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Capitalismo cognitivo, propiedad intelectual y creación colectiva Olivier Blondeau, Nick Dyer Whiteford, Carlo Vercellone, Ariel Kyrou, Antonella Corsani, Enzo Rullani, Yann Moulier Boutang y Maurizio Lazzarato Prólogo: Emmanuel Rodríguez López Raúl Sánchez Cedillo Traducción: Emmanuel Rodríguez López Beñat Baltza Antonio García Pérez-Cejuela traficantes de sueños mapas

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  • Capitalismo cognitivo,propiedad intelectual y

    creacin colectiva

    Olivier Blondeau, Nick Dyer Whiteford, CarloVercellone, Ariel Kyrou, Antonella Corsani,

    Enzo Rullani, Yann Moulier Boutang yMaurizio Lazzarato

    Prlogo:Emmanuel Rodrguez Lpez

    Ral Snchez Cedillo

    Traduccin:

    Emmanuel Rodrguez LpezBeat Baltza

    Antonio Garca Prez-Cejuela

    traficantes de sueosmapas

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    Vuestros conceptos relativos a la propiedad, a laexpresin, a la identidad, al movimiento y al con-texto no nos conciernen. Estn fundados sobre lamateria. Y aqu no hay materia.

    John Perry Barlow, Declaracin de independenciadel Ciberespacio

    SLO LA ESTRECHEZ DE MIRAS BURGUESA toma las formas capi-talistas de la produccin como sus formas absolutas; y por lotanto como las formas naturales, eternas de la produccin.Hoy no deberamos hacer gala de esta misma estrechez demiras denunciada por Marx en Teoras de la plusvala [LibroIV de El capital]. Si es insensato pronosticar, a ms o menoslargo plazo, la desaparicin de la produccin material, hayque constatar sin embargo el desarrollo, a una escala indi-ta, de un nuevo continente de la prctica humana. Estaprctica se inscribe, toda ella, en una economa basada en laproduccin, la distribucin y la utilizacin de servicios y debienes inmateriales.

    En la poca de Marx, todos los fenmenos de la produc-cin capitalista en este dominio, son tan insignificantes com-parados con el conjunto de la produccin, que se los puededejar totalmente de lado. Sin embargo, en el Fragmentosobre las mquinas,1 Marx reconoca el papel indirecto juga-do por el saber abstracto en la productividad. Se trata del saber

    1. Gnesis y subversin del capitalismo informacional

    Olivier Blondeau

    1 K. Marx, Elementos fundamentales para la crtica de la economa poltica,vol 2, Madrid, Siglo XXI, 1979.

  • social abstracto transferido a las mquinas y objetivado encapital fijo. Lo califica como general intellect, que MaximilienRubel traduce como potencia materializada del saber.

    Manifiestamente, esta omisin ya no es admisible: lo inma-terial, no considerado hasta ahora, tiende por su extensincuantitativa y cualitativa a poner de nuevo en tela de juicio alconjunto de las categoras de la economa capitalista y en par-ticular a las nociones de productividad y propiedad.

    Un capitalismo informacional

    a) Lo inmaterial y lo improductivo productivo

    El veredicto, ms o menos explcito, de la improductividaddel trabajo no material ha conducido siempre a los marxistasa dejar de lado la cuestin de los trabajadores intelectuales.Los artistas ejecutantes, oradores, enseantes, mdicos ysacerdotes no participan explcitamente de las relacionescapitalistas de produccin. La prueba de la realidad apremiahoy a rectificar esta sentencia de improductividad en laortodoxia marxista. Los trabajadores intelectuales sonentonces denominados indirectamente productivos, en elsentido en que participan en la creacin de las condiciones deproductividad. De esta suerte, los enseantes son aprehendi-dos como elementos indispensables en el aumento de la pro-ductividad del trabajo y del capital. Manuel Castells afirma,por ejemplo, que la creacin, el tratamiento y la transmisinde la informacin se convierten en las principales fuentes deproductividad y poder, en razn de las nuevas condicionestecnolgicas que aparecen en este periodo histrico.2

    No conviene hoy superar esta separacin entre produc-tivo e improductivo, recordando la definicin primera deproductividad, como fuente de riqueza, y por lo tanto deemancipacin del rgimen salarial? Uno de los defectos fun-damentales consistira en no pensar la productividad y lamercanca ms que en trminos materiales. Para Marx esproductivo todo acto creador de plusvalor, esto es, que tiene

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    2 M. Castells, La sociedad red, Madrid, Alianza Editorial, 1999.

  • por resultado mercancas, valores de uso que poseen unaforma autnoma, distinta de los productores y de los consu-midores y que por lo tanto pueden, subsistir en el intervaloentre produccin y consumo, y circular durante este interva-lo como mercancas susceptibles de ser vendidas. Por otraparte, en cuanto tales y desde un cierto punto de vista, seconsidera a los artistas, creadores, escritores, etc., como tra-bajadores productivos.

