Upload
carlos-alberto
View
223
Download
2
Embed Size (px)
DESCRIPTION
Boletin del tiempo de Navidad. Diciembre 2012
Citation preview
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 1
Tiempo de NAVIDAD AÑO 1 NUMERO 2
La Navidad
Página 3
Lc. 2 (1, 14)
Evangelio de
la Noche de
Navidad.
Página 18
Navidad en tiempos de las
nuevas tecnologías de la
comunicación. Página 11
EPIFANIA: La
manifestación del Señor.
Página 12
¿Qué es la Liturgia?
2da Parte Página 2
San Nicolás de Bari o
Santa Claus. Página 8
El tiempo de Navidad
Página 22
Símbolos y adornos de
la Navidad:
Página
EL PESEBRE . 14 LOS REYES MAGOS 14 EL ARBOL DE NAVIDAD 15 LOS ANGELES 16
LAS CAMPANAS 16
LAS CORONAS 16
LAS ESFERAS 17 LAS ESTRELLAS 17 LAS LUCES 17 LAS VELAS 17 LOS VILLANCICOS 18 LOS REGALOS 18 LAS TARJETAS NAVIDEÑAS 18
Mensaje de
Navidad.
Escuela
Diocesana
de Liturgia.
Instituto
Diocesano
de Teología.
Homilías del Tiempo de
Navidad:
Página
Nochebuena. 4
Epifanía del Señor. 5
Bautismo del Señor. 6
MATER DEI
BOLETIN LITURGICO
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 2
¿Qué es la Liturgia? (2da. Parte)
Uso del término “liturgia” en la Biblia
En el AT: El verbo leitourgeô y el sustantivo leitourgía se encuentran 100 y 400 veces,
respectivamente en la versión de los LXX, y designan el servicio cultual de los sacerdotes y
levitas en el templo. El término en hebreo es algunas veces shêrêr (cf. Núm 16,9) y otras
abhâd y abhôdâh, que designa prácticamente siempre el servicio cultual del Dios verdadero
realizado en el santuario por los descendientes de Aarón y de Leví. Para el culto privado y
para el culto de todo el pueblo los LXX se sirven de las palabras latreía y doulía (adoración
y honor). En los textos griegos solamente, leitourgía tiene el mismo sentido cultual levítico
(cf. Sab 18,21; Eclo 4,14; 7,29-30; 24,10, etc.).
Esta terminología supone ya una interpretación, distinguiendo entre el servicio de los
levitas y el culto que todo el pueblo debía dar al Señor (cf. Ex 19,5; Dt 10,12).
No obstante, la función cultual pertenecía a todo el pueblo de Israel, aunque era ejercida de
forma especial y pública por los sacerdotes y levitas.
En el griego bíblico del Nuevo Testamento, leitourgía no aparece jamás como sinónimo de
culto cristiano, salvo en el discutido pasaje de Hch 13,2.
En el NT: La palabra liturgia se utiliza con los siguientes sentidos
a) En sentido civil de servicio público oneroso, como en el griego clásico (cf. Rm 13,6;
15,27; Flp 2,25.30; 2 Cor 9,12; Heb 1,7.14)
b) En sentido técnico del culto sacerdotal y levítico del AT (cf. Lc 1,23; Heb 8.2.6; 9,21;
10,11). La Carta a los Hebreos aplica a Cristo, y sólo a él, esta terminología para acentuar
el valor del sacerdocio de la Nueva Alianza.
c) En sentido de culto espiritual: San Pablo utiliza la palabra leitourgía para referirse tanto
al ministerio de la evangelización como al obsequio de la fe de los que han creído por su
predicación
(cf. Rm 15,16; Flp 2,17).
d) En sentido de culto comunitario cristiano: El texto de Hch 13,2 («leitourgoúntôn») es el
único del NT donde la palabra liturgia puede tomarse en sentido ritual o celebrativo. La
comunidad estaba reunida orando, y la plegaria desembocó en el envío misionero de Pablo
y de Bernabé mediante el gesto de la imposición de manos (cf. Hch 6,6).
Esta reserva en el uso de la palabra liturgia por el Nuevo Testamento obedece a su
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 3
vinculación al sacerdocio levítico, el cual perdió su razón de ser en la Nueva Alianza.
(Continuará en el próximo Boletín) INICIO
La Navidad
La Iglesia en su misión de ir por el mundo llevando la Buena Nueva ha querido dedicar un
tiempo a profundizar, contemplar y asimilar el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios; a este tiempo lo conocemos como Navidad. Cerca de la antigua fiesta judía de las luces y buscando dar un sentido cristiano a las celebraciones paganas del solsticio de invierno, la
Iglesia aprovechó el momento para celebrar la Navidad.
En este tiempo los cristianos por medio del Adviento se preparan para recibir a Cristo, "luz del mundo" (Jn 8, 12) en sus almas, rectificando sus vidas y renovando el compromiso de
seguirlo. Durante el Tiempo de Navidad al igual que en el Triduo Pascual de la semana Santa celebramos la redención del hombre gracias a la presencia y entrega de Dios; pero a diferencia del Triduo Pascual en el que recordamos la pasión y muerte del Salvador, en la
Navidad recordamos que Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros.
