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-Elaborado por: Cruz Manuel Jesús Daniel.
CALLE MADERO:
La calle Francisco I. Madero, es uno de los principales accesos al centro histórico de la ciudad me
México, conecta con tres espacios representativos de la capital: la Alameda Central, el Palacio de
Bellas artes, y la Plaza de la constitución.
Ofrece desde sus orígenes, gran diversidad cultural y comercial, así como su sorprendente
arquitectura, la cual recorre la historia de la nación.
La creación del corredor peatonal Madero, recupera un espacio para el transeúnte, al abrir una
posibilidad de integración social, convirtiéndola en un andar accesible, agradable y seguro para los
habitantes de la ciudad y turistas.
♪ En 1524 Alonso García Bravo trazó la calle actual de Francisco I. Madero, como la entrada
principal a la ciudad.
♪ La calle sirvió de entrada al ejército Trigarante.
♪ En 1914, Francisco Villa, nombró esta calle como la conocemos ahora, antes se llamaba
Plateros.
-Elaborado por: Cruz Manuel Jesús Daniel.
♪ Diariamente por el corredor peatonal Madero, pasan entre 50 y 70 mil personas.
Un año después de que Madero se convirtió en corredor peatonal, es la calle más transitada del
país con más de 250 mil personas que circulan día y noche; de acuerdo a Inti Muñoz, director del
Fideicomiso del Centro Histórico, es de las más recorridas del continente americano.
El éxito de Madero ha provocado que este espacio se vea rebasado por el número de personas
que caminan diario. Para atender a la demanda, el Gobierno del Distrito Federal la considera
peatonalizar 5 de febrero; la propuesta está bajo análisis y que podría aprobarse con el consenso
de vecinos y comerciantes.
-Elaborado por: Cruz Manuel Jesús Daniel.
La siguiente vía que será exclusiva para el paso de personas es Moneda, y su extensión Emiliano
Zapata; a más tardar en enero iniciará la obra y se prevé que dure tres meses.
La peatonalización es una puesta en el marco del plan integral para darle movilidad y accesibilidad
al Centro Histórico, como parte del proceso de regeneración urbana de la zona más antigua de la
ciudad de México.
Es difícil decidir cuál es la calle más importante de la Ciudad de México. Madero no es la calle más
antigua, ni tampoco la más amplia ni arbolada, y carece de monumentos como los de Paseo de la
Reforma; no es tan señorial como Francisco Sosa, en Coyoacán, ni tiene ese aire europeo de
Orizaba, en la colonia Roma; tampoco la vida nocturna de Tamaulipas o Michoacán, en la Condesa.
Sin embargo, Madero cuenta la historia de la capital mexicana como ninguna otra calle: ha visto
media docena de desfiles triunfales, tiene leyendas como ninguna, y metro a metro desborda
historia.
SIETE SIGLOS NOS CONTEMPLAN
Álvaro Rego es el dueño y director del mumedi —Museo Mexicano del Diseño—, y es, tal vez, el
único capitalino cuya casa y trabajo tienen domicilio en la calle Madero. Mientras bebe un café en
el restaurante del Museo, con balcón hacia la calle peatonal, suele presumir la casona familiar que
ha estado en el actual número 74 de Madero desde inicios de la Colonia. Lo más interesante
ocurre cuando la visita guiada por Rego llega a la galería del fondo del museo, donde, en uno de
los muros, está la típica ventana mexica con forma de triángulo. Los cimientos de la casona
demuestran que los del edificio de Madero fueron construidos sobre los de la propia Tenochtitlan.
La primera calle trazada por el español Alonso García Bravo sobre los escombros de la ciudad
mexica fue Tacuba, salida natural hacia la calzada Tlacopan —orientada hacia el poniente del
lago—, seguida por Madero, tomando siempre como referencia la retícula original de
Tenochtitlan: era el final del año 1521. Al desembocar en la Plaza Mayor, la actual calle de Madero
comenzó a tener mayor importancia sobre el resto. A ello contribuyó la construcción del convento
de San Francisco, que se edificó en el extremo poniente de la calle y llegó a ser el más grande de
América; de hecho, la calle se conoció como San Francisco hasta que, en 1638, el virrey Lope Díez
de Armendáriz, marqués de Cadereyta, cambió su nomenclatura.
