Carl Schmitt - El Concepto de lo Político

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  • Carl Schmitt El Concepto de lo Poltico

    EL CONCEPTO DE LO POLTICO

    Texto de 1932 con un Prlogo y tres Corolariosde Carl Schmitt

    Traducido de la edicin de 1963 por Dnes Martos

    INDICE

    PREFACIO El desafo Un Intento de respuesta Continuacin de la respuesta

    EL CONCEPTO DE LO POLTICO 1. Estatal y poltico 2. La diferenciacin de amigos y enemigos como criterio de lopoltico 3. La guerra como manifestacin visible de la enemistad 4. El Estado como estructura de unidad poltica, cuestionado porel pluralismo 5. La decisin sobre la guerra y el enemigo 6. El mundo no es una unidad poltica sino un pluriverso poltico 7. El aditamento antropolgico de las teoras polticas 8. Despolitizacin a travs de la polaridad entre tica y economa

    LA POCA DE LAS NEUTRALIZACIONES Y LASDESPOLITIZACIONES 1. La secuencia de las reas centrales cambiantes. 2. Las etapas de la neutralizacin y la despolitizacin. Eplogo a la edicin de 1932

    COROLARIOSCorolario 1:Sinopsis de los distintos significados y funciones delconcepto de la neutralidad del Estado en materia de polticainterior (1931).Corolario 2: Sobre la relacin entre los conceptos de guerra yenemigo (1938).Corolario 3: Sinopsis de las posibilidades y elementos del DerechoInternacional no relacionados con el Estado.

    NOTAS Y OBSERVACIONES

  • A la memoria de mi amigo August Schaetz de Munich, cado el 28 de Agosto de 1917 durante el ataquea Moncelul.

    Prefacio

    Esta nueva versin del escrito sobre "El Concepto de lo Poltico" contiene eltexto original y completo de la edicin de 1932. En el Eplogo de 1932 sedestacaba el carcter estrictamente didctico del trabajo y se resaltabaexpresamente que todo lo que aqu se dice acerca del concepto de lo polticodebe entenderse como "el encuadramiento terico de un problemainmensurable". En otras palabras: se trataba de establecer un marco paradeterminadas cuestiones cientfico-jurdicas, a los efectos de ordenar unatemtica enmaraada y para hallar la estructura de sus conceptos. Este trabajono puede comenzar con definiciones esenciales atemporales. Por el contrario, seinicia con criterios; tanto como para no perder de vista a la materia y a lasituacin. Principalmente se trata en esto de la relacin y de la contraposicinde los conceptos de estatal y poltico por un lado, y de guerra y enemigo por elotro, a los efectos de entender su contenido informativo para este campoconceptual. [1]

    El desafo

    El rea de referencia de lo poltico cambia constantemente, de acuerdo a lasfuerzas y a las potencias que se combinan o se separan a fin de imponerse.Aristteles obtuvo de la antigua polis especificaciones de lo poltico diferentes alas del escolstico medieval que hizo suyas las formulaciones aristotlicas de unmodo textual y que, sin embargo, tena ante sus ojos algo completamentedistinto especficamente, la oposicin entre espiritual-eclesistico ymundanal-poltico es decir: una relacin de tensiones entre dos rdenesconcretos. Cuando la unidad eclesistica europea se quebr en el Siglo XVI y launidad poltica result destruida por guerras civiles cristiano-confesionales, enFrancia se llam politiques justamente a aquellos juristas que, en la guerrafratricida de los partidos religiosos, propugnaron al Estado como una unidadsuperior y neutral. Jean Bodin, el padre del derecho pblico e internacionaleuropeo, fue uno de esos tpicos polticos de aquellos tiempos.

    La parte europea de la humanidad ha vivido hasta hace poco en una pocacuyos conceptos jurdicos haban sido formados completamente desde elEstado y que haba tomado al Estado como modelo de unidad poltica. La pocade lo estatal est ahora llegando a su fin. Sobre esto huelgan las palabras. Conello, termina toda esa superestructura de conceptos relacionados con el Estadoque una ciencia jurdica pblica e internacional eurocntrica construyera a lolargo de cuatrocientos aos de trabajo intelectual. Se destrona al Estado como

  • modelo de unidad poltica; al Estado como portador del ms sorprendente detodos los monopolios, puntualmente: el monoplio de la decisin poltica; estaobra maestra de las formas europeas y del racionalismo occidental. Pero susconceptos se mantienen, incluso y hasta como conceptos clsicos.Naturalmente, la palabra clsico suena hoy mayormente ambivalente yambigua, por no decir: irnica.

    Realmente, existi un tiempo en el cual tuvo sentido equiparar los conceptos deestatal y poltico. El Estado clsico europeo logr algo completamenteinverosmil: crear la paz en su interior y excluir a la enemistad como conceptojurdico. Logr poner a un lado el desafo o reto que era una institucin delderecho medieval; logr poner fin a las guerras civiles confesionales de losSiglos XVI y XVII, conducidas por ambas partes como guerras especialmentejustas; y logr instaurar en el interior de su rea a la paz, a la seguridad y alrden. Es sabido que la frmula "paz, seguridad y rden" sirvi como definicinde la polica. En el interior de un Estado as, realmente ya slo hubo polica y nopoltica; a menos que se quiera denominar poltica a las intrigas cortesanas, a larivalidades, a las frondas, a los intentos de rebelin de los malcontentos y, ensuma, a las "interferencias". Un empleo semejante de la palabra poltica,naturalmente, tambin es posible y sera una disputa semntica el discutirsobre si ello es correcto o incorrecto. [2] Slo hay que tener presente queambas palabras, tanto poltica como polica, provienen de la misma palabragriega polis. Poltica en un sentido elevado, la alta poltica, en aquellos tiemposera solamente la poltica exterior que un Estado soberano como tal y frente aotros Estados soberanos, a los cuales reconoca como tales practicaba sobrela base de este reconocimiento decidiendo sobre amistades, enemistades oneutralidades bilaterales.

    Qu es lo clsico en el modelo de una unidad poltica como sta, cerrada ypacificada en lo interno, y que aparece cerrada y soberana frente a otrossoberanos? Lo clsico es la posibilidad de establecer diferenciaciones claras yunvocas. Dentro y fuera, guerra y paz. Durante la guerra: militar y civil,neutralidad o no-neutralidad. Todo esto se halla visiblemente separado y nodeliberadamente confuso. Tambin en la guerra, en ambos bandos, todostienen un status claro. En la guerra, bajo el derecho internacional inter-estatal,tambin el enemigo es reconocido en un plano de igualdad como Estadosoberano. En este derecho internacional inter-estatal incluso el reconocimientocomo Estado ya contiene, mientras todava posee un contenido, elreconocimiento del derecho a la guerra y, por consiguiente, el reconocimientodel enemigo justo. Tambin el enemigo tiene su status; no es un criminal. Laguerra puede ser delimitada y rodeada de las limitaciones del derechointernacional. Consecuentemente tambin poda terminar en una paz que,normalmente, contena una clasula de amnista. Slo as es posible estableceruna clara diferenciacin entre la guerra y la paz; y slo as una limpia, unvoca,

  • neutralidad.

    La contencin y clara delimitacin de la guerra contiene una relativizacin de laenemistad. Toda relativizacin de esta ndole es un gran avance en el sentidodel humanitarismo. Por supuesto que no es sencilla de lograr ya que al hombrele resulta difcil no considerar a su enemigo como un criminal. En todo caso, elderecho internacional europeo de la guerra terrestre entre Estados, logr darese raro paso. De qu manera lograrn darlo otros pueblos que en su historiaslo han conocido guerras coloniales y civiles, es algo que queda por verse. Deningn modo es un progreso en el sentido del humanitarismo el repudiar laguerra controlada del derecho internacional europeo designndola dereaccionaria y criminal, y desatar en nombre de la guerra justa enemistades declase o de raza que ya no saben, ni tampoco quieren, distinguir entre el enemigoy el criminal.

    El Estado y la soberana son el fundamento de las restricciones a la guerra y a laenemistad hasta ahora logradas por el Derecho Internacional. En realidad, unaguerra librada correctamente segn las reglas del Derecho Internacionaleuropeo contiene ms sentido de Derecho y reciprocidad, pero tambin msprocedimiento conforme a Derecho, ms "acto recto" como antes se deca, queun proceso escenificado por los modernos detentadores del poder y orientado alaniquilamiento moral y fsico del enemigo poltico. Quien destruya lasdiferenciaciones clsicas de la guerra entre Estados y las limitaciones que sebasan en ellas, tiene que saber lo que hace. Revolucionarios profesionales comoLenin y Mao Tse-tung lo saban. Algunos juristas profesionales no lo saben. Nisiquiera se dan cuenta de cmo los conceptos clsicos de la guerra controladaresultan utilizados como armas por la guerra revolucionaria, armas a las cualesse las emplea de un modo puramente instrumental, sin compromisos y sin laobligacin de reciprocidad.

    sa es la situacin. Un contexto tan ambiguo e intermedio de forma y dedeformacin, de Guerra y de Paz, presenta cuestiones incmodas e ineludiblesque contienen un autntico desafo. La palabra alemana Herausforderung(desafo) expresa aqu tanto el sentido de un challenge como el de unaprovokation.

    Un intento de respuesta

    El escrito sobre el concepto de lo poltico es un intento de hacer justicia a lasnuevas cuestiones sin menospreciar al challenge ni a la provokation. Mientrasel discurso sobre Hugo Preuss (1930) y los tratados "Der Hter der Verfassung"[El guardin de la Constitucin] (1931) y "Legalitt und Legitimitt"[Legalidad y Legitimidad] (1932) investigan la nueva problemtica intra-estatal y de Derecho Constitucional, aqu confluyen temas pertenecientes a lateora del Estado con temas del Derecho Internacional-interestatal. No se trata

  • aqu solamente de la teora pluralista del Estado completamente desconocidaan en la Alemania de aquella poca sino tambin de la Sociedad de lasNaciones de Ginebra. El escrito es la respuesta a una situacin intermedia. Eldesafo que del mismo se desprende se dirige en primer lugar a los expertosconstitucionalistas e internacionalistas.

    De este modo ya la primer oracin establece que: "El concepto de lo estatalpresupone el concepto de lo poltico". Quin habra de comprender una tesisformulada de un modo tan abstracto? An hoy me parece dudoso que hayatenido sentido comenzar una exposicin con esta abstraccin tan pocotransparente, porque muchas veces ya la primer frase decide el destino de unapublicacin. Sin embargo, an a pesar de ello, es justamente en dicho puntoque esta declaracin conceptual casi esotrica no est en el lugar equivocado. Atravs de su tesitura provocativa deja en claro a quienes se dirige en primerainstancia; esto es: a los conocedores del jus publicum Europaeum, a losconocedores de su historia y de su problemtica presente. Recin en relacin aesos destinatarios es que el eplogo adquiere sentido en absoluto puesto queresalta tanto la intencin del "encuadramiento de un problema inmensurable"como tambin el carcter estrictamente didctico de la exposicin.

