CNRR - El orden desarmado. La resistencia de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC

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    EL ORDENDESARMADOLa Resistencia de la Asociacin de

    Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC)

    Informe del grupo de memoria histrica

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    EL ORDEN DESARMADOLA RESISTENCIA DE LA ASOCIACIN DE TRABAJADORES

    CAMPESENINOS DEL CARARE (ATCC)

    Gonzalo Snchez GmezCoordinador del Grupo de Memoria Histrica

    Mario Aguilera PeaRelator de la investigacin sobre la resistencia de la ATCC

    Gloria Ins Restrepo CastaedaAndrs Ricardo Vargas Cast illo

    CNRR regional NororienteAlejandro Sanz de Santamara/Ricardo Correa Robledo

    Correlatores

    Susana Ardila UribePablo Ortega

    Alonso TobnWilliam Mancera

    Asistentes de investigacin

    Diana Marcela Gil SeplvedaAsistente administrativa

    Miembros del Grupo de Memoria HistricaInvestigadores:Jess Abad Colorado Lpez, Marta Nubia Bello Albarra-

    cn, Cesar Caballero Reinoso, lvaro Camacho Guizado, Fernn Gonzlez

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    Financiero; Libian Yaneth Barreto Tenorio, Coordinadora(e)rea de Pren-sa y Comunicaciones; Alma Viviana Prez Gmez, Coordinadora rea deGneroyPoblaciones Especifcas; Padre Daro Echeverri, Coordinadorrea de Reconciliacin; Danilo Rey Moreno, Coordinador Reparacin y

    Atencin a Vctimas; lvaro Villarraga Sarmiento, Coordinador rea Des-arme, Desmovilizacin y Reinsercin; Myriam Ernestina Cspedes Casti-llo, Coordinadora rea de Planeacin; Gonzalo Snchez Gmez, Coordi-nador Grupo de Memoria Histrica; Jos Celestino Hernndez Rueda,Coordinador rea Jurdica;Gladys Jimeno Santoyo, Coordinadora reade Cooperacin Internacional; Jos Arley Muoz Usuga, Coordinador

    Sede Antioquia; Arturo Zea Solano, Coordinador Sede Bolvar; RicardoAgudelo Sedano, Coordinadora Sede Centro y Sede Llanos Orientales; In-grid Cadena Obando, Coordinadora Sede Nario; Zuleny Duarte Fajardo,Coordinadora Sede Putumayo; Ana Maryuri Giraldo Palomeque, Coordi-nadora Sede Choc; David Augusto Pea, Coordinador Sede Nororiente;

    Anglica Mara Aria s Preciado, Coordinadora (e)Sede Cesar; Diego Arias,Coordinador Sede Valle del Cauca; Flor Colombia Caro, CoordinadoraSede Apartado Antioqueo; Jorge Vsquez, Coordinador Sede Cauca;

    Maximiliano Ramrez Lopera, Coordinador Sede Santa Marta; HctorJulio Gmez Hernndez, Coordinador Sede Risaralda; Mara Isabel Sa-linas Quintero, Coordinadora Sede Sucre; Jess Emir Mosquera Mosque-ra, Coordinador Sede Buenaventura;Carlos F. Astorquiza Montezuma,

    Coordinador Sede Caquet; Gerardo Rincn Usctegui, Coordinador Sede

    Norte de Santander; Magda Lorena Tovar Hernndez, Coordinadora SedeBoyac; Edgar Enrique Ortz Rangel, Coordinador Sede Arauca.

    La investigacin del presente libro se hizo bajo la tutela y supervisindel Grupo de Memoria Histrica perteneciente, en su momento, a

    la Comisin Nacional de Reparacin y Reconciliacin. Esta segundaedicin se imprime con el acompaamiento del Centro de Memoria

    Histrica en su nueva condicin de establecimiento pblico.

    S.J., Nubia Herrera Ariza, Patricia Linares Prieto, Ivn Orozco Abad, PilarRiao-Alcal, Andrs Surez, Rodrigo Uprimny Ypes, Len Valencia,

    Mara Emma Wills Obregn.Gestora de Proyectos:Paula Andrea Ila. Responsable Administrativa:

    Ana Lyda Campo Ayala. Georreerenciacin:Julio Corts R. Respon-sable de Seguimiento y Monitoreo de Proyectos: Jack Melamed Bajayo.Comunicaciones: Mauricio A. Builes Gil. Asistente Operativo: Edison

    A. Caldern Guerrero.

    Comisin Nacional de Reparacin y Reconciliacin

    Angelino GarznVicepresidente de la Repblica y Presidente de la CNRR

    ComisionadosAna Teresa Bernal Montas, Comisionada de la Sociedad Civil;PatriciaBuritic Cspedes, Comisionada de la Sociedad Civil; scar Rojas Rente-ra, Comisionado de la Sociedad Civil; Monseor Nel Beltrn Santamara,

    Comisionado de la Sociedad Civil; Patricia Helena Perdomo Gonzlez;Comisionada Representante de las Organizaciones de Vctimas; RguloMadero Fernndez, Comisionado Representante de las Organizaciones

    de Vctimas; Germn Vargas Lleras, Ministro del Interior;Juan Carlos Es-

    guerra Portocarrero, Ministro de Justicia; Juan Carlos Echeverry Garzn,Ministro de Hacienda; Volmar Antonio Prez Ortiz,Deensor del Pueblo;Patricia Luna Gonzlez,Delegada de la Deensora del Pueblo; Mario

    Gonzlez Vargas, Procurador Delegado Preventivo en materia de DerechosHumanos y Asuntos tnicos de la Procuradura General de la Nacin;

    Diego Andrs Molano Aponte, Alto Consejero Presidencial para la AccinSocial y la Cooperacin Internacional.

    Equipo DirectivoAngelino Garzn, Presidente; Orlando Riascos Ocampo, CoordinacinEjecutiva; Jess David Colonia Hurtado, Coordinador Administrativo y

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    2011, CNRR Grupo de Memoria Histrica

    2011, Programa Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)

    ISBN: xxxxxxx

    Impreso en Colombia Printed in Colombia

    Primera edicin en Colombia, noviembre de 2011

    Diseo de cubierta: Publicaciones Semana

    Este libro fue impreso gracias al apoyo de OIM Colombia y del gobierno y el pueblo de

    Estados Unidos, a travs de su Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), bajo los

    trminos del Acuerdo de Cooperacin No. CM 268 de 2012. Las opiniones expresadas en

    este libro representan aquellas del Centro de Memoria Histrica y no de las organizaciones

    antes mencionadas.

    Este es un documento pblico cuyo texto completo se podr consultar en

    www.centrodememoriahistorica.gov.co

    Crditos otogrcos:

    Portada: Josu Vargas, presidente de la ATCC, asesinado el 26 de ebrero de 1990. Cedi-

    da por Vanguardia Liberal.Fuentes: Archivos de Vanguardia Liberal, Voz, El Tiempo, EL Espectador, El Bogotano;

    Archivo Grupo de Memoria Histrica.

    La totalidad de las regalas producto de la venta de este libro ser donada por la Fundacin

    Semana y Editorial Taurus a un proyecto previamente concertado con las comunidades.

    Este inorme es de carcter pblico. Puede ser reproducido, copiado, distribuido y divulgado siempre y

    cuando no se altere su contenido y se cite la uente. Se excluye de esta autorizacin el material otogrco

    sealado con Copyright ().

    TAURUS

    PENSAMIENTO

    Grupo de Memoria Histrica

    El orden desarmado

    La resistencia de la Asociacin

    de Trabajadores Campesinos de

    Carare (ATCC)

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    AGRADECIMIENTOS

    Esta investigacin no hubiera sido posible sin la participacinde los directivos y miembros de la Asociacin de TrabajadoresCampesinos del Carare, (ATCC) ubicada en el corregimientode La India (Landzuri-Santander), de los gestores locales de laMemoria y de sus Juntas de Accin Comunal distribuidas en va-rias veredas de los municipios de Cimitarra, El Pen, Bolvar,Sucre y La Belleza (Santander).

    El grupo de Memoria Histrica de la Comisin Nacional de

    Reparacin y Reconciliacin, tambin agradece la colaboracinde la Direccin Seccional de Fiscalas San Gil y a la Secretarade los Juzgados Especializados de Bucaramanga, de la parro-quia de Cimitarra, la Seccional Nororiente del Instituto Nacio-nal de Medicina Legal, la Inspeccin de Polica y la Secretaradel Concejo de esa misma poblacin. Asimismo, reconoce lacolaboracin de los uncionarios de los archivos del Ministeriodel Interior y de Justicia, del Archivo General de la Nacin yde las Bibliotecas Luis ngel Arango y Nacional de Colombia.Tambin subrayamos el aporte de los peridicos Vanguardia Li-beral y Voz, que nos cedieron algunas de sus imgenes para ilus -trar el presente inorme. Igualmente agradecemos el apoyo de

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    investigadores que nos acompaaron parcial u ocasionalmenteen aspectos especcos de la elaboracin del presente inormecomo Mauricio Varn, Soledad Granada y Mayra Iglesias; delmismo modo expresamos nuestro reconocimiento al ar tista Ale-

    jandro Crdenas.Destacamos la contribucin del Programa de Naciones Uni-

    das para el Desarrollo (PNUD) y del coordinador del programaPromocin de La Convivencia, Fernando Traves Sanz.

    As mismo, reconocemos la cooperacin de la CorporacinOpcin Legal, por el apoyo tcnico y administrativo para la reali-zacin de esta investigacin, as como de la sede Regional Noro-riente de la Comisin Nacional de Reparacin y Reconciliacin.

    Agradecemos a los socios de la IV Semana por la Memoriaque hacen posible la apertura de nuevos espacios de democrati-zacin de la Memoria Histrica de los colombianos.

    El Grupo de Memoria Histrica es el nico responsable delcontenido de este inorme y hace pblico el reconocimiento quese le ha dado a la autonoma acadmica y operativa, coneridapara el desarrollo de su mandato por la Plenaria de la ComisinNacional de Reparacin y Reconciliacin, encabezada, en la pri -mera parte de esta investigacin, por el entonces Vicepresidentede la Repblica Francisco Santos Caldern, y en su segunda par-te, por el actual Vicepresidente Angelino Garzn.

    El Grupo de Memoria Histrica quiere ser un espacio para elreconocimiento, la dignicacin y la palabra de las vctimas dela violencia en Colombia.

