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BUSCANDO RAÍCES Don Quijote y Simón Bolívar

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BUSCANDO RAÍCESDon Quijote y Simón Bolívar

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José Yánez del Pozo

BUSCANDO RAÍCESDon Quijote y Simón Bolívar

(segunda edición revisada)

SeriePluriminorABYA-YALA

2000

José Yánez del Pozo

BUSCANDO RAÍCESDon Quijote y Simón Bolívar

(segunda edición revisada)

SeriePluriminorABYA-YALA

2000

José Yánez del Pozo

BUSCANDO RAÍCESDon Quijote y Simón Bolívar

(segunda edición revisada)

SeriePluriminorABYA-YALA

2000

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BUSCANDO RAÍCESDon Quijote y Simón BolívarJosé Yánez del Pozo

Edición: Ediciones ABYA-YALA12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla: 17-12-719Teléfonos: 562633 - 506247Fax: (593-2) 506 [email protected]://www.abyayala.orgQuito-Ecuador

Serie: Pluriminor

Autoedición: David JiménezAbya-Yala editingQuito, Ecuador

Impresión: DocuTechQuito, Ecuador

ISBN: 9978-04-445-0

Impreso en Ecuador, 2000

BUSCANDO RAÍCESDon Quijote y Simón BolívarJosé Yánez del Pozo

Edición: Ediciones ABYA-YALA12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla: 17-12-719Teléfonos: 562633 - 506247Fax: (593-2) 506 [email protected]://www.abyayala.orgQuito-Ecuador

Serie: Pluriminor

Autoedición: David JiménezAbya-Yala editingQuito, Ecuador

Impresión: DocuTechQuito, Ecuador

ISBN: 9978-04-445-0

Impreso en Ecuador, 2000

BUSCANDO RAÍCESDon Quijote y Simón BolívarJosé Yánez del Pozo

Edición: Ediciones ABYA-YALA12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla: 17-12-719Teléfonos: 562633 - 506247Fax: (593-2) 506 [email protected]://www.abyayala.orgQuito-Ecuador

Serie: Pluriminor

Autoedición: David JiménezAbya-Yala editingQuito, Ecuador

Impresión: DocuTechQuito, Ecuador

ISBN: 9978-04-445-0

Impreso en Ecuador, 2000

Page 5: BUSCANDO RAÍCES Don Quijote y Simón Bolívar

ÍNDICE

Prefacio............................................................ 7

1. Don Quijote en AméricaReflexiones sobre la identidad del hombre americano........................................................ 9

2. El árbol americanoNuestros países latinoamericanos no tuvieron verdaderos Padres Fundadores........ 37

3. El viaje de mi nombreEl insondable europeísmo de Bolívar............ 65

ÍNDICE

Prefacio............................................................ 7

1. Don Quijote en AméricaReflexiones sobre la identidad del hombre americano........................................................ 9

2. El árbol americanoNuestros países latinoamericanos no tuvieron verdaderos Padres Fundadores........ 37

3. El viaje de mi nombreEl insondable europeísmo de Bolívar............ 65

ÍNDICE

Prefacio............................................................ 7

1. Don Quijote en AméricaReflexiones sobre la identidad del hombre americano........................................................ 9

2. El árbol americanoNuestros países latinoamericanos no tuvieron verdaderos Padres Fundadores........ 37

3. El viaje de mi nombreEl insondable europeísmo de Bolívar............ 65

Page 6: BUSCANDO RAÍCES Don Quijote y Simón Bolívar

nota biográfica

José Yánez del Pozo, el autor, es un antropólogoecuatoriano que ha trabajado en los campos de la An-tropología, la Historia Oral, la Literatura, la Lingüísticay la Educación Bilingüe. Ha publicado el libro Yo decla-ro con franqueza (1986) y varios artículos y ensayos so-bre la identidad, la lengua y la cultura (1976-1998). Rea-lizó estudios de especialización sobre Lingüística Andi-na en Puno, Perú (1989-1990), obtuvo su Maestría enLiteratura y Lenguas Extranjeras en la Universidad deGeorge Mason, Estados Unidos (1995), y egresó del Pro-grama de PHD en Literatura y Cultura Latinoamericanaen la Universidad Católica de América de Washington,D.C., Estados Unidos. Actualmente se desempeña co-mo docente en la misma universidad y escribe su tesisdoctoral sobre la identidad andina a partir del análisisde textos quechuas coloniales.

nota biográfica

José Yánez del Pozo, el autor, es un antropólogoecuatoriano que ha trabajado en los campos de la An-tropología, la Historia Oral, la Literatura, la Lingüísticay la Educación Bilingüe. Ha publicado el libro Yo decla-ro con franqueza (1986) y varios artículos y ensayos so-bre la identidad, la lengua y la cultura (1976-1998). Rea-lizó estudios de especialización sobre Lingüística Andi-na en Puno, Perú (1989-1990), obtuvo su Maestría enLiteratura y Lenguas Extranjeras en la Universidad deGeorge Mason, Estados Unidos (1995), y egresó del Pro-grama de PHD en Literatura y Cultura Latinoamericanaen la Universidad Católica de América de Washington,D.C., Estados Unidos. Actualmente se desempeña co-mo docente en la misma universidad y escribe su tesisdoctoral sobre la identidad andina a partir del análisisde textos quechuas coloniales.

nota biográfica

José Yánez del Pozo, el autor, es un antropólogoecuatoriano que ha trabajado en los campos de la An-tropología, la Historia Oral, la Literatura, la Lingüísticay la Educación Bilingüe. Ha publicado el libro Yo decla-ro con franqueza (1986) y varios artículos y ensayos so-bre la identidad, la lengua y la cultura (1976-1998). Rea-lizó estudios de especialización sobre Lingüística Andi-na en Puno, Perú (1989-1990), obtuvo su Maestría enLiteratura y Lenguas Extranjeras en la Universidad deGeorge Mason, Estados Unidos (1995), y egresó del Pro-grama de PHD en Literatura y Cultura Latinoamericanaen la Universidad Católica de América de Washington,D.C., Estados Unidos. Actualmente se desempeña co-mo docente en la misma universidad y escribe su tesisdoctoral sobre la identidad andina a partir del análisisde textos quechuas coloniales.

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Prefacio

Tanto el artículo sobre Don Quijote como elprimero sobre Simón Bolívar fueron escritos en1995. El segundo artículo sobre Bolívar fue escri-to en 1998. Los tres trabajos, cada uno de los cua-les pudiera ser leído por separado, se inscribenen la intención del autor de buscar, en la reflexiónsobre los hechos y los personajes de nuestro pa-sado y presente, raíces cada vez más profundasque expliquen nuestra manera de ser y de actuar.

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Prefacio

Tanto el artículo sobre Don Quijote como elprimero sobre Simón Bolívar fueron escritos en1995. El segundo artículo sobre Bolívar fue escri-to en 1998. Los tres trabajos, cada uno de los cua-les pudiera ser leído por separado, se inscribenen la intención del autor de buscar, en la reflexiónsobre los hechos y los personajes de nuestro pa-sado y presente, raíces cada vez más profundasque expliquen nuestra manera de ser y de actuar.

Prefacio

Tanto el artículo sobre Don Quijote como elprimero sobre Simón Bolívar fueron escritos en1995. El segundo artículo sobre Bolívar fue escri-to en 1998. Los tres trabajos, cada uno de los cua-les pudiera ser leído por separado, se inscribenen la intención del autor de buscar, en la reflexiónsobre los hechos y los personajes de nuestro pa-sado y presente, raíces cada vez más profundasque expliquen nuestra manera de ser y de actuar.

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1DON QUIJOTE EN AMÉRICA

Reflexiones sobre la identidad del hombre americano

Introducción

Si comparamos al mundo con un bosque po-demos encontrarnos con árboles de todos los ti-pos, tamaños y espesores. Arboles grandes y fuer-tes con muchas ramas y hojas de muchos coloresy frutos más variados aún junto a otros árbolesaparentemente menos fuertes pero tal vez conraíces más profundas. El acaparamiento de losnutrientes de la tierra, del aire y del sol y la longi-tud de las ramas de los árboles más poderosos hahecho que algunos arbolitos puedan verse debili-tados y con sus frutos menos apetecidos. Ramaspodridas de los mismos árboles débiles han con-tribuído sin duda a agravar el problema. En la lu-cha y contacto de los árboles a lo largo de la his-toria han habido pájaros saltarines que han he-cho su nido en un árbol y en otro llevando o injer-tando sus cantos, sus plumas y sus lenguas ennuevos pájaros, ramas y frutos.

El árbol americano

El continente americano en su extensióngeográfica e histórica más profunda, con su tron-co añoso y sus ramas coloridas y deliciosos frutospuede aparecer como un árbol débil en su partesureña, pero realmente conserva una de las sa-vias más ricas y sus lenguas propias o injertadas

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1DON QUIJOTE EN AMÉRICA

Reflexiones sobre la identidad del hombre americano

Introducción

Si comparamos al mundo con un bosque po-demos encontrarnos con árboles de todos los ti-pos, tamaños y espesores. Arboles grandes y fuer-tes con muchas ramas y hojas de muchos coloresy frutos más variados aún junto a otros árbolesaparentemente menos fuertes pero tal vez conraíces más profundas. El acaparamiento de losnutrientes de la tierra, del aire y del sol y la longi-tud de las ramas de los árboles más poderosos hahecho que algunos arbolitos puedan verse debili-tados y con sus frutos menos apetecidos. Ramaspodridas de los mismos árboles débiles han con-tribuído sin duda a agravar el problema. En la lu-cha y contacto de los árboles a lo largo de la his-toria han habido pájaros saltarines que han he-cho su nido en un árbol y en otro llevando o injer-tando sus cantos, sus plumas y sus lenguas ennuevos pájaros, ramas y frutos.

El árbol americano

El continente americano en su extensióngeográfica e histórica más profunda, con su tron-co añoso y sus ramas coloridas y deliciosos frutospuede aparecer como un árbol débil en su partesureña, pero realmente conserva una de las sa-vias más ricas y sus lenguas propias o injertadas

1DON QUIJOTE EN AMÉRICA

Reflexiones sobre la identidad del hombre americano

Introducción

Si comparamos al mundo con un bosque po-demos encontrarnos con árboles de todos los ti-pos, tamaños y espesores. Arboles grandes y fuer-tes con muchas ramas y hojas de muchos coloresy frutos más variados aún junto a otros árbolesaparentemente menos fuertes pero tal vez conraíces más profundas. El acaparamiento de losnutrientes de la tierra, del aire y del sol y la longi-tud de las ramas de los árboles más poderosos hahecho que algunos arbolitos puedan verse debili-tados y con sus frutos menos apetecidos. Ramaspodridas de los mismos árboles débiles han con-tribuído sin duda a agravar el problema. En la lu-cha y contacto de los árboles a lo largo de la his-toria han habido pájaros saltarines que han he-cho su nido en un árbol y en otro llevando o injer-tando sus cantos, sus plumas y sus lenguas ennuevos pájaros, ramas y frutos.

El árbol americano

El continente americano en su extensióngeográfica e histórica más profunda, con su tron-co añoso y sus ramas coloridas y deliciosos frutospuede aparecer como un árbol débil en su partesureña, pero realmente conserva una de las sa-vias más ricas y sus lenguas propias o injertadas

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son el medio de comunicación de millones y mi-llones de personas en América y en el mundo.

Los pueblos americanos, especialmente losdel sur, organizados bastante artificialmente enpaíses con fronteras, han tenido una larga histo-ria de desconocimiento mutuo, de agresionesconstantes, de emulación de otros modelos, dealienación cultural grave. Los más acuciantesproblemas del hambre y la desnutrición, de la fal-ta de educación adecuada, de la falta de empleo yvivienda, de la escasa participación política, delatraso tecnológico, de la concentración de la ri-queza y otros más permanecen sin resolverse: losindios de México y Ecuador exigen cambios iné-ditos en sus países, los pueblos de Colombia yBolivia se niegan a un control unilateral del pro-blema de la droga; los así llamados latinos en Es-tados Unidos se sienten tremendamente amena-zados por la tendencia antiinmigratoria que in-venta leyes y vallas que de todas maneras seránsobrepasadas; los pueblos del Ecuador y el Perúsufren con terrible angustia las consecuencias deuna guerra que profundiza aún más las diferen-cias por siglos mantenidas.

Estos y otros hechos nos hablan de que en to-da la América no basta con firmar tratados de li-bre comercio. Hay problemas profundos, no re-sueltos desde 1492, año desde el cual nuestro ár-bol americano se vió obligado a perder el sol y lalluvia que lo mantenían vivo y vigoroso y a acep-tar con desgana y resignación la potente y mu-chas veces destructiva presencia de la rama euro-pea. Esta presencia ha ocultado un tanto nuestraspropias raíces y nos ha alienado de nosotros mis-mos en cuanto a nuestra más profunda identi-dad. Por no conformarnos con las descripciones

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son el medio de comunicación de millones y mi-llones de personas en América y en el mundo.

Los pueblos americanos, especialmente losdel sur, organizados bastante artificialmente enpaíses con fronteras, han tenido una larga histo-ria de desconocimiento mutuo, de agresionesconstantes, de emulación de otros modelos, dealienación cultural grave. Los más acuciantesproblemas del hambre y la desnutrición, de la fal-ta de educación adecuada, de la falta de empleo yvivienda, de la escasa participación política, delatraso tecnológico, de la concentración de la ri-queza y otros más permanecen sin resolverse: losindios de México y Ecuador exigen cambios iné-ditos en sus países, los pueblos de Colombia yBolivia se niegan a un control unilateral del pro-blema de la droga; los así llamados latinos en Es-tados Unidos se sienten tremendamente amena-zados por la tendencia antiinmigratoria que in-venta leyes y vallas que de todas maneras seránsobrepasadas; los pueblos del Ecuador y el Perúsufren con terrible angustia las consecuencias deuna guerra que profundiza aún más las diferen-cias por siglos mantenidas.

Estos y otros hechos nos hablan de que en to-da la América no basta con firmar tratados de li-bre comercio. Hay problemas profundos, no re-sueltos desde 1492, año desde el cual nuestro ár-bol americano se vió obligado a perder el sol y lalluvia que lo mantenían vivo y vigoroso y a acep-tar con desgana y resignación la potente y mu-chas veces destructiva presencia de la rama euro-pea. Esta presencia ha ocultado un tanto nuestraspropias raíces y nos ha alienado de nosotros mis-mos en cuanto a nuestra más profunda identi-dad. Por no conformarnos con las descripciones

son el medio de comunicación de millones y mi-llones de personas en América y en el mundo.

Los pueblos americanos, especialmente losdel sur, organizados bastante artificialmente enpaíses con fronteras, han tenido una larga histo-ria de desconocimiento mutuo, de agresionesconstantes, de emulación de otros modelos, dealienación cultural grave. Los más acuciantesproblemas del hambre y la desnutrición, de la fal-ta de educación adecuada, de la falta de empleo yvivienda, de la escasa participación política, delatraso tecnológico, de la concentración de la ri-queza y otros más permanecen sin resolverse: losindios de México y Ecuador exigen cambios iné-ditos en sus países, los pueblos de Colombia yBolivia se niegan a un control unilateral del pro-blema de la droga; los así llamados latinos en Es-tados Unidos se sienten tremendamente amena-zados por la tendencia antiinmigratoria que in-venta leyes y vallas que de todas maneras seránsobrepasadas; los pueblos del Ecuador y el Perúsufren con terrible angustia las consecuencias deuna guerra que profundiza aún más las diferen-cias por siglos mantenidas.

Estos y otros hechos nos hablan de que en to-da la América no basta con firmar tratados de li-bre comercio. Hay problemas profundos, no re-sueltos desde 1492, año desde el cual nuestro ár-bol americano se vió obligado a perder el sol y lalluvia que lo mantenían vivo y vigoroso y a acep-tar con desgana y resignación la potente y mu-chas veces destructiva presencia de la rama euro-pea. Esta presencia ha ocultado un tanto nuestraspropias raíces y nos ha alienado de nosotros mis-mos en cuanto a nuestra más profunda identi-dad. Por no conformarnos con las descripciones

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hechas hasta ahora queremos avanzar un pasomás en esta búsqueda echando mano no sola-mente de la literatura hispanoamericana sino dela misma literatura peninsular en cada vez másprofundas lecturas.

La más grande obra de la literatura españolay europea del siglo XV, DON QUIJOTE DE LAMANCHA, aunque no habla directamente deAmérica y los europeos en América, tiene comotelón de fondo la “aventura de la colonización deAmérica”, que bien podría ser considerada comola más grande de todas las que realizara el “Quijo-te Español”. Si aplicamos la teoría de Sommer,Don Quijote de la Mancha bien podría ser consi-derada una novela fundacional del ser español,en el sentido de presentar las características fun-damentales de todo un pueblo en los comienzosde su historia como país. Aunque son pocas lasalusiones de Cervantes a América, en El Quijoteun ejemplo basta para demostrarnos su impor-tancia: El Oidor Pérez de Viedma (I,2), que llega ala venta con su hija Clara, está de viaje a Méxicomientras su hermano mayor ya está en el Perú.Cervantes no pudo, por más que insistió, venir fí-sicamente a América, pero posiblemente tuvo supensamiento puesto en esta “aventura” que juntoa las otras de la famosa obra parecen darnos pis-tas para entender mejor el ser español (Ortega yGasset), que vino acá trayendo una serie de ca-racterísticas que nosotros intentamos develar.

En una primera parte de nuestro trabajo ha-cemos una aproximación a la Literatura desde unpunto de vista perspectivista, que nos permita, apartir de un contexto determinado, entender me-jor algunas de las voces planteadas en la obra.Con motivo de la lectura, o de las lecturas del

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hechas hasta ahora queremos avanzar un pasomás en esta búsqueda echando mano no sola-mente de la literatura hispanoamericana sino dela misma literatura peninsular en cada vez másprofundas lecturas.

La más grande obra de la literatura españolay europea del siglo XV, DON QUIJOTE DE LAMANCHA, aunque no habla directamente deAmérica y los europeos en América, tiene comotelón de fondo la “aventura de la colonización deAmérica”, que bien podría ser considerada comola más grande de todas las que realizara el “Quijo-te Español”. Si aplicamos la teoría de Sommer,Don Quijote de la Mancha bien podría ser consi-derada una novela fundacional del ser español,en el sentido de presentar las características fun-damentales de todo un pueblo en los comienzosde su historia como país. Aunque son pocas lasalusiones de Cervantes a América, en El Quijoteun ejemplo basta para demostrarnos su impor-tancia: El Oidor Pérez de Viedma (I,2), que llega ala venta con su hija Clara, está de viaje a Méxicomientras su hermano mayor ya está en el Perú.Cervantes no pudo, por más que insistió, venir fí-sicamente a América, pero posiblemente tuvo supensamiento puesto en esta “aventura” que juntoa las otras de la famosa obra parecen darnos pis-tas para entender mejor el ser español (Ortega yGasset), que vino acá trayendo una serie de ca-racterísticas que nosotros intentamos develar.

En una primera parte de nuestro trabajo ha-cemos una aproximación a la Literatura desde unpunto de vista perspectivista, que nos permita, apartir de un contexto determinado, entender me-jor algunas de las voces planteadas en la obra.Con motivo de la lectura, o de las lecturas del

hechas hasta ahora queremos avanzar un pasomás en esta búsqueda echando mano no sola-mente de la literatura hispanoamericana sino dela misma literatura peninsular en cada vez másprofundas lecturas.

La más grande obra de la literatura españolay europea del siglo XV, DON QUIJOTE DE LAMANCHA, aunque no habla directamente deAmérica y los europeos en América, tiene comotelón de fondo la “aventura de la colonización deAmérica”, que bien podría ser considerada comola más grande de todas las que realizara el “Quijo-te Español”. Si aplicamos la teoría de Sommer,Don Quijote de la Mancha bien podría ser consi-derada una novela fundacional del ser español,en el sentido de presentar las características fun-damentales de todo un pueblo en los comienzosde su historia como país. Aunque son pocas lasalusiones de Cervantes a América, en El Quijoteun ejemplo basta para demostrarnos su impor-tancia: El Oidor Pérez de Viedma (I,2), que llega ala venta con su hija Clara, está de viaje a Méxicomientras su hermano mayor ya está en el Perú.Cervantes no pudo, por más que insistió, venir fí-sicamente a América, pero posiblemente tuvo supensamiento puesto en esta “aventura” que juntoa las otras de la famosa obra parecen darnos pis-tas para entender mejor el ser español (Ortega yGasset), que vino acá trayendo una serie de ca-racterísticas que nosotros intentamos develar.

En una primera parte de nuestro trabajo ha-cemos una aproximación a la Literatura desde unpunto de vista perspectivista, que nos permita, apartir de un contexto determinado, entender me-jor algunas de las voces planteadas en la obra.Con motivo de la lectura, o de las lecturas del

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Quijote, proponemos una nueva aproximación ala identidad americana que supere los plantea-mientos de “soledad” y “pobreza” que son partede un estereotipo ampliamente difundido. A con-tinuación, exponemos sin mayores comentariosalgunas de las características pensadas por algu-nos autores latinoamericanos acerca del hombrede nuestro continente. Estas características, ne-gativas la mayoría de ellas, son contrastadas conalgunos de los elementos de la savia americanaque, según nuestro punto de vista, nos parecenun mejor referente para hablar de la identidadamericana más profunda. Las dos últimas, perono por ello menos importantes partes del trabajo,son dos primeras lecturas interpretativas del Qui-jote que pueden ayudarnos en la reflexión sobrenuestra identidad.

Si bien utilizamos un conjunto de abstraccio-nes como fruto de un tipo de lectura que hace-mos tanto de la realidad como de la obra cervan-tina, estamos convencidos de que podemosaventurarnos a proponer nuevas pistas para en-tendernos a nosotros mismos en cuanto ameri-canos de una identidad básica y de múltiplesidentidades particulares. Con nuevas y más dete-nidas lecturas del Quijote, sin duda, que podría-mos escuchar nuevas voces en un concierto her-moso y nunca acabado.

LITERATURA, CONTEXTO E IDENTIDAD

La tendencia actual en el análisis literariopropone que toda obra literaria -en realidad todaobra de arte- debe ser analizada desde una pers-pectiva múltiple. Aunque no es fácil abandonarlas lecturas “duras” o realistas o las románticas e

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Quijote, proponemos una nueva aproximación ala identidad americana que supere los plantea-mientos de “soledad” y “pobreza” que son partede un estereotipo ampliamente difundido. A con-tinuación, exponemos sin mayores comentariosalgunas de las características pensadas por algu-nos autores latinoamericanos acerca del hombrede nuestro continente. Estas características, ne-gativas la mayoría de ellas, son contrastadas conalgunos de los elementos de la savia americanaque, según nuestro punto de vista, nos parecenun mejor referente para hablar de la identidadamericana más profunda. Las dos últimas, perono por ello menos importantes partes del trabajo,son dos primeras lecturas interpretativas del Qui-jote que pueden ayudarnos en la reflexión sobrenuestra identidad.

Si bien utilizamos un conjunto de abstraccio-nes como fruto de un tipo de lectura que hace-mos tanto de la realidad como de la obra cervan-tina, estamos convencidos de que podemosaventurarnos a proponer nuevas pistas para en-tendernos a nosotros mismos en cuanto ameri-canos de una identidad básica y de múltiplesidentidades particulares. Con nuevas y más dete-nidas lecturas del Quijote, sin duda, que podría-mos escuchar nuevas voces en un concierto her-moso y nunca acabado.

LITERATURA, CONTEXTO E IDENTIDAD

La tendencia actual en el análisis literariopropone que toda obra literaria -en realidad todaobra de arte- debe ser analizada desde una pers-pectiva múltiple. Aunque no es fácil abandonarlas lecturas “duras” o realistas o las románticas e

Quijote, proponemos una nueva aproximación ala identidad americana que supere los plantea-mientos de “soledad” y “pobreza” que son partede un estereotipo ampliamente difundido. A con-tinuación, exponemos sin mayores comentariosalgunas de las características pensadas por algu-nos autores latinoamericanos acerca del hombrede nuestro continente. Estas características, ne-gativas la mayoría de ellas, son contrastadas conalgunos de los elementos de la savia americanaque, según nuestro punto de vista, nos parecenun mejor referente para hablar de la identidadamericana más profunda. Las dos últimas, perono por ello menos importantes partes del trabajo,son dos primeras lecturas interpretativas del Qui-jote que pueden ayudarnos en la reflexión sobrenuestra identidad.

Si bien utilizamos un conjunto de abstraccio-nes como fruto de un tipo de lectura que hace-mos tanto de la realidad como de la obra cervan-tina, estamos convencidos de que podemosaventurarnos a proponer nuevas pistas para en-tendernos a nosotros mismos en cuanto ameri-canos de una identidad básica y de múltiplesidentidades particulares. Con nuevas y más dete-nidas lecturas del Quijote, sin duda, que podría-mos escuchar nuevas voces en un concierto her-moso y nunca acabado.

LITERATURA, CONTEXTO E IDENTIDAD

La tendencia actual en el análisis literariopropone que toda obra literaria -en realidad todaobra de arte- debe ser analizada desde una pers-pectiva múltiple. Aunque no es fácil abandonarlas lecturas “duras” o realistas o las románticas e

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idealistas que hemos hecho de obras como ElQuijote, creemos que los nuevos criterios nosayudan mejor para lo que nos proponemos: la re-flexión sobre la identidad que también es un pro-ceso no terminado ni unívoco. Según Durán, siexiste una obra donde nada parece tener un solosignificado sino que todo es ambiguo esa es laobra de Cervantes. El mismo Ortega y Gasset yahabía dicho antes:

“Seamos sinceros: El Quijote es un equívoco...Todaslas rebuscas eruditas en torno a la figura de Cervan-tes no han aclarado ni un rincón del colosal equívo-co. ¿Se burla Cervantes? ¿Y de qué se burla? Lejos,sola en la abierta llamada manchega la larga figurade Don Quijote se encorva como un signo de inte-rrogación: y es como un guardián del secreto espa-ñol, del equívoco de la cultura española. ¿De qué seburlaba aquel pobre alcabalero desde el fondo deuna cárcel? ¿Y qué cosa es burlarse? ¿Es la burla for-zosamente una negación?”(Durán 75)

De allí que no podamos tomar a la novela ymenos a cada personaje como un todo acabado yhomogéneo. En muchas partes del libro, DonQuijote es tachado como discreto y mentecato almismo tiempo, o como loco-cuerdo o cuerdo-lo-co. Si comparamos el Quijote de Cervantes con elde Avellaneda veremos que en el primer caso laactitud del autor con respecto a sus personajes esambivalente y ambigua no así en el caso de Ave-llaneda y tal vez en ese elemento fundamental es-tribe la persistencia del “verdadero” Quijote endetrimento del falso. (Durán, M.:140)

Bakthine y los postmodernistas afirman quela novela es un conjunto de muchas voces, cadauna de ellas con igual valor. El episodio de la Cue-

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idealistas que hemos hecho de obras como ElQuijote, creemos que los nuevos criterios nosayudan mejor para lo que nos proponemos: la re-flexión sobre la identidad que también es un pro-ceso no terminado ni unívoco. Según Durán, siexiste una obra donde nada parece tener un solosignificado sino que todo es ambiguo esa es laobra de Cervantes. El mismo Ortega y Gasset yahabía dicho antes:

“Seamos sinceros: El Quijote es un equívoco...Todaslas rebuscas eruditas en torno a la figura de Cervan-tes no han aclarado ni un rincón del colosal equívo-co. ¿Se burla Cervantes? ¿Y de qué se burla? Lejos,sola en la abierta llamada manchega la larga figurade Don Quijote se encorva como un signo de inte-rrogación: y es como un guardián del secreto espa-ñol, del equívoco de la cultura española. ¿De qué seburlaba aquel pobre alcabalero desde el fondo deuna cárcel? ¿Y qué cosa es burlarse? ¿Es la burla for-zosamente una negación?”(Durán 75)

De allí que no podamos tomar a la novela ymenos a cada personaje como un todo acabado yhomogéneo. En muchas partes del libro, DonQuijote es tachado como discreto y mentecato almismo tiempo, o como loco-cuerdo o cuerdo-lo-co. Si comparamos el Quijote de Cervantes con elde Avellaneda veremos que en el primer caso laactitud del autor con respecto a sus personajes esambivalente y ambigua no así en el caso de Ave-llaneda y tal vez en ese elemento fundamental es-tribe la persistencia del “verdadero” Quijote endetrimento del falso. (Durán, M.:140)

Bakthine y los postmodernistas afirman quela novela es un conjunto de muchas voces, cadauna de ellas con igual valor. El episodio de la Cue-

idealistas que hemos hecho de obras como ElQuijote, creemos que los nuevos criterios nosayudan mejor para lo que nos proponemos: la re-flexión sobre la identidad que también es un pro-ceso no terminado ni unívoco. Según Durán, siexiste una obra donde nada parece tener un solosignificado sino que todo es ambiguo esa es laobra de Cervantes. El mismo Ortega y Gasset yahabía dicho antes:

“Seamos sinceros: El Quijote es un equívoco...Todaslas rebuscas eruditas en torno a la figura de Cervan-tes no han aclarado ni un rincón del colosal equívo-co. ¿Se burla Cervantes? ¿Y de qué se burla? Lejos,sola en la abierta llamada manchega la larga figurade Don Quijote se encorva como un signo de inte-rrogación: y es como un guardián del secreto espa-ñol, del equívoco de la cultura española. ¿De qué seburlaba aquel pobre alcabalero desde el fondo deuna cárcel? ¿Y qué cosa es burlarse? ¿Es la burla for-zosamente una negación?”(Durán 75)

De allí que no podamos tomar a la novela ymenos a cada personaje como un todo acabado yhomogéneo. En muchas partes del libro, DonQuijote es tachado como discreto y mentecato almismo tiempo, o como loco-cuerdo o cuerdo-lo-co. Si comparamos el Quijote de Cervantes con elde Avellaneda veremos que en el primer caso laactitud del autor con respecto a sus personajes esambivalente y ambigua no así en el caso de Ave-llaneda y tal vez en ese elemento fundamental es-tribe la persistencia del “verdadero” Quijote endetrimento del falso. (Durán, M.:140)

Bakthine y los postmodernistas afirman quela novela es un conjunto de muchas voces, cadauna de ellas con igual valor. El episodio de la Cue-

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va de Montesinos (II, 23) puede ser un buenejemplo de esta multiplicidad de interpretacio-nes sobre un mismo hecho. Las diferentes inter-pretaciones hechas por Sancho y por Don Quijo-te serán un motivo de constante discusión entrelos dos. La imagen del “carnaval” como expresiónde esta multivocidad parece acertada y nos brin-da la oportunidad de “unir las cuentas del collardentro de un nuevo sentido” (Durán 74).

Ese sentido podría ser precisamente la rela-ción entre el orden y el desorden presentes en laEspaña de esa época, como el reflejo de una so-ciedad al comienzo de su decadencia.

Para nuestro tema es importante señalar lareflexión que hace Rodríguez - Vechini acerca dela comprensión de la historia en los tiempos deCervantes. Mientras por un lado Garcilazo el In-ca, trataba de convencer a los europeos de la ve-racidad de su historia con argumentos de todo ti-po, Cervantes, sin pretender hacer historia, ha-blaba también de la veracidad de su obra. A pesarde la ambigüedad y multivocidad presente enmucho de lo que hacemos y escribimos, ésta pa-rece ser una constante en todos nosotros: reafir-marnos en lo que creemos que es más verdaderoacudiendo al respaldo de autores o hechos queconfirmen nuestra tesis.

Según el planteamiento de Bryant, la obra deCervantes es un símbolo de una cultura en crisis(13-14). Cervantes se sirve de la figura del loco ca-ballero manchego para satirizar y lamentar lapérdida de los viejos valores de heroicidad e idea-lismo, de grandeza interna del individuo. Y esto lohace precisamente cuando ocurre lo que se co-noce como “refeudelización” bajo la monarquíaabsoluta de Felipe III que intenta dar más poder

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va de Montesinos (II, 23) puede ser un buenejemplo de esta multiplicidad de interpretacio-nes sobre un mismo hecho. Las diferentes inter-pretaciones hechas por Sancho y por Don Quijo-te serán un motivo de constante discusión entrelos dos. La imagen del “carnaval” como expresiónde esta multivocidad parece acertada y nos brin-da la oportunidad de “unir las cuentas del collardentro de un nuevo sentido” (Durán 74).

Ese sentido podría ser precisamente la rela-ción entre el orden y el desorden presentes en laEspaña de esa época, como el reflejo de una so-ciedad al comienzo de su decadencia.

Para nuestro tema es importante señalar lareflexión que hace Rodríguez - Vechini acerca dela comprensión de la historia en los tiempos deCervantes. Mientras por un lado Garcilazo el In-ca, trataba de convencer a los europeos de la ve-racidad de su historia con argumentos de todo ti-po, Cervantes, sin pretender hacer historia, ha-blaba también de la veracidad de su obra. A pesarde la ambigüedad y multivocidad presente enmucho de lo que hacemos y escribimos, ésta pa-rece ser una constante en todos nosotros: reafir-marnos en lo que creemos que es más verdaderoacudiendo al respaldo de autores o hechos queconfirmen nuestra tesis.

Según el planteamiento de Bryant, la obra deCervantes es un símbolo de una cultura en crisis(13-14). Cervantes se sirve de la figura del loco ca-ballero manchego para satirizar y lamentar lapérdida de los viejos valores de heroicidad e idea-lismo, de grandeza interna del individuo. Y esto lohace precisamente cuando ocurre lo que se co-noce como “refeudelización” bajo la monarquíaabsoluta de Felipe III que intenta dar más poder

va de Montesinos (II, 23) puede ser un buenejemplo de esta multiplicidad de interpretacio-nes sobre un mismo hecho. Las diferentes inter-pretaciones hechas por Sancho y por Don Quijo-te serán un motivo de constante discusión entrelos dos. La imagen del “carnaval” como expresiónde esta multivocidad parece acertada y nos brin-da la oportunidad de “unir las cuentas del collardentro de un nuevo sentido” (Durán 74).

Ese sentido podría ser precisamente la rela-ción entre el orden y el desorden presentes en laEspaña de esa época, como el reflejo de una so-ciedad al comienzo de su decadencia.

Para nuestro tema es importante señalar lareflexión que hace Rodríguez - Vechini acerca dela comprensión de la historia en los tiempos deCervantes. Mientras por un lado Garcilazo el In-ca, trataba de convencer a los europeos de la ve-racidad de su historia con argumentos de todo ti-po, Cervantes, sin pretender hacer historia, ha-blaba también de la veracidad de su obra. A pesarde la ambigüedad y multivocidad presente enmucho de lo que hacemos y escribimos, ésta pa-rece ser una constante en todos nosotros: reafir-marnos en lo que creemos que es más verdaderoacudiendo al respaldo de autores o hechos queconfirmen nuestra tesis.

Según el planteamiento de Bryant, la obra deCervantes es un símbolo de una cultura en crisis(13-14). Cervantes se sirve de la figura del loco ca-ballero manchego para satirizar y lamentar lapérdida de los viejos valores de heroicidad e idea-lismo, de grandeza interna del individuo. Y esto lohace precisamente cuando ocurre lo que se co-noce como “refeudelización” bajo la monarquíaabsoluta de Felipe III que intenta dar más poder

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a la aristocracia para mantener el orden social.Esta época, que coincide con la etapa posterior alas hazañas del “descubrimiento” de América,atraviesa por una profunda crisis económica quelleva consigo un cuestionamiento serio al princi-pio de nobleza. Este principio, generalmentemuy unido al ideal del hombre cristiano, “limpiode sangre”, es un motivo constante en toda laobra de Cervantes. Don Quijote, es un hidalgo(hijo de algo), pero pronto “asciende” a la posi-ción de caballero que le da los deseados privile-gios de la nobleza adquirida. Sancho, por másque llega a ser gobernador, nunca ascenderá a es-tos niveles, burlándose más bien de ellos muchasveces. Una serie de personajes, más nobles o me-nos nobles, desfilan por la obra uno tras otro. Undato curioso es el que Chávez nos propone luegode revisar todas las obras del autor. De un total de546 personajes, 108 son nobles, 151 son de la cla-se media, 186 son de la clase baja, 43 son delhampa, 24 de la política, 3 judíos y 31 moros. Siagrupáramos a todos los personajes bajo las cate-gorías de nobles y no-nobles, veríamos que lossegundos son mucho más numerosos (325).

Dentro de esta lista de personajes no-nobleso menos nobles no aparecen por desgracia los ju-díos conversos y los moriscos que son tambiéncaracteres muy importantes en la obra cervanti-na. El criterio de cristianos viejos y nuevos era tanimportante que según Castro puede ser conside-rado como uno de los ejes de la novela. Los crite-rios de “limpieza de sangre” y “linaje” son presen-tados a lo largo de la obra y muchos personajes,especialmente los centrales, tienen una opiniónsobre ellos. ¿Por qué tanta insistencia en el tema?Castro propone que Dulcinea o Aldonza Lorenzo

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a la aristocracia para mantener el orden social.Esta época, que coincide con la etapa posterior alas hazañas del “descubrimiento” de América,atraviesa por una profunda crisis económica quelleva consigo un cuestionamiento serio al princi-pio de nobleza. Este principio, generalmentemuy unido al ideal del hombre cristiano, “limpiode sangre”, es un motivo constante en toda laobra de Cervantes. Don Quijote, es un hidalgo(hijo de algo), pero pronto “asciende” a la posi-ción de caballero que le da los deseados privile-gios de la nobleza adquirida. Sancho, por másque llega a ser gobernador, nunca ascenderá a es-tos niveles, burlándose más bien de ellos muchasveces. Una serie de personajes, más nobles o me-nos nobles, desfilan por la obra uno tras otro. Undato curioso es el que Chávez nos propone luegode revisar todas las obras del autor. De un total de546 personajes, 108 son nobles, 151 son de la cla-se media, 186 son de la clase baja, 43 son delhampa, 24 de la política, 3 judíos y 31 moros. Siagrupáramos a todos los personajes bajo las cate-gorías de nobles y no-nobles, veríamos que lossegundos son mucho más numerosos (325).

Dentro de esta lista de personajes no-nobleso menos nobles no aparecen por desgracia los ju-díos conversos y los moriscos que son tambiéncaracteres muy importantes en la obra cervanti-na. El criterio de cristianos viejos y nuevos era tanimportante que según Castro puede ser conside-rado como uno de los ejes de la novela. Los crite-rios de “limpieza de sangre” y “linaje” son presen-tados a lo largo de la obra y muchos personajes,especialmente los centrales, tienen una opiniónsobre ellos. ¿Por qué tanta insistencia en el tema?Castro propone que Dulcinea o Aldonza Lorenzo

a la aristocracia para mantener el orden social.Esta época, que coincide con la etapa posterior alas hazañas del “descubrimiento” de América,atraviesa por una profunda crisis económica quelleva consigo un cuestionamiento serio al princi-pio de nobleza. Este principio, generalmentemuy unido al ideal del hombre cristiano, “limpiode sangre”, es un motivo constante en toda laobra de Cervantes. Don Quijote, es un hidalgo(hijo de algo), pero pronto “asciende” a la posi-ción de caballero que le da los deseados privile-gios de la nobleza adquirida. Sancho, por másque llega a ser gobernador, nunca ascenderá a es-tos niveles, burlándose más bien de ellos muchasveces. Una serie de personajes, más nobles o me-nos nobles, desfilan por la obra uno tras otro. Undato curioso es el que Chávez nos propone luegode revisar todas las obras del autor. De un total de546 personajes, 108 son nobles, 151 son de la cla-se media, 186 son de la clase baja, 43 son delhampa, 24 de la política, 3 judíos y 31 moros. Siagrupáramos a todos los personajes bajo las cate-gorías de nobles y no-nobles, veríamos que lossegundos son mucho más numerosos (325).

Dentro de esta lista de personajes no-nobleso menos nobles no aparecen por desgracia los ju-díos conversos y los moriscos que son tambiéncaracteres muy importantes en la obra cervanti-na. El criterio de cristianos viejos y nuevos era tanimportante que según Castro puede ser conside-rado como uno de los ejes de la novela. Los crite-rios de “limpieza de sangre” y “linaje” son presen-tados a lo largo de la obra y muchos personajes,especialmente los centrales, tienen una opiniónsobre ellos. ¿Por qué tanta insistencia en el tema?Castro propone que Dulcinea o Aldonza Lorenzo

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pudo haber sido morisca (79). El Ricote que apa-rece como amigo del cristiano Sancho es moriscoy su manera de ser - y la de todo su pueblo- apa-rece genialmente pintada por Cervantes (II,54).¿Qué podríamos decir de Don Quijote? ¿Repre-senta, en términos generales, la persona mismade Cervantes, en cuanto a su origen étnico y cul-tural? Hay autores que creen descubrir en Cer-vantes todas las características del judío converso(Rodríguez). Entre las razones para este acerto es-tá precisamente su constante alusión a la limpie-za de sangre y el conocimiento tan exhaustivo delos Libros Sagrados del Antiguo Testamento. Deesta manera, Cervantes pudo ocultar su real iden-tidad en un mundo donde lo judío era menospre-ciado. Recordemos de qué manera se expresaSancho cuando se refiere a los judíos. El nombrede Cide Benengeli, como posible autor o coautorde la obra, nos habla claramente de la importan-cia de los moros en este momento de la vida es-pañola.

Toda esta serie de personajes nos habla deese “otro” en el juego de la identidad en construc-ción: despreciados y emulados, expulsados y pre-sentes, moros y judíos obligaron a que el español,el castellano, resaltara y construyera unas mane-ras de ser propias y de múltiples características.Tendríamos así en una sola obra todo el materialhumano listo para “ser embarcado a la América”.Cuando estudiamos la historia del encuentro for-zoso entre los dos mundos hacemos una genera-lización apresurada al hablar simplemente de es-pañoles e indios. Aunque como nos ha queridodar a entender Ortega y Gasset, el misterio y laambigüedad de lo español, especialmente altiempo de la conquista, está todavía por ser deve-

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pudo haber sido morisca (79). El Ricote que apa-rece como amigo del cristiano Sancho es moriscoy su manera de ser - y la de todo su pueblo- apa-rece genialmente pintada por Cervantes (II,54).¿Qué podríamos decir de Don Quijote? ¿Repre-senta, en términos generales, la persona mismade Cervantes, en cuanto a su origen étnico y cul-tural? Hay autores que creen descubrir en Cer-vantes todas las características del judío converso(Rodríguez). Entre las razones para este acerto es-tá precisamente su constante alusión a la limpie-za de sangre y el conocimiento tan exhaustivo delos Libros Sagrados del Antiguo Testamento. Deesta manera, Cervantes pudo ocultar su real iden-tidad en un mundo donde lo judío era menospre-ciado. Recordemos de qué manera se expresaSancho cuando se refiere a los judíos. El nombrede Cide Benengeli, como posible autor o coautorde la obra, nos habla claramente de la importan-cia de los moros en este momento de la vida es-pañola.

Toda esta serie de personajes nos habla deese “otro” en el juego de la identidad en construc-ción: despreciados y emulados, expulsados y pre-sentes, moros y judíos obligaron a que el español,el castellano, resaltara y construyera unas mane-ras de ser propias y de múltiples características.Tendríamos así en una sola obra todo el materialhumano listo para “ser embarcado a la América”.Cuando estudiamos la historia del encuentro for-zoso entre los dos mundos hacemos una genera-lización apresurada al hablar simplemente de es-pañoles e indios. Aunque como nos ha queridodar a entender Ortega y Gasset, el misterio y laambigüedad de lo español, especialmente altiempo de la conquista, está todavía por ser deve-

pudo haber sido morisca (79). El Ricote que apa-rece como amigo del cristiano Sancho es moriscoy su manera de ser - y la de todo su pueblo- apa-rece genialmente pintada por Cervantes (II,54).¿Qué podríamos decir de Don Quijote? ¿Repre-senta, en términos generales, la persona mismade Cervantes, en cuanto a su origen étnico y cul-tural? Hay autores que creen descubrir en Cer-vantes todas las características del judío converso(Rodríguez). Entre las razones para este acerto es-tá precisamente su constante alusión a la limpie-za de sangre y el conocimiento tan exhaustivo delos Libros Sagrados del Antiguo Testamento. Deesta manera, Cervantes pudo ocultar su real iden-tidad en un mundo donde lo judío era menospre-ciado. Recordemos de qué manera se expresaSancho cuando se refiere a los judíos. El nombrede Cide Benengeli, como posible autor o coautorde la obra, nos habla claramente de la importan-cia de los moros en este momento de la vida es-pañola.

Toda esta serie de personajes nos habla deese “otro” en el juego de la identidad en construc-ción: despreciados y emulados, expulsados y pre-sentes, moros y judíos obligaron a que el español,el castellano, resaltara y construyera unas mane-ras de ser propias y de múltiples características.Tendríamos así en una sola obra todo el materialhumano listo para “ser embarcado a la América”.Cuando estudiamos la historia del encuentro for-zoso entre los dos mundos hacemos una genera-lización apresurada al hablar simplemente de es-pañoles e indios. Aunque como nos ha queridodar a entender Ortega y Gasset, el misterio y laambigüedad de lo español, especialmente altiempo de la conquista, está todavía por ser deve-

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lado, bien podemos ya esbozar dos grandes retra-tos del hombre americano, resultado del “en-cuentro de dos mundos”.

EL “HOMBRE LATINOAMERICANO”

En el siguiente artículo de este libro establez-co que nuestros países americanos no tuvieronverdaderos padres fundadores porque sus idea-les, al momento de la independencia, no coinci-día con las necesides económicas y culturales delhombre americano profundo que, a la época,constituía la mayoría de la población. Así y todo,cada uno de los países en estos casi 200 años haido gestando una especie de identidad “nacional”ayudada no pocas veces por los más famosos es-critores del momento.

Para el caso de México, por ejemplo, Oriol yVargas reconstruyen la “esencia” del ser mexicanoa partir de algunos de los autores más representa-tivos. Destaca la figura de Octavio Paz quien de-dicó una de sus más conocidas obras precisa-mente a delinear las características fundamenta-les de este ser mexicano. En el Laberinto de la So-ledad, Paz reflexiona acerca de la inacabable sole-dad del mexicano que, con las salvedades del ca-so, bien podría aplicarse al latinoamericano engeneral (nótese el término y el concepto desoledad en otro de los grandes autores latinoa-mericanos, García Márquez). Con la imagen delser norteamericano y español como trasfondo,Paz anota que el mexicano es un hombre impe-netrable y desolado, que teme “rajarse” (abrirse alos otros) por considerar que solamente las muje-res se “rajan”; que siempre está aparentando serlo que no es o no puede ser, que aprovecha de al-

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lado, bien podemos ya esbozar dos grandes retra-tos del hombre americano, resultado del “en-cuentro de dos mundos”.

EL “HOMBRE LATINOAMERICANO”

En el siguiente artículo de este libro establez-co que nuestros países americanos no tuvieronverdaderos padres fundadores porque sus idea-les, al momento de la independencia, no coinci-día con las necesides económicas y culturales delhombre americano profundo que, a la época,constituía la mayoría de la población. Así y todo,cada uno de los países en estos casi 200 años haido gestando una especie de identidad “nacional”ayudada no pocas veces por los más famosos es-critores del momento.

Para el caso de México, por ejemplo, Oriol yVargas reconstruyen la “esencia” del ser mexicanoa partir de algunos de los autores más representa-tivos. Destaca la figura de Octavio Paz quien de-dicó una de sus más conocidas obras precisa-mente a delinear las características fundamenta-les de este ser mexicano. En el Laberinto de la So-ledad, Paz reflexiona acerca de la inacabable sole-dad del mexicano que, con las salvedades del ca-so, bien podría aplicarse al latinoamericano engeneral (nótese el término y el concepto desoledad en otro de los grandes autores latinoa-mericanos, García Márquez). Con la imagen delser norteamericano y español como trasfondo,Paz anota que el mexicano es un hombre impe-netrable y desolado, que teme “rajarse” (abrirse alos otros) por considerar que solamente las muje-res se “rajan”; que siempre está aparentando serlo que no es o no puede ser, que aprovecha de al-

lado, bien podemos ya esbozar dos grandes retra-tos del hombre americano, resultado del “en-cuentro de dos mundos”.

EL “HOMBRE LATINOAMERICANO”

En el siguiente artículo de este libro establez-co que nuestros países americanos no tuvieronverdaderos padres fundadores porque sus idea-les, al momento de la independencia, no coinci-día con las necesides económicas y culturales delhombre americano profundo que, a la época,constituía la mayoría de la población. Así y todo,cada uno de los países en estos casi 200 años haido gestando una especie de identidad “nacional”ayudada no pocas veces por los más famosos es-critores del momento.

