en todas esas ocasiones posteriores, las autoridades no han estado dispues-tas a la integración de la citada comisión bilateral para discutir esa problemática. De tal manera que este asunto es una de las asignaturas pendientes para el Sindicato, pues no se ha podido resolver. El Situam, en aquel momento, se equivocó y dejó ir la

119 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

oportunidad de acordar la formación de dicha comisión bila-teral, a pesar de los reiterados intentos sindicales de recuperar tal iniciativa, las autoridades siguen cerradas y se niegan a discutir la integración de estímulos y becas al salario base de los profesores de la uam.

Adicionalmente a la oposición interna de ese plantea-miento en el Sindicato, también hubo segmentos del personal académico, entre los que estaban trabajadores afiliados y no afiliados, que manifestaron su desacuerdo. Esta posición fue respetada, con tal motivo, el Comité de Huelga acertadamen- te decidió convocar a la realización del foro académico para que en ese espacio se expresaran las diversas opiniones que sobre dicha problemática existieran a fin de acordar la política sindical. En paralelo algunos grupos de profesores optaron por seguir una ruta diferente que tendía a alejarlos de los planteamientos del Situam; pese a ello, se tuvo la capacidad y flexibilidad suficientes desde el Comité Ejecutivo para mantener los puentes de comunicación y diálogo que impidieron proce- sos de fractura que con toda seguridad era lo que ansiaba la Rectoría General para asestar un severo golpe al Sindicato.

En el terreno salarial y de prestaciones económicas y so-ciales, los márgenes de negociación eran limitados por efecto de la aplicación de la política de austeridad y topes salariales. El tope establecido para el sector de universitarios estaba cifra-do en siete por ciento, incluso había sindicatos, básicamente del interior de la República, a los cuales se les proponía un incremento menor. Al cabo de transcurrido un mes en huelga, las autoridades propusieron, para salvar el conflicto en sus reivindicaciones económicas, la creación de una prestación denominada ayuda por servicios a la cual se destinaría un mon-to de 3.8 por ciento que equivalía a un 0.4 por ciento sobre la nómina de la Universidad. Dicho monto originalmente había sido propuesto para iniciar un proceso de reestructuración del

120 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

mPab, iniciativa que fue rechazada en su momento por el Co-mité de Huelga. Cabe mencionar que para la negociación de este aspecto particular, el Sindicato tuvo que ejercer presión en la Secretaría de Educación Pública, la que a través de la Subsecretaría de Educación Superior intervino a fin de que las autoridades de la uam convinieran con el Situam en un arreglo sobre las demandas de carácter económico, siendo la solución el esquema antes mencionado.

En el marco de esa huelga también se discutió la even-tualidad de transitar hacia el análisis de los procesos de trabajo en la Universidad, esto es, hacer posible arribar a la concreción de un nuevo Manual de Puestos Administrativos de Base (mPab), cuestión que tampoco se pudo concretar en aquella coyuntura. Frente a las demandas económicas y de retabulación para el personal administrativo, las autoridades replicaron con dos planteamientos básicos: a) Dar inicio a la reestructuración del mPab y b) Un esquema de estímulos a la puntualidad y asistencia del personal administrativo.

Junto a la problemática del mPab se encuentran otros tópicos que también han sido motivo de huelga en el pasado, entre ellos, la recuperación de la materia de trabajo. Recordemos que el Manual se pactó en 1982 y entró en vigencia en el periodo 1984-1985, y ya desde entonces se apreciaban problemas en los perfiles de los puestos, pues en diversos casos no corres-pondían exactamente a las tareas del trabajo universitario, había una desvinculación de los perfiles planteados con las actividades propias del trabajo en la Universidad, se daba la pérdida de la identidad del trabajo universitario, surgen pro-cesos de fragmentación laboral en las cadenas de trabajo y se aprecian conflictos en la organización del trabajo mismo. Todo esto llevó al paso de los años a que la representación de la Universidad unilateralmente incrementara la contratación de personal irregular, conocido genéricamente como personal

121 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

de confianza, elevando las contrataciones por honorarios y a precio alzado por obra, y explotando las laxas fronteras del servicio social. Lo cual ha venido confluyendo en la pérdida del trabajo administrativo de base y el consecuente traslado al personal contratado por fuera del Contrato Colectivo de Trabajo en las modalidades antes mencionadas.

Este punto, que ha sido motivo de huelga en una revisión posterior, no ha sido posible solucionarlo a pesar de que en el año 2000 se firmó un transitorio en el Contrato Colectivo de Trabajo en el que se establece el compromiso bilateral para avanzar en la construcción del nuevo mPab y para empezar a resolver el problema de las contrataciones irregulares. Desde entonces han transcurrido cuatro años y la revisión del Manual de Puestos Administrativos de Base prácticamente no se ha iniciado. Se resalta este aspecto porque es un punto toral; es uno de los ejes medulares del trabajo administrativo; si no hay la plena conciencia de que desde hace varios años nuestra Uni-versidad está transitando por un proceso de transformación y de adecuación; si el Sindicato no tiene la capacidad de abordar este proceso de transformación de las relaciones laborales, es seguro que en el futuro, lamentablemente, iremos perdiendo más terreno frente a las autoridades, ahora son éstas las que definen en forma totalmente unilateral los cambios.

No olvidemos que en la pasada revisión del Contrato Co-lectivo de Trabajo, la de febrero de 2004, el balance que de ella se podría hacer destaca que solamente se revisaron dos cláusulas que implican avances mínimos y que son básica-mente de plazos de orden operativo para el cumplimiento de algunas obligaciones que tiene la patronal. No hubo ningún cambio de fondo, lo que da cuenta de la intransigencia y la falta de capacidad que las propias autoridades han tenido para poder convenir con el Sindicato los procesos de cambio. Cam-bios que, desde mi punto de vista, son totalmente necesarios

122 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

e inevitables en la institución y quiero advertir sobre el hecho de que sería un error gravísimo para el Situam no abordar los procesos de transformación laboral, no discutir la creación de un nuevo mPab que permita básicamente contender con el universo total de trabajo administrativo de base en toda la institución, reconocer los cambios, las nuevas tareas, los nue-vos servicios que se están planteando, las nuevas actividades que se vislumbran, lo que vaya surgiendo de los procesos de transformación de nuestra Universidad.

En ese sentido, es fundamental para el Sindicato abordar la discusión del mPab, si no, se corre el riesgo evidente de que nuestra organización va a quedar totalmente desfasada, y cada vez las decisiones que se dan en el terreno laboral van a ser materia exclusiva de las autoridades si el Sindicato no aborda con inteligencia y de manera adecuada este proceso de cambio; incluso, para que el Sindicato haya llegado al con-vencimiento de que es necesario un nuevo Manual de Puestos Administrativos de Base, han tenido que pasar muchos años, en este transcurso han surgido visiones que sostienen que no es necesario abordar la transformación laboral y que con simples adecuaciones al Manual se pueden resolver los problemas. Esta concepción es errónea. Por otro lado, hay otra visión en el sentido de que es necesario abordar la transformación del mPab para recuperar la materia de trabajo del personal de base.

En la medida en que las tareas tienden a ser más com-plejas y calificadas, requieren de una mayor competencia, calificación y profesionalización del personal administrativo, lo cual obviamente está asociado con otros aspectos, como la capacitación y la formación de este sector.

Otro aspecto de importancia considerable es que la cons-trucción de un nuevo Manual permitiría obligadamente revalo-rar los bajos salarios del sector administrativo. Una referencia que hay que considerar es que contrastando los salarios de

123 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

personal de confianza con los de base las diferencias resultan abismales. Por ejemplo, citaría el caso de un Jefe de Sección, con su salario base, sin considerar estímulos ni prestaciones adicionales, sería posible pagar cuando menos a seis o siete trabajadores que estuvieran en el nivel 10 del Tabulador Ad-ministrativo de Base.

Hay que resaltar que el costo de la nómina del personal de confianza en proporción con la del personal de base es mayor. A partir de que entró en vigencia la Ley de Transparen- cia y Acceso a la Información en el 2003, las autoridades uni-versitarias se vieron obligadas a publicar el total de la plantilla de base y de confianza, y encontramos, entre otros datos, que tiene contratadas a cerca de mil 500 personas de confianza, la mayoría en mandos administrativos, y que el personal de base administrativo asciende tres mil 800 plazas, aproximadamente. Estamos hablando de que la relación es de dos a uno. Si al exceso de personal de confianza, se añade la cuestión salarial, la problemática se agrava. Es decir, el personal de confianza se lleva una cantidad importante del presupuesto destinado a remuneraciones de la institución.

Aquí también se plantea un problema que la organiza-ción sindical tiene que discutir necesariamente, el destino y la necesaria redistribución de los presupuestos en la uam. En este sentido, sería muy importante abrir la discusión y el análisis bilateral para el efecto de convenir las soluciones del caso con las autoridades. Adicionalmente, parece conve-niente que se establezcan las reglas internas en la Institución, de modo que no sea arbitrario el manejo del presupuesto. Ésta es una materia que debemos abordar y que el Colegio Académico, máximo órgano colegiado, debiera discutir con una eventual reforma a la legislación universitaria que permita transparentar el ejercicio del presupuesto, que acote las facultades que tienen los órganos unipersonales para el

124 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

manejo del presupuesto, de modo que su asignación y ejer-cicio se transparente.

Como se ha esbozado, la discusión del Manual debe conducir necesariamente a la disminución del personal de con- fianza. Al respecto, es importante resaltar que unilateralmente la administración de la uam decide cuáles tareas son de confian-za cuando, incluso, la ley laboral establece que la naturaleza de confianza no se le da por el nombre que se le impone al puesto, sino por la naturaleza del trabajo que se realiza, y en la medida en que no cumpla con las características del trabajo de confianza sólo puede ser considerado de base. Por tanto, una de las vertientes del análisis del Manual tendrá que ser necesariamente la recuperación de las labores de base, que vuelvan a ser asumidas por dicho personal, que para ese efecto fue contratado por la Universidad; de manera que el personal de confianza, o al que así se le denomina, deje de hacer estas funciones.

Este problema dio origen a una plantilla contratada por fuera de lo establecido en el Contrato Colectivo de Trabajo, conocida como personal irregular; como se sabe, esto fue motivo de un conflicto en el 2001, que dio como resultado el despido de un grupo de compañeros que fueron rescindidos por participar en diversas acciones acordadas por el Sindi-cato en su Comité de Huelga con el objetivo de recuperar el trabajo de base. Estos problemas estaban ya presentes en la revisión de 1994. En aquella coyuntura llegamos a firmar un acuerdo sobre la recuperación del trabajo de base y la salida de personal irregular.