    Un informe sobre los efectos del escrito, dentro del mbito profesional de susreales destinatarios, debera traer a colacin las publicaciones posteriores eintentar un desarrollo del encuadramiento. A esto se refiere la ponencia sobre"El giro hacia el concepto discriminador de la guerra" (1938) y el libro sobre el"Nomos de la Tierra" (1950). Un informe as debera abarcar tambin eldesarrollo de las concepciones sobre crmenes polticos, sobre el asilo poltico,sobre la judiciabilidad de los actos polticos y sobre las decisiones de tipojudicial tomadas en materia de cuestiones polticas. Ms an: debera incluirhasta la cuestin fundamental del proceso judicial en absoluto; es decir:investigar hasta qu punto el proceso judicial en si mismo ya cambia sucontenido y su objeto para devenir en un conjunto de composicin diferente.[3] Todo esto excede ampliamente el marco de un prlogo y slo puede sersugerido aqu como un deber pendiente. A este contexto perteneceran,adems, las cuestiones relativas a la unidad poltica y no slo econmica otcnica del mundo. Con todo, de la variedad de las manifestacionesexistentes, quisiera mencionar aqu a dos trabajos de Derecho Internacionalque critican y rechaza mis ideas pero que, sin embargo, an as, tratan el temade un modo objetivo. Ambas tomas de posicin han sido publicadas por el Prof.Hans Wehberg en su revista "Friedenswarte", en 1941 y en 1951. [4]

    El escrito sobre el concepto de lo poltico como toda investigacin cientfico-jurdica sobre conceptos concretos contiene el tratamiento de un materialhistrico. Consecuentemente, se dirige en primer lugar a los conocedores de lapoca de la vigencia del Estado europeo y de la transicin del conflictualismomedieval hacia el Estado soberano estratificado, con su diferenciacin entre

  • Estado y sociedad. En este contexto hay que mencionar el nombre de un granhistoriador, Otto Brunner, quien en su precursora obra "Tierra y Dominio" (1Edicin 1939) ha producido una importante verificacin de mi criterio acercade lo poltico. Incluso le concede al pequeo escrito cierta atencin, an cuandolo registra tan slo como un "punto final", en el sentido de entenderlo comoltimo estadio en el desarrollo de la doctrina de la razn de Estado.Simultneamente, establece la objecin crtica que, en el escrito, la verdaderacaracterstica positiva que surge es la del enemigo y no la del amigo. [5]

    A travs de la caracterizacin de "punto final" el escrito es enviado a la eraimperialista y su autor catalogado de epgono de Max Weber. De la Nota 22 que se refiere a un producto tpico de esta era se desprende con suficienteclaridad en qu forma mis conceptos se relacionan con los tpicos de unadoctrina imperialista del Estado y del derecho internacional. La recriminacinpor una supuesta primaca del concepto de enemigo es un estereotipoampliamente generalizado. Con este reproche se desconoce que toda ladinmica de un concepto jurdico procede, por necesidad dialctica, de lanegacin. Tanto en la prctica como en la teora jurdica la integracin de lanegacin es cualquier cosa menos una "primaca" de lo negado. Un proceso, encuanto acto jurdico, es posible en absoluto recin cuando un derecho resultanegado. Al principio de la pena y del derecho penal no est la observancia sinola infraccin. Constituye esto acaso una concepcin "positiva" de la infracciny una "primaca" del crimen?

    Independientemente de ello, el historiador para el cual la historia no essolamente pasado, respetar lo concretamente actual del desafo de nuestroestudio de lo poltico constituido por la catica situacin intermedia deconceptos jurdicos clsicos y revolucionarios y no malinterpretar el sentido denuestra respuesta a dicho desafo. La evolucin de la guerra y el enemigo, quecomenzara en 1939, ha terminado conduciendo a nuevas y ms intensas formasde guerra, a completamente confusas concepciones de la paz, a la guerra deguerrilas y a la guerra revolucionaria. Cmo se puede abarcar todo ellotericamente si uno desplaza de su conciencia cientfica la realidad de queexiste la enemistad entre los seres humanos? No podemos aqu profundizar ladiscusin sobre estas cuestiones. Slo cabe recordar que el desafo al cualbuscamos respuesta no slo no ha desaparecido desde entonces sino que, enforma imprevista, incluso ha aumentado en fuerza e intensidad. Por lo dems,el segundo Corolario anexado en 1938 ofrece una visin panormica sobre larelacin de los conceptos de guerra y enemigo.

    Pero no slo juristas e historiadores, tambin telogos y filsofos se hanocupado del concepto de lo poltico. Tambin aqu se necesitara una reseacrtica especial a fin de dar un panorama medianamente completo. En todocaso, en este mbito aparecen nuevas y extraordinarias dificultades para elentendimiento mutuo, a tal punto que se hace casi imposible lograr el

  • encuadramiento de la problemtica comn. La expresin Silete theologi! queun jurista del Derecho Internacional le lanz a los telogos de ambasconfesiones al comienzo de la era estatal, an contina vigente. [6] Lasubdivisin en diferentes reas de trabajo de nuestra actividad docente einvestigativa en lo relacionado con las ciencias humansticas ha desordenado allenguaje comn y justamente en conceptos como los de amigo y enemigo sehace casi inevitable una itio in partes.

    La orgullosa conciencia que se reflej en aqul Silete! de principios de la pocaestatal en gran medida ya no est a disposicin del jurista de fines de dichapoca. Muchos buscan hoy apoyos y revalorizaciones en un derecho naturalmoral-teolgico e incluso en clusulas generales filosfico-axiolgicas. Elpositivismo jurdico del Siglo XIX ya no alcanza y el maltrato revolucionario delos conceptos de la legalidad clsica es evidente. El jurista del Derecho Pblicose encuentra frente a la teologa o la filosofa por un lado y frente al ajustesocial-tcnico por el otro en una posicin intermedia defensiva, en la cualdesaparece la intangibilidad autctona de su posicin y el contenidoinformativo de sus definiciones est amenazado. Una situacin as de confusaya por si sola justificara la reimpresin de un escrito sobre el concepto de lopoltico, inhallable desde hace muchos aos, a fin de rescatar un documentoautntico de falsas mitificaciones y para poder devolverle la expresin a suoriginal definicin informativa.

    El justificado inters en el texto autntico de una exposicin es tanto ms vlidopara esferas que se hallan fuera del mbito cientfico tales como la publicsticacotidiana y la opinin pblica meditica masiva. En estos mbitos todo seamolda a los fines prximos de la lucha poltica coyuntural o del consumodiario. Aqu el esfuerzo por establecer un encuadramiento cientfico se vuelvesencillamente absurdo. En este ambiente, la primera y cuidadosa delimitacinde un campo conceptual ha sido convertida en eslogan una especie de teoradel amigo-enemigo que slo se conoce por referencias y que se le endilga alpartido opuesto. Aqu el autor no puede hacer ms que poner, segn susposibilidades, a buen resguardo el texto completo. Por lo dems, debe saber quelos efectos y las consecuencias de sus publicaciones ya no estn en sus manos.Especialmente los escritos ms pequeos siguen un camino propio y lo que elautor en realidad ha hecho con ellos "lo decide recin el da siguiente".

    Continuacin de la respuesta

    La situacin inicial contina y ninguno de sus desafos ha sido superado. Lacontradiccin entre el empleo oficial de conceptos clsicos y la efectiva realidadde objetivos y mtodos revolucionarios slo se ha agudizado. La reflexin sobreun desafo de esta ndole no debe interrumpirse y el intento de dar unarespuesta debe continuar.

  • Cmo puede hacerse esto? La era de los sistemas ha pasado. Cuando, hacetrescientos aos, hizo su gran aparicin la poca de la estatalidad europea,surgieron hermosos sistemas de pensamiento. Hoy ya no se puede construir deesa forma. Hoy ya slo es posible hacer una retrovisin histrica que refleje,tomando conciencia de su sistemtica, la gran poca del jus publicumEuropaeum y sus conceptos acerca del Estado, la guerra y el enemigo justo. Heintentado hacer esto en mi libro sobre el "Nomos de la Tierra" (1950).

    La otra posibilidad, opuesta, sera un salto al aforismo. Como jurista, me resultaimposible. En el dilema entre sistema y aforismo slo queda una alternativa:mantener la vista sobre el fenmeno y someter a prueba los criterios de lasnuevas cuestiones que constantemente surgen y de las nuevas, tumultuosas,situaciones. De esta manera cada conclusin crece junto a la anterior y surgeuna serie de corolarios. De los mismos ya hay muchos, pero no sera prcticosobrecargar con ellos la reimpresin de un escrito del ao 1932. Slo unacategora muy especial de estos corolarios, la que ofrece una visin panormicade las relaciones existentes en un rea conceptual, puede ser considerada aqu.Estas relaciones circunscribe un rea conceptual en el cual los conceptos seinforman mutuamente a travs de su posicin dentro del rea. Una panormicade esta clase puede especialmente ser til a los fines didcticos del escrito.

    El texto reimpreso de 1932 tena que ser puesto a disposicin como undocumento, sin modificar y con todas sus fallas. El principal defecto de lacuestin reside en que las distintas clases de enemigo enemigo convencional,real y absoluto no estn clara y suficientemene separadas y diferenciadas. Ledebo a un francs Julien Freund de la Universidad de Estrasburgo y a unamericano George Schwab de la Universidad de Columbia en Nueva York el que me hayan sealado este hueco. [7] La discusin del problema contina demodo inexorable y produce un autntico avance en la conciencia, desde elmomento en que las nuevas y contemporneas clases y mtodos de la guerraobligan a una conceptualizacin del fenmeno de la enemistad. En un tratadoindependiente sobre la "Teora del Partisano", que aparecer simultneamentecon esta reimpresin, he expuesto esto en relacin con un ejemploespecialmente actual y agudo. Un segundo ejemplo, igualmente penetrante, lobrinda la llamada guerra fra.

    En la guerra irregular actual, tal como se ha desarrollado a partir de 1932 en laguerra chino-japonesa, luego en la Segunda Guerra Mundial y finalmentedespus de 1945 en Indochina y en otros pases, se unen dos procesoscontradictorios; dos especies completamente diferentes de la guerra y de laenemistad. En primer lugar, hay una resistencia autctona, esencialmentedefensiva, que el pueblo de un pas le opone a la invasin extranjera y, ensegundo lugar, est el apoyo y la direccin de una resistencia as por parte deterceras potencias interesadas y mundialmente agresivas. El partisano, quepara la conduccin blica clsica no era ms que un "irregular", se ha

  • convertido en el intern, si bien no en una figura central, an as en una figuraclave de la conduccin blica revolucionaria mundial. Recurdese tan slo lamxima clsica con la que los ejrcitos prusiano-alemanes esperaban vencer alos partisanos: "la tropa combate al enemigo; de los merodeadores se encarga lapolica". Tambin en esa otra especie moderna de la guerra actual, en lallamada guerra fra, se rompen todos los pilares conceptuales que hasta ahorasoportaban al sistema tradicional de limitacin y contencin de la guerra. Laguerra fra se burla de todas las diferenciaciones clsicas sobre la guerra y la pazy la neutralidad, la poltica y la economa, lo militar y lo civil, combatientes yno-combatientes y solamente no desprecia la diferenciacin entre amigo yenemigo; diferenciacin sta que hace a su origen y a su esencia.

