Castilla Del Pino_sujeto Como Sistema

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  • 8/3/2019 Castilla Del Pino_sujeto Como Sistema

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    El sujeto como sistema(Sptimas Conferencias Aranguren, 1998)

    CARLOS CASTILLADEL PINOUniversidad de Crdoba

    El sujeto es un sistema de produccin,reconstruccin, deconstruccin y almacenamiento de yoes con miras a la concretaactuacin en un contexto determinado. Hayyoes imaginados (prolpticos), anticipados,proyectos de yoes actualizados y yocs fantaseados (y soados). Los yoes se constituyen en mdulos que el sujeto, como sis-

    tema , reutiliza en ulteriores contextos . Elsujeto controla la actuacin del yo creadopara la situacin, y lo modifica si su actuacin no es del tipo adecuado para el logrodel propsito del sujeto. El lugar del sujetoes el neocortex prefrontal; el del yo, el cuerpo y lo que el sujeto le exige hacer parala interaccin real o virtual.

    PRELIMINARSi algo queda de alguien en cada uno de nosotros, su sitio, valga la expresin,es nuestra memoria personal. Mientras vivamos los que conocimos a Jos LuisLpez Aranguren le evocaremos cada uno a nuestra manera, porque la evocacin no es un calco de la situacin que fuc, sino una copia infiel, interesada,absolutamente personal, en la que evocado y evocador adquieren idntico protagonismo. Todos losque estamos aqu-aunque alguno no le conociera directa,personalmente- podemos evocar a Aranguren. Yo le conoc hace bastantesaos, cuando fui a su casa y me hizo sentar mientras concluan con l losde la televisin danesa. Haca 24 horas que Aranguren haba sido expulsadode la Universidad. Entonces era un hombre-poliedro, quiero decir que tenamuchas facetas, o, para decirlo con palabra que he de utilizar mucho en estetexto, muchos yoes. Luego, con los aos, y con una reiterada aunque discontinuarelacin, pude advertir que aparc muchos de ellos, o los recluy en su espacioms ntimo. Se expres cada vez menos, fuera de sus actuaciones pblicas.Cuando los que le conocimos desaparezcamos tambin, lo que han hecho susdiscpulos -editar sus obras, promover estas conferencias- ser el punto departida para que los que vengan luego, detrs de nosotros, aun sin tener nadaque evocar de l, sepan quin fue y qu fue lo que hizo. As estar muchotiempo en la memoria de muchos.

    ISEGORA/20 (1999) pp. 115-137 115

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    Carlos Castilla del Pino

    1. YoesPensemos en la siguiente frase:

    [1] qu idiota fui.No interesan las razones por las cuales el yo de ahora piensa que elyo de antes se condujo como idiota, puesto que se trata de un ejemplo. Parael caso lo mismo valdra la frase de significacin opuesta:[2] qu bien me fue ayer.Mediante un acto de reflexividad, concepto que es ms de gramticos ylgicos que de psiclogos, uno se juzga a s mismo. En realidad, parece quese juzga slo a una actuacin, o para ser ms preciso, el yo de aquella actuacin.

    Y, desde otro punto de vista, o ms bien desde otro ngulo, en la medidaen que el yo que juzga y el yo juzgado pertenecen al mismo conjunto, loque juzga es una parte y 10 juzgado otra. Porque pensemos que se puedarizar el rizo de la manera siguiente:[3] qu estoy diciendo, Zque fu i idiota ayer?, todo lo contrario.Desde un punto de vista terico se puede hacer una construccin enca-

    denada de actuaciones, juzgadas a su vez sucesivamente, y en una especiede casacin ulterior, ser juzgado el juicio anterior acerca de la actuacin, luegoel juicio segundo, y el tercero, y as hasta el infinito.Pasemos a otro ejemplo: alguien acta, juzga que la actuacin le est salien-do mal, la corrige, incluso le da el sesgo opuesto.[41 te he dicho que eres tonto... perdona, no debi decirtelo; el tonto soy yo

    en donde, por decirlo as, sobre la marcha, se juzga al yo de la actuacinque se estaba realizando. O esta otra frase, muy usual:[5] me comport mal; disclpeme, no lo volver a hacer.En este caso: un yo juzga a otro al que califica de malo, dspota o ineducado;crea otro que no es ineducado, sino corts y hasta humilde, y est dispuesto

    a impedir que el );. anterior, del que ahora se arrepiente, reaparezca, 10 quequiere decir cuando menos no que no se construya in mente, sino de queno se exteriorice. Cuntos yoes aparecen aqu por parte del que lleva a caboeste acto de habla? Por lo menos tres:1) el yo de ahora que juzga al de la actuacion anterior (que le merece

    ahora -antes no - el calificativo de idiota);2) el yo de ahora que juzga la actuacin de ahora (le debe parecer buena,porque es opuesta a la del yo anterior); y3) el yo de ahora que promete que no aparecern en el futuro yoes comoel de antes.116 ISEGORN20 (1999)

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    El sujeto como sistema

    Hay veces en que se produce en mayor o menor medida un extraamientode ese yo que se mostr en la actuacin. Es algo as como si no se reconocieseel yo de la actuacin:[5] iqu rarol, aedije que estabamallo que hacias?Ms complicado es el anlisis de las frases que dijo don Fernando delos Ros a don Manuel Azaa (y que ste recoge en la p. 137 de los Diariosrobados y ahora publicados por Mondadori):[6] iDisclpeme usted si la otra tarde no supe contenerme!Ese hombre [pordon IndalecioPrieto] me haceparecercomo no soy.Aqu hay, entre otros yoes, un yo casi alucinado, tanto es el rechazo quehace de l. Porque don Fernando muestra:1) un yo que se disculpa ante Azaa por el yo que ante l mostr laotra tarde;2) el yo evocado, el de la otra tarde, por el que se disculpa, y que,

    por tanto, reconoce como suyo (si no para qu disculparse), del que dice quele hace parecer como no soy; es decir, que aunque reconoce que es del no le parece de l l . Ese yo naturalmente es de l, no quiere verlo cornotal porque lo repudia y le avergenza, y entonces dice que le hace parecer(ino ser, sino parecer!) como no es. Don Fernando de los Ros se comportacomo el nio sorprendido atrapando un lpiz que no es suyo y que afirma(y no cnicamente): perdneme, s que el lpiz no es mo, pero me gustabamucho y me ha hecho parecer ladrn, pero no lo soy. Finalmente,3) el yo de la otra tarde al que se refiere no le parece construidopor l, o por lo menos no slo por l, sino por la intervencin de don Indaleeio,al que responsabiliza de su construccin. Sin Prieto, viene a decir, yo no serael que fui. Ahora bien, por mucho que se nos provoque en una situacin,por mucho alcohol o LSD que se ingiera, de quin puede ser sino de unoel yo o los yoes que aparezcan?

    Azaa, naturalmente, deba sonrer por dentro ~ juzgar por lo irnicodel texto- al or a don Fernando culpar a Prieto de haber mostrado un yoen el que no quera reconocerse y, sobre todo, que no le reconociese l. DonFernando de los Ros estaba dispuesto a no verse en aquel yo y pide a donManuel Azaa que 10 d por no visto. Como cuando decimos:

    [7J Tedi ayeruna bofetada... olvidaloa sabiendas de que, por buena voluntad que posea el abofeteado, ha de contarcon uno como aquel-que-puede-abofeteamos. Es lo que le ocurre a muchosno en el orden de las actuaciones en el espaco pblico, sino en el ntimo.

