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1 GESTIÓN DE LOS APROVECHAMIENTOS CINEGÉTICOS Y PISCÍCOLAS. CFGS GESTIÓN Y ORGANIZACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES Y PAISAJÍSTICOS Profesor. Alvaro Saralegui Koegler

Caza Mayor

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Manual de referencia para estudiantes de forestales

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GESTIÓN DE LOS APROVECHAMIENTOS

CINEGÉTICOS Y PISCÍCOLAS.

CFGS GESTIÓN Y ORGANIZACIÓN DE LOS RECURSOS

NATURALES Y PAISAJÍSTICOS

Profesor. Alvaro Saralegui Koegler

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LAS ESPECIES CAZABLES Acción de cazar La vigente Ley 8/2003 de Flora y Fauna Silvestres de 28 de octubre, define la acción de cazar en conjunto con la de pescar en el artículo 2. g/ como: Acción de cazar y pescar: actividad deportiva ejercida por las personas mediante el uso de artes, armas o medios dirigidos, a la búsqueda, atracción, persecución o captura de ejemplares de fauna silvestre terrestre o acuícola con el fin de darles muerte, apropiarse de ellos, devolverlos a su medio o facilitar su captura por un tercero. Especies cinegéticas: El Decreto 182/2005 de 26 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de Ordenación de la caza en Andalucía, expone en el Capítulo II (relativo a las especies objeto de caza), se introduce como novedad el listado de predadores, así como la imposibilidad de considerar como especie cinegética a los animales domésticos, no obstante se prevé la posibilidad, de adoptar medidas de control sobre los animales domésticos asilvestrados, respondiendo de este modo a la necesidad de dotar de cobertura jurídica la práctica de medidas cinegéticas de prevención y control de los daños que producen estos animales en el medio natural, del cual llegan a formar parte subsistiendo por sí mismos y reproduciéndose de manera incontrolada, agravando aún más los problemas que suscitan. En el Anexo I del citado Decreto se enumeran las especies objeto de caza

A) Caza Mayor:

Jabalí Sus scrofa.

Ciervo Cervus elaphus.

Corzo Capreolus capreolus.

Gamo Dama dama.

Cabra montés Capra pyrenaica.

Muflón Ovis musimom

Arruí Ammotragus lervia.

B) Caza Menor:

Conejo Oryctolagus cuniculus

Liebre Lepus capensis.

Perdiz Alectoris rufa.

Becada Scolopax rusticola.

Faisán Phasianus colchicus.

Codorniz Coturnix coturnix.

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Tórtola común Streptotelia turtur.

Paloma torcaz Columba palumbus.

Paloma zurita Columba oenas.

Paloma Bravía Columba livia.

Colín de Virginia Colinas virginianus.

Colín de California Lophortix californica.

Estornino pinto Sturnus vulgaris.

Zorzal Real Turdus pilaris.

Zorzal alirrojo Turdus iliacus.

Zorzal charlo Turdus viscivorus

Zorzal común Turdus philomelos.

Avefría Vanellus vanellus.

C) Aves acuáticas:

Ánsar común Anser anser.

Ánade real Anas platyrhynchos.

Ánade rabudo Anas acuta.

Ánade friso Anas strepera.

Ánade silbón Anas Penélope.

Pato cuchara Anas clypeata.

Cerceta común Anas creca.

Pato colorado Netta rufina.

Porrón común Aythya ferina.

Focha común Áulica atra.

Agachadiza común Gallinago gallinago.

D) Predadores:

Zorro Culpes culpes.

Urraca Pica pica.

Grajilla Corvus monedula.

Corneja Corvus corone.

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CAZA MAYOR

Familia Suidae

Jabalí (Sus scrofa)

FICHA TÉCNICA

Orden: Artiodactilos Sub Orden: Suiformes Familia: Suidae Género: Sus Especie: Sus scrofa Subespecies presentes: Sus scrofa castilianus (Thomas, 1912) y Sus scrofa baeticus (Thomas, 1912) Longitud del cuerpo: 120 cm. Longitud de la cola: 22 cm. Alzada a la cruz: 65 cm. Peso: Los machos entre 70 y 90 kgs., las hembras entre 40 y 65 kgs. Ocasionalmente incluso 150 kgs. Grado de amenaza: especie cinegética en España, por lo que no se encuentra

en peligro, ni amenazada.

DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE

En la península ibérica se localizan dos subespecies, el scrofa castilianus y el Sus scrofa baeticus, que es el que se localiza en nuestra zona.

El jabalí es un mamífero de tamaño mediano provisto de una cabeza grande y alargada, en la que destacan unos ojos muy pequeños. El cuello es grueso y

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las patas son muy cortas, lo que acentúa aún más su rechoncho cuerpo, en el que es mayor la altura de los cuartos delanteros que los traseros, a diferencia del cerdo doméstico.

Aunque de mala vista, ésta está compensada con un importante desarrollo del olfato y del oído. El olfato es un sentido muy desarrollado, de modo que le permite detectar alimento o enemigos a más de 100 metros de distancia, localizar trufas y otros vegetales y animales bajo tierra. Sus pelos son gruesos y negros midiendo entre 10 y 13 cm en la cruz y unos 16 cm en la punta de la cola. El color de la capa o pelo es muy variable y va desde colores grisáceos a negro oscuro, pasando por colores rojizos y marrones. Las patas y el contorno del hocico son más negras que el resto del cuerpo. La crin que recorre el lomo a partir de la frente, se eriza en caso de cólera. En verano las cerdas son más cortas y el cambio de pelo tiene lugar hacia mayo o junio, aunque la hembra con crías muda más tarde. Las crías, nacen con unas características rayas longitudinales a lo largo del cuerpo, lo que les ha dado el nombre de rayones, posteriormente desaparecen a lo largo de los primeros meses de vida y su pelaje se oscurece, pasando del rojo (bermejo) en los primeros meses, al marrón y negro en los ejemplares adultos. Muy sociable, no es territorialista, y se desplaza en grupos matriarcales, normalmente de tres a cinco animales formados por hembras y sus crías. La jabalina (hembra del jabalí) dominante es la de mayor edad y tamaño. Los jóvenes machos de un año, llamados bermejos, viven en la periferia del grupo. El jabalí durante el día es normalmente sedentario, pero durante la noche puede recorrer distancias, que pueden ir desde los 2 a 14 Kms por noche.

Durante el período de celo, de noviembre a enero, el jabalí macho busca hembras receptivas de un modo tan activo que a veces llega a olvidarse de su propia alimentación. En cuanto encuentra una piara, comienza expulsando a los jóvenes del año anterior. En caso necesario, lucha contra sus rivales para conquistar a las jabalinas, generalmente dos o tres, pero en ocasiones hasta ocho. Los baños de barro desempeñan un importante papel en la ecología de la especie, considerándose que tienen varias funciones.

Aseguran su regulación térmica.

De igual modo se ha considerado que los baños de barro tienen un importante papel en las relaciones sociales de la especie e incluso se ha descrito un papel en la selección sexual.

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El jabalí se adapta a todo tipo de hábitat pero sus predilectos son los encinares y los macizos forestales caducifolios o mixtos, con un sotobosque rico en maleza, zarzas y espinos.

Pero también se le encuentra en el matorral mediterráneo (maquia) y marismas; en caso necesario, nada bien y durante mucho tiempo. DATOS DE LA ESPECIE

Longevidad: Puede alcanzar los 20 años de edad en cautividad, pero lo normal es que en libertad sea de unos 10 ó 12 años como máximo.

Celo: Noviembre y diciembre, periodo en el que los machos luchan entre sí, asentándose terribles dentelladas. El celo de las hembras tiene lugar una sola vez al año y dura unos 23 días. Gestación: Suele durar tres meses, tres semanas y tres días. Poco antes del parto, generalmente sincronizado en las hembras de un mismo grupo, cada hembra gestante se aísla y prepara una cama en forma de caldera, a veces tapizada de vegetales, llamada nido. Una joven jabalina da a luz a tres o cuatro jabatos. Mientras que una de mayor edad y tamaño suele tener, por término medio, seis crías frágiles casi imberbes. Época de parto: De febrero a mediados de abril.

