Ciudades-modelo Estrategias Convergentes

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Algunas ciudades son elegidas como referencias modeladoras, y sus programas y proyectos incorporadosen la agenda urbana hegemónica. Esta agenda, expresiva de la etapa contemporánea del capitalismo,difunde un ideario sintonizado con los llamados “impulsos globales” y se apoya en la codificación deacciones deseables para los gobiernos locales que buscan su inclusión competitiva en el nuevo mapa delmundo; consecuentemente, los gobiernos que conciben la ciudad como mercancía la tratan como unmedio de atracción de ciudadanos-consumidores e inversionistas. Identificando estos procesos, este artículobusca desnaturalizar ciertos nexos y estrategias reiteradas en los discursos e imágenes más difundidassobre las ciudades-modelo. Un patrón homogéneo parece revelarse en las confluencias de las actualespolíticas urbanas que, sin embargo, han tenido origen en ciudades profundamente diferentes, comoCuritiba (Brasil) y Singapur (Singapur), tomadas como casos ilustrativos en esta reflexión.

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    Tema central

    Revista eure (Vol. XXXI, N 93), pp. 21-34, Santiago de Chile, agosto 2005

    Fernanda Snchez*

    Rosa Moura* *

    Ciudades-modelo: estrategias convergentespara su difusin internacional***

    Abstract

    Some cities have been defined as models and its programs and basic projects are integrated into the hegemonicurban agenda. Reflecting the contemporary stage of capitalistic development, this agenda disseminates the ideasin accordance with the global tendencies, based on the actions envisioned by local governments in search forcompetitive insertion in the world market. The governments that conceive the city as a commodity see it as ameans to attract consumers and investors. The present text tries to identify the strategies and discourses thatcharacterize the model-cities. A homogeneous pattern of urban policy seems to be applied to very different citiesas Curitiba (Brazil) and Singapore (Singapore), the two illustrative cases examined in the present discussion.

    Keywords: Model-cities, city marketing, hegemonic urban agenda.

    Resumen

    Algunas ciudades son elegidas como referencias modeladoras, y sus programas y proyectos incorporadosen la agenda urbana hegemnica. Esta agenda, expresiva de la etapa contempornea del capitalismo,difunde un ideario sintonizado con los llamados impulsos globales y se apoya en la codificacin deacciones deseables para los gobiernos locales que buscan su inclusin competitiva en el nuevo mapa delmundo; consecuentemente, los gobiernos que conciben la ciudad como mercanca la tratan como unmedio de atraccin de ciudadanos-consumidores e inversionistas. Identificando estos procesos, este art-culo busca desnaturalizar ciertos nexos y estrategias reiteradas en los discursos e imgenes ms difundidassobre las ciudades-modelo. Un patrn homogneo parece revelarse en las confluencias de las actualespolticas urbanas que, sin embargo, han tenido origen en ciudades profundamente diferentes, comoCuritiba (Brasil) y Singapur (Singapur), tomadas como casos ilustrativos en esta reflexin.

    Palabras clave: ciudades-modelo, city marketing, agenda urbana hegemnica.

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    vitociudad-modelo: ciudad psicologica, imagen teoricamente construida... un programa

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    Fernanda Snchez y Rosa Moura

    1. La construccin de la ciudad-modelo

    Como puntos luminosos en el mundo, unconjunto selecto de ciudades es clasificadocomo modelo, calidad constituida a par-tir de elementos urbansticos, prcticas de gestin ode lo que suelen llamarse soluciones creativas paralos problemas urbanos.

    Dos ejemplos de polticas originadas en ciuda-des distintas, pero que presentan fuertes similitudescuando son traducidas en modelos, permiten la dis-cusin de los principales contenidos de esa condi-cin observada en la esfera de la circulacin simbli-ca en la escala mundial. Sin duda, las polticas urba-nas de Curitiba y Singapur reproducen una secuen-cia de patrones y se orientan, a travs del city marke-ting, a acciones dirigidas a la conquista y manten-cin de la marca de ciudades-modelo. Esos patro-nes, aun siendo presentados como condiciones in-trnsecas de los lugares, resultan fuertemente de laatencin a los requisitos internacionales deatractividad, mediante los cuales las ciudadesglobalizadas captan inversiones. Refirindose a esaadaptacin tcnica y poltica del espacio social a unmodelo urbano, Sorkin (1996) ha dicho que la nue-va ciudad tiene el poder de no desviarse sencilla-mente de las tradicionales escenas de urbanidad, peros de cooptarlas, para relegarlas a simples interseccio-nes en una malla global.

    A despecho de la sensible diferencia entre lasciudades concretas, la similitud de sus imgenes cons-truidas emerge en el nivel analtico. Al enfrentar esaapenas aparente paradoja quedan aqu definidas lascuestiones centrales: por qu en el actual momentohistrico las polticas urbanas con origen en ciuda-des tan distintas producen modelos semejantes? Yfrente a eso, cules son y qu reflejan los patronesdominantes de xito?

    1.1. Un modo de interpretar el mundo, una lecturade la ciudad

    Algunas ciudades, como Curitiba y Singapur,muestran haber obtenido el status de ciudades-mo-delo a juzgar por sus imgenes internacionales- apartir ms que nada de la retrica oficial de sus go-biernos y coaliciones empresariales, as como tam-bin de la notoriedad que les otorgan los organismosinternacionales, las agencias multilaterales y las lla-madas redes mundiales de ciudades. Para compren-der la dinmica de construccin y difusin de esepatrn irradiador, que garantiza legitimidad inter-nacional a determinados proyectos de ciudad, esnecesario situarse en el actual contexto de laglobalizacin de la economa y de la mundializacinde la cultura. Ms que resultado natural de la consa-gracin de tales proyectos, la elevacin de una ciu-dad a la condicin de modelo obedece a articula-ciones polticas renovadas de actores involucradosen procesos de reestructuracin del espacio en diver-sas escalas territoriales, junto a la reorganizacin delas formas y sentidos del poder en las ciudades.

    Los discursos asociados al llamado pensamientonico y al consenso minimizan las diferencias y losconflictos existentes. Ellos imponen un modo de verel mundo y dan forma a las condiciones para la accinde los grupos locales. El intento por transformar de-terminadas experiencias urbanas en modelos, por partede las agencias multilaterales, conduce a una hegemo-na desencarnada y desterritorializada, permitiendoun descubrimiento ms pleno de los denominadosimpulsos globales, que para Ribeiro (1999) desig-nan la nueva accin hegemnica en la escala-mundo.Esa accin, conducida por el discurso de la flexibili-dad y por la correspondiente idealizacin de la tcni-ca, expresa el grado de esa nueva modernizacin.

    Es notable la difusin de la idea dominante deque la globalizacin es un proceso inexorable de fuer-te disputa, y de que a partir de lo local pueden serdescubiertas las posibilidades de insercin competi-tiva1 . En esa visin, las polticas pblicas podran

    * Universidade Federal Fluminense (Brasil). E-mail:[email protected].

