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Capítulo I La empresa INTRODUCCIÓN El capítulo que aquí comienza, estudia la empresa como realidad, su concep- to, las clases de empresas que existen y la evolución de la idea de empresa. Tratándose de un manual de Gestión de Empresas, estudiaremos como es lógico,en primer lugar, el concepto de empresa para, tras analizar lo que entende- mos por gestión, ver ambos conceptos conjuntamente. En consonancia con lo anterior se abordarán algunas de las denominadas ge- néricamente «teorías sobre la empresa», las cuales esbozan los puntos de vista más sugerentes para el estudio de la fenomenología empresarial. EL CONCEPTO DE EMPRESA Definir el fenómeno empresa es tarea harto ardua, toda vez que existen al menos tres características o circunstancias que hacen que el poder ofrecer una definición quesea comprensiva de lo que la realidad empresarial representa sea poco menos que imposible. Dichas circunstancias son las siguientes: En primer lugar, la empresa del siglo XX, y más concretamente de las postri- merías del mismo, no tiene nada que ver con la empresa incipiente del final del feudalismo. A lo largo de cinco siglos se ha ido fraguando una realidad pluriforme y compleja que hoy en día sirve para definir la forma en que las sociedades modernas han decidido organizar su modo de producción y de generación de riqueza, pero que en el siglo xvI apenas era una pequeña explotación individual que el nacimiento del mercado hacía diferenciar de la anterior estructura feudal de producción. La segunda circunstancia que complica la posibilidad de dar una definición se deriva del carácter dinámico y cambiante de la empresa. La empresa es un fenómeno vivo y en funcionamiento, inmersa en el seno de la sociedad y cuyos objetivos, fines,resultados y medios cambian a lo largo del tiempo y el espacio. Por último, al tratarse de una realidad social que agrupa personas junto con elementos materiales, como son los medios de producción, o inmateriales, como pueden ser las diferentes estrategias y formas de gestión adoptadas, existen múlti- ples modos de enfocar o puntos de vista acerca de esta realidad. Así, no será igual

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Capítulo ILa empresa

INTRODUCCIÓN

El capítulo que aquí comienza, estudia la empresa como realidad, su concep-to, las clases de empresas que existen y la evolución de la idea de empresa.

Tratándose de un manual de Gestión de Empresas, estudiaremos como es lógico,en primer lugar, el concepto de empresa para, tras analizar lo que entende-mos por gestión, ver ambos conceptos conjuntamente.

En consonancia con lo anterior se abordarán algunas de las denominadas ge-néricamente «teorías sobre la empresa», las cuales esbozan los puntos de vista más sugerentes para el estudio de la fenomenología empresarial.

EL CONCEPTO DE EMPRESA

Defi nir el fenómeno empresa es tarea harto ardua, toda vez que existen al menos tres características o circunstancias que hacen que el poder ofrecer una defi nición quesea comprensiva de lo que la realidad empresarial representa sea poco menos que imposible. Dichas circunstancias son las siguientes:

En primer lugar, la empresa del siglo XX, y más concretamente de las postri-merías del mismo, no tiene nada que ver con la empresa incipiente del fi nal del feudalismo. A lo largo de cinco siglos se ha ido fraguando una realidad pluriforme y compleja que hoy en día sirve para defi nir la forma en que las sociedades modernas han decidido organizar su modo de producción y de generación de riqueza, pero que en el siglo xvI apenas era una pequeña explotación individual que el nacimiento del mercado hacía diferenciar de la anterior estructura feudal de producción.

La segunda circunstancia que complica la posibilidad de dar una defi nición se deriva del carácter dinámico y cambiante de la empresa. La empresa es un fenómeno vivo y en funcionamiento, inmersa en el seno de la sociedad y cuyos objetivos, fi nes,resultados y medios cambian a lo largo del tiempo y el espacio.

Por último, al tratarse de una realidad social que agrupa personas junto con elementos materiales, como son los medios de producción, o inmateriales, como pueden ser las diferentes estrategias y formas de gestión adoptadas, existen múlti-ples modos de enfocar o puntos de vista acerca de esta realidad. Así, no será igual

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24 GESTIÓN DE EMPRESAS

la defi nición de una empresa que nos dé un trabajador de la República Popular China que un empresario de una sociedad desarrollada del mundo occidental.

La idea de empresa va indisolublemente asociada a la idea de empresario, de tal forma que la evolución de ambos conceptos ha corrido pareja a lo largo de la historia. Así en la obra de Cantillon, a quien se atribuyen estos términos, se habla del entrepreneur (en inglés entrepreneurship) como el empresario o aventurero y de l’entreprise o la empresa. En defi nitiva se trata de un concepto de empresa y empresario vinculado ala tarea azarosa, a la aventura y, en defi nitiva, a la asun-ción de riesgos.

Otro ejemplo de cómo los conceptos van indisolublemente unidos lo pode-mos encontrar en las legislaciones mercantiles de muchos países, en las que se defi ne al comerciante como quien realiza actos de comercio o los actos de comer-cio como aquellos que realizan los comerciantes.

Existen muy diversas formas de aproximarse al concepto de empresa depen-diendo de la fi nalidad de la búsqueda, de los elementos o componentes de aquella o de las actividades que realiza.

En el primer caso, cabe hablar de la empresa en función de la disciplina. Las disciplinas que se ocupan de la empresa son muchas (Economía, Derecho, Socio-logía,Psicología, Administración, etcétera) y, por tanto, hay muchas formas de defi nir aquella, así se habla de la empresa como organización social, como centro de producción, como forma jurídica, etc.

En el segundo caso partimos de los elementos o componentes que se dan cita en la empresa (mano de obra, materiales, maquinaria, dirección, etcétera) y a tra-vés de ellos tratamos de describir lo que es una empresa. En el tercero defi nimos la empresa en función de lo que hace, acudimos a las funciones que se realizan y a los procesos que tienen lugar en el seno de aquella para determinar su contenido.

Dejando a un lado el primer grupo de defi niciones y conceptos que encontrare-mos en cualquier tratado o manual de las diferentes disciplinas relacionadas con la Administración de empresas, vamos a centrarnos en las otras dos. En una primera aproximación diremos que la empresa es un conjunto de factores de producción coordinados y orientado a objetivos. Los elementos clave de la defi nición son tres:

FACTORES (múltiples) COORDINADOS (management)

OBJETIVOS (orientación)

El primer término, «conjunto de factores de producción» estaría próximo al concepto de la Teoría Económica o si se prefi ere de la Economía General, si bien esta concibe la empresa como la unidad económica de producción (frente a la fa-milia como unidad económica de consumo) sin ningún grado de autonomía y sin reconocer el papel de la organización ni del empresario fuera del modelo teórico y homogéneo de competencia perfecta y maximización del benefi cio.

Una defi nición de la empresa más cercana a la realidad implica reconocer el rol desempeñado por el empresario, tanto en el diseño organizativo como en el desarrollo de la acción empresarial. Si el empresario existe (y esto es extensible

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I. La empresa 25

a la empresa) es porque la producción de bienes y servicios se realiza mejor con su actuación que sin ella. Los factores productivos deben de coordinarse y gestio-narse en torno a una estrategia orientada a la consecución o logro de uno o más objetivos. El empresario (gestor) no se limita a corregir las marginalidades del sistema sino que debe llevar a cabo auténticas tareas de gestión, lo que incluye: planifi car, organizar, dirigir, coordinar y controlar.

En esta línea se encuentra, por ejemplo, la defi nición de Erich Gutenberg que habla de dos tipos de factores con los que nos encontramos en la empresa y que son:

a) Factores elementales:

• Mano de obra.

• Materiales.

• Equipos e instalaciones.

b) Factores dispositivos:

• Dirección.

• Planifi cación.

• Organización.

Estos factores son comunes a todo tipo de organización. Por el contrario, los objetivos no coincidirán en todas las organizaciones dependiendo, de entre otros factores,de la naturaleza de la fi rma, pública o privada.

Así por ejemplo, en España, como en la mayoría de los países, la empresa pública ha perdido, y pierde, mucho dinero, lo que en principio sería contrario al preconizado principio de maximización del benefi cio. Tenemos aquí un ejemplo claro de como los objetivos no son únicos y de como cabe concebir organizacio-nes productivas no rentables.

Todas las decisiones en la empresa deben orientarse hacia la consecución de los objetivos (claves en todos los niveles de la empresa). Las empresas como gru-pos de individuos que aúnan sus esfuerzos para lograr un objetivo común, poseen unos principios básicos de organización, iguales para todas, pero su puesta en práctica depende de la naturaleza de la compañía.

Tanto las organizaciones con ánimo de lucro como aquellas que no lo tienen pueden ser consideradas empresas, siempre y cuando cobren un precio por sus servicios. El deseo de obtener benefi cios no es determinante para la clasifi cación de una organización como empresa; pero sí lo es el hecho de que exista un precio de transferencia por sus servicios.

Un segundo modo de defi nir la empresa o si se prefi ere su actividad, consiste en describir las funciones que desempeña; así cabe decir que las funciones de una empresa son:

a) Comprarb) Producir c) Distribuir

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d) Gestión de personal e) I + D f) Aspecto fi nanciero

Todas estas funciones de carácter genérico son desarrolladas por las diferen-tes empresas u organizaciones, sea cual sea su actividad y naturaleza. Las reglas de gestión son válidas para cualquier tipo de organización, si bien su tamaño, tipo de actividad, coyuntura, entorno y objetivos llevaran a elegir una u otra estrategia y forma de gestión. Sin ánimo de exhaustividad, baste decir que las empresas sue-len clasifi carse: por su forma jurídica; por su tamaño o dimensión y por el sector en el que desarrollan su actividad. Además, junto a las empresas existen otro tipo de organizaciones, como son, por ejemplo, las instituciones sin ánimo de lucro o la propia administración pública que participan de muchos de los principios y reglas estudiados en esta disciplina. Así tendríamos:

a) Empresas públicas y privadas.b) Unidades familiares. c) Cooperativas.d) Institución sin ánimo de lucro. e) Administraciones públicas.

Todas estas organizaciones desempeñarán las funciones a las que antes se aludía, de un modo u otro.

La empresa está infl uenciada y compuesta, en defi nitiva, por 3 grandes blo-ques o aspectos:

1) Personas.

2) Recursos fi nancieros.

3) Actividades funcionales (ciclo que realiza la empresa: comprar, producir, distribuir, etc.).

Se puede hablar de empresas con ánimo de lucro, sin ánimo de lucro, coope-rativas....

Esquema

VENTA

ESTUDIO

DISEÑO

PROTOTIPO

ACOPIOPRODUCCION

IDEA

MARCO FINANCIERO

Esquema

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I. La empresa 27

Este ciclo se repite para ir mejorando el producto e ir expandiéndose.

Todo este sistema se realimenta y se va perfeccionando, esto nos lleva a una infl uencia en el entorno.

En cada ciclo generamos un Output que nos permita crecer y nos trae consigo mayor complejidad.

Cada fase pugna hacia afuera, para hacerse más grande, pero hay un límite: el dinero.

El marco fi nanciero pone el límite del dinero a la expansión de la empresa. Son dos procesos que luchan y que siempre van juntos. En ocasiones (buena co-yuntura económica) el marco fi nanciero se ensanchará.

Desde un punto de vista social, la empresa es una forma de organización que produce bienes y servicios para la gente. Por eso la sociedad es un elemento fun-damental en el esquema de la empresa.

Hay varias formas de organizar la producción:

a) Economía de mercado: empresas.

b) Dirección centralizada.

c) Planifi cación.

Por otro lado, la fi gura del empresario existe porque la ley de la oferta y de-manda en la práctica tiene fallos. El equilibrio oferta-demanda y, en función del mismo, la determinación del precio y de la cantidad a producir, tal y como nos los describe la teoría económica, constituyen una bonita y sugerente abstracción, pero son solo eso, una abstracción que poco tiene que ver con el quehacer coti-diano. El sistema presenta fallos e inefi cacias que dan lugar a la aparición de la empresa que coordina y asigna precios porque es capaz de hacerlo de forma más efi ciente que el propio mercado.

La empresa asigna precios, contratos y coordina el sistema (es un agente ex-terno)de ajuste de precios del mercado.

La empresa, ha ido cobrando, día a día, mayor importancia. El mundo de hoy se organiza en base a empresas cada vez más grandes y que se relacionan necesa-riamente con el entorno.