Parto: Aunque lo normal es un solo parto, excepcionalmente puede tener dos camadas, una en primavera y otra en otoño (J. Reichholf, 1995) Número de crías por camada: normalmente de 4 a 5 ejemplares. Duración de la lactancia: durante los primeros 3 meses. Madurez sexual: La hembra es sexualmente madura entre los 8 y los 20 meses, pudiendo pesar unos 35 Kg. La madurez sexual del macho se produce a los 10 meses, por término medio, en que ya adquiere la coloración de los adultos, momento en que el animal pesa de 25 a 30 Kgs.. Alimentación: El jabalí es un omnívoro que se alimenta de todo cuanto encuentra. Puede comer hierbas, raíces, tubérculos, frutos y bellotas caídas, así como toda clase de vegetales, setas, trufas, lombrices, insectos, caracoles, reptiles, huevos, aves y roedores, sin desechar tampoco la carroña. La dieta puede variar mucho según la estación y las regiones. Hábitat: Se adapta a todo tipo de medios naturales, siempre que tengan una mínima cobertura y encuentre en ellos el agua, necesaria para su ecología. Se puede localizar desde el nivel del mar a la alta montaña. En la península ibérica alcanza su máxima densidad poblacional en el centro, Extremadura y sudoeste y norte de Andalucía.

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Huellas: Se marcan dos pezuñas principales de unos 5 cms. que se diferencian de las del ciervo por ser más afiladas y alargadas. Ocasionalmente, y como rasgo típico de la especie, aparecen marcadas, a unos 2 cms., unas pequeñas pezuñas secundarias, mucho menores y más abiertas que las principales.

Las pezuñas posteriores o secundarias no suelen estar alineadas con respecto a las anteriores, lo que permite diferenciar con seguridad a esta especie con respecto a otras especies de cuadrúpedos que también pueden dejar sus respectivas pezuñas marcadas. Excrementos: Negruzcos de 3 a 7 cms. de grosor, formados por una serie de glóbulos más o menos cohesionados de 5 – 10 cms. de longitud.

Otros rastros: Muy característicos en la especie son los rastros dejados en árboles (rascaderos y afiladeros) y en el suelo (hozaderos, revolcaderos, baños y camas).

Detalle de la pezuña delantera

Se interpreta que no son afiladeros de los dientes, como se ha considerado popularmente, sino que se trata de marcas de aviso de los grandes machos, que intenta colocar lo más alto posible, para dejar constancia de su envergadura para o bien disuadir de su presencia en el territorio a otros machos competidores o atraer a las hembras.

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Dimorfismo sexual: El hocico de las hembras es más afilado y puntiagudo que en el macho. En las hembras no sobresalen los caninos, mientras que en el macho los caninos inferiores son curvados hacia atrás y de crecimiento continuo, se afilan al estar en contacto con los caninos superiores. A los dos años, los colmillos sobresalen de la boca del macho y a los cinco años, los colmillos se encorvan, pudiendo alcanzar los caninos inferiores, llamados navajas, los 20 cms. de longitud.

Detalle del hocico de una hembra adulta de unos 5 años de edad.

Detalle del hocico y de los dientes de un macho adulto de unos 3 años de edad. Principales problemáticas: La inexistencia de depredadores naturales y el abandono de los poblamientos humanos de los montes, ha motivado que la especie haya proliferado en exceso, por lo que se hace necesario su control cinegético.

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Los daños en los cultivos y plantaciones, así como la incidencia en otras especies de fauna, que pueden verse seriamente amenazas en su supervivencia por la presencia de jabalíes, es otra de sus principales problemáticas. De hecho se ha constatado que donde abunda el jabalí disminuye la biodiversidad de modo preocupante, aun cuando puede representar un efecto beneficioso sobre el control de la población de roedores, insectos y larvas perjudiciales. La labor de enterramiento de semillas, así como la aireación de la tierra con sus hozadas, es otro aspecto beneficioso para la naturaleza de forma general.

LÉXICO DEL JABALÍ Con la edad el jabalí va adquiriendo una serie de nombres muy característicos: Jabato o rayón: Cría pequeña de corta edad en la que la capa tiene

unas características rayas longitudinales. También puede llamarse cochastro al jabato pequeño o de leche, pero es palabra poco usual.

Bermejo: A los ejemplares jóvenes que, no siendo rayones, aún no

han madurado y tampoco tiene el color de un adulto. Bermejo por su color rojo.

Escudero: Al macho joven que acompaña a un adulto.

Jabalina: La hembra adulta que ha sido ya madre.

Verraco: El macho adulto con ostensible capacidad reproductora.

Jabatos o rayones

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Familia Bovidae

CABRA MONTÉS (Capra pyrenaica)

FICHA TÉCNICA

Orden: Artiodactilos S.O. Rumiantes

Familia: Bovidae

Género: Capra

Especie: Capra pyrenaica

Longitud del cuerpo: 100-145 cm.

Longitud de la cola: 12-15 cm.

Alzada a la cruz: 70-90 cm.

Peso: Los machos entre 70 y 100 Kg., las hembras entre 35 y 50 Kg.

DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE La cabra montés es una especie muy antigua, estimándose que en el Plioceno (hace 7 millones de años), los caprínidos de Asia central llegaron a Europa. Ha sido una especie que se ha cazado desde los albores de los tiempos primitivos, como lo atestiguan las numerosas escenas de caza de cabras que representan pinturas rupestres. Posteriormente y por la presión humana en su caza, se refugió en las cumbres más altas e inaccesibles, donde quedaron acantonados los últimos ejemplares de esta especie.

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Durante la Edad Media, los escasos ejemplares que aun existían en sitios muy apartados de la presencia humana, solo eran cazados por nobles y señores feudales, que eran los únicos que tenían este derecho; existiendo leyes durísimas para el que se atreviese a matar una cabra montés. La primera medida de protección de la especie en España, fue la creación en 1905, por el rey Alfonso XIII, del Refugio Real de Caza de la Sierra de Gredos, salvando una reducidísima población de animales, siendo especialmente a partir de 1950, cuando se establece un efectivo programa de conservación de las cabra montés a nivel nacional, con la creación de numerosas reservas y un programa de conservación, lo que no obstante no ha impedido la regresión de la especie en algunas zonas como ha ocurrido en los Pirineos. Actualmente existen solo dos subespecies de cabra montés en la península ibérica: - Capra pyrenaica victoriae (Cabrera, 1911). Que ocupa las serranías

centrales, de modo fundamental la Sierra de Gredos, donde se le estima una población próxima a los 10.000 ejemplares.

- Capra pyrenaica hispanica (Schimper, 1948). La que habita nuestra zona y que se distribuye por todas las sierras paralelas al Mediterráneo peninsular, con su colonia más importante en Sierra Nevada. - Capra pyrenaica pyrenaica (Schinz, 1838). Conocida como bucardo. Se localizaba en el Pirineo y probablemente también en la cordillera Cantábrica. Esta especie se extinguió en el año 2000. La cabra montés, habita en la península ibérica desde las altas cumbres de Sierra Nevada (Mulhacén 3.482 m.) hasta el nivel del mar en la zona costera que limita las provincias de Granada y Málaga (Cerro Gordo-Maro). Suele separarse en grupos de sexos que pueden superar los 30 individuos: los machos por un lado y las hembras junto con los jóvenes, por otro. Los individuos solitarios suelen ser raros, normalmente machos viejos que han perdido su poderío. Aun cuando se trata de una especie esencialmente polígama, de modo que un solo macho es el que fecunda a un grupo de hembras, del que se hace dueño tras enfrentarse a topetazos a sus competidores en unos espectaculares combates, los casos de poliandria no son raros.

Los hábitos de la especie son fundamentalmente diurnos y crepusculares. En verano pasa las horas centrales del día descansando y refugiándose del sol. Tiene el olfato, vista y oído muy desarrollado.

