Capitulo1 Dios Es Mas Que Suficiente

serie

bo

lsillo

Producto 499120Crecimiento espiritual / Generalwww.clubunilit.com

www.editorialunilit.com

AMIGOS DE LA NATURALEZAGOING GREEN

Cuando se sienta confundido por el mundo que lo rodea, Dios lo llevará por el camino correcto. Cuando escaseen la vida y el alma, Él le dará una mesa donde sentarse a comer. Cuando su vida parezca amenazada por fuerzas situadas fuera de su control, Dios le promete que lo va a proteger.

Jehová es mi pastor; nada me faltará. No hay una sola necesidad que usted pueda llegar a tener, a la cual no se refieran las palabras del Salmo 23. En este refrescante y vivificador libro de Tony Evans, descubrirá de nuevo uno de los pasajes más amados de las Escrituras, y también al Pastor que es más que suficiente para satisfacer todas sus necesidades.

DIO

S E

S M

Ás q

ue su

ficien

te

ev

an

sEl Dr. Tony Evans es pastor principal de Oat Cliff Bible Fellowship, en Dallas, Texas, y presidente de The Urban Alternative. Es autor de más de veinte libros, entre ellos Dios hará algo grande y El fuego que nos impulsa. Evans y su esposa Lois tienen cuatro hijos.

Dios es mas 4.25 x 6.625 BOLSILLO.indd 1 11/23/11 12:55 PM

Dios es mas121411INT.indd 5 12/14/11 1:49 PM

Publicado porEditorial UnilitMiami, Fl. 33172

© 2005 Editorial Unilit (Spanish translation)Primera edición 2005Primera edición 2012 (Serie Bolsillo)

© 2004 por Tony Evans.Originalmente publicado en inglés con el título: God Is More Than Enough por Tony Evans.Publicado por Multnomah Books, un sello de The Crown Publishing Group, una división de Random House, Inc., 12265 Oracle Boulevard, Suite 200, Colorado Springs, CO 80921 USAPublicado en español con permiso de Multnomah Books, un sello de The Crown Publishing Group, una división de Random House, Inc.(This translation published by arrangement with Multnomah Books, an imprint of The Crown Publishing Group, a division of Random House, Inc.)

Todos los derechos de publicación con excepción del idioma inglés son contratados exclusivamente por GLINT, P O Box 4060, Ontario, California 91761-1003, USA.(All non-English rights are contracted through: Gospel Literature International,P O Box 4060, Ontario, CA 91761-1003, USA.)

Reservados todos los derechos. Ninguna porción ni parte de esta obra se puede reproducir, ni guardar en un sistema de almacenamiento de información, ni transmitir en ninguna forma por ningún medio (electrónico, mecánico, de fotocopias, grabación, etc.) sin el permiso previo de los editores, excepto en el caso de breves citas contenidas en artículos importantes o reseñas.

Traducción: Dr. Andrés CarrodeguasFotografías por: Corel

El texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de la American Bible Society, y puede ser usada solamente bajo licencia.

Producto 499120ISBN 0-7899-2003-4ISBN 978-0-7899-2003-4

Impreso en ColombiaPrinted in Colombia

Categoría: Vida cristiana /Crecimiento espiritual /GeneralCategory: Christian Living /Spiritual Growth /General


ContenidoIntroducción El ataque..................................................... 9

Capítulo 1 La pregunta básica ¿Quién es su Pastor? .................................... 15 Capítulo 2 Dios es más que suficiente… para satisfacer sus necesidades espirituales ..... 33 Capítulo 3 Dios es más que suficiente… para satisfacer su necesidad de orientación .... 47 Capítulo 4 Dios es más que suficiente… para satisfacer sus necesidades emocionales .... 61 Capítulo5 Dios es más que suficiente… para satisfacer sus necesidades física ............. 77Capítulo 6 Dios es más que suficiente… para satisfacer sus necesidades eternas ........... 93

Acerca del Autor .......................................... 111


Introducciónk

El ataque

No hay una sola necesidad que usted pueda llegar a tener, a la cual no se refieran las pa-

labras del Salmo 23. Ni una sola. Cualquiera que sea la incapacidad o la dificul-

tad por la que esté pasando, y por muy profundo que sea su enfren tamiento con ella; por proble-mática, angustiosa o exigen te que sea, si el Señor es su Pastor, Él puede satisfacer todas sus nece-sidades. El Salmo 23 fue la forma que tuvo Da-vid de decir que Dios es más que suficiente para satisfacer cuanta escasez, restricción, necesidad o imposibilidad encontremos.