    No es ningn milagro que la antigua palabra inglesa foe ha despertado de suarcaico sueo de cuatrocientos aos y, desde hace dos dcadas, ha vuelto aponerse nuevamente en uso al lado de enemy. Cmo podra ser posiblemantener viva una reflexin sobre la diferenciacin entre el amigo y el enemigoen una poca que produce medios de aniquilamiento nucleares ysimultneamente borra la diferencia entre la guerra y la paz? El gran problemasigue siendo el de ponerle lmites a la guerra y esto, cuando no se conecta porparte de ambos bandos con una relativizacin de la enemistad, termina siendoo bien un juego cnico, la orquestacin de un dog fight, o bien no es sino unpueril autoengao. [8]

    El prlogo a la reimpresin de un pequeo escrito no puede tener el objetivo detratar exhaustivamente problemas como ste para completar un texto de hacetreinta aos que es obviamente incompleto y tampoco puede suplantar a unnuevo libro por escribir. Un prlogo as debe conformarse con algunasindicaciones que expliquen el ininterrumpido inters despertado por el escrito yque han impulsado a su reimpresin.

    Marzo de 1963

    Carl Schmitt

    EL CONCEPTO DE LO POLTICO

    (Texto de 1932)

    1. Estatal y poltico

    El concepto del Estado presupone el concepto de lo poltico. De acuerdo con ellenguaje que hoy se utliza, Estado es el status poltico de un pueblo organizado

  • dentro de un espacio territorial delimitado. Con ello se ha dado solamente unaperfrasis, no una definicin conceptual del Estado que tampoco es necesariaaqu en dnde se trata de la esencia de lo poltico. Podemos permitirnos dejarabierta la cuestin de qu es esencialmente el Estado; si es una mquina o unorganismo, una persona o una institucin, una sociedad o una comunidad, unaempresa o un colmenar, o hasta una "serie fundamental de procesos". Todasestas definiciones e imgenes contienen cantidades demasiado grandes deinterpretacin, determinacin, ilustracin y construccin y, por lo tanto, nopueden constituir un adecuado punto de partida para una exposicin simple yelemental. De acuerdo a su sentido semntico y como fenmeno histrico elEstado es la condicin especial de un pueblo, y a saber: la condicindeterminante dado el caso decisivo y por ello, frente a los muchos statusindividuales y colectivos imaginables, el status a secas. Ms por el momento nose puede decir. Todas las dems caractersticas de este conjunto abstracto status y pueblo obtienen su sentido a travs del caracter adicional de lopoltico y se vuelven incomprensibles cuando se malinterpreta la esencia de lopoltico.

    Es raro hallar una clara definicin de lo poltico. La mayora de las veces lapalabra es empleada slo en un sentido negativo, a modo de contraste contramuchos otros conceptos, en anttesis como poltica y economa, poltica ymoral, poltica y Derecho; y, dentro del Derecho, poltica y Derecho Civil, etc.[9]. A travs de estas confrontaciones negativas y frecuentemente tambinpolmicas, es muy posible dependiendo del contexto y de la situacinconcreta que se pueda describir algo satisfactoriamente claro. Sin embargo,esto todava no constituye una determinacin de lo especfico. En general lo"poltico" es equiparado con lo "estatal" o, al menos, se lo relaciona con ello.[10] El Estado aparece, pues, como algo poltico; y lo poltico como algo estatal evidentemente un crculo insatisfactorio.

    En la literatura jurdica especializada se pueden encontrar muchas de esascircunlocuciones de lo poltico las que, en la medida en que no tienen unsentido polmico-poltico, pueden entenderse como emergentes del intersprctico-tcnico en la resolucin jurdica o administrativa de casosindividuales. Adquieren significado a partir del hecho de presuponer sincuestionamientos a un Estado preexistente, dentro de cuyo marco se mueven.As, por ejemplo, en el rgimen de asociaciones existe jurisprudencia yliteratura relacionadas con el concepto de la "asociacin poltica", o de la"congregacin poltica". [11] Ms all de ello, la praxis del DerechoAdministrativo francs ha intentado instituir un concepto de mvil poltico("mobile politique") con cuyo auxilio los actos "polticos" de gobierno ("actes degouvernement") se deberan diferenciar de los actos administrativos"apolticos" y podran sustraerse del control jurdico administrativo. [12] [13]

    En el fondo, esta clase de definiciones concurrentes a las necesidades de la

  • prctica jurdica buscan tan slo un asidero prctico para delimitar losfenmenos reales que surgen en el interior de un Estado y en su prcticajurdica. No tienen por objeto una definicin genrica de lo poltico entendidoen trminos absolutos. Por ello es que les es suficiente establecer su relacincon el Estado o con lo estatal, siempre y cuando el Estado y las institucionesestatales puedan ser supuestas como algo obvio y firme. Tambin aquellasdefiniciones conceptuales genricas de lo poltico que no contienen ms queuna referencia al Estado o que implican una expansin conceptual del mismo resultan comprensibles, e incluso cientficamente justificadas, en tanto y encuanto el Estado posea el monopolio de lo poltico; es decir: en la medida enque el Estado sea realmente una magnitud clara, unvocamente determinada, ycontraste con los grupos y a las cuestiones no-estatales que, precisamente porello, resultarn "apolticas". ste ha sido el caso all en dnde el Estado noreconoci a una "sociedad" como antagonista (p.ej. en el Siglo XVIII) o, por lomenos, se situ como un poder estable y diferenciable por sobre la "sociedad"(como en Alemania durante el Siglo XIX y hasta entrado el Siglo XX). [14]

    Por el contrario, la ecuacin estatal = poltico se vuelve falsa y engaosa en lamisma medida en que el Estado y la sociedad se compenetran mutuamente; enla medida en que todas las cuestiones otrora estatales se vuelven sociales y,viceversa, todas las cuestiones "tan slo" sociales se vuelven estatales, tal comosucede necesariamente en una colectividad democrticamente organizada. Enun caso as, las reas que hasta ese momento haban sido "neutrales" religin, cultura, educacin, economa pierden su "neutralidad" en el sentidode que dejan de ser no-estatales y no-polticas. El Estado total sustentador de laidentidad de Estado y sociedad un Estado que no se desinteresa por ningnrubro y que potencialmente abarca a todos los rubros aparece como contra-concepto polmico, opuesto a estas neutralizaciones y despolitizaciones deimportantes rubros. En l, por consiguiente, todo es poltico, al menos encuanto posibilidad, y la referencia al Estado ya no est en condiciones defundamentar un caracter diferenciador especfico de lo "poltico".

    La evolucin va del Estado absoluto del Siglo XVIII, pasando por el Estadoneutral (no-intervencionista) del Siglo XIX, hasta el Estado total del Siglo XX.(Cf. Carl Schmitt "Der Hter der Verfassung" [El Guardin de la Constitucin] Tbingen 1931 pgs.78-79). La democracia tiene que abolir todas lasdiferenciaciones y despolitizaciones tpicas del Siglo XIX liberal y, junto con laoposicin Estado Sociedad (= poltico contra social), tambin debe dejar delado las contraposiciones y separaciones que esa oposicin tena encorrespondencia con la situacin del Siglo XIX. Vale decir, las siguientes:

    religioso (confesional) como anttesis de poltico

    cultural como anttesis de poltico

  • econmico como anttesis de poltico

    jurdico como anttesis de poltico

    cientfico como anttesis de poltico

    y muchas otras anttesis, completamente polmicas y, por ello, tambin otra vezintrnsecamente polticas. Los pensadores ms profundos del Siglo XIX lodescubrieron pronto. En las consideraciones sobre la Historia Universal deJacob Burkhardt (de aproximadamente por la poca de 1870) se encuentran lassiguientes expresiones sobre la "democracia, esto es: una cosmovisinproducto de la confluencia de mil fuentes distintas y muy variada de acuerdoa la estratificacin de sus sostenedores pero que es consecuente en una cosa:en que para ella el poder del Estado sobre el individuo nunca puede sersuficientemente grande, de modo que borra las fronteras entre Estado ysociedad, adjudicndole al Estado todo lo que la sociedad previsiblemente nohar, pero queriendo mantenerlo todo permanentemente discutible ymvil con lo que termina reivindicando para determinadas castas un derechoespecial al trabajo y a la subsistencia". Burckhardt tambin percibi bien lacontradiccin intrnseca entre democracia y el Estado Constitucional liberal:"El Estado, pues, por un lado debe ser la realizacin y la expresin de la ideacultural de cada partido y, por el otro, solamente la expresin visible de lavida burguesa, pero cuidado: poderoso tan slo ad hoc! Debe ser un Estadoque debe poder hacerlo todo, pero al que no le debe estar permitido hacernada, concretamente: no debe defender su forma presente frente a ningunacrisis aunque al final, y por sobre todo, cada uno quiera participar en elejercicio de su poder. De este modo la estructura estatal se vuelve cada vezms discutible y el espacio de poder cada vez ms grande". (Edicin Krner,pgs. 133, 135, 197).

    La doctrina estatal alemana, por de pronto (bajo la influencia dejada por elsistema filosfico-estatal de Hegel), continu afirmando que el Estado, frente ala sociedad, sera cualitativamente diferente y algo superior. Un Estado ubicadopor sobre la sociedad poda ser llamado universal, pero no total en el sentidoactual, en virtud de la negacin polmica del Estado neutral (respecto decultura y economa) para el cual, concretamente, la economa y su Derechoconstituan eo ipso algo apoltico. Sin embargo, despus de 1848 la diferenciacualitativa entre Estado y sociedad, a la que todava se aferraban Lorenz vonStein y Rudolf Gneist, pierde su claridad original. La evolucin de la doctrinaestatal alemana, cuyas lneas bsicas estn expuestas en mi escrito "HugoPreu, sein Staatsbegriff und seine Stellung in der deutschen Staatslehre"(Hugo Preuss, su concepto del Estado y su posicin en la doctrina estatalalemana, Tbingen 1930), termina siguiendo finalmente la evolucin histricahacia la identidad democrtica de Estado y sociedad, bien que con algunaslimitaciones, reticencias y compromisos.