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Se mueve con facilidad por las paredes rocosas de increíble verticalidad, gracias a la peculiaridad de sus pezuñas, cuya superficie interna es antideslizante, lo que le evita los resbalones, mientras que las puntas, son muy duras y agudas, por lo que pueden agarrarse a las rocas. Aún cuando son sedentarias, en invierno realizan desplazamientos más prolongados en busca de refugio y abrigo, descendiendo hasta zonas más bajas.

DATOS DE LA ESPECIE

Longevidad: Puede alcanzar los 20 años, pero lo normal es que sea de unos 15 años. Celo: A principios del invierno (noviembre-diciembre) en el que tiene lugar duros combates entre los machos contendientes. El celo dura unos 50 días. Gestación: Unos 5 meses. Época de parto: De abril a mayo.

Parto: La hembra se retira a un lugar aislado y apartado, donde da a luz, permaneciendo en compañía del cabrito durante varios días. Los cabritos a las pocas horas de nacer están en condiciones de levantarse y poder seguir a la madre. Número de crías por camada: Una. Raras veces dos. Duración de la lactancia: Se prolonga hasta que la hembra queda preñada de nuevo (a los 6 ó 7 meses) del alumbramiento. Madurez sexual: La hembra entre los 18 y 24 meses, pudiendo parir todos los años, hasta los 10 ó 12 años de edad. Los machos son fecundos a los 2 años aunque con difíciles posibilidades de copular. Alimentación: fitófaga, come todo tipo de alimentos vegetales y en invierno o en época de escasez incluso cortezas y ramas. Muestra gran apetencia por la sal. Normalmente no tienen necesidades de beber agua, bastándole con el de las plantas y el rocío. Hábitat: esencialmente rupícolas, defendiéndose bien sobretodo en media y alta montaña. En Sierra Nevada alcanza su máxima altura ibérica superando los 3.500 metros aproximadamente, mientras que en la Sierra de Baza sube en torno a los 2.200 metros Huellas: Debido al borde blando interno de la pezuña, en las huellas aparecen impresas únicamente las características del borde externo, lo que la diferencia claramente de los cérvidos que también marcan el borde

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interno. La medida de la huella del macho es de uno 8 cms de largo por 4-5 cms. de ancho. Excrementos: Varia ligeramente de aspecto y textura, en función de la dieta, aun cuando siempre aparecen agrupados al detener su marcha el animal para defecar, siendo cilíndricos y miden aproximadamente 1 cm. de ancho y 1,5 –1,8 de largo. Otros rastros: Al carecer la cabra montes de incisivos no corta los tallos y ramas con los dientes, sino que los desgarran por el esfuerzo que produce el bocado del animal sobre la planta, la que adquiere una peculiar forma deshilachada en su corte. Dimorfismo sexual: Además de diferenciarse por la cornamenta y tamaño (mayor el macho), este último luce también una ostensible barba en forma de perilla, la que falta en las hembras. La hembra puede confundirse con machos jóvenes.

Pareja de cabras montesas, en la que se aprecia la diferencia de los cuernos de uno y otro sexo: la hembra a la izquierda de la imagen y el macho a la derecha. Principales problemáticas: La existencia de dos subespecies en la península ibérica hace muy importante el que sea totalmente desaconsejable el traslado incontrolado de ejemplares desde unas zonas a otras, para mantener la pureza de las razas.

Notable fue la incidencia que tuvo la sarna en el año 1988 en la población de cabras montesas de la Sierra de Cazorla-Segura, que supuso que en tan solo unos meses se pasara de una población estimada en unos 10.000 ejemplares a no más de 250, aun cuando la población se recuperó hasta los 2.000 individuos (Eduardo Viñuales, 2001).

Grado de amenaza: especie cinegética en España, por lo que no se encuentra en peligro.

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CORNAMENTA DE LA CABRA MONTÉS

Es muy acusado el dimorfismo sexual de la especie. De modo que los cuernos del macho son gruesos, rugosos y nudosos, pudiendo medir de 75 a 135 cm.; mientras que los cuernos en las hembras son mucho más reducidos en tamaño, no sobrepasa los 40 cm., son menos rugosos y más delgados y débiles. A diferencia del ciervo no se desprenden anualmente, sino que acompañan al animal durante toda su vida. La edad de los machos puede medirse por los anillos de crecimiento anuales, llamados medrones, hasta los 8 ó 10 años, en que disminuye su crecimiento, para estabilizarse a los 14 ó 15 años. En la siguiente imagen se reproduce un cuerno de cabra montes con las diferentes denominaciones que recibe el cuerno, así como la forma de calcular la edad del animal.

Cuerna de un ejemplar de 9 años.

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Subespecies: Se conocen cuatro subespecies de cabras montesas, dos de las cuales se han extinguido en tiempos recientes.

* Capra pyrenaica lusitanica, conocida como Mueyu. Distribuida originalmente por las montañas fronterizas entre Galicia y Portugal, se extinguió en 1892 en la Sierra de Geres (Portugal). * Capra pyrenaica pyrenaica, subespecie-tipo encontrada originalmente en los Pirineos franceses y españoles, llamada popularmente Bucardo. El último ejemplar murió en enero de 2000. * Capra pyrenaica hispanica, con una distribución punteada que se extiende por las cordilleras cercanas al Mar Mediterráneo. Alcanza su mayor concentración en Sierra Nevada. * Capra pyrenaica victoriae, distribuida de forma desigual en las cordilleras del centro y norte de España. Su principal población está en la Sierra de Gredos, donde moran unos 10000 ejemplares. Subespecie cinegética, bajo ciertas restricciones.

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EL REBECO

El rebeco, gamuza o sarrio (Rupicapra rupicapra) está presente en algunas cadenas montañosas de Europa, como los Cárpatos, los Alpes, el Cáucaso y ciertas zonas montañosas de los Balcanes, Eslovaquia y Turquía. Ciertos autores clasifican los ejemplares de los Pirineos y la Cornisa Cantábrica como una especie aparte, Rupicapra pyrenaica, aunque esto no es algo que haya sido adoptado aún por toda la comunidad científica internacional. Características La longitud del cuerpo en los ejemplares adultos oscila entre los 110 y los 130 centímetros, a los que hay que añadir los 3 o 4 centímetros aportados por la corta cola. La altura en la cruz es de 70-80 centímetros y el peso varía entre 20 y 30 kilos. Los machos son mayores que las hembras, con los colores más oscuros y marcados y la cornamenta de mayor longitud. Ésta nace hacia arriba y se curva fuertemente hacia atrás como un par de ganchos, teniendo una longitud mucho menor que la de otros caprinos de su entorno, como el íbice y la cabra montés. Las pezuñas son finas y altamente versátiles, capaces de hacer subir a su dueño por las rocas y el hielo sin problemas. Esto se debe al peculiar diseño de las almohadillas que ocupan la parte central de sus pezuñas. El color del pelaje varía según la época del año. En verano es pardo-rojizo, con el vientre, garganta, morro y glúteos de color blanquecino, estando la transición entre un color y otro poco marcada. Se observa una banda de pelaje negro desde la boca a los ojos. También es negro el dorso de la cola. En invierno, por el contrario, el pelo es mucho más denso y oscuro.

