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Graffiti Primer acto 1) Telón cerrado. En caso de ausencia de telón los actores estarán en medio del público, ha- blando con grupos reducidos, en balcones o platea. Los que estén en el escenario estarán de espaldas las primeras dos frases. Espacio vacío. Sin bambalinas ni cámaras negras. Bancos y sillas a los costados. Al fondo una pared gris-blanca. Delante de ella siete sillas. Y una puerta o agujero negro al costado izquierdo, Los actores cuando salen de escena se sentarán en los bancos y sillas a la vista de todos, menos en los casos en que desaparecen por el agujero negro o puerta os- cura que serán especificados. Cada actor puede tener varios roles. Por el agujero negro entran o salen algunos personajes específicos: ciertos muertos, todos los actores al inicio, los que llegan de lejos, los suicidas, Algunas víctimas. (Se oye de atrás del telón) Grupo de actores: Abrí te digo. Hace una hora que te estoy llamando. (Se abre el telón) Finalmente, abriste la ventana. ¿Y con esa cara te presentas? Lávate la cara, haceme el favor... Bueno, ahora sí... pero no basta. Abrí bien los ojos... abrilos bien. Sacate esas lagañas por el amor del cielo... eh... no basta abrir los ojos, no es tan fácil, ahora tenés que mirar. Mírame carajo, mírame. Y ahora que me estás mirando no pasa nada... porque mirar es poco... Te lo repito por última vez... Tenés que ver. ¿Me ves? Aquí estoy ¿Estoy aquí? Yo estoy aquí... pero también en otro lado... Ahí está el chiste. Tenés que ver el otro lado. Vengo de allí. Ese lado hay que ver... sino todo esto es una huevada. No es tan fácil el teatro, no es para brutos, aunque tengan título académico. Sí, es para vos... basta que oigas... que veas y que te escuches mientras me ves. ¿Me ves? ¿Me ves? Yo también, aunque me cague en vos... Existo solo si me ves... Siempre vas a estar solo, aunque te juntes, te cases, te vayas de farra. Yo también. De eso se trata. Testimoniar la soledad. Nos estamos poniendo sublimes. Abran los ojos por favor.. Y cuando los cierren, oigan bien. Tic tac, tic, tac, así hace... tic tac, tic tac, así hace el corazón. Abran les digo, abran los ojos, por favor. 2) Los actores se van y quedan un hombre y una mujer acostados en diagonal. Cada uno tiene una naranja en las manos. Entre ellos hay una tela azul y encima varios barcos de papel. En el fondo en sillas un grupo de ciegos sentados agitan botellas con agua color azul. Crean ruido de mar. Pasa la niña con una canasta caminando sobre la tela azul, cantando Niña: Al pasar la barca me dijo el barquero

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Primer acto

1) Telón cerrado. En caso de ausencia de telón los actores estarán en medio del público, ha-blando con grupos reducidos, en balcones o platea. Los que estén en el escenario estarán de espaldas las primeras dos frases. Espacio vacío. Sin bambalinas ni cámaras negras. Bancos y sillas a los costados. Al fondo una pared gris-blanca. Delante de ella siete sillas. Y una puerta o agujero negro al costado izquierdo, Los actores cuando salen de escena se sentarán en los bancos y sillas a la vista de todos, menos en los casos en que desaparecen por el agujero negro o puerta os-cura que serán especificados. Cada actor puede tener varios roles. Por el agujero negro entran o salen algunos personajes específicos: ciertos muertos, todos los actores al inicio, los que llegan de lejos, los suicidas, Algunas víctimas. (Se oye de atrás del telón) Grupo de actores: Abrí te digo. Hace una hora que te estoy llamando. (Se abre el telón) Finalmente, abriste la ventana. ¿Y con esa cara te presentas? Lávate la cara, haceme el favor... Bueno, ahora sí... pero no basta. Abrí bien los ojos... abrilos bien. Sacate esas lagañas por el amor del cielo... eh... no basta abrir los ojos, no es tan fácil, ahora tenés que mirar. Mírame carajo, mírame. Y ahora que me estás mirando no pasa nada... porque mirar es poco... Te lo repito por última vez... Tenés que ver. ¿Me ves? Aquí estoy ¿Estoy aquí? Yo estoy aquí... pero también en otro lado... Ahí está el chiste. Tenés que ver el otro lado. Vengo de allí. Ese lado hay que ver... sino todo esto es una huevada. No es tan fácil el teatro, no es para brutos, aunque tengan título académico. Sí, es para vos... basta que oigas... que veas y que te escuches mientras me ves. ¿Me ves? ¿Me ves? Yo también, aunque me cague en vos... Existo solo si me ves... Siempre vas a estar solo, aunque te juntes, te cases, te vayas de farra. Yo también. De eso se trata. Testimoniar la soledad. Nos estamos poniendo sublimes. Abran los ojos por favor.. Y cuando los cierren, oigan bien. Tic tac, tic, tac, así hace... tic tac, tic tac, así hace el corazón. Abran les digo, abran los ojos, por favor.

2)

Los actores se van y quedan un hombre y una mujer acostados en diagonal. Cada uno tiene una naranja en las manos. Entre ellos hay una tela azul y encima varios barcos de papel. En el fondo en sillas un grupo de ciegos sentados agitan botellas con agua color azul. Crean ruido de mar. Pasa la niña con una canasta caminando sobre la tela azul, cantando Niña: Al pasar la barca me dijo el barquero

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las niñas bonitas no pagan dinero yo no soy bonita ni lo quiero ser allí va la barca de Santa Isabel Siembra barcos de papel. (Sale) La tela se mueve hacia el agujero negro. Algunos barcos se van otros quedan inmóviles sobre la escena.

3) Entra el hombre de la basura y recoge todo. Hace salir a los ciegos en modo algo brusco. Hombre de la basura: Poesía, niña descalza, barquitos de papel, mar de tela, musiquita. Para qué, si todo termina en la basura. (Ve a los ciegos) Arriba vamos, acabó la escena. Ya no están ciegos. Vamos. Fuera. A ustedes los aplausos... a mí poner en orden. Se acabó. Actores... te pones lentes oscuros y te quedas inmóvil. Demasiado fácil. (Toca a una ciega que se estremece) Ah... buena actriz... (la empuja) para aquel lado señora.

4) Entra la niña con castañuelas. Cuando el hombre de la limpieza se dirige hacia ella es-tallan gritos de ambos lados. Un hombre y una mujer en paños menores entran en escena gritando a sus parejas que desde los bancos del costado les tiran ropa y los insultan. Hombre: Basta, no soporto más que dejes los pelos en la ducha Mujer: Idiota, me cansé de recoger los vasos de cerveza vacíos de la cama Hombre: Y yo estoy harto de que me quites las sábanas cuando duermo Mujer: Y yo me harté de que uses las tazas como cenicero Hombre: Y no soporto tus calzones colgados en el baño Mujer: Detesto que fumes en la cama Hombre: Yo no aguanto más tus ronquidos. Mujer: Para que sepas, es nauseabundo tu mal aliento en la mañana. Se callan ,dan vuelta la cabeza, suena una campanita, se ven y se hablan dulcemente, mientras recogen su ropa

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Hombre: Bueno, en realidad no es grave si dejas los pelos en la ducha Mujer: Y yo, puedo recoger los vasos si bebes cerveza en la cama Hombre: Y si me quitas las sábanas no importa, me cubro con la frazada. Mujer: Si usas las tazas como cenicero, bueno... no voy a hacer caso Hombre: Los calzones en el baño... los puedo recoger yo. Mujer: Si fumas en la cama, no hay problema. Hombre: Sabes, yo no entiendo portugués Mujer: Yo no hablo una gota de español Hombre: mejor, así nunca habrá malentendidos. Mujer: Qué bien, si me insultas no voy a enterarme. (Salen) Hombre: Sabes, si roncas, yo puedo usar algodón en las orejas. Mujer: Voy a comprarte una pasta de dientes fantástica, para el mal aliento a la mañana... Salen juntos. El Hombre de la basura entra. Hombre de la basura: (Recogiendo el sostén) Qué desperdicio, hasta lo más sagrado ter-mina en cajas de basura. También nosotros. Un ataúd es eso. Una caja de basura sobre la que se llora. (sale)

