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Boudica, la mujer que atemoriz a Roma
Elena Caetano lvarez
Julio 2013
2
NDICE
La isla de Britania 3
Roma y las primeras tentatiavs 5
Britania y Roma: Entre la ocupacin y la conquista.
Boudica, esposa de Prasutagus
7
Se enciende la mecha. Los icenos se alzan 9
La batalla final 14
Y qu pas despus? 18
Bibliografa 21
3
LA ISLA DE BRITANIA
Britania, la mayor de las islas que Roma conoce, en cuanto a su posicin geogrfica respecto
a los astros se orienta a Germania por el este, por el oeste a Hispania, su parte meridional es
incluso visible por los galos. La zona septentrional, sin tierra alguna enfrente, es azotada por
un mar inmenso y abierto.
Livio entre los antiguos y Fabio Rstico entre los ms recientes, escritores de gran prestigio,
compararon la forma de Britania en su conjunto a un plato oblongo o a un hacha. Y ste es
su aspecto de Caledonia hacia ac, de ah la conviccin de que toda ella es igual. Pero si se va
ms all, se puede observar una ilimitada y enorme extensin de tierra que, al aproximarse a
la parte extrema de la costa, se estrecha a manera de cua.
Tcito, Vida de Julio Agrcola, 10, 2-3
Antes de la llegada de los romanos a la
isla, Britania es un pas libre, ajeno a
influencias externas. Era una sociedad
que haba evolucionado con lentitud
durante siglos y dispuestos a proteger
ese carcter propio a toda costa.
Organizados en familias, clanes y tribus,
guerreros por excelencia, los britanos
defendan su territorio tanto de las
invasiones extranjeras como de otras
tribus con las que compartan el espacio.
Las luchas y rivalidades entre tribus
clticas eran parte de la vida cotidiana, a
lo que habra que aadir los pillajes
veraniegos de irlandeses, desde el oeste,
y de pictos, desde el norte.
4
Podemos considerar que las tribus ms importantes eran: los trinovantes, al oeste
(capital Camulodunum), los brigantes (capital Eboracum), los cantii (capital Llundein,
posteriormente Londinium) y los iceni, en los que nos centraremos posteriormente.
Ya tras la conquista de la Galia, Julio Csar pone su mirada sobre la gran isla del norte,
habitada por un pueblo feroz al que Roma nunca lleg a dominar del todo. Calgula
volvera a intentarlo, pero en el ao 43 de nuestra era, bajo el mando del emperador
Claudio, los romanos estn ansiosos por expandir su imperio, y Britania se convierte en
una de las cuestiones primordiales de la poltica exterior del emperador.
5
ROMA Y LAS PRIMERAS TENTATIVAS
Ya durante la campaa de las Galias, Julio Csar ya mostr
su intencin de adentrarse en las islas del Atlntico, y no por
menos, fueron tres las campaas que dirigi a tal efecto. Dos
de ellas tuvieron que ser abortadas por desequilibrios en
otros puntos del limes, y la restante, fue solventada de modo
diplomtico: Augusto relatara en su Res Gestae cmo dos
reyes britanos, Dumnovellauno y Tincomaro, acudieron a
Roma suplicantes, siendo el resultado de este encuentro, el pago de unos alarmantes
tributos por parte de Britania a Roma.
Tras estas tentativas, ser Calgula quien ordenar la
invasin de Britania en el ao 40, siendo los trinobantes, los
primeros en mostrar resistencia, al mando del rey
Cunobelinos, que repelieron el ataque romano. Este intento
facilit la obra de Claudio, comenzada slo tres aos
despus con la entrada de Aulo Plaucio Silvano al mando de
cuatro legiones, conocedor ya de los puntos dbiles del
pueblo britano, por lo que no volvera a pecar de ignorante
en este aspecto.
