Como Nos Lleg La Biblia Glosario Canon. Lista de libros de la Biblia oficialmente aceptados por la iglesia. Codex. Libro encuadernado en contraste con un rollo o pergamino. DiÆspora. La dispersin o esparcimiento de los judos que comenz alrededor del aæo 300 a.C. Inquisicin. Tribunal catlico-romano establecido para suprimir la hereja Libros Apcrifos. Libros no cannicos del Antiguo Testamento incluidos en la Biblia Catlica que no se encuentran en la mayora de las demÆs versiones de la Biblia. Manuscrito. Copia de un libro escrito a mano. Minœsculas. Manuscritos del Nuevo Testamento en griego escritos entre los aæos 800 al 1500 d.C. Papiro. Papel de tipo antiguo usado para escribir en el tiempo de Cristo. Pentateuco. Los primeros cinco libros de la Biblia. Peshito. Versin siriaca de la Biblia. ProsØlito. Convertido al judasmo (o a cualquiera otra religin). Rollos del Mar Muerto. Manuscritos en su mayora bblicos, descubiertos en cuevas cerca al Mar Muerto. Septuaginta. Traduccin griega del Antiguo Testamento hecha entre los aæos 250 al 150 a.C. Texto MasorØtico. Texto hebreo del Antiguo Testamento editado por escribas judos de la Edad Media. Tœrgurnes. ParÆfrasis del Antiguo Testamento escritas en aramaico. Unciales. Manuscritos griegos del Nuevo Testamento escritos entre el 300 y el 900 d.C. Versin. Cualquier traduccin del Antiguo o Nuevo Testamento. Vulgata. Traduccin de la Biblia al latn hecha en el siglo IV d.C. ***
Microsoft Word - Cómo nos llegó la Biblia - pdfMachine from
Broadgun Software, http://pdfmachine.com, a great PDF writer
utility!Glosario
Canon. Lista de libros de la Biblia oficialmente aceptados por la
iglesia.
Codex. Libro encuadernado en contraste con un rollo o
pergamino.
Diáspora. La dispersión o esparcimiento de los judíos que comenzó
alrededor del año 300 a.C.
Inquisición. Tribunal católico-romano establecido para suprimir la
herejía
Libros Apócrifos. Libros no canónicos del Antiguo Testamento
incluidos en la Biblia Católica que no se encuentran en la mayoría
de las demás versiones de la Biblia.
Manuscrito. Copia de un libro escrito a mano.
Minúsculas. Manuscritos del Nuevo Testamento en griego escritos
entre los años 800 al 1500 d.C.
Papiro. Papel de tipo antiguo usado para escribir en el tiempo de
Cristo.
Pentateuco. Los primeros cinco libros de la Biblia.
Peshito. Versión siriaca de la Biblia.
Prosélito. Convertido al judaísmo (o a cualquiera otra
religión).
Rollos del Mar Muerto. Manuscritos en su mayoría bíblicos,
descubiertos en cuevas cerca al Mar Muerto.
Septuaginta. Traducción griega del Antiguo Testamento hecha entre
los años 250 al 150 a.C.
Texto Masorético. Texto hebreo del Antiguo Testamento editado por
escribas judíos de la Edad Media.
Túrgurnes. Paráfrasis del Antiguo Testamento escritas en
aramaico.
Unciales. Manuscritos griegos del Nuevo Testamento escritos entre
el 300 y el 900 d.C.
Versión. Cualquier traducción del Antiguo o Nuevo Testamento.
***
id3422156 pdfMachine by Broadgun Software - a great PDF writer! - a
great PDF creator! - http://www.pdfmachine.com
http://www.broadgun.com
Prólogo Un solitario pastor de ovejas estaba sentado en la par más
solitaria de un remoto desierto. Reinaba el silencio. No se oía
ningún ruidoso radioreceptor, ni ninguna televisió atronadora; no
se oían campanillas de puertas ni timbres n teléfono. Ni mucho
menos ruido de] tránsito distante, ni dt aviones de propulsión a
chorro, Ni siquiera se percibía por ningún lado movimiento de
hombres o bestias. Siglos después un salmista escribiría, ---Estad
quietos y conoced que yo soy Dios- (Salmo 46:10). En la quietud de
aquel día tan lejano, un pastor agradecido se encontró con el
Pastor Divino. Fue llamado a dejar la tarea de pastorear unas
cuantas ovejas de su suegro, para guiar el rebaño más grande M
pueblo de Dios. La soledad le prestó alas a sus pensamientos.
Recordó las historias que su madre le había contado-de Adán y Eva,
de Caín y Abel, de Noé y el Diluvio, de Abraham, Isaac, Jacob y
José. No imaginaba que algún día, bajo la inspiración de] Espíritu
de Dios, él sería el instrumento humano para preservar estas
historias para innumerables generaciones venideras. Fue repasando
en su mente los sucesos de su vida. Un faraón muy cruel había dado
orden de matar a todos los había sido salvado milagrosamente de la
muerte. Adoptado por la hija de Faraón, fue criado en el palacio
real. Allí le instruyeron cuidadosamente, en toda la sabiduría de
los egipcios, y era poderoso en sus palabras y obras- (Hechos
7:22). Egipto era el imperio más grande de aquel tiempo y el centro
principal M conocimiento y la cultura. Allí Dios preparó a su
siervo para su doble tarea. El entrenamiento que le dieron como
heredero del trono de los faraones, le sería de gran utilidad
cuando llegara a ser el fundador de la nueva nación de Israel, y la
instrucción que recibió en la mejor literatura de ese día, le fue
de valor inapreciable en su preparación como el primer escriba de
las Sagradas Escrituras. Cuando Moisés tuvo cuarenta años hizo una
decisión trascendental. Abandonaría la corte del Faraón y se
identificaría con su propio pueblo perseguido. Los libraría de la
opresión y esclavitud. Pero cayó en el error de intentar realizar
tal hazaña con sus propias fuerzas, dependiendo de su propia
sabiduría. Viendo a un esclavo hebreo cruelmente castigado por un
egipcio, Moisés mató al egipcio y lo sepultó en la arena. Eso llegó
a los oídos del Faraón y Moisés tuvo que huir para salvar su vida.
Cuarenta largos años habían pasado desde entonces. No obstante la
frustración ocasionada por la espera aparentemente interminable,
Moisés había aprendido valiosas lecciones de paciencia. Pero algo
más había sucedido. Alejado de las intrigas del palacio y las
pendencias triviales de la corte, el pastor solitario había
encontrado el sentido de la presencia de Dios. La meditación Regó a
ser su vocación más importante. Así aprendía muchas cosas que no se
encontraban en los libros de sabiduría de Egipto.
***
Su Origen Su Inspiración
Hay dos pasajes en el Nuevo Testamento que tratan específicamente
con el tema de la inspiración. El primero es Il Timoteo,
3:16:---Todala Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.-
La frase -inspirada por Dios- es una sola palabra en el griego,
teopneustos, y significa literalmente, respirado por Dios. Esto
quiere decir que la Sagrada Escritura fue exhalada por Dios e
inhalada por las mentes de los hombres por obra del Espíritu Santo.
Clemente de Alejandría en el siglo segundo y Orígenes, en el siglo
tercero, emplearon esta palabra con referencia a las Escrituras. El
segundo pasaje es II Pedro 1:21:---Porque nunca la profecía fue
traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios
hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo." La segunda mitad
del versículo quiere decir literalmente,---sino que impulsados por
el Espíritu Santo hablaron los hombres de parte de Dios.- Es decir
que los autores humanos de la Biblia fueron elevados por el
Espíritu Santo a un nivel más alto de entendimiento espiritual, a
fin de impartirles la verdad divina que para que puedan comunicarla
a sus prójimos. Santiago Arminio, un teólogo holandés que nació en
1560 y murió en 1609, escribió respecto a la Biblia: ---Solamente
en las Escrituras tenemos la infalible palabra de Dios, y en ningún
otro lugar.[1] En seguida hace esta muy útil declaración: La causa
primaria de estos libros es Dios, en su Hijo, a través del Espíritu
Santo. Las causas instrumentales son los santos hombres de Dios,
quienes no por su propia voluntad, ni para agradarse a sí mismos,
sino movidos e inspirados por el Espíritu Santo escribieron estos
libros,
sea que las palabras fueron inspiradas en ellos, o dictadas a
ellos, o administradas a ellos bajo la dirección divina.[2] Este
pasaje sugiere tres grados de inspiración para las diferentes
partes de la Biblia. Primero hay la verdad eterna que el intelecto
humano no podría llegar a conocer por ninguna otra manera--
inspirado en-; es decir, exhalada por Dios e inhalada por los
corazones y mentes de los escritores. En segundo lugar, algunas
porciones de las Escrituras evidentemente fueron dictadas palabra
por palabra, como sucedió con la ley dada a Moisés en el Sinaí.
Pero otras partes de la Biblia fueron solamente -administradas a
ellos bajo la dirección divina.- Ejemplos de estar, últimas son las
tablas genealógicas de los primeros nueve capítulos de I Crónicas y
otros documentos históricos, que los autores incorporaron en sus
escritos por la dirección del Espíritu. En el siglo 18 Juan Wesley
echó mano a la teología de Santiago Arminio y la convirtió una
fuerza poderosa para empezar el más grande avivamiento espiritual
que jamás ha presenciado Inglaterra. En el prefacio a sus Notas
Explicativas Sobre el Nuevo Testamento, dice de las Sagradas
Escrituras:---Cada parte de ellas es digna de Dios, y todas en
conjunto son un cuerpo entero en el cual no hay ningún defecto ni
ninguna parte superflua.[3] Tratando del mismo asunto escribe:---El
lenguaje de sus mensajeros además es exacto en el más algo grado,
porque las palabras que fueron dadas a ellos correspondieron con
precisión a las impresiones hechas en sus mentes.[4] Con referencia
a II Timoteo 3:16, Wesley escribe: "El Espíritu de Dios no
solamente inspiró una vez a los que escribieron (las Escrituras),
sino que continuamente inspira y ayuda sobrenaturalmente a los que
las leen con ferviente oración."[5] El más eminente teólogo
wesleyano del siglo pasado fue W. B. Pope. En su Compendio de la
Teología Cristiana en tres tomos, publicada por primera vez en
1875-76, dedica 37 páginas al tema de la inspiración de la Biblia.
Con respecto a la Biblia escribe Pope: La inspiración plenaria de
las Sagradas Escrituras las convierten en autoridad absoluta y
final, la norma suprema de la fe, el manual de la moralidad, y la
Carta Magna de los privilegios de Dios. Naturalmente, no cabe en el
Libro de Revelaciones Divinas ninguna cosa que no sea la verdad.