    Dada esta ambigedad podemos seguir considerando alos creadores de lo inmaterial, slo como indirectamenteproductivos, por no decir improductivos? Es evidente queno: si un signo no es material, no deja por ello de convertir-se en mercanca, toda vez que se puede objetivar, puede cir-cular, intercambiarse y ser vendido. Un creador de software,por ejemplo, no se objetiva en una obra que le supera? Sutrabajo no es, en tanto que trabajo asalariado, productor deplusvalor? De la misma manera, el fenmeno de la mercan-tilizacin de los servicios, al que asistimos hoy da, contribu-ye a hacer de la actividad de servicios un trabajo productivo.As pues, cabe plantear que el trabajo inmaterial no es sola-mente fuente de productividad, sino tambin en s mismotrabajo productivo. Emancipndose de la esfera material, eltrabajo inmaterial tiende, por lo tanto, a devenir productivo.En cualquier caso, esto no puede inscribirse en lo que algu-nos consideran como una verdadera regresin de la civiliza-cin: la desobjetivacin de la relacin salarial que induce unretorno al trabajo servil.

    Estas consideraciones, si bien permiten incluir una partedel trabajo no material en la definicin de productividad, nodesnaturalizan radicalmente el paradigma marxiano de laproductividad. Paolo Virno, en su texto Virtuosismo y revo-lucin. Notas sobre el concepto de accin poltica,3 va bas-tante ms lejos: La actividad sin obra, un caso particular yproblemtico, se convierte, en la organizacin productivapostfordista, en el modelo del trabajo asalariado en general.Esta formulacin puede parecer sorprendente; en efecto, es

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    3 P. Virno, Virtuosismo y revolucin. Notas sobre la accin poltica enVirtuosismo y revolucin. La accin poltica en la era del desencanto, Madrid,2003, Traficantes de Sueos. Vase tambin, C. Marazzi, El sitio de los cal-cetines, Madrid, 2003, Akal-Cuestiones de Antagonismo.

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    una convencin admitir que objetivndose en la mercanca,el acto de produccin permite a las fuerzas productivasemanciparse de todas las formas, en particular las feudales,de dependencia personal el trabajador no se vende a smismo, vende una parte de su tiempo de trabajo que se obje-tiva en la mercanca, etc. En qu se objetiva ahora la activi-dad sin obra? Se objetiva, segn Virno, no en la mercanca encuanto tal, sino en lo que llama en Ambivalencia del desen-canto,4 una abstraccin real, un espacio pblico de coope-racin, una intelectualidad de masas depositaria de saberesno separables del conjunto de los sujetos vivos. En esteespacio, poltico en un sentido fuerte, la presencia del otroes a la vez instrumento y objeto del trabajo. La actividad sinobra, que reposa sobre el general intellect, entendido comoaptitudes generales del espritu facultad de lenguaje, dis-posicin al aprendizaje, capacidad de abstraccin y de pues-ta en relacin, acceso a la autorreflexin, deviene unaaccin en concierto. Condicin de la productividad deltrabajo, este espacio pblico de cooperacin nos es relativa-mente familiar en la produccin material referida al toyotis-mo, los crculos de calidad y todas las formas de implicacinsubjetiva de los asalariados, cobrando una dimensin nueva,a su vez productiva, en la produccin no material.

    b) Las contradicciones de la propiedad

    Este nuevo continente de la produccin se caracteriza, paraalgunos especialistas, por una relacin creciente entre cos-tes fijos de inversin esencialmente capital humano ycostes marginales de produccin y de distribucin, en losque las materias primas y las mercancas no son materia,ni substancia, ni siquiera energa, sino smbolos, cdigos,signos lingsticos y matemticos, cuando no competen-cias o disposiciones.

    Clasificando deliberadamente el trabajo, no nicamente dellado de las fuerzas productivas, sino tambin del lado de loscostes de inversin, esto es, del capital fijo, estos economistas

    4 P. Virno, Ambivalencia del desencanto. Oportunismo, cinismo ymiedo en op. cit.

  • sealan una de sus especificidades: el surgimiento de un sec-tor econmico ligado a lo inmaterial tiende a desmateriali-zar los medios de produccin. Sin llegar a ese punto, trazaruna frontera esttica entre fuerzas productivas y medios deproduccin se torna un ejercicio singularmente peligroso.Una de las cuestiones fundamentales que plantea esta eco-noma de lo inmaterial naciente es en efecto la de la natura-leza de los medios de produccin. Se trata de instrumentosy de infraestructuras materiales como los soportes inform-ticos, multimedia o las redes que estn hoy al alcance de lamayora? O se trata de un conjunto de signos, de disposi-ciones y de competencias, resultado del trabajo y de la for-macin? El general intellect no es ya slo una potencia mate-rializada en los sistemas automatizados, y por lo tanto en elcapital fijo, sino de alguna forma una potencia capitalizada porlas fuerzas productivas. En los procesos de trabajo contem-porneos [afirma Paolo Virno], hay constelaciones concep-tuales que funcionan por s mismas como mquinas pro-ductivas, sin adoptar un cuerpo mecnico, ni siquiera unapequea alma electrnica

    Este proceso de desmaterializacin de los medios deproduccin tiende a invertir la lgica tradicional de la rela-cin salarial: de fuerza de trabajo abstracta e intercambiable,el salariado se torna en co-detentador, ya que no copropieta-rio, de este conjunto de herramientas.