5) Entra un grupo. Camina rozándose y se detiene mirando al público. Carlos habla, luego Alices camina hacia Marcelo y cada uno caminará hacia su nuevo partner mientras dice Gonzalo: Yo no me golpeo el pecho. No dependo de los demás. Te quiero, no te quiero, esas huevadas. Lo sé muy bien, sólo mi corazón late por mi. Alices: Me llamo Alices y estoy enamorada de Marcelo Marcelo: Estoy enamorado de Soledad. Soy Marcelo. Soledad: Me llamo Soledad y estoy enamorada de Cristian

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Rasmus: Soy Cristian y estoy enamorado de Erika Erika: Me llamo Erika y estoy enamorada de Bernardo Bernardo: Soy Bernardo y estoy enamorado de Mercedes Mercedes: Me llamo Mercedes y estoy enamorada de Jorge Jorge: Me llamo Jorge y estoy enamorado de Agustín Agustín: Me llamo Agustín y quiero ser cura. Gonzalo: Se los había dicho. Mejor solo que desacompañado. La cantidad de idiotas que mueren de amor. No. No es para mí. Nadie piensa en mí, yo no pienso en nadie. En casos de extrema urgencia, me imagino la mujer de mis sueños y una de cal y otra de arena a puro brazo. Porque yo pienso en ella, pero no la quiero. Duele menos estar solo que ser abandonado.

6) Entra un grupo de hombres con sombrero. Se encuentran y saludan. Quedan en fila. Pasa una mujer. Se quitan los sombreros para saludarla y quedan colgando de ellos prendas femeninas. Suspiran y luego comparan marca y calidad de las diferentes prendas. Hombre 1: Distinción, elegancia y calidad. Los sostenes de algodón. Suaves, se quitan tan fácil. Hombre 2: No se compara. Seda natural. ¿Sabes lo que me costó? Más caras son y más se enloquecen cuando se las regalas. Hombre 3: Lycra. Pura lycra. Toque, admire. Cuando les tocas el culo es como si tuvieras guante. Hombre 4: En el color está la llave. Rojo. Hombre 5: El secreto es la marca. Hombre 4: Les gusta rojo, les encanta. Hombre 5: Cristian Dior mi viejo. Podrían ir con el sostén al aire para mostrar la marca. Hombre 4: Mi negra con esto encima se vuelve una pantera.

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Miran hacia el público y luego se sientan de espaldas a él. Pasa una chica. Se detiene frente a ellos, se pinta los labios. Pasan tres mujeres y sacan una a la vez un corazón de papel. Una lo arruga, otra lo despedaza y la tercera lo come. Los hombres suspiran. Por detrás la pareja de los cabellos conversa. Habla ella. Primero sentados, después de pie, luego él la sostiene a ella por la cabeza hastiado mientras ella sigue hablando. Mujer: (Sentada) Yo no sé si duele menos estar sola que ser abandonada. Mira, si alguien te abandona al menos sabes que es porque algo entre los dos no funcionaba. El mal aliento, hablar demasiado, estar inseguras. Qué se yo. La inseguridad es algo clave. Vivimos con el lomo curtido a patadas, y para no mostrar las marcas, aprendemos a gruñir, aunque seamos conejos o ardillas. No hay nada de malo en ser conejo o ardilla, ¿por qué uno debe ser siempre perro y ladrar a los demás? Lo llaman instinto, y con eso justifican la melodía de aullidos, mordiscos y ladridos con que nos deslizamos por la vida. Pero si te abandonan, al menos sabes que algo no funciona, pero si te quedas solo para no arriesgar el abandono, terminas ignorando quién sos, qué deseas. Vas adelante a pura paja, a puro silencio. Es mejor que te abandone una persona a ser abandonado por la vida. (De pie) Tampoco es cuestión de exagerar. Cuando se acabó hay que darse cuenta. ¿Sabías que el hombre es el único animal que no se escapa? Se queda inmóvil frente al peligro, paralizado, hasta ser arrastrado y destrozado. La pareja, por ejemplo. Se quedan en pareja, peleando, acusándose, verdugueándose uno con el otro, cada uno convencido de tener razón, hasta que somatizan en una úlcera, gastritis, un cáncer, una depresión tamaño elefante. Pero juntos. Vivir no logran, entonces revientan juntos. (sostenida por la cabeza)¿Y si la pareja fuera sólo una paradoja? Una de las formas más perfectas de la soledad, cuando soledad no dignifica renunciar al vecino, al prójimo, al amor. Ya sé que parece un discurso de telenovela, pero por algo las miran las mujeres a las telenovelas.

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Pasa un grupo de chicas cantando sosteniéndose los senos. Se colocan detrás de ellos, les aferra el cuello y les hacen dar vuelta. Los maridos están agachados y jadean como perros. Mujer 1: Muñeca que maridito te encontraste, qué robusto. ¿Es un gran danés? Mujer 2: Tiene la espalda algo torcida pero que se le va a hacer. El tuyo no está tan mal. Mujer 1: Si supieras lo bien que rasca. Bernardo saluda a mi amiga. Marido 1: Un placer señora, mucho gusto caballero. Marido 2: Muy bella su señora. ¿Me la puedo tirar?

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Marido 1: No está en celo. No creo que quiera. Disculpará usted. Marido 2: Otra vez será. Mujer 3: Angelito, qué carne le compraste a tu marido. Mujer 4: ¿Carne? A Marcelo le basta algún hueso para engañar el estómago. Mujer 3: No, a Daniel no le puedo dar hueso entre comidas. Está con úlcera. ¿Verdad mi amor? Marido 3: Sí querida. Ando jodido doctor. Resfriado. ¿Por casualidad su mujer no está en celo? Marido 4: No ingeniero, todavía no, falta un mes. También yo, con esta espera me pongo cachondo. ¿Cómo van esos puentes? Las mujeres vuelven a cantar sosteniéndose los senos. Todos se reencuentran en parejas.

8) Unos sostienen la frente del otro que habla. Mujer con la mano en la frente: (al amigo) En algún lugar de la cocina, entre cebolla picada, un pollo destripado, el delantal manchado, los ruleros torcidos, los rollos trepando en la cintura al ritmo de los años de casadas y la mirada perdida en la TV, ha quedado, sentadita, gris y arrugada, pero firme, la esperanza de que vivir no sea sólo eso que se vive. De que vivir debe valer la pena. Mujer con mano en la frente: (al marido) No te preocupes más por mí. Estoy bien acos-tumbrada a estar sola, cuidar los chicos, y acostarme en una cama fría. Pero no quiero vivir así. Si ya no me quieres deberías decirlo. Prefiero estar sola a soportar mentiras. No es amor lo que sientes ahora. Es costumbre. Cobarde. Te aterra quedarte solo, tenderte la ca-ma, cocinarte y que tus hijos no te reconozcan. Te quedas sólo por eso. Hombre con la mano en la frente: (al amigo) Puede ser que sea cierto. Me acostumbré a llegar a mi casa, a pasar la mano por la espalda de mi esposa cerrando los ojos e imaginando otra mujer. Más joven, menos gorda, menos vieja. Es costumbre, lo sé. Podría irme de casa, pero tengo miedo. Qué haría toda una noche sin niños que lloran, sin reproches. Solo conmigo. ¿Sabes qué ocurre? Estoy tan vacío que si me quedara solo me perdería en mi propio eco... Por eso no me voy de casa... Por eso no la dejo.

