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S U P L E M E N T O S D E « E S T U D I O S C L A S I C O S D

SEGUNDA SERIE DE TEXTOS N~MERO 6

E P I G R A M A S

INTRODUCCI6N, TEXTO, APARATO CRITICO, TRADUCCION Y NOTAS

LUIS ALBERTO DE CUENCA

M A D R I D 1 9 7 4

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CALfMACO EPIGRAMATISTA

«Like a Hilliard painting~ ': es el símil pictórico de Ferguson. ¿Estaría pensando en el «Retrato de hombre joven» del Victoria and AZbert Museum londinense? Ca- bello ensortijado y mirada perdida, el joven de Hilliard se apoya indolentemente sobre el tronco de un árbol. Hojas y calzas blancas, flores, capa y gorguera: todo es uno. Uno y múltiple en el óvalo perfecto, como la dulce sombra del bigote o esa postura de Apolo sauróctono con que quiso inmortalizar, praxitelianamente, Nicholas Hilliard a su personaje. Uno y múltiple, porque los deta- lles son la atmósfera, y la atmósfera la melancolía2

Así, un triste arlequín de porte aristocrático puede ser, de algún modo, el símbolo que presida una edición -una más- de los Epigramas de Calímaco. Porque el poeta de Cirene es también ese clown melancólico de la pintura, y no sólo las técnicas son parangonables. Porque el erudito de los Pinaces, el mitógrafo de los Aitia, el poeta oficial de una hímnica nueva, se ha sentido poeta menor por una vez. Y ha conmemorado, lamentado y vivido en sesenta y tres pequeñas composiciones, destinadas al grabador o a la «corona» 3, los grandes y pequeños acontecimientos de

1 J . FERGUSON, The Epigrams of Callimachus (G Q R XVII 1970, pág. 66).

2 Robert Burton publicaría en 1621, dos años después de la muerte de Hilliard, uno de esos libros de medicina que honran a la literatura: su célebre The Anatomy of the Melancholy. Diríase tributada al joven lánguido del miniaturista.

3 En la Corona de Meleagro (AP IV 1, 21-22) Calímaco es el dulce

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una vida consagrada - como todas las vidas- al dolor y y la risa, al vértigo del triunfo y de la decepción. En ese cotidiano combate con el tiempo expresado en sus epigra- mas, Calímaco ha de librar, por fuerza, continuas escara- muzas con el deseo o con la muerte: son los dos grandes signos del sistema calimaqueo. En «Amor rerum diffici- lium» (1), por ejemplo, el poeta nos ofrece la primera regla de su «ascético» peregrinaje hacia el Amor: la téc- nica del deseo permanente. Siempre habrá un joven «más allá de», y esto es lo saludable: el tópico literario reviste aquí una profunda realidad psicológica.

Pero, antes de seguir adelante, hay que advertir algo fundamental: mientras que para un tipo -muy extendi- do- de poeta la literatura no es otra cosa que su propia vida, para Calímaco su vida no es otra cosa que literatura. Así, no importa en absoluto (como en Góngora) si existió alguna vez el hermoso Lisanias de 11 5 (como no importa, en el fondo, la identidad real de Elisa en la Égloga I de Garcilaso, o la paternidad fidedigna de la Epístola Moral a Fabio). Calímaco había llegado a Alejandría cuando el conocimiento y el saber se valoraban por encima de la riqueza. La biblioteca del Bruquión, fundada por Ptolo- meo 1 y ordenada durante el reinado de Ptolomeo 11 (quien a su vez fundó la biblioteca del Serapión para duplicados), no tuvo rival en la antigüedad5. Desde las . fabulosas bibliotecas asirias de Senaquerib y Asurbanipal (siglo VII a. J. C.) la historia de la cultura no había cono- cido nada igual.

En este ambiente, pues, de culto a los valores intelec- tuales va a desarrollarse la personalidad humana y artís-

mirto siempre lleno de áspera miel (dbú TE púpíov K a M ~ p & ~ o o U T ~ E A O G P E U T ~ V &al pth~~oq) . Cf. Fiove dell'Antologia Palatina, trad. it. di S. Qua- simodo, saggio introduttivo e note di C. Vassalini, Bolonia, Guanda, 1958, pág. 249.

4 La expresión del amor está en Calimaco (salvo en LXIII) dirigida indefectiblemente a jóvenes de sexo masculino. Es la musa del viejo Anacreonte, de Teognis y de tantos otros.

5 W . W. TARN, Hellenistic Civilisation, London, Arnold, 193W, págs. 236- 237.

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EPIGRAMAS 243

tica de Calímaco. Por ello, es lógico que el poeta, al redac- tar sus epigramas (composiciones circunstanciales, obras menores en fin), no dé más valor personal a la anécdota que el que se desprenda de su funcionalidad literaria. Pero no por ello los epigramas calimaqueos van a ser afreddi e letterari~ 6. Cantarella, como tantos otros estu. diosos afanados tan sólo en ordenar, clasificar y juzgar según moldes fijados de antemano, parece identificar, con evidente falsedad, lo que a él le parece «frío y literario» (por su educación estética, discutible en todo caso) con lo que de verdad es «frío y literario» en literatura. He dicho bien: en literatura. Porque, {qué otra cosa son los epigramas de Calímaco sino «literatura», qué otra cosa es la Commedia o La vida es sueño sino «literatura», qué otra cosa es la literatura sino «literatura»? La vida es otra cosa: quédese para los aficionados a la psicología o al -también literario- género biográfico.

El hecho de que en los epigramas calimaqueos un inte- lectual «en el poder» de la época ptolemaica se haya pro- puesto trabajar -un ejercicio, como la palestra o el pugi- lismo- unos temas ¿i la mode en su momento histórico: esto sí es plenamente literario. Todo arte es siempre un «arte por el (dentro del) arte» (como la «vía pura» de Teeteto en LVII).

Una vez aclarado este punto, ¿qué puede sorprendernos si Calímaco, el poeta, odia - e n , para y por su concepto de literatura- el poema cíclico, aborrece el camino que arrastra aquí y allá a la muchedumbre, abomina del joven que se entrega sin discriminación y de la fuente pública no bebe? (cf. 11). Su poesía, «a combination of polished craft and allusive scholarship~~, lo había hecho libre, le habíá conferido un puesto de honor en la sociedad pto-

6 R. CANTARELLA, La letteratuva greca dellfet& ellenistica e imperiale, Firenze-Milano, Sansoni/Accademia, 1968, pág. 43. -

7 J. FERGUSON, The Heritage of Hellenism, London, Thames & Hudson, 1973, pág. 115.

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lemaica: el de sumo sacerdote -afirma Fergusons- de este culto en literatura.

Y el poeta se encuentra plenamente satisfecho en ese mundo de lugares comunes - e n el mejor de los sentidos- que él no eligió (nadie elige, pese a los desafueros del exis- tencialismo), pero que colma sus aspiraciones de cronista de una época (literaria): «Contra todos los males, Poesía es el fármaco apropiado» (111 4).

Pero no conviene absolutizar. Cada epigrama es un instante, y Calímaco juega a que ese instante permanezca siempre («juega», no «enfatiza» como Fausto en su ver- weile doch, du bist so schon). «Leicht gerat der moderne Beurteiler in die Gefahr, sie allesamt [die Epigramme] -zum Ersatz für die mangelnden grundsatzlichen Ausse- rungen- zu prinzipiell zu verstehen.. . In einem Leben ist zu viel Platz, spielt der Augenblick eine zu grosse Rolle, als dass alles, was an Zeugnissen vorhanden ist, mit gleich- massiger Bedeutung erfüllt und in ein System gebracht werden müssten g. Está, además, la peculiar idiosincrasia del poeta: Calímaco, como los filósofos cirenaicos y a pesar de su racionalismo, «no se aflige con sutilezas de raciocinio» lo; su principal problema se centra en la bús- queda de la felicidad terrena, sin residuo alguno de meta- física. Así, pues, el temperamento de su autor ayuda tam- bién a fijar la absoluta coyunturalidad de nuestros epi- gramas. Una colección de impresiones fugaces no es, evi- dentemente, una declaración de principios. Si el poeta de Cirene conoce que todo es escayola, ello no le produce el más mínimo malestar: su nihilismo no es catequizante, ni ortodoxo, ni adusto. Si hubiese sido un viento, habría sido la ráfaga subitánea y anárquica. Es el mentís -y el vuelo- alegre de Horacio o de Francois Villon. Y en ese carpe diem que las igualitarias pantomimas macabras del

8 Zbidem. 9 A. KORTE y P . HANDEL, Die hellenistische Dichtung, Stuttgart, Ksner,

1960, págs. 321-322. 10 A. RFIES, La filosofía helenística, México, F . C . E., 1965l, pág. 82.

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EPIGRAMAS 245

otoño medieval han convertido en nihil (en el £ondo es un tema con dos vertientes que se explican mutuamente) hay instantes de amor, de vino, instantes de votos y de muerte.

Supongamos un goliardo en la corte, no en la taberna. En un laboratorio, no en los caminos europeos. Son las mismas secuencias de pensamiento (cf., por ejemplo, «Sin dinero», VII): lo que varía es el signo social. Sólo Pro- venza, con la dinastía de los grandes trovadores, con Gui- llermo de Aquitania y Bertrán de Born, creará un haz de síntomas estrictamente paralelos a los del alejandrinisrno calimaqueo ll. Si el libertino y jovial duque de Aquitania es capaz de aislar su aparato retórico de un motivo deter- minado, de expresar en ocho coblas singulars su muy par- ticular nihilismo (literario) avant la lettre, es porque la poesía ha avanzado ya un largo trecho desde Homero, porque detrás están los preciosistas latinos del Bajo Im- perio (la osadía innumerable de un Optaciano Porfirio, por ejemplo) y, detrás de éstos, los poetas de la Antología Palatina. Calímaco entre ellos.

En este mundo de hors la loi de la crítica tradicional, de asimples manipuladores del lenguaje» (¿qué otra cosa es la literatura?), queda, sin embargo, lugar para la expre- sión de la pasión contenida. Hay bellísimos ejemplos: «Crimen Amorisn (VIII), «La llama oculta» (IX), «La heri- da del huésped» (XIII). Los tres poemas figurarían por mérito propio en cualquier antología de poesía erótica universal. Los dos primeros dísticos de XIII son prodi- giosos:

Tenía oculta el huésped una herida. Subían dolorosos suspiros de su pecho (¿te has fijado?)

mientras bebía su tercera copa, y las rosas caían, pétalo a pétalo, todas a tierra desde su guirnalda ...

11 Una ret6rica capaz de plasmarse en un poema tan ucalimaqueo~ como aquel v e n de Guillermo de Aquitania que comienza: aFarai un vers 'de dreyt nien ... >, (ed. M. de Riquer, La ltrica de los trovadores, Barcelona. Escuela de Filología, 1948, 1, pAgs. 12-14).

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La instantánea es fílmica. En el poder sugestivo de la dicción radica esa imaginibilidad cinematográfica de la escena. La anécdota -una vez más- es mínima. Un gesto se desliza, un movimiento apenas (en la imaginación de Calímaco o en la realidad, no importa dónde), y el poeta lo ha captado. (El epigrama, en general, es un haiku japo- nés enriquecido por el azar de un hombre determinado: un viaje, una pelea, la muerte, una promesa ... Aquí ha sido el amor, reflejado en el huésped, en sus actos).

El instante del vino es detectable en « i Por Diocles! »

(V) y en «La copa de la muerte» (LXII). En XXX («Calí- maco: Epitafio,) el poeta se refiere a sí mismo como «experto en cantos y en la burla oportuna cuando lo pide el vino». En esta poesía de complaciente -y desesperan- zado- gozo de vivir no podía faltar la bebida de Jayyám. «Ibi nullus timet mortem, / sed pro Bacho (sic) mittunt sortem», leemos en los Cavmina Burana. Ni en la taberna (ibi del clérigo vagante) ni en el tema conviva1 (ibi de Calímaco) es bienquista la muerte.

El instante del voto está perfectamente eternizado en XIV («La canción del nautilo»). La ofrenda individual a una divinidad es siempre un buen motivo para un poema. El libro VI de la Antología Palatina es todo él un ramo de epigramas votivos. En Calímaco las ofrendas adquieren un valor poético peculiar: un nautilo en XIV, una lámpara en XVI, un arco en XVII, una serie de objetos femeninos en XX, una maza de roble en XXII, un pinax (cf. notas ad loc.) en XXIV, un gallo de bronce en XXV, un salero en XXVIII, etc.

En la ordenación de Gow-Page (cf. nuestra edición), las ofrendas preceden a los epitafios. Antes, en «Berenice» (XV), Calímaco ha asumido una vez más, con evidente agrado (no fue, afortunadamente, un moralista) la función del poeta coficialn: «Meme les grands génies poétiques du temps, Théocrite, Callimaque, Appollbios de Rhodes, sont des poetes de courn 12. Las relaciones del artista con la

12 p. JOUGUET, L>impériaLkme macédonien et I'hellknkation de I'Orient, París, Albin Michel, 1972, pág. 350.

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EPIGRAMAS 247

dinastía ptolemaica fueron -hay que decirlo- inmejora- bles. Sin embargo, hablar de <cservilismo» l3 me parece excesivo. Calímaco no adula: corresponde tan sólo a las bondades de sus protectores, consiguiendo así una feliz síntesis entre lo que es preciso declarar en alta política y lo que es hermoso -e indispensable, por lo tanto- expresar en la mejor de las literaturas.

Pero la poesía funeraria reclama sus derechos. ¿Quié- nes son los difuntos del poeta de Cirene? Bato en primer lugar, su padre (XXIX); después él mismo (XXX) y un cirenaico, Cáridas (XXXI). Este último poema es suma- mente ilustrativo:

Cáridas, ¿qué hay abajo? -Numerosa tiniebla. ¿Y los regresos?

-Un embuste. iPlutón? -Fábula pura.

No hay engaño posible. Pero tampoco la declaración escéptica adquiere una dimensión trágica: es la «mesura» calimaquea. Otras víctimas son Melanipo y Basilo, un mu- chacho y una adolescente (XXXII); el sabio Timarco en XXXIII; Heráclito, un amigo íntimo del poeta, en XXXIV, uno de los más bellos epigramas de la colección; el pe- queño Teris en XXXV; Astácides de Creta, raptado por las ninfas l4 (XXXVI); Crétide, d a de las mil historias», en XXXVII; Lico, náufrago de Naxos, en XXXVIII; etc.

«Quejas ante una puerta cerrada» (LXIII) es el último epigrama y, acudiendo al viejo esquema de la Ringkompo- sition, encierra una seria advertencia para el joven melan- cólico de Nicholas Hilliard: «Pero el primer cabello blanco todo esto, al punto, habrá de recordarte». Trabajos de amor perdidos.

13 Como hace L. GIL, Censura en el mundo antiguo, Madrid, Revista de Occidente, 1961, pág. 114.

14 «Muchas leyendas populares se ocupaban del rapto de un joven hermoso, trasladado al reino de las ninfas y de los espíritus, para parti- cipar de su vida inmortal» (apud E. Rohde, Psique, trad. esp. S. Fernández Ramirez, Barcelona, Labor, 1973, 11, pág. 568). Astácides-Calimaco: del rapto pastoril al rapto intelectual, idtntica inmortalidad.

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Y con «quejas» termina la colección. Quizá no haya sido todo más que un sueño del que, un día, podremos despertarnos. Sea como sea, la puerta está cerrada, lo estuvo y lo estará. Si la mentira de Calímaco no es peor que las otras, su verdad tampoco desmerece de la Verdad. Y es muy bella.

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Entre las numerosas ediciones del corpus de epigramas calimaqueos sobresalen siete, a saber, las de PATON, NLAIR, CAHEN, WALTZ y otros, PFEIFFER, BECKBY y GOW-PAGE. Las describiré brevemente (entre paréntesis figuran las fechas de las reimpresiones que he utilizado):

- The Greek Anthology, ed. W. R. Paton, griego/inglés, 5 vols., Lon- dres, Loeb Classical Library, 1916 (1963), 1917 (1960), 1917 (1968), 1918 (1963) y 1918 (1960). Texto griego, en general poco cuidado, sin aparato crítico, y traducción inglesa en prosa.

- Callimachus: Hymns and Epigrams, ed. A. W . Mair, griego/inglés, Londres, Loeb Classical Library, 1921 (1969). En el mismo volumen figuran un Licofrón del propio Mair y un Arato de G. R. Mair. Texto griego con un mínimo aparato crítico y traducción inglesa en prosa. Sus aportaciones al esclarecimiento de los pasajes difí- ciles no son, casi nunca, convincentes. En págs. X-XIV leemos una <Note on new Readings in Hymns and Epigramsn de C. A. Trypanis, editor de los Fragmentos de Calímaco en la misma Loeb Classical Library. Las nuevas lecturas de Trypanis contribuyen a aclarar algún punto.

- Callimaque: Hymnes, épigrammes ..., ed. E . Cahen, griego/francés, París, Budé, 1922 (1961). Igualmente desafortunada en el aspecto textual. Hermosa traducción francesa. Interesante su postura ultra- conservadora en los loci difficiles o desperati.

- Anthologie Grecqtle (Palatine), ed. P. Waltz y otros, griego/francés, París, Budé: vol. 11 (libro V), P. Waltz y J. Guillon, 1928 (1960); vol. 111 (libro VI), P. Waltz, 1931 (1960); vol. IV (libro VII, epigra- mas 1363), P. Waltz (texto), A--M. Desrousseaux, A. Dain, P. Camelot y E. des Places (traducción), 1938 (1960); vol. V (libro VII, epigra-

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mas 364-748), P. Waltz (texto), P. Waltz, Ed. des Places, MJle M. Du- mitrescu, H. Le Maitre y G. Soury (traducción), 1941 (1960); vol. VI1 (libro IX, epigramas 1-358), P. Waltz (texto) y G. Sourcy (traduc- ción), 1957; vol. X (libro XI), R. Aubreton, 1972, y vol. XII (libros XIII-XV), F. Buffikre, 1970. Los restantes volúmenes publicados (1, libros 1-IV, P. Waltz, 1928, 19602, y VI, libro VIII, P. Waltz, 1944, 19602) no atañen a nuestro trabajo por no contener ninguna pieza calimaquea. Faltan por aparecer los volúmenes correspondientes a los libros IX (epigramas 359-827), X y XII. El texto está más cuida- do que en las ediciones de Cahen, Mair o Paton. Las correcciones de Waltz son a veces muy sugerentes (cf. XXVII 3). Mayor riqueza de comentario. Elogiables traducciones. Especialmente recomenda- bles son los voltímenes X (Aubreton, 1972) y XII (Buffikre, 1970).

- Callimachus, vol. 11 Hymni et ~ p i ~ & m m a t a , ed. R. Pfeiffer, Oxford, Clarendon Press, 1953. Es la edición más laboriosa en el aspecto textual hasta la fecha. Se mantiene en un difícil equilibrio entre la conjetura y la crux. Susceptible, sin embargo, de mejorarse.

- Anthologia Graeca, ed. H . Beckby, griego/alemán, 4 vols, Munich, Emst Heimeran, 1957, 1957, 1958 y 1958. Y, fundamentalmente, la «2. verbesserte Auflagen, 4 vols., Munich, Ernst Heimeran, s . d. Labor meritoria. La traducción -excelente- conserva tipográfica- mente la estructura métrica del original. El aparato critico es selectivo. Las notas, escasas.

- The Greek Anthology: Hellenistic Epigrams, ed. A. S. F. Gow y D. Page, Cambridge, University Press, 1965: vol. 1 (introducción y texto, págs. 57-73; vol. 11 (comentario), págs. 151-215. El texto está sumamente cuidado. Lo he adoptado como base de mi edición, si bien he diferido en muchas ocasiones de sus lecturas y criterios. También he seguido su numeración, por considerarla más racional

- que la tradicional de Wilamowitz adoptada por Pfeiffer. Una de las características de la edición Gow-Page es que evita las pausas que no sean imprescindibles. Su comentario es poco menos que definitivo.

Siguiendo las directrices de mi maestro, Manuel Fer- nández-Galiano, y de la mayor parte de la crítica textual contemporánea, he procurado en todo momento ser res- petuoso con el texto transmitido. El conservadurismo en crítica textual lleva consigo, en la mayoría de los casos, una postura revolucionaria. en morfología o en sintaxis.

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EPIGRAMAS 25 1

Sin embargo, en los sesenta y tres epigramas de Calímaco ' apenas hay espacio para contradicciones de bulto o para sacrilegios, aunque lo haya, sobrado, para errores de toda índole.

1 No he incluido en mi edición los fragmentos 393, 394, 395, 398, 399, 400 y 401 Pf. (LXIV-LXX Gow-Page), prefiriendo ceñirme al corpus tra- dicional de sesenta y tres epigramas calimaqueos íntegros.

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CALLIMACHI EPIGRAMMATA

AP XII 102 (uu. 516 repetuntur) caret P1

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AMOR RERTJM DIFFICILIUM

Mi amor es como el cazador ...

Epicides ', acecha el cazador en el monte a la liebre y rastrea las huellas del corzo

en medio de la nieve y de la escarcha. Y si alguien le dice « j aquí, una fiera abatida! 3, no la toma.

5 Tal es mi amor: persigue lo que huye; lo que yace a su alcance, sobrevuela.

El epigrama fue traducido por Horacio, Sat. 1 2, 105-108.

