138

Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Sociología

Citation preview

Page 1: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros
Page 2: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

'lltulo de l¡t edición oriEinal:

Le bal des célibataires -

O Editions du SeuilParís,2002

Publicadq con la ayuda del Ministerio francésde L'ulturd-Cento Nacional del Liiro

Diseño de la colección:

Julio VivasIlustración: Photo DR

@ EDITORIAL ANAGRAMA, S. A. 2OO4Pedró de la Creu, 5g08034 Barcelona

ISBN: 84-339-62t2-4Depósito Legal: B. 42708-2004

Printed in Spain

Liberduplex, S. L., Constitució, 19,0g014 Barcelona

Page 3: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

El baile de Navidad se celebra en el salón rn-

terior de un cafe. En el centro de la pista, brillan-

temente iluminada, bailan una docena de parejas,

al son de unas canciones de moda. Son, principal-

mente, oestudiantesr, alumnos de secundaria o de

Ios institutos de las ciudades vecinas, en su mayo-

rla hijos del lugar. Y también hay algunos solda-

dos, muchachos de la ciudad, obreros o emplea-

dos, que visten pantalón vaquero y cazadota de

cuero negro y llevan la cabeza descubierta o som-

brero tirolés. Entre las bailarinas hay varias mu-

chachas procedentes de los caseríos más alejados,

que nada diferencia de las demás nativas de Les-

quire que trabajan en Pau como costureras, cria-

das o dependientas. Varias adolescentes y niñas de

diez o doce años bailan entre sí, mientras los cha-

vales ie persiguen y se zarandean entre las parejas'

Plantados al borde de la pista, formando una

masa oscura, un gruPo de hombres algo mayores

observan en silencio; todos rondan los treinta

años, llevan boina y visten traje oscuro, pasado de

moda. Como impulsados por Ia tentación de par-

ticipar en el baile, avanzafi a veces y estrechan el

espacio reservado a las parejas que bailan. No ha

Page 4: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

faltado ni uno de los solteros, todos están allí. Los

hombres de su edad que ya están casados han de-

jado de ir al baile. O sólo van por la Fiesta Mayor

o por la feria: ese día todo el mundo acude al Pa-

seo y todo el mundo baila, hasta los uviejosr. Los

solteros no bailan nunca, y ese día no es una ex-

cepción, Pero entonces llaman menos la atención,

porque todos los hombres y las mujeres del pueblo

han acudido, ellos para tomarse unas coPas con

los amigos y ellas para espiar, cotillear y hacer con-

jeturas sobre las posibles bodas.

En los bailes de ese tipo, como el de Navidad

o el de Año Nuevo, los solteros no tienen nada

que hacer. Son bailes upara los jóvenesr, es decir,

para los que no están casados; los solteros ya han

superado la edad núbil, pero son, y lo saben, nin-

casablesr. Son bailes a los que se va a bailar, pero

ellos no bailarán. De vez en cuando, como para

disimular su malestar, bromean o alborotan un

poco.

Tocan una marcha: una muchacha se acerca

al rincón de los solteros y le pide a uno que baile

con ella. Se resiste un poco, avergonzado y encan-

tado. Da una vuelta por la pista de baile subrayan-

do deliberadamente su torPeza y fala de agilidad,

un poco como hacen los viejos el día del baile de

la asociación de agricultores y ganaderos, y hacien-

do guiños a sus amigos. Cuando acaba la canción,

va a sentarse y ya no batlará más. uÉser, me dicen,

ues el hijo de An... fun propietario importante].

La chica que Io ha invitado a bailar es una vecina.

Lo ha sacado a dar una vuelta por la pista para que

esté contento., Todo vuelve a la normalidad. Se-

guirán allí hasta la medianoche, casi sin hablar, en

medio del ruido y las luces del baile, contemPlan-

do a las inaccesibles muchachas. Luego irán a la

sala tlc la firnd¡, doncle sc ¡ronilrán a beber scnta-

rlos un<¡s ficnte a otros. Cantatán a voz en grito

antiguas canciones bearnesas prolongando hasta

q*.ár, afónicos unos acordes discordantes' mien-

*"r, d lado, la orquesta toca twists y chachachás'

Y, en grupos de dos o de tres, se alejarán lenta-

mente, cuando acabe la noche, camino de sus re-

cónditas granjas.PIERRE BOURDIEUI

1. Véase uReproduction interdite' La dimension symbolique de-la

domination économique', en Érud'es rurales' ll3-ll4' enero-junio de 1989'

pá9.9.

Page 5: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

IN'I'RODUCCIÓN

Los artículos recopilados aquí remiten en tres ocasiones al

rrrismo problema, pero cada vez con un bagaje teórico más pro-

firndo porque es más general y, no obstante, tiene mayor base

r:mpírica.1 Y, por ello, pueden resultar interesantes para aquellos

t¡ue deseen seguir una investigación de acuerdo con la lógica de

su desarrollo y llevarlos al convencimiento, que yo siempre he

tcnido, de que cuanto más profundiza el análisis teórico, más

cerca está de los datos de la observación. Creo, en efecto, que,

cuando se trata de ciencias sociales, la trayectoria heurística tie-

ne siempre algo de viaje iniciático. Y talvez no sea del todo ab-

surdo ni esté del todo desplazado considerar una especie de Bil'dungsroman., es decir, de nouela de formacióz intelectual, la

historia de esta investigación que, tomando como objeto los pa-

decimientos y los dramas asociados a las relaciones entre los se-

xos -así rezaba, más o menos, el título que había puesto, mucho

antes de la emergencia de los gender studies, al artículo de Les

Temps ntodernes dedicado a este problema-, ha posibilitado o ha

obrado una auténtica conversión. El término conversión no es,

a mi parecer, exagerado para designar Ia transformación, alavez

1. Pierre Bourdieu, "Célibat et condition Paysanne», en Études rurales,

5-6, abril-septiembre de 1962, págs. 32-135; ul-es stratégies matrimoniales

dans le systéme de reproduction», ei Anndles,4-5, julio-octubre de 1972'

págs. 1105-1127; «Reproduction interdite. La dimension symbolique de la

domination économique,, op. cit., págs. 15-36.

11

Page 6: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

irrtr'lc'ctrrul y rrrcctivu, (Jrc ,lc rra ilcvrrrr. .rc. rrr rcr.mcnorogía dela vic{a afccriva (fruto tambié., ;"1 iJ, u" los afecros y de lasaflicciones de la vida, que se ,.rr"b" j;;.gr. sabiamente), a unavisión del mundo social y a. h p.,i.J.

^ ^ l^ rrrmás distanciaday realista, y.ello gracia, , .r., ,ri¿r,i."?rp.ri,l;;;;..,_.r,rl

para propiciar la transformación del Ertebn¡s .; ;il;;;;;, ,,decir, del saber en experiencia. Ert, -udr.rza interecrual conlle-vaba muchas imolicacio".r ro.ái., ;;;," que se efectuaba me_dianre el paso a. rr-ñr*""rrffi'.ffi1*a , a la sociorogía y,dentro de ésra, a la sociologf, ,rrrt, ,iruada en el peldaño inFe_rior dentro de Ia jerarquía social de las discipmJrür. U ..nuncia electiva que implicaba ese desplazamiento negativo en elespacio universitaride una reintegració; ::Ti ;'#;..::Ii:*tida

er,,#o .o.,ru,o

En el primer rexro, esc¡iro a principio de los años sesenra,en un momenro en er que Ia.ernografía de ras ,".i.1"á* .r."_peas es casi inexistenre y.en .l qr.i" sociología.";i;.;Ji;_ne a una distancia considerable'del uterreun artículo acogido entusiásticamenre ::'';;:o:"rl"i:f:, ;;lsaac CIiva. (¿qu"ien.pondría hoy , áarrl.;J,

-ir""r"ííl?rrivesrigador desconociáo_.rri -.áio ",li.r" de una revista?), re_solver ese enigma social que ., .i;Iil; de los primogénitosen una sociedad conocida por su apego furiburdo ,l d?;;;-h;de primogenitura. Todavía muy ...'.;;; de Ia visión ingenua,de la que, sin embargo, pretendo disociarme, me lanzo a unaespecie de descripción toial,

"lgo d.r..rf*nada, de un mundosocial que conozco ,i, .o.ro..ilo, --o''o.urre con todos losuniversos familiares. Nad, .scap" -"-1,

fr.i, cientificista dequien descubre con una_especie i. enajenamiento el placer deobjetivar tal como en¡eñ,a i? ¿r;;r-;;;;;;ue d,étade directe da(í!:#:;:;':!":!ii;It:^!,,#l::;;*lr,*x#t:elaboraciones esrrucrurariror J.-ér"Jl'anr.,-s,rauss (y de laque da fe suficienre mi artículo ,.br. ;;; cabileña, que escri_bo más o menos en esa época). Er signo más manifiesto de latransformación del punto de "lr* q"? r.plica Ia adopción de

12

----=

r3

l,r ¡r.sturu clcl observador es el uso intensivo al que recurro en-tor(cs cle la fbtografía, del mapa, del plano y de la estadística;totkr (icrne cabida allí: aquella puerra esculpida ante la que ha-lrÍrr ¡xrsado mil veces o los juegos de la fiesta del pueblo, ia edady l:r rnarca de los automóviles y la pirámide de las edades, y en-trc¡¡o al lector el plano anónimo de una casa familiar en la quejrrgué clurante toda mi infancia. El ingente trabajo, infinitamin-tc irrgrato, que requiere la elaboración estadística de numero-sísin-ros cuadros de gran complejidad sobre poblaciones rela-tivrrrnenre importantes sin la ayuda de la calculadora o del,,rclenador participa, como las no menos numerosas entrevistasrrs«¡ciadas a amplias y profundas observaciones que llevo a cabor'lrtonces, de una ascesis de aire iniciático.

A través de la inmersión total se realiza una reconciliación(:on cosas y personas de las que el ingreso en orra vida me habíaale.lado insensiblemenre y cuyo respeto impone la postura etno-gráltca con la m:íxima naturalidad. El regreso a los orígenes vaparejo con un regreso, pero controlado, de lo reprimido. Detodo ello apenas quedan huellas en el texto. Si algunos comen-tarios finales, imprecisos y discursivos, sobre la distancia quemedia entre la visión primera y la visión erudita permiten adi-vinar el propósito de reflexividad que presidía inicialmentetoda la empresa (para mí se trataba de uhacer un Tristes trópicosal revésr), nada, salvo talvez la ternura contenida de la descrip-ción del baile, evoca el clima emocional en el que se llevó acabo mi investigación. Pienso, por ejemplo, en el punto de par-tida de la investigación: la foto de (mi) curso, que uno de miscondiscípulos, empleado en la ciudad vecina, comenra con unescueto y despiadado nincasable, referido a aproximadamentela mitad de los que salen en ella; pienso en todás las entrevisras,a menudo muy dolorosas, que he mantenido con viejos solrerosde la generación de mi padre, que me acompañaba con fre-cuencia y que me ayudaba, con su presencia y sus discretas in-tervenciones, a despertar la confianza y Ia confidencia; piensoen aquel antiguo compañero de escuela, al que apreciabá mu-cho por su finura y su delicadeza casi femeninas, y que, retirado

Page 7: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

corl su madre en una_casa espléndidamenre cuidada, habla ins_criro en Ia puerta del estabro las fechas d. n".i-i.rrto-¿';r,terneras y los nombres de mujer que les h"bi" pu.rto. V f" .""_tención objetivista de mi propósiio se debe, ,á j;J;,;;;r.al f:cho de que tengo la sensación d. .o-.t., una especie detraición,

fo que me ha llevado a rechazar hasta la fecLa cual-quier reedición de rexros que la publicación en revista, .rráir",de escasa. difusión protegía .orro las lecturas malintencionadaso voyeuristas.

No.tengo gran cosa que añadir sobre los artículos ulterioresque no haya sido dicho ya..Sin duda, porque to. progr.ro, qr.reflejan se sitúan dentro der orden d. I" r.R.ririiJ".";;ii;"como objetivación científica del sujeto d. la ob¡.tirr".;; r;;;que la conciencia de los cambios á. pur,o de vista teórico delque son consecuencia se expresa en eilos con bastante craridJ.El segundo,_ que marca d. form" harto manifi*r" r, ,rf,"."con el paradigma estructurarista, a través der paso de la reela ala estraregia, de la estru*ura al ha-birysy ;l il;, i

"*tJr;socializado, a su vez animado o influido po, l" .r,ru.,,r." á.1",relaciones sociales de las qus es fruto, se !ub[có en una revistade historia, Les Annales,.o-o p"r";;"i", mejor úil;i;respecto al sincronis-o .rrrr.r,i.alista; pr.p"r"áo po. h ffiposdata histórica, escrita en .olabora.ió., .o., Marie_ClaireBourdieu, del primer ardculo, contribuye considerablemente auna comprensión justa, es decir, historizada, a. un -u"áo q.r.se desvanece. EI último texto, que se inscribe., .l _od.fo ,i¿,general, es también el-que p.rLi,. comprender a. Ar_, Ái,9i:.:r." lo que se desvehta f ,. o.,rlr"t" L b urren el escenarioinicial: el

_pequeño baile que yo había observado y descrito v1u., .:1 la despiadada obligatoriedad implíci;; ,lil;¿nincasabler, me había hechJintui, q,r. .rtrb"

"rr,. ,rr.i..frosocial muy significativo, era, en .f..to, una realización concretay perceptible del mercado de bienes simbólicos qr., "i

;;ft.;;:se a escala nacional (como hoy en d.ía, con .f..io, il;i;;,a escala mundial), había conáer"do á una rependna y brutaldevaluación a quienes tenían que ver con el _¿r.;á;;í.ü;;t4

tlc krs rrntiguos intcrcamlrios matrimonialcs controlados por las

lirnilias. '['odo, en cierto sentido, estaba, pues, presente, de en-

tr¡rrln, cu la descripción primera, pero de una forma tal que,

tonr«r clirÍan los filósofos, la verdad sólo se manifestaba ocul-tlrrdose.

No es baladí Io que se perdería obviando, lisa y llanamehte,

cl apéndice del primer artículo, que pude elaborar con la cola-

lroración de Claude Seibel y gracias a los recursos del Institutolrrctón de Estadística: Ileno de gráficos y de cifras, plantea una

trlrnprrobación y una generalización puramente empíricas apli-c,acl¿rs al conjunto de los departamentos bretones de los resulta-

d«rs obtenidos a escala de un municipio bearnés (y ya compro-bados a nivel del cantón, a requerimiento meramente rutinarioc ingenuamente castrador de un cátedro sorbonero al que tuve

clue consultar). Especie de impecable callejón sin salida, limitala investigación a una comprobación positivista que fácilmentepodría haberse coronado con una conformación y una formula-ción matemáticas. El empeño de investigación teórica y empíri-ca podría, sin duda, haberse limitado a eso, para satisfacción

general: ¿no descubrí, acaso, al albur de unas lecturas que te-

nían que servir para preparar un viaje al Japón, que los campesi-

nos japoneses conocían una forma de celibato muy similar al de

los campesinos bearneses? En realidad, sólo el establecimiento

de un modelo general de intercambios simbólicos (cuya robus-

tez he podido comprobar en múltiples ocasiones, en ámbitos

tan diversos como la dominación masculina y la economía do-méstica o la magia del Estado) permite dar cuenta a la vez de

las regularidades observadas en las prácticas y de la experiencia

parcial y deformada que tienen de ellas los que las padecen y las

viven.El recorrido, cuyas etapas señalan los tres artículos recopi-

lados aquí, me parece adecuado para dar una idea bastante

exacta de la lógica específica de la investigación en ciencias so-

ciales. Tengo, en efecto, la impresión, que se fundamenta, talyez, en las particularidades de un habitus, pero que la experien-

cia, al cabo de tantos años de investigación no ha dejado de co-

T5

Page 8: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

rroborar, que sólo la atención prestada a los datos más triviales,que orras ciencias sociales, que también hablan de mercado, sesienten legitimadas a obviar, en nombre de un derecho a la abs-tracción que sería constitutivo del proceder científico, puedellevar a la elaboración de modelos comprobados de modo em-pírico y susceptibles de ser formalizados. y ello, en especial,porque, cuando se trata de cuestiones humanas, los progresosen el conocimiento del objeto son inseparablemente piogr.-sos en el conocimiento del sujeto del conocimierrto qu. palarr,quiérase o no, sépase o no, por el conjunto de los trabajás hu-mildes y oscuros a rravés de los cuales el sujeto .ogrror.í..r,. ,.desprende de

_su pasado impensado y se impregr, á. las lógicas

inmanenres al objeto cognoscible. eue el sociólogo qr..ráib.el tercer artículo poco renga en común con el que escribió elprimero tal vez se deba, en primer término,

" qtl. ,. ha cons-

truido a trayés de una labor de investigaciór, q,r. l. ha permiti-do reapropiarse intelectual y afectivamente de la part., ,induda, más oscura y más arcaica de sí mismo. y también a que,gracias a ese trabajo de objetivación anamnéstica, ha podldoreinvertir en un rerorno sobre el objeto inicial de su investiga-ción los recursos irreemplazables adquiridos a lo largo de rirainvestigación que romaba como objeto, indirectamenle,

"l me-nos, el sujeto de la investigación, así como en los estudios ulte-riores que la reconciliación inicial con un pasado que represen_taba un lastre le facilitó llevar a cabo.

Primera parte

Celibato y condición campesina

París, julio d"€ 2001

t6

Page 9: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

¿l'or qué paradoja el celibato masculino puede representar

¡,rrlrr los propios solteros y para su entorno el síntoma más rele-

v,rrrtc de la crisis de una sociedad que, por tradición, condena-lrir a sus segundones a la emigración o al celibato? No hay na-

.lic, cn efecto, que no insista en la condición y la gravedad

cxr:c1'rcionales del fenómeno. nAquír, me dice un informador,,,vco primogénitos de 45 aí,os y ninguno está casado. He esta-

.kr en el departamento de Altos Pirineos y allí pasa lo mismo.llay barrios enteros de solterosr. 0.-P. A.,85 años). Yotro in-lirrmador comenta: «Tienes montones de tíos de 25 a 30 años(pre son "incasables". Por mucho que se empeñen, y poco em-

1rcño le ponen, ¡pobres!, no se casaránrl (P. C.,32 años).

Sin embargo, el mero examen de las estadísticas basta para

convencerse de que la situación actual, por graye que sea, nocarece de precedentes: entre lB70 y 1959, es decir, en casi no-venta años, constan, en el registro civil, 1.022 matrímonios, o

sea, una media de 10,75 matrimonios anuales. Entre 1870 y1914, en cuarenta y cinco años, se celebraron 592 matrimo'nios, una media de 13,15 matrimonios anuales. Entre 1915 y

1. Este estudio es el resultado de investigaciones efectuadas en 1959 y1960 en el pueblo que llamaremos Lesquire y que está situado en el Bearne,

en el centro de la zona de colinas, entre los ríos Gave de Pau y Gave de OIo-rón.

t9

Page 10: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

l().19, c, vci.ricinco años, 307 marrimonios, 12,80 de media.l\rr últi,ro, entre 1940 y 1959, en veinre años, se contrajeron173 matrimonios, una media de 8,54. No obstante, debidá a lamerma paralela de la población global, la caída del índice denupcialidad se mantiene relativamente baja, como muestra elcuadro siguiente:1

Evolución del número de matrimonios e índice de nupcialidad

Año de

censo

Población

ghbalNúmero de

matrimoniosÍndice ¿le

nupcialidad(2M/P x 1.000)

1881

1891

1 8961901

190619111921193t193619461954

2.4682.0732.039r.9781.9521.8941.667r.633t.6211.5801.35r

8,92 0/o

10,60 0/o

14,60 0/o

11,66 0/o

19,44 0/o

16,gg o/o

17,98 0/o

9,56 0/o

8,62 0/o

rg,gg o/o

14,90 0/o

l1l1r511

18

t6r577

r510

A la vista de estas cifras, uno tiende a concluir que todos losinformadores caen en el engaño o en la inconsecuencia. Er mis-mo que afirmaba: n[...] veo primogénitos [...] y ninguno esrá ca_sado», añade: uHabía

".tt., ,.g,rrdones viejos y lo"s hay ahora.[...] Había muchos que ,o .rt"tm casados., ¿Cámo ."pli.rr, .r,estas condiciones, que el celibato masculino ,.a per.ibido comoalgo excepcionalmente dramático y absolutamente insólito?

1' El índice de nupcialidad (entendido como el núme¡o de matrimo-nios en un año por mil habitantes) se sitúa alrededor der 15 o/o todos los añosen Francia. Hay que introduci¡ algunas correcciones a los índices qu. ,. p..-sentan aquí. Así' en 1946 y en 1954 el número de matrimonio, f,rá r.ror,'rl-mente alto. En 1960 el índice de nupcialidad sólo alcanzó el 2,94.

20

l. lrt- SISTEMA DE LOS INTERCAMBIOSMATRIMONIALES EN IA SOCIEDAD DE ANTAÑO

A los que prefieren permanecer en el hogar pa-terno [este régimen sucesorio], proporciona latranquilidad del celibato con las dichas y alegrías

de la familia.

FnÉoÉruc LE, Pr"ry,L'Organisation de la famille, pág. 36

Antes de l9l4 el matrimonio se regía por unas reglas muy('strictas. Porque comprometía todo el futuro de la explotaciónlrrr'¡riliar, porque era ocasión de una transacción económica delrr rnáxima importancia, porque contribuía a reafirmar la jerar-r¡uía social y la posición de la familia dentro de esa jerarquía,cra un asunto que competía a todo el grupo más que al indivi-duo. La familia era la que casaba y uno se casaba con una fa-rnilia.

La investigación previa que se lleva a cabo en el momentoclel matrimonio abarca a toda la familia. Porque llevan el mis-mo apellido, los primos lejanos que viven en orros pueblostampoco se libran: «Ba. es muy rico, pero sus parientes de Au.Ipueblo vecino] son muy pobres., El conocimiento profundode los otros que requiere el carácter permanente de la coexis-tencia se basa en la observación de los hechos y gestos ajenos

-se hace broma a costa de esas mujeres del lugar que se pasan lavida, ocultas tras los postigos entornados de sus yentanas, es-

piando la calle-, en la confrontación constante de los juicios re-feridos a los demás -lo que constituye una de las funciones delos ncotilleos»-, en la memoria de las biografías y de las genea-logías. En el momento de tomar una decisión tan seria como lade escoger una esposa para el hijo o un esposo para la hija, es

normal que se movilice todo el arsenal de esos instrumentos yesas técnicas de conocimiento, que se utilizan de forma menos

2t

Page 11: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

sistcmárica en el transcurso de la vida cotidiana.r Este es el con-t.IIg .l que hay que comprender la cosrumbre, vigente hasta1955, de «quemar los pantalones» dsl hombre qrr.l hrbi.rrdotenido relaciones con una mujer, se casa con otra.

La primera función del matrimonio consiste en asegurar lacontinuidad del linaje sin comprometer la integridad dá patri-monio. En efecto, la familia

"r, ,rr,. todo, un-apellido, irrdi..

de la situación del individuo dentro de la jerarqula social y, aeste respecto, manifestación de su preeminencia o recordatoriode su humilde condición: «Q¿§6 decir que cada individuo, enel campo, tiene una aureola que procede de su familia, de sustítulos de propiedad, de su educación. De la grand eza y de laproyección de esa aureola depende todo su futuro. Hasta loscretinos de buena familia, de familias cotizadas, se casan con fa-cilidad, (A. B.). Pero el linaje consisre, anre rodo, en una seriede derechos sobre el patrimonio. De todas las amenazas que seciernen- sobre él y que la costumbre tiende a il,ejar,l" -,í, grr_ve, sin lugar a dudas, es la que se plantea con el matrimoniol Secomprende, pues, que el acuerdo entre ambas familias se pre-sente en forma de una transacción regida por las reglas más ri_gurosas.

nCuando tenía26 años [1901], me puse en relaciones conuna muchacha que se llamaba M.-F. Lou., mi vecina, de 2LMi padre habla fallecido, así que se lo comuniqué a mi madre.Habla que solicitar la autorización paterna y materna y, hastaIos 21.años, había que firmar una "notific".iórr,, que se presen_taba al alcalde. Y la chica igual. En caso de oposición, ,. ,.qr._rlan tres nnotificaciones». Qs-o yo erael segundón, mi herma-no mayor, el primogénito, que estaba casado, vivía en casa. Minovia era heredera. Normalmente, tendría que haberme instala-do en casa de mis suegros. Yo tenía 4.000 francos de dote, en

. 1. Véase Marcel Maget, nRemarques sur le village comme cadre de re_che¡ches anthropologiqtes,, Bulletin ie psychologie digroup, d¿s étudiants depsychohgie de luniuersité d¿ Paris VIII, n." 7-g, Árit ¿."f Si¡, págs. 375_382.

22

mctálico. Por supuesto, Ia costurnbrc tnanclaba que me dieran

un ajuar, que no se consideraba dote. ¡Eso hacía que por fuerza

se me abriera alguna puerta (que hesé urbi ue porte)r. Mi novia

tenla una hermana. En estos casos, la primogénita obtiene el

tercio de todos los bienes con el acuerdo de los padres. Según

es costumbre, mi dote de 4.000 francos debía ser reconocida

mediante capitulaciones. En el supuesto de que se vendiera la

finca dos años después de la boda por un importe total de

16.000 francos, el reparto habría sido el siguiente, una Yez res-

tituida la dote (tourned.ot): primogénita, ll3 + 1/3 = 8.000

francos; segundona, ll4 = 4.000 francos. Las capitulaciones

instituyen que el reparto definitivo no se hará hasta el falleci-

miento de los padres. Llegamos a un acuerdo mi futuro suegro

y yo. Otorgará un tercio a su hija mayor mediante capitulacio-nes. Ocho días después, en el momento de firmar las capitula-ciones ante notario, se echa atrás. Da su consentimiento al ma-

trimonio, pero se niega a conceder el tercio, aunque "reconoce

la dote". En este caso, el yerno tiene los poderes limitados. Me-diante el reintegro de la dote, pueden obligarle a irse. Es un

caso más bien raro, porque las mejoras suelen otorgarse de unayezy para siempre con las capitulaciones. El padre de mi novia

fue víctima de la mala influencia de una tercera persona allega-

da de la casa que pensaba que mi presencia en el hogar men-

guaría la influencia en la familia de su "amigo". "La tierra es

mala, y tu yerno tendrá que buscarse algún empleo; irá de unlado para otro, y tú serás su criado." La negativa en el últimomomento a concedernos el tercio por contrato nos hirió en

nuestro amor propio, a mi novia y a mí. Ella dijo: "Vamos a es-

perar... Vamos a buscarnos una casa (ue case). No vamos a ser

aparceros ni criados... Tengo dos tíos que viven en París, los

hermanos de mi madre, me encontrarán un empleo [en bear-

nés]." Yo le dije: "Estoy de acuerdo. No podemos acePtar ese

rechazo. Además, siempre nos sentiríamos resentidos." Ella:"Pues me marcho a París. Nos escribiremos." Fue a hablar con

el alcalde y con el cura y se marchó. Yo proseguí mi aprendizaje

de capador en B. [un pueblo cercano].

23

Page 12: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

»Yr¡ intcntrrba ct¡locarmc cn algún lacl¡. (lomo era segun-

ck'rn rnenor, y no había podido casarme, tcnía que encontrar unempleo, una tienda. Fui a las Landas y a los departamentos pró-ximos. Encontré la casa de la viuda Ho., I se la quise comprar.Estaba a punto de firmar los papeles (passh papiil con otra per-sona. Monté una tienda, un caÍé, y seguí con mi oficio de capa-

dor, y, en cuanto pude, me casé con mi novia, que regresó de

París. Mi suegro venía todos los domingos a casa. La "calderilla"

que su hija rechazaba, se la daba a los niños. Cuando falleció,mi mujer cobró su parte de la herencia sin mejora legal. No ha-

bía tenido ajuar ni dote. Se había ido de su casa y se había libe-rado de la autoridad paterna. Su hermana, más dócil y cinco

años más joven, había obtenido el tercio al casarse con un cria-

do de la comarca. "Éste está acostumbrado a que le manden",dijo mi suegro. Pero se equivocaba, porque tuvo que alquilar lafinca a su yerno, y marcharse de la granja, 0.-P.A.).

Este caso, por sí solo, ya plantea los problemas principales.En primer lugar, el derecho de primogenitura integral, que tan-to podía favorecer a las hembras como a los varones, sólo puedecomprenderse relacionado con el imperativo fundamental, es

decir, la salvaguarda del patrimonio, indisoluble de la continui-dad de la estirpe: el sistema bilateral de sucesión y de herenciaconduce a confundir el linaje y la ncasa, como conjunto de las

personas poseedoras de derechos permanentes sobre el patrimo-nio, aunque la responsabilidad y la dirección de la hacienda in-cumban a una única persona en cada generación, lou meste, el

amo, o la daune, el ama de la casa. Que el derecho de primoge-nitura y Ia condición de heredera (heretére) puedan recaer en

una hembra no significa, en absoluto, que el uso sucesorio se

rija por la igualdad entre los sexos, lo que contradiría los valo-res fundamentales de una sociedad que otorga la primacía a losyarones. En [a realidad, el heredero no es el primogénito, hem-bra o varón, sino el primer varón, aunque llegue en séptimo lu-gar. Sólo cuando hay únicamente hembras, para desespero de

los padres, o bien cuando el primogénito se ha marchado, se

24

lnstituyc a una hembra conlo hcrcclcra. Si sc prefiere que el he-

r.'.1.'ro sc¿l url varón, es porquc así sc ascgura la continuación.lt'l rrpcllid«r y porque se considera que un hombre está mejort;rlxrcitado para dirigir la explotación agrícola. La continuidadrlc'l lirraje, valor supremo, puede quedar garantizada indistinta-nr('ntc por un hombre o por una mujer, puesto que el matri-¡rrr¡nio entre un segundón y una heredera cumple esa función('xrct¿rmente igual que el matrimonio entre un primogénito yrrrur scgundona. En ambos casos, en efecto, las reglas que rigenhrs intercambios matrimoniales cumplen su función primera, o

st'rr, la de garantizar que el patrimonio se rra a mantener y a

tlansmitir en su integridad. Encontramos una prueba suple-rrrcntaria de ello en el hecho de que cuando el heredero o la he-lcdcra abandonan la casa y la tierra, pierden su derecho de pri-rrrogenitura porque éste es inseparable de su ejercicio, es decir,rlc la dirección efectiva de la hacienda. Se pone así de manifies-to que este derecho no está vinculado a una persona concreta,hombre o mujer, primogénito o segundón, sino a una funcións«rcialmente definida; el derecho de primogenitura no es tantoun derecho de propiedad como el derecho, o mejor, el deber de

actuar como propietario.Asimismo era necesario que el primogénito fuera no sólo

capaz de ejercer su derecho, sino de gafautizar su transmisión.Como si se tratara de una fábula, resulta significativo que se

pueda contar hoy en día que a veces, en los casos en que el pri-mogénito no tenía hijos o fallecia sin descendencia, se le pidieraa un segundón ya mayor, que permanecía soltero, que se casa-

Ía para asegurar la continuidad de la estirpe 0.-P. A.). Sin tra-tarse de una yerdadera institución sancionada por el uso, el ma-trimonio de un segundón con la viuda del primogénito, al queheredaba, era relatiyamente frecuente. Después de la guerra del9l4-l9l} los matrimonios de este tipo ftriro.r bastanie nume-rosos: nSe arreglaban las bodas. En general, los padres presiona-ban en ese sentido, en interés de la familia, para que tuviera des-

cendencia. Y los jóvenes aceptaban. Los sentimientos nocontaban, (A.B.).

25

Page 13: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

[.a rcgla imponía que el título de hcrcclcro recayera auto-máticamente en el mayor de los hijos; sin embargo, el cabeza

de familia podía modificar el uso establecido en aras del interésde la casa: así sucedía cuando el hijo mayor no era digno de su

rango o cuando existía una ventaja real en que uno de los otroshijos heredase. Aunque el derecho de modificar el orden de lasucesión no le perteneciera, el cabeza de familia poseía una au-toridad moral tan grande, y aceptada de modo tan absoluto portodo el grupo, que el heredero según el uso no tenía más re-

medio que acatar una decisión dictada por el afiín de garantizarla continuidad de la casa y de dotarla de la mejor dirección po-sible.

Alavez linaje y patrimonio, la ocasa, (la maysou), perma-nece, mientras pasan las generaciones que la personifican; es

ella la que lleva entonces un apellido mientras que los que laencarnan a menudo sólo se distinguen por un nombre de pila:no es infrecuente que llamen oYan dou Tinour, es decir, Jeande Tinou, de la casa Tinou, a un hombre que figura en el regis-

tro civil, por e.iemplo, con el nombre de Jean Cazenave; puede

ocurrir a veces que el apellido siga unido a la casa incluso cuan-do ha quedado deshabitada, y que se les dé a los nuevos ocu-pantes. En tanto que es la encarnación de la casa, el capmaysou?, el jefe de la casa, es el depositario del apellido, y de los

intereses del grupo, así como del buen nombre de éste. Así,todo concurria a favorecer al primogénito (el aynat, o el hérété

o el capmaysoué). Sin embargo, los segundones también teníanderechos sobre el patrimonio. Virtuales, estos derechos sólo se

volvían reales, las más de las veces, cuando se concertaba su

boda, que siempre era objeto de capitulaciones: ul-os ricos

siempre hacían capitulaciones, y los pobres también, a partir de

500 francos, para "invertir" la dote (coulouca l'ad.ot).,, 0.-P. A.).Por ende, l'adnt designaba a la vez la parte de la herencia co-rrespondiente a cada hijo, varón o hembra, y Ia donación efec-

tuada en el momento de la boda, casi siempre en efectivo, para

evitar la fragmentación del patrimonio, y sólo excepcionalmen-te en tierras. En este último caso, se consideraba que la tierra

26

t'strrbu crrr¡rcíracla, y c:l cabcz,a «lc firrrrilil ¡rodía rcscatarla me-rlirrntc ul)a cantidad fijada prcviarrrcntc. (luando una familiasrikr tcnílr cl«rs hijos, como €n cl caso analizado aquí, el uso localcst;rblccía (luc cn las capitulaciones se otorgara un tercio del va-

l.rr tlcr ll finca al hijo menor. Cuando habia n hijos (n > 2),la¡,rrrtc rlc cada segundón era (P -Pl4)ln, y la del primogénito,ltl4 t (P -Pl4)ln, donde P designa el valor atribuido a la ha-

,it'rrrlu. l,a clote se calculaba de la manera siguiente: se hacía

rrrrrr val«¡ración estimada lo más precisa posible de la finca, oca-si.rrrrrlr¡rcnte recurriendo a peritos locales, para lo que cada par-tc u¡r«rltaba el suyo. Como base de la valoración se tomaba el

plccio clc venta de una finca del barrio o del pueblo vecino.l,rrr'1¡<r sc estimaban a tanto el njornal, (journade) los campos,

los bosc¡ues o los helechales. Eran unos cálculos bastante exac-

r()s, y por ello todos los aceptaban. «Por ejemplo, para la fincal'r., la valoración estimada fue de unos 30.000 francos [hacia el

rrtr«r I 900]. Eran el padre, la madre y seis hijos, un varón y cin-co hcrrrbras. Al primogénito le dan el cuarto, o sea, 7.500 fran-trrs. (]uedan 22.500 francos que hay que dividir en cinco par-tt's. [.a parte de las segundonas es de 3.750 francos, que puede

corrvcrtirse en 3.000 francos en efectivo y 750 francos en ropas,

sf lranas, toallas, camisones y edredones, es decir, en quar, louubinet (el armario), que siempre aporta la novia, 0.-P. A.).l(csumiendo, el importe de la dote era siempre una función de-

tc'r'rninada del valor del patrimonio y del número de hijos. Noohstunte, las normas consuetudinarias no sólo parecían variarc'on cl tiempo y según los pueblos, sino que nunca se aplicaban(orr un rigor matemático, en primer lugar porque el cabeza de

liunilia siempre conservaba la potestad de incrementar o de re-

tltrcir la parte del primogénito y los segundones, y después por-r¡trc la parte de los solteros no dejaba de ser virtual y, por lotilnto, permanecía integrada en el patrimonio. La observaciónrlc Ia realidad recuerda que no hay que caer en la tentación de

cstablecer modelos demasiado sencillos.

El ureparto,¡ solía llevarse a cabo de forma amistosa, en el

lnomento del matrimonio de alguno de los hijos. Entonces se

)7

Page 14: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

«itrstituía» al primogénito en su funcicln dc ca/trnaysoué, de ca-beza de la casa y de sucesor del padre. A veces, la uinstitucióndel heredero, se efectuaba por testamento. Así obraron muchoscabezas de familia en el momento de marchar al frente, enI9l4.Tras la valoración de Ia hacienda, el cabeza de familia en-tregaba a aquel de los segundones que se iba a casar un importeequivalente a su parte de patrimonio, y definía al mismo tiem-po la parte de los demás, parte que recibían bien en el momen-to de casarse, bien tras el fallecimiento de los padres. Dejarseengañar por la palabra re?arto consrituiría una grave equivoca-ción. De hecho, la función de todo el sistema consisre en reser-var la totalidad del patrimonio para el primogénito, pues las«partes» o las dotes de los segundones tan sólo son una com?en-sación que se les concede a cambio de su renuncia a los dere-chos sobre la tierra.l

Buena prueba de ello es que el reparto efectivo era conside-rado una calamidad. El uso sucesorio se basaba, en efecto, en laprimacía del interés del grupo, al que los segundones reníanque someter sus intereses personales, bien contentándose conuna dote, bien renunciando a ella cuando emigraban en buscade empleo, bien, si se quedaban sokeros, viviendo en la casa delprimogénito y trabajando las tierras de sus antepasados. Porello, sólo en última instancia se lleva realmente a cabo el repar-to, o bien cuando, debido a desayenencias familiares, o a la in-troducción de nuevos valores, se acaba tomando lo que no es

más que una compensación por un derecho verdadero sobreuna parte de la herencia. fuí, hacia 1830, las rierras y la casa deBo. (casona de dos plantas, de dus soulés) acabaron reparridasentre los herederos, que habían sido incapaces de llegar a unacuerdo amistoso; desde entonces está «toda surcada por zanjasy setos» (toute croutzad¿ de barats y d.e plech).2 Como el sistema

1. El carácter gracioso que debía de tener la dote antiguamenre se refle-ja en el hecho de que el padre era muy libre de fijar su imporre según sus

preferencias, pues ninguna regla estricta establecía sus proporciones.2. Había unos especialistas, llamados barad¿s (de barat, zanja), que ve-

nían de las Landas y cavaban las zanjas que dividían las fincas.

28

cstrrba donlinaclo p<>r la cscascz clcl dinclro llc¡riclo, a pesar de la

¡rosillilidad, prevista por la costurnbrc, de cscalonar los pagos a

hr largo de varios años, y que a veces podía alargarse hasta el fa-

lk'c:inliento de los padres, ocurría en ocasiones que resultara

irrrposible efectuar el pago de una compensación y que no que-

rlirra r¡rás remedio que proceder al reparto cuando se casaba

rnr«rs de los segundones, cuya dote tenía que pagarse entonces(()r) tierras. Asl se llegó a la liquidación de muchas haciendas.

u'l'ras los repartos, dos o tres familias vivían a veces en la misma(:rsrl, y cada cual disponía de su rincón y de su parte de las tie-rr':rs. La habitación con chimenea siempre revertía, en estos ca-

sos, al primogénito. Así ocurrió con las haciendas de Hi., Qu.,t)i. En el caso de An., hay trozos de tierra que nunca se han

rt:integrado. Algunos pudieron recomprarse después, pero no

toclos. El reparto creaba unas dificultades terribles. En el caso

.lc la finca Qu., que se repartieron los tres hijos, uno de los se-

gundones tenía que rodear todo el barrio para poder llevar sus

caballos a un campo alejado que le había correspondido, (P.

1,.). uHabía primogénitos que, para ser dueños, tenían que ven-

clcr propiedades y también se dio el caso de que vendieran la

casa y luego no la pudieran recuperarrl $.-P.A.).O sea, la lógica de los matrimonios está dominada por un

propósito esencial: la salvaguarda del patrimonio; actúa en una

situación económica particular, cuyo rasgo principal estriba en

la escasez de dinero, y está sometida a dos principios fundamen-tales, como son la oposición entre el primogénito y el segundón,por una parte,y, por otra, la oposición entre matrimonio de aba-jo arriba y matrimonio de arriba abajo, punto de encuentro don-

1. En aplicación del principio según el cual los bienes de abolengo per-

tenecen más al linaje que al individuo, el retracto de sangre, o gentilicio,otorgaba a cualquier miembro de un linaje la posibilidad de recuperar la po-

sesión de bienes que hubieran sido alienados. La ucasa madre, (la maysou

mayrane) conservaba oderechos de retracto, (lous drets de retour) sobre las tie-

rras cedidas como dote o vendidas. Por ello, ncuando se vendían esas tierras,

y como se sabía que tales casas tenían derechos sobre ellas, el vendedor se las

ofrecía en primer lugar a sus propietarios, (].-P. A.).

29

Page 15: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

tlc sc crttz,an, por una parte, la lógica clcl sistcnra cconómico, queticnclc a clasificar las casas en grandes y peclueñas, según el tama-íro de las haciendas, y, por otra parre, la lógica de lás relacionesentre los sexos, según la cual la primacía y la supremacía pertene-cen a los hombres, particularmenre, en la gestión de los asuntosfamiliares. De lo que resulta que todo matrimonio es función,po1 una parte, del lugar que ocupa cada uno de los contrayenresen la línea sucesoria de su respectiva familia y del tamaño de ésta,y, por otra, de la posición relativa de ambas familias en la jerar-quía social, a su vez función del valor de su hacienda.

Debido a la equivalencia enrre la parte del patrimonio here-dada y la dote (l'adot; del verbo adouta, dot"i), el importe deésta queda definido de forma casi matemátical al mismá tiempoque las pretensiones del beneficiario; de igual modo, las preten-siones de la familia del futuro cónyuge respecto a la dáte quecalcula recibir se rigen de forma esrricta por el tamaño de la ha-cienda. En consecuencia, los matrimonios tienden a celebrarseentre familias equivalentes desde el punto de vista económico.Sin duda, una gran hacienda no basta para que una familia seaconsiderada grande. Nunca se otorgará carta de nobleza a las ca-sas que sólo deben su elevada posición o su riqueza a su codicia,a su empecinada laboriosidad o a su falta de escrúpulos, y queno saben poner de manifiesto las virtudes que l.gíti-"-.rt.cabe esperar de los poderosos, parricularmente, h dftnidad en elcomportamiento y el sentido del honor, la generosidad y la hos-pitalidad. Y, a la inversa, la calidad de gran familia puede sobre-vivir al empobrecimiento. Por mucho que en la vida cotidianala riqueza represente sólo un aspecto más en la consideraciónque merece una familia, cuando se trata de matrimonio la situa-ción económica se impone como factor primordial. La transac-ción económica ala que el matrimonio da pie es demasiado im-portante para que la lógica del sistema de valores no ceda el paso

1. Así estaban las cosas hacia 1900 en el pueblo de Lesquire, pero el sis_tema no funcionaba, en un pasado más lejano, de una fo¡ma tr., .igid", pr,..la libertad del cabeza de familia era mayor.

30

,l l,r r'slrit't:r l<'rliica «lc la ccrltlotttÍ4. I)«rr l¡tctlirtci<'rn de la dote lalri¡1r r .r r l t' los i tr tclc,a m tri«ls matri ntotr iltlcs dcpende estrechamen-

tr' rlr' l,rs l,rrsr's cc«rtt15micas de la sociedad.

li,n t'lt'r'to, los imperativos económicos se imponen al pri-rrrrr1,1"¡¡i¡,, ('()rr r.lll rigor muy particular porque ha de conseguir,,'rr ,'l nr,rlncnt«r cle su matrimonio, una dote suficiente para po-rlr't l),tli:u llr rlotc de sus hermanos y hermanas menores sin tener,¡rr,' rccrrrrir',rl reparto ni a Ia amputación de la hacienda. Esta

n,', r'sirlrrrl cs igual para todas las «casas», ricas o pobres, porquel.r ,l.tt' .lc l<ls segundones crece proporcionalmente con el valor,1,'l ¡rrrtrirnoni«r, y también porque la riqueza consiste esencial-

rlcnr(' .'n bicnes raíces y el dinero en efectivo es escaso. La elec-

, r,',rr rk' lu csposa o del esposo, del heredero o de la heredera, tie-lr(' unrl irnportancia capital, puesto que contribuye a determinar,'l irrr¡rorte cle la dote que podrán recibir los segundones, el tiporlr'nrlrt'irnonio que podrán contraer e incluso si les será f,íciI( (,nrrrlcrlo; a cambio, el número de hermanas y, sobre todo, de

Ir.'r'rr¡:uros menores por casar influye de forma considerable en

,'r,r t'lcc:ción. En cada generación se plantea al primogénito la

.rrn('n:rz,:l del reparto, que ha de conjurar a toda costa, bien ca-

r,írr«krse con una segundona provista de una buena dote, bien

lri¡rotccando la tierra para conseguir dinero, bien obteniendo

lrrrirrogas y aplazamientos. Se comprende que, en circunstan-r i;rs scmejantes, el nacimiento de una hija no sea recibido con

t'ntrrsiasmo: oCuando nace una hija en una casa», rezael Prover-lrio, use desploma una viga maestra» (Cuan bat ue hilhe hens ue

tutt.lslu, que cat u pluterau). No sólo la hija constituye una ame-

rrrz:r de deshonor, además hay que dotarla: encima de que uno

s(' g¿rna el sustento» y no trabaja fuera de casa como un hombre,s.' rnarcha una vez casada. Durante el tiempo que Permaneces,rltera constituye una carga, mientras que un hijo aporta una

valiosísima ayuda, pues evita tener que contratar criados. Porcll<¡ casar a las hijas se convierte en una prioridad.

Los análisis anteriores permiten hacerse una idea de 1o es-

trecho que es el margen de libertad.

31

Page 16: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

nHe visto renunciar a una boda por cien francos. El primo-génito deseaba casarse. "¿Cómo rras a pagar a tus hermanos me-

nores? Si quieres casarte, vete." En la casa de Tr. había cinco se-

gundonas, los padres trataban al primogénito de un modo

especial. Le reservaban los mejores bocados y lo colmaban de

atenciones. Su madre no dejó de mimarlo hasta que empezó a

hablar de casarse... Para las hijas no había carne ni bocados ek-

quisitos. Cuando llegó el momento de casar al primogénito,

tres de sus hermanas ya estaban casadas. Quería a una joven de

La. que no tenía un céntimo. Su padre le dijo: "¿Quieres casar-

te? He pagado [por] las hijas menores, tienes que traer cuartos

para pagar [por] las otras dos. La mu.ier no está hecha para que

la pongan en el aparadorl [es decir, para ser expuesta] ' No tiene

nada. ¿Qué va a aportar?" El chico se casó con una chica de E.

y recibió una dote de 5.000 francos. El matrimonio no funcio-

nó bien. El primogénito empezó a beber y desme.ioró. Muriósin descendencia. Tras una serie de conflictos, hubo que devol-yer la totalidad de la dote a la viuda, que se volvió a su casa.

Poco después de la boda del primogénito, hacia 1910, una de

las hijas menores se casó en La., con una dote de 2.000 francos.

Cuando estalló la guerra, hicieron volver a la hija que se había

casado en S. [a finca colindante] para que ocupara el lugar del

primogénito. Las otras hijas, que vivían más lejos, en Sa., La. yEs., se disgustaron mucho ante esa decisión. Pero el padre ha-

bía escogido a una hija casada con un vecino para incrementar

su patrimonio,z (|.-P. A., 85 años).

La autoridad de los padres, custodios del patrimonio que

hay que salvaguardar y aumentar, se ejerce de forma absoluta

cada vez que hay que imponer el sacrificio del sentimiento al

l. Lou bachire, mueble que solía colocarse frente a la puerta de la habi-

tación noble (lou salou) o, más a menudo, en la cocina, y en el que se exPo-

nía Ia mejor vajilla.2. Los Tr. poseen la mayor hacienda de Lesquire (76ha). Varias casas

antaño habitadas (Ho., Ha., Ca., Si., Si.) fueron agregándose progresiva-

mente a su patrimonio.

32

irrterés. No es infrecuente que los padres se encarguen de hacer

f lrrcasar los proyectos de matrimonio. Podían desheredar (des-

Ittreta) al primogénito que se casara en contra de su voluntad',, lrtrgéne B". qu..í, casarse con una chica, guapa pero pobre'

Srr madre le dijo: "Si te casas con ésa, hay dos puertas; ella en-

trirrá por éstayyo saldré por aquélla, o tú." La chica se enteró,

,,,, .1r'riro esperar a que él la delara y se marchó a América' Eu-

1,,.'r.|c ,rino "

,t,r.ram casa, lloraba. Mi mujer le dijo: "Si le haces

,,,r., " mamá..." "¡Pues me casaré, a Pesar de todo!" Pero la

,lricir se había ido sin despedirserl (J'-P. A.) La madre desem-

¡rcliaba un papel capital en la elección de la esposa. Y se com-

i,,"rr,le,,..ti.ttdo en cuenta que ella esla daurte, el ama de la

( irsu, y que la mujer de su hijo tendrá que someterse a su auto-

, i,l,rd. Silía decirse de las mujeres autoritarias: nNo quiere sol-

r,r r cl cuchar 6no (nou boou pas decha la gahe), símbolo de la au-

tr»r'idad en el gobierno de la casa.2

(lue los matrimonios eran mucho más asunto de las familias

,¡rrc de los individuos es algo que evidencia todavía el hecho de

,¡rrc la dote, por lo general, se entregaba al padre o a la madre del

.'.i,ryr.rg. y sólo excepcionalmente, es decir, sólo en el caso de que

,,,. 1r.ár., ya no vivieran, al propio heredero. Algunas capitula-

l. El mismo informador cuenta un montón de casos similares, entre

l,,r trr:rlcs destaca el siguiente: «B. tenía novia en su barrio. Él no contaba

f,r,ilr cosa. Su madre le dijo: u¿Te vas a casar con ésa, qué aporta? Si entra por

,.,,, ¡,,,".r", yo saldré por aquélla con mi hija [la hermana pequeña]"' Vino a

u,,,,i. y me dijo: "Perdiou!(¡Válgame Dios!) Tú, tú estás casado; quiero ca-

,.rr rilc. ¿[)ónde tengo que ir?" La chica se marchó a América' Volvió muy re-

lir;rrll y bien vestida, y ni siquiera se dignó a mirar a B' ¡Ya ves"'l

2. Fll manejo dei cucharón es prerrogativa de la dueña de la casa' A Ia

Ir0r,r tlc senrarse en la mesa, mientras el puchero hierve, es ella quien echa las

iol),rs (lc pan a la sopera. EIla es quien sirve el cocido y las legumbres; cuan-

,1,, t,,,1.¡ cl mundo se ha sentado, coloca la sopera encima de la mesa, remue-

v,' Lr s.rpa con el cucharón, Para que se enfríe un Poco, y luego deja el man-

,1,, ctr tlirccción al cabeza de familia (abuelo, padre o tío), que se sirve en

¡,riilrcI lug:rr. Mientras tanto la nuera se ocupa en orros menesteres. Para re-

,,,r,l,t, , I,, n,r.., quien manda y ponerla en su lugar, la suegra le dice: uTo-

rl.rvf;r no suclto el cucharón.,

))

Page 17: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

ciones prevén que en caso de separación el suegro puede limitar-se a pagar los intereses de la dote; la hacienda no sufre merma yel yerno puede volver a casa si hay reconciliación. Toda dote lle-va inherente un derecho de devolución (tournedot) en el caso deque se extinguiera la descendencia del matrimonio en vista delcual se había constituido, y ello durante varias generaciones. Porregla general, si el primogénito fallece sin hijos, su esposa puedequedarse y conservar la propiedad de la dote; también puede re-clamar la propiedad de la dote y marcharse. Si la esposa fallecesin hijos, también hay que devolver la dote. El tournedo, repre-sentaba una seria amenaza para las familias, especialmente paralas que habían recibido una dote muy elevada. Lo que significa-ba una razón de más para evitar los matrimonios demasiado des-iguales: nSupongamos que un hombre desea casarse con la hi.iade una familia rica. Ella le aporta una dote de 20.000 francos.Sus padres le dicen: "Tomas 20.000 francos, convencido de ha-cer un buen negocio. De hecho, vas a labrar tu ruina. Has recibi-do la dote por capitulaciones. Vas a gastar una parte. Si te ocurreun accidente, ¿cómo vas a devolverla si tienes que hacerlo? Nopodrás." Los matrimonios salen caros, hay que hacer frente a losgastos del banquete, mandar arreglar la casa, ercétera, (P. L.).Un gran alarde de protecciones consuerudinarias tiende a garan-tizar el carácter inalienable, imprescriptible e intocable de ladote: la costumbre autorizaba al padre a exigir una garantía parala salvaguarda de la dote; la mayoría de las capitulaciones incluíanunas condiciones de ucolocación, del importe total de modo queestuviera seguro y conservara su valor. En cualquier caso, la nue-va familia no tocaba la dote por remor a que uno u otro cónyugepudiera fallecer antes de que nacieran los hijos. La esposa conser-vaba la propiedad de la dore y el marido sólo tenía el usufructo.En realidad, el derecho de usufructo sobre los bienes muebles, eldinero, por ejemplo, equivalía a un derecho de propiedad, puesel marido sólo estaba obligado a devolver el equivalente en canti-dad y en valor. Tanto es así, que un primogénito podía utilizarlopara dotar a sus hermanos menores. En cuanto a los bienes in-muebles, sobre todo, la tierra, el marido sólo tenía el usufructo y

34

la gestión. La esposa tenfa sobre los biettcs dorales aportados por

su marido derechos idénticos a los de un hombre sobre la dote de

su esposa. Más exactamente, eran sus padres quienes, mientras vi-

,ieran, disponían de las rentas producidas por los bienes aportados

por su yerno y los administraban.

De modo que la dote tenía una triple función. En primer

Iugar, confiada a la custodia de la familia del heredero, o de la

hcredera, que se encargaba de su gestión, tenía que integrarse en

cl patrimonio de la familia fruto de ese matrimonio; en caso de

tlisolución de la unión, como consecuencia de la separación de

los cónyuges, un supuesto harto infrecuente, o del fallecimiento

rle uno de ellos, si había hijos, iba a p^rar a éstos, pero el cónJT r-

ge supérstite conservaba el usufructo, y si no los había, volvía a

ia faÁilia de quien la hubiera aportado. En segundo lugar, por

la dote ,port"á", la familia garantizaba los derechos de uno de

los suyos en el nuevo hogar; cuanto más elevada era la dote, en

cfecto, más asegurada quedaba la posición del cónyuge sobreve-

nido. Aquel o aquella que aporta una dote considerable «entra

como "amo" o como "ama" (daune) en el nuevo hogar'.l Lo

clue explica la renuencia a aceptan una dote demasiado elevada.

Iior último, por muy cierto que fuera, como se ha dicho más

arriba, que el matrimonio es un asunto demasiado serio para ex-

cluir o relegar a un segundo plano las consideraciones económi-

cas, también es preciso implicar unos intereses económicos im-

portantes para que el matrimonio se convierta de verdad en un

"rtl.rto serio. En el momento de crear un nuevo uhogar' la

transacción económica sancionada mediante capitulaciones asu-

me a la vez el papel de compromiso y de símbolo del carácter sa-

grado de las relaciones humanas instauradas por el matrimonio'

De todo lo que antecede se desprende que el primogénito

no podía casarse ndemasiado arribar, por temor a tener que de-

.rolver algún dla la dote y perder toda autoridad sobre el hogar,

1. El importe de la dote adquiere una relevancia especial cuando se tra-

ta de un hombre, por ejemplo, un segundón que entra en el hogar de una

heredera.

35

Page 18: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

rri «1lc¡¡¡¿ti"clo abajo», por temor a dcsho.r¿rrse con una uniónlra.trir,onial desacertada y enconrrarse en la imposibilidad dedotar a sus hermanos y hermanas más jóvenes. pero si, cuando sehabla de umatrimonio de abajo arriba, (maridadje de bach mhaul o de nmatrimonio de arriba abajo, (de haut ta bach), setoma siempre la perspectiva del varón (como muestra la selec_ción de ejemplos), ello se debe a que la oposición no tiene el mis_mo sentido según se trate de un hombre o de una mu.ier. Comoel sistema de valores confiere una preeminencia absoluia

" lor r"-

rones, ranro en la vida social como en la gestión de los asunrosdomésticos, resulta que el matrimonio dJ un hombre con unamujer de condición más elevada es visro con muy malos ojos;por el contrario, el matrimonio inverso cumple cár, los dá..,profundos de la sociedad. Mientras Ia mera lógica de la econo-mía tiende, por la mediación de la dote, a propiciar el matrimo_nio enrre familias de riqueza sensiblemente equivalente, ya quelos matrimonios aprobados se sitúan ent.e dorlmbraler, á rpfi_cación del sistema que se acaba de definir introd,uce una disime_tría en el sistema según se trate de hombres o de mujeres. paraun varón la distancia que media entre su condición y Í" d. ,, .s_posa puede ser relativamente grande cuando juega a su favor,pero ha de ser muy reducida cuando juega en su conrra. parauna mujer el esquema es simétrico e invertido.

De lo que resulta que el heredero ha de evitar a toda costatomar por esposa a una mujer de condición superior a la suya;en p-rimer lugar, como se ha mencionado, porque la importán_cia de la dote recibida consrituye ,rr" "-.r", ^

p^r^la hacienda,pero también porque todo el equilibrio de las relaciones domés_ticas resulta amenazado. No es infrecuente que la familia /, muyespecialmente, la madre, principal interesada, se oponga

" r.*._

jante matrimonio. Las razones son evident.r, t'rrr" -*]., de ex_tracción humilde se some e mejor a la autoridad de ia suegra.Siempre se le recordará, si falta hace, su origen: nCon lo qtl.imaportado..., (Da? Co qui as ?ourtdt...). SólL cuando fallezca susuegra podrá decirse de ella, como suele hacerse, nahora la nueraes dauna,. La hija de familia acomodada, por el contrario, «es

36

tlttuu( rlcstlc r¡ttc 1-ronc los pics crt lu c,asa gracias asudot.e (qu'ey

rtttrttlr ¡lilunr), cs rcspetada desdc cl principio, (P. L.). Pero, enr ,ns('c ucncia, la autr¡ridad del marido queda en entredicho, y es

r.rlri.lo r¡rrc narda hay peor, desde el punto de vista campesino( lu(' unr cxplotación agrícola dirigida por una mujer.

l'll rcspcto de este principio adquiere una importancia deci-..iv;r t'r¡:rnclo se trata de un matrimonio entre un segundón yrrrr,r lr.'rc.lera. En el caso de Eugéne Ba., analizado anterior-nr('nl(' (prig. 33), Ia autoridad absoluta de la madre procedía dellr,'tlro tlc que era la heredera de Ia casa y de que su marido era

.lt'rrrigctr más humilde. uElla erala daune. Era la heredera. Ellal¡¡ t'ru t«rclo en aquella casa. Cuando un segundón se instala en,'l lr,r1¡rrr de una gran heredera, ella sigue siendo la dueña, (|.-P.A.). lil c¿rso límite es el del hombre de origen humilde, el cria-,1,r, prlr cjemplo, que se casa con una heredera. Así, uuna hija.1,'lruetra familia se casó con uno de sus criados. Ella tocaba el

lliirno, y el armonio en la iglesia. Su madre estaba muy bien re-lrr.i«rrrada y recrbía a gente de la ciudad. Tras diferentes inten-r.s tlc matrimonio, finalmente, se casó con su criado, Pa. Éste

ricrrrpre fue considerado de casa de Pa., nunca de Ia de su espo-s,r. [.e decían: "Tendrías que haberte casado con una buena( iuul)csinita; habría significado otra ayuda para ti." Vivía dis-

litrstado consigo mismo; Io consideraban como el último mono,lt' Irr casa. No podía relacionarse con las amistades de su mujer.No pertenecía al mismo mundo. Quien trabajaba era é1, mien-ttrrs ella dirigía y se lo pasaba bien. Siempre se sentía molesto ytr¡hibido, y también resultaba molesto para la familia. Ni si-r¡tricra tenía suficiente autoridad para imponerle la fidelidad a

srr rnujerrl 0.-P. A.). De aquel que se casa con una mujer derltrgo más elevado se dice que se coloca como ncriado sin suel-tl<», (baylet chens soutade).

l. P. L. cuenta otro caso: «H., criado en una casa, estaba enamorado de

l;¡s tierras que cultivaba. Súría (pasabe mau) atando la lluvia no llegaba. ¡Y el

lilanizo! ¡y todo lo demás! Acabó casándose con la dueña. Todos esos tíos,¡ue hacen "matrimonios de abajo arriba" están marcados de por vida. Se

sicnten molestos y cohibidos.,

37

Page 19: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

Si, tratándose de una mujer, se dc:sagrrucba cl matrimoniodc arriba abajo, sólo es en nombre de la moral masculina, moraldel pundonor, que prohíbe al hombre casarse con una mujer decondición superior. Del mismo modo, obstáculos económicosaparte, nada se opone a que la primogénita de una familia mo-desta se case con un segundón de una familia acomodada,mientras que un primogénito de familia modesta no puede ca-sarse con una segundona de familia acomodada. Resulta mani-fiesto, pues, que si los imperativos económicos se aplican con elmismo rigor cuando se rrara de hombres o de mujeres, la lógicade los intercambios marrimoniales no es exacramente idénticapara los hombres que para las mujeres y posee una autonomíarelativa porque se presenta como el punto donde se cruzan lanecesidad económica e imperativos ajenos al orden de la eco-nomía, concretamente, aquellos que resultan de la primacíaotorgada a los varones por el sistema de valores. Las diferenciaseconómicas determinan imposibilidades de hecho, y los impera-tivos culturales, incompatibilidades de derecho.

Así pues, como el matrimonio entre herederos quedabaprácticamente excluido, debido, sobre todo, a que implicaba ladesaparición de un nombre y de un linaje,r y también, por nazo-nes económicas, el matrimonio entre segundones, el conjuntodel sistema tendía a propiciar dos tipos de matrimonio, concre-tamente, el matrimonio entre primogénito y segundona y el ma-trimonio entre segundón y primogénita. En estos dos casos elmecanismo de los intercambios matrimoniales funciona con elgrado máximo de rigor y de simplicidad: los padres del heredero(o de la heredera) instituyen a éste (o a ésta) como ral, los padresdel hijo menor (o de la hija menor) le constituyen una dote. Elmatrimonio entre el primogénito ylahyamenor cumple perfec-tamente los imperativos fundamentales, tanto económicos como

1. Exceptuando, tal vez, el caso en el que ambos herederos sean hijosúnicos y sus fincas estén próximas, este tipo de matrimonio está mal conside-rado. uEs el caso de Tr., que se casó con la hija de Da. Se pasa el día yendo yviniendo de una finca a otra. Siempre está en camino, siempre en todas par-tes, nunca en su casa. La presencia del amo es necesaria, (P. L.).

3B

r rrllrrralc:s: grecias a é1, la ftmilia cons(:t'vil la intcgridad de su pa-

tlinr»lio y pcrpctúa su nombre. I)ara comprobar que el matri-urrlrrio cntre una heredera y un segundón, por el contrario, correrit'rrr¡rrc cl ricsgo de contradecir los imperativos culturales, basta-r;1 r'on ¿rrralizar la situación familiar resultante de ello. Para em-

lx'zirri (:se matrimonio determina una ruptura definitiva y clara¡'rr cl f nlbito de los intereses económicos, entre el segundón y su

f;rrrrilia de procedencia; mediante una compensación, hecharli't'tiva cn forma de dote, el segundón renuncia a todos sus de-r,'.'lr«rs sobre el patrimonio. La familia de la heredera, a cambio,rc' t'rrri«¡uece con aquello que la otra familia acaba de perder. Ely('rno sc desprende, en efecto, de todo lo que aporta en beneficio,1,'srr suegro quien, a título de aval, puede otorgarle una hipote-( .r sol)re todos sus bienes. Si ha aportado una dote considerable yrt' lur impuesto por su trabajo y por su personalidad, se le honrav s.' lc trata como al verdadero amo; en el caso contrario, tiene ques,rr'rificar su dote, su trabajo y, a veces, incluso su apellido en bene-lit io del nueyo hogar, sobre el cual sus suegros piensan seguirrrrirrrrcniendo su autoridad. No es infrecuente que el yerno pierda,,lt' hccho, su apellido y sea designado por el nombre de la casa.l

l. Así, en la familia Jasses (nombre ficticio), a los yernos sucesivos

\r('nrl)r'c se les ha llamado, hasta la fecha, por su nombre de pila seguido por,'l ;rpcllido de un antepasado, cabeza de familia de importante proyección,lr,rst;r cl punto de dar nombre a la casa: uAunque era un hombre honrado yl,r¡t'no, el nombre de Jan de Jasses, procedente de Ar., poco comunicativo,.rl)r'n:rs se mencionaba (mentabut). Del yerno actual se habla algo más, perol' l. conoce como Lucien de Jasses, 0.-P. A.).

Jessrs

C lA Jacques de J,tssts

| (apellido en el registro civil: Lasserre)

fallecido joven Ai O Geneviéve deJessrs

fallecido en 1918 A CiA Jan deJnsses (Lacosre)

C =A Lucien deJasses (Laplume)

39

Page 20: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

Adcrnlis, como henlos visto, por Poco r¡uc lircra su fámilia máshtrr¡ilde c¡ue la de su mujer, po, pt.u <.¡r" r,,ui"." una personali_dad más bien discreta, .l ,egundán

".rb^b" asumiendá un papel

subalterno en un hogar que nunca era del todo verdad.r"Á.i*el suyo. Para aquellos segundones que no conseguían casarse conuna heredera gracias a la dote,

" r..., incremeitada con un pe-

queño peculio (lou cabau) laboriosamente amasado, .ro hrtí"más salida que la de marcharse a buscar oficio y.-pt." .., r.rrraempresa, en la ciudad o en América.r Era *try po.o frecuente,en efecto, que se arriesgaran a arrasrrar r", inc..iiáumbres de unaboda con una segundona, el nmarrimonio del h"*br..o.ri;;;_nas de.comerr; algunos de los que contraían semejante enlace nsecolocaban con su esposa.como criados a pensión io^plrt^, (bny-lets á pensiou) en las explotaci-o1es ,grí.á1", o en la .i,-,a"a, y ,á_solvían así el problema más dificil, él d. .rr.o., trar vivienda (uecase)y empleo. Para los-demás, y sobre todo los -á, pobr.r, t".r_to si eran criados o empleados por cuenta ajena o en su propia fa_milia, sólo- quedaba el celibatá, puesro qr.r. .rt"b" .r.irido qr.pudieran fundar un hogar p..-"r..i..rio en la .rr" p",.rrir.iÉse era un privilegio ..é*rdo al primogénito. En cuanro a lassegundonas, parece que su situación ,i.ápr. fue más llevaderaque la de los_segundones. Debido, principalmerr,., , q,r. ñ;:sentaban un lastre, había prisa por."r"rlrr, y r.r, dot.r, ., gár._ral, solían ser mayores q.r. 1", d. lo, ,."ro.r.r, lo q,r. i.r...-?.rt"-ba considerablemente sus posibilidades de matrimonio.

, Pese ala rigidezy al rigor con el que impone su lógica, particu_larmente a los varones, soÁetidos

" lá, ,r..áid"a., ..3ra.riür

1, "los imperativos del honor, ese sisrema no funciona nunca ao*o'.r,mecanismo. Tiene siempre suficiente njuego» para que el afecto o el

1. En el barrio de Ho., hacia 1900, sólo había una casa que no conraracon un emigrado a América, por lo menos. Había en olorón reclutadoresque animaban a los jóvenes a marcharse: hubo muchos q,r. .. fr.ro., árr"rr_te los malos años entre 1884 y 1g92.

.2. . Hasta cierto punto, los imperativos propiamente culturales, concrera

y.principalmente la prohibición del -"triÁo.,io de abajo ,.ibr,'r. irrpo_nían a los segundones con menos rigor.

40

rrrtr'rtis llersrlnal ¡rucdan iumiscuirsc. Asl, y a pcsar de que, por Iork'rrr.ls, crrul cllos los árbitros encargados de hacer respetar las reglas

,1,' ¡rrcg«r, tlc prohibir los matrimonios desacertados y de imponer,

¡trt's.'irrrliendo de los sentimientos, las uniones conformes a las re-

Hl,rs, uk¡s padres, para favorecer a un segundón o una segundona

¡rr,'rlilcct<rs, les permitían amasar un pequeño peculio (lou cabau);

l,'r t'rrrccdían, por ejemplo, un par de cabezas de ganado que, en-

trr'¡1rr«lrs cn gasalhes,t reportaban sus buenos beneficiosr.Así pues, los individuos se mueyen dentro de los límites de

l.rr rr'¡4las, de tal modo que el modelo que se puede construir nor('l)rcscnta lo que se ha de hacer, ni tampoco lo que se hace,

rrrro lt¡ que se tendería a hacer al límite, si estuviera excluida, rr,rk¡uier intervención de principios ajenos a la lógica del siste-

nrir, tales como los sentimientos.(fue los elementos de las diagonales principales de la ma-

rriz c¡ue figura a continuación sean nulos, salvo dos (probabili-.ltd ll2), se debe a que los matrimonios entre dos herederos o,'ntre dos segundones están excluidos en cualquier caso, y más

,rrin cuando a ello se suma la desigualdad de fortuna y de rango.ocial; la disimetría que introduce el matrimonio entre una pri-nrogénita de familia humilde y un primogénito de familia,rcaudalada se explica por el hecho de que las barreras sociales

rro se imponen con el mismo rigor a las mujeres y a los hom-lrres, pues aquéllas pueden casarse de abajo arriba.

Familia acaudakda Familia humilde

Primogénito Segundón Primogénito Segundón

l;amilia JPrimogénita,rcaudalada Isegundona

F-amilia JPrimogénita O ll2 0 1

humilde lsegundona 1/2 0 1 0

1. Contrato amistoso mediante el cual se entrega a un amigo de confian-za, tras haber hecho una valoración, una o varias cabezas de ganado; los pro-ductos se comparten) así como los beneficios y las pérdidas que da la carne.

0000

0lt0

41

Page 21: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

Si sc adopta el princi¡rio dc dif'crc.cirrc:it¡. utilizado por lospr.¡rios habitantes de Lesquire, uno sc vc ab.cado a oponer lasucasas relevantes» y las ncasas humildesr, o también los ncampe-sinos relevantes» y los uc¿r¡ps5inos humild es, (lous paysantits).¿Se corresponde esta distinción con una oposición manifiestaen el ámbito económico? De hecho, aunque la distribución delos bienes raíces permita diferenciar tres grupos, las fincas demenos de 15 hectáreas, que alcanzan la cifra de l75,las fincasde 15 a 30hectáreas, 9ue suman la cifra de96, y las fincas demás de 30 hectáreas, que llegan a la cifra de 31, las separacionesno son demasiado insalvables entre las tres categorírr. Lo,

"p"r-ceros y los granjeros son poco numerosos; las fincas diminutas(menos de 5 ha) y los latifundios (más de 30 ha) constituyenuna proporción ínfima dentro del conjunto, respectivamente,12,3 o/o y el 10,9 o/o. De lo que se desprend. qtr. .l criterio eco-nómico no tiene entidad suficiente para determinar por sí sorodiferenciaciones sensibles. sin embargo, la existencia de la je-rarquía social es algo que se siente y se afirma de forma mani-fiesta. La familia relevante no sólo es reconocible por la exten-sión de sus tierras,

- sino también por determinados signos

exrernos, tales como la importancia de la casa: se distinguei lascasas de dos plantas (maysous de dus soulés) o «casas de "-o,(maysous dr mest) y las casas de una sola planta, residencia degranjeros, de aparceros y de campesinos humildes. La «casona,se define por el gran portón que da acceso al patio. nl.as muje-resr, afirma un soltero, nmiraban más el portón (lou pourtalé)que el hombre., La familia importante también se áirti.rg,repor un estilo de vida; objeto de la estima colectiva y ho.rrád*por todos, tiene el deber de manifestar en grado m¿íximo el res_p.ro po, los_valores socialmente ,e.orocid'os, si no por respetodel honor, al menos por miedo de la vergüe nza (pir hounie o,per aunou). El primogénito de una familia releyanre (lou granaynat) ha de mostrarse digno de su nombre y del ..nombrl desu casa; y para ello, más que cualquier otro, tiene que encarnarlas virtudes del hombre de honor (homi d'aunou), es decir, lagenerosidad, la hospitalidad y el sentimiento de la dignidad.

