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Boric, Dusan (2013) Theatre of predation: beneath skin of GbekliTepe images.
En: Watts, Christopher ed. Relational Archaeologies: Humans, Animals, Things,
London: Routledge, pp. 42-64.
Traducido por Soledad Garca para la ctedra de Arqueologa y Naturaleza, Carrera de
Antropologa, FFYH, UNC. 2014.
3
Teatro de predacin: bajo la piel de las
imgenes de Gbekli Tepe
DuanBoric
Introduccin
Ni en sus pinturas ni en sus grabados las personas buscan reconstruir el mundo
material que conocen a travs de sus objetivos de subsistencia mundana de caza
y recoleccin, en un plano ms elevado de significado cultural y simblico. Ya sea
que su principal preocupacin fuera la tierra o sus habitantes no humanos, su
propsito no es representar sino revelar, penetrar bajo la superficie de las cosas
para alcanzar niveles ms profundos de conocimiento y entendimiento. Es en
estos niveles que el sentido puede ser hallado.
(Ingold 2000:130)
Pueden ser los recintos de Gbekli Tepe vistos como ejemplos de los primeros
santuarios, incluso templos, que excluyen completamente a las funciones domsticas?
Cul fue la organizacin social de la comunidad que reuni sus esfuerzos para tallar
pilares gigantes, de 7 metros de alto, y ocasionalmente vestirlos con elaboradas
imgenes predominantemente de animales masculinosy salvajes? Con que fin se
moviliz esa enorme fuerza de trabajo? Qu tan grande era el rea alrededor del sitio
desde la cual las personas eran tradas para construir y/o visitar este lugar particular?
Hay alguna conexin entre los ejemplos contemporneos deintensificacin
intencional en el uso de recursos de plantas salvajes en el rea de la Media Luna Frtil,
que eventualmente llevaron a su domesticacin, y los aspectos rituales y de vida que
rodearon lo que estaba sucediendo en Gbekli Tepe en sus etapas tempranas?
En las dos dcadas pasadas, el arquelogo de Gbekli Tepe, Klaus Schmidt, ha
intentado responder algunas, si no todas estas preguntas (ej. Schmidt 2005, 2006,
2009, 2010). Recientemente, sin embargo, otros autores tambin han comenzado a
cuestionar algunos supuestos bsicos que hemos llegado a apreciar de Gbekli Tepe,
como el rol del sitio como lugar para reuniones rituales sagradas, y el uso de los
recintos como santuarios ms que como casas (Banning 2011). Pero como muchos
otros investigadores acordaran (ej. Belfer-Cohen y Goring-Morris 2011; Kuijt 2011;
Verhoeven 2011), estamos todava lejos de responder muchas de estas preguntas
clave. A pesar de aos de duro trabajo, sorpresas significativas an son posibles en
este importante sitio. Esta sugerencia refiere en particular a futuras excavaciones de
los niveles inferiores del sitio, a dataciones absolutas ms refinadas de sus
componentes, y la apertura de los pisos y bancos de piedra que potencialmente
guardan numerosos restos humanos. Estos inevitables esfuerzos investigativos en
Gbekli Tepe, y la continuacin de trabajos en otros sitios contemporneos de la
regin (Figura 3.1), deberan ayudar a informar mejor futuras discusiones acerca del
lugar del sitio en la constelacin de otros sitios, la naturaleza de su uso, y los cambios
que lo han afectado en las distintas fases representadas en su estratigrafa.
Mientras que la evidencia reciente de Gbekli Tepe puede ser insuficiente para dar
cuenta de la cambiante naturaleza del sitio y las actividades que tomaban lugar all, el
rico repertorio de representaciones1 [depictions] animales y otras no figurativas
grabadas en los grandes pilares y esculturas, usando el mismo tipo de roca disponible,
nos invita a intentar un anlisis de esta imaginera. Esta sorprendente imaginera ha
provocado ya interpretaciones de su arquelogo y colaboradores (ej. Peters y Schmidt
1 N. del T. El trmino depictions que traducimos como representacin, refiere usualmente a
formas de representacin no verbal, a imgenes bidimensionales, pinturas, fotografas; en este
trabajo tambin refiere a grabados y esculturas.
2004; Schmidt 2005, 2006, 2009, 2010 y las referencias en l) as como de otros
investigadores (ej. Hodder y Meskell 2010; Verhoeven 2002).
FIGURA 3.1 Mapa de Gbekli Tepe con la locacin de otros sitios contemporneos
relacionados en la Mesopotamia Superior.
En este captulo, contextualizo la imaginera de Gbekli Tepe, primero dentro de su
contexto ecolgico y cultural local, segundo en relacin a las discusiones respecto de
las representaciones animales entre las sociedades cazadoras recolectoras del mundo.
El objetivo final estar explcitamente conectado con las discusiones recientes acerca
de las diferentes ontologas no occidentales (ej. Descola 1996, 2005; Viveiros de Castro
1998, 2004) que exploran la utilidad de algunas etiquetas de antiguas etnografas,
como totemismo y animismo, y la importancia que la nocin de perspectivismo ha
adquirido en aos recientes. Este captulo toma como meta principal entender si la
iconografa y estructura narrativa de las representaciones animales en Gbekli Tepe,
con similitudes en el vocabulario visual observado en otros sitios contemporneos,
pueden ser ledas a travs de una clave ontolgica particular, y cmo podramos
entender mejor la funcin de dichas representaciones. Se sostiene que esto puede ser
logrado incluso antes de decidir si el sitio fue un centro ceremonial, y si sus
excepcionales caractersticas nos proveen de pistas sobre una supuesta naturaleza
sagrada del sitio.
La ecologa cultural y simblica de la Mesopotamia Superior Neoltica Pre-
Cermica
en Marx encontr la idea fundamental de que uno no puede entender lo que
est sucediendo dentro de la cabeza de las personas sin conectarlo a las
condiciones de su existencia prctica
(Lvi- Strauss y Eribon 1991: 108)
Sigue siendo difcil contextualizar completamente Gbekli Tepe y sus extraordinarias
caractersticas debido a la falta de huellas de ocupacin humana substanciales en la
amplia regin de Mesopotamia Superior previas a las estructuras ms tempranas
construidas en el sitio. Dataciones recientes sugieren que la fase ms temprana de
Gbekli Tepe puede ser rastreada hasta mediados del dcimo milenio AC (Schmidt
2006), que marca el comienzo del perodo Neoltico Pre-Cermico (NPC) en el Levante
(cf. Kuijt y Goring-Morris 2002).