    ** Instituto Paranaense de Desenvolvimento Econmicoe Social (Brasil). E-mail: [email protected].

    *** Una primera versin de este artculo fue presentadaen el VIII Encuentro de Gegrafos de Amrica Latina, enSantiago de Chile (2001), bajo el ttulo de La reinvencinde los lugares a travs de las imgenes de ciudades-mode-lo. Recibido el 29 de enero de 2004, aprobado el 14 deenero de 2005.

    1 Swyngedouw (1997) identifica el nfasis de las esca-las global y local y la reduccin de la importancia de otras regionales o nacionales- como parte de la nueva estrategiadiscursiva dominante. De este modo, en su interpretacin,las escalas no son un dato pronto y objetivo de la nuevageografa del mundo, sino una construccin poltica ydiscursiva con arreglos cambiantes.

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    vitola categorizacion de ciudades modelos responde a un proyeccion hacia el futuro de un tipo de ciudad cargada de intereses fundamentalmente economicos y polticos, vinculados con los agentes sociales que controlan y regulan el espacio, sobre la base de un modelo de sociedad capitalista, amparada en la globalizacion y en la masificacion de patrones o modelos culturales que buscan la estandarizacion de las conductas humanas y el espacio.

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    vitode lo local a lo globaldesestructuracin de los espacios locales en beneficio de la homogenizacin global

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    Ciudades-modelo: estrategias convergentes para su difusin internacional

    capacitar a las ciudades para el xito ante la compe-tencia interurbana, para hacerlas atractivas a las in-versiones internacionales. En una lectura crtica, sepuede afirmar que los enfrentamientos que caracte-rizan el mundo contemporneo se manifiestan en lapropia ciudad, comprendida como arena de intere-ses antagnicos. Las polticas urbanas para la inser-cin competitiva de la ciudad construyen una rela-cin entre lo local y lo global de acuerdo a lgi-cas que son de inters de grupos dominantes.

    Aun cuando la circulacin de la imagen de ciudad-modelo parece surtir considerable eficacia poltica y so-cial en el mundo actual, dada su notable aceptacin, ocomo expresa Lefebvre (1998, p. 39) en alusin a losparadigmas, dado su poder mgico de metamorfosearel oscuro en transparencia [...] su construccin est in-trnsecamente relacionada a representaciones e ideas.Como tal, por lo tanto, obedece a la visin de mundode aquellos que, cuando se imponen como actores do-minantes en los procesos de produccin del espacio,pasan tambin a ocupar una posicin privilegiada paradar contenido al discurso sobre el espacio.

    Con apariencia universal y consagrada, la cons-truccin de los modelos necesita el reconocimientode un determinado proyecto de ciudad, frente aotros proyectos locales. Emergen igualmente, en elcampo de la lucha simblica, determinados actoresque postulan la legitimidad para caracterizar las lla-madas buenas prcticas, con mucha frecuenciacatalogadas como fuerte referencia de los modelos.

    En ese campo se construyen los canales deinterlocucin apropiados y de difusin tcnica ypoltica eficientes para la aprobacin ampliada de losmodelos, en un movimiento permanente de repro-duccin y reafirmacin de niveles ya conquistados.La insercin en redes de ciudades, la organizacinde grandes eventos de carcter internacional y laentrega de premios y distinciones por parte de lasagencias multilaterales evidencian los flujoscomunicativos elegidos como los ms apropiados parala circulacin y la irradiacin de los modelos.

    1.2. La imagen como estrategia deinternacionalidad

    Las articulaciones lgicas que sostienen el dis-curso de las ciudades-modelo sealan el sentido de

    lo que se pretende hacer legtimo, presentando lasciudades escogidas como las que consiguieron unesquema de funcionamiento, un diseo organizativo,una manera de hacer que a las otras ciudades lesgustara replicar.

    Se trata, la mayora de las veces, de la presenta-cin de las mismas como ciudades internacionales,nocin-sntesis que emerge tanto en los discursosoficiales, en la prensa y en los trabajos acadmicos(Benach y Snchez, 1999; Snchez, 2003). El he-cho de la aparicin efectiva en la condicin de ciu-dades-modelo es el mayor premio deseado por losgestores en relacin a sus respectivos proyectos; elreconocimiento definitivo, en la escala internacio-nal, de sus estrategias de ciudad. Apenas conseguidala admiracin y el reconocimiento, es necesario cu-brir la distancia entre esta admiracin y la efectivareproduccin. Tratndose del prestigio internacio-nal de una ciudad, ser nicamente admirada o reco-nocida es diferente de ser verdaderamente imitada:en la medida del xito tambin se incluyen las solici-tudes de importacin de su experiencia, de com-pra de su know how.

    Esa aparente intangibilidad que caracteriza laciudad-modelo proviene de una imagen construi-da, de una estrategia ms en la elaboracin de unaimagen de ciudad inserta en el mbito internacio-nal; en otras palabras, la construccin de una ciu-dad-modelo es, por s misma, una estrategia deinternacionalidad (Benach y Snchez, 1999).

    La internacionalizacin formulada como necesi-dad ineluctable se apoya en buena parte en repre-sentaciones de internacionalidad ms que propia-mente en hechos. Frecuentemente se confunde laaspiracin o el objetivo con la propia realidad. Paraefectos de anlisis, esa ambigedad muestra la rele-vancia de la imagen para que, efectivamente, ellatermine por transformarse en realidad (esto es ejem-plo de cunto las representaciones del espacio tienenuna capacidad efectiva para influir en las prcticasespaciales).

    Todo lo que es realizado en la ciudad y que pue-de ser identificado con su proyeccin internacionalcontribuye con gran intensidad para facilitar su acep-tacin por los ciudadanos. La opinin del extranjerollega a ser transformada en medida de la calidad de

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    Fernanda Snchez y Rosa Moura

    los proyectos2 . Se trata, en definitiva, de proporcio-nar una lectura ms positiva de la modernizacin, yadems, por un juez supuestamente imparcial y cua-lificado. Pero los cambios estructurales necesarios parala adaptacin de las ciudades a las nuevas exigenciasdel contexto internacional, bajo la presin de losgrupos de capital internacional con intereses locali-zados, requieren enormes costos, los cuales cuandoson asumidos por las administraciones pblicas- sonsocializados. Para legitimar dichos costos, la moder-nizacin urbanstica internacionalizante es acompa-ada por la bsqueda de cohesin social, del sentidode comunidad. As, como observa Harvey (1997),la conexin entre forma espacial y proceso social esaqu hecha por medio de la relacin entre designarquitectnico y una cierta ideologa de comunidad.De ese modo, el urbanismo estructura gran parte desu poder retrico y poltico a travs de la ideanostlgica de la comunidad como panacea para losmales sociales, econmicos y urbanos.