División ð especialización ð coordinación

MERCADO ï información ï ORGANIZACIONES

La división del trabajo condujo a la necesaria especialización y esta, a su vez, exige una coordinación de las tareas o actividades. Esta coordinación cabe entenderse que puede realizarla el mercado expulsando a aquellas empresas que no respondan al equilibrio oferta /demanda o que sean inefi cientes o bien que sea realizada por el empresario y, por tanto, en el seno de las organizaciones. En

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ambos casos es necesaria la información y son, precisamente, las «lagunas» en la información las que dan lugar a los errores de actuación.

En defi nitiva, la coordinación, sobre todo en los casos donde se planifi ca ha-cia el futuro (problemas no estructurados) se puede hacer por medio del:

• Mercado: Mano invisible.

• Organización: Empresario (mano visible).

Ambos casos por la vía de la información

El concepto de empresa y consideraciones jurídicas

Durante bastante tiempo, las legislaciones de la mayoría de los países han considerado a la empresa desde una óptica limitada o, al menos, poco acorde con los tiempos actuales. En ese sentido, se entendía la empresa de una forma per-sonalista relacionándola con el comerciante, sin considerar que por encima del propietario o responsable de este tipo de instituciones es existen hoy en día unas estructuras que superan el limitado concepto de propietario-empresario.

Lo habitual era considerar la empresa sobre la base de las nociones del Códi-go de Comercio; acto de comercio y comercio. Así se decía que «…se reputarán como actos de comercio los realizados por el comerciante. Sin embargo, las le-gislaciones modernas de la mayoría de los países van cambiando sus defi niciones poniendo el énfasis en la institución empresa, por encima de las personas que las regentan o que son propietarios de las mismas.

Se entiende así a la empresa como un conjunto de medios humanos y materia-les de producción y distribución de riqueza. La empresa es concebida como una unidad económica y social en el seno de la sociedad.

En el mismo sentido, las legislaciones van incorporando el concepto de or-ganización como algo indisolublemente unido al de empresa. En ese sentido hay muchas legislaciones que consideran que un mero contrato de sociedad mercantil no permite considerarla como una empresa, y que la noción de empresa exige un cierto grado de organización material. Incluso existiendo una afectación de bienes a un fi n particular, pudiera, en ocasiones, considerarse que no existe una empresa cuando no se produce ningún tipo de explotación de aquellos. El ele-mento organización se convierte en el principal criterio que permite distinguir, por ejemplo, entre la mera colocación de fondos en la compra de una propiedad inmobiliaria y un empresario promotor inmobiliario.

Para que exista una organización hace falta una estructura pero, sobre todo, una voluntad de utilizar bienes y/o personas en la consecución de un fi n particular. Una actividad empresarial no puede, por lo tanto, ser fruto del azar. La actividad económica se debe inscribir en el marco de un objetivo económico predetermina-do por el promotor o empresario. En el mismo sentido, la actividad empresarial implica una cierta idea de continuidad en el tiempo, una actividad repetitiva o que

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al menos se propone ser, pudiéndose decir que cuando se aprovecha una ocasión y se realiza un acto económico ocasional no puede considerarse éste como una empresa.

Para el derecho, la empresa es una actividad económica que consiste en la producción o la provisión de bienes o servicios. La empresa podrá tener carácter civil o mercantil y podrá consistir en una actividad tradicional, en una actividad de cooperativa,en el ejercicio de una profesión liberal, artesanal o agrícola, e incluso, en la actividad de un organismo sin ánimo de lucro, pero siempre con carácter económico. Por el contrario, la actividad que persigue fi nes sociales o públicos y no económicos como, por ejemplo, la actividad de un gobierno, no constituye una empresa al igual que las actividades ejercidas con fi nalidad espiri-tual, caritativa o de benevolencia.

En suma, para que la ley considere una determinada actividad de explotación como una empresa se requieren al menos los siguientes requisitos:

Necesidad de un plan que precise los objetivos económicos y en función del cual la actividad se organiza (éste no tiene por qué ser complejo ni siquiera está descrito);

Necesidades de unos archivos reales para la consecución de los objetivos (que pueden variar en función del tamaño de la empresa;

Necesidad de una serie de actos jurídicos habituales, usuales, que impliquen al empresario en hechos encaminados a la secta consecución de los objetivos preestablecidos;

Necesidad de la intervención de otros agentes económicos que reciban los bienes o servicios ofrecidos, como es el caso de los clientes; Presencia de un valor económico o de un benefi cio directamente atribuible a los esfuerzos del empresario.

En otras palabras, para que una actividad se pueda considerar empresarial o, si se prefi ere, para que podamos hablar de empresa, debe de tratarse de una actividad organizada y de naturaleza económica; que suponga la utilización del tiempo, atención y trabajo; existiendo expectativas razonables de benefi cio; y una explotación activa y con idea de continuidad en el tiempo.

Quizás algunos estén preguntando por qué incluir aquí estas referencias jurí-dicas si no parecen, al menos en una primera lectura, incluir ninguna idea nove-dosa o complementaria a las ya apuntadas. Sin embargo, el paso de la considera-ción como empresa de los actos de comercio a la organización como tal y otros conceptos como la habitualidad o la realización dentro de una estructura fi nalista, permiten al legislador distinguir entre la mera tenencia de bienes o, por el contra-rio, la realización de una actividad empresarial.

Hay que pensar que desde una óptica fi scal no es lo mismo que un ciudadano de forma individual y más o menos excepcional realice una actividad lucrativa como puede ser, por ejemplo, la compra y venta de una determinada participación en acciones o bien de mobiliario que cuando esa actividad se realiza de forma re-petitiva y al objeto de conseguir un benefi cio perdurable en el tiempo. Es preciso

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distinguir entre la tenencia de bienes y la actividad empresarial, y la «habituali-dad» o la organización y/o de existencia de recursos ad hoc para dicha actividad serán determinantes para reputar una actividad como empresarial o no, y de ahí que sus resultados, por ejemplo, estén sujetos al impuesto de rendimiento de las personas físicas o al de sociedades.

Solamente a través de éste tipo de precisiones puede el legislador distinguir entre acciones individuales y acciones empresariales, y es precisamente a través de la consideración de la existencia de una estructura organizativa y de unos fi nes cómo puede encuadrarse en el concepto legal de empresa alguna de las modernas formas de esta,en las que las personas como tales juegan un papel secundario dentro de una estructura global o vez compleja.

OTRAS DEFINICIONES DE EMPRESA

Para Idalberto Chiavenato, autor del libro «Iniciación a la Organización y Téc-nica Comercial», la empresa «es una organización social que utiliza una gran varie-dad de recursos para alcanzar determinados objetivos». Explicando este concepto, el autor menciona que la empresa «es una organización social por ser una asocia-ción de personas para la explotación de un negocio y que tiene por fi n un determi-nado objetivo,que puede ser el lucro o la atención de una necesidad social».

En síntesis, este concepto de empresa observa a la misma como una organiza-ción social que utiliza una gran variedad de recursos para alcanzar sus objetivos y que es construida a partir de conversaciones o comunicaciones específi cas basa-das en compromisos mutuos entre las personas que la conforman.

Los académicos de la lengua española nos han dejado en el Diccionario de la Lengua Española las siguientes defi niciones de empresa:

Acción ardua y difi cultosa que valerosamente se comienza.

Casa o sociedad mercantil o industrial fundada para emprender o llevar a cabo construcciones.

Entidad integrada por el capital y el trabajo, como factores de la producción, y dedicada a actividades industriales, mercantiles o de prestación de servicios con fi nes lucrativos y con la consiguiente responsabilidad.

Los estudiosos de la empresa, empero, manejan su propio diccionario y tie-nen sus propias defi niciones. Claro que estos estudiosos y analistas miran a la empresa desde diversos ángulos o campos de estudio. Por ello, no es extraño que un abogado, un sociólogo, un ingeniero, un asesor fi scal o un economista tengan sus propias visiones y defi niciones sobre lo que es una empresa. Y para compli-carnos la vida, todas son correctas.

Este carácter multidisciplinar del concepto de empresa nos obliga a abordar su estudio desde diferentes perspectivas. La mera lectura de estas defi niciones del Diccionario ya nos sugiere que la empresa es una realidad económica y social. El fenómeno dela globalización y las tecnologías de la comunicación está haciendo

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surgir nuevas formas de actividad comercial que quizás lleven en breve a revisar el concepto de empresa. Así, la difusión a través de Internet o los acuerdos entre diversos componentes de la cadena de valor y la transnacionalidad de determi-nadas operaciones hacen pensar que la empresa del siglo XX lleva camino de transformarse en algo nuevo. Se describe a continuación y a modo de ejemplo lo que se denomina empresa virtual.

Empresa Virtual

Se denomina «empresa virtual» a cierta estructura organizativa que responde a las necesidades del mercado actual con mayor facilidad que otras estructuras tradicionales, debido a su facilidad de adaptación, utilizando las Tecnologías de la Información de forma intensiva. También se conoce por Corporación Modular, Corporación Virtual o Empresa Global.

La Empresa Virtual comienza con la organización trébol propuesta por Char-les Handy en su libro «The age of unreason» en 1989, y posteriormente, ya en la década de los noventa se le denominó también « red temporal de empresas que se unen para explotar una oportunidad específi ca de mercado apoyada en las capaci-dades tecnológicas que componen la red.»

En esta defi nición aparecen los conceptos básicos de lo que es una Empresa Virtual:

1 El primero es que se trata de una empresa, compuesta por varias en cola-boración, aceptando, en principio, cualquier fórmula instrumental, alianzas estratégicas, joint ventures, UTE’s, subcontratación, «outsourcing», etc.

2 El segundo es el que cada una de ellas aporta lo que sabe hacer mejor que ninguna otra, a lo que Hamel y Prahalad han denominado «Core busi-ness» en su libro «Compitiendo por el futuro», en 1994.

La Empresa virtual está convirtiendo al siglo XXI en el siglo de las PYMES debido a la potencialidad que las nuevas tecnologías confi eren a este sector con vistas a competir en mercados globales.

Conceptos afi nes

El concepto de empresa no debe ser confundido con otros conceptos afi nes que en ocasiones en el lenguaje popular, e incluso escrito, aparecen asimilados. Estos conceptos afi nes son los términos planta, explotación, industria, sociedad y negocio, entre otros, cuyo signifi cado se expone seguidamente:

PLANTA:

Es una instalación industrial. Hace referencia al emplazamiento físico en el que se llevan a cabo los procesos de transformación. Es sinónimo de fábrica o factoría, aunque se suele usar para denominar a cada unidad principal de un gran centro industrial,y para instalaciones con poco personal y fuertes inversiones en

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maquinaria o laboratorios, por ejemplo, las plantas que Smith Kline Beecham (SB) posee en Alcalá de Henares y Toledo, o la planta de automóviles Seat en Martorell. Habitualmente, una explotación se localiza en uno o más estableci-mientos o unidades físicas.

EXPLOTACIÓN:

Hace referencia a una unidad técnica y se defi ne como un conjunto ordenado de medios naturales y humanos al que se aplica una determinada tecnología con el objeto de obtener uno o varios productos o de prestar uno o varios servicios, por ejemplo, una explotación agrícola, forestal o minera. Una explotación puede estar concentrada en un establecimiento o en varios, según los requisitos de su proceso tecnológico.

INDUSTRIA:

En su primera acepción, industria es el conjunto de explotaciones con la mis-ma tecnología o con tecnologías afi nes o relacionadas entre sí. Por ejemplo, la industria eléctrica o del petróleo.

También puede signifi car la suma y conjunto de las industrias de uno o varios géneros de todo un país o parte de él.

SOCIEDAD:

Finalmente, sociedad es una entidad colectiva con personalidad jurídica pro-pia, instituida mediante contrato, que reúne a varias personas que se obligan a poner en común valores, bienes o industrias con ánimo de lucro. Toda empresa ha de tener una personalidad jurídica, ya sea como empresario individual o como sociedad mercantil, según aparece regulado en el Código de Comercio. Una mis-ma empresa puede integrar a varias sociedades mercantiles.

NEGOCIO:

Actividad relacionada con la compra-venta de bienes y/o servicios en la que se persigue una ganancia.

LA APARICIÓN DE LA EMPRESA

Aunque pudiera parecer estéril el conocimiento del origen de la empresa no es una mera cuestión de erudición o simplemente de curiosidad. Realmente, es solamente a través del conocimiento de lo que la empresa es y ha sido, esto es de su génesis, origen y evolución, como puede observarse su papel en el mundo actual y, sobre todo,valorar o enjuiciar las diferentes posiciones acerca de aquella.

Para hablar del origen de la empresa olvidaremos una de las acepciones del término o concepto mismo, esto es, obviaremos la de proyecto o aventura para quedarnos con aquella que se refi ere al vocablo empresa como una organización social fruto dela división del trabajo con una dirección y un objetivo concreto.

