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1 Ciudades Latinoamericanas Manuel Angel Rodriguez Jorge Prospero Roze

Ciudades Latinoamericanas I

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Ciudades Latinoamericanas

Manuel Angel Rodriguez

Jorge Prospero Roze

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Prologo

Dr. Jorge Próspero Roze

Dr. Manuel Angel Rodriguez

Este libro compila un conjunto de trabajos presentados en el XXII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, presentados en la Comisión "Ciudades Latinoamericanas, servicios Urbanos y Pobreza" que se desarrolló entre 12 y el 17 de octubre de 1999.

Quienes hicimos la propuesta y coordinamos la Comisión, entendíamos que en el ámbito de las ciencias sociales las transformaciones en lo urbano, particularmente en nuestras ciudades latinoamericanas nos planteaba un conjunto de interrogantes que solo el concurso de los expertos trabajando en el tema -en el intercambio y la discusión-, podría constituir un inicio de diagnóstico y nuevas reflexiones para enfrentar los problemas.

Partimos de la premisa que esos procesos de cambio son solidarios con las transformaciones en el modo de acumulación, particularmente aquellas operadas en el ámbito de la producción con el pasaje del denominado "fordismo" a la denominada "acumulación flexible".

Las grandes líneas de transformación de las ciudades produjeron y producen una nutrida literatura proveniente de investigadores del hemisferio norte, en particular de las naciones de capitalismo avanzado, donde las transformaciones al interior de nuestras ciudades latinoamericanas resulta un saldo pendiente.

También fueron premisa las transformaciones al interior de nuestras naciones, particularmente del aparato del estado donde una de sus precondiciones, las privatizaciones de las empresas públicas y los servicios, constituyen un importante factor en la determinación de las condiciones de vida de los habitantes de nuestras ciudades. Finalmente, nuestras ciudades latinoamericanas son expresión palpable de la pauperización creciente de nuevos segmentos de población, al punto de que el análisis de la pobreza en el presente abarca diferentes categorías a los efectos de la medición de sus consecuencias.

Este marco nos llevó a plantear los alcances de la Comisión en su denominación: Ciudades Latinoamericanas, Servicios Urbanos y Pobreza

La respuesta de los investigadores fue la presentación de casi 30 ponencias, de las que se expusieron 22 los días de sesiones.

Quienes compilamos esta publicación elegimos los trabajos relevantes en orden de aspectos particulares al tema de la Comisión.

Iniciamos con lo que hemos denominado Políticas y Acciones con tres trabajos que nos plantean, el primero las relaciones entre la participación política y la pobreza en pequeños municipios, particularizado al caso mexicano donde se muestra la relación inversa entre ambos elementos, a mayor pobreza, la política adquiere caracteres crecientemente heterónomos. El trabajo siguiente analiza las condiciones de liderazgo barrial a través de un caso paradigmático en una villa del cinturón urbano de la Provincia de Buenos Aires. Finalmente, acciones derivadas

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de las condiciones de propiedad de la tierra urbana constituyen el tercer trabajo cuyo componente empírico lo constituye la ciudad argentina de Mar del Plata.

Una segunda línea de trabajos refiere a los aspectos metodológicos de medición de la pobreza. Dos trabajos que se complementa en tanto uno refiere a una nueva propuesta vinculada con los aspectos cuantitativos del análisis multivariado de la pobreza urbana, en tanto el otro profundiza en aspectos teóricos dominantemente cualitativos.

Un ámbito de singular interés lo constituyen los Programas Sociales y Servicios Urbanos. En relación con los servicios urbanos, se analiza la gravedad extrema de Rio de Janeiro donde se transparenta la situación de escasez de servicios urbanos en relación con la pobreza. El caso del Agua en México, dio lugar a un importante trabajo acerca de si el recurso constituye un bien colectivo o un servicio urbano, a partir de las tendencias a la privatización de la provisión de agua, que convierten la convierten en una mercancía.

Respecto de los Programas Sociales, un trabajo acerca del programa de provisión de un vaso de leche a los niños, presente en la casi totalidad de nuestros países latinoamericanos con distinta nominación, es presentado para el caso de Zulia, en Venezuela, cuya existencia se extiende por mas de cuatro décadas. El otro trabajo, plantea cómo, por detrás de las políticas asistencialistas del estado, una consecuencia evidente es la consolidación de las desigualdades.

Tres trabajos se ocupan de la temática de los Movimientos sociales. Se consideraron las Tomas de tierras urbanas en Resistencia, ciudad intermedia de Argentina, la Lucha por la vivienda de los desalojados del barrio porteño de La Boca y los conflictos derivados del uso del espacio urbano en nuevas prácticas laborales, en particular los vendedores ambulantes de la ciudad de Santiago del Estero, Argentina.

Finalmente en una escala mas global del análisis, se reflexionó acerca de la ciudad actual, producto de las transformaciones globales. Dos trabajos se concentran en los que denominaron la "morfología social espacial de ajuste"; la suburbanización intramuros y la reflexión acerca de lo que denominan "la ciudad cerrada". Un tercer trabajo analiza los aspectos latinoamericanos de la "Ciudad Postmoderna" a través de la estética de la injusticia. Finalmente se cierra con una reflexión acerca del nuevo orden de las ciudades, centrándose en los aspectos disciplinarios y amenazantes de la dinámica del poder.

El cierre de las sesiones llevaron al conjunto a elaborar una serie de conclusiones como expresión de los científicos sociales acerca de la problemática de las ciudades latinoamericanas, los servicios urbanos y la pobreza.

En ellas se señala:

1. como diagnóstico general los investigadores allí reunidos, coincidimos que las políticas neoliberales aplicadas a distintos ámbitos de lo urbano, no hacen sino empeorar las condiciones de vida de los habitantes de nuestras ciudades latinoamericanas, y particularmente la de los sectores mas pobres.

2. Por ello, consideramos un imperativo moral el apoyo a todos los movimientos que tiendan a revertir estas condiciones de polarización que agrandan la brecha entre pobres cada vez mas pobres y concentración de riqueza.

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3. Como cientístas sociales encontramos que en las condiciones actuales se hace imprescindible orientar nuestra acción a rescatar experiencias y prácticas ligadas a nuevas organizaciones surgidas del ámbito social y a nuevas identidades emergentes de estos procesos. En la acción con las comunidades recomendamos investigar las posibilidades que, dentro del marco de la legalidad hacen posibles soluciones legítimas a problemas aparentemente irresolubles como la propiedad de la tierra.

4. Encontramos como instrumentos adecuados la multiplicidad de movimientos sociales orientados a revertir cada uno de los procesos que atentan contra las condiciones de vida y la dignidad de los habitantes de nuestras ciudades.

5. Finalmente, proponemos como tarea inmediata y permanente el ejercicio de la desobediencia a toda orden que implique algún rasgo de inhumanidad.

En mérito de la Comisión, queremos señalar que al momento de incorporar una pauta de orientación de la ética de la profesión del investigador social en la declaración final del Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, se aceptó la sugerencia contenida en el último párrafo.

Mencionarlo y difundirlo para el conocimiento y por que no la adopción de los lectores, creemos que, junto con los trabajos es el mejor aporte que podemos brindar como aporte a la sociedad del XXII Congreso de ALAS.

LOS PARTICIPANTES EN LA ASAMBLEA DEL XXII CONGRESO DE LA

ASOCIACIÓN LATINOAMERICANA DE SOCIOLOGÍA ASPIRAMOS A INCORPORAR

EN NUESTRO QUEHACER LEGADOS ÉTICOS E INTELECTUALES COMO LOS DE

LUIS EMILIO RECABARREN Y SALVADOR ALLENDE, Y EXPRESAMOS POR

UNANIMIDAD QUE, EN EL EJERCICIO ÉTICO DE NUESTRA PROFESIÓN, LOS

CIENTÍFICOS SOCIALES NO PUEDEN LIMITARSE A LA REALIZACIÓN DE UN

DIAGNÓSTICO DE SUS SOCIEDADES, SIN CONOCER Y ENFRENTAR LAS

MÚLTIPLES DIMENSIONES EN QUE SE EJERCE DE MANERA INHUMANA Y

ARBITRARIA EL MONOPOLIO LEGAL DE LA VIOLENCIA EN NUESTRO CONTINENTE. POSTULAMOS ASÍ LA URGENCIA DE COLABORAR EN LA CONSTRUCCIÓN DE UN

JUICIO MORAL QUE HAGA POSIBLE LA RUPTURA CON LAS FORMAS DE

OBEDIENCIA ACRÍTICA A LA AUTORIDAD, HACIENDO OBSERVABLE Y

PROMOVIENDO LA DESOBEDIENCIA DEBIDA A TODA ORDEN DE INHUMANIDAD.

Resistencia / Argentina Guerrero / México diciembre de 1999

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PRESENTACIÓN Es para mi motivo de satisfacción el presentar como una de las publicaciones de

la Universidad Autónoma de Guerrero el libro CIUDADES

LATINOAMERICANAS, SERVICIOS URBANOS Y POBREZA. El mismo aborda

dos problemáticas que toca a todos los países del hemisferio pero en especial a la

región latinoamericana: los servicios urbanos y la pobreza. No es fortuito

entonces que los trabajos sean el producto de la discusión seria y profunda

sostenida en el XXl Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología

celebrado en Santiago de Chile. En el mismo encontramos la más amplia

diversidad de enfoques no solo en el abordaje de la problemática de la pobreza

sino también de sus soluciones. Por otro lado abordan la problemática de los

servicios y la vivienda que aparejado con el tema anterior son los dos aspectos

más relevantes en la problemática latinoamericana. Falta de vivienda, escasez de

agua y terrenos irregulares en su tenencia de la propiedad son parte del paisaje

cotidiano de nuestro continente y que aquí son tratados por especialistas de

manera adecuada y pertinente.

Un aspecto importante de este libro no solo es que quienes abordan los temas

son investigadores que conocen las problemáticas de primera mano sino que la

pertenencia de estos a los países abordados los convierte en investigadores

participantes.

Con este libro la Universidad Autónoma de Guerrero pretende contribuir al debate

y que el mismo sirva como el inicio para esta discusión dentro de nuestra Casa de

Estudios. Que podamos aprehender estas experiencias y conocimientos para

contribuir a la búsqueda de las soluciones de estos problemas tanto en nuestro

estado como en el país es nuestro reto.

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Indice A. POBRES Y POBREZA Política y acciones 1. Procesos Electorales Y Pobreza: El Caso De Los Municipios Rurales En México

Manuel Angel Rodriguez - Maestría en Ciencias Sociales - Universidad Autónoma de Guerrero 12 páginas

2. La Marginalidad Urbana y su relación con la Praxis Política Hegemónica. Una mirada

interdisciplinaria Romina Julia Nogués - Universidad de Buenos Aires 11 páginas

3 De las estrategias familiares de vida a la reforma urbana en una ciudad intermedia

argentina Ana Estela Nuñez - Universidad de Mar del Plata - Argentina 32 páginas

Metodologías 4 EXCLUSIÓN SOCIAL EN ARGENTINA. presentación de un esquema de análisis

multivariado, aplicado al caso del conurbano bonaerense para el período 1991-1998 Panigo, Demian Tupac - Universidad Nacional de la Plata Andrea Lorenzetti - Universidad de Buenos Aires 24 páginas

5 Reflexiones Teorico-Metodológicas En Torno Al Análisis De La Pobreza. Alicia B. Gutiérrez 15 páginas Programas sociales y servicios 6 Servicios Urbanos y Pobreza en Rio de Janeiro: una cuestión a tratarse.

Drª Silene de Moraes Freire -UERJ/Brasil 7 páginas 7. EL AGUA, ¿SERVICIO URBANO O BIEN COLECTIVO?

Ana Helena Treviño. - Instituto Mexicano de Tecnología del Agua - Jiutepec - Morelos - Mexico 11 páginas

8. LA ATENCIÓN DE LA POBREZA EN VENEZUELA: ausencias en el diseño de programas Neritza Alvarado Chacín - Institución: Universidad del Zulia. Venezuela 9. Programas Sociales. Generación Y Consolidación De Desigualdades.

Ana Rosa Pratesi - Diana Andrea Sotelo - Instituto de Ciencias Sociales . InCiSo.../Psicología Social y Comunitaria. - Universidad Nacional del Nordeste - Chaco - Argentina 10 páginas

Movimientos sociales 10 Procesos de ocupación de Tierra Urbana en Resistencia, Chaco, Argentino

María Andrea Benitez. (UNNE. Chaco. Argentina) 17 páginas 11 La lucha por la vivienda en los sectores populares: el caso de la Comisión de

Desalojados de La Boca, 1996-1998. Alejandra Ríos - Universidad de Buenos Aires - Luciana Andreone - Universidad de Buenos Aires 12 páginas

12 El espacio urbano como escenario de nuevas prácticas laborales. Conflictos y

derivaciones. Natividad Nassif - Universidad Nacional de Santiago del Estero. 19 páginas

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Silvana Passeri - Universidad Nacional de Santiago del Estero. Ramön Díaz - Universidad Nacional de Santiago del Estero. LA CIUDAD CONTEMPORANEA 13 La morfología social espacial del ajuste: reflexiones sobre la suburbanización

intramuros en el marco de una ciudad pauperizada. María Cecilia Arizaga - Instituto Gino Germani .Facultad de Ciencias Sociales UBA Buenos Aires 12 páginas

14 ¿Hacia la ciudad cerrada?

Maximiliano A. Velázquez - Dhan Sebastián Zunino Singh Universidad de Buenos Aires 14 páginas

15 La ciudad posmoderna y la estética de la injusticia en Latinoamérica

Celia Guevara 7 páginas 16 El orden de las ciudades: sujetos disciplinados y amenazados o juntos "parar el

tránsito" Dr. Jorge Próspero Roze 18 páginas

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POBRES Y POBREZA

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PROCESOS ELECTORALES Y POBREZA. EL CASO DE LOS MUNICIPIOS RURALES EN MEXICO

Manuel Angel Rodriguez

Introducción.

En las últimas décadas en México se han presentado reformas económicas de gran envergadura. De hecho el Estado está embarcado en una redefinición radical de sus responsabilidades y de la naturaleza de su intervención dentro de la economía, pero al mismo tiempo los gobiernos han mantenido su compromiso de mejorar el bienestar de la población1. Distintos planes y programas se han elaborado e instrumentado para aliviar las precarias condiciones de vida de un considerable sector de la población del país; según cifras del Consejo Consultivo del Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL) en 1987 la población en situación general de pobreza representaba el 50. 9% del total nacional2.

Sin embargo, con datos más recientes (1999) el porcentaje ha aumentado significativamente, es decir, "... de acuerdo con los datos que administra el programa de Educación, Salud y Alimentación: PROGRESA, el total de pobres extremos en el país alcanza 4.5 millones de familias, o sea, unas 26 millones de personas, casi 27% de la población, más otro tanto igual de mexicanos que presentan signos evidentes de pobreza relativa"3. En otras palabras, la pobreza en México a alcanzado un porcentaje aproximadamente de 54% de la población total.

Quizá la expresión más evidente de este agravamiento social lo sea la precaria situación en la

que viven la mayoría de los mexicanos que habitan en la región sudeste de la República Mexicana,

en donde se han suscitado varios brotes sociales que expresan esta crítica situación.

En este trabajo presentamos una serie de elementos que ilustran sobre los bajos niveles de bienestar que persisten en el territorio mexicano, especialmente en el estado de Guerrero, tratando

de encontrar y explicar una posible relación entre pobreza y procesos electorales. En

consecuencia la sección uno presenta un panorama general sobre la pobreza en México; la

sección dos da cuenta del contexto nacional en el que se encuentra el estado de Guerrero, mientras

que en la sección tres se analiza la relación entre elecciones y pobreza en esta región.

Pobreza en México.

“El tema de la pobreza en México es uno de los asuntos que más se han venido

discutiendo durante los últimos años, la profundización de este problema y su extensión

hacia nuevos grupos sociales lo ha vuelto a ubicar en la agenda pública del país” 4. Los

1Vélez, F. La pobreza en México. Causas y políticas para combatirla. ITAM. El Trimestre Económico, F.C.E. México, 1994. P. 15. 2Ibid., p. 7. 3 EL FINANCIERO, "La pobreza a prueba de programas sexenales" Análisis; 2 de junio de 1999. Pág. 3A 4Osorio Salgado I. ¿Erradicación o radiación de la pobreza? PRONASOL y territorio en el estado de Guerrero. Universidad Autónoma de Guerrero. México, 1995. Pág. 21.

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cálculos oficiales, hasta 1992, catalogaron a 40.3 millones de mexicanos como pobres y

a 17.3 millones como extremadamente pobres.

La pobreza en México tiene rasgos y tendencias similares a los que constituyen la media en América Latina: sigue siendo predominantemente rural y afecta particularmente a mujeres, niños y al mundo indígena... Con tendencias un poco menos dramáticas que en el campo, las ciudades ofrecieron cuotas significativas de “marginalidad” y pobreza, producto del propio proceso de modernización y crecimiento 5.

Por otra parte desde la crisis de 1994 en el mercado laboral se ha presentado un fuerte retroceso que se manifiesta en la escasa generación de empleos en los sectores más dinámicos que aunado "al bajo crecimiento de la economía han determinado, al menos en los últimos nueve años, que el volumen generado de empleos permanentes haya absorbido un promedio anual de 316 mil plazas, contra una necesidad efectiva que resulta ser tres veces mayor que la atendida"6.

En cuanto a los ingresos percibidos por la población trabajadora, en México, durante las últimas dos décadas, se ha ampliado la brecha entre las remuneraciones de mayor y menor productividad7. Además "el ingreso medio por habitante en la década que termina resulta ser, en términos reales, 7.6 por ciento inferior al promedio obtenido en la década de los ochenta y apenas 4.6% superior al ingreso de los años ochenta"8

El problema de la pobreza en México alcanza pues dimensiones de desastre. En 1989, el Consejo Consultivo del Pronasol reconocía que de “no llevarse a cabo una política deliberada de redistribución del ingreso” con una tasa sostenida de la economía de 3%, el 10% de los hogares del país - los más pobres entre los pobres – tendrían que esperar 64 años para alcanzar satisfacer sus necesidades esenciales.

Situación Económico – Social en Guerrero

Dentro de la información con la que se ha documentado las dimensiones que va adquiriendo el problema, los aspectos que abordan la distribución de la población pobre en el territorio nacional dan cuenta de su concentración en ciertos espacios, se habla

5 Entre 1982 y 1991 los salarios pagados a los obreros de la industria manufacturera perdieron 36% de su poder de compra; los sueldos de los empleados de la misma rama disminuyeron en 22% y las prestaciones sociales en 23%Vázquez Rangel G. Y Ramírez López, J. (Coor.) Marginación y pobreza en México. Ed. Ariel Divulgación. México, 1995. Pág. 9 – 11. Otro análisis sobre la pobreza en México señala que aproximadamente 60% de la población se puede clasificarse como pobre Además se estima que entre 20 y 25% del total vive en condiciones de pobreza extrema, y que del 35 a 40% restantes son pobres, aunque no en extremo. (Hernández – Laos, 1989 a, pág. 29) 6 EL FINANCIERO, "La pobreza a prueba de programas sexenales" Análisis; 2 de junio de 1999. Pág. 3A 7 Un ejemplo de ello viene a ser el caso de las maquiladoras y de la industria de exportación en comparación a las actividades orientadas al mercado interno. 8 EL FINANCIERO, "La pobreza a prueba de programas sexenales" Análisis; 2 de junio de 1999. Pág. 3A

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especialmente de la existencia de una “región de extrema pobreza en la que se incluye (junto a los estados de Chiapas, Oaxaca e Hidalgo) el estado de Guerrero

Que Guerrero sea una de las entidades más pobres de México no es una novedad, la existencia de la pobreza en este territorio no es nueva, por el contrario continua a lo largo del tiempo y ha afectado a generaciones enteras de guerrerenses9.

Los resultados que ofrece el diagnóstico de los noventa ha hecho evidente que en Guerrero la pobreza no solo se ha mantenido sino que creció y se agudizó efectando de manera extrema a casi el 70% de su actual población10. A continuación presentamos una serie de elementos que ilustran sobre la situación económica y social en la que vive la población del estado.

Población

Hasta 1990 en Guerrero vivían aproximadamente 2.6 millones de mexicanos; los cuales habitaban en localidades menores a 5 mil habitantes con una densidad de población de 38.6 habitantes por Km2. El Conteo de Población y Vivienda de 1995 registró para el 5 de noviembre una población de 2.9 millones, lo cual representó un aumento de 11.3% con relación a 1990 y la mayor parte de esta población residía aún en localidades menores a los 2,500 habitantes (45.3%).

La estructura por edad y sexo denotó que la población en la entidad puede considerarse como joven, dado que los habitantes con menos de 15 años representaron el 40.3% y de los 65 años en adelante alcanzaron el 4.4 por ciento.

Educación

Para este mismo año (1995), 75.3% de la población entre 6 y 14 años de edad sabía leer y escribir; los porcentajes más altos se concentran entre los 11 y 14 años, donde más del 90% tenía esta aptitud y el porcentaje más bajo correspondió a la edad de 6 años con 23.5 por

ciento. Sin embargo al comparar la proporción de la población de 6 a 14 años que sabía leer y escribir en 1995 con la de 1990, se observa un decremento de 4.9 puntos porcentuales.

En contraste en la población de 15 años y más el alfabetismo continúo con una tendencia ascendente, pues de 73% registrado en 1990, éste sube a 76% en 1995. Consecuentemente el porcentaje de analfabetas disminuyó de 26.8 a 23.9% entre 1990 y 1995, pero éste es todavía

un porcentaje elevado.

Características Económicas

En la entidad, 51.2% de la población de 12 años y más que participa en la producción de bienes y servicios es económicamente activa (PEA). Los datos del Conteo 1995 muestran que 99.2% de la PEA estaba ocupada en el periodo de referencia, así en 1995 más de la

9 Osorio Salgado I. ¿Erradicación o radiación de la pobreza? PRONASOL y territorio en el estado de Guerrero. Universidad Autónoma de Guerrero. México, 1995. Pág. 21 y 22. 10 Osorio Salgado I. Ibid. Pág. 21 y 22.

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mitad de los ocupados eran trabajadores agropecuarios e industriales, ya que en conjunto concentran el 56% de la población ocupada.

En cuanto al comportamiento de estos grupos respecto a 1990, destaca que la proporción de los trabajadores agrícolas se incrementó 5.1 puntos porcentuales, mientras que la correspondiente a los trabajadores en la industria disminuyó 4.4 puntos. Por su parte el grupo de comerciantes y trabajadores ambulantes aumentaron su participación al pasar de 9.6% en 1990 a 12.4% en 1995.

La distribución de los ocupados según el trabajo que desempeñaban en 1995, muestra que 36.9% es trabajador por cuenta propia y 35.2% son empleados u obreros. Por su parte los trabajadores familiares sin pago registraron el mayor incremento al subir de 4.1 a 15.4%.

Los resultados del Conteo denotaron que 76% de la población ocupada trabajó desde 35 o más horas a la semana, en tanto que sólo 22% trabajó menos de 35 horas. Ahora bien, Si a la población desocupada se le agrega la ocupada que trabajó menos de 35 horas, se obtiene que el 22.6% de la PEA experimentó una situación de ocupación parcial y desocupación11.

En cuanto a los ingresos que recibió la población ocupada, 21.8% obtuvo menos de un salario mínimo y aquellos que no recibieron ingresos representaron el 28.2 por ciento.

La proporción de ocupados que percibieron de 1 a 2 salarios mínimos fue de 24.1% en tanto que aquellos ocupados con ingresos superiores a 5 salarios mínimos ascienden a 4.6 por ciento12.

Si a la población desocupada se le agrega aquella que recibe un ingreso insuficiente se tiene que 22.4% de la PEA en la entidad carece de empleo o está ocupada a cambio de un ingreso inferior a un salario mínimo13.

Vivienda

Al 5 de noviembre de 1995 existían en la entidad 589 mil viviendas particulares en las cuales habitaban en promedio 4.9 personas por vivienda. 56.4% de las viviendas fueron construidas

con materiales predominantes ligeros, naturales y precarios, mientras que 43.6% corresponden a las construidas con materiales sólidos. Igualmente en el 73.3% de las

viviendas en los techos predominan los materiales ligeros, naturales y precarios. El 52.3% de las viviendas tienen piso de cemento y el 39.2% de tierra y 8.5 de madera, mosaico u otro

recubrimiento.

11 Este indicador corresponde a la tasa de ocupación parcial y desocupación (TOPD) que produce la Encuesta Nacional de Empleo Urbano (E.N.E.U.). El cual se define como la proporción de ocupados que trabajan en la semana de referencia menos de 35 horas, mas los desocupados respecto a la PEA. 12 6.29 dólares diarios expresan de uno a dos salarios mínimos mientras que, cinco salarios mínimos son: 15.75 dólares. Cifras sólo válidas para 1995. En la actualidad el salario mínimo son 3.59 dólares aproximadamente. 13 Este indicador corresponde a la tasa de ocupación parcial y desocupación (TIID) que produce la Encuesta Nacional de Empleo Urbano (E.N.E.U.). El cual se define como la proporción de ocupados que reciben menos de un salario mínimo más los desocupados respecto a la PEA.

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Lengua Indígena

Finalmente en la entidad, la población de 5 años y más que habla alguna lengua indígena asciende a 319 mil personas, lo que representa 12.7% de la población en ese grupo de edad y de 1990 a 1995 hubo un incremento de 21 175 hablantes, es decir, esta población creció a una tasa promedio anual de 1.2%.

Un indicador de predominio cultural indígena es el porcentaje de población que habla lengua indígena; si este es superior a 70%, diversos organismos consideran indígena a la zona. En la entidad que nos ocupa 12 municipios de los 76, cumplen estos requisitos.

En Guerrero, poco más de 100 mil personas se comunican en lengua indígena y representa el 31.3% de la población hablante. Si se compara esta cifra con la registrada en 1990, se aprecia que la proporción de la población monolingüe ha aumentado 2.4 puntos porcentuales.

En el último proceso electoral para elegir gobernador en el estado de Guerrero triunfó el Partido Revolucionario Institucional (PRI), siendo ésta la más competida de las elecciones que se tiene memoria. Es preciso señalar, antes de entrar en materia, que ha sido Guerrero el primer estado donde los dos partidos de mayor simpatía en el estado y el país se vieron precisados a someter a la decisión de sus simpatizantes la selección de su candidato a gobernador. Con toda la cauda de problemas posteriores cuyo origen en muchos casos lo fue la falta de confianza en el proceso interno producto de nuestra práctica política pasada. Sin embargo, esto no fue motivo para que los equipos triunfadores en esa primera etapa no iniciaran una campaña vigorosa en la búsqueda del triunfo definitivo. Como resultado hubo una afluencia de votantes que rebasó toda expectativa teniendo como parámetro que la votación obtenida tanto del PRI como del Partido de la Revolución Democrática (PRD) representa más del 100 % de la votación total obtenida por los 13 partidos participantes en la elección de 1993. En números absolutos el listado nominal se incrementó en 527,087 posibles electores lo que equivale al 147 % de todos los electores efectivos en la anterior elección de gobernador. Este inusitado incremento en la participación tiene varias lecturas pero aquí señalaremos aquellas que nos parecen más relevantes: confianza en el Consejo Estatal Electoral, responsable de la conducción del proceso electoral, un genuino deseo de cambio de la sociedad guerrerense y la alta competitividad de los dos partidos principales tanto dentro como fuera de la entidad.

Sin embargo, ante este panorama de incrementos dos partidos vieron mermar sus simpatizantes: el PRI y el Partido Acción Nacional (PAN). Consecuencia de esto lo es el triunfo tan apretado que obtuvo el partido de gobierno en la elección del pasado 7 de febrero en nuestro estado. Siendo la elección más cerrada que para gubernatura alguna halla logrado el Revolucionario Institucional. La escasa diferencia obtenida y el retroceso electoral que se refleja en la votación deben ser digna de reflexión por parte del partido gobernante. Sobre todo que dentro de pocos meses se celebraran elecciones para presidentes municipales y diputados estatales donde de repetirse esta misma votación el PRD obtendría 12 diputaciones uninominales y el PRI 16. Si observamos los 28 distritos en que se divide el estado para efectos electorales estatales encontramos que es en los siete distritos de Acapulco donde el PRI no solo los pierde todos sino que obtiene su más

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baja votación destacándose negativamente los distritos 4, 16 y 25 donde obtiene alrededor del 36 % de la preferencia electoral.

De igual manera si observamos la elección a través de las regiones es en el Puerto donde obtiene la más baja votación con el 40 % de preferencias. En el caso del PRD es en el distrito 2 correspondiente a Chilapa de Alvarez donde obtiene su más baja votación con un 29.55 % y en términos regionales es en la Centro donde logra menos preferencias con un 38.5 %.

DIFERENCIA EN LAS ELECCIONES DE GOBERNADOR 1993 – 1999

REGIONES

PAN 93

PAN 99

DIF. PRI 93

PRI 99

DIF PRD 93

PRD 99

DIF

TIERRA CALIENTE

0.5 0.7 0.2 59.0 54.0 -5.0 38.8 45.0 6.2

NORTE 4.3 3.9 -0.4 62.8 52.5 -10.3 27.9 42.9 15.0

CENTRO 1.4 1.0 -0.4 69.0 59.0 -10.0 20.0 38.5 18.5

MONTAÑA 0.9 1.2 0.3 67.0 51.6 -15.4 24.0 46.0 22.0

COSTA GRANDE

0.8 0.9 0.1 55.0 51.0 -4.0 41.0 47.0 6.0

COSTA CHICA 0.8 1.2 0.4 70.0 51.8 -18.2 21.0 46.0 25.0

ACAPULCO 6.9 1.7 -5.2 61.5 40.0 -21.5 21.3 57.0 35.7

Fuente: Este cuadro fue realizado con los resultados electorales emitidos por la Comisión Estatal Electoral.

Como podemos observar el PRI tuvo un retroceso en las simpatías electorales en todas las regiones de Guerrero fluctuando estas entre el 4 % de la Costa Grande y el 21.5 de Acapulco. Por el otro lado encontramos un incremento del PRD que fluctúa entre el 6 % de la Costa Grande y el 37.7 % de Acapulco.

El PRD tuvo un retroceso en los ayuntamientos en que triunfó en 1996, elección para presidentes municipales, descendiendo de 19 triunfos a 16. Aún así en estos residen el 43 % de la población del estado. En términos socio económicos en estos se encuentran el 68.29 % de los que reciben menos de dos salarios mínimos; el 68.52 % de las localidades de menos de cinco mil habitantes y el 68.52 de los analfabetas mayores de 15 años en el estado.

Entonces, por qué el PRD no logró el triunfo? Ajustándonos a una explicación de los resultados electorales oficiales y sin menospreciar ni descartar otras explicaciones, como puede ser la compra de votos, reparto de bienes tanto económico como en especie que deben ser documentados adecuadamente, el PRD no logró remontar la diferencia obtenida por el PRI en 1993 a pesar del descenso que tuvo en 1999. Pondremos como ejemplo la región de Acapulco donde el PRD logró triunfar en los siete distritos.

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REGIONES PAN 93

PAN 99

DIF PRI 93

PRI 99

DIF PRD 93

PRD 99

DIF

ACAPULCO 6.9 1.7 -5.2 61.5 40.0 -21.5 21.3 57.0 35.7

El PRI obtuvo una ventaja sobre el PRD en 1993 del 40.2 %. El tricolor tuvo un descenso electoral el 7 de febrero respecto al 1993 de 21.5 %. Con este decremento el PRD necesitaba incrementar su votación frente al PRI en un 18.7 % para igualarlo. Tuvo un incremento del 35.7 % obteniendo un triunfo sobre el otrora imbatible del 17 %. Mientras en 1993 el PRI logra tener diferencias regionales de hasta el 49 % la diferencia mayor en 1999 fue de 20.5%. Sin embargo el de la Revolución Democrática no logró remontar significativamente la diferencia frente a su principal opositor.

FUENTE: Los datos fueron tomados de los resultados electorales emitidos por la Comisión Electoral Estatal del Estado de Guerrero y C.O.N.A.P.O.

Por otro lado como se puede observar el PRI obtiene mejor votación en aquellas regiones de mayor grado de marginación. Tanto en la elección de gobernador de 1993 como en la última de febrero de este año el PRI obtiene en la región de la Montaña su mejor votación. Así mismo obtiene su votación más baja en Acapulco región donde el nivel de marginación se señala como baja. Este comportamiento electoral lo puede explicar las condiciones clientelares y en ocasiones caciquiles a que son sometidos los habitantes de estas regiones. Como se puede observar el 71.43 % de las regiones del estado de Guerrero están consideradas como de ALTA y MUY ALTA marginalidad. Las condiciones socio-económicas que los mantienen en esa condición (analfabetismo, hacinamiento familiar, bajo ingreso económico o desempleo, localidades pequeñas y sin servicios básicos (agua, electricidad, drenaje), etc.) los hacen fácil presa de la coacción y la amenaza para que depositen su voto en determinado sentido. La urgente necesidad de apoyos gubernamentales, (tortibonos, abono y semilla para la siembra, laminas de cartón para su vivienda, agua para sus cultivos, etc.) no les permiten emitir un voto verdaderamente libre.

REGIONES GRADO DE

MARGINACIÓN GOBERNADOR

1993 GOBERNADOR

1999

MONTAÑA MUY ALTA 67.0 51.6

COSTA GRANDE ALTA 70.0 51.8

CENTRO ALTA 69.0 59.0

NORTE ALTA 62.8 52.5

TIERRA CALIENTE ALTA 59.0 54

COSTA CHICA MEDIA 55.0 51.0

ACAPULCO BAJA 61.5 40

17

Sobre sus cabezas pende la espada del retiro de estos apoyos en caso de votar por un partido diferente al que sostienen las oficinas gubernamentales que les proveen de los paliativos para su supervivencia.

AYUNTAMIENTOS DONDE EL PRI OBTUVO EL 51 % O MÁS DE LA VOTACIÓN

ELECCIÓN PARA GOBERNADOR

GOBERNADOR

1993

GOBERNADOR

1999

NIVEL DE MARGINALIDAD

NUM

%

NUM

%

MUY ALTA

25

32.89

9

11.84

ALTA

26

34.21

16

21.05

Como se puede observar los ayuntamientos donde el PRI obtuvo el 51 % o más de la votación ha disminuido tomando como punto de referencia la elección para gobernador de 1993. Entre los municipios de ALTA marginalidad perdió el 13.16 % de los que obtenía más de la mitad de la votación. Pero su mayor descenso lo sufrió entre los de MUY ALTA marginalidad donde perdió el 21 %. De haber obtenido el 51 % o más de la votación en el 68 % de los ayuntamientos guerrerenses en 1993 descendió al 33 % en 1999.

Sin embargo, a pesar de lo anteriormente expuesto el PRD, principal partido opositor, ha logrado avanzar en las preferencias electorales logrando un bipartidismo y competitividad importante.

18

COMPETITIVIDAD Y BIPARTIDISMO EN GUERRERO

1993 - 1999.

GOBERNADOR

1993

GOBERNADOR

1999

VARIABLES

NUM

%

NUM

%

COMPETITIVIDAD

0

0

0

0

ALTA COMPETITIVIDAD

10

13.33

32

42.10

BAJA COMPETITIVIDAD

2

2.60

8

10.53

PARTIDO ÚNICO

2

2.66

0

0

GOBIERNO EN MINORÍA

4

5.33

13

17.10

FUENTE: Los datos fueron tomados de los resultados electorales emitidos por la Comisión Electoral Estatal del Estado de Guerrero y C.O.N.A.P.O.

Como se puede observar en ninguno de los ayuntamientos de Guerrero hubo competitividad14 en las elecciones para gobernador celebradas en 1993 y 1999. Encontramos que lo que hemos denominado Alta Competitividad15 sufrió un incremento del 320 % entre la primera y la segunda elección para gobernador antes señalada. De igual manera la Baja Competitividad16 sufrió un incremento de 300%. Aquellos ayuntamientos que habíamos señalados como Partido Único17 desaparecieron del espectro político guerrerense en las elecciones de febrero de 1999. Por último pero no menos importante encontramos que los gobiernos de minoría18 que de manera incipiente se observaron en la elección de gobernador de 1993 se triplicaron para las celebradas en el presente año.

Como es notorio en Guerrero existe un bipartidismo muy claro entre el PRI y el PRD que ha permitido el que se incremente la competitividad entre estos dos partidos políticos.

14 Cuando en la cantidad de votos recibida por dos o más partidos no existe una diferencia mayor al 10 % de la votación válida depositada. 15 Cuando en la de votos recibida por dos partidos no existe una diferencia mayor al 10 % y entre ellos acumulan el 90 % o más de la votación válida depositada. 16 Cuando en la cantidad de votos recibida por dos partidos no existe una diferencia mayor al 20 % y entre ellos acumulan el 90 % o más de la votación valida depositada. 17 Uno de los partidos participantes en el proceso electoral obtiene 90 % o más de la votación valida depositada. 18 Cuando uno de los partidos participantes en el proceso electoral triunfa pero no recibe más del 50 % de la votación válida depositada.

19

El PRI no tiene nada que festejar y mucho porque preocuparse. De continuar este proceso ascendente por parte del PRD en el estado el tricolor puede ser gobierno estatal con una mayoría de diputados y presidentes municipales de oposición.

Conclusiones

Es de esperarse que la situación socioeconómica en México, especialmente de los marginados de nuestra sociedad, así como de los grupos organizados que buscan canales de participación, denuncia y propuestas frente al Estado, se haya ido deteriorando cada vez más en los últimos años; deterioro que se manifiesta en los altos grados e índices de marginación.

Las políticas de ajuste y el constante repliegue del estado mexicano en la actividad económica, han provocado un mayor deterioro en la calidad de vida de la población. Dada la gravedad de la circunstancias que mutilan la dignidad personal y colectiva de la sociedad mexicana el tema de los derechos económicos y sociales han ido cobrando mayor importancia en la vida de la sociedad civil mexicana.

Por otra parte, Las condiciones socio - económicas descritas generan relaciones de cacicazgo y clientelismo electoral. Es común escuchar en tiempos electorales en boca de lugareños y partidos políticos de oposición de la compra de credenciales de elector y de votos, de la presión que se ejerce sobre los electores antes y durante el proceso electoral y de la imposición de autoridades gubernamentales entre otras prácticas ilegales. Lo que ocasiona el que se realicen actos de protesta.

Los resultados son patentes y se cuentan por cientos los muertos en defensa del voto y de las autoridades ilegalmente electas siendo los estados de Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Chiapas los estados en que se refleja un alto número de muertos producto de enfrentamientos por causas políticas. Pero en estas localidades no solo se compran votos y conciencias sino que en ocasiones la justicia también tiene un precio. Por esto no nos debe causar asombro la toma de la justicia por propia mano que en tiempos recientes se han dado a conocer.

20

LA MARGINALIDAD URBANA Y SU RELACIÓN CON EL DISCURSO

POLÍTICO HEGEMÓNICO Una mirada interdisciplinaria en torno a la Dirigencia Villera

de Ciudad Oculta

Lic. Romina Julia Nogués

AMÉRICA LATINA EN LOS ‘90

“La electricidad, se interrumpió Y por el apagón se suspendió La tortura de un subversivo

Que hacía un empleado del desgobierno. Y aquel apagón también puso fin

Al sonido de un baladista ruin Cuyo disco disfrazaba los gritos

De víctima y victimario. No más torturas. No abran el hoyo

Se fue la luz. ¡Qué viva el Subdesarrollo! Aquí en el Sub – D; la tierra de Sonia Braga

El que no la hace, la paga De abuelas y dictadores De santos y pecadores.

Aquí, en el Sub – D: el Fin del imperialismo.

La tumba del comunismo. Entre un Fidel y un Somosa.

Y no se arregla la cosa. Del beso y de la tortura.

Del goce y de la amargura Alucinado y furioso

Iluminado y glorioso”.

Ruben Blades

Las venas de América Latina aún continúan abiertas... Pobreza, hambre, suciedad, enfermedad y epidemia, configuran la rueda imparable de la miseria que gira alrededor de nuestra región como un molino de viento. El conocido cantante caribeño, plasma en las estrofas precedentes, las contradicciones reales que la transnacionalización económica implica, en tanto proceso de expansión de la

desigualdad a escala planetaria. Estos países se integran a una fase dominante de crecimiento intensivo global con características históricas específicas, heredadas

de su pasado colonial.

La vigencia de la Democracia Latinoamericana, coincide con la implementación de los programas macroeconómicos de “Ajuste Estructural” sugeridos por el F.M.I y el Banco Mundial. En este sentido, el aumento de la pobreza crítica, la violencia social, económica y política; de la corrupción como hábito impune de un modo de vida y de la degradación biológica y psicosocial de grandes franjas de población, parecieran ser los estigmas de los procesos de la “democratización con ajuste”. Convertida en un sistema aberrante que materializa la derrota del campo popular, se basa en el populismo como forma de consenso; en el terrorismo de Estado como fórmula coactiva en lo cotidiano de las relaciones políticas entre la autoridad y el hombre – masa (cuyo ejercicio provocó

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devastadoras heridas de sociabilidad). “(...) la función histórica y progresivamente perversa del estamento militar en América latina quedará reducida al fantasma útil, difícil de corporeizar...”19

La conjunción de estos factores sociales y culturales recrean un nuevo contexto sociopolítico que facilitó y facilita el avance de los procesos de reestructuración económica característicos del neoliberalismo actual. A pesar que las reformas afectaron, y afectan, a sectores bastante amplios de trabajadores, empresarios y funcionarios públicos, no encontraron en general, una gran resistencia social ni un rechazo político abierto.

La situación social argentina entra junto a América Latina en el torbellino de transformaciones socioculturales, políticas y económicas que presenta este fin de milenio. La aplicación de dichos programas económicos, provocó una aguda caída del ingreso, un aumento del desempleo y subempleo, y una reducción del déficit fiscal obtenida a merced de serias limitaciones en el gasto público destinado a la educación, la salud, el empleo y la vivienda. Es una ardua experiencia en cuyo transcurso los intereses de esas grandes franjas de población son de hecho expulsados del Estado. Un Estado cada vez más impermeable a las demandas sociales con un aparato administrativo dotado de mayor autoridad para neutralizar la reacción de los grupos más perjudicados. La “democratización con ajuste” deja fuera a grandes masas sociales; no se trata de un fenómeno pasajero, friccional, sino de la intensificación de un proceso de marginalización estructural. El Discurso democrático se torna hegemónico; abre el espacio para la participación y las elecciones pero al mismo tiempo el poder económico lo contradice. Dicha contradicción se configura, por lo tanto, desde el discurso de la participación y una realidad de opresión y exclusión. (Jellin; 1995)

La fragmentación social se convierte, entonces, en el campo de cultivo político del neoliberalismo, donde la cotidianeidad de la discusión crítica, el intercambio y la participación política propia de la sociedad civil son sustituidos por el voto individual y aislado y la delegación de los intereses generales, cada cierto número de años, a los gobernantes. La televisión es el medio de comunicación unidireccional entre los políticos y la multitud atomizada, silenciosa y pasiva de los gobernados. Ésta refuerza el poder disciplinador hegemónico que mantiene la sumisión y la unidad de las masas inmovilizadas bajo una serie de representaciones sociales que les impide tomar conciencia crítica de la degradación progresiva de su sistema de vida, y por consiguiente de la distancia real que existe entre éstas y las que se dan en las metrópolis del primer mundo de la sociedad planetaria. Estas representaciones (mediadores ideológicos) son fantasías creíbles a pesar de su falsedad, y funcionales para articular la hegemonía de un discurso, el político, en la medida que orientan conductas sociales, establecen metas y objetivos comunes para el funcionamiento de la sociedad. ( Calello; 1993)

Podríamos esbozar algunas de las fantasías más significativas y cruciales en la liberación del capitalismo salvaje y en la constitución del “país imaginario”:

1- la supuesta transición del autoritarismo a la democracia

2- la gobernabilidad de la democracia restringida desde el pacto social y el olvido del pasado

3- la privatización como clave para el desarrollo y la estigmatización del Estado, como único responsable de la crisis estructural de América latina

19 Calello, Hugo; “Gramsci: entre militares y civiles”, en Gramsci. Memoria y Vigencia de una Pasión Política, Universidad de Los Andes, Consejo de Publicación y Escuela de Filosofía (U.C.V), 1992

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4- el derrumbe del comunismo como eliminación del obstáculo fundamental para generar relaciones de intercambio igualitarias con los países del primer mundo, especialmente con EE. UU.

5- El derrumbe de las dictaduras militares como la eliminación del obstáculo fundamental para la erradicación del Terrorismo de Estado y la violencia económica, social y política

En el ámbito ideológico y en el psicosocial, existen valores y antivalores orientadores de conductas que expresan con coherencia los impulsos del mundo psíquico. Por lo tanto, podemos decir que lo ideológico valorativo, en el marco de lo que se viene afirmando, cristaliza conductas concretas, por ejemplo:

El Vacío ético: el populismo exorciza la no ética, el vacío ético de los dirigentes, su viveza, su inmortalidad, su capacidad para escapar a la normatividad de la justicia. La corrupción ha sido incorporada como valor y objetivo de acción social. Esta eticidad está presente en la diferencia entre las palabras antes del poder, en el poder y después del poder.

La Violencia Política: es un hecho ante el cual resulta fácil habituarse. Esta ahí operando como el máximo organizador de las micro y macro violencias, es decir impidiendo que éstas alcancen un nivel desestabilizante.

El Consenso Rutinario: opera en lo psíquico en la medida que hay un básica aceptación del autoritarismo. El individuo fragmentado es incapaz de reaccionar socialmente dado que su acción está referida a la identificación con la delegación de cualquier tipo de poder posible en un líder (poder de masas). Esta anulación de la subjetividad crítica es la base de la organicidad que converge en el líder, en el cual se proyecta el deseo de ejercer una violencia que “libere” al hombre masa de la violencia a la que es sometido cotidianamente, no solo por la autoridad o su esbirro institucional de turno, sino también por un enemigo casual, azaroso, que puede asaltarlo en la impunidad de un sociedad sin seguridad urbana, ósea diluida en su civilidad.

A raíz de lo afirmado en los párrafos precedentes y desde una perspectiva histórica de mediano plazo, puede decirse que las demandas sociales representadas en movimientos colectivos han cambiado de perfil desde la década del ’70 hasta nuestros días. Tanto el Movimiento Obrero, el Movimiento Villero como el Movimiento Campesino tenían, entonces, proyectos de transformación social total. El Estado estaba en el centro; las estrategias de la toma del poder eran el eje de la discusión. Con el agotamiento del modelo sustitutivo de importaciones y la expansión de los regímenes autoritarios en América Latina, el espacio de los movimientos sociales cambia: la cultura de la cotidianeidad comienza a ser el foco de atención, y solo en el mejor de los casos la afirmación de la identidad colectiva, en el plano simbólico, se combina de manera diversa con los intereses y las demandas específicas en el marco del entorno más próximo. Pareciera, pues, que las “nuevas” prácticas políticas, desarrolladas tanto en los espacios urbanos integrados como en los marginales, legitiman las transformaciones recientes del Estado en la medida que lo deslindan de las responsabilidades públicas sobre el empleo, la educación, la salud y la vivienda, organizando a ciertos grupos sociales con el fin de trabajar voluntariamente por ello. Las mismas, parecieran constituir nuevas modalidades del poder hegemónico donde se reafirman los ideales sociopolítico neoliberales, más que el germen potencial de nuevos espacios democráticos generadores de un discurso contrahegemónico.

23

“La privación fundamental de los derechos humanos se manifiestan por sobre todo en la privación

de un lugar en el mundo, (un espacio político) que torna significativas las acciones... El hombre, según

parece, puede perder todos los así llamados Derechos del Hombre sin perder su cualidad humana esencial,

La dignidad humana. Solo la pérdida de la comunidad Política lo expulsa de la humanidad.”

Hannah Arendt

El estudio de la reproducción de la marginalidad urbana, resulta relevante no solo para la conjugación democracia política, equidad y crecimiento económico, sino también es un aspecto crucial en la indagación de las condiciones necesarias para la emergencia de sujetos autónomos y con capacidad de reflexión individual y colectiva.

Entendiendo a la Marginalidad Urbana como el proceso de desterritorialización de las masas que al incorporarse a la vida urbana pierden los lazos primarios y familiares; es decir Marginalidad como desterritorialización que empuja a los bordes, pero también, a la reterritorialización mediante procesos en los cuales poblaciones atomizadas recuperan, en las grietas urbanas, los rituales de sociabilidad y algo de las ceremonias perdidas de su historia; es necesario postular que la Marginalidad no consiste, solamente, en cierta articulación de prácticas de exclusión social hacia un individuo o grupo, implica también, una aceptación de sí mismo como ser marginal.

La política como práctica capaz de hacer y deshacer grupos, adquiere una importancia fundamental en el estudio de la misma. Nuestro abordaje, consiste precisamente, en el análisis del “Discurso Político Hegemónico” en tanto simbolización restrictiva que expresa la gravitación social del poder político. Como constructor de un imaginario social operativo a la praxis política, la Marginalidad Urbana va cristalizándose bajo ciertos significados y significantes como el espacio depositario de las transgresiones sociales.

La Marginalidad Urbana naturaliza el ejercicio de la violencia estatal a toda la sociedad en tanto el Estado, desde el discurso, se presenta como el garante de la seguridad social. La construcción de los datos oficiales, difundidos por los medios de comunicación, acerca de los menores en conflicto con la ley y las estadísticas de muerte adolescente en los enfrentamientos policiales, por ejemplo, organiza un entramado simbólico que refuerza, sobre esta población, el consenso social hacia el encierro y la exclusión de los mismos.

LA MARGINALIDAD OCULTA EN LA CIUDAD

A lo largo de 12 meses de trabajo de campo en la Villa 15, conocida popularmente como Ciudad Oculta, puede decirse que en la coyuntura actual de recesión e injusticia, los que viven en los márgenes del sistema sufren sistemáticamente la negación de los derechos humanos. Los pobres están marginalizados, excluidos de los recursos necesarios para luchar por ellos mismos, ¿pero quienes representan la voz de los que no pueden ser escuchados?, ¿quiénes enlazan la soledad de la miseria con el “afuera”?.

El acceso a la villa estuvo dado, desde el principio, por la dirigencia villera. A través de las entrevistas en profundidad realizadas a los líderes, se decidió abordar el estudio

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de la marginalidad desde las prácticas del Movimiento Villero. Al hacerlo apareció un interrogante ineludible: ¿Podemos hablar de la existencia de un Movimiento Villero en los ‘90? Los entrevistados refirieron que existió un movimiento de villa en los años 70, que posteriormente se dividió en tres:

- Intervilla (ERP)

- Frente Social (obras para la comunidad)

- Movimiento de Villa (Peronista)

Las personas que lideran la Asociación Civil, pertenecen a este último. Sin embargo, la creación de la institución (en el año 1993) no responde a la adherencia a este movimiento, sino a contactos de sus líderes con instituciones del Estado, desde su afiliación al Partido Justicialista.

Frente a esta información decidimos centrarnos en el estudio de la reproducción de la Marginalidad Urbana desde los líderes de la Asociación Civil, quienes han conseguido 6200 m2, a través de la Comisión Municipal de la Vivienda y el Plan Trabajar del Ministerio de Trabajo de la Nación, habiendo distribuido las tierras, convirtiendo en propietarios de las mismas a 47 vecinos. Asimismo construyeron en esas tierras la nombrada institución.

Cuando por fin pudimos acceder a la villa, después de 9 meses de relación con éstos dirigentes, nos dimos cuenta que la zona a la que concurríamos era el

Condominio Eva Perón, es decir sólo 6200 m2 de la villa, como nos señaló uno de ellos: “Aquí empieza la villa” señalando a Ciudad Oculta. ¿Quiénes son estos

líderes villeros que se dicen marginales pero en su mayoría no viven en la villa; que tienen puestos estatales y no van a trabajar; tienen chofer, y destinan con el dedo

la suerte de los vecinos en cuanto a la adjudicación de tierras?

Presentamos algunos indicadores:

- Existe una división geográfica: barrio transitorio (condominio Eva Perón, donde se encuentra la Asociación Civil por Amor al Niño) y la villa 15, Ciudad Oculta. En el decir de uno de ellos:

“Acá empieza la villa, en este sector tengan cuidado, deja la cartera en la asociación, porque en el interior de la villa te pueden robar ”

- Son ex marginales que han sido mediatizados por las instituciones del Estado y sus procesos históricos recientes, reproduciendo las mismas prácticas en su propia institución:

“El golpe de Estado nos engancha trabajando para López Rega, porque yo ya trabajaba en el Ministerio, por el abroche que había ahí. Los que pasamos por la izquierda y por la derecha sabemos como se maneja. El golpe de Estado, ahí si, es como que hemos madurado en todo el tema social y político. Cuando empezamos en los ’70 éramos unos zapatos que nos decían vamos por acá y vamos, pero ya después del golpe viendo la parte de los milicos, empezamos a analizar, a entender mejor la cosa; qué era un tema social, y qué uno político, qué era una izquierda, y una derecha, ¿no es cierto?, y a dónde estábamos más o menos parados.

E- ¿Y a qué conclusión llegaron? ¿Qué era una izquierda y qué una derecha?

O- Para nosotros, los del sector bajo, tanto la izquierda como la derecha no nos compete para nada. Eso es mentira, eso es todo

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una mentira. La izquierda arriba y la derecha arriba buscan los mismos objetivos: el poder. Después salen a buscar abajo, a ver quién agarra más para allá más para acá. Pero en realidad no te solucionan el cambio que en el mundo tuviera que haber. No es un problema que está estructurado que si gana Juan va a cambiar. Es un uso; en el 30% de abajo, ¿viste la sociedad más marginada?, la puede usar el centro, la derecha o la izquierda, siempre es útil, idiota útil (asevera enérgicamente). Cuando uno entra a ver eso, ya entra a analizar: milicos, no porque esos te cortan el pelo, que te use la izquierda o la derecha es lo mismo, ¿me entendés?, es más factible, es como un mal menos. De ahí se saca la conclusión : ¿a dónde estuvimos trabajando, quién nos ha ayudado? Nos ayuda Ciudad Oculta en principio, perfecto, a la experiencia no hay más patria grande, hay patria chica, ¡Viva Ciudad Oculta! .

- Se posicionan desde sí mismos como marginales: los líderes no viven en la villa, acceden a un cierto nivel de consumo, y tienen una conexión directa con las autoridades gubernamentales. Asimismo se diferencian de los habitantes de la villa, legitimando el espacio que los mismos ocupan como depositarios de las transgresiones sociales. En este sentido, las prácticas políticas villeras de los dirigentes de la Asociación Civil por Amor al niño reproducen la Marginalidad Urbana en la medida que la usufructúan, en tanto diverso oprimido y segregado, como recurso generador de los propios posicionamientos partidarios en el poder público.

Por lo tanto son líderes que tienen un poder que el resto de los marginales no tienen, pero en el afuera en las instituciones se sienten marginados por su color de piel o su historia vital. Su posición como marginales les permite conseguir recursos, de esta forma son visualizados como seres superiores en el resto de los ocupantes de la villa donde pasan de ser marginales a ser dirigentes.

• Rasgos de Personalidad del “Líder” de la Asociación Civil por Amor al Niño

Lo que aquí se analiza tiene su origen en distintas charlas y entrevistas que hemos manteniendo con uno de los dirigentes a lo largo de los meses. Aquí señalamos una breve reseña de la historia de vida de nuestro informante clave.

Es un hombre de 51 años de edad, que nació en el interior del país, hijo de "madre natural" y de padre desconocido. Fue abandonado por su madre a los 5 meses, quedando bajo el cuidado de su abuela materna. A los 9 años comienza a frecuentar la calle, se autodefine como "chico de la calle". A los 14 años lo detienen y es sacado de la cárcel por un oficial de la policía que se hace cargo de él como tutor. A los 15 años se viene a Buenos Aires a vivir a Ciudad Oculta. Actualmente esta casado, tiene 3 hijos y no vive en Ciudad Oculta. Respecto a su actividad laboral, es empleado "ñoqui"20 de la Secretaria de Turismo de la Nación. Ocupa su tiempo en las actividades que desempeña en Ciudad Oculta (permanece en la villa de 8.00 a 20.00 hs).

Plantear la descripción de alguno de los hechos más significativos de su vida nos sirven par poder rastrear alguna de las circunstancias por las que seguramente tuvo que atravesar: situaciones de abandono y falta de afecto, falta de contención; debió enfrenarse a las inseguridades de la calle. Éstas características, aparentemente, en la

20 Argentinismo que alude a los empleados públicos que solo aparecen por sus puestos de trabajo los días 29, día de los ñoquis, para cobrar el sueldo.

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actualidad se encuentran "superadas". En este sentido, su presente "parece" no ser producto de su historia. Para que esta disociación pueda instrumentarse, nuestro informante clave tuvo que utilizar un tipo de mecanismo mediante el cual su Yo se defendiera del mundo exterior. Viñeta de una de las entrevistas que ilustran lo enunciado:

" ... De día es de día y vas donde querés, es una libertad infinita, llega la noche, el centro queda vacío y vos estás con tus tres compañeros. Hay que buscar donde dormir, ahí se siente la familia, ... la cama, tu casa o lo que fuere (...) Así que soy hijo natural ... la vieja andaba medio enamorada de otro me cedió a mi abuela ... era miseria espantosa porque la que salía a trabajar era la abuela. (...) Yo fui hasta segundo grado después no quise ir más ... hacia de todo en la calle. El mismo contacto con la calle un día me deja pegado (...) Pero ya nadie me quería bancar, ni mi abuela, ni mi vieja, no me bancaba nadie..."

Puede afirmarse, que el mecanismo que opera para achicar la brecha existente entre el Yo - Mundo Exterior sería el de no tomar noticia de los propios pensamientos y sentimientos y si tomar, vía la internalización, a los modelos culturales, los modelos externos. Según su decir:

" ...Nosotros somos marginados, no somos marginales ...",

Se posiciona en un lugar (habla como si viviera en Ciudad Oculta) pero él no vive en Ciudad Oculta; no solo tiene chofer, sino también tiene empleo en una Secretaria de la Nación. Todo su discurso y posicionamiento (su "ser marginado") tiene una discrepancia con su realidad de vida, por lo tanto como mecanismo en juego, este individuo hace suyos pensamientos que no le son propios sino que son de Ciudad Oculta y se adueña de ellos, de tal modo, que él mismo se cree que son de él. Es necesario incorporar un concepto de Fromm: el de pseudoyo. Éste autor lo define como un agente que representa la función que se espera deba cumplir la persona, pero que se comporta como si fuera el verdadero Yo, y el sujeto llega a creerse que su pseudoyo es él mismo. A partir de lo planteado, se puede pensar que el Yo del sujeto queda ahogado por el pseudoyo. Es decir, este pseudoyo viene a ser una máscara, una máscara que cubre, que oculta (en Ciudad Oculta) un estado que se podría llamar de "indefensión social".

Llegando a este punto del análisis el interrogante que se nos abre es: ¿Cuál es el beneficio que obtiene de ésta máscara que esta internalizada en su persona? En su deseo de poder, él mismo ocupa un lugar activo a la hora de vincularse con el ”adentro” de la villa (como superhombre); y pasivo cuando se relaciona con el

exterior (como marginal), con el Partido Justicialista o con el Estado. Ésta, pareciera ser la dinámica que le permite la construcción de los propios espacios de

poder y negociación.

Por otro lado, al aceptar el concepto de que este sujeto hace propias las características de su entorno, podemos acercarnos a la idea de reproducción. Esto quiere decir que el sujeto anula su capacidad creadora por lo tanto lo que se pone

en juego es su capacidad de reproducir pautas y contenidos que están afuera.

Si retomamos las prácticas sociopolíticas de la dirigencia villera en Ciudad Oculta, especialmente tras el análisis hecho al líder de la Asociación, nos introducimos de lleno a un fenómeno central en las prácticas populistas que hacen a la especificidad histórica de la democracia latinoamericana: el clientelismo político. El mismo consiste en un modus operandi de una relación social de dominación: hay un sujeto de acción, el otro objeto de ella, uno siempre arriba, otro siempre abajo, uno que es quien hace y otro a quien le hacen. Es una relación que envuelve flujo de bienes, influencias, servicios, ritos de paternalismo y deferencia, lealtad y apoyo político. Es una estrategia sistemática de

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dominación de clase que en Ciudad Oculta se reproduce patentemente, tanto en el accionar interno como en relación con el “afuera”:

“Así que tenés que tener mucho cuidado en la supervivencia y en vez de agrandarte te achicas un poco: ¡Viva Ciudad Oculta! Y salís a manguear zapatillas, leche, todo lo que puedas producir mientras no molestes (...) -¿Cómo es el sistema político de ustedes?

- El nuestro es el sistema político del peronismo, las normas establecidas de cómo se conduce el peronismo (...) nosotros no somos políticos de raíces, lo que sí aprendimos es a hacer política, nacimos por una necesidad”.

Es sabido que clientes y mediadores resuelven sus problemas pero, en el proceso aprenden una relación de subordinación, aprenden límites, cosas a decir y a callar, a hacer y no hacer; desarrollan también una explicación pública para sus acciones y otra historia secreta –o no dicha- acerca de las razones que tiene para sus acciones. El líder de la Asociación, nos decía:

“¿Cuál era el tema real?, cuando nosotros estábamos en el Movimiento de Villa, pensábamos en solucionar el problema de La Argentina, pero era un versito, nosotros no lo sabíamos, éramos nuevos. Después pasadas izquierda, derecha, golpe de Estado, nos damos cuenta que hay una defensa, que se puede ayudar, en algo colaborar. ¿Qué se analiza después del golpe de Estado? Primero que nos usaron. Todo el ’76 nos usaron, en el ’77 ya no, porque todo lo que habíamos aprendido lo habíamos usado y habíamos sacado algunos provechos, como el trabajo y el conocimiento. Así que el uso no era tanto, era como ir al colegio: hay que estar 7 años para aprender a leer y a escribir. Bueno, hay que estar dentro del sistema social y político para entender como se manejan las cosas, si no tampoco nunca lo sabemos. Así que en el ’77 teníamos claro que los habíamos usado y nos usaron”.

La Efectividad del proceso de aprendizaje conduce a los clientes (dirigentes villeros) a colaborar con su propia dominación. Se aprende una historia, un juego, una estrategia; modos constantes y persistentes de organizar las prácticas de intercambio a través del tiempo. 21

La predisposición de las masas hacia el populismo, en América Latina, es el producto de una circunstancia histórica concreta con una constelación de disposiciones anímicas derivadas de la mentalidad del hombre masa. El discurso político como orientador de fantasías que alimentan el consenso rutinario y pasivo, funciona en el inconsciente como aniquilante de la subjetividad crítica y la memoria histórica; apologetiza y absolutiza el presente destituyendo la razón crítica en la articulación del discurso. Lo empobrece hasta reducirlo en palabra vacía, movilizante de la masa y paralizadora de la voluntad social:

“Te voy a contar una historia reciente: las nuevas autoridades del Consejo del Menor y la Familia me basurearon, me quisieron echar (la intervención de la Eva Gatica). Yo podía salir con la gente a pegarle, pero si le pego a ella a mí me cierran como 9 puertas. Si vos le haces una movilización a x persona por x motivo, los otros 9 te cierran los bifes. Así, ¿cómo llevas el plan de la sociedad?. Vos necesitas chapas, remedios, esto o aquello, te tenés que callar. El sistema corrupto hace a cualquier persona corrupta, si no tenés que estar afuera del sistema, si estás a fuera no podes activar, te tenés que dedicar a trabajar para vos y nada más. Ahora si vos querés colaborar, tené mucho cuidado. (...) Vos estás en la chica, peleando por más comida

21 Auyero, Javier; “La doble vida del Clientelismo Político”, en Revista Sociedad, nro. 8, abril 1996, Bs. As.

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para el comedor, por los foquitos, mirá si te vas a ir a la legislatura a estudiar los estatutos.”

El Discurso Político Hegemónico encuentra su escenario encubierto de acción en la subjetividad tomada, invadida, instancia vaciada de su historicidad. En

términos de Adorno, la raíz y el fundamento de la hegemonía del discurso, en nuestro tiempo actual, está en la filosofía heideggeriana, que bajo la metáfora de

liberar la realidad aniquilada del sujeto trascendental y las narraciones del pasado, ataca la historicidad del sujeto y su libertad para transformar el mundo desde el

proyecto y la utopía. El líder de la Asociación nos decía lo siguiente:

“El presidente de la Nación tiene que generar lo que dicen los 7 potenciales, no lo que el quiere. ¡Ojalá! pusieran la bandera de EE.UU. así tendríamos los mismos derechos. No, nos van a dejar la bandera argentina, pero el sistema lo ponen ellos. Si uno analiza mucho dice: ¿qué hago acá? (...) No tenés el poder. Vos sos un pequeño activista de barrios marginales, por eso siempre hay que hacer un análisis. A mí me gusta la política de Duhalde, pero voy a votar a Palito porque tiene la manija en la secretaría de desarrollo Social y te puede dar esto, esto y esto. Así se vive, el de más abajo, no pelea el derecho político, te tienen atado. Vos tenés entre la forma en que te hubiera gustado hacer política y la necesidad de la gente. Te quedas con tu ego y te vas a jugar para la provincia de Buenos Aires y abandonas la villa o te enganchas con Palito para que te tire algunos consuelos.”

El ser es solo ser para la muerte, despojado de la fuerza de su pensamiento. Debe dejarse llevar por el devenir de las cosas. En otra de las entrevistas, le preguntábamos:

“-¿Qué pasa con las ideas?

A mí las ideas se me acabaron cuando la empecé a armar, cuando recién tuve noción de la cosa, ahí las perdí.

- ¿Cuándo vos negocias no dejas algo oculto (como Ciudad Oculta), no resignas tu idea por otra cosa?

- Si vos desarrollas tu idea, si contesto no logras nada, ¿De qué me sirve hacer eso si yo no consigo nada para la gente que represento?. Solo consiguiendo cosas voy a tener un desarrollo. Para el 2002 la Capital Federal se va a convertir en

alcaldías, yo se que el poder para ganar la Capital no lo tenemos, pero para conquistar Lugano si tenemos el poder, y la alcaldía va a ser tres veces lo que es hoy Lugano. Si definimos bien las cosas de acá al 2003 o 2004 tenemos alguna posibilidad de ubicar al alcalde, que va a ser nuestro, nuestra conquista por el

espacio, nuestro feudo político. En las internas de los partidos mayoritarios se le dan a cada bando 3 millones de dólares, yo cómo voy a hacer para armar una lista para Capital Federa si no los tengo. Aquí en Lugano cuando se arme la alcaldía se necesitará 300.000, y yo creo que 300.000 puedo conseguirlo para el 2003. Quiere

decir que aún cuando gane voy a tener compromisos, porque pedí 300.000 dólares. No voy a hacer la alcaldía que yo quisiera, sino la que puedo hacer de acuerdo a

los compromisos asumidos

Adorno ha mostrado como la metáfora heideggeriana es otra falsa metáfora que oculta la inercia del sujeto y su extinción en el mantenimiento de la identidad

de la diferencia como fórmula que acepta la irreversible desigualdad entre hombres y superhombres. El discurso pierde su coherencia de pensamiento y se convierte

solo en palabra, en envío, en consigna.

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En la relación líder – masa, la individualización fragmentaria conduce a grados superlativos la abolición de formas de solidaridad y de conciencia social. La expansión masiva del clientelismo determina la liquidación de la subjetividad historizada y creadora. Como dice Gramsci: le niega al hombre su condición de bloque histórico, es decir la de validar su yo – persona en relación amorosa, solidaria y afectiva con el otro. En el decir del presidente de la Asociación:

“Tu personalidad no sirve cuando estás ejecutando un proyecto; si tenés que sonreir: sonreí; si tenés que lorar: llorá. La base es traer, pero no todos están preparados para esto, te sale el ego y te peleás. (...) Imaginate yo haría: armaría una revolución villera; ¿por qué? Porque a mí me gusta el tema, yo lo siento. Yo quiero entrar de concejal para ver si realmente en una vuelta en el Consejo Deliberante o en la nueva legislatura se pone el tema villa. Pero jamás lo van a discutir porque no hay ningún villero ahí. Hay que presionar, armar, buscar la forma, hacerse más poderoso, para poder lograr ese granito de arena que es entrar en el Concejo Deliberante, y de ahí hacer el levante. Yo he visto en la rueda de concejales cómo se hace: “yo quiero que se asfalten las 24 calles que están sin asfaltar en mi barrio, tengo la empresa y todo; vos apoyame, vos apoyame...”

D: Osea, vos das una posición y entregas 9; y los otros lo mismo.

Las explicaciones materiales alrededor del dinero y de los bienes que el cliente y el mediador pueden obtener no deben hacernos perder de vista la

dimensión subjetiva central del clientelismo: la seducción de ser parte del juego político. Siendo, ésta, una relación de poder, implica por definición una dinámica

compleja de control. En este proceso, la relación clientelar es estructurada no sólo a través del intercambio de bienes, favores, influencias y apoyo, sino a través de

una creencia en la legitimidad de las diferentes posiciones. Las prácticas de seducción del presidente de la Asociación Civil, son constructoras de espacios de poder (tanto en el “afuera” como en el “adentro” de la villa). Desde el Condominio Eva perón, pasando por los posicionamientos en el Partido Justicialista, hasta la

función ministerial que actualmente desempeña, como Director Nacional de los barrios marginales en el Instituto Nacional contra la Discriminación.

Usa la similaridad: “Yo soy marginal, soy uno de ustedes”, y la diferencia: “pero yo tengo amigos importantes, yo sé jugar en política, sé del contenido y la

forma”.

CONCLUSIONES

“El hombre libre será el que logre trascender el momento “meramente económico” (egoísta y pasional) hacia el momento ético político.

Lo ético es proyecto de vida y de política más allá de lo económico, como consecuencia de la reforma intelectual y moral de la sociedad”

Antonio Gramsci

Las múltiples determinaciones de la praxis política hegemónica sintetizan la cristalización de la Marginalidad Urbana en cuanto la convierte en el espacio depositario de las transgresiones sociales (como diverso). La práctica de la hegemonía en los múltiples espacios cotidianos genera un sistema de representación social conformista, a través de una internalización pasiva de normas y valores, que legitima la aceptación

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social de la marginalidad, por un lado, y, por otro la aceptación de sí mismos como marginales.

El individuo fragmentado es incapaz de reaccionar socialmente dado que su acción está referida a la identificación con la delegación de cualquier tipo de poder posible en un líder (poder de masas). Esta anulación de la subjetividad crítica es la base de la organicidad que converge en el líder, en el cual se proyecta el deseo de ejercer una violencia que “libere” al hombre masa de la violencia a la que es sometido cotidianamente, no solo por la autoridad o su esbirro institucional de turno, sino también por un enemigo casual, azaroso, que puede asaltarlo en la impunidad de un sociedad sin seguridad urbana, ósea diluida en su civilidad.

Por lo tanto la Cristalización es entendida como reproducción y generación de la marginalidad urbana, mediante la desubjetivación que provocan los mecanismos de evasión: sometimiento y dominación, intrínsecos a la relación líder – masa. Consideramos, pues, que en términos de lo que Fromm sostiene como “Complejo Simbiótico”, éste se da de manera notable en el líder de Ciudad Oculta. El mismo ocupa un lugar activo a la hora de vincularse con el ”adentro” de la villa (como superhombre); y pasivo cuando se relaciona con el exterior (como marginal), con el Partido Justicialista o con el Estado. Es un mediador del Discurso Político Hegemónico, que por sus características de personalidad no actúa como creador e innovador sino que reproduce la realidad marginal, en tanto es parte de la estrategia política clientelar.

En este sentido, una de las dimensiones que da cuenta de la cristalización de la Marginalidad Urbana es precisamente la dinámica de las prácticas clientelares que desarrollan los líderes “populares”en las villas. Lejos de materializar la representación política de la población marginal, se convierten en los mediadores del Discurso Político Hegemónico, en la medida que reproducen la pobreza y la exclusión. Usufructúan la Marginalidad Urbana como recurso generador de los propios posicionamientos partidarios dentro del poder público; e inhiben toda expresión contrahegemónica de participación.

Estos exmarginales quedan dentro del D.P.H, logrando acceder a puestos estatales. El presidente de la Asociación Civil por Amor al niño, quién al iniciar nuestro trabajo de campo era un puntero político del Partido Justicialista, un año después se convirtió en el Director General de los Barrios Marginales en una dependencia del Ministerio del Interior, como lo es el Instituto contra La Discriminación (INADI). Asimismo, los habitantes de Ciudad Oculta siguen quedando fuera, en los márgenes de un sistema social que los estigmatiza como depositarios de todo lo negativo, negándoles el ejercicio de sus Derechos Humanos.

Al respecto queremos agregar, que nos fue imposible llevar a cabo una propuesta de intervención socio-pedagógica que les hicimos al líder de la Asociación. La misma consistía en realizar talleres de oficios para los adolescentes y jóvenes del barrio, ya que la Asociación cuenta con la infraestructura suficiente.

Nuestra iniciativa tuvo de fondo una búsqueda profesional interdisciplinaria, que se propuso como colaboradora en la resolución de los problemas comunitarios de la villa. En este sentido, la aplicación de técnicas de animación socio-cultural permitiría avanzar hacia procesos de sensibilización, motivación y acción de la gente, para que ellos mismos asumieran el protagonismo suficiente en dirección a satisfacer sus necesidades más urgentes.

El saldo de nuestras gestiones con el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fue el enterarnos que esos talleres ya estaban funcionado bajo la dirección del Partido Justicialista (cuando los mismos fueron diseñados en equipo entre los miembros de la Asociación y nosotras), y que el gobierno porteño no estaba dispuesto a trabajar con el dirigente de Ciudad Oculta (vale aclarar que pertenecen a Partidos Políticos diferentes).

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De las estrategias familiares de vida a la reforma urbana en una ciudad intermedia argentina

Ana E. Núñez

INTRODUCCION

Desde la perspectiva teórica de Pierre Bourdieu 1, consideramos que la ciudad es un campo social de fuerzas en pugna, cuya estructura tiene que ver con el capital acumulado y su distribución, referenciando por capital todo tipo de bien en torno al cual puede constituirse un mercado, es decir, tiene que ser un bien apreciado, producido, consumido y tiene una dimensión histórica.

Aquí, el capital específico que está en juego es la tierra. Pero el acceso social a ella puede estar ligado a: 1) aumentar el volumen de capital económico (como reserva de valor); 2) al capital social (pertenecer al grupo de propietarios o terratenientes); 3) al cultural (incorporado bajo la forma de habitus, ligado a determinados valores de lo que significa ser propietario u ocupante ilegal); y 4) al simbólico (ser reconocido como diferente o no frente a los demás agentes del campo; así, ser propietario es un bien simbólico).

Los distintos factores que se imbricaron para que surgiera Mar del Plata 2 (en adelante, MDP) signaron su desarrollo urbano con un proceso creciente y sostenido de valorización del capital inmobiliario, coadyuvando a sentar las bases históricas de la división social del espacio. Concretamente, tres procesos otorgan particular interés al estudio de la sociedad y el espacio marplatenses:

1) MDP es un loteo aprobado por excepción, es decir, nace de una transgresión a las normas, ya que se funda sobre tierras privadas y no fiscales, como establecía la Ley, proceso que sentó las bases de un mercado de tierras con una dinámica bastante particular;

2) el predominio histórico de la lógica del capital comercial. Ya en 1881, del total del capital urbano invertido, el 92% correspondía al comercial (básicamente “tiendas”) y sólo el 8% al industrial, reproducción del excedente en los servicios que favoreció la especulación inmobiliaria; y

3) su acelerado proceso de urbanización . La estacionalidad de su mercado de trabajo atrajo fuertes contingentes migratorios, tanto temporarios como permanentes, para cuyo asentamiento se crearon distintos loteos. En efecto, ya en 1914 no sólo ocupa el décimo lugar entre las ciudades más grandes del país, sino que mientras Argentina tenía 52.7% de población urbana y 30% de población extranjera, estos indicadores en el Partido de Gral. Pueyrredón, (en adelante, PGP) eran del 85.7% y 47.1%, respectivamente (Cuadros Nº 1 y 2). Este proceso, que la ha ubicado como una ciudad grande entre las intermedias, alcanza su mayor dinamismo en la década de 1950, cuando se radicaban en la ciudad 7 familias por día, cifra que hoy alcanza a 3.5 hogares.

Si bien hay un interés genérico que es la lucha por la apropiación del espacio, hay intereses específicos ligados a las posiciones que cada uno ocupa en el campo, en relación a la posición social ocupada. En este mercado específico, hay oferentes y

1 Bourdieu, P. (1997): Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción, Anagrama, Barcelona; (1993): Cosas dichas, Gedisa, Barcelona; (1990): Sociología y Cultura, Grijalbo, México; (1988): La distinción. Criterios y bases sociales del gusto, Taurus, Buenos Aires. 2 Mar del Plata es la ciudad cabecera del Partido de Gral. Pueyrredón, en el sudeste de la Provincia de Buenos Aires y surge en 1874. El soporte empírico-metodológico de esta ponencia está basado, por entero, en los resultados de nuestra propia investigación. Ver Núñez, Ana: Morfología social de Mar del Plata, 1874-1990, Tesis de Maestría en Sociología, FLACSO, 1998, inédita. Ver, también, Núñez, A. (1998): "Gestión urbana en una ciudad turística argentina", en Revista Interamericana de Planificación, vol. XXX, Nº 117-118, Ecuador

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demandantes del mismo bien pero, también, hay una diversificación en la producción (distintos loteos) y en el consumo (distintas formas de provisión de viviendas); es decir, hay una competencia entre los productores para ganar distintos tipos de consumidores.

La dinámica del campo es la relación social de propiedad (que permite la transacción o intercambio, transformando la tierra en un bien de cambio) y, a la vez, es un signo de reconocimiento de pertenencia al campo urbano.

No obstante, hay un espacio en el cual este intercambio no puede tener lugar y es el conformado por los que no tienen capital económico para entrar en el campo de juego. Pero si bien la vivienda es el espacio privado por excelencia, desde el cual se puede ejercer el derecho de excluir a otros, otra cosa es cómo se accede a esa vivienda.

Lo que estamos planteando aquí es la contradicción establecida entre un derecho constitucional (Art. 14 bis: El Estado debe garantizar el acceso a una vivienda digna, es decir, un derecho social) y el Art. 2506 del Código Civil (sobre el derecho real de propiedad). Y esta contradicción es la que atraviesa axialmente hasta el mismo corazón de las políticas públicas: la inconstitucionalidad de la inacción estatal para con el primero, empuja a una amplia franja de la población a transgredir el segundo, tiñendo esta práctica social como ilegal, pudiendo poner en juego sólo su capital social, es decir, la red de relaciones.

Pero entre ambos espacios (el legal y el ilegal) hay otros intersticiales donde funcionan submercados, que podemos llamar irregulares y que interactúan con ellos, donde las fronteras entre lo legal y lo legítimo no son tan nítidas. Por que en estas relaciones de poder, de dominación - dependencia entre posiciones sociales ¿cuál es el límite entre la legalidad de la acumulación de tierras como bien de cambio y el de la legitimidad de la apropiación de la tierra como bien de uso?

En nuestra sociedad, ser propietario aparece, históricamente, como una categoría cultural, objetivada, en relación con la capacidad económica de su adquisición. Es un capital cultural institucionalizado, legalizado, regulado, que tiene estrecha relación con la existencia misma de nuestro campo social: la ciudad. El mismo concepto de propiedad ha quedado, desde el siglo XVII hasta hoy, restringido al derecho de excluir pero no al de no ser excluido del uso de valores de uso sociales.

En la base de la dinámica del campo están las estrategias de distinción , como instrumentos de diferenciación entre las clases sociales y las fracciones de clase. Sin embargo, el campo de la producción de esos bienes ofrece continuamente nuevos bienes o nuevas maneras de apropiarse de los mismos bienes, apareciendo aquí, como relevante, el rol de los intermediarios.

En la ciudad, es el capital incorporador quien suele actuar como instancia de legitimación del campo y del surgimiento de la diversificación; por ejemplo, como veremos más adelante, el alquiler encubierto de tierra urbana y/o la manipulación de la normativa. Concretamente, la creación de diferentes mercados de tierra para distintos sectores sociales.

Es en este contexto que planteamos la distinción entre propiedad y apropiación. La propiedad privada del suelo, como Institución, presupone una base legal para el intercambio; un cierto poder para obtener los derechos de propiedad; el derecho de entrada al campo. En la transacción prima el valor de cambio de esta mercancía pero la propiedad, además, supone una ruptura entre la producción y el consumo, es decir, entre el momento en que se produce tierra urbana (se lotea) y en el que se consume como soporte.

Contrariamente, la apropiación como proceso social de uso, ocupación y transformación de un valor de uso, nos propone la indivisibilidad del circuito producción/consumo. Presupone una base legítima para el uso de valores de uso sociales. Se privilegia el uso del suelo, no la propiedad. Al superar la propiedad privada,

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en la apropiación no necesitamos que el bien sea nuestro para tenerlo; el intercambio no tiene lugar puesto que, sin sustento legal, se obstaculiza la circulación de la tierra como mercancía. Y aquí el único intermediario puede ser el Estado cuando legalice esta legitimidad. Así, veremos cómo esta, en principio, ilegalidad legítima puede constituirse en fuente de nueva producción jurídica; es decir, la apropiación nos plantea la posibilidad de la existencia de múltiples legalidades y no un paralelismo jurídico entre el derecho de los dominados y el derecho de los dominantes 3.

El espacio social tiende a funcionar como un espacio simbólico, un espacio de estilos de vida y de grupos de status. Pero el espacio geográfico también, es decir, es un espacio que se sobreconstruye en las contradicciones del proceso de urbanización capitalista pero atravesado por la disputa, por las luchas por la legitimidad y el poder, procesos que no sólo tienen lugar en lo material sino, cada vez más, en el campo de lo simbólico. Ambos se encuentran estrechamente vinculados porque los costos de reproducción de la fuerza de trabajo son diferenciados en el uso del espacio. Por que si no ¿cómo explicar la apropiación del espacio sin comprender la sociedad que lo configura? Y en Argentina, todavía hoy, la propiedad privada sigue siendo un requisito fundamental de la ciudadanía, término al que aspiramos convertir en categoría.