    1 Parece es sinnimo de aparece", y entonces la expresin es ms actual. l aparececomono es. Creo que as debe ser interpretado el verbo parecer en este contexto.ISEGORN20(1999) 117

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    Carias Castilla del Pino

    [8] Pero cmo se me ha podido pasar por la cabeza que yo pudiera desearque se muriera mi hijo?que tan frecuentemente ornos a muchos, en circunstancias no muy disparesde aquellas otras en las que, de nios, se nos imponan pensamientos que,por su calidad de impuros, obscenos, en suma, de reprobables, tratbamosde apartar, los vivamos a veces tan extraadamcnte como para que los considerramos impuestos, autnomos, casi ajenos, impropios de nosotros y,por tanto, extraos al yo observador/juzgador.En trminos generales, un yo hace de sujeto y otro yo hace de objeto parael primero. Corno ambos son del mismo sujeto, en la reflexividad se trata deun acto de desdoblamiento merced al cual se adquiere una transitividad virtual:el yo juzgado aparece corno si fuera otro, distinto del yo juzgador. En psicopatologa se denomina a este proceso disociacin; pero corno quien pronunciala frase sabe que el yo que juzga y' el juzgado le pertenecen, es decir, queson del mismo sujeto, hablarnos de disociacin como si. La frase [1] se puedereescribir de la manera siguiente:

    [9] yo pienso ahora que yo fui idiota antes.en donde hay dos yoes simultneos en juego, como he dicho. Ambos se reconocen pertenecientes al mismo conjunto, un conjunto que tiene la propiedadde poder ser definido como alguien, o, para decirlo claramente, al mismo sujeto.Ambos yoes son, sin embargo, completamente distintos en el orden funcional,no slo porque uno juzga y el otro es juzgado, sino en el orden moral, porqueuno fue calificado de idiota por otro que no se considera tal y hasta insultaal primero. Pero son del mismo, no cabe duda, porque (lo damos por supuesto)el sujeto est mentalmente sano. Pero como hemos dicho, el yo juzgador puedeser juzgado a su vez, lo que quiere decir que hay un desplazamiento del yoque hace de objeto: ya no es el yo de la actuacin, sino el yo que juzg laactuacin. La disociacin como si puede ser calificada en el lenguaje de hoycomo disociacin virtual, corno una disociacin imaginaria.El problema es distinto en el alucinado que nos relata:

    [10] me estn llamando maricn.Aqu la disociacin es real. Si nadie le dice que es maricn y l lo oye,entonces el yo al que atribuye la frase insultante es -para l - un yo deotro sujeto y no de l, que es insultado. En algn caso, del que tenemosexperiencia por desgracia, el yo de la alucinacin ordena al sujeto del yo alucinado que se lance al vaco para volar o que mate a alguien. Ni quien leinsulta, ni le invita a volar, ni le ordena que mate, son reconocidos comoyoes de l, sino de alguien (otro sujeto) distinto a l que le insulta, le invitaa volar o le ordena matar, y al que le reconoce poderes sobre l y al queha de obedecer. Que parte de l adquiere autonoma y es vivida corno ajena,como otro, lo revela la frecuencia -prcticamente la regla- con que el alu-

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    cnado dialoga con sus voces, rechaza o acepta lo que afirman de l, negndoleso dndoles la razn. No hay duda: el alucinado est desdoblado en el yo quealucina y el yo alucinado. A veces hay tambin polialucinaciones, y son muchoslos yoes que, siendo todos de l, son considerados como de otros. Son sujetosmultidesdoblados. No voy a aludir a estos sujetos ms que en algn momento.El problema interesante es el de la relacin entre ese yo que he denominadoyo de actuacin y el yo denominado juzgador. Porque es algo ms que juzgador.Si slo fuera juzgador se limitara a observar al yo que acta y a emitir unjuicio acerca de la estrategia seguida en la actuacin. Pero hay algo ms, ycon ello anticipo algo sobre lo que me extender luego: ese yo observador/juzgador tiene poderes sobre el yo de la actuacin, como lo prueba el que trasla observacin/juicio que llev a cabo puede modificarlo, ms concretamente,irlo modificando segn los resultados parciales que obtiene. Ese poder delprimero de los yoes es notorio cuando, como hemos de ver posteriormente,se trata de proyectos de yo que sern exteriorizables (

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    Carlos Castilla del Pino

    -habra muchos ms en la literatura, pero ninguno tan profundo y agudocomo el de un autor al que apenas se vuelve en la actualidad, ni tan siquierapor aquellos a los que habra que considerar corno deudores de sus tesis enlo que concierne a esta cuestin del sujeto y del yo. Me refiero a WilliamJames.Como ocurre muchas veces en el mbito del conocimiento, no ha sidosuficientemente considerada su tesis (lo fue por l, aunque no ha sido seguidapor otros ajenos a l), pese a sus posibilidades insospechadas para una cla-rificacin de procesos psicolgicosy psicopatolgicos hasta ahora ininteligibles.Si se compara el captulo XII del Compendio de Psicologia de \V. James concualquiera otro de las psicologas de la poca y posteriores advierte uno suformidable penetracin, por una parte, y, por otra, cmo las afirmaciones deri-van del anlisis de actuaciones tanto empricas cuanto introspectivas. Dichosea de paso, a mi parecer, la no utilizacin de las tesis de James a este respectoderiva de que es el primer psiclogo, antes incluso que McDougall -apartede su aportacin al concepto y descripcin de la corriente de la conciencia,en la que se sumerge por decirlo as en el anlisis del propio pensar, y queno ha sido an superado-, que en el anlisis del comportamiento se salede la consideracin solipsista del sujeto para concebirlo siempre en trminosde relacin sujeto/objeto.James comienza por distinguir los dos yoes de una actuacin, el yo cog-noscible o m, y al que pertenece todo lo mo, y un yo conocedor del primero,al que llamar yo conocedor. En el sentido ms amplio posible, el m deun hombre es la suma total de cuanto puede llamar suyo, dice James. Describirentre las cosas que podemos llamar mas las materiales (el cuerpo propio,el traje -James hace suyo el dicho ingls de que el ser humano se componede cuerpo y ropa-, la familia, la casa), sociales (del cual dice as: el msocial es el reconocimiento que del yo de una persona tienen los dems,y por eso aade: el yo social de cada cual est en la mente de los dems)y espirituales, que es la imagen que tenemos de nosotros mismos en ordena nuestras capacidades y limitaciones, el pensamiento que tenemos cuandopensamos en nosotros mismos. Luego James hablar de qu forma todasestas cosas mas darn lugar al autoaprecio, a la autocstima, y cmo talescosas mas son logradas y, una vez que lo han sido, cmo tienen que sermantenidas y defendidas.

    4. Nivel del yo y nivel del sujetoAhora bien, el yo conocedor y el cognoscible no estn en el mismo nivel lgico.La teora de los niveles de lenguaje, que desarrollaron Bertrand Russell yRudolf Carnap, permite hablar de que el yo conocedor est por encima-e s una metfora espacial- del yo cognoscible. El yo conocedor debe estarms alto, como en una torre, desde la que dictaminar acerca de los yoes120 ISEGORN20 (1999)

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    del suelo (prosigo con metforas espaciales) que l ha dejado pasar desdedentro de s mismo a la realidad. Desde el punto de vista lgico, elyo conocedorest en un nivel lgico de segundo nivel, frente al yo cognoscible, que lo esten el primero. Si el yo cognoscible corresponde al lenguaje-objeto, el yo conocedor es un metalenguaje del primero. Habra, para decirlo de otra forma,en efecto, un yo-objeto (el yo que acta) y un meta-yo (que lo ha proyectado,lo ha hecho y juzga al anterior). O para ser ms exactos, muchos yoes-objetoy un solo mela-yo. O con un trmino que es necesario reivindicar (en psicologay psicopatologa y tambin en psicosociologa - lo ha hecho Tourainc recintemente-): un solo sujeto.