42

l,rs.liulrilitrs rclcv¿rtrtcs,), qtlc l)o solt ttcccsllrialllclltc las más ri-

r ,rs rlcl rt)on1ento, son pcrcibidas y §c percibetl a sí mismas

, orrro l«¡rnlando parte de una auténtica nobleza' De lo que se

,lcspt'cttclc que la opinión pública tarda en otorgar su reconoci-

,,,i,lrrt,, a lrx nnuevos ricosr, al margen de su riqueza, estilo de

vitl¡r o óxito.llcsulta de todo ello que las jerarquías sociales que la con-

. it,rrt.irr común distingue no son ni totalmente dependientes ni

rr¡trrlrrrcnte independientes de sus bases económicas' Ello es pa-

rt.lttc cuando se trata de contraer matrimonio. Nunca falta, sin

,lutlrr, cn el rechazo de las uniones que se tienen por desacerta-

.l;rs ll consideración del interés económico, debido a que en el

rrr:rtrinronio se produce una transacción de gran relevancia' Sin

,'nr[rargo, de igual modo que una familia de poco renombre

1,,,.,1.-h".., gándes sacrificios para casar a uno de sus hijos en

rrrr,r familia ielerante, el primogénito de una casa relevante

¡rrrcde rechazar un partido más ventajoso desde una persPectiva

t'trltrómica para casarse según su rango.

Como más bien distingue jerarquías sociales que clases es-

trictamente determinadas por la economía, la oposición entre

.,usas relevantes y humildes se sitúa en el orden social y es relati-

vafnente independiente de las bases económicas de la sociedad.

Aunque no sean nunca del todo independientes, hay que dis-

ti,rguir las desigualdades de rango y las desigualdades de fortu-

,r",-porq,r. ircid.n de manera muy diferente sobre la lógica de

los intercambios matrimoniales.La oposición basada en la desigualdad de rango separa de la

masa campesina a una aristocracia rural distinta no sólo por sus

propiedades, sino, sobre todo, por la nnobleza' de su origen, por

su estilo de vida y por la consideración social de la que es objeto;

implica la imposibilidad (en derecho) de determinados matri-

-.rnios considerados desacertados, en nombre de unas razones

primero sociales y luego económicas. Pero, por -otra

parte, las

Jesigualdades de fortuna se manifiesran con cada matrimonio

p"rtl.llr., incluso dentro del grupo al que se pertenece por lajerarquía social y a pesar de la homogeneidad de las extensiones

43

Page 22: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

Si sc adopta el princi¡rio dc dlfl.rcnciaci«in urilizado por lospropi«rs habitantes de Lesquire, uno .sc vc abocado , upo.r., lasucasas relevanres» y las u6¿5¿s humildesr, o también los ucampe-sinos relevantes» y los ocampesinos humild es, (lous paysantits),¿Se corresponde esta distinción con una oposición manifiesiaen el ámbito económico? De hecho, ,.r.qu. la distribución delos bienes raíces permita diferenciar tres g.r.rpor, las fincas demenos de 15 hectáreas, que alcanzan la cilra Áe U5,las fincasde 15 a 30 hectárear, q,ré suman la cifra de 96, y U, nr.""á.más de 30 hectáreas, que llegan ala cifrade 31, lá ,.p"r".iorr.,no son demasiado insalvables entre las tres categorírr. Lo,

"p"r_ceros y los granjeros son poco numerosos; la, ñrrcrs diminutas(menos de 5 ha) y los latifundios (más de 30 h") .orrrtitry..,una proporción ínfima dentro del conjunto, respecrivr_.rr,.,12,3 o/o y el 10,9 o/o. De lo que se desprend. q,r. .i criterio eco-nómico no tiene entidad suficiente prr" d.t.i-inar por sí solodiferenciaciones sensibles. Sin embargo, la existencia de la je_rarquía social es algo que se sienre y se afirma de forma _ráifiesta. La familia relevante no sólo es reconocible por la exten-sión de sus tierras,. sino también por determinado, ,igro,externos, rales como la importancia dL la casa: se distinguei lascasas de dos plantas (mayous de dus soulés) o «casas d". ,*o,(maysous de. mesa) y las casas de una sola planta, residencia degranjeros, de aparceros y de campesinos humildes. La «casona,se define por el gran portón que da acceso al patio.

"Las muje_res,,, afirma un solrero, «miraban más el por,ó., (tou pourita)que el hombre., La familia importante tmbién ,. áir,irrguápor un estilo de vida; objeto de la estima colectiva y horrrfd"por todos, tiene el deber de manifestar en grado -á"ímo .l ,.r_peto por los valores socialmente reconocid-os, si no por respetodel honor,. al menos por miedo de la vergüe n

^ (pi houni, ou

per aunou). El primogénito de una familia ..l.rr"rrt. (lou granqtndt) ha de mostrarse digno de su nombre y del ,.rror.rbrl d.su casa; y para ello, más que cualquier orro, ii..r. q.r. encarnarlas virtudes del hombre á. horroi (bomi d,aunou), es decir, lagenerosidad, la hospitalidad y el sentimiento de la dignidad.

42

l,r¡,,l,rrrrilius rclevantcs,), que uo son ncccs¿rriarncnte las más ri-

, ur rlcl nlot¡lcl)to, son percibidas y sc pcrciben a sí mismas

¡ trrrro f irrtnltttdo prarte de una auténtica nobleza. De lo que se

rl*¡rtttrrlc quc la opinión pública tarda en otorgar su reconoci-

rrrrrirrto rl k» unuevos ricos», al margen de su riqueza, estilo de

vtrlit o I'xitt¡.Itcsrrlta de todo ello que las jerarquías sociales que la con-

, r,.lrt iu crrrnún distingue no son ni totalmente dependientes ni

ror,rlnrcr)tc independientes de sus bases económicas. Ello es pa-

r(,¡t(. (.¡atrdo se trata de contraer matrimonio. Nunca falta, sin

,1il,1,r, cn el rechazo de las uniones que se tienen por desacerta-

,l;rs l:r cotrsideración del interés económico, debido a que en el

llr;rrrinronio se produce una transacción de gran relevancia. sin

,'rrrlrrrr'¡¡,o, de igual modo que una familia de poco renombre

¡,rrctlc hacer grandes sacrificios para casar a uno de sus hijos en

irrr,r fimilia relevante, el primogénito de una casa relevante

¡,rrcrle rechazar un partido más ventajoso desde una perspectiva

t't onómica para casarse según su rango.

Como más bien distingue jerarquías sociales que clases es-

rictumente determinadas por [a economía, la oposición entre

,,irs¿rs relevantes y humildes se sitúa en el orden social y es relati-

vrllnente independiente de las bases económicas de la sociedad.

Aunque no sean nunca del todo independientes, hay que dis-

ri,',gui. las desigualdades de rango y las desigualdades de fortu-

,r",-porqrl. inciden de manera muy diferente sobre la lógica de

los intercambios matrimoniales.La oposición basada en la desigualdad de rango separa de la

rnasa campesina a una aristocracia rural distinta no sólo Por sus

propiedades, sino, sobre todo, por la nnobleza' de su origen, por

r,., eitilo de vida y por la consideración social de la que es objeto;

implica la imposibilidad (en derecho) de determinados matri-

mánios considerados desacertados, en nombre de unas razones

primero sociales y luego económicas. Pero, por otra parte, las

áesigualdades de fortuna se manifiestan con cada matrimonio

particular, incluso dentro del grupo al que se pertenece por lajerarquía social y a pesar de la homogeneidad de las extensiones

43

Page 23: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

rlr'tir'rr'rs,«r51'[1[;¡'5' L:r rl,.siti<irr t'rrl(. l¡ril f:rariri:¡ lrr;is l,,r yrrn:r f .r¡nili:r rn(.lr()s ,.i.,r ,1,, (.s lttur(.r r.l t..¡uiv,rlr.ru.. tlt. l.r ,,l,,,rrcirin c.lltrr.r Ios urclcvrultcs, y los ulrrrrrriltlt,sr. Ar¡n a.sí, rlt,lrrrl,¡,¡lriÍa.r c,, cl clue Ia neccsicracr cc()r)(illrica rr<l,ri,a l«ls irrr.r¡.rrrbios matrimoniales, e.l ,nrargen J. Jirp".,.f"cl aclnrisi[rk: l)(.rnr,rnece siempre restringido de*tal modo'.¡u., rrá, a,¿í crc,. ,l!rbral determinado, Iar diferenciar .."".'-i."s hacen crrc r.(,srrr,rla barrera, e imoiclen, de hecho, l;r;;;..r. Así, junt. a I. lÍrr..rde separación q.r. :.pii, dos grupos jerárquicos rlor,r«1r,, ,1,cie.a permanencia ¿Árao

" u J"rária"d relativa de sus rr:rs,.,,económicas' las desiguardades d. fortun" tienden a dercrrr¡irr,,punros de segmentación particulr..r, y .llo ,,"t.;p;;i,rr";;;,cuando se rrara de contraer matrimonit. La complejidad qr,rc r.,sulta de estos dos tipo de opori.-ior r."jupri." debido ar hctrr,,de que las reglas g..r.r"1., ,rr.";. r;i.; de la casuística es¡rrrrtánea; ello es así porque e] matrimonio no se sitúa nunca pler,rmenre en la lógica de las alianzas o de l^idgrr^d.l.r;;;;;..,Conjunto de bienes muebles . i.r_u.Uf.s que forman llbase económica de la familia, p;;"i, que ha de manrenerst.indiviso a lo largo d., h^, #.;;i;;;r, entidad colectiva a taque cada miembro de la fariilia tr" a. ríuo.dinar sus intereses ysus sentimientos, la «casa» es el yalor de los valor.r, ;;;;;"Jcual todo el sistema se organiza. Bodas tardías que contribuyena limitar la natalidad, red"ucción ¿l ;,f"r... de hiios (dos o.,.pareja como media), r¡glas q,r. ..g.rü, i;l,.ñ.i];.,ffff:

nes, celibato de los -a, ;ar.,.,.r, ,;J;;;"ibuye a asegurar lapermanencia de la casa. ,Ignorar que ésa es también la funciónprimera de los intercamblo, ..,rr.'i_orill-es ,ignificaría vedarsela comprensión de su esrructura.

Con semejante lógica, ¿quiénes eran los célibes? Sobre todo,Ios segundor.r, .ro..ilr-.n,., .;l;;;;;i;s numerosas y en rasfamilias pobres. EI celibaro d. l;;p;;;*n",.r, raro yexcepcio_nal, se presenra como ligado , "" t;.;;?;;iento demasiado rí-gido del sistema v a raiplica.ió" ;;;;;i;; de ciertos imperati_

. i ,,r, ¡ r l r .r',,, ¡,r,r t'it'rrr¡rlo, rlc l«rs Plirrrogórritos víctimas de la,,r:,,¡i,lr,l ,,,,,,rr'.r .1,'l.rs p:rtlt'cs. ul). [,.-M. Iartcsano del pueblo,l, tir, rir,,. ,1, ,,l,r,ll rrrrrrcu rlisponía clc clincro para salir; no salíaii!,r1:rtlrrr,,..,r'lr,rl,rí:rrrlcbcladocolltraelpadre,habríantratadol; ¡..u r., un lxxt, tlt'tlincro fuera de casa; é1 se dejó dominar.li *ir ur, r,r.r,ll,'y rrrn hcrrnana que estaban al tanto de todo lo

lrrr .rr,,,lr, , rr ,l ¡rrrt'bkl, fuera cierto o falso (a tor ou a dret), sin

=Jll ,rrrr.r l)orrrirr;rlran l¿r casa. Cuando él habló de casarse, se

rlr' ¡',,,,,,, l l,.r.l r.'. "¿ l):rra qué quieres una mujer? Ya hay dos ent r I I r, r.r rr,rvill«rs cn la escuela. Nunca le decían nada. Se lo to-

r**l,, r r I rr (,r r r.r. l .l r:rrlpa de todo Ia tiene la educación,, 0.-P. A).

i l r,l.r rrr,ir ilustretivo que este testimonio de un viejo soltero,l \ l r,.r, r.lo cn lBB5, artesano domiciliado en el pueblo:lir,l.r nr.rs.rtrrbrtr la escuela, me puse a trabajar con mi padre

, n, I r.rll, r. l;ui ¿rl servicio en 1905, serví en el XIII Regimiento,1, , r,.r,l,rt's rrl¡rinos, en Chambéry. Conservo muy buen re-, ,, rrl, tlt' nris cscaladas en los Alpes. Entonces no había esquís.ll,',.rr.rlrrunos a las botas unas tablas redondas, lo que nos per-rrrrr.r .,rrlril hasta la cima de los puertos. Al cabo de dos años de, r \ r( r() rlrilitar, volví a casa. Tuve relaciones con una muchacha

,1, li,:. I labíamos decidido casarnos en 1909. Ella aportaba una,lrrrl rlt' 10.000 francos y ela¡nr. Era un buen partido (u bou

¡',rttit). Mi padre se opuso formalmente. En aquel entonces, el,,,rrs.'rrtimiento del padre y de la madre era imprescindible.lN(), no debes casarte." No me dijo sus motivos, pero me los

,lr, :r cnt€nder. "No necesitamos a ninguna mujer aquí." No, r.urros ricos. Había que alimentar una boca más, cuando ya te-ní;unos a mi madre y a mi hermana. Mi hermana sólo estuvofucla de casa seis meses, después de casarse. Volvió en cuanto.'nviudó y sigue viviendo conmigo. Por supuesto, podía haber-rrrc marchado. Pero, en aquel entonces, el primogénito que se

1. A ia vez njurídicamente)'y materialmente. Sólo la familia podía ga-

r:rntizar un uhogar equipado, (lou ménadje garnit), es decir, el mobiliario do-rnéstico: el "aparador", el armario; la caja de la cama (l'arcailliey), el somier,ctcétera.

4445

Page 24: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

instalal'¡¿r con su esposa en una casa indcllcncliurtc era una ver-

güenza [u escarni,l es decir una vergüenza (lue desacredita y ridi-culiza tanto al autor como a la víctima]. La gente habría dadopor supuesto que se había producido una pelea grave. No habíaque mostrar ante los demás los conflictos familiares. Por su-puesto, habría tenido que irse lejos, alejarse del avispero (tiras de

la haille: literalmente, "zafarse del brasero"). Pero era dificil. Meafectó mucho. Dejé de bailar. Las chicas de mi edad estaban to-das casadas. Las otras ya no me aüaían. Ya no me interesabanlas chicas para casarme; antes, sin embargo, me gustaba muchobailar, sobre todo, los bailes antiguos, la polca, la mazurca, el

vals... Pero la quiebra de mis proyectos de boda había roto algo:se me habían pasado las ganas de bailar, de tener relaciones conotras chicas. Cuando salía, los domingos, era pafa ir a jugar a las

cartas; a veces echaba un vistazo al baile. Trasnochábamos, en-tre chicos, jugábamos a las cartas, luego regresaba a casa haciamedianoche., (Entrevist a r ealizada en bearnés. )

Pero, sobre todo, era entre los capmayoués,los primogénitosde las familias campesinas relevantes, donde los imperativos eco-nómicos se ejercían con más fierza, donde más abundaban los ca-

sos de ese tipo. Quienes querían casarse en contra de la voluntadde los padres no tenlan miís remedio que marcharse, exponiéndo-se a ser desheredados en beneficio de otro hermano o hermana.Pero marcharse le resultaba mucho menos fác1l al primogénito de

una familia campesina relevante que a un segundón. «El primogé-nito de la familia Ba. [cuya historia se relata en la página 33, el ma-yor de Lesquire, no podía irse. Había sido el primero en el puebloque llevó chaqueta. Err rrn hombre importanie, concejal deiay.rn-tamiento. No se podía ir. Y, además, tampoco eru capaz de mar-charse para ganarse la vida. Estaba demasiado enmoussurit ("eruse-

ñoritado" de mousstt, señor), 0.-P. A.). Obligado a mostrarse a laaltura de su circunstancia, el primogénito era víctima, más quecualquier otro, de los imperativos sociales y de la autoridad fami-

1. El verbo escarni significa «imitar burlonamente, caricaturizar,.

46

lr,tr. Arlt.|lrfs, r¡licntrin [0s pacl[c,s vivicsen, sus clc¡:echos a la pro-

¡,rt',l.r,l tt,r pitsatxttt dc virtultlcs. u[,tls paclrcs soltaban el dinero con

r rrlrrt;rg,otrrs... l-os jóvenes a mcnudo llo tenían ni para salir' Ellos

t,,,1,,,i,,i,,,,, y los vie.ios se cluedaban el dinero' Algunos salían a ga-

,,.,'r..j ,,,'.,. .'lincrillos p"r" ,r, gastos fuera; se colocaban durante

un,r t('llllx)ra.l,,.o*o .o.he.o, o jornaleros' fuI, hacían algún di-

,,..',,,, .,l"i c¡r-rc poclían disponer a su anto.io' A veces' cuando tenía

r¡rrc il u ll,i..t.1servicio militar, daban al hijo menor algún pecu-

lir, (tt ,',tb¿u).: o bien un rinconcito de bosque que podía explotar'

,, lricn un par de ove.!as, o una Yaca, lo que le permitía ganar un

prr o rlc .linero. Por ejemplo, me dieron una vaca que le dejé a un

,,,,,i¡¡,, üt gdsdhles. Los primogénitos, muy a menudo' no tenían

".,,1,, y no"podían salir. "Tú á quedarás con todo" (qu'at ab-eras

t,tttt )',Jccíanlos padresl y, mientras, no soltaban nada' Muchos'

,rnt('s, se parabarrioda la vida sin salir de casa' No podían salir por-

(luc no tenían ni un céntimo que fuera suyo, para.invitar a unas

,'.,1r"r. Y eso que entonces con cuatro perras te pegabas una buena

iuerga con tres o cuatro amigos. Había familias así donde siempre

i,.lri"n tenido solteros. Los ióvenes no tenían personalidad; esta-

l»rn acogotados por un padre demasiado duro' (J'-P'-A')'

Qr'.I "[r.os primogénitos estuvieran condenados al celiba-

t,,,.IÁidoá h "rrtoridad

excesiva de los padres, no quita que'

Irrrrmalmente, hicieran buenas bodas. nBl caprnaysouitiene don-

tlc escoger, (P. L.). Pero las posibilidades de matrimonio se re-

.lucen [ar"lel"m.nte con el nivel social' Sin duda' al contrario

qu. , lá, primogénitos de las familias relevantes, los segundonesj" o.ig.t -ás hlmilde, ajenos a las preocupaciones de los enla-

.., d..I"...tados y a las tiabas suscitadas por el pundonor o el

orgullo, tenían, en ese aspecto, una libertad de elección mayor'

SiI embargo,Y z p.rr. á. la sentencia que reza que más vale

gente que ái.r..o (qrt ba, mq) $en qu'argen), también. tenían'

ira, poi necesidad q.r. pot orgullo, que tomar en consideración

la importancia de la dote que la esposa aportaría'

1. Una sentencia que se pronuncia a menudo irónicamente' Porque se

Presentacomoelslmbolodelaarbitrariedadydelatiraníadelosancianos.

4/

Page 25: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

!. f rtrtto rrl scguudón que huyc: dc lir r,lrsu lirrrriliar y se rnarcha

r¡ lrr cirrrlad, cn busca de algún enrplcn rrroclcsto, o a Américalxrr:r hacer fbrtuna,l también existe el que se queda junto al pri_rnogénito por apego a la patria chica, al patrimonio familiai, ala casa, a la tierra que siempre ha trabajado y que .orrrid.r,suya. Entregado absoluramente, no piensa en el matrimonio.Su familia rampoco tiene prisa ., ,,.rlo casado y üataa menu-do de retenerlo, durante un dempo, por lo -é.ror, al serviciode la casa; algunos condicionab", 1" .r,r.ga de la dote a la con_dición de que el segundón se ayiniera , ,.i'b"¡", junto al pr;;_génito durante un número determinado d. ánor; o,ro, ,. li-i_taban a prometer un aumento de la parte. En ocasiones, sellegaban a firmar auténticos conrratos de trabajo ,rrr,- ,t ,oj_mayouéy el segundón cuya situación era la de un criado.

«Yo era el último de una familia de cinco hermanos. Antesde la guerra de l9l4 (nació en 1g94), esruve de criado en casade M., y luego en casa de L. Guardo muy buen recuerdo de esaépoca. Después hice la guerra. Cuando volví, me encontré unafamilia mermada: un hermano muerro, el primogénito, el ter_cero amputado de una pierna, el cuarto t'r., po.o ,,ontado porla guerra. Estaba conrenro de haber vuelto a casa. Mis herma-nos me mimaban, los tres eran pensionistas, mutilados de gue-rra. Me daban dinero. El que estaba enfermo de los p,rl-J.r.,no podía valerse solo, yo le ayudaba, le acompañaba a las feriasy a los mercados. Tras su muerre, en 1929, p"sé a depender dela familia del segundo de mis hermanos, que se había converti_do en el primogénito. No tardé .., drr-. cuenta de lo aisladoque estaba en esa familia, sin mi otro hermano ni mi madre,que ranto me mimaban. por ejemplo, un día que me tomé la li_bertad de ir Pau, mi hermano me echó ., ."rá que se perdieran

7. Cadettou, el segundón, es un personaje de la tradición popular en elque a los bearneses les gusta reconocerse. Vivo, astuto, malicioso, ,. lr, ,r.._gla srempre para hacer que el derecho re favorezcay salir airoso de las adver-sidades gracias a su ingenio.

48

¡nils cu¿rntas pacas de hentt, r¡uc Itttllítrr t¡tte,tl:rclo al raso a mer-

,,',1 .lc la tormenta, y que habría rccogido si hubiese estado allí.

Y:r sc me había pasado la edad de casarme. Las chicas de mi

,',1;rrl se habían marchado o estaban casadas; con frecuencia me

\r'rrtía triste en mis momentos de asueto; me los pasaba bebien-

,l.r c«rn los amigos, que, en la mayoría de casos, estaban en la

rrrisma situación que yo. Le aseguro que, si pudiera volver atrás,

,|.'irrría a mi familia sin pensármelo dos veces y me colocaría en

,rlgtin sitio, y aI vez me casaría. La vida sería más agradable

¡rrrra mí. Para empezar, tendría una familia independiente, sólo

rrría. Y, además, el segundón, en una casa' nunca trabaja lo su-

f iciente. Siempre tiene que estar en la brecha. Se le echan cosas

('n cara que un patrón jamás se atrevería a reprochar a sus cria-

,k¡s. Mi único refugio, para tener un poco de tranquilidad, es

('ncerrarme en casa de Es.;l en el único rincón habitable he ins-

r,rlado un catre» (testimonio recogido en bearnés).

Por sendas opuestas, el segundón que se marchaba a la ciu-

.lad para ganarse la vida y el hijo menor soltero que se quedaba

cn la casa g^rantizaban la salvaguarda del patrimonio campesi-

no.2 nHabía unos segundones ancianos en unas casas que esta-

ban a unas dos horas de camino (unos 7 u 8 kilómetros), en

casa de Sa., en casa de Ch., en el barrio Le., que venían a misa

a[ pueblo, sólo los días de fiesta y que, a sus setenta años, nunca

habían estado en Pau o en Oloron' Cuanto menos salen, me-

nos ganas de salir tenían. Claro, tenían que ir caminando. Y

para ir caminando a Pau, hay que tener ganas. Si no tenían

nada que hacer allí, pues, sencillamente, no iban. Y no tenían

nada que hacer allí. El primogénito era el que salía. Ellos eran

los pilares de la casa. Aún quedan algunos, 0.-P.4.).La situación del criado agrícola se parecía bastante a la del

segundón que se quedaba en casa. A diferencia del obrero agrl-

1. Ejemplo de casa que ha conservado su nombre, a Pesar de haber te-

nido diversos propietarios y de estar abandonada en la actualidad.

2. El segundón tenía, en principio, el usufructo vitalicio de su parte'

Cuando moría, si se había quedado soltero, ésta revertía al heredero'

49

Page 26: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

cola jornalero, que sólo consigue «jornales, (journau) en vera-

no y se queda a menudo sin trabajo durante todo el invierno ylos días de lluvia, que con frecuencia no tiene más remedio que

aceptar trabajos a destajo (á preys-heyt) paru llegar a final de

mes (ta junta), y que gasta prácticamente todo lo que gana(ucinco céntimos al día, y la comida, hasta 19t4") para com-prar pan o harina, el criado (lou ba/et) goza de mayor seguri-dad.l Contratado para todo el año, no tiene que temer la llega-

da del invierno ni los dlas de lluvia, pues tiene comida y techo

y le lavan la ropa. Con su salario, puede comprarse tabaco e ir a«tomar una copa» los domingos. Pero, a cambio, el viejo criadotenla que resignarse al celibato las más de las veces, ora por ape-

go a la casa y devoción por sus patrones, ora porque no dispo-nía de suficiente dinero para establecerse y casarse. Para el cria-

do, casi siempre un segundón de familia modesta, como para el

obrero, el matrimonio era muy diflcil, y en estas dos categorías

sociales es donde más abundaban antes los solteros.2

«Como era segundón, me colocaron muy temprano, a los

diez años, como criado en Es. Allí tuve relaciones con una chi-ca. Si nos hubiéramos casado, habríamos hecho, como dicen,"el matrimonio del hambre con las ganas de comer" (hu mari-daje de la hami dop l" se). Éramos tan pobres el uno como la

otra. El primogénito, claro está, ya tenía la "casa con todo" (lou

1. Se distinguía antes entre bu¡ rnestes o capmaysoués, es decir, los

«amos», relevantes o modestos; hus bourdés-mieytadis, los aparceros; lous

bourd.és en aferme,los granjeros; hus oubré¡, los obreros, y lous baylets, los cria-

dos. Un criado muy bien colocado ganaba de 250 a 300 francos anuales antes

de 1914. Si ahorraba mucho, podía esperar poder comprar una casa con unos

diez o doce años de salario y, con la dote de alguna muchacha y un poco de

dinero prestado, comprar una granja y algo de tierra. El jornalero, por el con-

trario, no tenía prácticamente ninguna esperanza de prosperar. En cuanto ha-

bían hecho la primera comunión, a los niños y a las niñas los colocaban como

criados o sirvientas (gouye).

2. La difercncia de edad entre los cónyuges era, como media, mayor

antes que ahora. No era infrecuente que hombres maduros, pero ricos y de

familia relevante, se casaran con muchachas de 20 a 25 aios.

50

menddje garnit) de nuestros padres'. es decir los rebaños' el co-

rral, la casa, las h.r;;;;;s'agrlcolas, ercétera, lo que le facili-

taba las cosas para t"ottt' La Jhit" con la q"t Io tenía relacio-

;; *"r.hó a la ciudad; suele ocurrir' las chicas no esperan'

Lo tienen más fiácil ;;;;'il' para "colocarse" en la ciudad

""-" .ri"¿rr, d.rlut"b'"da' poi alguna amiga'

"o',**1tj":ime divertía a mi manera, con otros chicos que estaban en el

;i;; caso que yo. Nos pasábamos.noches enteras (nouqrtEtd'

literalmentet "p"r",,t Jt i"ttg"'- toda la noche'' noueyt) el el

;;¿;,"g""do " l,' t"t"' h"tf el amanecer' haciendo pequeñas

"comilonas". Casi ti;;; hablábamos de muieres' 't

otilll

-o, *,ry mal, por suPuesto' Y al día siguiente ponÍamos veroes

;l;t;p;n..", at"[ ¡"erga de t' "oJht anterior' (N'' criado

;illr, ;rcido en 189á; en"trevista realizada en bearnés)'

En las relaciones entre los sexos y en las bodas era donde

más se ponla de -'"ifi;; la conciencia de la jerarquía social'

nEn el baile, ningún segundón de familia humilde (u cadd¿t

a, prrlr, garbure)" ítt""ü demasiado "" l'-li:-"::t"*,:#iuí ."t"ñoino importantel' Los otros segundoles:T:?:11i

irrrUi.r"" dicho: ¡Menudo pretenciosol ¡Pretende cametarsela

;;; t;¿,.1 Los criados q"t tenían buena planta sacaban a ve-

ces a bailaru U, nt"Jt'"t pt'o no solía ocurrir' Había un cria-

do bien parecido q;;;"*Ptado por Ia buena sociedad; iba

detrás de la herede'" dt E'' Y " t"'ó con ella' Todo el mundo

"puso el grito en .itioi 't ver que se casaba con ella' Era algo ex-

traordinario. Todo "i

mundo t't'b" convencido de que serla su

esclavo. De hecho, no fue ni remotamente así: adoptó el com-

plt.r-r*itá. lo, p¿ttt de su mujer'-,que acabab-"n de volver

de América y vivlarde renta' se convirtiá en un señor y no vol-

;;""b;É. Todo' los viernes iban a Olorón' 0'-P'A')'

La lógica de los intercambios matrimoniales tiende a salva-

guardar, " n"'0""';;l;l;*tq"ía social' Pero' más nt**"-L.n..' .i

".lib"io de determinadas personas se encuentra rnte-

51

Page 27: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

grado en la coherencia del sistema social y, por ello, tiene unaflunción social evidente. Por mucho que constituyera una espe.cie de fallo del sisrema, el celibato de los primogénito, no .rr,en el fondo, más que el efecto lamentable d. urrr rfir*ación ex-cesiva de la autoridad de los padres, piedra angular de la socie-dad. En lo que a los demás se refiere, segundon.s e individuosde origen humilde (de petite garbur), granjeros, aparceros,obreros agrícolas y, sobre todo, criador, ,,, ..iib"ro se inscribeen la lógica de un sistema que rodea profusamente de protec-ciones al patrimonio, valor supremo. En esa sociedad e*la queel dinero es escaso y caro,l donde lo esencial del patrimonio loconstituyen los bienes raíces, el derecho de primogenitura, cuyafunción estriba en garantizar las tierras trasmitidaJpo. lo,

"rt.-pasados, es inseparable de la dote, compensación oiorgada a lossegundones para que renuncien a sus derechos sobre Ias tierrasy la casa. Pero, a su vez, la dote conlleva una amenaza: por ellose hace todo lo posible para evitar un reparro que arruina ría alafamilia. La autoridad de los padres, la fuerza áe las tradiciones,el apego a la tierra, a la familia y al apellido determinan al se-gundón a sacrificarse, ora marchándose a la ciudad o emigrandoa América, ora permaneciendo en la finca, sin esposa ni sIlario.2

Basta, para explicar que el matrimonio constituye un asun-to que pertenece más a la familia que al individuo, y que se lle_va a cabo según los modelos estrictamente definidos por la tra_dición, mencionar su función económica y social. Lo que no es

1. Todos los informadores suelen insistir en la escasez der dinero líqui-do: oNo había dinero, ni para las salidas de los domingos. S. gast"ba poco.Una tortilla y una chuleta o un pollo era todo lo que pedíamol qrr. ,rá. hi-cieran [en la fonda], (A. A.). uAhora hay una ,brrrdrn.ia de dineio que en-t:nces no habla. La gente no es más rica, pero circula más dinero; qrri.r, po-dla vivir en su casa y ahorrar unos céntimos era feliz, pero no q,ri.., ,áí,que comprarlo todo, el obrero, por ejemplo. Ére em e[ más desáichado detodos, (F. L.).

2. A la inve¡sa de otras regiones rurales, Lesquire ignoraba las bromasrituales que suelen hacerse a los solteros, varones o h.-bir., du¡ante los ca¡-navales, por ejemplo. (Véase. A. Van Gennep, Manuel de folhlore fangais,tomo I, I y 2, París, Editions Auguste picard,1943-t946.) '

52

llrrt t' f)ár?. que también se practique, en la sociedad de antaño y¡nrr ('n la actual, una segregación de los sexos brutal. Desde lalrrl,urcia, chicos y chicas están separados en los bancos de la es-

' n('l;r y en el catecismo. De igual modo, en la iglesia, los hom-lrrt's sc agrupan en el coro o en el fondo de la fila central deIr,rur'os, cerca de la puerta, mientras las mujeres se acomodan,'rr Lrs bancos laterales y los primeros de la fila central. El caft,'r rrtr lugar reservado a los hombres, y cuando las mujeres de-q,'.ur decirles algo a sus maridos no van ellas personalmente,rrro que mandan a sus hijos. Todo el aprendizaje cultural y el

' nn,unto del sistema de valores tienden a desarrollar en losurie'rnbros de uno y otro sexo actitudes de exclusión recíprocasy ;r crear una distancia que no puede cruzarse sin turbación.ll)c tal modo que la intervención de las familias era, en ciertorrrorkr, impuesta por la lógica del sistema, y también la del nca-

hurrcntero» o «casamenterar, llamado trachur (o takmi, en elv;rllc del Gave de Pau). nHacía falta un intermediario para ha-r cI que se encontraran. una vez se han hablado, ya marcha.llay muchos que no tienen oportunidad de conocer a chicas or¡rc l'ro se atreven a ir a su encuentro. El anciano cura ha arre-glrrclo muchos matrimonios entre familias relevantes de biem-pcr)santes. Por ejemplo, B. no salía, era tímido, apenas iba alllirile; el viejo cura ya verle: "Te has de casar." La madre: "Ha-llrfa que casarlo, pero no encuentra con quien, es diftcil." "Nolrrry que mirar la dote", dice el cura: "hay una chica que será pararrsted [a madre] un tesoro." Lo casa con una chica pobre, conla hija de unos aparceros a los que conocía a través de una tíanruy devota. El cura también ha arreglado el matrimonio de L.l'ln muchos casos ha conseguido que antiguas familias que nocst¿rban dispuestas a rebajarse aceptaran una boda con hijas delirrnilias pobres. Muy a menudo, el vendedor ambulante (crou-

litayre) hacla las veces de nachur. La madre le decía: "Quiero

1. El lenguaje es revelador: las expresiones ha bistes (literalmente: ulan-zrtr miradas,) y parla ue gou)tate (literalmente: nhablar a una chicar) signifi-t:rn ucortejatr.

53

Page 28: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

cil.sa, a nri hiio." H,l lo hablaba cor) fl,c,ntcs t¡uc rcnfarr hijas casa-dcras cn Ar., Ga., Og., y los demás lugarcs p«rr los clue él pasa-ba. Muchos matrimonios se arreglaban así. ()tras veces, .i qu.hacía de intermediario era un pariente o algún amigo. Se habla-ba el asunto con los padres de la chica y luego se le decía almozo: "Vente conmigo, rramos a pasear, te voy a presentar.,,,(P. L., BB años). Era costumbre, una vez el üato concluido,ofrecer algún obsequio al *achur y convidarlo al banquete deboda. De quien había arreglado el marrimonio solía decirse:nSe ha ganado un par de botas, (que s'a gagnat u pa de bottirue).

En este contexro ha de comprenderse el tipo de matrimo-nio llamado barate en la llanura del Gave y crouhouen Lesqui-re, por el que se unen dos hijos de una familia (dos hermanos odos hermanas, o un hermano y una hermana) con dos hijos deotra. nla boda de uno de los hijos proporciona a los demás laocasión de conocerse, y se saca buen provecho de ella, (p. L.).Nótese que, en esre caso, salvo si una de las familias tiene másde dos hijos, no hay entrega de dote.

La restricción de la libertad de elección riene, pues, tam-bién su lado positivo. La intervención directa o mediata de lafamilia, sobre todo de la madre, hace que se vuelva innecesariala búsqueda de una esposa. Se puede ser bruro, patoso, rosco ygrosero sin perder todas las posibilidades de llegar a casarse. Elmás joven de la familia Ba., uceloso, arisco, cascarrabias (roag-nayre), desagradable con las mujeres, malo», ¿no fue novio de iahija de An., la heredera más guapa y rica de la comarca? y talvez no sea una exageración pensar que, gracias a ese mecanis-mo, la sociedad garantiza la salvaguarda de sus valores funda-mentales, en concreto, las uvirtudes campesinas». ¿Acaso noopone la conciencia tradicional el ncampesino, (hu paysá) al«señor» (lou moussü)i Sin duda, de igual modo que se oponía alcampesino enmoussurit, naseñoritingador, el buen campesino se

oponía al campesino empaysanil, «acampesinador, al hucou,t al

I ' Este término tiende a designar en la actualidad al soltero, literalmen-te, al ugato que maullar.

54

l¡,¡nrlllc rtrclo, y tcnía quc salrcr c<ltrr¡r()rtiu'sc crlmr¡ uh<ltrrlrrc

',,,. irrblcr; lo quc uo quita que sicrnllrc sc insistiera cn las cuali-,l.r,lt's rlc,campesino. Sobre todo, hablando de matrimonio, l<r

,'r¡rcr:rdo cra que un hombre fuera trabajador y supiera trabajar,v ,¡rrt' fircra capaz de dirigir su explotación, tanto por su corrr-

¡rt'tcrrcia como por su autoridad. Que no supiera trabar amistad¡,uui,qtilha\) con las mujeres y que pusiera tanro empeño en cl

tr.rlrrj«r clue descuidara sus deberes sociales no solía tenérsclc,lt'rnasiado en cuenta. El juicio colectivo era inmisericorde, por,'l t.orrtrario, con quien se atreyiera a ndárselas de señor, (mous-

'rrt't'yi)en detrimento de sus tareas de campesino. uEra dema-ri.rtlo scñorito (moussu); no era bastante campesino. Muy buenrn()zo para salir a pasear, pero sin autoridad, (F. L., BB años).l'r,tll [a educación básica preparaba a las muchachas a percilrirt, :r considerar a los pretendientes en función de las normas ad-r¡riticlas por la comunidad.l nAl "señorito" que Ie hiciera Ia cor-tt', la joven campesina le habría contestado como la pastora del,r c'rrnción: " You q'aymi mey u bet hilh dr pa1sd" (Yo prefiero unl,rrt:n hijo de campesino).r2

l. De igual modo, el varón sólo podía admitir y adoptar el ideal c«r-

It'ttivo, según el cual la esposa ideal era una buena campesina, apegada l lrr

t it rra, laboriosa, ((apta para traba.jar dentro de la casa y fuera, en el canrpo,rirr r¡riedo a que le salgan callos en las manos y capaz de conducir el ganado,(l;. L.).

2. u¿Quieres, hermosa pastora, darme tu amor?'fe seré fiel hasta el final de mis días.

You q'aymi mey u bet hilh de paysá...

¿Por qué, pastora, eres tan cruel?Et bous moussü ta qu'et tdn amourous?(¿Y usted, señor, por qué está tan enamorado?)No me gustan todas esas señoritas,..

E you moussü qu'emfoutis de bous... (y yo, señor, me río de usted), (re-

.opilado en Lescquire en 1959).

Existe una retahíla de canciones que, como ésta, presentan a una pasto-rx que, astuta y sin pelos en la lengua, dialoga con tn fancltimán de la civtlad (nombre peyorativo aplicado a quien se esfue¡za en hablar fuancés, fan-chimandeyt).

55

Page 29: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

2. (l()N'I'I{ADICCIIONL,S lN't't1t{NAS y AN()MtA

Las manos que aplauden en los reatros y los cir-cos dejan descansar los campos y los viñedos.

CoruuEu

A todas las familias campesinas se les plantean fines conrra-dictorios: la salvaguarda de la integridal del patrimonio y elrespeto de la igualdad de derechos enrre los hijos. La imporian-cia relativa que se otorga a cada uno de estos dos fines varía se-gún las sociedades, así como los métodos empleados para alcan-zarlos. El sistema bearnés se sitúa entre los dos extremos: laherencia de uno solo, habitualmente el primogénito, y el repar-to equitativo entre todos los hijos. No obstante, la compensa_ción otorgada a los segundones no es más que una coniesióndebida al principio de la equidad; la costumbre sucesoria privi-legia abiertamente la salvaguarda del patrimonio, otorgáo

"lprimogénito, sin que lleguen a sacrificarse totalment., .o-oltigulmgnte en Inglarerra, los derechos de los segundones.con el celibato de los segundones y la renuncia a la trerencia elsistema se cumpliría en toda su lógica y alcanzaría el extremohacia el que tiende, pero que nunca alcanza, porque eso equi-valdría a exigir de toda una categoría social ,r., i".rifi.io absolu-to e imposible.

Que el mismo fenómeno que, andguamente, parecía caerpo-r su propio peso sea percibido ahora como algo anormal sig-nifica que el celibato de ciertas personas, que se áceptab" y .oi-tribuía a salvaguardar el orden social, i.pr.r..rt" ahora unaamenaza para los fundamentos mismos de este orden. El celiba-to de los segundones no hacía más que cumplir lalógicadel sis-

56

t"rrrir lrimt¿t en sus consecuenci¿rs nr/ts cxtremas, y por ello podía

rt'r pr:rcit'rido como el sacrificio tratural.del individuo al interés

trlt:c(iv«r; en la actualidad, el celibato se padece como un des-

tirro lrbsurdo e inútil. En un caso, acatamiento de la regla, es

,lt'r'ir', anomalía normal; en el otro caso, desajuste del sistema,

,'s tlccit', anomia.

I ( )S NUT.]VOS SOLTEROS

til celibato se presenta como el signo más manifiesto de la

, risis clue aqueja al orden social. Mientras en la antigua socie-

,l,rrl cl celibato iba estrechamente ligado a la situación del indi-vi.lrr«r en la jerarquía social, fiel reflejo, a su vez, del reparto de

krs bienes raíces, aparece hoy en día como ligado, ante todo, a

l,r tlistribución en el espacio geográfico..Sin duda, la eficacia de los factores que tendían a propiciar

,'l c,clibato antiguamente no ha quedado en suspenso. La lógica

.1.' krs intercambios matrimoniales sigue dominada por la jerar-

r¡rría social. Un cuadro que diferencia a los solteros nativos de

krs pueblosl según la categoría socioprofesional, la edad, el sexo

y la cuna evidencia a las claras que las posibilidades de matri-rrronio menguan paralelamente con la situación socioeconómi-t"t (uéanse páginas sigu.ientes).

El porcentaje de solteros crece regularmente a medida que

sc va hacia las categorías sociales inferiores: el 0,47 o/o de los sol-

r(:ros son grandes hacendados, el 2,Blo/o son hacendados media-

rros, el 8,45o/o son hacendados pequeños (es decir, el lI,73o/o en

cl conjunto de los propietarios de tierras), el 4,22o/o son obreros

rtgrícolas, el 2,Blo/o son aparceros y granjeros, el 11,73o/o son

criados y el69,500/o son ayudantes familiares. Hay que ponde-

1. La población aglomerada (que se designará de ahora en adelante

lrajo el nombre de pueblo) es de 264 personas; la población dispersa (case-

ríos) es de 1.090 personas.

57

Page 30: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

r'll. cstirs c:ifras tc,ic.<lo cn crterrrlr llr itrt¡rrlrtrarr.iu ,rrrérica clc: lltsrlifcrc'lltcs ca_tegorías.t_ Entre aparccr,r, y gr",r¡"r«ls, cl porcentajcde solte¡os llega al 28,57o/o; *t." u[rrá.á, agrí.olas al Bl,gl %rlentre criados al l00o/o.2Aunque,-como antiguamenre, las posibi_lidades de matrimonio son mucho menores para Ios individu«¡sque pertenecen a las categorías más desfavor..idrr, obreros agrf-colas y criados en particular, resulta que el índice d. ,olteroí",relativamente elevado entre los propieiarios de fincas. Lo, ZA .r_bezas de explotación solteros yi", ZZ primogénitos que, con lospadres vivos, han sido incluido, .r... los ayudant., f"*ilir..r,represenran a|22,32o/o del conjunto de propietarios agrí.ola, J.:los caseríos.

1' véase apéndice III: nTaille des familles seren la catégorie socioprofes-sionnelle des chefs de famiile,, cuadros III A y B, en p. Bourdieu, ucéribat etcondition paysanne», op., cit. págs.123_124.

2. A pesar de haberse convertido en algo muy escaso (y po¡ ello muv

Ilj.::l'^, :,'_:.lados n_o goza n de u na si ruació"n ,-, ;;í,;;:;; ;

,aI; ü_;;1Dan hace crncuenta años. Totalmente sometidos a unos amos a menudo au_toriarios que procuran denigrarlos en público para depreciarl., ;;"i;r; ; ;;se los quiten, ni siquiera.pu.d.., p.rr.rr..,1".r.r.. Es posible hacerse unaidea más cabal de su condición grr.ir, ,l ,.r,i,,orrio de uno de ellos, nacidoen 1928: uFui a la escuela hasta io, on.. años, en el ba¡¡io d. ü üi;;;;.tenía una pequeña finca de ocho hectáreas, de helechos y bo.q,l., "*..¿.r,algunos prados y tres fanegas d_e maí2. yo tenía,',r, h.rÁrrro;";;;;;;

hermana retrasada; -. purL.o., a trabajar .., ."r" d. L., como criado. Es unpuesto arduo, los patrones ,o, .r,ig.rt.r. Estuve allí .._" ;;;;;;; d;;-te seis años. Estaba molido, fisica y moralmenre. Me quedé deshecho. Habíaque reírle todas las gracias al "-o, .o,,o un cretino. con el consentimiento

de mis padres conseguí liberarme del amo e ir a casa de R., un prri.rr; J;rante ocho meses anres de marchar al servicio militar. cuando me licencia-ron,,trabajé de obrero agrícola. Es duro, pero no es una esclavitud como ha_cer de.criado. Después, trabajé en.vari", .-pr.r", d. lo, ,I..d.Jo..; f;;brÉqa.11 el grupo escolar, para.la traíd,a d. ,gurr. Ahora estoy en la f,íbrica de la_drillos. ¿Casarme? ¡Ay, si fuera poli, enco"nt.a.l" á.r. novias! ¡Mire qué gor_das están las mujeres de los geniarmesl No dan golp. ,

5B

,solteros nativos dc los cascrí«rs «lc l'esquire

V

Primo-génito

Ranso Por el nrcinie11911ex9-ol

H Totalest tttttltt ititt sttt'ial I edad

Segun-

dón

Priruo- Segun'

génita dona

{ . r.rrrrl('s lr,rcendados

trrr,¡', rlt'.J0 l.ra)

l .lll25aios.' .l(r rt 30 años

l .ll a 35 años,t. .)(r a 40 años

',. 4l arños y más

I l,rr cntl¿dos medianos

t l', ,r .i0 ha)

L

t.4.

5.

2l a25 aios26 a 30 años

31 a 35 años

36 a 40 aios41 años y más

I l:rccndados Pequeños(r¡rcnos de 15 ha)

l. 2l a25 aí,os

2. 26 a 30 años

3. 3l a 35 años

4. 36 a40 años

5. 41 años Y más

1

1

1

1

l2

2

1

1

2

T2

Apareceros y gran.,eros

l. 2l a25 aios2. 26 a 30 años

3. 3l a 35 años

4. 36 a 40 años

5. 41 años Y más

59

Page 31: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

Solteros nativos de los pueblos de l,est¡rrirc (c.ontirruación)

Condición social y edad Totales

Prirno- Segun-génito dón

Primo-génita

Segun-

dona

Obreros agrícolasl. 2l a25 aí,os2. 26 a 30 años

3. 31 a 35 años4. 36 a40 años

5. 4l años y más

III1

5

r26

215

ll312

1

III

Criadosl. 21 a25 aítos2. 26 a30 años3. 31 a 35 años4. 36 a 40 años

5. 41 años ymás

Ayudantes familiares1. 2l a25 ailos2. 26 a 30 años

). tt a J) anos4. 36 a 40 años

5. 41 años y más

15

14

t24

l0

143t3919633l14213

45

)32T

l039

213457t

Hay que observar, por_ otra parte, que se cuentan 89 pri_mogénitos solteros (o sea, el55,60/o), entre los cuales hay 4l demenos de 35 años, contra Zl segundones (o sea, el 44,4;/o), en_tre los cuales hay 38 de menos áe 35 años. En cuanto a las chi_cas, la relación se invierre, pues las primogénitas sólo represen_tan el 15 %o de las solreras, contra el g4o/o J. lr, ,.g,r.rdonas. D.lo que cabe exrraer unas primera conclusiónr las"posibilidadesde matrimonio dependen menos de la situación socioeconómi-ca que andguamente. El privilegio del propierario y del primo_

60

l,r.rrito crrrre pelig«1. Aunque, evidcntcmcnte, el capmaysoui se

,,rr.r ruris fllcilnlente que el criado o el obrero agrícola, no es in-Irr'trrr'rrtc quc sc quede soltero, a pesar de todo, mientras el se-

¡,,rrtrtL'rtr rle fámilia modesta encuentra esposa.

l't'ro [o esencial es que la oposición entre los primogénitos

lror urr lado, y los segundones, los obreros y los criados, por el,tr., t¡treda relegada a un segundo plano, sin quedar abolida,

'¡rr ('f frl)argo, por la oposición entre el ciudadano del pueblo ytl rirtrtftcsino del caserío.

Estado civil de los habitantes de Lesquireen función de la edad, del sexo y de la residencia

Caseríos

lirl,tl TotalesSoberos Casados Soberos

VH V H V HCasados

VHN,rt idos entre:t').\.\y1929 4 2(.'}la25años)

l'))B y 1924(.1(r a 30 años)

l'))3 y l9l9(ll a35años)

l')18 a l9l4(.i(r a 40 años)

¡rlltes de 1914

30 t4 5" t3 76

9 9 5467

t4 20

13 24*

t4 14

204*257** 679

36 75

203

t43

63 15

71

'l'otales 15 t3 75 86 163 50 250 328

* Entre ellos un viudo.** Entre ellas una viuda.*** Entre ellos 16 viudos..*+- Enrre ellos 95 viudas.

6t

Page 32: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

l'olthción dc l,etquire l?esidentt,tn lltsirlrttrr r, ----l¿rrrh,ot 1954 el pueblo hts uuulosMenores de 21 años 75 299-- 374Mayores de 21 años 199 791 980Toales 264 1.090 1.354

Mientras los soltero.s varones mayores de 2l años represeu-tan sólo el t6,44o/o de la población masculina del p*bi;;fb"man el 39,760/o de la población masculina de lor'."r..ío, 1".decir,2,4 veces más),..yTdo el porcentaje para.l .onju.rto icla población alcanza el35,3To/o. En el grupo que tiene entre 3ly 40 años las diferencias son má, notoñar.l L* solteros forman:l 8,1: o/o de la población masculina del pueblo y el 55,73o/o ila población masculina de los caseríor, y.l hecho esencial con_siste en que el índice de solteros h, p"ádo d,el Zl,6olo para l'o,yarones de los caseríos de más d. cuarent" años, es decir, la vie_ja generación, a 55,73o/o para los hombres entre 31 y 40 aíros,.: 9.:i" la joven generación, o sea, un crecimiento áel simpleal doble.

Entre las mujeres el fénómeno presenta un aspecto muy dife-rente. Partiendo de que el número de mujeres que emigra d.l ..ru_nicipio, para trabajar en la.ciudad o para."r"rr., ., -ri.ho mayorque el número correspondiente de ño-br.r, la comparació;;"_tre el índice de solteros de los varones y el índice .";.rp;;;i.;,.de las mujeres. no se justifica. No ,,r..á. lo mismo .o., l, .o_p"-ración entre el índice de mujeres solteras del pueblo y a. _";íode los caseríos. Las mujeres solteras ..pr.r..ri"r, el i3,13o/o áebpoblación femenina del pueblo *"yor., de 21 años, .orrrr, .l13,22o/o en los caseríos; partiendo de que el porcentaj. p"r" .iconjunto.del municipio es del 13,20yo, ü diferen.i"., á.rpr..i"_ble. En el pueblo las solteras constituyen el17,39o/o de la pobla_ción femenina enrre 2l y 40 años de edad, conúa el 33 % en los

1. La edad media en el momento del matrimonio es. de 29 aios paralos hombres y de 24 para las mujeres.

62

qi

1 ., r r,,1 (('\ ,lccir', tuta rclación tlc I a 1,9). Así' t:rientras la oposi-

t,,,, r r r r,' .'l ¡rrtcbl«l y ltls caseríos está muy marcada en lo que a los

lr,,rrlrr'\ r.' r't'f icrc, rcsttlta igual a cero si consideramos el conjunto.1, I r ¡,,,1 ,l'r, irin lcnlenina adulta, aunque, con todo, las mujeres de

1,,, r ,rrr'rios tlt' lu j«rven generación están desfavorecidas respecto a

.l.l rr,t1,rlr('s, llcr«r infinitamente menos que los hombres.l

',r r',,r,rhk'ccnlos un balance de los resultados obtenidos has-

r.r r I nr()nr('nt(), parece manifiesto, en primer lugar, que las po-

¡l,rlr,l,r,h's rk' r¡ratrimonio son siete veces mayores para un

lr,,rrrlrrr',k' lrr ioven generación (de 31 a 40 años) residente en

,l ¡,rr,'l rlo (luc para uno de la misma generación nacido en los

,.rrr rtr\i y, ('t1 segundo lugar, que la disparidad entre las mu-

, lr * lr,rs rlt' kls caseríos y las del pueblo es mucho menos impor-

r,rnr{ (¡r('e,tttre los mozos, pues las chicas del pueblo sólo tie-

r,, rr ,l,rs vcccs menos de posibilidades de quedarse solteras que

1,r., , lrit,;rs ,lc los caseríos.2

l. Si t:onsideramos la población femenina ¡esidente en Lesquire (pres-

, ilrrlr( il(l() tlc las mu.ieres nacidas en Lesquire y casadas o domiciliadas en la

, rrr,l.r,l), ,¡rrccla patente que, en el pueblo, una mujer de más de 2l años de

,.r,l.r rir'lc cs soltera, y el índice sube a dos de cada l1 para las mujeres de 21

r l(l ,rtros. [i,n los caseríos la proporción es la misma para las mujeres de más

,1, .r| ;rlros: alcanza ll3 paralas mujeres de21 a40 años. La influencia de la

r,1r,l('n('i:r sobre las posibilidades de matrimonio también afecta, pues, a las

.rrl( ! ( s (lue permanecen en Lesquire.

.1. (i¡nsideremos sólo la distribución marginal de los datos siguientes:

Hombres

Casados TotalSoheros Soheras

MujeresCasadas Total

| 'r rr'lr lt r

(.rst'r'losr5

t6375

25090

413

t350

86328

99

378

I r ¡t:tl

l,a residencia y el estilo de vida correlativo influyen (de forma muy sig-

ilifit:rrriva, x2 = 16,70) en el estado civil: hay cinco veces más hombres casa-

'lt's t¡ue solteros en el pueblo y sólo dos veces más (l'99) en los caseríos' Por

,'l ,r,ntrario, la residencia no influye de forma significativa (x2 = 0,67) en el

¡'sratlo civil de las mujeres.

178 325 503 63 414 477

63

Page 33: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

L( )S liA(l'l'()lttis eLJt: liAN 'l'l{ANSt;( )ttMAt)() [,t. St.S.l.tiMA1)t, L()S INI'ITRCAMBIOS MAt't{lM()N rAl_trs

La aparición de esos fenómenos anormales revela que el sis.tema de intercambios matrimoniales, en su conjunto, ha sufiicl,,una profunda transfo.rmación cuyas causas esenciales hay «¡rrcconocer antes de analizar la situación actual. Ere ,ist.ma émp"zó a tambalearse cuando se resquebrajó la institución de ra dár.,que era su clave de bóveda. En efecro, con la inflación Que si-guió al final de la Primera Guerra Mundial, la equivalená"

",,_tre la dote como parre del patrimonio y la dot. .o-o donacil¡lrotorgada al que se casa no pudo ,.g,.i, manteniéndose. «Des-

¡ujs de la guerra pensábamos que aquellos ,.precios de locura"

bajarian. Hacia l92l la vida empezi abajar,- y los cerdos y lasterneras bajaron; pero sólo fue un movimiento aislado q.rá n,tuyo conrinuidad en el tiempo. pocos meses después, los preciosvolvieron a dispararse. Y eso significó una ,..daá.." revoiución:los ahorradores quedaro.r ar.,.rir"dos; icuántos pleitos y peleasentre propietarios y aparceros, entre granjeros y amos! pasó lomismo con los repartos: las segundonar, ."r"dm desde hacíatiempo, pretendían una revisión al alzade la herencia de acuer-do con los valores del momento. para los matrimonios, las dotes

Reagrupemos ahora los datos marginales refe¡idos a los solteros:

Solteros Casados TotalPuebloCaseríos

15

16313

5028

213Total

24163t78

- De lo que cabe concluir que la residencia no ejerce la misma influenciasobre los hombres que sobre Ls mujeres, ni sobre ros hombres d.l p,rebroque sobre los hombres de los caseríos. Co*o ya quedó establecido qll. U Ji_vergencia no depende de la diferencia de situación enrre las mujeres'der pue-blo y las mujeres de los caseríos, ni entre los hombres del puebío y tr, ,ri,r;._res del pueblo, sólo puede deberse a ra situación parti.urar de lo, Éo-b... i.los caseríos.

64

¡,llrr \'r'l ((|nt:u'()n nlcnos. Hoy dím casi nadie les concede im-

l,ntt!rrrr r.r. ;(]tri'vrtklr tiene el dinero? Habría que pedir mucho.l,¡,r lr.r, r,'rrrlu r¡rrr, valía 20.000 francos antes de 1914 vale ahora,lrro rrrrllorrt'.s. Nadie podría pagar unas dotes en proporción.

'lrl¡¡r' rt'¡rt'sc'rrtu ¿hora una dote de 15.000 francos? Así que a

rr,r, lr,' l,' irrr¡rortrr» (P. L.-M.). Por todo ello, la dependencia de

1,,,, rrr.r. ,rrnbi«rs rrratrimoniales respecto a la economía menguaf ,. urf 'f.r rlirho, cambia de forma; enyez de la posición en la je-

r,rr¡lt.r rr».'irrl clefinida por el patrimonio agropecuario, es ahoranrrr lr() truis lrt condición social -y el esdlo de vida que lleva apa-

t' ,.lrln lo t¡trc determina el matrimonio.l'r'ro no sólo se tambalea la base económica del sistema:

r,rrrrl'r,in lr:r habido una profunda transformación de los valores.

I n ¡,rirrrt'r lugar, la autoridad de los mayores, que se basaba, enrrlrr¡r.r irrstancia, en el poder de desheredar, se debilita, en parte

1,,,r r.lroncs económicas, en parte debido a la influencia de la,,lrr,;rr irin y de las ideas nuevas.l Los padres que han pretendidorrr,urrli'star su autoridad amenazando a los hijos con desheredar-

1,,', lr;ur provocado la dispersión de su familia, pues los jóvenes

' rrrl,r'rur a la ciudad. Y eso es cierto, sobre todo por lo que refie-rr' ,r lrrs chicas, que antes estaban encerradas en casa y se veían,,1,1i1,,;rtlas a aceptar las decisiones de sus padres. u¿Cuántas chi-

'.r lriry hoy día que se queden en casa? Ni una. Como tienenrrr,,rlrrcción, todas tienen empleo. Prefieren casarse con un em-

¡r[';rrkr, les da igual. Trae un "salario" todos los días. De lo con-r r,rr io, hay que trabajar todos los días en la incertidumbre. ¿An-trsi ¿Y adónde había que marcharse? Ahora pueden, saben

,'s., r'ibir..., 0.-P. A.). nl-as chicas salen tanto como los chicos; y,,()n a menudo mucho más espabiladas... Eso es por la instruc-

l. Hay familias en las que la autoridad de los padres sigue siendo abso-lrrt:r. uRecientemente, a una de las chicas Bo., la mayor, aún la casaron con,rr chico de la montaña; el muchacho vino a vivir a Lesquire. La madre ur-,li,i la boda de su hija pequeña, que cenía i6 años, con el hermano mayor delr¡rurido de su hija mayor. Solía decir: "Hay que casarlas jóvenes, luego quie-r,rr clegir ellas", Q.-P. A.). A este tipo de boda se lo llama barate (ha ue ba-rt te).

65

Page 34: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

ción. Antes había chicas colocadas cn lu t:itrclrrcl, por supuesto.Ahora tienen un empleo; incluso estudian fi,rmaiión piofesio-nal y todo eso... Antes muchas chicas se colocaban para ganarsealgún dinero para el ajuar, y luego volvían. ¿Por qué iban a vol-ver ahora? Ya no hay costureras. Con la instrucción, se marchancuando quieren, (P. L.-M.).

El debilitamiento de la autoridad parerna y la apertura delos jóvenes a nueyos valores han privado a la familia de su papelde intermediario activo en la conclusión de los matrimonios.Paralelamente, la intervención del casamentero (lou trachur) se

ha vuelto mucho más infrecuenre.l Así, la búsqueda de uncompañero es algo que depende ahora de la libre iniciativa decada cual. Con el sistema anriguo se podía prescindir de ncorre-jaro y se podía ignorarlo todo del arte de hacer la corte. Hoytodo ha cambiado. La separación entre los sexos no ha hechomás que ampliarse con la relajación de los vínculos sociales,particularmente en los caseríos,2 y con el espaciamiento de las

ocasiones de coincidir y conocerse. Más que nunca, los uinter-mediarios, serían ahora imprescindibles; pero «los jóvenes sonmás "orgullosos" que antes; se sentirían de 1o más ridículos silos casaran, 0.-P. A.). La generación joven, en general, ha deja-do de comprender los modelos culturales anriguos. Un sistemade intercambios matrimoniales dominado por la regla colectivaha dado paso a un sistema regido por la lógica de la competi-ción individual. En esre conrexto el campesino de los caseríosestá especialmente indefenso.

Alavez porque son infrecuenres y porque todo el aprendi-zaje tiende a separar y a enfrentar las sociedades masculinay fe-menina, las relaciones entre los sexos carecen de naturalidad yde libertad. nPara seducir a las chicas, el campesino promete elmatrimonio, o deja que lo supongan; el compañerismo y la ca-

1. Un hecho significativo: las jóvenes generaciones no conocen el tér-mino trachur, ni las costumbres de anraño. Todavía hay personas que pre-tenden arreglar matrimonios. Pero se las considera con cierta ironía.

2. Véanse págs.93 ysiguientes.

66

rrr¡r,rtlcr'íu s<ln inexistentes. No hay relaciones constantes entre

l,r¡ .l¡icr¡s y las chicas. El matrimonio cumple la función de se-

nn('l(). Arrics tal vez funcionara, pero ahora ,ro. El matrimonio*n ult campesino está desvalorizado. Se han quedado sin argu-

nr('¡rt()s clc scducción, (P. C., 32 aítos, aldeano). El mero hecho

rh' ,rt clcrrrsc a una chica y dirigirle la palabra es todo un proble-

nrJ, Aun(lue -y tal yez pot ello- se conocen desde la infancia,

rl rrr.is in.significante acercamiento adquiere la m¿íxima impor-trln( iir l)orque quiebra bruscamente Ia relación de mutua igno-

rrrt( il y clc mutuo retraimiento que caracteriza el trato entre los

f rlv('rf ('s rlc uno y otro sexo.1 A la timidez y ala torpeza del chi-r, §(' sunlan las sonrisas bobas y la actitud avergonzada de lar lu.,¡. No disponen del conjunto de modelos gestuales y verba-

l,'r t¡rrt' podrían propiciar el diálogo: estrecharse la mano, son-

rr'Ír, lrr«rrnear, todo resulta problemático. Y, además, está la opi-

rrrrirr t¡trc observa y jtzga, que otorga al encuentro más trivial el

vrl,,r tlc un compromiso irreversible. Si se dice de dos jóvenes

rlu(' «sc hablanr, lo que se quiere, realmente, decir es que van ar ll\.usc... No existen, no pueden existir, las relaciones neutras.

Arlcrnás, todo tendía antes a favorecer al buen campesino,

¡,rr,'s cl valor del dueño de una hacienda dependía del valor de

rlrt,r, y viceversa. Las normas que regían la selección de la pareja

¡'r¡rr vhlidas, por lo menos a grandes rasgos, para el conjunto de

l,r r onrunidad: el hombre cabal había de reunir las cualidades

l. uCarecen de confianza en sí mismos. No se atreven, después de ha-

lrr rl.r t'stado contemplando durante quince años, a acetcarse a una chica."N. ts para mí", se dicen para sus adentros. Van a la escuela. Trabajan des-

,rl,.rri,r¡:rclamente. Tienen el certificado de estudios o el nivel elemental. Si

l,,i ¡,;¡11¡95 no los empujan, es la norma (las cosas están cambiando, desde

lrlrr (' unos años), se vuelven a la finca y poco a Poco se van amodorrando.

I h'v,rr trna vida tranquila, disponen de un poco de dinero de bolsillo los do-

rrnrli()s. Se van al servicio militar, se hunden un poco más, se conforman.

llr¡,¡1'r,,,,, van pasando los años y no se casan, (A. B.). nHay que verlos. Se

llIr('srr:rn tensos en presencia de las chicas. No saben exPresar sus sentimien-

rrrr. listán avergonzados. Y no les falta razón. Tienen la oportunidad de ha-

l,l.r¡ rlurante cinco minutos cada quince días con una chicas en las que tal

,', ¿ rro han parado de pensar durante esos quince dias, (P. C.).

67

Page 35: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

(llt(: lc c()nvct'tíalr ct) rrn l)uclr (.ilnll)(.sin() y (.n un «holnllrc.,io.ciablc, y alcanzar un jus«r ec¡uili'ri<, crat; h)tt ,toussü y to, i,,r.cou:e:tú,e el patán y el hombre cle ciuclacl, a fin cle.uárrr"r.'t',nsociedad actual está dominada por sistemas d. rr"lo.., i;;;.;,.tes: además de los.valor., propi"*.nte rurales, como 1".;1;;,.acabamos de definir, hry

"irom otro, f.o..dentes del enror.no

urbano y adoptados principalm.rrr. pJ, la, mujereq il;;; :1.esta lógica, quienes ,alen piirrilegiados son el náRo,,, y .i iá".fde sociabilidad urbana, tát"l-.ite distinto aa iJ."f,rr,ig,r;,que tenía que ver, sobre todo, con las relaciones .r,r. lo, hirr-bres; juzgado según estos criterios, er campesino se convierre errel hucou.

Pero el hecho esencial es, sin duda, que esta sociedad, anra_ño relativamenre cerrada sobre sí -irá,'r. ha abierto de fornlaclara hacia el exterior- De lo que ,.rd,á, en primer lugar, quelos primogénitos, atados a un ir"i*."1" que no pueden aban-donar sin deshonor, tienen " -..ru¿o _1, difi.utir¿.r;;;-

sarse -sobre todo, cuando se trata de pequeños hacend.ados_que sus hermanos menores que han ab"rrd'on"do il;i;;r.han marchado a la ciudad o

" 1",

"gl"-.r".i"nes próximas. peroel éxodo es, esencialmente, algo 6-.rriro, porque las mujeres,como hemos visro, ertán mucño mejor p.rtr..h"d^ q,r. ";;;;para enfrenrarse a la vida. urbana y ,i.Ápr. aspiran, y cada vezmás, a alejarse de la servidumb.. d. lrl,iá" campesina. nl-as chi_cas ya no quieren ser campesinas. No les resulta fli.il .rr.o.rtr,T.:]:rÍ

muchos jóvenes, hijos de granjeros, de aparcero, . in-cruso de hacendados, sobre todo, cuando la haciendr.rtá., unlugar perdido en el campo, lejos de t" .r.u.l" y d. l" i;L;;, ;;f':,*: ll-u,

,1*,' á. p"ío, y,";,;;; si el sitio es asresre,ra rrerra escasa y dura de trabajar. Todo emperO d.rp,ie, d.191.9. Cuando los hijos de c"mpárino que no llevaban el amor a11 uer,ra en.la sangre empezaron a marcharse en busca de em_

Il.j:.lT lircas pudieron.encontrar partidos que Ies g r^rtiÁ-

Dan una vrda de ocio y más acomodada, una .rm do.rá. podíanser "dueñas" (daunes) desde er pri-..1á-Anraño, anres de rainflación, los padres de las chicas ."r"d.r", (maridaderesl les da_

6B

Ir.lr rrrr,r,, l,rrt'lt:ts (l()tcs para "c<llo.,ltrllts" clt las clrsas dc los cam-

l't {ilrr,,, ,,,rl,t'rr t1ttc, cOn el clillcr<l clc ah<lra, csa dote, que tantos

i{' rllr r,,s l,'s ltlt costaclo, ya no vale nada. Prefieren mandar

{lrr,r.r .r ',rrs lriius c()n un pequeño apar y cuatro chavos en el

I,rl,rllr,; ,rsí srrbcn c¡r-re después no se les quejarán de que traba-

l4rr , nln(, rulrt csclava a la que siempre tratan igual que a una ex-

l.rrr r,. (l'. 1,. M.). (Véase también apéndice V.)N l,'rros vinculadas a la tierra que los varones (que los primogé-

urn,,, r'ir , u:rk¡uier caso), pertrechadas con la instrucción mínima

ilr¡rrr,,1 rrr.liblc para adaptarse al mundo urbano, parcialmente li-1,, r r,l,r,, ,1.' lls obligaciones familiares gracias al debilitamiento de

l.r¡ rr.rrlrtioncs, más rápidas a la hora de adoptar los modelos

rlr r,rrrpol'turniento urbanos, las chicas pueden emigrar a las ciu-

,l.r,l, ', ,, ,r l,rs pueblos más fácilmente que los chicos. Para calibrar

l,r rlr¡,,,rtrrncia relativa de la migración de los hombres y de las

trult r('s, lrusta comparar el número de chicos y de chicas nacidos

r n I .tt¡rrilc durante un periodo determinado y que fueron censa-

,f ,,,, , rr I 954, conel número de chicos y de chicas cuyo nacimiento

Ir, rrrst lito en el registro civil durante el mismo periodo'

Cornparación de los nativos y de los censados

Años de nacimiento

1923 1928 1933 1938

aaaATotal1927 1932 1937 1942

| , ( llricos[ ].r, itlos en Lesquire 88

l,l, ritlr:ntes en Lesquire e¡ 1954 67

f r,ri1,,rldos 2lI'rrrtt'rrtáje de emigrados 24o/o

.1. ( lhicasl.l,¡. irlas en Lesquire 86

It.side ntes en Lesquire en 1954 40| ' rr r igradas 46l'olcentaie de emigradas 53o/o

80 65 40 27349 44 33 r933121780

3\o/o 32o/o l7o/o 29o/o

654r24

27 o/o

71 47 26940 35 156

3r 12 11343o/o 29o/o 42o/o

I

69

Page 36: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

u

l',stc: ctrarl...<l s<'rl<l cvicrcrrc.iu rrrr irrr¡r,r-trr,tc rrcsccr.lso crc r:rnetalidad (cs decir, superior al 50,X,.,,rr" l9l-) y I94Z), sinoquc pone de manifiesto que las mujercs crrrigran dc'Lesquire nrrrcho más que los hombrei: .ntr. la, p.rro.,"i de 27 a3 i años t,r,7954, emigraron 2,22 veces más -rl;.r., que hombre, (y t,4 *_ces en lo que se refiere a los años 1923 a ti<Z).A grr.rdá ;;qg;r,seis mujeres y cuatro hombres abandonan .l p.rJblo ."d, ,?,,.Las mujeres se marchan pronro, desde la adolescencia. L., h;;,,bres tardan más; sobre todo .rrt.. los 22 y los 26 años, es decir,después del servicio militar. La magnituá d.l é*odo f.-.rin,,(42o/o, es decir, casi una de cada dos"mujeres) no ha de ocultar raemigración masculina (29o/o, o ,.", ."rí uno de cada tres hom-!res), pues si no resultaría incomprensible el crecimien,o ..r"rirndel celibato femenino de la joven generación que ha p.r_rrr.-.i9: :" los caseríos, y cabriala tent"'ción de .*pli.ar a f"ai.. f"-tológico de celibato masculino por una p..ru.iá de mujeres.r

I

Con todo, los habitantes de Lesquire tienen una perceD_ción correcta de la situación objetiva: no hay info.maio. óno invoque el éxodo de las mujeres, sobreestimándolo 1", Áá,de las veces. De lo que resulta ql'r. la, mujeres tienen l" .rp._ranza de marchar de Lesquire, mienrras qú. l" mayoría d. jo,hombres se sienten condenados , qu.dr.s. allí (y ello ,"rrro _i,cuanto que se tiende a minimizar, en rérminos ielativos, el éxo_

l. Las causas del celibato de las mujeres no son exactamente las mismasque las del celibaro de los homb¡er. No iry duda de que algunas ;"ñ;.;-guen sometidas a dete¡minismos parecidos a los que propician el ceribato delos hombres. Es el caso de

"lgunrs muchachas ,*)o1,rrr;d"r,¡ústicas, mal ves_tidas, torpes; como sus compañeros de infortuniá, ,. qu.dr., _,,l..rdo p"roen el baile y para vestir santos. Es el caso de algunas hered..a, q". ,;;;:Jr;

en casa para no abandonar a sus padres, o .l d. Ias mujeres' qu. J. qu.-dan junto a un hermano condenado al celibato; hay parejas de solteros de estaíndole en una rreinrena de casas. También .rtár-, ir. chicas que tienen marafamay a las que los jóvenes, por miedo al ridículo I al qué di'rán, no ," ;;;;_vcn a cortejar. Po¡ último, para algunas muchacha, clel pueblo, el celibato sedebe a la imposibilidad de encontrar un partido que corresponda a sus aspira-ciones y a su estilo de vida, de modo qu. p."fi.rá., permanecer solre¡as antesque casarse con un campesino de los caseríos.