    TABLA DE CONTENIDO

    Agradecimientos................................................................................9Introduccin.....................................................................................17

    1. regin del carare: una mirada al contexto.....................251.1 el territorio................................................................251.2 la isla del carare....................................................341.3 el lugar de extraccin.............................................371.4 la zona de reugio y colonizacin.......................411.5 la colonizacin de la cuenca media del rocarare..................................................................................431.6 el carare en el que se desarrolla la atcc........56

    2. las violencias y la memoria de los conictos en elcarare.................................................................................................67

    2.1 la violencia partidista y el comando de raaelrangel .................................................................................702.2 desmovilizacin, rangelismo y bandidaje........752.3 la insercin de las guerrillas en el carare y laexpansin del partido comunista................................812.4 el exterminio de la unin nacional deoposicin..............................................................................91

    2.4.1 los lugares del terror: dnde hay que des-plazar comunistas?....................................................101

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    unin nacional de oposicin (uno)......................212a) los atropellos contra concejales y dirigen-tes de la uno...........................................................213b) las detenciones ilegales y las torturas......216c) asesinatos y desapariciones .............................224d) desplazamiento orzado y desvalorizacinde la tierra............................................................2253.3.2 las modalidades de victimizacin de laguerrilla.................................................................228a) los secuestros....................................................229b) el homicidio selectivo......................................230c) reclutamiento de menores..............................2343.3.3 los procedimientos criminales del parami-litarismo..................................................................235a) las masacres y sus procedimientos.................235b) homicidios selectivos..........................................238c) lanzamiento de cadveres al ro carare.....241d) desplazamientos...................................................243

    4. la memoria de las actuaciones judiciales........................2454.1 una muestra de impunidad en los homicidios dela regin del carare.................................................2464.2 un homicidio selectivo: el proceso por el asesi-

    nato de josu cavanzo, dirigente de la unin nacio-nal de oposicin (uno) y presidente del concejo decimitarra......................................................................2524.3 la masacre de los dirigentes de la atcc y la pe-riodista silvia duzn......................................................258

    4.3.1 las difcultades de la investigacin.........2594.3.2 las metas y los vacos de lainvestigacin..........................................................265a) el paramilitarismo como enmeno delictivolocal y regional....................................................266b) la connivencia entre paramilitares y miem-bros de la uerza pblica.....................................272

    2.4.2 las resistencias armadas...............................1162.5 el orden contrainsurgente en la regin delcarare: la alianza del ejrcito, el narcotrfco y elparamilitarismo de puerto boyac (1983-1994)..........119

    2.5.1 la alianza del ejrcito y el paramilitaris-mo: origen y transormaciones.............................1202.5.2 la cara amable del paramilitarismo:acdegam y las juntas de autodeensa.................1302.5.3 la expansin paramilitar y la crisis de laestructura regional.................................................1392.5.4 la dinmica de la guerra paramilitar en elcarare............................................................................147

    2.6 la vigencia de los actores armados, la persis-tencia de la violencia y la expansin de los culti-vos de coca (1994-2010).................................................167

    2.6.1 la intererencia de los actores armados enlas reas de inuencia de la atcc......................179a)la colocacin de los actores armados en lu-gares clave de asentamiento y movilidad de loscampesinos de la asociacin...................................183b) la oerta de justicia por los actoresarmados.........................................................................187

    3. las memorias de la victimizacin.........................................1913.1 advertencia metodolgica....................................1913.2 las vctimas del carare.........................................194

    3.2.1 tendencias generales de la victimizacin...1963.2.2 ormas de victimizacin y sus tendencias enel tiempo.......................................................................2023.2.3 los presuntos victimarios: quin hizoqu?..........................................................................209

    3.3 los actores y las modalidades de victimiza-cin................................................................................212

    3.3.1 la represin militar: las modalidades devictimizacin a miembros y simpatizantes de la

    Tabla de contenido

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    6.6 las herencias del siglo xx, los r etos del sigloxxi..................................................................................4136.7 balance?................................................................431

    7. la reparacin colectiva para la atcc.............................4357.1 el proceso piloto de reparacin colectiva.....436

    7.1.1 antecedentes..................................................4367.1.2 primera ase...................................................4387.1.3 segunda ase...................................................441

    7.2 los acompaantes del proceso y otrasacciones.......................................................................444

    7.2.1 atencin individual a vctimas...................4447.2.2 la accin departamental a travs de el planpiloto de accin integral para la india...........4447.2.3 el acompaamiento tcnico de laacademia..................................................................4457.2.4 acciones de apoyo a la reparacinambiental................................................................4467.2.5 los mnimos vitales......................................447

    7.3. el plan de reparacin colectiva para la atcc ysu rea de inuencia.................................................449

    7.3.1 programa de construccin de una culturade paz y reparacin simblica.............................450

    7.3.2 programa de rehabilitacin psicosocialcomunitaria............................................................4527.3.3 restitucin del trabajo campesino y del me-dio ambiente............................................................4527.3.4 programa de ortalecimiento organizativoy recuperacin de la institucionalidad............4567.3.5 programa de restitucin de los bienescolectivos................................................................4577.3.6 programa de corresponsabilidad de otrosestados.....................................................................458

    7.4 consideraciones fnales......................................459

    c) los presuntos autores materiales delatentado.................................................................2784.3.3 las principales decisiones judiciales........2804.3.4 condenas y absoluciones: impunidad para lamasacre de ebrero 26 de 1990..............................2884.3.5 peticin a la comisin interamericana dederechos humanos.................................................297

    5. memorias de la resistencia civil de la atcc....................2995.1 la memoria del surgimiento.................................301

    5.1.1 de los hitos a una visin de medianaduracin...................................................................3055.1.2 los silencios...................................................316

    5.2 principios y mecanismos: el cmo de laresistencia....................................................................319

    5.2.1 por el derecho a la vida, la paz y el tra-bajo............................................................................3255.2.2 los mecanismos: de la sobrevivencia a laresistencia...............................................................3305.2.3 dilogo directo con los grupos armados....3325.2.4 recuperando el derecho a hablar: el di-logo intracomunitario........................................3435.2.5 denuncia..........................................................347

    5.2.6 la atcc y su oerta de tramitacin deconictos................................................................3565.3 ortalezas y potencialidades de la memoria dela resistencia..............................................................361

    6. dinmicas organizativas de la asociacin de trabajado-res campesinos del carare......................................................365

    6.1 el diseo de la organizacin..............................3686.2 la primera directiva............................................3746.3 el asesinato de los lderes.................................3816.4 el estancamiento..................................................3966.5 rediseando la organizacin............................402

    Tabla de contenido

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    INTRODUCCIN

    En esta poca ya es dicil hacer un recuento de las vctimas ca-das por las dierentes partes y el problema se agudiza an ms. Las tresuerzas enceguecidas parecen encontrar en el campesino trabajador einocente el ms codiciado blanco para saciar la venganza que no podanencontrar con el enemigo.

    () Por eso, nos organizamos con los brazos en alto en seal de re-chazo a esas actuaciones equvocas tanto de quienes buscan el podercomo de quienes lo deenden, y slo convocamos a la opinin pblica

    que an le queda sensibilidad humana para que apoyen esta justa causay para que en una u otra orma nos ayuden a consolidar una verdaderapaz y un desarrollo socioeconmico que nos permita vivir dignamenteporque todas nuestras ilusiones y aspiraciones han sido rustradas.

    Fragmento de documento elaborado por los dirigentes de la A sociacin de

    Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC) en

    8. sobre el uturo de la atcc.................................................4618.1 sobre las races del proceso de paz y desarro-llo promovido por la atcc.......................................4648.2 sobre las nuevas ormas de pensar-y-actuar de-sarrolladas por la atcc: unas ilustraciones testi-moniales........................................................................475

    8.2.1. apartes del documento elaborado por losdirigentes de la atcc............................................4778.2.2. apartes de una alocucin pblica del pre-sidente de la atcc..................................................483

    8.3 sobre los principales desaos que tiene la atccen el uturo inmediato.............................................489

    recomendaciones del grupo de memoria histrica y de laasociacin de trabajadores campesinos del carare..........497

    bibliograa................................................................................503

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    IntroduccinEl orden desarmadoLa resistencia de la A sociacin de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC)

    para obtener la homogenizacin poltica de la zona, la masacre, elhomicidio selectivo y la desaparicin orzada. La cara amable, por suparte, operaba a travs del uncionamiento de las juntas de autode-ensa, la organizacin poltica-electoral, las oertas en las veredas, desalud, educacin y tiendas comunales, etc.Impacta enormemente en la refexin campesina arriba citada y enotros textos de la misma poca, que cuando stos se dan cuenta quese han convertido en el blanco de todos los aparatos armados, lo quehacen es reclamar el acompaamiento y la solidaridad de la opininpblica, antes que la proteccin del Estado. Tamao detalle se expli-ca porque el Estado local se hallaba sometido a los intereses parami-litares o porque deliberadamente se haba permitido que imperarauna administracin del terror que por ese entonces operaba terri-torialmente con las bandas comandadas por alias Vladimir, alias

    Jernimo o alias el Mojao.En consonancia con ese desmoronamiento del Estado local, los cam-pesinos del Carare tuvieron el valor de proponer una asociacin o unnuevo modelo de orden, esta vez desarmado y con los brazos en alto.Un orden que declara no tener enemigos, que se erige sobre la neu-tralidad, que exige el derecho a v ivir en paz y que reclama la posibili-dad del desarrollo socioeconmico separado de cualquier proyectopoltico y ligado a una nica y sobresaliente condicin: la posibilidadde VIVIR DIGNAMENTE.

    La sola posibilidad de plantear la construccin de un orden desar-mado en medio de la guerra atrajo la brutal venganza de los soste-nedores del orden contrainsurgente, expresada en el asesinato de losdirigentes campesinos el 26 de ebrero de 1990. Tal como ha ocurridoen otras ocasiones y con otros proyectos de transormacin social, elmartirio de los dirigentes campesinos contribuy a generar el mito yla uerza que pudo consolidar el proceso de resistencia organizada.No se cay en la tentacin de apelar a las armas, se continu con elesuerzo permanente de dialogar con los actores armados y con laaplicacin no siempre exitosa- de un cdigo de comportamiento en-tre las partes, que inclua acciones y prohibiciones para garantizarla neutralidad y la disminucin de la violencia. Entre las reglas

    La anterior refexin de los campesinos del Carare refeja sin dudauno de los mensajes esenciales de esa resistencia que se extiende a lolargo de sus 24 aos de existencia. Se trata de una organizacin quesurge el 21 de mayo de 1987, como resultado de los dramticos costosdel conficto, del cansancio rente a anteriores violencias experimen-tadas en la zona desde los aos cincuenta del siglo pasado, y del des-encanto rente a los modelos de ordenamiento social impuestos porlas armas, tanto por los que intentaban deender el poder poltico,como por los que buscaban instalar un nuevo orden poltico-social.Cuando los campesinos escriban las anteriores letras y jaban su po-sicin de levantar sus brazos en alto ya haban padecido la experien-cia de tres experimentos de ordenamiento social: el primero, en losaos setenta, el orden poltico-militar de izquierda que articulabauna exitosa presencia electoral en el Concejo de Cimitarra a travs dela Unin Nacional de Oposicin (UNO), con una creciente infuen-cia por las veredas campesinas de la guerrilla de las FARC, lo que setraduca en la participacin campesina en aparatos poltico-militares(clulas y milicias), la vigencia de la justicia guerrillera, el rreo con-trol en las zonas de retaguardia, etc.El segundo, entre 1970-1982, el de la represin contrainsurgente lide-rada por el Ejrcito a travs del control de la vida pblica y privada,con instrumentos como la carnetizacin, los retenes, las torturas,el toque de queda, las detenciones masivas, el allanamiento sin orden

    judicial, la conscacin de la prensa de oposicin etc.; prcticas quecondujeron a que los partidos tradicionales pudieran llegar por n alcontrol del poder poltico en Cimitarra, el centro administrativo msimportante de la regin del Carare.