    5. Concepto de sujeto. Actividady actuacinLa palabrameta-yo suena mal, pero puede ser usada para situar el yo conocedorcomo categorialmente superior a todos los yoes cognoscibles. A ese meta-yoes al que Barna, y llamar, sujeto. La palabra sujeto permite su consideracincomo conjunto de todos los yoes posibles.Cmo conceptualizar al sujeto?El sujeto es una actividad mental dependiente de la funcionalidad de unrgano que es el cortex cerebral, y que hace posible que de algo, lo que sehace verbal o extraverbalmcnte, es decir, de las actividades que realizarnos,se pueda afirmar que son actuaciones de alguien. El sujeto puede decir queson suyas; los dems, que son de l, es decir, suyas tambin, y por ellas sele reconoce. Conviene advertirlo: actividades son hablar, coger, andar, mirar,rer., que hoy puede hacer un robot. Actividad es hablar; actuaciones, insultar,alabar, reir, discutir, etc.; la actividad coger permite actuaciones corno recoger,retener, robar, entregar; la de andar, pasear, vigilar, huir, exhibirse; la delmirar, observar, escrutar, atender... Una actividad se transforma en actuacincuando se modula de acuerdo a las reglas que impone el contexto en el quey para el que se realiza. Las actividades son pattems bsicos ya estructuradosneurolgieamente. Parafraseando a Austn respecto de los actos de habla, laactividad es la locucin, la actuacin la ilocucin. Quede de antemano esteaxioma: la actividad es una condicin necesariapero no suficientepara laactuacin(realizacin o performance). Hay situaciones en las que se llevan a cabo actividades (y no precisamente por un robot) y no actuaciones: un tic en el quese parpadea es una actividad, no una actuacin, que s lo es un guio; unepilptico que durante la crisis de pequeo mal ejecuta movimientos de chupeteo, no chupa en verdad como lo hara con un caramelo, n si anda unospasos se puede decir que pasea o huye; de un sonmbulo que se levanta dela cama y anda no se puede decir ms, porque no pasea, no huye, no seesconde. Se puede afirmar que el sujeto lleva a cabo actuaciones con aquellaspartes delorganismo con las que puede hacer lo que en fisiologa se denominanactos voluntarios (o actos intencionales). As, gracias a que con las manosISEGORAl20 (1999) 121

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    Carlos Castilla de!Pino

    se puede coger es posible robar, llevarse la cuchara a la boca o firmar; graciasa que el brazo puede elevarse con la mano estirada, se puede saludar al modofascista o detener el autobs.Las actuaciones son, justamente, el yo en el que el sujeto delega parasu relacin con la realidad, o, para ser ms preciso, con la situacin.

    6. Sujeto y yoLas actuaciones remiten al sujeto que las hace, porque son indicios acercade cmo es l, cules son sus intenciones, los motivos que le llevan a actuar,etc. Searle dice algo anlogo al tratar de qu es un acto de habla en sentidoestricto, cuando afirma que slo lo es aquel ruido o aquella marca grficaque se suponen producidas por un ser con ciertas intenciones. Es curioso quea Searle se le introduzca el sujeto por la puerta de atrs, como les ocurrea los cognitivistas, por ejemplo, a Ruiz Vargas al tratar de la memoria episdica,esto es, la memoria evocativa, que ha de definir como aquellos recuerdos expl-citos de los acontecimientos que vivimos personalmente.Mientras las actividades no son intencionales - e n el robot, en el tic, enla epilepsia, etc.- las actuaciones son siempre intencionales y su intencin,no observable, es siempre consabida: es una hiptesis (la existencia de inten-cionalidad) imprescindible (mientras no se demuestre que no existe). Sobreese supuesto - la intencin con la que se supone que se efectu la actuacinse sustenta la interaccin. En la interaccin cada uno responde a la actuacindel otro por la representacin de la intencin que le presupone. Miramosa un desconocido y nos da una bofetada por el desprecio que nos presuponehacia l, o se acerca y comenzamos afablemente a conversar.Si las actuaciones remiten hacia atrs, hacia el sujeto, no son todo elsujeto, sino parte de l, algo as como su representante, su delegado paraesta actuacin; en suma, el yo con el cual se presenta el sujeto en esta situacinpara llevar a cabo en ella la re-presentacin que se le exige. Cada actuacinrequiere que el sujeto se presente en el escenario con el yo ms adecuado.Para cada actuacin, el sujeto construye un yo que, como personaje, le repre-senta de la mejor manera posible en el contexto constituido o por constituir.Terminada esta representacin se inicia otra, para la cual el sujeto.vapartadoel yo precedente, construye otro para la siguiente escena, y as sucesivamente.De aqu, una vez ms, la necesidad de diferenciar el sujeto del yo, que lepertenece porque es un mdulo de l. El yo es al sujeto lo que un miembroal conjunto al que pertenece. Por eso un yo no es el sujeto. Si lo fuera nopodra hacer ms que una y siempre la misma actuacin. Pero hemos vistoque se hacen muchas y muy varias actuaciones, a veces contradictorias. Estaconsideracin de la unidad del sujeto y la multiplicidad de sus yoes es interesantey subsana las dificultades y las consecuencias graves de la consideracin opuesta.Definir al sujeto por uno o varios de sus yoes -como habitualmente se hace122 ISEGORA/20 (1999)

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    en la cotidianeidad- es un gravsimo error, con efectos deletreos para elobjeto sobre el cual se hace y con graves limitaciones para el sujeto del juicio.De cada uno, a quien se nos conoce como sujeto slo por la singular excrecenciade uno o varios de nuestros yoes, hay tantas posibles definiciones como actua-ciones verificadas con ellos a lo largo de la vida. Cada cual ha visto del ot roun grupo de ellas, y conoce algunas ms por mera referencia. Cul es elque permitira una definicin de todo l? Por importantes que sean algunasde estas actuaciones, a ninguna cabe otorgrsele la categora de defini toriade la totalidad ideal o terica que es el sujeto. Un ejemplo: definir a un sujetocomo asesino porque ha matado a alguien o a varios, es tan impropio comodefinir a alguien como paseante porque se le vio pasear un da o dos. Noniego que puedan usarse expresiones de este tipo en el uso coloquial, perohay que tener cuidado con ellas. Las palabras, mucho ms las que entraandefiniciones, no son inocentes. Por esa regla falaz, de un loco se afirma queno puede hacer ms que locuras, yeso no es verdad: en plena locura, unaparte del sujeto (no loca, por tanto) juzga a veces como posiblemente locaa otra parte de l, y a mayor abundamiento, esa par te del sujeto loca, quedelira y alucina creyndose perseguido y envenenado, lee, pasea, come o fuma,y tales actuaciones o no son o no tienen por qu ser necesariamente locas.Los juristas lo saben bien desde hace ms de un siglo: un acto delictivo esinimputable aunque un sujeto est diagnosticado correctamente de enfermomental, si el acto por el que se le juzga es un acto loco, porque muchos enfermosmentales roban, matan, violan o comen cuerdamente y no son, pues, actua-ciones/sntomas de la locura que, sin embargo, padece en otros mdulos del. El sujeto de las actuaciones no se define sin riesgo de caer en un razonamientoinductivo/reductivo. Pero si no se le puede definir s se le puede describira partir de los yoes observados, esto es, a partir de cada una de sus actuaciones,y juzgar stas desde el marco que se adopte (moral, jurdico, esttico, intelectual,etc.), sin que se involucre al sujeto ms all del contexto desde el que sele define. Por eso, aunque posteriormente aludir a ello con mayor detalle,la biografia de alguien es la descripcin de sus actuaciones (algo que se ha com-prendido tardamente, y que yo sepa fue Painter, el bigrafo de Proust, elprimero que procedi implcitamente con este mtodo). Aun as, de un mismosujeto hay tantas biografas como bigrafos, porque cada uno de ellos se-lecciona positiva o negativamente, de entre las infinitas actuaciones del bio-grafiado, aquellas que cierran y completan su teora previa acerca delsujeto en cuestin.