La resistencia de los britanos estuvo dirigida por los lderes Togodumno y Carataco,
hijos del rey de los trinovantes, Cunobelino. Las disensiones entre los propios reyes
britanos, entre los que una faccin vea cmo Roma haba trado a la Galia la paz,
fueron las que en parte precipitaron el amargo final de esta contienda, y es que no
fueron pocos los reyezuelos que fueron lo suficientemente hbiles para adaptarse a la
nueva situacin. Finalmente, once lderes del sudeste de Britania se rindieron al
emperador, y este regres a Roma junto a Camuloduno para celebrar su victoria.
Carataco por su parte escap y continu resistiendo a los invasores desde el lejano
oeste.
6
En la parte conquistada, Roma utiliza la poltica de romanizacin de las lites locales
que tanto le haba funcionado en otras ocasiones. Pero Roma no aprendi del error de
Germania, despus de perder el apoyo de la nobleza germana, continuando en la isla el
ejercicio de una codicia y una estupidez criminales, lo que casi se cuesta la prdida de
Britania.
Durante casi veinte aos, los invasores romanos siguieron combatiendo aunque ya
haban descubierto que las famosas riquezas de Britania eran, en gran parte, una
ilusin, y el otro, pieles y perlas que produca la isla, podan encontrarse fcilmente en
cualquier otro lugar.
7
BRITANIA Y ROMA: ENTRE LA OCUPACIN Y LA CONQUISTA.
BOUDICA, ESPOSA DE PRASUTAGUS
Los romanos controlaban su imperio de dos formas: a los seguidores les concedan
prebendas, les otorgaban la ciudadana, les daban ventajas, les daban dinero y les
otorgaban cargos dentro de la administracin local. La segunda forma es la del terror,
ya que todo aquel que se hubiera resistido al control de Roma, recibira un castigo
ejemplar que aterrorizase a los dems. Son pues, muchas las tribus que prefieren
aliarse con Roma.
Entre ellas, encontramos la tribu de los Icenos o eceni, al oeste de la isla. Nos cuenta
Tcito sobre ella que durante la invasin del 43 por Claudio no fueron sometidos ya
que firmaron una alianza voluntaria con Roma, sin embargo en el ao 47 ya se
sublevaran por primera vez contra el imperio cuando el gobernador Publio Ostorio
Scapula intent desarmarlos. Tras sofocar la revuelta, siguieron manteniendo una
independencia, al menos, nominal.
Prasutagus, su gobernante, sera pues un rey cliente que mantena su lealtad a Roma a
cambio de que le mantuvieran en el trono y de que su pueblo fuera relativamente
independiente, con su propia familia real, acuando su propia moneda y sin
destacamentos de romanos en su territorio.
Boudica es la esposa de Prasutagus y con l tuvo a sus dos nicas hijas. Por tanto como
la reina de los icenos y miembro de la aristocracia local, recibi una educacin acorde a
su posicin social. Los fechos de esta mujer seran relatados respectivamente en los
siglos II y III por Tcito y Din Casio, este ltimo dice de ella:
Era una mujer muy alta y de un aspecto terrible. Sus ojos eran feroces y su voz severa. Su
enorme cabellera leonina le llegaba hasta las caderas. Como vestimenta llevaba siempre una
gran torques de oro alrededor del cuello y una tnica multicolor, y por encima un grueso
manto sujeto con un broche. Siempre que hablaba, sostena una lanza con la mano para
aterrorizar a cualquiera que la contemplase
Din Casio, Historia, 62.2
8
Ambos autores coinciden en definitiva en que naci probablemente en el 26 d.C, y en
su fsico. Din Casio tambin nos cuenta que posea una inteligencia ms grande que la
que generalmente tienen las mujeres.
9
SE ENCIENDE LA MECHA. LOS ICENOS SE ALZAN.
A mediados del siglo I, el gobernador Ostorio Scapula habra muerto con las botas
puestas, desgastado por las continuas y casi siempre infructuosas campaas. Su
sucesor sera Suetonio Paulino, quien se preocup, desde el ao 59, menos por los
britnicos que por alcanzar una gran reputacin militar. Despus de su xito contra los
silures de Gales, dirige su atencin hacia el culto drudico, que siendo tan importante
para el pueblo britano, anim a la poblacin a la resistencia contra Roma, a la que ya
antes consideraban intolerante y opresiva.