Pero su infabilidad se relaciona especialmente con la verdad
religiosa. Después de todo, es un conjunto de documentos humanos y
divinos a la vez; la relación exacta entre lo humano y lo divino en
la Biblia ha llamado mucho la atención, y aunque no se ha resuelto
del todo la naturaleza de tal relación, puede que se resuelva de
una manera adecuada en el futuro. Pero en el campo de la verdad
religiosa y el reino de Dios entre los hombres, su reclamo de
autoridad y suficiencia es absoluto.[6] La teología arminiana más
sobresaliente de este siglo fue escrita por el finado Dr. H. Orton
Wiley. El define así la inspiración:---Por la inspiración queremos
decir la energía del Espíritu Santo mediante la cual hombres santos
fueron citados para recibir la verdad religiosa y comunicarla a
otros sin error. [7]
El Dr. Wiley sostiene que la Biblia fue inspirada plenamente.
Declara que las Escrituras fueron-- -dadas por inspiración
plenaria, la cual inspiración reúne en todo su contenido los
elementos de superintendecia, elevación y sugestión, de tal manera
y en grado suficiente que la Biblia llega a ser la palabra
infalible de Dios y la regla autoritativa de fe y práctica en la
Iglesia.[8] Muy parecida es la declaración del Dr. Adam Clarke, uno
de los mejores expositores bíblicos del movimiento wesleyano. Dice
así: Insisto en tal clase de inspiración de los autores sagrados
del Nuevo Testamento que nos asegura la verdad de lo que
escribieron, sea por la inspiración de sugestión o sea solamente de
dirección pero no insisto en una inspiración que implica que sus
palabras fueron dictadas o sus frases indicadas verbalmente por el
Espíritu Santo.[9] Esta es una buena descripción de lo que queremos
decir cuando hablamos de la inspiración plenaria dinámica. Un libro
Divino-humano. La Biblia es un libro divino-humano, tal como Cristo
es la Persona divina-humana. Esta es la llave que abre la puerta a
una comprensión de la verdadera naturaleza de las Escrituras. Dios
pudo haber enviado a su hijo en la forma de un hombre adulto sin la
necesidad de nacer como un niño. En tal caso el cuerpo de Jesús
hubiera sido una simple corteza por así decirlo, encerrando la
naturaleza divina. Pero en su sabiduría Dios no escogió hacerlo de
esa manera. Más bien optó que su Hijo naciera de una mujer. De esta
manera Jesús participó de las características de su madre-tanto
psicológica como físicamente. No solamente nevó la semejanza de
ella en sus rasgos faciales, sino que también fue influenciado por
la atmósfera intelectual y social del hogar. Fue el hijo de María
tanto como el Hijo de Dios. Sucedió lo mismo con la Biblia. Dios
pudo habernos enviado su Libro directamente del cielo como una
revelación completa, encuadernado en piel finísima, con perfecto
acabado y tipografía de calidad sin igual, con cejas grandes para
proteger sus hermosos cantos dorados, con impecable impresión en
papel finísimo de la India, y ¡hasta dedicado al rey Santiago o al
Rey Carlos V si se prefiere! Pero El no quiso hacerlo de esa
manera. En vez de eso, la luz de la revelación divina irrumpió en
el alma de Moisés, David, Pablo, Juan y muchas otras personas. Como
resultado tenemos la revelación de la verdad divina para los
hombres, inspirada por Dios y escrita por los hombres. Escribían en
pergaminos de pieles de ovejas y cabras y en rollos de papiro.
Escribían los pensamientos de Dios lo mejor que podían entenderlos
con la ayuda del Espíritu Santo. Tal como la luz del sol al pasar
por un prisma se divide en sus varios rayos, así la luz de la
verdad divina al filtrarse por los primeros prismas de las
personalidades humanas se moldeó por las inclinaciones e intereses
de esas personas. Eso se demuestra no solamente en el lenguaje
que
emplearon-tanto en vocabulario como en estilo-sino también en las
maneras de pensar, de aproximarse a un asunto, y en la diversidad
de sus puntos de énfasis. El Espíritu Santo hizo uso de esta
variedad de intereses y puntos de énfasis de los diferentes autores
para comunicar la totalidad de la revelación divina en la Biblia.
Desafortunadamente, muy a menudo vemos solamente un aspecto de la
verdad, con el resultado de que en efecto tenemos la verdad a
medias. Pregúntele a un evangélico: --- ¿Fue Jesús divino o
humano?" y él contestará enfáticamente:11 ¡Fue divino!- Pregunte la
misma cosa a un humanista y su respuesta será: -Fue humano.- Los
dos tienen razón y los dos están equivocados. La pugna entre la
deidad y la humanidad de Jesús existe Solamente en el pensamiento
teológico falso. Jesús fue y es humano y divino a la vez. Existe la
misma situación en relación a las Escrituras. A veces los
evangélicos recalcan la fuente divina de la Biblia hasta el punto
de perder de vista el origen humano. Los de teología liberal en
cambio dan énfasis a éste y descuidan aquélla. La Biblia en verdad
tuvo su origen humano. Salió de las manos de los hombres que la
escribieron. Pero su fuente original fue divina. El Espíritu Santo
inspiró a los escritores. Es este hecho lo que le da su autoridad
como la Palabra de Dios. Un hombre ve solamente un escriba sentado
detrás de su escritorio con pluma en mano escribiendo las palabras
de la Escritura, y al verle declara: ---La Biblia es un libro
humano.- Otro percibe solamente el Espíritu que inspira, cobijando
a su instrumento escogido, y él exclama: - ¡La Biblia es divina!-
Necesitamos ver el cuadro entero, no solamente una parte. La Biblia
es un libro divino-humano. En el prefacio a sus sermones, Juan
Wesley escribió estas hermosas palabras: Soy un ser pensante. Soy
una criatura de un día, pasando por la vida como atraviesa el aire
una flecha. Soy un espíritu que procede de Dios y regresa a Dios,
aleteando sobre un grande abismo, hasta que dentro de Unos momentos
no se me verá más. ¡Caigo en una eternidad inmutable! Quiero saber
una cosa,-el camino al cielo y cómo Negar con seguridad a esa playa
bendita. Dios mismo se ha dignado enseñar el camino. Con esemismo
fin El vino del cielo. El ha escrito el camino al cielo en un
libro. ¡Oh! ¡Dadme ese libro! Cueste lo que cueste idadme el libro
de Dios! Lo tengo: aquí hay conocimiento suficiente para mí. Que
sea yo homo unius libri (hombre de un solo libro).[10] Aparecen las
Páginas. Amaneció un nuevo día sobre el campamento de Israel. De
repente el trueno puso fin al silencio de la noche anterior.
Nerviosamente las gentes abrieron las aletas de sus tiendas de
campaña, justamente a tiempo para ver una luz deslumbrante
atravesar el cielo. Tronaba y relampagueaba con ímpetu. Desde la
densa nube que cubría la cima del monte Sinaí resonaba una trompeta
con fuerte estruendo. Toda la gente estaba en las puertas de sus
tiendas, temblando de miedo. Al contemplar el monte sagrado, vieron
subir de su cima oleadas de humo como de una chimenea inmensa,
---porque
Jehová había descendido sobre él en fuego- (Éxodo 19:18). Ahora
parecía que todo el cerro fuera un enorme horno ardiente. Para
aumentar más el terror del pueblo, todo el monte SE sacudía con
violentos temblores. Pero un hombre no tuvo miedo, porque
precisamente en ese lugar se había encontrado con Dios en la zarza
ardiendo (Éxodo 3:2). Así que él habló y Dios le respondió (Éxodo
19:19) y le ordenó subir a la cima del monte Sinaí. Ese mismo Dios
le dio los Diez Mandamientos (Éxodo 20). Israel sería el pueblo del
pacto, el pueblo del Libro. Y Moisés fue el escribiente de Dios
para darles el Libro de la Ley. Tradicionalmente se le atribuyen a
Moisés los primeros cinco libros de nuestra Biblia. Para escribir
las historias del Génesis, Moisés necesariamente habrá tenido que
depender de las tradiciones orales comunicadas de generación en
generación y de la inspiración directa del Espíritu Santo. En
cuanto al relato de la creación del mundo y de la vida humana, éste
tuvo que haberle sido dado por revelación divina, porque ningún
hombre estuvo presente para atestiguar de ello. Con respecto a los
sucesos de Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, Moisés fue la
persona que más participó en ellos. Nadie estaba mejor capacitado
que él para escribirlo. Debe notarse, sin embargo, que el último
capítulo de Deuteronomio obviamente no salió de su pluma, pues allí
tenemos un relato de la muerte y el sepelio de Moisés, con la
declaración adicional: ---y ninguno conoce el lugar de su sepultura
hasta hoy- (Deuteronomio 34:6). Y se añade esta observación: -Y
nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, quien haya
conocido Jehová cara a cara- (v. lo). Pretender que Moisés mismo
escribiera estas palabras de antemano por inspiración divina-como
algunos han insistido-tiene el sabor de irrealidad. Todo el tenor
de la terminología usada aquí claramente indica una generación
posterior, cuando la obra monumental de Moisés fue editada en su
forma final. Los Libros se Multiplican. Josué fue el sucesor de
Moisés, y el sexto libro de nuestro Antiguo Testamento lleva su
nombre. Relata sus grandes proezas al guiar a los israelitas a
través del río Jordán, conquistando la tierra de Canaán y
repartiendo a cada tribu su territorio. El libro se divide muy
naturalmente en dos partes iguales. La primera parte (caps. 1-12)
relata la conquista de Canaán, mientras la segunda parte (caps.
13-24) cuenta del reparto de la tierra. El hecho que el libro lleve
el nombre de Josué no significa que él sea su autor, porque en el
último capítulo encontramos la narración de la muerte y el entierro
del grande guerrero de Dios Josué 24:29-30). Luego sigue la
declaración: ---y sirvió Israel a Jehová todo el tiempo de Josué y
todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué," (v. 31).
Es evidente que a lo menos en su forma final, el libro de Josué fue
escrito en una generación posterior. No sabemos quién lo escribió.
Lo mismo puede decirse con respecto al libro de jueces que se ocupa
del tiempo entre Josué y Samuel. La nota clave del libro es: ---En
aquellos días no había rey en Israel: cada uno hacía lo
que bien le parecía" (17:6; 21:25). Los israelitas, careciendo de
un gobierno central, vivían demasiado a menudo en confusión y caos.