Así como el sol despeja las tinieblas durante el alba, la presencia de Cristo irrumpe en las tinieblas del pecado, el mundo, el demonio y de la carne para mostrarnos el camino a
seguir. Con su luz nos muestra la verdad de nuestra existencia. Cristo mismo es la vida que renueva la naturaleza caída del hombre y de la naturaleza. La Navidad celebra esa presencia renovadora de Cristo que viene a salvar al mundo.
La Iglesia en su papel de madre y maestra por medio de una serie de fiestas busca concientizar al hombre de este hecho tan importante para la salvación de sus hijos. Por ello, es necesario que todos los feligreses vivamos con recto sentido la riqueza de la vivencia
real y profunda de la Navidad.
Por último, es necesario recordar que durante la Navidad celebramos en tres días consecutivos, 26, 27 y 28 de diciembre, tres fiestas que nos hacen presente la entrega total
al Señor:
San Esteban, mártir que representa a aquellos que murieron por Cristo voluntariamente.
San Juan Evangelista, que representa aquellos que estuvieron dispuestos a morir por Cristo pero no los mataron. San Juan fue el único Apóstol que se arriesgó a estar con La Virgen al pie de la cruz.
Los Santos Inocentes que representan a aquellos que murieron por Cristo sin saberlo.
INICIO
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 4
HOMILIAS DEL TIEMPO DE NAVIDAD
NATIVIDAD DEL SEÑOR
MISA DE LA NOCHE
Lc 2, 1-14
Con aparente precisión, el evangelista nos presenta una situación obligatoria, que va
más allá de la voluntad de los padres del Señor y que los obliga a viajar. Un rasgo de la Providencia: la autonomía de las voluntades humanas no se choca con la voluntad divina,
que puede servirse de cualquier circunstancia (favorable o adversa) para llevar a cabo su plan. Jesús, el “hijo/heredero de David” nace en su misma ciudad, como lo anticipaba la profecía de Miqueas (5,1). Así, la Providencia va expresando su designio realizado en la
contingencia de los designios humanos.
La presentación del nacimiento nada tiene de extraordinario. De hecho, no hay descripción del suceso coloreada con fenómenos especiales, sino del cuadro simple de un bebé envuelto en pañales que una vez más, es fruto de las circunstancias (no había lugar
para ellos en el albergue) y es colocado en un pesebre. No se dice cuáles fueran las razones por las cuales no había lugar en el albergue, simplemente que por esa razón contemplamos al niño anunciado en la austeridad de ese cuadro. Ese cuadro será la señal presente el
esquema de aparición de un ser sobrenatural a una criatura: la señal del anuncio a la Virgen fue su prima Isabel, la del anuncio a Zacarías fue su mudez, etc. Aquí la señal, es la
austeridad de ese cuadro que lacónicamente nos deja el evangelista.
La buena noticia que trae el Angel es explicitada a los pastores que
providencialmente estaban allí. Son utilizados tres títulos para referirse al niño: Salvador, Mesías y Señor. ¡Qué difícil enmarcar esos tres títulos en ese cuadro tan austero! La buena
noticia era para todo el pueblo, no sólo para los pastores: para ricos y pobres, soberbios y humildes. Serán los pastores, uno de los grupos más excluidos, los que deberán hacer de ángeles comunicando la noticia. Unos versículos más abajo (2, 17-18) se nos contará cómo
los pastores cumplieron su misión y todos los que los escuchaban quedaron admirados.
La buena noticia es que les ha nacido a ellos el Salvador, Mesías y Señor. No se trata de una neutra aparición en escena del Mesías. Todo el pueblo está implicado porque el nacimiento es para ellos. ¿Y quién es todo el pueblo? Tanto en 2, 18 como en esta
expresión, todo el pueblo es un personaje que implica algo que va más allá de los primeros protagonistas. Todo el pueblo será todos los pueblos de todas las épocas, lo que en el
cántico de María (1,48) se expresa como todas las generaciones que la llamarán feliz. El insistir en que este nacimiento es para nosotros es llevar al plano personal esta relación con “el pueblo”. Es lo que hace San Pablo cuando refiriéndose a la entrega de Jesús se expresa
en términos personalistas: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí (Gal 2,20).
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 5
¡Nació para mí!, esa es la buena noticia de esta noche iluminada por la Gloria Celestial que otorga paz a los hombres por el amor de Dios. Los amados por él que cantan
en el cielo, no son un grupo, sino todo el pueblo, todos aquellos por quienes y para quienes nació El Salvador, Mesías y Señor. ¡Qué mejor noticia que sabernos amados por él! ¿Será que vale la pena recordarlo a cada rato porque cuando “oscurece” olvidamos ser amados
por él? Es en esos momentos cuando nos falta la paz: cuando no nos sentimos amados por él. El cuadro de austeridad que el evangelista nos invita a contemplar es la señal que nos
hace revivir la buena noticia y nos confiere la paz.