El sitio se encuentra sobre un gran cordn de piedra caliza, a 800 msnm, y consiste en
varios montculos grandes; la locacin es de algn modo inesperada ya que no es
cercana al agua o a tierras cultivables (Peters y Schmidt 2004; Schmidt 2001, 2003,
2006, 2009, 2010; Schmidt y Hauptmann 2003). A la fecha, al menos seis estructuras
rituales semi-subterraneas han sido expuestas (Figura 3.2), mientras que estudios
geofsicos han determinado la existencia de al menos otros 15 recintos. El nmero
estimado de recintos est cerca de los 25. Las estructuras rituales documentadas
contienen numerosos pilares en forma de T de diferentes tamaos. Cerca de 45 de
estos pilares han sido al menos parcialmente expuestos, estimando que el sitio puede
contener 200 pilares de diferentes tamaos. Hay dos fases fundamentales del NPC
distinguibles en el sitio: la ms temprana est representada por Layer III, atribuida al
perodo NPCA, y datada entre 9100 y 8500 AC. Seguida por Layer II, asignada al
perodo NPCB, y datada entre 8700 y 800 AC. Por el momento, esas dataciones se
encuentran confinadas a la enorme cantidad de materiales re-depositados en el
relleno de los recintos en lugar de a depsitos primarios que en el futuro podran
otorgar determinaciones cronolgicas precisas y de carcter especfico.
Mientras que existen continuidades claras entre estas dos fases en el uso de pilares T,
en la construccin de recintos, y la gama de imgenes representadas en el sitio, se
pueden detectar tambin cambios diacrnicos. Estos cambios se asocian
primeramente a una reduccin en el tamao de los pilares desde ms de 5 mts. de alto
(LayerIII) a los pilares de 1,5 mts. de alto que se encuentran asociados a Layer II. Hay
tambin un movimiento de planeacin de recintos de circulares a [recintos]
rectangulares. En los recintos circulares de Layer III, dos pilares se encontraban
erguidos en el centro de los recintos, mientras que otros pilares estaban parcialmente
encajadospor las paredes de piedra, slo con sus lados frontales, con
representaciones de animales, visibles.
La forma de los pilares T ha sido interpretada como antropomrfica, y esta
interpretacin es sostenida por los grabados de brazos humanos en los lados anchos
de los pilares, y de dedos en los lados estrechos (Figura 3.3). La forma de los pilares,
con sus grandes y pronunciadas cabezas, tambin ha sido considerada como flica
(Hodder y Meskell 2010: 36). Asimismo, muchos de estos pilares estn decorados con
imgenes zoomorfas, a estas representaciones podemos agregar la existencia de un
gran nmero de esculturas de piedra caliza. Lobos, jabales, perros, bisontes, gacelas
[goitered gazelles], burros salvajes asiticos, leones/leopardos, hienas, serpientes,
escorpiones, araas, y varias especies de aves, incluido el buitre, estn retratados. Si el
FIGURA 3.2 Excavacin principal en el rea de Gbekli Tepe con los componentes
expuestos hasta 2009 (adaptado a partir de Schmidt 2009: Figura 3).
entendimiento antropomrfico de estos pilares es aceptado, los grabados de animales
pueden haber sido inscriptos sobre o dentro cuerpos humanos/ancestrales. Elementos
antropomorfos son, sin embargo, tambin encontrados, incluyendo cuerpos humanos
esquemticos (en un caso sin cabeza), brazos, dedos, y un falo gigante, as como
pictogramas con la forma de la letra H (Figura 3.3), aveces asociada con las
caractersticas de un cinto. Respecto de estos pilares T, no est claro si la idea era
representar un cuerpo humano estilizado en su comienzo, o si esta forma devino
antropomorfizada a travs de actos intepretativos de talla de brazos y dedos humanos.
Exceptuando la clara representacin de una mujer grabada, ms que esculpida, en una
losa de piedra de la fase tarda (Layer II) del recinto del pilar del len de forma
rectangular (Schmidt 2006: Figura 10.4), las restantes representaciones de animales,
aparte de aves, pueden ser entendidas como masculinas.
FIGURA 3.3 Pilar T 18 con grabado de brazos humanos, Recinto D, uno de los dos
pilares centrales, Gbekli Tepe (fotografa por Irmgard Wagner,
DeutschesArchologischesInstitut).
Peters y Schmidt (2004) proveen informacin del nmero y tipo de restos faunsticos
hallados en el sitio entre 1996 y 2001 (Figura 3.4a). Slo fauna salvaje es documentada
en Gbekli Tepe, indicando caza intensiva en los ambientes que rodean el sitio. Basado
en el nmero de especmenes identificados (NISP), la gacela es por lejos el animal
comido ms representado, seguido por bisontes, quidos, ovejas salvajes y jabales
salvajes. Se estima sin embargo, que los bisontes pudieron haber contribuido a cerca
del 50 por ciento de la dieta. El nmero de restos de zorro es tambin relativamente
alto, y su presencia podra sugerir un significado econmico y/o simblico (ver ms
adelante).
Si uno compara la gama y frecuencia de restos animales con la gama y frecuencia de
representaciones animales en los pilares T o grabados en piedra (Figura 3.4b), hay
obvias diferencias entre las ecologas culturales y simblicas (cf. Descola 1992, 1996).
La gacela, por ejemplo, es encontrada en slo una representacin, y mientras que son
ms frecuentemente representados que la gacela o la oveja silvestre, los bisontes
parecen menos importantes en esta ecologa simblica de lo que sugiere su rol en la
subsistencia. Por otro lado, uno encuentra gran nmero de representaciones de
serpientes, seguidas de las de zorros, jabales salvajes, grullas o patos (?) y varios
animales predadores ms grandes como el len/leopardo, oso, lobo y hiena. Formas
comparables de pilares T y sus representaciones son halladas en los sitios del NPCB de
Nevalori (Hauptmann 1993, 1999, 2002, 2007), Adiyaman-Kilisik (Hauptmann 2000;
Hauptman y Schmidt 2007), centro de Urfa-YeniMahalle (Hauptmann 2003), Jerf el
Ahmar (Stordeur 2000; Stordeur y Abbs 2002; Stordeur et al. 2000), y otros sitios del
sureste de Anatolia (ver Figura 3.1).