    1.3. Las varias facetas de los modelos

    Se han alcanzado diversos mbitos para lanzarlos modelos de ciudad en el mercado internacional:modelos en soluciones urbansticas de movilidad ytransporte, en programas ambientales de eficienciaenergtica, en preservacin de reas verdes y reciclajede residuos, en la capacidad de organizarmegaeventos o en planificacin estratgica, etc.3

    En tiempos recientes, los proyectos estrictamen-te fsico-urbansticos que permitan la formacin de

    modelos abren espacio para que una gama de ac-ciones y prcticas de gestin se despliegue en cuantoobjeto de reproduccin por otras ciudades y de pre-mios internacionales. En la Conferencia Mundialsobre Ciudades-Modelo, realizada en Singapur enabril de 1999, prevaleci la idea de ciudad-modelomucho ms como resultante del ejercicio de una ges-tin urbana que vuelve a optimizar la competitividadcon prioridad en los intereses colectivos, que comoresultante de intervenciones urbansticas notorias(Moura, 1999).

    En la clasificacin de ciudad-modelo, losexpositores apuntaron las siguientes condiciones: a)preparacin para la vida en comunidad, con larecalificacin del diseo urbano y la universaliza-cin de servicios; b) garanta de la movilidad y de laaccesibilidad a partir de sistemas de transporte p-blico; c) uso y ocupacin del suelo junto a una varia-da estructura funcional; d) valoracin de laatractividad urbana a partir de la identidad y cuali-dad ambiental; e) existencia de una base econmicasostenible; f ) organizacin funcional y tecnolgicapara la realizacin de negocios; g) capacidad de arti-culacin e intercambio de prcticas innovadoras conotras ciudades y comunidades; h) participacin co-munitaria en las decisiones; i) acuerdos entre el sec-tor pblico y el privado; y j) planificacin continua-da y transparencia en la gestin4 .

    El conjunto de procedimientos presentados enforos internacionales como ese sintetiza y al mismotiempo organiza las condiciones necesarias para loque es actualmente considerado una ciudad com-petitiva y dinmica capaz de sostener el desarrolloen una economa global.

    El proceso de transformacin de una ciudad enmodelo supone tiempo y una estrategia actualizadora.No basta una primera enunciacin para la consagra-cin definitiva. En ese proceso, ninguna oportuni-dad deja de ser aprovechada para reforzar el modoen que la ciudad est siendo hablada, nombrada,visitada, y, sobre todo, imitada en todas las par-tes. Son ocasiones para insuflar orgullo en los ciuda-danos, para festejar polticamente las conquistas. Al

    2 Como ejemplo se cita el caso de la exposicin delurbanismo de Curitiba en Nueva York, durante la cual fuepuesta en circulacin una lnea de mnibus urbano llamadaligeirinho (o lnea directa), con sus respectivas estaciones-tubo, con un design futurista. La paradoja es que en Curitiba,la prensa local destacaba el hecho en trminos de que ahoratambin el Primer Mundo hace copia de las ideas curitibanas,dando a entender que el sistema de transportes curitibanoempezara a circular definitivamente en Manhattan. Elligeirinho fue tambin llevado a la Conferencia de las Nacio-nes Unidas sobre Asentamientos Humanos, Habitat II, enEstambul, (1996).

    3 Para estos dos ltimos mbitos, es ejemplar la formaen que fue trabajado el modelo Barcelona, a partir de laexportacin de know-how en la organizacin de las Olimpa-das de 1992, as como la difusin de su modelo de planifi-cacin estratgica, con fuerte orientacin para el mercadolatinoamericano y visible repercusin en los gobiernos loca-les del Brasil. Ver Benach y Snchez (1999).

    4 Los trabajos presentados en esa Conferencia Interna-cional se constituyeron en una importante referencia en loque se refiere a la agenda urbana hegemnica. Ver Moura(1999).

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    Ciudades-modelo: estrategias convergentes para su difusin internacional

    mismo tiempo, representan momentos preciosos paraliteralmente vender el modelo, exportarlo a otrasciudades. Las soluciones urbanas pasan a valer nonecesariamente por sus calidades intrnsecas, pero spor su lugar de origen. La ciudad se transforma enun producto, una marca ella misma, como destacaKoolhas (2004: 74-75) al referirse al modelo Barce-lona: A veces una ciudad antigua, singular, comoBarcelona, simplificando en exceso su identidad, sevuelve genrica, se hace transparente, como un logo.

    La idea de modelo, en su ms corriente acep-cin, sugiere su reproduccin: objeto digno de serreproducido por imitacin. Sin duda, esa idea, cuan-do asociada a las ciudades, est sometida a la lgicade las best practices, que en muchos casos pasan aintegrar los documentos oficiales de las agenciasmultilaterales de desarrollo, indicando procedimien-tos, maneras de ser, lecciones y hasta propiamentedeclogos5 que incitan a su repeticin por parte delos gobiernos locales.

    En el plan del anlisis, lo que parece ser msinconsistente es justamente esa sugerida virtualidad,ese despegue que aparta las buenas prcticas de latextura social desde la cual han surgido. De hecho,condiciones singulares relativas a tiempo y espacio como categoras de la vida en el lugar, vinculadas a lapoltica y a las relaciones sociales que dan contenidoy posibilidad histrica a aquella prctica- son, paraefectos del discurso, irrelevantes, y en consecuenciadesatendidas. Las lecciones pueden ser transporta-das, como ideologas simplificadoras que acentenla tecnificacin del espacio urbano, reductora de sudimensin poltica. Como afirma Ribeiro (1998, p.108), la fijacin en modelos externos colabora paraocultar los intereses involucrados en las ondasmodernizadoras y para postergar el examen de laorquestacin entre tiempos sociales que caracteriza lavida social.

    Por el otro lado, la tecnificacin contenida en ladifusin de buenas prcticas favorece la codificacin

    de la eficacia, del desempeo y del xito, lo que con-duce ms hacia la conducta racional adecuada a lasimposiciones de la reestructuracin productiva quehacia la transformacin social propiamente tal.

    1.4. Sustentabilidad urbana como presupuestocomn

    Casi siempre asociada a la nocin de ciudad-modelo se encuentra la nocin de ciudad sustenta-ble. Se puede decir que, de modo reiterado, unaevoca a la otra en la agenda urbana actual. Lejos deconfigurar un sentido objetivo y consensualmenteaceptado, la nocin de ciudad sustentable com-prende diferentes contenidos y prcticas que reivin-dican su nombre (Acselrad, 2001).

    Cada una de las llamadas buenas prcticas, enlo que se refiere a la sustentabilidad, se inscribe en loscuadros de un proyecto urbano, fundado en unaparente saber objetivo respecto a flujos yparmetros. Se nota, en esos casos, el reiterado recur-so a una base tcnica para presentar y legitimarindicadores de calidad de vida o de sustentabilidadurbana: metros cuadrados de rea verde por habi-tante, toneladas de desechos reciclados, kilmetrosde ciclovas. Y sobre todo, el recurso a la tcnica quedistingue las buenas prcticas de las malas. Se natu-ralizan as las representaciones y se construyen es-quemas ordenadores de la vida urbana y definidoresdel orden que se intenta imponer.