Colaboración del padre Santiago Rostom Maderna, párroco de Santa Rosa de Lima. INICIO
6 de enero; Solemnidad de la Epifanía del Señor
Dentro de este tiempo de Navidad, donde la Iglesia nos invita a prolongar el gozo
por el nacimiento del Jesús en Belén, celebramos hoy la Solemnidad de la Epifanía, es decir, la manifestación de ese Dios hecho niño al mundo entero.
El evangelio según san Mateo nos presenta la imagen de unos hombres venidos de
Oriente, los cuales buscaban encontrarse con ese misterioso rey que había de venir al
mundo. Ellos representan la búsqueda que el hombre, consciente o inconscientemente, emprende para encontrarse con Dios, búsqueda que todos hacemos, hicimos y haremos,
búsqueda que a veces se nos torna ardua o ligera, no exenta de obstáculos y traspiés.
Entonces, Mateo nos habla de: “unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén
y preguntaron: „¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?‟”
De alguna manera también, el evangelio presenta la gran novedad que trae este Dios del pesebre; Dios se hace hombre para acercarse a todos los hombres, a todo hombre, incluso para estos hombres paganos, a los ojos de los judíos de esa época. Esto bien lo
expresa san Pablo en la segunda lectura al afirmar que: “también los paganos participan de una misma herencia, son miembros de un mismo Cuerpo y beneficiarios de la misma
promesa en Cristo Jesús”. El testimonio de estos hombres peregrinos de la vida nos impulsa a caminar por la
vida buscando siempre pisar las huellas de Dios. Podemos, también dejarnos impulsar por otro hombre de Dios, como fue el profeta Isaías, cuyas palabras nos llegan en la primera
lectura: “¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del Señor brilla sobre ti!” El Señor no nos quiere tirados por el piso, abrumados por la realidad, por los problemas, por los momentos de crisis o confusión, aferrémonos de su mano, dejemos que
sus palabras toquen nuestro corazón, dejémonos iluminar por su luz y caminemos por sus caminos.
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 6
Como estos hombres de Oriente, que con un corazón ardiente caminaron esos duros
caminos hasta ver la estrella, la luz, ante lo cual nos dice Mateo que: “se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le
rindieron homenaje”. La alegría es fruto del encuentro con el Señor, no alegría de la mera comedia sino la alegría que viene de la presencia del Señor en nuestro corazón, en nuestra vida, de el entusiasmo que genera el experimentar la gracia y el amor de Dios trabajando y
acompañando nuestra vida.
Por eso, no perdamos de vista el camino del Señor, sobre todo cuando se turbe nuestro corazón, cuando aparecen las dudas y las inseguridades. Como nos dice Isa ías en la primera lectura: “Mira a tu alrededor… Al ver esto, estarás radiante, palpitará y se
ensanchará tu corazón…”
Decía sobre todo en los momentos de turbación, tal como lo vivieron estos hombres buscadores de Dios, cuando Herodes, un pobre hombre sediento de poder y enceguecido por su ambicioso, una contracara de ellos, cínicamente les pide: "Vayan e infórmense
cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje".
Pero, Dios no nos deja solos en estos momentos sino que nos tiende su mano poderosa y con su luz nos ilumina. Dejémonos iluminar por Él y escuchemos su voz. Como los reyes que “recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes”
Por último hermanos, renovemos nuestra fe en Dios y nuestro amor a Él, y como los
hombres de Oriente, ofrezcámosle al Señor toda nuestra vida para que Él la reciba en sus manos y la abrace con amor. Colaboración del padre Mauricio Cardea – Parroquia San Cayetano de Ciudad Evita. INICIO
Bautismo del Señor – Año C – 13 de enero de 2013
P. Cristiano de Assis Nobre Almeida SPV párroco de Nuestra Sra. Del Sagrado Corazón de Lomas del
Mirador
Con la Fiesta de hoy clausuramos el gozoso tiempo de Navidad a la vez que abrimos el
período inicial del tiempo durante el año que va hasta la Cuaresma. La Fiesta del
Bautismo del Señor Jesús inaugura la misión del Hijo de Dios entre nosotros. Este Año
de la Fe nos invita a asumir la figura de Jesús más que nunca como la Puerta de la Fe.
Si por Él entramos, estamos seguros de que iremos bien pues Él mismo es la Puerta de
las Ovejas, el Camino, la Verdad y la Vida.
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 7
Si repasamos las Escrituras, encontramos una y otra vez algún enviado de Dios como
Moisés, Josué, Esdras, que reúne el pueblo en asamblea para invitarlos a una revisión
de vida y tomar nuevas decisiones. Juan el Bautista como buen profeta hace lo mismo
y pregona un bautismo para la conversión y el perdón de los pecados como vemos en
el Evangelio de Lucas que leemos este año (3, 15-16. 21-22).
Jesús admira y valora el gesto de Juan Bautista, entra sencillamente en la f ila de los
pecadores para ser bautizado. Aunque no necesitase del bautismo lo hace para darnos
un ejemplo de humildad y dejar claro que vino a asumir nuestra
humanidad. ¡Cuánto tenemos a aprender con este gesto de
Jesús que nos enseña a bajar de nuestros “tronos” y ponernos a
la altura de aquellos a quien fuimos enviados!