Estos ejemplos sugieren que un conjunto de normas iconogrficas comn podra haber
surgido de una ecologa simblica compartida en un rea grande. Hay tambin
sorprendentes similitudes entre las representaciones deGbekli Tepe y ciertos sitios
contemporneos de Mesopotamia Superior, y muchos paralelos pueden observarse a
lo largo del suroeste de Asia durante los varios milenios que los perodos NPCA y NPCB
cubren (cf. Hodder y Meskell 2010). Sera sabio, sin embargo, resistir por el momento a
deshistorizar los sentidos establecidos por las comunidades particulares que habitaron
ciertos sitios en la regin extrapolando algunas similitudes transhistricas vagas. En
cambio, una sugerencia puede hacerse, que los aspectos de cualquier ecologa
simblica establecidas en un sitio particular pueden diferir significativamente de otros
sitios en la regin, incluso cuando elementos del mismo vocabulario cultural o las
affordances naturales existentes sean compartidas (cf. Descola 1996). Incluso, como
seala Phillipe Descola (1992: 124), deberamos estar reconstruyendo sistemas de
interrelaciones localizados. Antes de abordar las caractersticas subyacentes de la
ecologa simblica de la comunidad o las comunidades que estaban usando/habitando
Gbekli Tepe, me dirijo al contexto ms amplio de debates tericos referidos a la
transformacin de cazadores y recolectores en sociedades agricultoras, y a los
concomitantes modos de relacin que pueden haber caracterizado estos dismiles
contextos del pasado.
FIGURA 3.4 (a) Frecuencia de animales cazados en Gbekli Tepe; (b) frecuencia de
animales representados en Gbekli Tepe (anexado de Peters y Schmidt 2004)
Domesticacin como narrativa maestra y otras ontologas
La idea de que el proceso de domesticacin es parte de un movimiento progresivo de
naturaleza a cultura ha sido habitualmente enfatizada (ej. Cauvin 2000; Hodder
2006, 2007; Verhoeven 2002; Voigt 2000) y raramente discutida (ej. Boyd 2004). Como
en la fundacin de la epistemologa moderna, se asume a menudo que la naturaleza
est dada y se acta en consecuencia (ej. dominndola, domesticndola, etc.),
mientras que la cultura se convierte en una propiedad exclusiva de los humanos en
avance siempre progresivo de racionalidad y razn. En el discurso antropolgico
reciente el abandono de tal posicin dualista y la adopcin de una perspectiva
monista, ha sido, en gran parte, desencadenada tanto por un cuestionamiento interno
de las metafsicas y epistemologas Occidentales (ej. Latour 1993; cf. Descola 1996:82)
como por el trabajo de campo etnogrfico en contextos no Occidentales donde la
dicotoma naturaleza-cultura es insignificante en la conceptualizacin del mundo
(Descola y Plsson 1996:7; ver tambin en Descola 2005). En lugar de asumir un reino
absoluto y abstracto de naturaleza o tierra virgen del que una sociedad o cultura
particular se desprende, estos casos etnogrficos indican que las definiciones de
cultura o naturaleza son siempre altamente contextuales y que las dimensiones de
lo salvaje-domesticado raramente funcionan como una dicotoma (Hviding 1996; cf.
Hodder 1990). Y si bien es verdad que Lvi-Strauss uso la distincin naturaleza-cultura
para las sociedades nativas de Amrica, como enfatiza Descola, la distincin
naturaleza-cultura es poco ms que una etiqueta bajo la cual Lvi-Strauss organiz
convenientemente conjuntos contrastantes de cualidades sensibles que podran ser
etnogrficamente relevantes, aunque los Amerindios no sientan la necesidad de
subsumirse a ellas, como hacemos nosotros, bajo dos dominios ontolgicos
diferentes (1996:84).
Tomemos la taxonoma de los cuerpos humanos vs. los no humanos. La misma
distincin que hacemos entre estas dos etiquetas puede ser en si misma problemtica.
Lo que se esconde detrs de esta dificultad de nombrar es la pregunta acerca de
nuestro propio posicionamiento ontolgico, de lo que sucede sin decirse en nuestro
universo cuando el concepto de humano es contrastado con el de no humano:
equiparamos humano con cultura y no humano con naturaleza. Aparecida Vilaa
(2005) afirma que ser humano o no humano no debera ser considerado en trminos
de estados y substancias sino en trminos de procesos y relaciones (cf. Descola y
Plsson 1996:12). En tal universo ontolgico, el potencial de transformacin/-
metamorfosis es entendido como una capacidad inherente de todos los seres. Ganar o
preservar una posicin particular a lo largo del espectro humano/no humano requiere
una constante negociacin y construccin de identidad. Por ejemplo, Eduardo Viveiros
de Castro cita el ejemplo etnogrfico del mito de la comunidad Shokleng, de que el
Shokleng original, despus de esculpir a los futuros jaguares y tapires en madera de
araucaria, dio a estos animales sus pieles caractersticas cubrindolos con las marcas
diacrticas pertenecientes a los grupos clnicos-ceremoniales: manchas para el jaguar,
rayas para el tapir. En otras palabras, contina Viveiros de Castro, es la organizacin
social lo que estaba ah afuera, y los jaguares y tapires que fueron creados o
performados por ella. El hecho institucional creo al hecho bruto (2004:13). Una
inversin similar de nuestras propias categoras conceptuales puede ser hallada en los
dominios de la afinidad y el parentesco en lugar de compartir algo en comn como el
principal postulado para la existencia de relaciones en nuestra sociedad, el
perspectivismo amerindio enfatiza relaciones basadas en la diferencia, viendo a la
afinidad como dada y a la consanguinidad como construida.