Para el caso de México, por ejemplo, Oriol yVargas reconstruyen la “esencia” del ser mexicanoa partir de algunos de los autores más representa-tivos. Destaca la figura de Octavio Paz quien de-dicó una de sus más conocidas obras precisa-mente a delinear las características fundamenta-les de este ser mexicano. En el Laberinto de la So-ledad, Paz reflexiona acerca de la inacabable sole-dad del mexicano que, con las salvedades del ca-so, bien podría aplicarse al latinoamericano engeneral (nótese el término y el concepto desoledad en otro de los grandes autores latinoa-mericanos, García Márquez). Con la imagen delser norteamericano y español como trasfondo,Paz anota que el mexicano es un hombre impe-netrable y desolado, que teme “rajarse” (abrirse alos otros) por considerar que solamente las muje-res se “rajan”; que siempre está aparentando serlo que no es o no puede ser, que aprovecha de al-

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gunas ocasiones como las fiestas (un tipo de car-naval) para descubrirse y saltar el muro de la so-ledad; que no teme a la muerte porque su vida notiene ningún sentido; que vive su moral de siervo(sic.65 y ss) como consecuencia de la profundavergüenza que le causa el saberse hijo de la Ma-linche, es decir hijo de una mujer violada, unamujer “chingada”; que para no ser chingado tieneel mismo que chingar, es decir demostrar que esmacho y que tiene mucho “valor” especialmentefrente a las mujeres. Estas, por su parte, imposibi-litadas de expresarse por sí mismas, viven comoreflejo de la voluntad masculina.

Otros autores, como los españoles Díaz - Pla-ja y el mismo Américo Castro han intentando de-finir el ser latinoamericano en función de algunascaracterísticas españolas como la valentía o elidealismo. El primero de estos autores concreta-mente intenta una comparación entre personajesdel Quijote y la obra de José Hernández (MartínFierro, 1987) para concluir que ambos protago-nistas inmortalizan personajes claves para enten-der las personalidades de los dos pueblos.

El problema de fondo con estas descripcio-nes es que, si bien todo pueblo construye su pro-pia identidad a partir de la comparación cons-ciente o inconsciente con otros pueblos (Zea), elpunto de partida adoptado marca negativamenteal ser mexicano y latinoamericano. Temas comola nobleza, la limpieza de sangre -basada en losapellidos-, la apariencia, etc, podrían tener quever con esta raíz peninsular. Posiblemente elhombre latinoamericano medio se ve obligado aseguir un modelo de ser hombre que no corres-ponde a sus más profundas raíces. No creemosque el hombre americano profundo recrea sin

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gunas ocasiones como las fiestas (un tipo de car-naval) para descubrirse y saltar el muro de la so-ledad; que no teme a la muerte porque su vida notiene ningún sentido; que vive su moral de siervo(sic.65 y ss) como consecuencia de la profundavergüenza que le causa el saberse hijo de la Ma-linche, es decir hijo de una mujer violada, unamujer “chingada”; que para no ser chingado tieneel mismo que chingar, es decir demostrar que esmacho y que tiene mucho “valor” especialmentefrente a las mujeres. Estas, por su parte, imposibi-litadas de expresarse por sí mismas, viven comoreflejo de la voluntad masculina.

Otros autores, como los españoles Díaz - Pla-ja y el mismo Américo Castro han intentando de-finir el ser latinoamericano en función de algunascaracterísticas españolas como la valentía o elidealismo. El primero de estos autores concreta-mente intenta una comparación entre personajesdel Quijote y la obra de José Hernández (MartínFierro, 1987) para concluir que ambos protago-nistas inmortalizan personajes claves para enten-der las personalidades de los dos pueblos.

El problema de fondo con estas descripcio-nes es que, si bien todo pueblo construye su pro-pia identidad a partir de la comparación cons-ciente o inconsciente con otros pueblos (Zea), elpunto de partida adoptado marca negativamenteal ser mexicano y latinoamericano. Temas comola nobleza, la limpieza de sangre -basada en losapellidos-, la apariencia, etc, podrían tener quever con esta raíz peninsular. Posiblemente elhombre latinoamericano medio se ve obligado aseguir un modelo de ser hombre que no corres-ponde a sus más profundas raíces. No creemosque el hombre americano profundo recrea sin

gunas ocasiones como las fiestas (un tipo de car-naval) para descubrirse y saltar el muro de la so-ledad; que no teme a la muerte porque su vida notiene ningún sentido; que vive su moral de siervo(sic.65 y ss) como consecuencia de la profundavergüenza que le causa el saberse hijo de la Ma-linche, es decir hijo de una mujer violada, unamujer “chingada”; que para no ser chingado tieneel mismo que chingar, es decir demostrar que esmacho y que tiene mucho “valor” especialmentefrente a las mujeres. Estas, por su parte, imposibi-litadas de expresarse por sí mismas, viven comoreflejo de la voluntad masculina.

Otros autores, como los españoles Díaz - Pla-ja y el mismo Américo Castro han intentando de-finir el ser latinoamericano en función de algunascaracterísticas españolas como la valentía o elidealismo. El primero de estos autores concreta-mente intenta una comparación entre personajesdel Quijote y la obra de José Hernández (MartínFierro, 1987) para concluir que ambos protago-nistas inmortalizan personajes claves para enten-der las personalidades de los dos pueblos.

El problema de fondo con estas descripcio-nes es que, si bien todo pueblo construye su pro-pia identidad a partir de la comparación cons-ciente o inconsciente con otros pueblos (Zea), elpunto de partida adoptado marca negativamenteal ser mexicano y latinoamericano. Temas comola nobleza, la limpieza de sangre -basada en losapellidos-, la apariencia, etc, podrían tener quever con esta raíz peninsular. Posiblemente elhombre latinoamericano medio se ve obligado aseguir un modelo de ser hombre que no corres-ponde a sus más profundas raíces. No creemosque el hombre americano profundo recrea sin

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más el ser español o puede ser caracterizado enlos términos de Octavio Paz. Planteamos que,aunque algunas de las características anotadaspara el mexicano, puedan ser encontradas enamplios sectores de nuestra población, el refe-rente más importante nos viene de una savia másrica y positiva que a continuación intentamos de-linear a fin de recuperarla eficazmente en la opo-sición que hacemos a lo que entendemos por loeuropeo y español en el Quijote.

Nuestro punto de partida tiene validez por-que, al tiempo de la invasión, América ya existíacomo ente independiente y constructor de supropia identidad o conjunto de identidades. Parael tiempo de la conquista, el territorio americanoincluía grupos indígenas con gobiernos centrali-zados y centralizadores como el Incaico y el Azte-ca junto con miles de grupos descentralizados ode menor centralización, habitantes de las mon-tañas más frías y de las selvas más tropicales. Porla oposición siempre presente, las ramas del ár-bol americano no eran más que identidades enconstrucción, con algunas características comu-nes que luego se iban a profundizar ante la pre-sencia del gran otro, el otro europeo. Bajo el cali-ficativo de indio, lo que antes era disperso y dife-renciado con una base común, se vuelve bastan-te homogéneo en un proceso que no ha termina-do todavía.

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más el ser español o puede ser caracterizado enlos términos de Octavio Paz. Planteamos que,aunque algunas de las características anotadaspara el mexicano, puedan ser encontradas enamplios sectores de nuestra población, el refe-rente más importante nos viene de una savia másrica y positiva que a continuación intentamos de-linear a fin de recuperarla eficazmente en la opo-sición que hacemos a lo que entendemos por loeuropeo y español en el Quijote.

Nuestro punto de partida tiene validez por-que, al tiempo de la invasión, América ya existíacomo ente independiente y constructor de supropia identidad o conjunto de identidades. Parael tiempo de la conquista, el territorio americanoincluía grupos indígenas con gobiernos centrali-zados y centralizadores como el Incaico y el Azte-ca junto con miles de grupos descentralizados ode menor centralización, habitantes de las mon-tañas más frías y de las selvas más tropicales. Porla oposición siempre presente, las ramas del ár-bol americano no eran más que identidades enconstrucción, con algunas características comu-nes que luego se iban a profundizar ante la pre-sencia del gran otro, el otro europeo. Bajo el cali-ficativo de indio, lo que antes era disperso y dife-renciado con una base común, se vuelve bastan-te homogéneo en un proceso que no ha termina-do todavía.

más el ser español o puede ser caracterizado enlos términos de Octavio Paz. Planteamos que,aunque algunas de las características anotadaspara el mexicano, puedan ser encontradas enamplios sectores de nuestra población, el refe-rente más importante nos viene de una savia másrica y positiva que a continuación intentamos de-linear a fin de recuperarla eficazmente en la opo-sición que hacemos a lo que entendemos por loeuropeo y español en el Quijote.

Nuestro punto de partida tiene validez por-que, al tiempo de la invasión, América ya existíacomo ente independiente y constructor de supropia identidad o conjunto de identidades. Parael tiempo de la conquista, el territorio americanoincluía grupos indígenas con gobiernos centrali-zados y centralizadores como el Incaico y el Azte-ca junto con miles de grupos descentralizados ode menor centralización, habitantes de las mon-tañas más frías y de las selvas más tropicales. Porla oposición siempre presente, las ramas del ár-bol americano no eran más que identidades enconstrucción, con algunas características comu-nes que luego se iban a profundizar ante la pre-sencia del gran otro, el otro europeo. Bajo el cali-ficativo de indio, lo que antes era disperso y dife-renciado con una base común, se vuelve bastan-te homogéneo en un proceso que no ha termina-do todavía.

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EL HOMBRE AMERICANO

Tierra y hombre

La tierra en el árbol originario de nuestra AB-YA-YALA (toda la América actual) era la vida mis-ma del ser humano. Guamán Poma de Ayala ha-bla del calendario indígena según el ciclo agríco-la que, en cierta manera, es el mismo ciclo vital(447 y ss). Junto al calendario católico, el autorperuano hace un recuento de las principales acti-vidades agrícolas y rituales que la gente andinahacía mes por mes. Para este tiempo, ya el pan-teón sagrado de los habitantes de esta parte denuestro árbol se había ampliado y la concepciónreligiosa profunda debía adoptar un nuevo ropa-je si quería seguir siendo el corazón de una cultu-ra tan pegada a Pachamama o Madre Naturaleza.Aunque las condiciones han cambiado mucho,bien podemos decir que hasta ahora, en el meo-llo de la cultura andina, todo lo que existe tienevida en la naturaleza que, más que fuente de re-cursos, es madre y fuente de temprana contem-plación donde la existencia del hombre es de na-turaleza paralela, coextensiva con las rocas, lasplantas y los animales. El hombre vive dentro dela naturaleza y no es el centro de ella (Nelson 56),a diferencia de la cultura occidental de origen ju-daico, donde el hombre es el centro del universo,enviado por Dios a dominarlo todo.

En sociedades como la incaica con el ayllu yla mexicana con el calpulli esta relación del hom-bre con la tierra estaba normada de acuerdo a lasnecesidades espirituales y materiales de las fami-lias ampliadas. Es así como entienden hasta aho-ra los pueblos americanos su grado de pertenen-

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EL HOMBRE AMERICANO

Tierra y hombre

La tierra en el árbol originario de nuestra AB-YA-YALA (toda la América actual) era la vida mis-ma del ser humano. Guamán Poma de Ayala ha-bla del calendario indígena según el ciclo agríco-la que, en cierta manera, es el mismo ciclo vital(447 y ss). Junto al calendario católico, el autorperuano hace un recuento de las principales acti-vidades agrícolas y rituales que la gente andinahacía mes por mes. Para este tiempo, ya el pan-teón sagrado de los habitantes de esta parte denuestro árbol se había ampliado y la concepciónreligiosa profunda debía adoptar un nuevo ropa-je si quería seguir siendo el corazón de una cultu-ra tan pegada a Pachamama o Madre Naturaleza.Aunque las condiciones han cambiado mucho,bien podemos decir que hasta ahora, en el meo-llo de la cultura andina, todo lo que existe tienevida en la naturaleza que, más que fuente de re-cursos, es madre y fuente de temprana contem-plación donde la existencia del hombre es de na-turaleza paralela, coextensiva con las rocas, lasplantas y los animales. El hombre vive dentro dela naturaleza y no es el centro de ella (Nelson 56),a diferencia de la cultura occidental de origen ju-daico, donde el hombre es el centro del universo,enviado por Dios a dominarlo todo.

En sociedades como la incaica con el ayllu yla mexicana con el calpulli esta relación del hom-bre con la tierra estaba normada de acuerdo a lasnecesidades espirituales y materiales de las fami-lias ampliadas. Es así como entienden hasta aho-ra los pueblos americanos su grado de pertenen-

EL HOMBRE AMERICANO

Tierra y hombre

La tierra en el árbol originario de nuestra AB-YA-YALA (toda la América actual) era la vida mis-ma del ser humano. Guamán Poma de Ayala ha-bla del calendario indígena según el ciclo agríco-la que, en cierta manera, es el mismo ciclo vital(447 y ss). Junto al calendario católico, el autorperuano hace un recuento de las principales acti-vidades agrícolas y rituales que la gente andinahacía mes por mes. Para este tiempo, ya el pan-teón sagrado de los habitantes de esta parte denuestro árbol se había ampliado y la concepciónreligiosa profunda debía adoptar un nuevo ropa-je si quería seguir siendo el corazón de una cultu-ra tan pegada a Pachamama o Madre Naturaleza.Aunque las condiciones han cambiado mucho,bien podemos decir que hasta ahora, en el meo-llo de la cultura andina, todo lo que existe tienevida en la naturaleza que, más que fuente de re-cursos, es madre y fuente de temprana contem-plación donde la existencia del hombre es de na-turaleza paralela, coextensiva con las rocas, lasplantas y los animales. El hombre vive dentro dela naturaleza y no es el centro de ella (Nelson 56),a diferencia de la cultura occidental de origen ju-daico, donde el hombre es el centro del universo,enviado por Dios a dominarlo todo.

En sociedades como la incaica con el ayllu yla mexicana con el calpulli esta relación del hom-bre con la tierra estaba normada de acuerdo a lasnecesidades espirituales y materiales de las fami-lias ampliadas. Es así como entienden hasta aho-ra los pueblos americanos su grado de pertenen-

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cia o lealtad a un determinado territorio, partien-do siempre de un círculo muy pequeño, que pue-de ampliarse hacia círculos mayores. La lógicaque vino con la intrusión extranjera, lejos de con-siderar esta dinámica propia, ha conformado es-tados nacionales que, en su afán alocado de con-solidarse como tales, nos han vuelto a todos tanajenos a nosotros mismos y a nuestros vecinosque no es raro que primen el recelo, la envidia y ladesconfianza en lugar de la solidaridad tan nece-saria en base a estos círculos de identidad. Si a es-to se añade la sobrexplotación de los recursos na-turales y humanos en beneficio de pocos secto-res, tenemos ya el panorama actual algo triste ydesolador aunque, de ninguna manera, fatal.

Hombre y mujer

El hombre indígena e indohispano de antes yde hoy es hombre-mujer. El concepto de “pobre”en el sentido actual no existía al tiempo de la pri-mera intrusión porque prácticamente no existíatal realidad. El término quechua huaccha (en al-gunos casos, sapalla) se aplicaba al individuo“huérfano de mujer o familia”. El concepto de ladualidad, presente en otros aspectos de la vidadiaria como los alimentos (frío-caliente) o el es-pacio geográfico (alto-bajo), pone a las dos partesde la relación en términos de igualdad con las di-ferencias de roles, deberes y derechos.

Fray Ramón Pané dedica una buena parte desu Relación al tema de la búsqueda de las mujerespor parte de los hombres en la rama antillana denuestro árbol. Nos parece muy apropiado traeraquí el mito de cómo hallaron remedio los hom-bres para que aquellas mujeres sin sexo ni de va-

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cia o lealtad a un determinado territorio, partien-do siempre de un círculo muy pequeño, que pue-de ampliarse hacia círculos mayores. La lógicaque vino con la intrusión extranjera, lejos de con-siderar esta dinámica propia, ha conformado es-tados nacionales que, en su afán alocado de con-solidarse como tales, nos han vuelto a todos tanajenos a nosotros mismos y a nuestros vecinosque no es raro que primen el recelo, la envidia y ladesconfianza en lugar de la solidaridad tan nece-saria en base a estos círculos de identidad. Si a es-to se añade la sobrexplotación de los recursos na-turales y humanos en beneficio de pocos secto-res, tenemos ya el panorama actual algo triste ydesolador aunque, de ninguna manera, fatal.

Hombre y mujer

El hombre indígena e indohispano de antes yde hoy es hombre-mujer. El concepto de “pobre”en el sentido actual no existía al tiempo de la pri-mera intrusión porque prácticamente no existíatal realidad. El término quechua huaccha (en al-gunos casos, sapalla) se aplicaba al individuo“huérfano de mujer o familia”. El concepto de ladualidad, presente en otros aspectos de la vidadiaria como los alimentos (frío-caliente) o el es-pacio geográfico (alto-bajo), pone a las dos partesde la relación en términos de igualdad con las di-ferencias de roles, deberes y derechos.

Fray Ramón Pané dedica una buena parte desu Relación al tema de la búsqueda de las mujerespor parte de los hombres en la rama antillana denuestro árbol. Nos parece muy apropiado traeraquí el mito de cómo hallaron remedio los hom-bres para que aquellas mujeres sin sexo ni de va-

cia o lealtad a un determinado territorio, partien-do siempre de un círculo muy pequeño, que pue-de ampliarse hacia círculos mayores. La lógicaque vino con la intrusión extranjera, lejos de con-siderar esta dinámica propia, ha conformado es-tados nacionales que, en su afán alocado de con-solidarse como tales, nos han vuelto a todos tanajenos a nosotros mismos y a nuestros vecinosque no es raro que primen el recelo, la envidia y ladesconfianza en lugar de la solidaridad tan nece-saria en base a estos círculos de identidad. Si a es-to se añade la sobrexplotación de los recursos na-turales y humanos en beneficio de pocos secto-res, tenemos ya el panorama actual algo triste ydesolador aunque, de ninguna manera, fatal.

Hombre y mujer

El hombre indígena e indohispano de antes yde hoy es hombre-mujer. El concepto de “pobre”en el sentido actual no existía al tiempo de la pri-mera intrusión porque prácticamente no existíatal realidad. El término quechua huaccha (en al-gunos casos, sapalla) se aplicaba al individuo“huérfano de mujer o familia”. El concepto de ladualidad, presente en otros aspectos de la vidadiaria como los alimentos (frío-caliente) o el es-pacio geográfico (alto-bajo), pone a las dos partesde la relación en términos de igualdad con las di-ferencias de roles, deberes y derechos.

Fray Ramón Pané dedica una buena parte desu Relación al tema de la búsqueda de las mujerespor parte de los hombres en la rama antillana denuestro árbol. Nos parece muy apropiado traeraquí el mito de cómo hallaron remedio los hom-bres para que aquellas mujeres sin sexo ni de va-

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rón ni de hembra fuesen realmente mujeres(p.15):

...vieron caer de algunos árboles, bajándose porentre las ramas, una cierta forma de personas , queno eran hombres ni mujeres, ni tenían sexo ni devarón ni de hembra, las cuales fueron a cogerlas;pero huyeron como si fuesen anguilas. Por lo cualllamaron a dos o tres hombres por mandado de sucacique, puesto que ellos no podían cogerlas, paraque vieran cuántas eran, y buscasen para cada unaun hombre que fuese caracaracol, porque teníanlas manos ásperas y así estrechamente las sujeta-sen. Dijeron al cacique que eran cuatro; y así lleva-ron cuatro hombres que eran caracaracoles. Elcual caracaracol es una enfermedad como sarna,que hace al cuerpo muy áspero. Después que lascogieron tuvieron consejo sobre cómo podían ha-cer que fuesen mujeres, puesto que no tenían sexode varón ni de hembra...Buscaron un pájaro que sellama inriri, antiguamente llamado inriri cahuba-bayel, el cual agujerea los árboles y en nuestra len-gua llámase pico. E igualmente tomaron a aquellasmujeres sin sexo ni de varón ni de hembra, y lesataron los pies y las manos, y trajeron el pájaromencionado, y lo ataron al cuerpo. Y éste creyendoque eran maderos comenzó la obra que acostum-bra, picando y agujereando en el lugar donde ordi-nariamente suele estar el sexo de las mujeres. Y deese modo dicen los indios que tuvieron mujeres,según cuentan los más viejos (14-15).

Aparte de describir grandiosamente la perso-nalidad de la mujer desde el punto de vista delhombre no sólo en el sexo, el mito habla otra vezde la indestructible necesidad de las dos partesde la dualidad. En una época como la nuestra, demucha discusión sobre el tema de la mujer, es in-

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rón ni de hembra fuesen realmente mujeres(p.15):

...vieron caer de algunos árboles, bajándose porentre las ramas, una cierta forma de personas , queno eran hombres ni mujeres, ni tenían sexo ni devarón ni de hembra, las cuales fueron a cogerlas;pero huyeron como si fuesen anguilas. Por lo cualllamaron a dos o tres hombres por mandado de sucacique, puesto que ellos no podían cogerlas, paraque vieran cuántas eran, y buscasen para cada unaun hombre que fuese caracaracol, porque teníanlas manos ásperas y así estrechamente las sujeta-sen. Dijeron al cacique que eran cuatro; y así lleva-ron cuatro hombres que eran caracaracoles. Elcual caracaracol es una enfermedad como sarna,que hace al cuerpo muy áspero. Después que lascogieron tuvieron consejo sobre cómo podían ha-cer que fuesen mujeres, puesto que no tenían sexode varón ni de hembra...Buscaron un pájaro que sellama inriri, antiguamente llamado inriri cahuba-bayel, el cual agujerea los árboles y en nuestra len-gua llámase pico. E igualmente tomaron a aquellasmujeres sin sexo ni de varón ni de hembra, y lesataron los pies y las manos, y trajeron el pájaromencionado, y lo ataron al cuerpo. Y éste creyendoque eran maderos comenzó la obra que acostum-bra, picando y agujereando en el lugar donde ordi-nariamente suele estar el sexo de las mujeres. Y deese modo dicen los indios que tuvieron mujeres,según cuentan los más viejos (14-15).

Aparte de describir grandiosamente la perso-nalidad de la mujer desde el punto de vista delhombre no sólo en el sexo, el mito habla otra vezde la indestructible necesidad de las dos partesde la dualidad. En una época como la nuestra, demucha discusión sobre el tema de la mujer, es in-

rón ni de hembra fuesen realmente mujeres(p.15):

...vieron caer de algunos árboles, bajándose porentre las ramas, una cierta forma de personas , queno eran hombres ni mujeres, ni tenían sexo ni devarón ni de hembra, las cuales fueron a cogerlas;pero huyeron como si fuesen anguilas. Por lo cualllamaron a dos o tres hombres por mandado de sucacique, puesto que ellos no podían cogerlas, paraque vieran cuántas eran, y buscasen para cada unaun hombre que fuese caracaracol, porque teníanlas manos ásperas y así estrechamente las sujeta-sen. Dijeron al cacique que eran cuatro; y así lleva-ron cuatro hombres que eran caracaracoles. Elcual caracaracol es una enfermedad como sarna,que hace al cuerpo muy áspero. Después que lascogieron tuvieron consejo sobre cómo podían ha-cer que fuesen mujeres, puesto que no tenían sexode varón ni de hembra...Buscaron un pájaro que sellama inriri, antiguamente llamado inriri cahuba-bayel, el cual agujerea los árboles y en nuestra len-gua llámase pico. E igualmente tomaron a aquellasmujeres sin sexo ni de varón ni de hembra, y lesataron los pies y las manos, y trajeron el pájaromencionado, y lo ataron al cuerpo. Y éste creyendoque eran maderos comenzó la obra que acostum-bra, picando y agujereando en el lugar donde ordi-nariamente suele estar el sexo de las mujeres. Y deese modo dicen los indios que tuvieron mujeres,según cuentan los más viejos (14-15).

Aparte de describir grandiosamente la perso-nalidad de la mujer desde el punto de vista delhombre no sólo en el sexo, el mito habla otra vezde la indestructible necesidad de las dos partesde la dualidad. En una época como la nuestra, demucha discusión sobre el tema de la mujer, es in-

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teresante complementar mitos como éste, de en-foque “masculino”, con el papel importante y de-cisivo que tienen muchas mujeres en nuestrospaíses. Ellas tienen el papel escondido de la orga-nización de sus familias, aún en las peores condi-ciones de sus esposos, padres o hijos. Sin duda al-guna, el hecho de que nuestras familias amplia-das incluyan diferentes roles de participación,cooperación y respeto, donde el problema de unmiembro es el problema de toda la familia y la co-munidad, es una manera muy efectiva de sobre-vivencia. Hombres y mujeres bregamos en la lu-cha de la vida diaria tanto como en las grandesrebeliones y protestas, tal como lo hizo TúpacAmaru con su esposa Micaela. La mayoría de loslíderes indios y populares en América Latina hantenido su contraparte femenina.

Mujer y vida

El Sagrado Libro del Popol Vuh nos habla deuna mujer adivina que hizo nueve bebidas demazorcas amarillas con las cuales los progenito-res Tepeu y Gutumatz crearon los hombres de laraza quiché. Esta misma mujer de la savia india,en su más propia característica de madre, fue lainspiración para el famoso calendario maya, queaún en la actualidad es tenido en cuenta por elpueblo quiché.

Schultze Jena escribe que surgió claramente la in-terdependencia de todo el sistema no solamentecon el cuerpo y la existencia humana sino tambiéncon una deidad con la que el cuerpo, específica-mente el de la mujer como portadora de vida sepercibía como íntimamente relacionado; la deidad

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teresante complementar mitos como éste, de en-foque “masculino”, con el papel importante y de-cisivo que tienen muchas mujeres en nuestrospaíses. Ellas tienen el papel escondido de la orga-nización de sus familias, aún en las peores condi-ciones de sus esposos, padres o hijos. Sin duda al-guna, el hecho de que nuestras familias amplia-das incluyan diferentes roles de participación,cooperación y respeto, donde el problema de unmiembro es el problema de toda la familia y la co-munidad, es una manera muy efectiva de sobre-vivencia. Hombres y mujeres bregamos en la lu-cha de la vida diaria tanto como en las grandesrebeliones y protestas, tal como lo hizo TúpacAmaru con su esposa Micaela. La mayoría de loslíderes indios y populares en América Latina hantenido su contraparte femenina.

Mujer y vida

El Sagrado Libro del Popol Vuh nos habla deuna mujer adivina que hizo nueve bebidas demazorcas amarillas con las cuales los progenito-res Tepeu y Gutumatz crearon los hombres de laraza quiché. Esta misma mujer de la savia india,en su más propia característica de madre, fue lainspiración para el famoso calendario maya, queaún en la actualidad es tenido en cuenta por elpueblo quiché.

Schultze Jena escribe que surgió claramente la in-terdependencia de todo el sistema no solamentecon el cuerpo y la existencia humana sino tambiéncon una deidad con la que el cuerpo, específica-mente el de la mujer como portadora de vida sepercibía como íntimamente relacionado; la deidad

teresante complementar mitos como éste, de en-foque “masculino”, con el papel importante y de-cisivo que tienen muchas mujeres en nuestrospaíses. Ellas tienen el papel escondido de la orga-nización de sus familias, aún en las peores condi-ciones de sus esposos, padres o hijos. Sin duda al-guna, el hecho de que nuestras familias amplia-das incluyan diferentes roles de participación,cooperación y respeto, donde el problema de unmiembro es el problema de toda la familia y la co-munidad, es una manera muy efectiva de sobre-vivencia. Hombres y mujeres bregamos en la lu-cha de la vida diaria tanto como en las grandesrebeliones y protestas, tal como lo hizo TúpacAmaru con su esposa Micaela. La mayoría de loslíderes indios y populares en América Latina hantenido su contraparte femenina.

Mujer y vida

El Sagrado Libro del Popol Vuh nos habla deuna mujer adivina que hizo nueve bebidas demazorcas amarillas con las cuales los progenito-res Tepeu y Gutumatz crearon los hombres de laraza quiché. Esta misma mujer de la savia india,en su más propia característica de madre, fue lainspiración para el famoso calendario maya, queaún en la actualidad es tenido en cuenta por elpueblo quiché.

Schultze Jena escribe que surgió claramente la in-terdependencia de todo el sistema no solamentecon el cuerpo y la existencia humana sino tambiéncon una deidad con la que el cuerpo, específica-mente el de la mujer como portadora de vida sepercibía como íntimamente relacionado; la deidad

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en referencia es la luna. El ciclo lunar de 29 díascorresponde aproximadamente con la duracióndel ciclo menstrual, pero también 9 lunaciones seadvierten como análogas a los 9 meses de preñez yéstos, a la vez, están relacionados con los 9 mesesque pasan entre el nacimiento de un niño y lasofrendas propiciatorias a la deidad de la montaña,que el adivino debe efectuar para asegurar el bie-nestar y la salud del pequeño (Morales 28-29).

La vida que esta tradición nos propone es to-tal y completa, nueva y diferente, enraizada y nomendicante, creciente, integrada e integrante. Esel llamado a una vida o existencia digna que losactuales estados-naciones de nuestro árbol ame-ricano, tal como están pensados y estructurados,no son capaces de proporcionar. De allí la vigen-cia del movimiento indio, en alianza con otrossectores populares, en varios países como Méxicoo Ecuador.

¿Tiene este planteamiento el carácter de indi-genista, irreal e impracticable por las condicionesde las sociedades “modernas”? Alberto Andrango,quichua ecuatoriano, dice: “No decimos que noqueremos participar de los avances científicos ytecnológicos, tenemos derecho a acceder a ellospero sin que se desconozcan nuestros valores”(Albán et. al., 158). ¿Ha sido posible? ¿Será posibletodavía?

PRIMERA LECTURA DEL QUIJOTE

Las características anteriores se vieron con-trapuestas a otra serie de maneras de ser que en-traron abruptamente en la escena. En una prime-ra lectura y en medio de la multiplicidad de voces

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en referencia es la luna. El ciclo lunar de 29 díascorresponde aproximadamente con la duracióndel ciclo menstrual, pero también 9 lunaciones seadvierten como análogas a los 9 meses de preñez yéstos, a la vez, están relacionados con los 9 mesesque pasan entre el nacimiento de un niño y lasofrendas propiciatorias a la deidad de la montaña,que el adivino debe efectuar para asegurar el bie-nestar y la salud del pequeño (Morales 28-29).

La vida que esta tradición nos propone es to-tal y completa, nueva y diferente, enraizada y nomendicante, creciente, integrada e integrante. Esel llamado a una vida o existencia digna que losactuales estados-naciones de nuestro árbol ame-ricano, tal como están pensados y estructurados,no son capaces de proporcionar. De allí la vigen-cia del movimiento indio, en alianza con otrossectores populares, en varios países como Méxicoo Ecuador.

¿Tiene este planteamiento el carácter de indi-genista, irreal e impracticable por las condicionesde las sociedades “modernas”? Alberto Andrango,quichua ecuatoriano, dice: “No decimos que noqueremos participar de los avances científicos ytecnológicos, tenemos derecho a acceder a ellospero sin que se desconozcan nuestros valores”(Albán et. al., 158). ¿Ha sido posible? ¿Será posibletodavía?

PRIMERA LECTURA DEL QUIJOTE

Las características anteriores se vieron con-trapuestas a otra serie de maneras de ser que en-traron abruptamente en la escena. En una prime-ra lectura y en medio de la multiplicidad de voces

en referencia es la luna. El ciclo lunar de 29 díascorresponde aproximadamente con la duracióndel ciclo menstrual, pero también 9 lunaciones seadvierten como análogas a los 9 meses de preñez yéstos, a la vez, están relacionados con los 9 mesesque pasan entre el nacimiento de un niño y lasofrendas propiciatorias a la deidad de la montaña,que el adivino debe efectuar para asegurar el bie-nestar y la salud del pequeño (Morales 28-29).

La vida que esta tradición nos propone es to-tal y completa, nueva y diferente, enraizada y nomendicante, creciente, integrada e integrante. Esel llamado a una vida o existencia digna que losactuales estados-naciones de nuestro árbol ame-ricano, tal como están pensados y estructurados,no son capaces de proporcionar. De allí la vigen-cia del movimiento indio, en alianza con otrossectores populares, en varios países como Méxicoo Ecuador.

¿Tiene este planteamiento el carácter de indi-genista, irreal e impracticable por las condicionesde las sociedades “modernas”? Alberto Andrango,quichua ecuatoriano, dice: “No decimos que noqueremos participar de los avances científicos ytecnológicos, tenemos derecho a acceder a ellospero sin que se desconozcan nuestros valores”(Albán et. al., 158). ¿Ha sido posible? ¿Será posibletodavía?

PRIMERA LECTURA DEL QUIJOTE

Las características anteriores se vieron con-trapuestas a otra serie de maneras de ser que en-traron abruptamente en la escena. En una prime-ra lectura y en medio de la multiplicidad de voces

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Page 25: BUSCANDO RAÍCES Don Quijote y Simón Bolívar

de El Quijote ninguna voz como la americana esdicha ni oída. Veámoslo

La Mancha y el Quijote

La novela de Cervantes empieza: “En un lugarde La Mancha de cuyo nombre no quiero acor-darme...”, con lo cual el o los personajes centralesaparecen como reales a los ojos del lector. De LaMancha sale Don Quijote por tres veces y a ellavuelve para reponerse de sus aventuras y paramorir como Quijano. Allí vive Aldonza Lorenzo, omejor, Dulcinea del Toboso, allí están el ama y lasobrina, la familia de Sancho, el cura y el barbero.Sin embargo, las alusiones al lugar de origen, a latierra propia no son muchas más. La Mancha seamplía un poco y llega a ser España para los cau-tivos que vuelven de tierra mora y la tierra de losReyes y los santos en la conquista de América.Con lo importante que llega a ser el referente geo-gráfico frente a Francia o Inglaterra, sin embargo,nunca llega a ser la PACHAMAMA, la TIERRA co-mo fuente de vida y como regazo. Más aún, laaventura de Don Quijote empieza en él mismocomo HOMBRE-INDIVIDUO. Don Quijote es, se-gún su propio reconocimiento, un hijo de Dios,salido de sus manos, centro del universo, con-quistador e impositor de modos de ser “literalis-tas” y ausentes de verdadero dialogismo.

Don Quijote y Doña Dulcinea

A pesar de que el centro de la novela es elHOMBRE-QUIJOTE, sabemos que él no está niactúa solo: está la Dulcinea. Mucho se ha escritosobre la relación entre el Caballero y su Dama. Su

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de El Quijote ninguna voz como la americana esdicha ni oída. Veámoslo

La Mancha y el Quijote

La novela de Cervantes empieza: “En un lugarde La Mancha de cuyo nombre no quiero acor-darme...”, con lo cual el o los personajes centralesaparecen como reales a los ojos del lector. De LaMancha sale Don Quijote por tres veces y a ellavuelve para reponerse de sus aventuras y paramorir como Quijano. Allí vive Aldonza Lorenzo, omejor, Dulcinea del Toboso, allí están el ama y lasobrina, la familia de Sancho, el cura y el barbero.Sin embargo, las alusiones al lugar de origen, a latierra propia no son muchas más. La Mancha seamplía un poco y llega a ser España para los cau-tivos que vuelven de tierra mora y la tierra de losReyes y los santos en la conquista de América.Con lo importante que llega a ser el referente geo-gráfico frente a Francia o Inglaterra, sin embargo,nunca llega a ser la PACHAMAMA, la TIERRA co-mo fuente de vida y como regazo. Más aún, laaventura de Don Quijote empieza en él mismocomo HOMBRE-INDIVIDUO. Don Quijote es, se-gún su propio reconocimiento, un hijo de Dios,salido de sus manos, centro del universo, con-quistador e impositor de modos de ser “literalis-tas” y ausentes de verdadero dialogismo.

Don Quijote y Doña Dulcinea

A pesar de que el centro de la novela es elHOMBRE-QUIJOTE, sabemos que él no está niactúa solo: está la Dulcinea. Mucho se ha escritosobre la relación entre el Caballero y su Dama. Su

de El Quijote ninguna voz como la americana esdicha ni oída. Veámoslo

La Mancha y el Quijote

La novela de Cervantes empieza: “En un lugarde La Mancha de cuyo nombre no quiero acor-darme...”, con lo cual el o los personajes centralesaparecen como reales a los ojos del lector. De LaMancha sale Don Quijote por tres veces y a ellavuelve para reponerse de sus aventuras y paramorir como Quijano. Allí vive Aldonza Lorenzo, omejor, Dulcinea del Toboso, allí están el ama y lasobrina, la familia de Sancho, el cura y el barbero.Sin embargo, las alusiones al lugar de origen, a latierra propia no son muchas más. La Mancha seamplía un poco y llega a ser España para los cau-tivos que vuelven de tierra mora y la tierra de losReyes y los santos en la conquista de América.Con lo importante que llega a ser el referente geo-gráfico frente a Francia o Inglaterra, sin embargo,nunca llega a ser la PACHAMAMA, la TIERRA co-mo fuente de vida y como regazo. Más aún, laaventura de Don Quijote empieza en él mismocomo HOMBRE-INDIVIDUO. Don Quijote es, se-gún su propio reconocimiento, un hijo de Dios,salido de sus manos, centro del universo, con-quistador e impositor de modos de ser “literalis-tas” y ausentes de verdadero dialogismo.

Don Quijote y Doña Dulcinea

A pesar de que el centro de la novela es elHOMBRE-QUIJOTE, sabemos que él no está niactúa solo: está la Dulcinea. Mucho se ha escritosobre la relación entre el Caballero y su Dama. Su

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amor, aparte de platónico, puede ser visto comoel motivo fundamental, el estímulo y empuje pa-ra todas y cada una de las aventuras emprendi-das. Más que una manifestación de locura, po-dría responder a una necesidad del personaje ydel autor para hablar de una manera de ser: “Pa-ra lo que yo quiero ella está muy bien” dice DonQuijote cuando Sancho insiste en que la tal Dul-cinea no es más que la labriega Aldonza Lorenzo.

La relación no puede dar origen a nada más.Jamás Dulcinea está para recibir al agotado DonQuijote. Los dos nunca podrán constituir una pa-reja real ni dar origen a ninguna familia real en lanovela. A los ojos de un americano la figura de laDulcinea bien podría confundirse con la de laReina de España o la del Patrón Santiago bajo cu-ya inspiración se corrían todos los riesgos y se co-metían todas las fechorías. A fin de cuentas, esta-ban tan lejos y eran tan inmateriales que no im-portaba realmente lo que se hiciera. La esposa deSancho y, más aún otras mujeres, son pintadasincluso “modernamente” por el autor, pero nin-guna de ellas aparece como la “compañera” en lostérminos americanos.

Dulcinea y la aventura carnavalesca

La imagen del carnaval en El Quijote estábien traída por todo lo inverosímil y mundo al re-vés que viven los personajes. Todos los hombres ytodos los pueblos tienen su momento de carna-val. El mismo pueblo indio de América ha tenidoy tiene el suyo en cada fiesta. Cuando asomó eleuropeo fue tanta su admiración que creía queésto era signo de que una gran transformación,un pachacutic, se aproximaba. El mundo se iba a

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amor, aparte de platónico, puede ser visto comoel motivo fundamental, el estímulo y empuje pa-ra todas y cada una de las aventuras emprendi-das. Más que una manifestación de locura, po-dría responder a una necesidad del personaje ydel autor para hablar de una manera de ser: “Pa-ra lo que yo quiero ella está muy bien” dice DonQuijote cuando Sancho insiste en que la tal Dul-cinea no es más que la labriega Aldonza Lorenzo.

La relación no puede dar origen a nada más.Jamás Dulcinea está para recibir al agotado DonQuijote. Los dos nunca podrán constituir una pa-reja real ni dar origen a ninguna familia real en lanovela. A los ojos de un americano la figura de laDulcinea bien podría confundirse con la de laReina de España o la del Patrón Santiago bajo cu-ya inspiración se corrían todos los riesgos y se co-metían todas las fechorías. A fin de cuentas, esta-ban tan lejos y eran tan inmateriales que no im-portaba realmente lo que se hiciera. La esposa deSancho y, más aún otras mujeres, son pintadasincluso “modernamente” por el autor, pero nin-guna de ellas aparece como la “compañera” en lostérminos americanos.

Dulcinea y la aventura carnavalesca

La imagen del carnaval en El Quijote estábien traída por todo lo inverosímil y mundo al re-vés que viven los personajes. Todos los hombres ytodos los pueblos tienen su momento de carna-val. El mismo pueblo indio de América ha tenidoy tiene el suyo en cada fiesta. Cuando asomó eleuropeo fue tanta su admiración que creía queésto era signo de que una gran transformación,un pachacutic, se aproximaba. El mundo se iba a

amor, aparte de platónico, puede ser visto comoel motivo fundamental, el estímulo y empuje pa-ra todas y cada una de las aventuras emprendi-das. Más que una manifestación de locura, po-dría responder a una necesidad del personaje ydel autor para hablar de una manera de ser: “Pa-ra lo que yo quiero ella está muy bien” dice DonQuijote cuando Sancho insiste en que la tal Dul-cinea no es más que la labriega Aldonza Lorenzo.

La relación no puede dar origen a nada más.Jamás Dulcinea está para recibir al agotado DonQuijote. Los dos nunca podrán constituir una pa-reja real ni dar origen a ninguna familia real en lanovela. A los ojos de un americano la figura de laDulcinea bien podría confundirse con la de laReina de España o la del Patrón Santiago bajo cu-ya inspiración se corrían todos los riesgos y se co-metían todas las fechorías. A fin de cuentas, esta-ban tan lejos y eran tan inmateriales que no im-portaba realmente lo que se hiciera. La esposa deSancho y, más aún otras mujeres, son pintadasincluso “modernamente” por el autor, pero nin-guna de ellas aparece como la “compañera” en lostérminos americanos.

Dulcinea y la aventura carnavalesca

La imagen del carnaval en El Quijote estábien traída por todo lo inverosímil y mundo al re-vés que viven los personajes. Todos los hombres ytodos los pueblos tienen su momento de carna-val. El mismo pueblo indio de América ha tenidoy tiene el suyo en cada fiesta. Cuando asomó eleuropeo fue tanta su admiración que creía queésto era signo de que una gran transformación,un pachacutic, se aproximaba. El mundo se iba a

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poner al revés, pero luego volverían las cosas a susitio. El problema vino cuando bajo este pretextose pisoteó e hizo mofa de sus más caros senti-mientos. Todavía el pueblo andino, por ejemplo,espera que el Inca Rey, que en medio del carnavaldel siglo XVI fue vilmente asesinado, vuelva a unirsu cabeza con el resto de su cuerpo a fin de res-taurar el orden que se deshizo.

SEGUNDA LECTURA DEL QUIJOTE

En una segunda lectura, sin embargo, se nospresentan nuevos elementos especialmente apartir de la figura de Sancho que bien puede ser,en algunos aspectos el predecesor del hombre la-tinoamericano medio de nuestro tiempo.

Sancho y Barataria

La figura de Sancho se engrandece a medidaque avanza la obra de Cervantes. Mientras DonQuijote se sanchifica progresivamente en el sen-tido de volverse mas “realista” y dudoso, Sanchose quijotiza porque sus acciones, especialmenteen el gobierno de la ínsula, responden a idealesde justicia y servicio. En algunos momentos de lanarración el personaje de Sancho tiene más im-portancia por la riqueza cultural, lingüística y deingenio que manifiesta.

Durante todo el tiempo que Sancho acompa-ña a Don Quijote, hay algunas discusiones sobreel reconocimiento económico que debería recibirel primero por sus labores de escudero. Por mo-mentos se nota un cierto desencanto por parte deSancho, porque no se concreta ningún beneficiomaterial. A pesar de todo, la ambición mayor de

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poner al revés, pero luego volverían las cosas a susitio. El problema vino cuando bajo este pretextose pisoteó e hizo mofa de sus más caros senti-mientos. Todavía el pueblo andino, por ejemplo,espera que el Inca Rey, que en medio del carnavaldel siglo XVI fue vilmente asesinado, vuelva a unirsu cabeza con el resto de su cuerpo a fin de res-taurar el orden que se deshizo.

SEGUNDA LECTURA DEL QUIJOTE

En una segunda lectura, sin embargo, se nospresentan nuevos elementos especialmente apartir de la figura de Sancho que bien puede ser,en algunos aspectos el predecesor del hombre la-tinoamericano medio de nuestro tiempo.

Sancho y Barataria

La figura de Sancho se engrandece a medidaque avanza la obra de Cervantes. Mientras DonQuijote se sanchifica progresivamente en el sen-tido de volverse mas “realista” y dudoso, Sanchose quijotiza porque sus acciones, especialmenteen el gobierno de la ínsula, responden a idealesde justicia y servicio. En algunos momentos de lanarración el personaje de Sancho tiene más im-portancia por la riqueza cultural, lingüística y deingenio que manifiesta.

Durante todo el tiempo que Sancho acompa-ña a Don Quijote, hay algunas discusiones sobreel reconocimiento económico que debería recibirel primero por sus labores de escudero. Por mo-mentos se nota un cierto desencanto por parte deSancho, porque no se concreta ningún beneficiomaterial. A pesar de todo, la ambición mayor de

poner al revés, pero luego volverían las cosas a susitio. El problema vino cuando bajo este pretextose pisoteó e hizo mofa de sus más caros senti-mientos. Todavía el pueblo andino, por ejemplo,espera que el Inca Rey, que en medio del carnavaldel siglo XVI fue vilmente asesinado, vuelva a unirsu cabeza con el resto de su cuerpo a fin de res-taurar el orden que se deshizo.

SEGUNDA LECTURA DEL QUIJOTE

En una segunda lectura, sin embargo, se nospresentan nuevos elementos especialmente apartir de la figura de Sancho que bien puede ser,en algunos aspectos el predecesor del hombre la-tinoamericano medio de nuestro tiempo.

Sancho y Barataria

La figura de Sancho se engrandece a medidaque avanza la obra de Cervantes. Mientras DonQuijote se sanchifica progresivamente en el sen-tido de volverse mas “realista” y dudoso, Sanchose quijotiza porque sus acciones, especialmenteen el gobierno de la ínsula, responden a idealesde justicia y servicio. En algunos momentos de lanarración el personaje de Sancho tiene más im-portancia por la riqueza cultural, lingüística y deingenio que manifiesta.

Durante todo el tiempo que Sancho acompa-ña a Don Quijote, hay algunas discusiones sobreel reconocimiento económico que debería recibirel primero por sus labores de escudero. Por mo-mentos se nota un cierto desencanto por parte deSancho, porque no se concreta ningún beneficiomaterial. A pesar de todo, la ambición mayor de

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Sancho es poder gobernar una “ínsula”, una isla.Esta “ambición” puede ser analizada desde dospuntos de vista: o por la ambición europea que vedinero y provecho en cualquier oportunidad opor el lado del ser popular de una figura como lade Sancho.

Si escogemos el segundo tipo de análisis de-bemos justificar el por qué de nuestra elección.Creemos que Cervantes es un genio no solamen-te porque supo reunir en una sola obra todos losgéneros literarios conocidos sino porque logrópintar con gran maestría la manera de ser de lasclases y sectores sociales de la España de la épo-ca. No es desconocido el análisis que presenta alos duques, por ejemplo, como representantes dela clase dominante en la sociedad (Bryant). Elmismo Don Quijote podría entrar en esta mismaclase, por el modo de enfocar la vida y los proble-mas y por la manera de tratar a Sancho. Frente aellos, hay muchos personajes del pueblo y uno deellos es, precisamente, Sancho. Sus constantes re-cursos a los refranes y dichos nos recuerdan mu-cho a los personajes de la vida y la literatura denuestro continente americano (Cantinflas). Suresistencia a los títulos y su indiferencia a la de-nominada pureza de sangre hacen alusión a unode las taras más grandes de nuestro árbol ameri-cano.

Algo especial en el personaje de Sancho es sugran sabiduría. Muy apropiado de su papel de“amo” y “señor”, Don Quijote da a su escuderonada más y nada menos que dos sesiones de con-sejos, 14 en la primera (II, 42) y 10 en la segunda(II, 43). Don Quijote está convencido de que San-cho, que es “corto de entendimiento”, necesita es-tos consejos para no cometer errores y poder go-

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Sancho es poder gobernar una “ínsula”, una isla.Esta “ambición” puede ser analizada desde dospuntos de vista: o por la ambición europea que vedinero y provecho en cualquier oportunidad opor el lado del ser popular de una figura como lade Sancho.

Si escogemos el segundo tipo de análisis de-bemos justificar el por qué de nuestra elección.Creemos que Cervantes es un genio no solamen-te porque supo reunir en una sola obra todos losgéneros literarios conocidos sino porque logrópintar con gran maestría la manera de ser de lasclases y sectores sociales de la España de la épo-ca. No es desconocido el análisis que presenta alos duques, por ejemplo, como representantes dela clase dominante en la sociedad (Bryant). Elmismo Don Quijote podría entrar en esta mismaclase, por el modo de enfocar la vida y los proble-mas y por la manera de tratar a Sancho. Frente aellos, hay muchos personajes del pueblo y uno deellos es, precisamente, Sancho. Sus constantes re-cursos a los refranes y dichos nos recuerdan mu-cho a los personajes de la vida y la literatura denuestro continente americano (Cantinflas). Suresistencia a los títulos y su indiferencia a la de-nominada pureza de sangre hacen alusión a unode las taras más grandes de nuestro árbol ameri-cano.

