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15 Capítulo 1 El comienzo Un hombre se pasó la vida preguntando a las vacas de dónde venían. Y todas ellas respondieron “Mooo”. Cansado le preguntó a los hombres: de dónde venían. Y los hombres contestaron “Mooo”. Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre un hombre y una vaca? CONCLUSIONES H elena colgó el teléfono y prendió el televisor para seguir viendo las noticias sobrecogedoras del terremoto en China. Tocó el pequeño lunar en su entrecejo, como era su costumbre cuando estaba inquieta. Sintió una profunda tristeza al ver que los acontecimientos se habían presentado de una manera tan drástica y estrujante. Las transformaciones que por ley debían ser en la Tierra en este Tercer Tiempo la hicieron pensar que el tiempo se estaba acortando; le parecía que todo se precipitaba en estos momentos. Ella vio que el hombre, en su insensatez y afán de transformar el entorno, estaba provocando daños a sí mismo y no lograba todavía entender el alcance de su actitud. Helena sabía que más grave que lo que se apreciaba en un nivel físico, era el daño que estaba ocasio- nando en el nivel Kósmico. Reflexionó en la forma en que la humanidad había llegado a ese punto tan delicado. Pensó en cómo el Universo tiene un desarrollo programado, cada una de las acciones que en él se realizan tiene una finalidad que debe ser concluida en un tiempo determinado. Helena imaginó el Universo como un acordeón que se va desdo- blando, dando entrada a razones nuevas que tienen como objetivo la

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Capítulo 1 El comienzo

Un hombre se pasó la vida preguntando a las vacas de dónde venían. Y todas ellas respondieron “Mooo”.

Cansado le preguntó a los hombres:de dónde venían. Y los hombres contestaron “Mooo”.

Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre un hombre y una vaca?

c o n c l u s i o n e s

Helena colgó el teléfono y prendió el televisor para seguir viendo las noticias sobrecogedoras del terremoto en China.

Tocó el pequeño lunar en su entrecejo, como era su costumbre cuando estaba inquieta. Sintió una profunda tristeza al ver que los acontecimientos se habían presentado de una manera tan drástica y estrujante. Las transformaciones que por ley debían ser en la Tierra en este Tercer Tiempo la hicieron pensar que el tiempo se estaba acortando; le parecía que todo se precipitaba en estos momentos. Ella vio que el hombre, en su insensatez y afán de transformar el entorno, estaba provocando daños a sí mismo y no lograba todavía entender el alcance de su actitud. Helena sabía que más grave que lo que se apreciaba en un nivel físico, era el daño que estaba ocasio-nando en el nivel Kósmico.

Reflexionó en la forma en que la humanidad había llegado a ese punto tan delicado. Pensó en cómo el Universo tiene un desarrollo programado, cada una de las acciones que en él se realizan tiene una finalidad que debe ser concluida en un tiempo determinado. Helena imaginó el Universo como un acordeón que se va desdo-blando, dando entrada a razones nuevas que tienen como objetivo la

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evolución. Todos los cambios en el Universo, o Fusión, están sujetos a leyes que se manifiestan en determinados tiempos. La humani-dad, al ser parte de la Fusión, está regida por esas mismas leyes que se proyectan en la Tierra y en un momento específico. Pero al no finalizar nuestros aprendizajes en el tiempo acordado, nos queda-mos rezagados al acontecer de la Fusión. Si la humanidad no logra el adelanto programado para este Tercer Tiempo, podría suscitarse otro cataclismo para que no hagamos más daño y para sacarnos de la fantasía en que vivimos: el continuo del pensamiento humano que nos ha llenado de la ilusión de que somos los dueños de todo lo que nos rodea.

Helena se acordó de lo que había aprendido en los estudios: “[…] Os digo que cuando termina un ciclo y se establece el nuevo, la mayor parte de los hombres se manifiestan torpes y sin sentido, mas no así un pequeño grupo de unos cuantos hombres agudos que se desplaza hacia otros momentos de su estar. En los próximos años, como os decís en lo material, la formación solar o su estructura tendrá cambios muy profundos que no serán comprendidos por los científicos. Esto modificará la estructura en todos los órdenes en los que os llamáis Planicio Terráqueo. Aparecerán nuevas especies de plantas y animales, y se consolidará en sí una nueva estructura de lo que os llamáis microcosmos. Algunos mares tendrán un tinto rojizo en sus aguas, y esto sorprenderá a los pequeños”. (13 ene 95)

Helena pensó en la humanidad que vive actualmente en un retraso respecto a las razones específicas del Kosmo en el que estamos. Ella sabía que hay un momento exacto para todo y, el adelantarnos o retrasarnos a las razones de nuestro estar, provocamos algunos de nuestros malestares: enfermedades, alteraciones en la konciencia, y karma. Ella se dijo “para estar en armonía con las razones impe-rantes de este tiempo, tenemos que abrir nuestra mente que ahora desconoce las razones que rigen nuestro desarrollo. Tenemos que ajustarnos a las razones Kósmicas. De otra manera, todo lo que vivi-mos sería una imposición de los intereses particulares y un rechazo de lo que debemos hacer”.

Se quedó pensando en su responsabilidad. La humanidad tenía una oportunidad en esos momentos de volver a conocer la verdad de su existencia. El Konocimiento que ella había estudiado durante

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todos estos años debía ser entregado a toda la humanidad; esa era la oportunidad que se había otorgado al hombre en este tiempo. Con-templó las ideas equívocas que forman nuestro mundo actualmente: que la Tierra y nuestra materia nos pertenecen, que sólo vivimos una vez, que tenemos el derecho de explorar todo lo que haya en la Fusión, creer que somos los únicos seres pensantes en ella y que podemos decidir por nosotros mismos. “Pero”, se dijo, “ni siquiera conocemos lo que somos, ni por qué existimos”.

Tomó el último sorbo de su café y pensó en lo diferente que había sido la vida del hombre en las primeras edades de la Tierra, cuando el Planicio no había sido afectado por el pensamiento confuso del hombre y su actuar. Ella recordó un Konocimiento que había estu-diado: “el hombre no es propietario, es un turista por un período de tiempo en esta esfera. Esto lo ha falseado: mi tierra, mi patria, etcétera. Pero lo ignora, no sabe de dónde viene ni a dónde va. […] Los puntos de referencia vitales […] son: de dónde y para dónde.