Pero dnde nos deja esto? Es posible desafiar modelos universalistas mientras se
apela a un discurso comn y a comparaciones significativas (Descola y Plsson 1996:
16)? En su libro Par-delnature et cultura (Ms all de la naturaleza y la cultura),
Descola (2005; ver tambin Descola 1992, 1996) sugiri esquemas de praxis que
reflejan distintos tipos de relaciones (entre un nmero finito de elementos) que cada
sociedad establece con su ambiente. Usando el criterio de fisicalidad, refirindose al
cuerpo, e interioridad, que se aplica al ser, a la persona [personhood], y a la mente,
Descola propone una taxonoma desdoblada de ontologas basadas en principios de
identidad y diferencia: animismo, totemismo, analogismo, y naturalismo (ver tambin
Watts, este volumen; Shapland, este volumen; Latour 2009). Esta tipologa est basada
en la variedad de relaciones entre humanos y no humanos sobre los ejes de
interioridad (mente y alma) y exterioridad (cuerpo): (1) totemismo ve la continuidad
entre humanos y no humanos en trminos de sus cuerpos y almas; (2) animismo ve a
los humanos y no humanos como teniendo la misma cultura, mientras difieren de
acuerdo con sus respectivos cuerpos; (3) analogismo es equiparado a las
cosmovisiones de la Antigua Grecia y China donde la discontinuidad entre humanos y
no humanos en ambos ejes, fisicalidad e interioridad, puede ser demostrada, y; (4)
naturalismo, define la ontologa cientfica Occidental actual que ve continuidad entre
humanos y no humanos sobre el eje de la fisicalidad, asumiendo la misma base
biolgica de la vida, mientras que se postula una discontinuidad en el eje de la
interioridad en la presuposicin de que lo que diferencia a los humanos de otros
animales es el hecho de que los primeros tienen cultura. Hay que sealar que las
cuatro tipologas desdobladas de ontologas de Descola permiten que, junto a una
ontologa dominante, en cualquier sociedad dada, uno pueda encontrar residuos de
otras ontologas, sobreviviendo oportunamente en ensamblajes compuestos
heterogneamente. Descola (1992, 1996) tambin sugiere que pueden haber varias
ideologas y modos de relacin diferentes presentes dentro de estas ontologas
dominantes (cf. Lloyd 2006), como las ideologas de predacin, reciprocidad/
intercambio o proteccin. Estos modos diferentes de relacin tambin pueden ser
vinculados a tipos particulares de organizacin social: los sistemas totmicos son
hallados ms frecuentemente en sociedades segmentarias con grupos de
descendencia, mientras que el animismo est ms frecuentemente presente en
sociedades cognaticias (Descola 1996:88). Volver a algunos de estos asuntos ms
adelante con referencia a la imaginera de Gbekli Tepe.
Este particular nfasis en la distincin entre cuerpos y almas de humanos y no
humanos como modo de proveer pistas acerca de ontologas particulares, nos invita a
examinar la imaginera de Gbekli Tepe con la esperanza de definir el mundo
ontolgico de las comunidades NPC de la Mesopotamia Superior ms cercanamente.
En lo que queda de este captulo, retomo una discusin de Tim Ingold (2000:11-31; cf.
Descola 2010) acerca de las diferencias en representaciones de lo que l identifica
como contextos cazadores recolectores anmicos vs. totmicos (para la preferencia en
el uso de trmino anmico en lugar de animista, ver Descola 1992:125, n5). La
sugerencia de que los estilos de representacin como expresiones humanas son
indicaciones transculturales [cross-culturally] de ontologas subyacentes ha sido
recientemente explorada por Descola a travs de la exhibicin titulada La Fabrique
des Images localizada en el MuseQuaiBranly en Paris (Descola 2010; cf. Descola
2006). Despus de una breve revisin de aspectos de representaciones anmicas y
totmicas, sigue un anlisis iconogrfico de la imaginara de Gbekli Tepe.
Representacionestotmicas y anmicas entre cazadores-recolectores
Discutiendo las tradiciones culturales totmicas y anmicas de la Australia Aborigen y el
Norte circumpolar, Ingold (2000) cuestiona el extendido entendimiento del arte
indgena y las representaciones [depictions] animales, convencionalmente
consideradas como representaciones simblicas de lamagia de caza, y afirma que
estas obras de arte deben ser entendidas como imbricadas con el plano de
inmanencia, explorando ms profundamente en l [] descubriendo el significado
que ah yace (Ingold 2000: 112). Las obras de arte de ambas tradiciones culturales no
son representacionales, sino que sirven para revelar este mundo de inmanencia oculto
en la mirada de los animales (cf. Boric 2005). Como muestran Ingold (2000) y Descola
(2010), existen importantes diferencias entre estos modos de representar animales.
Representaciones Totmicas
En la tradicin totmica de la Australia Aborigen, animales y humanos comparten una
misma tierra ancestral. Todos los seres vivos descienden de la era del Sueo
[Dreaming], cuando figuras ancestrales dieron forma a la tierra, imprimindose a
travs de sus movimientos y de esta manera, moldendola. La relacin que todos los
seres vivos tienen con la tierra puede ser descripta como esencial estos seres son
consubstancialesy esta es la clave para la definicin propuesta porIngold de un
contexto totmico.Cuando se trata de representaciones humanas y animales en la
Australia Aborigen, uno puede encontrar recurrentemente imgenes de canguros,
algunas de ellasque utilizan el estilo de pintura llamado rayos X que muestra la
disposicin interna de los rganos y lneas a lo largo de las partes del cuerpo que son
separadas durante el carneado. Describiendo ejemplos de representaciones en
Western Arnhem Land, Ingold destaca lo esttico, lo no narrativo de los retratos
animales, lo que comunicara un mensaje acerca del carcter inanimado de los seres
representados. Ingold adems enfatiza que el mismo cuerpo del canguro representado
descripto puede ser considerado como el paisaje ancestral, inmvil, en su totalidad. Es
a travs de este tipo de pinturas que la presencia ancestral es revelada a los humanos.
Por otro lado, en la regin de Kimberley del noroeste de Australia, pueden encontrarse
pinturas en roca dentro de algunas cuevas con representaciones de figuras Wandjina,
seres antropomorfos ancestrales con una especie de halo alrededor de sus cabezas,
grandes ojos redondos ysin ningn otro orificio. Esas figuras suelen estar acompaadas
por representaciones de forma animal similarmente inanimadas. De acuerdo con
Ingold (2000: 121), estos seres ancestrales no se imaginaban a s mismos sobre la
roca, se pintaban dentro de ella [into it] y por tanto, en la pintura, se
metamorfoseaban dentro de sus propias representaciones ya que sus
representaciones son un modo de ser. De forma similar, en un ensayo acerca de la
iconografa en las obras de arte de los Walbiri de Australia central, Nancy Munn (1973:
198) da nfasis al hecho de que estas pueden ser consideradas como procesos de
revelamiento y apertura en torno a aquello que yace debajo de la superficie, y
entendidas como esfuerzos por arrancar a una fuerza ancestral de su realidad
inmanente de Sueo que se encuentra debajo de la superficie de la tierra.