1 Un amigo del poeta. El nombre no es inusual. Pero {es rechazado por Calímaco como Ipópavoq, o es tan solo un interlocutor sin relieve?

2 Sugiero que las huellas (Ixvra) del corzo (60p~ah[60<) influyan de algún modo en K E X ~ ~ ~ B V O S : el cazador, expuesto a los rigores de nieve y escarcha, se sirve de ellas en alguna forma para rastrear mejor las huellas de su presa. Ello explicaría la ambigüedad semántica del vocablo, sin acudir a modificaciones de P.

3 C. M. J. Sicking, en Callimachus, A. P. 12, 43 (sic), Mnemosyne X I X 1966, pág. 176, defiende que 16, 7 6 6 ~ $Ephq~ar 13qplov no significa 'hier ist das Tier, das du erschossen hast', sino 'hier hast du ein bereits erschossenes Tier, damit du dir die Mühe der Jagd ersparen kannst'. "EAa$&v significana a su vez 'er k s t es liegen', no 'pick up the game, seize the prize' (Gow-Page ad loc.), precisamente porque el cazador-poeta a ~ ~ x a i v ~ r 71&vra 713 6qy6ara (11 4).

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AP XII 43 caret P1

3 p~aÉ.o Brunck : pro6 P // 066' Meineke : OOT' P 4 U L K X ~ L V ~ Brunck : o ~ ~ x á v o P 516 secl. Haupt 5 ab 6E valxr KahÓq ~ a ? d q P : oU 6E Kahbq vfif EL Cataudella 6 qquL r ~ q d M o q EXEL, P : qqoi rrq &Mov EXELV Schneider : $qot

rl; K~CMOS &L; Giangrande

516 Ya Salmasius consideró este dístico como no calimaqueo, y asi- mismo Haupt, Dilthey, Diibner y Zacher. Posteriormente, se ha defen- dido la autenticidad: cf. L. P. Wilkinson, CR XVII 1967, págs. 5-6, que condena la seclusión como inadmisible, y se pregunta irónicamente, en acertado paralelo, por qué no se eliminan también los cuatro Últimos versos del Beatus ille horaciano, dado que los primeros sesenta y seis hacen perfecto sentido por sí mismos y la alusión al usurero Alfio no es imprescindible.

Wilkinson, que propone la pérdida de p' entre oaqqq y 4x6, ha sido refutado -tan sólo en ese extremo- por McKay, CR XIX 1969, pág. 143: uHis suggestion that p' may have dropped out between aa96q and SXO is quite unnecessary, for two parallels to Callim. seem to have been overlooked: Menander, Epit. 86 SS. Hermas, Shepherd, Vision 3.1.3.~

En cuanto a ab 6E ~ d b q vfif ET de Cataudella, cf. Maia XIX 1967, págs. 356-358. El sabio italiano conjeturó buscando la correspondencia perfecta entre el vaLx~ ~ a h ó q del poeta y el &hhoq EXEL del eco. Hay que advertir que a ~ , en época bizantina, se pronunciaba como E; y E L

como 1.

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AUTORRETRATO

Odio el poema cíclico ', aborrezco el camino que arrastra aquí y allá a la muchedumbre;

abomino del joven que se entrega sin discriminación, y de la fuente pública

no bebo: me repugna todo lo popular. 5 Lisanias, tú eres bello, sí, muy bello. Pero antes de

que pueda terminar de decirlo, repite el eco «es ya de

otrooo.. . » 3.

Cf. Horacio, C. 111 1, 1: Odi profanum uulgus et arceo ... El poema es, en general, un catálogo de los je déteste calimaqueos.

1 La poesía cíclica de los sucesores de Hornero (cf. LV). La alusión a Apolonio de Rodas es evidente. Cf. AP VI1 409 (Antípatro) y XI 130 (Poliano), y la «respuesta» de Apolonio (AP XI 275).

2 Cf. Teognis 959 SS. "EUTE ~ E v a 6 d q EXLVOV dn6 ~pfivqc, p ~ h a v ú 6 p o u . 3 NO hay que decir que es imposible verter en español el juego de

palabras calimaqueo v a l x ~ ~ a h Z > q ~ahóq/t?A?,oq EXEL.

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AP XII 150 4 Clem. Al., Strom. V 11 (11 372, 1 Stahlin) '4 -oo$[a' 9 Et. Gen. B s. u. drr~ápayoq (= EM 168, 4) 'oU6k-6É601~a' caret P1

2 ~ b p a p i v q Eldick v a l r ü v Hecker : ToppapvovaLyav P // O ~ K d p a 9 i q Eldick : 00 ~ a 9 F p ü q P

4 fi x a v a ~ k q Bentley : i n a v a ~ i q Clem. : q.rcavbq P 5 ~ o i j r o Saimasius : ~ o i j P 7 ~ & v a o r & q Giangrande [cf. Hermes XCI 1963, págs. 151-1541 : X'

aKaoraq P // npbq T ~ V P : XOTTOV Brunck 8 TOGT' atxar Kaibel : TOUTlXaL P // K E ~ ~ E U Hecker : Kalpau P 9 TU Bentley : o e P : ror Et. Gen. : T L EM

10 O ~ K O L Ernesti : oK~o P

7 K & v a o ~ á q Giangrande: paleográficamente no presenta problema la confusión (en minúsculas) de K y x por una parte, y de v y K por otra. El participio &vao.rác está usado en el sentido de genesen ('restablecido'). Su medida es &va&q (por dorismo), en vez de &vao&. Giangrande glosa el difícil pasaje de este modo: «(Dieses ~ x ~ ~ a ~ o v , das von mir empfohlene &&aKov) besitzen wir, und so, wenn Du (es erfoIgreich angewandt hast und) genesen bist, sage dem Eros: 'Stutz Dir die Flügel, usw.'~. Brillante contribución al esclarecimiento de un texto casi despe- ratus.

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REMEDIA AMORIS

i Qué excelente conjuro descubrió Polifemo para el enamorado!

i Por Gea que no es rústico el Ciclope! Las Musas debilitan el deseo, Filipo ':

contra todos los males Poesía es el fármaco apro- piado.

5 También el hambre -pienso- posee este único bien contra los infortunios:

extirpa de raíz la enfermedad de amar a los ado- lescentes.

Tenemos el remedio; y, una vez bien curado, di al implacable Amor:

~Arráncate las alas, muchachito, ni pizca de temor sentimos ante ti, pues tenemos en casa

10 el antídoto doble de tan temible herida».

719 Para el desgraciado amor de Polifemo por Galatea, cf. Teócrito XI, o la maravillosa recreación de Góngora. Posiblemente tanto la pieza de Calímaco como el idilio teocnteo deriven del famoso KÚKAW de Filóxeno (Page, Poet. Mel. Gr. 815-824). En XI 80-81 Teócrito se refiere a un tipo de remedio para el dolor del cíclope: las canciones: 0 B ~ o T a l noAú<papoq . h o [ p a ~ v ~ v ~ 6 v t p o ~ a / p o r w b 6 o v , ( $ 0 ~ 66 6 l Ü y ' 3 E [ xpvobv E 6 o ~ a v . Su dinero, en efecto, no podría llevarle más que a soluciones ineficaces. El canto -poesía- (la o*[a de 111 4) sí es remedio del desamor y panacea, ~ a v á ~ ~ t a , contra los males del siglo (cf. n a v a ~ i q , v. 4).

1 Según C. C. Edgar (PMich. Zen. 55, 19, pág. 126), se trata de un médico de Cos, vecino de Alejandna y documentado en 240 a. J. C. Quizá la naturaleza del destinatario explique ciertos términos médicos del poema, como el ya mencionado ~ a ~ ~ a ~ v a ~ v o v r r . x a v a ~ & y q&p- paitov.

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AP XII 73 1-2 Choeroboscus in Hephaestionem 226, 12 Consbruch 'ijprou-ijprrao~v' w e t P1

2 "Epoq Choer. : Zp~q P 4 vu GEx~oüa Meineke : O T ~ X E ~ ~ E P : ~ X O . ~ É X E U ~ E Hecker : ~TÓGEXBE Bentley 5 O ~ K L O U P Gi$qaov Jacobs : O u ~ ~ o u v r ~ q o o v P : B ~ Ú ~ r p o v ~[$T)OOV

Schneider : 05 Kiooc,, Gi<pquov Jacobs : 06 T L ~ o~vGr$ípov (sic) Mair

5 Locus desperatus. Jacobs conjeturó un Gíqqoov elogiable (el verbo se constata en 1 2 y en fr. 1, 19).

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LA MITAD DE MI ALMA

La mitad de mi alma1 todavía respira, la otra mitad no sé

si Eros la raptó, o si fue Hades: tan sólo sé que ha desaparecido.

¿Ha ido de nuevo a casa de uno de sus muchachos? Tantas veces les dije:

«Es una fugitiva, no la recibáis, jóvenes». 5 Búscala en ... Pues allí, carne de horca y perdida de

amor, sé que al azar va y viene dando vueltas.

1 La 'mitad de mi alma' como expresión se encuentra también en Teócrito XXIX 5 T& ydp t í p~au <oiaq i í p , en Horacio, C. 1 3, 8 et serues animae dimidiurn meae (Virgilio), en el epigrama 1 Diehl de Platón, etc. El tema de la dualidad anímica está presente en todas las literaturas, sobre todo cuando trasciende los límites de un solo individuo, cuando el alma se parte en dos mitades perfectas, pero encarnadas cada una de ellas en dos individuos diferentes (aquí Horacio). ¿Qué es Enkidu en el h o q de Gilgamesh sino su alter ego freudiano, su Doppelgünger? El rnitema, apasionante como pocos, es universal. Robert Louis Steven- son, p. ej., publicó su The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde en 1886. Mientras Jekyll-Calímaco redacta pacientemente uno de sus innu- merables trabajos eruditos, o mientras peina ad infinitum un dístico elegíaco de los Aitia, Calímaco-Hyde, perdido de deseo, va en busca de muchachos por las calles de Alejandría. La historia se repite siempre, hasta la saciedad.

2 A L ~ ~ A E U Q T O ~ : 'digna de ser lapidada'. En español, la horca tiene más tradición como sistema punitivo (además de la hoguera) que la lapidación.

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AP XII 51 P1 habet uu. 3/4 tanturn 1-2 Schol. Theocr. 11 150-153 ' E ~ X E L - K ~ ~ ~ ~ O V '

1 A r o ~ A É o q Schol. Theocr. cod. K : ~ L O K ? , E E ~ P : G ~ o ~ h f o u q Schol. Theocr. praeter K

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i POR DIOCLES!

Aqueloo nada sabe del amor ni del vino ...

Escancia y di de nuevo «i por Diocles! D. Aqueloo se inhibe de las copas consagradas a aquél.

Bello es el joven, completamente bello, Aqueloo. Pero si

alguien lo niega, i conozca sólo yo de su belleza! '.

1 'AxEAQo~: sutil juego de palabras. Aqueloo es, por una parte, un invitado más (quizá un sirviente), un interlocutor del poeta insensible a la belleza de Diocles. Por otra, es un nombre de río y significa 'agua' en general (cf. Virgilio, G. 1 9 y Gow-Page ad Ioc.). Así, pues, el brindis se afectúa con las copas rebosantes de vino puro, sin mezclar (cf. AP V 136 y 137, Meleagro).

Beckby nos remite a Petrarca (Canzoniere V Contini, Torino, 1972). En efecto, el nombre de Diocles (como el de Laureta en el soneto o el de Heliodora en A P V 136) funciona mágicamente -nombrar es poseer- en el poema. Petrarca había jugado bellamente con el acróstico, muy sui generis desde luego: daudando.. . real.. . tacin; Calímaco se divirtió con el nombre de su ¿invitado? Aqueloo, sin olvidar por un momento el nombre mágico ~Diocles~, pronunciado en el brindis del simposio.

2 Diocles es bello, y el poeta lo sabe. Ojalá los demás, incluido el invitado-agua, lo negasen. Lo absurdo de la negación implica lo innece- sario de una respuesta persuasiva. Que el mundo enloquezca, entero y ajeno a los brindis de vino puro. Goce Calímaco de su hermoso d & ~ ~ v o q en soledad de dos.

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AP XII 230 caret P1

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Si el bellamente bruno Teócrito ' me odia, cuatro veces lo odies, pero ámalo si me ama,

Zeus de los cielos, sí, por Ganimedes de hermosa cabellera,

también tú amaste un día. No digo nada más 4.

1 ¿Es Teócrito el poeta de 10s Idilios? Nada lo prueba (Cahen ad loc.). Mair olfatea influencias del siracusano en el uso adverbial de T& ~ u h ó v y en el v. 4, supuesto eco de Id. VI11 59 s. 5 .rrá~ap Z, ZEU, / 06 póvoq fipáafj~v K T ~ . Pero habría que considerar Id. VI11 como genuino de Teócrito, e incluso considerándolo así, tampoco probaríamos gran cosa. En Gow-Page ad loc. una sugestión interesante: «There is also the possibility that C. borrowed the names of his friends as pseudonyms for real, or names for fictitious, EpÓp~vot» (cf. 11 5).

2 Número de veces puramente formulario. Cf. XXXIV 4. 3 Es evidente que la elección de Calímaco ha sido perfecta: nadie

mejor que el hermoso copero de los dioses, raptado antaño por Zeus, para ser invocado en este contexto. Hace atmósfera, ambienta.

4 «The rest is silence~, como en Hamlet. El poeta enamorado no entra en detalles de su sufrimiento: todo está dicho ya.

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AP XII 148 caret P1

1 ~ E U Pfeiffer : pou P 4 TGV apogr. : TAV P // o~u ' Pfeiffer : U& P

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SIN DINERO

Sé que mis manos se hallan vacías de dinero. Pero, Menipo ',

no me repitas, por las Gracias 2, mi propio sueño Duéleme oír continuamente esa amarga palabra.

Sin duda, querido, de cuanto de ti he recibido ésa es la mayor prueba de desamor.

1 Un dpópsvoq, al parecer bastante interesado. 2 El recuerdo de su pobreza es para el poeta una grieta en el edificio

de civilización y decoro que las Gracias pueden muy bien simbolizar. Cf. K. J. McKay, Callimachea, en SO XLV 1970, págs. 39-41.

3 Proverbial, por lo que uno conoce harto bien. En este caso el sueño de Calirnaco es pesadilla, pienso. Cf. Cicerón, Att. VI 9, 3.

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AP XII 118 exstat mutilum (init. uu. 1-3, h. uu. 1-6) in pariete domus Romanae in Esquilino (Kaibel, Epigr. Gr. 1111) (cit. Paries) 516 Plutarchus, Mor. 455 b caret P1

1 'Apxiv: Bentley : & ~ X E L V P 2 Ea Panes [€al] : opa1 P 3 p' f i v á y ~ a o a v apogr. Lips. : VE d r v á y ~ a a a v P : y ' f i v á y ~ a o ~ v

Bentley : p ~ q v a v y ~ ? Paries 4 T ~ V x p c n t f ~ ~ ~ a v iO(v Dressel et Kaibel [...€.rqavsav Paries] : oó$pova

Buy¿v EXELV P 6 9ArJlv (cpfhqv, q ~ h l q v ) Plut. y : japfiv P

La inscripción del Esquilino (en la pared interior de una casa hoy destruida) fue publicada -y reproducida en facsímil- por E. Dressel (RFIC 111 1875, pág. 556) y por Kaibel (Hermes X 1876, págs. 1 SS.).

4 Trjv n p m f ~ a ~ a v bZv: Iectio difficilior. La repetición es intencionada. Sin embargo, el escriba de P copia oóqpova e u p 8 ~ EXELV (interpelación producida por extrañeza de la anáfora e incluso por el término €la precedente). El error de P procede de Teognis 754 o ó @ p v a B o ~ b v Exov (métricamente la mitad de un pentámetro, como en P).

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CRIMEN AMORIS

Si de buen grado, Arquino, en medio de la orgía1, he llegado a tu casa,

mil veces me denigres; si involuntariamente, per- míteme la «precipitación».

El vino puro y el deseo me han obligado a ello; el uno me arrastraba,

el otro no me permitía abandonar mi aprecipita- ciónn.

5 Al llegar no he gritado quién era yo ni quién era mi padre 2. He rozado

tan sólo el umbral con mis labios. Si ello es un crimen 3, soy un criminal.

El lenguaje del epigrama es un trasunto irónico de la jerga filosófica estoica. En lógica del Pórtico X ~ ~ T ~ T E L Q 'temeridad' es el opuesto a &pomoola, especie de 'prudencia'. Cf. Diógenes Laercio VI1 46. La escena está delineada con la precisión de un miniaturista. Hay vida en el poema.

1 Esto no significa que el poeta llegase acompañado de un KGPOS festivo de jóvenes a casa de Arquino. Probablemente llegana solo.

2 El poeta no se ha dado a conocer para ser admitido en la casa (Mair y Beckby entienden, por el contrario, 'no he preguntado tu nombre ni el de tu padre...'). Se ha limitado a besar el umbral (en el sentido figurado que posee en español de 'entrada' o 'puerta' en general) del gpbpavoq, a rozarlo con sus labios (la intensidad del roce, si nos ate- nemos a la influencia de d ~ p r p q y j i p q en la «precipitación» del poeta, debió de ser notable).

3 Cf. Propercio 11 30, 24 hoc si crimen erit, crimen Amoris erit. Como puede verse, unihil nouum sub sole,.

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AP XII 139 caret P1

2 ArOvwov apogr. [Brunckl : A ~ ó v u o w P 6 ouTooooalyapvqq P : oS~oq 6 orybpxqq Bentley : ol>roq 6 a ~ y á p v q q

Schwyzer : 6 osü y ' 'EppTiq Giangrande // pákg Heinsius : páMqr P

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LA LLAMA OCULTA

Hay, lo juro por Pan, algo oculto1, hay aquí, por Dioniso lo juro,

fuego escondido bajo las cenizas. Y me encuentro nervioso. No me abraces ahora 2.

Muchas veces una corriente sorda -lo olvidamos- derriba una

muralla. 5 Tengo miedo, Menéxeno 3, por eso, de que penetre

...4 y me arroje en las redes del amor.

1 Un fuego oculto, una herida callada (cf. Virgilio, Aen. IV 67 tacitum ... uulnus). El poeta, bien a su pesar, comprueba cómo su corazón ha caído de nuevo en las redes del amor.

2 Según Beckby, Calimaco se dirige aquí a Menéxeno, y Menéxeno no es un bphp~voq, sino un amigo del poeta. El sentido, pues, es el siguiente: 'No me abraces (podrías contagiarte tu también, Menéxeno, de este fuego que me devora por el muchacho X)'. Gow-Page ni siquiera mencionan esta solución. Mair, por su parte, piensa que el poeta «for whom the fire of love has burn out, misdoubts that 'still in the ashes live the wonted fires' and so rejects the advances of a flattereru.

3 Las conclusiones de Gow-Page respecto a Menéxeno son interesantes: o bien es el responsable de la nueva crisis erótica de Calímaco ( v ~ p [ - AEKE entonces se traduciría por 'complicar', 'envolver'), y el ZPGS~EVOC es descrito -o quizá nombrado- en el lugar corrupto del v. 6; o bien es el propio &APEVO~, y hay que corregir pákn (v. 6) por la 2.a pers. fi&)inq (pues r ~ p h h . es también una 2.a persona).

Sin embargo, la postura de Beckby (Menéxeno = amigo del poeta, ese tercero gris que siempre necesita el protagonista para exponerle sus quejas, la nodriza de Fedra o el «Horatia» de Hamlet) =o deja de ser atrayente, y posee una lógica impecable.

4 En favor de oryfprn7q Bentley ('que repta, se desliza o se arrastra sin ruido o en silencio') actúa la metáfora del m ~ a p ó q ( + ~ Ú ~ t o q h o - ~ p b y o v ) del v. 3. Cf. Renehan, Greek Textual Criticism, Harvard, 1969, págs. 123-126.

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AP XII 149 3 P. Ox. 11 (1899) 221 XV 33 '@Bev-t~oiSoroq' caret P1

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«Caerás. Huye, Menécratesn, dije en Panemo ', el veinte, y en Lool el ... ¿cuál? el diez

tornó el buey al arado por su gusto2. i Bien, Hermes mío 3, bravo!

No me voy a quejar por veinte días.

La oveja - e n este caso un joven apartado del poeta durante tres semanas- vuelve a su redil. Ignoramos si se trata de una conquista lenta o de una reconquista (en el primer caso nos sería útil la conjetura de Brunck w p l , q1a8ya (v. 1).

1 ilav(poo / Aboo: nombres de dos meses consecutivos en el calen- dario macedónico, de común uso en el Egipto ptolemaico. El año comen- zaba con el equinoccio de otoño, y Panemo y Loo ocupaban, respectiva- mente, la novena y la decima posición.

2 Proverbial. Nuestro 'volvió la oveja de buen grado a su redil'. 3 'Mi Hermes', esto es, 'mi Hermes personal', opuesto al ~ o ~ v b q

'Eppfi~. Es sabido que Hermes era el dios de la buena fortuna, hasta tal punto que un 'hallazgo feliz' se denominaba Epparov; y un 'golpe de suerte', 'golpe de Hermes'. La anáfora €6 y' b ~ 6 q (w. 4 y 5) puede ser ritual.