La tensin se hizo especialmente insoportable en la tierra e los trinovantes, anfitriones,
a su pesar de del centro provincial de Camuloduno, lugar al que el propio emperador
Claudio haba ido para subrayar el punto lgido de la campaa de conquista, ya que
sta era la nica ciudad de Britania con el rango de colonia. Los veteranos romanos que
se haban establecido all sentan que se haban ganado el derecho de hacer uso a su
antojo de las tierras, posesiones y mujeres de las tribus locales. Adems se instaura el
culto imperial con un esplndido templo a expensas, naturalmente, del erario local.
Tal era la situacin que Dion Casio dice que Boudica afirmaba que los britanos se
sintieron menospreciados y pisoteados por unos hombres cuya nica preocupacin
era obtener una ganancia segura. Este comentario, no importndonos si realmente fue
dicho o no por la reina, nos deja ver la opinin que incluso desde Roma se tiene sobre
la conquista de Britania y sobre la propia reina.
Pero seran dos los hechos que realmente provocaran la crisis que finalmente
concluyera en el levantamiento de los britanos y el alzamiento de Boudica como su
lder.
Por un lado, en el ao 60 a.C. Paulino lanz un ataque sobre Anglesey, que ante la
sorpresa y descoordinacin de los britanos, acab en masacre, en parte en contra de los
ritos y sacrificios llevados a cabo por los britanos en los bosques de la isla.
10
Pero en el otro extremo de Britania, haba muerto Prasutagus, quien en su testamento
reparta el territorio y los bienes entre sus hijas y el emperador romano, pues as crea
que asegurara el futuro de su reino.
Unos das antes de que se hiciera pblico el testamento, los icenos recibieron una visita
de los emisarios del procurador imperial Cato Deciano. Igual que la tarea de Suetonio
era la de supervisar los asuntos militares y legales de Britania, Deciano se encargaba de
los asuntos financieros referentes al fisco imperial.
Lo que pas entonces es incierto. Una de las interpretaciones es que o bien los romanos
malinterpretaron a propsito las intenciones de Prasutagus y consideraron que las
tierras de los icenos haban pasado a ser propiedad romana, o bien creyeron que los
trminos del testamento les concedan una considerable libertad de eleccin. Otra
posibilidad es que la viuda del rey no consiguiera reunir la cantidad de dinero
suficiente para pagar la deuda que Prasutagus haba contrado con el filsofo Sneca.
Fuera lo que fuera el resultado queda reflejado a la perfeccin en palabras de Tcito:
Prasutago, rey de los icenos, muy esclarecidos por sus grandes riquezas, haba en su
testamento dejado por herederos a Csar y a dos hijas suyas, parecindole que con esta
demostracin de amor para con el prncipe aseguraba el reino y su casa de toda injuria. Mas
salile tan al revs, que por esta misma causa los centuriones destruyeron el reino, y los
esclavos saquearon su casa como si fueran despojos de enemigos. Y antes de esto, la reina
Boudicea, su mujer, haba sido azotada, y violadas sus hijas. Y como si de toda aquella regin
se hubiera hecho un presente a los romanos, fueron despojados los principales icenos de sus
antiguas posesiones, y los parientes del rey puestos en el nmero de los esclavos.
Tcito, Anales, 14.31
El incumplimiento del testamento y, sobre todo, el trato que se habra dado a la
reina y a sus hijas agruparon a todos los icenos. Es posible que los patriarcales
romanos no se dieran cuenta de la influencia que la viuda de Prasutago ejerca
en su pueblo, quien, incuso segn investigaciones recientes, podra haber sido
una de las principales sacerdotisas del pueblo, ya que Boudica puede proceder
del nombre de la diosa cltica Boudiga, y podra darse el caso de que fuese el
ttulo de su oficio y no su nombre.