    Despidiendo, por ejemplo, a uno de sus desarrolladores,una empresa de creacin de software, no se desprende msque de una fuerza de trabajo abstracta e intercambiable?Pierde ante todo las herramientas, la memoria metodolgicay organizativa, y sobre todo la relacin afectiva indisociableentre el productor y el producto que haba conducido a pro-ducir el primer ejemplar del signo. Esta prdida puede supo-ner numerosos problemas, cuando se trata de asegurar elmantenimiento, la seguridad y la evolucin del producto.

    Esta confusin entre fuerzas y medios de produccin es unelemento de desestabilizacin del conjunto de las relacionesde produccin. Quin detenta la propiedad de los medios deproduccin? Quin detenta, por lo tanto, este componenteesencial del capital productivo en el proceso de produccin?Se caracterizan, entonces, las relaciones de produccin en laeconoma informacional como en el capitalismo industrialpor el intercambio de trabajo abstracto e intercambiable por

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  • un salario? No se trata ms bien del intercambio de un capi-tal simblico, de una potencia capitalizada que se expresaa travs de un tiempo de trabajo difcilmente mensurablepor la posibilidad de poner en movimiento este capital espe-cfico y este trabajo vivo? Este reparto, ya que no prdida, dela propiedad de una parte del capital productivo los ins-trumentos de produccin es coextensivo a una desestabili-zacin de la misma propiedad de la mercanca. En las activi-dades ligadas a los sectores inmateriales de la economa, elasalariado, incluso si se objetiva en el producto de su traba-jo, no puede ser plenamente expoliado. Un bien inmaterial,que es por esencia inapropiable, no renuncia, en el intercam-bio por salario, a la mercantilizacin. Esta mercanca inma-terial es, efectivamente, de una naturaleza particular. Suvalor no est fundado sobre la escasez, sobre la dificultad deprocurarse la materias primas y los medios tiles para pro-ducirla. Su consumo, lejos de ser una pura destruccin, seinscribe en la problemtica de su perennizacin, de su circu-lacin, de su actualidad y de su crtica y su expansin. ParaPierre Lvy, la economa [entendemos la economa clsica]reposa sobre el postulado de la escasez. La escasez se fundasobre el carcter destructor del consumo as como sobre lanaturaleza exclusiva o privada de la cesin y de la adquisi-cin. Si transmites una informacin, no la pierdes y si la uti-lizas no se destruye. Porque la informacin y el conocimien-to son la fuente de otras formas de riqueza y se incluyenentre los mayores bienes econmicos de nuestra poca,podemos encarar la emergencia de una economa de laabundancia, en la que los conceptos, y sobre todo las prc-ticas, estarn en una profunda ruptura con el funciona-miento de la economa clsica. De hecho, vivimos ya, ms omenos, bajo este rgimen, pero continuamos sirvindonosde los instrumentos, que resultan ahora inadecuados, de laeconoma de la escasez.5

    Esta confusin de la relacin capital/trabajo en lo que ataea los dos aspectos de la cuestin de la propiedad incita al capi-tal a operar un reequilibrio que se inscribe completamente enla expresin jurdica de las relaciones de propiedad. Con ladesestabilizacin de la condicin salarial, como proyecto de

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    5 Pierre Lvy, Questce que le virtuel?, Paris, 1995, Editions de la Dcouverte.

  • sociedad, y el xodo de una parte del capital hacia la especu-lacin financiera,6 el refuerzo, por no decir el cerrojazo, de lapropiedad intelectual sobre la mercanca es efectivamente unode los principales componentes de la estrategia del capital.

    Este refuerzo de la propiedad intelectual, expresin jur-dica de la relaciones de propiedad en el capitalismo infor-macional, se convierte ahora en el objeto de una relacin defuerzas a escala planetaria, en la que cada uno intenta avan-zar centmetro a centmetro, megabyte a megabyte diraBruce Sterling. Para Philippe Quau la batalla ms recientetuvo lugar en Ginebra, en diciembre de 1996, cuando laConferencia diplomtica sobre algunas cuestiones referidas alos derechos de autor y a los derechos anejos, puso los cimien-tos de la Organizacin Mundial de la Propiedad Intelectual(OMPI).7 Esta llev a cabo una revisin de la Convencin deBerna de 18868 sobre los derechos de autor cuya ltima modi-ficacin se remonta a 1979.9 Esta Conferencia apuntaba, bajo elimpulso de determinados lobbies, a reducir el dominio pbli-co, a reforzar su apropiacin privada y a romper el equilibrioentre los que detentan los derechos de propiedad intelectualy los usuarios.10 En un artculo particularmente interesante,Philippe Quau recuerda que la propiedad intelectual fueinventada para preservar el inters de la humanidad, paraque la obra sobreviva a su creador. Hasta el presente, la