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INCONSTANCIA

A Yónide ha jurado Calignoto que no tendría nunca ni amigo ni amiga mejor que ella.

Lo ha jurado. Pero dicen verdad: los juramentos de amor no penetran los oídos de los inmortales.

5 Ahora se abrasa en fuego por un joven1, y de la desgraciada

novia, como de los megareos 2, ni palabra ni cuenta.

1 Calignoto ha traicionado a Yónide por un joven BpOpavoq, por el que &+arar aupi (el róxoq es evidentísimo). Planudes, heterosexuali- zando el poema. había acudido a otro lugar común: el 'irse con otra', arder en otra hoguera femenina, si se quiere.

2 En AP XIV 73 leemos la respuesta que el oráculo de Delfos pronun- ció ante los habitantes de Mégara, curiosos de saber si había en toda Grecia una ciudad superior a la suya. La Pitia fue cruel: 'Yp~iq 6', B Mayapai~, o&& rplror o&re ~ 6 ~ a p r o r l o i í ~ a 6oo6É~aro1, oór' &v hóyci> oür' dv drp~íjp@. Otros autores consignan este hecho (cf. Waltz ad loc.). El revés de fortuna de los megareos se hizo proverbial.

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XII

AP XII 71 caret P1

2 06 o' Ernesti : O ~ K P

2 0 5 o': al existir tras gyvov una pausa obligada (desde Bentley) el verbo necesita su implemento, en este caso o' (Ernesti).

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LOS CRUELES EFECTOS DEL DESEO

i Cleonico de Tesalia, desgraciado de ti! No, por el sol que abrasa ',

no te reconocía. Mísero, jen qué has parado? No eres ya sino huesos y cabello2. ¿Acaso mi demonio3

te posee, y has topado con mi amargo destino? 5 Ya sé: también a ti te ha cautivado4 Euxíteo, pues

también tú, al entrar5, al bello devorabas, bribón 6, con ambos ojos.

1 El sol que pica o pincha como una espada, el sol que abrasa. 2 Cleonico de Tesalia difiere sólo de un esqueleto en que todavía puede

lucir cabellos y barba (=piX~* es ambas cosas), por descuidados que se hallen aquéllos y ésta.

3 A a i p v : he vertido 'demonio'. En efecto, hasta la Ilustración todos los afectos de cuerpo y espíritu se atribuían a un determinado demonio, a un &[pov particular (el «genio» tan común en Las mil y una noches). Robert Burton, p. ej., en pleno siglo xvn, y en su The Anatomy of the Melancholy añrma textualmente: «Así ejercen los demonios su poder, en mil formas distintas, y cada uno es como un león embravecido que sigilosamente acecha su presa» (traducción de A. Portnoy, Buenos Aires, 1947, pág. 62). Es evidente que los demonios burtonianos están estrecha- mente ligados a los óal~ovaq helenísticos. Pues bien, un demonio retiene aquí al poeta en su amor -desgraciad- hacia Euxíteo. Es el mismo demonio que constriñe a su rival, Cleonico, motivándole el deseo e impidiéndole al mismo tiempo su realización. Ambos han topado, pues, con una misma xahaxfj e ~ ~ p o p i f l (v. 4). Permanecerán como exclusivos los goces de la vista: un ó a l ~ o v lo ha prescrito.

4 'Te ha cautivado a ti junto (conmigo)'. De ahí que vierta 'también' (el al de &ph~mq).

5 Calímaco recuerda la reunión en que pudo observar los síntomas amorosos de Cleonico. Fue en e1 pasado: en v. 2 el poeta no reconocía al de Tesalia (ha transcurrido, pues, tiempo).

6 M6~Bqp': 'bribón', entre irónico, despectivo y compasivo.

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XIII

AP XII 134 314 Athenaeus XV 669 d 'T& 6E P6&a - xapal caret P1

3 IJvLK' ' É ~ L V E Scaliger : qyKEaiva P 4 a r e ~ á v o v Ath. : aropárov P 5 dmqra i pfya 64 T L Bentley : Ljnrqpat p a y a k r l P

4 E T E ~ & V ~ V (Ateneo) está avalado por el texto del propio erudito de Náucratis (XV 669 d). La belleza del texto, caso de aceptar oropárov (solución un tanto obtusa), radicaría en lo audaz de la metáfora 'todas las rosas de su boca...'. Tras el surrealismo, todo ha cobrado significa- ción poética, incluso la lectura rechazada y confinada al aparato critico.

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El poeta reconoce los síntomas del amor...

Tenía oculta el huésped una herida. Subían dolorosos suspiros de su pecho (¿te has fijado?)

mientras bebía su tercera copa, y las rosas ' caían, pétalo a pétalo, todas a tierra desde su guirnalda.

5 Le consumía algo poderoso. Por los dioses que no imagino nada

sin razón: pues, ladrón, reconozco las huellas de un ladrón 3.

1 Son las rosas con que fue coronado en el simposio el &?VOS (V. 1). 2 Las rosas de la guirnalda caen al suelo. Señal inequivoca de que

su poseedor está enamorado. Cf. Propercio 11 15, 51: Ac ueluti folia aren- tes liquere corollas.

3 Proverbial.

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XIV

Athenaeus VI1 318b al< rbv vawlhov. . . $bpa.raL TL K a M ~ p & x o u TOÜ Kupqvalou br iypappa oBroq Exov. 718 EM p. 664, 49 S. U. x a p ~ - o ~ f m q ' B q p a - 'Aporvóq' carent PP1

1 ~ a h a [ r a p o v Bentley : .rrahair~po< Ath. // pa Musurus : VOL Ath. 3 vaurlhoq 8q Kaibel : vaurlhov, 6q Ath. 6 tv' P B q t Épyg Pfeiffer ex tv' 6 o x s p y o ~ Ath. 8 ' A p u ~ v h EM : drpo~vóqq Ath.

10 ~ [ ~ r q r a ~ vorapqq &OV cth~uóvoq Bentley : T~KTEL r' alvorspijq &OV &h~uÓvqq Ath.

1 Ilaha[rapov, conjetura de Bentley, hace mejor sentido y no es paleográñcamente imposible. De elegir otra solución, optaría por naba[- rspoq de Ateneo, forzando la semántica en alguna medida. ii&har d p a q (Schneider), enmienda aceptada por Pfeiffer y fundada en Plinio (H. N. IX 88 inter pvaecipua miracula ... nautilus) no resiste la crítica de Gow- Page ad loc., basada en la muy relativa significación del texto pliniano extraído de su contexto: «...and inter praecipua miracula follows quite naturally upon the remarkable facts and fancies about polypi recorded in the sections immediately precedingn.

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LA CANCI~N DEL NAUTILO

Concha fui yo otro tiempo, diosa del Zefiriónl. En cambio ahora,

Cípride, aquí me tienes como primera ofrenda de Se- lenea 2.

Nautilo3, navegaba sobre el mar: si soplaban los vientos,

extendía mi vela sobre mis propios cables; 5 y si Galena 4, la brillante diosa, dominaba, vigoroso

remaba con mis pies (así mi nombre conviene con mis actos 5),

tal que vine a encallar en las costas de Yúlide llegando a ser, Arsínoe, tu admirado juguete.

Y en mis cámaras, pues me falta la vida, nunca más como antaño

10 verá la luz el huevo del marítimo alción. Concédele tu gracia a la hija de Clinias. Ella sabe

obrar el bien, y es de la eólide Esmirna 6.

1 Promontorio al E. de Alejandría con un templo consagrado a Afro- dita-Arsínoe (mujer esta última de Ptolomeo 11 Filadelfo, y asimilada en el culto a la diosa nacida de la espuma del océano).

2 Selenea, hija de Clinias (v. 11). 3 Se trata de la criatura descrita por el Estagirita en HA 622b 5. 4 Es la 'Calma' con mayúscula, una Nereida. 5 En efecto, su nombre (vau~ihoc) significa en primer lugar 'marino,

marinero', y el molusco navega, «rema» a su modo, viaja por el mar. 6 Selenea es de Esrnima. Arsínoe estuvo antes casada con Lisímaco,

rey de Tracia, quien continuó la labor de Antígono de reconstruir una nueva Esmima, distante veinte estadios de la antigua, e al vijv d o ~ l ~ a M [ o r q rGv naaGv (Estrabón XIV 1, 37).

Page 41: Calímaco - Epigramas.pdf

AP V 146 caret P1

1 u ~ l v a r q P : rfivuiq Wilamowitz, fort. rectius 3 &pt<qhoq P : &pi<doq Brunck

1 Por más que el epigrama esté escrito en dialecto dórico, no hay que olvidar que en P aparece KE[VC(LC.

3 'ApI<qhoq (no dp[<<x)ioq) desde W. Schmid, 'Apl<qho~ B a p v t ~ a (Call. Epigr. 51 [XV] Wil.) (Philologus LXXVIII 1923, págs. 176-179), dado que drpl<qhoq es perfectamente utilizable en dialecto dórico (hay un pasaje de Teócrito, XVII 57, en el que se emplea la misma fórmula: &p[<?h0~ B E ~ E V ~ K C ~ ) .

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BERENICE

Cuatro' son ya Ias Gracias. Pues a las tres antiguas ha venido a añadirse,

recientemente, una: de esencias perfumadas toda- vía está húmeda 3:

Berenice, feliz y brillante entre todas. Sin ella no son Gracias ya las Gracias.

Véase el todavía útil trabajo de P. Jouguet Reine et po2te (a propos d'une épigramme de Callimaque), en que BIE XX 1, 1937-1938, págs. 131- 135. Jouguet estudia los designios del poeta al redactar este epigrama: Egipto necesitaba una reina que desempeñara el papel de bienhechora liberal, papel asignado a las X ~ ~ L T E ~ . Sin embargo, las tesis del estu- dioso francés (que identifican la B~pev[Ka del v. 3 con Berenice 11, la del n M ~ a p o q , esposa de Ptolomeo 111 Evérgetes desde 246 a. J. C.) son desmentidas por Gow-Page ad Ioc., quienes, basándose en la data de composición de Teócrito XVII (271 a. J. C.), en el caso de que el de Siracusa hubiese imitado -cuestión controvertida- en XVII 57 el epi- grama XV de Caiímaco, concluyen .que la B E ~ E V [ K ~ del poema es Bere- nice 1, esposa de Ptolomeo I Soter y madre de Filadelfo. En torno a esta decisiva identificación las espadas continúan en alto. Por otra parte, los propios Gow-Page no se pronuncian por una solución u otra, limi- tándose tan sólo a sugerir la menos habitual.

1 La nueva Gracia es una reina, Berenice, y es también la reproduc- ción escultórica de esa reina en vida del modelo. Con ser B P W T L K ~ V en un sentido lato, el epigrama se estructura formalmente como b n t 6 ~ 1 ~ - 'TLK&.

2 Un dato a favor de Berenice 11 como destinataria del epigrama. Catulo nos habla (LXVI 77-78) de una aromática realidad: la dama del rizo se desquiciaba por los perfumes orientales: omnibus expers / unguen- tis, una milia multa bibi.

3 La estatua conserva algo del perfume de su divino modelo (ambas Berenices fueron, por lo demás, divinizadas), todavía está húmeda de los perfumes de la reina, de su aliento quizá. Existe también la noticia de que los monumentos y estatuas solían perfumarse.

Page 43: Calímaco - Epigramas.pdf

XVI

AP VI 148 caret P1

2 & Meineke : P 4 ~ ~ U E L C Wilamowitz : q+xrq P

He regularizado los dorismos, siguiendo conjeturas de Meineke (13. v. 2) y Wilamowitz ( ~ á u ~ r q , v. 4).

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LA OFRENDA DE CALISTION

Al dios de Canopo ' Calistion, la de Critias, me ha ofrecido

a mí, su lámpara preciosa de veinte mechas2, exvoto por Apélide, su hija. Si en mis luces reparas,

dirás: <<Estrella de la Tarde 3, jcómo has caído del cielo?».

1 Sérapis (cf. XVII 5) poseía en Canopo (o Canobo) un templo famo- sísimo donde menudeaban los milagros. Canopo, ciudad del Delta, estaba situada al E. de Alejandría (distante 120 estadios). Los días festivos, el pueblo peregrinaba al santuario para impetrar favores de la divinidad.

2 Cf. Marcial XIV 41. Son las torcidas o mechas de las lámparas. En Sófocles fr. 89 y Aristófanes fr. 820 la palabra significa 'nariz'. En este último sentido de 'nariz' o 'boquilla' puede ser interpretado también el vocablo griego. Las lámparas con más de una boquilla no eran comu- nes, aunque el British Museum alberga dos con veintiuna (cf. H. B. Walters, Catalogue of Greek and Roman Lamps in the B. M., núms. 389 y 390). Para mayor detalle, cf. Gow-Page ad Ioc.

3 'Héspero', personificación de la 'estrella de la tarde', particularmente el planeta Venus. Para la asociación de lámpara y Venus, cf. Babrio 114 Perry.

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XVII

AP XIII 7 Tres uers. habet P: K O ~ L K ~ V T E T P ~ ~ E T ~ V (diuiserat iam Anna Fabri) 1 P. Ox. 11 (1899) 220 X 6 (= Hepnaest. ed. Consbruch p. 406) '6 - M ~ v a [ r q q ' (sic) caret P1

1 M ~ v í r a q P : M ~ v ~ i ~ q q P. OX. 3 Tíj Bentley : ~ í j ~ P

Son seis dímetros yámbicos cataiécticos K ~ T & a r l ~ o v .

1 M E V ~ T ~ ~ : avalado por M E v ~ T a i o q (I. G. IX 2, 460, 2). 3 Tíj / +L: Félix Buffiere escribe TF~, con P. traduciendo por 'la'. Sin

embargo, la enmienda de Bentley parece llevarse el gato al agua. El imperativo del verbo fantasma * ~ á o ya tenía antecedentes en los epi. gramas de Calímaco (cf. 1 4).

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LA OFRENDA DEL ARQUERO

Menitas el de Lictos' ha ofrecido este arco, diciendo: «Ten, te ofrezco arco y aljaba, Sérapis '.

5 Las flechas las retienen los habitantes de Hésperism 4.

Wilamowitz (Hellenistiscke Dicktung ..., Berlín, 1924, 11, pág. 120) supuso que el epigrama estaba destinado a ser inscripto en un carcaj. Con certeza nada sabemos.

1 Ciudad de Creta, no lejos de Cnossos. Se apreciaba mucho a los arqueros cretenses (cf. LXI). Para el 'arco lictio', cf. Calímaco, Ap. 33 r' ü ~ p p a ~b AUKTLOV ií TE tapfrpq.

2 De gran popularidad en el Egivto de los Ptolomeos, se le identificó con Asclepio e incluso con Zeus. Dios oor+ por excelencia.

3 (Clavadas en sus cuerpos). «He (Menitas) had taken part in an expedition against Cyrene, in the territory of which was Hesperis ... » (Paton).

4 Cf. Esteban de Bizancio s. u. 'Emepdq' d h ~ q A~[Júqq. 4 vGv [si- glos V-VI d. J. C.] B~pevluq. 6 r o h l ~ q q 'Eon~plrqq. K a h h l p q o q i v roiq &mypáppaa~v. Actualmente [1973] corresponde a Bengasi, en la costa cirenaica de Libia. Gow-Page apuntan que 'Eompirar puede signi- ficar 'occidentales' en general, y pasar a referirse a los cirenaicos en particular (era Cirene, en efecto, la ciudad en conflicto con el imperio ptolemaico, si es que el texto alude a la pugna entre Magas, rey de Cirene, y Ptolomeo 11 Filadelfo). La B E ~ E V L K ~ (= 'EuIIE~[~) de Esteban Bizantino se construyó, sin duda, en honor de Berenice 11, la esposa de Ptolomeo 111 Evérgetes.

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XVIII

AP VI 150 caret P1

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EL EXVOTO DE IRENE

En el templo de Isis, hija de Ínaco ', está Esquílide la hija

de Tales, por promesa de Irene, su madre2.

Prodigiosa acumulación de nombres propios (cinco) junto a tres sustantivos, un verbo, un artículo y una preposición.

1 A Isis, representada a veces como vaca o con cabeza de vaca, se la identificó frecuentemente con fo (cf. p. ej. Isidoro, Etyrn. 1 3, 4). Cf. también la Isis Znachis de los poetas latinos (Ovidio, Met. IX 686; Pro- percio 11 33, 4, etc.). Heródoto 11 41 nos cuenta cómo no era lícito sacrificar vacas o terneras en Egipto, por estar consagradas a Isis, cuya estatua representaba una mujer con astas de buey, «del modo con que los griegos pintan a fo».

2 Irene ha depositado en el santuario de la diosa, favorecedora del matrimonio, una imagen o estatua de su hija. Sabemos que se trata del cumplimiento de una promesa, de un voto formulado con anteno- ridad. El motivo de la promesa, la edad o nacionalidad de los perso- najes, etc., son otras tantas incógnitas. El lugar pudiera ser Egipto, si bien Isis poseía una red muy extendida de templos por todo el mundo griego.

Con XVIII nos hallamos muy cerca del epigrama etimológicamente puro ('lo que se escribe sobre'). La extrema facilidad, la fluidez de las palabras en el dístico brindan a la anécdota -mínima- un encanto notable en lo poético y el misterio de esas inscripciones que presiden las tumbas o los altares en las iglesias abandonadas.

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XIX

AP XIII 25 1-3 Hephaestio p. 55, 15 Consbruch (XV aapi drauvap- T ~ ~ T U V 24) caret P1

2 ~ f i Heph. : om. P // o ' )~ i'lahaayOv Heph. codd. : ODK i~ i'lahaay6v Heph. cod. 1 : o u ~ ~ ~ a h a c s y ~ v P

Metro: el lematista ( i d 6 rahaorao~s [cs r~ rfi 6rm6[c( i1tq60q r m p á - p a ~ p 0 q a h ~ o v á c a v p ~ @ csvMarJfi TOU i c a p É ~ ~ o u ) califica a los dímetros yámbicos catalécticos (w. 1, 2, 4 y 5) de 'dipodias', y, uniendo los VV. 1-2 y 4-5 (Paton es el único editor que le sigue a este respecto), habla de 'dipodias dobles'. Para VV. 3 y 6 emplea simplemente el término 'tetrá- metro' (en realidad, cada uno es un gran arquiloquio, formado de un tetrámetro dactílico y de una tripodia trocaica pura o itifálico; cf. A. Dain, Traité de métrique grecque, París, 1965, pág. 78). Cf. XLVIII 1, 3 y 5. Hefestión, por su parte, escribe: .rb d~ TOV l a p p ~ ~ O v i$BqpLp~pWv 6 ~ ~ a r á h q ~ ~ o v Kahhlpaxoq' " A ~ j p q ~ p L - I ' I ~ h a a y O v ~ , 6nep .irpoÉ~a@v Emouv€IÉ~ou, TOG CK & X K T O ~ L K ~ < ~ ~ ~ p a I t o 6 L a q ~ a i t e u q a M l ~ o u , T0^u6&' « ' A ~ p i o ~ o q - NauKparirqq» Así, pues, el autor del ' Eyxa~píG iov m@ p f ~ p o v continúa fundiendo los dos dímetros yámbicos catalécticos en un verso, pero describe perfectamente el gran arquiloquio, sin entrar en detalles tan poco técnicos como la sílaba de más sobre el hexámetro de que habla el lematista.

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A Deméter Pilea ', para quien este templo

el pelasgo Acrisio construyó, y a su hija subterránea 3,

Timodemo de Náucratis 5 ha ofrecido estos dones,

el diezmo de sus beneficios. Había hecho voto de hacerlo.

1 El templo es el consagrado a Deméter en las Termópilas, donde anualmente se sacrificaba a la diosa durante las Anfictionías. Me refiero, claro está, a la anfictionía Pileo-Délfica, que agnipaga a los pueblos inte- resados en conservar la libertad de los puertos de montaña (nú'ha~, de ahí el epíteto nvhalq de la divinidad). Cf. Heródoto VI1 200 (el santuario se hallaba en 'Aveílhq, aldea situada entre el n o Fénix y el desfiladero de las Termópilas).

2 Rey de Argos, hijo de Abante y padre de Dánae. Según Estrabón (IX 420), fue el fundador de la anfictionía Délfica y, al mismo tiempo, del santuario de Deméter: ' A ~ p i o ~ o q 66 rGv pvqpovsuop6vwv npkoq b ~ a ~ á < a l ~ O K E L T& 7[~pi T O U ~ 'ApqlK~Úovaq.. . T~)V 6E U Ú V C Y ~ O V iiuhalav d~áhouv.. . EBuov 66 ~ f i Aílpqrpr oi nu'haybpor.

3 Perséfone. 4 En el delta del Nilo, donde se habían establecido numerosos comer-

ciantes griegos. 5 El 'diezmo' de sus ganancias, pero no traducido en dinero, sino en

un objeto (u objetos) -ha empleado ~ L o a ~ o como verbo- que no consta en el verso ni en la pieza completa.

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AP XIII 24 caret P1

1 .r&9p8[.ri;l Blomfield : ~ f j 'Aqpobi~g P 2 Xipov Wilamowitz : u ~ i p o v q P : Ztpóvq Ruhnken // EIKÓV'

abrijq Salmasius : ELKOV amq P 4 ij pau.ro6q A. Fabri : qpüq T O U ~ P // +íAqu~ P : i.qóAaooa A.