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Din Casio pone en boca de Boudica un discurso, que aunque inventado, nos
deja entrever cul era el sentimiento de los britanos con respecto al gobierno
romano:
Habr algn trato suficientemente vergonzoso o doloroso que no hayamos sufrido desde
que los romanos llegaron a Britania? No es cierto que se han apoderado de casi todo lo que
tenamos, y luego nos han obligado a pagar impuestos hasta por nuestros propios cuerpos, y
adems poner estos mismos cuerpos al servicio de los romanos para arar y cuidar sus
campos? Hubiera sido mejor si nos hubieran hecho esclavos de una vez, pues al menos
hubieran acabado con nuestra obligacin de pagar rescate por nosotros mismos cada ao. O
mejor an, podran habernos matado de una vez y haber terminado con todo
Din Casio, Historia, 62.3
Tan pronto como los icenos se alzaron en armas, los trinovantes hicieron causa
comn con los rebeldes, y ambas tribus descendieron hacia Camulodunum con
un propsito comn. Cuando Boudica lanz el ataque contra la ciudad, los
romanos an no haban preparado ni siquiera una zanja o muralla de defensa.
La arqueologa muestra que la ciudad fue destruida hasta los cimientos.
Entre estas cosas, en Camaloduno cay una estatua que all haba de la Victoria, sin
ninguna causa aparente, vuelta con el rostro en contrario de donde poda venir el enemigo,
como cediendo y dndole lugar; y las mujeres, llevadas de un furor desatinado, cantaban que
estaba ya cerca la destruccin de aquellos pesados huspedes. Y el ruido y los bramidos
espantosos que se oyeron en las casas del ayuntamiento, el eco de terribles aullidos en el
teatro, y cierta visin o fantasma que se vio en el reflujo del mar, amenazaban la total
destruccin de aquella colonia.
Tcito, Anales, 14.32
Desde all se dirigi el ejrcito hasta Londinium, centro del comercio romano en
Britania. La primera oposicin romana surge en el trayecto: un joven de la
familia del general Vespasiano (el que luego ser emperador), Petilio Cerealis,
acudi confiado al encuentro de Boudica. Sin embargo qued sorprendido al
descubrir que el apoyo a la reina haba aumentado a lo largo de la marcha,
superando a su pequeo ejrcito en proporcin de cien a uno, lo que supuso una
derrota aplastante y la supervivencia de slo un pequeo destacamento de
caballera.
12
Mientras tanto, Suetonio Paulino se haba apresurado en llegar a Londinium y
all descubri que el culpable de todo, el procurador Deciano, haba tomado un
barco direccin a la Galia. Paulino tuvo que dar la ciudad como indefendible y
se retir, consciente del castigo que las tropas de Boudica tenan preparado para
los habitantes de la ciudad.
Mas Suetonio, con maravillosa constancia, pasando por medio de los enemigos, lleg con la
gente a Londres, lugar no ennoblecido con el nombre de colonia, aunque harto clebre por el
concurso de mercaderes y por la abundancia de mantenimientos; donde estando en duda si
hara all el asiento de la guerra, considerado el poco nmero de soldados con que se hallaba y
escarmentado en el suceso que tuvo la temeridad de Petilio, determin de salvar las dems
cosas con dao de una sola ciudad; y sin dejarse vencer de lamentos y llantos de los que le
pedan ayuda, dio la seal de marchar, no rehusando de recibir en el ejrcito a todos los que
le quisieron seguir. La gente intil por sexo o por edad, y los que detenidos por la dulzura y
aficin de la tierra se quedaron en Londres, murieron a manos del enemigo. En la misma
calamidad cay el municipio Verulamio; porque los brbaros, dejando los castillos y las
tierras donde haba gente de presidio, saquearon los lugares ms ricos, y puesta en salvo la
presa, iban alegres la vuelta de los otros ms insignes. Es cosa cierta que en los dichos
lugares murieron setenta mil personas entre ciudadanos y confederados, pues no habindose
usado entonces el tomar en prisin, vender o rescatar los presos, no se puso en prctica
ningn otro gnero de contratacin de buena guerra; todo era muertes, tormentos, fuegos y
cruces; y anteviendo que haban de padecer el mismo castigo, vengaron las injurias hechas y
por hacer.