Por eso, aunque este inmortal Salmo es uno de los pa sajes más evocativos y poéticos que se ha-yan escrito jamás, tanto en la Biblia como fuera de


10 DIOS ES MáS qUE SUFICIENTE

ella, es muchísimo más que un melódico conjunto de versículos destinado a consolar nuestro corazón en los momentos difíciles. Aunque es magnífico y arrebatador como obra maestra de la literatura, su profundidad va mucho más allá de esto.

A pesar de ser tan hermoso, este Salmo cons-tituye un ataque.

Es un ataque sobre la debilitadora falta de con-fianza en Dios que tenemos y el gran trauma de inseguridad que traen consigo esas dudas e incre-dulidades. La mayoría de los cristianos no creen realmente que Dios sea más que suficiente. Con demasiada frecuencia, a Dios es al último que acu-dimos. Y así terminamos espiritualmente dema-crados, incapaces de afrontar los altibajos de la vida.

Este profundo salmo es un ataque a nuestra crónica inclinación a buscar la realización en to-dos los lugares donde no se encuentra. Son mu-chos los cristianos que lle van una vida profunda-mente insatisfecha. Vamos ham brientos de una mesa a la siguiente, experimentando de sencanto tras desencanto y, sencillamente, nunca queda mos satisfechos. Cuando hemos vivido lo suficiente, todos descubrimos que no hay amistad, relación, propiedad, campeonato, beca ni confraternidad que pueda satisfacer plenamente nuestras nece-sidades. En cambio, el Salmo 23 nos ofrece un enfoque ampliamente distinto sobre la cuestión


11Introducción

de la satisfacción en la vida. En su centro mismo hallamos lo que podríamos llamar en términos populares, el secreto de una vida feliz.

Este Salmo es también un ataque contra nues-tro pecado tan grave de autosuficiencia, esa obsti-nada independencia que nos hace estar decididos a enfrentarnos con nuestras propias necesidades a nuestra manera. De todos los peca dos que puede cometer una persona, el primero de la lista es la autosuficiencia, porque fundamentalmente es el pe cado de orgullo. Es pensar: Yo puedo funcionar sin tener que ver nada con Dios; soy todo lo que hace falta para cuidar de mí mismo. Sin embargo, lo que somos realmente capaces de hacer por nosotros mismos es infinitamente pequeño comparado con lo que Dios puede hacer, y por eso Él nos ideó de tal manera que viviéramos en una dependencia total con respecto a Él. Así que el resultado de nuestro necio enfoque en nosotros mismos es que limitamos nuestra exis tencia a unas dimensiones incómodamente restringidas.

Hace años, entré con mis hijos a una cier-ta atracción dentro del Mundo de Walt Disney. Mientras nuestro bote iba flotando en medio de las vueltas de una corriente, se nos hizo pa-sar junto a unas representaciones elaboradas de diferentes culturas con distintos niños vestidos de ma neras distintas, pero cantando todos ellos



el mismo canto en diversos idiomas: «Al fin y al cabo el mundo es pequeño, el mundo es pequeño al fin y al cabo…».

La primera vez que escuché ese canto, estuvo bien. La segunda, lo toleré. A la tercera, me co-menzó a incomodar. A la cuarta, quería tirarme al agua para salir nadando de allí. Este pequeño mundo, del cual cantaban de manera intermina-ble todos aquellos pequeños, se estaba volviendo irritante en extremo.