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Mujer con la mano en la frente: (a la amiga) No puedo decírselo. Nunca lo aceptaría. ¿Como voy a contarle que lo engaño con su amigo? Hombre con la mano en la frente: (a la esposa) Al fin y al cabo, yo también me siento solo. Y a los chicos los quiero, también a vos. Yo quiero a todo el mundo. Soy bueno, carajo, trabajo como un burro todo el día. Traigo dinero. Quiero un poco más de respeto en mi propia casa. ¿O no es amor el dinero que traigo para que vivamos? Es... y si no es... ¿qué es el amor?... a ver... Se pasó la época de los enamorados, ahora tenemos hijos, somos familia Hombre con la mano en la frente : (a la amiga) El partido de ayer fue una macana. A los quince minutos quedamos con diez hombres. Agustín se hizo expulsar por escupir al árbitro. Un minuto después cobraron un penal contra nosotros. Terminamos el primer tiempo perdiendo dos a cero, con un hombre menos. Salimos en el segundo a matar. Hicimos un gol de cabeza, un corner pasado que yo pateé y el Vikingo conectó en la esquina de arriba. Inalcanzable. El segundo gol fue un contraataque. Lucas desde fuera del área le hizo sombrerito al arquero que salía. Luego nos defendimos como pudimos y faltando segundos para acabar el partido, de tiro libre, nos colocaron una pelota donde ni Dios podía alcanzarla. Así, un partido que podíamos haber ganado... y no se por qué terminamos perdiendo.

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Irrumpe desde atrás un hombre que enseña a bailar tango a su pareja. Tanguero: A ver, cara con cara, pechito con pechito, culito afuera...No me pisés nena. Estos zapatos son de Guante, no son cucarachas. Sí. bebé, así vas bien. Eso.... Por ahí va, muy bien bebé... Nena ¿me querés tirar a la pista? Esto no es lucha libre, es tango, bebé, tango..., Un grupo de mujeres cachetea a un grupo de hombres. Detrás de estos hay otros. El im-pulso del cachetazo coloca a los dobles delante de las mujeres. Los dobles bailan tango con ellas. Uno de los hombres cacheteados canta. Otro observa. El hombre de la basura mira con ganas de bailar. El que observa empieza a patear a los bailarines. Trifulca. Las mujeres se sientan. Los hombres sacan el cinturón y en vez de pelear se colocan detrás de las sillas.

10) Ponen el cinturón al cuello de las chicas. En el medio una mujer que no tiene pareja. Los hombres muestran la mercadería: sus chicas.

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Hombre 1: Sonreí querida, sonríele a mi amigo. Miren muchachos, díganme si no es una flor. Hombre 2: Pechito, a ver, el pechito para fuera. Impresionante. Hombre 4: Ehi, miren aquí, para quien quiera comprarla... no... no está en venta. Hombre 3: Alza los brazos mi vida, eh, qué dicen de esta cinturita. Hombre 6: A ver, dulzura, las rodillitas, las piernas, mostralas por favor... Hombre 5: El pelo, mostra el pelo mi chinita. Hombre 2: Miren muchachos, esto, carne de exportación, una manteca. Hombre 1: Qué cosita más hermosa. Hombre 5: ¿Dónde lo encuentran tan suave... tan oscuro? Seda en hilos señores. Hombre 6: Blanca como la leche, como la nieve. No se encandilen señores, aquí sobra blancura. Hombre 4: Doble pechuga, doble pechuga... ¿alguien apuesta? Hombre 3: Una avispa. Avispita. Pero cuidado que pica. Hombre 2: Y por si fuera poco, gira, querida, gira.: perfil griego, no se consigue en cual-quier lado. Los hombres sacan a pasear a las mujeres bonitas. Forman delante. La Virgen queda sentada. Los hombres sacuden las faldas de sus chicas. Hombres: Qué calor. No se puede más... Las chicas dicen que no y se van despojando de sus joyas. Siguen diciendo no y los hom-bres las desvisten. Algunas se desvisten ellas. Las cargan como fardos y las amontonan. El hombre de la basura recoge la ropa abandonada

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Hombre de la basura: Artistas de mierda. Todo al final termina en la basura. Y quién recoge la basura? Quién la quema, quien la selecciona? Yo. Soy yo el verdadero héroe de esta historia, de todas las historias. Napoleón también tuvo quien le limpiar la mierda. De-

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masiado ocupado el señor para recogerla. Detrás de Napoleón estaba yo, con palas, cepillo y escoba... enterrando gente... recogiendo roña. Detrás de un actor hay un rastro de algodones en el suelo, restos de crema, papel higiénico, flores marchitas, condones usados, una porquería. ¿Y el público? ¿cuánta basura produjeron ustedes para venir aquí, al teatro? ¿Ustedes saben cuánta basura produce Sucre en un solo día? No respondan. Más tarde van a volver a verme, cuando golpee la puerta de su propia casa para recogerla. Artistas de mierda. Nosotros enterramos lo que ustedes crean. Guardamos la utilería, recogemos los objetos, alzamos las escenas, limpiamos. Ustedes son artistas, están en un lugar diferente al nuestro. No se mezclan. Nosotros somos algo más tosco, simplemente arreglamos las cosas. Todo para que ustedes creen su obra... ¿qué obra? ¿Acaso esto es una obra? (La virgen avanza con la silla. Tristísima. Ve a la virgen y le pregunta: Señora...¿ quiere que lleve sus zapatos también?. La virgen niega con la cara.

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Las mujeres se alzan y acarician a la Virgen con el cabello. Mujeres: ¿Quién es usted señora? ¿Nadie la saca a bailar porque es fea o porque es pura? ¿Llora usted por un muerto o porque la dejaron sola? ¿Es usted una virgen o una solterona? ¿La quieren porque se reconocen o porque le tienen pena? ¿La adoran porque es bonita? ¿por las otras mujeres que no manosean? ¿Es difícil ser virgen? ¿Nunca le pica? ¿Quiere pero no la quieren? ¿Tiene sed señora? ¿Quiere usted agua? ¿Está cansada? ¿Ha caminado mucho, señora? ¿Por qué está cansada? Una mujer: ¿Se llama usted María o Magdalena? ¿Tiene lastimados los brazos, los sue-ños? ¿Muere usted por sus pecados? ¿Habla usted con dios? Y quién soy yo señora? ¿Soy quien quise? ¿Ya estoy muerta? ¿Puedo hablar con dios señora? ¿Si atravieso el espejo caeré en mis brazos, o en la cruz? Las otras mujeres la van vistiendo. Ultima mujer: Señora, he pecado merezco morir. Salen todas por el agujero negro. Entra el cura o santo. Con la sotana desabrochada y a pecho desnudo: Cura: Señora he muerto, merezco pecar.

13) La Virgen lo toma de atrás y al ritmo de una canción. Inician la danza de las piedades. Entran fieles que los tocan. Por cada fiel cambian lentamente de posición.