Fabn // .irava [e a a i 6 a Maas] P : ~ a v ó v Schneider // post hunc u. lacunam statuit Bentley

4 TÓV TE - 6 locus desperatus

Metro: apunta el lematista: id ~ ? j TOÜ ~ p o á y o v ~ o q T E T P C ( $ T ~ ~ U

iUxáTi ; l 6iaosiq Bv6~~cco&Mafiov. Los versos impares son dímetros yámbicos catalécticos (equivalentes a 'la última dipodia del tetrámetro precedente', esto es, a UE B ó ~ p u o ~ qihoq aai, v. 5 de AP XIII 23, poema de Asclepíades, aunque no es propiamente una dipodia, sino el mismo dímetro yámbico cataiéctico usado en T& 60pa T & $ I ~ o ~ ~ T ~ J , v. 1). Los versos pares son endecasílabos falecios (cf. Dain, Métrique grecque, pág. 90).

El poema ha sido objeto de numerosísimas enmiendas. 4 Tóv TE .irtiva (P) ha sido rectificado en numerosas ocasiones. Maas

distinguió .irai6cc en P, bajo rüv'a (la 6 borrada y la L cambiada en v). Schneider propuso xavóv 'antorcha'. Jacobs T ~ V TE ~ á A A a v , Meineke T ~ V TE &@a, ~D~nccvóv TE Gow-Page. Escriben ilGva con mayúscula Giangrande (CQ XII 1962, págs. 218-222) y Cataudella (Maia XIX 1967, págs. 360-362).

5-6 Quienes no admiten la laguna actúan de este modo:

- Mair acepta xavbv de Schneider en v. 4, y él mismo conjetura su quinto y Último verso:

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EPIGRAMAS -29 1

La lectura eÚpaouq es de Bentley. 'And her torch, yea, and the wands which she, poor woman, used to carry'.

- Cahen, sensatamente, advierte para VV. 415 (pues no admite laguna): auerba misere corrupta; plane incertae sunt criticorum coniectu- raen. Pero vierte 'et la statuette de Pan, et les thyrses qu'elle agitait sur la colline' (por más que n. 1: «Texte incomplet et tout-a-fait incertain~).

- Pfeiffer imprime entre cruces ambos versos, desde f qpüq 70bq (v. 4) hasta e á p o u q f (v. 5). En aparato crítico advierte: «6pqr [v. 51 P (punctum infra O?)», y cita la conjetura 8úpcsou~ de Bentley.

- Sitzler (PhW XLIII 1923, pág. 267) idea un v. 5 al ~ o b q qyw, 6pq T' aharva, 8ú,poouq, tomando a 5 ~ a j q como una glosa.

- Y Giangrande (art. cit.) propone:

siendo rqpoóq = Q~apoq, 'falo de cuero', artefacto aludido eufe- místicamente en AP VI 210, 5 (Filetas de Samos) ü T' o6 qovqra npbq &vGpóq, Y presente en Aristófanes, Lys. 109 068' bh~urjov O~~oGá~ruAov . Si añadimos a la complicación de rap0ú.q la de GpáAa~va, la conjetura me parece excesivamente sofisticada.

Entre los que admiten la laguna de Bentley se cuentan:

- Paton, que sigue a Schneider e imprime:

V. 4 3 paorohq 8qíAqaa róv TE xavóv V. 5 ~ c t i ~ o ú q (TOT' &vrlva&v) V. 6 dürok ' (dv) [sic] 6pq ráhatva Búpaouq.

('that kissed her breasts, her torch, and the thyrsi she once waved, poor soul, sporting on the mountains').

- Beckby, que también acude a Schneider:

(VV. 415 idénticos a los de Paton). En aparato atribuye a Salmasius y Schneider la corrección de ~ a i ~ o b c a6~obq 6p8, y 8úprsouq (lo he consignado más arriba) a Bentley. Traduce: 'die den Busen / ihr geküsst hat, sie brachte eine Fackel / und diese Thyrsen, welche / jauchzend einst auf den Bergen schwang die Arme'.

- Gow-Page: V. 4 ij pamohq icplhqoa f ~ ó v TE x h a

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texto conservador. pero elogiable, que he seguido al pie de la letra. En aparato crítico figura tan sólo Búpouq de Bentley.

- Buffikre, que actúa personalmente sobre el último verso con una conjetura poco convincente (las dos breves del coriambo tendrían que haberse fundido en una larga en el endecasílabo falecio):

V. 4 Tj pcta~obq irplhqo~, TÓV TE aavbv V. 5 fKal (. .......................... ) V. 6 ~ o b q bhobq Gpg [Buffikrel 'ráharva BÚpoouq?

......... ('qui aima caresser sa gorge, et le flambeau et les thyrses pareils, hélas, A sa beauté!'). Táharva permanece muy sospechosa tras la corrección de Buffikre.

- Y Cataudella (aut. cit.), que razona del modo siguiente: en v. 4 nZva con mayúscula, por tratarse de una estatuilla de Pan, el dios ~ P O T L K C ~ ~ por excelencia. Si se acepta notva, el verso quinto (laguna) debió de contener algo como nap' 06 r ¿ j ~ r a T É ~ E L 'bajo los ojos del cual celebraba sus orgías sagradas'. Y el v. 6 pudo ser (sólo exempli gratia):

('y los dardos de los cuales se servía, la desgraciada, con atrevi- miento'). Hay que tener en cuenta el punto bajo la o. de bpfi en P (cf. Pfeiffer ad app.). Las tentativas de corrección del verso a partir de &$~~o.uq (prejuicio dionisíaco) están llamadas al fracaso -concluye Cataudella.

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SIMON LA CORTESANA

Estos regalos a Afrodita Simon la cortesana ha consagrado:

una imagen de ella ', la cinta .. que había besado sus senos, y.

5 .......................................

1 Parece más bien su propia imagen (cf. AP IX 605, 2 Nosis) que una representación de Afrodita (cf. AP VI 209, 2 Antípatro de Tesalónica). En mi versión he respetado la ambigüedad de ab+.

2 E T P ~ @ O V 'cinta' o 'ceñidor' del busto de una mujer. El poema une al interés estético de lo conservado el misterio estético

del pasaje desesperado. Lo fragmentario, como en Safo, siempre ayuda al poeta, nunca disminuye las calidades de su obra. Aquí los afanes miniaturistas de Calímaco y la sustancia innegable de lo breve, llámese sirventés, epigrama o haiku. Aunque en «Simon la cortesana» la propia brevedad se haya abreviado, el poema no ha perdido nada de su belleza.

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XXI

AP VI 347 caret P1

2 oáou P : o á o A. Fabri fort. recte

2 Záou P: ya Waltz (1960) había escrito en su aparato: cfortasse seruandum)). Tanto oáou como aáo son formas épicas, y Calímaco pudo usar ambas. Actúa en favor de a á o (Anna Fabri) el dorismo T L V (V. 1) y su presencia en el fragmento 112, 8, prescindiendo de dos pasajes de los Himnos en los que también aparece, pero el contexto es dórico.

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Artemis, esta estatua' para ti ha consagrado Filerá- tide aquí.

Acepta el don, señora, y a ella3 protégela.

1 La estatua sena, probablemente, una representación de la diosa. 2 «Quod nomen Reiske suspectum habuib (Waltz). En efecto, el nom-

bre no consta en ningún otro lugar. Sólo su masculino, O t h í p a ~ o q , en Bechtel, Die historischen Personennamen des Griechischen, Halle, 1917 pág. 447.

3 Enfático.

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XXII

Tív ve, hsov*ráyx' ¿ha OUOKTÓVE, qfiy~vov 6<ov B i j ~ s - Tiq; - 'Apxivoq. - iioioq; - 'O Kpfiq. -

AÉxopx.

AP VI 351 caret P1

1 hsovráy~ ' %va Lobeck : ?,~ovráyxovs ( o ex a) P

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Para ti, soberano, que estrangulaste al león1 y al jabalí mataste 2, me ha consagrado a mí,

maza de roble.. . -¿Quién? -Arquino 3. ¿Cuál? -El cretense. -Te acepto.

1 (De Nemea). Primero de los doce trabajos de Héracles. 2 En Apolodoro el cuarto trabajo de Héracles no incluye la muerte

del cerdo salvaje: TÉraprov diühov ~ % ~ T ~ E E V a6rQ rdv 'Eppávürov ñórnpov COvra K O ~ I L ; E L V (11 5, 4).

3 El Arquino que dedica -¿realmente?- una maza de roble a Héracles no puede ser el mismo Arquino que suscita violentos arrebatos eróticos en VIII.

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AP V I 146 (P) post VI 274 repetitur (Pb) caret P1

1 ElAsl9ora/EIAfi0~~a. EtA~L9ota es la forma más antigua, la em- pleada por Hornero (n 187, .r 188).

2 El texto es susceptible de explicarse sin necesidad de conjeturas. Ingeniosa es la sustitución de &broldn por & ~ K o A [ ~ (Meineke) adoptada por Paton.

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Concédeme un hijo.. .

Acude, Ilitíal, de nuevo, propicia para el parto, a la llamada de Licénide,

con un alumbramiento feliz del fruto de su vientre. Hoy es por una hija, soberana, esta ofrenda. Sea a

cambio de un hijo mañana dedicada otra ofrenda en tu templo per-

fumado.

Ofrenda votiva de Licénide a Ilitía, con motivo del alumbramiento feliz de una hija, y ruego a la diosa para que le depare un varón en un próximo parto.

Habla la ofrenda (¿o la propia donante en tercera persona?).

1 Antigua diosa de la fecundidad, hija de Zeus y Hera (o madre de Eros de procedencia hiperbórea). Su culto se confundió en muchas oca- siones con el de la propia Hera.

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XXIV

1 np0 P2 : npbq P 2 E Ú ~ ~ ~ E V O C P2 : aU&5p~voq P 3 há99 P : Aá9qar Lumb / / ~ a [ y LV P : al 6iq prv Tucker : al

p~oBi>v Porson : al T ~ ~ O V Jacobs : 710~6, ~ a i prv Salmasius : náhr ~ a i ~ L V Mair : al ~ ( v S V ) prv Chamoux

3 K a i prv dnar~ jq : iocus desperatus. ' A n a r ~ ~ i v se construye con doble acusativo. Veamos las distintas soluciones:

- Porson y Jacobs truncan el doble acusativo, conjeturando pro8óv y ~ i p o v , respectivamente.

- Las enmiendas de Salmasius (xorg, ~ a i prv) y T. G . Tucker (CR VI 1892, pág. 87) al 6iq yrv son dignas de consideración. Por cierto que los editores atribuyen erróneamente a Stadtmüller la corrección de Tucker (demostrado por McKay, SO XLV 1970, págs. 38-48. en su crítica a la página 181 del volumen-comentario de Gow-Page).

- náAr KU[ ~ L V . de Mair es un tanto forzado (no existe huella en P de ningún n á h ~ en el verso).

- Ingenioso es, en cambio, el homerismo háeqar de Lumb, que per- mite conservar el resto ( ~ a i ~ L V ) tal cual se halla en el Palatino.

- Chamoux (REG LXXX 1967, págs. 258-263) busca en la breve laguna que mutila el hexámetro un nombre que sirva de objeto al verbo & a a r ~ j q . La epigrafía le brinda la solución: M (p) es la abrevia- ción cirenaica de pv6.v: KA 1 MMINAiiAITHIZ C ~ a l ~ ( v S V ) prv drxa~rfiq] ('si tu ne t'en souviens plus et que tu lui réclames une mine'). La p se habría confundido con la inicial p de la palabra siguiente ( ~ L v ) por haplografía.

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CUMPLI~ ACESÓN, ASCLEPIO

Asclepio, lo que te debía, como exvoto por su mujer Demódice, Acesón, lo has recibido,. sábelo.

Pero si es que lo olvidas y ... reclamas de nuevo, este cuadro ' asegura que presentará testimonio.

1 nfvaE,: a la vez 'cuadro' (donde podría estar representada la cura- ción de Demódice) y 'tableta' donde figurase, metafóricamente, una especie de recibo.

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xxv

AP VI 149 caret P1

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Afirma quien aquí me ha colocado, Evéneto (pues nada sé yo) que me ha, gallo de bronce, consagrado

a los Tindáridas, para conmemorar victoria propia l. Y yo le creo, al vástago de Fedro, el hijo de Filóxeno.

¿Conmemora el gallo de bronce una victoria pugilística de Evéneto? ¿Es, por el contrario, un exvoto que Evéneto dedica a los Tindáridas con ocasión de un triunfo de su gallo favorito en una pelea de gallos? Ambas opiniones han sido sustentadas, y lo han sido por especialistas de innegable competencia.

Salvo Gow-Page, los editores restantes acuden al match de boxeo como explicación de la pieza. Evéneto ha alcanzado una victoria de importancia en su carrera pugilística. Con motivo de su triunfo ha dedicado a Cástor y Pólux (protectores del pugilismo) un gallo (símbolo de la bravura) de bronce. Así, para los defensores de la tesis boxística, V [ K ~ < . . . ~ í i q tG[qq (v. 2 ) no es 'mi victoria' (la del gallo, cuyo trasunto en bronce habla), sino 'su victoria' (la pugilístiEa de Evéneto).

Gow-Page, por su parte, defienden la tesis de la pelea de gallos. El gallo de bronce pretende simbolizar al gallo -evidentemente vivo- que ha triunfado en el match. Los hijos de Tindáreo son los destinatarios del exvoto, pues patrocinaban cualquier tipo de hazaña atlética o gue- rrera (sentido lato en la advocación de los Gemelos), y el gallo de Evéneto parece haber tenido una lucidísima actuación. Tqq ib[qq (v. 2) significa claramente 'my victory', no 'his' (como Paton, Waltz, Hauvette y otros suponen).

1 Abrazo la ambigüedad: 'propia victoria' (¿de Evéneto, del gallo de pelea?).

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AP VI 310 1 Apollonius Dyscolus, Synt. IV 12 (Grammatici Graeci 11 2, 493, 3 Uhlig) ' & i i p a e í ~ v -&b' caret P1

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EL BUEN ESTUDIANTE

Una ofrenda a las Musas.. .

Al ofrecerme Simo, hijo de Mico, a las Musas, pedía un buen aprendizaje, y, como Glauco ', ellas le

otorgaron un don precioso a cambio de algo nimio. Y yo, Dio-

niso trágico, aquí me quedo, con la boca abierta dos veces más

que el Samio 2,

5 escuchando la voz de los pequeños, que recitan «sagrada cabellera.. . » 3: hasta en sueños los oigo.

Un escolar llamado Simo consagra a las Musas una máscara trágica de Dioniso en e1 aula de estudio (cf. Wilamowitz, Hell. Dicht 11, págs. 117- 118). Quizá haya sido inspirado por Asclepíades, AP VI 308, donde el escolar Cónaro ofrece a las Musas una máscara cómica en acción de gracias por haber obtenido un premio de escritura en la escuela. Cf. Kaibel, Hermes XXXI 1896, págs. 268-270.

1 Cf. Z 234 SS. Se trata del desastroso negocio que hizo Glauco al intercambiar su armadura de oro por la broncínea de su «huésped» Diomedes.

2 En Samos se adoraba un Dioniso K E X ~ V ~ C , esto es, una efigie del dios en la que figuraba éste con la boca abierta (cf. Plinio, H. N. VI11 57-58: Elpis y el león hiatu minaci, con la posterior salvación del prota- gonista y la fundación de un templo en Samos consagrado a Dioniso, llamado K E X ~ V ~ C en memoria de la actitud hostil y boquiabierta de la fiera. Elpis-Androcles había invocado al hijo de Sémele y el dios había ideado la vieja estratagema de la espina. De cualquier forma, la relación entre rey de la selva y divinidad no se me antoja muy ortodoxa).

3 El propio Dioniso pronuncia estas palabras en Eurípides, Bu. 494. El verso resume -a su modo- toda la obra (como el «to be or not to be, de Hamlet o el «werd' ich zum Augenblicke sagen ... » de Faust). Los niños repetirían en sus lecturas el pasaje hasta la saciedad. De ahí que la mueca de la máscara -boca abierta- exprese aburrimiento (Gow-Page), actitud que se corresponde a la perfección con T O ~ J ~ ~ V 6 v ~ ~ a p Bpoi.

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XXVII

AP VI 311 caret P1

1 S&V& P* : Calva P 3 &K &V P : 06 ~ E v Wilamowitz : obx Év Mair // 6~6ayp&Ov P :

6~6aupfvov Bentley // 6 ~ ~ 4 Waltz : iixrar P (T fort. a posteriori inser- tum inter n et a ) : 67crfj Meineke, fort. recte

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AGORANACTE EL RODIO

Ofrenda de una máscara cómica

De Agoranacte el Rodiol di, extranjero, que he sido consagrado

como testigo cómico2, en verdad, de su victoria. Yo, Pánfilo3, aunque no mordido por Amor, antes

bien semejante a un higo seco cocido sólo a medias, o a una lámpara de Isis 4.

1 Se trata de un actor que ha conseguido un premio de interpreta- ción y dedica en consecuencia su máscara cómica. A qué divinidad, no lo sabemos. La propia máscara es quien habla.

2 K O ~ L K ~ V . .. / p&pupa: cf. Cicerón, Fam. 11 13, 2. uconfident de théatre,, informa Waltz ad loc.

3 Es el personaje a quien representa la máscara cómica que ha con- sagrado Agoranacte, tras haber sido coronado por ese papel. Figura entre las dramatis personae de Andria (Terencio, contaminatio de dos piezas de Menandro) y de Hécira (Apolodoro, imitada por Terencio), como adulescens. Parece lógico considerar que es la interpretación del personaje ~Pánfilox en la Hécira lo que ha dado el triunfo al actor de Rodas.

4 La máscara-exvoto de Pánfilo-Agoranacte no está, evidentemente, llamada a arrebatos de amor, como en la pieza de Apolodoro; más bien es semejante a un fruto gastado, podrido, mal cocido (ijplm 6' ~ R T Ü / ~ox&GL) , o a una de tantas terracotas en serie que figuraban grosera- mente a la diosa Isis. Así, pues, el objeto ofrecido presenta un aspecto muy poco acabado. De ahí se desprende el tono irónico de los dos Últi- mos versos. Para el problema de la máscara 'de doble faz' que han querido ver muchos estudiosos basándose en ijpruu (que he referido a dmq, siguiendo a Wilamowitz, Heíí. Dicht. 11, pág. 118), véase el comentario de Gow-Page, exhaustivo, ad Ioc.

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XXVIII

AP VI 301 caret P1

3 Zap¿€Ipc&r P : Xap¿epn& Wilamowitz, fort. recte 4 ha01 P : M ~ o r Desrousseaux : p~yáhor Wilamowitz

4 Ingeniosa la conjetura de Desrousseaux (REG LIII 1940, págs. 145- 162). 0. Kern (ARW XXX 1933, págs. 205-207) entiende haol (lectura de P) como «Laienn ('laicos'), en el sentido de 'no iniciados' en los miste- nos de los dioses de Samotracia. Para haol como 'público' o 'gente', cf. Aristófanes, Ra. 219 y 676, etc.

Tanto 8h~or (Desrousseaux) como pyáhor (Wilamowitz) están, como es natural, referidos a BEOL (elíptico).

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UN NÁUFRAGO DE DEUDAS

Este salero Eudemo, a bordo del cual devorando sal pobre

a terribles tormentas sobrevivió.. . de deudas, lo ha ofrecido a los dioses de Samotracia ', diciendo ':

«cumplí mi voto, pueblo; salvado por la sal3 he ofrecido esta

ofrenda».

Eudemo consagra a los Cabiros de Samotracia un salero simbólico que le ha permitido sobrevivir (la sal era el alimento comestible de menos precio) a sus deudas. La metáfora es sumamente ingeniosa: el salero es la «nave» del «náufrago» Eudemo, a punto de perecer en medio de las procelosas tempestades de sus deudas. Los Cabiros protegían a marinos y navegantes. La dedicación es, casi con seguridad, ficticia.

1 Los Cabiros (Kápa~por), divinidades prehelénicas dotadas de un culto mistérico. Protectores y salvadores de los navegantes. Cf. Bengt Hemberg, Die Kabirerz, Uppsala, 1950.

2 Traduzco en estilo directo. 3 Zi&lq &hóq: aquí sí hay ambigüedad e intraducible juego de

palabras: a) 'salvado por medio de la sal', y b) 'salvado del mar (de sus deudas)'. Ya Bentley lo advirtió. Lo que no es pertinente es la inter- pretación 'salvado de la sal', esto es, de la necesidad de tener que seguir comiendo sal como alimento básico (Gow-Page).

