Upload
vankiet
View
214
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
Club de Letras_____________________________
4
Revista del Club de Letras
Speculum
Vicerrectorado de Proyección Social,
Cultural e Internacional
Speculum
5
Director: José Antonio Hernández Guerrero
Subdirectores: Antonio Cantizano García. Juan Leiva Sánchez.
Consejo de Redacción: Adelaida Bordés Benítez. Ernesto Caldelas Lobo. Pedro
Castilla. Antonio de Gracia Mainé. Joaquín Moreno Marchal. Josefina Núñez Montoya.
Manuel Francisco Romero Oliva.
Secretaría: Mª Luisa Niebla López. Carmen Franco Sánchez. Mª José Morales
Jiménez. Cristina Eugenia Pala.
Administración: Mª Dolores Álvarez Crespo
Diseño de portada y maquetación: Manuel Francisco Romero Oliva
Medios de Comunicación: Maribel Cano
Relaciones Públicas: Carlos Fernández Villegas. Esteban Fernández Villegas.
Revista Speculum
Edita: Club de Letras
© Autores
© Club de Letras
Imprenta: Sta. Teresa, Ind. Gráficas, S.A. C/ Cervantes, 5
11540 Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)
Depósito Legal: CA 378/2009
ISSN 2171-7338
Club de Letras_____________________________
6
Sumario
Presentación José Antonio Hernández Guerrero, Director de la Revista Speculum 7
POESÍA 9
A mi perro Carmen Sánchez Melgar 11 Caminito de Belén… Mª Jesús Rodríguez Barberá 12 El espíritu de la literatura María del Carmen Rodríguez López 13 Hacer espacio al alma José Emilio Ríos 14 Higuera Roser Navarro Cortés 15 Lo mío Pedro Castilla Vidal 16 Mientras espero Ramón Luque Sánchez 17 ¿Qué es la inspiración? Josefa Roldán Chacón 19 Sin ti Ana Mª Rodríguez Melguizo 20
NARRATIVA 21 Aquellas pequeñas cosas Juan Ramírez Domínguez 23 El anfiteatro Nuria Ruíz Fernández 24 En otoño también sale el sol Carmen Franco Sánchez 25 Metáfora de la bajamar Joaquín Moreno Marchal 26 El forastero Carlos Fernández Villegas 27 Platero y Ariel Cristina Eugenia Pala 28 Los arañazos en el piano brillante (Bulling o maltrato entre iguales) Josefina Núñez Montoya 29
Speculum
7
Una historia de aeropuertos Francisco Ramos Torrejón 30 Una vecina descortés Mª José Mellado López 31 Hibernación Francisca Sánchez Rico 32 Tu ausencia Ernesto Caldelas Lobo 33 Plenilunio Adelaida Bordés Benítez 34 RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS 35
Estética del aparecer, de Martin Seel Por José Antonio Hernández Guerrero 36 El coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel García Márquez Por Carmen Franco 37 El Camino, de Miguel Delibes Por Ernesto Caldelas Lobo 37 Todo sobre Jesús, de Ernesto Caldelas Lobo Por Mª del Carmen Rodríguez López 38
Club de Letras_____________________________
8
Juan Ramón Jiménez
José Antonio Hernández Guerrero
a obra de Juan Ramón, origen hondo de diferentes generaciones, arquitecto de poemas cerrados y creador de una nueva sensibilidad literaria, se nos ofrece generosamente como un alimento sustancioso
con el que nutrir nuestros textos originales. Poeta esencial, es el patrón de nuestra “escuela” que nos dibuja los caminos convergentes del silencio comunicativo, de la interiorización espiritual y de la sensibilidad corporal. Sus ritmos y sus melodías musicales, sus tonos esfumantes, sus sentimientos delicados, su estilo refinado, su exquisito gusto, sus palabras ajustadas y sus colores matizados nos proporcionan estimulantes esencias que nos orientan y nos animan para que emprendamos un permanente proceso hacia la constante y consciente depuración de nuestros textos. Sus formas –sencillas y alargadas- nos alientan para que prolonguemos la dilatada senda de la depuración, para que sigamos ascendiendo por el empinado y luminoso sendero que nos conduce al hallazgo de nuestro estilo personal e inédito.
L
Club de Letras_____________________________
12
“A mi perro”
Carmen Sánchez Melgar
Platero, dime, ¿te acuerdas aún de mí?
Y, cual contestando mi pregunta, una leve mariposa
blanca, que antes no había visto, revolaba
insistentemente, de lirio en lirio..
.
Te has fundido en las raíces del olivo.
Pero, dime, ¿puedes verme a través de las hojas?
Quizá tus ojos sean
aceitunas negras que me miran
y tu voz, danza de viento
entre las sombras.
En estas cavilaciones un remolino de papeles
me puso delante de las manos
tu nombre de perro, Piwi, en una cartulina.