    Las prcticas que se pretenden portadoras desustentabilidad articulan, sobre todo, argumentosde eficacia eco-energtica y de la calidad de vida.Mezclada a dichos modelos est una representacintecno-material de la problemtica y de las solucionespara las ciudades. Se atribuye a la planificacin ur-bana, entre otras cosas, el papel de minimizador dela degradacin energtica a travs del desarrollo detecnologas que buscan el reciclaje y la recuperacindel ambiente. La trayectoria que evoluciona rumboa la eficiencia ecolgica conjuga proyectos de cam-bio tcnico urbano y programas de educacin am-biental, que se vuelcan a la ampliacin de la llamadaconciencia ecolgica. Como efecto, en esos proyec-tos de ciudad se verifica una ntida despolitizacinde la cuestin ambiental, un rechazo al reconoci-miento de conflictos entre medio ambiente, econo-ma y produccin del espacio.

    5 Ver, por ejemplo, la publicacin organizada por Borja(1995) y apoyada por Naciones Unidas y Banco Mundial,destinada a las ciudades latinoamericanas, en la cual sonexpuestas lecciones de la ciudad (as calificadas en el pr-logo). Ver igualmente Castells y Borja (1997). Este ltimodocumento contiene, literalmente, un declogo para admi-nistradores urbanos.

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    Fernanda Snchez y Rosa Moura

    Otra nocin estructuradora del discurso de lasustentabilidad, ampliamente transformada en re-curso de la modelizacin, es la de calidad de vida que se expresa en la incorporacin social de prcticasorientadas a la conquista de la pureza ambiental, enel ejercicio de la ciudadana, en el cultivo al patrimo-nio cultural, as como en las medidas de eficiencia yequidad de las polticas urbanas (Acselrad, 1999).Los gobiernos locales luchan por ostentar los mejo-res indicadores y las mejores posiciones en rankingsde ciudades. Calidad de vida pasa a ser una nocinasimilada cotidianamente, incluso en el imaginariode los ciudadanos mas desposedos o dejados al mar-gen del proyecto modernizador.

    Ese patrn discursivo proyecta en la ciudadsustentable algunos de los atributos capaces de suinsercin en el contexto de la competitividad global:recalificar el ambiente urbano para realzar laatractividad, inspirar orgullo en los ciudadanos y,sobre todo, ganar confianza de los potencialesinversionistas. Las propias imgenes de marca de lasciudades son producidas para reforzar el modelo desustentabilidad: Ciudad Jardn para Singapur yCapital Ecolgica para Curitiba, como se resumeen la figura siguiente:

    1.5. Imgenes de marca

    En la escala local, sin embargo, los proyectos pre-sentan singularidades por cuestiones tanto del or-den de la comprensin fragmentada de las relacio-nes sociedad/ambiente como de orden geopoltico.En el caso de Singapur, la soberana nacional y lasupervivencia de la isla imponen estrategias ambien-tales para optimizar recursos, lo que hace que se res-peten los principios y presuposiciones del discursoecolgico all construido, mientras en Curitibaafloran discontinuidades ms visibles entre princi-

    pios ambientales y estrategias de accin orientadashacia la sustentabilidad.

    Para el caso de Singapur, adems de los yaimplementados proyectos de recuperacin ambien-tal y optimizacin del uso de los recursos naturales,tambin el denso paisaje que ameniza el clima y laurbanizacin compone, con los dems elementos, laconstruccin de la imagen de Ciudad Jardn. Enel proyecto, sin embargo, son evidentes la prdidade los elementos naturales en el paisajismo urbano yla pequea capacidad de preservacin de hbitats yde la biodiversidad (Kiat, 1999).

    En el modelo-Curitiba, la imagen de CapitalEcolgica incorpora elementos de programas am-bientales de reciclaje de basura, creacin y expan-sin de reas verdes y de parques urbanos temticoso parques tnicos, adems de las inversiones en pro-gramas de educacin ambiental. El fundamento eco-lgico de la accin planificadora fue profundamen-te cuestionado a mediados de los aos 90. La ac-tualizacin de la legislacin que ha hecho viable esaactividad, en trasgresin a la disciplina ambiental,fue justificada mediante la perspectiva de la ofertade empleo, tambin cuestionable si se considera eltipo de tecnologa adoptada.

    Efectivamente, ciudades sustentables, preser-vacin de la calidad de vida y eficiencia eco-am-biental son nociones presentes en el conjunto de laspolticas urbanas, en los pactos y acuerdos entre ac-tores sociales o en el contenido atribuido a la buenagobernanza relacionada con los proyectos de desa-rrollo econmico. Los dos modelos en foco Curitibay Singapur- reproducen de modo paradigmtico yrefuerzan lo que Pugh (1996) indica como macro-tendencia: la economa poltica dominante ofrece laslneas maestras para las relaciones mercado-Estado

    Figura 1. Imgenes de marca para Curitiba y Singapur.Singapur Curitiba

    Ciudad modelo Ciudad modeloCiudad sustentable Ciudad sustentableCiudad planificada Ciudad planificadaGlobal city Ciudad de primer mundoCiudad jardn Capital ecolgicaCiudad ecuatorial de excelencia Capital brasilera de la calidad de vidaCiudad multitnica: where the world comes together Curitiba de toda la genteCiudad de alta tecnologa Ciudad saludableNew Asia Singapore El Brasil urbano exitosoIntegridad, servicio y excelencia Capital social

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    Ciudades-modelo: estrategias convergentes para su difusin internacional

    en la ciudad, incorporando como lneas estructu-radoras las nociones de gobernanza y desustentabilidad.

    El ambientalismo parece as definitivamente in-cluido en la agenda del liberalismo del final de siglo,como muestra la internacionalizacin de esos mode-los por las agencias multilaterales como las NacionesUnidas y el Banco Mundial.

    2. Modelos: dnde se sostienen, dnde serompen

    La intencin manifestada de participacin en elproyecto de internacionalizacin de la economaimplica la adecuacin de prcticas e instrumentos degestin urbana a los preceptos de las relaciones em-presariales, as como la adaptacin tcnica de las ciu-dades. Son reconocidas, en ese mbito, la funcineconmica y poltica de las prcticas culturales y lainfluencia ejercida por las tecnologas de comunica-cin e informacin en la configuracin de las ciuda-des-modelo. Eso se traduce en la definicin y en elpermanente reciclaje de estrategias que asegurenpoder de convencimiento, aceptacin y baja capaci-dad crtica de la poblacin involucrada, pero tam-bin creatividad para atraccin de la atencin exter-na (Snchez, 2003). La orientacin poltica paraproducir el efecto modernizador se vuelca hacia unaeconoma basada en actividades de punta, como lageneracin de tecnologa y del conocimiento, o ha-cia actividades de un terciario complejo. El marke-ting de ciudad tambin es instrumental al procesode reestructuracin econmica.