    De manera que sujeto es el sistema del organismo mediante el cual se cons-truyen yoes adecuados para una secuencia de actuaciones en la realidad, o losaparca para su utilizacin ulterior en una situacin semejante, o los destruyellegado el caso, o se les escapa y se salen del sistema, como en el caso de laalucinacin esquizofrnica, etc. El sistema del sujeto comprende tanto al sujetocomo a los yoes procedentes de l. El sujeto juzga la afortunada o desafortunadaISEGORiN20 (1999) 123

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    construccin del yo para la actuacin (no entramos ahora en la influenciade los otros en la interaccin respecto del juicio que el sujeto hace del yoque construy, que es, desde luego, decisiva). Usando para este momento unlxico computacional, diramos que el sujeto es un directorio y los yoes mduloso archivos incluidos en l (comunicables entre s por el hecho de su pertenenciaal mismo conjunto).El sujeto, pues, es constructor de yoes y los yoes instrumentos del sujetopara la adopcin de una forma de vida que est acuada en el discursode la fisiologa del sistema nervioso central desde comienzos del XIX, la llamadavida de relacin. El sistema nervioso central es el que hace posible la actuacinvoluntaria, relacional, intencional, es decir, el que hace posible que el organismodesempee las funciones de sujeto.

    7. Construccin (anticipada, prolptica} del yoSlo en situaciones de urgencia, de perentoria improvisacin, el sujeto construyeel yo sobre la marcha. La mayora de las veces el sujeto lo hace a partirde una teora o hiptesis pragmtica sobre la realidad que ha de encontrary, de acuerdo a ella, el sujeto construye el que considera proyecto de yo msadecuado. Lo matiza luego, cuando actual, o lo deconstruye y reconstruyeen parte, segn el caso, y desde luego lo controla en su quehacer prctico.Nunca ese yo anticipado, proyectado, se vuelca tal cual sobre la realidad (salvoen situaciones de excepcin). Las ms de las veces, corno el contexto poseeun tanto mayor o menor de imprevisible, el sujeto modifica el yo proyectado(su estrategia) con vistas a una actuacin exitosa. En pocas palabras, el yono se improvisa, sino que ha de ser adaptado de manera extremadamenteflexible al contexto, de acuerdo al propsito de su actuacin y a las posibilidadesde xito al respecto.Estos proyectos de yo son, pues, anticipaciones, prolepsis del yo que seha de representar; para seguir con el smil teatral, ensayos (no pblicos) deyo. El trmino prolepsis lo tomo, para este momento, de Victorvon Weiszaecker,que lo us para la interpretacin de funciones neurolgicas tales como lasanticipaciones que permiten el funcionalismo cuasi automtico. Estas prolepsisde yo muestran de manera inequvoca que el sujeto no se relaciona inge-nuamente ante la realidad 2, sino inicialmente ante sus realidades supuestas,lo que he calificado de teoras pragmticas sobre la realidad. Preparar una con-ferencia -e s un ejemplo que propongo por su notoriedad- es construir unateora acerca de la realidad que se ha de encontrar, e incluye en ella hastauna hiptesis acerca del nivel de formacin e inteleccin del que puede ser

    Sabemos que esto no ocurre ni en el campo de la percepcin: percibimos en buena partelo que de antemano seleccionamos para serlo, es decir, que actuamos perceptualmente sobreun marco previo.

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    el auditorio. Ahora bien, Zqude la realidad prolptica y, por tanto, imaginadase encuentra el conferenciante? Cul supondr al iniciarla, desarrollarla yconcluirla? No se ha tenido que modificar la construccin del yo prolpticopara hacer de l aquel con el que se acta? Hay, pues, una etapa en losyoes actualizados que han sido ensayos de yo, proyectos de yo, yoes imaginados.No se trata, pese a todo, que se haya de poseer una teora acerca dela realidad, mejor, del contexto en el que nos hemos de encontrar. Hayque construir una teora de ese yo que ha de actuar en ella, de forma quesea lo que Garfinkel denomina un yo ad hoc. Las adecuaciones del yo alcontexto dependen de que se haya logrado construir un yo ad hoc; en casocontrario, de un yo non ad hoc se derivan consecuencias en las que no podemosentrar en ese momento.8. Control del yo

    No hay yo prolptico anticipado que se pueda implantar en el contexto enel que ha de actuar, porque la misma inclusin del yo del sujeto en l suponeuna modificacin del propio sujeto. Hay, pues, y sta es una de las funcionesdel sujeto, que re-adaptar el yoa medida que l mismo modifica con su actuacinla realidad antes supuesta. Por tanto, el sujeto no ha concluido su tarea respectodel yo para una secuencia de concretas actuaciones con su construccin anticipada, sino que, como un proceso que es - la actuacin posee una estructuranarrativa-s-, tiene ahora la misin de hacer que se mantenga dentro de loslmites que marcan el contexto, salvo que, a propsito, le proponga la transgresin de las reglas contextuales y contextualizadoras. En resumen, el sujetocontrola al yo hasta el cese de su necesidad de l. En todo caso debe advertirseque el yo inicial de una secuencia de actuaciones no tiene las ms de lasveces la misma conformacin que el yo de secuencias ulteriores y que el yofinal, que puede resultar incluso opuesto al inicial.

    9. El sistema sujetolyoQu hace el sujeto con sus yoes? Algunos no vuelven a ser usados, porqueno hay ocasin para ello, o porque no deben ser usados (los motivos del sujetopara esta abstencin son muy varios: intelectuales, morales, estticos, y, si sepuede decir en una sola frase, se trata de yoes desafortunados con los queel sujeto no logr el propsito pretendido en su actuacin). Otras veces setrata, con mayor o menor eficacia, de destruir tales yoes (mediante formasracionalizadas de negacin -no hice as-). Por ltimo, las ms de vecesse asumen y se almacenan, porque hay una memoria de yoes, la memoriaevocativa, lo que llamamos evocaciones -una palabra, por cierto, de la quelos cognitivistas huyen como de la peste-, en la cual el sujeto no se limitaISEGORN2D (1999) 125

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    Carlos Castilla del Pino

    a recordar la situacin que vivi, sino a l re-vivindola. En resumen, el sujetotiene su arquitectura modular, para usar de una expresin de Fodory de Sperberrespecto de la mente en generaL

    10. Contextos delyoLos yoes proyectados, imaginados, no siempre son exteriorizados. Pueden serinhibidos ante el temor del sujeto a su fracaso con l, o sencillamente porque,al verificarse la relacin con el contexto, se advierte que no tienen ya raznde ser y el contexto es muy otro.En este sentido hay que aludir, aunque someramente, a los espacios ocontextos de actuacin del yo.Hay tres espacios de actuacin: 1) el de los contextos emprico-pblicos,hechos por y para la exhibicin; 2) el de los contextos emprico-privados, hechospor y para aquellos a los que se autoriza el paso a un contexto de posibleaunque no permitida observacin por parte de los extraos a l, y 3) el delos contextos ntimos, que son a su vez de dos tipos: a) el de los yoes imaginadoscomo proyectos o prolepsis de yoes, que se quedan en tal, pero que tienen,por decirlo as, su pie en la realidad, su contacto con ella, como no puedeser de otra manera, y b) el de los yoes fantaseados. La distincin entre imaginacin y fantasa, sobre la cual me apoyar, fue establecida por Coleridge.En la psiquiatra francesa del siglo pasado, al ocuparse de los delirios, se hacaya la distincin implcita entre imaginacin y fantasa, y se hablaba de deliriosimaginativos y delirios fantsticos. Posteriormente, tambin en la psiquiatraalemana, y por parte de Karl Kleist, el fundador de la escuela de Frankfurt,se habl de fantasiofrenias, delirios de fantasas, frente a las paranoias, queseran los delirios imaginativos.