  • Una interesante posicin intermedia nacional-liberal de esta va aparece en A.Haenel quien (en sus Estudios Sobre el Derecho Pblico Alemn II 1988,pg.219 y Derecho Pblico Alemn I 1892 pg.110) seala que "es un errormanifiesto generalizar el concepto del Estado para convertirlo en el conceptopor excelencia de la sociedad humana". Haenel concibe al Estado como unaorganizacin coexistente con las organizaciones sociales constituidas en otrosmbitos pero lo entiende como "una organizacin social del tipo especial de lasque se elevan por sobre las dems, aglutinndolas", y cuyo fin genrico, ansiendo "universal", se expresa en la especial funcin de delimitar y ordenar demodo armnico a las fuerzas volitivas que actan socialmente; es decir: en lafuncin especfica del Derecho. Haenel tambin califica expresamente deincorrecta la opinin segn la cual el Estado tendra al menos potencialmentecomo objetivo a todos los objetivos sociales de la humanidad.Consecuentemente para Haenel, el Estado, aun siendo universal, de ningnmodo es total. El paso decisivo se encuentra en la teora corporativa de Gierke(el primer tomo de su Derecho Corporativo Alemn apareci en 1868) desde elmomento en que esta teora concibe al Estado como una corporacinesencialmente similar a las dems asociaciones, aunque al Estado, al lado delos elementos corporativos, le debieran pertenecer tambin elementos degobierno; elementos stos que la teora subraya con mayor o menor fuerzasegn la oportunidad. Sin embargo, desde el momento en que la teora deGierke constituy precisamente una teora corporativa del Estado y no unateora acerca de la funcin de gobierno del Estado las conclusionesdemocrticas fueron inevitables. En Alemania esas conclusiones fuerondesarrolladas por Hugo Preuss y K. Wolzendorff, mientras que en Inglaterracondujeron a las teoras pluralistas (sobre las que volveremos ms adelante). Ladoctrina de Rudolf Smend referida a la integracin del Estado me parece ariesgo de tener que reconsiderarlo condecirse con una situacin en la cual lasociedad ya no est integrada en el interior de un Estado existente (como laburguesa alemana dentro del Estado monrquico del Siglo XIX) sino con unasituacin en la cual la sociedad debe autointegrase para constituirse en Estado.Que una situacin as exige la existencia del Estado total es algo que puedeverse claramente en la observacin que Smend (Constitucin y DerechoConstitucional, 1928 Pg.97 Nota 2) hace a propsito de un pasaje de H.Trescher en su Disertacin sobre Montesquieu y Hegel, en dnde se dice que ladoctrina de la divisin del poder de Hegel implica "la ms vital impregnacinde todas las esferas sociales por parte del Estado a los efectos de lograr elobjetivo comn de ganar para el Estado a todas las fuerzas vitales del cuerposocial." Esto, acota Smend, es "exactamente el concepto de integracin"expuesto en su libro sobre la Constitucin. En realidad es el Estado total, que yano conoce nada absolutamente apoltico, que debe dejar a un lado ladespolitizacin del Siglo XIX y que pone fin justamente al axioma de laeconoma (apoltica) liberada del Estado y al Estado liberado de la economa.[15]

  • 2. La diferenciacin de amigos y enemigos como criterio de lo poltico

    Una definicin conceptual de lo poltico puede obtenerse slo mediante eldescubrimiento y la verificacin de categoras especficamente polticas. Dehecho, lo poltico tiene sus propios criterios que se manifiestan de un modoparticular frente a las diferentes reas especficas relativamente independientesdel pensamiento y del accionar humanos, en especial frente a lo moral, loesttico y lo econmico. Por ello lo poltico debe residir en sus propias, ltimas,diferenciaciones, con las cuales se puede relacionar todo accionar que seapoltico en un sentido especfico. Supongamos que, en el rea de lo moral lasdiferenciaciones ltimas estn dadas por el bien y el mal; que en lo esttico loestn por la belleza y la fealdad; que lo estn por lo til y lo perjudicial en loeconmico o bien, por ejemplo, por lo rentable y lo no-rentable. La cuestin quese plantea a partir de aqu es la de si hay y si la hay, en qu consiste unadiferenciacin especial, autnoma y por ello explcita sin ms y por si misma, que constituya un sencillo criterio de lo poltico y que no sea de la mismaespecie que las diferenciaciones anteriores ni anloga a ellas.

    La diferenciacin especficamente poltica, con la cual se pueden relacionar losactos y las motivaciones polticas, es la diferenciacin entre el amigo y elenemigo. Esta diferenciacin ofrece una definicin conceptual, entendida en elsentido de un criterio y no como una definicin exhaustiva ni como unaexpresin de contenidos. En la medida en que no es derivable de otros criterios,representa para lo poltico el mismo criterio relativamente autnomo de otrascontraposiciones tales como el bien y el mal en lo moral; lo bello y lo feo en loesttico, etc. En todo caso es autnomo, no por constituir un nueva y propiaesfera de cuestiones, sino por el hecho que no est sustentado por alguna, ovarias, de las dems contraposiciones ni puede ser derivado de ellas. Si lacontraposicin del bien y del mal no puede ser equiparada as como as ysimplemente con la de lo bello y lo feo, ni con la de lo til y lo perjudicial,siendo que tampoco puede ser derivada de ellas, mucho menos debeconfundirse o entremezclares la contraposicin del amigo y el enemigo concualquiera de las contraposiciones anteriores. La diferenciacin entre amigos yenemigos tiene el sentido de expresar el mximo grado de intensidad de unvnculo o de una separacin, una asociacin o una disociacin. Puede existir demodo terico o de modo prctico, sin que por ello y simultneamente todas lasdems diferenciaciones morales, estticas, econmicas, o de otra ndole, debanser de aplicacin. El enemigo poltico no tiene por qu ser moralmente malo; notiene por qu ser estticamente feo; no tiene por qu actuar como uncompetidor econmico y hasta podra quizs parecer ventajoso hacer negocioscon l. Es simplemente el otro, el extrao, y le basta a su esencia el constituiralgo distinto y diferente en un sentido existencial especialmente intenso demodo tal que, en un caso extremo, los conflictos con l se tornan posibles,siendo que estos conflictos no pueden ser resueltos por una normativa generalestablecida de antemano, ni por el arbitraje de un tercero "no-involucrado" y

  • por lo tanto "imparcial".

    La posibilidad de entender y comprender correctamente y con ello tambin elderecho a participar y a juzgar estn dados aqu slo por la colaboracin y lacoparticipacin existenciales. Al caso extremo del conflicto solamente puedenresolverlo entre si los propios participantes; esto es: cada uno de ellos slo porsi mismo puede decidir si la forma de ser diferente del extrao representa, en elcaso concreto del conflicto existente, la negacin de la forma existencial propiay debe, por ello, ser rechazada o combatida a fin de preservar la propia,existencial, especie de vida. En la realidad psicolgica, al enemigo fcilmente selo trata de malo y de feo porque cada diferenciacin recurre, la mayora de lasveces en forma natural, a la diferenciacin poltica como la ms fuerte e intensade diferenciaciones y agrupamientos a fin de fundamentar sobre ella todas lasdems diferenciaciones valorativas. Pero esto no cambia nada en laindependencia de esas contraposiciones. Consecuentemente, tambin es vlidala inversa: lo que es moralmente malo, estticamente feo o econmicamenteperjudicial todava no tiene por qu ser enemigo; lo que es moralmente bueno,estticamente bello o econmicamente til no tiene por qu volverse amigo enel sentido especfico, esto es: poltico, de la palabra. La esencial objetividad yautonoma de lo poltico puede verse ya en esta posibilidad de separar unacontraposicin tan especfica como la de amigo-enemigo de las demsdiferenciaciones y comprenderla como algo independiente. [16]

    3). La guerra como manifestacin visible de la enemistad

    Los conceptos de amigo y enemigo deben tomarse en su sentido concreto yexistencial; no como metforas o smbolos; no entremezclados y debilitadosmediante concepciones econmicas, morales o de otra ndole; menos todavapsicolgicamente y en un sentido privado-individualista como expresin desentimientos y tendencias privadas. No son contraposiciones normativas ni"puramente espirituales". El liberalismo, con su tpico dilema entre espritu yeconoma (a ser tratado ms adelante), ha intentado diluir al enemigoconvirtindolo en un competidor por el lado de los negocios y en un oponentepolemizador por el lado espiritual. Dentro del mbito de lo econmicociertamente no existen enemigos sino tan slo competidores y en un mundoabsolutamente moralizado y tico quizs slo existan adversarios quepolemizan. Sin embargo, que se lo considere o no detestable; y, quizs,que hasta se quiera ver un remanente atvico de pocas brbaras en el hecho deque los pueblos todava siguen agrupndose realmente en amigos y enemigos; obien que se anhele que la diferenciacin desaparecer algn da de la faz de latierra; o que quizs sea bueno y correcto fingir por razones pedaggicas que yano existen enemigos en absoluto; todo eso est aqu fuera de consideracin.Aqu no se trata de ficciones y normatividades sino de la realidad existencial yde la posibilidad real de esta diferenciacin. Se podrn compartir o no lasesperanzas o las intenciones pedaggicas mencionadas; pero que los pueblos se

  • agrupan de acuerdo a la contraposicin de amigos y enemigos, que estacontraposicin an hoy todava existe y que est dada como posibilidad realpara todo pueblo polticamente existente, eso es algo que de modo racional nopuede ser negado.

    El enemigo no es, pues, el competidor o el opositor en general. Tampoco esenemigo un adversario privado al cual se odia por motivos emocionales deantipata. "Enemigo" es slo un conjunto de personas que, por lo menos de unmodo eventual esto es: de acuerdo con las posibilidades reales puedecombatir a un conjunto idntico que se le opone. Enemigo es solamente elenemigo pblico, porque lo que se relaciona con un conjunto semejante depersonas y en especial con todo un pueblo se vuelve pblico por la mismarelacin. El enemigo es el hostis, no el inmicus en un sentido amplio; elpolemios, no el echthros. [17]. El idioma alemn, al igual que otros idiomas, nodistingue entre el "enemigo" privado y el poltico, por lo que se vuelven posiblesmuchos malentendidos y falsificaciones. El tantas veces citado pasaje "amad avuestros enemigos" (Mateo 5,44; Lucas 6,27) en realidad dice: diligiteinimicos vestros agapate tous echtrous hymon y no diligite hostesvestros; por lo que no se habla all del enemigo poltico. [18] En la milenarialucha entre el cristianismo y el islam jams a cristiano alguno se le ocurritampoco la idea de que, por amor, haba que ceder Europa a los sarracenos o alos turcos en lugar de defenderla. Al enemigo en el sentido poltico no hay porqu odiarlo personalmente y recin en la esfera de lo privado tiene sentidoamar a nuestro "enemigo", vale decir: a nuestro adversario. La mencionada citabblica no pretende eliminar otras contraposiciones como las del bien y del mal,o la de lo bello y lo feo, por lo que menos aun puede ser relacionada con lacontraposicin poltica. Por sobre todo, no significa que se debe amar a losenemigos del pueblo al que se pertenece y que estos enemigos deben serapoyados en contra del pueblo propio.

