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Amán Rosales Rodrígez Ciencia es poder: interpretaciones críticas del legado baconiano (1 parte) Summary: The central aspects of Francis Bacon 's programme for the reform of human knowledge are presented in their historical con- textoThe role played in that programme by the idea ofthe human dominion over nature is also mentio- ned (first part). Then, three interpretations of the modern fusion of science, technology and industry inspired by Bacon, namely those of Martin Hei- degger (first part), Hans lonas and Lothar Schii- fer are presented and discussed (second part). Resumen: Se presentan, en su contexto his- tórico, los aspectos centrales del programa de Francis Bacon para la reforma del conocimiento humano. Se menciona también el papel desempe- liado en dicho programa por la idea del dominio humano sobre la naturaleza (primera parte). Pos- teriormente se presentan y discuten tres interpre- taciones, las de Martin Heidegger (primera par- te), Hans lonas y Lothar Schdfer en torno a la fu- sión moderna, inspirada por Bacon, de ciencia, tecnología e industria (segunda parte). 1.1- Presentación general Se ha vuelto un lugar común identificar el periodo comprendido entre los siglos XVII y XVIII en Europa occidental como el lugar de na- cimiento de una actitud conscientemente moder- na, individual y social, proyectada hacia el domi- nio de la naturaleza. No menos común es la ten- dencia a considerar a Francis Bacon (1561-1626) como el vocero principal y líder intelectual de la nueva actitud humana de autoafirmación prácti- ca frente a la realidad. Sin embargo, con el paso de los siglos, y con el resquebrajamiento progre- sivo de la creencia en un progreso material y mo- ral indefinido de la humanidad (una creencia otrora ingenuamente asumida), el optimismo de Bacon ha sido visto durante gran parte del siglo XX con creciente desconfianza e incluso con abierta hostilidad. Luego de estas líneas intro- ductoras, el trabajo se inicia con una presenta- ción de los aspectos centrales del programa re- formador baconiano en su marco histórico e in- telectual. Posteriormente se exponen dos influ- yentes interpretaciones adversas a la herencia baconiana; a saber, la de Martin Heidegger, quien sólo de manera implícita se refiere a ella en el curso de su crítica a la ciencia y tecnología contemporáneas, y la de Hans lonas, quien sí se refiere explícitamente al "programa baconiano. A continuación se introduce una tercera interpre- tación, la de Lothar Schafer, quien propone, en forma más balanceada, una recuperación crítica de lo que él llama el "Proyecto-Bacon". Se con- cluye con algunas reflexiones que pretenden evaluar las ideas expuestas en las tres interpreta- ciones mencionadas. Las posiciones baconiana y heideggeriana se presentarán en esta primera parte, las de lonas, Schafer y las conclusiones fi- nales se reservarán para la segunda. 1.2- Contexto histórico e intelectual de la filosofía baconiana Bacon no fue una figura aislada en sus inten- tos por tratar de labrar un nuevo terreno, uno no sólo lleno de fértiles simientes intelectuales y re- ligiosas, sino también expurgado de malas yerbas Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXVII (92), 261-271,1999

Ciencia es poder: interpretaciones críticas del legado baconiano … de Filosofía... · 2018-12-05 · de ese momento, entre los siglos XV y XVI, se valoró en toda su magnitud

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Amán Rosales Rodrígez

Ciencia es poder: interpretaciones críticas dellegado baconiano (1 parte)

Summary: The central aspects of FrancisBacon 's programme for the reform of humanknowledge are presented in their historical con-textoThe role played in that programme by the ideaofthe human dominion over nature is also mentio-ned (first part). Then, three interpretations of themodern fusion of science, technology and industryinspired by Bacon, namely those of Martin Hei-degger (first part), Hans lonas and Lothar Schii-fer are presented and discussed (second part).

Resumen: Se presentan, en su contexto his-tórico, los aspectos centrales del programa deFrancis Bacon para la reforma del conocimientohumano. Se menciona también el papel desempe-liado en dicho programa por la idea del dominiohumano sobre la naturaleza (primera parte). Pos-teriormente se presentan y discuten tres interpre-taciones, las de Martin Heidegger (primera par-te), Hans lonas y Lothar Schdfer en torno a la fu-sión moderna, inspirada por Bacon, de ciencia,tecnología e industria (segunda parte).

1.1- Presentación general

Se ha vuelto un lugar común identificar elperiodo comprendido entre los siglos XVII yXVIII en Europa occidental como el lugar de na-cimiento de una actitud conscientemente moder-na, individual y social, proyectada hacia el domi-nio de la naturaleza. No menos común es la ten-dencia a considerar a Francis Bacon (1561-1626)como el vocero principal y líder intelectual de lanueva actitud humana de autoafirmación prácti-ca frente a la realidad. Sin embargo, con el paso

de los siglos, y con el resquebrajamiento progre-sivo de la creencia en un progreso material y mo-ral indefinido de la humanidad (una creenciaotrora ingenuamente asumida), el optimismo deBacon ha sido visto durante gran parte del sigloXX con creciente desconfianza e incluso conabierta hostilidad. Luego de estas líneas intro-ductoras, el trabajo se inicia con una presenta-ción de los aspectos centrales del programa re-formador baconiano en su marco histórico e in-telectual. Posteriormente se exponen dos influ-yentes interpretaciones adversas a la herenciabaconiana; a saber, la de Martin Heidegger,quien sólo de manera implícita se refiere a ellaen el curso de su crítica a la ciencia y tecnologíacontemporáneas, y la de Hans lonas, quien sí serefiere explícitamente al "programa baconiano.A continuación se introduce una tercera interpre-tación, la de Lothar Schafer, quien propone, enforma más balanceada, una recuperación críticade lo que él llama el "Proyecto-Bacon". Se con-cluye con algunas reflexiones que pretendenevaluar las ideas expuestas en las tres interpreta-ciones mencionadas. Las posiciones baconiana yheideggeriana se presentarán en esta primeraparte, las de lonas, Schafer y las conclusiones fi-nales se reservarán para la segunda.