    11. Yoes en contextos fantaseadosLos yoes imaginados o proyectos de yo son completamente distintos a losyoes fantaseados. Imaginacin y fantasa son dos actividades mentales distintasy con funcionalidad dispar. Imaginamos sobre la realidad; fantaseamos de espal-das a la realidad, sustituyndola. Pues bien, construimos -y a la perfeccin-yoes en nuestras fantasas cuando nos apartamos de la realidad y abdicamosmomentneamente de proyectar cualquier actuacin sobre ella, dedicados asoar despiertos realidades virtuales. Mientras en el mundo imaginado no sepierde el contacto con la realidad, precisamente porque se aspira a actuaren ella a continuacin, y lo ms eficazmente posible, con la fantasa no esas. En sta el sujeto se mueve a gusto, construye el yo literalmente asu placer, porque la fantasa es la realizacin fantstica y vicariante del deseoque de otra forma, es decir, fcticamente, no puede lograrse en la realidad.126 ISEGORAl20 (1999)

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    Los yoes fantaseados tienen de comn el hecho de no ser perturbados pornada ni por nadie (pueden interrumpirse por alguna intrusin de la realidad,y entonces nos despertamos, porque, como se dice, las fantasas son enso-aciones compatibles con el estado de vigilia), no precisan modificacin algunaimpuesta desde fuera del sujeto de la fantasa. La realidad fantaseada esuna construccin ad hoc al servicio del sujeto, en la que, por tanto, nos fan-taseamos al mismo tiempo que fantaseamos con los dems. Son yoes ntimosa los que nadie tiene acceso ms que el sujeto. Llamo la atencin sobre elesfuerzo, a veces intil, para lograr que se verbalce sobre ellos (a diferenciade los sueos, que se narran sin resistencia alguna). La razn es la siguiente:se trata de yoes tan alejados de los yoes pblicos y aun los privados de losque los dems tenernos noticia, que el sujeto siente un invencible pudor deconfesarlos. Se trata de yoes unas veces inmorales, otras ridculos y, por tanto,patticos. Si se muestran, dejan al sujeto a la intemperie ante el que escucha,por el carcter de alternativa al desvalimiento y fracaso que implican en larealidad. Nada hay ms revelador del fracaso de una criatura humana quela verbalizacin de sus fantasas, tan distantes de sus logros, tanto ms pobresen la vida real, cuanto ms exultantes en la vida fantaseada. El paradigmade este tipo de cosas de construccin de yoes y situaciones fantaseadas y gran-diosas lo tenemos en los masturbadores, no el masturbador ocasional, sinoel adicto a ellas como recurso ante la impotencia de sus yoes para contextosreales. (Entre parntesis: es ms fcil la verbalizacin de las fantasas inmoralesque las ridculas, como ya seal Rousseau en sus Confesiones y no es precisoaclarar las razones de ello.)

    12. Funciones del sujetoLa funcin del sujeto como sistema es la de crear yoes, que han de poseercuatro caractersticas bsicas: propositividad, prolepsis, propiedad y comu-nicabilidad.Respecto de la propositividad, todo yo se construye con un (o ms de uno)propsito. Es lo que caracteriza toda actuacin. La actividad se eleva al rangode actuacin cuando se instrumentaliza al servicio del propsito del sujeto.Todo acto psquico est dirigido a, deca Brentano. Por eso identificaba elacto psquico con acto intencional, que en el contexto de Brentano no significamotivos, sino el mero ir hacia algo, hacia un objeto, por fuera de l. Traigoa colacin a Brentano con una finalidad, a saber: todas las actuaciones delyo son mentales y, por tanto, todas, sin excepcin, se supeditan, gracias asu propiedad intencional, al propsito del sujeto, que, en ltima instancia,se resume en la frmula siguiente: hacer vida de relacion, es decir, estableceruna relacin de l como sujeto con el otro (otro sujeto, un objeto propiamentedicho).ISEGORiAj20 (1999) 127

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    La segunda, es la construccin anticipada de yoes ad hoc para la actuaciny su modificacin en el curso de la misma, a la cual me he referido con suficienteamplitud. Y su corolario: el almacenamiento modular de Jos yoes. La cons-truccin de.yoes est indisolublemente ligada a la tarea prepositiva del sujeto,No hay sujeto sin propsito, y para llevarlo a cabo precisa construir el yoque hemos llamado ad hoc o recoger alguno de los preexistentes.La tercera es la de propiedad. El sujeto ha dc reconocer todos sus yocscorno de l, como propios de l, corno de su propiedad. Porque cada yo essuyo, como deca W. James, y aun exterioriado no pierde el sujeto su tutelay su propiedad. Salvo en situaciones esquizofrnicas o que se aproximan peli-grosamente a ellas, el sujeto asume todos los yoes, Esta funcin es la queJaspers reconoca como de pertenencia al yo. Nosotros decirnos de pertenenciaal sujeto. Jaspers hablaba tambin de mismidad. Pese a la multiplicidad y hete-rogeneidad de yoes, a que stos son no slo distintos, sino contradictorios(se es mendaz y veraz, honesto y deshonesto, derrochador y tacao, generosoy cruel... y sealo slo situaciones bipolares), son del mismo (y es, pues, elmismo) sujeto.La cuarta, derivada en parte de la anterior, es la de la comunicabilidadintermodular de yoes. Todos tenernos experiencia de cmo, a part ir de unasituacin, o de la evocacin de una situacin, surgen otras arracimadas, tem-ticamente distintas y que, sin embargo, se comunican entre s a travs delcontexto en el que se dieron o de la sincrona con que tuvieron lugar.La patologa del sujeto afecta a una u otra, y a veces a todas estas propiedadesdel mismo. La psicosis es un claro ejemplo de inasuncn de yoes por partedel sujeto, y la alucinacin y el delirio -con su proyeccin ineludible, cornomecanismo de l - son expresin de ello. Pero hay otras patologas que afectana la comunicabilidad ntermodular o a la negacin mnstica - e l olvido con-veniente, nietzseheofreudiano-, que si bien permite la mxima homogeneidaddel sujeto, y la homeostasis subsiguiente, por otra conlleva su empobrecimiento.Volver sobre esta cuestin.13. Yoyyoes

    En muchos contextos podramos decir que actuamos con un solo yo, por lomenos en 10 que respecta al yo exteriorizado, pblico. Cuando se da un psame,la actuacin relevante es la de un yo apenado por la pena del amigo. A laespalda de ese yo pblico existen yoes meramente imaginados que no se actua-lizarn por no ser pertinentes. Puedo alegrarme y exteriorizar mi contentopor la prdida de ese ser por el que doy el psame al amigo? Quiero indicartan slo que junto al yo protagonista, actualizado, hay yoes que no lo son,salvo que se autonomiccn y exterioricen a nuestro pesar, cosa que ocurre confrecuencia colocndonos en situaciones enojosas. El yo tiene siempre carcterde personaje representativo del sujeto, lo mismo si es veraz (en cuyo caso128 ISEGORA/20 (1999)