Entretanto la teofanía que acontece al momento en que Jesús entra en las aguas, nos
viene a mostrar que Jesús es Aquél que debía venir, vestido de esplendor y majestad
como dice el Salmo (103, 1b-4. 24-25. 27-30) que, con expresivas imágenes de la
creación, nos indica la grandeza de este Señor que baja hasta nosotros. Su sabiduría
está presente en todo en todo el universo.
Con Jesús irrumpe el Reino de Dios, una nueva forma de ver a Dios, no más como juez
amenazante sino como un Padre misericordioso. El Reino ya no es una promesa sino la
realización en Jesucristo. Este mismo Señor se tornó para nosotros fuente de la
salvación a través de su gracia. No por nuestros méritos sino por pura misericordia
cuando se entregó por nosotros en la Cruz, perdonando a los que lo mataron. Él nos
hace renacer por el Bautismo y renuévanos por el Espíritu Santo como dice la Carta de
San Pablo a Tito (2, 11-14; 3, 4-7).
Hay demasiados motivos para consolar al pueblo porque Jerusalén ha cumplido su
tiempo de servicio y ahí está nuestro Dios como dice el “Libro de la Consolación de
Israel” (Isaías 40, 1-5. 9-11) que viene como pastor a apacentar su rebaño. Motivo de
confianza para elevar la voz y anunciar durante este año de la fe que hay que entrar
por esta Puerta que es Jesús y hacer como Él que pasó por la tierra
haciendo el bien.
Esta es nuestra misión que la recibimos en Pentecostés (He 2, 1-13)
de anunciar las maravillas del Señor. Es una linda misión, pero
¿estamos dispuestos a probar el cáliz de amargura que tomó Jesús? o
¿apenas ambicionamos los puestos de honor a la derecha y a la
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 8
izquierda? Sería una misión de escalofrío si no fuera la confianza que tenemos en la
bondad del Señor que prometió está con nosotros hasta el final de los tiempos.
Preguntas:
¿Qué significa el Bautismo de Juan? ¿Qué consecuencias trae para la vida de las personas? ¿Por qué Jesús entra en la cola? ¿Qué novedad trae el Bautismo de Jesús?
¿Qué consecuencias trae para nuestra vida? INICIO
San Nicolás de Bari o Santa Claus.
La leyenda de Santa Claus deriva directamente de las que desde muy antiguo han adornado la figura de San Nicolás de Bari (ca. 280-ca. 350), obispo de Myra y santo que, según la
tradición, entregó todos sus bienes a los pobres para hacerse monje y obispo, distinguiéndose siempre por su generosidad hacia los niños.
En la Edad Media, la leyenda de San Nicolás arraigó de forma
extraordinaria en Europa, particularmente en Italia (a la ciudad italiana de Bari fueron trasladados sus restos en el 1087), y también
en países germánicos como los estados alemanes y holandeses. Particularmente en Holanda adquirió notable relieve su figura, al extremo de que se convirtió en patrón de los marineros holandeses y
de la ciudad de Amsterdam. Cuando los holandeses colonizaron Nueva Amsterdam (la actual isla de Manhattan), erigieron una
imagen de San Nicolás, e hicieron todo lo posible para mantener su culto y sus tradiciones en el Nuevo Mundo.
La devoción de los inmigrantes holandeses por San Nicolás era tan profunda y al mismo tiempo tan pintoresca y llamativa que, en 1809, el escritor norteamericano Washington
Irving (1783-1859) trazó un cuadro muy vivo y satírico de ellas (y de otras costumbres holandesas) en un libro titulado Knickerbocker's History of New York (La historia de
Nueva York según Knickerbocker). En el libro de Irving, San Nicolás era despojado de sus atributos obispales y convertido en un hombre mayor, grueso, generoso y sonriente, vestido con sombrero de alas, calzón y pipa holandesa. Tras llegar a Nueva York a bordo de un
barco holandés, se dedicaba a arrojar regalos por las chimeneas, que sobrevolaba gracias a un caballo volador que arrastraba un trineo prodigioso. El hecho de que Washington Irving
denominase a este personaje "guardián de Nueva York" hizo que su popularidad se desbordase y contagiase a los norteamericanos de origen inglés, que comenzaron también a celebrar su fiesta cada 6 de diciembre, y que convirtieron el "Sinterklaas" o "Sinte r Klaas"
holandés en el "Santa Claus" norteamericano.
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 9
Pocos años después de la publicación del libro de Irving, la figura de Santa Claus había
adquirido tal popularidad en la costa este de los Estados Unidos que, en 1823, un poema anónimo titulado A Visit of St. Nicholas ('Una visita de San Nicolás'), publicado en el
periódico Sentinel ('El Centinela') de Nueva York, encontró una acogida sensacional y contribuyó enormemente a la evolución de los rasgos típicos del personaje. Aunque publicado sin nombre de autor, el poema había sido escrito por un oscuro profesor de
teología, Clement Moore, que lo dedicó a sus numerosos hijos y nunca previó que un familiar suyo lo enviaría a un periódico Hasta el año 1862, ya octogenario, no reconocería
Moore su autoría. En el poema, San Nicolás aparecía sobre un trineo tirado por renos y adornado de sonoras campanillas. Su estatura se hizo más baja y gruesa, y adquirió algunos rasgos próximos a la representación tradicional de los gnomos (que precisamente también
algunas viejas leyendas germánicas consideraban recompensadores o castigadores tradicionales de los niños). Los zuecos holandeses en que los niños esperaban que
depositase sus dones se convirtieron en anchos calcetines. Finalmente, Moore desplazó la llegada del simpático personaje del 6 de diciembre típico de la tradición holandesa, al 25 de ese mes, lo que influyó grandemente en el progresivo traslado de la fiesta de los regalos al
día de la Navidad.