-I-

MDP surge en 1874, en pleno auge del modelo agroexportador, estrategia conducida inequívocamente por los terratenientes, estableciendo las bases del mercado de tierras. Este es un momento en el que no puede diferenciarse propiedad de apropiación, es decir, la posesión de muy pocos de todo el capital específico, yendo de la mano de la posesión del capital social (red de relaciones institucionales y gubernamentales) y del capital simbólico, conforma una ecuación que da por resultado el ejercicio de una dominación simbólica, o sea, decidir qué, dónde, cómo, cuánto y para quién producir y comercializar tierra urbana. En este sentido, históricamente, la ciudad de MDP fue un recorte territorial de la sociedad nacional y fue concebida, desde su origen, como un objeto privado, prevaleciendo una concepción política de orientación de las inversiones hacia los sectores urbanos destinados a la reproducción del capital y tendientes a la valorización del espacio y no a la reproducción de la fuerza de trabajo. Hay una brecha histórica entre recursos y satisfacción de necesidades de la población en ausencia de un proyecto político y público de ciudad, donde se conjuguen las contradicciones que devienen de las necesidades de la población y los requerimientos de valorización del capital.

Su consolidación a comienzos del siglo como centro turístico no sólo será importante como sector de acumulación (históricamente, hay un predominio del sector terciario en el PBI de más del 55%, frente al 14% de la industria manufacturera) sino de atracción de fuerza de trabajo. En efecto, entre 1947 y 1991, mientras Argentina duplica su población total, el PGP la quintuplica, proceso estrechamente vinculado a la creciente importancia que van adquiriendo las ciudades intermedias y alcanzando mucho más temprano que el conjunto del país un alto grado de urbanización, contribuyendo por entero a este proceso, hasta 1980, MDP, receptora hasta mediados de siglo de migración extranjera y, posteriormente, interna (Cuadro Nº 3).

No obstante, en el período intercensal 1960-70 la población rural no sólo aumenta en términos absolutos sino que su tasa de crecimiento supera a la urbana y a la total. Este fenómeno tiene relación con el proceso de reclasificación de ciertos aglomerados (Bº Belgrano, Camet, Batán, ver en Mapa Nº 1) de baja renta diferencial, lo que facilitó el

3 Eduardo Carvalho habla de sensibilidades legales, que articularían las distintas formas de cómo los hombres viven su relación con la tierra. Ver Carvalho, E. (1993): "Pasárgada revisitada: el derecho y los estudios urbanos", en Cuadernos IIPUR/UFRJ, año VII, Nº 1, Brasil. Ver también Duhau, E. (1995): "Estado de derecho e irregularidad urbana", en Revista Mexicana de Sociología, año LVII, Nº 1, Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, México.

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acceso a la tierra del contingente migratorio y así, en una década, pudieron alcanzar el status de urbanos ya en 1980, año en que MDP comienza a perder población en términos relativos y la ganan dichas localidades (Cuadro Nº 4). Aquí tuvo un rol fundamental el mercado de tierras, entendido como el locus donde confluyen los promotores, los sectores sociales y las políticas del Estado 4 .

Esta dinámica de los fenómenos demográficos tiene que ver con la estacionalidad y dinamismo de su mercado de trabajo, ya que el crecimiento relativo de su población potencialmente activa fue no sólo superior al promedio del país en su conjunto sino, incluso, al del CB, área de mayor crecimiento del país, ya a partir de 1960. En efecto, en el total relativo de la población activa, MDP supera al CB en lo que atañe a migrantes nacidos en el extranjero, en todos los estratos ocupacionales (Cuadro Nº 5). Dicho en otros términos, entre 1970 y 1980 el PGP presenta un crecimiento de la oferta de mano de obra que supera una vez y media al CB (Cuadro Nº 6). Es una ciudad que ostenta mayoría de clase obrera asalariada con un peso similar al CB, donde predomina el subsector empresarial, pero distribuida mayoritariamente en la construcción y los servicios y tiene más trabajadores especializados autónomos, con alto predominio de los subsectores microempresarial y cuenta propia (Gráfico Nº 1).

En otros términos, aún en un contexto de progresiva desindustrialización, abrupta contracción de las actividades agropecuarias, crecimiento ininterrumpido del sector terciario y un aumento sostenido del cuentapropismo en todas las ramas (Cuadros Nº 7 y 8), la información estadística nos permite verificar que los hogares y la población marplatenses ostentan mejores condiciones de vida, en todos los estratos sociales, que los del CB (Gráfico Nº 2) y donde su diversificación productiva y características de su mercado laboral la han convertido en objeto de una mayor movilidad social, en sentido amplio; es decir, habría en esta ciudad mayor capital social de relaciones que favorecería, a partir de las cadenas migratorias, el ingreso a su mercado de trabajo, ratificado por lo que acontece al pasar del universo PEA al de la población total (Cuadro Nº 9): hay un ligero aumento de la clase obrera a expensas, únicamente, del incremento del estrato autónomo, lo que está relacionado con dos variables fundamentales para el análisis de las estrategias de reproducción: 1) las disparidades en el tamaño del hogar, debido al nivel de fecundidad y la composición de los hogares (Cuadro Nº 10); y 2) la especialización productiva de los jefes y los no jefes del hogar, es decir, de la fuerza de trabajo primaria y secundaria (Cuadro Nº 11 ).

-II-

En líneas generales, el proceso de estructuración de la ciudad puede resumirse en dos grandes etapas: 1) desde sus orígenes hasta la década del ´40, en que la propiedad coincide con la apropiación, es decir, una idea de ciudad con una clara división del espacio para la reproducción simple de la fuerza de trabajo y para la reproducción ampliada de los gestores del proyecto; y 2) a partir de mediados de 1940, donde se imbrican el crecimiento demográfico y las políticas públicas implementadas a nivel nacional, produciendo un relativo acceso social a la propiedad de la tierra en la periferia de la ciudad por parte de los sectores de menores recursos. Pero la periferización no es un proceso natural sino un proceso construido, de invención inmobiliaria, en zonas de baja renta diferencial, favorecido por una estructura de propiedad de la tierra históricamente concentrada, proceso en el cual el Estado no ejerció un control real en su producción y reproducción (Mapa Nº 2).

4 Ver Medvedowsky, N.: "O mercado de terras em Porto Alegre. Estudo de caso para o período 1964-1979", en Queiroz Ribeiro, L. (org.): Acumulacao urbana e a cidade, IPUR/UFRJ, Brasil, 1992.

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En efecto, entre 1959 y 1981 encontramos las siguientes características: 1) alrededor de 30 propietarios con un promedio de 20 has. cada uno; 2) el 66% de ellos retuvo esa superficie hasta 1981, permaneciendo casi la totalidad vacante y sin lotear; 3) el 22% los retuvo hasta 1989 y 4) del 42% de las parcelas que permanecían baldías a esa fecha, el 11% de sus propietarios no residía en MDP. A su vez, entre esos años las Personas Jurídicas incrementan entre 7 y 10 veces la superficie bajo propiedad, pero hay una clara estrategia de retirarse del ejido urbano y expandirse sobre tierra rural, inexplotada, para reiniciar el proceso de reconversión de uso del suelo (Cuadro Nº 12). Es decir, un momento histórico donde se diferencia la propiedad de la apropiación. O sea, el derecho de propiedad no sólo define una posición relativa (poseer el capital que está en juego) sino la legalidad del poder de su administración.

Pero se produce un doble juego de revalorización de la tierra y de apoyo a la autoconstrucción, que contribuye a modificar las posiciones relativas del campo urbano: por un lado, aumentaron los que no pudieron acceder a la posesión de la tierra ( Mapa Nº 3, ocupantes de hecho) y, por otro, los que invertían capital económico en un alquiler optaron por pasar a la categoría propietario, destinándolo al pago de las cuotas del lote propio (Cuadro Nº 13). No obstante, los nuevos propietarios que surgieron entre 1960-1980 se encuadran en dos procesos: 1) la clase media (profesionales y pequeños comerciantes) que adquiere los departamentos producidos en la década de 1950; y 2) los obreros autónomos de la construcción, localizados en zonas alejadas del área central, inaptas y carentes de infraestructura: aumenta la provisión de agua a través de pozos y diminuyen las viviendas con agua dentro de ellas y las que cuentan con retrete, pero no son viviendas deficitarias (Cuadro Nº 14). Aquí estaría predominando el capital cultural incorporado bajo la forma de habitus; se está poniendo en juego el conjunto de instrumentos de reproducción ligados a los conocimientos y habilidades para la autoconstrucción.

A partir de 1980 se registra una nueva disminución de inquilinos pero también de propietarios y un nuevo incremento de las formas irregulares de tenencia. En esta categoría encontramos a los obreros no calificados donde predominan los hogares de familia completa no-nuclear y el mayor porcentaje de hogares con hacinamiento personal y viviendas deficitarias (Cuadro Nº 15). Aquí, es dable suponer que ante la escasez de capital económico se optimiza el capital social como instrumento de reproducción, permitiendo el acceso social al campo urbano a través del allegamiento co-habitacional, que tiene que ver, fundamentalmente, con una estrategia que permite afrontar los gastos de una vivienda urbana, al incorporar parientes y/o amigos migrantes; con el reparto de tareas domésticas, etc.

En otras palabras, hay un progresivo desmejoramiento de la situación habitacional a medida que descendemos en la escala social. Asimismo, la tenencia irregular en la periferia está positivamente correlacionada con la tasa de desempleo mientras que en el centro ésta última se relaciona con el hacinamiento personal. Resumiendo, asistimos a una concentración de la pobreza estructural en zonas que fueron las protagonistas de la expansión urbana desde la década de 1960, históricamente excluidos de los valores de uso sociales más elementales. Pero, a la vez, la pauperización que afecta a los estratos medios ha llevado a la emergencia de situaciones habitacionales y formas de organización familiar, otrora propios de los estratos obreros, localizados en un área que históricamente fue el objetivo de la inversión pública, es decir, una conjunción de riqueza histórico-cultural con pobreza económico-social.

Pero las distintas estrategias nos permiten reflexionar acerca del sentido que adquiere la propiedad. Una mejor posición en el espacio social necesita, como complemento, mayor capital simbólico de reconocimiento. Aquí la propiedad sería la legitimación de esa posición relativa, la refuerza. Una posición más inestable encontraría en la propiedad una forma de capital cultural que legaliza o permite la pertenencia al

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campo urbano. Dos clases sociales, dos estrategias de reconversión pero un mismo instrumento de reproducción con rendimiento diferencial.

Empero, en este juego de reconocimiento la casilla de la renta sólo se sortea con la ficha del capital económico que es la que delimita lo posible de lo no posible y es la que confronta, en nuestra opinión, el habitus (individual y de clase) con el acontecimiento. Sin embargo, el escenario que inaugura la última década de este siglo nos ofrece una división más compleja de la relación entre espacio social y espacio geográfico. Las estrategias y los instrumentos de reproducción se diversifican y las trayectorias sociales de agentes que ocupan distintos espacios sociales pueden converger en un mismo espacio geográfico.

Esto supone que hay otra diferenciación entre la posición que ocupa quien posee en mayor o menor grado el capital y entre la que ocupa quien no lo posee y es el grado de legitimación social de esas posiciones.

En tal sentido, es imprescindible aquí hacer referencia al rol de las políticas públicas, como una dimensión fundamental de la intermediación en el funcionamiento de este mercado específico, ya sea por el corpus normativo que reafirma la división social del espacio (política impositiva, fiscal, inmobiliaria, etc.) y/o por intervenciones directas sobre el campo urbano que impactan directamente sobre el precio de la tierra, es decir, sobre la renta capitalizada. Es ésta la institución específica del campo social urbano, que comporta un capital económico, jurídico y simbólico. Pero la trayectoria posible para alcanzar esta estructura de capital nos remite a distintas maneras de apropiación del espacio, analizándolas como una dimensión más de las estrategias familiares de vida. Esto significa que es posible pensar en un contenido heterogéneo de la categoría formal propietario.

En 1979 se sanciona la Ley Provincial 8912 de Uso del Suelo y Ordenamiento territorial, prohibiendo los loteos en zonas carentes de infraestructura. Sin embargo, entre 1980 y 1990 se producen cerca del 90% de las subdivisiones hechas en la década del ‘50 (llamada del boom de los loteos), de las cuales un 10.3% corresponden a las Circunscripciones II y IV , rurales pero contiguas al ejido urbano.

En efecto, a partir de 1981 comienza un proceso diferente: se dispersa la concentración, es decir, las manzanas que se lotean son aquellas a las cuales han llegado los servicios básicos, con su consiguiente valorización.

Desde los primeros años del aperturismo fue un objetivo explícito de la política municipal coronar la ciudad turística con grandes emprendimientos urbanos. Así, en 1980, del total de las erogaciones municipales, el 53.1% correspondió a Gastos de capital, de los cuales el 30% fue a Obras y Equipamiento (el Complejo Balneario Punta Mogotes, la fuente de agua de la plaza central, la peatonalización de la calle San Martín, entre otros). En ese mismo año, los Servicios especiales urbanos representaron, en promedio, el 35% del gasto municipal, en abierto contraste con el 5% invertido en Salud y el 8% en Bienestar Social, guarismos que se mantienen con ciertas oscilaciones hasta mediados de los ´90. Las relaciones de cooperación entre los tres niveles de gobierno, fortalecieron la gestión de esos macroproyectos orientados a la actividad turística.

Nuevamente, nos encontramos con una concepción de ciudad como objeto privado y con un Estado municipal facilitador de las estrategias del mercado, que segrega cada vez más población. Pero la producción de este campo social aún hoy se debate en la contradicción capital inmobiliario-capital humano.

En este contexto de fragmentación y dualización social y urbana, queremos rescatar a la familia en relación a este campo social de disputa que es la ciudad, en tanto nos interesa analizar el proceso de reproducción social. Cuáles y cómo son sus estrategias e instrumentos de reproducción en un espacio atravesado conflictivamente

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por el par dominante/dominado, con el objetivo de intentar explicar la trayectoria hacia una posición en el espacio social y, así, poder conocer las reglas y regularidades del juego para modificar su estructura.

-III-

El desarrollo de este acápite se basa, fundamentalmente, en el análisis de los datos obtenidos mediante la realización de encuestas ad-hoc, realizadas en dos barrios localizados en la extrema periferia oeste de MDP (Belgrano y Autódromo, en adelante BByA), donde se concentra la pobreza en y de la ciudad .

Ambos surgieron como loteos en tierra rural y se presentan como un continuum, si bien los separan, por un lado, 25 años (uno se origina en 1962 y otro en 1987) y, por otro, una ruptura en la traza, es decir, no presentan el mismo amanzanamiento. Sin embargo, están virtualmente unidos por un mismo proceso de segregación social y urbana. Sus límites norte, oeste y este son tierras rurales y, al sur, la Ruta Provincial 88, sobre la que se localizan algunos espacios de producción como el Parque Industrial. Dadas las características de la tierra (baja e inundable), es poco productiva y rentable desde el punto de vista de su explotación agrícola.

El primer loteo se aprueba por excepción sobre 140 has. de la Estancia Dos Marías, para vender cada parcela en 140 cuotas, equivaliendo cada cuota a tres jornales obreros, siendo el enganche (la posesión) a la tercera cuota.

En palabras del loteador, que fue no sólo el promotor y financista sino que pasó a ser propietario al adquirir 1000 lotes (cerca de 50 has.): “ el loteo se hizo con una función social, para que los sectores populares accedieran a la tierra, por las cuotas tan accesibles. Además, a los que no podían pagar, yo mismo les conseguía trabajo...” 5.

Sin embargo, a comienzos de la década de 1990 había familias que aún no habían podido terminar de pagar su lote, recibiendo amenazas de desalojo por parte del estudio jurídico de la hija del promotor. Algunos se fueron y la inmobiliaria revendió el lote, lo que nos permite hablar de un alquiler encubierto y temporario de tierra, reafirmado por el testimonio de Ana:

“Yo soy viuda, con 13 hijos, y levanté esta vivienda yo misma con lo que recibí por la venta de pan que yo misma producía. Con el desalojo, fui a ver al cura del barrio y me ayudó porque él le compró el terreno, pero lo escrituró a su nombre. Después yo firmé un contrato donde el cura me permite usar el lote, pero cuando él decida construir otra cosa me va a dejar usar el fondo para hacerme una habitación para mí pero no para mis hijos...” 6

A través de este relato podemos ver cómo las estrategias del intermediario hacen variar el volumen y estructura del capital de los agentes sociales: no sólo se perdió el poco capital económico que posibilitó la entrada al campo sino también el jurídico y el simbólico, al pasar de propietaria a ocupante gratuita. Esto nos introduce de lleno en la problemática del Derecho, ya no como un instrumento sino como una práctica social específica, expresada en un discurso, para cuya interpretación se necesita conocimiento 7 e información, tema sobre el que volveremos más adelante.

5 Sobre entrevista personal realizada al loteador. 6 Según encuesta propia, diciembre de 1990, enero de 1991, al igual que todas las transcripciones que siguen. 7 Ver Cárcova, C. (1993): Teorías jurídicas alternativas. Escritos sobre Derecho y Política, Centro Editor de América latina, Buenos Aires. También, Nino, C. (1992): Un país al mergen de la Ley,

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Hacia 1987 comienza la subdivisión de tierras contiguas al Autódromo Ciudad de Mar del Plata. La estrategia del loteador fue comprar al terrateniente tierra rural inexplotada, de baja calidad y venderla fraccionada “tipo country, para quien quiera instalar su casilla rodante para ver las carreras” 8 . Según la legislación municipal vigente, el único uso permitido allí es el rural intensivo y extensivo. Pero en el término de un año ya vivían allí 800 familias que, lejos de querer ver las carreras, compraron el lote para construir su vivienda. El 75% de la población es nacida en Santiago del Estero y Tucumán (Gráfico Nº 3), lugares que dejaron por no poseer empleo (64.2%) o, los que lo tenían, buscaban mejores condiciones de vida (35.8%); el 59% se ubica en la franja etaria 15-64 años; el 40% entre 0 y 14 y sólo el 1% tiene 65 años y más, lo que contrasta abruptamente con la estructura envejecida de la ciudad en su conjunto (Cuadro Nº 16) y con una Tasa Bruta de Natalidad del doble que para MDP.

Así, en el Mapa Nº 4 puede observarse la migración intraurbana que generó este regalo de temporada, es decir, hay aquí una clara estrategia de reconversión de los instrumentos de reproducción: se invierte capital económico en la adquisición de un bien pero también en la obtención de un capital jurídico y simbólico: llegar a ser propietario pero, a la vez, ser reconocido como perteneciente al campo urbano, en detrimento, quizás, de un capital social acumulado en la residencia anterior y de un capital urbano existente en esas áreas centrales e intermedias de la ciudad: accesibilidad, infraestructura de servicios, medios de consumo social...

Pero, también, se abandona la proximidad al lugar de trabajo, motivo de la elección de la residencia anterior, como muestra el Mapa Nº 5.

En síntesis, en la apropiación del espacio se asume un costo social y económico que se compensa, en parte, por no sólo estar sino ser de la ciudad; se adquiere otra identidad 9 . A esto debemos agregar, se logra un derecho. Pero, como dice Marx, la existencia de clases sociales, de desigualdades sociales, hace que el Derecho, al ser abstractamente igual no elimina sino que reproduce las desigualdades. Pero, paralelamente, en el discurso del derecho se reconduce el Poder, entendido como una relación social donde hay dominantes y dominados Es el derecho el que institucionaliza esta asimetría 10.

Así, podría leerse que el agente inmobiliario estafó a los compradores; que fue una práctica ilegal en tanto transgredió las normas urbanas, argumento que esgrimió permanentemente el Estado para no proveer al barrio de los servicios básicos. Sin embargo, el Art. 64 del Capítulo 5 de la Ley 8912 establece “...que el área [a subdividir] esté en zona no urbana; que se encuentre condicionada para la construcción de viviendas de uso transitorio; que el área común de esparcimiento [¿el Autódromo?] y el área de viviendas deben guardar una mutua e indisoluble relación funcional y jurídica, que las convierte en un todo inescindible; no podrá subdividirse dicha área ni enajenarse en forma independiente...” En base a esto, se entregaron boletos de compra-venta a los habitantes, hechos por una abogada de la misma inmobiliaria, pero en lo que se les mintió es en lo que no se les dijo: el significado del término condominio que aparece en dicho boleto, figura legal muy común en lo rural pero nueva en lo urbano.

Emecé, Buenos Aires y Jitrik, N. (1991): "Apuntes sobre legalidad/legitimidad", en SyC, Nº 2, Buenos Aires. 8 En entrevista personal realizada al loteador, en su inmobiliaria. 9 Ver Carman, M. (1995): "Juegos de reconocimiento e invención de identidades: ser o no

ser...ocupante ilegal", Ponencia presentada a las Jornadas sobre problemática urbana, Instituto Gino Germani, FCS, Buenos Aires.

10 En Cárcova, C. (1993), op. Cit. Ver también Bértolo, A. (1993): "El imaginario subversivo", en Colombo, E. (comp.): El imaginario social, Piedra Libre/3, Nordan, Altamira, Montevideo, 3ra. reimpresión.

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Asimismo, el Art. 2673 del Código Civil define el condominio como el derecho real de propiedad que pertenece a varias personas, por una parte indivisa sobre una cosa mueble o inmueble. El Art. 2680 especifica que ningún condómino puede, sin el consentimiento de todos, ejercer sobre la cosa común ni sobre la menor parte de ella, actos materiales o jurídicos que importen el derecho de propiedad. La oposición de uno bastará para impedir lo que la mayoría quiera hacer a este respecto.

Todo esto significa que, desde lo legal, no se transgredió la norma ya que realmente se vendió una superficie indivisa en condominio, sino que se adaptó una ley existente, se la manipuló, se la interpretó ocultando el sentido, porque el loteador, en realidad, no vende los lotes sino que hace participar a los compradores como sus condóminos. Lo concreto es que el vendedor sigue siendo el propietario porque el condominio no está reconocido legalmente para el espacio urbano pero, y quizás esto sea lo más interesante, esta figura jurídica impone un obstáculo a la circulación de la tierra como mercancía, no puede ser vendida y, por lo tanto, sólo tiene valor de uso, no valor de cambio. Se adquirió el uso de la tierra, no la propiedad, pero se alcanza el derecho de acceso a la vivienda.

Entonces, permítasenos por ahora decir que en esta diálectica que estructura el campo urbano se demuestra lo que Alf Ross dijo hace ya más de 40 años: el concepto de propiedad es perfectamente prescindible y si lo usamos es por pura convención 11 .

-IV-

El 60% de los jefes migrantes eligió Mar del Plata como radicación porque ya conocía las posibilidades de ingreso a su mercado de trabajo por anteriores migraciones temporarias para empleo en verano y un 25% se sumó a la red simplemente siguiendo a familiares o amigos, conformando hogares completos compuestos y extendidos, es decir, el allegamiento cohabitacional como parte constitutiva del proceso de reproducción.

Concretamente, hay una inversión de capital, no sólo económico sino, también, social y de conocimiento de los instrumentos de reproducción disponibles (mercado de trabajo, primero y mercado de tierras después) para implementar una estrategia que permita transformar la posición que se ocupa. Una estrategia que implica la superación de una distancia geográfica para modificar una distancia social.

Por otra parte, las ayudas que recibieron los inmigrantes a su llegada a MDP, tuvieron que ver, fundamentalmente, con instrumentos básicos para la reproducción: 57.1% recibió tierra y vivienda y un 36% trabajo, ofrecidos en primer lugar por familiares y, en segundo lugar, por amigos. Nuevamente, surge la importancia del capital social para lograr el acceso a esta asociación de instrumentos de reproducción. Estamos, pues, ante la primera estrategia ( la migración laboral) cuya implementación es posible por el capital de conocimiento que se tiene del instrumento de reproducción, en este caso, el mercado de trabajo: “...yo venía acá a trabajar en la temporada...”. Hay un capital cultural objetivado y un escaso capital económico que motiva y permite la movilidad geográfica pero, a la vez, se pone en juego el capital social de la red de relaciones: “...vine aquí siguiendo a familiares...”.

Asimismo, el loteo del Barrio Autódromo posibilitó la neolocalidad de hogares que hasta ese momento compartían ya sea la vivienda o el lote en el Barrio Belgrano (encontrándose en el mismo hasta 3 viviendas por parcela, algunas ya deshabitadas al momento de realizar la encuesta), lo que permite reiniciar el proceso de ceder una parte del terreno, para la localización de otra vivienda, a familiares y/o amigos, tema sobre el que nos detendremos cuando analicemos la trayectoria de la organización familiar.

11 ibidem.

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Pero, también, este espacio social configurado por la apropiación posible de un nuevo espacio físico de acuerdo a la posición social que se ocupa, permite poner en juego otra estrategia: la migración intraurbana a partir de una reconversión de esa estructura de capital: ahora se destina capital económico a la adquisición de un bien que aumenta el capital simbólico, o sea, se modifica el patrimonio del hogar. En palabras de F. :

“Vinimos a MDP en 1980 buscando mejores condiciones de vida;

(...) siguiendo a familiares. No nos gusta ni la ciudad ni el barrio.

Sólo nos ata el hecho de ser propietarios...”

En estos barrios prácticamente no hay desocupados pero sí una altísima precariedad e inestabilidad: el 40% de la fuerza de trabajo se compone de peones de la construcción, changarines, cirujas y empleadas domésticas, involucrando al 35% de la población en estos hogares. En efecto, puede observarse en los Cuadros Nº 17 y 18 que la mayoría de la PEA se ubica en el estrato de los obreros no calificados, dentro del sector terciario de la economía. Desde el punto de vista de la categoría socio-ocupacional, entre los asalariados incluímos: vendedores, mozos y personal de fatiga y, dentro de los cuentapropistas consideramos los peones, jornaleros, empleadas domésticas, costureras, mecánicos y changarines.

El escaso volumen relativo de clase media que se observa se distribuye, básicamente, entre empleados del comercio (EAV) y pequeños comerciantes que residen en el barrio Belgrano, pero que no emplean fuerza de trabajo asalariada. Con esto queremos significar que la vivienda aquí pasa a ser no sólo espacio de reproducción sino de producción.

En este contexto, es difícil pensar en la implementación de otras estrategias de reconversión; esto es, por ejemplo, invertir capital económico en la obtención de capital educativo para los hijos. Por el contrario, dada la ocupación actual de los jefes de hogar, ya sea por su escasa calificación y el estado del mercado de trabajo, aquéllos son incorporados muy tempranamente a la actividad económica.

Ahora bien, interesa preguntarnos ¿cómo es la organización familiar de esta población? En principio, es de destacar que la mayoría de los hogares está compuesto por miembros emparentados: el 21.7% son jefes; el 18.7% son cónyuges; el 51.7% son hijos del jefe; el 4.3% son nietos; el 0.8% ascendientes del jefe y el 2.8% otros miembros (yernos/nueras y amigos), es decir, más del 90% de la población constituyen parientes en primer grado, siendo muy escasa la frecuencia de los hogares unipersonales y las familias incompletas de jefa mujer, constituyendo éstas últimas apenas la mitad que la media marplatense. Estamos en presencia de hogares cuyo tamaño supera el promedio de la ciudad, con la sola excepción de los escasos pertenecientes a la clase media asalariada y los que presentan jefa EDOM.

Básicamente, estos hogares se caracterizan por su completud (ambos cónyuges presentes), su alta descendencia (presencia de hijos en el hogar) y la preeminencia (hogares constituidos, fundamentalmente, por un núcleo conyugal primario, NCP), a pesar de que hemos encontrado 8 viviendas con un hogar y dos núcleos conyugales secundarios (NCS) y 2 viviendas con un hogar y 3 NCS. Concretamente, hay un promedio de 1,02 hogares por vivienda pero tenemos un 7.1% de hacinamiento familiar (coresidencia de NCP y NCS).

Sin embargo, hemos detectado tres características muy significativas, que nos hablan no solamente de una estrategia de reproducción social sino de los habitus incorporados y del volumen y estructura de capital que se posee. Ellas son:

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1) cuando la vivienda es compartida por más de un hogar, éste es no familiar o hay un NC sin hijos y otros miembros no directamente emparentados con el jefe;

2) casi la totalidad de los lotes que se prestan para radicar otra vivienda en el fondo es para amigos u hogares formados por familiares no directos del jefe (sobrinos, cuñados, etc.); y

3) la coresidencia de dos o más NC se da, exclusivamente, con hijos del jefe, casados, que a su vez tienen hijos. Encontramos sólo un caso de NCS formado por los ascendientes del jefe y otro formado por la nieta del jefe del hogar, sin cónyuge pero con sus hijos.

Dicho en otros términos, el escaso volumen de capital económico de las parejas jóvenes les impide afrontar una estrategia habitacional de neolocalidad. Aquí la familia funciona como cuerpo, como red de unidad doméstica; hay intercambios intergeneracionales12 . Pero, a la vez, hay una transacción que, en cierta forma, supone una modificación de todo el sistema de reproducción social y hace que la familia funcione como campo, como espacio de juego, a partir de un rendimiento diferencial de los instrumentos de reproducción. El padre que cede la vivienda a la nueva pareja define territorios signados por lo económico y lo simbólico: transmite el significado y el rol de la familia como sujeto de reproducción pero con un poder implícito, a partir de la posición relativa que le otorga no sólo la posesión sino el manejo de ciertos bienes.

Específicamente, esto implica una nueva división familiar del trabajo, tanto de la nueva familia que se agrega como de la que presta la vivienda. Por ejemplo, el caso de L., jefe migrante, en cuya vivienda residen 15 personas: su cónyuge, sus hijos, dos de ellas casadas, con sus cónyuges y sus hijos. Sus dos yernos le ayudan en la recolección de cartones, mientras que las mujeres deben atender las tareas domésticas.

Todo esto evidencia la limitación de las opciones que se les presenta a los jóvenes. Por un lado, evitan los gastos que implica una vivienda pero, por otro, afrontan un elevado costo al renunciar a otros objetivos para adecuarse al funcionamiento del hogar.

El caso del préstamo del terreno para otros familiares no directos y/o amigos, define un poder social y simbólico dentro del espacio social: comparten una misma posición social pero una distinta condición, estableciéndose así una relación de fuerzas de clase a partir del “...yo soy el dueño del terreno (...) ellos ocupan el fondo...”. Aquí la propiedad ya no es sólo material sino simbólica; hay una astucia de distinción 13 dentro de la misma clase social; hay otro capital (no sólo económico) que define un poder dentro del espacio social. A la vez, para el ocupante, es una práctica que le permite ir acumulando un cierto volumen de capital económico que le posibilitará, tal vez, en otro momento, enfrentar una mejor solución habitacional.

La vivencia de la irregularidad no es igual para todos ellos: el 4.7% es ocupante de hecho y un 10 % es ocupante de derecho, es decir, el dueño del terreno le ha cedido una parte para que instale su

vivienda.

Un aspecto de fundamental importancia es ver que casi todos los jefes que reciben a sus hijos casados, no habían experimentado una coresidencia anterior, mientras que el 63.6% de los que prestan el terreno sí lo habían hecho: eran ocupantes en un lote cedido o alquilaban una vivienda en lote compartido. Hay una historia hecha

12 Ver Gutiérrez, A. (1995): "Estrategia habitacional, familia y organización doméstica", Ponencia presentada a las Jornadas sobre problemática urbana, Instituto Gino Germani, FCS, Buenos Aires y Pierre Bourdieu. Las prácticas sociales, Editorial Universitaria/Universidad Nacional de Misiones y Universidad Nacional de Córdoba, Posadas. 13 Ver Carman (1995), op. cit.

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cuerpo detrás de estas estrategias, pero toda esta red habitacional no sólo se nutre de mecanismos de solidaridad entre pares sino que existe, además, la transacción donde el propietario establece las reglas del juego. Es el caso de María:

“...el patrón me presta la vivienda a cambio de trabajo por dos años. En mayo se cumplen y paso a ser propietaria...” (María es migrante tucumana, jefa de familia monoparental, con 3

hijos) No obstante, es un espacio atravesado por la disputa (material y simbólica) y por

la fragmentación social, según los habitus incorporados: “... quiero volver a la villa. Acá no hay organización, no hay so- lidaridad; cada uno para cada uno...”

(Amelia, jefa de hogar) “Nos vamos del barrio por problemas de familia. Tengo resenti- miento con el barrio y la sociedad. Nos sentimos

discriminados por ser del Belgrano. Tengo la casa en venta en 18

inmobiliarias pero ahora construimos una piecita arriba para que alguien

cuide la familia cuando mi esposo tiene guardia. Vivimos armados

por- que ya nos asaltaron 3 veces...” (Susana, esposa de un asalariado

medio)

Ser del Belgrano o ser del Autódromo implica aquí un manejo de la impresión, un argumento (esgrimido ya sea desde el Estado o por otros habitantes de la ciudad) que homogeiniza y del cual, para algunos, hay que despegarse. Para otros, este espacio geográfico no pertenece a Mar del Plata; es otra ciudad: “...me iría a una ciudad con puerto...”, dice José, que vino de Tucumán, se casó con una marplatense y ahora trabaja como auxiliar de máquina...en el puerto!

Como vemos, este es un momento en la trayectoria social de los agentes en que se pudo acumular un pequeño volumen de capital (no sólo económico sino social, dada la red informacional tendida alrededor de la venta de los lotes) y así acceder a la propiedad de la tierra; se logra el acceso social al espacio urbano, transformando el patrimonio familiar. Pero a un espacio donde conviven, heterogéneamente, pobres estructurales (los que no ven satisfechas sus necesidades habitacionales) y los nuevos pobres: aquellos que se enfrentan al desalojo por la imposibilidad de pagar el alquiler (21%) o por la necesidad de contar con otros espacios donde guardar sus nuevos instrumentos de trabajo: carros y animales (16%).

Así nos lo cuenta Julia:

“... yo vivía en Los Troncos, como casera. En invierno, la casa

quedaba a mi disposición. Los dueños eran amigos de mi hermana. Después me independicé (...) Alquilé en Buenos Aires, frente al Patronato y después compré acá. También compré un terreno para mi mamá, que cría animales...”

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Paradójicamente, este proceso que va del desalojo a la posibilidad de comprar un lote es visualizado como de movilidad ascendente, aunque no se hayan mejorado las condiciones habitacionales.

En este sentido, los datos del Cuadro Nº 19 son elocuentes al mostrar cómo aumentan, a partir de 1976, las viviendas precarias y prefabricadas, no obstante el predominio de las autoconstruidas con materiales permanentes. Por otra parte, las viviendas tienen un promedio de 1.9 cuartos cada una, lo que nos da un indicio del hacinamiento personal. En efecto, en el Cuadro Nº 20 puede observarse que sólo los hogares encabezados por un jefe propietario de un pequeño comercio en su vivienda o un asalariado del sector público, son los únicos que han experimentado una mejoría relativa en su nivel de hacinamiento, respecto a su vivienda anterior.

Por el contrario, los obreros autónomos (como mecánicos) han triplicado los niveles de hacinamiento crítico, a lo que se suma el hacinamiento de hogares. Esto se debe, fundamentalmente, a que los trabajadores más desfavorecidos socialmente (albañiles cuentapropistas, personal de fatiga, changarines) son los que coresiden con sus hijos casados pero, a la vez, donde con mayor frecuencia encontramos lotes compartidos, lo que hace disminuir porcentualmente sus niveles de hacinamiento de hogares y familiar (Cuadro Nº 21).

Este allegamiento co-habitacional promueve una diferente división familiar del trabajo (Cuadro Nº 22):

1) en general, en todos los estratos, las cónyuges e hijos del jefe presentan una actividad laboral inferior a la de los otros miembros del hogar (exceptuando las cónyuges de jefe inactivo);

2) en los hogares cuyo jefe es un obrero autónomo, la participación en la actividad económica de los otros miembros del hogar (ni cónyuges ni hijos), es menor que en el resto de las categorías ocupacionales, a la inversa de lo que ocurre en los hogares de jefe inactivo; y

3) solamente entre los pequeños comerciantes y los peones autónomos la actividad de los hijos supera a la de los cónyuges.

A su vez, en el Cuadro Nº 23 se observa que la mayoría relativa de los miembros activos no jefes se concentra en los hogares de obreros no calificados y peones (diez veces más que entre los obreros autónomos), siguiéndoles los de jefe obrero calificado e inactivo. Por otra parte, es de destacar que casi el 80% de los activos no jefes se ubican en los estratos más bajos de la escala social.

En este aspecto es dable poner de relevancia lo siguiente:

a) entre los jefes de hogar, hay una distinción según sea nacido en MDP o inmigrante: los pequeños comerciantes y vendedores del comercio corresponden a los primeros;

b) la segunda distinción se produce, entre los inmigrantes, según el año de llegada a MDP, encontrándose el corte más abrupto a partir de 1970. Los arribados a la ciudad antes de ese año pudieron emplearse, en su mayoría, como obreros asalariados, mientras que el resto se ubicó en puestos precarios e inestables; y

c) según el capital cultural incorporado. Entendemos que esto es de fundamental importancia dadas las redes laborales que ya mencionáramos, es decir, los allegados al hogar ocupan la misma o aún inferior posición de clase que el jefe.

Respecto a los hijos, los que han accedido a puestos de clase media (tanto asalariada como autónoma) y obrera autónoma tenían entre 25 y 29 años, cuyo padre era ONCAL, PEON o inactivo; o sea, hay claros indicios de una movilidad social intergeneracional ascendente. Empero, en hogares cuyo jefe pudo llegar a ser un

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pequeño cuentapropista comerciante, los hijos de entre 14 y 20 años son trabajadores marginales y obreros no calificados; hay aquí una movilidad social intergeneracional descendente; un rendimiento diferencial de los instrumentos de reproducción, en coyunturas diferentes.

Como balance de lo analizado hasta aquí, estamos en condiciones de decir que es éste un espacio social que caracteriza la pobreza en y de la ciudad, conformado por familias que se encuentran en pleno ciclo vital de reproducción (en expansión y fisión14 ) y producción: hábitat precario, ausencia de medios de consumo social, de infraestructura, de valorización del capital cultural institucionalizado y objetivado. Un espacio que es producto de diversos desplazamientos, tanto geográficos como sociales, pero producto, al fin, del sentido práctico, de una aptitud para actuar según la posición ocupada en el espacio social; es el encuentro entre un habitus y un campo social . Un habitus individual pero, también, un habitus de clase, de historia colectiva, donde se reconocen las semejanzas en las condiciones y posiciones de clase.

Sin embargo, este espacio geográfico que organizó el capital incorporador para agentes sociales con escaso capital económico y cultural se construyó y consolidó a partir de la optimización del capital social pero, a la vez, posibilitó la adquisición simbólica del capital más eficiente para el acceso al campo urbano: el jurídico. Pero aun sin ser reconocido ni legal ni oficialmente, este capital no solamente permite hablar de una legitimidad de la apropiación social del espacio sino, también, de distintas condiciones de clase pero dentro de una misma posición. Con esto queremos significar que estamos frente a un rendimiento diferencial de los instrumentos de reproducción que van a redefinir las estrategias de reproducción social, desde las habitacionales hasta la división familiar del trabajo.

Sintetizando, aparece un nuevo principio de diferenciación (la “propiedad” de la tierra) que construye un nuevo espacio privado de dominación, es decir, aparece en una misma clase social, dominada en las relaciones de producción y distribución, un diferente volumen y estructura de capital que les permite ejercer un cierto dominio simbólico en las relaciones de consumo.

No basta, entonces, con analizar la relación entre práctica social y funcionamiento de los instrumentos de reproducción (esto es, mercado laboral y mercado de tierras) sincrónicamente, sino que hay que reconstruir la trayectoria 15 social del campo, de manera de explicar no sólo las mismas prácticas de quienes ocupan distintas posiciones en el espacio social sino, a la vez, distintas prácticas de quienes ocupan una misma posición relativa; cómo llegan a acercarse geográficamente aquellos que se distancian socialmente.

Al dejar su lugar de origen, 1/3 de los jefes era menor de edad, es decir, vino siguiendo a familiares en busca de trabajo; un 8% no poseía trabajo y el resto estaba empleado en actividades agropecuarias e industriales. Al llegar a Mar del Plata, la mayoría de ellos pasa a ocuparse en las ramas del sector terciario, básicamente gastronomía (conocimiento adquirido en el centro invernal de Río Hondo) y algunos en la construcción, ramas que no aparecen en sus lugares de origen.

Actualmente, han disminuido a la mitad los jefes ocupados en la industria, refugiándose en actividades que requieren escasa calificación, por cuenta propia (Gráficos Nº 4 y 5).

14 Fisión simple es la reproducción por constitución de nuevos hogares. Ver Forni, F. (1991):

Empleo, estrategias de vida y reproducción. Hogares rurales en Santiago del Estero, Bibliotecas Universitarias/CEAL/CEIL, Buenos Aires.

15 Entendemos por trayectoria la interrelación de las distintas dimensiones conductales de las estrategias de reproducción, en distintos momentos del ciclo vital de los hogares.

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Pero lo importante aquí es que este desplazamiento transversal implica la obtención de nuevos medios de trabajo (herramientas, carros, animales) que requieren otros espacios . En términos de Forni y Roldán, hay una trayectoria laboral quebrada, interrumpida, inter e intrageneracional. Los jóvenes y los nuevos migrantes que se suman a este hábitat inician su trayectoria laboral por contagio, en ocupaciones que resultan de fácil entrada y donde las capacidades necesarias se transmiten informalmente 16. Hay una zona rural expulsora de fuerza de trabajo que motiva el emprendimiento de una migración estacional hacia un centro recreativo invernal donde se adquiere un nuevo capital cultural objetivado (no institucionalizado), que posibilita y promueve, a la vez, un nuevo desplazamiento para optimizarlo.

Esto significa que la trayectoria habitacional está estrechamente relacionada con esta trayectoria laboral: en una primera etapa, en zonas próximas al área central e intermedia de la ciudad, donde se concentra la actividad turística; luego, se necesitarán terrenos más amplios, apropiados a las nuevas estrategias, pero en un doble proceso: la imposibilidad de afrontar los gastos de una vivienda céntrica y la posibilidad de invertir el poco capital económico acumulado en el lote propio.

Dicho en otras palabras, son dos desplazamientos estrechamente imbricados: la migración laboral como emergente de la contradicción capital/trabajo y su contracara, la migración intraurbana, motivada por la renta del suelo que no sólo beneficiará al capital inmobiliario sino, también, al Estado.

Si bien prácticamente todos los que llegaron aquí siendo menores, ingresaron precariamente al mundo del trabajo como peones cuentapropistas de la construcción o changarines a quienes, a comienzos de la década de 1990, se sumaron los que perdieron su trabajo asalariado. A esta situación de imposibilidad de ascenso social en un caso y de claro descenso en el otro, se le suma la extrema pobreza del hábitat. Sin embargo, desde la perspectiva de los actores involucrados, ésta ha sido una trayectoria social ascendente, al menos, desde el punto de vista intergeneracional; hay un desplazamiento social y geográfico de clase que posibilita la optimización de los instrumentos de reproducción a la vez que facilita el ingreso en los intersticios de los mercados de trabajo y de tierra; es decir, se logra el acceso al espacio social urbano.

Si dirigimos ahora nuestra mirada a los jefes de hogar nativos de la ciudad, observamos también una relación directa entre edad y posición social: a medida que desciende una, lo hace la otra. En otras palabras, los pocos jefes pertenecientes a la clase media, tanto autónoma como asalariada, son nacidos en Mar del Plata y tienen una edad promedio de 40 años ; los obreros autónomos y calificados alrededor de 34 y los no calificados y peones autónomos entre 29 y 31.

Pero todos ellos arriban al barrio después de 1980 y, aun habiendo sido posible adquirir el lote propio, su situación es visualizada como descendente; se llega aquí por haber sido expulsados de la ciudad para pasar a ser del Autódromo o del Belgrano; hay una marca imputada 17 a partir de las características del barrio, a excepción de los pequeños propietarios autónomos: para dos de tres de ellos esto fue un negocio, que les permitió instalar su comercio en el mismo lote de su vivienda.

Aparece así otra estrategia, implementada a partir de un cierto volumen de capital económico acumulado pero, a la vez, la propiedad material actúa como una distinción también simbólica. Hay una relación distinta en la apropiación social del mismo bien de

16 Forni y Roldán (1996): "Trayectorias laborales de residentes de áreas urbanas pobres. Un estudio de casos en el Conurbano Bonaerense", en Desarrollo Económico, vol. 35, Nº 140, Buenos Aires. También Quirós, E. Y Saraví, G. (1994): La informalidad económica. Ensayos de antropología urbana, CEAL, Buenos Aires. 17 La marca alude al criterio clasificatorio en base al cual se distingue a un determinado grupo. En Carman, M (1995), op. cit.

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uso que nos habla de una historia distinta; distinta condición y situación de clase que confluyen en un mismo espacio urbano.

Un aspecto insoslayable dentro de la trayectoria social es ver cómo impactan sobre la familia estas dos migraciones: cómo se va construyendo y reconstruyendo la organización familiar, en distintos momentos y espacios del ciclo vital del actual jefe del hogar. En este sentido:

a) MDP pareciera ser el punto de la trayectoria donde se constituye la unión conyugal, independientemente del lugar de procedencia ;

b) los que se unieron antes de llegar a MDP, es en esta ciudad donde comienza la procreación; c) si bien en la mayoría de los casos, en la residencia anterior tenían la misma organización familiar, en otros casos se agregan allegados que no estaban en otro punto de la trayectoria; y d) a pesar de que casi todos los jefes presentan una historia común de haber necesitado compartir una parcela de terreno donde instalar su vivienda, ésta no se reproduce en la situación actual, en la que la mayoría es propietario.

A su vez, la adquisición del capital jurídico estaría signando un reacomodamiento de la organización familiar:

i) los hogares extendidos se vuelven nucleares;

ii) las parejas inician su descendencia;

iii) las que ya tenían hijos, los aumentan; otros

iv) llaman a sus ascendientes con quienes iniciaron la migración, se recompone la red; y

v) hijos casados que no pueden ocupar una vivienda propia, la comparten con sus padres.

Esta inestabilidad en el propio entorno, impide la constitución de una identidad barrial; hay una ruptura en la continuidad de su vida cotidiana y la identificación con un grupo también constituye una necesidad social trascendente. En todo caso, se ha modificado el patrimonio familiar y, en lo que atañe a la estrategia habitacional como dimensión de la reproducción social, la propiedad es lo que permite ejercer un dominio que fundamenta la distinción entre los más dominados en el espacio social, aunque este dominio no sea más que un con-dominio.

Mientras entre los migrantes era el jefe del hogar que llamaba a sus padres para que convivieran con él, entre los marplatenses son los padres o suegros los que ceden su vivienda o lote hasta que el actual jefe logra la neolocalidad.

-V-

En este contexto, donde se interconectan la legalidad ilegítima y la legitimidad ilegal, donde el capital inmobiliario manipuló las normas urbanas vigentes, basándose en el desconocimiento cultural y jurídico de los compradores y donde el Estado lo legitima desde el momento en que se declaran nulas todas las acciones judiciales entabladas contra el loteador, se desdibuja el conflicto pero se cumple indirectamente con el derecho constitucional del acceso a una vivienda, incurriendo en una contradicción cuando dice que son ocupantes ilegales porque no tienen escritura que certifique la propiedad; por ende, no tienen derechos como ciudadanos a reclamar bienes públicos urbanos. Como vimos, el condominio es una figura jurídica que bloquea el circuito Dinero - Mercancía - Más dinero (D-M-D’), es decir, la tierra no puede circular como mercancía, sólo tiene valor de uso.

48

En otras palabras, la propiedad privada sigue siendo un requisito de la ciudadanía y esto se enmarca en lo que Escalante llama la utilidad política de las leyes que no se cumplen" 18 . Esto significa que se disipa la dimensión jurídica del problema porque se supone a estos habitantes al margen de la ley, pero si el Estado institucionaliza esa ilegalidad a través de la regularización como barrio, estaría no sólo completando el ciclo otorgando valor de cambio a la tierra obteniendo un rédito político sino que sentaría el primer precedente de legitimación de la ilegalidad, incurriendo en la arbitrariedad, lo cual significa hacer caso omiso de su propia legalidad 19 . Pero por otro lado, vemos que se adquiere un bien de uso, se paga por el uso del suelo, se accede legítimamente a la vivienda sin necesidad de ser propietarios. Es una, en apariencia, ilegalidad legítima.

Empero, cuando hablamos de propiedad privada, hablamos de la construcción jurídica del espacio privado 20 , es decir, de la vivienda; del hogar en relación al barrio y al Estado. Por un lado, la economía de las prácticas nos permite adentrarnos en la heterogeneidad de la categoría propietario (como capital económico, capital social, capital simbólico) y, por otro, cómo es vivido como capital jurídico que establece prácticas de dominación en la esfera del consumo al interior de una clase dominada en la esfera de la producción. La renta del suelo y las políticas públicas definen, en el espacio urbano, lo que es posible para cada uno pero, a la vez, resignifican y redimensionan el derecho como una práctica social específica, a partir de la cotidianeidad. En otras palabras, extienden la dominación del espacio público (la ciudad y el Estado) al espacio privado (el hogar).

En este sentido, entendemos que es necesario cuestionar el término ciudadano como sujeto inscripto en el mercado y frente al consumo, ya que se enmascara una relación estructuralmente desigual y se legitima la fragmentación social. Por el contrario, la noción histórica de ciudadanía se legitimó como un significante válido para la lucha en la extensión de los derechos 21 y el derecho a la vivienda es un derecho constitucional, y discutir este derecho -dice Azuela - es discutir el propio estado de derecho. Por ello, nuestro análisis nos obliga a privilegiar el sentido histórico de política y público.

La propiedad es, quizás, la mejor constatación de las discrepancias entre el derecho vigente (formalmente válido) y el derecho realmente vivido por una sociedad, conflicto que atraviesa axialmente las decisiones políticas :

“...se descubrieron fórmulas legales para justificar el desalojo de los edificios ocupados...”

Diario Página/12, 29/7/1993 “...el gran problema que tenemos es la gente de las villas. Es

muy difícil conseguir programas de erradicación como nosotros quisiéramos...” Ex -Intendente Saul

Bouer; Diario Página/12, 23/7/1993

“...la solución debe encontrarse ordenadamente y con justicia,

para darle a cada familia la oportunidad de comprarse un terrenito, pero con escritura, para que luego esa casa valga algo... “”

Gobernador Pcia. de Bs. As., Dr. Eduardo Duhalde, Diario Página/12, 12/10/1995

18 En Azuela de la Cueva, A. (1995): "Vivienda y propiedad privada", en Revista mexicana de Sociología, año LVII, Nº 1, Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, México. 19 Ver Díaz, E. (1988): Sociología y Filosofía del Derecho, Taurus, Madrid, 5ta. Reimpresión. 20 Azuela (1995), op. cit. 21 Ver Nardacchione, G. (1998): “La ciudadanía como significante social: ¿reconceptualización u ocaso?” , en

Doxa, Cuadernos de Ciencias Sociales, año IX, Nº 18, Buenos Aires.

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“Ninguna figura del Código Civil contempla la situación de los más

pobres. Por eso el Estado debe promover la posibilidad de que

todos los ciudadanos (...) puedan acceder a la propiedad...”

ibidem, Diario Clarín, 29/10/1995

Vemos, entonces, que el límite entre la legalidad (de la propiedad) y la legitimidad (de la apropiación) se desplaza apenas se confronta con la realidad social. Es sólo en esta confrontación que puede entenderse el derecho como práctica social discursiva y relacional del poder. En términos de Grüner, deberíamos inscribir la política no sólo como discurso sino como práctica de la polis, y el escenario de esa práctica no es otro que la ciudad, donde todos los ciudadanos participen en los asuntos públicos 22 . Vale decir, recuperar el sentido político y público de la ciudad y no propiciar la formulación de políticas en sus aspectos técnicos y programáticos. La participación es un concepto vinculado a poder definir cuál es el problema y cómo se resolverá. La participación no es un problema técnico sino eminentemente político que debe tender a modificar las posiciones y no a reproducir las situaciones de subordinación. Las políticas públicas deben sumar equidad + racionalidad, donde la primera significa reducción de desigualdades sociales y la segunda optimización de recursos; pero de todos los recursos que ponen en juego los agentes en sus estrategias de reproducción: el económico, el social, el cultural, el simbólico. Debemos conocer, respetar y considerar el volumen y estructura de capital que los actores despliegan para acceder y pertenecer al campo urbano a la hora de hablar de políticas públicas.

Hay un desconocimiento de los Arts. 3948 y 2567 del Código Civil, que actúan como un instrumento de inclusión social: el primero se refiere a la usucapión, es decir, la prescripción adquisitiva y, el segundo dice que “adquiérese el dominio por transformación cuando de una cosa, materia prima (en nuestro caso, podría ser la tierra) alguien por su trabajo hace un objeto nuevo, distinto por su aspecto, su destino y por su nombre (de tierra baldía a vivienda) con la intención de apropiárselo” 23 .

Es evidente que desde la sociología del derecho puede prescindirse del concepto de propiedad o bien reconocer que tiene múltiples definiciones y significados, es decir, ninguno. Por lo menos, podemos decir que es posible prescindir de él cuando la vivienda sólo adquiere valor de uso. O, tal vez ¿sería posible redefinir el uso rígido del concepto incorporándole otro sentido, que privilegie el uso del espacio privado y no el de exclusión? Aún hay algo más. El acceso social al espacio urbano de los habitantes del Autódromo fue posible por su desconocimiento de la normativa. Creyeron ser propietarios cuando en realidad son condóminos. Esto nos reconduce a considerar otra cuestión y es la vinculación de la ciudadanía con la educación, la información, para lograr el desarrollo individual y social 24 .

En nuestra opinión, deberíamos privilegiar el derecho a y no el derecho de, un cambio no sólo preposicional sino conceptual y político; se incorpora así otro sentido que privilegia el con-dominio del uso del espacio. Se trata de que repensemos reformas alternativas que tienen que ver con otros derechos como el usufructo, la transformación, el uso , la habitación y otros. Para Marx, la persecusión de una igualdad (el acceso social a la ciudad) no puede hacerse si no es introduciendo desigualdades en el tratamiento

22 Grüner, E. (1991): "El Estado: espacio de discurso y discurso del espacio", en SyC, Nº 5, Buenos Aires. 23 Ver Código Civil. Aunque los juridicistas afirman que se refiere sólo a cosas muebles, bien podría extenderse a cosas inmuebles. 24 Cárcova (1993), op. cit.

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jurídico, favorables a los que ocupan las posiciones sociales menos favorecidas 25. Parafraseando a Rousseau, “un pueblo se hace célebre cuando su legislación comienza a [declinar] cambiar...” 26 . Y este es, quizás, el desafío que debemos enfrentar los cientistas sociales, en pos de la construcción de una sociedad más igualitaria y democrática, recuperando la connotación iluminista, positiva y progresista, de la reforma...urbana, como la capacidad para enmendar o alterar para bien algún estado de cosas defectuoso 27.

25 ibidem 26 Rousseau, J. (1950): "El contrato social", en Obras escogidas, El Ateneo, Buenos Aires. 27 The Oxford English Dictionary. En Borón, A. (1999): " Requiem para el neoliberalismo", Ponencia presentada en el Encuentro Internacional de Economistas, Globalización y Problemas del Desarrollo, La Habana, Cuba.

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EEXXCCLLUUSSIIÓÓNN SSOOCCIIAALL EENN AARRGGEENNTTIINNAA PPRREESSEENNTTAACCIIÓÓNN DDEE UUNN EESSQQUUEEMMAA DDEE AANNÁÁLLIISSIISS MMUULLTTIIVVAARRIIAADDOO,, AAPPLLIICCAADDOO AALL

CCAASSOO DDEELL CCOONNUURRBBAANNOO BBOONNAAEERREENNSSEE PPAARRAA EELL PPEERRÍÍOODDOO 11999911--11999988..

Demian Tupac Panigo, Andrea Lorenzetti

Introducción

En el presente estudio desarrollamos una aplicación multidimensional del alcance de la exclusión social en el Conurbano Bonaerense. A través de un conjunto de más de treinta indicadores demográficos, laborales y de pobreza se examinará la magnitud de esta “enfermedad social” (imagen visible del profundo deterioro de los distintos esquemas de solidaridad interpersonal y justicia social), analizando su evolución temporal (1991-1998) y su impacto diferencial sobre los distintos espacios sociales que componen el Conurbano. El objetivo principal del estudio es brindar al lector una visión abarcativa de los problemas sociales que enfrenta el cinturón urbano que rodea a la Capital Federal, y los distintos espacios sociales que lo componen. La región en estudio (el Conurbano Bonaerense) congrega a casi un 25% de la población urbana total del país, pese a lo cual no ha sido analizada aún desde una óptica social multidimensional22, ya que este tipo de estudios se han aplicado generalmente al GBA en su conjunto, minimizando las profundas diferencias existentes entre la Capital Federal y los 19 partidos del Conurbano. Como un aporte complementario, presentamos una metodología alternativa (a la usualmente desarrollada en los estudios de pobreza para Argentina) para la estimación de los distintos indicadores de capacidades, pilar fundamental dentro de los comprendidos por el concepto de exclusión social. Por ser el Conurbano una región heterogénea (a nivel de las relaciones sociales imperantes) una mirada del área en su conjunto no permitiría visualizar la diversa intensidad con que han aparecido los nuevos fenómenos sociales. Por lo tanto y en base a una metodología de corte del Conurbano Bonaerense en diferentes espacios elaborada por el INDEC, se intentará desmontar la imagen geográfica y pasar a construir la imagen social del Conurbano Bonaerense (CB), a través de la aproximación a las diferentes condiciones materiales y sociales que conforman dicho territorio.23 Marco Teórico.

En su carácter descriptivo, el concepto de exclusión social se relaciona fuertemente con el de pobreza vista como privación relativa (Rodgers, Gore y Figueiredo, 1995). Esta conceptualización permite ver a los individuos como seres sociales y no simplemente como acumuladores de utilidad. Analíticamente, por su parte, el enfoque de exclusión social permite entender las interrelaciones entre pobreza, empleo productivo e integración social. El énfasis del enfoque es puesto en el hecho de que la vida de las personas se encuentra fuertemente afectada por la interacción entre la reestructuración económica y las instituciones sociales. Por último, desde el campo normativo este enfoque trae a colación la discusión sobre la naturaleza de la justicia social. Así, al discutir los problemas de pobreza y desigualdad, permite conceptualizar más claramente la pregunta “¿igualdad de qué?”, moviéndonos desde una perspectiva utilitaria a un enfoque referido a la capacidad de ejercicio ciertos derechos. De este modo, el enfoque contemporáneo de exclusión social permite tomar los elementos más ricos de las diversas tradiciones analíticas para constituir una visión amplia, de múltiples dimensiones, de carácter ambiguo y expansivo.

22 Existiendo solamente algunos trabajos que analizan separadamente la condición de pobreza (INDEC, 1989) o de precarización laboral del Conurbano Bonaerense (Morano y Lorenzetti, 1994), pero que no avanzan hacia una estructura de evaluación multidimensional. 23 En este artículo se recogen algunas ideas de Morano y Lorenzetti (1994).

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Estas dimensiones o pilares múltiples que acabamos de señalar comprenden desde las relaciones imperantes en el mercado laboral hasta la forma en que los distintos individuos acceden (o no) a las distintas instituciones básicas de una sociedad: educación, salud, justicia, participación y representación política, etc. En el trabajo que estamos presentando hemos tomado 5 de estos pilares para tener una primera aproximación de la magnitud de la exclusión social en el Conurbano Bonaerense y las distintas características con las que se manifiesta.

Los cinco pilares de la Exclusión social

Como se detallara en el marco teórico, el enfoque de los mecanismos de exclusión social que se presenta en este trabajo considera como ejes para su análisis a lo largo del tiempo las siguientes dimensiones:

Primer pilar: Acceso al mercado de trabajo

La incorporación a la actividad económica será analizada a través de la lectura de una batería de indicadores que distinguen la intensidad de la propensión a la actividad para distintos subgrupos poblacionales diferenciados por sexo y tramos etarios.

La evolución de la actividad se encuenta estrechamente vinculada con la situación concreta de la economía nacional y la evolución de los mercados de trabajo y está influida tanto por patrones culturales así como por las posibilidades y oportunidades que brinda el mercado laboral.

Los indicadores seleccionados para dar cuenta de esta dimensión analítica han sido calculados para lo que se denomina “población potencialmente activa” -14 y más años-.

1. Tasa de actividad específica: calculada como el porcentaje de población activa -ocupada y desocupada- de 14 y más años sobre el conjunto de población de esa misma edad.

2. Tasa de actividad de varones: este indicador refleja el porcentaje de varones de 14 y más años incorporados a la actividad económica sobre el universo de varones de ese grupo de edad.

3. Estas tasas han sido calculadas tanto para los varones jóvenes –hasta 29 años- como para el grupo de varones en edades centrales y de mayor edad –30 a 64 años-.

4. Tasa de actividad de mujeres: da cuenta del conjunto de mujeres activas de 14 y más años sobre el conjunto de mujeres de ese grupo etario. Al igual que para los varones la propensión a la actividad laboral es calculada tanto para las jóvenes mujeres –hasta 29 años- como para aquellas en edades centrales o de mayor edad –30 a 64 años-.

5. Tasa de actividad de los jefes de hogar: este indicador específico es calculado para un grupo de población que es reconocido por el conjunto de los miembros del hogar como persona de referencia del mismo coincidiendo en una alta proporción de los casos con el mayor perceptor de ingresos. Refleja el porcentaje de jefes de hogar de 14 años y más activos sobre el universo de jefes de hogar de 14 y más años.

Segundo pilar: Acceso al empleo Para dar cuenta de esta dimensión se han seleccionado una batería de indicadores que reflejan la posibilidad de obtener un puesto de trabajo, el grado de satisfacción con la ocupación desarrollada y las formas que asume la subutilización visible de la fuerza laboral. Algunos de estos indicadores serán también considerados como medidas que nos aproximan a otro de los pilares analíticos propuestos como es el de acceso a un empleo de calidad. 1. Tasa de empleo específica: calculada como porcentaje entre la población 2. ocupada de 14 años y más y la población total de esa misma edad 3. Tasa de Desempleo visible u horario específica: calculada como porcentaje entre la población

desocupada de 14 y más años y la población activa del mismo grupo de edad. 4. Tasa de desempleo de los jefes de hogar: la evolución de este indicador impacta

generalmente sobre la propensión a la actividad laboral del resto de los componenetes del hogar. Da cuenta del porcentaje de jefes desocupados de 14 y más años sobre el total de jefes del mismo grupo etario.

5. Demandantes de empleo: esta medida da cuenta de el conjunto de población que presiona

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directamente sobre el mercado laboral a fin de conseguir una ocupación. Se calcula como el porcentaje de desocupados y ocupados que buscan activamente otro trabajo sobre el conjunto de la población activa. Dentro de los ocupados se pueden diferenciar aquellos que buscan activamente un empleo para agregarlo al que ya tienen como los que lo buscan para cambiar su ocupación principal u otras ocupaciones. Esta tasa al igual que las anteriores se calcula para el universo de población de 14 y más años y nos aproxima al grado de disconformidad con la ocupación desarrollada.

Tercer pilar: Acceso a un empleo de calidad El conjunto de indicadores propuestos para este eje son los siguientes: 1. Asalariados sin descuento jubilatorio: este indicador considerado como medida “proxy” de

situaciones de precariedad laboral refleja la proporción de trabajadores asalariados que no gozan de descuento jubilatorio como atributo de su puesto de trabajo sobre el conjunto de asalariados.

2. Tasa de sobreocupación: da cuenta del conjunto de ocupados que desarrolla jornadas laborales superiores a las socialmente establecidas sobre el universo de activos.

3. Tasa de subempleo visible u horario: este indicador refleja el porcentaje de población que trabaja involuntariamente una jornada inferior a la socialmente establecida (35 horas semanales) y esta dispuesta a trabajar más horas.

4. Ocupados por rama de actividad: este conjunto de indicadores da cuenta de la distribución de los ocupados en los diferentes sectores de la actividad laboral, distinguiéndose los siguientes: industria, construcción, comercio, servicios financieros, servicios sociales, servicio doméstico y transporte. Se puede distinguir en la evolución de este indicador los cambios en la composición sectorial del empleo y la evolución de aquellas ramas más proclives a la incorporación de empleo precario.

5. Ocupados por calificación del puesto de trabajo: los distintos niveles de calificación del puesto de trabajo han sido establecidos a partir de “la complejidad de las acciones desarrolladas y los instrumentos utilizados en el proceso de trabajo contenido en cada ocupación”24. Se distinguen los ocupados que desarrollan puestos de trabajo de calificación profesional, de los técnicos, los operativos y los no calificados. La calificación de la ocupación es una medida indirecta del nivel de ingresos alcanzado por el ocupado.

Cuarto pilar: Acceso a la educación En este trabajo se ha considerado solamente la posibilidad de acceder al sistema educativo formal como una de las formas de aproximarse a la exclusión educativa. Este indicador deberá ser complementado por otros que den cuenta de la magnitud que asumen nuevos procesos que impactan sobre el sistema educativo formal (calidad educativa, desgranamiento, permanencia, repitencia, etc.) y medidas que reflejen la exclusión de los sistemas educativos no formales e informales.

Quinto pilar: Capacidades. En los términos de A. Sen (1986) la pobreza puede determinarse sencillamente por medio de las capacidades. Un hogar que no es capaz de alcanzar un nivel de ingresos que le permita financiar sus gastos básicos de subsistencia es un hogar pobre. El análisis de la pobreza es comúnmente desarrollado a partir de la confrontación de una variada gama de indicadores estadísticos, que dan cuenta de las capacidades de subsistencia de un hogar. En el presente estudio analizamos 9 (nueve) de estos indicadores, obtenidos a partir del análisis de la pobreza por ingresos, utilizando la metodología de las economías de escala en el consumo para su estimación. En el anexo I presentamos las distintas alternativas de aproximación a este fenómeno social, y explicamos porque hemos decidido utilizar la metodología de las economías de escala en el consumo, en desmedro de la de los coeficientes de transformación en adulto equivalente. Los indicadores de este quinto pilar de aproximación al estudio de la exclusión social se dividen en

tres grupos: Incidencia, intensidad y desigualdad de la pobreza.

24”El perfil ocupacional del Area Metropolitana de Buenos Aires en 1991 y 1996: particularidades demográficas y sectoriales”Serie Estructura ocupacional 2. INDEC, 1997

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1. Incidencia de la pobreza: Son los indicadores más utilizados por su sencillez e intuitividad. Reflejan el alcance de la pobreza o la indigencia con relación a una población objetivo, en nuestro caso la población total del Conurbano Bonaerense: Porcentaje de personas (y Hogares) pobres: Refleja la inversa del ratio entre la población total (total de hogares) y la cantidad de personas (cantidad de hogares) que poseen un ingreso inferior a la línea de Pobreza. Este valor monetario varía temporal y geográficamente con la composición y el costo de la canasta.

Analíticamente el coeficiente se presenta como:

nqH /=

donde: [ ]

pobreza. de línea la para odeterminad valor y

definida. ingreso de unidad la de total ingreso iy

hogares de total o total población n

=

=

=

∑= −

−=

ˆ

1 )ˆ(

)ˆ(,0n

i i

i

yy

yymaxq

Porcentaje de personas (y Hogares) indigentes: Indica el porcentaje de individuos (u Hogares) con relación a la población total (o total de Hogares respectivamente) cuyo ingreso no cubre siquiera el costo de una canasta compuesta únicamente por alimentos de subsistencia. Analíticamente el coeficiente se presenta como:

nrV /=

donde: [ ]

.indigencia de línea la para odeterminad valor

definida. ingreso de unidad la de total ingreso

hogares. de total o total población

=

=

=

∑= −

−=

y

iy

n

n

i i

i

yy

yymaxr

)

)

)

1 )(

)(,0

2. Intensidad de la Pobreza: Como bien describen Wright, R. (1997) y Sen, A. (1986), las

medidas usuales de pobreza no permiten establecer una estimación razonable de la “intensidad en la pobreza” pues no son sensibles al nivel promedio de ingresos de los pobres ni tampoco a la distribución del ingreso entre los mismos. Es por este motivo que han surgido algunos indicadores adicionales que permiten suplir esta falencia metodológica: Brecha en los ingresos (normal y ponderada por la proporción de pobres): Capta la diferencia entre el ingreso promedio de los pobres y la línea de pobreza, medida en porcentaje de esta última. Ponderada por la proporción de pobres en la muestra, se utiliza para medir el nivel de privación absoluta de los mismos. Valores mayores para este indicador establecen una mayor intensidad en la pobreza. La brecha normal se presenta analíticamente como:

y

yyI P

ˆ

)ˆ( −=

donde: Py es el ingreso medio de los no pobres

Consecuentemente, la brecha ponderada por el % de hogares (o personas) pobres es: .IHBP =

3. Desigualdad de la pobreza: Desde las apreciaciones desarrolladas por Sen (1986), un

indicador importante en el análisis de la pobreza es el grado de desigualdad en la misma. La idea detrás de este indicador es que cuanto mayor sea la desigualdad (entre los mismos pobres o entre el ingreso de los pobres y los no pobres), más profundos serán los conflictos distributivos y más problemática la percepción de la pobreza. Coeficiente de Gini entre pobres: Este indicador puede ser interpretado de diversas formas. La más usual corresponde a su identificación con la curva de Lorentz. En base a esta relación, el coeficiente de Gini, en este caso restringido solamente a los pobres, representa al promedio ponderado de las diferencias entre todos los pares posibles de ingresos. Al igual que el coeficiente de Atkinson y el coeficiente de variación entre otros, el coeficiente de Gini

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es invariante a la escala de medición, es simétrico, y cumple con la condición de Pigou-Dalton (toda transferencia de ingresos de una unidad de mayores ingresos a una de menores ingresos reduce el valor del coeficiente). Analíticamente:

p

n

t

n

f

ft

y

yyn

G

∑ ∑= =

=1 1

2.2

1

ft y ∀ cuyos ingresos se encuentren por debajo de la línea de pobreza Ingresos relativos pobres - no pobres: A diferencia del coeficiente de Gini entre los pobres, este indicador de desigualdad de la pobreza tiene en cuenta las diferencias de ingresos existente entre pobres y no pobres. Cuanto mayor sea esta diferencia, más profundo será el impacto social de la pobreza.

Analíticamente:

p

NP

y

yIR =

donde NPy es el ingreso medio de los no pobres

4. Ponderación conjunta: Luego de haber desarrollado indicadores que analizan individualmente incidencia, intensidad y desigualdad de la pobreza, presentamos a continuación un indicador compuesto que pondera conjuntamente estas tres características. Indice de Sen: El índice de Sen tiene en cuenta a la distribución del ingreso entre los pobres y se puede interpretar como la suma ponderada de las brechas de pobreza y es igual al porcentaje de pobres multiplicado por la suma del income gap ratio y el coeficiente de Gini específico de los pobres (ponderando a este último por 1 más el income gap ratio). Analíticamente el coeficiente se presenta como:

[ ] 111 ).1(. GpIIHS −+=

donde:

. pobres

los de ingresos de sumatoria la a total ingreso como tomando Gini, de Coeficente =1Gp

Ámbito geográfico y social de aplicación. La construcción de los espacios sociales del

Conurbano Bonaerense.

A fin de poder aproximarse a la construcción del mapa del CB se ha revisado profundamente la bibliografía existente referida a la diferenciación de la región en estudio, encontrando investigaciones iniciales que en base a diferentes criterios conceptuales y metodológicos distingue dos espacios claramente marcados. En los últimos años y como profundización de trabajos ya existentes, las investigaciones que consideran la heterogeneización creciente del CB, avanzan sobre las caracterizaciones duales propuestas y conforman, en base a un conjunto de indicadores objetivos, diversos espacios sociales homogéneos entre si y diferenciables del resto. La Encuesta Permanente de Hogares tiene tradición de investigación en este sentido y en 1991 trabaja sobre una primera diferenciación espacial del CB25. Avanzando sobre esta propuesta, en 1994 se sistematiza una diferenciación espacial del CB, basada en la asociación de ciertos indicadores de participación en la distribución social26. Los indicadores aplicados para el corte espacial fueron: a) porcentaje de población cubierta por algún sistema de salud; b) porcentaje de hogares con jefe con primaria incompleta. c) porcentaje de hogares con baño de uso exclusivo; d) porcentaje de hogares con ingreso per cápita en el estrato 1.

25 A partir de una serie de indicadores referidos a las condiciones sanitarias de los hogares del CB se ubicaban tres espacios heterogéneos. (Morano,C., 1991). 26 Messere, M; Hoszowski, A. (1994).

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De esta asociación de variables -utilizando técnicas de análisis multivariado-, surgieron cuatro espacios claramente diferenciados al interior del CB: CB1: Integrado por los partidos de San Isidro y Vicente López. CB2: Conformado por los partidos de Avellaneda, Matanza127, Morón, Gral. San Martín y Tres de Febrero. CB3: Lo forman los partidos de Almirante Brown, Berazategui, Lanús, Lomas de Zamora y Quilmes. CB4: Lo integran los partidos de Florencio Varela, Esteban Echeverría, Merlo, Moreno, Gral. Sarmiento, Matanza2, San Fernando y Tigre.

El Conurbano Bonaerense y su evolución demográfica

Los datos aportados por los últimos Censos Nacionales de población permiten visualizar los cambios en el volumen poblacional del CB hasta 1991; para los años posteriores se cuenta con información proveniente de la Encuesta Permanente de Hogares.28 Cuadro 1.-Crecimiento poblacional de los partidos del Conurbano Bonaerense. Censo de 1980 y 1991

Población Unidad de Referencia 1980 1991 Incremento Total Partidos 6.823.141 7.924.424 15.8% CB 1

Vicente López San Isidro

580.242 291.072 289.170

584.546 287.154 297.392

1.4% -1.3% 2.8%

CB 2 Avellaneda

La Matanza 1 Morón

Tres De Febrero San Martín

2.167.609 334.145 503.995 598.420 345.424 385.625

2.252.163 342.226 520.215 637.307 348.343 404.072

3.9% 2.4% 3.2% 6.5% 0.8% 4.8%

CB 3 Lanús

Quilmes Berazategui

Lomas De Zamora Almirante Brown

1.937.478 446.980 446.587 201.862 510.130 331.919

2.237.174 466.393 508.114 244.405 570.457 447.805

15.5% 4.3% 13.8% 21.1% 11.8% 34.9%

CB 4 Florencio Varela

Esteban Echeverria La Matanza 2

Merlo Moreno

General Sarmiento San Fernando

Tigre

2.137.812 173.452 188.923 445.511 292.587 194.440 502.926 133.624 206.349

2.850.541 254.514 273.740 597.104 390.194 286.922 648.268 143.450 256.349

33.4% 46.7% 44.9% 34.0% 33.3% 47.6% 29.0% 7.3% 24.2%

Entre 1980 y 1991 hay un incremento de la población de un 15.8% para la región en su conjunto. El ritmo de crecimiento registrado entre los dos últimos censos de población denota una desaceleración persistente de la población del CB en su conjunto: "...el crecimiento poblacional intercensal registrado para la región en estudio entre 1960 y 1970 fue del 42.6%, mientras que entre los censos del 70 y 80 dicho crecimiento descendió al 27.7%." (Roffman, A., 1997) El aumento acelerado de población enfatizado en el CB4 en la década de los 80, podría explicarse en parte a la luz de ciertas políticas implementadas en la Argentina entre fines de los 70 y principios de los 80. Algunas hipótesis planteadas en investigaciones consultadas consideran como factores relevantes para entender los procesos señalados a la erradicación de las villas de emergencia de la Capital

27 El partido de la Matanza se dividió previamente en dos zonas diferenciadas. Las razones que motivaron esta división se encuentran expresadas en el documento de Morano anteriormente citado. 28 El incremento de población, como es sabido, puede deberse tanto a su crecimiento vegetativo como a factores migratorios. En este documento no se discrimina el componente principal que explica los cambios encontrados en el volumen de población.

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Federal, y la afluencia de las corrientes migratorias provenientes del interior del país y de países limítrofes. (Bermúdez, 1989). Estos fenómenos habrían contribuido a una masiva y compulsiva localización de aquellos sectores de escasos recursos en las zonas no solo más alejadas de la Capital Federal y de difícil acceso, sino además en peores condiciones de infraestructura de servicios. Por otra parte, el valor de la tierra en este espacio, ha sido probablemente menor que el registrado en otros, convirtiéndose en un incentivo para la población de menos recursos, y contribuyendo de algún modo a la dinámica poblacional de los últimos años. Cuadro 2: Participación relativa de la población de los espacios del CB. En % de la Población total del CB en cada año

Unidad de Referencia Censo1980 EPH199129 EPH1998

Población Total CB1 CB2 CB3 CB4

6.823.141 8.5

31.8 28.4 31.3

7.909.581 7.0 27.0 29.1 36.8

8.777.718 6.7

26.4 27.0 40.0

Los dos primeros espacios (CB1 y CB2) han visto disminuir en todo el período el peso relativo de su población con respecto al total; en el tercer espacio (CB3) la población se ha mantenido entre 1980 y 1998. El último espacio (CB4) es el único que ha incrementado su peso relativo en el período intercensal y entre 1991-98. La apropiación diferencial de los espacios por distintos sectores sociales ha generado situaciones heterogéneas y desiguales en lo que se refiere a la calidad de vida de los habitantes. Sin duda, el aumento de población del CB concentrada en el último espacio social (sin una mejora sustantiva de la oferta sanitaria, educativa y de servicios de infraestructura existente), ha dado como resultado el aumento de población en situación de vulnerabilidad social y de precariedad en las condiciones generales de vida. Lo cierto es que, para 1998, un gran número de hogares caracterizado por contar con mayor cantidad de menores y jóvenes habita en el espacio más desfavorecido del Conurbano. Estos hogares, siendo los más afectados por la crisis y los cambios en el mercado laboral deben convivir cotidianamente con la falta de agua potable, cloacas, gas natural, pavimento, servicios telefónicos, alumbrado público; con la escasa existencia de hospitales equipados y de escuelas, con la insuficiencia de transportes, con la falta de espacios y ámbitos para la recreación y la participación social, aspectos todos que sin duda posibilitan el acceso a una mejor calidad de vida. Análisis de los resultados: El impacto social de la Convertibilidad en el Conurbano

Bonaerense

Los profundos cambios ocurridos en el mercado de trabajo en estos años, han causado un notable impacto en la población del CB, el mayor conglomerado urbano del país. El deterioro de las condiciones laborales ha sido de tal magnitud que no ha dejado espacios ni protagonistas sin afectar. Como hemos visto, aún los indicadores demográficos, de más lento movimiento, muestran el impacto de ciertos cambios en los patrones culturales y en las estrategias de vida de los hogares. Para visualizar esta reciente transformación, focalizando en los indicadores laborales y socioeconómicos, se plantea un análisis que aborda la cuestión desde los cinco pilares de exclusión social presentados en las páginas previas. Inicialmente se evaluará el impacto de los cambios en el total del CB, para luego profundizar sobre los distintos espacios que lo componen (para los cuales no habrá indicadores de pobreza pues existe aún secreto estadístico en las variables de ingreso de los distintos sub-aglomerados que componen el CB).

29 El número de habitantes del CB proporcionado por la Encuesta Permanente de Hogares para mayo de 1991 difiere levemente de los datos provenientes del Censo de 1991; ello se debe a que la EPH es una encuesta por muestreo cuyas estimaciones poblacionales han sido ajustadas con las correspondientes proyecciones de población censales.

58

Impacto de los Cambios en el Total del Conurbano

Entre 1991 y 1998 los indicadores de participación e inserción laboral han evidenciado cambios significativos, entre los cuales los más conocidos son el aumento de la actividad, de la desocupación abierta y del subempleo. 30 Cuadro 3: Indicadores laborales del Conurbano Bonaerense y sus distintos espacios sociales. 1991-1998.

