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5/20/2018 BorgesSe-slidepdf.com http://slidepdf.com/reader/full/borges-se 1/32 DOSSIER DEL SERVEI EDUCATIU DEL CCCB

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  • DOSSIER DEL SERVEI EDUCATIU DEL CCCB

  • Cosmpolis. Borges y Buenos Aires

    Dossier del Servei Educatiu del CCCB

  • ndice Cosmpolis. Borges y Buenos Aires. (artculo del catlogo de la exposicin). Juan Insua Biografa para lectores jvenes Marieta Gargatagli. Apndice: textos citados en las notas de la biografa Lecturas para estudiantes de ESO y Bachillerato. Marieta Gargatagli Lxico.

    Kosmpolis. La Biblioteca de Borges Bibliografa

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  • I. Cosmpolis. Borges y Buenos Aires Juan Insua(artculo del catlogo de la exposicin).

    He nacido en otra ciudad que tambin se llamaba Buenos AiresJorge Luis Borges, La cifra

    La grandeza literaria de una ciudad se construye con materiales que una exposicin no siempre puede abarcar. Exponer es una operacin selectiva que adquiere sentido si logramos que el conocimiento sensible trascienda la mera informacin, o esa vanidosa erudicin que a veces solo contiene una supersticiosa acumulacin de datos. Puede exponerse el entraable vinculo que Jorge Luis Borges mantuvo con Buenos Aires? Ser capaces de arrojar una sonda al corazn de esa relacin implica operaciones que el genero exposicin no suele admitir, al menos en sus vertientes ms ridas, academicistas o exquisitamente fras. Las ciudades de la literatura, las ciudades de la memoria y la imaginacin, requieren un sostenido intento por ir mas all de tabes museogrficos y modelos expositivos inertes. Hoy, todo genero artstico es un cors de limites difusos, aunque la obsesin clasificatoria deba ser saciada como remedo de un mapa que nunca coincide con el territorio.En las ciudades que construye la memoria caben los fragmentados paisajes que el vrtigo o la emocin expanden hasta hacer del instante una forma perdurable. Heredamos esa memoria con la credulidad con la que se reciben muchos recuerdos ajenos. Estudiamos esa memoria, la documentamos, la diseccionamos bajo una dura luz sofoclea. Confiamos en el mapa y nos adentramos en el territorio. Sin embargo, lo esencial solo comienza a ser intuido cuando aprendemos a liberarnos del cmulo de miradas que no nos pertenecen. Es entonces cuando el Buenos Aires de Borges puede ser recibido como un don, como una forma emancipada de la sensibilidad potica. Es entonces cuando los almacenes rosados, las calles despobladas, los patios melanclicos o los atardeceres que se parecen al amanecer, adquieren otro sentido. No recordamos que estaban as antes de Borges, ni que estn ah por Borges. Simplemente nos abandonamos a la belleza de un instante que es ntimamente nuestro.

    Emocin y asombro La relacin de Borges y Buenos Aires comienza en un escenario preciso y emocionado, pero existe una persistente expansin que recorre las calles hasta alcanzar esa inagotable respuesta que llamamos universo. Reducir la ciudad borgeana a lo que suele entenderse como el Buenos Aires del primer Borges, hubiese sido

    Borges a los 22 aos

    una opcin legtima, pero insuficiente. Existen vnculos que van mas all de las acotaciones tradicionales y tambin una espiral vertiginosa cuyas principales brjulas son la emocin y el asombro. Borges sabia que es difcil emocionarse y asombrarse de memoria. El imprescindible y laborioso lgebra del lenguaje solo crea sentido si nace de una pasin verdadera y conduce a una sed verdadera.Cosmpolis. Borges y Buenos Aires ha intentado seguir esa trama de filamentos invisibles que la obra borgeana sugiere a travs de lecturas sucesivas. La idea cosmopolita que vrtebra esta experiencia esttica ha estado ah desde el comienzo. Se ha enfrentado a dudas persistentes, ha resistido a la hidra ideolgica, ha recorrido sus propios laberintos, y quiz haya logrado sobreponerse a su propia desmesura.

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  • El temblor que asoma cada vez que nos enfrentamos con una obra o una idea poderosas puede convertirse, con infatigable paciencia, en la ms bella de las aventuras. Hay un lugar que todos sabemos, nada menos, donde nunca llegaremos y hay un lugar que suele olvidarse, y donde siempre estamos. (1) La obra de Jorge Luis Borges constituye un sutil instrumento para explorar ese enigma. Quiz solo se pueda exponer aquello que se ama.

    FUNDACIN MTICAA mi se me hace cuento que empez Buenos Aires: la juzgo tan eterna como el agua y el aireJorge Luis Borges. Cuaderno San Martn.

    Hubo dos fundaciones histricas de Buenos Aires. La primera en 1536, asociada al adelantado don Pedro de Mendoza, culmin en un terrible fracaso. La segunda en 1580, corresponde a Juan de Garay, llegado de Asuncin al frente de colonos hispano-guaranies. Este doble sino ha marcado el devenir de la ciudad otorgndole una esencia ambigua, apta para las interpretaciones ms enconadas y tambin para favorecer la leyenda de un hechizo misterioso. (2)Poetizar la historia puede encubrir operaciones tendenciosas, pero nos alivia del peso de una nica Historia escrita con mayscula. Cuantas fundaciones permite una ciudad? Cuando en 1936, Buenos Aires celebra el cuarto centenario de su primera fundacin ya era una ciudad vaticinada y descifrada mensualmente, como si la incomodidad y confusin de sus orgenes siguiese alimentando una sustancia indecisa, un rompecabezas del que ningn intrprete tena todas las piezas. El discurso(3) que Borges pronuncia con motivo de esta celebracin advierte sobre la inutilidad de una polmica que puede conducir a una infinita perplejidad: Qu es Buenos Aires? Quin es y quien ha sido Buenos Aires? Borges seala la esterilidad de ese debate inaprensible, aunque previamente haya incluido su ntima respuesta. Tercera fundacinFundacin mtica de Buenos Aires, uno de los poemas ms famosos de su juventud, comienza con una pregunta incmoda para la historia de la Conquista. Y continua con una conjetura mordaz sobre la pica tradicionalmente asignada a tan polmica empresa. El poeta utiliza un tono conversado, oral, construido con alejandrinos asonantes, para ir deslizando su propia sntesis de los primeros relatos sobre el Ro de la

    Plata. Las crnicas de Ulrico Schmidel o Fernndez de Oviedo revelaron que la primera fundacin de Buenos Aires fue tremendamente violenta: canibalismo, batallas despiadadas, asesinatos, hambre... En el poema borgeano la crueldad original est presente, pero adquiere una forma irnica, acentuada por la utilizacin sagaz de la imaginera medieval.En las primeras versiones del poema, Borges recurre a un vocabulario criollo gauchesco (quillango, pintados ,zaino, parejo, etc.) influido por los dilemas que plantea la identidad argentina, pero es consciente de las restricciones estticas impuestas por las estrategias de diferenciacin nacional y lingstica. Si la vana diversidad de pareceres impide un relato unvoco sobre la esencia de Buenos Aires, la libertad potica permite fundar una ciudad intima. El origen es desplazado a Palermo, el barrio de su infancia. La ciudad nace en medio de un desamparo elemental, en un espacio desnudo que solo admite una mitologa minimalista. La fundacin borgeana de Buenos Aires incluye un vaciamiento y una apertura. El paisaje original contiene unos pocos fantasmas premeditados y es la ausencia de limites lo que impide sentenciar el origen y el destino de la ciudad. La atemporalidad final que Borges le otorga convierten en bruma las fundaciones histricas, pero inaugura un espacio potico propio, abierto al enigma y a la esperanza. Palabras que quiz definan la relacin que Borges mantiene con Buenos Aires en su vida y en su obra. El imprescindible enigma que provoca un soplo de sentida eternidad. El sentimiento de que siempre queda una ciudad desconocida, que toda ciudad es otras ciudades, y al mismo tiempo anhela ser siempre ella

    Plano de la Ciudad de Buenos Aires, la ciudad geomtrica. 1796

    1. La frase encierra un eco espontneo de Trilce de Cesar Vallejo. Y tambin una posible distincin entre utopa y ucrona, dos pulsiones propias de la idea cosmopolita.2. Larreta, Enrique. Las dos fundaciones de Buenos Aires. Libreras Anaconda, Buenos Aires,

    3. Titulado Tareas y destino de Buenos Aires, fue transmitido por la radiodifusora del Teatro Colon en febrero de 1936. Es un texto ms extenso de lo habitual. All Borges menciona un movimiento que va de los fundadores a la ciudad criolla, a la que juzga desaparecida. Y recuerda la literatura gauchesca como un gnero que habla del pasado, concebido por porteos y montevideanos, gentes de ciudad. Vase Textos recobrados (1931-1955), Emec, Barcelona 2001.

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  • misma . Esperanza como un deber indeclinable, porque toda ciudad puede crecer, declinar, morir, conservar o descubrir su nombre, renacer de sus cenizas, curar sus heridas, soarse una vez mas: otra ciudad, otras ciudades, cada ciudad. Las palabras con que Borges cierra su discurso de 1936, conservan un aliento proftico. Y aunque el dolor hoy es grande la esperanza nunca es vana:Buenos Aires nos impone el deber terrible de la esperanza. A todos nos impone un extrao amor- el amor del secreto porvenir y de su cara desconocida

    FERVOR DE BUENOS AIRESYo present la entraa de la voz las orillasJorge Luis Borges Luna de enfrente Entre 1923 y 1930, Borges publica sus siete primeros libros, cuatro de ensayo y tres de poesa, funda tres revistas y colabora en una docena de otras publicaciones Es un perodo de intensa actividad, donde el escritor interviene apasionadamente en la mutacin cultural que est teniendo lugar en Buenos Aires. En medio de la efervescencia vanguardista el joven escritor aventura tres gestos simultneos: se interroga por una ciudad que ya no existe, crea una mitologa del suburbio porteo y comienza a postular con astucia su acceso a lo universal.Los aos que ha vivido en Europa no han sido ilusorios. Le han servido para un distanciamiento saludable del ambiente natal, para estimular su singular bibliofilia y tambin para un conocimiento directo de las vanguardias que definen los comienzos del siglo XX. Entre todas, Borges se decide por la vertiente ultrasta: esa novsima esttica que Rafael Cansinos Assens promueve en el sur de Europa como voluntad caudalosa que rebasa todo limite escolstico. (4)Borges regresa a Buenos Aires- su patria- imbuido de un ultrasmo que reclama la exaltacin de la metfora, la eliminacin de los adjetivos intiles, la abolicin del confesionalismo y de la nebulosidad rebuscada, pero cuyo principal aporte no reside tanto en un programa especifico, ni en los resultados estticos derivados de ese programa, como en la necesidad de preservar un campo abierto para la poesa. Un territorio que no sea mortificado por las pulsiones sectarias de todo ismo y que convierta al oportuno lector en un cmplice alerta, sensible, critico.Sin embargo, para comprender la novedad de la operacin que Borges realiza en el Buenos Aires de los aos veinte, tambin es necesario analizar su

    participacin en las polmicas para definir el criollismo, la otra gran tendencia que el escritor asume al elaborar su estrategia. ( 5) El joven inquisidor arremete contra el criollismo estrecho, anclado en una tradicin menguante y con escasos argumentos para defender la esencia del ser argentino. La critica no est dirigida a su presunta imposibilidad, sino a la precariedad de ideas y obras que permiten definir su Buenos Aires: esa innumerable ciudad a la que todava hay que encontrarle la poesa y la msica y la pintura y la religin y la metafsica que con su grandeza se avienen.La tensin entre vanguardia y memoria, historia y mito, arte y poltica, comienza a resolverse por una inimitable mezcla de brevedad, pasin, precisin y distanciamiento. No estn en su horizonte ni un hispanismo devoto que solo conduce a un proverbial complejo de inferioridad, ni tampoco un ombliguismo pattico que cifre en las desdichas del gaucho, el origen de las dramticas virtudes de la argentinidad. Borges promueve y comparte con su generacin el sueo de un cosmopolitismo desacomplejado que no impide la fervorosa conciencia del escenario. Sucede en Buenos Aires. Es Buenos Aires abrindose a las cuatro esquinas del mundo, poblndose de novedades y fantasmas, traduciendo todo lo que llega, disputndose el alma de sus barrios, nutrindose de sus invenciones, ejerciendo un corte generacional que le permita alcanzar la modernidad ms intensa.