¿Qué hizo el hombre con el hombre mismo? Separó s u s ver-dades de l a v e r da d . Si hubo civilizaciones que lograron un gran desarrollo y proyectaban en el Tiempo, ¿qué ocurrió? ¿Sería que ciertos grupos trastocaron a otros para controlarlos? (24 sep 88) ¿Quiénes serían?”

Recogió su abundante pelo castaño, se levantó y se puso una chamarra. Se miró al espejo, observó su lunar en el entrecejo que contrastaba con su piel blanca y salió al jardín. Las plantas eran una gran compañía para ella y se sentía muy bien en este sitio que había planeado y cultivado. El año anterior, cuando llegó a vivir en esa pequeña casa en las colinas, afuera de Remoulins, había visto que ésta necesitaba varias reparaciones, pero había decidido arreglar el jardín antes que otra cosa. Lo había diseñado con cariño, siguiendo los colores y las formas de las plantas para que tuvieran armonía y movimiento. La vieja casita que había heredado de su abuelo estaba rodeada por un pequeño olivar que los pájaros llenaban con sus cantos. En verano los aromas de lavanda, pino y cedro flotaban por las colinas con la brisa cálida y seca. El clima en el sureste de Francia le permitía disfrutar de las flores que tanto le gustaban durante casi todo el año. El pueblo de Remoulins estaba situado al otro lado del río de la ciudad de Avignon, donde Helena había nacido en el verano

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de 1968. A veces ella misma no podía creer cuántos cambios había experimentado en su vida. ¿Cuántos más vendrían?

Mientras recorría el espacio quitando las hierbas, se dijo a sí misma: “no cabe duda que la Tierra es un lugar de gran belleza y armonía, lleno de sonidos, colores, formas y aromas que no apre-ciamos. Desapercibidos por la humanidad, grandes trabajadores Kósmicos desarrollan sus labores en ella, propias a su encargo y evo-lución. ¿Por qué será que el hombre se empeña en destruir su hogar? Dañar la casa que se le había dado era despreciar la razón que lo había manifestado en ella. ¿Por qué ese afán de alterar y modificar al Planicio? ¿Qué es lo que pretenden con ello? Los grandes jerarcas que controlan el pensamiento de la humanidad abogan por el desa-rrollo material, diciendo que es para nuestro bien. Y aún más, ahora pretenden conquistar el Universo, para extender la ‘gloria’ humana a todos los confines, cuando no pueden ni siquiera cuidar la casa que habitan. Este supuesto bienestar es bastante irónico; sólo hay que observar las consecuencias de estos últimos acontecimientos”.

Después de caminar por el pequeño jardín se sintió más tran-quila. Regresó a la casa y subió las escaleras hacia su habitación para bañarse. Al salir estaba todavía fresco; se vistió con un suéter de color lavanda y unos pantalones cómodos. Después tomó el anillo que había dejado en la mesita de noche y lo colocó en su dedo índice.

Entró a la cocina y prendió la estufa de hierro para preparar otro café. En las mañanas le gustaba sentarse en la mesa que su abuelo había tallado. Ella había pintado los muros de la cocina en un tono verde que le daba una sensación de alegría. La casa era vieja y un poco maltratada; todavía le faltaban muchos arreglos, pero Helena estaba muy agradecida al tenerla porque allí encontraba la calma necesaria para estudiar. Después de la experiencia de habitar en la selva y la estrechez en la que había vivido por muchos años, esa casita representaba un gran regalo.

Se quedó viendo al anillo que llevaba en su mano derecha; le quedaba un poco grande. La luz que entró en esos momentos por la ventana hizo que la gema centellara varias tonalidades de verde. Vio sus manos delgadas y alargadas y se preguntó qué tan diferentes serían entonces y si habría usado el anillo en el mismo dedo antes. Sonrió ante tal idea. Aunque todavía le quedaban algunas cosas que

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Capítulo 2 Del libro de Helena:

¿Quiénes somos?

Deseosa de hablar las verdades del hombre, Helena comenzó a escribir su libro, contando la historia que ha quedado rele-

gada en la mente humana. Cumpliendo con lo que los Konceptos le habían indicado como su responsabilidad y apreciando lo que el Konocimiento explica acerca de las razones de nuestra existencia, ella escribió:

A través de las edades, los grandes pensadores y científicos se han preguntado “quiénes somos” y aunque han buscado un significado a la razón de nuestra existencia, no han lle-gado a conocer las verdades que podemos encontrar en el Konocimiento que se nos entregó en este Tercer Tiempo. Para comprender quiénes somos, debemos entender que la envoltura material es pasajera y efímera. La apariencia física es como una pequeña cáscara, como la de un fruto. Ésta es eventual y proyectada. (05). Sólo nos conocemos como seres humanos, y aunque creemos que conocemos la materia que nos envuelve, ya hemos olvidado lo que somos en nuestro principio. Esta verdad ha sido enterrada en los largos siglos que llevamos aquí en la Tierra.

¿Qué somos nosotros? […] Somos Egos. Este es nues-tro Principio Vital el que perdurará en nosotros por un siempre. (14 mar 11) Ego significa lo que se desarro-lla en principio y forma parte de la Voluntad Suprema. (Carpeta Dorada) El Ego es la parte integrante que nos conforma absolutamente. (10 ago 10)

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El Ego es la partícula Kósmica que en cada encarna-ción o Ansibir entra en un nuevo cuerpo. Se separa de la materia cuando Trebolamos (lo que conocemos como la muerte) para tener una preparación y vuelve a adentrarse en una nueva materia en donde tendrá distintas vivencias y aprendizajes, con sus alegrías y sus sinsabores. Por lo tanto, nosotros no morimos, sino estamos en una trans-formación constante.

Al hablar de nuestro principio, diremos que el Ego no nació, sino que fue manifestado por una gran Excelencia que por ahora no podemos llegar a comprender con nues-tra konciencia. La manifestación es en sí la existencia. (28 ago 10)

Si preguntáramos: ¿por qué existimos?, el Konocimiento nos explica que la existencia es una invitación hacia una gran aventura, que es la de ser aceptado en una gran creación. (28 ago 10) Nosotros formamos una parte de todo lo que se encuentra en el Universo, como si fuera una gran familia.