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14) Entran el Tarzán, batman y el ratón Mickey. Es la oficina de los ruegos. Se colocan sobre pedestales. Entran los fieles que rezan a cada uno de ellos. Fiel 1: Es o no es? Es, no, no puede ser, es. Batman. Vos aquí. He visto todas tus películas, leí todas tus historietas. También la última en la que morías. Qué tristeza, qué desespera-ción. Un mundo sin nadie que nos proteja. Menos mal que estás aquí. Hacé algo por nosotros batman, que no haya guerras. Paz y trabajo te pido. Qué haya paz... vos sos capaz: pjjjjj, pjjjjj, liquidás a todos los maleantes, los corruptos. Reventalos con tu baticinturón, a lonjazos. Batman, aquí estoy, para lo que sea. Yo puedo ayudarte, a pelear soy bueno, no me achico. Dame trabajo hermano, puedo hacer cualquier cosa: limpiarte la baticueva, lus-trarte el batimóvil, cuidarte la batichica. Batman, vos tenés problemas con el Robin, despe-dilo, que se vaya a la mierda. Yo puedo ser Robin, pjjjj, pjjjj siempre listo hermano, para lo que sea. Conseguime un trabajito, batmancito, vuelvo mañana, no aflojés vampirito, no aflojés que aquí te necesitamos. Fiel 2: Tarzán de los yungas. Voy a Rurrenabaque en viaje de promoción. Sálvame de los precipicios. Encuéntrame si me pierdo en la jungla. Sálvame de las bestias feroces. Enséñame a volar de liana en liana. Quiero ser guardabosques, como tú. Juntos seremos el terror de los aserraderos. Aquellos que arranquen los árboles tendrán que medirse con nosotros. También las compañías de petróleo que envenenan las aguas. Les arrancaremos los pelos, les haremos tiras con las uñas. En las noches, cerca del fuego, remendaré tu taparrabos, te sacaré los piojos, acunaré a Chita. Lo nuestro será platónico, no te preocupes por Jane. No soy celosa. Fiel 3: Mickey... bendito ratón Mickey siempre santo... tengo todas tus figuritas... todas tus revistas. Siempre te fui fiel mi ratoncito. Dame un hijito... ya. Si es chica la llamaré Minnie, y Miguel como tú si es varoncito. Lo llevaré a Disneylandia para que lo conozcas. Tú que ayudaste a la sirenita, despertaste a Cenicienta y diste a Mary Poppins el don de volar, ayúdame por favor. Y quítame los malos sueños. Entra en mis sueños ratón mío. Defiéndeme de los chicos malos y de las arpías. Que no me asusten por la noche. Te lo ruego. Defiéndeme de las pesadillas Entra una mujer con un leoncito de peluche. Simba, el rey león. Se arrodilla frente a él y le reza. Mujer: Gosto muito de você, Simba... Mickey: ¿Simba? Mujer: Por isso a ti confio os meus desejos mais profundos... Batman: ¿Quién carajo es Simba?

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Mujer: Eu quero uma casa grande, branca, com as janelas e portas azuis... Tarzán: Ahh... el rey león. Mujer: E que tenha um lindo jardim florido no redor de um lago onde nadam patinhos e se possa andar de pedalinho. Uma linda ferrari vermelha na garagem, 2 gatos, 1 cachorro e 2, ou melhor 3 crianças louras de olhos azuis. Ah! Também quero uma babá para cuidar das crianças. E un homem... Se van Batman, Tarzán y Mickey. Mujer: Alto, forte, bonito, sensível, inteligente e rico. Se alza y se va mientras sale resbala en una banana que dejó Tarzán. Detrás, el cura y la Virgen juegan a papel, piedra y tijera. Batman, Tarzán y Mickey están sentados con ellos Santo: como les fue en la oficina muchachos? Batman: tenemos competencia Virgen: ¿Otro más? ¿Quién es? Tarzán: Simba, el rey león. Pero cachorro. Santo: Simpático el peluche. Virgen: Y eso les hace competencia? Mickey: Le acaban de pedir una casa, una Ferrari, un pedalinho y un marido. Virgen: modas, son modas. En dos mil años he visto tantas. Pero este siglo es el peor. Batman: Ustedes tienen el pedestal seguro. Son siglos que están en el top ten. Pero nosotros... Virgen: (al santo) Están con miedo, que se jodan. Hace unos años se creían únicos. Me miraban de arriba. Así es la vida señores, los años vuelan. Ayer uno estaba en la gloria y hoy acaba en la basura. Tarzán: ¿Qué tendrá ese leoncito que yo no tenga? Batman: Nada Tarzán, la gente se ha vuelto ciega. ¿Qué te pidieron hoy, ratón? Mickey: un hijo, lo va a llevar a Disneylandia, la cojuda. ¿Y a ti?

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Batman: nada, un desocupado. Quiere limpiarme la baticueva, y que lo eche a Robin. Tarzán: Por qué no vino Robin? Batman: Fiebre intestinal. Diarrea.. Se oye un timbre. Batman: Es hora, chicos, acabó el turno. Hasta mañana. (Se van) Santo: Hasta mañana, vamos nena (a la virgen) Virgen: No, hoy me quedo. Hago horas extras. Santo: Libertad divino tesoro. No te canses mucho, nena. (se va)

15) Entra una procesión cargando a sus santas. Estas danzan y se unen por una mano. Giran. Los fieles se acercan y piden algo. Reciben cachetazos. Fieles: Madre, que se mejore el Carlitos Encontrame un trabajo, virgencita Que vuelva mi novio, te ruego Un auto, quiero, ultimo modelo Que se muera mi suegra por favor Desempantaname el camión que se me pudre la carga Señora hazme salir alcalde de Cochabamba Un par de zapatos, madrecita Que me salga el viaje a Miami Que se cure mi hijito, señora Una casa, encontrame una casa La lotería, quiero ganarme la lotería Santa señora, que gane el tigre en el clásico Quiero casarme virgencita Sácame las verrugas de la mano derecha Que gane el juicio Que me salga el contrato Que se muera esa arpía Que gane el lobo jujeño Un viaje a las pirámides de Egipto

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Un lotecito, madre por favor Un mercedes modelo 38, negro Que Bolivia gane el mundial 2002 Que se enferme el profesor Que se muera Pinochet Un camión de 12 llantas Que la gente llene el teatro Un anillo de oro como el de mi vecina Una visa para Estados Unidos Que me regalen a robótico Que aparezca mi muñeca Un empleo en la alcaldía Que no haya sopa al mediodía Una caja de alfajores Havanna. La virgen se entusiasma para que le saquen la mugre a los fieles. Virgen: Sí, rómpele la cara a ese desgraciado. Cómo se atreve a pedirme eso. Si, eso, dales nomás, así aprenden. Me tienen harta con sus pedidos. Harta. Más fuerte. Así dejan de mo-lestar. Y no vuelven. Eso. Noquéalo a ese bastardo. Bien dado. Que escupan los dientes. En el estómago, que vomite la comida. Más fuerte, más fuerte. Dos angelitos con zampoñas tocan al lado de la virgen. Cuando los pedidos aumentan ellos también gritan. Ángeles: Bien. Otro directo al estómago. Qué bien sonó esa cachetada. No aflojen. Desar-malo. Más grandes son. Más fuerte caen. Los fieles, santas y ángeles se van. Queda la Virgen sola.

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Virgen: (avanza) Estoy cansada. Me piden, me piden, ya no sé que me piden. Nunca se conforman. Me inventan nuevos nombres, otros ritos. Aquí tengo que aparecer morena y de ojos negros, en Rusia me vuelvo rubia con ojos celestes. En oriente tengo los ojos alargados. Todo al mismo tiempo. ¿Y si un día me equivoco? Y aparezco rubia a quien me espera morocha? Estoy harta. Y lo que me piden. Vaya y pase por los enfermos, pero hay millones de personas que me piden otras cosas: Hoy, sólo aquí, me pidieron veinte bici-cletas, tres coches de carrera, siete lava ropas, 4 refrigeradores, 6 televisores a colores. Yo no soy una fábrica de electrodomésticos. Yo no soy Papá Noel, ni los reyes magos, ni la lotería nacional. Me ruegan para que les haga ganar la lotería. ¿Se dan cuenta, me ven a mí de noche trucando los números? Me piden que les haga salir alcaldes de Cochabamba. Ganar concursos de belleza, qué descaro, con minifalda, mostrando el poto, a mí! Justo a mí! Un energúmeno me pidió que le cargue el camión de bolsas de cemento. Se dan

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cuenta? Con qué músculos? Eso podrían pedírselo al Otro. Pero no, él está sólo para cosas serias. No se da por aludido. Inverna como un oso mientras aquí está la burra de carga, la que se encarga de la basura, siempre desvelada, la que sufre, la que los protege, la que los cuida y los escucha. Me piden que cometa crímenes: que mate a la suegra por ejemplo. Me los adjudican. “Gracias, Virgencita por habértela llevado”. Me ruegan para que vuelva el novio. O la esposa. Y yo de un lado a otro llevando mensajes como una celestina. Me pi-den para que los negocios les salgan redondos. A mí!, cuando fue mi hijo el que los echó a latigazos. Venden mis imágenes de cartón, de plástico, de yeso, de metal, de madera. En serie. Y me dan gracias por las ganancias. Me clavan en la pared, una imagen que no vale nada, y todos de rodillas a pedir huevadas. Me prenden velas, velas, velas. Todo porque hace dos mil años a mi hijo lo patearon, lo crucificaron. Cómo no iba a llo-rarlo. Alguien me pintó por primera vez, con mi hijo muerto entre los brazos. Poco a poco se fueron reconociendo, acercando, comenzaron a adorarme. Sólo porque yo era un espejo de su propio sufrimiento. Quién no sufre, quién no ha perdido algo. Ya no lloro por mi hijo. Ha pasado tanto tiempo, según dicen está en la gloria. No sé por qué lloro, tal vez de impotencia o de rabia. Colocaron en mí lo que estaba en ellos. Me volvieron cómplice, bastón, pañuelo, excusa. Estoy cansada, tremendamente cansada. Hace dos mil años que estoy cansada. En realidad no es llanto. Es sólo el insomnio, el humo de las velas, el incienso y los flashes de las fotos que me irritan los ojos. El hombre de la basura se acerca y arrastra la virgen fuera de escena.