¿Qué misterio se alza ante mi vista?
Quizás me estás diciendo que existes
en los vientos que me envuelven.
No lo sé, pero te siento
en mi recuerdo.
Speculum
13
“Caminito de Belén…”
Mª Jesús Rodríguez Barberá
Si hablar pudiera, mi lengua, os contaría orgulloso
la carga que llevo hoy sobre mis cansados lomos.
Una flor, que lleva dentro el gran misterio gozoso,
hace esa carga ligera y mi caminar airoso.
Delante, José nos guía separando los abrojos,
allanando los caminos y evitando los arroyos.
Detrás, los ángeles cantan como si fuesen auroros;
con sus brillos desvanecen las sombras de los escollos.
Y arriba, sobre mi espalda, luz de luz, llevo un tesoro:
Dios que, escondido en María, habitará entre nosotros.
Estos días mi sendero es un camino de gozo.
Borriquillo soy, con suerte, que a Jesús lleva gustoso.
Mis rebuznos se hacen cantos y mi esfuerzo, jubiloso.
Mis patas, ahora, son andas procesionando al retoño;
Candeleros, los maizales que se inclinan silenciosos
y por palio, nubes albas con sus bordados de oro.
Callad los campanilleros, que despertáis al cogollo
que está dormido en el vientre y en Belén nacerá pronto.
Club de Letras_____________________________
14
“El espíritu de la literatura”
María del Carmen Rodríguez López
En el continuo fluir de la insistencia,
resurges tú como un enamorado:
me alabas con tus pétalos de ciencia,
me llena de alborozo lo escuchado.
Y sólo cuando siento tu presencia,
la llama arde pasión que he sofocado,
seduciéndome flor con tu experiencia.
Mi inocencia vivaz, vela tus hados.
¿Por qué será? si insisto tú no vienes,
¿Por qué? Si en pos de mí pasas los años.
Eres sombra, eres luz de los abismos.
La fuerza liberal de lo creado.
En el continuo fluir de la insistencia,
resurges tú, dichoso enamorado.
Speculum
15
“Hacer espacio al alma”
José Emilio Ríos
A Juan Ramón Jiménez
El alma de tan infinita no cabe
sino en un poema,
en una rosa intacta,
en un nombre arcano y olvidado,
en un jardín íntimo o
en una playa particular,
donde todos los bañistas
sepan el vocablo exacto
del agua, la raíz del mar,
y el aliento de una ola.
Hay que hacerle espacio al alma
cuando estemos atiborrados
de objetos obsoletos
y de dioses falsos,
de poesía huera
y de metáforas sin podar.
Cuando se haya depurado
la mente de toda inmundicia
y todo baladí deseo,
el alma se acomodará en su hueco
como un poema en una hoja en blanco,
justo, preciso, idóneo, exacto.
Club de Letras_____________________________
16
“Higuera”
Roser Navarro Cortés
Reconozco tu perfume,
lo identifico
con la esencia que ya respiré
en otras tierras secas.
En islas medio desiertas
de casetas encaladas,
de vegetación limitada,
de viejas ancianas
de faldas negras,
de hombres de tez morena,
cubiertos por sombras de paja,
que ya no miran al mañana.
En esas tierras
de gallinas blancas
picoteando el brillo
del grano amarillo,
radiantes bajo
el infinito celeste
que arrastra
el caluroso verano.
Desterrada a límites estériles,
marginada a confines hirientes,
excluida de civilizaciones nacientes,
Tú, permaneces en tu perfume.
Speculum
17
“Lo mío”
Pedro Castilla Vidal
Palabras que agonizan en silencio.
Voces que persiguen su eco.
Vocablos que hablan de sentimientos,
que sacuden sensaciones,
que jamás emergen,
más allá de lo privado.
más lejos de lo íntimo.
Palabras que nunca serán pronunciadas o nombradas,
que no ganaran el indulto
de ser escuchadas por tu propia voz,
que siempre vagarán en el vacío
de su inexpresado contenido.
La idea no forja el sonido.
La voz no alcanza resonancia.
El egoísmo impera.
Nunca se palpara la percepción externa,
el corazón amado
la porción sensible.
¿Dónde reside la decisión de la elección
qué es nuestro y qué debe ser ajeno?
La protección de lo más íntimo impera
ante la posesión ajena
que mitiga la pasión.
Club de Letras_____________________________
18
“Mientras espero” Ramón Luque Sánchez
I
Tardes de paseo
Aquellos años fueron
cada tarde un paseo deshojando esperanzas
cada instante un abrazo
un borrarme en tu piel por penetrar tu cuerpo.
Estaba nuestra puerta abierta a la alegría
y a diario ella fue nuestra invitada.
El cielo iluminaba nuestros rostros
los curiosos seguían nuestros pasos
por ver en nuestros ojos reflejada la dicha.
Las manos se buscaban
por hablar de los sueños que en el alma anidaban.