    Y el tercero, a partir de 1983, el de los grupos paramilitares de PuertoBoyac, que asociados al narcotrco y a los grupos contrainsurgentesdel Ejrcito, impusieron a la vez, tanto un rgimen del terror, comouna cara amable por medio de las actividades de solidaridad socialde la Asociacin de Agricultores y Ganaderos del Magdalena Medio(ACDEGAM) y de la aplicacin de los manuales de inteligencia mili-tar. El terror se erigi como realidad y amenaza para los amigos de laguerrilla, imponindose como nuevas modalidades de tratamiento

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    IntroduccinEl orden desarmadoLa resistencia de la A sociacin de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC)

    veredas, siempre con la aspiracin de mantenerlo libre de violencia yde compromisos con los actores armados. Persistieron igualmente enla tarea de divulgar los principios loscos que le haban dado ori-gen; se mantuvieron en la labor de conseguir proyectos y programassocioeconmicos que contribuyeran al bienestar campesino; y perdu-raran sin tregua en la promocin de oerta de justicia comunitariams eciente y menos comprometedora que la brindada por los apa-ratos armados.El quehacer de este cuasi-Estado campesino ha llegado a anticiparse

    varios aos a la Ley de Vctimas al adquirir, producto de sus ahorrosen el ao 2004, en la vereda de Santa Rosa, cinco hectreas1 de tierrapara uso colectivo, con el propsito de paliar la pobreza de 62 amiliascampesinas de la zona, que por obra de la violencia vieron salir a los

    viejos colonos, vieron emerger grandes haciendas y derrumbarse uncasero que haba sido un prspero punto de trco comercial sobreel ro Carare. Esa reparacin que hizo la ATCC en Santa Rosa est lla-mada a convertirse en un episodio histrico singular que mostrar lasfaquezas de la nueva Ley de Vctimas en tanto que los despojadosde esta vereda y de las aledaas como La Corcovada y San Fernando,posiblemente se quedarn sin restitucin de tierras por cuenta de la

    violencia que los aect la ms elevada de la zona segn el presenteinorme pues esta ocurri antes de 1991, echa establecida por esaley para ejercitar los mecanismos restitutivos.

    ***

    El presente inorme se mueve en dos dimensiones: de un lado resaltala resistencia de la organizacin y la memoria de sus ormas de enren-tar la violencia. Para ello se muestran los undamentos originariosdel rechazo a la violencia, las ases de la organizacin campesina ylas diversas expresiones de resistencia y de uso de la memoria. Deotro lado, el inorme sigue los parmetros de los elaborados anterior-mente por el Grupo de Memoria Histrica al contemplar aspectos

    1Por desgracia a una hectrea se la llev una crecida del ro Carare.

    establecidas guraban que los campesinos se abstendran de cola-borar de cualquier manera con los aparatos armados y que stosrenunciaran a sus actividades proselitistas, prescindiran de visi-tar las casas de los asociados y evitaran convertir sus escuelas entrincheras y sus ncas en guaridas o en campos de batalla.La resistencia de la ATCC se extiende durante los veinte aos siguien-tes, enrentando la hegemona paramilitar en la zona, que llev a laguerrilla al repliegue y a ubicar las reas de retaguardia del FrenteXXIII de las FARC en las montaas de los municipios santandereanosde El Pen y de Bolvar. El control paramilitar, unido a las exitosastareas de resistencia de la asociacin (el dilogo, la denuncia de las

    victimizaciones, los desplazamientos organizados, la verbalizacinde la historia construida, etc.), permitieron que a lo largo de la dcadade los noventa disminuyeran todas las expresiones de violencia.Durante esa hegemona criminal que dur hasta hace unos pocosaos, la ATCC debi enrentar un enemigo poderoso y disolvente,que impeda hacer realidad el gran anhelo de construir un territoriode asociados, libre de actores armados. El narcotrco avanz y pene-tr en las entraas de la regin y de la asociacin con relativa uerza,haciendo trizas los pactos y renovando los enrentamientos por el con-trol de la zona. La hoja de coca trajo consigo un nuevo reparto territo-rial, las oertas de justicia de los aparatos armados, los reclutamientos,las muertes selectivas y los desplazamientos.

    Esa crisis no vino sola. Coincidi con divisiones internas, desconan-zas y ausencia de liderazgos, obstculos que ueron superados graciasa que se entendi que su nico recurso rente a la violencia, era el depermanecer unidos y el de continuar siendo eles a las razones quehaban originado su lucha. Por eso tambin, decidieron tomar el ca-mino de la persuasin rente a los cultivadores de coca para hacerlesentender sus consecuencias negativas; asimismo, optaron por el ca-mino de la gestin de proyectos socioeconmicos, el apoyo a la extin-cin de cultivos ilcitos y la intensicacin de la labor de conciliacinpara dirimir los confictos entre los asociados.Con avances y retrocesos, siguieron consolidando su organizacin yaglutinando un entorno territorial, que a la echa actual abarca las 36

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    IntroduccinEl orden desarmadoLa resistencia de la A sociacin de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC)

    En el captulo tercero se realiza un anlisis cuantitativo y cualitativode la victimizacin, teniendo en cuenta la violencia letal como la noletal, registradas en el periodo comprendido entre 1965 y el 2009. Enel anlisis se identican las dinmicas de violencia, las ormas de vic-timizacin y los responsables de las mismas, teniendo en perspectivala regin del Carare y el rea de infuencia de la ATCC. El captuloconcluye mostrando los mtodos y modalidades de operacin crimi-nal de cada uno de los actores armados.En el cuarto captulo se trata de identicar el comportamiento de la

    justicia rente al homicidio. Para ello se hicieron dos ejercicios me-todolgicos: por un lado, y teniendo en cuenta el alto volumen deexpedientes, se estudi una muestra de los mismos, buscando distin-guir las medidas con que haban nalizado; por el otro, se analizaronlos expedientes de dos casos emblemticos de dierentes pocas, unode ellos es el de la muerte de Josu Cavanzo, el concejal de la UninNacional de Oposicin, asesinado en 1977; el otro es la masacre del26 de ebrero de 1990 en la que perdieron la vida los dirigentes de la

    ATCC y la periodista Silvia Duzn.En el captulo quinto se muestran los hitos que conorman la memo-ria dominante de la resistencia campesina, as como aquellos de me-nor diusin que contribuyeron decididamente a la conguracin dela misma. Se analizan igualmente los principios que han guiado laresistencia, esto es, la deensa de la vida y los derechos a la paz y al tra-

    bajo. As mismo, se distinguen los mecanismos de sobrevivencia conlos de resistencia, relevando entre los segundos el dilogo intercomu-nitario, la denuncia de los daos causados por los aparatos armados yla oerta de resolucin de confictos.En el sexto captulo se examina la vida de la Asociacin desde susorgenes hasta la actualidad, ubicando sus ases y transormacionesa partir de variables internas y externas. En la historia acumula-da por la organizacin se muestra el impacto de las violencias ylos confictos, sus procesos organizativos, las crisis, deciencias yletargos, sus procesos de consolidacin y expansin, y lo precariodel apoyo estatal a esa organizacin campesina.

    relacionados con el proceso de victimizacin, la accin de la justicia yel proceso apenas inicial de reparacin colectiva.

    A dierencia de los otros inormes publicados por el Grupo de Me-moria Histrica, no se trataba de hacer memoria de un episodioindito y anteriormente contado de manera ragmentaria, sino dereconstruir un proceso y la historia de una organizacin enrentadaen su transcurrir a diversas modalidades de violencia. Esa perspec-tiva de hacer memoria, no de un episodio sino de un proceso, hizoque la reconstruccin de la memoria histrica de la zona del Cararenecesitara de un anlisis sistemtico y detallado, de los confictos y

    violencias vividos en la zona, en una amplia temporalidad que abar-cara los aos comprendidos entre 1965 y 2010. Este recurso meto-dolgico redimension la importancia de la asociacin y las ases desu experimento y aprendizaje en la bsqueda de autonoma rente alos actores armados.El inorme est estructurado de la siguiente manera: en el primercaptulo se dene el espacio en que se desenvolvi la organizacincampesina y su entorno inmediato. Por lo general los anlisis sobre elconficto en el Magdalena Medio tienden a no precisar las regiones ysubregiones, lo que ha llevado a imprecisiones, excesivas generaliza-ciones y al desconocimiento de la complejidad de los procesos expe-rimentados en esa rea del territorio colombiano. El Carare ue sinduda un rea siempre abierta a la accin de nuevos colonos, marcada

    por un largo y dierenciado proceso de colonizacin, y una zona conpoca presencia estatal que se convirti en un terreno rtil para losexperimentos insurgentes y contrainsurgentes.En el segundo captulo se hace precisin sobre los dierentes pro-cesos de violencia ocurridos en la regin de Carare, los actores encada ase, y las motivaciones y caractersticas de cada una de ellas.Las ases de las violencias -unas ms recordadas y otras ms silencia-das por los pobladores de la regin-, permiten identicar el intentode imponer, sustituir o conrontar proyectos armados de orden so-cial: el orden guerrillero, el orden del ejrcito y el orden paramilitar.Frente a ellos se erigi el orden desarmado que propenda por lapaz y la no violencia.

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    El orden desarmadoLa resistencia de la A sociacin de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC)

    CAPTULO 1:

    REGIN DEL CARARE: UNA MIRADA

    AL CONTEXTO

    Para comprender la experiencia de resistencia de la Asociacinde Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC) es necesario des-cribir las dimensiones espaciales y temporales en las que se en-marca el proceso.El Carare se congur desde la colonia como un territorio periricoestratgico y de resistencias. Dierentes grupos sociales encontraronall un reugio en el que construyeron la vida en medio del abandono

    estatal y de mltiples bonanzas dadas por los inmensos potencialesnaturales de la regin.Se buscar entonces en el presente apartado precisar la ubicacingeogrca, recoger la historia de colonizacin y describir los aspectospolticos, sociales, demogrcos y econmicos de la sociedad que ha-bita hoy el rea de infuencia de la Asociacin de Trabajadores Cam-pesinos del Carare.

