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ESPACIOS 58 La fractura política, económica y moral que desgarró a la sociedad argentina en los años noventa incidió fuertemente en la dimensión de las producciones simbólico-culturales. Las tecnologías de la modernidad excluyente delinearon un mapa social que reclamó nuevas representaciones. Entre estas, se destacaron las que irrumpieron en el campo cinemato- gráfico. Gran parte de las películas argentinas del período se dedicaron a cartografiar las consecuencias de la implementación de las políticas neoli- berales. Y dado que una de las esferas en las que la conversión se manifestó con mayor intensidad fue la de los es- pacios urbanos, el cine funcionó como un ámbito privilegiado de registro de las modificaciones ocurridas en estos. Rafael Filippelli (2008) sostiene que las representaciones cinematográficas de la ciudad basculan entre dos con- cepciones: la que propone una recons- trucción de la misma y la que parte de la voluntad de mostrar la “ciudad real”. Esta corriente realista, hegemónica en el cine argentino a partir de los noven- ta, se habría configurado a través de la recurrencia a una mirada documen- talizante sobre la topografía porteña. Al respecto, es necesario señalar que esta no puede pensarse de manera independiente de la urgencia epocal Cartografías urbanas. Buenos Aires y el cine argentino contemporáneo Mariano Veliz Lic. en Artes. Ayudante de Análisis de películas y crítica cinematográfica, carrera de Artes, FFyL, UBA ARTES Escena de Bolivia de Adrián Caetano.

Cartografias_urbanas de Argentina

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Gran parte de las películas argentinas del período se dedicaron a cartografiar las consecuencias de la implementación de las políticas neoliberales. Y dado que una de las esferas en las que la conversión se manifestó con mayor intensidad fue la de los espacios urbanos, el cine funcionó como un ámbito privilegiado de registro de las modificaciones ocurridas en estos.

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  • Cartografas urbanas. Buenos Aires y el cine argentino contemporneo

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    La fractura poltica, econmica y moral que desgarr a la sociedad argentina en los aos noventa incidi fuertemente en la dimensin de las producciones simblico-culturales. Las tecnologas de la modernidad excluyente delinearon un mapa social que reclam nuevas representaciones.

    Entre estas, se destacaron las que irrumpieron en el campo cinemato-grfico. Gran parte de las pelculas argentinas del perodo se dedicaron a cartografiar las consecuencias de la implementacin de las polticas neoli-berales. Y dado que una de las esferas en las que la conversin se manifest con mayor intensidad fue la de los es-pacios urbanos, el cine funcion como un mbito privilegiado de registro de las modificaciones ocurridas en estos.

    Rafael Filippelli (2008) sostiene que las representaciones cinematogrficas de la ciudad basculan entre dos con-cepciones: la que propone una recons-truccin de la misma y la que parte de la voluntad de mostrar la ciudad real. Esta corriente realista, hegemnica en el cine argentino a partir de los noven-ta, se habra configurado a travs de la recurrencia a una mirada documen-talizante sobre la topografa portea. Al respecto, es necesario sealar que esta no puede pensarse de manera independiente de la urgencia epocal

    Cartografas urbanas. Buenos Aires y el cine argentino contemporneo

    Mariano Veliz

    Lic. en Artes. Ayudante de Anlisis de pelculas y crtica cinematogrfica, carrera de Artes, FFyL, UBA

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    Escena de Bolivia de Adrin Caetano.

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    por representar aquello que no haba sido representado hasta entonces. La correlacin entre lo urbano y las figuras emergentes que adquirieron visibilidad a partir de aquellos aos result central en la gestacin del cine argentino contemporneo.