Los dos éramos uno, por el otro vivíamos,
amasábamos fuego y ofrendábamos besos
a los dioses antiguos del amor.
En nuestra cama hicimos un altar para ellos.
De la felicidad que entonces vivimos
me quedo con la estampa
de mi oreja pegada en tu abultado vientre
intentando escuchar la vida que latía
en tu cuerpo, tan dentro.
Speculum
19
II
Nunca saben los hijos
Nunca saben los hijos
cuántas luces se encienden por su dicha
cuántos besos conforman su existencia.
Se forman en un lúcido suspiro
es casi un instante
que sin embargo dura
toda la eternidad de nuestras vidas.
Nunca muere su brillo
siempre luce su estela
y guía con su luz nuestro camino.
Siempre vuelve a mi alma
-no me pide permiso
tampoco trae tarjeta de visita-
esos instantes mágicos
en que sus ojos grandes se fijaron en mí
en que sus diminutas manos
rodearon, poderosas, mi horizonte.
Yo sólo hice un nido con mis sueños
y la piel de futuros pensamientos
para que allí durmieran
para que allí soñaran mientras muero.
Club de Letras_____________________________
20
“¿Qué es la inspiración?”
Josefa Roldán Chacón
La inspiración es algo indescriptible e inexplicable.
Es la voz, la imagen, la quimera que aturde el pensamiento,
que desquicia a la razón.
Hilos de seda, bañados de luz
que visten y adornan a las palabras con los más bellos atuendos.
Corceles desbocados
que confunden a la mente desatando caos y oscuridad,
mientras musas del silencio van nielando fantasías
e impregnando sentimientos en el papiro irreal
del cénit del pensamiento.
Sombras sin formas, teñidas de luz.
Torbellinos de colores que salpican la razón,
pintando ideas en nubes de polvo, atando fonemas que rielan al
aire.
Etéreas siluetas que llevan a un mundo incierto,
poblado de luz
y elevan al ente a la plenitud,
dejando una estela de paz e ilusión
dónde bebe el cáliz de la inspiración.
Speculum
21
“Sin ti”
Ana Mª Rodríguez Melguizo
Me quedé sin tu vida
una mañana,
sin la luz de tus ojos
color cielo,
sin tu risa, tus bromas
y alegría,
sin tus sabios consejos.
Me quedé tan vacía
en un instante
que aún, vacía sin ti,
madre, me siento.
Club de Letras_____________________________
24
“Aquellas pequeñas cosas”
Juan Ramírez Domínguez
rasco, viejo y de figura vencida por una vida cargada de sinsabores,
resignado e incansable, pregonaba todas las mañanas el pescado por
las calles de mi pueblo. En su piel cenicienta, las arrugas cuarteaban
insolentes un rostro que alguna vez fue vivo retrato de los perfiles romanos
grabados en las monedas que hallábamos al pie de nuestra milenaria
calzada.
De eterna colilla pegada en el labio, gritaba tanto como su ancianidad se lo
permitía. Soltero o viudo, a nadie pareció importarle nunca eso. Pero en las
esquinas, las gentes, con chispas de crueldad en sus palabras, murmuraban
que una hija se olvidaba de él desde algún rincón de América. Vivió
siempre sin más compañía que su mísera soledad.
No nos gustaba a los niños. Era un gruñón, le teníamos miedo, aunque
jamás se oyó decir que hubiera hecho daño a nadie. Si aparecía por un
extremo de la plaza, desaparecíamos por el extremo contrario. Quizá, cosas
como esas hacían que su amargura creciera cada vez más y más.
Un día, volviendo de casa de mis abuelos, bajaba casi volando por la
empinada callejuela de piedra cuando me lo encontré de frente. Sin darme
cuenta había aparecido en el último recodo. Ya era tarde, imposible correr
cuesta arriba, noté como desaparecía el color de mis mejillas, me quedé
helado. Se acercaba con pasos rendidos, retrocedí sin perderle la mirada
hasta tropezar con un escalón. De pronto, escuché como con su cascada
voz, a modo de rugido, pronunció mi nombre. Abrí los ojos. En ese
momento sacaba del bolsillo de su pobre y raído abrigo un caramelo.
Frasco me dio un caramelo y yo lo acepté. Durante todos estos años he
guardado en mi memoria el verdadero regalo que me hizo aquel invierno de
reconciliación. La sonrisa de un elegido de Dios.
F
Speculum
25
“El anfiteatro”
Nuria Ruíz Fernández
a lluvia martilleaba en los cristales, la luz de la única farola
encendida en toda la calle, parpadeaba incesantemente creando
sombras en las paredes desconchadas del anfiteatro en ruinas. La
pelota rodó desde la puerta principal al centro de la carretera en penumbra.
Un coche cruzó por lo alto y otro y uno más hasta que la lluvia la arrastró
calle abajo.