    Flneur perifricoLa creacin de un espacio literario propio - la gestacin de la topografa borgeana- comienza por caminar los limites de la ciudad. El celebre deambular de Borges por los barrios extremos de Buenos Aires, en busca de un aura fugitiva, se convierte en metfora de otra bsqueda. Transitar los mrgenes, las orillas de la urbe, desplaza, desenfoca, interpela al centro, y lo coloca progresivamente en los laberintos del orbe. El poeta camina por su ciudad imaginndola. Puede refundarla, puede poblarla de fantasmas, explorar el alma de sus calles, o ser tan solo ese anhelo que se pierde en la tarde.Las afinidades y diferencias que el deambular borgeano, posee con la flnerie baudelaireana, ya han sido teorizadas con xito por Silvia Molloy (6), por lo cual, solo cabe una glosa menor. Borges comparte con su desestimado Baudelaire el gusto por una poesa de errancia, una bsqueda anhelante de almas en las que vivir, y un similar proceso de apropiacin creativa. Pero a diferencia del poeta francs, es hostil a la experiencia de la muchedumbre, al espectculo de una metrpoli

    4. Palabras de Cansinos Assens citadas por Borges en uno de sus principales textos sobre el ultrasmo. Fue publicado inicialmente en la revista madrilea Cosmpolis en diciembre de 1921. Vase Textos recobrados. Emec, Barcelona 2001.5. El artculo de Beatriz Sarlo publicado en este catlogo, desarrolla un anlisis esclarecedor de esta estrategia. Sarlo define la invencin borgeana como criollismo urbano de vanguardia. De la misma autora

    han sido consultados Borges, un escritor en las orillas, Ariel, Buenos Aires 1995 y Una modernidad perifrica: Buenos Aires 1920 y 1930. Nueva Visin, Buenos Aires 1999.6. Molloy, Silvia. . Beatriz Viterbo Editora, Buenos Aires 1999.

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  • naciente, y a la definicin confiada de un yo potico que no quiere ser interpelado. No es Borges un flneur solipcista, sino un explorador ontolgico de los confines de la ciudad. El ejercicio de vanidad que supone intentar capturar el alma de las cosas, est siempre atenuado por la conciencia de un sujeto artificial, construido, un sujeto sin centro, ms proclive a una atencin flotante que a una identidad fija.Pocos escritores poseen la sensibilidad filosfica de Borges y nadie lo iguala en el encanto con que la ejercita. Lo mas simplista sera reducir esta diferencia a todo lo que el escritor argentino le debe al idealismo, pero ese modelo de pensamiento no incluye mecanismos de seduccin ni pormenores sorprendentes. Borges despuebla y descentra Buenos Aires mediante un premeditado ritual potico-metafsico. Para expresar el alma de la ciudad hay que elegir una de aquellas horas hurfanas que viven como asustadas por las dems y en las cuales nadie se fija, luego conviene resituar la experiencia en una hora ms solemne -el atardecer- y finalmente dejar que el trabajo del horizonte erosione esa verticalidad arquitectnica que una modernidad ya trivializada establece como emblema de sus conquistas.La apropiacin borgeana de Buenos Aires sita la periferia en el centro del debate cultural de la poca, y tambin se convierte en premonicin de otras operaciones del espritu. Un espritu a contracorriente del siglo XX que para algunos puede definirse como modernidad perifrica y para otros como posmodernidad anticipada, es decir: conciencia de las supersticiones que genera el deseo de ser absolutamente modernos.

    EL SUR METAFSICOLa realidad trabaja en abierto misterioMacedonio Fernndez, "Alijo de un amigo"

    El sur metafsico borgeano, el sur donde Borges sita el centro secreto de Buenos Aires, no puede intuirse sin resear el vinculo que el escritor argentino establece con los tres nicos hombres a los que otorga la categora de genios: Cansinos Assens, Macedonio Fernndez y Xul Solar. A su modo, cada uno rene las condiciones que para Borges constituyen la esencia del genio: la capacidad de preservar una creatividad - una inocencia y un asombro- que tan slo podemos atribuir a la infancia y tambin la incapacidad para controlar un don que trasciende la mera inteligencia. (7)Borges no tuvo reparos en admitir la devocin por este terceto en el que se conjugan la admiracin y la amistad. Es decir, el noble reconocimiento de la deuda intelectual contrada y el afecto incondicional que provocan (solo) aquellos maestros que sentimos como amigos. (Amigos que son maestros, maestros que son amigos, qu otra opcin cabe, para quienes soportan mal cualquier atisbo de autoridad impuesta, arbitraria, siempre cuestionable?)Con Cansinos, Borges descubre el placer de las conversaciones literarias, un estimulo fuerte para seguir ampliando sus lecturas y esa pasin bablica- poder saludar a las estrellas en los distintos idiomas- que nunca dejar de cultivar, pues forma parte esencial del gran aprendizaje cosmopolita. Lo curioso es que Borges no intent imitar el estilo del escritor judeo-andaluz. La mimesis, la trascripcin o el confesado plagio estaban reservados a Macedonio Fernndez, una amistad heredada de su padre y que quiz constituye el acontecimiento ms notable en su reencuentro con Buenos Aires. El impacto de la personalidad de Macedonio sobre Borges es indiscutible y tambin es cierto que pese a todas las interpretaciones y rencillas que esta influencia ha provocado (sobre todo en las capillas literarias porteas) queda un promisorio margen para la exploracin renovada. El dialogo Macedonio- Borges est lejos de ser agotado. (8) Lo habitual es pensar que los postulados de la metafsica y la esttica macedonianas fueron ejecutados con magistral destreza por Borges, y en ese caso, Macedonio funcionara como un precursor extravagante de la obra borgeana. Pero la trama no es tan sencilla. Si Macedonio propone una poetizacin del pensar que conduce a la mstica, quejndose de no poseer la gracia del decir potico, Borges ejercita esta gracia, para insuflar pensamiento a una literatura que tambin

    Fotografa de la ciudad de Buenos Aires. 1917

    7. En una conferencia de 1975, dedicada a la memoria de Xul Solar, Borges cita diversas fuentes para definir su concepcin del genio. La primera es el escritor escocs Andrew Lang, quien deca que hasta los doce aos todos somos geniales, pero despus viene la escuela, viene la educacin, nos parecemos a todos los dems, tratamos de ser como todos los dems y dejamos de ser genios. La segunda puede parecer ms oscura: la inteligencia es algo que un hombre maneja y el genio es algo que lo maneja a l. Borges atribuye esta teora a un escritor (posiblemente francs) cuyo nombre no menciona, pero inmediatamente

    la vincula con la antigua concepcin del espritu santo que invocaba Milton o la musa que invocaban los griegos. 8. Lecturas que estimulan esta enftica conjetura: la Correspondencia 1922-1939 entre Macedonio y Borges, editada por Carlos Garca (Corregidor, Buenos Aires 2000). Libros de Adolfo de Obieta y German Garca, el Diccionario de la Novela de Macedonio Fernndez, editado por Ricardo Piglia (Fondo de Cultura Econmica de Argentina, Buenos Aires 2000), los ensayos de CAMBLONG, Ana, KAMESZAIN, Tamara, y LIBERTELLA, Hector.

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  • anhela otra vigilia, algo mas despierto que ella misma. El objetivo en apariencia es similar, aunque difieran en el pudor y el estilo que exige la tarea. La obra de Macedonio puede leerse como una denuncia de los artificios que oculta toda escritura, cuando se desestima el problema ontolgico, situando su desafo en un pensar escribiendo que no clausure el enigma. Borges, en cambio, asume el hechizo del acto literario, para minarlo desde dentro con sus propios instrumentos, en un juego delicado que nos devuelva el asombro de pensar el mundo.

    Xul, el visionarioSi Macedonio viva pensando, repensando y tratando de entender el mundo, Xul Solar aspiraba a recrearlo. Cuando Borges conoce a Xul, presiente que se trata de otro caso nico en su generacin. El joven escritor queda fascinado por la rica, heterognea, imprevisible e incesante imaginacin de un visionario, para quien la mayora de las innovaciones resultaban un arcasmo, las modas estticas un signo de ignorancia y las convenciones sociales un estorbo que convena alterar. Segn Borges, Xul comprenda que lo que llamamos realidad es lo que queda de antiguas imaginaciones y que no bastan los ojos fsicos para expresar su autentica dimensin. Hay en la obra de Xul Solar un insaciable apetito por conocer la topografa de lo invisible e innovar todos los instrumentos que lo intentaron descifrar. Basta un breve recuento de sus invenciones para asomarnos a la naturaleza de su bsqueda. La discordia de Babel le llev a crear dos nuevos lenguajes: el neo criollo y la panlengua. El primero, para que pudiera ser utilizado en toda Amrica Latina, el segundo, en todo el planeta. Tambin modifico sustancialmente el ajedrez, creando un panjuego donde ejercitar las combinaciones y posibilidades creadoras que permite la unidad armnica establecida por el sistema astrolgico duodecimal, y transform el Libro de Toth (Tarot) con una sugerente recreacin de los arcanos mayores. Cambi el piano tradicional, para facilitar la ejecucin de las octavas, concibi la arquitectura como una extensin de sus estudios hermticos y a su pintura como una gua realista del mundo invisible, un instrumento para explorar la inmanencia.Para Borges, Xul fue un verdadero ciudadano del cosmos, uno de los pocos hombres que haba conocido, dignos de ese ttulo. Quiz hubiera deseado una mayor sintona entre Xul y Macedonio, pero tratndose de dioses de orbes diferentes, su amistad magistral le bast para nutrir de un modo imperecedero los temas y obsesiones que definieron su propia obra.