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    6 A. Gorz, Miserias del presente, riqueza de lo posible, Barcelona, 1998,Paids.7 www.wipo.org/fre8 Berna, Convention for the Protection of Literary and Artistic Works, enwww.eff.org/pub/Intellectual_property/bern_convention.treaty9 www.eff.org/pub/Intellectual_property/bern_convention.treaty10 Philippe Quau, Offensive insidieuse contre le droit du public lin-formation, Le Monde Diplomatique, febrero de 1997 [en castellano vase elnmero de la misma fecha]. Vase tambin Bernard Lang El softwarelibre a disposicin de todos, enero de 1998 [en cast. vase el nmero de lamisma fecha]: Las grandes empresas de software, repentinamente con-frontadas a la competencia global de microempresas como las start-upde Sillicon Valley en las que los programadores ofrecen gratuitamentesus creaciones, buscan preservar sus beneficios y sus rentas de monopoliopor medio del control de la duplicacin y de los estndares digitales. Estees el nico objeto de los precipitados esfuerzos, en diciembre de 1996 enBerna, para reforzar la legislacin sobre propiedad intelectual.

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    Convencin de Berna no protega ms que las formas deexpresin material, los soportes de la ideas, la idea mismaquedaba como un bien comn, inapropiable.11 Confundiendola relacin entre idea/expresin material, como sucede con elcaso de la prohibicin del acceso a las lneas de programacindel software los cdigos fuente por ejemplo, la revisinde la Convencin de Berna constituye una tentativa que apun-taba a permitir la apropiacin de lo inapropiable: esto es, de laidea misma. Philippe Quau afirma que esta gestin seraequivalente a la pura y simple privatizacin del teorema dePitgoras, del cromosoma 33 o del carbono 14.

    Subversin del capitalismo informacional?

    La confusin de la frontera entre fuerza de trabajo abstracta einmediata, por un lado, y de medios de produccin, por otro,una frontera que informaba de la relacin capital/trabajo, con-duce a menudo en la economa de lo inmaterial a fenmenosde concentracin monopolstica, que traban el buen funciona-miento de los mecanismos de desarrollo econmico y tecnol-gico, y a una gestin puramente financiera de los recursoscientficos, tecnolgicos o culturales, con numerosos efectosperniciosos.12 Pero puede tambin engendrar formas de esta-bilizacin de esta relacin. El ejemplo de Linux, y ms en par-ticular el software libre es especialmente significativo.

    a) Linux y el software libre

    La sociedad Microsoft apareca, aunque todava existen algunasms, como el lder indiscutible de la microinformtica mundial.13

    Capitalismo cognitivo

    11 Vase J. P. Barlow, Vender vino sin las botellas en www.sindomi-nio.net/biblioweb 12 Bernard Lang, Ressources Libres et Indpendence Technologiquedans les Secteurs de lInformation, Comunicacin en el ColloqueInforoutes et Technologies de lInformation, Forum Initiatives 97, Hanoi, 25-26 de octubre, 1997.13 Ralph Nader y James Love, Microsoft, monopole du prochain si-cle, Le Monde Diplomatique, noviembre de 1997 [en cast. vase el nme-ro de la misma fecha].

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    Detentaba no slo una posicin hegemnica en el dominiode los sistema operativos y de las principales aplicacionesWindows y el software de Microsoft, tambin obligabaa los fabricantes de componentes electrnicos a no reconocerms que los productos de Microsoft por medio de los dri-vers especficos. Este liderazgo est hoy seriamente puestoen tela de juicio por una producto de una naturaleza muyparticular: el sistema operativo Linux.

    Hasta hace poco ignorado, por no decir despreciado porel conjunto de los profesionales de la informtica, Linux apa-rece como unos de los sistemas ms fiables y estables delmercado. La NASA, por ejemplo, ha decidido utilizarlo parallevar a cabo algunos experimentos en las naves espaciales.

    Escrito en 1991 por un joven finlands, Linus Torvalds,14Linux es software libre. Esto es: un software que es propor-cionado con su cdigo fuente abierto, y en el que la utiliza-cin, la difusin, la modificacin y la propia difusin de lasversiones modificadas estn autorizadas. El software librese inscribe en el Proyecto GNU, primer proyecto de granenvergadura iniciado por la Free Software Foundation, paraponer a disposicin del pblico un sistema operativo com-pleto con el conjunto de sus herramientas informticas.

    El rgimen jurdico de este sistema operativo se inscribecon una licencia pblica general General Public Licence oGPL15 por la que el autor permite toda utilizacin, modifi-cacin y difusin de su trabajo as como de las versionesderivadas a condicin de que el difusor conceda la mismalicencia para los destinatarios y por lo tanto no restrinja susderechos. Si bien el software libre suele ser gratuito, no lo esobligatoriamente. La filosofa de GNU estipula muy explcita-mente que la retribucin por la distribucin de software librees una actividad totalmente legal y honorable.16 Todo llevaa pensar que esta retribucin se inscribe menos en una lgica

    14 Se refiere aqu nicamente al Kernel de Linux, no al conjunto del sis-tema operativo, que en muchas de sus aplicaciones bsicas haba sidodesarrollado por el proyecto GNU, en el entorno de Unix. [N. del E.]15 www.april.org/gnu16 No se debe confundir el software gratuito o el shareware con el rgi-men jurdico del software de dominio pblico.