Cruzó por entre la gente que se resguardaba en los portones, fue empujada
por jóvenes de capuchas negras hasta el siguiente cruce, rodó casi invisible
por aceras llenas de fango y lodo.
El río estaba cerca, calló.
Surcó olas de algas y bolsas podridas, chocó con ramas y algún animal
muerto.
La lluvia fue cesando, la mañana llegó y el sol le hacía cosquillas.
La pelota sucia y arañada descansaba plácidamente en un meandro
satisfecha de la odisea sin percance.
Unas manos de uñas negras le despertaron de su sueño.
¡Otra vez esnifando pegamento! - le gritó una voz ebria de alcohol –
¡así no me vales! - lo zarandeó - ¡levántate y ve a la puerta del
anfiteatro a pedir, que hoy es domingo! ¡y no vuelvas sin dinero! - le
gritó mientras le daba una colleja en sus siete años de existencia.
L
Club de Letras_____________________________
26
“En otoño también sale el sol”
Carmen Franco Sánchez
duardo arrastra los pies mientras pasea por entre las callejuelas del
parque. En su caminar las hojas que cubren el camino se apartan
como empujadas por un fuerte viento. Los hombros de Eduardo, un
hombre medianamente joven, caen sobre sí mismos soportando un peso no
buscado, y el rictus de su cara muestra una tristeza encajada en el alma.
Son las siete de la tarde, y la oscuridad cubre el cielo sólo aclarado por la
luminiscencia de la temprana luna de otoño. Un crujido de ramas entre los
setos del parque llaman su atención pero pasa de largo, algo más adelante
vuelve a oírse, entonces Eduardo decide retroceder, e investigar la causa, y
se sorprende al encontrar un pequeño cachorrrillo atrapado entre los setos
recortados artísticamente de formas variadas. Su cara antes únicamente
iluminada por la luna, crea su propia luz, sus hombros dan paso al abrazo
ante el animal indefenso, y al reanudar el camino sus pies pisan firmes
sobre las hojas. Nunca hubiera creído que volviera a entrar en su vida una
bolita tan peluda y mimosa como el que retozaba aquél fatídico día en el
asiento de atrás del coche de Nuria.
E
Speculum
27
“Metáfora de la bajamar”
Joaquín Moreno Marchal
l acceso es simbólico. Un sendero, entre un monte bajo que me
recuerda otras vitales geografías, nos da paso a la libertad de la
playa. No puedo negar una emoción contenida.
Camino sobre la fina arena mojada por la lluvia y el mar. El ritmo cósmico
ha dejado un amplio paseo para la mirada perdida en las lejanías, para la
nubosa ensoñación.
Espacio nuevo, virgen, híbrido, periódicamente regenerado, a veces tierra a
veces mar. A veces espejo de otras luces.
En lo que fue agua me dejo sumergir hacia las profundidades. Un descenso
suave y ahora ando sobre fondo marino. ¿Qué percibo? Entre azules
verdosos iluminados llegan sonidos atenuados que sugieren otras
dimensiones.
Por la geometría ondulante de la arena, aparecen restos. ¿Del naufragio?
También otros hallazgos, otras sorpresas. Piedras, conchas, artes, peces,
todos bien dispuestos por el azar. Lo natural y lo artificial unidos por la
línea curva y serpenteante de la marea alta. Las altas geometrías al lado de
lo informe absoluto. Son los ritmos de la vida.
Espacio descubierto. Arenal solitario, natural, libre, que el mar nos deja
recorrer como una oportunidad única y al tiempo repetida. Como una
invitación a respirar de otra manera. Casi como un premio.
E
Club de Letras_____________________________
28
“El forastero”
Carlos Fernández Villegas
eposando sobre unos sacos de grano en el sombrajo de mi solitaria
granja, divisé en la lejanía una figura humana que, bajo un
despiadado sol, se encaminaba hacia mí.
Fueron los ladridos de mi perra, “Ninfa”, quien me alertó cuando las
manecillas de mi reloj de bolsillo señalaban las cinco de la tarde. Me
incorporé y miré de reojo a mi escopeta por si tuviera que usarla.
El desconocido, que cojeaba apoyándose sobre una rama, se dejó caer a la
sombra del único alcornoque del lugar, cerca de mi alquería.
Salí con mi mascota a su encuentro, “Ninfa” se adelantó y empezó a
olfatearle y a mostrarse violenta enseñándole su puntiaguda dentadura.
Nunca había visto a un hombre tan esquelético, aparentaba unos treinta
años, de aspecto descuidado y andrajoso. Los ojos los tenía hundidos del
sufrimiento y no sólo la cabeza, también parte de la cara estaban cubiertas
de pelo. Lo que más llamó mi atención fue que uno de los tobillos lo tenía
muy hinchado, de color sangre y azulado. Enseguida deduje que había sido
víctima de la picadura de una víbora, tan habitual por estos labrantíos.