El Ego después de haber sido manifestado (cuando pode-mos decir que existe) continua en una “preparación” […]en la cual por un periodo se le entrega enseñanza, com-prensión, y derechos y obligaciones para actuar en la Gran Obra Creativa; después de estas enseñanzas, que son múltiples y vivifican al Ego explicándole paso a paso, y haciendo en él una compenetración fundamental de lo que va a ser, se le admite una resolución de “existo o no existo”, esto implica un compromiso en el cual se le otorga su deseo, si el Ego acepta las razones impuestas pasa a otra razón que se llama Proyectado, el cual se realizará dentro de un Real y Aparente y tendrá fun-ción específica de acuerdo a las realizaciones de la Fusión Creativa. (28 ago 10).

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En cada Ego fue puesta una partícula de voluntad, de asombro, de limpieza, candor y enseñanza que se regis-tra, simplifica y activa las enseñanzas del medio ambiente (Carpeta Dorada). Cada uno fue preparado para poder cumplir con un propósito o razón. Dentro del proceso de nuestra conformación adquirimos las características espe-cíficas para ese propósito. Los Egos fuimos hechos por la convivencia de los doce Protentos o Inteligencias, aunque al igual que un pastel que en su mayoría es harina, per-tenecemos más a las razones de uno de ellos, el Koncepto Lux que a las de los otros (19 sep 87) […]Nuestra for-mación fue una estructura lumínica (razones acústicas o sonoras, que son parte y equilibrio de la Lux). (21 may 88) Cada Ego tiene un sonido específico, (en el ahora esto se relaciona con la personalidad) y no hay Ego igual a otro. (Carpeta Dorada) Al estar conformados principal-mente por la Lux Sonora, todo lo relacionado con el Ego tiene que ver con el sonido: nuestra captación, proyec-ción, konciencia y pensamiento.

Los Egos estábamos conformados en grupos o Huestes sonoras de diferentes niveles, de acuerdo a la sonoridad y propósito de realización que tenemos. Aun ahora, esta forma de agruparnos sigue vigente, se presenta en afinida-des o rechazos que sentimos por otros Egos o grupos de Egos, en las razones que compartimos, y en las lecciones que tenemos que comprender para crecer.

Pero volvamos a las razones de nuestro principio. Cuando las Huestes de Egos ya habían sido conformadas y pre-paradas para cumplir con sus misiones, llegó el gran momento de ser proyectados al Universo, o Fusión, y así comenzó nuestro desarrollo y experiencia dentro del principio Vida.

¿Y qué es la Vida? La Vida, como os decís, es una acción del Konocimiento […] El Ego es una realización que per-

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trabajo, su departamento, y deshacerse de las pocas cosas que tenía. Efectuó el viaje lo más rápido que le fue posible. Había aprendido por sus experiencias que cuando había que realizar algo trascendente, se debía actuar con premura porque una vez que una idea se proyec-taba y empezaba a desarrollarse, surgían pensamientos divergentes que obstaculizaban su progreso. Se había sorprendido al comprender que las ideas discordantes podían provenir del entorno, de las perso-nas más cercanas, o en la mayoría de las veces, de uno mismo.

Ahora estaba allí sentada en el hotel, en un lugar que le era extraño. Cansada, pero con la alegría de ver a su Maestra Marion de nuevo, le llamó para avisarle que ya había llegado.

—Vaya, por fin llegaste, Helenita. ¿Por qué te tardaste tanto? Yo pensé que nunca ibas a poder salir de tu comodidad. Están muy buenos los croissants allá, ¿verdad? Bueno, me imagino que debes de estar muy cansada —Helena reconoció el tono irónico de su Maes-tra. Siempre le daba en su punto débil—. Pregunta en tu hotel por el restaurante El Moro, es cerca de donde estás. Nos vemos allí a las ocho —Helena colgó el teléfono y miró la hora; aprovechó el poco tiempo que tenía para descansar un poco. Su Maestra siempre la ponía nerviosa y quería estar en armonía lo más que pudiera para el encuentro.

Cuando llegó a El Moro, Helena no pudo menos que sonreír al ver lo que servían en ese restaurante: churros y chocolate caliente, algo que por supuesto su Maestra no podía resistir. La vio en una de las mesas cercanas a la entrada y se acercó a ella, sintiendo un gran con-tento de encontrarla de nuevo.

Marion la saludó hablándole en español. Helena se sentó al otro lado de ella, observando los azulejos en los muros y el ambiente tan distinto al que estaba acostumbrada. Pidió un chocolate caliente, viendo con susto el plato lleno de churros que estaba en la mesa. Esperaba que no tuviera que comérselos todos. Marion empezó a preguntarle de su viaje. Al principio Helena estaba un poco dudosa de no poder seguir la conversación, pero logró concentrarse y fluir. Por consejo de su Maestra, había estudiado el idioma en París; ese sería el momento de practicarlo.

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Marion tomó un poco de su chocolate y dijo:

—Te debes acostumbrar a hablar en español; captando su sonoridad te será más fácil apreciar a la gente y su manera de pensar. Además, el Konocimiento de este Tiempo está escrito en español. En el futuro se hablará un sólo idioma que se basará en el español y en el mace-donio —Marion sonrió al ver la expresión de sorpresa en la cara de Helena.

Un sonido rítmico y repetitivo llegó a los oídos de Helena. Afuera del restaurante había un grupo de danzantes vestidos con atuendos prehispánicos. La forma de la danza hizo pensar a Helena que era la de un ritual. El ritmo de las sonajas amarradas a sus piernas y de los tambores provocó una pesadez en su mente. Se preguntó: “¿por qué me siento así?”.