    1.1. El territorio

    El rea de infuencia de la ATCC se ubica en el Magdalena Medio.

    En captulo sptimo, elaborado por miembros de la regional noro-riente de la CNRR, se describe el proceso metodolgico de consoli-dacin de las iniciativas de reparacin colectiva llevado a cabo entrela ATCC y se presenta en trminos generales, el Plan de Reparacinpropuesto por la organizacin campesina.Cierra el inorme el octavo captulo, dedicado a una refexin sobrela perspectiva de uturo de la organizacin campesina. Se concluyeque la comunidad y sus dirigentes slo pueden construir el uturo enla medida en que recuperen y mantengan vivas y actuantes las raceso principios que le dieron origen.

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    cia.7 El Magdalena Medio comprenda entonces el valle ormado porel ro Magdalena entre las zonas de la GloriaGamarra en la partebaja del ro y Honda-La Dorada en la parte media alta.8

    Desde el mbito religioso tambin se empez a visibilizar la regin.

    La Misin del Magdalena liderada por Jess Mara Fernndez S.J., da-ra lugar a la Dicesis de Barrancabermeja el 27 de octubre de 1962.Dicesis conormada actualmente por las parroquias de los munici-pios de Puerto Berro, Puerto Nare, Yond, Cantagallo, San Pablo,Barrancabermeja, Betulia, Cimitarra, El Carmen de Chucur, PuertoParra, Puerto Wilches, Sabana de Torres, San Vicente del Chucur

    7 Comisin Andina de Juristas. Inorme regional de Derechos Humanos: Magda-lena Medio. Bogot: La Comisin, 1993. p.73.8 Escobar, Alberto y Arias, Jorge. Gua socioeconmica del Magdalena Medio. Cal-das: Editorial La Patria , 1971. p.4.

    Para el Agustn Codazzi el Magdalena Medio es una subregin natu-ral. Algunos autores la denen como regin en tanto:

    Espacio sico en el cual un conjunto de actores consolidan es-tructuras econmicas, polticas y culturales a partir de la interaccinde actores externos e internos que en su conrontacin dan ormaal entorno regional2

    En eecto, el territorio del Magdalena Medio rene las colas de losdepartamentos aledaos a la ribera del ro Magdalena, presentandodinmicas particulares a nivel productivo, poltico y simblico.3 Estasdinmicas resultan de su capacidad de conexin con el resto del pas(est cruzada por vas como la autopista Bogot- Medelln, la troncaldel Magdalena Medio, la troncal transversal de Medelln Chiquin-quir y Pez - Puerto Boyac, el errocarril y el ro Magdalena), losrecursos agrcolas y mineros con los que cuenta y unos procesos mi-gratorios que la hacen heterognea y en constante transormacin.4

    El problema de reconocimiento de la regin se evidencia en el vacocartogrco registrado por Jaques April-Gniset hasta mediados delsiglo XVIII. Arma el autor: los mapas del siglo XVI recortan cien oms kilmetros del ro entre Honda y Tamalameque como si no exis-tiera el Opn-Carare5. En el siglo XIX Codazzi dibuj el croquis deBarranca y se empezaron a delinear los primeros trazos de la regin

    rente al inters de construir el camino de Vlez.6

    En el siglo XX unade las primeras denominaciones regionales provino del mbito mili-tar, cuando se dividi en tres partes el Valle del Ro Magdalena con elpropsito de establecer zonas de deensa y erradicacin de la violen-

    2 Alonso, Manuel Alberto. Conficto armado y conguracin regional. Medelln:Editorial Universidad de Antioquia, 1997. p.3.3 Alonso, Manuel Alberto. Op.cit. p.p. 1 y 2.4 De Roux, Francisco. Documento de diagnstico, conclusiones y recomendacio-nes del Magdalena Medio. PDPMM. S.p. p.199.5 April-Gniset , Jaques. Gnesis de Barrancabermeja. Barrancabermeja: Institutouniversitario de la Paz. En: Molano, Alredo. En medio del Magdalena Medio. Bo-got: CINEP. 2009. p. 25.6 Molano, Alredo. En medio del Magdalena Medio. Bogot: CINEP. 2009. p. 25.

    Regin Magdalena Medio en el contexto nacionalFuente: Grupo Memoria Histrica.

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    ha sealado la marcada presencia del clientelismo y la inciden-cia de los grupos de autodeensa y paramilitares.14

    14 Murillo, Amparo; Arcila, Mara Teresa; Alonso, Manuel Alberto. Op.cit. pp. 60-61.

    y Vijagual.9 En el marco de la Dicesis y de acuerdo con las posi-bilidades de acceso, el Programa de Desarrollo y Paz del Magdale-na Medio (PDPMM), plantea a su vez su trabajo en la regin sobre30.177 Km2 correspondientes a 28 municipios de los departamentosde Antioquia, Bolvar, Cesar y Santander que estn al margen del RoMagdalena desde Puerto Nare (Antioquia) hasta la Gloria (Cesar).10

    En su lectura de las dinmicas de violencia el Observatorio deDerechos Humanos de la Vicepresidencia de la Repblica tam-bin propuso una denicin de la regin. Arm, teniendo comocriterio de demarcacin la infuencia de los procesos de violen-cia, que el Magdalena Medio est compuesto por 59 municipiospertenecientes a 8 departamentos: Antioquia, Bolvar, Cesar, San-tander, Cundinamarca, Boyac, Magdalena y Caldas.11 La nocinde Magdalena Medio cobr vigencia tambin en el marco de laconstruccin de la troncal que atraviesa la regin desde Hondahasta Santa Marta.12

    Algunos autores hacen reerencia a dos grandes subregionesen el Magdalena Medio: Norte y sur.13 La subregin norte com-prende desde el eje Gamarra - Ro Viejo hasta el eje Barranca- Yond marcada por el desarrollo de los enclaves petroleros yen consecuencia por la infuencia econmica y poltica de Ba-rrancabermeja. La subregin sur, por su parte, se caracterizapor la presencia del latiundio ganadero, la alta inversin pri-

    vada y la explotac in minera. En esta subreg in, cuyos centroseconmicos ms importantes son La Dorada y Puerto Boyac,predominan las migraciones de la regin andina. Tambin se

    9 Conerencia Episcopal Colombiana. http://www.cec.org.co/img_upload/8403b399a4ec206d6d57a2e1b9cc69/Barrancabermeja_diocesis_700.gi. Consultado el15 de agosto de 2011.10 http://www.pdpmm.org.co/mmed/region.htm consultado el 12 de junio de 201111Vicepresidencia de la Repblica, Panorama Actua l del Magdalena medio. 2001.http://www.derechoshumanos.gov.co/observatorio/04_publicaciones/04_03_re-giones/magdalenamedio/intro.htm12 http://www.invias.gov.co/ Consultado el 15 de agosto de 2011.13 Murillo, Amparo; Arcila, Mara Teresa; Alonso, Manuel Alberto. Un mundo quese mueve como el ro: Historia regional del Magdalena Medio. Bogot: InstitutoColombiano de Antropologa, Plan Nacional de Rehabilitacin, 1994. pp. 60-61.

    Regin Magdalena Medio VicepresidenciaFuente: Programa presidencial de DDHH y DIH

    Regin Magdalena Medio.Fuente: PDPMM

    http://www.invias.gov.co/http://www.invias.gov.co/
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    En el primer Plan de Desarrollo de la ATCC se precisa que el reade infuencia se deni en torno a la cuenca media del Ro Carare,

    conormada por la confuencia de los ros Minero y Horta.18

    El roes un reerente importante en tanto se ha constituido para los ha-bitantes de la zona en el eje de comunicaciones con el Magdalena

    y con las vas carreteables.El desarrollo mismo del proceso ha permitido que el rea superelos lmites establecidos en los dilogos de paz y en el Plan de Desa-rrollo inicial de la ATCC.19 As, en el Plan de Desarrollo de 2003

    18 ATCC. Plan de desarrollo Corregimiento de La India. s.p.1988.19 El limite sico del rea de infuencia de la Asociacin de Trabajadores Campesi-nos del Carare termin por denirse de la siguiente orma: en el municipio de Ci-mitarra, partiendo de la zona norte, en el ro San Juan, en direccin oriente sobrela caada Cristalina, hasta la quebrada Dorada, de ah sigue por la divisoria de

    El rea de infuencia de la ATCC se encuentra en la subregin sur delMagdalena Medio, especcamente en el Magdalena Medio Santan-dereano, el cual a su vez ha recibido mltiples deniciones.15 Dentrodel departamento de Santander hace parte de la Provincia de Vlez,sin embargo, recientemente, se ha propuesto en el ordenamiento te-rritorial del departamento el ncleo provincial del Carare Opn alque pertenecen los municipios de Landzuri. Cimitarra, Puerto Parra

    y Santa Helena del Opn. El Agustn Codazzi precisa que el Carare-Opn comprende una regin de aproximadamente 15.000 kilme-tros cuadrados y que tiene por limites al ro Magdalena por el occi-dente, al ro Lebrija por el norte, al actual departamento de Boyacen el sur y al oriente limita con la Sierra de los Yariguies.16

    En este escenario los campesinos acordaron con los grupos arma-dos que:

    hasta el salto toda esas veredas hasta la cordillera para ac esATCC, hasta una quebrada que se llama La Corcovada porque ahla autodeensa nos marc lindero. Y la guerrilla de la cordillera paraall nos marc lindero y dijeron: bueno de la cordillera para all lesrespetamos, esa es su India, pero de la cordillera para ac no vengan,si vienen los matamos. All les respetamos La India, tambin nosdijo la autodeensa, de La Corcovada para ac no se metan. Cuando

    uimos a ver el territorio ideolgico nos quedo como lindero La Cor-covada y la cordillera17

    15 Para la Vicepresidencia ste estara compuesto por los municipios de: Barran-cabermeja, Cimitarra, El Carmen, Puerto Parra, Puerto Wilches, San Vicente deChucur y Sabana de Torres. El PDPMM agregara los municipios de: Betulia,Bolvar, El Pen, Landzuri, Ronegro, y Simacota. Investigadores como Alejo

    Vargas agregar an tambin a los municipios de Albania, Contratac in, Florin, Ga-ln, Girn, Guacamayo, Hato, Jess Mara, la Belleza, La Paz, Lebrija, San Benito,Santa Helena del Opn, Sucre y Vlez.16 Diccionario Geogrco de Colombia, Volumen II, Bogot: Instituto Geogrco

    Agustn Codazzi, 1996. p. 505.17 Entrevista a miembro undador de la Asociacin. La India, Octubre 28 de 2003.

    Ubicacin rea de infuenciaFuente: Plan de desarrollo integra l del rea de infuencia de la ATCC . .