1.2- Contexto histórico e intelectual dela filosofía baconiana

Bacon no fue una figura aislada en sus inten-tos por tratar de labrar un nuevo terreno, uno nosólo lleno de fértiles simientes intelectuales y re-ligiosas, sino también expurgado de malas yerbas

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXVII (92), 261-271,1999

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filosóficas para el saber científico y técnico de sutiempo. Pero su originalidad es innegable al enfa-tizar la necesaria ligazón del saber operativo oaplicado con el tradicionalmente especulativo oteórico, y aún más por su insistencia en el carác-ter colectivo, organizado sistemáticamente quedebía tener la empresa humana de dominio sobrela naturaleza. De ahí que al hablar de 'legado ba-coniano' en este trabajo se esté haciendo referen-cia, fundamentalmente, a aquel aspecto de la filo-sofía de la ciencia de Francis Bacon que ha sidomás influyente histórica y filosóficamente; a sa-ber el componente más bien sociológico que me-todológico. El dominio sobre la naturaleza pro-puesto por Bacon debía estar fundamentado en unsólido conocimiento inductivo y experimental delas causas y las 'formas de las cosas'. De hecho,puede argumentarse que Bacon sustituyó definiti-vamente la antigua dicotomía teoría-práctica poruna unidad fundamental, la del método y la pro-ducción. El hecho de que el saber se manifieste enel poder sería propiamente una consecuencia deque el método científico se haya convertido en unmétodo de la producción o construcción útil. (Cf.Krohn: 85-6)

El contexto histórico en que se despliegan lasreflexiones baconianas está constituido, obvia-mente, por una gran cantidad de factores de muydiversa índole: políticos, económicos, filosóficos,etc. Solamente algunos de ellos, los que filosófica-mente parecen estar vinculados en forma más di-recta con el tema de este trabajo, se mencionarán acontinuación. Incluso de esa manera restringida, laidea es entender cómo la atmósfera intelectual ge-neral del siglo XVII fue propicia para la irrupciónde una forma radical de reflexión teórica, la repre-sentada por la filosofía baconiana de la ciencia.

Un primer aspecto importante concierne a larelación de Bacon con la idea general de progre-so científico), tecnológico que su pensamientoreformista decididamente apoya. Basándose en elhecho de la ascensión al poder de una dinámicaestructura capitalista en la economía europea co-mo sustituta del rígido modelo medieval, E. Zil-sel argumentó en un célebre estudio que a partirde ese momento, entre los siglos XV y XVI, sevaloró en toda su magnitud la creatividad y habi-lidad individual del artesano o creador técnico,

pieza fundamental en la acumulación y aplica-ción del conocimiento. Así, la tesis de Zilsel esque la idea moderna de progreso científico pormedio de la cooperación colectiva, acumulada ysostenida en el tiempo, nace de los talleres arte-sanales de la tardía Edad Media. Mientras que elideal individualista de los humanistas renacentis-tas era incompatible con el trabajo cooperativo,las condiciones de trabajo de los artesanos me-dievales hacía que dicha clase de trabajo fuera lanatural. Además, dada la modesta posición so-cial del trabajador manual, no se "podía aspirar ala inmortalidad literaria como los humanistas.Las condiciones sociales los dirigían a metas másimpersonales" (1957: 257-8), como el ofreci-miento de su trabajo a Dios, a su grupo, o al be-neficio público general.

Los copiosos ejemplos que Zilsel ofrece enapoyo a su tesis sociológica no tienen, ni muchomenos, el fin de disminuir la importancia ni origi-nalidad de Bacon. Porque, si bien es cierto su aná-lisis le ha conducido a determinar "que la idea deciencia que usualmente consideramos como 'ba-coniana' está cnraizada en los requerimientos delas tempranas economía y tecnología capitalis-tas ... Sin embargo, hace una considerable diferen-cia si las nociones se adelantan en prefacios u ob-servaciones ocasionales, o si son presentadas co-mo una plataforma revolucionaria para revolucio-nar el conjunto de la ciencia." Es cierto, segúnZilsel, que ciertas condiciones sociales fueron im-prescindibles para el nacimiento occidental de laidea de progreso: "La ausencia de esclavitud, laexistencia de maquinaria, el espíritu capitalista deempresa y racionalidad económica." (1957 :275)El aporte individual de Bacon, materializado ensu programa reformador, consistió en extraer almáximo las implicaciones filosóficas y culturalesde una idea sembrada con anterioridad en la so-ciedad medieval tardía. En palabras de Zilsel: "Elconcepto de progreso científico era conocido an-tes de él, [pero] el ideal de progreso de la civiliza-ción comienza sólo con Bacon." (1957: 272)

Un segundo elemento importante por consi-derar tiene que ver con la relación entre los intere-ses y situación de los estados nacionales duranteel siglo XVII, y el desarrollo del conocimientocientífico y técnico. Entre otros, este punto ha sido

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CIENCIA ES PODER: INTERPRETACIONES CRíTICAS (\ PARTE) 263

enfatizado por S. Shapin en su reciente trabajo so-bre la Revolución científica. Según su interpreta-ción, un factor decisivo para entender las motiva-ciones e intereses de las principales figuras invo-lucradas en dicha revolución, reside en lo que po-dría llamarse el "estado de crisis permanente que[afectó} la política europea, la sociedad y la cultu-ra desde el periodo medieval tardío hasta el siglodiecisiete. Algunos de los indicadores de esa crisiscontinua incluían la ruptura del orden feudal y elconcomitante ascenso, a partir del siglo trece, depoderosas naciones-estado; el descubrimiento delnuevo mundo y las conmociones, tanto culturalescomo económicas resultantes de esa expansión delos horizontes; la invención de la imprenta y loscambios consecuentes en los límites de la partici-pación cultural, y la fragmentación de un orden re-ligioso europeo-occidental unificado que siguió ala Reforma protestante del siglo dieciséis. Cadauno de estos sucesos, pero especialmente el últi-mo, erosionó el ámbito vigente de la autoridad deinstituciones que habían regulado la conducta hu-mana en siglos anteriores." (1996: 123-4)