    Una vasta literatura presenta los modelos enfoco como si hubiesen sido construidos bsicamentepor voluntarismos visionarios de los gobiernos loca-les, revistiendo muchas veces a sus principales lde-res de un poder casi mtico.

    2.1. El soporte econmico e institucional

    En Singapur, la industria electro-electrnica fueimplantada como resultado de la expansin del ca-pital japons, pasando a componer una divisin ver-tical y horizontal del trabajo con Malasia, Tailandiay Filipinas. Pero ha sido el sector financiero el quepuso al pas en el mapa de la internacionalizacin delcapital, revelndose como decisivo para desarrollo

    de la regin. En 1971, el gobierno empez el AsianDollar Bond Market. Su localizacin ventajosa y supapel de intermediario financiero y cambial en unperodo marcado por drsticos cambiosmacroeconmicos y en los precios relativos difcil-mente pueden ser exagerados en las explicacionesdel milagro asitico (Medeiros, 1997, p. 313).

    Para Sassen (1996), pesaron en la consolidacinde Singapur el fuerte impulso de las estrategias des-centralizadoras de la produccin industrial norte-americana en busca de nuevos mercados, como tam-bin los incentivos fiscales, infraestructurales y lafuerza de trabajo de bajo costo. Hoy se consolidacomo centro regional secundario, reproduciendo enotra escala el papel desempeado por Nueva York,Londres y Tokio en la escala mundial.

    Utilizada como modelo para pases en desarro-llo, Singapur es alzada como ejemplo en lo que serefiere a la administracin urbana y a lagobernanza, y tambin tenida como referencia porlos elevados patrones de calidad de la infraestructurafsica, por innovaciones en la oferta de habitacin,en la provisin de reas verdes, en la gestin deltrnsito y en la eficiencia de sus servicios pblicos,elementos que, ordenados, construyen la imagen deCiudad Ecuatorial de Excelencia. Llamamos laatencin sobre el poder evocador de esa imagen-sntesis. Lejos de ser casual, ella define el campo en elcual la ciudad transita como modelo y compite encondiciones ventajosas: ciudades ecuatoriales, ciu-dades en desarrollo.

    Curitiba, a su vez, ya en los aos 70 durante elperodo de gobierno militar- fue elegida ciudad-modelo por las instancias centrales del pas, unaespecie de versin urbana del llamado milagro bra-sileo, por llevar adelante una modernizacin ur-banstica que traduca en la escala local un modelode planeamiento tecnocrtico pretendido para losdems centros urbanos del pas.

    Desde entonces, las diversas etapas de la cristali-zacin del proyecto con poca discontinuidad pol-tica- en asociacin con la imagen de ciudad-modelo,han otorgado a la administracin municipal el papelde exportadora de tecnologas urbansticas, ya sea enel mbito de los transportes urbanos, del diseo deespacios pblicos, o ms recientemente, en el de lagestin urbana ambientalmente sustentable. Como

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    Fernanda Snchez y Rosa Moura

    efecto, en diversos lugares de Brasil los gobiernosmunicipales intentan copiar las solucionescuritibanas, y en la escala internacional, los peridi-cos especializados afirman que cualquier ciudad po-dr ser como Curitiba un da, cuando sean adopta-das las soluciones all implantadas.

    Polo de una aglomeracin metropolitana cuyabase econmica se ha apoyado desde los aos 70 enun proyecto industrial con actividades del rea me-tal-mecnica, en los aos 90 ese proyecto se recicla ydinamiza con la incorporacin de nuevos segmen-tos. En cuanto a su insercin territorial, la regin deCuritiba se encuentra en uno de los vectores dedesconcentracin de la actividad econmica del su-deste brasileo, mientras se beneficia por la ubica-cin estratgica cerca del principal eje viario de acce-so a puertos exportadores y de conexin con las pro-vincias y pases del sur. El nuevo patrn que surgeen los aos 90 lleg dominado por las ensambladorasextranjeras de vehculos y suplidores directos, y suconcretizacin ha recibido fuertes estmulos fiscalesy el apoyo en el refuerzo a la instalacin de infraes-tructura.

    No obstante, el territorio de la regin metropoli-tana es visiblemente segmentado: la destacada cali-dad de vida y los elementos urbansticosinnovadores se concentran en las reas centrales ynobles de Curitiba en contraste a la extensa periferiacarente, interna y externa al municipio. La fuerteactuacin del mercado inmobiliario aliada a la ac-cin planeadora (Oliveira, 1995), as como la ausen-cia de programas de vivienda intensivos para la po-blacin de bajo ingreso, contribuyeronexpresivamente para la selectividad de la ocupacin6 .

    Tanto en Curitiba como en Singapur, el aportefinanciero propio o mediante obtencin definanciamientos- para sustentar la capacitacin yadecuacin tcnica a las exigencias de nuevas activi-dades, ha implicado una poltica de beneficios fisca-les, financieros e infraestructurales fundamentales.En los dos casos, tales condiciones fueron posibles apartir de una estructura de poder fuerte, aliada auna hbil construccin de estrategias comunicativas.

    2.2. Adaptacin tcnica de la ciudad

    Referenciados en las matrices discursivas de lasustentabilidad urbana expuestas por Acselrad(1999), se observa que los casos de Singapur yCuritiba adhieren a una representacin tecno-mate-rial de la ciudad, que asocia la transicin para lasustentabilidad a la reproduccin adaptativa de lasestructuras urbanas con foco en el ajustamiento delas bases tcnicas de las ciudades, segn modelos deracionalidad eco-energtica o de metabolismo urba-no (p. 82).

    La poltica ambiental de Singapur, presionadapor la escasez de recursos en la isla, adopta medidasde acompaamiento para proteccin, control e in-novacin, especialmente en cuanto al abastecimien-to hdrico y reciclaje de basura. No obstante, el mspromovido smbolo de esa representacin tecno-material rumbo a la sustentabilidad es la desconta-minacin de los ros Singapur y Kallang Basin, quecortan la ciudad. En el caso de Curitiba, la adapta-cin tcnica del ambiente es limitada a las fronterasdel recorte poltico-administrativo del municipio, adespecho de depender totalmente de recursos natu-rales ubicados en los municipios vecinos. La elogia-da creacin de parques urbanos es presentada comola alternativa tcnica ms indicada para contener elproblema crnico de las inundaciones y de las vi-viendas en reas inadecuadas, mientras las aguassiguen amenazadas por usos indebidos y el creci-miento exponencial de la ocupacin perifrica.