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    emerge sin dificultad alguna) que si es mendaz y, en la expresin habitual,se trata de un yo simulado. Deseo aclarar a este respecto que en esta teoradel sujeto no hay lugar para yoes simulados. Qu se quiere decir con ello'?Que el yo que se ostenta es un yo impuesto por las reglas del contexto'?As son todos, salvo en los yoes ntimos, y aun en stos no dejan de regiren ocasiones reglas contextuales ms propias de los yoes pblicos, pues essabido que la introyeccin o internalizacin de normas morales imposibilitanla construccin del yo ntimo deseable. Lo interesante de situaciones comostas es el hecho de que el sujeto pone en marcha yoes de distinta ndolesegn sean para actuaciones pblicas, privadas o ntimas, y que en ocasiones,junto al yo exteriorizado y, por tanto, pblico, otro permanece en el espacioprivado o en el ntimo. El sujeto construye multiplcs yoes -a veces contra-dictorios- para determinados contextos, cada uno de los cuales resulta serun yo ad hoc, pese a lo contradictorio de ambos. Es una forma de postularel principio de sobredeterminacin (Freud) en lo que concierne a los propsitosdel sujeto.Wlliam James llama la atencin acerca de que en el comienzo de nuestravida social propiamente dicha, hacia la adolescencia, existe la posibilidad defantasear con multiples yoes que confieran al sujeto, a su vez, una identidadvaria, polimorfa, y no limitada a un gnero relevante de yo, de actuaciones.Es decir, en ese momento se ofrece al sujeto la posibilidad de construccinde yoes de relevancia idntica, o, mejor dicho, de mxima relevancia paratodos ellos. Luego, ha de sacrificar muchos en favor de uno o varios. Consu lenguaje y su pensamiento tan clsico aade: realizar uno solo de los yoeses, ms o menos, suprimir a los dems. As, quien quiera salvar su yo mscierto, ms intenso y profundo, habr de repasar cuidadosamente la lista - s erefiere a sus yoes posibles, potenciales-, elegir un nmero y jugarse en lsu porvenir. Los dems yoes quedarn oscurecidos, como si no existieran; slola suerte del yo elegido ser la real.; (en el sentido de) triunfos y fracasos.El anlisis de las fantasas demuestra - en otra visin del problema- queel sujeto no construye un solo yo para cada situacin, sino muchos y todosal mismo tiempo. Una fantasa es una narracin en toda regla, en la queel protagonista es desde luego un yo fantaseado. Pero los dems - los queactan de comparsa- no son en realidad los otros, sino nuestros otros, tambinfantaseados. Cuando alguien fantasea con la ceremonia en la que se le entregael Nobel, hace S U > . ~ rey y reina de Suecia, su presidente de la instituciny su pblico, esto es, organiza la representacin en la que gustar del placerdel xito (no puede ser de otra manera, para eso se fantasea, aunque a vecesel xito acabe con una fantasa de muerte y, tras ella, de inmortalidad). Puesbien, esos yoes subsidiarios pertenecen al sujeto con el mismo rango que elyo protagonista, como en los sueos con el vecino tambin el vecino es elsoante en la medida en que somos los constructores de su actuacin. Usandoun trmino de Bajtn, el sujeto, como rgano productor de yocs, es intrn-secamente polifnico en cada secuencia de actuaciones.ISEGORN2Q(1999) 129

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    14. La relacinsujetolotrots), El yo semiticoEl xito o fracaso de los yoes construidos se prueba en la interaccin. Sonlos dems los que certifican, con su comportamiento para con nosotros,el xito o fracaso del nuestro.Conviene recordar lo dicho acerca de la construccin del yo como procesoque se inicia con carcter anticpatorio (prolepsis), previo a la actuacin. Elsujeto proyecta un yo para la situacin que imagina y en la que va a actuar.Sobre la marcha, como resultado de la interaccin misma, el sujeto modificael yo y su actuacin, lo reajusta con el propsito de que el final sea exitoso.El yo construido de antemano - e l proyecto o prolepsis de yo - es aquelque el sujeto conjetura como el adecuado para su teora de la situacinpor venir. De la interaccin yo/situacin real surge el yo final, del que elsujeto dispondr para eventuales situaciones ulteriores anlogas, y al que elsujeto juzga como un objeto ms (vqu bien me sali el trato de ayer, questpidome comport anoche), Pero, corno deca James, ese yo de la actuacinest en la mente de los dems, para los cuales se acta.

    Qu es, entonces, el yo?El yo es la imagen instrumental con la que el sujeto se presenta en y parala situacin; un intermediario del sujeto para la situacin. Actuamos en cadasituacin representados por un yo, que har lo que pueda para el logrode la mejor intervencin y, con ello, la mejor imagen del sujeto. El yo esla representacin con la que el sujeto se propone obtener de los dems lamejor de las imgenes posibles, cara a la interaccin y a la satisfaccin desi-derativa derivada de ella. Esto quiere decir que el sujeto construye el yo comoun sistema de signos, como un discurso articulado; en suma, como un mensaje,mediante el cual pretende que el otro, por una parte, se forme la imagen quel anhela provocar y, por otra, que acepte su propuesta. La pregunta que impl-citamente hacernos en toda interaccin es una pregunta sobre el sujeto, asaber: qu se propone al hacer lo que hace? Alguien camina ante alguien,se dirige a un determinado lugar, pero, no pretende que el que le observaadquiera de l una determinada imagen, la que sea, de elegante, de abstradoen graves problemas, de orgulloso o displicente? Qu imagen intenta quelos dems construyan de l cuando da una clase o pronuncia una conferencia?El yo, pues, es una construccin semitica al servicio de la semntica del sujetocon miras a que el receptor asuma la imagen ofrecida y le confirme en suidentidad. En el lxico comunicacional, el yo es el mensaje; el sujeto, el meta-mensaje en el proceso de interaccin. Por eso nadie puede hacer otra cosaque imaginar el sujeto a travs de las concretas actuaciones de sus yoes. El130 ISEGORN20 (1999)

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    yo es el signo que denotamos; el sujeto, el significado que le atribuimos tras susactuaciones 3.El yo (semitico), pues, es un discurso del sujeto cuyo tema adquiere rangode argumento. El proceso de construccin y desarrollo de un yo es anlogoal de una narracin, y posee, en efecto, una estructura narrativa: texto y tema,este ltimo con introduccin, desarrollo y final del argumento. Aun el yo actualesel resultado de una narracin que el sujeto ha construido previa a la actuacin,la prosigue en la actuacin y la culmina muchas veces en su intimidad, cuandorecaba qu hizo y no debi hacer o qu no debi hacer e hizo. Cada yo,para utilizar una metfora, es una pelcula del sujeto.

    15. Estructuray gnerosdeyoNo es ste el lugar para desarrollar dos cuestiones que son de gran inters,a las que har una breve alusin, despus de aludir a la estructura narrativaque deviene en la construccin de un yo. Una, que el yo debe considerarsecomo discurso del sujeto; otra, que posee un determinado gnero.Precisamente porque el yo es una representacin en ese escenario quees todo contexto tiene su introduccin, desarrollo y final (en el mejor de loscasos, porque a veces se interrumpe de manera abrupta, pero eso ocurre aveces tambin en el teatro stricto sensui. Se puede contar lo que ha pasadoaqu esta tarde: P entr de esta manera, se sent, vena vestido de tal y talforma, su actitud era sta o la otra, habl sobre el terna tal o cual, dijo que...,expuso el tema X, durante la exposicin hizo A, B YC, y luego acab delmodo siguiente... Como tantas veces, el proyecto de yo ha de ser modificadosobre la marcha, y la narracin vivida, la actual, la que en este momentotiene lugar, est repleta de anacolutos, incorrecciones, retrocesos, desviacionesdel tema principal en mayor cuanta que la narracinaposterioride lo recordado.Mientras nuestras actuaciones las contamos a medida que transcurren, en laevocacin contamos lo pasado y ponemos orden, limites, rellenamos vacos ys u b s a n a m o s f i s u r a ~La segunda cuestin a la que quiero aludir es que los yoes, como narracionesdel sujeto, son genricos. Como discursos, como narraciones, adems de laestructura a que me he. referido antes, poseen un tema o argumento. Haygneros de yo, como hay gneros literarios o flmicos. Nuestras actuacionespertenecen a un gnero, dependiendo del yo relevante que se pone en juegopara la misma. En las actuaciones fantaseadas esto es evidente, porque nohay imposicin alguna de otros yoes que son requeridos en la actuacin sobrela realidad. En los yoes pblicos hay actuaciones genricamente intelectuales,

    1 Porque el yo es el que acta de acuerdo a los propsitos del sujeto. De acuerdo con elaforismo wittgensteiniano se podra decir: no preguntis por el sujeto, sino por lo que hace (conel yo).ISEGORN20(1999) 131