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XXIX

AP VI1 525 P1 IIIa 22, 47 1 AP VI11 188, 1 '8o~tq -x66a1; Apollo- nius Dyscolus, Synt., Grammatici Graeci 11 2, 147, 3 Uhlig ' 8 o ~ i q -aijpa' 516 Schol. Hesiodi Th. 81 'MoUoa~ - $Lhouq'; P. Ox. XVII (1927) 2079, 37-38 'Cyl&p - ~ a i á a q ' et ' O ~ K - $Lhouql

3 & k [ q q P1 : fi6~Lqq P // KOTE Jacobs : KOTEV P : TOTE P1, fort. recte 4 ijato~v ~pEooova P : ija~oe ~paiooova P1 516 seclusit Pfeiffer [cf. Hemzes LXIII 1928, pp. 330 sqq.] [5 160v 6ppart PP1 : i6ov 68paF . l~ P. Ox. : phkppar~ aT6ov Schol. 6 p~) A&@ Schol. : &xpi P[ou PPll

516 Secluyo, según decisión de Pfeiffer adoptada por Gow-Page. Wila- mowitz ( H e r m e s LXIV 1929, pág. 489) había condenado el epigrama entero. En efecto, el hecho de que 516 constituyan los w. 37-38 del prólogo de los Aitia (P. Ox. 2079 =fr. 1 Pf.) los hace sumamente sospechosos, ade- más del sinsentido que suponen respecto de los cuatro versos preceden- tes. C. M. J. Sicking (Mnemosyne XXIII 1970, págs. 188-189) va más allá que Pfeiffer, Gow-Page y nuestra edición. Afirma textualmente: «Die Verse 516 des Epigramms sind endgültig zu streichen. Man sollte sie nicht nur einklammern, sondern in den Apparat versetzenn.

6 Giangrande (CR XII 1962, págs. 188-189) admite &Xpt P[OU sin cruces (cf. t ixp~ y f p q . ~ E X P L y fpa~q) . No convence. 'A lo largo de toda la vida' choca con xaiáaq y ~ o h ~ o U q .

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UNA FAMILIA ILUSTRE

Tú, quienquiera que seas, que diriges tus pasos junto a esta sepultura,

sabe que de Calírnaco el cireneo yo soy hijo y padre.

Tienes que conocerlos: mandó el uno el ejército de su país otrora,

más fuerte que la envidia cantó el otro. 5 [Es justo: pues las Musas, a los que miran1 desde -

niños con ojo favorable no abandonan jamás, por gris que tengan el ca-

bello.]

La pieza que nos ocupa es un epitafio de Bato, padre del poeta (Vollgraff, en Mnemosyne L 1922, págs. 429-432, habla, sin embargo, de la necesidad de interpretar el epigrama como E I ~ Aauróv, tal y como prescriben lematista y corrector de P). Calímaco aprovecha la coyuntura para alabar a su abuelo el general (de quien recibió su nombre) y a sí mismo.

1 "160~ ya lleva implícita la idea de 'ver por, velar, favorecer'. Pero BCLpot.rt necesita un epíteto: ),OS@, como se advierte claramente en la imitación de Horacio (C. IV 3, 2) nascentem placido lumine uideris.

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XXX

AP VI1 415 caret PI

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CAL~MACO: EPITAFIO

Tus pasos te han llevado junto a la sepultura del Batiada, experto en cantos '

y en la burla oportuna, cuando lo pide el vino.

El lematista escribe dc, T L v a B ~ T T O U UIOV T C O L ~ ~ ~ V . NO hay duda del destinatario del dístico, pues: el propio Calímaco. ¿La ocasión? Uno de los innumerables simposios a los que asistiría el poeta (al menos, hipotéticamente: trabajaba demasiado), «burlando oportunamente sobre una copa de vino». En una de estas reuniones convivales compondría Caiímaco un epitafio ficticio de sí mismo, amo y señor de las dos poesías, &o16$ y acc'lyv~ov (introducida cada una de ellas en la pieza por un €6). Cf. R. Reitzensten, Epigramm und Skolion, Giessen, 1893, pág. 87.

1 Es el canto «serio», la poesía no circunstancial ni festiva. Puede referirse a la producción de Calímaco tipo Aitia.

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6 IkMaLou PP1 : n ~ h h a v l ~ Giangrande, fort. recte

4 Waltz atribuye MGüoq. 'AnohópsOa' / oihoq.. . a un mismo inter- locutor.

6 La crux para nahhaíou parece imprescindible, a pesar de que ningún editor moderno la ha consignado en su texto. El último en imprimir cruces en el pasaje corrupto fue Wilamowitz.

Giuseppe Giangrande, en Call. et le Pogq pdyaq aun Enfers (REG LXXXII 1969, págs. 380-389), propone n~hhaviou en vez de n~MaLou. En Cirene se veneraba a Posidón nahhávroc (de n~Móq: 'sombrío, gri- sáceo'). Se trataba de un Posidón de carácter ctónico, guardián de las puertas del Tártaro y receptor de sacrificios de toros (o bueyes) negros.

Al artículo de Giangrande responde M. Marcovich en Caílimackus' Epigvam XZZZ [XXXZ] again (REG LXXXIII 1970, págs. 351-355). Entre- saco el principia1 argumento refutatorio: si Cáridas niega la presencia de Plutón en el Hades, ¿por qué admite la de Posidón l l~Mávtoq?

Giangrande se defiende -muy convincentemente- de la refutación de Marcovich (REG LXXXV 1972, págs. 57-62). Cáridas ha negado la exis- tencia de los dioses panhelénicos de ultratumba, pero, como cireneo de perfecta ortodoxia, se guarda bien de negar la existencia del dios infernal nacional iiaMáv ioq .

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EL INFIERNO Y C-AS

T. ¿Es aquí donde Cáridas yace? P. Aquí yacej si te refieres al hijo de Arimas el cireneo.

T. Cáridas, ¿qué hay abajo? C. Numerosa tiniebla. T. ¿Y los regresos?

C. Un embuste. T. iPlutón? C. Fábula pura. T. i Estoy perdido! l.

5 C. Éste es mi discurso veraz para vosotros2. Pero si quieres otro

que te agrade . .. un gran buey en el Hades.

Un transeúnte se pregunta ante un túmulo funerario por la identidad del difunto: ¿será Cáridas de Cirene quien reposa aquí? Es el primer interlocutor, T. La misma piedra sepulcral responde afirmativamente: es P, segundo interlocutor. Lo que resta es ya un diálogo entre T y el difunto Cáridas, tercer interlocutor: C. Cf. XXXIII: también allí el poeta formula una posibilidad de diálogo con el amigo muerto, con vistas a informarse sobre el Hades («the undiscover'd country from whose bourn / no traveller returnsn de Hamlet). Aquí, en cambio, Cáridas, si no vuelve, sí informa, e incluso se atreve a ironizar.

1 'Anohópaea: el poeta y todos cuantos coníiaban en el más allá. Racionalismo de Calímaco.

2 'Para vosotros (los vivos)'. 3 A1 no traducir el pasaje corrupto pn~MaLoof soy consciente de

haber actuado en detrimento de la significación del poema. Para obviar mi laguna -voluntaria- citaré las «aproximaciones» (pues no son otra cosa) de los distintos traductores al pasaje:

Paton: 'A large ox in Hades costs a shilling' (?). Mair: 'A great ox costs but a copper in Hades'. Cahen: 'Pour un abceufn de Pella, on en a un vrai chez Hades'. Waltz: 'Sache que dans le Hades un grand bceuf vaut une monnaie

de Pella'. Beckby: 'Hier wird ein machtiger Ochs einen Pellaier taxiert'.

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XXXII

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BASILO

Con el alba enterrábamos ' a Melanipo 2, y se ponía el sol

cuando Basilo3, la muchacha virgen, se dio la muerte por su propia mano.

Tras de haber colocado a su hermano en la pira, no se resignaba a vivir. Doble luto presencia el

hogar 5 de Aristipo 4, su padre. Y toda Cirene entorna los ojos

al ver hoy vacía la casa otro tiempo habitada por tan nobles hijos.

El título, sencillamente «Basilo», quiere ser un homenaje a la joven suicida, verdadera heroína del poema.

Cf. Friedrich Zucker, Kal2imachos ep. 20 [XXXII] (Maia XI 1959, págs. 87-88), estudio del estilo y la métrica del poema.

1 El tiempo durativo presta una mayor emoción al pasaje, encierra una clave estilística que (como en XLIV 3) no posee t eá tpa~av (cf. Zucker, loc. cit., pág. 87). 'EOÓLTTO~EV imperfecto, pero K&T~CXVE aoristo. Precioso juego aspectual que he seguido escrupulosamente en mi versión, por más que el español no se preste a este tipo de matices.

2 «Die zwei mit t'mtoq zusammengesetzten Namen, die den Ruhm der i j ~b t ;~m oq Kup&vu festhalten, erscheinen auf Münzen von Kyrene im 4. Vierte1 des 4. Jh.» (Zucker, loc. cit., pág. 88, n. 5). En efecto (E. S. G. Robinson apud Pfeiffer ad app.), Melanipo (MEAANliinQ) aparece en una moneda cirenaica fechable hacia el año 325 a. J. C., y puede ser el abuelo del niño muerto prematuramente; y Aristipo (APILTliIllQ) en otra fechable hacia 300 a. J. C., pudiendo ser identificado como el padre de Melanipo y Basilo. No es improbable que se trate del principal dis- cípulo de Lácides, el fundador de la nueva Academia.

3 Quizá una forma abreviada de algún nombre compuesto. Cf. Gow- Page ad loc.

4 Cf. n. 2. 5 Otros traductores han querido ver el «número» y no la «calidad,

en este adjetivo. Y han interpretado: dos hijos eran muchos en aquel tiempo, dada la mortalidad infantil y el control de natalidad reinantes. Cf. AP VI1 484, 3 (Dioscórides), donde E O T E K V O ~ sí es, evidentemente, 'pródigo en hijos' (diez tuvo la fecunda Bío, cinco hembras y cinco varones).

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XXXIII

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TIMARCO EL SABIO

Si quieres buscar a Timarco1 en el Hades, para averiguar algo sobre el alma, o sobre la

palingenesia 2,

pregunta por el hijo de Pausanias 3, de la tribu Pto- lemaida 4.

Lo encontrarás entre los bienaventurados.

1 Quizá un Timarco de Alejandría (Diógenes Laercio VI 95), discípulo de Cleómenes, y éste a su vez de Metrocles, un cínico cuñado de Crates y antiguo pupilo de Teofrasto. O tal vez un Timarco epicúreo, convertido por Metrodoro, hermano de Epicuro, a la filosofía del «placer» (Plutarco, Moralia 1117b). Para más posibilidades de identificación, cf. Gow-Page ad loc. y Wilamowitz, Hell. Dicht. I 176.

2 Muy cerca del concepto de metempsícosis o re-nacimiento. 3 Timarco es un nombre excesivamente común. El interesado habrá

de preguntar también por el hijo de Pausanias. El cerco se ha ido estrechando.

4 Una tribu ateniense llevaba este nombre en honor de Ptolomeo 11 Filadelfo (Pausanias 1 6 , 8). Pero en Alejandría también existía una tribu con el mismo nombre (Meineke).

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AP VI1 80 PI IIIb 26, 3 Diogenes Laertius IX 17

3 qhtov av PSuid. : ~ A L O V Bv PlDiog. : fiÉhrov Bentley.

2 "Hyay~v &V. . . . : Gow-Page no puntúan tras qyayav, quizá co- rrectamente.

3 Para ijhtov Qv h. cf. Eliano, Nat. An. VI 58 ijh~ov Bv ~ a i c héqarq K ~ T ~ ~ Ú E L V (Afoxq = 'lugar donde la gente conversa'). En XXXIV cuadra mejor h f a x ~ ='conversación', y podría ser correcta la conjetura de Bentley, por más que implique la seclusión de $v.

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Alguien me dijo, Heráclito, tu muerte, y me brotaron lágrimas.

Recordé cuántas veces vimos juntos la caída del sol en charla interminable.

Y he aquí que ahora tú en alguna parte, huésped de ~alicarnaso,

desde hace tantas veces tanto tiempo eres ceniza. 5 Pero ellos sí, tus ruiseñores viven. Hades, que lo

arrebata todo, jamás pondrá su mano sobre ellos.

Diógenes Laercio (IX 17), al hablar de Heráclito de Efeso, el filósofo, se refiere a otros cuatro famosos de la antigüedad que llevaban el mismo nombre. El tercero de ellos es Heráclito de Halicarnaso, poeta elegíaco: ~ p l r o q Ehayaíaq ~ ' C O L ~ T ~ ~ 'Ah~~apvauoaóq, €16 8v Kahhipaxoq nanolq~cv oV.roq- (y cita XXXIV). Estrabón (XIV 656), enumerando personajes céle- bres nacidos en Halicamaso, cita también a nuestro Heráclito: al 'Hpá- K A E L T O ~ 6 rorqníq, 6 Kahh~páxou 8~aipoq. Por otra parte, en la Anto- logía figura (VI1 465) un interesante poema atribuido a un Heráclito, posiblemente él, que glosa en epitafio la muerte de Aretemíade, una mujer de Cnido (imitado por Antípatro, AP VI1 464).

El lematista, dado que VI1 79 (Meleagro) evoca al filósofo del T & V T ~

P E ~ , advierte aportunamente: 06x & P ~ ~ B E L TOUTO ~ i q TOV 'E$ÉULOV 91h6- UO$OV. Planudes incluye equivocadamente el epigrama en su sección d q $~hod~@ovq.

Bruno Snell ha contribuido al estudio formal del poema (Die Klang- figuren im 2. [XXXIV] Epigramm des Kallimachos, Glotta XXXVII 1958, págs. 1-4). Es un análisis fónico de la pieza, considerada como auténtico paradigma de discreción y delicadeza.

Fritz Bommann (Maia XIX 1967, págs. 44-55) no vacila en calificar al poema de «pih bello tra gli epigrammi di Callimaco» (pág. 55).

El epigrama de Heráclito es, sin duda, muy bello. Sin aparente esfuerzo, el poeta nos introduce en un mundo de nostálgica melancolía. El dístico final es una promesa de inmortalidad literaria (cf. LVII 4). Con Heráclito han muerto aquellas conversaciones infinitas que mantu- viera con el poeta de Cirene. Pero sus ruiseñores, las aves de su canto, no van a morir nunca. Y Calímaco se complace en someter su pasión a una elaboradísima estructura musical. Son besos, sí, pero «eruditos» (como en el soneto de Julio Herrera y Reissig), sin que los labios dejen de ser labios. Desde su aparente sencillez, los dísticos del poeta nos hablan de noches de insomnio y perfeccionismo literario: o ú ~ p o h ~ ~ fcypvrrvtqq de Calímaco (cf. LVI 4).

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xxxv

2 Aohrxóq adjetivo, 'largo'. frente a 66h1xoq sustantivo, 'la carrera del largo estadio'. La segunda lectura viene avalada por la inclusión de este epigrama por Planudes en su sección E I ~ &YOVLOT&S. Sin embargo, habría que suplir un v ~ ~ f i o a q y convertir 6 A t ~ 6 q en ~ Ó ~ L X O V , y serían forzadas suplencia y conversión.

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EL PEQUEÑO TERIS

Pequeño ' era el extranjero. Por ello, la inscripción ~Teris, hijo de

Aristeo, cretense», con ser breve, sobre mí2 es harto larga.

Véanse las puntualizaciones de Mair ad loc. acerca de las diversas teorías que sobre el dístico han surgido. Cf. también Wilamowitz, Hell. Dicht. 11 121 y Waltz ad loc. Para mí el epigrama no es tan oscuro como más de un comentarista hizo notar. Quizá la propia labor hermendutica y exegética haya terminado por oscurecer su sentido. El gran problema es elegir entre aúv.ropoq 'pequeño' y oúvropoq 'conciso'. Ambos signi- ficados hacen buen sentido en la pieza.

Habla la lápida sepulcral.

1 Me he inclinado por a ú v r ~ p o ~ 'pequeño de estatura'. Cf. Ovidio, Am. 11 6, 59-60: ossa tegit turnulus, tumulus pro corpore magnus, 1 quo lapis exiguus par sibi carmen habet. En aparato, Pfeiffer lo interpreta, por el contrario, como 'paucorum uerborum', siguiendo a F. Jacobs (cf. Esquines 11 51 y Pólm VI 49).

2 Esto es, sobre la piedra del sepulcro, lógicamente muy pequeña, habida cuenta de su estatura.

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XXXVI

3 En el aparato de Pfeiffer se lee: «(uocabulum O ~ K ~ T L repetitum anaphorae 'bucolicae' simile esse uidetur, de qua u. ad fr. 27, 1)». Cf. AP VI1 8, 1 (Antípatro de Sidón). La anáfora es, pues, absolutamente normal.

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UN RAPTO AFORTUNADO

A Astácides ' de Creta, pastor de cabras, lo arrebató una ninfa

montaraz. Ahora es sagrado Astácides. Ya nunca más debajo las encinas dicteas 4, nunca a

Dafnis, pastores, pero a Astácides siempre, cantaremos.

El epigrama, pletórico de sugerencias paisajísticas y de encantos ver- bales, es auténticamente bello.

1 Problemas de identificación. ¿Hay alguien detrás de Astácides? Se ha pensado en un poeta bucólico muerto prematuramente, en Leónidas de Tarento (Legrand), en el pastor Lícidas de Teócrito ( Id . VII), en Melanipo (hijo de Astaco), etc. La forma patronímica del nombre invita a considerarlo un disfraz de algún personaje conocido del poeta. Nada cierto sabemos. Para el estado de la cuestión, cf. Gow-Page ad loc.

2 Probablemente Astácides moriría ahogado. 3 La muerte de Astácides fue feliz, ya que devino héroe, sacrosanto.

Las ninfas no raptan en balde. 4 De Dicte, montaña de Creta en una de cuyas grutas dio a luz Rea

a Zeus.

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XXXVII

AP VI1 459 P1 IIIb 11, 12

3 fiG[u~qv Meineke : hGlo.rav PPI

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CRÉTIDE SAMIA, MUERTA

Por Crétide, la de las mil historias, experta en bdlos juegos,

preguntan sin cesar las hijas de los samios, por la más dulce compañera', la de charla infinita.

Ella aquí duerme el sueño que a todas corres- ponde 2.

1 Hubo posiblemente en Alejandria grupos de trabajadoras naturales de Samos (Wilamowitz, Hell. Dicht. 11 120). Quizá se tratase de obreras de la lana, pues en Samos abundaba este producto, sin convertirse, a pesar de eiio, en una escala tópica entre los descriptores de la isla.

2 Lugar común. El femenino ndtoarq convierte la sentencia en algo más concreto, más amargamente real y tangible: las mismas jóvenes de Samos que hoy deploran la ausencia de su compañera dormirán el mismo sueño de ésta en un día no lejano (pues es algo ~ ~ E L ~ ~ ~ E V O V , sin escapatoria posible). «El tiempo airado -glosando a Garcilaso- ter- minará cubriendo de nieve la hermosa cumbre». Quien hablaba y reía, y jugaba, y conocía mil historias, no es más que polvo ya (ni tan siquiera «enamorado»). Con todo, el hvoq 'sueño' hermosea lo que en Góngora, más, tarde, no será otra cosa que «tierra, humo, polvo, sombra, nada». El dnoq implicaría un nüur por ráoarq, pero no es necesario. Todos nos vemos reflejados en ese puñado de jóvenes samias. Es como si Garcilaso, tras haber descrito aquella inolvidable estampa del llanto de las ninfas en torno a su compañera «degollada» y haber hecho mú- sica -sublime- de la muerte del cisne («cual queda el blanco cisne cuando pierde / la dulce vida entre la hierba verde»), hubiese «incurrido* en un tercer lugar común (afortunados ~ónor éstos), en el que la reflexión haría de las doncellas míticas de la tela pasto de los gusanos en un futuro próximo. No fue así. Es la distancia que separa la égloga del epitafio calimaqueo. Una de las distancias.

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XXXVIII

NáC~oq 0 3 ~ Zxi yijq E Q ~ V E V Aú~oq, dhh' 2vl x ó v ~ g vauv &pa ~ a t I + ~ X ~ V EXEV dnohhupivqv,

Epxopoq AtyívqQ~v 6r' Eahes' xc3 p2v hv 6ypn v ~ ~ p ó q . 2yW 6' óthhoq ohopa rúppoq E p v

5 ~ ~ p 6 o o a xaváhqQ~q Exoq TÓGE' $~Uys Qahóroog ouppíoy~iv 'EpL$wv, vauríhe, GuopÉvov.

AP VI1 272 P1 IIIa 19, 10 516 ut peculiare carmen habet P

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LICO DE NAXOS

No ha muerto en tierra Lico el naxio; en alta mar vio perecer a un tiempo nave y vida,

desde Egina surcando el mar en viaje de comercio. Su cadáver

yace en el agua, y yo, su tumba, sólo un nombre, no más,

5 proclamo estas verídicas palabras: i No tengas tratos con el mar,

oh marinero, cuando los Erifos ' se ponen!

Cenotafio del mercader Lico de Naxos, perdido para siempre en alta mar.

1 Los grifos son los 'Cabritos', dos estrellas que forman parte de la constelación del Auriga o Cochero, a menudo asociadas con el mal tiempo. Los Erifos «se ponen» cuando alcanzan el horizonte, esto es, cuando parecen sumergirse en el mar. Ello acontece en diciembre (el 22-23 según Columela XI 2). Entre los grecolatinos, los " E ~ L ~ L o Haedi son objeto de continuas menciones.

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XXXIX

AP VI1 523 caret P1

1 'Ahalo~o Salmasius (cf. fr. 196, 1 Pf.) : ahíoro P : 'HhaIoro Er- nesti // aüpa Heringa : oqpa P

2 ' Imaioo P : 'Innaio Stadtmueller, fort. recte

2 'I.ma[oo puede mantenerse, aunque no deja de ser atrayente la regularización dórica absoluta de Stadtmüller: ' Innaio (cf. Pfeiffer ad app. y Gow-Page ad Zoc.).