70

,1" rr,r:.( ulino). Así ¡rtrcs, las tttttit'rt's t'stf tt I¡l<ltivatlas para pre-

I u.lrr. ¡,,u'rt llt trtarcha tlcsclc ltrs Postt'itttcrílts dc [a adolescencia

r r .rp.u.(ru'sc clc los hrlrnbres dcl ptrcblo, mientras que los hom-

l¡rr', ll:rlrur clc, cstal'¡lecer su poruenir en la comarca natal.

Un ;rniilisis dc la ratio por sexos de las diferentes categorías

,1, ,',l,rrl (scgún el censo de 1954) confirma estas observaciones.

llatio por sexos y distribución según la residencia

t ,tlt,l'ttl ltl

Pueblo

V

Ratiop. sex.

Caseríos

VH

Ratiop. sex.

Conjunto

VH

Ratio

?. sex.

H\r,r, r ,lt' 1893 24|il,rr 1902 16

l,)ot t912 19

l,tl \ l()'22 13

¡,r.rr¡ 1932 19

t,t \.t. 1954 32

lrrt.rl 123

41 61,5318 88,8819 100

t4 92,8213 146,15

36 88,41

r41 88,48

r05.r25 86,06

70 52 r34,6t87 74 117,5663 42 t5097 67 t44,77

r57 r5r 103,98

579 5tt 113,97

r29 166 80,1286 70 122,85

106 93 1t3,9776 56 135.7r

116 80 145r89 187 96,25

702 652 108,53

1.354

Si recordamos que, para el conjunto de Francia, es en 1954

,lt'()2, vemos que la ratio Por sexos de la población de Lesquire

,', ,rnormalmente elevada; bap para las personas de más de 60

,ur()s y para las de menos de 22, demasiado jóvenes para emigrar,

('s nluy alta para todas las categorías intermedias, lo que permite

,,,ncluir que el índice de emigración es más importante para las

rrrrrieres que para los hombres, y, sobre todo' en los caseríos,

1,trcs la ratio por sexos de la población que vive en el pueblo es

sir:rrrpre inferior a 100, excepto los años 1923 a 1932-

( ]( )NTRADICCIONES INTERNAS

Así, por la acción de diversas causas, una auténtica reestruc-

turación se ha llevado a cabo. Sin embargo, aunque sus condi-

7l

Page 37: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

T

('ioncs dc cjcrcicio scan dcl toclo tlistirrrls, t'l lrrinci¡rio firnda-r.¡rcntal que dornina la lógica de los intclcanrbios rnarrimoniales,es decir, la oposición entre los matrimonios de abajo arriba y losmatrimonios de arriba abajo, se ha conservado. Y ello porqueese principio está estrechamente vinculado a los valores funda-mentales del sistema cultural. En efecto, por mucho que la

igualdad sea absoluta entre los hombres y las mujeres en lo refe-rente a la herencia, todo el sistema cultural sigue dominado porla primacía conferida a los hombres y a los valores masculinos. I

En la sociedad de antaño, la lógica de los intercambios ma-trimoniales dependía estrechamente de la jerarquía social, que,en sí misma, constituía un reflejo de la distribución de los bienesraíces; más aún, su función social estribaba en salvaguardar esa

jerarquía y, a través de ella, el bien más valioso, el patrimonio.De 1o que resulta que los imperativos de orden económico eranal mismo tiempo imperativos sociales, imperativos de honor.Casarse de arriba abajo no sólo significaba poner en peligro laherencia de los antepasados, sino también, y sobre todo, rebajar-se, poner en entredicho un apellido y una casa y, con ello, poneren peligro todo el orden social. El mecanismo de los intercam-bios matrimoniales era el resultado de la conciliación armoniosade un principio propio de la lógica específica de los intercambiosmatrimoniales (e independiente de la economia) y de principiospertenecientes a la lógica de la economía, es decir, las diferentesnormas impuestas por el afán de salvaguardar el patrimonio, ra-les como el derecho de los primogénitos o la regla de la equiva-lencia de las fortunas. Sin duda, la influencia de las desigualda-des económicas sigue siendo perceptible. No obstante, mientrasque antaño, porque se integraba en la coherencia del sistema,este principio sólo impedía unos matrimonios para propiciarotros, todo sucede hoy en día como si la necesidad económica se

ejerciera sólo de forma negativa, impidiendo sin propiciar. Y,porque sigue funcionando, mientras que el sistema dentro del

1. La existencia de una diferencia de edad importante (cinco años, co-mo media) a favor del marido constituye otro índice.

72

, r,rl t('ní11 ttrlrt lr¡rrci<irt cscncial sc ha clcslllt¡ron¿rclo, lo único que

lr.rt t' r'str' ¡rrincipio cs incretncl-tt:rr la alr«lt¡tia. uAhora la necesi-

,l.rrl rlt'trrra t'nujcr es m¿ryor. Ni se plantea ahora rechazar un ma-

rrr¡rrnio, como antes, por una cuestión de dote, (J.-P. A.). Y'.r,,Í y toclo, aunque la necesidad incite a transgredir los principios

n r r illu()s, éstos actúan todavía, en cierto modo, como un freno yurr,r rónrora. Las madres, por ejemplo, se preocupan mas de uca-

,..rr,, :r les hijas que a los hijos, 1o que ahora debería ser prioritario

¡,,rr:r cllas. Las normas antiguas (convertidas en nprejuicios,) si-

l,,r('n obstaculizando más de una boda entre el primogénito de

rrrr,r l:rrnilia relevante y una muchacha de baja cuna.1 Por ello,

, rrrr.c los hombres de los caseríos, globalmente desfavorecidos,

.rll,,rrros lo están por paftida doble; aquellos que ya lo estaban

,,,n cl sistema antiguo, los segundones que se quedan en casa yl,,s rrr¿is pobres, aparceros, granjeros, criados.

[.a exagerada preocupación por el importe de la dote, el te-

rn,rr a los gastos que acarrean los fastos de Ia boda, el banquete

, rr la casa, que es de tradición en el momento del casorio, la

r «rlrprá del ajuar, que se expone ante los invitados, la renuencia

,1.' las muchachas ante Ia perspectiva de soportar la autoridad

, xccsiva de los suegros, que conservan el control del presupues-

r., cle gastos y de la explotación agrícola, son obstáculos o im-

¡,t'climentos que a menudo hacen fracasar los proyectos de ma-

1. Toda una categoría de solteros (sobre todo entre los hombres de 40

,r 50 años) surge como uproducto, de este desfase entre las normas antiguas y

l.r nueva situación. uAlgunos jóvenes de familias relevantes que no quieren

rclrajarse y que no se habían dado cuenta del cambio de situación se han

,¡,redado así, solteros. Es, por ejemplo, el caso de Lo.' uno de esos campesi-

rros de Lesquire que, después de la guerra, tuvieron el viento en popa. Hijo,lc una familia acomodada, con dinero en el bolsillo, siempre bien vestido,

lr:r fiecuentado el baile durante bastante tiempo. Forma parte de esos campe-

sinos, hijos de buena familia, adinerados, que tenían cierto éxito por todas

( sas razones y que todavía no habían tenido "fracasos" por ser campesinos.

Irs indudable que alguna de las muchas chicas a las que "miró por encima del

lrombro" no le vendría mal ahora. Sin embargo, no Parece lamentar haber

,leiado pasar Ia ocasión. Se consuela, todas las semanas, con un pintou (1arra

rle medio litro de vino) con sus compañeros de desgracia...,, (P. C.)'

73

Page 38: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

Tr

(r'irrronio. Va ¡r:rsando el tienrlro; l:r chirl, crrtrc tanto, ha ol.rcs-cad,, al gcndarme o al carrero. (lon cll.s t<¡clo es sencillo: ,,¡hay problema de dote, de ajuar, de cercmonias ni de despilfir-rros en fiestas, ni, sobre todo, de cohabitación con la ru.grr.

Aunque sigue ejerciendo una influencia determinante so-bre el mecanismo de los intercambios marrimoniales, la opo-sición enrre los primogénitos y los segundones tiene hoy urrsignificado funcional muy diferente. El estudio de cien matri-monios inscritos en el registro civil entre 1949 y 1960 es escla-recedor: se cuentan, en efecto, 43 matrimonios entre un here-dero y una segundona, 13 entre un segundón y una heredera,40 entre dos segundones y sólo 4 entre dos herederos. Así, losmatrimonios entre segundones, excepcionales antaño, se hanvuelto ahora casi tan numerosos como los matrimonios entrcherederos y segundonas. Resulta comprensible si se observa,por una parte, que los segundones casados con segundonas sue-Ien estar empleados en sectores no agrícolas, y, p; la otra, que,para la gente del pueblo, la oposición entre el primogénito y elsegundón tiene una función muy secundaria én los-intercam-bios matrimoniales, pues los diferentes tipos de marrimonio sedistribuyen al azar. Mucho menos depenáientes que antaño dela ncas¿, porque se han garantizado otr"s fue.rt.1 de ingresosque les permiten instalarse en otro lugar, mucho -.rroJp.rr-dientes del importe de la dore, los segundones no dudan ., ."-sarse con segundonas sin bienes.

La escasez relativa de matrimonios entre herederas y segun-dones se debe, esencialmenre, a que, por el mero hecho'de Áar-charse de casa, muchas herederas que se casan fuera del puebloo en el propio Lesquire renuncian al derecho de primogenitura,que recae las más de las rreces en un hermano menor. Es elcaso, principalmente, de las primogénitas de familias numero_sas que no pueden esperar para casarse a que sus hermanos me-nores hayan alcanzado la mayoría de edad y que prefieren mar-charse a la ciudad. También es el caso, -.ry fi..uentemente, delas uherederas modestas», que ceden la primogenitura a un her-mano menor. Por todo ello las herederas, gue desde siempre

74

l,.rrr rr.lo nlc:nos nutlrcroslls c¡ttc los ltcrctlct-«ls, ticnden a eSCa-

" ,lt .llin nl:'ls.

Mit'rru'rts qtle para los alde¿rnos, y rnás generalmente para

1,,,, .rs.rl:rt iltclos clc los sectores no agrícolas, la mayor parte de los

r r r r ¡,,'r I i nren t()s antiguos han desaparecido, éstos siguen vigentes

¡,.,,'., 1,,. c'etn¡-rcsinos de los caseríos, como pone de manifiesto la

, \rr,r()r(linlrria escasez de uniones entre dos herederos (4o/o).

I o,, rn:r(rirnonios entre herederos y segundonas y, menos fre-

r ilt'trr('rrlcnte, entre herederas y segundones, siguen siendo la

r, ¡,,1,r. l'ct'o la existencia de un índice de solteros elevado, inclu-',. ('rrlrc los herederos, evidencia, una vez más, que el sistema

rrrtil,.rro lla conservado suficiente vigencia para imponer la ob-.,,'rviur(i1l cle los principios fundamentales, pero no para propi-

r r,u tlt' fbrma efectiva aquello que esos principios pretendían

1,,.r:urtiza.r. En efecto, la lógica del sistema tendía a hacer que,

¡r.,r rilr:.r parte, el patrimonio no pudiera ser alienado, parcelado

,, ,rl,rrnrlonado y que, por otra parte' el linaje se Perpetuase; con

,',tc fln casaban siempre al heredero o a la heredera, quienes,

, r¡.ur(lo no tenían hijos, cedían sus derechos a un segundón'!rr, (l('estas dos funciones, la primera se cumple -más eftcaz'

,r('ntc, talvez, que nunca, porque la marcha de los segundones

r' ,lc l¿rs mujeres alejala arr,enaza del reparto y deia la tierra al

¡,rirrrogénito o a quien ocupa su lugar-,1 el celibato del primo-

1i,'rrito anticipa el final del linaje. Del antiguo sistema sólo que-

,l,rn para los campesinos de los caseríos los determinismos ne-

1l.rtivos.Así pues, aunque el índice de solteros haya crecido percep-

rilrlcmente en los últimos años, la transformación de los inter-

1. Los segundones que han emigrado a la ciudad están mucho menos

.r¡r..gados a sus derechos sobre la rierra. o¿Qué quieres que haga con la tierra

,.i ..gundó, que se ha marchado a la ciudad, que tiene un empleo de obre¡o

,,,Ie funcionario? De todos modos, lo único que puede hacer es venderla.

Mtrchos prefieren una comPensación en dinero, pero también los hay que

ri.'r.r qrre conformarse con Promesas, (A. B.).Otros factores tienden a

,rll,rnzarla posición del primogéniro, como la reducción del tamaño medio

,lc las familias en los caseríos (Véanse págs' 98-99).

75

Page 39: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

?

cambios matrimoniales no pucclc clcscribirsr. c()rl() ura rrrcr.irmodificación cuantitativa de la distribuciri, dc los distintos ti-pos de matrimonio. Lo que se observa, en efecto, no es la clc-sagregación de un sistema de modelos de comportamiento c¡ucse verían sustituidos por meras reglas estadísticas, sino una vcl.-dadera reestructuración. Un sistema nuevo, basado en la oposi-ción entre el aldeano y el campesino de los caseríos, tiende ,¡

ocupar, el lugar del sistema anriguo, basado en las oposicioncsentre_el primogénito y los segundones por una parre, y enrre elg_rande y el pequeño hacendado (o el no hacenáado), por otra.Considerado aisladamenre, el sisrema de los intercamLios ma-trimoniales de los campesinos de los caseríos parece contenerdentro de sí mismo su propia negación, t^l uu porque siguefuncionando en ranro que sistema dotado de reglas prlpirrJ",de tiempos pretéritos, cuando se encuenrra ,,ro'ido .r, ,rn ,ist.-ma estructurado según principios diferentes. ¿No será precisa-mente porque continúa constituyendo un sistema por lo queeste sistema resulta autodestructivo?

CAMPESINOS YALDEANOS

Para definir la función de la oposición recientemente surgi-da entre aldeanos y campesinos de los caseríos bastará .o.,

"ri"-lizar, por un lado, los intercambios matrimoniales enrre unos yotros, y, por otro lado, sus áreas de matrimonio respectivas.lEntre 1871 y IBB4los matrimonios enrre narivos dei munici-pio representaban el 47,95o/o del número total de matrimo_nios. En el período de t94t a 19G0, sólo representaban el39,87o/o. Los intercambios matrimoniales entre el pueblo y loscaseríos han disminuido considerablemente; si antes represen-taban el 13,77o/o de los matrimonios, sólo represe.rt", ahora.l2,97o/o. Paralelamente, el índice de matrimonios con el exterior

1. Véase la pirámide de edad de los habitantes de Lesquire, suprimida enesta edición, en P. Bourdieu, uCélibat et condition paysanne», op. cit. pág.73.

76

rr.(,cc scnsil)lcrncnrc (un ti,0ll(xr). si se clistritruycn los matri-

ilronios con un cónyuge dc fucra clcl n-runicipio según la dis-

t;rnc:ia que media entre el lugar dc procedencia de éste y Les-

,¡rrirre, se constata que el área principal de los intercambios

,',,incide, hoy como antaño, con el círculo de 15 kilómetros de

r,rtlicr dentro del cual se llevaban a cabo elgr'33o/o de los ma-

r|inronios, contra solo el 80,31o/o hoy,1 y, por oüa parte, que la

¡rroporción de matrimonios dentro de un radio superior a 30

i.il«'rmetros (área VII), desde siempre relativamente elevada, ha

r l t:cido de manera considerable en el transcurso del período re-

. icnte (véase el cuadro siguiente)

Variación del rírea matrimonial según la residencia

6 6 Am- Am- 0-5

Pue- Case- bos bos hm

blo- río- del del

case- ?ue- case- pue-

rio? bh? río blo

5,1 10,1 15,1 20,1 25,1 j0,1 Total

-10 -15 -20 '25 -30 -lkm km km km km más

rn7r-1884

lin o/o delrrúmerorotal de

rn¿lttimo-n ios

I 941-1960

l'.n % delnúmerototal de

matrimo-nios

r, 12 56 11 39 27 25

7,65 6,12 28,57 5,61 19,89 t0,71 12,75

4r548252122

10 196

r,53 1,02 1,02 1,10 100

2 3 3 25 168

2,38 0,59 32,14 4,7614,9412,50 t3,09 r,t9 1'78 1,78 t4,94r00

Para explicar la extensión del área de los matrimonios, y

también la práctica desaparición de los intercambios entre el

pueblo y los caseríos, hay que estudiar la proporción de los ma-

1. El número de matrimonios consanguíneos es mínimo: sólo nueve

dispensas fueron concedidas por la Iglesia entre 1908 y 196l,.ambos inclusi-

ve, para matrimonios entre primos de primero y segundo grado'

77

Page 40: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

ti!

i

il

Hombres dehs caseríos

r87t-1884(n = 106)194t-1960(n = 98)

d Caserío-

? Pueblo

(n = t2)11,20/o(n= 1)

lo/o

ó Caserío-

? Caserío

(n = 56)52,80/o(n = 54)55,1o/o

3 Caserío-

? Exterior

(n = 38)35,80/o(n = 43)43,9o/o

trimonios de cada tipo en función dcl ,ú*cr«r t.tal de merri-monios de cada una de las cuatro categorías, lo clue evidenciarlel crecimiento relativo de las áreas respecrivas de matrimonio yal mismo tiempo la estrucura de la distribución de los diferen-tes tipos de matrimonio para cada categoría (véase el cuadro si-guiente).

l,r¡r lrLr, y krs alclclnos e[ 45,5,Xr clc srrs cslx)slls cn los caseríos

i¡,,,, u 1,, ¡xrblrtcitin dcl pueblo rcplcscr)ta el24o/o de la pobla-

,¡,,rr,1,'l,,s cascrítls); en función del número total de matrimo-

*1,,,, l,¡s rrli.ncs entre un hombre del pueblo y una mujer de

l,ru ,,rst'tírrs rc,presentaban el 7,650/o y las uniones entre un

rrr,,r,,,lc los cascríos y una mujer del pueblo, el 6,120/o'

Aurr,¡ttc, cn el período reciente, los aldeanos sigan tomando

.rl '1,.1 'X, rlc rrrr.rporm en los caseríos, contra el 45,5o/o deanta'

rr,r, Lrr rrrlrtrirnonios entre hombres de los caseríos y mujeres de

1,,. ¡rtrt'[rkrs son excepcionales, ya que la última boda de este tipo

lr,rr' ,¡rrt'lrttscarla en el año 1946.\ ljn mozo de los caseríos no

,,,',,,', 1,,,.,r, prácticamente ninguna posibilidad de casarse con

nn,r .¡ltlr'lrtta, pues ésta considera este tipo de matrimonio como

,rl¡,,,, irrrrrnceÚibl., it.lnto aunque tuviera que quedarse soltera'

l',',,, 1,, Pcrsistencia de un flujo de intercambios en una única di-

r{ r ( r(;rr no debe ocultar que la masa global de los intercambios

,'r r r r (' cl pueblo y lo, careiíos experimenta una caída brutal; res-

lh'( l() rl los años anteriores a 1900, los matrimonios entre el pue-

1,1,, y l,,s caseríos representaban el 13,77o/o del número total de

ttt,ttrir¡ronios' contra el 2,97o/o en el período reciente' Paralela-

ilt(.nre, se observa, por una parte, una intensificación de los in-

tt'r t ;rrrbios dentro áel pueblo y dentro de los caseríos, es decir' la

l,r¡lrración de dos núcleos de relaciones matrimoniales, y, por

I |t tir parte, un crecimiento de los intercambios con el exterior.

[]ste crecimiento de la proporción de matrimonios exterio-

r,.s nO adquiere el mismo significado para las diferentes catego-

,í,,r, "r.rrql.

se manifieste en grados distintos en cada una de

,.ll:rs. La existencia de un doble marco de referencia, de dos sis-

rcrrras de valores contrastados, urbano y rural, implica que

( ()nrportamientos o regularidades similares puedan ocultar sig-

1. Obsérvese que, por mucho que los intercambios matrimoniales en-

rrc el pueblo y lor."r.río. fueran antaño bastante más importantes y equili-

l,.".los que en la actualidad, los hombres del pueblo siempre han tomado

¡,,,r. .rpo.", a más mujeres de los caseríos que los hombres de los caseríos a

,,,'.r¡.r.. del pueblo, tÁd.,rci" que no ha hecho más que afianzarse en el de-

. ,,r.o de los úlrimos años.

Hombres del pueblo

l87t-1884(n = 33)194t-1960(n = 19)

6 Pueblo-

I Caserío

(n = 15)

45,50/o(n=4)21,20/o

d Pueblo-

? Pueblo

(n = 1l)33,3o/o("=8)42,1o/o

ó Pueblo-

? Exterior

("=7)21,20/o(n = 17)

36,70/o

Mujeres dcl pueblo

I 871-1884(n = 37)194t-1960(n=9)

ó Pueblo-

? Caserío

(n = t2)32,40/o(n=l)

5o/o

ó Pueblo-

? Pueblo

(n = ll)29,7 0/o

(n=8)42,60/o

ó Pueblo-

? Exterior

(n = 14)

37,80/o(n = l0)53,20/o

Mujeres de

los caseríos

1871-1884(n = 114)194t-1960(n = 99)

6 Caserío-

? Pueblo

(n = 15)

13,l o/o

(¡=4)4,1o/o

ó Caserío-

? Caserío

(n = 56)4g,to/o(n = 54)54,50/o

6 Caserío-

? Exterior

(n = 43)37,7 0/o

(n = 4l)4I,3 o/o

La comparación entre ambos períodos pone de manifiestoque la distinción entre el pueblo y los caseríos influía muy pocoen el antiguo sistema de intercambios matrimoniales. Los c"m-pesinos de los caseríos tomaban el ll,2o/o de sus esposas en el

7879

Page 41: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

rrif ic:arlrs totalnrcnte. crifcrcrtcs. AsÍ, P.r r.jcrrrpr., [a extc,rrriir,¡trrlcl rire¿,latrimonial de las nrujcrc.s, 1.rro c. er puebr. c,rrr,en los caseríos, se debe

" qr. 1., resulta relativamente lácil lrrr.:T. ld?plar por un habitante de la ciudad y ,drpr"rr.: ,, iuvida ciudadana, mienrras que cuesra imaginará

" ,n .r_¡r.*,

no de los caseríos, ., eJ ,upu.sto de que consiga tener r¡n ;r¡pecto suficienremenre ciudadano p"r, Árult"r rár.,or, .1,,";:,,,capaz de hacer que una ciudadará

"..pr. y adopte l" rrld"<'l. 1,,gran)a.l

De lo que resulta que la extensión del área matrimori¡rrpuede serimputable a razones opuesras según se trate de las rrrrrjeres y de los hombres y, en otro sentido, á. lo, .r_p.;i".; ;;ilos aldeanos. puede ocurrir que uno ,. .rr. má, §o, por<.¡,,,.quiere.y puede, porque el mairimonio en un pueblo

"f.;ra. i,más aún, en la ciudad, es anhelado como un" iib.r"ció";;;;.í..ocurrir, exactamenre a la inversa, que uno esté obligado

" ao_,,,

-ujT en un lugar alejado porque no lr.rr.u.nrra más cerca.Basra con analizar er áreamatrimonial de los hombres de rirs

caseríos para convencerse.de la importancia de esa oposición.¿No resulta evidente que la propor.iór, de los matrimonios e,lun radio de 5 kilómetros se ha reducido de forma .orrria.."ur.l(del 76,90/o al9,lo/o)? Debería ser suficiente para evidenciar ladificultad que la gente de los caseríos tienr,a, s uponi.ndo qí. se ign orara lr .*ir..,r.áTJi:,"Tf :::'.llteros elevado. Se constata, paralelamente, un crecimiento, d.istri_buido de forma muy homo génea, d. io, matrimonios en las

l. En lo que a las mujeres respecta, las cifras no son plenamente signifi-cativas porque. una.importante proporción de los matrimonios (dificil de va-lorar con precrsión) se celebra fuera del municipio y, por lo o.rio, ,ro fig,.."en el registro civil. Cabe sin embargo, a título iiái.r.iro, comparar los datosestadísticos referidos a las muje-res áel pueblo y .1". -.r¡...s de ros caseríos:la proporción de matrimonio. fr.r, d.i -urrr.ípio ., craramente más elevada

::"r:"1111 ó3,2o/o) que en éstas (41,3%o), -i.nt.r, que en el pasado las ci_rras eran prácrrcamenre idénticas (37,go/o contra 37,ío/o). S. .á_p...rd. fii_cilmente, puesro que las chicas del pueblo o,arr, po. lo general, más nurbani-

zadas, que las de los caseríos (es sabido, por'o',o parre, que el índice demujeres solteras es más elevado en los caseríos que en el pueblo).

BO

ir¡.lo rrr,l,, ,rlr'¡,r,1:rs, lrlrbida cucntll clc tltrc cl attrttcrlto ¡rrinci¡ral se

*ll, r, ,r 1,,, nr.ltrinronios cn tut racli«l sttperior a 30 kilómetros.I rt r I ¡, r',.r,1,,, l,rs Ittlttrinronios fi-tera dcl municipio representa-

Ir¿n ,r, rrrllr(' un,l ¡rr.«r¡xrrci(ln elevada del total; en efecto, en la ló-gt,,r rI I ,,r,,1,'nr.r lrrti¡iuo, sólo el primogénito y, generalmente,

r*r,,,1, 1,,', ,,,'¡,rrrrrloncs sc casaban dentro del municipio o en los

i ++l r tr ri , ,,lrr,l:rntcs. Los segundones que no querían quedarse

=,,1r, r,,r n{r r('níilr) nrás remedio que buscar mujer lejos. Una vez

,.¡,',¡,1,,.. tr.rl,.rj:rIlrn ¿l veces en pueblos más o menos lejanos,

l,¡ l r r, r,rr,,, r r',rlr;rrl rrnos vínculos estrechos con su casa y por ello

=r t¡irr ur ,,r, rr.1., citrdadanos de Lesquire. Ahora, dado que mu-, 1r,,.

¡ ,r r rr r, r1,,t:rr it «rs se quedan solteros mientras que los matrimo-

*l,rr I lu,' r.'1,-rrn«lones se multiplican, es normal que la propor-. r,rrr rlr rrr,¡r.irnr¡rtios en un radio superior a 5 kilómetros hayar r, r rrIr,,,,rrsitk'rrtblemente (del 18,7o/oal34,57o). Buscando pa-

* ¡, l, ¡,,.,, ¡rlcf t'rcntemente en un caserío remoto o «atrasado», el

r.tlltlr¡'\¡n(l tlc l«rs caseríos espera escapar al yugo de las reglas tra-rlrr r¡rn,rlr's (vóesc cuadro siguiente).

l'.rr.r l.rs lrombres del pueblo el fenómeno presenta un as-

f 'r r f r' ,rl)s()lururnente diferente. Que el 73,8o/o de ellos se casen

, l r r r r .r« li«r cle 5 kilómetros basta para evidenciar que no tienen

¡r.lrl('rnrr a la hora de tomar esposa, incluso en el interior de

nn,r .u('ir rcstringida; y es conocido que el índice de solteros es,

l,r,r L, tlt'rrrris, muy bajo. El incremento de la proporción de ma-rr rrrrrrrios cxteriores, correlativo con la caída (ll2) de los inter-,,mrlrros.rrn los caseríos, pone de manifiesto que el pueblo se ha

rrl,r .rprrrtando progresivamente de sus caseríos y abriéndose ha-

' r,r ()rr1)s pueblos o hacia las ciudades. En efecto, aunque el

, nr uLr cle 15 kilómetros de radio, dentro del cual se realizaba

,urr.¡ir() la totalidad de los matrimonios, siga constituyendo el

rrr'.r ¡rr-incipal de los intercambios, se constata una importante

I'r()lx)rción de matrimonios que supera los 30 kilómetros el( I 0,5(/o). Prueba ello que el aldeano, cuyo espacio social es mu-, l¡,, rnás amplio que el de los caseríos, tiene la posibilidad de to-,r,u' ('sposa lejos e incluso a veces en las ciudades.

[)e hecho, una definición geográfica de los matrimonios tal

B1

Page 42: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

url

+:

=I

Distribución por catcgoríl rlc l»atrinronios exteriorcsrr ¡,,rirr cl alejamiento del lugar de origen del cón¡rge

Área l0-5 km

Area ll5,1-10 hnt

Area Ill10,1-15 hnt

.1tr,t lV Área Vt ,,1 -10 hm 20,1-25 bm

tirea VI Área VII25,1-30 km 30 km y más TotalHombres de

los caseríos

(n = 18)

16,g o/o

(n=9)9,t o/o

(n=4)t2,t o/o

(n=2)10,50/o

(n=7)6,60/o

(n = 1l)ll,2o/o

("= 1)

3o/o(n=2)10,50/o

(n=6)9,40/o

(n = 12)

12,20/o

("=2)6,20/o(n=1)5,20/o

(n=2)5,40/o

(rr l)ll,t)t\t(rr ))

Itt. /\t

("=1)0,9o/o

(n=1)0,90/o(n=7)7,lo/o

(n = 38)35,8o/o(n = 43)43,8%Hombres del

pueblo

1871-1884(n = 106)t94t-1960

n=98)

l87t-1884(n = 33)

t94t-r960n = 19)

Mujeres del 1871-1884pueblo (n = 37)

1941_1960(n = tg)

(n=2)2o/o

("=2)t0,5%

(n=7)21,2

(n=7)36,7 0/o

("=4)10,9%(n=2)10,50/o

(n=2)5,40/o(n=3)15,7 0/o

(n=1)2,60/o("=2)10,50/o

("=2)5,40/o

(n=3)8,1o/o(n=3)15,7 0/o

(n = t4)37,80/o(n = l0)53,20/oMujeres de 1871-tBB4 (n = 13)

los caseríos (n = I 14) ll,4o/o1941-1960 (n= t2)

(n = 99) l2o/o

(n = 1l)9,60/o(n=9)

9 o/o

vez no dé cuenta de lo esencial. El matrimonio de una mujer dcu¡ caserío de Lesquire con un hombre de otro caserío, poi -uyalejado que se encuentre en el mapa, debería colocarse .r, l",rrir-ma categoría que un matrimonio con un hombre de otro caseríode Lesquire, y claramente diferenciado del matrimonio con unhombre de la ciudad vecina. Las áreas geográficas no coincidencon las áreas sociales. Para el campesino delos caseríos el área delos matrimonios se extendía anres hasra las regiones de colinasentre los dos Gaves, donde abundan los municipios compuesrospor.un pequefis pueblo y una población dispersa muy numero-sa, distribuida en granjas construidas en las laderas y., 1", *orr_tañas

_bajas. Hay varias razones para ello: en primer lugar, los

modelos.implícitos que orientan la elección de u.r" espola inci-taban a buscar una buena campesina, acostumbrada al trabajoduro y dispuesta a aceprar la vida diftcil que re espera; es evidenie

B2

(n = l1)9,60/o(n=5)

5o/o

(rr 2)

Lll(Zr(n=6)5,20/o

(n = 13)

13o/o

(n = 43)37,7 0/o

(n = 4t)41,30/o

(n=l)I o/o

(n= l)I o/o

¡lr(' ir urla muJer, por muy campesina que sea, acostumbrada alr r.rlr,r j. fiicil.de la llanura del Gave, le va a cosrar acosrumbrarse al,r , , rrrtlición que le tocaría en suerte en una remota grailaperdi-,l,r t'¡rlrc los caseríos y, a mayor abundamiento, a una chica de la

' ,r(l:r(l; habituadas ya a una existencia análoga,las muchachas delr,', t ;rsr'ríos vecinos o de los pueblos de la zona de las colinas erann r.r\ l)ropensas a aceptar esta vida y a conformarse con ella. Naci-,1.r.' y criadas en una región relativamente cerrada a las influen-, r,r\ ('xtcriores, eran menos exigentes y valoraban a sus parejas

' \'r'lrruilles según unos criterios que a ellos les resultaban menos,1, ',l.rv«rrables. Además, el área de los matrimonios coincidía conl,r ¡orrr cn la que no se senrían demasiado desplazados.l Allí se

l. I)ala los habirantes de la llanura del Gave, la gente de la región de las,,'lrrr.rs sr¡rr lltoutdgnoous, es decir, urústicosr, ubastosr. Son motivá de burla

&

B3

Page 43: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

ui1

celebran bailes a los que se atreven a ir, y r¡rrc: crlrrtribuyen a dcfinir las relaciones de ucamaradería, de las que se siguen los in"tercambios matrimoniales. Por ello las ciudades que se frecucn,tan con mayor asiduidad, sobre todo, por los mercados, no son,en absoluto, aquellas con las que esos intercambios son más in-tensos.

Pero, desde hace unos años, ese mundo cerrado en el qucuno se sentía entre los suyos y en su casa se ha abierto. En l<ls

caseríos del área principal de los matrimonios, como en los ca-

seríos de Lesquire, Ias mujeres vuelven la mirada mucho más

hacia la ciudad que hacia su caserío o hacia los caseríos vecinos,que sólo les prometen más de lo mismo, de eso de lo que precisa-mente quieren escapar.l Los modelos y los ideales urbanos haninvadido el ámbito reservado del campesino. De lo que resulta,en primer lugar, que las muchachas se muestran renuentes a ca-sarse con un campesino que sólo puede proponerles una vidaque ellas conocen demasiado bien. Además, cada vez aceprancon mayor dificultad la idea de someterse a la autoridad de lospadres de su marido, que «no están dispuestos a dimítir, (nous

bolin pas drsmite), y, en parricular, se niegan a renunciar anrenotario a sus derechos a la propiedad. Temen a menudo la tira-nía de la anciana daune, que pretende conseryar el mando en lacasa, particularmente cuando el padre carece de autoridad por-que ha hecho un matrimonio de abajo arriba (véase apéndiceVI: caso de la familia S.). De lo que resuha, en segundo lugar,que la movilidad espacial y social de las mujeres, más dispues-tas, en general, a adoptar los modelos y los ideales urbanos, haaumentado mucho más que la de los hombres. Tienen muchasmás posibilidades de encontrar un parrido fuera del mundo

su facha, su habla ruda y gangosa (la gente del llano dice you (yo), los de loscerros dicen jou).

1. Todos los fenómenos constatados en los caseríos pueden observarse

también en los demás pueblos del cantón, que están, en relación con el pue-blo de Lesquire, en la misma situación que los caseríos. Así, la población delcantón pasó de 5.260 habitantes en 1836 a 2.880 en 7936. El éxodo feme-nino es en todas partes muy importante.

84

,,rrrr¡rr',,i¡¡1¡, l)alll crrpczar, por(lu(:, scgtirr la lt'lgica rnisma del,rrrr nr,t, *,,rr rrllas las que circulan, después porque asimilan con

nr,rr,,r r.rgritl('l, que los hombres algunos aspectos de Ia culturarul,,rrr,r (tosa c¡uc habrá que explicar), y, por último, porque lar, ¡il,r rrrrplír'itrr c¡ue prohíbe a los hombres el matrimonio de

rr ul,,r ,rlr.ri«r stilo puede favorecerlas.

I )t' l. t¡uc se deduce que los intercambios matrimoniales, nn('l()s r':rscríos campesinos y la ciudad tienen que efectuarse,

l,,r lrrr'r'zrr, cn una sola dirección. Por ejemplo, así como a unn rlrvo ,1r.' krs caseríos ni se le ocurriría, salvo excepciones, ir al

l¡ lL .rr r¡n¿r ciudad próxima, los ciudadanos acuden a menudo,, l,rrl)() a los bailes campesinos, donde su aspecto ciudadanol, ,, ¡,r,»¡xrrcir)na una ventaja considerable sobre los campesinos.

l'.r .rrtlc, aun en el supuesto de que su área de bailes fuera tanr,,lrlirl:r como Ia de los mozos, de todos modos las chicas de

1,,,, r,¡.1'¡'(1¡5 podrían conocer a los chicos de la ciudad. Muy es-

r ,r\.rs sor), por el contrario, las chicas de la ciudad que, salvo

' u,ur(lo se celebra Ia fiesta mayor del pueblo, acuden a los bailes

,.rnl)('sinos, aunque, llegado el caso, hay grandes probabilida-

'l''\ l)irrrr que desprecien a los campesinos. Simplificando, Po-,lrÍ,r tlccirse que cada hombre se encuentra situado en una área,,,,, i;rl de matrimonio , y la regla establece que puede tomar es-

¡,,,s,r fricilmente en su área y en las áreas inferiores. De lo que,,rlr.írr deducir que mientras el habitante de la ciudad puede, teó-

r( .ur)cnte, casarse con una chica de la ciudad, del pueblo o de

l,rs t'aseríos, el campesino de los caseríos está limitado a su área.

Un nativo de Lesquire tenía antes más del 90o/o de posibili-,l,r.krs de escoger esposa en un radio de 15 kilómetros alrededor,1,'su residencia. Cabría, por lo tanto, esperar que la amplia-, irirr reciente de esta áreavayapareja con Lrn incremento de las

¡,,,sibilidades de matrimonio. De hecho, no es eso lo que ocu-rt'. La distancia social impone unas limitaciones mucho más

ligurosas que la distancia espacial. Los circuitos de los inter-r rrrnbios matrimoniales se desgajan de su base geográfica y se

,rrganizan en torno a nuevas unidades sociales, definidas por el

lrccho de compartir algunas condiciones de existencia y un esti-

::&¡I

B5

Page 44: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

lo de vida determinado. EI campesino dc krs crrscríos de Lesqtri-

re tiene hoy tan pocas posibilidades de casarse con una chica de

Pau, de Olorón o incluso del pueblo vecino como las que tenfa

antaño de casarse con una chica de cualquier caserío remoto del

País Vasco o de Gascuña.

t. l.A OPOSICIÓN !lN't'RI1 [it, l'util]1.()Y LOS CASE,RÍOS

Como antaño, el alma del campesino está en la

idea alodial. Odia por instinto al hombre de laciudad, al hombre de las corporaciones, de los gre-

mios y cofradías, como odiaba al señor, al hombre

de los derechos feudales. Su gran preocupación, de

acuerdo con una expresión del antiguo derecho

que no ha olvidado, consiste en expulsar al foras-

tero. Quiere reinar en solitario sobre la tierra y,

gracias a esa dominación, hacerse el amo de las

ciudades e imPonerles su leY.

PRouDHoN, La Capacité Politiquedes classes ouariires, Pág. 18.

Esta reestructuración del sistema de intercambios matrimo-

rriales podría ser correlativa de una reestructuración de la socie-

dad global en torno a la oposición entre el pueblo y los caseríos

t¡ue sería a su vez, el producto de un proceso de diferenciación

t¡ue tendería a conferir al pueblo el monopolio de las funciones

r-rrbanas. Así, pues, antes de analizar el papel que representa'esa

oposición en la experiencia de los habitantes de Lesquire y, al

rnismo tiempo, en sus comportamientos, hay que describir, a

l)artir de los datos objetivos, sus génesis y su forma.

En una pequeña depresión, donde confluyen los valles de

los ríos Baise y Baisole, las casas del pueblo se aprietan forman-

do una línea de fachadas continua a lo largo de la calle mayor,

ir ambos lados de la iglesia y de la plaza central donde se agru-

pan los organismos principales de la vida del pueblo: ayunta-

rniento, estafeta de correos, oficina de la caja de ahorros, escue-

la, comercios y cafés. Situado en el límite de la ladera y de [a

depresión húmeda, el pueblo parece haber surgido a causa del

atractiyo de los prados que bordean el río y de los viñedos que

cubren las colinas circundantes.

IIIPosibi- Presti-

lidad de giomatri-monio

Posibi-lidad de

mati-monio

Presti-

gio

ó Cas.- I Cas.

9 Otro caserío

I PuebloI Otro puebloI Gran ciudad

ó Pueb.- I Cas.

I Otro caserío

I Pueblo

9 Otro puebloI Gran ciudad

++++-+-+-+

+

+

+

+

t

+

+

+

ryPosibi- Prati-lidad de gioma*i-monio

Posibi- Presti-

lidad de giomatri-monio

? Cas.-éCas.ó Otro caserío

d Puebloé Otro puebloé Gran ciudad

? Pueb.- é Cas. +

é Otro caserío +

éPueblo +

óOtro pueblo +

ó Gran ciudad +

+

+

+

+

t

+

+

+

+

+

+

i

I8687

Page 45: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

A str lrlrcclctl«rr, sobrc las llrrlr.r..s tlt, llrs t.lirrlls, cr.lya lrlritrlrlvar'ía crrrrc 200 y 4oo metros, sq cs[)1lrc(:. Ias grarrjas crc, r.s .,rseríos, situados a distancias que oscilan cntrc 200 mcrros y 'tlkilómetro. construidas casi siempre en la cumbre de las ..,ii,,..,0y en las laderas más altas, están rodeadas de viñedos, clc c.rrrrpos, de huerros y de bosques. Aunque así evita la humeclarl, l;¡rnieblas y, sobre todo, las heladas del fondo de los valles, la clc,ción de este emplazamiento dificulta, a menudo, el acccso ,¡,

obliga a buscar agua excavando pozos que superan ",r..". l,r,15 o 20 metros de profundidad. caminos vecinales, asfalra.l,,rparcialmente en 1955, unen las casas al pueblo, pero las nr;isalejadas sólo disponen de pistas foresrales en mejoi o peor csrirdo, a veces impracticables en invierno porque, con frecucnci,¡,bordean los barrancos (arrecs).*.rr"dos po, lo, arroyos (lr¡(.descienden hacia el Balse. Se trata del arquetipo d.l p"irrj. ,.,,

1al, en el que cada finca está cuidadorr-.rr* deliÁit"da 1,.,,

frondosos setos. Cada finca constiruye un pequeño ámbito ,rislado, con sus campos generalmente dispuestos ., lo alto del cc,rro o en los rellanos, sus viñedos en la ladera expuesta al sol, strsbosques en las pendientes empinadas y en losialles encajona-dos, sus prados en las hondonadas húmedas. La homogenáidarlde las condiciones fisicas, consecuencia de una tierra demasiaclrcompartimentada para facilitar la formación de fincas extensas,permite a cada granja aislada disponer de diversos elemenrosdel paisaje agrario, de modo que, en distancias reducidas, coc-xisten los cultivos más variados. Muchas fincas antaño cultiva-das son ahora yermas, y los matorrales invaden los campos qucrodean las granjas abandonadas. Incluso el viñedo, org.,llo i.lcampesino, ha rerrocedido mucho tras las crisis filoxéricas dcr1880 y de 1917, y debido a la penuria de mano de obra comoconsecuencia de la Primera Guerra Mundial.

En un radio de 6 a7 kilómeros alrededor del pueblo, el há_bitat se distribuye de forma muy homogénea. Ná obsrante, sedistinguen algunos caseríos o barrios qr., , grandes rasgos, co-rresponden a unidades morfológicas, por ejemplo, una ron" d.colinas delimitada por dos depresiones (barrio Rey) o un pe_

B8

¡l*: n, r,rllt' (1,:rlxrgni:rc). I,,xtcnclicl<¡ a lo largo de varios kilóme-*trrr lrr l,rs , olirlrs, cl barrio constituía en el pasado una unidadtr.¡ ltt,tl lrtu\, ..oncttrrida.

i\rur,¡rr«', ¡rol cl mero hecho de su situación, el puebloclll¡lr' lr,r rlt'serrrpcírado un papel de centro administrativo,4rrru,ur,rl v t.r¡rcr-cial, la oposición que domina hoy toda la vida

¡,rt. l,l, un.r lrr ickr adquiriendo su forma actual progresivamen-lr, ,¡llrlr'totlo, tlcsde 1918.

I )istlibución de los cabezas de familia por categoríassocioprofesionales

.,,,,,'¡' t,, f i''i ottrt lu1881 1911 1954

Caseríos Pueblos Caseríos Pueblos Caseríos Pueblos

I lrrr r lrrl,trlos

\l'tlt ' lt't,

:rl,llllr l{r\

t3 280

25122

3042038-

36 27

136

3282

t32 371

224 6

21 1

11 456

12

-)11 23

8105

26617

lrr,rrr,, .r¡1r'ícolas

I )l'tr t()I nlrtr.tr iillltCS

l'r,,f r',,iont's liberales\ ¡ r, ',.u tos

t rr.rtllos Ilililr t()nlu-iOS

I ¡, r, tto, policíalrr,r, tivr¡s

lrrl'rl.rtlos

l,rt,rl

345

l820t72

31

4

5

442

t5

10

3

t39

29

14

5

r53

116 95288

lrn 191 7 el7\,4o/o de los cabezas de familia residentes en el

¡,rr.'[rlo viven de ingresos no agrícolas, contra el BB,4o/o enl')5/t. De hecho, las cifras minimizan la amplitud del proceso,ll trrbanización. En realidad, sólo el 7,3o/o de los cabezas de fa-r,¡ilia residentes en el pueblo se dedican efectivamente a profe-',iones agrícolas (cuatro de los seis hacendados no explotan porrÍ rnismos sus tierras), contra el 21,5o/o en I9l1 . Además, antes,t 1914, exceptuando los funcionarios, los habitantes del pue-

B9

Page 46: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

l¡1. r'r';rr ur.rl,s,._rx)c() c'rrrrrll.sirrrs,,(r. r,.A.).'rir«r.s r.s,rr,.rillll()s y tetrdcro.s dcl ¡lucblo tcrrí:¡l ti(.r.r.ir y g:rrrlrrl«r; ll.y,ll,raunqtlc el cotllercitl haya c<ltrscrvlrrl<l sr¡ cerlíctcr i,clili r.rr l,r,l,rpues las tiendas de ultramari,.s ta'rbién pucdc, .scr c,¡lr.ai..¡r,roo panaderías, o cafés, o bazares, todos los .u-.r.i,,,u",, nr,como los artesanos,r han renunciado a sus acrividatl.,s :r¡¡r.ít.l,rtLos prados junto a la orilla del río, muy cocliciad,r. 1r,1r,1,,,: ,lheno es escaso y caro, y-también porque se pueclen ¿ln.(.rrrl,lrdurante el invierno para los rebanos q.L U";"r, a. l" ,r.r,,,,,,,n,,pertenecían en-su práctica totalidad a seis famili* d.t;,,"i;l:,casi todas las familias tenían vacas. No había casa.;

"i r;,;.i,i,,que no tuviera su viñedo (donde siempre crecían algun<,s ,ír,1,,,les frutales, melocotoneros, cerezos y manzanos) en las llrrft,r,r.,vecinas. En cuanto un habitante dll pueblo alcanzaba r.ior,rholgura económica, compraba un viRedo o, mejor aún, trn ¡rr,rdo; siguiendo un sisrema de r"lo.., ,ipi."_..rr. campesino, rr.9i:t""iU" el prestigio, como el aldeano de hoy, .ooi"-;.J;,,';laclon o la osrentación de bienes de consumo, id., .o_o

"l ,,,,tomóvil o la televisión, sino la extensión a.,ú prr.i_""i, .1,ricola. Y todo el mundo, así en el pueblo como en los caserío.s, s..enorgullecía de no seryir .. ,, Á.r, más que el vino de su viñedo, o supuestamente tal...

Las casas conservan,todavía hoy la huella de ese pasackr:casi todas han mantenido el gr"r, io.tó., con arco de mecli«rpunto que se abría para dar paso a los carros cargados de hen<¡.

",,.,1;i', i:,xfi ,':: ;i,* l.i: : :: . :: ;if #'i.1 ff T"ol.il;,.ff .í:ult¡amarinos y a la carnicería,_y dor, po. .il,i_o, ,-ia posada. Dos tiendas clcultrama¡inos hacen a l^ uez dL pr,.,"á..í". atgu.,l, to._", de artesanía handesaparecido o experimentan.una c¡isis profr"rdr, por ejemplo, por orden,los tejedores (dos en rB81),.los rrprr.ri.;i;, ll-"d."R.ro. (I2 en IBBrcont¡a siere en 191 1 y dos, sin t."úrjo, en'1954); enrre los herradores v losher¡e¡os.1os hay qr. Árn podiclo ",i"É,;r;. álJil;;',lá* ;:ffi.I."jla planchistería del automóvil.

. , 2., Los prados han permanecido hasra hoy (salvo una exceoción) en nn_sesión de esas seis lamilias relevanres de Ia, quJ, d.,t;;..;;,[,;,'ffi ,il_do la mayoría de alcaldes y de concejaler. '---' -'--

90

1,, t, rtur unl)ltt:u llt strltr.rticic l'cst,rvlttltt l l,r vivictltl¿r restán-

1,,1, , I rrr, l',,,|t'l qrrrsillo.¡tre clalllt:lcccs() tlcscle la c¿rlle hasta el

Er *r¡ r, ,rt[.](l(] .'tt la llartc trascr¿l clc la casa, antes que muti-

ir, ,11,,,, rl,. y.r trrtty cstrccho' restáudole el ancho de un cami-

rl,t I r,l ¡,,¡111¡ ilttcri<tr, a veces en la parte trasera de Ia casa,

¡=,l,,r l.r ¡,,,,il1',rt y cl gallinero; más allá, el granero, con el es-

r,l,l,, ,l Lrli.rr y cl henil; después, el huerto, lengua de tierra

,1,L,,, 1,,, ,1..'l:t casa y de un centenar de metros de longitud,.1, l,,,rr ,,1,,.r ,ttltl><¡s lados por una hilera de parras.l Pese a las

rr lr l,rrn.r.iotics, el interior de las casas sigue organizado en

lrln' r,,r ,l, los ittrperativos técnicos de la agricultura' ya que la

I,, ',,,1,.r, iritt por el confort no es, ni mucho menos' priorita-

,,, l',,, ,ll.r, las fáchadas ciudadanas ocultan el pasado campe-

.ir,, (r'r:.tst' lig. 1).

I'rr l')l l, cl 13,1olo de los cabezas de familia de los caseríos

, r\ ' n {l(' irrgrcsos no agrícolas, contra el 11,5 o/o en 1954'3 Pero

lr' rrrrrr;rt iones acaecidas en los últimos veinte años son más

l,r,,lrrrr,l;ts cle lo que expresan los números. Antes, hacia 1900,

lr rl,¡.r ,lt'scis a diez nposadas, por barrio; el de Lembaeye, por

, ¡, r,r¡,l,,.londe hoy no queda ninguna, contaba con una dece-

,,,, ,.r.lrr rtna tenía st quillier, su bolera.4 La gente también acu-

,lr.r l,.rr:r jugar las cartas. Se celebraban bailes. A lo largo de la

, ,,,,',,','. d. pru a Olorón había unaveintena de posadas don-

I. l.a mayoría de huertos conservan algunas vides aunque, debido a las

1,, l,r,l.rs y a la edad de los pies, la cosecha es prácticamente inexistente'

,1. l)odría considerarse otro indicio de una mayor interpenetración entre

, I l,,,.lrlo y los caseríos el hecho de que catorce casas del pueblo pertenecían'

1,,,, i., 1g00, a campesinos de los caseríos. once de ellas carecían de puerta co-

, lr,.r.r, cosa que se comprende porque sólo hacían las veces de vivienda ocasio-

rr.rl r¡ sc ,lqr,il"brr-, "

p.or., agrícolas o a pequeños artesanos; cuatro de ellas

1.,, ,,.,trpaban su, propietarios, que habían abandonado los caseríos' A falta de

, .,r,,, ,.r.ho, .^-p.ri.ro, de los caseríos tenían una familia amiga que podía

.rl,rjrrrlos (prra calra.s., almorzar, etcétera) los domingos y los días de fiesta'

3. Ei número de peones agrícolas se ha reducido aproximadamente un

,0 o,, e fltre l 88l y 1954.

4. El quiltie:r,la bolera, es el lugar techado colindante con la posada don-

,lc está dibujado el espacio cuadrado en el que se disponen los nueve bolos.

91

Page 47: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

"Salón"

Figura l. l)lano rípico tlc ulr¿r (,asl dc pueblo Cr ¡r,tr,rl'.ur l,rs r.:urtcteros y la gcntc t¡trc irc,rrclílt a[ nrercado. f'o-da¡ lr'rrr rlt's;r¡lrrcc:iclo. Hasta 1914, y ell«r a ¡resar de que había

Hleill ¡rurrl(l('r'l:ls cn el pueblo, todas las casas (en el mismo

FHFlrl'r) r.rrf,ur su horno y hacían su pan, cada ocho días, para

B*ls I'r \('nr;uril;l sólo en las fiestas o las ocasiones excepcionales

r llrrr ,r Irusr';rr' llan a la panadería. Eran numerosos los campesi-

Hlr r¡r(' si¡¡rric:ron haciendo su propio pan durante muchotlrrrr¡rrr rlt'sptrés de 1914. Hasta 1920 los panaderos no empe-

,áltrtt .t tcl)ilrtir el pan por el campo, con una carreta tirada porurr r¡lr,rllo. l)c igual modo, tampoco se compraba carne en lar{rrr{('r'f;r, salvo en las grandes ocasiones; el ncocido, de bueytta r'l ¡rl,rto cle los días de fiesta y de las bodas.2 El resto del

tlr-rrr¡ro l;r gcnte se alimentaba con lo que producía la granja,

lrtut. ul:llrr)cnte conservas de tocino, de oca y de pato, pues lar,u n(' §(' trrnsideraba un lujo, y a mayor abundamiento, por su-

Irrrr',,to, le de la carnicería. El café se conocía desde 1880, perorr1l,r st' lrcbía los días de fiesta. El consumo de azicar (que se

,,,rrr¡,r'rr[ra en terrones) era mucho más reducido que hoy día.

I rr ¡rrt::rs palabras, la aparición de nuevas necesidades y lafaci-Irrl,r.l rlc los transportes han ido incrementando progresivamen-r,' l,r tlc¡rendencia económica respecto al pueblo de los barrios,rnl,rrkr.s. A cambio, la dependencia de una parte de la pobla-, r,,rr dcl pueblo respecto a su clientela campesina también se ha

rrr. r.'rnentado. Por lo tanto, desde una perspectiva económica,l,r r¡r{ranización del pueblo ha ido pareja con una «campesiniza-

, i.n, de los caseríos.

Y así sucede en todos los ámbitos de la existencia. El barrio('ril antes una unidad muy viva. Constituía, en primer lugar, un

llrrr¡ro de vecindad que se reunía para llevar a cabo labores co-

urunes durante las celebraciones familiares y las fiestas. En los

l. La mesture, un pan basto de maí2, se consumía hasta 1880-1890.l;t¡c sustituida por la biaude, un pan a base de trigo y de maí2.

2. En 1881 había en Lesquire dos carniceros. Vendían, como media,rlc una a dos terneras cada domingo. Para Navidad, antes de 1900, matabanrrna docena de vacas. La costumbre exigía que se hiciera una daube, un esto-

fido que se comía al sali¡ de la misa del gallo.

Cocina

Pasillo

Salidaal huerto

¿

Cobertizo deherramientas

ta!

crclJ

oI

Cuarto de esai

!'d

I!O

9293

Page 48: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

t('rli('r'r1),s, lx)r' cicarplo, los uprirrc',s v«.t irr,s, il¡lrr cas¿r por c¿ls1lir¡vita.d. al c.njunro cle las fhnrilias dc,r [r.rrir. ul labía rr"..r"-¡ral" del barrio [es decir, unas refbre.ciirs cluc indicaban sus lí-rnites]. Los ancianos se la decían a los jóvenls. Ello representabamucha genre, porque el barrio era muy grande. Hacían faltabastantes hombres para llevar el cuerpo, io qr. era muy pesado;el cadáver iba envuelto en un s,rdario de lino t.jido en'I" c"rá(lou lingou dou lan), y ese sudario, a su vez, iba envuelto en unasábana que llevaban seis hombres, sujetándola por los nudos delas esquinas. A partir de 1BB0 empieza

" .oro..rr. el ataud (lou

babut), hecho con cuatro tablonei de madera. Su utilizaban dosbarras bien pulidas que se pasaban por las ,,dos

asas d.e mimbre,,que había acopladas en cada lateral del ataúd. Los portadores,que eran cuatro, se turnaban hasta haber completado el caminoque llevaba al cementerio. El ataúd ro r....r"ta hasta el últimomomento, para que todos pudieran ver al finado. No se podíacerrar el ataúd antes de que toda la gente del barrio hubiera lle-gado. Uno llegaba, decía las oraciones, echaba agua bendita conel.laurel y_lyego estrechaba la mano a todo el"mundorr 0.-p.A.). La solidaridad entre los miembros del mismo barrio iam-bién se manifestaba en el momento de ras labores colectivas:

ltydj»e (de.houdja, binar) y ligulre, binado y nligado, de la vid,

labores en el transcurso de las iuales los g.,rpo, á. t."baj"doresse respondían con sus canros de una ladeia , o.r", petéri o péle_?orc, baffére, trilla, esperouquire, deshojado a.f maiz (de?eroques, las hojas ásperas que envuelven la mazorca). Las es_perouqu?res, por ejemplo, duraban tres semanas o un mes enotoño. Todo el barrio, es decir, entre cuarenta y cincuenta mo_zos y mozas, se juntaba para deshoj ar el maiz. Iban de casa encasa, todas las tardes, hasta el Día de Difuntos. Cuando se fina-lizaba el trabajo en una casa, un sábado habitualmente, se hacíauna fiesra (las acabiailhes, de acabá, concluir). Se jugaba y barla-

_ I . En el pueblo dos vecinas iban casa por casa, cada una por una acerade la calle, para convidar al enrierro. Esta costumbr. ,. .orr..*Z hasta 1950,más o menos. nMuchas mujeres no querían hacerlo. Lo encontraban ridícu_lo, (A. B.).

94

l',r lrrrsra e[ atnanecer. uLa cspcrourlu]rc era la fiesta de la juven-turl. Sc comía poco: castañas, pimientos. Ahora hay que servirr.rf d, c1ueso... Pero se hacían batallas a golpe de peroques. Nos re-i.rlrros. A veces hacíamos la "mascarade". Cogíamos una calabaza

v;rr'Ía y encendíamos una vela. ¡Lo que nos reíamos!, 0.-P. A).[.as labores colectivas no eran el único motivo de alegría.

,,1 labía muchos menos bailes en el pueblo que ahora. Pero se ha-, í,rn muchos bailes en el campo. Entre los 17 y los 30 años bailérrrrrclro, el mounchicou, la crabe (la cabra). Nos reuníamos cuatro,r c:inco vecinos en una granja o en una esquina de un prado.( lrrsi cada semana. Había músicos (lous bakdis) que tocaban el

lrrrile, o alguien que cantaba, y marcaba el compás con el timbal.l.os jóvenes se frecuentaban mucho más que ahora. La gente se

.otrocía más por barrios. Se trababa conocimiento aprovechan-rl«r las fiestas. La gente vivía más junta (lou mourudr que bibén mey

tt/ndss€), barrio por barrio. Ahora cada cual vive más encerrado('n sí mismo. Ahora todo el mundo se queja, a pesar de que haytlinero... Antes, la gente vivía mucho más feliz. Las "peleas" (lous

patacs), el trabajo, las fiestas... Todo eso se acabó. La gente ya novive feliz como antes. Tampoco hay juventud ahora. Vivíamosrnás felices, nos creíamos felices, 0.-P.A.).

Así pues, debido a que los vínculos de vecindad (lou besiat,

c:onjunto de los vecinos, besis) y de barrio eran muy fuertes, latlensidad social era muy grande en esos caseríos donde hoy lagente se siente perdida y aislada.r Desde 1918 el barrio ha deja-clo de constituir una verdadera unidad. Muchas labores colecti-vas han desaparecido, ora debido a la introducción de maquina-ria, ora porque las fiestas a las que daban lugar resultabandemasiado caras. ¿No es acaso corriente hoy día que los campe-sinos más ricos y más conocidos por su sentido del honor y su

hospitalidad manden matar a su cerdo por el carnicero del pue-blo? Organizadas por los jóvenes del pueblo, las grandes fiestas,

l. El primer vecino, uaquel al que se llama en primer lugar en caso dedefunción, es el de la casa de enfrente. Con ese primer vecino se puede co-municar mediante señales, signos. El segundo vecino (lou connebesi) es el de

la casa de al lado, 0.-P.A).

95

Page 49: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

Irrril.' rlc Ilr as.cirrci<in clc ng'icult()r.cs 1,,;rlr:l(lc*rs, clc N,virl,r,l r

rlc Aíi<¡ Nucvo, dc la Virgen dc Ag,,sr.,, crcétcra, sc c:clchr.:rrr .,rrclpueblo.

En la sociedad de antaño la dispersión en el espaci«r rr. t,r,rpercibida como ral, debido a la fuerie densidad social vir. rrl,r,l¡a la intensidad de la vida colectiva. Hoy día, como la.s rrrlr,r,',comunes y las fiestas de barrio han desaparecido, las f¿rrrrilr,r,campesinas perciben más concretamente su aislamiento. l,ls rrrdudable que el automóvil ha acortado ras distancias, sobrc r,rr,desde que se han asfaltado los caminos vecinales princiPrrr,.r,pero el alejamiento npsicológico, sigue tan grande .orn,, l¡ir..,,,pre, I ello se manifiesta a rravés de la función otorgada al arrr,,móvil. A un campesino, salvo en contadas e*cepciones, no st, k,ocurriría coger el coche para asistir a ,rrr" ..,r.rió., del cl,b ,1.,portivo o del comiré de fiestas, ni tampoco para ir al cine el rl.rmingo por la tarde. Es significativo que las ieuniones que ¿rnrcceden a las elecciones municipales ycantonales se ..Iábr"n ,,,,el pueblo, pero también en los diferentes caseríos. A la ciurrrrtrse va en coche, como antes se iba en carro; más deprisa, pcr,{rno más a menudo ni por razones nuevas. ¿Acaso ,o ," h" ..r,,rvertido el coche en el heredero de las funciones del carro? scutiliza en primer lugar para el transporte de los productos de I;rtierra y para los desplazamienros puram.rrt. ,rtilit"rios. Mien.tras que el 41,4o/o de los coches de los aldeanos tienen menosde cinco años y están destinados al rransporte de personas (con_tra el 14,60/o en los caseríos), el 63,40/o de los coches perrene_cientes a los campesinos tienen más de veinte años (según datosdel impuesto municipal de circulació n d,e 1956).1

La concentración del hábitat mantiene una fuerte cohesiónsocial a pesar de que las técnicas tradicionales de ocio colectivohayln desaparecido: el pueblo es el campo del chismorreo; lasnoches de verano, los vecinos se reúnen, ., g.trpo, de dos o de

1. Véase cuadro, suprimido en esra edición, en p. Bourdieu. uCélibatet condition paysanne», op. cit., pág. 97.

96

.,! 1,,,,,, ,llltrlltr sctll-acltls c,n los Irrtltcr¡s tlc lrlatlcra dispuestos

,, lr .r,,.1,1, ,lclalrtc clc [a rnayrtría tle, clrsrrs. I]n cst<¡s bancos se

¡i ¡r ¡¡ r:¡¡l)iút lpus carrérens (los habitantes de la calle, carrire)

1., rlotiltrr[]{)s por la nrañana para conversar, mientras miran

t,r rr .r l.,s tlttttpesinos uendomingados'. Para éstos, los bancos

,,r' ,l .,itrrlrol,,.l. 1" mala ideay de la ociosidad de la ngente de

,,r,1.r,1,,. Mttcl-ros campesinos, para no tener que desfilar ba.io la

,rir rrl.r irrí,ica de los aldeanos, prefieren pasar por los estrechos

rrrlrr()s .¡trc llevan a la plaza principal dando un rodeo, tras

1,,1,, r l,,»rlcado los huertos situados detrás de las casas' Por li-,ilrt,¡rl., ([tc sea el horizonte, por amortiguado que llegue el fra-

1 , rr r lt l,r ciudad y de la vida moderna, la población aglomerada

,lr,,l,'.krt' ciel campanario conforma una sociedad abierta a las

,r,llrrt'rrrias exteriores. Debido a su aislamiento, los campesinos

,rl, r ut'ntrrfl, las más de las veces, con las ocasiones que el pue-

1,1,, lt's .rfi'cce, es decir, la misa de los domingos y las fiestas' Su

,,r,r,,r luente de información sobre el acontecer municipal pro-

i I' n('(ler los aldeanos.l

Así, la barrera entre la ciudad y el campo, entre el campesi-

,,,, y t,l ciudadano, que pasaba antes entre las gentes de Pau y

'1, ( )k¡rón y las gentes de Lesquire sin distinción, separa ahora

r l,,s:rldeanos, lous carrirens, y a los campesinos de los caseríos'

Lr oPosición entre el campesino y el ciudadano se inicia en lo

r,,.is lrondo de la comunidad aldeana.

No estará de más, antes de describir las formas más mani-

lr('stirs que reviste hoy esa oposición, mostrar cómo se traduce a

,,,, ,,iuel más profundo, el de la demografía por ejemplo' Mien-

l. A propósito de una área rural dividida en doce distritos escolares

,¡rr,,rienen un nombre tradicional y que forman una comunidad consciente

,i,..í misma, J. M. \Tilliams evidencia la disolución de estas unidades de ve-

,,,r.lad. (neighbourhoods), que tienden a fundirse en la comunidad aldeana.

l,ilrre los f..ró-..ro. correlatiros del cambio de estructura y de función de

,.s,rs unidades, observa la emigración de los artesanos de los distritos rurales

lr,rcía el centro de la aldea, la concentración de las actividades uculturales' en

.l pueblo, y la diferenciación social de la población (véase An American

I t¡wn, NtevaYork, 1906).

I

É,

97

Page 50: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

tras la diferencia de tamaíro c.r'c lir fhrriri. r¡lcdia «Jcl puebkr yla del caserío era sólo de 0,94 en lgg[, crr lgll era d,e 1,79'yde 1,13 en 1954. La diferencia decreciente enrre lgll y 1954es implt{le, por una parre, a un ligero incremenro (desdc1945) del ramaño de la familia del pueblo y, por otrr, , lumengua regular de la familia del caserío.r

l,rrlrrli;r, (luc ¿lgrupaba a varios n¡:rtt-iDtttnios y it los criados; el

ililnr('r'().1" parro.tffi que viven sol,ls tro para de crecer, sobre

rurLr, t'tt la categoría de jubilados e inactivos'

l,l lcndrmeno es manifiesto cuando se considera la propor-

r trtrr rlc fir¡rilias compuestas por cuatro personas y más (inclui-

,1,,r l,,s criados) en las diferentes épocas.

l,igeramente superior en 1BB1 (l al,7),la proporción de las

l,rr,rili,rs grandes es, en 1954, tres veces mayor entre los propieta-

r r, r, ,lc ,Ér.", que entre los habitantes del pueblo' Ya en 191 i la

l,rrrrilia clel pueblo tomó su forma actual, pues la proporción de

l,rrrrilias d..u"tro personas y más era más de seis veces inferior a

l,r ¡rloporción correspondiente entre los propietarios de tierras

,1.. krs caseríos. Las consecuencias de esas diferencias morfológi-

r ,rs s()n considerables, en especial, en lo que se refiere al matri-

rnonio. En efecto, además de constituir, Para la joven pareia' y

rnrry especialmente para la flamante esposa' un fardo considera-

l,l..', la gran familia.J.t.. .r, control e impone unas obligaciones

.¡,," .rá" vez resultan menos llevaderas para las mujeres de la jo-

vcrr generación. ul-os jóvenes, sobre todo las mujeres, ya no pue-

.1.',,Iopo.tar la gran familia. Por ejemplo, en mi casa, la muj9r,

ri.,,e qle "g,r"rá,

a la abuela del marido, el padrey la madre del

,,,,,ridá, la h.r*"ta del marido y las tías del marido, que vienen

,lc vez en cuando. ¡Menuda carga!' (P. C')'

úerras de los caseríos de los caseríos del' ueblo

Tamaño medio de la familia

I88t 1911 I 954Pueblo

Caserío3,564,51

)<)4,31

2,71

3,84

En general, la familia del caseríoque la del pueblo, ya que un númerovive bajo el mismo techo.

es sensiblemenre mayormás elevado de personas

Años Númerode casas

Población Número detotal habirunrcs

habimdas por castPueblo Ca¡eríos Pueblo Caseríos pueblo Caseríos

1881

1901

1911

r92t1954

4,54,14

97 41892 36792 29383 339

47 t 2.468 4,8 4,8322 1.656 3,5 4,2355 1.601 3,r259 1.408 3,1

94 )77 258 1.096 2,7

La diferenciación entre pueblo y caserío data de los últimoscincuenta años. Antes, tanto en el pueblo como en el caserío,dominaba la familia grande. Al *ciudadanizarse», el pueblo haadquirido los caracteres demográficos de la ciudad: áir..,iruy.el número de hijos, la pareja tiende a ocupar el lugar d. l, grá,

1' véanse los cuadros que represenran er tamaño de las familias deacuerdo con la categoría socioprofesional del cabeza de familia y la reside.,cia(pueblo o caseríos) según los censos de igg1, 191 r y 1954, suprimidos enesta edición, en P. Bourdieu, op. cit., págs. ll9-124.

98

r 881

r 9111954

Para comprender, desde otro punto de vista, la oposición

entre el pueblo y los caseríos se ha distribuido la totalidad de

los individuos censados en Lesquire en 1954 según la distancia

en relación con su lugar de nacimiento.

Se ve que el73,io/o de los hombres y el 65,9o/o de las muje-

res del -trni.ipio han nacido en un radio inferior a cinco kiló-

53o/o

46o/o

36o/o

47 o/o

43o/o

32o/o

3lo/o8o/o

l0o/o

99

Page 51: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

u

r,ctr'o.s' cs clccir, c. cl territrlri<l rlcl túr¡1i,,,ru.icipal o de losnrrrnicipios colindantes. Mientras cstos índiccr,

"rrr. lo, "1d."-nos, son sólo del 58,5o/o para los hombres y del52,60/o p";;i;

mujeres, resultan manifiestamente más elevados p"o l, poUir_ción de los caseríos, esencialmente rural y sedentária , ,l i3,6i/opara.los hombres y el69,60/o para las -,r;.r.r. En el pueblo, encambio, los hombres y las mujeres nacidos a una distancia supe_rior a treinta kilómetryet2o,5o/od.,,,.,ffi ll,l#:i.J,?'.ij'"i3'[,T;iii:]i;

categorías correspondientes de los caseríos. por lo ,".r,o,^..r.or_tramos en el pueblo una población mucho más mezclada que,por esta misma razón, puede estar mucho más abierta

"l ,.r,rrdo

exterior.

l,* profcsiottcs liberalcs, las Irllts clc las vcccs oriundr¡s del mismo

¡,,,.,:1.,1., o dc la región, utilizabar"r casi siernpre el bearnés en sus

,,'1,,.. i,,ues con la foblación campesina. La gente hablaba francés

,,,n tlificultad, ,'.r, poco como un" l.ngu" extranjera' y todo el

lrrrrrrlo era consciente de ello' Se e*perimentaba una especie de

¡,rr.l«rr al hablarlo, por miedo al ridículo, al que se expone lou

It,rttcltimán, qu. s.isfrefza en intentar hablar francés' Después

,1,' t ') I 9, debido a las mezclas habidas durante la guerra, debido

,r l:r presencia de refugiados ante los cuales no se puede hablar

1,,',rrnés, el empleo deifrancés se expande, sobre todo en el pue-

l,lo. Desde 1939 es muy frecuente que los niños hablen francés

(', casa y que los adultos recurran al francés para dirigirse a ellos'

I'or mucho que, exceptuando a algunos adolescentes y a los

Iolasteros que no son de ia región, casi todos los habitantes del

¡,rrcblo sepan hablar bearnés, .t pr." ellos una cuestión de or-

i1,,llu .*p*rarse sólo en francés y consideran el npatois'' el idio-

,,r" ,r.roi..rlo, una lengua inferior y vulgar; se burlan de los pa-

l('tos toscos .uyo b.".rrés afrancesado produce efectos cómicos'

.¡rrc destrozan el francés aunque no cejan en su emPeño' por

¡,retensión o inconsciencia (iianchimandeyl)' Para el campesi-

,,,r, po, el contrario, el bearnés es el modo de expresión espon-

rrineo, íntimamente vinculado con las preocupaciones de la

cxistencia cotidiana; es la lengua de la imprecacíóny del insul-

to, de la broma y del retruécáno, del dicho y del proverbio; la

lcngua de la vidá familiar, del trabajo de la tierra y del merca-

,lo.-Do, campesinos serían incapaces, sin sentirse ridículos' de

tlcpartir sobre ,t., cosecha o sobre el ganado en una lengua que

,,o f.r.r" el bearnés. Debido a los voiablos franceses dialectali-

zados que paulatinamente tienden a ocupar el lugar del antiguo

términl bearnés, y también a los cada vez más numerosos prés-

tamos import"do, del francés, sobre todo en el ámbito de las

técnicas y d. l"t instituciones modernas, esa habla está induda-

blemente cada vez más adulterada; no obstante, conserva su

gracia y su fuerza, su genio, en resumidas cuentas' El francés'

án .l ptlo opuesto, .r I" l.tgt" de las relaciones con el mundo

,rrb"nt y, ai -ir-o tiempo, la lengua en la que uno se siente

Sexo y lugar de residencia

Zonas Lugar de

nacimientoPueblo Caseríos Conjunto

V H Total V H Total V H Total0a5km:- Lesquire

- Otrosmunicipios

5,1 a 10 km10,1 a 15

15,1 a2020,1 a2525,1a3030 km y másTotal

64 61 125 402 317 7r9 466 375 844

8

t011

3

34

20123

lt16

42

5

29t41

21

27

7

5

9

49264

40

24

5211

9

4

37579

39

427311

2

2

25

5t1

661252211

t662

1.090

3463

14

12

8

57702

52

53B9

r54

r754

652

100

87r52)q16

15

111

t.354

t3 21 79 48

2

J

45

6

78

. Donde puede yerse la manifestación más clara y significativade esta oposición es en el ámbito lingüístico. Antes de l9r4 erbearnés era la lengua utilizada por el Jonjunto de ros habitantesdel municipio, ranro dentro d. ra familia como en las relacionessociales' La escuela era prácticamente el único rugar do.rde ,e h"-blaba exclusivamenre francés. Los funcionarios, los miembros de

100101

Page 52: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

w'

irrcr5r,,d«r, como cuirndo sc porc c'r tr.jc trc I«ls d<lming«rs Puruir.¿la carrér¿,.es como el mundo clc las of.icinrr, dorr.li'u,l',, *.siente inerme y vulnerable.l

nMuchos ahora quieren hablar francés. Del servicio milir¡rr.de, la guerra,^lo que han aprendido es que a los jefes hav arrcnabtartes en francés, (A. g.). El uso de la lengua Frrn..r, ., .lhomenaje, a menudo forzado y renuente, que"el .r-p.riro,,ri-buta al moussü de Ia ciudad y, ,u, prp.lÉr; y, p;.;;; ;;:,menudo sea capaz de expresarr. ., L, fr".r.2,

"Ur.f,"rri"r,"correcro, valora que se opre por dirigirse a él en bearnés, marri.festación, en cierto a. moao, de una.,roluntad de establecer un¡rrelación más directa, más familiar y más igualitaria.