1991 1998 Var % 1991 1998 Var % 1991 1998 Var % 1991 1998 Var % 1991 1998 Var %

Tasa de Act. de 14 y más 53,7 58,7 9,3 54,3 62,1 14,4 52,4 59,0 12,6 51,1 54,6 6,8 56,9 60,8 6,9

Tasa de Act. de varones 74,3 75,7 1,9 71,4 73,6 3,1 73,2 73,9 1,0 72,7 72,8 0,1 77,1 79,5 3,1

Tasa de Act. de mujeres 34,6 42,9 24,0 39,4 51,5 30,7 34,2 45,7 33,6 32,0 37,4 16,9 36,1 43,0 19,1

Tasa de Act. Varones hasta 29 68,0 66,3 -2,5 56,6 56,7 0,2 70,6 66,7 -5,5 63,7 62,1 -2,5 71,4 70,7 -1,0

Tasa de Act. Varones de 30 a 64 90,1 94,0 4,3 94,1 97,1 3,2 89,6 92,7 3,5 91,0 94,1 3,4 89,0 94,3 6,0

Tasa de Act. Mujeres hasta 29 37,1 44,7 20,5 40,1 56,2 40,1 40,7 49,9 22,6 37,4 43,5 16,3 33,4 40,9 22,5

Tasa de Act. Mujeres de 30 a 64 40,7 51,2 25,8 51,3 60,1 17,2 38,9 55,6 42,9 37,0 43,7 18,1 43,1 51,5 19,5

Tasa de Act. de jefes de hogar 73,6 75,3 2,3 72,5 77,2 6,5 67,8 71,6 5,6 71,8 70,5 -1,8 80,7 81,5 1,0

Tasa de empleo 50,0 49,4 -1,2 52,6 54,1 2,9 49,4 50,8 2,8 47,6 46,7 -1,9 52,1 49,5 -5,0

Tasa de desocupación 6,8 15,8 132,4 3,2 12,9 303,1 5,6 13,9 148,2 6,8 14,5 113,2 8,4 18,6 121,4

Tasa de desoc. jefes 4,8 11,4 137,5 1,8 9,9 450,0 3,8 8,6 126,3 4,8 11,0 129,2 6,3 13,8 119,0

Tasa de sobreocupación 37,1 36,1 -2,7 35,6 39,3 10,4 37,9 37,5 -1,1 37,8 34,7 -8,2 36,3 35,3 -2,8

Demandantes de empleo 19,6 40,7 107,7 19,4 35,7 84,0 20,3 36,8 81,3 17,1 39,8 132,7 21,2 44,9 111,8

Tasa de subempleo horario 8,0 14,2 77,5 8,1 12,2 50,6 7,0 12,2 74,3 8,0 14,7 83,8 8,9 15,7 76,4

Ocupados Asalariados 69,2 73,7 6,5 64,1 66,3 3,4 68,7 73,4 6,8 68,3 75,0 9,8 71,5 74,5 4,2

Ocupados No asalariados 30,8 26,3 -14,6 35,9 33,7 -6,1 31,3 26,6 -15,0 31,7 25,0 -21,1 28,5 25,5 -10,5

Asalariados sin jubilación 34,2 40,5 18,4 24,3 41,1 69,1 34,4 36,9 7,3 33,4 37,9 13,5 41,7 44,8 7,4

Ocupados en Industria 26,8 20,9 -22,0 21,4 20,4 -4,7 29,1 21,7 -25,4 25,7 20,0 -22,2 26,9 21,1 -21,6

Ocupados en Construcción 8,1 9,2 13,6 2,2 3,6 63,6 5,0 6,5 30,0 8,2 8,3 1,2 11,9 13,1 10,1

Ocupados en Comercio 21,2 22,1 4,2 21,7 18,8 -13,4 25,3 23,0 -9,1 19,8 22,8 15,2 18,7 21,5 15,0

Ocupados en Serv. Financieros 5,7 7,7 35,1 14,9 11,9 -20,1 6,0 9,8 63,3 5,9 7,6 28,8 3,2 5,2 62,5

Ocupados en Serv. Sociales 20,9 21,9 4,8 23,9 28,0 17,2 22,5 22,8 1,3 21,4 23,9 11,7 18,4 18,6 1,1

Ocupados en Serv. Doméstico 9,1 7,8 -14,3 5,4 8,0 48,1 5,8 5,4 -6,9 9,2 6,2 -32,6 12,6 10,6 -15,9

Ocupados en Transporte 6,0 9,1 51,7 6,9 8,1 17,4 4,7 10,1 114,9 7,2 9,4 30,6 5,8 8,3 43,1

Ocupados Profesionales 5,2 5,4 3,8 17,9 15,3 -14,5 5,2 6,5 25,0 4,8 4,3 -10,4 2,7 3,4 25,9

Ocupados con tarea Técnica 14,7 14,7 0,0 27,4 18,4 -32,8 17,6 19,0 8,0 14,8 15,4 4,1 9,4 10,4 10,6

Ocupados con tarea Operativa 49,5 48,4 -2,2 34,9 37,7 8,0 50,1 47,9 -4,4 49,0 50,2 2,4 52,7 49,6 -5,9

Ocupados con tarea no calificada 29,4 30,6 4,1 18,6 27,8 49,5 26,5 25,4 -4,2 29,2 30,0 2,7 34,4 35,6 3,5

IndicadoresAglomerado

Total CB1 CB2 CB3 CB4

Del cuadro 3, podemos observar que el CB en su conjunto presenta: Un notable aumento de la Actividad General. Un ingreso al mercado de trabajo de las mujeres de todas las edades, que aumentan un 25% su participación laboral. Un inédito aumento de la Desocupación abierta que alcanza los dos dígitos, triplicando los valores de 1991 y colocando al Conurbano como uno de los ámbitos con más alto nivel de desocupación del país y con la mayor concentración de desocupados en un espacio urbano (algo menos de 650.000 personas en mayo de 1998). Para expresarlo de otro modo, en 1991 la probabilidad de tener un desocupado afectaba a uno de cada 10 hogares del CB; en mayo de 1998 esta probabilidad afecta a uno de cada cuatro hogares. Gráfico 1. Tasa de Desocupación abierta del CB y sus espacios sociales 1991-1998. En

% de la Población Económicamente Activa.

30 Esta situación, que parece impactar por primera vez en 1993, comienza en realidad a gestarse a partir de octubre de 1992 cuando ciertos indicadores -desocupación masculina y de jefes de hogar, desocupación en la construcción, caída de la ocupación en la Industria- marcan un deterioro en los niveles de ocupación de los varones, actores con mayor peso al interior de la fuerza de trabajo.

59

0

2

4

6

8

10

12

14

16

18

20

Total CB1 CB2 CB3 CB4

EPH 1991 EPH 1998

Fuente: Elaboración Propia en base a los datos de la E.P.H. del INDEC

La desocupación no sólo afecta a jóvenes y mujeres, tradicionalmente los más desocupados. El crecimiento del desempleo de los jefes de hogar (un 138% entre el 91 y el 98), refleja el deterioro de la situación laboral y la gravedad de la misma, ya que históricamente este grupo era el menos afectado por la desocupación. El aumento de la actividad y el desempleo se ve acompañado por un importante deterioro en la calidad del empleo. En otros términos, los puestos de trabajo que se mantienen o se generan son de jornadas de pocas horas con una tendencia a la desaparición de empleos a tiempo completo como modelo típico de jornada laboral. Un dato a destacar es el notable aumento de la subocupación horaria que casi se duplica en el período estudiado. En este contexto se destaca un impactante crecimiento de la demanda de empleo sostenido no solo por los desocupados abiertos, sino también por los ocupados que buscan otra ocupación. Mientras que para 1991 el peso de los desempleados abiertos en la demanda de empleo global era de un 35%, en 1998 el mismo se reducía a un 28% ganando peso relativo las personas que declaran tener un trabajo, probablemente de baja calidad o escasos ingresos. Los asalariados, y en particular aquellos que no tienen descuento jubilatorio (ver gráfico 2), ganan un peso considerable en el conjunto de los ocupados. Este hecho refleja la tendencia a la desaparición de atributos tales como la protección y cobertura social, que habían caracterizado en otro momento histórico a la condición asalariada. Se puede afirmar, sin temor a equivocación, que los puestos de trabajo asalariados existentes en 1998 son más precarios que aquellos encontrados a inicios del plan de convertibilidad. Gráfico 2. Asalariados sin descuento jubilatorio en el CB y sus espacios sociales 1991-

1998. En % del total de asalariados

20

25

30

35

40

45

Total CB1 CB2 CB3 CB4

EPH 1991 EPH 1998

Fuente: Elaboración Propia en base a los datos de la E.P.H. del INDEC

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La importante caída de los ocupados en actividades manufactureras y en menor medida en los servicios sociales básicos (hospitales, escuelas, etc.) es acompañada por un crecimiento de ocupados en algunos sectores de los servicios: trabajadores del transporte, comercio y actividades inmobiliarias de alquiler y empresariales se destacan en el conjunto de los ocupados. La disminución durante el septeño de los ocupados en actividades de servicio doméstico (ver gráfico 3) esta claramente asociada a la pérdida de poder adquisitivo de los hogares, principalmente aquellos pertenecientes a los sectores medios. Es necesario tener presente que estas actividades han sido un sector importante de refugio de mano de obra femenina de poca calificación. La disminución en un 15% del servicio domestico en el lapso de siete años agrava las ya deteriorados posibilidades laborales de las mujeres con menores recursos del Conurbano Bonaerense.

Gráfico 3. Trabajadoras en el servicio doméstico del CB y sus distintos espacios sociales. 1991-1998. En % del total de ocupados.

4

5

6

7

8

9

10

11

12

13

Total CB1 CB2 CB3 CB4

EPH 1991 EPH 1998

Fuente: Elaboración Propia en base a los datos de la E.P.H. del INDEC

Estas tendencias se ven acompañadas por una polarización dicotómica de la estructura ocupacional por nivel educativo, con un aumento de los profesionales y de los empleos de baja calificación en desmedro de las actividades técnicas y operativas. Paradójicamente, tal como puede observarse en el cuadro 4, los profesionales y las personas con bajo nivel de instrucción formal son los únicos grupos que disminuyen su participación en la PEA entre 1991 y 1998. Cuadro 4. Composición de la PEA por nivel educativo en el Conurbano Bonaerense. Evolución 1991-1998

61

Aglomerados AñoTotal PEA

Sin Instr/Prim Incompleta

Primaria Completa

Secundaria Incompleta

Secundaria Compl./Sup. Incompleta

Superior Compl./Univ. Incompleta

Universitaria Completa

1991 100,0 13,9 36,8 20,7 16,2 8,4 4,0

1998 100,0 11,5 30,6 24,8 16,4 12,8 3,9

Var % -- -17,3 -16,8 19,8 1,2 52,4 -2,5

1991 100,0 3,4 21,4 16,9 24,6 19,6 14,1

1998 100,0 5,1 19,1 20,9 19,6 22,4 12,9

Var % -- 50,0 -10,7 23,7 -20,3 14,3 -8,5

1991 100,0 10,6 32,1 23,0 19,7 10,6 4,1

1998 100,0 8,1 23,9 25,2 20,9 16,9 5,0

Var % -- -23,6 -25,5 9,6 6,1 59,4 22,0

1991 100,0 12,9 37,0 22,4 16,5 7,5 3,6

1998 100,0 10,0 30,9 27,3 16,9 11,8 3,0

Var % -- -22,5 -16,5 21,9 2,4 57,3 -16,7

1991 100,0 19,4 43,8 18,4 11,4 4,9 2,1

1998 100,0 16,1 37,5 23,5 12,2 8,7 2,0

Var % -- -17,0 -14,4 27,7 7,0 77,6 -4,8

CB4

Total

CB1

CB2

CB3

Más allá de la leve reducción en la participación de los profesionales, analizando todos los niveles de educación en conjunto, se observa una tendencia general al aumento del nivel educativo en la población económicamente activa del Conurbano Bonaerense, con una fuerte disminución de los activos con primaria completa e incompleta y un aumento de los que comenzaron el nivel secundario o universitario para luego abandonarlo o de aquellos que completan el nivel terciario. Pasando al análisis del pilar de capacidades, se puede observar en el cuadro 5 el resultado de las estimaciones desarrolladas para el Conurbano Bonaerense (a nivel agregado) de los distintos indicadores de pobreza e indigencia. Por una cuestión de espacio hemos omitido, tanto en el cuadro 5 como en los próximos cuadros y gráficos, la presentación de los resultados particulares obtenidos para cada valor de α (la inversa de las economías de escala en el consumo), analizando solamente el promedio de los mismos31. Cuadro 5. Evolución de la incidencia, intensidad y desigualdad de la pobreza en el Conurbano Bonaerense. Estimaciones para el promedio de los distintos α

1991 1994 1998

17.5% 8.9% 14.0%(0.63) (0.62) (0.56)

18.6% 9.4% 14.8%(0.76) (0.78) (0.71)

2.7% 2.2% 3.2%(0.49) (0.33) (0.44)

2.9% 2.2% 3.3%(0.76) (0.55) (0.62)33.9% 40.1% 37.6%(0.09) (0.18) (0.04)

5.9% 3.3% 5.2%(0.67) (0.52) (0.54)0.23 0.32 0.27

(0.21) (0.30) (0.15)4.96 7.53 6.48

(0.27) (0.44) (0.30)

8.4% 4.9% 7.5%(0.63) (0.50) (0.51)

Gini entre pobres

Ratio de ingresosNo pobres/ Pobres

Indice de Sen

% de HogaresIndigentes

% de PersonasIndigentes

Intensidad de lapobreza

Intensidad porIncidencia

IndicadorAño

% de HogaresPobres

% de PersonasPobres

31 Quien desee obtener las tablas con el detalle de los resultados desagregados para cada valor de α, puede solicitar esta información a los autores a la siguiente dirección de correo electrónico: [email protected].

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Nota: Entre paréntesis se presenta el coeficiente de variación de las estimaciones realizadas en cada indicador para los distintos valores de α. Fuente: Elaboración propia en base a la información de la EPH del INDEC. Los principales resultados que pueden extraerse son los siguientes: Al igual que en el caso del GBA (analizado en el estudio 1 del número anterior de esta publicación), se observa que desde 1991 a 1998 los distintos indicadores de incidencia, tanto de pobreza como de indigencia, han seguido un sendero en forma de U, con un pico en 1991 para los pobreza y en 1998 para los de indigencia. Sin embargo todos los indicadores de incidencia (tanto de pobreza como de indigencia) del Conurbano son entre un 20 y un 25% mayores que los del GBA. Si asumimos bajas economías de escala en el consumo (α=0.8), el 26,4% de las personas que habitaban el Conurbano Bonaerense en 1998 se encontraban con un ingreso menor al del umbral de pobreza. El 21% de estos pobres (es decir el 5,6% de la población) poseía ingresos inferiores aún a los de la línea de indigencia. Aunque estos valores se modifican en magnitud si evaluamos el promedio de los resultados obtenidos para los distintos valores de α, no cambia significativamente ni la evolución ni los diferenciales encontrados con el GBA.

Gráfico 4. Evolución de los distintos indicadores de incidencia de la pobreza y la indigencia en el Conurbano Bonaerense para el promedio de los distintos αααα.

(1991=100)

45.0

55.0

65.0

75.0

85.0

95.0

105.0

115.0

1991 1994 1998

% de Hogares Pobres % de Personas Pobres

% de Hogares Indigentes % de Personas Indigentes

Con respecto a los indicadores de intensidad y desigualdad observamos que la evolución temporal es totalmente inversa a la de los indicadores de incidencia. En todos los casos puros (es decir sin tomar en cuenta los indicadores que ponderan conjuntamente a más de un indicador) se verifica un pico en 1994 y una leve declinación desde dicha fecha hasta 1998. De cualquier manera, todos estos indicadores (de desigualdad e intensidad) son mayores en 1998 que al comienzo de la Convertibilidad. En el caso particular de la desigualdad entre pobres y no pobres, el crecimiento entre extremos del indicador fue superior al 30%. Para el Conurbano en su conjunto, en 1998, el ingreso medio de los no pobres era cerca de 7 veces superior al de los pobres cuando en 1991 dicha relación no llegaba a 5. Comparando con los resultados obtenidos para el GBA, observamos que tanto para la intensidad de la pobreza como para la desigualdad entre pobres no existen demasiadas diferencias con los resultados encontrados para el Conurbano Bonaerense (solamente un poco más de intensidad en los 19 partidos). Sin embargo, cuando analizamos el caso de la desigualdad entre pobres y no pobres, notamos que la misma es mucho más elevada en el GBA que en el Conurbano, diferencia cercana al 20%. Si pasamos al análisis de los indicadores compuestos, observamos en primera instancia que (para el promedio de los α) el incremento de la intensidad casi compensa la caída en la incidencia por lo que la multiplicación de ambos indicadores muestra valores muy similares para 1991 y 1998 en el

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Conurbano Bonaerense. Respecto al índice de Sen, la conclusión es similar. Con una estrategia de ponderación diferente de incidencia, intensidad y desigualdad de la pobreza, en este indicador puede apreciarse que la diferencia entre 1991 y 1998 es menor a un punto porcentual (8,4% en 1991 y 7,5% en 1998). Finalmente resta analizar la robustez de estos resultados a partir del coeficiente de variación (CV) de los mismos estimado con los distintos valores de α. Podemos afirmar que la volatilidad de los resultados se ha reducido fuertemente con el tiempo (un 14% en promedio para todos los indicadores), destacándose la caída del 24% en el CV los indicadores que analizan intensidad. Aún sin llegar a estos elevados porcentajes, se ha verificado en todos los indicadores una significativa reducción del CV, mejorando la robustez de los resultados.

Impacto de los Cambios en los distintos espacios sociales del CB.

Los cambios generales encontrados para el Conurbano en su conjunto adquieren en cada uno de los espacios características específicas. • Cambios en el primer espacio social (CB1): Los jóvenes varones y mujeres del CB1 se incorporan masivamente a las actividades de mercado, con el mayor aumento de sus tasas de actividad en relación al resto de sus pares. Las mujeres jóvenes, ya muy activas para 1991, constituyen el grupo de población que más incrementa su participación en relación a sus pares de los restantes espacios. Es en el CB1 dónde se registra el mayor crecimiento de la actividad laboral. Se genera un importante aumento de la desocupación abierta: cuadruplica su valor en el período analizado. También aumenta notablemente el desempleo de los jefes de hogar, ya que siendo el valor más bajo del CB para 1991 es el que más crece en términos relativos (450% en el lapso de siete años). El hecho de que un importante grupo de jefes de hogar no puedan obtener recursos económicos para el hogar puede explicar en parte, el importante aumento de la actividad femenina destacado en los párrafos anteriores. El aumento de la actividad registrado, no sólo se produce a causa del mayor desempleo, sino que también se explica por una mayor generación de empleo. En este espacio del CB, al igual que en el CB2, aumenta la cantidad relativa de ocupados en el conjunto de la población con edad de trabajar. Este crecimiento del empleo, sin embargo, se ha visto acompañado de otros fenómenos que acotan la calidad de los puestos de trabajo: los ocupados menos sobreocupados en 1991, pasan a ser los únicos de todo el CB que están más sobreocupados en 1998; la sobreocupación no impide que además casi hayan duplicado la demanda de empleo. En el mismo sentido, y tal como se veía en la dudosa calidad del empleo generado, el crecimiento del trabajo asalariado se dio acompañado por el aumento de puestos sin descuento jubilatorio. Cabe destacar que en 1991 este espacio tenía la menor cantidad relativa de asalariados precarios, mientras que para 1998 se convierte en el segundo espacio con mayor peso relativo de asalariados en esta situación después del CB4. Se producen cambios en la estructura de calificación de los puestos de trabajo de estos ocupados: disminuyen su presencia relativa los trabajadores en puestos más calificados; se incrementa la presencia de aquellos en puestos de menor calificación: operativos y principalmente no calificados con un crecimiento de casi un 50%. Esta tendencia a la descalificación de la fuerza de trabajo no se condice con el mayor nivel educativo de la PEA, dado que en el período estudiado aumentan aquellos que no han completado la secundaria y los niveles superiores y universitario. Esto estaría indicando una mayor distancia entre el nivel educativo formal y los puestos de trabajo a los que accede la población. Se puede suponer que “la juventud dorada” del Conurbano, mejor posicionada al comienzo del plan de convertibilidad en la permanencia exclusiva en el sistema educativo sin tener que trabajar, se ha visto obligada a insertarse en puestos de trabajo más precarios y poco calificados; es probable que en otros momentos históricos, puestos como éstos o similares fueran ocupados por jóvenes con menor nivel educativo, habitantes de los espacios menos favorecidos. • Cambios en el segundo espacio social (CB2): Se produce una incorporación significativa a la actividad de las mujeres de todos los grupos de edad, con especial énfasis en aquellas de 30 y más años, protagonistas principales del crecimiento de la PEA; los varones mantienen su participación con cambios según grupos de edad: aquellos en edades centrales refuerzan su participación mientras los varones más jóvenes se retiran del mercado, probablemente afectados por el desaliento.

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Tanto la desocupación abierta como la específica de los jefes de hogar crece alrededor de un 150%. La demanda de empleo, una de las más significativa en 1991, si bien aumenta en un 80% no alcanza los altos niveles de crecimiento de los restantes espacios. En este espacio al igual que en el CB1 los jefes de hogar aumentan su presencia en el mercado de trabajo. Los ocupados del CB2 mantienen los niveles de sobreocupación de 1991 pero aumentan los niveles de subempleo en un 80%. El aumento de los asalariados se da junto a un crecimiento de aquellos que no perciben descuentos jubilatorios si bien es en este espacio donde los asalariados precarios crecen menos. Se producen importantes cambios en la composición por rama de actividad de los ocupados: los ocupados en la industria caen un 25% en siete años; también disminuyen los trabajadores del comercio; los únicos que aumentan su presencia son aquellos que están insertos en ramas ligadas a la construcción y servicios tales como los servicios financieros, inmobiliarios, empresariales y de alquiler; un caso notable es la duplicación de los ocupados en el transporte, convirtiéndose probablemente ésta en actividad de refugio de los varones expulsados de las actividades manufactureras en el CB históricamente más industrializado. Los cambios en la composición sectorial del empleo muestran una mayor participación de los ocupados de calificación científico-profesional y técnica En la PEA aumentan su presencia los activos en los niveles educativos más altos (a partir de secundario incompleto) con lo que podría suponerse que parte de la fuerza laboral de este espacio habría accedido a puestos de trabajo más acordes con su educación formal. Son principalmente las mujeres, con especial énfasis de las mayores de 30 años, más inactivas para 1991, quienes ingresan al mercado laboral ante la desocupación de los varones que antaño desarrollaban actividades manufactureras. Estos nuevos trabajadores (tanto mujeres como varones que pierden su trabajo y deben conseguir otro) se insertan principalmente en los servicios financieros, inmobiliarios, empresariales y de alquiler, en el transporte; en puestos de jornadas más reducidas como estrategia laboral frente a un mercado en crisis. • Cambios en el tercer espacio social (CB3): La tasa de actividad de este espacio es la que menos crece junto con la del CB4: casi 4 puntos porcentuales entre inicios del plan de convertibilidad y mayo de 1998. El aumento está sostenido fundamentalmente por mujeres de todas las edades. La fuerte impulsión a la actividad laboral de cónyuges e hijas puede leerse a la luz de la caída de la actividad laboral para los jefes de hogar -dado que este es el único espacio donde este valor disminuye- y el notable aumento de la desocupación de este grupo. La transformación operada en el ámbito laboral pareciera haber impactado sobre los patrones culturales más arraigados en los partidos del sur. Una característica específica de dicho espacio era la mayor inactividad de las mujeres posicionadas principalmente como cónyuges, quienes permanecían al cuidado del hogar. Son estas mujeres quienes mayoritariamente debieron abandonar su rol exclusivamente doméstico, para incorporarse a las actividades de mercado. Así, al deterioro de la situación laboral de los jefes se le suma la del resto de los componentes del hogar: mientras en mayo de 1991 la tasa de desempleo de este espacio era de 6.8%, en 1998 crece en más de un 100%. En este espacio se registra, a diferencia de los dos anteriores, un caída de los niveles de empleo en un 2%, acompañada por una disminución de los sobreocupados, un abrupto aumento del subempleo y de la demanda de empleo, situaciones todas que colocan a estos ocupados en una fuerte similitud con sus pares del CB4. La menor proporción de ocupados en actividades manufactureras y de servicio doméstico se ve compensada por un aumento de los trabajadores del comercio, transporte y servicios financieros, inmobiliarios, empresariales y de alquiler. Los ocupados menos calificados aumentan su presencia en el conjunto a pesar del creciente nivel de escolarización de los activos que ganan peso relativo en los niveles secundario y terciario universitario incompleto. El aumento de escolarización de la fuerza de trabajo no parece reflejarse en la obtención de puestos de similar calificación. En este espacio, todos los integrantes de la unidad familiar deben volcarse hacia las actividades de mercado, ante una fuerte desocupación que los golpea y vulnerabiliza. El quiebre de los patrones culturales y estrategias más arraigadas dan paso a trabajadores más precarios e informales. • Cambios en el cuarto espacio social (CB4): Los habitantes de estos partidos siempre presentaron altos niveles de participación en las actividades de mercado. Si bien el aumento de la actividad se explica por una mayor impulsión de varones y mujeres de todas las edades, son las mujeres más jóvenes (hasta 29 años) quienes

65

más se integran a las actividades laborales. Cabe recordar que en 1991 éste grupo de mujeres era el más inactivo en relación al resto de sus pares, debido probablemente a una estrategia de vida de los hogares con gran cantidad de menores a cargo. El deterioro de la situación laboral de los restantes componentes activos del hogar habría desbordado su capacidad de subsistencia, obligando a las mujeres con niños pequeños y con menores posibilidades de cuidado institucional, a vulnerabilizar aún más su ya precaria situación. La importante caída de la tasa de empleo –con una reducción de un 5%- permite contextualizar el crecimiento de la desocupación en más de un 200% en el espacio que para 1991 presentaba los índices de exclusión social más altos. Por su parte, los jefes de hogar presentan las tasas de desempleo más altas de todo el Conurbano, conviertiéndose en uno de los grupos de mayor riesgo laboral: casi cinco de cada diez jefes desocupados del área (un 47%) se encuentran en ese espacio. A los impactantes fenómenos de precariedad laboral aquí descriptos se le suman aquellos trabajadores que demandan activamente otro empleo. Este conjunto de situaciones convierten a la población de este espacio en una de las más desfavorecidas y precarizadas por los indicadores sociolaborales estudiados. Las formas asalariadas aumentan en menor medida que el resto de los espacios manteniéndose los altos valores de precarización encontrados ya para mayo de 1991.

Se registran cambios significativos en la composición de los ocupados por rama de actividad:

pierden peso los ocupados en las actividades manufactureras y en el servicio doméstico, y

complementariamente lo ganan los ocupados en el comercio, el transporte, los servicios

financieros, inmobiliarios empresariales y de alquiler y la construcción. La caída de los ocupados

en actividades del servicio doméstico (registrada también en el CB3) dificulta la inserción laboral

de un importante grupo de mujeres, que en muchos casos funcionan como cabeza de hogar,

deteriorando la calidad de vida de los habitantes más empobrecidos del CB. Las ocupaciones de baja calificación -operativa y no calificada- son desarrolladas por la casi totalidad de los ocupados del CB4 disminuyendo aquellas de calificación operativa a expensas de los no calificados. En este período ganan peso los ocupados de calificación técnica. Este comportamiento está acompañado por un mayor nivel de escolarización alcanzado por los activos. Los habitantes más empobrecidos y vulnerables a inicios del plan de convertibilidad se ven afectados por la crisis del mercado laboral debiendo modificar sus ya precarias posibilidades de subsistencia, lanzando hacia el mercado a las jóvenes mujeres con gran carga doméstica. Sin duda “la juventud cobriza” del Conurbano sigue habitando en este espacio aunque el resto de los jóvenes del CB hayan ennegrecido su calidad de vida a lo largo del período analizado. Conclusiones

La situación general y sociolaboral del Conurbano Bonaerense se ha modificado sustancialmente en estos últimos años. Los profundos cambios implementados con el plan de Convertibilidad han impactado abruptamente, deteriorando las posibilidades laborales de la población en su conjunto. Desde la perspectiva de los mecanismos de exclusión social, focalizando sobre los indicadores de pobreza y mercado laboral, este deterioro se ha visto reflejado heterogéneamente en los distintos espacios sociales que componen el Conurbano Bonaerense. En mayo de 1991 se recortaban cuatro espacios con dinámicas demográficas y laborales diferenciadas que expresaban la heterogeneidad del área estudiada. Seis años después, el mapa del CB presenta espacios con mayor grado de homogeneidad y tendencias similares en lo que se refiere a su situación socioeconómica. En otros términos, el impacto de los cambios pareciera haber actuado en el sentido de diluir ciertas diferencias y distancias y generar nuevas identidades entre los habitantes del CB. Se sintetizan a continuación las tendencias más destacables encontradas en el período analizado (1991–1998): Siguiendo la evolución registrada en el resto de los aglomerados urbanos, se observa en el Conurbano Bonaerense un impactante deterioro de las condiciones laborales de la población en su conjunto, con un fuerte aumento de las distintas formas de subutilización de la fuerza de trabajo (desempleo abierto, subempleo horario, trabajo precario, etc.) Se destaca como un proceso novedoso el cambio en las pautas culturales de los hogares más empobrecidos en el período estudiado, en lo que se refiere al ejercicio de las jefaturas de hogar. Ante la desocupación del varón, aquellos sectores que basaban sus estrategias de vida en una mayor inactividad relativa de las mujeres, quienes se hacían cargo de las tareas domésticas, han debido modificar abruptamente sus patrones culturales lanzándolas masivamente a las actividades de mercado. Es probable que el cambio genérico del principal perceptor de ingresos afecto a la

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identificación del nuevo jefe de hogar. Esta situación refleja la mayor vulnerabilidad a la que se ven expuestos estas familias cuyas jefas deben insertarse en ocupaciones poco calificadas y apreciadas socialmente asumiendo toda la responsabilidad de la crianza de los niños (Geldstein, 1996). La creciente participación laboral de jóvenes y mujeres de todas las edades, especialmente de aquellas con una importante carga doméstica, no parece estar asociada a un afán de progreso personal; parecería más correcto atribuir tal impulso a la falta de ingresos de la unidad doméstica (debido al explosivo aumento de la desocupación de los jefes de hogar) y al incremento de la inestabilidad laboral.

Con relación a los distintos indicadores de capacidades, la imagen final nos muestra a una

sociedad que “democráticamente” ha reasignado, por acción u omisión, el costo social de las

recientes transformacioens. Analizando conjuntamente incidencia, intensidad y desigualdad de la

pobreza (a partir del índice de Sen) observamos que el impacto de la misma en 1998 adquiere

magnitudes muy similares a las estimadas para 1991. Sin embargo, mientras que al comienzo de la

Convertibilidad, este impacto era distribuido de forma menos intensa y desigual entre una mayor

cantidad de pobres, en 1998 se ha forzando a una (levemente) menor cantidad de ellos a soportar

más intensa y desigualmente el costo social del modelo económico. Los actores sociales que para 1991 estaban mejor posicionados (CB1) ven desaparecer sus posibilidades de mantener a los jóvenes en la inactividad otorgándoles así mayores ventajas para desarrollarse en el sistema educativo. Pareciera que cada vez quedan menos jóvenes pertenecientes a la juventud dorada en el Conurbano; éstos jóvenes se ven impulsados a la actividad laboral a fin de que los hogares que integran puedan conservar lo que tienen, insertándose precariamente en ocupaciones y puestos de trabajo que en otras etapas históricas ocupaban los jóvenes cobrizos. Finalmente observamos que mientras que en 1991 se podían recortar claramente dos

espacios que estaban en una situación intermedia en relación a los mejor y peor

posicionados del CB, esta situación se altera significativamente hacia 1998 dado que las

tendencias delineadas muestran que un grupo de estos sectores intermedios se

asemejan por los indicadores sociolaborales a los agrupamientos más desfavorecidos.

Más precisamente, el CB3 deja de ser un reflejo de la situación global del Conurbano

para comenzar a parecerse cada vez más al CB4.

Bibliografía

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67

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Dentro del análisis de la pobreza por ingresos32 existen diversas metodologías para calcular o estimar los distintos indicadores de incidencia, intensidad y desigualdad de la misma. Las alternativas surgen de las opciones que tiene el investigador en cada una de las tres etapas del proceso de determinación de la estructura metodológica.

Cuadro A1. Proceso de determinación de la estructura metodológica para el análisis de la pobreza

ETAPA INDICADOR MÉTODO DE ESTIMACIÓN

Línea de indigencia Valor monetario de una canasta de subsistencia. Línea de pobreza

absoluta Valor monetario de la canasta típica de bienes y

servicios de una familia pobre 1.- Definición de la línea de pobreza

Línea de pobreza relativa

Generalmente consiste en utilizar la mitad de la mediana de ingresos de la población de referencia.

Ingreso total familiar

Sumatoria de los ingresos de cada miembro de la familia

Ingreso per cápita Ingreso total familiar sobre el total de miembros de la

familia A) Método de coeficientes de transformación.

2.- Determinación del indicador de

ingresos Ingreso por adulto

equivalente B) Método de las economías de escala en el consumo.

32Existe otra metodología de análisis de la pobreza, comúnmente utilizada en nuestro país: Población con Necesidades Básicas Insatisfechas, asimilada al concepto de pobreza estructural (Montoya y Mitnik, 1993). No utilizamos esta metodología ya que creemos que la reducción de ingresos no incide rápidamente sobre los indicadores de necesidades básicas insatisfechas, y que por lo tanto se deben usar medidas más sensibles a tales acontecimientos. Tales medidas se obtienen a partir del análisis de la pobreza por ingresos desarrollada en el presente estudio.

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Hogares indigentes Hogares con ingresos por debajo de la línea de

indigencia.

Hogares pobres Hogares con ingresos por debajo de la línea de

pobreza seleccionada.

3.- Identificación de los hogares con problemas de capacidades

Hogares precarios Hogares con ingresos comprendidos en una franja de

pobreza preestablecida.

El tema central de controversia: La estimación del ingreso por adulto

equivalente.

En el cuadro A1 hemos remarcado con negrita y subrayado uno de los principales puntos de discusión para quienes investigan sobre pobreza y exclusión social en nuestro país. A continuación presentaremos formalmente las metodologías alternativas de estimación del ingreso por adulto equivalente, para discutir luego lo que a nuestro entender son las principales ventajas de la utilización de las economías de escala en el consumo. Método de los coeficientes de transformación33: El cuadro A2, presenta los coeficientes de transformación de los distintos miembros de la familia en adultos equivalentes. Así, por ejemplo, una familia tipo con un jefe de hogar masculino de 35 años (con una actividad física moderada), una esposa de 32 años (con una actividad física intensa) y dos hijos (una niña de 3 y un varón de 15 años) tiene 3.36 adultos equivalentes en el sentido expuesto en los renglones previos. Analíticamente:

=

== n

i

i

n

i

iMC

AE

Y

Y

1

1

θ

donde: ∑=

n

i 1

es la sumatoria desde el primer hasta el último dato que corresponda.

MC

AEY es el ingreso por adulto equivalente por el método de los coeficientes de

transformación, i =1,..,n, representa a los distintos integrantes del hogar, n es el total de miembros que componen el hogar,

iY el ingreso de cada integrante de la familia y

iθ los distintos coeficientes de transformación de cada integrante de la familia en adultos

equivalentes.

Cuadro A2. Coeficientes de Transformación en adultos equivalentes

33 Que es la metodología aplicada en la mayoría de los estudios sobre pobreza desarrollados en Argentina, como los de Altimir y Beccaria (1993), Beccaria y Minujin (1991), Epszteyn y Orsati (1989) y Minujin et al. (1992).

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Edad Sexo Actividad Coeficiente 6-12 meses - - 0.33 1 año - - 0.43 2 años - - 0.5 3 años - - 0.56 4-6 años - - 0.63 7-9 años - - 0.72

Masculino - 0.83 10-12 años

Femenino - 0.73 Masculino - 0.96

13-15 años Femenino - 0.79 Masculino - 1.05

16-17 años Femenino - 0.79

Suave 0.92 Moderada 1.06 Masculino Intensa 1.21 Suave 0.72 Moderada 0.74

18-29 años

Femenino Intensa 0.84 Suave 0.87 Moderada 1 Masculino Intensa 1.14 Suave 0.72 Moderada 0.74

30-59 años

Femenino Intensa 0.84 Suave 0.71 Moderada 0.82 Masculino Intensa 0.93 Suave 0.63 Moderada 0.64

60 y más años

Femenino Intensa 0.73 Suave 0.83 Moderada 0.85 Embarazadas (por encima de los 18 años) Intensa 0.94 Suave 0.91 Moderada 0.93 Madres en lactancia Intensa 1.02

Fuente: CEPA, “Evolución reciente de la Pobreza en el GBA, 1988-1992”, Documento de trabajo Nº 2, Ministerio de Economía, 1993.

Método de las economías de escala en el consumo: Comúnmente utilizado por la OECD34 para los estudios de comparación internacional, este método calcula el ingreso por adulto equivalente del hogar dividiendo el ingreso total familiar por la cantidad de integrantes del hogar ponderados por las economías de escala en el consumo. Intuitivamente, el concepto de economías de escala en el consumo implica que el costo de alimentar y vestir a un integrante adicional en la familia es decreciente. En este sentido el costo de alimentar a una familia de 4 personas es menor que el costo de alimentar a cuatro familias unipersonales, pues existen ventajas asociadas con cocinar una sola vez, ir a hacer las compras una sola vez, etc. Analíticamente:

αn

Y

Y

n

i

iME

AE

∑== 1

donde: ME

AEY es el ingreso por adulto equivalente por el método de las economías de escala en el

consumo, α = a la inversa de las economías de escala promedio asumidas para el consumo del hogar. Con rango [ 0 , 1 ]

34 Ver Burniaux et al., (1998).

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Las ventajas de la metodología de las economías de escala en el consumo

• Requerimientos mínimos de Información: El método de los coeficientes de transformación en adulto equivalente requiere información detallada sobre sexo, edad, intensidad de actividad, condición de embarazo y de lactancia. De todas estas variables, la Encuesta Permanente de Hogares solamente provee información apropiada para las dos primeras. Este inconveniente obliga a suponer que la persona encuestada no está embarazada (ni se encuentra en período de lactancia) y que realiza una actividad física moderada Teniendo en cuenta que solamente bajo este tipo de supuestos es posible continuar con la estimación de los distintos indicadores de pobreza, la rigurosidad de la metodología se vuelve, al menos, cuestionable. Por el contrario, la metodología de las economías de escala en el consumo solamente requiere información acerca de ingreso total familiar y número de miembros de la familia, campos incluidos en la base de usuarios ampliada (archivo Hogar.dbf) de cualquier aglomerado urbano de la EPH del INDEC. • Adecuación a los estándares internacionales: Los estudios más recientes de la OCDE sobre pobreza y distribución del ingreso utilizan la metodología de las economías de escala en el consumo para calcular los distintos indicadores que se utilizan para las comparaciones internacionales. El extenso (y exhaustivo) trabajo de Burniaux et al (1998) es una prueba fehaciente de estas afirmaciones, y ha servido de musa inspiradora para el desarrollo de la presente investigación. Al adaptar la estructura metodológica a los estándares internacionales, se impulsa el desarrollo de estudios comparativos, sumamente provechosos para el análisis de la pobreza en nuestra región. • Flexibilidad de los supuestos: Mientras que los coeficientes de transformación en adulto equivalente son fijos (más precisamente

de revisión periódica), las economías de escala en el consumo (o su inversa, alpha) son totalmente

flexibles, especificadas por el investigador. Esta mayor flexibilidad de los supuestos (recordamos

que el valor de alpha es un supuesto pero que también lo son los distintos valores asumidos para

los coeficientes de transformación) permite que con la metodología de las economías de escala en

el consumo se puedan desarrollar análisis de sensibilidad. Variando levemente el valor de alpha

uno puede verificar la robustez de los resultados. En nuestro trabajo, esta evaluación ha sido

llevada a cabo utilizando el coeficiente de variación de los distintos resultados hallados para

diferentes valores de alpha. • Menor complejidad computacional: La sencillez operativa de la metodología de las economías de escala en el consumo permite hablar

de una democratización del “pseudo mercado” de investigación de la pobreza en Argentina. Al

utilizar este proceso alternativo uno solamente necesita trabajar con dos campos de una sola base

(la de Hogares). Si por el contrario se trabaja con la metodología de los coeficientes de

transformación en adulto equivalente, se debe trabajar primero con la base persona.dbf (para

asignar un coeficiente a cada persona) y luego programar una macro para incorporar la suma de

los coeficientes de todos los miembros de un hogar en un campo adicional de la base hogar.dbf,

para cada hogar de dicha base. Esta última tarea no es imposible, pero si más compleja que la que

debe desarrollarse al usar la metodología de las economías de escala en el consumo. Creemos que

la reducción significativa de tiempo (y de costos), derivada de esta metodología alternativa,

allanará el camino a quienes intentan investigar (o desean hacerlo) el impacto y la evolución de la

pobreza en nuestro país.

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REFLEXIONES TEORICO-METODOLOGICAS EN TORNO AL ANÁLISIS DE LA POBREZA

Alicia B. Gutiérrez

INTRODUCCION

Uno de los problemas más serios que afecta a América Latina desde hace muchos años, y que, a la luz de las investigaciones dista mucho de encontrar soluciones, está constituido por los fenómenos de exclusión y lo que podría llamarse “la pobreza urbana”. Ello ha originado una serie de teorías y polémicas en la sociología y en la antropología, en torno a la manera de como abordarlos y las posibilidades de conseguir un análisis adecuado del mismo. Las perspectivas son muchas, algunas de las cuales son completamente antagónicas.

Retomando brevemente algunas de ellas, pretendo aquí hacer hincapié en una construcción teórico-metodológica que permite analizarla “desde

adentro”, es decir, desde los agentes sociales que, ocupando una posición dominada en el espacio social, elaboran un conjunto de prácticas

sistematizadas entre sí que les permiten reproducirse socialmente, perspectiva analítica que guía una investigación que se está realizando en

un barrio pobre de la ciudad de Córdoba, Argentina35.

Mi propósito es hacer una síntesis sobre las principales perspectivas que se han utilizado para analizar teórica y empíricamente tal situación. Por ello, haré referencia aquí, brevemente, a algunos de los diferentes enfoque sobre “marginalidad”, a la teoría de redes sociales y estrategias de sobrevivencia de Lomnitz, para finalmente, exponer suscintamente la manera en que encaro la problemática en mi investigación en marcha.

1. LA PERSPECTIVA DE LA MARGINALIDAD

Esta perspectiva analítica ha originado en América Latina una extensa bibliografía (especialmente en las décadas del 60 y 70), tanto teórica como empírica36, desde distintos enfoques, originando tal polémica, que ha llevado incluso a proponer “la marginalización del concepto de marginalidad” (CAMPANARIO y RICHTER, 1974).

El enfoque ecológico de la marginalidad está asociado a los comienzos mismos de su utilización como herramienta analítica. En efecto, el concepto de “marginalidad”, comenzó a utilizarse con frecuencia después de la Segunda Guerra Mundial, cuando empezaron a aparecer núcleos poblacionales en los

35 Ello no implica desconocer que quienes viven en ese barrio comparten una situación global: no negamos los datos estadísticos que nos indican las regularidades, las condiciones generales de vida de gran parte de la población de nuestro país y de la región. Al contrario, a partir del conocimiento de la situación general, es que se analiza, especialmente a partir de metodologías cualitativas, las condiciones de existencia, los mecanismos y estrategias que un grupo de 34 familias ponen en marcha para vivir. El planteo general de la problemática, las características esenciales del barrio y los principales resultados de la primera etapa de la investigación pueden verse en GUTIERREZ, Alicia, 1995. 36 Un buen ejemplo de ello es la cantidad de trabajos que analizan esta problemática, que cita y comenta brevemente Antonio murga Fransinetti en: “La marginalidad en América Latina, una bibliografía comentada”, Revista Mexicana de Sociología, No. 1, Año 1978.

72

sectores periféricos de la mayor parte de las grandes ciudades de América Latina: las “barriadas”, las “villas miseria” y las “favelas” de Lima, México, Buenos Aires y Río de Janeiro, comenzaron a ser definidas como “marginales”. Posteriormente, el concepto se amplió para incluir también a barrios pobres situados dentro de las ciudades37.

El criterio de definición de marginalidad pasaba por la calidad y ubicación del hábitat y adquiría la característica de ser un enfoque fundamentalmente macro social. La teoría y la práctica de este enfoque -el urban renewal- (LOMNITZ, L., 1978), implicaba la suposición de que al reemplazar las barriadas por los grandes complejos habitacionales modernos se solucionaría más o menos automáticamente el problema de la marginalidad, suposición que ha sido desmentida por los hechos históricos38.

Poco a poco el concepto comenzó a incluir otros elementos, aunque el urbanístico seguía siendo el relevante. Según Quijano (1966), la utilización de este término se vuelve problemática cuando a la noción de marginalidad construida empíricamente, se fueron añadiendo, por simple extensión, la condición social de los habitantes de esos barrios y de esas viviendas. De esta manera, el enfoque ecológico daba por sentado “la homogeneidad de la condición social de la población de los barrios periféricos, que compartiría características que van desde la situación económica hasta rasgos culturales o psicosociales” (SEGAL, S. 1981:1550-1551).

Los autores que sustentan el enfoque económico de la marginalidad se fundamentan especialmente en el materialismo histórico, colocando la cuestión de la marginalidad dentro del funcionamiento de la economía, y tomando como dimensión central la situación en el mercado de trabajo. Su interés es caracterizar la marginalidad, no en el plano del consumo sino en el de la producción, a través del cual se evidenciarían los mecanismos que originan este proceso. Al respecto, Verónica Bennholdt-Thomsem (1981) señala que “lo que hasta ahora sólo se consideraba como elementos de la marginalidad es considerado por estos autores como criterio determinante: desocupación y subocupación de grandes sectores de la población de América Latina” (Op. cit.: 1981). En este sentido, una parte importante de la población urbana se encontraría en una situación marginal, en la medida en que no está incorporada al mercado formal del trabajo.

Dentro de este enfoque, se destacan dos problemáticas fundamentales: a) la primera se refiere al papel que desempeña la masa marginal en el mercado de trabajo; b) la segunda, apunta a las causas del proceso de marginalización en América Latina, y, en relación con ello, al papel de la dependencia económica.

Respecto al primer problema, señala Oliven que la masa marginal “normalmente se ha interpretado como el ejército industrial de reserva descripto por Marx” (OLIVEN, R., 1981: 1630). Es decir, los marginales tienen una función concreta: 37 De todos modos, siempre se hacía referencia a “núcleos de población segregados en áreas no incorporadas al sistema de servicios urbanos, en viviendas improvisadas y sobre terrenos ocupados ilegalmente” (GERMANI, G., 1973). 38 Por otra parte, Lomnitz señala que muchos autores han considerado a las barriadas “como campamentos de paso en el proceso de migración rural-urbana”, con lo que la margimalidad no sólo sería una etapa transitoria en el movimiento migratorio, sino que también sería un mero incidente de éste, situación luego desmentida por las nuevas generaciones de marginados (LOMNITZ, op. cit.: 23).

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son aquellos desocupados que están constantemente disponibles para ser incorporados al mercado formal de trabajo y ejercen, de este modo, presión sobre los salarios de los obreros ocupados.

Sin embargo, algunos autores han argumentado que el volumen de esta masa marginal es mucho más elevado que la cantidad que se requiere, para el funcionamiento del sistema, como reserva de mano de obra. José Nun (1969), por ejemplo, considera que la superpoblación relativa cumple la función de ejército de reserva laboral en el capitalismo competitivo. Pero en la fase monopolística, si bien hay una parte de la población que sigue manteniendo esa función, hay otra que “no puede tener ya esperanza alguna” de volver a ocuparse; y por este motivo constituye una masa marginal. Dicha masa marginal sería entonces, “esa parte afuncional o disfuncional de la superpoblación relativa” (NUN, J., 1969: 201)39.

Una tercera hipótesis señala que la masa marginal cumple una función concreta en los países subdesarrollados, pero de manera distinta a la del marxismo clásico. El punto de partida de esta hipótesis es que los marginales logran, a pesar de todo, sobrevivir y reproducirse -subsisten-. Lo hacen produciendo bienes y servicios en actividades de muy baja productividad pero que no requieren capitales y utilizan los desperdicios de la civilización industrial. “El mercado para estos bienes y servicios está constituido por los sectores obreros ocupados pero de menos ingresos; por el personal, por ejemplo, de las industrias medias no pertenecientes al sector monopolista, y cuyos salarios son insuficientes para permitirles el acceso a bienes y servicios ‘modernos’. De este modo, el sector marginal cumpliría una función permitiendo la supervivencia, en condiciones y niveles de vida ‘tradicionales’, de un sector importante de la población excluido del mercado ‘moderno’: indirectamente, entonces, aseguraría la estabilidad del sistema al aliviar la presión que podría ejercer tanto la masa excluida o ‘marginal’ propiamente dicha, como los sectores obreros de bajos ingresos” (GERMANI, G., op. cit.:49)40.

Respecto al segundo problema -las causas de la marginalidad en América Latina-, también existen hipótesis diferentes:

Algunos autores como Sunkel (1971), Quijano (1970), Nun (op. cit.) y en general todos los colaboradores del número dedicado a marginalidad de la Revista Latinoamericana de Sociología (op. cit.), relacionan esta situación en América Latina con el tipo de desarrollo capitalista y dependiente de la región.

Las principales objeciones a esta posición provienen de Singer (1963) y Cardoso (sin fecha), que analizan la problemática del desarrollo brasileño. Para ellos, la marginalidad no sería un problema del desarrollo dependiente, sino que más bien

39 Claro que, se trata de una distinción puramente analítica, ya que ambas partes, las que van y las que no van a volver a ocuparse, el “ejército de reserva” y “la masa marginal” son sólo separables en el plano conceptual. 40 Lomnitz señala una hipótesis similar, sugerida por Stavenhagen: “los marginados se encuentran insertados en la economía urbana dominante a través de servicios prestados principalmente a la clase media. Estos servicios (choferes, jardineros, meseros, mozos, cocineros, servicio doméstico) han permitido a la clase media urbana de América Latina gozar de un nivel de vida apreciablemente superior del que corresponde a sus ingresos reales, aprovechando la amplia disponibilidad y las bajas remuneraciones que perciben los marginados” (LOMNITZ, L., op. cit.: 17).

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constituiría la consecuencia de una determinada fase del desarrollo capitalista. Esta es también la posición de Adams (sin fecha), quien ha observado que la marginalidad aparece no sólo en las economías dependientes, sino también en las grandes ciudades de economía industrial desarrollada. De este modo, la causa de la marginalidad debería buscarse en todo el proceso de desarrollo industrial y no en la dependencia en sí .41

Los distintos trabajos que centran la atención en el enfoque cultural de las poblaciones marginales, revelan en general, dos tendencias opuestas. Una de ellas mantiene que estos grupos humanos son distintos culturalmente del resto de la población; la otra, que surge como reacción a ésta argumenta lo contrario, que culturalmente no son diferentes.

Aquí sólo voy a centrarme en la primera de las orientaciones, y específicamente en Oscar Lewis (1969a, 1969b, 1975), el más conocido de sus representantes, precisamente quien introdujo el término de “cultura de la pobreza”, construido como resultado de sus investigaciones realizadas en México y Puerto Rico. Por otra parte, y también a diferencia de las perspectivas anteriormente señaladas, Lewis opone un enfoque microsociológico a un enfoque macrosociológico: sus análisis llegan a detenerse en lo que ocurre minuto a minuto dentro de un día de una familia pobre.

Lewis define a la cultura de la pobreza como poseedora de una “estructura y lógica propias, como un modo de vida que se transmite de generación en generación sobre bases familiares” (LEWIS, O., 1969a: XLV). Señala que la cultura de la pobreza en las naciones modernas no es sólo una cuestión de carencias económicas o de desorganización; es también algo positivo y ofrece como una suerte de recompensas sin las cuales difícilmente los pobres podrían sobrevivir. La cultura de la pobreza es tanto una adaptación cuanto una reacción frente a su posición marginal en una sociedad capitalista, estratificada en clases y con alto nivel de individuación.

La cultura de la pobreza, según Lewis (1969a) puede ser descrita por medio de unas setenta características sociales, económicas y psicosociales interrelacionadas42.

41 Lomnitz, que comparte esta posición, señala que, sin embargo, “las naciones industrializadas han inventado diferentes tecnologías sociales para tratar de incorporar a estas ‘poblaciones sobrantes’ en sus sistemas económicos” (op. cit.: 18), situación que no ocurre en América Latina, donde los marginados sufren de una pobreza mucho más intensa, que la autora llama “marginalidad de pobreza”, para distinguirla de la que existe en los países más desarrollados. 42 Si se la estudia como “subcultura” respecto a la sociedad global, la característica decisiva es “la falta de participación e integración efectivas de los pobres en las principales instituciones de la sociedad general” (Op. cit.: XLVIII). A nivel de la “comunidad local” se caracteriza por “condiciones habitacionales deficientes, hacinamiento, espíritu gregario y sobre todo, un mínimo de organización una vez que se sale del nivel de la familia nuclear y extendida”; sin embargo, “puede haber cierto sentido de comunidad y espíritu de cuerpo entre los habitantes de los barrios pobres urbanos y los vecindarios formados por éstos” (Op. cit.: XLIX) A nivel de la familia, los rasgos distintivos son: “la inexistencia de la infancia como una etapa especialmente prolongada y protegida del ciclo vital; la iniciación sexual temprana; las uniones libres o matrimonios consensuales; la incidencia relativamente alta de abandono de mujeres e hijos; la tendencia de la familia centrada en torno de la mujer o de la madre y, por consiguiente, un mayor contacto con los parientes por línea materna; la marcada predisposición al autoritarismo; la falta de intimidad; y el énfasis verbal en la solidaridad familiar, que rara vez se logra dada la

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Oscar Lewis ha sido muy criticado por su concepto de “cultura de la pobreza”, fundamentalmente por el enfoque dado al tema, de naturaleza psicosocial y sin considerar suficientemente otros aspectos relativos a la organización social y económica de los pobres. En este sentido, recordemos que la principal característica que señala a nivel de la “comunidad local”, es precisamente “un mínimo de organización una vez que se sale de la familia nuclear y extendida”. Dicha organización, sin embargo, ha podido ser analizada por otros autores, como veremos luego en Lomnitz (Op. cit.), sobre la base de redes de intercambio recíproco de bienes y servicios.

Por otra parte, los “pobres” o los “marginales” no están aislados en la sociedad y de alguna manera se articulan con el sistema global. Dicha articulación pasa no solamente por aspectos culturales, sino también sociales y económicos.

En resumen, la crítica a Lewis se concentra en el hecho de haber concebido a la cultura de la pobreza como una situación global, no sólo homogénea, sino también al margen de la cultura general43.

Habiendo señalado rápidamente algunos de los diferentes enfoques relacionados con la problemática de la marginalidad, como una manera de analizar el fenómeno de la pobreza urbana, es necesario recordar que un punto central de este problema y eje del debate teórico, reside en que se consideran como "marginales" (es decir, "al margen", "no integrados") a individuos y grupos que no están fuera de la sociedad global, sino que están insertos en ella y del modo más desfavorable. Es decir, grupos que serían marginales, no por estar al margen del sistema sino por la manera de estar ubicados en él.

Algunos autores (Lomnitz, 1978; Margulis, 1968), reconociendo el contenido equívoco del término, definen a los grupos que constituyen su objeto de análisis como marginales, pero explicitando que se trata de individuos que no están al margen de la sociedad, sino que ocupan posiciones desfavorables dentro de ella.

El reconocer a la situación de marginalidad como una manera de estar ubicado en el sistema, más bien que por estar fuera del mismo, constituye un avance teórico-metodológico respecto a la concepción dualista (marginalidad-integración). Pero a nuestro criterio, todavía no permite ubicar suficientemente a los agentes sociales

rivalidad entre los hermanos y la competencia por el afecto materno y por los escasos bienes materiales de que se dispone” (Op. cit.: L). Finalmente, “a nivel del individuo, los rasgos distintivos se resumen en un fuerte sentimiento de marginalidad, impotencia, dependencia, e inferioridad” (Ibídem). Por otra parte, dice Lewis, la cultura de la pobreza no se desarrolla en las sociedades primitivas ni en las sociedades de castas, y tiende a declinar en las sociedades socialistas o capitalistas avanzadas como un “Estado de Bienestar”; en cambio, se desarrolla en la etapa inicial de libre empresa del capitalismo y es genérica de esta misma etapa, y también es endémica en los regímenes coloniales. 43 Oliven (Op. cit) señala que es discutible “el concepto de cultura de la pobreza como una entidad que se perpetúa en una especie de círculo vicioso”, por que en ello “se encuentra subyacente la imputación a los mismos pobres de la responsabilidad por la situación en la que se encuentran presos” (Op. cit.: 1639). Desde una perspectiva también cultural, Charles Valentine (1972) realiza una crítica similar a la perspectiva de Oscar Lewis y señala que el error básico de esos estudios lo constituye el hecho de no analizar el fenómeno verdaderamente como “subcultura”; es decir, no se tiende a encontrar, además de los elementos o pautas distintivas, aquellos rasgos o configuraciones culturales que los “pobres”comparten con la sociedad en su conjunto, y el modo en que se articula su subcultura con la cultura global.

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en el sistema de relaciones en el que están insertos, como veremos luego, y analizar las prácticas de los “pobres” en términos de estrategias.

¿En qué consiste el sistema de relaciones? ¿Cómo operacionalizar conceptualmente esa manera de estar ubicado en la sociedad?

Otro desafío pasa por intentar superar la dicotomía “micro” - “macro” (CORAGGIO, 1991), dicotomía que está relacionada con una serie de problemas metodológicos que presenta la antropología urbana en general, tales como precisar la unidad de análisis en la ciudad: “el considerar los datos con referencia a un ‘sistema total’, el enfoque globalista u ‘holístico’ se torna de difícil sostenimiento al pasar de la escala de la pequeña comunidad campesina o tribal a la gran ciudad. Aparece entonces el problema de cómo se determinan los límites de la muestra urbana” (HERRAN, 1985:31). Suponiendo que se toma como muestra “la villa miseria”, o el “barrio pobre”, queda planteado otro dilema: “¿el antropólogo se debe concentrar en la estructura interna del grupo, o en las relaciones de sus miembros con el resto de la población urbana?” (Op. cit.: 32).

2. LAS REDES DE INTERCAMBIO RECIPROCO Y LAS ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA

Un instrumento analítico que pareciera permitir una manera de superar el último de los dilemas planteados es el análisis de redes sociales.

Para el caso de pobladores urbanos pobres, el planteo de Lomnitz consiste en reconocer que entre las estrategias de sobrevivencia de las unidades domésticas insertas en condiciones objetivas desfavorables, se encuentran básicamente la existencia de prácticas relacionadas con la participación en redes de intercambio recíproco de bienes y servicios. Constituyen estrategias de solidaridad basadas en expectativas de intercambios entre sí, donde hay un acuerdo tácito de reciprocidad colectiva.

Se trata de un tipo de relaciones informales que se establecen entre vecinos, parientes y amigos con el objetivo de intercambiar bienes y servicios44 que forman parte de la organización de la vida cotidiana de los miembros o familias que participan de la relación. Las relaciones formales de intercambio se construyen sobre la base de la interacción diaria y fenoménicamente se manifiestan como una regularidad de eventos de intercambio de bienes y servicios entre un conjunto de agentes sociales.

Estas redes de intercambio se presentan como recursos alternativos claves para la resolución de los diferentes problemas a los que se enfrentan las familias pobres, debido a la inseguridad económica crónica a la que se ven sometidas.

Tanto Lomnitz (Op. cit) como Ramos (1984) citan diversos trabajos en los que se constata la existencia de tales redes, basadas en la reciprocidad (entendida como fundamento de un tipo de ayuda mutua que viene a suplir la falta de seguridad

44 Los bienes y servicios que suelen intercambiarse son de naturaleza diferente e incluyen: información (para migrar, oportunidades de residencia y empleo, orientaciones para la vida urbana, trámites burocráticos en general, etc.), asistencia laboral, préstamos (en dinero, comida, herramientas, etc.), servicios (alojamiento, ayuda en la construcción y mantenimiento de la vivienda, ayuda en las compras y en la limpieza de las casas, cuidado de los niños, etc.).

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social), y que utilizan plenamente uno de los pocos recursos que posee el marginado: sus recursos sociales. Para ello, se usan una serie de instituciones tradicionales para reforzarlas, tales como parentesco, vecindad, compadrazgo y amistad masculina.

La reciprocidad depende de varios factores fundamentales: cercanía física, confianza e igualdad de carencias entre los contrayentes de la relación. Este último factor es tan importante, según Lomnitz, que llega a afectar la permanencia de los diferentes sujetos que participan en las redes45. Así, cuando alguna de las familias que participa en una red de intercambio llega a acceder a recursos superiores a las demás, se produce una situación de desequilibrio que puede llegar a alterar la base de confianza que sustenta la red.

En un trabajo posterior, Lomnitz (1979) señala que ha logrado identificar dos tipos de relaciones dentro de la organización social del sector marginal46: a) el intercambio entre iguales, que se efectúa al interior de las redes de intercambio recíproco de bienes y servicios y que ha podido analizar especialmente en su libro dedicado a “Cerrada del Cóndor” -una barriada mexicana- (Lomnitz, 1978) y b) las relaciones patrón/cliente, que se observan, por ejemplo en el caso de los pequeños empresarios que utilizan sus parientes y relaciones sociales para la creación de una unidad de producción. Este tipo de relaciones, que no son de intercambio “entre iguales”, sino al contrario, son asimétricas, implicaría en ciertos casos la presencia de un intermediario: el patrón actúa simultáneamente como intermediario entre sus clientes, que pertenecen al llamado sector informal de la economía, y las instituciones formales de la sociedad. A mi juicio, aquí Lomnitz, al analizar el nexo de articulación entre ambos sectores de la economía urbana47, introduce una herramienta analítica válida para “conectar” al llamado sector marginal, con el resto de la sociedad global.

Las redes -simétricas y asimétricas- constituyen pues, estrategias de sobrevivencia que utilizan los pobres urbanos para satisfacer sus necesidades de reproducción social.

3. LAS ESTRATEGIAS DE REPRODUCCION SOCIAL

45 En la constitución interna de la red, existe un continuum de mayor a menor grado de estabilidad, cercanía social e intensidad de intercambio. Según Lomnitz, en el polo de máxima estabilidad y de intercambio más intenso se encuentran las redes constituidas por familias extensas, que comparten gastos y mantienen una economía mancomunada. En estos tipos de red el intercambio característico es llamado exocéntrico (es decir, todos intercambian con todos, sin que existan individuos que centralicen las funciones de intercambio). En el polo opuesto, se encuentran las redes en las que predomina un intercambio egocéntrico y diádico, redes que normalmente están formadas por vecinos no emparentados. En realidad, estas redes egocéntricas constituyen conjuntos de relaciones diádicas de intercambio recíproco. 46 Aquí, la autora señala que el núcleo de la marginalidad puede describirse sobre la base de dos rasgos característicos: a) la falta de inserción o articulación formal en el proceso de producción industrial urbano; b) la marginalidad crónica de empleo o re-ingreso. 47 “Se trata de un proceso importante en el contexto del presente trabajo, por que las relaciones asimétricas son precisamente las que favorecen los mecanismos de articulación entre el sector informal y la sociedad industrial urbana”. (Op. cit.: 250)

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Los estudios sobre “estrategias de sobrevivencia” y “estrategias familiares de vida” comienza a constituirse en preocupación de los investigadores en la década del 70, y especialmente en la del 80, con los padrinazgos de PISPAL y las re-flexiones realizadas en el marco de la Comisión de Población y Desarrollo de CLACSO. Una amplia e importante bibliografía así lo demuestra, como el clásico Número de Demografía y Economía de 1981.

No desconocemos la importancia que han tenido muchos de los trabajos teóricos y empíricos que se realizaron en torno a esta problemática; sin embargo, retomarlos aquí excede los límites de este trabajo. Me interesa ahora, plantear suscintamente la manera en que se dirige la investigación que tengo en curso, sobre el problema de la pobreza urbana, que pretende analizarla a partir de las estrategias que las familias ponen en marcha para vivir y sobrevivir (residentes en un barrio pobre de la ciudad de Córdoba), pero articulándolas con el resto de la sociedad global.

Entonces, en primer lugar, señalo que prefiero hablar de pobreza urbana ya que, a través de indicadores de necesidades básicas insatisfechas (INDEC) se puede definir de modo general las condiciones de existencia a las que se hace referencia, y no como marginalidad, por el contenido equívoco que éste último término presenta. Pero también, agrego que es necesario definir la posición del grupo de agentes en estudio (y de cada unidad doméstica y de cada uno de sus miembros dentro de ella), en relación a las otras posiciones, dentro de los diferentes campos de análisis48. Es decir, es importante encontrar los elementos explicativos que hacen a esas condiciones objetivas de vida en la posición que se ocupa en el espacio social.

Considerar a las condiciones objetivas externas en las que el agente desarrolla su práctica -y a partir de las cuales la estructura-, en relación con la posición que se ocupa en el espacio social, constituye a mi juicio un valioso instrumento de análisis. En primer lugar, permite ubicar a los agentes sociales en el sistema de relaciones en el que están insertos, es decir, ubicarlos en posiciones sociales relativas a otras posiciones (posiciones de dominación-dependencia). Por otro lado, posibilita operacionalizar conceptualmente esa "manera de estar ubicado en la sociedad" a la que hacía referencia la postura que pretendía superar la alternativa dualista de la marginalidad, a la vez que permite definir cada uno de los sistemas de relaciones. Es decir, a través de los conceptos de campo (sistema de posiciones y de relaciones entre posiciones) y de capital (conjunto de bienes específicos que se constituye en principio de definición de posiciones dentro de un campo específico, es decir, dentro de un sistema de relaciones) se avanza en la construcción de los diferentes sistemas de relaciones sociales que tienen la eficacia explicativa de las diferentes prácticas.

Además, se define la posición a partir del conjunto de bienes que se poseen, de los capitales que constituyen el patrimonio del agente. Volumen y estructura del capital determinan la posición en el espacio social global, mientras que el capital 48 Los conceptos de campo -y, específicamente posición en el mismo- y de habitus son fundamentales en la construcción teórica de Bourdieu, en la medida en que ambos constituyen principios de estructuración de prácticas. Una explicitación mayor de los mismos puede verse en nuestro trabajo Pierre Bourdieu: las prácticas sociales, Buenos Aires, CEAL, 1994; y en la segunda edición revisada, co-edición de la Editorial Universitaria de la Universidad Nacional de Misiones y la Dirección de Publicaciones de la Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 1995.

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específico de cada campo determina la posición dentro del mismo. Esto equivale a decir que las estrategias de reproducción se definen en primer lugar por el conjunto de capitales que se poseen, es decir, "por lo que se tiene" y no a partir de "lo que se carece", o de las "necesidades básicas insatisfechas".

La noción de estrategia, entonces, sólo cobra sentido cuando está ligada a intereses objetivos asociados a una posición, y en cuanto relacionada con otras posiciones dentro de un campo. En otras palabras, es necesario construir primero cada uno de los sistemas de posiciones y de relaciones (los diferentes campos), para luego estar en condiciones de considerar a las prácticas de los agentes sociales como estrategias implementadas -sin ser necesariamente conscientes de ello- en defensa de sus intereses ligados a la posición que ocupan dentro de cada uno de dichos campos.

En este contexto, las estrategias de reproducción se definen como "conjunto de prácticas fenomenalmente muy diferentes, por medio de las cuales los individuos y las familias tienden, de manera consciente o inconsciente, a conservar o a aumentar su patrimonio, y correlativamente a mantener o mejorar su posición en la estructura de las relaciones de clase”. (BOURDIEU, P., 1988: 122)

Las estrategias que los diferentes agentes o grupos de agentes implementan para su reproducción social, consciente o inconscientemente, dependerían fundamentalmente:

1) Del volumen y estructura del capital que hay que reproducir (capital económico, capital cultural, capital social, capital simbólico, que el grupo posee). Desde esta perspectiva teórica, ambas dimensiones del concepto de capital -y su evolución en el tiempo- constituyen principios de definición de posiciones relativas dentro del espacio social global. Ahora bien, dentro de las especies diferentes de capital, el capital económico y el cultural constituirían los principios fundamentales de estructuración del espacio social, mientras que el capital social y el simbólico serían más bien principios de rentabilidad adicional de los otros dos.

2) Del estado del sistema de los instrumentos de reproducción, institucionalizados o no (estado de la costumbre y de la ley sucesoria, del mercado de trabajo, del mercado escolar, etc.). Se trata de aquellas condiciones objetivas que se presentan, a través del tiempo, como opciones para los agentes sociales. Aquí se tiene en cuenta la distancia social real del grupo respecto a determinados bienes. La distancia social real comprende también la distancia geográfica, que a su vez depende de la distribución del grupo en el espacio, y con mayor precisión, de su ubicación con respecto a los centros de producción y distribución de los diferentes tipos de bienes. Este concepto permite, por otra parte, articular a los pobres con la sociedad global (¿Qué papel cumple el Estado?, por ejemplo; ¿cuáles son las instituciones que acercan socialmente -o no- los diferentes tipos de bienes?; ¿qué políticas sociales están en marcha -o no-) y superar la dicotomía “micro”-”macro”.

3) Del estado de la relación de fuerzas entre las clases, es decir, del rendimiento diferencial que los distintos instrumentos de reproducción pueden ofrecer a las inversiones de cada clase o fracción de clase. Aquí también está presente la posibilidad de articulación con la sociedad global, al tiempo que se recuerda que

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las estrategias de reproducción social remiten necesariamente al concepto de clase49.

4) De los habitus incorporados por los agentes sociales. Es decir, de los esquemas de percepción, de apreciación y de acción interiorizados; del sistema de disposiciones a actuar, a pensar, a percibir más de cierta manera que de otra, ligados a definiciones de tipo lo posible y lo no posible, lo pensable y lo no pensable, lo que es para nosotros y lo que no es para nosotros, que actúan como otro principio de estructuración de prácticas, en la medida en que permiten percibir las opciones, pensarlas o no pensarlas y obrar en consecuencia. Este concepto es clave para comprender las estrategias como mecanismos no necesariamente conscientes y como razonables -comprensibles y explicables-, más que como “racionales”. Se trata de una racionalidad fundada en un sentido práctico, en un sentido del juego, que ha sido incorporado por el agente social a lo largo de su historia50. El sentido del juego es lo que permite vivir -sentido vivido- como "evidente" el sentido objetivado en las instituciones, es decir, las percepciones y representaciones como resultado de la incorporación de las condiciones objetivas. (BOURDIEU, 1980).

Las estrategias de reproducción serían la resultante de la influencia de estos factores, pero no considerados en forma aislada, sino como sistema; por lo cual, cualquier modificación de alguno de estos elementos, lleva consigo una reestructuración del mismo, y una probable redefinición de estrategias. Así por ejemplo, todo cambio de la relación entre el patrimonio (considerado en su volumen y en su estructura) y el sistema de los instrumentos de reproducción, con la transformación correlativa de las opciones presentadas como posibilidades, tiende a producir una reestructuración del sistema de estrategias de inversión, que suelen llevar a implementar prácticas de reconversión del capital que se posee en otra especie más rentable en el estado considerado de los instrumentos de reproducción.

Por otra parte, la noción de “estrategia de reproducción”, no implica necesariamente producir lo mismo, y permite analíticamente distinguir las estrategias de supervivencia de las estrategias tendientes a modificar las condiciones objetivas. En este sentido, una herramienta de análisis valiosa es la distinción que hace Herrán (1994) entre: estrategias de sobrevivencia, estrategias de acumulación51, y estrategias de movilidad52, y las relaciones que se establecen

49 Claro que no se trata de un concepto economicista (además del económico, hay otros capitales en juego, que también definen poderes dentro del espacio social), ni a una visión objetivista de su dinámica (las clases mantienen entre sí relaciones objetivas y relaciones simbólicas y las estrategias tienen una dimensión material y otra simbólica). 50 Esta postura implica una ruptura con aquellas líneas teóricas (especialmente el Individualismo metodológico y la Teoría de la acción racional) que parten de la libre iniciativa de un actor social cuyas estrategias estarían sometidas sólo a las coerciones de las estructuras externas, olvidando "la historia individual y colectiva de los agentes a través de la cual se constituyen las estructuras de preferencias que les habitan, en una dialéctica temporal compleja con las estructuras objetivas que las producen y que ellos tienden a reproducir". (BOURDIEU y WACQUANT, 1992: 99). 51 Estrategia de movilidad puede ser por ejemplo la migración rural-urbana, o mandar un hijo a una escuela privada lejos de la “villa”, donde nadie conoce su condición social . (Op. cit.:56). 52 Una estrategia de acumulación puede ser construir una nueva pieza, o la acumulación de electrodomésticos, por ejemplo. Claro que, invertir fuera del ámbito doméstico (en una red de

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entre ellas y los contextos en que se ponen en marcha: las unidades domésticas y las redes de intercambio recíproco.

Finalmente, considerando ambos contextos, es necesario aclarar que en la investigación en curso, tomo a dichas redes –además de “como cuerpos”, como suerte de sujeto colectivo que en su relativa unidad asegura en parte la reproducción del grupo-, como campos sociales donde se ponen en juego distintos tipos de capitales que se distribuyen desigualmente (especialmente capital social, capital de relaciones) entre las unidades domésticas que participan en ellas, lo que genera diferentes posiciones y relaciones de dominación-dependencia entre las mismas. En segundo lugar, considero a las redes de intercambio como partes de redes más amplias, es decir, como subsistemas de relaciones dentro de un sistema global. En este sistema global de relaciones (relaciones de poder), se consideran no sólo las posiciones que ocupan las diferentes unidades domésticas objeto de estudio, sino también las posiciones ocupadas por otros agentes sociales (por ejemplo, concejal y otros dirigentes barriales, etc.), que “conectan” a los habitantes del barrio pobre que estoy estudiando, con los demás miembros de la sociedad global.

Es decir, propongo que la dinámica del sistema global de relaciones afecta la dinámica de las redes de intercambio -tanto como a las unidades domésticas en particular- (en tanto que subsistemas de ese sistema global), lo que llevaría también a relativizar la cuestión de la reciprocidad y del intercambio entre iguales53.

Por otra parte supongo que, a modo de hipótesis, la familia –entendida como unidad doméstica- funciona también a la vez, como cuerpo y como campo. Funciona como cuerpo, como unidad que para poder reproducirse -esto es, mantener o mejorar su posición, transmitiendo el volumen y la estructura de su capital- debe actuar como una suerte de sujeto colectivo, manteniendo la integración de esa unidad, al precio de un trabajo constante, especialmente simbólico (en su doble dimensión: teórico y práctico) de inculcación de la creencia en el valor de esa unidad. Pero a la vez, la familia tiende a funcionar como campo, es decir, como espacio de juego, donde hay relaciones de fuerza físicas, económicas, culturales y simbólicas (ligadas al volumen y a la estructura del capital que poseen los diferentes miembros que la integran) y donde hay luchas

intercambio recíproco) constituye de algún modo un obstáculo para las estrategias de acumulación. (Ibídem) . 53 En efecto, considerar la red como un campo social, y las prácticas de los agentes como estrategias ligadas a intereses asociados a la posición que ocupan en la red, implica considerar, a modo de hipótesis, que la reciprocidad, o más precisamente, el grado de fidelidad a la red de relaciones informales es objeto de una decisión práctica de los diferentes agentes, que está en relación con lo que ellos pueden considerar -por los habitus incorporados- como una práctica más o menos ventajosa para sus intereses (por ejemplo, en la medida en que puede ser útil para establecer contacto con otros agentes sociales fuera del barrio). Esto implica suponer que el capital social (de relaciones sociales) se distribuye desigualmente entre quienes participan en la misma red: no es lo mismo quien participa en ella desde hace más o menos tiempo, quien tiene posibilidades más claras de contacto con agentes que ocupan otras posiciones en el sistema de relaciones, quienes poseen mayor capital información relativa a los diversos mecanismos de obtención de recursos, etc. Todos estos elementos constituyen fuentes de poder, y su distribución desigual puede tener incidencia en la implementación de las diversas estrategias de reproducción familiar.

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para conservar o transformar esas relaciones de fuerza (BOURDIEU, P., 1994a y 1994b)

Así, familia y red, cuerpo y campo son dimensiones analíticas claves cuyo entrecruzamiento permite comprender y explicar una serie de estrategias de reproducción54.

A MODO DE CIERRE

El propósito de este trabajo era el de señalar las grandes líneas teórico-metodológicas que están implicadas en una manera de construir la

problemática de la pobreza, que sustenta una investigación en marcha. Dicha construcción es el resultado de discusiones, acercamientos y rupturas con otras maneras de abordar este fenómeno social que han

sustentado otras investigaciones en América Latina.

Se pretende aquí -sin desconocer los procesos macrosociales, que sin duda condicionan fuertemente los resultados de la investigación e indican las regularidades registradas para la misma- es analizar la pobreza “desde adentro”, es decir, desde las familias comprometidas en esos procesos y que deben resolver su reproducción social, en un espacio social estructurado en relaciones de dominación/dependencia. .

Consideramos que las estrategias de reproducción son elaboradas por los agentes -sin ser necesariamente conscientes de los mecanismos- en relación con las condiciones objetivas externas, y también en relación con las condiciones objetivas incorporadas: los habitus, sistemas de percepciones y de representaciones, esquemas evaluativos de las posibilidades y limitaciones objetivas que funcionan en la práctica, que tienden a pensar el mundo "tal cual es", como "yendo de suyo", a aceptarlo más que a intentar modificarlo. Hablar de habitus implica recordar la historicidad del agente y de los sistemas de relaciones: el habitus se opone tanto a las explicaciones mecanicistas y a las que conciben las prácticas como ejecución de un modelo, cuanto a aquéllas que suponen las acciones como el producto de una actividad racional de un individuo que realiza cálculos explícitos en términos de costos-beneficios.

La historia de las relaciones objetivas externas, la historia de la incorporación de la exterioridad, la trayectoria de las prácticas y de sus condiciones de posibilidad constituyen pues, elementos de análisis fundamentales para comprender y explicar la problemática que nos preocupa, especialmente si nos preguntamos ¿Cómo es posible mejorar las condiciones objetivas? ¿Qué posibilidades de éxito tiene implementar una estrategia viable objetivamente -es decir, en términos de condiciones estructurales externas? ¿Cómo se perciben y evalúan los instrumentos de reproducción? ¿Qué posibilidades -externas e incorporadas- hay

54 Por ejemplo, en el contexto de redes de unidades domésticas que comparten la unidad habitacional, cada familia como cuerpo ocupa una posición definida también en términos de volumen y estructura del capital, en relación con las posiciones ocupadas por las otras familias. En ese contexto, puede suponerse también que la red de unidades domésticas funciona como cuerpo, en la medida en que se trata de la combinación de recursos entre distintas familias, tendientes a asegurar la estrategia habitacional y la organización de la red. Pero también funciona como campo, como espacio de juego donde cada una de las unidades domésticas independientes ocupa una posición -a partir de la cual se definen los márgenes de negociación con relación a las otras- y lucha por mantenerla o mejorarla. (GUTIERREZ, A., 1998).

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para apropiarse de esos instrumentos, es decir, de visualizarlos como tales, de pensarlos como posibles para vivir?

En definitiva, ¿Cómo se articulan las estrategias de reproducción social de los diferentes grupos sociales? ¿Cuáles son, concretamente, los principios de definición y sostenimiento de las relaciones de dominación en cada ámbito de las prácticas? ...

BIBLIOGRAFIA CITADA

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SERVIÇOS URBANOS E POBREZA NO RIO DE JANEIRO :

UMA QUESTÃO A SER TRATADA

Dra. Silene de Moraes Freire*

O texto que ora apresentamos tem como objetivo contribuir para a discussão mais geral sobre a importância de se pensar a política urbana da cidade do Rio de Janeiro, destacando a relação da mesma com a questão da pobreza 55. A limitação de objeto, ao lado de outros fatores, como escassez de tempo e de recursos para uma pesquisa mais ampla, não desconhece a complexidade da temática abordada, nem outros possíveis ângulos de análise e interpretação dos fenômenos que compõem todos os aspectos relacionados a existência da pobreza em nosso país e a chamada “questão urbana”. Concordamos com Reginaldo Forti quando ele afirma que uma das principais dificuldades em se conceber a problemática da questão urbana está, de um lado, em representá-la na totalidade de suas determinações e de suas numerosas relações, na sua conexão histórica; de outro, desvendar seu caráter interno, possibilitar sua crítica, que na maior parte das vezes, é substituída por investigações apenas empíricas, circunscritas às aparências do real e do concreto (FORTI,1979:7). O reconhecimento dessas dificuldades ajuda a entender porque as análises sobre o “urbano”, no Brasil, têm sido objeto de críticas por se mostrarem insuficientes ao tentarem apreender, cientificamente, o desenvolvimento das contradições urbanas.56 Impõe-se esclarecer que a questão da pobreza é um tema frequentemente analisado de forma isolada, em nosso país, ignorando a sua relação com outras temáticas, como por exemplo aquelas que se referem que a administração do espaço urbano, embora o Brasil seja um lugar significativo para o estudo da ”questão urbana”. Em contraste com muitos países latino-americanos que têm apenas uma cidade grande, o Brasil possui inúmeros centros importantes (como por exemplo, São Paulo, Rio de Janeiro, Belo Horizonte, Porto Alegre, Recife, Curitiba,etc.) e muitos “problemas urbanos”. Tais problemas nos levam a reconhecer que “as formas contraditórias do desenvolvimento urbano, tais como as refletem e as acentuam a política do Estado, são a revelação do caráter historicamente determinado, e hoje superado, da medida capitalista que considera somente a acumulação de trabalho materializado”( LOJKINE,1977:16). É importante ressaltar que somente considerando o movimento da formação social brasileira como um todo, é possível identificar suas incidências específicas em lugares diferentes. Dentro dessa ótica, os problemas urbanos crescentes enfrentados pela população do Rio de Janeiro, sobretudo a mais pobre, devem ser vistos como estreitamente relacionados com o modelo territorial de desenvolvimento brasileiro e com a situação de declínio relativo da antiga Capital Federal, disso resultante. O CASO DO RIO DE JANEIRO. Há bastante tempo que o caso do Rio de Janeiro vem sendo objeto de preocupação de estudiosos da questão urbana. Um bom exemplo nesta direção

55 Segundo Carvalho (1996:2), cabe lembrar que a discussão sobre a pobreza nos anos 90 revela uma mudança no projeto de reformadores sociais. Existe uma busca de novas alternativas devido ao ‘fracasso”, ou melhor, aos efeitos perversos dos processos de reformas dos anos oitenta. 56 Cabe assinalar que as reflexões sobre o “urbano”, no Brasil, ganharam corpo no âmbito da “sociologia urbana”.