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CIMÓN EL ELEO

Vosotros que pasáis junto a la tumba de Cimón de la Élide,

sabed que estáis pasando junto al hijo de Hipeo.

Epitafio de Cimón, hijo de Hipeo. Cf. K. J. McKay, Kallimnchos ep. 60 Pf. [XXXIX] (Mnemosyne XXV 1972, págs. 189-190). A pesar de su titulo, el artículo de McKay presenta interés, sobre todo, para el estudio de XLV. En lo que se refiere a XXXIX, las interpretaciones de McKay tienen escasa importancia para nuestro trabajo.

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T~povóq. d q 6' Zooí; pO( GaLpovaq, 06 a' &v Znfyvov, E [ ~4 TlpOf3É0~ RC(TP~C h í j ~ 6vopa

a~fihf l al MfiBopva, TE?) d h q . ?j @ya h p L xíjpov Bv~Ba0a~ odv nóo~v E60u~Évq.

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Timónoe. ¿Pero quién1 eres tú? Por los dioses que no te reconocería

si el nombre de tu padre Timoteo no constase en la estela

y el de Metimna 2, tu ciudad. Estoy seguro de que un gran dolor

de ausencia aflige a Eutímenes, tu esposo.

El poeta ha advertido un nombre, grabado sobre una estela funeraria: Timónoe. Al principio, el nombre no le dice nada. Pero, al leer en la lápida el de su padre y el de su ciudad natal, de pronto considera, reconoce y lamenta la suerte de la difunta en la soledad cruel del esposo (w. 314).

Parece que el epigrama no fue compuesto para ser grabado. Antes bien, fue una inscripción lo que motivó la composición del poema. Una inscripción que bien pudiera haber rezado T i ~ o v c j a T ~ p o ü f o u MT@VF- vrxíov, yuv& 6E EWv~dvaoq (Kaibel, Hermes XXXI 1896, pág. 264), quizá con la primera palabra resaltando en línea aparte. Weisshaupl sugirió (Grabgedichte der griechischen Anthologie, Abh. Arch. Sem. d. Univ. Wien VI1 1889, pág. 95) que había una estatua -o bajorrelieve- de Timónoe sobre la tumba. Wilamowitz (Hell. Dicht. 11 119) calificó el poema de Kondolenzgedicht como XLIV (véase). Cf. también W. Peek, Griechische Vers-Znschriften, 1 Grab-Epigramme, Berlín, 1955, núm. 1845.

1 Tic 6': Gow-Page opinan (ad loc.) que la partícula 6f sugiere aquí que T ~ v o v ó ? se considera la respuesta a la pregunta '¿quién eres tú?'. En contra de este aserto, K. J. McKay, Callimachea (SO XLV 1970, pág. 47, en su crítica a la pág. 196 del volumen-comentario de Gow-Page), quien se pregunta por qué 66 es usado aquí en forma diferente a XLIV 1, donde los propios Gow-Page correctamente anotan que 66 «quite often follows T L ~ , T[, in questions tinged with surprise or indigna- tion without implying an earlier thoughtn. Suscribo la opinión de McKay (cf. Denniston. Greek Particles, Oxford, 19542, pág. 173).

T L ~ o v ~ ~ no es la respuesta a la perplejidad del caminante que se topa en su camino con una estela funeraria, sino el punto de partida de otra perplejidad: la que, a partir de ese nombre, en principio vacío para el poeta, llega a sanarse con los datos familiares consignados en la lápida: padre y nación ante todo, pues al llegar a Eutímenes ya reconoce, ya recuerda el caminante-poeta.

2 Ciudad costera del litoral N. de Lesbos, hoy Molivo (aunque hubo otra Mij0upva cretense, al O. de la isla).

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XLI

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S A ~ N EL JUSTO

Aquí Saón de Acanto ', el hijo de Dicón, sagrado sueño

duerme. No digas nunca que los buenos mueren 3.

Epitafio de Saón de Acanto.

1 Esteban de Bizancio se refiere a cuatro lugares que llevaban en la antigüedad el nombre de "AKav8oq (s. u.). Posee la mayor probabilidad una identidad " A ~ a v e o q = ciudad costera de la Península Calcídica, ya mencionada por Heródoto I V 44 y Tucídides I V 84. Plinio añade una quinta posibilidad (H. N. V 151): una isla de la Propóntide.

2 Cf. XXXVI 2 (el sueño sacro del pastor Astácides). Aquí se refiere en general al «sueño» de los muertos virtuosos y justos.

3 Cf. Peek, Griechische Vers-Znschriften ..., núm. 647: al hfys i i w t ~ - hiqv E ~ E L V , tivep. 06 e a p r ~ b v y+ ~ V ~ ~ O K E L V TOUC &yaeobq &M' h v o v fi61jv EXELV. Calímaco se resiste a la idea de que una misma muerte -ya que no una misma vida eterna- aguarde a justos y malvados. Todo ello dentro de la más hábil disposición poética, de la esbeltez de líneas más significada. El dístico es perfecto. No se puede decir más -y es tópica la frase- con menos palabras. Y no hablo de contenidos aformales, sino de contenidos literarios: la belleza fónica, la situación idónea de cada término y el propio sentido del poema cooperan entre sí para ofrecernos esta pequeña gran obra de arte. El tono aforístico del epitafio no empaña la intensidad literaria -y plenamente literaria- de la composición.

Está, además, como detalle curioso, la significación -quizá ajena a1 poeta- de los nombres propios en la pieza: Záwv es 'Salvador', A k o v

/ es 'Justo' y " A K ~ v B o ~ 'Espina'. ~Acanthus stands in sharp contrast to the name, as death to the man» (Ferguson, loc. cit. pág. 70). Así, pues, 'Salvador', hijo de 'Justo', natural de 'Espina' (no otra cosa es la vida) duerme su sueño eterno (el «Big Sleep» de Raymond Chandler y Howard Hawks). Bien entendido: duerme, no está muerto. Se merecen el eufe- mismo los hombres de bien.

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XLII

AP VI1 725 caret P1

1 OUK XOUAÚ Zedel : 0 b ~ f . c ~ ~ouhúq P : E ~ ( S É T L nouhbq Ruhnken (defendit Pfeiffer ad app., cf. Aet. 1 fr. 24, 5 cSpoyfpv BTL nouhbq avfip)

2 h@a>ora Zedel : &TE P 3 ?j pa d Zedel : qpaío P

1 Beckby había impreso O ~ K nouAú en su primera edición, si- guiendo a Zedel. La corrección zedeliana es satisfactoria (= i d no?& ~ p 6 v 0 , ~ ) . Cf. Gow-Page ad Zoc. La decisión de Beckby, sin embargo, de respetár oÚ~f'T1 no?& de P en su segunda edición, vertiendo 'so in den besten Jahren ja warst du nicht mehr' quizá no sea ajena a un artículo de Giangrande (Hermes XCI 1963, págs. 154-157), en el que se afirma de XLII: «Der Text ist nicht verdorben und bedarf nur der Interpreta- tion». Para E~UÉTL .rcouhÚq de Ruhnken, véase el aparato critico de Pfeiffer.

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LA HORA SEÑALADA

Menécrates de Eno ', no has estado por mucho tiem- po aquí;

¿qué te llevó a la tumba, huésped inmejorable? ¿Lo mismo que al Centauro? -Llegó el sueño que

me era destinado, y el tan sufrido vino es el pretexto.

A Menécrates de Eno le ha IIegado su hora. Las gentes, sin embargo, quieren ver en su muerte los terribles efectos del exceso de alcohol.

«Hades spricht~, escribe Beckby. No parece probable. Me inclino más bien porque sea el propio poeta (o esa voz anónima de Ia que con tanta frecuencia se sirve) el interlocutor. El difunto responde a partir de "O VOL (V. 3). Cf. Ateneo 436d.

1 En Tracia, en la desembocadura del Hebro, hoy Maritza (Esteban de Bizancio, s. u., alude a otros topónimos con el mismo nombre). Los tracios tenían fama de buenos bebedores (lo cual no prueba que Ia posición de A ~ V L E al comienzo del epigrama tenga el valor de un argu- mento, como quiere Waltz). Quizá, como apuntan Gow-Page, lo que explicaría la posición preeminente de A l v ~ a sena la identidad O& = 6vBá8a = 'aquí (en Egipto)'.

2 Cf. Od. XXI 295-296: oTvoq ~ a i KÉvraupov.. . /¿ iao' . . ,

Page 99: Calímaco - Epigramas.pdf

XLIII

3 A&at no es claramente preferible a h&v, pero es la lectura de P. Además, el infinitivo imperativo está suficientemente atestiguado a lo largo de toda la Antología: cf. XXIV 3 y XXXIII 3.

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TRISTE MENSAJE

Si vas a Cícico *, encontrarás con escaso trabajo a Hípaco y a Dídima, pues no es familia oscura;

y les dirás triste mensaje -pero habrás de decirlo, sin embargo-: que aquí tengo a su Critias.

Epitafio de Critias de Cícico, probablemente imitado de uno similar de Asclepíades (AP VI1 500). El viajero -habla la tumba- habrá de cumplir con el penoso deber de participar a los padres la muerte del hijo. Recordemos que las últimas palabras de Ayante (VV. 845 SS. de la obra de Sófocles) son una invocación al Sol para que transmita la lamentable nueva del suicidio a Telemón y Peribea, sus padres. Epigra- mas de este tipo son muy numerosos en la Antología.

1 Ciudad -y península- de la Propóntide (hoy mar de Mármara).

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XLIV

P regulariza la ai dórica excepto en & V L ~ P ~ , T E P O V . Pero Cuidas solu- ciona el problema en este último caso.

3 T$ &&a: hiato único en Calímaco: la vocal larga no se abrevia en posición de hiato. Ejemplos en Teócrito IV 22 y X 30. To(6 krbwq, posibilidad conjetural, fue rechazada por Pfeiffer (ad app.).

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~ Q U I É N CONOCE EL MAÑANA?

¿Hay quien ' conozca bien el azar de mañana 2, cuan- do a ti,

Carmis, ayer aún ante nuestra mirada, hoy4 te enterramos entre llantos? No,

jamás Diofón, tu padre, ha visto nada más horrible.

1 Tic 6': la partícula ~ b , como en XL 1: sorpresa e indignación. 2 Cahen y Beckby, siguiendo a Wilamowitz (HeZ1. Dicht. 11 119), lo

'

escriben con mayúscula, considerándolo una divinidad abstracta. 3 Para McKay (SO XLV 1970, pág. 47, en su crítica a la pág. 198 del

volumen-comentario de Gow-Page), & v l ~ a es más bien 'since' que 'when'. En español, el 'cuando' de nuestra traducción es predominantemente causal.

4 X € I L < ~ V - rg brLpg: 'ayer - hoy', dado que el 'día siguiente' (rg t r tpq [?cpfpq]) de 'ayer' es 'hoy', por perogrullesco que pueda parecer. De ahí que traduzca d€Iámop~v (un imperfecto que Meineke qu id convertir en el aoristo 6 e á p a p ~ v ) por presente (cf. XXXII 1).

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XLV

2 Alo~ha[&o Pfeiffer : A L O K ~ E ~ ~ O U PP1 4 oíjpu Brunck : &iba PPl, fort. recte

2 ALOKAE[BEO: tan sólo en Aet. 1 fr. 32 se da un caso de gen. en -ou de nominativo en -qq (Pfeiffer).

4 Eijp<r/aZpa: la corrección de Brunck ha sido aceptada por la mayoría de los editores. Nada prueba que XLV haya sido redactado en dialecto dórico, aunque la unanimidad de los códices valore y justifique la elección de oQa.

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CENOTAFIO DE SÓPOLIS

i Ojalá1 no se hubieran fletado nunca naves rápidas! Pues no lamentaríamos entonces

el destino de Sópolis, el hijo de Dioclides. Ahora en algún lugar del mar se agita su cadáver, y

no pasamos ante él, sino ante un nombre y una tumba vacía2.

La composición parece inspirada en un epigrama de Simónides (AP VI1 496, 5 s.). El paralelo entre ambas piezas podrá apreciarse mejor tras la lectura de un artículo de McKay ( M n e m o s y n e XXV 1972, págs. 189- 190).

1 "Q$E?,&: nuestro 'pluguiera a Dios', nuestro 'ojalá' (wa Sí i f fdh 'y quiera Dios'; cf. J. Corominas, Dicc. Crit. Etim. de la Leng. Cnst. 111 548).

2 Conservo la hendíadis. Lugar paralelo dentro del covpus epigramá- tico calimaqueo es XXXVIII 4.

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XLVI

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Doce años, un niño l . Lo ha enterrado2 Filipo, el padre, aquí,

junto con toda su esperanza. Su Nicóteles 3.

El poema, justamente famoso, impresiona, conmueve. Produce una poderosa sensación de abatimiento (cf. Wilamowitz, Hell. Dicht. 11 119) y su aparente simplicidad no está reñida con una perfecta estructuración de las palabras. En efecto, la primera palabra ( 6 o 6 ~ ~ í ~ q ) y la última ( N L K O T É ~ ~ V ) son coriámbicas ambas y fijan, en forma inimitable, la edad y el nombre del niño muerto. El epitafio (que quizá funcionase estrecha- mente ligado a una representación del muchacho sobre la tumba) con- serva aún hoy esa frialdad pétrea, propia de lo muerto, que simboliza la vanidad de las ilusiones humanas, la misma vanidad del Eclesiastks, pero más despojada aún, más nihilizada si cabe. En Calímaco un escep- ticismo ritual de corte estetizante sustituye a la creencia en el Dios que premia y castiga del 'predicador' bíblico.

1 Vierto &J ra i6a , propiamente 'hijo' en este contexto, por 'niño', sirviéndome de las posibilidades bisémicas del vocablo y del precedente que suponen las traducciones de Cahen y Waltz, únicas versiones, por otra parte, que han estado atentas a respetar el orden de palabras ori- ginal, fundamental en el dístico calimaqueo.

2 'AxFOQKE: Filipo ha enterrado ('depositado') al mismo tiempo un hijo y toda su esperanza.

3 He intentado, mediante el uso de la pausa y del lenguaje cortado, ser fiel al orden de palabras. En 'su Nicóteles' empleo el posesivo fami- liar y afectivo, con el fin de aislar la cláusula final sin dzñar el sentido. El griego obliga a efectuar (ya que son tres los términos que funcionan como implemento de &.rrLOq~s: ~ Q ~ E K É T ~ , TOV xai6a y N L K O T ~ ~ ~ V , a más de una aposición: T+ .rcoAhfiv 6An[6a) este tipo de escisiones, so pena de perderse por completo el orden original.

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XLVII

2 & ~ L K É O V Meineke : C ? ~ L K ¿ ~ PP1 3 M L K ~ ~ O C Jacobs : M E ~ K U ~ O ~ P : MLKUAO~ P1 4 p f i ~ ' Ü U O L PP1 : pee' r h ~ q Wilamowitz : p4-c' toehoi Pippidi

2 ' A G L K ~ ~ v : cf. 111 5, VI1 3, IX 3, LVI 2. . . Calímaco prefiere siempre las formas no contraídas a las formas contractas (como & ~ L K O V ) .

3 Mícilo ( M L K ~ X O ~ ) puede ser el nombre de un filósofo cínico, o bien el de un general macedonio (Diodoro XIX 88, 5). Por lo demás, equivale a 'pequeño', significación muy acorde con el contexto.

4 El texto de PP1, muchas veces enmendado sin necesidad, es plena- mente correcto. Cf. O. Kern, ARW XXX 1933, págs. 203-205, donde se discute este epigrama: Calímaco es Mícilo (un nombre supuesto), y Gaipovaq Ühho~ son los otros dioses, los sin nombre, que habitan bajo tierra.

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UN HOMBRE SIN RELIEVE

Con pequeños recursos he vivido una vida pequeña l, sin hacer mal ni lacerar a nadie. Gea2 amiga,

si Mícilo aprobó alguna injusticia, no le seas tú leve 3,

ni vosotros tampoco, demonios' que me poseéis.

Epitafio -quizá ficticio- de Mícilo, un hombre honesto, sin relieve.

1 Mícilo arrastró una precaria existencia. El juego de palabras es inge- nioso: Mícilo, es decir, 'Pequeño', ha llevado una vida 'pequeña' (6hlyoS como opuesto a p iyaq , calidad), con pequeños recursos ( a p ~ ~ ~ ó q como opuesto a panpó,~, cantidad).

2 Recordemos que 8 É p 1 ~ , la 'Justicia', fue hija suya y de Orano (EL TL T O V ~ ~ ~ V . ..l.

3 Mícilo reclama su sit tibi terra leuis al revés: que no le sea con- cedido nunca, antes de la debida comprobación de su currículum moral.

4 "A~AoL GraLpovaq: son los démones ctónicos, las distintas divini- dades subterráneas que hoy «poseen» y retienen a Mícilo. Traduzco 'demonios', como en XII 3.

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XLVIII

AP VI1 728 caret P1

1 náhrv apogr. Bouhier : x á h ~ P 2 Arvbupqvqq Brunck : GrvGupivqq P 3 yprlbq P : ypqSq P2 // 8 vo P : T) vo P2; finem uersus non

scripserunt MSS : fi ' V (6Tholq 'EkuBoSq) Mair : ij 'v 8 ~ 6 v gop~aiq (xpoo~aniqv iixov) Jacobs : ij 'K BE& hahóyx~~v (npoo~aoíqv) Meineke: { NóBovoq AUyq Schneider : 4v 6 ~ ' gví3á6' E<ov fort. (Gow-Page)

4 xpa~acslqv B6v P? 5 K @ & ~ w ' ~ K E ~ V O V P : K ~ + ~ U C I ~ K E ~ V W V Pfeiffer

Metro: gran arquiloquio (cf. XIX 3 y 6: tetrapodia dactílica + tripodia trocaica pura), seguido de endecasílabo falecio (el endecasílabo por anto- nomasia de Catulo XLII 1: Adesfe, hendecasyllabi, quof estis). Cf. Dain, Traité de métvique grecque, págs. 78 y 90-91.

1 Para el apógrafo Bouhier, cf. Gow-Page 1, pág. XLIV. 2 Alv&p[~qq (P): clásico error por iotacismo. El copista ha escrito

la penúltima q como la pronunciaba. 3 P deja el verso inacabado. Múltiples conjeturas han surgido para

cubrir la ausencia de los dos troqueos desaparecidos. Sin embargo, todos los esfuerzos han sido inútiles. Y es que acceder al texto original no deja de ser una utopía.

5 Pfeiffer no justifica su corrección ~ f l n f p w a K E ~ V W V . ES preciso reconocer que la elisión de -a no es muy común y que la forma ~a ivoq es usada en proporción algo mayor que la forma ~ K E ? V O < por Calímaco.

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LA SACERDOTISA

Sacerdotisa antaño de Deméter, después de los Ca- biros l,

y más tarde de la diosa del Díndimo 2,

llegué a vieja, y ahora no soy más que ceniza, cami- nante.. . 3,

yo que fui protectora4 de muchas jóvenes mu- jeres.

5 Me nacieron dos hijos 5, dos varones, y apagué la mirada

entre sus brazos, fin de una bella vejez. Vete, y que seas feliz.

Una vida consagrada a los dioses y una tristeza: la de la sacerdotisa.

1 Dioses de Samotracia de origen prehelénico (cf. XXVIII 3, nota). Su culto estaba íntimamente ligado al de Deméter. Cf. la obra fundamental de Bengt Hemberg Die Kabiren, Uppsala, Almqvist & Wiksells, 1950.

2 La diosa del monte Díndimo, en Frigia (cf. Esteban de Bizancio s. u. AlvSupa y Catulo LXIII 13), es Cíbele. Cf. AP VI 281, 1 (Leónidas de Tarento).

3 fqvo.. .: Mair escribe 4 ' V 6rAorq 'Eh~uBoCq '1 who in the travail of Eleutho'. ' E A E ~ B ~ no es otra que EIAELOUL~, 'Ilitía', hija de Zeus y Hera (o divinidad hiperbórea madre de Eros), y diosa de la fecundidad y del parto (cf. XXIII 1). Schneider quiere ver en la laguna el nombre de la sacerdotisa: i NóBwvaq Aúyq. Las conjeturas de Jacobs y Meineke (véase el aparato) se critican a sí mismas por los cambios que hay que llevar a cabo en v. 4. Gow-Page proponen (a título de simple suge- rencia) fiv ¿ir' lvOá6' ii<wv '1 who am now dust was, when alive on earth ...'.

4 ¿Especie de y~~~vaolcqpxoq femenino? ¿'Protectora' en general, 'pre- sidente'? iipooraola era, además, uno de los sobrenombres cultuales de Deméter (Pausanias 11 11, 3).

5 Las sacerdotisas podían casarse y tener hijos (cf. AP VI 356 Pán- crates).

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XLIX

AP VI1 458 caret P1

1 Aloxpqv Reiske : a lqptv P // r a o ~ v Bentley : nacmlv P

4 "Qq (y no Oq) imprimen Pfeiffer y Gow-Page, en el sentido de 'thus the woman has received' (Gow-Page).