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El dorso, las patas y la parte posterior del cuello se vuelve pardo oscuro o grisáceo. El negro, además de en la cola y cara (donde aumenta en extensión y sus bordes están más remarcados), se observa también formando una banda muy marcada desde la parte posterior de las orejas a la base del cuello, por la parte de delante. Estas bandas negras se continúan en la parte alta de las patas anteriores y posteriores y en los costados del cuerpo. El rostro, parte delantera del cuello, pies, vientre y glúteos son blancos. Los rebecos son animales sociales que se mueven en pequeños grupos a la búsqueda de pastos de montaña. Estos grupos están formados sólo por machos (que también pueden ser solitarios) o sólo por hembras y sus crías, los cuales sólo se reúnen durante la época de celo. Son de costumbres diurnas, aunque a medio día suele decrecer su actividad, que es mayor durante la mañana y a últimas horas de la tarde. La vista, olfato y oído son excelentes. Esto les ayuda a identificar rápidamente a sus depredadores, como osos, lobos, linces y hombres. Otros peligros que acechan a los rebecos son los aludes, hasta el punto de que no es raro encontrar rebaños enteros muertos por su causa en la época de deshielo. No obstante, esta especie no sólo no se considera amenazada sino que su caza está permitida. La esperanza de vida de estos animales es de unos 20 años. Reproducción Los rebecos españoles entran en celo entre octubre y noviembre, mientras que los centroeuropeos lo hacen en noviembre y las primeras semanas de diciembre. Durante ese tiempo, los grupos de machos siguen a los de hembras y se unen a ellos, formándose entonces fuertes enfrentamientos entre los machos, que luchan cabeza contra cabeza por el derecho a reproducirse. La gestación dura alrededor de 20 semanas, al término de las cuales nace una sola cría. Ésta alcanza la madurez sexual entre los 2 y los 4 años, madurando antes las hembras que los machos. Se han citado casos de híbridos entre rebecos y cabras, siempre estériles, pero la existencia de estos mismos híbridos no ha podido ser probada nunca de forma fehaciente. Subespecies * R. r. asiatica: Rebeco turco, en estado desconocido. * R. r. cartusiana: Rebeco del Delfinato (Italia), en peligro crítico de extinción. * R. r. caucasica: Rebeco del Cáucaso. * R. r. pyrenaica: Rebeco de los Pirineos (En aragonés, sarrio; En catalán, isard). * R. r. parva: Rebeco cantábrico (En gallego, rebezo y en asturiano, robecu). * R. r. rupicapra: Rebeco alpino. * R. r. tatrica: Rebeco de los montes Tatra, en Eslovaquia y Polonia, en peligro de extinción.

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OVIS ORIENTALIS MUSIMON ¨MUFLÓN¨

FICHA TÉCNICA

Orden: Artiodactilos. Familia: Bovidae Género: Ovis. Especie: Ovis orientalis. Subespecies presentes: Ovis orientalis musimon ¨muflón europeo¨; Ovis orientalis ophion ¨muflón de chipre¨; Ovis orientalis gmelini ¨muflón de Armenia¨. Longitud del cuerpo: Machos 120 – 140 cm. La hembra algo menor. Longitud de la cola: 4-6 cm. Alzada a la cruz: Machos 75 cm., hembras 65cm. Peso: Los machos entre 35 y 40 Kg., las hembras entre 25 y 35 Kg. Grado de amenaza: especie cinegética en España, por lo que no se encuentra

en peligro, ni amenazada.

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Se trata de una especie social en donde cada individuo dentro de la manada posee un estatus jerárquico relacionado con edad, fortaleza y experiencia reproductiva. Los rebaños suelen ser relativamente grandes en comparación con otras especies de ungulados, aunque la agrupación varía en número dependiendo de varios factores, como la estación del año o la disponibilidad de alimento. Los grupos son guiados por hembras de avanzada edad. Las jerarquías de dominancia en hembras son bastante lineales, correlacionadas con la edad y el parentesco, pues las hijas suelen heredar el rango social de la madre. Asimismo, las crías que nacen al comienzo de la temporada de cría obtienen un rango social superior al de las crías que nacen tardías durante la época de partos.

DATOS DE LA ESPECIE

Longevidad: la mayoría de los muflones superan los10 años de vida, con un máximo de 20 años. En las poblaciones que se encuentran en fase de expansión, en donde la tasa reproductiva es muy alta, la edad promedio que alcanzan los individuos no supera los 6-7 años.

Hábitat: El muflón es originario de las islas de Córcega, Cerdeña y Chipre. Sin embargo, desde mediados del siglo XIX se han llevado a cabo masivas introducciones de la especie en gran parte de Europa, en donde en la actualidad puede haber unos 60.000 individuos. Los primeros ejemplares traídos a España procedían de Córcega y se soltaron en el Coto Nacional de Cazorla en 1953. Desde entonces han proliferado las introducciones en otros muchos Cotos y Reservas Nacionales y en cotos privados de caza. Destacan las poblaciones en la Serranía de Cuenca, en fincas cinegéticas de los Montes de Toledo, Sierra de Andújar (Sierra Morena, Córdoba) y Extremadura, así como en Beceite (Tarragona). En Canarias ha sido introducido en el Parque Nacional de las Cañadas del Teide (Tenerife).

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Celo: En España el celo se sitúa entre octubre y noviembre en ambientes peninsulares, siendo más laxo en Tenerife. Los machos están organizados bajo una estricta jerarquía de dominancia determinada por la edad y el tamaño de los cuernos. Los combates ritualizados a base de choques frontales permiten el mantenimiento del estatus. Son pues los machos dominantes los que cortejan a las hembras.

La mayor parte de las veces, los machos se retiran ante la sola presencia del muflón dominante. Generalmente se limitan a un ritual en el que el vencido lame las orejas y el cuello del contrincante.

Como la mayoría de los ungulados son poligínicos, y sólo unos pocos machos se reproducen cada temporada, mientras que todas las hembras lo hacen; éstas son poliestras, es decir, repiten su periodo fértil cada tres semanas en el otoño.

Gestación: Unos 5 meses aproximadamente. La madre pare a una cría, que a la media hora de vida ya es capaz de andar.

Época de parto: Normalmente en abril (primavera). Número de crías por camada: Una. Raras veces dos.

Duración de la lactancia: La cría se alimentará con leche materna durante unos 5 o 6 meses.

Madurez sexual: Las hembras de muflón no se reproducen hasta que tienen 2 o 3 años de edad, mientras que los machos no suelen poder aparearse hasta que no alcanzan los 5-7 años debido a los problemas en obtener un estatus social suficiente; pero ambos sexos son sexualmente maduros desde una edad más temprana: las hembras al año y medio y los machos a los dos años.

Alimentación: El muflón es una especie herbívora que se alimenta de una gran variedad de especies vegetales, dada su gran capacidad de adaptación a diferentes hábitats; es pues tanto pastador como ramoneador. En su dieta podemos encontrar fanerógamas, criptógamas, yemas, bellotas, hayucos, castañas, corteza, hoja verdes, hongos y líquenes, aunque suele seleccionar plantas herbáceas y gramíneas cuando éstas abundan, llegando a conformar el 80% de su dieta en primavera. Curiosamente en Córcega las cortezas, tallos y hojas de las leñosas constituyen hasta un 74% de su dieta. También se ha podido observar al muflón escarbando y alimentándose de tubérculos.

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Actividad: Los muflones comen preferentemente al atardecer o al amanecer, aunque pueden estar activos tanto de día como de noche, recorriendo unas áreas más o menos fijas, dentro del área de campeo de cada rebaño. Son básicamente sedentarios, pero pueden emprender desplazamientos estacionales en caso de sequía estival buscando agua y mejores pastos; o por la llegada en primavera de rebaños domésticos que invaden sus zonas. Los desplazamientos más importantes se realizan después de fuertes nevadas.

Dimorfismo sexual: El muflón posee un cuerpo robusto, que contrasta con sus alargadas patas. El macho presenta una cornamenta circular y sin ramificar. Su pelaje es pardo, con el vientre, la región anal, las patas y el hocico de color blanco.

La hembra suele ser más clara, sobre todo en verano, época en la que ambos sexos empalidecen.

El macho se diferencia fácilmente de la hembra por la mancha blanca que exhibe en el lomo durante el invierno.

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Cornamenta: Ambos sexos pueden presentar cuernos, aunque con mayor desarrollo en el caso de los machos. Distinguimos tres tipos básicos de cuernos en machos:

- convergentes, aquellos que crecen desde la base hacia arriba y con tendencia a separarse del eje central, para luego cambiar el sentido del giro hacia atrás siguiendo un plano más o menos horizontal y con las puntas convergiendo en la nuca.

- neutros, aquellos que se mantienen en un mismo plano, adquiriendo

una forma similar a una hoz. - divergentes, los que mantienen el sentido del giro, formando una

espiral, con las puntas divergiendo cada vez más del eje central.

Huellas: Tienen una forma alargada y se caracteriza por el hecho de que la punta de las pezuñas suelen estar separadas, las pezuñas secundarias no dejan señal. En un macho adulto la huella mide 5,5 cm. de largo por 4,5 de ancho, en las hembras es algo más pequeña.