Una vez planteada una situación de "crisispermanente" en la confianza anteriormente depo-sitada en distintas esferas de la cultura y la socie-dad, no es extraño que surja una atmósfera de es-ceptcismo general en los distintos ámbitos so-ciales. Cuando todo conocimiento y toda verdadparecen sucumbir a la crítica escéptica, ¿qué que-da del conocimiento, la verdad y la certeza?, ¿có-mo hacer para recuperar la confianza en la posi-bilidad de pergeñar un método racional para laadquisicion, y evaluación fiable de información?Quizá las respuestas más conocidas a esas y otrascuestiones afines (exacerbadas según R. H. Pop-kin por la llr.mada "crise pyrrhonienne" de co-mienzos del siglo diecisiete) provinieron, comobien se sabe, de Bacon y Descartes. La diferenciafundamental entre ambos concierne al caráctersocial antes que individual que asume desde uninicio, para Bacon, la búsqueda del método cog-noscitivo correcto (no obstante, la filosofía deDescartes está impregnada de un poderoso ethospráctico y social dirigido a claras metas filantró-picas). En ese sentido, y retomando su caracteri-zación de la crisis conjunta de conocimiento ypoder en el siglo de Bacon, Shapin afirma, muy

posiblemente con razón, que ningún otro escritorde la época fue más entusiasta que Bacon en suabogar "por una reforma conjunta del saber y delos medios para la expansión del poder estatal."(1996: 127)

En virtud de las evidentes ventajas mutuas,Bacon consideraba fundamental la integraciónburocrática del saber teórico-práctico en la ma-quinaria total del estado. No se trataba, solamen-te, de que una filosofía natural reformada sólopodía ser plenamente eficaz gracias al apoyo fi-nanciero estatal, sino que además, gracias a dichafilosofía, el estado podría hacer del conocimien-to "un instrumento de poder estatal. Un estadoque abdicara su derecho a controlar lo que secreía pondría en riesgo su autoridad."(Shapin1996: 130).

Un tercer elemento digno de ser tomado encuenta para una caracterización adecuada delcontexto histórico del programa baconiano, re-sulta ser la nueva actitud que se fue gestando en-tre los siglos XVI y XVII hacia la difusión delsaber científico y técnico, y hacia la necesariaclaridad del lenguaje en que dicho saber se ex-presara. En efecto, mientras que las actitudesclásicas (por ejemplo del grupo pitagórico y encierta medida también de los peripatéticos) y me-dievales (ejemplificado magníficamente con laaparición de la obra seudo-aristotélica, Secretumsecretorumi respecto del conocimiento enfatiza-ban su carácter secreto o esotérico, el nuevo am-biente pre-renacentista abogaba por una aperturade conocimientos teóricos y habilidades prácti-cas. Hasta ese momento, tales conocimientos yhabilidades eran considerados indignos del pro-fano o del no iniciado en los misterios y tradicio-nes de un grupo específico y privilegiado. Deacuerdo al corpus hipocrático: "Las cosas queson sagradas ... sólo pueden ser reveladas a loshombres que son sagrados. Los profanos no pue-den aprenderlas hasta que no hayan sido inicia-dos en ellas." (Cit. por Eamon 1990: 334) Fran-cis Bacon perteneció a esa reacción de la Revo-lución científica que defendía "la ideología de laapertura en ciencia" frente a actitudes que man-tenían, ya sea la imposibilidad humana o bien lapeligrosidad, por motivos políticos, religiosos omágicos, de ahondar demasiado en los arcanos

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de la naturaleza. Mucho tuvo que ver en el cam-bio de mentalidad renacentista el nuevo talanteincipientemente capitalista, favorable al indivi-dualismo, de las naciones-estado europeas. Elmantenimiento de supuestos secretos de la natu-raleza, de Dios y del Estado no podía calzar muybien con el nuevo ímpetu burgués de ascenso so-cial y económico. Ya no podía ser admitida sinmás la idea de unos cuantos individuos poseedo-res de misteriosas destrezas inaccesibles para elciudadano común y corriente.

Aunque no se puede generalizar y decir queel Renacimiento experimentó una apertura totalhacia las nuevas ideas y su difusión pública (sinembargo recuérdese, a este respecto, el papelesencial desempeñado por la invención de la im-prenta de tipos móviles a mediados del sigloXV), sí es muy cierto, como lo ha explicado W.Eamon, que ya para el siglo XVII existía la fuer-te convicción social de que el apego al secreto yel desprecio elitista hacia el trabajo cooperativoen cuestiones del saber entrañaban una dobleamenaza. No sólo podían conducir al estanca-miento y en definitiva a la pérdida completa delimperio humano sobre la naturaleza, sino tam-bién a la pérdida de la libertad individual frente alos presuntos dueños del conocimiento. Los ante-cedentes de dicha actitud impulsara de la divul-gación del conocimiento son múltiples y comple-jos. Durante el siglo XVI ya habían aparecidoobras (sobre todo en tierras germanas) que acen-tuaban, en la tradición de los manuales de meta-lurgia y mineralogía, el carácter público y teóri-camente accesible del saber artesanal. Se recha-zaba la superstición y en consecuencia todoaquello que pudiera impedir, dado su carácteresotérico o mágico, la comprensión racional de lainformación escrita. Así, por ejemplo, Biringuc-cio exponía en su De la pirotechnia (1540) diver-sas técnicas para la explotación minera y el apro-vechamiento utilitario (para la fabricación de ca-ñones y campanas) de ciertos materiales. En laobra se distingue el saber que parte de causas na-turales y que utiliza técnicas empíricas de las es-peculaciones dudosas de ciertos magos y alqui-mistas. Del mismo modo, Georg Bauer (Agrico-la) en su De re metallica (1556) también diferen-cia la honorable profesión del minero del seudo-

conocimiento ocultista de los alquimistas; espe-cialmente duras son sus críticas contra la oscuri-dad consciente del lenguaje de la alquimia. Se-gún Agricola, resulta imposible descifrar los li-bros de los alquimistas "porque los escritores deestos temas usan nombres extraños que no perte-necen verdaderamente a los metales, y porque al-gunos de ellos emplean ahora un nombre y luegootro, inventado por ellos mismos, aunque la cosaen sí no cambia." (Cit. por Eamon, p.347-8. Cf.además Cardwell: 76-80)