Algo especial en el personaje de Sancho es sugran sabiduría. Muy apropiado de su papel de“amo” y “señor”, Don Quijote da a su escuderonada más y nada menos que dos sesiones de con-sejos, 14 en la primera (II, 42) y 10 en la segunda(II, 43). Don Quijote está convencido de que San-cho, que es “corto de entendimiento”, necesita es-tos consejos para no cometer errores y poder go-

Sancho es poder gobernar una “ínsula”, una isla.Esta “ambición” puede ser analizada desde dospuntos de vista: o por la ambición europea que vedinero y provecho en cualquier oportunidad opor el lado del ser popular de una figura como lade Sancho.

Si escogemos el segundo tipo de análisis de-bemos justificar el por qué de nuestra elección.Creemos que Cervantes es un genio no solamen-te porque supo reunir en una sola obra todos losgéneros literarios conocidos sino porque logrópintar con gran maestría la manera de ser de lasclases y sectores sociales de la España de la épo-ca. No es desconocido el análisis que presenta alos duques, por ejemplo, como representantes dela clase dominante en la sociedad (Bryant). Elmismo Don Quijote podría entrar en esta mismaclase, por el modo de enfocar la vida y los proble-mas y por la manera de tratar a Sancho. Frente aellos, hay muchos personajes del pueblo y uno deellos es, precisamente, Sancho. Sus constantes re-cursos a los refranes y dichos nos recuerdan mu-cho a los personajes de la vida y la literatura denuestro continente americano (Cantinflas). Suresistencia a los títulos y su indiferencia a la de-nominada pureza de sangre hacen alusión a unode las taras más grandes de nuestro árbol ameri-cano.

Algo especial en el personaje de Sancho es sugran sabiduría. Muy apropiado de su papel de“amo” y “señor”, Don Quijote da a su escuderonada más y nada menos que dos sesiones de con-sejos, 14 en la primera (II, 42) y 10 en la segunda(II, 43). Don Quijote está convencido de que San-cho, que es “corto de entendimiento”, necesita es-tos consejos para no cometer errores y poder go-

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bernar. La verdad es que Sancho olvida la nota es-crita con los consejos y luego, en la mayoría de loscasos, gobierna más que con la sabiduría de suamo, con la suya propia que es mucho más au-téntica y apropiada a cada ocasión. Cada uno delos casos presentados al gobernador para su deci-sión es una oportunidad más para que Sanchohaga gala de su gran sabiduría y sentido comúnque, según dicen muchos, es el menos común delos sentidos. Los más famosos casos se refieren ala mujer que acusaba al hombre de abuso (II, 45),el hombre que decía que no quería pagar la cuen-ta a su acreedor (II, 45), el joven que insiste enque nadie puede obligarlo a “dormir” en la cár-cel” (II, 49). En estos y en los demás casos, Sanchoda muestras de una gran capacidad para decidircon plena justicia. Bien podríamos decir que losque salen burlados son los que le presentan loscasos y no él que siempre sale fortalecido de susdecisiones.

La falta de comida, la burla constante, el has-tío de una vida fatua hacen que Sancho renunciea su puesto. Algunos autores han creído ver en es-ta renuncia una necesidad clara de Sancho devolver a ser sirviente de Don Quijote. Nosotros nolo vemos así. El que se siente muy solitario cuan-do Sancho parte para la isla es Don Quijote (II, 44“ ...cuando Don Quijote sintió su soledad, y si lefuera posible revocarle la comisión y quitarle elgobierno lo hiciera”). Por su parte, Sancho puedegobernar muy bien la isla sin el concurso de suamo. Se siente seguro de sí mismo y de las posibi-lidades que tendría su gobierno para él y su fami-lia. No están ausentes en las cartas de Sancho a suesposa y de ésta al escudero, sátiras constantes a

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bernar. La verdad es que Sancho olvida la nota es-crita con los consejos y luego, en la mayoría de loscasos, gobierna más que con la sabiduría de suamo, con la suya propia que es mucho más au-téntica y apropiada a cada ocasión. Cada uno delos casos presentados al gobernador para su deci-sión es una oportunidad más para que Sanchohaga gala de su gran sabiduría y sentido comúnque, según dicen muchos, es el menos común delos sentidos. Los más famosos casos se refieren ala mujer que acusaba al hombre de abuso (II, 45),el hombre que decía que no quería pagar la cuen-ta a su acreedor (II, 45), el joven que insiste enque nadie puede obligarlo a “dormir” en la cár-cel” (II, 49). En estos y en los demás casos, Sanchoda muestras de una gran capacidad para decidircon plena justicia. Bien podríamos decir que losque salen burlados son los que le presentan loscasos y no él que siempre sale fortalecido de susdecisiones.

La falta de comida, la burla constante, el has-tío de una vida fatua hacen que Sancho renunciea su puesto. Algunos autores han creído ver en es-ta renuncia una necesidad clara de Sancho devolver a ser sirviente de Don Quijote. Nosotros nolo vemos así. El que se siente muy solitario cuan-do Sancho parte para la isla es Don Quijote (II, 44“ ...cuando Don Quijote sintió su soledad, y si lefuera posible revocarle la comisión y quitarle elgobierno lo hiciera”). Por su parte, Sancho puedegobernar muy bien la isla sin el concurso de suamo. Se siente seguro de sí mismo y de las posibi-lidades que tendría su gobierno para él y su fami-lia. No están ausentes en las cartas de Sancho a suesposa y de ésta al escudero, sátiras constantes a

bernar. La verdad es que Sancho olvida la nota es-crita con los consejos y luego, en la mayoría de loscasos, gobierna más que con la sabiduría de suamo, con la suya propia que es mucho más au-téntica y apropiada a cada ocasión. Cada uno delos casos presentados al gobernador para su deci-sión es una oportunidad más para que Sanchohaga gala de su gran sabiduría y sentido comúnque, según dicen muchos, es el menos común delos sentidos. Los más famosos casos se refieren ala mujer que acusaba al hombre de abuso (II, 45),el hombre que decía que no quería pagar la cuen-ta a su acreedor (II, 45), el joven que insiste enque nadie puede obligarlo a “dormir” en la cár-cel” (II, 49). En estos y en los demás casos, Sanchoda muestras de una gran capacidad para decidircon plena justicia. Bien podríamos decir que losque salen burlados son los que le presentan loscasos y no él que siempre sale fortalecido de susdecisiones.

La falta de comida, la burla constante, el has-tío de una vida fatua hacen que Sancho renunciea su puesto. Algunos autores han creído ver en es-ta renuncia una necesidad clara de Sancho devolver a ser sirviente de Don Quijote. Nosotros nolo vemos así. El que se siente muy solitario cuan-do Sancho parte para la isla es Don Quijote (II, 44“ ...cuando Don Quijote sintió su soledad, y si lefuera posible revocarle la comisión y quitarle elgobierno lo hiciera”). Por su parte, Sancho puedegobernar muy bien la isla sin el concurso de suamo. Se siente seguro de sí mismo y de las posibi-lidades que tendría su gobierno para él y su fami-lia. No están ausentes en las cartas de Sancho a suesposa y de ésta al escudero, sátiras constantes a

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la manera de ser de los “dones” y “doñas” que sesienten superiores.

Cuando los dos amigos se encuentran por fin,luego del infortunado suceso del pozo en el quehan caído Sancho y su Rucio, se puede notar, sinduda, una normal alegría mutua, sin la incondi-cionalidad servil que algunos pretenden ver. So-lamente, al final de la obra Sancho va a sufrir notanto por la muerte física de Quijano, cuanto porla desaparición del personaje que ha hecho posi-ble que pesonajes populares como él llenen pági-nas y páginas de buena cultura y lengua.

Barataria, el Poder y la Fama

El corto tiempo del gobierno de Sancho esmuy útil para analizar no solamente la sabiduríapopular sino también el manejo del poder y laconquista de la fama. El poder, sin duda alguna,lo tienen los duques. Bien parece ser que son per-sonajes de la vida real tomados por Cervantes pa-ra representar precisamente el poder a dos nive-les: la administración de la riqueza y la manipula-ción de los sentimientos de los otros. Es obvioque el castillo con todas sus comodidades y gus-tos como la caza y la cantidad de empleados yempleadas reflejan una sociedad profundamentedividida entre ricos y pobres donde el dinero y laposesión económica, junto con la nobleza desangre y el título eran las condiciones para perte-necer a una cierta clase. Sin embargo, lo que apa-rece más claro aquí es que como “añadido” a la ri-queza y poder económico y social viene apareja-da la posibilidad de utilizar a los miembros de lossectores bajos con el objeto de “vivir un carnavalsin fin”. En la primera parte ya hicimos alusión a

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la manera de ser de los “dones” y “doñas” que sesienten superiores.

Cuando los dos amigos se encuentran por fin,luego del infortunado suceso del pozo en el quehan caído Sancho y su Rucio, se puede notar, sinduda, una normal alegría mutua, sin la incondi-cionalidad servil que algunos pretenden ver. So-lamente, al final de la obra Sancho va a sufrir notanto por la muerte física de Quijano, cuanto porla desaparición del personaje que ha hecho posi-ble que pesonajes populares como él llenen pági-nas y páginas de buena cultura y lengua.

Barataria, el Poder y la Fama

El corto tiempo del gobierno de Sancho esmuy útil para analizar no solamente la sabiduríapopular sino también el manejo del poder y laconquista de la fama. El poder, sin duda alguna,lo tienen los duques. Bien parece ser que son per-sonajes de la vida real tomados por Cervantes pa-ra representar precisamente el poder a dos nive-les: la administración de la riqueza y la manipula-ción de los sentimientos de los otros. Es obvioque el castillo con todas sus comodidades y gus-tos como la caza y la cantidad de empleados yempleadas reflejan una sociedad profundamentedividida entre ricos y pobres donde el dinero y laposesión económica, junto con la nobleza desangre y el título eran las condiciones para perte-necer a una cierta clase. Sin embargo, lo que apa-rece más claro aquí es que como “añadido” a la ri-queza y poder económico y social viene apareja-da la posibilidad de utilizar a los miembros de lossectores bajos con el objeto de “vivir un carnavalsin fin”. En la primera parte ya hicimos alusión a

la manera de ser de los “dones” y “doñas” que sesienten superiores.

Cuando los dos amigos se encuentran por fin,luego del infortunado suceso del pozo en el quehan caído Sancho y su Rucio, se puede notar, sinduda, una normal alegría mutua, sin la incondi-cionalidad servil que algunos pretenden ver. So-lamente, al final de la obra Sancho va a sufrir notanto por la muerte física de Quijano, cuanto porla desaparición del personaje que ha hecho posi-ble que pesonajes populares como él llenen pági-nas y páginas de buena cultura y lengua.

Barataria, el Poder y la Fama

El corto tiempo del gobierno de Sancho esmuy útil para analizar no solamente la sabiduríapopular sino también el manejo del poder y laconquista de la fama. El poder, sin duda alguna,lo tienen los duques. Bien parece ser que son per-sonajes de la vida real tomados por Cervantes pa-ra representar precisamente el poder a dos nive-les: la administración de la riqueza y la manipula-ción de los sentimientos de los otros. Es obvioque el castillo con todas sus comodidades y gus-tos como la caza y la cantidad de empleados yempleadas reflejan una sociedad profundamentedividida entre ricos y pobres donde el dinero y laposesión económica, junto con la nobleza desangre y el título eran las condiciones para perte-necer a una cierta clase. Sin embargo, lo que apa-rece más claro aquí es que como “añadido” a la ri-queza y poder económico y social viene apareja-da la posibilidad de utilizar a los miembros de lossectores bajos con el objeto de “vivir un carnavalsin fin”. En la primera parte ya hicimos alusión a

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esta manera de celebrar el carnaval a costa de losdefectos y sentimientos de los otros. Bien se pue-de argumentar que no podemos juzgar lo que pa-saba hace varios siglos con los ojos de hoy; sinembargo, más que un juicio es una constataciónque en nuestro caso nos viene muy bien porqueesa ha sido una práctica generalizada también ennuestra América. Los Duques de Luna y de Villa-hermosa (p.254), los patrones de tal o cual ha-cienda, los dueños de tal o cual empresa no pocasveces han tenido en sus súbditos no solamenteuna mano de obra muy barata sino una fuente se-gura de diversión y placer.

Si la obra de Cervantes puede ser considera-da como una parodia no solamente a los libros decaballería sino a todas y cada una de las institu-ciones de la vida española, la sátira al uso y alabuso del poder ocupa también un lugar muy im-portante. La oportunidad que el duque brinda aSancho para que gobierne una isla que no es tal,tomada originalmente como un motivo más parael carnaval sin fin de los señores, se vuelve contraellos mismos cuando se pone a las claras el poderno político precisamente sino el de la sabiduríapopular magistralmente descrita.

Es Don Quijote el que va atrás de la fama entodas y cada una de sus obras. La fama, el presti-gio, el buen nombre, el quedar bien, la aparienciade valentía son otras tantas características del serespañol traspasadas a la América. En nombre deesta fama y apariencia, del apellido y el prestigiose han cometido y se cometen muchas atrocida-des en contra de aquellos sin la suficiente “pure-za” como para acceder a determinados privile-gios. Si todas las sociedades del mundo estánprofundamente divididas por incontables moti-

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esta manera de celebrar el carnaval a costa de losdefectos y sentimientos de los otros. Bien se pue-de argumentar que no podemos juzgar lo que pa-saba hace varios siglos con los ojos de hoy; sinembargo, más que un juicio es una constataciónque en nuestro caso nos viene muy bien porqueesa ha sido una práctica generalizada también ennuestra América. Los Duques de Luna y de Villa-hermosa (p.254), los patrones de tal o cual ha-cienda, los dueños de tal o cual empresa no pocasveces han tenido en sus súbditos no solamenteuna mano de obra muy barata sino una fuente se-gura de diversión y placer.

Si la obra de Cervantes puede ser considera-da como una parodia no solamente a los libros decaballería sino a todas y cada una de las institu-ciones de la vida española, la sátira al uso y alabuso del poder ocupa también un lugar muy im-portante. La oportunidad que el duque brinda aSancho para que gobierne una isla que no es tal,tomada originalmente como un motivo más parael carnaval sin fin de los señores, se vuelve contraellos mismos cuando se pone a las claras el poderno político precisamente sino el de la sabiduríapopular magistralmente descrita.

Es Don Quijote el que va atrás de la fama entodas y cada una de sus obras. La fama, el presti-gio, el buen nombre, el quedar bien, la aparienciade valentía son otras tantas características del serespañol traspasadas a la América. En nombre deesta fama y apariencia, del apellido y el prestigiose han cometido y se cometen muchas atrocida-des en contra de aquellos sin la suficiente “pure-za” como para acceder a determinados privile-gios. Si todas las sociedades del mundo estánprofundamente divididas por incontables moti-

esta manera de celebrar el carnaval a costa de losdefectos y sentimientos de los otros. Bien se pue-de argumentar que no podemos juzgar lo que pa-saba hace varios siglos con los ojos de hoy; sinembargo, más que un juicio es una constataciónque en nuestro caso nos viene muy bien porqueesa ha sido una práctica generalizada también ennuestra América. Los Duques de Luna y de Villa-hermosa (p.254), los patrones de tal o cual ha-cienda, los dueños de tal o cual empresa no pocasveces han tenido en sus súbditos no solamenteuna mano de obra muy barata sino una fuente se-gura de diversión y placer.

Si la obra de Cervantes puede ser considera-da como una parodia no solamente a los libros decaballería sino a todas y cada una de las institu-ciones de la vida española, la sátira al uso y alabuso del poder ocupa también un lugar muy im-portante. La oportunidad que el duque brinda aSancho para que gobierne una isla que no es tal,tomada originalmente como un motivo más parael carnaval sin fin de los señores, se vuelve contraellos mismos cuando se pone a las claras el poderno político precisamente sino el de la sabiduríapopular magistralmente descrita.

Es Don Quijote el que va atrás de la fama entodas y cada una de sus obras. La fama, el presti-gio, el buen nombre, el quedar bien, la aparienciade valentía son otras tantas características del serespañol traspasadas a la América. En nombre deesta fama y apariencia, del apellido y el prestigiose han cometido y se cometen muchas atrocida-des en contra de aquellos sin la suficiente “pure-za” como para acceder a determinados privile-gios. Si todas las sociedades del mundo estánprofundamente divididas por incontables moti-

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vos, las ramas del árbol americano han quedadoimpregnadas de este “buen nombre”. Junto a unaclara división de clases, aparece en cada aspectode la vida social la otra división más sutil entre losque llevan un apellido u otro, los que provienende tal familia u otra, los que tiene tal origen uotro, los que aún se empeñan en vivir de una apa-riencia de “gente buena” y los otros, lo que hacemuy difícil cualquier dinámica más fluída entrelos sectores.

Creemos que Sancho y su familia hacen bur-la de esta fama y buen nombre. Cervantes se rein-vidica plenamente, el mismo como el moro CIDEHAMETE BENENGELI, o simplemente como elhombre consciente de su tiempo que prefiere to-mar partido por una escala de valores más infor-mal y menos rígida, más rica en matices huma-nos y menos estigmatizada por las apariencias. SiCervantes hubiera estado en América por untiempo, sin duda que habría encontrado muchosSanchos, Maritormes, Teresas Panzas y MaesesPedros.

La fama y la muerte de Quijano

Cuando Don Quijote va a morir recobra ple-namente su cordura y muere como el personajeque fue antes de las aventuras de caballerías.Alonso Quijano, el Bueno, muere arrepentido dehaber leído y seguido las enseñanzas de los librosde caballerías y de haber comprometido en estalocura a gente como Sancho. La recuperación dela cordura merece una reflexión especial: comoes un proceso, produce en el personaje una dua-lidad: por una parte, tristeza y sentimiento de de-rrota porque la fama se esfuma de las manos y

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vos, las ramas del árbol americano han quedadoimpregnadas de este “buen nombre”. Junto a unaclara división de clases, aparece en cada aspectode la vida social la otra división más sutil entre losque llevan un apellido u otro, los que provienende tal familia u otra, los que tiene tal origen uotro, los que aún se empeñan en vivir de una apa-riencia de “gente buena” y los otros, lo que hacemuy difícil cualquier dinámica más fluída entrelos sectores.

Creemos que Sancho y su familia hacen bur-la de esta fama y buen nombre. Cervantes se rein-vidica plenamente, el mismo como el moro CIDEHAMETE BENENGELI, o simplemente como elhombre consciente de su tiempo que prefiere to-mar partido por una escala de valores más infor-mal y menos rígida, más rica en matices huma-nos y menos estigmatizada por las apariencias. SiCervantes hubiera estado en América por untiempo, sin duda que habría encontrado muchosSanchos, Maritormes, Teresas Panzas y MaesesPedros.

La fama y la muerte de Quijano

Cuando Don Quijote va a morir recobra ple-namente su cordura y muere como el personajeque fue antes de las aventuras de caballerías.Alonso Quijano, el Bueno, muere arrepentido dehaber leído y seguido las enseñanzas de los librosde caballerías y de haber comprometido en estalocura a gente como Sancho. La recuperación dela cordura merece una reflexión especial: comoes un proceso, produce en el personaje una dua-lidad: por una parte, tristeza y sentimiento de de-rrota porque la fama se esfuma de las manos y

vos, las ramas del árbol americano han quedadoimpregnadas de este “buen nombre”. Junto a unaclara división de clases, aparece en cada aspectode la vida social la otra división más sutil entre losque llevan un apellido u otro, los que provienende tal familia u otra, los que tiene tal origen uotro, los que aún se empeñan en vivir de una apa-riencia de “gente buena” y los otros, lo que hacemuy difícil cualquier dinámica más fluída entrelos sectores.

Creemos que Sancho y su familia hacen bur-la de esta fama y buen nombre. Cervantes se rein-vidica plenamente, el mismo como el moro CIDEHAMETE BENENGELI, o simplemente como elhombre consciente de su tiempo que prefiere to-mar partido por una escala de valores más infor-mal y menos rígida, más rica en matices huma-nos y menos estigmatizada por las apariencias. SiCervantes hubiera estado en América por untiempo, sin duda que habría encontrado muchosSanchos, Maritormes, Teresas Panzas y MaesesPedros.

La fama y la muerte de Quijano

Cuando Don Quijote va a morir recobra ple-namente su cordura y muere como el personajeque fue antes de las aventuras de caballerías.Alonso Quijano, el Bueno, muere arrepentido dehaber leído y seguido las enseñanzas de los librosde caballerías y de haber comprometido en estalocura a gente como Sancho. La recuperación dela cordura merece una reflexión especial: comoes un proceso, produce en el personaje una dua-lidad: por una parte, tristeza y sentimiento de de-rrota porque la fama se esfuma de las manos y

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por otra parte, alivio porque la alienación termi-na y el personaje se vuelve menos personaje ypuede morir más tranquilo. En los demás perso-naje de la novela hay también una doble reac-ción: por un lado, Moreno o el mismo Sanchoquerrían ver que el personaje Quijote se prolongapara poder, el uno seguir riéndose de las locurasy el otro, salir de su pueblo y gozar de algo de po-der. Otros personajes como Sansón, el cura y elmismo Cervantes -Cide Hamete Benengeli- quie-ren “matar” al personaje Quijote porque todo tie-ne su fin. Más aún, Cervantes quiere asegurarsede que su personaje “verdadero” nunca más va aser resucitado por otros autores en detrimento de“su” personaje.

Sea lo que fuere, bien podemos decir que ellegado de la obra es imperecedero. Para nuestroidioma, el legado es inconmensurable por la ri-queza de significados y formas y para nuestropueblo, en sucesivas lecturas, bien puede ser unasuerte de espejo en el cual mirar todo lo bueno ymenos bueno de su propia persona e identidad.

Bibliografía

BAKHTIN, M.The dialogic imagination: four essays. University of Texas Press, 1981

BRYANT, C.Don Quijote, symbol of a culture in crisis. Albatros Hispanofilia, Ediciones, Valencia, 1988

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por otra parte, alivio porque la alienación termi-na y el personaje se vuelve menos personaje ypuede morir más tranquilo. En los demás perso-naje de la novela hay también una doble reac-ción: por un lado, Moreno o el mismo Sanchoquerrían ver que el personaje Quijote se prolongapara poder, el uno seguir riéndose de las locurasy el otro, salir de su pueblo y gozar de algo de po-der. Otros personajes como Sansón, el cura y elmismo Cervantes -Cide Hamete Benengeli- quie-ren “matar” al personaje Quijote porque todo tie-ne su fin. Más aún, Cervantes quiere asegurarsede que su personaje “verdadero” nunca más va aser resucitado por otros autores en detrimento de“su” personaje.

Sea lo que fuere, bien podemos decir que ellegado de la obra es imperecedero. Para nuestroidioma, el legado es inconmensurable por la ri-queza de significados y formas y para nuestropueblo, en sucesivas lecturas, bien puede ser unasuerte de espejo en el cual mirar todo lo bueno ymenos bueno de su propia persona e identidad.

Bibliografía

BAKHTIN, M.The dialogic imagination: four essays. University of Texas Press, 1981

BRYANT, C.Don Quijote, symbol of a culture in crisis. Albatros Hispanofilia, Ediciones, Valencia, 1988

por otra parte, alivio porque la alienación termi-na y el personaje se vuelve menos personaje ypuede morir más tranquilo. En los demás perso-naje de la novela hay también una doble reac-ción: por un lado, Moreno o el mismo Sanchoquerrían ver que el personaje Quijote se prolongapara poder, el uno seguir riéndose de las locurasy el otro, salir de su pueblo y gozar de algo de po-der. Otros personajes como Sansón, el cura y elmismo Cervantes -Cide Hamete Benengeli- quie-ren “matar” al personaje Quijote porque todo tie-ne su fin. Más aún, Cervantes quiere asegurarsede que su personaje “verdadero” nunca más va aser resucitado por otros autores en detrimento de“su” personaje.

Sea lo que fuere, bien podemos decir que ellegado de la obra es imperecedero. Para nuestroidioma, el legado es inconmensurable por la ri-queza de significados y formas y para nuestropueblo, en sucesivas lecturas, bien puede ser unasuerte de espejo en el cual mirar todo lo bueno ymenos bueno de su propia persona e identidad.

Bibliografía

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Page 34: BUSCANDO RAÍCES Don Quijote y Simón Bolívar

BELL, A.Cervantes. University of Oklahoma Press, Norman, 1947

CASTRO, A.Iberoamérica. Su pasado y su presente. The Dry-den University, New York, 1946

IDEMCervantes y los casticismos españoles. Ediciones Alfaguara, Barcelona, 1966

CERVANTES, M.Don Quijote de la Mancha, I y II. Cátedra, Letras Hispánicas, Madrid, 1989

CHAVES, J.Intergroup relations in the Spain of Cervantes. Edi-torial Mensaje, Nueva York, 1974

DIAZ-PLAJA, G.Don Quijote en el país de Martín Fierro. Ediciones Cultura Hispánica, Madrid, 1952

DURAN, M.La ambigüedad en el Quijote. Universidad Vera-cruzana, México, 1960

IDEM“El Quijote a través del prisma de Mikhail Bakhtine: carnaval, disfraces, escatología y locura”. en Cer-vantes and the Renaissance, Ed. McGahan, papers of Pomona, 1981, p.71-86

EISENBERG, D.Cervantes y Don Quijote. Montesinos, Barcelona, 1992

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ORIOL, A., VARGAS, F.El Mexicano. Raíces de la mexicanidad. Instituto Politécnico Nacional, México, 1985

ORTEGA Y GASSET, J.Meditaciones del Quijote. Ideas sobre la Novela.Colección Austral, Espasa-Calpe, Madrid, 1985

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PAZ, O.El laberinto de la soledad. FCE, México, 1959

REED, C.“Chaotic Quijote: Complexity, Nonlinearity, and Perspectivism”, en Hispania 77, December 1994, pp.738-758

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Page 36: BUSCANDO RAÍCES Don Quijote y Simón Bolívar

RODRIGUEZ, L.Don Miguel Judío de Cervantes. Editorial Cervan-tina, Santander, 1978

RODRIGUEZ-VECHINI, H.“Don Quijote y la Florida del Inca”. en Revista Iberoamericana, No. 120-121, Julio-Diciembre 1982

SOMMER, D.Foundational Fictions. University of California, Berkeley, 1992

YANEZ DEL POZO, J.“Del árbol desenraizado todos quieren hacer leña”, GMU, 1994b

YANEZ DEL POZO, J.“Nuestros países americanos no tuvieron verda-deros padres fundadores”, GMU, 1995a

ZEA, L., et al.El problema de la identidad latinoamericana,UNAM, México, 1985

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ZEA, L., et al.El problema de la identidad latinoamericana,UNAM, México, 1985

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2EL ÁRBOL AMERICANO

Nuestros países latinoamericanos no

tuvieron “verdaderos”Padres Fundadores

Introducción

El tema de las identidades sociales y cultura-les ha sido discutido por muchos autores alrede-dor del mundo, especialmente en este tiempo de“guerras intertribales” en Africa, “limpieza étni-ca” en Europa, “movimientos indígenas” y “gue-rras fronterizas” en América Latina. En algunospaíses como Ecuador y México, sus poblacionesindígenas han sido capaces de cuestionar frontal-mente los estados nacionales y las sociedades or-ganizadas dentro de ellos. Su lucha exige funda-mentalmente mejores condiciones de vida, auto-determinación y reconocimiento oficial comoprotagonistas de la vida nacional. En México, porejemplo, un pequeño número de pobladores enel empobrecido estado de Chiapas es capaz deponer en duda no solamente la “democracia me-xicana” sino incluso bien montados tratados in-ternacionales como el denominado NAFTA oTLC. Un conflicto de antigua data entre el Ecua-dor y el Perú explota de nuevo en una costosa ypeligrosa guerra que pone en peligro la estabili-dad de la región y los pequeños pasos dados porestos países hacia el desarrollo y la paz.

Estos y otros hechos, nos invitan a plantear-nos otra vez el tema de la identidad latinoameri-

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2EL ÁRBOL AMERICANO

Nuestros países latinoamericanos no

tuvieron “verdaderos”Padres Fundadores

Introducción

El tema de las identidades sociales y cultura-les ha sido discutido por muchos autores alrede-dor del mundo, especialmente en este tiempo de“guerras intertribales” en Africa, “limpieza étni-ca” en Europa, “movimientos indígenas” y “gue-rras fronterizas” en América Latina. En algunospaíses como Ecuador y México, sus poblacionesindígenas han sido capaces de cuestionar frontal-mente los estados nacionales y las sociedades or-ganizadas dentro de ellos. Su lucha exige funda-mentalmente mejores condiciones de vida, auto-determinación y reconocimiento oficial comoprotagonistas de la vida nacional. En México, porejemplo, un pequeño número de pobladores enel empobrecido estado de Chiapas es capaz deponer en duda no solamente la “democracia me-xicana” sino incluso bien montados tratados in-ternacionales como el denominado NAFTA oTLC. Un conflicto de antigua data entre el Ecua-dor y el Perú explota de nuevo en una costosa ypeligrosa guerra que pone en peligro la estabili-dad de la región y los pequeños pasos dados porestos países hacia el desarrollo y la paz.

Estos y otros hechos, nos invitan a plantear-nos otra vez el tema de la identidad latinoameri-

2EL ÁRBOL AMERICANO

Nuestros países latinoamericanos no

tuvieron “verdaderos”Padres Fundadores

Introducción

El tema de las identidades sociales y cultura-les ha sido discutido por muchos autores alrede-dor del mundo, especialmente en este tiempo de“guerras intertribales” en Africa, “limpieza étni-ca” en Europa, “movimientos indígenas” y “gue-rras fronterizas” en América Latina. En algunospaíses como Ecuador y México, sus poblacionesindígenas han sido capaces de cuestionar frontal-mente los estados nacionales y las sociedades or-ganizadas dentro de ellos. Su lucha exige funda-mentalmente mejores condiciones de vida, auto-determinación y reconocimiento oficial comoprotagonistas de la vida nacional. En México, porejemplo, un pequeño número de pobladores enel empobrecido estado de Chiapas es capaz deponer en duda no solamente la “democracia me-xicana” sino incluso bien montados tratados in-ternacionales como el denominado NAFTA oTLC. Un conflicto de antigua data entre el Ecua-dor y el Perú explota de nuevo en una costosa ypeligrosa guerra que pone en peligro la estabili-dad de la región y los pequeños pasos dados porestos países hacia el desarrollo y la paz.

Estos y otros hechos, nos invitan a plantear-nos otra vez el tema de la identidad latinoameri-

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cana. Autores como Zea (p. 17) ven la identidadlatinoamericana en los mismos términos que laeuropea. Esta última originada a lo largo de múl-tiples asunciones y asimilaciones de la propiarealidad y de las otras con las cuales se ha ido en-contrando, no debiera negar el mismo proceso ala América Latina. Cueva (p. 122), por su parte,entiende la esencia de la realidad latinoamerica-na como el producto de determinadas estructu-ras sociales conformadas en el curso de un dolo-roso proceso de inserción supeditada, en el senode una unidad mayor: el sistema capitalista mun-dial. América Latina vive, pues, un proceso decontradictoria y dolorosa unidad que tiene queser profundizado con nuevas preguntas y nuevospuntos de vista.

- ¿Tiene América Latina realmente una identidadcomún, basada en la idea de Bolívar según la cualnosotros no somos indios ni europeos, sino unaraza intermedia entre los aborígenes y los espa-ñoles?- Nosotros como “hispanos”, ¿tenemos una basede identidad suficientemente clara como pararesponder como un cuerpo único a las demandasde este siglo y el próximo?- ¿Tenemos realmente una identidad común ba-sada en nuestro origen y problemas comunes?- ¿Dónde está nuestro origen como americanos,habitantes de este continente, y como miembrosde países diferentes?- ¿Quienes fueron nuestros “Padres Fundadores”?- ¿Tuvieron ellos la suficiente claridad como parapensar nuestros países como partes de antiguasculturas matizadas de características europeas enlugar de pensarnos como países europeos, mati-

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cana. Autores como Zea (p. 17) ven la identidadlatinoamericana en los mismos términos que laeuropea. Esta última originada a lo largo de múl-tiples asunciones y asimilaciones de la propiarealidad y de las otras con las cuales se ha ido en-contrando, no debiera negar el mismo proceso ala América Latina. Cueva (p. 122), por su parte,entiende la esencia de la realidad latinoamerica-na como el producto de determinadas estructu-ras sociales conformadas en el curso de un dolo-roso proceso de inserción supeditada, en el senode una unidad mayor: el sistema capitalista mun-dial. América Latina vive, pues, un proceso decontradictoria y dolorosa unidad que tiene queser profundizado con nuevas preguntas y nuevospuntos de vista.

- ¿Tiene América Latina realmente una identidadcomún, basada en la idea de Bolívar según la cualnosotros no somos indios ni europeos, sino unaraza intermedia entre los aborígenes y los espa-ñoles?- Nosotros como “hispanos”, ¿tenemos una basede identidad suficientemente clara como pararesponder como un cuerpo único a las demandasde este siglo y el próximo?- ¿Tenemos realmente una identidad común ba-sada en nuestro origen y problemas comunes?- ¿Dónde está nuestro origen como americanos,habitantes de este continente, y como miembrosde países diferentes?- ¿Quienes fueron nuestros “Padres Fundadores”?- ¿Tuvieron ellos la suficiente claridad como parapensar nuestros países como partes de antiguasculturas matizadas de características europeas enlugar de pensarnos como países europeos, mati-

cana. Autores como Zea (p. 17) ven la identidadlatinoamericana en los mismos términos que laeuropea. Esta última originada a lo largo de múl-tiples asunciones y asimilaciones de la propiarealidad y de las otras con las cuales se ha ido en-contrando, no debiera negar el mismo proceso ala América Latina. Cueva (p. 122), por su parte,entiende la esencia de la realidad latinoamerica-na como el producto de determinadas estructu-ras sociales conformadas en el curso de un dolo-roso proceso de inserción supeditada, en el senode una unidad mayor: el sistema capitalista mun-dial. América Latina vive, pues, un proceso decontradictoria y dolorosa unidad que tiene queser profundizado con nuevas preguntas y nuevospuntos de vista.

- ¿Tiene América Latina realmente una identidadcomún, basada en la idea de Bolívar según la cualnosotros no somos indios ni europeos, sino unaraza intermedia entre los aborígenes y los espa-ñoles?- Nosotros como “hispanos”, ¿tenemos una basede identidad suficientemente clara como pararesponder como un cuerpo único a las demandasde este siglo y el próximo?- ¿Tenemos realmente una identidad común ba-sada en nuestro origen y problemas comunes?- ¿Dónde está nuestro origen como americanos,habitantes de este continente, y como miembrosde países diferentes?- ¿Quienes fueron nuestros “Padres Fundadores”?- ¿Tuvieron ellos la suficiente claridad como parapensar nuestros países como partes de antiguasculturas matizadas de características europeas enlugar de pensarnos como países europeos, mati-

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zados por elementos indios si no vergonzosos,folclóricos?- ¿De dónde venimos y hacia dónde realmentevamos como un pueblo o como un grupo de pue-blos?- ¿No será que necesitamos expresar el orgullo deser lo que somos precisamente por nuestros valo-res americanos ancestrales?- Frente a otros pueblos con memorias muy cor-tas como Estados Unidos, ¿cómo podremos man-tener nuestra memoria larga como soporte vivode nuestra identidad?- ¿No habrá llegado ya la hora de que encontre-mos criterios diferentes para analizar nuestra his-toria y desmitificar nuestros mitos, aún los másgrandes y sagrados como Simón Bolívar y los de-más fundadores, de acuerdo a los criterios delealtad a la identidad que proponemos?

Estas reflexiones se van a centrar en el SigloXIX en el cual algo aparentemente muy impor-tante ocurrió en la región: Simón Bolívar, MiguelHidalgo, José de San Martín y otros “héroes” fun-daron numerosos países, “libres” de toda domi-nación europea. Es interesante reconocer que he-mos aprendido nuestra historia en piezas, alrede-dor de nombres sonoros y fechas “con nombresde calles” en lugar de hacerlo en torno a los pro-cesos sociales. De la misma manera que aprendi-mos que el “Nuevo Mundo” fue descubierto porCristóbal Colón en 1492, así también aceptamossin ningún cuestionamiento que la libertad denuestros países empezó con Bolívar, Hidalgo, SanMartín y otros en 1810, 1822 0 1825.

El hecho cierto es que en los tiempos colonia-les hubo una especie de dos “repúblicas”, interre-

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zados por elementos indios si no vergonzosos,folclóricos?- ¿De dónde venimos y hacia dónde realmentevamos como un pueblo o como un grupo de pue-blos?- ¿No será que necesitamos expresar el orgullo deser lo que somos precisamente por nuestros valo-res americanos ancestrales?- Frente a otros pueblos con memorias muy cor-tas como Estados Unidos, ¿cómo podremos man-tener nuestra memoria larga como soporte vivode nuestra identidad?- ¿No habrá llegado ya la hora de que encontre-mos criterios diferentes para analizar nuestra his-toria y desmitificar nuestros mitos, aún los másgrandes y sagrados como Simón Bolívar y los de-más fundadores, de acuerdo a los criterios delealtad a la identidad que proponemos?

Estas reflexiones se van a centrar en el SigloXIX en el cual algo aparentemente muy impor-tante ocurrió en la región: Simón Bolívar, MiguelHidalgo, José de San Martín y otros “héroes” fun-daron numerosos países, “libres” de toda domi-nación europea. Es interesante reconocer que he-mos aprendido nuestra historia en piezas, alrede-dor de nombres sonoros y fechas “con nombresde calles” en lugar de hacerlo en torno a los pro-cesos sociales. De la misma manera que aprendi-mos que el “Nuevo Mundo” fue descubierto porCristóbal Colón en 1492, así también aceptamossin ningún cuestionamiento que la libertad denuestros países empezó con Bolívar, Hidalgo, SanMartín y otros en 1810, 1822 0 1825.

El hecho cierto es que en los tiempos colonia-les hubo una especie de dos “repúblicas”, interre-

zados por elementos indios si no vergonzosos,folclóricos?- ¿De dónde venimos y hacia dónde realmentevamos como un pueblo o como un grupo de pue-blos?- ¿No será que necesitamos expresar el orgullo deser lo que somos precisamente por nuestros valo-res americanos ancestrales?- Frente a otros pueblos con memorias muy cor-tas como Estados Unidos, ¿cómo podremos man-tener nuestra memoria larga como soporte vivode nuestra identidad?- ¿No habrá llegado ya la hora de que encontre-mos criterios diferentes para analizar nuestra his-toria y desmitificar nuestros mitos, aún los másgrandes y sagrados como Simón Bolívar y los de-más fundadores, de acuerdo a los criterios delealtad a la identidad que proponemos?

Estas reflexiones se van a centrar en el SigloXIX en el cual algo aparentemente muy impor-tante ocurrió en la región: Simón Bolívar, MiguelHidalgo, José de San Martín y otros “héroes” fun-daron numerosos países, “libres” de toda domi-nación europea. Es interesante reconocer que he-mos aprendido nuestra historia en piezas, alrede-dor de nombres sonoros y fechas “con nombresde calles” en lugar de hacerlo en torno a los pro-cesos sociales. De la misma manera que aprendi-mos que el “Nuevo Mundo” fue descubierto porCristóbal Colón en 1492, así también aceptamossin ningún cuestionamiento que la libertad denuestros países empezó con Bolívar, Hidalgo, SanMartín y otros en 1810, 1822 0 1825.

El hecho cierto es que en los tiempos colonia-les hubo una especie de dos “repúblicas”, interre-

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lacionadas pero diferentes, la de los Indios y la delos Blancos (Araníbar, p.169). Cada una de estasrepúblicas tenía sus propias reglas y sus propiasmaneras de lealtad y pertenencia, aunque la “Re-pública Blanca” dominaba la mayor parte de losespacios sociales. Hacia fines del siglo XVIII, pa-rece ser que los miembros de las dos repúblicasestaban muy descontentos con las condicionescoloniales. En el caso del mundo Andino porejemplo, mientras en el Perú, Túpac Amaru habíaconducido una inmensa rebelión contra las leyesespañolas sobre impuestos y trabajo, en Colom-bia, Simón Bolívar empezaba a luchar contra losmismos españoles por la libertad de los mismosterritorios.

¿Fue Túpac Amaru el representante de la Re-pública de los Indios, y Bolívar el de la de losBlancos? Mientras lo primero parece bastanteobvio, estamos seguros que la segunda afirma-ción no sería aceptada por ninguno de los quehoy lo proclaman como libertador. ¿Fué el idealde Bolívar, explícito o implícito, instalar algo asícomo una República de Blancos, similar a la quequería destruir? ¿Podemos decir que otros “Pa-dres Fundadores” como Sarmiento, Montalvo,Bello, Isaacs, Mera, Martí, Rodó con sus “novelasfundacionales” (Sommer1) contribuyeron a lasideas de Bolívar y San Martín en la fundación deestas repúblicas blancas?

Intento demostrar en este trabajo que nues-tros países inauguraron su “vida independiente”sin verdaderos “Padres Fundadores” porque éstosno consideraron ni la savia ni la historia de nues-tro Árbol Americano. A pesar de la buena volun-tad de Bolívar y de los demás libertadores, la ver-dad es que pensaron nuestros países no como un

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lacionadas pero diferentes, la de los Indios y la delos Blancos (Araníbar, p.169). Cada una de estasrepúblicas tenía sus propias reglas y sus propiasmaneras de lealtad y pertenencia, aunque la “Re-pública Blanca” dominaba la mayor parte de losespacios sociales. Hacia fines del siglo XVIII, pa-rece ser que los miembros de las dos repúblicasestaban muy descontentos con las condicionescoloniales. En el caso del mundo Andino porejemplo, mientras en el Perú, Túpac Amaru habíaconducido una inmensa rebelión contra las leyesespañolas sobre impuestos y trabajo, en Colom-bia, Simón Bolívar empezaba a luchar contra losmismos españoles por la libertad de los mismosterritorios.

¿Fue Túpac Amaru el representante de la Re-pública de los Indios, y Bolívar el de la de losBlancos? Mientras lo primero parece bastanteobvio, estamos seguros que la segunda afirma-ción no sería aceptada por ninguno de los quehoy lo proclaman como libertador. ¿Fué el idealde Bolívar, explícito o implícito, instalar algo asícomo una República de Blancos, similar a la quequería destruir? ¿Podemos decir que otros “Pa-dres Fundadores” como Sarmiento, Montalvo,Bello, Isaacs, Mera, Martí, Rodó con sus “novelasfundacionales” (Sommer1) contribuyeron a lasideas de Bolívar y San Martín en la fundación deestas repúblicas blancas?

Intento demostrar en este trabajo que nues-tros países inauguraron su “vida independiente”sin verdaderos “Padres Fundadores” porque éstosno consideraron ni la savia ni la historia de nues-tro Árbol Americano. A pesar de la buena volun-tad de Bolívar y de los demás libertadores, la ver-dad es que pensaron nuestros países no como un

lacionadas pero diferentes, la de los Indios y la delos Blancos (Araníbar, p.169). Cada una de estasrepúblicas tenía sus propias reglas y sus propiasmaneras de lealtad y pertenencia, aunque la “Re-pública Blanca” dominaba la mayor parte de losespacios sociales. Hacia fines del siglo XVIII, pa-rece ser que los miembros de las dos repúblicasestaban muy descontentos con las condicionescoloniales. En el caso del mundo Andino porejemplo, mientras en el Perú, Túpac Amaru habíaconducido una inmensa rebelión contra las leyesespañolas sobre impuestos y trabajo, en Colom-bia, Simón Bolívar empezaba a luchar contra losmismos españoles por la libertad de los mismosterritorios.

¿Fue Túpac Amaru el representante de la Re-pública de los Indios, y Bolívar el de la de losBlancos? Mientras lo primero parece bastanteobvio, estamos seguros que la segunda afirma-ción no sería aceptada por ninguno de los quehoy lo proclaman como libertador. ¿Fué el idealde Bolívar, explícito o implícito, instalar algo asícomo una República de Blancos, similar a la quequería destruir? ¿Podemos decir que otros “Pa-dres Fundadores” como Sarmiento, Montalvo,Bello, Isaacs, Mera, Martí, Rodó con sus “novelasfundacionales” (Sommer1) contribuyeron a lasideas de Bolívar y San Martín en la fundación deestas repúblicas blancas?

Intento demostrar en este trabajo que nues-tros países inauguraron su “vida independiente”sin verdaderos “Padres Fundadores” porque éstosno consideraron ni la savia ni la historia de nues-tro Árbol Americano. A pesar de la buena volun-tad de Bolívar y de los demás libertadores, la ver-dad es que pensaron nuestros países no como un

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grupo de pueblos de raíces muy antiguas, indiosy menos indios, todos deseosos de salir de la mis-ma traumática experiencia colonial, sino comootro tipo de apéndices de la realidad europea,contra la cual se estaba luchando.

EL ARBOL AMERICANO

Podemos pensar un gráfico con una compo-sición de tres árboles que representan América, elcontinente entero. Como lo describo en otro es-tudio (Yánez del Pozo2), el árbol café es la Pobla-ción India y sus descendientes como nosotros,con un montón de raíces profundas que vienende la tierra coloreada, inclusive, con un sutil ama-rillo asiático. El árbol rojo representa Europa y suintrusión en nuestro árbol con una que otra in-fluencia buena o injerto como la lengua o la tec-nología. Africa es el árbol negro con varias in-fluencias buenas en nuestra cultura. Hasta 1492,nuestro árbol crecía independiente y vital, y susavia corría a raudales a través de las ramas quedaban deliciosos frutos. Muchos vigorosos pája-ros habían construído sus nidos sobre las hojas ylas ramas. Aunque no todas las ramas eran igua-les, todas ellas gozaban de la sombra del mismoárbol. Contra todo lo que podría haberse espera-do, creemos que ni la intrusión europea del sigloXV ni la llamada independencia del siglo XIX hansignificado sin más una anexión de nuestros pue-blos al mundo occidental y cristiano. Las princi-pales interrogantes sobre nuestra más profundaidentidad y sentido histórico siguen teniendo vi-gencia:- ¿Fue la colonización europea tan fuerte comopara destruir totalmente nuestras culturas, nues-

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grupo de pueblos de raíces muy antiguas, indiosy menos indios, todos deseosos de salir de la mis-ma traumática experiencia colonial, sino comootro tipo de apéndices de la realidad europea,contra la cual se estaba luchando.

EL ARBOL AMERICANO

Podemos pensar un gráfico con una compo-sición de tres árboles que representan América, elcontinente entero. Como lo describo en otro es-tudio (Yánez del Pozo2), el árbol café es la Pobla-ción India y sus descendientes como nosotros,con un montón de raíces profundas que vienende la tierra coloreada, inclusive, con un sutil ama-rillo asiático. El árbol rojo representa Europa y suintrusión en nuestro árbol con una que otra in-fluencia buena o injerto como la lengua o la tec-nología. Africa es el árbol negro con varias in-fluencias buenas en nuestra cultura. Hasta 1492,nuestro árbol crecía independiente y vital, y susavia corría a raudales a través de las ramas quedaban deliciosos frutos. Muchos vigorosos pája-ros habían construído sus nidos sobre las hojas ylas ramas. Aunque no todas las ramas eran igua-les, todas ellas gozaban de la sombra del mismoárbol. Contra todo lo que podría haberse espera-do, creemos que ni la intrusión europea del sigloXV ni la llamada independencia del siglo XIX hansignificado sin más una anexión de nuestros pue-blos al mundo occidental y cristiano. Las princi-pales interrogantes sobre nuestra más profundaidentidad y sentido histórico siguen teniendo vi-gencia:- ¿Fue la colonización europea tan fuerte comopara destruir totalmente nuestras culturas, nues-

grupo de pueblos de raíces muy antiguas, indiosy menos indios, todos deseosos de salir de la mis-ma traumática experiencia colonial, sino comootro tipo de apéndices de la realidad europea,contra la cual se estaba luchando.