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I. La empresa 33

Al principio de la historia, en el comienzo de la vida en sociedad, los seres humanos se limitaba a satisfacer sus necesidades produciendo en el seno de la familia aquello que necesitaban y auto consumiendo los bienes para satisfacer sus necesidades. Todos sus miembros colaboraban en la fabricación de todo lo necesario para subsistir. La familia era una unidad de producción y de consumo autosufi ciente. Dentro de cada grupo familiar, los individuos más capacitados para realizar una determinada tarea o actividad se fueron especializando paula-tinamente en la obtención de un producto útil para los demás. Así apareció una primera división del trabajo.

La socialización vino como consecuencia de que en cada grupo humano exis-ten personas más hábiles para la realización de unas tareas que otras, así hay per-sonas a las que se les daba mejor la caza, a otras la recolección o la agricultura, y, de este modo, cada uno se dedicaba aquello que más le producía.

Poco a poco, el nivel de producción fue aumentando y se producía más de lo que se necesitaba para vivir en el seno familiar. En esta segunda fase, los exce-dentes obtenidos dentro de una familia se dedicaban al intercambio, en el contex-to de una economía de trueque, para cubrir otras demandas no satisfechas. Los excedentes de bienes producidos se intercambiaban por los de otras unidades familiares.

Las familias continuaban siendo simultáneamente unidades de producción y consumo, pero, poco a poco, fueron perdiendo este carácter. Esta situación forzó la aparición de la fi gura del comerciante, que compraba los bienes que sobraban a unas familias y los intercambiaba con los de otras familias. Esta triple relación hizo posible la aparición del mercado, que se desarrolló con la utilización gene-ralizada de la moneda en las transacciones.

Resulta difícil precisar una fecha, e incluso una época, como comienzo de lo que denominaríamos la empresa. Aunque es evidente que desde antiguo el hom-bre procedió a organizarse para la consecución de bienes o para la producción de servicios, no es menos cierto que aquellas primeras agrupaciones y la incipiente utilización de la división del trabajo como medio de mejorar los resultados esta-ba aún lejana de poder considerarse como una empresa. No obstante lo anterior pudiera decirse que todavía en esas épocas no cabría hablar de una empresa, se trataba de unidades de subsistencia que habían comprendido que la división del trabajo y probablemente que la dirección del mismo de una forma organizada producía mayores resultados que el esfuerzo individual.

Durante la etapa del feudalismo en el siglo XV prácticamente no existe otra forma de organización de la producción que la descrita. De tal manera que la producción ya especializada se realizaba en pequeños grupos, normalmente el maestro artesano más sus aprendices y se vendía o intercambiaba casi siempre en la misma localidad o, al menos, en un ámbito territorial limitado.

Se dice también que la empresa es una creación del mercado, que nace con aquél. De aquí que pueda hablarse de una empresa incipiente al fi nalizar el feu-dalismo. Cuando comienza a existir un mercado, las explotaciones agrícolas que conviven con pequeños talleres artesanales que surgen frente a las grandes explo-

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34 GESTIÓN DE EMPRESAS

taciones, propiedad del señor feudal. Se trata de organizaciones con muy poco capital, poco organizadas, con una rígida jerarquía y un ámbito reducido de ac-tuación. No existe, en defi nitiva, un espíritu empresarial y son más bien unidades de carácter técnico y normalmente circunscrito al ámbito familiar. Sin embargo, en las mismas se puede ya reconocer al menos una incipiente nueva forma de organizar el trabajo y una libertad en cuanto a la toma de decisiones cara a la posible demanda.

El entrepreneur

Quizás sea la fi gura del «entrepreneur» o emprendedor el modelo histórico y el germen que más claramente hace percibir las características de la empresa-em-presario posterior.

La palabra empresa está indisolublemente ligada a la de empresario, ambas proceden del francés, del término entrepreneur, que, como ya se explicó, servía para designar a aquellas personas que acompañaban a los grandes movimientos de ejércitos en la edad media, contribuyendo a la logística de aquellos, así como a la provisión de fondos y también, quizás que aquí procede el término, como constructores, esto es,aquellos que construían puentes o caminos para facilitar el movimiento de las tropas.

La primera acepción del término está vinculada a personas con carácter aven-turero y con una cierta propensión a aceptar riesgos que se involucraban en tareas logísticas y fi nancieras de apoyo a los grandes jerarcas en sus contiendas con terceros. Así,se trataba de personas o medios o recursos que acompañaban a los ejércitos en sus campañas militares y que se dedicaban a proveer algunas nece-sidades como eran, por ejemplo, la construcción de puentes o el suministro de víveres. Las características de estos hombres que en este momento nos interesan serían: su aceptación de riesgo como fórmula de consecución de benefi cios; su in-dependencia con respecto a quienes les pagaban; y sobre todo, su papel de gestor u organizador de tareas y personas.

El entrepreneur tenía su futuro ligado a la suerte de los ejércitos a los que acompañaba, de tal manera que una victoria le producía sin duda pingues ganan-cias, mientras que la derrota podía hacerle perder todo su patrimonio. En este caso vemos como una determinada persona arriesga su capital en lo que, valga la redundancia, denominaríamos una empresa arriesgada (precisamente uno de los signifi cados del término,según el diccionario de la Real Academia Española, es el de aventura o cesta a realizar, empleándose el término incluso en frases como la siguiente, que da título a un trabajo de Pedro Laín «la empresa de ser hombre».

En una visión algo posterior podemos identifi car al emprendedor como un intermediario, un agente de comercio que actúa recibiendo peticiones de bienes o servicios, busca los obreros que van a producir cada parte de este pedido y se ase-gura de que sea entregado en la forma, calidad y cantidad acordada. Estamos ante unas incipientes organizaciones en las que el trabajo sigue realizándose a domi-

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I. La empresa 35

cilio con los utensilios y la maquinaria propiedad de los obreros. El emprendedor es en esta época una especie de «hombre orquesta» encaminado a optimizar las necesidades de capitales y recursos humanos para la realización de una actividad lícita y benefi ciosa.

En realidad en esta fi gura se unen empresa y empresario, conceptos que tar-daron bastante tiempo en separarse, hasta quedar la fi gura del emprendedor como una característica de determinados tipos de empresario, y la asunción del riesgo como algo inherente a las operaciones mercantiles pero que no tiene porqué estar vinculado al papel de gestor.

No será hasta la revolución industrial cuando este tipo de empresario-empre-sa que unifi ca y coordina los esfuerzos y los recursos de otros para conseguir una producción conjunta y bajo demanda, sea sustituido por organizaciones propia-mente dichas en lasque se agrupan recursos humanos, técnicos y fi nancieros en conglomerados, más o menos complejos y que precisan de una estructura organi-zativa y de una dirección,con independencia de quien sea su propietario.

Diremos, por último, que algunas de las características del antiguo «»entre-preneur» perviven en, o al menos así debería ser, lo que se espera sean las cuali-dades de un gestor de empresas en el presente. Así la evaluación del riesgo, la ini-ciativa y la habilidad para coordinar y liderar equipos siguen siendo los requisitos básicos para una buena gestión. Además, el término «emprendedores» se designa aquellas personas que en la actualidad emprenden actividades empresariales por cuenta propia,sobre la base de una idea de negocio, y en ocasiones sin contar como presupuesto departida con los recursos de todo tipo necesarios.

DEL FEUDALISMO A LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

La segunda etapa de la empresa podría venir de la mano de lo que se ha veni-do a llamar el capitalismo comercial o mercantilista de los siglos XVI y XVII. Se trata de la aparición de entidades de más envergadura que las de la etapa anterior (nótese que la evolución de la empresa y de su concepto, va acompañada de un constante y progresivo crecimiento en el tamaño de las mismas). La empresa, además de las características de unidad autónoma de producción, la utilización de trabajo ajeno, y producir no para el autoconsumo, sino para el mercado, incorpora un creciente ánimo de lucro asociado a una mayor aceptación del riesgo y un ma-yor aporte de capital; se habla aquí fundamentalmente de la gran empresa comer-cial, de la aventura comercial entre países y del nacimiento del asociacionismo o de las sociedades personalistas para poder aunar esfuerzos, fundamentalmente de tipo fi nanciero, cara a la consecución de mayores proyectos y, por tanto, mayores resultados.

El capitalismo comercial de los siglos XVI y XVII hizo posible un auge de la producción de mercancías y de la circulación entre América y los principales puertos del Mediterráneo y del norte de Europa. Así se formó un comercio mun-dial, aparecieron unas industrias urbanas artesanas y se aceleró la circulación mo-

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36 GESTIÓN DE EMPRESAS

netaria con el crecimiento de los intercambios. En el siglo XVII se consolidan en Holanda, Inglaterra,Italia y Francia las primeras entidades bancarias modernas y se forman las primeras compañías por acciones dedicadas al comercio marítimo. En el plano de la producción, paulatinamente se pasó del sistema doméstico, del comerciante que iba en busca de la mano de obra que suministraban las econo-mías domésticas, al comerciante-fabricante que acumulaba capitales y empleaba a artesanos que trabajaban en sus propios domicilios («sistema de encargados», putting-out o Veriagsystem), a los que proporcionaba las materias primas.

Llegados a este punto conviene recordar que las aventuras comerciales entre ambos lados del Atlántico fomentaron un tipo de negocio en la cual era preciso el concurso de cuantiosos capitales destinados a fl etar barcos, a la compra de mercancías para intercambiar y al pago de tripulaciones, trabajadores y solda-dos destinados a proteger las rutas comerciales. Todo ello desarrolló un tipo de acuerdo comercial en el que sumas cuantiosas de dinero se conseguían mediante la incorporación de muchas pequeñas participaciones en aquellos negocios, de tal forma que junto a grandes propietarios o alas incipientes compañías comerciales según hablan los esfuerzos de pequeños comerciantes, artesanos, o simplemente aventureros que arriesgaban su pequeño capital o su trabajo en aras de participar en el resultado de aquellas «empresas» comerciales. Tendríamos aquí los dos conceptos de empresa, por una parte, la aventura o proyecto con el fi n de obtener un resultado económico y, por otra parte, la organización de capitales y de trabajo en torno a un proyecto común y bajó una dirección única.

Desde el punto de vista de la producción supone constatar un progresivo paso del sistema tradicional que pudiéramos considerar doméstico y en el que el co-merciante buscaba el producto en las unidades familiares, hacia lo que lo que pudiéramos denominar el «fabricante». El fabricante conseguía acumular capital que empleaba con artesanos que trabajasen en sus propios domicilios o bien en instalaciones del comerciante-fabricante a los que proporcionaría las materias primas para trabajar.

La etapa anterior derivó en el capitalismo industrial, en el advenimiento de la industria que, a su vez, va acompañada de la expansión del comercio mun-dial. Estaríamos hablando de los siglos XVIII y XIX donde, al comienzo de la industrialización, hay que añadir la creación de las sociedades capitalistas, funda-mentalmente la sociedad anónima, como medio de aunar una mayor cantidad de capitales y un nuevo concepto o característica de la empresa que es el carácter o espíritu innovador de la misma. Esta etapa dio paso al capitalismo fi nanciero del siglo XIX donde se produjo un fuerte desarrollo del sistema bancario, se crearon nuevas estructuras empresariales, al perfeccionarse la fi gura de la sociedad anó-nima y, sobre todo, se separan dos conceptos como son propietario y dirección.

En el siglo XVIII comienza lo que podríamos denominar el capitalismo in-dustrial. Se llega al mismo a través del comienzo de la, valga la redundancia, fa-bricación en fábricas y por fabricantes, desplazando a las familias y a los hogares como unidades técnicas de producción. Las empresas como, por ejemplo, los te-lares van aumentando de tamaño y generando estructuras cada vez más complejas que requieren de técnicas de organización y de un mayor acumulo de capitales.

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I. La empresa 37

El paso de la utilización de pequeños capitales al empleo masivo de aquellos y la aparición del vapor con la consiguiente sustitución de las máquinas manuales por otras movidas mediante aquel da lugar a lo que se ha denominado la revolu-ción industrial y a la aparición de la empresa capitalista como modo prácticamen-te único de producción y que mediante sucesivas transformaciones ha dado lugar a lo que es la empresa actual.

Entre fi nales del siglo XVIII y la primera mitad del XIX, se pasó del taller doméstico a la gran factoría, del trabajo a escala reducida al trabajo a gran escala, del uso de las máquinas manuales a las mecánicas movidas por vapor, de la utilización de pequeños capitales a su empleo masivo, una vez producida la necesaria acumulación previa. Con la Revolución Industrial na-ció la nueva empresa capitalista, como el centro neurálgico del nuevo modo de producción.