Aquí cabría hacer una reflexión, un problema adicional que tiene el Sindicato es que los periodos de gestión de los Comités Ejecutivos son tan cortos, sólo de dos años, que lo que se hace en torno a los problemas de mediano y corto plazo es mínimo; adicionalmente, la situación se complica ya que sale

125 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

un Comité Ejecutivo y el que entra en funciones no necesaria-mente le da continuidad a los proyectos de trabajo y se quedan a la mitad, no se concluyen; entonces muchos de los acuerdos que nosotros suscribimos con las autoridades debieron haber tenido continuidad en las gestiones subsecuentes y ello no fue así. De 1994 a la fecha han pasado 10 años, y el grueso de los acuerdos suscritos simplemente no se llevaron a efecto.

Un balance sobre esta problemática es que, cuando menos, para el personal administrativo se debe recuperar la materia de trabajo, la salida del personal irregular o de confianza que no se justifica; la capacitación y la formación en torno al nuevo tabulador salarial administrativo, lo cual permitirá revalorar los salarios de este sector. La valuación de los empleos y, conse-cuentemente, la asignación de nuevos salarios más altos podrá darse en tanto que los puestos sean más calificados y más complejos. La lógica de sostener una estructura de funciones a partir de procesos de trabajo fragmentados en una cantidad impresionante, con escasa complejidad y responsabilidad, obviamente tienen un valor salarial menor. Para el Sindicato, seguir por ese rumbo, fragmentando los procesos de trabajo, es un error porque ello se reflejaría en los salarios y éstos van a seguir siendo precarios y la calificación del personal mínima. Este pendiente también se tiene que resolver.

Como se ha mencionado, estos aspectos se abordaron en la revisión de 1994; incluso, una vez que se levantó la huelga, en el Congreso Ordinario siguiente, celebrado a mediados de 1994, hubo resolutivos en esa dirección pero, como suele ocurrir cuando hay relevo de Comité Ejecutivo, no necesaria-mente el siguiente continúa en la misma ruta, sino que, por el contrario, incluso ocurren retrocesos.

Otra asignatura pendiente tiene que ver con dos ámbi-tos: uno referente al personal académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, y otro, respecto al proyecto de la

126 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

Universidad; en la mesa de negociaciones, la administración central de la Universidad ha planteado la eventualidad de suprimir algunas carreras. Evidentemente, estamos frente a un embate contra lo que representa la universidad pública. Es fundamental que el Sindicato retome la iniciativa, que plantee con claridad la defensa de la universidad pública. En este tenor se deben considerar cuando menos dos aspectos fundamentales, el carácter social de nuestra Universidad y la defensa de su carácter público, enmarcado en un proyecto de nación soberana e independiente. Es en esta lógica como se tiene que discutir el perfil que debe tener nuestra Universidad. En ese sentido, sería conveniente pensar en la viabilidad de organizar un evento universitario amplio en el que se convoque al personal académico de nuestra institución a discutir qué tipo de universidad queremos y hacía dónde vamos; analizar las reformas que actualmente se están implementando por parte de las autoridades y que, sin embargo, han sido aprobadas por el Colegio Académico, donde claramente ha tenido mayoría la Rectoría General, quien ha impuesto sus proyectos; en ese sentido, me parece importante que el Sindicato se vaya por la ruta de organizar un evento académico, donde se convoque a lo mejor del personal docente de la uam a discutir el perfil de Universidad que queremos y cuál es la Universidad del siglo xxi que nosotros estamos pensando.

Comento estas cosas que parecen prematuras en este mo- mento, pero son asuntos que ya en la gestión nuestra se discu-tían, ya había reformas o iniciativas de reforma por parte de las autoridades en el terreno académico, en el terreno de lo administrativo, etcétera, y son asignaturas que de una u otra manera el Sindicato no ha tenido la capacidad de abordar o lo ha hecho parcialmente.

Por otro lado, quisiera comentar que en el contexto en que nos tocó encabezar la gestión del Sindicato en el periodo de

127 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

1992-1994, un evento que tuvo una trascendencia importantí-sima para el país fue el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas; cuando se dio esta situación nosotros estábamos en pleno proceso de revisión contractual de ese año, fue un hecho histórico que sorprendió al país, todo mundo nos encontramos a partir del 1° de enero de 1994 con un alzamiento, de mayoría indígena en esa entidad, que rápi-damente, en cosa de pocos días, logró concitar simpatía en el pueblo mexicano y consiguió echar abajo el discurso salinista de que estábamos frente a un país de primer mundo, que era una mentira del régimen; de esta forma se ponía de manifiesto realmente lo que ocurría en México.

¿Cuál fue la posición del Situam? Nuestro sindicato, en aquel momento, como muchísima gente, tuvimos la sorpresa de encontrarnos con este levantamiento de indígenas agrupa-dos en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln), el asombro fue expectante. Sin embargo, quisiera comentar que en muy pocos días el Sindicato, a iniciativa nuestra, junto con otros sindicatos, nos pronunciamos públicamente sobre ese hecho, hicimos un llamado a que se detuviera la ofensiva del ejército federal sobre los indígenas chiapanecos, lo manifes-tamos abiertamente a través de la prensa y exigimos que se atendieran las demandas que ellos estaban reclamando, que no eran exclusivas, por supuesto, sino que atendían a un con-junto de problemas existentes en Chiapas y en todo el país; meses después, el ezln convoca a una Convención Nacional Democrática, que ocurre cuando nosotros coincidentemente estamos realizando el Congreso Ordinario del Sindicato a mediados de 1994 y la propuesta del Comité Ejecutivo fue que el Situam participara decididamente en esta Convención Nacional, lo vimos como un proyecto legítimo, viable, que atendía a los problemas nacionales, los de la mayoría del pueblo mexicano, y en ese sentido, el Congreso tuvo a bien

128 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

aprobar la iniciativa que el Comité Ejecutivo estaba planteando de mandar una delegación del Situam a la Convención Nacional Democrática, procedimos a nombrarla, y fue encabezada por el Comité Ejecutivo. También quisiera mencionar que tuvimos la iniciativa de convocar a una Convención de Trabajadores, previa a la Convención Nacional Democrática, ésta fue una iniciativa del Situam, así también lo hicimos saber al Congreso del Sindicato, ésta fue aprobada, la convocamos, asistió una buena cantidad de sindicatos universitarios pero también con-currieron sindicatos de servicio y algunos sindicatos obreros, juntos pudimos sacar un acuerdo, una plataforma mínima de puntos programáticos de lo que en la opinión de la Con-vención de Trabajadores nos parecía atendía a los problemas más urgentes que en ese momento enfrentábamos todos los trabajadores en el país, en el marco de la entrada en vigencia del tlc con Estados Unidos y Canadá.

Concluimos nuestra encomienda en octubre de 1994, esta iniciativa no tuvo continuidad, lamentablemente, y en la gestión siguiente ya no se le dio impulso o entraron otras iniciativas, hubo un cambio de Comité Ejecutivo que llegó con otra visión de este asunto y no retomó las iniciativas que nosotros habíamos venido desarrollando.

Nuestra gestión se desarrolló en un entorno nacional complicado, con una serie de reformas impulsadas por el go- bierno, en pleno auge del neoliberalismo. La posición de nuestro Sindicato fue de rechazo a los cambios promovidos por Carlos Salinas de Gortari, nos pronunciamos en contra de las modificaciones a los artículos 127 y 130 constitucionales, en contra de la privatización de las empresas públicas del país y en contra del tlc por el carácter depredador y de subordinación de la economía nacional a la economía norteamericana; en fin, nuestra posición fue de rechazo a la política neoliberal que estaba en pleno auge. Lanzamos algunas iniciativas conjun-

129 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

tamente con otros sindicatos, buscando alternativas distintas, lamentablemente, la correlación de fuerzas no permitió que se pudiera cuajar en un frente nacional o una gran alianza nacional de sindicatos y de organizaciones sociales. Prácticamente fue al final de nuestro periodo cuando, en el marco nacional del movimiento zapatista, se pudo converger en esta Convención Nacional Democrática que, como también se sabe, a los pocos meses naufragó debido a las diferencias que se presentaron en su interior. En el plano interno, nos abocamos a recuperar la bilateralidad y a poner el dedo en la llaga sobre aquellos asuntos fundamentales que desde nuestro punto de vista se estaban per-filando respecto a la transformación de las relaciones laborales de la Universidad, asignatura que, reitero, está pendiente, no está resuelta, y que, en mi opinión, es de fundamental importancia que el Sindicato aborde ya.

En el plano interno, nuestra preocupación fue recuperar la participación de los trabajadores académicos y administrativos; en aquel tiempo también promovimos el Foro Académico, y durante la huelga un buen número de docentes de las tres Unidades estuvieron participando en ese espacio, de hecho ellos contribuyeron a la negociación en la medida en que había cosas que el Comité de Huelga decidió que podían discutirse en el Foro Académico para después ser llevadas al Comité de Huelga, y posteriormente a la mesa de negociaciones. En nuestra opinión se trataba de dar la mayor apertura posible para la participación del personal académico en las decisiones del Sindicato y que éstas no fueran sólo tomadas por el Comité Ejecutivo o bien por el Comité de Huelga con mayoría de ad-ministrativos y una reducida participación de académicos, pero también nuestra gestión estimuló la participación de los traba-jadores administrativos en el Sindicato, para que realmente, a partir de las asambleas departamentales (como se establece en los estatutos del Sindicato), dieran a conocer sus decisiones a

130 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

través de sus delegados. Este ejercicio fue muy importante a la hora de estallar la huelga el 1° de febrero de 1994 a las once de la noche, porque esta decisión fue tomada prácticamente por unanimidad, con una cantidad impresionante de delegados, como no había ocurrido en muchos años, tuvimos un consenso importantísimo en esa huelga; de hecho, se mantuvo por mes y medio dada la participación tan numerosa, tan decidida, con mucha voluntad, que tuvieron los afiliados, no sólo adminis-trativos, sino también un buen número de académicos que se incorporaron a las actividades de la huelga.

Pienso que hay muchas cosas que se podrían decir, yo nada más intentaría sintetizar que me parece importante tra-bajar con algunas tareas que tenemos pendientes: en el plano interno de nuestra institución, una es la reforma al Manual de Puestos Administrativos de Base, y otra es el planteamiento de lo que debe ser un nuevo perfil de universidad pública. En el plano externo, lo que tenemos que enfrentar son las refor-mas a la Ley Federal del Trabajo y al Régimen de Pensiones y Jubilaciones del iSSSte.

26 de enero 2004

131 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Durante la gestión del Comité Ejecutivo que yo encabecé se planteó como uno de los ejes fundamentales de traba- jo recuperar el sentido de pertenencia y de apropiación de los trabajadores hacia la Universidad, y por ende de su propio trabajo.

Como es conocido, en el terreno del sector académico hay una situación difícil en términos de la participación, el contacto y la información con dicho sector y los esfuerzos que pudieron ha-cerse iban encaminados a recuperar esta participación, recuperar la presencia de los afiliados académicos al SITUAM.