Excrementos: Los excrementos del muflón son muy similares a los de la oveja doméstica, se trata de esferas negras de 1 cm. de diámetro por lo general apilados en pequeños montones. Depredadores: Los depredadores naturales del muflón son principalmente el lobo y el lince, principalmente en poblaciones centroeuropeas y al este del continente. Las crías pueden además ser atacadas por zorros y grandes águilas. En España, la escasez de depredadores naturales delega al hombre, en su actividad cinegética, como el principal responsable del control de sus poblaciones.

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ARRUÍ (Ammotragus lervia)

FICHA TÉCNICA:

Orden: Artiodactilos Familia: Bovidae Género: Ammotragus Especie: Lervia

Subespecies:

Las subespecies identificadas de arruí son seis, distribuidas desde Marruecos a Egipto y llegando por el sur hasta Mauritania, Níger y Chad.

A. l. lervia: distribuida por los Montes Atlas de Marruecos, Argelia y Túnez. Los ejemplares introducidos en España son de esta subespecie o híbridos. A. l. ornata: se creyó durante un tiempo extinta, pero se han localizado algunas poblaciones en las sierras meridionales de Egipto. A. l. sahariensis: la más difundida, originalmente presente al sur de Marruecos, Sahara Occidental, gran parte de Argelia, sur de Túnez, sureste de Libia, norte de Mauritania y Malí y los macizos de Tibesti y Aïr, llegando hasta la frontera entre Chad y Sudán. A. l. blainei: localizada únicamente al noroeste de Sudán.

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A. l. angusi: en macizos montañosos de la frontera entre Malí, Argelia, Níger y Chad. A. l. fassini: presente solamente en una pequeña zona fronteriza entre Túnez y Libia.

Longitud: entre 130 - 140 cm. Alzada a la cruz: 100 cm. Peso: Macho 120 - 140 Kg. Hembra 60 - 70 Kg. Longitud de la cola: 25-30 cm. Status de la especie: Especie cinegética, que carece de protección específica

fuera de la propia de las épocas de vedas y limitaciones territoriales de caza.

DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE

El pelaje es muy corto, salvo en la cola y la densa 'barba' que recorre la parte delantera del cuello. El color es rojizo o pardo claro, similar al de la arena de los desiertos donde vive y ligeramente más claro en la parte inferior del cuerpo.

La cola es lanosa y notablemente larga en comparación con otros miembros de la subfamilia Caprinae.

Al igual que el resto de animales del Sahara, el arruí se muestra más activo en las horas frescas del día. Se mueve de forma solitaria o en pequeños grupos, mostrando un paso asombrosamente seguro cuando camina por terrenos resbaladizos y rocosos. Incluso puede saltar de un risco a otro, aunque esté a 2 metros de altura.

Viven en agrupaciones familiares formadas por un macho adulto, algunas hembras y crías. El tamaño medio del grupo es de 3 a 6 individuos, aunque pueden observarse manadas de hasta 20 ejemplares.

HABITAT

El arruí o arrui (Ammotragus lervia) es un bóvido nativo de las zonas rocosas del Sahara y el Magreb. Por su aspecto recuerda vagamente a un muflón.

Además de África, se puede encontrar también en algunas zonas de Estados Unidos y desde 1970 en Murcia, la isla canaria de La Palma, Almería, y en zonas más localizadas en Granada y Jaén, como fruto de su introducción como especie cinegética en España.

Asimismo, comienza a abundar en fincas privadas de caza, en donde es más difícil enumerar su presencia. Los nombres arruí y aoudad, como se le conoce en varias lenguas europeas, proceden del idioma bereber.

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Introducción en España

La introducción de esta especie en 1970 se encuadra dentro de la demanda de nuevas especies cinegéticas de caza mayor. Los principales ungulados introducidos en esa época en España fueron el arruí y el muflón.

La introducción del arruí se hizo inicialmente en el Parque Natural de Sierra Espuña, en la región de Murcia, a partir de ejemplares recluidos en el Zoo de Casablanca y el Zoo de Frankfurt. La abundancia de comida, la ausencia de depredadores y su alta tasa de natalidad determinaron su rápida expansión en muy poco tiempo.

Los arruís se introdujeron también en la zona norte de La Palma (Parque Nacional de la Caldera de Taburiente donde cualquier tipo de caza está prohibida), con graves consecuencias para la flora insular autóctona.

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Las demandas de los ecologistas y los biólogos que han estudiado el problema para que la especie sea trasladada o erradicada de la zona, está en conflicto directo con los intereses de las asociaciones de cazadores de la isla.

Esto se debe en buena medida a los ingresos que los cazadores proporcionan cuando abaten arruís fuera del parque. Así y todo ha habido algún intento de erradicación autorizado por el cabildo insular, pero lo accidentado e inaccesibilidad del terreno impidieron localizar a todos los ejemplares.

A día de hoy la población de La Palma suma 250 individuos que se multiplican a razón de un 30%.

En tiempos recientes se ha permitido la caza selectiva de algunos animales en el parque para controlar su exceso de población, objetivo que aún no se ha conseguido.

DATOS DE LA ESPECIE Longevidad: En libertad puede alcanzar los 15 años de vida. Celo: El acoplamiento puede producirse en cualquier época del año, aunque es más frecuente entre octubre y noviembre. Gestación: Tras 160 días de gestación, las hembras paren generalmente una sola cría, aunque se conocen casos excepcionales en los que se alumbraron gemelos e incluso trillizos.

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Duración de la lactancia: Las crías maman durante los primeros 3 o 4 meses. Madurez sexual: Ambos sexos maduran sexualmente a los 18 meses. Alimentación: Prefiere el ramoneo. Su dieta se compone de líquenes, hierbas, arbustos, pequeños frutos y ramas de acacia, de donde saca la mayor parte del agua que necesita. Aun así, los arruís también beben grandes cantidades de agua cuando la encuentran. Excrementos: Muy parecidos a los del muflón. Otros rastros: Una típica costumbre de este animal consiste, en que durante la época calurosa, busca lugares frescos en donde arrodillado, escarba en el suelo húmedo con sus cuernos. Ésta operación la realiza con el fin de disminuir su temperatura corporal, ya que parece demostrado que los cuernos actúan como reguladores de su temperatura interna. Por esa razón, los expone al sol para aumentar su temperatura cuando hace frío.

Dimorfismo sexual: Ambos sexos presentan barba y cuernos curvos (en el macho están más desarrollados, alcanzando a veces hasta los 90 cm.

Depredadores: El hombre y el lobo son sus principales enemigos; aunque las crías también pueden ser atacadas por linces, gatos monteses y águilas.

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Familia Cervidae

CIERVO (Cervus elaphus)

Ciervo macho de dos años.

FICHA TÉCNICA:

Orden: Artiodáctilos Familia: Cérvidos Género: Cervus Especie: Cervus elaphus Subespecies: Cervus elaphus bolivari (el más común en la península ibérica) y Cervus elaphus hispanicus (Limitado a la zona baja del Guadalquivir) Longitud: de 160 a 250 cms. Peso: Machos entre 150 y 200 Kg. Hembras entre 75 y 125 Kg.