Sabiendo lo que Helena pensaba, Marion le comentó:

—Son rituales. Su música y sus hábitos se han repetido por mucho tiempo. Si te fijas en las costumbres de los indígenas, en sus pen-samientos y hasta en sus dialectos, verás que son sonidos obsesi-vos y repetitivos. En el pasado, estas razas tuvieron un momento de esplendor, pero al no cumplir, vino una decadencia en ellas y su kon-ciencia quedó limitada. Son como discos rallados que repiten y repi-ten su programación sin llegar a ningún lado —Marion le explicó en más detalle—: La humanidad ha tenido muchas razas prototipo en el ayer de los ayeres, y cada raza albergó un conjunto de cualidades y prodigios que no alcanzaron su total meta. De esas mismas razas quedó un remanente, ya no con la captación y el asombro que al ser elegidas tuvieron en los ayeres. Esta diferencia que se somete al color y a los rasgos, así como a sus funciones biológicas, psíquicas y su actitud ante la vida, quedará impresa siempre en las razas posteriores, que seguirán su transformación hasta que completen su ritual de enseñanza y adelanto en su evolución. Todas en un momento propicio e indicado pudieron haber llegado al punto que se les había marcado, mas no fue así. Cada una se perdió en intere-ses sombríos, y acuosidades de entre tiempo. (12 jul 96)

Las razas que habitaron en Mesoamérica principalmente y en

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otras partes del mundo surgieron de otras civilizaciones más anti-guas. Existieron otras, como la Atlántida y Lemuria, pero estas tampoco fueron las razas más grandes y desarrolladas, ellas ya no estaban plenas. Parte de su sabiduría fue una interpretación del Konocimiento que tuvieron las razas anteriores que sí estuvieron en plenitud. Aquellos que de estas razas se salvaron de los cata-clismos ocurridos, partieron a diferentes lugares del mundo y se quedaron principalmente en América. Se volvieron Toltecas, que no quiere decir una raza, sino los que deambulan por todos lados, enseñando lo referente a lo que se conoce como Astral. (18 nov 08)

El Konocimiento de lo que hoy entendemos por Astral fue ense-ñado por el Maestro de la humanidad a las primeras razas, que en ese momento tenían una plenitud. Les fue entregado con la intención de que comprendieran su materia y el Planicio, para que pudieran tener una comunicación y armonía con las Entidades encargadas del funcionamiento de la esfera terráquea.

Estas razas se empeñaron en las enseñanzas del Astral, pero con el interés enfocado en recuperar algo de su pasado; para conjuntar a sus antiguos jerarcas.

Helena, sorprendida, volteó a ver a los danzantes que se movían de una manera casi autómata, dibujando figuras con sus pies en el suelo y siguiendo el ritmo repetitivo de los tambores, lo cual la hacía sen-tirse adormecida y a ellos parecía ponerlos en trance. Ella entendió que este ritmo les servía para enfocar su atención.

—¿Recuerdas, a qué me refiero cuando hablo de jerarcas? —su Maes-tra se le quedó viendo e hizo una pausa para que Helena recordara lo que había estudiado. Sin esperar que Helena contestara, Marion siguió—. Te he comentado anteriormente que los Egos estaban con-formados en Huestes en el Kosmo del Trinak. La humanidad está conformada de las mismas Huestes, cada una con cierto condicio-namiento y capacidad para desarrollar la variedad de misiones; es por lo tanto que los hombres son obreros, trabajadores, pensadores, científicos, etcétera. Esta actitud de las Huestes es para un fin nece-sario. (14 mar 92) Cada Hueste era guiada por Egos que tenían una mayor preparación y una konciencia más elevada. Estos Egos “mayo-

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res” debían ayudar a los más “pequeños” a desarrollarse, mas esto no fue así. Al momento del equívoco en el Kosmo del Trinak, los más desarrollados tuvieron mayor culpa, ya que tenían una mayor kon-ciencia de lo que hacían. Sus gracias y sus grandes capacidades no fueron utilizadas para la finalidad encomendada, sino para promover y participar en un equívoco. Ya sabemos que después de haber come-tido estos errores, los Egos pasaron por un juicio Kósmico y fueron proyectados al Planicio, en donde se decidió el nuevo acomodo que tendrían. Para lograr esto, la estructura piramidal y el orden jerár-quico que había en el Kosmo del Trinak fueron modificados.

Su Maestra se acomodó en la silla, girándose para quedar sentada de lado y frotó su ceja con la orilla de su palma. Helena observó este gesto característico que hacía cuando algo la inquietaba. El mesero entregó el chocolate caliente a Helena mientras Marion sacaba de su bolsa una pluma, y en una servilleta, dibujó una pirámide.

—Mira, podemos decir que en la parte de arriba estaban los Egos que debían guiar a las Huestes en su desempeño —remarcó la punta de la pirámide y continuó—. También, debemos entender que había Huestes enteras que tenían un mayor desarrollo que otras. Podemos visualizarlo como si hubiera capas o estratos distintos de konciencia dentro de esta estructura, con los Egos más desarrollados en la parte de arriba y los menos desarrollados abajo.

En el Kosmo del Trinak

Egos de menor desarrollo

Egos de mayor desarrollo

↑↑

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Planicio Terráqueo

Egos de mayor responsabilidad

Al llegar al Planicio se esbozó un nuevo orden, ya que el anterior no había funcionado. Los Egos que antes estaban en la cima de la pirá-mide fueron dirigidos a las profundidades de la Tierra —volteó la servilleta y dibujó en el otro lado un triángulo invertido y le señaló:

Así estos Egos permanecerían en latencia en el interior del Plani-cio por un tiempo mucho mayor, ya que sus intereses y actuacio-nes necesitaban de un largo periodo de introspección y aislamiento, teniendo así la oportunidad de comprender plenamente sus erro-res. Conforme fuera dándose el desarrollo de los Egos sobre la Tierra, posiblemente en el Sexto Tiempo, estos tendrían que salir de su detención para integrarse a la nueva forma de evolución y enseñanza. Así los Egos que quedaron en los estratos superiores del Planicio —señaló la base de la segunda pirámide— tendrían la opor-tunidad de ajustarse y encontrar por ellos mismos su acomodo, sin la interferencia de los líderes del ayer, ya que los Egos de menor desa-rrollo estaban acostumbrados a seguirlos. Es algo parecido a cómo funcionan las cárceles ahora: los hombres más peligrosos que han cometido grandes delitos están separados en celdas o prisiones espe-ciales para ellos, cumpliendo condenas más largas que los que tienen culpas menores y que pueden enmendar más fácilmente sus faltas.