Al fin y al cabo, todos somos tan pequeños, que el mundo de nuestros propios recursos es insuficiente por completo. Cuando uno trata de vivir dentro de esos con fines, esto solo puede significar que va a llevar una exis tencia muy incómoda, y que al final, va a estar deseando algo mayor. Se vuelve como un avión que da vueltas sobre el aeropuerto; cada vez que miramos abajo, el suelo nos parece muy familiar y queremos otra cosa, algo nuevo, algo mayor. No podemos evitar el anhelo de romper el círculo para ver lo que hay de distinto, de más amplio y mejor, a fin de ver desarrollarse la vida tal como nosotros creemos que se debería desarrollar, y sentir un profundo deseo de que esto suceda.

Ese es también el anhelo de Dios para usted, y la clase de relación con Él que el Salmo 23 descri-be es el camino para llevarlo allí.


13Introducción

Mientras vamos recorriendo, alertas y reflexi-vos, este tierno salmo, pronto verá que mi men-saje central en este libro es sencillo; no es pro-fundo. No hace falta que usted sea un teólogo, ni un experto en Biblia, o que tenga un juego de comentarios cerca para comprender con rapidez hacia dónde me dirijo. La buena noticia del Sal-mo 23 se re duce a un punto esencial: Si el Señor es su Pastor, Él es quien va a satisfacer todas sus nece-sidades. Al permitirle hacer esto por nosotros con toda libertad, podemos quedar tranquilos, sabien-do que cualquiera que sea la necesidad que surja, con toda seguridad, nuestro Buen Pastor va a estar presente.


La prEgunta básica

¿Quién es su Pastor? k

En la primera línea del Salmo 23 encontramos la esencia misma, el punto más elevado y

la consumación de todo lo que es este Salmo: «JEHOVá es mi pastor; nada me faltará».

No obstante, de inmediato se revela un pro-blema en nuestra reacción ante estas conocidas palabras de David. Aunque a todo el mundo le encanta la segunda parte del versículo —es natu-ral que deseemos que nuestras urgen cias y nece-sidades queden cubiertas—, muchos de noso tros preferiríamos saltarnos la primera parte, la mo-lesta parte que habla de hacer del Señor nuestro Pastor.

ca

pítu

lo 1



Por eso, la sencilla pregunta que le hago es esta: Doy por sentado que el Señor es su Salvador. Ahora bien, ¿es también su Pastor? En otras pala-bras, ¿quiere usted lo su ficiente que se cumpla la promesa de la segunda mitad del versículo como para asegurarse de que se cumpla la pri mera?

Le aseguro que va a estar mejor preparado para res ponder a esa pregunta después que vea-mos más de cerca cada palabra de las que forman la breve frase inicial de este salmo tan famoso, y experimentemos el profundo y verdadero aliento que se encuentra en ella.

«JEHOVá…»

En primer lugar, David identifica a su Pastor di-ciendo que es «Jehová». ¿qué quiere decir David en realidad cuando usa ese nombre?

La palabra hebrea de este versículo es Yahvé. Es el nombre formal de Dios, y nos lleva de vuelta a Éxodo 3, donde Dios estaba poniendo a Moisés en una difícil si tuación que era demasiado gran-de para que él se le en frentara. En esa ocasión, le reveló que su nombre es «YO SOY EL qUE SOY», esto es, Yahvé, el mismo Jehová del cual habla David.

¿qué clase de nombre es este? Si Yahvé el Se-ñor es el que satisface todas nuestras necesidades,


17La pregunta básica: ¿Quién es su Pastor?

nos hace falta realmente conocer y comprender su nombre.

«YO SOY EL qUE SOY» nos habla en primer lugar de la autoexistencia de Dios. Él es el eterna-mente existente. Dios existe, porque Dios existe. No lo define nada que esté fuera de Él mismo. Su existencia está envuelta alrededor de su existencia; la circunferencia total de quién es Dios se halla dentro de Dios mismo.