  • del beneficio que en una lgica del reembolso de los gastosocasionados por la creacin y la distribucin tiempo de tra-bajo incluido.

    A diferencia de otros sistemas que no son difundidos msque en su versin directamente explotable, prohibiendo todoacceso al programa y por lo tanto toda posibilidad de modi-ficacin, de adaptacin o de correccin, Linux, sus deriva-dos, as como el conjunto del software libre bajo licenciaGNU,17 son obligatoriamente difundidos en su versin fuen-te. Esta eleccin de difundir un sistema operativo con sufuente y su documentacin ha permitido la constitucin deuna comunidad de millones de usuarios, de desarrolladoresy de colaboradores, todos ellos voluntarios y particularmen-te activos en los foros y la listas de correo en Internet, en losque cada cual participa, a su medida, en su evolucin.

    b) Subversin de las formas emergentes de propiedad

    En el prefacio a la Contribucin a la crtica de la economa poltica,Karl Marx deca: Llegada una determinada etapa de desarro-llo, las fuerzas productivas materiales entran en conflicto conlas relaciones de produccin existentes... De forma de desarro-llo de las fuerzas productivas que eran hasta entonces, estasrelaciones de propiedad se convierten en obstculos

    No es el desarrollo del software libre una de las ilustra-ciones caractersticas de este momento en el que las relacionesde propiedad de forma de desarrollo de las fuerzas produc-tivas que eran hasta entonces se convierten en obstculos?

    En la economa de lo inmaterial, las estrechas lgicasfinancieras en las que se inscriben los fenmenos de concen-tracin monopolista de la informacin, constituyen trabas,no slo al progreso tecnolgico, cultural y social, sino tam-bin a la propia eficacia econmica.

    De esta suerte, cada vez son ms numerosos aquellos quedenuncian los aspectos profundamente contraproductivos delas relaciones de propiedad. Roberto de Cosmo, profesor en laEscuela Normal Superior, ataca el cuasimonopolio detentado

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    17 Vase Richard Stallman, El manifiesto GNU, en Software libre parauna sociedad libre, Madrid, Traficantes de Sueos, 2004.

  • por Microsoft sobre sectores enteros de las tecnologas de lainformacin.18 Esta empresa, que se niega a liberar sus cdi-gos fuente, imponiendo sus estndares a los editores de soft-ware de aplicaciones o sus drivers a los fabricantes de com-ponentes, considera el software como una mercanca en elsentido tradicional del trmino. Esta mercanca propiedadexclusiva de Microsoft, desembarazada de toda traza quepermita comprender su funcionamiento, no puede ser acce-sible a un tercero. Para ofrecer una analoga material deextensin forzosamente limitada, Microsoft se comporta unpoco como un fabricante de automviles que, habiendo adqui-rido una posicin de monopolio, prohbe al usuario abrir elcapot de su vehculo y tener acceso al motor. Encerrado en elcerco de la propiedad intelectual, el signo es ahora conside-rado como un producto acabado que, por definicin, nopuede evolucionar sin autorizacin del propietario, y quesolamente puede ser consumido.

    Esta posicin hegemnica, que privilegia las lgicas finan-cieras de rentabilidad sobre las de calidad, conduce a una seriede efectos perversos particularmente nocivos. As, los sistemasoperativos y el software desarrollado por Microsoft son pro-ductos de calidad mediocre, que se caracterizan, de formanotoria, por su falta de fiabilidad, por su volumen y por su pre-cio excesivo. En su texto Recursos libres e independencia tecnolgi-ca en los sectores de la informacin, Bernard Lang de la Asociacinfrancfona de usuarios de Linux y software libre (AFUL), des-cribe los principales efectos de esta situacin: Una vez desa-parece la competencia, al nico productor no le queda ningninters de invertir para mejorar sus productos. En el mejor delos casos, el control de la tecnologa por una sola sociedadimplica que slo un pequeo nmero de profesionales serempleado en la mejora de esa tecnologa. La investigacinuniversitaria y la enseanza sern obstaculizadas, o contro-ladas, por la retencin de la informacin. En definitiva, lamenor diversidad ecolgica de los desarrollos, debido a launidad de su fuente, limita considerablemente las posibili-dades de progreso por evolucin de la competencia, yaumenta la vulnerabilidad del tejido tecnolgico a las

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    18 Roberto di Cosmo, Le Hold-up plantaire, la face cache de Microsoft,entrevistas con Nora Calmann-Lvy, Paris, 1998.