El proceso de popularización del personaje siguió en aumento. El 6 de diciembre de 1835, Washington Irving y otros amigos suyos crearon una sociedad literaria dedicada a San
Nicolás, que tuvo su sede en la propia casa de Irving. En las reuniones, era obligado fumar en pipa y observar numerosas costumbres holandesas. Ello indica hasta qué extremo habían
aceptado esta tradición holandesa los norteamericanos descendientes de otros grupos inmigrantes.
El otro gran contribuyente a la representación típica de San Nicolás en el siglo XIX fue un inmigrante alemán llamado Thomas Nast. Nacido en Landau (Alemania) en 1840, se
estableció con su familia en Nueva York desde que era un niño, y alcanzó gran prestigio como dibujante y periodista. En 1863, Nast publicó en el periódico Harper's Weekly su
primer dibujo de Santa Claus, cuya iconografía había variado hasta entonces, fluctuando desde las representaciones de hombrecillo bajito y rechoncho hasta las de anciano alto y corpulento. El dibujo de Nast lo presentaba con figura próxima a la de un gnomo, en el
momento de entrar por una chimenea. Sus dibujos de los años siguientes (siguió realizándolos para el mismo periódico hasta el año 1886) fueron transformando
sustancialmente la imagen de Santa Claus, que ganó en estatura, adquirió una barriga muy prominente, mandíbula muy ancha, y se rodeó de elementos como el ancho cinturón, el abeto, el muérdago y el acebo. Aunque fue representado varias veces como viajero desde el
Polo Norte, su voluntariosa aceptación de las tareas del hogar y sus simpáticos diálogos con padres y niños le convirtieron en una figura todavía más próxima y entrañable. Cuando las
técnicas de reproducción industrial hicieron posible la incorporación de colores a los dibujos publicados en la prensa, Nast pintó su abrigo de un color rojo muy intenso. No se sabe si fue él el primero en hacerlo, o si fue el impresor de Boston Louis Prang, quien ya en
1886 publicaba postales navideñas en que aparecía Santa Claus con su característico
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 10
vestido rojo. La posibilidad de hacer grandes tiradas de tarjetas de felicitación popularizó
aún más la figura de este personaje, que numerosas tiendas y negocios comenzaron por entonces a usar para fines publicitarios. Llegó incluso a ser habitual que, durante las
celebraciones navideñas, los adultos se vistieran como él y saliesen a las calles y tie ndas a obsequiar a los niños y hacer propaganda de todo tipo de productos. Entre 1873 y 1940 se publicó la revista infantil St. Nicholas, que alcanzó una enorme difusión.
La segunda mitad del siglo XIX fue trascendental en el proceso de consolidación y difusión de la figura de Santa Claus. Por un lado, quedaron fijados (aunque todavía no definitivamente) sus rasgos y atributos más típicos. Por otra, se profundizó en el proceso de
progresiva laicización del personaje. Efectivamente, Santa Claus dejó de ser una figura típicamente religiosa, asociada a creencias específicas de determinados grupos
credenciales, y se convirtió más bien en un emblema cultural, celebrado por personas de credos y costumbres diferentes, que aceptaban como suyos sus abiertos y generales mensajes de paz, solidaridad y prosperidad. Además, dejó de ser un personaje asociado
específicamente a la sociedad norteamericana de origen holandés, y se convirtió en patrón de todos los niños norteamericanos, sin distinción de orígenes geográficos y culturales.
Prueba de ello fue que, por aquella época, hizo también su viaje de vuelta a Europa, donde influyó extraordinariamente en la revitalización de las figuras del "Father Christmas" o "Padre Navidad" británico, o del "Père Noël" o "Papá Noel" francés, que adoptaron muchos
de sus rasgos y atributos típicos.
El último momento de inflexión importante en la evolución iconográfica de Santa Claus tuvo lugar con la campaña publicitaria de la empresa de bebidas Coca-Cola, en la Navidad
de 1930. Como cartel anunciador de su campaña navideña, la empresa publicó una imagen de Santa Claus escuchando peticiones de niños en un centro comercial. Aunque la campaña tuvo éxito, los dirigentes de la empresa pidieron al pintor de Chicago (pero de origen sueco)
Habdon Sundblom que remodelara el Santa Claus de Nast. El artista, que tomó como primer modelo a un vendedor jubilado llamado Lou Prentice, hizo que perdiera su aspecto
de gnomo y ganase en realismo. Santa Claus se hizo más alto, grueso, de rostro alegre y bondadoso, ojos pícaros y amables, y vestido de color rojo con ribetes blancos, que eran los colores oficiales de Coca-Cola. El personaje estrenó su nueva imagen, con gran éxito, en la
campaña de Coca-Cola de 1931, y el pintor siguió haciendo retoques en los años siguientes. Muy pronto se incorporó a sí mismo como modelo del personaje, y a sus hijos y nietos
como modelos de los niños que aparecían en los cuadros y postales. Los dibujos y cuadros que Sundblom pintó entre 1931 y 1966 fueron reproducidos en todas las campañas navideñas que Coca-Cola realizó en el mundo, y tras la muerte del pintor en 1976, su obra
ha seguido difundiéndose constantemente.