Tcito, Anales, 14.33
Aquellos que fueron llevados prisioneros por los britanos se vieron sometidos a todas las
formas conocidas de atrocidad. La peor y ms bestial atrocidad cometida por sus captores fue
la siguiente. Colgaron desnudas a las mujeres ms nobles y distinguidas, les cortaron los
pechos y se los cosieron a las bocas para que pareciese que las vctimas se los coman; despus
empalaron a las mujeres sobre unos pinchos puntiagudos que les atravesaron todo el cuerpo.
Todo esto lo hicieron acompandolo con sacrificios, banquetes y comportamientos
inmorales. No slo en todos los lugares sagrados, sino en particular en la arboleda de
Andraste. ste era su nombre para Victoria, y la contemplaban con la reverencia ms
excepcional.
Din Casio, Historia 62.7
Por estas descripciones, es evidente que ni britanos y ni romanos consideraban
aquello una guerra ordinaria. El absoluto odio visceral que los britanos
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mostraron hacia sus conquistadores es un testimonio del fracaso del gobierno
romano de la provincia, incluso reconocido por los historiadores romanos.
Todo esto no debe llevarnos a suponer que Boudica no fuese ms que la cabeza
visible de una turba desordenada. Boudica control a las tropas con una
sorprendente habilidad y se asegur de tomar botn de las zonas conquistadas
para as financiar su campaa. Adems mantuvo unido a su ejrcito y evit su
dispersin.
Se dirigi entonces a Veralamium, que sufri el mismo destino que sus
anteriores conquistas. Podra haber saciado su sed de venganza, pero la revuelta
haba adquirido su propia inercia. Al levantarse en armas, los britanos
abandonaron las cosechas para el ao siguiente, por lo que era necesario
apoderarse de las provisiones de los graneros romanos. Adems, o expulsaban a
los romanos para siempre, o acabaran bajo su yugo vengativo.
MONEDA ACUADA POR BOUDICA
14
LA BATALLA FINAL
El ejrcito de Paulino necesitaba la ayuda urgente del de Poenio Pstumo,
asentado al oeste, pero ste, se negaba a moverse. Los romanos necesitaban
realmente aumentar su nmero para poder combatir al inmenso ejrcito
britnico pintado de azul (por el glasto con el que pintaban sus caras antes de la
batalla).
Un aspecto importante que Paulino supo aprovechar fue el religioso. Destruy
los centros religiosos del centro de Britania para atraer a Boudica al campo en el
que quera luchar. Los romanos se colocaron en un desfiladero con paredes en
terrazas protegiendo sus flancos y una suave pendiente descendiente delante de
ellos, mientras detrs tenan un espeso bosque. Esta localizacin era un arma de
doble filo para el general romano, ya que, si bien los britanos no podan
rodearlos, tampoco los romanos podan huir. Vencer o morir.
Los britanos entraron en el campo de batalla en grupos semidesorganizados, en
torno a sus respectivos jefes locales y se asentaron las mujeres en ltima lnea. Se
da a conocer por Tcito ahora un discurso de Boudica a sus tropas con el tema
central de Dame la libertad o mtame, el cual incluye la observacin de que el
ejrcito britano era tan numeroso que Boudica dud si los soldados romanos
soportaran slo el clamor y los gritos de guerra. Ella estaba all no slo para
vengar la violacin de sus hijas y los efectos del ltigo sobre su cuerpo, sino que
tambin, como todos los britanos, defenda su libertad.