Entre las últimas casas del p.r.bro doid. se habla francés ylas primeras granjas aisladas, ,.prr"d", a veces por un centenar.escaso de metros, donde se habia bearnés, p"r" i, fronrera enrrclo.cabe llamar, permítanme los neologisÁor, l" nciudadanidad,y la ocampesinidadr.2 Así pues, .., .i .pic.nrro mismo de supropio mundo, el campesino descubre ur, -undo ." .l q;; h;dejado de estar en su casa.

. _ Objetivamente, el pueblo sólo existe gracias a los caseríos,debido a que vive, casi exclusivamenre, de actividades del sector

11rciario; sin embargo, esta relación de depend.rr.i" p.r-"r...

aDstracra, de modo que no aflora a la conciencia. El ámpesino,por el contrario, experimenta concreramente su depená.rr.i",no respecro al pueblo, en tanro que colectividad, sino ..rp-.Jlto a de_terminadas personas de las iue riene una necesidad con_creta. La relación de dependencia es inmediata , p.r;;i-;

1. Los campesinos de los case¡íos suelen hablar francés con un acentomuy marcado. La pronunciación de la r, muy fuerte, que constituve su ressomás característico. se conserva entre los habiántes d. ü-rñ;;;;. ffi;rÍ;el bearnés como lengua marerna, aunque desaparece entre los jóvenes. Elacento de las muchachas de los caseríos 2.l. ,.. r.r..ro, -rr."do que el de loschicos. AJgunos nsemiciudadanos, del p".bl. ;,;;-de corregir su acenro.2. Existen, evidentemente, .*..piio.r.r. En particular, el uso del bear_nés se ha conservado entre los ,r,.ráro, (.., .o.rtr.to más estrecho con elámbito rural) y entre los trabajadores "g.í..r1"..

702

¡,,rr t'll«r se comprende que pueda rrclclr-ririr la fbrma de un ho-

I I t('lril ic.lil filncionario suscita actitudes ambivalentes.l Por un lado,

r rr l:urto que encarnación concreta del Estado, es la víctima por.,il'ritrrción del resentimiento dirigido contra los «amos de París'

(l()tt.t mestes ou lous commandans de Paris) y contra.l p5¡¿d6, «el

,r,ryor ladrónr. Se le considera nel gandul del pueblo' (loufenian

,lr' lrt utrrbre),2 el urentistar, el hombre de las manos blancas, que

.,r('nrpre está a la sombra, aquel al que le cae un buen sueldo to-

,1,,s l<¡s meses, por mucho que granice o hiele, y sin cansarse,

rr¡('ntras que los campesinos trabajan duro, sin garantíade futu-

r{), l)ara producir los bienes que él consume- n¡Diablos!', dicen'

,t ¡rri vidorra se dat (que s'at bire bet!) Puede llevar camisas blan-

, ,rr. Claro, como no suda a menudo. La pluma no produce callos

.rr llrs manos. ¡Vaya enchufe que han encontrado! El trabajo de

,rrr gendarme... ¡El sudor de un peón caminero! Y el cartero"'

l,icn temprano acaba su horario fde trabajo]. Pueden jugar su

Irrrrtida di .att"t. ¡Qué sí, que eso sí que son buenos empleos,

u,rya chollo!, (P.L.-M.). Así pues, para los nativos de los caseríos,

,'l hombre del pueblo es realmente el burgués, el que ha deserta-

,l.r de la tierra y ha roto los vínculos que lo relacionaban con su

rrrcdio o ha renegado de ellos.

Pero, por otra parte, el habitante del pueblo, administrador

l«rcal o funcionario, cumple la función de mediador entre el cam-

lrcsino y el Estado. A título de representante de laAdministración

ccntral, en tanto que depositario de la autoridad gubernamental,

c[ funcionario es la encarnación concreta del Estado. A medida

que se incrementa la intervención del Estado en la vida diaria del

campesino y, paralelamente, el poder de la Administración, los

firncionarios van siendo más respetados y considerados. ¿Acaso

1. La actitud del campesino respecro al funcionario parece conformarse

¿ un modelo más general, concreramente, el que rige las relaciones entre el

campesino y la p.riona culta en muchas civilizaciones no industriales'

2. El respeto que suscita la persona culta no excluye nunca la ironla,

incluso cierto desprecio; aunque sea percibida, en determinados aspectos,

como imprescindible, nunca deja de ser considerada un parásito'

103

Page 53: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

u-t() cst¿i cl crrrnpcsi.o, Ias más rlc lrrs vccc.s, t., ru 1l<lsición dcl s.rici-ta,te? Bien porque no sabe rellc,ar úr r-i.s,l. sus document,ri.bien porque no se aclara con las formalida«les o porque ,i... ."1r,,

'

ros para llamar él mismo al veterinario, el caso ., qrl. tiene quc r.c_currir a los escribans de la carrére, es decir, más o menor,

" 1,,*uchupatintas de la ciudadr. El término peyorativo que emplerrpara nombrarlos basta para mostrar que nunca ,..oro.. plárr-mente su superioridad. sin embargo, no se re ocurriría ir a iobrur.su pensión, a rellenar un formulario en el ayuntamiento o a luconsulra del médico sin llevar una docena d. h,.r.,ro, o un litro .rcvino. Lo que representa, sin duda, una manera de reconocer urrservicio prestado, pero también una forma de rendir homenaje.

n¡No basta con leer todo ese papelamen! No se .nti.rd"nada o se entiende todo al revés!, ff.i._frA.¡. para el campesinola relación entre el individuo y la Administración ,o p.r.d. .r-tablecerse, como en la sociedad urbana, a través de unos inter-mediarios impersonales e inrercambiabres, gendarme o funcio-nario, depositarios anónimos de una ,uto.íd"d anónima y sinrostro que se manifiesta a través de ellos y permanece irreducti-ble a esta manifestación, pues el Estado ,ro ., má, que un hori-zonte siempre inalcanzable de una serie indefinida áe términosmedios. El campesino sustituye el desconcerrante contacto conla impersonalidad masiya de la Administración por una rela_ción de persona a persona, con tanta más disposi.i¿.,

" fiarse ya ponerse entre sus manos cuanto más inerme está, identifica lafunción con el funcionario y sólo reconoce a la Administracióna ravés de quienes la representan. La estafeta de correos es elcartero, y si éste está de.vacaciones no queda más remedio quevolverse para casa sin haber rearizado la gestión que ro habia ile-vado a ella.r

Pero sería un error atribuir exclusivamente al interés la reve-rencia que el campesino siente hacia el «bu¡gu6r,,. ul-a gente de

. I ' Hoy día los campesinos traran de dar a sus hijos la instrucción míni-

ma imprescindible para la vid¿ moderna. «J6ds campesino avispado quieretener,un hijo inteligente para hacer que estuclie... ¡Es necesario pod...o__prender las cosasl, (J. L.).

104

1,,,, ,.rst't'íos esth nrtty cotrteltttl clc ptttlcr "ct¡llvcrsar en el cafe"

t,l¡'l,i¡it,r,,,'aje) cotl ttn "señor" dcl pLrcblo: alcalde, concejal,

Irrrr, rorlrrio, cartero, gendarme, etcétera; en resumidas cuentas,

rnn l(xl()s los que ostentan una parcela de la autoridad central'

r\rrrr sigrrcrt un poco "impresionados" por esa "élite" bien situa-

,1,r,'rr t'l ptreblo, por todas esas personas que están "bien coloca-

,1,r,,". No hay que olvidar que hace cincuenta años un gendarme

"\11,,Í;l una dote de 3.000 francos y podía aspirar a casarse con

, rr,rlr¡ricr segundona de una familia importante.l Y desde en-

rrln(('s l:r cosa ha ido a más. Cada muchacho era "sopesado" y'', Lrsilic:¿rdo". Cuando obtenía un empleo, era todo un aconteci-

,r('rrl(). Se convertía en un "señor". Por todo ello los campesi-

rr,,ri siguen estableciendo una resPetuosa reserva en sus relacio-

rr('s ( ()n hu carr?ren. Se sienten felices de invitarlo en el cafe. El", rrrrhdano" es quien lleva la voz cantante; comenta y discute

l,rs rroticias con desparpajo y seguridad. Lous brartbs (los habi-

r,rrrtcs de la landa lbrane),los paletos) del rincón más alejado del

l,,rn'io de Laring o de Lembeye se guardarán muy mucho de in-rcrrumpir, pero no pierden una sílaba, para poder contarlo todo

l rlivertir a la familia, una.vez en casa. ¿Dónde se entera uno de

l,¡s "secretos de Estado" si no es en el pueblo? De vuelta al ho-

1i;rr, analizan sus relaciones con los carrbrens. Suelen valorarlos

, on claridad y buen criterio, sobre todo después de haber paga-

.l«r ellos la cuenta en el cafe, (A. B.).

No es extraño, en esas condiciones, que los uciudadanos'

sicmpre hayan monopolizado el poder político. Los sucesivos

,rlcaldes y diputados a las asambleas departamentales son siem-

l)re maestros, médicos, secretarios de ayuntamiento o hacen-

.Jados del pueblo, mientras que los campesinos no pasan de te-

nientes de alcalde o de concelales. Y eso que, al ser una amplia

1. «En mi época, para casarse con un gendarme, había que tener una

l¡uena dote: 3.000 francos. En G. había una chica que se casó con uno' La

Familia pasó muchas dificultades. Estuvo largo tiempo endeudada. Se exigía

esa dote porque la mujer de un gendarme no tenía que trabajar, no tenía que

tener relaciones con el público, 0.-P.A.).

105

Page 54: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

mayoría, los campesinos de los caseríos habrían podido elegir a

uno de los suyos.l Lo que pasa es que el campesino suele sertan crítico y ambivalente consigo mismo como lo es con eluciudadano, o el funcionario. El orgullo de sí mismo, unidoal desprecio por el ociudadanor, coexisre en é1, si no con la ver-gienza de sí, al menos con una conciencia aguda de sus defi-ciencias y límites. Por mucho que el ociudadano, se convierraen el blanco de su ironía siempre que puede, es decir cuandoestá en grupo o entre campesinos, se siente incómodo, torpe yrespetuoso cuando tiene que rratar con él de tú a tú. ¿No resul-ta significativo que los mejores chistes, los más graciosos, rrarende.lo torpe y de lo ridículo que es un campesino y, muy espe-cialmente, cuando se encuenrra entre ociudadanosr? Así pues,cuando se trara de dirigir los intereses municipales y, a mayorabundamienro, de establecer relaciones con las autoridades dela ciudad, al campesino ni se le pasa por la cabezadelegar en uncampesino. Porque está al tanto de las reglas administrativas yde las sutilezas de la vida política nacional, porque forma parte,por su función, del mundo de las oficinas y de las administra-ciones, porque dispone de tiempo para ello /, sobre todo, por-que nsabe hablarr, el aldeano del pueblo, y, en especial, el fun-cionario, le parece al campesino predestinado para asumir elpapel de mediador entre él y la ciudad.

Por su parte, sobre todo cuando tiene un barniz de instruc-ción y ha adquirido el aspecto de un hombre de la ciudad, elaldeano se muestra a veces despectivo con los oriundos de loscaseríos. No cabe establecer mayor distanciamiento de los cam-

1. También puede conjeturarse que, debido a sus rivalidades, los cam-pesinos, en definiriva, prefieren designar a un. carriren anres que distinguir auno de los suyos. nClaro que no son más amables entre sí [q,r. ,..p..to , un"ciudadano"]. De un campo a otro se vigilan y se espían: "Jean, hay que pre-parar el arado, fulano ha empezado a arar o a podar la vid." Hay quienes tie-nen fama de ser siempre los primeros a la hora de iniciar los diversos ciclosde las labores agrícolas. Otros, siempre alazaga. Los hay que son el eternoob.ieto de todos los sarcasmos. Asimismo, hay familias que tienen fama depoco hospitalarias. ¡Nadie escarima las críticas hircia cllasl, (4. B.).

106

¡,t'sirros que algunos de esos nnotables'' flnciotrarios o miem-

i,,.", .1. 1", pr#.riones liberales, que adoptan complacidos una

,r(titud patÉrnalista o Protectora respecto a los salvajes de los

:'.,,,,;; y d. lo, borq.r.,' entre los cuales se sienten exiliados y

r rrytls intereses y preocupacio-nes no. comParten; puesto que

l,,r,rr". una pequeñ" socitdad cerrada' pretenden Presentarse

( ()nro una ,rirtoir".i" intelectual, por oposición a los paletos y

,,tlt'stripaterrones» que los rodean' También' las más de las ve-

, t's, en las capas más bajas de la sociedad uciudadana'' las más

( (.t canas a loi c"rrrpesinos por su cultura' su lengua.ie y su men-

t:rliclad, es donde ,u.ltn ti-tt""t más en distinguirse del p.ay'

tttttás, elcampesinote ridículo' En la mayoría se percib-"' Tát o

,,,;,,;, e*plíáto, el sentimiento de estar en posesión {e..'1de5-,lros de burguesía', de pertenecer a un mundo más civilizado'

rrris educado Y más culto'Sin duda, el campesino da pie a menudo a la ironía o a Ia

( ru.icarura. Desde tiempos inmemoriales, por e.iemplo, debido

,rl clesfase en el atuendá, ha sido objeto de burla' Mientras que

Ious moussüs d.e la carrbreya vestían chaqueta en 1885' los cam-

1,"riro, ,.grlí"n llevando "" blu'o"ts de [ino' tejidos' cosidos y

i,,,rd"do, án .rr". Cuando el uso de la chaqueta ya estaba gene-

rrrlizado, hacia 1895, los hombres casados salían ucon Ia cha-

;;,;;;; la boda, (d.o? tq beste.d'espousar)' si todavía estaba en

bLren estado, -i.r,t,á' los solterÁs aún llevaban el blusón'

;¡V;y", qué i"cha tenían! ¡Llevaban unas boinas enormes! Para

,j.," prr..i.ran más g'"t'dt' y se aguantaran tiesas' les ponían

rr' armazón d. mim6,e' H'bi' que "'los Pasar' url día,de tor-

nrenta, cuando el viento les hinclaba y les levantaba el blusón'

pt"1l¿" "f

descubierto su faja roja' A veces la boina salía vo-

i*do y rodaba como un ^'o,y túo" to'pt-ente'.trataban de

,..,rp.r"r1r, (P. L.-M., 88 años, habitante del pueblo)'.Todavía

i-o , eso que se visten lo mejor que pueden para no llamar la

atención, se reconoce a los campesinos endomingados por sus

,r"i.t rnd cortados, comprados " p"tio de saldo en una tienda

rle confección. Con l" t'o'-t boi'a et' la cabeza' los calcetines

;;t; y chillones asomando por debajo del pantalón mal

&

r07

Page 55: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

pla.chado y demasiaclo.co.to, r«rs zlr¡rlrr«rs ¡la,sarr<ls dc ,rr¡rru,resconden las manos en los bolsill<¡s .1.. I,, .ir,,,¡u"rr, .,,,.,.',r1"r0menre arrugada en la espalda. Acosrumb.rdo, , .;.ri,r;i. :;;,toscos zuecos por rerreno dificily desigual y cargando ..,n ¡r.*u.dos fardos, tienen una.caminar Én,o ipr,o so: branass?s (tt ltr,tn?s), moradores de Ia landa, aubiscous ino,,b.. d. ,", ;,;;;;;nea), bouscassls (hombre del bosque, boirq), ,rrrroolhrr q"il.'.;de cebolla), laparous o lagas (Sur^p^r^i,-ron ejemplos de mr¡re¡peyorativos aplicados al paysinás ie So,u b o le, rí ..J-p;;;;; ;i.Saouboler,2 palurdo, torpe, sucio, malcarado y _rl ,.rrido.'-

"'Esa superioridad que el aldeano ,. ,rrág", el campesirro

nunca se la reconoce plenamente. EI aldeano no es un ciuclrr.dano, pero pretende serlo. y eso lo ,"b. h"rr" .l _ár;ri;;.i;;,como también sabe que el aldeano del pueblo a.f qr. tf

",campesino también tiene su ciudadano. A los aires d. .iu.r,r-

11T^:r:- rico que el n21ds¿¡. "Uurgtr.rrdo, ,aop,"

" ;;,;clo para con el, el campesino sabe responder con siienciosa ir«r_nía o aludiendo a su origen común: n'¡Sabemos de dónde sale!,O bien: nSu padre llevabá zuecos...» '

, . El campesino sólo se percibe como campesino en presenciadel nciudadano»; pero el ciudadano, po, su parte, sólo existecomo tal por oposición.al-campesi.ro. b. ,r"'for.* -á, ;;;:ral, la aldea sólo e. ciudadana por oposición a sus caseríoscampesinos. Por Ia mentalidad y .l .rtlio de vida d. ,r, h;i-tantes, el pueblo podría parecer una ciudad si no fuera ooro,r.no cumple las funciones más importantes d. éJ-ó.;;;;perdido la casi totalidad de sus gr*d., hacendados, sólo cuen_ta con notables «rerciarios», q,r. prr.d.., aporrar ejemplos deinnovación en el ámbito.d.l .orrru-o, f.ro no de la produc_ción. Residencia de funcionarios y de'á'.',bro, a. i"l f-f._siones liberales, de arresanos y comercianres, de jrbil"do; ; ¿

1. En el campo los Trparos apenas se desgastan, porque sólo se usanuna vez por semana, para ir al pueblo. Muchos"camp.rl.,o. ll.rr., ,u.;;no se^ponen los zapatos hasta llegar al pueblo.

..,.r.10)o-Ore de lugar imaginario .uy, p.rrd., evoca un país silvestre y

108

r*rrl..r,rs,l c,sta ciudad dc rncntiriiillas cs itrcapaz de asumir el

¡,,r1,,'l .lt' lirco de incitaciórt ecouólnicl, y ello, muy especial-

nrr'nr(', crr cl ámbito agrícola. La historiade los últimos años es

rrrr,r l,trcn:r prueba de ello. Las capas media yba)a del campesi-

rrrrrl. tk'los caseríos son las que han producido la nueva élite

rrl.rl, rrricntras que los notables del pueblo conservaban los po-

rl¡'rt's trldicionales. Hogar del Campesino, CUMA (Cooperati-

r,,r ,lt' lJtilización de Maquinaria Agrícola, creada en 1956),( r'rrrro de Estudios Técnicos y Agrícolas (fundado en 1960):

r.rl.rs c'stas instituciones nueYas son fruto de la iniciativa de jó-

v,'rr.'s agricultores; son ajenas tanto a la antigua aristocracia

r.urrl)csina, a los campesinos importantes, como a los notables

,1,' ll aldea, más preocupados por garantizarse la dirección de

hrs rrsuntos locales mediante medidas más o menos demagógi-

r.rs (lue por trabajar en pos de una renovación en profundidad,1,' lrr economía rural.l Debido a que monopoliza las funciones

rrrlranas, a que concentra los comercios, las posadas, las admi-

rristraciones, el pueblo está suficientemente nurbanizado» Para

,¡rrc los caseríos puedan parecer, a ojos propios y ajenos, por( ()ntraste, campesinos. Pero está lejos de estarlo lo suficiente

l)ilra arrastrarlos, ni por sus iniciativas, ni por su ejemplo.

1. En 1958, 28 de los 95 cabezas de familia que había en el pueblo vi-

vían de una jubilación civil (administración de correos, enseñanza) o militar(policía, ejército) contra sólo dos en los caseríos'

2. La CUMA cuenta en 1958 con veinticinco miembros. Todos son ex

miembros del Circulo de Jóvenes, una organización católica. Se trata de pe-

queños y medianos propietarios; los grandes propietarios tienen medios para

adquirir un rracror y disponen de superficies cultivables suficientes. según

diferentes informadores, se necesitan de 15 a 20 hectáreas arables, es decir,

una finca de 30 a 40 hectáreas, para que el tractor sea rentable.

109

Page 56: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

F

4. EL CAMPESINO Y SU CUERPO

Platón, en sus Leyes, considera que no hay plagaen el mundo más perjudicial para su ciudad que lade permitir que la juventud se tome la libertad de

cambiar en el vestir, en los modales, en los bailes,en los ejercicios y canciones de una forma a otra.

MoNr¿lcN¡, Ensa1os, I, XLIII

Por mucho que los datos de la estadística y de la observa-ción permitan establecer una estrecha correlación entre la voca-ción por el celibato y la residencia en los caseríos, por muchoque la perspectiya histórica autorice la interpretación de la rees-tructuración del sistema de los intercambios matrimoniales so-bre la base de la oposición entre el pueblo y los caseríos comouna manifestación de la transformación global de la sociedad,aún queda por determinar si se trata de un aspecro de esa opo-sición que esté en una correlación más estrecha con la vocaciónal celibato; a través de qué mediaciones el hecho de residir en elpueblo o en los caseríos, y las características económicas, socia-les y psicológicas inherentes a ello, pueden actuar sobre el me-canismo de los intercambios matrimoniales; por qué la influen-cia de la residencia no se ejerce de la misma manera sobre loshombres y sobre las mujeres; si existen diferencias significativasentre la gente de los caseríos que se casa y la que esrá condena-da al celibato; en resumen, si el hecho de haber nacido en elpueblo o en un caserío consrituye una ncondición forzosa, oncondición aceptada tácitamente, del celibato.

Mientras que en la sociedad de antaño el matrimonio era,ante todo, un asunto de la familia, ahora la búsqueda de la pa-reja es algo que, como es sabido, perrenece a la iniciativa del in-teresado. Lo que se rrara de comprender mejor es por qué elcampesino de los caseríos está intrínsecamente desfavorecido en

110

('sta comPetición; y, con mayor exactitud', por qué se muestra

,,,,.r po*'"aaptado, tan desconcertado' en las ocasiones institu-

. ir¡nalizadas de encuentro entre los sexos'

Dada la separación marcada y clara que media entre la so-

. i.dJ -"r.,rlir" y la sociedad femenina' y dadas la desapari-

,l¿,, J. los interÁdiarios y el relajamiento de los vínculos so-

, i"1., tradicionales, los bailes que se celebran periódicamente

,',,'.ip".Uf. o en las aldeas t'ecinas se han convertido en la úni-

('rr ocasión de encuentro aprobada socialmente' Por ende' re-

j,r.r.rro., una ocasión privilegiada para poder aprehender Ia

,,ríz de las tensiones y de los conflictos'

El baile de Navidad se celebra en la trastienda de un caft'

lln el centro de Ia pista, una docena de pareias baila. con mucha

soltura los bailes á" -od*. Son, ante todo' nestudiantes» (lous

,'sruiians), es decir, los alumnos de los institutos o de los cole-

gi.rt pti""¿.s de las ciudades próximas' en su mayoría oriundos

i"f p'r.Uf". También hay "lguno'

paracaidistas' muy seguros de

sí mismos, y unos po.o, .iúd'da"o', obreros o empleados; un

1r", o ,r.r'je elos il.rr,t sombrero tirolés' pantalón Yaquero y

.,"rrdor" de cuero de color negro' Entre las chicas que bailan

i,ry ""rirt procedentes de los áseríos más remotos y alejados'

u.í,id", y ieinadas con elegancia, incluso con originalidad al-

la,rrrrr, yi"."Uie" hay nativas de Lesquire que trabajan en Pau o

.,n P"rir, modistas, criadas o dependientas' Todas tienen asPec-

to de ciudadanas. Algun" -t'"h"thas' varias chiquillas de diez

rr doce años, bailan át.e ,í, mientras los chicos se persiguen y

sc dan empujones entre las parejas que bailan'

De pie, al borde de la pista, formando una masa oscura' un

grr.rpo di .rp..t"dores, de más edad' observa en silencio' Como

irlrtt"a.t'por la tentación de participar en el baile' de Yez en

cuando aYarrzan, con lo que reducen cada vez más el espacio

"J;,rdi.rdo a las parejas que bailan'. Son los solteros' Están to-

.1á, .ro falta ninguno. I-oi varones de su misma edad que ya es-

tán casados no van al baile' Sólo acuden cuando se celebra la

ii"r," -"yo, del pueblo, la de Ia asociación de agricultores y ga-

naderos. Ese día no falta nadie, todos están en el Paseo y todo

111

Page 57: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

i$Ir

r'l tllrrnckl l¡ail¿r, hasta krs nvicjosr. l)crrr k¡s soltero.s n<¡ lllril,rrr.r.uca y esc díir rlo es una exce¡rci«ir. [)rrra.te las rr.chr.s,rr.fiesta mayor llaman menos la atáción, porque rodos los ¡¡rrrbres y todas las mujeres d.l pueblo iacen acro de prescrrt i,r,ellos para charlar con los.amig., y.ff"r-prra espiar, chisnrorre,uy hacer mil conjeturas sobre l^ u"a", ofsibles. pero en l.s lr;riIes menores, como el de Navid;;;iáe Ano Nuevo, a lrs s.lreros no se les ha oerdido nada. Son bailes a l"r;;;;;;;',;,; ,bailar y ellos no bailar¿n, y to ,rU*.Ton bail.s para los j«ivr.

nes, es decir los que_ no están casados, I aungue ellos ya han .superado Ia edad núbil, son, y to ,rúáo nincasablesr. A raros,como para ocultar su embarazo, alborotan un poco. Una brrilt.nuevo, una «marcha»: una muchacha se dirige ,f .i".¿" a.'i,,ssolteros y trata de arrasrrar a uno de ellos hacia ra pista. Éste .r,.

::::._r., avergonzado y encantado alavez. D, u.ro, prror;; i,ptsta, acentuando deliberadamente su tofpeza, un poco conrohacen los viejos cuando bailan .ldr;;.lr'fi.r;r;;;;, ñ;;,riendo a sus amigotes. En cuanto .l bail.

".aba, vuelve a sentar_se y ya no bailará *1: -.8r.,_, me dicen, nes el hijo d. A;. i;,,rimportante hacendado]; ra chica q* il'h, ido a buscar es unavecina. Lo ha sacado a bailar p"." .o_plrcerlo., Las cosas vuel-ven a su cauce. Allí seguirán, hasra m.ái"noch., ,i,.[Jhr r;;_nas, inmersos en el esiruendo y la luminosidad del baile, con_templando a las chicas ir"....'ibl.r. i;;g" irán ala sala de laposada y beberán sentados frenre , fr.;;:'. algu.,o" r.;;;;:tarán cantando viejas canciones bearnesas, prolongando hastaquedarse sin voz unos acordes disonantes, mientras al lado laorquesta toca twists y chachachás. y luego, en grupitos reduci_dos, emprenderán lentamenre el .amini de regreso hacia susgranjas aisladas.

En la sala del caft tres solteros, sentados a una mesa, bebenmientras charlan. ".rNo bailáis?, u§e, .rq pr., nosotros, perte-nece al pasado..., üi compaRero, un habitante del pueblo, medice disimuladamente: n¡Menudo .mbustero! ¡No ha bailadoen su vida!, Otro: uyo.espero a que denir, ¿o... Eché un vis_tazo hace un rato, sólo hay jóv."*. N. ., |rr" _i. Esas jóvenes

lt2

¡,,,,lrt.rrr s('r nris [rijas... Voy a comer un bocado y luego volveré.i rrlr rrr,is soy dcnrasiado viejo para bailar. Un buen vals, eso sí,1'r' 1,, lr:¡ilrrr.ír, pcro no tocan valses. Y los jóvenes tampoco sa-

1,, rr l,.rrl,rr t'l vals., u¿Y tú crees que esta noche habrá chicas de,,ri',,'rl,¡tli', uSí, bueno, veremos.» oY tú, ¿por qué no bailas tú?I'lrr,r yo, tr: lo prometo, si tuviera mujer, bailaría., Dice el habi-r rnr,' rlt'l grrrcblo: uSí, y si bailaran, tendrían mujer. No tienenr, nr-(lr().» ()tro: n¡Bueno, mira, por nosotros no te preocupes,,lr, n() kr pasamos mal!» Cuando acaba el baile, dos solteros se

! rrr l('ntilnrente. Un coche arranca; se detienen. ¿Ves? Miran el,,,, lr.' i¡iual como miraban a las chicas hace un rato. Y no tie-,r, rr rringtrna prisa, de verdad... Van a estar vagando, demorán-¡l,r,,r't«rrlo lo que puedan.,

llstc modesto baile campestre es, pues, el escenario de un ver-,l,r,l,'¡ o choque de civilizaciones. A través de él irrumpe en la vida,,rrrr¡rcsina todo el mundo de la ciudad, con sus modelos cultura-1, .,, srr música, sus bailes, sus técnicas corporales. Los modelos tra-,lr, ionales de los comportamientos festivos se han perdido, o bienlr,ur sido sustituidos por modelos urbanos. En este ámbito, como, rr krs demás, la iniciativa pertenece a la gente que vive en el pue-l,[r. El lugar de los bailes de antaño, que llevaban el marchamo(.unpesino en el nombre (la crabe [a cabra], lou branlou, lourttounclticou, etcétera), en sus ritmos, en su música y en su letra lo{ )( upan ahora los bailes importados de la ciudad. Y hay que reco-nocer que las técnicas corporales constituyen auténticos sistemas,tolidarios de todo un conrexto cultural. No es éste el lugar para.rnalizar los hábitos motrices propios del campesino bearnés, ese

lmbitus que dqail, descubierto al paysand5 al campesino pesadotey torpón. La observación popular ha sabido caprar a la perfeccióncsa hexis en la que se basan los estereotipos. ul-os campesinos derrntaño», explicaba un anciano residente en el pueblo, osolían ca-rninar con las piernas enarcadas, como si fueran patizambos, ycon los brazos arqueados, (P. L.-M.). Para explicar esa actitudaludían a la postura del segador. La observación crítica del ciuda-dano, hábil a la hora de percibir el habitus del campesino comouná verdadera unidad sintética, privilegia la lentitud y la pesadez

rr3

Page 58: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

rlcl gcst. al al'rrlar; cl h...rbrc trt'rtt /¡r,tttt,(.s, r)ur.¡ cr habitartc derpucbkr, aquel qrre, aun cuanclo pi.sr: cl f innr: al.¡uitr,rr-rado.t" l. r;r.rrlre, sigue caminando por un r..r",,., .l.,siguai, am.ufar" y ",,,barrado, aqu_el que arrastra sus pesados zuecos o sus recias br¡t¡rr

arrn cuando lleva puestos sus zapatos de los domirrgor, "ou"l

,,,,.slempre camina a grandes y lentas zancadas, iguj qll. .rr,.t'.1,,avanza con la aguijada apoyada en el hombro yi. girl a.;;;;;,cuando para llamar a los bueyes que le siguen. Indudablementc,no se rrara de una descripción antrtpológila¡ de verdad, o.ro. u,,,un lado, Ja. emografia espontáne, i.l í¡udrJr"; ;;;;il;;ti,;_lecnj¡1 del cuerpo como un elemento de un sistema y postulirimplícitamente la existencia de una correlación, al nivel;.i;ü;,i-ficado, entre la pesadez en el andar, la confección barata de la rourro la torpeza de la expresión; y, por orro l"dr, ,"di.;;;;, .j;;duda, en el nivel de los ,it-o, donde podríamos .rr.or,rár.iprincipio unificador (confusamente intuiáo) del sistema d.l* u.-titudes corporales características der campesino. si record.amos laanécdota de Mauss sobre ras desvenruras'de un regimiento britá-nico al que se.le asignó una banda militar fr".r..r"', ., _"riÁ.r*que,el camp esino empaysanit, es decir,nacampesinador, no está e¡rsu elemento cuando va albaile.2 En efecto, de igual -"a, qr. ñ,bailes de antaño eran soridarios de toda ra r¡u¡rii^cid, ."-piri"fi

1' véase J'-l-' pelosse, ncontribution á l'érude des usages t¡adition-nels", Reuue internationale d'eth.nopsycbologie ,or*ot, * errúigiqi,--lai-tions internationales, Tánger, vol. I, i3 Z.'2. Mauss, Sociobgie et Anthropologie, pág. 366.3. El deporte nos brinda u"" ople",rdlá, ácasión para comprobar una vezmás estos análisis. En el equipo derugby, deporte ciuiadano, dgr; ;;.t ;;:clusivamente nciudadanos, del p,,.blol ó. ;;;, .o_o .., el baile, los uestu_diantes, y los canérens están preparador, g.r.ir, , .u ,p rendizajecultural, para

:::T::_jl.r:r.s en un iuego que e*ige habilidad, astucia y elegancia tantocomo ruerza. Uomo han presenciado partidos de rugby desde t, i"r_ra.r.i", po_seen,.anres incluso de empezaÍ ajuga¡, el sentido d.i¡r.go. to. 1r.go, qrJ r.practicaban antiguamente ros dias á. fi.rt, (tou di i, ñorur_on*i, a1l á,agosto, fiesta patronal del pueblo), lous ¡auts(los saltos d. iongituá), ¡r;;r;;barres (tirar a la barra), las car¡eras, los bolos, .*igir.r, ante todo, cualidadesatléticas y permitían a los campesinos ha... grl" d. !u f*.or.

114

l,,n l,,ult's rrroclcrnos lcl son de la civilización urbana; al exigir la,r,lr,¡,, ¡1¡¡¡.lc nrrcvos usos corporales, reclaman un auténtico cam-

f rirr rf1' ,,¡¡¡¡11¡ralcz.ar, pues los habitus corporales son lo que se per-r rl* ( (,nl() nr:1s natural, sobre lo que la acción consciente no tiene!rhr(l('rr). l'iénsese en bailes como el charlestón o el chachachá, en

I'r', (¡r('l«rs dos miembros de la pareja se sitúan frente a frente y

',r¡r ,l.r¡rtlo saltitos y pasitos cortos, sin cogerse nunca.l ¿Hay algo

rrr.ir .rjt'rro al campesino? ¿Y en qué ocupar esas manazas siempre.rlrr'rrrrs, c<¡n los dedos bien separados? Además, Ia mera observa-, rln y les declaraciones dan fe de ello, al campesino le cuesta

,lL)l)tirr los ritmos del baile moderno. nBa. ha bailado unos cuan-

r,,.. ¡r:rsodobles y unas javas; solía cogerle una buena delantera a Ia

,ir(lu('strr. Para é1, nada de compases del dos por cuatro ni del tres

l,r,r (u1rtro. Al ataque, yyaestáa pisar los pies, o lo que fuera, lorrnlx)r'tante era la velocidad. No tardó en verse relegado al papelrL' ill(:ro espectador. Nunca ha ocultado su contrariedad por nolr.rlrt'r aprendido a bailar mínimamente bien» (P. C.). El660/o de

l,,s s«rlteros no sabe bailar (contra el20o/o de los casados); pero porl, r rncnos un tercio de ellos suele acudir al baile.

Además, los modales y la indumentaria son algo que los de-

rrris, y en particular las mujeres, perciben inmediatamente..rrno símbolo de la condición económica y social. En efecto, lalu'xis corporal es, ante todo, signumsocial.2 Esto resulta especial-

nrcnte cierto, talvez, para el campesino. Lo que se llama «aspec-

to campesino, es, sin duda, el residuo irreductible del que los

rrrás abiertos al mundo moderno, los más dinámicos y los más

1. Curt Sachs (\Yeltgeschichte des Tanzes, Berlín, 1933, citado porMauss, Sociologie etAnthropologie, pág. 380) opone las sociedades matrilinea-lcs en las que se baila más bien sin moverse de sitio, contoneándose, a las so-

ciedades patrilineales en las que, al parecer, la fuente del placer se situaria en

cl desplazamiento. Tal vez quepa aventurar la sugerencia de que la renuencia

que manifiestan muchos jóvenes campesinos a bailar podría explicarse por Iareticencia ante esa especie de ufeminización, de una imagen profundamentearraigada de sí mismos y del propio cuerpo.

2. Por este motivo, antes que esbozar un análisis metódico de las técni-cas corporales, nos ha parecido preferible exponer la imagen que de él se formael ciudadano y que el campesino tiende a interiorizar, de mejor o peor grado.

t15

Page 59: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

%=

innovadores en su actividad profi.si«lnrrl, nr¡ consiguen <Jcs¡rr«r.derse. l

Pero, en las relaciones entre los sexos, esla hexiscorporirl hrque constituye el objeto primero de la percepción, a la vez. .rr ¡lmisma y a título de signumsocial. Si es un poco rorpe, y vrr rrrulafeitado y mal vestido, el campesino es percibido de inmecrirrr,como el hucou (el búho), poco sociabL y horco, nmalcar¡rtkr(escu), patoso (desestruc), gruñón (arrebouhiec), a veces ;;;r;;;;Q

c1ls groussé), pr.:3ryb1: con las mujeres (chic amisius lrt¡tlas hennes), (P. L.-M.). Se dice de él que n,eJt ?ds dr hére, es tlicir, literalmente, que «no es de feriar'(p^r^íi^la feria l" g.,,r.solía yestirse con sus mejores galas), qr. ,o es presentabtJ nrtpues, particularmente arenras y ,.rrribl.r, debito a su formir.ción cultural, a los gestos y a las actitudes, a la vestime.r,, | ,,los modales en general, propensas a sacar conclusione, d. l,rapariencia ftsica acerca de la personalidad profunda, las muje-res, más abiertas a los ideales ciudadanos, jizgan a ros hombiesen función de unos criterios ajenos: cdibíadJs con ese p",rJo',carecen de valor.

Al yerse en semejante situación, al campesino no le quedamás remedio que interi orizar la imagen de si mismo ql;. ,á for-man

]9s demás, por mucho que se trite d. un esrereoripo. Acaba

percibiendo su cuerpo como cuerpo marcado p., h i;p;;;;;s,ocjal, como-cuerp o empaysanit, acampesinado, ir'r. lleva ej cuñode las actitudes y de lat á.ii'idad.,

"ro.i"dr, " lr rid" ."-p.ri.".

Por ende, se siente incómodo con él y lo percibe como un estor_

_ ,1 f"di.una categoría de solteros responde a esa descripción. oBa. esun chrco rnte,gente, de aspecto muy agradable, que ha sabido modernizar sugrarya y que tiene una hermosa fincr. pero .rrrrr., h" sabido baila¡ mínima_mente bien (véase el texto citado en la pág. anterior). Siempre se ha quedadomirando a los demás, como la or.".ro.h.] hasta las dos d.'1" _"drd;;;. E,el caso típico del chico que no ha tenido oportunidades de acercaise a lascnrcas. Nada, ni su inteligencia, ni su situación, ni su fisico, habría debidosignificar un impedimento a la hora de enconr¡ar mujer» (p. C.). uCo. baila_ba correctamente, pero sin llegar a poder pretender nunca) a causa de su cla_se, sacar a bailar a chicas que fueran algt más que .,campesinas", (p- C.).Véase también el texto citado en la pag. úg, ..f.á.,r. al caso de pi.

116

1,,, l',rt¡tlt' l«t concibe como cue rPtl dc canrpcsino tiene una Per-

1 r l'r r{ rn ',t.g"tiu,,.

Porque 1o concibc conlo «acampesinado' tiene

, *,,,, ,,'t,, i,l tlc ser un campesino uacampesinado'' No es exagera-

,l'¡ ,rliunilr que la toma d..o.r.ie,,cia de su cuerpo es para élla

¡,, !r\r(tn 1',rivilcgiada de la toma de conciencia de su condición

¡,rlillx'5illa.i'.rt,r cr¡nciencia negativa de cuerpo, que le impulsa a desoli-

,l,l r;.r st' dc él (a diferencia del ciudadano), que le inclina a una

r, rr utl introvertida, fundamento de la timidez y de la torpeza' le

1,r,,lrí[rt'cl baile, así como las actitudes sencillas y naturales en

1,,,,,,',r,,i,t de las chicas. En efecto, incómodo con su cuerpo' se

,,,,,"r,,'" tímido y torpe en todas las situaciones que requieren sa-

lrr ,lt'l propio ser u ofrecer el propio cuerpo como espectáculo'

t )lrt'tcr el cuerpo .or.to .rp.itáculo, en el baile,. por ejemp-lo'

lnrsul)one que uno acepta exteriorizarse y que tlene.una con-

i ,,',r.' i" satisfecha de la piopia imagen que se entrega a los demás'

l'l tt'rnor al ridículo y la timidez, por el contrario, están relacio-

rr,rtkrs con una conciencia aguda del propio ser y del propio

r rrclpo, con una conciencia fascinada por su corporeidad' Así

1,,,"r, L renuencia a bailar no es más que una manifestación de

,'r,, .o..i.t.ia aguda dela campesinidad que se exPresa asimis-

nro, como h.*oi visto, medianie la burla y la ironía acerca de sí

nrismo; particularmente, en los chistes, cuyo desdichado. prota-

¡lrnista á ri.*p.. el campesino enfrentado a[ mundo ciudadano'

Así, l, .orrdi.ió, ecánómica y social influye sobre la voca-

t i«in al matrimonio, principalmente, a través de la mediación de

lrr conciencia que loi hombres adquieren de esa situación. En

.'f'ecto, el campisino que toma conciencia de sí mismo tiene mu-

chas posibilidades de concebirse como campesino en el sentido

p.yoirtirro. Valga como prueba de ello el hecho de que quienes

i.r.,r"llrt .rrtr. lo, solteros son o bien los campesinos más «acam-

pesinadosr, o bien los campesinos más conscientes y mayor con-

lierr.ia de lo que pervive en ellos de campesino'1

1. Muchos hombres que residen en el pueblo son' objetivamente' tan pale-

tos como algunos ."mp.riro. de los caserlos, Pero no tienen conciencia de serlo

t17

Page 60: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

w"

Iis natrrral que el hcchr¡ clc c«¡n«rccr rr r¡na chica llevc: cl rr¡rrlestar al paroxismo. Es, en primcr lugar, grara el campcsino l*ocasión de sentir, con.más fuerza qr... ,ur.", l, ,orobr. ,¡rt,le produce su cuerpo. Además, debiáo a la separación entrc ro¡sexos' la chica es todo un misterio. upi. particlpó en rres excrrrsiones organizadas por el cura. poca pl^y^, po, los bañack¡rrrprovocativos. Excursiones mixtas con chicas del mismo nl,vimienro, la Juventud Agraria católica. Esas salidas, harto infi.ccuentes, una o dos al año, se hacen antes del servicio militur,Las chicas permanecen en círculos cerrados durante esas salicr.s.Por mucho que canren juntos, y se produzca algún tímido cscarceo, uno tiene la sensación de que allí nada prr.d. nacer cn.tre los participantes de uno y otro iexo. El compañerismo enrr'(.chicos y chicas no exisre en el campo. para poder tener una rc_lación de compañerismo con una chica hay que saber qué es clcompañerismo y saberla comprender. para ra mayoría de chic,suna chica es una chica, con todo lo que las .hi.r, tienen «ft,misterio, con esa gran diferencia que hay ..rt.e ambos sexos, yun foso muy diffcil de franquear. Una de los mejores ,rr"dio1.lpara codearse con mujerls [el único que existe .n .l ."r.rpo] .sel baile. Tras unos tímidos intentos y r,

"p..rdizaje que nollegó más allá de la java, pi. no insistió. Se saca a bailaia unaveclna que no se atreye a decir que no; por lo menos un baile.Bailar una o dos veces por baill, ., d..i, cada quince días ocada mes, es poco, muy poco. En cualquie, ."rá, demasiadopoco para poder andar recorriendo los bailes fuera del pueblocon alguna posibilidad de éxito. Así se convierte uno en un es_pectador de los que miran cómo bailan los demás. eue losmira hasta las dos de la madrugaday que luego r. r,r.lrJ".rr"pensando que los que bailan se lo pasan la Áar de bien; así seva ahondando el foso. Si uno tiene ganas de casarse, la cosa sepone seria; ¿cómo acercarre a una chica que te gusta? ¿Cómopillar la ocasión al vuelo, sobre todo .u"rrdo .ro .i., ,., i lrrrrr_do"? Pues sólo queda el baile. Fuera del baile no hay salva_ción... ¿Cómo empezaf a charlar y llevar la conyersacijn haciaun tema que le hace sentirse violento? Mil veces mejor bailando

118

rm r.urll,... Nacla meior quc ltr fhlta clc' rclacit¡ues y de contactos

,,n ¡rt:r:sottas clel sexo opir.r,o para itcolllplejar al máspintado'

\ l,r t os¡ sc pone mucho más seria si el individuo es algo tími-

rlil rr)r' ,,"tl.,ral.ra; se puede vencer la timidez cuando se está en

r ililrir('lo permanente con mujeres, pero también puede ag-ra-

\',n\('('n.i .rro contrario. El miedo al ridículo, que es una for-

n',r rlt' orgullo, también puede frenar' La timidez, a veces un

¡,,,,,,.|c firo orgr.rllo, el trecho de proceder de un caserío perdi-

,1,, r'n las colinai todo eso levanta una barrera entre una chica y

,rrr ,ltico lleno de cualidades' (P. C.)'

l,as normas culturales que regulan la expresión de los senti-

nrit'rrtos contribuyen a diñcultai el diálogo' Por ejemplo' el

.rl('( to entre los padres y los hijos se expresa mucho más con ac-

rrrrrtlcs y gestos .orr.ráro, que con palabras' <<Antaño, cuando

,rrirr sc ioJe.haba manualmente con Ia hoz, los segadores aYan-

¡,rl,rrtr en una hilera. Mi padre, que trabajaba a mi lado' si me

v.'íl cansado, cortaba en mi hilera, sin decir nada, para que pu-

,licra tomarme un respiro, (A. B.). No hace mucho, el padre y

,'l hijo se sentían incómodos si coincidían en el café' sin duda'

¡,,rrq*. podía suceder que alguien contala en su presencia chis-

tt's verdes o tuviera unas palabras subidas de tono, lo que ha-

lrr'ía provocado, en ambos, un malestar insoportable' -El

mismo

1ru.lo, domina las relaciones entre los hermanos y las hermanas'

'l'ndo lo que pertenece al ámbito de la intimidad, de la unatura-

l.r"r, estiprás.rito en las conversaciones' Aunque le.gusta par-

ticipar, como Protagonista o como mero oyente, en las c.onve.r-

r;r.io.r., ,"1r.*, el iampesino es de una discreción total en lo

que se refiere a su propia vida sexual y, sobre todo, afectiva'^ E, general, lás sentimientos no constituyen un tema del

que esté"bien visto hablar. La torpeza verbal, que se suma a la

;arpeza corporal, es fuente de malestar, tanto para los chicos

.o-o p"r, ias chicas; sobre todo, cuando éstas han aprendido'

en las ievistas femeninas y en las novelas sentimentales' el len-

guaje estereotipado de la sentimentalidad urbana' nPara bailar'

io Ú"r,".orr r"b., marcar el paso, con poner un pie delante del

otro. Y eso, para algunos, ya no resulta tan fácil' También hay

t

119

Page 61: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

(rr('sil[)c'c().vc.sur r¡, [)()co c(), r;¡,\ r.llit.r¡s, trc.slltris rrt. lr;rr,,,r[ruilacl<¡ y clurantc cl baiie. Hay r¡rrc srrIrt,r rrarrrar: .t..tg,,,,,,u,mienrras se esrá bailando, que de'lrL,,rr.. agrícolas y .l"l', i",,,j,,,que hace..Y no hay m.r.ho, qu. ,."n ."pr.., de ellá, (l{. L.)

Que las.mujeres sean mucho más capaces y más lf¡ri,l,rtque los hombres a la hora de adoptar los modelos culrurrrr«.s r,banos, tanro corporales como indu-.ntrrios, se debe a dili.rcr¡tes razores convergentes. En primer lugar, esrán much() nr,thmotivadas que los hombres, ptrqu. Ia áudad ..pr;;;,; 1,,;,,,ellas la esp€ranza de la emanclp".iOrr. Consecuentementt,, 1.t,,mujeres ofrecen un ejemplo jrivilegiado de esta

"i,rrlr,,, ¡,i,prestigiosa, de la que hablaba M".rrrj El atractirro ,;i;;;,;;;que e.iercen los nuevos productos o las técnica, .rua,.", d" ..,,,fortabilidad hogareña, los modelos d. urbrrid"d y cortesía o lrnorverslones y entretenimientos ciudadanos ..rultan en gran rll(.dida de que se reconoce en ellos el distintivo de la civirizaciirrrurbana, identificada, con razón o sin ella, con la civilizaci<,r, ,rsecas. La moda viene de parís, de la ciudad, el modelo se imlxrne desde arriba. Las mujeres aspiran .o, ru*o.-, ;;ii;.;;li,;dana,.y esta- aspiración no es disparatada, porque, según la lóuica misma de los intercambios marrimonlrf*, .ff"ri. ;;;:;,de abajo arriba. por lo ranro, y ., pri*.. lugar, es ¿.f _r,rimonio de lo que esperan el cumplimiento dius

"rpir".ior,"r.Como depositan todas sus esperanzas en é1, están *i;;;;;..das.para adaptarse adoptandt los modales y el aspecto de llmujer de la ciudad.

Pero hay más: las mujeres, por su formación cultural, estánpreparadas para fijarse en los detalles exrernos a. U p.^or" f,más particularmente, en todo lo que se refiere

"l *"rp".,o, * lír;diferentes acepciones del término. S. d" po, ,.rtrdo que poseen

el monopolio del criterio de gusto. Todo! sistema.ui,,rraf pro_picia y favorece esa actitud. ño es extraño ver a una chiquilla dediez años discutiendo con su madre o con sus compañeras delcorte de una falda o de una blusa. Es un dpo d. .ord,.r.t";;; i;

1. Loc. cit. pág.369.

t20

,l1¡,,.. tr,t lr:rz,lrrr p()r-t¡trc eStti Itlal vist«r srli:tltlrclttc. [',ll utraSOCie-

,l.r,l ,l,,rrrtr:ttl,, 1r,,. l,i, valc¡rcs tltascttlilltls t,cltl contribuye, por el

r ulr,.',,,, ,r lirv.lrcc,cr l¡ actitr-rd hosca y burda, tosca y batallado-

1¡ tlrr lr,,tttlrrc clcntasiado pendiente de su indumentaria, de su

.¡'¡rr r rr,, sr'tírl crltrsiderado excesivamente «enmonsieuro', «seí,ori'

r,, .,,. 1,, (lu('cs lo mismo, afeminado. En consecuencia, mientras

l',. 1,,,,,,1,k's, tlcbido a las normas dominantes en su primera edu-

r .r, r,,n, l,,rtlcccn una especie de ceguera cultural (en el sentido en

,l ,¡,,, 1,,, lirrgiiistas hablan de usordera cultural')1 en lo tocante al

, ,l', , ,,,, .,, .ru.onjunto, desde Ia hexiscotporal hasta la cosméti-

, , 1.,', rrrrricres están mucho mejor preparadas para percibir e in-

r,1,,r., ('ll sr.l comportamiento los modelos ciudadanos, tanto en

I', r.( .urlc al vestir como a las técnicas del cuerpo'2 La campesina

lr,rl,l.r lrit.u la lengua de la moda de la ciudad porque la entiende

l,r,'n y l:t.ntiendé bien porque la uestructura' de su lengua cultu-

r,,1 l,r prcclispone para ello. Lo que los campesinos y las campesi-

,,.,,, ¡,.'r.ib"., ,"rr,o en el ciudadano y en el mundo ciudadano

, ,,,,,., .,, los demás campesinos, depende, pues, de su sistema cul-

rrrr,rl respectivo. En consecuencia, mientras que las mujeres

.rrloPtutt pri*..o los signos externos de la vida urbana, los hom-

1,,,', ,ruÁ., modelos culturales más profundos, en particular en

1,,' :imbitos técnico y económico' Y es comprensible que así sea'

I .r r:iudad es para la campesina, en primer lugar, los grandes al-

l. Ernst Pulgram (Introduction n the Spectography of Speech, Mouton.et

t tc. l()59)habla á. cultural dtaf-muten€ss, es decir, de usordomudez cultural''

\',r:rsc también N. S. Troubetzkoy, Principes de phonologie, págs' 55-56 y 66-67 '

2. La indumentaria constituye una faceta relevante de la apariencia glo-

l,,rl. En ese ámbito es donde mejor se manifiesta la oceguera cultural, de los

l,r,rDbres fespecto a determinados aspecros de Ia civilización ciudadana. La

r:reyoría de lo, soltero, viste un terno confeccionado por el sastre del pueblo'

,,A(,,r-ro. tratan de iucir un atuendo más informal' Pero combinan unos co-

l,,ri q*" no pegan ni con cola. Sólo en las familias donde la madre está al

.lía, o, mejor ,úr, .,r".rdo las hermanas -mucho más al tanto de lo que se

lleva- se ocupan del asunto, se ve a camPesinos bien vestidos' (P' C')' En ge-

neral, para u.t chico, el hecho de tener hermanas redunda en un aumento de

,.r, poribilidrdes de casarse. Gracias a ellas puede conocer a otras chicas;

,"..rbién ocurre a veces que con ellas aprende a bailar'

121

Page 62: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

qW,rir(c.cs. Atrrrr¡rrc.lgra<ls, tlr. lr.r.lr., r,srti, l.t,scrv.c'l.s,rtr;r tttr,rtr)()cos' Ia rnayoría dc.conrcrci«r. r".ri,:i1i",r r<ld¿rs l¿rs crascs. ur,rrr roque a Ia indumentaria se reficre,,, .,r,,1.,.,,, H¿rllrwach.s, «t6rftr r,lmundo la luce en la_calle y lo, indirriJrr, ¿. ras .iferenrcs t.r,rs,,rse confront?fl, se obr.ruan, d. _odo qre tiende a in.starrrlu.¡r,cierta uniformidad a este respecto. Existe una unidad de n.¡crr.,r,l,,para los alimentos ¡ en cieita medida, para la indumenrari:¡.,, 1Partiendo del carácie*nil"t.rd f ,"p..ni,rl de su percepci«írr rl,,la ciudad, es normal que la ;ou..r'.".áp.ri.r"

"ro.i. la vida , r':r r r,ra un tipo dererminado de indumeni^r:i^ y a. p.inrJor, ;;;;:,;;manifiesros, en su opinión, de Ia Uú.rr.io.r; en pocas palabrus,que sólo vea, como suele decirse, ,u tJoiu.no; por ello se c¡rnrpre¡de., por una pa*e, que r" .iud"d q.Li rou.. elra una auté, rica fascinación que, a través de ella, rá hr.. extensible a tocl<¡'rciudadano, y, por orrapaÍre, -que

copie de la ciudadana los sisn«rsexrernos de su condición, es dÉ.r, lo qu. ,"u.a. JL.'rq rvo 116r rl 'i

,^. O.rd: tiempos inmemorial.r, .á el fin de fr.prr"rlm n.,._,or para el marrimonio, y también,porqr. no eran ran imprcs_cindibles en Ia granja como Ios .Éi.or, muchas familias, p«r.ejemplo, mandaban a sus hijas .o-o

"pr.rdizas, al acabar Iuenseñanza primaria, con una cosrurera, por ejemplo. Desde laimplanración del bach.ill.rrro .1.*.;,;i ;; menos gravoso paralas familias que lo acaben I", hr;;;;'f", f,,1.r, .:r; ;. ffi;puede redundar en un ir.r.-.íto á; I;;r"..ión ejercida porIa ciudad y del desfase enrre los sexos.2 En la ciudad, a través cre

our.lrf^to*achs' Esquisse d'une psychologie des classa sociares,parís, 1955,

lr- r' \ r',r.r\ lt'nrt'ninas, dc l«rs follctines, del cine, de las cancio-

¡1r,, rlr nrr,,l.r t'rrritirlas pr>r la radio,l las chicas adoptan tambiénnr,r,. rrrr,, l,'los rlc rclación entre los sexos y un tipo de hombreirlr.rl r¡rrr. ,'r .'l p«rk> opuesto del campesino «acampesinador. Así., ll, , ()nsriruycnclo todo un sistema de expectativas que en

1r,,, 1,, .rll,rrr.r cl c:rmpesino podía cumplir. Mucho ha llovido,1,,,1, l,rs tiorrlros de las pastorcillas cuya única ambición con-',i.,tr.r , ll (itsur.sc con un nbuen hijo de campesinor. Asistimosrlr,,r,r .rl tlr'st¡uitc del señorito.

I r,'lrirkr l Ia dualidad de marcos de referencia, consecuencia,1, Lr pr'¡rclreción diferencial, según los sexos, de los modeles

,,rlrrr.rl,s rrrbanos, las mujeres valoran a sus compañeros cam-

I. ..ilr.,s ,rPlicando unos criterios que no les dejan ninguna posi-l,rlr,l.rtl. Sc comprende entonces que muchos agricultores diná-rr, r) s(' «¡ueden solteros. Así, entre las explotaciones agrícolas,l,,rrrlt'lray solteros, ell4o/o, pertenecientes todas ellas a campe-.r,,,, ,lc posición económica desahogada, están modernizadas.

l rr l.r rrtreva élite rural, en particular entre los miembros de la

l,r'', rrtrrd Agrícola Católica y de la Cooperativa de Utilización,ll M:rtcrial Agrícola, hay muchos que no están casados. Porr,,rr..'lro que contribuya a otorgar algún prestigio, la moderni-,l.r.l t'n el ámbito técnico no propicia necesariamente el matri-rrlrrio. uA chicos como La., Pi., Po., sin duda, de los más in-rclil3crrtes y más dinámicos de la comarca, hay que meterlos,,, .'l apartado de los "incasables". Y eso que se visten bien y sa-

l,'rr rnucho. Han introducido métodos nuevos, cultivos nue-v.,s. Algunos han arreglado sus casas. Da la sensación de que,( n cste ámbito, los idiotas se espabilan me.ior que los otros»(l'. C.).Antiguamente el soltero nunca acababa de ser conside-r,rdo un adulto por la sociedad, que distinguía con claridad las

rcsponsabilidades encomendadas a los jóvenes, es decir, a los

solteros, por ejemplo, la preparación de las fiestas, y las respon-s¿bilidades reservadas a los adultos, tales como el consejo muni-

1. Como las mujeres se quedan más en casa que los hombres, tambiéncscuchan más la radio.

2. Distribución de los alumnos de bachillerato_ elemenral de LesquiresegLin el sexo y la categoría socioprofesionrfi.l.r'o"o* s en 1962:

Categoria socioprofesiona/ t/e los padresAgricul- Asala- Co*r,

tores riados ciantes s¿nos me¿{ios

Sexo

agrh.Masculino 9 2FemeninolT_ 52)Toral )6-t'3231

122r23

Page 63: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

c:ipirl;l hoy e. día cl celibat. cs cr,sitrc,rrrcr. cacr¿r vcz ur¿ís r¡llsfátalidad, de modo que deja de ¡rarcccr algo irnpurabl. ; l,;, i;,.dividuos, a sus defe.ctos y a sus imperfécciones.',,Cuancl" ;;,;;necen a una familia imporranre, se los disculpa; ,oUr.',r.iu,cuando a la relevancia de la famiria hay que sumar ra rerevanci¡lde una personalidad fuerte. T_a gente di.., .,E,

,,rr" p..rr, .o,.,-i,,finca magnífica que tiene, y lo Inteligente que es, etc.,, Si ticneuna personalidad fuerte,.acaba i*po"ie"aose a pesar d.-;i;,si no, queda mermado, (A. B.). El relato a. urr, _r;.-Oü-;;,calidad de vecina, fue a ayudar en el momenro de ra matanzrrdel cerdo a la casa de dos ,olt.ror, d,e 40 y de 37 años, todavlrresulta más esclarecedor: nl-es dijimos: ,,¡Ánd"

que no i, O"r.ordenl" ¡Menudos pájaros (aqui, pto) ¡y sólo con rocar su.splatos! ¡Estaban tan sucios! ño ábi"-os dónde mirar. Losechamos fuera. Les dijimos: ,,¿No

os d.a vergüenza?,, ,,¡En vez

de _casaros...!"

"¡eue eso lo ,.rgrrno, que hacer nosotras...!,,"¡Necesitaríais una mujer qr. ,."o.up"." d. .rol,, Ellor, .rbir-bajos, se ale,iaban. Cuando hay un^ )ounr,las mujeres, ;.;i;o parientas, ur..r:r, para echar una mano. p..o .,r"rdá

"; i;mujeres, han de decidirlo todo, (M. p._B.). r

Que el 42o/o de las granjas en las que hay solteros (de lascuales el.38o/o perrenecen a campesino, iob..r) esrén en i..fJ.conrra el 160/o, solamente, de lai explota.iorr.s pertenecientes aindividuos casados pone de manifiesto la existencia de una co-rrelación evidente entre el estado de la explot ación y.l .;ñr;;,pero el declive de la finca puede ser ranro efe.ro .oáo ."ur" á.icelibato. Percibido como una mutilación social, el celibato de_termina en muchos casos una actitud de dimisión y d;;;;;;

1. El matrimonio marca una ruprura en la exisrencia. De la noche a lamañana se acabaron los bailes, las sa,áas nocturnas. Es frecuente qr. ¡¿"*.,que tenían mala fama cambien de repente de comportami.",, y, :;il ;;i;decirse, nvuelvan al redilr. nCa. no se perdía "i r'" Uril.. Se ha casado conuna chica más joven que no había ,dido .r,rr_r.". Le ha h"cho ,..;-ú;, ;;tres años. Ella_no sale, por mucho que se muera de ganas. A él ni se le pasapor la cabeza llevarla al baile o

"l .ir. , ,rrrqu. áo ,." de vez en cuando.Todo eso se acabó. Se ponen cualquier .or", .i ,;;ir", (p. C.).

124

' r,r, (()r'rsccuencia de la fálta clc c:x¡rcc:tlttives tlc futuro a largo

¡,l.rro. (ilsa que, una vez más, utr testitnt¡nio pone de manifies-

rrr: ,, litri a casa de Mi., en el barrio de Houratate. Tiene una casa

l,r,'rr r r¡itlada, rodeada de abetos. Perdió a su padre y a su madre

lr¡, i.r I 954 y tiene ahora unos cincuenta años. Vive solo. "Me,rv.r.¡iiicnzo de que me vea usted vestido así." Estaba avivando la

ll,rrrrl clc un fuego encendido en el patio para hacer la colada.'N1.' habría gustado hacerle pasar y hacerle los honores. No ha-

lrl.r v(:nido usted nunca. Pero, sabe usted, tengo mucho desor-

,1,'n. (luando se vive solo... Las chicas ya no quieren venir al

,.rrnlx). Estoy desesperado, sabe usted. Me habría gustado fun-,l,rr rrna familia. Habría hecho algunos arreglos, por este lado de

l.r ,;rs¿r les costumbre hacer algo en la casa cuando se casa el ma-

1',rr'1. Pero ahora la tierra no tiene remedio. No quedará nadie.

\'.r no tengo ánimo para trabajar la tierra. Por supuesto, ha veni-,1,, rrri hermana, viene devez en cuando. Está casada con un fe-

rroviario. Viene con su marido y con su hijita. Pero no puede

,¡rrcdarse aquí"»1 (A. B.).Al drama del soltero hay que sumar a

nrt'nudo la presión de la familia, que se desespera al ver que su

cstado se prolonga indefinidamente. «Los abroncor, decía una

rrrrdre cuyos dos hijos ya mayores siguen solteros, .les digo:"¡Menudo miedo le tenéis a las mujeres! ¡Os pasáis la vida be-

lricndo! ¿Qué haréis cuando falte yo? ¡Es cosa vuestra, yo no

l,tredo hacerlo por vosotros!", (viuda A., 84 años). Y otra, diri-

11iéndose a un compañero de su hijo: uVas a tener que decirle(lue se busque mujer, tendría que haberse casado al mismoriempo que tú. Es terrible, te lo aseguro. Estamos aquí los dos

solos, como perdidos, (referido por P. C.). Cada cual, sin duda,

tiene su orgullo y su pundonor y trata de ocultar lo lamentable

rle la situación, extrayendo tal vez de una larga tradición de celi-

bato los recursos de resignación que le resultan imprescindiblespara soportar una existencia sin perspectivas de presente ni de

1. Las conside¡aciones de la gente suelen ser severas, pero coinciden

con las conclusiones de los propios solteros. uYa no tienen ganas de trabajar.

Hay cincuenta así que no se casan. Son odres de vino. Sólo los quieren para

beber en \a carrire... La tierra está jodida, (B. P.).

r25

Page 64: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

FF,

futuro. Sin.embargo, el celibato es una oportunidad privilegiadapara experimenrar la calamidad de la condición .r-páinr.Que, p11 expresar su desamparo, el soltero diga que nlá tierraestá jodidar, se debe a que no puede no apr.hlnder su condi-ción como determinada por una necesidadque pesa como unalosa sobre la clase campesina en su conjunto. Er celibato de loshombres es algo que todos viren corío el indicio de la crisismortal de una sociedad incapaz de garantizar a los más innova-do.res y a los más intrépidos de sus primogénitos, depositariosdel patrimonio, la posibilidad de p.rp.,rrr.1l finaje, o .r, po.r,palabras, incapaz de salvaguardrr iu, propios cimiánto, y di. d",paso a la adaptación innovadora al miimo tiempo.

( ]ONCLUSIÓN

nlas chicas ya no quieren venir al campo..., Los juicios emi-tidos por la sociología espontánea son, por esencia, partidistas yrunilaterales. Sin duda, la constitución del objeto de investigacióncomo tal presupone también la selección de una faceta determi-nada. Pero, dado que el hecho social, cualquiera que sea éste, se

grlantea como pluralidad infinita de facetas, ya que se presenta

como un entramado de relaciones que hay que desmadejar una

l)or una, esa selección no puede aprehenderse como tal, conside-rarse provisional y superarse mediante el análisis de otras facetas.

La primera tarea de la sociología consiste, talvez, en reconstituirla totalidad a partir de la cual cabe descubrir la unidad de la con-ciencia subjetiva que el individuo tiene del sistema social y de lacstructura objetiva de éste. El sociólogo trata, por una parte, de rea-

prehender y de comprender la conciencia espontánea del hechosocial, una conciencia que, por esencia, no se replantea, y, porotra parte, de aprehender el hecho en su propia naütraleza, gra-cias el privilegio que le proporciona su situación de observadorr¡ue renuncia a «actuar lo social, para pensarlo. fuí pues, ha dereconciliar la verdad del dato objetivo que su aniílisis le ha permi-tido descubrir y la certeza subjetiva de quienes lo viven. Cuando,por ejemplo, describe las contradicciones internas del sistema deintercambios matrimoniales, precisamente cuando esas contra-dicciones no afloran como tales en la conciencia de quienes las

padecen en tanto que víctimas, sólo está tematizando la expe-r26

r27

Page 65: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

qF*

'icrrr:ia vivicla clc cs's h.,trrcs r¡rrr. t.xpr,r.ir.(..tir.r c()ncrcrlrr(,rrrF

csas contradicciones en fl<rrrna clc la inr¡rosiltilidad .1., .,,rr,r*Aunque no se permita ororgar ni.gú, ..éiitu

" l"..r.i;,".i,,';;;;,

los sujetos conforman d. su ritu"c]ón, ni romar al pie dc I,r l.,ir,lla explicación que de la misma facilitan, toma lo ,rñ.i.n,",,,.,,,*en serio esa conciencia para tratar de descubri^u f,rrr.lr,r.,..,,t',',auténtico, y no se da por satisfecho hasta que consigue abarcrr,¡,rrla unidad de una comprensión la verdad

'ir-.di"á*."; ;;.,;;bida por la conciencia vivida y la verdad laboriosame",. ,ai¡,,'1,,

da por la reflexión científica. La sociología no merecería tal vr,rni una hora de dedicación y esfuerzo ,i ñmit"." sus aspiracirrt,tal único fin de descubrir los hiros que mueven a ros ináividu,,, ,rlos que observa, si olvidara qr. .rrá ocupándose ¿. to, t o_irr,..,aun cuando ésros, a imagen de los títeres, estén jugando a un jtrcgo cuy.as-reglas ignoran, en pocas palabras, ,i áo"r. i*puri",rr i.rtarea de devolver a esos homLres el sentido de sus acros.

LOS INFORMADORES

J.-P. A., 85 años, nacido en Lesquire; domiciliado en eloueblo, pero vivió toda su juventud .r, un .arerío; viudo; nivclde escolaridad básico (CEp); entrevistado alternativam.rr. .,,francés y en bearnés.

P. C.,32 años, nacido en Lesquire; domiciliado en el pue_blo; nivel de escolaridad elemental; ..r"dro medio; entrevistadoen francés.

A. B.,60 años, nacido en lesquire; domiciliado en el pue_blo; casado; nivel de escolaridad .L-.rrt"l; mando -.dir,';;-trevistado en francés, con breves incursiones en bearnés.

P. L., 88 años, nacido en Lesquire; domiciliado en un pue-blo; viudo; nivel de escolaridad básico (CEp); ."*p.ri.roi..r-trevistado en bearnés.

P. L.-M., BB años, nacido en Lesquire; domiciliado en elpueblo; soltero; nivel de escolaridad Éári.o (CEp); amesano;entrevistado alternadvamenre en bearnés y en francés.

t28

:\ A., tll años, nacidtl en l'csc¡ttirc; dorniciliado en un ca-

=rrtn, vnl(l(); sabc leer y escribir; campesino; entrevistado en

Irr ,ll llti\

I I ., ttti años, nacida en Lesquire; domiciliada en un case-

r t,,, r ,n;rrl:li sabe leer y escribir; campesina; entrevistada en bear-

ila1

| 1,., (r5 años, nacida en Lesquire; domiciliada en un case-

,1,,, , ,,r,t..l,t; sabe leer y escribir; campesina; entrevistada en bear-

ilr= 1

It. 1,., 35 años, nacido en Lesquire; domiciliado en el pue-

l¡1,, t:rs:tclot sabe leer y escribir; comerciante; entrevistado en

I r,rltr ris.

Vtla. A., 84 años, nacida en Lesquire; domiciliada en un

, ,r.'('r Ío; sabe leer y escribir; campesina; entrevistada en bearnés'

ll. l'., 45 años, nacido en un pueblo vecino; domiciliado en

rllr t:rscrío; casado; nivel de escolaridad básico (CEP); campesi-

rr,,; t'lltrevistado en bearnés'

1.. C.,42años, nacido en un pueblo vecino; domiciliado en

,'l l,ueblo; casado; nivel de escolaridad básico (CEP); comer-

t r.illtci entrevistado en francés.