En el caso del sector administrativo, iniciamos los trabajos encaminados a la reformulación del Manual de Puestos Ad-ministrativos de Base. Fue en esta gestión en donde, a través de una encuesta que abarcó absolutamente a todos los trabaja-dores sindicalizados se obtuvo el universo de información necesario para atender un problema que estaba, y está, hasta la fecha, afectando la relación laboral, esto es, el Manual de Puestos Administrati- vos de Base vigente no se ha adecuado a

ALEJANDRO RUBÉN VEGA GARCÍA

Secretario General

del SITUAM1996-1998

132 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

los diferentes cambios tecnológicos y los cambios organizati-vos que la Universidad ha venido imponiendo en los hechos y que no se ven reflejados en esa estructura formal. Ésta fue una labor que el Sindicato ya había venido discutiendo anterior-mente y que tuvimos que enfrentar durante nuestra gestión.

Por otro lado, desde las esferas del poder, desde el gobier-no federal, existía, como existe ahora, una política de desprecio y de sometimiento a las universidades públicas en el terreno financiero y presupuestal, que se refleja en la imposibilidad de obtener mejor calidad de vida y de salarios para los traba-jadores y, más allá de logros menores, cuando menos tuvimos la posibilidad de no ver mutilado nuestro Contrato Colectivo de Trabajo que, por cierto, es una vieja aspiración de algunas auto-ridades universitarias.

En el terreno de la bilateralidad, que es otro de los aspec-tos fundamentales de la vida laboral, tuvimos que atender la creación de nuevos centros de trabajo en la Universidad y, por otro lado, el cambio de la Rectoría General de la calle de Joselillo núm. 6 a la avenida Prolongación de Miramontes 3855, Col. Exhacienda de San Juan de Dios.

En ambos casos, hubo movilizaciones por parte de los trabajadores y negociaciones con las autoridades para que se respetaran los postulados básicos del Contrato Colectivo de Trabajo. Por lo que respecta a la Casa de la Primera Impren-ta, que ya estaba en funcionamiento, y en el caso de la Casa Abierta al Tiempo, que era de reciente creación, las autoridades universitarias pretendieron, desde un inicio, hacerlas funcionar exclusivamente con personal de confianza o irregular, pero a través de la movilización, primero, y de la negociación, des-pués, se logró que se instalaran las plantillas con personal de base.

Los cambios de ubicación de las instalaciones de la Recto-ría General nos llevaron a un conflicto muy fuerte, sumamente

133 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

grave, ya que las autoridades pretendieron de manera unilateral llevar a cabo el traslado sin consultar a los trabajadores, sin discutir con el Sindicato los aspectos laborales implicados. En este caso, no sólo tuvimos que hacer movilizaciones, sino realizar actividades que implicaban tomar las instalaciones de la Rectoría General durante el período vacacional, así de com-plicado era el asunto, porque las autoridades pretendieron hacer la mudanza de manera sorpresiva en el periodo vacacional. Incluso estuvimos a punto de tener un enfrentamiento con la fuerza pública. Finalmente, la administración de la uam tuvo que aceptar los planteamientos del Situam y darnos la razón sobre la base de un acuerdo bilateral discutido por los trabajadores y firmado por el Sindicato y las autoridades universitarias.

En el terreno de las relaciones que el Situam mantuvo con el Estado, en nuestra gestión combatimos las políticas neoliberales, los intentos de represión, de imposición de po-líticas nocivas que afectaban a los trabajadores mexicanos. Invariablemente, el Sindicato estuvo en ese tiempo, como ha estado siempre, al lado de los sectores más desfavorecidos de la sociedad, combatiendo y respaldando sus demandas.

En el terreno de los logros y las debilidades, me parece que el panorama no es muy alentador, porque las crisis económicas afectan no sólo al Situam, sino al conjunto del sindicalismo uni-versitario y al sindicalismo en general, más allá del país, a nivel mundial; y esto trae como consecuencia un debilitamiento de las bases hacia el Sindicato, sobre todo del personal académico, pero también del sector administrativo. Las crisis económicas ocasionan que los trabajadores busquen aumentar sus ingresos y que se dediquen a realizar actividades sumamente absorben-tes en el terreno laboral, y precisamente este alejamiento de las bases es una de las fragilidades del Sindicato.

Otra de las debilidades en nuestra gestión, desde mi punto de vista, fue la falta de educación sindical. No pudimos atender

134 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

de manera sistemática, ni profesionalizar el trabajo sindical, con mayor dinamismo, con más disciplina, con mayor orga-nización y estructuración en todo lo que son las actividades sindicales y esto ha quedado históricamente en función de las voluntades de los responsables respectivos, pero no tenemos al respecto políticas sindicales, por decirlo de alguna manera.

Me parece que, en el terreno de los logros, hay dos cues-tiones que quiero mencionar: pudimos mantener la integri- dad del Contrato Colectivo de Trabajo, conservar la unidad dentro del Sindicato, en general fue una gestión sin problemas, sin conflictos de la base hacia la dirección sindical; me parece que, en el terreno de la bilateralidad, los asuntos a los que me refería, la apertura de nuevas instalaciones y el cambio de oficinas a diferente lugar también fueron logros; realmente se rescató, por medio del Sindicato, la bilateralidad en la relación laboral y se frenó, hay que decirlo, parcialmente, temporalmente, la actitud de las autoridades, de cada vez recurrir más a la unilateralidad. Cabe decir, por cierto, que estas luchas no sólo implicaron el rescate de la bilateralidad, sino que también se lograron ganar un número importante de plazas de base para el Sindicato, lo que contrasta con las políticas de restricción presupuestal, que han sido históricas; realmente fue un logro importante, esta- mos hablando de varias docenas de plazas que, para las condi-ciones que había en aquel momento, ya era bastante inusitado que se diera una situación de este tipo.

Quisiera comentar el tema de la crisis sindical y de la integración de los trabajadores a la vida y a las actividades propias del Sindicato, este punto, sin duda alguna, sigue siendo el problema fundamental del Situam, pero me parece que hay condicionantes que son de orden externo y que han venido alejando a los afiliados de la participación sindical, porque la gente se ve inmersa en una dinámica en la que hay que dedicar tiempo y esfuerzo a solucionar el problema de la subsistencia,

135 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

de conseguir ingresos adicionales a los que se obtienen en la Universidad y esto se debe a la aplicación de políticas suma-mente duras, de políticas rígidas en el terreno salarial, a los topes salariales que han venido cerrando las expectativas de los trabajadores hacia el Sindicato, es muy complicado plantearse una movilización en la revisión salarial cuando prácticamente antes de iniciar este proceso de revisión ya se sabe cuál va a ser el aumento.

Otros efectos que ha tenido esta política restrictiva tie- nen que ver con el ingreso de los trabajadores y la estabilidad en el empleo; por el lado del ingreso, hace 20 años una acti-vidad fundamental en el Situam eran los procesos que tenían que ver con el ingreso de nuevos trabajadores a través de la Bolsa de Trabajo, que es una prestación para los compañeros sindicalizados y que consiste en poder recomendar alguna persona para ingresar a laborar a la uam. Esta prestación está terriblemente reducida, no hay más que cosas insignificantes en el terreno de nuevo ingreso, y los trabajadores han perdido expectativas de que a través del Situam ingresen sus reco-mendados.

Por el lado de la estabilidad en el empleo, me parece que es un problema de conciencia de los compañeros, también hay una falta de discusión en el Sindicato sobre estos asuntos; pero también hay un alejamiento de los trabajadores hacia el Situam como medida de protección ante la eventualidad de que su militancia sindical, en un momento dado, pueda traer represalias laborales que pongan en peligro su permanencia en el trabajo. Lamentablemente, ha habido situaciones que han abonado despidos en el Sindicato y éste no ha podido resolver en su momento, creo que estos elementos pesan en la participación sindical.

¿Qué tendría que hacer el Situam al respecto? Un tema que no hemos podido retomar con toda la fuerza necesaria es el

136 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

de la educación sindical, el Sindicato es, desde mi punto de vista, fundamentalmente una institución que descansa en la participación del conjunto de sus miembros y no sólo se trata de ir a marchas o de acudir a las asambleas, se trata de estar en todo tipo de eventos, donde se genere el conocimiento, la cultura y los lineamientos de la política sindical, y me parece que hoy tendríamos que estar hablando de atacar este problema de la educación y la formación sindical como una cuestión fundamental.

Quisiera mencionar algo más sobre el tema del alejamien-to de las bases hacia el Situam. En nuestra gestión vivimos este proceso de alejamiento en forma paulatina y constante, si se compara con dos o tres gestiones anteriores, se diría que la participación fue menor, pero si se compara con los momentos que se viven actualmente se diría que estábamos mejor en aquel tiempo. Creo que, en nuestra gestión, el nivel de participación se mantuvo en los términos acostumbrados, a pesar de que, cuando llegamos al Comité Ejecutivo, hubo una huelga con resultados verdaderamente desastrosos y con una condición bastante lamentable para el Sindicato, esto creó desencanto e inconformidad en sectores de trabajadores, de ahí que fuera complicado convocar a la participación y el que ésta se diera de la manera en que a nosotros nos hubiera gustado.

En el terreno del quehacer, me parece que debemos atender la formación, educación y también la profesionali-zación sindical, la transparencia y apertura total de lo que es la administración del Situam y de esta manera desarrollar políticas destinadas a la reincorporación y rescate de la participación de los trabajadores administrativos y sobre todo de los académicos, que es sin duda alguna un proble-ma fundamental en la vida del Sindicato desde hace más de diez años.

137 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Respecto al panorama del sindicalismo, a mí me toca, al momento de estar en esta entrevista, ser Secretario de Relaciones y Solidaridad, es decir, atender el trabajo ex-terno del Situam. En términos macros, el sindicalismo está bastante golpeado en este país, ya que sólo el 11 por ciento de los trabajadores está sindicalizado y, de este porcentaje, mu-chos sindicatos en realidad no existen, aunque al mismo tiempo se está dando un proceso de reactivación de sectores importantes del sindicalismo, sobre todo, los agrupados en el Frente Sindical Mexicano (en donde participa el Situam), en la Unión Nacional de Trabajadores, en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y en algunos otros sindicatos independientes. Todos ellos han llevado a cabo, en los últimos tiempos, luchas importantes en el terreno de la oposición a las reformas estructurales del actual gobierno, han jugado un papel fundamental para detenerlas. Estas refor-mas estructurales se refieren a la privatización eléctrica, a la ley laboral, a la reforma fiscal, etcétera, y el Situam ha estado participando en contra de estas medidas, en todas esas luchas y creo que ésta es la oportunidad de buscar una reactivación importan- te del sindicalismo, de rescatar el papel social que jugó en su momento y que lo ha ido perdiendo.