Se veía extenuado, y al notar mi presencia, alzó su mirada dura y la mano
derecha abierta en solicitud de auxilio. La perra me miraba como si
entendiese el drama, yo sin pensarlo dos veces me acerqué a él y me
incliné, pero… quedé estupefacto cuando, aprovechando mi postura me
atizó un porrazo en la cabeza con el palo de la rama que llevaba en la otra
mano, tan fuerte que tardé en reaccionar. Desconcertado, no sabía si
increparle, abandonarlo allí u olvidar el incidente y socorrerle. Opté por lo
último, pensé en que tal vez hubiese perdido el raciocinio y se hubiera
enajenado en un acto de rabia incontenida. Le ofrecí agua, comida y lo
curé. Tras recuperarse se presentó, y mi mayor sorpresa fue cuando con una
voz conmocionada y tenue, me reveló: “Soy tu hijo Juan Ramón”, a quien
diste por muerto en un naufragio.
R
Speculum
29
“Platero y Ariel”
Cristina Eugenia Pala
rabajo en mi ordenador y las voces chillonas de la televisión me
llegan apagadas junto con ruidos indefinibles de la planta alta
envolviéndome en la tranquilidad caótica de la rutina mientras la
tarde, lluviosa y desapacible, se viste de gris ante la inminente llegada de la
noche.
Oigo los pasos precipitados por la escalera y pronto unas manos regordetas
y nada limpias aparecen ante mi vista sujetando un viejo libro.
– Mamá, ¿me lees el libro?
– ¿No es un libro de mayores? – pregunto apartando la mano que bloquea
la pantalla.
– No, mamá, es el del burrito, ¿lo ves?, el de cuando tú eras pequeña, ¿te
acuerdas? – sus ojos claros y pedigüeños, sonriendo muy abiertos.
Vuelvo a mirar el libro que me trae entre sus pequeñas manos y sonrío. En
la portada blanca la figura de un burrito plateado nos mira con ojos
redondos. Es Platero.
– Es el del burrito... ¿Me lo lees?
– Sí, anda, ven que te lo leo de nuevo...
Su pequeño y cálido cuerpo se acomoda junto al mío, abre el libro y
mientras su dedito pringoso repasa las letras, escucho su dulce y
balbuceante voz de niño repetir conmigo: “Platero es pequeño, peludo,
suave; tan blando por fuera, que [...]”
Leo... y mi corazón se relaja contento y saciado sintiendo su olor a colonia
y sudor infantil, mientras la noche envuelve el mundo.
T
Club de Letras_____________________________
30
“Los arañazos en el piano brillante”
(Bulling o maltrato entre iguales)
Josefina Núñez Montoya
os gatos podrían atacarme si dejo abierta la trampilla de la puerta
que accede al jardín. Me inquietan sus uñas engrandecidas y el
encorvamiento de ataque, que a uno de ellos, rayado, imagino
tirándome del pelo, arañándome la sien hasta introducirla en la carne para
no caer. Pero no me buscan a mí. La gatita maúlla encima del piano
brillante mientras cuatro lustrosos gatos la tienen acorralada: es la ley de
los puentes oscuros de los canales de Ámsterdam y el poder malévolo de
los felinos para ejecutarla. ¿Cómo saben que dejé olvidado cerrar la
trampilla? ¿Acaso el gato dominante lo comprueba al poco de apagar la luz
cada noche? ¿O, distingue por el olfato la posición del encaje? Entre ellos
está el rayado; uno grisáceo con anillos oscuros; otro alazán; otro canela
intenso; otro negro extremo... La tienen acorralada sobre su propio reflejo.
Una voz interrogativa y ancestral se aproxima a los terroríficos maullidos,
Temerosa e inquieta -yo misma-, cruzo la puerta del salón agarrando
instintivamente un paraguas del lateral. Al ver el reflejo de la manada en el
instrumento, pulso el duro interruptor que abre una cúpula amarilla al aire
como unos fuegos artificiales. Es la potente fuerza de lo inesperado que
como rayos estrepitosos obligan a los felinos intrusos a dar saltos de huida
y a emitir sonidos guturales de alarma y de terror. Todos se orientan hacia
la salida al instante, regulando su velocidad, con desenfreno, sin atropellos.
La gatita y yo quedamos aflojadas en el sofá mullido bajo el paraguas
amarillo de IKEA resguardadas del miedo de la intromisión,
reconfortándonos de nuestra tañida y eficaz valentía. Aquí no hay sonidos
ni olores, ni tiempo ni vida. Aquí sólo hay eternidad.