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ESCRA LA NODRIZA

A Escra la frigia, leche1 insuperable, estando viva, regalábale Mico su vejez con todo tipo de

bondades, y, muerta, ha levantado su efigie aquí, a la vista de

las generaciones venideras. Recibe así la anciana gratitud merecida por la

labor nutricia de sus senos.

- Inscripción funeraria celebrando los méritos de una nodriza excelente

muerta en su ancianidad. Incluiría un relieve o algún tipo de imagen de la difunta.

1 ráha: 'leche' (y 'nodriza', por metonimia). 2 Cf. XXVI 1. Es un apelativo cariñoso que se daba a los niños.

Probablemente Escra, la nodriza, llamaría a su amo 'pequeñito' ('Baby', vierten Gow-Page en su comentario a XXVI 1, y 'tiny' Ferguson, art. cit. pág. 70). Se trata de uno de esos hipocorísticos propios de la niñez que penetran en el habla de los adultos.

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AP VI1 277 caret P1

1 &ve&& P : i ivea as Schneider, fort. recte 2 E ~ ~ E V P : E G ~ É p' Agar : E B ~ É 0' Voiger j / alyrahoS Hecker :

alyrahobq P : a t y r a h o i q Bentley 4 ííciuxov P : i j u q o q Hemsterhuys / / a i 8 d g Hemsterhuys : aEB~uíq

P2 : aWq P

1 He seguido la puntuación de Schneider, considerando civoq como un nominativo por vocativo. Es preferible la pregunta '¿Quién eres, náufrago extranjero?' a 'Qui t'a donné I'hospitalité, 6 naufragé?' (Cahen, Waltz). Beckby, que en su primera edición había impreso ríq SÉvoq, G, v. , en la segunda escribe ~ i q , 5 . G, v . (de 'Sag, wer begrub dich so freundlich, Ertrunkner?' a 'Fremder, im Schiffbruch Ertrunkner, wer bist du?').

2 La conjetura de Agar (CQ XVII 1923, pág. 83) exige dos interlocu- tores: el caminante que pregunta y el muerto que responde. No creo (con Paton, Mair, Cahen, Pfeiffer y Beckby) que sea admisible el *di& lago». Beckby había aceptado la conjetura de Agar en su primera edición, para más tarde optar por E ~ ~ E V . La enmienda de Volger no implica conversación entre paseante y difunto. Pero ~ Ü p a v es perfectamente posi- ble en su contexto y hace un sentido inmaculado.

4 Parece preferible ijuuxov, lectura de P, por cuanto se corresponde mejor con t u a (aleull;l).

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IMAGEN DE MI MUERTE

¿Quién eres, náufrago extranjero? Aquí, sobre la playa, Leóntico ha encontrado

tu cadáver, y lo ha enterrado en esta tumba, deplorando su propia y azarosa existencia. Pues,

como la gaviota, con inquietud recorre los océanos.

Waltz ad loc.: «Le passant a díi remarquer une tombe qui ne portait aucun nom, mais seulement des attributs ou un bas-relief ne laissant aucun doute sur le genre de mort auquel le défunt avait succombé; et il s'étonne, tout en supposant que cet anonymat provient de ce que le naufragé avait été enseveli par un étranger qui ne connaissait meme pas son nom». Contra Waltz: el caminante se interesa, en efecto, por la tumba anónima del náufrago. Pero el difunto no responde a su pregunta. Es el propio caminante quien se contesta a sí mismo con los únicos datos a su alcance, a saber, que Leóntico (un hombre de mar, a buen seguro conocido n pviori de quien habla) habría recogido y enterrado un cadáver ahogado en las riberas del océano. Sin duda, Leóntico vio en el despojo humano una premonición, un signo de lo que a él ha podido, puede y podrá ocurrirle en cualquier momento. En su acto de piedad hubo «intereses» personales.

Otra solución sena suponer al marino Leóntico como único interlo- cutor (en 3.a persona) del epigrama.

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¿OSCURIDAD O LUZ?

Timón, pues ya no existes, ¿qué es más odioso para ti, la luz o las tinieblas?

-Las tinieblas; vosotros aún sois más en el Hades1 .

AP VI1 313-320 recoge una serie de epigramas dedicados al famoso Timón el misántropo. Planudes los incluye en su sección eic LLpxaíour rwác, pero sin mencionar el nombre de su autor en tres casos: 315,318 y 319. La tumba de Timón estaba situada sobre una.escollera inaccesible (cf. 320 Hegesipo). Así acreditaba -póstumamente incluso- su fama de solitario.

1 Timón el misántropo-comprueba con tristeza cómo el número de muertos es aún mayor que el de vivos. Sus aspiraciones de soledad abso- luta se ven truncadas. De ahí que opte como mal menor por la luz: la mayoría (oi nhelovec) ,ha muerto, está en el Hades (Suidas: nhedvwv. TWV U € K ~ W U ).

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LII

2 neháv Graefe et Jacobs: yeháv PPI: o hX+yeiv Stadtmueller

Wilamowitz rechazó este epigrama (Kall., Berlín 1907~, p. 16), con- siderándolo una simple copia de AP VI1 320 (Hegesipo). Otros han con- siderado la pieza de Hegesipo como copia de la de Calímaco. Schneider asignó el primer dístico de 320 a Hegesipo y el segundo a Calímaco (nú- mero 111 de Mair). Hay opiniones, pues, de @da índole.

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No me desees buen día, malvado corazón . Prosigue tu camino.

Buen día es para mí el que no te aproximes.

Habla el misántropo Timón del epigrama anterior.

i K a ~ b v r é a p : cf. ~ a ~ a i @ p é v e ~ (Teócríto, I d . XIV 31). Ambas son si- nécdoque~ formularias: un hombre designado por su corazón o por su diafragma.

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LIII

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CLEÓMBROTO EL SUICIDA

Diciendo "Sol, adiós", Cleómbroto de Arnbracia desde lo alto de un muro saltó al Hades.

Ningún mal había visto merecedor de muerte, pero había 'leído

un tratado, uno solo, de Platón: Sobre el Alma.

¿Se mató Cleómbroto, un adolescente, por acceder a la inmortalidad antes de tiempo, o quizá -es otra teoría- apesadumbrado por no haberse hallado junto al maestro Sócrates en el momento de su muerte (cf. Fedón 59 c)? Tal vez, pero, ¿y la lectura del diálogo platónico? Cleómbroto tuvo que haberlo examinado con detenimiento. De este examen nacería la idea del suicidio (aunque Sócrates se limita en Sobre el Alma a reco- mendar al filósofo que no tema a la muerte, dado que la otravida siempre ser6 mejor que ésta).

Si despojamos la composición de su entorno erudito, si atendemos al texto con exclusividad -y no al contexto-, la lectura de Cleómbroto el suicida es muy otra. En efecto, pocos epigramas de Calímaco tan fasci- nantes como éste. La motivación cultural -una lectura- del suicidio de Cleómbroto liga la pieza a toda la poesía "alejandrina" de nuestro siglo, a los Cantos de Pound, al Homenaje de Guillén. Lo cultural activa la sen- sibilidad humana, universaliza el dolor o la amistad en virtud de los siem- pre bienvenidos loci paralelos, sienta cátedra de humildad y proporciona "compañia". El poeta deja de representar el papel que inventó para él la crítica idealista, y se convierte en lo que verdaderamente es: el fabricante de un lenguaje -el poético-, el orfebre de la palabra. El autodidactisrno es una farsa desde Homero. El rapsodo tejía sus hexámetros por medio de una techne personal, regalo de las Musas. Hora es de combatir esa pos- tura neorromántica y poco elegante que quiere ver en la poesía alejandri- na algo artificioso y meramente lúdico. La poesía -digámoslo de una vez- no es otra cosa que un Juego. Y en todo juego existen unas reglas (la techne de Homero), sin las que no se concibe la actividad lúdica. El sentimiento es sólo una categoría psicológica, lo mismo que la sinceridad, o que la hiate*. Cuando Robert Graves, en uno de 1 ~ s libros más impor- tantes de los últimos años (The Witite Goddess. A Historical Grammar of Poetic Myth, London 1961) a f m a textualmente: "La función de la poe- sía es la invocación religiosa de la Musa; su utilidad es la experiencia de exaltación y de horror mezclados que su presencia excita", no excluye evidentemente la poesía alejandrina, y está tocando el fondo de la cuestión. Pero Graves es poeta y, por tanto, un iniciado. Estáiniciado porque posee una techne, como la posefa el sacerdote antiguo o el druida. Y está jugan- do. Y él lo sabe. Como lo sabía Calímaco al redactar su Cleómbroto.

Page 121: Calímaco - Epigramas.pdf

LIV

%ic 'Arapveirqc TLC dveipero I I i r r a ~ b v oürw TOV Mimhqva¿ov, na i6a rbv 'Tppá6wv -

" h a ykpov, 60dc pe K U ~ ¿ yápoc- f i pía pkv 6 q vÚp+q ~ a i nXoÚrq ~ a i yeve i K ~ T ' kpk,

7) 6' i r kpq npopkf lq~e . ri Xcjwv ei 6' a y e oúp poi ~ Ú X ~ v o o v norkpqv eic bpívamv ayw".

einev- d 6E o ~ i n w v a yepovrucov ijnhov deipac - " + ~ i 6 € KE¿VO~ 001 TÚV & ~ ~ O U U W Enoc".

(o¿ 6' ap' bnb nXqyijoi 90dc flkpflucac Exovrec Eorpe+ov ebpein nai6ec 6vi rpiÓ6q).

" ~ e i v w v i-pxeo", +qoi, "per ' LXVUZ". XO p b & n & ( ~ r q nhqoiov, o¿ 6' EXeyov - " r e v ~ a r d oaurov EX&".

+raÜr' d i o v b &¿VOC kqkioaro peicovoc OLKOV 6p¿@aoüui na i6wv ~ X q 6 ó v a ovv9kpevoc.

rqv 6' dXiyqv dx K E ~ V O C &c o i ~ i o v fiyero vúp+qv, odrw ~ a i oú, A h v , rqv ~ a r d oavrbv EXa.

Al' VI1 89 P ~ I I I ~ 28, 20 Diogenes Laertius 1 79 sq. Kahhí-

paxoq #v ~ o i q 'Esiypdppacrt

13 p d f o v o ~ codd. : pífovoq Diog. nonnulli codd. 15 &r o i ~ i o v fiyero Diog.: 6~ o i ~ o v 6n7Tye~o PPl 16 ob Aiwv Diog.: ob y' iwv PPl: oi, y' " I w v Schneider

12 El carácter proverbial de T?U ~ a ~ h crav~bv i h a aparece ' reflejado en el Léxico de Focio, 11 p. 212 Naber, que reproduce tal cual la fórmula paremíaca, atribuyéndola al dios de Delfos. Más noticias en Pfeiffer ad app. y üow-Page ad loc.

16 McKay (SO XLV 1970, pp. 41-43 y 48) defiende A i w v como lec- tio difficilior.

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Un extranjero de Atarneo ' interrogaba de este modo a Pítaco de Mitilene, hijo de Hirras:

"Abuelo, me ha surgido un doble matrimonio. La primera novia está a mi nivel en riqueza y linaje,

5 y la segunda por encima. ¿Qué es mejor? Aconséjame, por favor, a cuál debo tomar en himeneoy7.

Dijo. Y Pítaco, mientras levantaba el bastón, instrumento senil, respondió :

"Mira, ésos te dirán todo lo que precisas". (Había unos muchachos que, manejando a golpes sus rápi:

das peonzas 2 ,

10 las hacían girar en una vasta encrucijada). "Sigue sus huellas", dijo. El hombre se acercó,

y los niños dijeron: "Mantén tu propia línea " 3 .

Oído esto, el extranjero prescindió de la dama de superior hacienda,

comprendiendo el presagio de los niños. 15 Y, como aquel que a la novia humilde llevó a su casa,

así, Dión 4 , también tú "mantén tu propia línea".

i En la costa de Misia (Asia Menor), precisamente enfrente de Mitilene. 2 Por medio de golpes de látigo, los niños jugaban a ver quién conse-

guía mantener su peonza en movimiento por más tiempo. 3 La advertencia mutua de los niños consiste en que no se aparten de

su línea, esto es, que mantengan su peonza lejos de todo posible choque con las demás peonzas. Con respecto a la metáfora, a lo que entiende el extranjero de Atarneo, es evidente que el juego ya no importa y s í la indi- recta -y transparente- respuesta del sabio Pítaco: "Cásate con la mujer que está a tu nivel (económico y social)". Consejo el del tirano que él mismo no siguió jamás (quizá por ello estaba escarmentado), pues desposó a la hermana de Dracón, hijo de Pentilo, "mujer sumamente soberbia con él" (D.L. 1 79). No hay que decir que semejante matrimonio influyó deci- sivamente en la ulterior carrera política del hijo de Hirras.

4 Lo que para los niños era una técnica de juego v para el atarnense un visado de felicidad conyugal, bien pudiera ser para Dión una instancia a perseverar y no dejarse engañar por espejismos de grandeza, aunque nada sabemos a ciencia cierta.

Page 123: Calímaco - Epigramas.pdf

Toü Zapiov nóvoc e1pi 8ópq n o d i9ei.o~ 60i6Óv 6e.$apkvov, ~ h e i w 6' Efipvrov 6uu' ZnaSev,

~ a i ,$av&p 'Ióheuw,~'Opqpemv 61- ~aheüpai ypappa- Kpew$dXq, Zeü &he, roüro &a.

Strabo XIV 638 Sextus Empiricus, Adv. Math. 1 48

i 706 ~ a j . d o v Strab. : ~ p c w @ Ú h o v Sext. / / h o t ~ ó v Sext. : " O ~ ~ p o v Strab. 2 K ~ E ~ W Sext.: ~ a l w Strab.

Page 124: Calímaco - Epigramas.pdf

LA CONQUISTA DE ECALIA

Soy fatiga1 del samio que antaño recibiera en su casa al aedo

divino. Canto a Éurito, cuanto ha sufrido, y canto a la rubia Yolea '. Soy llamado poema homérico.

¡ESO es muy importante, querido Zeus, para Creo- filo!

Cf. el contexto de Estrabón XIV 638, referido a la isla de Samos. El poema de Creofilo -pues no cabe duda de que él lo escribió y no

Homero- titulado La conquista de Ecalia versaría sobre el enfrentamien- to Eurito 1 Héracles en torno a Yolea (o Yole), hija del primero (cf. Só- focles, Tr. 381 etpassim).

Habla un supuesto ejemplar manuscrito -una copia alejandrina- de La conquista de Ecalia (comarca y ciudad homónima en Etolia).

i Es una 'obra' de parto difícil, laborioso, una especie de fatiga lite- raria lo que el poema supuso para su autor, Creofilo. No olvidemos que la composición tiene toda la probabilidad de formar parte de la "épica cíclica" odiada por Calímaco (cf. 11 1). Por tanto, no hay que desechar un matiz de ironía en la expresión calimaquea.

2 Yole era rubia, joven. Deyanira -lo entiendo- no podía permane- cer impasible.

3 Creofilo está orgulloso de que muchos adscriban su poema a la pa- ternidad divina del Aedo por excelencia.

El epigrama -literatura sobre literatura- presenta un indudable inte- rés estético. Su frialdad conmueve al lector, que, prescindiendo de todo bagaje erudito, se encuentra con la vanidad de un gesto momentáneo, el ideal de un canto, la fatiga de un poeta ante el misterioso laberinto de las palabras. Y es otro poeta quien ritma el vuelo de estas n o h s dispersas. Metaliteratura. Es hermosa la pieza. Hasta el encuentro arcaico e imposi- ble de Creofilo y Homero parece cobrar nueva vigencia en esa plataforma teatral mínima de los dos dísticos elegíacos.

Page 125: Calímaco - Epigramas.pdf

LVI

AP IX 507 Achill. T., Vita Arati 5 (Comm. Arat. 78,25 Maass) 213 ibid. 1 p. 76,9 Maass ' & A A ' - & ~ E & ~ ~ ~ o ' 4 Theo Alex., Vita

Arati 3 (ibid. p. 151, 1 ) 'oíryymor LL-ypvnviqr' caret P1

i ró i,. Blomfield: 766 ' PAch. / / T O ~ PAch.: TÓ y' Luck / / &OL¿~WV Scaiiger : &oi6Óv PAch.

2 6 ~ v & P: 6 ~ a i o ~ Ach. // inter p$ et 70 add. oú Toup 4 b+ter P: dioe i r Ach. // aúpoohov Ruhnken: ~ Ú V T O V O ~ P : obyyovor

Ach. Theo : o í r y ~ o v o ~ Scaliger // & ypvnvíqs Ach. Theo: &ypvnviq P

4 Zúj@ohov &ypvnvLqc : conjetura de Ruhnken, redescubierta por Wil- amowitz. Avalan esta enmienda las imitaciones contenidas en AP IX 689, 2 y AP VI 328, 2; cf. también Kaibel, Ep. Gr. 779,8, y los fragmentos 59, 7 y 384, 36 Pf.

CÚVTOVOI & y p v d q : lectura de P defendida por Gerhard Lohse (Her- mes XCV 1967, pp. 379-381). El estudioso acude a LV, AP VI1 11 (As- clepíades) y AP VI1 1 2 (Anónimo) para robustecer su defensa, combatien- do sobre todo la aceptación de oÚyyovor ( C T N T O N O C + Z T N P O N O ) por parte de Kaibel ("Kaibels Bedenken unbegründet waren" y "dürfte der Glaubwürdigkeit des überlieferten Wortlauts,oÚv~ovor Clypvsvlq nichts mehr im Wege stehen", p. 381).

Círyyovoc &ypvnvlqc: lectura de Aquiles y Teón (éste aplicándolo al propio Calímaco) en sus respectivas Vit. Arat. Kaibel (Hermes XXM 1894, p. 120) defendió abyyovor , y Scaliger ideó oiryyovoi para-hacer abso- luta la concordancia entre Aen~ai Pquier y SU oposición oíryyovo~ CLypvnvIq~ 'vástagos de sus vigilias'.

Page 126: Calímaco - Epigramas.pdf

De Hesíodo ' es el tema y el estilo. Al último de los aedos no imitó, sino al canto -me lo temo- más dulce

de la épica, el poeta de solos ' 3 . iSalud, gráciles versos, fruto simbólico del insomnio de Arato!

Cf. H. N. Porter, Hesiod and Aratus (TAPhA LXXVII 1946, pp. 158- 170), estudio métrico del poema.

Nuestro epigrama, como el anterior, parece estar escrito sobre una co- pia de una obra literaria, en este caso los Fenómenos de Arato.

i El arquetipo literario ideal entre los alejandrinos. 2 O~-&ITE&~TO: pasaje controvertido. Veamos las diversas traduccio-

nes: Paton: 'He of Soli took as a model not the worst of poets, but, 1

am afraid, the most honeyed of his verses' (ho~6Wv). Mair: '1 misdoubt that not to the utter end but only the most

honeysweet of his verses has the poet of Soli copied' (ho6óv). Cahen: 'Non, le poete de Soles n'a pas suivi le moindre des Aiides,

et j'ose,dire qu'il s'est modelé sur ce qu'il y a de pluscharmant dans 1'Epique' (&ofiWv). Harto libre.

Beckby: 'Nicht den schlechtesten Dichter I ahmte der Solier nach, sondern -ich wag es- den Sang, / süsser als jedes epische Lied' ((L06óv).

Wilamowitz (Hell. Dicht. 1 206) piensa que ~ b v &OL¿~WV EUXUTOV no es otro que Homero, 'el mejor de los poetas'. Así, pues, Arato es alabado por Calímaco porque no imitó a Homero (es posible, pues, que aquí, como en TWV &n&w,'baya algún tipo de invectiva contra los Argonautrca de Apo- lonio ).

Gow-Page ad loc. estudian por extenso -aunque optando por &ofi6v- todas las posibilidades de este locus desperatus de la interpretación.

3 Ciudad de Cilicia, en la costa SE. de Asia Menor. También hubo otra Solos en la isla de Chipre.

4 Son las noches en vela del poeta de Solos, cronista de constelaciones y estrellas, puliendo sus versos y observando el curso de los astros, la es- tructura de la bóveda celeste.

Page 127: Calímaco - Epigramas.pdf

LVII

AP IX 565 P1 Ia 65,19 314 Demetrius L. napi no~qpúíwv

p. 35 De Falco=Empedocl. fr. 142 Diels-Kranz.

4 o@iqv Dem.: o@iav PP1

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EL ARTE POR EL ARTE

Teeteto camina por una senda pura l . Y a tu hiedra este camino, Baco, no conduce. El nombre de los

vencedores harán oír apenas un instante los heraldos: su arte,

en cambio, para siempre proclamará la Hélade 2 .

Teeteto -fracasado quizá como autor dramático en los concursos de Dioniso- busca nuevos caminos de expresión literaria (Hauvette: ' est entré dans une voie nouvelle'). Sin embargo, paradójicamente, en su fra- caso está su gloria a los ojos de Calímaco. Brilla porque su arte no está al alcance de todos, porque ha sacrificado toda ambición de fama y popu- laridad a cambio de una vía, de un sendero. Es el camino 'puro' (v. 1) que indefectiblemente conducirá al poeta al gabinete alquímico de la palabra, en medio de sugestivas redomas y alambiques literarios. Ello no podía ser del agrado de la multitud, sino de la "inmensa" minoría, esto es, de Calímaco, que 'odia.el poema cíclico, las calles por donde pasan todos y los adolescentes que se ofrecen sin discriminación' (11).