El sindicalismo universitario ha tenido en otros momentos de la historia muchísima fuerza, muchísimo peso social, aun-que hoy se ven indicios de que se puede seguir avanzando. El Situam ha estado en contacto con la sociedad, acompañando procesos de lucha como el de la población indígena, el mo-vimiento zapatista, también de manera particular atendemos los problemas de la educación pública superior porque la política del gobierno ha sido de sometimiento y de asfixia económica a las universidades públicas; de ahí la defensa por un mayor presupuesto para estas instituciones. Éste es un pos-tulado fundamental que nos ha permitido lograr la unidad del

138 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

sindicalismo universitario a nivel nacional, sin dejar de lado la defensa de los contratos colectivos de trabajo y la recupera-ción del poder adquisitivo de los trabajadores de la educación pública superior.

Nosotros tenemos un gran campo que atender; el Situam ha jugado y sigue jugando un papel importante en estos pro-cesos de unidad y de confluencia del sindicalismo universi-tario a nivel nacional, a través de la Coordinadora Nacional de Sindicatos Universitarios y de Educación Superior (cnSueS). Por otro lado, estamos en la dirección nacional del Frente Sin-dical Mexicano, también hemos incursionado en los últimos años en el trabajo de interlocución con el Poder Legislativo, fundamentalmente con la Cámara de Diputados, sobre todo cuando se asignan presupuestos, y aunque los resultados no han sido muy alentadores, nos parece inevitable seguir en la discusión del presupuesto, cada año, con políticas definidas de manera permanente.

En el Comité Ejecutivo que yo encabecé quizá nos tocó vivir uno de los gobiernos más duros de lo que se ha llamado la etapa neoliberal en este país. El sexenio de Ernesto Zedillo, el más inflexible y cuadrado y el menos hábil también; es decir, nos enfrentamos a una política cerrada, sin espacios de negociación, pero lo que vivimos actualmente en el Sindicato y en el Comité Ejecutivo es la constatación de que las cosas no han cambiado salvo para empeorar, de que más allá de las expectativas de cambio, por el mero relevo de personas o de formaciones políticas, en realidad siguen siendo los mismos problemas que enfrentamos no sólo el Situam, sino el conjunto de los trabajadores mexicanos.

A mí me parece que el Situam tiene cuatro espacios fun-damentales en los cuales moverse, uno es el que tiene que ver con la política nacional, con esta interlocución de la que hablaba, no sólo con el Legislativo, sino con el Ejecutivo

139 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

y con diversas autoridades. Otro espacio es la concertación con otros sindicatos de distintos sectores en el país, que están compartiendo postulados, programas, principios, aspiraciones y demandas.

Otro espacio es dentro de la Universidad. Recuperar y reclamar nuestro papel en la vida universitaria y, de manera lateral, yo lo ligaría con el trabajo que hacemos de coordi-nación a nivel nacional de los sindicatos del sector de la edu-cación superior porque, finalmente, lo que está en discusión es el papel y la defensa de la universidad pública.

Un cuarto espacio natural del Situam sería el terreno laboral, resentimos los efectos de una política sumamente dura, unilateral e ilegal de las autoridades de la Universidad, el ejemplo último más claro, más escandaloso, fue el cierre arbitrario de la Tienda de Autoservicio. Hemos pasado una revisión reciente que nos permitió, cuando menos, mantener la integridad del Contrato Colectivo de Trabajo, que era algo que las autoridades pretendían poner en cuestión, pero tene-mos que empezar a recuperar el terreno que se ha perdido y buscar las condiciones que nos permitan atender los proble-mas fundamentales que tiene el Situam: rescatar y concluir la discusión de la estructura organizacional en el caso del trabajo administrativo, conquistar las condiciones de trabajo adecua-das y de remuneración justa en el caso del sector académico; recuperar y hacer respetar todos los espacios de la bilaterali-dad y fundamentalmente, ya en el nivel interno del Sindicato, recuperar la participación de los trabajadores, la confianza en el Sindicato, la intervención en las actividades y políticas del Situam, éstas son las grandes líneas; por supuesto, cada una de ellas entraña un problema enorme, pero me parece que cualquiera que piense hoy cómo plantearse las políticas y la estrategia de nuestra organización sindical, tendría que estar pensando qué políticas se deben aplicar en cada uno de estos

140 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

rubros, en cada uno de estos niveles o espacios.Bien, esto es lo que yo quería comentar, quisiera agradecer

su atención y despedirme de ustedes.

Febrero 2004

141 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Por la unidad en la lucha social, por derechos colectivos, no por privilegios personales

La realidad está a la vuelta de la esquina, o en cualquier ciudad o país

Soy miembro del SITUAM y Promotor Cul-tural desde el año de 1978, interesado en el Sindicato y su destino, participé como Delegado de mi Departamento, he sido electo estatutariamente como representante sindical en tres Comités Ejecutivos, de 1980 a 1981, durante la gestión de Sergio Martínez fui Secretario de Educación y Análisis; en los años 1986-1988 fui representante del Grupo Interno Coordinador en la Unidad Xo-chimilco en la cartera de Educación y Asuntos Académicos; de 1994 a 1996 ocupé estatutariamente la Secretaría de Relaciones y Solidaridad en la gestión de Edur Velasco Arregui, y de 2000 a 2002 desem peñé el cargo de Secretario de

DAVID OSCAR

VILLARRUEL VELASCO*

Secretario de Relaciones y Solidaridad del SITUAM

Gestión 2000-2002

* Aunque David Villarruel Velasco no fue Secretario General del SITUAM,

aceptó la entrevista para dar sus comentarios sobre la gestión 2000-2002

142 La visión del SITUAM a través de sus Secretarios Generales

Relaciones y Solidaridad, en la gestión de Patricia Chapa Cas-tañeda, la primera Secretaria General del SITUAM, en esa ocasión se registraron tres planillas.

Del SITUAM se reconoce que nació comprometido con las funciones sustantivas de la Universidad, y creo que esto tie-ne una razón fundamental dado que el Sindicato nace en el momento en que se pretende que la Universidad Pública sea considerada como científica, crítica e inclusive popular. En esos años la Universidad busca relacionarse y vincularse con la sociedad. En la Unidad Xochimilco no olvidamos aquel viejo cartel que circulaba en el año de 1975 que decía “La realidad está a la vuelta de la esquina”.

Esos elementos eran los objetivos primarios del Sindica-to; por otra parte quedó muy presente en los fundadores de la organización sindical, que el segundo Comité Ejecutivo (gestión 1976-1977) fue destituido emergiendo una nueva composición.

El 4 de marzo de 1975 fue fecha significativa para el SI-TUAM, ya que ese día nacía formalmente nuestro Sindicato en el recinto de la biblioteca de la Unidad Iztapalapa.

Es necesario recordar que las autoridades universitarias en el inicio de la creación de la UAM impulsaron el surgimien-to del Colegio Sindical de la UAM conocido como COSUAM y se decía que las autoridades de distintas corrientes políticas paralelamente estaban impulsando al SITUAM, es por ello que vimos en la primera huelga de 1976 a los trabajadores con-juntamente con algunos de los jefes en las movilizaciones, en las guardias, etcétera.

Otro momento importante es cuando el Sindicato sigue avanzando no solamente en los términos de los fines de la Universidad; sino que reivindica de manera clara su carácter clasista, y va más allá del proyecto de la “administración com-partida” que impulsaron y reivindicaron las corrientes políticas

143 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

que en ese momento estaban dirigiendo al Situam (actualmente algunos personajes de esa corriente, gestión 1976-1977, son funcionarios universitarios, se convirtieron en nuestros propios patrones). El objetivo del Situam era ir más allá de los fines de la Universidad para vincularnos con otras luchas obreras y de-mocráticas del país; de ahí nuestro lema: “Por la Unidad en la Lucha Social”, con esto se buscaba lograr mejorar la situación de todos los trabajadores, fuera y dentro de la uam.

Aquellos eran tiempos en donde también la mayoría de los universitarios, incluidos los profesores, se reivindicaban como trabajadores, y donde las distintas fuerzas políticas impulsaron el sindicalismo en todas las universidades del país. Con toda esta tendencia de sindicalización en las instituciones de edu-cación superior posteriormente se intentó crear el Sindicato Único Nacional de Trabajadores Universitarios (Suntu), y al Situam le asignan la Sección 26. Yo fui delegado del Situam en la Asamblea Constitutiva y en el Consejo Nacional de Repre-sentantes del Suntu**.

Legislación: Como respuesta a los logros en el ámbito de la vigilancia en los procedimientos de dictaminación, las au-toridades universitarias y el Estado determinaron desconocer y prohibir la intervención de los sindicatos universitarios en las condiciones laborales de los trabajadores académicos; todo lo relacionado con el ingreso, promoción y permanencia debería ser considerado estrictamente académico y debería salir del Contrato Colectivo de Trabajo, particularmente del Situam.

Esta situación generó una discusión muy amplia dentro del sindicalismo universitario que inicialmente se dividió entre los que querían legislar y los que simplemente considerábamos que la Constitución era muy clara en cuanto a cuáles eran los

** Posteriormente, en 1994 participé como delegado del situam en la Convención Nacional Democrática, convocada por el ezln.

144 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

derechos de los trabajadores; pero con el tiempo, lo que hemos visto y ha quedado muy claro es que la Universidad también nació como un proyecto neoliberal, ya que su tendencia ha sido mermar los derechos de los trabajadores y tratar de crear una universidad de acuerdo a este modelo, esperando que ni trabajadores ni alumnos podamos coincidir en un proyecto universitario y de organización social importante.

En la gestión del Situam 2000-2002 vivíamos uno de los momentos más álgidos de la lucha en contra del neoliberalismo en México, el Pri pierde y gana las elecciones presidencia- les el Pan, quedando como presidente de la República Mexica-na el empresario Vicente Fox Quezada, y en la Secretaría del Trabajo su comparsa Carlos Abascal Carranza, expresidente de la Coparmex. Este cambio indicaba un mal futuro para nuestro Sindicato y para la universidad pública y sin embargo los tra-bajadores valoramos que era importante enfrentarlos.

En ese periodo se votó para Comité Ejecutivo por una corriente (La Tribuna), que fundada desde el inicio del Sindi-cato, venía participando fuera de las políticas de los partidos mayoritarios que oficialmente se conocen como de izquierda. En 1998 esta corriente, encabezada por Jorge Ramos, logra constituir un Comité Ejecutivo sola. En los años 2000-2002, nuevamente La Tribuna contendió con dos planillas y por ma-yoría de votos vuelve a gestionar al Situam con Patricia Chapa como Secretaria General. Los compañeros afiliados, en sus aspiraciones de cambio, refuerzan su compromiso con esta corriente que “aparentemente” venía siendo la más radical dentro del Situam, construyendo una política apegada a los intereses de los trabajadores muy a pesar de las autoridades y funcionarios universitarios.