Un importante escollo que debía ser supera-do tenía que ver con la siempre tensa relación en-tre la religión y el conocimiento empírico de larealidad. Para los promotores del carácter públicodel saber científico y técnico, en modo alguno eraverdad que la dedicación a la filosofía natural re-presentase una amenaza para el creyente. Al con-trario, según Bacon, "si se considera sinceramen-te la cuestión, la filosofía natural es, después de lapalabra de Dios, a un tiempo la medicina más se-gura contra la superstición y el más comprobadoalimento para la fe."(Cit. por Eamon: 345)

Finalmente, un cuarto aspecto debe ser desta-cado dentro del contexto general en que se puedesituar al programa reformador baconiano. Dichoaspecto ha sido estudiado por varios autores en elamplio marco de la historia de las ideas, y tiene quever, principalmente, con la estrecha relación entre,por un lado, la creciente confianza del ser humanoen su capacidad para controlar y transformar sumedio ambiente y, por otro, con los recursos técni-cos desarrollados hasta ese momento (siglos XVI-XVII), disponibles para la empresa de conquista dela naturaleza. Ambos elementos deben ser conside-rados simultáneamente.

Desde tiempo inmemorial, en pequeña ogran escala, el ser humano ha puesto su sello co-mo agente del cambio sobre la naturaleza, sobresu flora, fauna y geografía. Sin embargo, a partirdel siglo XV dicha proyección humana adquierecontornos más nítidos gracias al desarrollo para-lelo de los medios técnicos necesarios para la eje-cución de los cambios pertinentes. La etapa tar-día de la Edad Media y los inicios del Renaci-miento fueron testigos de momentos importantesen la innovación y perfeccionamiento de ciertastécnicas específicas de décadas anteriores. Ello

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CIENCIA ES PODER: INTERPRETACIONES CRÍTICAS (1 PARTE)

fue posible gracias al talento de célebres ingenie-ros-artistas como Taccola, Brunelleschi, Martiniy, por supuesto, da Vinci. Gran parte del progre-so estuvo asociado a los fines bélicos estableci-dos por los jerarcas políticos de turno, por lo queno es de extrañar el avance que tuvieron, porejemplo entre los estados italianos, las armas deguerra, las técnicas de artillería y la arquitecturamilitar (para más detalles sobre lo anterior cf.Troitzsch y Weber: 183-96. Asimismo, Pacey:Cap. 4). En especial como agente de la transfor-mación geográfica, el habitante del medioevo eu-ropeo no sólo había acumulado una considerableexperiencia en lo que se refería a su habilidad pa-ra la agricultura y la ingeniería, sino también enel desarrollo de su auto-percepción como ser pri-vilegiado, en tanto que se sabía dueño del poderpara controlar y someter al resto de los animales(de los cuales dependía para su supervivencia,como observa K. Thornas: "La civilización deEuropa medieval habría sido inconcebible sin elcaballo y el buey." Precisamente, esta posiciónde dominio del europeo sobre los animales ex-plica en gran medida la superioridad que luegodemostraron en sus empresas de conquista allen-de las fronteras natales. Según Thornas: "Porcierto se ha estimado que el uso de los animalespara tiro y carga proporcionaron al siglo quinceeuropeo un poder motor cinco veces el de su con-traparte china." Ambas citas en 1983: 25). Dichaactitud de confianza en las propias fuerzas comoinstrumentos del cambio también fue heredadade la Edad Media por el periodo renacentista.

Diversos autores del Renacimiento expresa-ron la creciente confianza en la capacidad y en elderecho del ser humano para dominar la naturale-za. Dos ejemplos, tomados de escritores muy di-ferentes entre sí, bastarán como ilustración. ParaMarsilio Ficino la dignidad del ser humano es in-negable. Pues éste "imita todas las obras de la na-turaleza divina, y perfecciona, corrige y mejoralas obras de la naturaleza más baja. Por lo tanto elpoder del hombre es casi igual al de la naturalezadivina, pues el hombre actúa de esta forma por símismo." (Cit. por Leiss: 36-7) Paracelso, por suparte, enfatiza la actividad y la curiosidad huma-nas como rasgos de origen distintivamente divi-no: "No es la voluntad de Dios que sus secretos

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deban ser visibles, es su voluntad que ellos se ha-gan manifiestos por medio de las obras del hom-bre, quien ha sido creado para hacerlos visibles."(Cit. por Glacken: 467) Según Glacken, la ideacentral de Paracelso es que si bien es cierto el serhumano, a diferencia de Dios, no es creador dematerias primas, sí que es un poderoso agentecausal y transformador. Desde la perspectiva pa-racelsiana, "[a]l crear al hombre, Dios planea quedeba colaborar en la creación, y la alquimia seconvierte en una técnica, un método, una filosofíadel cambio y la transformación, [todo] en uno, cu-

-----yo.-propósito es poner los toques finales sobre unanaturaleza inconclusa al momento de la crea-ción." (Glacken: 466. Dada su impresionante eru-dición, la obra de C. J. Glacken resulta imprescin-dible para el estudio de estos temas).

