Colloque Metz 2001

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Intervención en un coloquio sobre la enseñanza de la literatura. Université de Metz (Francia) año 2001

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Centre destudes de la traduccin (C

Centre destudes de la traduccin (C.E.T.)

Colloque International 27-29 Juin 2002

Lenseignement de lart et de la littrature dAmrique Latine en FranceEnseignement et critique de la littrature latino-amricaine en Argentine

Julia Romero

Centro de Estudios de Teora y Crtica Literaria- UNLPTodo estudio, por lo tanto, toda enseanza sobre la literatura aparece como un recorte. Detrs de toda forma de ensear, hacer crtica, recortar el objeto de estudio, hay una valoracin y en esta palabra incluimos toda ideologizacin que encierra- que habla de ese ejercicio de conciencia crtica. Ensear en Francia me hizo concientizar sobre los modos de ensear y ensayar la crtica en Argentina. No es mi intencin hacer un cuadro comparativo, pero s quizs tenga la ambicin de realizar un aporte acerca de los modos de leer- en definitiva es eso la enseanza, el aprendizaje, la crtica y hasta la literatura misma. Estas afirmaciones, que en realidad son una conclusin, parten de una la experiencia de creer que era natural ensear la literatura, de escribirla, de describirla o de ponerla en crisis, de una manera: sobre la base terica que fundamente las afirmaciones. He dado un seminario de Capes sobre Escribir la revolucin, Carlos Fuentes a partir de una cosmovisin que me haba aportado la historiografa: Hayden White y sus Contenidos de la forma, as como desde la idea de mito antropolgico de Levy Strauss y desde la nocin desideologizante de Ronald Barthes. He dado clases en Francia tambin sobre las novelas de Puig desde la teora de la crtica gentica o he hablado de la de la teora del juego de saberes y poderes que los discursos ponen en juego, segn Foucault. All tom conciencia de la afirmacin de Jorge Panesi, gran crtico argentino, Argentina antigua colonia de la teora francesa... utilizaba los nombres de Barthes, Michel de Certeau, Bourdieu, Todorov, Genette, Derrida, Foucault, pero tambin los de la escuela formalista rusa de principios de siglo XX , desde un primer ao de la carrera, que los alumnos, an los estudiantes de lenguas extranjeras se vean con la rida tarea de leer literatura, la historia y la teora desde la que se lee. Porque de eso se trata: de lugares. Ms all de pensar en Argentina o en Francia, del lugar desde donde se posiciona un lector, un lector que ha elegido perder la inocencia, a sea porque toda literatura es un conjunto de saberes polmicos y estratgicos, como dira Foucault, o porque la crtica es un combate en las batallas literarias (Panesi cita a Benjamin). Lo cierto que en Argentina es hoy la crtica un lugar abandonado por las certezas estructuralistas, y no aora los sistemas. Los ejemplos son muchos y se han dado en llamar crtica culturalista: se lee la cultura, como se lee un libro. Qu es la literatura sino ese mbito que uno crea como objeto de leer? No hay esencia ni especificidad, libros como el de Sarlo Escenas de la vida posmoderna, de 1995 (editorial Ariel) o El cuerpo del delito. Un manual, del 2000, son dos ejemplos claros de ese abandono del antiguo afn de sistematizacin. Este comentario que pretende ser una descripcin de lo que ocurre con la crtica en Argentina, con los modos de leer la literatura ha tenido sin embargo una historia, que tuvo que ver con los momentos histricos y con las relaciones con la institucin universitaria. Durante los gobiernos dictatoriales, la literatura y la crtica se volva contrainstitucional, en la medida de lo posible, no fue as durante la ltima dictadura, la que ms eficiencia tuvo en el silenciamiento de los discursos y de los cuerpos de discursos. La crtica se volvi solo una forma del relato histrico, la historia de la literatura se implement y reemplaz los modos del pensar.

Por ltimo, la literatura tambin se aliment de la crtica y de la teora: Respiracin artificial, de Ricardo Piglia, por ejemplo, revela ese afn de polemizar desde la literatura como ya lo haba hecho Borges, el gran constructor de teoras desde la ficcin: Pirre Menard autor del Quijote no deja de pensar las formas de recontextualizacin de las que luego hablara la teora de la recepcin. El comienzo de El idioma analtico de John Wilkins hace famosa una clasificacin absurda que destruye los lmites y que Foucault toma para dar comienzo a Las palabras y las cosas. Funes el memorioso se cuestiona sobre la realidad y el intento de apresarla.

Es posible ensear literatura? Terminar con una frase que no me pertenece, acaso la literatura tambin sea esa apropiacin de discursos que ahora vienen a confundirse con el discurso de un crtico argentino que admiro:

No se ensea literatura. Ms que cualquier otra cosa enseable, la literatura pone al profesor ante el brete de un discurso cuya nica accin posible consiste en un aventurado e incierto razonar y en un compartir. Un compartir razonado sobre un objeto ausente y ese objeto, siempre retirado y vuelto a postular en los carriles del razonamiento compartido, hace surgir el entusiasmo. El entusiasmo es una de las pocas cosas verdaderamente compartibles. Se ensea nicamente algo as como una hiptesis de fervor que llama al entusiasmo.

De ese entusiasmo se alimenta entonces la crtica, la literatura, su transmisin, que no debe tener las fronteras del texto, sino las del impulso de ese entusiasmo que el afn iluminista haba encasillado y que las instituciones, por lo general, limitan.

Paris, 30 de noviembre de 2001.-

Panesi, Jorge, Las operaciones de la crtica: el largo aliento, en el libro homnimo, compilacin de Alberto Giordano y Mara Celia Vzquez, Rosario, Beatriz Viterbo, 2000.

"Enrique Pezzoni o el sitio de la literatura", Babel, Revista Mensual, Ao iv, n 22, marzo de 1991

Me refiero a las ilusiones de objetividad, a los afanes de convertir la literatura en una ciencia.