A La Tribuna le toca vivir una época de múltiples ofensivas, donde es necesario luchar para modificar la correlación de fuerzas, pero se cae en el viejo error de que los trabajadores,

145 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

a partir de una cultura paternalista y caudillista, lanzan a los dirigentes a una lucha no respaldada con la unidad y fuerza necesaria, ni con la acción, y ni con la responsabilidad que debiera tenerse.

Son los años más duros y más fuertes de la ofensiva en contra de los Contratos Colectivos de Trabajo, de los dere-chos de los trabajadores, de las universidades públicas, y la reducción al máximo del Estado como garante de los derechos fundamentales.

Éste es el escenario en el que se mueve el Comité Ejecutivo 2000-2002. A nosotros nos tocó enfrentar la ofensiva del cam-bio al derechismo; y además la situación económica, política y social de ese momento, era una de las más difíciles y, por lo tanto, requería una participación decidida y comprometida de todos los sindicalizados en el emplazamiento del 2001 y en la huelga del 2002. Sin embargo, fuimos objeto del doble discurso, del doble lenguaje, de las dobles ideologías de las corrientes sindicales, de los afiliados, así como de las autori-dades y del Estado (éstas por lo menos tienen muy claros sus objetivos), pero los trabajadores tuvieron muy poca valoración hacia un proyecto propio; de ahí la oscilación entre lo que son los intereses de los trabajadores y lo que son los intereses de las autoridades (esto abonó el terreno para que se propagaran una buena sarta de mentiras y rumores que lanzaron las auto-ridades, de que vendíamos el movimiento, lo que rompió todo intento de respuesta unitaria).

Las autoridades argumentaban que los recursos eran po-cos y que no se podían estar mal utilizando; bajo esa lógica pretendieron reducir el Contrato Colectivo de Trabajo y utilizar el dinero que se eroga por parte del mismo para la docencia, la investigación y la preservación y difusión de la cultura; sin embargo, lo que nosotros podemos ver es que el dinero de los derechos de los trabajadores no se utiliza para los fines

146 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

mencionados, y mucho menos se están administrando ade-cuadamente como para poder justificar este tipo de acciones; creo que ese fue el punto más álgido de nuestra gestión, a tal grado que después de muchos días de huelga, las autoridades simplemente se encerraron en su lógica de no dar información sobre el manejo del presupuesto con todo y que el Sindicato en su lucha había logrado ir a la Cámara de Diputados para obtener un presupuesto adicional, como hoy lo hace la Asocia-ción Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (anuieS).

En ese momento fue difícil conseguir mayores prestaciones y derechos para los trabajadores, en esa coyuntura la lucha fundamental consistió en hacer respetar los derechos contrac-tuales adquiridos que se vienen violentando por los patrones, como lo vemos en el caso de los Cendi, con el anuncio de “cerrar” o modernizar departamentos como la biblioteca, el intento de la privatización de los servicios de intendencia, de vigilancia, cafeterías y mantenimiento.

Con estas actitudes es obvio que la tendencia de las au-toridades es la de abaratar la fuerza de trabajo y reducir el número de trabajadores y de alumnos, estamos en un momento en donde se mantienen los derechos colectivos o se terminan éstos en beneficio de los privilegios individuales de algunas cuantas personas que, como sabemos, funcionan dentro de la Universidad como grupos de poder.

Sin embargo, lo que debe quedar muy claro es que la política que se aplica a la Universidad es la misma que se está aplicando en distintos lados y solamente la poca comprensión de los compañeros cree que es un problema de responsabili-dades de las direcciones sindicales; cuando son las políticas neoliberales las que buscan desa- parecer los contratos colec-tivos de trabajo y son muy pocos los trabajadores que están defendiendo sus derechos, no solamente inmediatos sino los

147 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

futuros y no sólo en términos individuales sino en términos colectivos. La lucha social actualmente se reduce a la elección de representantes.

Recuerdo que una de las consignas de nuestra campaña fue “Luchamos por derechos colectivos y no por privilegios personales”, pero esta consigna ha involucrado a miembros del personal académico y a muchas personas de fuerzas políticas, inclusive a algunas autoridades, ya que antes se podían escu-char voces críticas entre autoridades, órganos colegiados y profesores democráticos, pero lo que pudimos observar es que en la huelga del 2002 realmente el Sindicato se quedó solo, demandando la transparencia en el manejo del presupuesto, así como las reivindicaciones y demandas más sentidas.

Ésta seguirá siendo una asignatura pendiente, y mientras no se aclare, los trabajadores seguirán siendo objeto de agresio-nes, amedrentamientos y desde luego que se seguirá tratando de terminar con el Contrato Colectivo, aún a pesar de que las acciones de las autoridades rayan en la ilegalidad e inclusive llegan a acciones clásicas de dictaduras que a la sombra de la noche realizan sus actos, como fue el caso del cierre de la Tienda de Autoservicio.

Las principales demandas del Comité Ejecutivo 2000-2002 fueron respeto y preservación del Contrato Colectivo de Traba-jo, pero tuvimos múltiples problemas porque las autoridades son personas que se incorporan a la administración como parte de una carrera política o de una carrera administrativa, y son administradores que sólo vienen a aplicar las políticas que les son dictadas, aunque digan que existe autonomía universitaria, sabemos que las decisiones son centralizadas, no solamente las que vienen de Estado Unidos, del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional, sino también las del presi-dente Vicente Fox y las del secretario de Educación Pública Reyes Taméz.

148 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

Lo que estamos viendo actualmente es que no existe la tan cacareada autonomía universitaria, existe una subordi-nación total y una integración de los equipos que gestionan la Universidad relacionados con los que gestionan la política a nivel nacional; no podemos descartar que las autoridades de la Universidad formen parte de los grupos que están adminis-trando la política neoliberal, desde Salinas de Gortari, Zedillo, o Fox y ahora con López Obrador.

También pudimos observar cómo el Estado (si entendemos por éste a todas las instituciones que existen) obviamente ha estado y está en contra de los derechos de los trabajadores, baste señalar que desde que pasaron los derechos de los tra-bajadores académicos al ámbito de las instancias internas, el Colegio Académico, Consejo Académico y los Consejos Divi-sionales, lo que hemos constatado, en algunos casos, es que no se respetan los criterios académicos o simplemente no se toman en cuenta o no son determinantes, afectando, con esas decisiones “políticas”, encubiertas de decisiones académicas, los derechos laborales de los profesores que pueden estar dentro de la Universidad reivindicando sus derechos pero no hay instancias que los defiendan.

Cuando han existido problemas que se van al ámbito de la legislación laboral les dicen que esas cuestiones no pue-den ser debatidas ahí en la Junta de Conciliación y Arbitraje porque son cuestiones académicas, cuando se va ante las Comisiones de los Derechos Humanos, se ha llegado a decir que por ser laborales esos derechos, no pueden ser tratados en esas instancias.

Puedo decir abiertamente que con el Ejecutivo Federal tuvimos una lucha de confrontación, en algunos momentos, también, con el Poder Legislativo porque los diputados no quieren escuchar las voces de los trabajadores, solamente escuchan las voces de las autoridades, de los empresarios,

149 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

de los grandes dirigentes políticos, pero no están cumpliendo adecuadamente con esa función de ser representantes de la sociedad. Tuvimos que confrontarnos y luchar no solamente con las autoridades de la Universidad, sino también con varias instancias del Estado, como fue la Cámara de Diputados por el insuficiente aumento al presupuesto asignado a la uam.

Todavía sigue pendiente que la autoridad haga efectivo (no solamente en discursos demagógicos), los porcentajes que ha aprobado la uneSco, en el sentido de que debe existir un mayor porcentaje del producto interno bruto para la educación y, además, debe manejarse transparentemente para que efecti-vamente se cumplan las funciones sustantivas universitarias y paralelamente se beneficien sus trabajadores y la sociedad.

Tal vez la gestión 2000-2002 fue una de las gestiones más mal calificadas, lo digo honestamente, pero creo que también fue una de las gestiones que se desarrolló en uno de los momentos más difíciles; empero, nuestro Comité Ejecutivo, nuestra dirección, tuvo un perfil muy claro: luchar y encarar problemas que varias gestiones anteriores dejaron acumular y que nunca enfrentaron.

Éste fue el caso de los trabajadores irregulares, por mu-chos años, todos fuimos cómplices de cómo se fue llenando la Universidad de estas personas y aquí nosotros podemos decir que, desde que entramos, se dijo que había que resis-tirse a los irregulares, y acostumbrados a llevar adelante una política no de caudillos, sino de representantes, todas y cada una de las veces que se analizaron estos puntos dijimos estar sujetos a las decisiones mayoritarias de los órganos de direc-ción, congresos y comités de huelga, así que podemos decir que nuestra dirección encabezó las luchas que acordaron los representantes en los órganos de decisión (en el año 2001), si los representantes delegados eran o no voceros de sus llama- dos representados eso es otro problema, inclusive, represen-

150 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

tantes de distintas corrientes lanzaron una ofensiva fuerte y sin embargo pudimos ver cómo muchos, en el momento de implementar las medidas, se hicieron para atrás, dejaron sola a la dirección y a los representantes en estas luchas, eso fue en el caso de los irregulares, pero la misma situación se presentó en el caso de la huelga; por eso nosotros podemos decir que, logros en nuestra gestión, tal vez no haya muchos, salvo el seguir conservando el Contrato Colectivo de Trabajo y luchar en contra del Estado Mexicano con su política destructiva ha-cia los trabajadores; pero sí podemos decir que, después de muchos años, se volvió a hacer una huelga, no fue la huelga más exitosa, pero fue votada y aceptada mayoritariamente, ahí tenemos que ser muy honestos todos y cada uno de nosotros para saber hasta dónde es responsabilidad de una dirección y hasta dónde son responsabilidades de todos los miembros del Situam, sin olvidarse del lema: “Por la Unidad en la Lucha Social”; porque además hay muchos compañeros que valoraron muy mal el conflicto, no lo conocían, ni sabían del esfuerzo que los demás sindicatos habían realizado, ni sabían cuáles eran las consecuencias y, sin embargo, les parece muy fácil lanzar a las direcciones a enfrentarse y después no se es consecuente con el apoyo necesario, muchas veces a mí varios compañeros me llegaron a decir “ya no te hemos visto como te vimos en la campaña”, “ya no has ido a visitarnos”, y yo también les dije: “compañeros, muchas veces hemos estado en las luchas, muchas veces hemos estado en la calle, muchas veces hemos estado en distintas negociaciones y diversas acciones sindica-les y a ustedes tampoco los hemos visto, sólo los vemos cuando vienen a exigir derechos, pero no los vemos cuando hay que hacer propuestas o realizar una acción”.