La secuencia que se repite vez tras vez en jueces es:
desobediencia, opresión, arrepentimiento y liberación. Los hombres
llamados 'Jueces" en su mayoría fueron enviados por Dios para
librar al pueblo de sus opresores. La pequeña historia de amor y
vida pastoril llamada Rut da una viñeta de la vida de ese tiempo
(Rut 1:1). En parte su propósito puede haber sido señalar una parte
del abolengo del rey David (Rut 4:17-22). Los libros de Samuel
comprenden el período de la vida de aquel gran profeta y también
los reinados de Saúl y David, los dos primeros reyes de Israel;
ambos fueron ungidos por Samuel. El relato comienza con el
nacimiento de este hombre (cap. l), y su llamamiento al ministerio
profético (cap. 3). Samuel se dedicó en toda su larga vida a
gobernar a Israel como juez. Desafortunadamente fracasó con sus
propios hijos al no enseñarles a seguir en sus pasos, (I Samuel 8:
1-5). Por lo tanto el pueblo demandó un rey. En respuesta a esta
petición, Dios instruyó a Samuel que ungiera a Saúl como el primer
rey de Israel. Pero Saúl fue un hombre obstinado y desobediente, y
su vida terminó en desastre. La importancia del reinado de David
puede apreciarse por el hecho que todo el libro de II Samuel se
dedica a él. Los dos libros de Reyes relatan el reinado de Salomón
sobre el reino unido de Israel-creado por su padre David-y también
tratan del periodo cuando se dividió el reino. El reino del norte,
Israel, fue gobernado por varias dinastías comenzando con la de
Jeroboam. Este reino terminó en el año 722 a.C. Cuando los asirios
tomaron su capital, Samaria, y deportaron el pueblo a Mesopotamia,
(II Reyes 17:6). Para llenar et vacío, el rey de Asiria trajo gente
del oriente para repoblar las ciudades de Samaria (II Reyes 17:24).
Como resultado de esto tenemos el pueblo mestizo de los samaritanos
que encontramos en las páginas del Nuevo Testamento. Un rasgo
interesante en la historia del reino de Israel es la aparición de
dos singulares profetas, Elías y Eliseo. Procuraron llamar a los
idólatras israelitas a regresar a la adoración del Dios verdadero,
pero su éxito fue limitado. El reino del sur, o de Judá, fue
gobernado por una sola dinastía, la de David. Terminó en el 586
a.C. con la caída de Jerusalén en las manos de los babilonios. Con
la excepción de los 80 años de independencia bajo los macabeos
(142-63 a.C.), no hubo una nación independiente de Israel desde el
.586 a.C. hasta el 1948 d.C. cuando se estableció el nuevo estado
de Israel. El lector observador habrá notado dos cosas en nuestro
trabajo hasta ahora. La primera es que no hemos dado fechas
anteriores al año 1000 a.C. El motivo es que los arqueólogos no
están totalmente de acuerdo respecto a la cronología de los sucesos
antes del tiempo de David. La segunda cosa es el uso de dos fechas,
como por ejemplo 722 al 21 a.C. La razón es que no hay fechas fijas
en los hechos antiguos y generalmente se asignan al reinado de uno
u otro rey. De modo que no podemos precisar la fecha muy
exactamente. Los dos libros de Crónicas abarcan un período mucho
mayor que el de los libros de Reyes. De hecho, las tablas
genealógicas de los primeros nueve capítulos condenzan con Adán, (I
Crónicas 1A). La narración histórica empieza con la muerte de Saúl,
cap. lo). El resto de I Crónicas se
ocupa del reinado de David. II Crónicas narra el reinado de Salomón
y nos lleva a través del período de reino dividido. Pero los
últimos dos versículos (II Crónicas 36:22-23), dan cuenta del
decreto de Ciro referente al regreso de los desterrados judíos a
Judá (538 a.C.). Es obvio, pues que los libros de Crónicas no se
escribieron sino hasta después del cautiverio babilónico. En verdad
reflejan en sus primeros capítulos el interés intensificado en las
genealogías que caracterizó al período del post-cautiverio, debido
a que para ser recibidos, los desterrados que regresaban a su
tierra, tenían que comprobar su linaje judío. Este mismo rasgo
tiene prominencia en los dos libros siguientes, Esdras y Nehemías.
Esdras comienza en el punto en que termina II Crónicas-con el
decreto de Ciro (Esdras L1-4), que fue seguido prontamente (536
a.C.) con el primer regreso del cautiverio babilónico bajo
Zorobabel (cap. 2). El detalle principal de Esdras presentado aquí
es la reedificación del templo (caps. 3-6). El segundo grupo
regresó (458 a.C.) también bajo el mismo Esdras (caps. 7-8). Su
preocupación principal fuela restauración de la verdadera adoración
a Dios (caps. 9-10). El libro de Nehernías fue escrito en primera
persona como sucede con algunos pasajes de Esdras (caps. 8-9).
Nehemías viajó a Jerusalén (444 a.C.) con el propósito definido de
reedificar los muros de la ciudad que todavía estaban en ruinas. La
personalidad de estos dos hombres es un estudio de contrastes.
Cuando Esdras oyó que algunos de los desterrados que habían
regresado eran desobedientes a los mandamientos de Dios, dijo él:
---rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de
mi barba, y me senté angustiado en extremo- (Esdras 9:3). Pero
cuando Nehemías se enfrentó con la misma situación, declaró: -Y
reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les
arranqué los cabellos- (Nehemías 13:25). Por supuesto Nehemías era
el gobernador nombrado por el rey, mientras Esdras era un sacerdote
y escriba. Dios pudo emplear a los dos hombres tan diferentes entre
sí, para hacer una obra magna en su reino. El libro de Ester
pertenece al período persa (post-exílico) en compañía de Esdras y
Nehemías. Su propósito tal vez fue explicar el origen de la fiesta
judía de Purim, (Ester 9: 26). No hay manera alguna de determinar
con precisión cuando se escribió el libro de lob. Su ubicación
era---entierra de Uz- (Job 1:1), lo que probablemente significa el
gran desierto sirio al este y noreste de la Palestina. Se trata M
problema universal y eterno M sufrimiento humano. En su forma
literaria es un drama majestuoso que discute el elevado tema del
trato de Dios con los hombres. Como sucede con todas las obras
clásicas devocionales, nada importa el tiempo en que se escribió.
Juntamente con Proverbios y Eclesiastés, pertenece a los---Libros
de Sabiduría- del Antiguo Testamento. Estos libros tienen algunos
puntos de semejanza bastante llamativos con la literatura
sapiencial del antiguo Egipto y Babilonia. Las Salmos constituyen
el himnario de los israelitas. Casi la mitad de los 150 salmos se
atribuyen a David, y la mayor parte de los demás son anónimos.
Fueron compuestos probablemente desde el tiempo de David hasta los
tiempos del destierro. Al libro de Proverbios se compone
principalmente de los dichos sabios escritos por Salomón, 1:1;
10:1. Los capítulos 25-29 fueron copiados Por los escribas de
Ezequías unos 200 años más
tarde, (25:1). Los dos últimos capítulos se atribuyen a Agur y al
rey Lemuel respectivamente. Es obvio que los Proverbios son una
antología de recopilaciones de dichos sabios reunidos durante un
período considerable de tiempo. Eclesiastés (o---El Predicador---)
se atribuye al---hijo de David, rey de Jerusalén- (1:1). Su tema
principal se declara desde el principio: -Vanidad de vanidades,
dijo el Predicador; vanidad de vanidades: todo es vanidad,- (1:2).
Tal es toda vida vivida---debajodel sol- (1:3), sin ninguna
referencia al Dios que está arriba.---Vanidad-literalmente
significa vacío. El Cantar de los Cantares también se atribuye a
este rey (1:1). En lenguaje típico del oriente pinta los goces del
amor conyugal. Hay divergencia de opinión entre los comentaristas
respecto a si se debe considerar este libro como una alegoría de la
relación entre Cristo y su iglesia, o no. El resto del Antiguo
Testamento consiste de libros de profecía. El ministerio de Isaías
se extendió desde aproximadamente 740 hasta 700 a.C. Isaías
profetizó en el reino del Sur[11] o de Judá, y se piensa que
escribió este libro incomparable casi al final de este período. Hay
que notar que muchos eruditos insisten que los capítulos 40-66
fueron escritos por un segundo Isaías durante el cautiverio en
Babilonia. Pero no hay en los manuscritos ninguna evidencia para
tal división. En el manuscrito de Isaías descubierto entre los
Rollos del Mar Muerto y cuya composición se fecha aproximadamente
en el año 125 a.C., todo el libro está presentado como una unidad.
Oseas (750-736 a.C.) era un contemporáneo de Isaías y profetizó en
el reino septentrional de Israel. Hizo un llamamiento dramático a
Israel, cual esposa infiel de Jehová, para que regrese a su
verdadero esposo, renunciando a los dioses falsos. Pero su
llamamiento fue en vano. Es posible que Amós haya sido el primero
de los profetas que escribieron sus mensajes. Su profecía fue
escrita más o menos en el año 760 a.C. Su énfasis mayor fue la
justicia social. El predicó en el reino norteño de Israel,
especialmente en Betel, a solamente 18 kilómetros al norte de
Jerusalén. Las fechas entre las cuales Miqueas ejercitó su
ministerio profético fueron las mismas que las de Isaías (740-700
a.C.). También profetizó en el reino de Judá, o del sur juntamente
con Amás atacó vigorosamente la opresión de los pobres. Estos son
los cuatro profetas de la más grande edad profética, el siglo 8
a.C. Algunos incluyen a Joel, Abdías y Jonás en este período.
Jeremías profetizó durante los últimos 40 años del reino meridional
de Judá (626-586 a.C.). Suya fue la ingrata tarea de advertir a la
nación acerca del desastre inminente, y de verles hacer caso omiso
de su voz de alerta. Le han dado el apodo de---e lprofeta llorón-
(vea 9A). El libro de Lamentaciones también se atribuye a jeremías.
Ezequiel fue el profeta del Señor a su pueblo en el cautiverio
babilónico. Llevado en una de las primeras deportaciones, ministró
alrededor de unos 22 años (593-571 a.C.). Lo mismo que Isaías y
Jeremías, Ezequiel no solamente profetizó a sus compatriotas sino
también a las naciones
extranjeras. (Estos son los tres libros proféticos más largos.
También presentó una descripción del estado futuro ideal de Israel.