    LA CIUDAD TRANSFIGURADACasi inmediatamente la realidad cedi en ms de un punto: Lo cierto es que anhelaba ceder.Jorge Luis Borges. Ficciones

    La transfiguracin de Buenos Aires en la obra narrativa borgeana puede abordarse siguiendo algunas de las discusiones ms apasionadas del escritor argentino. La primera es la que establece con los defensores del color local en literatura. Por una confidencia incluida en El escritor argentino y la tradicin(9) sabemos que Borges rechaza sus primeros libros por haber incurrido en ese falso problema. La idea de que una literatura deba definirse por los rasgos diferenciales del pas que la produce, abundando en palabras locales, en temas locales, en personajes locales, no solo debera descartarse por arbitraria, sino tambin por ser un culto importado de Europa. La critica paradjica de Borges apunta a un doble blanco: atacar a los nacionalistas argentinos que pregonaban la bsqueda de un color local, ignorando que se trata de un culto extranjero; desmontar ese culto por ser una invencin reciente, arbitraria y estril.Resultara extrao, razona Borges, que a Shakespeare o a Racine se les reprochase no haber limitado su obra a temas ingleses y franceses o deducir, por ejemplo, que el Alcorn, escrito por Mahoma, no es rabe debido a la curiosa ausencia de camellos. Lo verdaderamente nativo suele y puede prescindir del color local. Una observacin que afecta a la idea de literatura nacional, pero tambin al realismo, convertido en ideologa. Borges parece decirnos: es una equivocacin preocuparse por ser (o expresar) lo que por azar o destino ya se es. Conviene, en cambio, poder manejar sin supersticiones todos los temas y tradiciones disponibles. Y tambin conviene, advertir las falacias a las que conduce una visin mutilada de lo que concebimos como realidad.Declarado adversario del realismo en literatura, Borges avanza hacia su madurez narrativa mediante artificios y ficciones donde abundan alusiones, directas o veladas, de calles, lugares y personajes de Buenos Aires. Solo que la operacin ya no implica una voluntad consciente de expresar el sabor o la esencia de la ciudad. Es precisamente esta abdicacin la que le permite universalizar su espacio literario y al mismo tiempo, lograr lo que antes haba buscado en vano.El relato La muerte y la brjula, comentado por el propio Borges, confirma la eficacia del procedimiento: escribir un thriller metafsico ambientado en un Buenos Aires deformado por el horror de la pesadilla, amplifica la potencia semntica de la ciudad. En verdad, poco importa

    9. Discusin, O.C., t. I, pag 267-274, Emec, Barcelona 1989.

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  • si la Rue de Toulon es Paseo Colon o Triste le Roy tiene como modelo una quinta de Adrogu. La transfiguracin afecta a diversos estratos La ficcin invade la realidad dejando solo aquellos detalles o pistas que le otorguen verosimilitud a la trama. El juego es mas profundo, ms asombroso. En l caben una investigacin policial, una venganza, un homenaje a Poe, una reflexin sobre la naturaleza del tiempo y del espacio, una induccin al estudio de la Cbala hebrea, y tambin cabe la posibilidad de imaginar este juego serio (10) dentro de otro juego y dentro de otro, como cajas chinas dispuestas para un vrtigo asombrado.Los interpretes ms pacientes de las ficciones borgeanas han sabido detectar la belleza y profundidad de este juego. Leer a Borges puede ser un desafo a la inteligencia del lector, pero el juego es limpio, la

    cancin suena para quien desee escuchar. La duda y la conjetura, la precisin o imprecisin de las fechas, los tesoros de la etimologa, la subversin de los gneros, la obsesin por los espejos y los laberintos, el escepticismo epistemolgico, todos los trucos de una prosa algebraica, son instrumentos de la emocin y el asombro. Existe el extendido prejuicio de considerar a Borges un autor excesivamente intelectual ( y para algunos sencillamente difcil) pero de poco sirve ceder ante opiniones perezosas. El juego que Borges nos propone, la suspensin de la incredulidad que el autor reclama, encierra recompensas esplndidas.Haber logrado que una Buenos Aires misteriosa irrumpa en el enconado realismo de la literatura castellana, bastara para justificar esta certeza, pero la intensidad del regalo trasciende la mitificacin de una ciudad o los avatares de una disputa engaosa. Las ficciones borgeanas son una critica sutil de nuestra vanidad cognitiva, revelan la fragilidad de las respuestas absolutas y de los dogmas inmarcesibles, la estupidez de la erudicin puesta al servicio de una crueldad refinada, la asfixia moral y esttica que supone intentar cercar el Inconcebible Universo. Su milagro no reside en una revelacin impuesta, sino en la inminencia de una revelacin que no se produce en el texto, pues corresponde a cada lector experimentarla. El arte borgeano encierra el regalo de una realidad que caduca, que cede y que anhela ceder, ante la potencia del enigma que la contiene.

    LA BIBLIOTECA INFINITANadie pens que laberinto y libro eran un solo objetoJorge Luis Borges. Ficciones La Biblioteca, como se sabe, es un lugar privilegiado de la topografa borgeana. Las razones biogrficas son conocidas: el descubrimiento de la biblioteca paterna constituye un acontecimiento capital, su primer trabajo regular es como asistente en la Biblioteca Municipal Miguel Can, y buena parte de su vida adulta transcurre como director de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires.La Biblioteca funciona en la obra de Borges como matriz polismica Puede figurar el Paraso o ser el escenario para un relato de inspiracin kafkiana. Es una metfora de la propia literatura, una manera silenciosa de ejercer el arte de la crtica, un pretexto para seguir imaginando las consecuencias de una antigua cremacin de manuscritos... Y en definitiva, la forma que puede adoptar el desmesurado proyecto de cifrar (o descifrar) el universo.

    Manuscrito de El Aleph. 1949

    10. Spoudaois paizein: jugar en serio. As caracterizaba Platn el quehacer filosfico. Fernando Savater recupera esta curiosa expresin en su ensayo Jorge Luis Borges, la irona metafsica (Ediciones Omega, Barcelona 2002). Vase tambin el sugerente libro de Ezequiel de Olazo: Jugar en serio. Aventuras de Borges. Paidos, Mxico,1999.

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  • Para un nio precozmente literario como Borges, los libros fueron las puertas del Paraso. El descubrimiento de amigos invisibles y vivencias intensas que tienen el mismo rango que los seres y experiencias de la mera realidad. En la biblioteca de su padre, Borges descubre el secreto y decisivo placer de la lectura, la potencia de un acto solitario que constituye una operacin mgica de primer orden. Objetos cbicos, con hojas, que permanecen mudos, pero cuya cercana provoca una extraa gravitacin. El anhelo de almas que han soado la eternidad, las infinitas galeras de la imaginacin, las ideas, los paisajes, los sentimientos que se bifurcan, y nos llevan lejos, suspendiendo la equivoca acumulacin de espacio. El culto borgeano de los libros es uno de los pocos cultos que amparan, con el tiempo, su propia critica.

    Dante y Kafka en Buenos AiresEl viaje en tranva hasta la Biblioteca Miguel Cane le serva a Borges para abrirse paso en La Divina Comedia. El Infierno tena entonces un curioso aire kafkiano: la Biblioteca de Almagro era pequea pero estaba plagada de funcionarios. El primer da, Borges asume con honestidad su trabajo catalogando cuatrocientos ttulos. Inmediatamente le conminan a dosificar la tarea, pues la celeridad de su clasificacin pondra en evidencia al resto de los funcionarios y la completa inutilidad del sistema. La opcin de ocupar cinco horas diarias, durante aos, para discurrir sobre ftbol, carreras de caballos y mujeres, no le atraa demasiado. Una fuga hacia el stano, para leer, releer y escribir, resultaba ms prometedora. La magnificacin de la experiencia vivida en esa pequea biblioteca publica le sirve a Borges para seguir desrealizando (11) Buenos Aires. Esos nueve aos de absoluta infelicidad, en los que muere su padre y sufre un grave accidente, tambin constituyen el fermento de sus ficciones ms emblemticas. A los repliegues de la materia, corresponden los pliegues en el alma. Si la vida tercamente se bifurca en otra, si las rectas galeras se curvan en crculos secretos, es inevitable asumir el reto: descubrir la libertad en el alma En La Biblioteca de Babel, Borges despliega sin nombrarlo un laberinto que abarca el universo. El lector es situado en un ominoso escenario de libros y anaqueles que se extienden en todas las direcciones. Miles de bibliotecarios buscan afanosamente las leyes fundamentales de la Biblioteca, se multiplican las teoras y las interpretaciones, cada libro puede encerrar un arcano prodigioso, pero ninguno agota la magnitud del

    misterio. Persiste la febril esperanza de hallar el libro de los libros, el catalogo de los catlogos, pero los siglos erosionan el intento, y hay pocas en las que visiblemente, nadie espera descubrir nada.

    El laberinto barrocoLa maestra con que Borges utiliza las descripciones arquitectnicas (12) se adecua a la complejidad del espacio sugerido, pero ninguna arquitectura conocida sirve como brjula definitiva para formalizar ese espacio. Es cierto que las recurrencias, la yuxtaposicin de elementos iguales, la ausencia de centro, estn presentes en la arquitectura islmica, en las crceles de Piranesi o en los grabados de Escher, pero conviene advertir la singularidad con que Borges asume la estrategia barroca.. Lo propio del barroco - escribe Deleuze- no es caer en la ilusin, ni salir de ella, lo propio del barroco es realizar algo en la ilusin misma (13). El sesmo intelectual al que nos someten las ficciones borgeanas quiz pueda explicarse por la radicalidad con que el escritor explora ese rasgo- ese pliegue incesante- y por la manera en que despliega sus consecuencias en nuestra propia conciencia.Podemos negar el vrtigo, pero el problema permanece. En el texto borgeano toda clasificacin del universo es conjetural y arbitraria porque no sabemos que cosa es el universo. El lenguaje es incapaz de representar los innumerables, annimos y desconcertantes pliegues del alma. La filosofa y la teologa son extraordinarias construcciones del espritu humano, pero se presentan como especies de la literatura fantstica (14). Como los bibliotecarios de Babel, el lector puede sentir que se ha perdido. En el texto borgeano se destila la encrucijada del laberinto barroco: ese rasgo que oscila entre la ilusin de lo alcanzado y el vrtigo de lo inasible. Borges realiza una crtica tica del estilo barroco, pero mantiene en suspenso el problema barroco: la complejidad del mundo y su posible (o imposible) representacin.Cuando Borges se convierte en director de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, cuando el bibliotecario de Babel puede gobernar la ciudad de los libros, los amados libros, constata la magnitud de la irona: quedarse ciego, no poder leer. Y sin embargo, desde la primera lnea de Poema de los dones, no hay lugar para la queja. La alta imaginacin nunca lo permitira.

    Nadie rebaje a lagrima o reprocheEsta declaracin de la maestraDe Dios, que con magnfica ironaMe dio a la vez los libros y la noche

    11. El trmino alude a uno de los anlisis ms perdurables que se han escrito sobre las claves metafsicas y simblicas del universo borgeano: La expresin de la irrealidad en la obra de Jorge Luis Borges, de Ana Mara Barrenechea publicado en 1957. Discpula de Amado Alonso y Pedro Enriquez Urea, Berrenechea ha ejercido un sensible magisterio sobre las ultimas generaciones de criticas argentinas.12. Vase GRAU, Cristina: Borges y la arquitectura, Ctedra, Madrid 1997. El ensayo incluye entrevistas con el escritor y un documentado anlisis de los laberintos borgeanos.13. Deleuze, Gilles, El pliegue. Leibniz y el barroco. Paidos, Barcelona 1989. En este ensayo, el pensador francs despliega un inspirador

    enfoque del problema barroco. En el captulo quinto, Deleuze califica a Borges como discpulo de Leibniz. Es una hiptesis razonable. Solo cabra discrepar en el deseo que Deleuze atribuye al escritor argentino: ...que Dios haga pasar a la existencia todos los mundos incomposibles a la vez, en lugar de elegir uno, el mejor14.La sospecha es recurrente en la obra borgeana. En una nota final de La cifra, titulada Las dos catedrales, Borges define la filosofa y la teologa como dos especies esplndidas de la literatura fantstica. Y se pregunta ...qu son las noches de Sharazad o el hombre invisible, al lado de la infinita sustancia, dotada de infinitos atributos, de Baruch Spinoza o de los arquetipos platnicos?