Tal vez el círculo vicioso se cerró, si algunos pensaban que porque éramos miembros de la corriente Tribuna íbamos a ser los nuevos salvadores o íbamos a seguir una política paternalis-

151 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

ta, cuando menos en la dirección de Patricia Chapa no fue así, hubo un respeto de las decisiones de las bases, hubo un respeto hacía las decisiones de los trabajadores, independientemente de que éstas, en ocasiones, fueron equivocadas, como el no realizar inicialmente el movimiento de irregulares en Rectoría General, el que posteriormente evaluaríamos periódicamente. Hoy ya tenemos reinstalados a los despedidos de esas acciones, lo cual nos indica la justeza de la lucha.

Todos sabemos las consecuencias de los enfrentamientos en las Unidades Académicas en contra de las contrataciones irregulares, de ahí tenemos los despedidos políticos del 2001 por prorrogar las acciones creo que nos equivocamos en haber estallado la huelga el 1° de febrero del 2002, ojo, no se malinterprete el movimiento, deberíamos haber esperado los quince días de prórroga, era la primera vez que habíamos concertado con más de cuarenta sindicatos un estallamiento conjunto y, sin embargo, se nos obligó a ir a una huelga quince días innecesarios, ese tiempo sirvió para negociar y/o desar-ticular la huelga nacional o fecha de estallamiento conjunto o negociación.

Sobre esa base puedo decir que nuestra gestión puede ser considerada por alguien como la peor, pero si todos asu-mimos nuestra responsabilidad, nosotros no tenemos ningún cargo de conciencia, no podemos decir que fue la peor o que fue la mejor, en todo caso, en la historia y en la conciencia de todos los afiliados al Situam y en la de cada uno de los que luchamos en ese tiempo, quedará saber si hemos hecho lo mejor o si hemos hecho lo peor.

Con referencia a la educación política, creo que este es un asunto en donde debemos ver qué responsabilidad tienen las direcciones y qué responsabilidad tienen las bases (los afi-liados), porque mucho se ha hablado de la negatividad de las corrientes, pero también podemos decir que son las corrientes

152 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

las que le dan vida al Sindicato, porque hay muchos trabaja-dores que atacan a las corrientes pero son ellos justamente los que sólo se preocupan por los derechos económicos, son ellos los que quieren ver cómo meten a alguien a la uam, son ellos los que quieren ver situaciones personales, y no colectivas, los que ofrecen y trafican con las firmas.

Nos hemos confrontado todas las corrientes, con los tra-bajadores que se niegan a dar solidaridad a cualquier tipo de lucha, son gente que realmente no ha comprendido que la lucha social que reivindica el Sindicato tiene que ver con una clara y lógica función de la organización sindical en la lucha social.

No es que se haya hablado únicamente de la “Unidad en la Lucha Social” porque solamente hubiera algunos grillos que querían aprovecharse del Sindicato, es la comprensión de la injusticia social lo que nos lleva a ver que ésta debe ser una lucha social. Pero hay otros compañeros que nunca les ha in-teresado ni la lucha social, ni mejorar sus prestaciones, ni sus derechos, sino que simplemente han venido a un trabajo en donde el Sindicato parece ser un accidente, porque algunos piensan que todos los derechos y los beneficios se los ha re-galado o dado la autoridad.

Estamos en una situación en donde el propio trabajador cada vez que es convocado a una reunión, cada vez que se le lleva un boletín, cada vez que se le convoca a una marcha, cada vez que se le convoca a un evento de educación, son los primeros ausentes, entonces hay un doble discurso en nuestro Sindicato, la educación es el punto en que aparece el círculo vicioso, se cierra la víbora que se muerde la cola y después de un conflicto se dice ¿qué pasa con la educación sindical?, y sin embargo, cada vez que hay una iniciativa en ese terreno, se dice que no hay dinero.

Nosotros como movimiento o corriente político-sindical nos pasamos muchos años haciendo discursos “muy elabora-

153 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

dos” para debatir con todos, hicimos análisis de la realidad na-cional e internacional, informes que ni se leyeron o discutieron, aunque se hayan editado y distribuido con anticipación, sin embargo, qué fue lo que encontramos, que muchos de nuestros compañeros no leyeron ni siquiera los boletines, están mejor informados con lo que escuchan en la radio, o televisión o el comentario que recorre los pasillos.

En la actualidad, yo creo que no hay de otra, o nuestro Sindicato se involucra en la lucha social o definitivamente va a desaparecer; así es la expectativa, porque si se sigue debilitando el Contrato Colectivo no habrá ni unidad, ni fuerza capaz de poder reivindicar los derechos de los trabajadores y hasta hoy estamos viendo cómo cada día nos estamos debilitando más, nos estamos dividiendo más y somos más escépticos de la lucha en el Sindicato. Desafortunadamente también hacemos cuen-tas alegres pensando que solamente tomando una posición de lucha en nuestras horas de trabajo es como se van a hacer los cambios; hemos perdido de vista que tenemos que luchar no solamente por mejores condiciones de trabajo, porque nosotros no sólo somos trabajadores las ocho horas que pasamos en la Universidad, nuestra condición de trabajadores se puede ver en el momento del consumo, en las condiciones en las que vivimos, si tenemos acceso a la educación o no; la condición del trabajador tenemos que reivindicarla de manera integral, aunque tengamos horas extras o varios trabajos.

ya no debemos pensar como antes, que a lo mejor se podía estar muy bien en el centro de trabajo, viviendo en la promiscuidad o en la miseria, sin tener derecho a educación, a la recreación, a las pensiones. Si queremos defender nues-tras prerrogativas tenemos que ver de qué manera se plantea el modelo económico de Estado y Sociedad en donde se ga-ranticen los derechos fundamentales o bien si éstos estarán en manos de la iniciativa privada y dependiendo de la capacidad

154 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

de consumo tendremos derechos o no. Ese es el punto que nos debe llevar a una reflexión para poder pensar en cómo debemos relanzar la lucha hacia un futuro.

El Situam debería tener una política constante de educa-ción, de debate, de lucha ideológica pero, para llevar a cabo eso, se necesita contar con la participación crítica y lúcida de muchos compañeros académicos y administrativos, porque resulta que el carácter crítico en la Universidad se ha venido perdiendo, hay compañeros, inclusive académicos, que están más subordinados a esta carrera de ir tras los puntos que ya no les interesa ni siquiera criticar lo que está sucediendo en la Universidad, podemos decir que, de alguna manera, se han vuelto cómplices, pero también nuestro Sindicato ya no puede seguir solamente pensando en su Correo Sindical o el conflic-to en el centro de trabajo. Es necesario profundizar ahí, pero también en la lucha nacional, social e internacional.

Nosotros hemos considerado que es importante pasar por la lucha de y en los medios. Es por eso que durante nuestra gestión un logro positivo fue que generamos el programa de radio, En Forma Libre, que sostuvo y apoyó el Situam en Radio Chapultepec, una hora diaria, de esta manera pudimos estar denunciando las acciones que este gobierno implementó en contra de los traba-jadores durante más de un año. Desde ahí se transmitió en vivo un programa desde el recinto de la Tienda de Autoservicio.

Desde mi punto de vista hay que profundizar en la lucha ideológica, hay que plantear un modelo de Estado, de nación, hay que ver qué tipo de cultura queremos tener y, desde luego, también ver qué tipo de relaciones queremos tener entre la Universidad con la sociedad, entre ésta y los trabajadores, entre hombres y mujeres, y también, qué tipo de relación queremos tener con este mundo donde realmente los empresarios están tratando de llevar nuevamente a condiciones de esclavitud a los trabajadores.

155 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Espero que este breve recorrido pueda llevarnos a algunos puntos de reflexión, es simplemente la opinión de alguien que ha venido trabajando en este Sindicato desde hace mucho tiempo y que ha estado dispuesto en algún momento a dar algo de sí por la lucha de los trabajadores, no solamente en la Universidad Autónoma Metropolitana, sino en cualquier lado en donde haya trabajadores que sigan sufriendo opresión, miseria y muerte, a veces por accidentes y enfermedades que se pueden prevenir, pero sobre todo que sean compañeros o compañeras de lucha dispuestos a pedir y tomar la palabra, empuñar la bandera y luchar por un mundo mejor.

Noviembre 2004

156 La visión del SITUAM a través de sus Secretarios Generales

157 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

RODOLFO PÉREZ RUIZ

Secretario General

del SITUAM 2002-2004*

* Esta entrevista se realizó en febrero del 2004, antes que este Comité Eje-

cutivo fuera reelegido por las bases el 30 de julio y del cierre del Cendi 3 en

agosto del 2004.

El Comité Ejecutivo en turno fue electo en un proceso electoral donde contendimos como la planilla Defensa del Trabajo Universitario.

El nombre de nuestra planilla es muy significativo porque parte del programa de trabajo es justamente defender el tra-bajo universitario.

Nos toca ser parte del Comité Ejecu-tivo en un momento difícil para las orga-nizaciones sindicales. El neoliberalismo se implantó en nuestro país en 1982 si-guiendo las recetas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, que señalan la liberalización de la economía y que nuestro país obviamente esté bajo las fuerzas del mercado de la oferta y la demanda.

Pero también las políticas sociales del gobierno han cambiado desde ese entonces, actualmente, con el presidente Vicente Fox, se han seguido impulsando

158 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

esta serie de reformas y de políticas que los tres gobiernos anteriores del Pri habían llevado a cabo.

Es por ello que, para las universidades y para los traba-jadores de este país, ha sido un periodo difícil, complicado; caracterizado por una pérdida del poder adquisitivo de la moneda, no se ha recuperado el salario real, estamos ante una coyuntura nacional, en donde el desem- pleo campea a nivel nacional.

Las universidades no han crecido, el presupuesto de la uam incluso decreció en relación con el año 2003, cincuenta millones menos en el 2004; obviamente, este panorama repre-senta retos para nuestra organización sindical.

El escenario económico y político es difícil para las or-ganizaciones sindicales porque se ha pretendido modificar la regulación laboral, esto es, permitir que no haya seguridad en el empleo, que se implemente la flexibilidad laboral, la poli-valencia laboral, y esto trae consigo un enfrentamiento con los sectores productivos. Hay una situación donde la aplicación de la justicia laboral es una de las cuestiones que está ausente en nuestras organizaciones sindicales.

La democracia y la libertad gremial tampoco son una reali-dad en los sindicatos, a pesar de que hoy se pregona la demo-cracia electoral, poder elegir a los presidentes, gobernadores, presidentes municipales, pero no pasa lo mismo con nuestras organizaciones sindicales, una de las asignaturas pendientes en nuestro país es justamente la falta de democracia en las organizaciones de los trabajadores.

La añeja estructura corporativista del Pri-gobierno continúa. Hay gangsterismo sindical en la ctm; el Congreso del Trabajo y el Estado siguen ejerciendo control sobre los trabajadores y este panorama es un hecho que se repite cotidianamente.