L,l Iector encontrará, en otro apartado, en las declaraciones

,1.' l«rs solteros, los principales datos referidos a ellos'

En vez de hacir urr* transcripción fonética' hemos preferi-

,l«r optar, Para transcribir las declaraciones en el habla local' la

,,rrog."fi, ,radicionalmente empleada en la literatura en lengua

lrcarnesa.

t29

Page 66: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

AI'I]NDICE IApuntes bibliográfi cos*

_ La supervivencia en las provincias pirenaicas, Bigorra, Lavc,dán, Bearne y País vasco, de un d.recho .orrr.r.t,rdlrario origi-nal cuyas normas sólo podían conservarse contraviniendo clcmanera flagrante los principios y la legislación del Código Ci-vil, no podía menos que suscitar la cluriosidad de histo"riado-res y de juristas. nEl derecho bearnés [...]r, escribe pierre Luc,«se presenta como un derecho esencialmente consuetudinaricl,muy escasamente influido por el derecho romano, y ofrece elgran interés de ser un derecho testimonial. Así, por ájemplo, laprestación del juramento probatorio con lo, .á;,rr"Á..rt"dos,la constitución de rehenes en mareria de fianzí,la deuda noamortizable, la facultad de-pago en especie de las obligacio_nes estipuladas en dinero efectivo ,orr, ., los siglos xIv"y xv,de uso corrienre, cuando estas prácticas ya habíal caido á de-

:ys-o, en algunas regiones, desde hacía dos siglos e incluso más,

112, págs.3-41. Que el Bearne haya suscitajo el interés de ju-ristas y de historiadores se debe a que ros usos rocares, a diferán-cia de lo que ocurría en l" mayoi parte de las provincias me_ridionales de Francia, se mantuvieron pese d ártacto con elderecho romano.

Durante mucho tiempo los estudios jurídicos o históricosse basaron únicamente en los fueros locdás, es decir ros Fors de

* Redactados en colaboración con M._C. Bourdieu.

130

ll,',tt'tt. Así, ya en el siglo XVIll, los juristas bearneses de Maria

ll v 21, l,abourt [3] y Mourot 14 y 5l escribieron glosas y co-

rrrcrrtrrli«rs de los Fors de Béarn, en particular sobre las cuestio-

n,', ,1.' clote y de usos sucesorios. Pero la única edición de los

/',,¡r, rrbsolutamente mediocre [6], recopila lecciones, a menudo

rrrrry rrclulteradas, de textos de épocas diversas que deberían ser

,,I,¡cto de una labor crítica previa, como observaba Rogé [7 ylll, lntcs de proceder a su análisis. A falta de una edición de

r'\,rs clrracterísticas, los autores modernos se han volcado, prin-( rl);rlrnente, en el estudio del Fuero reformado de 1551, de los

.l,,tr¡rnentos de jurisprudencia que abundan a partir del siglo

\vt y, con más ahínco todavía, de los comentarios que los juris-

,,,rrsultos de los siglos XVII y XVIII han proporcionado de todos

('s()s textos. Pese a basarse en el Fuero reformado y en la juris-

¡'rrrdencia de los últimos siglos de la monarquía, el estudio de

l,lborde sobre la dote en el Bearne [9] y.l de Dupont [10] so-

lrc el régimen sucesorio bearnés Presentan un gran interés.

l,rr voluminosa tesis de A. Fougéres [11] se limita, en lo que al

llcarne se refiere, a préstamos de las obras anteriores.

Los historiadores del derecho han llegado a la conclusión

..lc que los textos consuetudinarios deberían ser utilizados con

prudencia porque presentan un derecho relativamente teórico,(lue contiene unas reglas obsoletas y omite disposiciones vigen-

tcs. Las actas notariales les han merecido la consideración de

fuente capaz de proporcionar informaciones sobre la práctica

real. El modelo de este tipo de investigación lo aporta P. Luc

[12]. Partiendo de los registros de los notarios, estudia primero

las condiciones de vida de las poblaciones rurales y el régimen

de las tierras, la estructura de la familia bearnesa y las reglas que

rigen la conservación y la transmisión de su patrimonio; y, en

r.r.ra ,.guttd" parte, los procesos técnicos y jurídicos de la explo-

tación del suelo, en el ámbito de la familia y en el ámbito de la

comunidad, y diversos problemas de economía rural tales como

el crédito y la actividad de intercambio.La comparación entre las informaciones que se han podido

obtener mediante la mera investigación etnográfica sobre el pa-

r31

Page 67: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

srr(l() dc la s.cicdarl bca..csu y r.s trlrt.s t¡rrt. I.s lrist«rri.tl«lrer !jrrristas han podido exrracr de r«r"^ tr.c'r¡,lc,r,s (consuctrrtrittl'rrios y actas notariales) podrá servir clc base para una rcfrcxióñmetodológica sobre las relaciones enrre la etnorogía, la rrist,rrrty, más precisamente, la historia del derecho.

Asimismo, en las monrañas del Bearne y de la Bigorrir oldonde el adversario más famoso del Código á. N"pot.irn, ilri.déric Le Play, situó el modelo de la familiá tronc"l, id.al, crr ¡uopinión, de la institución familiar que él oponía ar tipo i,cst¡r.ble^surgido de la aplicación del Coiigo ciiit tt¡1. Tr^ h,rlrerdefinido tres tipos de familia, a saber, ü a*il" p"iri"r.rl, l, tir.milia inestable, caracte¡ística de la sociedad *od.r.r", y l, fr,r,i_lia troncal, Frédéric Le play trata de describir esta últimá fp"g. i,y. siguientes) y de poner de manifiesto las venraja, q,r. ir,rp.,,ciona a cada uno de sus miembros: uAl herederú ."'.oÁp.'nrn.ción de pesadas obligaciones [este régimen sucesorio], le confic-re la consideración que se ororga Il hogar y al taller de losantepasados; a los miembror qu. i. ."r"., F.r.r, de la famitia, lcsgarantiza el apoyo de la casa troncal con las gracias de la irrcle-pendencia; a los que q19fi9ren permanecer en"el hogar p",.rn,r,les,concede la tranquilidad der celibato con las

"l.gií", i; i" fá"milia; a todos les salvaguarda, hasra la vejez más extrema, la di-ch1 d^e recuperar en e1 hogar paterno los ,.cu..dos de la prime_ra infancia, (págs. 36-37). Á irrrtituir en cada genera.fur, ,nheredero, la familia troncal agrícola no sacrifica.iir,..¿, d. lo,segundones al del primogénito. Al contrario, condena a ésre arenunciar durante toda su vida, a favor de sus hermanor, y lu._go de sus hijos, al fruto de su trabajo. La familia obtiene el sa-crificio del interés material , tr",ré, de una compensación deorden moral: la de la consideración vinculada

" t, por.ria, a.i

hogar paterno, (pág. 1]4). !n una segunda parte, Le play pre_senta una monografia de la familia Melouga, prototipo ¿, ú A_milia troncal del Lavedán en 1856; ur, .pTlogo a. E. Cfr.y*."describe la desaparición de.esa familia, pir .iirflr.r;o d,.l^'l;; yde las costumbres: nla familia Melouga se mantuvo, hasta estosúltimos tiempos, como una muestra tardía de ""r'p"á.;;;t32

1,,.rrtl.r ¡rg¡rtizltci«!tt social; 1)ero íl stl vc7. tLlv() (lLtc padecer la

¡,,llu, tr. il tlc l¿r lcy y cle las c<tstutnltr(:s, (ltlc hasta entonces no

l, lr.rl,Í;rrr :tlcct¿rclo gracias a una excepcional conjunción de cir-

,,rr,,r.rnt irrs favorables. El Código va obrando; la equiparación

I'il'l,,rr.\il: la familia troncal agoniza, la familia troncal ha muer-

r,' (1,;i1i. 29t3).

A krs tcóricos de la escuela de Le Play cabe objetar, además

,1, l.s rlltos de la investigación etnográfica, los trabajos de

', rrrrt Mrtcary [14], quien, basándose en actas notariales de los

r¡,lrs xVIII yXIX, ha mostrado la pervivencia de los usos suce-

,,r rr )s y dc las reglas matrimoniales a pesar del Código civil'

1,,,. .liferentes autores atribuyen a causas muy diversas la

1,, ililillrcncia de la institución familiar y de los usos sucesorios

,¡,,, 1..' son inseparables. Para J. Bonnecaze, por ejemplo, uel

,,',,,,t(.'r,imiento de la concepción orgánica de la familia en las

¡,,rlrl:rciones rurales del Bearne tiene un único origen, a saber: la

¡rr,pirl alma bearnesa de la que es el reflejo'. [15] Esta ualma' se

, .rr.ir'rcrizaría Por un profundo misticismo que se expresa.en el

, ull() a la.rsa y en el espíritu de sacrificio a los valores del gru-

¡r., trflido a un concepto muy realista de las ventajas económi-

, .,. y sociales vinculadas ala organización de la familia troncal.

Otros han basado la explicación de la persistencia de los

ilr.rdos de vida y de los usos en la incidencia de los factores geo-

¡,,r'ríficos e históricos. El Bearne fue el único Estado feudal que se

ii[,cró totalmente de la autoridad del rey de Francia, y el vizcon-

,1.' de Bearne el único que se arrogó totalmente sus derechos'

Ahí radica la explicación de que, de todas las antiguas provin-

, ias, el Bearne fuera la que más vivió al margen del reino de

lirancia; el talante independiente y el rechazo a integrarse en la

,:omunidad se mantendrán hasta la Revolución' Al cabo de un

siglo de la unión a Francia, los intendentes, empeñados en im-

pán., la, leyes y los usos de la monarquía centralizadora, se-

guían topándose con la desconfianzay la hostilidad de los órga-

i',o, ,.pr.r..rtativos de la comunidad bearnesa, el Parlamento de

pau y los Estados de Bearne. La pervivencia de esa resistencia

nacional presuponía una poderosa cohesión interna' Y, en efec-

r33

Page 68: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

T=

to, los dos grupos que confbrmaba, la p.trlación bea'resil, l,rpastores de los valles de la montaña y los campesinos cle la llp.nura, presentaban organizaciones sociales distintas, pero car¿t(!terizadas ambas por un importante grado de integración.

_ Todo induce a pensar, pues, que es en una historia origirruldonde hay que buscar la razón de la permanencia de moJckr¡culturales profundamente originales. La historia del Bearncnunca se ha estudiado desde esa perspectiva, por lo que nos huparecido necesario buscar en las investigaciones ya publicaclarlos elementos de un estudio de esas características, a falta rlepoder presenrar, a la vista de las carencias de la documenracitilr,una verdadera síntesis.

En lo referido a la Edad Media, los autores se han dedicadoprincipalmente al estudio de la vida rural y de la organizacir,rrrsocial de las poblaciones pirenaicas. Hay abundante documen-tación en la primera parte de los estudios de Théodore LefebvrcLI7) y Henry Cavaillés [18], así como buenas bibliografias. l",u

historia de las poblaciones rurales de las llanuras es mucho mc-nos conocida. Sin embargo, la obra de Pierre Luc, anterior-mente citado [12], presenta un cuadro detallado de la vida ru-ral, de las técnicas agrícolas y de la condición de las poblacionesrurales en los siglos XIV y XV. Aunque la obra habría mejoradosi se hubiera planteado en un conrexto histórico y hubiera recu-rrido al método compararivo. Asl, por mucho que la notablcestabilidad del ámbito rural bearné s parezca ligada a los usossucesorios y matrimoniales, sólo se puede dar razón de la per-manencia de esos usos recurriendo al estudio del señorío y de lacomunidad de besis (lou besiato besiau). Aunque, como pensa-ba Marc Bloch, uesos dos tipo de vínculos no sean antinómi-cos, sino más bien todo Io contrario, se refuercen mutuamen-te», ¿no habría que buscar en la investigación del señorío ruralcaracterizado por sus modestas dimensiones y por una organi-zación simplificada (pues el enrramado de derechos feudalesparece haber estado aquí menos enmarañado que en otros luga-res) una de las razones de la cohesión interna de las pequeñascomunidades campesinas?

r34

l,csc a estar principalmcnrc clcclicarla a lrt historia política e

rr\ritr,lcional, Ia obra de P. Tucoo-(lhrrlaa [19] aporta una con-

rlrl,rrt.ior.r capital a la historia de la sociedad bearnesa de entonces

I ilrUy particularmente a la historia de las clases rurales integrada

,.. l,r ¡ístoria general del vizcondado. Sin pretender presentar un

r,.,tiltliO exhau-stivo del señorío rural, P. Tucoo-Chalaa destaca su

,,rrliinalidad; pone de manifiesto que la oposición de tipos de

r.,,1,, y d. inteieses que separa a los habitantes de las montañas y

,1.' l.s llanur"s do-i.r" toá" l" historia del Bearne y explica' des-

,1,. rrruchos aspecros, la evolución de la sociedad bearnesa hasta la

l(cvr¡lución frrrr..r". La necesidad de proteger el ámbito de los

l,rcncs raíces de la segregación se debe en gran parte al hecho de

(1,('las poblaciones Áorrtañ.tat impusieron a los campesinos de

1,,, ll,rnuras severas servidumbres sobre las tierras incultas que

¡,otlrían haber permitido la extensión del patrimonio a través de

lir roturación. '

sobre determinados aspectos parriculares de la historia de

lIs clases rurales, se pueden consultar las obras de J'-B' Laborde

l)0 y 2l), autor de un manual de historia del Bearne bien do-

,,,,r..r."Jo y ampliado con los resultados de diversas investiga-

.. iones p.rron"l.t [16]. Entre el campesinado de la llanura figu-

, "b"

toial ía una importante proporción de siervos en la Edad

Media, como evideniian las obras de Paul Raymond 122 y 23)'

sírlo dentro del marco del movimiento de las bastidrs (plazas

f irertes), que no cobró amplitud hasta época tardía, a principios

del siglo XIV, les llegó la liberación.

Lá historia de las instituciones de la Edad Media constituye

Llna fuente de valiosas informaciones sobre el nacimiento de la

nación bearnesa. Permite seguir, a rravés de la extensión de los

fueros y de los privilegios y através del progreso de las libertades

,nunicipales, la formaci¿n de ese pequeño E'stado independien-

t., dot"do de una legislación notable que garantizaba a los bear-

neses la posibilidad á. r..r" amplia participación en los asuntos

públicos. Instituciones como los Estados de Bearne, o' a escala

municipal, las asamble as de besis y sus jurats surgen a la vez

.o-o ,.r" fuerzade integración de la sociedad, aunque sólo fue-

r35

Page 69: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

tt

rrr lx)r su papel cll cl m¿rntcnirnicnt«r rlc lrr klngttlr lrean.rcsa y rlcl«rs r-rs.s locales, y como la exprcsi<i, d. un" sociedad f,ertc-mente integrada. Los datos de base sobre la historia de ras insti-

_tuciones-están recopilados por P. Tucoo-chalaa en el capítul«r

XIII de \a Histoire des institutiont du Moyen Áge con eliítrkrul-es institutions de la vicomté de Béarn 1x-xv" ,I¿.1.r), [25].

Más antigua, discutida en algunos punros por p. Tucoo-Chalaa, la obra de Léon Cadier [26] sigue, no ob.ia.,t., siendo lrrobra de referencia para todo el período de establecimiento de lasinstituciones. Saca alaluz el doble origen feudal y ndernocráti-co» ds los Estados. Aunque procedan, en efecto, de la antigulrcorte feudal, que era a su vez una institución particul".-.n,.poderosa e influyente gracias a la independencia de los vasalrosnobles respecro al señor feudal, el dilatado proceso de transfor-mación de esa corte en una asamblea represenrativa de los tresestados de Ia provincia sólo puede comprenderse en relación co.rel desarrollo de las libertades municipales y burguesas; pero ¿aca-so no habían hallado éstas un suelo fértil en ellspírit., d. irrd.-pendencia que animaba a las comunidades debido a los privile-gios y a las libertades diversas de las que los vizcondes de bearnelas habían dotado a partir de los siglos XitI y XIrI?

El vigor de las antiguas instituciones feudales, el liberalis-mo del señor feudal y la importancia de los derechos y las liber-tades adquiridos por las comunidades y los pueblos contribuye-ron al establecimiento de esa institución liberal qr. o,orgáb,-ya desde las postrimerías de la Edad Media* ,r, irgr. igual alos nobles y los plebeyos, que iba a asumi. .rn p"pJ ,"i p..-ponderante en el gobierno y la administración dei país y queiba a ejercer una influencia tan importante sobre la i.giri".ia,y a estimular la resistencia a la asimilación al reino de Francia.<,Pocas son las provincias de la antigua Franciar, concluye L.Cadier, uque tuvieran unas instituciones tan liberales como elpequeño estado independiente del Bearne.,

No existe ningún estudio de conjunto sobre la evolución dela sociedad y de la economía rural bearnesas en los últimos siglosdel Antiguo Régimen y durante la Revolución. Las investigalio-

r36

rrt's ruris recientes y rnás sintétic¿rs sobrc dicho período son las de

l\1:rrrrice Bordes 127,28 y 291. Al parecer, fue durante ese perío-.1,, ctrando mejor se manifestó la estabilidad de la sociedad bear-

rr.'s;r. En efecto, mientras que en otras regiones Ia economiay lar,r.icdad rurales experimentaron un vuelco con los inicios de la

rt'volución agrícola, en el Bearne las transformaciones técnicas y,'tonómicas parecen haber contribuido a robustecer la cohesión

rrtcnra de la sociedady areforzar las bases económicas.El hecho que domina la historia rural del siglo XVIII es la

('Kl)ansión demográfica. Tras largos siglos de estabilidad demo-

lilrifica (sólo había padecido una hemorragia de población a re-

sultas de la Guerra de los Cien Años), el Bearne experimentót:u¡rbién un crecimiento de la población en la segunda mitad delsiglo XVIII, pero, si nos referimos a las cifras aducidas por J.-B.l,rfond, en una proporción menor que otras regiones [31]. Elproblema estriba en averiguar si ese crecimiento fue lo suficien-

t(:mente importante para acarrear, como en otras provincias, lafirrmación de una clase de braceros. Todo induce, más bien, a

l)cnsar lo contrario, puesto que se sabe que se tradujo en un mo-vimiento de emigración hacia el extranjero, hacia Espaíra en

particular, y que resulta, por otra parte, que esa sociedad, dada

su estructura, podía integrar este leve excedente: incluso cuandola finca familiar ya no podía alimentar a toda la familia, los hijosque se marchaban para ganarse el sustento como empleados

conservaban vínculos estrechos con la casa y la hacienda fami-liar. De este modo los segundones que conformaban la gente

humilde de criados y braceros, seguían unidos a la organización

social tradicional. La lentitud del crecimiento de población con-

tribuye a explicar también el escaso desarrollo de las ciudades y,

alavez, de la industria y del comercio, como evidencia el abate

Roubaud en su cuadro de la economía bearnesa en 17741321.Debido a que siempre se mantuvo poco numerosa, la clase bur-guesa nunca se apoderó de una parte significativa del patrimo-nio campesino, sino todo lo contrario, pues, tras haber inverti-do durante mucho tiempo sus ingresos en la adquisición de

ganado, se dedicó, sobre todo, a la adquisición de las tierras de

r37

Page 70: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

"IlQF

los nobles, por razoncs dc ¡rrcstil¡i«1. Sr,r'olrrprcnclc c1uc, crr (.§J¡

condiciones, los diversos moclos dc aprrvcchamicrrt. incrin'r't.,el arrendamiento rústico en particular, nunca hayan alcarrz¡rrr,una releyancia especial.

Dueño de sus tierras, el campesino puede cercarlas rclltivlrmente pronro, gracias a la estructura del territorio. «En cl IJc¡r.ne [...] cada municipio, o casi, poseía, iunto a su ,,llan«r',,

rlctierra arable en su totalidad, sus "laderas'i cubiertas de helecl¡.¡,de aulagas enanas, de gramíneas, donde cada año los carnllt.si,nos desbrozaban la superficie de unos campos condenacl,rs ,r

una pronra desaparición, 133). Esos carrascales constituf¡urgrandes pastos naturales cuya existencia posibilitó ra supresirlrrde la dula y con ello de los barbechos en la, tierras rabrada*.Además, los usos sucesorios y matrimoniales habían preservacr.los bienes raíces de la segregación parcelaria q,r. p,rdo, en otroslugares, obstaculizar el movimiento de los cercados [30].

La comparación entre los cuadros de la economía bearnc.slrpresentados por el intendente Lebret en 1703 134] y por el prc_fecto serviez l35l a finales de siglo evidencia la importancr, dcla transformación de las técnicas y de los cultivos rÉsurtantes dceste movimiento. Paralelamente, se acometen trabajos de rotu-ración de tierras sin cultivar, favorecidos por los edictos de clos,y a veces incluso de los ejidos, obras que estimulaban los inten-dentes y las autoridades locales (d'Étigny, en particular). MarcBloch ha mosrrado con qué egoísmo los señores bearneses lu-charon contra las servidumbres colectivas; pero ningún estudioindica cuál fue la actitud de los municipios en ese aiunto [36 y37)._La supresión de los barbechos, la introducción de las plan_tas forrajeras, y, sobre todo, del maí2, mencionado y^ rri644por L. Godefroy, contribuyeron a mejorar considerablemente elnivel de vida, y ello de modo ranro más notable cuanro que elcrecimiento demográfico había sido relativamente escaso [17].Se comprende así que Arthur Young pudiera, en 7787, encon_trarse en Bearne con el espectáculo de una prosperidad única enel reino de Francia. nHe tomado por el ."-l.o de MonengfMonein, a diez kilómetros de Lesquire] y he visro un .rp..l

138

r,l, ltl() (lLrc, ctr Fratrcia, cl'11 tltll lltlcvo llltt'rt tttí c¡uc a duras pe-

rr,rr t'r'cía lo que veíau mis oios' LJrrlt sttc:csi«itr de gran-número

,l, t ;rsas cl. campesinos bien construiclas' limpias y confortables'

r,,,l,rs cle piedra, con cubiertas de tejas' con su huertecito cada

,,,'.,, ..r.ido por setos de espinos bien recortados' con muchos

,r('locotoneros y otros árboles frutales' preciosos robles disper-

.,,s ('ntre los setos y árboles ióvenes cuidados con el delicioso es-

rrr,'r'o especial que sólo cabe esperar de quien es su propietario'

t l, cada c"s" d.p..td. ,rrr" .*piotación, perfectamente cercada'

,,,rr bordes d. .ésped, bien cortados y cuidados' alrededor de

l,,s campos de trigá, con barreras que permiten Pasar de un cer-

( .r(lo a otro. Lo, -ho*b,e,

van bien vestidos y llevan boinas ro-

¡,rr. 'I'oda la comarca está enteramente en manos de pequeños

¡,nrpietarios, pero evitando que las-granjas resulten demasiado

i,.ql.n* d. ,.todo que sus moradores,estén abocados a una

,,,.i" rid" d. .rtr..h..es' Todo desprende un aire de aseo' ani-

rrrrrción y bienestar. Es manifiesto en sus casas y en sus establos'

,lc reciente construcción, en sus pequeños huertos' en sus setos'

t'n los patios que se extienden dtlantt de sus puertas' incluso en

,',r, g"l'li.t.ro, y..t lo, tejados-que cubren sus pocilgas' lJn cam-

1',.riio .ro prád. pensar en el bienestar de sus cerdos si su pro-

1',ia felicidad d.pád. de un contrato de alquiler de nueve añ,os'

Nos encontramos, efectivamente, en el Bearne' a pocas millas

cle la cuna de Enrique iV' ¿Deben los campesinos todos esos be-

neficios a ese buen príncipe? El espíritu bondadoso de ese buen

monarca aún parece ..i"a' sobre el país; cada campesino tiene

una gallina p"i" ru caldo' [38, tomo II' págs' 146.y 147)' , ,

i.ri p,r.r, la mejora de las condiciones de vida parece haber

fortaleciio las bases económicas de la sociedad campesinayha-

ber contribuido a la pervivencia de una clase de propietarios mo-

destos en la que .rirt.' sin duda, una jerarquía' pero no los en-

frentamientos brutales que se observan en otras regiones' Q"t.1."

sociedad bearnesa haya sido capaz de salvaguardar su originali-

dad tal vez se deba "

qtl. h' permanecido ajenaa los grandes mo-

vimientos .otr.*poüneos, debidos al desarrollo de las ciudades'

y, *¿t g..t.r"1*.nte, a su situación marginal' Pero' por encima

ii

ii

r39

Page 71: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

de todo, esa sociedad siemprc ha nrarrif cstacl«l una conciencia cla.ra de sus valores y un firme propósito de defender los fundamcn.tos de su orden económico y social. No abundan, en efecto, las

sociedades donde esa voluntad se haya expresado de un modo tanconsciente y tan institucionalizado. El municipio era un besi¿u,

es decir, «un conjunto de vecinos que poseían el derecho de vc-cindadr. Cada besitenía derecho de pasto, de monranera, de tah,de recogida de leña y de aprovechamiento de los helechos en los

bienes comunales. Tenía el privilegio de participar en las asam-bleas del municipio y de ser sólo él elegible para las funciones deresponsabilidad. El derecho de vecindad, derecho personal en las

ciudades, era en el campo un derecho real vinculado a la posesiónpor herencia de una casa y con ello de una extensión de tierras; clmunicipio, preocupado por mantener un número constante dcbesis y de fincas, regulaba muy estrictamenre el acceso al títulode besi. Un recién llegado (el poublan) sólo podía adquirir el dere-cho de vecindad con el consentimiento de la asamblea munici-pal, tras prestar juramento y abonar una cantidad de dinero [39y 3ll.Esas asambleas, sin duda, constituían un fiel reflejo dela jerarquía social; los magistrados municipales, que solían perte-necer a las ufamilias relevantes, campesinas, tenían obligacionesy cargos adecuados a sus derechos y a la consideración que elmunicipio les otorgaba. Manifestaciones todas ellas de una granintegración social. Se comprende, pues, que una sociedad tan po-derosamente organizada para la defensa de sus propios funda-mentos haya podido conservar prácticamente intacto su acervode reglas de usos y costumbres pese a los cambios profundos in-troducidos por Ia Revolución y por el Código civil [14].

I. OBRAS CONSAGRADAS A LOS USOS Y COSTUMBRES

BEARNESES

[1] De Maria, Mémoires sur les dnx d"e Béarn, y su apéndice:«Mémoires sur les coutumes et observances non écrites de Béarn,(obra manuscrita, Archives départementales des Basses-Pyrénées).

140

l2l Dc Maria, Mérnrtirts et' llthirtisst'ttt(tttt sur b Jbr et co-u'

,,,,,,, ,1, lJéarn (obra ntanuscrit¿t, Archivcs départementales des

I llsses-Pyrénées) .

[3] Labourt, Les fors et Coutumes de Béarn (obra manuscri-

r;r, Uibliothéque municipale de Pau)'

[4] Mourot 0.-F.), Traité des dots suiaant les principes du

,ln,it romain, ,onferé aues les coutumes de Béarn' de Nauarre' de

.\j;uule et la jurisirud.ence d.e Parlement (citado por L' Laborde'

l,¿t Dot dais tes fors et coutumes de Béarn, pág' 15) '

[5] Mourot 0.-F.), Traité des biens ?drd?herna.ux'.de1 1ug'tltcnts et des institutions contrdctuelles, auec celui de I'auitinage

(citado por L. LaboÁe, ibid.)'

[6] Mazure (A.) y Hatoulet Q), Fors de Béarn' législation

¡"¿j¡tt du XI' au XIIP siicle, con traducción en la página opues-

ra, notas e introducción, Pau, vignancour, París, Bellin-Man-

clar, Joubert, s. f. (1841-1843)'

[7] Rogé (P.), Les Anciens Fors de Béarn'Tolosa' París' 1908'

[8] Brissaud (J.) y Rogé (P'), uTextes additionnels aux anciens

porid, Béarn,,Tolosa, tlol (n"ttet¡n de luniuersité de Toulouse'

mérrtoires originaux d.esfacubés d.e droit et de lettres,serie B, n." III).

[9] Laborde (L.), La Dot dans lesfors et couturnes du Béarn'

Burdeos,1909:

[10] Dupont (G'), uDu régime successoral dans les coutu-

mes du Béarnr, tesis, París, 1914'

[11] Fougéres (A.), nl-es droits de famille et les successions

", Pry, brrq,i. et en Béarn, d'aprés les anciens textes»' tesis'

París, 1938.

r4r

Page 72: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

F'-

[12] Luc (P.), «Vie rurale et pratique juridique enau xlw et XVc siéclesr, tesis de derecho, Tolosa, 1923.

I13l Le Play (F.), L'Organisation d.e la famille selon lemodéle signalé par I'histoire d¿ toutes les racei et de tous les t¿

:o1yn epílogo y tres apéndices por los señores E. Cheysson,Le Play y C. Canner, 3." ed. completada con docume.rro, nivos por A. Focillon, A. Le Play y Delaire, parís, lgg4. I

[14] Saint Macary (f.), «Les régimes matrimoniaux enarn avant et aprés le Code ciyil», tesis, Burdeos, 1942; *La d*,*sertion de la terre en Béarn et dans le pays basquer, tesis, BurJtdeos,1942. I

.,.,1 r.:

[15] Bonnecaze (l^.), La Philosophie du Codr Napoléon apt!pliqué au droit de k famitle. ses daiinées dars re droit ciuil cin.temporain,2.^ ed., París, 1928.

II. ¡sTuoIoS DE HISToRIA DEL BEARNE Y DE IA REGIÓNPIRENAICA

t16l Laborde 0.-B.), Précis d'histoire du Béarn,pau,l94l,343 págs.

[17] Lefebvre (Th.), Les Modes d.e uie dans les pyrénéesathntiques orientales, A. Colin, 1933, en 8.", 77g pags, t;Ailustraciones.

[18] Cavaillés (H.), La Vie pastorale et agricole dans lesPyrénées drs Gaues, de lAdour et des Nesles, párís, A. Colin,1931, en 8.o,414 págs., XIII grabados. l

[19] Tucoo-Chalaa (P.), Gaston phébus et la Vicomté deBéarn (1343-1j91).

142

[20] Laborde (J'-B.) y Lorber (P.), nAffranchissement des

trertiuux, fondation des bastides en Béarn aux XIII., XIV' sié-

rlcr», crr Reuue d'histoire et d'archéologie du Béarn et du Pays bas-

qur, lt)27.

[21] Laborde 0.-8.), nl-a fondation de la bastide de Bruges

rrr llCirrnr, en Reaue d'histoire et d'archéologie du Béarn et du

I \t.ys basque, 1923-1924, y separata, P au, 1924'

[22] Raymond (P.), nEnquéte sur les serfs en Béarn sous

( l¡rston Phébus,, en Bulletirt de la Société drs Sciences, drs bttres

rl rles arts de Pau,2." serie, t. VII' 1877'1878; separata' Pau'

Irt78.

l23l Raymond lP.), Le Béarn' sous Gcuton Phébus' d'énorn-

ltrcment d.es'maisons de la uicomté de Béarn, extracto del tomotVl

d.l inventario sumario de los Archives des Basses-Pyrénées,

Itau 1873, en 4."

124) Fay (Dr. H.), Histoire d'e la lipre en Frunce, tomo I:'l,épreux et cagots du Sud'Oues¿ Parls, 1909'

[25]Tucoo-Chalaa(P.),nl-esinstitutionsdelavicomtédet)éarn (x-xv" siécles)r, en Histoire drs institutions au Moyen Áge,

publicada bajo la dirección de Lot (F') y Fawtier (R'), t'l: Les Ins-'titutions

seigneuriales,cap. XIII, París, PUF, 1957, en 8'' XII'

126l Cadier (L.), Les États d'e Béarn depuis leur origine jurqu'au commencernent du NW siécle,Paris, Cadier, 1888'

[27] Bordes (M.), Conffibution t l'étude de l'enseignement

et d) la uie intellectuelle dans les pays de I'intendance dAuch au

xwII' siécle,Auch, Impr. Cochevaux, 1958, en 8'', 83 págs'

[28] Bordes (M.), D'Étigny et lAdministration d'e I'inten-

d.anie d.Auch (1751-1767),-fuxh, Cochevaux, 1957' 1034

ri

&

r43

Page 73: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

tF

?19::, vols., VII grabs., despl. en carpera, tesis de letras, perh,1955.

,

[29] Bordes (M.), nRecueil de lemres de l,intendant d,E

:i1:\r, en 4.o, 691 págs., tesis complementaria d. l.,r"r, parfi,1956.

[30] HabaLkuk (H. J.), «Family srrucrure and economlcchange in nineteentlr celtlry Europer, en The Journri r¡ E;;.:!.ryit Hrytory, Londres, ñ/, 1955 (contiene ,rrra i-poitantebibliografia).

[31] Lafond (1.-8.), nEssai sur le Béarn pendant l,adminis.tration de d'Etignyo, en Bulletin de la Société des Sciences, d¿¡lettres et des arts de Pau, tomo)OO§[I, 1909, págs. l_263.

_ l3Z1 Roubaud (Abate), nl'agriculture, le commerce et l,in-dustrie en Béarn en 7774» (e*traÁ del Jou:rnal dc lbgricubure, )ucommerce' des arts et dcsfnances), en Builetin dr la soá¿t¿ des scien-ces, dts lettres a d¿s arts dt paz, tomo )OC(IX, 191 l, págs. 207-226.

t33l Bloch (M.), Les caractires originaux d¿ I'hisnire ruralefiangaise, París, A. Colin, 2.^ ed., 195512 vols.

. l34l Bloch (M.), memoria publicada por Soulice en el Bu_lleiln de k Société des Sciences, drs let*a rr'd^ orr, de pau,2., se_rie, romo )OC«II, 1905, págs. 55-150.

[35] serviez, statistiques du département des Basses-pyrénées,París, año X, 140 págs.

[36] Durand (H.), Histoire des biens cornmanrtux en Béarnet dans le Pays basque, pau, 1909.

[37) De Boilisle, conespondance des connóreurs généraux desfinances auec les intendan* des prouinces, parís, 3 ,ot] G. f.).

144

Voyagu en France en 1787, 17BB et 1789,

poi Henri Sée, París, A. Colin, 1931, 3

Espoey, uillage béarnais, sa aie passée et pré-

[.ltll Young (A.),

l¡tltt.:ido y editado

vr ll¡.

l.)91 'Iucat 0.),

¡pnt* Itau, 1947.

t45

Page 74: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

ilirY

AI'É.NDICE II

Evolución de lapoblación entre 1836y 1954

A-nno Pueblo Caseríos o/oPuebb/ Total Dismi-Caseríos nución (o/o)

llrrvirrs, malas herr¿rnricntus, arados sin irrcg«l clclltlltcrtl (aret) y

nr) tcníamos abonos. Muchos se vicrtln obligados a pedir pres-

r.r,l«1. Los campesinos estaban en manos de los acreedores, "los

,1.'vrrra<lores de pobres" (lous minjurs de praube) que obligaron

,r nl'rs cle uno a vender. Bo. tenía una deuda de 500 francos

¡,.'rrcliente de cobro. Se enfada con su deudor, así que le manda

,,,' ,.qu.ri-iento para que le pague. Luego una orden de em-

l,;rlg«r. La dauney" t.rrí" t.r.t" deuda de 1.800 francos contraída

,,,,, ,r,ro acreedor. Resumiendo, a Bo. ni le pagaron' En 1892'

rrrr año pésimo, La. [importante hacendado del pueblo] :oge a

.rl¡,,trnos empleados, sin comida: los hombres, 1 franco diario'

1,,, rnujeres, 12 perras chicas [60 céntimos]' Había que trabajar

,',, ."i.r, para ir subiendo Ia tierra de los viñedos en cestos'

1,,,. hombÁs cargaban los cestos y las mujeres los pasaban de

nlrlno en mano. iuvo treinta obreros. No reclutó a más' Tenía

,l,.rrrasiada genre» 0.-P.A.). Entre 1881 y 1896la disminución

,1,' poblaciJn experimenta una importante reducción (1,7 o/o)'

It393 todavía fue un año pésimo. Durante mucho tiempo se

lurlrló de la nsequía de i893, (la séquire de 93)' uIB94 y 1895

Irrcron años estupendos, el trigo estaba magnífico, con la llega-

,l,r de los "bonor.

Llovió el primero de mayo' Mientras duró la

,.,secha del maíz no llovió. El maíz estaba precioso'' Hasta

lg14 el índice de disminución permanece prácticamente cons-

rrrnte. uAlrededor de 1905 hubo años muy buenos' Las huelgas

,lc los vendimiadores del Midi significaron un verdadero vuel-

(o, un nuevo éxodo. Desde entonces, todo va mejor' El vino

rro ha dejado de subir. El vino del Midi de segunda. cosecha,

,¡,," prr..í" agua, llegaba a Olorón a 5 céntimos el litro' Los

.:"-p.riro, hacen huelga contra los traficantes' Aquí no se po-

..lía vender el vino. Antes de 1905 un buen tonel de vino se

vcndía a25 o 30 francos el litro. Apartir de 1905, a 100 fran-

r<rs el litro. El vino del Midi se pagaba a 20 céntimos el litro y

cl vino de aquí había subido. La gente vivía bien' 0'-P' A') La

guerra de tft4-tglB significa una nueva caída brutal de la po-

irl".i¿n (11,4 o/o). En e1 conjunto del municipio se producen

')4 muertes en la guerra. Entre 1926y 1946 el éxodo rural ex-

1836l 8661881

189118961901

1906191 1

192t193rt9361946t954

499

47r407374322328293259262258303258

2.330

1.997r.666t.6651.0561.6241.6011.4081.37tr.3631.2771.093

2.8292.5412.4682.0732.0391.978r.952r.8941.6671.633t.6211.5801.35t

10,1

2,816

1,7

2,91,6

2,911,420,7)\

r4,4

21

24242319

2018

18

t9t9I918

Entre 1836 y 1954Ia población del municipio se redujo ala mitad. El éxodo rural está en relación directa con la crisis dela agricultura. Así, la reducción de Ia población global llega al16 o/o entre 1BB 1 y 1891 . Ahora bien, sabemos que hubo, enrre1BB1 y 1891, varios años sucesivos de malas cosechas, lo queacarreó un importante moyimiento de éxodo rural: usembrába-mos trigo y no recuperábamos ni la simiente. Había heladas,

r46 147

Page 75: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

-ffÉ*q'

penmenta otro período de reduccir'ln. [)rrrantc csos años, s,rlr.,1932,las cosechas son buenas. Después dc l()45 cl rrr«rvir¡rir,nlrrde éxodo rural se reanuda, y ., .*.rp"rable en irnp.rr,,,,,, i,, ,,1

de los años 1BB1-189I (14,4 %), pero imputable "'.,,,,r,,r

,,,,,,1diferentes.. Antiguamente el campesino aüandonrt

" "i .i,,,,,t,,',huyendo de la miseria, ahora lo ú".e atraído por Ia .i,r,l,r,l,'l Ifactor esencial de la sangría demográfica es .l éro,lu h,r i.r l,rciudad, aunque la caída de la nataliáad también influyc tu¡,,,,r,,los cuadros sobre el ramaño de las familias). El B.".." ,i.,,r;;;,;.ha sido un país de emigración para los segundones des.lc ti,]rnpos inmemoriales. Anres, sin embargo, ,é ib"., por la firlrrr tlt,tierras; ahora, en cambio, lo que falia son b."ror. nya casi rr,rquedan aparceros, ni empleados, ni obreros agrícolas. Los lriinre hijas de auque-tarrots aus cams dous autes (lis qr. ,o-p",, ,,,rrones en los_campos de otros) han emigrado.., b,rr., i., t,,,,uyidl-lár*Ícil o, por lo menos, de un Jueldo -ar r.g,rru, f i,,L'-M')' El fenómeno más recienre es el éxodo d. las'mu.r,.,chas, eu.1ya no quieren trabajar en oficios de campesinas.

- "

La disminución que se consrara en Lesquire es un fenómcno general en el conjunto de los cantones rurales del Bea.lc,Entre 1946 y 1954 el departamento de Basses_pyrénées ha rumentado su població n en 4.200 habitantes milntras que lasciudades han crecido el doble, lo que permite calibrar l" *.rn'',rde población global del campo. Lá, ."rrtorr.s que no se solaparrcon una zona urbana o que no poseen .r., ..rrtio industrial acti-yo han perdido habitantes. El municipio de Lesquire es uno clclos más afectados por la emigración, pr.rro q,r. L disminuciónes del 14 o/o, contra el 11 %o en A.cour, el 7ó o/o en Aramits, el9 o/o en Lembeye.

\t't Nl)lCli llll rr.rl,rllr entre un habitante clcl puclllo y un soltero

Aparece en la plaza de la iglesia poco después de mediodía'

V.r crnpujando una bicicleta manchada de barro y descolorida,

,,n las alforjas llenas de comestibles (ultramarinos, etcétera), y

r I nrr volumin osa choyne lhogazade pan de dos kilos] atravesada en

,'l rnanillar. Pesadote de aspecto, viste un viejo terno raído, de uso

¡,rrlongado en muchos domingos y días de mercado, una boina

.1.'fbrmada por las inclemencias meteorológicas, unos pantalones

,lc rayas deshilachados en los bajos, que dejan al descubierto unos

.llcetines descoloridos enfundados en unos chanclos de goma'

u-¿Hoy no va a almorzar temPrano?

-Desde luego que no... Pero desayuné bien antes de sa-

lir... Solemos comer un buen bocado por Ia mañana, a eso de

las nueve.

-¿Usted es el que se encarga de hacer la compra?

-Pues sí..., mamá tiene ochenta años. Me ha dicho: "Tú

puedes montar en bici y de un salto ir a por el pan y pasar por

la tienda de comestibles."l

-¿No hay ningún tendero ambulante que pase por donde

viven?

-Vivimos demasiado lejos, el panadero, que también lleva

comestibles, llega hasta la granja de Pé.; por poco, pero hasta

donde nosotros no llega. Ya me fastidiaba tenerme que mudar

7. Tu qué pots courre en biryclete, ben mé coueille lou pa é las épiceries'

r48 r49

Page 76: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

de ropa y venir hasta aquí... Hay c,rrr. rr.r«¡s scis killlmetr«ls tlocasa a la carrire.l

-¿No tiene algún vecino que venga al pueblo?-Imagínese..., vivo solo con mi madre. Mi vecino Ja. vicrrr

a trabalar a mi casa. Ha abandonado su pequeña propiádrd t.¡rreheredó en régimen de indiviso co., Ja...^¿eue q,ri.r. ,rrt.d q,,.haga solo en esa casa desde que murió su tío? Con cuarcirt.raños, cómo va a encontrar o a tomar mujer. El otro vecirr«1,Rémi, vive solo con su madre de ochenta años. Su casa se cst,icayendo a rrozos y dentro de poco no tendrá ni una habitaci«,rrrhabitable.

-¡Anda! ¡Qué barrio más desoladol

1Nf Sue lo diga! La granja Di. estaba ocupada hasta martc,-rou lTodos los Santosl por el hijo El.

-¿También él ha abandonado la tierra?

-Le gustaba mucho: el lugar es alegre (gauyous), aunquemuy pendiente. Se había organizado. Su h.rÁ"r" del molinovenía a ocuparse de la colada.2 Ja. iba a vigilar el establo cuandoél venía al pueblo a comprar o a la partidá d. .r.,", ros sábadospor la tarde. No podía aguantar indefinidamenre ahí a solas yenconrrar una mujer se había vuelto una necesidad...

-Me pregunto cómo un hombre solo podía aguanrar en unrincón remoro y tan aislado.

-Tenía una volunrad de hierro, y era muy mañoso y traba_jador; ¡lloraba cuando el alguacil le trajo el deiahuciol

-¿Le daba miedo el cambio?

-Le dolía separarse de sus animales. Las tierras estabanbien preparadas y prometían buenas cosechas. Tenía la sensa_ción que las razones que le daban para echarle (lou counyet) noeran uválidasr.

-¿No recurrió al consejo paritario?

l. Mes que se l'abem manquat per prim... Oh que m,enbestiabe d,emchanya et dr ha lou cami... qa'y a prés de 6 hilom¿tra de nouste á ra carrére.

,2. _ L'endret que ! gayous bien qué hére en pénen. eue s'ére organisat. _ La

so déu Mouli queou biené ha la bougade.

150

'¡[',s orgullttso y toz,udo coultt los vasc«rs! ['o vendió todo y

'.,' ,''',,rch/, a'trabajar a Pau, conro etnl'rlcadc¡ cn una empresa'1

-¿lin el barrio ya no queda nadie?¿

-i>.rd. que la familia de 1,r., el primer vecino' se marchó'

r',r no te nemos a nadie que pueda hacernos la compra'3.

-Claro, los Ju.' r'rt" f"-ili" numerosa que hacía bulto en

r'rt' rincón remoto'

-Y santamente que han hecho marchándose' Los jóvenes'

r u:ltro hermanos y una hermana, tenían bicicletas y motocicle-

r.rs, incluso ,r, .oáh. viejo, al final. ¡Cómo querla usted que fue-

r,rrr al pueblo! Tenemos ochocientos metros de pésimo- camino'

, rrsi impracticable. lJn camiasse (mal camino) destrozado por las

.,1,,,,"r. L., ha costado pagar las máquinas y todo [o demás"' Les

1,,,n hecho un buen favor obligándolos a vender su pequeña ex-

lrlotación por un bocado de pan. Además ahora todos esos jóve-

,,..' g"r".trenos sueldos y se han casado- en Pau' en Tolosa'"-El

.a-iro ése, ¿no se podría ponerlo en condiciones?

-Pensé hacerlo yo cuando volví del camPo de concentra-

r:ión alemán. Un kiiómetro de camino no es moco de pavo' y

srilo tengo aJa., aP. y a Mo. para echarme una mano"' Si fue-

rrr más;ár."... pero la guerra nos ha hecho perder mucho tiem-

1ro... Y rd.-ás estoy ,ilo. ¿Tarto *abajo, para quién?a

-Tendría que haber encontrado una compañera"'

-Sl, tiene usted ,arón.5 Pero esta guerra, y el cautiverio en

cl campo de concentración... ¡Sí, así tendría que haber sido! Mi

padre irabajaba más a gusto.6 Un hombre solo"' solo' está per-

.1ido .r, la ii.rra. Hacei la comida, ocuparse de la colada' sacar

el ganado a pastar y vigilarlo. Encender la lumbre' ir al merca-

1. Quey trop fier et cabourrut coum t¿ basqou! Qua d'a benut tout et quey

partit ta Pau Yibailha d¿ns ue entreprbse'

2. Dens bu quarti? n'y soun pas arrés mey?

3. Despuch qué la famitk iéou Ju' -lou purmé besi- e soun partits' n'a-

bem pas arres nxe! t'as ha las coumissious'

4. Et puch que sou! tout soul - Ta qui ha tout dco"'

5. Qu'abet raisou.

6. Lou mé pay que úbailhabe dap mey de gous'

151

Page 77: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

d', r.antener la puerta abicrta. ¡[l,y crr clíir, clc kls campesinos,las mujeres no quieren saber nadal I

-¿Y eso por qué? No iban a ser desdichadas con mozos se-rios como usted...2

-La cosa viene de antiguo. ¡Ellas saben lo que son las cosasen una granja! Oyen las quejas de sus padres. Hay que recono-cer que no siempre se cosecha lo que se ha sembrado. Nuncahay nada seguro. Hace falta mucha paciencia con los viejos quesiguen guardando la llave de los dineros. ¡y el dinero ., ,r...rr_rio para poder modernizarse! Tuve que comprar una máquinasegadora y trabajo donde sea, por mucha pendiente qr. ñ"yr,pero hay que caminar bien derechito pr., ,rli, adelantá.a

-Pero ¿tienen ayudas?a

-Sí, la Caja de Crédito Agrícola, el Departamento de ObrasRurales.5 Pero_hay que hacer que renre, hay que reintegrar bas_tante rápido el capital. Todo eso, las chicas lá oyen enlasa. Sediscute y a menudo se acaba peleando: "El veciná se ha compra-do el tractor."6 Así que todas las chicas abandonan l" ."r, y .,otardan en irse a la ciudad por un salario de 20.000 frrrr.ár, ybuena comida y buen alojamiento. ya no se les llenan lo, .h".r-clos de barro y pueden ir al cine.7

-¿Nunca ha salido con chicas?

-Había muchas chicas, antes, en mi barrio, ¡una hermosajuventud! Mi hermana se casó bastante joven con un buen pri_mogénito del barrio de Rey. Le gustaba bailar y lo pasaba muy

1. Guida e guarda lou bestia. Ha luts dens la maysou. Ha lous mdrquats,tiene k porta uberte. Ouey ne bolin pas mey d u paysa la hennes.

2. Mes perqué?... pourtan ne seren pas malerouses dap gargons seriouscoum bous,..

3. Lou semia nby pas toust€mt lou recortat; arré défixe - que cau bire t/e?atlycl lat lous bieilhs qui toustem tienen lous sos. S,en y o ibnn, drs poudeequipa! Qu'ey poudut ooumpam ue ,,faucheuse mécanique, et que coupi jertoutPer tan penen qué sie (300.000) mes que cau tira de dret ta s'en sourti.

4. Ma quet aydats?

5. Oui, lou Crédit agricole, lou génie rural.6. Lou besi qu'a croumpat hu ffactur.7. N'an pas mey ola hangue, aus escbps et que podin ana tau cinéma.

tiz

lrien en el baile. Para nosotros, ltts htttlrbrcs de mi edad' esta

guerra, y luego el cautiverio, ha sido un gran estorbo para fun-

.i", ,, hogai. Mientras todas las mujeres de nuestra edad se

han instdaáo en la ciudad, y algunas en el campo' Las que que-

claban, miraban la "posición", el "portón" [símbolo de la im-

portancia de la casa] tanto o más que al hombre'1

-Comprendo que el gusto poi el trabajo se pierda en estas

condiciones.2

-"Tienes que casarte", dice la gente.3 Como usted com-

prenderá, lo, qr. pueden ..t.orr,rr", algo mejor, incluso sin

ir,rr."rlo, se van, .r .1 ."ro de la familia Ju. y de muchas joven-

citas. En otro lugar, cobra un sueldo, por exiguo que sea"' y

además, con razón o sin ella, el oficio de campesino está muy

desprestigiado.a

-¡Es una pena, claro!

-3í, ., t'rt" p.t" tener que oír cómo se dicen algunas cosas

que desaniman. Seguiré *iertr"s pueda, pero ¿y después? Me

voy corriendo. L. ñe entretenido... Usted también tiene cosas

q,r. h"..r. Venga a verme, si le apetece, pero cuando el tiempo

á.jore. Mamááebe de pensar qr" *. h. dt*otado bebiendo5

[apintoua's, de pirutou, medio litro de vino].

-Adiós, señor.»

Desaparece por el callejón detrás de la casa La'' donde la

.orttrrnbr. *r.rá" que los ie su barrio se cambien de zapatos y

equilibren la cargaár, ,l.r, motos o en sus bicicletas antes de en-

frentarse al largo trayecto que les sePara de sus casas'

1. Quéspiaben la pousissiou, lou portau autan coum I'homi'

2. Qw coumpreni qu, tou'goridru tribail ques per hens aqueros coundi'

tions.

3. Quet cau maridat, se disen lou mounde.

4. AithoÁ qtte toque «u m€s), Per tatx petit que sie"' Et puch i tor ou h

raisou hu mestié de paysa quey hére descridat.

5. Qu, tirerelt tan qir; pourqu;, mes aprls? Qué n'escapi"' l' *:t 4: ?:*,dre uotre temps - ror, ,ra du trauail uous aussi.., uenez tne uotr stp h( PMse

mis cuan hu'tems sie me1, beroy. Mama qué ba pensa quém souy apintouat"'

r53

Page 78: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

r¡r.' vitlgrr. Y además están los vieios' Nadic quiere provocarles

,i,,1,,,. A rodo el mundo le gustarfa mimarlos' acariciarlos' Pero

r¡' l);rsil uno la vida peleando potq"t tiene demasiadas preocu-

¡,,,,'i.,,t"r, porque está demasiado cansado' Las chicas quieren

l,','", ,,, ind.p.ttd..rcia, poder comprarse algo que les gustesin

rr'rrrr (lue ,.nii, .rr.rr,"r. No, ninguna va a querer venir a vivir

,tr¡ttÍ", (L.C.).

nMira, el otro día fui a casa de Ra., uno de los más ricos «lcla co.marca. Le dije: "Tú te crees que eres el amo de ," g;;nj;¿verdad? Crees que todos esos campos y esos viñedos ,. i.r,á-necen. Te crees rico. pues mira lo q". ,. digo, tú eres el .r.trunde tu tractor. ¿Qué es lo que tienás .on ,Jd", .r", ,i.r;Jli:tienes millones de bienes al sol, 4 o 5 millones. ¿y t.r.go qué?Calcula lo que ganas; sí, toma papel y lápiz_ Arer si te Errr.r.r,los métodos de antes se han *i"úrdá;

"hor" .l ."-p.riro lu.no hace números, que no se pasa el día con la libreá y ,l É¡,

en la mano, no va a ninguna parte. Calcula lo que f. a", p",hora de trabajo a tu padie, , tu m"dre,

" tt', h..-rrr" qrr. ,.echan una mano, calcula lo que ganas tú. ya verás qu. ,.ábrrá,cogiendo la cartera y tirándoia ala barura. Supón qu. qri.r., ,una chica: ¿tú crees que querrá venir aquí, p"r" p"r".r. .l dtacurrando y volver por- la noche a casa y ,.rr.. que ordeñar las :

vacas, molida (hate de mau)? Las hijas de campesino conocenla vida de campesino: la conocen demasiado pr." qrr.r., , ,,campesino. ¿Y levantarse todas las mañanas a las .lnál Aunquete quiera, preferiría casarse con un funcionario d. .orr.or, it.enteras? Sí, un carrero o un gendarme incluso. Cuando la rü,es demasiado dura, no se tiene ni tiempo para el ,-o.. S. pruuno el día currando. ¿Dónde está el "-fr? ¿eué signifiá elamor? vuelves a casa molido. ¿A eso le llamas-tJ vidai No haychica que la quiera, una vida ,ri. No hay sentimiento ni afecto

154 t55

APÉNDICE IVOtro diálogo enrre un habitante del pueblo y un campesino

Page 79: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

rffi¿"

APÉNDICE VLa historia ejemplar de un segundón cle f'amilia humilde

Nacido en 1885, Lo. es el primer segundón de una famili;rde siete hijos que vive en una pequeña finca (20 ha. aprox.). I lirido a la escuela hasta los 12 años. En 1916 trabaja en las min,r,Essen hasta 1918 en calidad de prisionero de guerra.l uCuant|rregresé, mi hermano mayor se había casado. Pasé dos años corrla familia, trabajando. Fuimos mucho de juerga después de llguerra. Yo no bailaba, pero jugábamos partidas de cartas inter-minables y hacíamos "verbenas" en los cafes. F,n 1923 me mar-ché de casa. ¿Por qué? Me senría incómodo teniendo que pacarun sueldo con mis padres o con la nueva familia de mi herma-no. Me marché para emplearme como criado en casa de un pa-riente, en la del hermano mayor del marido de la hermana; re-nía mi edad y él solo tenía que llevar toda la finca, que eragrande. Había vuelto enfermo de la guerra y tenía una familianumerosa. Murió en 1960. La viuda y los hijos -ya son mayoresahora- me consideran como el jefe de la explotación.

-¿Por qué no se casó?

-Tendría que haber enconrrado a una heredera. yo no te-nía dinero para instalarme por mi cuenta. Y, además, me sentíafeliz así. Me sentía apegado a esta casa, a los hijos, a la " terre

_ 1. Só1o consignamos aquí los pormenores más significativos. Las auto-biografías otorgan una importancia más que considerable al servicio militar ya la guerra.

r56

,'t,tt,ttutt' lllt ticrrrr clc los lttrtcPasackrsl':tl hlrlritl' ¿[rtllc a otra

,,.,,,,, ,, 1,,,r4 «.1t,é? Clobro la pctrsi(lrr c()lllo cx combatiente y

'1,,,1,'r¡ttr't(:lt[lo sesent, y.i'''io años cl rrtiro de los trabajado-

,.' ¡,,1'11,,..1.,r. ilrroy bien de salud y me siento muy feliz ¿e P.o.

,lr rct u[rilt'rt.tc, sin que me t"ole'tt nadie' de las labores del

, rrrl)(). i¡ui"r., -r'r.ho a esos campos, llevo cuarenta años tra-

l, rt,rrrtlol«rs, mientras que los de las fincas vecinas están abando-

t, ¡,1,,t.,

r I I I(( ) SII(IUNDÓN DE FAMILIA HUMILDE

rr ilNVil{SACIÓN EN BEARNÉS)

l. [.ou., nacido el 16 de noviembre de 1896 s¡ §¿'; «En

,,,,,' ,i.,*po, lavida era muy dura' Yo era el penúltimo.de una

l,rrrrilia de seis hijos. Mis padres no eran muy espabilados-y-se

1,,,rrrtlran la vida áo., difitultad' Eran aparceros en casa de Ha''

,l,rntlc tenían unas Pocas tierras que tuvieron que vender para

l),r[,.ur una deuda. Áí q"t, dgsde muy joven' me "colocaron"

i,,,lru , mis hermanos. Me llegó el turno cuando tenía siete

.rrros y me vine a ganarme el sustento a casa de Ba' Guardaba el

,,,,,,"áo en los boi'qrr.r. Las vi de todos los colores y pasé ham-

i,r. | -i.a. @e üts benus d'e pou y de .hami)' ¿La escuela? ¡La

,,r.yo. parte del tiempo las mujeres de la casa o las vecinas me

rf ,,,í',"Ui" para que lle,ara las vacas a pastar o me ocuPara de ir,, .r-p."rl ¡El zueldo, de diez ft""toi anuales' a menudo ya lo

l,abían .obádo por adelantado (crubat d'abance)!El plato fuer-

tc era la media sardina salada, a veces con una patata hervida'

iÁy, i"t jóvenes de hoy no saben la suerte que tienen! ¡Cuánto

rrrás tienen, más se qrr.¡"" (mey i dn mql es plagnen)!Ntededor

cle los !2 aios hic. ia p'i-tt" comunión en esa casa' Cuando

rne hicieron la revisión médica, me declararon inútil para el

r.r"Li. -ffltar por estrecho de pecho' No me gustaba bailar'

;ó";;;;iseria había! He to"ocido a mujeres' madres 1: fu-

milia numerosa, que se "entregaban" por dos perras chicas'

Con eso .ompr"b"r, el pan' Cuando habría podido salir' ¡no te-

t57

Page 80: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

wnla dinero para vestirme! La pequeña finca donde vivo desdehace tiempo la tengo gracias a mis abuelos. Le hablan dado ¡mi madre 2.000 francos de dote con la condición de que lorempleara con el fin exclusivo de comprar rierras que no podrfrvenderse mientras viviese. Mis hermanos y hermanas Íre acostr.ban para conseguir su parte. Tuvieron que esperar a eue nucs.tra madre muriera en 1929. En ese momento, les tuye que darsu parte mientras que yo habla sudado sangre trabajando'esatierra.

,¿El matrimonio? No había dinero. ¿Cómo casarse? (Quinse cal¿ marida?) Íbamos a pasar las noches en las posadas dcLesquire (qu'anabem, noueyteyá en Lx auberyes), e yeces a Pau,Yo fui uno de los famosos cupelis. Llamaban así a los mozosque habían sido declarados inútiles para el servicio militar, peroque fueron llamados a filas en 1916. A la vuelta, exploté mi pe.queña finca con la ayuda de unas cuantas empleadas. Nos he.mos corrido algunas noches de juerga de espanto, con algunoscompinches del barrio, solteros como yo o mal casados.,

APE,NDICE VIAutoridad excesiva de la madre y celibato

IIAMILIA SE

nEl padre pertenecía a una familia relevante' Discreto, muy

bien educado, r.tn po.o bebedor. Se casa con una mujer más jo-

ven (en parte graciás a su pensión de guerra) y de una familia muy

importante, g.trp" y algo pretenciosa. Ella le da cuatro hijos'

No se atrevía a oPonerse a los deseos de su mujer' Como

había dinero [la pensión], ella llevaba un tren de vida un Poco

disparatado. Acudía al mercado los lunes y los jueves pare man-

,.rr.rr. al corriente de los chismes locales y par?- hacer valer el

relumbrón de Ia familia en Pau.

A los críos los atan corto. Les hacían sentir que eran de

familia relevante. Estaban hechizados por la madre, que toma-

ba todas las decisiones. En los asuntos importantes, los hijos

siempre respaldan la opinión de la madre' La hija salía con un

g.tdrr-.. -Cot

el pretexto de que estaba enferma, la tuvieron

áo-o qui.r, dice secuestrada durante dos años' La madre se

opo.rla a la boda porque el gendarme era de una familia dema-

,ádo humilde. A partir de ahí, la autoridad de la madre se afir-

ma. Normalmenti, un hombre ha de pensar más en la granja

que en la casa. El ganado es sagrado. A menudo el establo y la

gra"jaestán mejoriuidados y son de mayor tamaño que la casa;

f,.ro ,.r.rlt" que las granjas han ido cayendo una tras otra' lJna

casa dirigida pot ,rt á mujer no tarda en irse al suelo' Hay deci-

158

&,

t59

Page 81: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

:-w€

.sroncs quc L[r¿r mujcr no puedc] ni s¿rllc t()rnar. l,a hija ¿rcll[)(1 Lrsá'dc¡se. uno de los chicos consigui<i cas¿lrse en cl. Halrí¡r rcrrrdo que marcharse, pues la pensión del padre se acabó crr¡r¡rr,murió (1954). Los hijos, recurriendo a un albañil, recon.srnly{,ron una parte de su granja. Ahora el matrimonio para ell«rs ,i ¡r=

plantea. No tienen ni asomo de personalidad. No salen. Ni lr,rblar de plantearse una modernización de la maquinaria. Acrrh¡rrde comprar una segadora. Los pasros están descuidados y llcrr.tde aulagas. Ylos árboles sin podar. Los vi, el otro día, ¡a rr:rrrt.r,,y barrancas estaban reparando un rastrillo de madera! L,a r.,*¡está descuidada. La madre sigue firme, empeñada en defendcr.clprestigio de la familia relevanre, un propósito desproporcio,rrrhrcon el estado acrual de la finca, (4. B.).

FAMILIAJA

nFl padre estaba jubilado y era muy buena persona, y ocasionalmente un bebedor considerable. No tenía salud y estalr:rmuy gordo. Pero, sobre todo, había vuelto "sonado" de la guc.rra y no mostraba nada de carácter en casa. Su mujer se impus«ra toda la gente de la casa. Muy autoritaria. Iba .on much" fr"-cuencia al mercado, los lunes y los jueves, para estar al tanto clclas noticias, cuidar las relaciones, manrener su influencia, dársc-las_de daune (dauneyfl. Con la consiguiente pérdida de tiempo,y los gastos y las compras; y, además, cuando la mujer sal., lacasa queda vacía. El follón. Cotilleos, foronovelas, las mujeresasí introducen en la casa preocupaciones de otra naturaleza. Lacasa por dentro está descuidaday dejada. La granja no esrá encondiciones. La mujer sigue acudiendo al mercado a vender al-gunas docenas de huevos y rener un pretexro para poder ir aPau. Los hombres empiezan a acostumbrarse a cocinar unpoco. Es una deshonra pafa un hombre y se sale de las normasestablecidas. Poco a poco se van desanimando; cada vez acudenmás tarde al trabajo. La mujer es quien lleva la granja. Ella sepreocupa de la comida, de que los hombres estén presentables.

160

l,r¡s crlnflictos siempre vicncn rk' llrs tttttjcrcs. l-as nueras

,,,t,r.rlcs tienen miedo de los conflictos con las suegras' Las ma-

,lr,',, vicrfrrs dicen: "Tendrían que casarse'" Pero es una manera

,1,' |,,,.,.,rse valer. También hay muchos solteros que dicen:

'.¡N1 icrrtras esté mamá!" La madre vieja adquiere una importan-

, ,,, ,'*.g.r"da. La presencia de la madre reduce la urgencia del

,,,.,rri,,Ionio. Tr-Éié, puede ocurrir aveces que sea un.freno"'

lrrr condiciones así todo va a peor' El utillaje es rudimenta-

n,, y las ganancias insignificantes' El mantenimiento del utilla-

¡, ,', ,,r*y importante. Las máquinas van por delante de la casa'

i,,',, ,ruj.r no p,r.d. estar al tanto ni hacerse cargo de esas co-

,,.r\, u.ll eje que gira mal, etcétera. La casa, tan importante ante§'

,',r,i ahora á.r.Lid"d", hay goteras en el tejado' Tienen miedo

,1,' lccurrir at Crédit Agricole [caja de ahorros agrícola] porque

y,r r:stán endeudados y' además, rnarnd ne bou pas (mamá.no

,1,,i"re). La madre g.riiorr", más o menos' el presupuesto'.Ellos

,,,, 1r*.d., .o-prá, prácticamente na{a' Tienen dificultades

1,,,." prg", el entierro de la madre (1959)'' Sorirí.,imas de la educación. EI tiempo parece consumirlo

r.,rlo. Los tres hermanos son más conscientes cada día que pasa

,lc su incapacidad para reaccionar pese a contar con ayuda ex-

r"rna. Proáucen una sensación de fatalidad' Están aplastados

¡,or el peso de las ruinas. En condiciones semejantes-el matri-

',,o.tio ,ri se plantea. La situación financiera es difícil' la reputa-

.,i<in dudosa, la boda de uno u otro de los tres hermanos se

vuelve imposible. Se habló de la boda posible del mayor (48

rríros) con una muchacha del barrio, de origen Yasco' veintidós

lños más joven que é1. Es un buen chico, ¡pero demasiado pa-

rado y de*asi"do torpe para esa muchachita vasca tan vivara-

,h^ i explosiva! Y .to qrl. tienen una finca preciosa junto al

tindéro d^.1 borq.r.. Actu"lme,tte, ellos mismos se ocupan de la

colada, además áe las labores del campo' (A' B')'

Nacido en 1922, el mayor, que se convirtió' a la muerte de

su madre, en 1959, en el jefe de una explotación de 30 hectá-

reas de las cuales hay 10 de bosques y helechos' fue a la escuela

municipal hasta los 13 años' luego trabajó en la explotación fa-

161

Page 82: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

miliar hasta el servicio milirar, ayuda«lo por sus dos hermnnElmenores. Reclutado en los campos de uaba¡o juvenil en l94lrfue enviado a Alemania como sro [serviciá aa rr"ur¡o óbGgatorio] en 1943, donde estuyo empleado como rornero en uffiflíbrica de sajonia. oEl trabajo allí es mucho más auro qu. ,i-iicampo.» Fue liberado en 1945.

nCuando murió la madre, nos enconrramos los tres solol,¿Y cómo casarse? Nunca hemos bailado. Íbamos a veces al b¡ilcpara mirar. La vida no es muy risueña. Tenemos preocupacio.

1es m_ul serias,_ los gastos de reparación del tejadá. No somc¡r

ricos. Yo hago la comida, arreglo la ropa y me ocupo de lavollos platos. Cuando matamos .l cerdo, ,i.rr.r, lo, ,.iirro, y noiechan una mano. No es un día muy divertido. A los r..iíor,lsobre todo a las vecinas, no les faltan pretextos para -.,., cldedo en la llaga.,

AI'[iNDICE VIIUrr iutcnto de generalización: el celibato en dieciséis cantones

rut¡tlcs de Bretaña

Con el propósito de comprobar si los fenómenos constata-

rLrs en el Bearrre presentan un carácter de generalidad' hemos

oprado por estudiar dieciséis cantones del centro de Bretaña (es

,l.l.ir, t35.433 habitantes) cuya población se ha reducido en

rirás de un 100/o enrre el censo de 1948 y el de 1954.r Esta inves-

rigación (efectuada en colaboración con el señor Claude Seibel'

,,i*ir,ir,r"dor del Instituto Nacional de Estadística) ha puesto

tle manifiesto una marcada subnupcialidad de los hombres en el

t:onjunto dela zona estudiada. A falta de poder diferenciar con

o',"yo, precisión la población aglomerada ¡.le la población disper-

li^, 'h..rro,

,.prr"do, dentro de cada zona seleccionada' los muni-

cipios con -¿, d. mil habitantes aglomerados en la cabecera.

lrár último, se ha dividido la fracción rural de lazona estudiada

cn función de la categorla socioprofesional del cabeza de familia

(véase cuadro en páginas siguientes)

1. Los cantones escogidos son los siguientes: en Cótes-du-Nord' Bour-

briac, Callac, Corlay, Gorrá.., Maél-Carhaix, Rostrenen' Saint-Nicholas-du-

l)elem; en Finistére, Carhaix, Cháteauneuf-du-Faou' Huelgoat' Pleyben'-Si-

zun; en Morbihan, Cleguerec, La Faouet, Gourin' Guéméné-sur-Scorff' Los

municipios siguientes, que cuentan con más de mil habitantes aglomerados. en

i, .rU.l.r", h"r' qu.dráo excluidos del estudio; en Cótes-du-Nord' Callac'

Rostrenen; en Finistére, Carhaix, Cháteauneuf-du-Faou' Huelgoat' Pleyben;

en Morbihan, Le Faouet, Gourin, Guéméné-sur-Scorff' De los 123 munici-

pi", a. la zonaestudiada hemos conservado I 14, todos rurales y catacteriza'

áo, por.,, Ur¡, densidad (45 habitantes por kilómetro cuadro como media)'

163t62

Page 83: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

Zona d¿ estudio (16

CSP del cabeza

Sexo rnasc. Sexo

46.122 41.936

Proporciones de soltcror¡ rntlt lr Bretaña central y la ciudad dc Rennes

Ciudad d.e Rennes

-¡$-rqrtcoks conjunto - c

Población totalPorcentaje

SolterosDe los cuales: hijos

Cabeza familiaOtros parientesPensionistas v criados

Casados

De los cuales: CabezafamiliaEsposaHijosAscendientesOtros

Viudos y divorciadosDe los cuales: Cabezafamilia

AscendientesOtros

Población de 18 a 47 aiosPorcentaje del total

SolterosDe hs cuales: Hijos

Cabeza familiaOtros parientesPensionistas y criados

Cabeza familiaEsposaHijosOtros

lrÑofem' §?2masc' sexofem'

Itt,¿44 67.253 es"18o 51'203 61'514'"'irió ióó 1oo 1oo 1oo

ll,tt 7o 50,9 o/o 4l,l o/o 45,2 o/o 43'!'/"-'ü,4 "42 34,6 38'7 33.',7- i,t 3,8 2,8 2'7 4'5

l,l 2,,6 ' 2,5 0'6 1'2

t|l 2,5 7,2 3'2 4

t0.390 29.961 30'228 26'702

\l,i-rt, 44;5 % 44,3 o/o 51,4 o/o 43,4 o/o

t,4 40,6 0,7 48'6 .l',l35,6 | tg,e o'1 40

: 11 )7 2,9 1,8 1,7LtL

o,l 0,7 0,8 o'2 0'2

0,2 0,5 0,3 o'7 0,4

24,5 ;Á 4,6,Á 14,6 o/o 3,4 o/o 13,2 %

21,8 3,1 ll,2 2'6 1',0'7

1,9 1,1 2,8 0'3 1'8

o,a 0,4 0,6 0'4 0'7

100

53,4 0/o

43,63,73,r3

19.86543,1o/o

38,7

2t,t,rrl0100

44,4 0/o

39,21,1

2,9t,2

19.83847,3 0/o

4t,l qt

'1lt.áJ,gl,{l,{

l0,09fi47,8 tlt

CasadosDe los cuales:

10052 o/o

38,94,33,85,0

47,3 0/o

40.2

10032,7 0/o

27,80,72,41,8

65,5 0/o

0,356,4/,40,8

10038,9 0/o

2g,g4,21,92,9

59,9 0/o

53,3

60,5

8.13431

10026 o/o

18,53,5t,62,4

28.47342,4

10048,4 0/o

36,44,3t,)4,4

25.63437,6

10030,5 0/o

24,81,5aa

2

22.08643,7

10029,2 0/o

174,71,16,5

69,3 0/o

64,r

26.73043,5

10031,6 0/o

17,6<)t,47,4

6,30,8

2,90,90,6

3,5 0/o

1,91,30,3

0,342,1

3,41,1

0,48,3 0/o

4,6J,)0,4

44,A

2,40,10,4

6,9 oit

5,70.70

69,8 0/o

260,76,70,4

50,8 0/o

43,8

6,2o,7

66,9 o/o

0,857,8

7,60,7

64,5 0/o

1,658,5

3'80,6

t64

Page 84: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

Se ve que, en la población agrfc«rla, cl porcentaje de soltc-ros de sexo masculino de IB a 47 años dc edad alcanza el 52 o/o

-de los cuales el 38,9 % de hijos del cabeza de familia y 5 o/o decriados- contra el 38,9 o/o entre la población no agrícola y cl29,2 o/o en la ciudad de Rennes. Para la franja de edad de 29 a

38 años, el porcentaje de solteros declarados como hijos del ca-beza de familia es parricularmente elevado entre la poblaciónagrícola, o sea el 28,3 o/o (sobre el4l o/o) conrra e|5,7 o/o (sobrcel 11,8 o/o) en Rennes para la misma franja de edad.