Este equilibrio, que había sido planeado por las Grandes Inte-ligencias para que el Ego encontrara su acomodo y pudiera com-prender, fue quebrantado cuando algunos hombres, deseosos de tener más poder sobre la Tierra, quisieron juntarse de nuevo con sus

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mayores para restaurar el acomodo de las jerarquías que habían exis-tido en el Kosmo del Trinak —Marion encendió un cigarro sin darse cuenta de que había otro prendido en su cenicero. Su mirada lejana parecía perdida en los tiempos—. Pero ni ellos mismos compren-dieron la gravedad de las consecuencias de sus acciones. Cuando lograron sacar a algunos de estos Egos prematuramente de su aisla-miento en la piedra, estos salieron enloquecidos y furiosos, viendo que no habían pasado por las transformaciones necesarias que les hubieran permitido comprender sus fallas y sus actuaciones. Llenos de enojo ante el nuevo acomodo, puesto que habían sido despojados de sus gracias y poderes, buscaron a toda costa dominar a los Egos de menor culpa que ya habían encontrado cierta armonía sobre la Tierra. Estos Egos que salieron antes de su tiempo son lo que la gente llama diablos y que son Egos que se encuentran en mayor desajuste y su equívoco fue mayor. Cuando son liberados por un proceso falso, equívoco, son los grandes criminales o defensores de causas erráticas o confusas. (11 jun 88) Se impusieron sobre los hombres como sus dioses y se hicieron adorar por ellos. ¿Nunca te has preguntado por qué algunos de los “dioses” del ayer son figu-ras grotescas y demoniacas? El deseo de estos jerarcas fue, y sigue siendo, que el Ego no captara su verdad ni a las grandes Inteligen-cias. Los jerarcas quieren mantener la konciencia del hombre ocu-pada en un mundo de fantasía material impulsado por ellos mismos, en el cual le saturan la mente con la avidez de tenerlo todo: dinero, salud, belleza, amor, poder, inteligencia. Así pueden dominar a los demás quedándose en la cima de la pirámide. Dirigen los pensa-mientos, emociones y actos de los Egos sumisos, y de estas razones se alimentan, haciéndose más fuertes y reforzando la ilusión de que los que mantienen como sus súbditos.

En ese momento un mesero que llevaba muchos platos tropezó con la mesa de ellas e hizo que el chocolate se derramara de sus tazas. Helena se molestó por la interrupción; no estaba acostumbrada al desorden que encontró en el sitio. Su Maestra le dijo en un tono fuerte:

—Concéntrate en lo que te estoy hablando y no te pongas delicada. ¿No puedes controlar tu materia? Pareces niña chiquita. Con este

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—Ya vamos a llegar a mi casa —le dijo tomándola por el brazo para doblar hacia la derecha. Helena leyó el nombre de la estación del metro que acababa de pasar: “Pino Suárez”. Dieron vuelta en la calle Netzahualcóyotl, donde había una pequeña placita. Era ya muy tarde y casi no había movimiento. Su Maestra se detuvo en la puerta de un edificio viejo, pero más que eso estaba sucio y maltratado. Era el único de esa cuadra que había quedado en pie después del terre-moto de 1985.

—Tu hotel está a unas cuantas cuadras —le explicó cómo llegar y agregó—: No te habías imaginado tantas sorpresas, ¿verdad? Espera a ver lo que viene.

Helena, nerviosa, iba a reír pero miró el rostro serio de Marion. Se despidieron y ella se fue a su hotel.

De todo lo que había vivido esa noche, lo que más le acongojó fue conocer el edificio en el que vivía su Maestra. ¿Cómo era posible que viviera en ese lugar? Se preguntó por qué lo habría escogido. Debía haber una razón trascendental en ello. Sabía que para Marion, un lugar limpio y bien cuidado era vital. Le molestaba demasiado ver que la gente destruyera las cosas, que no las cuidara. En estos deta-lles pequeños su Maestra veía la falta de respeto del hombre hacía los Konceptos, ya que la materia, la Tierra, el mar, e incluso hasta la Sabiduría, son un préstamo de los Konceptos a los Egos.

Al llegar a su hotel Helena estaba agotada; habían sido dema-siadas vivencias en tan pocas horas. Sacó su libreta y anotó todo lo que su Maestra le había platicado, y lo que ella había visto en la plaza. Tenía mucho que estudiar. Cerró sus ojos por un instante y el recuerdo de cómo había llegado a ese momento le vino a galope.

Helena había conocido a su Maestra cinco años atrás en París. Desde antes, Marion viajaba frecuentemente a México, ya que este lugar estaba indicado para que se entregara el Konocimiento del Tercer Tiempo. Ahí se había conformado un grupo de estudios, del cual, en ese tiempo, Helena no sabía nada.

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Cuando su Maestra había explicado, en su último viaje a París, acerca de estas razones, Helena le preguntó:

—¿Pero por qué en México? ¿Cómo es que se decide un lugar?

—Nada tiene que ver con un país o a una nacionalidad. Mira, es más bien una actuación Kósmica. Primero tenemos que comprender lo que sucedió en el ayer para así saber por qué en el ahora este sitio recibe otra vez esta oportunidad. Hablaremos de las razas que en el ayer vivieron en las Américas y principalmente en México. Ellas tuvieron un gran adelanto, alcanzaron un desarrollo dentro de las razones Astrales que ahora se conocen como magia. Como ya sabes, la magia viene de las enseñanzas que el hombre recibió en el Primer Tiempo para poder comprender y utilizar la energía de la Tierra y de los astros para su evolución. Con ellas realizaron grandes pro-digios, los cuales se tornaron oscuros y equívocos al utilizarlas sólo para tener un poder y modificar lo establecido. Es por eso que como razas, se hicieron de un gran karma. Como toda enseñanza que no es concluida, tiene que repetirse hasta que cumpla su propósito. En el ahora se da de nueva cuenta la oportunidad para aclarar ese ayer. Como quien dice, México queda como representante ante la huma-nidad, porque lo que suceda allá repercutirá en todo el Planicio —su Maestra había hecho una pausa para proseguir—. Como te he expli-cado antes, todos los sucesos del Planicio están relacionados entre sí. En este tiempo algunas de las energías que vivifican la Tierra están activas en las Américas. Es una mecánica de los cambios propios de la Tierra que están relacionados a los Tiempos del Planicio y del Kosmo.