    Las representaciones cinemato-grficas de Buenos Aires del perodo comparten algunos rasgos que aseguran cierta cohesin. Entre estos, se destaca la proliferacin de espacios precarios, materializada en la recu-rrente aparicin de ruinas urbanas como los depsitos de desechos, las villas de emergencia y los basurales. Estos descartes del capitalismo consti-tuyen el entorno privilegiado de estos relatos. Tambin es frecuente la repeti-cin de las geografas imaginarias que configuran la ciudad de Buenos Aires. Estas geografas se basan en la frrea distincin de dos categoras: nosotros y ellos. En los aos noventa, los lmites se tornaron cada vez ms manifiestos, propiciando el establecimiento de mayores desigualdades territoriales. Uno de los procesos ms notorios de la dcada consisti en la territoria-lizacin de las minoras. Si hasta all haban sido posibles diversas formas de interaccin, en aquellos aos se instaur un nuevo rgimen topogr-fico basado en una delimitacin rigu-rosa. Cada uno de los mbitos en los que la ciudad fue fragmentada result autnomo respecto de los dems. Por eso, el cine argentino se estructu-r mediante el empleo sistemtico del fuera de campo. Este recurso se puso al servicio del sealamiento de las exclusiones mutuas que comenza-ron a articular el tejido urbano. Las zonas relegadas y las zonas aseguradas quedaron instaladas en una relacin equvoca: la cercana geogrfica y el abismo social. El desmembramiento de la ciudad encontr su imagen ms caractersti-ca en esta distribucin.

    Al mismo tiempo, es preciso recordar que la definicin de la ciudad contempornea se asienta en la sumatoria de dos paradojas. Como puntualiza Olivier Mongin (2006), la condicin urbana clsica se basa en una primera paradoja: la de un espacio finito y limitado que ofrece la posibilidad de prcticas infinitas (2006: 163). Pero, agrega, dado que la condicin contempornea de lo urbano constituye una expansin que propicia la potencia de lo ilimitado, surge una segunda paradoja: un espa-cio ilimitado que hace difciles, y hasta imposibles, los intercambios y las trayectorias, un espacio que favorece las prcticas limitadas y segmentadas (2006: 164). La confluencia de estas dos paradojas otorga su identidad a las representaciones cinematogrficas de Buenos Aires. Por un lado, se pre-senta un espacio limitado que ofrece la posibilidad de describir trazados infinitos. De esta manera, cada una de las pelculas dibuja una cartogra-fa distinta de una misma ciudad. Por otro, estos planos superpuestos configuran un espacio casi ilimitado que promueve solo apropiaciones parciales. Pelculas como Rapado (Martn Rejtman, 1996), Pizza, birra, faso (Adrin Caetano y Bruno Stagnaro, 1998), Bolivia (Adrin Caetano, 2001) y El cielito (Mara Victoria Menis, 2004) presentan, precisamente, imgenes

    Adrin Caetano, director de Bolivia.

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    divergentes de Buenos Aires. Por eso, es posible encontrar en ellas algunas claves para pensar la problemtica de la representacin de la ciudad en el cine argentino.

    La deriva adolescente

    El estreno de Rapado anunci la aparicin de una generacin renova-dora que fue clasificada bajo el sintag-ma de nuevo cine argentino. Si bien sus premisas estticas se alejan de las que se convertiran en dominantes en esa generacin, Martn Rejtman, su director, s presenta un grupo etario que ser fundamental: los jvenes. En este caso, el protagonista, Lucio, abandona la adolescencia sin llegar a la adultez, ya no estudia y todava no trabaja. La indeterminacin del perso-naje se corresponde con su deambular permanente. Y no es solo Lucio quien est a la deriva, tambin lo estn otros jvenes con los que se cruza en sus recorridos nocturnos. La mirada de Rapado sobre Buenos Aires es, en este sentido, una mirada generacional.

    La ciudad de Rapado es nocturna y azarosa. La ausencia de planos de establecimiento constituye el primer recurso puesto al servicio de la cons-truccin de un espacio laberntico. Sin embargo, ese dominio catico es decodificado con total naturalidad por

    los personajes. Ese territorio catico est caracterizado por el silencio y el vaco, solo interrumpidos por la aparicin ocasional de un local de videojuegos. Los mbitos representa-dos son lugares carentes de sentido y de historia. Los jvenes, sin embargo, intentan apropiarse de ellos y de la ciudad ausente.

    Lucio y sus compaeros de travesa viven la experiencia de una deriva n-mada. Son personajes en movimiento permanente. Suean con la huida de la ciudad y equiparan a esta con el encierro. Sin embargo, el escape se de-fine en la interseccin de dos rasgos: la ausencia de destino y la imposibilidad de la rebelin. La carencia de destino instala la huida en un movimiento de pura negatividad. Se escapa de la ciudad sin saber a dnde o para qu se huye. La errancia parece replicar la indeterminacin del universo urbano. Por otro lado, si el intento de huida fracasa, esto se vincula con la prdida de su sentido de rebelin. El viaje solo pretende alcanzar la intensidad emo-cional del escape. Si el deambular de Lucio y sus compaeros ocasionales no los conduce a ningn destino es porque la ciudad es una representa-cin del encierro. Su poder expansivo deglute al exterior. Por eso la huida es imposible: porque no hay dnde huir. Ante esta ausencia de destino, los jvenes de la pelcula continan con su deambular nocturno, intentando apropiarse, de alguna manera, del vaco urbano.