Sin ningún lugar a dudas, el fenómeno que produjo una mayor transforma-ción en los modos de producción en el mundo y, consecuentemente, en las em-presas, fue la denominada Revolución Industrial. Básicamente, se trató de una profunda transformación de los medios de producción tradicionales, que fueron sustituidos por otros más efi caces, potentes, y, sobre todo, con una nueva visión, más generalizadora.

Básicamente, la transformación vino de la mano del desarrollo de las tec-nologías productivas y, mas concretamente, del descubrimiento de las poten-cialidades de una nueva forma de energía: el vapor, que unido al desarrollo del maquinismo posibilitó la creación de elementos como, por ejemplo, el ferroca-rril, que permitieron expandirla industrialización a zonas remotas y, sobre todo, facilitando el transporte de personas y mercancías y en suma, el progreso, a nuevas áreas.

Todo ello llevó aparejado un crecimiento de las estructuras productivas y la aparición de la producción en masa, con la consecuente variación de sus paráme-tros organizativos y legales, así como de las formas de producción y empleo de la mano de obra. En ese sentido, la producción mediante sistemas artesanales y ma-nuales, fue sustituida por la centralización y la producción en serie que necesitaba de normas o estándares con el fi n de producir calidades homogéneas.

Puede decirse que la revolución industrial nace en los fi nales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX. Con la aparición de la máquina de vapor se pone de mani-fi esto la necesidad de buscar nuevas fuentes de energía para poder desarrollar sus posibilidades en toda plenitud. Así, se sustituye el tradicional carbón de madera por el carbón mineral (cuya y antracita) y comienza el uso masivo de las fuentes de energía como vía de producción de bienes y servicios.

El año 1769 marca el periodo en que se registra la patente de la máquina de vapor de Watt y esta fecha constituye el inicio de una época de abaratamiento de los sistemas productivos en la industria. La máquina de vapor constituye la primera forma importante de energía motriz suministrada a las factorías. Su apli-cación práctica a la industriase debió al inventor escocés Watt, aunque le antece-dieron otros como Papin y Savery.

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38 GESTIÓN DE EMPRESAS

Es carbón se convierte en la fuente de energía básica, y, unido al uso de la máquina de vapor, se concreta un nuevo potencial productivo, en primer lugar en la industria textil y posteriormente en la construcción de los ferrocarriles.

A decir de algunos, el ferrocarril constituye por sí mismo una revolución, es más, cabe asociar todo el desarrollo del imperio británico precisamente al uso de esta tecnología. Sus posibilidades para ampliar mercados y, sobre todo, para ex-pandir el desarrollo tecnológico a otras zonas variaron las formas de vida de una parte importante del mundo occidental.

El nuevo «Imperio de las máquinas» exigía una transformación radical en la manera de desarrollar el trabajo humano aplicado al proceso industrial. Esto dio lugar al nacimiento de la fábrica como la forma moderna más característica de realizar, concentrar y controlar el trabajo. Lo que requirió:

• Eliminar el sistema de talleres, cuya producción hecha a mano era limitada.

• El control de la industria por los capitalistas.

• La ampliación de los mercados por la expansión comercial.

• Llevar la industria de nuevo a las ciudades o crear grandes centros urba-no-industriales.

• Transformar la actividad productiva de los obreros mediante una división del trabajo mayor y una especialización más desarrollada.

• Establecer una nueva organización laboral.

La rama textil fue la primera que se mecanizó: hasta 1760, esta rama pro-ductiva se practicó en talleres manuales, por lo tanto, la introducción de métodos mecánicos fue la culminación de importantes eventos y descubrimientos que ya se venían gestando. La primera ruptura de los métodos manuales de tejer tuvo lugar con el invento de la llamada Canilla Volante de John Kay, que disminuyó la canti-dad de trabajo humano empleado en la industria algodonera

Así, la fábrica fue, quizás, la transformación más signifi cativa, desde el punto de vista laboral y técnico, que ha sufrido la actividad empresarial, debido, en suma, al uso de la «máquina» que aportó la revolución industrial y, sobre todo, al desarrollo de métodos y formas de gestión hasta entonces desconocidos.

La revolución industrial no termina con esta primera fase, sino que, progresiva-mente, da lugar, sobre todo por el desarrollo del maquinismo, a la aparición de nuevos elementos mecánicos que quizás culminan con el automóvil a fi nales del siglo XIX.

Por otra parte, aparece una segunda importantísima fuente de energía como es la electricidad y a la que quizás puede denominarse como la segunda revolución industrial. En otro orden de cosas, también se desarrollan nuevas aplicaciones hasta entonces desconocidas de las materias primas, desarrollándose procesos para la transformación del hierro, aceros especiales o utilización del aluminio, y dando lugar a la aparición de la industria pesada y también del desarrollo de la industria química como fuente de progreso.

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El acero a fi nales del siglo XVII era todavía producido por el lento y costoso sistema de expulsar las impurezas calentando el hierro en cajas de arena. En 1846 Guillermo Kelly y posteriormente Bessemer lograron el perfeccionamiento del método, y ello dio como resultado la producción de grandes volúmenes de esa materia prima.

Aunque la Revolución Industrial puede considerarse como un proceso conti-nuado y relativamente rápido encaminado a mejorar los medios de producción y, por ende,los bienes y servicios ofertados a la sociedad, no ocurrió lo mismo con la mejora de las condiciones y calidad de vida de la población. En ese sentido hay que hablar de un proceso mucho más lento en el que las denominadas «conquistas sociales» son precisamente eso, es decir, conquistas porque nacen de las reivin-dicaciones de una población obrera que comenzó reiniciarse sindicalmente, entre otros motivos, por las duras condiciones de trabajo que la minería y el maquinis-mo impusieron al ser humano.

Una de las consecuencias de la Revolución Industrial fue la concentración o agrupación en unidades productivas y ello se debió básicamente a tres motivos: 1) desaparición de la diseminación de los productores, que pasan de trabajar ar-tesanalmente en sus domicilios a hacerlo en grandes centros de trabajo; 2) des-cubrimiento de las ventajas (economías de escala) de la producción en serie o en masa; y 3) cuantías sumamente elevadas de capital necesario para emprender las acciones productivas, lo que obligaban obviamente a aunar los esfuerzos fi nan-cieros en un número reducido de industrias.

Se produce así un proceso de concentración horizontal y vertical de las em-presas. Horizontal porque diferentes empresas fabricantes del mismo producto pasan a reagruparse en torno a una determinada actividad, y vertical porque se produce un proceso de integración de los distintos elementos de la cadena de producción, concentrándose en un solo grupo desde la extracción de las mate-rias primas hasta la distribución y venta de los productos e incluyendo la forma-ción las infraestructuras y el transporte. Aparecen así los denominados «Cartel» de empresas, que llegan a acuerdos sobre precios y cantidades a producir y los «Trust», con la fi nalidad de obtener y asegurarse posiciones de predominio en un sector determinado de la economía.

Desde el punto de vista de la gestión de empresas, la importancia de la Revo-lución Industrial es crucial. De hecho podría decirse que no existe Administración de Empresas como un concepto explícito o, si se prefi ere, como una disciplina o técnica hasta su aparición. Solamente cuando las empresas o industrias adquirie-ron sufi ciente tamaño y la división del trabajo y la especialización fue creciendo, es cuando comienzan a aparecer refl exiones acerca de cómo deben manejarse esos grandes conglomerados de medios técnicos y humanos y que principios de-berían regir su funcionamiento para obtener unos resultados óptimos.

Por primera vez, la industria comenzó a establecer contratos para el trabajo, la producción impersonal y hasta el modo en que el individuo debía entrar o salir de

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40 GESTIÓN DE EMPRESAS

la fábrica. Con la creación de la fábrica se innovaron, no solamente los sistemas de producción y la regulación laboral, sino también, y en igual medida, los siste-mas de dirección y control, los bancarios y los de fi nanciamiento.

Los avances en administración debidos a esta época se suelen concentrar en torno a dos grandes movimientos: Por una parte, la administración científi ca del trabajo, ligada a los pioneros en esta materia como Taylor, Fayol, o los Gilbreth, que genéricamente se conoce con el sobrenombre de «Taylorismo» y que engloba los diferentes intentos por racionalizar el trabajo y optimizar los resultados y, por otra, la creación de normas y la estandarización como fórmula de consecución de economías de escala y que recibe el nombre de «Fordismo».

LA SOCIEDAD ANÓNIMA

La Revolución Industrial, con el advenimiento de la producción en masa y de la industria pesada, precisó cambiar la concepción tradicional acerca de los negocios y las estructuras empresariales, propias del denominado «capitalismo feudal», que eran pequeñas y diseminadas, por nuevas empresas a las que pasa a denominar «industrias», de mucho mayor tamaño que permitieron llevar a cabo las tareas de producción. Este aumento de tamaño llevaba indisolublemente apa-rejado el incremento del capital necesario para poder poner en marcha negocios de estas características. Surge así el denominado «capitalismo industrial». La ne-cesidad de capitales vuelve a ser el detonante que lleva a la aparición de una sin-gular forma de consecución de aquellos y, por otra parte, de forma de propiedad de las empresas. Se trata de la sociedad anónima, la fi gura jurídica creada como mecanismo de recaudación de fondos y de organización de las nuevas formas de propiedad y producción.

La sociedad anónima es una respuesta desde el ámbito jurídico a las necesi-dades del mundo económico. Se precisaban grandes capitales que difícilmente podían ser asociados a una sola persona y ello obligaba a buscar fórmulas asocia-tivas o de agrupación de capitales. Por otra parte, la diseminación de la propiedad en manos de un conjunto más o menos amplio de propietarios precisaba arbitrar mecanismos de administración del patrimonio común o, lo que es lo mismo, de la empresa creada. Nace así la sociedad anónima cuya característica básica desde el punto de vista económico radica en la división en partes alícuotas del capital total de la empresa y la limitación de la responsabilidad de cada uno de los aportantes de capital a la cantidad en la que participa en el negocio. A ello se sumó la fácil transmisión de esas participaciones mediante el mecanismo de creación de un mercado (Bolsa) para negociar las mismas.

La sociedad anónima surge, pues, como una necesidad para la consecución de grandes sumas de capitales, así los grandes capitalistas se dan cuenta de que para poder desarrollar aún más sus negocios, se hace preciso el incorporar más capitales delos que son capaces de generar por sí mismos o, al menos, al ritmo que se preci-san en las obras de gran envergadura como, por ejemplo, son los ferrocarriles.

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Esta construcción jurídica presentaba las siguientes ventajas con respecto a formulaciones anteriores:

Posibilitaba la consecución de sumas importantes de dinero al agrupar peque-ñas participaciones (acciones) bajo un denominador común.

Daba cohesión al grupo «anónimo» de accionistas-propietarios al regular los mecanismos de dirección y gestión del patrimonio común (por ejemplo mediante la regulación de los órganos de gobierno como son el Consejo de Administración o en las el órgano de dirección).

Animaba a las personas con recursos limitados a participar en los nuevos desarrollos de la poderosa «Revolución Industrial» al permitirles, aunque fuese en pequeña medida, formar parte del conjunto de propietarios de las nuevas es-tructuras productivas.

La consideración de «anónima» de cada una de las participaciones de la em-presa facilitaba enormemente la forma de transmisión de las mismas, toda vez que se trataba de «títulos valor» (en los que el valor de la propiedad estaba repre-sentado precisamente por el documento en si acreditativo de la participación) y, además «al portador»o, lo que es lo mismo, con posibilidad de ser transferidos a cualquier persona física o jurídica sin ningún otro requisito de detentar su pro-piedad.

El mecanismo de la Bolsa o habilitación de un órgano para intermediar en las transacciones entre acción y como mecanismo de información acerca del valor y la evolución de cada una de ellas databa a esa fórmula de agrupación de capitales del masivo atractivo para quienes quisieran participar en las aventuras empresa-riales.

LA EMPRESA TRADICIONAL FRENTE A LA SOCIEDAD ANÓNIMA

Empresa Tradicional Sociedad Anónima

Propiedad Concentrada Propiedad Repartida

Responsabilidad Plena Limitada A La Aportación

Gestor = Propietario Accionista No Gestor

Propiedad Tradicional Título Valor Al Portador

Trasmisión Tradicional Trasmisión Simplifi cada

Mercado Especifi co

Valor Estimativo Valor De Mercado (Cotización)

Problema aparte es el que se suscita desde el momento de la aparición de la sociedad anónima y que nace de la disociación entre quien gerencia y quien es propietario en lo referente a la toma de decisiones.