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ocorreu no final dos anos sessenta, quando a urbanista americana Janice Perlman viveu dois anos nas favelas da cidade do Rio de Janeiro para produzir uma pesquisa para sua tese de doutorado, que posteriormente foi publicada em forma de livro com o título O Mito da Marginalidade. Nessa obra a urbanista demonstrou que a sétima parte da população total da área metropolitana do Rio vivia nas 300 favelas espalhadas pela cidade. Enquanto a cidade crescia ao ritmo de 2,7 por cento ao ano, estas favelas e os subúrbios cresciam assustadoramente 7,5 por cento ao ano57. Cabe mencionar, que em seu estudo Perlman também procurou demonstrar que as favelas da cidade eram habitadas por trabalhadores e pais de família que nada tinham a ver com o esteriótipo da malandragem carioca . Nos últimos 25 anos o Rio cresceu barbaramente , conforme previu Perlman. Em abril de 1994 uma pesquisa do Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística - IBGE - confirmava que o Rio realmente estava explodindo, o crescimento assustador previsto anteriormente não foi detido. As 661 favelas fluminenses cada vez mais avançam sobre morros, engolem vales, despencam pelas encostas e aterram lagoas. Pelos estudos do IBGE, São Paulo é o Estado com o maior número de favelas no Brasil. Mas é no Rio de Janeiro que está o maior número de barracos de todo o país, 236.000. Traduzindo: as favelas cariocas são maiores, mais densas, superpovoadas. “ A Mata Atlântica que se debruça sobre o Rio, como uma das riquezas visuais da cidade, perde 4 metros quadrados a cada dia dos 40% de vegetação original que lhe resta. As favelas crescem cinco vezes mais que a cidade formal - aquela dos cartórios, escrituras e impostos. Só na baixada de Jacarepaguá , já conhecida como o sertão da Barra da Tijuca, elas saltaram de trinta para 103 em apenas uma década “ ( REVISTA VEJA,20/04/94). A população carioca residente em favelas equivale já a duas Ribeirão Preto, com exatos 962 000 habitantes, segundo os mais recentes dados do IBGE. Algumas vezes deixamos de perceber problemas evidentes. Fazemos isso seguidamente, mesmo sabendo que somos diariamente estimulados propositadamente a ignorar problemas que tendem cada vez mais a se agravar. Um ótimo exemplo nessa direção é a “questão urbana” em nossa cidade, um problema que está diante de todos, cuja importância não pode ser negada por ninguém. O Rio está ficando inviável , a falta de habitações e a crescente favelização podem fazer da insatisfação uma explosão irrefleável. O país pode parar se suas cidades pararem, se as populações urbanas se desesperarem com a falta de moradias, com o tempo gasto todo dia na ida e volta para o trabalho, e com o elevado custo operacional dos engarrafamentos urbanos. Há muito tempo que estudos de diferentes áreas demonstram que várias cidades brasileiras estão em crise porque a migração do campo foi gigantesca nas últimas décadas. Sem dúvida, a crise é mais visível nas cidades de maiores recursos, como São Paulo e Rio de Janeiro, onde os transportes urbanos consomem grande parte do tempo e da energia dos seus habitantes, onde os índices de criminalidade subiram assustadoramente nas últimas décadas, onde o crescimento físico das cidades foi muito mal planejado. Também as chuvas torrencias que tivemos recentemente mostraram o quão vulneráveis estão as habitações nessas duas metrópolis. Em relação ao Rio, o que sabemos é que a falta de uma política urbana , fruto do descaso das autoridades, tornou-se mais nítida às vesperas do carnaval de 1996, quando a cidade contava as vítimas da “tragédia anunciada” : 65 mortos identificados , 31 pessoas desaparecidas e um total de 6.500 pessoas que perderam o lugar em que moravam.. Para azar das autoridades, tal enchente também foi uma raridade do ponto de vista social. Não fez estragos somente nas favelas encarapitadas nos morros e na Baixada Fluminense, áreas de tantos

57 A respeito consultar o Censo Demográfico de 1970: taxa de crescimento das favelas do Estado da Guanabara I

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frequentes transtornos que um aguaceiro gigante poderia até ser encarado como um acidente a mais. Entre as casas arrastadas e afetadas pelas águas também encontravam-se propriedades de abastados de vários bairros nobres dessa cidade. Embora as chuvas que assolaram o Rio tenham sido consideradas as piores dos últimos setenta anos, uma coisa ficou clara para a maior parte da população: os estragos não precisavam ser tão grandes. Desse modo no meio de tantas perdas a cidade ganhou com a chuva uma chance para discutir as relações das autoridades com o espaço urbano. Há uma crise urbana irrecusável quando a cidade não serve nem mesmo às populações abastadas que nela buscam sobreviver. È’ o caso das grandes e confusas aglomerações do Rio, transformado já faz tempo numa verdadeira anti-cidade, que impõe com urgência a renovação de seu próprio espaço urbano, exigindo elevados investimentos públicos em capital fixo. Conforme observou o sociólogo Milton Santos, com as exigências do grande capital, as cidades velozmente envelhecem daquilo, que os filósofos antigamente chamavam de “envelhecimento moral”, a desaptação da forma ao novo conteúdo. Santos vai ao cerne dessa questão ao ressaltar que: “ se os capitais não se tornassem mais concentrados e densos, se as técnicas não se modificassem com tanta velocidade, se o imperativo da rapidez da circulação não pesasse tanto sobre a vida de nossas aglomerações, elas envelheceriam mais devagar. Nas circunstâncias atuais é preciso estar todo o tempo reviabilizando as grandes cidades rapidamente tornadas invibializadas. Ora, a cada dia que passa, há necessidade de construir obras mais ciclópicas , e estradas funambulescas, de engolir mais espaço sob o cimento, de também oferecer mais chão barato e tecnicamente adequado às indústriasque chegam e àquelas que se transferem das partes da cidade que ficam envelhecidas”(SANTOS,1982:2). Para esse autor, nossos especialistas em sua maioria apenas falam de deseconomias urbanas, ou seja, do fato de que os custos operacionais das empresas aumentam com a expansão urbana, quando em realidade é o lucro que decai quando o tecido urbano não mais responde às necessidades de circulação do capital. (SANTOS, idem) Há de se notar, para efeito de nossa discussão, que o fato da produção moderna exigir que novas economias substituam as deseconomias, impele a uma frequente renovação urbana, em conexão com o aumento da área urbanizada. Segundo Santos, é importante observar que as firmas mais modernas, cuja mais valia é maior, são as que podem buscar as novas localizações preparadas pelo Estado, enquanto as menos modernas ocupam o seu lugar geográfico. Desse modo Santos lembra que a taxa média de lucro diminui, enquanto os encargos públicos aumentam. Resultado: “tais deseconomias são pagas pelo pelo Estado, isto é, pelo povo. A inteira população do país termina sendo chamada a financiar algumas firmas, a maioria das quais, por serem transnacionais e associadas, já são financiadas pelo povo: no que compram lá fora, no que vendem para fora, na tecnologia importada e na dívida externa que criam. Aliás, a cidade, em sua forma atual, constitui também uma modalidade de financiamento, pelo poder público, de algumas firmas privilegiadas, e isso com o trabalho de toda população”.(SANTOS, ibdem) Em suma, as grande cidades são, dentro do território nacional, locais privilegiados da crise. Lugar do capital, é nesse espaço que o processo de desvalorização se mostra mais dinâmico, gerando uma competitividade que, acompanhando a lei de mercado, conduz a mudanças brutais de valor e de uso. 58

58 Aos interessados em aprofundar essa questão indicamos a leitura do

excelente artigo, bastante citado neste trabalho : Políticas Públicas para Áreas Urbanas:da ineficácia das regiões metropolitanas à sugestão de um

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Com sua forma atual bastante desadaptada ao seu novo conteúdo, o Rio de Janeiro vem clamando por soluções que não podem ignorar a necessidade urgente de discussão da “questão urbana”. Não podemos esquecer que o desenvolvimento do capitalismo coloca a cidade como o locus privilegiado das contradições inerentes a esse próprio desenvolvimento. Além do que é no urbano que se encontra a expressão mais complexa da divisão social do trabalho. Daí a necessidade de se pensar , com urgência, uma solução que se imporá, mais dias menos dia, para administrar conflitos resultantes de desigualdades cada vez mais crescentes. Não é nenhuma novidade dizer que nas condições atuais do desenvolvimento urbano nos países do mundo capitalista, a principal lei é a do mercado , que tanto rege a distribuição e a evolução das atividades econômicas e sociais e o emprego correspondente, como regula as próprias formas de expansão do espaço urbano. Tal aspecto é comum a todas as cidades do mundo capitalista, portanto, todos os estudos e análises do urbano, que se pretendem sérios, devem se apoiar em categorias que considerem, simultaneamente, a generalidade das situações e a especificidade do caso que se deseja enfocar. Com relação a generalidade das situações, vale registrar, que até a virada do século, segundo a urbanista Janice Perlman (1994), pela primeira vez na História da Humanidade haverá mais gente vivendo em cidades que no campo. Vinte e três metrópolis terão mais de 10 milhões de habitantes, população superior à de 100 países. Esse time inclui centros urbanos tão diversos como São Paulo, Rio de Janeiro, Bombaim, Moscou e Nova York . Entretanto, além de uma população já numerosa essas cidades hoje também compartilham problemas terríveis, como a criminalidade assustadora, a poluição e a pobreza da periferia. A polarização entre ricos e pobres também é radical em todas elas. Nesses aspectos, podemos dizer que hoje elas já se parecem muito. Para ilustrar a gravidade da “questão urbana”, Perlman lembra que em 1800, só 3% da população mundial vivia em áreas urbanas. No ano 2000, já serão 50%. Nos países em desenvolvimento essa mudança é mais rápida. Há meio século , diz a autora, 70% da população brasileira morava no campo. Hoje é o contrário: 70% moram na periferia. Nestes termos, é possível entendermos melhor a dimensão e relevância da “questão urbana” em nosso país e no caso focalizado. Nos últimos dez anos especialistas do assunto acostumaram-se a pensar no Rio de Janeiro como um local onde o declínio relativo das indústrias éra uma marca acentuada, tendendo a piorar . Em 1990, parecia que tais pensamentos estavam se concretizando, o Rio no ano de 1990 perdeu para Minas Gerais a posição de segundo Estado mais rico do país. Essa situação desfavorável, serviu para justificar em grande parte os imensos problemas urbanos que a cidade vinha sofrendo. Entretanto, num ritmo de crescimento espantoso a cidade está conseguindo recuperar-se, sendo hoje, provavelmente, um dos poucos Estados do país que está obtendo esta façanha. A economia está crescendo num ritmo acelerado, mais rapidamente até do que a de São Paulo e de Minas Gerais, concorrentes mais próximos em termos de vigor econômico. Segundo um estudo feito pela Fundação Getúlio Vargas -FGV- entre 1991 e 1994 a economia do Rio de Janeiro cresceu 20,9%. O que pode ser considerado uma barbaridade. O crescimento de São Paulo foi de 4,9% e o de Minas, um poquinho maior, de 5,4% , o que demonstra que a potencialidade econômica do Rio não pode ser negligenciada. A perspectiva de crescimento para os próximos anos, segundo a FGV, continua sendo muito boa. A Fundação aposta que a economia do Estado vai

enfoque abrangente. RJ, IUPERJ / Grupo de Estudos,agosto de

1981(mimeo)

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crescer 7% ao ano até 1997. A Federação das Indústrias do Rio de Janeiro também está otimista, numa pesquisa recente divulgou que havia apurado um número significativo de empresas planejando investir no Rio. A chamada virada do Rio aconteceu no ano de 1994, quando as empresas suspenderam um movimento, frequente nos últimos anos, de transferência de negócios para para outros Estados, sobretudo São Paulo. Para se ter uma noção desse processo de transferência é importante lembrar que em 1970 o Rio era a sede de 155 bancos, em 1994 restavam apenas dezoito - estes, ao que parece não têm intenção de sair. A virada da cidade já se manifestava em janeiro de 1993 e junho de 1994, quando o Rio foi o único Estado da Região Sudeste onde o número de novas empresas cresceu. Segundo o Departamento Nacional de Registro do Comércio, o crescimento foi de 13%, enquanto em São Paulo houve queda de 7% e em Minas Gerais, de 4%. Durante dez anos, entre 1982 e 1992, o número de turistas que colocavam o Rio em em seu roteiro também havia despencado. Ninguém investiu em hotéis, parques ou clubes. Em 1993, os hotéis da cidade ficaram praticamente vazios. Em 1994, 45% dos turistas estrangeiros que vieram ao Brasil passaram pelo Rio de Janeiro. No ano passado e nesse, os hoteis lotaram comprovando a tendência favorável. Embora os setores da indústria, do comércio e do turismo estejam mais animados, a realidade não têm apontado melhoras nas condições de vida da população. A questão do desemprego também parece longe de ser solucionada. Os dados revelados pela pesquisa mensal de emprego divulgada em maio de 1996 pelo IBGE, detectaram que o número de empregados com carteira assinada caiu na comparação com março de 1995. No Rio, a taxa de desemprego divulgada pela pesquisa chegou a 4,36% - 188.352 pessoas sem vaga - e o setor onde foi registrado o maior número de demissões foi o do comércio ( 5,56%). Em março do ano passado, no Rio, a taxa era de 3,19%, 26% menor. Depois do comércio, o setor campeão em dispensas foi a indústria, com taxa de 5%. Foi no setor de construção civil fluminense, no entanto, que houve a maior variação da taxa de desemprego: passou de 2,25% em março de 1995, para 4,63%, um crescimento de 105%. O número de mulheres desempregadas cresceu mais do que o de homens no Rio. A Taxa de desocupação do sexo feminino saltou de 3,57% para 5,42%, enquanto a dos homens desempregados passou de 2,95% para 3,68% 59. Além disso as análises sobre a situação do abastecimento da cidade, sobretudo o abastecimento alimentar, mostra que a produção local, anteriormente satisfatória, começou a ser reduzida na década de oitenta e não parou de diminuir. O mercado imobiliário do Rio continua tendo uma situação especial, ligada ao papel privilegiado atribuído à atividade da construção dentro da economia urbana. Conforme registrou Santos, “as tendências altistas que se localizam na área nuclear da região metropolitana, acabam se difundindo a toda área, encarecendo, de um modo geral, os preços dos terrenos, e agravando dessa maneira , a situação da habitação.” (SANTOS,op. cit.) Hoje, assim como na década de setenta o município do Rio de Janeiro concentra a maior parte das escolas, hospitais, ambulatórios, cinemas e bibliotecas. Com relação ao próprio município do Rio, dados recentes comprovam que a tendência da década de setenta também se confirma, continua sendo no centro da cidade que se encontra a grande maioria dos profissionais de nosso Estado, como por exemplo, advogados, desenhistas, contadores, engenheiros, dentistas e médicos.

59 É importante registrar que o Rio de Janeiro possui o maior índice do país de “ mulheres chefes de família”, ou seja, é nessa cidade que o sexo feminino mais contribui para o sustento da família.

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As atividades comerciais e dos serviços tem sua concentração geográfica diretamente relacionada ao poder aquisitivo da população. Assim sendo, na medida que a população empobrece, aumenta a tendência à concentração dessas atividades no município do Rio de Janeiro. Nesta direção, Santos lembra que quando ocorre uma expansão geográfica do terciário para a periferia, as ativiades que se difundem são, geralmente, atividades privadas diretamente ligadas à população, mas que, como sabido, praticam preços mais altos do que o núcleo da região metropolitana. O terciário de serviços que se suburbaniza não é o público, mas, sobretudo, o privado .(SANTOS, loc.cit.) Não por acaso, em certos municípios de nosso Estado, como São João de Meriti, São Gonçalo, Paracambi e outros, o percentual dos estabelecimentos privados é extremamente superior ao público. Sobretudo, as escolas e os estabelecimentos médicos. Os chamados serviços urbanos são praticamente inexistentes nestes locais. O gasto em Políticas Públicas é espacial e socialmente seletivo, desfavorecendo a periferia. As populações suburbanas do Rio de janeiro, que em sua maioria são de baixa renda, acabam recebendo menos serviços essenciais e conseguentemente acabam pagando por serviços que deveriam ser gratuitos, o que acaba favorecendo o aumento e a continuidade da pobreza. O quadro de pobreza é ainda mais nítido quando lembramos que ao final do século XX, com 499 anos de descobrimento, o povo brasileiro está inserido num modelo econômico, político e social neoliberal, cuja doutrina ao defender a propriedade privada, a globalização do capital e a desestatização, objetiva o recuo ainda maior das políticas sociais públicas e consequentemente dos já escassos serviços urbanos. O empobrecimento da população brasileira, gerado por esse modelo, com 16 milhões de desempregados e 40 milhões de miseráveis, não poderia deixar de se refletir na saúde do cidadão. Hoje, em quase todas as cidades do Brasil, inclusive no Rio de Janeiro, temos de volta doenças que praticamente já haviam sido controladas, reincidindo com dados surprendentes, divulgados no ultimo ano pela mídia, como , por exemplo, a epidemia de dengue espalhadondo-se por toda a cidade na estação das chuvas (que evidencia o descaso com os serviços urbanos); 40 mil casos de hanseníase; 90 mil casos de tuberculose. Esses dados alarmantes encontram na periferia do Rio de Janeiro uma parcela assustadora. Os números dos que não conhecem as letras no Brasil deste final de século, também são impressionantes. Pelo menos 15 milhões de brasileiros não sabem escrever uma palavra e mais de 35 milhões são considerados analfabetos funcionais (IBGE,1997) - menos de quatro anos de estudo, tempo mínimo para se fixar o aprendizado. Somente no Rio de Janeiro, existem 843 mil analfabetos. Também no Estado do Rio, no dia 3 de julho de 1999 , foi detectada a existência de trabalho escravo no corte de cana da fazenda São João, em Cabo Frio, cento e onze anos depois da assinatura da Lei Áurea, o “subsecretário do Rio pensa em fazer uma campanha para acabar com o trabalho escravo” (JORNAL O DIA,4/07/1999). Tudo isso demonstra a falta de atenção que o Rio de Janeiro vem sendo submetido por parte dos governantes. Nesse quadro, os serviços urbanos não são exceção. Vemos assim, que a complexidade dos diferentes aspectos que envolvem a cidade do Rio de janeiro, demonstram que toda análise da “questão urbana” deve levar em conta todos esses fatores e deve permitir que se identifique melhor o lugar real que ocupa cada agente ou grupo de agente no processo de desenvolvimento urbano, a cada momento histórico. Nesse sentido, não se pode ignorar o papel desempenhado pelos agentes internos e externos, ligados aos setores ecômicos hegemônicos, bem como o potencial de organização/reivindicação das massas de trabalhadores. Tal potencial depende das condições em que se dá a divisão do trabalho é é, igualmente, função

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da sua localização no espaço urbano. Conforme Paulo R. Mello de Carvalho observa,“a referência ao conflito capital x trabalho, serve para demarcar o jogo das forças fundamentais que determinam a dinâmica do conjunto de relações de força em uma formação social específica” (CARVALHO,1988:7). Milton Santos esclarece, nesta direçaõ, que não é simples coincidência que a fiscalidade favoreça alguns municípios periféricos de São Paulo onde se aglomera uma população trabalhadora estrategicamente colocada no espectro produtivo.” Em São Bernardo, Santo Andre e São Caetano, municípios contíguos, os níveis de atendimento quanto aos serviços urbanos essenciais são elevados e, em certos casos, bem mais elevados que no resto da aglomeração. Na Grande Rio, lembra o autor, a dispersão, em vários municípios, dos operários metalúrgicos e de outras categorias parece anular sua capacidade de reclamação eficaz e o “centro” da aglomeração abocanha o essencial dos recursos públicos” (SANTOS,op.cit.:15). Entender o estágio de desenvolvimento das forças produtivas e das relações sociais de produção capitalistas na cidade, e como certas necessidades sociais são definidas para garantir a reprodução da força de trabalho e, em decorrência , das relações sociais, pressupõe a análise do embate concreto entre capital e trabalho na cidade, o que nos remete a necessidade de investigar o cotidiano das práticas, seja na esfera da produção, seja na esfera da reprodução 60. Hoje, o quadro caótico de nossa cidade tornou mais do que urgente tratar da política urbana do Rio. A análise da política urbana se impõe cada vez mais e deve associar o conhecimento dos efeitos da divisão do trabalho sobre as condições locais do mercado - tomado em todos os seus aspectos - de modo a permitir a compreensão do que significam o espaço construído e suas características, como dados concretos da realização social e econõmica e, também, como uma realidade em mudança. Em suma: as Políticas Públicas responsáveis pelos serviços urbanos só terão êxito se forem abrangentes, ou seja, se tiverem como referência de sua ação as diferentes variáveis constitutivas de sua problematica. Em outras palavras, as chamadas políticas para áreas urbanas não podem se restringir a uma política uubana stricto sensu, a não ser que se deseje reproduzir o insucesso das intervenções e de análises já largamente empreendidas sobre o fenômeno urbano.(SANTOS, loc.cit.). Melhor dizendo, a não ser que continuem reproduzindo as discriminações sociais contra as camadas sociais mais empobrecidas.

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60 Para os que desejarem aprofundar a discussão recomendamos a leitura do livro de D. Beitrach e A. Chenu .L’Usine et la Via. Paris, Maspero,

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El agua, ¿servicio urbano o bien colectivo? Dra. Ana Helena Treviño

1. Introducción

Tratando de hacer un balance sobre los servicios urbanos de las ciudades de nuestro continente, debemos reconocer que la relación existente entre el Estado y la sociedad civil, ha sufrido una serie de modificaciones producidas bajo la implementación de políticas de gestión con vistas a descentralizar recursos y a privatizar servicios, entre los cuales y para fines de esta presentación, se encuentra el recurso hídrico.

Esto nos conduce a analizar la gran brecha que existe entre el sistema institucional de toma de decisiones y las formas de representación de la sociedad civil. De este modo, la gestión y la participación en torno al recurso agua se entremezclan; por un lado, la administración de los bienes públicos forma parte sustancial del desarrollo de la política estatal y, por el otro, las demandas y proclamas de los grupos poblacionales y organizacionales, constituyen parte del reclamo de una sociedad en busca de una respuesta a la satisfacción de sus necesidades y a la distribución de los beneficios sociales.

De esta forma, podemos señalar que en la actualidad, el planteamiento de la reforma al papel del Estado establece el reordenamiento de las formas político-institucionales en el que la descentralización ocupa un lugar preponderante. Visto como un proceso de carácter global, ésta supone el reconocimiento de la existencia de un sujeto (grupo, colectividad, organización) capaz de asumir la gestión de los intereses colectivos. Asimismo, este planteamiento admite que a ese sujeto se le transfiera un conjunto de competencias y recursos de los cuales carece, y que pueda gestionar con cierta autonomía en el marco legal. Esto lleva a que se reivindiquen unidades distintas a las que existen en las formas administrativas estatales, o bien, a la creación de nuevas unidades de gestión (Borja,1984).

Así, el proceso descentralizador conlleva formas participativas en las que las diversas fuerzas sociales reclaman una mayor intervención en la toma de decisiones, en la gestión de los servicios y en el uso de los equipamientos colectivos (Borja,1984). Con ello, participación y gestión aparecen articulados dentro de dos dimensiones claves: la social y la institucional. La primera, se expresa a través de la organización de la población en general y de sus prácticas de gestión para la obtención y consumo del recurso hidráulico. La segunda, de tipo institucional, establece las formas de creación y administración del recurso hídrico a través de estrategias y métodos para implementar políticas y programas de gestión estatal que contienen prácticas administrativas y técnicas de carácter público.

Dentro de este marco de política descentralizadora y privatizadora, debemos considerar, sin embargo, que existen bienes sociales cuya riqueza no puede ser medida en dinero y cuya provisión es indispensable para la vida, tal es el caso del agua. De esta forma, debemos considerar al agua como parte de los bienes socialmente necesarios que se generan dentro de un contexto físico y social que supera el intercambio monetario (Aguilera,1991).

2. Las formas participativas

El agua es un bien que tiene un sentido comunal o colectivo por encima del conjunto de mercancías intercambiables en el mercado, por ello, su consideración como base esencial para

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el desarrollo de las actividades humanas no puede ser vista simplemente como una relación de costo/beneficio. De esta forma, el agua como un bien social e inalienable, dotado de

utilidad para la vida cotidiana, es considerado un recurso legítimo para toda la población, así, la relación de los usuarios con este bien lleva a que su significado colectivo le dé un sentido de apropiación con el que los actores se identifiquen, orienten su acción, rompan los límites de su

uso y busquen nuevas orientaciones traducidas en calidad de vida, manejo autogestivo, regulación eficiente y gestión participativa.

Es así que frente al recurso, se construyen y articulan numerosas acciones y movimientos (de pobladores, colonos, ecologistas y otros), así como organizaciones diversas alrededor de la defensa y/o apropiación de este recurso, como parte del proceso de formación de nuevas maneras de participación social. En este sentido, los actores se esfuerzan por construir valores y normas culturales que en la búsqueda por resolver sus problemas, se enfrentan a reglas y acciones institucionales, o bien, negocian a través de ellas. Así, las formas de interacción de esos actores, contiene un proyecto de reorganización de las relaciones entre las políticas públicas implantadas por el Estado y la acciones llevadas a cabo por la propia sociedad, lo que lleva a redefinir los lazos entre lo público y lo privado en relación a la apropiación y manejo de los recursos naturales.

En este redefinición, debemos reconocer que gran parte de la estrategia política se ha mantenido bajo un enfoque que parte de las decisiones centrales hacia los diversos sectores sociales. Este enfoque denominado de arriba hacia abajo busca la certeza y la igualdad en la toma de decisiones, sin embargo, pocos han sido los casos en los que la dirección sea la inversa, esto es, “... la fuerza del enfoque de abajo hacia arriba es la capacidad de ajustar las políticas a las realidades locales o a los cambios registrados al paso del tiempo. Esto puede producir equidad (al relacionar directamente las políticas con las necesidades), en vez de la absoluta igualdad que parece ser la meta del enfoque de arriba hacia abajo (Peters,1995:270), y que ha resultado en formas inequitativas de acceso al recurso.

Debido a lo anterior, la búsqueda desde otro enfoque --de abajo hacia arriba-- es primordial, ya que incorpora el rol del usuario en los problemas del agua y lo vuelve el papel central del análisis. Al considerar el tema de la demanda del recurso no sólo bajo una perspectiva de consumo/habitante, hace de ésta el enlace para comprender como los problemas y soluciones en torno al agua son parte fundamental de la dinámica social (Bennett,1987). Este enfoque, puede asimismo, presentar demandas importantes respecto a la democracia, ya que toma en cuenta una mayor variedad de opiniones en su elaboración de políticas, en comparación al otro enfoque que pone su énfasis en las instituciones representativas (Peters,1995).

Así, desde la política institucional, las estrategias gubernamentales promueven la participación de la comunidad para la dotación del recurso a través del pago de las cuotas de agua, sin importar cómo se organizaron para obtenerla, o bien, que tanto se alentó su participación en la planeación, construcción o mantenimiento de la infraestructura. Es decir, los enfoques predominantes de arriba hacia abajo, establecen manejos generales del recurso frente a un consumo local que es diverso y heterogéneo.

De este modo, la solicitada participación comunitaria en proyectos de desarrollo organizados “desde arriba”, actúa como mecanismo de control. “Una manera de controlar a la población es controlar su participación en comunidades organizadas. Más que dejar que las condiciones empeoren al punto de que la comunidad tome el asunto en sus manos, los gobiernos prefieren, ellos mismos, patrocinar los procesos de organización.” (Bennett,1987:8). Esto permite una forma de cooptación natural de los líderes comunitarios y posibilita mantener una distancia frente a proyectos alternativos que contengan amenazas potenciales o que representen intereses diferentes a los institucionales.

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Ahora bien, ¿cómo se ha dado la participación en el caso del agua? La gran parte de los estudios reflejan que las estrategias de participación, dirigidas hacia los sectores de bajos ingresos, reclaman de ellos su involucramiento en proyectos de abastecimiento del agua a través de tiempo y recursos. Sin embargo, “... no existe evidencia que sugiera que individuos con bajos ingresos tienen más tiempo libre que cualquier otro, además, están alertas sobre la demanda de que se les hace acerca de dar tiempo para algo que los profesionales dan por sentado en sus propias vidas tal y como es el abastecimiento del agua y el saneamiento” (Bennett,1987:6).

Con ello, la participación demandada como "... un proceso de movilización de la comunidad que asume su papel de agente o sujeto de su propio desarrollo y lo concreta en proyectos propios." (Parra Escobar,1988:37), pasa a asumir un papel en el que la idea de control del proceso es ilusoria. La toma real de decisiones queda en manos de los planificadores, ya sea de las burocracias gubernamentales o institucionales que dieron apoyo y fondos para el proyecto. Más aún, si la comunidad pretende ampliar sus metas más allá de los fines del proyecto, su iniciativa es considerada subversiva y, por ende, eliminada (Bennett,1987).

La participación se vuelve entonces un proceso complejo y pluridimensional que gira en torno a las estrategias y acciones que implementan los usuarios y gestores del agua frente a la toma de decisiones, con respecto al uso y distribución del recurso. Dichas acciones pueden reforzar o mantener las situaciones existentes, así también pueden llevar a su transformación parcial o global, pero recordemos que en todo ello, también se generan una serie de estrategias mediadoras que tratan de romper con los procesos de exclusión de la toma de decisiones a través de la negociación entre actores e instituciones, y cuyos objetivos se conforman tomando en cuenta los diversos intereses que existen en torno a un mismo recurso.

Participar es, entonces, la capacidad de asumir la diversidad y el conflicto de la pluralidad de intereses legítimos y contrapuestos. Es también el proceso colectivo y total en el que las diversas categorías sociales intervienen en todos los ámbitos de la vida social y es, finalmente, tener en sus manos la toma de decisiones (Montalvo,1981). En este sentido, se vincula con el poder ya que, "...la participación existe en cualquier ámbito donde haya relaciones de poder y por lo tanto posibilidades diferenciales de distribución del mismo ... desde el momento en que la participación trata de alterar la escala de valores existentes, pasa a ser una forma de acción política. Al ser así, la participación puede verse como un encuentro entre categorías sociales, clases, grupos de interés y los establecimientos inmóviles." (Fadda Cori,1990:23).

Desde esta perspectiva, la participación de los usuarios es aquélla que se da a través de los grupos organizados en torno al acceso o la demanda del agua. Esto implica que, en un sentido más amplio, la participación puede ser concebida como una intervención de los usuarios en los procesos de toma de decisiones (Guerra García,1980), ya que a través de las formas concretas de participación, ésta se transforma y se expresa en acciones específicas que engloban al conjunto de relaciones sociales generadas durante la ejecución de las mismas. En este sentido, la intervención es la acción de participar involucrándose en la problemática planteada por los actores frente a sus medios y modos de vida.

De esta forma, la participación de los usuarios en los procesos decisorios dentro de las organizaciones, conduce a establecer diferentes niveles en sus estrategias de acción:

a) Un primer nivel, que es poco integrativo porque sólo aspira a la obtención del recurso, o sea, a tener mejores condiciones para su acceso, ya sea de uso doméstico o productivo, y por ende, se organiza para lograr este objetivo.

b) Un segundo nivel, de integración intermedia, que nos habla de grupos con cierto tipo de organización en la que el agua es un recurso importante (pero no central) en el

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desarrollo de sus actividades. Estos grupos (como los provenientes de los sectores industrial o comercial), además de promover la participación, cuestionan los sistemas (institucionales, organizativos o políticos) establecidos, pero no realizan acciones que van más allá de dicho cuestionamiento; es decir, manifiestan su disconformidad con los que están alrededor, mas no ejercen ninguna acción transformadora al respecto.

c) Un tercer nivel, que posee mayor perspectiva de integración a través de procesos organizados de autogestión y en los que el agua es un recurso central, son los grupos sociales que luchan por su participación real y autónoma en la toma de decisiones y en el ejercicio de la política pública (los cuales pueden ser vistos como organizaciones ciudadanas o asociaciones agroproductivas que reclaman el derecho a una equidad en la distribución y en el costo del agua).

Las condiciones generales en que se desarrollan los niveles anteriores, llevan a la formación de diversas formas participativas, lo que les permite mantener la exigencia del reconocimiento de sus derechos y de sus necesidades frente a los mecanismos institucionales de gestión. “La participación social cumple entonces con una doble función, la de criticar el particularismo que acecha a las instituciones públicas y a los partidos políticos, y la de expresar y defender intereses particulares legítimos, de grupos sociales o zonas territoriales" (Borja,1989:15).

3. Los modos de la gestión

Los cambios político-administrativos en el gobierno federal, han generado una serie de políticas tendientes a defender los intereses de los sectores con poder económico y/o político, así como a ejercer formas de control sobre los grupos sociales que carecen de dichos poderes y que están peleando por ser incluidos. En este sentido, cuando las resoluciones son tomadas desde arriba, éstas benefician prioritariamente los intereses del gobierno o de los sectores dominantes. Asimismo, a través de sus mecanismos de control y de regulación, se omiten sistemáticamente determinados requerimientos de las bases, lo que conduce a una falta de participación de estos grupos en la toma de decisiones.

De esta forma, Coulomb indica que la gestión se "... remite a un conjunto de prácticas políticas y sociales, a través de las cuales se gestionan, al mismo tiempo, las demandas de la población y las respuestas técnicas y administrativas a estas demandas. De hecho, la constitución de la demanda al articular la esfera de necesidades sociales con el ámbito público, constituye el lugar estratégico de la gestión " (1993:17/18).

La gestión se plantea como un proceso de decisión en el que se tienen que abordar dos aspectos centrales. El primero, entendido como un proceso tanto de control técnico como de control social, en el cual se incluye la administración, planeación, organización y división del trabajo para dicho control, así como los mecanismos de dirección política y procesamiento de las demandas y conflictos que existen en torno al recurso. Se constituyen como reglas que se determinan para regular el acceso al agua; expresadas a través de políticas a implementarse como acciones dirigidas a la sociedad. No son simplemente cambios en la administración, sino formas de regular los conflictos entre los grupos y/o organizaciones, canalizar las demandas sociales y proponer espacios de negociación conjunta.

El segundo aspecto es el de la participación, entendida como la capacidad desarrollada por los grupos organizados para influir en las decisiones o acciones que determinan sus condiciones de vida, su situación social, o su acceso a los recursos. En este sentido, la participación implica niveles de organización y formas de integración.

Así, toda gestión incluye formas de participación a diversos niveles y dimensiones: local o central, social o institucional; entonces, los que ejercen la acción de regular, planificar y administrar las instituciones --desde adentro y desde afuera-- se constituyen

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en el poder central, estatal y local. Más aún, no hay participación real sin organización colectiva, por lo que las organizaciones de usuarios constantemente demandan su reconocimiento a fin de establecer formas de negociación con empresas y autoridades bajo esquemas interinstitucionales que les permita desarrollar los proyectos de abastecimiento, conservación y cuidado del recurso (Santana,1990).

Desde esta perspectiva, al analizar las formas de participación y de representación de los usuarios, se debe de tomar en cuenta que la gestión de los recursos hídricos presentes en un territorio, “... son parte de un proceso complejo destinado a controlar el ciclo de un recurso natural cuya presencia es errática e irregular en el tiempo y en la superficie terrestre. El agua es vulnerable al trato que se le dé, pudiendo contaminarse fácilmente y alterando, con ello, todos sus usos actuales, posteriores o potenciales” (Dourojeanni,1994:112).

De hecho, la gestión del agua, remite al arreglo institucional y a una forma coordinada de actuar desde las instituciones públicas hacia las formas sociales, para enfrentar los problemas y conflictos por el agua, así como la gran diversidad de situaciones sociales y condiciones ambientales en las que se encuentra. Las formas de gestión nos hablan así de una interrelación institucional-social cuyo ámbito espacial de acción se encuentra principalmente a nivel local bajo un doble significado: las prácticas institucionales de carácter público, que hablan de la creación y administración de los servicios, y las prácticas de gestión de la población en torno al aprovisionamiento y consumo de estos servicios, cuyos componentes principales residen en su capacidad de administrar los recursos y en el manejo del poder social que dichos bienes representan.

De esta forma, la administración radica en la acción y su efecto sobre el manejo de los recursos existentes, cuyos montos recaen en el ámbito de las políticas de gestión para la inversión pública o privada. Ejemplo de esto son las empresas de agua que se establece con fines lucrativos o las asociaciones civiles que mantienen fines sociales, los organismos no gubernamentales (ONGs) y las organizaciones ciudadanas. A su vez, el manejo de poder, incluye los intereses de diversos grupos o sectores que compiten por los bienes o servicios. Este es un espacio político que sirve para la mediación en la gestión de las demandas entre los mismos sectores de usuarios, como entre organizaciones de usuarios y las autoridades responsables o relacionadas con la gestión del recurso.

Por su parte, los componentes institucionales de la gestión: planificación y regulación en torno al recurso, contienen ámbitos espaciales mayores, tales como el de la política que remite al conjunto territorial y a la centralización en la toma de decisiones, en los que la administración y el poder son también elementos interactuantes de su gestión (Ziccardi,1991:23/29).

Otro aspecto importante, es el papel que cumple el Estado como proveedor de bienes públicos, para lo cual existen diversas formas de participación de la población en las decisiones que los afectan. Si establecimos en un principio que la participación es la capacidad que tienen los distintos grupos sociales de influir en la toma de decisiones respecto al acceso o uso que hacen del agua, podemos hablar entonces de niveles de participación. Estos van desde la aceptación pasiva de las decisiones que se toman desde las instituciones, hasta la incorporación de los puntos de vista negociados o consensados entre todos los grupos sociales e institucionales para la resolución de los asuntos que tienen que ver con el recurso.

En este caso, es relevante señalar que frente a los procesos de gestión del agua, los esquemas gubernamentales se dirigen a crear proyectos separados de participación, incorporando elementos democráticos en la planeación que son, en sí mismos, mecanismos de control. Esto lleva a idealizar las estrategias de participación de las comunidades y caer en las formas discursivas y no reales de la democracia. Asimismo, el

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desarrollo de proyectos permite a los planificadores eludir los temas generales que se encuentran atrás de los problemas de abastecimiento del recurso (Bennett,1987).

Ahora bien, frente a las diversas formas de participación dentro del proceso de descentralización estatal, la relación que existe entre gestión pública y demandas sociales para satisfacer las necesidades, nos obliga a rescatar la noción de poder social, dado que dicha noción es entendida como la forma de reducir la contradicción que existe entre los escasos recursos públicos y las crecientes demandas sociales en torno a los bienes y servicios. En este sentido, el concepto de poder social nos remite a las acciones que ejercen los diversos grupos sociales para obtener los medios necesarios para la reproducción de sus formas de vida (Fadda,1983 y 1990).

En la medida en que se cuenta con este poder social --cuya base se encuentra en las diversas redes sociales-- se tiene posibilidad de acceder organizadamente al espacio de toma de decisiones. Esto es, los grupos que tienen poder social pueden convertirse en actores sociales que participan en las negociaciones y toma de decisiones relacionadas con el desarrollo económico y social que les afectan. De igual manera, el acceso a la información y el establecimiento de canales y procedimientos institucionales transparentes, podrán ser los medios a través de los cuales las organizaciones sociales se transformen en parte activa de las concertaciones en torno al manejo del recurso hidráulico.

Con ello, la gestión de los espacios analizados contiene un planteamiento que rescata tanto las acciones de instituciones y de autoridades, como las de ciudadanos y organizaciones. En estas últimas, la construcción de formas ciudadanas contempla a actores o sujetos con prácticas a escala local y global en las que: “Estos sujetos no son tanto personas físicas o estratos sociales, cuanto prácticas de los grupos y personas, es decir, movimientos sociales, mediaciones emancipatorias, conjuntos de acción alternativos” (Villasante,1998:32).

4. La acción colectiva del bien

Bajo la perspectiva de participación y gestión que utilizamos, se refieren las acciones orientadas a la búsqueda del equilibrio entre las necesidades de la población y los medios de acceso al recurso, tomando en cuenta los aspectos geográficos y los ámbitos económicos, políticos, institucionales, sociales y culturales existentes en un determinado territorio. Asimismo, reconocemos que existen distintos modos, formas y sistemas de acceso al agua, en cantidad y calidad, determinados por la estructura social que la aprovecha por diversos medios lo que nos lleva a diferenciar entre quienes hacen un uso productivo del agua, -como son los agricultores o grandes industriales, de los comerciantes y consumidores domésticos. Esto refleja una diversidad no sólo en los modos de acceso, sino también en las formas de apropiación del espacio social relacionado con el agua.

Partiendo de que existen diversos intereses, a veces complementarios y a veces contrapuestos, surgidos de grupos o comunidades en torno al recurso, y de que las instituciones se enfrentan al problema de su regulación en un campo diverso y heterogéneo, es necesario hacer un rescate de lo social y de la sociedad, visto, no como una unidad, sino como una mezcla cambiante de conflictos. El primer aspecto que hay que resaltar es que el conflicto es inherente a las relaciones sociales, e incluso, se le considera como un factor fundamental de cambio y transformación. Sin embargo, existen muchos tipos de conflictos, desde los que surgen de la incongruencia de cada estructura social, o sea, que provienen de diferencias básicas entre modos de producción (economía campesina-empresarial, por ejemplo), hasta otros que son temporales, e incluso funcionales al mismo sistema, ya que no lo cuestionan. Así, el conflicto no significa la ruptura o el cese de la interacción social, sino la conformación de un campo de disputa y lucha entre actores.

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Esto nos lleva a comprender a la sociedad desde su propia producción, esto es, desde los actores y los conflictos que los oponen. Así, los actores se definirán por las prácticas ejercidas en las relaciones de poder, al tener como objetivo el control de los patrones culturales a través de los cuales la colectividad modela las relaciones con su entorno 61. De esta forma, los valores culturales serán el entorno de los conflictos sociales y su resultado puede llevar a la institucionalización parcial de las normas, o sea, a la organización social (Touraine,1979). Es decir, en la medida en que las acciones colectivas establecen una estructura, determinan jerarquías, definen reglas y delimitan espacios de acción, se van conformando como una organización.

Las formas en que estos actores se enfrentan, negocian, se organizan y disputan un recurso, como el agua, nos lleva a plantear que detrás de éste, se encuentra una valoración cultural (en el sentido más amplio) sobre la apropiación y el significado que le dan a este bien. El agua, contrariamente a lo que muchos estudios señalan, no es un recurso natural que pueda ser expresado en términos exclusivamente monetarios y al cual se le ha tratado bajo parámetros de beneficio económico y productivo. Este recurso cumple funciones y da satisfactores a una serie de necesidades humanas y no humanas, de tal forma que debe de ser entendida como un patrimonio o activo social (Aguilera, 1991). Esto significa que el agua, como un bien social, no puede estar delimitado solamente por los intereses particulares que sobre él se ejercen, sino que su apropiación debe ser la búsqueda del beneficio general para las colectividades.

Este patrimonio o activo social se encuentra circunscrito a un medio físico y social cuya principal característica es ser de propiedad colectiva, por ende, pretende que en su cuidado se preserven formas locales, descentralizadas, autosuficientes y, al mismo tiempo, se planifique, conserve y mantenga dentro del ecosistema, región o territorio donde se encuentre. De hecho, para los usuarios y, en especial, los agricultores, el agua es un bien cuyo significado es el valor social y comunal que contiene.

En esa serie de acciones se instauran las necesidades y demandas de quienes utilizan este bien para diversos fines, así como de los que llevan a cabo su gestión y regulación dentro de un espacio en el que se agudiza la problemática del recurso debido a su situación de escasez, tanto en su cantidad como en su calidad. “Lo que ocurre es que el agua pierde su carácter de recurso ... o de activo social, puesto que ya no puede realizar las mismas funciones que antes ni en términos cuantitativos ni cualitativos” (Aguilera, 1991:368). Asimismo, su sentido de activo social permite reconocer que su pérdida de funciones no puede ser evaluada únicamente en términos económicos (como la disposición a pagar o dejar de hacerlo), sino como parte de un ecosistema, donde sus funciones sociales y ambientales conducen a los actores a revalorar su significado bajo formas socio-culturales en las que objetivos, medios y fines (dentro de un ámbito social determinado) se encuentran en procesos diversos de tensión, ya que los actores los negocian y renegocian a lo largo del tiempo y de diferentes maneras 62.

Se constituyen así conflictos sociales, que son sobre todo, auténticas luchas de poder cuyo origen se rige bajo un principio de causalidad múltiple. El conflicto social está normalmente acompañado por una discrepancia en las relaciones de poder entre las partes. Con ello, las relaciones sociales en torno al agua las podemos analizar a través de la dicotomía de cooperación/conflicto entre grupos, centrado en las decisiones que los

61 Desde la perspectiva de la acción colectiva, los actores sociales buscan apropiarse del entorno social en el que se encuentran como una forma de poder transformarlo de acuerdo con sus necesidades, fines, valores o expectativas en la búsqueda de una mejor manera de reproducir sus formas y medios de vida. El entorno cultural al que se hace mención es, pues, el medio social, político, económico, étnico y religioso en el que se desarrollan las relaciones sociales y en donde los actores realizan sus diversas prácticas de interacción y de confrontación. (Ver Touraine, 1989). 62 Existen continuamente tensiones dentro de cada uno de ellos: los objetivos no se adecuan a los medios, los fines no están claramente definidos, los medios no fueron los adecuados, así como, pueden existir desequilibrio con el ámbito social, económico, político, cultural y otros (Melucci,1991:359).

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afectan, a partir de la cual se conforman grupos de interés que se visualizan entre quienes colaboran y quienes se contraponen.

De este modo, los conflictos se originan en la reducción de posiciones y en la escasez de recursos. Esta última, es una condición en la cual el suministro de objetos deseados es limitado, de tal manera que las partes involucradas no pueden tener todo lo que quieren o necesitan. En nuestro caso, nos enfrentamos con un problema de distribución del recurso, lo que nos lleva a afirmar que mientras menor sea el recurso agua, más intenso será el conflicto. A su vez, las relaciones conflictivas involucran constantemente intentos para ganar el control de recursos escasos y de aumentar sus posiciones, o bien, para influir en el comportamiento en cierta dirección. Por consiguiente, una relación de conflicto implica siempre el intento de adquirir o ejercer poder.

Por su parte, el valor social del agua reaparece con sentido propio para los actores en la medida en que la necesidad frente al recurso adquiere un significado de carencia

social, como un derecho que la propia sociedad establece para que sea ejercido y del cual, numerosos sectores, se sienten excluidos. Frente a ello sus acciones grupales, a veces sin

formalización, como son las redes, o bien, de forma institucionalizada, como las organizaciones, conducen a restablecer, demandar, negociar o enfrentar sus intereses a los procesos de gestión y manejo de las autoridades encargadas de administrar el recurso. Ello

conduce a establecer un campo de competencia por el agua.

La competencia involucra una disputa por bienes escasos, según reglas establecidas que limitan estrictamente lo que los competidores pueden hacer durante el curso de la disputa, hasta que se inicia la acción de una o más de las partes en contra, sin reconocer las reglas establecidas. Sin embargo, el conflicto entre grupos tiende a institucionalizarse, o sea, a establecer normas para su regulación. De esta manera, se da una institucionalización de los conflictos por el agua, a partir de la cual se trata de que éstos se tornen funcionales. Mientras más fuertes y estables son las partes que participan y se presenten de manera organizada, más tienden a institucionalizarse los conflictos ya que actúan a través de canales de mediación. La mediación es fundamentalmente negociación. Así, aparece el costo de la negociación que alude a que cuanto mayor es el número de partes, es mucho más difícil descubrir una solución común, en la que todas ellas pueden lograr, por lo menos, alguna ganancia sobre las posiciones de poder previas. De este modo, se tiende a la bipolarización y centralización de las bases de poder que se encuentran en disputa.

Las situaciones conflictivas a las que se han enfrentado tanto instituciones como usuarios, son claro ejemplo de que se han privilegiado a ciertos sectores y dejado de lado a otros (lucha por la distribución del agua entre campo/ciudad), de que en la toma de decisiones con respecto al recurso, se priorizan funciones productivas por encima de las reproductivas (problemas con el uso industrial, agrícola y doméstico) o bien, de que se establecen límites a un recurso que no tiene fronteras política y administrativamente definidas (desequilibrio en las asignación por territorio). En todos ellos, los actores vinculados al agua, dan muestras de sus acciones potenciales que los agrupa bajo un sentido de pertenencia y los enfrenta a las decisiones institucionales que regulan y gestionan el recurso.

Por otro lado, el agua como un bien social e inalienable, dotado de utilidad para la vida cotidiana, al ser considerado un recurso legítimo para toda la población, plantea que la relación de los usuarios con este bien mantenga su significado colectivo bajo un sentido de apropiación con el que los actores se identifican y en cuya base se encuentra la disputa por el recurso o el bien bajo nuevas orientaciones culturales en las que las comunidades demandan y se movilizan no sólo por intereses inmediatos, sino que también proponen alternativas a las que muchas veces le agregan recursos y trabajo. La lucha de los actores en términos del reconocimiento de su identidad y con ello de su acción, plantea reivindicaciones de orden democrático en un contexto más global, lo que

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lleva no solamente a cuestionar la infraestructura de los servicios sino los criterios de las políticas públicas con las que se aplican los programas de empresas y autoridades (Santana,1990).

De este modo, la construcción de una acción colectiva en torno al recurso agua, plantea expectativas socialmente construidas, las cuales le permiten a los actores relacionarse con el mundo externo. La expectativa se transforma así en la parte interactuante del actor como usuario organizado que busca el reconocimiento de su capacidad jurídica, económica, material y política para llevar a cabo el desarrollo de sus proyectos frente a las soluciones o a las perspectivas planteadas por las propias autoridades. Su forma colectiva se constituye bajo una definición interactiva y compartida que se produce debido a que existen numerosos individuos interesados en la orientación de sus acciones y en el campo de oportunidades o restricciones en las que se dan estas acciones.

Asimismo, los problemas relacionados con el agua enfrentan a los usuarios con las instituciones, ya que por un lado existe una falta de capacidad financiera de éstas últimas para reparar, construir o conservar la infraestructura y los servicios. Por el otro, la desigualdad en la distribución o el acceso al recurso --en los que intervienen también intereses políticos y partidarios, intermediarios y mediaciones--, prolongan la posibilidad de solución y de respuesta a las demandas. Frente a ello, muchas veces las organizaciones o grupos toman las iniciativas y llevan a cabo los procesos, incurriendo en acciones “ilegales” que alteran las políticas y los programas de conservación o de distribución del recurso, rompiendo con ello los “límites” impuestos por las instituciones para gestionar, desde una perspectiva general, un recurso que es apropiado localmente y de manera diversa.

Con ello, las formas de acción colectiva nos lleva a plantear la incursión de los usuarios dentro de áreas de movimientos como redes compuestas por una variedad de grupos dispersos, fragmentados y sumergidos en la vida diaria, que requieren de inversiones individuales en el ensayo y en la práctica de nuevos modelos culturales, de donde habrán de surgir novedosas formas de relacionarse, de percibir las alternativas y darle otros sentidos a sus acciones. Se crean así nuevos códigos culturales que permiten a los individuos ponerlos en práctica y es en esta situación cuando los grupos pequeños emergen para confrontar visiblemente a las autoridades políticas, con temas específicos que muestran al resto de la sociedad, la existencia de un problema sistémico y la posibilidad de significados alternativos (Melucci,1989).

De hecho, en todas las colectividades, las acciones de los movimientos y actores sociales se han ido transformando a través de la valorización de sus organizaciones de base, hacia el reconocimiento cada vez mayor de la importancia que residen en sus articulaciones, intercambios y formación de redes temáticas y organizacionales. Ello implica pensar en la red como aquello que integra la diversidad, es decir, ”... buscar formas de articulación entre lo local y lo global, entre lo particular y lo universal, entre uno y lo diverso, en las interconexiones de las identidades de los actores con el pluralismo.” Estas formas permiten darle significado a las formas colectivas dentro de un mundo que es cada vez más interdependiente e intercomunicativo (Sherer-Warren,1993:9).

Va a ser a través de estos grupos y redes donde se pueden identificar las organizaciones sociales que intervienen en el uso y distribución del agua y, al mismo tiempo, evaluar la relación que existe entre la participación social y las formas institucionales de gestión del recurso ya que actualmente, las diversas fuerzas sociales están conformadas por una red de pequeños grupos sumergidos en la vida cotidiana que reivindican una relación personal para el ejercicio y la puesta en práctica de sus demandas. Dicha red se encuentra formada por grupos e individuos que comparten el uso y la apropiación de un mismo recurso. Cabe señalar que en esta situación no se incluyen sólo las organizaciones formales, sino también las redes informales de

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relaciones, que enlazan a individuos y grupos como participantes y como usuarios de los servicios y bienes culturales producidos en un sistema de intercambio.

Encontramos así formas sociales de distinto tipo, que van desde los jueces de agua, las organizaciones para la distribución-construcción de la obra, hasta los sistemas de abastecimiento de agua potable, en donde la estructura que controla es la propia comunidad, algunas veces insertos en el sistemas de cargos, en otros separados, o incluso asociados a antiguas formas como las juntas de agua. Asimismo, en los sistemas de agua potable, operan organismos descentralizados o paramunicipales con estructuras administrativas creadas ex profeso para dicho uso. Esta diversidad significa, no un fenómeno temporal, sino un cambio morfológico en la misma estructura de la acción colectiva (Melucci,1985) que se recrea en relación al recurso.

De esta manera, a través de la acción colectiva, se pueden no sólo conocer las formas sobre las cuales los usuarios del agua se relacionan, negocian, renegocian e interactúan entre sí y con las instituciones que tienen el poder de gestión del recurso, sino también para analizar cómo el accionar de estos actores sociales provoca una ruptura con la lógica operacional de los aparatos institucionales, cuestionando las bases de su poder, ya que esto obliga a que dichos aparatos revelen la lógica y debilidad de sus razones (Melucci,1985). En este sentido, el hacer visible el poder social es un logro político central que se convierte en condición para negociar y hacer de las decisiones sociales un ámbito más transparente de acción, al analizar los mecanismos de interacción que se establecen entre los actores sociales que la conforman.

Con ello, se busca una nueva orientación para analizar las formas de representación y de participación de los sectores agrícola y urbano, frente a las estructuras de poder y de toma de decisiones de las diversas instituciones que participan en la gestión del recurso. El reconocimiento de estas formas, es un elemento central y parte de la búsqueda de una participación activa de los sectores en interacción con autoridades e instituciones a fin de que los objetivos y metas propuestos, revaloricen el uso, manejo, distribución, saneamiento y conservación del recurso.

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La Atención a la Pobreza en Venezuela: ausencias en el diseño de programas. Caso Vaso de Leche Escolar-Programa Especial de Merienda.

Neritza Alvarado Chacín.

INTRODUCCION

La política social de tipo asistencialista-populista-clientelar ha cumplido en Venezuela una función legitimadora del modelo de desarrollo y del sistema político. Si bien ha sido cuestionada su efectividad o impacto en el bienestar social de la población (especialmente en lo que corresponde a la estrategia de atención a la pobreza), desde el punto de vista político ha sido eficaz, en tanto garante de legitimidad y “paz social”.

Dentro de los 14 programas sociales de la denominada “Agenda Venezuela” (1996-1998), la mayoría de los cuales son sobrevivientes del Plan de Enfrentamiento a la Pobreza de 1989, el VDLE se ubica en el grupo de iniciativas cuya población objetivo son los niños de preescolar y básica. Dicho programa es integrado al de Merienda y Comedores Escolares, y desde entonces es conocido como Programa Especial de Merienda (PEM). Pero en lo atinente al suministro del producto lácteo propiamente dicho, salvo algunas modificaciones parciales, se mantiene prácticamente igual.

Tratándose de uno de los programas sociales más antiguos de la política social venezolana, vigente en distintos momentos históricos, resulta interesante estudiar las particularidades de su diseño y de su funcionamiento, e indagar por qué se mantiene como una constante, de uno a otro gobierno, incluso dentro del Plan de Enfrentamiento a la Pobreza que se inicia en 1989, en el cual la mayoría de los programas se incorporan con un perfil propio, siendo el VDLE una de las pocas excepciones. Todo esto pese a que las evaluaciones (aunque pocas) a que ha sido sometido el programa en el transcurso de sus casi cincuenta (50) años de existencia, dan cuenta de su baja pertinencia, eficacia y efectividad social. Es interesante analizar las características del diseño del programa porque, entre otros aspectos, destaca la ausencia de evaluación del proceso de ejecución, y la consideración de la actitud de la población destinataria, siendo también notorio el desfase diseño-implementación a lo largo de su trayectoria. No menos interesante es sopesar el papel de factores sociopolíticos (el juego de intereses de los actores involucrados), no sólo como parte de la ratificación del programa, sino también de su escaso impacto social. Por la importancia de tales aspectos, este trabajo se ocupa de su análisis, con base en la experiencia del Programa en el Estado Zulia (una de las regiones que exhibe elevados índices de pobreza en el país), durante el período 1990-1998. Constituye un resumen de una investigación (de unas 150 páginas), elaborado en el Doctorado en Estudios del Desarrollo, del Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES), de la Universidad Central de Venezuela, el cual se recomienda consultar para ampliar algunos puntos de información, que aquí aparecen como muy descriptivos y referenciales.

Es importante acotar también que se tiene claro que para indagar aspectos cualitativos como actitudes, percepciones, valoraciones, no es la matodología cuantitativa tradicional, con entrevistas de preguntas precodificadas y cerradas, la más pertinente. Sin embargo, parte de la información se recogió con estos instrumentos por cuanto se trata de un trabajo exploratorio, de aproximación a esa arista del problema, y principalmente porque el estudio marco del cual deriva (Alvarado y otros, 1996), no tuvo como objetivo prioritario (sino complementario), evaluar esos aspectos cognitivo-conductuales.

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CARACTERIZACIÓN GENERAL DEL PROGRAMA A PARTIR DE SU DISEÑO

De entrada es preciso aclarar que el VDLE nunca ha contado con un diseño propiamente dicho, expresado en un documento específico, ni siquiera en fecha reciente, cuando se inserta en el Programa Especial de Merienda. Sus características se aprehenden, en consecuencia, de documentos varios, de índole básicamente normativo-administrativa, que sin embargo dan cuenta parcial de la formulación "tácita", especialmente en cuanto se refiere al proceso de ejecución previsto. A partir de esa revisión documental se intenta identificar sus características básicas.

Caracterización General del Vaso de Leche Escolar.

Institucionalmente el VDLE es definido como un programa social mediante el cual se suministra un vaso de leche (200cc) a los niños preescolares y escolares, inscritos en los planteles oficiales de las zonas urbano-marginales y rurales, durante el período escolar, con los objetivos que se indican en el cuadro que se presenta. Los documentos disponibles del VDLE permiten identificar, además, otros elementos básicos que se resumen en dicho cuadro: población objetivo, modalidad del beneficio y articulación con la política social. Elementos que ilustran las características del programa desde sus inicios hasta la actualidad.

PERIODO POBLACION OBJETIVO

MODALIDAD DEL BENEFICIO

OBJETIVOS ARTICULACION CON LA POLITICA SOCIAL Y/O ESTRATEGIA ALIMENTARIA-NUTRICIONAL

AÑOS '50 Niños y adoles-centes del área metropolitana de Caracas

• Cartón de leche pasteurizada.

• Fórmula láctea a base de arroz (P.L.)

• Eliminar la tuberculosis adquirida a través del consumo de leche cruda.

• Proteger nutricionalmente a la Po-blación Escolar

• Impulsar el desarrollo de la industria pasteurizadora en el país.

• Se inserta a las iniciativas de carácter nutricional del Ejecutivo nacional canalizadas a través del Patronato Nacional de Comedores Escolares y el Instituto Nacional de Nutrición.

AÑOS '60 Niños en edad preescolar y escolar (1-6 y 7-14 años) inscritos en planteles públicos de ba-rrios pobres de Caracas y zo-nas marginales rurales

• Vaso de leche pasteurizada. (Cartón de 250 c.c.)

• Promover el consumo de leche pasteurizada en sustitución de bebi-das gaseosas.

• Combatir la desnutrición en los grupos más vulnerables.

• Impulsar la industria lechera nacional.

• Asistir sanitariamente a los escolares que acuden a los puestos de P.L. (vacunaciones, exámenes médicos, etc. )

• Formar en el escolar el hábito de consumir leche fresca.

• Se inscribe en la política alimen-taria orientada a fomentar progra-mas destinados a mejorar los índices nutricionales.

AÑOS '70 1970-73 1974-79

Niños en edad escolar a nivel nacional espe-cialmente del medio urbano. Niños de 1 a 6 años. Niños de 7-14 años, tanto del medio urbano como rural

• Producto lácteo hipercalórico (P.L.) a base de leche descrema-da en polvo con sabor a fruta.

• Vaso de Meren-gada escolar (P.L.)

• Vaso de leche pasteurizada .

• Leche en polvo.

• Galleta de leche comprimida.

• Atacar y prevenir la desnutrición.

• Disminuir los índices de morbi-mortalidad relacionados con la desnutrición.

• Educar a las madres en matera nutricional y sanitaria.

• Protección nutricional al escolar.

• Disminuir la morbi-mortalidad por síndrome policarencial-infantil.

• Estimular la producción nacional de leche cruda.

• Fortalecer el hábito de consumo de leche pateurizada.

• Incrementar el rendimiento escolar.

• Aumentar la cobertura hasta un 80% .

• Favorecer la atención sanitaria com-plementaria en los puestos de reparto de P.L.

• Incrementar la acción educativa en materia de alimentación.

• Se articula a la intervención estatal que en materia nutricional prioriza a los sectores urbanos, en virtud del aumento del éxodo rural, junto a otros programas de suplementación alimentaria (Comedores escola-res, Lactovisoy, galletas de soya, polivitamínicos).

• Se engrana a la política de complementación alimentaria diri-gida tanto al sector urbano como rural y de carácter básicamente preventivo y de ataque a la des-nutrición, combinada con acciones sanitarias y educativas.

Años ´80 1980-84

Población en edad escolar de

• Vaso de lactovi-

• Enfrentar la desnutrición infantil

• Se inserta en la política dirigida a

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1984-86 1986-88 1989

escuelas públicas Niños en edad escolar inscritos en escuelas públicas Niños de prees-colar y básica hasta 3er grado de escuelas pú-blicas y priva-das ubicadas en sectores po-bres (urba-nos y rurales)

soy (nueva fór-mula) en algunos estados.

• Vaso de leche en otros estados.

• Se suspende el programa por in-cremento excesivo de los precios de la leche pas-teurizada. Se sustituye por el programa de leche popular.

• Se reinicia el programa Vaso de Leche en dos modalidades (Pasteurizada y larga duración o U.H.T.)

• Leche pasteu-rizada y U.H.T.

• Enfrentar el incremento del índice de desnutrición infantil

• Favorecer el consumo de leche fresca

• Aumentar la cobertura al 100%.

• Ampliar la oferta a las empresas pasteurizadoras de todo el país.

• Los que aparecerán en el plan de enfrentamiento a la pobreza (P.E.P. ver casilla siguiente).

atacar el recrudecimiento de la desnutrición infantil con proyec-ciones hacia otras enfermedades como tuberculosis, dengue, sarna, cólera y avitaminosis.

• Se inserta a la política de suplementación alimentaria y protección nutricional ampliada por la disminución de la capacidad adquisitiva de productos de origen agrícola y pecuario de familias de escasos recursos ante la crisis económica y la caída de la política de “pleno empleo”.

• Se inserta a la política social compensatoria-focalizada del VIII Plan de la Nación, como parte del P.E.P.

Años ´90 1990-93 (P.E.P) 1994-96

Idem año ´89 Idem año ´89

Idem año ´89 Idem año ´89

• Mejorar las condiciones nutricionales de los niños en edad preescolar y es-colar

• Disminuir el ausentismo y deserción escolar.

Idem año ´89

• Se inscribe en el área de salud-nutrición del P.E.P. dentro del grupo de programas de complementación alimentaria -nutricional, de carácter compensatorio-asistencial-coyuntural, de carácter pre-ventivo.

Se inscribe en el ámbito Ali-mentación y Salud del Plan de Solidaridad Social y del Proyecto de Solidaridad Social del IX Plan de la Nación, dentro del grupo de pro-gramas de completación alimentaria-nutricional, de carácter com-pensatorio-asistencial.

FUENTE: Elaboración propia a partir de documentos varios del INN, CONASSEPS y Min. Familia.

Caracterización General del Programa Especial de Merienda.

Según puede extraerse de un documento genérico del Ministerio de la Familia (1997), denominado "Compendio de los Programas Sociales de la Agenda Venezuela", y del documento específico del PEM elaborado por el INN (Normas y Procedimientos, 1996), los principales rasgos definitorios de éste , son los que se resumen en la tabla que se inserta. En este nuevo escenario, el VDLE mantiene el mismo esquema administrativo de planificación y ejecución, sin embargo, es preciso señalar tres elementos sobre los cambios a nivel de los actores intervinientes y sus respectivas funciones:

1. Los entes gubernamentales regionales y locales: aunque el proyecto de descentralización del programa VDLE no arrojó los resultados esperados, con el PEM

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aún se persigue el propósito de incorporar activamente a los organismos regionales y locales. Este rol fue formalmente establecido en el Manual de Normas y Procedimientos del Programa VDLE en 1991, y en aquella ocasión no pasó de ser una invitación a participar especialmente en lo que se refiere a las Alcaldías.

2. Los proveedores: con el VDLE, incorporado al PEM, se presenta una gama más amplia de proveedores, que junto a la industria láctea abastecen los alimentos (Desayuno y Merienda) que ahora forman parte del beneficio. Entre los nuevos proveedores se encuentran los que suministran: a) harina precocida (arepas), b) relleno proteico: proveedores de pasta de atún, sardinas, carne de almuerzo, carne jamonizada, carne de pollo, carne mechada, y c) proveedores de galleta enriquecida y queso fundido. Cabe señalar que el modo de selección de los proveedores sigue siendo mediante una licitación controlada o supervisada por el INN.

3. La sociedad civil: con la incorporación del componente no institucionalizado (niños no escolarizados), se espera que organizaciones de la comunidad como la Iglesia y las asociaciones de vecinos, entre otras, participen activamente no sólo en la ejecución del programa sino en la organización, identificación ,selección ,supervisión y seguimiento a los beneficiarios, quienes por su características son de difícil ubicación. Por otra parte, a la Comunidad Educativa se asigna el papel de vigilar la consecución efectiva de los objetivos del componente institucionalizado, el cual se suministra a través de la escuela. En esta responsabilidad se destaca el rol de un nuevo actor: las “madres procesadoras”, a quienes se encarga la tarea de elaborar las arepas con relleno proteico y distribuir el bien (arepas y bebidas) al beneficiario.

PERIODO POBLACION OBJETIVO

CARACTERISTI-CAS Y MODA-LIDAD DEL BENEFICIO

OBJETIVOS ARTICULACION CON LA POLITICA SOCIAL Y/O ESTRATEGIA

ALIMENTARIA-NUTRICIONAL 1996-98

Niños en edad preescolar (2 - 6años) institu-cionalizados o no.

* Se inserta en el componente so-cial de la Agen-da Venezuela, dentro del Plan de Protección y Mejoramiento de la Red Social y Esfuerzos para aliviar la pobre-za, como parte integrante del programa Unifi-cado “Desayuno, Merienda y Co-medores Esco-lares”, particular-mente en la modalidad Pro-grama Especial de Merienda. * Consiste en la entrega de una arepa de maíz precocido con relleno proteico (50 grs.) y un vaso de leche (200cc) o de lactovisoy (50 grs.)

* Proteger institucionalmente a los niños de 2 a 6 años, que asisten a los planteles oficiales y a aquellos que no están siendo atendidos por ningún programa social. * Contribuir a estimular la asistencia de los niños a clase y a mejorar el rendimiento escolar. * Estimular la participación activa de la comunidad en el programa. * Impartir educación nutricional a los beneficiarios, representantes y al personal involucrado en la ejecución del programa.

* Las Unidades de Nutrición (U.N) bajo la coordinación y asesoría del INN-Central, solicitan a los directores de los planteles oficiales su incorporación. * Las U.N. también median con las madres procesadoras a través de las cuales participa la Comunidad Educativa. * El plantel suministraría los insumos requeridos. * La población debe organizarse y detectar a los beneficiarios de su comunidad a través de las madres procesadoras. * Para el componente no institucionalizado se efectúan contratos con ONG, asociaciones de vecinos u otra organización comunitaria. Cada Organización elabora un listado de beneficiarios y ejecuta el programa con apoyo institucional del INN.

FUENTE: Elaboración propia a partir de documentos del M.F y del I.N.N. La Coherencia Interna del Diseño: ausencia de elementos básicos en el

VDLE y en el PEM. No existiendo un diseño como tal sino un Manual de Normas y Procedimientos como documento base, se toma éste como la formulación institucional oficial del programa, en el cual destaca lo siguiente: 1) El hecho mismo de que en tantos años el programa no haya contado con un diseño propiamente dicho sino con documentos de carácter procedimental, donde no se consideran mecanismos de seguimiento-evaluación, da cuenta de las debilidades del mismo. 2) La principal limitante general de este orden viene dada por la orientación asistencialista-compensatoria y por la concepción restringida de la nutrición y del proceso educativo que permean la formulación del programa. En este sentido: a) Lo primero riñe contra las bondades esperadas, muchas de las cuales corresponden a efectos estructurales que el VDLE no ha sido capaz de cumplir. b) Lo segundo tiene que ver con que la nutrición va más allá de su componente meramente

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alimentario: su intervención requiere una concepción holística de la problemática y una estrategia integral que, además de lo alimentario, considere aspectos psicosociales, ambientales, de salud, educativos, culturales. c) Asimismo, los problemas de repitencia-deserción-prosecución escolar precisan estrategias que vayan más allá de un simple subsidio en especie, como el VDLE, que además es de cobertura limitada, entrega irregular y consumo no supervisado. 3) No correspondencia entre objetivos y operaciones, así como ausencia de acciones específicas por objetivo y de metas concretas. No se establece un esquema de relacionamiento y coordinación, o gerencia concertada, entre los distintos entes involucrados en la ejecución del VDLE, desde el nivel central al local. Aunque se enumeran las reponsabilidades funcionarias, las mismas no están articuladas a un sistema de petición y rendición de cuentas. 4) Se confunde seguimiento-evaluación con un simple control-supervisión de la ejecución física y financiera del programa. La evaluación de la ejecución, como un proceso integral, no es considerada en el diseño.

5) Aun cuando en el diseño del PEM se incorporan los objetivos de participación y educación comunitarias, éstos no trascienden el ámbito de lo declarativo: se enfatiza su importancia, mas no se definen estrategias concretas en esa dirección. 6) Tampoco se establece el alcance del programa en cuanto a metas de cobertura y plazos de ejecución, por lo cual su horizonte resulta indefinido: el egreso del beneficiario del componente no institucionalizado se establece para "cuando haya superado el problema nutricional", previa supervisión periódica de tipo antropométrico. Sin embargo, ello resulta demagógico pues trasciende el ámbito de gobernabilidad de las Unidades de Nutrición, que exhiben dificultades logísticas para cumplir con las supervisiones, incluso de "conteo", mucho más de impacto nutricional. 7) Aunque se insiste en el fomento del componente educativo, no hay consideraciones sobre el beneficiario: sus características más allá de lo biológico, su cotidianidad, sus percepciones y prácticas, ni de estrategias concretas para impulsar los cambios cualitativos necesarios. 8) Todos estos elementos faltantes, retóricos y/o indefinidos, le proveen ambigüedad e incoherencia al diseño, y alejan al programa de los objetivos declarados.

EL PROCESO DE EJECUCION DEL PROGRAMA VDLE

Desde sus inicios como programa oficial-institucionalizado, el VDLE presenta limitaciones de diverso orden, tanto a nivel nacional como de casos particulares entre los cuales el Estado Zulia es un ejemplo ilustrativo. Listando las principales dificultades que obstruyen su funcionamiento, según las subdimensiones consideradas, en esta investigación se detectaron las siguientes:

En lo Organizativo-Operativo.

1) Aprovechamiento de la estructura organizativa preexistente en el INN y el M.E, que si bien ahorra costos al programa, acentúa los conocidos problemas organizacionales, característicos de estas instituciones. 2) La no creación de los comités operativos locales en los planteles educativos, con una participación real y efectiva de los miembros previstos, según las funciones prescritas en el circuito organizativo-operativo del programa. Esto se traduce en problemas al momento de recibir el producto, de distribuirlo a los niños, de verificar si llega diariamente a la escuela, de firmar los cheques, de plantear reclamos, etc. Por ello, a menudo la leche es recibida por el bedel o vigilante, pues en muchos planteles es entregada a las 6 a.m. y no hay ningún miembro del personal docente o de la comunidad educativa comisionado para estar a esa hora, aunque fuese de manera rotativa o por turnos. 3) Deficiente coordinación entre las instancias involucradas, especialmente escasa injerencia del Ministerio de Educación (M.E) en un programa que le atañe directamente. 4) Alta centralización de decisiones incluso en los estados (como el Zulia) donde el programa fue parcialmente descentralizado, en tanto son muy pocas las funciones desconcentradas. Siguen en manos del nivel central potestades como la asignación presupuestaria y la definición de la

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cobertura del programa. 5)Estandarización de cupos por plantel, que no se corresponde con la matrícula de niños que cumplen el perfil de beneficiario previsto. Esto se traduce, en la práctica en focalizaciones internas, con criterios distintos a los establecidos. 6) Una de las pocas funciones desconcentradas (la supervisión) falla por problemas logísticos del INN, especialmente relacionados con escaso personal y unidades de transporte. 7) La entrega del producto por las empresas proveedoras y distribuidores es irregular y arbitraria: no se cumple diariamente (leche pasteurizada), o mensualmente (leche de larga duración o U.H.T), y se violan los horarios y turnos convenidos. Los proveedores también presentan problemas con el suministro de vasos para servir la leche de larga duración.

8) No se preven sanciones a estas empresas por incumplimiento. 9) Las reiteradas suspensiones de clases, por paros gremiales, ocasionan con frecuencia pérdida del producto y la paralización del programa. 10) El programa se ejecuta con retrasos: desfasadamente respecto al inicio del año escolar y es suspendido en el período vacacional que abarca un trimestre. 11) No siempre los niños consumen la leche en el aula, bajo guía y supervisión de los maestros: se les reparte en el recreo (patio de la escuela), o para llevar a casa. Este último caso es el más frecuente. Al perderse el control en este aspecto, el programa se desvía de su población meta y de sus objetivos.

Sistema de comunicación o Flujo de Información y Mecanismos de Difusión.

1) La comunicación-información falla de arriba hacia abajo y a la inversa, así como a lo interno de las instituciones involucradas: entre el INN y el M.E.; entre el INN-central y la Unidades regionales de Nutrición (U.N.); entre U.N, M.E y Gobernación; entre éstos últimos y las empresas proveedoras; entre todos estos a su vez y los planteles (directores); entre el personal docente y los padres-representantes; entre los beneficiarios indirectos y directos. Priva la descoordinación institucional y la desinformación sobre aspectos fundamentales del programa. Esta situación no se supera con la desconcentración experimentada por el programa en algunas entidades (caso Zulia). 2) Por fallas en el sistema de relacionamiento institucional y de información, las matrículas de alumnos no son depuradas o actualizadas anualmente y en ocasiones ha habido filtración de planteles privados, donde la mayor parte de los escolares no son niños técnicamente pobres. Muchas veces hasta se desconoce la ubicación exacta de los planteles educativos porque el M.E. no suministra este dato. 3) Cuando, por distintas razones, un plantel es desincorporado del programa, no es informado de tal decisión: se entera porque no reciben más el producto.

4) Los directores de planteles y personal docente con responsabilidades en el programa, desconocen el Manual de Normas y Procedimientos del mismo. 5) La difusión o promoción del programa se limita a los avisos de prensa o convocatorias a las empresas proveedoras para las licitaciones, oportunidad que pese a ser la única como recurso informativo, no es aprovechada por el INN, M.E y Gobernación para explicar y enfatizar los objetivos del VDLE. 6) En general falla el componente educativo-promocional, que está ausente desde el diseño mismo del programa en el VDLE. En la práctica también falla en el PEM, aunque en éste caso sí está previsto en la formulación.

Supervisión, control, seguimiento, evaluación.

1) Se cumple con un control general de la ejecución física-financiera, no así con el control diario del número de niños atendidos, de producto entregado-recibido y autorización de pagos. Esta falla es más notoria en los planteles educativos. Las supervisiones dirigidas hacia esas verificaciones no se efectúan según lo previsto, por problemas de movilización y no disponiblidad en la U.N de los recursos humanos, financieros y técnicos necesarios. 2) Ausencia de seguimiento integral: ni siquiera se evalúan las metas, que no siempre se cumplen, mucho menos el proceso de ejecución y el impacto nutricional-educativo en la población de referencia; por varias razones, entre ellas: porque la normativa no lo exige; por la escala masiva del programa que involucra

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altos costos y no cuenta con la disponibilidad financiera necesaria; porque en Venezuela no hay tradición en esta materia, etc. 3) La supervisión falla incluso en asuntos tan importantes y delicados que tocan la calidad y condiciones de elaboración-distribución del producto que se reparte a niños tan pequeños, de condición biológica vulnerable, pese a las consecuencias directas que ello acarrea en su salud. En efecto, en el caso del VDLE, en ocasiones el producto es suministrado en mal estado. Esta falla supervisoria se ha hecho extensiva al PEM .

Cobertura Geográfica y Social.

1) La cobertura, que depende de la asignación presupuestaria, mantiene una relación inversamente proporcional con ésta: a mayor presupuesto asignado, menor cobertura alcanzada. 2) La disminución de la cobertura es trimestral, pues los precios de los productos varían en cada proceso de licitación, que se realiza trimestralmente. Por esta razón, el programa, de cubrir la matrícula preescolar y escolar hasta sexto grado, pasó luego hasta tercer grado y actualmente sólo atiende el nivel preescolar. 3) La definición de la cobertura se decide en el nivel central, incluso en los estados (caso Zulia) donde el programa ha sido parcialmente desconcentrado; y no se basa en una selección fundamentada en estudios reales de pobreza y desnutrición infantil. Al desconocerse los casos de niños más necesitados del programa, la selectividad no es tal: si el beneficio se ofrece indistintamente a toda la matrícula y por planteles o grupos poblacionales, resulta abierto y por lo tanto inadecuado.4) Aunque la nómina de alumnos aumente o disminuya en cada período programático, no en todas las escuelas se actualiza, lo más frecuente es que se repite año a año el mismo cupo. Esto induce, por déficit o por defecto, a focalizaciones arbitrarias, a decisión de los maestros, que se apartan de los criterios establecidos. 5) En general, en términos de cobertura geográfica, el programa es masivo, en el sentido que atiende las 23 entidades federales y en algunas de ellas (caso Zulia) la totalidad de sus municipios; no obstante, es restringida con respecto al número de planteles incorporados y los cupos que a éstos se asignan. Asimismo, en cuanto a su cobertura social, dado que se ha optado por restringir el beneficio a los preescolares, existe una brecha entre la población potencialmente beneficiaria y la realmente atendida.

Personal, Recursos Físicos y Financieros.

1) El personal activo en el programa es escaso, por lo cual se encuentra recargado de algunas tareas, a la vez que existen limitaciones para ejecutar otras, como por ejemplo las supervisiones. 2) Las principales restricciones en cuanto a recursos físicos son la no disponibilidad de las unidades de transporte necesarias tanto en el INN como en las pasteurizadoras; y de refrigeradores, cocinas y comedores en las escuelas. 3) El presupuesto del programa es deficitario y está altamente centralizado. La ejecución presupuestaria es afectada por los paros docentes, siendo permanente la desproporción entre los días programados y los ejecutados.

Eficacia del Programa: cumplimiento de metas físicas.

En cada período se cubren los cupos previstos (aunque no sean todos los necesarios), por lo cual hay una relación directa entre meta programada y meta ejecutada, sin que esto signifique eficacia del programa en cuanto a cobertura general (número de planteles, de beneficiarios y producto distribuido), por cuanto la incorporación de planteles y de beneficiarios se limita en lo posible y la entrega del producto es muy irregular y deficiente.

La Ejecución del Programa en el Zulia dentro del Proceso de Descentralización- Recentralización

.

La descentralización parcial experimentada por el programa en el Zulia, al tratarse sólo de la desconcentración de algunas funciones, no representó avances, toda vez que a lo largo del período 1993-1996 mantiene las dificultades de coordinación-ejecución-supervisión; que aunadas al interés que pierde la Gobernación del Estado en él, conducen a la decisión de devolverlo al nivel central (INN), es decir, de recentralizarlo,

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pasando a ser de nuevo responsabilidad directa del INN, vía Unidad regional de Nutrición.

A partir de 1997, en el contexto de la “Agenda Venezuela”, el ahora denominado PEM, tampoco ha significado aciertos o superación de las fallas del VDLE, especialmente porque no se trata de un nuevo programa o de una reorientación del anterior, sino de una simple fusión de programas. La cobertura sigue siendo reducida, el presupuesto deficitario, la entrega irregular, las supervisiones escasas, la injerencia de la Gobernación y Alcaldías es escuálida; permanecen las limitaciones de recursos humanos, los retrasos en las licitaciones, el desfase entre el suministro de la bebida láctea y el de la merienda, el incumplimiento de las funciones en el nivel local (especialmente de los docentes, padres y representantes), en el componente institucionalizado. En el componente no institucionalizado hasta ahora tampoco se puede hablar de éxito por distintas razones, entre las cuales destaca la alta centralización que aún sigue exhibiendo el programa y la limitada participación de organizaciones civiles, comunitarias y ONG.

Incidencia del Proceso real de Ejecución en la Efectividad o Impacto Social del Programa.

En una investigación precedente a este trabajo (Alvarado y Otros, ob.cit., 1996), se analizó el impacto social de los programas compensatorios que se suministran por la red escolar (entre ellos el VDLE), en la situación educativa y las condiciones de salud-nutrición de los grupos objetivos de referencia. En líneas generales ese impacto se estimó como bajo. En ello inciden múltiples factores, dos de ellos parecen ser los considerados en este estudio. En lo que respecta a la probable incidencia del proceso de ejecución puede sostenerse, en principio, que aún si éste se implementara según las funciones y procedimientos previstos en el diseño; la escasa pertinencia y direccionalidad del programa ante el problema que busca atacar, arrojaría el mismo resultado: escasa efectividad social, por cuanto la naturaleza y magnitud de las necesidades involucradas en lo nutricional y educativo, lo hacen insuficiente como estrategia de intervención, dada su condición asistencialista.

Pero siendo optimistas y atendiendo a su carácter compensatorio, se podrían esperar de él si bien no altos impactos, al menos algunos efectos favorables siempre y cuando hubiese más preocupación por el logro de los objetivos previstos y menos por el alcance de eficacia-eficiencia, en términos estrictamente cuantitativos, como ocurre; o de legitimidad política, que es el móvil de fondo. El caso del Programa "Vaso de Vida" (denominado así en el Estado Lara), parece aseverar esto: simplemente garantizando que el producto llegue efectivamente al beneficiario, cambiando los mecanismos y agentes de distribución, se estaría acercando a lo esperado del programa, a pesar de los vacíos e inconsistencias del diseño (Bilbao y Pachano, 1998). Lógicamente si se hacen confluir las dos cosas: los problemas internos del diseño y el desfase de la ejecución respecto a las funciones, actividades y responsabilidades normativas (dando lugar a diversas fallas e irregularidades), es menos lógico y probable que el VDLE genere las "resonancias" esperadas.