  • agresiones. Desde el punto de vista de su utilizacin indus-trial, los inconvenientes son numerosos. La unicidad delsuministro monopolstico crea una situacin de dependenciaen los precios y en los servicios. Y lo mismo puede decirse enlo que atae a las estrategias a largo plazo de las empresasque pueden hacer depender sus decisiones de un nico prove-edor. Tcnicamente, la no disponibilidad del cdigo fuente osu precio excesivo limita severamente o prohbe a las socieda-des clientes toda utilizacin y todo servicio personalizado queconcierna al mantenimiento, la seguridad, la migracin a otrasplataformas o la adaptacin a unas necesidades especficas. Dehecho, la sociedad cliente controla mal la calidad y la perenni-dad de su inversin, es decir de sus estructuras informacionales.

    Una de las principales caractersticas de esta denunciadel rgimen de propiedad aplicada a la economa de loinmaterial consiste en que va en sentido contrario a las for-mas tradicionales de impugnacin de las relaciones de pro-piedad. Se sita en efecto menos sobre el terreno de las pol-ticas neokeynesianas de justicia social, que predican unaintervencin estatal que apunte a hacer compartir los pro-ductos del crecimiento, que en el terreno de la competencia,de la iniciativa individual y de la eficacia econmica.

    Revolucionando, en el sentido propio del trmino, lalegislacin sobre propiedad intelectual, transformando alconsumidor en co-actor del progreso tecnolgico y de la difu-sin de la informacin, el software libre inaugura una nuevaforma de relaciones de propiedad. El derecho, aunque conti-na protegiendo al autor que puede vender su producto eincluso alcanzar un beneficio sustancial, protege tambin alconjunto del pblico. Este fenmeno contribuye a reequili-brar la relacin propietario/productor/consumidor. En estascondiciones, los bienes inmateriales producto del trabajo y dela propiedad comn, ya no pueden ser considerados mercan-cas con todas las de la ley, que pueden ser confiscadas, acu-muladas y capitalizadas en beneficio exclusivo de un peque-o nmero. Son mercancas vivas que se inscriben de bue-nas a primeras, a escala planetaria, en el rgimen de la pro-piedad social y del bien comn de la humanidad. Expresan,en cuanto tales, una potencia productiva enormemente supe-rior a la innovacin de los laboratorios de las empresas, cuan-do no del Estado, que en la mayora de los casos se presentasujeta a graves restricciones.

    42 Capitalismo cognitivo

  • Estas formas originales de subversin de la expresin jurdi-ca de la propiedad intelectual, nacidas con la llegada delcapitalismo informacional, constituyen en primer lugar unode los vectores de desestabilizacin de las reglas y de losvalores del capitalismo fordista. Pero apuntan, sobre todo, apromover, en una relacin de fuerzas particularmente viru-lenta, un conjunto de alternativas concretas a las nuevas for-mas de dominacin que emanan de esta nueva economa. Lacuestin que plantea el software libre no consiste tanto, adecir verdad, en saber si est en la esencia de la informacinel hecho de circular, que el de contestar ciertas formas reduc-tivas de mercantilizacin de la informacin. Contribuyendoa acentuar los desequilibrios de las relaciones de propiedad,el fenmeno Linux contiene quizs la primicia de un pro-yecto de transformacin indito

    c) El bazar como modo de produccin

    En uno de los artculos fundadores del pensamiento Linuxtitulado La catedral y el Bazar,19 Eric S. Raymond relata elcamino que le ha conducido, como informtico, a interesar-se por Linux y por el software libre hasta convertirse en unode sus principales promotores. Ms all de su carcter tcni-co, este texto considera dos formas de produccin de dos sis-temas operativos en los que el cdigo fuente es abierto:Unix y Linux. Al contrario que en la construccin de cate-drales silenciosas y llenas de veneracin, la comunidadLinux parece ms bien asemejarse a un bazar, hervidero derituales y de aproximaciones diferentes, a partir del cual unsistema estable y coherente aparentemente no podra emer-ger ms que por una sucesin de milagros. Aunque podraser considerado anecdtico por los no-iniciados, este textoconstituye, en la estela de los trabajos ms clnicos de Ford,una tentativa de descripcin y de formalizacin de unmodo de produccin indito.

    Eric S. Raymond opone radicalmente dos modos de de-sarrollo de software en los que el cdigo fuente es pblico: elestilo catedral y el estilo bazar.