L
Speculum
31
“Una historia de aeropuertos”
Francisco Ramos Torrejón
o nunca quise ser Rick Blaine ni que tú te parecieses a Ilsa Laszlo,
por eso no llegamos a imaginar una historia de aeropuertos. Nos
encontramos sin quererlo en aquella librería gaditana con nombre
de biblioteca antigua, Alejandría. Yo acababa de empezar mis vacaciones y
tú acababas de terminar tu curso universitario y esperabas el día de regresar
a tu país. Éramos dos soledades entrecruzadas por un libro, los dos nos
sorprendimos ojeando aquel título enigmático. Tú eras casi incapaz de
pronunciarlo con el acento propio de tu lengua materna, yo me sentía
incapaz de interpretarlo en la mía, Onironáutico. Nos tomamos un café, el
mejor de Cádiz, decía la sonriente chica de la barra, y junto a una recién
nacida biblioteca comenzamos a soñarnos. Me hablabas mucho de tu
estancia en Cádiz, de la universidad y, poco, de tu país. Yo te decía que
intentaba dejar atrás un pasado, desconectar en una ciudad en la que todo el
mundo vivía extrañamente feliz, pese a todo. Tú pensabas en mis ojos y yo
en la firmeza de tus pechos.
Amanecimos en la cama, leyendo los relatos de aquel libro después de
haber hecho el amor hasta extenuarnos. Luego tú te fuiste y yo me quedé
algún tiempo, pero seguimos viéndonos. De tarde en tarde, siempre nos
encontrábamos en algún aeropuerto y entonces los minutos que pasaban
eran vidas que se apagaban, supimos valorar la fugacidad de lo eterno.
En aquel último aeropuerto, mientras tus ojos lloraban, yo sabía que no
volveríamos a vernos. Y nunca nos quedó París, simplemente un
marcapáginas de la librería Alejandría con tu teléfono anotado en el dorso y
un par de aquel libro de relatos de nombre impronunciable que cada uno
firmó en el del otro.
No pude ver el despegue del avión. Yo nunca quise ser Rick Blaine ni que
tú te parecieses a Ilsa Laszlo.
Y
Club de Letras_____________________________
32
“Una vecina descortés”
Mª José Mellado López
uenos días, dije a modo de saludo. Dejé de barrer unos instantes el
descansillo de la escalera, para dejar paso a la nueva inquilina.
¡Qué poca educación! exclamé en voz alta, cuando ésta no
contestó.
La mujer no hizo caso al comentario. Con la cabeza gacha, abrió la puerta y
salió a la calle. Una ráfaga de viento se llevó la basura que había
recopilado.
¡Será posible! increpé, bajando las escaleras. ¡Qué se ha creído! añadí,
abriendo la puerta de la calle. Pues sí que corre deprisa, dije cuando la
encontré casi al fondo de la calle. Si ya me lo había comentado Fermina, la
del quinto. Como es tan cotilla. La vio el otro día. Me contó que tampoco la
saludó, que la siguió hasta el mercado. Allí la esperaba un hombre, de
cabello moreno y rostro serio. Llevaba las manos metidas en una cazadora
de piel, como en las películas, como cuando el malo lleva la pistola
escondida. La mujer no pareció verlo, porque dice Fermina que pasó sin
decir nada. Él la agarró. Dice que discutieron, que metió las manos en su
cara. Aunque no me puedo fiar. A la del segundo, le dijo que llegaron a
pegarse. Y a la del bajo, que la policía se los llevó al cuartelillo.
La mujer apareció de nuevo. No estaba sola. El hombre de la cazadora la
acompañaba. Se detuvieron en el portal. Me refugié entre los buzones. Él la
cogió por los hombros, hasta enfrentarlos a los suyos. Le levantó la
barbilla. Entonces, comenzó a mover las manos con rapidez. Las acercaba
al pecho, a la barbilla, mientras la otra trazaba signos invisibles. Ella
contestaba. Sin embargo, no había violencia, ni amenaza. Fui testigo de
aquella silenciosa conversación mientras me hacía una promesa.
Aunque, en el fondo, sabía que no la cumpliría.
B
Speculum
33
“Hibernación”
Francisca Sánchez Rico
e enrosqué como una serpiente. Me tapé con la manta hasta las
orejas. Es otoño, aún no hace frío, pero llovía y se oía el viento.
Entonces me vino a la mente un gran oso blanco hibernando en
su cueva, dormido, tranquilo, peludo y suave. Enseguida asocié ser humano
y universo. Conecté ciclos, periodos, estaciones, fases, con el planeta
Tierra. ¿Qué hace toda la Naturaleza? Se deja llevar, fluir; acepta los
cambios, las transformaciones porque es una ley universal. Las estaciones
se suceden; la semilla y el fruto necesitan tiempo para desarrollarse. El
árbol grande ha precisado largos años para crecer, para que su tronco
engruese, y su copa de hojas frondosas pueda dar sombra; otros árboles se
desnudan justo en invierno, cuando más frío hace. Las flores esperan a que
el calor del sol les avise de que es el momento de abrirse. La luna llega de
distintas formas a la tierra. Algunos animales se aletargan durante el
periodo invernal.