EL ARBOL AMERICANO

Podemos pensar un gráfico con una compo-sición de tres árboles que representan América, elcontinente entero. Como lo describo en otro es-tudio (Yánez del Pozo2), el árbol café es la Pobla-ción India y sus descendientes como nosotros,con un montón de raíces profundas que vienende la tierra coloreada, inclusive, con un sutil ama-rillo asiático. El árbol rojo representa Europa y suintrusión en nuestro árbol con una que otra in-fluencia buena o injerto como la lengua o la tec-nología. Africa es el árbol negro con varias in-fluencias buenas en nuestra cultura. Hasta 1492,nuestro árbol crecía independiente y vital, y susavia corría a raudales a través de las ramas quedaban deliciosos frutos. Muchos vigorosos pája-ros habían construído sus nidos sobre las hojas ylas ramas. Aunque no todas las ramas eran igua-les, todas ellas gozaban de la sombra del mismoárbol. Contra todo lo que podría haberse espera-do, creemos que ni la intrusión europea del sigloXV ni la llamada independencia del siglo XIX hansignificado sin más una anexión de nuestros pue-blos al mundo occidental y cristiano. Las princi-pales interrogantes sobre nuestra más profundaidentidad y sentido histórico siguen teniendo vi-gencia:- ¿Fue la colonización europea tan fuerte comopara destruir totalmente nuestras culturas, nues-

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Page 42: BUSCANDO RAÍCES Don Quijote y Simón Bolívar

tro árbol, sus ramas, sus frutos y especialmente,su savia?- La acción de Bolívar y los demás, ¿se orientó di-rectamente a fortalecer la identidad profunda yantigua? o más bien, después de Bolívar, ¿la de-pendencia económica y cultural aumentó porquelos problemas quedaron sin una solución real?

Cuando hablamos de identidad nos referi-mos a un conjunto de características a través delas cuales un grupo determinado se reconoce a símismo y es reconocido por los demás, como dife-rente. La identidad no es un producto concluídosino una suerte de construcción contínua quedepende de muchos factores externos e internos.De acuerdo con Zea (pp. 28-31) no podemos pre-sentar ni una identidad impuesta ni una identi-dad adoptada desde Europa. Necesitamos expre-sar nuestra humanidad intrínseca y obvia -por-que todos somos primeramente humanos- ennuestros propios términos. Dentro de la historialarga que hemos vivido, algunos momentos espe-cíficos de nuestro proceso como la primera intru-sión y la “independencia” son ocasiones precio-sas para descubrir los valores reales de nuestraidentidad.

El estudio de la gran agresión iniciada conColón y mantenida, de alguna manera, hastanuestros días, nos da la oportunidad de recrearalgunos principios de nuestra cultura influencia-da, destruída, cambiada o reforzada por la pre-sencia europea. Como he planteado en otro estu-dio (Yánez del Pozo, J. 1991a: 33), estos principiospodrían ser entendidos como una especie de ló-gica étnica de sobrevivencia en medio de otrospueblos, tal vez más fuertes en tecnología o enmaneras de controlar a otros, pero más débiles en

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tro árbol, sus ramas, sus frutos y especialmente,su savia?- La acción de Bolívar y los demás, ¿se orientó di-rectamente a fortalecer la identidad profunda yantigua? o más bien, después de Bolívar, ¿la de-pendencia económica y cultural aumentó porquelos problemas quedaron sin una solución real?

Cuando hablamos de identidad nos referi-mos a un conjunto de características a través delas cuales un grupo determinado se reconoce a símismo y es reconocido por los demás, como dife-rente. La identidad no es un producto concluídosino una suerte de construcción contínua quedepende de muchos factores externos e internos.De acuerdo con Zea (pp. 28-31) no podemos pre-sentar ni una identidad impuesta ni una identi-dad adoptada desde Europa. Necesitamos expre-sar nuestra humanidad intrínseca y obvia -por-que todos somos primeramente humanos- ennuestros propios términos. Dentro de la historialarga que hemos vivido, algunos momentos espe-cíficos de nuestro proceso como la primera intru-sión y la “independencia” son ocasiones precio-sas para descubrir los valores reales de nuestraidentidad.

El estudio de la gran agresión iniciada conColón y mantenida, de alguna manera, hastanuestros días, nos da la oportunidad de recrearalgunos principios de nuestra cultura influencia-da, destruída, cambiada o reforzada por la pre-sencia europea. Como he planteado en otro estu-dio (Yánez del Pozo, J. 1991a: 33), estos principiospodrían ser entendidos como una especie de ló-gica étnica de sobrevivencia en medio de otrospueblos, tal vez más fuertes en tecnología o enmaneras de controlar a otros, pero más débiles en

tro árbol, sus ramas, sus frutos y especialmente,su savia?- La acción de Bolívar y los demás, ¿se orientó di-rectamente a fortalecer la identidad profunda yantigua? o más bien, después de Bolívar, ¿la de-pendencia económica y cultural aumentó porquelos problemas quedaron sin una solución real?

Cuando hablamos de identidad nos referi-mos a un conjunto de características a través delas cuales un grupo determinado se reconoce a símismo y es reconocido por los demás, como dife-rente. La identidad no es un producto concluídosino una suerte de construcción contínua quedepende de muchos factores externos e internos.De acuerdo con Zea (pp. 28-31) no podemos pre-sentar ni una identidad impuesta ni una identi-dad adoptada desde Europa. Necesitamos expre-sar nuestra humanidad intrínseca y obvia -por-que todos somos primeramente humanos- ennuestros propios términos. Dentro de la historialarga que hemos vivido, algunos momentos espe-cíficos de nuestro proceso como la primera intru-sión y la “independencia” son ocasiones precio-sas para descubrir los valores reales de nuestraidentidad.

El estudio de la gran agresión iniciada conColón y mantenida, de alguna manera, hastanuestros días, nos da la oportunidad de recrearalgunos principios de nuestra cultura influencia-da, destruída, cambiada o reforzada por la pre-sencia europea. Como he planteado en otro estu-dio (Yánez del Pozo, J. 1991a: 33), estos principiospodrían ser entendidos como una especie de ló-gica étnica de sobrevivencia en medio de otrospueblos, tal vez más fuertes en tecnología o enmaneras de controlar a otros, pero más débiles en

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soluciones reales y en cultura. Algunos de estosprincipios considerados muy importantes para lacomprensión de nuestra identidad, los hemos ex-puesto en nuestro artículo anterior (pág. 15-20), adonde remitimos al lector.

LOS DESEOS DE NUESTROS PADRES FUNDADORES

Siempre que pensamos en los orígenes denuestros países a comienzo del siglo XIX, nuestramente se exalta de patriotismo para recordar anuestros héroes de hazañas y batallas. Nuestroshimnos nacionales y nuestras fiestas patrias másimportantes están cargados de esa especie de ha-lo sagrado que los pueblos dan a sus fundadores.Junto a nuestros héroes, están las obras de los es-critores famosos de cada país, cuya producciónliteraria no ha sido relacionada directamente conel origen y justificación de la existencia misma delos países. Sin embargo, tal parece que la “inteli-gentzia” más representativa de la clase que creócada país se hubiera impuesto la obligación deescribir sus obras como “escritos de fundación”.Tan bien ha funcionado esto que ni siquiera noshemos dado cuenta del adoctrinamiento ideoló-gico que viene con la educación recibida, pare-ciéndonos todo muy normal. Por este motivo, yantes de que analicemos a nuestro héroe máxi-mo, Bolívar, creemos que vale la pena aprovecharesta oportunidad para reflexionar brevementesobre los otros “Padres Fundadores”, sus deseos eintenciones.

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soluciones reales y en cultura. Algunos de estosprincipios considerados muy importantes para lacomprensión de nuestra identidad, los hemos ex-puesto en nuestro artículo anterior (pág. 15-20), adonde remitimos al lector.

LOS DESEOS DE NUESTROS PADRES FUNDADORES

Siempre que pensamos en los orígenes denuestros países a comienzo del siglo XIX, nuestramente se exalta de patriotismo para recordar anuestros héroes de hazañas y batallas. Nuestroshimnos nacionales y nuestras fiestas patrias másimportantes están cargados de esa especie de ha-lo sagrado que los pueblos dan a sus fundadores.Junto a nuestros héroes, están las obras de los es-critores famosos de cada país, cuya producciónliteraria no ha sido relacionada directamente conel origen y justificación de la existencia misma delos países. Sin embargo, tal parece que la “inteli-gentzia” más representativa de la clase que creócada país se hubiera impuesto la obligación deescribir sus obras como “escritos de fundación”.Tan bien ha funcionado esto que ni siquiera noshemos dado cuenta del adoctrinamiento ideoló-gico que viene con la educación recibida, pare-ciéndonos todo muy normal. Por este motivo, yantes de que analicemos a nuestro héroe máxi-mo, Bolívar, creemos que vale la pena aprovecharesta oportunidad para reflexionar brevementesobre los otros “Padres Fundadores”, sus deseos eintenciones.

soluciones reales y en cultura. Algunos de estosprincipios considerados muy importantes para lacomprensión de nuestra identidad, los hemos ex-puesto en nuestro artículo anterior (pág. 15-20), adonde remitimos al lector.

LOS DESEOS DE NUESTROS PADRES FUNDADORES

Siempre que pensamos en los orígenes denuestros países a comienzo del siglo XIX, nuestramente se exalta de patriotismo para recordar anuestros héroes de hazañas y batallas. Nuestroshimnos nacionales y nuestras fiestas patrias másimportantes están cargados de esa especie de ha-lo sagrado que los pueblos dan a sus fundadores.Junto a nuestros héroes, están las obras de los es-critores famosos de cada país, cuya producciónliteraria no ha sido relacionada directamente conel origen y justificación de la existencia misma delos países. Sin embargo, tal parece que la “inteli-gentzia” más representativa de la clase que creócada país se hubiera impuesto la obligación deescribir sus obras como “escritos de fundación”.Tan bien ha funcionado esto que ni siquiera noshemos dado cuenta del adoctrinamiento ideoló-gico que viene con la educación recibida, pare-ciéndonos todo muy normal. Por este motivo, yantes de que analicemos a nuestro héroe máxi-mo, Bolívar, creemos que vale la pena aprovecharesta oportunidad para reflexionar brevementesobre los otros “Padres Fundadores”, sus deseos eintenciones.

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Los recursos naturales y sus dueños

Domingo Sarmiento, en su famoso Facundopiensa la Argentina como tierra de colonización.Su insistencia en separar lo Europeo “civilizado”de lo Americano “bárbaro”, no es más que la jus-tificación necesaria para emprender la tarea de lacolonización de una inmensa región, aparente-mente tierra de nadie. Lo peor de Facundo es queha sido un modelo que se ha extendido por todoel continente, con gente extranjera en unos paí-ses, pero con agresivas campañas de coloniza-ción interna y expansión de fronteras agrícolas,en todos. La mente del colonizador actúa en to-das partes como justificación para la expansiónde lo peor del vivir de la manera “occidental” devivir en contra de las maneras propias de actuar ypensar que tiene cada región. Aun Martín Fierrode José Hernández, otro famoso libro argentino,termina comunicando el mismo mensaje en con-tra de los indios y favoreciendo la colonización.

Los dueños de los recursos y la “presencia escondida”

Como ya lo hemos dicho, Doris Sommer ensu libro Foundational Fictions señala que las no-velas románticas de la América del siglo XIX vande la mano con nuestra historia patria pues suobjetivo fundamental era enseñar los valores quedebían tener como norma los ciudadanos de losnuevos países. Aun heroínas como ManuelaSáenz, la Libertadora del Libertador, con sus ac-ciones heroicas junto a Bolívar, tiene el mismo lu-gar que personajes ficticios como María (1867),Cumandá (1879), Tabaré (1880). El lugar de estos

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Los recursos naturales y sus dueños

Domingo Sarmiento, en su famoso Facundopiensa la Argentina como tierra de colonización.Su insistencia en separar lo Europeo “civilizado”de lo Americano “bárbaro”, no es más que la jus-tificación necesaria para emprender la tarea de lacolonización de una inmensa región, aparente-mente tierra de nadie. Lo peor de Facundo es queha sido un modelo que se ha extendido por todoel continente, con gente extranjera en unos paí-ses, pero con agresivas campañas de coloniza-ción interna y expansión de fronteras agrícolas,en todos. La mente del colonizador actúa en to-das partes como justificación para la expansiónde lo peor del vivir de la manera “occidental” devivir en contra de las maneras propias de actuar ypensar que tiene cada región. Aun Martín Fierrode José Hernández, otro famoso libro argentino,termina comunicando el mismo mensaje en con-tra de los indios y favoreciendo la colonización.

Los dueños de los recursos y la “presencia escondida”

Como ya lo hemos dicho, Doris Sommer ensu libro Foundational Fictions señala que las no-velas románticas de la América del siglo XIX vande la mano con nuestra historia patria pues suobjetivo fundamental era enseñar los valores quedebían tener como norma los ciudadanos de losnuevos países. Aun heroínas como ManuelaSáenz, la Libertadora del Libertador, con sus ac-ciones heroicas junto a Bolívar, tiene el mismo lu-gar que personajes ficticios como María (1867),Cumandá (1879), Tabaré (1880). El lugar de estos

Los recursos naturales y sus dueños

Domingo Sarmiento, en su famoso Facundopiensa la Argentina como tierra de colonización.Su insistencia en separar lo Europeo “civilizado”de lo Americano “bárbaro”, no es más que la jus-tificación necesaria para emprender la tarea de lacolonización de una inmensa región, aparente-mente tierra de nadie. Lo peor de Facundo es queha sido un modelo que se ha extendido por todoel continente, con gente extranjera en unos paí-ses, pero con agresivas campañas de coloniza-ción interna y expansión de fronteras agrícolas,en todos. La mente del colonizador actúa en to-das partes como justificación para la expansiónde lo peor del vivir de la manera “occidental” devivir en contra de las maneras propias de actuar ypensar que tiene cada región. Aun Martín Fierrode José Hernández, otro famoso libro argentino,termina comunicando el mismo mensaje en con-tra de los indios y favoreciendo la colonización.

Los dueños de los recursos y la “presencia escondida”

Como ya lo hemos dicho, Doris Sommer ensu libro Foundational Fictions señala que las no-velas románticas de la América del siglo XIX vande la mano con nuestra historia patria pues suobjetivo fundamental era enseñar los valores quedebían tener como norma los ciudadanos de losnuevos países. Aun heroínas como ManuelaSáenz, la Libertadora del Libertador, con sus ac-ciones heroicas junto a Bolívar, tiene el mismo lu-gar que personajes ficticios como María (1867),Cumandá (1879), Tabaré (1880). El lugar de estos

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Page 45: BUSCANDO RAÍCES Don Quijote y Simón Bolívar

personajes femeninos es escondido porque ellasson pintadas como mujeres a la espera de sushombres, su matrimonio y su abstracto amor.

Generación tras generación estos libros conestos personajes femeninos, han sido disfrutadosy emulados por miles y miles de jóvenes estu-diantes. En casi todos los países son las obras delectura obligada, de historia local y orgullo nacio-nal. Escritas por autores ricos y católicos conser-vadores, presentan a la Religión Católica más tra-dicional como la única fuente de unidad de lospueblos y sectores étnicos y sociales y a los Indioscomo los grupos que deben definitivamente serconquistados y dejados de lado para facilitar latarea de la colonización.

La ausencia y “Nuestra América”

Aun el patriota cubano José Martí admiraba estetipo de novelas patrióticas.

América necesitaba el tipo de novelas edificantescomo la que Manuel de Jesús Galván escribió parala República Dominicana, (Enriquillo, 1882). Quésublime es Enriquillo, casi tanto como Jesús! Y suMencía es la novia más perfecta que jamás FrayLuis hubiera imaginado...Esta no es una leyendahistórica...pero sí una renovada y encantadora ma-nera de escribir nuestra historia Americana, dijoMartí. (Cit. por Sommer, 9-10).

Este mismo autor, a pesar de su gran conoci-miento de la problemática indígena en EstadosUnidos, Guatemala y México, habla como criollo,hijo de españoles cuando se refiere a los pueblosIndios. Por este motivo, aunque su intención pu-do haber sido honesta al hablar de NUESTRA

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personajes femeninos es escondido porque ellasson pintadas como mujeres a la espera de sushombres, su matrimonio y su abstracto amor.

Generación tras generación estos libros conestos personajes femeninos, han sido disfrutadosy emulados por miles y miles de jóvenes estu-diantes. En casi todos los países son las obras delectura obligada, de historia local y orgullo nacio-nal. Escritas por autores ricos y católicos conser-vadores, presentan a la Religión Católica más tra-dicional como la única fuente de unidad de lospueblos y sectores étnicos y sociales y a los Indioscomo los grupos que deben definitivamente serconquistados y dejados de lado para facilitar latarea de la colonización.

La ausencia y “Nuestra América”

Aun el patriota cubano José Martí admiraba estetipo de novelas patrióticas.

América necesitaba el tipo de novelas edificantescomo la que Manuel de Jesús Galván escribió parala República Dominicana, (Enriquillo, 1882). Quésublime es Enriquillo, casi tanto como Jesús! Y suMencía es la novia más perfecta que jamás FrayLuis hubiera imaginado...Esta no es una leyendahistórica...pero sí una renovada y encantadora ma-nera de escribir nuestra historia Americana, dijoMartí. (Cit. por Sommer, 9-10).

Este mismo autor, a pesar de su gran conoci-miento de la problemática indígena en EstadosUnidos, Guatemala y México, habla como criollo,hijo de españoles cuando se refiere a los pueblosIndios. Por este motivo, aunque su intención pu-do haber sido honesta al hablar de NUESTRA

personajes femeninos es escondido porque ellasson pintadas como mujeres a la espera de sushombres, su matrimonio y su abstracto amor.

Generación tras generación estos libros conestos personajes femeninos, han sido disfrutadosy emulados por miles y miles de jóvenes estu-diantes. En casi todos los países son las obras delectura obligada, de historia local y orgullo nacio-nal. Escritas por autores ricos y católicos conser-vadores, presentan a la Religión Católica más tra-dicional como la única fuente de unidad de lospueblos y sectores étnicos y sociales y a los Indioscomo los grupos que deben definitivamente serconquistados y dejados de lado para facilitar latarea de la colonización.

La ausencia y “Nuestra América”

Aun el patriota cubano José Martí admiraba estetipo de novelas patrióticas.

América necesitaba el tipo de novelas edificantescomo la que Manuel de Jesús Galván escribió parala República Dominicana, (Enriquillo, 1882). Quésublime es Enriquillo, casi tanto como Jesús! Y suMencía es la novia más perfecta que jamás FrayLuis hubiera imaginado...Esta no es una leyendahistórica...pero sí una renovada y encantadora ma-nera de escribir nuestra historia Americana, dijoMartí. (Cit. por Sommer, 9-10).

Este mismo autor, a pesar de su gran conoci-miento de la problemática indígena en EstadosUnidos, Guatemala y México, habla como criollo,hijo de españoles cuando se refiere a los pueblosIndios. Por este motivo, aunque su intención pu-do haber sido honesta al hablar de NUESTRA

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AMERICA, cuesta ahora un poco de trabajo acep-tar sin más su propuesta por no haber incluido enella a todos los sectores de nuestra población.Más aún, a pesar de que sus versos (Ismaelillo,1889; Versos Sencillos, 1890) parecen ser muy sin-ceros y tiernos, el tipo de relación que se proyec-ta es de una dependencia invertida, hijo-padre envez de padre-hijo, y de servilismo más que de li-bertad y autonomía.

LA RAMA EUROPEA EN EL PODER

Por las necesidades de expansión económicay cultural propias de un árbol acostumbrado des-de hacía muchos años atrás a sucesivas rivalida-des y dominaciones internas y externas, las ra-mas más ávidas de España, Portugal, Inglaterra,Francia...nos alcanzaron en el siglo XV. El árbolrojo -una de cuyas ramas son los Estados Unidos-ha expandido su poder y destrucción sobre mu-chos lugares y países. Muchas lenguas y culturashan desaparecido. Demasiados holocaustos paraperdonar y olvidar. Demasiada sangre que nopuede ser limpiada con tratados, memoriales ymuseos. Si recuperamos la memoria perdidaacerca de los acontecimientos y principios queanimaron la primera intrusión y la “independen-cia”, bien podremos ver algunas constantes ennuestros días a pesar del paso de los años y de loscambios de la historia.

Hombre y oro

Una estadística muy reveladora saldría a flotesi contáramos cuántas veces aparece la palabraoro en la narración que Colón hace de sus viajes.

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AMERICA, cuesta ahora un poco de trabajo acep-tar sin más su propuesta por no haber incluido enella a todos los sectores de nuestra población.Más aún, a pesar de que sus versos (Ismaelillo,1889; Versos Sencillos, 1890) parecen ser muy sin-ceros y tiernos, el tipo de relación que se proyec-ta es de una dependencia invertida, hijo-padre envez de padre-hijo, y de servilismo más que de li-bertad y autonomía.

LA RAMA EUROPEA EN EL PODER

Por las necesidades de expansión económicay cultural propias de un árbol acostumbrado des-de hacía muchos años atrás a sucesivas rivalida-des y dominaciones internas y externas, las ra-mas más ávidas de España, Portugal, Inglaterra,Francia...nos alcanzaron en el siglo XV. El árbolrojo -una de cuyas ramas son los Estados Unidos-ha expandido su poder y destrucción sobre mu-chos lugares y países. Muchas lenguas y culturashan desaparecido. Demasiados holocaustos paraperdonar y olvidar. Demasiada sangre que nopuede ser limpiada con tratados, memoriales ymuseos. Si recuperamos la memoria perdidaacerca de los acontecimientos y principios queanimaron la primera intrusión y la “independen-cia”, bien podremos ver algunas constantes ennuestros días a pesar del paso de los años y de loscambios de la historia.

Hombre y oro

Una estadística muy reveladora saldría a flotesi contáramos cuántas veces aparece la palabraoro en la narración que Colón hace de sus viajes.

AMERICA, cuesta ahora un poco de trabajo acep-tar sin más su propuesta por no haber incluido enella a todos los sectores de nuestra población.Más aún, a pesar de que sus versos (Ismaelillo,1889; Versos Sencillos, 1890) parecen ser muy sin-ceros y tiernos, el tipo de relación que se proyec-ta es de una dependencia invertida, hijo-padre envez de padre-hijo, y de servilismo más que de li-bertad y autonomía.

LA RAMA EUROPEA EN EL PODER

Por las necesidades de expansión económicay cultural propias de un árbol acostumbrado des-de hacía muchos años atrás a sucesivas rivalida-des y dominaciones internas y externas, las ra-mas más ávidas de España, Portugal, Inglaterra,Francia...nos alcanzaron en el siglo XV. El árbolrojo -una de cuyas ramas son los Estados Unidos-ha expandido su poder y destrucción sobre mu-chos lugares y países. Muchas lenguas y culturashan desaparecido. Demasiados holocaustos paraperdonar y olvidar. Demasiada sangre que nopuede ser limpiada con tratados, memoriales ymuseos. Si recuperamos la memoria perdidaacerca de los acontecimientos y principios queanimaron la primera intrusión y la “independen-cia”, bien podremos ver algunas constantes ennuestros días a pesar del paso de los años y de loscambios de la historia.

Hombre y oro

Una estadística muy reveladora saldría a flotesi contáramos cuántas veces aparece la palabraoro en la narración que Colón hace de sus viajes.

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Parecería que a medida que crecen las posibilida-des de encontrar oro, crecen también las “alaban-zas” a la población nativa. En este contexto, po-demos entender mejor la relación entre el ofreci-miento de oro hecho por uno de los indígenas aColón en la isla Baneque (Colón, 91) y la descrip-ción del conquistador de la belleza de los hom-bres y mujeres. La manida visión del “buen salva-je”, que tiene una carga de cierta bondad por par-te de los dominadores, se relativiza ante los inte-reses reales de las ramas intrusas.

Y es una pena que junto con la palabra oroencontremos, tantas veces también, la palabraconversión o cristianismo. Las dos ideas aparecencasi siempre juntas, aunque bien sabemos de quémanera la segunda resultó ser solamente una jus-tificación para la desmedida ambición europea.Hubo, por supuesto, excepciones como la de Bar-tolomé de las Casas y unos pocos más que no ha-cen más que confirmar la regla.

Según Bradford Burns, en 1494, los españolesdescubrieron oro en la parte sur de la Española(lo que después llegaría a convertirse en la Repú-blica Dominicana). Luego se sucedieron otrosdescubrimientos. Entre 1501 y 1519 el Caribe pro-dujo aproximadamente 8 millones de pesos deoro. Después de la conquista de México y Perú laproducción de oro se trasladó al continente, don-de se descubrió y explotó la plata. Los españolesdescubrieron en Potosí (Alto Perú, luego Bolivia)una de las más ricas minas de oro que el mundojamás había visto. Entre 1533 y 1560, otras ricasminas de plata del Virreinato del Perú (entre ellas,las minas de Portovelo del Ecuador actual) expor-taron metales preciosos valorados en una canti-dad aproximada de 85 millones de pesos. Duran-

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Parecería que a medida que crecen las posibilida-des de encontrar oro, crecen también las “alaban-zas” a la población nativa. En este contexto, po-demos entender mejor la relación entre el ofreci-miento de oro hecho por uno de los indígenas aColón en la isla Baneque (Colón, 91) y la descrip-ción del conquistador de la belleza de los hom-bres y mujeres. La manida visión del “buen salva-je”, que tiene una carga de cierta bondad por par-te de los dominadores, se relativiza ante los inte-reses reales de las ramas intrusas.

Y es una pena que junto con la palabra oroencontremos, tantas veces también, la palabraconversión o cristianismo. Las dos ideas aparecencasi siempre juntas, aunque bien sabemos de quémanera la segunda resultó ser solamente una jus-tificación para la desmedida ambición europea.Hubo, por supuesto, excepciones como la de Bar-tolomé de las Casas y unos pocos más que no ha-cen más que confirmar la regla.

Según Bradford Burns, en 1494, los españolesdescubrieron oro en la parte sur de la Española(lo que después llegaría a convertirse en la Repú-blica Dominicana). Luego se sucedieron otrosdescubrimientos. Entre 1501 y 1519 el Caribe pro-dujo aproximadamente 8 millones de pesos deoro. Después de la conquista de México y Perú laproducción de oro se trasladó al continente, don-de se descubrió y explotó la plata. Los españolesdescubrieron en Potosí (Alto Perú, luego Bolivia)una de las más ricas minas de oro que el mundojamás había visto. Entre 1533 y 1560, otras ricasminas de plata del Virreinato del Perú (entre ellas,las minas de Portovelo del Ecuador actual) expor-taron metales preciosos valorados en una canti-dad aproximada de 85 millones de pesos. Duran-

Parecería que a medida que crecen las posibilida-des de encontrar oro, crecen también las “alaban-zas” a la población nativa. En este contexto, po-demos entender mejor la relación entre el ofreci-miento de oro hecho por uno de los indígenas aColón en la isla Baneque (Colón, 91) y la descrip-ción del conquistador de la belleza de los hom-bres y mujeres. La manida visión del “buen salva-je”, que tiene una carga de cierta bondad por par-te de los dominadores, se relativiza ante los inte-reses reales de las ramas intrusas.

Y es una pena que junto con la palabra oroencontremos, tantas veces también, la palabraconversión o cristianismo. Las dos ideas aparecencasi siempre juntas, aunque bien sabemos de quémanera la segunda resultó ser solamente una jus-tificación para la desmedida ambición europea.Hubo, por supuesto, excepciones como la de Bar-tolomé de las Casas y unos pocos más que no ha-cen más que confirmar la regla.

Según Bradford Burns, en 1494, los españolesdescubrieron oro en la parte sur de la Española(lo que después llegaría a convertirse en la Repú-blica Dominicana). Luego se sucedieron otrosdescubrimientos. Entre 1501 y 1519 el Caribe pro-dujo aproximadamente 8 millones de pesos deoro. Después de la conquista de México y Perú laproducción de oro se trasladó al continente, don-de se descubrió y explotó la plata. Los españolesdescubrieron en Potosí (Alto Perú, luego Bolivia)una de las más ricas minas de oro que el mundojamás había visto. Entre 1533 y 1560, otras ricasminas de plata del Virreinato del Perú (entre ellas,las minas de Portovelo del Ecuador actual) expor-taron metales preciosos valorados en una canti-dad aproximada de 85 millones de pesos. Duran-

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Page 48: BUSCANDO RAÍCES Don Quijote y Simón Bolívar

te la época del auge productivo (1579-1635), losenvíos anuales sobrepasaban a veces los 7 millo-nes de pesos. México también fue poseedor de ri-cas minas de plata: Taxco (1534), Zacatecas(1546), Guanajuato (1550), y San Luis Potosí(1592). En el siglo XVI, México envió a Españamás de 35 millones de pesos. Para fines del sigloXVII, México se convirtió en el máximo productorde la América hispana tanto que, si hablamos detodo el período colonial, el Virreinato de la NuevaEspaña produjo la mitad de la riqueza mineral deAmérica.

La principal fuente de oro de la América His-pana fue Nueva Granada, que para 1600 había ex-portado más de 4 millones de onzas de oro. Lamayor parte de esa producción venía de las mi-nas trabajadas por los esclavos. La producción deoro de Nueva Granada creció con el avance de lossiglos; así por ejemplo, la producción del sigloXVIII se había triplicado con respecto a la del si-glo XVI. En total Nueva Granada envió a Europaalgo así como 30 millones de onzas de oro.

Aun frente a estos escalofriantes números enla explotación de las minas, bien sabemos que latierra y la mano de obra eran todavía de mayorimportancia para las coronas europeas y las po-blaciones americanas. De hecho, estos factoresestablecieron los patrones sociales y económicos- y matizaron los políticos- de un futuro que has-ta ahora pesa significativamente en nuestrospueblos de fines del siglo XX. Como una especiede continuación entre lo que habían ya empleadoen la Península Ibérica, los españoles transfirie-ron muchas de las instituciones sociales usadasen la lucha contra los moros. Una de esas institu-ciones fue la encomienda , literalmente la “con-

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te la época del auge productivo (1579-1635), losenvíos anuales sobrepasaban a veces los 7 millo-nes de pesos. México también fue poseedor de ri-cas minas de plata: Taxco (1534), Zacatecas(1546), Guanajuato (1550), y San Luis Potosí(1592). En el siglo XVI, México envió a Españamás de 35 millones de pesos. Para fines del sigloXVII, México se convirtió en el máximo productorde la América hispana tanto que, si hablamos detodo el período colonial, el Virreinato de la NuevaEspaña produjo la mitad de la riqueza mineral deAmérica.

La principal fuente de oro de la América His-pana fue Nueva Granada, que para 1600 había ex-portado más de 4 millones de onzas de oro. Lamayor parte de esa producción venía de las mi-nas trabajadas por los esclavos. La producción deoro de Nueva Granada creció con el avance de lossiglos; así por ejemplo, la producción del sigloXVIII se había triplicado con respecto a la del si-glo XVI. En total Nueva Granada envió a Europaalgo así como 30 millones de onzas de oro.

Aun frente a estos escalofriantes números enla explotación de las minas, bien sabemos que latierra y la mano de obra eran todavía de mayorimportancia para las coronas europeas y las po-blaciones americanas. De hecho, estos factoresestablecieron los patrones sociales y económicos- y matizaron los políticos- de un futuro que has-ta ahora pesa significativamente en nuestrospueblos de fines del siglo XX. Como una especiede continuación entre lo que habían ya empleadoen la Península Ibérica, los españoles transfirie-ron muchas de las instituciones sociales usadasen la lucha contra los moros. Una de esas institu-ciones fue la encomienda , literalmente la “con-

te la época del auge productivo (1579-1635), losenvíos anuales sobrepasaban a veces los 7 millo-nes de pesos. México también fue poseedor de ri-cas minas de plata: Taxco (1534), Zacatecas(1546), Guanajuato (1550), y San Luis Potosí(1592). En el siglo XVI, México envió a Españamás de 35 millones de pesos. Para fines del sigloXVII, México se convirtió en el máximo productorde la América hispana tanto que, si hablamos detodo el período colonial, el Virreinato de la NuevaEspaña produjo la mitad de la riqueza mineral deAmérica.

La principal fuente de oro de la América His-pana fue Nueva Granada, que para 1600 había ex-portado más de 4 millones de onzas de oro. Lamayor parte de esa producción venía de las mi-nas trabajadas por los esclavos. La producción deoro de Nueva Granada creció con el avance de lossiglos; así por ejemplo, la producción del sigloXVIII se había triplicado con respecto a la del si-glo XVI. En total Nueva Granada envió a Europaalgo así como 30 millones de onzas de oro.

Aun frente a estos escalofriantes números enla explotación de las minas, bien sabemos que latierra y la mano de obra eran todavía de mayorimportancia para las coronas europeas y las po-blaciones americanas. De hecho, estos factoresestablecieron los patrones sociales y económicos- y matizaron los políticos- de un futuro que has-ta ahora pesa significativamente en nuestrospueblos de fines del siglo XX. Como una especiede continuación entre lo que habían ya empleadoen la Península Ibérica, los españoles transfirie-ron muchas de las instituciones sociales usadasen la lucha contra los moros. Una de esas institu-ciones fue la encomienda , literalmente la “con-

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fianza” del poder de los reyes en manos de los“encomenderos”. Utilizada esta forma una vezpara controlar y explotar a los moros, ahora iba aservir para cristianizar y explotar a los indios. Laépoca agrícola había empezado con enormes ga-nancias para los europeos y gran sufrimiento pa-ra los americanos.

Las plantaciones, los ranchos y las minas pro-porcionaban a los monarcas ibéricos y a sus co-merciantes una inagotable fuente de riqueza. Elazúcar, el tabaco, el índigo, la madera, el algodón,la plata, el oro, los diamantes y las pieles fueronalgunos de los productos naturales que las colo-nias americanas ofrecieron a Europa. La Penínsu-la Ibérica, y toda Europa realmente, dependía deAmérica para su prosperidad. Lo que hoy deno-minamos América Latina enriquecía a Europa,mientras ella misma se empobrecía horrorosa-mente. En mi opinión, no es una mera coinciden-cia que esta política continúe en nuestros días.Los nuevos nombres del oro y la plata son petró-leo, bananos, maíz, arroz, caña de azúcar, made-ra o simplemente mercados para productos mu-chas veces innecesarios. Sin mucha dificultad po-dríamos encontrar ahora otros nombres para losencomenderos de antes en algunos hacendados yhombres de negocios del mundo de hoy.

Oro y Poder

Para la consecución de los recursos, ayer co-mo ahora, hacía falta el control político. Al tiem-po de la primera intrusión, encontramos muchosejemplos de esto y entre ellos sobresale el de Her-nán Cortés (1992). Ël representa la combinaciónmás clara de la ambición con el poder. Sus cartas

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fianza” del poder de los reyes en manos de los“encomenderos”. Utilizada esta forma una vezpara controlar y explotar a los moros, ahora iba aservir para cristianizar y explotar a los indios. Laépoca agrícola había empezado con enormes ga-nancias para los europeos y gran sufrimiento pa-ra los americanos.

Las plantaciones, los ranchos y las minas pro-porcionaban a los monarcas ibéricos y a sus co-merciantes una inagotable fuente de riqueza. Elazúcar, el tabaco, el índigo, la madera, el algodón,la plata, el oro, los diamantes y las pieles fueronalgunos de los productos naturales que las colo-nias americanas ofrecieron a Europa. La Penínsu-la Ibérica, y toda Europa realmente, dependía deAmérica para su prosperidad. Lo que hoy deno-minamos América Latina enriquecía a Europa,mientras ella misma se empobrecía horrorosa-mente. En mi opinión, no es una mera coinciden-cia que esta política continúe en nuestros días.Los nuevos nombres del oro y la plata son petró-leo, bananos, maíz, arroz, caña de azúcar, made-ra o simplemente mercados para productos mu-chas veces innecesarios. Sin mucha dificultad po-dríamos encontrar ahora otros nombres para losencomenderos de antes en algunos hacendados yhombres de negocios del mundo de hoy.

Oro y Poder

Para la consecución de los recursos, ayer co-mo ahora, hacía falta el control político. Al tiem-po de la primera intrusión, encontramos muchosejemplos de esto y entre ellos sobresale el de Her-nán Cortés (1992). Ël representa la combinaciónmás clara de la ambición con el poder. Sus cartas

fianza” del poder de los reyes en manos de los“encomenderos”. Utilizada esta forma una vezpara controlar y explotar a los moros, ahora iba aservir para cristianizar y explotar a los indios. Laépoca agrícola había empezado con enormes ga-nancias para los europeos y gran sufrimiento pa-ra los americanos.

Las plantaciones, los ranchos y las minas pro-porcionaban a los monarcas ibéricos y a sus co-merciantes una inagotable fuente de riqueza. Elazúcar, el tabaco, el índigo, la madera, el algodón,la plata, el oro, los diamantes y las pieles fueronalgunos de los productos naturales que las colo-nias americanas ofrecieron a Europa. La Penínsu-la Ibérica, y toda Europa realmente, dependía deAmérica para su prosperidad. Lo que hoy deno-minamos América Latina enriquecía a Europa,mientras ella misma se empobrecía horrorosa-mente. En mi opinión, no es una mera coinciden-cia que esta política continúe en nuestros días.Los nuevos nombres del oro y la plata son petró-leo, bananos, maíz, arroz, caña de azúcar, made-ra o simplemente mercados para productos mu-chas veces innecesarios. Sin mucha dificultad po-dríamos encontrar ahora otros nombres para losencomenderos de antes en algunos hacendados yhombres de negocios del mundo de hoy.

Oro y Poder

Para la consecución de los recursos, ayer co-mo ahora, hacía falta el control político. Al tiem-po de la primera intrusión, encontramos muchosejemplos de esto y entre ellos sobresale el de Her-nán Cortés (1992). Ël representa la combinaciónmás clara de la ambición con el poder. Sus cartas

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de la relación de la llamada Conquista de Méxiconos pintan de cuerpo entero a este intruso tratan-do de convencer al rey de España y a Europa en-tera de que su hazaña había sido grandiosa e ini-gualable. Su relación con Monteczuma es una ca-dena de estrategias para conseguir el poder totalde un reino o confederación de señoríos con leal-tades desiguales. Su lucha contra Pánfilo Narváezes una prueba más de su estrategia para el con-trol total, como lo es la alianza que hizo con losToltecas. Incluso su relación con Marina (Malin-che) no es más que otra manera de control políti-co. La Malinche, como Monteczuma o los Tolte-cas, fueron presa fácil de las estrategias de poderde Cortés en su ambiciosa carrera hacia el oro y elpoder.

Durante el tiempo colonial, la corona mante-nía su poder a través de la “legitimidad” que losmismos conquistadores habían delineado(Burns, p. 42). Las rebeliones populares, como lade Túpac Amaru, nunca estuvieron ausentes entoda la época de dominación. Sin embargo, la ad-ministración colonial, ayudada por las jerarquíaseclesiásticas y las élites, lograba dominar cual-quier intento de protesta mayor. Estas élites con-sideraban que su poder les venía de la metrópolipor lo que preferían, salvo casos de excepción, elcamino de la colaboración y la obsecuencia.Cuando el poder ibérico empezó a decaer, estasélites vieron en otros poderes como el de Inglate-rra, la solución para sus propias crisis de clase. Talvez una suerte de alienación causada por la intru-sión y la ausencia de identidad profunda ha he-cho que nuestros gobernantes hasta ahora siganlas estrategias de Cortés o sus similares ya que nohan sido capaces de satisfacer las necesidades de

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de la relación de la llamada Conquista de Méxiconos pintan de cuerpo entero a este intruso tratan-do de convencer al rey de España y a Europa en-tera de que su hazaña había sido grandiosa e ini-gualable. Su relación con Monteczuma es una ca-dena de estrategias para conseguir el poder totalde un reino o confederación de señoríos con leal-tades desiguales. Su lucha contra Pánfilo Narváezes una prueba más de su estrategia para el con-trol total, como lo es la alianza que hizo con losToltecas. Incluso su relación con Marina (Malin-che) no es más que otra manera de control políti-co. La Malinche, como Monteczuma o los Tolte-cas, fueron presa fácil de las estrategias de poderde Cortés en su ambiciosa carrera hacia el oro y elpoder.

Durante el tiempo colonial, la corona mante-nía su poder a través de la “legitimidad” que losmismos conquistadores habían delineado(Burns, p. 42). Las rebeliones populares, como lade Túpac Amaru, nunca estuvieron ausentes entoda la época de dominación. Sin embargo, la ad-ministración colonial, ayudada por las jerarquíaseclesiásticas y las élites, lograba dominar cual-quier intento de protesta mayor. Estas élites con-sideraban que su poder les venía de la metrópolipor lo que preferían, salvo casos de excepción, elcamino de la colaboración y la obsecuencia.Cuando el poder ibérico empezó a decaer, estasélites vieron en otros poderes como el de Inglate-rra, la solución para sus propias crisis de clase. Talvez una suerte de alienación causada por la intru-sión y la ausencia de identidad profunda ha he-cho que nuestros gobernantes hasta ahora siganlas estrategias de Cortés o sus similares ya que nohan sido capaces de satisfacer las necesidades de

de la relación de la llamada Conquista de Méxiconos pintan de cuerpo entero a este intruso tratan-do de convencer al rey de España y a Europa en-tera de que su hazaña había sido grandiosa e ini-gualable. Su relación con Monteczuma es una ca-dena de estrategias para conseguir el poder totalde un reino o confederación de señoríos con leal-tades desiguales. Su lucha contra Pánfilo Narváezes una prueba más de su estrategia para el con-trol total, como lo es la alianza que hizo con losToltecas. Incluso su relación con Marina (Malin-che) no es más que otra manera de control políti-co. La Malinche, como Monteczuma o los Tolte-cas, fueron presa fácil de las estrategias de poderde Cortés en su ambiciosa carrera hacia el oro y elpoder.

Durante el tiempo colonial, la corona mante-nía su poder a través de la “legitimidad” que losmismos conquistadores habían delineado(Burns, p. 42). Las rebeliones populares, como lade Túpac Amaru, nunca estuvieron ausentes entoda la época de dominación. Sin embargo, la ad-ministración colonial, ayudada por las jerarquíaseclesiásticas y las élites, lograba dominar cual-quier intento de protesta mayor. Estas élites con-sideraban que su poder les venía de la metrópolipor lo que preferían, salvo casos de excepción, elcamino de la colaboración y la obsecuencia.Cuando el poder ibérico empezó a decaer, estasélites vieron en otros poderes como el de Inglate-rra, la solución para sus propias crisis de clase. Talvez una suerte de alienación causada por la intru-sión y la ausencia de identidad profunda ha he-cho que nuestros gobernantes hasta ahora siganlas estrategias de Cortés o sus similares ya que nohan sido capaces de satisfacer las necesidades de

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nuestros pueblos. La mayoría de las veces han si-do obsecuentes y condescendientes con los in-trusos y, aunque son parte también del ArbolAmericano, su deslealtad se hace cada vez másevidente.

Poder y Muerte

No queremos hablar del genocidio -verdade-ro holocausto- que significó la intrusión europeaen el Arbol Americano. 20 millones, 30 millones-...¿qué importan las cifras cuando la memoria sepierde y se obliga a perder? Trabajos forzados, en-fermedades, sometimiento brutal en los obrajes yen las minas, trabajo de sol a sol en las encomien-das y las haciendas, robo del alma india y mesti-za obligada a creerse inferior de tanto oír que esinferior, de tanto sentir que es inferior. Si la hu-manidad en cuanto tal tiene que avergonzarse devarios holocaustos, uno de ellos es el genocidioindígena ocurrido en América y por el cual, aligual que por otros holocaustos, habría que exigirsanción.

Y murieron los indios y los mestizos más po-bres y fueron traídos los negros. Su esclavitud desiglos es otro de los holocaustos cometidos por elárbol europeo. El espacio creado con motivo delos 500 años de...“por un acto de contrición o porun complejo de mea culpa de los blancomestizosy de los estados como tales, miran este problemadesde la perspectiva de la relación blanco-indíge-na, dejando de lado a los afroamericanos”. (Cha-lá, p. 66). Por desgracia, el mayor defensor colo-nial de los indígenas, Las Casas, ya había incurri-do en este mismo gran error. Según Chalá, se es-tima que entre los siglos XV y XIX llegaron 30 mi-

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nuestros pueblos. La mayoría de las veces han si-do obsecuentes y condescendientes con los in-trusos y, aunque son parte también del ArbolAmericano, su deslealtad se hace cada vez másevidente.

Poder y Muerte

No queremos hablar del genocidio -verdade-ro holocausto- que significó la intrusión europeaen el Arbol Americano. 20 millones, 30 millones-...¿qué importan las cifras cuando la memoria sepierde y se obliga a perder? Trabajos forzados, en-fermedades, sometimiento brutal en los obrajes yen las minas, trabajo de sol a sol en las encomien-das y las haciendas, robo del alma india y mesti-za obligada a creerse inferior de tanto oír que esinferior, de tanto sentir que es inferior. Si la hu-manidad en cuanto tal tiene que avergonzarse devarios holocaustos, uno de ellos es el genocidioindígena ocurrido en América y por el cual, aligual que por otros holocaustos, habría que exigirsanción.

Y murieron los indios y los mestizos más po-bres y fueron traídos los negros. Su esclavitud desiglos es otro de los holocaustos cometidos por elárbol europeo. El espacio creado con motivo delos 500 años de...“por un acto de contrición o porun complejo de mea culpa de los blancomestizosy de los estados como tales, miran este problemadesde la perspectiva de la relación blanco-indíge-na, dejando de lado a los afroamericanos”. (Cha-lá, p. 66). Por desgracia, el mayor defensor colo-nial de los indígenas, Las Casas, ya había incurri-do en este mismo gran error. Según Chalá, se es-tima que entre los siglos XV y XIX llegaron 30 mi-

nuestros pueblos. La mayoría de las veces han si-do obsecuentes y condescendientes con los in-trusos y, aunque son parte también del ArbolAmericano, su deslealtad se hace cada vez másevidente.

Poder y Muerte

No queremos hablar del genocidio -verdade-ro holocausto- que significó la intrusión europeaen el Arbol Americano. 20 millones, 30 millones-...¿qué importan las cifras cuando la memoria sepierde y se obliga a perder? Trabajos forzados, en-fermedades, sometimiento brutal en los obrajes yen las minas, trabajo de sol a sol en las encomien-das y las haciendas, robo del alma india y mesti-za obligada a creerse inferior de tanto oír que esinferior, de tanto sentir que es inferior. Si la hu-manidad en cuanto tal tiene que avergonzarse devarios holocaustos, uno de ellos es el genocidioindígena ocurrido en América y por el cual, aligual que por otros holocaustos, habría que exigirsanción.

Y murieron los indios y los mestizos más po-bres y fueron traídos los negros. Su esclavitud desiglos es otro de los holocaustos cometidos por elárbol europeo. El espacio creado con motivo delos 500 años de...“por un acto de contrición o porun complejo de mea culpa de los blancomestizosy de los estados como tales, miran este problemadesde la perspectiva de la relación blanco-indíge-na, dejando de lado a los afroamericanos”. (Cha-lá, p. 66). Por desgracia, el mayor defensor colo-nial de los indígenas, Las Casas, ya había incurri-do en este mismo gran error. Según Chalá, se es-tima que entre los siglos XV y XIX llegaron 30 mi-

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llones de esclavos al Nuevo Mundo. La mayor mi-gración forzada en toda la historia de la humani-dad. Hoy día existen 100 millones de descendien-tes negros en las Américas (p. 63)

El desarraigo ha sido tan brutal y el trata-miento tan ignominioso y antihumano que no esde extrañar la violencia y degradación que cam-pean en muchos sectores de la rama negra denuestro árbol. El médico afroamericano CharlesWilson (en carta personal dirigida al suscrito, el 5de abril de 1994), al referirse al papel de la reli-gión en este desarraigo, afirma:

History is very clear about Europe’s technique toenslave native population whether in Asia, Africaor Latin America. One technique is to change the re-ligion of those to be enslaved. By changing their re-ligion it is easier to keep them enslaved because inthe new religion they know absolutely nothing ex-cept the new Master teaches them. So the whitemaster uses the occasion to teach those enslaved tobe subservient to him and his kind. He teaches theenslaved that they are inferior, immoral, ignorantand wicked and proves it to them by pointing to thedarkness of their skin. He teaches the enslaved thatwhite is purity, intelligence, good, power and aut-hority and that is why white people are superior topeople of color. And he uses his religion, Christianityto teach and reinforce those ideas. He begins with awhite Jesus and a white Mary with blue eyes andblond, long European styled hair even though theChristian Bible describes Jesus differently. By tea-ching those ideas to black children the next genera-tion is already mentally enslaved to the white man.