    La contraposicin poltica es la ms intensa y extrema de todas, y cualquier otracontraposicin concreta se volver tanto ms poltica mientras ms se aproximeal punto extremo de constituir una agrupacin del tipo amigo-enemigo. En elinterior de un Estado que como unidad poltica organizada toma, por s ycomo conjunto, la decisin sobre la amistad-enemistad, y adems, junto a lasdecisiones polticas primarias y en defensa de la decisin tomada, surgen luegonumerosos conceptos secundarios de lo "poltico". Por de pronto, surgenmerced a la equiparacin de lo poltico con lo estatal tratada en el primer punto.Esta equiparacin hace que, por ejemplo, la "poltica de Estado" confronte conlas posiciones poltico-partidarias; o que se pueda hablar de la poltica religiosa,la poltica educativa, la poltica comunal, la poltica social, etc. del propioEstado. Aunque a pesar de todo incluso aqu subsiste, y es constitutivo para elconcepto de lo poltico, una contraposicin y un antagonismo dentro del Estado bien que, en todo caso, relativizados por la existencia de la unidad poltica

  • estatal, abarcadora de todas las dems contraposiciones. [19] Por ltimo, sedesarrollan tambin otras especies aun ms atenuadas de "poltica",distorsionadas hasta lo parasitario y caricaturesco, en las cuales slo quedaalgn remanente antagnico de la agrupacin amigo-enemigo original; aspectoste que se manifiesta en disputas e intrigas, tcticas y prcticas de toda ndole,y que describe como "poltica" a los negociados y a las manipulaciones msextraas. Pero que la esencia de la relacin poltica sigue mantenindose en lareferencia a una contraposicin concreta, lo expresa el vocabulario cotidianoincluso all en dnde la conciencia plena del "caso decisivo" se ha perdido.

    Esto puede verse diariamente en dos fenmenos fcilmente verificables. Enprimer lugar, todos los conceptos, ideas y palabras polticas poseen un sentidopolmico; tienen a la vista una rivalidad concreta; estn ligadas a una situacinconcreta cuya ltima consecuencia es un agrupamiento del tipo amigo-enemigo(que se manifiesta en la guerra o en la revolucin); y se convierten enabstracciones vacas y fantasmagricas cuando esta situacin desaparece.Palabras como Estado, repblica [20], sociedad, clase, y ms all de ellas:soberana, Estado de Derecho, absolutismo, dictadura, plan, Estado neutral ototal, etc. resultan incomprensibles si no se sabe quien in concreto habr de serdesignado, combatido, negado y refutado a travs de una de ellas [21] . Elcarcter polmico domina sobre todo, incluso sobre el empleo de la mismapalabra "poltico"; tanto si se califica al oponente de "impoltico" (en el sentidode divorciado de la realidad o alejado de lo concreto) como si, a la inversa,alguien desea descalificarlo denuncindolo de "poltico" para colocarse a simismo por sobre l autodefinindose como "apoltico" (en el sentido depuramente objetivo, puramente cientfico, puramente moral, puramentejurdico, puramente esttico, puramente econmico, o en virtud de algunapureza similar). En segundo lugar, en las expresiones usuales de la polmicaintra-estatal cotidiana, frecuentemente se emplea hoy el trmino "poltico"como sinnimo de "poltico-partidario". La inevitable "subjetividad" de todaslas decisiones polticas que no es sino un reflejo de la diferenciacin amigo-enemigo inmanente a todo comportamiento poltico se manifiesta aqu en lasmezquinas formas y horizontes de la distribucin de cargos y prebendaspolticas. La demanda de una "despolitizacin" significa, en este caso, tan slouna superacin del partidismo etc. La ecuacin poltico=partidario es posiblecuando pierde su fuerza la concepcin de la unidad poltica (del "Estado"),abarcadora y relativizadora de todos los partidos polticos internosconjuntamente con sus rivalidades, a consecuencia de lo cual lascontraposiciones internas adquieren una intensidad mayor que lacontraposicin comn externa frente a otro Estado. Cuando dentro de unEstado las contraposiciones partidarias se han vuelto las contraposicionespolticas por excelencia, hemos arribado al punto extremo de la secuenciaposible en materia de "poltica interna"; esto es: los agrupamientos del tipoamigo-enemigo relativos a la poltica interna, y no a la poltica exterior, son los

  • que se vuelven relevantes para el enfrentamiento armado. En el caso desemejante "primaca de la poltica interna", la posibilidad real del combate, quesiempre tiene que estar presente para que se pueda hablar de poltica, se refierepor lo tanto a la guerra civil y ya no a la guerra entre unidades organizadas depueblos (Estados o Imperios). [22]

    Al concepto de enemigo y residiendo en el mbito de lo real, corresponde laeventualidad de un combate. En el empleo de esta palabra hay que hacerabstraccin de todos los cambios accidentales, subordinados al desarrollohistrico, que ha sufrido la guerra y la tecnologa de las armas. La guerra es elcombate armado entre unidades polticas organizadas; la guerra civil es elcombate armado en el interior de una unidad organizada (unidad que se vuelve,sin embargo, problemtica debido a ello). Lo esencial en el concepto de "arma"es que se trata de un medio para provocar la muerte fsica de seres humanos. Aligual que la palabra "enemigo", la palabra "combate" debe ser entendida aquen su originalidad primitiva esencial. No significa competencia, ni el"puramente espiritual" combate dialctico, ni la "lucha" simblica que, al fin yal cabo, toda persona siempre libra de algn modo porque, ya sea de una formao de otra, toda vida humana es una "lucha" y todo ser humano un "luchador".Los conceptos de amigo, enemigo y combate reciben su sentido concreto por elhecho de que se relacionan especialmente con la posibilidad real de la muertefsica y mantienen esa relacin. La guerra proviene de la enemistad puesto questa es la negacin esencial de otro ser. La guerra es solamente la enemistadhecha real del modo ms manifiesto. No tiene por qu ser algo cotidiano, algonormal; ni tampoco tiene por qu ser percibido como algo ideal o deseable.Pero debe estar presente como posibilidad real si el concepto de enemigo ha detener significado.

    Consecuentemente, de ninguna manera se trata aqu de sostener que laexistencia poltica no es ms que una guerra sangrienta y cada accin polticauna operacin de combate militar; como si cada pueblo estuvieseininterrumpida y constantemente puesto ante la alternativa de amigo oenemigo en su relacin con cualquier otro pueblo y lo correcto en poltica nopudiese residir justamente en evitar la guerra. La definicin de lo poltico aquexpuesta no es ni belicista, ni militarista, ni imperialista, ni pacifista. Tampococonstituye un intento de presentar a la guerra victoriosa, o a la revolucintriunfante, como un "ideal social", ya que ni la guerra ni la revolucinconstituyen algo "social" o "ideal", [23] [24]

    El combate militar en si mismo no es la "continuacin de la poltica por otrosmedios" como reza la famosa frase, generalmente mal citada, de Clausewitz.[25] El combate militar, en tanto guerra, tiene sus propios puntos de vista ysus propias reglas estratgicas, tcticas y dems, pero todas ellas dan porestablecido y presuponen que la decisin poltica de definir quin es el enemigoya ha sido tomada. En la guerra los contendientes se enfrentan como tales,

  • normalmente hasta diferenciados por medio de un "uniforme", y por ello ladiferenciacin de amigo y enemigo ya no constituye un problema poltico que elsoldado combatiente tenga que resolver. Por esto es que resultan acertadas laspalabras del diplmata ingls que deca que el poltico est mejor adiestradopara el combate que el soldado, puesto que el poltico combate durante toda suvida mientras que el soldado slo lo hace excepcionalmente. La guerra no es niel objetivo, ni el propsito de la poltica. Ni siquiera es su contenido. Con todo,es el pre-supuesto en tanto posibilidad real permanentemente existente que define el accionar y el pensar del ser humano de un modo especial,suscitando con ello un comportamiento especficamente poltico.

    Por eso es que el criterio de la diferenciacin entre amigos y enemigos tampocosignifica, de ninguna manera, que un determinado pueblo deba sereternamente el enemigo o el amigo de otro determinado pueblo; o bien que unaneutralidad no sea posible o que no pueda ser polticamente razonable. Es tanslo que el concepto de la neutralidad, como todo concepto poltico, tambinest subordinado al prerrequisito ltimo de una posibilidad real de estableceragrupamientos del tipo amigo-enemigo. Si sobre la faz de la tierra existiese tanslo la neutralidad, no slo sera el fin de la guerra; sera tambin el fin de laneutralidad misma de la misma forma en que cualquier poltica, incluso unapoltica de evitar el combate, termina cuando desaparece en forma absolutatoda posibilida real de que se produzcan combates. Lo concluyente es siempretan slo que exista la posibilidad del caso decisivo del combate real, y de ladecisin respecto de si este caso est, o no est dado.

    Que el caso se produzca slo en forma excepcional no anula su carcterdeterminante sino, por el contrario, lo fundamenta. Si bien las guerras no sonhoy tan numerosas y frecuentes como antao, no por ello ha dejado deaumentar su arrolladora furia total , en la misma y quizs hasta en mayormedida an que en la que ha disminuido su nmero y su cotidianeidad. Anhoy el "casus belli" sigue siendo el caso planteado "en serio". Podemos decir queaqu, al igual que en otras cuestiones, es justamente la excepcin la queadquiere un significado especialmente decisivo y pone al descubierto el ncleode las cosas. Porque recin en el combate real queda demostrada laconsecuencia extrema del agrupamiento poltico en amigos y enemigos. Esdesde esta ms extrema posibilidad que la vida del ser humano adquiere sutensin especficamente poltica.

    Un mundo en el cual la posibilidad de un combate estuviese totalmenteeliminada y desterrada, un globo terrqueo definitivamente pacificado sera unmundo sin la diferenciacin de amigos y enemigos y, por lo tanto, sera unmundo sin poltica. Podra existir en l toda una variedad de interesantescontraposiciones, contrastes, competencias e intrigas de toda clase; perorazonablemente no podra existir una contraposicin en virtud de la cual sepuede exigir del ser humano el sacrificio de la propia vida y en virtud de la cual

  • se puede autorizar a seres humanos a derramar sangre y a dar muerte a otrosseres humanos. Para una definicin del concepto de lo poltico tampoco aqu setrata de si se considera deseable arribar a un mundo as, sin poltica, como unestado ideal de cosas. El fenmeno de lo poltico se hace comprensiblesolamente a travs de su relacin con la posibilidad real de estableceragrupamientos del tipo amigo-enemigo, ms all de los juicios de valorreligiosos, morales, estticos o econmicos que de lo poltico se hagan aconsecuencia de ello.

    La guerra, en tanto medio poltico ms extremo, revela la posibilidad de estadiferenciacin entre amigos y enemigos, subyacente a toda concepcin poltica,y es por eso que tiene sentido solamente mientras esta diferenciacin se hallerealmente presente en la humanidad o, al menos, mientras sea realmenteposible. Por el contrario, una guerra librada por motivos "puramente"religiosos, "puramente" morales, "puramente" jurdicos o "puramente"econmicos, carecera de sentido. De las contraposiciones especficas de estasesferas de la vida humana no se puede derivar el agrupamiento amigo-enemigoy, por lo tanto, tampoco se puede derivar una guerra. Una guerra no tiene porqu ser algo devoto, algo moralmente bueno, ni algo rentable. En la actualidadprobablemente no es ninguna de esas cosas. Esta simple conclusin seenmaraa la mayora de las veces por el hecho de que las contraposicionesreligiosas, morales y de otro tipo se intensifican hasta alcanzar la categora decontraposiciones polticas y con ello pueden producir el decisivo agrupamientocombativo de amigos y enemigos. Pero en cuanto se llega a este agrupamientocombativo, la contraposicin decisiva ya no es ms puramente religiosa, moralo econmica, sino poltica. La cuestin en ese caso es siempre tan slo la de siun agrupamiento del tipo amigo-enemigo est, o no, dada como posibilidadconcreta, o como realidad; ms all de cuales hayan sido los motivos humanoslo suficientemente fuertes como para producir ese agrupamiento.