Por tanto, Dios es también autosuficiente. No depende de nada exterior a Él para ser Dios. Él mismo se sostiene, lo cual significa que por nece-sidad, es congruente consigo mismo.

Cuando yo tengo frío, necesito un abrigo. Cuando tengo hambre, necesito comida. Cuando estoy enfermo, ne cesito un médico. Tengo que salir de mí mismo para po der satisfacer mis necesidades. Con Dios no es así, porque Él es todo lo que Él mismo requiere. En la práctica, lo que esto significa es que Dios tiene lo que no tiene nadie en toda la creación: una naturaleza eternamente inmutable. Dios siempre será como es ahora, y como revela que es, porque es el «YO SOY EL qUE SOY». Dios es el mismo ayer, hoy y mañana. Su naturaleza esencial no cambia, por-que no puede cambiar, porque está definida por su propia realidad interna que no necesita nada fuera de sí misma.



En cambio, usted y yo vivimos en una atmós-fera de cambio continuo. El clima cambia, nuestra salud cambia, nuestro humor cambia, nuestro ni-vel de conocimiento cam bia. Fluctuamos de for-ma constante, y oscilamos y nos desviamos según nos vamos hallando en circunstancias diversas.

Pero Dios nunca cambia. Lo que Él es, eso es. Lo que Él es, siempre lo será.

Esto significa que Dios es lo más constante que hay en su vida. Lo más digno de confianza que tiene a favor suyo no es su familia, ni sus amigos ni su cuenta de banco o el trabajo de su vida. Lo mejor y más constante que tiene a favor suyo es su Dios, y vemos esto hasta en su nombre. «YO SOY EL qUE SOY», nos dice. En Dios hay constancia.

kCuando usted está en un problema,

¿dónde acude primero?k

Cuando se trataba de satisfacer sus necesi-dades y superar sus luchas en la vida, David sa-bía que necesitaba alguien que fuera constante y firme, en quien él se pudie ra apoyar. No quería un Pastor que solo estuviera presente de vez en



cuando. Necesitaba un Pastor al que él pudiera acudir las veinticuatro horas de los siete días de la semana. Y solo el Señor Dios puede ser ese Pastor.

Y por ser quien Él es, Dios ya posee todo lo que hace falta para satisfacernos a plenitud. Todos los materiales en bruto necesarios para enfrentar-se a nuestras necesidades más profundas forman parte ya de su propia identidad. No tiene que ir a buscarlos, comprarlos ni pedirlos prestados. Los tiene, porque «YO SOY EL qUE SOY». Dios es como esas tiendas donde conseguimos todo lo que necesitamos, sin necesidad de ir a ninguna otra parte.

Por eso, le aconsejo que se asegure de que su Pastor no es ningún diosecito barato, sino el Yahvé que nunca cam bia, el Señor, el Dios úni-co. La Biblia constituye su «currí culum vitae», y es un currículum muy extenso. Él reúne todas las cualidades, toda la capacidad que hace falta para realizar la obra. Ya ha controlado la vida de miles de mi llones de personas, y todas al mismo tiempo. Al mismo tiempo que atiende a esto, mantiene corriendo los ríos de la tierra y soplando las bri-sas, y creciendo los campos, las flores y los árboles. Y también al mismo tiempo mantiene a nuestro planeta rotando sobre su eje y trasladándose al-rededor del sol, mientras controla también los



asuntos de unas estrellas y galaxias cuyo número solo Él conoce.

Por eso David le dice al Señor: «Tú eres mi pastor; solo te miro a ti».

¿Es el Señor su Pastor también? Es fácil res-ponder que sí, pero ¿cómo sabe si esto es algo real para usted, o si solo está diciendo las palabras co-rrectas?

Le voy a sugerir una sencilla prueba. Cuan-do se siente retado, probado o debilitado; cuando necesita ayuda, ¿dónde acude primero? ¿Dónde busca? ¿A quién se acerca en primer lugar? La ma-yoría de la gente solo acude a Dios cuando lo ha intentado todo; cuando no les funciona ninguna otra cosa, entonces prueban la oración.