    Campo de batallaSi Rapado se considera uno de los

    antecedentes ms directos del nuevo cine argentino, Pizza, birra, faso suele concebirse como el filme que define los preceptos estticos del movimien-to. La pelcula se centra en las conse-cuencias de la implementacin del neoliberalismo en el tejido social ar-gentino. Lo hace colocando en primer

    Mara Victoria Menis, directora de El cielito.

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    trmino un actor social doblemente estigmatizado: los jvenes marginales. La ciudad que habitan es un campo de batalla en el que se desarrolla una guerra urbana. La ciudad hostil est conformada a partir de actos, verbales y fsicos, de violencia inusitada.

    El reconocimiento del marco urba-no en guerra depende de la prolifera-cin de elementos de una alta carga referencial. El comienzo de la pelcula puede considerarse programtico al respecto. En estas primeras imgenes se disea el entorno de la historia: estaciones de trenes, avenidas del centro, locales callejeros. Tambin se presenta a quienes funcionan como periferia del relato: mendigos, nios de la calle, lisiados. La fuerte referen-cialidad surge en la interseccin de la aparicin de estas subjetividades y la inclusin de espacios caractersticos de la ciudad. La violencia urbana se sita en lugares fcilmente identifica-bles como el Obelisco, la avenida 9 de Julio, la calle Florida y el barrio de La Boca.

    La ciudad de Pizza, birra, faso est recortada como lo est el acceso de estos jvenes al tejido urbano. La cla-se social aparece como un elemento definitorio en la dinmica entre lo ilimitado de la ciudad y lo limitado de las travesas. El fuera de campo es, como se seal, un recurso funda-mental en esta puesta en escena de las delimitaciones territoriales. La pelcula se plantea como una manifes-tacin de las exclusiones mutuas que configuran la cartografa urbana. Las zonas relegadas y las zonas asegu-radas se ignoran mutuamente. Los jvenes marginales desconocen la ciudad que est fuera de su alcance. La geografa imaginaria que asla el territorio del nosotros del territorio del ellos adquiere en Pizza, birra, faso una de sus representaciones ms tenaces. Los lmites del dominio de los jvenes marginales es atravesado solo

    espordicamente y, en esas circuns-tancias, requieren de la gua de algn miembro del exterior para poder retornar a los espacios conocidos. El encierro espacial es una variedad de las reclusiones a las que los per-sonajes estn sometidos. El conflicto detona, precisamente, cuando las fronteras son atravesadas. La ciudad deviene campo de batalla porque no es posible sostener la demarcacin excluyente. En esa tensin entre los lmites y sus transgresiones se estable-ce la violencia urbana que estalla a cada instante.

    Al igual que muchas otras pelculas del perodo, tambin en este caso se plantea la necesidad de la huida. En esta oportunidad, el lugar de destino es Uruguay. La clausura narrativa, sin embargo, implica el fin de la posibi-lidad de la fuga. La novia del prota-gonista sube a la embarcacin que la traslada hacia all. Sin embargo, los cuerpos de los personajes masculinos quedan tendidos sobre las riberas de la ciudad-prisin.

    Extranjero Adrin Caetano, uno de los realiza-

    dores de Pizza, birra, faso, abord en Bolivia uno de los fenmenos sociolgicos ms relevantes de las ltimas dcadas en la Argentina: la llegada de una vasta corriente inmigratoria procedente de los pases limtrofes y los brotes xenfobos vinculados con esta. La pelcula se interroga acerca del destino de estos

    Las representaciones cinematogrficas de Buenos Aires

    de los 90 comparten rasgos que aseguran cierta cohesin,

    como la proliferacin de espacios precarios (...).

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    sujetos migrantes y de los procesos de inclusin y exclusin social.