Por el cauce de las postales, cuentos, cómics, películas, etc. norteamericanas, la oronda figura de Santa Claus sigue ganando popularidad en todo el mundo, y hoy puede decirse
que constituye la advocación más universal y conocida, y también la más laica y comercial,
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 11
de todas las derivadas del San Nicolás de Bari que desde el siglo IV se ha considerado
tradicional protector de los niños.
Thomas Nast's Christmas Drawings for the Human Race (Nueva York, 1890). WEISER, Francis X. Handbook of Christian Feasts and Customs (Nueva York, 1958).
RODRÍGUEZ, Pepe, Mitos y ritos de la Navidad: origen y significado de las celebraciones navideñas. (Barcelona, 1997).
J. M. Pedrosa. INICIO
Navidad en tiempos de las nuevas tecnologías de la comunicación
Publicamos el mensaje que ha escrito monseñor José Ignacio Munilla Aguirre, obispo de San Sebastián, con el título "Sólo el amor es digno de fe".
Las tecnologías modernas han disminuido, en no pequeña medida, el tradicional envío de tarjetas postales de felicitación de Navidad. Los "SMS", los "emails", diversos tipos de
"chat", etc., son hoy el género de comunicación en alza.
Sabemos de sobra que lo importante es el mensaje, y que el medio utilizado es secundario. Por ejemplo, algunos de los "PPT" navideños que solemos recibir en nuestro correo
electrónico, suelen transmitir un testimonio de fe incluso más profundo que el expresado en muchas de las tarjetas postales...
Sin embargo, es un hecho incuestionable que la extensión de la secularización ha coinci-dido en el tiempo con la introducción de las nuevas tecnologías, aunque entre estos dos
hechos no haya una relación de causa-efecto. Y cuando ambas cosas coinciden (la vaciedad del mensaje y la nueva tecnología), entonces, parece como si pudiésemos ser testigos, de
una forma particularmente elocuente, de la pobreza espiritual de nuestra generación... Mientras que la tradicional felicitación navideña - independientemente del medio utilizado
para transmitirla- nace de la necesidad de testimoniar y de comunicar la alegría de la fe de la que somos portadores; no pocos de esos "mensajes" que en estos días colapsan los
terminales de la comunicación (y, de paso, llenan las arcas de las compañías telefónicas), son la expresión de las carencias afectivas que anidan en nuestra generación. En realidad, parece como si no supiésemos qué decir, pero a la vez, tenemos la necesidad de expresar
que "estamos aquí", y requerimos saber que no estamos solos...
La mayor pobreza generada por nuestra cultura materialista, es un profundo sentimiento de soledad y de orfandad moral... Llenamos nuestras calles de luces de colores, en formas geométricas sin significado alguno; como expresión de una "llamada oculta" que nace de
nuestra profunda soledad, y que no hace sino generarnos más sufrimiento, si cabe, al comprobar cómo esos sentimientos sinceros son manipulados desde la vorágine
Navidad en tiempos de las nuevas tecnologías de la comunicación
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 12
consumista... No lo dudemos, tras el compulsivo envío de millones de SMS en estos días,
se encierra el deseo de ser "algo" para "alguien"...
Paradójicamente, el mensaje cristiano al que la secularización da la espalda, transmite la gran noticia de que el hombre no está solo. Dios está con nosotros para siempre: es el Emmanuel, el "Dios con nosotros". Desde la encarnación en Nazaret y la natividad en
Belén, Dios comparte su vida con nosotros, y nos bendice con su entrañable "presencia". El rechazo de este mensaje de salvación, condena al hombre a padecer las duras consecuencias
de una soledad existencial, incluso, óntica... Los cristianos tenemos una fe que nos rescata de la soledad, y con gozo y alegría damos
testimonio de ello. Esta es la caridad más preciosa: el testimonio de la comunión con Dios y con el prójimo. Felicitar la Navidad es algo tan importante como necesario...
Este año, he pensado felicitaros la Navidad de una forma especial. Quiero compartir con vosotros una felicitación que he seleccionado, de entre las muchas recibidas. Se trata de un
mensaje de fe que me han hecho llegar a mí, y que yo también quiero extenderos a todos vosotros. Es la tarjeta navideña que me ha enviado -y, ahora, también a vosotros- D.
Manuel Ureña, Arzobispo de Zaragoza. La transcribo literalmente: "Sólo el amor es digno de fe; sólo el amor nos sacará de este túnel y de todos los túneles, también del túnel de la muerte y de la vida sin Dios y sin prójimo. Pero nos salvará no un amor cualquiera.