Piense en su crisis más reciente. Aquel o aque-llo a lo que usted acudió primero en busca de ayu-da en esa crisis, ese es su pastor.

Un hombre iba siguiendo a un guía en un via-je por las selvas del áfrica. Mientras se iban aden-trando en una sel va cada vez más profunda y os-cura, el guía se iba abriendo paso con su machete en medio de la espesura que se le vantaba ante ellos por todos lados como si fuera un muro.

«¿Cómo sabe usted dónde ir?», le preguntó el hombre. «¿Dónde está el sendero?»

El guía le contestó: «Yo soy el sendero».



La vida es una selva, y necesitamos un guía que sepa dónde va y qué está haciendo. Dios es ese guía, porque Él es el gran YO SOY.

«Es…»

David no dijo: «Jehová fue mi pastor». Tampoco dijo: «Jehová va a ser mi pastor». Lo que dijo fue: «Jehová es mi pastor». Ahora mismo. En este mis-mo instante. Es una relación del presente, y así tiene que ser, puesto que el nombre de Dios es Yo soy, y ese nombre revela también su naturaleza eterna.

Cuando Dios dice: «YO SOY EL qUE SOY», está diciendo: «YO SOY siempre, en tiempo presente». En Dios todo es ahora. Dios nunca ha experimentado un ayer. Tampoco tiene un mañana, así que nunca tiene que usar la palabra espero…

¿Por qué es importante saber esto acerca de Dios? Por que cuando tengo una necesidad, esa necesidad se halla en el ahora. Cuando estoy en medio de una lu-cha, esa lucha está en el ahora. Cuando tengo un su-frimiento, ese sufri miento está en el ahora. Y Dios nos dice: «YO SOY el Ahora Eterno. Me puedo encontrar contigo en tu experiencia del momento presente».

Entonces, hay entre nosotros quienes nos preocupamos y nos afligimos, e incluso andamos tomando pastillas por que estamos pensando en



el mañana. Pero Dios nos pas torea de día en día; se asegura de que tengamos gracia su ficiente para abarcar las tribulaciones de hoy. Nos dice: «No te preocupes. Cuando llegues al día de mañana, yo voy a estar presente. Dedícate solo a enfrentarte con el de hoy. Deja que yo sea tu Pastor, y voy a cuidar de ti. Recibe mi gracia para este momento. Y si te tomas un tiempo para agradecerme el pre-sente, no tendrás tiempo para preocuparte por el mañana».

Dios atiende hoy a nuestras necesidades de hoy. Ma ñana atenderá las necesidades de mañana.

Cuando el pueblo de Israel deambulaba por el desierto, Dios hacía caer de lo alto todas las maña-nas un cierto ali mento para ellos. Eran como ho-juelas de maíz caídas del cielo, y el pueblo las reco-gía en el suelo para el sustento de aquel día. Cada mañana les daba solo la cantidad de ho juelas que necesitaban para un día, con excepción del sexto día de la semana, en el cual les daba el doble a fin de que pudieran descansar el sábado sin tener que recoger su comida.

Siempre había lo suficiente, pero solo lo sufi-ciente para atender a la necesidad de cada día.

Dios quería que su pueblo lo reconociera como su proveedor cotidiano. quería que acudie-ran constantemente a Él en busca de su provisión.



Por eso, a Dios no le satisface nuestro enfoque de la vida cristiana como una especie de «voy a la iglesia el do mingo y ya tengo para toda la se-mana». Cuando llega el lunes, se acaba el domin-go. Se convierte en un «era», no en un «es». Dios quiere una relación de momento en mo mento y de día en día con cada uno de nosotros, y no una especie de «renovación» semanal.

«Mi…»

«Jehová es mi pastor». Se trata de una situación indivi dual; de una relación personal. A David no le bastó que el Señor fuera un pastor; ni siquiera el Pastor. Él sabía que te nía que ser capaz de decir: «El gran YO SOY es mi Pastor», tenía que poder decir que el Señor era Aquel del cual él dependía en cuanto a sus necesidades y a su salvación.