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  • EL HERESIARCA CANONIZADONo nos une el amor sino el espantoSer por eso que la quiero tanto"Jorge Luis Borges El otro, el mismo.

    La fama, como la ceguera, le lleg a Borges gradualmente. En su Autobiografa, afirma que hasta el momento de ser traducido al francs ..yo era prcticamente invisible, no slo en el exterior, sino en mi pas, en Buenos Aires. Sin duda, Borges exageraba, pero lo cierto es que las traducciones de Nestor Ibarra y Roger Caillois abren una va fuerte para la diseminacin de su obra en el mundo. Buenos Aires tuvo que mirarse, una vez ms, en el espejo parisino, para iniciar el reconocimiento de su escritor ms universal.El premio Formentor, que comparte con Samuel Beckett en 1961 es el inicio de una larga serie de honores, incluido el rito de la postulacin permanente para el premio Nobel, que finalmente nunca le ser concedido...Borges asume su creciente fama con amabilidad y escepticismo, convirtindose sin desearlo, en uno de los grandes mitos porteos. Soy una supersticin argentina, afirmo en varias ocasiones con su habitual irona.La irrupcin de la fama en la vida de un escritor puede ser temible, a menos que los aos y una obra considerable hayan atemperado los espejismos de la celebridad. Comenzar a ser reconocido internacionalmente a una edad avanzada supuso para Borges ciertas ventajas. La principal quiz, es haber podido analizar con lucidez las razones de su propia mitificacin. Ser un viejo poeta, sudamericano y ciego, lo convertan en un personaje con aura, una especie de Homero o Milton, algo extico, que poda cumplir funciones oraculares en una sociedad ya frenetizada por los medios masivos de comunicacin.Sus intervenciones en radio y televisin, sus mltiples conferencias, las infatigables entrevistas a las que fue sometido, conforman un corpus oral con una sugestiva coherencia interna. En realidad, poco importa la torpeza o sensibilidad de los interlocutores; en la mayora de los casos el encanto borgeano siempre prevalece. Encanto para advertir que la fama es una forma de la incomodidad, que no esta seguro de poder ensear nada a nadie, ni siquiera a s mismo, que nunca ha sido profesionalmente latinoamericano, que nunca ha sido profesionalmente contemporneo, que prefiere jactarse de lo que ha ledo y no de lo que ha escrito. Encanto para comunicar una indeclinable pasin por

    la literatura y poder deslizar su propio canon pleno de aciertos y travesuras. Encanto para desautorizar opiniones unnimes sobre autores consagrados, incluido l mismo, abriendo la puerta secreta de la libertad: los atributos y derechos de cada lector frente a cualquier texto. Encanto para erosionar el mito del autor, devolviendo a los clsicos un poder transformador que la tradicin suele domesticar. Canonizar a un heresiarca no es un ejercicio habitual. Los problemas son evidentes y afectan, en principio, a los propios intelectuales porteos. Las diversas polmicas que la obra y la figura de Borges ha provocado en Buenos Aires, a lo largo del siglo XX, constituyen un singular capitulo de este proceso.(15) La gama de acusaciones incluye todos los tpicos. Los tradicionalistas argentinos le reprocharon su prosa antiargentina, los devotos del realismo su evasin de la realidad, los idelogos del peronismo su visceral antiperonismo, los profetas de la nueva izquierda su falta de compromiso social, su condicin de escritor colonizado, su proverbial anglofilia. Hubo intentos mas sofisticados inspirados por el psicoanlisis y la critica estructuralista, pero visto con cierta perspectiva, el conjunto revela miopa e impotencia. Miopa, porque el propio Borges fue un feroz polemista, pero sabia que la injuria es finalmente un arte triste, y que la stira puede ser hija del resentimiento. Miopa porque la defensa de la autonoma del arte, no implica necesariamente torres de marfil o una literatura elitista. El sesgo fantstico de los cuentos borgeanos suele confundirse con tramas sobrenaturales, mgicas o sobrehumanas pero, como advirti Marguerite Yourcenar (16), todo esto puede estar ausente o bien desaparecer ante una explicacin menos ingenua y ms amplia de cada aventura. En este sentido, las convicciones de Borges permanecieron inalterables: la literatura fantstica no es una evasin de la realidad, sino que nos ayuda a comprenderla de un modo mas profundo y complejo.(17)En cuanto a la impotencia, cabe sugerir que aun los mas obstinados detractores de Borges no pudieron, ni pueden, dejar de reconocer su talento como escritor, sostenido desde los aos sesenta por un espectacular consenso internacional. Casi todos los escritores hispanoamericanos de las ultimas dcadas y tambin un considerable numero de autores europeos y norteamericanos han asumido con entusiasmo esta evidencia: el placer y el conocimiento que la obra de Borges nos depara. Para los argentinos, al menos, ya no hay duda que seramos ms pobres sin Borges.

    15. Vase Antiborges, Javier Vergara Editor, Buenos Aires 1999. Elaborada por Martin Lafforgue, esta antologa rene los principales textos de escritores y crticos argentinos para quienes Jorge Luis Borges fue una indudable perturbacin.16. Yourcenar, Marguerite. Peregrina y extranjera, Alfaguara, Madrid 1992.17. BRAVO, Pilar, y PAOLETTI, Mario, Borges Verbal, Emec, Barcelona 1999.

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  • Queda finalmente la cuestin del adjetivo. Uno de los indicadores para medir la intensidad de una canonizacin literaria es la capacidad que el apellido del autor canonizado posee para generar un adjetivo. Que el apellido de un escritor pueda convertirse en sustancia reconocible ya es una operacin fantstica. Y es probable que solo tenga sentido en el fantstico proceso de industrializacin de la cultura. En que consistira entonces lo borgeano? En una astuta negacin del principio de realidad? Es un gran juego para conciencias expandidas? Debemos aplicarlo a las boutades sublimes? Cabe introducir una hiptesis: lo borgeano es todava un work in progress que no conviene reducir a los tpicos simblicos que el propio Borges se encarg de renovar -Tigres, espejos, laberintos, espadas, el doble, la rosa- La obra borgeana tambin puede explorarse como una sostenida vindicacin del sueo cosmopolita.

    COSMPOLIS Nadie camina all como sobre una tierra extranjeraJorge Luis Borges. Historia de la Eternidad En un discurso pronunciado en la sede central de la Unesco en 1979, Borges afirmaba: ...creo que es buena esa ambicin de ser cosmopolita, esa idea de ser ciudadanos no de una pequea parcela del mundo que cambia segn las convenciones de la poltica, segn las guerras, con lo que ocurra, sino de sentir todo el mundo como nuestra patria(18). El discurso fue un homenaje a la memoria de Victoria Ocampo, y una clara defensa de ciertas verdades elementales que la discordia de Babel, la inercia de las academias y el cinismo de la elites intelectuales, tiende a olvidar, a omitir o a tergiversar. La palabra cosmopolita es un neologismo creado por los estoicos hace unos dos mil quinientos aos para nombrar literalmente a los ciudadanos del cosmos,

    Mapa del continente americano, 1614

    18. Borges en Sur 1931-1980. pag 326-331. Emec, Buenos Aires 1999.

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  • pero la modernidad tarda ha acabado por diluir su potencia original, asocindola con frecuencia a miradas tursticas o a un internacionalismo complaciente. Sin embargo, recuperar el sentido fuerte del trmino, interpretar la obra borgeana bajo el amparo de esta idea asombrosa, ambiciosa y generosa, arroja luz sobre la persistencia de un espritu invocado de innumerables maneras a travs de los siglos. Y que, felizmente, no es patrimonio exclusivo de ninguna raza, lengua, religin o pas. En Atlas, uno de sus ltimos libros, Borges condensa su aventura cosmopolita, advirtiendo que descubrir lo desconocido no es una especialidad de Simbad, de Erico el Rojo o de Coprnico Y agrega: No hay un solo hombre que no sea un descubridor. Empieza descubriendo lo amargo, lo salado, lo cncavo, lo liso, lo spero, los siete colores del arco y las veintitantas letras del alfabeto; pasa por los rostros, los mapas, los animales y los astros; concluye por la duda o por la fe y por la certidumbre casi total de su propia ignorancia.La cosmpolis borjana posee numerosas puertas de entrada, todas nicas, todas distintas: una esquina cualquiera de Buenos Aires, la cortada de Bollini, Laprida 1214, el ttem canadiense en la estacin del Retiro, las islas del Tigre, las lentas galeras de la calle Mxico y tambin las calles que recorrieron todos los habitantes del Ulises, el hotel donde muri Oscar Wilde, un viaje en globo, Lulio y Graves en Mallorca, las arenas del Sahara, el teatro de Epidauro, un haiku que nos salva, el sueo que se ramifica en otro sueo antes de despertar......El Atlas borgeano no es un atlas. Cada titulo abarca una unidad. Cada unidad contiene un indicio de esa larga aventura que prosigue. En esa aventura no conviene persuadir, ni ser persuadidos. No conviene pensar en ganar o en perder. En ese viaje no hay hombre que no corra el riesgo de escribir una lnea memorable. En esa odisea, el espritu sopla donde quiere. Eso implica la libertad de poder sentir diversas patrias (o matrias) y una nica, infinita, que las contemple a todas. Esa conciencia se opone a las formas que puede adoptar el fatalismo telrico, se opone al olvido de las contaminaciones y las mezclas, niega el mito de la pureza, los vanos intentos de cualquier identidad excluyente. No hay ninguna lengua homognea que sea producto de un solo pueblo. Y por tanto, tampoco debera hablarse de cultura nacional, la cual se dara solo en una sociedad totalmente aislada. Ninguna nacin, ni la ms antigua, puede jactarse de una completa autarqua (19) .Borges es explcito, al respecto: Ser cosmopolita

    no significa ser indiferente a un pas y ser sensible a otros, no. Significa la generosa ambicin de ser sensibles a todos los pases y a todas las pocas, el deseo de eternidad, el deseo de haber sido muchos...Lo curioso de esta conciencia (que fcilmente podra calificarse de utpica) es que haya sido reivindicada desde el lejano Sur. Junto a los grandes relatos del Occidente y el Oriente, frente a la obstinada brjula del Norte, persiste el anhelo de una cultura ecumnica, universal, planetaria En ese horizonte, la aventura literaria borgeana se trasciende a s misma, revelando el vigor de una idea formulada por los antiguos griegos: somos ciudadanos del cosmos, ciudadanos del orbe, ciudadanos del universo. Bajo su aparente desmesura, brilla intima, inalterable, la constatacin de nuestra comn humanidad.