En resumen: a partir del siglo XV se incre-menta notablemente tanto la velocidad delavance científico y técnico en varias zonas deEuropa, como la consciencia del superior poderde que dispone el ser humano gracias a los pro-ductos de dicho avance. Un aporte intelectualdecisivo lo ofreció la redefinición religiosa del(tenso) lazo entre el ser humano y el resto de losseres vivos: se consolida la imagen del ser hu-mano como parte de la Creación y a la vez, porencargo divino, como su 'administrador'. Talredefinición culminaría en varias obras de lossiglos XVII Y XVIII que enfatizaban el sitialprivilegiado que ocupaba el ser humano en lajerarquía de la vida, en la escala del ser. Comoelocuentemente escribía Sir Matthew Hale en1677: "Por ende, con relación a este mundo in-ferior de brutos y vegetales, el fin de la creacióndel hombre fue, que él deba ser el virrey delgran Dios del cielo y la tierra en este mundo in-ferior". (Según Glacken, de quien se ha tomadola cita anterior, "no hay exposición más magis-tral de la creencia cristiana en la realidad del do-minio del hombre sobre la naturaleza tal y comoestá expuesta en el Génesis" que este pasaje dela obra de Hale, The Primitive Origination ofMankind. Glacken cita el pasaje completo en lap.48l) Seguramente, los cuatro puntos desarro-llados en este apartado pueden considerarse im-prescindibles para entender, con el telón de fon-do de otros autores y tendencias, la motivación

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reformadora baconiana. En lo que sigue se men-cionarán los aportes específicos más importan-tes de Bacon.

1.3- "Scientia et potentia in idem coinci-dunt": Aspectos centrales del programa

reformador de Bacon

Teniendo presentes los cuatro aspectos se-ñalados anteriormente, se puede llegar a las si-guientes conclusiones atinentes a la filosofía dela ciencia de Bacon. En primer lugar, esta filoso-fía no sólo comparte la creencia optimista en elprogreso científico y técnico, sino que ademáspropone un método lógico novedoso, un flOVU/1/

organum para la aceleración del proceso deavance y para que "el entendimiento sea libera-do y purgado totalmente" de la dañina influenciade los idola. (Cf. Bacon 1985: 121) Según Ba-con, la metodología tradicional, heredada de losantiguos, encierra solamente un tipo de sabiduría"verbal y estéril en cuanto a las obras." (1985:125) La consecuencia es una parálisis del proce-so descubridor en ciencia: "Al igual que lasciencias actuales son inútiles para el descubri-miento de obras, también la lógica actual es inú-til para el descubrimiento de las ciencias."(1985: 90) Por el contrario, el método renovadopropuesto por él debía incluir aspectos inducti-vos y experimentales como garantes de la soli-dez de las premisas en los razonamientos y de lacerteza en las conclusiones. (Cf. para lo anteriorGower: Cap. 3).

En segundo lugar, Bacon destaca la necesa-ria vinculación entre los intereses del estado y losfrutos que pueden derivarse de la act0idad-cien-tífico-técnica. En un nivel muy general y abstrac-to, Bacon plantea un programa humano colectivode dominio sobre la naturaleza; pero, más con-cretamente, la meta deseada sólo podrá alcanzar-la aquel estado o aquellos estados que sean capa-ces de unificar objetivos políticos y estratégicos,recursos económicos y valores sociales como elrespeto a la iniciativa e inventiva individual au-nada al trabajo en equipo. Sólo mediante el es-fuerzo colectivo, advierte Bacon, será posiblerealizar la profecía de Daniel: "Muchos pasarán

y la ciencia se multiplicará." (1985: 152) Así en-tonces, no es casual que, en ocasiones, se hayatendido a buscar motivaciones baconianas en su-cesos que combinan, por ejemplo, la Revoluciónindustrial y las empresas de conquista y penetra-ción del neo-imperialismo europeo del sigloXIX, el interés político con la innovación tecno-lógica. En tercer lugar, Bacon es muy conscientede la imperiosa necesidad de impulsar la divul-gación del conocimiento mediante un lenguajeinteligible y accesible. De acuerdo a su opinión,no es correcta la idea que hace, apelando porejemplo a supuestos argumentos teológicos, delsecreto y la ignorancia cosas positivas y desea-bles: "[Forma) parte de la gloria de Dios escon-der una cosa, pero es la gloria del rey descubriralgo." (Cit. por Eamon: 344) Por otra parte, y re-lacionado con lo anterior, Bacon también comba-te formas degeneradas de la transmisión de cono-cimientos; en especial, como es bien sabido, sucrítica es severa contra la influencia nociva delos "Ídolos del Foro". Se trata de los Ídolos que"se han deslizado en el entendimiento a partir dela asociación de palabras y nombres", y que con-vierte "a la filosofía y a las ciencias en inútiles ysofísticas." (1985: 108).

Finalmente, no hay quizá aspecto más lla-mativo en Bacon que su compromiso con la ideadel dominio humano sobre la naturaleza, gracias aun conocimiento de las causas naturales de los fe-nómenos, y de los medios necesarios para repro-ducirlas. Con el esfuerzo combinado de los mediosy los fines podrá llevarse a cabo el objetivo expan-sionista final vislumbrado por los tecnócratas de laCasa de Salomón en la Nova Atlantis: "El fin demuestro establecimiento es el conocimiento de lasCausas y de los movimientos ocultos de las cosas;y el engrandecimiento de los límites del imperiohumano para efectuar todas las cosas posibles."(1991: 205) La empresa humana de dominio sobrela naturaleza adquiere en Bacon una sanción teo-lógica optimista en la medida que, con la restaura-ción (" Instauratio'"¡ científico-técnica en la épocamoderna, el ser humano puede recuperar el seño-río sobre la naturaleza que había perdido a raíz delpecado original.

En consonancia con la tradición que resaltala labor colaboradora humana con el Creador,

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CIENCIA ES PODER: INTERPRETACIONES CRÍTICAS (1 PARTE) 267

Bacon también cree que al ser humano se le haasignado la continuación y conclusión de una mi-sión superior: "En efecto, el hombre cayó de suestado de inocencia y de su reinó sobre las cria-turas por causa del pecado. Sin embargo, una yotra cosa pueden repararse en parte en esta vida:la primera mediante la religión y la fe, la segun-da mediante las artes y las ciencias". (1985: 366)En el curso de sus célebres conferencias de 1933,Lovejoy cita un texto de Bacon que da pie paraubicar a su autor en el bando de una teleologíaantropocéntrica (un tema sobre el que se volveráen la segunda parte). Se trata de una posición quehace de la naturaleza un mero instrumento para eluso humano y que resulta en realidad antagónica,arguye Lovejoy, con la lógica implícita en la ideade la 'Gran cadena del ser': "El hombre, si con-sideramos las causas finales, puede ser estimadocomo el centro del mundo; hasta tal punto que sifuera quitado de [éste], el resto parecería desca-rriado, sin meta o propósito ... y conducente a lanada. Pues el mundo entero funciona al serviciodel hombre; y no hay nada de lo que él no derivefruto y uso ..." (1964: 187).