Algunas veces, en los restaurantes donde hay mucha gente, cuando uno está esperando a que se desocupe una mesa y su nombre está en la lista de espera, la encargada le entrega un llamador para que lo sostenga. Cuando llega el momento para que pasen a la mesa usted y sus acompa ñantes, el llamador comienza a vibrar. El personal del res-taurante tiene su nombre, y está preparando una mesa para usted. Y una vez lista, si usted aún está



esperando pa cientemente con el llamador, le van a avisar.

Ahora bien, hay quienes se preguntan por qué su es piritualidad está tan carente de vida y nada vibra en ella. Es porque no están asidos del llama-dor de Dios, buscan do y esperando con paciencia las indicaciones personales que tiene su Pastor, solo para ellos. Así es como se pierden la mesa que Él les ha preparado.

Yo tengo camisas en el cual hay bordado un monograma con las letras T. E. No son camisas ordinarias, sino que son personalizadas. Son mu-chos los cristianos que quieren un Dios ordinario, pero lo que Dios quiere tener con no sotros es una relación con monograma. Él tiene las iniciales de usted grabadas en el corazón, y quiere que queden gra badas las iniciales de su Hijo en el corazón de usted.

Dios le dio una personalidad única, una orien-tación única, un propósito único y un llamado también único. Y para que conozca su voluntad única para usted, necesita ser su Pastor personal. Él quiere tener con usted una rela ción que es dis-tinta a la que tiene con todos los demás.

Tal vez le parezca que voy demasiado lejos al decir esto, pero si lee en el Apocalipsis, en los mensajes de Cristo a las siete iglesias, hallará esta promesa acerca del creyente consagrado a Él:



«Y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe».

APOCALIPSIS 2:17

El Señor está diciendo: «Te voy a dar un nombre pri vado que solo nosotros dos conoceremos». Dios le va abordar un monograma para marcar la relación personal más íntima posible. Y en estos mismos mo-mentos está alimentando esa relación con usted.

Por supuesto, algunas cosas se aplican por igual a todos los cristianos. Las promesas, los mandatos y las normas de las Escrituras son para todos nosotros. Pero al igual que sus huellas dacti-lares son únicas y distintas, también la in teracción entre Dios y usted es única y distinta, porque us-ted es único y distinto. Y por eso necesita aprender a es cuchar la voz de Dios, para saber cuándo Él le está ha blando directamente a usted, y cuando lo está guiando de manera particular en la aplicación (o iluminación, que es el término teológico) de las Escrituras a su vida.

«pastOr…» «Jehová es mi pastor». La labor del pastor consiste en buscar el bienestar general de las ovejas. Y por



supuesto, para esa labor no hay nadie mejor que alguien que pueda satis facer de verdad todas esas necesidades.

En Jeremías 23:4, Dios describe el papel del pastor como alguien que alimenta a su rebaño de tal forma que «no temerán más, ni se amedrenta-rán, ni serán menosca badas». En Ezequiel 34:2-4, Dios menciona todo lo que Él espera que haga un pastor: alimentar al rebaño, fortale cer a las dé-biles, sanar a las enfermas, vendar a las heridas, recobrar a las descarriadas y buscar a las perdidas.

Eso es lo que significa para Dios ser pastor. Y hay más: «El buen pastor su vida da por las

ovejas» (Juan 10:11). El pastor más elevado está dispuesto a realizar el sacrificio máximo: lo pone todo en juego por las ovejas.

Y así, cuando escoja un pastor para su propia vida, la prueba de que ese pastor es bueno, es si ha dado su vida por usted. Y usted tiene esa prueba. Exac tamente eso es lo que Jesús ha hecho por usted. Él lo ama como es imposible que lo ame nadie más.

k¿Se considera usted una oveja?

k



Pero para que Él sea su Pastor, primero es ne-cesario que usted se re conozca como oveja. Los pastores no cuidan lobos ni perros; los pastores pastorean ovejas. Y si usted no se considera oveja, no re úne las cualidades necesarias para recibirlo a Él como Pastor.

