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Dime desde allá abajo la palabra te quiero. ¿Hablas bajo la tierra? Hablo con el silencio. ¿Quieres bajo la tierra? Bajo la tierra quiero porque hacia donde corras quiere correr mi cuerpo. Ardo desde allí abajo y alumbro tus recuerdos. .Miguel Hernández

CENTENARIO DE MIGUEL HERNÁNDEZ

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ilustración de poemas e Miguel HernándezPoemas

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Dime desde allá abajola palabra te quiero.

¿Hablas bajo la tierra?

Hablo con el silencio.

¿Quieres bajo la tierra?

Bajo la tierra quieroporque hacia donde corras

quiere correr mi cuerpo.

Ardo desde allí abajoy alumbro tus recuerdos.

.Miguel Hernández

Casida Del Sediento

Arena del desierto soy, desierto de sed.Oasis es tu bocadonde no he de beber.

Boca: Oasis abiertoa todas las arenas del desierto.

Húmedo punto en mediode un mundo abrasadorel de tu cuerpo, el tuyo,que nunca es de los dos.

Cuerpo: pozo cerradoa quien la sed y el sol han calcinado.

Miguel Hernández

Canción Ultima

Pintada, no vacía:pintada está mi casa

del color de las grandes

pasiones y desgracias.

Regresará del llantoadonde fue llevada

con su desierta mesa,con su ruinosa cama.

Florecerán los besossobre las almohadas.

y en torno de los cuerpos

elevará la sábanasu intensa enredaderanocturna, perfumada.

El odio se amortiguadetrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza.

Tus ojosTus ojos se me van

de mis ojos y vuelvendespués de recorrer

un páramo de ausentes.

Tu boca se me marcha de mi boca y regresa

con varios besos muertosque aún baten, que aún quisieran.

Tus brazos se desplomanen mis brazos y ascienden

retrocediendo ante esadesolación que sientes.

Otero de tu cuerpo,

aún mi calor lo vence.

Más mojado que el rostro de mi llanto,cuando el vidrio lanar del hielo bala,cuando el invierno tu ventana cierra

bajo a tus pies un gavilán de ala,

de ala manchada y corazón de tierra.Bajo a tus pies un ramo derretidode humilde miel pataleada y sola,

un despreciado corazón caído

en forma de alga y en figura de ola.Barro en vano me invisto de amapola,

barro en vano vertiendo voy mis brazos,

Más Mojado Que El Rostro De Mis Llantos

barro en vano te muerdo los talones,dándole a malheridos aletazos

sapos como convulsos corazones.

Tus ojos se me vande mis ojos y vuelvendespués de recorrer

un páramo de ausentes.

Tu boca se me marchade mi boca y regresa

con varios besos muertosque aún baten, que aún quisieran.

Tus brazos se desplomanen mis brazos y ascienden

retrocediendo ante esadesolación que sientes.

Otero de tu cuerpo,aún mi calor lo vence.

Miguel Hernández

Poesía de Miguel Hernández

Mi corazón no puede con la cargade su amorosa y lóbrega tormenta

y hasta mi lengua eleva la sangrientaespecie clamorosa que lo embarga.

Ya es corazón mi lengua lenta y larga,mi corazón ya es lengua larga y lenta...

¿Quieres contar sus penas? Anda y cuentalos dulces granos de la arena amarga.

Mi corazón no puede más de triste:con el flotante espectro de un ahogadovuela en la sangre y se hunde sin apoyo.

Y ayer, dentro del tuyo, me escribisteque de nostalgia tienes inclinado

medio cuerpo hacia mí, medio hacia el hoyo.

aceituneroAceituneros de Jaén, Aceituneros altivos, decidme en el alma: ¿quién, quién levantó los olivos?

No los levantó la nada, ni el dinero, ni el señor, sino la tierra callada, el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura y a los planetas unidos, los tres dieron la hermosura de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano, dijeron al pie del vientoY el olivo alzó una mano poderosa de cimiento.

Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme en el alma: ¿quién, amamantó los olivos?

Vuestra sangre, vuestra vida, no la del explotador que se enriqueció en la herida generosa del sudor.

No la del terrateniente que os sepultó en la pobreza, que os pisoteó la frente, que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán consagró al centro del día eran principio de un pan que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna, los pies y las manos presos, sol a sol y luna a luna, pesan sobre vuestros huesos!