La tesis que se comparte aquí es que pese a las deficiencias programáticas del VDLE (como de otros programas de mitigación de pobreza), en la práctica pudiera tener otros resultados si se mejorara su gerencia, especialmente si se instrumentan los mecanismos de relacionamiento-articulación, comunicación y promoción del mismo, en los niveles operativos que involucra (nacional, regional y local) y entre los distintos actores implicados, en base a estrategias de negociación y al cumplimiento de los mecanismos de control y supervisión establecidos. Si además de que éstos no son idóneos, tampoco se cumplen, no es difícil entender la realidad del programa. De esta manera se tiene que el proceso de ejecución es una variable coadyuvante o limitante de la efectividad social de un programa, por razones como las argumentadas.

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LA ACTITUD DE LOS BENEFICIARIOS DEL PROGRAMA

El Concepto de Actitud y los Tipos de Beneficiarios de los Programas Sociales

No existiendo un concepto único sobre actitud, es conveniente aclarar cómo se entenderá a lo largo de este trabajo. Rodrígues (1983,331-332), basándose en diez definiciones presentadas en distintos manuales de psicología social, sintetiza los siguientes elementos esencialmente característicos de las actitudes sociales, en torno a los cuales articula un concepto: "a) la organización duradera de creencias y cogniciones en general; b) la carga afectiva en favor o en contra; c) la predisposición de la acción; d) la dirección a un objeto social. Por tanto, podemos definir la actitud social como una organización duradera de creencias y cogniciones en general, dotada de una carga afectiva en favor o en contra de un objeto social definido que predispone a una acción coherente con las cogniciones y afectos relativos a dicho objeto".

En este sentido, las actitudes sociales están compuestas por tres elementos claramente discernibles: un componente cognoscitivo, un componente afectivo y un componente conductual. Según dicho autor (ob.cit., idem): "para que exista una actitud es necesario que exista también alguna representación cognoscitiva de dicho objeto(...),...el componente afectivo, definido como el sentimiento a favor o en contra de un determinado objeto social, es realmente característico de las actitudes sociales(...).[Finalmente]...la posición generalmente aceptada por los psicólogos sociales es áquella según la cual las actitudes poseen un componente activo, instigador de conductas coherentes con las cogniciones y los afectos relativos a los objetos actitudinales ...".

Tomando en cuenta esta tríada de componentes (lo cognitivo, lo afectivo y lo conductual), en esta investigación se consideran, dentro del concepto de actitud, los siguientes elementos: 1) el nivel de información y/o conocimiento de los beneficiarios sobre el programa; 2) su opinión o apreciación sobre la pertinencia, el proceso de ejecución, la eficacia y la efectividad del mismo; 3) su reacción y/o expectativas ante un posible cambio del programa y 4) las formas de participación en éste. Estas subdimensiones a su vez pueden resumirse, siguiendo a Ahumada (1996), en dos grandes aspectos: la percepción y las prácticas cotidianas asumidas por los beneficiarios, cuya estrategia básica sería la demanda, en torno de la cual podrían o no estructurarse relaciones de tensión con las prácticas conservadoras del Estado, o ¨herejes¨ de otros actores, dependiendo del tipo de usuarios y de consumo, es decir, de la modalidad de la demanda. En tal sentido, Ahumada (ob.cit,15-16), relacionados con la demanda de servicios de salud en Argentina, distingue tres tipos principales de beneficiarios o usuarios, con sus respectivas estrategias:

¨Usuarios conformistas. Estrategias : se acostumbran a recibir cualquier tipo de trato y servicio; aceptan todo; cuando tienen problemas se callan; tienen temores; para ellos todo funciona bien; dependen del dispensario en cuestiones básicas como la leche y los bolsones; valoran el uso de hierbas medicinales. Los usuarios conformistas tienden a adoptar ¨estrategias de conservación¨, como un intento de lograr mínimas seguridades (la entrega de la leche, la atención médica básica) en una realidad que no les presenta casi ninguna alternativa. Existen en estos grupos criterios pragmáticos para enfrentar la vida cotidiana. La no asistencia a reuniones, la no capacitación en prevención podría estar ligado a la consideración de que de tales actividades no es posible extraer una utilidad inmediata. En la vida ‘atenida a las urgencias’ difícilmente se pueden llevar adelante prácticas cuyo rédito no es percibido de manera inmediata. Los intereses en juego se expresan en la necesidad de accesibilidad a los servicios de salud. Los usuarios conformistas no acceden a los prestadores ortodoxos y si bien aceptan a los prestadores herejes se encuentran en una situación de contradicción con ellos. Usuarios activos. Estrategias : los que buscan, van de un lado a otro; los que van siempre; los que se organizan y se quejan; los que tienen una actitud activa en relación a los servicios de salud, no sólo de recibir sino de buscar alternativas mejores. Se sienten con derecho a recibir un buen trato. Valoran la salud. Los usuarios activos se sienten con derecho a reclamar la prestación de los ortodoxos y se encuentran en franco enfrentamiento con los herejes. No usuarios: automedicación y prácticas populares (hierbas medicinales). No participan

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de las leyes del campo; los que no concurren más (deserción); no aceptan control (desnutridos, embarazadas adolescentes). Concurren para algunos servicios (niños) y escasamente para adultos¨.

Tomando como referencia las anteriores consideraciones teóricas, corresponde ahora pasar al análisis de los hallazgos sobre la actitud de los beneficiarios del Programa Vaso de Leche

Escolar, objeto de estudio específico de esta investigación.

Hallazgos sobre la Actitud de los Beneficiarios

A continuación se presentan los resultados de la encuesta aplicada a las madres-representantes (beneficiarios indirectos) de los niños destinatarios (beneficiarios directos) del VDLE, que habitan en las zonas de influencia de los planteles de la muestra, en torno de las cuatro subdimensiones identificadas dentro de la categoría o dimensión "actitud de los beneficiarios", a fin de caracterizar el tipo de usuario más frecuente de este programa en el Estado Zulia. Para la modalidad PEM no fue posible repetir las encuestas a este nivel, no obstante, algunos comentarios se realizan al respecto a partir de otras fuentes de información.

Nivel de información y/o conocimiento de los beneficiarios sobre el programa.

1) De un total de 82 madres-representantes entrevistadas, un 74.2% informó que, aún cuando sabían que el VDLE era un programa "viejo", no siempre el colegio donde asisten sus hijos ha disfrutado del beneficio. Sin embargo, en fecha relativamente "reciente" conocieron de la existencia de dicho programa en la escuela (por la maestra: 48.3% o por la directora: 25,9%). Escasamente un 14.5% se informó por la televisión, prensa o radio y el resto por otra vía. Esto indica que la comunicación oral-informal docente-representante es la que ha venido imperando como principal medio de difusión del programa en el espacio micro o local, y ratifica que los medios masivos clásicos han sido poco aprovechados en esta actividad. Es probable que en el VDLE esta situación sea más notoria que en otros programas sociales, por ser de vieja data o aplicabilidad y por lo tanto las instituciones responsables consideren que a estas alturas ya no es necesario tanta publicidad o promoción, y que "todo el mundo" lo conoce, lo cual no se ajusta a la realidad.

2) El 70.5% afirmó conocer los objetivos del VDLE. A una pregunta de control, entre varias alternativas presentadas, este grupo declaró que la intención u objetivo principal del gobierno con el programa es "cubrir las carencias nutricionales de los niños de bajos recursos" (52.1%). Esto indica que más de la mitad de las entrevistadas conoce el objetivo básico declarado del programa, sin embargo, ninguna mencionó la opción relacionada con los fines educativos del VDLE (favorecer la permanencia escolar , disminuir la deserción). 3) El contacto informativo docente-representante, al igual que el conocimiento de éste último sobre los objetivos del programa, son muy relativos. En el primer caso parece restringirse a una difusión muy global (que la escuela cuenta o no con el VDLE), y no de carácter educativo o formativo, por cuanto el 72.8% de las madres afirmó que nunca la han convocado a una charla en la escuela para explicarle la importancia del programa. Contrasta este dato con otra pregunta de control a la cual el 89% respondió que le explica a su hijo la importancia de ingerir el vaso de leche para su nutrición, salud y rendimiento escolar: si la madre está desinformada de las supuestas bondades de aquél, ¿qué tipo de información puede transmitirle a su hijo?.

En el segundo caso se confrontaron las respuestas con preguntas relacionadas con el cumplimiento-vigilancia o no por parte de los padres-representantes, de las acciones previstas por el programa para garantizar sus objetivos. Así, a la interrogante de si se asegura que su hijo consume el vaso de leche cada vez que le es entregado, el 92.7% respondió afirmativamente. Pero al indagarse cómo hace para saber si su hijo efectivamente lo toma, la mayor frecuencia relativa (43.9%) de entre cinco alternativas correspondió a "le pregunta a su hijo", información no confiable porque difícilmente, sea cierto o no, un niño va a negarle a su madre que consume el vaso de leche, sabiendo de

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que ésta espera una respuesta afirmativa. En todo caso esta respuesta ilustra el escaso o nulo cumplimiento del rol prescrito a los padres y representantes por la normativa del programa, lo cual se refuerza con la respuesta a la pregunta si "alguna vez ha participado o colaborado en la ejecución del programa": escasamente un 18.3% respondió afirmativamente. A la luz de estas declaraciones es posible sospechar posibles desviaciones del programa en sus objetivos, por falta de información, en primer lugar, y de supervisión-vigilancia, en segundo lugar, por quienes debían ser sus "dolientes" naturales, lo cual podría asociarse a ausencias o deficiencias del componente educativo-promocional del mismo.

Opinión sobre el programa, sobre el proceso de ejecución y la efectividad de éste.

1) La opinión general (97.6%) de las entrevistadas es favorable al programa: 21% opinó que es "excelente"; 53.1% lo calificó como "bueno" y 23.5% como "regular". Escasamente un 2.4% lo tildó de "malo o pésimo". Esta información se correlaciona con las respuestas a varias preguntas de control: el 63% manifestó no haber observado fallas o irregularidades en el programa; el 81,5% afirmó que desde que su hijo recibe el VDLE no ha repetido grados; el 96.2% sostuvo que no ha interrumpido o abandonado sus estudios; y el 63.4% opinó que ha mejorado el estado nutricional, el crecimiento y el peso de su hijo desde que toma el vaso de leche escolar. Ello podría significar dos cosas: una alta conformidad y aceptación del programa por parte de las madres-representantes, o un también elevado desconocimiento de cómo marcha aquél realmente, en la práctica cotidiana de la escuela, al punto de que sólo un 37% expresó conocer fallas o irregularidades en el proceso de ejecución de éste. O ambas cosas. De hecho cuando se les preguntó a las entrevistadas con qué frecuencia recibe su hijo el VDLE, el 43.8% respondió opciones distintas a "diariamente". En el mismo sentido, a la pregunta "¿a menudo donde consume su hijo el VDLE?" el 47,6% respondió que en la casa y escasamente un 29.3% manifestó que en el aula. Estas situaciones de hecho se apartan de la normativa del programa. Es posible que la desinformación sea de tal magnitud que las madres desconocen que la entrega del producto debe ser diaria y el consumo en la escuela, y por ello no lo adviertan como una irregularidad sino como algo "normal o natural" del programa.

2) Sin embargo, el 37% de las madres que abiertamente expresaron estar al tanto de las fallas del programa, anotaron como principales irregularidades: "retardo en la entrega" y "cobertura insuficiente" (hasta tercer grado y sólo un turno). Estrechamente relacionado con ello, las tres principales recomendaciones que sugieren para mejorar el programa son: a) "aumentar la cobertura", b) "complementar el vaso de leche con merienda" y c) establecer "fechas fijas de entrega". 3) Al sondeárseles la opinión sobre el grado de aceptación del vaso de leche por parte de sus hijos, se encontraron las siguientes respuestas: el 93.9% expresó que su hijo "a menudo toma el vaso de leche" y "lo toma voluntariamente" (92.7%). Dentro de las respuestas contrarias el 23.1% informó que "no lo toma porque no le gusta"; el 7.7% "porque no está acostumbrado" y también un 7.7% "porque no se la sirven fría". 3) Finalmente, a pesar de estos aparentes altos niveles de aceptabilidad y opiniones sobre un impacto positivo del programa, a la pregunta de control "¿considera Ud. que el VDLE asegura la permanencia de su hijo en la escuela?", el 63.4% de las madres respondió negativamente, y a su vez, de esa proporción el 61% argumentó como principal razón que sus "hijos estudian independientemente del VDLE, lo reciban o no", lo cual permite pensar que no lo perciben como un factor decisivo en la prosecución escolar.

Reacción y Expectativas ante una posible eliminación o cambio del programa.

1) El 68.3% de las madres manifestó que estaba en desacuerdo con que el programa fuese cambiado por otro y, más aún, el 90.2% expresó su desacuerdo con una posible eliminación del mismo. 2) No obstante, del 31.7% que dijo estar de acuerdo con un cambio, se inclinó, de entre varias alternativas, por las siguientes: "comedor escolar"

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(44.4%); "entrega de jugo, batido u otra bebida distinta a la leche" (14.8%), "merienda" (11.1%) y "entrega de dinero en efectivo": 7.4%. 3) En general se observa acuerdo o aceptación del VDLE porque "es bueno así como está", por lo cual no había expectativas de cambio en torno del programa entre las madres entrevistadas, para el momento en que se efectuó el sondeo.

Formas de Participación en el programa.

Con esta subdimensión se pretendió precisar si se trata de beneficiarios activos o pasivo-

conformistas, según las modalidades de intervención en el programa; y si se organizan

en procura de garantizarse el producto o beneficio previsto. Como se apuntó

anteriormente, el 81.7% declaró que no participan ni colaboran con el programa. Sólo un

18.3% dijo participar "de vez en cuando" bien "ayudando a la maestra a repartir la leche"

o bien "vigilando que los niños se la tomen". En las entrevistas realizadas a los directores

de los planteles educativos de la muestra, una queja común fue la poca injerencia y/o

cooperación de los padres y representantes, ni siquiera a través de su propia Sociedad,

en el comité operativo local, que según la normativa debe constituirse en cada escuela

beneficiaria. Asimismo, el rol de las juntas de vecinos (y en general de las organizaciones

de la comunidad) es nulo, según la pecepción de estos docentes, toda vez que no

adelantan gestiones orientadas a favorecer el suministro del subsidio.

En general los beneficiarios indirectos (padres y representantes) del VDLE representan actores totalmente pasivo-conformistas, de escasa o nula organización y participación. La mejor prueba de ello es su rechazo a modificaciones parciales que pudieran mejorar el programa. Esto indica que antes que estrategias de participación, desarrollan estrategias de consumo y muestran una actitud de aceptación de las cosas tal como están, totalmentre favorable al mantenimiento de la política social meramente asistencialista compensatoria.

Finalmente cabe acotar que el cambio del programa (o su unificación al de Merienda), versión P.E.M, en la “Agenda Venezuela”, junto al resto de programas compensatorios asistenciales focalizados, no parece modificar la actitud reseñada anteriormente, en las distintas subdimensiones en que metodológicamente se subdividió esta categoría. En efecto, una encuesta de opinión sobre los programas sociales de la “Agenda Venezuela”, efectuada en agosto de 1996 en la ciudad de Caracas, por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), a solicitud del Ministerio de la Familia (MF), registró significativos hallazgos, entre los cuales pueden resumirse los siguientes: 1) Baja información sobre los programas sociales y en general desconocimiento de la Agenda Venezuela y de sus políticas: el 55.37% ignora o es incapaz de mencionar uno de los programas, y el 70% tampoco sabe quién es el organismo responsable de la ejecución. 2) La opinión sobre los programas sociales tiende a ser favorable y en general hay alta satisfacción con ellos. 3) Correlación pobreza-valoración positiva: cuanto más pobre, más proclive se es a los programas sociales. Por ejemplo, del estrato E casi el 70% está "muy a favor" o "a favor".

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Otro estudio de opinión más reciente, realizado también por la UCAB conjuntamente con la empresa "Barómetro", dos años después del sondeo anterior (El Universal,11-04-98,1-4), afirma que "se fortalece la opinión favorable a la Agenda Venezuela”, en tanto que el procentaje de población que está de acuerdo con ésta es muy cercano al de la que manifiesta desacuerdo (41% y 46% respectivamente). Según dicha encuesta el escepticismo tiende a reducirse cada año porque de 58% de personas que creían que la Agenda no tendría ningún impacto positivo en 1996, descendió a 34% en 1998, es decir, aumentó en un 24% la proporción que confía en el cumplimiento del Programa. En 1998 se estaría ratificando la correlación estrato social-opinión favorable, antes comentada, puesto que fueron las clases D y E quienes emitieron la mejor opinión sobre la aplicación del programa económico-social, al resultar con 42% de apoyo.

Tanto los hallazgos de la encuesta efectuada dentro de esta investigación como de los sondeos de la UCAB, evidencian un tipo de beneficiario conformista, según la tipología de Ahumada, totalmente pasivo-receptor y ratifican, una vez más, el nivel de internalización de la cultura clientelar populista en el venezolano, favorable a la reproducción de percepciones y prácticas como las encontradas, antes que a un cambio de actitudes.

Incidencia de la Actitud de los Beneficiarios en la Efectividad o Impacto Social del Programa.

Si desde el punto de vista cognitivo - afectivo y conductual no hay tendencias en el beneficiario a favor de un cambio en el programa, o hacia otras iniciativas de mayor pertinencia; es lógico suponer que este tipo de actitudes convergen en los resultados y efectos observados de programas compensatorios como el VDLE (escasa incidencia en el bienestar social de la población objetivo). Si fuese lo contrario, es decir, si los beneficiarios se tornaran "activos" o "herejes", en los términos de Bordieu, se generarían problemas de legitimidad y se vería comprometida la eficacia de la política social, según los propósitos no declarados de la misma. Así las cosas, parece que no cabe esperar cambios en la orientación de la política social asistencialista compensatoria en el futuro próximo, por cuanto el sector oficial podría ver este tipo de programas como cada vez más estratégicos en la intervención social de cualquier gobierno, especialmente en el contexto sociopolítico actual, siempre en términos de legitimidad. Si a ello se agregan los intereses de diversos sectores que confluyen en torno a programas asistencialistas como el VDLE-PEM, es posible encontrar razones de peso para la preservación de dicha intervención. A continuación se realiza una aproximación a este último aspecto.

APROXIMACION AL JUEGO DE INTERESES EN TORNO DEL PROGRAMA.

Siendo el VDLE el resultado de un esfuerzo político-institucional donde convergen el sector público y organizaciones privadas, su dinámica amerita algunos comentarios generales pero claves. Sin pretender negar maniqueamente la preocupación del Estado por combatir flagelos como la desnutrición, la tuberculosis, la avitaminosis; la reconstrucción histórica del VDLE da cuenta de dos factores fundamentales en la vigencia del programa por casi cincuenta años: el interés legitimador del Estado desde el punto de vista político-institucional, y su fomento al interés privado-empresarial, ligado en este caso a la industria láctea. Algunas evidencias son contundentes:

1) Pese a las variantes introducidas en la modalidad del beneficio, que no siempre ha sido una ración de leche fluida (supuestamente en procura de reforzar la calidad y potencial nutricional de otros productos y en razón del permanente incremento de los precios de la leche), se mantiene como una constante la incorporación de un componente lácteo (fórmulas lácteas enriquecidas, galleta de leche comprimida, merengadas, leche en polvo completa o descremada), así como avances y retrocesos en este sentido: se retira el vaso de leche pasteurizada, se cambia por lactovisoy u otra fórmula, se regresa a la leche pasteurizada, se combina con la entrega de leche en polvo, se sustituye

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circunstancialmente el programa VDLE por el de “Leche Popular”, se restituye de nuevo, etc. 2) Se subsidia directamente la leche pasteurizada de tipo comercial, luego se le elimina el subsidio (por el apremio de la coyuntura de crisis, aumento de precios); se le reanuda lo antes posible con esfuerzos extraordinarios, pese a las consecuencias que ello acarrea en otras direcciones. 3) Ante el incremento reiterado del costo del producto por parte de la Cámara Venezolana de Pasteurizadoras, se opta por suspender el programa VDLE (caso lapso 1984-86), antes que sustituirlo por otro de igual o mejor contenido nutricional, buscando en el entretanto la manera de renegociar con el empresariado.

Se prefiere incluso (caso 1989, situación que se mantiene hasta 1995) sacrificar a la población objetivo, disminuyendo la cobertura social del programa, intensificando la selectividad, excluyendo a un importante número de beneficiarios: se atiende sólo a la población preescolar y escolar hasta 3er. grado de educación básica, cuando antes cubría hasta 6to. grado. Esto recrudece en el período reciente (1997-98) con la incorporación del vaso de leche al P.E.M: se elimina como beneficiaria a la población escolar y se atiende únicamente a la de preescolar.

Se podría argumentar otros ejemplos, no obstante los anotados son suficientes para entender que obviamente toda esa “colaboración” oficial hacia el empresariado no es gratuita: coadyuva en el logro del objetivo legitimador que interesa al Estado. Por supuesto, tampoco es mecánico el interés del sector privado lucrativo de preservar en el tiempo su participación en el programa, que incluso se ha extendido hacia otros ramos industriales (los procesadores-proveedores de otros productos, distintos a la leche). Esto indica que el sector privado ha visto, quizás hasta con más claridad que el mismo Estado, la importancia estratégica de la pobreza como negocio, como mercado seguro en constante expansión. Por ello los empresarios han estado dispuestos a aceptar dentro del programa otras funciones secundarias (por las cuales no cobran), que no son estrictamente las que les corresponden pero que les aseguran preferencia en las licitaciones.

En lo que respecta a los intereses de otros actores intervinientes en el programa VDLE, y remitiendo en adelante las referencias al caso Zulia, es particularmente interesante comentar el comportamiento de la Gobernación del estado en el proceso de transferencia o descentralización parcial (modalidad desconcentración) del programa, que se inicia en 1993 en esta región, que de alguna manera sigue incentivando la privatización (intervención del empresariado) en aquél. En este sentido, luce aparentemente contradictoria la posición de la Gobernación, toda vez que si bien en 1993 el Zulia es una de las 13 entidades federales que gestiona y logra el traspaso parcial (ejecución, mientras el nivel central mantiene la responsabilidad de planificación, financiamiento, control), ya en 1996 lo devuelve, supuestamente por dificultades operativas. Desde entonces se cuenta entre las entidades que han dado pie al proceso de recentralización del programa. Sin embargo, en opinión de la Lic. Elvira Fernández (coordinadora nacional del PEM, una de las funcionarias entrevistadas), esa experiencia fue “un desastre” no sólo en el Zulia sino también en el resto de entidades que se retiran del proceso.

Se tejen aquí varias situaciones: 1) la tendencia del Estado (nivel central) a no desprenderse de funciones estratégicas, principalmente cuando de programas sociales se trata. Mientras por un lado el discurso oficial enfatiza la necesidad e importancia de la descentralización y transferencia de competencias, por otro lado la obstaculiza y no cambia su patrón tradicional de intervención en materia de política social; 2) Las razones de la “falta de entusiamo” del poder regional, para mantener y defender lo que el mismo solicitó y tramitó, pudiera remitir nuevamente a un problema de incentivos. En efecto, en el caso Zulia con el VDLE, las responsabilidades asumidas son vistas como un pesado lastre: se observó en el Sistema Regional de Salud cuando administró el programa en 1993, luego en el Consejo Zuliano de Planificación (CONZUPLAN) cuando lo hizo de 1994 a 1995, y finalmente en la Dirección de Desarrollo Social en 1996. Todas estas

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dependencias de la Gobernación respiraron tranquilas cuando salieron del “paquete VDLE”.

No ocurre lo mismo respecto a la intervención de la Gobernación en otros programas sociales: el rol que pierde en el VDLE-PEM lo recupera en el PAE (Programa Alimentario Escolar). El desestímulo en el primero contrasta con su participación activa en el segundo. Probablemente le ha visto al VDLE-PEM (que en términos comparativos tiene una población meta inferior, entre otras cosas) menos potencial estratégico-político-electoral que al PAE, de mayor cobertura y aceptación popular. 3) Un tercer comentario que se podría adicionar es que con frecuencia, desde distintos sectores se exalta la descentralización como panacea a males regionales, enarbolando a ultranza esa bandera sin sopesar la debilidad/fortaleza institucional-administrativa o in(capacidad) operativa,63 y tampoco lo que es más importante: el interés y voluntad política real de las gobernaciones y alcaldías para impulsar esas iniciativas, de lo cual depende altamente el éxito o fracaso de las mismas. Es lo que Tomic (s/f) expresa como la brecha entre “el derecho a participar y la capacidad y voluntad de participar”.

Finalmente, del lado de los actores de la comunidad y organizaciones civiles involucrados directa o indirectamente en el programa, es posible comentar lo siguiente: empezando por los beneficiarios directos (niños escolares) e indirectos (padres y representantes, grupo familiar), quizás lo único que se puede señalar es que combinan dos variables: 1) alta aceptación del programa (como de otros que también se suministran por la red escolar), y 2) baja participación, que traduce escaso interés real en defender y vigilar su cumplimiento y continuidad. La primera situación, la sostienen las encuestas de opinión de la UCAB sobre los programas sociales de la “Agenda Venezuela”, y en el caso Zulia, la entrevista realizada a la Coordinadora del PEM, funcionaria de la Unidad regional de Nutrición, así como las encuestas aplicadas a las representantes. Habría que indagar, sin embargo, directamente entre los niños beneficiarios hasta qué punto es cierto, como afirma esta funcionaria, que “están fascinados” con el producto que suministra el PEM, especialmente con el lactovisoy, las sardinas y el atún enlatado, que por observación común gustan a pocos niños.

Respecto de la baja participación, no ya de individuos aislados sino de las Sociedades de Padres y Representantes, obviamente sigue estando relacionada con su costumbre al facilismo y la pasividad ante asuntos que les atañen directamente, propios de la cultura clientelar-dadivista fomentada desde arriba por el Estado venezolano. Esta “apatía ciudadana”, según Tomic (ob.cit,159), tiene explicaciones más profundas, como por ejemplo la inexistencia de

“canales institucionales que le permitan intervenir como sujeto protagónico en las decisiones y acciones que afectan las condiciones sociales de su existencia, sean éstas inmediatas o globales; .[ el nulo o bajo ] acceso a los medios y recursos indispensables para adquirir la capacidad de aprovechar plenamente dichas oportunidades institucionales (...).[ Así]...queda claro que: a) la necesidad esencial que está en juego es la de tener la capacidad y oportunidad de participar; b) en el fondo de este asunto hay involucrado un derecho humano (...) que corresponde a la sociedad en su conjunto y, por ende, también al Estado en particular, hacerse cargo de garantizar lo anterior (...) “

Ahora bien, en el momento actual del PEM en el Zulia y en virtud de la extensión del beneficio a niños no escolarizados, donde menos apatía se observa (aunque no sólida participación aún), es en las pocas organizaciones civiles que intervienen a favor de las comunidades: con excepción de las juntas de vecinos, que restringen su papel a postular

63 En el caso particular del VDLE-PEM en el Zulia, el retiro de la Gobernación del Programa no parece estar muy relacionada con serias limitaciones para implementarlo, si se toman en cuenta elementos que más bien actúan como recursos a favor: el presupuesto del Programa lo aporta el INN, la existencia de una sólida industria láctea regional con amplia capacidad instalada, la existencia del PTU/LUZ, la creación de la Dirección de Desarrollo Social en 1995, con la misión explícita de manejar los programas sociales, etc.

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ante la Unidad de Nutrición a las madres procesadoras de la merienda, otras organizaciones como la Iglesia (juntas parroquiales) y ONG comienzan a mostrar interés en ello.

El caso de la Iglesia no amerita mayores comentarios porque es conocida su trayectoria en estos asuntos; no así el caso de las ONG, que si bien ejecutan algunas tareas (ubicación/seleccion de niños vulnerables en las comunidades más pobres, medición de talla y peso de aquéllos, elaboración de los listados a ser propuestos por el INN ), su participación en el programa aún luce no sólo escasa cuantitativamente sino replegada cualitativamente, incluso en organizaciones bastante ligadas al CESAP, de probada eficacia y dinamismo en otros programas sociales. Resultan probables aquí algunas hipótesis: 1) Lo reciente de ese espacio de participación (el PEM, con su componente no institucionalizado, arranca en 1997, con la estrategia social de la “Agenda Venezuela”, tiempo insuficiente aún para evaluar el desempeño de los nuevos actores. 2) La escuálida convocatoria de parte del gobierno hacia las ONG en el PEM, dado que la potencia del programa está más en el componente institucionalizado (red escolar), que en el no institucionalizado. 3) También podría estar relacionado con que el esquema de intervención de las ONG buscado por el Estado fuese el de “participación cooptada” (Tomic, ob.cit,160). 4) Que exista mutua desconfianza: por un lado del gobierno hacia las ONG, en tanto que el programa nació centralizado y ha permanecido así en sus casi 50 años, y de parte de las ONG por lo mismo: el estrecho margen de autonomía y radio de acción que les permite el programa, prefiriendo quizás desplegar su experiencia y potencial movilizador en programas más orgánicos.

En cualquier caso, todo esto permite imaginar la magnitud de la brecha que seguirá separando lo necesario y deseable de lo posible en estos asuntos en Venezuela, especialmente ligados al éxito o fracaso de los programas de atención a la pobreza, si no se superan los enfoques reduccionistas; si no se entiende la participación comunitaria en general como un “derecho” y si no se institucionaliza la participación de organizaciones de intermediación de la sociedad civil, como las ONG, a través de una política de Estado (y no como iniciativas aisladas), con las debilidades pero también con las fortalezas que han exhibido hasta el presente.

CONCLUSIONES

Desde 1989-90, en el "paquete social" que acompaña al "paquete económico" que se instrumenta en Venezuela, el área Salud-Nutrición (donde se ubica el VDLE), ha venido siendo privilegiada en la asignación de gasto social y presupuesto ejecutado, en tanto se ha considerado que las medidas de ajuste afectan mayormente las necesidades alimentarias-nutricionales. Por ello, en el Plan de Enfrentamiento a la Pobreza (1989-1993), 7 de los 10 programas de esa área son alimentarios y en la “Agenda Venezuela” (1996-1998), de los 14 programas sociales que en total contiene, 6 son de ese tipo. Predomina en estas iniciativas su carácter básicamente asistencial y su atención prioritaria a la población infantil-escolar, grupo biológicamente vulnerable, por su propensión a daños irreversibles. Aun cuando esta condición justifica la escogencia de dicho grupo, las estrategias asistenciales carecen no sólo de pertinencia, direccionalidad y suficiencia sino también de la necesaria integralidad para atender una problemática tan compleja como la expresión de la pobreza en este grupo-meta (Lima, 1994). La existencia múltiple de esfuerzos desarticulados dirigidos a un mismo sector poblacional a través de programas distintos con iguales objetivos, sobrecarga el gasto público, sin que se traduzca en efectividad social, a la vez que dificultan la medición de eficacia y eficiencia de cada programa, desde el punto de vista técnico.

El caso del VDLE como programa de complementación nutricional, con casi 50 años de vigencia, ha devenido en una alternativa poco efectiva (al igual que otros programas compensatorios), en el alcance de sus objetivos alimentarios y educacionales, pese a ser suficientemente aceptado por los beneficiarios directos e indirectos. La ausencia de

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seguimiento-evaluación de impacto nutricional y educativo impide precisar su incidencia real. Sin embargo, el producto que provee (200c.c. de bebida láctea) si bien posee un alto valor nutritivo, suministra más proteínas que calorías aunque en Venezuela, según los especialistas, la deficiencia nutricional en los grupos de referencia es más calórica que proteica. Al parecer esta situación se pretendió superar con la anexión del VDLE al PEM, pues en el documento que norma a este último se argumenta que con los productos que ahora provee, se incrementa el suministro calórico-proteico. No obstante, no sólo se redunda en el componente proteínico (bebida láctea + embutidos y enlatados), sino que se presentan estos últimos como una opción excelente, aunque los enlatados y embutidos son bastante cuestionados por los profesionales de la salud y nutrición en la alimentación de adultos, más aún de niños en edad preescolar.

Antes que su calidad nutricional, en el documento referido en realidad se privilegian las facilidades de manejo y transporte de estos alimentos. Así, se afirma (s/p.) que "se ha sugerido este tipo de productos por sus bondades desde el punto de vista de conservación, distribución, almacenamiento y a la vez aumentar el aporte calórico-proteico de la ración". De modo que sigue en entredicho la capacidad real del programa, desde el punto de vista de los bienes que provee, para generar el impacto esperado. De antemano éste se dificulta por la ausencia en el diseño del VDLE y PEM (lo mismo ocurre con otros programas), de aspectos claves en el éxito de toda estrategia social y política pública en general: no sólo se prescinde de evaluaciones de impacto social sino incluso de una evaluación del proceso de ejecución y de la actitud de los beneficiarios, que junto a los problemas de coherencia interna del diseño y otros factores concomitantes (de tipo organizacional, sociocultural, sociopolítico, etc.), explican en buena medida que los resultados y efectos del programa se alejen de lo normativamente esperado, con relación a su contribución con el bienestar social de la población objetivo.

En efecto, en esas tres áreas (diseño, proceso de ejecución y actitud de los beneficiarios), esta investigación detectó serias limitaciones, así como elementos interesantes que tocan el juego de intereses y de poder que se teje en torno del programa, que no son particulares o exclusivos del VDLE y del PEM, sino comunes a la mayoría de los programas que integran la estrategia de atención a la pobreza en Venezuela. De especial importancia es destacar que de nada servirán los intentos de reforma del “rol social del Estado” y de los poderes públicos, que se discuten en Venezuela en el contexto de cambios que impulsa el gobierno que se inició en febrero de 1999, por muy necesarios, coherentes y viables que pudieran ser en lo político y financiero, si al mismo tiempo no se propicia una intervención profunda en lo cognitivo y conductual, decidida a modificar las percepciones y prácticas de los ciudadanos (en particular de los gerentes públicos y de los benefeciarios de los servicios y programas sociales), favorable al cambio de actitudes que debe permear todo proceso de reestructuración. Mientras esto no suceda se seguirá atizando el reino del populismo, del clientelismo y del asistencialismo, reproductor del círculo vicioso de la pobreza.

De entrada el nuevo gobierno, luego de seis meses de críticas a las estrategias vigentes, especialmente por considerarlas expresión de un “neoliberalismo salvaje”, en agosto de 1999 ha ratificado nueve de los catorce programas sociales de la anterior “Agenda Venezuela” (el VDLE-PEM es uno de ellos, sólo que ahora se anexan al Programa Alimentario Escolar), y mientras desde la campaña electoral el ahora Presidente afirmó que su gestión se caracterizaría por la fórmula: F = 2SE (“dos moléculas de política social y una de política económica”), en doscientos días de acción gubernamental, aún no se observan decisiones en esta dirección. Dado que aún no se ha anunciado el XI Plan de la Nación y, con él, una política social definitiva, con su correspondiente estrategia de atención a la pobreza, quizás cabe la posibilidad que la ratificación, en muchos aspectos, de la precedente sea algo provisional, especialmente en virtud de que la Asamblea Nacional Constituyente, electa para redactar una nueva Constitución Nacional, definir e impulsar el reordenamiento no sólo jurídico sino institucional en diversas áreas del

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quehacer nacional, recién se ha instalado y comenzado sus funciones. Siendo insuficiente el tiempo para evaluar, es importante dar ese compas de espera.

LITERATURA CITADA

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Programas Sociales. Generación Y Consolidación De Desigualdades.

Ana Rosa Pratesi

Diana Andrea Sotelo � Política Social y Acción Política Las políticas sociales - como estrategias que implementa el poder político hacia grandes sectores de la población a fin de incidir en áreas problemáticas: salud, educación, vivienda, etc.-, se concretan a través de programas y proyectos que son ejecutados en el seno de las comunidades.

Estas acciones son llevadas a cabo por diferentes organismos: gubernamentales, no gubernamentales, confesionales, y sus equipos técnicos. Entre ellas son escasas las organizaciones que se apartan de los modelos impuestos por los organismos internacionales o nacionales que generalmente ofician de financiadores.

Es más común encontrar que se proponen los mismos objetivos y adoptan similares herramientas metodológicas en su trabajo con la población destinataria:

• la focalización de la población beneficiaria, basada en criterios de necesidades por sector geográfico;

• la participación de la comunidad en las acciones, espacios y momentos que el programa propone;

• la capacitación de los distintos actores en habilidades circunscriptas al desarrollo de las tareas organizativas, artesanales, domésticas, etc. y

• descentralización de responsabilidades y actividades en distintos niveles organizativos y personas. Esta línea de los programas es de difícil aplicabilidad por las características verticalistas que tienen la mayoría de las organizaciones en nuestro país.

Si bien los objetivos que se proponen hacen referencia al logro de la equidad social, fortalecimiento de comunidades, asociación, cooperación, integración, desarrollo, etc.; las estrategias planteadas y ejecutadas en los hechos reducen las posibilidades de acción de los destinatarios, limitando las alternativas de actuación genuinas.

Si se espera que a partir de una acción externa las personas den una respuesta prevista, se están reduciendo las condiciones de posibilidad para la construcción de sujetos activos, capaces de acciones de transformación de su propia realidad, de construir sus relaciones sociales ( D’Adamo, García Beaudoux y Montero, 1995).

Las políticas sociales se constituyen en relaciones de poder que implican desde el inicio el juego de la resistencia.

“... no hay relaciones de poder sin resistencias, que éstas son tanto más reales y eficaces en cuanto se forman en el lugar exacto en que se ejercen las relaciones de poder. ... es pues, como él, múltiple e integrable en otras estrategias globales.” (Foucault, 1994: 82 - 83).

Nos interesamos en conocer como se desarrolla esta dinámica en el seno de las poblaciones focalizadas como destinatarias de los programas, para lo cual definimos:

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� El Ámbito De Las Redes Comunitarias

Las redes sociales han sido estudiadas desde distintas perspectivas, Ulf Hanners (1993) señala importantes antecedentes de la academia inglesa:

John Barnes toma el campo social constituido por el parentesco, amistades, relaciones, sin grupos estables ni coordinación, en este campo la cadena de interacciones entre las personas constituye la red.

Elizabeth Both aplica el modelo a la familia analizando las relaciones entre estructura familiar y apertura o cierre de la red.

Los estudios de Philip y Adrian Mayer sobre dos grupos de inmigrantes africanos en Londres, cuyas diferencias culturales - tradicionalistas unos y occidentalizados otros - deriva en construcciones de redes cerradas y constrictivas para los primeros, abiertas y más flexibles para los segundos.

Hanners revisa las variables que se ponen en juego en los distintos modelos de redes: distribución de nodos, longitud de las cadenas, direccionalidad de la comunicación, alcance y eficacia de la red, etc.

Por su parte Larissa Lomnitz (1978) pone en primer plano la reciprocidad como fundamentos de las redes formadas en poblaciones marginales, que serán variables de acuerdo a la cercanía física, confianza e igualdad en cuanto a necesidades materiales.

En otro trabajo (Pratesi, 1999) hemos definido como red social al sistema relacional de soporte mediante el cual, los individuos y grupos humanos producen y reproducen sus condiciones de vida. En ese sistema los sujetos establecen relaciones directas o mediadas, adjudican distintas jerarquías a los integrantes de la red y establecen interacciones de reciprocidad con el intercambio de bienes, servicios, favores, etc.

Para analizar las redes comunitarias tenemos en cuenta las interacciones que se producen en su interior en relación a:

• Los sujetos involucrados, de acuerdo al origen social y estado de necesidad actual, como semejantes o diferentes.

• La definición de la relación de acuerdo a las jerarquías que ocupen los sujetos: pares, superiores o inferiores, es decir relaciones simétricas o complementarias.

• La distancia de la relación, considerando la accesibilidad de los sujetos y la frecuencia de las interacciones, como relaciones directas o indirectas.

• El contenido de la reciprocidad, el tipo de un intercambio de información, de bienes materiales o simbólicos, de servicios o favores, si este intercambio es idéntico o desigual.

• Los objetivos de la relación, a qué sujetos y necesidades corresponden, si son socio-comunitarios o político-institucionales.

Relacionando estas categorías distinguimos los niveles de la red: • Nivel social homogéneo (o de base), con integrantes de la comunidad, sujetos

semejantes, en relación directa, simétrica, con reciprocidad idéntica y objetivos comunitarios.

• Nivel social jerárquico (heterogéneo u organizado), con integrantes de la comunidad relacionados directa y complementariamente, con interacciones de reciprocidad desigual. Involucra a las organizaciones sociales comunitarias: comisiones de vecinos para el logro de objetivos comunitarios. Supone un primer grado de diferenciación, en cuanto a responsabilidad, acciones y decisiones, entre sujetos semejantes.

• Nivel sociopolítico, con integrantes de la comunidad insertos en organizaciones políticas, religiosas, gubernamentales, no gubernamentales, etc. Establecen relaciones

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directas, complementarias y de reciprocidad desigual con el resto de los pobladores. Representan los objetivos institucionales externos en su propia comunidad. Supone un segundo grado de diferenciación entre sujetos semejantes.

• Nivel políticosocial, con integrantes de organismos y programas insertos en la comunidad, relacionados con los pobladores de manera directa , complementaria y de reciprocidad desigual. Se trata de una interacción entre sujetos diferentes.

• Nivel político, con las instituciones, programas, partidos políticos, cultos, que despliegan políticas hacia la comunidad, relacionados en forma indirecta y complementaria con los pobladores.

A los fines de este trabajo hemos centrado nuestra atención en las actitudes de los integrantes del nivel sociopolítico. � Los Hallazgos A partir de numerosas observaciones realizadas de programas sociales ejecutados en las provincias de Chaco y Corrientes (Argentina) a cargo de distintos organismos, que se han expuesto en trabajos anteriores, surgió la hipótesis de que estas acciones tienen un impacto negativo sobre las redes comunitarias en las que intervienen.

A fin de profundizar en este sentido analizamos el contenido de ocho entrevistas y dos reuniones de grupos de pobladores de comunidades pobres que han sido capacitados o tienen algún grado de responsabilidad en programas sociales, específicamente en atención de comedores y cuidado de niños.

El objetivo es detectar y dimensionar las actitudes que ellos tienen hacia los beneficiarios, recordando que se trata de sujetos semejantes en cuanto a origen social, nivel educativo y estado de necesidad, que comparten los mismos problemas sociales y comunitarios.

Tomamos como unidad de análisis los párrafos donde los agentes mencionan a las familias beneficiarias (no a los niños) y las clasificamos según categorías valorativas con respecto al trabajo, colaboración, aceptación de normas, asistencia a reuniones, higiene, etc., obteniendo cuatro categorías:

1. Referencias positivas. 2. Referencias negativas. 3. Referencias ambivalentes. 4. Referencias neutras. Menciones descriptivas sin connotaciones de valor.

Los resultados fueron los siguientes:

Categoría Frecuencia Porcentajes 1. Referencias positivas 8 18 2. Referencias negativas 21 48 3. Referencias ambivalentes 6 14 4. Referencias neutras 9 20 Totales 44 100 A modo de ilustración transcribimos algunos ejemplos: • Referencias positivas “Todas, siempre colaboraron las mías. La ayuda de las madres siempre fue igual.”

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“Otra así de tanto andar aprendió a decirle a los chicos que los quiere y feliz cumpleaños... una madre confesaba la otra vez en una reunión que ella gracias al comedor aprendió a decirle esto a sus hijos.” • Referencias negativas “Vienen cuando se entregan las cajitas de los planes64, una vez al mes se le ve la cara de ellas, ponele que nosotros necesitamos la ayuda de ellas, ponele que vengan a hacerle una comida a los chicos, o a limpiar, todo esto que está construido es por la Comisión, que nos ayuda mucho, la Comisión es la que trabaja, los siete principales de la Comisión, y después los vocales, pero las mamás de los chiquitos es muy difícil.” “No, son gente difícil, yo no sé si se sienten menos, no sé que es lo que pasa también.” • Referencias neutras “En un principio fueron hasta 18, 20 personas, de una punta del barrio se pasan a la otra a trabajar, y así se fue juntando mucha gente pero después decayó un poquito 9, 8 y hasta 3 personas trabajaron, pero ahora va subiendo otra vez.” • Entre las referencias ambivalentes encontramos párrafos en los que señalan

contradicciones en las actitudes de los beneficiarios: “La gente es reacia a las reuniones, pero en el lugar del trabajo ellos están, nos dijeron que para las reuniones no quieren estar, pero si en el trabajo.” o señalan diferencias de actitud entre un beneficiario y otro: “...se va levantando con la ayuda de algunos vecinos no crean que son todos, porque no.” Si descomponemos la categoría ambivalente en sus dos elementos, positivo y negativo, y la adicionamos a las categorías 1 y 2 respectivamente obtenemos:

Categoría Frecuencia Porcentajes 1. Referencias positivas 14 28 2. Referencias negativas 27 54 4. Referencias neutras 9 18 Totales 50 100 En la Categoría 1. Referencias positivas encontramos que la connotación de valor puede ser atribuida a la familia beneficiaria: “Yo el año pasado tenía mi esposo enfermo y era el cumpleaños de mi nene y no le podía festejar, y las mamás del comedor organizaron todo”; o representa un mérito del agente del programa: “Las mamás cocinan y yo les superviso, yo cocinaba, y este año después de tanto tiempo conseguí que las mamás cocinen” En estas subcategorías las frecuencias se distribuyen en igual proporción.

64 Distintos programas alimentarios adoptan la modalidad de entregar a las familias una caja con alimentos.

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Atribución del mérito Frecuencia Porcentaje A los beneficiarios 4 50 A los agentes del programa 4 50 Totales 8 100 Con esta lectura el porcentaje de referencias positivas netas (carente de ambigüedad y con atribución del mérito a la familia) se reduce al 9%. Estamos en presencia de los que Todorov (1992) estableció como percepciones del otro basadas en el egocentrismo, en sus dos modalidades: • El otro es igual, pero además es idéntico, no hay lugar para las diferencias; el sujeto

proyecta sus propios valores en los demás e intenta asimilarlo. • El otro es diferente, pero esta diferencia no supone una alteridad sino una superioridad

o inferioridad respecto al sujeto.

“Estas dos figuras elementales de la experiencia de la alteridad descansan ambas en el egocentrismo, en la identificación de los propios valores con los valores en general, del propio yo con el universo; en la convicción de que el mundo es uno.” (Todorov,1992:50)

El autor llegó a estas conclusiones a partir del estudio de la conquista de América y la percepción que los españoles tenían de los indios, es decir de dos culturas desconocidas y abismalmente diferentes.

Nosotros las encontramos entre personas semejantes en cuanto a origen sociocultural y estado de necesidad, ¿cómo se llega a esta situación?

� De La Diversidad A La Desigualdad • La eficacia de las redes El sistema relacional se constituye en un soporte para las personas y grupos en virtud de las propiedades de cercanía física, confianza e igualdad de carencias (cfr. página 3 ).

Su funcionamiento se enriquece con la existencia de sujetos diferentes en cuanto a:

� características de personalidad, habilidades y capacidades para desenvolverse en distintas situaciones y desarrollar tareas específicas.

� trayectoria de vida, aprendizajes y experiencias producto de situaciones vividas anteriormente.

� inserción en otros sistemas relacionales, sean estos laborales, políticos, religiosos, etc.

La diversidad entre los integrantes de la red multiplica los recursos potenciales con los que se enfrentan los problemas, necesidades y catástrofes.

• La intervención externa

La implementación de programas sociales se lleva a cabo - necesariamente - con agentes, técnicos y funcionarios de las organizaciones responsables, que no pertenecen a la comunidad, y que integran una red en el nivel político-social.

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Estos agentes externos necesitan de la adhesión de personas de la comunidad que faciliten la ejecución de las actividades, para lo cual seleccionan integrantes de la red de base.

Hemos encontrado un solo caso en que la designación se realiza consultando a los integrantes de la comunidad, y esto como consecuencia del conflicto generado por una selección inconsulta previa.

“somos las que más anduvimos y nos decían sigan porque estaba por cerrar, y ahí empezamos a trabajar y formamos grupos de 2 o 3 madres y todas las semanas íbamos rotando, hasta que un día nos nombraron una encargada y no estuvimos de acuerdo porque vino así nomás. Vino Nilda que está encargada de todo esto y llevó el documento de esta chica Victoria y entró en Plan Trabajar65, y ella cobraba un sueldo de $200 como encargada y todas las otras trabajaban y ellas cobraban y no estuvimos de acuerdo porque nadie pidió opinión ni nada, y hubo muchos problemas, se estuvo a punto de dejar pero todas las que vamos es porque necesitamos.” Los agentes externos valorizan como posibles colaboradores a las personas con rasgos de dinamismo, iniciativa, poder de convocatoria , capacidad para ejercer la autoridad y garantizar cierto orden.

Por otro lado es determinante la adhesión a determinado partido político, culto, dirigente o funcionario.

La persona “elegida” pasa a gozar de una serie de privilegios:

� cobro de una remuneración

� participación en las capacitaciones que desarrolla el programa, y la consecuente incorporación de las ideas-valores políticamente definidas.

� comunicación fluida con funcionarios y autoridades

� expansión de sus relaciones sociales

� prestigio

Este proceso se constituye en una espiral de desigualdad a través del cual las diferencias humanas se trastocan en diferencias jerárquicas y el sujeto “elegido” pasa a representar los objetivos institucionales del organismo que lo coptó, produciéndose una ruptura en el sistema relacional.

Tenti Fanfani (1992 ), mediante investigaciones en comunidades pobres, encontró una fuerte predisposición de los pobladores a reconocer autoridades externas. “Las evidencias indican que no estamos en presencia de una lucha donde las iniciativas de los subordinados son explícitamente desconocidas y reprimidas por los dominantes. En realidad, estos últimos dominan no tanto porque reprimen (o no escuchan) “la voz del pueblo”, sino porque los grupos sociales muchas veces carecen hasta de las capacidades mínimas para expresar sus necesidades e intereses y para transformarlas en demandas y objetivos.” (Tenti Fanfani en Lumi, Golbert y Tenti Fanfani,1992 : 145-146)

65 Plan Trabajar: Programa del Ministerio de Trabajo de la Nación destinado a reducir la desocupación.

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Estas afirmaciones - que descriptivamente pueden ser correctas -, no indagan en el problema de cómo la autoridad externa produce y recrea esa predisposición y esa carencia de capacidades, ni en cuál es el impacto que produce la autoridad externa sobre la comunidad. • Las consecuencias en la dinámica de la red

Las relaciones en la comunidad pasan a ser definidas en cuanto a la posición de las personas en el (los) programas sociales, así tenemos:

� en una posición complementaria superior al miembro de la comunidad “elegido” para realizar tareas y capacitarse, lo denominaremos “agente interno”.

� en una posición complementaria inferior a los destinatarios del programa, receptores de los servicios, comunmente denominados “beneficiarios”,

Entre ambos se establecen distintas interacciones. Los agentes internos Hemos visto (cfr. página 9) cómo las actitudes del agente interno expresa dos criterios:

� el de la igualdad: el destinatario es igual a él, pero esto supone que el otro debe adoptar las mismas conductas y valores, porque estas serían las correctas.

� el de la diferencia: el destinatario es diferente a él, pero esas diferencias lo hacen inferior.

Por otra parte, defiende su posición superior apelando a dos elementos legitimadores: � el reconocimiento formal de los agentes externos que lo eligieron “Lo que pasa que en este grupo hubo una persona que arruinó todo, porque esa persona quiso agarrar el mandato, quería estar sobre nosotros, y nosotros tenemos todos los papeles y...” � el conocimiento adquirido a través de la capacitación y que debe ser transmitido a los destinatarios. “...yo porque soy una persona que sé tratar con gente, sé como se trata y como no se trata a la gente, pero esa persona nos sacó a todos del grupo, a toda la zona, él no hizo curso nada, el es como decir ... un vecino activo66.” Los destinatarios: Desde el otro polo de la interacción se envían mensajes � No responden al pedido de cooperación o de acompañamiento que le hacen los agentes internos. “A mí con las charlas ya me da vergüenza, porque le invitamos a los profesionales que tienen sus ocupaciones, y no vienen las madres estamos las mismas de siempre que ya sabemos y ellas no vienen” 66 Vecino activo es la denominación que el programa da a las personas que se organizan y trabajan socialmente fuera de su estructura.

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� Aceptan la desigualdad con respecto al otro reclamando eficacia en la tarea “porque hay algunas que creen que es una obligación lo que nosotros hacemos, y nos exigen que hagamos todo nosotros” � Resisten y redefinen la relación, ya sea retirándose de la interacción “O sino se enojan con nosotras y sacan a los chicos del comedor y los que sufren son las criaturas.” o con el enfrentamiento directo “las madres no querían que le mandemos a lavar. Cuando le dijimos que vengan con la cara limpia y bien peinados se enojaron, porque nosotros no éramos quién para exigirles.” Por lo general estas resistencias son interpretadas como indiferencia o ignorancia y se plantea como solución “más de los mismo”: la participación de la comunidad en las acciones, espacios y momentos que el programa propone y la capacitación de los distintos actores en habilidades circunscriptas y en valores predeterminados. ¿Son posibles programas sociales que piensen la participación desde el inicio, en la toma de decisiones cruciales?

Las diversas experiencias que hemos conocido indicarían que las políticas sociales - sean estas implementadas a través de programas por organizaciones gubernamentales, no gubernamentales, confesionales, etc.-, presuponen objetivos institucionales, metodologías restrictivas de participación y procesos acotados por los cronogramas impuestos por las agencias financiadoras .

Estas estrategias de incidencia sobre la población confrontan las políticas sociales con la genuina acción política de los sujetos activos.

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� Referencias Bibliográficas D’Adamo, Orlando; García Beaudoux, Virginia y Montero, Maritza (comp.) 1995. Psicología De La Acción Política. Buenos Aires: Paidos. Foucault, Michel. 1994. Un diálogo sobre el poder. Barcelona: Altaya Hanners, Ulf . 1993. Exploración de la ciudad. Madrid: FCE Lomnitz, Larissa (1978) Como sobreviven los marginados. México: Siglo XXI. Lumi, Susana; Golbert, Laura y Tenti Fanfani, Emilio. 1992. La Mano Izquierda Del Estado. La Asistencia Social Según Los Beneficiarios. Buenos Aires: Miño y Dávila Editores/Ciepp Pratesi, Ana. 1999. Niveles e interacciones en las redes comunitarias. UNNE Todorov, Tzvetan. 1992. La Conquista De América. El Problema Del Otro. México: Siglo XXI

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PROCESOS DE OCUPACIÓN DE SUELO URBANO EN EL GRAN RESISTENCIA. 1983 - 1998. Presentación de los Casos de Estudio

María Andrea Benitez.

Introducción

Este trabajo se plantea el estudio de la expansión urbana en los últimos años en el Gran Resistencia, haciendo eje en los asentamientos de población originados en ocupaciones de terrenos urbanos.

Esto es, procesos de producción de ciudad que conforman la “otra cara” de la planificación urbana por parte de los organismos del Estado, esto significa que no se originan por los canales institucionalizados de tipo económicos (créditos hipotecarios) y políticos (fondos para vivienda), etc.

Su interés radica, precisamente en que constituyen un proceso creciente en ciudades de escala intermedia67 - como Resistencia - y contradicen la visión tradicional de lo que es el crecimiento urbano.

El encuadre disciplinar es la Sociología Urbana, campo de investigación, cuyo ámbito de interés especifico es la ciudad en tanto espacio social, entendida como producto de un complejo de relaciones sociales y no como un mero escenario de la dinámica social que allí se desarrolla68.

A diferencia del urbanismo o el diseño urbano, disciplinas que instrumentan para operar sobre el espacio urbano y cuyo ámbito de interés es la resultante física. La sociología urbana pretende explicar, aspectos vinculados a la ciudad desde la dinámica de las relaciones sociales que la configuran, trascendiendo el condicionamiento del elemento territorial.

Para situar el problema

En relación al problema habitacional urbano (tierra, infraestructura básica y vivienda) podemos reconocer y diferenciar, estrategias del capital, estrategias institucionales y estrategias de la población.

Según Castells69 una aproximación de explicación de la ciudad se asienta en la comprensión de la interacción de: la dinámica del capital, el estado, y los movimientos sociales.

El primero de los elementos que mencionamos, que denominamos globalmente como estrategias del capital, involucran los efectos espaciales de las condiciones de acumulación capitalista.

A fines de la década de los ’70 - con impacto en nuestras sociedades a partir de los ’80 - se empiezan a percibir en el ámbito de la producción capitalista profundas transformaciones asociadas principalmente al tiempo de rotación y reproducción del capital, producto entre otras cosas, del avance tecnológico y de las comunicaciones. Este fenómeno que es reconocido como el pasaje de la “producción fordista” a la

67 En Herzer, Hilda 1997. Esta categoría alude a características cuantitativas: tamaño de la población - entre 50 mil y 500 mil habitantes -, densidad de población, extensión física, influencia del grado de urbanización del país con relación a esos centros, umbral de diversificación de las actividades, contribución a la producción nacional o regional, proporción de su fuerza de trabajo en tareas no agrícolas, etc. Además el concepto implica también características cualitativas: menor nivel de complejidad institucional relativo - no son sede del gobierno nacional - solo de gobierno provincial o municipal, etc. 68 Ver Bettin, Gianfranco. 1982. 69 Ver Castells, Manuel. 1988

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“acumulación flexible” determina cambios en la totalidad de las relaciones sociales y consecuentemente en las estrategias de supervivencia de la población.

Con estrategias institucionales se hace referencia a las políticas estatales - en sus diferentes instancias gubernamentales, nacionales, provinciales y municipales - vinculadas a resolver el “déficit habitacional”.

Por ultimo, las estrategias de la población, involucran las acciones de la población vinculadas a resolver sus condiciones de vida.

Entendemos que el impacto de las nuevas condiciones de acumulación capitalista70 - a que aludíamos antes - como en otros tantos aspectos de la vida social - derivan modificaciones que resultan en originales modos de búsqueda de solución al problema de vivienda.

Es decir gran cantidad de población ingresa en nuevas condiciones de marginalidad y consecuentemente, en la necesidad de recrear las formas de paliar la exclusión, mas aun en sociedades como las nuestras que están transitando el paso a las nuevas condiciones. Ya que no solo se incrementa la población urbana sino que a su vez se reducen los puestos de trabajo en condiciones de protección laboral, ha caído el salario, pauperizandose grandes masas de población71.

El problema del hábitat urbano es un indicador de problemas sociales mas estructurales.

Es la manifestación de un modelo de desarrollo económico incapaz de resolver no solo el problema de vivienda e infraestructura, sino sobretodo, de contener con trabajo y remuneración estable a una cantidad cada vez mayor de población.

La crisis urbana se vincula a una crisis en las relaciones de producción, entre otros factores, la modernización en las técnicas agrícolas y la crisis de la economía rural acarrea un éxodo de población rural que es expulsada hacia las ciudades, pero que no es absorbida por la economía urbana.

Estas fracciones encuentran en el ámbito urbano nuevas formas de relación con las otras fracciones sociales - pasando a formar el sector ocupacional informal o “ marginal” - y la solución de un lugar para vivir conlleva la posibilidad de una inserción social mas plena.

Al fenómeno de la migración rural, se le suma el propio crecimiento de la población urbana y el empobrecimiento que en general ha sufrido en los últimos años la población de ciudades cuya economía se asienta en la actividad terciaria, en tiempos en que la “reforma del estado” obliga a un “achicamiento” de la administración publica.

Déficit habitacional no es igual a déficit ocupacional, pero he tratado de caracterizar someramente a un franja poblacional con escasas o nulas posibilidades (por su situación de crisis ocupacional) de acceder por los canales institucionalizados a un lote urbano donde construir su vivienda.

Es así que la “toma de terrenos” se constituye en un recurso para asentarse y “urbanizarse legalmente”, pero esto ultimo, de producirse, implica un proceso que involucra conflictos con los dueños de los terrenos (o las corporaciones donde están nucleados), los distintos aparatos del estado, etc. Conflictos que son una expresión de la lucha entre clases sociales.

Vemos cómo los cambios estructurales económicos tienen implicancias espaciales porque “un lugar para vivir en la ciudad” es un bien de consumo al que algunos no pueden acceder, sino a través de un proceso que se inicia en la “ilegalidad” y que no siempre finaliza en la legalidad.

70. Ver Harvey, David. 1993 71 .Ver Minujin Alberto - Kessler, Gabriel. 1995.

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Son las acciones relacionadas a las estrategias de los pobladores, las que interesan a este trabajo, específicamente las de los grupos sociales que mediante un proceso de “tomas de tierra” - que puede configurarse en diferentes formas: espontaneo, organizado, paulatino, inmediato, masivo, etc. - inician un proceso que impacta social y espacialmente en la ciudad.

Al producirse el asentamiento de población en forma “irregular” la resoluciones posibles están vinculadas a la consolidación del asentamiento (regularización del asentamiento) o el desalojo de los ocupantes y eventualmente su relocalizacion.

En todos estos casos están implicadas complejas relaciones sociales de confrontación y alianza entre diferentes grupos y fracciones sociales que tienen un efecto espacial concreto.

Las toma de terreno por parte de grupos de pobladores, no son una situación nueva. La novedad es que estos procesos se han intensificado notablemente en ciudades de escala intermedia - como lo es la ciudad de Resistencia - a la vez que se detecta un retroceso en el incremento de la población en las grandes metrópolis72.

El crecimiento de la Ciudad

Siguiendo el esquema que presentábamos mas arriba, según el cual el crecimiento urbano se asienta en tres polos de desarrollo: la estructura social - los diferentes grupos sociales que intervienen como movimientos sociales urbanos -, los aparatos del estado - que intervienen con la definición y ejecución de las políticas publicas urbanas, por ejemplo - y la dinámica del capital - sistema productivo - .

Podemos ver que el crecimiento de una ciudad, esta vinculado a la forma como se articulan, a lo largo del tiempo estos factores. Así, los procesos de expansión urbana, presentaran distintas configuraciones según se configuren la hegemonía de una fracción burguesa en particular, alianzas entre distintas fracciones de capital entre si y con aparatos del estado, alianza de ciertas fracciones sociales no capitalistas con fracciones de burguesía y ciertos aparatos del estado, etc.

En relación a esto, la forma de “loteo” se constituye en la practica dominante de crecimiento urbano alrededor de los años ’50, entendiendo por loteo a la subdivisión de terrenos en parcelas individuales - llamado lote con servicios -, el trazado que sigue la cuadricula dominante planificada por los organismos estatales de control del territorio urbano - los municipios, institutos de vivienda, etc. -. La combinación de población en condiciones de acceder al “lote propio” y fracciones de burguesía terrateniente, articulada por un estado mediador - que otorgaba créditos, etc. -.

En los años ’70 - ‘80 aproximadamente, es la producción de vivienda masiva por parte del estado, a través de los planes FONAVI la respuesta a la gran migración de población rural a la ciudad, producto de la crisis en la producción de algodón -.

Este período se caracteriza por la articulación del estado con los capitales de empresas constructoras y los dueños de grandes extensiones de tierras urbanizables. Los grupos de viviendas FoNaVi se construyen en terrenos de bajo costo, alejados del centro.

72 La Reunión Regional de América Latina y el Caribe preparatoria de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos (Hábitat II) realizada en Santiago de Chile en 1995 puso de relieve el citado fenómeno. Además en la publicación del Senado de la Nación Argentina sobre Desarrollo Humano de 1997 se informa que fueron las ciudades intermedias alas que mas crecieron en el ultimo periodo intercensal y que son las únicas que aumentaron la proporción de su población en dentro del total nacional entre 1980 y 1991.

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La producción de suelo urbano (que incluye cierta infraestructura básica) que se genera con los “conjuntos habitacionales” deja intersticios de terrenos fiscales y privados que serán objeto de los nuevos procesos de expansión de la ciudad, vinculada al asentamiento de población en los terrenos desencadenando luego, un conjunto de acciones por parte de los “ocupantes” tendientes a convertir el asentamiento espontaneo, en un barrio de la ciudad y al mismo tiempo, un conjunto de acciones de los diferentes aparatos del estado y propietarios de los terrenos.

En la actualidad puede percibirse, en Resistencia, que las ocupaciones de terrenos por parte grupos de población se constituye en la practica dominante - aunque convive con otras practicas - de producción de ciudad.

Pero: a partir de cuando las ocupaciones se constituyen en una noticia cotidiana en relación a movimientos sociales urbanos?

Que grado de organización social tienen estos grupos de ocupantes? Que otros agentes y de que modo están vinculados a estos procesos?

A la interrelacion de los factores mencionados al principio - estado, capital, grupos sociales - debemos incorporar factores ambientales que en el caso de Resistencia adquieren particular relevancia. La ciudad de resistencia esta implantada en la cuenca aluvial del Paraná

El río Paraná posee dos ciclos de desborde uno anual - entre octubre y abril, con picos de crecida en febrero - y otro con menor regularidad, que alcanza características de catástrofe por un gran incremento del volumen, en el siglo se han registrado ocho o diez de estas grandes inundaciones - alcanzando en el periodo 1982-83 el pico mas alto en volumen y en duración de la afectación73 -. las inundaciones, situación de catástrofe que afectan a la ciudad, constituyen situaciones en las que todo el sistema urbano se reconfigura, ya que implica el reacomodamiento de la población ubicada (formal o informalmente) en terrenos anegadizos74.

Los casos

Juan Bautista Alberdi

El barrio Juan Bauista Alberdi esta ubicado en el area sur de la ciudad abarcando gran parte de la chacra 207 y una pequeña parte de la 203, ambas con los mayores niveles de NBI de la actualidad.

Debido a la inundación que sufriera la ciudad de Resistencia en el año 1982, familias afectadas se asentaron aqui, llegando por migración directa o luego de habitar en otros asentamientos.

La particularidad de este sector de Resistencia la constituye el hecho de que alli se construyeron - con la utilización de recursos financieros internacionales - aproximadamente 10 conjuntos habitacionales de emergencia (viviendas para inundados). Adecuando la planimetría de los conjuntos a los requisitos de los organismos financieros mas que a la trama imperante en la ciudad, lo que genero espacios residuales algunos y otros reservas para equipamiento.

Otra particularidad la da el hecho de pertenecer en parte a propietarios privados y en parte al fisco.

73 Es importante senalar que en este periodo se produce tambien una inflexion en la situacion politica y consecuentemente en el clima social del pais, es la transicion entre la dictadura militar (1976 -1983) y el regimen democratico con elecciones a fines del año 1882 74 Roze, J.P.1991; 1993- Barreto, M.A.

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El crecimiento fue inevitable, llegando a contener en la actualidad un total aproximado de 800 familias muchas de las cuales están asentadas en los espacios destinados a usos comunitarios.

El asentamiento, se dividió institucionalmente en tres etapas I, II, y III, que constituyen una división arbitraria del barrio, ya que esta separación no responde a las distintas situaciones dominiales del terreno (parte del terreno pertenecía a dueños privados y parte eran tierras fiscales) sino al área e incumbencia o influencia de distintas organizaciones comunitarias de representación y gestión de acciones asistencialistas por distintos aparatos del estado.

Todo esto hacen de este barrio un complejo de situaciones dominiales y estados de consolidación física. y de organización social .

Lote 202

Se trata del predio identificado catastralmente como Ch. 192, Circunscripción .II, Sección “C”, Lote 202, que fuera expropiado por el Gobierno de la Provincia durante las inundaciones de 1982.- cuando el gobierno estaba cargo de la intervención militar de José Ruiz Palacios75 - .

La administración de facto ordeno la expropiación - a través de la Ley 872/82 - a cuenta de la Municipalidad de Resistencia, para albergar en ese predio a familias evacuadas.

Sin embargo, a pesar de ese mandato, ninguna de las administraciones municipales y provinciales posteriores efectivizaron los tramites de expropiación..

En consecuencia los familiares de Eulogio Leonardo Vargas, propietario original de los terrenos, efectuaron a la municipalidad de Resistencia un juicio por el respectivo pago, lo que genero que el juzgado interviniente emitiera las ordenes de desalojo en 1998 - que establecían un plazo de 10 días - para que los terrenos sean desocupados.

Con mas de 15 años de radicación en el lote, el predio alberga actualmente a unas 1000 familias con viviendas fuertemente consolidadas.

“hace 14 años que vivimos en este lugar y cuando nos enteramos de que íbamos a ser desalojados, empezamos a desesperarnos, porque nos dimos cuenta de que nos quedábamos en la calle”

“Nosotros no vinimos acá porque si, estabamos inundados y nos trajo un funcionario”...aunque insistieron en que están dispuestos a pagar el precio de la tierra si el gobierno determina un plan de pago flexible y adecuado a sus recursos76

El lote fue ocupado espontáneamente por los vecinos, sin planificación ni justicia en la distribución de la tierra. Para muchos, es necesario ingresar por el terreno de su vecino para poder llegar a su vivienda. No hay calles trazadas, sino senderos irregulares que penetran en el corazón del bloque.

La comisión vecinal, logro abrir una calle - Alice Le Saige - hace unos años, motivo por el cual el sector se presenta como dos bloques en lugar de uno, como aparece en los registros catastrales

A raiz de la presión ejercida por los vecinos en relación a la orden de desalojo recibida77, el Gobierno de la Provincia (UCR) decidió la compra de 35 hectáreas del lote 202 de 75 Esta es una de las acciones en la que este personaje baso su plataforma de lanzamiento para as elecciones en el retorno al régimen democrático en 1983 - 84 76 diario “El diario” 25.06.98

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Villa Prosperidad. La inversión significa al estado $746.980 - aunque el compromiso asumido en los medios masivos es de $200.000 -

Villa Luzuriaga

Se llama así a toda la chacra 204 ubicada en el sector sur de la ciudad de Resistencia, que se fue conformando como un conjunto de pequeñas comunidades que se ha ido consolidando como área residencial, quedando atravesada por el ex-riacho Arazá en partes existente como lagunas y en parte como zonas bajas rellenadas, pero que en grandes lluvias reciben el agua precipitada en el sector.

Aquí referimos el proceso de asentamiento del llamado V. Luzuriaga -Ampliación, Ch: 204-Pc:79-, limitada por el Arazá al este y sureste, rodeada por viviendas de diferentes planes del FO.NA.VI. y su correspondiente infraestructura, este asentamiento, conformado por 113 familias de condición muy humilde la mayoría oriunda del interior de la provincia.

Los ocupantes de este terreno privado - propiedad de la empresa constructora Panal - fueron reiteradas veces intimados a desalojar desde que empezaron a asentarse en el lugar en 1986 , hasta que en el ‘96 se sancionó la Ley nº 4.130 de expropiación, y en el ‘97 el PEP (UCR) realizó el depósito judicial por el que toma posesión del terreno, el Instituto de Viviendas (I.P.D.U.V), que otorgará en venta a sus ocupantes. Todo esto se logro mediante gestiones de un grupo de vecinos con diputados y funcionarios públicos de diversos órdenes. En un proceso que llevo tres años y medio

Los vecinos, en el proceso de asentamiento, se fueron dando un plan de ordenamiento voluntario, y de acuerdo a una disposición tentativa que lograron a partir de un plano que la empresa constructora propietaria les cedió cuando éstos gestionaban una supuesta compra directa. Adecuaron a ésta el trazado de los alambrados, regularizando las características de los terrenos (tamaños y formas), previeron la apertura de calles semipúblicas, teniendo que mudar muchas familias sus casas ya construidas (algunas de ladrillo y mezcla, con piso, etc) a los nuevos terrenos que hoy les corresponden (completaron una manzana que estaba vacía sólo con los traslados, al normalizar los terrenos ) -24 familias.

Los vecinos, muy pocos con trabajo estable, la mayoría, trabajaban por “changa”; y su procedencia se repartía entre el interior de la provincia, otros barrios de la ciudad, o la combinación de ambas que “anoticiados” por un amigo o familiar, fueron encontrando una porción de terreno libre, o consiguieron comprar la “mejora”78 en un proceso que duro mas de diez años.

El proceso legal consiste en que la fiscalía de Estado le encarga a la junta de valuaciones que realice la valuación, una vez que la tiene le ofrece al propietario en virtud de la ley sancionada el monto estipulado, si este acepta, celebran el convenio, el contrato y el intercambio, si no, solicita una nueva valuación, ésta suele ser por un porcentaje (10%) mayor al anterior, y vuelve a ofrecer esta nueva cifra, si el propietario no acepta, la Fiscalía de Estado inicia un juicio expropiatorio, para lo que hace un depósito judicial del monto establecido en la segunda oferta, y realiza la toma de posesión del inmueble. Luego, según especifique la ley, pasa al IPDUyV, el que una vez realizado las tareas de

77 Y también en función de una política de tierras que esta siguiendo este gobierno, que se constituye en una de las plataformas en las que se asienta su estrategia de mantenimiento del poder en la provincia. 78 Algunos ocupantes realizan una suerte de accion de agentes inmobiliarios; ocupan un terreno, hacen una casita rudimentaria y luego al venden para ir a asentarse en otro lugar de la ciudad y volvera vender etc. su estrategia de supervivencia es la diferencia que van generando en cada venta, etc.

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mensura, otorga a sus ocupantes en venta, con una cuota social79. Desde el momento de la aprobación definitiva de la ley, toda ley de expropiación tiene vigencia por dos años para ser efectivizada.

Después de que fiscalía realizara la toma de posesión, ingresó SECHEEP e hizo el cableado para el suministro y alumbrado del barrio. Algunos vecinos están hoy legalmente conectados.

Antes de estas actividades los vecinos debieron establecer muy bien las líneas municipales y abrieron por sus propios medios las calles que aún restaba abrir.

En este momento no quieren que se mensure, pues esto significa que deben comenzar a pagar, y muchos no quieren conectar la electricidad legalmente por el mismo motivo, esto mismo ocurre en relación a la red de agua potable, aunque este es un servicio aún mas elemental que el primero y que no puede reemplazarse con “ enganches clandestinos”.

Villa Marin

Aproximadamente en 1989 comenzó la ocupación del predio que hoy lleva el nombre de Barrio Asentamiento Marín,. ubicado en el sur oeste de la ciudad de Resistencia, de 34.200 m2, donde habitan unas 100 familias (aproximadamente quinientas personas). La mayoría de jefes de familia tienen un oficio pero están desocupados o subocupados.

Poco tiempo después de asentarse las primeras familias recibieron citación de la policía, mediante las cuales les explican que están asentados en propiedad privada. No obstante lo cual siguieron llegando otras familias con las mismas carencias hasta ocupar las tres manzanas y media que son las que conforman el barrio.

El terreno, originalmente muy irregular, atravesado por cañadas y sectores bajos, fue lentamente mejorado con el trabajo de los vecinos, que fueron abriendo caminos para poder transitar. Luego abrieron algunas calles, y en algunas casas fueron reemplazando materiales, mejorando así las condiciones de habitabilidad.

Pese a su antigüedad, este asentamiento no cuenta hasta ahora con ningún tipo de infraestructura básica.

En Septiembre de 1996 se formo la primera Comisión Vecinal del barrio a fin de gestionar la resolución de la situación dominial de la tierra, junto con la consecución de la infraestructura básica. Para ello y con la ayuda informal de técnicos de algunos aparatos del estado, se presentó ese mismo año un proyecto de ley de expropiación en la Cámara de Diputados de la Provincia, que luego de una serie de aplazos en su tratamiento logró despacho favorable en la comisión de Asuntos Constitucionales y en dicho ámbito, el de la Cámara De Diputados, luego de reforzar gestiones en la misma, logró su tratamiento.

Además este grupo fue realizando otras actividades como ser la conformación de la Asociación Comunitaria de Vecinos, que actualmente tiene la personería jurídica en trámite, y todas las actividades que este tipo de gestiones demanda, la organización de actividades para la recaudación de fondos que se necesitan para su funcionamiento, y las gestiones que posibilitaron tener en primer término un proyecto de ley de expropiación, y actualmente la sanción de la ley, con inclusión en el presupuesto general de la provincia del año 1997, que fue vetado junto con otros tres proyectos de expropiación.

Esta Comisión manda representantes a las de la Federación de Entidades Vecinales, para gestionar con distintos funcionarios - a las reuniones de la Comisión De Tierras -

79 cuota social se llama a la que surge de determinar - mediante una entrevista de trabajadores sociales del estado - cual es el ingreso de las familias para determinar el monto de la cuota “consensuando” con los vecinos

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ámbito en que se relacionó con representantes de otros tres barrios, y Juntos se trazaron la estrategia de revalidar la ley votada y vetada, en acuerdo con algunos Diputados diputados aliados, se movilizaron alrededor de setecientas personas en conjunto, lo que resulto en la aprobacion por unanimidad tres leyes expropiatorias, todas para el presupuesto de 1998.

También, en gestiones ante la Municipalidad de Resistencia se consiguió la apertura de dos calles importantes para el acceso al barrio y se presentaron notas solicitando alcantarillas. Y también el tendido de las redes de energía eléctrica y agua potable, respectivamente ante SECHEEP y SAMEEP - organismos provinciales de provisión de esos servicios - en virtud de la Ley Provincial nº 4.195, que declara los servicios de energía eléctrica y agua corriente como Servicios Públicos Esenciales Básicos.

La Rubita

Se denomina así a un terreno de 64 has. propiedad original del Ejercito Nacional argentino, ubicado al SE del Gran Resistencia, que fuera objeto de un conflicto que alcanzo gran repercusión social y política.

El 16 de marzo del 1997 se produjo la ocupación de estos terrenos por casi 500 familias que en pocas horas armaron sus rudimentarias viviendas, permaneciendo en el lugar hasta el día 22 en que desalojan los terrenos, a causa de un pedido de desalojo que gestiono el Ejercito propietario del terreno - ante el Juez Federal.80

En el transcurso del breve periodo que duro la ocupación (una semana) se pusieron en marcha toda clase de mecanismos jurídicos y políticos.

Los ocupantes sostenían que la ocupación fue espontanea y originada en la toma de conocimiento por un lado de que había allí una familia asentada desde hacia varios meses y nunca fue “ molestada” para que desaloje y por otro de que esas tierras, si bien eran de propiedad del Ejercito, pasarían a manos de la Municipalidad de Resistencia y ellos podrían conseguir la tenencia, y tener sus casas por autoconstruccion progresiva 81

A diferencia del Juez Federal y el Gobierno Provincial que insistían en la hipótesis de la toma organizada y sobretodo “instigada con fines políticos”. Mientras el primero orientaba sus investigaciones del expediente en ese sentido, el Gobierno provincial solicitaba al Juez que se encuentre a los instigadores y dirigía por los medios masivos de comunicación acusaciones a funcionarios del partido opositor de promover la ocupación.

En tanto por intermedio del Plan Tierras les ofrecía a los ocupantes otras localizaciones, mas alejadas del centro de la ciudad pero en disponibilidad del Gobierno provincial, en la interpretación de que el conflicto debe ser resuelto dentro del Gran Resistencia - área metropolitana - que comprende los municipios de Barranqueras, Vilelas, Fontana y Resistencia82, lo que daría posibilidad de conseguir tierras.

El PJ, del mismo signo político del gobierno nacional, opositor al Gobierno Provincial, no tuvo una actitud de bloque. Los acusados, negaba las acusaciones y respaldaba la

80 En esta causa tuvo intervención el Juez Federal por ser el propietario del terreno un aparato del estado de la órbita nacional, por esta misma razón tuvo intervención la fuerza de Gendarmería nacional en las tareas de “ cuidar que no se produzcan conflictos entre los ocupantes, persuadir para que las familias dejen pacíficamente el predio e impedir que en el transcurso de las acciones judiciales se asienten mas familias, etc.” segun informan los diarios locales en las crónicas del proceso de ocupación. 81 un grupo de representantes de los ocupantes participaron en un panel de presentación de la problemática por invitación de la Cátedra de Sociología urbana de la Universidad del Nordeste y allí expusieron sus perspectivas. 82 Dos de ellos con intendentes del partido del gobierno de la provincia (Vilelas, Fontana).y dos (Barranqueras y Resistencia) con intendentes del partido opositor

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acción de los ocupantes, a la vez que prometían interceder ante el Ejercito el traspaso del terreno. El intendente, repudiaba la usurpación y manifestaba la necesidad de crear un banco de tierras para sanear la cuestión dominial.

Por su parte otros agentes intervenían la Entidad que nuclea a todas las organizaciones Vecinales apoyaba a los ocupantes.

La entidad que nuclea a los agentes inmobiliarios dirigía sus criticas al Concejo Municipal - órgano legislativo del municipio - por las restricciones de el código urbano de Resistencia para la realización de “loteos económicos”83.

Este cruce de acusaciones y desmentidas, ofrecimientos, apoyos y repudios, la inmediata movilización de funcionarios y dirigentes políticos de todas las instancias gubernamentales para frenar y reprimir primero la afrenta contra la propiedad privada - con 400 efectivos de gendarmería nacional apostados en el ingreso al terreno y una causa federal iniciada en 24 horas -, y después para dar una respuesta que permita obtener un importante rédito - dado el numeroso grupo de familias tomadoras - desnuda que este hecho puso en crisis la gobernabilidad local, y que podía ser un precedente importante que había que evitar.

Después de días tan tensos, finalmente, los ocupantes desalojaron los terrenos tras la firma de un acta en la que se comprometen a abandonar el lugar pacíficamente.

Tras el desalojo de las familias ocupantes de la Rubita muchos dejaron el lugar inmediatamente y otros siguieron reclamando esas tierras, “apoyados” por un concejal (PJ) y un Diputado (PJ), a su vez ese grupo se dividió constituyendo dos Comisiones vecinales.

Una de esas Comisiones (formada ya por un grupo minoritario de las familias ocupantes iniciales) acepto el ofrecimiento del Ejecutivo Provincial (UCR) de asentarse en un terreno que el Gobierno de la Provincia compro en el limite de los municipios de Pto. Vilelas y Resistencia, para la cual debían los pobladores “juntar” al menos 400 familias; cumpliendo con esto, se difundió la noticia en los medios de que se estaba “buscando a las familias que habían tomado La Rubita”, de esta manera, se reunió el grupo de vecinos beneficiarios actuales del barrio llamado Ciudad de Los Milagros84.

Aunque en los medios se presente que allí fueron reubicadas las familias “sin techo” que ocuparon hace un año los terrenos de La Rubita, de las 500 familias que ocuparon la Rubita, bastante menos de 100 son las que actualmente viven en la primera parte que se construyo del barrio.