(La historia es muy clara acerca de la técnica euro-pea de esclavizar a la población nativa de Asia, Afri-ca o América Latina. La técnica es cambiar la reli-

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llones de esclavos al Nuevo Mundo. La mayor mi-gración forzada en toda la historia de la humani-dad. Hoy día existen 100 millones de descendien-tes negros en las Américas (p. 63)

El desarraigo ha sido tan brutal y el trata-miento tan ignominioso y antihumano que no esde extrañar la violencia y degradación que cam-pean en muchos sectores de la rama negra denuestro árbol. El médico afroamericano CharlesWilson (en carta personal dirigida al suscrito, el 5de abril de 1994), al referirse al papel de la reli-gión en este desarraigo, afirma:

History is very clear about Europe’s technique toenslave native population whether in Asia, Africaor Latin America. One technique is to change the re-ligion of those to be enslaved. By changing their re-ligion it is easier to keep them enslaved because inthe new religion they know absolutely nothing ex-cept the new Master teaches them. So the whitemaster uses the occasion to teach those enslaved tobe subservient to him and his kind. He teaches theenslaved that they are inferior, immoral, ignorantand wicked and proves it to them by pointing to thedarkness of their skin. He teaches the enslaved thatwhite is purity, intelligence, good, power and aut-hority and that is why white people are superior topeople of color. And he uses his religion, Christianityto teach and reinforce those ideas. He begins with awhite Jesus and a white Mary with blue eyes andblond, long European styled hair even though theChristian Bible describes Jesus differently. By tea-ching those ideas to black children the next genera-tion is already mentally enslaved to the white man.

(La historia es muy clara acerca de la técnica euro-pea de esclavizar a la población nativa de Asia, Afri-ca o América Latina. La técnica es cambiar la reli-

llones de esclavos al Nuevo Mundo. La mayor mi-gración forzada en toda la historia de la humani-dad. Hoy día existen 100 millones de descendien-tes negros en las Américas (p. 63)

El desarraigo ha sido tan brutal y el trata-miento tan ignominioso y antihumano que no esde extrañar la violencia y degradación que cam-pean en muchos sectores de la rama negra denuestro árbol. El médico afroamericano CharlesWilson (en carta personal dirigida al suscrito, el 5de abril de 1994), al referirse al papel de la reli-gión en este desarraigo, afirma:

History is very clear about Europe’s technique toenslave native population whether in Asia, Africaor Latin America. One technique is to change the re-ligion of those to be enslaved. By changing their re-ligion it is easier to keep them enslaved because inthe new religion they know absolutely nothing ex-cept the new Master teaches them. So the whitemaster uses the occasion to teach those enslaved tobe subservient to him and his kind. He teaches theenslaved that they are inferior, immoral, ignorantand wicked and proves it to them by pointing to thedarkness of their skin. He teaches the enslaved thatwhite is purity, intelligence, good, power and aut-hority and that is why white people are superior topeople of color. And he uses his religion, Christianityto teach and reinforce those ideas. He begins with awhite Jesus and a white Mary with blue eyes andblond, long European styled hair even though theChristian Bible describes Jesus differently. By tea-ching those ideas to black children the next genera-tion is already mentally enslaved to the white man.

(La historia es muy clara acerca de la técnica euro-pea de esclavizar a la población nativa de Asia, Afri-ca o América Latina. La técnica es cambiar la reli-

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gión de los esclavos. Al cambiar su religión es másfácil mantenerlos esclavizados porque en la nuevareligión no conocen absolutamente nada excepto alnuevo maestro que les enseña. De esta manera elmaestro blanco aprovecha la ocasión para enseñara los esclavos a ser obedientes a él y a los de su cla-se. Enseña al esclavo que es inferior, inmoral, mal-vado y lo prueba con el argumento de la oscuridadde su piel. Enseña al esclavo que blanco es pureza,inteligencia, bondad, poder y autoridad y que estaes la razón por la cual los blancos son superiores ala gente de color. Usa su religión, el cristianismo,para enseñar y reforzar estas ideas. Empieza con unJesús blanco y una María blanca con ojos azules yrubios. El pelo largo al estilo europeo, aún cuandola misma Biblia cristiana describe a Jesús de mane-ra diferente. Al enseñar estas ideas a los niños ne-gros, la siguiente generación ya está esclavizada alhombre blanco.)

Los esfuerzos realizados por varios pastores,sacerdotes y cristianos renovados de nuestro ár-bol son encomiables. Algunos (Romero, Proa-ño...) han dado la vida por sus ideales. El ejemplocontradictorio de Las Casas puede ayudarnos aentender un poco los límites de este tipo de ten-dencia. No basta con defender a algunos sectoresde pobres. Esta defensa innegable y que ha soste-nido y animado algunas transformaciones im-portantes no parece ser suficiente. Parece ser ne-cesaria una concepción más integral y total, glo-balizante y profunda. Los sectores más avanza-dos de la misma Iglesia tienen conciencia de queella y su doctrina no se han indianizado o ameri-canizado, es decir no se han injertado realmenteen el tronco originario. La raíz y la savia que cir-cula por las venas de las iglesias oficiales es de-

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gión de los esclavos. Al cambiar su religión es másfácil mantenerlos esclavizados porque en la nuevareligión no conocen absolutamente nada excepto alnuevo maestro que les enseña. De esta manera elmaestro blanco aprovecha la ocasión para enseñara los esclavos a ser obedientes a él y a los de su cla-se. Enseña al esclavo que es inferior, inmoral, mal-vado y lo prueba con el argumento de la oscuridadde su piel. Enseña al esclavo que blanco es pureza,inteligencia, bondad, poder y autoridad y que estaes la razón por la cual los blancos son superiores ala gente de color. Usa su religión, el cristianismo,para enseñar y reforzar estas ideas. Empieza con unJesús blanco y una María blanca con ojos azules yrubios. El pelo largo al estilo europeo, aún cuandola misma Biblia cristiana describe a Jesús de mane-ra diferente. Al enseñar estas ideas a los niños ne-gros, la siguiente generación ya está esclavizada alhombre blanco.)

Los esfuerzos realizados por varios pastores,sacerdotes y cristianos renovados de nuestro ár-bol son encomiables. Algunos (Romero, Proa-ño...) han dado la vida por sus ideales. El ejemplocontradictorio de Las Casas puede ayudarnos aentender un poco los límites de este tipo de ten-dencia. No basta con defender a algunos sectoresde pobres. Esta defensa innegable y que ha soste-nido y animado algunas transformaciones im-portantes no parece ser suficiente. Parece ser ne-cesaria una concepción más integral y total, glo-balizante y profunda. Los sectores más avanza-dos de la misma Iglesia tienen conciencia de queella y su doctrina no se han indianizado o ameri-canizado, es decir no se han injertado realmenteen el tronco originario. La raíz y la savia que cir-cula por las venas de las iglesias oficiales es de-

gión de los esclavos. Al cambiar su religión es másfácil mantenerlos esclavizados porque en la nuevareligión no conocen absolutamente nada excepto alnuevo maestro que les enseña. De esta manera elmaestro blanco aprovecha la ocasión para enseñara los esclavos a ser obedientes a él y a los de su cla-se. Enseña al esclavo que es inferior, inmoral, mal-vado y lo prueba con el argumento de la oscuridadde su piel. Enseña al esclavo que blanco es pureza,inteligencia, bondad, poder y autoridad y que estaes la razón por la cual los blancos son superiores ala gente de color. Usa su religión, el cristianismo,para enseñar y reforzar estas ideas. Empieza con unJesús blanco y una María blanca con ojos azules yrubios. El pelo largo al estilo europeo, aún cuandola misma Biblia cristiana describe a Jesús de mane-ra diferente. Al enseñar estas ideas a los niños ne-gros, la siguiente generación ya está esclavizada alhombre blanco.)

Los esfuerzos realizados por varios pastores,sacerdotes y cristianos renovados de nuestro ár-bol son encomiables. Algunos (Romero, Proa-ño...) han dado la vida por sus ideales. El ejemplocontradictorio de Las Casas puede ayudarnos aentender un poco los límites de este tipo de ten-dencia. No basta con defender a algunos sectoresde pobres. Esta defensa innegable y que ha soste-nido y animado algunas transformaciones im-portantes no parece ser suficiente. Parece ser ne-cesaria una concepción más integral y total, glo-balizante y profunda. Los sectores más avanza-dos de la misma Iglesia tienen conciencia de queella y su doctrina no se han indianizado o ameri-canizado, es decir no se han injertado realmenteen el tronco originario. La raíz y la savia que cir-cula por las venas de las iglesias oficiales es de-

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masiado europea como para darse cuenta de quepor nuestro árbol circula otro tipo de savia. ¿Sondos savias totalmente irreconciliables? ¿Es la sa-via americana lo suficientemente fuerte y vitalcomo para exigir que la otra savia o al menos al-gunos de sus nutrientes respeten el propio proce-so del árbol americano? ¿Será posible conseguiresto o será ya una causa perdida?

La reflexión sobre uno de los mitos más im-portantes de nuestra América Latina, Simón Bolí-var, uno de nuestros más grandes Padres Funda-dores, nos puede ayudar a entender mejor el pro-ceso que hemos vivido.

SIMON BOLIVAR: NUESTRO HEROE

Bajo la influencia de la Ilustración y una es-pecie de vieja versión del Nativismo, las élitesamericanas estaban realmente preocupadas porel papel que les tocaba desempeñar en el impe-rio, especialmente en lo relacionado con la admi-nistración y el comercio. Buscaban nuevas for-mas de mejorar su condición económica muy le-jos de las grandes masas de esclavos negros e in-dios. Parece bastante obvio que, a pesar del des-contento generalizado en los dos lados de la po-blación, solamente los representantes de la Re-pública Blanca fueron capaces de articular unarespuesta según sus propios intereses. El movi-miento independentista latinoamericano basó sudeclaración central en el principio de los derechosnaturales (Griffin), ausentes en la situación colo-nial. Por supuesto que esos derechos naturales sereferían solamente a las élites con una que otraalusión a los derechos de los Indígenas, en el sen-

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masiado europea como para darse cuenta de quepor nuestro árbol circula otro tipo de savia. ¿Sondos savias totalmente irreconciliables? ¿Es la sa-via americana lo suficientemente fuerte y vitalcomo para exigir que la otra savia o al menos al-gunos de sus nutrientes respeten el propio proce-so del árbol americano? ¿Será posible conseguiresto o será ya una causa perdida?

La reflexión sobre uno de los mitos más im-portantes de nuestra América Latina, Simón Bolí-var, uno de nuestros más grandes Padres Funda-dores, nos puede ayudar a entender mejor el pro-ceso que hemos vivido.

SIMON BOLIVAR: NUESTRO HEROE

Bajo la influencia de la Ilustración y una es-pecie de vieja versión del Nativismo, las élitesamericanas estaban realmente preocupadas porel papel que les tocaba desempeñar en el impe-rio, especialmente en lo relacionado con la admi-nistración y el comercio. Buscaban nuevas for-mas de mejorar su condición económica muy le-jos de las grandes masas de esclavos negros e in-dios. Parece bastante obvio que, a pesar del des-contento generalizado en los dos lados de la po-blación, solamente los representantes de la Re-pública Blanca fueron capaces de articular unarespuesta según sus propios intereses. El movi-miento independentista latinoamericano basó sudeclaración central en el principio de los derechosnaturales (Griffin), ausentes en la situación colo-nial. Por supuesto que esos derechos naturales sereferían solamente a las élites con una que otraalusión a los derechos de los Indígenas, en el sen-

masiado europea como para darse cuenta de quepor nuestro árbol circula otro tipo de savia. ¿Sondos savias totalmente irreconciliables? ¿Es la sa-via americana lo suficientemente fuerte y vitalcomo para exigir que la otra savia o al menos al-gunos de sus nutrientes respeten el propio proce-so del árbol americano? ¿Será posible conseguiresto o será ya una causa perdida?

La reflexión sobre uno de los mitos más im-portantes de nuestra América Latina, Simón Bolí-var, uno de nuestros más grandes Padres Funda-dores, nos puede ayudar a entender mejor el pro-ceso que hemos vivido.

SIMON BOLIVAR: NUESTRO HEROE

Bajo la influencia de la Ilustración y una es-pecie de vieja versión del Nativismo, las élitesamericanas estaban realmente preocupadas porel papel que les tocaba desempeñar en el impe-rio, especialmente en lo relacionado con la admi-nistración y el comercio. Buscaban nuevas for-mas de mejorar su condición económica muy le-jos de las grandes masas de esclavos negros e in-dios. Parece bastante obvio que, a pesar del des-contento generalizado en los dos lados de la po-blación, solamente los representantes de la Re-pública Blanca fueron capaces de articular unarespuesta según sus propios intereses. El movi-miento independentista latinoamericano basó sudeclaración central en el principio de los derechosnaturales (Griffin), ausentes en la situación colo-nial. Por supuesto que esos derechos naturales sereferían solamente a las élites con una que otraalusión a los derechos de los Indígenas, en el sen-

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tido del Buen Salvaje de Europa. Bolívar fue endefinitiva parte de esta élite y sus acciones contri-buyeron directamente a la defensa de los más po-derosos de América. Sin embargo, debido a quesu vida y su obra ha sido propuesta como mode-lo y ejemplo para nuestros países, vamos a tratarde entender brevemente su personalidad.

El ideal de hombre y la riqueza

El hombre patéticamente dibujado por Ga-briel García Márquez en El General en su Laberin-to está muy lejos del hombre ideal que Bolívar sehabía forjado de sí mismo a lo largo de su campa-ña militar y que es el ideal todavía presente entrela gente de América Latina. García Márquez lo re-trata muy viejo para tener cuarenta años, traicio-nado, triste y solo; carente de amor a pesar de loscuidados de Manuela Sáenz y de los recuerdos desus innumerables amantes; solo a pesar de lagente que lo rodea y triste a pesar de toda la glo-ria que nosotros pensamos que él tenía.

La traición de sus aliados es una justificaciónalgo fácil para justificar el porqué el Libertadorterminó sus días en estas condiciones tan deplo-rables. Tal vez fue cierto también que la mayorparte de la gente no entendió el verdadero propó-sito de su lucha. Posiblemente, Bolívar sólo esta-ba cosechando lo que todo el mundo parece ha-ber estado buscando: la fama como producto deesos años tumultuosos.

Sin embargo, hay una explicación más com-pleta. De acuerdo con Gerhard Masur, la revolu-ción sudamericana no fue un movimiento ideo-lógico como lo fueron las revoluciones inglesa,francesa o estadounidense. No pudo desarrollar

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tido del Buen Salvaje de Europa. Bolívar fue endefinitiva parte de esta élite y sus acciones contri-buyeron directamente a la defensa de los más po-derosos de América. Sin embargo, debido a quesu vida y su obra ha sido propuesta como mode-lo y ejemplo para nuestros países, vamos a tratarde entender brevemente su personalidad.

El ideal de hombre y la riqueza

El hombre patéticamente dibujado por Ga-briel García Márquez en El General en su Laberin-to está muy lejos del hombre ideal que Bolívar sehabía forjado de sí mismo a lo largo de su campa-ña militar y que es el ideal todavía presente entrela gente de América Latina. García Márquez lo re-trata muy viejo para tener cuarenta años, traicio-nado, triste y solo; carente de amor a pesar de loscuidados de Manuela Sáenz y de los recuerdos desus innumerables amantes; solo a pesar de lagente que lo rodea y triste a pesar de toda la glo-ria que nosotros pensamos que él tenía.

La traición de sus aliados es una justificaciónalgo fácil para justificar el porqué el Libertadorterminó sus días en estas condiciones tan deplo-rables. Tal vez fue cierto también que la mayorparte de la gente no entendió el verdadero propó-sito de su lucha. Posiblemente, Bolívar sólo esta-ba cosechando lo que todo el mundo parece ha-ber estado buscando: la fama como producto deesos años tumultuosos.

Sin embargo, hay una explicación más com-pleta. De acuerdo con Gerhard Masur, la revolu-ción sudamericana no fue un movimiento ideo-lógico como lo fueron las revoluciones inglesa,francesa o estadounidense. No pudo desarrollar

tido del Buen Salvaje de Europa. Bolívar fue endefinitiva parte de esta élite y sus acciones contri-buyeron directamente a la defensa de los más po-derosos de América. Sin embargo, debido a quesu vida y su obra ha sido propuesta como mode-lo y ejemplo para nuestros países, vamos a tratarde entender brevemente su personalidad.

El ideal de hombre y la riqueza

El hombre patéticamente dibujado por Ga-briel García Márquez en El General en su Laberin-to está muy lejos del hombre ideal que Bolívar sehabía forjado de sí mismo a lo largo de su campa-ña militar y que es el ideal todavía presente entrela gente de América Latina. García Márquez lo re-trata muy viejo para tener cuarenta años, traicio-nado, triste y solo; carente de amor a pesar de loscuidados de Manuela Sáenz y de los recuerdos desus innumerables amantes; solo a pesar de lagente que lo rodea y triste a pesar de toda la glo-ria que nosotros pensamos que él tenía.

La traición de sus aliados es una justificaciónalgo fácil para justificar el porqué el Libertadorterminó sus días en estas condiciones tan deplo-rables. Tal vez fue cierto también que la mayorparte de la gente no entendió el verdadero propó-sito de su lucha. Posiblemente, Bolívar sólo esta-ba cosechando lo que todo el mundo parece ha-ber estado buscando: la fama como producto deesos años tumultuosos.

Sin embargo, hay una explicación más com-pleta. De acuerdo con Gerhard Masur, la revolu-ción sudamericana no fue un movimiento ideo-lógico como lo fueron las revoluciones inglesa,francesa o estadounidense. No pudo desarrollar

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ningún concepto realmente original en el cursode los sucesos; lo que sí hizo fue crear el fenóme-no del caudillo que hasta ahora tiene tanto pesoen la vida de nuestros pueblos. El caudillo es unpersonaje contradictorio, un hombre de las élitesy un líder de las masas, un soldado y un políticoal mismo tiempo, nacido de la voluntad del pue-blo, para guiar y dominar esa misma voluntad.

Tal vez Bolívar fue mucho más que un simplecaudillo, pero sus acciones lo pintan como unhombre cargado de contradicciones, inmensa-mente desinteresado pero resentido por tenerque vivir y morir en la pobreza, deseoso de com-partir su poder con sus hombres a la vez que ob-sesionado por el control total de las principalesdecisiones. A fin de cuentas, era producto de sumismo sector social, que también estaba signadopor algunas de estas contradicciones: cuando Bo-lívar estuvo en Jamaica en 1815, los ricos merca-deres de la Isla estaban en contra de la Revolu-ción aunque la figura del Libertador les inspirabacierta simpatía (Burns, 87). Obviamente esa sim-patía se originaba en las nuevas condiciones decomercio que un hombre como este luchador po-día traer para ellos.

Riqueza y poder

Inglaterra y Estados Unidos tuvieron muchoque ver con aquellos movimientos y con los pen-samientos y acciones de Bolívar. La España delImperio, donde el sol no se ocultaba, estaba pre-cisamente viendo ocultársele su sol y ya un nue-vo poder estaba a la caza de “alumbrar con otraluz”. Bolívar era muy consciente de ello y teníaque sacar ventaja. Coincidencialmente Inglaterra

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ningún concepto realmente original en el cursode los sucesos; lo que sí hizo fue crear el fenóme-no del caudillo que hasta ahora tiene tanto pesoen la vida de nuestros pueblos. El caudillo es unpersonaje contradictorio, un hombre de las élitesy un líder de las masas, un soldado y un políticoal mismo tiempo, nacido de la voluntad del pue-blo, para guiar y dominar esa misma voluntad.

Tal vez Bolívar fue mucho más que un simplecaudillo, pero sus acciones lo pintan como unhombre cargado de contradicciones, inmensa-mente desinteresado pero resentido por tenerque vivir y morir en la pobreza, deseoso de com-partir su poder con sus hombres a la vez que ob-sesionado por el control total de las principalesdecisiones. A fin de cuentas, era producto de sumismo sector social, que también estaba signadopor algunas de estas contradicciones: cuando Bo-lívar estuvo en Jamaica en 1815, los ricos merca-deres de la Isla estaban en contra de la Revolu-ción aunque la figura del Libertador les inspirabacierta simpatía (Burns, 87). Obviamente esa sim-patía se originaba en las nuevas condiciones decomercio que un hombre como este luchador po-día traer para ellos.

Riqueza y poder

Inglaterra y Estados Unidos tuvieron muchoque ver con aquellos movimientos y con los pen-samientos y acciones de Bolívar. La España delImperio, donde el sol no se ocultaba, estaba pre-cisamente viendo ocultársele su sol y ya un nue-vo poder estaba a la caza de “alumbrar con otraluz”. Bolívar era muy consciente de ello y teníaque sacar ventaja. Coincidencialmente Inglaterra

ningún concepto realmente original en el cursode los sucesos; lo que sí hizo fue crear el fenóme-no del caudillo que hasta ahora tiene tanto pesoen la vida de nuestros pueblos. El caudillo es unpersonaje contradictorio, un hombre de las élitesy un líder de las masas, un soldado y un políticoal mismo tiempo, nacido de la voluntad del pue-blo, para guiar y dominar esa misma voluntad.

Tal vez Bolívar fue mucho más que un simplecaudillo, pero sus acciones lo pintan como unhombre cargado de contradicciones, inmensa-mente desinteresado pero resentido por tenerque vivir y morir en la pobreza, deseoso de com-partir su poder con sus hombres a la vez que ob-sesionado por el control total de las principalesdecisiones. A fin de cuentas, era producto de sumismo sector social, que también estaba signadopor algunas de estas contradicciones: cuando Bo-lívar estuvo en Jamaica en 1815, los ricos merca-deres de la Isla estaban en contra de la Revolu-ción aunque la figura del Libertador les inspirabacierta simpatía (Burns, 87). Obviamente esa sim-patía se originaba en las nuevas condiciones decomercio que un hombre como este luchador po-día traer para ellos.

Riqueza y poder

Inglaterra y Estados Unidos tuvieron muchoque ver con aquellos movimientos y con los pen-samientos y acciones de Bolívar. La España delImperio, donde el sol no se ocultaba, estaba pre-cisamente viendo ocultársele su sol y ya un nue-vo poder estaba a la caza de “alumbrar con otraluz”. Bolívar era muy consciente de ello y teníaque sacar ventaja. Coincidencialmente Inglaterra

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no estaba sola en esta empresa de buscar nuevastierras, nuevas gentes y, especialmente, nuevosmercados. Según el historiador Jorge Núñez,mientras Bolívar estaba luchando contra los eu-ropeos, los estados Unidos habían empezado adiseñar su política de expansión hacia el Este y elSur. Jefferson en 1809 y Madison en 1810 estabanya ansiosos de controlar totalmente Florida y Cu-ba. La política del Destino Manifiesto había em-pezado a concretarse lenta, pero eficazmentecontra la rama café de nuestro árbol.

Algunos autores insisten en que Bolívar esta-ba muy consciente de las amenazas de EstadosUnidos. Tal vez sus deseos, manifestados espe-cialmente en su Carta de Jamaica de 1815, de im-pulsar una confederación de países haya que to-marlos como la respuesta pensada para frenaresas amenazas. Sin embargo nada pudo hacercontra la siguiente política estadounidense de laDoctrina Monroe propuesta por el Presidente Ja-mes Monroe en 1823 y según la cual América de-bía ser para los “Americanos”. Como bien sabe-mos, aquello que histórica y literalmente tenía suexplicación luego se convirtió en la carta blancapara que todo nuestro árbol fuera manejado deacuerdo a los intereses norteamericanos.

Poder y frustración

Se han hecho muchas comparaciones entreSimón Bolívar y Napoleón Bonaparte. Juan Mon-talvo, por ejemplo, un escritor ecuatoriano del si-glo XIX (Siete Tratados, 1882) escribió que ambospersonajes eran similares y diferentes: similaresporque ambos habían derrotado gobiernos y di-ferentes, porque mientras las intenciones de Na-

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no estaba sola en esta empresa de buscar nuevastierras, nuevas gentes y, especialmente, nuevosmercados. Según el historiador Jorge Núñez,mientras Bolívar estaba luchando contra los eu-ropeos, los estados Unidos habían empezado adiseñar su política de expansión hacia el Este y elSur. Jefferson en 1809 y Madison en 1810 estabanya ansiosos de controlar totalmente Florida y Cu-ba. La política del Destino Manifiesto había em-pezado a concretarse lenta, pero eficazmentecontra la rama café de nuestro árbol.

Algunos autores insisten en que Bolívar esta-ba muy consciente de las amenazas de EstadosUnidos. Tal vez sus deseos, manifestados espe-cialmente en su Carta de Jamaica de 1815, de im-pulsar una confederación de países haya que to-marlos como la respuesta pensada para frenaresas amenazas. Sin embargo nada pudo hacercontra la siguiente política estadounidense de laDoctrina Monroe propuesta por el Presidente Ja-mes Monroe en 1823 y según la cual América de-bía ser para los “Americanos”. Como bien sabe-mos, aquello que histórica y literalmente tenía suexplicación luego se convirtió en la carta blancapara que todo nuestro árbol fuera manejado deacuerdo a los intereses norteamericanos.

Poder y frustración

Se han hecho muchas comparaciones entreSimón Bolívar y Napoleón Bonaparte. Juan Mon-talvo, por ejemplo, un escritor ecuatoriano del si-glo XIX (Siete Tratados, 1882) escribió que ambospersonajes eran similares y diferentes: similaresporque ambos habían derrotado gobiernos y di-ferentes, porque mientras las intenciones de Na-

no estaba sola en esta empresa de buscar nuevastierras, nuevas gentes y, especialmente, nuevosmercados. Según el historiador Jorge Núñez,mientras Bolívar estaba luchando contra los eu-ropeos, los estados Unidos habían empezado adiseñar su política de expansión hacia el Este y elSur. Jefferson en 1809 y Madison en 1810 estabanya ansiosos de controlar totalmente Florida y Cu-ba. La política del Destino Manifiesto había em-pezado a concretarse lenta, pero eficazmentecontra la rama café de nuestro árbol.

Algunos autores insisten en que Bolívar esta-ba muy consciente de las amenazas de EstadosUnidos. Tal vez sus deseos, manifestados espe-cialmente en su Carta de Jamaica de 1815, de im-pulsar una confederación de países haya que to-marlos como la respuesta pensada para frenaresas amenazas. Sin embargo nada pudo hacercontra la siguiente política estadounidense de laDoctrina Monroe propuesta por el Presidente Ja-mes Monroe en 1823 y según la cual América de-bía ser para los “Americanos”. Como bien sabe-mos, aquello que histórica y literalmente tenía suexplicación luego se convirtió en la carta blancapara que todo nuestro árbol fuera manejado deacuerdo a los intereses norteamericanos.

Poder y frustración

Se han hecho muchas comparaciones entreSimón Bolívar y Napoleón Bonaparte. Juan Mon-talvo, por ejemplo, un escritor ecuatoriano del si-glo XIX (Siete Tratados, 1882) escribió que ambospersonajes eran similares y diferentes: similaresporque ambos habían derrotado gobiernos y di-ferentes, porque mientras las intenciones de Na-

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poleón fueron aniquiladas, las de Bolívar conti-nuaban prósperas. Se podría discutir mucho so-bre esta afirmación, pero nuestro punto es que elmismo Bolívar tenía una secreta admiración porel personaje francés. Masur trata de entender lapersonalidad de Bolívar, siguiendo sus propiaspalabras: “Vi la coronación de Napoleón en París,durante el último mes de 1804. La gigantesca ma-nifestación me impresionó menos por su faustoque por el amor dado a este gran héroe por estepueblo inigualable. Esta expresión generalizadade todos los corazones, esta demostración de ma-sas libre y espontánea generada por Napoleón ysus grandes hechos parecía como que más de unmillón de hombres le hubiera rendido tributo, co-locando así al hombre en el más alto pináculo yrealizando su más alta ambición. Miré la coronaque Napoleón puso sobre su propia cabeza comoun pobre ejemplo de algo pasado de moda. Loque realmente me impresionó fué la aclamacióngeneral y el interés que esta persona generaba.Esto, lo admito, me hacía pensar en la esclavitudde mi propio país y en la fama que se concederíaal que fuera capaz de liberarlo. Pero, obviamenteestaba muy lejos de imaginar siquiera que yomismo sería ese hombre”. Ahora ya no queda du-da de que la fama fue el más grande deseo de es-te hombre, y la adoración debida a un héroe sumas grande ambición.

Bolívar, el héroe, el caudillo, vivió en Américay murió en Santa Marta como un héroe, un héroefrustrado y un patético caudillo. El último párra-fo de El General en su Laberinto pinta a Bolívar ensu gran laberinto y final contradicción: inexplica-blemente pobre, pero oyendo las voces del pue-blo que cantaba canciones nuevas, muy ajeno a

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poleón fueron aniquiladas, las de Bolívar conti-nuaban prósperas. Se podría discutir mucho so-bre esta afirmación, pero nuestro punto es que elmismo Bolívar tenía una secreta admiración porel personaje francés. Masur trata de entender lapersonalidad de Bolívar, siguiendo sus propiaspalabras: “Vi la coronación de Napoleón en París,durante el último mes de 1804. La gigantesca ma-nifestación me impresionó menos por su faustoque por el amor dado a este gran héroe por estepueblo inigualable. Esta expresión generalizadade todos los corazones, esta demostración de ma-sas libre y espontánea generada por Napoleón ysus grandes hechos parecía como que más de unmillón de hombres le hubiera rendido tributo, co-locando así al hombre en el más alto pináculo yrealizando su más alta ambición. Miré la coronaque Napoleón puso sobre su propia cabeza comoun pobre ejemplo de algo pasado de moda. Loque realmente me impresionó fué la aclamacióngeneral y el interés que esta persona generaba.Esto, lo admito, me hacía pensar en la esclavitudde mi propio país y en la fama que se concederíaal que fuera capaz de liberarlo. Pero, obviamenteestaba muy lejos de imaginar siquiera que yomismo sería ese hombre”. Ahora ya no queda du-da de que la fama fue el más grande deseo de es-te hombre, y la adoración debida a un héroe sumas grande ambición.

Bolívar, el héroe, el caudillo, vivió en Américay murió en Santa Marta como un héroe, un héroefrustrado y un patético caudillo. El último párra-fo de El General en su Laberinto pinta a Bolívar ensu gran laberinto y final contradicción: inexplica-blemente pobre, pero oyendo las voces del pue-blo que cantaba canciones nuevas, muy ajeno a

poleón fueron aniquiladas, las de Bolívar conti-nuaban prósperas. Se podría discutir mucho so-bre esta afirmación, pero nuestro punto es que elmismo Bolívar tenía una secreta admiración porel personaje francés. Masur trata de entender lapersonalidad de Bolívar, siguiendo sus propiaspalabras: “Vi la coronación de Napoleón en París,durante el último mes de 1804. La gigantesca ma-nifestación me impresionó menos por su faustoque por el amor dado a este gran héroe por estepueblo inigualable. Esta expresión generalizadade todos los corazones, esta demostración de ma-sas libre y espontánea generada por Napoleón ysus grandes hechos parecía como que más de unmillón de hombres le hubiera rendido tributo, co-locando así al hombre en el más alto pináculo yrealizando su más alta ambición. Miré la coronaque Napoleón puso sobre su propia cabeza comoun pobre ejemplo de algo pasado de moda. Loque realmente me impresionó fué la aclamacióngeneral y el interés que esta persona generaba.Esto, lo admito, me hacía pensar en la esclavitudde mi propio país y en la fama que se concederíaal que fuera capaz de liberarlo. Pero, obviamenteestaba muy lejos de imaginar siquiera que yomismo sería ese hombre”. Ahora ya no queda du-da de que la fama fue el más grande deseo de es-te hombre, y la adoración debida a un héroe sumas grande ambición.

Bolívar, el héroe, el caudillo, vivió en Américay murió en Santa Marta como un héroe, un héroefrustrado y un patético caudillo. El último párra-fo de El General en su Laberinto pinta a Bolívar ensu gran laberinto y final contradicción: inexplica-blemente pobre, pero oyendo las voces del pue-blo que cantaba canciones nuevas, muy ajeno a

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las ambiciones de Bolívar, tal vez demasiado per-sonales.

NUEVAS RAMAS Y NUEVAS PODAS

Hemos tratado de presentar las principales lí-neas de nuestra hipótesis sobre la identidad ame-ricana y sus falsos mitos históricos y “Padres Fun-dadores”. Hemos intentado demostrar que la ba-se de nuestra identidad no viene de Europa, aun-que hablemos lenguas europeas y nos vistamoscomo occidentales. Nuestra más profunda saviaviene de América y cualquier contribución o in-fluencia debe ser analizada de acuerdo a estepunto de vista. Mientras más leales seamos a es-ta savia, más fácilmente podremos vivir nuestraidentidad americana. Ningún pueblo puede viviry sobrevivir sin mitos. El problema es que algu-nos mitos, como aquellos analizados en este tra-bajo, deben ser analizados de acuerdo a esta leal-tad. Nosotros somos un racimo de nuevos paísesy muchas ramas del mismo viejo árbol. Si quere-mos construir nuestra real identidad en la histo-ria y en el presente tal vez necesitemos seleccio-nar nuestros mitos de manera más cuidadosa.

Notas

1 Sommer sostiene que los autores latinoamericanosmás importantes del siglo XIX contribuyeron direc-tamente con sus novelas y escritos fundacionales ala configuración de cada estado-nación en su inten-to por encontrar su identidad basada en las necesi-dades de los nuevos sectores dominantes, despuésde la independencia.

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las ambiciones de Bolívar, tal vez demasiado per-sonales.

NUEVAS RAMAS Y NUEVAS PODAS

Hemos tratado de presentar las principales lí-neas de nuestra hipótesis sobre la identidad ame-ricana y sus falsos mitos históricos y “Padres Fun-dadores”. Hemos intentado demostrar que la ba-se de nuestra identidad no viene de Europa, aun-que hablemos lenguas europeas y nos vistamoscomo occidentales. Nuestra más profunda saviaviene de América y cualquier contribución o in-fluencia debe ser analizada de acuerdo a estepunto de vista. Mientras más leales seamos a es-ta savia, más fácilmente podremos vivir nuestraidentidad americana. Ningún pueblo puede viviry sobrevivir sin mitos. El problema es que algu-nos mitos, como aquellos analizados en este tra-bajo, deben ser analizados de acuerdo a esta leal-tad. Nosotros somos un racimo de nuevos paísesy muchas ramas del mismo viejo árbol. Si quere-mos construir nuestra real identidad en la histo-ria y en el presente tal vez necesitemos seleccio-nar nuestros mitos de manera más cuidadosa.

Notas

1 Sommer sostiene que los autores latinoamericanosmás importantes del siglo XIX contribuyeron direc-tamente con sus novelas y escritos fundacionales ala configuración de cada estado-nación en su inten-to por encontrar su identidad basada en las necesi-dades de los nuevos sectores dominantes, despuésde la independencia.

las ambiciones de Bolívar, tal vez demasiado per-sonales.

NUEVAS RAMAS Y NUEVAS PODAS

Hemos tratado de presentar las principales lí-neas de nuestra hipótesis sobre la identidad ame-ricana y sus falsos mitos históricos y “Padres Fun-dadores”. Hemos intentado demostrar que la ba-se de nuestra identidad no viene de Europa, aun-que hablemos lenguas europeas y nos vistamoscomo occidentales. Nuestra más profunda saviaviene de América y cualquier contribución o in-fluencia debe ser analizada de acuerdo a estepunto de vista. Mientras más leales seamos a es-ta savia, más fácilmente podremos vivir nuestraidentidad americana. Ningún pueblo puede viviry sobrevivir sin mitos. El problema es que algu-nos mitos, como aquellos analizados en este tra-bajo, deben ser analizados de acuerdo a esta leal-tad. Nosotros somos un racimo de nuevos paísesy muchas ramas del mismo viejo árbol. Si quere-mos construir nuestra real identidad en la histo-ria y en el presente tal vez necesitemos seleccio-nar nuestros mitos de manera más cuidadosa.

Notas

1 Sommer sostiene que los autores latinoamericanosmás importantes del siglo XIX contribuyeron direc-tamente con sus novelas y escritos fundacionales ala configuración de cada estado-nación en su inten-to por encontrar su identidad basada en las necesi-dades de los nuevos sectores dominantes, despuésde la independencia.

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2 Mediante la alegoría de un árbol añoso y vital inten-to demostrar que los principales ejes de nuestraidentidad no vienen de Europa sino que se asientanen ciertos principios básicos de las culturas indíge-nas ancestrales, del pasado y del presente. La inva-sión europea de 1492 y las sucesivas acomodacio-nes posteriores habrían supuesto algunos injertos(como las lenguas y la tecnología) y muchas intru-siones que habría que determinar cuidadosamente.

Bibliografía

ABRAM, MathiasLengua, cultura e identidad, Ediciones Abya-Yala, Quito, 1992.

AGUIRRE B., GonzaloFormas de gobierno indígena, Instituto Nacional Indigenista, México, 1956.

ALBAN, Ernesto. et al.Los indios y el Estado-País, Ediciones Abya-Yala, Quito, 1993.

ARANIBAR, Carlos“ El principio de Dominación”, Nueva Visión del Perú, Ed.TAREA, Lima, 1988.

ARIAS-LARRETA, AngelLiteraturas aborígenes de América, Editorial In-doamericana, Buenos Aires, 1968.

BENITEZ, LylianCulturas ecuatorianas ayer y hoy, Ediciones Abya-Yala, Quito 1986.

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2 Mediante la alegoría de un árbol añoso y vital inten-to demostrar que los principales ejes de nuestraidentidad no vienen de Europa sino que se asientanen ciertos principios básicos de las culturas indíge-nas ancestrales, del pasado y del presente. La inva-sión europea de 1492 y las sucesivas acomodacio-nes posteriores habrían supuesto algunos injertos(como las lenguas y la tecnología) y muchas intru-siones que habría que determinar cuidadosamente.

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BENITEZ, LylianCulturas ecuatorianas ayer y hoy, Ediciones Abya-Yala, Quito 1986.

2 Mediante la alegoría de un árbol añoso y vital inten-to demostrar que los principales ejes de nuestraidentidad no vienen de Europa sino que se asientanen ciertos principios básicos de las culturas indíge-nas ancestrales, del pasado y del presente. La inva-sión europea de 1492 y las sucesivas acomodacio-nes posteriores habrían supuesto algunos injertos(como las lenguas y la tecnología) y muchas intru-siones que habría que determinar cuidadosamente.

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ZEA, L., et al.El problema de la identidad latinoamericana,UNAM, México, 1985.

ZEA, L., et al.El problema de la identidad latinoamericana,UNAM, México, 1985.

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3EL VIAJE DE MI NOMBRE:

el insondable europeísmo de Bolívar

Cuando llegué a la cumbre de los Andes ya la cima de mi carrera política y militar, derepente vi abrirse a mis pies el vórtice de losabismos: en ese momento entré por el horriblelaberinto en que me encuentro.

(Simón Bolívar en El Insondable, p. 162)

[dijo Simón:]Yo iba en un caballo blanco. Lo sentí furioso entremis piernas, veloz como una flecha. La silla demontar era de terciopelo y los estribos dorados. Yollevaba medallas en el pecho y piedras preciosas enel mango de la espada. Galopaba por montañas ydesiertos, dejando tras de mi un mar de desolación. Luego dijo que había visto una playa refulgente.

Allí le esperaba una multitud: negros, blancos, in-dios, mestizos, mulatos, pardos, tercerones, cuarte-rones, zambos, cholos, ladinos cafuzos, hombres,mujeres, ancianos y niños. Había caraqueños cono-cidos, llaneros de sus fincas, payaneses sabihon-dos, caucanos y antioqueños, quiteños, serranos,navegantes del Marañón, buscadores de esmeral-das, sacadores de sal, arrieros de montaña, cultiva-dores de grano, albañiles, maestros de escuela, fon-taneros, herreros, leñateros, carboneros, agrimen-sores, guaqueros, trapicheros, bogas y pescadores,buceadores de perlas, gaiteros de San Jacinto, ven-dedores de forcha, de amuletos, de pájaros, yerba-teros, afiladores, buhoneros, troveros, nautas, gue-rreros, culebreros, trapecistas, domadores de fieras,

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3EL VIAJE DE MI NOMBRE:

el insondable europeísmo de Bolívar

Cuando llegué a la cumbre de los Andes ya la cima de mi carrera política y militar, derepente vi abrirse a mis pies el vórtice de losabismos: en ese momento entré por el horriblelaberinto en que me encuentro.

(Simón Bolívar en El Insondable, p. 162)

[dijo Simón:]Yo iba en un caballo blanco. Lo sentí furioso entremis piernas, veloz como una flecha. La silla demontar era de terciopelo y los estribos dorados. Yollevaba medallas en el pecho y piedras preciosas enel mango de la espada. Galopaba por montañas ydesiertos, dejando tras de mi un mar de desolación. Luego dijo que había visto una playa refulgente.

Allí le esperaba una multitud: negros, blancos, in-dios, mestizos, mulatos, pardos, tercerones, cuarte-rones, zambos, cholos, ladinos cafuzos, hombres,mujeres, ancianos y niños. Había caraqueños cono-cidos, llaneros de sus fincas, payaneses sabihon-dos, caucanos y antioqueños, quiteños, serranos,navegantes del Marañón, buscadores de esmeral-das, sacadores de sal, arrieros de montaña, cultiva-dores de grano, albañiles, maestros de escuela, fon-taneros, herreros, leñateros, carboneros, agrimen-sores, guaqueros, trapicheros, bogas y pescadores,buceadores de perlas, gaiteros de San Jacinto, ven-dedores de forcha, de amuletos, de pájaros, yerba-teros, afiladores, buhoneros, troveros, nautas, gue-rreros, culebreros, trapecistas, domadores de fieras,

3EL VIAJE DE MI NOMBRE:

el insondable europeísmo de Bolívar

Cuando llegué a la cumbre de los Andes ya la cima de mi carrera política y militar, derepente vi abrirse a mis pies el vórtice de losabismos: en ese momento entré por el horriblelaberinto en que me encuentro.

(Simón Bolívar en El Insondable, p. 162)

[dijo Simón:]Yo iba en un caballo blanco. Lo sentí furioso entremis piernas, veloz como una flecha. La silla demontar era de terciopelo y los estribos dorados. Yollevaba medallas en el pecho y piedras preciosas enel mango de la espada. Galopaba por montañas ydesiertos, dejando tras de mi un mar de desolación. Luego dijo que había visto una playa refulgente.

Allí le esperaba una multitud: negros, blancos, in-dios, mestizos, mulatos, pardos, tercerones, cuarte-rones, zambos, cholos, ladinos cafuzos, hombres,mujeres, ancianos y niños. Había caraqueños cono-cidos, llaneros de sus fincas, payaneses sabihon-dos, caucanos y antioqueños, quiteños, serranos,navegantes del Marañón, buscadores de esmeral-das, sacadores de sal, arrieros de montaña, cultiva-dores de grano, albañiles, maestros de escuela, fon-taneros, herreros, leñateros, carboneros, agrimen-sores, guaqueros, trapicheros, bogas y pescadores,buceadores de perlas, gaiteros de San Jacinto, ven-dedores de forcha, de amuletos, de pájaros, yerba-teros, afiladores, buhoneros, troveros, nautas, gue-rreros, culebreros, trapecistas, domadores de fieras,

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bufones, y no sé cuantas especies más. Y concluyócon esta pregunta:- ¿Quisieras explicarme esta visión?

(Simón Bolívar en El Insondable, p. 121)

Si su pregunta todavía estuviera planteada ennuestros días, podríamos tratar de contestarlallevándole al libertador a un paseo imaginariopor todo nuestro continente. El podría ir en sumismo caballo blanco, el famoso “Palomo”, de si-lla de montar de terciopelo y de estribos dorados.Iría asimismo con todas sus medallas en el pechoy piedras preciosas en el mango de la espada. Se-ría una sorpresa para él encontrarse con casi to-das las especies que el avizoró en su sueño allápor 1os comienzos del siglo pasado. En vez dedisminuir habrían aumentado las especies y, asíél, además de lo soñado, podría ver ahora: narco-traficantes que facilitan la corrupción oficial y elconsumo incontenible de algunos sectores juve-niles desesperados, revueltas de indígenas queexigen por fin ser tomados en cuenta en los pla-nes nacionales, dirigentes deseosos de acelerarlos procesos de libre comercio a nombre de unamayor consolidación de la democracia.

La gente, nuestra gente, por otra parte, si su-piera que el Libertador había vuelto, saldría pormontones a recibirlo, a alabarlo y a gritar su nom-bre. Su nombre, de hecho, después de dos siglosde viaje solamente ha crecido en fama. Aparente-mente todo estaría mejor. Podría oír al SecretarioGeneral de la Organización de Estados America-nos (OEA) y expresidente de Colombia, César Ga-viria, que frente a la cumbre de presidentes enChile, en Abril de este año, cree que hay motivos

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bufones, y no sé cuantas especies más. Y concluyócon esta pregunta:- ¿Quisieras explicarme esta visión?

(Simón Bolívar en El Insondable, p. 121)

Si su pregunta todavía estuviera planteada ennuestros días, podríamos tratar de contestarlallevándole al libertador a un paseo imaginariopor todo nuestro continente. El podría ir en sumismo caballo blanco, el famoso “Palomo”, de si-lla de montar de terciopelo y de estribos dorados.Iría asimismo con todas sus medallas en el pechoy piedras preciosas en el mango de la espada. Se-ría una sorpresa para él encontrarse con casi to-das las especies que el avizoró en su sueño allápor 1os comienzos del siglo pasado. En vez dedisminuir habrían aumentado las especies y, asíél, además de lo soñado, podría ver ahora: narco-traficantes que facilitan la corrupción oficial y elconsumo incontenible de algunos sectores juve-niles desesperados, revueltas de indígenas queexigen por fin ser tomados en cuenta en los pla-nes nacionales, dirigentes deseosos de acelerarlos procesos de libre comercio a nombre de unamayor consolidación de la democracia.

La gente, nuestra gente, por otra parte, si su-piera que el Libertador había vuelto, saldría pormontones a recibirlo, a alabarlo y a gritar su nom-bre. Su nombre, de hecho, después de dos siglosde viaje solamente ha crecido en fama. Aparente-mente todo estaría mejor. Podría oír al SecretarioGeneral de la Organización de Estados America-nos (OEA) y expresidente de Colombia, César Ga-viria, que frente a la cumbre de presidentes enChile, en Abril de este año, cree que hay motivos

bufones, y no sé cuantas especies más. Y concluyócon esta pregunta:- ¿Quisieras explicarme esta visión?

(Simón Bolívar en El Insondable, p. 121)

Si su pregunta todavía estuviera planteada ennuestros días, podríamos tratar de contestarlallevándole al libertador a un paseo imaginariopor todo nuestro continente. El podría ir en sumismo caballo blanco, el famoso “Palomo”, de si-lla de montar de terciopelo y de estribos dorados.Iría asimismo con todas sus medallas en el pechoy piedras preciosas en el mango de la espada. Se-ría una sorpresa para él encontrarse con casi to-das las especies que el avizoró en su sueño allápor 1os comienzos del siglo pasado. En vez dedisminuir habrían aumentado las especies y, asíél, además de lo soñado, podría ver ahora: narco-traficantes que facilitan la corrupción oficial y elconsumo incontenible de algunos sectores juve-niles desesperados, revueltas de indígenas queexigen por fin ser tomados en cuenta en los pla-nes nacionales, dirigentes deseosos de acelerarlos procesos de libre comercio a nombre de unamayor consolidación de la democracia.

La gente, nuestra gente, por otra parte, si su-piera que el Libertador había vuelto, saldría pormontones a recibirlo, a alabarlo y a gritar su nom-bre. Su nombre, de hecho, después de dos siglosde viaje solamente ha crecido en fama. Aparente-mente todo estaría mejor. Podría oír al SecretarioGeneral de la Organización de Estados America-nos (OEA) y expresidente de Colombia, César Ga-viria, que frente a la cumbre de presidentes enChile, en Abril de este año, cree que hay motivos

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para estar optimistas. “Se ha avanzado en la con-solidación de la democracia, el libre comercio en-tre los países avanza a buen paso, el control de al-gunos problemas como las armas está aplicándo-se”, diría Gaviria, muy eufórico (Washington Post,16 de abril de 1998).

Sin embargo, el general Bolívar, inteligentecomo era, se daría cuenta pronto de que no bas-tan las cumbres, o los recibimientos y los discur-sos para ocultar una realidad terrible. Le sorpren-dería mucho ver a 200 millones de pobres, sola-mente en el sur del continente, luchando por lasobrevivencia diaria en condiciones totalmenteadversas. Le extrañaría mucho más el desconoci-miento mutuo entre los países del sur y la pugnaeterna por los poderes centrales a espaldas de to-do idealismo unitario. Toda esta visión, más com-pleja que la que dejó hace dos siglos, solamentele llevaría a sentir otra vez la misma sensación delhorrible laberinto en el que él estaba metido y delque salió ya, por suerte para él.