Siempre menor que enrre los hombres, o sea el 32,7 o/o

contra el 52 o/o en las caregorías agrícolas, el 26,0 o/o contra38,9o/o en las categorías no agrícolas, el índice de soltería de las

mujeres no parece independiente (relativamente, al menos) dela residencia y de la categoría socioprofesional. Las curvas de Iagráfica derecha ponen de manifiesro una concordancia notableentre los índices de las diferentes categorías, mientras que lacomparación enrre las dos gráficas evidencia hasta qué puntodifiere la situación de los hombres y de las mujeres.l

Así, a mayor escala y en una región diferente, se observanhechos idénticos a los constatados en Lesquire: los hombres queviven de la agricultura y residen en regiones remotas rienen unaposibilidad sobre dos de quedarse solreros; las mujeres, por suparte, no son tributarias de los determinismos vinculados al lu-gar de residencia o a la profesión. Que las explicaciones pro-puestas para Lesquire, muy probablemenre, sirvan para dar ra-zón del fenómeno global no quita que no se puede deducir de laidentidad de los efectos una identidad de las causas y que unanálisis sociológico de las condiciones particulares resulra im-prescindible.

1. Para Ia comparación con los datos válidos para toda Francia, véase larevista Popuktion, n: 2, 1962, págs.232 y siguientes.

1,66

Foto 1: La labranza'

Las mujeres no sólo se ocupan del corral y, en especial, del,ganado: tamb*" li:^

déipan de manera activa en las labores del campo, como la slega ctel heno y los

..r."1.. y l" r.rdimia. Asimismo, les toca guiar ia 1'u"t' dut"'te la labranza' una

tarea particularmente cansada porqrr. hry qrre obligar a los bueyes a arar recto'

Foto 2: Vista aérea de la parte oeste del pueblo de Lesquire'

Las casas del pueblo se aprietan, formando una línea de fachadas continua' a

lo largo de la calle Mayor. Casi todas han conservado la puerta- de arco de

medio punto que servía para dar paso a las carretas cargadas Ot.lt"o',t1,:'patio interior, situado en la parte trasera de la casa, están la pocllga' et galll-

nero y las conejeras. rr¡¿, Ai¿, .L granero, con el establo' el lagar y el henil'

L,r.gá, .l hrr..á, una lengua d. ti'.r., del ancho de la casa y de un centenar

d. ,i.t.o, de longitud delimitada a ambos lados por una hilera de parras'

Page 85: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

;II'

Foto 3: La parte este drl pueblo de Lesquire.

Foto 5: (Ina granja aisl.ada de las colinas.

La casa y los graneros forman un patio cerra-

do por los cuatro lados, lo que confiere al con-

lunto la apariencia de una fortaleza.

Foto 4: El centro delpueblo, Foto 6: {Jna casorut dbandofiada

Page 86: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

r

Foto 7: El baile de la asociación de agricubores )/ ganaderos.

Foto 8: El baile de la asociaciónde agricubores y ganaderos.

Foto 9: El baile de la asociación de agricubores y ganaderos'

Plantados al borde de la pista, un grupo de hombres mayores observan en si-

lencio. Como impulsadoi pof 1a rentación de participar en el baile, a'anzan a

veces y estrechan el .rp".io reservado a las parejas que bailan' No ha faltado

.ri ,.,á d. los solteros, iodos están allí. El día del baile de la asociación de agri-

cultores y ganaderos todo el mundo acude al Paseo, y todo el mundo baila'

h"rt, lor',,ul.josr. Los solteros no bailan nunca, y ese día no es una excepción'

P..o .ttor.á, flaman menos la atención, porque todos los hombres y las mu-

.ieres del pueblo han acudido, ellos para tomarse unas coPas con los amigos y

.llr. prr, ..pirr, cotillear y hacer conjeturas sobre las posibles bodas'

Page 87: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

Scgttrrtlit lritt'lr,

l,¿rs estrategias matrintoniales en el sistemarle las estrategias de reproducción

Page 88: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

El beneficiario del mayorazgo' eI hijo primogé-

nito, pertenece a la tierra' Ella lo hereda'

K. MARX,

Esbozo de una crítica de la economía política

El hecho de que las prácticas a través de las cuales los cam-

pesinos bearneses trataban de garantizar la reproducció.n de. su

iinaje al mismo tiempo que lá reproducción de sus derechos

sobre sus instru*entos de producción presenten unas regulqri'

d.ad.es evidentes no permite considerarlas el producto de.la obe-

ái.rr.i, a unas ogl^. tl^y que romPer, en efecto' con el juridi-

cismo que impiegna todavía la tradición etnológica y qY'

tiende " .r",", .trJq,ri", prácúca como ejecución': elecuciín de

una orden o de un plan en el caso del juridicismo ingenuo' que

actúa como si las prácticas fueran directamente deducibles de

reglas jurídi.", .*pr.r"-ente constituidas y legalmente sancio-

,r"'¿", o d. pr.r.rip"iones consuetudinarias en las que se inclu-

y.n rr.r.ion., *ool., o religiosas;1 ejecución de un modelo in-

1. Entre las innumerables pruebas de que la etnologla no sólo ha toma-

do pr.rtrdo, de la tradición ;r.idic, concePtos, herramientas y problemas'

sino también una teoría de la práctica que nunca resulta tan manifiesta como

..r la .elr.i¿r, que establece .rrir. lo, nnt-b"' de parentesco' y las oactit,d^es

d. p"..rt.r.o» bastará con citar el empleo eufemhtico que hace -Radcliffe-

Sr.;; tq* aiun decia father-righty moiher-right' nderecho del padre' y nde-

recho de i, madrer, paia ref.ri,,e ai patriarcado y al matriarcado) del término

inglés jural: uql términor, comenta iouis Dumont, nes difícil de traducir. ve-

,.io, q,r. no sólo quiere decir "legal" o "jurldico". Se trata de las relaciones

q".:li.¿." definirse hablando dI dtbttt' y de derechos"' de deberes y de

á.r..ho, consuetudinarios, exista sanción legal o sólo sanción moral even-

tualmentecomplementadamedianteunasanciónreligiosa.Setrata,ensuma,

r69

Page 89: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

c()nscicnte, cn el caso del cstrr.rctrrrltlisnro, (lr.rc restaur.a, lr;r¡,, ,,1

vclo de lo inconscienre, la teoría dc ra práctica del juri«ri, irrrr,,ingenuo al representar la relación enrre la lengua y lá pal,rl,r.r, ,,entre la esrrucrura y la práctica, sobre el moJelo de la r.cl,r, r,,,r

de las relaciones que son objeto de prescripciones precisas, formalcs, ,,1. s.de personas o de cosas, (L. Dumont, Introduction ) deux théories d,ttr,ltttttl,¡,logie sociale, París, Mouton , 1971, pag.40). Ni que decir riene que ,,,,, ,,.,1, ,,,de la pr4rtica semejante no habría sobrevivido^en una tradicián et.rLi¡;,r, aque más bien habla el lenguaje dela reglaque el de la estrategid,ri nu ,,,u¡,.,uafinidad con los presupuesros inscritos en la reración entre el-obserraclrr y rrrobjeto y_que se imponen en la construcción misma del objeto -i.n,,,,r',,,,sean explícitamenre tomados como objeto. A dife¡encia dei observad,rr, ,,rrente del_dominio práctico de las reglas que trara de aprehender en las prrtr rrcas y en los discursos, el indígena sólo consigue ,pr.h..rd.. el sistema dc r,rrrelaciones objetivas -del que sus prácticas o r,r. ái..,rr.os represenran orrrrrtantas actualizaciones parciales- mediante secciones, es decir, en forma de r"l,¡ciones que sólo se presentan de una en una, o sea, sucesivamente, en las sitrr,rciones de urgencia de la vida cotidiana. con lo que, impulsado por Ia intcrnrgación del etnólogo a efecrua¡ una ¡econsideración reflexiva y casi teóri,..rsobre su práctica con, en la mejor de las hipótesis, ra asistenciai.r o.ror,rg.,,el info¡mador mejor informado produce u., dir.r.ro que aúna dos sistema,opuesros de lagunas: en ranro qre discurso de rafamiriiridad,silencia tod. k¡que no hace falta expresar porque es de cajón; .rr,r.r,o que discurso para er.fit.rastero, sólo.puede seguir siendo completamenre inteligitle siempre y.r".i'd,,excluya todas las referencias directas a casos particulaie, (., de.ir, j gr*a.-rasgos, todas las informaciones direcramente vinculadas a nombres [ropin*que evocan y resumen todo un sistema de informaciones previas). Cor.. .lindígena se siente tanro menos propenso a recur¡ir .onfi"d"-..rtá l .-pt*del lenguaje de la familiaridad cuanto menos familia¡izado le prr... á*,quienle interroga con el universo de refe¡encia de su discurso (lo q,r. trr.lu..en la fo¡ma de las preguntas planteadas, particulares o generales, ij,or"rr., oinformadas), se comprende que sean ,"n po.o, los etnóiogos ."p"á. de intui¡la distancia entre la reconst¡ucción científica del mundo-ind igrr^y l" .*f.-riencia indígena de ese mundo, que únicamente se revela en lás siláncios,'laselipsis y las lagunas del lenguaje de la familiaridad, abocado a una circuraciónrestringida a un universo de conocimiento mutuo casi perfecta donde todoslos individuos son nombres propios y todas las situaciones nrugares comu-nes'. Las condiciones mismas que conducen al etnólogo a una áprehensiónobjetivante del mundo social (y, en particurar, ra situaJión de foárt..o, q,"r.implica la realización real de todas las rupturas que er sociólogo r,.n,o'"'.roencerrarse en las ilusiones de la familia¡idad está obligado a ejeátar decisoria-

170

, rrn, l,t l)itl'titura mttsical y su cjccrrcirill'l l)c hccho' cl sisterna

,1, 1,,.' .lis¡r,rsiciorles inculcadas por las concliciones materiales

,f, ,'.,',,.,,.i,r y Por la educación fámiliar (por ejemplo.' el habi'

,,,,, ,1,,,' .,r,r*ii'.ry. el principio generador y unificador de las

¡,,,,,,i.,rs cs fiuto de las estructuras que esas prácticas tienden a

l, ¡rrrtlttcir', de modo que los agentes sólo pueden reyroducir,-1

,1,1, rr, lcitrventar inconscientemente o imitar consclentemente'

,,,nr():r todas luces evidentes, o como las más convenientes o'

.' n( lll:lrnente, más cómodas, las estrategias ya comProbadas

rlrr', pr)retr€ han regido las prácticas desde siempre (o' como

,ir,,'rr los antiguos expertos dt lot usos consuetudinarios' udes-

,1,' ticnrpos irrm.*oriales'), parecen inscritas en la naturaleza

,1,'l:rs cosas. Y como toda, t'a' estrategias' tanto si se trata de

Lr,, r¡rtc pretenden Sararrtizaf Ia transmisión del patrimonio en

',,, i,,,"giid"d y la cánservación de la familia en la jerarquía eco.-

,,,,,r,i.íy ,o.i"l .o-o de las que pretenden gararlt\zar la conti-

,,,,i.I,J 6iolOgi., del linaje y-la reproducción de la fuerza de

,,,,tr^¡o, distai mucho de ser automáticamente comPatibles' a

¡,.r., d. la coincidencia de sus funciones' sólo el habitus' en

,,,",-r,o sistema de esquemas que orientan todas las opciones sin

..rnseguir la explicación cornpleta y sistemática' puede funda-

,',cntir Ia casuistica imprescindible para salvaguardar' en.cada

.rso, lo esencial, r.tr, " costa de un quebrantamiento de las

nnormas» que sólo existen como tales para el .iuridicismo de los

ctnólogos.

-áó ,i.rrd.r, a impedirle alcanztr la verdad objetiva de esa aprehensión ob-

jetivante: el acceso a ese conocimiento del tercer género PresuPone' en efecto'

qll. .rto se dote del medio de percibir 1o que. hace que el conocimiento.obje-

tiro d.l mundo social sea radtalmente irreductible a la experiencia primera

deesemundoqueconstruyelaverdaddecualquierexperienciaindígenadelmundo social.

1. Citando sólo a Saussu¡s¡ «La parte psíquica tamPoco está entera-

mente en juego: el lado ejecutiuo no está- implicado' pues la ejecución nunca

es obra de la masa; ,i.-p" es individual y el individuo siempre Ia domina;

t" U"-r..-o, la pakbrÁ (F. de Saussur e' Cours de linguistique générale' Pa'

rís, Payot, 1960, Págs' 37-38)'

t71

Page 90: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

Así pues, la transgresión del principio dc la preeminellciit

masculina que constituye la cesión a las mujeres de no sólo un¡¡

parte de la herencia, sino de Ia condición de heredero (h/re'

14 masculino y héretlre, femenino) es la óptima para llamar llatención del observador atento, es decir, preuenido, a todas lltestrategias desplegadas para defender los intereses (socialmente

definidos) del linaje o, lo que es equivalente, la integridad dcl

patrimonio. De igual modo que los etnólogos han reducido al

matrimonio con la prima de filiación paralela el sistema matri'monial de las sociedades bereberes y árabes porque ese tipo de

matrimonio, que no representa más que una estrategia matri'monial entre muchas, y no la más frecuente, forzosamente dc,'

bía parecerles el rasgo distintivo de ese sistema por referencia a

las taxonomías de la tradición etnológica, de igual modo la ma'

yoria de analistas han caracterizado el sistema sucesorio bearnés

por el nderecho de primogenitura integralr, que tanto podía fa-

vorecer a la hembra como al varón, porque la sujeción a los

constreñimientos de su cultura jurídica los condenaba a apre-

hender como un rasgo distintivo de ese sistema lo que no es

más que una transgresión de los principios en los que se mani-

fiesta todavíalañterza de los principios. En efecto, sólo la nece-

sidad de conservar a toda costa el patrimonio dentro del lina.ie

puede llevar a la solución desesperada que consiste en enco-

mendar a una mujer la tarea de asegurar la transmisión del pa-

trimonio, fundamento de la continuidad del linaje, en el caso

áe fuerza mayor constituido por la ausencia de descendiente

varón y sólo en este caso: es sabido que la condición de herede-

ro no recae en el primer vástago nacido, sino en el primer hijovarón, incluso cuando ocupa el último lugar en el orden crono-

lógico de los nacimientos. Este trastrocamiento de la represen-

tación tradicionalmente admitida se impone de manera indis-

cutible en cuanto se deja de considerar las reglas sucesorias o

matrimoniales como normas jurídicas, al contrario de lo que

hacen los historiadores del derecho que, incluso, y sobre todo,

cuando se basan en el estudio de actas notariales, meros regis-

tros de los fallos del sistema (actuales o potenciales), se mantie-

172

il..n rl tilt1r clistancil c<lnsiclc,retllr rlc lrt rt'rtlitlrrtl tlc l1ls 1>rácticas,

,' l,rs lttttro¡'rólogos quc, medilultc stts cstáticlts taxonomías' he-

r,'rt'irr las áa, ¿1 l"s ue.e, clel dcrecho romano' plantean falsos

¡,r,,lrlcmas tales como los que engendraría aquí la distinción ca-

,',',,ricl entre los sistemas áe sucesión monolineales y los siste-

rrr,rs bil¿rterales o de cognación'1'l'odo obliga, po, J contrario, a plantearse que el matrimo-

rri. ,.., f.,rtá de la obediencia a una regla ideal, sino el pro-

,lut'r<r de vna estrategid.que' como echa mano de los principios

¡,r'.rf undamente inteiiorizados de una uadición particular' pue-

ll.' ,"p.od.r.ir, más inconsciente que conscientemente' ésta o

,,,1,,i'lia de las soluciones típicas que distingue explícitamente esa

r,,r,lición. El matrimonio á. ."da uno de sus vástagos, primogé-

rrito o segundón, varón o hembra, plantea a la familia u1 p1o-

l,lcrna paíti.ula. que sólo puede "tól"t' recurriendo a todas las

l,.rsibilidade, ofr..id", poil"t tradiciones sucesorias o matrimo-

Iri.l"s p"ra garantizat L p.'pttt'"tión del patrimonio' Como si

t,,.lo, lo, -Idio, fueran b,,*o' para cumplir esa función supre-

rrra, puede recurrirse a e,t'"ttgi"i que las taxonomías del juridi-

.. i.,-,-to untropológico inducir"ían a considerar incompatibles'

tanto cuando se transgrede el nprincipio de la predominancia

rlcl linajer, tan estimaio po' Fortts, p-ara deiar en manos it I?:

,,r.rjerei la perpetuación del patrimonio como cuando se tlende

" -irri-ir". olrr.l.rro

" ".r,r1"., mediante artificios jurídicos si.es

necesario, Ias consecuencias nefastas para el patrimonio de las

concesiones inevitables al régimen bilateral de sucesión o cuan-

clo, más generalmente, se somete a las relaciones objetivamente

1. Los errores inherentes al juridicismo nunca se Presentan de modo

tan manifiesto como en los trabajás de los historiadores del derecho y de los

,.,ror, , lo, que su formación, y también la naturaleza de los documentos que

utilizaban (tales como, .,' p"ttit'I"', las actas notariales' amalgama de caute-

ir. ;"tfai.", producidas po' lo' "ot"ios

profesionales' conservadores de una

,."ái.i¿r, .r,rdirr, y de protedimientos efectivamente ProPuestos.por los uti-

lizadores de sus serviciás) inducían a canonizar en forma de reglas formales

las estrategias sucesorias y -'ttimo"i"les (véanse las notas bibliográficas' en

particrlarllas números 9, 10, 12 y 14' págs' 209-10)'

t73

Page 91: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

inscritas en el árbol genealógico a t«rrlas las rnani¡rulacioncs nc-

cesarias para justificar ex dnte o ex plst los paralelismos o laralianzas más conformes con el interés del linaje, es decir, con lilsalvaguarda o el incremento de su capital material o simbólico,nResulta que han descubierto que son parientes muy cercalx)§

de los X.r, decía un informador, odesde que éstos se han convcr-tido en "importantes", con la boda de su hija con el hijo de Y,,Se suele olvidar que los árboles genealógicos sólo existen conrotales, sobre todo, en las sociedades que carecen de escritura, gra-cias a la labor de construcción del etnólogo, el único capaz dchacer existir tota simul, o sea, en su totalidad en la simultanci-dad, en forma de un esquema espacial capaz de ser aprehendidouno intuitu y recorrido indistintamente en cualquier dirección,a partir de cualquier punto, la red completa de las relaciones dcparentesco a varias generaciones, de la que el conjunto de rela-

ciones entre parientes contemporáneos, que es un sistema de rela-ciones de aso db€rnatiuo, no representa en sí mismo más que unaparte.l Las relaciones de parentesco efectiva y actualmente co-nocidas, reconocidas, practicadas y, como suele decirse, nculti-vadasr, son, para la genealogía corustruidd,lo que la red de cami-nos realmente mantenidos, frecuentados y recorridos, y, por lo

1. Los cabileños distinguen explícitamente entre los dos puntos de vistaque se pueden adoptar sobre las relaciones de parentesco según la situación,o sea, según la función asignada a esas relaciones, es decir, tbaymath, el con-junto de los hermanos, y thadjadith, el conjunto de los descendientes de unmismo antepasado, real o mítico. Se invoca el thal,math cuando se trata deoponerse a otro grupo; por ejemplo, si el clan es atacado: es una solidaridadactual y activa entre individuos unidos por vínculos de parentesco reales, quepueden remontarse hasta la tercera o cuarta generación; el grupo que une el

thaymath representa sólo una sección, más o menos amplia, según las cir-cunstancias, de la unidad total de solidaridad teórica que designa el thadja-dith en cuanto conjunto de relaciones de parentesco genealógicamente fun-dadas. "Thaymath es de ahora, thadjadith es de ayerr, se dice, y con ello se

manifiesta que la ofraternidad, (thaymatb) represema un papel infinitamentemás real que la referencia al origen común, con la que más bien se expresa el

esfuerzo para justificar ideológicamente una unidad amenazada que el senti-miento de una solidaridad viva.

174

r;rrrto, fTtcilcs clc tollrar o, Ittci<lr tttirt, ltl t¡rtc t'l cspacitl lroclológi-

.«r, cs clccir, físictl, cle lt¡s rccorrickls y clc los itincrarios realm€n-

r.'' cfcctuadt)s es para el cspacio gcométrico de un mapa como

r.(.1)resenración imaginaria de todos los caminos y todos los iti-

ncrarios teóricamente posibles; y, ampliando la metáfora, las re-

lrrciones genealógicas no tardarían en borrarse, cual caminos

,,lr"ndonados, si no fueran objeto de un mantenimiento conti-

nr.ro, aun cuando sólo sean utilizadas de forma discontinua' Se

rrrenciona a menudo lo difícil que resulta restablecer una rela-

tión que no se ha mantenido en buen estado mediante inter-

cambios regulares de visitas, de cartas, de obsequios, etcétera'

(*No podeÁos dar Ia impresión de que sólo vamos para pedirles

,r,r favorr): del mismo modo que el intercambio de obsequios

oculta su verdad objetiva espaciando en el dempo unos actos

cuyo «toma y daca» revela de forma cínica su reversibilidad por

.l -.ro hecho de yuxtaponerlos en la sincronía, la continuidad

cle las relaciones mantenidas en el decurso del tiempo como si

sólo interesaran por sí mismas oculta la función objetiva de las

relaciones que c;n toda claridad pondría de manifiesto una uti-

lización discontinua de los beneficios que son susceptibles de

conllevar en cada caso. Como el mantenimiento de las relacio-

nes incumbe, evidentemente, a aquellos que, al ser los que más

beneficio esperan de ellas, no pueden alavez mantenerlas en es-

tado de funcionamiento y ocultar su función más que ucultiván-

dolas, continuamenre, la parte de los parientes nútiles, entre los

uparientes teóricos, detallados en la genealogía no para de cre-

..r, ,in que haga falta hacer nada para ello, a medida que uno se

eleva en las .ierarquías reconocidas por el grupo: en resumen'

son los sobrinos lát qu. hacen el nepotismo' Basta, en efecto'

con preguntarse por qué y cómo acuden a los poderosos todos

.ro, ^roúri.tor,

sobrirás nietos y sobrinos bisnietos para darse

cuenta de que si los más importantes son también los que tie-

nen las familias más importantes, mientras que los uparientes

pobres, son también los más pobres en parentela, es porque, en

ese ámbito como en cualquier otro, el capital va al capital, pues

la memoria de la parentela y la propensión a cuidarla es función

175

Page 92: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

tlc l..s lre ,cflcios nratc'ialcs «r s^irrrlxiric.s (r.c ,se ¡rucdc' crrr*eguir «r;¡1l¡iy¿ndo, los lazos fámiliarcs. l

Admitiendo que el matrimonio de cada uno de los hijos re,presenre para una familia el equivalente de una jugada

",., ,,,,u

partida de carras, se ve que el valor de esa jugadi (Jdibracl,, se '

gún los criterios del sistema).depende d. i"".alid"d d.l ,;;";;,,en el doble sentido, es decir, de la mano como conjunto rle: r,rrrtas.recibidas, cuya fuerza es definida por las ,.g1", a.f ¡.*g", fde la forma, más o menos hábil, de ,iilir^r las"cartas. Én i,rr,,_palabras, dado que las estrategias marrimoniales siempr.,. ;r;;"'p.onen, por lo menos en las familias más favorecidas, h"..i ,,,,nbuen matrimonio» y no sólo un matrimonio, ., d..ir, optirrri.zar los beneficios ylo minimizar ros cosres económicos o simbrl .

licos del matrimonio en tanro que transacción de un tipo mrryparticular, esas estrategias se rigen en cada caso por.l ,dor.l,ílpatrimonio material y simbólico que puede ,., i.rrr.rrido .u-i,transacción y por el modo d. tr".rr-irión del patrimo.rio qt,.define los sistemas de intereses propios de los difer..r,., p'r"-tendientes a Ia propiedad del p"t.i-ário asignándole, d.r.Jh,r,diferentes sobre el patrimonio según su sexo y su rango de naci-miento' Resumiendo, el modo de sucesión especifica,"en funcióllde criterios tales como el rango de nacimienio, r", posibilidadesmatrimoniales genéricamente vinculadas a lo, derc.ndi.rte, J.,una misma familia en función de ra posición de esa familia en iajerarquía social, identificada, d. m"rr.r, principal, p.ro .ro .*-clusiva, con el valor económico de su patrimonio.

Por mucho que sufunción primera y directa consista en pro_porcionar los medios,d, g .r^otir r la reproducción del li"";i, y,por lo tanro, la rep.odu.clón de su frrrr de trabajo, f" .rr.í.gí,

ll O sea, que Ia utilización de las genealogías como ideología tendentea justificar las estrucruras políticas ,,ig..r"t.. (..r".1 .".o de la tribí ,r"b., ;;;¡ielllo) no es más que un ."ro p"rtlul", y particularme",. ,ig"in.r,iJi.las funciones que pueden asignrrse

" 1". .r,rú.,ur., J. p"r.rr,...o.

176

rrr,rtr irrronirrl telnlrién ha de garantizar la salvaguarda del patri-rrorrio, y cllo cn un universo económico dominado por la esca-

r,'¿ tlt'l rlinero.l Como la parte del patrimonio tradicionalmentelr,'r,'.Lrtlr y la compensación pagada en el momento del matri-lnorri«r s«¡n, de hecho, lo mismo, es el valor de la finca lo que fija.l irrr¡r«rrte del adot (de adoutá, hacer una donación, dotar), el

r u,rl tlctcrmina, a su vez, las ambiciones matrimoniales de quientrcrrc'tlcrecho a é1, del mismo modo que el importe del adotexi-

¡ir.l., por la familia del futuro cónyuge depende de la importan-r r,r tlc los bienes de quien aspira a entrar en ella. De lo que resulta(lu(', por la mediación del adat,la economía regula los intercam-lrios rnatrimoniales, habida cuenta de que los matrimonios tien-,1.''¡r a celebrarse entre familias de posiciones parecidas desde una

¡rt'rspectiva económica. Indudablemente, no basta poseer una

lirrrn hacienda para ser una familia relevante: jamás serán consi-.|.'ladas tales las casas que sólo deben su rango o su riqueza a su.oclicia, a su tesón en el trabajo o a su falta de escrúpulos, y queson incapaces de manifestar las virtudes que cabe esperar de los

lirandes, en particular, la dignidad en el porte y el sentido del ho-rror, la generosidad y la hospitalidad; y, a la inversa, la cualidaddc familia relevante puede sobrevivir al empobrecimiento.2 La

1. La investigación que ha servido de base a estos análisis se efectuó en

1959 y en 1960, y se retomó luego, en 1970 y en 1971, enel pueblo al quellamaremos Lesquire y que está situado en el Bearne, en el corazón de la co-rnarca de colinas situadas entre el Gave de Pau y el Gave de Olorón.

2. En las ¡elaciones entre los sexos, era con ocasión de Ia celebración deuna boda cuando se afirmaba con mayor rotundidad la conciencia de la jerar-quía social: uEn el baile, un segundón de medio pelo (u caddet de petite garbu-re) no se acercaría demasiado a la segundona de los Gu. [campesino importan-te]. Los demás no habrían tardado en decir: "Es un pretencioso. Quiere sacar a

bailar a la primogénita de esa casa importante." Algunos criados bien parecidossacaban a bailar a veces a las herederas, pero no era frecuenre, fl.-P. A.). ¿Co-rresponde a una oposición clara en el ámbito económico la fuerte distinciónestablecida entre las ncasas relevantes, y los «pequeños campesinos, (lou pay-santots)?De hecho, aunque el historiograma que representa la distribución delos bienes raíces permita distinguir tres grupos, en concreto! las haciendas demenos de 15 hectáreas (175), las haciendas entre 15 y 30 hectáreas (96) y las

177

Page 93: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

w*

oposición que aleja de la masa clc krs carn¡rcsilr«rs a una «arist,-cracia, distinta no sólo por su capital rrratcrial, sino también prrsu capital simbólico, calibrado en fu,ción del valor del conjuirt,de la parentela, en ambos linajes y a lo largo de varias geneiacio-nes,1 por su estilo de vida, que ha de poner de manifiesto su res-

l)cto por los valores dcl horror (aurxtd,y por le consiclcración so-

. itl de la que es objeto, implica [a imposibili'l'd (dt,1:]::L:11:

rlcterminaios matrimonios considerados uniones desacertaoas'

l'lsos grupos de condición ni son del todo dependien-tes :f.::],,,do írrd.p.ndientes de sus bases económicas' y':""H::::il'rrlte la consideración del interés económico en el rechazo. oe ta

trnión desacertada, una «casa humilde' puede hacer grandes-sa-

r,rificios económicos para casar a una de sus hiias t"rr ',' ':l:':::génito de familia ,.lJ,r"nt.' (n¡Lo que he tenido qf tf:^ti.p'::.t"

cnlo."rl" donde estál Con las otras no Yoy a poder n"tt|"]l'rnientras que un primogénito de ufamilia relevante' pueoc rc-

chazarun partido -á;;".;;"1.'o dttdt el punto ot lt:l"::t-T"mico para^casarse de acuerdo con su rango' Pero el rnargen (re

disparidad admisible sigue siendo restringido' I' ti:l:it ::r.,-irrl determinado, l"as diferencias económicas tmptoen' oc

hecho, las uniones. Ét ,.,,,-tt', las desigualdades *: i:t::Ttienden a determinar puntos de segmentación parttcutTes' en

:linterior del campo dei"s pareja, páiblt', es decir' Iegítimas' qu.e

la posición d. ,r, f"-ili" l, ií;.,"'quía de los grupos de'condi-

ción social asigna obietivamenit ' t'd' indiuiiuo ('Madeleine'

la pequeña ¿. to, p.,',.;;;;;;;'u" i¿" aParar a casa de los

M., L.o F'r).Los principios que, mediante el adot' tienden't"t1"1t^::

*rtri-onio, .rr,r. ámilias demasiado desiguales' tolttt"t::-t1

de una especie de cálculo implícito de óptimos con eI Proposrr'u

de optimiza, ,t brr;i;;; *o*;nt 7 'i*b'iti'o susceptible de ser

proporcionado por ía transacción -matrimt'nial

dentro de los lí-

mites de la irrdepenáencia económica de la familia' se combi-

nan con los principios que otorgan la suprerni""'1":l::Y:ty la primací, "

lot p.iÁgénitoi para definir las estrategtas ma-

iri-tni"l.r. El privilegio"oro'g'áo al primouénito' mera retra-

ducción genealógica di la pri macía absoluta"conferida:l-:'^i.

tenimienlo de la integrid"á d.l patrimonio' y la preemt"t":]1

reconocida a lo, .rrieribro, ,"ron., del linaie. concurren' como

se verá, para propiciar una homogamia t"'itt' al prohibir a.los

hombres lo, *-",ri-o;i;r ;. abijo arriba, que podría suscitar

haciendas de más de 30 hectáreas (3 1 ), las líneas de división enrre esas rres circ-gorías nunca son muy marcadas. Los aparcer os (bourdls-mieytadés) y ros granjc-ros (bourdés en ffirme) son muy poco numerosos; las haciend". diñnuia,(menos de 5 hectáreas) y las grandes haciendas (más de 30 hectáreas) reprc-sentan una proporción ínfima en el conjunto, el 12,3 o/o y el 10,9 %0, respcc-tivamente. De lo que resulta que el criterio económico no tiene entidad paradeterminar por sí solo unas discontinuidades importantes. sin embargo, la per-cepción que se tiene de las diferencias de condición que marcan la oposiciónentre los dos grupos de familias es intensa. La familia relevante no sólo es reco-nocible por la extensión de su hacienda, sino también por todo un conjunto dcsignos, tales como el aspecto exrerior de la casa: se distinguen casas de dos plan-tas (maysous de dus souhs) o «casonas» (mayous dr meste) y las casas de una solaplanta, vivienda de los granjeros, aparceros y campesinos humildes; la ncasona,se designa también por el portón monumenral que da paso al patio. nlas chi-casr, afirma un soltero, nmi¡aban más el portón (lou pourtaté) gue el hombre.,

l. Así calculabaun informador cuando se le piiió q,l. .r,pli.r." por qudconsideraba que una boda reciente era un nbuen matrimonior: "El padre dela chica que fue [a casarse] a casa de Po. era un segundón de La. de Ábo, qu.vino a saint-Fausr para casarse en una buena casa. El primogénito de ra fami-lia, hermano de éste, había conservado la casa en Aboi; .r, Ár..t.o, pero lue-go se marchó a la sNCF [ferrocarriles nacionales franceses] a parís. se casócon la hija de La.-Si., un comerciante importanre de pardies. Todo eso lo séporque se lo oí decir a mi madre. De sus dos hijos, uno es médico en pa¡ís

[médico inrerno residente de un hospital], el otro es inspector de la sNCF. Elpadre de la chica que fue a casa de Po. es el hermano de ese personaje., Se hapodido comprobar en muchos orros casos que los agentes poseen una infor-mación genealógica totala escala del ámbito de matrimonio (lo que presupo-ne una movilización y una actualización permanentes de la competencia)i delo que resulta que un engañoso farol es prácticamente imposible i"Ba. es muyimportante, pero su familia, cerca de Au., es insignificante»), pues cualquierindividuo puede ser devuelto en cualquier momenro a su ,rerdad objetiá, esdecir, al_valor social (según los criterios indígenas) del conjunto de sus parien-tes a lo largo de varias generaciones. No ocurre lo mismo cuando se trata deun matrimonio lejano: oQuien se casa lejosr, dice el proverbio, «o e¡g¿6¿ 6 ..engañado [sobre el valor del producto].,

178 t79

Page 94: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

T*-

cl af'án de optir.ización del lrcncfic:i, r.atcrirrl y simbólico: clprimogénito no puede casarse demasiado arriba, no sólo por tc-mor a rener que devolver algún día el adot, sino también, y,sobre todo, porque su posición en la estructura de las reraciir-nes de poder doméstico resultaría amenazada, ni demasiad,abajo, por temor a deshonrarse con una unión desacertada yenconrrarse así ante la imposibilidad de poder dotar a los sc-gundones; en cuanto al segundón, q.r. pu.d. menos aún que clprimogénito afrontar los riesgos y los costes materiales y simbó-licos de la unión desacertada, tampoco puede, sin exponerse auna condición dominada y humillanre, caer en la teniación dccontraer un matrimonio manifiestamenre muy por encima dcsu condición. En la medida en que representaba para las fami-lias campesinas una de las ocasiones más impo.tante, de llevara cabo intercambios monerarios y, al mismoiiempo, intercam-bios simbólicos idóneos para afranzar la posición áe ras familiasaliadas en la jerarquía social y pana reafiimar al mismo tiempoesa jerarquía, el marrimonio, que podía dete¡minar el ,tr*.rr,o,la conservación o la dilapidación del capiti material y simbóli-co, constiruía, sin duda, la base de la dinámica y de la estáticade toda la esrructura social, evidentemente, dentro de los lími-tes de la permanencia del modo de producción.

El discurso jurídico, al que los informadores suelen recurrirpara describir la norma ideal o para dar cuenra de algún casosingular tratado y reinterpretado por el notario, ,educe a reglasformales, a su vez reductibles a formulas casi matemáti."s,"lrscomplejas y sutiles estrategias mediante las cuales las famirias,que son las únicas que tienen competencia (en el doble sentidodel término) en esas materias, tratan de navegar sorteando lospeligros conrrarios: cada segundón tiene derecho a una parredeterminada del patrimonio,l el adot, que, porque, .r g.rier"l,

1. Igual al rercio de la hacienda cuando la familia cuenra con dos hijos,la parte del hijo menor es de (p-p/4)/n, siendo entonces la parte d.l p.iáo-génito Pl4 + (P-P/4)/n, donde Pdesigna el valor atribuido il^h^.irid^y nel número total de hijos. Se procedía a la estimación lo más p...im po_

180

sc liqui<la cu cl monretrto clc la lloda, casi sicrrtPrc tn t-'-ttlli::

plrra evitar el fraccio¡amieuto dc la hacielrda, y, excepclonal-

,r',..r,a, en forma de parcela de tierra (mera fianza' entonces'

,i"-pr. susceptible di ,., rescatada mediante pago de. un im-

pur,á fi;^do d. ".r,.-rno),

a menudo se identifica equivocada-

rrlente con una dote, por'mucho que no sea más que la contra-

panida otorgada "

lor'*grrrdones a cambio de su renuncia a la

tierra. Pero es necesario, áquí también, no caer en el juridicismo

f,r., ,.rr.i,,ryendo las gerr.alogí", por la matriz catasual' presen-

raría como 1", ,ror-"i d. "pii.".ión universal de un nrégimen

sucesorio, tan irreal .orno ü, modelos mecánicos de los inter-

cambios matrimoniales, un procedimiento que sólo.ofrecería un

recurso úhimo al cabezade familia preocupado por Ia salvaguar-

¿" ¿. t" integridad del patrimonio.i La escasez extrema de dine-

,. frf"ia" (d"ebida, al menos en parte, a que la t\qt"zay.! to3;

dición social se ."tiUrrb"" ..r'p,i-tt iug"' ttt .fi::tul dd

tamaño de la hacienda) hace que, a pesar de Ia postLttltdad pro-

,ibG dJ, hr.ienda recurriendo, en caso de litigio, a exPertos locales',escogi-

clos por las diferentes partes. Se llegaba a unacuerdo sobre el preclo del <lor-

nal, (journadr) a. ."-por, U*quE, o helechales.tomando como base de la

valoración el precio ¿. ".*, á.ifguna finca del barrio o del pueblo vecino'

Esos cálculos eran bastante .""..o". y, por ello, aceptados Pot,toqot; ::,P:tg.*pf.,para la finca Tr. la estimación fue de 30'000 francos [hacia 19001'

Vivían allí el padre, Ia madre y seis hijos, un chico y:'::^:h.tt"::1^TT:-génito le d''.' tl ttt"to, o sea' 7'500 francos' Quedan 22'500 ttancos que nay

que dividir .., ,.i, p"rr..i ; ;t* de las 'egundt'nas

es de 3'750 francos'

que puede convertirse .., ¡.oob francos p"gáo' en metálico y 750 francos

de ajuar, como sábanas, toallas, trapos dt t*i"'' camisas' edredones' lou ca'

binet (elarmario), que siempre ,pott'b* la novia' 0'-P.'Ai)' r -- ^-^-/l. Todo par.ce irrdi.ri q,. .t l' trans[ormación de las actttudes econo-

micas y la introducción d. nr.uo, valores lo que' Presentand" ]: :::l"t^::imás que una comPensación de la equidad como un derecho verdadero soDre

.i frli-o,ri", h"il.r"do " 1o, campt'i"os bearneses a recurrir cada vez más

al empleo de las armas ol..i¿r, po' tl 'itrt-' .iurídico.y i lt:-tt^1lt]:' j"t l::

juristas que, conscientemente o no, rendían a producir la necestdad de sus

propios servicios por el mero hecho de formulailas estrate8ias matrf:::lf:o s,r..rori", en el lenguaje y lalógicadel derecho erudito y de cargarlas ast oe

virtualidades contrarias a su principio.

181

Page 95: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

porcionada por la cosrumbre de escalonar l«rs prrgos a lo largo clc

varios años, e incluso posponerlo, a veces' hasta el fállecimient«r

de los padres, el pago de la compensación resultaba a veces im-

posible: no quedaba más remedio entonces que recurrir al re-

p"r,o .r, el momento de la boda de uno de los segundones o dc

i, *tr.r,. de los padres, es decir, saldar los adots en forma de tie-

rras, con la esperanza de restaurar algún día la unidad del patri-

monio reuniendo el dinero necesario para recomprar unas tie-

rras vendidas para pagar los adots o dadas en forma de adots.l

Pero la finca familiar habría estado muy mal protegida si el

adoty, por ende, el matrimonio hubieran dependido totalmen-

te y en todos los casos del valor del patrimonio y del número

de herederos legítimos, y si no se hubieran conocido otros me-

dios para alejar la amenaza de la segregación, unánimemente

considerada una calamidad.2 De hecho, son los padres quienes,

1. En aplicación del principio según el cual los bienes de abolengo no

pertenecen t"nto rl individuo como ai linaje, el rotracto de sangre, o gentili-

cio, concedí, a cualquier miembro del linaje la posibilidad de recuperar la po-

sesión de cualesquieia bienes que hubieran sido alienados. ula "casa madre"

(la maysou maymne) conservaba "derechos de rerracto" (lous drets de retour)

,obr. i", tierras entregadas como dote o vendidas.' Es decir, ucuando se ven-

dían esas rierras, se .Áí, q,r. tal o cual casa renía derechos sobre ellas y se le

ofrecían en primer lugar, fl.-P. A.).2. Aunque no se haya pensado, en el momento de la investigación, en

proceder " urr" interrogación sistemática para tratar de determinar con qué

fr...r.rr.i" se producían las segregaciones en el decurso de un período deter-

minado, p"..i. qrr. Ios ejemplos son escasos, incluso excepcionales y, debido

a ello, fieimenre conservados por la memoria colectiva. Se cuenta así que, ha-

cia 1g30, las tierras y la casa de Bo. [una gran casona a dus solid fireron segre-

gadas entre los herederos que no habían sido capaces de entenderse amistosa-

Áe.rt., desde ese día, está iod, ucrurada por zanjas y seros» (toute *outzade de

barats ! de plecbs). (Había especialistas que venían de las Landas y que cava-

ban zanjas para dividir las propiedades.) uA resultas de las segregaciones, ocu-

rría a1re.es-que dos o tres matrimonios convivían en la misma casa, cada uno

con sus habitaciones y con su parte de las tierras. Es el caso de las haciendas

de Hi., Qu., Di. En casa de An. hay pedazos de tierra que nunca se ha podido

reintegrar. Algunos se han podido recomprar después, pefo no todos._ La se-

gr.g".1ó., .r."br.rn", dificultades terribles' En el caso de la hacienda dt Q"',

IU.).

como suele decirse, uhaceu al prinrrtgÚrrittl', y c{ifbrentes infor-

madores afirman que en tiempos pasados el padre era libre de

decidir según su santa voluntad el importe de la compensación

otorgada á 1o, ,.g,rrdones, pues ninguna regla fijaba las pro-

¡-ror.ior.r; en cualquier caso, sabiendo que en numerosas fami-

iia, los jóvenes matrimonios carecían, hasta el fallecimiento de

los uviejosr, de toda información y, a mayor abundamiento, de

cualquier control sobre las finanzas familiares (y" qut el fruto

d. todat las transacciones importantes' como las ventas de ga-

nado, quedaba bajo la custodia de la anciana dueña de la casa y

ua buen recaudo» guardado en el armario -lou cabinet-), cabe

la duda acefca de la aplicación literal de las reglas jurídicas, al

margen de los casos que el derecho y sus notarios tienen que

conocer, es decir, los casos patológicos, o los que produce por

anticipación el pesimisrno jurídico I 9ue, siempre previstos en las

capitulaciones, son estadísticamente excepcionales:1 en efecto,

el'cabezade familia siempre tiene la libertad de hacer de más y

de menos con las ureglas, (empezando con las del Código Ci-

vil) para favorecer, más o menos secretamente, a uno u otro de

,,r, ñi;or, con donaciones en metálico o con ventas ficticias (ba

bente, uhacer venta»). Nada sería más ingenuo que llamarse a

engaño con el término de nreparto,) que se emplea a veces Para

deiig.tat los uapaños» de familia que tratan de evitar la segrega-

ción de la hacienda, o sea, ula institución del heredero', efec-

,.gr.g"d" *"e tres hijos, uno de los segundones renía que dar la vuelta al ba-

r.rio f,"r" llevar los caballos a un campo alejado que le había sido atribuido,

(P. L.). oA veces, Para seguir siendo los amos, había primogénitos que ponían

sus tierras en venta [para presentarse ellos mismos como comPradores]' Pero

también pasaba a veces que no conseguían recomprar la casa' 0'-P'A')'1. Íodo hace suponer que ias innumerables cautelas con las que las ca-

pitulaciones proregen el adot, y que rraran de garantizar su uinalienabilidad,

,,, i-pr.r..iptibilidad y su carácter de no embargable' (garantías- y avales,

ucolocación,, etcétera), son fruto de la imaginación jurídica' Así, la separa-

ción de los cónyuges, es decir, Ia disolución de Ia unión, circunstancia que,

según las capitulaciones, implicaría la restitución de la dote, es algo descono-

cido en la sociedad campesina.

1ll

183

Page 96: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

tuada las más de las veccs arnis(os:rnrcrrrc (lo quc no cxcluyeque se selle medianre una capitulación firmada anre notario),en el momento de la boda de uno de los hijos, y otras vccsrmediante tesramenro (muchos procedieron así, en 1914, al par-tir al frente): tras valoración previa de la hacienda, el cabeza dcfamilia definía los derechos de cada cual, del heredero, que pe.día no ser el primogénito,r y de los segundones, que aprobabaua menudo de buen grado disposiciones más ventajosas para clheredero que las del Código Civil e incluso que las de los usosy costumbres y que, cuando su boda daba pie a un procedi-miento de ese tipo, se les daba una compensación cuyo equiva-lente recibirían los demás segundones bien en el momento clc

su boda, bien al fallecer los padres.Pero, una vez más, también sería llamarse a engaño y cact

en la trampa del juridicismo ir multiplicando los ejemplos dc:

transgresiones anómicas o reguladas de las supuestas reglas succ-sorias: aunque no sea seguro que, como afirmaban los antigurlsgramáticos, nla excepción confirme la reg,lar, tiende en cualquier'caso, en tanto que tal, a acredit ar Ia existencia de la regla. De he-cho, hay que tomar en serio las prácticas que evidencian que to-dos los medios son buenos para proteger la integridad del patri-

1. El cabeza de familia podía sacrificar, en aras del interés del patrimo-nio, la norma consuetudinaria que exigía que el título de heredero recayeranormalmente en el primogénito varón: así ocurría cuando el mayor era in-digno de su rango o existía alguna ventaja real si heredaba otro hijo (porejemplo, en el caso de que un segundón pudiera fácilmente propiciar por sumatrimonio la unión de dos fincas colindantes). El cabeza de familia poseíauna autoridad moral tan grande y tan unánimente aprobada por todo el gru-po que el he¡edero, según los usos y cosrumbres, no tenía más remedio queacatar una decisión impuesta por el anhelo de garantizar Ia continuidad de lacasa y dotarla de la mejor dirección posible. El primogénito perdía automáti-camente su tírulo si abandonaba la casa, pues el heredero era siempre, comovemos aho¡a con claridad meridiana, aquel de los hijos que se quedaba en elterruño, en casa. E incluso vemos ahora a ancianos cabezas de familia sin hi-jos que buscan, no siempre con éxito, a un verdadero heredero, es decir a unpariente, por le.jano que sea -un sobrino, por ejemplo-, que acepre quedarseen la finca y cultivar la tier¡a.

184

nr()nio y para cvitar las virtualidades clc clivisión de la hacienda

l;rrniliar como conjunto de relaciones concurrentes de apropia-

. irln del patrimonio que representa cada matrimonio' Todo su-

.. crlc como si todas las estrategias se engendraran a partir de un

rrrirncro reducido de principio implícitos. El primero, la prima-

, írr de los hombres sobre las mujeres, hace que, aunque los dere-

.llos de propiedad puedan transmitirse a veces por mediación

,lc las mujeres y, en abstracto, se pueda identificar la familia (la,,1'¿¡;¿r), grupo monopolista definido por la aPropiación de un

t«lnjunto determinado de bienes, con el conjunto de quienes os-

t('ntan derechos de propiedad sobre ese patrimonio, indepen-

(licntemente de su sexo, la condición de heredera sólo puede re-

(acr en una mujer, como hemos visto, en última instancia, es

rlccir, en ausencia de herederos varones, ya que las hijas están

c<¡ndenadas a la condición de segundonas, independientemente

.lc su orden de nacimiento, por la mera existencia de un único

c:hico, aun siendo el más joven; cosa que se comprende cuando

se sabe que la condición de ncabeza de la casa, (capmaysoué), de'

positario y garante del apellido, del buen nombre y de los inte-

reses del grupo, implica no sólo derechos sobre la hacienda, sino

mmbién el derecho propiamente político de ejercer la autoridad

dentro del grupo, y, sobre todo, de representar y de implicar a la

familia en sus relaciones con los otros grupos.l Dentro de la ló-

gica del sistema, ese derecho sólo puede corresPonder (a larnuerte de los padres) a un hombre, o sea, al mayor de los agna-

dos, o, en su defecto, al marido de la heredera, heredero a traYés

de las mujeres que, al convertirse en el representante del linaje,

tiene que sacrificar en algunos casos incluso hasta su apellido en

l. El jefe de la ucasa, tenía el monopolio de las relaciones exteriores y,

en particular, de las transacciones importantes, las que se trataban en el mer-

cado, con 1o que se veía investido de la autoridad sobre los recursos moneta-

rios de la familia y, con ello, sobre toda la vida económica. Confinado en la

casa las más de las veces (lo que contribuía a reducir sus posibilidades de ma-

trimonio), el segundón sólo podía adquirir cierta independencia económica

acumulando (por ejemplo, con el fruto de una pensión de guerra) un Peque-ño peculio envidiado y respetado.

185

Page 97: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

tr

:tras cle la ucasa, que se lo ha apropiatkl lrl P.ncr entre sus manossus tierras.r El segundo principio, la prirnacía del primogénitosobre los segundones, tiende a hacer del patrimonio el veidade-ro objeto de las decisiones económicas y políticas de la familia.¿Al identificar los intereses del cabeza de familia designado conlos intereses del patrimonio se rienen más posibilidaáes de de-terminar su identificación con el patrimonio que con cualquierotra norma expresa y explícita. Afirmar la indivisibilidad del po-der sobre la tierra, otorgado al primogénito, equivale a afirmarla indivisibilidad de la tierra y a determinar al primogénito aconvertirse en su defensor y garante.3 En resumen, basta conplantear la ecuación fundamental que hace que la tierra perte-

1. Para convencerse de la autonomía relativa de los derechos políticos enrelación con los derecho.s de propiedad, basta considerar las formas que adoptala gestión del adot. Por mucho que la mu.jer siguiera conservando t.Lri.r-..r-te la propiedad del adot (pues la obligación de restituir el equivalente en canti-dad y en valor siempre podía llegar a volverse efe*iva), el marido ostentaba lafacultad de hacer uso de él y, una vez asegurada la descendencia, podía utili-zarlo para dotar a los segundones (las limitaciones a su derecho de usufructoeran, evidentemente, más estrictas, ya que se trataba de bienes inmuebles, y,en particular, de tierras). Por su lado, como la mujer tenía sobre los bienesaportados por su marido idénticos derechos a los de un hombre sobre la dotede su esposa, los padres de la esposa disponían de las rentas producidas por rosbienes aportados por su yerno, los cuales administraban mientras vivían.

2. Cada vez que se ponen, como sujeto de la frase, nombres colectiuos ta-les como la sociedad, la familia, etcétera, habría que pregunrarse si, como re-queriría un empleo riguroso de esa clase de conceptos, el grupo en cuestiónconstituye reaimente una unidad, por lo menos en el planteamiento directa-mente considerado, y, en caso de respuesta positiva, a través de qué mediosse aicanza esa unificación de las represenraciones de las prácticas á de los in-tereses. El problema se plantea aquí con especial agudeza, puesto que la su-pervivencia de la casa y de su patrimonio depende de su aptitud para conser-var la integración del grupo.

3. Prueba de que el uderecho de primogenitura» no es más que la afir-mación transfigurada de los de¡echos del patrimonio sobre el primogénito, laoposición entre primogénito y segundones sólo es pertinente en las familiasdotadas de patrimonio y carece de significado para los pobres, minifundistas,obreros agrícolas o criados (oNo hay primogénito ni segundón,, dice un in-formado¡, ocuando el comedero está vacío»).

186

ltczca al primogénitr) y quc cl llrilrrogÚnirtl perrcnczca a la derra,

(lue la tierra herede, pues, clc rluic. la hcreda, para establecer

una estructura generadora de prácticas conformes con el impe-

radvo fundamental del grupo, es decir, la perpetuación de la in-

tegridad del patrimonio.Pero seria una ingenuidad creer que, a Pesar de la labor de

inculcación ejercida por la familia y conrinuamente reiterada

por todo el grupo, que recuerda machaconamente al primogéni-

io, ,obr. todo' de casa releYante, los privilegios y los deberes

vinculados a su rango, la identificación se lleva siempre a cabo y

siempre sin conflictos ni dramas. Los fracasos de la labor de in-

.trI.".iótt y de reproducción cultural hacen que el sistema nun-

ca funcione como un mecanismo y que no ignore las contradic-

ciones entre las disposiciones y las estructuras que pueden ser

percibidas como conflictos entre el deber y el sentimiento, ni

ios ardides üamados para asegurar la satisfacción de los intereses

individuales dentro de los límites de las conveniencias sociales.

Por ello los padres, que, en otros casos, podían modificar libre-

mente los usos y costumbres para satisfacer sus inclinaciones

(permitiendo, por ejemplo, que su hijo predilecto amasara un

modesro peculio),1 se senrían obligados a prohibir las uniones

des".ert"áas y a imponer, pasando por encima del sentimiento,

las uniones más idóneas para la salvaguarda de la estructura so-

cial salvaguardando la posición del linaje dentro de esta estruc-

tura; o, dicho de otro modo, a conseguir del primogénito que

pagarael precio de su privilegio subordinando sus propios inte-

i.*t "

losdel linaje: nYo he visto renunciar a una boda por cien

francos. El primogénito quería casarse. "¿Cómo vas a Pagar a

tus hermanos menores? ¡Si quieres casarte con ésa, vete!" En

casa de Tr. había cinco segundonas; los padres habían estableci-

1. De los muchos subterfugios para favorecer a un hijo, uno de los más

corrientes consistía en otorgarle, bastante antes de que se casafa, dos o tres ca-

bezas de ganado qu., .rrtr.grdrs en gasalhes (contrato amistoso mediante el

.,r¡ ,. .rrlr.g"n a un amigo de toda confianza, tras haber evaluado su valor'

una o varias ."b.r", de ganado, se reParten los productos entre las partes' así

como los beneficios y las pérdidas sobre la carne), producían buenas ganancias.

t87

Page 98: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

do un régimen de favor para el prirrrogénito. Siempre le clabnnel mejor bocado, y lo trataban a cuerpo de rey. A menudo Lumadres miman a sus primogénitos hasta que empiezan a hablarde casarse... Para las hijas, ni carne ni nada. Cuando llegó elmomento de casar al primogénito, rres hijas ya estaban casadas,

El chico quería a una muchacha de La. que no renía un cénri-mo. El padre le dijo: "¿Quieres casarte? He pagado [por] tres detus hermanas, has de traer dineros para pagar [por] las dos clrre

quedan. La mujer no está hecha para ser puesra en el aparaclor(lou bachiri), (es decir para lucirla). Ella no tiene nada. ¿QuCpuede aportar? ¿Su sexo?" El muchacho se casó con una hija deE. Y recibió una dote de 5.000 francos. El matrimonio no fun-cionó. Él empezó a beber y se embruteció. Murió sin hijos.rrLos que querían casarse en contra de la voluntad de los padrcsno tenían más remedio que abandonar la casa y correr el riesgode verse desheredados en beneficio de otro hermano o hermana.Pero, obligado a mostrarse a la altura de su rango, el primogéni-to de casa relevante, más que cualquier etro, en ningún caso po-día recurrir a semejante extremo, en flagrante ruprura con todaslas normas del grupo: nEl primogénito de Ba., el más relevantede Lesquire, no se podía marchar. Fue el primero del puebloque llevó chaqueta. Era un hombre importante, concejal delayuntamiento. No podía emigrar. Y, además, tampoco era ca-paz de ganarse la vida. Estaba demasiado "enseñoritingado" (en-moussurit, de moussü, señor), 0.-P.A.). Por otra parre, mientraslos padres viviesen, los derechos del heredero sobre la finca per-manecían virtuales, de modo que no siempre disponía de los

l. La continuación de la historia no es menos edificante: nTras una se-

rie de peleas, hubo que devolver la dote a la viuda, que regresó a su casa.

Poco después de la boda del primogénito, hacia 1910, una de las segundonasse casó en La., también con una dote de 2.000 francos. Cuando estalló laguerra, hicieron volver a la segundona que estaba casada en casa de S. [unafinca colindante] para que ocupara el puesto del primogénito. Las orras se-

gundonas, que vivían más lejos, se enfadaron mucho por esa elección. Peroel padre había optado por una hija casada con un vecino para incrementar elpatrimonio, 0.-P.A., 85 años en 1960).

188

lrrecli«ls ltcccsalios p¿lra IItlrntcttLrr stt l'llll8(), y tcnía ttretlos liber-

trrcl que los segundones de su fanrilia, o clue krs primogénitos de

,,,,rgi, irrf.rior: uEl padre "solt*ba" ¡ls cuartos con mucha parsi-

,,,.,ii"... A menudá, no tenían ni para salir. Los jóvenes trabaia-

l,rrn y los viejos se quedaban los cuartos. Los había (segundones)

,¡u. ,. ganaban algún dinero de bolsillo fuera de casa: se coloca-

li",-, d.ri"nt. una iemporada como cocheros o como jornaleros'

Así tenían un poco de dinero, del que podían disponer a su an-

to.io. A r.ces, cu"ndo se iba al servicio militar, al segundón le

claban un pequeño peculio (u cabau): un rinconcito de bosque

clue podía ixplotar, o dos corderos, o una vaca, lo que le permi-

tía ganarse algún dinero' A mí me dieron una vaca, que entre-

grá ,r, ,tt igo en gasalhes. Los primogénitos, muy a menudo,

,ro terría.t t rd" y no podían salir. "Lo tendrás todo" (qu'at abe'

rds tout), decían los padres' y, mientras, no soltaban ni un cénti-

mo.»i Así pues, la autoridad de los padres, que constituía el ins-

trumento principal de la perpetuación del linaje cuando los

intereses de los padres coincidían con los del linaje, el caso más

frecuente, podía volverse en contra de su fin legítimo y obligar

al celibato, único medio de oponerse a un matrimonio rechaza-

do, a los primogénitos que no podían rebelarse contra la impo-

sición de sus padres ni renunciar a sus sentimientos'2

1. Esta fórmula, a menudo expresada irónicamente Porque viene a ser

el símbolo de la arbitrariedad y de la tiranía de los nviejosr, conduce al prin-

cipio de las tensiones específicas engendradas por todo mod.o de transmisión

il podm y de los priuilegior que' como éste, hace pasar sin transición de la

.1"r. d. lá, he.edero. que no tienen nada a la de propietarios legítimos:_se

rrata en efecto de conseguir que los herederos acepren las servidumbres y los

sacrificios de un estado de Áinoría de edad prolongado en nombre de las

gratificaciones lejanas relacionadas con el mayorazgo'

2. Todala crueldad de esta situació Í teratulogica, desde el punto de vis-

ra de las normas mismas del sistema que erige la continuidad del linaje en el

valor supremo, está presente en este testimonio, recogido en bearnés, de. un

,riejo soitero (I. A.), nacido en 1885, artesano y domiciliado en el pueblo:

"Empecé atrabi1ar en el taller justo al acabar el colegio, con mi padre' Fui

liamado a filas en 1905 y serví en el XIII regimiento de cazadores alpinos, en

chambéry [...]. Al cabo de los dos años de servicio militar, volví a casa. Em-

189

Page 99: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

Pero el estudio de estos casos patológi.or, ,i.-pre excepcio"nales, en los que la autoridad ha de afirmarse expresamente pari¡reprimir los sentimientos individuales, no ha de hacer olvidar tr¡.dos los casos en los que la norma puede permanecer tácita por-que las disposiciones de los agentes se ajustan objetivamente a las

estructuras objetivas, pues esta nconyeniencia, espontánea obviacualquier recordatorio de las conveniencias. ¿Cómo obtener delos segundones, los sacrificados por la ley de la tierra, lo que n«l

siempre se consigue sin esfuerzo del heredero, el privilegiado delsistema? Indudablemente, no hay que olvidar, como incitaría a

hacerlo la autonomización de las estrategias matrimoniales, quclas estrategias de fecundidad también pueden contribuir a resol-

pecé a salir con una chica de Ré... Habíamos decidido casarnos en 1909. Ellnaportaba una dote de 10.000 francos con el ajuar. Era un buen partido (u bouparti). Mi padre se opuso formalmente. En aquel entonces, el consentimien-to del padre y de la madre era imprescindible [a la vez ujurídicamenre» y ma-terialmente; sólo la familia podía garantizar uel menaje completo, -lou mé-nadje garnit-, es decir, los enseres domésticos: el aparador, el armario, la caja

de la cama -el arcalheyt-, el somier, etcétera]. ttNo, no debes casarte." No medijo sus razones, pero me las dio a entender: "No necesitamos a una mujeraquí." No éramos ricos. Habría sido una boca más que alimentar, y ya esta-ban mi mad¡e y mi hermana. Mi hermana sólo se marchó de casa durante seis

meses, después de su boda. En cuanto enviudó, regresó y sigue viviendo con-migo. Por supuesto, podría haberme marchado. Pero anres que el primogéni-to se instalara con su mujer en una casa independiente era una vergienza [uescarni, es decir una afrenta que cubre de oprobio tanto al autor como a lavlctima]. La gente habría supuesto que nos habíamos peleado. No había queexponer en público los conflictos familiares [...]. Quedé muy tocado. Dejé deir a bailar. Todas las chicas de mi edad estaban casadas. Y las otras ya no meatraían [...]. Cuando salía los domingos, era para jugar a las cartas; a veces

echaba un vistazo al baile. Pasábamos las veladas entre hombres, jugábamos a

Ias cartas y luego regresaba a casa hacia media noche., El testimonio del in-formador coincide con el del interesado: oP.-L. M. [artesano del pueblo, 86años en 1960] nunca tenía cuanos para salir: no salla nunca. Otros se habríanrebelado contra el padre, habrían tratado de ganar algún dinero fuera de casa;

él se dejó dominar. Tenía una hermana y una madre que sablan todo lo quepasaba en el pueblo, fuera cierto o falso, sin salir nunca. Ellas dominaban lacasa. Cuando él habló de casarse, ellas hicieron piña con el padre. "¿Para quéuna mujer? ¡Si ya hay dos en casa!", 0.-P.A.).

190

vc:r la dificultacl, haciéndola clcsallarcccr, ctlltlldo, con la compli-

cidad del azar biológico que hace c¡uc e[ primogénito sea un va-

rrin, se puede dejar Ia sucesión en manos de un hijo único' En

cfécto, lo, prdr., pueden ejercer una acción sobre la mano limi-

tando el número á. ."r,", cuando están satisfechos con las que

han recibido: de ahí la importancia capital del orden de apari-

ción de las cartas, es decir delazar biológico que hace que el pri-

mogénito sea un chico o una chica. La relación que vincula las

.life"rentes estrategias de reproducción que son las estrateSias de

f-ecundidad y las estrategias matrimoniales hace que, en el primer

caso, se pueda limitar á ést. el número de hijos y 1o :'el otro

caso. si Ia llegada al mundo de una hija nunca es recibida con en-

tusiasmo (nCuando nace una hija en una casa», dice el proYerbio'

«cae una viga maestrar), es porque rePresenta, en todos los casos'

una carta ,ial", por mucho que' puesto que se mueve de abajo

arriba, ignore los obstáculos sociales que se imponen al varón y

pueda, J. h..ho y de derecho, casarse por encima de su condi-

ción, heredera, es decir, hija única (un caso nada frecuente, pues-

to que siempre se espera tener un uheredero'), o hermana mayor

de ,t a o ,"iim hermanas, sólo puede garantizar la conservación

y la transmisión del paüimonio exponiendo e[ linaje, puesto

q,r., .. caso de matrimonio con un primogénito, la ncasa' resul-

á, ., .i.rto modo, anexada a otra y que, en caso de matrimonio

con un segundón, el poder doméstico queda en manos (después

de la mueite de 1os padres al menos) de un forastero; a la hija me-

nor sólo se la puede casar, y, por lo tanto, dotar, porque no es de-

seable, como en el caso de un chico, que se Yaya lejos ni que se

quede en la casa, soltera, debido a que Ia fuerza de trabajo que

p.r.d. prestar no está en consonancia con la carga que impone'1

1. podía ocurrir, en las familias relevantes que contaban con los medios

para permitirse ese gasto adicional, que los padres se las arreglaran Para que

,rr, á. h, hijas se qir.dr* en la casa. «En casa de L', de D', Marie era la pri-

mogénita, pádtí, h"b..t. casado. Acabó convertida en la segundona y' como

todl .il"r, .. pasó la vida haciendo de criada sin cobrar. La embrutecieron.

No hicieron gran cosa para que se casara. Así la dote quedaba en casa, todo

quedaba en casa. Cuida de los padres ahora.'

191

Page 100: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

qr-.:

Supongamos ahora el caso en cl que en la descendenciahay, por lo menos, un varón, independientemente de su rango:el heredero puede ser hijo único o no, y en este último casr¡

puede haber un hermano (o varios) o una hermana (o varias) o,un hermano y una hermana (o varios hermanos y/o hermanasen proporciones variables). Cada uno de estos juegos que pre-senta, por sí mismo, unas posibilidades muy desiguales de éxj-to con una estrategia equivalente, antoriza diferentes estrate-gias, desigualmente fáciles y desigualmente renrables. Cuand«lel heredero es hijo único,r el único juego, desde la perspecrivade la estrategia matrimonial, estribaría en la obtención, me-diante el matrimonio con una rica segundona, de un adot lomás abultado posible, es decir, en una entrada de dinero sincontrapartida (tan sólo un déficit de alianzas), si la búsquedade la optimización del beneficio material o simbólico que cabeesperar de la boda, recurriendo incluso a estrategias de engañomediante el farol (siempre muy difíciles y arriesgadas en ununiverso de conocimiento mutuo casi perfecto), no estuvieralimitada por los riesgos económicos y políticos implícitos enun matrimonio desproporcionado o, como suele decirse, deabajo arriba. El riesgo económico lo representa el tournadot, elreintegro o devolución de la dote que puede exigirse si el mari-do o la esposa fallecen antes del nacimienro de un hijo, el cualprovoca unos remores desproporcionados con su probabilidad:nSupongamos que un hombre se casa con la hija de una fami-lia relevante, que le aporra una dote de 20.000 francos. Lospadres del marido le dicen: "Coges los 20.000 francos, con-vencido de hacer un buen negocio. De hecho, estás labrandotu ruina. Has recibido una dote mediante capitulaciones. lJnaparte te la vas a gasrar. Supón que suñes un accidente. ¿Cómovas a devolver el dinero si tienes que hacerlo? No podrás." Esque casarse cuesta muy caro, hay que cubrir los gastos de lafiesta, arreglar la casa, etcérera, (P. L.). Por regla general, se

1. El peligro de que desaparezcael linaje debido al celibato del primo-génito es prácticamente nulo en el período orgánico del sistema.

t92

cvitaba tocar el adot, por temor a que uno u otro de los cónyu-

ges pudiera fallecer antes de que nacieran los hijos.r El riesgo

que se puede llamar político está, sin duda, tomado más direc-

tamente en consideración en las estrategias, Porque incide en

uno de los principios fundamentales de todas las prácticas: la

disimetría que la tradición cultural establece a favor del varón

y que obliga a adoptar un punto de vista masculino para valo-

rar un matrimonio (ude arriba abajo, significa siempre, implí-citamente entre un varón de rango inferior y una mujer de

rango superior) hace que, exceptuando los obstáculos econó-

micos, nada se oponga a que una primogénita de familia hu-milde se case con un segundón de familia relevante, mientras

que un primogénito de familia humilde no puede casarse con

una segundona de familia relevante; y también hace que, de

todos los matrimonios que la necesidad económica impone,

sólo cuenten con reconocimiento pleno las uniones en las que

a la disimetría que la arbitrariedad cultural establece en favor

del varón se suma una disimetría de mismo sentido entre las

situaciones económicas y sociales de los esposos. Cuanto más

elevado es el importe del adot, en efecto, tanto más reforzada

resulta la posición del cónyuge adventicio. Por mucho que,

como hemos visto, el poder doméstico sea relativamente inde-

pendiente del poder económico, el importe del ad.ot constituyeuno de los fundamentos de la distribución de la autoridad en

el seno de la familia y, en particular, de lafuerza de la que dis-

ponen la suegra y la nuera en el conflicto estructural que las

1. Pagado normalmente al padre o a la madre del cónyuge, y sólo ex-

cepcionalmente, es decir, sólo en el caso de que ya no tuviera padres, al pro-

pio heredero, el adot rcnía que integrarse en el patrimonio de la familia resul-

tante del matrimonio; en caso de disolución de la unión, o de fallecimiento

de uno de los cónyuges, pasaba a manos de los hijos, cuando los había, y el

cónyuge superviviente conservaba el usufructo o, en el caso contrario, volvía

a la familia de quien lo había aportado. Algunas capitulaciones prevén que,

en caso de separación, el suegro puede limitarse apagaf los intereses del adot

aportado por el yerno, que puede esperar reincorPorarse a la familia en un

caso de reconciliación.

t93

Page 101: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

w:

cnficnta. l Por ello, en tanto tltrc «ltrcirrr y scñora del hogar, llmadre que, en otros casos, podía utilizar todos los medios a srtalcance para impedir una boda ude arriba abajor, era la prirnc-ra en oponerse a la boda de su hijo con una mujer de concli-ción demasiado elevada (relativamente), consciente de que so.metería más fácilmente a su autoridad a una muchacha rleorigen humilde que a una de esas jovencitas de familia imp«rr-tante de las que se dice que «enrran [como] dueñas de la casa,(qu'ey entrade daune) en su nueva familia.2 El nmatrimonio dcabajo arriba» representa una amenaza para la preeminencia qucel grupo reconoce a los miembros varones, tanto en la vida io-cial como en el trabajo y en los asunros domésticos y, al defen-der su autoridad, es decir, sus inrereses de dueña y senora de l,r

casa, la suegra no hace más que defender los intereses de su li,naje de las usurpaciones exteriores.3

Nunca es un importante el riesgo de disimetría que cuando

1. Se solía decir de una mujer autoritaria: nNo quiere soltar el cucha-rón», símbolo de la autoridad sobre el hógar. El manejo del cucharón es elat¡ibuto de la dueña de la casa: en el momento de sentarse a la mesa, mien-tras la olla hierve, ella echa las ¡ebanadas de pan en la sopera, y vierte en elrael_potaje y las legumbres; cuando todo el mundo está sentado, lleva la soperaa la mesa, remueve la sopa con el cucha¡ón, y luego coloca el -"rgo ., di-rección al cabeza de familia (abuelo, padre o tío), que se sirve e, piime, lu-gar. Mientras, la nuera hace otra cosa. Para recordar a la nuera cuál es su lu-gar, la suegra le dice: oTodavía no re doy el cucharón.,

2. La evocación de la transacción matrimonial es el argumento últimoen_los conflictos por el poder doméstico: uCuando se aporta io que has apor-tado tú..., (dap 9o qui as pourtat). Y, de hecho, el desequilibrio inicial .,

",,,.-ces de tal calibre que sólo tras el fallecimiento de la suegra podrá decirse de lajoven nuera: uAhora ia nuera es daune.,

. 3. De hecho, el peso relativo de los cónyuges en la estructura del poderdoméstico es el fundamento de las estrategias matrimoniales de la familia,pues la madre está tanro más en disposición de seguir la senda abierta por sumatrimonio, es decir, de casar a su hijo en su pueblo o en su ba¡rio de ori-gen, y, por lo tánto, de reforzar con ello su posición dentro de la familia,cuanto más importante es la dote que ha aportado. Lo cual equivale a decir-y veremos otras pruebas más adelante- que en cada boda se implica toda lahisroria matrimonial del linaje.