    En ambas ciudades, la representacin tcnica dela problemtica urbana es acompaada por una fuertepreocupacin por construir una base social de apo-yo, a travs de campaas de educacin ambiental enel intento por difundir la conciencia ecolgica. Demodo general, es posible sentir un efecto residual deesas campaas en el imaginario de la poblacin, queasimila actitudes menos dainas en lo que respecta auna relativa limpieza urbana e incorpora frases deefecto del discurso oficial en su cotidiano.

    En el proceso de tecnificacin de la ciudad, labsqueda de alternativas energticas al transporte en la sustitucin del individual por el colectivo- y elcontrol de la circulacin ofrecen marcas fundamen-tales para el modelo urbano. En Curitiba, el sistemade trnsito implementado en va exclusiva para trans-

    6 La sntesis de una investigacin que desnuda la cues-tin de la vivienda y otras polticas sociales en el proceso deinternacionalizacin de la regin metropolitana de Curitibase encuentra en Moura y Kornin (2004).

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    Ciudades-modelo: estrategias convergentes para su difusin internacional

    porte colectivo se ha transformado en un cono delurbanismo de los aos 70 y de las dcadas siguien-tes, pudiendo ser considerado hasta hoy el elementoprincipal de la consolidacin del modelo7 . Sin em-bargo, es un modelo que encuentra estrangulacio-nes fsicas y una elevada tarificacin, y que tampocoha logrado contener el creciente ndice demotorizacin. En el extremo de la paradoja, en loque se refiere a la sustentabilidad, la pieza principalde la poltica de atraccin de inversiones en la segun-da mitad de los aos 90 se vuelca a las ensambladorasde vehculos, orientacin contradictoria con el dis-curso de la racionalidad ambiental. Singapur buscoptimizar el transporte de masa en los rieles y practi-car la circulacin tarifada, con medidas agresivas paracohibir tanto la propiedad como el uso de vehculosindividuales. No obstante, el flujo de movilidad deautos es denso, privilegiado por los elevados prome-dios de los ingresos familiares.

    Otra orientacin que relaciona el discurso de lasustentabilidad con la eficiencia energtica es laredistribucin espacial de la poblacin y de las acti-vidades con base en los recursos ambientales urba-nos. En Singapur, esa orientacin, sin embargo, pa-rece que vuelve a la elevacin de la productividadurbana valindose de patrones urbansticos que re-sucitan la vieja escuela racionalista: descentralizacina travs de new towns autosuficientes que articulanla idea de integracin de usos y vida comunitaria,una reproduccin actualizada de las unidades devecindad de Le Corbusier. Al mismo tiempo, lasnuevas acciones descentralizadoras proponen unared regional que detenga la saturacin del CentralBusines District con la creacin de nuevos parquesde negocios distribuidos en el territorio (Siew, 1999).En cuanto a la actividad industrial, la induccin deactividades limpias, como la industria de los elec-tro-electrnicos, se apoya en la coyuntura interna-cional favorable. Acciones promotoras de nuevosarreglos territoriales son condiciones sine qua non deadaptacin tcnica de la ciudad a la reestructuracinproductiva.

    En Curitiba y su regin metropolitana, resalta-das las diferencias con Singapur en cuanto a la in-tensidad de los impulsos globales, tambin el pero-do reciente de reestructuracin productiva ha pre-sionado para la realizacin de grandes obras de infra-estructura viaria, portuaria y aeroportuaria, y de adap-taciones tcnicas del territorio volcadas a garantizarla eficacia del parque automotriz en formacin. Enlo que se refiere al reordenamiento de la actividadindustrial, la accin planeadora selecciona activida-des limpias para la ciudad y remite a otras munici-palidades metropolitanas las impropias a la calidadambiental.

    La representacin tecno-material de la ciudadinforma un determinado ideario relacionado con lasustentabilidad y legitima un conjunto de accionesdirigidas a la adaptacin a tiempos y espacios de laglobalizacin. Esas representaciones y acciones sonadecuadas a los que hoy son alzados como modelosde ciudad en los circuitos dominantes. Asimismo,tal orientacin parece inclinada a vaciar la dimen-sin poltica del espacio urbano y las mltiples posi-bilidades de construir alternativas legtimas al mo-delo.

    2.3. El modo verticalizado de gestin

    Singapur, a diferencia de Curitiba, que se consti-tuye en un municipio de un Estado federado, es unaciudad-nacin y por lo tanto autnoma en su poderde decisin. Despus de la independencia, el modelotop down implementado ha dominado el pensamien-to poltico, dirigido la inversin econmica y coman-dado un proceso de planificacin articulado, cuyoprincipio fundamental era el de garantizar laconfiabilidad a los inversionistas y a las firmas de laciudad en el mundo internacional de negocios8 .

    El zoneamiento implementado despus de 1970rompi con identidades fsico-territoriales y cultura-les, resultando en un abrupto proceso de alteracinde las caractersticas originales de la ciudad, y sobretodo, de la efervescencia social de las calles. La mo-dernizacin de las reas centrales, la construccin degigantescos shopping centers y principalmente la aper-7 El informe del Banco Mundial 1999-2000 mostr

    ese sistema como ejemplo de la planificacin pblica inte-grada que puede mejorar la accesibilidad con bajo costo,considerando el papel inductor que los ejes estructuralesdesempean en el crecimiento de la ciudad, lo que conse-cuentemente permite reducir el uso del automvil. Ver TheWorld Bank (1999).

    8 Vianna (1999) hace una asociacin directa entre elcapitalismo high tech de Singapur y su extremo control po-ltico-social.

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    tura de nuevas reas de alimentacin (food courts)participan del actual modo de reestructuracin delespacio: la codificacin de lugares globalizados deconsumo y circulacin visiblemente selectivos. Se-gn Smith (1992), en esa especie de limpieza urba-na, al rehacerse la geografa de la ciudad se re-escribesu historia social como justificativa para el futuro.

    En ese modo verticalizado de planificacin ygestin hay escasos canales democrticos de partici-pacin. Asimismo, el discurso de los modelos hacereferencia a la amplia participacin ciudadana, queen este caso parece hablar ms de una adhesin so-cial al proyecto hegemnico, acrtica y reverenciadora,que propiamente de una ciudadana sustantiva, loque Vainer (2003) llama un estimulado patriotis-mo urbano como componente autoritario del nue-vo modelo de ciudad. Tanto en Singapur como enCuritiba, las instancias de participacin en los pro-yectos urbanos tienen un contenido tenuementeconsultivo y claramente legitimador de las polticasoficiales. La influencia poltica en instancias decisoriasqueda limitada a los actores partcipes de las coalicio-nes dominantes vinculadas a los grandes intereseslocalizados (Oliveira, 1995).