83 en relación a esto leemos en diario NORTE 15.03.98 en una nota al Presidente de la Cámara inmobiliaria del Chaco “desde hace año venimos pidiendo que el Estado municipal de Resistencia se retire, que no intervenga de manera tan arbitraria, elitista y antojadiza, en el tema de los loteos.[...] desde hace 20 año no hay un loteo para gente de escasos recursos. [...] un lote de $50 por mes en Rcia. Esto sucede porque exigen que el propietario haga todas las infraestructuras que tienen que hacer SAMEEP Y SECHEEP. Con esto, la municipalidad es también la única culpable de que haya intrusos por todos lados en la ciudad. La gente tiene vocación de comprar su lotecito y la municipalidad no le da posibilidades de adquirirlo. Sabemos que hay decisión política de revertir esa situación, pero el consejo municipal no lo quiere tratar....Hemos encontrado muy buena receptividad por parte del Intendente González. Pero cuando el tema entra al Concejo se convierte en un agujero negro y no es tratado Esta es la lucha que la Camara Inmobiliaria del Chaco esta sosteniendo con los Concejales de Resistencia “ 84 El barrio Ciudad de Los Milagros es un conjunto habitacional que el Gobierno de la Provincia (UCR) esta construyendo Se trata de 400 viviendas - ejecutadas por empresas constructoras - y plazoleta, escuela, puesto policial, centro de salud y un centro comunitario. Esto mediante la aplicación del Plan AIPO; en el que intervienen en forma coordinada diferentes áreas del Estado provincial la Secretaria de Desarrollo Social, Plan de Tierras, Secheep, Sameep, IPDUV, SUPCE.

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Villa Río Negro

A principios de enero de 1998 un grupo de mas de veinte familias se asentó en un sector del Barrio Villa Río Negro, en un área de terrenos de propiedad privada. En Villa Río Negro - calle las Palmas y Solano López, Fortín Chilcas y Fortín Arenales -

Las viviendas levantadas en el lugar son totalmente precarias y elementales, las razones para esta ocupación fueron fundamentadas por la mayoría “por no tener donde vivir o “ estar amontonados compartiendo viviendas en casas de familiares”85 .

Pocos de los ocupantes disponen de trabajos estables. La mayoría hace “changas” diversas para subsistir. [...]

Relacionado con la forma de ocupación manifestaron que quieren llegar a un arreglo, que desean pagar lo que este dentro de sus posibilidades.

Los ocupantes en su mayoría podrían calificarse como de clase media (clase media en apuros). La mayoría proviene del mismo barrio donde convivían con otros familiares en numerosos contingente86,

En el lugar hay terrenos de diferentes medidas, en su mayoría 12 x 30, asentados sobre la laguna existente y no se trata de uno sino de varios propietarios particulares

los propietarios radicaron una denuncia por usurpación de tierras y al ser interrogados por los periodistas sobre el hecho afirmaron que quienes se asentaron llegaron en camionetas o coches para trasladar los elementos para armar sus “casas” . Otros afirman que “camiones municipales y hasta uno de la basura trajeron chapas”87, en clara alusión a que los ocupantes habrían recibido ayuda de algún funcionario para instalarse en los terrenos.

Por su parte los ocupantes expresaron que fueron citados por personal policial para efectuar declaraciones o también convocados por un juez. Y que la policía había detenido a cuatro personas. A la vez que pidieron la presencia del Concejal Mario Maldonado (PJ), el que les prometio que intercederá por ellos.

Actualmente el caso no ha sido resuelto, no se resolvieron los desalojos tramitados en forma particular por cada uno de los propietarios, ni los ocupantes pudieron articular con alguna instancia gubernamental para sanear la situación.

Lote 133

Entre el 10 y el 17 de mayo de 1998 se habían asentado en el lote 133 - predio de 360 x 300 metros - un grupo de 228 familias. La ocupación se produjo en menos de una semana.

Otra vez como en el caso de la ocupación de La Rubita los medios daban a conocer todos los acontecimientos día tras día, por lo que el hecho alcanzo gran repercusión.

Se trata de una propiedad de la familia Schmith, quienes radicaron una denuncia solicitado el desalojo de los ocupantes.

Un guardia policial se instalo en el lugar y monto un “destacamento” al lado de uno de los ranchos del margen del terreno88.

85 según se publico en el diario local que da cuenta del hecho. “El diario” 21.01.98 86 “El diario” 31.01.98 87 “El diario” 31.01.98 88 No los molestan. Su función es “mantener el orden” - lo cual es solo formal porque los ocupantes ilegales son extremadamente pacíficos - e impedir que las familias sigan ingresando con elementos para levantar sus chozas o muebles domésticos. “El diario” 17.05.98

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Los ocupantes inmediatamente se organizaron en una Comisión Vecinal, tenían un plano hecho a pulso, con las delimitaciones de lotes contemplando pasillos intermedios entre cada parcela.[...] llevan una lista meticulosa de los grupos familiares que ingresan al predio para ocuparlo, así como del lugar donde provienen - zonas inundables (como el Golf Club, Miranda Gallino, Villa Río Negro) y en un 90 % de los ocupantes son del interior - según relataban a los medios, los integrantes de la Comisión del Barrio.

“ que nos venda la tierra, no tenemos inconveniente en comparar en cuotas, pero necesitamos espacio para vivir”. Declaraban a los medios gráficos y radiales locales.

“ lejos de constituirnos en una asociación delictiva, pasa a ser una decisiva defensa de nuestros derechos, como ser derecho a una vivienda digna, proteger a nuestras familias y todo lo que implica una convivencia social decorosa. Nos negamos a ser los permanentes excluidos de la sociedad [...] solicitamos a las autoridades de todos los niveles se ocupen de nuestro problema” 89

Los dueños del predio en cuestión mantenían con la municipalidad de la ciudad de Resistencia una deuda en el pago de impuestos lo que llevo a los ocupantes a especular con la posibilidad de que las tierras pudieran quedar en manos de la municipalidad y luego ser vendidas a ellos.

En relación a esto el Intendente (PJ) repudiaba el método de usurpación, a la vez que iniciaba acciones para intentar regularizar la situación - se relevo a los ocupantes etc. para tratar de incorporar el caso a Plan Arraigo de regularización dominial de tierras con financiamiento de la Nación90 -.

Pocos tiempo después de estar asentados en el terreno, la comisión ya había articulado algunas acciones con un sector de la Iglesia - estaban recibiendo ayuda de una congregación que les donaba elementos para mejorar las viviendas precarias que habían hecho los ocupantes -. se produjo otro hecho que alcanzo gran repercusión: se trata de una protesta que realizaron un grupo de vecinos de distintos barrios de la ciudad de Resistencia ante al empresa provincial de Servicio de agua - SAMEEP - en la que vecinos de este asentamiento se incorporaron con el reclamo particular de que las autoridades provinciales instales canillas publicas en el asentamiento. Esto provoco un cruce de acusaciones y deslinde de responsabilidades entre el gobierno municipal y el gobierno provincial (que pertenecen a partidos políticos distintos).

el gobierno provincial no respondieron a los reclamos de los manifestantes de otros barrios pero si a los de este asentamiento se instalaron canillas publicas en el ingreso al predio y pocos meses después, se anuncio la compra del terreno para regularizar el asentamiento y construir viviendas para los ocupantes, nuevamente mediante el Plan AIPO.

Todo el proceso de ocupación del terreno, hasta la compra por parte del gobierno provincial e inicio de la construcción de viviendas con el sistema AIPO duro 4 meses.

Cuadro 1.

89 “El diario” 17.05.98 90 Desde la Municipalidad de Resistencia se abordan trabajos de saneamiento integral (habitacional, ambiental, laboral) para comunidades carenciadas de alto riesgo, asentadas en lotes fiscales. Estos programas se aplican con la asistencia financiera del Plan Arraigo de la presidencia de la Nación .y tienen experiencias exitosas en Villa Encarnación, Villa Paraguay , en la zona del Golf Club, en tanto en la actualidad se ejecuta un nuevo plan en Villa Juan Bautista Alberdi. Esta asistencia aunque positiva, termina siendo insuficiente ante una demanda social insatisfecha cada vez mas grande

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Síntesis De Los Casos De Ocupaciones. Elaboración propia

Barrio Cuando se produce

Quien es el Propietario

Cuantas familias

De donde provienen

Como se produce la ocupación

Como Resulta la toma

Juan Bautista Alberdi

III Etapa

/82-83 privado / fiscal municipal

400 interior pcia.

Otros barrios inundación

paulatina asentamiento

Lote 202 /82-83 privado 600 interior pcia.

Otros barrios inundación

masiva asentamiento

Villa Luzuriaga

ampliación

/86 privado 113 interior pcia.

Otros barrios inundación

paulatina asentamiento

Villa Marin /89 privado 100 interior pcia.

Otros barrios inundación

paulatina asentamiento

La Rubita 03/97 ejercito nacional 500 interior pcia.

Otros barrios inundación

masiva expulsión

Villa Río Negro 02/98 privado 25 Otros barrios masiva -

Lote 133 05/98 privado 280 interior pcia.

Otros barrios inundación

masiva asentamiento

Algunos señalamientos

Esta trabajo se planteo como objetivo la presentación de casos que - aunque hayan sido seleccionados por la facilidad de acceso a la información -, constituye una muestra representativa y nos permiten aproximarnos a una problemática que va en aumento, no solo en Resistencia o el Gran Resistencia sino en muchas ciudades intermedias y hablan de la ineficacia de los aparatos de estado para resolver una articulación entre demanda habitacional , y la oferta ociosa de tierras.

Solo en Resistencia suman 15 mil familias ocupando terrenos privados, desde los mas antiguos de Villa Luzuriaga y Lote 202 hasta los mas recientes (Lote 133)

En el caso del Lote 202, como en casi todos los otros casos la ocupación esta fuertemente ligada a la crisis producida por las inundaciones.

La catástrofe crea las condiciones para que una administración gubernamental militar - de facto - autorice la ocupación de una propiedad privada y legisle le expropiación a futuro. Las administraciones democráticas que siguieron (entre las cuales se cuenta un periodo en el que el gobierno provincial estuvo a cargo del partido fundado por el funcionario que autoriza la ocupación) desconocieron este mandato. Por lo tanto, los vecinos realizan una ocupación compulsiva y después de 16 años son intimados a desalojar. El gobierno de turno en el momento en que se iba a concretar el desalojo definitivo, actúa en “resguardo de los vecinos” y compra el predio para regularizar la situación de los vecinos y llevar un rédito que le permitiría - junto a otras acciones de esta naturaleza mantenerse en el poder del gobierno provincial -

En cuanto a las ocupaciones que se producen en forma progresiva como es el ejemplo de Villa Luzuriaga o Marin, hoy consolidados como barrios de la ciudad, se pueden distinguir dos etapas, una en la que en forma individual se fueron asentando vecinos sin

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una organización ni planificación territorial; y otra en la que el grupo de ocupantes puede armar una organización y encuentran un canal, mediante una alianza táctica con alguno de los aparatos del estado (funcionario de alguno de los ordenes gubernamentales) que dinamiza la gestiones para la regularización dominial.

Esta organización en ocasiones trasciende los reclamos por la regularización de la propiedad de la tierra y el grupo de vecinos puede emprender otras acciones. Como por ejemplo la gestión de fondos de los programas sociales con financiación de organismos internacionales, a través del gobierno la nación para la realización de algunos emprendimientos que dejan como saldo mejoras para el barrio91.

Todas estas acciones giran en torno a ciudadanizarse en el sentido de pasar de ser ilegales a ser propietarios legales, aunque ello implique perder los beneficios de la informalidad. Por ejemplo, la propiedad del suelo los convierte en contribuyentes de impuestos inmobiliarios. La propiedad del suelo conlleva la posibilidad de conectar los servicios de agua y luz eléctrica, los convierte en contribuyentes de las empresas proveedoras de esos servicios.

Es decir, la regularización dominial no implica un cambio en las condiciones reales de vida - persiste la situación de desocupación o subocupacion - sino en las condiciones formales.

En el caso de La Rubita y del Lote 133 podemos ver que la acción de los pobladores, que ocupan el territorio en forma masiva y pacifica, en pocos días consolidan organizaciones capaces de armar un bloque con funcionarios u otras organizaciones estratégicas para negociar y asentarse definitivamente. Resultado exitoso en el caso del Lote 133 que se trata de un terreno privado.

Resultado negativo para los ocupantes de la Rubita, hecho que puso en crisis y profundizo las contradicciones político partidarias de las distintas instancias de los aparatos del estado con injerencia en el territorio, recordemos que el terreno es de propiedad de un aparato del estado nacional.

Podemos leer en un diario local del 30.07.98 El titular del Plan Arraigo de la Nación (PJ) aseguro que las tierras de La Rubita, que fueron ocupadas ilegalmente el año pasado por un grupo numeroso de personas, pertenecen a la órbita del área que preside[...] “ si el Gobernador (UCR) quiere o no comprarlas, tal como manifestó en los medios, para transferírselas a la Municipalidad de Puerto Vilelas, esta equivocado porque esas tierras están afectadas a la operatoria del plan Arraigo” [...] se tiene en cuenta la iniciativa d los senadores justicialistas de traspasar la tierras a la comuna capitalina en un 90 % para realizar una zona de urbanizaciones de alta y baja densidad, según la ubicación de las viviendas”

Por ultimo, en los casos mas recientes se trata de localizaciones estratégicas desde el punto de vista laboral de los ocupantes - caracterizados mayoritariamente como subocupados que encuentran en las localizaciones mas cercanas al centro mayores oportunidades de supervivencia en la realización de servicios informales y desde le punto de vista de la infraestructura básica y equipamiento urbano (Centro de Salud y escuela centralmente) 91 además de constituirse en una de las tantas formas que adquiere la practica clientelar de la política. Estos programas financian insumos y/o equipamiento para los emprendimientos, pero no pagan la mano de obra. O sea que no constituyen una salida sino un paliativo a alguna carencia puntual. Por otro lado es necesario señalar que uno de los requisitos para que un grupo vecinal pueda acceder a estos programas es la titularidad en la tenencia de la tierra, con lo cual se cierra el circulo: no tener la propiedad de la tierra se convierte en impedimento para otras acciones etc. No existe prácticamente ningún tipo de programa financiador de proyectos al que solicitar apoyo si no se tiene resuelto o en vías de resolución la tenencia de la tierra - esto por ahí explica la situación de muchos asentamientos de muchos años que no pueden mejorar sus condiciones de vida.

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La racionalidad en la ocupación del espacio: se pretende rudimentariamente seguir una lógica de parcela demarcada con un trazado regular “como si...” fuera un barrio planificado y se aleja de la tradicional imagen de la “villa miseria”. Esto puede ser interpretado como la intención de los ocupantes de allanar el camino a los aparatos del estado para la urbanización y regularización dominial y física.

La voluntad expresa de los ocupantes - en comunicados a los medios masivos - de “socializarse” con la obtención de un “lugar para vivir” en la ciudad argumentando dentro del marco de la lógica del mercado: “ somos ocupantes ilegales pero queremos comprar”.

Bibliografía

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Fuentes

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• Entrevistas a ocupantes de los terrenos, informantes calificados que participaron en los procesos de regularización dominial.

• Revisión de resultados de investigaciones realizadas por el equipo de la Cátedra de Sociología Urbana de la UNNE.

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Roze, Jorge Prospero

Desastres recurrentes y conflictos sociales. Tomas de viviendas en el marco de las inundaciones de 1983 y 1986.

Mas que pobres. Pobreza y estigmatizacion: los inundados de Resistencia.

148

La lucha por la vivienda en los sectores populares: el caso de la Comisión de Desalojados de La Boca, 1996-1998.

Alejandra Ríos Luciana Andreone

I. Introducción

Contexto general: la crisis de los años '80 y sus efectos socioespaciales

El presente trabajo intenta describir un conflicto urbano de lucha por la vivienda y contra la exclusión territorial en el marco de una ofensiva neoliberal que se inicia a mediados de los '70 con una redefinición estructural de la economía como resultado de procesos externos (crisis del modelo de acumulación de posguerra, sobreacumulación de una gran masa de capital financiero) e internos (apertura, reforma financiera de 1977, endeudamiento externo).

El carácter estructural de este proceso produjo modificaciones significativas en las actividades productivas, la concentración y la distribución del ingreso y la generación de empleo. Indisolublemente ligada al desempleo y a la precariedad, ha aparecido una "nueva pobreza", desconocida hace veinte años, y una brutal concentración del ingreso.

En el marco descripto, la ciudad es escenario de grandes contradicciones que dan cuenta de esta polarización y segregación cada vez más acentuadas.

Propuesta de trabajo

En términos generales, el tema de nuestro trabajo es la lucha de los sectores populares por la apropiación del espacio urbano. Esta lucha tiene múltiples dimensiones pero nos centraremos específicamente en el problema de la vivienda. Tomamos como objeto de estudio a la Comisión de Desalojados de La Boca, en el período que va de abril de 1996 a julio de 1998.

Nuestro objetivo tiene un doble carácter: por un lado, caracterizar la forma de organización de estos sectores, y por el otro, hacer foco en la relación entre esta organizazción social y el estado. Este último punto nos servirá para lanzar alguna hipótesis sobre el final del trabajo.

Ahora bien, para abarcar a la problemática en su totalidad, no podemos dejar de profundizar en cuestiones de contexto. En lo que hace al barrio, indagaremos en primer lugar cuáles han sido históricamente las características específicas de La Boca, en segundo lugar, los antecedentes de lucha en torno al problema de la vivienda y, en tercer lugar, la magnitud y características de los desalojos en la actualidad, independientemente de la organización de los afectados.

Por último, se focalizará el análisis en la tensión que se irá dando entre lo comunitario y lo instrumental al interior de la organización de los desalojados. Creemos que en el caso particular que estudiamos, el rasgo instrumental se condensa en la aspiración de acceder a la vivienda propia.

II.

Acercamiento a la historia del inquilinato

Hasta fines de siglo, la zona sur de la Plaza de Mayo constituyó el hábitat de la élite oligárquica que poblaba las casas coloniales. Con la epidemia de fiebre amarilla de 1871 se inició la emigración de estos sectores hacia la zona norte de la ciudad, posteriormente con la llegada de las primeras oleadas inmigratorias europeas , tuvo lugar un proceso que cambió el paisaje .En los barrios que lindaban la Plaza de Mayo , donde se concentraba la mayor parte de la actividad comercial, las viejas mansiones se transformaron en casas de inquilinato que albergaron a una hacinada población de trabajadores. Esta tendencia no reflejó lo sucedido en barrios como la Boca y Barracas, donde el conventillo estuvo muy extendido, ya que fueron desde su origen barrios pobres, .(James Scobie,1977). El auge de esta modalidad de vivienda para los sectores

149

populares, que significó una fiebre de construcción y remodelación de casas para este fin,(Juan Suriano,1992) perduró hasta principios de siglo, ante la necesidad de disponer de alojamientos baratos y cercanos a los establecimiento económicos, y cuando aún no se disponía de medios de transporte para recorrer grandes distancias. Sin embargo a principios de siglo, se produjo una primera ruptura por la cual los conventillos pierden importancia relativa en la ciudad, debido al fenómeno de la “casa propia”, proceso que se debió por un lado a la electrificación de la red tranviaria y por el otro a la posibilidad que tuvieron los sectores populares de adquirir terrenos baratos y con financiación a largo plazo. Hasta la década del ’40 el negocio y la especulación inmobiliaria aportaron a los propietarios pingües ingresos. En esta década, la política de congelamiento de alquileres contribuyó a la decadencia del inquilinato, que dejan de ser redituables para sus propietarios. En efecto desde mediados de este siglo (Marta Bellardi- 1994) el conventillo como recurso habitacional fue cayendo por las razones antes mencionadas , frente a la modalidad de alquiler de piezas en hoteles y hospedajes muchos de los cuales se instalaron en esos mismos inmuebles. Los datos actuales (Censo de 1991,relevamientos específicos de instituciones municipales y privadas) muestra la decadencia de los inquilinatos que anunciaría su extinción o al menos su conversión en una alternativa de hábitat residual para los sectores populares porteños. Esta decadencia se expresa tanto en el cierre de establecimientos sino también en la tendencia comprobada al descenso en la cantidad de inquilinos con contrato de locación. Algunas fuentes indicarían que La Boca sería una excepción a esta tendencia en dos sentidos, por un lado, la caída de esta modalidad no es tan pronunciada y el mercado de alquiler de piezas en inquilinatos se mantiene mas consolidado, por otro lado es allí donde las prácticas de legalidad en el alquiler ,parecen estar relativamente mas extendidas (Estudio de PROHA en 1986 y 1991, citado por Marta Bellardi, op. Cit.).

Particularidades del barrio de La Boca

Como hemos señalado más arriba, desde sus orígenes, la Boca fue un barrio pobre, donde se asentaban las “chatas, barracas y depósitos, y casas bajas (Scobie, 1977). La Boca no sólo fue residencia de trabajadores sino -y principalmente- sede de actividad económica, relacionada centralmente al puerto92.

En cuanto a la actividad portuaria, debemos señalar (siempre a partir de la investigación de

James Scobie) que en 1870, la ciudad carecía de muelles sobre la costa. Las pequ4eñas naves, especialmente las cargas del comercio costero podían entrar en el Riachuelo y anclar a lo largo de la rivera en la Boca y Barracas. Pero la orilla barrosa y baja, que algunas veces no alcanzaba un a profundidad mayor de metro y medio, a un kilómetro y medio de la costa, obligaba a los grandes transatlánticos y barcos de vela que entonces pasaban de 4000 toneladas y que calaban hasta 16 pies, a fondear a la carga y los pasajeros bajaban o subían en una serie de etapas: primero a barcazas, luego a las lanchas o a las carretas de altas ruedas que entraban en el río y finalmente a loas melles respectivos. Cada paso del proceso significaba gastos y molestias.”(Scobie, op. Cit, pág. 89). En efecto, el Riachuelo había servido como segundo puerto de la cuidad casi desde su fundación y la mayor parte del comercio costero, hacia 1870, aún operaba en la Boca y Barracas. En esa década comenzó a discutirse con fervor la cuestión de la realización de un puerto más moderno. El ingeniero Huergo propuso realizar una moderna instalación portuaria en la Boca. Quienes lo seguían (entre ellos los comerciantes y ciudadanos de la Boca y Barracas) sostenían que “si se ensanchaba y profundizaba el canal, enderezando las peores curvas del Riachuelo, mejorando y ampliando las dársenas, depósitos e instalaciones ferroviarias de la Boca y Barracas, este puerto estaría dispuesto a recibir el creciente tonelaje y movimiento de los barcos de ultramar”. (Scabie, op. Cit. Pág. 94). Como es bien sabido, este proyecto no se llevó a cabo. En su lugar, se puso en práctica la construcción del proyecto Madero de 1885, con una dársena den los bajos fangosos del lado este de la Casa Rosada, con un canal de acceso dragado hacia el sur, hasta la Boca del Riachuelo. “La alianza de la élite comerciar recientemente conformada con los grupos financieros extranjeros y las autoridades nacionales, cuyos intereses se orientaban hacia Plaza de Mayo o el área inmediata al oeste y al norte, se habían impuesto finalmente sobre los intereses en el desarrollo de la Boca y Barracas.”

150

“La tierra baja y las frecuentes inundaciones hicieron que los pobladores genoveses, que habían sido los primeros en ocupar este distrito a principios del sigo XIX, construyeran sus modestas viviendas sobres pilotes, para elevar el nivel de las casas y veredas caso dos metros sobre la calle, recurriendo caso siempre a la madera -en contraste con lo ladrillos, argamasa y revoque y utilizados en el resto de la cuidad. Manchones de color daban relieve a las tablas carcomidas por el tiempo y a la pobreza de la zona. De cuando en cuando el interior de una casa con el frente pintado de azul, naranja o verde y con macetas con flores, podía verse a través de las ventanas que daban a la vereda o a través de una puerta abierta hacia el patio.”

(Scobie, op. Cit.)

A fines del siglo pasado, la Boca ya tenía calles pavimentadas con pequeños bloque s de granito importados de Europa o provenientes de canteras del sur de la provincia de Buenos Aires, así como algunas lámparas de queroseno, contrastando con la zona al sur y al oeste de la Boca y Barracas. No obstante, la infraestructura sanitaria parecía ser profundamente deficitaria. Scobie comenta que la Revista Municipal describió a la Boca como formando parte del “cinturón negro” de barrios de viviendas de emergencia:

“el; arroyo Maldonado, los Bañados de Flores, los Mataderos, el Riachuelo, la Boca, y las lagunas del puesto, la circundaban [a la ciudad] como una cadena de la que los eslabones son pantanos, lagunas, charcos de aguas estancadas uy depósitos de basuras, reforzados por un rosario de fábricas, talleres y otros establecimientos industriales que no tienen cómo deshacerse de sus residuos insalubres sin perjudicar la higiene pública.”

(Revista Municipal, III, N`263, 1896, citado por Scobie, op. Cit. Pág. 231-232)

En contraste con las cualidades que acabamos de resaltar, en la década actual, a partir del entubamiento del Riachuelo y de la realización del proyecto Puerto Madero, el suelo de la Boca ha sufrido una fuerte revalorización. Esto ha provocado una tendencia a la apropiación de este espacio por parte de la clase alta. Se proyecta que la Boca sea sede de establecimientos administrativos y comerciales y no ya residencia de pobres. No obstante, el que esta tendencia se acentúe o sea desviada será función de la acción de quienes se ven afectados. La Boca es hoy objeto de lucha por la apropiación del espacio urbano entre dos campos sociales contrapuestos. El resultado de la misma dependerá de constitución de fuerzas sociales que resistan y se contrapongan a este movimiento.

Antecedentes de luchas populares en torno al tema de la vivienda en el barrio de la Boca

Las fuentes analizadas hasta ahora nos permiten concluir en que no fueron muchos ni de una envergadura importante los conflictos en torno a la vivienda que se registraron en el barrio de la Boca. Incluso en la huelga de inquilinos de 1907, el enfrentamiento más aguerrido y masivo que se registró en la ciudad de Buenos Aires en relación a la vivienda (no consideramos en esta ponderación al movimiento villero), la Boca no tuvo una participación decisiva, como podría esperarse por ser sede de varias agrupaciones de obreros anarquistas y socialistas, es decir, con un alto nivel de politización y, en el caso de los primeros, devoción a la militancia. Puesto que la afirmación que acabamos de hacer es polémica, pasaremos a citar las fuentes que la sostienen:

“Geográficamente, la huelga tuvo su epicentro en los distritos N`12(Concepción), 13 (Monserrat), 14 (San Nicolás) y 20 (Socorro), y menor intensidad en el 3 (Santa Lucía) , 4 (San Juan Evangelista) , 8 (San Cristobal), 9 (Balvanera Oeste), 19 (Balvanera Sud) , 11 (Balvanera Norte) y 119 (Pilar).”

(Juan Suriano, 19 , pág., 217, la itálica es nuestra)

La misma observación, acerca de la escasa movilización por el problema habitacional en el

barrio de la Boca, aparecen en el testimonio de Elena Paz, miembro de la Central de Inquilinos

de Buenos Aires, que participó de varias luchas inquilinales en Capital Federal. En este caso, el

151

diagnóstico se refiere a las últimas décadas. En la lectura de Elena Paz, la dificultad para la

movilización tendría características específicas: los inquilinos boquenses afectados por el

desalojo no tienen problemas para organizarse al interior del barrio y resistir los desalojos. La

dificultad es la movilización fuera de las fronteras barriales:

Nosotras;- ¿Y hubieron acciones como las de los franciscanos o como la de defensa a la Boca?

Elena Paz:- No. No hubieron. En la Boca siempre habíamos tenido problema para organizar. La gente había tenido características personales.

Nosotras:- ¿Porqué?

Elena Paz:- Eso me lo pueden decir mejor ustedes. Yo pienso que tiene que ver con que a la gente le costó siempre salir del barrio. Aún hoy le sigue costando. Nosotros hacíamos reuniones allá, pero cuando queríamos movilizar en otra parte, ahí la reunión fracasaba. Es como que la gente tiene miedo a traspasar las fronteras de lo que es el propio barrio.

E. Paz aventura una explicación en término de “características personales de los habitantes”:

Nosotras;- ¿En qué sentido?

Elena Paz:- Y por miedos. Porque yo una vez le pregunté a una señora que tenía siete hijos, que era brava, ayudaba a hacer los petitorios, pero no se movía, y hacíamos cosas y ella no venía, no se movía de la casa. Y le dije: “Rosa, vos que sos tan movilizada, porqué acá nada más”. “Porque yo allá tengo miedo. Mis viejos ya vivían en la Boca, yo nací en la Boca, viví en la Boca y para mí la Boca es mi mundo. No puedo salir de acá, porque todo lo que no es de acá a mí me da miedo. Y salgo de acá o cruzo el puente para ir a la Capital a hacer algún trámite...” y en general noté que había mucho de eso.

Tenemos noticias, a partir de un trabajo de Lacarrieu y Grillo93, de la existencia de una

asociación que luchaba contra el desalojo alrededor de 1984. Se llamaba Frente Barrial. Ésta

habría surgido paralelamente a la transición democrática y habría sido fundada por militantes de

Derechos Humanos. Estuvo centrada originalmente en la lucha por la aparición con vida de los

detenidos-desaparecidos y por el juicio y castigo a los culpable de la represión militar. Más

tarde, se amplían sus objetivos al reclamar mejores condiciones de vida para los sectores

populares de La Boca. Luego se le da centralidad al reclamo por la vivienda que queda marcado

por la especificidad de los conventillos y la amenaza de los desalojos. Esta amenaza se ve

como masiva y programada por el Estado Municipal, dado no sólo el Código de Planificación

Urbana del gobierno de facto, sino la Ordenanza 40.301 del gobierno democrático94, dos

medidas de carácter segregacionista. “Creemos que el problema es global y que exige una

resolución global. Nosotros no le damos una resolución política en el sentido partidario, sino que

le damos una resolución en el sentido que la lucha contra el desalojo se resuelve a través de la

organización y movilización de los vecinos por el mantenimiento de su techo. El punto de vista

93 Lacarrieu, M. y Grillo, O.: Tejido asociativo urbano: el caso del barrio de La Boca, en Gazzoli, R. comp: Inquilinatos y hoteles, CEAL, BS. AS., ´91.

152

nuestro es simple: queremos viviendas dignas, queremos que la gente de La Boca no se vaya

de La Boca.”95. Según señalan los autores, en cuanto a vínculos de esta asociación con el

Estado, el Frente trabajó en la adhesión de la gente de los inquilinatos en torno a un petitorio de

7 puntos dirigido al Presidente de la Nación. Este reclamo incluía, entre otros aspectos, la

exigencia de declarar la emergencia habitacional en la zona, el cese de los desalojos, el

congelamiento de las deudas por alquileres impagos, el incremento en un 1.000 % de los

impuestos inmobiliarios a las viviendas ociosas.

No obstante ello, los autores concluyen en que el Frente Barrial era ajeno a la población de los

inquilinatos, a la cual nunca pudo representar ni articular. Ni siquiera pudo conectarse con las

pocas formas espontáneas de organización que surgieron al interior de los conventillos.

Quisimos llevar a cabo una exploración acerca de memoria de la lucha llevada a cabo por el

Frente Barrial en la Boca. A cuatro de nuestros entrevistados (dos habitantes de inquilinatos en

la Boca y dos militantes del C.I.B.A), preguntamos si recordaban la existencia de tal

organización. El resultado es que no se la recuerda96.

La ofensiva del capital inmobiliario en la Boca

Ya hemos señalado que el inicio de obras de remodelación en La Boca, principalmente, la puesta en marcha de la canalización del Riachuelo, han determinado una aumento del valor del suelo en el lugar, como lo demuestran los documentos. La Boca resulta atractiva a la inversión no sólo por su cercanía al centro sino por sus potencialidades para el desarrollo del turismo.

En este sentido, basta con citar no una acción, sino un proyecto elaborado por la Organización Techint, (uno de los grupos económicos más poderosos). Este proyecto data de 1987, es decir que es anterior, incluso, al inicio de canalización del Riachuelo, :

“En el plano seis se han señalado las casas que se proponen comprar para reacondicionarlas

como viviendas, manteniendo su aspecto y su estructura básica, pero dotándolas de loas

elementos de confort necesarios para venderlas o alquilarlas a familias de mayor nivel de

ingresos que el que tienen las que hoy las ocupan. Sus nuevos propietarios o inquilinos

serán personas interesadas en vivir en el barrio de La Boca porque aprecian el

94 La Ordenanza alude al Programa de Erradicación de Viviendas Insalubres, por el cual se construirían en La Boca viviendas en buen estado para realojar a inquilinos siempre y cuando comprueben una asistencia mayor a cinco años en el barrio o sean argentinos nativos. 95 Presuntamente, citado de una entrevista con miembros del Frente Barrial. El texto no tiene referencias. En: Op. Cit. pág. 68. 96 La respuesta que obtuvimos fue negativa en tres casos. El único entrevistado que dijo

recordarla, la situó temporalmente 4 años después del período en que existió y no pudo precisar

nada acerca de la misma, por lo que deducimos que no la conocía o no la recuerda.

153

pintoresquismo del lugar, pero al mismo tiempo aspiran a contar con las comodidades de una

viviendas equipada con todos sus servicios.”

“Las casas preseleccionadas son de dos categorías: la primera corresponde a viviendas desocupadas que están en venta y la segunda a viviendas ocupadas que se recomienda comprar, dado que su diseño, sus proporciones y el tratamiento de las fachadas las convierte en exponentes de la arquitectura típica que interesa conservar y recuperar a corto plazo.”97

Como se ve hay una clara intención de discriminación espacial que afecta a los sectores populares.

Composición social de la población habitante de conventillos de la Boca

Los especialistas en el tema inquilinatos98, afirman que los datos suministrados por el Indec sobre la situación habitacional y el tipo de tenencia de la vivienda son muy deficitarios y por lo tanto, no confiables. Las fallas serían resultado de un relevamiento mal enfocado. Por lo tanto, no podemos basarnos en estas cifras. Para tener una aproximación a la composición social de la población inquilinal, tomamos el caso-modelo de la casa de Lamadrid 215, y preguntamos a un informante clave99 datos de las 8 familias que viven.

Lugar de nacimiento del jefe de familia

Relación con el jefe de familia

Edad Ocupación Cantidad de años de residencia en Lamadrid 215

1 Capital Federal Jefe 53 Plan Trabajar, construcción y artesano del cuero

20 años

Esposa 48 Plan Trabajar para la construcción

Hija 26 No trabaja

Hijo 19 No trabaja

Hija 18 No trabaja

Hija 7 No trabaja

2 Entre Ríos Jefe 44 Cartero O.C.A. 4 años

Esposa 45 No trabaja

Hija 18 Desconocida

Hija 17 No trabaja

Hijo 15 No trabaja

Hijo 10 No trabaja

3 Córdoba Jefe 60 No trabaja 13 años

Hijo 30 Obrero gastronómico: hace cremas heladas para heladería

Nuera 27 No trabaja

Nieta 2 No trabaja

Nieto 1 No trabaja

4 Paraguay Jefe 30 Empleado gastronómico (mozo) 7 años

Hermana 26 Servicio doméstico

Esposa 22 No trabaja

Sobrina 6 No trabaja

5 San Juan Jefe 36 Plan trabajar, construcción. 3 años

Esposa 28 Desocupada

Hijo 14 No trabaja

Hijo 12 No trabaja

Hijo 8 No trabaja

6 San Juan Jefe 50 Tornero 2 años

47 Cuida a nena en la casa

18

15

97 La Boca, identificación de proyectos para su puesta en valor. , Boletín Informativo Techint, septiembre-octubre de 1987, págs.61/62, la negrilllia es nuestra. 98 Pastrana, Bellardi, Agostinis, Gazzoli: Vivir en un cuarto de Inquilinatos y Hoteles en el Bs. As. Actual, Revista medio ambviente y urbanización, Año 13, n1º51, Mar/Jun ´95. 99 Entrevista no desgrabada a Nélida, habitante de Lamadrid 215 y miembro de la CDB.

154

10

6

7 Santa Fé Jefe 72 Servicio de limpieza de oficina 3 años

Esposa 48 No trabaja

Hijo 2 No trabaja

8 Catamarca Jefe 42 Desconocido 7 años

Esposa 38 Servicio doméstico

Hija 22 No trabaja...

Hijo 18 Limpieza en subte

Nieto 5 No trabaja

La envergadura del problema del desalojo

En primer lugar, es conveniente dar cuenta de la envergadura del problema del desalojo en la Boca, más allá de la organización que estudiamos. Según una estimación realizada en PROHA para 1986, la cantidad de conventillos en la Boca ascendía a 850. El programa RECUP, por su parte, a difundido una cifra cercana a los 1200 (Bellardi, 1994). Sobre la cantidad de inquilinos con respecto a la cantidad de ocupantes, ya sea ilegales o “legales”(es decir aquellos que no pagan alquiler porque la casa se encuentra en una situación jurídica especial por problemas sucesorios y nadie tiene, por ende, legitimidad para reclamar el alquiler), no poseemos cifras. Sólo cabe nuestra impresión, a partir de entrevistas informales que hemos realizado a habitantes de conventillos, que es de peso la población que, en lugar de pagar alquiler, vive allí a partir de haber pagado al ocupante anterior un “boleto”. El precio del mismo, según nos informaron, va de mil a tres mil para una pieza sin dependencias. El precio de un alquiler, por su parte, promedia los 250 pesos.

Con respecto a las cifras del desalojos en la Boca, las estimaciones Comisión de Desalojados, indican que en 1997, son 400 las personas afectadas por el desalojo, lo cual significaría más de un centenar de familias afectadas100. Ahora bien, según las declaraciones de Cristina Chiste, miembro del FREPASO y asesora del concejal Jozami, que ha colaborado con la Comisión, en el mismo año afirma, partiendo según dice, de datos de la CDB, que son 400 familias las afectadas. Nos parecen más acertada esta última estimación ya que si lo contrastamos con los datos que presenta el Centro de Inquilinos de Buenos Aires (C.I.B.A.), en adelante, son 300 aproximadamente, las familias que se están defendiendo en esa organización de inquilinatos101. Este número no agota en lo más mínimo el número de desalojos que seguramente se están llevando a cabo. Solo señala cuántos son de conocimiento de las organizaciones mencionadas.

Lo que está sin discusión es que 62 suman en total de familias que en 1997 residían en los siete y únicos (Cristina Chiste es la que aportó este último dato) conventillos de propiedad privada y no municipal, es decir que no forman parte del programa RECUP (también según declaraciones de Cristina Chiste), cuyos habitantes han recibido ya una Cédula de Desalojo. Este desalojo se produce “en masa”, es decir, que se desaloja a todos los habitantes de la casa.

A estas familias sobre las que pesa una Cédula de Desalojo en masa, se suman las denominadas “familias aisladas o dispersas”, es decir aquellas sobre las cuales pesa una sentencia de desalojo o que fueron desalojadas pero no masivamente con el resto de los vecinos que habita en el mismo inquilinato, sino por unidad familiar. Hacia junio de 1997, la cantidad de familias dispersas que participaban de la Comisión de Desalojados llegaba a 45, un año después son 47. En 1997, cuatro de estas familias fueron ubicadas en un terreno que ocupó la comisión –que no quiso divulgar dónde se encontraba- y otras en una pieza de inquilinato que pagaba la parroquia San Juan Evangelista. En 1998, algunas de ellas se hallan fuera de la Boca:

100 Tuvimos acceso a las mismas a través de la propias afirmaciones de Alberto Di Palma, presidente de la Mutual de Desalojados de la Boca, encargado, junto al padre Lapadula, de representar a la Comisión en las negociaciones con el gobierno municipal y nacional. 101 Ver, Boletín “El Techo”, marzo de 1998.

155

Nosotras:- ¿Y de las 47 cuántas están con la sentencia de desalojo y cuántas están ya desalojadas, el hotel pagado por la Iglesia, si es que sigue vigente?

Angela:- Y muchos se fueron ubicando solos porque el plan este no es de un día para el otro. Se ubicaron ellos solos en algún lado, se fueron a la provincia

III.

LA COMISIÓN DE DESALOJADOS DE LA BOCA

III.1.Primera etapa: crítica a la lógica de exclusión barrial

III 1. 1. La constitución de un actor colectivo

La Comisión se constituye en abril de 1996 por iniciativa de un vecino que había recibido Cédula de Desalojo. Esta iniciativa es alentada por el C.I.B.A (Centro de Inquilinos de Buenos Aires), organización intermedia a la cual dicho vecino había recurrido para ser defendido legalmente contra el desalojo. Este vecino junto a miembros del C.I.B.A y a otros vecinos en la misma situación se dedican a recorrer conventillo por conventillo y a convencer a los habitantes acerca de la necesidad de organizarse para luchar por la vivienda. Se recurre al padre Lapadula, que ofrece las instalaciones de la Parroquia San Juan Evangelista para que las reuniones tuvieran lugar. Las reuniones tienen, desde su constitución, el carácter de asamblea pública.

Los participantes son, en su mayoría, habitantes de siete conventillos que habían recibido sentencia de desalojo en masa y algunas familias desalojadas aisladamente.

La Asamblea designa una Comisión, con miembros fijos y se establecen delegados por conventillos. En este período de creciente participación al interior de los 7 conventillos que tienen sentencia de desalojo en masa.

Desde un principio, la Comisión de Desalojados de la Boca se da como principal interlocutor al estado en distintas instancias. Trata de establecer negociaciones con el Estado Nacional a través de la secretearía de Desarrollo Social y Con el estado municipal a través de la Comisión Municipal de la Vivienda y el Consejo Deliberante.

La Comisión Municipal de la vivienda, se negaba a recibir a la Comisión dado que ésta no tenía personería jurídica. Sin embargo, con acciones tales como ollas populares, corte de calles y la amenaza de levantar carpas frente a la Intendencia, revierten esta negativa.

III. 2. La primer gran conquista : obtención de un subsidio redituable para la compra de las casas

En la coyuntura de la votación por el presupuesto de 1997 en el marco del Consejo Deliberante, la Comisión teje alianza con algunos partidos políticos y logra que el caso de la Boca se incorpore al presupuesto 1997, como parte de las partidas destinadas a emergencia habitacional. Se aprueba una partida de un millón y medio de pesos. El crédito es un subsidio redituable y está otorgado a las familias. Se trata de financiar a las familias para que compren el conventillo que estuvieran ocupando u otro, en caso de que el dueño del anterior no acepte venderlo al precio que el Estado está dispuesto a pagar. La partida no aclara qué familias son las que están en emergencia habitacional; ahora bien, para decretar la operatoria de compra de casas a los privados, la CMV les solicitó la dirección de cada casa que tenía Cédula de Desalojo, que suman siete. Bajo este criterio: tener Cédula de Desalojo, la CMV procedió a censar la población y definir quienes serían los primeros beneficiados del crédito.

III. 2. 1. Análisis de la acción del Estado

156

El Estado intenta resolver el reclamo de la Comisión a partir de la negociación en la instancia municipal con los partidos políticos102, planteando una solución mediante el paso de inquilino u ocupantes s a propietario. En el marco del conflicto por la apropiación del espacio urbano, las acciones llevadas a cabo resultan, aparentemente, contradictorias. En efecto, por un lado, fiel a su función de garantizar la acumulación, el Estado invita a los capitales inmobiliarios a la inversión103 en la Boca, lo cual va en la dirección de cambiar la composición del barrio a favor de clases con un alto poder adquisitivo. Por otra parte, se abre paso a una política de subsidios a sectores populares con el objetivo explícito de que éstos devengan propietarios de viviendas en la Boca. Por lo que pudimos constatar, no se hace hincapié (si bien hemos oído algunos comentarios al respecto)104 , en el traslado a otros lugares de la ciudad. Creemos que esto se explica por la conjugación de dos factores: una cuestión de coyuntura político-partidaria del gobierno de la Ciudad de Bs. As., y, principalmente, por la lucha que amenazaba emprender la Comisión de Desalojados. Es decir que lo interpretamos como una victoria del movimiento de desalojados.

La Municipalidad, por otra parte, no quiere repetir la experiencia del Recup. Se lo considera un fracaso, que habría implicado la “compra de un problema” por parte del estado105. Esta acción es visualizada críticamente por los responsables de la Comisión Municipal de la Vivienda como reminiscencias del estado de bienestar, “paternalista”. La lógica que guió la política frente a la Comisión de Desalojados de La Boca fue distinta y más ajustada a los cánones del modelo neoliberal. Ya no se trata de que el Estado asuma una función económica –en este caso, rentista- sino de que los inquilinos devengan propietarios.

Nos parece que la estrategia pro casa-propia estimulada por el Estado es en definitiva acorde, y no contradictoria, con la lógica de acumulación de capital (en este caso, en la rama construcción). En efecto, al contribuir a transformar a los antiguos ocupantes en propietarios privados y no inquilinos del Estado, se vencen las dificultades para un posterior desplazamiento de los sectores populares hacia otras áreas de la ciudad vía mercado de inmuebles. La lógica mercantil, como lo demuestran otras investigaciones106, es un fuerte aliciente a la segregación barrial. Esto explicaría porqué la CMV se muestra contraria a la formación de una Mutual107. La construcción de una mutual implicaría una traba al libre funcionamiento del mercado inmobiliario, los nuevos propietarios se sustraerían parcialmente al dominio de la lógica mercantil. Esto es así porque, como veremos más adelante, la Mutual regularía la ocupación de los departamentos, de tal forma que, si una familia piensa abandonar su residencia no le sería permitido venderla en el mercado y a cualquier postor sino que la Mutual decidiría a qué familia entregárselo, de acuerdo a criterios de necesidad y pertenencia (familias que formen parte de la Mutual: que paguen la mensualidad estipulada de 5 pesos por familia).

III. 2. 2. La Comisión de Desalojados: el debate por la forma de organización ante la compra de inmuebles

Podría pensarse que la obtención del crédito marca el punto de inflexión hacia la desmovilización. Pero no. Ya que la sanción del decreto de emergencia habitacional no implica la concreción inmediata de la operatoria..

102 La entrevista a Cristina Chiste y a Di Palma demostrarían que fue por sugerencia de una partido político, el FREPASO, que la CDB se dispuso a presionar en la deliberación sobre el Presupuesto ´97. 103 Según un articulo de La Nacion del 12/3/97, la MCBa (a través del secretario de Planeamiento urbano porteño, Enrique Fazio), realiza una convocatoria a los empresarios inmobiliarios y de la construcción a invertir en los distintos emprendimientos : desde la ribera porteña de Nuñez, hasta La Boca. La invitación si hizo en el marco de un seminario internacional de Desarrollo Inmobiliario. 104 Nos referimos a charlas informales o a asambleas no desgrabadas. 105 Cfr. Entrevista al Ing. Pazos. 106 Cfr. Merklen, D.: Asentamientos y vida cotidiana, mimeo. 107 Cfr. Entrevista al Ing. Pazos.

157

La operatoria tarda en concretarse, dado que las autoridades no inician las gestiones de compra-venta. Son los propios afectados quienes se ven obligados a conectarse con los dueños, a buscar otras casas en los casos en los que el dueño del inmueble que habitan no está interesado en vender. En consecuencia la Comisión de Desalojados de la Boca, a través de acciones que van desde la olla popular, hasta la presión blanda que implica el envío masivo de cartas a la CMV, la realización de conferencias de prensa para presionar para que la operatoria de compra de casas sea finalmente llevada a cabo por parte de las autoridades ante el inminente vencimiento del recurso contra el desalojo inmediato que afecta a la mayoría de los desalojados.

Por otra parte, no está aún resuelta la cuestión sobre qué forma asumirá la organización de las familias que recibirán el crédito. Si bien el Estado se lo otorgó a cada familia por separado, la comisión quiere establecer una red de contención para garantizar que todas las familias puedan acceder al crédito.

Hasta mediados de 1997, la Comisión discute la forma en que se organizarán las familias desalojadas para acceder a la propiedad del edificio. La tendencia es a preferir la forma jurídica de Mutual (ya que puede darse sus propios reglamentos) sobre la de Condominio (más adelante se hace un análisis de tales determinaciones). La necesidad de formar una Mutual tiene otras razones, que expondremos más adelante. Una de ellas es la es la necesidad de tener personería jurídica para poder recibir y administrar créditos y donaciones108. Otra es la de establecer los criterios de ayuda a familias que no puedan transitoriamente garantizar el pago mensual del subsidio para la compra del inmueble, dada la cláusula de “pago solidario” establecida por la propia Municipalidad en la modalidad operatoria. Finalmente, dar asistencia a familias desalojadas dispersas impidiendo que los beneficiados del crédito mercantilicen su propiedad por su cuenta. Ante un abandono de la vivienda, se daría prioridad a familias desalojadas aisladas o dispersas en la posesión de la vivienda.

III. 3. Hacia el vaciamiento del sentido original del movimiento: reproducción de la lógica de exclusión barrial

El punto de inflexión no puede fecharse. A medida que cada familia accede a la compra de su unidad habitacional, tiende a abandonar tanto la participación en el movimiento como el pago de la cuota de la implicó en la mayoría de los casos, el abandono de la participación en el movimiento, que puede verse tanto en la no participación de las

reuniones como en el no pago de la cuota de la Mutual.

La Comisión tiende a burocratizarse y se incrementan sus rasgos verticalistas y la tendencia a la delegación y la actitud paternalista de la los miembros de l Asamblea con

respecto a la Mutual.

Así, si bien en un primer momento la Comisión es un movimiento de gran combatividad que parece cuestionar la lógica de la exclusión imperante, en un segundo momento, se

vuelve conservadora. Esto es porque se prioriza (acción del Estado mediante) el objetivo de la propiedad privada individual. Por un lado, una vez lograda la propiedad de la pieza,

ya no se tiende a actuar conjuntamente ni a mantener lazos comunitarios o solidarios con otras familias. Por otro lado, al quedar cada unidad habitacional expuesta al mercado

inmobiliario, aquellos sectores más pobres que participaron en el movimiento original, tienden a enajenar su propiedad. La composición social de los habitantes de los nuevos

conventillos comprados, si bien permanece pobre, ha pasado por el tamiz de una selección de rasero mercantil. De tal modo, se termina legitimando la lógica excluyente del régimen que en un primer momento se cuestionó. La mutual no sirve para prohibir

que las viviendas s ingresen al mercado inmobiliario. 108 Dice DP: Entonces el tema sería así, compañeros. Cuanto más capacidad de ahorro tengamos, más capacidad vamos a tener de poder pedir un crédito, algún subsidio para el reciclaje porque a nosotros nos van a poder dar, por ejemplo, se llaman: subsidios reintegrables, que es como un préstamo, si pedimos eso de acuerdo a la capacidad de ahorro que tengamos. Asamblea 23/7/97

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Ahora bien, en el caso de la Comisión de Desalojados, hay algunos elementos que aparecerían en un primer análisis como contradiciendo la lógica mercantil inmobiliaria.

En primer lugar, el impedir que lo futuros dueños de las piezas puedan vender su propiedad a quienes deseen, la prioridad es de las familias desalojadas dispersas ante un caso de abandono de la propiedad. Esto es una traba al libre mercado. En segundo lugar,

se propone en un principio, la consigna de “pago solidario”, por la cual el total de familias de una misma casa y la Mutual se responsabilizarían del pago de la totalidad del monto mensual. Si una de las familias no pagase por un impedimento transitorio, y si la

Mutual evaluara (falta de trabajo, accidente transitorio) que lo amerita, el colectivo debería pagar la cuota correspondiente por un período a determinar.

Ahora bien, en el momento de la compra efectiva, esta cláusula, no se aplica. En primer lugar porque ningún vecino está dispuesto a pagar la cuota de otro. En segundo lugar porque la Mutual, sin perjuicio de que tuviera la decisión política de hacerlo, no tiene

fondos. Por otra parte, aunque tuviera vigencia no garantizaría “vivienda para todos” ya que al tener un carácter transitorio no hubiera resuelto la situación de familias que por estar desocupadas o tener muy bajos ingresos no pueden pagar $80 a $120 pesos más

servicios e impuestos por mes.

Además, el crédito no se otorga a cualquiera: la Comisión de Municipal de la Vivienda tiene que demostrar que la familia es “solvente”, que está calificada para pagar. De esta

forma, se exige un ingreso mensual mínimo. Pero no solamente eso: también s e ha establecido como edad mínima para acceder al crédito 60 años, de manera que, si los que

habitan en una pieza son mayores, deben asociarse a otra familia (padres con hijos, según nos contaron, es una solución común) para acceder al tan mentado subsidio. Este requisito también regiría en el caso de las familias dispersas listadas para ocupar piezas de familias que deciden retirarse del crédito. Como consecuencia de lo señalado hasta

aquí, puede deducirse cuál es el verdadero alcance incluyente de la acción de la Mutual.

Finalmente, si se observa el funcionamiento de las compras, se ve que hay muchas familias que han abandonado el pago. La Comisión Municiopal de laVivienda ya ha

enviado cartas instando al pago contra amenaza de desalojo.

IV. A modo de conclusión

A la luz de todo lo expuesto hasta aquí, vemos que es limitado el cuestionamiento a la lógica de exclusión barrial por parte de la Comisión de Desalojados de La Boca. En tanto los intereses del capital consisten en desplazar del barrio de la Boca a los sectores carenciados para transformarlo en una zona comercial y turística, el hecho de devenir propietarios de un inmueble en La Boca, implica un éxito en la lucha defensiva por la apropiación del espacio urbano. Sin embargo, los hechos señalados anteriormente demuestran que la tendencia es iniciar un proceso de exclusión de los sectores más pauperizados de su lugar en el territorio boquense.

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160

El espacio urbano como escenario de nuevas prácticas.

Conflictos y derivaciones.109

Passeri, Silvana; Nassif, Natividad; Díaz, Ramón.

Introducción

Santiago del Estero registró el porcentaje más bajo de población urbana de todo el país según el Censo de 1991. A pesar de haber experimentado un rápido proceso de urbanización en el último período intercensal que alcanzó al 60,7%, en el año 1980 solo la mitad de sus habitantes vivían en zonas urbanas. La diferencia extrema se expresa en sus departamentos. El Dpto. Capital cuenta con una población casi completamente urbana (94,9%).

Los departamentos que han sufrido procesos de salinización, falta de agua, o en otros casos sujetos a inundaciones periódicas por la cercanía del río, asociados a actividades agropecuarias de pequeña escala, han perdido su población, la cual se concentra por inmigración intra o interdepartamental, en la ciudad Capital, áreas vecinas y aglomerados urbanos más importantes (La Banda, Las Termas de Río Hondo y Frías), ciudades que junto con Santiago del Estero, capital, corresponden a los departamentos que en 1991, contenían el 57% de la población total de la Provincia (Indec. Serie 17.-1998).

El 39,2% de la población total de la Provincia y el 64,6% de la población urbana, vivían en el aglomerado Santiago del Estero – La Banda en 1991. Transformándose el mapa de la Provincia: ya que solo diez de sus veintisiete Departamentos eran totalmente rurales, siendo el Dpto. Capital el de mayor concentración urbana (94,9%).

La ocupación del espacio público para el ejercicio de actividades informales en la zonas céntricas, suele vivenciarse como intrusión tanto por los antiguos ocupantes, como por los interesados en incorporar los “buenos sitios” a las exigencias de la “modernidad”. Representa a su vez para el Estado, una fuente de conflictos al exigírsele la mediación entre los intereses públicos y privados, en procesos críticos de desajustes normativos al no contar con herramientas que puedan orientar las acciones institucionales.

Se apela a argumentos referidos a la salubridad, a la competencia desleal, al desorden social. Se coincide en la necesidad de poner bajo control a la masa cada vez más numerosa de actores sociales que ganan la vía pública, se intentan acciones asignándoles espacios acotados, pero se desbordan los límites espaciales y se escapa fácilmente al control del Estado.

Se comienza a tejer redes, interrelaciones que van desdibujando los intereses sectoriales, para constituirse en una trama compleja que trasciende lo puramente local, dado que aunque en el espacio urbano objeto de análisis, presente características peculiares, se trata de una problemática estrechamente relacionada con el desempleo, la marginalidad social, la transformación de las formas de trabajo que afectan a la sociedad global.

La actividad informal se beneficia del público que es atraído por las actividades desarrolladas en la zona céntrica. A su vez, la actividad económica informal que se

109 COLABORARON EN EL TRABAJO DE CAMPO LAS ALUMNAS DE LA CARRERA DE LIC. EN SOCIOLOGÍA, QUE PARTICIPAN EN EL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN: ALEXANDRA LUDUEÑA Y NELVA CORIA.

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lleva a cabo en las calles alcanza un nivel tal que entra a competir con las actividades comerciales formales. Puede darse también una complementación de intereses entre el comercio formal y el informal, utilizando el primero, las ventajas de desplazamiento y la escasa pretensión de ganancia del vendedor informal, para incrementar sus ventas, postergando de ese modo la necesidad de “reconversión” necesaria para competir con los grandes comercios aledaños o los grandes hiper y supermercados instalados en la ciudad.

Este trabajo pretende describir este proceso, dando cuenta de las formas de ocupación del espacio público, en un área céntrica de la ciudad de Santiago del Estero, tratando de identificar las formas de competencia y complementación que se genera entre diferentes actores sociales.

La trama de interacciones que se genera mediadas por prácticas laborales se entrecruzan en un espacio simbólico para competir, convivir y negociar. Mirando este proceso desde los vendedores informales, se interpretaran motivaciones, identificando redes de apoyo y estrategias de resolución de dificultades que elaboran buscando una identidad que se les reconozca, como sostiene Alan Touraine (1998) “el derecho de conjugar, de articular a la propia experiencia de vida personal y colectiva, la participación en el mundo de los mercados y de las técnicas, con una identidad cultural particular”.

La característica que asume este trabajo es la de una investigación microsocial, pues se sitúa en la “indagación de los mecanismos microsociales que conectan la acción individual y colectiva con sistemas de relaciones sociales” (Jelin, E.). La indagación y la observación se utilizaron para lograr el dato y luego conocer el sentido de la acción mediante un proceso de interpretación de significados.

El registro en campo se define por la necesidad teórica de conocer la variabilidad de estrategias de desplazamiento, procedimientos de venta, constitución de redes familiares y comerciales, de los trabajadores informales, en diferentes épocas del año. Principalmente observar cambios entre fechas especiales (Navidad 1998, Festividad de Reyes y celebración de la fundación de la Provincia) y períodos normales.

Para este documento se enfatiza el análisis desde lo cualitativo, aunque el trabajo110 también incorpora un registro estadístico de los ingresos y egresos en el mercado de trabajo informal en el área urbana considerada en la ciudad de Santiago del Estero.

La presentación se organiza en tres apartados, en el primero se realiza una caracterización del sector informal urbano, enmarcando el análisis de la provincia en el contexto nacional. Permite mostrar su comportamiento en la década del 90 y observar la distancia con el sector formal, especialmente a nivel de ingresos. En el segundo apartado, se hace referencia al escenario espacial, “el mercado Armonía”, y a las acciones del Municipio tendientes a ponerle “límites” espaciales a la actividad comercial en la zona aledaña al mercado. En el tercero, se identifican y significan desde el discurso de los actores formas de estar, compartir y disputar el espacio callejero y por último se elaboran algunas reflexiones finales.

110 EN ESTE INFORME SE EXPONEN ALGUNAS DIMENSIONES DEL TRABAJO INFORMAL EL ESTUDIO ES MUCHO MÁS AMPLIO Y SE ENMARCA EN EL ÁMBITO DEL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN DE INFORMALIDAD URBANA: UNA NUEVA FORMA DE RELACIONES SOCIALES Y DE PRODUCCIÓN”, CON LA DIRECCIÓN DE LA LIC. NATIVIDAD NASSIF . INDES – FACULTAD DE HUMANIDADES CS. SOCIALES Y DE LA SALUD. UNSE.

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1. Sector informal urbano, ciclo y reformas económicas.

El propósito de este apartado es el de caracterizar al sector informal urbano (SIU) en el aglomerado urbano Santiago del Estero- La Banda en cuanto a su tamaño,

composición y evolución, vinculando estos aspectos con los postulados teóricos sobre su comportamiento a lo largo del ciclo, con la evaluación de los efectos probables de las reformas incluidas en lo que se denomina el nuevo modelo

económico aplicado en América Latina en las décadas del ’80 y ’90 y, finalmente, con sus fluctuaciones en los principales centros urbanos del país y en Santiago del

Estero- La Banda , especialmente en la década actual.

La existencia de segmentación en el mercado laboral urbano, se traduce en la falta de convergencia de salarios entre los sectores formal e informal dentro de los procesos de ajuste del mercado de trabajo. Es decir que la expulsión de trabajadores del sector formal, con salarios regulados (y por ello rígidos) se traduciría, o en un mayor flujo dirigido a un sector informal que actuaría como refugio, o en mayor desocupación. aquí encuentran sustento las opiniones que se inclinan a favor de liberalizar o flexibilizar el mercado formal, aduciendo que con ello se lograría que un incremento en la demanda de trabajo en ese mercado permitiera la absorción de trabajadores informales con remuneraciones más altas. Inversamente, el escaso dinamismo de la demanda de trabajo de los establecimientos formales, por la rigidez de los salarios, sólo podría ajustarse a través del desplazamiento de la fuerza de trabajo hacia las actividades informales contribuyendo a la caída de las remuneraciones en este sector.

Sin embargo, subsiste como una cuestión central, saber si los trabajadores efectivamente se trasladan desde o hacia el sector informal , o si los movimientos pueden producirse desde otra fuente de provisión de mano de obra, u orientarse hacia otros destinos alternativos como la desocupación o inactividad, en lugar de adoptar como refugio al SIU. Estas posibilidades deben ser analizadas a la luz de los cambios económicos introducidos en las últimas décadas. Desde este punto de vista, se considera que elementos sustantivos de las reformas económicas, como la disminución del empleo público, las variaciones en los precios relativos entre bienes domésticos y bienes comercializables, y el comportamiento de la mano de obra rural, todos ellos en conjunto con el nivel de actividad económica, son decisivos para saber si el mecanismo de mayor flexibilidad generará más empleo en el sector formal o, en cambio, producirá una caída generalizada de salarios con desocupación y/o incremento del empleo informal (Thomas, Jim, 1997)111.

El Sector Informal Urbano en la Argentina112

El SIU de la Argentina, cuyo tamaño y funcionamiento ha sido generalmente medido y estudiado para los centros urbanos más importantes, se caracterizó hasta mediados de los ’70 por su extensión reducida comparada a la de otros países, aunque su naturaleza estuvo sujeta a controversias: algunos autores lo consideraron un sector refugio, mientras que para otra corriente se trataba de un segmento con demandas

111 En cuanto al destino concreto de la mano de obra, dependerá de atributos como el nivel educativo de los desocupados, el origen migrante o no de la oferta y el nivel de ingreso familiar (algunas de éstas variables correlacionadas); Kritz, Ernesto h. (1979). 112EN ESTE PUNTO SE SIGUE A BECCARIA, L. Y LÓPEZ, N.(1997) Y BECCARIA, L. (1998).

163

propias, autónomas y genuinas, donde predominaban actividades relativamente estables con ingresos bajos pero suficientes.

Desde la segunda mitad de esa década hasta comienzos de la del ’90, se produce un fuerte crecimiento del SIU como resultado del intenso proceso de desindustrialización y la consecuente pérdida de puestos de trabajo asalariado formal, todo ello en el marco de un proceso de ingresos y de productividad decrecientes debido al estancamiento de la demanda dirigida a las actividades informales.

Hacia mediados de los ’90, hasta la recesión derivada de la crisis mexicana (efecto tequila), se advirtió un hecho de algún modo desconcertante: la disminución del SIU junto con la caída en el nivel de actividad y el crecimiento del desempleo abierto. Es decir que, dejando de actuar como refugio, el SIU se habría enfrentado con cierta saturación de la demanda113. Una vez superada la coyuntura desfavorable, a partir de fines de 1996, junto con la expansión del consumo, empleo informal retoma su condición de refugio o de alternativa a la desocupación pero con la secuela de una productividad declinante.

En síntesis:

“el crecimiento de la desocupación que acompañó la reforma hasta la crisis de 1995 tuvo como contrapartida un aumento de más del 10 por ciento del empleo moderno; la baja del desempleo en 1997-98 tiene por detrás un incremento de casi un 20 por ciento del empleo marginal. este es un indicador de la pérdida de impulso de la modernización” (Kritz, E., 1998).

La informalidad en el aglomerado Santiago del Estero - La Banda

Siguiendo la metodología sugerida en López N. y Monza, a. (1995) se calculó, en base a los

datos de la encuesta permanente de hogares, el tamaño y la estructura del SIU para el

aglomerado Santiago del Estero- La Banda en 1994 (Díaz, Ramón y Zurita, Carlos, 1998).

luego, se comparó su composición con la correspondiente a la del Gran Buenos Aires, según la

citada fuente. Sobre los atributos personales de la informalidad (sexo, edad, relación de

parentesco, instrucción, etc.) puede decirse que:

“...la descripción que realizan Monza y López (1995, pág.472) del perfil personal característico del trabajador informal del GBA como “el de un hombre o mujer, no de edad media ni jefe de hogar, con nivel de instrucción bajo y perteneciente a hogares de menores ingresos” resulta en general aplicable a los trabajadores santiagueños del SIU , aunque con algunas particularidades: en Santiago del Estero la cantidad de población ocupada de más de 45 años es algo mayor en el sector formal que en el informal, es mucho más marcado el predominio de trabajadores en el nivel más bajo de instrucción y otro tanto acontece con la más ostensible presencia de hogares con trabajadores informales en los deciles inferiores de ingreso familiar per-cápita” (Ibídem). 113 MEDIANTE DISTINTAS HIPÓTESIS SE INTENTA CONCILIAR EL HECHO OBSERVADO DE REDUCCIÓN SIMULTÁNEA DE LOS SECTORES FORMAL E INFORMAL CON MAYOR DESOCUPACIÓN (MAYOR PRESIÓN FISCAL, SUBSIDIOS A LA DESOCUPACIÓN ABIERTA, ETC.). NO DEBE SUBESTIMARSE LA INFLUENCIA EN TODO ESTE PROCESO DE CONTRACCIÓN DEL SIU LA IMPORTANCIA QUE ASUMEN CIERTOS CAMBIOS LIGADOS A LAS REFORMAS ECONÓMICAS DE LOS ’90: INSTALACIÓN DE SUPERMERCADOS, EXPANSIÓN DE LAS COMPRAS DE DURABLES POR MAYORES FACILIDADES CREDITICIAS, ETC., QUE ALTERAN SUSTANTIVAMENTE SU CAPACIDAD DE ABSORCIÓN DE EMPLEO.

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A su vez, en lo que respecta a los atributos ocupacionales, en la misma fuente se consigna:

“Se puede sintetizar, entonces, que los rasgos sustantivos de las ocupaciones informales en Santiago del Estero dan referencia de actividades que se realizan por cuenta propia, con muy bajos niveles de calificación, predominantemente en el comercio minorista, la construcción y los servicios personales, en empleos de relativa corta antigüedad, con jornadas de trabajo superiores a lo normal y en condiciones de extrema precariedad, sin aportes jubilatorios ni beneficios sociales, y muy concentrados en los tramos más bajos de ingreso”.

Pero, sin duda, lo que constituye un rasgo central sobre la problemática de la informalidad en el principal aglomerado urbano de la provincia, es la profunda brecha que existe en ambos tipos de atributos entre los sectores formal e informal, distancia considerablemente mayor que en el GBA. Esta característica, pone en entredicho la posibilidad de que entre estos dos segmentos existan vasos comunicantes que permitan flujos fluidos de ocupados, con lo que se debilita el papel contracíclico que puede jugar el SIU en materia de ocupación. Además, aparte del desempleo abierto, el SIU del aglomerado Santiago- La Banda tiene otro “competidor” importante: la salida hacia la inactividad por desaliento o retiro de trabajadores ante caídas en el empleo.

En el gráfico 1 se visualiza la evolución del SIU y de la desocupación durante la década del ’90:

Fuente: Elaboración propia en base a EPH (INDEC)

En este gráfico, se identifican diferentes períodos. Con la información parcial del período pretequila, es posible observar cómo, a comienzos de 1994, un crecimiento de la desocupación es acompañado por una contracción del SIU, siguiendo la tendencia observada en el GBA. En el período del tequila propiamente dicho, crecen simultáneamente ambas variables; de algún modo “compiten” el crecimiento de la

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informalidad y el del desempleo como destino de la mano de obra sin inserción en el sector formal. Pero en 1996, el desempleo “absorbe” parte de la expulsión de trabajadores informales. Desde 1996 en adelante, la relación entre estas variables se ajusta al comportamiento del SIU como refugio o alternativa a la desocupación abierta. Es decir, que no parece haberse registrado un patrón estable o único en las relaciones entre estas variables en el curso de la presente década.

En el gráfico 2 se exhiben las curvas de evolución del SIU junto con la correspondiente a las retribuciones relativas entre el los sectores formal e informal. El desplazamiento de ocupados hacia el SIU debería ser seguido por una profundización de la brecha de retribuciones consignadas, y si bien ésta no ha sido una norma uniforme a lo largo del período considerado, teniendo en cuenta la discontinuidad en la información disponible, es un comportamiento que se verifica en tramos significativos del mismo114.

Fuente: Elaboración propia en base a EPH (INDEC)

De lo expuesto precedentemente, surge como una cuestión crítica la facilidad de trasvasamiento de uno a otro segmento. Es lo que define las características del SIU en lo que respecta al lugar que ocupa en tres aspectos fundamentales: a) como parte del mecanismo de ajuste del mercado laboral; b) en la distribución del ingreso; c) como una proporción, más o menos importante, de la subutilización de la mano de obra del aglomerado. 114 SE DEDUCE DE AQUÍ QUE EL PASAJE O LA ABSORCIÓN RELATIVA DE MANO DE OBRA QUE HACEN AMBOS SECTORES ESTÁ DETERMINADA POR LAS OPORTUNIDADES DE EMPLEO, ANTES QUE OBEDECER AL ESTÍMULO DE LAS RETRIBUCIONES RELATIVAS, QUE SERÍAN MÁS UNA CONSECUENCIA QUE UNA CAUSA DE TALES FLUJOS. POR OTRO LADO LOS DATOS MOSTRADOS EN EL GRÁFICO SE AJUSTAN MEJOR A LA RELACIÓN POSTULADA.

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Es indudable, sin embargo, que esta visión de conjunto del funcionamiento del SIU, requiere ser complementada con estudios en profundidad y de carácter cualitativo de segmentos específicos y significativos del trabajo informal, que informen acerca de los fenómenos de penetración o avances recíprocos que puedan identificarse entre lo formal e informal, las rigideces que impidan la movilidad recíproca entre ellos, etc. Este es, precisamente, el objetivo que en este trabajo ha llevado a ahondar en el estudio de una porción emblemática del SIU, la de la venta callejera, que dada su naturaleza estará rodeada de connotaciones que la vinculan a la ocupación del espacio urbano y a la constitución de un escenario de conflictos, redes y relaciones basados en intereses que comparten en algunos casos o contrapuestos en otros.

2. El escenario espacial. Punto de encuentro de viejas y nuevas prácticas .

A fines de siglo, siendo gobernador Absalón Rojas, se crea por Ley del 7 de Julio de 1887, la Intendencia Municipal, pasando a su jurisdicción, el Mercado

denominado “Armonía” . Espacio cercano a la plaza principal y a la catedral, era el lugar de comercio de productos de fincas y chacras y a su vez centro de atracción social que mostraba el fruto del empeño de progreso de los inmigrantes italianos,

árabes, españoles.

El arquitecto Roberto Delgado describe en forma pintoresca el movimiento intenso entre campo y ciudad y los rasgos culturales expresados en los colores, olores y pregones de la época. La gente llegaba diariamente en caravanas desde parajes distantes trayendo artesanías, alimentos elaborados, animales domésticos y diversos frutos regionales. Rompían el silencio del amanecer con risas y diálogos picarescos expresados en voz alta, acompañados por el cacareo de gallinas molestas en el transporte, el tintineo del cencerro de cabra que guiaba la pequeña majada mientras los “cushcos” ladraban de un lado a otro.

Todo eso producía una cadencia armónica de ruidos, formas y colores que el ciudadano de entonces asociaba a las horas del día, a la estación del año por los productos pregonados y menú diario que se convenía improvisar según conveniencia de costos y calidad.

En la segunda mitad del siglo se avizoró un cambio en la producción arquitectónica, dejando de lado los ornatos artísticos y el barroquismo de los años anteriores. El racionalismo y el futurismo propone líneas aéreo-dinámicas. A éstas características respondió el diseño del nuevo edificio del Mercado, el cual se inaugura el 15 de Febrero de 1936 en el mismo lugar del anterior 115. La envergadura y el alarde en

115 Fue diseñado por el Ingeniero húngaro Jorge Kinlay, con asesoramiento de empresas alemanas, durante la gobernación del Dr. Juan B. Castro. El estilo de arquitectura contemporánea se desarrolla en sentido longitudinal (eje este-

oeste).Posee una bóveda paraboidal de 100 metros de largo por 28 metros de ancho y 17 metros

de altura. A lo costados de la misma posee dos naves con techos planos que totalizan incluida la

bóveda, 45 metros de frente. Dos plantas integran sus espacios de uso. Su infraestructura de

apoyo se compone de cámaras frigoríficas, depósitos, oficinas de administración, baños,

montacargas,etc.

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su diseño contiene las ideas modernas del mundo. Solución de espacios integrados, sectores polifuncionales, muros de vidrio, estructura de alta ingeniería, harán olvidar la arquitectura casi doméstica que se venía realizando ( R. Delgado 1995).

La dimensión del espacio público entró como concepto en la planificación urbana.

La estructura del espacio se manifiesta en la forma de oposiciones espaciales, en las que el espacio habitado (o apropiado) funciona como simbolización espontánea del espacio social (Bourdieu). El espacio social físicamente objetivado, se presenta en consecuencia, como la distribución en el espacio físico de diferentes especies

de bienes y servicios y también de agentes individuales y grupos localizados físicamente, y provistos de oportunidades más o menos importantes de

apropiación de esos bienes y servicios (en función de su capital y también de la distancia física con respecto a esos bienes. Los diferentes espacios sociales

físicamente objetivados, tienden a superponerse. Resultan de ello concentraciones de los bienes más escasos y sus propietarios en ciertos lugares del espacio físico. Un abanico de comercios que comparten la condición de la formalidad, se ponen

en relación con otras formas de comerciar, considerados de posición inferior por la naturaleza, calidad y precios de los productos ofrecidos, calidad social de la

clientela etc. en un mismo espacio físico.

Intentos de acotación del espacio público.

Transformar la ciudad, exige no solo la prestación de servicios urbanos y la concesión de obras de infraestructura y equipamiento, requiere también asumir nuevas formas de gestión municipal y nuevos roles orientados a la mediación entre lo público y lo privado, el espacio físico y el espacio social reificado (vale decir físicamente realizado u objetivado) como consecuencia de las apropiaciones.

En 1989, se inauguran modernas peatonales, comprendiendo su recorrido los accesos al Mercado (gestión municipal del Dr. Zavalía ). Transformación ésta en la ciudad, efectuadas en un marco de proceso económico sumamente crítico en el país. La hiperiflación se constituía en una amenaza política y social, provocando inseguridad y angustia en la población. El gobierno provincial (Gobernador Iturre) anuncia medidas restrictivas y de austeridad, además de la emergencia social, sanitaria y alimentaria. El Censo de población y vivienda (1991) muestra que la provincia cuenta con solo cuatro ciudades de más de 10.000 habitantes y que el aglomerado Santiago- La Banda, recepta una proporción significativa de la población expulsada de varios de los departamentos del interior provincial.

La presión por una salida laboral se hace sentir en las calles y en especial, alrededor del mercado, el cual se constituye históricamente en el nexo entre ciudad y campo. Alrededor del mismo parte de la población asentada en la periferia, encuentra posibilidades de ser admitidos y requeridos a través de la oferta de productos primarios demandados por la población del área céntrica. El uso del espacio sin embargo, no es gratuito , ni fortuito, sino que requiere establecer redes, relaciones con los poderes del Estado y con los sectores del comercio formal que ocupa una posición dominante.

En los años ’86 y ’87 el tránsito vehicular por cualquiera de las arterias adyacentes al Mercado era imposible, ya que los vendedores ambulantes no solo ocupaban la vereda sino que también colocaban puestos de venta sobre la cinta asfáltica, provocando al retirarse la proliferación de roedores e insectos por las condiciones de higiene imposible de controlar.

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Una ex directora de Renta Municipal (Dra. Salgado) hace referencia a este período en los siguientes términos: “el municipio intentó imponer pautas de ordenamiento en un medio que en ésta época respondía a un patrón fijo: toda la actividad de venta de productos agropecuarios o manufacturados en forma casera, se desarrollaban en las adyacencias del Mercado Armonía. Con la peatonalización de las calles Absalón Rojas y Tucumán, se cambió las características del ‘mercado persa’ de la zona lo que se vio reflejado en la metamorfosis sufrida por los comercios asentados en ambas calles. Hubo que encontrar entonces una forma de reinserción de los vendedores que se ubicaban en aquellas calles”. Un primer intento de reubicación en un predio ocupado por la Dirección de Higiene Municipal, fracasó por falta de acuerdo con el Gobierno Provincial (de diferente signo político) a cuya jurisdicción pertenecía. La alternativa ofrecida por los técnicos de la Municipalidad fue el acondicionamiento del Pasaje Castro, el cual une ambas peatonales y corre por uno de los accesos laterales del Mercado, suscitándose una integración forzada tanto con los vendedores de productos primarios, dentro del mismo, como con los comercios circundantes, de diversas categorías y modalidades de venta.

Se mejoró la calzada y se construyó en la herrería del Municipio, 72 puestos metálicos, ejecutados en perfil, de manera tal que resultaran desmontables y seguros para almacenar la mercadería de los vendedores. Los resultados de una consulta previa efectuada a los comerciantes del área, respecto a las consecuencias de la peatonalización de las arterias anticipó en cierto modo las dificultades que se derivaron posteriormente, con la forma de acotación del espacio público puesto en práctica.

Los comerciantes ubicados en el acceso principal del mercado, se opusieron al proyecto alegando que la peatonalización restaría ganancias debido a que con la obligación de remodelar sus frentes, su clientela habitual consideraría fuera de sus presupuestos los productos que ofrecieran. Los comerciantes de la calle Tucumán ubicados frente al acceso opuesto, no solo apoyaron la iniciativa, sino que aportaron el 50% de los materiales de construcción, estando a cargo del Municipio, la erogación restante, el proyecto, asesoramiento técnico y mano de obra.

Los comerciantes que se oponían fueron curiosamente, quienes aprovecharon para su beneficio, las formas de actividades informales que no solo se mantuvieron, sino que se incrementaron asumiendo nuevas formas en algunos casos sumamente creativas, de permanecer y expandirse en el área.

La misma informante señala las limitaciones de la legislación referida a vendedores ambulantes (Ordenanza 1089/95) a los cuales define como “aquel vendedor que en ejercicio de la actividad que le es propia, recorre la vía pública sin estacionarse en un lugar determinado de la misma”, en la mayoría de su articulado, trata de los puestos de venta fijos, confinando su asentamiento a las cuatro veredas circundantes al Mercado Armonía, dejando sin tratamiento especial, los puestos ubicados en el “Pasaje Castro” y a los vendedores que proliferan sobre las calles peatonales, lo que abre las puertas a conflictos diversos y a su aprovechamiento para las prácticas del clientelismo político de uno u otro signo.

3. Formas de estar, de hacer, de comunicarse en el espacio común.

La apropiación del espacio urbano, se analiza en este apartado, desde el discurso de vendedores informales y de comerciantes que desarrollan sus actividades laborales en la peatonal Absalón Rojas y Tucumán. En relación a la actividad informal, para cumplir con los objetivos de ésta ponencia, solo se incorpora un rubro, el de la venta de alimentos por sus características de vulnerabilidad, convergencias y la identificación de prácticas que resultan extensiones de sectores de mayor formalización.

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Los lugares y sitios del espacios y los beneficios que procuran, son para autores como Bourdieu (1998) apuestas de lucha dentro de diferentes campos. Las ganancias de espacio pueden asumir la forma de ganancias de localización (de rentas: asociadas al hecho de estar situado junto a agentes y bienes escasos y deseables – equipamientos, servicios – y de posición o de rango, cuando se tiene una posición monopólica de una propiedad distintiva). Puede también asumir la forma de ganancia de ocupación (o de volumen) y la posesión de un espacio físico puede ser una manera de mantener la distancia y excluir toda clase de incursiones indeseables.

Las formas de estar, de hacer, y de comunicarse permiten vislumbrar algunas de éstas luchas y sus consecuencias, aunque lo constante es el movimiento y la reconfiguración permanente en el escenario por la incorporación de nuevos actores en el espacio – tiempo de lo global.

Descubriremos en este trabajo dos formas de ocupar el espacio, de estar en él, ambos con permanencia histórica, aunque con posiciones diferenciales ya que unos poseen apropiación legitima del espacio (comercio formal) y otros no (vendedores de alimentos en la vía pública).

Cuáles son los justificativos de unos y otros, sus significaciones, quiénes se sienten desplazados o invadidos y el rol de tener un actor social, presente por acción y también por omisión (el sector público) es lo que se desarrolla a continuación.

La informalidad en la venta de alimentos en la vía pública.

Vivir en la ciudad tiene consecuencias directas e indirectas sobre los hábitos de consumo y distribución de alimentos. Estos y otros bienes pasan a ser provistos por grandes centros de expendio, los cuales participan de complejas cadenas de distribución y aprovisionamiento que encarecen el producto final y lo apartan en muchos casos de las condiciones óptimas de calidad para el consumo.

Los mercados de productos primarios instalados en las ciudades se vuelven inadecuados por su ubicación y por su infraestructura que aparece como anacrónica desde el punto de vista de la planificación urbana. Intervenir en ese sentido representa un desafío para los municipios por cuanto las acciones en vistas al mejoramiento de la ciudad, desde el punto de vista físico, deriva en conflictos por el uso del espacio y el ejercicio de actividades, que deben ajustarse a normativas y controles que no todos están en condiciones de cumplimentar.

La población, en especial la proveniente de las áreas rurales, encuentra en estos espacios una alternativa propicia, sustentada en sus anteriores prácticas laborales, en un ambiente social de mixtura que le brinda la posibilidad de ir construyendo su propio capital social, con el contacto entre los pares de la misma condición y con otros actores sociales, dotados de habilidades aprendidas y adquiridas en este contexto callejero, para desenvolverse en la vía pública.