17) Entra un hombre vestido de mujer. Entran los demás hombres y lo acosan. Hombre vestido de mujer: Anoche, en un bar, pregunté por qué ponían tantos espejos. Me respondieron que de ese modo, la gente que bebe algo en el banco, viéndose, se siente me-nos sola. Mirando el espejo mientras tomaba una copa me acordé de Tucuta. Era un amigo de infancia, en mi pueblo. Se vestía de mujer, se pintaba, salía así a la calle. Lo agarraban al anochecer entre varios. Lo violaban. Pero no les bastaba violarlo. Lo insultaban, lo escupían, le pegaban. El volvía a vestirse de mujer y a salir a la calle. Le pregunté por qué lo hacía. Me respondió: “me sacrifico, soy el hijo de dios”. Yo creí que estaba loco. Hubiera entendido si me hubiera dicho que estaba en su derecho vestirse como fuera. Lo encontraron muerto en un baldío, molido a golpes, con una botella en el culo, los brazos abiertos. Anoche estaba solo en el bar, y vi a Tucuta en el espejo. Junto a él estaba mi mujer. Volviendo del trabajo le dijeron groserías. La manosearon en el bus. Tal vez por esa razón la vi junto a Tucuta. Por eso me vestí así. Quiero ver lo qué se siente cuando te acosan. Cachetea a uno de los hombres y se va.

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Los hombres sacan de nuevo las ropas íntimas de mujer. Entran las chicas bailando y sa-can calzones del mismo color. Luego se van. Los hombres se quitan la ropa, están vestidos de mujer. Entran las chicas bailando con calzones bajos. Bailan. Forman parejas que se sientan (ellas) con calzones bajos.

19) Entra el cantor cantando reloj no marques las horas. El hombre de la basura limpia la ropa con un escobillón y luego echa al cantor. Todos comienzan a llamarse. Salen.

20) Queda una pareja unida por los pies. Entra la niña. Trae una sábana. La sábana es el mar de tela de la primer escena. Se coloca entre la pareja. Entran otros y se van acostando mientras la sábana se extiende. Quedan todos acostados. El hombre (el mismo que se vistió de mujer) cuenta a la niña una historia. Hombre: Había una vez un hombre tan bello, tan frágil, que necesitaba vestirse de mujer para mostrar a los demás su belleza. Caminaba por el pueblo como una niña. Algunas mujeres lo envidiaban, porque era alto y hermoso. Lo miraban todos, se burlaban de él. Alguno que otro lo quería. Caminaba en la noche por la ciudad y corría aventuras. Volvía a su casa muy tarde. Se quitaba su maquillaje y se medicaba las heridas. Niña: ¿Las heridas? Hombre: Sí. Estaba lastimado porque la belleza, cuando es auténtica, también lastima. Vivía solo, pero no se sentía solo. No hacía daño a nadie, pero necesitaba mostrarse. Creía que iba a curar a los demás con su propia belleza. Y un día no regresó. Nadie más supo de él. Niña: No volvió? Y dónde fue? Hombre: No se sabe. Aquí empieza la leyenda. Algunos dicen que se volvió pájaro. Otros que se fue a una ciudad donde nadie lo conocía. Yo creo que sigue caminando, porque su trabajo no acaba nunca. Es muy difícil curar a los demás a través de la belleza. Pero ahora hay que dormir. Hombre de la basura: No hay nada de malo en la basura. Basta recogerla a tiempo. El olor, tal vez. Miren, los hombres cuando duermen, apestan,... me recuerdan las bolsas de basura.

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Virgen: Ya no hay incienso, ni velas, ni estatuitas de plástico. Todos duermen. Es de noche. Cierren los ojos y ábranlos por favor... al otro lado. Abran los ojos, por favor... y déjenme descansar a mí también. El hombre de la basura arrastra a la virgen fuera de escena. La luz se apaga sobre la grande cama donde todos duermen.

Segundo acto

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El espacio es idéntico al del primer acto. Las siete sillas han desaparecido. Todos los personajes niños-hombres y mujeres-niños serán representados por adultos que no imitarán a niños. Realizarán acciones infantiles como adultos. En este acto se recuerda la infancia, no se quiere en absoluto interpretarla. No hay cosa más disgustosa e idiota en teatro (no es cierto, las hay) que un adulto que trata de imitar a un niño. El músico toca la guitarra. Entra desde el agujero negro el tramoyista con una caja. Mira al público y deja caer con estruendo los objetos de su caja (zapatos y naranjas). El tramoyista: Todo este ruido para crearme un primer plano. Naranjas, zapatos viejos, ba-sura... Lo que quedó de viejas obras. Lo que va a ser quemado. Quién se acuerda de noso-tros sino nosotros mismos? Como somos aún jóvenes, todos se permiten creer que no tene-mos un pasado. ¿Y de dónde sale entonces esta basura?... De la cabeza.?.. recordar es otra forma de ensuciar un escenario. (Sale)

2) Entra desde el agujero un grupo de hombres y mujeres - ovejas. Belan y ríen. Miran al frente. El loco desaparece, sale sin ser visto por el público. Redoble. Se asustan al uní-sono. Callan. Caen aplastados. Detrás hay otro grupo que limpia una pared. Redoble. También caen. Los de adelante vuelven a alzarse. Entra El pastor afilando un cuchillo. Oveja: (mientras bela) Bernardo... Pastor: Sí, Oveja... Oveja: ¿sabes por qué me han atado? Pastor: No, no lo sé, Oveja...

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Oveja : Yo no hice nada a nadie. Me acuerdo bien... a papá lo ataron cuando corneó una persona.... (Redoble, caen. Los de atrás dibujan siluetas en la pared. Redoble. Caen. Los de adelante se levantan belando) Oveja : Mamá estaba cansada, ya no daba leche. La extraño... ¿Dónde la habrán llevado? Pastor: No sé, Oveja. Seguramente a dar un paseo. (La toma de un lazo al cuello y la saca) Oveja: (mientras se la llevan) ¿Dónde iremos pues? Qué divertido... Un paseo... ¿Dónde iremos? (salen) (Redoble, caen. Detrás hay una caja de cartón con una mujer acostada. Se oye el ruido del pastor afilando sus cuchillos. Se levantan belando. Inicia un acordeón. Cada uno muestra algo oculto en su abrigo) Oveja 1: 10 de octubre de 1978, me regalaron a Pirulín Oveja 2: 1998. Finalmente obtuve la visa a Estados Unidos Oveja 3: En 1980. Olvidé mi muñeca en la plaza. Cuando volví ya no estaba Oveja 4: 1979. 5 de la tarde. Al regresar del kirden recibí mi primer patada. Oveja 5: Robótico. Me lo regaló mi abuelo en la navidad del 84. Oveja 6: Mayo de 1976. Desapareció César Lugones, mi tío. Belan, Ríen, se van. Queda cuerda tendida de lado a lado con tres personas colgadas. Delante una mujer en una caja de cartón. A su alrededor zapatos viejos y naranjas.