Representaciones anmicas
Por otra parte, en las comunidades del Norte circumpolar que Ingold retoma como
ejemplos de ontologa anmica, una fuerza vital existe en los intercambios humanos
con el mundo animal. Aqu se enfatiza la importancia de la cooperacin entre cazador
y presa, ya que la carne que puede ser comida proviene solo de animales que
intencionalmente se ofrecen al cazador (Ingold 2000: 121). En el sistema anmico la
caza es la actividad que permite el flujo de fuerza vital entre humanos y seres no
humanos. La vida humana est aqu fundada en la mortalidad animal (Ingold 2000:
114). Si las ontologas totmicas son descriptas como esenciales, con animales y seres
humanos compartiendo la misma substancia ancestral, las ontologas anmicas podran
ser retratadas como dialgicas. El balance del mundo y la vida humana estn
condicionados por un intercambio constante entre animales y humanos. Asimismo la
forma del cuerpo aparece como en permanente flujo: llevados por la corriente, los
seres se encuentran, se fusionan y separan nuevamente, cada uno cargando consigo
algo del otro (Ingold 2000: 113). Lo que importa en el dilogo e intercambio es tomar
el punto de vista del otro, eso es, la posicin relativa de ambas partes: luego de
haber cruzado [crossingover] al lado animal, un hombre ver a sus anfitriones como
criaturas iguales a s mismo, mientras que para las personas que dej atrs en casa
aparecer ahora en su forma animal (Ingold 2000: 114 cf. Viveiros de Castro 1998).
Esta habilidad para cambiar perspectivas es tambin acreditada a ciertos animales (ej.
oso; ver Saladin DAnglure 1994). Pero son los chamanes los que pueden a voluntad
cambiar de perspectiva y viajar a las comunidades animales con el fin de descubrir la
fuerza vital y curar enfermedades (cf. Willerslev 2007). De hecho, a un chamn en el
sistema anmico se lo considera como poseyendo un cuerpo permanentemente
inestable y se dice que est crnicamente enfermo (cf. Vilaa 2005). En sus viajes, los
chamanes negocian con los espritus maestros la liberacin de fuerza vital perdida:
animales de varios tipos, conocidos como sus ayudantes, cargan su ser interno hacia
arriba en el viaje, aunque mientras tanto su cuerpo fsico permanece en el mismo
lugar (Ingold 2000: 115).
Analizando los modos de representacin en torno al sistema anmico, Ingold toma un
ejemplo de los Inuit del norte de Qubec. En la primera escena narrativa retratada por
Ingold, un carib encuentra a un cazador listo para enviar una flecha en su direccin.
En el dibujo descripto, el carib se comporta desconfiado sosteniendo una rama en sus
mandbulas y el cazador no dispara. Sin embargo en otro dibujo proveniente del
mismo contexto cultural, nuevamente un encuentro entre un cazador y un carib es
mostrado, pero esta vez se puede ver al carib con flechas que han penetrado en su
cuerpo, mientras que del otro lado, el cazador que lanz las flechas mira directo hacia
nosotros y parece aterrado. La piel y el pelo del animal herido estn retirados y la
verdadera cara de un ser interior es revelada, un peligroso hocico parecido al de un
lobo con dientes afilados y amenazantes. Esta escena con el carib sin capucha
muestra el peligro que aguarda al cazador si el animal no se entrega intencionalmente,
eso es cuando hay una violacin del sutil balance y el intercambio vital entre humanos
y animales. En esas instancias, matar a la presa puede causar potencial peligro al
cazador e incluso guiarlo a su propia muerte en el encuentro con la cara real del
animal, esto es, su ser interior: la posibilidad de metamorfosis expresa [] el miedo
a no ser capaz de diferenciar entre lo humano y lo animal, y, particularmente, el miedo
de ver al humano que se esconde dentro del cuerpo del animal que uno come (cf.
Viveiros de Castro 1998: 481).
En otra instancia, Ingold (2000) describe los mundos entrelazados de animales y seres
humanos reflejados en el registro etnogrfico de los Ojibwa de Canad central. All la
constitucin del ser humano se encuentra perpetuamente amenazada por la
posibilidad de deslizamiento al reino animal. Para los tramperos y cazadores Ojibwa,
la habilidad de metamorfosis es delegada a personas poderosas, como hechiceros y
chamanes, para la mayora de las otras personas significara la muerte (Ingold 2000:
93). Ingold afirma que sera un error ver el proceso de metamorfosis entre los Ojibwa
solo como un modo de vestir o enmascarar el ncleo inalterado de un ser, ya que esta
aparente superficie es el cuerpo real. Por lo tanto, la metamorfosis no es una
cobertura, sino una apertura, de la persona al mundo2 (Ingold 2000: 94). Para los
Ojibwa la persona y el ser estn en continuo movimiento deviniendo en relaciones
con otros humanos y otros seres no humanos [other- tan- human beings]. El
concepto de metamorfosis es visto como un modo de unir las distancias entre uno
mismo deviniendo el otro a travs de la facultad de la empata. As, el animismo
Ojibwa (cf. Bird-David 1999; Descola 1992), o su nocin de animacidad [animacy]
permite la metamorfosis con clases de seres animales que les son cercanos, animales
con los que estos humanos estn relacionados genealgicamente (Ingold 2000: 106-9).
Grados de peligro y movimientos predatorios: el significado de los dientes
expuestos en Gbekli Tepe
Hasta ahora en mi discusin, siguiendo a Ingold y Descola, he desafiado el modo
dominante de entender las representaciones neolticas que se encuentran en
abundancia a lo largo del sudeste de Asia, declaradas desde una perspectiva dualista
Occidental como aspectos simblicos y prcticos de sociedades pasadas. Informados 2 N. del T. En el original: [t]he metamorphosis is not a covering up, but an opening up, of the person to the world (Ingold 2000:94).
por las discusiones de Ingold y Descola en torno a los diferentes estilos representativos
en estos dos sistemas (ontolgicos) diferentes, rotulados como anmicos y totmicos,
es hora de virar nuestra atencin hacia la interpretacin de la imaginera animal de
Gbekli Tepe. La primera pregunta que se me viene a la mente es si podemos
determinar si las representaciones de Gbekli Tepe provienen de sistemas anmicos o
totmicos, de acuerdo con la lgica previamente sealada.