La empresa de recuperación del reino hu-mano perdido después de la Caída, adopta en Ba-con elevados rasgos morales que de nuevo la vin-culan con la Creación prirnigenia. A diferencia deotras ambiciones menos deseables, la legitimidadde un "tercer" imperio está plenamente estableci-da: "Pero si alguien se esfuerza por restaurar yampliar el poder y el imperio de todo el génerohumano sobre el universo, es indudable que esaambición (si es lícito lIamarla así) es más sana ynoble que las anteriores la saber: la primera am-bición, la de ampliar el poder personal en la pro-pia patria, y la segunda, la de hacerla con el po-der "de su patria entre el género humano"]. Sinembargo, el imperio humano sobre el universoreside solamente en las artes y en las ciencias".(1985: 184). Un alto sentido de la responsabili-dad social está ligado al nuevo poder operativosobre la naturaleza. Por eso Bacon advierte a suslectores, "que piensen en el verdadero fin de laciencia y no la busquen por el placer del alma opor amor a la disputa o para menospreciar a losdemás, o por el propio interés o por fama o poderpersonal u otros fines inferiores de este tipo, sino

con vistas al beneficio y necesidades de la vida yque la cultiven y perfeccionen en espíritu de ca-ridad." (1985: 59-60). Sin embargo, a la nadadespreciable cuestión, ¿cómo se garantiza que elsaber y poder humanos vayan a ser utilizados pa-ra el bien?, la respuesta de Bacon parece másbien ingenuamente optimista: "Recupere, portanto, el género humano el derecho suyo sobre lanaturaleza que le compete por donación divina ydésele poder. La recta razón y la sana religión go-bernarán su uso." (1985: 185).

Se ha insistido en que uno de los aspectosnovedosos del pensamiento de Bacon es su énfa-sis en la necesidad de la producción física o cau-sal de objetos y procesos. De hecho, Bacon defi-ne la filosofía como la "investigación de causas yla producción de efectos", una caracterizaciónque armoniza muy bien con la motivación prácti-ca y filantrópica de la Casa de Salomón en la No-va Atlantis. ( CL para lo que sigue Pérez-Ramos:144. Todas las citas en este párrafo: 145-6). Alofrecer dicha caracterización, Bacon se alinea enuna larga tradición que identifica "objetos de co-nocimiento y objetos de construcción en varioscampos y grados. Por ejemplo, esto se hace enmatemática, artesanía, teología, astronomía yotras disciplinas". La importancia de esta tradi-ción consistió en gran medida en hacer que se re-pensara "la esencia y papel del arte humano, elque, en vista de la fertilidad de la inventiva delhombre, no podía ser percibido más como unasimple mimesis o imitación de la naturaleza."Otros autores de los siglos XVI-XVII, como Cu-sa (para quien es fundamental la relación del serhumano con sus obras), Vives ("el hombre cono-ce en el tanto que puede hacer"), da Vinci (quienopina que la ciencia humana es una segundacreación), Bruno (el que subraya la equivalenciaentre certidumbre y producción) y Ceredi (paraquien la mecanización de la naturaleza, inclusose puede agregar: su metamorfosis en objeto, fa-cilitará su manipulación de parte del filósofo na-tural), expresan la confianza en el horno faber co-mo aquel que puede, merced a sus obras y pro-ductos, desentrañar los enigmas de la naturaleza.Mediante las 'artes mecánicas' el ser humanocompleta y en ocasiones supera también las fuer-zas productoras naturales.

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268 AMÁN ROSALES RODRÍGUEZ

Con posterioridad a Bacon, el principio vi-coniano del verum ipsum factum resumirá histó-ricamente una perspectiva metafísica centrada enel ser humano como hacedor de realidades, y co-mo cómplice del poder productivo de la naturale-za. Sin embargo, pese a la semejanza formal enla equiparación del saber con el poder hacer, lasdiferencias entre las intenciones (conservadorasde la tradición) de Vico y las de Bacon (prorno-taras de una nueva tradición) son profundas. Eldictum baconiano citado como acápite de esteapartado: "La ciencia y el poder humanos vienena ser lo mismo" (1985: 88), debe reconocerse entoda su moderna radicalidad: el saber, conoci-miento o teoría, no es propiamente más que unpoder manipulador (potentia) que se auto-legiti-ma mediante sus obras concretas, no hay nadamás, ni autoridad o tradición de algún tipo, quepueda fungir como última instanciajustificadora.En el sentido sugerido por la cita- precedente, lafilosofía de Bacon también puede ser incluida enuna tradición cuyo rasgo más sobresaliente es suactitud activa o 'constructivista' en el procesocognoscitivo. Sin embargo, no sólo dicha cone-xión es llamativa en Bacon, sino, y ante todo elacento pragmático y utilitario que surge de suconcepción integral del saber teórico-práctico.Con ello, Bacon se distancia del espíritu teóricopredominante de la tradición filosófica occiden-tal y se vincula con la otra vertiente "subterrá-nea", activa y productora de conocimiento. Se-gún Pérez-Rarnos: "Ocuparse activamente de losprocesos de la naturaleza refleja la convicciónmantenida sistemáticamente que tal ocupaciónno sólo es legítima -una convicción que corres-ponde en su verdad a una cierta imagen de la na-turaleza qua objeto de construcción o fabricaciónhumana-, sino además que solamente a partirde dicha ocupación puede surgir la verdad."(1993: 154)

1.4- Bacon y la modernidad. La relaciónentre metafísica, ciencia y técnica según

Martin Heidegger

Martin Heidegger se ocupó del tema de laciencia y la tecnología, de forma explícita o im-

plícita, prácticamente a lo largo de su entera tra-yectoria filosófica. Ello demuestra la relevanciadecisiva que tuvo dicho tema para un pensadorque, no obstante, todavía hoy se asocia, equivoca-damente, con preocupaciones ontológicas excesi-vamente abstractas y alejadas de la experienciaconcreta y tangible. Aunque es cierto que Heideg-ger no se manifiesta expresamente sobre el lega-do intelectual baconiano, sus escritos sí que refle-jan una toma de posición clara y crítica frente alcomplejo temático incluido en tal legado (este tra-bajo se encargará de hacer explícitos algunos ele-mentos de dicha posición en su segunda parte).