15
Y Boudicea en el suyo, llevando consigo a sus hijas, segn se iba acercando a las escuadras
de aquellas naciones, les deca: que no era cosa nueva a los britanos pelear debajo del
gobierno de mujeres; mas que, sin embargo, quera ella entonces proceder, no como
descendiente de tan famosos y ricos progenitores, sino vengar como una de las dems
mujeres del vulgo la libertad perdida, el cuerpo molido a azotes y la virginidad quitada a sus
pobres hijas; habiendo pasado tan adelante los apetitos desordenados de los romanos, que ni a
los cuerpos, ni a la vejez, ni a la virginidad perdonaban, violndolo y contaminndolo todo.
Mas que los dioses favorecan ms a las venganzas justas, como lo mostraba bien la legin
degollada que se atrevi a pelear. Los dems -deca ella-, o escondidos en sus alojamientos, o
buscando caminos por donde huir, no sufran el estruendo y vocera de tanto nmero de
soldados, cuanto y ms el mpetu y las manos. Vosotros, si consideris bien la cantidad de la
gente de ambas partes y las causas de la guerra, haris resolucin de vencer o morir en esta
batalla; las mujeres, a lo menos, hecha tenemos esta cuenta. Vivan los varones, si quieren, en
perpetua servidumbre.
Tcito, Anales, 14.35
Del discurso de Paulino, Din Casio y Tcito dan versiones distintas, aunque
ambos tienen temas comunes sobre los que, indudablemente, insistira este.
Primero, que sus oponentes slo eran britanos. Segundo, la victoria siempre era
ms dulce cuando se luchaba con todas las circunstancias en contra.
No callaba Suetonio en tan gran peligro; el cual, aunque confiaba mucho en el valor de sus
soldados, no por eso dejaba de mezclar exhortaciones y ruegos, incitndolos a
quemenospreciasen las vanas y resonantes amenazas de aquellos brbaros; mostrndoles
cmo haba entre ellos mayor nmero de mujeres que de juventud; que era gente vil,
desarmada y muchas veces vencida. Cedern sin duda -deca l- en viendo las armas y el
valor de los vencedores. Hasta en los ejrcitos de muchas legiones son pocos los que
desbaratan al enemigo; y nosotros aadiremos esto ms a nuestra gloria, si con este poco
nmero que somos ganamos fama como de ejrcito entero. Advirtiles que procurasen ir bien
cerrados, y de que en habiendo arrojado los dardos, continuasen la matanza con las espadas,
cubrindose bien con los escudos, sin acordarse de la presa, pues ganada la victoria haba de
ser todo suyo. Segua a las palabras del capitn tal ardor en la gente, y estaban tan
apercibidos y dispuestos a arrojar los dardos aquellos soldados viejos y experimentados en
tantas peleas, que Suetonio, seguro de tener buen suceso, dio al punto la seal de la batalla.
Tcito, Anales, 14.35
Es tambin gracias a los datos de estos dos autores gracias a los que podemos
hacernos una idea aproximada de la batalla. Al parecer, los romanos arrojaron
16
primero sus lanzas pesadas (pila) y luego golpearon a los desorganizados
britanos antes de que pudieran prepararse para su propio ataque. El ejrcito
romano mantuvo su inercia ayudado por la caballera, que carg all donde era
ms tenaz la resistencia del enemigo. Los ejrcitos britanos no funcionaban bien
en las maniobras de repliegue y el descontrol provocado por los desertores que
chocan con los carromatos de mujeres y nios hizo del espacio que ocupaban las
tropas britanas una ratonera que iba empequeecindose a medida que el
ejrcito romano avanzaba. Los britanos necesitaban espacio para manejar sus
lanzas y blandir correctamente sus espadas, mientras que los romanos
combatan en formacin cerrada y usaban espadas cortas. Para ellos un campo
de batalla congestionado era ms una oportunidad que un problema. Los
guerreros britanos fueron masacrados, y tras ellos tambin sus esposas e hijos.
La rebelin haba terminado.