¿Y qué hacemos los humanos? ¿Nos dejamos enseñar por la Madre Tierra?
¿Por qué nos afecta tanto el otoño gris? ¿Por qué cuando está nublado nos
sentimos apagados? ¿Por qué nos ponemos al sol como los lagartos cuando
el frío impera? ¿Por qué nos gusta quedarnos en casa una tarde lluviosa?
Somos naturaleza. Estamos hechos de las mismas sustancias químicas que
todos los seres animados e inanimados. Es completamente normal que nos
ocurra eso. Pero, ¿nos hemos dado cuenta? ¿O todo lo achacamos a que en
este periodo estamos depresivos y acudimos al médico para la “píldora de
la felicidad”? ¡Desengáñate! ¡No tienes depresión! ¡Eres vida! Estamos
interconectados. Ahora es tiempo de tranquilidad, de sosiego, de ir
despacio. Es un buen momento para pararte y reflexionar sobre tu vida.
¡Alégrate!, es natural cómo te sientes. Disfruta, vive con sabiduría.
M
Club de Letras_____________________________
34
“Tu ausencia”
Ernesto Caldelas Lobo
ntro en el dormitorio y está lleno de tu ausencia porque permanece tu
fragancia, el arte de tus manos, la belleza de tus senos y el frescor de tu
ropa blanca.
Persiste la risa del viento, la misma luz que entra por la ventana y el reloj que
marca el ritmo lento… antes, ahora y mañana.
Miro el lecho y siento las sábanas de seda, la colcha verde de raso y tu rostro de
moneda sobre la almohada.
El rayo de sol enciende los ramajes del raso de la butaca. Igual como tantos días
iluminó el pelo y tu cara. Ya no miro el espejo donde tú, vestida o desnuda, te
mirabas, porque al mirarlo sólo refleja la amargura de mi alma.
El libro que leías ensimismada, entristece en tu mesilla baja y yo sigo llorando
por los rincones oscuros de la casa porque todo sigue igual, todo, menos tu
ausencia lejana.
E
Speculum
35
“Plenilunio”
Adelaida Bordés Benítez
a luna deja una estela clara sobre el caño, como una lanza ancha que
ensarta las dos curvas del meandro. Es un momento inspirador que
siempre rescata los primeros encuentros con ella, durante mi niñez.
Tuve la suerte de vivirla en una casa de planta romana, con patio y pozo en
el centro. Las noches de verano las pasaba mirando al cielo y cuando tras
las montañas salía preciosamente rosada, cuando podía devolverle la
sonrisa que me regalaba como si fuera un guiño de complicidad, pedía
permiso para irme a la cama antes que nadie. Así burlaba la vigilancia
materna. Bien entrada la madrugada, me levantaba despacio. Con mucho
cuidado salía al patio, me agarraba al brocal y asomaba la cabeza. La
claridad del plenilunio que todo lo encalaba, dibujaba mi silueta en el agua,
un punto grande en aquella oscuridad verdosa e intensa que olía a pared
húmeda y a caliches. El aire que subía me dejaba en la cara una telilla
ligeramente cálida y rancia, afanada en ahogarme y el pozo, aunque se
quejaba por mi inocente imprudencia con un crujido breve y hueco, se
serenaba al contemplar el paso tímido y fugaz de la luna. El agua temblaba
débilmente despidiéndola y ella desaparecía regalándole un montón de
estrellas. Era el momento en que yo volvía a casa.
Me dormía contando los días que faltaban para disfrutar de este momento
particular, aunque ese futuro de cuatro semanas se me presentaba inmenso
e inquietante. Sólo me tranquilizaba este recuerdo, el que mi presente
rescata cuando sale la luna ensartando el caño, una lanza ancha que abre la
grieta por la que escapa la niña que fui, la que aún vive en mí.
L
Speculum
37
Libro: Estética del aparecer
Autor: Martin Seel
Editorial Katz. Buenos Aires
Por José Antonio Hernández Guerrero
Aunque es cierto que la curiosidad por el enigmático mundo de la estética
ha sido una constante en nuestra milenaria tradición cultural y, a pesar de
que Baumgarten (1714-1762) -el primer autor que pronunció la palabra
“estética” y el primero que intentó separar la ciencia de lo bello de las
demás ramas de la Filosofía-, definió esta disciplina como “el conocimiento
sensitivo perfecto”, hemos de reconocer que, hasta ahora, no se ha tenido
muy en cuenta la dimensión sensorial de las manifestaciones artísticas. Es
posible que el hecho de que la interpretación y la valoración de los datos
sensibles hayan sido abordadas de una manera parcial –y a veces
superficial- se deba a la circunstancia de que sus principales estudiosos han
sido filósofos idealistas como Kant, Schiller, Hegel y Schopenhauer.