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    como las hay del gnero ertico, ptico, moral o esttico. La polifona delsujeto se revela en expresiones como las siguientes: dio la conferencia, perosobre todo vino a lucirse, enseaba logaritmos y ligaba que era un primor.Pero en los yoes y situaciones fantaseadas no hay necesidad de construir doso tres yoes simultaneamente, uno para el escenario pblico, el otro o los otrospara el escenario privado o ntimo, sino que se elige uno y slo uno parael xito de una y slo una actuacin. Las fantasas, es decir, los yoes y loscontextos asimismo fantaseados para ellos son de un gnero, como lo sonlas novelas. Las fantasas organizadas y sistematizadas a lo que se asemejanes a novelas y, por su estructura narrativa, se pueden contar del mismo modoque se cuenta una de ellas o se cuenta un filme. La complejidad temticade una novela no es obstculo para la jerarquizacin de los temas. Si hablamosde novela ertica, histrica, de aventura, etc., es porque colocamos como temaprincipal el eros, el pasado o el riesgo del protagonista, pero al mismo tiempodetectamos la existencia de subtemas que enriquecen el discurso sin distraerlodel tema principal. Lo mismo ocurre en las fantasas, en donde los yoes genricosson perfectamente diferenciablcs, y alcanzan la categora de yo relevante, enel sentido al que hacamos referencia con anterioridad.

    16. Sujeto y memoriaEl sujeto construye yoes porque tiene memoria. No memoria de datos puntuales,muy importante por supuesto, porque es una memoria instrumental, sino laevocativa, la que algunos tratadistas actuales como Tulving, Kinsbourne yRuz-Vargas denominan memoria episdica, que tiene la caracterstica singularde ser una memoria explcita, es decir, que puede hacerse emerger en referenciaconcreta al episodio que se actualiza. Es lo que se llama rememorar, evocar.En la evocacin, en la rememoracin -que puede tambin provocarse a partirde un hecho actual- pasa como con el fantasear: el sujeto. mediante el youtilizado en aquel momento, est necesariamente involucrado. Cuando evocamos una situacin pasada nos recordamos actuando en ella, Evocar es recordar-se. De nuevo hay que recurrir a la reflexividad, a la disociacin comosi, en este caso de un yo evocado y un yo evocador, que lo contempla y losanciona, de la misma manera que en el ejemplo con que inicibamos estasconferencias, el qu idiota fui. Al evocar, el yo y la situacin evocados soncontemplados como contemplamos un vdeo de aquella situacin que rememoramos, pero con el yo de protagonista.Conviene hacer notar algo hasta ahora relativamente inadvertido, salvoen alusiones muy de travs y como de pasada. En la evocacin el yo evocadono es exactamente el mismo que el yo que fue en la actuacin. Al evocar semodifica el yo de la actuacin evocada. Por lo pronto, como deca antes; ademsde poner orden en lo evocado (orden que o no exista o es distinto al quehuho cuando sucedi), el yo evocado adquiere un protagonismo distinto del que132 15EGORN20 (1999)

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    tuvo en la situacin real. De aqu que la memoria no sea de fiar, no tantoen los datos puntuales (haba una mesa a la derecha y dos sillas, en una delas cuales estaba sentado fulano de tal, y cosas de este jaez), sino respectodel valor de la posicin del yo en la actuacin de entonces.Con todo lo que entraa de no fiable, gracias a la memoria evocativade las situaciones que hemos vivido, es decir, de la memoria de nuestras actua-ciones, tenemos biografia, una biografa que, como he dicho en otro lugar,siempre tiene, por la razn que acabo de aducir de desplazamiento hacia elprotagonismo, un componente de autoengao, o cuando menos de ficciona1.Aun as, gracias a la memoria evocativa-a la serie de evocaciones que hacemosde nuestras situaciones experimentadas- se conserva la continuidad del sujetoen la construccin de yoes tan dispares corno 10 son todos aquellos con losque actuamos a lo largo de nuestra vida. Jaspers hablaba, como he dicho,de la mismidad (

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    lo dicen grficamente refirindose a la primera etapa, a los comienzos: norecuerda lo que acaba de hacer (no le es posible la evocacin de lo inmediato);s, de lo que hizo en un pasado relativamente prximo y desde luego muchoantes, incluso en su infancia. Posteriormente, al progresar el proceso disolutivo,no evocar lo que hizo en un pasado prximo; luego, al no reconocer a loshijos no evocar sus yoes de padre; finalmente, no evocar su nombre y nosabe ni siquiera quin es. Llegado a este punto, no es sujeto. Merced a laimposibilidad de evocar las situaciones que vivi, el enfermo de alzheirnerse queda sin autobiografa, olvidado del sujeto que fue, de los yoes que hubode construir.ste es el momento de dar cuenta de un hecho de una importancia decisivapara la economa del sujeto. Me refiero a la asuncin de los yoes pblicos,privados e ntimos. Asumirlos -s in negarlos, sin interferir fisuras en la con-tinuidad de los yoes- supone saber de s, de lo que se hizo, se pudo hacer,se quiso hacer y no se pudo. Supone devolver al sujeto su mximo contenido.No trato ahora de una cuestin moral, que no es el caso en este momento,sino de otro orden, el de la autocognicin, el de la autoconciencia. A la inversa,tenemos muchos ejemplos de situaciones en las que esta inasuncin tiene lugar:el sujeto no es capaz de asumir aquellos yoes reprobables, ridculos, desa-fortunados, y respecto de la realidad de s mismo adquiere una notoria limi-tacin. Otras veces las consecuencias revisten caracteres patolgicos, como esel caso de los delirantes: no soy homosexual, me aluden injustificadamenteserlo; o como en los esquizofrnicos: no soy yo el autor de voces con lasque me digo tal y tal cosa, sino otros, vecinos, extraterrestres, los que sean.Por una u otra circunstancia, el sujeto, privado de yoes, se empobrece, cadavez ms incapaz de reconocerse en aquellos sectores de s mismo que, quierao no, son de l. Que biografa puede ofrecer un sujeto que no se reconoceen su heterogeneidad y que, en su lugar, a base de escotomizarse, se ofrecede una sola pieza, de una integridad" y una homogeneidad imposible?

    17. Lugardel sujetoCul es el lugar del sujeto? Se puede hablar de un lugar para el sujeto,como hablamos del lugar en donde acontece la visin, la audicin, etc.? Ami modo de ver, s, porque ser sujeto es hacer yoes constantemente: duranteel da, en la realidad o en la fantasa; durante la noche, en el ensueo. Portanto, ser sujeto es una funcin que se hace y rehace constantemente y lafuncin es localizable cuando menos en su mbito nuclear.El sujeto es un sistema del organismo, como he dicho. Es actividad mentaly, por tanto, se puede afirmar sin posibilidad de error que es una actividadresultante del funcionamiento del necortex cerebral. Tenemos sobrados motivospara pensar que aunque sin duda interviene la totalidad del cerebro (comoen la visin desde la retina y nervios y cintas pticos, radiaciones de Gratiolet134 ISEGORfA/20 (1999)