A continuacin, los ejrcitos se aproximaron el uno al otro, los brbaros con un gran
estruendo de gritos y amenazadoras canciones de guerra, y los romanos en silencio y en
orden hasta que se encontraron al alcance de las jabalinas de sus enemigos. Entonces,
cuando stos todava avanzaban andando, los romanos dieron orden de cargar. Echaron a
correr y golpearon de lleno al enemigo con tal fuerza que rompieron fcilmente sus lneas.
Dada la cantidad de hombres con que contaba el enemigo, enseguida se vieron rodeados por
todas partes y la lucha se llev a cabo en todas partes a la vez. Los combates fueron muy
diversos. Los escaramuzadores se enfrentaban a los escaramuzadores, la infantera ligera lo
haca contra enemigos armados de manera similar, mientras que la caballera combata
contra la caballera. Otro de los enfrentamientos coloc a los arqueros romanos contra los
carros brbaros. Estos intentaron alzar sus carros contra los romanos y se lanzaron
desordenadamente al ataque, slo para verse obligados a retroceder ante las flechas que les
arrojaban, pues los guerreros de carros combatan sin armadura. Aqu un jinete abata a
unos soldados a pie, all una tropa de infantera derribaba a un jinete. Algunos romanos
intentaban avanzar contra los carros en formacin cerrada, y otros eran dispersados por
estos; algunas veces los britanos trataban de rodear a los arqueros y derrotarlos, mientras
que otras huan fuera del alcance de sus flechas.
Din Casio, Historia 62.12
Boudica sobrevivi a la batalla, pero su tiempo ya haba pasado. Las masacres
de Comulodunum, Londinium y Veralamium haban sellado su destino, y no se
hubiera rendido ni siquiera si le hubieran ofrecido clemencia. Al contrario, se
17
retir a su tierra natal y all se suicid con veneno. Poco sabemos sobre qu le
pas a sus hijas, pero probablemente murieron con ella.
En cuanto a los icenos que sobrevivieron a la batalla, no lo hicieron a las
consecuencias. Los romanos devastaron sistemticamente todos los pastos y
terrenos y adems, al no haber sembrado ese ao, muchos murieron de hambre.
Los que no lo hicieron, pasaron por la espada romana o fueron convertidos en
esclavos.
Poco despus Paulino fue sustituido, y sabiamente, las autoridades romanas se
embarcaron en una poltica de paz y reconstruccin que inclua la recomposicin
de sus relaciones con las lites britanas que necesitaban para mantener su
gobierno.
18
Y QU PAS DESPUS?
En los posteriores siglos, la historia de
Boudica fue olvidada por casi todos. Ya en
el siglo XVI los historiadores, unidos al
deseo de la reina Isabel I de promover el
concepto de una reina noble y guerrera,
rescataron la figura de la esposa del
monarca Prasutagus. Pero sera en el siglo
XIX se record que el nombre de Boudica significaba victoria, y que la reina de
los icenos comparta el nombre de Victoria con la reina que gobern un imperio
ms vasto incluso que el de Roma. Se olvidaron los salvajes hbitos de las
masacres y torturas generalizadas de la reina guerrera, y se convirti en una
herona nacional. Actualmente, una estatua suya, triunfante en su carro. Se alza
junto al Tmesis en Londres, irnicamente, la ciudad que redujo a cenizas.
Despus de este primer acto de reconocimiento, se sucedieron ms. Boudica se
convirti en un smbolo no slo de la independencia y el podero de Gran
Bretaa, sino tambin del movimiento feminista que a finales del XIX y sobre
todo durante el siglo XX se desarroll en todo el mundo occidental, al poner en
jaque al Imperio romano y adems al unir por vez primera a las tribus icenas en
contra de un enemigo comn.