De Teeteto como epigramatiGa (única faceta de su arte que ha llegado hasta nosotros) conservamos AP VI 357, VI1 444, 499 (cenotafio de Aristón, un cirenaico), 727, Diógenes Laercio 1V 25 y VI11 48.

1 Un camino puro puede ser un camino sin obstáculos, un camino de purificación ética o un camino de perfeccionamiento literario, esto es, la senda que conduzca al arte puro, tan cotizado en Alejandría. Me incli- no por esta última posibilidad. Teeteto habría sido, pues, una especie de parnasiano avant la lettre.

2 Grecia, algún día ( la hipérbole es calimaquea), proclamará la fama de Teeteto, un poeta :un investigador del lenguaje poético, no owdemos el ~ai9ap+ - que no había conseguido ningún premio en las competicio- nes dionisíacas. Si no Grecia, estoy seguro de que todo lector del epigra- ma de Calímaco no olvidará jamás a quien gustaba de la poesía y abomi- naba de la hiedra.

Page 129: Calímaco - Epigramas.pdf

LVIII

5 M7) & ~ L K U : sinalefa. Cf. IV 4. Véase también Alceo, fr. 138 Page T& 117) ' ~ S ~ K U .

Page 130: Calímaco - Epigramas.pdf

Dioniso, una pequeña palabra es suficiente para el poeta victorioso.

"He vencido" es su más largo discurso. Pero a quien tú no alientas favorable, si alguien le pregunta

''¿cuál es tu suerte?", dice "las cosas van muy mal". Para quien urde y teje la injusticia sea tal frase;

para mí, soberano, la braquisilabía.

K. J. MacKay (SO XLV 1970, pp. 43-45) ha escrito un jugoso comenta- rio sobre el bello epigrama que nos ocupa. Composición epideíctica (AP IX 566), su tema es "the opposition of the long and the short . . . The victor's statement is short, v t ~ ú ) , the vanquished is more long-winded, owhr)ph 7h ytyvópeva" (p. 44). En efecto, Calímaco, al abogar por lo 'peque- ño', personificado aquí en la corta -pero jugosa- declaración del vence- dor, está defendiendo una vez más, en virtud de sus propios principios lite- rarios. la brevedad y la concisión. Pero -continúa McKay- "he whim- sically expreses this in the emphatic, closing position-in the epigram as

ppa~vouhhapiq, a phrase which occupies the same metrical space as the statement of the vanquished in line 4. The poet light-heart-edly skirmishes in 'enemy' territoy" (ibid.). Estas ingeniosas escaramuzas del poeta de las quintaesencias en territorio de los fárragos (por acudir a la dicotomía gracianesca) conllevan una abundante dosis de ingenio e ironía. En lo que se refiere a mi versión, he conservado el término calimaqueo braqui- silabía (por más que en español deberíamos transcribir braquisilabia, sin acento), con el fin de que la cláusula las cosas van muy mal del v. 4 se co- rresponda con el también heptasilábico sintagma la braquisilabía (v. 6), como quiso Calímaco y supo ver McKay.

El autor, quizá a punto de participar en algiin certamen teatral dioni- síaco (Suidas nos habla de comedias, tragedias y dramas satíricos escritos por el de Cirene), desea para sí la suerte del vencedor, y la desgracia del vencido para quien maquina cosas injustas.

1 T h p+ EvGiwa: cf. A. Henrichs, ZPE IV 1969, p. 38. Afirma Hen- richs que Calímaco ha parodiado aquí un verso de Alceo, el fr. 138 Page Sp&]<rav~ao aL~Gv[ov]ra T¿ p1) ' v 6 t ~ a . Compárese también con Sófocles, OT 682 ri, p* ' v ~ t ~ o v .

Page 131: Calímaco - Epigramas.pdf

LIX

AP XI 362 caret P1

2 Aeh~ape, rhv Schneider: Aev~aperav P: Aev~apkra rhv Schoenber- ger // Aiau Maas: wav P: h~thv Schneider: ohv Schoenberger // paviav

Grnesti: pwlqv P 3 rw <PWK&OC 1 1 ~ 1 ~ Paulssen: rw@w~eooertc P 4 &AA' ai X' 8v P2: &Aha~x' 2v P: &AA' al X;)V Mair: &AA' alqpbv Syl-

burg S Ka Meineke: ~ a i P 6 ~ f i y W Meineke: ,&y& p // T&C r o A A 3 ~ Wilamowitz: TOUC noAAobc P

2 Aíav: la conjetura de Maas es impecable paleográficamente. De AIAN se pasa fácilmente a MAN.

4 'AAA' ai x' hv . . .: avalado por Teócrito 11 126 e56Óv 7' e? K E ~ Ó V O V

rb K Q A ~ V o76fia TEÜC 6@íAqoa. Cf. también Apolonio de Rodas 1 196. 'AAA' al xfjv ( ~ a i Ev): conjetura propuesta oralmente por Mair a

Rouse, Jackson y otros en marzo de 1913. En mayo aparecería un artí- culo de G. A. Davies (CR XXVII 1913, p. 91) con la misma interpreta- ción.

La enmienda de Sylburg encierra una alusión a los sucesos amenaza- dores del Orestes euripídeo, o a otra tragedia en la cual Orestes pusiera a su amigo Pílades al corriente de su crimen. Cf. Aubreton ad loc.

Cahen considera el pasaje como un locus desperatus, imprimiendo en- tre cruces el texto de P despuéli del corrector. Lo mismo hace Paton. En WKPh XXXI 1914, p. 86, Schoenberger piensa en un nombre propio aite- rado.

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SIN AMIGOS

Feliz Orestes en los viejos tiempos, pues, por loco que fuese, Léucaro, no lo fue con locura excesiva,

y no ensayó la prueba en el foceo que confirma al amigo. Un solo drama hubiese representado: al punto

5 habría perdido a su compañero. Es lo que yo he hecho, y, aunque eran numerosos, no tengo ya más Píla-

des conmigo 4.

Cf. J. Steinbauer, WKPh XXXI 1914, p. 534: explicación y comenta- rio.

Calímaco se dirige a Léucaro, un interlocutor cualquiera.

i ¿Naturaleza de la 'prueba'? ?esconocida. Aubre+n ad loc. sugie- re que puede tratarse de un sondeo llevado a cabo por Calímaco entre sus discípulos, con vistas a comprobar su grado de fidelidad en cuestiones li- t e r a r i~ . Parece desechada la interpretación erótica del poema.

2 No es otro que Pilades, primo hermano de Orestes y descendiente de Foco, el héroe epónimo de la Fócide.

3 Paton ad loc. interpreta de este modo el difícil pasaje: "The 'one drama' must, 1 think, mean the Choephori. Orestes then would have of- fended Pylades had he introduced him into the Eumenides also, and Calli- machus had offended his friends in some like manner". Parece poco pro- bable.

4 Calímaco ha perdido a todos sus numerosos amigos. ¿La causa? Ha hecho representar un drama propio. Y ello -escribir teatro en general- no parece recomendable para conservar buenas amistades.

Page 133: Calímaco - Epigramas.pdf

1 ' HET~WVOC P1: Aic~íwvoq P2 : 'HLET~WVOI P 3 &vtpt 6' innei Jacobs: &v6p~ i n e w t P: civ6pl 6& innei P1: bv6piy

innei Desrousseaux: &v6pl S ' 'En€@ Goettling: bvspl 6' k@' innei Bent- ley: &v6pi z w innei Havet: &v6pl yhp iasc i Pasquali: bv6pl 6' & b n y Stadtrnueller : bv6pl 6k rol y Waltz, interrogationis signum post sap y ~ i - OÚ170

1 'HET~WVOI ( 'AETIWVOC) es un nombre muy difundido. Ale~íwvor, sin embargo, aunque tal vez correcto (Meineke, Pfeiffer), no nos es conocido (Gow-Page).

3 ' AvEpi 6' innei: "fort. recte", escribe Pfeiffer ad app. La forma JLvépt es épica ( su a es larga). Para la forma contracta brei(dos sílabas), cf. fr. 114, 17 Pf. y P. &ir. Zen 59341 b 7 s., publicado por C. C. Edgar: vuvi y b 8xouev ~ a i &ntoz¿ci<<tuovc ~ a i zbv xbpzw ~ a i z i v y p á o ~ w rekoüyev T@ bnei . De! propio Edgar cf. también Ann. du Serv. des Ant. de 1'Eg. XXII 1922, p. 80.

Las conjeturas menos viables son, sin duda, la de Goettling (seguida por Mair) y la de Waltz (citada por Cahen). Demasiado complicada la ex- plicación de &vSp¿ 6' 'Ene@, y sin base paleogrhfica la enmienda bvdpi 6k no i y waltziana. Para bv6ply innei de Desrousseaux, cf. REG LIII j.940, p. 151. Para &vbpí zw innei, cf. Havet, Callimaque, gpigramme sur Eétion d 'Amphipolis, en la RPh XLVI 1922, pp. 154-155.

Page 134: Calímaco - Epigramas.pdf

Yo, un héroe, estoy aquí, situado en la puerta de Eetión de Anfípolis,

pequeño en un vestíbulo pequeño l , con una sier- pe oblicua

y una espada tan sólo. Irritado contra un individuo a ca- ballo,

me ha puesto incluso a mí2 en su casa a pie.

Cf. Pierre Roussel, Interprétation d'une épigmmme de Callimaque (REGaXXXIV 1921, pp. 266-274). Un bajorrelieve, representando a un héroe (con la serpiente -su atributo- y la espada, pero sin lanza y sin caballo), protege los umbrales de la casa de Eetión, tracio de Anfípolis. Este guardaba un profundo rencor a un caballero (los mot&os son hipotéticos), y no quiso que su héroe "protector" ostentase los mismos atributos que los héroes al uso, todos representados a caballo.

"Er hatte sich über einen Reiter geiirgert und stellte nun den Reitergott zu Fuss auf" (Wilamowitz). El subrayado es mío. Me parece excesivo identificar un héroe de las puertas con la divinidad de los jinetes (aunque el ir a caballo fuese uno de Tos preceptos de su figuración). Un héroe, en principio, no es un dios, no es inmortal.

Inaceptable es la ingeniosa explicación de Mair: "Eetion is a typical Trojan (cf. Eetion father of Andromache) who hates the idea of a horse in consequence of the wooden horse made by Epeius (F. VI11 493 rbv 'Enewc &noíqoév sin> 'A&yq ), and so has a hero at his door who is repre- sented on foot".

i M L K ~ @ f i ~ ~ p b c . . . : cf. Waltz ad loc. Los cultos a los héroes, caracte- rísticos de Tracia, se traducían habitualmente en la confección de relieves y pinturas representando al héroe objeto de veneración. En este caso el epigrama no nos da ninguna información acerca del nombre de nuestro héroe sin caballo. A lo que sí alude es al tamaño del bajorrelieve y del vestíbulo que lo albergaba. Én efecto, Calímaco habría encontrado pin- toresca la figura disminuida en talla y atributos, el mínimo vestibulo, la pobreza de la casa de Eetión, un emigrado de Tracia a Alejandrla. De ahí la conjetura de Desrousseaux &v6pi<t, ilrnei 'un petit homme de cavalier': todo un proceso irónico de miniaturización.

2 '(Que suelo figurar siempre a caballo)'.

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LXI

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EQUEMAS EL CMTENSE

Tranquilizaos, Cintíadesl, pues el arco de Equemas2 el cretense

yace inerte en Ortigia 3 , en el templo de Ártemis, el arco con que despoblara todo un gran monte de voso-

tras. Pero ha cesado, cabras: fue la diosa quien dispuso

esta tregua '. Dedicación de un arco a Ártemis por un arquero cazador. Planudes lo

atribuye a autor anónimo, pero todo en el poema proclama la paternidad de Calímaco. Cf. K. Ziegler, Der Kreter Echemmas (RhM LXXXVII 1938, pp. 74-80) .

i Cabras ('hijas') del Cinto, monte de Delos de poco más de cien me- tros de altura y de honda resonancia literaria (cf. H. Hom. Ap. 141 y A P XV 25, 9 s.). Calímaco lo considera gran moqte (v. 3), lo cual prueba (Wil- amowitz, Hell. Dicht. 1 175) que el poeta nunca estuvo allí. Su recuerdo es tan sólo literario. Las cabras del monte Cinto eran famosas en la antigüe- dad: con sus cuernos se hacía el K E P C ~ T ~ V de Delfos (Himno 11 60 s.).

2 Calímaco, que recibiría la historia del cretense Equemas de fuentes muy antiguas, idearía una ingeniosa etimología para el nombre, muy acor- de con su oficio: E x w v itercpa (=~Ó.gov).

3 Delos. Cf. H. Hom. Ap. 16. Ortigia es el nombre más antiguo de la isla.

4 También el H. Hom. Ap., equivocadamente, califica el montículo de 'grande' (v. 17).

5 Cf. McKay, Mnemosyne XXI 1968, p. 175: "Artemis is herself trad- itionally a huntress' (Hymn 111 8, 81, etc.), while Hymn 11, 60's. refer to the inroads which she made into the goat population of Kynthos. The un- certainty of where her sympathies lie inep. 62 Pf. [LXI] nicely dispelsany momentary sentimental illusions we may entertain about the poet's finer feelings for his subject". Así, pues, la tregua de la diosa (Artemis) se de- bía más bien a la jubilación de su arquero -edad, enfermedad- que a cual- quier otra motivacion ritual o misericorde. Ello no es obstaiculo que empa- ñe la hermosa ofrenda de la pieza. Cf. XVII (ofrenda de otro arquero cre- tense).

Page 137: Calímaco - Epigramas.pdf

LXII

AP VI1 454 Athenaeus X 436 e caret P1

i rbv p2 : 06 PAth., fort. recte 2 Exovaa PAth.: Bhoüoa Valckenaer

Es preciso advertir que este epigrama contiene muy poco de calima- queo. Meineke, Wilamowitz y Pfeiffer lo rechazaron categóricamente. Ateneo no cita nombre de autor, y la Antología se limita a hacer constar el lema o título: el< ' Epaa&~wov (sic) rbv ~ Ó T ~ v , añadiendo el corrector roü abroü, lo que ha favorecido la paternidad calhnaquea de la pieza, pues AP VI1 453 (nuestro XLVI), el epigrama inmediatamente anterior, está reconocido como obra de Calímaco (Kahhcktd~ou) en el. Palatino y en P1a: nudes. Cf. Wilamowitz, Hermes XII 1877, p. 346. De manera especial, la elisión de la última sílaba de un participio en la diéresis del pentámetro - npmo8~ io ' - patece impropia del poeta de Cirene; arte metHca Call. indígna, escribe Pfeiffer ad app.

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LA COPA DE LA MUERTE

;Profundo bebedor de vino este Erasíxeno ' ! Apurada dos veces seguidas,

una copa de vino puro se perdió con él.

Leemos en Ateneo (X 436 e ) : 'Epaot[~vov 66 Twa nenwrkvai nheioí-6v ~ q o i TO hn' a37@ Pnlypafifia. Y sigue el texto de LXII, con las particula- ridades reseñadas en el aparato (cf. supm). Erasíxeno, pues, murió por beber mucho, demasiado. Ello parece ser del agrado de los poetas, desde Arquíloco a los clerici vagantes medievales, desde Anacreonte a Omar Jayyám.

i Sin embargo, Erasíxeno, un " bebedor profundo " ( rbv pa&v olvo- a h q v ) , curiosamente ha muerto por beber dos copas de vino puro, úni- camente dos. ¿Ironía del poeta? Quizá, como noté en el aparato, la lec- tura ob de P (antes del corrector) y de Ateneo sea la adecuada. De ese modo Erasíxeno, un bebedor superficial, un mal bebedor, moriría al in- gerir las dos copas colmadas de vino no mezclado. Por otra parte, en X 437 b, Ateneo nos cuenta cómo el hindú que triunfó sobre Alejandro en un certamen de bebidas ingirió cerca de trece litros (unos cuatro &c.) de vino, muriendo, como es natural, cuatro días más tarde. Poco vino puro nos parece para Erasíxeno, poco para borrarlo del mundo de los vivos. Queda el tamaño d e las copas, o un oportuno ataque al corazón. Cf. Gow-Page ad loc.

2 En el sentido de 'perderse a lo lejos'.

Page 139: Calímaco - Epigramas.pdf

LXIII

O i í r c ~ h v d u a ~ c , KwvOnmv, WC 2.116 n o ~ i c ~ o ~ p ¿ i o S a ~ $ v ~ p o i c roio6e napa npoSúpo~r.

obrwc ~ n v ó o a ~ c , Ú ~ U C W T U T ~ ) , WC TOV 2.paorqv tco~pi te~c , 6híov 6' olj6' 6vap rjvriaoac.

5 Y E ~ T O V E C o i ~ ~ e i p o v o ~ , oU 6' 0b6' 6vap- q ' I F O ~ L + 66 aljritc' Úvapvrjoe~ r a ü ~ a oe núvra tcópq.

2 $uxpo¿r PPl: $ W ~ I Schneider 4 Qvríauar PP1: Qvriaua Boissonade: hvruiuatc Hecker

Este epigrama ha sido objeto de múltiples controversias en cuanto a su paternidad. Planudes lo atribuye a Rufino. P lo adscribe a Calímaco. En contra de la paternidad calimaquea pueden citarse (Pfeiffer):

-El argumento (certe a Callimacho alienum). En efecto,la compo- sición está dirigida a una mujer (una &aípa), no es fruto de la $&bnacc v6- u01 (cf. 111 6).

-La sententiarum et rerum repetitio.. Aunque. con Wilamowitz (Hell. Dicht. 11 125), podríamos decir que es consecuencia y debe ser en- tendida a través de "das eintonige Harren des müden Liebhabers".

-En v. 3, la abreviación de la q final de & G L K W T & T ~ ante WI (vocalis ante vocalem corripitur), que no ofende en Rufino, pero es rara en Calí- maco.

A favor de la paternidad calimaquea se pronunciaron Friedrich Zucker, Zu hellenistischen Dichtern (Philologus XCVIII 1954, pp. 94-97) y Georg Luck, Callimacltus and Conopion (CQ VI 1956, pp. 225-230).

2 i1 rv~p61 Schneider: "ingeniose" (Cahen). Pero no es necesario: naph. npo8Úpocc. $v~po ic 'junto a este helado pórtico' ('helado' porque tú, Conopion, estás sola, sin amante a tu lado). Si aceptásemos $vxpWq seria el poeta quien habna de dormir 'fríamente' junto al pórtico de su amada, voluntariamente clausurado para él. Otra posibilidad, el que la noche sea fría -desapacible- para el enamorado, no creo digna de tenerla en cuenta.

Page 140: Calímaco - Epigramas.pdf

QUEJAS ANTE UNA PUERTA CERRADA

Así durmieras tú, Conopion ' , como a mí me obligas a dor- mir

junto a este helado pórtico. Así duermas, oh tú la más cruel, como haces dormir a quien te'ama.

Ni siquiera entre sueños te ha salido al encuentro la piedad.

5 Los vecinos se apiadan. Tú, ni siquiera en sueños. Pero el primer cabello

blanco todo esto, al punto, habrá de recordarte 2.

El poeta se lamenta ante la puerta de su amiga Conopion, una hetera. El tema, un ~ Q ~ U K ~ U V U ~ ~ V ~ O V , está considerado como un topos de la poesía lírica universal desde Alceo (fr. 374 Lobel-Page). Cf. AP V 145, 164, 167, 189, 191, 213, XII 23, 167, 252 . . . (la mayor parte de los ejemplos de paraclausítiro detectables en la Antología corresponden a Asclepíades, Meleagro, Posidipo y Estratón), y Plutarco, Moralia 753 b.

i 'Mosquito', apodo muy de acuerdo con las noches en blanco que hace sufrir al poeta. Waltz ad loc.: "Sans doute le surnom d'une femme petite et taquine". No necesariamente. La nodriza Escra (XLIX) no tenía por qué ser fea (el juego consistía en el contraste Escra / hermosa [leche], en el sentido de 'buena nodriza'). .Conopion no tenía por qué ser peque- ña y zumbona. Es tan sólo el mosquito que no deja dormir al enamorado. Un simple juego de palabras.

2 Paralelo indirecto del collige, virgo, rosas de Ausonio. "Antes que el tiempo airado / cubra de nieve la hermosa cumbre . . . ", "no sólo en plata o viola troncada . . . ", etc. Se acerca al tema horaciano del carpe diem, ya presente en Mimnermo (fr. 1 Diehl). Desarrollemos los dos ver- sos: Conopion, ábreme la puerta. Eres joven y yo lo soy también, iqué esperas para abrirme? Cuando blanqueen tus cabellos y envejezcas, j có- mo vos a justificar el tiempo perdido? El poeta contacta, pues, con el te- ma de Horacio y Ausonio, pero sin trascender los límites del paraclausí- tiro. Cf. AP V 21, 28, 92 (Rufino) y XII 186 (Estratón); cf. también Horacio, Carm. IV 10 O crudelis adhuc . . . , pieza magistralmente tradu- cida por Herrera: "O sobervia i cruel en tu belleza, / cuando la no espe- rada edad forcosa, / del oro, qu'aura mueve deleitosa, / mude'n la blanca plata la fineza; / . . . "