Una de las actividades con una presencia permanente en el área del Mercado es la venta de productos alimentarios en la vía pública, representa a su vez el rubro más expuesto a las críticas y a la intervención del orden institucional, dado el carácter de los productos perecederos y expuestos a la contaminación y a las altas temperaturas. Sin embargo, al igual que en otros centros urbanos de países en desarrollo, estas formas de expendio parecen estar asociados a factores que favorecen ampliamente a los sectores populares.

Irene Tinker (Universidad de California, 1998) ofrece una interesante reseña de estudios focalizados sobre la comida preparada en la calle y la agricultura urbana en varios países del Tercer Mundo y si bien en todos los casos surgen cuestiones

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relativas a la seguridad de los alimentos, se pudo constatar que los ingresos y alimentos que generan con su trabajo son críticos para el mantenimiento de los hogares pobres, especialmente en los que tienen como jefe una mujer.

La comida callejera y la comida preparada son habitualmente más baratas que los alimentos preparados en la casa, especialmente cuando se incluye en el cálculo, el tiempo para comprar y preparar la comida. La falta de tiempo para estos menesteres afecta a todos los hogares . A medida que empeora la situación económica, la clase media recurre al consumo de comida preparada en la calle para ahorrar tiempo. En la indagación efectuada en el estudio a eventuales compradores, aparece precisamente ese componente de tiempo y deterioro de la condición económica.

Madres que combinan la distracción, el paseo en horarios que en otros tiempos dedicaban a quehaceres domésticos, y que ahora consumen con sus hijos comida ligera en la vía pública, relegando la alternativa del restaurante o la confitaría, por razones económicas.

Las familias de los vendedores también se benefician con la ingesta al fin del día de los productos que no se han podido vender, una práctica que si bien disminuye la rentabilidad, asegura la nutrición de los integrantes del núcleo familiar.

Otros beneficios adicionales se pueden mencionar, como producto de la participación en el espacio común y el establecimiento de redes que benefician mutuamente, tanto entre pares, como también con vendedores de otros rubros suscitándose situaciones de canje, precios preferenciales por ejemplo en la provisión de ropa y artículos varios.

Las redes sociales generadas en principio por la necesidad casi corporativa de defensa del espacio, frente a alternativas de desalojo por la fuerza pública, se extiende horizontal y verticalmente, con otros actores sociales con posesión diferenciada de capital económico social y cultural.

Se ha observado como las vendedoras más antiguas cuentan con clientela fija de sectores altos, que privilegian sus productos frescos y cómo de esta relación surgen beneficios adicionales, tales como obtener un empleo para alguno de sus hijos, o utilizar los servicios transitorios de los mismos para efectuar mudanzas, limpieza en sus hogares, acarreo de escombros, etc.

En el espacio observado la venta de alimentos, asume dos formas bien diferenciadas. Por un lado se encuentran las vendedoras de productos frescos: cabritos, pollos, huevos, quesillos, de mayor antigüedad y permanencia en el área , los cuales no aceptaron las nuevas reglas impuestas por la organización cooperativa gestada a instancias del Municipio, años atrás. Rechazaron el espacio interno, el cual no las favorecía por encontrarse en los pisos superiores del mercado, y se instalaron en la vía pública. Una de las mujeres vendedoras de especies significa este conflicto de esta manera:

“por ejemplo, cuando el intendente ha querido sacar a todos los vendedores de la peatonal, yo les decía a todos que teníamos que unirnos todos, y ver que se podía hacer, por que si cada uno iba por su lado, él hacía lo que quería. Al principio no querían, me ha costado muchísimo, y nos juntamos para ir a hablar con el intendente. En esa reunión yo he sido la vocera y la que hablaba en nombre de todos, y el intendente lo primero que me dijo es que yo era la que los instigaba a los otros vendedores a que se enfrenten con el municipio y a que se resistan. Y nadie decía nada, nadie se defendía, entonces yo decidí no meterme más. Pero de todos modos se consiguió que siguiéramos aquí.

Sí es verdad que tenemos un espacio gratuito en la planta alta del mercado, pero eso es una mugre, hay ratas, bichos, en esas condiciones no podemos estar vendiendo

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este tipo de producto, dejar la mercadería mucho menos, nosotros llevamos todo en un remisse. También es verdad que los que integran la cooperativa, que son los que tienen puestos en el mercado, usan la planta alta para guardar todas sus cosas, y amontonan todo, por eso también es una mugre, y ellos son los principales cómplices con los de la municipalidad, y son los que no quieren que estemos ni adentro, ni afuera”.

Si bien fueron objetos de presiones e intentos de desalojo, la oposición política entre representantes del municipio y el gobierno de la provincia, les resultó favorable ya que invocando su condición de pobreza y exclusión, cualquier medida punitiva en su contra resultaba un costo político que los funcionarios no estaban dispuestos a pagar.

De este modo el espacio fue ocupado de hecho, al frente del mercado, respetándose el mismo, y resultando hasta cierto punto funcional para los compradores, los cuales procedentes del centro de la ciudad, en su paso obligado por el mercado, se surten de productos frescos.

“ahí no se vende nada, aquí afuera se vende bien, por que la gente ve los pescados, se para a preguntar y siempre están comprando, por que ya te ubican. En cambio allá en el mercado nadie va, y si van no suben arriba a buscar únicamente pescados”.

Se trata en su mayoría de mujeres adultas que proceden de áreas rurales cercanas a la ciudad, y que trasladan su mercadería en colectivos de línea o en remisses. La cría de los animales corre por cuenta de la familia, y siempre algún miembro varón colabora en el traslado y la reposición en fechas de venta intensiva como fin de año o festividades especiales.

Las vendedoras de pescado se instalan en calles cercanas al mercado, no frente al acceso. Son las más expuestas al desalojo, por razones obvias de salubridad.

“no, antes estabamos al frente (Belgrano y Pellegrini) lo que pasa que los inspectores nos corren de todos lados. Ayer han venido tarde, cerca del medio día y nos han dicho que si nos vamos hasta mañana de aquí nos van a quitar los pescados, hasta ahora no han aparecido”.

Trasladan en canastos sus mercaderías, lo cual facilita su huida en caso de decomiso del producto. Las vendedoras son mujeres procedentes de parajes cercanos al río. Los hombres de la casa, esposos, concubinos, hijos o nietos pescan y ellas se trasladan en colectivos de línea muy temprano instalándose con tablones en las veredas. Ellas permanecen paradas ofreciendo a los transeúntes su mercadería, listas a levantar sus pertenencias cuando llegan los inspectores.

Las especieras comparten el mismo espacio y por las mismas razones de autodesalojo de las instalaciones del mercado. También en este caso la venta está a cargo de mujeres, jóvenes en muchos casos, que permanecen junto a sus puestos con sus hijos pequeños, ayudadas por familiares y amigos.

“toda mi familia vende especies hace muchísimos años, de esto vivimos. Mi padre tiene un negocio arriba, en el mercado, es una tradición familiar, mi madre también vende, y mi hermana, están en el puesto de al lado. Yo comencé a vender hace 6 años, quería tener mi plata, y por que hay que trabajar en algo, este puesto es mío”.

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Existe solidaridad entre los vendedores. Lazos de vecindad, de amistad, de parentesco que permite resolver diversos problemas locales. Reposición de mercadería, derivación de clientes, instalación y desarme del puesto, todo transcurre en un clima de apoyo mutuo y de comprensión solidaria. En muy pocos casos se suscitan conflictos y cuando esto ocurre, todos tratan de calmar los ánimos, restableciendo el orden y la armonía conveniente para todos.

Las instalaciones son precarias, consistiendo en tablones que se apoyan en los cajones que sirven de contenedores de la mercadería. Los mismos al finalizar la jornada son guardados dentro de algún puesto interno del mercado. Las especieras utilizan cajas de cartón para exhibir en forma atractiva sus productos, los cuales suelen guardar a su vez en instalaciones internas, dado que en algunos casos, familiares o amigos tienen sus propios puestos dentro del mismo.

Otra forma de venta de alimentos, es la preparada en la vía pública. Panchuker, hamburguesas, sándwichs, acompañados por bebidas gaseosas, y complementadas con helados en algunos casos. El dinamismo alcanzado en éste rubro se expresa en la expansión del mismo y la modernización de procedimientos. Pequeños trailler, instalados cercano a instalaciones sanitarias, empleados con vestimenta pulcra, delantales y gorros blancos, reemplazan a los simples calentadores puestos sobre tablones improvisados para elaborar el producto final.

En forma regular se mantienen puestos con este tipo de expendio, los cuales son rebasados por la oferta callejera de los mismos o similares productos en períodos festivos, incrementándose con la aparición en el espacio de hombres, mujeres y jóvenes que ofertan dulces caseros, y productos de repostería diversos. Las panaderías proveen pan de molde a los vendedores ambulantes y con motivo de las festividades hacen un aprovechamiento extra del espacio público y de la condición de libre tránsito de los mismos, para incrementar sus ganancias.

La venta de panchuker es efectuada por empleados de dueños de uno, dos o tres puestos en algunos casos. La competencia que genera la actividad es descripta claramente por los mismos, identificados plenamente con los riesgos que representa un mayor número de puestos del mismo rubro en el espacio.

“Hay una buena relación con la dueña, relata uno de los empleados; vendamos o no, ganamos $13 por día más boleto, de 9 a 12hs. y de 17 a 21hs. , yo sé que a otros empleados los explotan. Por ejemplo los que venden al lado trabajan para un turco que los explota”.

La relación con el propietario a quien hacen referencia es mala. Este alquila una pequeña habitación donde guarda los elementos y él mismo los hace objeto de denuncias periódicas:

“porque es el único que quiere vender. Pero la dueña está autorizada porque paga $30 por mes, también la luz e inclusive paga $1 por día y $2 los fines de semana a una señora que cuida los puestos del Pasaje Castro”.

La lucha entre estos vendedores es constante. Disputan los clientes o los que intentan atraer mediante chistidos o llamadas insistentes.

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La competencia es intensa debido a que la permanencia en sus lugares de trabajo, depende precisamente de la venta diaria. Informa el empleado:

“por la tarde se vende más que por la mañana; recaudamos un máximo de hasta $100 en una tarde”.

Tratándose de un rubro alimentario, cuyos insumos son relativamente de bajo costo (las salchichas no son de marcas conocidas y el pan se compra al por mayor) la ganancia es considerable.

Inspectores encargados del sector informan respecto a la condición legal de permanencia en los siguientes términos:

“hay siete vendedores fijos con permiso, ahora hay cinco, los otros dos están en la plaza. Todos los vendedores que ves, no pueden estar instalados. Por ejemplo, las especieras y los que venden cabritos, tienen su lugar arriba en el mercado, que es gratuito, para que se instalen, pero no quieren. Dicen que la gente mayor le cuesta subir hasta arriba, que no se vende mucho. En cambio aquí tienen que pagar $30 por mes”.

La convivencia con lo formal.

El otro actor que comparte el espacio urbano es el comercio formal por oposición a lo informal, por las características que asume, en su mayoría podría denominarse cuasi formal.

Las actividades comerciales de los negocios ubicados en las calles peatonales que rodean al mercado, se organizan con una lógica de acomodación en relación a los “otros”, sean vendedores callejeros o con puesto fijo en la vía pública, como también al tipo de cliente que frecuenta el lugar. Generándose una trama de relaciones que se sustenta en una continua tensión o cohesión si los intereses de las partes no se ven afectadas. Así, cada uno ingresa a un campo simbólico, con capitales diferenciados (antigüedad, formalización, apropiación estratégica del espacio, tipo de rubro, estrategia de venta, etc.) que les permite desarrollar simultáneamente prácticas de características tanto formales como informales . Las estrategias no formales por parte del comercio establecido se expresan en las siguientes prácticas:

a) Sacando la mercadería a la calle.

Los artículos que se ubican para la venta en el espacio público son de variado tipo (ropa colocada en perchas, artículos del hogar como sillas, colchones, ollas, bicicletas, motocicletas, juguetes, etc.) y se exhiben adoptando pautas de la venta informal tales como carteles de cartulina con ofertas o precios utilizando letras coloridas. Un propietario comenta:

“sacamos la ropa afuera por que es mucho más cómodo para la gente, no está obligada a pasar y a pedir que le muestren la ropa, por que muchas veces quieren ‘mirar’. Que esté colgada en la vereda es una ventaja, por que la gente inevitablemente cuando pasa mira”.

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“sacar la mercadería afuera da resultados”.

El sacar la mercadería afuera, tiene varias explicaciones. Está la cuestión de la tradición familiar y el origen árabe de gran parte de los comerciantes:

“soy descendiente de árabe, mi padre cuando vino aquí empezó a sacar todas las cosas afuera, es una costumbre de los árabes que las cosas se exhiban, que se las pueda tocar. Nosotros le dimos la idea a todos los negocios, le decíamos que saquen la mercadería, que la muestren, y nos hicieron caso”.

Como también la cultura de compra de parte de los clientes, que en su mayoría proviene de áreas del interior de la provincia:

“sacamos todas las cosas afuera por la idiosincrasia del santiagueño, la gente de aquí tiene que chocarse con las cosas para que compre, parece que le cuesta entrar y preguntar si hay lo que está buscando”.

“y la gente se para a mirar, toca, está en contacto con el producto y estoy seguro que finalmente encuentra lo que estaba buscando”.

Otras explicaciones tienen connotaciones que pertenecen ya a la modernidad, como por ejemplo, la gente que rápidamente “cruza el centro” por razones de trabajo, el escaso tiempo disponible para dedicarse a comprar:

“que estén las cosas afuera es una ventaja por que atrae visualmente. La gente que pasa por esta vereda o por el frente, ve que hay cosas afuera y cuando quiere comprar un plumero se acuerda a dónde vio, y estoy seguro que viene y compra aquí”.

“nosotros tratamos de sacar la ropa por que la gente ya no quiere pasar y preguntar”.

Y otras tienen el carácter de “gancho”, es decir con la finalidad de atraer al cliente y en este sentido se desarrollan diferentes prácticas como por ejemplo, colocar los artículos más baratos:

“nosotros sacamos a la vereda los saldos, las ofertas, la ropa más barata que tenemos de $1 ó $2”.

O difundir música popular de “bailanta”:

“la música es otro elemento importante, por que le da vida, alegría, y atrae al cliente”.

Y también el entablar una relación de diálogo amistoso con el cliente, para darle confianza y ayudarlo a decidir la compra:

“por ejemplo, si está viendo la ropa, le preguntamos si le gusta, si quiere ver más y ese ya es un “gancho” y la haces pasar y le muestras otro tipo de ropa”.

“cuando está mirando la ropa nos acercamos y hablamos con la gente, le preguntamos qué necesita, si quiere ver otra cosa”.

Y en algunos casos se logra mantener la clientela, afianzando una relación personal por la frecuencia de comprar con atenciones, por ejemplo “hacer rebajas”:

“yo trabajo hace tres años, y ya sé quienes vienen, viene todo tipo de gente. Cuando alguien compra seguido ya lo identificamos y si nos compra buena cantidad le hacemos precio”.

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Exhibir la mercadería en la calle, es para éste sector una forma de incorporarse al espacio callejero de los informales y compartir clientes. Las prácticas que utiliza si bien pueden haber sido adquiridas por la tradición familiar árabe de sus ancestros, estaba restringida, mientras que ahora encuentran un justificativo en los quiebres que admite una actividad informal “ilegalmente” competitiva, la cual no es sancionada.

b) Nivelando ofertas y precios.

Se coloca en la calle, aquellos artículos que están al alcance de las posibilidades económicas de los clientes con ingresos bajos o sectores medios que buscan acceder a productos baratos, lógica que prevalece a fin de cada mes o por el tipo de familia generalmente numerosa y con necesidades de cobertura más amplia. Por ejemplo un comerciante identifica estas cuestiones cuando afirma:

“ahora a esta altura del mes la gente no tiene plata y gasta poco, comprando lo más barato. Sobre todo la gente que tiene muchos hijos y les conviene comprar un pantalón de $1, por que no hay plata”.

“la venta no ha disminuido, la gente compra la ropa más barata, es decir se vende otro tipo de ropa, la más económica”.

Las oportunidades de mayor venta, al igual que en el sector informal, se da en épocas determinadas, principalmente se asocia a fechas de celebraciones: día del niño, reyes, fiestas de fin de año, día de la madre, del padre, a principio de mes, el pago de salario, sueldos, etc.

El producto que sale al espacio público se asocia a estos momentos:

“cuando la gente cobra, el centro está lleno, y la gente siempre te compra algo. Pero a mediados del mes y a fin de mes, ya no hay movimiento. Todo depende, para las fechas claves hay mucho movimiento, para el día del padre quedamos sin pullovers y tuvimos que contratar a una persona para que trabaje esos días. Durante la semana por ejemplo es muy común que la gente salga a comprar los lunes a los viernes y sábados, el resto de los días reduce notablemente”.

c) Compartiendo clientes y estimulando el consumo masivo.

Amas de casa, adolescentes y jóvenes son los clientes más habituales, según los comerciantes, son los que “tocan” y “revuelven” la ropa que en canastos exhiben fuera del local. Comparan precios entre los puestos del Pasaje Castro (feria con puestos fijos) y los negocios de la zona, buscando “cosas muy baratas”. Los clientes de sectores populares son los que con mayor frecuencia definen su compra buscando precios convenientes, entre los puestos callejeros y las ofertas de las “tiendas”.

“ cuando tengo dinero y ando por aquí compro”. (clienta, ama de casa)

“aquí hay todo tipo de precios, desde el más barato, hasta uno alto”.

“siempre compro aquí por que es mucho más barato, tengo 5 hijos varones y cuando hay muchos hijos es conveniente comprar lo más económico”.

Resulta interesante observar las diferentes transacciones comerciales que se concretan según la procedencia del cliente, creando así hábitos de consumo

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modernos, especialmente de aquellos que provienen de áreas rurales. Compran por mayor, incorporan nuevos bienes y tienen en esta área su principal fuente de abastecimiento.

“a veces llevo encargos para mis parientes y cuando es mucho lo que tengo que llevar viene mi hija y me ayuda a llevar”.

“siempre venimos a comprar a Santiago, cada veinte días venimos del Simbolar, o a veces todas las semanas”.

El comportamiento de este mercado urbano de trabajo importa desde la planificación urbana, por que es en el espacio público, donde se producen intercambios y enfrentamientos, pero también puntos de encuentro de diferentes actores que pertenecen al trabajo más formal como a la informalidad más pura, como el ejemplo que se menciona, el caso de la venta de alimentos.

Reflexiones finales.

La globalización está transformando las relaciones en prácticamente todas las dimensiones de la vida social. Como se sostiene en el Documento marco de V Encuentro Internacional del Hábitat (Colombia, 1977) a la complejidad implícita en la búsqueda de la conveniencia y legitimidad, de superación de la pobreza, de canales de desenvolvimiento para individuos y colectivos, de identidad cultural y de condiciones de salud física y mental, se suma ahora la necesaria consideración de las relaciones de interdependencia que se configuran en un escenario universal sin fronteras, donde flujos de población, capitales, información, bienes y servicios se relacionan y conectan de manera impredecible. El espacio tiempo de lo global.

Pensar la ciudad a partir de la diversidad como sostiene Carl Schorske (1999), es uno de los grandes logros de los tiempos modernos. Reconocer que no se necesita nivelar culturalmente al otro para convivir. En el escenario analizado significa pensarlo también desde la pluralidad de intereses.

Siguiendo a Bourdieu (1998) si aceptamos que el éxito en las luchas depende del capital poseído (en sus diferentes especies: económico, cultural, social) las posibilidades promedio de apropiación de los diferentes bienes y servicios materiales o culturales asociados a un hábitat determinado, se especifican para los distintos ocupantes de éste, según la capacidad de apropiación que cada uno posee en exclusividad.

Vemos que los efectos de la globalización colocan en el campo un sector altamente formalizado (cadenas comerciales con satisfacción tecnológica y financiera) que presionan sobre el sector de pequeños comerciantes, captando clientela y obligando a una reconversión que por factores culturales y sociales en muchos casos no están en condiciones de asumir.

Una de las formas de afrontar una sobrevivencia dificultosa, es orientar las prácticas comerciales hacia el sector informal, mediante un proceso de coptación de procedimientos como es la invasión del espacio público y la utilización de sectores de población con poco o ningún capital como son los vendedores ambulantes que solo cuentan con su fuerza de trabajo.

A nivel estructural, todos éstos actores sociales en sus diversas formas de intercomunicación contribuyen a incorporar a franjas de población rural a los hábitos de consumo masivo, ofreciendo mercaderías de bajo costo y calidad, y dando ilusión de pertenencia a la sociedad de consumo.

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A partir de la acotación del espacio asignado por el Municipio, intensificado el proceso de crisis de los últimos años, el cual afecta en especial a los sectores medios, consumidores tradicionales del comercio formal, éste participa a su vez de circuitos informales, suscitándose interesantes formas de interdependencia tanto en el uso del espacio común, como en las necesidades de crear alternativas de sobrevivencia en algunos casos y de complementación económica en otros.

En este juego de intereses, algunos actores sociales logran un mayor aprovechamiento de las normas legales, como del uso de los recursos materiales y humanos. se suscitan situaciones de dependencia en algunos casos, y de explotación de los sectores más débiles y menos dotados de capital económico y social, ejercidas por quienes cuentan con redes preestablecidas y prácticas de competitividad, logrando de ese modo aprovechar en su beneficio, la anomia reglamentaria que caracteriza este período, en las que a parecen nuevas formas de relaciones sociales en el ejercicio de prácticas comerciales.

Javier Front, responsable del Plan de Revitalización de Bilbao, España, reflexiona sobre la cooperación pública – privada en la gestión municipal, recordando como en la década de los `80 surgen un conjunto de iniciativas en algunos países de la OCDE, como Reino Unido, EEUU, Nueva Zelanda, Australia y Canadá, promoviendo la orientación de la gestión pública hacia la consecución de resultados, la necesidad de una mayor discrecionalidad en la acción administrativa, la aplicación de planificación estratégica y la evaluación de rendimiento. La denominada Nueva Gestión Pública enfatiza la dimensión del ciudadano como cliente, atribuyéndole un papel fundamentalmente reactivo, limitado a mostrar sus preferencias sobre los servicios públicos. Al subrayar esta dimensión ciudadano – cliente, la Nueva Gestión Pública minusvalora la función proactiva y participativa que deben desempeñar los ciudadanos como auténticos “propietarios” de la Administración Pública. Con el fin de subsanar las citadas deficiencias de este tipo de gestión y realzar la dimensión de ciudadano propietario, algunos autores proponen recuperar la teoría de la ciudadanía eficiente. Según esta teoría, la adopción de herramientas de gestión empresarial es un requisito necesario pero no suficiente para la modernización de los organismos públicos. La diferente naturaleza del sector público respecto al privado requiere impulsar paralelamente la participación cívica, a través de la educación y el intercambio de información permanente entre los ciudadanos y las administraciones. Pero en cualquier caso, la participación cívica no debe agotarse en la mera información y comunicación al ciudadano, como pretenden a veces los partidos políticos (Canales, 1996). A través de esta participación cívica, se logra crear el capital social necesario para rentabilizar económica y socialmente la introducción de métodos y herramientas de gestión originarios del sector privado (Putman,1995).

Un instrumento clave para el desarrollo de una ciudadanía eficiente es la conversación cívica entre el conjunto de los actores de la comunidad. Esta conversación cívica constituye el proceso constante de aprendizaje de los actores mediante la percepción, la conceptualización y la acción. El éxito, como en cualquier empresa humana, depende finalmente de unas personas concretas. Estas personas son los promotores cívicos que proceden tanto de la administración pública, de las empresas y de las organizaciones del tercer sector.

Estas deberían proveer fundamentalmente de reglas y las normas de convivencia en la búsqueda de la mayor equidad posible cuando lo que prevalece es la disparidad de oportunidades.

REFERENCIAS BIBILIOGRAFICAS

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LA CIUDAD CONTEMPORANEA

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LA MORFOLOGIA SOCIAL ESPACIAL DEL AJUSTE : Reflexiones sobre la suburbanizacion intramuros en el marco de la ciudad pauperizada .

María Cecilia Arizaga.

Introducción. Para intentar comprender el fenómeno de desplazamiento de la ciudad al suburbio cerrado que viene ocurriendo en la última década en el suburbano bonaerense ( y que últimamente se extiende a ciudades del interior como Córdoba, Santa Fé y Resistencia ) , resulta preciso contextualizar el hecho desde una problemática que plantee los cambios que se están sucediendo en las ciudades a partir de la crisis del capitalismo, entendida como cambio profundo en las estructuras del sistema. Esta tranformación implica el paso de una economía industrial a una informacional y con ello el consiguiente cambio en la estructura ocupacional . Este fenómeno se da a escala global , si bien su impacto es de diferencia gradual en tanto se trate de megaciudades o ciudades medianas o pequeñas, de países centrales o periféricos. Como lo señalan autores variados analizando las distintas persepectivas de la cuestión, la globalización tiene un alcance global, el uso de la redundancia aquí es pertinente, pero su efecto no es el mismo en todos lados ( Featherstone, 1995 ; Castells, 1995,1997; Hopenhayn,1994; Sassen,1998). Sin embargo en el análisis que autores como Manuel Castells y Peter Marcuse(1997) realizan sobre la transformación de la estructura ocupacional a partir del impacto de la nueva economía de tipo informacional y su efecto directo en la morfología social urbana, encontramos claves interesantes para pensar los nuevos usos del espacio de los distintos sectores porteños , atravesados por los efectos de la reestructuración ocupacional, teniendo en cuenta el terrible impacto de reacomodamiento que esta situación provoca.

1. La nueva morfología social urbana:el mapa de la anomia

La irrupción de los Barrios Cerrados no es el único cambio visible que encontrará el observador en su recorrido atento por la fisonomía de la Capital y su periferia. El suburbio ha sufrido transformaciones que aunque permitan llegar a establecer un patrón común en la tendencia, aún muestra fuertes diferencias de intensidad según la ubicación norte, oeste y sur e incluso dentro de cada una de ellas. Dentro de la capital el mapa social también se corta en un norte tradicionalmente rico , un oeste de capas medias y un sur empobrecido sitemáticamente , sin embargo son cortes que no pueden considerarse rigurosos y que sobre todo hoy parecen presentar quiebres que los vuelven más flexibles y continuidades que fortifican las diferencias. Lejos de parecer contradictorio , esta doble cara del mapa social es lo que explica el mosaico de la ciudad y el suburbio porteño donde al tiempo que se da un proceso de apropiación de sectores diferentes dentro de un mismo espacio , tajantemente escindido (lo que Peter Marcuse llama“quartered city”), se intensifica el contraste histórico entre el sur pobre y el norte opulento. Para comprender este fenómeno , resulta útil detenerse en el análisis llevado a cabo por Manuel Castells , respecto al impacto que la sociedad informacional produce en la estructura ocupacional y consecuentemente en la configuración socioespacial , dando lugar a lo que da en llamar: “la ciudad dual”.El autor sostiene la función instrumental de las nuevas tecnologías en el proceso de

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reestructuración de la fuerza de trabajo y el impacto que esto provoca en la estructura social de la ciudad.Esta reestructuración del proceso de trabajo mejora la posición de negociación del capital frente a los trabajadores y flexibiliza la fuerza de trabajo a partir de múltiples facetas que provocan una pérdida del control del proceso de trabajo por parte de la mano de obra, y su consiguiente segmentación. Sumado a esto, la emergencia de la economía informacional tiende a polarizar la estructura del empleo , ya que mientras algunos empleos aparecen como residuales y en franco deterioro , otros emergen como los nuevos espacios del capital. Esto crea una creciente desigualdad en la distribución del ingreso: según el informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en su informe “ Panorama social latinoamericano 1998” , la Argentina tiene 8 millones de pobres(definiendo la línea de pobreza para la Argentina a partir de un ingreso menor de 148 dólares mensuales) y 2,5 millones de indigentes (un ingreso por debajo de 74 dólares mensuales), esta situación , que se repite en toda Latinoamérica, muestra una polarización del ingreso dentro de la pirámide social, donde el 10 %concentra el 35,8 % del ingreso nacional y el 40 % más pobre recibe 14,9 %116. El efecto en las capas medias es de gran impacto ,ya que las industrias de alta tecnología, a diferencia de las pesadas, tienden a generar una demanda de empleo polarizada (alto y bajo) , dejando de lado las posiciones tradicionalmente ocupadas por las capas de ingresos medios.117 En la Argentina , según datos de 1997 de la División de Estudios Laborales del Estudio Mora y Araujo, Noguera y Asoc., el 41 % de las personas de clase media en edad de trabajar , está inactivo y el 30, 1 % está sobreocupado. Esto al tiempo que es percibido como una progresiva desaparición de clase, fractura a los sectores medios de manera tajante. En el estudio citado se distingue lo siguiente: dentro de la clase media, el 47,8 % del total de desocupación corresponde a la clase media baja , el 17,5 % a la media media y el 8, 4 % a la media alta118. 1.1 Una sociedad polarizada y simbiótica:

Este declive y fractura de las clases medias en la Argentina , y específicamente en los porteños abarca diferentes aspectos de la realidad , de la cual el proceso de suburbanización “encerrada” no parece estar al margen sino más bien es explicada en gran parte por él.

Por otro lado, las posiciones más débiles dentro de la sociedad aparecen desplazadas del proceso productivo informacional dentro de un contexto fuertemente discriminatorio en donde la baja cualificación va muchas veces acompañada de diferencias étnicas, de clase, género , edad ,etc.La exclusión así adquiere ya la categoría de marginalidad, no sólo del mercado de trabajo sino de la totalidad del sistema social. Quienes desde la baja cualificación consiguen un empleo su inserción laboral se vuelve totalmente vulnerable, generalmente dentro de una economía de tipo informal, muchas veces como servicio de las demandas sofisticadas que el nuevo estilo de vida impone a la nueva crema de la economía informacional.Esta situación , que Castells sitúa como ejemplar en Nueva York , no parece , a grandes rasgos, diferir de las que se dan en los espacios más sofisticados de la capital y en las urbanizaciones cerradas. Es más, esta es una de las situaciones de cruce con la otredad que se establecen en estas urbanizaciones. Es también la justificación más poderosa que esgrimen las autoridades municipales con respecto a la por demás generosa e ilimitada facilidad con que se otorgan permisos para la realización de estos emprendimientos en los respectivos municipios 119. Sin embargo, no siempre la 116 Kandel, Pablo “ Argentina:10,5 millones de pobres” en Clarín ,5 de mayo de 1999. Buenos Aires.Pág. 20 117 Lester Thurow,Disapearence of the middle class.citado en M. Castells (1995) Op. Cit. 118 Varela, Luis ,”Lenta desaparición de la clase media” en Clarín, 16 de septiembre de 1999. 119 Al respecto se pronunciaron representantes de la municipalidad de Pilar en el marco de la Jornada sobre Barrios Cerrados e impacto ambiental . UB. Buenos Aires, 1998.

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otredad es el vecino del barrio marginal más cercano , ya que muchas veces , y sobre todo según los servicios, lo que se contratan son empresas privadas(siempre en el caso de la seguridad privada, recolección de basura, a veces esto se extiende a los servicios de jardinería y servicio doméstico, por ejemplo) . La relación con el otro establece una combinación entre la polarización y la interdependencia ya que aunque intenten desconectarse del otro ,en ciertos servicios los necesitan así como “el otro” lo requiere como fuente de trabajo, logrando cierta relación polarizada e interconectada aunque sólo en lo estrictamente necesario,ya que la intención de una menor dependencia existe 120.

Resulta útil detenernos en una lectura del análisis de Reich (1993) llevada a cabo por Peter Marcuse. Marcuse (1997) se pregunta cómo la globalización influye en la fragmentación dentro de las ciudades y de la vida dentro de los barrios y encuentra dos línes de respuesta. Una es la que sigue el análisis de Reich , sosteniendo una menor dependencia de las élites con respecto a los grupos sociales más bajos, por lo cual la gente rica es cada vez más independiente del otro(entendemos que acá adquiere el significado de “Otro más pobre”), ya que su mundo de vida trasciende absolutamente su lugar de residencia. Esta idea daría lugar a una sociedad crecientemente desconectada , fragmentada y polarizada,social y espacialmente . La otra línea de razonamiento analizada por Marcuse, es la que Saskia Sassen121 desarrolla como un tipo de simbiosis socio-económica dentro de una sociedad cada vez más polarizada. Esto podría traer aparejado - aunque no necesariamente ,explica Marcuse – una sociedad más polarizada al tiempo que más interdependiente, donde , como Lash y Urry122 recuerdan lo dicho por Chomsky, un tercio de los inmigrantes del Tercer Mundo “lustran los zapatos” de los dos tercios de la sociedad de los dos tercios. Así las areas urbanas incluirían sectores diversos en cuanto a ingresos, etnias y educación. Marcuse entiende que probablemente la polarización y la dependencia o no de los diversos grupos tenga efectos y grados distintos según de qué sectores se esté hablando.

De esta manera, la creciente desigualdad en la distribución del ingreso está conformando sociedades en las que el modelo de la “sociedad de los dos tercios” no alcanza a visualizar la complejidad de las divisiones . Marcuse propone una división basada en cinco categorías de personas:Los propietarios de la riqueza y de las decisiones de poder, cuya riqueza y poder va en aumento ; los profesionales, técnicos y gerentes , quienes junto con los propietarios son los “ganadores” en el proceso de cambios económicos , que vienen acrecentando su ingreso y privilegios aunque sin abandonar la inestabilidad que la nueva situación genera ; la clase media en caída (también en muchos casos , profesional o semi profesional) que viene experimentando un fuerte decaimiento de su status y estabilidad ; la “vieja clase trabajadora” sufriendo la contínua erosión de su calidad de vida y el declinamiento ostensible de sus antiguas conquistas y por último, los excluídos y marginales, víctimas principales del proceso de transformación económica, al margen de toda actividad económica dentro del mercado formal y prescindible hasta como “ejército de reserva”. Es en el marco de este análisis de la estructura social en donde Marcuse ubica la creciente fractura espacial : exclusión social que se transfiere al espacio, donde la estigmatización del marginal como peligroso aparece como uno de los motores de la espacialización de la diferencia. Esta división propuesta por Marcuse , puede encontrar cierta relación con los cinco tipos de ciudad que éste autor analiza y puede resultar útil para situar el perfil estructural del segmento de clase media que está emigrando hacia el barrio cerrado , diferenciándolo de la élite propietaria . La ubicación más adecuada parecería ser la del nivel inmediatamente inferior,profesional y gerente (en relación de dependencia con la élite, en muchos casos) , que aumentó (o en el peor de 120ver Marcuse.Op. citada 121 Sassen,S (1988) “ New trends in the sociospatial organization of the New York City Economy” in Beauregard, R. Ed (1989) Economic Restructuring and Political Response, Newbery Park , Calif. Sage. Citado en Marcuse,P Op.Cit. 122 Lash y Urry (1998) Economías de signos y espacios . Sobre el capitalismo de la posorganización. Amorrortu editores. Buenos Aires.

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los casos mantiene ) su nivel de vida , lo que los coloca en una situación de móviles ascendentes , pero que la situación de inestabilidad aún en los puestos más jerárquicos dentro del segmento los alcanza .

La situación de inestabilidad que se traduce en una sensación permanente de inseguridad y se extiende al conjunto de la vida social: el trabajo, la familia, la vida privada, etc. que en los sectores pauperizados de la sociedad es determinante en su situación de vida cotidiana, no deja al margen, entonces, a este sector acomodado de la clase media, sólo que el alcance , grado y posibilidades de enfrentarla son cualitativamente diferentes a los de aquellos, lo cual no es un dato menor. La suburbanización en barrios cerrados aparece como una de las respuestas posibles a paliar en cierto grado esta situación de inestabilidad , ya que los que emigran a ellos resaltan la seguridad que encuentran en estos espacios , abandonando una ciudad que perciben caótica y violenta. Esta seguridad al caos imperante se percibe a dos niveles : el resguardo frente a la percepción de violencia creciente a través de murallas y sistemas de seguridad privada que aíslen toda posibilidad de experimentarla mientras se está dentro y , por otro lado, el resguardo de la mirada del adentro hacia fuera como del afuera hacia adentro. Sólo el “nosotros” existe, al menos mientras estamos dentro y esto proporciona cierta seguridad y estabilidad al ser un “nosotros” autoconstruído, coherente y conocido.

1.2 Servicios high tech y el fin de la idea de un ”futuro para todos”

Al tiempo que crece en demandas sofisticadas el sector nodal de la nueva economía, desaparecen las condiciones de supervivencia de los grupos desplazados. En este aspecto, Hopenhayn , desde la perspectiva sudamericana analiza los efectos que las políticas de privatización ejercen sobre la sociedad. Estos efectos, lejos de ser homogéneos resultan diametralmente opuestos según se ocupe uno u otro extremo de la estructura socioocupacional. Desde un análisis que centra lo simbólico del proceso de privatización, Hopenhayn habla de una cultura de la privatización que se internaliza en las conciencias de pobres y ricos de maneras marcadamente diferenciadas. Si entre los incluídos y opulentos ésta se refleja en una expansión de la lógica privatista con su sentido de instrumentalidad y eficiencia a la vida cotidiana ( en los lazos sociales , en el consumo privado suntuario, etc.) , en los sectores excluídos y marginales “lo privado deviene privación “ (Hopenhayn, 1994:44). Y en este sentido no son sólo las cuestiones simbólicas a las que refiere el autor, las que quedan al margen de estos sectores (percepción de movilidad social, perspectivas de bienestar), sino dialécticamente con éstas, cuestiones de orden puramente materiales, en donde la desaparición del accionar de las políticas públicas fueron sistemáticamente despojándolos de las condiciones más elementales de supervivencia. Es en este marco de crisis donde puede pensarse el delito como síntoma anómico, más allá de que como plantea Hopenhayn sea la contracara de una cultura triunfante, o el paso cuasi obligado de subsistencia a la economía informal del narcotráfico que sugiere Castells. La anomia aparece como síntoma de un vacío desde el plano estrictamente material al excluir de las condiciones más básicas de subsistencia a un gran porcentaje de la población y desde lo simbólico al vaciar de contenido todo sistema normativo al disolverse los lazos sociales y sistemas de creencia apoyadas en ideas de justicia social y “un futuro para todos”. El tema de la inseguridad ciudadana adquiere así un plus simbólico que acompaña las condiciones objetivas del delito y se expresa en un clima de paranoia generalizada que divide la ciudad y su suburbio en zonas abiertas y peligrosas y zonas cerradas y seguras. La ciudad dual es también la que contiene a la “ciudad

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mala” y a la “ciudad noble”. Es así que la ocupación cuasi militar del espacio -que Castells ejemplifica en la ciudad de Los Angeles la cual se ha vuelto paradigmática para el análisis del atrincheramiento desarrollado (Davis :1992; Blakely y Snyder:1997), así como lo es San Pablo para el “emergente” polo sudamericano(Pires do Rio Caldeira:1996) - viene a graficar estas desigualdades y construye simbólica y materialmente “ fronteras entre la <normalidad> y la <anormalidad>”(Castells:1995). La sociedad dual aparece así como la nueva forma urbana “…que articula el ascenso de la nueva categoría socialmente dominante en el modo informacional de desarrollo mientras desarticula y enfrenta los fragmentos de la fuerza de trabajo desvertebrada así como a los componentes de la nueva fuerza de trabajo incorporados a la estructura económica en ascenso. . El sentido contemporáneo fundamental de la ciudad dual se refiere al proceso de reestructuración espacial mediante el cual segmentos específicos de la fuerza de trabajo son incluídos y excluídos de la producción de la nueva historia” (Castells, 1995 :322).

Desde el análisis del desarrollo de los Barrios Cerrados en el suburbano bonaerense podemos decir que en este sector de la clase media -profesional y originariamente urbana- lo que estaría actuando como estrategia de inclusión sería esta muralla que rodea el espacio de un “nosotros”construído tanto física como simbólicamente. Si en los sectores medios-medios fuertemente amenzados por el ajuste , el consumo cultural aparece como una táctica de inclusíon al actuar como elemento de distinción de clase123, en los sectores medios en un estrato más alto donde la amenaza del ajuste viene por el lado de los miedos al otro- percibido como lo violento, lo peligroso- , la estrategia de inclusión se espacializa en el barrio cerrado.

Estas urbanizaciones parecen graficar esta lógica de “ganadores y perdedores”124 y muestran un aspecto significativo del proceso de transformación que se está llevando a cabo en la morfología social urbana y suburbana dando cuenta de la correspondencia entre patrones territoriales particulares y patrones de organización económica determinados, como conformadores de modelos culturales . Hilda Herzer y Pedro Pírez analizan dentro del contexto latinoamericano que frente a la crisis , los distintos sectores desarrollan diferentes estrategias para vivir, así los sectores altos y medios altos sustituyen las carencias de los servicios públicos por la privatización de los mismos dentro de espacios cerrados materialmente donde tienden a reproducir las condiciones de vida de los países avanzados, los más pobres sufren esta degradación y desaparición de lo público y sobreviven en asentamientos sin servicios , cuyas carencias muchas veces son en parte suplidas por la autoproducción lo cual implica un sobredimensionamiento del esfuerzo individual y colectivo. En tanto, los sectores medios pauperizados por la situación , se encuentran impedidos económicamente de acceder al mercado para suplantar la oferta pública y no cuentan con el capital histórico de las clases populares en la experiencia de la producción colectiva. Así sus condiciones de vida se ven fuertemente deterioradas y grandes zonas de la ciudad quedan en estado de abandono125.

Este dualismo no da como resultado sólo dos mundos diferentes . Más bien genera una variedad de universos sociales cuyos estilos de vida y usos del espacio refieren directamente a su lugar en esta nueva estructura ocupacional y tiene como

123 Esta idea aparece en la investigación llevada a cabo por Ana Wortman en la que participo como auxiliar. Proyecto UBACyT . IIGG. 124 Entendíendola en el marco de un sistema de exclusión: los incluídos y quienes son excluidos respectivamente. 125 Herzer, H y Pírez ,P (1989) “Municipio y participación popular en América Latina” en Desarrollo Económico, v. 29 , n.114, jul/set. Citado en Heck, Marina (1993) Op.cit Pp. 25-26

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características escenciales la fragmentación, la marcada delimitación y el bajo nivel de comunicación entre estos universos.

Las tajantes diferencias en cuanto a las posibilidades de acceso a las nuevas TICs (tecnologías de Información y comunicación ) levantan murallas de silencio entre universos contrapuestos aunque cercanos espacialmente, al tiempo que enlaza universos similares espacialmente distantes. Susana Finquelievich en un trabajo reciente, cita una investigación que llevó a cabo en 1990 junto a Jorge karol y Alicia Vidal en la cual hacen referencia a una suerte de mapa de las TICs en Buenos Aires y conurbano que dibujaba “islas de consumo tecnológico acotadas a determinadas areas urbanas”126. Así el dualismo conduce a una segregación voluntaria (en el caso de los que están en condiciones de optar)127 e involuntaria y forzada para los excluídos. Esta segregación se da en términos espaciales , donde los Barrios Cerrados y las nuevas “Torres Countries” constituyen el ejemplo más acabado y que se refuerza con un aumento del costo del suelo en areas residenciales que Castells ve como impulsora de la homogeneidad al tiempo que establece segregación, diversidad y jerarquización. Pero la segregación también se establece en términos culturales y de comunicación, ya que agudiza la brecha entre un sector superior , cosmopolita, conectado virtualmente a escala interplanetaria aunque prácticamente desconectado a escala local y el resto que limita su mundo a su propia identidad y a las imágenes estandarizadas del televisor. Esta ciudad es la que produce una tensión entre la élite global y una mayoría local (Castells, 1997).La brecha entre una y otra resulta tan violenta que la inmovilidad social de los sectores excluídos se da no sólo desde el plano de las condiciones objetivas de pauperización y miseria sino en lo subjetivo desde el momento en que la distancia es tal que la élite ya no es percibida como modelo a imitar por lo inalcanzable que este modelo resulta. La ciudad como lugar de posibles intercambios con múltiples “otros” se opone a la “ciudad dormitorio” .Según un trabajo de Héctor Schmucler y Patricia Terrero de principios de los años noventa, la ciudad que estimulaba el uso de los espacios públicos percibidos como cierto lugar común de llegada es reemplazada por la ciudad de los medios de comunicación : “la comunicación mediática construye el nuevo espacio imaginario de la ciudad actual. El cambio técnico en los medios y procesos de comunicación social rediseña los escenarios urbanos, los espacios públicos y privados, las prácticas sociales de comunicación” 128. Sin embargo , en el paso que estos autores ven entre la “ciudad de las vías de comunicación”(la de las calles, los circuitos, los lugares públicos) que corresponde al período de posguerra a la actual de los medios de comunicación, ha quedado vaciada de sentido la característica escencial de la primera: la posibilidad de intercambio con múltiples otros , pues nos hemos referido ya a la distancia local que se establece entre los distintos sectores sociales y las diferencias de oportunidad que se establecen en cuanto a la apropiación y uso de esta “ciudad de los medios de comunicación”. Mientras las élites manejan los más avanzados productos de esta ciudad mediática, el resto se conforma con el aparato de televisión y hasta los caminos de la antigua ciudad se encierran tras murallas , peajes y rejas. Aún así,

126 S. Finquelievich, A Vidal y J. Karol (1992) Nuevas tecnologías en la ciudad. Información y comunicación en la cotidianeidad, , Centro Editor de América Latina, Buenos Aires. Citado en S. Finquelievich y E. Schiavo (compiladoras) (1998) ,La ciudad y sus TICs ,Universidad nacional de Quilmes, Buenos Aires, pág. 80. 127 Fenómeno que la investigadora Marie France Prevot Schapira llamo´”de secesión”. Conferencia llevada a cabo en el Instituto de Investigaciones Gino Germani, Area de Estudios Urbanos, agosto 1998, Buenos Aires. 128 Schmucler, Héctor y Terrero,Patricia (1993) “ Técnica y cultura urbana” en: Delfino, Silvia (comp) La mirada oblicua. Estudios culturales y democracia.Col. Cuadernos de género. Ed La Marca . Bs .As .P.132

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no es la tecnología lo que quiebra esta interacción sino los procesos de reestructuración parecerían estar transformando la “ciudad de los medios “ en la ciudad “de los miedos” 129

2. Las distintas ciudades que conviven en una:

No es un tema nuevo el de plantear la coexistencia de varias ciudades distintas y hasta contradictorias en una única ciudad formal. Italo Calvino a través de relatos de viaje hace una metafórica mirada sobre la ciudad moderna que esconde en su interior una variedad de ciudades: la de los deseos, la de los signos, la de las miradas, las ciudades escondidas, las sutiles , las de la memoria y las de los intercambios130. El proceso de segmentación que los cambios en la economía y el consiguiente reajuste de la estructura ocupacional impusieron , fortalecieron un modelo de ciudad escindida que si bien no es nuevo, sí parece tomar nuevos bríos y formas. En un sentido dialéctico las nuevas condiciones económicas crean las oportunidades de expansión para la ciudad posfordista y a la vez esta ciudad posfordista refuerza aquellas condiciones específicas al modelo informacional de la economía. Frente a este panorama, la imposibilidad de hablar de “la ciudad” como un espacio homogéneamente definido se hace , hoy más que nunca , real en términos teóricos y prácticos. Si bien el concepto de Castells sobre la “ ciudad dual” da cuenta de la polarización creciente que se establece en el mismo espacio urbano, Peter Marcuse desde la geografía de la ciudad posfordista expone otro tipo de ciudad, que se complementa a aquella: “ The Quartered City” . El concepto parecería jugar con una doble acepción del término “quarter”, donde la idea de vecindad, barrio se cruza con la de descuartizar (el espacio) . Otra acepción resulta interesante para el caso que nos ocupa y es la de cuartel , si se tiene en cuenta la relación que se establece entre los distintos quarters y donde la militarización del espacio aparece como respuesta dominante. En la idea de Marcuse aparece así una“ciudad con islas- de riqueza-“ en donde hay una selección de zonas a manera de “islotes” de la ciudad globalizada y planetaria rodeadas del resto marginal La ciudad cuarteada da cuenta de un arreglo espacial – tácito en algunos casos y expreso en otros, voluntario o involuntario según sus actores y situaciones respectivas-, que descuartiza la ciudad a partir de distintas dimensiones (étnicas, género, raza, sexo, edad) y teniendo en cuenta los usos de la misma . Así aparece la ciudad cuarteada residencial y la ciudad cuarteada de las actividades de negocios y económicas. En cuanto al uso residencial, Marcuse encuentra cinco ciudades dentro de la ciudad cuarteada: la ciudad lujosa ,donde la élite fija su lugar de residencia. Esta area se caracteriza por estar bien definida pero al mismo tiempo no tener límites expresos. La exclusividad es lo que establece el acuerdo tácito de limitación espacial –y siempre simbólica-. Esta es una característica a tener en cuenta al analizar los Barrios Cerrados y su necesidad expresa de fijamiento de límites materiales . Tal como lo afirma Castells(1995) la elite no necesita resguardarse en el suburbio para reconocerse como diferente sino más bien mantiene lugares exclusivos dentro del casco céntrico para detentar su superioridad . El sector que hoy está emigrando a los Barrios Cerrados en su mayor proporción no forma parte ni histórica ni circunstancialmente de esta elite sino más bien está en el nivel que Marcuse (1998) sitúa en el estrato intermedio 129 Sobre la idea de “ciudad de los miedos”, en G. Canclini, N (1998) “Ciudades invisibles.Las ciudades atrincheradas” en página web. Sobre la fragmentación del consumo tecnológico y cultural ver G. Canclini (coord)(1993) “Culturas de la ciudad de México: símbolos colectivos y usos del espacio urbano” en El consumo cultural en México, Pensar la cultura. Ed. Grijalbo. México, pp 43-85 130 Italo Calvino (1994), Las ciudades invisibles, Ed. Siruela. Madrid.

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entre la elite y la clase media castigada por los cambios económicos. Los agentes inmobiliarios que comercializan estos emprendimientos comenzaron apuntando al segmento ABC1 y hoy lo extienden al C2 Y C3 con ingresos hasta 3.000 mensuales 131. La segunda ciudad analizada por Marcuse refiríendose al uso residencial es la ciudad ennoblecida (“Gentrified city”). Sus moradores pertenecen a un universo que encuentra en el espacio urbano la comodidad y la saciedad de sus hábitos de consumo. Ellos son generalmente profesionales, gerentes, “yuppies de 20 y profesores de 60” como grafica Marcuse, que se establecen en zonas céntricas -generalmente con un plus simbólico en términos de patrimonio histórico y/o artístico, y que valorizan la cercanía entre residencia y trabajo , los contactos personales y -esto no lo dice Marcuse, sino que se agrega acá desde una primera aproximación a la perpectiva porteña- , los consumos culturales “situados”132 .Estos consumos culturales se caracterizan por abarcar una amplia gama de intereses que exceden lo tradicionalmente incluído en lo cultural, (entíendase, el teatro, museos, galerías de arte, cine, conciertos),extendíendolo a las salidas sociales en restaurantes y bares que en muchos casos detentan cierto contacto con la cultura, como por ejemplo, exposición de pinturas, u otra expresión artística, aunque no de manera estrictamente necesaria133. En el amplio abanico que comprende a la clase media porteña ,se evidencia como contracara de la “huída” un reciclado de ciertos barrios tradicionales con fuerte carga simbólica- como el Abasto, Palermo Viejo, Bajo Belgrano- que son reapropiados por nuevos sectores - algunos cuyo nivel de ingreso puede asimilarse a los residentes de Barrios Cerrados - sin que se abandone del todo al vecino histórico conformando verdaderos mosaicos de lo nuevo y lo viejo en sus prácticas, estéticas y actores, en un mismo barrio y hasta en una misma cuadra.Quienes optan por la ciudad reciclada suelen valorar simbólicamente y también en los términos más estrictos del mercado, un entorno del pasado que se vuelve escenografía . Esta incluye a la fachada , así como al antiguo vecino , mercadito o taller prereciclaje . Al mismo tiempo , desoyendo las voces del pasado remoto, surgen lejos de todo reciclaje, nuevas , radiantes y enormes, las “Torres Barriales” -funcionando como “torres country”:amuralladas, con seguridad privada y tecnologizada más simulacros de la vida verde como pileta, solarium, gimnasio, etc- en barrios tan disímiles como Caballito, Belgrano,Nuñez,Barracas , etc, que son comercializadas como “Un Barrio Cerrado sin salir de Capital”134.En el Abasto el alzamiento de estas torres encontró en los nombres la vuelta al pasado y así se mezcla la modernidad del rascacielos con el imaginario tanguero de Homero Manzi o Carlos Gardel. Como tercera ciudad residencial , Marcuse toma la ciudad suburbana de la familia tradicional. Es la ciudad de la pequeña burguesía ,compuesta mayormente de los llamados “trabajadores de cuello blanco” , con valores muy tradicionales que priorizan la propiedad , el consumo , la seguridad y la estabilidad. La casa aparece como el símbolo de uno mismo, cumpliendo una función de diferenciación con los estratos más bajos,seguridad física contra los extraños , y escape del trabajo cotidiano ( así resulta funcional la separación residencia-trabajo). La tradición suburbana norteamericana es muy anterior a la Argentina y con una historia diferente, sin embargo los imaginarios que Marcuse le confiere al suburbio,

131 Revista Apertura (1998).Op.cit. Pág.22 132 Entendidos como no domésticos. 133 Ver al respecto Douglas y Isherwood (1979). Op. Cit. Esta dimensión de los consumos culturales también la hemos trabajado en la investigación dirigida por Ana Wortman (1998), en la que participo como auxiliar. Proyecto UBACYT. IIGG. Op.cit 134 Slogan de la publicidad de una torre que aparece en los suplementos inmobiliarios de los días domingos de los diarios Clarín y La Nación de Capital Federal.

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similares a los que le otorga Marilyn Strathern135 como un híbrido entre el campo y la ciudad, una “naturaleza creada culturalmente”136 , resultan útiles para comprender el imaginario suburbano y su grado de relación con el proceso de desplazamiento a los Barrios Cerrados por parte de un sector de clase media , en su estrato menos castigado por las políticas de ajuste, donde la percepción de movilidad ascendente y la posibilidad de pensar “a futuro” no ha desaparecido.Así es en la construcción del imaginario suburbano más que en el perfil socioeconómico donde puede pensarse esta relación. Por otro lado, la ciudad de los vecindarios, siguiendo el análisis de Marcuse, está compuesta por las viviendas económicas de los obreros, con salarios mínimos y muchos de ellos trabajando dentro de la economía informal. Es la ciudad que concentra a los trabajadores más vulnerables dentro del nuevo sistema de empleo , que no cuentan generalmente con beneficios sociales y no ven salida a su precaria situación. Este espacio urbano que es su lugar de residencia, puede muchas veces verse amenazado por los emprendimientos inmobiliarios de renovación urbana y de “ennoblecimiento” . La consiguiente expropiación del barrio ha sido el motivo principal de los nuevos movimientos sociales (junto a las nuevas organizaciones de vecinos que se están conformando para hacer frente al delito).137 Por último, Marcuse habla de la ciudad abandonada, que es la de los excluídos, los sin techo, aquellos discriminados en este nuevo escenario étnicamente, racialmente , socialmente y por cuestiones de edad y género. Es la ciudad ausente de servicios públicos y educación que si bien tiene zonas particularmente abandonadas, amenaza con diseminarse por el resto del espacio urbano. 3. Reflexiones finales: El análisis seguido por Marcuse presenta un perfil urbano que remite a ciertas características de contraste espacial que hoy ofrece la ciudad de Buenos Aires , con tres cordones claramente diferenciados, norte, central y sur . En el norte el nivel de NBI (necesidades básicas insatisfechas, indicador que se construye por posesión de vivienda, servicios sanitarios, hacinamiento –más de tres personas por habitación- y escolaridad) es de 4,3 % de la población residente en el area , mientras que en el centro es de 6,7 % y en el sur del 17, 5 % , según datos del año 1996 138. Estas ciudades residenciales descriptas por Marcuse y que en cierto sentido encontramos correlatos para entender el desmembrado espacio urbano porteño pueden ser o no congruentes con las múltiples ciudades de los negocios y el trabajo. Así podría decirse que según la división de Peter Marcuse , cinco ciudades coexisten residencial y ocupacionalmente dentro de los límites de una misma ciudad oficialmente reconocida. Probablemente, entiende el propio Marcuse , sean más de cinco , y sus diferencias no sólo descansan en “estilos de vida “ o “necesidades específicas” , sino que remarcan posiciones en la jerarquía de detención del poder y la riqueza .

135 Strathern, M (1987) “Producing difference:connections and disconnections in two New Guinea highland systems” , en J. Fishburne Collier y S. Junko Yanagisako, eds., Gender and Kinship: Essays Toward an Unified Analysis, Stanford, Calif.: Stanford University Press, págs 271-300. Citado en Silverstone ,R (1994). Cap.3. Op.Cit. 136 Citado en Silverstone, R (1994) P.100 Op Cit 137 Al respecto , en Buenos Aires está la experiencia en tal sentido del MOI (Movimiento de Ocupantes e Inquilinos) del Programa de Desarrollo Local de San Telmo, quienes piden por “ La reivindicación del derecho a una ciudad democrática sin expulsores ni expulsados”. Con respecto a los vecinos del barrio de Abasto ver el trabajo de María Carman presentado en las Jornadas de Investigadores de la Cultura.I.I.Gino Germani Buenos Aires, nov de 1998. 138 Ver en Ansaldi, Waldo (1997) Op. Cit.Pág.14. El autor cita un estudio de Artemio López para el IDEP.

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Lo enriquecedor del concepto “quartered city” descansa en su ambigüedad : una ciudad descuartizada en zonas “nobles” que aparecen como islas en medio de un espacio pauperizado y peligroso que invoca a la segunda acepción: la ciudad acuartelada frente a un Otro que aparece –amenazante- en cada espacio que no esté debidamente controlado y así va levantando murallas que materializan las divisiones de estos mundos de vida. The quartered city también da cuenta de la militarización del espacio como respuesta a la descuartización , a través de panópticos sistemas de seguridad privada y de paredes que separan un adentro conocido de un afuera extraño y violentamente percibido . La ciudad amurallada,( la del country, Barrio Cerrado y torres countries), es así una de las formas que toma la ciudad acuartelada frente a la descuartización del espacio urbano, pero el encapsulamiento no es un fenómeno que se reduce al espacio residencial sino que se extiende al ocio y el consumo (shoppings, plazas cerradas) como nuevas formas de uso del espacio público .

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- Entrevistas realizadas a asesores inmobiliarios que comercializan Barrios Cerrados.

- Suplementos “Country y Barrios Cerrados”de los diarios Clarín y Nación

- Exposición “Vida Country”realizada en el Centro de exposiciones Costa Salguero. Buenos Aires. mayo de 1998 y mayo 1999

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¿Hacia la ciudad cerrada?

Maximiliano Augusto Velázquez

Dhan Sebastián Zunino Singh Introducción

Georg Simmel (1997) pensaba a las ciudades como el escenario por excelencia de la modernidad y de sus procesos de racionalización. En ellas la imposición del espacio revierte sobre la experiencia de los sujetos que interactúan de una determinada manera. El espacio no es un atributo físico sino que es una “configuración del alma subjetiva”: es la expresión de las relaciones sociales en cada momento histórico. A esos distintos modos de vivenciar la ciudad -de experimentar los espacios- se le contrapone la idea de que en las grandes ciudades la cultura aparece objetivada, como firmemente visible desde las edificaciones imperantes.

El auge de los complejos inmobiliarios con perímetros, los barrios cerrados y ciudades privadas imprimen un nuevo perfil urbano, e indudablemente alteran las relaciones humanas dentro de la comunidad. La concepción de urbe clásica -de ciudad abierta- está siendo puesta en cuestionamiento por la aparición de nuevas organizaciones urbanas, promovidas por los sectores económicamente privilegiados de las principales metrópolis americanas.

La justificación para crear un nuevo estilo de vida se ampara en los problemas de seguridad del “mundo exterior”. Se crean, en reducidas extensiones territoriales, burbujas urbanas que se vinculan escasamente con su exterior lindante. Disponen de todos los servicios urbanos que el fin de siglo promueve, agigantando las diferencias con el resto de la sociedad cada vez mas empobrecida.

¿Siguen sirviendo los conceptos de público y privado para referirnos a lo urbano? ¿Cómo se articulan estas nuevas realidades con los regímenes legales y políticos de las jurisdicciones en donde se radican? ¿Podemos considerar que esta “feudalización” de lo urbano es desandar el camino realizado desde la modernidad? ¿Vamos hacia ciudades cerradas privadas para pocos y espacios relegados con el control del Estado para los sectores mas castigados de nuestros países?

Este escrito está trabajado sobre un dialogo permanente con diferentes autores que hemos seleccionado para la construcción de nuestro enfoque teórico, en la constante búsqueda de obtener algunas respuestas a esas preguntas. Esto no es mas que un espacio de reflexión, que sirve como punto de partida para nuestras investigaciones empíricas. De la diversidad de autores deviene el entrecruzamiento de diferentes líneas teóricas y disciplinarias.

Al dar cuenta de los cambios de gestión y de la materialización de los proyectos urbanos, podemos leer la nueva situación socio-económica y política, reflejo de las condiciones del capitalismo globalizado de fin de siglo. Esta nueva configuración plantea nuevos desafíos para las ciencias sociales en general al momento de abordar la problemática de la gestión de nuestras ciudades.

Urbanismo y gestión del territorio

La expansión capitalista tardía conjuga dos procesos contradictorios: mientras se hallaba en su período de expansión se observaba un incremento del proceso de urbanización, con una acentuada tendencia a la homogeneización en el desarrollo de asentamientos poblacionales concentrados en puntos discretos del territorio; luego, en el actual período de fin de siglo se observa una ocupación territorial intensiva y extensiva, de carácter

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dispersivo pero a la vez de alta interactividad concentrados en puntos concretos del territorio.

Las nuevas configuraciones territoriales, devenidas de los efectos del comportamiento del capitalismo globalizado, diluyen la clásica centralidad urbanística convencional (áreas metropolitanas organizadas alrededor de un polo cívico-burocrático con alomeraciones suburbanas-industriales) y parecen comenzar a configurar organizaciones de asentamientos extremadamente dispersos en vastas áreas territoriales, relativamente conectados por “hard-systems” (canales y medios de transporte de energía, materiales y personas) y “soft-systems” (canales y medios de transporte de información). La característica central de estos escenarios globalizados es que la dispersividad urbano-territorial y la configuración de ocupaciones de tipo extensivo, es muy laxa, variable y no necesariamente dependiente de una infraestructura rígida y pesada de cuencas territoriales (GAM, 1997).

Los cambios en la morfología de la ciudad y de lo urbano dan por supuesto una reconfiguración en el control de la producción de escenarios urbanos. Teóricos urbanos con historias particulares otorgan sentido a dichas configuraciones. Veremos, ahora, sobre qué coyunturas y procesos históricos económicos, sociales, políticos y culturales se gestan éstas políticas urbanas.

El modelo burocrático tradicional se había afianzado en base a la creciente responsabilidad estatal sobre diversas tareas colectivas planificadas y ejecutadas por burócratas con alto grado de calificación técnica, pero sin responsabilidad directa frente a los ciudadanos. La conjunción del control estatal sobre la vida social en su totalidad y las tendencias del pensamiento urbanista formados en el estudio de las teorías de Le Corbusier dan como resultado la conformación de la gestión como un proceso de planificación típicamente estatal, donde la ciudad es objeto de proyectos arquitectónicos.

Esta ciudad es pensada como la ciudad de los negocios. En palabras de Le Corbusier, la ciudad pasa a ser el centro de interacción de la sociedad capitalista: “Desde lejos acuden hacia esos centros de acción aquellos que sienten en sí mismos el vacío de su vida exigua y la sed de ambiciones. Desde hace poco, medios materiales accesibles drenan y canalizan en innumerables formas esas esperanzas hacia los centros. Los centros se hinchan ostentosos, la gente acude, se apiña, trabaja, lucha; a menudo va a quemarse en la llama indiferente. (…) La gran ciudad vibra y se agita, aplastando a los débiles, rechazando a los fuertes.” (1962). Sobre este caótico terreno la estética maquinista plantea una obra técnica, meramente técnica, donde la palabra solución se torna central.

El predominio de una cultura político-administrativa cerrada a la diferenciación personal de las necesidades y a la interacción en los procesos de prestación generó un sistema administrativo tendiente a la estandarización, con poca capacidad de recepción, aprendizaje y adaptación. El predominio del componente técnico-profesional indujo procesos de prestación unidireccionales, en los que los ciudadanos tenían roles pasivos como receptores de servicios y pasaban a depender progresivamente –en muchos campos- de la actividad de la administración.

“El mundo tiene necesidad de armonía y de hacerse guiar por armonizadores. El plan pondrá a la sociedad moderna al pie del muro, indicándole su razón de vivir” (Le Corbusier, 1962). Este esquema generó consecuencias en la producción morfológica de lo urbano, en donde los espacios de decisión se acotaban al Estado, vinculándolo con la

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actividad privada en un desarrollo que tendería a la armonía utópica de la ciudad y sus conflictos139.

Tras el desmoronamiento de este arquetipo estatal, las corrientes neoliberales propiciaron la instrumentación de políticas de ajuste y estabilización, con los objetivos proclamados de superar los enormes desequilibrios macroeconómicos de la década del ’80 y de adaptar el sector público a las nuevas formas de la economía mundial. Desde esta perspectiva, la crisis del modelo estadocéntrico se resolvía mediante reformas estructurales que atacaban a los problemas generados por una intervención estatal considerada desmedida e inadecuada.

La eficacia y pertinencia de la planificación tradicional140 fue cuestionada, no solo al seno del propio movimiento de la economía (situaciones de marcados desequilibrios macroeconómicos del fin del modelo de bienestar) sino también respecto de la planificación espacial, tanto en sus dimensiones regionales, urbanas y locales. La planificación espacial convencional fue considerada como demasiado lenta. Lenta respecto de la velocidad del movimiento de los flujos económicos-financieros, como también respecto de la necesidad de satisfacción de nuevas necesidades ciudadanas –demanda de seguridad y de higiene urbano-ambiental-, sobre todo por sus rigideces en sus sistemas de información y de toma de decisiones.

Este proceso debe ligarse a la crisis del modelo de desarrollo del Estado de bienestar y la obsolescencia del sector público para hacerse cargo del cambio. No significa solamente “el achicamiento o retiro” del Estado, sino concretamente un cambio en su política: de gestión centralizada a gestión diversificada y focalizada. La administración estatal sigue interviniendo activamente otorgando subsidios, abriendo el espacio al juego del mercado, suturando situaciones de marcado desequilibrio, y realizando las grandes obras de infraestructura que el sector privado demanda.

La planificación pasa a ser negociada por una gestión-control entre Estado, mercado y los ingenieros urbanos. El planificador –el arquitécto tecnocrático- tiende a ser reemplazado por el urbanista –el arquitecto consultor-. La administración no es ya unidireccional sino multidireccional. “El planificador ya no es más un reformador social, sino un técnico en el campo de la forma”. Decían los Smithson en un CIAM de 1959 (Ramón, 1974).

Reconceptualización del proyecto

El proyecto urbano se presenta como una respuesta a las necesidades o exigencias de la esfera de la ciudad. Entre las tentativas de acomodo de los proyectos a las nuevas condiciones de la producción de lo urbano, se destacan las iniciativas que privilegian criterios híbridos maleables a las modas de turno. Las modas (esto ya lo había percibido claramente Walter Benjamin en la década del ’30) son un testimonio del progresivo aumento del fetichismo de la mercancía en la modernidad, pero también –y precisamente por ello- tienen un riquísimo valor de síntoma ideológico y cultural.

139 Claro ejemplo de esta vinculación armónica es la propuesta de la creación de suburbios para las grandes ciudades –la ciudad jardín- y la relación entre lugares de residencia, de trabajo y esparcimiento. 140 El planeamiento en tanto un sistema prescriptivo y normativo de disposición de las actividades de los territorios: tanto en su dimensión administrativa y de gestión, como en su dimensión geográfica-espacial. El planeamiento (planning) y los conceptos de zonificación (zonning) fueron antepuestos a un sistema prescriptivo previo, el urbanismo (urbanisme en la tradición francesa y statdtbau en la tradición germánica), del cual resulta lógicamente y claramente tributaria.

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Se tratan de proyectos marcadamente indeterminados y flexibles para acoger a las variaciones funcionales de demanda. Esa necesidad de adecuarse, a cualquier costo, a la demanda se produce por la incertidumbre que genera la inexistencia de una oferta concreta del Estado de proyectos urbanos, característica del modelo anterior.

Estos proyectos deben ser pensados en función de la generación de rentas diferenciales. Si bien las rentas pueden ser impredecibles, la lógica de las inversiones en bienes raíces de estos tiempos se caracteriza por una rápida recuperación de la inversión. Esta puede ser una de las puntas del ovillo para comprender el por qué de una generación de proyectos urbanos que se centren en el carácter cerrado o rígido de los fragmentos urbano tipo “enclosure” o de fronteras nítidas.

La transformación territorial como negocio o como emprendimiento abre las puertas para las actitudes especulativas de desarrollos oportunistas. Así las actuaciones híbridas aptas para acoger alternativas urbanísticas pasan a ser otra de las características importantes del actual período histórico, en cuanto a la producción de lo urbano se refiere. Esa fuerte ligazón de los nuevos proyectos urbanos a las especulaciones inmobiliarias también es parte de un proceso de búsqueda de tierras vacantes para dichas propuestas.

El pensamiento proyectual de cara a las necesidades de la actual fase del desarrollo de las economías urbanas supone el descubrimiento, casi dadaísta –en el sentido de verdaderos ”objetcs trouvée“ urbanos- de tierras vacantes, o de vacíos urbanos, caracterizados por ser espacios neutros o intersticiales. Espacios residuales tal vez de las diferentes formas de ocupación e infraestructuración de las ciudades, y a la vez, áreas con un potencial estético ligado a las “bad forms”, el minimalismo o la transposición de estéticas conceptualistas de recalificación de estos remanentes de espacios (Morales, 1996).

En el marco de las prácticas ingenieriles, la técnica del “infill” supone el ejercitar conductas de relleno y suturado de los agujeros negros o retazos inútiles de la ciudad, mediante operaciones que comparten a una voluntad casi de “horror vacuii” urbano, ciertamente emparentable con la conducta medieval de saturar extremadamente la ocupación de los burgos de intramuros. Los nuevos emprendimientos edilicios con perímetro, y muchos barrios privados y countries surgen apoyados en gran parte por este marco de pensamiento (ibid), sustentado en la teoría de la renta –la compra de terrenos desvalorizados o de zonas bajas alejadas pero vitalmente conectadas, un proceso de ennoblecimiento de la zona, y la venta con la consecuente apropiación de plusvalor-.

Esta práctica proyectual –de lo pequeño, de lo concretamente mensurable- no se olvida de la existencia de un supuesto control estético de los cambios ligado a los marcos de referencia socio-culturales reinantes. Las posibilidades de un control social implícito en los dispositivos proyectuales puede realacionarse con los cambios de la arquitectura social. Estos cambios fueron observados por números autores. Algunos acentuaron en lo referente al desarrollo de los procesos participativos de transformaciones urbanas y el peso creciente de los movimientos sociales urbanos141; otros privilegiaron la relevancia progresiva de acciones de urbanismo étnico o postcolonial (Jacobs, 1997), o al estudio de la arquitectura crítica, los no-lugares de Augè (1994), o positiva como en las investigaciones de García Canclini (1995) sobre la etnodiversidad urbana mexicana.

La necesidad de imaginar procesos proyectuales de tipo narrativo que superen el tradicional sesgo de lo que llama procesos proyectuales lineales es brillantemente propuesto por Robert Sennet (1994) como forma posible de institución de los nuevos medios de control de producción de lo urbano. Dentro de esta postura postempirista y

141 Para una ampliación de estas nuevas formas de producción de las ciudades se recomienda ver el número monográfico Design by community, y en el caso de los squatters, citados como material de cátedra de la materia Metodología de la Gestión Ambiental Metropolitana, de la Carrera de Especialización en Gestión Urbano Ambiental, FADU, Universidad de Buenos Aires.

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posthermenéutica se inscribe el postulado de W. Wenders. El cineasta esboza un urbanismo que se proponga construir relatos, ya que la inquietud frente al mapa solo se resuelve trazando itinerarios: un itinerario o vector experiencial constituiría el equivalente tópico de la narración (citado en Sennet, 1994).

Los problemas de la teoría de la renta

Este pasaje al proyecto –dirigido por la mano invisible del mercado- nos hace pensar que lo que todavía no se han producido suficientes aportes teóricos para comprender el proceso, tratando de vincular los cambios espaciales exclusivamente a teorías economisistas. Esas teorías circularon por mucho tiempo para explicar el fortalecimiento de la ciudad industrial, pero actualmente se encuentran algo perimidas por las circunstancias.

La teoría de la renta urbana comprende la ciudad como el ámbito que concentra las condiciones generales para la reproducción del capital que permite la realización de los procesos de trabajo (Topalov, 1979). La ciudad es observada como el resultado ciego de los múltiples procesos de apropiación del territorio y de concentración de capital. Para lograr estos objetivos, el Estado debía tomar cartas en el asunto y hacerse cargo de las obras de infraestructura (muy costosas para la iniciativa privada), de los equipamientos colectivos y de la organización espacial de la ciudad, a fin de dar viabilidad intraurbana al capital.

La teoría de la renta urbana parte de la teoría de la renta rural. Sostiene que hay una fracción del capital especializada en la producción de lo urbano. A dicho capital lo denomina genéricamente capital inmobiliario. Analíticamente puede separarse en: capital promotor, capital de la construcción, capital bancario y capital rentista, aunque en muchas ocasiones son de un mismo origen.

El capital promotor encuentra un terrateniente que tiene la tierra. Compra esa porción de espacio y lo transforma en terreno. Allí entra en acción el capital de la construcción incorporando los medios de producción y contratando a la fuerza laboral para realizar, mediante un proceso productivo una mercancía. La edificación mas el terreno se convierte en el inmueble. Pero para poder realizar tanto la inversión inicial –el terreno- como para poder financiar la obra –la construcción- se requirió de capital que podemos llamar como capital bancario, y que funcionó de adelanto a la efectivización del producto.

El elevado costo de las propiedades142 requiere de un capital rentista que permita a los futuros usuarios la compra a crédito –hipotecaria- o el alquiler. Y de esta manera poder liberar al capital para otro negocio, ya que una de las características esenciales de la construcción es que cuando se termina el ciclo se debe buscar nuevos emprendimientos.

El suelo urbano es lo construido por la producción inmobiliaria. La tierra ingresa al proceso como un insumo no reproducible por el capital, pero una vez convertida en terreno construido pasa a conformar un elemento necesario que posibilita la producción de lo urbano. La determinación de los usos de ese suelo urbano es pensada, en este marco teórico, por la localización en el espacio de la ciudad como un todo. La localización para diversos usos es la fuente de renta, y al mismo tiempo, los precios del suelo urbano habilitan o inhabilitan sus usos.

Las políticas del capital inmobiliario son muy variadas. Van desde la degradación para acceder a un submercado habitacional de viviendas deterioradas (caso inquilinatos) hasta la búsqueda de ennoblecer la zona para su hipotética venta. Estos procesos, pensados

142 Como afirma Topalov, en la construcción no se realizó aún la Revolución Industrial, por lo que se sigue construyendo con métodos tradicionales y por lo tanto existe un límite preciso a la productividad. Este razonamiento no implica que últimamente se halla avanzado en nuevos procesos de la construcción –fraguado en seco, prefabricación, etc.-

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desde la lógica mercantil rural y trasladados, no sin muchos problemas, al ámbito de lo urbano, continúan siendo válidos para analizar algunas problemáticas urbanas.

La base de la sociología urbana, al menos hasta los setenta, era que el capitalismo es esencialmente desigual y de alcance totalizante. Sus presupuestos eran: que el funcionamiento del mercado llegaba a todos, aunque no de manera igualitaria, logrando integrar a los habitantes de un determinado lugar; que el rol central del Estado era el de ser representante del interés general; y que el consumo colectivo remitía a las políticas públicas estatales y era motor de los procesos de desarrollo.

Coraggio (1999) interpreta que este marco teórico se encuentra en un estado de crisis143, debido a que ya no se cumplen los presupuestos y relativizando la concepción de que la ciudad es un ámbito de concentración de condiciones generales de producción. Concluye que el elemento que distingue a la ciudad es ser el ámbito de confrontación cultural.

La actual situación de la sociología urbana no puede desconocer el peso de los procesos estructurales del capitalismo mundial. La globalización es un fenómeno que provoca grandes procesos de concentración de capital.

En dicho marco, teóricamente la producción de lo urbano tiende a polarizarse en dos grandes tesituras: quienes, por su exposición y su vulnerabilidad solo pueden adaptarse a la ciudad –los pequeños productores urbanos-, y quienes, por su capacidad económica y cultural pueden proponer nuevas realidades urbanas –los grandes constructores-. En este fin de siglo la distancia entre estos bandos se ha ampliado, y el peso innovador del segundo grupo se ha ido diluyendo, en pos de la realización probada y testeada de su capital.

El nuevo producto urbano

La nueva tendencia en proyectos urbanos a creado un producto habitacional cuyas características configuran, en la morfología urbana, nuevos espacios-privados-cerrados y cercados. Espacios de ennoblecimiento que impulsan megaproyectos comerciales (espacios-privados- abiertos) y de servicios. Estos espacios disponen el acceso de forma tal, que por sí solos clasifican y organizan a sus clientes y usuarios. “Para todos hay algo previsto, a fin de que nadie pueda escapar; las diferencias son acuñadas y difundidas artificialmente” (Horkheimer y Adorno, 1999).

Frente a estos nuevos productos habitacionales se disponen nuevos consumidores. La vivienda es consumida, y esto traerá consecuencias en el modo de vivenciar la ciudad. Consecuencias que, justamente, van perdiendo la dimensión universalista para transformarse en particularismos. De la gran urbe al barrio-pueblo-ciudad privado o countries. De la disposición abierta de la ciudad al cerramiento en espacios artificialmente ennoblecidos y cercados.

El terreno ha sido muy importante en la historia de la urbanidad argentina. Antes se pensaba en fraccionar en lotes y dejar al comprador el encargo de la construcción. Hoy (al menos para ciertos sectores sociales) todo se da en un mismo paquete. Si la anterior ideología se planteaba como arquetipo social de armonía planificada, los nuevos proyectos urbanos aparecen de una manera sensiblemente diferente. Son productos: mercancías inmobiliarias bajo la imagen de nuevo estilo de vida –comercialización del mito naturista- ofrecidos como un set de consumo.

143 Esta crisis se manifiesta: en la desestructuración de las clases sociales; en la privatización de los rubros de consumo colectivo; en la transferencia de recursos de los organismos internaciones de crédito a los estados nacionales, que pasan a ser gestores del capital mundial; en la pérdida de efectividad de los movimientos reinvindicatorios sociales y en la emergencia de la protesta como reacción –espontaneísmo-, que desestructura los clásicos análisis del conflicto. Ver Coraggio.

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La característica de set la encontramos -para nuestro caso- en que no sólo se ofrece la unidad de vivienda, sino una serie de servicios dispuestos en las cercanías de éstas. Servicios tales como colegios privados, cementerios privados, centros comerciales, autopistas, y como parte del producto habitacional... seguridad privada.

Basta recorrer esos lugares para reconocer que aquello que aparece como “lo distinto”, como “lo excusivo”, se estandariza en el diseño de las casas, los colores, el uso del espacio interior; por nombrar algunos ejemplos. Bajo la pretendida exclusividad no encontramos mas que una serialidad “de luxe”.

Se le quita al sujeto la posibilidad de ordenar su mundo sensible frente al esquematismo industrial: “para el consumidor no hay nada por clasificar que no haya sido ya anticipado en el esquematismo de la producción” (Horkheimer y Adorno, 1999). Este esquematismo se manifiesta “en que al fin los productos mecánicamente diferenciados se revelan como iguales” (ibid).

Preso de la libertad de consumidor, estos sujetos, reconstruyen su identidad bajo

prototipos marketineros que ofrecen nuevos espacios y nuevas “filosofías” de vida. Zonas

de campo, chacras, verde y aire puro, que se ofrecen abiertas a la vez que cerradas.

Campo y muro. Mercancía que rememora un pertenecer a un pasado que no se posee –

la estancia de la oligarquía- y que sólo puede lograrse bajo la protección de muros que

priven de miradas ajenas.

La tendencia muestra no sólo un cerramiento o privacidad en estos lugares, sino también, la fantasía de un nuevo estilo de vida: del verde, la naturaleza, la granja... El mito naturista se presentó como antiurbano -influencia del mito sesentista, de las comunidades hippies o beatnicks- que no debe confundirse con la idea de desapego urbano –característico de la aristocracia y típica de la nobleza del campo-, ni tampoco con las ciudades jardines -pensadas para clases con desventajas socioeconómicas- (Ramón, 1974).

Bajo la forma fantasmática de desarrollar este “nuevo estilo de vida”144 no se esconde más que una mercancía. Podríamos arriesgar que se presenta un doble fetichismo, el que mencionamos anteriormente y el propio de la mercancía. “El fetichismo de la mercancía no es el producto singular, subjetivo, de una historia individual, sino el producto general y objetivo de una historia colectiva, la de la sociedad” (Godelier, 1980) Esto nos permite analizar las relaciones sociales configuradas en el tejido urbano.

De alguna manera estas configuraciones, que se trazan bajo el juego del mercado inmobiliario y de servicios dan forma a los habitantes de estos nuevos espacios. Alienación del habitante urbano en consumidor de espacios privados, ennoblecidos y cerrados. Aparecen como ciudadanos privilegiados y cuestionan al mismo tiempo el concepto de ciudadano. ¿Cómo se piensa a estos sujetos consumidores, y que implicancia tienen en la sociabilidad urbana? Nuevas preguntas todavía sin respuestas.

García Canclini (1989) habla de ciudades globalizadas. En la indudable asociación de la expansión urbana y los procesos comunicacionales y financieros, la urbanización ya no está primordialmente enlazada a la industrialización ni a la transferencia de la fuerza de trabajo del sector primario al secundario (rasgos propios de la urbanización de los años keynesianistas y desarrollistas). Desde los años 80’, la urbanización de las sociedades contemporáneas se relaciona con “la serialización y el anonimato en la producción, con reestructuraciones de la comunicación inmaterial (de los medios masivos a la telemática) que modifican los vínculos entre lo privado y lo público” (ibid). 144 Para una ampliación sobre estos slogans publicitarios que promueven un nuevo estilo de vida, son importantes los aportes de Labonia et alt, y de Arizaga, citadas en la bibliografía.