    Gnesis y subversin al capitalismo informacional 43

    19 Eric S. Raymond, La catedral y el Bazar, y tambin del mismo autorCmo convertirse en hacker, ambos en www.sindominio.net/biblioweb

  • El estilo catedral se inscribe en la lgica tradicional de ladivisin tcnica del trabajo, de su planificacin y de su orga-nizacin racional, que privilegia la aproximacin centraliza-da y jerrquica. En esta concepcin, el software debe ser con-cebido como las catedrales, esmeradamente elaborado pordesarrolladores aislados o por pequeos grupos de magosque trabajan separados del mundo. La produccin es aquserial: el ingeniero elabora, el desarrollador programa y elconsumidor consume. El ciclo de desarrollo tradicional deun programa parte de un prototipo, que se convierte en unaversin Alpha. El trabajo de los informticos consiste enton-ces en suprimir el mximo de errores de esta versin parallegar a una versin Beta que ser probada por personas pr-ximas a la empresa. El producto acabado se convertir en laversin Gold, versin estable y comercializable. Esta formade desarrollo es, en trminos econmicos, particularmentelarga y costosa: En la programacin, los bugs y los proble-mas de desarrollo representan fenmenos difciles, fastidio-sos, insidiosos y profundos. Hace falta un puado de apa-sionados de la programacin y unos meses de observacinminuciosa, antes de dejarse convencer de que todos los bugshan sido eliminados. De ah los largos intervalos que sepa-ran las actualizaciones.20

    Con el estilo bazar, la comunidad Linux propone nadamenos que paralizar el ciclo de produccin a partir de lo queRaymond llama la ley de Linux: Dado un conjunto de proba-dores-Beta y de codesarrolladores suficientemente grandes,cada problema ser rpidamente aislado, y su solucin parece-r evidente a todos. La idea es, por lo tanto, distribuir rpida-mente una versin abierta del software e implicar a un numeroimportante de usuarios en el trabajo de mejora del producto.

    La paralelizacin, que desarticula las tiempos y los espa-cios de produccin, es la ocasin para volver sobre el con-cepto de espacio pblico de cooperacin en el que la presenciadel otro es a la vez instrumento y objeto de trabajo, segn laexpresin de Paolo Virno. En efecto, el conjunto de este texto

    44 Capitalismo cognitivo

    20 Este fenmeno explica en gran parte el rechazo a Microsoft que secontenta con comercializar, en la mayora de las ocasiones, las versionesBeta, economizando as el trabajo largo y fastidioso de afinamiento delsoftware.

  • explica que uno de los elementos esenciales del ciclo de pro-duccin, concebido de esta forma, es el de la presencia delotro. Esta presencia, despojada de toda forma de depen-dencia y de jerarqua, no es ya una abstraccin consubstan-cial a la mercanca sino la condicin misma del acto de pro-duccin. En estas condiciones, se podra entonces hablar demercanca o de producto? En tanto que finalidad objetiva,esto es, como valores de uso, que poseen una forma distintade los productores y pueden circular en el intervalo entreproduccin y consumo, la versin definitiva de Linux o decualquier otro software no existe, no puede tericamenteexistir. La mercanca se convierte en una suerte de abstrac-cin metafsica. El acto de produccin se objetiva no en elproducto de trabajo, ni en el valor de intercambio, ni en elvalor de uso, sino en ese espacio pblico de cooperacin, queplantea la matriz colectiva como finalidad de la actividad.

    d) Hacia una superacin de las relaciones sociales de produccin?

    Son numerosos aquellos, que en la estela de Paul Virilio o deJean Baudrillard, se reclaman de la escuela postmoderna,adoptan una postura milenarista mitad esttica, mitad polti-ca,21 para anunciar el advenimiento de una sociedad en la quela subjetividad se disolvera en el individualismo. La entradaen la era de la informacin sera el anuncio de cataclismosinsospechados. Los argumentos desarrollados por los postmo-dernos proceden de una visin, como poco reduccionista, de lanocin de revolucin informacional. En efecto, esta revolucines percibida como una aceleracin incontrolada de las innova-ciones cientficas y tecnolgicas, principalmente en el campode la informacin y de las comunicaciones. Esta aceleracin searticula en una prdida total de reparos y de sentido en lasociedad. Los postmodernos quieren ser los espectadores delocaso irreversible de los grandes valores occidentales: laRazn, el Tiempo, el Espacio, la Comunicacin, el Hombre...

    La comunidad de usuarios, de desarrolladores y de con-tribuyentes de Linux, que cuenta ya, segn ciertas estima-ciones, con cerca de 50 millones de personas, con una alta

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    21 Frederic Jameson, El postmodernismo o la lgica cultural del capitalismo,Barcelona, Paids, 1997.

  • tasa de crecimiento anual, lejos de disolver el lugar social enun individualismo ciego a la alteridad acaso no inauguranuevas formas de relacin social?

    Esta comunidad encuentra verdaderamente sus orgenes,segn Bernard Lang, en el hbito universitario de poner adisposicin de toda la comunidad los resultados tericos oexperimentales, hbito que fue extendido al software pro-ducido en el mbito universitario. Que estos mismos resul-tados sean utilizados ms all del mbito universitario, enparticular en la industria, es un fenmeno reciente. La nove-dad vino de la conviccin de algunos programadores desoftware que, incluso sin las estructuras habitualmente aso-ciadas a la produccin industrial y comercial, eran capacesde producir software de calidad comparable, capaz de riva-lizar con sus competidores profesionales.