—¿Y cómo es que se activan estas energías?

—Por medio de los ductos sonoros del Planicio. Es así como la ener-gía llega en un momento y a un lugar específico que está señalado por las Grandes Inteligencias para cumplir con una actuación mar-cada. Éste es el caso de México y las Américas en el ahora. En otro tiempo será en otros lugares. En esta nueva etapa en México existen dos razones: por un lado la grandeza del Konocimiento que se está

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entregando y por otro la obstinación de reunir una fuerza entre los hombres para atraer y sacar a los Egos rebeldes antes de su tiempo.

Marion le había comentado a Helena sobre el grupo de estudios que había juntado en México. Le explicó que estaban haciendo planes de buscar un sitio para reunirse todos alrededor de los estudios. La idea que tenían era la de retirarse a un lugar en donde ellos no tuvieran los compromisos y las dificultades que en un aparente los distraían del estudio. Juntos podrían compartir lo aprendido y ayudarse a tener los recuerdos de lo que los había desviado en el pasado para que no volvieran a repetirlo en el ahora. Querían formar una base que sirviera como sustento para su desarrollo futuro.

Su Maestra le había dicho que tanto el hombre como la Tierra estaban entrando a las razones del Tercer Tiempo, el cual había empezado hace pocos años, y que tendrían que venir cambios for-zosos en el hombre y en el Planicio para fijar esta transformación. Le explicó que estos cambios no eran eventos aislados, sino que eran parte de una transformación constante de todas las razones de la Fusión, porque todo estaba ligado. En este Tercer Tiempo los cam-bios se apreciarían principalmente en el Sol y Júpiter, que entrarían en gran actividad. Helena se había preguntado: “¿Qué significan estos cambios?”. Marion le había entregado un estudio para ayu-darla comprender más exactamente.

—En cada periodo determinado dentro de la razón HTiempo, se modifica todo absolutamente en el Campo Creativo o Fusión. En os pequeños terruales, se modifica vuestra estructura en un total, y por lo tanto, en lo que os llamáis Konciencia, y por supuesto en las razones mentales. En la Tierra se modifican las corrientes internas de vuestra madre, que es el Planicio. Muchas de las modi-ficaciones no son visibles, pero existen —ella le había explicado—: Hemos utilizado la palabra evolución para dar a entender los cam-bios que se dan. Cuando esto sucede, entran al Planicio nuevas Entidades rectoras, y la humanidad debe de aceptar las nuevas transformaciones, desprendiéndose de varias que fueron en el ayer. (26 jul 00)

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Helena escuchaba que la gente hablaba de una “nueva era” de “cam-bios de konciencia”, pero sin entender plenamente por qué se daban o las consecuencias que vendrían de ellos. Sin esta comprensión, el hombre sería simplemente arrasado por los cambios, como una ola que se lleva todo lo que encuentra en su camino. Era el momento de hacer un esfuerzo de comprender.

Dos semanas después de que su Maestra había regresado a México, Helena se encontraba lavando trastes en el café donde estaba traba-jando. Marion le había platicado desde hacia poco tiempo acerca de los estudios que había en varios lugares del mundo, pero que ahora se enfocaban en México. Helena se dio cuenta de que estaba molesta por lo que su Maestra le había platicado de los sucesos en México, ya que para ella significaba un cambio en su vida que no quería hacer. No sentía ninguna atracción por irse a otro lugar. En París estaba cómoda y cada vez tenía más éxito con sus fotografías. Entonces recordó su primer día de estudio con su Maestra y el com-promiso que había hecho. Pensó que no podía detenerse ahora por una comodidad y un gusto. Comprendió por qué su Maestra le había llamado constantemente “niñita chiqueada” y le había hecho burla por ello. Poco a poco había comprendido la importancia que tenía ese momento para ella y para la humanidad. Supo con certeza que si quería seguir estudiando, debía partir a México. Sabía que había estado evitando tomar la decisión de dejar su vida en Francia por no aceptar una responsabilidad. Se dispuso a hacer todos los arreglos necesarios para poder salir de Francia lo antes posible.

En la tarde de su tercer día en México, Helena se presentó en la casa de su Maestra para estudiar; ese día conocería al grupo. Apenas reconoció el lugar que había visto la primera noche. De día la calle estaba saturada de personas, puestos de comida y una terminal de camiones de transporte público. Al otro lado de la calle había una pequeña placita que estaba llena de comerciantes ambulantes. En la entrada del edificio una mujer vendía fritangas a los transeúntes y a los choferes. Con su voz aguda no dejaba de gritar ni un momento:

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que está grabado son solamente figuraciones de los Egos demonia-cos que salieron antes de su tiempo y se impusieron aquí como sus dioses. Sabemos que la Tierra está aislada, que no está permitido que entren ni salgan razones que no deban ser. Hablan de extraterrestres para cubrir la verdad, que son Egos en rebeldía que en el pasado y en el ahora rechazan las limitaciones que tienen que vivir.

Desde que habían llegado a Palenque, Marion constantemente buscaba la manera de animarlos, de conjuntarlos. Su mente siempre estaba llena de ideas y proyectos. En un aparente, todo parecía estar bien; se llevaban cordialmente y se empeñaron en sacar las razones materiales adelante.

Después de casi un año en el sitio, empezaron a sucederse ligeros cambios en el entorno; hubo pequeños temblores aislados y derrum-bes de piedras, se abrió una grieta en la tierra cerca del campamento, y algunas veces un polvo fino había caído. La temperatura del agua del río variaba, a veces estaba caliente y olía a azufre. El calor era más intenso que lo normal. Fueron al pueblo a preguntar si alguien les podía explicar algo acerca de estos cambios. Sólo les dijeron que había un grupo de extranjeros que estaban haciendo experimentos en la zona, pero nadie sabía de qué se trataba y tampoco le dieron mucha importancia.