    Si bien el ttulo de la pelcula remite a un espacio, este queda en un permanente fuera de campo. Bolivia solo se introduce en el filme a travs de las referencias de Freddy, el prota-gonista. Su procedencia lo condena a una relegacin social que depende de la pirmide de los prestigios sociales y simblicos de las corrientes inmigra-torias. La tendencia expulsiva de la sociedad portea se pone de mani-fiesto en la hostilidad continua ante estos sectores. En los comentarios de los clientes de la parrilla en la que Freddy es empleado se hace presen-te la poltica territorial que tiende a depositar en el exterior las causas de los males locales.

    La ciudad representada en la pelcula es aquella a la que accede el personaje. Y, dado que Freddy prcti-camente no sale de su mbito laboral, Buenos Aires solo aparece en los des-tellos que de ella llegan all. La ciudad solamente es percibida a travs de la mirada parcial que impone el acotado universo del personaje. La metrpolis se inmiscuye, de todos modos, en el territorio cerrado del local a travs de

    los comentarios de los clientes y de las breves salidas del protagonista. La mirada de la pelcula reproduce la visin restringida de un inmigrante ilegal. La parrilla se concibe como el microuniverso reclusivo del personaje. La primera restriccin es de orden socio-espacial. La ciudad a la que puede acceder Freddy est limitada a los barrios populares en los que puede trabajar y vivir. La accin se desarrolla, principalmente, entre los barrios de Once y San Cristbal. Esta delimitacin se acenta por la fragilidad inherente a su condicin de ilegal. Las calles estn atestadas de peligros. Los policas que lo interrogan en el comienzo de la pelcula anticipan los riesgos que corre en el exterior.

    El doble encierro se acenta por ciertas elecciones de la puesta en escena. Por una parte, se incrementa por la violencia verbal y gestual de los clientes del local. Por otra, los continuos picados y planos cenitales que rigen la construccin espacial subrayan el encierro. La parrilla filmada desde la altura se acerca a la imagen de un mapa en el que se distribuyen los dominios pertenecientes a cada personaje. Y estos manifiestan roles y jerarquas en la divisin del poder. Sus miradas construyen ese microcosmos en el que se reproducen las batallas del exterior. Los vnculos se estable-cen, adems, entre personajes que circulan por la periferia social. Tanto los clientes (taxistas y vendedores ambulantes) como los empleados pertenecen a una misma clase. Solo los separa el lugar de procedencia y la voluntad del propietario de contratar a inmigrantes ilegales a los que puede explotar ms impunemente.

    La exclusin de Freddy, su exte-rioridad en relacin con una ciudad que nunca lo incluye, se acenta en el desenlace. Su muerte se produce en la puerta de la parrilla, en el lmite entre el afuera y el adentro. Su fragilidad se

    Bruno Stagnaro, uno de los directores

    de Pizza, birra, faso.

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    encarna en la imagen de su cuerpo tendido en los escalones de la entrada del local. La reclusin territorial inicial conduce, con su lgica segregacio-nista, a la necesidad de aniquilar a ese sujeto extranjero acusado de provocar todos los males sociales.

    La intimidad pblicaMara Victoria Menis pertenece a

    una generacin anterior a la del nuevo cine argentino. Este posicionamiento la aleja tanto de este movimiento como del cine argentino tradicional. Esta ubicacin desplazada le asegura un lugar original dentro del panorama cinematogrfico nacional. El cielito, su pelcula ms reconocida, aporta una originalidad notable en relacin con las analizadas hasta ahora, dado que recupera uno de los tpicos ms frecuentados por la literatura y el cine en la Argentina: la llegada a Buenos Aires de los migrantes internos. En este caso, sin embargo, el arribo ad-quiere una nueva forma debido a que la ciudad se encuentra estallada por la crisis socio-econmica.

    El protagonista, Flix, huye del campo y parte en busca del anonima-to urbano. La estructura binaria de la pelcula se basa en la divisin tajante entre una primera parte ubicada en el campo y una segunda ambientada en la ciudad. El contraste se plantea en diversos rdenes, como la eleccin de la gama cromtica (colores saturados frente a variedades del gris), la movi-lidad de la puesta en escena (quietud frente a dinamismo), la iluminacin (claridad frente a oscuridad) y la escala de planos (planos generales frente a planos cerrados). Esta enumeracin parece ponerse al servicio de la repe-ticin del enfrentamiento que define las zonas rurales como depositarias de valores vinculados con la naturaleza, lo diurno y transparente, y a la ciudad como el mbito de la corrupcin mo-ral y del derrumbe de las tradiciones.