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    y cortex occipital; no hablemos todo lo requerido en la produccin del lenguaje),la funcin de sujeto tiene lugar en las zonas de ms elevada jerarqua delsistema nervioso central: el cortex prefrontal. En este lugar no puedo extenderme a este respecto, pero aducir, sin embargo, algunos hechos sobresalientes.Las lesiones de esta zona del cerebro, por un tumor, antes por la sfilis, porel alzheirner, por la curiosa enfermedad de Pck, dan lugar a un cuadro clnicoen el que ocurre una autntica transformacin de lo que en trminos de usocomn se denomina modo de sen>, que podramos definir como la componentecomn, el pattem formalmente bsico a todos los yoes de un mismo sujeto.Esta transformacin se conoce con el nombre de mona y es una de las formasde manifestacin de la demencia. Esta forma de demenciacin tiene la singularidad de que no afecta a la memoria - e l paciente la conserva en bastantebuen estado--, de forma que podemos centrarnos exclusivamente en lo queconstituye 'Su ncleo, En la maria el sujeto es incapaz de construir yoes adecuados al contexto y su conducta resulta impertinente, ineducada, grosera,aunque sin conciencia de serlo 4, Se describi en el siglo pasado, yen la medidaen que muchas de estas lesiones, sobre todo las de carcter traumtico, sonestables, la moria constituye un estado permanente del sistema de produccindel sujeto. El paciente muestra: 1) un sistema reducido de produccin de yoes,de aqu su simpleza, su no versatilidad, y 2) un comportamiento ineducado:se re extemporneamente, habla de sus necesidades y las hace en cualquierlugar, dice lo que no se debe decir. Cuando el proceso no es progresivo, comoen los traumatismos del cerebro prefrontal, es compatible con rendimientosintelectuales operativos, y el fallo se limita al comportamiento sociaL. El librode Fuster, The prefrontal Lobe, constituye la mejor revisin del problema queahora existe... En la psicosisesquizofrnica tambin est comprometido el lbuloprefrontal y el deterioro que tiene lugar despus de aos de padecimientode esta psicosis se traduce en lo que Kraepelin llam Verblodung, una especialinsulsez, tambin perfectamente compatible con buenos rendimientos mnsticos. En los comienzos de esta psicosis, amigos y familiares que convivencon el enfermo hablan de que es otro, que no es el que era, El rganodesde el que se construyen los yoes se perturba en esa funcin bsica de acoplamiento de sus actuaciones a los contextos en los cuales se encuentra. Comodije al principio, algo debe pasa!", adems, en su sistema del sujeto en ordenal control de sus yoes fantaseados cuando algunos de stos, al alucinar, sele escapan y se le alienan literalmente (se hacen, para l, de otros) y los consideraajenos. En la normalidad e integridad del sistema sujeto/yo se conserva laconciencia de la pertenencia de cuantos yoes, pblicos o fantaseados, somoscapaces de crear, por disparatados que sean; en el esquizofrnico, no: aquellosque parecen estorbarle son expulsados mediante la alucinacin y el delirio,

    Educado es una palabra de la misma familia semntica que adecuado. La ineducacines la transgresin de las reglas de la cortesa, mientras la inadecuacin de una conducta lo esde las reglas del contexto en general.

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    y al fin el propio sujeto queda vaco de yoes, empobrecido hasta la estu-pidizacin.18. Lugar del yo

    La pregunta ahora es la siguiente: dnde est el yo?, dnde se hacen losyocs? La respuesta es sta: el yo es y se hace en el cuerpo, en la superficiecorporal (donde pueda ser observado, visto), especialmente en el rostro, perotodo el cuerpo (la postura, la mmica, la palabra) se constituye en instrumentode la expresin del sujeto para una actuacin. Lo que el sujeto exige al yolo hace con el cuerpo. El yo es el conjunto de actuaciones, y toda actuacines corporal: hablar, gesticular, moverse, coger, llorar, gritar, etc. Porque hablarse hace gracias a procesos cerebrales que estudia la neurolingstica, perolafinnal common path de toda forma de hablar es la boca, como ltimo eslabndel instrumento fonador y de ella parten los sonidos articulados que deno-minamos palabras (de las cuales a veces nos arrepentimos de que hayan salidode ella); gesticulamos con los brazos y el rostro, frente a la opcin de haberpermanecido quietos. Como seal anteriormente, esto lo vio W. James cuandohablaba del cuerpo y de la ropa como de algo de lo cual el sujeto puededecir que son suyos y, al mismo tiempo, los dems reconocerlos como del. George Herbert Mead, sin citarlo, sostiene idntica tesis: el yo es laaccin del sujeto frente a la situacin. El sujeto esculpe el yo con el cuerpo,nico instrumento para la expresin, y, por tanto, para su patencia ante losotros. Ortega sostuvo una tesis anloga en su ensayo Sobre la expresin fenmenocsmico (ob. comp. Il, 577): La carne se nos presenta, desde luego, comola exteriorizacin de algo esencialmente interno... Lo interno de la carne nollega nunca por s mismo a hacerse externo: es radical, absolutamente interno.Es, por esencia, intimidad... El gesto, la forma de nuestro cuerpo, es la pan-tomima de nuestra alma. El hombre externo es el actor que representa alhombre interior0' 0 El cuerpo humano tiene una funcin de representar un alma;por eso, mirarlo es ms bien interpretarlo. El cuerpo humano es lo que esy, "adems", significa lo que l no es: un alma. Para Ortega, como paraJames, como para Kurt Schneider, el vestido, el adorno son prolongacionesdel cuerpo y, por tanto, guardan idntica relacin que el cuerpo con aquelloque oculta: el sujeto, o, para continuar con el texto de Ortega, un alma,espritu, conciencia, psique...persona, comose prefiera llamar a toda esa porcindel hombre que no es espacial. No deja de ser curioso que cuando hacemosa solas lo que habitualmente hacemos para los dems, construir y expresarun yo con los caracteres de yo pblico, si se nos sorprende, se duda de nuestracordura; a la inversa, los yoes privados apenas se asemejan a los pblicos,y cuando evocamos, por ejemplo, situaciones de comicidad no remos del mismomodo (a carcajadas) que si lo hacemos con y para otros, si acaso una merasonrisa. Los instrumentos para Jos yocs pblicos, privados e ntimos son los136 ISEGORA/20 (1999)

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    El sujeto como sistema

    mismos, pero se usan de modo distinto, en el sentido de que usan del cuerpode una u otra manera.Qu es, en realidad, lo que se calific de idiota en el ejemplo [1] conque inici esta exposicin?: lo que se habl y se hizo, esto es, lo que se hably se hizo con el cuerpo: se pronunciaron determinadas palabras que juzgamosahora impropias, se hicieron gestos quiz incorrectos, se adoptaron posturasinadecuadas. El responsable fue en ltima instancia el sujeto; pero si no hubieraexteriorizado aquel yo del que ahora se arrepiente, si ese yo hubiera per-.manecdo meramente imaginado, se autocalificara luego de idiota? Evdentemente no, porque el sujeto ha triunfado en la imperiosa necesidad del yode exteriorizarse. Las actuaciones del sujeto se hacen en forma de un yo que,como instrumento, responde a los propsitos del sujeto; un yo que, si resultaembarazoso o inadecuado, se rehace, como se rehace o corrige una carta,una cancin, una sonata que ha salido mal.El cuerpo es el lugar en el que y con el que el sujeto representa el yode la actuacin, en donde los que interactuamos con l intuimos la verdado mendacidad del yo que el sujeto nos ofrece, como lo prueba ese ponernosen guardia ante aquel que al saludarnos nos sonre de tal manera (con slola boca, en una mueca horrenda) que induce a pensar que no se alegra devernos. Sabemos cmo el cuerpo delata a pesar del esfuerzo del sujeto porhacer con l el yo que quisiera representar hbilmente ante aquel que tienedelante y con el que est en obligada interaccin. En esos casos, a pesar delos esfuerzos por hacerse, por ejemplo, simptico o afable, es al sujeto al queno le sale, como se dice en una felizexpresin coloquial, porque se le escapancomponentes connotativos de la antipata preexistente. Me sonri al llegar,pero, aunque pretendiera hacrmelo creer, no se alegr en absoluto al verme:esto podra ser la descripcin de 10 que acabo de formular acerca de un yotorpemente construido por el sujeto. El.sujeto, en efecto, no siempre es capazde hacer con su cuerpo el yo adecuado, y en este caso le ocurre lo que almal actor: representa con notoria torpeza la alegria o la tristeza que debierasentir y no siente.Si antes decamos que cada yo remite al sujeto que lo hace, podemosprecisar ms: es desde el cuerpo desde donde se nos permite inferir al sujetoque lleva dentro.