    Conviene sealar el rol jugado fundamentalmente porInternet. Esta red de interconexin digital permite coordinar, aescala mundial, los esfuerzos de miles de desarrolladoresvoluntarios que trabajan en la creacin, en el enriquecimiento eincluso en el mantenimiento del sistema y de sus aplicaciones,probando distintas soluciones para mantener slo una versin.Los propios usuarios son solicitados. Hacen comentarios ysugerencias, sealan los bugs y ayudan a los recin llegados.

    En estas condiciones las relaciones sociales, lejos de serrelaciones basadas en la competencia predatoria, se inscri-ben en una lgica de cooperacin reticular.

    La eficacia econmica es entonces el producto de unaemulacin, de una verdadera movilizacin colectiva de lasinteligencias, que desplaza el centro de gravedad de lasrelaciones sociales y de sus finalidades.

    Aunque por su parte considera que la libre eleccin con-ducira a expoliar al productor de las riquezas que l ha cre-ado y que sera ms juicioso pasar del valor de cambio alvalor de uso perfeccionando la legislacin de los derechos deautor,22 Pierre Lvy, por ejemplo, contempla nuevas formas

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    22 La solucin que parece dibujarse para el problema de la economade lo virtual y de lo actual es la siguiente: el bien virtual ser contabili-zado, caracterizado y representado, pero ser gratuito, plenamente librede circular sin traba y de mezclarse con otros bienes virtuales. Comocontrapartida, cada actualizacin dar lugar a un pago. El precio de

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  • de relacin social en las que todo acto de produccin es vir-tualmente productor de riqueza social, hasta el punto de quecualquier acto humano es un momento del proceso de pen-samiento y de emocin de un megapsiquismo fractal, quepodra ser valorizado, es decir remunerado en tanto quetal.23 Incluso, en otro pasaje sugiere considerar las opera-ciones de la economa de lo virtual como acontecimientos enel interior de una especie de megasiquismo social, el sujetode una inteligencia colectiva en estado naciente

    En un artculo llamado Algunas notas a propsito delgeneral intellect,24 Paolo Virno afirmaba a finales de la dca-da de 1980: Lo que salta a la vista, ahora, es la completa rea-lizacin efectiva de la evolucin tendencial descrita en lasclebres pginas de los Grundrisse, pero sin ningn trastornodesde una perspectiva de emancipacin, o simplemente deconflictualidad. La contradiccin in progress a la que Marxligaba la hiptesis de una revolucin social radical, se ha vuel-to componente estable del modo de produccin dominante.

    Previamente, conviene subrayar que esta constante es toda-va hoy de una actualidad ardiente. La diferencia entre un pro-ceso de produccin que se apoya en la ciencia y una unidad demedida de la riqueza que se apoya sobre el tiempo de trabajoincorporado en los productos, no conduce ms que a un hun-dimiento de la produccin fundada sobre el valor de cambio.

    El capitalismo informacional ha rechazado, en cualquiercaso, encontrar soluciones que le permitan digerir esta formade automatizacin de las fuerzas productivas por el saber,desestabilizando la condicin salarial y asegurando undominio absoluto sobre la mercanca inmaterial.

    Partiendo de estos postulados, algunos ndices muestranque es posible comenzar a reanudar los hilos de la conflic-tualidad social sobre el propio terreno de las relaciones de

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    actualizacin ser indexado en el contexto general, dependiendo delentorno y del momento. Este valor podra ser fijado cooperativamentepor los grupos de usuarios en el mercado libre o en las Bolsas de infor-macin y de ideas. De este modo, la forma de la nueva economa depen-der ampliamente de los sistemas de caracterizacin de lo virtual y dela medida de lo actual que sern inventados en las prximas dcadas.23 Pierre Levy, op. cit.24 P. Virno, Algunas notas a propsito del general intellect en op. cit.

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    produccin. Efectivamente, Linux y el software libre traen lacontestacin al ncleo de las relaciones de produccin capi-talistas. Demuestran, en una prctica concreta, que las lgi-cas propias del modo de produccin del capitalismo infor-macional son profundamente ineficaces y por lo tantoimproductivas. Ms all de esta crtica radical, la comunidadde usuarios de Linux, construye, al margen de las relacionestradicionales de dominacin, un espacio pblico de coopera-cin, que esencialmente trastoca las relaciones sociales y lapropia subjetividad. Por otra parte, no se puede dejar de men-cionar la Generation X, la nuevas elites del saber, que rechazanimplicarse de lleno, especialmente en los Estados Unidos, enel trabajo asalariado, que conciben la empresa como un sim-ple prestatario que proporciona el servicio del salario y queestn ms motivados por la inquietud derivada del valor ticoo de la utilidad social que por la tica del trabajo.25

    25 Vase el captulo titulado Generacin X o la revolucin sin voz, enA. Gorz, Miserias del presente, riqueza de lo posible, Barcelona, Paids,1998, pp 69-73. Vase tambin el captulo indito de Generation X deDouglas Coupland as como You were born in the 60s. Does that meanyoull have to pay for it the rest of your life?...

    Pginas desdecapitalismo cognitivo-2.pdfCapitalismo informacional