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    (8,5%) y Landzuri (5,56%).21 Es importante destacar que al igualque la regin en donde se encuentra inscrita, el rea de infuenciase construy a partir de las colas de los municipios, las zonasque el estado local no alcanza a cubrir. Como se puede ver en elMapa 4, la mayora de municipios que convergen en el rea de in-fuencia cuentan con reas que se extienden desde la parte andinahasta el Ro Carare, el cul les permite la salida al Magdalena. Elrea de infuencia cubre entonces los territorios de los municipioscercanos al ro, las zonas calientes.El Plan de Desarrollo de 2003 estableci adems que la zona po-see un clima hmedo con precipitaciones anuales aproximadasde 2.800 milmetros, y temperatura promedio de 28. Comprendetres grandes paisajes: montaa, lomero y valle con altitudes que

    varan desde 170 metros sobre el nivel del mar (msnm) a 1400msnm en la cima de la Cuchilla del ro Minero. Est atravesadapor el ro Carare cuyos afuentes corresponden a las quebradasLa Pedregosa, La Corcovada, La Guinea, El Pescado, La Arena,La Caoba, El Indio, La Auyamera, La India, la Torova, entre otras.En el rea se encuentran cultivos (maz, yuca, pltano, cacao ypapaya), pastizales, pastos con rastrojos, vegetacin natural arbus-tiva, bosques secundarios y bosques primarios intervenidos. LaCuchilla del Minero se ha constituido en un importante reugiode especies vegetales y animales, sin embargo, en las ltimas tres

    dcadas ha sido intervenida por crecientes procesos de explota-cin de madera (sapn, cedro, algarrobillo).22

    De acuerdo con las actividades econmicas, estableci el Plan deDesarrollo cuatro grandes zonas uncionales: 1. Zona de extrac-cin maderera, localizada sobre las cuchilla del rio Minero, lasQuinchas y el cerro Coronel; 2. Zona de unidades de agriculturade subsistencia, ubicadas en los predios de colonos a lo largo yancho del rea de infuencia, 3. Zona dominada por un paisaje depastos y reas recientemente taladas, dedicadas a actividades ga-

    21 ATCC, CPDPMM, PDR. Op.cit. Captulo 3 p. 3.22 ATCC, CPDPMM, PDR. Op.cit. Captulo 3. pp. 4-17

    se pas de 27 veredas a 37. Se precis que el rea cubre 10 veredasreconocidas por el IGAC ( Santa Rosa, Cao Tilia, Valiente, Vina-gre, La India, Campo Banda, El Horta, La Corcovada, La Guinea,Danubio, La Pedregosa y La Ceiba) y 37 sectores organizados de-nominados por la comunidad como veredas (Santa Rosa, El 15,Las Fras, Maracan, Platanillo, Cao Tilia, Valiente, Vinagre Me-dio, Bocas del Vinagre, Brasil, Horta Medio, La India, Brisas delMinero, Campo Banda, La Arena, Puerto Arena, El Horta, HortaMedio, Puerto Pacheco, Agualinda, Ahuyamera, Corcovada, LaZarca, Peas de La Corcovada, La Guinea, Amarilla, Danubio, ElIndio, El Ventilador, La Caoba, La Pedregosa, La Yumbila, Mate-guadua, Pescado y La Ceiba).20

    Se arm que la ATCC tiene un rea de infuencia de 94.126,25hectreas distribuidas en los municipios de Bolvar (41,07%), Ci-mitarra (24,26%), Sucre (11,43%), La Belleza (9,17%), El Pen

    aguas entre El cao Canime y el cao La Combada hasta llegar al ro Carare, allinicia un giro hacia el sur cruzando la va que conduce de Santa Rosa a Cimitarra,sigue por uno de los afuentes de la quebrada Covaplata y la divisoria de la que-brada El Vinagre hasta llegar a lmites con Landzuri, en este punto su direccin

    vuelve hac ia el oriente por la div isoria de aguas que separ a los afuentes del roGuayabito de los de la quebrada La Torova hasta llegar al Cerro Morales, all giraen direccin sur occidente y entra en los limites con el municipio de Bolvar, donde

    sigue una quebrada entre La Honda y San Marcos, cruza al ro Horta y entra almunicipio del Pen, all cruza la quebrada La Sardina y busca el lo de la Cuchilladel Minero, s iguiendo el lo de la cuchilla cruza los municipios de Sucre y La Be-lleza hasta llegar al lmite entre los departamentos de Santander y Boyac, en estelugar toma la direccin noroccidente siguiendo el ro Minero hasta su confuenciacon la quebrada Los Mrtires en el municipio de Bolvar, sigue aguas arriba poresta quebrada hasta la coordenada X:1.136.000 de ah gira al norte y busca el loque separa los afuentes del ro Ermitao de los del ro Minero hasta encontrarla quebrada La Guinea, sigue por esta quebrada aguas abajo hasta encontrar elnacimiento de la quebrada La Corcovada y por esta misma aguas abajo hasta sudesembocadura con la quebrada La Arenosa, al cruzar la Arenosa vuelve al munici-pio de Cimitarra siguiendo aguas arriba por el cao Pealisa hasta su nacimiento,donde gira en direccin noreste por la divisoria de aguas hasta encontrar uno delos afuentes del ro San Juan, sigue por este aguas abajo hasta encontrar el puntoinicial. ATCC, CPDPMM, PDR. Plan de desarrollo integral del rea de infuenciade la ATCC 2.004 2.014 Desarrollo integral con todos y para todos. La India,Febrero 2004. captulo 3. Pp. 4-5.20 ATCC, CPDPMM, PDR. Op.cit. Captulo 3 pp. 29-30.

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    Captulo 1

    El orden desarmadoLa resistencia de la A sociacin de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC)

    Los cronistas de los siglos XVI y XVII les adjudicaban un enotiporobusto, actitud guerrera y costumbres macabras. Se resaltaba susobrevivencia en un medio selvtico hostil y sus ormas dispersasde habitar el territorio.28 Insistan adems los cronistas en la beli-cosidad de estos grupos visibles en los mltiples encuentros con losespaoles. Diversos textos se reeren a los terribles Carares queemprendieron una uerte resistencia rente a la sociedad colonial,deendiendo su territorio y produccin y evitando las comunica-ciones entre Santa Fe y el Ro Magdalena.29 Desde la llegada delas huestes de Jimnez de Quesada a la regin, se les adjudicaronrobos, asesinatos y asaltos que motivaron numerosas expedicionesde pacicacin por parte del gobierno colonial.30

    Se seala adems que del siglo XVI al XVII, unidos a los gruposYarigues (o Yaregues) y Opones convirtieron a la regin en esce-nario de conrontacin con mercaderes, cazadores, extractoresde quina y tagua, colonizadores espaoles y grupos indgenas so-metidos al dominio espaol (Guanes, Simacotas y Muiscas).31 Lacordillera de los Yarigues se convirti entonces en una barrerade comunicacin entre el rea andina de Santander y su salidaal Magdalena. Por ello, entre 1589 y 1601 se presentaron uertesconrontaciones, que sumadas a las quejas de comerciantes y viaje-ros motivaron que hacia 1605 el presidente de la Real Audiencia

    Juan de Borja, ejecutara una cdula real expedida por Felipe III

    en la que se daba la instruccin de pacicar a los indios Carare.32

    Esta conrontacin inici el proceso de aniquilamiento de la po-blacin nativa.En 1539 por ordenes de Gonzalo Jimnez de Quesada, Martn Ga-leano und Vlez, puerta de entrada a las tierras del Carare-

    28 Lpez, Carlos Eduardo. Op. Cit. pp 92- 9429 Murillo, Amparo; Arcila, Mara Teresa; Alonso, Manuel Alberto, et.al. Op.cit.,pp. 19-21.30 Cruz, Esteban. Op.cit. Captulo 2.31Ayala, Hernando. Caminos de historia en el Carare Opn. Editor Denise C.Lpez Ruiz.. Santa Fe de Bogot: Litogrcas Ca lidad, 1999. pp. 47-55.32 Cruz, Esteban. Op.cit. Captulo 2.

    naderas y; nalmente, una cuarta zona constituida por los centrospoblados de La India y Santa Rosa, donde se concentra la mayoractividad socioeconmica y cultural del rea de infuencia.23

    A continuacin intentaremos dar cuenta del poblamiento y cons-truccin histrica del rea de infuencia de la ATCC. Para ello esnecesario indagar por el proceso de poblamiento de la zona delCarare, la cual ha recibido dierentes denominaciones a travs deltiempo. En los primeros aos de la colonia era denominada Isladel Carare, en la Nueva Granada se trataba del Carare-Opn,durante los siglos XVIII, XIX y XX Provincia de Vlez y recien-temente Ncleo provincial del Carare.24 Cada denominacin harespondido a particulares procesos de poblamiento y relacionessociedad-espacio.

    1.2. La isla del carare

    Diversas comunidades indgenas habitaron la regin del Carare:Carares, Nauras y Nauracotas. Grupos que compartan rasgos co-munes dentro de un rea geogrca delimitada25. A estos gruposse les ha impuesto la denominacin de Carares y se les ha carac-terizado por la horticultura mixta, la orebrera, la adaptacin ala selva y la gran habilidad en materia de navegacin.26 En la cuen-

    ca media del Ro Carare, rea de infuencia de la ATCC, autorescomo Carlos Eduardo Lpez establecieron la presencia de gruposhumanos desde el siglo X, grupos que basaron su modo de vidaen la cacera y recoleccin, pese a conocer la horticultura.27

    23 ATCC, CPDPMM, PDR. Op.cit. Captulo 3 p. 28.24 Cruz, Esteban. Al ltimo lo vi en 1944 Las economas extractivas y la desapa-ricin de las comunidades indgenas del Carare Opn, 1850 - 1944. Tesis depregrado de Antropologa 2005. Captulo 2.25 Cruz, Esteban. Op.cit. Captulo 2.26 Murillo, Amparo; Arcila, Mara Teresa; Alonso, Manuel Alberto, et.al., Op. cit., p.19.27 Lpez, Carlos Eduardo. Investigaciones arqueolgicas en el Magdalena medio.Cuenca del Ro carare (Depar tamento de Santander). Bogot: Banco de la Rep-blica. 1991. P.94.