194

str primogéuit<t sc c¿lsa con una scgtrnrklnu dc farnilia numerosa:

crr vista d"e la equivalencia aproxinrativrr (quc Pone de manifies-

to la anfibologi, de la palabia adot) enue el adot abonado en el

n)omento de Ia boda y la parte del patrimonio correspondiente'

cstando todo a l" p", ..tti. los patrimonios que tienen posibili-

,l,rdes de aparejar;e, el ad.ot de una muchacha de familia muy

rica, pero muy numerosa, puede no ser superior al de una. se-

g.,rrdorr, única de familia media. El equilibrio que se establece

crlronces, aparentemente, entre el valor del adot aportado y el

valor del patrimonio de la familia puede ocultar una discordan-

.i" gerre.ádora de conflictos en la medida en que la autoridad y

la pietensión a la autoridad dependen ranto del capital material

y sirnbólico de la familia de origen como del importe de la dote.

i-a bod" de un primogénito .oÁ,r," primogénita plantea con la

m¿íxima ^gudri^.IpÁbl.*" de la autoridad política en la fami-

lia, sobreiodo,.rrrndo existe una disimettiaafavor de la here-

dera. Salvo en los casos en que, asociando a dos vecinos reúne

dos fincas, este ripo de matrimonio tiende a instalar a los cón-

yuges en la inestatilidad entre los dos hogares, cuando no es en

i" Lp"r".ión pura y simple de las residencias. En el conflicto

abierto o lr*rdo a Propósito de Ia residencia, 1o que se dirime'

aquí como e.t tod"s partes, es la dominación de uno u otro lina-

je, es la desaparición de una «casa» y del apellido vinculado.a

.llr.' T"l ,., porq*. la cuestión de los fundamentos económi-

l.Nodejadesersignificativoque,entodosloscasosreferidos'lasfincasmomentáneam..t,. ..,r.ti-d", se seParen a menudo a partir de la generaciónsi-

guiente, pues cada uno de los hiioi recibe una.de ellas como herencia' fuí' dos

á. lr. fr-ilir. más relevantes de Lesquire habían acabado uniéndose gracias

a la boda de dos herederos que seguían viviendo cada uno en su casa (uno se

sabe cuándo se juntaban prm h"..i a sus hijos'): el mayor de sus hijos (nacido

hacia 1890) ...ibi¿ l, finca del padre, ei primer hermano menor Ia de la ma-

dre, la primera segundona, ,r-r"h.,., heredada de un tío sacerdote' otras dos

,.g,rrrdorr"., ,..tdá, ."rm en el pueblo. Cuando se Pregunta acerca de l3s m.a-

t.i"-orio, entre primogénitos, ia reprobación que suscitan es siempre la mis-

*" y r. .*p*r" .., 1o. áir-o. térr.ti.,o,, uEs el caso de Tr'' que se casó con lá

ni;" a. O* Se pasa la vida yendo de una finca a la. otra' Siempre está de cami-

,rá, ,rrrn., .stáionde debeiía estar. La presencia del amo es necesaria' (P' L')'

195

Page 102: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

(:()s (lcl lx)dcr cl()r1róstico sc ¡lr,rtlrr (.rr (.stc clrso co,, ,rás rr,,rlistrto quc cn otros,l y porquc, c<ln cllo, las represer-rtaci«lrrcs ylas

.estrategias esrán más ceica .c la verdad oü;.tirr", 1,. ,,;;,dad bearnesa sugiere que la sociología de la ámili", o,, ir,, ,cuentemente pasto de los buenos sentimientos, podría no s(.1

Tir q."..un caso particular de la sociología polii.", i_;;.;;;ción.de los cónyuges en las relaciones i, furrr ao*¿.i,i,,,*y, hablando como Max §7eber, sus posibilidades de éxi«r c.,r l¡rivalidad por la autoridad familiar, es decir, por el *o.rop,,li,,del ejercicio legítimo del poder en los asuntos domésdcor, ,,,,,,ca_ es independiente del capital material y simbólico (."y;rr;;,;raleza puede variar según las épocas y ías socied"d.r) áu. h,,,,aportado.

Pero el heredero único sigue siendo, pese a todo, algo relativamenre insólito. En ros orros casos, de lá boda d.l h.rá..u.r.,pende en buena medida el importe del adot quepodrá ser enrr(,-gado a los segundones, y, poi lo ,"r,ro, ,"-úién el matri_o,.,i,,que podrán hacer e incluso si conseguirán casarse: es decir, qucla estrategia buena consiste, en este

"áro, .r, obtener de la famiti,r

de la esposa un adot suftcienre para pagar el adot del;; ;;;il,;-nesy/o.de las segund^onas sin ,uerse oUilgrdo

" r..,rr.i.

"i:;;;;;,o a la hipoteca de la ftncay sin por.ilo fra,r", el patrimoniá .orlla amenaza de una restitución á. dot. Jr..rir, á imposible. Lcrque, dicho sea de pasada, en conrra de la tradició" "¿;;;i;ñ;que trata cada boda como una unidad autónoma, .qui.rd. ,iu"cada transacción matrimonial sólo puede ser comprendida entanto que momenro en una serie de intercambios Lateriales ysimbólicos, pues el capital económico y simbólico q". ";;á;i_lia puede implicar .., l" bod" d. ,rro de sus Irl.¡o, a.p.rra. .nbuena medida de la posición que ese inrercamÉio o.rrp, ., f"

^^"^r1 ,:-: .":11, ql., para aitanzar su autoridad sobre la pareja, el recién

:::i::_,,:, "rbi) renía

1u: poner el pie sobre el vesrido d. t" ,,orir, a ser po-

srDle en el momenro de la bendición nupcial, mienrras que la novia terl" qu.Í:_Oll,:,

dedo de modo que impidiera qu.."l rorio le inrrodujera h;;;i¡onoo la allanza.

196

lrt¡tttritt tn¿trirnonirtl dc la f:unilirr.l A Pcsar dc las apariencias, el

r .rro tlcl prirnogénito clue tiene una hcrmana (o varias hermanas)

, \ nnly clifcrcnte de ac¡uel que tiene un hermano (o varios her-

rrr,rrros): si, como indican espontáneamente todos los informa-,l,,rt's, cl adotde las chicas es casi siempre superior al de los chi-,.s, lo que tiende a aumentar sus posibilidades de matrimonio,

''\ lx)r'que no hay más remedio, como hemos visto, que casar esas

1,,»t;rs inútiles, y cuanto antes mejor. En el caso de los segundo-

rr,'s, lrr estrategia puede ser más compleja, en la medida, para em-

lx'z:rr, en que la abundancia, o incluso la superabundancia de

nrilno de obra, suscita un apetito de tierra que sólo puede redun-,l,rr cn beneficio del patrimonio. Consecuentemente, hay menos

¡rrisa por casar al segundón (salvo, talvez, en las familias relevan-

tcs, al primero de los segundones) que por casar a la segundona o

irrcluso al primogénito. Se puede, y es el caso más normal, y el

rrlis conforme con sus intereses, o, por lo menos, el más confor-nlc con los intereses del linaje, casarlo con una heredera: si se

(r1rsa en una familia de rango igual (es el caso más frecuente), su-

lroniendo que aporte un buen adoty se imponga por su fecundi-.lad y su trabajo, se le acaba honrando y tratando como auténti-co dueño;2 en el caso contrario, es decir, cuando se casa ude

aba.io arriba», tiene que sacrificarlo todo a la nueva casa de la que

sus suegros pretenden «seguir siendo dueñosr: su adot, su trabajo

y a veces su apellido (Jean Casenave pasa a ser, por ejemplo,uYan dou Tinour, Jean de la casa Tinou).3 Dado que, por una

l. El rango de la boda en el conjunto de las bodas de los hijos de una

misma familia puede también tener un peso determinante. Así ocurre cuando

el primero que se casa absorbe todos los recursos de la familia. O bien si la

hija menor se casa antes que la mayor, que a partir de entonces se vuelve más

difícil de ucolocar, en el mercado matrimonial, porque se recela que tenga al-

gún defecto oculto; en ese caso, se decía del padre: ul-e ha puesto el yugo a la

te.rnera más joven (l'anouille) antes que a la mayor (la bime).,

2. El proverbio describe con mucho realismo la situación del segundón

en el seno de su nueva familia: uSi es un capón, nos Io comeremos; si es un

gallo, nos lo quedaremos.,

3. Aunque concebido pe;ra garantizar la continuidad del linaje y la

transmisión del patrimonio, al igual que el matrimonio entre primogénito y

r97

Page 103: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

lparte, muy pocos eran los que no se echalr¿rn atrás ante las incu'-tidumbres del matrimonio con una segundona, llamado a vccc§

esterlou, estéril, y también umatrimonio del hambre con las grr-

nas de comer» (del que los más pobres sólo se podían librar colo-cándose con su esposa como ucriados con derecho a comida y tc-cho», baylets a pensiou), y, por orra parre, que la posibilidacl dcfundar un hogar permaneciendo en la casa paterna era un privi-legio reservado al primogénito, a aquellos segundones que noconseguían casarse con una heredera gracias asu ddot, incremell-tado con un pequeño peculio laboriosamente amasado (lou ca-

bau), no les quedaba más remedio que la emigración a la ciudaclo a América y la esperanza de aprender un oficio y de establecer-se, o el celibato y la condición de criado, en casa propia o ajenrr(para los más pobres).1 Se comprende que, desde el punro de vis-

segundona, el matrimonio entre segundón y primogénita sólo es plenamentcadmitido cuando, por su situación económica, el uyerno, osrenra una auto¡:i-dad que 1o coloca en situación de imponerse como cabeza de su nueva fami-lia. En todos los demás casos -el del matrimonio enrre el criado y la udueña,

no representa más que un ejemplo límite-, se transgreden los imperativosculturales fundamentales: nCuando un segundón de familia humilde se ins-tala en casa de una heredera de familia relevanre, ella sigue siendo Ia dueña.,

0.-P. A.). nUna chica de familia relevanre se casó con uno de sus criados.Ella tocaba el piano, se encargaba del armonio en la iglesia. Su madre estaba

muy bien relacionada y recibía a gente de la ciudad. Tras varios intentos dematrimonio, acabó decidiéndose por su criado Pa. Éste siempre ha seguidosiendo considerado un hombre de la casa Pa. Le decían: "Tendrías que ha-berte casado con una buena muchachita del campo, te habría sido bastantemás útil." Él vivía en una situación incómoda. Lo consideraban el últimomono. No podia relacionarse con las antiguas amistades de su mujer. No era

del mismo mundo. Él era el que traba.faba, y ella la que dirigía y se lo pasaba

bien. Siempre se sentía incómodo y también resultaba embarazoso parala fa-milia. Ni siquiera tenía bastante autoridad para imponerle la fidelidad a su

mujer, (J.-P. A.). "H., criado en una casa, era un enamorado de la tierra quetrabajaba. Sufría cuando la lluvia no llegaba. ¡Y el pedrisco! ¡Y todo lo demás!

Acabó casándose con la dueña. Todos esos tíos que se casan de abajo arribaacaban marcados para toda la vida, (P. L.).

1. Contrariamente al obrero jornalero, que sólo encuentra ujornales,(journaus) durante el verano y se queda a menudo todo el invierno y los días

de lluvia sin trabajar, que está a menudo obligado a aceprar los trabajos a

198

r:r tlc la farnilia, cl scguncl<itt sca ittfittitalltt:trtc Prefcrible a la se-

l,,ur)clonir, puesto que su matrillroni() stlclc rcsultar menos costo-

,,, qu. el áe ésta y su celibato incornparablemente más útil' La

vcntaja que rcPresentan los mozos es tanto más importante' Por

srrlruásto, cuanto más extensa sea la familia: la boda de tres o

.',,,,,ro hijas crea, en efecto, incluso en las familias más relevan-

tcs, una serie de dificultades casi insuperables' que pueden inclu-

,,, ,igrrific", la fragmentación de la hacienda' Es decir' que todo

"l sisiema se basa, en última instancia, en las estrategias de fec-un;

..lidad:1 considérese como prueba, negativa, de Io que antecede el

Ñrrqo @ prX-heyt) para llegar a final de mes (ta juntii)' que gasta práctica-

nrcnte todo lo que gana (th"asta 1914, cinco céntimos diarios y la comida')

[)ara comprar prn o t rrirrr, el criado (lou barylet) con contrato anual tiene la

l;;;#;; [-.r", ,..ho.v ropa) asegurada' un muv buen criado ganaba

cntre 250 y 300 francos ,,,í'ltt ""t' át 1914' Si era muy ahorrador podía

;;;.; h .r;.t"nza de llegar a comPrarse una casa con 10 ó 12 años de sueldo

y, con la iot. ,1. una muchacha y ,,t ptqtttño p.réstamo' adquirir una granja

'y'ti.rr".. Pero estaba a menudo tond*'áo al celibato: uComo era segundón'

Ltrf prorr,o, a los diez años, me colocaron como criado en Es' Allí tuve rela-

ciones con una chica. Si nos hubiéramos casado' habría sido' como dicen'

nlas bodas del hambre con las ganas de comer»' Et"-ot tan pobres uno

como la otra. El primogénito, po"t "pt"tto' podía disponer de todos. los en-

seres de la casa (lou menadje garnir/ dle los padres' o sea' el ganado' el corral'

la casa, la maquinaria "griJoÉ,

etcétera, lo que facilitaba las cosas a la hora de

pasar por la vicaría. Lr1hi." con la que yo t"ttí" relaciones emigró a la ciu-

ár¿, p'r* a menudo, la chica '-'o

t'pt'"' Lo tiene más fáctl para marcharse'

f"., loto."rr. como criada en la ciudad, siguiendo los pasos de alguna ami-tgr.

V", -i."r.as, me divertía a mi manera' con otros mozos que estaban en

3i -ir-. caso que yo' (N', criado, nacido en 1888); (entrevista realizada en

bearnés). L" .orrdi.i¿., d. jo"'"lt'o, antaño más mísera que la del criado' ha

mejorado, por lo menor en valor relativo' con la generalización de 'ot l'-ttj.

."ábio, rnorr.t".io, y la mejora de la situación del mercado de la mano de

obra agrícola como consecuencia del éxodo rural v de la creación de algunos

.-pf"á, no agrícolas' Con ello, la situación del criado y las relaciones de de-

p.rid..,.i" q,rl é.," implica tienden a Parecer insoportables'

1. Entre otras, el matrimonio t"dío' qt" tiende a limitar Ia fecundidad:

así, durante el período de l871 a' 1884' ta ádad media en el momento de ca-

sarse es de 31 años y medio para los hombres y de25 años para las mujeres'

contra, resPectivamente, 29 i 24 años para el período 194l-1960'

r99

Page 104: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

hecho de que los más pobres, t.ckrs pr.llictari«rs clc fincas modes-tas,_criados y jornaleros, en cualquier ca.so excluidos del juego, seexcluyan ellos mismos por el tamaño excesivo de sus f"riilias.

En resumen, nos quedamos cortos si decimos que nadie tie-ne prisa por casar a los segundones; poco empeño le ponen y, enun universo de dirigismo matrimonial, este descuido es suficien-te para mermar considerablemenre sus posibilidades de matri_monio. Puede llegarse a veces al extremo de subordinar la entre-ga de la dote a la condición de que el segundón consienra atrabajar junto al primogénito cierto número de años, o a estable-cer con él auténticos contraros de trabajo o incluso a darle espe-ranzas de que su parte se verá aumentada. Había, sin duda, unsinfin de formas más de convertir a un segundón en un sorterón,desde el matrimonio fallido hasta la actitud acomodadcia quehacía que nse le pasara sin darse cuenta» la edad del matrimonio,con la complicidad de las familias, conscienre o inconsciente-mente propensas a retener al servicio de la casa, por lo menosdurante una temporada, a naquel criado sin sueláor.l por vías

. l. Bastará como prueba un restimonio bastante típico: «yo era el menorde una familia de cinco hermanos. Antes de la gueria d,e r9r4 [nació en1894], estuve de criado en casa de M., y más tarde en la de L. Guardo muybuen recuerdo de aquella época. Luego hice la guerra. A mi regreso, -..r_contré con una familia mermada: un hermano, el primogénito, muerto en elfrente, el tercero, amputado de una pierna, el cuaito ,,n po.o alerado por laguerra. [...] Mis hermanos me mimaban, los tres cobraban una pensión, por lainvalidez. Me daban dinero. El que estaba enfermo de los pulmones no podíavalerse solo, yo le ayudaba, le acompañaba a las ferias y a loi mercado.. Trr. s,,muerte, e¡ 1929, pasé a depender de la familia del hermano de más edad queme quedaba, el segundo, ahora primogénito. Entonces fue cuando tomé con-ciencia de mi aislamiento en el seno de esa familia, sin mi hermano v sin mimadre, que ranto me mimaban. Por e.jemplo, un día que me tomé la libertadde ir a Pau, mi hermano me reprochó que se perdierar urr". pr.". de heno quehabía empapado Ia tormenta y que habría podido poner a buen recaudo si Lehubiera quedado. se me había pasado la edad de casarme. Las chicas de miedad se habían marchado o estaban casadas; me sentía triste a menudo y mismomentos de libertad me los pasaba bebiendo con los amigotes, que, en lamayoría de los casos, estaban en la misma situación que yo. Li aseguio que, sipudiera volver atrás, dejarla a mi familia .rrrro

"rr,., pri, .olo."rÁ., y i^lu,

200

opuestas, quien sc nlarchaba a la ciuclad Parlr ganarse la vida' o a

A-éri." buscando fortuna, y quicn sc quedaba en casa, a la que

aportaba su fuerza de trabajo sin incrementar los gastos familia-

.., y rin menoscabar la hacienda, contribuía a la salvaguarda del

patrimonio.l La adhesión a los valores tradicionales y a la divi-

,ió., .o.rrr.tudinaria de las tareas y de los poderes entre los her-

manos inculcada desde la infancia, el apego al patrimonio fami-

liar, a la casa, a la tierra, a la familia y, sobre todo, tal vez, a los

hijos del primogénito, podían inducir a muchos segundones a

^irpr^r.sa',,ida !ue, r.gtr, 1a formulación espléndidamente fun-

cionalista de Le Play, npermite a un dempo la quietud del celiba-

to y las alegrías de la familiar.2 como todo le incita a invertir, e

incluso a invertir en exceso, en una familia y en un patrimonio

que tiene todas las razones del mundo para considerar como su-

ynr, .l segundón que se queda en casa rePresenta (desde el punto

á. rirt" d"e ta familia, es dicir, del sistema) el caso extremo uideal'

del criado que, a menudo tratado como nmiembro de la familiar,

acaba vienáo su vida privada invadida y, en cierto modo, anexa-

da por la vida familiar de su patrón, / ![ue, consciente o incons-

.i.rrt.-..tt., es estimulado a invertir una parte importante de su

tiempo y de sus afectos privados en su familia de prestado' y' en

particular, en los hijos, y que dene que Pagar las más de las veces

.o, l" renuncia al matrimonio la seguridad económicay afectiva

áor-. Lr rida sería más agradable para mí. Primero, tendría una familia in-

dependiente, sólo mía. Y lu-ego, un segundón, en una casa, aunque se deslo-

-á, ,trr.r., trabaja bastante. Siempre ha de estar en la brecha' Se le hacen unos

reproches que un patrón jamás se atrevería a hacer a sus criados''

1. El segunáón tenía, en principio, el usufructo vitalicio de su parte'

Cuando moríá, si seguÍa soltero, revertía al heredero'

2. uHabíados ancianos, segundones, que vivían en casas situadas a dos

horas de camino (unos siete u ocho kilómetros) del pueblo, en casa de sa.,

en casa de Ch., en el barrio Le., y que acudían a misa al pueblo' aunque sólo

los días de las fiestas y que, a los setenta años, jamás habían estado en Pau o

en olorón. cuanto menos salen, menos ganas de salir tienen [...]. El que sa-

lía era el primogénito. Ellos eran los pilares de la casa' Todavía quedan algu-

nos, (J.-P. A.).

201

Page 105: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

lF--

<1uc lc garantiza su participación crr la vicla clc le fámilia.r O se¿r

que el hijo menor es, permítaseme la expresión, la uíctima estruc-tural, es decir, socialmente designada, y, por lo tanto, resignada,de un sistema que, haciendo alarde de un auténtico lu;'o p.ot".-cionista, despliega toda una retahíla de cautelas alrededor de la«casá», entidad colectiva y unidad económica, entidad colectivadefinida por su unidad económica.

Todo sucede como si las estrategias matrimoniales preten-dieran corregir los fallos de las estrategias de fecundidaá: hay,sin embargo, juegos con los cuales o contra los cuales, el mejorjugador nada puede hacer, como, por ejemplo, en el caso parri-cular de las descendencias demasiado numerosas y demaiiadocargadas de hijas. La pericia que se manifiesta en el arte de lasestrategias matrimoniales no se refleja en el orden del discursoporque, saluo accidrnte, tiende a excluir los conflictos entre eldeber y el sentimiento,la razóny la pasión, el interés colectivo yel interés individual, que, igual que la norma para resolverlos opara superarlos, proceden de los nfallos, de ese tipo de instintosocialmente producido que es el habitus inculcado por las con-diciones de existencia, a su vez transcritas y transfiguradas en losconsejos y en los precepros del discurso ético y pedagógico. Secomprende lo artificial y sencillamenre exrrínseco que resultainterrogarse sobre las relaciones entre las estructuras y los senti-mientos: los individuos, y hasta las familias, sólo son capaces dereconocer los criterios más abiertamente confesables, como la

1. Se cuenta que, a veces, cuando el primogénito no tenía hijos o moríasin descendencia, se pedía a un viejo segundón que hubiera permanecido sol-tero que se casara para asegurar la continuidad del linaje 0.-p. A.). Sin tra_tarse de una auténtica institución, la boda del segundón con la viuda del pri-mogénito, al que hereda (levirato), era relativamente frecuente. Después de laguerra de 1914'1918 los matrimonios de este tipo fueron bastante numero-sos: «Se hacían arreglos, los padres, en general, incitaban a ello, en inte¡és dela familia, por los hijos. Y los jóvenes aceptaban. No se andaban con senti-mentalismos, (A.B.).

202

virtud, la salucl y let hcrmosura tlc las chicls' la digniclad y el ar-

dor en el trabajo c1e los mozos, sitt por cllo dejar de identificar'

bajo esos disfraces, los criterios rcalÁente Pertinentes en Ia lógi-

ca del sistema, es decir, el valor del patrimonio y el importe del

adat. Si el sistema puede funcionai en la gran mayoria de los

casos, basándor. .r, los criterios menos pertinentes desde el

punto de vista de los principios reales de su funcionamiento' es'

.n prime. lugar, porque laiducación familiar tiende a garanti'

zaÍ uLna estrechísima correlación entre los sistemas primarios

desde el punto de vista del sistema y las características primor-

diales desde la perspectiva de los agentes: de igual modo que el

primogénito de familia relevante tiene que encarnar más que

.rrdq,rI., otro las virtudes que adornan al nhombre de honoo

(hoii d'aunou) y al ubuen ca-p.ri.to', la oheredera de familia

relevante» o la nbuena s.g,rndon» no pueden permitirse.los

deslices que les están perÑtidos a las hijas de familia humilde'

Y ello también es así po.qtr. la educación recibida desde que na-

cen, reforzada por toá"t lás experiencias sociales, tiende a impo-

ner unos .rq,r.-r, d. pe...piión y de valoración, en una pala-

bra, unos girro, qurr. "pli.".r,

entre otros, a las parejas sexuales

y que, "[

,i"rg..rircluro de todo cálculo propiamente económi-

co o social, tienden a rehuir la unión desacertada: como en to-

das partes, el amor feliz, es decir, el amor socialmente aprobado'

po.io tanto predisPuesto al éxito, no es más que esa especie de-amorfati,.se

amo.-del propio destino social, que une-a las pare-

j", ,oti"lmente predestinadas por las vías en apariencia azaros.as

y arbitrarias d. trt" elección liÉre. Y todo sucede como si las dis-

cordancias más manifiestas, las que hacen que se considere- es-

candaloso el matrimonio entre ,rn hombre pobre y una heredera

rica, pero fea, o mucho mayor que é1, representaran la incerti-

dumb.e mínima necesaria para posibilitar el disimulo y el des-

conocimiento de la "r-oná preestableciday la transfiguración

del destino en libre elección.

Las imposiciones que inciden sobre cada elección matrimo-

nial son tan numerosai, y fo.man Parte de unas combinaciones

203

Page 106: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

tan complejas, que superan en cualquicr caso la conciencia d§los agentes -incluso aunque se las dorrrine en otro ámbito-,con lo que no hay manera de contenerlas en el marco de las re.glas mecánicas que la representación implícita de la prácticacomo ejecución de normas explícitas y expresas o de modelosinconscientes obliga a invenrar de la nada y en número infinitc¡para dar ruz6n de la diversidad infinita de las prácticas y, enpartieular, de las estrategias que permiten .orr.iirr, equiiibrary, a veces, anular dichas imposiciones. A todos los peligros conlos que el matrimonio amenaza la propiedad y, a través"de ella,a la familia que aquél tiene la función de perpetuar -ya que lascompensaciones concedidas a los segundones siempre amena-zan con determinar la fragmentación del parrimonio que el pri-vilegio otorgado al primogénito tiene É función dé evitar atoda costa- se opone todo un sistema de paradas y de ngolpesr,como los de laesgrima o del qedrez. Lejos de r.r'*.ror-pio..-dimientos, análogos a los que la imaginación jurídica inventapara torcer el derecho, y reducibles a reglas formales y explíci-tas, esas estrategias son el fruto del habitus, como dominiopráctico del reducido número de principios implícitos a partirde los cuales se engendran una infinidaá de práiticas q,r. p,.r.-den regularse sin ser fruto de la obediencia a unas ,.gir, !*.,«espontáneamente» reguladas, dispensan de la explicación, de lainvocación y de la imposición de la regla. porque es fruto de lasestructuras que tiende a reproducir y porque, más precisamen-te, implica el sometimienro «esponráneo» al orden eitablecido ya las órdenes de los guardianes de ese orden, es decir los ancia-nos, ese habitus contiene el principio de soluciones, fenoméni-camente muy diferentes, tales como, por ejemplo, la limitaciónde los nacimienros, la emigración o el celibatá de los segundo-nes, que, en función de su posición en la jerarquía social, de surango en la familia, de su sexo, etcétera, los diferentes agentesaportan a las antinomias prácticas engendradas por unoJsiste-mas de exigencias que no son auromáticamenti compatibles.Así pues, las estrategias propiamenre matrimoniales no debe-rlan disociarse sin hacer abstracción de las estrategias sucesorias,

204

ni tampoco de las estrategias de f'ecundidad, ni tan sólo de las

cstrategias pedagógicas, es decir, del conjunto de las estrategias

rle reproducciónbiológica, cultural y social, que todo grupo des-

pliega para trasmitir a la generación siguiente, mantenidos o

lumentados, los poderes y los privilegios que él mismo ha here-

clado.

205

Page 107: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

Al,[] N't'!ts Bl ItLIOGItAITt( l( )s *

. La supervivencia en las.provincias pirenaicas, Bigorra, Lavt.dán, Bearne y País vasco, de u, d.r..ho consuetudinario oriuinal que, conrrariamente a lo ocurrido .n l, -ryorá;;l;r";;:;vincias meridionales de Francia, ha resistido

"t'.orr*"Lrl'"1derecho romano, no ha dejado de suscitar la curiosidaa ¿. irir;toriadores y juristas. nEl derecho bearnés [...]r, escrib.p. i;;,«se presenta como un derecho esencialmente consuetudinario,muy escasamente influido por el derecho romano, y por ellopresenra el gran interés de ser un derecho testimoniai. iri p",ejemplo, la prestación del juramento probatorio con los *j;;_mentados, la constittrción de grrr.r,., en materia de fianzás, lafianza rescatable, la facultad d.-prgo en especie de ras obrieacio-nes estipuladas en metálico son, en los siglos XIV y XV, d1-;;corriente, cuando esas prácticas ya habíari caído en a.rt.rro, .nalgunas regiones, desde hacía dos siglos y más» ltZ, págs. í_q.Durante mucho tiempo ros estudiJs jurídicos

" Áir.¿?.", ,.han basado únicamente en los docum.á,or.o.rr,retudinarios, esdecir, en Les Fors de Béyn. por ello, ya desde.l,igl;;;;,l"rrr_tas bearneses, como de Maria 11 y 2], Labourt [3]"v trrto,r.oi f¿ ..,5], ¡edactaron comenrarios y glosas dr lo, pori d)'B;;;;-;; ;;iticular, sobre las cuestiones de l, dot. y de las ."r*áur* ,í..-sorias. Pero la única edición existenre de los fueros, ,bJ;;;

* Redactados en colaboración con M._C. Bou¡dieu.

206

nr('n(c r.nc«liocre [(r], agrul>a lcccit¡tlcs a Itrct.tLlclo mLly corruptas(l('t(:xtos de épocas diversas que clcbcrílln ser objeto de una Ia-

l,ol crítica, como observaba Rogé 17 y Bl, antes de ser analiza-

,1.,s. A falta de una edición de esas características, los autores

nrodernos se han volcado, principalmente, en el estudio del fue-

r,, r'cformado de 155i, de los documentos de jurisprudencia,(luc ¿rbundan a partir del siglo XVI, y, más a menudo aún, de los

.. orrrentarios que los jurisconsultos de los siglos XVIII y XVIII han

¡rltlporcionado de esos diferentes textos. Aunque se basen en el

Itrcro reformado y Ia jurisprudencia de los últimos siglos de la

nronarquía, el trabajo de Laborde sobre la dote en el Bearne [9]y el de Dupont [10] sobre el régimen sucesorio bearnés presen-

tan un gran interés. La voluminosa tesis de A. Fougéres [11] se

lirnita, en lo que al Bearne se refiere, a préstamos de las obras

:tnteriores.Los historiadores del derecho han llegado al descubrimien-

to de que los textos consuetudinarios deberían utilizarse con

prudencia porque presentan un derecho relativamente teórico,

que contiene reglas obsoletas y omite disposiciones vigentes.

Las actas notariales les han merecido la consideración de fuente

capaz de suministrar informaciones sobre la práctica real. El

modelo de este tipo de investigación nos lo proporciona P. Luc

t12]. A partir de los registros de los notarios, estudia primero

las condiciones de vida de las poblaciones rurales y el régimen

de tenencia de la tierra, la estructura de la familia bearnesa y las

reglas que rigen para la conservación y Ia transmisión de su pa-

trimonio; y, en una segunda parte, los procedimientos técnicos

y.iurídicos de la explotación del suelo, en el ámbito de la fami-

lia y en el ámbito del municipio, y diferentes problemas de eco-

nomía rural tales como el crédito y los intercambios.

En las montañas del Bearne y de Bigorra es donde el adver-

sario más famoso del Código de Napoleón, Frédéric Le Play, si-

tuó el modelo de la familia troncal, ideal, en su opinión, de la

institución familiar que él oponía al tipo inestable surgido de la

aplicación del Código Civil [13]. Tras haber definido tres tipos

de familia, o sea, la familia patriarcal, la familia inestable, carac-

207

Page 108: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

tcrística cle la sociedad moderna, y l, rirrrrilia rr.ncal, F'rédéricLe Play describe esta última (págs.'29 y siguie.tes) y muesrra rasventajas que proporciona a cada uno de sus miemtros: nAl he-redero, en compensación de pesadas obligaciones, este [régimensucesorio] confiere la consideración inherinte al hogar y aitalrcrde los antepasados; a los miembros que se .rrrn i.r.rr, Ies ga-rantiza el apoyo de la casa troncal conlas gracias de la indepeir_dencia; a los que prefieren peimanecer eriel hogar p"r.rrro, I",permite a un tiempo la quietud del celibato y rr.

"'l.grí", de la fh-

milia; a todos les salvaguarda, hasta la vejez más extrema, la di_cha de recuperar en el hogar paterno los iecuerdos de la pri*.r,infancia, (págs.36-37). nAl instituir en cada generación un he-redero, la familia troncal agrícola no sacrificf el interés de lossegundones al del primogénito. Al contrario, condena a éste nrenunciar durante toda su vida, a favor de sus hermanos, y lue-go de sus hijos, al fruto de su trabajo. La familia obtiene'el sa-crificio del interés material a rravés de una compensación de or-den moral: la de la consideración vinculada a la posesión delhogar paterno, (pág. 1]4). !n una segunda p".,., i. play pre-senra una monografia de la familih Melouga, prototipo de É fa-milia troncal del Lavedán en 1856; r,

"pilogo de E. Cheysson

describe la desaparición de esa familia, pár el-influjo de la ley yde las costumbres: nla familia Melouga se manruvo, hrrt" .rtosúltimos tiempos, como una rn,l.r.." 1".día de una poderosa yfecunda organización social; pero, a su vez, ,rrro qr. p"dec.r lainfluencia de la ley y de las cosrumbres qr. hrrtá .rr.or.., nnla habían afe^ctado gracias a una e*cepcional conjunción de cir-cunstancias favorables. El Código va obrando; la equiparaciónprogresa: la familia troncal agoniza,la familia ,ro.r."l h, *u.r-to, (pág. 298). Alos teóricos de la escuela de Le play cabe ob-jetar, además de los datos de la investigación etnográfica, lostrabajos de Saint-Macary [74], quien, basárdos. ., á.,", ,ro,r-riales de los siglos XWII y xx, ht mosÍado la pervivencia de lo.susos sucesorios y de las reglas matrimoniales a pesar del códigoCivil.[15].

208

[1] De Maria, Mémoires sur les do* de Béarn, y su apéndi-ce: uMémoires sur les coutumes et observances non écrites de

Béarn, (obra manuscrita, Archives départementales des Basses-

Pyrénées).

[2] De Maria, Mémoires et Eclaircissements sur le for et cou-

tume de Béarn (obra manuscrita, Archives départementales des

Basses-Pyrénées).

[3] Labourt , Les fors et Coutumes de Béarru (obra manuscri-ta, Biblioteca Municipal de Pau).

[4] Mourot 0.-F.), Traité des dots suiuant les principes dudroit romain, conferé aues les couturues de Béarn, de Nauarre, de

Soule et la jurisprudrnce du Parlement (citado por L. Laborde,La Dot dans les fors et coutumes de Béarn, pág. 15).

[5] Mourot (J.-F.), Traité des biens paraphernaux, des aug-

ments et des institutions contractuelles, auec celui d¿ l'auitinage(citado por L. Laborde, infra).

[6] Mazure (A.) y Hatoulet Q.), Fors de Béarn, législation

iruédite du XI' aa xIIr siicle, con traducción al lado, notas e in-troducción, Pau, Vignancour, París, Bellin-Mandar, Joubert, s.

a. (t94t-t843).[7] Rogé (P.), Les Anciens Fors de Béarn, Tolosa, París,

1908.

[B] Brissaud $.) y Rogé (P.), nTextes additionnels aux an-ciens Fors d.e Béarno, Tolosa, 1905 (Bulletin de I'uniuersité de

Toulouse, mémoires originaux des facuhés de droit et de lettres, se-

rie B, n." III).[9] Laborde (L.), La Dot darus lesfors €t coutumes du Béarn,

Burdeos,1909.

[10] Dupont (G.), nDu régime successoral dans les coutu-mes du Béarnr, tesis, París, 1914.

[11] Fougéres (A.), nl-es droits de famille et les successions

au Pays basque et en Béarn, d'aprés les anciens textes», tesis,

París, 1938.

[12] Luc (P.), uVie rurale et pratique juridique en Béarn

aux xIV'et xve siéclesr, tesis de derecho, Tolosa, 1943.

[13] Le Play (F.), L'Organisation de la famille selon le urai

209

Page 109: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

FrTr

modlle signalé par I'histoire de toutes les races et d¿ tous les temp¡,

:or_yn epllogo y tres apéndices por los señores E. Cheysson,'F.Le Play y C. CanneL 3." ed. completada con documerr,o, ,ru.-r,os por A. Focillon, A. Le Play y Delaire, parís, 1gg4.

[14] Saint-Macary (J.), nles régimes marrimoniaux en Bé-arn avant et aprés le Code civil», tesis, Burdeos, 1942; «La dé-,sertion de la terre en Béarn et',lans le pays basquer, tesis, Bur-deos, 1942. r'' t.

[i5] Bonnecaze (l), La phihsophie du Code Napohon dp-pliqué au droit de la farnilte. ses desiinées dans re droi ciuit con-temporain, 2.a ed;, Parls, 1928.

,il&.

trffi§

,§#

' .tfl

:iÍ't

Prohibida la reproducción

La dimensión simbólica de la dominación económica

'fercera parte

. ü¡*"

210

Page 110: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

El campesino sólo se vuelve nestúpido, allí don-de se encuentra aprisionado entre los engranajes

de un gran imperio cuyo mecanismo burocráticoo litúrgico le resulta ajeno.

MAx '\X/EBER , El judaísmo antiguo

La propuesta que me han hecho de volver, tanto tiempodespués, sobre el problema del celibato me llena de gozo y meperturba a la vez. Pues siento un afecto muy especial por ese

arltiguo trabajol ilue, aunque tributario de todas las incerti-dümbres de los primeros pasos, me parece contener el principiode varios desarrollos de primera magnitud de mi investigaciónposterior: pienso, por ejemplo, en nociones como habitus, es-

trategia o dominación simbólica, que, sin culminar siempre en

la explicación completa, orientan todo el texto, o en el esfuerzo

de reflexividad que lo inspira de principio a fin y que se expre-sa, no .sin cierta ingenuidad, en su conclusión. Y si no me loimpidiera el temor de dar la impresión de que me dejo llevarpor la complacencia, podría mostrar cómo la reapropiación de,una experiencia social más o menos reprimida que ese trabajopropició probablemente facilitó, a tlrulo de socioaniilisis previo,la instauración de una relación con la cultura, culta o «popu-larr, a la vez menos tortuosa y torturada que la que los intelec-tuales de cualquier procedencia suelen mantener con todo loque se refiere al pueblo o a la culura. Pero no puedo evitarcierto malestar en el momento de reabrir, sin contar con la dis-posición y el tiempo necesarios para sumergirme en ellos a fon-

::.l. P. Bourdieu, oCélibat et condition paysanne», Etud¿s rurales, 5-6,

abril-septiembre de 1962, págs. 32-135.

213

Page 111: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

do, los archivos donde han dormido durante tanto tiempo losdocumentos y las notas que escribl a principios de los años se-

tenta para Ia publicación en inglés (a raiz de la amable iniciati-va de Julian Pitt-Rivers) de una versión corregida y aumentadadel artlculo de Etudes rurales: ¿cómo determinar, en el fiírragode esa obra abandonada, lo que sigue vigente, rras rantos traba--jos importantes, y, en primer lugar, los reunidos aquí? ¿De quémanera, sin reescribir de arriba abajo el artículo inicial, comome había propuesto, podría transmitir los principios funda-mentales de las correcciones y de los añadidos que me habrlagustado introducir?

I. ADDENDA ET CORzuGENDA

No volveré sobre la primera parte, donde.traté de describirla lógica de los intercambios matrimoniales en la sociedad de

antaño, pues el artículo titulado «Les stratégies matrimonialesdans le systéme des stratégies de reproduction» [nl-as estrategias

matrimoniales en el sistema de las estrategias de reproducciónr](Annales, 4-5, jrlio-octubre de 1972, págs. 1105-1127) habíasido concebido para ocupar el lugar de la antigua descripción de

la lógica de los intercambios matrimoniales tal como se presen-

taba antes de la crisis cuya manifestación más visible la constitu-ye el celibato de los herederos: por mucho que hubiese sido

pensada contra la manera, dominante entonces, de concebir las

relaciones entre las estructuras del parentesco y las estructuraseconómicas, ese análisis, en efecto, no daba cuenta de la lógica

práctica de las estrategias mediante las cuales los agentes trata-ban de sacar el mayor partido posible de sus «triunfos» especlfi-cos (tamaño de la haciendo, orden de nacimiento, etcétera). La

comparación entre el propósito inicial de expresar mediante unaformulación de aspecto formal la relación, materializada por el

Adot, entÍe las estructuras económicas (establecidas de acuerdocon la distribución de las haciendas según su tamaño) y las es-

tructuras matrimoniales, y la reconstrucción final del conjuntode las imposiciones (o de los factores determinantes) que orien-tan las estrategias matrimoniales representa una buena ocasión

para observar, en los pormenores concretos de la investigación,

214 215

Page 112: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

lilll

la ruptura con la visión estructuralisra que ha sido neccsario llc-

,ar a ."bo, particularmente en los procesos de interrogación y

de observación y en el lenguaje empleado, Para estar en disposi-

ción de elaborar una teoría adecuada de la práctica y de com-

prender las uelecciones, matrimoniales de los agentes en tanto

que fruto de las estrategias, sensatas, pero no deseadas, de utr

iabitusobjetivamente ajustado a las estructuras.l El progreso teó-

rico y metodológico es a su vez, inseparable de una conuersión

de la relación sutjetiva del investigador con su objeto, pues la

exterioridad un poco altiva del observador ob.ietivista es susti-

tuida por la proximidad (teórica o práctica) que facilita la rea-

propiación teórica de la relación indígena con la práctica' No es

."rr"[, en efecto, que la introducción de un Punto de vista que

coloca a los agentes, y sus estrategias, en posición central, ocu-

pando el lugar de las estrategias sacralizadas por la visión estruc-

iuralista, haya acabado imponiéndose a propósito de sociedades

que, como las comunidades campesinas del ámbito euroPeo,

1. Los descubrimienros científicos tienen a menudo el ambiguo privile-

gio, en antropología, de volverse evidentes en cuanto han sido adquiridos, y'

I"luo irruo.rrrdo lá experiencia, a fin de cuentas meramente subjetiva, del es-

fuerzo que h"n requeiido, no hay rnejor prueba, por lo menos para fines pe-

dagógicos, del trecho recorrido, que los sucesivos estados de la investigación

qrr-. ñ",ido necesaria para alcanzarlos o las correcciones o los añadidos, apa-

.^..r,.-..,,. mfnimos, que, mejor que las autocríticas estrepitosas, permiten

ver la lenta progresión de la conversión intelectual. También cabe dar una

idea del ,.rori-i..r.o de la investigación evocando el estado histórico de la

problemárica en relación con Ia cual se ha constituido (véase P. Bourdieu,

"D. la ,égle aux stratégies, , in Choses dites, París, Éditiottt de Minuit, 1 987) '

Llama la-atención que, en una punrualización a propósito de un artículo que

describía la emergencia y la reciente difusión del concepto de estrategia limi-

tándose, o, uruo'i, a la producción anglosajona (G' Crow, nThe use of the

concept of "strategy" in recent sociological litterature', Sociolog,23 [l), fe'

b..roá. 1989, págs. l-24),David H. Morgan, que también investiga en este

ámbito, ,..,r..i. que los primeros usuarios de ese concepto, así como el nue-

vo nparadigma, que introducen en etnología y en sociología, aparecieron en

l, ..fem de la sociología de la historia de la familia y del personal doméstico

(véase D. H. J. Morgan, ustrategies and sociologists: a comment on Crow''

Sociologt,23 [1], febrero 1989' págs. 25'29).

2t6

durante mucho riempo excluidas dc hecho de la gran tradición

etnológica, resultan lo suficientemente próximas para permitir,

,r.r" r"i superada Ia distancia social, una relación de proximidad

teórica .oÁ l" práctica que se opone tanto a la participación fu-

sional en la experiencia vivida por los agentes que persigue de-

terminada mística populista como a la objetivación distante que

cierta tradición antropológica, haciendo de necesidad virtud,

constituye en partido metodológico.En cuanto al análisis estadístico de las posibilidades diferen-

ciales de matrimonio o de celibato, hemos tenido, para mayor

rigurosidad, que rehacer los cálculos tomando como población

-'"dr. y, ,to l.o-o en el artículo de 1962) el conjunto de las

personas residentes en Lesquire en el momento de la investiga-

lió.r, sirro el conjunto de cohortes afectadas (véase cuadro en el

anexo). Lo que significaba dotarse del medio para establecer los

índices de ámigráción diferenciales según diferentes variables

(sexo, año de nácimiento, categoría socioprofesional del padre,

orden de nacimiento y localización -en la población o en los ca-

seríos- del domicitio) al mismo tiempo que las posibilidades de

matrimonio de los emigrantes y de los sedentarios según esas

mismas variables. De hecho, esas estadísticas, muy largas y difí-

ciles de establecer (pues las informaciones sobre los emigrantes

han de recogerse oralmente entrevistando a toda una serie de in-

formadores)-, confirman, precisándolas, las conclusiones ya al-

canzadas: cabe, en efecto, dar por sentado (con la prudencia que

réquiere la exigüidad de los efectivos) que las posibilidades de

,.r"r.hrrr" son *rrcho mayores para las mujeres que para los

hombres, sobre todo, en los caseríos, donde el excedente de hom-

bres llega a proporciongs impresionantes; que, para los hombres,

lrr potibilid"des de quedarse en el terruño aumentan con el ta-

maño del patrimonio; y que aunque, en conjunto, la posibili-

dad de emigrar sea claramente menor para los primogénitos que

para los s.gu.rdo.r., (61 %o contra 42o/o),los efectos del derecho

áe pri-ogenitura ya no son perceptibles para los propietarios

^oá.r,or. Por lo que hace a las mujeres, no se observa relación

significativa.rrtr. l" emigración y el tamaño de la hacienda o el

217

Page 113: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

orclen de tracimiento, pues la ¡rroporciritt clc rttu,ieres de familiarelevante que abandonan el terruño es incluso ligeramente süpc-

rior a la de las otras. En cuanto a las posibilidades de matrimo-nio son, en igualdad de circunstancias, claramente superiores para

los que se van que para los que se quedan,l y, entre éstos, más

elevadas para los habitantes del pueblo que para los habitantes

de los caseríos.2 Pero el hecho más importante, y que hiere pro-fundamente a los interesados, es que, para los que se quedan en

los caseríos, las probabilidades de matrimonio prácticamente no

varían, en función del tamaño de la hacienda o del orden de na-

cimiento, por lo que los "primogénitos relevantes, o, en cual-quier caso, herederos de patrimonio relevantes pueden verse

condenados al celibato.3

De hecho, la emigración y el celibato están estrechamente

interrelacionados (en particular, en la medida en que las posibili-

1. No ocurre lo mismo con las mujeres *pues las que se han quedadoen el municipio tienen un índice de celibato ligeramente inferior (el 18%globalmente, o sea el 22o/o en el pueblo y el 17 ,5o/o en los caseríos) que el dc

las que se han marchado (24o/o),lo que resulta comprensible, puesto que se

enfrentan a un mercado menos diffcil.2. De una serie de cuadros estadísticos, establecidos a partir de los pa-

d¡ones de los años 1954, 1962 y 1968 para los diferentes municipios del

cantón de Lesquire, se desprende que en todas partes se observan las regula-

ridades ya advertidas en Lesquire, pues la intensidad del celibato masculinoalcanza índices muy elevados, análogos a los de los caseríos de Lesquire, en

los pequeños municipios aislados y remotos, y muy parecidos en los caseríos

de éstos, debido a su alejamiento de cualquier centro urbano, su hábitat dis-

perso y su estructura socioprofesional, mientras que disminuye en el únicomunicipio que está cerca de una ciudad obrera (Olorón), y posee una frac-

ción relativamente significativa de obreros.

3. La noción de primogénito o de heredero ha de interpretarse de

acuerdo con su significado social y no con el biológico. En la situación

tradicional, la arbitrariedad de la definición social podía quedar oculta: ca-

si inevitablemente, era el primogénito biológico quien era tratado y actua-

ba como primogénito social, es decir, como heredero. Hoy día, a causa

de Ia marcha de los primogénitos, un segundón puede ser investido de la

condición de heredero. El heredero ya no es sólo el que se queda porque es

el primogénito, sino también el que es el primogénito porque se ha que-

dado.

2t8

dades de quedarse soltero aumentan muchísimo con el hecho de

no emigrar, sobre todo, en los caseríos) y estrechamente vincula-

dos al mismo sistema de factores (el sexo, la categorla socioprofe-

sional de origen y, paralos agricultores, el tamaño de la hacienda,

el orden de nacimiento y, por último, el domicilio, en el pue-

blo o en los caseríos). Lo que la estadística de las relaciones entre

ese sistema de factores más o menos estrechamente interconecta-

dos y las posibilidades de emigrar o de contraer (más o menos jo-ven) matrimonio capta es el efecto de las transformaciones globa-

les del espacio social y, más precisamente, de la unificación del

mercado de los bienes simbólicos tal como se ha ejercido diferen-

cialmente sobre los diferentes agentes según su a?ego obietiuo

(máximo entre los primogénitos de las familias relevantes) ! sub-

jetiuo (es decir, inscrito en los habitus y las hexis corporales) al

modo de existencia campesino de antaño. En ambos casos se ca-

libra, en cierto modo, la resultante tangible dela fuerza de atrac-

ción elercida por el campo social de ahora en adelante unificado

en torno a unas realidades urbanas dominantes, que ha conlleva-

do la apertura de los núcleos aislados, y delafuerza dr inerciaqtelos diferentes agentes le contraponen en función de las categorías

de percepción, de valoración y de acción constitutivas de su babi-

tus.Launificación del campo social, cuya unificación del merca-

do de los bienes simbólicos y, por ende, del mercado matrimo-nial representa una faceta, se efectúa a la vez en la objetividad

-por efecto de todo un conjunto de factores tan diferentes como

la amplificación de los desplazamientos impulsada por la mejora

de los medios de transporte, la generalización del acceso a alguna

forma de enseñanza secundaria, etc.- y en las representaciones.

Cabe la tentación de decir que sólo se efectúa en la objetivi-dad -lo que acarrea unos fenómenos de eliminación diferencial

de los que el celibato de los herederos constituye el ejemplo más

significativo- porque se efectúa en la subjetividad de los agentes

que otorgan un reconocimiento alavez arrebatado y aceptado a

unos procesos orientados hacia su propia sumisión y mediante

esa misma subjetividad.

219

lll

L

Page 114: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

'\lFr

* Cifras nulas o demasiado pequeñas (y dadas a título indicativo).

. 1. Adoptando (en 1970) 1935 como límite superior de las cohortes con-sideradas, nos situábamos por encima de la edad -.di, d. matrimonio de loshombres (29 añoo y de las mujeres (24 años) y cerca del límite superior de raedad en la que el matrimonio resurta cada ve, Áa, drfi.il (sólo se cintan 4 6 5casos de matrimonio pasados los 35 años).

.I. *I)EL MUNDO CERRADO AI, UNIVL,RSO INFINITO'

Al retomar el título de la famosa obra de Alexandre Koyré,

sólo se pretende evocar el conjunto de procesos que' en el orden

cconómico, pero también, y, sobre todo, en el simbólico, han

corrido paralelos con la apertura objetiva y subjetiva del mundo

campesino (y, más generalmente, rural) y han neutralizado pro-

g..rirr.rr.rte la eficacia de los factores que tendían a afnnzar la

áutonomía relativa de ese mundo y a posibilitar una forma par-

ticular de resistencia a los valores centrales: o sea, mencionando

sólo los más importantes, la escasa dependencia resPecto al mer-

cado, sobre todo, en materia de consumo, gracias al privilegio

otorgado a la ascesis del autoconsumo (de la que la homogamia

.o.rrii.ry" un aspecto) y el aislamiento geográfico, acentuado

por la precariedad de los medios de transporte (vías y vehícu-

los), que tendría a reducir el ámbito de los desplazamientos y a

propiciar el confinamiento en un mundo social de base local e

imponía a la vez la interdependencia y el interconocimiento

mái allá de las diferencias económicas o culturales. Ese confina-

miento objetivo y subjetivo posibilitaba una forma de particula'

rismo cubura/ basado en la resistencia, más o menos aseglrrada,

frente a las normas ciudadanas, especialmente en materia de

lengua, y una especie de localcentrisrno, en materia de religión y

de política: por ejemplo, las elecciones pollticas corrientes se

efeciuaban en gran parte por referencia al contexto inmediato,

es decir, en función de la posición ocupada en la jerarquía en el

I)orcentaje de residentes en el nl.nicipio y, de éstos, de soltcrot,según el domicilio, el sexo y el tarnaño de la hacienda, de lar

personas nacidas en Lesquire antes de 1935r

Pueblo Caserlos

Residentes Residentes

solteros

Residentes Re¡idettt¡

¡¡tlten»Propietarios modestos(+ criados) V

HMedios V

HGrandes V

HOtras profesiones V

HConjunto V

H

28,5*50*75*

100*100*40*58,523,55433.5

14

5015,522

4333,570,5508243

33,536,549,537

5715,2

61,522

55,533,5

56,5t7,5

220 221

Page 115: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

seno del microcosmos cerrado quc tcnclírr it wl¿r como und ?dtt-talla el macrocosmos social y la posició. relativa que el -i.,r,,-cosmos, globalmente, ocupaba (así, a partir de un nivel dcrcr.-minado de la jerarquía local, había que ser, en cierto mod«r,practicante y conservadon, y, para un campesino orelevantcr,asistir de manera habitual a las ceremonias religiosas y llevarle alcura vino de misa era una cuestión de pourtalé lpuerta principalde la casa], es decir, de rango social). En otras palabras, la pási-ción ocupada en el espacio social por ese microcosmos dotad«rde sus jerarquías sociales propias, de sus dominantes y de susdominados, así como de sus conflictos de oclasesr, no tenía efec-to práctico en la idea que los campesinos se hacían de su mundoy de la posición que ocupaban en é1.1

La unificación del mercado de los bienes económicos y sim-bólicos tiene como primer efecto el de hacer desaparecer las con-diciones de existencia de valores campesinos ."p"i., de plantear-

1. Las categorías de derecha e izquierda, propias del campo políticocentral, no tienen, en absoluto, el mismo sentido en el macrocormo, y .., elmicrocosmos local (en el supuesto de que tengan algún sentido .r, .ra. .or-texto). A la allodóxia estrucrural, que resulta de la autonomía relativa, al me-nos subjetiva, de las unidades de base local, y no a la dispersión espacial,como sugiere Marx, con la metáfora del saco de patatas, es imputable la sin-gularidad consrante de las tomas de posición políticas de los campesinos y,más generalmente, de los ruralei. Para explicar totalmente esa ailidóxia, cu-yos efectos distan mucho de habe¡ desaparecido, hay que romar en considera-ción todo un conjunto de rasgos característicos de la condición campesina yrural, que sólo podemos mencionar aquí: el hecho de que las imposici,cnes in-herentes a la producción se presenten en forma de relaciones irarurales másque a través de relaciones sociales (pues los horarios y los ritmos de la produc-ción parecen determinados exclusivamente por los ritmos de ra natuialeza, eindependientemenre de cualquier voluntad humana; y el éxito de la empresaparece depender de las condiciones climáticas más que de las estructurr.i. l"propiedad o del mercado, etcétera); el hecho de que la dependencia universalrespecto a Ia opinión de los demás adopte una forma muy particular en esosmundos cerrados donde cada cual está siempre expuesto a la mirada de losdemás y condenado a coexistir con ellos de por vida (es el argumento «¡Bienhay que vivir!, invocado para justificar el sometimi..rto pr,rdlrrt. , lo, i.r.-dictos colectivos y la resignación al conformismo), etcétera.

222

sc frc¡te a valorcs clomit.rantcs 13n tallto que Arutdgonistas, al menos

strbjetivamente, y no sólo en tanto que otros (invocando la vieja

oposición platónica del enantíony del héteron, que bastaría Para es-

.L..... muchas discusiones confusas sobre la ncultura popular')'

La dependencia limitada y velada va dando progresivamente paso

" ,..r" d.p.ndencia profunda y vislumbrada, incluso reconocida'

se ha descrito a menudo la lógica y los efectos del reforzamiento

de la dominación de la economía de mercado sobre la pequeña

agricultura (en la que se incluyen los campesinos más ugrandes' de

L"esquire). Para la producción, la explotación agrícola depende

, diuermás del mercado de los bienes industriales (maquinaria,

abonos, etcétera) y sólo puede hacer frente a las inversiones necesa-

rias para modernizar el equipo productivo y optimizar los rendi-

mientos recurriendo a préstamos que' en tanto que tales, compro-

meten el equilibrio financiero de la empresa agrícola y la abocan a

un tipo determinado de productos y de mercados' Para la comer-

cialización también depende cadavezmás estrechamente del mer-

cado de productos agrícolas /, más precisamente, de la industria

alimentaiia (en el caso particular, la que se en'rga de la recogida

de la leche). Debido a que sus gastos de explotación dependen de

la evolución general de los precios, particularmente industriales,

sobre los qrr. tto tienen influencia alguna, y, sobre todo, a que los

beneficios dependen cadavez más de precios garantizados (como

los de la leche o del tabaco), los avarares de la coyuntura de los pre-

cios tienden a ocupar, en la realidad y en su visión del mundo, el

lugar que correspondía antaño a los avatares de la naturalezai aúa-

,o d.-1" intervención económica de los poderes públicos -/, en

particular, del índice de precios-, es una acción política, adecuada

para suscitar reacciones políticas, lo que ha hecho su aparición en

el -tr.tdo casi natural de la economía campesina'1 Cosa que tiene

1. Por mucho que siempre se oculte, ante los propios o.ios de quienes

son responsables de.[la, aduciendo.iustificaciones técnicas, Ia política de pre-

cios depende fundamentalmente del peso del campesinado en la relación de

fuerzas políticas y del interés que represenre para los dominantes el manteni-

-i..rto d. la existencia de una agricultura precapitalista cara, pero política-

mefite segura, es decir renruble en otro sentido (y necesaria, como se ha descu-

223

Page 116: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

,7lIIr

cl efbcto de inclinar hacia una visiri, ,rfs p,lirizada del mundosocial, pero cuya tendencia antiestatal procede todavía en gra.parte de la ilusión de la autonomía, que es la base de la autoexlplo-tación. La representación desdoblada, incluso contradictoria, queestos pequeños propietarios convertidos en casi asalariados se ha-cen de su condición, y que se expresa a menudo en unas tomas deposición políticas alavezindignadas y conservadoras, tiene su ra-zón de ser en las ambigüedades objetivas de una condición pro-fundamente contradictoria. Todavía dueños, al menos ..,

"p"-riencia, de la organización de su actividad (a diferencia delobrero, que aporra al mercado su fuerza de trabajo, ellos vendenproducto), propietarios de medios de producción (edificios y ma-quinaria) que pueden represenrar un capital invertido muy consi-derable (pero, de hecho, imposible de realizar en dinero líquido),no consiguen sacar de un trabajo a menudo duro, sacrifi-ado ypoco gratificante simbólicamente, aunque cadavez más califica-do, más que unos ingresos inferiores a loi de un obrero calificado.Debido a un efecto no deseado de la política tecnocrática, en par-ticular en materia de subvenciones y de crédito, se han ,irto

"bo-cados.a contribuir, por sus inversiones de todo tipo, a la instaura-ción de una producción tan poderosamente socializada, de hecho,como la de las economías llamadas socialistas, especialmenre a rra-vés de las imposiciones que se ejercen sobre los precios y sobre elpropio proceso de producció.n, pero conservando la titularidadnominal y también la responsabilidad del apararo de producción,con todas las incitaciones a la autoexplotación que eilo conlleva.

bierto_ en los años 1980, para que el campo conserve sus arracrivos estéticos).¿se afirmaría con idéntica brutalidad la voluntad tecnocrática de intensificarel éxodo rural para reducir el despilfarro e introducir en el mercado del em-pleo industrial a los trabajadores y los capitales actualmenre udesviados, porla pequeña agricultura, si la pequeña burguesía ciudadana, ávida de "...r* ydeseosa de respetabilidad, no hubiera ocupado el lugar, en el sistema de lasalianzas políticas, de un campesinado que se ve así abácado hacia unas formasde manifestación a la vez violentas y localizadas (debido, particularmente, asu aislamiento respecro a las demás fuerzas sociales) en ras {rr....rpr.r"rr.o-das sus contradicciones?

224

La subordinación creciente de la economía campesina a la

lógica del mercado no habría bastado, por sí sola, para determi-

,rí lm profundas transformaciones ocurridas en el mundo ru-

,"1, .-p.r"ndo por la emigración masiva, si ese proceso no hu-

biera estado vinculado á sí mismo' Por una relación de

causalidad circular, a una unificación del mercado de los bienes

simbólicos idónea para determinar el declive de la autonomía

ética de lo, ."-p.rir,os y' con ello, la debilitación de sus capa-

cidades de resistenci" y á. rechazo. Se suele admitir que' de for-

ma muy general, la emigración fuera del -sector

agrícola es fun-

ción de lá relación ..r,r. lo, salarios en la agricultura y en los

sectores no agrícolas y de la oferta de empleo en esos.sectores

(establecida á función del índice de no empleo indusrial)'

óabría así plantear un modelo mecánico sencillo de los flujos

migratorioi presuponiendo, por una parte, que existe IL cdm?o

de atracción con diferencias de potencial tanto mayores cuanto

mayor es el desfase de las situaciones económicas (nivel de in-

g..ror, índice de empleo), /, por otra, que los agentes oPonen a

i", f*.rr* del campo wa inercia o una resistencia que varía se-

gún diferentes factores." p.ro ese modelo sólo resulta del todo satisfactorio si se ol-

vidan las condiciones previas de su funcionamiento' que nada

tienen de mecánicart "ií, pot ejemplo, el efecto del desfase en-

tre los ingresos en la agricultura y fuera de ella sólo puede ejer-

cerse en 1á medida.t q.t. la comparación, como acto consciente

o inconscien rc de pueita en relación, se vuelve posible y social-

mente aceptable yi.pr.r.rrr" una ventaja para el modo de vida

ciudadano, del que el salario no es más que una dimensión en-

tre muchas otras; es decir en la medida en que el mundo cerra-

do y finito se abre y empiezan a caer progresivamente. los velos

subjetivos qu. ,ollri"n impensable cualquier especie de acerca-

-i..rto ..rti. "-bo, universos. Dicho de otro modo' las venta-

jas asociadas a la existencia urbana sólo existen y actúan si se

lrtr.lr".t ventajas percibidas y valoradas, si, por consiguiente'

son aprehendídrt .t función de categorías de percepción.y de

valoración que hacen que, dejando de pasar inadvertidas' de ser

225

Page 117: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

.T

igt,r'aclas (lrasiv:r ().ctival,c.te.), st,vrt.rv¡, rx,r(.cr)rirrrt,r t r¡lorables., visi[-¡lcs y clescarrrcs. y, <rc. hccrr.,' r,, ,,r r,,, , i,lr rrermodo de vida url-rano s<il<l pucclc c,jcrccrsc s<lbrc, rrrt.nlr,. ¡,,r,,*mente convertidas a sus atractivos: la *¡rru*siótt ,r,ht,titit ,lr. l¿visión del mundo es lo que confiere al cam¡r<l s«lc:irrl ir,rrclr. elrun proceso objetivo de unificación un pojer sirnlrr,rlitrr l,¡¡,r,l,ren el reconocimiento unánimeme.rt. oá.g".1,r a l«¡s u,,1,,,,,,, ,1,,minantes.

La revolución simbólica es el producto acumurarr«r trc ir*lrrmerables conyersiones individual., q,r., a partir clc r¡r*,rlrr,rldeterminado, se implican mutuam.nr. .., una carrerll r.¡rtl;r vrrmás precipitada. La trivialización que experimenra r(xro rrr¡rrr,rr,a lo que acabamos por acostumbr".no, i.rd,r.., en efcc«¡, lr'.lvidar la extraordinaria l1!r qsr¡9lógica que presupone, r)ruy (,,rpecialmente en la fase inicii d.l pi*o..ro, .á" .rrio ¿"'r.,. ,í"i,,mientos de la tierra y de ra."r", y h"bría que invocar er c,sfirt rrrrde preparación, las o.ario.r., pól.A p"i" f"ror.... o clcscrrr irdenar la decisión, las etapas a. u"

"f.;r-iento psíquico siorrpn,dificil de llevar a cabo (la ocupación prof.rlo.r"l a'medin j,,r.lr,rda en el pueblo, como carrero o como chófer, propor.ior,r, jr,,,ejemplo, el trampolín para dar el salto

" t, .ir¿"ij ;;; il.:nunca completado (como prueban los esfuerzor,'qu. dr;;r;

toda una vida, de los emigrantes a la fuerza para «aceÍcarse» a lilregión natal).

Cada uno de los agentes concernidos pasa, simultánea o su-cesivamente, por fases de confianz, ., ,i mismo, de ansiedaclmás o menos agresiva y de crisis de autoestima (que ,. .r,p..r"

"uel lamento ritual del ocaso d.e los campesinos y de la ntierrar: nlatierra está jodidar). La propensió, a re.or..r más o menos depri-sa la trayectoria psicológica que conduce al vuelco de la tabla delos valores campesinos J..n¡"d. de la posición ocupada en la an_tigua jerarquía, a rravés de los interer., y d. las dirptsici";.r;;ffgs a.esa posición. Los agentes q,.r. ápo.r.., la resistencia másdébil a las fuerzas d. atraciiór, .*,.rr"r, que perciber,

"rrr., Imejor que los demás las ventajas asociadas a la'emigra.i;", ,;;aquellos que sienten menos apego objetiva y subjeti;;."r; ;;;226

lo tl,'n'lt y ¡rtlr ll cxslr, p()rque sotr trtujcrcs, scgutrdoncs o pobres'

l\rt ¡rttcs, sigtrc sicndo el orden atrtiguo lo que define el orden en

,'l .¡uc un() sc aleja de é1. Las mujeres, que, en tanto que objetos

¡ir¡ilxili.os clc i,tercambio, circulaban de abajo arriba, y por ello

, r,rrr r.sIxrnriineamente propensas a mostrarse diligentes y dóciles

r{'§1,('(t() a las conminaciones o a los atractivos ciudadanos, son,

, r ,r r k »s sc,gundones, el caballo de Troya del mundo urbano' Me-

,,,,, ,,1,.gJ"s que los hombres (e incluso que los segundones) a la

,.,,'r.liciátr campesina, y menos comPrometidas con el trabajo y, ,,rr lirs rcsponsabilidades de poder, o sea, por ende, menos pen-

,lit'ntcs de la preocupación por el patrimonio que hay que ucon-

\('r'vru'», me.ior dispuestas respecto a la educación y a las promesas

.lc nlovilidad que ésta contiene, introducen en el centro del

rr rrrndo campesino la mirada ciudadana que devalúa y descalifica

lirs uvirtudes campesinasr.

Así, la reestructuración de la percepción del mundo social

(luc es crucial en la conversión individual y colectiva es indisocia-

trl. del fin de la autarquía psicológica, colectivamente mantenida,

(lue convertía el mundo hermético y cerrado de la existencia fa'

illiliar en una referencia absoluta. Referencia tan absolutamente

indiscutida que el alejamiento selectivo de aquellos que, segun-

dones o segundonas pobres, tenían que abandonar la tierra, por y

mediante el trabajo o el matrimonio, constituía aun así un home-

naje tributado a los valores centrales y reconocido como tal'1 La

conversión colectiva que ha abocado a emigraciones cada vez más

numerosas y que acabará afectando a los mismísimos supervi-

vientes es inseparable de lo que no queda más remedio que califi-

1. El desmoronamiento simbólico de los valores campesinos es hoy tan

absoluto, que hay que recordar algunos ejemplos típicos de su afirmación

triunfante. Por ejemplo, esta denuncia de su degradación expresada justo an-

res de la segunda Guerra Mundial por la esposa de un nheredero relevante,

de Denguin a propósito de otro ugran heredero': n¡X. casa a su hija c-on Yn

obrero!, (en realidad, un pequeño propietario de Saint-Faust que trabajaba

como empleado en la Casa del Campesino). O esta exclamación ofendida a

propósito de una familia relevante de Arbus cuya hija única se había casado

.o., r-r, funcionario: «Dap u emplegattr, (u¡Con un empleado!')'

11'7

r,,l

Page 118: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

car de revolución copernicana: el lugar cenrral, inmutable, sedede una jerarquía también inmutable y única, no es más que unpunto cualquiera en un espacio más amplio, o, peor aún, un pun-to bajo, inferior, dominado. El municipio, con sus jerarquías (laoposición, por ejemplo, enrre los campesinos ngrandes, y los npe-queños»), acaba resituado en un espacio social más amplio dentrodel cual los campesinos, en su conjunto, ocupan una posición do-minada. Y aquellos mismos que copaban las posiciones más ele-vadas en ese mundo de repente relegado acabarán, afaltade llevara cabo a dempo las conversiones y las reconyersiones necesarias,por pagar todos los platos rotos de la revolución simbólica queafecta al orden antiguo en un punto estratégico: el mercado ma-trimonial; como Ia explotación agrícola se sitúa en un entornoeconómico y en un mercado del trabajo que la condena a no re-ner más mano de obra que la doméstica, ese mercado condiciona,en efecto, muy directamente, la reproducción de la mano de obraagrícola y, con ello, de la empresa campesina.

3. IA UNIT.ICACIÓN DL,L MERCADO MATRIMONIAL

En tanto que mercado absolutamente Particular donde es a

las personas, con todas sus propiedades sociales, a lo que concre-

tamente se pone precio, el mercado matrimonial constituye para

los campesinos una ocasión particularmente dramática de descu-

brir la transformación del sistema de valores y el hundimiento

del precio social que se les atribuye. Eso es lo que revelaba, de

forma especialmente dramática, el modesto baile de Navidad,

punto de partida de toda la investigación, que se manifiesta, al

cabo d. u., prolongado trabajo de construcción teórica, amplia-

do sobre Ia marcha a objetos empíricos fenoménicamente del

todo distintos, como la realización paradigmática de todo el pro-

ceso que ha abocado a la crisis del orden campesino del pasado'l

Bl baile es, en efecto, la forma visible de la nueva lógica

del mercado matrimonial. Resultado de un proceso por medio del

cual los mecanismos autónomos y autorregulados de un merca-

l. Habría que tratar, a propósito de este ejemplo, de aclarar Io que suele

llamarse intuición. La escena concfeta mediante la cual se representa el pro-

blema es un auténtico 2 aradigma conductualqte condensa, en forma sensible,

toda la lógica de un proceso comple.io. Y no es indiferente que el carácter alta-

mente significativo de Ia escena sólo se revele al principio a una percepción

inreresadá, incluso profundamente sesgada, como dicen los tratados de ome-

todologíar, pofque contiene la carga de todas las resonancias afectivas y de to-

das las colaboraciones emocionales que implica Ia participación simpática en

la situación y en el punto de vista, doloroso, de las víctimas'

228 229

Page 119: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

il{'l

do matrimonial cuyos límites se cxric.clc, urucho más allf rlclmundo campesino tienden a ocupar el lugar de los intercarrrbir¡¡regulados del pequeño mercado local, subordinado a las norrrir¡y a los intereses del grupo, permite uer, concfetamente, el cfec.tomás específico -y más dramático- de la unificación del mercrrtkrde los intercambios simbólicos y la transformación que, en csrcámbito como en otros, corre parejacon el paso del mercado k¡c¡rla la economía de mercado.l Según la formulación de Engels, Iosagentes nhan perdido el control de sus propias inrerrelaciones sr¡.

cialesr; las leyes de la competencia se imponen na pesar de lrr

anarquía, en y por la anarquíar.2 Los herederos de familia relc-vante condenados al celibato son las víctimas de la competenciirque domina de ahora en adelante un mercado matrimonial hastala fecha protegido por las imposiciones y los controles, a menu-do mal tolerados, de la tradición. Al determinar una devaluaciónbrutal de todos los productos del modo de producción y de re-producción campesino, de todo lo que las familias campesinaspueden ofrecer, como la tierra y la vida en el campo o el ser delcampesino, su lenguaje, su atuendo, sus modales, su comporta-

1. Los informadores oponen explícitamente los dos modos de instaura-ción de las relaciones que conducen al matrimonio: la negociación entre lasfamilias, a menudo sobre la base de vínculos anreriores, y .1 .o.r,r.to directo,cuya ocasión, prácticamente. siempre se presenra en el baile. La libertad queda la interacción directa enrre los inte¡esados, así liberados de las presionesfamiliares y de todas las consideraciones económicas o éticas (por ejemplo, laufama, de la muchacha), tiene como contrapartida el sometimiento ala, le-yes del mercado de los individuos abandonados a su libre albedrío.

2. La distinción que establece K. Polanyi enrre ulos mercados aislados,(inlated markets) y ola economía de mercado, (market economy), es deci¡,más precisamente, enrre los nrn6¡6¿d65 regulados, (regulated markets) y elumercado autorregulado, (selfregulatingmarket) (véase K. polanyi, The GreatTransformation, the Political and Economic Origine of our Time, Boston, Bea-con Press, 1974, págs. 56-57, 7.^ reed., 1967), aporta una importante pre-cisión al análisis marxisra de la u¿¡¿¡quía, de la oproducción socializada,(socialized production) en la que nel producto gobierna a los producto res, (theproduyt gouerns the producers): la existencia de un mercado no basta paracrear la economía de mercado mientras el grupo conserve el dominio de losmecanismos de intercambio.