El libro es apocalíptico en alto grado. Al igual que Ezequiel,
Daniel profetizó en Babilonia (606-536 a.C.). Los primeros seis
capítulos dan la historia de Daniel intercalada con visiones que
tuvieron otras personas. Los últimos seis capítulos dan las
visiones que Daniel vio. El libro de Daniel es el apocalipsis del
Antiguo Testamento, aunque hay elementos apocalípticos en otros
libros, como por ejemplo en Ezequiel. Oseas, como ya hemos visto,
fue un contemporáneo de Isaías. Joel (del siglo 8 o quizás del 4)
describe vívidamente una espantosa plaga de langostas. Luego hace
una aplicación doble: al próximo castigo de Judá, y al---díade
Jehová-. La frase citada es la frase clave del libro. Amós
pertenece al siglo 8, como probablemente sucedió con Abdías. Este
librito de un solo capítulo tiene como tema la destrucción de Edom,
después de lo cual vendría la restauración de Israel. De acuerdo
con II Reyes 14:25, el profeta Jonás ministró durante el reinado de
Jeroboam II de Israel (787-747 a.C.). Llamado por Dios para
advertir a Nínive de su destrucción inminente, trató de escaparse.
Cuando Nínive se arrepintió, Jonás se quejó. El libro demuestra la
insensatez del orgullo racial y a la vez enseña el amor de Dios
para toda la humanidad. Después de Miqueas el---defensor de los
pobres,- vino Nahum. La fecha de su ministerio se coloca
generalmente entre el 663 y el 612 a.C. Profetizó la destrucción de
Nínive, la cual aconteció en el 612 a.C. Por fin Asiria, el antiguo
enemigo de Israel, fue castigado por sus pecados cuando cayó su
ciudad capital. Habacuc profetizó en el mismo siglo 7 a.C., acerca
de su fin (603). Anunció el próximo castigo de Judá por los
babilonios. El capítulo 3 de su libro es un himno de oración muy
parecido a los que se encuentran en el libro de los Salmos.
Sofonías (alrededor del 625 a.C.) tronó en contra de la idolatría
de Judá. Pronunció juicios contra Judá y las naciones extranjeras,
pero presentó la esperanza de salvación para el remanente que
quedare fiel. Hageo y Zacarías comenzaron su ministerio en el mismo
año (520 a.C.). En aquel año Hageo dio cuatro mensajes, todos
relacionados con el mismo tema: la reconstrucción del templo.
Zacarías también se interesó en esto, como leemos en Esdras 6:14.
Pero sus profecías se extendieron de 520 a 518 a.C. Un aspecto
notable de su libro consiste en las ocho visiones que tuvo, (1:
7-6: 15). Y como la mayoría de los profetas, le dio énfasis a la
justicia más bien que al ritualismo.
Malaquías (alrededor de 450 a.C.) es el último libro del Antiguo
Testamento. El nombre significa---mi mensajero. Mirando hacia
adelante, cuatro siglos en el futuro, vaticinó el advenimiento del
Mesías (M). Los últimos 12 libros del Antiguo Testamento son
llamados los Profetas Menores, no por carecer de importancia sino a
causa de su brevedad. Se Escribe el Nuevo Testamento. a. Las
Epístolas de Pablo. En su primer viaje misionero Pablo y Bernabé
establecieron varias iglesias en la provincia romana de Galacia (en
Asia Menor, la Turquía moderna). Algún tiempo después llegó a los
oídos de Pablo que algunos judaizantes habían confundido a sus
nuevos convertidos entre los gentiles, enseñándoles que para ser
salvos tendrían que circuncidarse y guardar la ley de Moisés.
Grandemente perturbado, el apóstol les envió a esas iglesias una
carta escrita en lenguaje enérgico, advirtiéndoles del peligro de
caer de la gracia de Cristo en el hoyo del judaísmo legalista. Si
Gálatas fue escrita alrededor del tiempo del Primer Concilio de
Jerusalén (48 d.C.), es probable que haya sido el primero de los
libros del Nuevo Testamento en cuanto al orden en que fueron
escritos. Muchos eruditos optan por una fecha unos pocos años más
tarde. En su segundo viaje misionero Pablo estableció una buena
iglesia en Tesalónica. Cuando llegó a Corinto escribió I
Tesalonicenses con su énfasis doble de la santificación y la
segunda venida de Cristo. Esto fue en el año 50 d.C. Se ha
sostenido generalmente que éste fue el primer libro del Nuevo
Testamento. 11 Tesalonicenses, escrito unos cuantos meses después,
trata de otros problemas que tuvieron los creyentes con respecto a
la segunda venida de Cristo. En su tercer viaje misionero Pablo
pasó tres años en Efeso. Mientras estuvo allí escribió I Corintios
(54 o 55 d.C.). Trata en esta epístola de tres problemas en la
iglesia de ¡os cuales había recibido noticias (caps. 1-6), y de
seis problemas más acerca de que le habían escrito. Todos estos
eran asuntos prácticos, pero con implicaciones cruciales. Después
de salir de Efeso, Pablo escribió 11 Corintios en Macedonia,
probablemente en Filipos (55 d.C.). Lamentablemente, tuvo que
defender tanto su ministerio espiritual como su integridad personal
frente a las críticas crueles de sus adversarios en Corinto. Fue la
iglesia de Corinto la que le dio a Pablo más dolores de cabeza y
angustia de corazón que ninguna otra. Es de suma importancia
advertir que los primeros libros dCl Nuevo Testamento no eran
compendios de teología sistemática. Más bien, eran cartas escritas
por un misionero a las iglesias que había fundado en sus viajes
misionales. Son ---cartas vivientes,- que tratan con la vida común
del pueblo de Dios. El atareado apóstol dedicó tres meses a una
visita a Corinto (Hechos 20:3). Quería seguir al oeste hasta Roma.
Pero había estado reuniendo entre las iglesias gentiles una ofrenda
para los pobres entre los cristianos judíos en Jerusalén. Se sentía
obligado a regresar a la iglesia madre allí, para asegurarse de que
esta ofrenda fuese recibida en un buen espíritu. La preocupación
principal de
Pablo en este respecto era su deseo de fusionar las iglesias judías
y gentiles en una sola iglesia de Jesucristo. Por lo tanto, en
lugar de visitar a Roma, escribió la Carta a los Romanos (56 d.C.).
En ella dio la exposición más amplia que hasta la fecha hubiera
dado él de las grandes doctrinas del pecado, la justificación y la
santificación. Quería estar seguro de que esta iglesia en la
capital del imperio romano estuviera bien establecida en las
verdades centrales del cristianismo. Durante los dos años de su
encarcelamiento en Roma (59-61 d.C.) Pablo escribió las cuatro---
Cartas de la Prisión. Filemón es un breve recado personal escrito a
un cristiano amigo, dueño de esclavos, acerca de su esclavo
fugitivo, Onésimo. Colosenses fue enviado a la iglesia que se
reunía en la casa del mismo Filemón. Trata de la naturaleza y la
persona de Cristo, un asunto de importancia capital en aquella
parte del mundo. Efesios probablemente era una carta circular, ya
que en los tres manuscritos de mayor antigüedad, se omiten las
palabras---en Efeso- del encabezamiento. La carta fue enviada
primero a la iglesia madre en Efeso, pero a la vez fue destinada
para las otras congregaciones de la provincia de Asia. Filipenses
fue enviada a la iglesia macedonia de Filipos, que Pablo había
fundado en su segundo viaje misionero. Es una expresión espontánea
de gozo y gratitud. Aún en la cárcel Pablo mantenía contacto con
sus iglesias. I Timoteo y Tito fueron escritos por Pablo,
probablemente alrededor del 62 al 64 d.C., poco después de que
fuera librado de su primer encarcelamiento en Roma. Arrestado
nuevamente y colocado en una mazmorra, el apóstol escribió su
última carta II Timoteo, advirtiéndole de la apostasía de los
postreros días. Estas tres cartas son llamadas las Epístolas
Pastorales porque tratan de problemas relacionados con el cuidado
de las iglesias. b. Las Epístolas Generales. Así se clasifican
siete de las cartas del Nuevo Testamento, porque no se dirigieron a
ninguna iglesia o individuo en particular. Al contrario de lo que
sucedió con las cartas de Pablo, llevan el nombre de sus autores y
no de sus destinatarios. Santiago probablemente fue la primera de
este grupo. Lo que es más, algunos eruditos asignarían a esta
epístola una fecha tan temprana como 45 d.C., lo cual la haría el
primer libro del Nuevo Testamento. Pero es más probable que haya
sido escrito en la primera parte de la década del 60 al 70 d.C. y
que Hebreos se escribiera a mediados de esa década (bien que ella
no se clasifica como Epístola General). I Pedro es otra carta del
mismo período, aparentemente escrita en Roma. El apóstol procuraba
animar a los creyentes en tiempos de persecución. La autenticidad
de II Pedro ha sido asunto de debates muy reñidos. Pero si
aceptamos que el apóstol es el autor, tendría que haber sido
escrita antes del año 68 d.C., el año de la muerte de Nerán, pues
la tradición de la iglesia primitiva declara enfáticamente que
tanto Pedro como Pablo murieron bajo Nerán. II Pedro es
apocalíptica en naturaleza. Las tres Epístolas de Juan serán
discutidas después. La de judas es muy parecida al segundo capítulo
de II Pedro.
c. Los Evangelios Sinópticos y los Hechos. Es correcto que los
cuatro evangelios aparezcan al principio del Nuevo Testamento
porque dan los cimientos de nuestra fe en la vida, muerte, y
resurrección de Jesucristo. Pero no fueron los primeros libros en
ser escritos. De hecho, el evangelio de Juan fue uno de los últimos
libros escritos. El evangelio de Marcos aparentemente fue escrito
por Marcos en Roma, bien hacia el final de la década del so al 60
d.C., o bien entre los años 65-70 d.C. (como generalmente se cree
ahora). Mateo fue escrito un poco después, quizá cerca del 60 d.C.,
o como la mayoría de los eruditos Sostienen ahora, en la década del
70 al 80 d.C. Anteriormente Lucas fue fechado entre 6o-6s d.C. pero
la opinión contemporánea le coloca alrededor del 80d.C. Los Hechos
apareció, o bien alrededor del 62 d.C. como antes se creía, o
quizás alrededor del año 90 d.C. d. Los Escritos Juaninos. Ahora se
cree generalmente que el evangelio de Juan, las tres Epístolas de
Juan y el Apocalipsis fueron todos escritos en la última década del
primer siglo d.C. No sabemos si apareció primero el evangelio o las
epístolas. Pero el libro de Apocalipsis con su cuadro del nuevo
cielo y la nueva tierra, cual la última gavilla, provee un clímax
perfecto a toda la revelación divina encerrada en la Biblia. El
evangelio de Juan fue escrito para que sus lectores creyeran que
jesús es el Mesías, el Hijo de Dios y como resultado de tal fe,
para que tuvieran vida en El (20:31). La primera epístola de Juan
fue escrita a creyentes para que supieran que tenían la vida eterna
(5:13). El libro de Apocalipsis da una visión del Cristo
glorificado en medio de su iglesia (cap. l), seguido por mensajes a
las siete iglesias de Asia (caps. 2-3), y una exhibición anticipada
del futuro (caps. 4-22).