Tanto en escritos tempranas, como directa-mente en su obra capital, Se in und Zeit (1927), seocupa Heidegger de analizar la pérdida ontológi-ea fundamental, tal vez irrecuperable, que la ex-cesiva concentración en las ciencias ha entrañadopara el ser humano. Heidegger considera que lasdistintas ramas del saber científico han colocadoal ente en el lugar distante de "ser-ante-los-ojos".Con ello han olvidado que es precisamente untrato pre-teórico, inmediato y práctico con el en-te, un trato que además lo mira como el "ser-a la-mano", el único que puede complementar y otor-gar unidad a una existencia humana marcada porsu muy concreto "ser-en-el-mundo". El "cuida-do" (Sorge) característico de una existencia hu-mana condenada a vivir auténtica o inauténtica-mente, se manifiesta en el uso cotidiano inmedia-to que hace del material que tiene "a-la-mano".En dicho trato directo con las cosas, sin la media-ción de la objetividad científica (promotora segúnHeidegger de mera curiosidad por los entes), laexistencia humana logra de alguna manera com-prenderse a sí mismo y al propio Ser. Así, paraHeidegger está claro que la existencia humana,permanentemente ocupada en las posibilidadesde su poder-ser, no es una "mera substancia pen-sante, no es sólo consciencia, ni en forma prima-ria un sujeto científico o epistemológico que es-quematiza los datos de los sentidos y que reúne,sistematiza y conjetura hechos científicos. El im-pulso hacia la ciencia es más bien un comporta-miento muy derivado. En el centro [de interés pri-mordial para Heidegger] está más bien una exis-tencia humana [ein Dasein] que, en continuidadcon motivos de Agustín, Lutero y Kierkegaard, se

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CIENCIA ES PODER: INTERPRETACIONES CRÍTICAS (1 PARTE) 269

preocupa por su propio poder-ser [Seinkonnen]."(Pleger: 645. Además, para el contexto históricogeneral de la posición crítica de Heidegger, véa-se el trabajo fundamental de K. Gründer) La ten-dencia crítica de Heidegger hacia la ciencia y latecnología como lugares del olvido del Ser seacentúa con el paso de los años. Después de la se-gunda etapa de su filosofía, aproximadamente apartir de los años treinta, Heidegger profundizametafísicamente en su análisis de los rasgos ca-racterísticos del complejo ciencia-tecnología.

DEspués del "viraje" asume una importan-cia cada vez mayor la idea de una historia del Ser(Seinsgeschichte). Una historia que determina,según Heidegger, la civilización entera de Occi-dente por lo menos desde los inicios del pensa-miento presocrático. La figura central de tal his-toria es la del Ser. A partir del nuevo marco teó-rico proporcionado por esa idea, una importantevía de acceso al Ser ya no podrá serio sin más lapraxis humana general. La nueva ruta es una víavertical que desciende del Ser al ser humano. Laverdad ya no es 'descubierta' por el ser humanoen su hacer y transformar la realidad. En la histo-ria del Ser la verdad se concibe como el ámbitodel "desocultarniento" del ser de los entes, unámbito que ha de presuponerse como condiciónde la libertad humana.

En todo esto comienza a tomar fuerza unmotivo central de la filosofía heideggeriana tar-.Ia: la crítica al subjetivismo. El ser humano yano es más el centro activo, creador de la verdad,sino sólo su receptor o a lo sumo su mediador.Bajo esta nueva perspectiva el ser humano seconvierte ahora para Heidegger en "oyente" delSer, y debe reconocer que ya no es más sujeto dela historia, sino que su destino depende de un po-der o de una fuerza infinitamente superior, el pro-pio Ser. En efecto, desde ese momento el análisisde Heidegger se dirige a desenmascarar la meta-física moderna como el sitio de incubación delmás extremo subjetivismo o antropocentrismo enel trato con los entes. En gran medida como con-secuencia de su nueva visión de la historia, con-cebida ahora (es decir, en sus escritos de los añostreinta) como historia del "ocultamiento" y "de-socultamiento" alternativos del Ser, Heideggerdiagnostica para la modernidad una infección

cientifista y tecnocrática muy acorde. por cierto,con la decadencia metafísica general de la histo-ria occidental que él mismo cree haber descubier-to a partir del pensamiento presocrático. Heideg-ger constata la presencia de un abismo insalvableentre dicho Pensar primordial que todavía permi-tía, sin forcejeos teóricos, la manifestación de laverdad del ente, y la actitud moderna guiada pormétodos exactos de investigación. Estos han po-sibilitado la "provocación" violenta que el sujetomoderno, ya sea como científico, tecnólogo o in-geniero, lanza sobre la naturaleza, a la que con-vierte en "una conexión calculable de fuerzas"(Heidegger 1993: 91). Todo esto es posible por-que una disposición técnica y agresiva subyaceen la esencia de las disciplinas supuestamentemás teóricas. En breve: la teoría pura moderna esya una práctica en la medida en que prepara suobjeto para nuevas incursiones experimentales.Con palabras de Heidegger: "La física modernano es física experimental porque en sus pesquisasacerca de la naturaleza aplique aparatos, sinoque, inversamente: porque la física, y por cierto,como pura teoría, pone a la naturaleza como loque hay que concebir en cuanto conexión defuerzas, previamente calculable, es por lo que seestablece el experimento". (1993: 91).