Por eso muchos de nosotros no ven que Dios satisfaga sus necesidades. Aún no hemos decidido que somos ove jas. Nos resistimos ante lo que esto significa. Nos resisti mos porque si nos reconoce-mos plenamente como ove jas, eso significaría hu-millarnos, e identificarnos con una oveja, al me-nos de tres maneras.

En primer lugar, las ovejas son torpes. Alguna de las veces que ha ido al circo, ¿ha visto ovejas ac-tuando de acuerdo a las órdenes de un entrenador de ovejas? ¿Ha visto alguna vez que un granjero les enseñe a sus ovejas a hacer trucos? No, por-que las ovejas son demasiado torpes. Y pe dirle al Señor que Él sea su Pastor significa darse cuenta de lo limitada que es en realidad su inteligencia, y admitirlo.

Todos nos hemos dicho: ¿Cómo pude ser tan torpe? Por lo torpes que son, las ovejas se alejan del rebaño y se pierden continuamente. Son tan torpes, que suelen pensar que ellas sí saben qué hacer y dónde ir. Isaías 53:6 dice: «Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó



por su camino». ¿qué quiere decir esto acerca de nosotros? que somos torpes.

En segundo lugar, las ovejas son animales in-defensos. No tienen colmillos, aguijones ni garras, y tampoco galo pan, vuelan ni nadan. Por eso no tenemos ningún equipo del deporte profesional que lleve su nombre. No existe nada parecido a las Ovejas de Dallas, las Ovejas de Chicago, ni las Ovejas de San Francisco. Por eso tampoco usamos ovejas para protegernos; no tenemos ovejas guar-dianas. Nunca oímos que nadie grite: «¡Atrápalo, oveja!». Las ove jas necesitan que las protejan a ellas; de lo contrario se las come algún animal ar-mado de colmillos. querer al Señor como Pastor nuestro significa darnos cuenta de lo vulne rables que somos.

Por último, las ovejas también son animales sucios. Los gatos y las aves, y la mayoría de los de-más animales se lavan ellos mismos, pero las ove-jas siguen siempre sucias, a menos que el pastor les dé un baño. Y que el Señor sea nuestro Pastor sig-nifica estar dispuestos a admitir que ne cesitamos que Él nos lave y nos limpie.

A menos que usted comprenda que tiene esas limita ciones y esos rasgos indeseables, nunca re-conocerá su ne cesitad total y constante de un Pastor. Solo querrá tener un Pastor para los mo-mentos de emergencia.



Pero si acepta la verdad, tal como lo hizo Da-vid, enton ces podrá llamar Pastor suyo al Señor mismo. Porque aun que somos ovejas torpes, inde-fensas y sucias, Dios cuida de nosotros, porque so-mos sus ovejas. Y lo bello de tener un Buen Pastor es que Él conoce tan bien nuestra torpeza, nuestra fragilidad y nuestra suciedad, que sabe con exacti-tud de qué manera enfrentarse a todo esto, aun en los mo mentos en que nosotros apenas hayamos comenzado a re conocer qué es lo que anda mal en nuestra vida.

El servicio completo de Dios

Hay dos formas de conseguir gasolina para el auto. En el primer método, uno se estaciona junto

a la bomba de autoservicio. Sale del auto, abre la portezuela que da al tanque de gasolina y desen-rosca la tapa del tanque. Echa a andar la bomba, desliza la tarjeta de crédito por su ranura y toca los botones adecuados. Saca la espita de la bomba y la introduce en la boca del tanque.

k¿Por qué insistimos en llevar una

vida de autoservicio?k



Allí se queda hasta que salta el seguro de la espita, y después echa un poco más para echar cuanta gasolina le sea posible. Pone la espita en su lugar, enrosca la tapa del tanque y cierra la por-tezuela. Entonces abre la puerta del auto, entra y se va.