***
[1] Writings, James Nichols and W. R. Bagnall trad. (Grand Rapids:
Baker Book House, 1956), 11,15.
[2] Ibid., p. 16 [3] Explanatory Notes upon the New Testament
(Londres: Epworth, Press, 1941), p. 9. [4] Ibid. [5] Ibid., p. 794.
[6] A Compendium of Christian Theology (2a. ed. Nueva York: Milfips
and Hunt, 1881), pp. 174 sgs. [7] Christian Theology (Nazarene
Publishing House: Kansas City, 1940), 1, 168. Existe la Versión
Castellana de la misma editorial. [8] Ibid., p. 170. [9] The New
Testament of Our Lord and Saviour Jesus Christ (New York: Abingdon
Colcesbury Press, n.d.), I, 10. [10] Works. (Beacon Hill Press:
Kansas City), V, 3. [11] Le ayudará al lector recordar que cada vez
que a parezca esta expresión o la otra, ---reinodel Norte,- se
alude a las dos naciones en que se dividió la nación israelita
después de la muerte de Salomón. Se les designa: Reino del Sur, o
meridional, o de Judá; y, Reino del Norte, o septentrional, o de
Israel.
2
Su Preservación
La Biblia en realidad es una biblioteca de 66 libros escritos
durante un período de unos 1500 años. Los 39 libros del Antiguo
Testamento aparecieron a lo largo de unos mil años.
(Aproximadamente del 1400 al 400 a.C.); los 27 libros del Nuevo
Testamento fueron escritos en un espacio de tiempo mucho más breve,
aproximadamente 50 años (45-9.5 d.c.). Casi 40 escritores
participaron en la producción de estos 66 libros. ¿Cómo sucedió que
finalmente aparecieran en un solo tomo llamado "la Biblia"? La
palabra---Biblia-nos viene del sustantivo griego plural ta biblion
que significa "los libros," por vía del sustantivo latín singular,
biblia que significa "el libro". ¿Cómo llegaron "los libros" a ser
"el Libro"? Tal es el tema de nuestra discusión en este capítulo.
El Canon del Antiguo Testamento.
Por "canon" queremos decir una lista de libros oficialmente
aceptada. El canon protestante del Antiguo Testamento es idéntico
al canon hebreo de las Sagradas Escrituras. Para los judíos ésta es
la Biblia completa. El canon católico-romano del Antiguo Testamento
es más extenso, pues incluye 14 libros o partes de libros, que no
se encuentran en el Antiguo Testamento que nosotros conocemos. ¿A
qué se debe esta diferencia? a. El Canon Hebreo. El núcleo básico
del canon hebreo es la Torah, o sea la Ley de Moisés que consiste
en los primeros cinco libros de nuestro Antiguo Testamento. Los
saduceos de los días de Jesús le dieron énfasis primordial a esta
parte de las Sagradas Escrituras, y aún los fariseos le atribuyeron
grande importancia. Una costumbre suya señala este hecho. En el
tiempo de Cristo se leían las Escrituras en hebreo en los servicios
de la sinagoga. Pero la mayoría de los judíos de ese tiempo no
entendían el hebreo; y hablaban el arameo. Por lo tanto, después de
la lectura de cada versículo de la Ley, se daba una paráfrasis en
arameo. Pero en el caso de los profetas, daban la traducción al
ararneo cada tres versículos. Esto evidentemente se hacía de un
modo limitado poco después del destierro babilónico (Nehemías 8:8).
En la Biblia hebrea el primer libro lleva el título "Bereshith,"
"En el Principio." Los judíos acostumbran usar la primera palabra
hebrea de cada libro para darle su título. En nuestras Biblias
usamos para los primeros cinco libros, principalmente los nombres
que se usan en la Versión Septuaginta, en griego (la cual se
discutirá después). Génesis es sencillamente la palabra griega para
"el principio". Éxodo también procede del griego y quiere decir
"una salida." Levítico debe su nombre al hecho que trata en gran
parte de la obra de los sacerdotes que eran de la tribu de Leví.
Números es el equivalente castellano del griego arithmoi, su nombre
en la Septuaginta. El libro relata los dos censos del pueblo
israelita, el primero hecho en Sinaí, poco después de la salida de
Egipto, y el segundo en las llanuras de Moab, antes que cruzaran la
frontera de Canaán (cap. 26). Deuteronomio se deriva de dos
palabras griegas, déuteros,--- segundo,- y nomos,---ley." Describe
la segunda entrega de la Ley de Moisés. La primera entrega fue a la
generación de israelitas que salieron de Egipto, y aconteció en
Sinaí. La segunda fue a la siguiente generación, antes que entraran
en la Tierra Prometida. El canon hebreo tenía tres divisiones: (1)
la Ley; (2) los Profetas; (3) los Escritos. La Ley consistía en los
cinco libros de Moisés. Los Profetas se dividían en los Profetas
Anteriores y ¡os profetas Posteriores, con cuatro libros en cada
división. Los Profetas Anteriores incluían Josué, Jueces, Samuel y
Reyes (éstos dos últimos eran considerados como uno). Los Profetas
Posteriores incluían Isaías, jeremías, Ezequiel y los Doce. En el
Canon hebreo los 12 profetas menores estaban unidos en lo que
llamaban "el Libro de los Doce." Nosotros generalmente colocamos a
Josué, Jueces, Samuel y Reyes entre los libros históricos del
Antiguo Testamento. Pero los judíos consideraron (correctamente,
por cierto) que la historia de Israel era una historia profética, y
por lo tanto clarificaron estos libros entre los Profetas. La
tercera división de los Escritos incluía los demás libros de
nuestro Antiguo Testamento. Estos además se subdivisión en los tres
Libros Poéticos (Salmos, Proverbios, Job) los Cinco Rollos
(Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés, Ester), y los tres
Libros Históricos (Daniel, Esdras- Nehemías, Crónicas).
Un pasaje del Nuevo Testamento se refiere claramente a esta
división triple. En Lucas 24:44 Jesús dijo que "era necesario que
se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en
los profetas y en los salmos." Debido a que la tercera división,
los Escritos, comenzaba con los Salmos, a veces se hacía referencia
a todo el grupo de libros como "los Salmos." Un cálculo rápido
revelará que los "libros" en el canon hebreo sumaban un total de
24, aunque en éstos están incluidos todos nuestros 39 libros.
Josefo, el prominente historiador judío del primer siglo de la era
cristiana, habla de "solamente veintidós libros" de sus Sagradas
Escrituras, probablemente porque había 22 letras en el alfabeto
hebreo. Lograron ese número de libros al unir a Rut con Jueces, y a
Lamentaciones con Jeremías. Pero por fin colocaron a Rut y
Lamentaciones con los otros libros cortos para formar a los Cinco
Rollos. II Esdras 14:45 habla de 24 libros. Quizás una razón por la
que se formaron los Cinco Rollos fue su uso especial en los cultos.
Cada uno consistía de un rollo. El Cantar de los Cantares se leía
en la Pascua, Rut en la Fiesta de las Semanas (el Pentecostés),
Eclesiastés en la Fiesta de Tabernáculos, Ester en la Fiesta de
Purim, y Lamentaciones en el Día de Ayuno, conmemorando la
destrucción de Jerusalén en 586 a.C. En las Escrituras hebreas de
hoy día hay 39 libros. Pero se conserva el orden del canon hebreo
antiguo, comenzando con Génesis y terminando con II Crónicas.
Isaías sigue a II Reyes, y los Salmos a Malaquías. Los Cantares
siguen a Job, y Daniel a Ester. De esa manera se conserva todavía
la división triple del canon hebreo. ¿Cuándo y por qué
establecieron oficialmente los judíos su canon de las Escrituras?
Desde tiempos antiguos habían empleado los libros de la Ley como
dotados de autoridad divina. Los libros de los diferentes profetas
probablemente fueron aceptados como sagrados desde que aparecieron.
Sabemos que pasó bastante tiempo antes que todos los Escritos se
aceptaran como Escrituras. El libro de Ester, por ejemplo, fue
puesto en tela de duda hasta los tiempos de Cristo. Puede ser que
sea un reflejo de tal duda el hecho que en las cuevas del Mar
Muerto se han encontrado fragmentos de cada libro del Antiguo
Testamento con excepción a Ester. La situación después del año 70
d.C. requería acción oficial. En ese año fue destruido el Templo,
juntamente con la ciudad de Jerusalén. Esto trajo la terminación
del sistema judío de sacrificios. Los saduceos, que habían dominado
el sacerdocio, se desvanecieron. Los fariseos, que enseñaban las
Escrituras en numerosas sinagogas, sobrevivieron como los líderes.