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El modelo de ciudades globalizadas que utiliza en realidad fue acuñado por Saskia Sassen (1991). Define a las ciudades como un centro de mando de los procesos de producción de servicios especializados, foco de inversión extranjera, y centro de actividades financieras. Lo que las distingue es el desempeño de una función estratégica de integración en la fase actual de la economía mundial.

La arquitectura da cuenta del nuevo espacio global –espacio del desconcierto y de la incertidumbre-. Recurre para ello a proyectos ya probados, de éxito asegurado, donde se privilegia el retorno monetario antes que el sello distintivo del “tic” del arquitecto planificador. Los procesos de producción de ciudades tienden a recaer en una forma de producción capaz de engendrar sus propios mecanismos de gestión, tornados a formas de auto-control o de generación de modelos anarcomórficos, que responden a la lógica mercantil inmobiliaria.

Según Jameson (1997) la incidencia política de la arquitectura reformula las distinciones entre particularismos y universalismos en el ámbito de lo urbano. Lo empírico, lo material, es pensado como particular –lo edificado-, y lo teórico, lo abstracto aunque también material, es pensado como universal –lo urbano-.

La arquitectura es un producto cultural que en la modernidad se ha erigido como uno de los principales productos de consumo. Es una forma de arte firmemente vinculada con las estructuras económicas que le dan lugar a su accionar. En el ambiente globalizado, en la victoria del capitalismo, quedan pocos espacios de independencia en sus formulaciones.

La privatización de los escenarios urbanos.

Tras el desmoronamiento del Estado de Bienestar y juntamente con las corrientes neoliberales propias de los 80’s, surgen estos nuevos proyectos urbanos que continúan la lógica que hemos desarrollado. Este marco de pensamiento de producción de la ciudad y de lo urbano, permite la creación de edificios con perímetros, barrios cerrados y countries, siguiendo las pautas de concepción, diseño, construcción y comercialización del mercado empresario-inmobiliario.

Lo público y lo privado, como espacios de contención del hombre, asisten a un sensible resquebrajamiento de sus fronteras. La llamada posmodernidad parecería estar comandando un proceso de revalorización del espacio privado por sobre el público. La proliferación de “barrios cerrados o privados”, es decir, limitados en su acceso al extraño, es parte del proceso. Conformados como conjunto de iguales que preservan sus costumbres y modos de estar en el mundo, los barrios se edifican buscando defender la privacidad.

Algunos autores consideran que esta privatización del territorio implica la privatización de la seguridad. Esta privatización remite a una expulsión de la peligrosidad a las afueras del barrio privado. En contraposición a la violencia del espacio público, se alza la seguridad del espacio privado (Labonia et alt, 1998). Como nos dicen las autoras, sería erróneo pensar que éstas modalidades de asentamiento buscan la ruptura total con el centro urbano. Por el contrario, “se presentan como enclaves posibles en el juego de los procesos de flujo y fragmentación: por un lado la ciudad se fragmenta en enclaves aislados, por el otro se asegura la circulación de los individuos entre estos espacios” (ibid).

Esta, es una nueva forma de conjugar el verbo circulación (que nos conduce a comportarnos bajo el ritmo de la velocidad) y los sustantivos de barrio privado, pueblo privado, ciudad privada, countries (que nos remiten, cual monasterio, a ámbitos de encierro), crean nuevas disposiciones subjetivas sobre las que constantemente se reconstruyen las identidades de los sujetos de las grandes áreas metropolitanas (Velázquez y Zunino Singh, 1999).

El actual proceso de creciente desigualdad social impacta sobre la espacialidad como una forma de ghettizar la sociedad abierta. La sociedad se muestra como fragmentada.

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Los medios presentan al fenómeno de los barrios cerrados como “lo nuevo”, sin embargo tienen una vasta tradición histórica. Los sumerios convivieron en dos tipologías de ciudades: las abiertas y las cerradas, de las cuales solo se conservan algunos muros de las llamadas cerradas (Salamanoff, 1999).

“La fragmentación de las ciudades de las sociedades desequilibradas dan lugar al nacimiento del ghetto y la ruptura del consensus”, plantea Giuseppe Sacco (1990) para la actual situación societal. El ghetto no es nuevo, pero la ruptura del concepto de ciudad industrial si lo es. El consenso sobre que debe ser una ciudad se diluye presionado por el desmoronamiento del Estado de Bienestar.

El proceso de globalización genera un cambio en la estética de las ciudades: las ciudades se asemejan unas a otras. En todas hay Mc Donald’s, en todas hay shoppings, en todas la arquitectura se estandariza. Mismos proyectos (des)territorializados que conforman ciudades tendenciosamente homogéneas. La globalización ha generado en el discurso un efecto de fragmentación. Una creencia en que antes las ciudades no estaban fragmentadas, un antes idílico de una totalidad armónica, sin conflicto y con orden.

Como interpreta Arizaga, “la proliferación de estas urbanizaciones cerradas aparece en momentos en que la sociedad argentina atraviesa una profunda transformación económica y social como consecuencia de las políticas de ajuste. En paralelo surgen y resurgen valores funcionales al modelo neoconservador como la crisis del espacio público y el deterioro de los valores igualitaristas. Los Barrios Cerrados parecen graficar esta lógica de ganadores y perdedores y muestran un aspecto significativo del proceso de transformación que se está llevando a cabo en la morfología social urbana y suburbana” (1998a).

La ciudad, luego del fin del modelo de gestión tradicional, en su horizonte se divisa como un lugar de guerra. Un lugar que no tiene que ver con una supuesta desorganización y caos, sino que es un lugar que ha perdido los rumbos impuestos por la modernidad.

Todos los modelos de certidumbre han sido derrotados y nos encontramos en una situación en la cual el Estado ya no puede demandar orden, no puede impartir control. La incertidumbre se agiganta proporcionalmente al retiro del Estado. Un Estado que ya no cuida al ciudadano es un Estado que no puede demandar orden de aquel, y por tanto solo formaliza su relación con el citadino –mediante su instrumento central: el voto-.

Hacia una redefinición conceptual

Laclau (1996) observa que nunca hubo un equilibrio entre espacio privado y público. Ese equilibrio siempre fue pensado como ficcional, como la fantasía de pensar que ese equilibrio, al existir, se erige en fetiche, en mito fundante. Lo real es que nunca existió, pero que si se cree que existió puede dar sentido a la situación vigente, convertirse en marco de referencia de la representación simbólica de lo social. El universal vacío critica a la identidad esencialista que se asociaba al sujeto y a su representación con el objeto.

Mencionamos reiteradamente este avance del espacio privado sobre el público, hablamos de la retirada del Estado y del avance de la lógica del mercado; y, por sobre todo, de la ruptura del consenso. Creemos que asistimos a esta tensión, pero que leída en clave histórica y repensando los criterios de público y privado nos permite formular nuestro espacio teórico.

Hannah Arendt, expone una línea sobre la cual nos deslizamos para comprender lo público y privado. Y decimos, reafirmando su análisis, que el ámbito de lo privado a primado en la modernidad, y es el signo de ésta. Es el signo del mundo organizado por su economía, por el espacio de la desigualdad. La sociedad es una gran administración familiar. Administración de las necesidades básicas del capitalismo insatisfecho.

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La esfera pública, en el mundo griego, refiere a asuntos de la polis y la privada refiere a asuntos del hogar –específicamente su economía-. La confusión moderna ha llevado como asunto común (público) las necesidades existenciales de la vida (privado), creando una esfera que es la social. En ella se subsumen lo privado y lo público, y donde la esfera pública se confunde con lo estatal; y éste se ha convertido en una función de lo privado, como el único interés común que queda.

La igualdad política de los griegos se reconocía participando en la polis. En la modernidad esta igualdad no es más que un reconocimiento legal. La sociedad moderna -a diferencia de la ciudad-estado griega- necesita normalizar a sus miembros. Exige que éstos actúen como si fueran iguales en una enorme familia, con una sola opinión e interés. La forma política de esta familia es la nación-estado. “Para nosotros esta línea divisoria ha quedado borrada por completo, ya que vemos el conjunto de pueblos y comunidades políticas a imagen de una familia cuyos asuntos cotidianos han de ser cuidados por una administración doméstica gigantesca y de alcance nacional” (Arendt, 1996).

Lo que aparece en público, puede verlo y oírlo todo el mundo, y tiene la más amplia publicidad posible. Para nosotros, la apariencia constituye la realidad. Y por otro lado, lo público significa lo común a todos nosotros, diferente al lugar que se posee privadamente en él. Lo público visible y lo privado oculto son los caracteres del espacio social.

Creemos que habiendo descrito el cambio de gestión del Estado, hemos dado cuenta de lo que sucede con la esfera pública: “La sociedad se organizó en la ‘esfera pública’ con el disfraz de una organización de propietarios que (...) pidió protección para acumular más riqueza” (ibid). Es por eso que queremos centrarnos en lo que sucede con lo privado moderno y con lo social.

Cuando la vida moderna se organiza alrededor de la economía, el signo de la desigualdad propio de la esfera privada es imborrable. No hay nada que se haya fragmentado al leer de esta manera la modernidad. Hoy, lo que observamos claramente, es la cristalización de esas desigualdades cuando la igualdad formal no puede (o no quiere) ser garantizada políticamente por el estado.

El universal vacío de Laclau recrudece con la globalización. Se radicalizan las recusaciones a toda forma de universalismo: a la noción de totalidad, a las grandes categorías históricas y a los grandes relatos; y se promociona una estética del fragmento, como una nueva y poderosa forma de fetichismo ideológico (Zizek, en Jameson y Zizek, 1998)

Nuestro intento es no caer en la concepción fragmentaria. Se trata de restituir la pregunta por las relaciones entre los fragmentos (culturales, sociales, textuales, urbanos, de género, de identidad, etc.) a que son tan afectos los Estudios Culturales, y la totalidad, una categoría cuya devaluación actual en abstracto es un síntoma de la barbarie teórica e ideológica (ibid).

La soledad del ciudadano

Hemos dejado de pensar primordialmente en privación cuando usamos la palabra privado, y esto se debe parcialmente al enorme enriquecimiento de la esfera privada a través del individualismo moderno. “El hecho histórico decisivo es que lo privado moderno en su más apropiada función, la de proteger lo íntimo, se descubrió como lo opuesto no a la esfera política, sino a la social, con la que sin embargo se halla más próxima y auténticamente relacionado” (Arendt, 1998).

En la sociedad finisecular la contraposición mítica público/privado pierde sentido. Se transforma, adquiere nueva materialidad. Hoy podemos mirar al espacio de la comunidad, de lo otrora público, como hostil al individuo. Hoy podemos comprender al individuo en su

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soledad145. Paul Auster nos muestra cabalmente el pasaje a la invención de la soledad –que ya se traslucía desde el cambio de la familia extensa a la familia nuclear desde el siglo XVIII-, y que hace ligar a los sentimientos al ámbito de lo privado, y a la razón al ámbito de lo público.

El hombre se ha convertido en completamente privado, es decir, ha sido desposeído de ver y oir a los demás, de ser visto y oído por ellos. Todos están encerrados en la subjetividad de su propia experiencia singular. El fin del mundo común ha llegado. De esta manera la privacidad del encierro es una respuesta negativa a lo social, siendo esta una generalización sistematizada del mundo privado, es decir de lo económico.

Se podría plantear que existe una doble negación de lo privado. Lo privado se niega a sí mismo cuando aparece como común. La manera de diferenciarse de ese privado común, en la posmodernidad, puede leerse como intimidad. Privacidad de lo privado.

En ‘El proceso civilizatorio’, Norbert Elias (1997) asume el paradigma de que individuo y sociedad son dos caras inseparables de lo mismo. La sociedad no se desprende del individuo ni es sumatoria de los mismos. Esa separación entre público y privado proviene de una construcción histórica que busca –mediante el control de las costumbres- resguardar parte de la vida –la privacidad- como expresión de las intimidades del cuerpo en un mundo que era visible –o público-.

Los sujetos han vivido la experiencia histórica de ser construidos por ese Estado que hoy se repliega, y se transforman en individuos que comprenden escasamente el proceso de cambio. Continúan apoyándose en las otrora certezas y instituyendo una sensación de desatención, de descreimiento de la acción estatal y de su eficacia.

Consideraciones

Es indudable que toda manipulación del espacio es relevante debido a que a partir de ella se va a incidir fuertemente en la subjetividad de los sujetos. Jameson (1997) observa a los sujetos de la posmodernidad como entidades en el medio de un caos. Individuos imposibilitados de dar cuenta -desde los sentidos- de la complejidad de las ciudades y sus formas de manifestación.

En el entramado urbano de la ciudad abierta los límites se encuentran extendidos y solo culminan en lo rural. La percepción del todo permitía la dicotomía entre lo urbano y lo rural como dos polos particularizados. La ruralización de lo urbano, comprendida como los procesos de cercamiento, constriñen los límites cognitivos. Nace el particularismo de orden urbano.

Nos introducimos en un problema de percepción. No se puede ver la sociedad, vemos relaciones sociales. No se puede ver la ciudad, vemos particularismos urbanos. Este espacio, antes pensado como parte de un todo, es comprendido hoy como espacio total, como unidad autogestionada, desvinculada de la ciudad. El ideal rupturista se hace fuerte y se presenta como autosuficiente. Las nuevas ciudades cerradas empiezan a adquirir cierta autonomía.

La proyección del todo se vuelve, en estas condiciones, un imposible. La lógica no permite establecer una cierta distancia de lo realizado, de lo objetual, y obliga a no pensar en perspectiva. Un volumen carente de perspectiva no se puede ser parte de la configuración de un todo. Los mapas sólo pueden referenciar lo micro, lo acotado, aquello que es irrelevante para lo macro.

145 Como dice Oscar Landi: “estamos solos pero tenemos Internet”. La ficción de ser parte del mundo, del todo, sirve de sustento para pensar la soledad como un hecho de la voluntad individual y no como parte de un proceso histórico concreto.

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Una sociedad que no necesita de la integración no requiere trazas urbanas regulares ni homogéneas, puede presentar marcadas y claras diferencias entre urbanidades. Diferencias que van desde la villa al country, pasando por la ciudad tradicional.

La privacidad de lo privado ha constreñido los límites de percepción, se han cerrado frente a la publicidad de ser visto y ser oído, y genera cierta autonomía frente a lo estatal. Las condiciones generales para la producción de la ciudad no necesitan ya necesariamente de lo estatal para su gestión. Las ciudades privadas descubren ahora su potencialidad ficcional.

La mutación en el paradigma urbano que estamos observando implica la imposibilidad de comprender la diversidad –de los diferentes núcleos identitarios-. El viejo paradigma intentaba generar una armonía entre las desigualdades (entre los humores de la ciudad como diría Maquiavelo) bajo la perspectiva universalista y el ideal de desarrollo. En esa tensión los proyectistas y los usuarios se encuentran en una situación de incapacidad para organizarse y orientarse en este nuevo espacio. Dificultando los procesos de gestión de lo urbano.

La “vuelta a lo privado” –al domus- que tanto la villa como el country muestran al eventual viajero, describe a una sociedad que descree de las soluciones públicas. Sociedad que llena de incertidumbre y de miedo se “guettiza” en núcleos identitarios. Acentúa su soledad y nos deja perplejos e inmersos en discusiones teóricas inconclusas.

Agosto de 1999.

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La ciudad posmoderna y la estética de la injusticia en Latinoamérica

Celia GUEVARA

Sería difícil establecer un límite a la posmodernidad, una inauguración en la ciudad. Cuando empieza ésta? Cuando se transforma en lo que actualmente conocemos por deconstrucción? Lo que interesa es cuando la ciudad comienza a entrar en la filosofía de la posmodernidad o la deconstrucción.

Una hipótesis que sostengo frente al pensamiento de la posmodernidad es la de que sus ideólogos no han podido escapar a la imagen del mundo que los formó, el mundo de las guerras, la destrucción , los vacíos tanto espacilaes como temporales y afectivos.

Así como en los griegos primitivos la destrucción de sus ciudades por terremotos influía en su posición filosófica, y concebían el Cosmos destruído en su imaginación, por terremotos celestes, así los filósofos de la posmodernidad no han podido escapar a la imagen de destrucción, que es la consecuencia de las guerras, que afectó su imagen cósmica y les llevó a una concepción desencantada de la existencia donde lo que priman son los vacíos dejados por las bombas o las matanzas. Vacíos entonces, de nuevo; espaciales, temporales y afectivos.

Que esta filosofía coincida con el desarrollo de la ciencia, que a los vacíos se sume el concepto de lo fragmentario (matemáticas fractales) o del caos (teorías del caos) no hace más que confirmar la posición ambigua de la ciencia en el desarrollo social.

Esta forma de desarrollo ha creado por un lado los “no lugares” por otro los lugares aislados, fragmentados, separados del contexto general de la ciudad.

La estrategia económica, por su parte es reforzada por esta situación urbana. (Alejandro Zaera 94) según los mecanismos de desplazamiento temporal, es decir mecanismos que permiten convertir el capital fijo en capital móvil (Harvey 85) o los de desplazamiento espacial que son aquellos que permiten abrir nuevos espacios de crecimiento para la absorción de los excedentes de producción (infraestructura, transporte, investigación tecnológica, mano de obra) Todo esto es utilizado para resolver las crisis de acumulación de plusvalías. Es decir que las crisis del capitalismo son absorbidas por medio de la reestructuración constante del espacio.

Esta compleja situación económica es acompañada por una estética de la fragmentación y del caos espacial.

Si esta estética del vacío del abandono y del caos se corresponden con los desastres de las guerras, importa saber a qué guerras corresponde la situación caótica de nuestras ciudades en Latinoamérica. En Argentina especialmente, y particularmente en Buenos Aires la estética de la nueva modernidad ganó la ciudad coincidiendo con los años del horror.

El olvido La estética de la destrucción , la fragmentación, la falta de nexos colaboran en la política urbana del olvido. la negación de la historia y de la identidad coincide con la negación de los crímenes sociales.

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La fragmentación

Para el historiador N. Sevcenko (citado por Laurent Vidal 94,), la ciudad actual se compromwte en tres procesos de fragmentación: la de los individuos, la del tiempo y la de la percepción del espacio. (91) De allí el peligro dice Vidal con Carlos (93) de que el proceso de fragmentación disimule la conciencia urbana y haga perder las referencias a la historia de la ciudad, la memoria del lugar.

En realidad este concepto de fragmentación desde el punto de vista económico (Vidal) acepta la noción de grupos que no participan ni de la producción ni del consumo, no son ni siquiera marginales, son excluídos.

El traslado forzoso de los sectores de población de la Capital Federal argentina, se produjo entre 1978 y 1980 respondiendo a un plan llamado Erradicación de villas de Emergencia. Los grupos familiares podían optar entre volver a su lugar de origen o trasladarse a áreas determinadas del Gran Buenos Aires . Bermúdez 85. Äl ser distribuídos en terrrenos propios ”los villeros erradicados perdieron las ventajas, tanto económicas como sociales que se obtienen viviendo agrupados en una villa, cuya distribución espacial permite adptar a sus habitantes formas de organización más ventajosas que si viven separados en terrenos cuya distribución y tamaño había sido decidido por compañías inmobiliarias”. ... Es la relación espacio-tiempo la que otorga territorialidad a un territorio específico en donde el “desalojado- rearticulado”, pierde relaciones sociales construídas a lo largo de su tiempo (personales, laborales, sindicales, familiares,políticas,educación, vivienda, salud, vida).”....

De esta manera el Gobierno Militar, recreó el área metropolitana. Es evidente que a partir de estas expulsiones (no sólo de las villas también de conventillos e inquilinatos, según prueba la gran disminución de la población de La Boca) se están produciendo graves fraccionamientos sociales. tal vez también políticos según se desprende de algunos estudios sobre el tema.

Es interesante anotar que mientras que en otras ciudades de Latinoamérica la fragmentación se produce a partir de cambios económicos relacionados con formas de mercado y de circulación, en Buenos Aires estos cambios fueron llevados a cabo por los sectores más ignorantes del país en forma de Planes, produciendo deliberadadmente en la realidad, rupturas, vacíos y discontinuidades en el tejido social que lllevará años reparar si es que algún día esta tarea puede emprenderse.

Desde el punto de vista estético veamos que nos dice Wim Wenders (citado por García Canclini (90) : Rechazo totalmente las historias pues para mí engendran únicamente mentiras y la más grande mentira consiste en que aquellas producen un nexo donde no existe nexo alguno. Empero, por otra parte, necesitamos de esa mentiras, al extremo de que carece completamente de sentido organizar una serie de imágenes sin mentira, sin la mentira

de una historia En tanto que los hombres producen nexos y concatenaciones , las historias hacen la vida soportable y son un auxilio contra el terror”.

En general la deconstrucción acepta la mentira como una forma de mantener a raya la noción del caos o de la futilidad de la vida.

La negación de la historia

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El objeto posmoderno no tiene historia, puesto que la niega. De acuerdo a García Canclini (90): la ciudad posmoderna funciona como un video clip, fragmentada y multiplicada como un mapa desnonocido “Todo sucede allí al mismo tiempo como en el Aleph de Borges”.

La negación del tiempo supone la negación de la historia, y con ella la negación de una identidad. El tiempo de la ciudad posmoderna es un tiempo efímero. Sin embargo no bastaría esta cualidad para calificar a la ciudad de posmoderna. También el surrealismo priorizaba lo efímero. Se une ahora una nueva variable la desilusión “ La condición posmoderna quedaría expuesta en (la negación )del ahondarse de aquella la existencia humana, de una existencia aceptada como tensada por los deseos y problemáticas ... por la heroicidad de ese viaje transgresor y reconciliador de los hombres con el mundo (Casullo 89).

Por otro lado se invierten las leyes de causa y efecto, las leyes de la sucesión del tiempo, se simula la vejez o la precariedad, se juega con nuestro sentido del tiempo, se simulan ruinas, o bien se muestra lo no terminado, el tiempo detenido. Aperece así una forma de hiperrealismo en la ciudad. Se nos muestra una realidad que no existe, deconstructivismo sin principio ni fin . No se puede decir qué es qué y así sucede con la ciudad.

Dice Krawinkel 98: El arquitecto más fiel a Derrida, B. Tschumi, no rehusa el sentido de la obra arquitectural. Porqué descompone? Nos explica que la realidad se desliza entre un desorden más o menos caótico... lo que los arquitectos y urbanistas proponían , la composición como reflejo del orden del Cosmos, son concepciones erróneas. La arquitectura no existe más que a través del Cosmos en el cual ella se presenta y si existe la disolución, una unidad disociada y dispersa la arquitectura será necesariamente así”. Chiotinis 98.

El enmascaramiento

Simular es mostrar lo que no existe, disimular, negar lo que existe (Daneshbari 98, citando a J. Baudrillard).

El tiempo de la posmodernidad tiende a acelerarse a perderse frente a la hiperdimensión del espacio, pero a la vez es negado como tiempo histórico (se niega la historia en general, la historia del significado y de su evolución, la historia social y la historia tecnológica). Al mismo tiempo se niega la historia particular del edificio (edificio-ruina o edificio-construcción), se niega la sucesión del tiempo en las categorías causa y efecto, convertidas en efecto-causa).

De manera que la categoría tiempo, es negada constantemente. Según Daneshbari (98), en realidad la presencia metafísica y la ausencia del tiempo en el posestructuralismo crean un universo borgiano donde el tiempo es a la vez todo y nada.

Este autor cita a Max Planck quien dice que no tenemos derecho a creer en un universo futuro en el cual las leyes de la Física continúen existiendo como tales.

No obstante, por el momento, la deconstrucción no significa otra cosa que ilusión y simulación.

En las obras de Gerhy la entrada a un estacionamiento en forma de binoculares no cambia la realidad espacial, puesto que los autos continúan dependiendo del avance teconológico y del radio de giro.

La negación de la realidad, la aparición de una realidad nueva ilusoria en la ciudad tiende a desplazar la memoria del sujeto. No se trata de leyendas ni de una desfiguración histórico-social. Esas realidades han sido deliberadamente destruídas.

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El enmascaramiento , el disfraz de Buenos Aires, en su “limpieza” urbana servía para tratar de convertirla en lo que no era: una ciudad del Primer Mundo.

Es interesante anotar que al mismo tiempo la estética de la deconstrucción se apoya en la teorías del caos cósmico, mientras que los gobiernos militares basan sus depredaciones en una ambición de “örden “ ciudadano y social.

El hiperespacio

Dice Luis Castro Nogueira (98) el capitalismo avanzado opera, como afirmaba Lefebvre “produciendo” espacio . Ahora bien ese espacio ha dejado de ser el espacio de la fase imperialista... el espacio ha dejado de ser lo opuesto al sujeto, aquel fetiche moderno iluminista de lo ïnerte, vacío, mecánico y abstracto” para convertirse en promesa de subjetividad”.

Un objeto que goza de las mismas cualidades que el sujeto mismo.... dotado de memoria y saturado de imágenes”.

Nos encontramos con una ciudad virtual, una futura ciudad sujeto, donde el sujeto humano ha perdido importancia. Aparecen los “no lugares” virtuales, el espacio informacional se multiplica.

Y además; la acumulación flexible no sólo produce mercancías al modo clásico sino “paquetes” espacio-temporales (G. Debord) el capital construye y destruye sin cesar lugares físico-mentales que constituyen-destituyen subjetividades, jóvenes, mujeres, homosexuales, yuppies, ejecutivos , minorías étnicas, tercera edad. Castro Nogueira 98.

De manera que el espacio urbano se ha hiperdimensionado, pero a la vez se ha fragmentado socialmente en la ciudad.

Según Roque (97) la posición del espectador que obliga a prescindir del punto de vista caracteriza a los regímenes autoritarios, adndo a esta forma de dominio del espacio una razón de “poder”. La falta del punto de vista que tiende a diseminarse en el espacio, asegura también la incorporeidad del observador , el cual al llegar a la altura precisa se disuelve en el Cosmos.

En la estética del posmodernismo aparece este distanciamiento, se está frente a una dimensión sin perspectiva, fuera del punto de vista del observador. Recuerda de alguna manera las líneas de Nasca. Se abandona la escala humana. vamos a encontrarla en la pintura de Kuitca o García Uriburu, en una especie de globalización del espacio. Dice Forster 89 del panorama del hall de conciertos de Gerhy “parados sobre un palco o avanzando por un puente a través de un espacio público, la posición del obsevador privillegiado de la ciudad comienza a asumir trazos de una pintura compleja ... las vistas con esa relación recuerdan al Canaletto.... y a algunas pinturas del Siglo XIX, que colocan al espectador bien dentro del edificio y despliegan la visión de la ciudad en enorme pantalla”.

Los vacíos urbanos

Según Kulemkamff, los vacíos urbanos no sucedieron por accidente y este desarrollo “le debe mucho a Nietzsche “,. No hay más que recorrer el cine urbano posmoderno y sus representaciones para encontrar esos vacíos en las áreas abandonadas, en las imágenes de la periferia, Wim Wenders, por ejemplo.

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Dice Angélique Trachana (95) “La inspiración de una nueva poética la voluntad de tomar todo aquello que es vulgar, roto, sucio, (en el espacio ciudadano) se refleja en el cine de Wenders: ”Cielo de Berlín”: situaciones periféricas, vacíos, contrastes de densidad”. .

Los vacíos urbanos de fines del siglo XX, están aparentemente justificados a puesto que representan la realidad de la desindustrialización mundial. Se suceden los pueblos abandonados en los países desarrollados, las plantas textiles muertas, las chimeneas apagadas.

Sin embargo coincide con una estética vanguardista. Voy a citar a Florido 94.

“Mientras que las tendencias urbanas se orientan a la circulación , a la homogeneización de los espacios, de la sustitución de las relaciones humanas por mero intercambio de información, habría que retornar al modelo .... un modelo que hizo de la ciudad un espacio lleno con lugares de encuentro y relación... Sería la recuperación de un “viejo” espacio para una “nueva”socialización“ (el subrayado es mío).

Aquí aparece el concepto de “lleno”, como lleno social es decir que la concepción estética del vacío urbano no se limita a constatar el abandono industrial sino que juega con el simbolismo del vacío social, el vacío del encuentro de la relación humana.

Más tarde dice: No tiene sentido entonces reivindicar los “lugares del morar”... todo debe ser arrasado a fin de que el poderoso intelecto humanao pueda edificar un nuevo espacio a su imagen y semejanza “sin reglas” y “sin autoridad” como ahora se propugna”.

Resulta interesante señalar en este párrafo la coincidencia entre “lleno” y autoridad en oposición al vacío como libertad. Es necesario arrasar para encontrar la libertad.

Continúa diciendo León Florido: citando a Nietzsche: “No se debe soportar la realidad, también se la debe amar”

Así Nietszche que simboliza el inconformismo aprece como un conformista. Tal vez falte la enunciación dialéctica; ”No se debe soportar la realidad sino cambiarla”.

Latinoamérica

Nuestras ciudades, pierden así identidad al perder su historia, pero además la estética del enmascaramiento niega la ciudad marginal. La niega, no en su contexto estético ilusorio, sino en su realidad. Las “villas” son expulsadas a la periferia, a aquello que se ha dado en llamar el “conurbano” y que no significa otra cosa que las áreas del caos social y urbano. ( la palabra conurbano significa en realidad formar parte de lo urbano, puede referirse al corazón de la ciudad o a sus límites)

La soberbia militar y empresarial consideró en los años 70 la necesidad de transformar las ciudades argentinas, y sobre todo Buenos Aires en una ciudad del Primer Mundo

Para aparentar esta realidad inexistente expulsó a los habitantes de las áreas urbanas marginalizadas hacia la provincia en un disfraz cosmético de la ciudad.

Servía a varios propósitos, la expulsión de los rebeldes políticos, fuera de la capital, el desmembramiento de las redes solidarias entre marginales y por fin la “limpieza”

étnica y espacial de la ciudad.Si la limpieza de la ciudad y su aspiración primermundista coincidían con la estética del enmascaramiento, la desintegración del tejido social coincide con la estética de la fragmentación y la falta de nexos. Segúm Kowarik (90) la fragmentación de la ciudad se caracteriza por la existencia de trozos de ciudad no integrados economicamente en los cuales las relaciones ya no son económicas sino ideológicas y culturales.

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Pero en este caso ni siquiera existen los lazos ideológicos, o culturales los cuales fueron destruídos adrede.

En muy poco tiempo se crearon los llamados “bolsones de pobreza”, a causa del desempleo y la necesidad de acceder a las zonas preferenciales en busca de oportunidades.

Esta estética servía al propósito del olvido y de la “reconciliación”.

Por otra parte la llamada “globalización” , es decir la aparición de los no lugares en la ciudad latinomericana, trajo como consecuencia la unión de los empresarios frente a los ciudadanos desposeídos. La globalización ha unido a los capitales, mientras que los ciudadanos se fragmentaban.

Esta anulación del sujeto y su transferencia hacia el objeto, así como la pérdida del punto de vista del observador inmerso en el paisaje urbano, significa por último la pérdida del cuerpo.

El cuerpo deja de comprometerse y hasta las guerras se consideran un juego informático con “pérdidas colaterales”.

Las consecuencias sociales, en nuestros países, la desigualdad y la miseria, la expulsión y las crisis se esconden detrás de una estética de aparente vanguardia.

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211

La ciudad: lugar de confrontación del ciudadano y/o cuartel del soldado social

Jorge Próspero Roze

"...En los bordes deshilachados de la imaginación de Baudelaire, entrevemos otro modernismo potencial: la protesta revolucionaria que transforma una multitud de soledades urbanas en un pueblo, y reclama las calles de la ciudad para la

vida humana..."Berman, 1982 p. 166

Nos interesa reflexionar acerca de lo que se da en denominar el "orden de las ciudades". Somos consciente que estamos hablando del orden de nuestras sociedades, donde la ciudad, con sus múltiples posibles definiciones es una parcialidad, pero de hace mas de un siglo, una parcialidad determinante.

También el hablar del orden urbano nos plantea un conjunto problemas de definición, porque urbanas son las "Global citys", las megalópolis del subdesarrollo, las metrópolis y ciudades, pero también urbanas son las ciudades intermedias de las que bastante se esta empezando a hablar, los pequeños asentamientos, y de acuerdo con lo mas o menos laxo de la definición, grandes áreas rurales se estructuran según lo que se puede denominar un "orden urbano"

Toda ciudad adquiere un orden producto de los enfrentamiento entre grupos sociales, donde las fuerzas dominantes en el ámbito de la producción de los medios de vida configura un sistema jerarquizado de espacios. Las ciudades del capitalismo, con las peculiaridades de sus determinaciones, han configurado un tipo de ciudad que puede ser leída en todas las ciudades contemporáneas .

Otro orden, es el de las ilusiones y en algunos casos acciones de los planificadores, que cuando actúan en el sentido de los proceso de acumulación o de consolidar el orden son realizaciones, y cuando se oponen, utopías.

El orden de las ciudades se presta a algunos nombres que parecen caracterizarla: La ciudad industrial, la ciudad postmoderna; la ciudad dual; la ciudad informacional, etc. donde a los efectos de su caracterización se eligen connotaciones vinculados con distintos aspectos: formales, económicos, ecológicos, sociales, etc.

Las reflexiones que queremos iniciar, y los efectos que buscamos provocar, tienen que ver con ciertos substratos del orden que operan tanto en la configuración de los sujetos como en el "entramado de interdependencias constituidos por individuos" al decir de Elias (1989).

Una posible concepción de ciudad, siguiendo con Elías ( 1996 : 54)nos hablaría de "...una completamente determinada constelación social de hombres recíprocamente enlazados..."146, donde de lo que se trata es de entender las determinaciones de esos entrelazamientos.

Así también, entendida como un momento en el desenvolvimiento de la "lucha de clases", en localizaciones muy específicas de una formación social, en relación con un territorio geográfico

146 . Mas adelante señala "...no se puede entender, por ejemplo, la estructura de nuestra propia sociedad

occidental y las unidades sociales nacionales en las que se divide, sin estudiar el proceso a través del cual

un número cada vez mayor de hombres cristalizó en forma de "grandes ciudades", emergidas del campo

social..."

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Elegimos, para desarrollar algunas ideas, pedir prestados ideas, conceptos, razonamientos de diversos autores, en un estilo un tanto literario. No por ello dejamos fuera la rigurosidad de los conceptos en los marcos de desarrollo de sus autores. Elegimos los sucesos que ilustran las ideas con cierta vocación lúdica. Los resultado y las conclusiones las elaboramos nosotros.

Empezaremos por el elemento mas aparente en relación con el orden de los individuos: la construcción de su identidad como miembros de la nueva comunidad, cuya configuración guardaba, inclusive en su terminología el carácter de lo urbano: el ciudadano.

Seguimos esa configuración repensando las consecuencias urbanas de la conformación de lo que Foucault denominó "sujeto de las disciplinas", para finalmente avanzar en otra connotación de los sujetos que configuran ese entramado, cual es -lo que hipotetizamos- la mas fuerte configuración de su subjetividad, a partir de situación cuasi genéticas de la amenaza y el terror. Las condiciones actuales de su reproducción y sus resultantes, nos connotarían, tal vez, nuestras ciudades actuales

� Ciudad, citadinos y ciudadanos

Hablamos de la ciudad como el lugar donde construyen sus condiciones de existencia de diversos agregados humanos, y donde ciertas determinaciones particulares de ese modo de vida (el tamaño, la escala y la diversidad afirmaría la escuela de Chicago) determinarían un sujeto "diferente" o particular de ciertas condiciones "normales" de existencia. Estos fueron los fundamentos de la casi totalidad de la sociología urbana o de las reflexiones de los sociólogos sobre la vida urbana.

Muy temprano en el análisis sobre la ciudad hace su aparición el sujeto político, el individuo de la organización, del control, del gobierno, de la corporación, del linaje. El citadino diferenciado del campesino, aparecería como sujeto de derechos constituyéndose en ciudadano.

La matriz bajo la que se construye el ciudadano es el poder de la soberanía y las leyes que la regulan. El poder constituyente se expresará en la perfección de las leyes que constituyen la individualización en los marcos del estado.

La ciudadanía bajo el dominio de la producción capitalista y del estado-nación constituye el soldado ciudadano, el individuo que se deberá armar para defender no ya la ciudad, sino la "patria", la nación. El ciudadano en armas. La ciudadanía sin ciudad constituye el patriota, el defensor de la nación en la defensa de sus derechos.

Cuando el ciudadano en armas, se asume defensor de su territorialidad social, y de sus derechos, hizo su aparición el comunero, y con ello las clases dirigentes (tambien sus intelectuales) descubrieron los límites de la ciudadanía147.

No obstante, el ciudadano, sujeto de derecho, adquiere legitimidad en tanto corporación del individuo. Individuo cesurado entre lo que puede ser y lo que es, donde lo legítimo es lo que puede ser en la proyección política de la corporación del ciudadano; donde lo que es, mas allá de esa corporación no adquiere entidad, sino en situaciones particulares. Nos referimos a las relaciones de clases.

Así, señala Foucault (1976) la sociedad constituída por sujetos producto de las formas jurídicas abstractas del contrato y del cambio constituyen al individuo como el átomo ficticio de una representación ideológica de la sociedad.

La configuración del estado "benefactor", como mecanismo perfecto de un momento del proceso de acumulación, corporativizará los derechos del ciudadano y los extenderá al ritmo de la incorporación de cada vez segmentos mayores de población a su dinámica de acumulación.

147. "Los excesos", dirían muchos de nuestros políticos y sus asalariados intelectuales

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La ciudadanía, concepto aparentemente agotado en su constante perfeccionamiento148, retorna con la ruptura del pacto entre burguesía y las corporaciones de la clase obrera, producto de las transformaciones de la unidad de producción, el pasaje del fordismo a la denominada "acumulación flexible" (Harvey 1993)

También a las políticas de achicamiento de las competencias económica del estado a través de las políticas de privatización de los servicios públicos. Salud, educación, infraestructura, equipamiento social, se habían constituido en indicadores del desarrollo de la ciudadanía en los diversos territorios del occidente capitalista.

Castro (1999), tomando como base los trabajos paradigmáticos de Marshall sobre la ciudadanía en Inglaterra reflexionará sobre su construcción a partir de estas transformaciones y en particular América Latina donde su conclusión refiere a que

” En realidad, puede decirse que la identidad social del ciudadano se ve reducida en este modelo a la del consumidor de mercancías. Como bien señala el mismo autor, esto “no implica el retiro del estado sino solamente un cambio en la forma (y quizás, hasta cierto punto, en la escala) de su intervención en la vida cotidiana” Este último punto es de gran importancia para nosotros y, a partir de él, reformulamos una de las hipótesis planteadas anteriormente: el crecimiento del estado en su dimensión de productor del orden social. El estado toma a su cargo la formación de las identidades sociales requeridas por el modelo: por una parte, el consumidor de mercancías y, por la otra —necesariamente— el productor capitalista privado de las mismas. Estas identidades no preexisten ni constituyen un estado natural, sino que deben ser construidas socialmente y esto se ha convertido en uno de los roles centrales de la actividad estatal durante este período, proceso plasmado con gran claridad en las políticas de privatización y reforma estructural.

En ese marco,

¿ Qué es un ciudadano en los márgenes de nuestras ciudades latinoamericanas o en nuestras ciudades marginales de América Latina? ¿ Qué significado tiene la "membresía plena" del individuo en nuestras sociedades ? ¿ Qué implica la ciudadanía en términos de conjunto de derechos y formas de participación en la vida política, económica y social que no se encuentran garantizados por la mera pertenencia formal a un estado - nación ? ¿ Qué ciudadanos configuran las cada vez más ampliadas diferencias de clase, etnias, generaciones o de género en los bolsones de pobreza extrema que se amplían en los espacios marginales al bullicio de las metrópolis postmodernas ? ¿ Construye alguna explicación el concepto de ciudadanía ? Nos dá cuenta de la dinámica de nuestras realidades cotidianas ? ¿ Connota nuestras ciudades ?

Para avanzar en intentar entender esta configuración, desde las reflexiones de Michel Foucault, repensamos la construcción de las identidades de los sujetos que habita nuestras ciudades.

� Connotando al ciudadano: Ciudad burguesa y cuerpos disciplinados

¿ Acaso las "formas jurídicas abstractas del contrato y del cambio" constituídas como cuerpos normativos, junto con los aparatos de control y punitivos alcanzaban para dar

148. Aunque obvio, señalemos que producto de las luchas económicas de la clase obrera y no del autoperfeccionamiento de las leyes

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solución al conjunto de problemas que la ciudad burguesa en sus nuevas determinaciones planteaba a las clases dominantes ?

El poder de la soberanía, el castigo que alecciona, el peso del soberano con su carga de muerte, no alcanzan ya para un conjunto de nuevos problemas que aparecerían con las nuevas formas que adquiría la riqueza de la mano de la producción capitalista.

No hay ya un abismo social entre los quienes poseen las riquezas y quienes las usan. La riqueza convertida en capital, es decir en máquinas, materias primas y productos están en contacto permanente con la pobreza extrema personificada en el proletariado industrial.

Por otra parte, la riqueza no son ya los productos de la tierra y metales atesorables, sino su sentido pleno lo alcanzará en el uso intensivo del trabajo humano. Se trata de transformar los cuerpos informes de las masas de campesinos en productores de riqueza, de plusvalía. Foucault, nos plantea la existencia de un nuevo poder al lado del poder de la soberanía. El poder de las disciplinas.

Dos formas, dos modos, dos concepciones analíticas acerca del poder: por un lado, el poder de la soberanía, el poder de la ley. Toda la legislación progresiva que tuvo por objeto asegurar los derechos de la soberanía e imponerle sus restricciones. Muerto el soberano, el Leviatan, el estado lo reemplazaría legislando, y esto fue lo importante sobre el dominio de las cosas. Esta soberanía, reactivada por el derecho romano, representa, a partir de Rousseau y sus contemporáneos, la posibilidad de construir contra las monarquías administrativas, autoritarias y absolutas, un modelo totalmente nuevo, las democracias parlamentarias Poder preocupado en la propiedad, en la herencia, en el traspaso de los

medios de producción, en la riqueza materializada, cuyo instrumento era (y es) la ley.

Los aparatos de punición, de castigo, de determinar el cumplimiento de las leyes. Este es el modelo de poder cubría, a partir de la soberanía todo el cuerpo social. El sujeto de este modelo de poder es el ciudadano

Por otro lado, en el siglo XVII y XVIII se va a producir un fenómeno muy importante. La invención de un nuevo tipo de poder149. De una nueva mecánica del poder que tiene aparatos totalmente nuevos, que se funda sobre los cuerpos y lo que hacen, mas que sobre la tierra y sus productos. Es una mecánica que permite extraer de los cuerpos tiempo y trabajo, mas que bienes y riquezas. Es un poder que se ejerce de forma continua en vez de un sistema de tasaciones y obligaciones, que es discontinuo a través del tiempo. "Supone un reticulado denso de coerciones materiales mas que la existencia física de un soberano" (Foucault, 1988) En lugar de plantear grandes desniveles en la relación de fuerzas, se trata de hacer crecer en un mismo proceso las fuerzas avasalladas y la fuerza y eficacia del que las avasalla.

Ese poder es lo que se denomina el Poder Disciplinario Los poderes se ejercen en las sociedades modernas a través y a partir y en el juego mismo de la heterogeneidad entre un derecho público de la soberanía y una mecánica polimorfa de las disciplinas. ¿ Como se conforma este nuevo tipo de poder ?

149 Y que aparecería casi incompatible con el modelo de soberanía

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A través de cuatro mecanismos: A) una tecnología sobre los cuerpos a para crear efectos de docilidad: Las

disciplinas.

B) La vigilancia

C) Efectos de normalización a través de mecanismos discursivos

D) Una biopolítica de las poblaciones y la construcción de biopoderes

A) Las Disciplinas: ¿ Qué son las disciplinas ?

"Implica una coerción ininterrumpida, constante, que vela sobre los procesos y la actividad más que sobre su resultado y se ejerce según una codificación que reticula con la mayor aproximación el tiempo, el espacio y el movimiento. A estos métodos que permiten el control minucioso de las operaciones del cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y les imponen una relación de docilidad - utilidad, es a lo que se puede llamar disciplinas". (Foucault, 1989)

El cuerpo humano entra en un mecanismo de poder que lo explora, lo desarticula, lo recompone. Una anatomía política que es igualmente una mecánica del poder. ¿ Cuales son las técnicas, los mecanismos que constituirán a fines del siglo XVII las

disciplinas ? Son

1 Distribución de los espacio 2. Distribución del tiempo 3. Control de la actividad Veamos sus mecanismos: TÉCNICAS Y MECANISMOS QUE CONSTITUYEN LAS DISCIPLINAS Distribución de los espacio:

espacios de clausura 150

espacio modulado descomposición y distribución de c/cosa en su lugar.

Emplazamientos funcionales espacios útiles a cada función.

Distribución del tiempo:

Establecer ritmos determinar la ocupación donde se pueda mensurar el proceso de trabajo.

Regular ciclos de repetición

Control de la actividad:

correlacionar cuerpo y gesto

articular cuerpo y objeto Nuevo sistema de ordenes151

Con todo esto se construyó una nueva máquina, donde su principal elemento es el cuerpo. Cuerpo al que se lo modela, encierra, registra, presiona, castiga, controla, a los efectos de obtener aprovechar sus fuerzas al máximo y reducir su resistencia. Los individuos son ahora: 1. Un elemento móvil, reemplazable, que ocupa un lugar, un intervalo, una regularidad, un

orden. (el soldado es un fragmento de espacio móvil mas que una valentía) 2. Composición de fuerzas y tiempo, donde cada serie, grupo, conjunto podía rendir al

máximo a partir de movimientos disciplinados. 150 sobre el modelo del convento o del cuartel se construirán colegios, fábricas, hospitales, etc. Objetivo concentrar fuerzas de producción y neutralizar sus inconvenientes 151 La orden inscripta en la tarea. no debe ser explicada ni a veces formulada. Se internaliza en el cuerpo, se inscribe y debe ser cumplida en el espacio y tiempo de ocupación.

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Las disciplinas pasan a constituir una nueva "esencia humana"

La ciudad se transforma en una suma de espacio disciplinarios; fábricas, escuelas, hospitales... todo tipo de instituciones con correlato espacial asume dispositivos disciplinarios. No obstante, el mas fuerte determinante de la espacialidad urbana, estará dado por los nuevos dispositivos vigilantes.

B) La vigilancia

El otro mecanismo, decíamos, vinculado con la coerción disciplinaria, está relacionada con la vigilancia

El control a través de la vigilancia tiene muchos siglos, Foucault va a citar un campamento militar, donde se estructuraban formas de vigilancia a partir de los trazados y la posición de las carpas: La vigilancia jerarquizada.

Nos va a describir luego la idealidad de la vigilancia a través del reglamento de la ciudad apestada.

Para finalmente conducirnos a un descubrimiento arquitectónico con características económico - políticas conocida como el Panóptico.

El Panóptico se convierte en la conciencia de una sociedad, que a los efectos del control social creará la policía, el vigilante. Proceso cuyo punto de llegada será la internalización de la vigilancia, donde cada uno de nosotros portará ese vigilante, lo llevará incorporado a su conciencia y constituirá el mas eficiente y mas económico mecanismo de control de grandes masas.

La nuestra es así, además de una sociedad disciplinada, una sociedad panoptizada.

No obstante, en la construcción del sujeto, del ciudadano, del individuo de las disciplinas, los mecanismos destinado al control ademas de definir la anatomía política del cuerpo, de internalizar al vigilante, deberán actuar construyendo un conjunto de jerarquías acordes con una nueva "naturaleza", construir una "naturaleza" de lo humano a través de la construcción de un conjunto de dicotomías que permitirán al individuo establecer diferencias, para ello, los dispositivos de normalización.

C) Los dispositivo de normalización.

Mecanismo destinado a producir efectos de normalización, a discriminar, justificar, juzgar a partir de distinguir en cada momento lo que es sano y lo patológico.

Un aparato de cientificidad alimentado desde el hospital, la prisión, la escuela, la familia, desde la fábrica, construyendo en un juego permanentemente de saberes al individuo sano, al individuo normal, a la par que el anormal. Constituyendo además los mecanismos de normalización, cura, punición. Y finalmente, constituyendo el objeto sobre el que van a actuar el saber medico, el dispositivo psiquiátrico, la justicia, etc.152

Bueno - malo; sano - enfermo; ciudadano - delincuente; sano - loco...153

152 . "...la sociedad "libre" tiene necesidad de aislar y separar los elementos de perturbación social y encarga a los "científicos" el controlar la contención" Besaglia F. y Besaglia Ongaro, F. 1977 p. 16. 153 Pensemos a modo de ejemplo las muchas demostraciones "científicas" de la superioridad de la raza blanca, que han justificado la historia de la expoliación y de genocidios en las colonias. Las categorías lambrosianas, donde los tipos criminales se parecían a los italianos del sur, no muy bien vistos en la Europa del desarrollo.Recordemos, la construcción del "subversivo" connotado como anormal, drogadicto, loco, para que ciertos aparatos de la sociedad determinaran que no tiene cura, cuyo resultado fue nuestro reciente genocidio.

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Puede aparecer así la sanción normalizadora154. Calificación de los castigos y creación de una conciencia de relación "natural" entre falta y castigo. Supone una gratificación. Castigo al mal, gratificación al bien. El ascenso como gratificación disciplinaria.

Finalmente, en la construcción de la sociedad disciplinaria otro ámbito de acción serían los nuevos conjuntos de individuos, la sociedad que se masifica para ello:

D) La biopolítica de las poblaciones

Junto con las disciplinas, que configuran lo que se denominaría una anatomía política del cuerpo humano casi un siglo mas tarde, se configuraría otro mecanismo, no centrado como en el caso anterior en el cuerpo del individuo, sino en el cuerpo - especie.

"...un cuerpo transido por la mecánica de lo viviente y que sirve de soporte a los procesos biológicos: la proliferación, los nacimientos y la mortalidad, el nivel de salud, la duración de la vida y la longevidad, con todas las condiciones que pueden hacerlos variar; todos esos problemas los toma a su cargo una serie de intervención y controles reguladores: una biopolítica de la población. Foucault, 199

...en la unión de "cuerpo" y "población" el sexo se convirtió en blanco central para un poder organizado alrededor de la administración de la vida y no de la amenaza de muerte

La producción de saber y verdad; de discursos de normalización, y de la necesidad de intervenir sobre las anormalidades y los anormales en beneficio de la sociedad, determinó que progresivamente, hubiera un grupo de individuos que asumieran socialmente esa cruzada, y en nombre de la ciencia y la sociedad intervinieran en el espacio, que el otro poder, el de la ley y los derechos declaraba soberano155.

Este nuevo mecanismo de saber y acción:

1. Trabaja con la población como problema biológico y como problema de poder. 2. Toma fenómenos a nivel de masa, efectos económicos y políticos vinculados con la

población. Individualmente aleatorios e imprevisibles, pero tomados a nivel de masa son posibles de controlar. Fenómenos que hacen a la duración, considerados en ciertos límites de tiempo son fenómenos en serie.

3. Tenderá a instaurar mecanismos distintos a los de las disciplinas. Se trata ahora de preparar mecanismos reguladores de una población global que pueden determinar, el equilibrio, la homeóstasis, asegurar compensaciones. Instaurar mecanismos de seguridad en lo que haya de aleatorio en las poblaciones vivientes. De optimizar el estado de la vida. Sintetizando dos dinámicas de poder constituyen el "orden" de nuestras sociedades. Sus pautas

PODER DE LA SOBERANIA PODER DISCIPLINARIO

Discurso Código Horizonte teórico Referente

Derecho Ley Edificio jurídico del derecho Jurisprudencia

de la regla natural es decir de la norma La normalización El dominio de las Ciencias Humanas. Saber clínico

154 A los efectos de mostrar la productividad de estos mecanismos de poder y los dispositivos discursivos, Foucault analiza la construcción de la penalidad, la vigilancia, la sexualidad occidental. 155 Es decir, se empieza a justificar una clase de individuos con derecho y poder de ejercer la vigilancia e intervenir sobre sus teóricamente "iguales". Grupo no necesariamente de las clases altas, personas que se atribuyen, sin ninguna delegación superior la tarea de mantener el orden y crear, para ellos mismos, nuevos instrumentos para asegurarlos.

Pueden así controlar e intervenir al interior de las familias, verificar sus costumbres, su sexualidad, sus excesos. Comunidades religiosas, cuáqueros, metodistas, etc. Tenían la tarea de vigilar y asistir. Sociedades no religiosas de defensa de las costumbres, luego. Sociedades de autodefensa, paramilitares.

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El ciudadano ahora, además de sujeto de derechos, miembro pleno (o no) de una comunidad, es producto de un conjunto de tecnologías que lo han constituido en un sujeto disciplinado.

Incorporamos ahora en la construcción del "orden de las ciudades" -a modo de hipótesis-, un nuevo elemento que se plasmará en espacios resultantes y condicionantes de acciones.

� Nuevas notas al ciudadano : Las amenazas urbanas

1. El nuevo orden y una amenaza: El caos del tránsito

Uno de los primeros ordenamiento urbanos producto de la "sociedad de los individuos", de la sociedad de los ciudadanos fue el Plan Haussman de París. No se trata de referir ni la perspectiva de los nuevos bulevares, cuidadosamente planeados, ni la estética de los escaparates, donde mercancías en los comercios y personas en los bares se exhibían a la circulación de las multitudes que hacían su aparición en esa nueva dimensión de las ciudad, que no es sino la construcción consciente de los espacios de las nuevas dimensiones de la sociedad que surgía de la industria.

Tampoco hablaremos ni de los barrios obreros demolidos o de los objetivos militares de Napoleón II de abrir las avenidas al fuego de la artillería. De la mano de Marshall Berman y Baudelaire, abriríamos la reflexión a un subproducto de ese nuevo orden cual fue la aparición de una amenaza de muerte: el peligro de la calle expresado en el tránsito.

Baudelaire pinta esa situación con singular maestría

"Cruzaba el bulevar corriendo, en medio de un caos en movimiento, con la muerte galopando hacia mi por todos lados"156.

El tránsito se había constituído en una amenaza que acompañaría el desarrollo de la ciudad hasta nuestros días.

2. La pobreza urbana, el hambre, la miseria.

"Durante el tiempo de mi estancia en Inglaterra, se dieron por lo menos de veinte a treinta casos de muerte por hambre ocurridas en las circunstancias mas indignantes sin que en el atestado forense que aquí se sigue en estos casos se encontrara en ninguno de ellos un solo jurado que tuviese el valor de declarar abiertamente la causa real de la muerte"...

"Es cierto que no todos los trabajadores pasan hambre, sino solamente algunos; pero que garantías tiene el que hoy trabaja y come de que no le llegará su turno mañana? ¿Quién le asegura su puesto? ... ¿Quién le garantiza al obrero que basta con el deseo de trabajar para encontrar trabajo y que la honradez, la laboriosidad, la ahorratividad y todas las virtudes que la sabia burguesía le aconseja son realmente el camino que le conducen a él a la dicha ? Engels [1845] pp 303-304

La miseria y al hambre es un indicador del posible destino de habitante de la ciudad condenado a trabajar. La muerte por inanición es una amenaza que pesa a todos.

Estos elementos esconden sus raíces sociales en su expresión "natural". La hostilidad de la naturaleza opera como autojustificación de aquellos separados del alimento, del combustible o del resguardo

La pobreza se ha convertido en una determinación de la especie humana. Ha adquirido el carácter de hecho de la naturaleza y como tal es tratada.157

156 . Baudelaire, La perdida de la aureola. En El spleen de París Nº 46. Citado por Berman (1988) 157 . La pobreza, el hambre, producto de la relación entre los hombres, se aparece como una condición de la especie humana. Marx describe ese mecanismo: los individuos parecen independientes (esta independencia que en sí misma es solo una ilusión que podría desig-

narse más exactamente como indiferencia), parecen libres de enfrentarse unos a otros y de intercambiar en esta

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Despojado de la posibilidad de acceso a los medios de vida, sino a través de las complejas mediaciones de la división del trabajo, la pobreza es la amenaza latente de todos. Adquiere caracteres de terror en tiempo de crisis.

3. Jack the ripper

Una amenaza diferente invade al habitante de las ciudades. En la Londres nebulosa hará su aparición Jack, haciendo posible la construcción del asesino múltiple, del sádico sin rostro, de aquel que aparece y mata.

La ciudad suma una amenaza, suma un peligro. El delincuente no forma parte de un afuera, un diferente, alguien que tiene que ver con circuitos del dinero, de los bienes, de quienes pueden ser robados. El delincuente ahora mata.

Las páginas amarillas de los diarios encontraran en este fenómeno un espacio privilegiado para el consumo de todos.

4. Bandas, delincuentes, vicio - Chicago

En fin, la sociología urbana hundió sus raíces en las preocupaciones por las desviaciones morales producidas por el número, la densidad y la heterogeneidad de individuos que habitaban la Chicago de las dos primeras décadas. Las bandas, las "conductas desviadas", la delincuencia y el vicio movilizaron la investigación de quienes se hicieron eco de las amenazas que los desconocidos inmigrantes significaban los unos para los otros.

Igualmente, lo social aparece como amenazante en el ámbito urbano.

El miedo a "los otros" adquiere características de patología social a través de la construcción del delincuente, el drogadicto, el loco coexistiendo en el mismo ámbito social, donde el ser víctima es solo una cuestión estadística.

Miedo al distinto, desde chicos el peligro de muerte adquiere formas con distinto grado de sofisticación. El "hombre de la bolsa" con que varias décadas atrás los padres construían el miedo que disciplinaba en los niños, adquiere a través de la televisión la multiplicidad de las formas fantásticas del terror, o de las formas socialmente construídas de la delincuencia.

5. El enemigo interno, la "subversión" y el "estado terrorista".

Finalmente, aquí y ahora, la amenaza se presenta en dos pseudoidentidades paradigmáticas derivadas de un enfrentamiento donde se hicieron desaparecer, además de 30.000 cuerpos, el enfrentamiento de un conjunto de personificaciones de una identidad que buscaba constituirse y un régimen sin límites en cuanto al uso de la fuerza.

Que elementos implican las amenazas

libertad. Pero pueden aparecer como tales solo ante quien se abstrae, de las condiciones de existencia bajo las

cuales estos individuos entran en contacto (estas condiciones son a su vez independientes de los individuos, y

aunque son ponderadas por la sociedad, se presentan por así decirlo como condiciones de la naturaleza, o sea

incontrolables por parte de los individuos). [...] Hasta tal punto estas relaciones externas no son una remoción

de las "relaciones de dependencia", que más bien constituyen unicamente la reducción de éstas a una forma

general; son ante todo la elaboración del principio general de las relaciones de dependencia personales. Aquí

también los individuos entran en relación recíproca solamente como individuos determinados. Estas relaciones de dependencia materiales, en oposición a las personales (la relación de dependencia material no es sino el

conjunto de vínculos sociales que se contraponen automaticamente a los individuos aparentemente indepen-

dientes, vale decir, al conjunto de los vínculos de producción recíprocos convertidos en autónomos respecto de

los individuos) se presentan también de manera tal que los individuos son ahora dominados por abstracciones, mientras que antes dependían unos de otros. La abstracción o la idea no es sin embargo nada más que la expresión teórica de esas relaciones materiales que los dominan." Marx. [1857]

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i. la muerte: muertes pretéritas y la muerte posible ii. un producto mas allá de la voluntad y el control de cada uno iii. un conjunto de respuestas individuales que se constituyen como "segunda

naturaleza" frente al peligro que acecha.

El orden urbano, el de la ciudadanía, esta denotado por un sinnúmero de determinaciones que surgen del ámbito de las relaciones en que debe construir sus condiciones de vida. Su cuerpo construido a la medida de la producción, en su alma anida la duplicidad de ser vigilante y vigilado, su conciencia permanentemente predeterminada por certezas construídas, mas allá, o en conflicto con sus sensaciones, finalmente, con la amenaza permanente de la caída y la muerte.

De la amenaza deriva también la orden. La ciudad inscribe sus órdenes.

Las amenazas, no son sino las consecuencias de un orden que no alinea a todos. Las amenazas implican la muerte. Son órdenes cuya desobediencia acarrea la muerte o la coloca como alternativa posible. Son situaciones de enfrentamientos con el único horizonte posible en la derrota.

Estas amenazas, para constituirse como cuerpos, para hacerse visibles, se materializan en pseudo identidades sociales. El delincuente, el chico de la calle, el viejo de la bolsa, el subversivo, los jóvenes, los adolescentes, los drogadictos, los mal vestidos, los pobres, los negros, los diferentes, los inundados... son algunas de las identidades amenazantes

Son identidades prestas a ser castigadas, porque conllevan actos atroces. Se construyen las historias de sus actos peligrosos, no solo en el brillo de la pantalla o las planas de los diarios, sino en historias referidas y transmitidas, los inundados ocupan casas, no se debe salir de vacaciones, los chicos cuida-auto te lo rayan, los pobres son borrachos y violentos, y cada uno puede completar el álbum de prueba de la peligrosidad de los "otros"

Por eso, la sociedad está atenta a que se los castigue; cuando pasa o es posible, se construye la solidaridad del castigo. Frente a esos peligrosos se construye la razón del castigo, lo justifica, lo ejerce, lo tolera.

El orden, así es un conjunto de órdenes que se inscriben en la naturaleza del individuo que vive la ciudad.

Ese orden, que aparece como la única posibilidad de realizar la vida no parece sino favorecer a todos. Un orden universal para la felicidad de todos. Un orden buscado, deseado y en lo posible ejercido.

Ahora bien, si este orden es en sí la permanencia y reproducción de situaciones de desigualdad, de dependencia, de decisión de unos sobre la vida de otros, el orden no es sino la realización de un cierto tipo de poder que en algún momento tuvo su génesis: los cuerpos disciplinados son cuerpos derrotados en alguna situación pretérita o presente de enfrentamiento.

Enfrentamiento pretérito o dinámica del presente. En relación con el despliegue de este orden, Juan Carlos Marín (1993) señala:

... les describía lo que considero es una reiteración de una nueva imagen con la cual se pretende normalizar el modo de describir la forma dominante de existencia del orden social, como si se tratase de la guerra de todos contra todos. La fuerza -aun hoy- de esta imagen que en el pasado fue patrimonio de unos pocos y que hoy lo es de una gran mayoría y que por otra parte, el motivo por el cual es dominante, es porque tiene a su favor la apariencia inmediata del desenvolvimiento del orden social en el plano de la subjetividad.

Todos se sienten, están cada vez mas subjetivamente involucrados en el carácter confrontacional del orden social en la vida aun cotidiana; y lo están a

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partir de una sensación de indefensión en aumento. Lo reitero, e intentaré ser mas claro: la fuerza de su apariencia y certidumbre nace del actual proceso de socialización por el cual todos están cada vez mas involucrados en la complejidad y expansión del carácter social de la individualidad, de la subjetividad... Proceso por el cual -a su vez- se establecen muy sólidas relaciones entre la autoidentidad y la indefensión: relaciones solidarias entre la conciencia de la propia identidad y su correspondencia con la certidumbre de las condiciones de su indefensión. Desde nuestra perspectiva, un orden social fundado en la reproducción de una clase dominante, busca inicialmente construir, desarmar y capturar identidades indefensas como modo de crear las condiciones de un reclutamiento y producir el inicio de una soldadización creciente y favorable a la reproducción ampliada de ese orden (Marín, J. C. 1993 p. 151)

� soldado ciudadano o soldado social ?

¿ Que señalamiento nos hace J.C.Marín cuando habla del "...inicio de una soldadización creciente ..." ?

Se refiere acaso al soldado armado de manera real o virtual por el estado-nación, para la defensa de la patria, es decir de las condiciones particulares de su ciudadanía. Donde la condición sine qua non para ser ciudadano era ser soldado y para ello, nuestra identidad suponía entrenarnos un año "bajo bandera" para el virtual o real combate contra ciudadanías adversas ?

El soldado producto de la decisión colectiva que convoca "Aux armes, citoyen..." ? No,

Se trata de lo que ha dado en llamar "El soldado social"

El soldado social es la personificación de determinadas relaciones sociales que tienen que ver, fundamentalmente con sujetos cuyas acciones están orientadas a prolongar el orden dominante, y para ello la disposición de alinearse en cualquier batalla con ese objetivo. (Marín, 1992)

Esta identidad social es en primer lugar, un soldado, es, en las reflexiones de Canetti (1981) presentad como un prisionero que se ha adaptado a sus muros, un prisionero que está conforme, los muros constituyen una segunda naturaleza, un entorno natural al que se ha adaptado, que se ha convertido en si mismo. Una persona condicionada a cierto tipo de acción en quien se han inscripto prohibiciones. La construcción de este soldado se localizaría en la relación de los padres con los niños, también de los maestros, es decir de relaciones entre personas pero con determinadas identidades sociales.

La construcción del soldado social supone cierto tipo de orden, la interiorización de órdenes que se prolongan en él, que constituyen las condiciones para que éste actúe como emisor de órdenes hacia otros.

Señalemos que en toda orden, en términos de especie, subyacen relaciones cuyo fundamento de obediencia es la amenaza de muerte de unos hacia los otros.

"La apropiación de una parte de la sociedad de la disposición de las condiciones materiales de existencia del conjunto, constituye una situación diferencial entre los individuos en la que se asientan las posibilidades de la "amenaza de muerte"que refiere Canetti y la prolongación de las acciones bajo órdenes. Esta constituye también un ámbito de la subjetividad expropiado. El cuerpo expropiado de sus condiciones de existencia materiales, derrotado, es tomado como "fuerza de trabajo" y como territorio de inscripción de identidades sociales correspondientes a esta situación. Esto refiere a las condiciones en que se construye un tipo de personificación de esas relaciones que es lo que llamamos "soldado social", problema que intentamos explorar"

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La identidad "soldado social" no esta definida de una vez para siempre, sino que implica que en su existencia se desarrollan de modo permanente dos momentos: momento constructivo y momento reproductor.

Puro receptores cuando niños, a partir de cierto desarrollo y de ocupar cierto lugar en la sociedad, actúa un doble proceso recibe y da: es decir, reproduce sus propias relaciones en otros cuerpos.

"No puede pensarse que una vez que se deja de ser niño ya se es para siempre el producto final de un orden social determinado. Todos los días y en cada momento "la sociedad" debe producir y reproducir su orden. Lo que se ve en la relación con los niños es, en forma mas nítida, el momento constitutivo de esta identidad y la reproducción ampliada de los que llamamos "soldado social"

El elemento central en relación con la soldadización, es el alineamiento y la decisión de confrontación de los sujetos en defensa del orden que los oprime158.

� El soldado social y el orden de nuestras sociedades.

Retomemos la reflexión inicial. ¿Que es esto de la ciudad postmoderna? ¿ De la ciudad en la postmodernidad. ¿Puedo observar nuevos rasgos urbanos que me digan, por ejemplo que Resistencia, mas o menos típica ciudad intermedia de una provincia pobre de un país a medias desarrollado, con situaciones de crisis de larga duración, se configura como una ciudad postmoderna? ¿ puedo pensarla como ciudad dual ? ¿ Puedo afirmar que entramos en la era de la información ?

No es por las configuraciones espaciales a secas, ni por nuevos espacios de sociabilidad mal copiados de las revistas de moda que caracterizo una ciudad159.

Para intentar comprender esta forma social que constituye la ciudad, que supone como desafío desentrañar su carácter social: ¿ Cual es el carácter social de la ciudad que debemos buscar hacer observables ?

Los shoppings ? Los barrios cerrados ? Las tecnologías de la comunicación y las nuevas localizaciones La muy publicitada delincuencia en aumento La dinámica social de la marginaidad de grandes masas migrantes rurales ?

O son otro grupo de características que debíeramos empezar a desentrañar. Características vinculadas con la dinámica de los enfrentamientos de todos lo días y la construcción de identidades sociales, sujetos, personificaciones.

Componen lo urbano de las ciudades actuales ciertos espacios -que contribuyen a consolidar identidades- o es una territorialidad producto de pretéritos combates, el desenvolvimiento de una confrontación, de larga duración unas, otras de corta duración, construyendo el presente...

158 En una experiencia investigativa con estudiantes de la carrera de Sociología en el Taller de Cambio Social, Marín planteo a los alumnos situaciones hipotéticas de faltas de niños y de manera concomitante alternativas de castigo. Todos plantearon castigar a los niños. Todos se alinearon con el orden de los padres, de la sociedad, de la situación, no con los posibles motivos de los niños. Con este experimento y los observables derivados de esa situación, se lleva adelante el taller de investigación sobre este tema 159 La virtualidad juega a veces papeles cuasi cómicos en relación con la realidad urbana que queremos referir. Por ejemplo. En Resistencia se emprendió la construcción de un Barrio exclusivo. Su referencia es un gran cartel, un terreno limpio y un muro y acceso. Lo que no aparecen son los usuarios. No obstante, el emprendimiento tiene una página en Internet, con lo que virtualmente se puede citar en Resistencia, características de las "ciudades duales", etc.

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En ese sentido, si tenemos que elegir connotaciones que configuran las identidades sociales, locales, pero identificables en otros asentamientos, cual grandes y pequeños combates donde el objetivo es imponer voluntad, consolidar las diferencia, sostener el orden, podemos señalar: 1. La presión creciente que el juego de las pseuidentidades creadas a partir de

enfrentamientos mal procesados se constituyen como operadores de un terror creciente, como señala Marín, creando una situación de indefensión en aumento, que suma rejas, sistemas de seguridad, alarmas, por un lado, o que alinea en un imaginario combate los buenos que se arman y los malos, donde una soldadanización con rasgos de Far West, suma a la indefensión la locura del justiciero solitario.

2 La violencia "legítima" de ese estado que parece desaparecer en lo económico, pero

crecen en relación con la instauración del orden que disciplina. Si tomamos como ejemplo la relación de los desposeídos en las inundaciones, el orden del albergue que recorre la historia reciente de las catástrofes, mantiene las notas originales impresa por el orden del albergue militarizado160. Señalemos el beneplácito de gran parte de la "gente decente", en relación con la acciones punitivas sobre los inundados que gozan de la ayuda.

El orden militar será reemplazado por el orden "político", donde candidatos, punteros, hombres de partido, ejercen similar heteronomía sobre sus iguales en desgracia.

3 La instrumentación de "programas sociales", producto de las llamadas ingenierías sociales de los operadores de los organismos de financiamiento.

las identidades que se determinan en la lucha por la supervivencia adquirirán las características de la relación de los sujetos con otros sujetos y particularmente de los sujetos con las diversas expresiones de los aparatos del estado.

La primera actitud referiría a su constitución con "usuario o cliente de programas sociales"

En relación con los programas sociales, hemos tenido acceso a través de la participación de miembros del grupo en los programas Fortalecimiento de la Sociedad Civil, Fondo Participativo de Inversión Social (FOPAR) y el Programa Materno Infantil y Nutricional (PROMIN), así como del Programa Joven, así como de los programas provinciales de Comedores.

Con mayor o menor transparencia todos ellos plantean como objetivos la contención de la población, pero no en el sentido que imprimió la psicología al término contener, sino como proceso concreto de evitar que la población adopte actitudes que escapen al control de los diversos aparatos del estado161.

160 . "La primera cuestión [en relación con el Albergue de inundados]fue hacer presente un orden. El orden

se fundaba en dos cuestiones básicas: primero, la construcción de un dispositivo burocrático en relación con

el fenómeno; segundo, la desposesión de toda voluntad de los damnificados a través de una acción

paternalista, pero amenazante.

El dispositivo burocrático se articulaba a través de dos elementos: la aplicación de normas de acción militar

en relación con los inundados en los albergues, y la instrumentación de la racionalidad empresarial en

relación con el manejo hídrico. Se prohibió por decreto toda iniciativa por parte de la sociedad; se permitía

apoyar las acciones de los aparatos del Estado o prestar colaboración cuando era requerida. El albergue se

asimilaba al cuartel donde los alojados estaban a disposición de las autoridades militares que llevaban

registros rigurosos sobre quienes serían tributarios de la ayuda, y controlaban el tiempo de los

damnificados: el trabajo era una precondición del albergue" Roze ( 161 Los orígenes del Programa Materno Infantil (PROMIN), explicitado por sus profesionales, se remonta a atacar las causas que generaron los saqueos de supermercados del año 1992.

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Las características generales de estos programas configurados a partir del saber de los organismos financieros, se sustentan en dos pilares básicos de teoría y acción. Por un lado la denominada "focalización"162 y por el otro la necesaria "participación de la comunidad"

Con la primera,se trata de sectorizar la ciudad a partir del valor de ciertas variables donde el área que adquiera ciertos valores es factible de aplicación de dichos programas.

En lo relativo a la "participación" un conjunto de investigaciones realizadas en diversos barrios de Resistencia, Pratesi (1997a) señala en relación con la dinámica de los programas sociales que La eficacia de las organizaciones está acompañada por la heteronomía de la comunidad.

Es decir, el éxito de estos programas, que plantean como base la participación de la comunidad, es indisociable de la creación y extensión de los comportamientos heterónomos de la comunidad. ¡ Obedezcan; sean participativos ! La obediencia en los hechos frente a la teoría de la comunidad autoorganizada.

Señala también que

...la estrategia de participación que se impulsa queda reducida a su mínima expresión, ya que: se impone el discurso que sustenta el programa como el único válido; se privilegia la eficiencia técnica de las organizaciones y no su representatividad; se determinan políticamente las redes sociales en detrimento de las que han sido socialmente construidas. Pratesi (1997a)

Extendiendo nuestras observaciones a los programas de Comedores o de reparto de "cajas163", donde al juego de la heteronomía se debe sumar el clientelismo, en tanto son distribuidas de manera privada, en general a través de punteros partidarios del gobierno de turno. Igual situación con la ayuda para inundados.

Esta ayuda lleva implícita la amenaza de la no-ayuda. El usuario está atado a las decisiones de quien le brinda el beneficio164. Se recrean de modo permanente identidades indefensas. Sujetos, sujetos a redes de decisores políticos, estatales, de ONGs, etc.

Los sujetos de muestras ciudades pobres en la postmodernidad, reconocidos como consumidores unos, usuarios de programas otros, se debaten a nivel de pequeños terrores, entre amenazas de pérdida, de indefección en una lucha donde "el otro" no es sino un conjunto de pseudoidentidades construidas a la medida de los terrores que cada uno, desde su posición debe buscar protección, defendíendose a la par que defendiendo el orden que lo reproduce.

162 La focalización, a los efectos de eficiencia, -en tanto no se favorezcan quienes no necesitan de los beneficios del programa- puede ser individual o geográfica. La primera refiere a la orientación de los beneficios del programa hacia los individuos con determinadas connotaciones, cuyas implicancias no queremos analizar aquí, en tanto que la segunda la focalización geográfica, nos remite de modo directo a aspectos territoriales.

163 Denominación que adquiere el conjunto de productos alimentarios que una vez al mes se reparten entre la población que no asiste a comedores. Recordemos las cajas del PAN del Programa Alimentario Nacional, en el Chaco ahora las cajas AIPO (Asistencia Integral de la Población) 164 En un trabajo "social y urbanístico" de reordenamiento de un asentamiento precario, la representante del municipio a cargo del proyecto fue muy clara en sus expresiones: "o participan todos del programa o nos vamos a otra manzana"

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El operador de grandes terrores construyen la gobernabilidad165 del conjunto, que se llamo "democracia" frente a los "excesos militares" con Alfonsín; se llama "estabilidad" frente a la hiperinflación con Menem; y ahora qué frente es la desocupación. Se vota a partir de los terrores primarios de la amenaza de la caída y la muerte. El bipartidismo de la democracia se sustenta en la fina red de terrores largamente construidos que limitan la acción y el pensamiento. Y el operador es la amenaza.

� Parar el tránsito

¿ Hay otra faceta en esta sociedad postmoderna ? ¿ Son posibles nuevas identidades ?

Frente a la moderna amenaza del tránsito que nos pintara Baudelaire, Berman (1988: 163-64) continúa razonando:

"Que pasaría si la multitud de hombres y mujeres aterrorizados por el tráfico moderno pudiesen aprender a afrontarlo juntos ?. Esto ocurrirá solo seis años después de "La perdida de la aureola" (y tres años después de la muerte de Baudelaire); en lo días de la comuna de París de 1871, y nuevamente en San Petersburgo en 1907 y 1917, en Berlín en 1918, en Barcelona en 1936, en Budapest en 1956 y nuevamente en París en 1968, y en decenas de ciudades de todo el mundo, desde los tiempos de Baudelaire hasta los nuestros: el boulevar se transformará bruscamente en el escenario de una nueva escena primaria moderna. No será la clase de escena que le habría gustado ver a Napoleón o a Haussmann, pero será no obstante una escena que su forma de urbanismo habrá contribuido a crear. "

"Si releemos antiguas historia, memorias y novelas, o miramos viejas fotos o noticieros cinematográficos, o avivamos nuestros propios recuerdos fugitivos de 1968, veremos cómo clases y masas se mueven por las calles juntas. Podemos discernir dos fases de su actividad. Al comienzo la gente detiene y vuelca los vehículos que encuentra a su paso, liberando a los caballo: aquí se están vengando en el tráfico, descomponíendolo en sus elementos originales inertes. A continuación incorporan los despojos que han creado las barricadas que levantan: combinan los elementos aislados, inanimados, en nuevas y vitales formas artísticas y políticas. Durante un momento luminoso, la multitud de soledades que constituyen la ciudad moderna confluyen en una especie de encuentro, para constituir un pueblo. "Las calles pertenecen al pueblo": se apoderan de la materia elemental de la ciudad y la hacen suya. Durante un breve instante, el caótico modernismo de los movimientos bruscos solitarios da paso a un modernismo ordenado de movimiento de masas. El "heroismo de la vida moderna" que Baudelaire deseaba ver nacerá de su escena primaria de la calle. Baudelaire no espera que esta nueva vida o cualquier otra dure. Pero nacerá una y otra vez de las contradicciones internas de la calle. En cualquier momento puede adquirir vida, explosivamente, a menudo cuando menos se espera. Esta posibilidad es un vital resquicio de esperanza en la mente de los hombres que están en el fango del macadam, en el caos en movimiento, en plena huida." P. 164

La imagen de la huida, de la manada ante el grito de muerte del león que presupone en su génesis166 la orden se invierte en la unidad de un todo. La orden que para vivir hay que obedecer como individuo de la manada.

165 Un conocido historiador se preguntaba por que, en estas épocas de extensión de lo que podríamos denominar "libertades democráticas", las decisiones de los votantes se debaten en perspectivas acotadas, entre partidos con programas casi indiferenciados. Una respuesta que apareció fue el dominio de lo medíatico. Creemos que la falta de perspectiva se inscribe en el recuerdo de no tan pretéritos dolores físicos producto de una suma de terrores pasados y presentes. 166 "El rugir del león que sale de caza es realmente una sentencia de muerte: es un sonido de su habla que

todas sus víctimas entienden; y puede ser esta amenaza lo único común a ellas, que tan distntas son entre si.

La orden mas antigua -impartida mucho antes de que hubiera hombres- es la sentencia de muerte y obliga a

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Así en los resquicios de la suma de órdenes que constituye este nuevo orden urbano, una y otra vez reaparece diversas formas de desobediencia que juntan sujetos que han decidido -todos juntos- parar el hambre, parar la discriminación, parar la injusticia. Las nuevas identidades producto de esas formas de desobediencia emergen en la duración del proceso.

Nuevos cuerpos rompen las ordenes de las leyes, las órdenes de la disciplina, las órdenes de la amenaza y construyen nuevas formas urbanas de protesta. La ocupación del espacio público con la presencia acusante de las carpas; las movilizaciones de los pobres, los desocupados, los que trabajan sin pago, los que exigen vida, los que no quieren el terror.

Podemos concordar en que todo análisis que hagamos acerca de qué es lo estructuralmente injusto e inhumano de los órdenes sociales actualmente dominantes se fundan en la instalación de una normatividad a partir del ejercicio de la violencia organizada y monopolizada por una "clase social". Siendo una de sus consecuencias la sacralización de la obediencia a la autoridad aún en sus formas secularizadas.167 La construcción del juicio moral en nuestras sociedades se fundan en el respeto sacralizado y en la obediencia acrítica a la autoridad, de la suma de sujetos construídos como "soldados sociales"

Expresa la construcción y el desarrollo de un proceso de muy larga duración histórica que ha adquirido actualmente una enorme complejidad social.

La tarea, nuestra tarea:

Desestructurarlo y reemplazarlo por un proceso de construcción de un juicio moral capaz de desencadenar de manera creciente un desarrollo crítico de la inhumanidad del orden social supone en el plano de la investigación social un enorme desafío: desentrañar los procesos constituyentes de la obediencia anticipada a la orden de ejercer un castigo, operador esencial de toda forma actual de autoridad y de la articulación de los procesos normativos y de la pérdida de la capacidad autónoma de asumir un juicio crítico ante dicha orden.

El camino posible: instalar la desobediencia debida a toda orden que suponga algún elemental rasgo de inhumanidad. Construir un reflejo en ese sentido. Construir una sensibilidad.

Las ciudad, nuestras ciudades, esos "entramado de interdependencias constituidos por individuos" expresan en sus espacios,

1. las relaciones que soldadizan, expresadas en muros a los que debemos adaptarnos y obediencias que se reproducen como órdenes, ya como transito, como discursos delictuales, como segregación, como programas de ayuda. O

2. Las necesarias desobediencias que paran el transito, juntan los hombres, ocupan espacios prohibidos, reaccionan ante inhumanidades.

la víctima a la fuga. ... La sentencia de muerte y su despiadada terribilidad se trasluce bajo toda orden."

Canetti, 1981 p. 300 167 "Su análisis nos llevaría tarde o temprano a comprender que todos ellos se fundan en una limitación histórica de la capacidad de organización social producto de limitaciones y precariedad culturales, unidas a la perversidad aún de gran parte de la identidad humana´" Marín, Conversaciones. 1999.

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Ciudades duales, ciudades informatizadas, ciudades postmodernas. Las ciudades de quienes ?

¿ De los prisioneros de un territorio tomado o de nuevas identidades surgidas de la desobediencia debida ?

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