    Nada puede escapar a este rasgo consecuencial de lo poltico. Si la oposicinpacifista a la guerra pudiese hacerse tan fuerte como para llevar los pacifistas ala guerra contra los no-pacifistas; si esa oposicin desatase una "guerra contrala guerra", con ello no hara ms que probar que tiene realmente fuerza polticaporque, en dicho caso, sera lo suficientemente fuerte como para agrupar a losseres humanos en amigos y enemigos. Si la determinacin de evitar la guerra sehace tan fuerte que ya no retrocede ni ante la guerra misma, es simplementeporque se ha vuelto un mvil poltico, es decir: afirma, aunque ms no sea comoeventualidad extrema, a la guerra y hasta al sentido de la guerra. En laactualidad sta parece haberse constituido en una forma epecialmenteextendida de justificar las guerras. La guerra se desarrolla as bajo la consignade ser siempre la "ltima y definitiva guerra de la humanidad". Guerras de estandole son, por necesidad, guerras especialmente violentas y crueles porque,transponiendo lo poltico, rebajan al enemigo simultneamente tanto en lo

  • moral como en las dems categoras, y se ven forzadas a hacer de l unmonstruo inhumano que no slo debe ser repelido sino exterminado, por lo queya no es tan slo un enemigo que debe ser rechazado hacia dentro de suspropias fronteras. Sin embargo, en la posibilidad de tales guerras puededemostrarse con especial claridad que la guerra, como posibilidad real, todavaexiste en la actualidad y ello es lo nico relevante en cuanto a la diferenciacinentre amigos y enemigos y en cuanto a la comprensin de lo poltico. [26]

    4). El Estado como estructura de unidad poltica, cuestionado por el pluralismo [27]

    Toda contraposicin religiosa, moral, econmica, tnica o de cualquier otrandole se convierte en una contraposicin poltica cuando es lo suficientementefuerte como para agrupar efectivamente a los seres humanos en amigos yenemigos. Lo poltico no reside en el combate mismo que, a su vez, posee susleyes tcnicas, psicolgicas y militares propias. Reside, como ya fue dicho, en uncomportamiento determinado por esta posibilidad real, con clara conciencia dela situacin propia as determinada y en la tarea de distinguir correctamente alamigo del enemigo. Una comunidad religiosa que libra guerras, sea contra losmiembros de otras comunidades religiosas, sea otro tipo de guerras, es unaunidad poltica, ms all de constituir una comunidad religiosa. Es unamagnitud poltica incluso si est en condiciones de evitar guerras mediante unaprohibicin vlida para sus miembros, esto es: si puede negarle efectivamentela calidad de enemigo a un oponente. Lo mismo vale para una asociacin depersonas fundada sobre bases econmicas como, por ejemplo, un grupoindustrial o un sindicato. Incluso una "clase", en el sentido marxista deltrmino, cesa de ser algo puramente econmico y se convierte en una magnitudpoltica cuando llega a este punto decisivo, es decir: cuando toma en serio la"lucha" de clases y trata a la clase adversaria como a un real enemigo paracombatirlo, ya sea como Estado contra Estado, ya sea en una guerra civil dentrode un Estado. En un caso as, el combate real ya no transcurrir segn las reglaseconmicas sino que tendr aparte de los mtodos del combate tcnicamenteentendidos en el sentido ms estricto sus compromisos, sus necesidades, suscoaliciones y sus orientaciones polticas. Si dentro del Estado el proletariado seaduea del poder poltico, lo que surgir ser sencillamente un Estadoproletario; que ser una estructura poltica en no menor grado en que lo es unEstado nacional, un Estado de sacerdotes, comerciantes, soldados, empleadospblicos, o de cualquier otra categora. Supongamos que se consiga agrupar atoda la humanidad en amigos y enemigos, segn Estados proletarios y Estadoscapitalistas, de acuerdo con la contraposicin de proletarios y burgueses. En esecaso, lo que se manifestar ser toda la realidad poltica que han obtenido estosconceptos, al principio y en apariencia tan "puramente" econmicos.Supongamos, por el contrario, que la fuerza poltica de una clase, o de cualquierotra agrupacin dentro de un pueblo, slo alcanza para impedir toda guerralibrada hacia el exterior, sin poseer por si misma la capacidad o la voluntad de

  • hacerse cargo del poder estatal, de diferenciar por si misma a amigos deenemigos y, en caso necesario, de librar una guerra. En un caso como ste, launidad poltica se habr destruido.

    Lo poltico puede adquirir su fuerza de los ms diversos mbitos de la vidahumana; de contraposiciones religiosas, econmicas, morales y otras. No indicaa una esfera de accin en particular sino tan slo al grado de intensidad de unaasociacin o disociacin de personas cuyas motivaciones pueden ser de dolereligiosa, nacional (tanto en sentido tnico como cultural), econmica, etc.pudiendo estas motivaciones producir diferentes uniones y divisiones endistintas pocas. El agrupamiento real en amigos y enemigos es esencialmentetan fuerte y decisivo que la contraposicin no-poltica en el mismo momentoen que produce el agrupamiento procede a relegar a un segundo plano suscriterios y motivos, hasta ese momento "puramente" religiosos, "puramente"econmicos o "puramente" culturales. La contraposicin no-poltica queda assojuzgada por las condiciones y las exigencias de una situacin que ya se havuelto poltica; condiciones y exigencias que frecuentemente pareceninconsecuentes e "irracionales" desde el punto de partida inicial "puramente"religioso, "puramente" econmico, o de cualquier otra clase de "pureza". Decualquier modo que sea, un agrupamiento orientado al caso decisivo es siemprepoltico. Por ello es que constituye el agrupamiento decisivo y,consecuentemente, la unidad poltica cuando existe en absoluto constituye la unidad decisiva, siendo "soberana" en el sentido de que, pornecesidad conceptual, el poder de decisin sobre del caso decisivo debe residiren ella, an si el caso es excepcional.

    La palabra "soberana" tiene aqu un sentido bien definido, al igual que lapalabra "unidad". Estos trminos de ningn modo significan que, si unapersona pertenece a una unidad poltica, cada detalle de su vida de tiene queestar determinado y comandado desde lo poltico; ni tampoco implican que unsistema centralizado debe aniquilar a todas las dems organizaciones ocorporaciones. Puede suceder que consideraciones de tipo econmico resultenser ms fuertes que toda la voluntad del gobierno de un Estado supuestamenteneutral en materia econmica. Del mismo modo, el poder de un Estadosupuestamente neutral en materia confesional, encuentra fcilmente sus lmitesen las convicciones religiosas imperantes. Pero lo que realmente importa essiempre y tan slo el caso del conflicto. Si las fuerzas opositoras econmicas,culturales o religiosas son tan fuertes como para tomar por si mismas ladecisin sobre el caso determinante, ello ser porque, sencillamente, se hanconstituido en la nueva substancia de la unidad poltica. Si no son losuficientemente fuertes como para impedir una guerra decidida en contra desus propios intereses y principios, pues entonces quedar demostrado que nohan llegado al punto decisorio de lo poltico. Si son lo suficientemente fuertescomo para impedir una guerra, decidida por la conduccin del Estado y

  • perjudicial a sus intereses o principios, pero no lo sufientemente fuertes comopara tomar por si mismas la decisin de determinar una guerra, pues entoncesy en ese caso, ya no existe una magnitud poltica coherente. Sea cual fuere larelacin de fuerzas: la unidad poltica es necesaria como consecuencia de laorientacin hacia el posible caso decisivo del combate real contra el enemigoreal. Y, o bien es soberana en este sentido (y no en algn otro sentidoabsolutista) para determinar la unidad decisiva en cuanto al agrupamiento enamigos y enemigos, o bien no existe en absoluto.

    La muerte y el fin del Estado se proclamaron algo apresuradamente cuando sereconoci la gran importancia poltica que tienen las asociaciones econmicasdentro del Estado y, en especial, cuando se observ el crecimiento de lossindicatos en contra de cuya herramienta de poder la huelga las leyes delEstado resultaban bastante impotentes. Por lo que puedo ver, esto surgi comodoctrina constituida recin a partir de 1906 y 1907 entre los sindicalistasfranceses. [28] De los tericos del Estado que pueden ser citados en estecontexto, Duguit es el ms conocido. Desde 1901 ha intentado rebatir elconcepto de soberana y la imagen de la personalidad del Estado con algunoscerteros argumentos dirigidos contra una metafsica estatista carente de crticay contra las personificaciones del Estado que, en ltima instancia, no son sinoresiduos de la poca del principado absolutista. En lo esencial, sin embargo, noha acertado con el real sentido poltico de la idea de soberana. Algo similar esvlido tambin para la llamada teora pluralista del Estado, de G.D.H. Cole yHarold J. Laski, [29] surgida en los pases anglosajones. Su pluralismo consisteen negar la unidad soberana del Estado es decir: en negar la unidad poltica y subrayar constantemente que el individuo vive en medio de unamultiplicidad y diversidad de uniones y relaciones sociales. Es miembro de unacongregacin religiosa, una nacin, un sindicato, una familia, un club deportivoy muchas otras "asociaciones" que lo determinan con diferente intensidad,segn el caso, obligndolo a una "pluralidad de compromisos de fidelidad ylealtad", sin que por ello alguien pueda decir que alguna estas asociaciones esincondicionalmente determinante y soberana. Muy por el contrario, estasdistintas "asociaciones", cada una en un campo diferente, podran terminarsiendo las ms fuertes y el conflicto de las fidelidades y lealtades slo seresolvera caso por caso. Uno podra imaginar, por ejemplo, que los miembrosde un sindicato sigan concurriendo a la iglesia, a pesar de que la consigna delsindicato es abandonar el culto, mientras simultneamente las mismaspersonas tampoco obedecen la exhortacin de su iglesia a abandonar elsindicato.

    En este ejemplo se hace especialmente patente la coordinacin de asociacionesreligiosas y gremiales que puede llegar a impulsar una alianza entre iglesias ysindicatos en virtud de su contraposicin conjunta contra el Estado. Estaalianza es tpica del pluralismo que se observa en los pases anglosajones. Su

  • punto de partida terico, aparte de la teora corporativa de Gierke, ha estadopor sobre todo en el libro de J. Neville Figgis sobre "Las Iglesias en el EstadoModerno" (1913). [30] El proceso histrico al que Laski hace referencia una yotra vez, y que evidentemente lo ha impresionado sobremanera, es la tansimultnea como malograda maniobra de Bismarck contra la iglesia catlica ycontra los socialistas. En ocasin del "Kulturkampf " contra la iglesia de Romaqued demostrado que ni siquiera un Estado poseedor de la fuerzainquebrantada del Imperio Bismarckiano es absolutamente soberano nitodopoderoso. Como que este Estado tampoco sali vencedor de su luchacontra las organizaciones obreras socialistas, ni en el campo econmico habraestado en condiciones de quitar de manos de los sindicatos el poder residenteen el "derecho de huelga".