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DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE

El ciervo o venado es un animal esbelto, robusto, bien conformado y de porte majestuoso y altivo. Su corpulencia puede variar de modo considerable, siendo la hembra bastante más pequeña que el macho, del que difiere también por el color del manto. Es muy tímido y miedoso. El ciervo que conocemos nosotros es una especie muy antigua, de modo que se estima que hace unos 400.000 años tanto el ciervo como su cornamenta comenzaron a configurarse con sus actuales características, aun cuando en los años posteriores evolucionó la forma de la cuerna hasta hacerse más compleja en la corona de puntas que caracteriza a los machos adultos. Este animal es más activo durante el amanecer y atardecer, siendo su periodo de menor actividad el mediodía. Es una especie marcadamente errática, de forma que raramente pasa más de un día en un mismo lugar, sin molestarse nunca en preparar un encame. El macho suele vivir en solitario, mientras que las hembras, junto con los ejemplares más jóvenes, se organizan en rebaños que pueden ir desde 3 ó 4 ejemplares a más de 20, normalmente dirigidos por una hembra experimentada, que coordina el rebaño manteniendo una rígida jerarquía en la que participan tan solo las hembras más adultas. Este rebaño matriarcal posee un territorio de verano y otro de invierno y ambos son defendidos de la intrusión de otros grupos. En su desplazamiento, los rebaños adoptan una ordenación lineal que en los grupos de hembras está encabezado por la hembra adulta dominante, seguida del resto, que se sitúan en función de la edad; mientras que en el período de celo el grupo está cerrado por el macho dominante, posiblemente con la función de mantener reunido el grupo. Se han descrito (Ángel Cabrera, 1911) dos subespecies de ciervos en la península ibérica: el Cervus elaphus hispanicus, circunscrito casi exclusivamente a las Marismas del Guadalquivir y el C. e. bolivari, que ocupa el resto de la península ibérica. Ambas razas presentan la singularidad respecto del prototipo europeo de carecer de largas crines colgadas del cuello (J.L. Rodríguez, 1993). Grado de amenaza: especie cinegética en España, por lo que no se encuentra en peligro.

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DATOS DE LA ESPECIE

Ciervas entre la nieve. Sierra de Baza.

Longevidad: Un máximo de 20 años, aún cuando la media es de 10 años.

Berrea y celo: Septiembre-octubre (final del verano). En esta época, que se puede prolongar durante aproximadamente un mes, el macho no piensa más que en su apetencia sexual, olvidándose incluso de comer, por lo que puede perder muchos kilos, entregándose a duros combates con otros machos contendientes, en defensa de su harén o territorio, tratando en algunos momentos a las hembras con violencia.

Gestación: Unos 8 meses. Época de parto: De mayo a julio. Número de crías por camada: Una. Excepcionalmente dos, que tienen lugar con un intervalo mínimo de dos años, de modo que la hembra que cría un año no lo hace el siguiente. Duración de la lactancia: Exclusivamente leche materna durante unos 3 meses. A partir del 4º mes de vida continúa alternando la leche con alimento sólido. Madurez sexual: La hembra a los 2 ó 3 años. Los machos a los 3 aunque con difíciles posibilidades de copular. Alimentación: Fitófago puro. Prefiere gramíneas y hierbas, mientras que en el otoño busca las bellotas para acumular grasas para prepararse para el invierno.

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Dimorfismo sexual: Muy acentuado. La hembra carece de cuernos en todas las etapas de su vida, siendo el macho el único que tiene cornamenta. El tamaño de los cuernos no va a depender exclusivamente de la edad, de modo que la edad de un ciervo macho no va poder determinarse por su cornamenta (sí puede hacerse con rigor por los dientes), ya que el tamaño de los cuernos depende de otros factores como la herencia biológica, vigor del ejemplar, estado de salud y alimentación del animal.

Curiosamente, las cuernas, protagonistas de las luchas de la berrea, es una característica propia de los cérvidos actuales, pues sus antepasados más remotos carecían de la misma. No fue hasta el Plioceno cuando aparecieron las cornamentas complejas y ramificadas que conocemos en la actualidad.

La consecución de estas astas es un extraño caso evolutivo, ya que los ciervos la pierden y renuevan anualmente, lo que supone un tremendo esfuerzo metabólico. Por qué una vez alcanzada esta magnífica cuerna, el animal no la mantiene a lo largo de su vida sin mudar es un enigma aún sin resolver y, desde el punto de vista energético, constituye un claro despilfarro, cosa poco habitual en el reino animal

De este modo, a últimos de marzo, el ciervo sufre la pérdida de las astas o desmogue. Pocos días después, comienza a crecer la nueva cuerna, lo que

Cornamenta del macho: Cada una de las partes de la cuerna recibe las denominaciones que pasan a describirse en la siguiente imagen, con una reglamentación muy rigurosa de esta pieza como trofeo y todo un léxico en torno a la misma.

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supone un esfuerzo para el ciervo que, durante los cuatro o cinco meses de formación, tiene que asimilar varios kilos de sales cálcicas y fosfóricas. Las cuernas crecen recubiertas de una piel muy vascularizada y sedosa denominada terciopelo o borra.

En el mes de julio, la cuerna alcanza su tamaño máximo y el alto nivel de testosterona en la sangre hace que el terciopelo se quede sin irrigación sanguínea y, por tanto, muera. Para ayudar su caída, el animal se frota contra los árboles en lo que se conoce como escoda. Liberada de su recubrimiento sedoso, el asta presenta un color blanco al principio, para luego amarronarse.

Las cuernas no son su único carácter identificativo, pues suelen marcar sus territorios con glándulas odoríferas, que poseen en los lagrimales del ojo, y con orín, durante el celo. El tamaño de la cuerna de los ciervos refleja su fertilidad

Un reciente estudio ha permitido realizar dos hallazgos sorprendentes. En primer lugar, han descubierto que el tamaño y la complejidad de la cornamenta de los ciervos guardan una relación directamente proporcional con su fertilidad.

Hasta ahora sólo se estimaba el tamaño de la cuerna de los machos de ciervo como un arma, por la ventaja que puede representar a la hora de pelear con un rival de su misma especie por defender un harén de hembras. Pero los investigadores han probado que tiene además una función de señalización para las hembras, a las que ofrece información de importancia sobre la fertilidad del macho.

En concreto, los investigadores han comprobado que cuanto más grande y más compleja es la cornamenta, es decir, cuantas más ramificaciones y más puntas tiene, mayor es su fertilidad.

El tamaño y la complejidad de la cuerna refleja precisamente aquellas características que determinan la fertilidad de los machos, es decir, el número de espermatozoides y la velocidad a la que estos nadan.

A partir de este dato los científicos proponen que esta información sobre la fertilidad de los machos podría ser percibida de algún modo por las hembras, y utilizada además para elegir con qué macho aparearse, desmarcándose así de la hipótesis tradicional de que sólo los ejemplares que vencen en las peleas logran el apareamiento con las hembras. Excrementos: Cilíndricos con un extremo redondeado o ligeramente cóncavo y el otro a menudo acabado en punta. Miden 20-25 x 13-18 mm. Son negros brillantes cuando están frescos y se vuelven más pardos al secarse.

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Huellas:

En sus huellas se marcan perfectamente dos pezuñas de unos 6-7 x 8 cms. en el macho y 4-5 x 6 cms. en la hembra. La huella del pie delantero es más abierta que la de la parte posterior. La huella de la hembra es más afilada que la del macho.

Excrementos de un macho. Son más grandes y alargados que los de la hembra.

Excrementos de una hembra sobre un enebro rastrero, lo que permite tener una idea de su tamaño. Son más pequeños y redondeados que los del macho.

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CORZO (Capreolus capreolus)

Macho con la coloración estival, observando de frente. FICHA TÉCNICA Orden: Artiodáctilos. Familia: Cérvidos. Género: Capreolus. Especie: Capreolus capreolus (Linnaeus, 1758) Subespecies presentes: Una sola especie, denominada (Capreolus capreolus capreolus). Aun cuando se ha considerado al corzo ibérico integrante de una subespecie denominada Capreolus capreolus canus (Millar, 1910), esto se encuentra hoy en día rechazado por la comunidad científica. Longitud: entre unos 100 y 130 cms. Alzada a la cruz: 76 cms. Peso: Entre 15 y 30 kgs., estando la media en 20-21 kgs. Status de la especie: Especie cinegética, que carece de protección específica

fuera de la propia de las épocas de vedas y limitaciones territoriales de caza.

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DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE

De pequeño tamaño, similar al de una oveja, y con coloración uniforme, que varía con la época del año, pasando de una coloración grisácea en invierno a un pelaje estival de tonalidad castaña. Cuenta con una cola muy corta, de apenas unos centímetros, que se pierde en el característico escudo anal de la especie, con forma de corazón invertido y color blanco en invierno y más amarillento en verano. El bozal negro, que contrasta con el color blanco de la barbilla y labio superior, es otro rasgo muy marcado en la especie, que resulta inconfundible dentro de los cérvidos.