El hecho de que muchas de las imgenes representadas en Gbekli Tepe puedan ser
entendidas como teniendo una estructura narrativa incluso en la ausencia de
actividades de caza, la falta del estilo de rayos X, y el sentido de movimiento asociado
con el retrato de formas animales podran ser tal vez consideradas como pistas de la
lgica anmica, ms que totmica, detrs de las representaciones. Lo que es
particularmente llamativo aqu, sin embargo, es la similitud entre las representaciones
descriptas previamente del carib sin capucha que revela un ser interno amenazante
debajo de su piel mostrando sus dientes, y las representaciones de ciertos animales en
Gbekli Tepe con sus peligrosos dientes expuestos. En mi opinin esta similitud formal
no es fortuita y puede apuntar hacia un sistema anmico detrs de las
representaciones del sitio. Pero antes de sacar conclusiones acerca de ciertas
invariantes interculturales [cross-cultural] o universales en el uso de
affordancescorporales particulares, tales como el uso de los dientes de animales
predadores salvajes para indicar peligro, miremos ms de cerca las lgicas internas de
dicha imaginera e intentemos entender si esta similitud formal en la representacin
de ciertos animales con los dientes expuestos puede ser entendida como teniendo la
misma funcin subyacente que el carib representado por los Inuit.
En los pilares T de Gbekli Tepe, los animales frecuentemente muestran sus dientes
incluso el jabal salvaje (Figura 3.5), el zorro (Figura 3.6), el len o leopardo, y la hiena.
Muchos otros animales predadores como lobos y osos (y posiblemente reptiles) son
comnmente representados en esculturas que se encuentran en el relleno de los
recintos, adosados a los pilares T (ej. La escultura en el Pilar 27 del Recinto C [Schimidt
2009: Figura 3]), o como protuberancias empotradas intencionalmente en las paredes
de piedra de algunos recintos. El carcter animado de estos salientes puede estar
tambin relacionado con los pilares T encerrados por las paredes de piedra (ej. Un
cnido y un ave representados en el Pillar 43 del Recinto D [Schmidt 2009: Figura 8]) y
estas representaciones podran haber sido destinadas a crear un aspecto dramtico,
teatral, de animales emergiendo vivos de otro mundo o realidad paralela. Como tales,
los muros de piedra de estas estructuras pudieron haber estado conceptualizados de
modo similar a los muros de adobe de las edificaciones en atalhyk: como
membranas separando mundos diferentes (cf. Lewis- Williams 2004: 38).
Representaciones y esculturas asociadas podran tal vez ser interpretadas como un
modo de liberar estos animales o seres hbridos sobre una superficie que representa la
interfaz entre realidades diferentes.
Figura 3.5 Pilar T 12 con el grabado de aves en un paisaje (?), jabal salvaje y zorro, Recinto C,
Gbekli Tepe (fotografiado por Dieter Johannes, Deutsches Archologisches Institut).
Que la intencin principal de representar estos animales de esa manera tuviese el fin
de subrayar la fuerza y peligro de espritus acechando a travs de la piel de los
animales representados, se ve reforzada por la disposicin de caninos agrandados y
penes erectos, as como por las posturas de ataque con las cabezas y patas delanteras
levantadas en relacin al eje central del cuerpo de un cuadrpedo. De hecho, en los
casos en que se muestran zorros, podemos incluso especular que la postura levantada
del cuerpo, como si el animal estuviese parado en dos patas, puede estar
posiblemente conectada con el intento de imitar la postura humana. Si esta
interpretacin es correcta, enfatizara la subyacente humanidad de los animales
representados (cf. Sahlins 2008; Viveiros de Castro 1998). Pero antes de desarrollar el
tema de la predacin en relacin a estas imgenes, detengmonos un poco ms en las
elecciones de los animales que muestran sus dientes (Tabla 3.1).
Figura 3.6 Pilar T 33, con el grabado de un zorro, Recinto D, Gbekli Tepe (fotografiado por
Irmgard Wagner, Deutsches Archologisches Institut).
Tabla 3.1 Iconografa, taxonoma y categorizacin de las representaciones animales de Gbekli
Tepe, basadas en el principio de peligro.
Aunque podramos esperar que los grandes predadores (ej. Len, oso marrn o lobo)
sean retratados con sus dientes expuestos al igual que animales potencialmente
peligrosos como las serpientes, escorpiones y araas,3 es curioso que ese patrn de
representaciones se halle en animales como el zorro o el jabal salvaje. Ninguna de
estas dos especies animales puede ser considerada inherentemente peligrosa (incluso
cuando el jabal salvaje puede presentar un peligro considerable si se encuentra con
humanos en condiciones particulares), y puede entenderse que mostrar dientes
expuestos y filosos en las representaciones de ambos, zorro y jabal salvaje, (lo que
ciertamente no es una caracterstica de los suidos, ms all de sus colmillos) est
destinado a eliminar cualquier duda acerca del carcter del ser interior oculto bajo su
piel. De esta manera, la posicin potencialmente ambigua del zorro y el jabal salvaje
se expone y el mensaje comunicadoacerca de las dos especies animales representadas
es consistente: estos son seres salvajes, masculinos y peligrosos. A juzgar por el
3 Aparte de su carcter peligroso, tal vez este grupo de animales pueda ser vinculado al
mundo de abajo [worldbelow], eso es, el estrato subterrneo de un cosmos escalonado. Por
ejemplo, en la mitologa de Amrica del Norte, las araas tienen un poder mgico que
recibieron de los Truenos El Chordeilel [Nighthawk] (un chotacabras) se encuentra a medio
camino entre el Trueno y los maestros del mundo celestial, y la araa, maestra del mundo
terrestre, carga con la responsabilidad por el conflicto entre estos poderes (Lvi-Strauss 1988:
68).
significado dado a animales particulares entre los Inuit del rtico canadiense, el
carcter predatorio de ciertas especies podra haberse mezclado con la idea de
carroeo, lo que los conectara con varias especies de aves y tal vez tambin con el
zorro y el jabal salvaje (Saladin DAnglure 1994: 179). Como fue mencionado
anteriormente, un nmero relativamente alto de huesos de zorro en el sitio nos da la
idea acerca de los usos prcticos y simblicos del zorro en Gbekli Tepe. La antigedad
de las creencias relacionadas al zorro y su importancia en un contexto regional amplio
es supuesta por el reciente descubrimiento de huesos de zorro asociados a entrierros
humanos en sitio del Epipaleoltico Medio Uyun al-Hammam en Jordania del norte
(Maher et al. 2011).