    En gran medida esta crtica es acertada. Los enunciados acerca de la"omnipotencia" del estado son de hecho, frecuentemente tan slosecularizaciones superficiales de frmulas teolgicas referidas a laomnipotencia divina, y la doctrina alemana del Siglo XIV acerca de la"personalidad" del Estado es, en parte una anttesis polmica dirigida contra lapersonalidad del prncipe "absoluto", y en parte una maniobra para desviarhacia el Estado, entendido como "tercero superior", la disyuntiva de: osoberana del Prncipe, o soberana popular. Pero con ello todava no estarespondida la pregunta acerca de cual es la "unidad social" (si se me permiteutilizar aqu el impreciso y liberal concepto de lo "social") que decidir el casoconflictivo y determinar el decisivo agrupamiento segn amigos y enemigos.Ni una Iglesia, ni un sindicato, ni una alianza entre ambos, habra prohibido oevitado una guerra que el Imperio Alemn bajo Bismarck hubiese queridolibrar. Por supuesto que Bismarck no poda declararle la guerra al Papa, peroeso tan slo porque el Papa mismo ya no tena ningn jus belli; ni tampoco lossindicatos socialistas pensaron en presentarse como "partie beligrante". Entodo caso, ninguna instancia hubiera querido, o podido, oponerse a unadecisin tomada por el gobierno alemn de aqul entonces sobre el conflictodeterminante, sin convertirse en enemigo poltico y sufrir todas lasconsecuencias inherentes a este concepto, y viceversa: ni la Iglesia ni sindicatoalguno plantearon la guerra civil. [31] Esto es suficiente para fundamentar unconcepto razonable de soberana y de unidad. La unidad poltica essimplemente, por su esencia, la unidad determinante, y es indiferente de cualesfuerzas alimenta sus ltimas motivaciones psquicas. Cuando existe, es launidad suprema; es decir: la unidad que decide los casos de gravedaddeterminante.

    El hecho de que el Estado constituya una unidad y , ms an: la unidaddeterminante se debe a su carcter poltico. Una teora pluralista es, o bien laTeora de un Estado que ha logrado su unidad mediante la federacin decoaliciones sociales, o bien tan slo una teora de la disolucin o la impugnacin

  • del Estado. Cuando niega su unidad y lo pone, en calidad de "asociacinpoltica", en un mismo plano de igualdad con otras asociaciones por ejemplo:religiosas o econmicas debera, ante todo, responder la pregunta relativa alcontenido especfico de lo poltico. Pero en ninguno de los muchos libros deLaski se puede encontrar una definicin especfica de lo poltico, an cuandoconstantemente se hable en ellos de Estado, poltica, soberana y "government".El Estado simplemente se transforma en una asociacin que compite con otrasasociaciones. Se convierte en una sociedad junto con y entre algunas otrassociedades que existen dentro o fuera del Estado. ste es el "pluralismo" de estaTeora del Estado que dirige todo su ingenio contra anteriores exageracionesdel Estado; contra su "seoro" y su "personalidad", contra su "monopolio" de launidad suprema, mientras en todo ello sigue quedando ininteligible qu es loque la unidad poltica habra de ser en absoluto. A veces aparece en el viejoestilo liberal como mero sirviente de una sociedad esencialmentedeterminada por lo econmico; a veces de forma pluralista como una claseespecial de sociedad, esto es: como una asociacin ms entre otrasasociaciones; y a veces, finalmente, como un producto de la federacin decoaliciones sociales; o incluso como una especie de asociacin-federadora deotras asociaciones. Lo que queda sin explicar es por qu motivo los sereshumanos, al lado de asociaciones religiosas, culturales, econmicas y dems,todava construyen una asociacin poltica y en qu consiste el sentido polticoespecfico de este ltimo tipo de asociacin. En esto no se percibe una lneafirme y definida de pensamiento, y como concepto ltimo, abarcador,enteramente monista-universal y de ningn modo pluralista, aparece la"society" en Cole y la "humanity" en Laski.

    Esta teora pluralista del Estado es, por sobre todo, pluralista en si misma. Estoes: en realidad, no posee un ncleo central. Recoge sus temas intelectuales deentre los ms diversos crculos de ideas (religin, economa, liberalismo,socialismo, etc.). Ignora el concepto central de toda Teora del Estado lopoltico y ni siquiera considera la posibilidad de que el pluralismo de lasasociaciones podra conducir a una unidad poltica de estructura federal.Permanece completamente atascada en un individualismo liberal porque, enltima instancia, no hace ms que jugar a enfrentar a las asociaciones entre sien beneficio del individuo libre y sus asociaciones libres; con lo que todas lascuestiones y conflictos terminan siendo decididos por el individuo. En honor ala verdad, no existe una "sociedad" o una "asociacin" poltica. Existe tan slouna unidad poltica; una "comunidad" poltica. La posibilidad concreta deagrupamientos del tipo amigo-enemigo es suficiente para crear, por sobre lopuramente social-asociativo, una unidad determinante que es algoespecficamente diferente y constituye algo decisivo frente a las demsasociaciones. [32] Cuando esta unidad desaparece hasta como eventualidad,desaparece tambin incluso lo poltico. Solamente desconociendo o norespetando la esencia de lo poltico es posible colocar a una "asociacin" poltica

  • al lado de otra asociacin religiosa, cultural, econmica, o de cualquier otrandole, para hacerla competir con todas las dems. En todo caso, del conceptode lo poltico como se ver ms adelante se desprenden consecuenciaspluralistas, pero no en el sentido de que dentro de una y la misma unidadpoltica se pueda colocar un pluralismo en el lugar del agrupamientodeterminante de amigos y enemigos sin con ello destruir tambin a lo polticoen si mismo.

    5). La decisin sobre la guerra y el enemigo

    Al Estado, en su calidad de unidad poltica esencial, le corresponde el jus belli;es decir: la posibilidad real, de determinar, y dado el caso de combatir, a unenemigo en virtud de una decisin autnoma. Los medios tcnicos con loscuales se libra el combate, la organizacin vigente de las fuerzas armadas, lamagnitud de las chances de ganar la guerra, todo ello es irrelevante aqusiempre y cuando el pueblo polticamente unido est dispuesto a combatir porsu existencia y por su independencia, siendo que por decisin autnoma hadeterminado en qu consiste esa independencia y esa libertad. La tendencia deldesarrollo tecnolgico militar aparentemente apunta a que, quizs, ya quedanslo pocos Estados cuyo podero industrial les permite librar una guerra conchances de xito, mientras que Estados ms pequeos y ms dbiles, ya sea demodo voluntario o forzado, renuncian al jus belli cuando no consiguenresguardar su independencia mediante una correcta poltica de alianzas. Estaevolucin no demuestra que la guerra, el Estado y la poltica han cesado deexistir. Cada uno de los innumerables cambios y trastornos de la Historia y dela evolucin de la humanidad ha producido nuevas formas y nuevasdimensiones del aglutinamiento poltico, destruyendo anteriores arquitecturaspolticas, produciendo guerras externas y guerras civiles, aumentando odisminuyendo el nmero de las unidades polticas organizadas.

    El Estado como unidad poltica determinante ha concentrado en si mismo unaatribucin enorme: la de la posibilidad de librar una guerra y, con ello, la dedisponer sobre la vida de los seres humanos. Y esto es as porque el jus bellicontiene un atributo semejante: significa la doble posibilidad de exigir de losmiembros del pueblo propio el estar dispuestos a matar y a morir, con el objetode matar a las personas ubicadas del lado del enemigo. Sin embargo, la tarea deun Estado normal consiste en lograr, por sobre todo, una pacificacin completadentro del Estado y su territorio; construir "la tranquilidad, la seguridad y elorden" para crear con ello la situacin normal que es condicin para que lasnormas jurdicas puedan imperar en absoluto desde el momento en que todanorma presupone una situacin normal y ninguna norma puede ser vlida enuna situacin que la desafa de modo completamente anormal.

    Esta necesidad de lograr la pacificacin intra-estatal conduce, en situacionescrticas, a que el Estado como unidad poltica en si, mientras existe, pueda

  • tambin determinar al "enemigo interno". Es por ello que en todos los Estados,bajo alguna forma, existe lo que el Derecho Pblico de las repblicas griegasconoci como declaracin de polemios y el Derecho Pblico romano comodeclaracin de hostis; es decir: formas de repudio, ostracismo, exclusin,colocacin hors-la-loi en sntesis, alguna forma de declarar un enemigointerno, ya sea con medidas ms severas o ms beningnas; vigentes ipso facto oestablecidas de modo jurdico mediante leyes especiales; ya sea manifiestas oencubiertas en descripciones genricas. ste es de acuerdo alcomportamiento de quien ha sido declarado enemigo del Estado el signodistintivo de la guerra civil; vale decir: de la desintegracin del Estado comounidad poltica organizada, internamente pacificada, encerrada en si misma encuanto a lo territorial e impenetrable para extraos. Mediante la guerra civil esque, luego, se decidir el destino que correr esta unidad. Para un Estado deDerecho Constitucional burgus esto no es menos vlido y hasta por elcontrario, quizs sea an ms naturalmente vlido que para cualquier otroEstado. Porque, como lo expresa Lorenz von Stein, en un "EstadoConstitucional" la Constitucin es "la expresin del orden social y de laexistencia de la propia sociedad constituda por los ciudadanos de un Estado.En el momento en que es agredida, el combate forzosamente tiene quedecidirse por fuera de la Constitucin y del Derecho, es decir: por medio delpoder de las armas".