¡Hay tantas formas de amor que son indignas de ese nombre! Nos salvará el Amor en
mayúscula, esto es, la caridad en la verdad y desde la verdad. Ese Amor no está a nuestro alcance. Pero nos ha sido entregado en Cristo por el Espíritu. Vayamos a Belén para ser encontrados por el Amor. ¡Feliz Navidad!"
Con el deseo de que durante esta Navidad, este Amor sea una realidad en cada una de
nuestras familias, con cariño os envío mi bendición. Monseñor José Ignacio Munilla Aguirre
INICIO
Epifanía: La manifestación del Señor
Epifanía significa "manifestación". Jesús se da a conocer. Aunque Jesús se dio a conocer en
diferentes momentos a diferentes personas, la Iglesia celebra como epifanías tres eventos:
Su Epifanía ante los Reyes Magos (Mt 2, 1-12)
Su Epifanía a San Juan Bautista en el Jordán
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 13
Su Epifanía a sus discípulos y comienzo de Su vida pública con el milagro en Caná.
La Epifanía que más celebramos en la Navidad es la primera.
La fiesta de la Epifanía tiene su origen en la Iglesia de Oriente. A diferencia de Europa, el 6 de enero tanto en Egipto como en Arabia se celebraba el solsticio, festejando al sol victorioso con evocaciones
míticas muy antiguas. Epifanio explica que los paganos celebraban el solsticio invernal y el aumento de la luz a los
trece días de haberse dado este cambio; nos dice además que los paganos hacían una fiesta significativa y suntuosa en el templo de Coré. Cosme de Jerusalén cuenta que los
paganos celebraban una fiesta mucho antes que los cristianos con ritos nocturnos en los que gritaban: "la
virgen ha dado a luz, la luz crece".
Entre los años 120 y 140 AD los gnósticos trataron de cristianizar estos festejos celebrando el bautismo de Jesús. Siguiendo la creencia gnóstica, los cristianos de Basílides celebraban la Encarnación del Verbo en la humanidad de Jesús
cuando fue bautizado. Epifanio trata de darles un sentido cristiano al decir que Cristo demuestra así ser la verdadera luz y los cristianos celebran su nacimiento.
Hasta el siglo IV la Iglesia comenzó a celebrar en este día la Epifanía del Señor. Al igual
que la fiesta de Navidad en occidente, la Epifanía nace contemporáneamente en Oriente como respuesta de la Iglesia a la celebración solar pagana que tratan de sustituir. Así se
explica que la Epifanía se llama en oriente: Hagia phota, es decir, la santa luz.
Esta fiesta nacida en Oriente ya se celebraba en la Galia a mediados del s IV donde se encuentran vestigios de haber sido una gran fiesta para el año 361 AD. La celebración de esta fiesta es ligeramente posterior a la de Navidad.
Los Reyes Magos
Mientras en Oriente la Epifanía es la fiesta de la Encarnación, en Occidente se celebra con
esta fiesta la revelación de Jesús al mundo pagano, la verdadera Epifanía. La celebración gira en torno a la adoración a la que fue sujeto el Niño Jesús por parte de los tres Reyes
Magos (Mt 2 1-12) como símbolo del reconocimiento del mundo pagano de que Cristo es el salvador de toda la humanidad.
De acuerdo a la tradición de la Iglesia del siglo I, se relaciona a estos magos como hombres
poderosos y sabios, posiblemente reyes de naciones al oriente del Mediterráneo, hombres que por su cultura y espiritualidad cultivaban su conocimiento de hombre y de la naturaleza esforzándose especialmente por mantener un contacto con Dios. Del pasaje bíblico sabemos
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 14
que son magos, que vinieron de Oriente y que como regalo trajeron incienso, oro y mirra;
de la tradición de los primeros siglos se nos dice que fueron tres reyes sabios: Melchor, Gaspar y Baltazar. Hasta el año de 474 AD sus restos estuvieron en Constantinopla, la
capital cristiana más importante en Oriente; luego fueron trasladados a la catedral de Milán (Italia) y en 1164 fueron trasladados a la ciudad de Colonia (Alemania), donde permanecen hasta nuestros días.
El hacer regalos a los niños el día 6 de enero corresponde a la conmemorac ión de la generosidad que estos magos tuvieron al adorar al Niño Jesús y hacerle regalos tomando en cuenta que "lo que hiciereis con uno de estos pequeños, a mi me lo hacéis" (Mt. 25, 40); a
los niños haciéndoles vivir hermosa y delicadamente la fantasía del acontecimiento y a los mayores como muestra de amor y fe a Cristo recién nacido. Extraído de AciPrensa INICIO
El Belén, Pesebre o Nacimiento:
En el siglo XIII, San Francisco de Asís realiza la primera representación del nacimiento del niño Jesús con sus hermanos franciscanos y gente del pueblo. Con el tiempo se empezaron a fabricar esculturas en miniatura, vestidas con lujosos ropajes y en diversos materiales convirtiéndose en verdaderas obras de arte.