Una mujer de estas caractersticas, como es normal,
provocara pasiones y el inters de las generaciones
venideras, haciendo posible la profusin de diversas
obras, documentales, novelas e incluso series de
televisin que trataran directa o tangencialmente la vida
de la reina guerrera. Incluso Mel Gibson intentara hacer
una adaptacin al cine de la vida de Boudica tras la
propuesta de cine independiente coproducida por
Rumana y Reino Unido en 2003, Boudica.
19
Por otro lado, con un presupuesto un poco ms
elevado, se produce el documental del Canal de
Historia del mismo nombre, donde se recoge la
vida de la guerrera desde su infancia hasta su
suicidio tras la batalla contra Suetonio Paulino. En
este reportaje se aaden tambin algunos
comentarios de acadmicos que contextualizan los
hechos de la reina y que nos ponen en disposicin
de comprender un poco mejor la rebelin icena.
Anteriormente hemos dicho que Boudica y la
rebelin de Britania son tratados de manera
tangencial en otros recursos, como en la famosa
serie inglesa Yo, Claudio, en la que el emperador
relata su vida desde los tiempos de su abuelo
Augusto hasta s mismo, pasando, como es lgico
por la conquista de Britania, uno de los
acontecimientos ms relevantes en el gobierno del
emperador tartamudo. Ya desde el segundo
captulo de la miniserie se hacen alusiones a lo difcil de la conquista de la isla,
referenciando a las primeras expediciones de Csar y afirmando que el pueblo
britano es indmito. En el captulo doce, se hablara de la direccin por parte de
Claudio de la conquista de Britania, y sobre todo, esta serie servira como
contextualizacin para entender lo que suceda en Roma al tiempo en que
Britania era conquistada y en que se rebelaba contra la metrpoli.
Y no slo veramos a Boudica en la televisin, sino que un personaje como
nuestra reina, habra dado alas a la imaginacin de ms de un escritor de
novelas histricas, mejor o peor documentados. Un buen ejemplo de la aparicin
de Boudica en este gnero, precisamente por su buena documentacin (ya que se
basa en los textos clsicos), es la obra de Alan Gold, Warrior King, conocida en
nuestro pas como El imperio de la Reina. En esta obra observamos la vida de
20
Boudica desde su infancia, pasando por su
matrimonio con Prasutagus y el alzamiento, hasta su
muerte. Pero en este caso, tambin se centra en los
entresijos de la corte imperial, dando muestra del
inters que tiene el autor por la contextualizacin de
su obra y por ofrecer datos bien documentados. Tanto
es as, que da al principio de la misma una
bibliografa especfica entre la que se encuentran las
obras de Tcito y Din Casio.
En definitiva vemos que Boudica, aun siendo un personaje del que no se sabe
demasiado en primera instancia, se ha convertido en un dolo de masas y en el
referente para muchas mujeres. Parece que quedaron atrs aquellas masacres y
sacrificios, ensalzndose los aspectos positivos de la reina, tales como su
capacidad de mando, su arrojo y sus principios.
Boudica, la mujer que puso en tela de juicio la poltica expansionista del Imperio
Romano, la mujer que uni al pueblo de Britania, y la mujer que muri
precisamente por ese pueblo al que no pudo salvar.
21
BIBLIOGRAFA
AUTORES CLSICOS
PUBLIO CORNELIO TCITO.: Los Anales
PUBLIO CORNELIO TCITO.: Vida de Julio Agrcola
DIN CASIO.: Historia
BIBLIOGRAFA ESPECFICA
MATYSZAK, P.: Los Enemigos de Roma. Madrid : Obern, 2005
VELASCO, M.: Breve Historia de los Celtas. Madrid : Nowtilus, 2005
NOVELAS
GOLD, A.: El Imperio de la Reina. Madrid : Via Magna, 2006
PELCULAS, SERIES Y DOCUMENTALES
PULMAN, J.: Yo Claudio. UK : BBC, 1976. Basada en la novela homnima de
Robert Graves
DAVID M. FRANK.: Boudica. USA : History Chanel, 2006
ANDERSON, B.: Boudica. Rumana-UK : 2003