Aunque las leyes de sociedades anónimas de todos los países regulan la forma en la que se regirán aquellas, esto es, la existencia de Consejos de Administración, consejeros delegados, administradores etc., lo cierto es que rápidamente comienza

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42 GESTIÓN DE EMPRESAS

el proceso en el que se desarrollan estrategias por parte de los accionistas propieta-rios para a su vez tener capacidad de decisión, así puede constatarse como pronta-mente comienzan a desarrollarse movimientos en los que los banqueros tratan de ocupar los puestos en los Consejos de Administración de las empresas en las que participan con el objeto de garantizar sus inversiones y, por otra parte, los inversio-nistas, a su vez,intentan lo contrario esto es participar en los Consejos de Adminis-tración de los bancos para conseguir fondos necesarios para sus negocios.

Pronto se constata que al atomizarse el capital basta con una pequeña parte de las acciones para poder tener el control de las empresas de gran tamaño y, por otra parte,la propiedad no tiene por qué estar vinculada a la toma de decisiones. Aparece así lo que Chandler ha denominado el capitalismo gerencial, que se de-fi niría como aquella fase del mismo en el que la dirección de las empresas pasa a ser desarrollada por profesionales ajenos a la propiedad de las mismas.

Los nuevos negocios que, de forma sistemática, se crean durante el siglo XIX y principios del XX y crecen de forma continuada, lo hacen vinculados a las inversiones en infraestructura, en comercialización y distribución y, sobre todo, en lo que llamaríamos capital organizativo o administración. La acumulación de capitales permitió benefi ciarse de las economías de escala, de ahí la inversión en infraestructura, y conseguir unas cantidades y unas calidades de producción que solamente podían comercializarse mediante la expansión de los mercados, lo cual fue en gran manera facilitado por los nuevos medios de locomoción como es el caso de el ferrocarril y las máquinas de vapor, y de la comunicación por medio de la aparición del teléfono. Por último, la consecución de los logros de toda las eco-nomías de escala, las citadas inversiones en infraestructura y en comercialización solamente fueron posibles mediante la especialización del trabajo de dirección, surgiendo así nuevos profesionales, en muchos casos sin vinculación alguna a la propiedad de las empresas que gestionan y con capacidad para decidir sobre la marcha de los proyectos o empresas.

Se crea así una disociación entre propiedad, control, accionariado y dirección, de tal manera que se profesionaliza la dirección y la propiedad deja de ser quien gerencia o gestiona los negocios o empresas, pasando ésta a los «managers» pro-fesionales,limitándose los accionistas a su papel de control último y a los aspectos estructurales de los negocios. Aparece el concepto de lo que Galbraith llamó la tecnoestructura, con unas relaciones entre propietarios accionistas y «managers» profesionales a veces confl ictivas y basadas en la desconfi anza.

Esta división ya clásica entre propiedad y dirección a nadie sorprende en el momento presente pero, en opinión de algunos autores como el propio Chand-ler, solamente las empresas de aquellos países que fueron capaces de diferenciar prontamente entre propiedad y control y separar las tareas de dirección de la tenencia de acciones dieron lugar a empresas grandes y poderosas, así se suelen citar el caso de Estados Unidos y Alemania frente a un cierto freno en el caso de Inglaterra.

Podríamos citar dos fases más dentro de la evolución de la empresa hasta lle-gar a nuestros días: se trataría de la aparición generalizada, a partir de la segunda

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mitad del siglo XX, de las empresas multinacionales y, como un paso más en la expansión de aquellas, la globalización y los grandes conglomerados del momen-to presente.

En el caso de los conglomerados multinacionales, que más adelante describi-remos con mayor detalle, cabe citar como elementos diferenciales con las etapas anteriores al menos tres elementos, como son: 1) el grado de descentralización; 2) la autonomía de las distintas unidades; y 3) la apertura dentro de un mismo grupo empresarial a muy distintos tipos de actividades o generación de múltiples productos y servicios.

Las multinacionales, que son un paso más en el crecimiento de la empresa como organización social al servicio de la producción de las sociedades moder-nas, suponen la presencia en espacios geográfi cos claramente separados, tanto por el espacio como por la legislación de los países en cuestión, la cualifi cación de la mano de obra existente, los niveles salariales, etcétera.

Para llevar a cabo los proyectos empresariales en múltiples ámbitos se hace preciso dotar de un gran grado de autonomía, no sólo a las divisiones que produ-cen bienes o servicios claramente distintos, sino también dotar de autonomía a las direcciones de las operaciones en distintos países.

El último paso en este proceso viene de la mano de lo que se ha denominado el fenómeno de la globalización. La aparición de las nuevas tecnologías, especial-mente las de comunicación, como es el caso de Internet y de manejo de la infor-mación, como es el caso de la industria de la computación, ha dado lugar, o, si se prefi ere, ha posibilitado aún más la expansión de las empresas y la presencia en múltiples territorios y mercados. De aquí que el espacio físico no sea ya un límite para el crecimiento de las empresas, y que precisamente se busque la ubicación o localización más idónea para cada parte de aquellas en función de las caracterís-ticas de los diferentes lugares.

Anejo al crecimiento de las empresas y al fenómeno de la globalización aparece el problema de las diferencias culturales y sociales en los países y de cómo la búsqueda del «mejor país» para producir, vender, intermediar o conse-guir las materias primas puede producir desequilibrios importantes, tanto desde el lado de el rápido abandono de lugares de producción, con el consiguiente problema para los habitantes de la zona,como por la vulneración de las normas sociales de los países de origen, en muchas ocasiones son fruto de la lucha social y una apuesta por la calidad de vida-produciendo en países donde, por ejemplo, las condiciones laborales no respetan límites hoy considerados infran-queables en las sociedades occidentales, o permiten un deterioro del medio am-biente no compatible con un desarrollo sostenible y con los deseos mayoritarios de la sociedad.

Lo expuesto en el párrafo último lleva a la consideración de la aparición de nuevos actores sociales que opinan y, en ocasiones, participan en el quehacer de las empresas mediante la presión social o impulsando regulaciones limitativas de determinados aspectos.

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EVOLUCIÓN DE LA HISTORIA DE LA EMPRESA CAPITALISTA

EMPRESA PRIMITIVA Feudalismo

EMPRESA COMERCIAL Capitalismo mercantil

EMPRESA INDUSTRIAL Capitalismo industrial

EMPRESA COMO ORGANIZACIÓN Capitalismo fi nanciero

Aunque este no es el lugar, queremos dejar aquí patente como, dentro de lo que ha sido la evolución de la empresa y en la que solamente hemos considerado al propietario, al trabajador y a la dirección, eso sí, dentro de unas organizaciones reguladas legalmente, hoy en día la nacionalidad de las empresas, el tamaño de estas y su poder e infl uencia sobre las sociedades hacen que el papel del Estado sea, en muchos casos,desbordado y que la sociedad civil, las organizaciones su-pranacionales y, en general,todos los agentes o partenaires sociales, tengan una presencia activa en los debates acerca del papel actual y futuro de las empresas en una sociedad que tanto ha cambiado en los últimos lustros.

Hemos comenzado hablando de una pequeña explotación de carácter técnico y estructura familiar que desembocó en las aventuras comerciales de los siglos XVI y XVII, dando lugar a una nueva empresa en la que, junto a las caracterís-ticas de unidad técnica, comienza un capitalismo incipiente dentro del que la aportación de capital se hace necesaria. Hemos hablado, asimismo, de la indus-trialización o generalización del fenómeno empresa al sector industrial y de un crecimiento que ha llevado a la fi gura de la sociedad anónima con la separación de la propiedad del capital y de la dirección de la empresa y a una diversifi cación del riesgo a través de la apertura a más mercados y, por último, de la necesidad de considerar a la empresa como parte integrante de una determinada sociedad.

Modelo de empresa Sistema económico

Etapa Estructura básica Defi nición Modelo de organización

Empresa primitiva Unidad simple, de base familiar

Unidad técnica Feudalismo

Empresa comercial

Unidad simple, organizada, de base familiar o no

Unidad técnico - económica

Mercantilismo (capitalismo mercantil)

Empresa industrial Unidad compleja, organizada, societaria y funcional

Unidad económica de producción

Capitalismo industrial

Empresa como organización

Unidad compleja, organizada, multisocietaria, divisional y multinacional

Unidad de decisión o de dirección

Capitalismo fi nanciero e internacional

Fuente: IADE.

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Toda esta evolución nos llevaría, al menos, a poder hablar de tres tipos de de-fi nición de la empresa a efectos del estudio que nos ocupa. Así, podríamos hablar de un primer concepto en el que la empresa es una unidad técnica en la que se aúnan trabajo, tierra y capital para pasar, después, a un concepto en el que mano de obra, materiales y equipos de producción se confi guran como factores elemen-tales cuya disposición o utilización realiza un cuarto factor que denominamos dirección y, por último,a poder hablar de una empresa dentro de la sociedad en la que capital o propietarios del capital, dirección, trabajadores, gobierno y otros «partenaires» sociales (como pueden ser los proveedores, los clientes o algún otro grupo interesado en la misma) confi guran una red de objetivos e intereses entremezclados.

EMPRESA EMPRESARIO Y NEGOCIO

Al igual que en el Código de Comercio se defi nía al comerciante como aquel que realizaba actos de comercio y a los actos de comercio como aquellos reali-zados por el comerciante, otro tanto cabe decir de la vinculación de los términos empresa y empresario. Así, mientras que el empresario sería quien dirige la em-presa, la empresa de los primeros tiempos era precisamente la organización que posibilitaba la «aventura» del empresario.

En realidad, hay un término más que sumar al dúo empresa-empresario y es el término negocio. Los tres términos pueden ir unidos, pero ello no implica que sean sinónimos. Así, la empresa puede ser gestionada por el empresario propie-tario y creada con el objeto de conseguir un buen negocio o, lo que es lo mismo, una rentabilidad interesante aprovechando las circunstancias del mercado.

Un empresario, pongamos del siglo XX en sus inicios, propietario de una pequeña empresa normalmente la creaba al objeto de aprovechar alguna oportu-nidad que le reportase rentabilidades interesantes, de tal manera que arriesgan-do su capital y su trabajo lograba acrecentar su riqueza. Todo esto ha hecho que conceptos como empresa, empresario, negocio, rentabilidad, riesgo y propiedad parecieran estar indisolublemente unidos cuando se hablaba del quehacer em-presarial. No obstante, y el ejemplo lo tenemos en cualquiera de las grandes corporaciones del momento presente,existen bastantes falacias, cuando no erro-res en la anterior aseveración, así, por ejemplo, algunas de ellas bien pudieran ser las siguientes:

• El propietario no tiene porque trabajar en la empresa moderna.

• El empresario, si se entiende este como quien gestiona la empresa puede ser ajeno a la propiedad de esta.

• La empresa puede existir, y sin duda existe, con otras motivaciones que la mera consecución de acrecentar el benefi cio.

• El riesgo vinculado a la actividad empresarial puede mitigarse mediante su gestión o transferencia a terceros (por ejemplo, a través de seguros).

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• La propiedad de acciones de las grandes empresas en la mayoría de los casos no suponen vinculación alguna a la actividad de aquellas.

• La propiedad y acciones con una fi nalidad meramente especulativa se asimilaría más a la idea de negocio y a la de participación en una empresa.

Así, podríamos seguir enumerando una interminable lista de diferencias entre los conceptos anteriormente citados que nos harían ver como poco o nada tiene que ver la empresa actual con aquella de sus inicios y que poco a poco generó el paso de una sociedad agrícola a otra de carácter industrial y mercantil, aunque ambas utilizan la empresa como vehículo para satisfacer sus necesidades y an-helos.

Quizás, y para concluir este apartado, resulte conveniente citar como las le-gislaciones de la mayoría de los países han ido progresivamente cambiando el concepto de empresa, pasando de la identifi cación «comerciante –actos de co-mercio– empresa» a identifi car esta última con independencia de las personas y a centrarse en la organización de la actividad y la fi nalidad, dejando al margen la fi gura del gestor y la del propietario.

DIMENSIONES CONCEPTUALES DE LA EMPRESA

Como ya se habrá intuido, la empresa es una realidad compleja y multidi-mensional cuyo estudio resulta de interés para diferentes áreas del conocimiento. Esto hadado lugar a múltiples defi niciones del concepto de empresa, todas ellas válidas, ya que cada una de ellas hace hincapié en una de las dimensiones del concepto.