Los judíos llegaron a ser el pueblo del Libro. Pero tenían que
trazarse los límites exactos de las Sagradas Escrituras. No podía
haber ninguna duda respecto a los libros que tenían que admitirse
como dotados de autoridad divina. Luego hubo otro factor muy
importante. Comenzaron a aparecer los escritos cristianos: las
Epístolas de Pablo, otras cartas, y muy especialmente los
Evangelios. Era necesario condenar todos estos libros nuevos e
impedir que fuesen usados por los adherentes del judaísmo. El
resultado fue que en el Concilio de Jamnia, alrededor de 90 d.C.,
los rabinos fijaron oficialmente los límites del canon judío. Allí
se incluyeron los 39 libros de la Biblia hebrea actual, divididos
entre la Ley, los Profetas y los Escritos.
b. Los Libros Apócrifos. Si acaso uno encuentra una vieja Biblia de
púlpito, pudiera ser que encontrara en ella un material bastante
extenso entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Para ser
más exacto, tal vez encontrara unos 14 libros (o parte de libros),
ocupando un espacio igual a unas 5/6 partes del volumen del Nuevo
Testamento. Estos se llaman los Libros Apócrifos. La palabra
"apócrifo" significa "escondido." Los que aprobaron estos libros
pretenden que fueron retirados del uso común porque contenían
sabiduría secreta que solamente los iniciados debían saber. Los que
rechazaron estos libritos dijeron que 'fueron escondidos por ser
espúreos. Jerónimo, (en el siglo IV d.C.) parece haber sido la
primera persona que los llamó Apócrifos. Los 14 libros son I y II
Esdras, Tobías, Judit, Adiciones al libro de Ester, Sabiduría de
Salomón, Eclesiástico (o Sabiduría de Jesús, el hijo de Sirac),
Baruc, Susana, el Cántico de los Tres Jóvenes, Bel y el Dragón, la
Oración de Manasés, y I y II Macabeos. Probablemente fueron
escritos entre los 200 y 100 a.C. En la versión Septuaginta (en
griego) y en la Vulgata (en latín) estos libros aparecen repartidos
en varias partes del Antiguo Testamento. Martín Lutero fue el
primero que los separó. En 1534 Lutero terminó la traducción de la
Biblia al alemán de los idiomas originales, hebreo y griego. Ya que
no encontró los Libros Apócrifos en la Biblia Hebrea, los tradujo
al final y los colocó entre el Antiguo Testamento y el Nuevo
Testamento. Myles Corverdale siguió la misma pauta cuando publicó,
al año siguiente, la primera Biblia en inglés. Todas las Biblias
protestantes en inglés hicieron lo mismo hasta que apareció la
versión M Rey Santiago (1611 d.C.), e inclusive ésta. Las Biblias
católicas en inglés [1] todavía tienen los Libros Apócrifos
esparcidos por el Antiguo Testamento como sucede con la Vulgata.
Pero las Biblias que mejor conocemos hoy en día no contienen tales
libros. Es natural que preguntemos el porqué de tal omisión. La
Biblia conocida como "the Great Bible" (la Biblia Grande de 1539)
cita en su prólogo la declaración de San jerónimo que esos libros
eran buenos para edificación, pero que no eran autoritativos. La
Biblia de Ginebra de 1560 ("Geneva Bible") dio un paso más adelante
y afirmó que tales libros no debieran de emplearse para decidir
ningún asunto doctrinal, sino solamente para conocimiento de la
historia e instrucción en la vida piadosa. Pero la Biblia de los
Obispos ("Bishop's Bible" 1568) se publicó sin ninguna advertencia
parecida. Siendo que la famosa versión que lleva el nombre del Rey
Santiago ("King James" 1611) era una revisión de la Biblia de los
Obispos, solamente puso el encabezamiento de "Libros Apócrifos" sin
ninguna nota de descrédito. Es más, uno de los hombres responsables
por su producción llegó a ser el Arzobispo de Canterbury y en
virtud de tal puesto decretó que cualquiera persona que publicara
una Biblia en inglés sin los Libros Apócrifos sería encarcelada por
un año. Pero los puritanos "persiguieron a los Libros Apócrifos"
para citar la frase de Federico Kenyon. Desde el año 1590
aparecieron algunas copias de la "Biblia de Ginebra" que los
puritanos hicieron suya, sin dichos libros. Por el año 1629 sucedió
otro tanto con la Versión del Rey Santiago bajo la influencia
puritana. La actitud oficial de la Iglesia de Inglaterra se expresa
en uno de sus Treinta y Nueve Artículos de Religión. Después de
referirse a "los libros canónicos" dice lo siguiente: "y los otros
libros
(como declara jerónimo) la iglesia lee para hallar ejemplo de vida
e instrucción en conducta, pero no los aplica para establecer
ninguna doctrina." Fue en la primera parte del siglo 19 que por fin
se tomó una acción para excluir a los Libros Apócrifos. La Sociedad
Bíblica Nacional de Escocia tomó la posición de que si estos libros
no eran la Palabra de Dios dada por inspiración, ellos no debieran
de malgastar el dinero imprimiéndolos como parte de la Biblia.
Dicha sociedad hizo una petición a la Sociedad Bíblica Británica y
Extranjera, la cual votó en 1827 que no emplearía ninguno de sus
fondos para publicar los Libros Apócrifos. Desde esa fecha la
mayoría de las copias de la Versión del Rey Santiago se han
publicado sin tales libros. Sin embargo tomamos nota que algunas
versiones posteriores en inglés les han incluido, como sucede con
algunas ediciones de la versión Goodspeed y la "Revised Standard."
Tenemos que conceder que los Libros Apócrifos están gozando de
nueva popularidad entre los protestantes. ¿Cuál debe ser nuestra
actitud respecto a los Libros Apócrifos? En primer lugar tenemos
que reconocer que contienen mucho material de valor histórico y
religioso. Pero por otra parte estamos de acuerdo con la sana
opinión protestante de los últimos 400 años que estos libros no son
parte de la inspirada, autoritativa Palabra de Dios. De modo que
sentimos que no debieran de tener ningún lugar en la Biblia, sino
que deben de estudiarse por separado. Pero ya que la mayoría de los
protestantes no conocen estos libros, tal vez convenga dar una
caracterización breve de cada uno de ellos. Y puesto que la Iglesia
Católica Ro mana sostiene que son una parte de la Biblia inspirada
autoritativa, necesitamos conocer la naturaleza de estos escritos.
I Esdras (alrededor de 150 a.C.) narra la restauración d los judíos
a la Palestina después de¡ cautiverio babilónico Toma prestado
material de Crónicas, Esdras y Nehemías pero el autor ha añadido
mucho material legendario. Quizás su relato más interesante es la
Historia de los Tres Guardias. Debatían acerca de cuál era la cosa
más poderosa del mundo. Uno dijo, "el vino"; otro, "el rey"; y el
tercero, "La Mujer y la Verdad." Pusieron estas tres respuestas
debajo de la almohada del rey. Al despertarse, él demandó que los
tres hombres defendieran sus respuestas. El fallo unánime fue, "La
verdad es grande y supremamente poderosa." Porque Zorobabel había
dado esta respuesta se le permitió como recompensa reconstruir el
templo en Jerusalén. II Esdras (100 d.C.) es un libro apocalíptico
que contiene siete visiones. Se dice que dichas visiones
confundieron de tal modo a Martín Lutero que tiró el libro al río
Elba. Tobit (la primera parte del siglo II, a.C.) es una corta
novela. Marcadamente farisaica en tono, recalca la Ley, las comidas
limpias, los lavamientos ceremoniales, las obras de caridad, el
ayuno y la oración. Es palpablemente antibíblico en su declaración
que la limosna expía el pecado. Judit (a mediados del siglo 2 a.C.)
es también ficticio y farisaico. La heroína de la novela es Judit,
una hermosa viuda judía. Al ser asediada su ciudad, salió ella con
su sirvienta y una provisión de comida ceremonialmente limpia y
entró en la tienda del general del ejército
enemigo. El se enamoró de su hermosura y le dio un lugar en su
tienda. Afortunadamente para ella, él había tomado licor en exceso
y cayó en el estupor de la embriaguez. Judit agarró la espada del
general y le cortó la cabeza. Acto seguido metió la cabeza en su
bolsa de provisiones y abandonó el campamento. Colgaron la cabeza
en el muro de una ciudad cercana, y el ejército asirio sin líder
fue derrotado. Adiciones al Libro de Ester (alrededor del 100
a.C.). El libro de Ester es único entre los libros del Antiguo
Testamento por el hecho de no hacer ni una mención del nombre de
Dios. Relata que Ester y Mardoqueo ayunaron, pero no declara
específicamente que oraron. Para compensar esa falta, las Adiciones
tienen largas oraciones atribuidas a estos dos, junto con un par de
cartas que se supone fueron escritas por Asuero. La Sabiduría de
Salomón (alrededor de 40 d.C.). Se escribió para impedir que los
judíos cayeran en el escepticismo, el materialismo y la idolatría.
Como en Proverbios, aquí encontramos la personificación de la
Sabiduría. Muchos sentimientos nobles hallan expresión en este
libro. Eclesiástico, o la Sabiduría de. Jesús Hijo de Sirac
(alrededor de 180 a.C.), demuestra un nivel elevado de sabiduría
religiosa, algo parecido al libro canónico de Proverbios. A la vez
presenta mucha sabiduría práctica. Por ejemplo, tratando de
pláticas de sobremesa, dice así: "Abreviael discurso, diciendo
mucho en pocas palabras y sé como quien, sabiendo, sabe callar"
(32:11, 12 Nácar Colunga). Y en otro lugar: "Reflexiona antes de
responder y serás escuchado; recoge tus pensamientos y responde"
(33:4). En sus sermones, Juan Wesley cita varias veces al
Eclesiástico. Todavía se le usa extensamente en los círculos de la
Iglesia Anglicana. Baruc (alrededor de 100 d.C.) se representa como
escrito por Baruc, el escribiente de jeremías en el 582 a.C. En
realidad es probable que el libro sea un intento de interpretar la
destrucción de Jerusalén, que sucedió en el 7o d.C. El libro
exhorta a los judíos a no rebelarse nuevamente, sino a someterse al
emperador. No obstante, poco después ocurrió la rebelión de
BarCochba contra el gobierno romano en 132-35 d.C. El capítulo 6 de
Baruc contiene la pretendida "Carta de Jeremías" con su fuerte
amonestación contra la idolatría -dirigida probablemente a los
judíos en Alejandría, Egipto. Nuestro libro de Daniel tiene 12
capítulos. El primer siglo antes de Cristo se le añadió el capítulo
13, la historia de Susana. Ella era la bella esposa de un judío
principal de Babilonia, a cuya casa acudían frecuentemente los
ancianos y jueces judíos. Dos de ellos se enamoraron de ella e
hicieron la tentativa de seducirla. Cuando ella lanzó un grito, los
dos ancianos dijeron que la habían encontrado debajo de un árbol en
los brazos de un joven. Ella fue traída ante el tribunal. Ya que
había dos testigos que concordaban en su testimonio, ella fue
condenada y sentenciada a muerte.