También hay que señalar que al gobierno en turno no le interesa la educación pública y lo que ha puesto en marcha

159 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

son medidas tendientes a beneficiar el crecimiento de la universidad privada con la idea de que ésta tendrá que dar los cuadros, los recursos humanos suficientes para dirigir los puestos de mando que requiere nuestro país, tanto en el sector público, como en la empresa privada, por ello es que estamos en una coyuntura de embestida en contra de los sindica- tos universitarios, del sindicalismo nacional, pero también en contra de los derechos laborales de los trabajadores, que en esta ocasión se pretenden minimizar.

No puedo omitir que, como parte de la coyuntura, está pendiente la resolución de los problemas de los pueblos in-dígenas; éstos han demandado la autodeterminación para sus comunidades, el derecho de manejar sus recursos naturales, poder decidir con relación a ellos, poder tener una forma au-tónoma de organización, y el gobierno federal, con Vicente Fox a la cabeza, en lugar de darles respuesta, las evade, como lo hizo con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional; por el contrario hay una política de ir minando a este tipo de or-ganizaciones que tienen sus propias demandas.

En síntesis, podemos señalar que México vive un momento difícil y a pesar del cambio político no hay una mejoría para la mayoría de la población, y los trabajadores actualmente sufren salarios de hambre.

Nuestra organización sindical, el Situam, nace en una coyuntura en donde el florecimiento de los sindicatos univer-sitarios en los años 70 se da como resultado del influjo del movimiento estudiantil de 1968; varios sectores estudiantiles en esos momentos tuvieron una participación política impor-tante, se dieron a la tarea de llegar a las universidades, en este caso a la uam, y obviamente que también se dieron a la tarea de crear a nuestra organización sindical.

En la vida de la uam, nuestra organización sindical ha generado importantes ideas, es más, ha sido importante su

160 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

participación para la definición de muchos criterios, entre ellos: la idea del profesor-investigador, esta dicotomía es algo muy propio de nuestra institución por el hecho de que los in-vestigadores pueden impartir clases y no solamente dedicarse a la investigación y viceversa, que los profesores que impar-ten docencia también se dediquen a la investigación, esto le da un carácter y una identidad interesante a los trabajadores académicos de nuestra institución.

El Situam impulsó la creación de las Comisiones Dicta-minadoras, la idea de que fuera una comisión integrada por profesores quienes se dieran a la tarea de supervisar el ingreso, promoción y permanencia del personal académico es uno de los aspectos que el Sindicato abordó en la contratación del personal docente.

Imposible dejar de señalar la libertad de cátedra, la libertad de investigación, la difusión y preservación de la cultura, el libre examen de las ideas en nuestra Institución para reforzar la autonomía universitaria, también es algo importante que nuestro Sindicato enarboló desde sus inicios, tan es así que quedaron plasmados en el Contrato Colectivo de Trabajo.

En la Declaración de Principios del Sindicato se plantea que estamos comprometidos con la universidad pública, gra-tuita y con el carácter laico de la educación que se imparte en nuestra Universidad.

Por otra parte, el Situam ha servido de contrapeso a decisiones de las autoridades, que en muchas ocasiones no se identifican con los quehaceres y los objetivos de la uam, aquí ha sido importante la presencia del Sindicato. Es cierto que hemos atravesado perio-dos distintos, entre ellos recordemos que, en 1981, con el Laudo, se cercenaron un buen número de cláusulas académicas y con esto se hace a un lado al Sindicato en el ingreso, la promoción y la permanencia de los trabajadores académicos. Esta situación fue un duro golpe para nuestra organización sindical.

161 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Creo que, de ese periodo a la fecha, estamos viviendo una situación defensiva, el Situam ha tenido que reponerse de ese golpe, tratar de aglutinar a los profesores y a los trabajadores administrativos. Es cierto que a nuestra organización sindical le falta una mayor presencia con los trabajadores académicos, quizás uno de los problemas sea el Laudo de 1981, pero tam-bién le ha faltado generar formas de organización o de debate propias para los maestros, sin que esto suene a una exclusión en relación con el carácter mixto de nuestra organización sindical. A pesar de esto, el Situam se mantiene estable y tiene muchas cuestiones que resolver.

Precisamente, una de las principales demandas que hemos enarbolado en este período, en el sector académico, ha sido que las becas y los estímulos sean reconocidos como parte del salario y que, bilateralmente, con las autoridades, definamos la forma en que las becas se integren al salario de los acadé-micos; también hemos demandado, en esta ocasión, que haya transparencia en el manejo y en los criterios de las Comisiones Dictaminadoras porque hay una intromisión de las autoridades, fundamentalmente del Rector General, en las decisiones de éstas; por eso es que el Situam ha tenido que demandar que se respeten las competencias de las Comisiones Dictaminadoras y que sean solamente criterios académicos los que se tomen en cuenta para definir el monto de las becas o el monto de los puntos que cada uno de los académicos pueda lograr. La administración de la uam ha dado evasivas al respecto, pero hay Comisiones Dictaminadoras que han hecho denuncias porque la autoridad se entromete en sus decisiones o en sus competencias.

Pero también hay una cuestión muy importante, las au-toridades, en este período, han bajado el monto de las becas que se otorgan a los académicos y es una decisión que está por encima de las competencias del Rector General, que de manera arbitraria ha bajado los salarios de ese sector.

162 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

Para nuestra organización sindical una de sus demandas en este periodo es mantener el monto de las becas y de los estímulos y no solamente ello, sino que se incorporen al salario de los trabajadores académicos.

En el terreno del trabajo administrativo, el Situam también ha estado demandando la discusión del Manual de Puestos Administrativos de Base. Tenemos que hacer un nuevo Manual, la organización sindical tiene un proyecto que presentó a la Universidad con criterios señalados por nuestro Congreso de no introducir la polivalencia ni la flexibilidad laboral, de que el salario que corresponde a los trabajadores se pague direc-tamente a ellos, que no haya un esquema de carrera adminis-trativa, por los efectos nocivos que acarrea a los trabajadores y a la organización sindical.

Reorganizar las labores de los trabajadores administrativos de base es una de nuestras demandas. También hemos postula-do una efectiva capacitación, así como el respeto del Contrato Colectivo de Trabajo porque las autoridades tratan de imponer una reestructuración laboral sin tomar en cuenta al Situam. Actualmente la administración, en manos de Ricardo Solís, lo que ha hecho de facto es el cierre de la Tienda de Autoservi-cio de la uam hace un par de años, y ahora intentan también reestructurar los Cendi sin tomar en cuenta al Situam.

Pero creo que en esta coyuntura nosotros hemos salido con una postura muy concreta y, desde mi punto de vista correcta. Tenemos que discutir con la institución los aspectos laborales de esta reestructuración y el Situam tiene que participar de ma-nera activa en la definición y sobre todo resguardar los centros de trabajo y las labores que se desempeñan ahí, la estabilidad laboral, esto es, que los trabajadores no pierdan el empleo.

Éstas son las demandas que hemos estado señalando, ade-más de que hemos demandado un salario justo, un salario real, que sea un salario remunerativo; entender que estamos en un

163 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

espacio universitario y que, como trabajadores universitarios necesitamos una remuneración que corresponda a las activi-dades que desempeñamos, porque la concepción del trabajo universitario difiere del trabajo que se da en las empresas o en alguna instancia pública, federal o estatal, por eso nuestra organización sindical reivindica esta identidad de trabajador universitario y como tal nos tenemos que reconocer. Debemos reconocernos como trabajadores asalariados y como trabaja-dores universitarios.

Las demandas de nuestro Sindicato han sido importantes, no hemos podido resolver muchos problemas con la uam, entre ellos la materia de trabajo, la excesiva contratación de personal de confianza que realiza funciones de base.

El Sindicato debe reivindicar este grupo de demandas, a pesar de que las autoridades no dan respuesta a ello; habrá el momento en que el Situam tenga la fuerza suficiente en el plano organizativo para que estas exigencias puedan ser satisfechas.

Nuestra organización sindical tiene un pendiente impor-tante y se refiere a los cursos sindicales, a la concientización de los trabajadores, sobre la importancia del Situam y la im-portancia de los fines que tiene la uam.

Hay que reconocer que en nuestra gestión ha habido una ausencia significativa, no hemos podido establecer una escue-la de formación de cuadros sindicales y sobre todo, de tener una estructura que permita llegar a los trabajadores y hacerles ver la importancia de las actividades que desarrollan y de nuestra organización sindical.

yo creo que estamos todavía a tiempo para que elaboremos un proyecto al respecto, sólo que falta una tarea organizativa para estructurar este tipo de actividades.

Por otro lado, también nuestra estructura sindical se ha burocratizado, tenemos una burocracia que pesa mucho, no somos expeditos en las respuestas que debe dar el Situam,

164 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

avanzamos con mucha lentitud en las discusiones de los problemas, tardamos dos o tres tiempos para poder dar una respuesta, ¿por qué? por los tiempos de consulta, por la inercia sindical y porque no hemos sido tan ágiles para determinar y tomar acciones al respecto, esto lo estamos ya rectificando porque de alguna manera no es con darle vuelta a los asuntos o pensar que sin discutirlos con la institución podemos salir bien librados y si en este momento no definimos una estrate-gia sindical muy clara para poder afrontar estos problemas, las autoridades tendrán las manos libres y podrán imponerse y hacer lo que quieran en el terreno laboral, tanto en el sector académico como en el administrativo.

Por eso es importante que nuestra estructura sindical, desde los delegados, Grupos Internos Coordinadores, comisionados mixtos y hasta el propio Comité Ejecutivo seamos más eficaces en nuestras tareas sindicales. Hoy, nuestra organización sin-dical debe hacer una evaluación de nuestra forma de actuar, del porqué respondemos de manera tardía y no respondemos en el sentido que demandan los trabajadores. Es cierto que también debe haber un compromiso de los trabajadores por-que este compromiso no es solamente de los representantes sindicales hacia sus agremiados, sino también de éstos hacia sus representantes, porque muchos compañeros solamente ven a nuestra organización sindical como forma de obtener bene-ficios económicos o monetarios, cuando uno de los aspectos importantes tiene que ver con la defensa del Contrato Colectivo de Trabajo, de la estabilidad en el empleo, de los derechos y prestaciones, de incidir en la discusión nacional, de participar en el debate del presupuesto en la Cámara de Diputados, de generar iniciativas en relación con la educación superior, de defender la educación pública, laica y gratuita.

De ahí que es verdaderamente importante mantener nues-tra organización sindical, es estratégico para los trabajadores

165 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

de la uam; realmente, el contrapeso que hemos jugado en la historia del Situam se debe evaluar de manera adecuada, colecti-va, y en esta ocasión la organización sindical dispone de todos los elementos para poder hacerlo. A pesar de nuestras inercias, debemos ser autocríticos, hacer una autoevaluación de lo que hemos hecho, de lo que estamos haciendo y de lo que tenemos qué hacer en el futuro; estos son parte de los retos.