    2.4. La poltica cultural y los simulacros

    No obstante la difusin del modelo enfatice laimportancia de la diversidad cultural, la creacin dela Ethnic Singapore una poltica de revitalizacinde barrios tnicos como Chinatown, Little India,Arabian Street o Geylong Serai (barrio malayo)- in-corpora la estrategia temtica en el desarrollo del tu-rismo y tiende a transformar la imagen de la ciudaden producto de consumo internacional. Los planosde revitalizacin hacen eco al proyecto de forjar unanueva armona de los vnculos sociales. En sentidocrtico, Arantes (1995) refiere que la cultura vieneentonces en socorro de la poltica para atenuar ydisimular el cumplimiento de una lgica de la segu-ridad y del control social que, bajo muchos puntosde vista, puede parecer totalitaria (p. 145).

    Sin duda, la pasteurizacin de las culturas y laparque-tematizacin (Sorkin, 1996; Zukin, 2003)parecen ser los senderos ms provechosos de los pro-gramas de renovacin urbana contemporneos, pro-moviendo un orden blanco de la cultura, teatrosde la memoria que buscan avanzar sobre los enclaves

    resistentes. Como muestra Cohen (1998), hay unaiconografa oficial del multiculturalismo inscripta enun mapa narrativo de modernidad, progreso y rege-neracin urbana, en el cual la presencia del pobre,del desempleado, del viejo y del criminal, como decualquiera que no combine con la imagen dominan-te del emprendedor econmicamente activo, es efec-tivamente barrida para fuera del cuadro.

    La poltica cultural oficial de los aos 90 enCuritiba se ha propuesto recomponer las varias cultu-ras que participaron del movimiento de colonizacinde la regin, por medio de la construccin de memo-riales tnicos en la arquitectura urbana asociados anuevos parques como el Tingui, de los ucranianos, elBosque Alemn, o el Bosque del Papa, de los pola-cos. Esos espacios de celebracin de las etnias y de lanaturaleza exaltan, al mismo tiempo, el propio pro-yecto de ciudad, el modelo. Se fabrica una identidadfake; por lo tanto, sin resistencia. Se desencadena unalgica de evocacin que funciona ms como una anti-memoria colectiva que esconde las marcas del tiempo,reprime la metamorfosis del espacio y provoca unareduccin al idntico. La poltica cultural es, de he-cho, el instrumento con el cual se fabrica el espejo querefleja su propio poder.

    Si en el mundo contemporneo todo es culturalpor razones econmicas, los casos analizados parecenreforzar el carcter atribuido al mercado de la culturay su papel promotor del turismo y de nuevas formasde acumulacin de capital. En el campo de las artes,las inversiones en Singapur se orientan en el sentidode construir una agenda cultural con ofertas de losgrandes programas mundiales de la cultura por en-cima de los proyectos culturales locales. Tambin enCuritiba se desarrolla una poltica que busca cons-truir la referencia de grandes festivales de teatro anua-les que guardan poca relacin con el lugar.

    Esas referencias parecen sealar una teatralidadostensiva del escenario cultural de esas ciudades-modelo9 , sntomas de una civilizacin del simula-

    9 Es ilustrativa la movilizacin publicitaria que vinculabael Festival de Teatro con los festejos de los 308 aos de laciudad. Un outdoor con la figura de un tablado enmarcadopor cortinas abiertas mostraba una pareja abrazada, con elJardn Botnico como fondo. En el mensaje se sealaba losiguiente: Hace 308 aos que Curitiba es un granespectculo.

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    Ciudades-modelo: estrategias convergentes para su difusin internacional

    cro, que evidencia, segn Jameson (1995), la lgicacultural del capitalismo avanzado.

    2.5. Eficiencia y equidad: los mrgenes del discurso

    Para mantener el patrn de competitividad hay,en ambas ciudades, una explcita poltica de atrac-cin de trabajadores calificados extranjeros junto aotra de atraccin de personalidades de las artes y dela cultura. La convivencia de esas nuevas categorasprofesionales con grandes segmentos subempleadoso excluidos pone en jaque la eficacia de los modelos,en lo que se refiere a la profundizacin del conflictopor la inclusin.

    Si en Singapur una lite de profesionales, en granparte extranjeros, asume puestos relevantes y com-pone un oasis de talentos para garantizar su posi-cin de ciudad ms competitiva en el ranking mun-dial (Yeoh y Chang, 1999), en Curitiba los extran-jeros llegan con las nuevas inversiones, al tiempo quelo hacen contingentes expresivos de inmigrantes pococalificados, futuros excluidos del mercado de traba-jo. Para los inmigrantes comunes hay en Singapuruna poltica reguladora de los flujos altamente ex-cluyente. En Curitiba, con la segregacin espacialde los nuevos inmigrantes de bajo ingreso atradostambin por el city marketing que acompaa estanueva etapa de reestructuracin productiva, es per-ceptible el aumento de la presin latente en las peri-ferias y de la violencia urbana.

    En la construccin de los modelos de ciudadse reitera la referencia a las nociones naturalizadas deeficiencia y equidad. Tanto en Curitiba como enSingapur se supone que la trayectoria hacia adelantede la eficiencia tcnica en la gestin del territorioconducira a la equidad y a los beneficios de laurbanizacin. Para dar legitimidad a esa interpreta-cin, la orquestacin de indicadores es fundamentalen la constitucin del rol de atractivos locales.

    Para el caso de Singapur, los indicadores socialesy de calidad de vida adoptados en diversos rankingsmundiales la incluyen entre las ciudades con mejordesempeo en lo que se refiere al acceso universal alos servicios y a programas intensivos de habitacin10 .

    Se puede decir que el modelo de Estado autoritariobenevolente ha proporcionado la base social y es-pacial local indispensable para el proyecto econmi-co orientado al sistema global. Sin embargo, la ame-naza de desempleo, la vida en clandestinidad y eltrabajo informal de los inmigrantes son ajenos a launiversalidad vehiculada.

    Indicadores favorables no eliminan, de esa ma-nera, las contradicciones sociales que afloran bajo elgobierno autoritario. Para mantener la imagen deCiudad Ecuatorial de Excelencia habrimplicaciones en un perfil urbano cada vez ms se-lectivo. Adems, el modelo de desarrollo adoptadoexpone la sociedad a los riesgos de la gran movilidaddel capital.

    En la bsqueda de la ms notoria performanceentre las capitales brasileas, el gobierno municipalde Curitiba ha enfatizado, durante dcadas, la cali-dad de sus indicadores locales, sin referencia a loscontrastantes indicadores de los municipiosperifricos (una forma de adquirir visibilidad cir-cunscribindose nicamente a un fragmento del es-pacio metropolitano). Cualquier anlisis reveladorde las desigualdades internas o de las crecientes con-diciones de miseria de los alrededores ha sido sutil-mente obscurecido. La imagen parcial que fue cons-truida pareci verosmil hasta que indicadores na-cionales con amplia divulgacin expusieron la realsituacin de la capital paranaense, en condiciones deinferioridad a la de otras capitales del sur11 .

    La presin latente y ostensiva ha hecho que lacapital ecolgica fuera transmutada a capital social

    los conflictos inter-tnicos de los aos 60. La ordenacinespacial reglamenta hasta el porcentaje mximo de habitan-tes de cada etnia en las cuadras de departamentos. Ver Castellsy Borja (1997).