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    El orden desarmadoLa resistencia de la A sociacin de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC)

    to y Boca del Monte.38 Agua Fra, undada por Francisco Caballeroen 1802, ms tarde se constituira en el municipio de Cimitarraque junto con el asentamiento de Flores se ubicaban en la zona deinfuencia de la ATCC. Este ltimo ue erigido parroquia en 1804

    y relegado posteriormente por la ereccin parroquial de Bolvar.Estos asentamientos ueron poblados por gentes de la misma re-gin que descendieron hacia las zonas calientes buscando mayo-res oportunidades econmicas y huyendo de las guerras internas.Se dedicaron a la atencin de viajeros y a la extraccin de cacao,caa y ca.39Este proceso de poblamiento dinamizado por la construccin delcamino del Carare se vio interrumpido en el periodo de la Inde-pendencia. No slo cambiaron los intereses comerciales; se inereadems, de la documentacin histrica, que las tropas patriotasdecidieron destruir las haciendas y poblados de la zona para des-articular la estrategia de reconquista de Pablo Morillo y PascualEnrile que se centraba en el Carare por su posicin estratgica. 40

    A pesar del impacto de esta situacin y del persistente aislamiento,las aldeas undadas mantenan un grado de consolidacin rela-tiva. En 1818 el camino del Carare tena colonias agrcolas con-solidadas y contaba con 250 amilias.41 Era claro tambin en estemomento, la existencia y supervivencia de algunos grupos Cararesrepresentados an como salvajes y salteadores.42

    1.3. El lugar de extraccin

    En el periodo republicano, el Carare se present para la provinciade Vlez como una zona clave en el ortalecimiento del comer-

    38 Ramos, Arst ides. Op.cit. Captulo 2 y 3.39 Martnez, Armando. Provincia de Vlez- orgenes de sus poblamientos urbanos.Bucaramanga: Universidad Industrial de Santander. 1997.40 Ramos, Arstides. Op.cit. p. 98.41 Ramos, Arst ides. Op.cit. p. 91.42 Cruz, Esteban. Op.cit. Op.cit., Captulo 2.

    Opn a travs de la gura de la encomienda.33 Desde all surgieronproyectos allidos como la undacin de la Ciudad Franca de Leno la ciudad de San Juan de Borja. Tambin se intent construir elCamino del Carare que, liderado por el Capitn Luis Lancheros,tuvo su primer tramo desde Vlez en 1544. Sin embargo, ste uerpidamente olvidado por la estrechez del camino, las diculta-des en su mantenimiento y el encuentro de rutas ms cortas paracomunicar a la Costa con el Altiplano.34 La resistencia indgena,sumada a las dicultades topogrcas, la alta de recursos y lasdisputas administrativas mantuvieron a la regin del Carare pocopoblada y dbilmente articulada a los circuitos econmicos porcasi 300 aos.35

    Solo en el siglo XVIII, cuando se hizo urgente abrir nuevas rutashacia el Ro Magdalena, se retomaron los proyectos de construc-cin de caminos en el Carare por parte de empresarios privados.Conexin que se haba desarrollado a travs de Socorro, San Gil

    y el ro Sogamoso ante la barrera existente en la Cordillera de losYarigues. Los nuevos empresarios del camino del Carare aporta-ban todos los recursos a cambio del monopolio de caminos y lapropiedad de grandes extensiones de tierra.36 Sin embargo, pro-

    yectos como el de Blas de la Terga en 1754 o el de la Compaadel Opn, racasaron por las dierencias con las lites locales ylas cambiantes polticas comerciales de la Corona.37 nicamente

    Fray Pedro Pardo, a nales del siglo XVIII, logr desarrollar suproyecto gracias a la confuencia de intereses por lo que el caminosignicaba para la valorizacin de las tierras y la comercializacinde la produccin de las haciendas undadas en la regin.La construccin del camino permiti la ormacin de poblacio-nes como Bodegas del Carare, Horta, Agua Fra, Flores, Guayabi-

    33 Cruz, Esteban. Op.cit. Captulo 3.34 Ayala, Hernando. Op.cit. p. 64.35 Cruz, Esteban. Op.cit. Captulo 3.36 Ramos, Arst ides. Los caminos al ro Magdalena. La rontera del Carare y delOpn: 1760-1860. Bogot : Instituto Colombiano de Cultur a Hispnica, 2000.p. 49.37 Ramos, Arst ides. Op.cit. Captulo 2 y 3.

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    haciendas permiti tambin la constitucin del distrito municipalde Sucre el 3 de agosto de 1882.49

    Sin embargo, las posiciones polticas cambiantes de los gobiernos,sumadas a las guerras internas, a la cada del precio de la quina ya la prdida del mercado de productos orestales, estancaron estosproyectos. Paradjicamente las guerras internas y especialmentela Guerra de los Mil Das se constituyeron en un nuevo mvil depoblamiento en la zona. Algunos excombatientes y amilias libera-les expulsadas por la guerra se reugiaron en las riberas de los ros

    y las zonas selvticas del Magdalena Medio, entre ellas las corres-pondientes al actual municipio de la Belleza, para protegerse de larepresin conservadora. A estas amilias se sumarian migrantes delas zonas ras y de los territorios de reciente consolidacin de lahacienda ganadera como Sucre y Bolvar. Conormaron entoncescaseros en donde sobrevivieron gracias a la agr icultura, la pesca yla extraccin de maderas.50

    Las migraciones hacia el Carare se incrementaran en las dos pri-meras dcadas del siglo XX, cuando en las zonas cercanas se im-puls la construccin de inraestructura vial y la exploracin yextraccin de petrleo. De una parte, esta dinmica regional per-miti en 1915 el inicio del Ferrocarril del Carare que convoc agrupos de trabajadores a la zona, especialmente al municipio deCimitarra, a pesar de que el proyecto nunca ue terminado.51

    Lo que si logro terminarse en 1924 ue la carretera del Carareque permiti la entrada de numerosos colonos a la regin, espe-cialmente al territorio de La Belleza. Este territorio recorrido porextractores de quina desde el siglo XIX se constituy en un impor-tante lugar de mercado e intercambios por lo que ue reconoci-do como corregimiento en 1932. La construccin de la carreteraimpuls tambin el desarrollo de la aldea de Landzuri existente

    49 Martnez, A rmando. Op.cit. p. 155.50 Murillo, Amparo. Historia y sociedad en el Magdalena Medio En: Controversia.Bogot. Segunda etapa, N 174 (Junio.1999). p. 50.51 La colonizacin en la regin de Cimitarra en Revista de Economa Colombiana.

    Vol. 2 No 5 septiembre de 1954. p.p. 275-280.

    cio con el Ocano Atlntico y la provincia de Antioquia; ademsde constituir una uente de recursos minerales y agrcolas para eldesarrollo de economas extractivas dirigidas al comercio inter-nacional.43 El Carare presentaba acilidades en la comunicacincon el Magdalena, contaba con condiciones avorables para el de-sarrollo de la agricultura y estaba dotado de recursos minerales.44Result entonces estratgico invertir en los asentamientos de po-blacin existentes y promover ambiciosos proyectos de agriculturacomercial (cacao y algodn) y extraccin de recursos (tagua, qui -na, cobre y oro).

    Algunas migraciones llegaron entonces al Carare en busca de ta-gua y quina o de oportunidades laborales en la East MagdalenaExploting, consorcio britnico que obtuvo el derecho a explotarlos bosques desde el ro Carare hasta el ro Sogamoso. 45 A par-tir de 1830 empresarios como Jos Mara Zalda, Vicente Azuero,

    Aquileo Parra, Jos Sanz o Geo Von Lengerke convirtieron al Ca-rare en objeto de mltiples proyectos de construccin de caminos

    y de extraccin. Jos Snz, por ejemplo und en 1836 la Compa-a Colonizadora del Carare y contrat la explotacin de 96.000hectreas entre Vlez y Puerto Carare; Geo Von Lengerke, por suparte, construy un inmenso imperio comercial en la zona graciasa la construccin de caminos y a la explotacin de quina y taba-co.46 Comerciantes como Lengerke o Aquileo Parra denunciaron

    el ataque de los Carares a sus empresas.47

    Estas nuevas dinmicas regionales permitieron que en 1887 se eri-giera el municipio de Bolvar, que para 1894 llegara a 12 mil habi-tantes atrados por la quina, la adjudicacin de baldos y el avancedel camino.48 El crecimiento poblacional de Jess Mara, productode la expansin de la rontera agrcola y el desarrollo de grandes

    43 Cruz, Esteban. Op.cit. Op.cit., Captulo 4.44 Ramos, Arstides. Op.cit. p. 103.45Alonso, Manuel Alberto. Op.cit. pp. 24-25.46 Ramos, Arstides. Op.cit. Captulo 4.47 Cruz, Esteban. Op.cit. Captulo 2.48 Martnez, Armando. Op.cit. pp. 151- 154.

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    1.4. la zona de reugio y colonizacin

    En la dcada del 40, a pesar de las oleadas migratorias atradaspor el petrleo y la construccin de vas, la zona central del Mag-dalena contaba con amplios espacios considerados baldos en lamargen derecha del Ro y las hoyas de los ros Carare-Opn.57 Poresta razn los gobiernos departamentales impulsaron proyectos

    que pretendan incentivar la colonizacin a travs de la amplia-cin de la red de caminos de herradura, titulaciones de tierras yoerta a los colonos de servicios de salud, maquinaria agropecua-ria y venta de insumos.58 Surgieron rentes de colonizacin en elCarare-Opn que combinaron la explotacin de maderas con laganadera y los cultivos de cacao, arroz y legumbres. Se crearonentonces organizaciones gremiales de colonos.59

    57 Prada, Esmeralda. Las luchas campesinas en el Magdalena Medio, 1990-2001.En: ARCHILA, Maur icio .Confictos, poderes e identidades en el Magdalena Medio1990-2001. Bogot: CINEP, 2006. p.170.58 Vargas, Alejo. Op.cit. pp. 48-56.59 Prada, Esmeralda. Op.cit. p.170.

    desde 1869, resultado de las obras del camino del Carare y la pre-sencia de haciendas. Durante los trabajos de la carretera del Cara-re de 1924, sta concentrara a peones y equipos. El crecimientode la aldea permiti que la ordenanza 37 de 1944 la creara comoinspeccin departamental, que posteriormente se convirti enmunicipio el 13 de diciembre de 1974.52

    Por otra parte, la llegada de las compaas petroleras a la zonaen 1918 aect parcialmente al Carare. Si bien surgieron algu-nos proyectos de exploracin, no llegaron a buen trmino, aun-que permitieron el arribo de nuevos migrantes.53 En municipioscomo Bolvar, por ejemplo, se intua la presencia de hidrocarburos

    y minas de oro y cobre, sin embargo, la economa se centraba enla ganadera y la produccin de caa de azcar, maz, legumbres

    y hortalizas.54 El municipio de Sucre tambin centraba su produc-cin en la ganadera y la agricultura (caa, ca, que, legumbres,papa, cebada y arveja), actividades que combinaba con la extrac-cin de maderas.55

    Algunos autores sealan que nalizando los aos 30 se agudiza-ron los confictos de tierra en la zona, resultado de las presiones delatiundistas a colonos para la venta de mejoras. Como respuestalos gobiernos locales crearon comisiones y puestos de polica enLandzuri, Puerto Olaya y Jess Mara, adems de la ormacinde un servicio de colonizacin para solucionar los problemas de

    titulacin de tierras.56

    52 Martnez, Armando. Op.cit. pp. 151- 154.53 Garca, Alejandro. Hijos de la violencia: campesinos de Colombia sobreviven agolpes de paz. Madrid: Los Libros de la Catarata, 1996. p. 23.54 Galn, Mario. Geogra a econmica de Colombia- Tomo VIII Santander. Buca-ramanga: Imprenta departamental de Santander, 1947.p. 565.55 Galn, Mar io. Op.cit. p. 631.56 Vargas, Alejo. Magdalena Medio santandereano: colonizacin y conficto arma-do. Bogot: Cinep, 1992.pp. 68-72.