Pero un joven llamado Daniel interrumpió el procedimiento e
interrogó a los dos testigos. Por separado les preguntó cuál era el
árbol del huerto debajo del cual habían encontrado a Susana y su
amante. Cuando los dos dieron respuestas contradictorias, ellos
mismos fueron sentenciados a muerte y Susana se salvó. Bel y el
Dragón se añadió al libro de Daniel más o menos por el mismo tiempo
y aparece como el capítulo 14 del libro. Su propósito principal era
enseñar la insensatez de la idolatría. Contiene dos historias. En
la primera historia el rey Ciro preguntó a Daniel por qué no
adoraba a Bel, ya que aquel dios comprobaba su grandeza, comiendo a
diario muchas ovejas juntamente con mucha harina y aceite. Por
tanto Daniel esparció cenizas sobre el piso del templo después que
hubieron colocado la comida sobre la mesa para su dios. En la
mañana el rey llevó a Daniel al templo para mostrarle que M había
consumido toda la comida durante la noche. Pero Daniel le enseñó al
rey las cenizas en el suelo y las huellas de los sacerdotes y sus
familias que habían entrado secretamente debajo de la mesa. El rey
ordenó la muerte de los sacerdotes y la destrucción del templo. Es
muy obvio que la siguiente historia del Dragón es igualmente
legendaria en carácter juntamente con Tobit, Judit y Susana, estas
historias pueden clasificarse como nada " que escritos judíos
novelísticos con poco o nada de valor religioso. El Cántico de los
Tres Jóvenes Hebreos sigue a Daniel 3:23 en la Septuaginta y la
Vulgata. Toma prestadas muchas expresiones del Salmo 148 y repite
32 veces el estribillo "Digno de ser cantado y glorificado por los
siglos" (Nar-Colunga). La Oración de Manasés se compuso en los
tiempos de los Macabeos en el segundo siglo a.C., como la supuesta
oración de Manasés, el malvado rey de Judá. Obviamente se surgió
por la declaración de II Crónicas 33:19: "Su oración también, y
cómo fue oído ... he aquí estas cosas están escritas en las
palabras de los videntes." Dado que esta oraci6n no se encuentra en
la Biblia, ¡algún escriba imaginó que él tenía que suplir la
deficiencia! I Macabeos (primer siglo a.C.) es quizás el libro más
valioso entre los Libros Apócrifos, porque relata las hazañas de
los tres hermanos Macabeos-Judas, Jonatán y Simón. Juntamente con
Josefo, ésta es nuestra fuente histórica más importante para este
período crucial y dramático de la historia judía. II Macabeos (del
mismo tiempo) no es una continuación de I Macabeos, sino un relato
paralelo, limitándose a las victorias de Judas Macabeo. Se piensa
generalmente que tiene más elementos legendarios que I Macabeos. El
Canon del Nuevo Testamento. Aproximadamente por el año 140 d.C., un
hereje de Roma llamado Marción adoptó como su Nuevo Testamento diez
de las Epístolas de Pablo (excluyendo las epístolas pastorales), y
un evangelio de Lucas truncado (faltándole los primeros dos
capítulos). Además rechazó totalmente
el Antiguo Testamento. Para contrarrestar su influencia se hizo
necesario que la iglesia cristiana ortodoxa considerara la
necesidad de fijar los límites de su canon. Muchas iglesias
orientales por ejemplo, la de Alejandría en Egipto, se fueron al
extremo opuesto de Marción, y leían en sus cultos ciertos libros
apócrifos novotestamentarios. Un manuscrito M siglo quinto, el
Alejandrino, incluye la Primera Epístola de Clemente de Roma. Al
final del manuscrito Sinaítico fechado en el siglo cuarto, se
encuentran la Epístola de Bernabé y el Pastor de Hermas (ambos del
segundo siglo). Claramente hacía falta una decisión respecto a
cuáles libros debieran incluirse en el canon. Un tercer factor fue
el edicto de Diocleciano en 303 d.C., demandando la destrucción de
todos los libros sagrados del cristianismo. ¿Querría un cristiano
exponer su vida por la posesión de un libro religioso que no era
verdaderamente inspirado por Dios? Se piensa generalmente que el
único escrito genuinamente cristiano que tenemos del primer siglo,
fuera del Nuevo Testamento es la primera Epístola de Clemente de
Roma, escrita alrededor del año 95 d.C. Tiene referencias a Mateo,
Romanos, I Corintios, y aún más a Hebreos. Los primeros padres de
la iglesia del segundo siglo, tales como Ignacio y Policarpio
indican un conocimiento amplio de las Epístolas de Pablo, de
algunos de los Evangelios, y de I Pedro y I Juan. El uso de
nuestros libros del Nuevo Testamento aumentó constantemente durante
la primera mitad del segundo siglo. Por ejemplo, Justino Mártir
(1.50 d.C.) demuestra tener conocimiento de los cuatro Evangelios,
Los Hechos, varias de las Epístolas de Pablo, Hebreos, I Pedro y el
Apocalipsis. Al fin del segundo siglo es claro que tanto Ireneo en
Galia (Francia), como Clemente de Alejandría (Egipto) y Tertuliano
de Cartago (Norte de África), todos tenían esencialmente el mismo
Nuevo Testamento que nosotros tenemos hoy día. Durante el tercer
siglo hubo bastante controversia respecto a la canonicidad de siete
de nuestros libros del Nuevo Testamento. Estos eran Hebreos,
Santiago, II Pedro, II y III Juan, judas y Apocalipsis. Esa
incertidumbre continuó hasta el cuarto siglo. La primera lista
exacta de nuestros 27 libros se encuentra en una carta de la Pascua
de Resurrección escrito por Atanasio en 367 d.C. Por fin casi al
fin del siglo cuarto, en 397 d.C. el Concibo de Cartago decretó que
solamente deberían leerse en las iglesias. A continuación dio una
lista de los 27 libros de nuestro Nuevo Testamento. Desde aquel día
el canon del Nuevo Testamento ha permanecido igual para la Iglesia
Católica Romana, y ha sido el canon protestante desde la Reforma.
Creemos que el Espíritu Santo guió en la selección de los libros,
hecha por ese concilio.
*** Preguntas 1. ¿Qué ventajas hay en tener la Biblia escrita por
tan diferentes hombres, más bien que por un solo hombre Efesios
3:18
***
3
Su Transmisión No tenemos el manuscrito original de ninguno de los
libros de la Biblia. Tan sólo este hecho, hace necesaria una
investigación cuidadosa del texto tanto del Antiguo como del Nuevo
Testamento. ¿Nos asiste la razón para creer que tenemos una copia
auténtica y fidedigna de cada uno de los 66 libros del canon
sagrado? El Texto del Antiguo Testamento. Afortunadamente es
nuestro privilegio vivir en la edad de los descubrimientos
arqueológicos. Hubo un tiempo cuando algunos eruditos insistían que
era imposible que Moisés hubiese escrito el Pentateuco, ya que el
arte de escribir era desconocido en esa fecha tan remota (alrededor
de 1400 a.C.). Pero, como ha sucedido en muchos otros casos, la
arqueología ha callado para siempre tal argumento En Ur y Nipur de
Mesopotamia se han excavado miles de tabletas de arcilla, cuya
antigüedad alcanza hasta el año 2100 a.C. Es decir que tenemos
tabletas del mismo lugar de procedencia de Abraham, inscritas en el
mismo tiempo en que él vivió allí-y eso era medio milenio antes del
tiempo de Moisés. Desde otro gran centro de civilización antigua
nos han llegado manuscritos de papiro anteriores al 2000 a.C.
Algunos de ellos son escritos que indican una fecha anterior al
3000 a.C. Es evidente que el arte de escribir es antiguísimo. En
1929 se hizo un descubrimiento sorprendente en el sitio de la
ciudad antigua de Ugarit, en la costa noroeste de Siria. Las
excavaciones arqueológicas revelaron un edificio grande que
contenía una biblioteca, una escuela de escribientes, y la casa del
sacerdote principal del culto local. En la biblioteca se
encontraron centenares de tabletas de una escritura extraña.
Excavaciones posteriores (1952-53) desenterraron el antiguo
alfabeto ugarítico, compuesto de 30 letras. Se piensa que la
tableta en que fue escrita es del siglo 14 a.C., alrededor del
tiempo de
Moisés. El ugarit pertenece a la familia de lenguas semítas, y por
lo tanto está relacionado con el hebreo. En su reciente comentario
en dos tomos sobre el Libro de los Salmos en "The Anchor Bible,"
(1966,1968) Dahood ha hecho considerable uso de muchos paralelos de
la literatura ugarítica como ayuda en la comprensión de frases
hebreas. Moisés fue "enseñado en toda la sabiduría de los egipcios"
(Hechos 7:22), habiendo recibido la educación que correspondía a la
realeza, en la literatura del Egipto antiguo. Además, cuando los
israelitas bajo Josué entraron en la tierra de Canaán, encontraron
un alfabeto y una colección cuantioso de literatura en una lengua
semita. De modo que había a mano las herramientas físicas
necesarias para escribir el Antiguo Testamento. En cuanto a
materiales para escribir, los egipcios usaron rollos de pieles
desde una fecha muy antigua. Se han descubierto manuscritos de ese
material fechados alrededor del año 2000 a.C. Más tarde, el Talmud
de los judíos requirió que todas las copias de la Ley fuesen
escritas en pieles en forma de rollos. Esta regla está en vigencia
todavía. a. El Texto Pre-Masorético. Humanamente hablando, es
imposible que persona alguna copie a mano un documento tan largo
como la profecía de Isaías sin cometer algunos errores. Y debemos
recordar que todas las copias del Antiguo y el Nuevo Testamentos
fueron hechas a mano hasta mediados del siglo 15 (1456 d.C.). Eso
quiere decir que algunos de los textos bíblicos han sido copiados
por casi 3000 años, y todos ellos por mucho más de mil años. No era
posible, sino hasta la edad moderna de la imprenta, producir un
gran número de copias de un libro, y que todas ellas fuesen
exactamente iguales. De modo que no es nada sorprendente encontrar
algunas diferencias en el texto de los manuscritos del Antiguo
Testamento. Tenemos motivo, sin embargo, para una profunda gratitud
por el gran esmero.. que tuvieron los escribientes hebreos al
copiar sus Sagradas Escrituras. Ellos reconocieron que esto era una
responsabilidad bien seria. En su estudio del Antiguo Testamento,
R. K. Harrison dice: "En el período pre-cristiano inmediato, las
autoridades judías se preocuparon mucho por conservar el texto del
Antiguo Testamento en una forma tan pura como fuese posible. Tal
preocupación fue motivada tanto por las variaciones en los
manuscritos, como por las diferencias en el texto hebreo y el texto
griego de la Versión Septuaginta."[1] Es decir, ellos se esforzaron
por corregir los errores que se habían introducido en el texto a lo
largo de tan largos siglos. En el siglo segundo de la era
cristiana, el Rabí Aqiba procuró fijar el texto con exactitud. Se
le atribuye el haber dicho que "la transmisión (massoreth) exacta
del texto es una cerca para la Tora (la Ley).[2] Con el propósito
de estudiarlo más minuciosamente, los escribas dividieron el texto
hebreo en versículos. b. El Texto Masorético. Alrededor del
principio del siglo sexto los masoretas se hicieron cargo del
trabajo de los escribas de copiar los manuscritos del Antiguo
Testamento; se dedicaron a tal labor entre los años 500 y 1000 d.C.