Ahora bien, si hay frío, uno se enfría mientras hace todo esto. Y si hay calor, se acalora. Si está lloviendo, se moja. Pero por lo menos, puede de-cir: «¡Lo hice yo solo!».

Sin embargo, hay otra forma de conseguir gasolina. Usted se estaciona junto a la bomba de servicio completo y se queda cómodamente senta-do. Alguien se le acerca, toma su tarjeta de crédito y la desliza por la ranura. Abre la portezuela que tiene en la parte trasera para el tanque, desenros-ca la tapa e introduce la espita en él. Y mientras se está llenando el tanque, esta persona le lava el parabri sas delantero y las ventanillas laterales. Si usted se lo pide, hasta le mide la presión de aire en las ruedas. Levanta el capo y mide el aceite. Y cuando salta el seguro de la espita de la gasolina, la saca, enrosca la tapa y cierra la portezuela. Y después de esto, hasta le da las gracias a usted por usar sus servicios.

Mientras tanto, el viento no le ha desarreglado el ca bello, y no tiene olor a gasolina en las manos.



Tal vez haya frío fuera, pero usted sigue dentro del calor de su auto. Si está lloviendo, usted sigue sin mojarse. Si hay calor fuera, usted sigue en el fres-co. Todo esto, porque en la estación había alguien cuyo trabajo consistía en proporcionarle a usted un servicio completo.

La razón por la que tantos de nosotros no podemos orar con sinceridad diciendo: «Jehová es mi pastor; nada me faltará», es que aún esta-mos llevando una vida de au toservicio. Estamos diciendo: «Voy a salir adelante. Voy a hacer que pasen las cosas. Voy a cerrar el trato. Voy a cam-biar esta situación». Y salimos, y lo intentamos, y termi namos todos sudados, adoloridos, sucios y frustrados.

Sin embargo, Dios regenta una estación de servicio completo. Y si usted se limita a estacio-narse allí y descan sar, Él saldrá, y no solo hará aquello para lo cual usted se le acercó, sino que se encargará de algunas cosas que nunca le ha pedi-do: limpiarle las ventanillas sucias, ver si está bajo el nivel del aceite… Él va a hacerse cargo de todas sus ne cesidades.

Todo se reduce a esto: Si el Señor es su Pastor; si usted está dispuesto a ser oveja suya, Él se hará cargo de todo: sus necesidades espirituales, su necesidad de orientación, sus necesidades emocionales, sus



necesidades físicas, sus necesidades eternas. Él las va a satisfacer todas.

Y todas sus ovejas dicen: «Amén».


serie

bo

lsillo

Producto 499120Crecimiento espiritual / Generalwww.clubunilit.com

www.editorialunilit.com

AMIGOS DE LA NATURALEZAGOING GREEN

Cuando se sienta confundido por el mundo que lo rodea, Dios lo llevará por el camino correcto. Cuando escaseen la vida y el alma, Él le dará una mesa donde sentarse a comer. Cuando su vida parezca amenazada por fuerzas situadas fuera de su control, Dios le promete que lo va a proteger.

Jehová es mi pastor; nada me faltará. No hay una sola necesidad que usted pueda llegar a tener, a la cual no se refieran las palabras del Salmo 23. En este refrescante y vivificador libro de Tony Evans, descubrirá de nuevo uno de los pasajes más amados de las Escrituras, y también al Pastor que es más que suficiente para satisfacer todas sus necesidades.

DIO

S E

S M

Ás q

ue su

ficien

te

ev

an

s

El Dr. Tony Evans es pastor principal de Oat Cliff Bible Fellowship, en Dallas, Texas, y presidente de The Urban Alternative. Es autor de más de veinte libros, entre ellos Dios hará algo grande y El fuego que nos impulsa. Evans y su esposa Lois tienen cuatro hijos.

Dios es mas 4.25 x 6.625 BOLSILLO.indd 1 11/23/11 12:55 PM

Documents

Capitulo1 Dios Es Mas Que Suficiente