Si no toda la gente, algunos de nosotros por lomenos, sus compañeros de viaje, hablaríamoscon Bolívar y le haríamos ver que algo falló en suenfoque inicial y que, a lo mejor hubiera habidoformas de salir del laberinto a cambio de haberenfocado nuestros problemas de una manera“más americana”. ¿No había forma de entendermejor a nuestro pueblo, al que usted amaba tan-to general, una forma de acercarse a ese númerogrande de grupos de nuestra América profundaque sólo estaban esperando sus órdenes para ha-cer ahí sí una verdadera revolución?, le pregunta-ríamos. Tal vez nuestra pregunta le extrañaríamucho. ¿Es que el general se perdió en su laberin-

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para estar optimistas. “Se ha avanzado en la con-solidación de la democracia, el libre comercio en-tre los países avanza a buen paso, el control de al-gunos problemas como las armas está aplicándo-se”, diría Gaviria, muy eufórico (Washington Post,16 de abril de 1998).

Sin embargo, el general Bolívar, inteligentecomo era, se daría cuenta pronto de que no bas-tan las cumbres, o los recibimientos y los discur-sos para ocultar una realidad terrible. Le sorpren-dería mucho ver a 200 millones de pobres, sola-mente en el sur del continente, luchando por lasobrevivencia diaria en condiciones totalmenteadversas. Le extrañaría mucho más el desconoci-miento mutuo entre los países del sur y la pugnaeterna por los poderes centrales a espaldas de to-do idealismo unitario. Toda esta visión, más com-pleja que la que dejó hace dos siglos, solamentele llevaría a sentir otra vez la misma sensación delhorrible laberinto en el que él estaba metido y delque salió ya, por suerte para él.

Si no toda la gente, algunos de nosotros por lomenos, sus compañeros de viaje, hablaríamoscon Bolívar y le haríamos ver que algo falló en suenfoque inicial y que, a lo mejor hubiera habidoformas de salir del laberinto a cambio de haberenfocado nuestros problemas de una manera“más americana”. ¿No había forma de entendermejor a nuestro pueblo, al que usted amaba tan-to general, una forma de acercarse a ese númerogrande de grupos de nuestra América profundaque sólo estaban esperando sus órdenes para ha-cer ahí sí una verdadera revolución?, le pregunta-ríamos. Tal vez nuestra pregunta le extrañaríamucho. ¿Es que el general se perdió en su laberin-

para estar optimistas. “Se ha avanzado en la con-solidación de la democracia, el libre comercio en-tre los países avanza a buen paso, el control de al-gunos problemas como las armas está aplicándo-se”, diría Gaviria, muy eufórico (Washington Post,16 de abril de 1998).

Sin embargo, el general Bolívar, inteligentecomo era, se daría cuenta pronto de que no bas-tan las cumbres, o los recibimientos y los discur-sos para ocultar una realidad terrible. Le sorpren-dería mucho ver a 200 millones de pobres, sola-mente en el sur del continente, luchando por lasobrevivencia diaria en condiciones totalmenteadversas. Le extrañaría mucho más el desconoci-miento mutuo entre los países del sur y la pugnaeterna por los poderes centrales a espaldas de to-do idealismo unitario. Toda esta visión, más com-pleja que la que dejó hace dos siglos, solamentele llevaría a sentir otra vez la misma sensación delhorrible laberinto en el que él estaba metido y delque salió ya, por suerte para él.

Si no toda la gente, algunos de nosotros por lomenos, sus compañeros de viaje, hablaríamoscon Bolívar y le haríamos ver que algo falló en suenfoque inicial y que, a lo mejor hubiera habidoformas de salir del laberinto a cambio de haberenfocado nuestros problemas de una manera“más americana”. ¿No había forma de entendermejor a nuestro pueblo, al que usted amaba tan-to general, una forma de acercarse a ese númerogrande de grupos de nuestra América profundaque sólo estaban esperando sus órdenes para ha-cer ahí sí una verdadera revolución?, le pregunta-ríamos. Tal vez nuestra pregunta le extrañaríamucho. ¿Es que el general se perdió en su laberin-

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Page 68: BUSCANDO RAÍCES Don Quijote y Simón Bolívar

to porque tomó el camino menos americano enel planteamiento de su revolución?.

El autor colombiano Alvaro Pineda Botero,precisamente, nos ayuda a contestar esta pregun-ta a través de su última novela acerca de la forma-ción básica y profunda de Bolívar en Europa, Enbroma y en serio, Pineda Botero hace una recons-trucción del pensamiento de Bolívar, en esta ta-rea desmitificadora que ya había comenzado conla otra novela de su paisano, García Márquez, enEl general en su laberinto. Con una documenta-ción increíble y escrita como un palimpsesto, lanovela puede ser reconstruída en, por lo menos,cuatro voces prácticamente independientes. Através de los pensamientos y palabras del mismolibertador, su asistente José Carreño “conocidotambién como Simón Rodríguez”, su esposa deun año, María Teresa del Toro y el autor mismo,podemos apreciar con bastante claridad haciadonde iban las ideas del libertador y su grupomás cercano. La reconstrucción de la experienciay el pensamiento de cada uno de los personajesnos lleva de la mano a una mejor comprensión dela ideología de Simón Bolívar.

1. EL MAESTRO

El autor pone en boca de José Carreño (o Si-món Rodríguez, famoso mentor de Bolívar) tantolas inquietudes y experiencias propias como lasideas y ambiciones de Bolívar. Es el personajecentral de la novela. Sus experiencias y pensa-mientos, “sacados de los papeles personales y delos manuscritos de la entrevista concedida al his-toriador inglés Sir Walter Coburg en 1826, que en-contró el autor en bibliotecas de Colombia e In-

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to porque tomó el camino menos americano enel planteamiento de su revolución?.

El autor colombiano Alvaro Pineda Botero,precisamente, nos ayuda a contestar esta pregun-ta a través de su última novela acerca de la forma-ción básica y profunda de Bolívar en Europa, Enbroma y en serio, Pineda Botero hace una recons-trucción del pensamiento de Bolívar, en esta ta-rea desmitificadora que ya había comenzado conla otra novela de su paisano, García Márquez, enEl general en su laberinto. Con una documenta-ción increíble y escrita como un palimpsesto, lanovela puede ser reconstruída en, por lo menos,cuatro voces prácticamente independientes. Através de los pensamientos y palabras del mismolibertador, su asistente José Carreño “conocidotambién como Simón Rodríguez”, su esposa deun año, María Teresa del Toro y el autor mismo,podemos apreciar con bastante claridad haciadonde iban las ideas del libertador y su grupomás cercano. La reconstrucción de la experienciay el pensamiento de cada uno de los personajesnos lleva de la mano a una mejor comprensión dela ideología de Simón Bolívar.

1. EL MAESTRO

El autor pone en boca de José Carreño (o Si-món Rodríguez, famoso mentor de Bolívar) tantolas inquietudes y experiencias propias como lasideas y ambiciones de Bolívar. Es el personajecentral de la novela. Sus experiencias y pensa-mientos, “sacados de los papeles personales y delos manuscritos de la entrevista concedida al his-toriador inglés Sir Walter Coburg en 1826, que en-contró el autor en bibliotecas de Colombia e In-

to porque tomó el camino menos americano enel planteamiento de su revolución?.

El autor colombiano Alvaro Pineda Botero,precisamente, nos ayuda a contestar esta pregun-ta a través de su última novela acerca de la forma-ción básica y profunda de Bolívar en Europa, Enbroma y en serio, Pineda Botero hace una recons-trucción del pensamiento de Bolívar, en esta ta-rea desmitificadora que ya había comenzado conla otra novela de su paisano, García Márquez, enEl general en su laberinto. Con una documenta-ción increíble y escrita como un palimpsesto, lanovela puede ser reconstruída en, por lo menos,cuatro voces prácticamente independientes. Através de los pensamientos y palabras del mismolibertador, su asistente José Carreño “conocidotambién como Simón Rodríguez”, su esposa deun año, María Teresa del Toro y el autor mismo,podemos apreciar con bastante claridad haciadonde iban las ideas del libertador y su grupomás cercano. La reconstrucción de la experienciay el pensamiento de cada uno de los personajesnos lleva de la mano a una mejor comprensión dela ideología de Simón Bolívar.

1. EL MAESTRO

El autor pone en boca de José Carreño (o Si-món Rodríguez, famoso mentor de Bolívar) tantolas inquietudes y experiencias propias como lasideas y ambiciones de Bolívar. Es el personajecentral de la novela. Sus experiencias y pensa-mientos, “sacados de los papeles personales y delos manuscritos de la entrevista concedida al his-toriador inglés Sir Walter Coburg en 1826, que en-contró el autor en bibliotecas de Colombia e In-

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glaterra”, - según reza la contratapa de la novela,usando el recurso estilístico de las autorías realeso ficticias- nos ayudan a entender bien la perso-nalidad de su discípulo.

La novela empieza con el viaje de Bolívar,1 abordo del buque San Ildefonso, desde La Guairahacia Europa, con escalas en Cartagena de Indias,Veracruz y la Habana. Los navegantes puedenconstatar la triste situación de los negros y losmulatos en los puertos, las mazmorras en Porto-belo y la ciudad de Panamá. Esta ciudad, que lue-go jugará un papel importante en los planes polí-ticos del libertador, aparece como

el lugar de acopio de toda la riqueza en metálicoque venía de las fabulosas minas del Perú y de to-da la región del Pacífico Sur, riqueza que luego eraembarcada en Portobelo o Chagres hacia Cádiz yMadrid (29).

También pueden darse cuenta del contra-bando de oro realizado por uno de los viajeros es-pañoles -el incansable lector de la Biblia y queluego aparecería asesinado en La Habana-, “conla ayuda de algún funcionario o un militar de altagraduación /que/ lo ha ido acumulando por añosy ahora... espera regresar a su terruño” (31). “Nossangran por todos los costados!”, exclama el ge-neral.

El mismo maestro, con todo lo que sabe, seentusiasma con las enseñanzas y sabiduría delpayanés Martín Azpeitia. Es un hombre que en-tiende tanto de vulcanología como de Astrologíay Matemática. Su historia parece muy diferente ala suya propia -la de Carreño (Rodríguez)- quepasó de expósito en Caracas a tutor de Bolívar, el

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glaterra”, - según reza la contratapa de la novela,usando el recurso estilístico de las autorías realeso ficticias- nos ayudan a entender bien la perso-nalidad de su discípulo.

La novela empieza con el viaje de Bolívar,1 abordo del buque San Ildefonso, desde La Guairahacia Europa, con escalas en Cartagena de Indias,Veracruz y la Habana. Los navegantes puedenconstatar la triste situación de los negros y losmulatos en los puertos, las mazmorras en Porto-belo y la ciudad de Panamá. Esta ciudad, que lue-go jugará un papel importante en los planes polí-ticos del libertador, aparece como

el lugar de acopio de toda la riqueza en metálicoque venía de las fabulosas minas del Perú y de to-da la región del Pacífico Sur, riqueza que luego eraembarcada en Portobelo o Chagres hacia Cádiz yMadrid (29).

También pueden darse cuenta del contra-bando de oro realizado por uno de los viajeros es-pañoles -el incansable lector de la Biblia y queluego aparecería asesinado en La Habana-, “conla ayuda de algún funcionario o un militar de altagraduación /que/ lo ha ido acumulando por añosy ahora... espera regresar a su terruño” (31). “Nossangran por todos los costados!”, exclama el ge-neral.

El mismo maestro, con todo lo que sabe, seentusiasma con las enseñanzas y sabiduría delpayanés Martín Azpeitia. Es un hombre que en-tiende tanto de vulcanología como de Astrologíay Matemática. Su historia parece muy diferente ala suya propia -la de Carreño (Rodríguez)- quepasó de expósito en Caracas a tutor de Bolívar, el

glaterra”, - según reza la contratapa de la novela,usando el recurso estilístico de las autorías realeso ficticias- nos ayudan a entender bien la perso-nalidad de su discípulo.

La novela empieza con el viaje de Bolívar,1 abordo del buque San Ildefonso, desde La Guairahacia Europa, con escalas en Cartagena de Indias,Veracruz y la Habana. Los navegantes puedenconstatar la triste situación de los negros y losmulatos en los puertos, las mazmorras en Porto-belo y la ciudad de Panamá. Esta ciudad, que lue-go jugará un papel importante en los planes polí-ticos del libertador, aparece como

el lugar de acopio de toda la riqueza en metálicoque venía de las fabulosas minas del Perú y de to-da la región del Pacífico Sur, riqueza que luego eraembarcada en Portobelo o Chagres hacia Cádiz yMadrid (29).

También pueden darse cuenta del contra-bando de oro realizado por uno de los viajeros es-pañoles -el incansable lector de la Biblia y queluego aparecería asesinado en La Habana-, “conla ayuda de algún funcionario o un militar de altagraduación /que/ lo ha ido acumulando por añosy ahora... espera regresar a su terruño” (31). “Nossangran por todos los costados!”, exclama el ge-neral.

El mismo maestro, con todo lo que sabe, seentusiasma con las enseñanzas y sabiduría delpayanés Martín Azpeitia. Es un hombre que en-tiende tanto de vulcanología como de Astrologíay Matemática. Su historia parece muy diferente ala suya propia -la de Carreño (Rodríguez)- quepasó de expósito en Caracas a tutor de Bolívar, el

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hombre más rico del continente.2 Carreño, porotra parte, recuerda la importancia que tuvieronlas logias en la preparación del movimiento inde-pendentista. Eran el fruto de la iluminación, el fo-co de la rica clase ilustrada, amante del esoteris-mo y a la espera de encontrar el “Corpus Herme-ticus” en algún lugar de Europa.3 Recuerda tam-bién la importancia de Andrés Bello en la forma-ción gramatical y estilística de Bolívar así comoen su conocimiento de los clásicos, del Griego y elLatín.

La visita a México parece entusiasmar espe-cialmente a Bolívar, siempre según la opinión desu maestro, que hasta es capaz de pensar en estaciudad azteca como la futura capital de la grannación de naciones que espera fundar.4 Particu-larmente importante es la escala en Cuba. Allí ex-perimentan tanto las delicias ofrecidas en comi-da y bebida por los ricos criollos del lugar comolas sensaciones de los burdeles y, muy especial-mente, la seducción y el baile de la negra Tarcisa.Esta negra es capaz de bailar desnuda en un ver-dadero ritual que impacta profundamente a to-dos.5

Cuando salen de Cuba, Bolívar experimentael sueño multiétnico y plural con el cual empeza-mos este trabajo. Un bello sueño que nos hablade lo consciente que era Bolívar de nuestra com-pleja realidad pero que más que respuestas gene-ra preguntas que su maestro no puede contestar.Una vez en España, los viajeros experimentan lafamiliaridad de algunas cosas. A Azpeitia, porejemplo, Madrid le recuerda Popayán: “...todoigual pero distinto, como si lo nuestro fuese ape-nas una prefiguración de la verdadera esenciaque entonces apenas encontrábamos” (127).

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hombre más rico del continente.2 Carreño, porotra parte, recuerda la importancia que tuvieronlas logias en la preparación del movimiento inde-pendentista. Eran el fruto de la iluminación, el fo-co de la rica clase ilustrada, amante del esoteris-mo y a la espera de encontrar el “Corpus Herme-ticus” en algún lugar de Europa.3 Recuerda tam-bién la importancia de Andrés Bello en la forma-ción gramatical y estilística de Bolívar así comoen su conocimiento de los clásicos, del Griego y elLatín.

La visita a México parece entusiasmar espe-cialmente a Bolívar, siempre según la opinión desu maestro, que hasta es capaz de pensar en estaciudad azteca como la futura capital de la grannación de naciones que espera fundar.4 Particu-larmente importante es la escala en Cuba. Allí ex-perimentan tanto las delicias ofrecidas en comi-da y bebida por los ricos criollos del lugar comolas sensaciones de los burdeles y, muy especial-mente, la seducción y el baile de la negra Tarcisa.Esta negra es capaz de bailar desnuda en un ver-dadero ritual que impacta profundamente a to-dos.5

Cuando salen de Cuba, Bolívar experimentael sueño multiétnico y plural con el cual empeza-mos este trabajo. Un bello sueño que nos hablade lo consciente que era Bolívar de nuestra com-pleja realidad pero que más que respuestas gene-ra preguntas que su maestro no puede contestar.Una vez en España, los viajeros experimentan lafamiliaridad de algunas cosas. A Azpeitia, porejemplo, Madrid le recuerda Popayán: “...todoigual pero distinto, como si lo nuestro fuese ape-nas una prefiguración de la verdadera esenciaque entonces apenas encontrábamos” (127).

hombre más rico del continente.2 Carreño, porotra parte, recuerda la importancia que tuvieronlas logias en la preparación del movimiento inde-pendentista. Eran el fruto de la iluminación, el fo-co de la rica clase ilustrada, amante del esoteris-mo y a la espera de encontrar el “Corpus Herme-ticus” en algún lugar de Europa.3 Recuerda tam-bién la importancia de Andrés Bello en la forma-ción gramatical y estilística de Bolívar así comoen su conocimiento de los clásicos, del Griego y elLatín.

La visita a México parece entusiasmar espe-cialmente a Bolívar, siempre según la opinión desu maestro, que hasta es capaz de pensar en estaciudad azteca como la futura capital de la grannación de naciones que espera fundar.4 Particu-larmente importante es la escala en Cuba. Allí ex-perimentan tanto las delicias ofrecidas en comi-da y bebida por los ricos criollos del lugar comolas sensaciones de los burdeles y, muy especial-mente, la seducción y el baile de la negra Tarcisa.Esta negra es capaz de bailar desnuda en un ver-dadero ritual que impacta profundamente a to-dos.5

Cuando salen de Cuba, Bolívar experimentael sueño multiétnico y plural con el cual empeza-mos este trabajo. Un bello sueño que nos hablade lo consciente que era Bolívar de nuestra com-pleja realidad pero que más que respuestas gene-ra preguntas que su maestro no puede contestar.Una vez en España, los viajeros experimentan lafamiliaridad de algunas cosas. A Azpeitia, porejemplo, Madrid le recuerda Popayán: “...todoigual pero distinto, como si lo nuestro fuese ape-nas una prefiguración de la verdadera esenciaque entonces apenas encontrábamos” (127).

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Las recepciones se suceden en Madrid. Sabenque son gente de dinero. José se siente tan entu-siasmado por las luces que se atreve a decir:

Al oír tantas ideas nuevas y al ver tanto esplendor,Martín, Simón y yo nos sentimos de repente baña-dos por las luces. Si ésto ocurría en Madrid, cómodestellarían en París? (132).6

Al finalizar esta parte del viaje, José decide ira Estados Unidos, siempre con apuros económi-cos. Durante su estadía en Filadelfia, el maestrorecibe algunas cartas de Bolívar en que le cuentaacerca de los amores de la reina María Luisa y elafeminamiento del rey Carlos IV. José piensa que“si este era el estado de la monarquía española...pronto no habría cerebros capaces de dirigir lamarcha del reino, y las colonias encontrarían suoportunidad” (139). Importante también es la re-lación de lo bien que Simón lo estaba pasandocon su novia María Teresa del Toro, que luego se-ría su esposa de unos meses.

El segundo capítulo empieza con la noticiade la muerte de la esposa de Bolívar, María Tere-sa del Toro y las terribles consecuencia que éstoprodujo en el alma de Simón. Una vez instaladoslos dos en Viena, el objetivo primordial del maes-tro es contribuir a que Simón “encuentre un mo-tivo para vivir”. Lise, o la imagen de ella, comootras tantas mujeres, o imágenes de mujer en suvida, será parte importante de esta recuperación.El otro aspecto en que está empeñado el maestroes el encuentro de la carrera apropiada para sudiscípulo. La milicia, la agricultura, la política, elcomercio, las ciencias y hasta el sacerdocio sonlas posibilidades que le ofrece, aunque la prime-

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Las recepciones se suceden en Madrid. Sabenque son gente de dinero. José se siente tan entu-siasmado por las luces que se atreve a decir:

Al oír tantas ideas nuevas y al ver tanto esplendor,Martín, Simón y yo nos sentimos de repente baña-dos por las luces. Si ésto ocurría en Madrid, cómodestellarían en París? (132).6

Al finalizar esta parte del viaje, José decide ira Estados Unidos, siempre con apuros económi-cos. Durante su estadía en Filadelfia, el maestrorecibe algunas cartas de Bolívar en que le cuentaacerca de los amores de la reina María Luisa y elafeminamiento del rey Carlos IV. José piensa que“si este era el estado de la monarquía española...pronto no habría cerebros capaces de dirigir lamarcha del reino, y las colonias encontrarían suoportunidad” (139). Importante también es la re-lación de lo bien que Simón lo estaba pasandocon su novia María Teresa del Toro, que luego se-ría su esposa de unos meses.

El segundo capítulo empieza con la noticiade la muerte de la esposa de Bolívar, María Tere-sa del Toro y las terribles consecuencia que éstoprodujo en el alma de Simón. Una vez instaladoslos dos en Viena, el objetivo primordial del maes-tro es contribuir a que Simón “encuentre un mo-tivo para vivir”. Lise, o la imagen de ella, comootras tantas mujeres, o imágenes de mujer en suvida, será parte importante de esta recuperación.El otro aspecto en que está empeñado el maestroes el encuentro de la carrera apropiada para sudiscípulo. La milicia, la agricultura, la política, elcomercio, las ciencias y hasta el sacerdocio sonlas posibilidades que le ofrece, aunque la prime-

Las recepciones se suceden en Madrid. Sabenque son gente de dinero. José se siente tan entu-siasmado por las luces que se atreve a decir:

Al oír tantas ideas nuevas y al ver tanto esplendor,Martín, Simón y yo nos sentimos de repente baña-dos por las luces. Si ésto ocurría en Madrid, cómodestellarían en París? (132).6

Al finalizar esta parte del viaje, José decide ira Estados Unidos, siempre con apuros económi-cos. Durante su estadía en Filadelfia, el maestrorecibe algunas cartas de Bolívar en que le cuentaacerca de los amores de la reina María Luisa y elafeminamiento del rey Carlos IV. José piensa que“si este era el estado de la monarquía española...pronto no habría cerebros capaces de dirigir lamarcha del reino, y las colonias encontrarían suoportunidad” (139). Importante también es la re-lación de lo bien que Simón lo estaba pasandocon su novia María Teresa del Toro, que luego se-ría su esposa de unos meses.

El segundo capítulo empieza con la noticiade la muerte de la esposa de Bolívar, María Tere-sa del Toro y las terribles consecuencia que éstoprodujo en el alma de Simón. Una vez instaladoslos dos en Viena, el objetivo primordial del maes-tro es contribuir a que Simón “encuentre un mo-tivo para vivir”. Lise, o la imagen de ella, comootras tantas mujeres, o imágenes de mujer en suvida, será parte importante de esta recuperación.El otro aspecto en que está empeñado el maestroes el encuentro de la carrera apropiada para sudiscípulo. La milicia, la agricultura, la política, elcomercio, las ciencias y hasta el sacerdocio sonlas posibilidades que le ofrece, aunque la prime-

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ra de las mencionadas parece ser la preferida deSimón.

Si de modelos de sociedad se trata, por otraparte, Austria es para José y Simón algo digno detenerse en cuenta. El fasto, los libros, los museos,especialmente el museo militar y los conciertosparecían relativizar la crisis económica y la pestede la sífilis. Viena era para José la expresión máxi-ma de la grandeza que no era imposible que fue-ra la ciudad donde se guardara el Corpus Herme-ticus, “los libros de Hermes Trismegistro que con-tenían todas las claves” (175). El conjunto deobras de arte, según cree el maestro,

representaba en un solo lugar, un microcosmosarmónico y perfecto que simbolizaba la totalidadde un universo dominado por el hombre... en es-tas edificaciones era posible juntar a todos los po-líticos, militares y estadistas, a todos los filósofos,músicos y artistas, a todas las mujeres bellas delimperio en la fiesta más grande, y tenerlos allí, adisposición y bajo la voluntad del gobernante...elarte absoluto puesto a disposición del poder abso-luto. (180)7

En Viena no podía faltar, por supuesto, entreotros tantos artistas, el gran Her Ludwing (Betho-veen), enamorado además de Gulieta que, por sifuera extraño, acaba por cautivar a Simón. El Cor-so Napoleón y Alejandro de Rusia merecen la ad-miración de Her Ludwing, mientras se sucedenlos grandiosos conciertos de música apoteósica.José piensa que la educación de Simón está prác-ticamente terminada y que lo único que faltaríasería que se decidiera ya por una carrera. El mes-merismo de Kraus y sus experimentos de labora-

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ra de las mencionadas parece ser la preferida deSimón.

Si de modelos de sociedad se trata, por otraparte, Austria es para José y Simón algo digno detenerse en cuenta. El fasto, los libros, los museos,especialmente el museo militar y los conciertosparecían relativizar la crisis económica y la pestede la sífilis. Viena era para José la expresión máxi-ma de la grandeza que no era imposible que fue-ra la ciudad donde se guardara el Corpus Herme-ticus, “los libros de Hermes Trismegistro que con-tenían todas las claves” (175). El conjunto deobras de arte, según cree el maestro,

representaba en un solo lugar, un microcosmosarmónico y perfecto que simbolizaba la totalidadde un universo dominado por el hombre... en es-tas edificaciones era posible juntar a todos los po-líticos, militares y estadistas, a todos los filósofos,músicos y artistas, a todas las mujeres bellas delimperio en la fiesta más grande, y tenerlos allí, adisposición y bajo la voluntad del gobernante...elarte absoluto puesto a disposición del poder abso-luto. (180)7

En Viena no podía faltar, por supuesto, entreotros tantos artistas, el gran Her Ludwing (Betho-veen), enamorado además de Gulieta que, por sifuera extraño, acaba por cautivar a Simón. El Cor-so Napoleón y Alejandro de Rusia merecen la ad-miración de Her Ludwing, mientras se sucedenlos grandiosos conciertos de música apoteósica.José piensa que la educación de Simón está prác-ticamente terminada y que lo único que faltaríasería que se decidiera ya por una carrera. El mes-merismo de Kraus y sus experimentos de labora-

ra de las mencionadas parece ser la preferida deSimón.

Si de modelos de sociedad se trata, por otraparte, Austria es para José y Simón algo digno detenerse en cuenta. El fasto, los libros, los museos,especialmente el museo militar y los conciertosparecían relativizar la crisis económica y la pestede la sífilis. Viena era para José la expresión máxi-ma de la grandeza que no era imposible que fue-ra la ciudad donde se guardara el Corpus Herme-ticus, “los libros de Hermes Trismegistro que con-tenían todas las claves” (175). El conjunto deobras de arte, según cree el maestro,

representaba en un solo lugar, un microcosmosarmónico y perfecto que simbolizaba la totalidadde un universo dominado por el hombre... en es-tas edificaciones era posible juntar a todos los po-líticos, militares y estadistas, a todos los filósofos,músicos y artistas, a todas las mujeres bellas delimperio en la fiesta más grande, y tenerlos allí, adisposición y bajo la voluntad del gobernante...elarte absoluto puesto a disposición del poder abso-luto. (180)7

En Viena no podía faltar, por supuesto, entreotros tantos artistas, el gran Her Ludwing (Betho-veen), enamorado además de Gulieta que, por sifuera extraño, acaba por cautivar a Simón. El Cor-so Napoleón y Alejandro de Rusia merecen la ad-miración de Her Ludwing, mientras se sucedenlos grandiosos conciertos de música apoteósica.José piensa que la educación de Simón está prác-ticamente terminada y que lo único que faltaríasería que se decidiera ya por una carrera. El mes-merismo de Kraus y sus experimentos de labora-

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torio ocupan los últimos días de José en Viena an-tes de emprender viaje hacia París.

La siguiente experiencia europea, contada enel tercer capítulo, es decisiva para el maestro y eldiscípulo. Simón había estado en París con Azpei-tia. Después de un corto viaje por Londres y Lis-boa, del cual no se dice nada en la novela, Simónse instaló en París en una espléndida mansióncon caballos, joyas, antigüedades, dos criados ydos sirvientas. Vestía muy elegantemente. Azpei-tia se dedicaba a sus experimentos y estudios decálculo y manifestaba la ambivalencia de todo in-telectual en ascenso: odio por lo europeo, espe-cialmente lo español, y a la vez deseo inmenso deser reconocido en los círculos europeos. Simón sesentía en París mucho mejor que en Viena, no só-lo por el uso de un idioma que conocía mejor, si-no porque, según el decir de su maestro, allí sí po-día ser el centro de la atención de todos, con tan-tas noticias y tanta gente procedente de América.

Sin embargo, como piensa José en su carta di-rigida al Señor Corburg, lo que más importa re-cordar es la relación entre Simón y Fanny de Vi-llars. Gustaba ella de reunir a los personajes másfamosos de la sociedad parisiense. El tema prefe-rido de conversación era, por supuesto, la políti-ca nacional y la ralacionada con el llamado Nue-vo Mundo. Pronto olvidó a su amante de Viena,Teresa Tristán, y París entero le quedaba chicopara sus amores con Fanny. La misma reina Ma-ría Antonieta -a quien Bolívar dice haber visto vi-va- y Fanny tienen un cierto parecido peligroso, eldon de seducir.

El coronel Villars, esposo de Fanny, por suparte, no hace más que desmitificar la teoríarousseauniana del buen salvaje. Muy interesante

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torio ocupan los últimos días de José en Viena an-tes de emprender viaje hacia París.

La siguiente experiencia europea, contada enel tercer capítulo, es decisiva para el maestro y eldiscípulo. Simón había estado en París con Azpei-tia. Después de un corto viaje por Londres y Lis-boa, del cual no se dice nada en la novela, Simónse instaló en París en una espléndida mansióncon caballos, joyas, antigüedades, dos criados ydos sirvientas. Vestía muy elegantemente. Azpei-tia se dedicaba a sus experimentos y estudios decálculo y manifestaba la ambivalencia de todo in-telectual en ascenso: odio por lo europeo, espe-cialmente lo español, y a la vez deseo inmenso deser reconocido en los círculos europeos. Simón sesentía en París mucho mejor que en Viena, no só-lo por el uso de un idioma que conocía mejor, si-no porque, según el decir de su maestro, allí sí po-día ser el centro de la atención de todos, con tan-tas noticias y tanta gente procedente de América.

Sin embargo, como piensa José en su carta di-rigida al Señor Corburg, lo que más importa re-cordar es la relación entre Simón y Fanny de Vi-llars. Gustaba ella de reunir a los personajes másfamosos de la sociedad parisiense. El tema prefe-rido de conversación era, por supuesto, la políti-ca nacional y la ralacionada con el llamado Nue-vo Mundo. Pronto olvidó a su amante de Viena,Teresa Tristán, y París entero le quedaba chicopara sus amores con Fanny. La misma reina Ma-ría Antonieta -a quien Bolívar dice haber visto vi-va- y Fanny tienen un cierto parecido peligroso, eldon de seducir.

El coronel Villars, esposo de Fanny, por suparte, no hace más que desmitificar la teoríarousseauniana del buen salvaje. Muy interesante

torio ocupan los últimos días de José en Viena an-tes de emprender viaje hacia París.

La siguiente experiencia europea, contada enel tercer capítulo, es decisiva para el maestro y eldiscípulo. Simón había estado en París con Azpei-tia. Después de un corto viaje por Londres y Lis-boa, del cual no se dice nada en la novela, Simónse instaló en París en una espléndida mansióncon caballos, joyas, antigüedades, dos criados ydos sirvientas. Vestía muy elegantemente. Azpei-tia se dedicaba a sus experimentos y estudios decálculo y manifestaba la ambivalencia de todo in-telectual en ascenso: odio por lo europeo, espe-cialmente lo español, y a la vez deseo inmenso deser reconocido en los círculos europeos. Simón sesentía en París mucho mejor que en Viena, no só-lo por el uso de un idioma que conocía mejor, si-no porque, según el decir de su maestro, allí sí po-día ser el centro de la atención de todos, con tan-tas noticias y tanta gente procedente de América.

Sin embargo, como piensa José en su carta di-rigida al Señor Corburg, lo que más importa re-cordar es la relación entre Simón y Fanny de Vi-llars. Gustaba ella de reunir a los personajes másfamosos de la sociedad parisiense. El tema prefe-rido de conversación era, por supuesto, la políti-ca nacional y la ralacionada con el llamado Nue-vo Mundo. Pronto olvidó a su amante de Viena,Teresa Tristán, y París entero le quedaba chicopara sus amores con Fanny. La misma reina Ma-ría Antonieta -a quien Bolívar dice haber visto vi-va- y Fanny tienen un cierto parecido peligroso, eldon de seducir.

El coronel Villars, esposo de Fanny, por suparte, no hace más que desmitificar la teoríarousseauniana del buen salvaje. Muy interesante

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es la posición de Humbolt sobre el supuesto cani-balismo de los salvajes. Según él,

El canibalismo es una vieja tradición europea, so-bre todo entre navegantes: se permite en caso denaufragio; las leyes no castigan a los infelices so-brevivientes que lo han practicado...¿No será másbien que el dominador proyecta en el dominado laparte más oscura de su propio ser?, se preguntaHumbolt (271).

El dilema de la civilización y la barbarie es al-go que fascina al maestro. Según parece él mismoconcluir, la civilización y la barbarie no seríanmarcas indelebles en el alma de las personas sinocomportamientos que pueden ser enseñados yaprendidos.8

La relación entre Bolívar y el científico Ale-jandro Humbolt no era del todo clara. Según elmaestro, el concepto que Simón tenía de Hum-bolt era ambiguo. Al referirse a lo que Simón sen-tía por Humbolt, dice José:

Admiraba su inteligencia, su capacidad para con-vencer, sus conocimientos extensos, su don degentes. Le reprochaba su interés por querer sersiempre el centro de atención... Mi amigo me ase-guró que sus investigaciones científicas teníanmás de pose que de vocación. Durante sus prime-ros encuentros en las veladas en casa de Villars, alcalor de los vinos, el láudano y la música, el ale-mán le había querido echar a Simón el anzuelo. Enalgún momento le extendió una invitación dudo-sa.9 Luego había intuído el amor del joven porFanny y cambió de estrategia: ya no era seducciónsino ataque, (282).

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es la posición de Humbolt sobre el supuesto cani-balismo de los salvajes. Según él,

El canibalismo es una vieja tradición europea, so-bre todo entre navegantes: se permite en caso denaufragio; las leyes no castigan a los infelices so-brevivientes que lo han practicado...¿No será másbien que el dominador proyecta en el dominado laparte más oscura de su propio ser?, se preguntaHumbolt (271).

El dilema de la civilización y la barbarie es al-go que fascina al maestro. Según parece él mismoconcluir, la civilización y la barbarie no seríanmarcas indelebles en el alma de las personas sinocomportamientos que pueden ser enseñados yaprendidos.8

La relación entre Bolívar y el científico Ale-jandro Humbolt no era del todo clara. Según elmaestro, el concepto que Simón tenía de Hum-bolt era ambiguo. Al referirse a lo que Simón sen-tía por Humbolt, dice José:

Admiraba su inteligencia, su capacidad para con-vencer, sus conocimientos extensos, su don degentes. Le reprochaba su interés por querer sersiempre el centro de atención... Mi amigo me ase-guró que sus investigaciones científicas teníanmás de pose que de vocación. Durante sus prime-ros encuentros en las veladas en casa de Villars, alcalor de los vinos, el láudano y la música, el ale-mán le había querido echar a Simón el anzuelo. Enalgún momento le extendió una invitación dudo-sa.9 Luego había intuído el amor del joven porFanny y cambió de estrategia: ya no era seducciónsino ataque, (282).

es la posición de Humbolt sobre el supuesto cani-balismo de los salvajes. Según él,

El canibalismo es una vieja tradición europea, so-bre todo entre navegantes: se permite en caso denaufragio; las leyes no castigan a los infelices so-brevivientes que lo han practicado...¿No será másbien que el dominador proyecta en el dominado laparte más oscura de su propio ser?, se preguntaHumbolt (271).

El dilema de la civilización y la barbarie es al-go que fascina al maestro. Según parece él mismoconcluir, la civilización y la barbarie no seríanmarcas indelebles en el alma de las personas sinocomportamientos que pueden ser enseñados yaprendidos.8

La relación entre Bolívar y el científico Ale-jandro Humbolt no era del todo clara. Según elmaestro, el concepto que Simón tenía de Hum-bolt era ambiguo. Al referirse a lo que Simón sen-tía por Humbolt, dice José:

Admiraba su inteligencia, su capacidad para con-vencer, sus conocimientos extensos, su don degentes. Le reprochaba su interés por querer sersiempre el centro de atención... Mi amigo me ase-guró que sus investigaciones científicas teníanmás de pose que de vocación. Durante sus prime-ros encuentros en las veladas en casa de Villars, alcalor de los vinos, el láudano y la música, el ale-mán le había querido echar a Simón el anzuelo. Enalgún momento le extendió una invitación dudo-sa.9 Luego había intuído el amor del joven porFanny y cambió de estrategia: ya no era seducciónsino ataque, (282).

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Simón en París adopta las formas de otros pe-timetres franceses de lujoso vestir y cumplidos ri-dículos, punto en el cual parece diferir con sumaestro. Es muy difícil para Simón aceptar quesu amada Fanny sea una coqueta y que el no seael único a quien ella ama. Es capaz de batirse aduelo con Martín Azpeitia ante una insinuaciónsuya, en ese sentido. Organiza una fiesta para lospersonajes de siempre a la cual están invitadosFanny y su esposo, pero ellos no asisten, ante lagran frustración del pobre Simón.

En tanto, la alucinación ante las obras de ar-te, es el marco para las reflexiones de José. Denuevo, éste, como ya lo había hecho en Viena sesiente transportado en el museo de Louvre haciael “único esquema capaz de organizar el caos y eldesorden social” (260). Un cuadro de Pannini,“Fiesta musical en el teatro Argentino de Roma, el15 de junio de 1747, en honor del Delfín de Fran-cia, hijo de Luis XV”, es el motivo, esta vez, de unade las meditaciones trascendentales del maestro.

El viaje de París a Lyon, aunque incómodo ylargo, le lleva a José a pensar que el hombre va do-minando poco a poco la naturaleza: “mesmeris-mo, electricidad, galvanismo, heladera mecánica,máquina de vapor y...volar como los pájaros!”(218). Por supuesto que la constatación del cam-bio de las cosas e, inclusive, la consecución de la“democracia universal” no garantizarían, sinmás, la justicia con el pueblo, como parece des-prenderse de las reflexiones que el mismo maes-tro se hace. La presencia de los gitanos en el viajees de una riqueza simbólica increíble. Los bohe-mios, ligados al uso de los caballos, “son como elúltimo vestigio de antiguos carnavales; el únicopueblo sin deseo de conquista. Solo ellos saben

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Simón en París adopta las formas de otros pe-timetres franceses de lujoso vestir y cumplidos ri-dículos, punto en el cual parece diferir con sumaestro. Es muy difícil para Simón aceptar quesu amada Fanny sea una coqueta y que el no seael único a quien ella ama. Es capaz de batirse aduelo con Martín Azpeitia ante una insinuaciónsuya, en ese sentido. Organiza una fiesta para lospersonajes de siempre a la cual están invitadosFanny y su esposo, pero ellos no asisten, ante lagran frustración del pobre Simón.

En tanto, la alucinación ante las obras de ar-te, es el marco para las reflexiones de José. Denuevo, éste, como ya lo había hecho en Viena sesiente transportado en el museo de Louvre haciael “único esquema capaz de organizar el caos y eldesorden social” (260). Un cuadro de Pannini,“Fiesta musical en el teatro Argentino de Roma, el15 de junio de 1747, en honor del Delfín de Fran-cia, hijo de Luis XV”, es el motivo, esta vez, de unade las meditaciones trascendentales del maestro.

El viaje de París a Lyon, aunque incómodo ylargo, le lleva a José a pensar que el hombre va do-minando poco a poco la naturaleza: “mesmeris-mo, electricidad, galvanismo, heladera mecánica,máquina de vapor y...volar como los pájaros!”(218). Por supuesto que la constatación del cam-bio de las cosas e, inclusive, la consecución de la“democracia universal” no garantizarían, sinmás, la justicia con el pueblo, como parece des-prenderse de las reflexiones que el mismo maes-tro se hace. La presencia de los gitanos en el viajees de una riqueza simbólica increíble. Los bohe-mios, ligados al uso de los caballos, “son como elúltimo vestigio de antiguos carnavales; el únicopueblo sin deseo de conquista. Solo ellos saben

Simón en París adopta las formas de otros pe-timetres franceses de lujoso vestir y cumplidos ri-dículos, punto en el cual parece diferir con sumaestro. Es muy difícil para Simón aceptar quesu amada Fanny sea una coqueta y que el no seael único a quien ella ama. Es capaz de batirse aduelo con Martín Azpeitia ante una insinuaciónsuya, en ese sentido. Organiza una fiesta para lospersonajes de siempre a la cual están invitadosFanny y su esposo, pero ellos no asisten, ante lagran frustración del pobre Simón.

En tanto, la alucinación ante las obras de ar-te, es el marco para las reflexiones de José. Denuevo, éste, como ya lo había hecho en Viena sesiente transportado en el museo de Louvre haciael “único esquema capaz de organizar el caos y eldesorden social” (260). Un cuadro de Pannini,“Fiesta musical en el teatro Argentino de Roma, el15 de junio de 1747, en honor del Delfín de Fran-cia, hijo de Luis XV”, es el motivo, esta vez, de unade las meditaciones trascendentales del maestro.

El viaje de París a Lyon, aunque incómodo ylargo, le lleva a José a pensar que el hombre va do-minando poco a poco la naturaleza: “mesmeris-mo, electricidad, galvanismo, heladera mecánica,máquina de vapor y...volar como los pájaros!”(218). Por supuesto que la constatación del cam-bio de las cosas e, inclusive, la consecución de la“democracia universal” no garantizarían, sinmás, la justicia con el pueblo, como parece des-prenderse de las reflexiones que el mismo maes-tro se hace. La presencia de los gitanos en el viajees de una riqueza simbólica increíble. Los bohe-mios, ligados al uso de los caballos, “son como elúltimo vestigio de antiguos carnavales; el únicopueblo sin deseo de conquista. Solo ellos saben

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ser libres sin necesidad de ir a la guerra, sin po-seer tierra, sin pretender fundar una república...”(224), dice el viejo que va con la chica, objeto delinterés, una vez más, de Bolívar. Según este mis-mo viejo, “los gitanos dicen que un caballo finodebe tener cuello de gallo, pechos de mujer, ca-beza de carnero, anca de toro y cola de zorro”(224-225). Simón está encantado con este tipo dehistorias que, por otra parte, van a ser una cons-tante en toda su vida, como aparece en la nove-la.10

En las campiñas de Lyon y Grenoble, José seinteresa mucho por la observación de las plantas,los minerales y los fósiles, pero a Simón sólo pa-recen interesarle las chicas. A medida que seacercan al Piedemont notan que hay nobles portodas partes. Nobles “vanidosos, prepotentes, po-bres y holgazanes”. Igualmente se dan cuenta dela presencia de campesinos que “vivían de la mis-ma manera que antes de la revolución, en la mi-seria, por causa de los terratenientes; en casaspobres, mal alimentados y sin la más mínimaidea de la higiene” (244). Serpientes, chinches ycucarachas son parte del diario vivir de los fran-ceses de esta región.

Por el camino de Lombardía, los viajeros tie-nen la oportunidad única de ver a Napoleón. Noera la primera vez para Bolívar, sin embargo de locual la impresión fue muy grande.11 Lo que másles conmovió fue “pensar que esta inmensa mul-titud estaba lista a inmolarse a la menor señal delhombre de la casaca sin ornamento (Napoleón)”(276). Bolívar ya lo había visto en la coronaciónsuya en París cuando, en un gesto de protesta porla presión ejercida por el Papa Pío VII para que elemperador francés se casara por la Iglesia, tomó

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ser libres sin necesidad de ir a la guerra, sin po-seer tierra, sin pretender fundar una república...”(224), dice el viejo que va con la chica, objeto delinterés, una vez más, de Bolívar. Según este mis-mo viejo, “los gitanos dicen que un caballo finodebe tener cuello de gallo, pechos de mujer, ca-beza de carnero, anca de toro y cola de zorro”(224-225). Simón está encantado con este tipo dehistorias que, por otra parte, van a ser una cons-tante en toda su vida, como aparece en la nove-la.10

En las campiñas de Lyon y Grenoble, José seinteresa mucho por la observación de las plantas,los minerales y los fósiles, pero a Simón sólo pa-recen interesarle las chicas. A medida que seacercan al Piedemont notan que hay nobles portodas partes. Nobles “vanidosos, prepotentes, po-bres y holgazanes”. Igualmente se dan cuenta dela presencia de campesinos que “vivían de la mis-ma manera que antes de la revolución, en la mi-seria, por causa de los terratenientes; en casaspobres, mal alimentados y sin la más mínimaidea de la higiene” (244). Serpientes, chinches ycucarachas son parte del diario vivir de los fran-ceses de esta región.

Por el camino de Lombardía, los viajeros tie-nen la oportunidad única de ver a Napoleón. Noera la primera vez para Bolívar, sin embargo de locual la impresión fue muy grande.11 Lo que másles conmovió fue “pensar que esta inmensa mul-titud estaba lista a inmolarse a la menor señal delhombre de la casaca sin ornamento (Napoleón)”(276). Bolívar ya lo había visto en la coronaciónsuya en París cuando, en un gesto de protesta porla presión ejercida por el Papa Pío VII para que elemperador francés se casara por la Iglesia, tomó

ser libres sin necesidad de ir a la guerra, sin po-seer tierra, sin pretender fundar una república...”(224), dice el viejo que va con la chica, objeto delinterés, una vez más, de Bolívar. Según este mis-mo viejo, “los gitanos dicen que un caballo finodebe tener cuello de gallo, pechos de mujer, ca-beza de carnero, anca de toro y cola de zorro”(224-225). Simón está encantado con este tipo dehistorias que, por otra parte, van a ser una cons-tante en toda su vida, como aparece en la nove-la.10

En las campiñas de Lyon y Grenoble, José seinteresa mucho por la observación de las plantas,los minerales y los fósiles, pero a Simón sólo pa-recen interesarle las chicas. A medida que seacercan al Piedemont notan que hay nobles portodas partes. Nobles “vanidosos, prepotentes, po-bres y holgazanes”. Igualmente se dan cuenta dela presencia de campesinos que “vivían de la mis-ma manera que antes de la revolución, en la mi-seria, por causa de los terratenientes; en casaspobres, mal alimentados y sin la más mínimaidea de la higiene” (244). Serpientes, chinches ycucarachas son parte del diario vivir de los fran-ceses de esta región.

Por el camino de Lombardía, los viajeros tie-nen la oportunidad única de ver a Napoleón. Noera la primera vez para Bolívar, sin embargo de locual la impresión fue muy grande.11 Lo que másles conmovió fue “pensar que esta inmensa mul-titud estaba lista a inmolarse a la menor señal delhombre de la casaca sin ornamento (Napoleón)”(276). Bolívar ya lo había visto en la coronaciónsuya en París cuando, en un gesto de protesta porla presión ejercida por el Papa Pío VII para que elemperador francés se casara por la Iglesia, tomó

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Page 77: BUSCANDO RAÍCES Don Quijote y Simón Bolívar

la corona de manos del Pontífice para ceñirse suspropias sienes.

Una vez en Milán, se alojan en la mansión deAlejandro Manzoni, gran admirador de Napo-león. El mismo Simón se siente molesto por lamanera insistente en que Manzoni subraya laspretensiones totalitarias de Napoleón. Para noso-tros es particularmente interesante la distinciónque Manzoni hace entre la poesía y la novela.Mientras la primera puede darse el lujo de ensal-zar al poderoso, será la segunda la que tome par-tido por el débil. El mismo Manzoni, ubicado en1630 en tiempos de la dominación española, es-tá escribiendo la novela “Ferno y Lucía”, que tratade dos enamorados pobres, impedidos de casar-se por los intereses y prepotencia del noble DonRodrigo. Al maestro le parece este tema comúntambién a mucha gente de América. La diferenciaestá en la naturaleza y en la gente, la geografía yla población, con elementos que los europeos es-tán muy lejos siquiera de soñar:

Nuestra naturaleza tiene más de demoníaca quede arcádica. Nuestra principal batalla es contra lanaturaleza, pero no es la única batalla. Aquí no tie-nen, ni en sueños, el conflicto de razas nuestro. Siacabamos con el español, vendrán los enfrenta-mientos entre negros y blancos, llaneros y serra-nos. Aquí la guerra se hace para eliminar la pre-ponderancia de una casta, que en el fondo tiene lamisma cultura, la misma religión, las mismas tra-diciones de las demás castas...(314).12

En Turín se hospedan en la mansión del Ba-rón de Schoennberg, cuya hermosa hija, Gerda,entra, por supuesto, en los planes amorosos deBolívar. El Barón había conocido a Miranda y se

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la corona de manos del Pontífice para ceñirse suspropias sienes.