En contraste con los grupos de animales previos, no se muestran dientes expuestos en
representaciones de bisontes y varios tipos de aves (como grullas, patos y buitres). Sin
embargo en algunos pilares T, uno encuentra la yuxtaposicin de estos grupos
diferentes de animales. Similares a las de los bisontes, las representaciones de gacelas,
burro salvaje asitico y oveja salvaje o mufln tambin permanecen sin dientes.
Asimismo hay una prctica recurrente de representar bisontes mostrando su crneo y
sus cuernos [horn cores]de frente y nunca de perfil. Aqu, solo podemos especular
sobre si el nfasis en mostrar los cuernos de bisontes, gacelas y ovejas salvajes est
relacionado de alguna manera con el peligro relacionado con esta particular parte del
cuerpo o con otra serie de significaciones que pueden haber rodeado a los cuernos en
este contexto cultural (ver Hodder y Meskell 2010 y las referencias all respecto a la
importancia de los cuernos de bisontes y otros animales en atalhyk).
Finalmente, el grupo de animales que no est implicado de manera obvia con
intenciones predatorias es el de las aves, como grullas y patos (Figura 3.5). En algunos
casos hay mltiples representaciones de su forma corporal, como si crearan la ilucin
de movimiento (un estilo representativo similar se halla en el arte parietal Franco
Cantabrian del Paleoltico Superior; ver Lewis-Williams 2002 y Lewis-Williams y Pearce
2005 para una interpretacin basada en estados alterados de consciencia). Es probable
que no sea un accidente que solo la fauna aviar sea representada de esta manera. El
comportamiento ambulatorio de ciertas aves, como la grulla o incluso el pato, podra
haber sido interpretado como humano (Russell and McGowan 2003), hacindolos ms
cercanos a los humanos en su universo clasificatorio o traicionando su humanidad
subyacente (cf. Lvi-Strauss 1966: 204, 207).
En contraste con animales predadores, carroeros y peligrosos, la aves pueden no
haber expresado una amenza y, esto es especulativo, podran haber sido entendidos
como chamanes debajo de su piel y plumas. Enfatizando esta humanidad, el ave
representada en el Pilas 43, Recinto D (Figura 3.7) en Gbekli Tepe tiene incisos
ornamentos en el cuello, similares a los representados en la escultura del Hombre Urfa
(cf. Hauptman 2003). La representacin de un humano sin cabeza montando este ave
puede tal vez ser interpretada como un momento chamnico de transformacin. Los
viajes chamnicos son considerados usualmente como muertes temporales de estos
individuos, y la perspectiva tomada en la escena podra haber sido desde el punto de
vista del mundo espiritual, o del ave misma ms que de la vida ordinaria y el mundo
humano.
Figura 3.7 Reconstruccin artstica de los trabajos de construccin del Recinto D (Layer
III) en Gbekli Tepe (dibujado por John Gordon Swogger).
Mientras nos encontramos con estas representaciones animales en Gbekli Tepe que
pueden ser entendidas como mostrando una actitud predadora, deberamos
preguntarnos en qu tipo de contexto ontolgico estas intenciones pueden ser
enfatizadas. Para responder este cuestionamiento, debemos volver al punto subrayado
por Ingold cuando discute la escena de caza en el Norte circumpolar, en el que el
carib herido revela sus intenciones predatorias hacia el cazador:
Porque el carib sin capucha, y sus intenciones predatorias reveladas, no solo
representan una amenaza directa a la vida y el cuerpo fsico, sino que tambin
proyectan un velo de incertidumbre sobre el estatus existencial [del cazador]
como ser humano. Brevemente, las caras de los animales son visibles slo para los
humanos que han tomado la posicin subjetiva de los propios animales, y que por
lo tantose han convertido a los ojos de otros humanos realmente en animales.
Slo los chamanes tienen el poder de hacerlo intencionalmente y con relativa
impunidad.
(Ingold 2000: 123)
Siguiendo este pasaje, la imaginera representada en Gbekli Tepe en los pilares T y en
las esculturas tridimensionales sugiere un escenario en el que uno es desplazado de la
cotidianeidad del mundo. Aqu, parece que uno se encuentra con el mundo paralelo de
poderosas comunidades de animales, que son reveladas por su liberacin de los pilares
o por la instalacin intencional de animales peligrosos que sobresalen de las paredes
de piedra de los recintos. Siguiendo la lgica anmica o sistema perspectivista (cf.
Latour 2009), la construccin de un teatro animado puede haber presentado un riesgo
considerable para aquellos que estaban involucrados en tal empresa (Figura 3.7).
Como Ingold seala (2000: 126), el acto de grabar, opuesto al de pintar, es cercano al
sistema anmico ya que grabar no es la imposicin intencionada de una forma
preconcebida sobre la materia bruta, sino un proceso en el que el grabador responde
continuamente a las cualidades intrnsecas del material, a cmo este quiere ser. Es
nuevamente el dilogo con el material grabado lo que podra haber permitido la
liberacin de fuerza vital encarnada [embodied] en los animales representados en
Gbekli Tepe. Aqu uno se ve tentado a acordar con Lewis-Williams y Pearce (2005) en
que la existencia de practicantes/especialistas rituales podra haber sido una condicin
en este tipo de contextos culturales. Estos chamanes habran mediado entre lo que es
diariamente percibido en la experiencia humana y las perspectivas adoptadas por las
comunidades de espritus animales representados. Estos chamanes podran haber sido
exactamente las personas cuyo arduo trabajo propici la liberacin de animales
predadores y peligrosos a travs del acto de grabado, lo que sugiere un chamanismo
horizontal, ms que vertical, en este contexto (cf. Hugh-Jones 1994).