En esta obra, elaborada por el profesor de la Universidad de Frankfurt,
Martin Seel (1954) se prolongan las reflexiones elaboradas por los
especialistas más acreditados de los siglos XIX y XX, y se nos muestra
cómo el “aparecer” es un elemento constitutivo de todas las formas de
percepción y de producción estéticas. El autor, apoyado en numerosos y en
minuciosos análisis, llega a la conclusión de que las obras de arte son
primordialmente unos acontecimientos genuinos del “aparecer estético”, y
explica las diferencias que separan la “apariencia de la ilusión” de la
“apariencia de la imaginación”.
En mi opinión, son especialmente valiosas sus profundas reflexiones
sobre el sentido de la práctica estética, sus sugerentes propuestas que sirven
de puntos de partida para la apertura de nuevos horizontes epistemológicos
y los sagaces juicios que proporcionan una base sólida para la creación y
una amplia serie de ideas para la crítica y para el disfrute de las obras de
arte. Su intuición y su notable sensibilidad, aplicadas a hechos concretos,
nos suministran un amplio abanico de criterios utilizables para la
contemplación de las obras de arte y para la lectura de textos literarios. Nos
ha resultado singularmente atractiva su conclusión de que, precisamente
Club de Letras_____________________________
38
por las “apariencias”, podemos no sólo profundizar hasta el fondo íntimo
de los objetos y de los episodios, sino también, descubrir las entrañas de
nuestras sensaciones más ocultas. La estética del aparecer es una obra,
sorprendente y rigurosa, que, posiblemente, romperá muchos de nuestros
esquemas convencionales.
Libro: El coronel no tiene quien le escriba
Autor: Gabriel García Márquez
Edit. Anagrama. Barcelona
Por Carmen Franco
Un coronel retirado y su esposa llevan esperando quince años para que éste
reciba una pensión por sus servicios a la patria. La mala situación
económica hace que un gallo de pelea -heredado de su hijo muerto en un
atentado-, se convierta en el principal protagonista. Escrito con un lenguaje
transparente y coloquial, desvía el protagonismo del personaje que titula la
obra, humanizando al gallo -figura representativa del hijo ya desaparecido.
Libro: El Camino
Autor: Miguel Delibes
Edit. Planeta. Barcelona
Por Ernesto Caldelas Lobo
El argumento de esta novela es la narración de la vida de un niño de once
años, acostumbrado a vivir en un pequeño pueblo de la geografía española,
de ambiente rural. Delibes narra, con especial maestría, los recuerdos del
pequeño que se agolpan en su mente en la última noche que va a pasar en
su casa porque a la mañana siguiente va a marchar, en contra de su
voluntad, a la ciudad para estudiar. Para ello tiene que apartarse del lado de
sus padres y del ambiente de las calles del pueblo que ha vivido día a día
con sus amigos.
El protagonista, Daniel “El Mochuelo” es, sin duda, el niño que fue
Miguel Delibes. Daniel va expresando lo que aprende de las personas
mayores o de los otros chicos de su edad con los que va descubriendo, con
Speculum
39
miedo y curiosidad, todo lo que le sorprende y le alecciona al mismo
tiempo.
Describe personajes como “Las Guidillas” que, a pesar de todo lo que
tienen de ridículos y de tristemente conmovedores, son seres humanos y
que con una fina psicología hace la distinción con las otras vecinas, “Las
Lepóridas.”
Otro personaje es D. José el cura que tiene un conocimiento exacto de
cómo eran sus feligreses, logrando que sean buenos en todo caso. Delibes
expresa con reiteración en la novela “que era un gran santo…” quizás
porque no lo aparentaba.
El más grande personaje de todos, cuya psicología ha trazado con mano
diestra, es la “Uca-uca.” Esta es una niña que siente con intensidad el amor
en toda su pureza en una infancia sin madre que logra, también, despertarlo
al final en el protagonista con un optimismo de esperanza para el lector.
Los diálogos mantenidos entre Daniel y la “Uca-uca” son las páginas más
hermosas de esta novela, resultando tan breves como bellos.
A parte de los valores literarios que tiene esta novela, Delibes ha dejado
descritos para la posteridad una serie de cuadros donde se representa con
gran realismo la vida española en un pueblo y en una época concreta.
Libro: Todo sobre Jesús
Autor: Ernesto Caldelas lobo
Edit. PUBLICEP. Libros Digitales. S.L. Humanes de Madrid. Madrid
Por Mª del Carmen Rodríguez López
En este libro, el autor nos presenta, después de un minucioso trabajo, todas
las pruebas que existen, hasta el día de hoy, de que la vida y obra de
Jesucristo fue verdad. Y para ello ha desarrollado, con gran maestría, el
contenido del libro como en un proceso judicial, en el que se nos muestra
como abogado defensor del Hijo de Dios, demostrándonos la autenticidad
de las pruebas a través del tiempo.