Una vez en Milán, se alojan en la mansión deAlejandro Manzoni, gran admirador de Napo-león. El mismo Simón se siente molesto por lamanera insistente en que Manzoni subraya laspretensiones totalitarias de Napoleón. Para noso-tros es particularmente interesante la distinciónque Manzoni hace entre la poesía y la novela.Mientras la primera puede darse el lujo de ensal-zar al poderoso, será la segunda la que tome par-tido por el débil. El mismo Manzoni, ubicado en1630 en tiempos de la dominación española, es-tá escribiendo la novela “Ferno y Lucía”, que tratade dos enamorados pobres, impedidos de casar-se por los intereses y prepotencia del noble DonRodrigo. Al maestro le parece este tema comúntambién a mucha gente de América. La diferenciaestá en la naturaleza y en la gente, la geografía yla población, con elementos que los europeos es-tán muy lejos siquiera de soñar:

Nuestra naturaleza tiene más de demoníaca quede arcádica. Nuestra principal batalla es contra lanaturaleza, pero no es la única batalla. Aquí no tie-nen, ni en sueños, el conflicto de razas nuestro. Siacabamos con el español, vendrán los enfrenta-mientos entre negros y blancos, llaneros y serra-nos. Aquí la guerra se hace para eliminar la pre-ponderancia de una casta, que en el fondo tiene lamisma cultura, la misma religión, las mismas tra-diciones de las demás castas...(314).12

En Turín se hospedan en la mansión del Ba-rón de Schoennberg, cuya hermosa hija, Gerda,entra, por supuesto, en los planes amorosos deBolívar. El Barón había conocido a Miranda y se

la corona de manos del Pontífice para ceñirse suspropias sienes.

Una vez en Milán, se alojan en la mansión deAlejandro Manzoni, gran admirador de Napo-león. El mismo Simón se siente molesto por lamanera insistente en que Manzoni subraya laspretensiones totalitarias de Napoleón. Para noso-tros es particularmente interesante la distinciónque Manzoni hace entre la poesía y la novela.Mientras la primera puede darse el lujo de ensal-zar al poderoso, será la segunda la que tome par-tido por el débil. El mismo Manzoni, ubicado en1630 en tiempos de la dominación española, es-tá escribiendo la novela “Ferno y Lucía”, que tratade dos enamorados pobres, impedidos de casar-se por los intereses y prepotencia del noble DonRodrigo. Al maestro le parece este tema comúntambién a mucha gente de América. La diferenciaestá en la naturaleza y en la gente, la geografía yla población, con elementos que los europeos es-tán muy lejos siquiera de soñar:

Nuestra naturaleza tiene más de demoníaca quede arcádica. Nuestra principal batalla es contra lanaturaleza, pero no es la única batalla. Aquí no tie-nen, ni en sueños, el conflicto de razas nuestro. Siacabamos con el español, vendrán los enfrenta-mientos entre negros y blancos, llaneros y serra-nos. Aquí la guerra se hace para eliminar la pre-ponderancia de una casta, que en el fondo tiene lamisma cultura, la misma religión, las mismas tra-diciones de las demás castas...(314).12

En Turín se hospedan en la mansión del Ba-rón de Schoennberg, cuya hermosa hija, Gerda,entra, por supuesto, en los planes amorosos deBolívar. El Barón había conocido a Miranda y se

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interesaba mucho por la causa americana. El Ba-rón no era un simple coleccionista de obras dearte. Sabía de los diferentes géneros, escuelas,épocas, tendencias. Creía que “la escultura comogénero representa el espacio y sugiere el movi-miento, mientras que la literatura representa elmovimiento y sugiere el espacio” (324).13 No esextraño a este ambiente -como no lo es al de todala novela- la referencia a que dos gitanas habíanrobado las joyas del cofre del Barón por su cono-cimiento inmediato de algunos detalles de la ar-quitectura del edificio.

En Venecia hacen lo de todos los visitantes.Los detalles sobre la ciudad y sus sitios son abun-dantes y, por primera vez, oyen que América y elCaribe pronto iban a ser el centro del mundo,“cuando [caen] los monopolios españoles, portu-gueses e ingleses...”. Para este mercader era inmi-nente la caída del imperio español. También esen Venecia donde empiezan a pensar las coloniascomo una asociación de países con su capital enPanamá, en lugar de México.

En Florencia el cansancio había hecho presade los viajeros. A pesar de todo, no dejan de ad-mirar los escritos de Maquiavelo, Petrarca, Arios-to y Tasso. Las iglesias y las pinturas, las ceremo-nias y especialmente las florentinas aligeran elánimo del maestro y su discípulo. Los versos deltrovador sobre la misión libertadora de Bolívarasombran a los viajeros.

Camino a Roma, el objetivo ansiado por to-dos, discuten acerca de los filósofos del mundo ysu ausencia en América (Véase a este respecto lanota No.7). En el Monte Aventino, por fin, Simónencuentra el sitio preciso para la ceremonia en laque había venido pensando desde hacía un tiem-

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interesaba mucho por la causa americana. El Ba-rón no era un simple coleccionista de obras dearte. Sabía de los diferentes géneros, escuelas,épocas, tendencias. Creía que “la escultura comogénero representa el espacio y sugiere el movi-miento, mientras que la literatura representa elmovimiento y sugiere el espacio” (324).13 No esextraño a este ambiente -como no lo es al de todala novela- la referencia a que dos gitanas habíanrobado las joyas del cofre del Barón por su cono-cimiento inmediato de algunos detalles de la ar-quitectura del edificio.

En Venecia hacen lo de todos los visitantes.Los detalles sobre la ciudad y sus sitios son abun-dantes y, por primera vez, oyen que América y elCaribe pronto iban a ser el centro del mundo,“cuando [caen] los monopolios españoles, portu-gueses e ingleses...”. Para este mercader era inmi-nente la caída del imperio español. También esen Venecia donde empiezan a pensar las coloniascomo una asociación de países con su capital enPanamá, en lugar de México.

En Florencia el cansancio había hecho presade los viajeros. A pesar de todo, no dejan de ad-mirar los escritos de Maquiavelo, Petrarca, Arios-to y Tasso. Las iglesias y las pinturas, las ceremo-nias y especialmente las florentinas aligeran elánimo del maestro y su discípulo. Los versos deltrovador sobre la misión libertadora de Bolívarasombran a los viajeros.

Camino a Roma, el objetivo ansiado por to-dos, discuten acerca de los filósofos del mundo ysu ausencia en América (Véase a este respecto lanota No.7). En el Monte Aventino, por fin, Simónencuentra el sitio preciso para la ceremonia en laque había venido pensando desde hacía un tiem-

interesaba mucho por la causa americana. El Ba-rón no era un simple coleccionista de obras dearte. Sabía de los diferentes géneros, escuelas,épocas, tendencias. Creía que “la escultura comogénero representa el espacio y sugiere el movi-miento, mientras que la literatura representa elmovimiento y sugiere el espacio” (324).13 No esextraño a este ambiente -como no lo es al de todala novela- la referencia a que dos gitanas habíanrobado las joyas del cofre del Barón por su cono-cimiento inmediato de algunos detalles de la ar-quitectura del edificio.

En Venecia hacen lo de todos los visitantes.Los detalles sobre la ciudad y sus sitios son abun-dantes y, por primera vez, oyen que América y elCaribe pronto iban a ser el centro del mundo,“cuando [caen] los monopolios españoles, portu-gueses e ingleses...”. Para este mercader era inmi-nente la caída del imperio español. También esen Venecia donde empiezan a pensar las coloniascomo una asociación de países con su capital enPanamá, en lugar de México.

En Florencia el cansancio había hecho presade los viajeros. A pesar de todo, no dejan de ad-mirar los escritos de Maquiavelo, Petrarca, Arios-to y Tasso. Las iglesias y las pinturas, las ceremo-nias y especialmente las florentinas aligeran elánimo del maestro y su discípulo. Los versos deltrovador sobre la misión libertadora de Bolívarasombran a los viajeros.

Camino a Roma, el objetivo ansiado por to-dos, discuten acerca de los filósofos del mundo ysu ausencia en América (Véase a este respecto lanota No.7). En el Monte Aventino, por fin, Simónencuentra el sitio preciso para la ceremonia en laque había venido pensando desde hacía un tiem-

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po. Solamente el cochero que no entendía caste-llano y el maestro fueron los testigos del jura-mento de Bolívar:

Juro que no daré descanso a mi brazo ni reposo ami alma hasta no romper las cadenas que nosoprimen por voluntad del poder español (367).

Durante su estadía en Roma, Simón recibeuna carta de Fanny en la que le dice que ella estáesperando un hijo de él. La noticia de que va a serpadre entusiasma de tal manera a Bolívar que de-cide volver a París. Se hace ilusiones sobre su hi-jo, “como un luchador de la libertad”. Su transfor-mación se destruye violentamente cuando Fer-nando del Toro le dice que el niño murió y queprobablemente no era suyo sino del príncipe Eu-genio.

Guillermo Humbolt, hermano de Alejandro, ysu secretario Humann son especialistas en Arqui-tectura, Arqueología y Lingüística. EspecialmenteHumann les sirve de guía por la ciudad que habíasido la capital del mayor imperio del mundo. An-te tanta grandeza pasada se preguntan si todoslos imperios terminan y si es inevitable la deca-dencia. La ciudad para ellos es como una gran ce-bolla hecha de varias capas superpuestas que de-ben descubrir. Les llama la atención la suciedad,el circo romano, el coliseo, los estilos jónico, co-rinto, toscano, el sexo libre y la cantidad de devo-tos que buscan santuarios y capillas para ofrecersus oraciones.

Las largas charlas con Leonard Sismondi,acompañante de la hermosa baronesa de Stael,sobre la doctrina de Adam Smith les llevan a reco-nocer la poca solidez intelectual que tienen fren-

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po. Solamente el cochero que no entendía caste-llano y el maestro fueron los testigos del jura-mento de Bolívar:

Juro que no daré descanso a mi brazo ni reposo ami alma hasta no romper las cadenas que nosoprimen por voluntad del poder español (367).

Durante su estadía en Roma, Simón recibeuna carta de Fanny en la que le dice que ella estáesperando un hijo de él. La noticia de que va a serpadre entusiasma de tal manera a Bolívar que de-cide volver a París. Se hace ilusiones sobre su hi-jo, “como un luchador de la libertad”. Su transfor-mación se destruye violentamente cuando Fer-nando del Toro le dice que el niño murió y queprobablemente no era suyo sino del príncipe Eu-genio.

Guillermo Humbolt, hermano de Alejandro, ysu secretario Humann son especialistas en Arqui-tectura, Arqueología y Lingüística. EspecialmenteHumann les sirve de guía por la ciudad que habíasido la capital del mayor imperio del mundo. An-te tanta grandeza pasada se preguntan si todoslos imperios terminan y si es inevitable la deca-dencia. La ciudad para ellos es como una gran ce-bolla hecha de varias capas superpuestas que de-ben descubrir. Les llama la atención la suciedad,el circo romano, el coliseo, los estilos jónico, co-rinto, toscano, el sexo libre y la cantidad de devo-tos que buscan santuarios y capillas para ofrecersus oraciones.

Las largas charlas con Leonard Sismondi,acompañante de la hermosa baronesa de Stael,sobre la doctrina de Adam Smith les llevan a reco-nocer la poca solidez intelectual que tienen fren-

po. Solamente el cochero que no entendía caste-llano y el maestro fueron los testigos del jura-mento de Bolívar:

Juro que no daré descanso a mi brazo ni reposo ami alma hasta no romper las cadenas que nosoprimen por voluntad del poder español (367).

Durante su estadía en Roma, Simón recibeuna carta de Fanny en la que le dice que ella estáesperando un hijo de él. La noticia de que va a serpadre entusiasma de tal manera a Bolívar que de-cide volver a París. Se hace ilusiones sobre su hi-jo, “como un luchador de la libertad”. Su transfor-mación se destruye violentamente cuando Fer-nando del Toro le dice que el niño murió y queprobablemente no era suyo sino del príncipe Eu-genio.

Guillermo Humbolt, hermano de Alejandro, ysu secretario Humann son especialistas en Arqui-tectura, Arqueología y Lingüística. EspecialmenteHumann les sirve de guía por la ciudad que habíasido la capital del mayor imperio del mundo. An-te tanta grandeza pasada se preguntan si todoslos imperios terminan y si es inevitable la deca-dencia. La ciudad para ellos es como una gran ce-bolla hecha de varias capas superpuestas que de-ben descubrir. Les llama la atención la suciedad,el circo romano, el coliseo, los estilos jónico, co-rinto, toscano, el sexo libre y la cantidad de devo-tos que buscan santuarios y capillas para ofrecersus oraciones.

Las largas charlas con Leonard Sismondi,acompañante de la hermosa baronesa de Stael,sobre la doctrina de Adam Smith les llevan a reco-nocer la poca solidez intelectual que tienen fren-

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te a la magnitud de la empresa de liberación enque se estaban metiendo. El problema era, ade-más pensar en crear “una democracia participan-te con una población esclavizada.una concep-ción épica y libre de la vida con un pueblo conmentalidad de conquistado” (389).14

Simón pasaba leyendo cada vez más tiempo.Sus preguntas respondían a algo así como un ma-pa mental que ya tuviera previamente estableci-do. A los 20 años de lucha (1806, año del viaje deBolívar por Europa hasta 1826, año de la entrevis-ta entre Carreño y el Sr. Coburg) el maestro sien-te que todo este tiempo había servido para modi-ficar la naturaleza de las preguntas y eliminar al-gunas fantasías de su sueño utópico.

El tallador de madera, el danés Bertel Thor-waldsen y sus magníficas explicaciones sobre elarte, le sirven al maestro para volver a plantearsela relación entre el poder y el arte, entre la organi-zación militar y el arte. Entre las charlas de Gui-llermo Humbolt, las referencias a Goethe y Schi-ller y los sueños de libertad de Bolívar transcu-rren las veladas en Roma. Las ideas de prepararguerreros en Europa y en Estados Unidos, la par-ticipación de Francia, Inglaterra, Prusia y EstadosUnidos en las luchas por la independencia, laconstrucción de un canal en Panamá ocupantambién las horas de todos.

La visita de la comitiva al Papa Pío VII reflejala personalidad de Bolívar. “Este inclinó su cabe-za pero no se arrodilló” (408). Esto provoca la ad-miración de algunos pero el cuestionamiento deotros. El recorrido por los palacios pontificios yespecialmente por la Capilla Sixtina, refuerza elánimo del maestro la convicción de que tanto lu-jo era el producto de “las contribuciones, los

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te a la magnitud de la empresa de liberación enque se estaban metiendo. El problema era, ade-más pensar en crear “una democracia participan-te con una población esclavizada.una concep-ción épica y libre de la vida con un pueblo conmentalidad de conquistado” (389).14

Simón pasaba leyendo cada vez más tiempo.Sus preguntas respondían a algo así como un ma-pa mental que ya tuviera previamente estableci-do. A los 20 años de lucha (1806, año del viaje deBolívar por Europa hasta 1826, año de la entrevis-ta entre Carreño y el Sr. Coburg) el maestro sien-te que todo este tiempo había servido para modi-ficar la naturaleza de las preguntas y eliminar al-gunas fantasías de su sueño utópico.

El tallador de madera, el danés Bertel Thor-waldsen y sus magníficas explicaciones sobre elarte, le sirven al maestro para volver a plantearsela relación entre el poder y el arte, entre la organi-zación militar y el arte. Entre las charlas de Gui-llermo Humbolt, las referencias a Goethe y Schi-ller y los sueños de libertad de Bolívar transcu-rren las veladas en Roma. Las ideas de prepararguerreros en Europa y en Estados Unidos, la par-ticipación de Francia, Inglaterra, Prusia y EstadosUnidos en las luchas por la independencia, laconstrucción de un canal en Panamá ocupantambién las horas de todos.

La visita de la comitiva al Papa Pío VII reflejala personalidad de Bolívar. “Este inclinó su cabe-za pero no se arrodilló” (408). Esto provoca la ad-miración de algunos pero el cuestionamiento deotros. El recorrido por los palacios pontificios yespecialmente por la Capilla Sixtina, refuerza elánimo del maestro la convicción de que tanto lu-jo era el producto de “las contribuciones, los

te a la magnitud de la empresa de liberación enque se estaban metiendo. El problema era, ade-más pensar en crear “una democracia participan-te con una población esclavizada.una concep-ción épica y libre de la vida con un pueblo conmentalidad de conquistado” (389).14

Simón pasaba leyendo cada vez más tiempo.Sus preguntas respondían a algo así como un ma-pa mental que ya tuviera previamente estableci-do. A los 20 años de lucha (1806, año del viaje deBolívar por Europa hasta 1826, año de la entrevis-ta entre Carreño y el Sr. Coburg) el maestro sien-te que todo este tiempo había servido para modi-ficar la naturaleza de las preguntas y eliminar al-gunas fantasías de su sueño utópico.

El tallador de madera, el danés Bertel Thor-waldsen y sus magníficas explicaciones sobre elarte, le sirven al maestro para volver a plantearsela relación entre el poder y el arte, entre la organi-zación militar y el arte. Entre las charlas de Gui-llermo Humbolt, las referencias a Goethe y Schi-ller y los sueños de libertad de Bolívar transcu-rren las veladas en Roma. Las ideas de prepararguerreros en Europa y en Estados Unidos, la par-ticipación de Francia, Inglaterra, Prusia y EstadosUnidos en las luchas por la independencia, laconstrucción de un canal en Panamá ocupantambién las horas de todos.

La visita de la comitiva al Papa Pío VII reflejala personalidad de Bolívar. “Este inclinó su cabe-za pero no se arrodilló” (408). Esto provoca la ad-miración de algunos pero el cuestionamiento deotros. El recorrido por los palacios pontificios yespecialmente por la Capilla Sixtina, refuerza elánimo del maestro la convicción de que tanto lu-jo era el producto de “las contribuciones, los

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diezmos, las primicias, las recolectas para las mi-siones de todos nuestros queridos clérigos del te-rritorio americano”(412).15

Simón, por su lado, prefería pensar en las si-bilas o adivinadoras. Según el misionero alemánReinhold Urban, los gitanos son

los hijos del cometa o del viento. No leen ni escri-ben, pero se comunican con signos que van dejan-do a la orilla del camino: plumas de gallo, mecho-nes de pelo, herraduras, huesos de animales. Noguardan memoria de su pasado ni desean cons-truirse su futuro. Conocen de bebedizos y yerbas.Sus fiestas de iniciación tienen lugar por los mesesde septiembre y octubre y en ellas logran experien-cias de resurrección y muerte. Desafían la ciencia yel progreso y circulan frente a los que se creen “ci-vilizados”, como un legado misterioso de otrasépocas, como museos ambulantes. Aunque perse-guidos por quienes defienden la libertad, la igual-dad y la fraternidad, son los seres más libres quehay sobre la tierra. En la región vasca decretaron suexpulsión o exterminio. En ciertas partes de Ale-mania, los jóvenes arios se divierten cazándoloscomo animales, en Hungría, 40 fueron acusadosde asesinato y canibalismo, en Austria se les prohi-be hablar sus dialectos y usar sus vestidos y viajar.En Inglaterra .son ahorcados de manera selectiva-...su origen más probable era algún territorio rela-cionado con el Nilo.

Conducido por el padre Urban, que había de-dicado toda su vida a la atención a los gitanos,Bolívar tuvo una experiencia increíble. Una másen esta serie de ‘señales’ hacia lo misterioso quehabía recibido durante el viaje. Llegó a la celebra-ción de la fiesta de Sara la Negra. Allí pudo ver demuy cerca la realidad del pueblo gitano:

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diezmos, las primicias, las recolectas para las mi-siones de todos nuestros queridos clérigos del te-rritorio americano”(412).15

Simón, por su lado, prefería pensar en las si-bilas o adivinadoras. Según el misionero alemánReinhold Urban, los gitanos son

los hijos del cometa o del viento. No leen ni escri-ben, pero se comunican con signos que van dejan-do a la orilla del camino: plumas de gallo, mecho-nes de pelo, herraduras, huesos de animales. Noguardan memoria de su pasado ni desean cons-truirse su futuro. Conocen de bebedizos y yerbas.Sus fiestas de iniciación tienen lugar por los mesesde septiembre y octubre y en ellas logran experien-cias de resurrección y muerte. Desafían la ciencia yel progreso y circulan frente a los que se creen “ci-vilizados”, como un legado misterioso de otrasépocas, como museos ambulantes. Aunque perse-guidos por quienes defienden la libertad, la igual-dad y la fraternidad, son los seres más libres quehay sobre la tierra. En la región vasca decretaron suexpulsión o exterminio. En ciertas partes de Ale-mania, los jóvenes arios se divierten cazándoloscomo animales, en Hungría, 40 fueron acusadosde asesinato y canibalismo, en Austria se les prohi-be hablar sus dialectos y usar sus vestidos y viajar.En Inglaterra .son ahorcados de manera selectiva-...su origen más probable era algún territorio rela-cionado con el Nilo.

Conducido por el padre Urban, que había de-dicado toda su vida a la atención a los gitanos,Bolívar tuvo una experiencia increíble. Una másen esta serie de ‘señales’ hacia lo misterioso quehabía recibido durante el viaje. Llegó a la celebra-ción de la fiesta de Sara la Negra. Allí pudo ver demuy cerca la realidad del pueblo gitano:

diezmos, las primicias, las recolectas para las mi-siones de todos nuestros queridos clérigos del te-rritorio americano”(412).15

Simón, por su lado, prefería pensar en las si-bilas o adivinadoras. Según el misionero alemánReinhold Urban, los gitanos son

los hijos del cometa o del viento. No leen ni escri-ben, pero se comunican con signos que van dejan-do a la orilla del camino: plumas de gallo, mecho-nes de pelo, herraduras, huesos de animales. Noguardan memoria de su pasado ni desean cons-truirse su futuro. Conocen de bebedizos y yerbas.Sus fiestas de iniciación tienen lugar por los mesesde septiembre y octubre y en ellas logran experien-cias de resurrección y muerte. Desafían la ciencia yel progreso y circulan frente a los que se creen “ci-vilizados”, como un legado misterioso de otrasépocas, como museos ambulantes. Aunque perse-guidos por quienes defienden la libertad, la igual-dad y la fraternidad, son los seres más libres quehay sobre la tierra. En la región vasca decretaron suexpulsión o exterminio. En ciertas partes de Ale-mania, los jóvenes arios se divierten cazándoloscomo animales, en Hungría, 40 fueron acusadosde asesinato y canibalismo, en Austria se les prohi-be hablar sus dialectos y usar sus vestidos y viajar.En Inglaterra .son ahorcados de manera selectiva-...su origen más probable era algún territorio rela-cionado con el Nilo.

Conducido por el padre Urban, que había de-dicado toda su vida a la atención a los gitanos,Bolívar tuvo una experiencia increíble. Una másen esta serie de ‘señales’ hacia lo misterioso quehabía recibido durante el viaje. Llegó a la celebra-ción de la fiesta de Sara la Negra. Allí pudo ver demuy cerca la realidad del pueblo gitano:

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pies cansados con costras de tierra reseca, pielesajadas, ojos apagados pero inquietos, ancianas cu-biertas con pañuelos desteñidos y fajones an-chos..., tenderetes de lona remendada con parchesde colores, un olor pestilente, mezcla de sudor hu-mano, excremento de mulo y perfume barato, unjuego de naipes gastados sobre una mesa rústica,una mariposa azul disecada, adherida con alfileresa una tabla, y más allá, fuera del círculo, caballosviejos, en apariencia enfermos... (445).

La experiencia que tiene con la gitana Ansirale hace pensar a Simón “en la calma infinita delahogado que flota entre las algas, allá en la cavi-dad del océano... como un minotauro ciego guia-do por una niña, en el mar del silencio de vocesno escuchadas” (451).

Luego de pasar por varias otras ciudades de lapenínsula itálica llegan al puerto de Marsella.Maestro y discípulo se separan luego de que el se-gundo reconoce económicamente los serviciosdel maestro. Se vuelven a encontrar en París,cuando Simón está acompañado de Fanny, queahora es “una buena amiga”. Bolívar le da almaestro un libro en griego que le había dado eljefe de los gitanos en Cumas. Fue la última vezque maestro y discípulo se vieron.

2. LA ESPOSA

La otra voz narradora es la de María Teresadel Toro, esposa de Bolívar que, a través de su dia-rio nos comunica sus experiencias de mujer re-cién casada entre el 26 de agosto de 1802 y el 19de enero de 1803, en San Mateo, Venezuela. A lolargo de las anotaciones diarias se echa de ver lainmensa soledad de esta mujer que trascurre sus

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pies cansados con costras de tierra reseca, pielesajadas, ojos apagados pero inquietos, ancianas cu-biertas con pañuelos desteñidos y fajones an-chos..., tenderetes de lona remendada con parchesde colores, un olor pestilente, mezcla de sudor hu-mano, excremento de mulo y perfume barato, unjuego de naipes gastados sobre una mesa rústica,una mariposa azul disecada, adherida con alfileresa una tabla, y más allá, fuera del círculo, caballosviejos, en apariencia enfermos... (445).

La experiencia que tiene con la gitana Ansirale hace pensar a Simón “en la calma infinita delahogado que flota entre las algas, allá en la cavi-dad del océano... como un minotauro ciego guia-do por una niña, en el mar del silencio de vocesno escuchadas” (451).

Luego de pasar por varias otras ciudades de lapenínsula itálica llegan al puerto de Marsella.Maestro y discípulo se separan luego de que el se-gundo reconoce económicamente los serviciosdel maestro. Se vuelven a encontrar en París,cuando Simón está acompañado de Fanny, queahora es “una buena amiga”. Bolívar le da almaestro un libro en griego que le había dado eljefe de los gitanos en Cumas. Fue la última vezque maestro y discípulo se vieron.

2. LA ESPOSA

La otra voz narradora es la de María Teresadel Toro, esposa de Bolívar que, a través de su dia-rio nos comunica sus experiencias de mujer re-cién casada entre el 26 de agosto de 1802 y el 19de enero de 1803, en San Mateo, Venezuela. A lolargo de las anotaciones diarias se echa de ver lainmensa soledad de esta mujer que trascurre sus

pies cansados con costras de tierra reseca, pielesajadas, ojos apagados pero inquietos, ancianas cu-biertas con pañuelos desteñidos y fajones an-chos..., tenderetes de lona remendada con parchesde colores, un olor pestilente, mezcla de sudor hu-mano, excremento de mulo y perfume barato, unjuego de naipes gastados sobre una mesa rústica,una mariposa azul disecada, adherida con alfileresa una tabla, y más allá, fuera del círculo, caballosviejos, en apariencia enfermos... (445).

La experiencia que tiene con la gitana Ansirale hace pensar a Simón “en la calma infinita delahogado que flota entre las algas, allá en la cavi-dad del océano... como un minotauro ciego guia-do por una niña, en el mar del silencio de vocesno escuchadas” (451).

Luego de pasar por varias otras ciudades de lapenínsula itálica llegan al puerto de Marsella.Maestro y discípulo se separan luego de que el se-gundo reconoce económicamente los serviciosdel maestro. Se vuelven a encontrar en París,cuando Simón está acompañado de Fanny, queahora es “una buena amiga”. Bolívar le da almaestro un libro en griego que le había dado eljefe de los gitanos en Cumas. Fue la última vezque maestro y discípulo se vieron.

2. LA ESPOSA

La otra voz narradora es la de María Teresadel Toro, esposa de Bolívar que, a través de su dia-rio nos comunica sus experiencias de mujer re-cién casada entre el 26 de agosto de 1802 y el 19de enero de 1803, en San Mateo, Venezuela. A lolargo de las anotaciones diarias se echa de ver lainmensa soledad de esta mujer que trascurre sus

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días entre el abandono y la desatención casi tota-les por parte de Bolívar, y su admiración y extra-ñeza ante las actitudes de las personas que le ro-dean en la hacienda.

Una de las pocas distracciones que tiene escabalgar al lado de su esposo mientras observalas vicisitudes de los negros de la hacienda. Hipó-lita la negra más cercana se ríe del dolor que leproduce que un gato de la casa se coma a uno delos pichoncitos que ella había visto crecer con ca-riño. Entre los sustos que le causan los insectos,los sueños que le aterrorizan y los celos que em-pieza a sentir, pasa sus días. Su última navidad lapasa acompañada de las hermanas de Simón quehabían sabido que estaba encinta y que le regalanalgo apropiado para la ocasión. Ella se emocionaaunque le apena que no sea Simón el primero ensaberlo.

El 19 de enero de 1803 cae y pierde el sentido.Se siente en medio de una terrible noche: “ unalarga e interminable noche”, como la que ha sidotodo este tiempo de matrimonio (452), dice Ma-ría Teresa, segura de que su fin esta próximo.16

3. EL AUTOR

La voz del autor tiene el papel de explicar al-gunos detalles de los personajes centrales, deta-lles de precisión histórica que parecen darle altexto mayor credibilidad. Insiste, por ejemplo, enlos motivos que Canning, el ministro inglés, paraobtener información suficiente sobre los movi-mientos políticos y militares de Bolívar en toda elárea sudamericana a fin de plantear la políticaadecuada hacia el continente. La pregunta que sehacen los ingleses sobre el carácter democrático

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días entre el abandono y la desatención casi tota-les por parte de Bolívar, y su admiración y extra-ñeza ante las actitudes de las personas que le ro-dean en la hacienda.

Una de las pocas distracciones que tiene escabalgar al lado de su esposo mientras observalas vicisitudes de los negros de la hacienda. Hipó-lita la negra más cercana se ríe del dolor que leproduce que un gato de la casa se coma a uno delos pichoncitos que ella había visto crecer con ca-riño. Entre los sustos que le causan los insectos,los sueños que le aterrorizan y los celos que em-pieza a sentir, pasa sus días. Su última navidad lapasa acompañada de las hermanas de Simón quehabían sabido que estaba encinta y que le regalanalgo apropiado para la ocasión. Ella se emocionaaunque le apena que no sea Simón el primero ensaberlo.

El 19 de enero de 1803 cae y pierde el sentido.Se siente en medio de una terrible noche: “ unalarga e interminable noche”, como la que ha sidotodo este tiempo de matrimonio (452), dice Ma-ría Teresa, segura de que su fin esta próximo.16

3. EL AUTOR

La voz del autor tiene el papel de explicar al-gunos detalles de los personajes centrales, deta-lles de precisión histórica que parecen darle altexto mayor credibilidad. Insiste, por ejemplo, enlos motivos que Canning, el ministro inglés, paraobtener información suficiente sobre los movi-mientos políticos y militares de Bolívar en toda elárea sudamericana a fin de plantear la políticaadecuada hacia el continente. La pregunta que sehacen los ingleses sobre el carácter democrático

días entre el abandono y la desatención casi tota-les por parte de Bolívar, y su admiración y extra-ñeza ante las actitudes de las personas que le ro-dean en la hacienda.

Una de las pocas distracciones que tiene escabalgar al lado de su esposo mientras observalas vicisitudes de los negros de la hacienda. Hipó-lita la negra más cercana se ríe del dolor que leproduce que un gato de la casa se coma a uno delos pichoncitos que ella había visto crecer con ca-riño. Entre los sustos que le causan los insectos,los sueños que le aterrorizan y los celos que em-pieza a sentir, pasa sus días. Su última navidad lapasa acompañada de las hermanas de Simón quehabían sabido que estaba encinta y que le regalanalgo apropiado para la ocasión. Ella se emocionaaunque le apena que no sea Simón el primero ensaberlo.

El 19 de enero de 1803 cae y pierde el sentido.Se siente en medio de una terrible noche: “ unalarga e interminable noche”, como la que ha sidotodo este tiempo de matrimonio (452), dice Ma-ría Teresa, segura de que su fin esta próximo.16

3. EL AUTOR

La voz del autor tiene el papel de explicar al-gunos detalles de los personajes centrales, deta-lles de precisión histórica que parecen darle altexto mayor credibilidad. Insiste, por ejemplo, enlos motivos que Canning, el ministro inglés, paraobtener información suficiente sobre los movi-mientos políticos y militares de Bolívar en toda elárea sudamericana a fin de plantear la políticaadecuada hacia el continente. La pregunta que sehacen los ingleses sobre el carácter democrático

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o dictatorial de Bolívar aparece varias veces. Alparecer la fama del nombre de Bolívar crecía rá-pidamente en Francia e Inglaterra.

El carácter federal o unitario de los nuevosestados y el lugar de su capital en el caso de con-formarse una alianza continental era otro de losdebates seguido de cerca por los ingleses.

La sede del gobierno debía estar en Bogotá porqueen esta ciudad hay más blancos que en Caracas.Por su parte, el Perú carecía de hombres de talentoe integridad. Bolívar llevaría sus ejércitos colom-bianos hasta Argentina y Brasil y asumiría el tronode América del Sur, para alejar cualquier intentode intervención de la Santa Alianza o de Francia. Araíz de los tratados de comercio ya firmados, la be-neficiada sería, sin duda, la propia Inglaterra (112).

Para reunir la más completa información yelaborar el más claro análisis sobre el carácter deBolívar el ministro Cunning contrató a Sir WalterCoburg, quien debía entrevistar a José Carreño,maestro y amigo de andanzas de Bolívar y a la sa-zón, instructor de español en París en 1826, añode la entrevista. Carreño aceptó la propuesta por-que necesitaba dinero y porque, por fin, podríaregresar a su patria y trabajar en la educación.Hasta pensaba que el mismo Bolívar podía ayu-darlo. Pondría muy en alto el nombre de Bolívar:su educación, las lenguas que conoce, sus viajes,las personas ilustres que ha tratado, sus lecturas.A diferencia de otros “generalotes de provincia,forjados en la violencia , la pasión y el vicio...es uncaballero de amplia erudición y delicada sensibi-lidad...de temple moral, capaz de afrontar con

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o dictatorial de Bolívar aparece varias veces. Alparecer la fama del nombre de Bolívar crecía rá-pidamente en Francia e Inglaterra.

El carácter federal o unitario de los nuevosestados y el lugar de su capital en el caso de con-formarse una alianza continental era otro de losdebates seguido de cerca por los ingleses.

La sede del gobierno debía estar en Bogotá porqueen esta ciudad hay más blancos que en Caracas.Por su parte, el Perú carecía de hombres de talentoe integridad. Bolívar llevaría sus ejércitos colom-bianos hasta Argentina y Brasil y asumiría el tronode América del Sur, para alejar cualquier intentode intervención de la Santa Alianza o de Francia. Araíz de los tratados de comercio ya firmados, la be-neficiada sería, sin duda, la propia Inglaterra (112).

Para reunir la más completa información yelaborar el más claro análisis sobre el carácter deBolívar el ministro Cunning contrató a Sir WalterCoburg, quien debía entrevistar a José Carreño,maestro y amigo de andanzas de Bolívar y a la sa-zón, instructor de español en París en 1826, añode la entrevista. Carreño aceptó la propuesta por-que necesitaba dinero y porque, por fin, podríaregresar a su patria y trabajar en la educación.Hasta pensaba que el mismo Bolívar podía ayu-darlo. Pondría muy en alto el nombre de Bolívar:su educación, las lenguas que conoce, sus viajes,las personas ilustres que ha tratado, sus lecturas.A diferencia de otros “generalotes de provincia,forjados en la violencia , la pasión y el vicio...es uncaballero de amplia erudición y delicada sensibi-lidad...de temple moral, capaz de afrontar con

o dictatorial de Bolívar aparece varias veces. Alparecer la fama del nombre de Bolívar crecía rá-pidamente en Francia e Inglaterra.

El carácter federal o unitario de los nuevosestados y el lugar de su capital en el caso de con-formarse una alianza continental era otro de losdebates seguido de cerca por los ingleses.

La sede del gobierno debía estar en Bogotá porqueen esta ciudad hay más blancos que en Caracas.Por su parte, el Perú carecía de hombres de talentoe integridad. Bolívar llevaría sus ejércitos colom-bianos hasta Argentina y Brasil y asumiría el tronode América del Sur, para alejar cualquier intentode intervención de la Santa Alianza o de Francia. Araíz de los tratados de comercio ya firmados, la be-neficiada sería, sin duda, la propia Inglaterra (112).

Para reunir la más completa información yelaborar el más claro análisis sobre el carácter deBolívar el ministro Cunning contrató a Sir WalterCoburg, quien debía entrevistar a José Carreño,maestro y amigo de andanzas de Bolívar y a la sa-zón, instructor de español en París en 1826, añode la entrevista. Carreño aceptó la propuesta por-que necesitaba dinero y porque, por fin, podríaregresar a su patria y trabajar en la educación.Hasta pensaba que el mismo Bolívar podía ayu-darlo. Pondría muy en alto el nombre de Bolívar:su educación, las lenguas que conoce, sus viajes,las personas ilustres que ha tratado, sus lecturas.A diferencia de otros “generalotes de provincia,forjados en la violencia , la pasión y el vicio...es uncaballero de amplia erudición y delicada sensibi-lidad...de temple moral, capaz de afrontar con

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justicia las decisiones más difíciles”(189), les diríael maestro.

Desempolva sus viejas anotaciones, sus dia-rios de viaje escritos con la misma obsesión queel Coronel Alselmo Pineda y el mismo FranciscoMiranda. La sola idea de volver a América le entu-siasmaba. Se sentía el “maestro del Libertador”.Muy lejos estaba de presentir su triste fin. El re-chazo que sufriría, la muerte de su querida Colet-te -no su rencorosa esposa María Ronco-, suamancebamiento con una muchacha quechua yla colecta organizada por el nuevo posesor de lospreciosos documentos de Carreño, Anselmo Pi-neda.

Autor y José, Carreño y Pineda, Rodríguez y elautor están en Oxford, abismados ante la gran-diosidad de la biblioteca. Allí el autor recapacita:“La biblioteca no es infinita, tampoco el tiempode que disponemos, lo es la búsqueda”(280). EnOxford, el autor no encuentra ningún escrito conlas conclusiones o recomendaciones de Coburgal canciller luego de la entrevista ni sabe si real-mente lo revelado por el maestro tuvo algún efec-to en las decisiones de la política inglesa.

Según el autor, en la deposición rendida al in-glés, Carreño tuvo una motivación incuestiona-ble: el deseo de exaltar la imagen de Bolívar. Con-sidera que los pasajes de faldas y sueños fantásti-cos deben ser atribuídos

al interés consciente o inconsciente de Carreño dedemostrar dos puntos: la hombría de Bolívar y elmesianismo de su obra. El segundo está subyacen-te en los relatos fantásticos. En cuanto a la hom-bría, supongo que quería alejar cualquier sospe-cha de relaciones “íntimas” entre el maestro y su

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justicia las decisiones más difíciles”(189), les diríael maestro.

Desempolva sus viejas anotaciones, sus dia-rios de viaje escritos con la misma obsesión queel Coronel Alselmo Pineda y el mismo FranciscoMiranda. La sola idea de volver a América le entu-siasmaba. Se sentía el “maestro del Libertador”.Muy lejos estaba de presentir su triste fin. El re-chazo que sufriría, la muerte de su querida Colet-te -no su rencorosa esposa María Ronco-, suamancebamiento con una muchacha quechua yla colecta organizada por el nuevo posesor de lospreciosos documentos de Carreño, Anselmo Pi-neda.

Autor y José, Carreño y Pineda, Rodríguez y elautor están en Oxford, abismados ante la gran-diosidad de la biblioteca. Allí el autor recapacita:“La biblioteca no es infinita, tampoco el tiempode que disponemos, lo es la búsqueda”(280). EnOxford, el autor no encuentra ningún escrito conlas conclusiones o recomendaciones de Coburgal canciller luego de la entrevista ni sabe si real-mente lo revelado por el maestro tuvo algún efec-to en las decisiones de la política inglesa.

Según el autor, en la deposición rendida al in-glés, Carreño tuvo una motivación incuestiona-ble: el deseo de exaltar la imagen de Bolívar. Con-sidera que los pasajes de faldas y sueños fantásti-cos deben ser atribuídos

al interés consciente o inconsciente de Carreño dedemostrar dos puntos: la hombría de Bolívar y elmesianismo de su obra. El segundo está subyacen-te en los relatos fantásticos. En cuanto a la hom-bría, supongo que quería alejar cualquier sospe-cha de relaciones “íntimas” entre el maestro y su

justicia las decisiones más difíciles”(189), les diríael maestro.

Desempolva sus viejas anotaciones, sus dia-rios de viaje escritos con la misma obsesión queel Coronel Alselmo Pineda y el mismo FranciscoMiranda. La sola idea de volver a América le entu-siasmaba. Se sentía el “maestro del Libertador”.Muy lejos estaba de presentir su triste fin. El re-chazo que sufriría, la muerte de su querida Colet-te -no su rencorosa esposa María Ronco-, suamancebamiento con una muchacha quechua yla colecta organizada por el nuevo posesor de lospreciosos documentos de Carreño, Anselmo Pi-neda.

Autor y José, Carreño y Pineda, Rodríguez y elautor están en Oxford, abismados ante la gran-diosidad de la biblioteca. Allí el autor recapacita:“La biblioteca no es infinita, tampoco el tiempode que disponemos, lo es la búsqueda”(280). EnOxford, el autor no encuentra ningún escrito conlas conclusiones o recomendaciones de Coburgal canciller luego de la entrevista ni sabe si real-mente lo revelado por el maestro tuvo algún efec-to en las decisiones de la política inglesa.

Según el autor, en la deposición rendida al in-glés, Carreño tuvo una motivación incuestiona-ble: el deseo de exaltar la imagen de Bolívar. Con-sidera que los pasajes de faldas y sueños fantásti-cos deben ser atribuídos

al interés consciente o inconsciente de Carreño dedemostrar dos puntos: la hombría de Bolívar y elmesianismo de su obra. El segundo está subyacen-te en los relatos fantásticos. En cuanto a la hom-bría, supongo que quería alejar cualquier sospe-cha de relaciones “íntimas” entre el maestro y su

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joven alumno, a pesar de los largos meses de con-vivencia...(313)

La otra preocupación del autor es dejar cons-tancia de la credibilidad y validez de los docu-mentos y archivos encontrados tanto en Inglate-rra como en Colombia, con nombre apellidos yaños de publicación o archivo. Especialmente de-tallada es la explicación sobre Antonio B. Pine-da.17 Igualmente importante para el autor es par-ticipar al mundo el hallazgo del diario de MaríaTeresa del Toro, “un documento de valor excep-cional para la historia de América”(402). Muertasu esposa, luego de su triste luna de miel, Bolívarse lo confío a Carreño, quien lo tenía muy bienguardado hasta que regresó a América en 1826.En Túquerres /un pueblecito del sur de Colombiaen el límite con el Ecuador/ Carreño le entregó eldiario a Anselmo Pineda a cambio de vivienda yasignación modestas y un puñado de alumnosque tutoriar. Carreño habría muerto en otro os-curo pueblecito cercano, pocos años después:Amotape.

4. EL HEROE

Bolívar en la novela es una voz que tiene uninterlocutor no mencionado. Suponemos que ha-bla consigo mismo o quizá con su ayudante máscercano. En todo caso, se puede notar el tono tre-mendamente pesimista de todo el monólogo,realizado en los últimos días del libertador en SanAlejandrino. El tono desencantado no hace másque recordarnos la novela de García Márquez Elgeneral en su laberinto.18 La enfermedad, elabandono, la pobreza, las pugnas con Santander,

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joven alumno, a pesar de los largos meses de con-vivencia...(313)

La otra preocupación del autor es dejar cons-tancia de la credibilidad y validez de los docu-mentos y archivos encontrados tanto en Inglate-rra como en Colombia, con nombre apellidos yaños de publicación o archivo. Especialmente de-tallada es la explicación sobre Antonio B. Pine-da.17 Igualmente importante para el autor es par-ticipar al mundo el hallazgo del diario de MaríaTeresa del Toro, “un documento de valor excep-cional para la historia de América”(402). Muertasu esposa, luego de su triste luna de miel, Bolívarse lo confío a Carreño, quien lo tenía muy bienguardado hasta que regresó a América en 1826.En Túquerres /un pueblecito del sur de Colombiaen el límite con el Ecuador/ Carreño le entregó eldiario a Anselmo Pineda a cambio de vivienda yasignación modestas y un puñado de alumnosque tutoriar. Carreño habría muerto en otro os-curo pueblecito cercano, pocos años después:Amotape.

4. EL HEROE

Bolívar en la novela es una voz que tiene uninterlocutor no mencionado. Suponemos que ha-bla consigo mismo o quizá con su ayudante máscercano. En todo caso, se puede notar el tono tre-mendamente pesimista de todo el monólogo,realizado en los últimos días del libertador en SanAlejandrino. El tono desencantado no hace másque recordarnos la novela de García Márquez Elgeneral en su laberinto.18 La enfermedad, elabandono, la pobreza, las pugnas con Santander,

joven alumno, a pesar de los largos meses de con-vivencia...(313)

La otra preocupación del autor es dejar cons-tancia de la credibilidad y validez de los docu-mentos y archivos encontrados tanto en Inglate-rra como en Colombia, con nombre apellidos yaños de publicación o archivo. Especialmente de-tallada es la explicación sobre Antonio B. Pine-da.17 Igualmente importante para el autor es par-ticipar al mundo el hallazgo del diario de MaríaTeresa del Toro, “un documento de valor excep-cional para la historia de América”(402). Muertasu esposa, luego de su triste luna de miel, Bolívarse lo confío a Carreño, quien lo tenía muy bienguardado hasta que regresó a América en 1826.En Túquerres /un pueblecito del sur de Colombiaen el límite con el Ecuador/ Carreño le entregó eldiario a Anselmo Pineda a cambio de vivienda yasignación modestas y un puñado de alumnosque tutoriar. Carreño habría muerto en otro os-curo pueblecito cercano, pocos años después:Amotape.

4. EL HEROE

Bolívar en la novela es una voz que tiene uninterlocutor no mencionado. Suponemos que ha-bla consigo mismo o quizá con su ayudante máscercano. En todo caso, se puede notar el tono tre-mendamente pesimista de todo el monólogo,realizado en los últimos días del libertador en SanAlejandrino. El tono desencantado no hace másque recordarnos la novela de García Márquez Elgeneral en su laberinto.18 La enfermedad, elabandono, la pobreza, las pugnas con Santander,

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los cuidados de Reverend y de los médicos, la ob-sesión por la perennidad de su nombre son lasideas constantes de Simón. Una mención espe-cial merecen sus mujeres, incluídas su madre ysus hermanas. A todas ellas las nombra en unalarga lista su otra voz como para recordarnos a to-dos el papel tan importante que ellas tuvieron enla vida del libertador:

María de la Concepción Palacios y Sojo de Bolívar,María Antonia Bolívar, Juana María Bolívar, Hipó-lita, Matea, Tarcisa, María Teresa del Toro, TeresaTristán, Fanny aristegueitia de Villars, GiulietaGiucardi, Gerda Schonerberg, Ansira la gitana,Germine de Stael, Luisa Croeber, Anita Lnoit, Ma-ría Concepción Loerene de Fernández de Castro,Mercedes Abrego de Reyes, María Josefa Díaz deGiradot, Josefina Machado, Juana Velasco de Gallo,Dolores Vargas París, Bernardina Ibáñez, JosefinaAraoz de Umaña, Francisca Prieto y Ricaurte, Ja-viera Moure, Nicolasa Ibáñez, María Joaquina Cos-tas, Jeanntte Hart, Dolores Olano de Azuola, Mer-cedes Mutis de Ibarra, Manuela Otálora, MercedesCabarroque, Teresa Anzóategui, Gertrudis Toro,Josefa María Tinoco, Marcelina Lago de Camacho...y sobre todas ellas, Manuela Calíope Sáenz...(40).

Se resiste a recibir los servicios religiosos, seempeña en escribir muchas cartas a través de susobrino Fernando, en un último intento de dar asu palabra un sentido fundacional que ya no tie-ne. En el fondo sabe, sin embargo, que los lecto-res lo reinventaremos cada vez que nos acerque-mos a él. Quiere dejarnos la posibilidad de queinventemos las instituciones que mejor se aco-moden a nosotros. Recuerda los tales modelos en

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los cuidados de Reverend y de los médicos, la ob-sesión por la perennidad de su nombre son lasideas constantes de Simón. Una mención espe-cial merecen sus mujeres, incluídas su madre ysus hermanas. A todas ellas las nombra en unalarga lista su otra voz como para recordarnos a to-dos el papel tan importante que ellas tuvieron enla vida del libertador:

María de la Concepción Palacios y Sojo de Bolívar,María Antonia Bolívar, Juana María Bolívar, Hipó-lita, Matea, Tarcisa, María Teresa del Toro, TeresaTristán, Fanny aristegueitia de Villars, GiulietaGiucardi, Gerda Schonerberg, Ansira la gitana,Germine de Stael, Luisa Croeber, Anita Lnoit, Ma-ría Concepción Loerene de Fernández de Castro,Mercedes Abrego de Reyes, María Josefa Díaz deGiradot, Josefina Machado, Juana Velasco de Gallo,Dolores Vargas París, Bernardina Ibáñez, JosefinaAraoz de Umaña, Francisca Prieto y Ricaurte, Ja-viera Moure, Nicolasa Ibáñez, María Joaquina Cos-tas, Jeanntte Hart, Dolores Olano de Azuola, Mer-cedes Mutis de Ibarra, Manuela Otálora, MercedesCabarroque, Teresa Anzóategui, Gertrudis Toro,Josefa María Tinoco, Marcelina Lago de Camacho...y sobre todas ellas, Manuela Calíope Sáenz...(40).