Hasta ahora, he intentado identificar una red lgica interna detrs de las
representaciones de la imaginera animal en Gbekli Tepe con la ayuda de
comparaciones etnogrficas y la alineacin de las obras de arte con el pensamiento
anmico o perspectivista, ms que con contextos ontolgicos totmicos. An sabemos
muy poco acerca de la naturaleza de las actividades que se estaban llevando a cabo en
Gbekli Tepe, en parte por la demolicin (aparentemente intencional) de ciertas
esculturas y su disposicin en contextos secundarios, por el relleno de los recintos por
desechos de ocupacin, y por los niveles ms bajos an sin excavar y los bancos de
piedra que podran ocultar piezas clave de evidencia para los rompecabezas
arqueolgicos. Parece posible, sin embargo, esbozar un sistema ontolgico particular
que podra haber percibido el mundo humano como repleto de seres poderosos,
algunos de ellos con amenazantes poderes predatorios. Este mundo requerira
posiblemente negociaciones constantes entre humanos y no humanos, as como entre
vivos y muertos, para la recuperacin de las fuerzas vitales por las que las vidas de
todos los seres estn condicionadas. Uno tambin podra especular que estos sistemas
ontolgicos anmicos o perspectivistas podran haber reunido comunidades tnicas o
culturalmente diversas que compartiesen la misma perspectiva ontolgica (Miracle y
Boric 2008). Como observaronPeters y Schmidt (2004: 210) varias puntas de flecha de
slex de diferentes tradiciones regionales NPCa lo largo de Mesopotamia Superior (ej.
Aswad, el-Khiam, Helwan, Nemrik, y Nevalori) fueron halladas en el sitio, sugiriendo a
los autores que Gbekli Tepe podra haber servido como punto nodal para reuniones
supra regionales. Explorar sus diferencias con las intenciones predatorias de emular y
devenir otro, pudo haber sido el elemento clave de una tendencia general de
transferibilidad y validez intercultural (Sherratt 1995: 16- 17) a travs del mundo
NPC.
Conclusiones
Aunque he intentado dar sentido a una serie de representaciones en Gbekli Tepe,
est claro que el espectro de temas que estos grabados revelan es por lejos singular.
En otras palabras, mientras que en representaciones dentro de sistemas totmicos y
anmicos quefueron previamente discutidos en primer lugar en relacin a la prctica
de caza y relaciones entre humanos y animales establecidas en tales contextos, se
vuelve aparente que las representaciones en Gbekli Tepe difcilmente puedan ser
subsumidas bajo la rbrica de reflejos de caza. Este extraordinario sitio sugiere muchos
otros temas cuando se trata el alcance y naturaleza de su imaginera: el
cuestionamiento en torno a antropomorfos metamorfoseados y seres esquematizados
en las representaciones sobre pilares T, particularmente la esquematizacin en las
representaciones de cabezas de toro, las representaciones altamente esquematizadas
de smbolos grabados de significado desconocido, como los signos H posicionados en
lugares particulares del cuerpo de los pilares, y la esquematizacin de serpientes que
crean patrones en red [net-like] geomtricos no figurativos, entre otros. Por otra parte
se podra argumentar que existe una pequea asociacin obvia entre serpientes,
araas y escorpiones por un lado, y caza por el otro. Por lo que no hay necesidad de
que esperemos que la actividad de caza sea representada aqu (por caso, atalhyk,
un sitio mucho ms tardo, donde de hecho se hallan figuras humanas miniaturas,
esquemticamente representadas, provocando animales grandes).
Acordando con la discusin de Ingold y Descola con la naturaleza, funcin y significado
de las representaciones en contextos anmicos y totmicos entre sociedades
cazadoras-recolectoras, el retrato de Gbekli Tepe no muestra aspectos diarios de la
prctica de caza en relacin a un animal particular ni provee declaraciones del dominio
humano sobre lo salvaje, como est implcito en las meta narrativas de la
domesticacin tan habitualmente evocadas en las interpretaciones arqueolgicas de la
ecologa simblica del Holoceno Temprano. Estas narrativas slo pueden ser ledas
como nuestras propias anticipaciones impacientes de los paquetes Neolticos
ensamblados con plantas y animales domesticados como elementos clave. Las
representaciones de Gbekli Tepe, en cambio, liberan el poder del predador y de
animales ms ambiguamente posicionados. Deben haber surgido del deseo y hambre
humano de fuerza vital que animales particulares llevan debajo de su piel voltil y
cambiante. Difcilmente esta liberacin de fuerza vital, poder y peligro sea azarosa, en
Gbekli Tepe, no es que solo ciertos animales puedan ser de confianza y se espere de
ellos que liberen esos poderes, sino que parece que la eleccin misma de los animales
y sus representaciones ocasionalmente estructuradas espacialmente, revelan una
lgica, un sistema clasificatorio particular construido a travs de la acumulacin de
pensamiento salvaje [wild thinking] (cf. Keck 2009) yla socializacin de animales
particulares y los poderosos seres interiores que ellos encarnan. Lo que aparenta
permanecer en este particular sistema ontolgico es la nocin de predacin. Al mismo
tiempo, es probable que la existencia de una edificacin tan compleja, y la movilizacin
de trabajo que habra requerido, sea una declaracin acerca de modos de relacin
socialmente complejos. Y tal vez, de que en este momento histrico se estaba
volviendo difcil pensar la multiplicidad de relaciones existentes entre las
singularidades emergentes del mundo sin desarrollar o recurrir a modos de
pensamiento que involucren relaciones analgicas (sensu Descola). Sin embargo, la
pregunta que fue planteada antes persiste: Cul es la humanidad o animalidad que
est siendo representada aqu? Quin es el cazador y quin el cazado en este teatro
de predacin?4
Bibliografa
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4 Estoy agradecido con Klaus Schimidt por su clida bienvenida al sitio de Gbekli Tepe en el
otoo de 2008, su generoso tour por el sitio, y las imgenes aqu reproducidas. Tambin
quisiera dar cuenta del apoyo recibido por el programa de Cambridge-based, Leverhulme-
funded Cambiando las creencias del cuerpo humano: Perspectivas Comparativas durante el
cual un viaje de campo al sitio y una exhibicin en Karlsruhe, as como algunos pensamientos y
escritos tuvieron lugar. Tambin estoy agradecido con AlasdairWhittle y Chris Watts por sus
comentarios en las primeras proyecciones del paper, y a Chriss Watts por la ayuda editorial
meticulosa.
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