Al tener las cuartos traseros más largos y elevados que los delanteros, adopta un aspecto desproporcionado, viéndose obligado a andar a pequeños saltitos, lo que le confieren además un aspecto grácil y simpático.

El corzo, que emite un sonido llamado “ladrido”, por su similitud al de los cánidos, se considera un animal predominantemente forestal, que sale a campo abierto en contadas ocasiones durante el final del invierno y la primavera para añadir algunas hierbas a su dieta, basada en el consumo de hojas de arbustos y árboles bajos, así como bayas y brotes tiernos. Sus hábitos son crepusculares, viéndosele rara vez durante el día, que suele pasar escondido entre la espesa vegetación.

Corzo con el pelaje de invierno.

El tamaño del corzo, también de su cuerna, va a depender mucho del alimento y estado de salud del animal, también hay diferencias locales de tamaño

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dentro de la población ibérica, siendo los corzos cantábricos los que alcanzan mayores tallas y pesos, mientras que los andaluces son sensiblemente menores, seguramente como adaptación a un clima y vegetación determinados.

Los machos tienen una cuerna poco ramificada que pierde entre octubre y noviembre, comenzando a crecer el mismo día del desmogue previo y está totalmente completa y mineralizada entre marzo y mayo.

La cuerna se compone de una guía principal acabada en punta, que se inserta en un ensanchamiento óseo denominado roseta. Aproximadamente en la primera mitad anterior de esta guía principal surge una punta dirigida hacia adelante y hacia arriba denominada luchadera. En el último tercio de la guía de la cuerna aparece una segunda punta, dirigida posteriormente, denominada garceta. Así la configuración de la cuerna del corzo es relativamente sencilla y con tres puntas.

Considerada una especie marcadamente territorial, en el caso de los machos, mantienen una zona de exclusión frente a otros congéneres de su mismo sexo durante gran parte del año, prolongándose el período de celo de los machos durante casi 6 meses al año (de abril a septiembre). El dominio vital de los machos territorialistas está en torno a las 7 hectáreas.

La historia evolutiva del corzo se encuentra llena de altibajos demográficos, lo que también indica una extraordinaria fragilidad ante fenómenos como deforestaciones, presión cinegética, predación, inviernos duros, etc.

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El corzo se encuentra por la mayor parte de Europa, así como en una franja de Asia central que llega hasta el Pacífico.

Los principales núcleos poblacionales de la Península Ibérica ocupan la Cordillera Cantábrica, Pirineos y los Sistemas Ibérico y Central.

Reductos poblacionales se encuentran, además, en Montes de Toledo, Sierra Morena, el este de Extremadura y en las sierras andaluzas de Jaén y Cádiz.

DATOS DE LA ESPECIE

Longevidad: En libertad puede alcanzar los catorce años de vida, aun cuando su vida media está en torno de los 8 o 9 años. La mortalidad es muy alta en el primer año de vida del animal. Celo: Tradicionalmente se ha considerado que “al volverse rojo y ha escodado el corzo entra en celo”, lo que equivale a decir que es en verano, época en la que adopta la coloración estival cuando entra en celo. En esta época del año se producen unos característicos círculos en la vegetación y en torno a árboles y arbustos llamados popularmente como “círculos de brujas” al correr los machos detrás de las hembras. Gestación: Después de la fecundación, el óvulo de la hembra permanece estacionario cerca de cuatro meses, es decir, hasta la mitad de diciembre, en cuyo momento empieza a desarrollarse con singular rapidez. Por lo tanto, la gestación tiene una duración total, en todas sus fases, de unas cuarenta semanas, aunque la verdadera gestación dura unos 130 días. Parto: Las jóvenes suelen dar a luz una sola cría en cada parto, y las de edad más avanzada, dos y a veces tres. La madre esconde a los recién nacidos durante el mayor tiempo posible y al menor peligro les advierte del mismo golpeando el suelo con una pata o emitiendo un silbido especial. Durante la primera semana de vida de los corcinos, éstos permanecen escondidos entre el matorral y si son gemelos, permanecerán separados unos 20 metros el uno del otro. Duración de la lactancia: Las crías, llamadas corcinos, nacen con un pelaje salpicado de manchas redondeadas, blancas y negras, que irán desapareciendo con la edad. A los ocho días del parto, la hembra lleva ya a sus hijos a pastar y pasados diez o doce días más ya son lo bastante robustos para seguirla a todas partes y comiendo material vegetal a partir de los dos meses que alterna con la leche materna hasta la entrada del invierno. Madurez sexual: Las hembras son fértiles al primer año de vida y carecen de climaterio lo que significa que hasta que terminan sus días continúan pariendo.

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Alimentación: El corzo es un herbívoro, muy exigente en cuanto a su alimentación, condicionada por el reducido volumen estomacal. El peso con el que el corzo llega al invierno es básico para su supervivencia, de modo que se considera que tan solo superarán el invierno los corzos que llegan a estación con un peso superior a los 12-14 Kg. Hábitat: Se le encuentra en bosques de todo tipo e incluso en aquellas etapas de degradación, como son matorrales o zonas adehesadas.

Huellas:

Imagen de la huella posterior

Excrementos: Similares a los del ciervo, pero de menor tamaño. Otros rastros:

Camas: lugares donde los corzos se refugian. Suelen tener aproximadamente un metro y medio de largo por un metro de ancho, apareciendo la tierra ligeramente removida.

Círculos de brujas: producidos en la época de celo de la especie al perseguir los machos a las hembras.

Marcas en los árboles: suelen ser de dos tipos, escodaduras (presentan terciopelo) y territorialistas, además de carecer de terciopelo o borra son marcas mas profundas y aparecen impregnadas de las glándulas olorosas.

Excavaduras en la nieve: las efectúa el corzo con las patas delanteras para acceder a la hierba del suelo en los casos de copiosas nevadas.

Dimorfismo sexual: El macho es mayor que la hembra.

Enemigos naturales: El lobo es su principal enemigo natural, siendo la especie más consumida por este cánido. También es víctima de otros carnívoros como el zorro y el lince, y en menor medida por el oso. También el águila real tiene entre sus víctimas al corzo.

Su tamaño es de unos 5 cm. de largo por 3 de ancho. Carecen del perfil arqueado que caracteriza a la huella del ciervo, lo que permite su diferenciación entre una y otra especies. Las pezuñas de las extremidades anteriores son mayores que en las posteriores, lo que permite su diferenciación visual

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GAMO (Dama dama)

Macho con la coloración estival. FICHA TÉCNICA Orden: Artiodáctilos. Familia: Cérvidos. Género: Dama. Especie: Dama dama (Linnaeus, 1758) Subespecies presentes: una sola especie en Europa, incluida dentro de la denominada nominal. Longitud: de 129 a 155 cms. en los machos y entre 118-140 cms. en las hembras. Alzada: de 71 a 91 cms. Peso: Entre 52 y 63 kgs., los machos, y entre 28 y 41 kgs., las hembras. Status de la especie: Especie cinegética, que carece de protección específica,

fuera de la propia de las épocas de vedas y limitaciones territoriales de caza.

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DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE

De tamaño intermedio entre el ciervo y el corzo, el gamo tiene el aspecto típico de un cérvido.

Su pelaje, de gran belleza, es de un color pardo rojizo adornado con un característico moteado blanco y cuenta además con una lista clara en la parte inferior de cada costado. El escudo anal aparece muy marcado, es de color blanco contorneado en negro a los lados, siendo la cola ancha y larga. El vientre también es de color blanco. Durante el invierno la coloración se torna más oscura y las manchas blancas desaparecen. Durante la época de celo, los machos sufren también otra serie de cambios menos acentuados en su morfología y coloración, y así sus párpados se hinchan y se produce un aclaramiento del pelaje de los flancos y un oscurecimiento de la cabeza y parte dorsal del cuello, así como de la zona circundante a cada ojo. A estos cambios de pigmentación se suma un efecto olfativo, ya que con la impregnación de su pelaje con orina, además de conseguir este aclaramiento del pelaje de sus flancos, añaden un olor intenso característico como estrategia para amedrentar a sus posibles competidores por las hembras. En el comportamiento social del gamo, el canal olfativo juega, pues, un importante papel dada su extraordinaria sensibilidad en la captación de olores y la presencia de glándulas odoríferas distribuidas por todo el cuerpo (F. Braza, 2003).