    Sin embargo, esta primera aseveracin debe relativizarse, dado que el campo es, al mismo tiempo, el lugar de la violencia domstica y de la estrechez econmica. La ciudad se postula como el nico destino posible. Al mismo tiempo, si bien la pelcula recupera el tpico del provinciano en Buenos Aires, no retoma sus figuraciones ms convencionales. Menis evita las dos idealizaciones ms frecuentes en la re-presentacin de los migrantes: aquella que los concibe como una encarna-cin de la ingenuidad del buen salvaje; y aquella otra que los construye como una variante del sujeto exterior que libera a los porteos de las ataduras de la vida moderna.

    En El cielito, Flix llega a Buenos Aires para ser testigo del derrumbe ur-bano. Pero la devastacin de la ciudad lo arrastra consigo. La zona sur de la capital, entorno de la accin, presenta un nuevo paisaje urbano. El proceso de marginalizacin que atraviesa Flix es equivalente al recorrido por mu-chos otros migrantes pobres e incluye el pasaje por esa ciudad efmera (Sar-lo, 2009) que es la villa miseria. Pero, junto con esta modalidad de la exclu-sin social, irrumpe una de sus nuevas manifestaciones: la de aquellos que Martn Rejman, director de Rapado.

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    viven en espacios pblicos. La vida a la intemperie conduce al fenmeno de la intimidad pblica. Esas conductas reservadas al marco de la privacidad son realizadas ahora en el espacio p-blico. La ocupacin de estos mbitos, por otro lado, convoca a la mirada de los dems habitantes. La intimidad pblica, que se inscribe como un escndalo en un primer momento, es rpidamente naturalizada. Y luego re-sulta definitivamente invisibilizada. Los marginales, como sostiene Sarlo, son lo imprevisto y lo no deseado de la ciudad, lo que se quiere borrar, alejar, desalojar, transferir, transportar, volver invisible (2009: 66). Flix es una de las encarnaciones ms palpables de estos sujetos precarizados. Su cada final no hace ms que repetir la cada de los lazos que aseguraban la cohesin del tejido social urbano.

    Las cartografas de Buenos Aires delineadas en estas pelculas presen-tan semejanzas y diferencias. A pesar de divergencias tan notables como el recorte concreto del entorno porteo, las diferencias en la pertenencia de clase de los personajes y de sus luga-res de procedencia, en todas resulta perceptible la necesidad de llevar adelante una prctica topogrfica del nuevo tejido social. Tanto las transfor-maciones socio-econmicas de los aos noventa como la crisis resultante del estallido del modelo neoliberal encuentran en estos filmes algunas de sus imgenes ms contundentes. Por eso, la mirada sobre la ciudad se

    asienta en la recuperacin de una voluntad de registro y se dedica a testimoniar el presente. Esta tenden-cia se basa, en gran medida, en la necesidad de representar a los nuevos actores sociales que irrumpieron en la sociedad argentina o que alcanza-ron nuevas formas de visibilidad. El carcter precario de esas existencias se explicita en los desenlaces de las pelculas: con excepcin de Rapado, los dems protagonistas son asesina-dos en las calles porteas. Sus vidas son tan efmeras como los espacios que ocupan.

    Estas pelculas tambin permiten reflexionar acerca de la delimitacin territorial en el interior de la ciudad. Las demarcaciones sealan la copre-sencia de ciudades diferentes en un mismo territorio. En la superficie finita pueden realizarse recorridos infinitos. Sin embargo, estos filmes incluyen la contracara: en la ciudad expandida los recorridos estn cada vez ms restrin-gidos. Las delimitaciones son estrictas y atravesarlas implica un riesgo letal. El encierro promovido por estas demar-caciones conduce al deseo del escape. Algunos de los personajes nmadas llegan a Buenos Aires huyendo de otros espacios. Sin embargo, la ciudad-prisin genera, nuevamente, el deseo de la huida. La evasin, en todos los casos, es imposible. Los lmites rigu-rosos no pueden atravesarse. Detrs de esas fronteras no se encuentra ms que la repeticin de los males que asolan la ciudad.

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