    En la Historia de Grecia, el ejemplo ms notorio de esto probablemente es lapsefismata de Demofanto; esa decisin pblica que el pueblo de Atenaspronunci en el ao 410 AC luego de la Expulsin de los Cuatrocientos y pormedio de la cual estableca que todo aqul que intentase disolver la democraciaateniense se declaraba "un enemigo de los atenienses" (polemios estoAthenaion). Otros ejemplos y bibliografa al respecto pueden hallarse enBusolt-Swoboda "Griechische Staatskunde", 3 Edicin 1920, pginas 231 y532. Sobre la declaracin anual de guerra que los foros espartanos hacan a loshelotas que vivan dentro del Estado espartano, vase op.cit. pg 670. Enreferencia a la declaracin de hostis y las proscripciones en el Derecho Pblicoromano, vase Mommsen Rom.Staatsrecht III, 5, 1240. Por ostracismos yexpulsiones, aparte de los libros de texto conocidos de la Historia del Derechoalemn, vase sobre todo Ed.Eichmann "Acht und Bann im Reichsrecht desMittelalters" 1909. En la prctica de los jacobinos y del Comit de SaludPblica, descriptas en la Historia de la Revolucin Francesa de Aulard, seencuentran numerosos ejemplos de declaraciones de hors-la-loi. A destacar esun informe del Comit de Salud Pblica citado por E. Friesenhahn, ("Derpolitische Eid", 1928): "Depuis le peuple franais manifest sa volont toutce qui lui est oppos est hors le souverain; tout ce qui est hors lesouverain, est ennemi... Entre le peuple et ses ennemis il n'y a plus rien decommun que le glaive." [33] Una proscripcin puede tambin instrumentarsesuponiendo en los miembros de determinadas religiones o partidos una escasa

  • disposicin hacia la paz o hacia el acatamiento de las normas legales. Hayinnumerables ejemplos de esto en la Historia poltica de los cismticos yherejes. En relacin a ellos es caracterstica la argumentacin de Nicols deVernuls (De una et diversa religione, 1646): el hereje no debe ser toleradodentro del Estado ni an si es pacfico, porque personas que son como losherejes ni siquiera pueden ser pacficas. (citado por H. J. Elias, L'glise et l'tat,Revue belge de philologie et d'histoire, V (1927), Cuaderno 2/3). Las formasmenos violentas de las declaraciones de hostis son numerosas y diversas:confiscaciones, expatriaciones, prohibiciones de asociacin o de reunin,exclusin de cargos pblicos, etc. El pasaje anteriormente citado de Lorenz vonStein se encuentra en su relato del desarrollo poltico-social de la Restauraciny de la monarqua de Julio en Francia, "Geschichte der sozialen Bewegung inFrankreich", Tomo I: "Der Begriff der Gesellschaft", Edicin de G. Salomon,Pg. 494.

    La facultad de disponer de la vida y de la muerte de una persona por medio deun veredicto, el jus vitae ac necis, puede residir tambin en alguna otraestructura existente dentro de la unidad poltica como, por ejemplo la familia oel jefe de la misma; pero, mientras la unidad poltica subsista como tal, nopuede residir en ella el jus belli o derecho a declarar un hostis. Incluso elderecho a la venganza de sangre entre familias o estirpes debera quedarsuspendida, al menos durante el transcurso de una guerra, si una unidadpoltica ha de existir en absoluto. Un grupo humano que quisiese prescindir deestas consecuencias de la unidad poltica ya no sera un grupo poltico, puestoque renunciara a la posibilidad de tomar la decisin determinante en cuanto aquin considerar y tratar como enemigo. A travs del poder sobre la vidafsica de las personas, la comunidad poltica se eleva por sobre cualquier otraespecie de comunidad o sociedad. Dentro de la comunidad podrn luego existirsubestructuras secundarias de carcter poltico, con facultades propias otransferidas, inlcuso con un jus vitae ac necis restringido a los miembros delgrupo ms estrecho.

    Una comunidad religiosa, una Iglesia, puede exigir de su miembro que muerapor su fe y que soporte el martirio, pero solamente en beneficio de la salvacinde su propia alma; no en beneficio de la comunidad eclesistica establecidacomo estructura de poder terrenal. De otro modo se convierte en una magnitudpoltica; sus guerras sagradas y sus cruzadas son acciones que descansan sobreuna decisin de declarar enemigos, al igual que las dems guerras. En unasociedad determinada econmicamente cuyo rden esto es: cuyofuncionamiento previsible dentro de un mbito de categoras econmicas sedesarrolla normalmente, bajo ningn punto de vista puede exigirse que algnmiembro de la sociedad sacrifique su vida en aras de un funcionamiento sinsobresaltos. Fundamentar con argumentos utilitarios una exigencia semejantesera, justamente, contradecir los principios individualistas de un orden

  • econmico liberal; algo que jams podra justificarse partiendo de las normas oideales de una economa pensada para ser autnoma. El individuo aislado eslibre de morir por lo que quiera; esto constituye, como todo lo esencial en unasociedad liberal-individualista, una "cuestin absolutamente privada" esdecir: materia de una decisin libre, no controlada, que no es de incumbenciade nadie aparte de la persona que por si misma toma la decisin.

    La sociedad que funciona sobre bases econmicas tiene medios de sobra paraquitar de su circuito al que sucumbi en la lucha competitiva, al que no tuvoxito y an al "molesto". Puede volverlo inofensivo de una manera no-violenta,"pacfica"; o bien y dicho en forma concreta: puede dejarlo morir de hambre sino se subordina voluntariamente. A una sociedad puramente cultural ocivilizatoria seguramente no le faltarn "indicaciones sociales" para librarse deamenazas indeseadas o de desarrollos indeseados. Pero ningn programa,ningn ideal, ninguna norma y ninguna finalidad otorgan un derecho adisponer sobre la vida fsica de otras personas. Exigir seriamente de los sereshumanos que maten a seres humanos y que estn dispuestos a morir para queel comercio y la industria de los sobrevivientes florezca, o para que la capacidadde consumo de los nietos aumente, constituye algo tenebroso y demencial.Anatematizar la guerra calificndola de homicidio y luego exigir de las personasque libren una guerra, y que maten y se dejen matar en esa guerra, para que"nunca ms haya guerras", constituye una estafa manifiesta. La guerra, ladisposicin a morir de los combatientes, el dar muerte fsicamente a sereshumanos que estn del lado del enemigo, todo eso no tiene ningn sentidonormativo y slo tiene un sentido existencial. Especficamente: slo tienesentido en la realidad de una situacin de combate real contra un enemigo real;no en algn ideal, programa o normativa cualquiera. No existe ningn objetivoracional, ninguna norma por ms justa que sea, ningn programa por msejemplar que sea, ningn ideal social por ms hermoso que sea, ningunalegitimidad o legalidad, que pueda justificar que por su causa los seres humanosse maten los unos a los otros. Cuando semejante destruccin fsica de vidashumanas no ocurre a partir de una autntica afirmacin de la propia formaexistencial frente a una negacin igual de autntica de esta forma existencial,sucede que simplemente no puede ser justificada. Tampoco con normas ticas ojurdicas se puede fundamentar una guerra. Si existen realmente enemigos, enel sentido autntico y esencial con el que aqu los hemos entendido, entoncestiene sentido pero slo sentido poltico repelerlos fsicamente y combatircon ellos si es necesario.

    Que la justicia no pertenece al concepto de la guerra ya es de dominio pblicodesde Grotius. [34] Las construcciones intelectuales que exigen una guerrajusta sirven, por lo comn, a un objetivo poltico. Exigir de un pueblopolticamente unido que libre guerras slo por motivos justos es, en realidad, obien algo obvio si significa que la guerra slo debe librarse contra un enemigo

  • real, o bien detrs de ello se esconde el intento poltico de transferir a otrasmanos la disposicin del jus belli y encontrar normas jurdicas sobre cuyocontenido y aplicacin puntual ya no decidir el Estado mismo sino algn otrotercero, el que de esta manera decidir quin es el enemigo. Mientras un puebloexista en la esfera de lo poltico, deber determinar por si mismo ladiferenciacin de amigos y enemigos, aunque sea tan slo en el ms extremo delos casos y an as debiendo decidir, tambin, si este caso extremo se ha dado o no. En ello reside la esencia de su existencia poltica. Si ya no tiene lacapacidad o la voluntad para establecer esta diferenciacin, cesar de existirpolticamente. Si permite que un extrao le imponga quin es su enemigo ycontra quin le est o no permitido luchar, ya no ser un pueblopolticamente libre y quedar incluido en, o subordinado a, otro sistemapoltico. Una guerra no adquiere su sentido por ser librada en virtud de idealeso normas jurdicas sino por ser librada contra un enemigo real. Todas lasimprecisiones de la categora amigo-enemigo se explican por el hecho de que selas confunde con toda clase de abstracciones o normas.

    Un pueblo polticamente existente no puede, pues, dado el caso y por medio deuna decisin propia y a propio riesgo, renunciar a diferenciar amigos deenemigos. Podr declarar solemnemente que condena la guerra como mtodode resolucin de conflictos internacionales y que renuncia a emplearla como"herramienta de poltica nacional", tal como sucedi en el denominado PactoKellogg de 1928 [35] Con ello, ni ha renunciado a la guerra como herramientade poltica internacional (y una guerra que sirve a la poltica internacionalpuede ser peor que otra que sirve solamente a una poltica nacional), nitampoco ha "condenado" o "proscripto" a la guerra en si misma. En primerlugar, una declaracin como sa depende completamente de determinadasreservas condicionales que se sobreentienden, ya sea de modo explcito oimplcito. Por ejemplo, el prerrequisito de la existencia propia como Estado; ladefensa propia; las condiciones implcitas en acuerdos existentes; el derecho auna supervivencia libre e independiente, etctera. En segundo lugar, estosprerrequisitos, en cuanto a su estructura lgica, no constituyen simplesexcepciones a la norma sino, por el contrario, son los que precisamente leotorgan a la norma su contenido concreto en absoluto. No son excepcionescondicionales constituyendo restricciones perifricas de la obligacin sinoprerrequisitos normativos sin los cuales la obligacin carece de sentido. Entercer lugar, mientras hay un Estado independiente, es este Estado mismo elque decide si se ha dado o no el caso de un prerrequisito de esa naturaleza(defensa propia, agresin del contrincante, violacin de acuerdos preexistentesincluyendo al Pacto Kellog mismo, etc.). En cuarto lugar y por ltimo, es hastaimposible "proscribir" a "la guerra". Solamente se pueden proscribir personas,pueblos, Estados, clases sociales, religiones, etc. a los cuales se los declaraenemigos mediante una "proscripcin". De este modo, tampoco una solemne"proscripcin de la guerra" consigue eliminar la diferenciacin de amigos y

  • enemigos sino que le otorga a esta diferenciacin un nuevo contenido y unanueva vida a travs de nuevas posibilidades de declarar un hostis.

    Eliminando esta diferenciacin se elimina la vida poltica en absoluto. Deningn modo est librado a la discrecin de un pueblo con existencia poltica eleludir esta dramtica diferenciacin mediante proclamaciones conjuratorias. Siuna parte del pueblo declara no conocer enemigos, depende de la situacin,pero es posible que se haya puesto del lado de los enemigos para ayudarlos. Sinembargo, con ello no se habr eliminado la diferenciacin entre amigos yenemigos. Si los ciudadanos de un Estado afirman de si mismos que,personalmente, no tienen enemigos, el hecho no tiene nada que ver con estacuestin ya que una persona privada no tiene enemigos polticos. Lo mximoque un ciudadano puede llegar a querer decir con una declaracin como sa esque desea excluirse de la totalidad poltica a la que por su existenciapertenece para vivir exclusivamente en calidad de persona privada. [36]. Msall de ello, sera tambin un error creer que un pueblo puede eliminar ladiferenciacin entre amigos y enemigos mediante una declaracin de amistad atodo el mundo, o mediante la decisin de desarmarse voluntariamente. Elmundo no se despolitiza de esta manera, ni queda tampoco colocado en unestado de moralidad pura, juridicidad pura o economa pura. Cuando un pueblole teme a las penurias y a los riesgos de una existencia poltica, lo que sucederes que, simplemente, aparecer otro pueblo que lo relevar de este esfuerzohacindose cargo de la "proteccin frente a los enemigos externos" y, con ello,se har cargo tambin del dominio poltico.