De actividad preferentemente crepuscular y nocturna, permaneciendo a lo largo del día tumbado, rumiando, en lugares protegidos y con buena cobertura vegetal, suele, además, desplazarse muy despacio, por lo que en muchas ocasiones pasa desapercibida su presencia en un territorio

El gamo dedica la mayor parte del tiempo a alimentarse, con importantes diferencias según la época del año; mientras que en primavera la alimentación puede llegar a ocupar un 80% de su tiempo, en invierno no suele alcanzar el 60%, aunque estas cifras pueden variar notablemente en función de la disponibilidad de alimento.

La actividad diaria en estos animales depende, además de la época del año en que nos encontremos, de otros factores como la hora del día, el sexo del individuo, la edad del mismo, y el grado de molestia que sufra la población por parte del hombre. En las crías, por ejemplo, se observa que tiene gran importancia el tiempo empleado en el juego de la huída. Esta actividad constituye el aprendizaje de la adaptación típica de la especie para evitar los peligros, mediante la huída coordinada del grupo, generalmente guiado por un individuo. Otra pauta de juego que se observa en las crías, aunque también en los adultos, es la denominada "falsa lucha" (F. Braza, 2003).

En la antigüedad, el gamo se convirtió en una presa codiciada por los cazadores, sobre todo los pertenecientes a las clases altas. Esto, paradójicamente, contribuyó a su conservación e introducción en varios lugares donde antes no estaba presente.

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La mayor expansión se produjo durante el Imperio Romano y la Edad media, períodos en los que la especie fue introducida en Europa central e Islas Británicas.

En España, donde no es una especie autóctona, a finales del siglo XIX vivían en estado salvaje en Sierra Morena, cuenca del Tajo y Montes de Toledo. Siendo reintroducido en Doñana a principios del siglo XX, donde ya existían en el S. XV.

En la actualidad ocupa numerosas áreas pequeñas y aisladas en todo el territorio peninsular. En la provincia de Granada solo está presente en la zona norte, en la Sierra de Castril y de Huéscar, en el límite con la Sierra de Cazorla-Segura.

El gamo forma grupos sociales de tres tipos: los de machos, los de hembras con las crías y los mixtos.

Por lo general, vive en grupos familiares pequeños de menos de 10 individuos, o bien lleva una vida solitaria. “El tamaño medio de los grupos en el Parque Nacional de Doñana (donde más trabajos se han desarrollado sobre este cérvido en la Península Ibérica) durante todas las estaciones del año ronda los 8 individuos. No obstante, el tamaño de estos grupos sufre una variación estacional, apareciendo grupos mayores durante el verano y grupos menores en invierno y primavera, pasando por grupos de tamaño intermedio en otoño” (F. Braza, 2003).

Tanto los machos como las hembras viven casi todo el año separados. Los grupos de hembras están formados sobre todo por asociaciones de madre y cría, acompañadas ocasionalmente por los jóvenes nacidos el año anterior. Los grupos de machos están formados normalmente por machos adultos.

Durante el celo los machos establecen territorios que defienden agresivamente, formándose grupos de varias hembras con sus jóvenes y un macho adulto, que puede ir acompañado de machos subadultos o de menor rango jerárquico. En esta época de celo es muy llamativo el fenómeno de la ronca del gamo.

En Doñana, donde se ha estudiado mucho la especie, se han identificado varios tipos de sonidos: el ladrido de alarma de las hembras; los balidos de las crías y de las hembras para mantenerse en contacto, y los gañidos emitidos por las hembras en presencia de los machos de celo.

A final de la primavera las hembras, que son fértiles durante toda su vida y a partir del año, paren una cría, rara vez dos o incluso tres. El tamaño del gamo, también de sus astas, llamadas palas; va a depender mucho del alimento y estado de salud del animal. Al igual que ocurre con el ciervo y el corzo la cornamenta sufre mudas anuales, el desmogue se produce entre marzo y abril, y generalmente para el mes de julio ya estará totalmente

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desarrollada la nueva cuerna, la que comienza a desarrollarse tras la inmediata caída de la precedente.

Las cuernas o astas del gamo al igual que ocurre con otros cérvidos reciben unas diferentes denominaciones y en concreto las de roseta, luchadera y pala, y las que terminan en tres puntas llamadas candiles.

DATOS DE LA ESPECIE

Longevidad: Puede alcanzar los 16 años de vida en libertad y los 20 años en cautividad, aún cuando es muy alta la mortalidad en los primeros años de edad y es muy raro que los ejemplares en libertad puedan superar los 8 ó 10 años de vida. Dimorfismo sexual: Muy acentuado. Sólo los machos presentan astas, dotadas de una ancha pala, característica de la especie.

Celo: Especie polígama. El celo tiene lugar a principios de otoño.

Los machos adultos marcan el territorio, compiten con otros machos y cortejan a las hembras. Emiten un sonido característico, la "ronca", para advertir de su presencia a otros machos y para atraer a las hembras.

Gestación: La gestación dura unos ocho meses (229 días) y paren una sola vez al año en primavera.

Parto: Normalmente en junio las hembras preñadas paren una cría, rara vez y excepcionalmente, dos.

Duración de la lactancia: Las crías nacen con un pelaje pardo muy oscuro, con un moteado blanco que le sirve para mimetizarse en la naturaleza, suelen pesar al nacer en torno 4,5 a 6 Kg. Las crías, que son muy indefensas en esta época de su vida, dan sus primeros pasos a los 17-55 minutos de nacer y maman también muy pronto, entre los 3 y los 130 minutos.

Madurez sexual: Las hembras son fértiles a los 16 meses de vida y los machos de los 7 a 14 meses, aunque con mínimas posibilidades de procrear por el control jerárquico de los machos en el harén, el que suelen cubrir ejemplares adultos vigorosos y experimentados de 7 o más años.

Alimentación: Considerado un herbívoro de amplio espectro, su dieta está fundamentalmente integrada por hierbas y gramíneas, las que suelen completarse con hojas, brotes y frutos otoñales, como Enebro, Sabina y Endrinos.

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Hábitat: Esta especie prefiere los bosques de hoja caduca relativamente húmedos, aunque se ha adaptado muy bien a los encinares ibéricos, siendo una especie emblemática de los mismos junto con el ciervo. Excrementos: Parecido a los de la hembra del ciervo pero más pequeños (de 16 x 11 mm. en los machos y 15 x 8 mm. en las hembras), de color negros y tonalidad brillante, es menos cilíndricos que los del ciervo.

Otros rastros: Muy variados tales como marcas en los árboles: suelen ser de dos tipos, escodaduras, y territorialistas, (son marcas mas profundas y aparecen impregnadas de las glándulas olorosas preorbitaria y de orina). Desmogues: asta de los gamos machos que deja abandonados el animal en el desmogue, el que se produce anualmente entre los meses de mayo y abril. Excavaduras en el suelo: las efectúa el gamo con las patas delanteras para marcar territorios.

Huellas:

Enemigos naturales: Presenta pocos depredadores, aunque el lobo puede predar sobre la especie, particularmente sobre los más jóvenes. También es víctima de otros carnívoros como el zorro y el lince, y en menor medida por el oso. También el águila real tiene entre sus víctimas al gamo.

Principales problemáticas: Los actuales sistemas de caza mayor, en los que en la práctica priman las capturas de los ejemplares más vigorosos y con mejores astas, al margen de cualquier otro criterio selectivo y cinegético, están perjudicando la genética de la calidad de la especie

De aspecto similar a la del ciervo, es más estrecha y puntiaguda que la de esta especie. Marca las dos pezuñas, siendo su tamaño el de unos 7-8 cm. de largo por 4-5 de ancho en los machos y de 5-5,5 cm. de largo por 3-3,5 de ancho en las hembra.

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