Para superar la debilidad de los sindicatos universitarios se requiere trabajar en el sentido de formar un frente nacio-nal de organizaciones sindicales. Creo que está ahí nuestra tarea. El Situam es un sindicato de la educación, que debe de participar directamente en ello; hay esfuerzos realizados con-juntamente con el Frente Amplio de Sindicatos Universitarios y de la Educación Superior, pero esta organización tiene sus limitaciones por los diferentes puntos de vista que hay en el sindicalismo universitario nacional. Dentro de la Coordina-dora Nacional de Sindicatos Universitarios y de la Educación Superior, el Situam tiene las posturas más progresistas en el ámbito universitario.

Pero, además, el Situam debe participar con los demás sin-dicatos de la industria, de la educación, con organizaciones de colonos, o sea que, en el terreno de la lucha sindical no pue- de quedarse en los márgenes de la lucha gremial, tenemos que trascender con las organizaciones independientes que luchen en contra de las políticas del gobierno federal y de los gobiernos estatales, que cuestionan los derechos laborales de los traba-jadores. Creo que algo verdaderamente necesario es que, en este plano, nuestra organización sindical, para poder superar las debilidades que nos frenan a nivel nacional, debe participar con los sindicatos de la Unión Nacional de Trabajadores en la defensa de los derechos laborales. Buscar un presupuesto que ponga énfasis en el gasto social, que los derechos laborales no sean conculcados, que haya democracia y libertad sindical,

166 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

que participemos en la definición de las políticas económicas porque es ahí en donde el Sindicato debe participar.

Romper los márgenes del gremialismo es importante para el Situam, pero sin perder nuestra identidad como organización sindical, porque nuestros derechos y obligaciones están plasma-dos en nuestro Contrato Colectivo de Trabajo; nuestro Sindicato ha dado una discusión en torno a este tipo de temas, hemos defendido y acordado participar en el ámbito nacional, en la definición y discusión de los grandes problemas nacionales.

Por ello, es importante que, en este grupo de actividades, por ejemplo, nuestro Sindicato coadyuve con este tipo de organizaciones, donde pongamos en entredicho, sobre todo con acciones muy contundentes, las directrices del gobierno federal en materias hacendaria, presupuestal, de su política energética, de los derechos humanos y, sobre todo, de los derechos laborales.

Nuestra organización sindical, para trascender y superar la debilidad, debe pugnar por una democracia sindical, porque es la única forma de que los trabajadores, por ejemplo, de la ctm, del Suterm o incluso de la croc, puedan avanzar y tomar el rumbo de sus organizaciones, porque con una estructura corporativista como la que existe actualmente en este tipo de organizaciones y que no ha habido un cambio desde los regí-menes priístas, ni en estos tres años con Vicente Fox. Es claro que se requiere acabar con estas estructuras corporativistas porque lo que hacen es socavar y detener a sus agremiados, y no permitir que expresen sus demandas, ni que se luche por un adecuado incremento salarial, ni que los trabajadores tomen las riendas de sus organizaciones y, sobre todo, impedir que sus afiliados sean capaces de decidir en este aspecto; de ahí la importancia de participar en la coyuntura nacional.

Dentro de las tareas que tiene nuestra organización sindical en esta coyuntura hay algunas prioritarias. El Situam tiene que

167 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

hacer un diagnóstico de la situación que guarda cada uno de los centros de trabajo de las propias unidades académicas, tanto en el terreno académico como en el administrativo porque de ahí se derivan políticas, y un programa de trabajo para poder atender la problemática laboral porque está presente la intro-ducción de nueva tecnología, los cambios organizacionales, los nuevos equipos y herramientas, que están derivando en modificaciones importantes en el proceso laboral. De ahí que sea prioritario que nuestra organización sindical tenga muy claro que la innovación tecnológica es un hecho que está sucediendo y que desde hace varios años se ha instaurado a nivel mundial, no es posible pensar que es una postura correcta no participar en ello, por el contrario, nuestra obligación es participar tanto en el manejo de las herramientas como en el de los conocimientos para que nos insertemos en este proce-so laboral y demandar, obviamente, capacitación, un nuevo salario, que esta discusión sea bilateral con la Universidad y que este proceso no signifique desplazamiento, cancelación o pérdida del empleo de nuestros compañeros de trabajo.

Pero también, en ese mismo terreno, debemos reflexionar sobre el quehacer de la universidad, discutir con los trabajadores académicos y administrativos el rumbo de la Universidad. El tipo de universidad que queremos bajo la pregunta: ¿Cumple la universidad con las funciones que tiene encomendadas por la sociedad? De esta pregunta surgirá un debate muy interesante donde el Situam tiene planteamientos muy claros en cuanto a la necesidad de adecuar los programas y las propias carreras para que incidamos en los grandes problemas nacionales, en el quehacer social, que es un tarea de las más importantes de la Universidad; al mismo tiempo, requerimos de una reforma de los órganos de gobierno de esta institución, la democracia no puede estar secuestrada por las autoridades. En este senti-do, la comunidad universitaria debe demandar que haya una

168 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

democracia en los órganos de gobierno, no es correcto que las universidades, por ejemplo, estén a la zaga de lo que pasa en el contexto nacional, en la forma de elegir a los representantes de los gobiernos estatales y locales; por ello, esta discusión de cómo reformar la estructura de gobierno y la toma de decisiones en la Universidad también es una de las cuestiones importan-tes que el Sindicato debe contribuir, urgir a una discusión en relación con ello y hacer un proyecto y una propuesta para que sea debatido, tanto en la uam, pero también en la Cámara de Diputados, en la Comisión de Educación, el Sindicato debe hacer propuestas al respecto.

Desde mi punto de vista, lo importante en la cuestión in-terna es que la democracia debe llegar a la uam, la democracia no puede seguir ausente.

En el contexto externo, los grandes retos son: avanzar con las demás organizaciones sindicales, no solamente de trabaja-dores sino organizaciones de colonos, indígenas, estudiantes, y demás grupos sociales; recuperar los planteamientos más impor-tantes de estas organizaciones y formar un gran frente nacional que tenga como meta demandar un cambio en la política de gobierno, en donde sean escuchadas las demandas de los diver-sos sectores: trabajadores, amas de casa, estudiantes, demandas de género, de las comunidades indígenas, entre otros.

Creo que muchos de los planteamientos del Ejército Za-patista de Liberación Nacional están vigentes en un mundo globalizado, en un mundo que quiere globalizar todo. Donde los Estados Unidos están imprimiendo la dinámica y los cambios e imponiendo la forma de organización de las comunidades, o de los vastos grupos sociales. Hay que entender que, bajo este esquema, es importante construir un mundo en donde cada quien, tomando y respetando su identidad, podamos formar un frente y exigir en el sector educativo mayor presupuesto para la educación, requerir que haya mejores salarios para los traba-

169 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

jadores universitarios y hacer esfuerzos con las organizaciones sindicales de las universidades, de crear un tabulador nacional para los trabajadores del sector. Es incorrecto que haya dife-rentes salarios cuando se está desarrollando un trabajo igual en universidades de distintos estados del país.

También necesitamos reclamar a nivel nacional, basándo-nos en nuestra Declaración de Principios que dice: “luchar por la democracia, luchar por la igualdad, luchar por la posibili-dad de que los trabajadores y la población en general tengan satisfechas sus demandas”.

Pasando a un balance de nuestra gestión, en el contexto que nos ha tocado vivir como Comité Ejecutivo, de una política en donde las autoridades no respetan los derechos laborales, no reconocen un marco normativo sino que están actuando de manera prepotente, imponiendo sus decisiones a la hora de sesionar; en este contexto resulta importante que hayamos preservado el Contrato Colectivo de Trabajo, salimos de una revisión contractual donde no hay modificaciones que nos hayan disminuido los aspectos de adscripción, los horarios, el trabajo académico de libertad de cátedra, de la libertad de enseñanza y, en este apartado, tener un contrato colectivo sin modificaciones, en la coyuntura actual en la que estamos, en sí mismo es un logro importante.

Otro logro importante, a pesar del cierre de la Tienda, fue preservar el empleo de los trabajadores de este centro de tra-bajo; aunque el tema siga pendiente. En el caso de los Cendi, hemos elaborado un proyecto sindical basado en la experiencia de los trabajadores, y creo que en este periodo lo más impor-tante es mantener esta capacidad de respuesta de ellos.

El Situam se mantiene vigente a pesar de los problemas porque podemos autoevaluarnos, generar una discusión crítica en cuanto a nuestras decisiones y comportamientos, y estoy seguro que el futuro del Situam es interesante porque mientras

170 La visión del situam a través de sus Secretarios Generales

exista el capitalismo, mientras exista desigualdad social, los sindicatos tienen muchas tareas por realizar.

El Sindicato tiene muchas cosas que reivindicar en el terre-no laboral en la uam, en los derechos de los trabajadores, en las prestaciones, en el trabajo académico, la libertad de cátedra, la investigación, del quehacer de la Universidad, de la democracia dentro de la Universidad; de tal manera que nuestra organización sindical tendrá éxito, siempre y cuando seamos capaces de reco-nocer nuestros errores y nuestros aciertos, y proponer un proyecto para que el Situam se mantenga viable y como opción colectiva para sus agremiados. Que todos estemos comprometidos en mantener y en perfeccionar el sentido democrático de nuestra organización y para ello debemos defender esta característica de democracia.

Agradezco este espacio, ustedes tendrán quizá opiniones distintas a las que he señalado en este momento, sin embargo, aprecio a quienes opinen diferente, es parte de este proceso democrático, de ser tolerantes ante puntos de vista distintos y esa es una forma de construir nuestra organización sindical, con mucha tolerancia.

Febrero 2004

171 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Mítin sindical en las instalaciones de Rectoría GeneralFotografía donada por Enrique Pino Hidalgo en 2004

172 La visión del SITUAM a través de sus Secretarios Generales

Inau

gura

ción

del

Cen

di n

úm. 3

Foto

graf

ía d

onad

a por

Elm

er R

oja

s Cam

pill

o, en

200

5

173 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Luc

ha p

or la

org

aniz

ació

n y

dist

ribu

ción

del

pro

ceso

de

trab

ajo

de lo

s em

plea

dos

de S

ervi

cios

Gen

eral

es d

e la

UA

M X

ochi

milc

oFo

togr

afía

de

Jorg

e M

ora

les,

donad

a por

Enrique

Pin

o H

idal

go e

n 2

004

174 La visión del SITUAM a través de sus Secretarios Generales

175 Treinta años de sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana

Treinta años de Sindicalismo en la Universidad Autónoma Metropolitana. La visión del SITUAM a través de sus Secretarios Generales, número uno de la Colección Historia y Sindicalismo, se terminó de imprimir en el mes de marzo de 2009 en los Talleres de Gráficos de la Universidad Autónoma Metropolitana. Se tiraron 500 ejemplares sobre papel cultural de 90 g en tipos Optima de 9, 11, 12 y 20 puntos, y Trebuchet de 11.

176 La visión del SITUAM a través de sus Secretarios Generales