3) Mujer: (en la caja de cartón mientras se alza y recoge todo. Las figuras colgadas dejan sus ropas y se van por el agujero negro. Mientras la mujer habla es interrumpida por golpes de tambor que la hacen estremecer) Nosotros, que respiramos la brisa de septiembre y recibimos con avidez la lluvia en el rostro somos hijos de aquellos que murieron Nosotros, que abrazamos nuestras familias

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al regresar del trabajo descendemos de aquellos que están sepultados Crecimos cerca de salas de tortura, sin enterarnos. Por las ranuras de las celdas en que estaban encerrados nos veían jugar los más ancianos Heredamos el mundo que nuestros padres perdieron repitiendo los preceptos de sus verdugos cumpliendo las órdenes contra las que se habían rebelado Nos divertíamos con las sirenas de la policía Subíamos la bandera en el mástil donde nuestros hermanos mayores eran ahorcados La tiza de nuestra rayuela estaba manchada de rojo pero nos parecía exótica. Cuando pateaban la puerta del vecino en medio de la noche éramos aún niños y nos cubríamos la cabeza con la almohada El tiempo nos deshoja, como a todos, Nuestra antigua inocencia fue inevitable nuestra actual ignorancia ya no es inocente Como se acostumbra entre jóvenes hacemos el amor, nos divertimos, trabajamos, estudiamos Herederos de una violencia que no generamos enceguecidos por una paz que no edificamos. Recoge los objetos y cuando sale se detiene frente a los vestidos colgados de la cuerda. Entra desde el agujero negro la niña cantando. Lleva una caña con una carta colgada. La niña: Al pasar la barca me dijo el barquero Las niñas bonitas no pagan dinero Yo no soy bonita ni lo quiero ser Aquí va la barca de Santa Isabel Pesca sobre los vestidos dejados en la cuerda. La mujer mira la dirección de la carta. Mujer: (a la mujer-oveja que habló de su tío desaparecido ) ¿Cómo se llamaba tu tío? Mujer-oveja: César Lugones.

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Mujer: Es una carta para él. Se van La niña y la mujer.

4) Entra hombre-niño 1 con valija y radio. Saca un juguete. Se desviste. Deja los vestidos en la misma cuerda donde los demás estaban colgados. Saca ropa de niño. Se la pone. Enciende un cigarrillo. Hombre-niño 1: Deberían ponerse de acuerdo. En casa me decían: ya tienes catorce años, no eres más un chico. Y afuera me gritaban: mocoso de mierda, lárgate de aquí. Quién tenía razón? A las películas prohibidas no podía entrar, pero era un grandulón para poder ir sin remordimientos al parque de diversiones. Me encantaban los autitos chocadores y la montaña rusa, pero también las chicas me encantaban. Ni autitos ni chicas. Ni grande ni pequeño. Ni chicha ni limonada. Puta adolescencia. Perder la niñez para volverse adulto. ¿Habrá algún modo de ser grande sin olvidarse de la infancia? Llevar la infancia con uno, como un portafolio, o como centavos en los bolsillos, que si los pierdes no importa, pero si no los pierdes te permiten viajar un rato más, un rato más, un rato más... Enciende la radio. Se escucha juventud divino tesoro. La cuerda se desploma con los vestidos. Dos hombres la hacen dar vueltas. Entran hombres-niños y saltan uno a uno. Una mujer-niña dibuja una rayuela. Detrás otros hombres niños saltan la rayuela y dejan un juguete en el cielo. Mujer-niña: (saltando la cuerda, grita) Estoy en el parque Zamora, con Jimena. Caemos por el suelo. Jugamos a que somos actrices. Hombre niño 2: (saltando la cuerda, grita) Gooool, gool carajo, golazo del Tigre... Hombre niño 3 : (saltando la cuerda, grita) Estoy en la curva del Guereo... Ahí vienen, ya llegan. Primero Oscar Crespo. Llega a la curva, resbala, pega contra las bolsas de arena y va primero hacia la plaza. Mujer niña 2 : (saltando la cuerda, grita) Hoy es domingo, domingo, domingo. No hay que levantarse tarde. Se puede dormir, dormir, y después a jugar, jugar, todo el día... Hombre niño 4: (saltando la cuerda, grita) A Teodoro le robaron la cama mientras dormía. A Marta se le voló la casa (cierto es que su abuela se lo tenía dicho). A todos nos movieron el piso, de a poco nos sacaron la tierra bajo los pies. Aquí yo, en el aire, recuerdo y vuelo.

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(Sale de la cuerda. Mira al público y dice calmo) Aquí yo en el aire, recuerdo... y vuelo. Se van .En el cielo de la rayuela han quedado sus juguetes. Hombre-niño 1 con la radio salta la rayuela y se va.

5)

Todos entran llamándose con el propio nombre. Recogen los juguetes en una valija. Se van. Queda caja de música dentro la valija. Se la oye. Entra la madre y se lleva la valija: Entra el padre y le habla: primero dulce y luego amenazante Padre: Se durmió el negrito? Dormite... vamos, dormite negrito. ¿Te vas a dormir o no? La obliga a salir a empujones y patadas del otro lado.

6) Entra rodando una naranja. Uno a la vez en diagonal, entran y tratan de tomarla. El que va atrás impide que el de adelante la coma. Cuando la niña trata de tomarla aparece el padre y dice a la niña: Padre: Comé la naranja... ¿Te gusta la naranja? Comé... (ve a los demás) les gusta la naranja? Coman naranja. (Ve al público. Señala a uno) Vos, querido, te gusta la naranja? Comé la naranja.(La muerde). Mmmm, jugosa, exquisita. Vitamina C. (Va a sentarse) Es rica, la naranja (se sienta) muy rica...

7) Entra la mujer golpeada caminando despacio. Un hombre se le acerca amenazador. Luego se saca la chaqueta y la pone a sus pies. Ella camina encima y sigue. El hombre se acerca por detrás y le pone la chaqueta en los hombros. Salen cada uno de un lado opuesto. Una relatora dice: Relatora: Había una vez un hombre, una mujer, celos, peleas, cachetazos. Ella se cansó y se fue. El hombre no podía olvidarla. Le inventaba nombres. La llamaba. Soñaba que se cruzaban en una calle bajo la lluvia, que ponía su chaqueta bajo sus zapatos, que la protegía de la intemperie como antes no había podido protegerla de sus propias trompadas. El infeliz recuerda y está solo, también ella. recuerda. Aprenden, aprenden, aprenden a sobrevivir entre las ruinas.

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(Entra la niña cantando) Niña: (canta) Al pasar por un cuartel se me cayó un botón (se cruza con el hombre) y vino el coronel a pegarme un bofetón Que bofetón me dio el pedazo de animal que estuve siete días sin poderme levantar (Cruza otra mujer que se pinta los labios en el centro) Las niñas bonitas no van al cuartel porque los soldados les pisan el pie Soldado valiente no me pise usted que soy chiquitita y me puedo caer... Se interrumpe frente al padre que la observa. Se calla y se va. El padre avanza y cachetea a la mujer que se pinta. Detrás los hombres en fila hacen lo mismo mientras la advierten. Padre: Es por tu bien. (golpe) Novio: para que aprendas. (golpe) Tío: Que no vuelva a repetirse. (golpe) Amante: Porque te quiero. (golpe) Maestro: Así es la vida.. (golpe) Amigo: Para que te acordés. (golpe) Pretendiente: Para que me quieras. (Golpe) Padrastro: Tú sabes por qué. (golpe Luego los hombres se arrojan a través del agujero negro diciendo: Padre: Porque me harté de pegarle. Novio: Por gil.

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Tío: Porque nunca se lo dije. Amante: Porque nunca más la vi Maestro: Porque es tan bella Amigo: Porque roncaba Pretendiente: No sé por qué. Padrastro: Porque se cortó el pelo.