    Panormica del rio Carare. GMH.

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    El programa de colonizacin tuvo inconvenientes para lograr susobjetivos por las dicultades administrativas, los problemas decoordinacin y la escasez de ondos. Sin embargo, logr promo-

    ver un proceso que continu en la dcada del 60. El programa seacab cuando termin el gobierno de Rojas Pinilla. La decepcinpor las promesas de la amnista permiti que en el Carare se de-sarrollaran grupos de bandoleros. En la narrativa local se destacaque hasta 1963 estos grupos se dedicaron al asesinato, robo indis-criminado y v iolaciones en la zona.

    1.5. La colonizacin de la cuenca media del ro carare

    En el marco de la Violencia y el proceso de construccin de in-raestructura, se impuls la colonizacin de la cuenca media del Ca-rare. Antioqueos, chocoanos y tolimenses remontaron el ro Cara-re desde Puerto Araujo o abrieron trocha desde Cimitarra o PuertoBoyac cruzando la quebrada de La Corcovada. Por su parte, los san-tandereanos, cundinamarqueses y boyacenses siguieron el caminoque desciende por el municipio de Sucre a travs de la cuchilla delrio Minero.64 Llegaron entonces a la cuenca media, gentes persegui-das en el perodo de la Violencia, campesinos pobres de dierentesregiones, migrantes beneciados por el Instituto de Colonizacin,

    antiguos colonos de otras zonas del Carare, jornaleros de las com-paas de maderas y de caminos, habitantes de las zonas ras delCarare, y comerciantes que buscaban aprovechar el surgimiento delos nuevos ncleos poblacionales.65 Ntese el origen diverso de lospobladores de la cuenca media y los retos que este aspecto implicaen materia de convivencia.Los poblados de Santa Rosa y La India, ubicados a orillas del RoCarare, se constituyeron en importantes centros de avance de la

    64 Galvis, Santiago. Colonizacin y conguracin del territorio en la zona delcarare. Tesis de pregrado de antropologa. Bogot. : Universidad Nacional de Co-lombia. Agosto 2004.p. 21.65 Garca, Alejandro. Op.cit. Capitulo 2.

    Posteriormente, la Violencia bipartidista se constituy en un im-portante mvil de colonizacin en el Magdalena Medio. A sta lle-garon oleadas migratorias espontneas procedentes de dierentesregiones del pas. A las mrgenes de los ros Carare-Opn, Cimi-tarra y Minero llegaron campesinos procedentes de Tolima, Cal-das, Antioquia, Boyac y Santander.60 La Violencia, sin embargo,tambin gener dinmicas migratorias internas, resultado de lalucha interpartidista dentro de la regin. En el Carare la policachulavita realiz entre 1949 y 1953 acciones de violencia contralos liberales en lugares como Santa Helena del Opn, Landzuri,La Belleza y Cimitarra. Tambin las guerrillas liberales al mandode Raael Rangel extendieron su radio de accin por las selvasdel Carare y el Opn, especialmente por Landzuri, Cimitarra ySanta Helena del Opn. Estas guerri llas hacan recorridos por las

    veredas conservadoras buscando vengar las muertes ocasionadaspor las bandas de Chulavitas.61

    El 3 de agosto de 1953 se entreg Rangel como respuesta a las pro-puestas de amnista de Gustavo Rojas Pinilla. En este marco de rein-sercin y solucin de la Violencia se propusieron programas decolonizacin dirigida en baldos nacionales ubicados en el Carare,Sumapaz, Putumayo y la Sierra Nevada liderados por el Instituto decolonizacin e Inmigracin.62 En el caso del Carare se eligi a Cimi-tarra como ncleo de colonizacin lo que permiti el mejoramiento

    de la red vial y la llegada de nuevas empresas extractivas. Llegaronentonces al Carare no solo exguerrilleros liberales, tambin lo hicie-ron campesinos de todo el pas que encontraban en la regin nuevasoportunidades econmicas. La concentracin de colonos, sumada aantiguos pobladores que haban llegado por la construccin del ca-mino de Carare, permiti que el 23 de abril de 1967 se reconociera aCimitarra como municipio.63

    60Alonso, Manuel Alberto. Op.cit. p. 45.61 Esto se desarrollar ampliamente en el captulo 2 del presente libro Las violen-cias y la memoria de los confictos en el Carare.62Alonso, Manuel Alberto. Op.cit. p. 32.63 Martnez, Armando. Op.cit. p. 174.

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    Aqu las dicultades, la enermedad Yo sur una enermedadque se llama neumona. A mi me dio eso pero esa enermedad meprodujo la tuberculosis y estuve muy enerma mucho tiempo perogracias a Dios me arreglaron ese problema. Cuando estbamos allun da hubo una creciente y amanecimos con el agua en el pescuezo,una creciente grande pero no pas nada, las gal linas..70

    Adems de las dicultades de la vida de campo, se encontraroncon problemas de seguridad propios de una zona poco cohesiona-da y marcada por la precaria presencia estatal.

    En esa poca esto pareca una selva virgen habitada por erassalvajes, donde los leones, los tigres y dems alimaas se paseaban asus anchas (...) pero qu podamos hacer ante eso nosotros, aisladose indeensos?71

    En la narrativa local se recuerda que una vez llegaban al Carare,los colonos escogan la tierra que les gustaba y la delimitaban deacuerdo con su capacidad de trabajo. Para jar linderos, sin em-bargo, tenan en cuenta la aprobacin de los colonos ms antiguoscomo Jos Ossa, Carlos Esparcia o Celestino Ruiz que saban qutierras estaban disponibles y como podan trazarse los mojones.

    Detrs de los perseguidos vinieron los colonos de vocacin. Esco-gan la tierra que les gustaba, consideraban la extensin, la delimita-ban y se posesionaban. Lo primero en adjudicarse ueron las orillasde los ros y los caos. Para jar linderos se tomaba como reerenciauna quebrada, una loma, un pico un gran rbol y all se amojonaba.Los que entraban eran campesinos pobres y se adjudicaban lo quecrean que podan trabajar. Los privilegiados contrataban aserrado-res y delimitaban a lo grande72

    70 Entrevista a undadora del corregimiento. La India, Octubre 17 de 2003.71 Garca, Alejandro. Op.cit. p.39.72 Garca, Alejandro. Op.cit. p. 42.

    colonizacin. El poblado de Santa Rosa congreg a cientos decolonos, consecuencia de la carretera que desde Cimitarra cons-truy la brica de Lminas y Fibras del Carare, compaa decapital extranjero, interesada en la riqueza maderera de la regin.Si bien, la compaa quebr, impuls el proceso colonizador.66El poblado de La India surgi despus de Santa Rosa; constituaun centro importante para el comercio de pltano y maderas y lasede de la Iglesia Adventista. ste poblado se consolid en 1968cuando se termin de construir la carretera a Cimitarra, la cualconvoc a nuevos migrantes atrados por la madera y la guaque-ra.67 Los dierentes testimonios de la colonizacin muestran queno era cil la v ida del colono en el Carare. Son constantes las ree-rencias al trabajo sin descanso, las inclemencias de la naturaleza,las enermedades, la escasez de agua potable, los problemas decomercializacin de los productos, el endeudamiento, entre otras.

    Me toc lo duro, porque duramos dos aos sacando esa carre-tera, socolando y tumbando los rboles a hacha porque el bulldozerera pequeito un D4esto era antiguo, aqu solamente haba mon-taas, lo que llama La India es la quebrada, ese nombre se encontrdesde que subimos a puyn de Araujo hasta ac 68

    La vida de trabajo era tremenda, dura. Aqu todo era bajar a Santa

    Rosa y eso lo hacamos en canoa con puyn, con palos, eso era un suri-miento muy horrible, la canoa al menos coga 100 racimos de pltano,bamos la caravana de canoas, llegbamos a la cabecera de un chorro, sa-cbamos la mitad de la carga a hombro hasta la cola del chorro, bajbamosla canoa con la mano la arrimbamos all y all la cargbamos nuevamen-te hasta el prximo chorro. As eran las tareas para llegar a Santa Rosa.69

    66 Acosta, Mar a Teresa. Colonizacin, convivencia y etnicidad en la regin de losros Minero y Carare. Tesis pregrado de antropologa. Bogot: Universidad Nacio-nal de Colombia. Octubre 1993. p.76.67Acosta,Mar a Teresa. Op.cit. p. 80.68 Entrevista a undador del correg imiento. La India, Noviembre 13 de 2003.69 Entrevista a presidente ATCC 2003- 2004. La India, Octubre 14 de 2003.

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    (pescadores, bogas y motoristas) que reportaban ingresos en elcorto plazo. Establecieron viviendas itinerantes en las vegas de losros, principalmente en cuatro veredas: La Zarca, Pozo Azul, LaGuinea y Bocas del Vinagre.76

    El chocoano es una persona primero que es muy uerte, su cons-titucin es muy uerte para enrentar el ro, para enrentar el calor,para enrentar la plaga, para enrentar el hambre para y por otraparte... nos gusta mucho trabajar el agua. Al costeo le gusta muchoel agua, por esa razn llegamos por aqu y nos amaamos porque lacosecha se daba muy buena, de una lata de maz salan 25 o 30 car-gas, eso daba el maz con gusto, el arroz daban 20 cargas 77

    Los santandereanos conormaron veredas en la parte sur dela zona de infuencia, con amiliares y amigos.78 Construyeronasentamientos estables, no se preocuparon por titular las tierras

    y se dedicaron a act ividades agrcolas (maz, yuca, pltano y ca-cao) y ganaderas.

    Para el monte y echar erro era experto el santanderano. Cual-quier negocio que hace, lo hace en tierra rme79.

    Los antioqueos y caldenses ubicados en el norte de la zona de

    infuencia80

    consiguieron ttulos territoriales y se preocuparon porextender sus dominios.81 Se dedicaron principalmente a la gana-dera y la extraccin de madera.