De los diferentes estudios que han tratado el concepto de empresa se pueden extraer cinco dimensiones básicas que están siempre presentes cuando se habla de la misma. Dichas dimensiones se recogen a continuación:

Dimensión jurídico-mercantil: Hace hincapié en la empresa como generadora de relaciones contractuales con las personas que forman parte de la organización y con los agentes externos que se relacionan con ella (clientes, proveedores, Es-tado,...).

Dimensión funcional: La empresa es una entidad organizada, dotada de una determinada estructura, que contrasta con el orden natural del mercado.

Dimensión técnico-económica: Destaca la actividad de la empresa como pro-ductora de bienes y servicios.

Dimensión económico-fi nanciera: La actividad de la empresa genera valor y da lugar a una corriente de dinero.

Dimensión social: Desde esta perspectiva interesan las relaciones humanas que se establecen en el seno de las empresas.

Desde cada una de estas perspectivas es posible proporcionar una defi nición válida de la empresa. Para un jurista, o desde el ámbito del derecho, la empresa es

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una entidad legal capaz de llegar a acuerdos y fi rmar contratos con proveedores, distribuidores, empleados e incluso clientes. Desde este punto de vista legal, la entidad puede tener una variedad de formas como se verá posteriormente.

Desde el punto de vista de las ciencias de la administración (también deno-minada dimensión funcional), la empresa es una entidad dotada de una estructura interna jerarquizada, donde existe una relación de autoridad, en la que a partir de la división del trabajo se llevan a cabo diversas funciones y actividades. Para este enfoque, la empresa necesita un equipo de directivos para planifi car, organizar y controlar todas estas funciones y actividades.

La ciencia económica, que se ocupa de la dimensión técnico-económica de la empresa, suele defi nir la empresa como una unidad de producción capaz de transformar un conjunto de insumos –consistentes en materias primas, mano de obra, capital e información sobre mercados y tecnologías–, en un conjunto de productos que toman la forma de bienes o servicios destinados al consumo, ya de otras empresas o de individuos y grupos de individuos, dentro de la sociedad en que existe.

En su dimensión fi nanciera, la empresa es una unidad dotada de un capital estructurado según una determinada relación de propiedad, que se invierte para actuar y satisfacer una demanda de bienes y servicios, dando como resultado una corriente fi nanciera generadora de valor.

Desde su dimensión social, la empresa se considera un sistema social formado por un conjunto de personas que mantienen relaciones formales e informales en el seno dela misma y que se comunican, dando lugar a una co-munidad de intereses personales que se aúnan para lograr los objetivos de la organización.

La empresa es la institución o agente económico que toma decisiones sobre la utilización de factores de la producción para obtener los bienes y servicios que se ofrecen en el mercado. La actividad productiva de la empresa consiste en la transformación de bienes intermedios (materias primas y productos semielabora-dos) en bienes fi nales mediante el empleo de factores productivos (básicamente trabajo y capital).

Por último, se aporta una defi nición más amplia y que engloba las anteriores, afi rmando que empresa es «… toda organización de propiedad pública o privada cuyo objetivo primordial es fabricar y distribuir mercancías o proveer servicios a la colectividad o a una parte de ella mediante el pago de los mismos…». (OIT, 1971).

La ventaja de una defi nición tan amplia como ésta es que comprende las em-presas propiedad del estado central o de las autonomías, así como todo tipo de empresas privadas con independencia de la forma jurídica que adopten, bien sean sociedades anónimas, sociedades de responsabilidad limitada o cualquier otra de las admitidas en Derecho.

A partir, pues, de todas estas defi niciones se puede concluir que las principa-les características de la empresa son:

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48 GESTIÓN DE EMPRESAS

La empresa es un conjunto de factores de producción, factores comerciales y factores fi nancieros.

La coordinación a la que están sometidos todos los factores anteriores, nece-saria para la existencia de la empresa, es desempeñada por otro factor: el factor directivo.

La existencia del factor humano hace contemplar la empresa como una comu-nidad de intereses donde las personas persiguen objetivos específi cos, mantenien-do relaciones formales e informales, así como motivaciones y comportamientos individuales.

EMPRESA

Dimensión

jurídica

Dimensión

funcional

Dimensión

social

Dimensión

técnica-

económica

Dimensión

financiera

Dimensión

organizativa

TEORÍAS DE EMPRESA

En realidad, detrás de cada defi nición de empresa hay una teoría, un modo de entender o contemplar la empresa. Las principales teorías, cuyo examen se va a realizar a continuación, son la «Teoría de la Firma» o «Teoría Económica de la Empresa»,como exponente de la dimensión técnico-económica de la empresa, la «Teoría Conductista», que proviene del campo de las ciencias de la administra-ción o de la conducta, y por último la «Teoría Contractual» basada en la dimen-sión jurídica de la empresa. Es obvio que aquí no se van a exponer estas teorías en todos sus pormenores, sino sus aspectos principales.

Finalmente, hay que destacar que las corrientes científi cas modernas, inicia-das con la década de los sesenta, ponen su énfasis en la necesidad de integrar los diferentes enfoques y buscar un cuerpo doctrinal que sea una respuesta lógica de su naturaleza interdisciplinar.

Estos diversos enfoques pueden clasifi carse, según la vertiente conceptual de la empresa que constituye su núcleo central, de esta forma:

• Vertiente externa de la empresa (como agente económico): Enfoque neo-clásico (teoría de la fi rma). Enfoque contractual (teoría de la agencia).

• Vertiente interna de la empresa (como organización): Enfoque adminis-trativo.

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I. La empresa 49

• Vertiente externo-interna de la empresa o integradora: Enfoque de siste-mas (teoría de la empresa como sistema).

Principales teorías sobre la empresa

Teoría de la Firma

Enfoque económico neoclásico

Teoríacontractual

Enfoquecontractual

Teoríaconductista

Enfoqueadministrativo

Teoría actual de la empresacomo organización

Enfoque sistémico

Fuente: Bueno, 1993.

TEORÍA DE LA FIRMA

También se la conoce por Teoría Económica de la Empresa, theory of the fi rm, en el campo anglosajón. Contempla a la empresa como una unidad económica de producción que nace y se desarrolla con y en el mercado. Esta teoría ignora la complejidad del entorno en el que se mueve la empresa, ya que considera que la economía es estática y el futuro económico cierto. Esta teoría descansa en cuatro pilares que son: objetivos, proceso de transformación de la producción, informa-ción y decisiones.

Objetivos: Esta teoría parte del supuesto, bastante extendido, de que el obje-tivo básico de la empresa es la maximización del benefi cio.

Proceso de transformación de la producción: El segundo punto de esta teoría económica de la empresa es una clara consecuencia del primero. Si la empresa persigue el máximo benefi cio, a la pregunta de cuánto y cómo tendrá que pro-ducir la empresa, se responde diciendo que aquella cantidad que posibilite la maximización del benefi cio.

Para alcanzar este máximo benefi cio, en la teoría se manejan los conceptos de coste e ingreso marginal. Coste e ingreso marginal son los incrementos que se

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50 GESTIÓN DE EMPRESAS

producen en un coste o ingreso total después de haber producido o vendido una unidad más. Por ejemplo, supóngase que se incrementa la cantidad producida del producto de 399 unidades a 400, y el coste pasa de 15.960,05 unidades mone-tarias a 16.000 unidades monetarias. Dado que, el coste total pasa de 15.960,05 a 16.000, las 39,95 unidades monetarias de diferencia existentes serían el coste marginal.

Esta teoría dice que si el ingreso marginal es mayor que el coste marginal, conviene aumentar el output o la producción, hasta igualar el coste marginal con el ingreso marginal. Si el ingreso marginal es menor que el coste marginal, con-viene reducir el output o la producción igualmente. En resumen, el output que proporcione un máximo benefi cio será aquel en que el ingreso marginal sea igual al coste marginal.

Información: El tercer elemento de la teoría es la información, que básica-mente consiste en el supuesto de que el empresario tiene acceso perfecto a tres tipos diferentes de información, a saber: información sobre la demanda de los productos que pondrá a la venta, la oferta de los factores de producción y el esta-do de la tecnología.

Decisiones: Finalmente, el último elemento de la teoría lo constituyen las decisiones que la empresa debe adoptar. Este último elemento es consecuencia lógica de todos los anteriores, ya que si la empresa tiene un objetivo: maximizar el benefi cio,así como una función de producción, y posee o tiene acceso perfecto a una información sobre demanda del producto, oferta de factores y estado de la tecnología, el paso siguiente será tomar o adoptar dos decisiones claves y muy concretas. Estas dos decisiones son:

• qué factores de producción y en qué cantidad hay que comprar, y

• qué producto fabricar y qué cantidad de ese producto.

Crítica de la teoría económica de la empresa

La teoría económica de la empresa suena bien, está bien construida y su pro-ceso lógico es coherente, pero se puede decir de ella el cínico comentario sobre el cristianismo atribuido a Bernard Shaw: «El único problema que tiene es que nunca se ha ensayado». La falta de ensayo de la teoría estriba en que difícilmente se pueden probar dos de los supuestos básicos de la teoría, como son la maximi-zación de benefi cios y el acceso a una información perfecta.

La propia defi nición y cuantifi cación del término benefi cio plantea un pro-blema para los estudiosos de la empresa, al tratarse de un concepto contable y relativo (rentabilidad), que debe ir siempre acompañado de un horizonte tem-poral. Además, el objetivo de maximización de benefi cios no se ha corroborado en diversos estudios empíricos que se han realizado en las empresas en diversas circunstancias temporales y locales. Los empresarios persiguen todo un abanico de objetivos, siendo el benefi cio uno de los principales, puesto que el benefi cio a

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largo plazo es condición necesaria para la supervivencia de la empresa. Las razo-nes de esa ausencia de maximización del benefi cio reside en que la empresa no es totalmente racional en sus comportamientos y la adopción de decisiones pero, sobre todo, debido a la incertidumbre del entorno e imperfecta información con se trabaja, por lo que es prácticamente imposible maximizar el benefi cio, y en la práctica se aspira un nivel satisfactorio de benefi cios.

Esquema resumen de la Teoría de la Firma 3.- Teorías de empresa .

TEORÍA DE LA FIRMA:

5

Información sobre

demanda delproducto

Información sobreoferta de factores

Información sobretecnología de la

producción

Decisiones sobrevolumen deproducción

Decisiones sobreinsumos de

factores

Cantidadde

insumos

VolumenproducciónPRODUCCIÓN

máx. Bº

INFORMACIÓN DECISIONES PROCESO DE TRANSFORMACIÓN

Fuente: Rodríguez Carrasco.

Un famoso economista, Lipsey, señala lo siguiente en cuanto al problema de la información: «La información disponible no es la más adecuada (por estas tres razones) (...): el empresario es víctima de sus contables y fundamenta sus decisio-nes en conceptos contables que difi eren de los conceptos económicos; el retraso natural implicado por la acumulación y proceso de datos es de tal duración que las decisiones importantes se fundan en informaciones fragmentarias y, en parte, pasadas; y que las empresas no pueden adquirir toda la información que los eco-nomistas suponen han de tener».

A pesar de las críticas tan acerbas que se han hecho sobre la teoría económica dela empresa no faltan autores que tratan de defenderla. No faltan argumentos como el del Premio Nobel de Economía, Milton Friedman, quien argumenta que la función de la teoría es construir unas proposiciones que sirvan para analizar el mundo real, no para describirlo. Esta argumentación la utiliza contra quienes dicen que los supuestos en los que descansa la teoría no son reales.

Otra de las defensas que realizan los seguidores de esta teoría es que aunque las empresas no efectúen conscientemente el análisis marginal postulado por la teoría, es decir, hallar los costes e ingresos marginales, a largo plazo sobrevivirán únicamente las empresas que adopten el tipo de decisiones dictadas por la teoría económica de la empresa.

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52 GESTIÓN DE EMPRESAS

TEORÍA CONDUCTISTA

Se le conoce también como Teoría de la Organización o enfoque administra-tivo dela empresa, liderado por H. Simon y desarrollado por Cyert y March. Su punto de partida no es otro que la crítica que realiza a la teoría económica de la empresa.

Esta teoría estima que la toma de decisiones es lo más importante que sucede en la organización y que sólo a partir de su comprensión y estudio detallado se podrá acceder a una teoría general del comportamiento organizativo. Parte de la idea de la empresa como organización, con un diseño complejo de comunicación y otras relaciones del grupo humano, entre las que es básica la de «autoridad» o de «jerarquía».

A diferencia de lo que ocurría con la Teoría de la Firma, en la que la maxi-mización del benefi cio empresarial se consideraba como el único objetivo a per-seguir por la dirección, los defensores de la Teoría Conductista afi rman que los objetivos de la empresa son el resultado de la dinámica interna y de los ajustes sucesivos entre las aspiraciones de los distintos grupos de interés que se relacio-nan con la empresa: accionistas, Estado, dirección, trabajadores, bancos, clientes, proveedores, entre otros.