9) De atrás avanzan mujeres tocándose el rostro. Han dejado manchas rojas en las caras dibujadas en la pared. Los hombres las abrazan y se las llevan Mujer 1: No cierren la puerta, detrás estoy yo. Quiero ver otra vez como era, cuando era feliz Mujer 2: No cierren la puerta. En el jardín del fondo sonríe la estatua de lo que yo fui. Mujer 3: No cierren la puerta. Quiero ver. Allá, en el balcón me regalan flores aún. Mujer 4: Lo quise y no lo quise, pero a veces me quiso. La puerta se cerró. Cuidado. No sea que el portazo nos quiebre las manos. Mujer 5: Me arrasaron la cara, me reventaron, me rompieron. Es hora de que empiece a cantar. (Las mujeres se van. Inician una canción)

10)

En la escena quedan tres mujeres en cajas de cartón. Entran Tres maridos y las arrastran Marido 1: Hola piojito. Cuchiruli mío. Achi mamuchi. Qué linda. Piojo, piojito, cuchi cuchi. Marido 2: gorda, estás gorda que revientas. Cuándo vas a adelgazar? Vaca, Mierda que estás gorda.

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11) Entran hombres-niños y dibujan graffitis, Suena un silbato. Lo toca uno de los tres profesores, sentados en la diagonal opuesta. Los hombres-niños forman fila. El espía avanza y se coloca frente a los profesores. Espía: Cristian, Milton y Carlos dicen que las profesoras son unas putas viejas. (Sale y vuelve) Erika, Pilar y Marianela se encierran en el baño de hombres con Milton y hacen sonidos (sale) Los demás se ponen en fila frente al público. Construyen una sonrisa y con esa máscara facial van hacia los profesores sentados. Recibe cada uno un cachetazo. Una mujer-niña al recibir el suyo canta. Mujer-niña: Aaahhh la mar fui por naranjas, cosa que la mar no tiene. El profesor la lleva al agujero. Cuando acaba de cantar la arroja.

12) Pasan 4 hombres arrastrando sus parejas. Las mujeres aferran los tobillos de los hom-bres. Quedan abandonadas en el camino.

13) Entran dos jubilados. Se sirven té y mientras hablan les cae el té de la boca. Comentan sobre las mujeres caídas y pelean. El texto no se entiende Entra un grupo de hombres a torso desnudo. Alzan a una de las mujeres y se la llevan .Los jubilados siguen comentando. Pasan los hombres con los pantalones bajos persiguiendo a la mujer que grita. Salen por el agujero. Los jubilados escapan

14)

Entra un hombre cantando Hombre: Esta calle voy pasando He venido, no he venido Escribiendo las paredes Sólo por verte he venido...

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Entra el graffitero y dibuja un corazón en la pared. Escribe dentro Lucho y Lucha. Graffitero: Esto de escribir y dibujar graffitis no es una profesión. Es un vicio. Soy un vicioso, pero no un enfermo. Todo comenzó porque mi papá se tiraba a la mucama. Yo tenía diez años y nadie iba a creerme. Espiaba por el agujero de la cerradura cuando lo hacían. Escribí una noche en la pared frente mi casa: Don Felipe se tira la mucama. Escándalo en familia. Divorcio. Mi padre se fue a vivir con la mucama. Cuando crecí me di cuenta que la ciudad encierra millones de secretos. Algunos a voces, otros en sordina. Un graffiti es una especie de anticuerpo. Si todos escribieran o dibujaran tendríamos paredes de memoria. Pero les falta tiempo y coraje. No somos muchos y no somos sucios. Mas bien somos pájaros. Pero volando sobre la mugre la olemos, la divisamos. Y estas paredes son sólo la forma de nuestro testimonio. Yo no ensucio paredes. Las limpio. Soy un testigo. Después de una noche entre paredes, carbones y aerosoles, la ciudad ya no es la misma.. No puede más esconderse de sí. Pero yo debo esconderme, soy la gloria que reside en la basura. Aerosol y sangre coagulada. No tengo rostro. Por favor a mí no me miren, yo soy el silencio que deja una pared que grita... Yo no tengo rostro (sale).

16) Entran hombres y mujeres, dejan zapatos de niños y arman con ellos un cementerio. Las mujeres caídas son arrastradas afuera. Entra una mujer desde el agujero y pone flores en algunos zapatos. Mujer: Me pidieron que saludara con una sonrisa. Me pidieron que duerma porque sino viene el Cuco Me pidieron que fuera una chica seria Me pidieron un chocolate Me pidieron que coma con la boca cerrada Me pidieron que me peinara todos los días Me pidieron mi muñeca Me pidieron que no suba al columpio porque se me ve el calzón, Me pidieron fuego Me pidieron que no me corte el pelo. Que me lavara las orejas. Que me pintara las uñas. Me pidieron dinero Me pidieron que fuera a la escuela, a la universidad, Me pidieron que no me haga la loca con los artistas Me pidieron que deje el teatro, y que me dedique a cosas serias Me pidieron que lo deje, porque es un borracho Me pidió que no lo abandone porque va a cambiar Me pidieron un vestido prestado

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Me pidieron que me vaya al carajo Me pidieron mi desodorante Me pidieron que hable bien el castellano Me pidieron que cierre los ojos la nariz y las orejas para pasar intacta entre la mierda.

17) Entra el abuelo desde el agujero y se pone contra la pared haciendo con sombrero ruido del corazón. Luego quita el sombrero. Tiene debajo un corazón rojo de plástico intermitente. El abuelo habla. Abuelo: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí. Estoy cerca de un río pescando truchas. Son las tres de la tarde. El sol brilla en las escamas. En el aire vuelan buitres esperando las sobras. Entran las hijas desde el agujero diciendo recuerdos de Infancia. Los tres están contra la pared. Hija 1: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí, voy a caballo en brazos de mi padre. Falta poco a mediodía. El ruido del molino quedó atrás. Hay olor a menta. Hija 2: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí. Juego a la guerra en la cocina con los soldaditos de plomo de mi hermano Julián. Con el hilo de coser de mi madre, acabo de ahorcar a un desertor. Entra el nieto. Mientras habla, el graffitero dibuja un sombrero, una flor y unas alas en las siluetas del abuelo y las hijas. Nieto: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí, estoy en México. Son las dos y media de la tarde. Recién vengo de la escuela. Me trajo Beto, el chofer, en el transporte: su Kombi roja, con el volante bien grande. Gardina, la cocinera, nos ha preparado arroz humeante, con trocitos de zanahoria y chícharos. El sol es grande y redondo. Entra por la ventana y lo llena todo. Me acuesto en el piso, sobre las maderitas gastadas del parquet. Nadie sale a jugar a esta hora. Martín, mi hermano, está mirando en la tele una película del Santo. Llega el Santo con su capa, y su máscara en el convertible claro. De un salto está frente a nosotros, listo para defender de unos ladrones a una viejita inerme con su ancho cuerpo de luchador. (El graffitero se acerca y le toca el hombro. Tiene puesta la máscara del Santo. El nieto sonríe aliviado y dice mientras sale) Ahora sí, Por favor, abran los ojos. Abran los ojos. Inicia una canción y danza con que se puebla el cementerio.