    19. El espritu intelectual de las ltimas dcadas ha puesto el acento en los particularismos culturales promoviendo el lamentable olvido de la unidad subyacente del genero humano. Sin embargo, los argumentos del relativismo cultural no han logrado oscurecer las razones de un humanismo universalista. Buena parte de los diversos fundamentalismos que seguimos padeciendo en los comienzos del siglo XXI tienen su raz en la insidiosa ignorancia de todo aquello que

    nos une. La gran discusin sigue abierta y sera absurdo intentar simplificarla. Entre el material bibliogrfico consultado sobre el tema, cabe una especial mencin al ensayo de SEBRELI, Juan Jos. El asedioa la modernidad, Ariel, Barcelona 1992).

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  • II. Biografa para lectores jvenes Marieta Gargatagli

    LA INFANCIAJorge Luis Borges naci en Buenos Aires en 1899 y muri en Ginebra en 1986. Era de familia criolla -hispano-portugueses nacidos en Amrica- e inglesa. Fue educado hasta los nueve aos en su casa donde aprendi a leer en castellano con su madre (1), Leonor Acevedo, y en ingls con Fanny Haslam, la abuela paterna.Su padre, Jorge Guillermo Borges, abogado, profesor de

    psicologa y tambin escritor, le ense los rudimentos de la filosofa. Utilizando un tablero de ajedrez y unas mandarinas le explic las paradojas de Aquiles y la tortuga (2) sobre las que escribi siendo adulto.La abuela inglesa, casada con militar, haba conocido la vida de la frontera (3), una insegura lnea de fortines, donde estaba destinado su marido. Ms all de ese lmite estaban los indgenas y los gauchos que vivan la libertad de las llanuras y cuyas historias de horror o de aventura llenaron la infancia de Borges.Tambin la abuela paterna, que le enseaba su lengua utilizando un volumen de historietas londinenses al que llamaban el leccionario, lo familiariz con la melodiosa Biblia inglesa del siglo XVI, la King James, muy influyente en la escritura de numerosos autores de ese idioma. Aunque Borges fue, como su padre, un agnstico en materia religiosa, disfrut del extraordinario valor imaginativo y literario de los textos bblicos, de los que hay numerosas referencias en sus poemas, cuentos y ensayos.

    A principios del siglo XX, los adultos tenan una vida social completamente separada de los nios. La familia Borges era una excepcin y los dos hermanos: Jorge Luis y Norah, despus pintora, participaban de las tertulias despus de las comidas, donde se contaban historias orales o se recitaban poemas y narraciones. Borges conoci entonces la literatura argentina, dicha de viva voz por escritores amigos de la familia, y la poesa inglesa por boca de su padre que apreciaba a Shelley, Keats y Swinburne, gustos que despus comparti su hijo.

    Cuando Borges aprendi a leer, ley los libros que lean todos los nios y que todava se leen: Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain, que siempre consider una excelente novela; Los primeros hombres en la luna de Wells; La isla del tesoro, un clsico de aventuras; Don Quijote, del que se ocup toda su vida; los relatos de Charles Dickens; los cuentos de Grimm o Alicia en el pas de las maravillas o Alicia a travs del espejo, que reaparecen tambin en su obra adulta. Al final de la infancia conoci una traduccin inglesa de Las mil y una noches, la de Richard Burton, que ley a escondidas porque no era una versin para nios.Leer, jugar con su hermana y unos amigos imaginarios llamados Quilos y Molino, visitar el novedoso zoolgico de la ciudad, eran las actividades rutinarias de un nio de clase media de esa poca. Pero Borges tena adems genio y seguramente estmulo para empezar a escribir.

    Borges en el ao 1903

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    1 Borges, Jorge Luis: Recuerda usted quin le ense las primeras letras?, en Textos recobrados 1931-1955, Barcelona, Emec, 2001. Este texto puede permitir redacciones sobre el mismo tema: cundo se aprendi a leer, qun le ense, cul libro fue el primero que se ley. El texto de Borges contiene americanismos y algunos trminos lunfados, slang, cal o argot de Argentina. Se explica su significado en el lxico adjunto. 2 Borges escribi dos textos sobre esta cuestin. La perpetua carrera entre Aquiles y la tortuga y Avatares de la tortuga; estn en Discusion (1932). Recomiendo el primero de ellos, parece ms fcil y puede permitir una actividad interdisciplinaria: literatura y matemticas. En ese ensayo

    aparece una referencia interesante sobre los nmeros binarios de Bertrand Russell, principio matemtico que, entre otros, permiti la invencin de los ordenadores en los aos treinta y cuarenta. Otra de las paradojas que cautivaron a Borges recibe el nombre genrico de paradoja del mentiroso. Aado unos textos secundarios que escribi sobre ello. Estos juegos lgicos se pueden ampliar en Smyllyan, Raymond: Alicia en el pas de las adivinanzas, Madrid, Ctedra, 1995; y Cmo se llama este libro?, Madrid, Ctedra, 1978. Y lgicamente en Alicia en el pas de las maravillas o Alicia a travs del espejo.3 Historia del guerrero y la cautiva en El Aleph (1949).

  • Entre los seis y los diez aos redact una mitologa griega en ingls, una especie de novela de caballera escrita a la manera de Cervantes y tradujo un cuento de Oscar Wilde, El prncipe feliz (4), que se public en un peridico de Buenos Aires.

    De estas experiencias infantiles quedaron pasiones duraderas: la lectura concebida exclusivamente como un placer, el gusto por territorios imaginarios, la conciencia de que la literatura no slo es el nico testimonio de la realidad sino el ms hermoso. Nunca abandon tampoco la fascinacin por los tigres entrevistos entre los barrotes del cautiverio o las enciclopedias que proporcionan una visin total de las cosas y tambin placenteramente fragmentaria.

    LA ADOLESCENCIACuando cumpli 14 aos su familia se march a Suiza guiada por varios propsitos. El padre casi haba perdido la vista y

    confiaban en los conocimientos de un mdico ginebrino; los hijos podan recibir una educacin mejor y la familia deseaba recorrer el Viejo Mundo, viaje emblemtico que realizaron y realizaran numerosos intelectuales americanos. No tuvieron mucha suerte porque era exactamente 1914 y en poco tiempo estall la I Guerra Mundial. Aquella contienda fue especialmente sanguinaria porque los jvenes soldados murieron por millones en las trincheras y, entre ellos, numerosos artistas y escritores. Borges y su familia, como vivan en territorio neutral, no sufrieron los efectos directos de la violencia pero s el hambre de los ltimos aos y la desolacin que impregnaba toda Europa. Pese a todo, Borges empez el bachillerato en el prestigioso College Calvin, donde aprendi francs, alemn y latn. Conoci autores, entonces, como el poeta norteamericano Walt Whitman o el filsofo alemn Arnold Schopenhauer, que influyeron notablemente en l. Al final de su estancia en Ginebra y Lugano, donde vivieron un ao al terminar la guerra, se

    Un tigre. Dibujo de infancia de Borges

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    4 Transcribo una pequea resea de Susana Cella aparecido en el peridico Clarn de Buenos Aires, el 9 de enero de 2000. Probablemente se puedan contar con ejemplares de esta traduccin. Libros: El nio Borges, traductor de Oscar Wilde. En sus cuentos Oscar Wilde devela hasta qu punto es capaz de componer una bellsima prosa que al mismo tiempo incita al pensamiento y conmueve. Cul de estas dos cosas prevalecera para que un nio sobre todo uno llamado Jorge Borges (hijo), tradujera El prncipe feliz? La traduccin se public en el diario El Pas de Buenos Aires el 25 de junio de 1910, una dcada despus de que Wilde muriera una muerte no tan distinta de la de su prncipe. Ms tarde, cuando Borges dejara de ser hijo y adquiriera su nombre propio, Oscar Wilde no sera una presencia importante en sus textos. Pero este cuento, acaso porque

    estuvo desde entonces incluido en la literatura infantil o juvenil, pareca ser especialmente oportuno para que un traductor de diez aos hiciera su primera aparicin en la prensa. Como a la bsqueda de un idioma y un estilo, la versin de Borges nos muestra un Wilde con algunos adjetivos de menos, oscila entre las comillas del ingls y los guiones de dilogo del castellano y usa el vosotros y el lesmo, a la vez que produce alguna expresin que desde nuestra perspectiva resulta reconocible: Al junco le gustaba la lluvia, pero esto era un egosmo de su parte. Magnficamente ilustrada por Carlos Nine y en excelente edicin de Emec, El prncipe feliz de Borges es quizs una de esas historias remotas en las que pens al hablar, mucho despus, de alegoras y novelas, y seguramente una lectura indispensable para los chicos de hoy.

  • familiariz con el expresionismo alemn, corriente literaria especialmente sensible a los horrores del sin sentido y al desastre de la guerra.

    Influido por ese movimiento de vanguardia, sus primeros poemas tuvieron como temas la desolacin, la violencia y la guerra. Ms duraderos fueron los efectos del cine y de la literatura expresionista que llevaron a su obra una potica de la ciudad. Las metforas que utiliz en poemas y cuentos para exaltar la complejidad de las formas arquitectnicas (5) o de los paisajes urbanos nacieron, en muchos casos, de aquellas lecturas y pelculas iniciales. Borges conserv para siempre dos amigos de esta poca: Maurice Abramovicz y Simn Jilinsky con los que comparti la pasin por los libros y las interminables caminatas, hbitos que nunca abandon. Como las amistades femeninas resultaban imposibles en las primeras dcadas del siglo, cuando imperaban valores y distancias inamovibles, las mujeres eran presencias fugaces a las que se poda perseguir cautelosamente por la calle. Borges, que tambin particip de este infructuoso cortejo era, como suele ocurrir en la adolescencia, un enamoradizo sin ningn xito.

    En 1919, la familia decidi viajar a Espaa. La idea puede parecer hoy natural tratndose de argentinos y adems descendientes de espaoles. Sin embargo, fue un gesto verdaderamente raro (6).

    Aunque ahora parezca increble, Argentina se encontraba en las primeras dcadas del siglo XX entre los pases ms ricos del mundo, su moneda era fuerte y las rentas que reciba la familia Borges resultaban ms que suficientes para viajar y vivir en la Pennsula.

    Despus de pasar algunos meses en Sevilla y Madrid, se instalaron en Mallorca. Borges, que entonces tena entre diecinueve y veinte aos, frecuent los ambientes de las vanguardias peninsulares que se nucleaban alrededor de Ramn Gmez de la Serna y de Rafael Cansinos Assens. Simpatiz errticamente con el primero y se fascin con el segundo, al que siempre, hasta el final de su vida, consider uno de sus maestros. En Sevilla, Madrid y Mallorca hizo amigos duraderos y public en las revistas donde el ultrasmo, el movimiento en el que participaban Cansinos Assens y Guillermo de Torre ( su futuro cuado) defenda su programa de vanguardia. En estas revistas, parcial o totalmente ultrastas: Grecia, Cervantes, Cosmpolis, Tableros aparecieron sus primeros poemas, prosas y traducciones del ingls, francs y alemn.

    Mallorca le depar otros placeres: nadar (le gustaba mucho), caminar, compartir el ocio nocturno de los hombres de la poca que tena como escenario cafeteras, hoteles y salones equvocos.