Ahora bien, esto supone que todos los grupos tienen igual poder decisorio y la misma libertad para participar. Sin embargo, en la práctica hay que admitir que el grupo poseedor del mayor poder en la empresa (generalmente la dirección, encargada de llevar a cabo la planifi cación, la organización y el control en la em-presa) condiciona al resto, si bien su poder será limitado por el mercado. En este sentido, puede admitirse que el objetivo de la empresa es aquel que satisface al grupo con mayor poder negociador, manteniendo como restricción los objetivos del resto de los grupos.

Este planteamiento se complementa con el principio del «equilibrio de la or-ganización» de Simon: la teoría del equilibrio de la organización explica que la empresa mantendrá su supervivencia y logrará sus objetivos si cada participante continúa realizando contribuciones en la medida que siga recibiendo compensa-ciones de la organización, siempre que éstas sean iguales o superiores a aquéllas.

Dentro de este enfoque se agrupan diferentes ramas o corrientes de pensa-miento,cada una de las cuales estudia con más detalle alguno de los aspectos generales de esta teoría. Por razones de simplifi cación dichas ramas no se expo-nen aquí, aunque pueden consultarse al respecto: Simon (1960); Simon (1964); Simon y March (1957); Cyert y March (1963).

TEORÍA CONTRACTUAL DE LA EMPRESA

La teoría contractual considera a la empresa como una entidad, en el seno de la cual tienen lugar una serie de contratos o alianzas entre varios grupos o indi-

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viduos. Estos grupos no son otros que los accionistas, trabajadores, directivos, clientes, proveedores e incluso el Estado.

La realidad muestra diferentes contratos entre empleador y empleados, entre suministradores y clientes, entre inversionistas y administradores. En defi nitiva, entre la empresa y los propietarios de los diferentes factores productivos, ya se trate de factores pasivos (bienes técnicos y capital fi nanciero) o activos (presta-ción de servicios del capital humano).

La relación contractual que se plantea se conoce como relación de agencia, y se defi ne como un contrato en el que una o más personas (principal), recurren a los servicios de otras (agente) para realizar en su nombre una tarea determinada, lo cual exige la delegación de capacidad para tomar decisiones. Así, por ejemplo, en la relación comercial, que es la existente entre proveedor y cliente, el cliente puede ser considerado como principal; mientras que el proveedor o fabricante es el agente, quien se compromete a proporcionar a aquél un producto o servicio. En la relación laboral,ocurre algo semejante, pues el trabajador se compromete, a cambio de un salario, a proporcionar un esfuerzo, productividad o rendimiento al empleador.

En la relación de agencia, la delegación de autoridad que el principal hace en el agente para la toma de decisiones puede resultar problemática por tres razones (Morcillo, 2000):

• los intereses del principal y del agente normalmente son divergentes,

• el principal no puede controlar de forma perfecta y sin coste las acciones del agente,

• el principal tampoco puede adquirir de forma perfecta y sin coste la infor-mación de que dispone el agente.

Estas tres condiciones constituyen el denominado problema de la agencia que consiste en la posibilidad de que el agente se comporte de manera oportunista en contra de los intereses del principal. Para proteger sus intereses, el principal puede tomar algunas medidas para evitar este comportamiento oportunista, pero, de esta forma, incurre en los denominados costes de agencia (costes de control, costes de afi anzar la conducta del agente y costes de asumir que es demasiado caro controlar que los intereses del agente y del principal son convergentes).

LAS NUEVAS TEORÍAS SOBRE LA EMPRESA

La economía tradicional nunca consideró a la empresa más que como un organismo «autómata» dotado de reacciones perfectamente previsibles, esto es, como un organismo refl ejo y totalmente pasivo, y no como un auténtico actor con infl uencia sobre el curso de acción de los hechos.

Sin embargo, y progresivamente, van apareciendo teorías ligadas a lo que se denomina «economía industrial» que encuentran explicación y justifi cación

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54 GESTIÓN DE EMPRESAS

a la existencia de la empresa, asignándola, asimismo, un papel protagónico en su relación con el mercado, al que sustituye por realizar la coordinación en-tre oferentes y demandantes de una forma más efi ciente. En el mismo sentido comienza a entenderse el papel del administrador o gerente como una tarea diferenciada que es capaz de «ubicar» los recursos, optimizando su utilización, lo que justifi ca su papel independiente de la realización de las tareas directas de producción.

El enfoque neoinstitucional: los costes de transacción

O. E. Williamson elaboró un una nueva teoría sobre la empresa que parte de una serie de hipótesis bastante más realistas que las de los enfoques neoclásicos anteriores. Así, parte del principio de racionalidad limitada, entendiendo que los contratos o mandatos siempre son «incompletos» y que en su ejecución toma una gran importancia la forma en que la empresa los lleve a cabo. También en-tiende ese autor que en la actividad empresarial pueden existir comportamientos oportunistas, esto es, que buscan un interés personal, y que recurren a fórmulas o mecanismos ajenos a la lógica económica.

Desde ésta teoría se explica el rol o papel de la empresa a través de la exis-tencia de«costes de transacción» y de la necesidad de minimizarlos; ya que se considera que aquella no es otra cosa que una suma de contratos (empresa-clien-te, empresa-proveedor, empresa-trabajador, en fecha) y que una acertada gestión o elección puede minimizar los costes inherentes a toda transacción e incluso hacerlo mas efi cientemente que el mecanismo del mercado.

La teoría de los costes de transacción explica la diversidad de formas de or-ganización entre las cuales puede elegir la empresa para minimizar el conjunto de costes(tanto de producción como de transacción).

La teoría de los derechos de propiedad

Según Alchian, todo intercambio entre agentes es un intercambio de derechos de propiedad sobre objetos. Un derecho de propiedad es pues «un derecho social-mente válido de elección del uso o destino de un bien económico». La teoría de los derechos de propiedad está ligada a la de las externalidades, así, en opinión de en Demsetz, permiten «internalizar unas externalidades» (por ejemplo, derechos de contaminación o polución); y al igual que en la teoría de los costes de transac-ción, si consideramos que los derechos tienen un coste de transacción nulo (son fácilmente transferibles), el equilibrio económico realizado tras la colocación de los recursos es efi ciente, sea cual sea el reparto inicial; pero como existen costes de transacción, la forma de organización de los derechos de propiedad no resulta indiferente.

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I. La empresa 55

Un número importante de autores tiende a considerar actualmente a la fi rma o empresa como un conjunto de contratos que establecen una determinada es-tructura de los derechos de propiedad. Este hecho, les permite entre otras cosas, benefi ciarse por ejemplo de las ventajas de la especialización.

La empresa japonesa frente a la americana

Existe una teoría acerca de la empresa, desarrollada por Aoki, que dis-tingue entre dos tipos, formas o clases de empresas: las americanas y las japonesas.

En opinión de este autor existe una clara oposición entre las organizaciones jerarquizadas típicas de las fi rmas americanas y la organización débil y descon-centrada típica de las fi rmas del Japón. Además, considera que la división del trabajo en el caso americano es excesivamente rígida mientras que en el Japón es más fl exible, existiendo mayor rotación de tareas. También considera que desde un punto de vista estrictamente fi nanciero, mientras las empresas americanas es-tán caracterizadas,sobre todo las grandes corporaciones, por un elevado número de participaciones cruzadas a corto y largo plazo y un accionariado estable y sólido, las empresas japonesas se caracterizan por una fuerte apelación a los mer-cados y, sobre todo, a los bancos en demanda de capitales.

Entiende este autor que, desde una hipótesis de racionalidad restringida, es más efi ciente la fórmula japonesa que la americana, pues considera que más útil su tipo de coordinación horizontal, así como su método de difusión de la infor-mación de la experiencia adquirida. Cree también que frente al sistema occidental de jerarquización de los trabajadores, la utilización de la jerarquía de grados –a través de los niveles de salario y no por funciones– permiten resolver el problema de la estimulación o incentivación del personal de una forma mas efi caz.

LA EMPRESA COMO SISTEMA

Allá por el año 1937, Ludwig von Bertalanffy nos legó la Teoría General de los Sistemas (Bertalanffy, 1968) para ayudarnos a contemplar las realidades com-plejas de un modo unitario. Y la empresa ya sabemos que lo es; la TGS, aplicada al campo de la empresa, no es otra cosa que una manera de pensar, de ver las cosas, de mirar a la empresa como un complejo conjunto de partes dependientes entre sí y con su entorno.

De un modo más concreto, se podría defi nir un sistema como un conjunto de elementos interrelacionados de manera dinámica con el fi n de conseguir uno o varios objetivos comunes, los cuales constituyen un todo unitario organizado e imbuido dentro de un sistema superior o suprasistema.

Así, pues, nos encontramos, en primer lugar, con que en un sistema hay:

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56 GESTIÓN DE EMPRESAS

Un conjunto de elementos; Interrelacionados de manera dinámica; esta inte-rrelación se logra porque los elementos están ordenados según las normas de cier-tas estructuras; en el caso del juego de ajedrez los peones, caballos, alfi les y otras piezas tienen todos su sitio particular dentro del tablero; Con el fi n de conseguir un objetivo común; cada jugador de ajedrez mueve las piezas del tablero para dar un jaque mate al rey del bando contrario;

Sin embargo, no se pueden mover las piezas de cualquier manera, ya que el caballo se mueve a saltos, el alfi l en diagonal y otras piezas tienen igualmente su modo de funcionamiento. Y no olvide que esto es así porque cada elemento del sistema tiene unas características y funciones concretas.

Si ahora se abandona el símil del ajedrez y se contempla la empresa, podemos decir que ésta es un sistema porque: está formada por un conjunto de elementos (como son las personas, la energía, las materias primas, el dinero y la tecnología entre otros)relacionados entre sí (porque hay un sistema de autoridad, que ordena (jerarquiza) y combina todos esos factores) para conseguir uno o varios objetivos, tales como ofrecer un producto o un servicio, pagar sueldos, devolver préstamos, pagar dividendos u obtener un benefi cio. Asimismo, cada elemento del sistema empresa tiene unas características y funciones concretas que lo distinguen de los demás. Finalmente, el sistema empresa está incluido dentro de un sistema de or-den superior que en nuestra materia hemos venido denominando entorno.

La empresa es un sistema artifi cial ya que es diseñada por el hombre (a dife-rencia del cuerpo humano o un ecosistema que serían sistemas naturales).

Comportamiento de la empresa desde la perspectiva de la Teoría de Sistemas

Partiendo de la hipótesis de que la empresa es un sistema, su comportamiento des de la perspectiva sistémica es el siguiente:

1.º El sistema empresa debe determinar los objetivos que ha de alcanzar;

2.º Algún elemento o conjunto de elementos de la empresa debe organizar el sistema, es decir, confi gurarlo o diseñarlo. Para alcanzar los objetivos determinados es necesario ordenar, estructurar todos los elementos que confi guran el sistema, sea cual sea su naturaleza (humana, técnica, fi nan-ciera...), y defi nir unos planes de actuación para lograr que estos elemen-tos funcionen de acuerdo a lo previsto.

3.º El sistema empresa debe actuar dentro de la confi guración dada, dentro de la organización.

4.º Finalmente, el sistema empresa debe controlar los resultados de su actua-ción;es decir, debe conocer el grado de cumplimiento de sus objetivos, y cuáles han sido las causas de las posibles desviaciones (entre lo realizado y lo previsto), para aprender y modifi car su comportamiento en el futuro, o bien rediseñar la organización o modifi car los objetivos.

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I. La empresa 57

La fi gura siguiente resume gráfi camente el comportamiento de la empresa entendida desde la perspectiva de la Teoría General de Sistemas.

Comportamiento de la empresa desde la perspectiva sistémica

Objetivos OrganizaciónActuación:

RESULTADOS

Control

entorno

Fuente: Rodríguez Carrasco.

Los subsistemas de la empresa

El paso siguiente para profundizar en la descripción del comportamiento de la empresa como sistema consiste en identifi car los subsistemas de la misma, esto es,dividir el sistema empresa en grupos homogéneos de elementos que permitan entender su funcionamiento.

En la literatura económica sobre la empresa existen numerosas clasifi cacio-nes delos subsistemas de la empresa. En este capítulo nos acercaremos a dos de ellas, importantes ambas por su enorme difusión y fácil comprensión.

Los subsistemas funcionales de la empresa

Subsistemadirectivo

Producción

Marketing

Subsistemafinanciero

entorno

Adaptado de A. Cuervo, 1994.