Se resiste a recibir los servicios religiosos, seempeña en escribir muchas cartas a través de susobrino Fernando, en un último intento de dar asu palabra un sentido fundacional que ya no tie-ne. En el fondo sabe, sin embargo, que los lecto-res lo reinventaremos cada vez que nos acerque-mos a él. Quiere dejarnos la posibilidad de queinventemos las instituciones que mejor se aco-moden a nosotros. Recuerda los tales modelos en

los cuidados de Reverend y de los médicos, la ob-sesión por la perennidad de su nombre son lasideas constantes de Simón. Una mención espe-cial merecen sus mujeres, incluídas su madre ysus hermanas. A todas ellas las nombra en unalarga lista su otra voz como para recordarnos a to-dos el papel tan importante que ellas tuvieron enla vida del libertador:

María de la Concepción Palacios y Sojo de Bolívar,María Antonia Bolívar, Juana María Bolívar, Hipó-lita, Matea, Tarcisa, María Teresa del Toro, TeresaTristán, Fanny aristegueitia de Villars, GiulietaGiucardi, Gerda Schonerberg, Ansira la gitana,Germine de Stael, Luisa Croeber, Anita Lnoit, Ma-ría Concepción Loerene de Fernández de Castro,Mercedes Abrego de Reyes, María Josefa Díaz deGiradot, Josefina Machado, Juana Velasco de Gallo,Dolores Vargas París, Bernardina Ibáñez, JosefinaAraoz de Umaña, Francisca Prieto y Ricaurte, Ja-viera Moure, Nicolasa Ibáñez, María Joaquina Cos-tas, Jeanntte Hart, Dolores Olano de Azuola, Mer-cedes Mutis de Ibarra, Manuela Otálora, MercedesCabarroque, Teresa Anzóategui, Gertrudis Toro,Josefa María Tinoco, Marcelina Lago de Camacho...y sobre todas ellas, Manuela Calíope Sáenz...(40).

Se resiste a recibir los servicios religiosos, seempeña en escribir muchas cartas a través de susobrino Fernando, en un último intento de dar asu palabra un sentido fundacional que ya no tie-ne. En el fondo sabe, sin embargo, que los lecto-res lo reinventaremos cada vez que nos acerque-mos a él. Quiere dejarnos la posibilidad de queinventemos las instituciones que mejor se aco-moden a nosotros. Recuerda los tales modelos en

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su afán por ser original. Se arrepiente de sus exce-sivas dudas y de haber confiado demasiado enpersonas que “en otras épocas me incensaron co-mo a un dios /y/ hoy tratan de matarme con subaba” (117).

A pesar de su inmenso amor por Manuela nose acuerda de ella en su testamento. Recuerda sujuramento en el monte sacro aunque ahora pue-de más la sensación de laberinto que cada vez esmás intrincado. Sus ideas sobre la constitución ylos principios básicos de justicia, libertad y vín-culos sociales, soberanía del pueblo aún son lúci-das. Su embriaguez de poder parece no dejarle enpaz. Al igual que de su amigo Sucre tampoco pue-de olvidarse de algunos “aprovechones” como Jo-sé Joaquín de Olmedo.19

Algo digno de especial mención es su recono-cimiento de que no pudo ser el punto de equili-brio que todos reclamaban que fuera. Y que ade-más pudo más la búsqueda de modelos externosque la vuelta a los propios valores:

Su pequeñez no los deja navegar libremente por elmar de nuestra verdad, sino que los mantiene afe-rrados al peñasco europeo. En cambio de mirar elhorizonte constelado de nuestros mitos america-nos, se dedicaron /la gente de su círculo/ a admi-rar los luceros mas brillantes de otras latitudes:perdimos el rumbo (221).20

Recuerda los recibimientos y ovaciones, aun-que en la recepciones tuviera que estar acompa-ñado de los parásitos de siempre. Ve las efigiesque serán levantadas en su nombre en el futuro.Será un héroe a la medida de todos. Héroe másque santo o poeta. Héroe que sabe que la gloria es

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su afán por ser original. Se arrepiente de sus exce-sivas dudas y de haber confiado demasiado enpersonas que “en otras épocas me incensaron co-mo a un dios /y/ hoy tratan de matarme con subaba” (117).

A pesar de su inmenso amor por Manuela nose acuerda de ella en su testamento. Recuerda sujuramento en el monte sacro aunque ahora pue-de más la sensación de laberinto que cada vez esmás intrincado. Sus ideas sobre la constitución ylos principios básicos de justicia, libertad y vín-culos sociales, soberanía del pueblo aún son lúci-das. Su embriaguez de poder parece no dejarle enpaz. Al igual que de su amigo Sucre tampoco pue-de olvidarse de algunos “aprovechones” como Jo-sé Joaquín de Olmedo.19

Algo digno de especial mención es su recono-cimiento de que no pudo ser el punto de equili-brio que todos reclamaban que fuera. Y que ade-más pudo más la búsqueda de modelos externosque la vuelta a los propios valores:

Su pequeñez no los deja navegar libremente por elmar de nuestra verdad, sino que los mantiene afe-rrados al peñasco europeo. En cambio de mirar elhorizonte constelado de nuestros mitos america-nos, se dedicaron /la gente de su círculo/ a admi-rar los luceros mas brillantes de otras latitudes:perdimos el rumbo (221).20

Recuerda los recibimientos y ovaciones, aun-que en la recepciones tuviera que estar acompa-ñado de los parásitos de siempre. Ve las efigiesque serán levantadas en su nombre en el futuro.Será un héroe a la medida de todos. Héroe másque santo o poeta. Héroe que sabe que la gloria es

su afán por ser original. Se arrepiente de sus exce-sivas dudas y de haber confiado demasiado enpersonas que “en otras épocas me incensaron co-mo a un dios /y/ hoy tratan de matarme con subaba” (117).

A pesar de su inmenso amor por Manuela nose acuerda de ella en su testamento. Recuerda sujuramento en el monte sacro aunque ahora pue-de más la sensación de laberinto que cada vez esmás intrincado. Sus ideas sobre la constitución ylos principios básicos de justicia, libertad y vín-culos sociales, soberanía del pueblo aún son lúci-das. Su embriaguez de poder parece no dejarle enpaz. Al igual que de su amigo Sucre tampoco pue-de olvidarse de algunos “aprovechones” como Jo-sé Joaquín de Olmedo.19

Algo digno de especial mención es su recono-cimiento de que no pudo ser el punto de equili-brio que todos reclamaban que fuera. Y que ade-más pudo más la búsqueda de modelos externosque la vuelta a los propios valores:

Su pequeñez no los deja navegar libremente por elmar de nuestra verdad, sino que los mantiene afe-rrados al peñasco europeo. En cambio de mirar elhorizonte constelado de nuestros mitos america-nos, se dedicaron /la gente de su círculo/ a admi-rar los luceros mas brillantes de otras latitudes:perdimos el rumbo (221).20

Recuerda los recibimientos y ovaciones, aun-que en la recepciones tuviera que estar acompa-ñado de los parásitos de siempre. Ve las efigiesque serán levantadas en su nombre en el futuro.Será un héroe a la medida de todos. Héroe másque santo o poeta. Héroe que sabe que la gloria es

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lo único que le sobrevive. Piensa en Fanny y su ín-timo refugio femenil, que desoyó la ley de la ra-zón (342). Piensa en Manuela y en aquel 21 enque es salvado valerosamente por ella.

Se sabe indispensable y sufre pensando quedespués de él y de Sucre nadie tendrá la fuerza desu prestigio y fama para mantener un mínimo deorden social. Termina su largo monólogo en SanPedro Alejandrino entrando en la densa oscuri-dad de la muerte aunque con la convicción deque su nombre vivirá: “El camino ha concluído,pero el viaje de mi nombre apenas comienza”(459), dice finalmente.

Notas

1 Es bastante común entre las novelas postmodernis-tas centrar la acción principal en las peripecias quesurgen en un viaje (Los perros del paraíso (1990) dePosse, El general en su laberinto de García Márquez(1989) y La campaña (1995) de Fuentes son ejem-plos de esta afirmación). En el presente caso, el hé-roe se aleja del objeto de su atención central -Amé-rica- para dedicar largos años de su vida al conoci-miento y valoración de Europa, gran parte de lacual recorre, junto a su maestro, en un verdaderoviaje de formación.

2 Las angustias económicas por las que atraviesa elpersonaje “maestro de Bolívar” a lo largo de toda lanovela nos remite no solamente a una parodia delos sucesos históricos sino también a una de las ca-racterísticas fundamentales de la novela picarescahispánica (Cfr. El lazarillo de Tormes (1554)), en lacual el hambre y la precariedad económica son el“leivmotiv” de la acción del personaje.

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lo único que le sobrevive. Piensa en Fanny y su ín-timo refugio femenil, que desoyó la ley de la ra-zón (342). Piensa en Manuela y en aquel 21 enque es salvado valerosamente por ella.

Se sabe indispensable y sufre pensando quedespués de él y de Sucre nadie tendrá la fuerza desu prestigio y fama para mantener un mínimo deorden social. Termina su largo monólogo en SanPedro Alejandrino entrando en la densa oscuri-dad de la muerte aunque con la convicción deque su nombre vivirá: “El camino ha concluído,pero el viaje de mi nombre apenas comienza”(459), dice finalmente.

Notas

1 Es bastante común entre las novelas postmodernis-tas centrar la acción principal en las peripecias quesurgen en un viaje (Los perros del paraíso (1990) dePosse, El general en su laberinto de García Márquez(1989) y La campaña (1995) de Fuentes son ejem-plos de esta afirmación). En el presente caso, el hé-roe se aleja del objeto de su atención central -Amé-rica- para dedicar largos años de su vida al conoci-miento y valoración de Europa, gran parte de lacual recorre, junto a su maestro, en un verdaderoviaje de formación.

2 Las angustias económicas por las que atraviesa elpersonaje “maestro de Bolívar” a lo largo de toda lanovela nos remite no solamente a una parodia delos sucesos históricos sino también a una de las ca-racterísticas fundamentales de la novela picarescahispánica (Cfr. El lazarillo de Tormes (1554)), en lacual el hambre y la precariedad económica son el“leivmotiv” de la acción del personaje.

lo único que le sobrevive. Piensa en Fanny y su ín-timo refugio femenil, que desoyó la ley de la ra-zón (342). Piensa en Manuela y en aquel 21 enque es salvado valerosamente por ella.

Se sabe indispensable y sufre pensando quedespués de él y de Sucre nadie tendrá la fuerza desu prestigio y fama para mantener un mínimo deorden social. Termina su largo monólogo en SanPedro Alejandrino entrando en la densa oscuri-dad de la muerte aunque con la convicción deque su nombre vivirá: “El camino ha concluído,pero el viaje de mi nombre apenas comienza”(459), dice finalmente.

Notas

1 Es bastante común entre las novelas postmodernis-tas centrar la acción principal en las peripecias quesurgen en un viaje (Los perros del paraíso (1990) dePosse, El general en su laberinto de García Márquez(1989) y La campaña (1995) de Fuentes son ejem-plos de esta afirmación). En el presente caso, el hé-roe se aleja del objeto de su atención central -Amé-rica- para dedicar largos años de su vida al conoci-miento y valoración de Europa, gran parte de lacual recorre, junto a su maestro, en un verdaderoviaje de formación.

2 Las angustias económicas por las que atraviesa elpersonaje “maestro de Bolívar” a lo largo de toda lanovela nos remite no solamente a una parodia delos sucesos históricos sino también a una de las ca-racterísticas fundamentales de la novela picarescahispánica (Cfr. El lazarillo de Tormes (1554)), en lacual el hambre y la precariedad económica son el“leivmotiv” de la acción del personaje.

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3 El tema de la influencia de las logias (masónica yotras) en la formación de nuestros próceres y líde-res políticos tal vez ha sido poco estudiado, consi-derando que dichas asociaciones nos solamentehan sido importantes en la época independentistasino hasta épocas actuales. Si éste tema se une al dela búsqueda del “Corpus Herméticus” en algún lu-gar especial de Europa, como el autor describe gra-ciosamente en la novela, tenemos una muestra másdel carácter elitista, secretista y hasta “mágico” denuestra dirigencia.

4 Una de las limitaciones del modelo de la Nueva No-vela Histórica propuesto por Menton (1993) me pa-rece que es su ausencia de reflexión sobre el carác-ter mismo de nuestra historia en general y sus re-percusiones en el momento presente. Otras novelassimilares a El Insondable son La guerra del fin delmundo (1989) de Vargas LLosa, El general en su la-berinto (1989) de García Márquez y La Campaña(1996) de Fuentes. Estos textos no solamente cues-tionan la historia tradicional sino que esbozan, dealguna manera, ideas de soluciones globales, conti-nentales, para el presente. En la presente novela,ocurre algo similar. Escoger una capital, sea éstaMéxico o Panamá, Bogotá o Caracas, aparte de seruna parodia, puede ser también la angustia por ge-nerar una mínima unidad luego de tantos años deenfrentamientos y desconocimiento mutuo.

5 Sin duda alguna la escala en Cuba es la única de to-das que les permite a los personajes un acerca-miento un poco más profundo a la gente de Améri-ca. No es coincidencial que un autor colombiano,más familiarizado con el ambiente y cultura de ori-gen africano aproveche este conocimiento para es-ta aproximación. En el caso de la escala en el Méxi-co, si bien a Bolívar le impresiona la abrumadorapresencia indígena y la majestuosidad de la ciudad,

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3 El tema de la influencia de las logias (masónica yotras) en la formación de nuestros próceres y líde-res políticos tal vez ha sido poco estudiado, consi-derando que dichas asociaciones nos solamentehan sido importantes en la época independentistasino hasta épocas actuales. Si éste tema se une al dela búsqueda del “Corpus Herméticus” en algún lu-gar especial de Europa, como el autor describe gra-ciosamente en la novela, tenemos una muestra másdel carácter elitista, secretista y hasta “mágico” denuestra dirigencia.

4 Una de las limitaciones del modelo de la Nueva No-vela Histórica propuesto por Menton (1993) me pa-rece que es su ausencia de reflexión sobre el carác-ter mismo de nuestra historia en general y sus re-percusiones en el momento presente. Otras novelassimilares a El Insondable son La guerra del fin delmundo (1989) de Vargas LLosa, El general en su la-berinto (1989) de García Márquez y La Campaña(1996) de Fuentes. Estos textos no solamente cues-tionan la historia tradicional sino que esbozan, dealguna manera, ideas de soluciones globales, conti-nentales, para el presente. En la presente novela,ocurre algo similar. Escoger una capital, sea éstaMéxico o Panamá, Bogotá o Caracas, aparte de seruna parodia, puede ser también la angustia por ge-nerar una mínima unidad luego de tantos años deenfrentamientos y desconocimiento mutuo.

5 Sin duda alguna la escala en Cuba es la única de to-das que les permite a los personajes un acerca-miento un poco más profundo a la gente de Améri-ca. No es coincidencial que un autor colombiano,más familiarizado con el ambiente y cultura de ori-gen africano aproveche este conocimiento para es-ta aproximación. En el caso de la escala en el Méxi-co, si bien a Bolívar le impresiona la abrumadorapresencia indígena y la majestuosidad de la ciudad,

3 El tema de la influencia de las logias (masónica yotras) en la formación de nuestros próceres y líde-res políticos tal vez ha sido poco estudiado, consi-derando que dichas asociaciones nos solamentehan sido importantes en la época independentistasino hasta épocas actuales. Si éste tema se une al dela búsqueda del “Corpus Herméticus” en algún lu-gar especial de Europa, como el autor describe gra-ciosamente en la novela, tenemos una muestra másdel carácter elitista, secretista y hasta “mágico” denuestra dirigencia.

4 Una de las limitaciones del modelo de la Nueva No-vela Histórica propuesto por Menton (1993) me pa-rece que es su ausencia de reflexión sobre el carác-ter mismo de nuestra historia en general y sus re-percusiones en el momento presente. Otras novelassimilares a El Insondable son La guerra del fin delmundo (1989) de Vargas LLosa, El general en su la-berinto (1989) de García Márquez y La Campaña(1996) de Fuentes. Estos textos no solamente cues-tionan la historia tradicional sino que esbozan, dealguna manera, ideas de soluciones globales, conti-nentales, para el presente. En la presente novela,ocurre algo similar. Escoger una capital, sea éstaMéxico o Panamá, Bogotá o Caracas, aparte de seruna parodia, puede ser también la angustia por ge-nerar una mínima unidad luego de tantos años deenfrentamientos y desconocimiento mutuo.

5 Sin duda alguna la escala en Cuba es la única de to-das que les permite a los personajes un acerca-miento un poco más profundo a la gente de Améri-ca. No es coincidencial que un autor colombiano,más familiarizado con el ambiente y cultura de ori-gen africano aproveche este conocimiento para es-ta aproximación. En el caso de la escala en el Méxi-co, si bien a Bolívar le impresiona la abrumadorapresencia indígena y la majestuosidad de la ciudad,

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el hecho de que el maestro ni siquiera haya ido a laciudad es un indicio de la poca importancia -ficti-cia o real, para el caso es lo mismo- que se dio a lasmasas indígenas en ese tiempo.

6 La búsqueda del referente principal de la identidadamericana era y es un problema central para algu-nos sectores de americanos. La copia de modelosespañoles, aún si se está contra España, la miradademasiado atenta hacia todo lo francés (inglés o es-tadounidense, después) se inscribe dentro de ladiscusión sobre lo fundacional. La nueva novelahistórica, aunque haga mofa de este problema, nopuede prescindir de nombrarlo y tratarlo aunquecomo toda obra postmodernista no encuentre paraél adecuada solución (Cfr. Fairlamb, Horace, 1994,Yánez del Pozo, José, 1998).

7 Las alusiones a la magnificencia del arte europeoaún si son hechas como con ironía y sarcasmo, tie-nen una parte de verdad en el pensamiento oficiallatinoamericano. La ciencia, la filosofía y el arte so-lamente han conocido una línea de desarrollo:aquella inspirada en el arte europeo. Aunque el nú-mero de escritores, poetas, artistas y pensadoresque partan o intenten partir de un referente distin-to o complementario sea escaso aún y de poco pe-so relativo, creemos que sus ideas ganan terreno enambientes más amplios. Hablamos de gente comoEnrique Dussel y Rudolfo Kusch en Argentina, Cé-sar Vallejo y José María Arguedas en el Perú y Fer-nando Ortíz en Cuba, para no citar más que a losmás sobresalientes.

8 Con esta idea el autor parece desmitificar una delas ideas fundacionales de nuestra América, la de laoposición entre barbarie y civilización, que luegosería trabajada profundamente por Sarmiento. Sinembargo, una vez más se nota el entrampamiento

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el hecho de que el maestro ni siquiera haya ido a laciudad es un indicio de la poca importancia -ficti-cia o real, para el caso es lo mismo- que se dio a lasmasas indígenas en ese tiempo.

6 La búsqueda del referente principal de la identidadamericana era y es un problema central para algu-nos sectores de americanos. La copia de modelosespañoles, aún si se está contra España, la miradademasiado atenta hacia todo lo francés (inglés o es-tadounidense, después) se inscribe dentro de ladiscusión sobre lo fundacional. La nueva novelahistórica, aunque haga mofa de este problema, nopuede prescindir de nombrarlo y tratarlo aunquecomo toda obra postmodernista no encuentre paraél adecuada solución (Cfr. Fairlamb, Horace, 1994,Yánez del Pozo, José, 1998).

7 Las alusiones a la magnificencia del arte europeoaún si son hechas como con ironía y sarcasmo, tie-nen una parte de verdad en el pensamiento oficiallatinoamericano. La ciencia, la filosofía y el arte so-lamente han conocido una línea de desarrollo:aquella inspirada en el arte europeo. Aunque el nú-mero de escritores, poetas, artistas y pensadoresque partan o intenten partir de un referente distin-to o complementario sea escaso aún y de poco pe-so relativo, creemos que sus ideas ganan terreno enambientes más amplios. Hablamos de gente comoEnrique Dussel y Rudolfo Kusch en Argentina, Cé-sar Vallejo y José María Arguedas en el Perú y Fer-nando Ortíz en Cuba, para no citar más que a losmás sobresalientes.

8 Con esta idea el autor parece desmitificar una delas ideas fundacionales de nuestra América, la de laoposición entre barbarie y civilización, que luegosería trabajada profundamente por Sarmiento. Sinembargo, una vez más se nota el entrampamiento

el hecho de que el maestro ni siquiera haya ido a laciudad es un indicio de la poca importancia -ficti-cia o real, para el caso es lo mismo- que se dio a lasmasas indígenas en ese tiempo.

6 La búsqueda del referente principal de la identidadamericana era y es un problema central para algu-nos sectores de americanos. La copia de modelosespañoles, aún si se está contra España, la miradademasiado atenta hacia todo lo francés (inglés o es-tadounidense, después) se inscribe dentro de ladiscusión sobre lo fundacional. La nueva novelahistórica, aunque haga mofa de este problema, nopuede prescindir de nombrarlo y tratarlo aunquecomo toda obra postmodernista no encuentre paraél adecuada solución (Cfr. Fairlamb, Horace, 1994,Yánez del Pozo, José, 1998).

7 Las alusiones a la magnificencia del arte europeoaún si son hechas como con ironía y sarcasmo, tie-nen una parte de verdad en el pensamiento oficiallatinoamericano. La ciencia, la filosofía y el arte so-lamente han conocido una línea de desarrollo:aquella inspirada en el arte europeo. Aunque el nú-mero de escritores, poetas, artistas y pensadoresque partan o intenten partir de un referente distin-to o complementario sea escaso aún y de poco pe-so relativo, creemos que sus ideas ganan terreno enambientes más amplios. Hablamos de gente comoEnrique Dussel y Rudolfo Kusch en Argentina, Cé-sar Vallejo y José María Arguedas en el Perú y Fer-nando Ortíz en Cuba, para no citar más que a losmás sobresalientes.

8 Con esta idea el autor parece desmitificar una delas ideas fundacionales de nuestra América, la de laoposición entre barbarie y civilización, que luegosería trabajada profundamente por Sarmiento. Sinembargo, una vez más se nota el entrampamiento

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de la teoría postmodernista entre el buen deseo deque no haya tal oposición y la realidad de que aúnhoy en día muchas personas son consideradas “pri-mitivas”, “atrasadas”, “minorities”, o habitantes de“mundos terceros” o “subdesarrollados” frente a lagente “avanzada” o “civilizada”.

9 Es interesante cotejar esta apreciación sobre Hum-bolt con la que aparece en El general en su laberin-to de Gabriel García Márquez. Allí lo dice “Lo habíaconocido en sus años de París, cuando Humbolt re-gresaba de su viaje por los países equinocciales, ytanto como su inteligencia y sabiduría lo sorpren-dió el esplendor de su belleza, como no había vistootra igual en una mujer”(101). Parece ser que tantoGarcía Márquez como Pineda Botero estuvieranqueriendo desmitificar la supuesta superhombríadel libertador, poniendo en su boca frases y actitu-des un poco ambiguas, por decir lo menos. En estemismo sentido, como aparece más tarde en El In-sondable, uno de los objetivos de José Carreño alcontar la historia de su discípulo es eliminar todasospecha de otra relación que la de amistad entre ély su discípulo. Nos parece que la novela postmo-dernista, en su afán desmitificador, también se me-te con la orientación sexual y la virilidad (o femini-dad?) de los personajes.

10 Es muy interesante que, a falta de indígenas ameri-canos, Bolívar se acerque a los gitanos en Europa.Ellos serían el pueblo con las características más di-ferentes. Están además ligados a la suerte y al mis-terio que parece rodear esta parte de la vida de Si-món. Sus numerosos encuentros con los gitanos ylas gitanas en esta novela, aparte de reafirmarle enla misión para la cual se está formando, son unaparte de la idealización de un pueblo que, por estarlejos, es en realidad bastante inofensivo.

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de la teoría postmodernista entre el buen deseo deque no haya tal oposición y la realidad de que aúnhoy en día muchas personas son consideradas “pri-mitivas”, “atrasadas”, “minorities”, o habitantes de“mundos terceros” o “subdesarrollados” frente a lagente “avanzada” o “civilizada”.

9 Es interesante cotejar esta apreciación sobre Hum-bolt con la que aparece en El general en su laberin-to de Gabriel García Márquez. Allí lo dice “Lo habíaconocido en sus años de París, cuando Humbolt re-gresaba de su viaje por los países equinocciales, ytanto como su inteligencia y sabiduría lo sorpren-dió el esplendor de su belleza, como no había vistootra igual en una mujer”(101). Parece ser que tantoGarcía Márquez como Pineda Botero estuvieranqueriendo desmitificar la supuesta superhombríadel libertador, poniendo en su boca frases y actitu-des un poco ambiguas, por decir lo menos. En estemismo sentido, como aparece más tarde en El In-sondable, uno de los objetivos de José Carreño alcontar la historia de su discípulo es eliminar todasospecha de otra relación que la de amistad entre ély su discípulo. Nos parece que la novela postmo-dernista, en su afán desmitificador, también se me-te con la orientación sexual y la virilidad (o femini-dad?) de los personajes.

10 Es muy interesante que, a falta de indígenas ameri-canos, Bolívar se acerque a los gitanos en Europa.Ellos serían el pueblo con las características más di-ferentes. Están además ligados a la suerte y al mis-terio que parece rodear esta parte de la vida de Si-món. Sus numerosos encuentros con los gitanos ylas gitanas en esta novela, aparte de reafirmarle enla misión para la cual se está formando, son unaparte de la idealización de un pueblo que, por estarlejos, es en realidad bastante inofensivo.

de la teoría postmodernista entre el buen deseo deque no haya tal oposición y la realidad de que aúnhoy en día muchas personas son consideradas “pri-mitivas”, “atrasadas”, “minorities”, o habitantes de“mundos terceros” o “subdesarrollados” frente a lagente “avanzada” o “civilizada”.

9 Es interesante cotejar esta apreciación sobre Hum-bolt con la que aparece en El general en su laberin-to de Gabriel García Márquez. Allí lo dice “Lo habíaconocido en sus años de París, cuando Humbolt re-gresaba de su viaje por los países equinocciales, ytanto como su inteligencia y sabiduría lo sorpren-dió el esplendor de su belleza, como no había vistootra igual en una mujer”(101). Parece ser que tantoGarcía Márquez como Pineda Botero estuvieranqueriendo desmitificar la supuesta superhombríadel libertador, poniendo en su boca frases y actitu-des un poco ambiguas, por decir lo menos. En estemismo sentido, como aparece más tarde en El In-sondable, uno de los objetivos de José Carreño alcontar la historia de su discípulo es eliminar todasospecha de otra relación que la de amistad entre ély su discípulo. Nos parece que la novela postmo-dernista, en su afán desmitificador, también se me-te con la orientación sexual y la virilidad (o femini-dad?) de los personajes.

10 Es muy interesante que, a falta de indígenas ameri-canos, Bolívar se acerque a los gitanos en Europa.Ellos serían el pueblo con las características más di-ferentes. Están además ligados a la suerte y al mis-terio que parece rodear esta parte de la vida de Si-món. Sus numerosos encuentros con los gitanos ylas gitanas en esta novela, aparte de reafirmarle enla misión para la cual se está formando, son unaparte de la idealización de un pueblo que, por estarlejos, es en realidad bastante inofensivo.

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11 José Enrique Rodó (1991), famoso por su pensa-miento filosófico clave en la historia oficial denuestro continente, tiene todo un tratado dedicadoa la comparación entre Bolívar y Napoleón. Parecemuy clara la admiración que el primero sentía porel corso en la vida real.

12 Andrés Bello, otro de los famosos maestros de Bolí-var, escribiría años más tarde su conocida “Agricul-tura de la Zona Tórrida”, un canto a esta naturalezaferaz de la que se habla aquí. De este aspecto, y so-bre todo de las diferencias humanas entre Europa yAmérica, parecían estar muy conscientes Bolívar ysu comitiva.

13 Esta y las demás alusiones a la literatura, aparte deque nos invitan a meditar seriamente sobre el ca-rácter de nuestra profesión, son ejemplos claros dela metaficción en la novela.

14 Aunque aquí cabría aplicar la teoría de Paulo Freire(1960) según el cual la mente colonizada alberga ensí misma al colonizador, no parece adecuada la ob-servación acerca de nuestra incapacidad práctica-mente intrínseca para la democracia (Cfr. Confe-rencia de Seymour Menton en la Universidad Cató-lica de América el día 23 de Abril de 1998).

15 Tal vez por la presencia de tantos clérigos en la em-presa independentista o por la vigencia tan grandela fe religiosa del pueblo, las reflexiones anticlerica-les son relativamente escasas en el tipo de novelasque estamos analizando.

16 Según mi punto de vista, el diario de María Teresacumple aquí dos funciones. Por una parte, ayuda aresaltar la figura masculina de Bolívar, no interesa-do en una sino en muchas mujeres, por motivos noanalizados. Nótese, además, que a diferencia de lo

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11 José Enrique Rodó (1991), famoso por su pensa-miento filosófico clave en la historia oficial denuestro continente, tiene todo un tratado dedicadoa la comparación entre Bolívar y Napoleón. Parecemuy clara la admiración que el primero sentía porel corso en la vida real.

12 Andrés Bello, otro de los famosos maestros de Bolí-var, escribiría años más tarde su conocida “Agricul-tura de la Zona Tórrida”, un canto a esta naturalezaferaz de la que se habla aquí. De este aspecto, y so-bre todo de las diferencias humanas entre Europa yAmérica, parecían estar muy conscientes Bolívar ysu comitiva.

13 Esta y las demás alusiones a la literatura, aparte deque nos invitan a meditar seriamente sobre el ca-rácter de nuestra profesión, son ejemplos claros dela metaficción en la novela.

14 Aunque aquí cabría aplicar la teoría de Paulo Freire(1960) según el cual la mente colonizada alberga ensí misma al colonizador, no parece adecuada la ob-servación acerca de nuestra incapacidad práctica-mente intrínseca para la democracia (Cfr. Confe-rencia de Seymour Menton en la Universidad Cató-lica de América el día 23 de Abril de 1998).

15 Tal vez por la presencia de tantos clérigos en la em-presa independentista o por la vigencia tan grandela fe religiosa del pueblo, las reflexiones anticlerica-les son relativamente escasas en el tipo de novelasque estamos analizando.

16 Según mi punto de vista, el diario de María Teresacumple aquí dos funciones. Por una parte, ayuda aresaltar la figura masculina de Bolívar, no interesa-do en una sino en muchas mujeres, por motivos noanalizados. Nótese, además, que a diferencia de lo

11 José Enrique Rodó (1991), famoso por su pensa-miento filosófico clave en la historia oficial denuestro continente, tiene todo un tratado dedicadoa la comparación entre Bolívar y Napoleón. Parecemuy clara la admiración que el primero sentía porel corso en la vida real.

12 Andrés Bello, otro de los famosos maestros de Bolí-var, escribiría años más tarde su conocida “Agricul-tura de la Zona Tórrida”, un canto a esta naturalezaferaz de la que se habla aquí. De este aspecto, y so-bre todo de las diferencias humanas entre Europa yAmérica, parecían estar muy conscientes Bolívar ysu comitiva.

13 Esta y las demás alusiones a la literatura, aparte deque nos invitan a meditar seriamente sobre el ca-rácter de nuestra profesión, son ejemplos claros dela metaficción en la novela.

14 Aunque aquí cabría aplicar la teoría de Paulo Freire(1960) según el cual la mente colonizada alberga ensí misma al colonizador, no parece adecuada la ob-servación acerca de nuestra incapacidad práctica-mente intrínseca para la democracia (Cfr. Confe-rencia de Seymour Menton en la Universidad Cató-lica de América el día 23 de Abril de 1998).

15 Tal vez por la presencia de tantos clérigos en la em-presa independentista o por la vigencia tan grandela fe religiosa del pueblo, las reflexiones anticlerica-les son relativamente escasas en el tipo de novelasque estamos analizando.

16 Según mi punto de vista, el diario de María Teresacumple aquí dos funciones. Por una parte, ayuda aresaltar la figura masculina de Bolívar, no interesa-do en una sino en muchas mujeres, por motivos noanalizados. Nótese, además, que a diferencia de lo

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que ocurre en la novela de García Márquez, en ElInsondable la ecuatoriana Manuela Sáenz, es mu-cho menos importante. Casi podemos decir que so-lamente aparece en una lista grande de las mujeresamadas por Bolívar. Por otra parte, la importanciaque le da el autor al “hallazgo” del diario es un re-curso estilístico de veracidad, similar al del apego alos papeles personales de Carreño.

17 Si no estamos equivocados el autor y los Pinedaque aparecen como benefactores de Carreño e inte-resados en los documentos son la misma persona.Estamos otra vez ante el recurso que ya empleabala literatura española más representativa como elQuijote de Cervantes y otras obras conocidas.

18 Podríamos decir que las dos novelas se comple-mentan tanto en el tiempo como en el espacio. Sibien es cierto El Insondable abarca un tiempo y unatemática más amplias, la lectura de las dos novelasacaba por darnos una visión completa de la vida ypersonalidad de Simón Bolívar.

19 Las referencias a lo que hoy es el Ecuador en estanovela son pocas. Aparte de lo dicho sobre Manue-la Sáenz, está una alusión a los “quiteños” entre losgrupos culturales diferentes y este concepto sobreuna de las mayores glorias de la poesía ecuatorianaque fue José Joaquín de Olmedo. Habrá que com-parar esta versión ficcionalizada con otros datospara tener una visión más cercana a la “verdad” sies que ésta existe.

20 Este pensamiento no hace más que confirmar la te-sis que planteo, aunque personalmente creo queBolívar nunca fue tan lúcido sobre el excesivo euro-peísmo suyo y de su gente. Es el autor que, en elmás puro estilo postmodernista, pone en boca del

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que ocurre en la novela de García Márquez, en ElInsondable la ecuatoriana Manuela Sáenz, es mu-cho menos importante. Casi podemos decir que so-lamente aparece en una lista grande de las mujeresamadas por Bolívar. Por otra parte, la importanciaque le da el autor al “hallazgo” del diario es un re-curso estilístico de veracidad, similar al del apego alos papeles personales de Carreño.

17 Si no estamos equivocados el autor y los Pinedaque aparecen como benefactores de Carreño e inte-resados en los documentos son la misma persona.Estamos otra vez ante el recurso que ya empleabala literatura española más representativa como elQuijote de Cervantes y otras obras conocidas.

18 Podríamos decir que las dos novelas se comple-mentan tanto en el tiempo como en el espacio. Sibien es cierto El Insondable abarca un tiempo y unatemática más amplias, la lectura de las dos novelasacaba por darnos una visión completa de la vida ypersonalidad de Simón Bolívar.

19 Las referencias a lo que hoy es el Ecuador en estanovela son pocas. Aparte de lo dicho sobre Manue-la Sáenz, está una alusión a los “quiteños” entre losgrupos culturales diferentes y este concepto sobreuna de las mayores glorias de la poesía ecuatorianaque fue José Joaquín de Olmedo. Habrá que com-parar esta versión ficcionalizada con otros datospara tener una visión más cercana a la “verdad” sies que ésta existe.

20 Este pensamiento no hace más que confirmar la te-sis que planteo, aunque personalmente creo queBolívar nunca fue tan lúcido sobre el excesivo euro-peísmo suyo y de su gente. Es el autor que, en elmás puro estilo postmodernista, pone en boca del

que ocurre en la novela de García Márquez, en ElInsondable la ecuatoriana Manuela Sáenz, es mu-cho menos importante. Casi podemos decir que so-lamente aparece en una lista grande de las mujeresamadas por Bolívar. Por otra parte, la importanciaque le da el autor al “hallazgo” del diario es un re-curso estilístico de veracidad, similar al del apego alos papeles personales de Carreño.

17 Si no estamos equivocados el autor y los Pinedaque aparecen como benefactores de Carreño e inte-resados en los documentos son la misma persona.Estamos otra vez ante el recurso que ya empleabala literatura española más representativa como elQuijote de Cervantes y otras obras conocidas.

18 Podríamos decir que las dos novelas se comple-mentan tanto en el tiempo como en el espacio. Sibien es cierto El Insondable abarca un tiempo y unatemática más amplias, la lectura de las dos novelasacaba por darnos una visión completa de la vida ypersonalidad de Simón Bolívar.

19 Las referencias a lo que hoy es el Ecuador en estanovela son pocas. Aparte de lo dicho sobre Manue-la Sáenz, está una alusión a los “quiteños” entre losgrupos culturales diferentes y este concepto sobreuna de las mayores glorias de la poesía ecuatorianaque fue José Joaquín de Olmedo. Habrá que com-parar esta versión ficcionalizada con otros datospara tener una visión más cercana a la “verdad” sies que ésta existe.

20 Este pensamiento no hace más que confirmar la te-sis que planteo, aunque personalmente creo queBolívar nunca fue tan lúcido sobre el excesivo euro-peísmo suyo y de su gente. Es el autor que, en elmás puro estilo postmodernista, pone en boca del

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personaje una opinión que él mismo y muchosahora tenemos.

Bibliografía

ALARCÓN, Daniel“The Aztec Palimpsest:Toward a New Understan-ding of Aztlán, Cultural Identity and History”. Az-tlán. Volume 19, No.2. Fall 1988-1990: 33-67.

FAIRLAMB, HoraceCritical Conditions. Postmodernity and the question of foundations.Cambrigde: Univer-sity Press, 1994.

GARCÍA MÁRQUEZ, GabrielEl general en su laberinto. Bogotá: Editorial Oveja Negra, 1989.

MENTON, SeymourLatin America’s New Historical Novel. Austin: University of Texas Press, 1993.

___________

“Latin America’s New Historical Novel Revi-sited: Two Sets of Non-Identical Twins”. Lec-ture at The Catholic University of America, April 23, 1998.

PINEDA BOTERO, AlvaroEl Insondable. Bogotá: Planeta Colombiana Editorial S.A., 1997.

RODÓ, José Enrique“Bolívar”. Ariel, México: Editorial Porrúa,1991.

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personaje una opinión que él mismo y muchosahora tenemos.

Bibliografía

ALARCÓN, Daniel“The Aztec Palimpsest:Toward a New Understan-ding of Aztlán, Cultural Identity and History”. Az-tlán. Volume 19, No.2. Fall 1988-1990: 33-67.

FAIRLAMB, HoraceCritical Conditions. Postmodernity and the question of foundations.Cambrigde: Univer-sity Press, 1994.

GARCÍA MÁRQUEZ, GabrielEl general en su laberinto. Bogotá: Editorial Oveja Negra, 1989.

MENTON, SeymourLatin America’s New Historical Novel. Austin: University of Texas Press, 1993.

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“Latin America’s New Historical Novel Revi-sited: Two Sets of Non-Identical Twins”. Lec-ture at The Catholic University of America, April 23, 1998.

PINEDA BOTERO, AlvaroEl Insondable. Bogotá: Planeta Colombiana Editorial S.A., 1997.

RODÓ, José Enrique“Bolívar”. Ariel, México: Editorial Porrúa,1991.

personaje una opinión que él mismo y muchosahora tenemos.

Bibliografía

ALARCÓN, Daniel“The Aztec Palimpsest:Toward a New Understan-ding of Aztlán, Cultural Identity and History”. Az-tlán. Volume 19, No.2. Fall 1988-1990: 33-67.

FAIRLAMB, HoraceCritical Conditions. Postmodernity and the question of foundations.Cambrigde: Univer-sity Press, 1994.

GARCÍA MÁRQUEZ, GabrielEl general en su laberinto. Bogotá: Editorial Oveja Negra, 1989.

MENTON, SeymourLatin America’s New Historical Novel. Austin: University of Texas Press, 1993.

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“Latin America’s New Historical Novel Revi-sited: Two Sets of Non-Identical Twins”. Lec-ture at The Catholic University of America, April 23, 1998.

PINEDA BOTERO, AlvaroEl Insondable. Bogotá: Planeta Colombiana Editorial S.A., 1997.

RODÓ, José Enrique“Bolívar”. Ariel, México: Editorial Porrúa,1991.

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YÁNEZ DEL POZO, José“Shinchi runami cani/Soy un hombre fuerte”. Nagy-Zekmi, S.(Edit.). Identidades en transforma-ción. El discurso neoindigentista de los países andinos. Quito: Ediciones Abya-Yala, 1997.

___________

“Historia postmodernista y Nueva novela histó-rica”. Unpublished essay, 1998.

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YÁNEZ DEL POZO, José“Shinchi runami cani/Soy un hombre fuerte”. Nagy-Zekmi, S.(Edit.). Identidades en transforma-ción. El discurso neoindigentista de los países andinos. Quito: Ediciones Abya-Yala, 1997.

___________

“Historia postmodernista y Nueva novela histó-rica”. Unpublished essay, 1998.

YÁNEZ DEL POZO, José“Shinchi runami cani/Soy un hombre fuerte”. Nagy-Zekmi, S.(Edit.). Identidades en transforma-ción. El discurso neoindigentista de los países andinos. Quito: Ediciones Abya-Yala, 1997.

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“Historia postmodernista y Nueva novela histó-rica”. Unpublished essay, 1998.

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Page 97: BUSCANDO RAÍCES Don Quijote y Simón Bolívar

Títulos publicados en esta colección

- Para entender el concepto de género Martha Lamas, Vania Salles, Rodolfo Tuirán, Fernando Flores

- Desde su propia palabraGiulio Girardi

- Las fronteras del cuerpoArturo Rico Bovio

- PostmodernidadJosé E. Juncosa (Editor)

- Mujeres, poder e identidadSoledad Dueñas, Carmen Gangotena, Mónica Garcés

- Contextos y balances de la teología de la liberaciónE. Dussel, J. L Martínez, R. Flores, E. Lara, J. Tonello, P. Morales, L.Rodríguez

- Teología feminista latinoamericana Ma. Pilar Aquino y Elsa Támez

- Una minga por la vidaM. Chiriboga, M. Lluco, L. Martínez, R. Flores, E. Lara, J. Tonello, P.Morales, L. Rodríguez

- Apuntes sobre fútbolKintto Lucas

- Semiótica para principiantes Daniel Chandler

- Es un monstruo grande y pisa fuerte. La minería en el Ecuador yel mundo. Defensa y conservación ecológica de Intag (DECOIN)Mary Ellen Fieweger

- El pentecostalismo en América LatinaAngelina Pollak-Eltz y Yolanda Salas

- Códigos subterráneosLeonela Cucurella (Compiladora)

- El Chamanismo a revisión Josep Ma. Fericgla

- Buscando raíces. Don Quijote y Simón BolívarJosé Yánez del Pozo

- Análisis del discurso social y políticoTeun A. Van Dijk e Iván Rodrigo M.

Títulos publicados en esta colección

- Para entender el concepto de género Martha Lamas, Vania Salles, Rodolfo Tuirán, Fernando Flores

- Desde su propia palabraGiulio Girardi

- Las fronteras del cuerpoArturo Rico Bovio

- PostmodernidadJosé E. Juncosa (Editor)

- Mujeres, poder e identidadSoledad Dueñas, Carmen Gangotena, Mónica Garcés

- Contextos y balances de la teología de la liberaciónE. Dussel, J. L Martínez, R. Flores, E. Lara, J. Tonello, P. Morales, L.Rodríguez

- Teología feminista latinoamericana Ma. Pilar Aquino y Elsa Támez

- Una minga por la vidaM. Chiriboga, M. Lluco, L. Martínez, R. Flores, E. Lara, J. Tonello, P.Morales, L. Rodríguez

- Apuntes sobre fútbolKintto Lucas

- Semiótica para principiantes Daniel Chandler

- Es un monstruo grande y pisa fuerte. La minería en el Ecuador yel mundo. Defensa y conservación ecológica de Intag (DECOIN)Mary Ellen Fieweger

- El pentecostalismo en América LatinaAngelina Pollak-Eltz y Yolanda Salas

- Códigos subterráneosLeonela Cucurella (Compiladora)

- El Chamanismo a revisión Josep Ma. Fericgla

- Buscando raíces. Don Quijote y Simón BolívarJosé Yánez del Pozo

- Análisis del discurso social y políticoTeun A. Van Dijk e Iván Rodrigo M.

Títulos publicados en esta colección

- Para entender el concepto de género Martha Lamas, Vania Salles, Rodolfo Tuirán, Fernando Flores

- Desde su propia palabraGiulio Girardi

- Las fronteras del cuerpoArturo Rico Bovio

- PostmodernidadJosé E. Juncosa (Editor)

- Mujeres, poder e identidadSoledad Dueñas, Carmen Gangotena, Mónica Garcés

- Contextos y balances de la teología de la liberaciónE. Dussel, J. L Martínez, R. Flores, E. Lara, J. Tonello, P. Morales, L.Rodríguez

- Teología feminista latinoamericana Ma. Pilar Aquino y Elsa Támez

- Una minga por la vidaM. Chiriboga, M. Lluco, L. Martínez, R. Flores, E. Lara, J. Tonello, P.Morales, L. Rodríguez

- Apuntes sobre fútbolKintto Lucas

- Semiótica para principiantes Daniel Chandler

- Es un monstruo grande y pisa fuerte. La minería en el Ecuador yel mundo. Defensa y conservación ecológica de Intag (DECOIN)Mary Ellen Fieweger

- El pentecostalismo en América LatinaAngelina Pollak-Eltz y Yolanda Salas

- Códigos subterráneosLeonela Cucurella (Compiladora)

- El Chamanismo a revisión Josep Ma. Fericgla

- Buscando raíces. Don Quijote y Simón BolívarJosé Yánez del Pozo

- Análisis del discurso social y políticoTeun A. Van Dijk e Iván Rodrigo M.

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- El hilo del discurso. Ensayos de análisis conversacionalAna María Vígara Tauste

- Conectores contextuales en el discursoJoaquín Garrido

- El placer de la representación María Angela Cifuentes

- Género y desarrollo sostenibleAna María Brasileiro (Editora)

- Desarrollo rural y pueblos indígenas amazónicosJürg Gasche

- Mujeres e imaginarios. Quito en los inicios de la modernidadAna María Goetschel

- El otro saber. Psicología social, psicoanálisis y culturaLeonela Cucurella (Compiladora)

- Comunicación educativaLeonela Cucurella (Editora)

- De cisnes dolientes a mujeres ilustradasLucía Moscoso Cordero

- Literatura oral. O la literatura de tradición oral Gonzalo Espino Relucé

- Desarrollo sustentable. ¿Realidad o retórica?Dossier de la revista de la Universidad de Guadalajara

- Antropología del ciberespacioLeonela Cucurella (Compiladora)

- Pensar lo cotidianoLeonela Cucurella (Compiladora)

- Crítica de la razón globalizadaLeonela Cucurella (Editora)

- Aztlán y El Incarrí. Dos mitos sobre nuestra AméricaJosé Yánez del Pozo

- Laberintos urbanos en América LatinaDavid Jiménez (Compilador)

- Indoamérica ante el reto de la multiplicidad. Nuevos aportesJosé Yánez del Pozo

- El hilo del discurso. Ensayos de análisis conversacionalAna María Vígara Tauste

- Conectores contextuales en el discursoJoaquín Garrido

- El placer de la representación María Angela Cifuentes

- Género y desarrollo sostenibleAna María Brasileiro (Editora)

- Desarrollo rural y pueblos indígenas amazónicosJürg Gasche

- Mujeres e imaginarios. Quito en los inicios de la modernidadAna María Goetschel

- El otro saber. Psicología social, psicoanálisis y culturaLeonela Cucurella (Compiladora)

- Comunicación educativaLeonela Cucurella (Editora)

- De cisnes dolientes a mujeres ilustradasLucía Moscoso Cordero

- Literatura oral. O la literatura de tradición oral Gonzalo Espino Relucé

- Desarrollo sustentable. ¿Realidad o retórica?Dossier de la revista de la Universidad de Guadalajara

- Antropología del ciberespacioLeonela Cucurella (Compiladora)

- Pensar lo cotidianoLeonela Cucurella (Compiladora)

- Crítica de la razón globalizadaLeonela Cucurella (Editora)

- Aztlán y El Incarrí. Dos mitos sobre nuestra AméricaJosé Yánez del Pozo

- Laberintos urbanos en América LatinaDavid Jiménez (Compilador)

- Indoamérica ante el reto de la multiplicidad. Nuevos aportesJosé Yánez del Pozo

- El hilo del discurso. Ensayos de análisis conversacionalAna María Vígara Tauste

- Conectores contextuales en el discursoJoaquín Garrido

- El placer de la representación María Angela Cifuentes

- Género y desarrollo sostenibleAna María Brasileiro (Editora)

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- Crítica de la razón globalizadaLeonela Cucurella (Editora)

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