    Borges poda ser un joven a veces melanclico y desesperado, un gran amigo o un polemista implacable porque tena un sentido del humor muy corrosivo. Testimonian esa variedad de actitudes las polmicas literarias que llevan su firma (y cuyo socio, Fortunio Bonanova (7), termin siendo un extra de primera lnea de Hollywood) o las cartas escritas a Jacobo Sureda, su gran amigo mallorqun.

    Hay que decir que Barcelona, por donde pas diversas veces, no le gust en absoluto. No coincidi en este

    Borges con su familia a su llegada a Ginebra. 1914)

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    5 Como puede verse en la descripcin de la ciudad de los trogloditas en El inmortal de El Aleph (1949).6 El virreinato del Ro de la Plata se independiz de la corona espaola en 1810 y los territorios que correspondieron despus a la Argentina fundaron una repblica independiente en 1816. Las antiguas colonias americanas tuvieron la suerte de que las guerras napolenicas minaran las fuerzas de Fernando VII y el nuevo monarca no pudo contar con ejrcitos poderosos. En cualquier caso se enviaron fuerzas a Amrica y despus de muy cruentos combates, la batalla de Ayacucho (1824)

    garantiz el triunfo de los independentistas. Las clases dirigentes argentinas no simpatizaban con Espaa ni poltica ni culturalmente y los viajeros de ese pas acostumbraban a visitar Francia o Inglaterra, modelos en muchos sentidos de lo que deseaban para su patria. La familia Borges, doblemente excntrica vivi en Suiza, que entonces era un pas bastante pobre, y despus en Espaa lugar, para ellos, muy barato.7 Se han dedicado varios libros a este curioso personaje. Lamento no tener las referencias. Su papel ms conocido fue el de maestro de vocalizacin en Ciudadano Kane.

  • aspecto con el escritor argentino Domingo Faustino Sarmiento, que al llegar a esta ciudad (8), respir y escribi aliviado: Estoy, por fin, fuera de Espaa. Probablemente a Borges, Barcelona debi parecerle excesivamente industrial y no tena en la cabeza ningn proyecto de desarrollo econmico, como Sarmiento, que al fin de cuentas, fue presidente argentino.

    LA VUELTA A BUENOS AIRESEn 1921, la familia del escritor regres a Argentina. A diferencia de otros americanos, como Henry James, Ezra Pound, Gertrude Stein o T.S.Eliot, que produjeron su obra en Europa, Borges volvi para escribir en Buenos Aires. Y no sali del pas hasta 1961, cuando los premios y la fama lo empezaron a convertir en un escritor internacional.

    Como toda persona que vuelve al lugar donde ha nacido, Borges experiment una emocin extraordinaria. Contribuan a sus sentimientos de asombro virtudes objetivas. Buenos Aires era una ciudad culta, hermosa y enorme. Borges no sinti ningn inters por la riqueza arquitectnica que a veces fascin a los visitantes (9). El espejismo de encontrarse en otra ciudad europea, fcil de justificar porque Buenos Aires fue diseada por los mismos arquitectos que modernizaron Pars, Viena o Berln, no cautiv a Borges. Se sinti atrado por los barrios del suburbio en los que se entremezclaban los restos sencillos de la ciudad criolla, ms cercana a sus recuerdos, con imgenes de la interminable llanura. En esas orillas fund su obra y desde all cre los instrumentos verbales para imaginar y escribir sobre la literatura y el universo. Tena veintids aos, era poeta y el tiempo le deparara la felicidad de ser un gran escritor.

    APNDICE: Textos citados en las notas de la biografa

    RECUERDA VD. QUIN LE ENSE LAS PRIMERAS LETRAS?(Borges, Jorge Luis, Textos recobrados. 1931-1955)

    Jorge Luis Borges es un noble escritor de la vanguardia literaria argentina. Poeta de los salmos encantados, ensayista erudito de Inquisiciones y El tamao de mi esperanza, Jorge Luis Borges es una de las figuras de mayor relieve y ms justo prestigio de la nueva literatura de nuestro pas.He aqu su respuesta a la pregunta de LA RAZN:

    -Mi madre me ense esas primeras letras; acaba de repetirme que las aprend casi con alacridad e impaciencia. Debe ser la verdad, porque yo no he recuperado ningn recuerdo de ese gradual proceso asimilativo. Me consta que su escena fue un dormitorio, que miraba a dos patios de baldosa colorada y resplandeciente, que daban a un entreverado jardn. En el medio de ese jardn, jadeaba y trabajaba un alto molino. Afuera tiempo del novecientos cuatro o novecientos cinco, esquinas de Serrano y Guatemala- rondaba el incipiente Palermo de las arduas banderas de remate y de la precaria honradez, de las tormentas amarillas de tierra y del compadrito enlutado, de los juiciosos balconcitos mirones a ras de la vereda y de las parradas mostrencas. Esas imgenes me gustan, porque las selvas de la India y del frica eran lo que prefera mi pensamiento, incalculables, populosas y crueles.Tuve una institutriz inglesa despus. Su pedagoga fue deletrea o intil, porque al ingresar yo en 1909, al cuarto grado de la escuela primaria, descubr con temor que no me poda entender con mis condiscpulos. Careca del lxico ms comn: Biada, biada caldosa, otario, pia, muy de la garganta, ganchudo; faso, meneguina, batir. Las obscenidades de primera necesidad tambin no faltaban. Las estudi y pronto me cur del contrario error pedantesco de menudearlas mucho. Nuestro profesor no el de dialecto arrabalero, se entiende- era un seor Argelles, de iras famosas, que nos escarneca, nos golpeaba y nos despreciaba, y a quien adorbamos todos. La escuela creo que sigue funcionando en la calle Thames.

    Diario La Razn, Buenos Aires, 31 agosto de 1931

    Casa de la familia de Borges en Buenos Aires

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    8 El texto de Domingo Faustino Sarmiento, del que Unamuno pensaba que era el mejor escritor de la lengua castellana est en Viajes II. Espaa e Italia, Buenos Aires, Hachette, 1967.

    9 Existe una amplia bibliografa sobre viajeros catalanes y espaoles a Buenos Aires y la Argentina. Estas referencias son una generosa contribucin de Toni Mart, profesor de la Universidad Central, y tambin autor de un libro de viajes que no se menciona en la bibliografa.

  • DOS ANTIGUOS PROBLEMAS

    El mentirosoEn algunas versiones, el hroe de esa primera dificultad (con la que jugaron los griegos) es el abderitano Demcrito, inventor de los tomos indivisibles, negador del espiritismo, falsificador de esmeraldas, disolvedor de piedras, antiguo ablandador del marfil y hombre que se arranc los ojos en un jardn para no distraerse; en otras, el candiota Epimnides, varn que se dedic a la longevidad, postergando la muerte hasta el decurso de 289 aos. Demcrito de Abdera en el Mar Egeo, Epimnides de Creta en el Mediterrneo: elija mi lector aquel sonido que ms le guste. El sofisma (con la persona y la ciudad que quieran) es ste.Demcrito sostiene que los abderitanos son mentirosos; pero Demcrito es abderitano: luego, Demcrito miente: luego, no es cierto que los abderitanos sean mentirosos: luego, Demcrito no miente: luego es verdad que los abderitanos son mentirosos: luego, Demcrito miente: luego, no es cierto que los abderitanos sean mentirosos: luego, Demcrito no miente; et sic de coeteris hasta la peligrosa longevidad, o hasta la apresurada investidura de un chaleco de fuerza.Charles Lamb se duele de los jugadores despreocupados que en vez de jugar a los naipes, juegan a jugar a ellos; yo prefiero creer que los griegos slo jugaron a la perplejidad y al misterio con la broma anterior. Es imposible que no percibieran la trampa. Esta reside en la falsa identificacin de mentir y ser mentiroso. Mentir es decir lo contrario de la verdad: ser mentiroso es tener hbito de mentir, sin que ello signifique una obligacin de mentir en todo tiempo. Un mentiroso puede lamentar la sequa sin estar domiciliado en un maremoto: un mentiroso puede murmurar la frase yo entro, sin que ello importe vociferar la orden: t sales.

    El cocodriloLos interlocutores de la segunda dificultad (con la que tambin jugaron los griegos) son un cocodrilo, una mujer y un nio. El cocodrilo acaba de apoderarse del nio, la madre exige con acopio de lgrimas su inmediata devolucin. El cocodrilo jura restiturselo, siempre que ella adivine acertadamente si l lo devorar o lo restituir. Si la madre dice: No devorars a mi nio, el cocodrilo (sin faltar a su juramento) puede afirmarle, y aun probarle, que se equivoca... La madre piensa un rato largo y le dice: Digo que vas a devorar a mi hijito. Aqu principia un interminable problema.

    Si la madre acert, el hijo debe serle devuelto; pero si le devuelven al hijo, ella no acert: pero si no acert el cocodrilo puede en buena ley devorarlo: pero si lo devora, ella acert: pero si la madre acert, el hijo debe ser devuelto: pero si le devuelve el hijo, ella no acert: pero... y as infinitamente.Antes de indagar el misterio, quiero copiar una ms reciente versin que sin el menor cambio fundamental, mejora considerablemente la fbula. Es la que conocieron los amigos de Miguel Cervantes.

    El puenteCasi al principio del captulo 51 de la segunda parte del Don Quijote, puede buscarse esta mejorada versin: Un caudaloso ro divida dos trminos de un mismo seoro (y est vuesa merced atento, porque el caso es de importancia y algo dificultoso); digo pues, que sobre este ro estaba una puente, y al cabo della una horca y una como casa de audiencia, en la cual de ordinario haba cuatro jueces que juzgaban la ley que puso el dueo del ro, de la puente y del seoro, que era en esta forma: Si alguno pasara por esta puente de una parte a otra, ha de jurar primero adnde y a qu va, y si jurara verdad, djenlo pasar, y si dijera mentira, muera por ello ahorcado en la horca que all se muestra sin remisin alguna. Sabida esta ley y la rigurosa condicin della, pasaban muchos, y luego en lo que juraban se echaba de ver que decan verdad, y los jueces los dejaban pasar libremente. Sucedi pues, que tomando juramento a un hombre, jur y dijo que para el juramento que haca, que iba a morir en aquella horca que all estaba, y no a otra cosa. Repararon los jueces en el juramento y dijeron: Si a este hombre lo dejamos pasar libremente, minti en su juramento y conforme a la ley debe morir, y si lo ahorcamos, el jur que iba a morir en aquella horca, y habiendo jurado verdad, por la misma ley debe ser libre. Pdese a vuesa merced, seor gobernador, qu harn los jueces de tal hombre, que aun hasta agora estn dudosos y suspensos?Mi lector habr notado que la muerte ya por cocodrilo, ya por verdugo- interviene en los dos problemas. Todos propendemos a suponer que en el empleo de esa operacin absoluta reside la dificultad. Sin embargo, no hay tal: si la pena de la mentira fuera una multa y el viajero genial hubiera afirmado que su destino era abonar esa multa, nos encargara la misma dificultad, con infinitos pagos y con incontenibles reembolsos, segn el movimiento, o vaivn, dialctico. Hay que tirar por otro rumbo.El doctor Wolf, en su libro El certamen con la tortuga

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  • (Berln 1929) sostiene la nulidad del primer convenio, puesto que la mujer tiene que adivinar una cosa que slo se resuelve a raz de la misma contestacin... Yo pensara que la debilidad del segundo reside en el empleo despreocupado de las palabras juramento y mentir, que ya estn insinuando una confusin entre ejecucin y propsito. Esas palabras imprudentes parecen indicar que la veracidad del interrogado era lo importante, no sus dotes profticas. Ello anulara el problema. El extrao viajero declara su propsito de morir: el tribunal comprueba que es sincero en la declaracin de esa voluntad; el tribunal, de acuerdo con la ley del seor de aquel ro, le impone seguir viaje.Para evitar esa deplorable consumacin, he urdido una tercera fbula: variante acaso intil de la primera. Carece de dramaticidad, carece de muerte; pero no le veo fin.