    76 Gmez, Ana Luca. Economas campesinas en el Corregimiento de La India.Monografa de pregrado de Antropologa. Bogot: Universidad de los Andes. 1992.p. 67.77 Entrevista a presidente ATCC 2003- 2004. La India, Octubre 14 de 2003.78 Especialmente en las partes alta s e internas de las veredas el Pescado, la Pedre-gosa, Mata de Guadua, La Arena, Campo Caoba, La Yumbila y Puerto pacheco.79 Acosta, Mara Teresa. Op.cit. p. 140.80 Especialmente en la Ullamera, el Vinagre, el Valiente, la Amarilla y el Brasil.81 Gmez, Ana Luca. Op.cit. p. 60.

    Recuerdan tambin que llegaban con pocas propiedades, dotadossolo de machete, hacha, sal y semillas para abrir un claro en laselva, hacer la primera siembra y construir una viv ienda. Una vezlograban un poco de estabilidad avisaban a la amilia y a los paisa-nos, o conseguan amilia en la zona.

    Se meti al rente a la quebrada de La India. Estuvo como unoscinco aos en esa punta una vez se creci el rio Horta y se le llevcomo 3 mil matas de chocolate. Nos uimos a buscar otro pedazo detierra. Y me vine con el viejo y aqu al rente se instal en lo que yotengo hoy la nca. Ya despus le compr a otro seor. Tumbo monta-a y sembr pltano y rast rojo, lo bajaba a Santa Rosa. Despus ya mipap se instal y ya hizo una tumba como de tres hectreas.73

    Fuimos echando raz, yo aqu v ine solo y aqu consegu una com-paera y tuvimos la amilia, ya quedamos de aqu de La India. Si

    vamos al Choc somos unos orasteros ya74

    A pesar de las dicultades, se recuerda al proceso de colonizacincomo una etapa de abundancia.

    La situacin era buena, a pesar de todo se viva bonito, es ciertoque se trabajaba mucho, pero la comida era abundante y la s entradas

    econmicas eran grandes; imagnese, nosotros, hacer en un ao odos un acumulado de medio mil ln de pesos, eso era muy bueno, eraun capital enormemente grande. Primero a base de maz y pltano ydespus metiendo algn ganadito75.

    Dependiendo de la procedencia, asumieron de diversas manerasel proyecto colonizador. Los chocoanos se dedicaron a activida-des extractivas (guaquera o maderas) o relacionadas con el agua

    73 Correa, Carlos Eduardo. La Asociacin de Trabajadores Campesinos del Carare:una historia de Salvacin. Bogot: Ponticia Universidad Javer iana, 1990. pp. 29-5074 Entrevista Presidente ATCC 2003 - 2004. La India, Octubre 14 de 2003.75 Entrevista a presidente ATCC 1997-1999. La India. Octubre 24 de 2003.

    http://unicornio.javeriana.edu.co/uhtbin/cgisirsi/n2jLOzxiVw/164980088/18/X100/XAUTHOR/Correa+Jaramillo,+Carlos+Eduardo,http://unicornio.javeriana.edu.co/uhtbin/cgisirsi/n2jLOzxiVw/164980088/18/X100/XAUTHOR/Correa+Jaramillo,+Carlos+Eduardo,
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    centro que motivaron el arribo de parientes y amigos. stos seconstituyeron en unidades de produccin derivadas de las ami-lias centro a las que les deban servicio y lealtad.86 En todas las

    veredas en que se realizaron talleres los participantes recordarona estas amilias.

    En las 60s habitaban amilias Santandereanas as: Familia T-llez-Olarte (Pedregosa), Familia Vargas (Arena), Familia Ariza (ElPescado), Familia Monroy (Mata de Guadua), Familia Vargas (LaCaoba), Familia Camacho (La Yumbila)87

    En 1.950 llegaron los Primeros Colonos: lvaro Amarillo, Nico-ls Muoz, Jos Garzn88

    Vivan en La India: Familia Palacios (del Choc), Familia C-ceres (de Santander), Familia Parra (Santander), Familia Castaeda(Santander), Salomn Blandn (Choc), Familia Gamboa (Choc),Familia de Carlos Crdoba (Choc), Salvador Muril lo (Choc), Ciri-lo Murillo, Cirilo Blandn, Familia Robledo, Familia de Jaime Cortez(Tolima), Familia de Vicente Murillo (Choc), Nicanor Rodrguez(Santander)89

    Primeras amilias Nicasio Hinestroza (Choc), Carlos Crdoba

    (Choc) Olegario Crdoba (Choc), Los Riaos (Choc y Santan-der), Los Cruz (Santander), Salvador Murillo (Choc), Nicanor Ro-drguez (Paisa)90

    86 Gmez, Ana Luca. Op.cit. pp. 60 -67.87 Grupo Memoria Histrica. Taller lnea de tiempo ncleo. La Pedregosa. Mayo 5de 2010.88 Grupo Memoria Histrica. Taller lnea de tiempo ncleo. Santa Rosa. Mayo 6de 2010.89 Grupo Memoria Histrica. Taller lnea de tiempo ncleo. La India. Mayo 7 de2010.90 Grupo Memoria Histrica. Taller lnea de tiempo ncleo. La Zarca. Mayo 6 de2010.

    El antioqueo es muy progresista. Ellos quieren demostrar siem-pre ser mejores. Son un ejemplo. Ensean la manera de vivir mejor.Eso si pa que lo esconde uno. El antioqueo es el aseo todo esejemplo. Muy acionado al ganado y a las bestias.82

    A travs del proceso de colonizacin se construy entonces unacompleja trama cultural en el Carare, resultado de la convergen-cia de diversas tradiciones regionales con implicaciones en el tra-bajo, la vivienda, el proyecto de vida, las posiciones polticas, en-tre otras. Las dierencias, prejuicios y confictos se han saldado yconvertido en riqueza en la construccin cotidiana de la regin.83Existan mnimos comunes, todos compartan diciles condicio-nes de vida, el abandono del pasado y la necesidad de construiruna sociedad en medio de las dierencias y la escasa presenciaestatal. La inecacia del Estado en la zona se ha maniestado enlos problemas para acceder a servicios bsicos, a las precarias con-diciones de vida, dicultades en materia de transporte, comer-cializacin y mercadeo, la incapacidad para resolver confictos, ydeender a los habitantes de la zona del ataque de bandoleros yladrones, entre otras.84 En consecuencia, resulta ser tambin unEstado poco legtimo por su dicultad en la construccin de unsistema de valores que integrara a la mayora y permitiera regularlos confictos de orma adecuada.85

    Los pobladores del Carare construyeron entonces su propio ordensocial. Una primera base de este orden se construy a partir de laantigedad en la zona. Las amilias que llegaron primero a colo-nizar y acumularon mayor capital, se constituyeron en amilias

    82 Acosta, Mara Teresa. Op.cit. p. 140.83 Al respecto Acosta explica en su tr abajo de grado cmo se construye sociedaden la regin a pesar de las dierencias regionales y raciales. Acosta,Mara Teresa.Op.cit.84 Archivo ATCC .Memorias Gran Foro para la paz de Cimitarra- Enero 15 y 16 de1990.85 Alonso, Manuel Alberto. Op.cit. p.105.

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    Las organizaciones comunitarias se acompaaron de espacioscomunes alrededor de otras necesidades, como la bsqueda deactividades de diversin rente a la rutina, la superacin de la en-ermedad y la comprensin de la muerte.94 Los cultos religiososconstituyen un espacio importante en la regin. Actualmente ha-cen presencia las iglesias Catlica, Pentecostal, Evanglica y Ad-

    ventista. Todas proponen reglas de comportamiento, imaginarios

    94 Cultura comn que se hace visible en los ritmos que se mezclan a la hora dedivertirse y en los tratamientos que se dan a la enermedad resultado de un cuerpode conocimientos que se construye con los aportes de las dierentes culturas. Sehabla entonces de enermedades natura les y mandadas las cuales son tratadas conproductos naturales, plantas medicinales y en algunos casos con contras y rezosadministrados por curanderos. Para mayor inormacin ver: Murillo, Amparo; Ar-cila, Mara Teresa; Alonso, Manuel Alberto, et.al. Op.cit.

    El otro estrato de pobladores estaba conormado por jornaleros,trabajadores de planta y guaqueros, los cuales llegaron a la zonaen busca de ingresos ms que de tierras. Dentro de este grupo depersonas se encontraban tanto amiliares de quienes se habanestablecido en la regin como gente desconocida. Esta situacin,histricamente ha generado desconanzas. Sobre este grupo ejer-can un poder importante los comerciantes y gasteros que nan-ciaban sus actividades.91

    Se establecieron tambin ormas de organizacin que buscaroninicialmente acilitar el proyecto colonizador. La Junta de Ac-cin Comunal se constituy para las veredas en una organiza-cin central para la gestin de los servicios que el Estado nohaba llevado a la zona: educacin, electricacin, acueducto

    y const ruccin de vas. Adems, conciliaba los diversos confic-tos cotidianos. En la reconstruccin histrica realizada en las

    veredas, se recuerdan como logros comunitarios: la gestin deproesores, la instalacin de mesas de votacin, la llegada de laenerga elctrica a La India(1984) y la construccin de la escue-la de la Zarca(1989) el muelle de la Pedregosa (1975), la va en-tre La India y Cimitarra (1968) y el primer hogar comunitario aLa India, entre otros.92

    La produccin tambin gener procesos organizativos. Un ree-

    rente undamental en la elaboracin de lneas de tiempo con lacomunidad del rea de infuencia, es el establecimiento de culti-vos de maz, arroz, ajonjol y pltano en el periodo de la coloni-zacin. Tambin se hace reerencia al trabajo con cedro, caoba yguayacn y a la bsqueda de esmeraldas en el ro.93 Alrededor deestas actividades con excepcin de la ltima- surgieron asocia-ciones que han buscado acilitar la produccin, transormacin ocomercializacin de los productos.

    91 Gmez, Ana Luca. Op.cit. p. 67.92 Grupo Memoria Histrica. Talleres Lneas de tiempo. Mayo 5 a 7 de 2010.93 Grupo Memoria Histrica. Talleres lnea de tiempo ncleo Santa Rosa y La Zar-ca. Mayo 6 de 2010.

    Al centro el colono ms antiguo de la vereda La Zarcarodeado de amigos y amiliares. GMH

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    crisis de legitimidad estatal. En la memoria local persisten las narra-ciones sobre las humillaciones, los interrogatorios, los controles deltrnsito y las presiones para abastecimientos por parte del Ejrcito.99

    Entonces de ah nos exigan unos carnets que cada 15 das tenauno que estar all, por aqu bajaba mucha gente muerta, muri muchagente en ese entonces, bajaba tambin mucha gente con balsas llenas demarranos, mucha gente desplazada. () apenas llegu al aeropuerto medijo un Coronel que donde me haban capturado y yo le dije: Coronel am nadie me ha capturado porque yo soy u