230

tiltcilt() y hrrsta str uflsic<tr, la unificaci«5ll tlcl tnerc¿rdo neutraliza

l,,o tr,,'c,t,ristrl()s s()ciales que garantizalr¿ru a cse campesino' den-

tr,,,lt'kts líntites de un -ercado restringido, un monopolio de

lrr'. l¡o, nrtry propio para proporcionarle todas las mujeres nece-

,,.u i:rs parir i^ i.ptod.r..ión social del grupo, y sólo éstas'

lli-r rnateria de matrimonio, como en cualquier otra especie

,lt' itrtcrcambio, la existencia de un mercado no implica' en modo

.rllr,rrtto, que las transacciones sólo obedezcar,alas leyes mecáni-

.,,s .1" [a competencia. Numerosos mecanismos institucionales

tictrrlct't, .., .f.cto, a ganant\zar al grupo el dominio de los inter-

( iunbios y "

pror.g.rio contra los efectos de la nanarquía' a la

(¡lc se refería Engels, y que se suele-olvidar, a causa de la espon-

t,lrrca simpatía qie i"tpit" el modelo uliberal', que' como e.n el

t.''atro clásico, lñ.r, " lo, .t"-orados de los imperativos de la

rrl7,¿)n de Estado doméstica. Así, en el antiguo régimen matrimo-

nial, como la iniciativa del matrimonio no pertenecía a los inte-

rcsados, sino a las familias, los valores y los intereses de la «casa))

y de su patrimonio tenían más posibilidades de imponerse en

.orr,." de las f".rtasías o los azares del sentimiento.l Y ello tanto

más cuanto que toda la educación familiar predisponía a.los jó-

venes a ro*.,.rr. a las conminaciones parentales y a aprehender

a los pretendientes según las categorías de percepción propia-

ment; campesinas: ya que el nbuen campesino' se reconocía por

el rango d. ,,., ."r", vinculado, inseparablemente' al tamaño de

,u haclenda y a la dignidad de su familia, y también por unas vir-

trrd., p.rronales coÁo la autoridad, la competencia y el ardor en

.1 tr"b";o, mientras que [a buena esposa era, ante todo' la nbuena

l.Lainstituciónmástípicadelantiguorégimenmatrimonialera,evi.dentemente, el casamentero lo l' c"""ttttera- (llamado trachur o talamé)'

prácticamenteinstitucionalizadooespontáneo.Enununiversodondelase-paración entre los sexos, siempre muy nítida'. sin duda no ha dejado de au-

-.rr,r, debido al debilitamiento de los vínculos sociales tradicionales, parti-

cularmente en los caseríos, y al espaciamiento de las ocasiones tradicionales

de encuentro -como las labores del campo colectivas-, la laxitud del nuevo

,.gi-.r, matrimonial sólo puede redundar en un reforzamiento de la ventaf a

de los ciudadanos.

23r

Page 120: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

rl

campesina», resistenre y trabajadora, y prcparacla para acc¡rtrr lucondición que se le ofrecía. Como nunca habían conocid«r notrilcosar, las muchachas de los caseríos vecinos y de toda la zona decolinas estaban más dispuestas a conformarse con la existcnci¡rque el matrimonio les prometía; nacidas y criadas en una área re-lativamente cerrada a las influencias exteriores, tenían mcl.rosposibilidades también de valorar a sus evenruales parejas segtirrcriterios heterodoxos. Así, antes de 1914, el mercado matrimo-nial de los campesinos de los caseríos de Lesquire se extendía a

toda la región comprendida entre el Gave de Pau y el Gave deOlorón, conjunto económica y socialmenre muy homogéneo dcmunicipios compuestos, como Lesquire, de un pequeño núcleotodavía muy campesino y de granjas dispersas por las laderas ylas colinas.l El dominio del grupo sobre los intercambios se afir-maba en la restricción del tamaño del mercado matrimonial me-dido en distancia geográfica /, sobre rodo, en distancia social.Por más que, en ese ámbito, como en otros, el mundo campesinojamás haya conocido la autonomíay la autarquía totales que losetnólogos a menudo le atribuyen, aunque sólo fuera limitándoseal ámbito del pueblo, sí había sabido conservar el control de sureproducción asegurando casi la totalidad de sus intercambiosmatrimoniales dentro de un nmercado pertinente» extremada-mente reducido y socialmente homogéneo: la homogeneidad delas condiciones materiales de existencia y, por consiguiente, de loshabitus, es, en efecto, la mejor garantíade perpetuación de los va-lores fundamentales del grupo.

Ese mundo hermético en el que uno se sentía en casa y entrelos suyos paulatinamente se ha ido abriendo. En los caseríos delárea principal de los matrimonios, así como en los caseríos de Les-quire, las mujeres vuelven cadavez más la mirada hacia la ciudadantes que hacia su caserío o los caseríos vecinos. Más dispuestas

l. Los diferentes barrios de Lesquire tenían, dentro del área común,sectores propios, definidos por la asistencia privilegiada a los mismos me¡ca-dos y a las mismas fiesras o, más precisamenre, por la utilización de los mis-mos autocares (que conducían a la población de los distintos barrios en di-recciones diferentes y posibilitaban contacros enrre los usuarios).

232

,¡trc los ht¡nrbrcs tr adopt¿rr lt¡s urodckrs y l«rs idcirles urbanos, son

r(:nucntcs a casarse con un campeslno que les Promete aqugllo

r¡rismo <le lo quc quieren huir (entre otras cosas' Ia autoridad de

los suegros, que «no están dispuestos a renunciat'' y' muy espe-

cialmente Ia tiranía tradicionai de la anciana daune, que pretende

c()nservar el mando en la casa, particularmente cuando el padre

carece de autoridad porque hizo un matrimonio de abajo arriba)'

l)or último, y, sob.. todt, tienen más posibilidades de encontrar

un partido fuera del mundo campesino, para eÍrrpezar' porque'

,.gá.t l" lógica misma del sistema, son ellas las que circulan' y de

"t"4" ".tiUi. De lo que resulta que los intercambios matrimonia-

Ies entre los caseríos campesino' y los pueblos y las ciudades sólo

pueden efectuarse en un único sentido' Como prueba la presen-

.ir, .r, los modestos bailes campesinos, de jóvenes ciudadanos a

los que su desenvoltura y su aspecto proporcionan una Yentala rn-

estimable sobre los campesinoi, el mercado matrimonial antigua-

mente controlad,o y prácticamente reservado está ahora abierto a

ir.o-p.,.ttcia más ür.rt"l y más desigual' Mientras que el ciuda-

d".ro puede escoger .rr,r. áif.tt"tes mercados matrimoniales je-

,*qr.rü"do, (ciuiades, pueblos, caseríos), el campesino de los ca'

seríos está confinado a ,u átta y sometido a la competencia'

incluso dentro de ésta, de rivales mejor pertrechados' por lo me-

nos simbólicamente. La extensión reciente del área matrimonial

de los campesinos de los caseríos, lejos de indicar el acceso a un

goJo d. [Éertad superior y de conducir, con el crecimiento de los

áp".io, de matrimÁnios posibles,.a un aumento de las posibilida-

des de matrimonio, .*p..r", por el contrario, sencillamente' Ia ne-

cesidad en Ia que ,. .rr.,r.,*"n los más desfavorecidos de exten-

á.r.t ar." geográfica de prospección, pero dentro de los límites de

i" fro-ogáeiiad socialio, mejor aún, para mantener esa homo-

g.rr.id"i), y de dirigir sus expectatiyll'J'inversa de sus herma-

ias, hacia los caseríos más remotos del País Vasco o de Gascuña'l

l. Sin pretender establecer aquí una teoría^general de los.intercambios

matrimoniales en las sociedades socialmente diferenciadas' quisiéramos' tan

,álo, irdi.r. que la descripción de los procesos de unificación del merca-

233

Page 121: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

rP"

(i¡rra strclc .currir ctra,d<l trrr .r'rlc, s.ciaI enrpieza a [ras-cular, sobre todo, de fbrma imperccptib[e, los antiguos domi-nantes contribuyen a su propio declive. por ejemplo, porque scsomeren al sentido de su cora de condición social, lo que l.i inl-pide rebajarse y llevar a cabo a tiempo las revisiones necesarias cincluso recurrir a las estrategias de la desesperanza que la durezade los tiempos impone a los más desfavorecidos. Es el caso de rosherederos de buena familia que se enclaustran en el celibato trasyarios intentos infructuosos con muchachas de su rango o de

do r*rtri*"ial no implica, en modo alguno, la adhesión al modelo del mer-cado matrimonial unificado que actúa, en esrado implícito, en las reorías co-munes de la «sls66i6, del cónyuge, y que, postulando la homogeneidad delas funciones de la homogamia (sin ver que puede tener sentidos áp,r..ro, ,.-gún afecte a privilegiados o a desposeídos), erige la atracción del semejantepor su semejante, según la intuición del sentido común (ncada oveja con suparejar), es decir, ia búsqueda de la homogamia, en principio universal, perosin contenido, de la homogamia. sin embargo, no se rrara ranro de caer en lailusión opuesta, que consistiría en tratar los diferentes mercados marrimonia-les (por e.jemplo, el mercado «campesino,, que sigue funcionando, a rrancasy barrancas) como otros tanros universo. ..pr.ráor, libres de cualquier de-pendencia. De igual modo que sólo se puede dar razón de las variaciones desalarios según las regiones, los secrores o las profesiones, siempre y cuando seabandone la hipótesis de un mercado del trabajo único y ,r.,ifi.ádo y se re-nuncie a agregar artificialmente datos heteróclitos buscando las leyes estruc-turales de funcionamiento propias de los diferentes mercados, sólo se puedencomprender las variaciones que se observan en las posibilidades de matrimo-nio de las diferentes categorías sociales, es decir, del precio que reciben losproductos de su educación, teniendo en cuenra qrr. .*irt.n dife¡entes merca-dos jerarquizados y que los precios que las diferentes categorías de ros ucasa-deros, pueden recibir dependen de las posibilidades q,r. ,.r,g* de acceder alos diferentes mercados y de su escasez en ..o, -..."d*, esiecir, del valor,que tengan en ellos (y que puede calibra¡se a partir del valor material o sim-bólico del bien matrimonial contra el que han sido inrercambiados). Mien-tras que los más favorecidos pueden exrender el área geográfica y el área so-cial de los matrimonios (dentro de los límites de la unió1 desacertada), losmás desfavorecidos pueden verse condenados a ampliar el área geográficapara compensa¡ la restricción social del área social en la que pueden ácon-trar pareja. Las oferias de solreros,, la primera de las cuales se organizó en Es-parros' en las Baronías, en 1966, sólo se pueden comprender áent.o de esalógica, la de las estrategias de la desesperanza.

z)+

,r.lucllos c¡trc, bicrt rclacionacl«rs y c«rr-tcflckrs, desperdician su

rn()rnento, cl fllo ile los aíros I950, cuando el matrimonio toda-

vía cs algo fácil para los campesinos ugrandes'» (nMuchas chicas

(lue no le parecieron un bocado digno de su paladar delicado-le

vcndrían "hor".o-o anillo al dedo,, dícese de uno de ellos)' O,

por ejemplo, porque aplican a la nueva situación principios anti-

gror'q.,. los inducen a actuar a destiempo. Como esas madres

[.r. ,. pt.o.upan de buscar un partido para su hija cuando me-

jtr h"ria., pensando en el chico o las que, más numerosas toda-

vía, rechazan en tanto que uniones desacertadas matrimonios

que tendrían que haber recibido como milagros. Las r€sPuestas

áel habitus qr.ri, .r.rarrdo coincide con el mundo, pueden hacer

pensar en un cálculo racional, pueden, por el contrario, venir a

corrtrap.lo cuando, enfrentado a un mundo diferente del que lo

ha producid o, el habitusgira, en cierto modo, loco y proyecta so-

br. .r. mundo del que han desaparecido las estructuras objetivas

del que es fruto la expectativa de esas estructuras.

Indudablemente, el desfme entre los habitusy las estructuras,

y los fallos de comportamiento consiguientes, son motivo de re-

consideraciones críticas y de conversiones. Pero la crisis no en-

gendra automáticamente la toma de conciencia; y el tiempo nece-

I"rio par" comprender el nuevo curso de las cosas es' sin duda,

,"rr,oLá, dilatado cuanto mayores son el apego objetivo y subje-

tivo al antiguo mundo, así como los intereses y las inversiones en

los retos que plantea. Por este morivo, se invierte el privilegio con

tanta frecuencia. De hecho, los diferentes agentes recorren, a ve-

locidades diferentes según los inrereses invertidos en el antiguo y

en el nuevo sistema, con avances y retrocesos' la trayectoria que

conduce del antiguo régimen matrimonial al nuevo, a costa de

una revisión de los valores y de las represenraciones asociadas a

uno y a orro. Y el efecto más característico de la crisis revolucio-

naria, que se expresa en profecías profilácticas, en previsiones que

ha..n 1", veces de exorcismo -del tipo nla tierra está jodida»-, es

esa especie de desdoblamiento de la conciencia y del comporta-

miento que induce a actuar sucesiva o simultáneamente según los

principios contradictorios de ambos sistemas antagonistas'

235

Page 122: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

w' l

La estadística establece, así, c¡trc krs hi.fos dc carrrpcsino.s,

cuando consiguen casarse, se casalr crlrr hijas de campcsirros,mientras que las hijas de campesinos se unen a menudo a nocampesinos. Esas estrategias matrimoniales manifiestan, en sr¡

antagonismo mismo, que el grupo no quiere para sus hijas loque quiere para sus hijos o, peor aún, que no quiere, en el firrr-do, a sus hijos para sus hijas, aunque sí quiera a sus hijas para

sus hijos. Recurriendo a estrategias estrictamente inversas sc-

gún tengan mujeres que colocar o que tomar, las familias cam-pesinas reyelan que, por efecto de la violencia simbólica, csrl

violencia de la que uno es alavez objeto y sujeto, cada una clc

ellas está escindida en contra de sí misma: mienrras la endoga-mia ponía de manifiesto la unicidad de los criterios de evalua-ción, o sea, el acuerdo del grupo consigo mismo, la dualidadde las estrategias matrimoniales evidencia la dualidad de loscriterios que el grupo utiliza para calibrar el valor de un indivi-duo, o sea su propio valor en tanto que clase de individuos.Según una lógica análoga a la que rige los procesos de infla-ción (o, en un grado de intensidad superior, los fenómenos depánico), cada familia o cada agente contribuye a la deprecia-ción del grupo en su conjunto, pues esa depreciación es la base

de sus estrategias matrimoniales. Todo sucede como si el gru-po simbólicamente dominado conspirara conrra sí mismo. Ac-tuando como si su mano derecha ignorara lo que hace la iz-quierda, contribuye a instaurar las condiciones del celibato delos herederos, y del éxodo rural, que por lo demás lamentacomo una calamidad social. Dando a sus hijas, a las que solíacasar de abajo arriba, a ciudadanos, manifiesra que asume,consciente o inconscientemente, la representación ciudadanadel valor actual y rebajado del campesino. Siempre presenre,pero reprimida, la imagen ciudadana del campesino se imponeincluso en la conciencia del campesino. El desplome de la cer-

titudo sui que los campesinos habían conseguido defender con-tra viento y marea de todas las agresiones simbólicas, incluidaslas de la escuela integradora, multiplica los efectos del replan-teamiento que lo provoca. La crisis de los nyalores campesi-

236

¡¡1¡¡;», §uc se exl)rcsa en la anrtrt¡ula de l«ls intercambios del

r¡lcrcado matrimonial, multiplica la crisis del valor del campe-

sino, de sus lrienes, de sus productos, y de todo su ser, en el

rnercado de los bienes materiales y simbólicos. La derrota inte-

rior, experimentada a escala individual, origen de esas traicio-

ncs aisladas, cometidas al amparo de la soledad anónima del

mercado, desemboca en ese resultado colectivo y no deseado,

la huida de las mujeres y el celibato de los hombres.

El mismo mecanismo es lo que lo que origina el cambio de

xctitud de los campesinos respecto al sistema de enseñanza, ins-

trumento principal de la dominación simbólica del mundo ciu-

dadano. Porque la escuela es Io que se presenta como lo único

capaz de enseñar las aptitudes que el mercado económico yel mercado simbólico exigen con una urgencia cada vez ma'

yor, como la utilización de la lengua francesa o el dominio del

cálculo económico, la resistencia oPuesta hasta la fecha a la es-

colarización y a los valores escolares se desvanece.i La sumisión

a los valores de la escuela impulsa y acelera el renunciamiento a

los valores tradicionales. Con ello, la escuela cumple su función

de instrumento de dominación simbólica, y contribuye a laconquista de un nuevo mercado para los productos simbólicos

ciudadanos: precisamente allí donde en efecto no consigue pro-

porcionar los medios para apropiarse de la cultura dominante

es donde logra, al menos, inculcar el reconocimiento de la legi-

timidad de esa cultura y de aquellos que poseen los medios de

apropiársela.

l. El declive progresivo del valor de las lenguas vernáculas en el mer-

cado de los intercambios simbólicos constituye tan sólo un caso particular

de la devaluación que sufren todos los productos de la educación campesi-

na: la unificación de ese mercado ha resultado nefasta para todos esos pro-

ductos, modales, objetos, atuendos, relegados al orden de lo caduco y vul-

gar o artificialmente conservados por los eruditos locales, en el estado

fosilizado de folclore. Los campesinos entran en los museos de artes y tradi-

ciones populares, o en esas especies de reservas de paletos disecados que son

los ecomuseos, en el momento en el que salen de Ia realidad de la acción

histórica.

237

Page 123: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

ff

La correlación que une los índic,cs clc cscolarización y krsíndices de celibato de los agricultorcs (cstablecidos a escala re-gional) no ha de leerse como una relación causal. Eso signifi-caría olvidar que ambos términos de la relación son fruto delmismo principio, aun cuando la educación pueda contribuir,a su vez, a reforzar la eficacia de los mecanismos que produ-cen el celibato de los hombres.l La unificación de los mer-cados económico y simbólico (del que la generalización delrecurso al sistema de enseñanza constiruye sólo una faceta)tiende, como hemos visto, a transformar el sistema de referen-cia respecto al cual los campesinos sitúan su posición dentrode la estructura social; uno de los factores de la desmo raliza-ción campesina, que se manifiesta tanto en la escolarizaciónde los hijos como en la emigración o en el abandono de las

lenguas locales, reside en el paulatino deterioro del velo de las

relaciones sociales de base local que contribuía a ocultarles laverdad de su posición en el espacio social: el campesino apre-hende su condición por comparación con la del funcionariosubalterno o del obrero. La comparación ya no es abstracta oimaginaria, como anres. Se lleva a cabo en las confrontacionesconcretas en el seno mismo de la familia, con los emigrantes ysobre todo, probablemente, en las relaciones de competenciareal en las que los campesinos se las tienen que lrer con los nocampesinos, cuando se produce una boda. Otorgando en lapráctica la preferencia a los ciudadanos, las mujeres recuerdanlos criterios dominantes de la jerarquización social. Con esta

1. Resulta prácticamente imposible restablecer, a escala regional, el sis-tema de factores explicativos que determinan las estrategias matrimoniales delos agricultores. Vista la heterogeneidad de las explotaciones agrícolas, en elseno mismo de la región, habría que poder tomar en consideración alavez eltamaño de la explotación, el ciclo de vida de Ia familia, el número de hijos,su dist¡ibución por sexo, su éxiro escolar respectivo, etcétera. Así, un explota-dor agrícola que tuviera un hijo de veinticinco años y una finca de veintehectáreas no podía jubilarse a los sesenra años y dejar la grarya a su hijo, quegustosamente se habría hecho cargo de ella. Si tuvie¡a una explotación algomayor, podría segregarla provisionalmente en dos; si la diferencia de edadentre su hijo y él fuera mayor, podría dejársela al cumplir los sesenta.

238

var¿r de nrcdir, los productos dc la cclttcacit'ltr carlpesina, y, en

l)articular, los modales campesinos de comportamiento con las

,',',uj.r.s, poco valor tienen: el campesino se Yuelve «campesi-

,',<.r,,, .r, ei sentido que el insulto ciudadano otorga a este adje-

rivo. según la lógica del racismo que se observa también entre

las clasei, el campesino esrá constantemente obligado a contar

en su práctica con la representación de sí mismo que,los ciu-

dadanos le devuelven; y a reconocer también en los dtsmenti-

dos que él le contrapone la devaluación a la que le somete el

ciudadano.Se percibe de inmediato la aceleración que el sistema de

enseñanza puede introducir en el proceso circular de devalua-

ción. En primer lugar, no hay duda de que Posee por-sí-mis-

mo un pod.t d. apartamiento que puede bastar para desbara-

tar las .rtrat.gi", de afianzamiento mediante las cuales las

familias tratan de dirigir las inversiones de los hijos de prefe-

rencia hacia la tierra antes que hacia la escuela -cuando la

propia escuela no ha bastado para desanimarlos mediante sus

i".riio.r., negativas-. Ese efecto de deculturización no se ejerce

tanto por la virtud del propio mensaje pedagógico como por

la meáiación de la experiencia de los estudios y de la condi-

ción de cuasiestudiante. La prolongación de la escolaridad

obligatoria y el alargamiento de la duración de los estudios co-

lo."l, ., .i'...o, a ios hijos de los agricultores en situación de

ncolegialesr, incluso de uestudiantes', aislados de la sociedad

1. Cuanto más han permanecido dentro del sistema de enseñanza' más

posibilidades tienen los hijos de los campesinos de abandonar la explotación

agrícola. Entre los hijos de agricultores, los que han cursado una enseñanza

¡írnir o general, secundaria o superior, son los más proclives-a apartarse de

la agricult-ura por oposición a los que sólo han recibido una formación pri-

maria o una enseñanza agricola. Además de haber sido preparados explícita o

impllcitamente para ejercer un oficio no agrícola o para vivir en el entorno

,rrúrrro, .. rr.r, "f..t"dos Por un lucro cesante tanto más considerable, si se

dedican a la agricultura, cuanro que determinados umbrales de superficie de

explotación y áe capital no llegan a alcanzarse. Por último, son los más aptos

para tenér un buen conocimiento de la oferta de empleos no agrícolas y para

á.rpl"r"r.. hacia las zonas donde las perspectivas de ingresos son mayorcs

z'.3e

Page 124: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

'Mm

Lrrun[)csirra p()r t(xl() su cstil() «lt'vitllr y, ('ll [)ilrt¡(ul:u, ¡ot \urritmos tenrporales.l [:,sta nucvll cxl)clicncia ticrrrlc ,r ,l,,tr,..lllzar prácticamente los valores transntiticlos por llr lrrr¡rili¡r y rr

orientar las inversiones afectivas y econón-ricas n() y:r lr,r, r,r l,t

reproducción del linaje, sino hacia la reproducci«in, rt lt.tvCidel individuo singular, de la posición ocupada por cl lirrrrjt. r,rr

la estructura social. En este caso, una vez más, es, soblt, 1,,,1,r,

a través de la acción que ejerce sobre las chicas cclrno lrr t.st ut,

la llega a los hijos de agricultores destinados a rcpr«rtlrrt ir l,r

familia y la propiedad campesina: la acción de decr-rlruriz:rr irirrencuentra un terreno particularmente propicio enrrc l:rs r lrr

cas, cuyas aspiraciones tienden siempre a organizarsc crr lrurción del matrimonio, y que por ello están más arenras y s()n

más sensibles a los modos y a los modales urbanos y al t'orrjunto de indicadores sociales que definen el valor de l:rs 1r,rr','jas potenciales en el mercado de los bienes simbólicos; por ht

tanto, son también más propensas a retener de la enseítilltzitescolar, sobre todo, los signos externos de la urbanidad ciurl¡rdana. Y resulta significativo que, como si, una vez más, se hicieran cómplices de su destino objetivo, los campesinos escola-ricen más y durante más tiempo a sus hijas.l

No sólo esos mecanismos tienen el efecto de separar a l<ls

agricultores de sus medios de reproducción biológica y social,

(".rr. p. O".rcé, G. Jegouzo, Y. Lambert, La Formation des enfants d'agricul.teurs et leur orientation hors de l'agricuhure. Résultats d'une enquéte exploratoi-re en llle-et-Villazza, Rennes, INRA, 1971).

1. En 1962, el 41,7o/o de las hijas de explotadores agrícolas entre l5y l9 años estaban escolarizadas contra sólo el 32o/o sólo de los chicos (véa-

se M. Praderie, «Héritage social et chances d'ascensionr, en Darras, LePartage du bénéfica, Éditions de Minuit, 1966, pág.348). Aunque los ín-dices de escolarización de chicos y de chicas sean similares enrre los10-14 años y los 2O-24 años, llama la atención que las chicas de 75 a 19

años, y especialmente aquellas cuyo padre dirige una explotación de más

de diez hectáreas, estén mucho más escolarizadas que los chicos (Véase

uEnvironnement économique des exploitations agricoles frangaisesr, Statis-tiques agricoles, 86, octubre de 1971, págs. 156-166 [suplemento, serieuÉtudes,]).

240

.,lr) (llt(.t:rnrIri/.lt tiendr:rr 1l pr()l)iciilt'l:r lprrricirirr, c:n la c()n-

r rr'rrt i:r .lc l,ts (:illlll)csillos, clc tttra itrragctr catastrófica de su

Iuturo t..rlccriv«¡. Y la profecía tccltocr/ltic¿r que anuncia la de-

',.r¡,.u ir'iritt tlc k¡s calnpesinos sólo puede aftanzat esa represen-

,.,, ¡.i,, conflricnclo sentido y coherencia a los múltiples indi-( rr) l)lltcelerios que deducen de la experiencia cotidiana' El

.lct to rlc clesmoralización que ejerce una representación pesi-

rrristrr rlcl futuro de la clase contribuye al ocaso de la clase que

1,, tlctermina. De lo que resulta que la competencia económi-

(,r y lx)lítica entre las clases también se lleva a cabo a través de

l.r trt,tnipulación simbólica del poruenir: la previsión, esta forma

,,,.,i,,,r"I dela profecía, resulta idónea para favorecer el adveni-

rrricnto del porvenir que profetiza. No hay duda de que la in-

lirrrnación eionómica, cuando se limita a poner de manifiesto

y a divulgar ampliamente, hasta a los propios uinteresados',

i"r, l.yes á. l" ..o.omía de mercado que condenan a los pe-

(lueños agricultores, a los pequeños artesanos y a los pequeños

.o-erciantes, contribuye, debido al efecto de la dialéctica de

lo objetivo y de Io subjetivo, al cumplimiento de los fenóme-

nos que describe. La desmoralizaciín es siempre una forma

particular de self-fulfilling ?rofec!,de profecía que se cumPle a

ií -ir-r. El campesinado representa un caso límite y, a este

título, particularmente significativo, de la relación entre los

determinismos objetivos y la anticipación de sus efectos' Por-

que han interiorizado su porvenir objetivo, y la representación

que de él tienen los dominantes, que tienen el poder de con-

tribuir a hacerlo mediante sus decisiones, los campesinos em-

prenden acciones que denden a poner en peligro su reproduc-

ción.El reto del conflicto sobre las representaciones del porvenir

no es más que Ia actitud de las clases en declive frente a este

declive: o bLn la desmoralización, que conduce ala desbanda'

da, como suma de huidas individuales, o bien la mouilización,

que conduce a la búsqueda colectiva de una solución colectiva

de la crisis. La diferencia puede esrribar fundamentalmente en

la posesión de los instrumentos simbólicos que Permitan ál

241

Page 125: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

gnll\o haccrse con cl contrcll dc la c.r.isis y organizarsc con clfin de atajarla mediante una respucsra colcctiva en vez cle huirde la degradación, real o temida, sumido en el resentimientoreaccionario y la representación de la historia como complot.l

1. De forma general, la alienación económica que conduce a la violen-cia reaccionaria de la sublevación conservadora es al mismo tiempo una alie-nación logicopolítica: los agenres en declive recurren al racismo o, más gene-ralmente, a la falsa concretización que ubica en un grupo tratado .o.'o .hi.,,roexpiatorio (judíos, jesuiras, masones, comunistas, etcétera.) el principio desus dificultades actuales y potenciales porque no disponen de los esquemas deexplicación que les permitirían comprender la situació n y mouilizarse colecti-aamente para modificarla en vez de refugiarse en el pánico de los subterfugiosindividuales. En el caso particular, es indudable que la reivindicación regio-nalista o nacionalisra constituye una réplica especÍfica y sensata a la domina-ción simbólica resultante de la unificación del mercado, y ello contra las dife-rentes formas de economicismo que, en nombre de una definición restringidade la economía y de la racionalidad, y a faka de comprender como al la-eco-nomía de los bienes simbólicos, reducen las ¡eivindicaciones propiamenre sim-bólicas, que siempre se introducen de una forma más o menos confusa en losmovimientos lingüísticos, regionalistas o nacionalistas, al absurdo de la pa-sión o del sentimiento (véase, por ejemplo, esta declaración típica de Ray-mond cartier en Paris-Match del 21 de agosto de 1971 a propósito de las rei-vindicaciones de los católicos irlandeses: uNada hay más absurdo, Iaemigración de unos o de otros significará un desastre económico. pero no esel interés, ¡lamentablementel, lo que rige el mundo, el mundo se rige por lapasiónr). De hecho, lo que resulta absurdo, y que reduce al absurdo las trescuaftas partes de los comportamienros humanos, es la disrinción clásica entrelas pasiones y los intereses, que hace olvidar la existencia de inrereses simbóli-cos absolutamente tangibles y adecuados para fundamentar en razón (simbóli-ca) comportamientos a primera vista tan perfectamente npasionales, como lasluchas lingüísticas, algunas reivindicaciones feministas (como el vaivén entrehe y she del nuevo discurso universitario anglosajón) o determinadas formasde reivindicaciones regionalistas.

242

4. OPINI()Ntis Dh,I- I'UEtll,() .SANAS,

Como ya he reiterado hasta la saciedad el poco crédito que

merece la sociología espontánea, y estoy más decidido que nun-ca a recusar todas las formas de ucháchara cotidiana» sobre lo

cotidiano que vuelven a imperar hoy, al cabo de un ciclo de la

moda intelectual, me siento legitimado para recordar que las la-

mentaciones o las indignaciones de los primeros interesados de'

signan a menudo problemas que la investigación científica con

frecuencia ignora o esquiva. Es lo que ocurre con el celibato de

los herederos que, alrededor de la década de los sesenta, en unmomento en el que un discurso populista determinado ensalza-

ba la emergencia de una nueva élite campesina, parecía concen-

trar toda la angustia de las familias rurales. De hecho, si se

acepta la teoría según la cual la reproducción biológica de la fa-

milia agrícola forma parte de las condiciones de funcionamien-to de la empresa agrícola en su forma tradicional,l se compren-de que la crisis que afecta a la institución matrimonial, piedra

angular de todo el sistema de estrategias de reproducción, ame-

1. Véase A. V. Chayanou on tl)e Theory of Peasant Economy, D. Thor-ner, B. Kerblay, R. E. F. Smith, eds., Homewood, Iilinois, fuchard D. IrwinCo., 1966 (y, en particular, la introducción de B. Kerblay, publicada tam-

Lrién en Cahiers du Monde russe et soaiétique I/ [4] octubre-diciembre de

1964, págs. 411-460); D. Thorner, uUne théorie néo-populiste de l'écono-

mie paysanne: L'École de A. V. Chayanovr, Annale¡ 6, noviembre-diciem-

bre de 1966, págs.1232-1244.

243

Page 126: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

¡azala existencia misma de la ncasa, canrpesina, unidad indiso-ciable de un patrimonio y de toda la gente que compone lacasa: muchos propietarios medios que, según las estadísticas na-cionales, han sido los grandes beneficiarios de Ia leve concen-tración de tierras que el declive de las pequeñas fincas posibilitóy que se han mostrado más modernizadores, tanto en el aspectotécnico como en el ámbito de las asociaciones o de los sindica-tos, se han visto afectados por el celibato: al dejar tantas tierrassin herederos, el celibato de los primogénitos ha llevado a cabolo que los meros efectos de la dominación económica y de ladegradación, al menos relativa, de los ingresos agrícolas, no ha-brían podido lograr.r

Por mucho que, tras la lectura de esos análisis, se llegue alconvencimiento de que la dominación simbólica que se ejerceimpelida por la unificación del mercado matrimonial ha repre-sentado un papel determinante en la crisis específica de la re-producción de la familia campesina, hay que reconocer que laatención prestada a la dimensión simbólica de las prácticas, le-jos de representar una huida idealista hacia las etéreas esferas dela superestructura, constituye la condición sine qua noru y nosólo en este caso, de una verdadera comprensión (que cabe cali-ficar, si se desea, de materialista) de los fenómenos de domina-ción. Pero la oposición entre la infraestructurayla superestruc-tura o entre lo económico y lo simbólico no es más que la mászafia de las oposiciones que, al encerrar el pensamiento de los

1. Al cabo de un estudio sobre los factores de desaparición de las explo-taciones agrícolas, André Brun concluye que olas "bajas" de agricultores ex-plotadores son, esencialmente, resultado de la mortalidad y de las jubilacio-nes, (véase oPerspectives sur le remplacement des chefs d'exploitationagricole d'aprés l'enquéte au 1/10¿ de 1963", en Statistique agricole, suple-mento 28, julio de 1967). En 1968, en Lesquire, el 50o/o de los agricultorestenía más de 45 años, de los cuales más de la mitad eran solteros, y la pobla-ción campesina mostraba un neto retroceso, debido al déficir de nacimientosconsecuencia del celibato y de la tardanza matrimonial. En 1989 la genera-ción directamente afectada por la crisis de los años sesenta concluye su ciclo,y una parte muy importante de las haciendas va a desaparecer con su propie-tario.

244

¡lotlcrcs cn altcrtratiy¿rs f'rcticias, ittrposicit'rtl o acatamiento vo-

I rr ntario, manipr_rlación cenrralista 0 autoengaño espontaneísta,

irnpic{cn comprender totalmente la lógica infinitamente sutil

clc la violencia simbólica que se insraura en la relación oscura

l)ara sí misma enrre los cuerpos socializados y los juegos sociales

cn los que se hallan inmersos.l

1. Aunque no me gusta demasiado el ejercicio, típicamente escolar,.que

consiste ., p"rr. revista, para diferenciarse de ellas, a todas las teorías concu-

rrentes del análisis presentado -entre otfas razones, porque puede hacer creer

que responde únicamente a un afán de diferenciarse-, quisiera hacer hinca-

pie ." t, gran diferencia que media entre la teoría y la violencia simbólica en

,"rr,o qrr. d.r.onocimiento basado en el ajuste inconsciente de las estructu-

ras subjetirras a las estructuras objetivas de la teoría foucaldiana de la domi-

nación como disciplina y adiestramiento; o también, en otro orden de co-

sas, enrre las metáfo.as de la red abierta y capilar y un concePto como el de

camPo.

245

Page 127: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

ANEXO

Distribución de las personas nacidas en los caserlos(en Lesquire o en otro lugar), su sexo, la profesión de su padre

su orden de nacimiento

AgiProfesión del padre Pequeño (<15 ha) Medio

¡/R Primo- Segun- Total NR Primo-dón

de Lesquire antes de 1935 segrín su residencia en l97O(y p"r" los agricultores, el tamaño de su hacienda),

y su estado ciül

cuhores

(15-30ha) Grande (>i0 ba) Otros* Total

Segun- Total ^/R

Prirrto- Segun' Total

2

5

7

t412

26

35

27

62 \15

t610

26

58

46

104

44

4

3

)6

2

1

3

5

4

9

RES

IDENTES

Varones solteros

Varones casados

Total varones

Total

Varones solteros

Varones casados

Total varones

18

r4

32

6726 36

32 45

8145t 38

59 82

11 t6

51, 72

62 88

)1

4

3

3

2

5

7

1

7

5

1

9

10

4

t276

4

r4

18

2

)5

2

4

62

2

t3862875

44r31056434 3r 15 15 r79

EMIGRADoS

F

LLECIDos

4

t2

r6

I

9

10

I

10

11

3 18

l0 90

13 108

4

t2t6

10

10

18

18

2

2

8

8

6

6

218i0 108

t2 126

TotdResidentes + em

Varones

Mujeres

Total

2920t70121

185

2623 l0 25 234

275

1.4 | 12 27

83i0212242248

40 4r3

8

10

18

4t

35

76* Los datos referidos a los criados y obreros agrícolas, artesanos y comerciantesy empleados (carteros, gendarmes, etcétera) no han podido detallarse aquí.

246

Mujeres solteras

Mujeres casadas

Total muieres

Mujeres solteras

Mujeres casadas

247

Page 128: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

POST.SCRIPTUMUna clase objeto

«PAGUE, PAYSA!»* (¡PAGA, :CAMPESINO!)

Si una cosa es verdad, es que la verdad del mundo social es

un entramado'de luchas: porque el mundo social es, por una

parte, representación y voluntad; porque la representación- que

ior gr.rpát tienen de sí mismos y de los otros grupos contribuye

..r gtrt medida a hacer que los grupos sean lo que son y hagan

Io (.r. hacen. La representación del mundo social no es un

d"tá o, lo que es equivalente, una grabación, un reflejo, sino el

fruto de innumerables acciones de constntcción que están siem-

pre ya hechas y que siempre hay que rehacer. Está depositada

en las palabras comunes, términos pedocucionarios que tanto

contribuyen a hacer el sentido del mundo social como e grahar-

Io, consignas que contribuyen a producir el orden social infor-

mando el pensamiento de ese gruPo y produciendo los grupos

a los que designan y movilizan. En pocas palabras, la construc-

ción social de ta realidad social se lleva a cabo en y a través de

innumerables actos de construcción antagonista que los agentes

* Expresión bearnesa que se utiliza en contextos muy diferentes para

decir,,sencillamente, que hay que pagar los platos rotos o, en un sentido. más

..p..ifi.o, que siempre es el débil, el pobre, el campesino, el que paga, el que

"p..hrrgr, .l ti-rdá, el que está equivocado. Según la etimologla popular,

,i" ¿"d, fundada en el caso particular, podría tratarse de la exclamación que

se profiere cuando el Estado impone nuevos gravámenes.

249

Page 129: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

tt

cflectúan, en cada momento, ell sLls luchas, individuales o co-lectivas, espontáneas u organizadas, para imponer la representa-

ción del mundo social más conforme con sus intereses; se trata,por supuesto, de unas luchas muy desiguales, ya que los agentes

poseen un dominio muy variable de los instrumentos de pro-ducción de la representación del mundo social (y, más aún, de

los instrumentos de producción de esos mismos instrumentos),y también porque los instrumentos que tienen a su disposicióninmediata, listos para su empleo, y en particular el lenguaje co-rriente, son, por la filosofía social que vehiculan en estado im-pllcito, muy desigualmente favorables para sus intereses según

la posición que ocupen en la estructura social.

Por ello la historia social de las representaciones sociales delmundo social forma parte de las críticas previas de la ciencia delmundo social que vehicula, en particular en las oposiciones a las

que recurre, ( G e m e i n s c h afi / G es e I ls c h afi , fo I h / u r b an, etcétera) p ara

pensar el mundo social, o en las divisiones según las cuales se or-ganiza (sociología rural y sociología urbana, etc.) toda la filosofíasocial que se halla inscrita en las oposiciones más corrientes de

la experiencia corriente del mundo social (ciudad/campo, ru-rallurbano, etcétera). El inconsciente, decía más o menos Dur-kheim, es la historia: el único medio de apropiarse del todo el

propio pensamiento del mundo social consiste en reconstituir la

génesis social de los conceptos, productos históricos de las luchas

históricas que la amnesia de la génesis eterniza y convierte en

algo estático. La historia social o la sociología (tal vez) no sería

digna de una hora de esfuerzo si no la animara ese propósito de

reapropiación del pensamiento científico por sí mismo que es

constitutiyo del propósito científico más actual y activo.lEsa sociología histórica de los esquemas de pensamiento y

de percepción del mundo social se opone, tanto en sus propósi-

1. Lo que, en concreto, significa que, cuando se transforma en unaacumulación positivista de informaciones más o menos anecdóticas sobre los

especialistas de tiempos remotos, al margen de cualquier referencia a las

obras que hayan producido, la historia social de las ciencias sociales carece

prácticamente de interés.

250

tos como en sus métodos, a las clifcrcnrcs variantes adaptadas a

las corrientes acrualizadas de la historia de las ideas, y, en parri-cular, a la que, dándose ínfulas de radicalismo crítico, se dedicaa derrotar a adversarios ya muertos y enterrados. uNo cuestagran cosa», afirmaba Engels, «atacar con argumentos generalesla esclavitud y otras cosas por el estilo, y descargar sobre seme-jante infamia una indignación moral superior. Lamentablemen-te, no se hace con ello más que enunciar lo que todo el mundoya sabe, a saber, que esas instituciones antiguas ya no correspon-den a nuestras condiciones actuales ni a los sentimientos quedeterminan en nuestro fuero interno esas condiciones. Pero esono nos enseña nada nuevo sobre el modo en que esas institucio-nes surgieron, ni sobre las causas por las que subsistieron, ni so-bre el papel que han representado en la historia.rl A falta de sercapaz de volver a aprehender las necesidades que confieren a las

instituciones y a los comportamientos su necesidad histórica, la«irtvestigación, histórica, que debería facilitar los medios de per-seguir y revelar el inconsciente de clase, le facilita un velo que seyuelye, por lo demás bastante transparente cuando, por ejem-plo, se pretende demostrar que la Escuela, ese invento de curas ypastores, pergeñado por pequeñoburgueses, funciona gracias apequeñoburgueses represivos para transformar a los obreros enburgueses más burgueses que los propios burgueses.2 Lo que, eneste caso como en otros, posibilita y, pese a los reparos, vuelvenecesarid, la indignación burguesa conrra los pequeñoburgueses

1. F. Engels, Anti-Dühring París, Éditions sociales, 1971, págs. 213-214. También podríamos haber citado a Antonio Gramsci, (Eeuures choisies,

París, Éditions sociales, 1959, págs. 153-155.2. Véase A. Querrien, Généalogie dts équipements collectif, les équipe-

ments de normalisation, l'école primaire, Pa¡ís, CERFI, 1975. Quienes en-cuentren el uresumen, sumario (o nprimarior...) pueden leer las páginas l1ly 735, para el retrato del maestro de escuela en ranro que plumífero aronra-do por la labor de rellenar formularios y registros o en ranto que pequeño-burgués onanista o sadomasoquista, y las páginas 140 y 145 para la lecciónde mundología burguesa para maesrros de escuela pequeñoburgueses y parasus sueños de poder.

251

Page 130: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

y corltra los proletarios a los c¡uc alrtrr'¡¡trcs¿lr) con sus escucl¿rs «l

sus sindicatos, es, además de las clisposicit¡nes del habitus 6ur-gués, Ia ignorancia de las condiciones sociales de producción dc

los agentes y de las instituciones que ellos hacen funcionar o,

con mayor precisión, la indiferencia a las formas específicas qucadopta la explotación en las diferentes categorías de explotados,

/, muy especialmente, entre los pequeñoburgueses, cuya aliena-ción específica reside en el hecho de que a menudo se encuen-tran en la tesitura de hacerse cómplices obligados y consintien-tes de la explotación de los demás y de sí mismos.l

De este modo los cuentos para no dormir de las abuelas bur-guesas se convierten en el cuento chino de las muchachitas conveleidades rebeldes (sin causa) de la burguesía. Pero no acaba ahí

la cosa: la indignación retrospectiva también es una forma de

justificar el presente. En efecto, al denunciar, como el que más,2

el empleo de métodos firmes en la época de los métodos suaves,

o a las damas caritativas que leían al barón de Gerando en la épo-ca de la asistenta social que cita a Lacan, ese cuento liberado (del

esfuerzo de investigación histórica) contribuye a legitimar el úl-timo estado de las instituciones de dominación que deben laparte más específica de su eficacia al hecho de que siguen perma-neciendo absolutamente irreconocibles, entre otras razones, por-que se definen precisamente contra la retaguardia usuperadar.3

1. El propósito mismo de aprehender las razones de ser, además de estar

excluido por el desprecio de clase, presupone algo absolutamente distinto de

la mera consulta de unos textos pintorescos surgidos al azar hojeando los re-

gistros de Ia Biblioteca Nacional. Basta saber a costa de qué ingente esfuerzo

los historiadores (véase J. Ozouf, Nous les maitres d'écoles, París, Gallimard/

Julliard, 1967,y F. Furet yJ. Ozoú, Lire et Écrire,2 vols., París, Éditions de

Minuit, 1978) han podido responder a semejante cuestión zanjada de pasada

(pág. 151) para convencerse de que, como en Jean-Baptiste de la Salle y Frei-net según Anne Querrien, la innovación es, en Anne Querrien y en todos los

autores de Ia misma cuerda, ufruto de la voluntad de no cansarse, (pág. 145).

2. J. Donzelo¡, La Police des familles, París, Éditions deMinuit, 1977.

3. nY naturalmente, como antañ0, es entre las familias obreras, Ias fami-lias "necesitadas", donde van a ejercer su labor misionera propagando esas

normas nuevas que tan bien les permiten vivir. La "libertad sexual", el control

)\)

lrara c¡uc la historia social urcr(:zclr lrr considcración de psico-

rrnllisis del espíriru cicntífico y dc [a conciencia social tiene que

rc«rnstruir .o.r-tplet"-.nte, es decir, mediante una tarea propia-

llrenre interminable, las condiciones sociales de producción de

lrrs categorías sociales de percepción y de representación del

,r',,.rrrdo "rr"t.rral

o social en las que puede fundamentarsela reali'

dad. mismade este mundo cuando, transformada en lienzo artís-

ricamente construido y en paisaje arquitectónicamente acondi-

cionado, la naturaleza misma impone las normas de su propia

percepción, de su propia apropiación y cuando la perspectiva

deja áe ser un punto de vista ordenador sobre el mundo y pasa a

J.lá, ,r'r.i-i.ntos, la exigencia relacional, la psicopedagogía' se difundirán

siguiendo las mismas modalidades, según el mismo interuencionismo tecnocráti'

,í qrr v emplearon antaño para vender las- c-ajas de ahorros y la escolariza-

ción: la inciiación promocio.ral y la culpabilización consiguie'te de ias fa-

rnilias que, por su oposición y renuencia, echan a-perder las oportunidades

d. ,,,, ..,i.Ábros. E., el lanzamiento de la planificación familiar resuenan

los ecos de un discurso que tiene más de dos siglos de antigiiedad [...],, (la cur-

siva es mía) (J. Donzelot, op. cit., págs. 199-200)' Esa historia de pocos

vuelos aúna todas las condiciones de un elevado rendimiento simbólico en

el mercado de los productos culturales: el vaivén incesante entre las alusio-

nes cómplices ,l p..r.nt. -ideales para producir el efecto de una ugran crí-

ti."r-, y la, ,eferencias inconexas y descontextualizadas al pasado -óptimasp"r, .o.rf.ri. una apariencia ds «gran culturar- y el batiburrillo de exigen-

.ir. ...rrltrrrt. obvian a la vez \a necesidad de cualquier investigación siste-

mática sobre el presente -que no haría más que restar altura filosófica al

discurso- y d. cualquier investigación en profundidad sobre el pasado

-qrr., ,..it,l".rdo las instituciones y las prácticas en el sistema que les otorga

su senrido y su necesidad sociológica, constituiría el pasado en tanto que

pasado y atula.í, el objeto de indignación retrosPectiva-' Y' para. funda-

rn.t,r. .ro, po.o, vuelos, superficiales y objetivistas, que obvian absoluta-

menre el ..,rrdio de los agenies y las investigaciones a veces inte¡minables

que éste impone, b"rta .o, remitirse a esa especie de finalismo de lo peor

q.r. ."dr.. ia historia al devenir casi mecánico de instancias intemporales e

impersonale, de nombres alegóricos: uEn pocas palabras, fiatur de compren-

dr, ,t ,frao socialmente decisiuo drl tabajo social lllamado en otro lugar ulo

arirt..r.i"lr1 a pdrtir de la combinación estratégica dr lru tres instancias que lo

componen: lo judicial, lo psiquiátrico y lo educatiuo'' (J' Donzelot' op' cit''

págs.93-94).

253

Page 131: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

scr cl orden mismo del mund«r. lil rni'rito dcl cspléndido libro deRaymond \üTilliams, The Country and tfu C)ity,t estrlba en recor-dar no sólo que la percepción del propio mundo natural no tienenada de natural -cosa que sabíamos desde hace mucho, en parti-cular gracias a la auténtica genealogía social de las categorías de

percepción del mundo natural obra de Erwin Panofsky-,2 sinotambién que es indisociable de una relación con el mundo social;que el punto de vista sobre el mundo natural y, afortiori, sobre el

mundo social depende de Ia altura social desde el que se toma.Así, la representación burguesa del mundo, trátese del upaisaje na-tural, del landscape garderuing o de la psicología aparentementeahistórica de las novelas de Jane Austen y de George Eliot tales

como las analiza Raymond \X/illiams, revela en una forma objeti-vada la verdad de la relación burguesa con el mundo natural y so-

cial que, como la mirada distante del paseante o del turista, pro-duce el paisaje como paisaje, es decir, como decorado, paisaje sincampesinos, cultura sin cultivadores, estructura estructurada sinlabor estructurante, finalidad sin fin, obra de arte. El misterio delnhechizo eterno» del arte burgués se desvanece cuando se ve todolo que, en la literatura o en la pintura (por no hablar de la músi-ca), funciona como drnegación (en el sentido freudiano) de las re-

laciones sociales, predispone a la obra de arte para ser reactivada,

si no indefinidamente, cuanto menos mientras no se le pida nadamás que lo que originariamente está dispuesta a ofrecer, es decir,una evocación neutralizada del mundo social que habla de ese

mundo de tal modo que todo sucede como si no hablara de é1.

Dominadas incluso en la producción de su imagen delmundo social y, por consiguiente, de su identidad social, las

clases dominadas no hablan, son habladas. Los dominantesposeen, entre otros privilegios, el de controlar su propia objeti-vación y la producción de su propia imagen: no sólo porqueposeen un poder más o menos absoluto sobre quienes contri-

1. R. \íilliams, The Counny and the City, Londres, Chatto and 'Win-dus, 1973.

2. E. Panofsky, La Perspectiue comme forme symbolique, París, Éditionsde Minuit, 1975.

254

lrrryc¡ clircct¿urrcntc a esa labt¡r dc ollictivación (¡rintores, escri-

t«rrcs, pcrioclistas, etcétera), sino tanltriÚn Porque tienen los me-

rli«rs clc ¡rrefigurar su propia objetivación mediante toda una la-

llor dc representación, como se decía antes' es decir, mediante

r¡n1r teatralización y una estetización de su persona y de su

colnportamiento con el objetivo de poner de manifiesto su

c«¡ndición social y, sobre todo, de imponer su representación'

lln resumen, el dominante es aquel que consigue imponer las

normas de su propia percepción, ser percibido como se percibe

ól mismo, apropiarse de su propia objetivación reduciendo su

verdad objetiva a su propósito subjetivo' Por el contrario, una

de las dimensiones fundamentales de la alienación estriba en el

hecho de que los dominados han de contar con una verdad ob-

jetiva de su clase que no es obra de ellos, con esa clase-para-otro

que se les impone como una esencia, un destino, ln fatum, es

áecir, con la fuerza de lo que se expresa con autoridad: como

siempre están solicitados para asumir el punto de vista de los

demás, una mirada y un juicio ajenos, siempre están exPuestos

a volverse extraños para sus propios ojos, a dejar de ser los suje-

tos del juicio que poseen sobre sí mismos, el centro de perspec-

tiva de la mirada que echan sobre sí mismos. De todos los gru-

pos dominados, la clase campesina, sin duda porque nunca se

ha dotado, o porque nunca la han dotado, del contradiscurso

capaz de constituirla en sujeto de su propia veqdad, es el ejem-

plá pot antonomasia de la clase objeto, obligada a formar su

propia subjetividad a partir de su objetivación (y está muy cer-

ca en este aspecto de las víctimas del racismo). De esos miem-

bros de una clase desposeída del poder de definir su propia

identidad ni siquiera se puede decir que son lo que son, puesto

que el término más corriente para designarlos puede funcionar,

ante slrs propios ojos, como un insulto: el recurso al eufemis-

mo, agricultor, hacendado, así 1o pone de manifiesto. Enfrenta-

do, a un" objetivación que les revela lo que son o lo que han de

ser, no tienen más alternativa que la de asumir la definición (en

su versión menos desfavorable) que les es impuesta o que la de

definirse reaccionando en contra de ella; resulta significativo

V

255

Page 132: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

que la representación dominantc cst¿ l)r(:scntc etr el seno mis-

mo del discurso dominado, en la propia lcngua en la que se ex-

presa y se piensa a sí mismo: el upalurdo,,, el npatánr, el upale-

to», el udestripaterrones», el nrústico, que habla con uacento del

terruño» tiene su equivalente prácticamente idéntico (en bear-

nés) en la expresión ?q/sdnas empaysanit, el campesinote «acam-

pesinador, cuyos esfuerzos pafa chapurrear en mal francés

(francimandeja) son motivo de burla y que por su torpeza e in-habilidad, por su ignorancia y su inadaptación al mundo ur-bano se convierte en el protagonista predilecto de los chistes

más típicamente campesinos.

La formación de una identidad fundamentalmente heteró-

noma, reaccional y, por lo tanto, a veces reaccionaria, se tornatanto más dificil cuanto que las imágenes con las que ha de

contar son en sí mismas contradictorias con las funciones para

las que quienes las producen las utilizan. Es indudable queprácticamente nunca se piensa en los campesinos en sí mismos

y para sí mismos, y que hasta los discursos que exaltan sus vir-tudes o las del campo no son más que una forma eufemizada o

disimulada de hablar de los vicios de los obreros y de la ciudad.Mero pretexto para prejuicios favorables o desfavorables, el

campesino es objeto de expectativas por definición contradicto-rias, puesto que sólo debe su existencia en el discurso a los con-flictos que se resuelven referidos a é1. Así, en la actualidad, los

diferentes sectores del campo de producción ideológica le pre-

sentan al mismo tiempo las imágenes de sí mismo más incom-patibles. Paradoja particularmente llamativa en el orden de lacultura, y, sobre todo, de Ia lengua, donde algunas fracciones

de intelectuales, impulsados por la lógica de sus intereses espe-

cíficos, les exigen, por ejemplo, que recuperen sus lenguas ver-náculas en el momento en el que las exigencias tácitas de los

mercados económico, matrimonial y escolar les imponen, más

brutalmente que nunca, su abandono. Pero puede que la con-tradicción sea más aparente que real, puesto que las divisionesmás irreductibles subjetivamente pueden organizarse objetiva-mente en una división de la labor de dominación: la folcloriza-

256

cirin, rluc rcrnitc cl cantpcsinaclo itl llttlsco y c¡ttc convierte a los

tiltiruos cam¡rcsirros ett guardiancs clc ttna naturaleza transfor-

rurirda en paisajc para ciudadanos, constituye el complemento

nccesario de la desposesión y de la expulsión. Son, en efecto, las

leyes del benefrcio diferencial, la forma fundamental del bene-

ficio de distinción, las que asignan a los campesinos sus rrs¿r-

uas, donde podrán bailar y cantar a placer sus canciones cam-

pesinas, para mayor satisfacción de etnólogos y de turistas

urbanos, mientras su existencia sea económica y simbólicamen-

rc rentable.

Se comprende que'sean, evidentemente, pocos los grupos

que mantienen unas relaciones menos sencillas con su propia

identidad, que, en una palabra, estén más condenados a la uin-

autenticidad» que esos nsimples, en los que todas las tradiciones

conservadoras buscan el modelo de la existencia nauténtica'. Noes nuevo que los campesinos, siempre enfrentados a la domina-

ción inseparablemente económica y simbólica de la burguesía

urbana, no tengan más alternativa que la de representar, para

los urbanitas y también para sí mismos, los diversos papeles de

campesino: el del campesino respetuoso' que cae en el populis-

mo popular, y habla de su tierra, de su casa y de sus animales

con expresiones que remiten a las redacciones de la escuela pri-

maria, o el del campesino heideggeriano, que piensa ecológica-

mente, que sabe tomarse su tiempo y cultivar el silencio y que

asombra a los residentes de fin de semana con su sabiduria pro-

funda, sacada de quién sabe dónde, o, también, el del campesi-

no «acampesinado, que asume, con un deje de ironía y de des-

precio, el papel de usimpler, de ndestripaterrones», de buen

salvaje o incluso de cazador furtivo, a veces un poco brujo, que

asombra sobremanera a los urbanitas tanto por su habilidad

para encontrar setas o para poner trampas como Por sus dotes

de ensalmador o sus creencias de tiempos remotos'

Y la constitución de la identidad colectiva plantea a los

campesinos (y a la ciencia social) unos problemas que no son

más sencillos que los de la identidad individual. Es conocida la

historia ejemplar de los campesinos Bocage, que, impulsores de

u

257

Page 133: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

ril

las reivindicaciones más raclicalcs cn l7tt9, propr¡rcitltrarottunos pocos años más tarde a la contrarrrevolución vandcana sus'

partidarios más encarnizados.l Obligados a constituirse contril,primero contra el clero y sus propiedades, y luego contra lil

burguesía urbana, gran acaparadora de tierras y de revolttcitt-nes, los campesinos (a los que hay que sumar las fraccioncs dclmundo rural que representan, en cierto modo, su límite, ct¡mt¡

los trabajadores de los bosques, antítesis absoluta de los habi-

tantes del pueblo) parecen condenados a esos combates de reta-

guardia contra las revoluciones a las que a veces han servido,

porque la forma específica de la dominación que padecen haccr

que estén desposeídos también de los medios de apropiarse el

sentido y los beneficios de su rebelión: sin pretender conside-

rarlos invariantes de una condición campesina de la que sólo la

ceguera ciudadana ignora Ia inmensa diversidad, el caso es que

la estrechez del campo de las relaciones sociales, que, propician-do la falsa contextualización, orienta a menudo equivocada-

mente la rebelión, la estrechez del horizonte cultural, la igno-rancia de todas las formas de organización y de disciplinacolectiva, las exigencias de la lucha individual contra la natura-leza y de la competencia por la posesión del suelo, y tantos

otros rasgos de sus condiciones de existencia predisponen a los

campesinos a esta especie de indiaidualismo dndrquista que les

impide concebirse a sl mismos como miembros de una clase ca-

paz de movilizarse para imponer una transformación sistemáti-

ca de las relaciones sociales. Por este motivo, incluso cuando re-

presentan su papel de fuerza dr reuolución, corr.o en tantas

revoluciones recientes, tienen todos los números para parecer,

pronto o tarde, reaccionarios, por no haber podido imponerse

co mo fue rza r eu o lu ci o n ar i a.2

1. P. Bois, Paysans de l'Ouest, des structures économiques et sociales aux

opinions politiques depuis l'époque réaolutionnaire, París-La Haya, Mouton,1960.

2. Véase P. Bourdieu, u(Jne classe objerr, Actes de la recherche en scien'

ces sociales, 17-18, noviembre de 1977, págs.2-5.

258

* Este índice, así como el onomástico que viene a continuación, son

obra de Valérie Janicot.

Anomia, 56-57, 72-73, 183-

r84.Apellido, 52.

continuación del -, 26, 38-39

Véase tambiénlinqe.Área matrimonial, 76-77, 80-

84, 17 8 n, 232-233, 234n.

- de las mujeres, 80, 84-85.

- de los hombres, 80-82,85-86.

véase también intercambios

matrimoniales; endogamia.

Aristocracia campesina, 43,

107, 109, t78.Autoridad

- de los antepasados, 52, 65.* del marido, 37, 196n,

t97.

- de los padres, 24, 32, 39,45-47, 52, 65, 66, 73, 84,1 89.

- familiar, 46-47, 195-196.

- moral, 26, 184 n.

Baile, T-9, 13, 14, 46, 57, 53,70n, 73n, 83-84, 85, 91,

95-96, 111-15, ll7, 118,

120, 124n, L53, 162, 777n,

229,230n,233.Beneficio, 17 6, 179-180, 192.

Capital, 175,226.

- material y simbólico, 174,

180,195-196.Celibato, 70n, 123-126, 218'

2r9.

- de los segundones, 19,29, 40, 44, 49, 52, 56,t98-200,204.

- de los segundones y salva-

guarda del patrimonio,44, 48-49,20t.

- de los primogénitos, 44,

259

Page 134: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

47, 52, 60,75,81, 189-

l9on, 192 n,244

- de los herederos, Zl5,218,230,232,241

- y distribución en el esPa-

cio geográfico, 57, 62-63,

ll0,218-219.función social del ',51'52.índice de -, 57'58, 62-63,

70, 75, 80, 81, 166,

218n,238.Casa (maysou), 23, 26, 29n, 7 3,

74,244.- como entidad colectiva Y

unidad económica, 44,

185,202.continuidad dela-,26.cabeza de la - (caPmaltsoui),

24,26,28,61, 185.

dueña de la - (daune), 24,

33,35,68,84.Véase también familia.

Caserío, 6t-63, 66, 70n, 71,

73, 75-76, 78-85, 87-91,

98-106, 108-1 1 1, 232-233.

Véase mmbién Pueblo.Cultura urbana, 85, 120-121,

)14Véase umbién modelos urba-

nos.

Densidad social, 95.

Derecho

- consuetudinario, 34, 130'131,206.

- de primogenitura, 12,24,52,74, 172, 186n,217;

260

- de primogenitura integral,

t72.

- de propiedad, 25, 34'

185,186n,188.

- de retracto (tournedot),

29n,34, 192.

- de usufructo,34.

- romano, 130,173,206.

- sobre el Patrimonio,22'25,39,176.

- sobre la tierra, 28,52.transmisión del -, 185.

Desheredaci ón, 33, 65 .

Dominación

- económica, 223'225, 244,

257.

- masculina, 72, l2l, 172,

179,185.

- simbólica, 213, 233, 236'237,242n,244,257 '

Dote (adot), 33-34, 38-39, 47'48, 54, 64,73-74, l3l, 179'180, 186n, l9l-193, 196'197,203,215.determinación del imPorte

de la -, 26-27, 30, 177,

180-181n, 194-195.

funciones de la -, 27'30,35,52,177,180-181, 196.

salvaguarda de Ia -, 33'34,182,183n.

Véase mmbién herencia.

Educación, 65-66,227.

- familiar, l7l, 200-201.

- campesina, 55, 237 n, 238'239.

- csct¡l:rr, 104n, I )'); Vlttst

ttrn b i é tt cttscitit trz'a'

lrrrrigrrrcir'tn, 48, 52, I 98-201 ,

204, 21 8-21 9, 225 -227, 238.

ír'rdice de -,71,217; - entre

los homl¡res, 69, 7 0, 217 ;

- entre las mujeres, 69-70,

217.

lrndogamia, 36, 794A, 236'

Véase también área matimo'nial.

Enseñanza, 219, 236-240' Véa-

se tambiéneducación escolar'

Estirpe, 24, 25, 185' 191'

inier.s.s de Ia -, 172, 174,

1 87, 1 89, 194, 197 .

reproducción de la -, 169,

178, 240; uéase mmbién

genealogía; relaciones de

Parentesco.Estrategias, 2t3, 2l6n; uéase

tanrbién regla.

- de fecundidad, 190, 191'

199, 202, 205; uéase tam'

bién indices de nuPciali-

dad.

- de reProducción, 11n, 171'

191,205,215,232,243.

- matrimoniales' 1ln, 172,

173n, 176-177, 179'

181n, 185, 190'192'194n, 202, 215, 236'

238nVéas e um b i éz matrimonio'

Estructuras

- económicas,2l5'

- sociales, 14, 180, 18''

).)tl; ué¡tst' tnnbién icrx-t¡ttía social.

[']*u.1,, rttral, 48, 52, 65-66,

68-69, 70, 84n, 146-148'

199,201,224n,236'

Familiadivisión de la -, 185.

- pequeña, 38, 41, 193;

gr* -, 30,35-36,41'42,46, 73, 177-179, l9ln,193-194.

modelo de la - :.:oncal, 132'

r33,208.

- patriarcal, 132,207 '

esplendor de una -,21-22'Véase umbién casa.

Genealogía, 21, 174-176'

178n, 179, 181,254'Véase también linaje; relacio-

nes de Parentesco'

Habitus, 14, 15, ll3, ll5,l7l, 202, 204, Zl3, 216,

219,232,235,252.Heredera, 36-37, 7 4, lB5, l9l'

condición de la -, 24-25'

172,185.Heredero

derecho del -, 183-184'

condición del -, 172,218ninstitución del -' 27-28'

132, lB3-185,207 .

matrimonio entre - ,38'39'40-41,74-75, 195n

Véase mmbién régimen suce-

26t

ru

Page 135: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

u

sorio; sistemas de suce-

sión.Herencia, 26-27, 56, 72.

Véase también dote.Hexis,7l3.

- corporal, 1 15-l 16, 721,219.

- como signumsocial, 116.Homogamia, 36, 54, 177, 179,

l8B, 797,227,234nHonor

imperativos de *, 40,72.valores de -, 38, 42, 177,

t78-t79,203.

Índices de nupcialid ad, 79-20.Véase también estrategias de

fecundidad.Indivisibilidad

- de la tierra, 186.

Intercambios matrimoniales,15,93-94, 85-96,233n.

- y economía, 177.

función de los -, 25, 47.lógica de los -, 29-31, 38,

40, 43, 51, 57, 64,71-72,75, 120, 215; uéase tam-bién estrategia matrimo-nial.

reestructuración de los -,76,78-87, tl}.

revolución de los -, 64-65,75-76.

sistema de los -, 66, 127.Véase también mercado ma-

trimonial; modelos de losintercambios simbólicos.

262

Jerarc¡ula s<¡cial, 2l , 30, 57 , 7'2,

140, 176, lg0, 204, 220,238.existencia de Ia -, 42-43.

- y reparto de los bienes raf-

ces, 57, 65,72.conciencia de la -, 5l , 177 n

véase también e§trucruras so-ciales.

Linaje, 22,26,29n, 38, 182n,continuidad del -, 22, 25,

7\principio de la predominan-

cia del *,173.Véase también casa; patrimo-

nio.

Matrimoniocomo transacción económi-

ca,21,35, 43.

- nde abajo arribar, 29, 36,37n, 40n, 41, 72, 84,t20, lgl, lg2, 194, 797,198n,227,233,236.

- ude arriba abajor, 29, 36,38, 72, 95, lg3-194,214.

- exterior, 77 -78, 79-81.función económica y social

del -, 2l-22, 38-39, 780.Véase también estrategia ma-

trimonial.Mercado

- de los bienes simbólicos,14, 2lg, 222, 223, 225,237,240.

cconomía elc -, 223, '230,

241.rrrrrtrimonial, 196-197,218n, 221, 228-233,237, 244, 256; uéase tam'bién intercambios matri-moniales.

- escolar,256.Modelos urbanos, 68-69, 84,

I t3, t20, 721, 1.23, 225, 233.

Normas, 55, 67, 72, 73, ll9,171, 181, 188, 204, 221,230,253.

Objetivación, 12, 14, 16, 277,254-255.

Orden social, 140,249.crisis del -, 57,234-235.peligros que amenazan el -,

7')

Patrimonio, 28,34-35.desmenuzamiento del -, 26.

apego al -,48,201.integridad del -, 22,25, 39,

56, l7l,172, t79,781,184-t85, t87.

- material y simbólico, 176.

salvaguarda del -, 24, 29,

32, 49, 56,72, 177,201.valor del -,27, 52, 176-177,

782, t95,203.Véase tambiénlinqe.

Poder

- doméstico, 180, 191, 193-196.

l'riru«rgónito (aynat), 24-25,2U, 3t, 33, 34, 38, 42-44,46-47, 56, 59, 69,75n, l7g,184n, 186-188, 195, 203-205,217-2t8.oposición entre el - y el se-

gundón, 29, 47, 60,74,186n.

Véase también rango de naci-miento.

Pueblo, 6l-63, 69, 70n, 7 l, 7 4,

77-82, 86, 87, 88-94, 95-106, 108-1 ll, 1\2-113, 232.oposición entre el - y el ca-

serío, 87-89, 97-106,108-110,217-218.

Véase también caserío.

Rango,46-47.

- de nacimiento, 24-25, 30,57,176,179,185, l9l-792, 215, 219; Véase tam-bién primogénito; régi-men sucesorio.

desigualdades de -, 43.Véase tam bién homogamia.

Reflexividad, 21 3.

- como objetivación cientí-ftca, 14.

propósito de -, 13.

Régimen sucesorio, 131, 207.Véase también rango de naci-miento; sistemas de suce-

sión.Regla, 26, 57, 85, 130, 170n,

t7 t-t72, 1 80- 1 82, 203-204,207-208.

263

Page 136: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

t

Yéase tambiéru estrategia. Véase tarnbién estrategias deRelaciones de parentesco, 174- fecundidad.

176.Véase también genealogía; es- Unión [matrimonial] desacer- ,

tirpe. tada,41,43, 47, i79, 180,787,203,234n,235.

Sexo costes materiales y simbóli-relaciones entre los -, 11, cos de la - [matrimonial]

24, 30, 51, 36, 67, 116, desacertada, 180.123,777n. Urbanización, 89, 93, 109.

separación de los -, 53, 66,111, 118,231n. Vida urbana, imitación de los

Sistemas de sucesión, 24-26, estilos de -, 121-122,240.27-28, 44-45, 56, 172-174, Véase también cultura urba-183-184. na.

fxoIcr oNOMASTICO

Bloch, M.,734,138,144. Fay,H.,143.Bois, P., 258n. Fortes,173.

Bonnecaze, J., 133, 142, 2IO. Fougéres,A., 131, 141,207,209.Bordes, M.,137,143.Brissaud, J.,141,209. Godefroy, L., 138n.

Brun, A.,244n. Gramsci, 4.,251n.

Cadier, L,136,143. Habakkuk, H.J.,144.Cavaillés,H.,134,142. Halbwachs,M.,122.Cheysson, 8., 132, 142, 208, Hatoulet, J., 141,209n.

270.Chiva, I., 12.

Columela, 56.

Crow, G.,216n. Kerblay,8.,243nKoyré,4.,227.

Daucé, P..240n.De Maria, 137,140, t41,206, Laborde, J.-8., 131, 135, l4l,

209. t42, 143, 207, 209.Donzelot, J.,251n,253n. Labourt, l3l, 141,206,209.Dumont, L., 169n, l7On. Lafond, J.-B', 137, I44.Dupont, G., 10, 147, 207, Lambert, Y.,240n.

209. Lebret,138.Durand, H.,144. Lefebvre, Th.,134,142.

Le Play, F., 19, 132-133, 142,

Engels, F.,230-231,251. 201,207,208,209,270.

Jegouzo, G.,240n.

264 265

Page 137: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

Lévi-Strauss, C., 12.Luc, P., 130, 131, 134, 142,

206,207,209.

Maget, M.,12,22n-Marx, K., 769,222n.Mauss, M., 114, 115n. 120.Mazure, A., 147,209.Montaigne, M. de, 110.Morgan, D. H.J.,216n.Mourot, J.-F., 131, l4l, 206,

209.

Panofsky, 8.,254.Pelosse, l.-L.,ll4n.Polanyi, K.,230n.Praderie, M.,240n.Proudhon, 87.Pulgram, E., 121n.

Querrien, A., 251n, 252n.

Radcliffe-Brown, 169n.Raymond, P.,135,143.

Rogé, P., l3l, l4l, 207, 209,Roubaud (abate), 137, 144.

Sachs, C., 115n.Saint-Macary, J., 133, 142,

208,210.Saussure, F., 171n.Seibel, C, 15,163.Serviez, 138,145.

Thorner, D.,243n.Troubetzkoy, N. S., 121n.Tucat, J.,145.Tucoo-Chalaa, P., 135, 136,

142,143.

Van Gennep, a., 52n.

-Webei, M.,196,213.\ü/illiams, ).M.,97n.\ü7'illiams, R.,254.

Young, A.,138,145.

fNprcB

Exergo

Introducción

en la sociedad de antaño . . .

2. Contradicciones internas y anomia

3. Laoposiciónenfreelpuebloyloscaseríos ' ' ' ' ' ' '

4. El campesinoysucuerPo . . : . . .

Conclusión

Apéndice IApuntes bibliográficos . . .

Bibliografia temática .

Primera parte

CELIBATO Y CONDICIÓN CAMPESINA 17

1. El sistema de intercambios matrimoniales

711

2l5687

110

t27

130

t40

r46Apéndice IIEvolución de la población entre 1836 y 1954 .

Apéndice IIIOialogo entre un habitante del pueblo y un soltero

Apéndice IVOtro diálogo entre un habitante del pueblo

r49

r54

266

y un camPeslno . . .

Page 138: Bourdieu, Pierre.- El Baile de Los Solteros

t}'iltw't

Apéndice VLa historia ejemplar de un segundón

de familia humilde $6Otro segundón de familia humilde ll7 ,

,

Apéndice VIAutoridad excesiva de la madre y celibato I5iApéndice VIIUn intento de generalización: el celibato en dieciséis

cantones rurales de Bretaña 163

Segunda parteLAS ESTRATEGIAS MATRIMONIALES EN EL SISTEMA

DE LAS ESTRATEGIAS DE REPRODUCCIÓN 167Apuntesbibliográficos.... 206Lista bibliográFtca . 209

Tercera partePROHIBIDA TA REPRODUCCIÓN. LA DIMENSIÓN

SIMBÓLICA DE LA DOMINACIÓN ECONÓMICA . . . . . . 2II1. Addendaetcorrigenda.... 215

3. La unificación del mercado matrimonial . . . . . . . . 2294. Opiniones del pueblo «sanas» 243

Anexo 246Post-scriptum. Una clase objeto 249

Índice dr conceptos 259Indice onomástico 265