    BARCELONASarmiento, D.F., Viajes II. Espaa e Italia (1846)

    Estoy, por fin, fuera de la Espaa; como sabis, nosotros somos americanos, y los barceloneses catalanes; podemos, pues, murmurar a nuestras anchas de los que estn all en Montjuich con sus caones apuntados sobre la ciudad. Os acordis del buen godo Rivadeneira, con aquella boca de extremo a extremo, aquellas cejas negras que sombrean ojos centelleantes de actividad y de inteligencia, pequeo de cuerpo, brazos largos, y empaquetado, enjuto y nervioso? As son todos los catalanes; otra sangre, otra estirpe, otro idioma. No se hablan con los de Castilla sino por las troneras de los castillos.El aspecto de la ciudad es enteramente europeo; su Rambla asemeja a un bulevar, sus marino inundan las calles como en el Havre o Burdeos, y el humo de las fbricas da al cielo tinte especial que nos hace sentir que le hobre mquina esta debajo. La poblacin es activa, industrial por instinto y fabricante por conveniencia. Aqu hay mnibus, gas, vapor, seguros, tejidos, imprenta, humo y ruido; hay, pues, un pueblo europeo.No s qu cosa de grandioso y atrevido hay en esta raza, a quien tuvieron los reyes de Espaa con el cuchillo que serva en la mesa pendiente de una cadena para que no pudiera armarse. Todas sus empresas respiran grandeza. Estn edificando un teatro, que pretende ser el ms bello y el ms grande de la Europa y del mundo, por tanto; y su escuela de artes es, acaso, uno de los establecimientos ms ricamente dotados, ms completo en sus ramos de enseanza gratuita, y ms cuidado y asistido. La industria barcelonesa se resiente, empero, del medio ambiente en que se desenvuelve. Favorecida por derechos protectores, la fbrica tiene una puerta que va hacia la Espaa y otra

    hacia la frontera de Francia o el mar; y si fuera pan lo que fabrican, haran vulgar el milagro de los cinco mil, porque de un quintal de lana ellos sacan quinientas piezas de pao. Es verdad que las cuentas de la aduana de Francia traen esta entrada todos los ao..., tantos millones producto del contrabando de Espaa. El barcelons est en conciencia libre de todo cargo; hace con efecto la guerra a sus enemigos; el contrabando es lcito, como el robo entre los espartanos, si se perpetra impunemente. La aduana espaola ha adoptado el vapor como medio de persecucin, cual Rosas la prensa. A propsito de proteccin, he tenido aqu la felicidad de ser presentado a Cobden, el grande agitador ingls, y os aseguro que despus de Napolen, hombre alguno hubiera deseado ver de preferencia. Conocis la larga lucha de la liga contra los cereales en Inglaterra, lucha gloriosa de raciocinio, la discusin, la palabra y la voluntad, que ha derrocado a la aristocracia inglesa, zapando su poder en la base, en la tierra que posee por derecho de primogenitura, y dejndola viva, para que se desangre poco a poco, se haga pueblo y ceda sin violencia el poder, cuando sus manos debilitadas no puedan manejarlo. Desde los tiempos de Jesucristo no se haba puesto en prctica este sencillo mtodo de propagar una doctrina, por el solo uso de la palabra. Los catlicos posteriores continuaron predicando, es verdad; pero quemaban de cuando en cuando a sus oponentes, y las guerras de religin han inundado de sangre la tierra. Los principios de libertad no haban salido hasta hoy de ese triste terreno, la libertad y la guillotina, la emancipacin de los pueblos, y la conquista, Cobden ha rehabilitado la predicacin antigua, el apostolado sin el martirio. Algunos millones de libras esterlinas reunidas por suscripcin alimentaron durante ocho aos aquella guerra de palabras. Nueve millones de opsculos arrojaron, slo en 1843, aquellas bateras de lgica y de convencimiento; y unos dos mil mtines, cual combates parciales, y diecisis mtines monstruosos, batallas campales que oscurecen, por el brillo de los resultados, las intiles de Jena, Austerlitz, y Marengo, concluyeron por entregar a Cobden las llaves del parlamento ingles, dictando desde aquel Kremlin a la aristocracia la capitulacin que les permita permanecer con bagajes, pertrechos, banderas y posiciones, a trueque de que dejase entrar en Inglaterra tanto trigo como el pueblo necesitase para hartarse de pan.Desde Cobden principia una nueva era para el mundo; la palabra, el verbo, vuelve a hacerse carne, produciendo por si solo los ms grandes hechos; y en adelante, cuando los hombres quieran saber si es posible destruir un abuso protegido por el poder, defendido por la riqueza, por el rango, por la corrupcin, cuando se pregunten si hay

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  • manera de echar abajo semejante abuso por medio de esfuerzos perseverantes y de sacrificios, se les recordar el nombre de Cobden y comenzarn la obra.En Barcelona encontrme con Juan Thompson, uno de esos pobres emigrados argentinos que en cada punto de la tierra se encuentran en mayor o menos nmero, como aquellos griegos de Constantinopla cuando los turcos se apoderaron de ella. El facundo haba cado en manos de Merime, el acadmico francs, que estaba all; la revista de ambos mundos acababa de hacer su complaciente compte-rendu del librote, y heme aqu que sabiendo mi llegada a Barcelona, M. De Lesseps, el clebre cnsul general que se haba ilustrado al resplandor de los bombardeos de aquella ciudad, andaba a caza del bicho raro que haba escrito aquel libro. Amigos a las dos horas de conocernos, Cobden, que a la sazn estaba en Barcelona, tuvo los honores de un t, durante el cual deba serle yo presentado. Os imaginis a Cobden, un OConnell vivo, custico, entusiasta, ardiente en la polmica, rpido, inesperado en la rplica? Cunto os engais, mi pobre Victorino! Es un papanatas, fastidiado como un ingls, reposado como un axioma, fro, vulgar, si es posible decirlo, como las grandes verdades. Hablamos los dos solos casi toda la noche; contme algunas de sus aventuras, de sus luchas; mostrme sus medios de accin, la estrategia de sus palabras, los cuentecillos con que era preciso entretener al pueblo para que no se durmieran escuchando. Lamentse de la casi insuperable dificultad que oponan las masas, por su incapacidad de comprender, por sus preocupaciones; dime una tarjeta por si alcanzaba a estar l de regreso en Manchester a mi paso aquella ciudad, y no nos separamos ms que en la puerta de mi hotel, quedando yo abrumado de dicha, abismado de tanta grandeza y tanta simplicidad, contemplando medios tan nobles y resultados tan gigantescos. No dorm esa noche; tena fiebre; parecame que la guerra iba a caer en ridculo, cuando generalizndose aquel sistema de agregacin de voluntades, de yuxtaposicin de masas, fuese puesto en prctica para destruir abusos, gobiernos, leyes, instituciones. Qu cosa ms sencilla! Hoy somos dos, maana cuatro, al ao siguiente mil, reunidos pblicamente en un mismo propsito. Resiste el gobierno? Es que aun no somos muchos; es que quedan a favor del abuso muchos ms. Sigue la predicacin, y los folletos, y los diarios, y la asociacin, la liga. El gobierno y las cmaras saben el da y hora en que estn vencidos, y ceden. id a poner en planta tan bello sistema en Amrica!Cobden haba destruido o atacado antes de comenzar su obra, todos los grandes principios en que reposaba la ciencia gubernativa. El equilibrio europeo lo

    Borges colegial, a los doce aos

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    declar mana de entrometerse en asuntos ajenos por desaburrirse los ministros. Las colonias eran slo el medio de proporcionar empleo a los hijos menores de los lores. La balanza comercial, el resumen de la ignorancia en economa. La poltica, con todas sus pretensiones de ciencia, el charlatanismo de bobos y de pillo. La proteccin a las industrias nacionales, un medio inocente de robar dinero al vuelo, arruinando al consumidor y dejando en la calle al fabricante protegido. En cambio de todas estas verdades fundamentales, l sustitua el buen sentido, el sentido comn de los hombres, ms apto para juzgar que la ciencia interesada de lores y ministros.Ahora parto para frica. Llevo cartas para el mariscal Bugeaud, y casi orden al cnsul de Mallorca para que me haga conducir a Argel por el primer vapor de guerra que se presente.Dios os tenga en su santa guarda.

  • Se sugieren aqu diversos cuentos y poemas de Jorge Luis Borges, pensados bsicamente para lectores jvenes. En ellos se encuentran algunos de los aspectos caractersticos de la obra del escritor, tal como han sido destacados en los textos anteriores (los seres imaginarios, la mitologa, los evangelios, los autores clsicos, los gneros literarios, etc.) Adems, se analizan tres cuentos, un poema y un ensayo. En cada uno de ellos se tratan cuestiones diferentes para poder ofrecer un panorama ms o menos amplio de este autor. Dentro de la obra de Borges, esta seleccin de cinco piezas se distingue por su densidad literaria e intelectual.

    Esta gua de trabajo elaborada no pretende ser exhaustiva, aspira a ser una herramienta til, un instrumento ms del trabajo docente.

    La viuda Ching, pirata, Historia universal de la infamia (1935)

    El brujo postergado, Historia universal de la infamia (1935)

    Los dos reyes y los dos laberintos, El aleph (1949)

    La casa de Asterin, El aleph (1949)

    La lluvia, El Hacedor (1960)

    Arte potica, El Hacedor (1960)

    Everything and nothing, El Hacedor (1960)

    El Hacedor, El Hacedor (1960)

    Los Gnomos, Las Hadas, Lilith, El Minotauro, El Mono de

    la Tinta, Sirenas, EL libro de los seres imaginarios (1969)

    Fragmentos de un evangelio apcrifo, Elogio de la sombra (1969)

    La seora mayor, El informe de Brodie (1970)

    El informe de Brodie, El informe de Brodie (1970)

    Episodio del enemigo, El oro de los tigres (1972)

    El amenazado, El oro de los tigres (1972)

    El libro de arena, El libro de arena, (1975)

    There are more things, El libro de arena, (1975)

    III. Lecturas Para estudiantes de ESO y Bachillerato

    Marieta Gargatagli

    El atroz redentor Lazarus Morell de Historia universal de la infamia (1935).

    1. El texto tiene un carcter satrico y como toda stira contiene datos histricos. Mencionaremos dos:- La conquista y colonizacin de Amrica fue, en verdad, mucho ms atroz que este relato, tal como refieren las diversas crnicas de Indias, de las que Borges fue un generoso lector.- Espaa fue el ltimo pas europeo en abolir la esclavitud (1886); las plantaciones esclavistas de Cuba duraron hasta 1898 y los beneficios econmicos derivados del trfico y la venta de esclavos fueron extraordinarios.