Ellos trabajaron con un cuidado escrupuloso. Tanto era así que para
cada libro del Antiguo Testamento contaron el número de versículos,
de palabras y aún de letras. ¡Llegaron al extremo de identificar la
letra situada en el centro de cada libro! Al contar
todas las letras podían asegurarse que ni una letra había sido
agregada o quitada. Esto quiere decir que el texto fue copiado con
un grado de exactitud como nunca antes. Pero la contribución que
hicieron los masoretas y que les dio mayor fama fue la adición de
las vocales, pues el alfabeto hebreo tiene solamente consonantes.
Es como si escribiéramos el primer versículo de Génesis como sigue
(suprimiendo todas las vocales y reuniendo todas las consonantes):
NLPRNCPCRDSLSCLSLTRR Es obvio que la combinación de tres
consonantes, el número más frecuente en una palabra en hebreo,
podría significar varias palabras distintas dependiendo de las
vocales insertadas entre las consonantes. Por ejemplo, en
castellano las consonantes 1-b-r podrían emplearse en ese orden en
cuatro diferentes palabras por lo menos: labor, libré, libar,
libro, ¡y aún liebre! Por supuesto en el hebreo el contexto
indicaría generalmente cuáles vocales correspondían a una palabra,
pero no siempre. Pero hay un factor importante que tomar en cuenta.
Parece que en los tiempos antiguos toda la lectura se hacía en voz
alta. En todo caso, se leían las Escrituras cada sábado en las
sinagogas, y antes de eso, en el tabernáculo y en el templo. Además
los escribas leían la Palabra de Dios en voz alta cada día. En ese
tiempo el método de instrucción en las escuelas era que el maestro
leyera una frase de un rollo y que sus alumnos la repitieran
después de él. De esa manera la gente se familiarizó tanto con el
sonido como con el significado. Sin embargo era inevitable que al
paso de los siglos surgieran diferencias de opinión respecto a la
pronunciación de determinadas palabras. Además, los escritos se
equivocarían al copiar las consonantes. ¿Cuál era en verdad el
texto, tradicional correcto? Los masoretas (palabra derivada de
massora, "tradición"), intentaron la tarea importante de corregir
el texto y establecer un texto fijo, normativo y autorizado. Para
asegurar la pronunciación correcta era necesario indicar de alguna
manera el sonido de las vocales. Así el texto de puras consonantes
que se habían copiado por centenares de años, los masoretas
añadieron los "puntos de vocales," combinaciones de puntos y líneas
debajo de las consonantes (y en un caso, arriba de la consonante).
El texto que resultó se llama el Texto Masorético, que es el texto
autorizado del Antiguo Testamento Hebreo que se estudia hoy en día.
Gracias al extremo cuidado que emplearon los masoretas al copiar
las Escrituras, este texto ha llegado a nosotros desde la Edad
Media con muy poco cambio. Y desde el siglo quince han tenido una
norma fija, gracias a la imprenta. c. Los Rollos del Mar Muerto.
Con todo, hasta hace poco tiempo el manuscrito hebreo más antiguo
que teníamos era del comienzo del siglo diez (900 d.C.). ¿Cómo
podíamos estar seguros que representaba el texto hebreo en uso en
los días de Cristo o en los siglos antes de Cristo? Parecía
imposible dar una respuesta cierta a esta pregunta perturbadora.
Pero como ha sucedido tantas veces en los últimos cien años de
investigación arqueológica, por fin vino la respuesta. En 1947 se
encontró un manuscrito completo del texto hebreo de Isaías.
Los paleógrafos lo fechan alrededor del año 125 d.C. Así es mil
años más antiguo que la copia más antigua de Isaías conocida hasta
esa fecha. La historia de ese descubrimiento es una de las más
fascinantes de los tiempos modernos. En febrero o marzo de 1947 un
joven pastor beduino, llamado Mahoma, buscaba una cabra extraviada.
Tiró una piedra en un hueco en un acantilado al oeste del Mar
Muerto, como a 13 kilómetros al sur de Jericó. Le sorprendió el
sonido de jarras rotas. Investigando, vio algo sorprendente-una
cueva con varias grandes jarras antiguas, dentro de las cuales
había rollos de pieles, envueltos en tela de lino. Porque lar,
jarras habían sido selladas cuidadosamente, los rollos se habían
conservado en excelente condición por casi 1900 años.
(Probablemente fueron colocados allí en el año 68 d.C.) Cinco de
los rollos encontrados en la Cueva I del Mar Muerto, como ahora se
llama, fueron comprados por el arzobispo del Monasterio Sirio
Ortodoxo de Jerusalén. Mientras tanto, otros tres rollos fueron
comprados por el Profesor Sukenik de la Universidad Hebrea de esa
misma ciudad. Más tarde, el arzobispo trajo sus cinco rollos a los
Estados Unidos de América donde agentes negociaron su compra por el
Estado de Israel por $250,000.00 (dólares). De manera que los ocho
rollos de la primera cueva se exhiben ahora en Jerusalén en el
Santuario del Libro, un edificio en forma de cueva, construido
especialmente para guardarlos. Cuando se descubrieron los rollos no
se les dio ninguna publicidad. En noviembre de 1947, dos días
después de que el Profesor Sukenik hizc la compra de tres rollos y
dos jarras de la cueva, escribió en su diario: "Puedeser que éste
sea uno de los más grandes hallazgos hechos en la Palestina, un
hallazgo tan grande como jamás lo esperábamos." Pero no se
publicaron esas palabras significativas en ese tiempo.
Afortunadamente, en febrero de 1948, el arzobispo, que no podía
leer el hebreo, llamó por teléfono a la Escuela Americana de
Investigaciones Orientales en Jerusalén, y les contó de los rollos.
Providencialmente, el director interino de la escuela en ese tiempo
era un joven erudito, Juan Trever, que era a la vez un excelente
fotógrafo aficionado. Con labor ardua y dedicada él sacó
fotografías de cada columna del gran rollo de Isaías que tiene 24
pies de largo y lo pulgadas de altura.[3] El mismo reveló las
fotografías y envió unas copias por vía aérea al Dr. W. F. Albright
de la Universidad de Jolíns Hopkins, reconocido corno el decano de
los arqueólogos bíblicos americanos. A vuelta de correo aéreo
Albright le escribió: "¡Le extiendo mis felicitaciones más
calurosas por el más importante descubrimiento de manuscritos de
los tiempos modernos! ¡Qué hallazgo tan absolutamente increíble!
... Y felizmente no cabe la más mínima duda respecto a lo genuino M
manuscrito." En su concepto, el manuscrito data aproximadamente del
año 100 a.C. Entre los otros manuscritos encontrados en la Cueva I
había un comentario sobre Habacuc, y una "Regla de la Comunidad,"
una clase de manual o disciplina para la comunidad religiosa. En
1950-51 la Escuela Americana de Investigaciones Orientales publicó
esos dos, juntamente con el rollo de Isaías. En 1954 la Universidad
Hebrea publicó tres manuscritos más de la Cueva I, inclusive un
interesante documento intitulado, "La Guerra Entre los Hijos de Luz
y los Hijos de las Tinieblas." La terminología nos recuerda el
Evangelio de Juan, y 1 Juan.
Los arqueólogos han investigado un total de 14 cuevas al oeste del
Mar Muerto. Después de la Cueva I, el material más valioso se ha
encontrado en las Cuevas IV y XI. La Cueva IV tenía miles de
fragmentos de manuscritos, incluyendo porciones de todos los libros
del Antiguo Testamento con excepción de Ester. Además había allí
trozos de los Libros Apócrifos. Los libros favoritos de la
comunidad eran Génesis, Deuteronomio, los Salmos e Isaías.
Indudablemente son los mismos cuatro que un cristiano reflexivo de
hoy día escogería. Cerca de estas cuevas los arqueólogos
desenterraron las ruinas de un antiguo monasterio fortificado.
Ahora uno puede visitar ese edificio y ver los diversos cuartos. El
más interesante es el "Scripterium" donde los escribientes copiaron
los manuscritos. Aquí hallaron una mesa larga y estrecha, una banca
y dos tinteros. También hay una sala de asamblea para los monjes,
de 5 por 25 metros. Dentro de los muros del monasterio hay una
alfarería, donde probablemente fabricaron las jarras encontradas en
las cuevas; además una fragua, un molino de granos, una panadería y
una lavandería. El lugar se conoce ahora como el Qumran.
Generalmente se acepta que la comunidad Qumran pertenecía a una
secta judía llamada los esenios. En el año 68 d.C., dos años antes
de la destrucción de Jerusalén, el ejército romano destruyó el
monasterio. Al ver al enemigo acercándose, los escribas
aparentemente escondieron sus valiosos manuscritos en las cuevas
cercanas para que no los hallaran y destruyeran. Hoy podemos estar
contentos porque tomaron esa precaución. La pregunta crucial que
inmediatamente se nos ocurre es ésta: ¿Cómo se comparan estos
textos bíblicos con el texto masorético de la Edad Media? La
respuesta es alentadora. Los dos textos van muy de acuerdo. Tal
como sería de anticiparse, hay algunas pequeñas variaciones. Unos
catorce de estos textos divergentes se han adoptado por los
traductores de la versión R.S.V. en inglés (1952). Se identifican
con notas al pie de las páginas, indicando, "Un MS* antiguo." En el
caso de otros manuscritos, especialmente los de la Cueva IV, se
encuentra que en los libros históricos del Antiguo Testamento el
texto Qumran frecuentemente está más cerca al texto de la
Septuaginta que al texto masorético. Los eruditos ahora tienen
nuevos instrumentos para establecer un texto más exacto del Antiguo
Testamento. El Texto del Nuevo Testamento. "Hay miles de
variaciones en el texto del Nuevo Testamento griego.- Tal
declaración, hecha hace algunos años por una revista popular, es
cierta en un sentido técnico. Pero la impresión que presenta en el
contexto del artículo es moralmente falsa. Porque el autor
probablemente dejó a la mayoría de sus lectores con la impresión
inquietante, que el texto griego M Nuevo Testamento se encuentra en
un estado de completo caos. Tal cosa no es cierta de ninguna
manera. La vasta mayoría de estas variaciones tienen que ver con
pequeñas diferencias de ortografía o forma gramatical, asuntos que
no tienen significado alguno respecto al significado M texto. En
1853, dos grandes eruditos de la Universidad de Cambridge,