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Abuelo: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí. Estoy en el Correo Central, ponien-do los sellos a una carta para mi nieto. Agustín Vásquez, Calle Tepic 70, Delegación Cuauthemoc, Distrito Federal, México. Nieto: (entra) Ahora sí por favor, abran los ojos. Yo estoy aquí. He regresado de México. Estoy yendo a visitar al abuelo después de todos estos años. Camino entre árboles y ca-llecitas. Un lugar que no conozco. Tengo su charango, el que me tocaba para hacerme dormir. Lo dejó olvidado por años en mi habitación. Deja el charango al abuelo. Se sienta delante de él. El abuelo toca. Los demás hablan Muerta-niña 1: Cierren los ojos, por favor. Yo no estoy aquí. Estoy en la playa, son las cuatro de la tarde, hace calor. El mar invade el castillo que construí con mis hermanas. Muerta niña 2: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí. Me estoy lavando los dientes. Pedro me dio un beso de lengua por primera vez. Muerto-niño 1: Los ojos, por favor, ciérrenlos. No soy yo. Soy mi padre que acaba de salir del trabajo. Entra en la pizzería de Don Chicho y compra una porción para mí. Son las cuatro y media de la tarde y llueve en La Paz. Muerto-niño 2: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí. Estoy en la Plaza 25 de Mayo jugando con Carmiña, con un globo azul muy grande. Muerto-niño 3: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí. Estoy en mi habitación, encerrado luego de haber pegado a mi hermano menor. Mi madre está con él en el otro cuarto. Sangra. Muerto-niño 4: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí, estoy en el potrero del abra San Pablo de Reyes. Soy el domador de la finca. Muerto-niño 5: Eu não estou aqui, estou no colo dos meus tios dentro de uma igreja grande onde molham minha cabeça com uma agua muito fria e molham minha roupa também. Muerto- niño 6: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí, estoy en el canchón de Mamá Isidora robando manzanas verdes con mis hermanos. Muerta-niña 7: Cierren los ojos, por favor. Yo no estoy aquí. Estoy en el jardín, comiendo a escondidas los chocolates de pascua que robé. Muerta-niña 8: Cierren los ojos, por favor. Yo no estoy aquí. Estoy en San Nicolás, en San Luis. En la terraza con mis hermanas. Estamos disfrazando al gato. Entra la mujer que busca.

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Mujer que busca: Cierren los ojos, por favor. Yo no estoy aquí. Estoy buscando a César, mi tío. Nieto: (Se alza y se va diciendo) Abran los ojos, por favor. Ábranlos. Los demás empiezan a belar y reírse. Al fondo, el graffitero dibuja cielo y nubes a su pared. Quedan inmóviles el abuelo y las hijas. Como en un cuadro. Entra desde el agujero la niña. Ríe y se agrega al cuadro. Sobre las figuras inmóviles, el graffitero dibuja un marco. Se han vuelto una foto. El nieto entra: fuma y habla. Nieto: En el último cuarto, en la cama, estaba el abuelo. Jadeaba, raspaba con la garganta, sofocaba, hacía un ruido indecente... Justo en ese momento el médico salió... Apretó la ma-no a todos... Entonces me hicieron entrar... En la cama, vi bien como luchaba para respirar. Tenía la cara toda amarilla y roja, empapada de sudor, como una máscara a punto de disolverse... Me miró fijo fijo el abuelo, pero también esta vez con mucha dulzura... Me habían dicho que debía abrazarlo... Ya me estaba apoyando a la cama. Me hizo que no con un gesto... Sonrió todavía un poco... Trató de decirme algo... Le oí un rumor raspado en el fondo de la garganta, no acababa nunca... Finalmente lo logró... con cuanta delicadeza pudo... “Trabaja bien, Agustincito mío, acuérdate de mí, de vez en cuando” me susurró en un soplo... Yo no tenía miedo, de él... En fondo, nos entendíamos... Y además, en fin de cuentas, es cierto, trabajé bien... Pero esto no interesa a nadie. (Se alza y se va).

18) Un grupo de hombres dibuja siluetas en el fondo. Otro grupo avanza. Marchita de circo o militar. Los que están adelante apedrean a los de atrás que caen. Vuelven a levantarse, los apedrean de nuevo, caen otra vez. Los hombres de adelante miran al público y se van. Un grupo de mujeres entra con bebés que se deshacen: de arena. Retroceden cantando una canción de cuna y se apoyan contra la pared. Se deslizan. Los cuerpos de los niños manchan la pared de rojo.

19) Entran la amiga viva y la amiga muerta. Caminan a distancia por el espacio entre los zapatos Amiga viva : Marianela, hace mucho tiempo que no me escribes. Amiga muerta: (Ríe) Amiga viva: Decían que te habías casado

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Amiga muerta: (Ríe) Amiga viva: Tu mamá siempre me cuenta que te extraña. Te le apareces a veces. Y te le ríes en la cara. Amiga muerta: (Ríe) Amiga viva: Te acuerdas de tu novio. El de la esquina. También te extraña. (Se acercan lentamente. La amiga muerta retrocede. Inicia música. La amiga viva va hacia el centro llamándola) Amiga viva: Marianela, hace mucho que no escribes. Tu madre siempre dice que te le apareces y te le ríes en la cara. (Entra otra amiga corriendo y abraza a la amiga viva) Otra amiga: Se llama Rubén. Es alto y tiene un cuerpo… y es musculoso. Y tiene ojos verdes y una mirada... Amiga viva: ¿Estás enamorada? Otra amiga: No. Y tiene cuatro hijos. Guau, qué hijos! Iguales a él. Amiga viva: ¿Cuatro hijos? Otra amiga: Sí, y cuatro mujeres también. Uno con cada mujer, pero es tan dulce y tierno. Tiene una voz misteriosa. Amiga viva: ¿Y te quiere mucho? Otra amiga: No Amiga viva: ¿No? (Salen)

20) Pasa el marido arrastrando la esposa dentro de una caja de cartón. Esposa: Milton, mi amor, me quieres? Esposo: Sim, querida. (Repiten variaciones idiotas sobre cuanto me quieres hasta que salen).

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21) Pasa una muchacha sacándose la ropa. Al fondo otra muchacha se quita los vestidos. En las sillas otras mujeres se desvisten. La relatora habla en off. Relatora: Me llevo los segundos agonizantes del anciano. Me llevo las sombras de los caminantes nocturnos de la plaza central. Me llevo los sonidos de los autos, con motores y bocinas. Me llevo los meses lluviosos que gotean en los campanarios y espantan las palomas. Me llevo los impuestos, la burocracia y el escritorio nuevo. Me llevo las pancartas que anuncian la fiesta venidera del pueblo antaño. Me llevo las casillas de correos con las cuentas de banco y los saldos sin fondo. Me llevo la apatía de mis amigos pesimistas y sus poemas remojados en café. Me llevo la planicie de la ciudad y sus calles infinitas. Me llevo el murmullo de la gente y sus chismes de telenovela venezolana. Me llevo las cuatro estaciones y la polvareda que ellas provocan. Me llevo las ruedas de los micros y al boletero. Me llevo los anillos de compromiso y los anillos de circunvalación. Me llevo las camas redondas, las rotondas y tu obelisco. Me llevo a las viejas beatas, los milagros y los santos. Me llevo las saludos y los adioses de los trenes al sur. Me llevo algunas canciones cursis, el alternativo y la octava de Beethoven. Me llevo los abrazos hipócritas que casi siempre me dan antes de pedirme un cigarro. Me llevo mi mochila cambiada de cambios incambiables y mi sleeping que huele a tierra húmeda. Me llevo mis poemas mal escritos, incluyendo este. Me llevo todo esto que cabe sólo en mi mente. Y también, me llevo a mí misma, con mis 50 kilos, para dejar vivir en paz a esta ciudad, aunque conmigo o sin mi seguirá viviendo igual.

22) Entra El cantor. Se desviste mientras canta. Cantor: Si es mío el amparo de tu risa alegre que es todo un cantar ella quita mi herida todo, todo se olvida El día que me quieras... (olvida el texto, Alguien le sopla)

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La rosa que engalana... (olvida el texto, alguien le sugiere) se vestirá de fiesta con su mejor color y al viento las campanas dicen que ya eres mía... (Sigue cantando hasta que vuelan monedas, hojas y gallo gallitos. Retrocede y calla)

23) Entran todos llamándose. Se van.

24) Quedan dos adolescentes acostados. Entran naranjas por todos lados. Entran tres tramoyistas con cajas de cartón y recogen todo menos las naranjas. Los adolescentes se alzan, se abrazan y se van. La luz baja. En la semioscuridad se nota parte del graffiti y la presencia de las naranjas.

Fin