Sus primeras dos cuadras, a partir de San Juan de Letrán —hoy Eje Central— y hasta Coliseo —hoy
Bolívar— se llamaron Primera y Segunda calles de San Francisco, por flanquear el convento; el
tramo que va de Bolívar a Isabel La Católica fue llamado Primera y Segunda calles de La Profesa,
por el templo del mismo nombre que subsiste hasta hoy; de Isabel La Católica a la Plaza Mayor
fueron llamadas Primera y Segunda calles de Plateros, y se ordenó que todos los orfebres tuvieran
sus talleres en esa calle o serían penados. Hacia finales del siglo xix, ésta era conocida en su
totalidad como Plateros, y ya era la de mayor abolengo en la capital.
-Elaborado por: Cruz Manuel Jesús Daniel.
-Elaborado por: Cruz Manuel Jesús Daniel.
CALLE MONEDA:
La Calle de Moneda es una de las mas antiguas de la ciudad de México, debe a su nombre de que
en lo que en la actualidad es la Casa de Moneda, perteneciente aun a la estructura del palacio
nacional, a lo largo de su extensión hasta la Iglesia de la Santísima Trinidad que llama la atención
por su estilo barroco. Es sin duda una de las calles más importantes de la ciudad de México, es la
parte del centro aun con sabor a barrio que contrasta en el sentido opuesto (Hacia Eje Central) un
poco mas refinado y en vías de modernización. En ella se ubican importantes edificaciones
principalmente museos, como el museo nacional del arzobispado, la academia nacional de san
Carlos, el museo José Luis Cuevas, y en si la calle misma.
-Elaborado por: Cruz Manuel Jesús Daniel.
Una de las principales atracciones dentro de esta zona de la Ciudad de México es la famosa Calle
de Moneda, a lo largo de la cual se van redescubriendo gran parte de los edificios más notorios del
Centro Histórico.
La Universidad
Uno de estos edificios es nada más ni nada menos la primera Universidad de América, una
construcción impulsada por el Virrey Antonio de Mendoza en conjunto con Juan de Zumárraga,
fundada el 21 de setiembre de año 1551.
Posteriormente pretendió ser utilizada de parte del gobierno como arma contra del movimiento
insurgente, y debido a la negativa como respuesta el virrey Venegas la convierte en cuartel.
Con la independencia, el presidente Gómez Farías decreta su extinción para una futura creación de
más y diversos centros de enseñanza.
El Museo Nacional de las Culturas
La idea central por la cual se comenzó a construir este edificio fue la de poder guardar toda la
maquinaria necesaria como para acuñar las monedas circulares con cordón, las obras comenzaron
en el año 1731 y culminaron tres años más tarde.
En el año 1847 el gobierno decide arrendar esta casa de moneda a particulares por un tiempo no
mayor a los diez años, plazo que al prorrogarse dejó la acuñación a los contratistas,
manteniéndose como Casa de la Moneda hasta 1850.
Quince años más tarde el emperador Maximiliano decreta su transformación en Museo público de
Historia, Historia Natural y Arqueología. Hoy en día este renovado edificio es la sede del Museo
Nacional de las Culturas.
-Elaborado por: Cruz Manuel Jesús Daniel.
La Primera Imprenta
Trasladada hasta México entre los años 1534 y 1539, y también a instancias del Virrey Antonio
Mendoza en conjunto con el obispo Juan de Zumárraga, se sitúa en plena Calle de Moneda la
primera Imprenta de América.
En el año 1539 llega a México desde Italia, el tipógrafo Juan Pablos, habiendo sido enviado por un
impresor sevillano de nombre Juan Cromberger. Posteriormente se istala el primer taller de
imprenta bautizado como Casa de las Campanas.
No obstante, se dice que anteriormente un vecino llamado Esteban Martín, había sido el
“Imprimidor”.
El Palacio del ex Arzobispado
El edificio del ex Arzobispado se erigió como obispado en el año 1530 catalogado como el núcleo
más antiguo en cuanto a jerarquía de todo México, a finales del siglo XVI regía hasta en Manila.
En pleno período de auge del barroco, doscientos años más tarde, debió ser reconstruido y
reformado hasta llegar a ser lo que hoy en día se puede ver desde el punto de vista arquitectónico.
-Elaborado por: Cruz Manuel Jesús Daniel.
La iniciativa de comenzar tales obras de reconstrucción la tomó el arzobispo Juan Antonio Bizarrón
y Equiarreta, quien fuera el gobernador de la diócesis hasta el año 1749.
Por otra parte, este edificio se ha vuelto famoso debido a que en el subsuelo de uno de sus patios
surgieron algunos hallazgos arqueológicos de entre los cuales se destaca un monolito prehispánico
denominado piedra de sacrificio gladiatorio.