    2. Se trata de un relato de aventuras, que sigue la tradicin norteamericana (Bret Harte, por ejemplo), y cuyo protagonista empieza siendo un patn y termina convertido en hroe.

    3. Como en todos los relatos de Borges que tienen apariencia realista, existe una distancia irnica que no permite considerar los hechos narrados como pertenecientes a ninguna realidad como no sea la de la ficcin. El punto de partida los materiales del relato son un conjunto de textos o referencias cinematogrficas: Borges fue crtico de cine y un amante apasionado de las pelculas de aventuras, que, en el fondo, pertenecen al gnero pico. La progresiva construccin de la parodia no impide que el cuento sea percibido como una epopeya, una epopeya fracasada. Los subttulos imitan la tensin de los folletines y, tambin la disposicin (dispositio) de un texto argumentativo.

    4. Pese a que este cuento est entre las primeras narraciones que escribi Borges, y no se encuentra entre las mejores, permite comprender la modernidad del autor: fractura y reescritura de la tradicin literaria; uso del procedimiento retrico llamado irona ( las palabras no dicen lo que dicen); parodia de gneros.

    Tln, Uqbar, Orbis Tertius (1940) en El jardn de los senderos que se bifurcan (1941) y Ficciones (1944).

    1. Este cuento es uno de los mejores de Borges y puede decirse que est aqu todo Borges.

    2. Trama: Borges y Bioy descubren la existencia de un pas llamado Uqbar imaginado por una sociedad secreta. Una serie de detalles les permiten intuir que se trata ms bien de un continente y despus de un universo complejo llamado provisionalmente Orbis Tertius y luego Tln. Este mundo posee lenguas, literatura, religin, filosofa y ciencias propias que de modo invisible invaden la realidad hasta que resulta previsible que, en el futuro, todo ser Tln.

    3. Gnero: el relato pertenece por entero a la literatura fantstica, segn la definicin moderna de Tzvetan Todorov: lo fantstico aparece cuando un elemento

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  • sobrenatural, inexplicable, raro, invade el mundo real y lo destruye. El punto de partida, para que funcione despus lo irreal, debe ser siempre una representacin verosmilmente cotidiana. Si los hechos empiezan en una casa de campo, con obras de consulta conocidas (la Enciclopedia Britnica) y los protagonistas son dos escritores reales, el lector no tiene por qu desconfiar.Los nombres de Borges y Bioy, en tanto verdaderos, pasan a formar parte de la ficcin y resultan realmente inquietantes. Borges us muchas veces el recurso de aparecer con su nombre en los cuentos, un truco a medio camino entre Hitchcock y Cervantes. La existencia de una sociedad secreta y confusa inscribe la historia en un gnero hoy empobrecido: la novelas de espas, subgnero de las novelas de aventuras.

    4. Los argumentos presentes en el relato trazan lneas que recorren la historia de la filosofa, de la ciencia y las ideas de Borges. Un ejemplo: 4.1. Orbis Tertius o un planeta imaginario. Hasta el Renacimiento, cuando se produjo el descubrimiento de Amrica, la fuente geogrfica del mundo era la Biblia. All se defina que el Orbis Terrorum o Isla de la Tierra estaba formada por Europa, Asia y Africa: los continentes conocidos. No figuraba el Nuevo Mundo y por eso recibi ese nombre. Incorporarla a la imaginacin y a los mapas llev siglo y medio (10). La inclusin ideolgica, tard mucho ms y ni siquiera en el presente podemos darla por terminada. La llamada disputa de Amrica (11) que dur de 1750 hasta 1900 contiene elementos que parecen borgianos y tuvo consecuencias sobre la realidad: el Nuevo Mundo se convirti en escenario de utopas reales o imaginarias tambin semejantes a las de Borges. Las utopas comenzaron con Thomas Moro, se desarrollaron con los socialistas utpicos y prosiguieron su imaginativo curso hasta el siglo XX con la fundacin de colonias libertarias (12) en diversos puntos del continente americano. 4.2. Entonces, si aceptamos que la historia refiere circunstancias que parecen fantsticas, es fcil concebir la situacin inversa: imaginar circunstancias que tengan la forma del universo. Tln es una especie de espejo que crea lo que imita. No es raro que posea lengua, filosofa, etc. Ni tampoco que la primera referencia de su existencia sea un heresiarca. La complejidad de Tln, en nada inferior a la nuestra, resultara inaceptable con un sabio comn; reclama un

    hereje, verdadera vuelta de tuerca sobre la irrealidad. Pero hay algo ms. Todas las definiciones de la ciencia moderna indican que aquello que llamamos universo es una hiptesis progresivamente cambiante. En realidad, llamamos universo a una descripcin del universo, un discurso que como todo objeto verbal tiene carcter ficcional. Esto hace que Tln no sea menos verosmil que la inmensa galaxia en la que navegamos a la que, en verdad, apenas conocemos. La macroestructura de la irrealidad (por decirlo de modo grfico) despliega nuevos planos de irrealidad: el lenguaje. los objetos, las ciencias, la filosofa.

    5. Desarmando el estilo de Borges. Se ha razonado que Borges tiene, despus de Francisco de Quevedo, uno de los estilos ms fuertes de la lengua castellana. Sus rasgos generales pueden verse en Alazraki y Barrenechea (ver Bibliografa Bsica) Comento algunos aspectos. 5.1. Economa verbal: palabras elegidas con perfecta exactitud y que, en su austeridad, dicen mucho y sugieren todava ms. Ejemplo: Debo a la conjuncin de un espejo y de una enciclopedia el descubrimiento de Uqbar. -conjuncin se utiliza en astronoma y en la descripcin gramatical. De hecho, este relato ( y estas son sus primeras palabras) va a referirse al universo y al lenguaje que utilizamos para hablar del universo. -Espejo, aparece numerosas veces en la primera parte del texto. El objeto no es descrito como tal, no tiene tamao ni forma ni color. Tales atributos no son necesarios porque se lo invoca para hablar de sus efectos monstruosos. En cierto modo, los espejos, vagamente inofensivos, se representan aqu como algo terrorfico. Y hay que recordar que uno de los derivados de espejo es espejismo. -enciclopedia, etimolgicamente quiere decir educacin circular porque viene de ciclo, crculo. Estas formas geomtricas, como los laberintos, no llevan a ninguna parte (crculo vicioso) y se encuentran repetidos en la forma de la tierra (crculo polar) y del universo. Modernamente, las enciclopedias (que Borges lea como si fueran novelas) son obras que contienen el saber, otra vez, universal. Finalmente, la falsa enciclopedia de Tln es una suerte de espejo, salvo en pequeos detalles, de la Enciclopedia Britnica, etc., etc. Se podra decir que la primera lnea del cuento contiene de alguna manera todo el cuento.

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    10 OGorman, Edmundo: La invencin de Amrica, Mxico, FCE, 1993. 11 Gerbi, Antonello: La disputa del Nuevo Mundo, Mxico, FCE, 1993. 12 Sin ir ms lejos, amigos del padre de Borges fundaron una modesta utopa, en Paraguay, de donde fueron erradicados por los mosquitos.

  • 5.2. verbos con funcin de adjetivo. Si nos preguntamos como un objeto no descrito puede ser representado como monstruoso, esta podra ser la respuesta. El espejo inquietaba el fondo del corredor. Este verbo no desarrolla una accin; supone un desplazamiento metonmico. Produce inquietud a los que miran el fondo del corredor. Desde el fondo remoto del corredor el espejo nos acechaba.El verbo, convertido en prosopopeya, cumple la misma funcin del anterior. los espejos tienen algo monstruosoLa oracin con el verbo ser resultara simplemente una opinin, la eleccin de tener algo mantiene lo asertivo y curiosamente lo enfatiza. 5.3. Combinacin de un estilo de narrador oral (argentino) con la prosodia de una lengua clsica. El hecho se produjo har unos cinco aos. Bioy Casares haba cenado conmigo esa noche...... son circunloquios de narrador oral. El ritmo dactlico (oo) y la repeticin de sonidos corresponden a las formas clsicas que Borges encontr en latn y en la tradicin castellana de los Siglos de Oro.

    Dbo a la cnjuncin de un espjo y de na encclopdia el dscubriminto de Uqbr.

    Las ruinas circulares (1940). El jardn de los senderos que se bifurcan (1941), Ficciones (1944)

    1. La trama de este cuento puede referirse as : un soador crea a un hombre en su sueo y descubre al final que tambin es una apariencia, que otro est sondolo.

    2. Este relato verifica los presupuestos de Edgar Allan Poe, creador del cuento moderno. A diferencia de los relatos tradicionales, el llamado cuento moderno tiene una forma literaria que lo acerca a la brevedad de un poema. De hecho, se lee con la misma intensidad que un poema. Algunos de sus rasgos son: minuciosa armona formal, creacin de un efecto unitario, desenlace sorprendente sobre el que recae el peso de la narracin.

    3. Este relato, en principio, puede dividirse en tres partes: exordio o introduccin, desarrollo y desenlace. En un cuento tradicional, estas secuencias como las llam la crtica contempornea seran la materia de la narracin. Aqu slo sirven para organizar el desarrollo

    cronolgico de los hechos, que se exponen utilizando diversos procedimientos. a. minuciosa armona formal: las palabras elegidas forman un tejido interior que repite y ampla el significado del cuento: sagrado, templo, despertar, soar... Ejemplo: unnime, el primer adjetivo que aparece quiere decir, etimolgicamente, en la mente. Es decir, se dice desde el principio que lo que va a contarse ocurri en la mente de alguien. b. El relato elimina las informaciones que puedan distraer al lector de la secuencia mgica que va a narrarse. No se explica de dnde vino el soador, ni dnde ocurren los hechos, porque esos detalles no permitiran crear un efecto unitario, propsito que gua toda la narracin. c. El peso de la narracin recae en el desenlace porque el argumento secreto (y central) que el lector descubre al final transforma el sentido de todo el cuento.

    4. Este cuento recupera un viejo motivo de la literatura: la creacin de un hombre artificial, que comienza con la tradicin clsica ( de Homero a Ovidio), atraviesa el romanticismo (Goethe, Mary Shelley o E.T.A. Hoffmann) y llega hasta el siglo xx con diferentes clases de robots o marionetas como aparecen en los relatos de Asimov o Ray Bradbury. Los homnculos tienen tambin su propia tradicin en el misticismo judo, del que Borges habl en diferentes textos. La leyenda del golem, nacida en la era talmdica (200-500 d.C), refera la posibilidad de crear, con barro o madera, una especie de servidor. Un signo mgico, el schem, daba vida al informe o se la quitaba. El relato de Borges recupera esta fantasa y la convierte en una imagen especular: el soador, en realidad, tambin es soado. La idea de que la vida es sueo (recurdese Caldern de la Barca) tiene origen oriental y una larga tradicin literaria.

    El golem (1958) en El otro, el mismo (1964)

    En este poema Borges reescribe el motivo del hombre artificial desde la perspectiva del misticismo judo. El golem, que puede ser creado con una palabra sagrada, se inscribe en la tradicin cabalstica que se origin en Espaa durante la Edad Media. La Cbala juda (que en hebreo quiere decir tradicin) tuvo un desarrollo de varios siglos y