    11 En el ranking del ndice de Desarrollo Humano delas municipalidades de Brasil, Curitiba se encuentra en el16 puesto (ndice 0,856), abajo de Florianpolis (ndice0,875) y de Porto Alegre (ndice 0,865), las dos otrascapitales de las provincias del sur brasileo. En su respecti-va regin metropolitana, sntesis de fuertes contradicciones,se encuentran municipalidades con ndices entre los 20 msbajos de la provincia de Paran, donde se localiza Curitiba(PNUD, 2003). Indicadores econmicos y sociales del censooficial han revelado otros rasgos de segregacin socio-espa-cial en esa regin metropolitana. Ver investigaciones delIPARDES (2003 y 2004).

    10 Los programas de habitacin en Singapur han sidoconcebidos como poltica de integracin social para diluir

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    marca otorgada a la ciudad durante el procesoelectoral para alcalde de Curitiba, gestin 2001-2004-, momento en que el modelo ha sidocontestado en todos los medios y tribunas por eldiscurso de los sectores de oposicin. Puestas lasfragilidades del modelo, y por lo tanto, del proyecto,parece evidenciarse la distincin fundamentalexistente entre sistemas simblicos producidos yapropiados por los colectivos de aquellos producidospor un cuerpo de especialistas (Bourdieu, 1989);en casos como ste, no tardan en aflorarcontradicciones como preludios del desgaste de laeficacia del discurso y de la aceptacin de la imagenurbana oficial, mostrando as que nuevos nexosespaciales y una red de complejidades entre fuerzas eintereses de la diversidad de los agentes conllevan ala deconstruccin del mito de la ciudad-modelo.

    Singapur, con el lema Integridad, Servicio y Ex-celencia, ha mantenido en primer plano su meta dedesarrollo. Su propuesta de accin, Servicios Pbli-cos para el Siglo 21 (PS21) manifiesta la intencindel gobierno de anticipar, recibir y ejecutar cambiospara el desarrollo, buscando proveer a la ciudad conlas ms perfectas condiciones para el xito12 .

    Por cierto, el modelo de Singapur presenta gran-des diferencias con el de Curitiba, sobre todo por laautonoma local en la conduccin del proyecto, porla posibilidad de adecuacin de la estructura institu-cional del Estado a sus objetivos, por el mayor con-trol sobre la sociedad y por la base econmica y fi-nanciera que garantiza mayor atractividad y recur-

    12 Ver www.gov.sg.

    Figura 2. Elementos comunes en los modelos Singapur y Curitiba.

    - Ciudad-modelo: gestin ambiental, transporte pblico y urbanismo.- Planificacin centralizada, fuerte control social ejercido por el Estado y los medios de comunicacin.- Continuidad administrativa y de implementacin del plan director.- Ausencia de canales de participacin popular legtimos.- Poltica urbana market friendly.- Imagen como estrategia local de desarrollo.- City marketing.- Medio urbano innovador y calidad de vida.- Sustentabilidad urbana: Ciudad Jardn y Capital Ecolgica.- Dependencia externa de recursos naturales.- Construccin del sentido de pertenencia.- Difusin de modelo de gestin (buenas prcticas).- conos urbanos: elementos paisajsticos y del patrimonio.- Industria cultural y medios de comunicacin: festivales de cine y de teatro.- Industria del turismo: multiculturalismo, identidad urbana, paisaje.- Tecnificacin urbana: transportes, circulacin, industria ambiental.

    sos. Sin embargo, tales diferencias, al revs de hacerfrgil la argumentacin, no hacen ms que fortificarla percepcin analtica de las similitudes de los ins-trumentos adoptados en los dos modelos para la cons-truccin de sus imgenes actuales. Con efecto, lasconvergencias de esas imgenes revelan la proximi-dad en los proyectos sociopolticos de ambas, comose ve en la siguiente figura:

    3. Modelos y espejos: algunasconclusiones

    La ciudad ideal del cambio de siglo ha sido mo-delada, a juzgar por la agenda urbana hegemnicadifundida por organizaciones multilaterales, consul-tores internacionales y gobiernos locales. Se sintetizaen la ciudad competitiva, globalizada, conectada,flexible, administrada cual empresa, con fuerte apo-yo de estrategias de marketing, apta a aprovecharoportunidades con agilidad y a presentarse atractivaal mercado y a los inversionistas (Vainer, 2003).

    Como modelos internacionales, las ciudades delxito son las que mejor presentan esas virtudes en susproyectos de desarrollo; aquellas cuyas polticas urba-nas estn mejor aggiornadas con ese patrnhomogeneizador extensamente difundido. En lti-ma instancia, llevan a creer que son las que sucumbena los encantos de la ciudad-mercanca. As, se com-prende el porqu las polticas urbanas originadas enciudades distintas en profundidad suelen, en el ac-tual momento histrico, lograr proximidad en su cons-truccin discursiva y hacer uso de los mismos instru-mentos para presentarse al mundo como modelos,para ponerse en venta en cuanto ciudades.

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    Ciudades-modelo: estrategias convergentes para su difusin internacional

    En efecto, la esfera de circulacin simblica deesos modelos en escala mundial realiza funcionespolticas y econmicas de gran relevancia. En eseproceso, se observa un doble movimiento delegitimacin: mientras las coaliciones localesdominantes capturan idearios renovados de la agendaurbana global para actualizar sus proyectos deciudad, los idelogos de los organismosinternacionales capturan de los proyectos locales lasbuenas prcticas que, re-trabajadas puesto queson abstradas de sus respectivos contextos- resurgenen versiones despolitizadas.

    Permanecen presentes ciertos nexos y estrategiasde los discursos e imgenes que han traducido lasnociones ms difundidas del nuevo paquete urba-no de las ciudades-modelo, como el desarrollo sus-tentable, la modernizacin tecnolgica y producti-va, la calidad de vida, equidad y eficiencia en la pla-nificacin, operaciones pblico-privadas,multiculturalismo, memoria urbana, renovacin dereas, medio ambiente equilibrado, gobernanza yparticipacin ciudadana.

    Ante este expresivo conjunto articulado de apa-rentes virtudes, hay mculas no siempre reflejadasy necesariamente en espera de que sean descubier-tas- que persisten en interpelar a los modelos: el pa-raso utpico de la ciudad virtual puede revelarsecomo una mscara para la especulacin financiera ypara los grandes emprendimientos inmobiliarios; elestimulado civismo urbano puede encubrir el des-precio por la participacin substantiva del ciudada-no; la retrica del multiculturalismo tiende a trans-formar el otro en una simple imagen, vaca de con-tenido; y finalmente, la construccin de la ciudadsustentable puede ser la ltima versin de una ret-rica apenas adjetivada, condicionada por un modelopoltico de exportacin.

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