Las semanas pasaron hasta que una noche, ya casi en la madru-gada, Helena se despertó al sentir un ligero temblor, pero lo que más le impresionó fue oír que la selva estaba en silencio. Luego escuchó un ruido casi imperceptible, como si algo estuviera cayendo sobre la casa de campaña. Pensando que era lluvia, sacó su mano para cercio-rarse pero cuando la metió vio que estaba cubierta de un polvo tibio y fino como talco. Al ver que todos dormían, salió para averiguar qué estaba pasando, pero estaba totalmente oscuro; miró al cielo y no vio ninguna estrella. Notó un fuerte olor a azufre y en el aire había algo que no la dejaba respirar bien. Cubrió su boca con una toalla y fue a buscar a Marion; en ese momento oyó su voz que llamaba a todos. Salió de su casa con una linterna prendida y juntas fueron a desper-tar a los demás. Su Maestra les gritó varias veces:

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—¡Despiértense! —pero no le hacían caso, todos empezaban a refunfuñar, diciendo que estaban cansados y que querían dormir.

El polvo cubría rápidamente el techo de la tienda y ésta estaba a punto de colapsarse por el peso. Con palos de escoba empezaron a empujar el techo hacia arriba para quitar el polvo que había caído. Por fin, entre gruñidos y maldiciones, los demás se despertaron y comenzaron a ayudar. Cuando salieron y vieron la oscuridad que los envolvía, se asustaron; no entendían lo que estaba pasando, y los temblores, aunque suaves, se hicieron más constantes. Las reaccio-nes de cada uno de ellos fueron muy diferentes. Unos reían, otros lloraban, unos gritaron asustados pensando en que iban a morir.

De repente se oyó un fuerte ruido como si algo se desgarrara dentro de la Tierra. Por el eco tan grande que hay en la selva escu-charon gritos y lamentaciones de otras personas, como si estuvieran cerca de ellos, pero en realidad estaban bastante lejos. El calor y el hedor a azufre se volvieron insoportables. El cielo se empezó a ilu-minarse con luces de muchos colores. Escucharon que la corriente del río se oía muy fuerte y fueron para averiguar qué sucedía. Cuando Helena intentó caminar, se dio cuenta que estaba hundida en ese polvo hasta las rodillas. El recuerdo de su sueño llegó en ese momento. Miró hacia el cielo y vio que se iluminaba con destellos de colores. Lograron llegar al río para ver que estaba muy crecido y que arrastraba en su cauce troncos, peces y animales. El agua estaba tan caliente que los peces brincaban fuera de ella porque se estaban quemando.

Pasaron las horas y todo continuaba oscuro, a excepción de los momentos en que veían grandes bocanadas de fuego proveniente del mismo lugar en que habían visto las luces en el cielo. Los temblores no dejaron de sentirse y terminaron por acostumbrarse a ellos. Así estuvieron un día entero y luego otro, esperando que se detuviera la caída del polvo. Se turnaban en grupos para quitar el polvo del techo.

Al amanecer del tercer día, Marion estaba enojada y desesperada por la falta de luz. Mirando hacia el cielo, levantó la mano derecha para emanar y señaló con su dedo índice un punto en el firmamento; pidió con todo su poder que se abriera el cielo y que se retiraran

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las nubes de polvo. La fuerza que se proyectó a través de la mano de su Maestra era increíble. Helena percibió un rayo de lux salir de su emanación. En ese mismo instante se empezó a abrir un cír-culo entre las nubes de ceniza. Fue un pequeño punto que se fue haciendo más grande y más grande hasta que permitió que los rayos del sol entraran y por fin pudieran ver con claridad. Helena no tenía palabras, estaba pasmada ante lo que acababa de presenciar. Se dio cuenta de qué tan poco comprendía quién era su Maestra. Helena pensó que Marion era mucho más grandiosa de lo que ella había conjeturado. ¿Quién sería para que pudiera abrir las nubes y emanar rayos de lux? Si no lo hubiera visto ella misma, no creería posible que hubiera sucedido.

Cuando pudieron mirar a su alrededor se quedaron mudos. Helena sintió un nudo en su garganta. La selva, la exuberante selva tupida y rebosante de vida era ahora un páramo cenizo. Árboles gigantes como las ceibas habían caído por el peso del polvo; la vege-tación estaba cubierta por él y quemada, los animales que habían sobrevivido corrían asustados sin saber adónde ir. Gran cantidad de pájaros, insectos y animales habían muerto al no poder respirar. El agua del río parecía una masa de lodo; olía a azufre y ya no había vida en él.

Quisieron ir al pueblo, pero no pudieron mover la camioneta por la altura que tenía la capa de ceniza. Tuvieron que caminar por la carretera hacia el pueblo, pero les fue muy difícil avanzar, ya que se hundían en la ceniza hasta las rodillas, como si estuvieran cami-nando en la nieve. Tampoco había transportes. Más adelante se encontraron a unos hombres que estaban quitando el polvo con una excavadora. Ellos les dijeron que un volcán había hecho erupción, aventando enormes cantidades de ceniza y que las nubes de polvo ya cubrían varios estados del país. Después se enteraron que la nube de ceniza había dado la vuelta al mundo.

Nadie, ni los campesinos que habían vivido en la zona toda su vida pensaron que el volcán podría activarse. La destrucción en otros lugares cercanos había sido terrible. Poblaciones enteras habían quedado sepultadas y calcinadas bajo la ceniza. La explosión había cubierto un área de 100 kilómetros de diámetro. Se escucha-ban muchas historias contando las desgracias que había ocasionado

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la erupción. Helena estaba sorprendida al ver cómo, a pesar de todos los problemas que tenían, a ellos no les había afectado tanto, aun con su cercanía al volcán. En ese momento supo que habían estado protegidos y recordó la manera en que su Maestra había despejado las nubes de ceniza. Sintió un gran amor y respeto ante todo lo que ella representaba, aunque en el fondo sentía un ligero temor de estar ante lo más grande que un hombre jamás pudo imaginar.

Los días que siguieron fueron muy difíciles al tratar de conse-guir agua y alimentos, que estaban escasos. La pequeña tiendita del pueblo se había vaciado de inmediato. En medio de ese paraje gris y con todos los problemas de supervivencia que tenían por resolver, la dualidad de siglos se manifestó en el grupo. Los miedos se empe-zaron a salir en corajes, en pleitos, en la falta de claridad. Marion intentó conjuntarlos diciendo que este tiempo era una gran prueba para todos, que lo importante era seguir adelante, y que si lograban permanecer unidos podrían vencer los obstáculos. Pero ellos ya no entendían por qué estaban allí y se olvidaron de lo que los había motivado a vivir en la selva. Sólo querían regresar a la comodidad de lo que ya conocían.