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58 GESTIÓN DE EMPRESAS

Una primera clasifi cación, muy útil a efectos metodológicos, se debe a A. Cuervo (A. Cuervo García, 1994) y consiste en identifi car cada subsistema de la empresa con las grandes áreas funcionales en que se divide el estudio de la empresa: el subsistema real (producción y marketing), el fi nanciero y el directivo.

Una segunda clasifi cación es la que proponen Kast y Rosenzweig (1987) que consideran a la empresa como un sistema sociotécnico abierto, compues-to por cinco subsistemas. Estos autores destacan la importancia de la relación entre los aspectos sociales (individuos y grupos de interés de la empresa) y los técnicos (elementos no humanos) para lograr la efectividad de las organizacio-nes.

Como ha quedado expuesto, los diferentes subsistemas son partes integran-tes de la empresa. Lo que ha ocurrido históricamente, y en gran medida todavía ocurre hoy, es que existe una tendencia a enseñar estos aspectos parciales de la empresa, olvidándose del conjunto. El estudio moderno de la empresa pretende considerar a la empresa como un sistema abierto a otros sistemas y otras infl uen-cias, pero sin perder de vista los subsistemas y sus interrelaciones.

El sistema organizacional

Suprasistemaambiental

Subsistemaadministrativo

Subsistemade objetivos y

valoresSubsistema

técnico

Subsistemaestructural

Subsistemapsicosocial

Flujo de entrada-salida demateriales, energíae información.

Adaptado de Kast y Rosenzweig, 1987.

ELEMENTOS DE LA EMPRESA

Para poder desarrollar su actividad, la empresa necesita disponer de una tec-nología que especifi que que tipo de factores productivos precisa y como se com-binan. Asimismo, debe adoptar una organización y forma jurídica que le permita

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I. La empresa 59

realizar contratos, captar recursos fi nancieros, si no dispone de ellos, y ejercer sus derechos sobre los bienes que produce.

La empresa es el instrumento universalmente empleado para producir y poner en manos del público la mayor parte de los bienes y servicios existentes en la economía. Para tratar de alcanzar sus objetivos, la empresa obtiene del entono los factores que emplea en la producción, tales como materias primas, maquinaria y equipo, mano de obra, capital, etc. Dados un objetivo u objetivos prioritarios, en cada empresa u organización económica productiva hay que defi nir la forma de alcanzarlos y adecuar los medios disponibles al resultado deseado.

Toda empresa engloba una amplia gama de personas e intereses ligados entre sí mediante relaciones contractuales que refl ejan una promesa de colaboración. Desde esta perspectiva, la fi gura del empresario aparece como una pieza básica, pues es el elemento conciliador de los distintos intereses.

La empresa es, en suma, la institución o agente económico que toma las de-cisiones sobre la utilización de factores de la producción para obtener los bienes y servicios que se ofrecen en el mercado. La actividad productiva consiste en la transformación de bienes intermedios (materias primas y productos semielabora-dos) en bienes fi nales, mediante el empleo de factores productivos (básicamente trabajo y capital).

Otra forma de clasifi car o sistematizar los factores que intervienen en la em-presa es la apuntada anteriormente por Erich Gutenberg, quien distingue entre factores elementales y factores dispositivos. Siendo los primeros, la mano de obra, los materiales y los equipos; y los segundos las diversas funciones de ges-tión (Organización, Planifi cación, Dirección, etc.)

En síntesis, en la empresa se combinan tres tipos de elementos: 1) humanos; 2) materiales; y, 3) técnicos, estando constituidos estos últimos por lo que se vie-nen denominando recursos «intangibles de la empresa.

Según el profesor Bueno Campos, sea cuál sea la función que desempeñan los factores productivos en el proceso de transformación, se pueden clasifi car estos elementos en dos grandes grupos:

Factores Pasivos: Los recursos económicos clásicos antiguamente eran la tierra y el capital, actualmente se consideran estos factores pasivos como:

El capital fi nanciero, que a su vez debe distinguirse entre recursos propios de la empresa, es decir, su capital más reservas, y recursos ajenos, aquellos que son puestos a disposición de la empresa por terceros como son los obligacionistas, y los prestamistas bien sean particulares o entidades fi nancieras.

El capital técnico, que a su vez puede ser tangible (como los bienes de equipo, los materiales, la planta) o intangible (como puede ser el derecho a utilizar sof-tware informático, patentes, royalties, el nombre de la empresa, etc.).

Factores Activos: Los factores activos son los que hacen referencia al traba-jo, al factor humano, y aquí podrían contemplarse tanto los empleados como los directivos de la empresa. Hay quienes señalan también como un tercer factor al empresario,puesto que enlaza los factores activos y pasivos.

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60 GESTIÓN DE EMPRESAS

CAPITAL TÉCNICO ECONÓMICO

CAPITAL T ÉCNICOECONÓMICO

CAPITAL

FINANCIERO

TECNOLOGIA

INVERSIONES

TECNICAS

MATERIALES

MERCANCIAS

PROPIETARIOS

EMPLEADOS

DIRECTIVOSORGANIZACIÓN

(EMPRESARIO)

LOS ELEMENTOS DE LA EMPRESA

GRUPO HUMANO-PERSONAS

FUNCIONES DE LA EMPRESA

Se ha puesto de manifi esto en páginas anteriores el papel de la empresa como agente principal dentro del sistema económico en el que desarrolla sus activida-des. Corresponde en este momento señalar las funciones principales que desem-peña la empresa como organización. Algunas de estas funciones que se atribuyen a la empresa ya se mencionaron en el momento de estudiar las funciones atribui-das a la fi gura del empresario. No hay que olvidar que el empresario representa y personaliza la actuación de la empresa, de ahí esta aparente duplicidad en sus funciones.

La primera función de la empresa es la creación de valor. En la actualidad, la empresa se presenta como una cadena económica integrada por un conjunto de operaciones que abarcan el diseño del producto, la producción, la distribución y la venta, que están orientadas a la creación de valor. Bajo este concepto subyace el hecho de que los costes de tales actividades sean inferiores al precio que el mercado está dispuesto a pagar por sus productos y/o servicios. Una empresa que no cree valor para la sociedad en la que está inmersa, ni es viable, ni tiene razón de existir a largo plazo.

En el análisis de la creación de valor por parte de una empresa se pueden utilizar diversos indicadores (como, por ejemplo, la rentabilidad económica, la rentabilidad fi nanciera o el rendimiento económico de las ventas, entre otros) que, básicamente, expresan la relación entre los resultados monetarios de una actividad y los medios empleados para obtenerlos.

FACTORES

ACTIVOS

FACTORES

PASIVOS

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I. La empresa 61

Desde una perspectiva socio-económica, se puede desagregar el objetivo de creación de valor de la empresa en aquellos fi nes de los diferentes agentes de la empresa. Dentro de los grupos con intereses en la empresa se distingue entre tra-bajadores, accionistas y directivos. Para los trabajadores, sus objetivos giran en torno al empleo, formación y promoción, condiciones de trabajo, remuneración y acción sindical. Por su parte,los objetivos de la dirección se pueden concretar en obtener una buena imagen pública de su función y en la obtención de com-pensaciones, tanto monetarias como no monetarias. Por último, dentro del grupo de accionistas, sus objetivos pueden abarcar desde los de los meros aportantes de capital que persiguen la rentabilidad de su inversión (pequeños accionistas), hasta los de aquellos que detentan cierto control sobre la actuación dela empresa que pasan por obtener unas ganancias que faciliten al mismo tiempo mantener un nivel de liquidez de su inversión y la proyección de unas ganancias de capital.

Entre los grupos afectados por las actuaciones de la empresa se pueden destacar a los clientes y/o consumidores (con objetivos clásicos vinculados a la actividad postventa), a los proveedores (que persiguen el cumplimiento de los compromisos contraídos) y a los grupos fi nancieros. Estos últimos, como proveedores fi nancieros de la empresa, por un lado, exigen una mayor información y determinadas compen-saciones como base de sus relaciones, así como las obligaciones derivadas de los recursos prestados (pago de intereses y devolución del préstamo).

Finalmente, es preciso hacer mención de la comunidad local, nacional o co-munitaria como un grupo al que, cada vez más, la empresa ha de tener presente en sus decisiones: las actividades de empleo, de formación y de aportación de bienes públicos,entre otras. Las aportaciones económicas, vía impuestos, deben ser completadas con bienes sociales, como mejorar el medio ambiente, la cultura o la sanidad.

Esta función de generación de riqueza o de valor lleva consigo otras funcio-nes como son la función de adelanto del producto social, la función de asunción del riesgo y la función de dirección, organización y control. Al coincidir estas funciones con las del empresario, su explicación detallada se expone en el tema 3 dedicado a la fi gura del empresario.

EPÍLOGO

La Teoría de los Costes de Transacción y la «mano visible» de A. Chandler.(Tomado de J. M. Rodríguez Carrasco)

La expresión «mano invisible» se debe a Adam Smith, economista y mora-lista escocés (1723-1790), quien plasmó dicha frase en su libro La riqueza de las naciones. La idea que reside detrás de esta expresión no es otra que la de que todo individuo, al buscar sólo su propio bien en la actividad económica (Smith habla del cervecero y del panadero, entre otros) se ve llevado por una «mano invisible» a lo-grar lo mejor para el resto de la comunidad, de tal forma que cualquier interferencia por parte del Estado se estima como perjudicial para la comunidad en general.

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62 GESTIÓN DE EMPRESAS

Esta afi rmación, que es muy valiosa y todavía hoy tiene sus seguidores, tiene sus limitaciones. Para que funcione la «mano invisible», la empresa debe mover-se en un sistema de competencia e información perfecta, condiciones que no se dan ahora,puesto que normalmente se opera en un sistema de competencia mixta.

En un sistema de libre empresa privada, nadie se ocupa conscientemente de qué producir, cómo producir y para quién. El ejemplo más palpable lo tenemos en el suministro diario de una gran ciudad como puede ser Madrid o Barcelona. Todos los días llegan a Madrid camiones con pescado de Galicia, leche de Burgos o de As-turias, fruta de Levante, verduras del Norte y otros alimentos de primera necesidad; de tal manera que si durante una semana no se produjera este tráfi co de mercancías, los cuatro millones de habitantes de la gran ciudad estarían al borde del colapso.

Uno puede preguntarse, ¿cómo es posible, pues, que los habitantes de las grandes ciudades duerman tranquilos cada noche, sabiendo que no hay una «mano visible»que se preocupe de abastecer a la ciudad? De hecho los habitantes de la gran ciudad no están perturbados porque saben que hay una mano invisible, como decía Adam Smith, que toma las decisiones por ellos.

La «mano visible». Esta expresión se debe a Alfred Chandler, quien afi rma que en muchos sectores de la economía la «mano visible» de la empresa sustitu-yó a lo que Adam Smith llamó la «mano invisible» de las fuerzas del mercado. El mercado, según Chandler, ha continuado siendo el generador de la deman-da de bienes y servicios, pero la empresa moderna ha asumido las funciones de coordinar los fl ujos de mercancías por medio de los procesos de producción y distribución, y por la asignación de recursos fi nancieros y personal para la futu-ra producción y distribución. La empresa es, en último análisis, una alternativa menos costosa que el mercado para llevar acabo las transacciones entre sus inter-vinientes.

Por otro lado, las limitaciones de la competencia perfecta justifi can que tam-bién aparezca la Teoría de los Costes de Transacción según la cual existen dos formas extremas de coordinar la actividad económica: el mercado y la empresa. El mercado y la empresa se consideran instrumentos alternativos, cada uno con sus ventajas e inconvenientes, para la asignación de recursos. En el mercado, el sistema de precios regula la producción que es coordinada por una serie de transacciones puntuales de cambio en forma de contratos. En la empresa, es-tas transacciones son eliminadas y sustituidas por las decisiones del empresario coordinador que dirige la producción. Se suplanta, por tanto, el mecanismo de precios por otro basado en la autoridad y jerarquía. La valoración que el empresa-rio haga en cada operación de la cuantía de los costes transaccionales asociados al mercado conducirá a la empresa a recurrir al mercado o a internalizar dicha tran-sacción. Llegará un momento en que los costes de coordinación interna superarán a los costes transaccionales asociados al mercado, y la operación se realizará en el mercado y no a través de la estructura de la empresa. Habrá un cierto punto en el que los costes de transacción asociados al mercado sean iguales a los de coor-dinación interna: allí se fi jará teóricamente el tamaño de la empresa, puesto que éste se establece por el número de operaciones que la empresa haya internalizado.