De acuerdo a la interpretación de Heideggeren sus ensayos: "Die Zeit des Weltbildes" (1938)y "Wissenschaft und Besinnung" (1953), la cien-cia ya trae ingénitamente el impulso técnico dedominio y aseguramiento del ente. Según Heideg-ger, la ciencia también busca concebir lo real co-mo lo "constante" (Bestand), como un depósitode fuerzas y recursos para el máximo provechoeconómico. Sobre todo en la metafísica de Des-cartes, con su programática separación radical en-tre una sustancia pensante y representadora (elnuevo sujeto que irrumpe con la modernidad) yuna extensa-representada, descubre Heidegger laprioridad ontológica de la técnica como impulsotácito de "voluntad de voluntad" (Wille zum Wi-lIen). Además, a partir de la definición de la cien-cia como "teoría de lo real", propone Heideggerque la ciencia prácticamente 'produce' la realidadbajo estudio. La ciencia está muy lejos de ser unadisciplina pasiva respecto de la naturaleza, al con-trario, por esencia es interventora y manipuladora

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de lo real. Muy atrás ha quedado la época de lateoría antigua, cuyo sentido era el de ser un "aus-piciar cuidadoso a la verdad. " (1993: 120).

Aunque la teoría moderna todavía mantienealgún vínculo con la teoría griega primigenia de-finida como "contemplación ", lo cierto es que,según Heidegger, la teoría contemplativa moder-na no es más que "el reelaborar ajustador y ase-gurador de lo real." (1993: 123) De tal suerte, laciencia moderna como teoría interventora de loreal es sinónima de dominio práctico y "asegura-dor" de la realidad. En "Wissenschaft und Besin-nung" explica Heidegger: "La ciencia pone loreal. Lo pone de manera tal que se presente loreal en cada caso como efecto, a saber, de apre-ciables consecuencias de determinadas causas.Así llega a ser lo real alcanzable y apreciable ensus consecuencias. Lo real está asegurado en suobjetidad (...) El representar ajustador, que ase-gura todo lo real en su alcanzable objetidad, es elrasgo fundamental del representar, por medio delcual la ciencia moderna corresponde a lo real."(1993: 123).

Así, la ciencia se ha convertido para Hei-degger en una actividad ocupada en la parcela-ción del Ser, para su conocimiento y dominiomás seguros y eficaces. Disciplinas como la físi-ca, la química o la biología (y todavía más lasposibles combinaciones entre ellas) se ocuparíansolamente de un cierto tipo de entidades, de sucaptación intelectual y de su preparación para laexplotación práctica: "La teoría de lo real es, ne-cesariamente, ciencia compartimentada." (1993:126). Las ciencias, así lo cree Heidegger, se es-pecializan en forzar la verdad del ente, pero conello olvidan su pertenencia originaria en el ámbi-to excelso del Ser. Dicha pertenencia se explicapor el hecho que las ciencias también tienen suraíz en la Episteme, en una forma de saber res-pecto del Ser. Desde la perspectiva heideggeria-na, no es extraño que haya que inscribir a losfundadores de la nueva imagen de la naturalezade los siglos XVII y XVIII: Descartes, Galileo yNewton entre otros, como precursores del espíri-tu nietzscheano de "voluntad de poder". .

A partir de lo anterior se justifica hablar deun marco metafísico general de la interpretaciónque hace Heidegger del fenómeno científico-tec-

nológico. Dos son los supuestos principales quevale la pena destacar. El primero corresponde ala utilización que hace Heidegger de una especiede modelo histórico-teleológico de resonanciahegeliana. Según este supuesto existe algo asícomo un destino supra-humano que orienta, co-mo causa final, toda teoría y práctica humana entoda su variedad cultural. Es un destino surgidode la misma esencia ambivalente de la técnica yque se manifiesta modernamente en la fusióncompleta de la teoría con la práctica. El segundosupuesto fundamental tiene que ver con la ideadel desocultamiento de la verdad del ente. ParaHeidegger es esencial percatarse de la doble na-turaleza del proceso del "desocultar", un procesoinseparable de la esencia misma de la técnica. El"desocultar" tiene para Heidegger tanto una con-notación positiva, cuando se refiere por ejemploa la gran creación artística de un Van Gogh o unHolderlin, o una claramente negativa en su liga-men con una actitud agresiva y explotadora de lanaturaleza. Así, pareciera que el doble carácter,tanto creativo como potencialmente destructordel desocultamiento técnico, también resulta ser,además de algo así como un destino metafísicoincontrolable, una constante cultural que se ma-nifiesta -acentuando a veces lo positivo, otrasveces lo negativo- en contextos muy concretosde la historia; por ejemplo, durante la Revolu-ción científica del siglo XVII.

Con el inicio de la Edad Moderna, concre-tamente en los siglos XVII-XVIII, se pone enmarcha para Heidegger un proceso irreversibledentro de la historia del Ser. Allí, la esencia ori-ginaria de la técnica, enclavada en la antiguaTechne, se convierte en un impulso agresivo dedominio sobre el ente. Con otras palabras: Hei-degger cree que ya no se permite que el ser delente aparezca apaciblemente en el ámbito de laverdad, sino que, por el contrario, el ser huma-no ejerce violencia sobre el ente y lo transfor-ma en objeto de malsana curiosidad y pernicio-sa manipulación. Según Heidegger, la perspec-tiva ontológica dominante en la Edad Modernaes la carencial del "ser-ante-los-ojos". La exis-tencia humana se convierte ahora en Sujeto in-vestigador (científico y tecnólogo), y el mundonatural en mero objeto por conocer, investigar y

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CIENCIA ES PODER: INTERPRETACIONES CRÍTICAS (/ PARTE) 271

dominar experimentalmente. Martin Heideggcrparece haber extraído, desde su muy personal ypolémica perspectiva filosófica, importantes con-secuencias metafísicas del legado baconiano.

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Amán Rosales RodríguezEscuela de Fi losofía y

Escuela de Estudios GeneralesUniversidad de Costa Rica

E-mail: [email protected]