Apenas se abrió de nuevo la carretera al tránsito y partieron dos del grupo. Estaban asustados y decían que eso no era para ellos. Marion les explicó a todos en varias ocasiones que las pruebas eran momentos muy específicos en los cuales el Ego era estrujado en sus carencias o puntos débiles para que pudiera enfrentarlas y así resol-verlas. Helena, en sus miedos y confusiones, trataba de aferrarse a lo que había aprendido y a todas las vivencias que había compartido con su Maestra.

Después de un largo mes de penurias llegó la tan anhelada lluvia; fuertes aguaceros cayeron y limpiaron todo, y la selva recuperó su color, ese verde brillante que tanto había impresionado a Helena cuando recién había llegado. Pero el anhelo que todos habían tenido al principio ya no estaba en ellos y poco a poco se fueron yendo. Helena no había entendido cómo era posible que después de tantas vivencias, estudios y esfuerzos que habían realizado se pudieran

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ir. Al final sólo habían musitado entre dientes un “me voy porque sólo estaba pasando el tiempo y ahora quiero hacer algo diferente.” Helena se había enojado al escuchar estas palabras. No comprendía cómo podían despreciar todo el esfuerzo de su Maestra y el Konoci-miento que les había entregado.

Sintió el dolor de su Maestra; era más allá de la tristeza y des-ilusión. Habían sido muchos años de haber convivido con ellos y de haber puesto todo su empeño en cada uno. Los había imaginado fuertes, seguros y aguerridos, enseñando y protegiendo el Konoci-miento, pero las cenizas de un volcán habían acabado con todas sus ganas de evolucionar. Helena y Marion ya estaban solas. La idea por la cual habían ido al sitio ya no era vigente. Arreglaron los pocos pendientes que había y regresaron a la Ciudad de México.

Helena pensó en el sueño que había tenido antes de llegar a la selva y se dio cuenta de la importancia que tenían las escenas que no había comprendido en aquel momento. Se acordó de las figuras que había visto saliendo de la montaña en el sueño y le preguntó a Marion:

—¿Crees que esas figuras eran los Egos de los que me hablaste en el zócalo en la Ciudad de México aquella noche? ¿Los que salen de las bocas? Estábamos aquí para prevenir que esos demonios salieran, ¿verdad? ¿Crees que se logró?

Marion la miró y Helena vio un cansancio inmenso en su cara. Le respondió:

—No fue una derrota total, pero la energía que estaba llegando aquí nos hubiera podido ayudar a avanzar. Iban a suceder grandes progre-sos para toda la humanidad, pero no la apreciaron, prefirieron seguir en sus tristes historias de siempre —con eso, se fue caminando len-tamente hacia su choza.

Helena estudió un par de años más en México al lado de su Maestra, adentrándose en nuevos caminos del Konocimiento.

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Conclusión

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Cuando nació la idea de realizar esta novela fue con el fin de entregar el Konocimiento.

Hemos de decir que en la Prehistoria y en la Historia de la Humanidad no se ha manifestado el Konocimiento por lo tanto la percepción humana fue limitada a lo que llamamos un apén-dice del Konocimiento que es la Sabiduría.

El Konocimiento es lo Absoluto, la Sabiduría lo Relativo a nuestro entender son las piezas vitales, es como un rompeca-bezas incompleto.

A través de las páginas de esta novela se explicó lo que en esta conclusión se concreta.

Debemos decir que el Konocimiento es el Pleno Real y la Sabiduría en parte (mucha) es un Aparente, lo que podríamos decir es una Fantasía (parodiando).

El hombre ha logrado grandes alcances dentro de su meti-culosa aceptación de la ciencia, y hurgando aquí y allá quiere hurgar en los misterios.

Nosotros no vivimos en una Realidad Absoluta sino en una Proyección de la misma que carece de consistencia.

Lo Real dentro de la Fusión crece hasta formar una especie de Fantasía.

La Konciencia del hombre es limitada y sujeta a la Razón Tridimensional.

Antes de entrar al Planicio, que fue ordenado y concebido por nuestro Padre Eterno, al que debemos respeto y sumisión, los Egos que somos nosotros, fuimos encapsulados en la Materia Burda y sin embargo maravillosa, llena de prodigios. Pero no es nuestro destino continuar en ella ya que nuestro estar en ella fue con la razón de comprender y captar nuestro ayer error.

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Decimos que los Egos que llegamos a este periodo fue por nuestras causas y por nuestras razones, se nos dice Huestes de diferentes niveles de captación, ordenados y suscritos ante una Entidad que era el que dirigía todas las Huestes, su equívoco y su rebeldía arrastró a todas las Huestes a un juicio. Este juicio demandó la reparación y la creación del Planicio Terráqueo para que se comprendiera, esto se definió en 7 HTiempos de Gracia y fue en nosotros el nacimiento dentro de la materia. Anteriormente y en Principio Vital somos manifestados, ahora en las Razones Vida que se proyectan en el Nacimiento, Creci-miento, Reproducción, y Transformación.

Tenemos el Trebolo que es cuando dejamos la Materia para resurgir nuevamente en otra Materia y así indefinidamente comprender.

Las Huestes más reverenciadas se obcecaron en tener el mando para completar tres Razones Equívocas:

1) Imponerse y gobernar para arrastrar a las multitudes a su equívoco y a su empeño rebelde.

2) Carentes de la capacidad de comprender puesto que no aceptan o no quieren aceptar los retornos en otras materias, pues perfilan que se perdería su continuidad, buscan en la materia actual la inmortalidad, para ello trabajan los cientí-ficos a sueldo encontrar los grandes descubrimientos de la Vida.

3) En su soberbia y en su desatino, carentes en su limitación, buscan conquistar el Universo o la Fusión, sin comprender en su mediocridad que no todo es Real en la Fusión, sino que es un Aparente, usamos esta palabra para definir algo que se debe comprender en su totalidad.

Es por eso que humildemente queremos despertar al Konoci-miento para dar un paso adelante hacia la plena comprensión y no al desatino al que erróneamente nos han llevado nuestros hermanos.