San Francisco de Asis siempre había sentido un amor especial por la Navidad. Se acercaba Nochebuena y decidió representar la humildad del pesebre tal como sucedió en Belén. Según dice la tradición, un milagro ocurrió: el Niño Jesús quiso estar presente en medio de ellos, apareció en el pesebre y todos los asistentes pudieron alabar al recién nacido y los ángeles entonaban alabanzas y cantos.
Desde entonces, en todo el mundo se celebra Nochebuena, imitando la inspiración de San Francisco de Asís, en torno a un humilde pesebre que recibe al Hijo de Dios.
INICIO
Los Reyes Magos:
Según una disposición de la Iglesia Católica emitida a mediados del siglo IV de nuestra era, en la tradición cristiana el seis de enero es el día de la "Epifanía o Adoración de los Reyes Magos”. En la Biblia se les menciona por primera vez en el
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 15
capitulo dos del Evangelio de San Mateo: "Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del Rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá. No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, que apacentara a mi pueblo Israel"...
Aquí no se menciona cuantos Reyes Magos eran, ni como se llamaban o su descripción física. Al pasar el tiempo y analizar los textos bíblicos se dijo que fueron tres, pues fue la cantidad de regalos que el Niño Jesús recibió de ellos (oro, incienso y mirra). Sus nombres Melchor, Gaspar y Baltasar, aparecen en un Códice del siglo VII. Melchor es descrito como un anciano, Gaspar como un joven blanco y Baltasar como un hombre de raza negra y barba espesa. Cada uno representa a un continente: Europa, África y Asia. INICIO
El Árbol de Navidad: A comienzos del siglo VIII, un monje benedictino inglés, llamado Winfrid (San Bonifacio, apóstol de Alemania), sintió la llamada a evangelizar los pueblos paganos de Europa Central y, dejando su abadía, marchó a la Germania.
Las tribus de la Germania profesaban la religión escandinava, cuyos ritos y sacrificios en honor de Thor, Odín, o Donner celebraban en sus bosques de robles y hayas. La predicación de la Buena Noticia no fue tarea fácil, pero San Bonifacio encontró la manera de hacerla asequible a estos pueblos, aprovechando sus prácticas y ritos religiosos. En una ocasión, ante una multitud que le escuchaba, San Bonifacio mandó talar un árbol, uno entre las hayas y los robles que poblaban
los bosques, y plantó un abeto en su lugar. Explicó a los oyentes que sus dioses, al igual que los árboles que morían cada año, eran caducos. Sin embargo, Cristo, como el abeto, vivía siempre, pues era eterno. Adornó el árbol con unas velas, porque Cristo, Verbo Eterno Encarnado, es la luz del mundo. Con la conversión de aquel pueblo se fue creando la costumbre de tener en sus hogares por Navidad un pequeño abeto, con el significado simbólico que les daba la fe que ya profesaban.
Más tarde, ya arraigada y extendida fuera de Alemania esta costumbre, se vio enriquecida con otra tradición de los pueblos eslavos, ya también cristianizados. Por la fecha del nacimiento de Nuestro Señor, estos pueblos llenaban las ramas del
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 16
árbol con manzanas (símbolo antiquísimo de la tentación y del pecado). Con este nuevo árbol simbolizaban a Cristo, hecho hombre, cargado con nuestros pecados para redimirnos.
De estas dos expresiones de la fe firme y sencilla surge el árbol de Navidad que conocemos, llenos de luces y esferas rojas o doradas, como manzanas. El árbol de Navidad, es pues, la expresión simbólica de Jesucristo, ayer, hoy y siempre, luz del mundo, que se revistió de nuestros pecados para redimirnos. INICIO
Buey y asno
El burrito y el buey. Responden a la cita de Isaías 1, 3, donde el Profeta dice que el buey conoce a su amo, y el burrito a aquel que le da de comer, pero que el pueblo de Dios no conoce a su Señor.
Los adornos:
Ángeles:
Los ángeles, mensajeros entre el cielo y la tierra, simbolizan el amor, la bondad y la misericordia. Durante las fiestas navideñas, el ángel suele colocarse en el árbol de Navidad y en el nacimiento para recordar que fue él quien anuncio a María que ella había sido elegida por el Señor para que alumbrara a su hijo. INICIO
Campanas:
Purifican y son símbolo de alegría y júbilo navideño. Hoy su repicar en iglesias y catedrales recuerdan a los cristianos el momento del culto y, en multitud de colores, se usan en Navidad para adornar mesas, centros, paredes e incluso ventanas. INICIO
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 17
Coronas:
Bien realizadas con ramas secas, con plantas naturales o tela de colores y todas ellas adornadas con flores, frutas, lazos, ositos, caramelos o frutos secos, son signo de poder y dignidad de las personas que habitan en la vivienda, además son símbolo de la vida eterna. INICIO
Esferas: Las bolas de multitud de colores, que suelen colgarse en el árbol navideño o colocarse en platos a modo de centro de mesa, fueron creadas por los sopladores de vidrio de Bohemia en el siglo 18 para celebrar el nacimiento de Cristo. Desde entonces, no son pocas las personas que las eligen para vestir el árbol de Navidad. INICIO
Estrellas:
La que se coloca en la punta del árbol de Navidad representa a la de Belén que llevó a los Reyes Magos desde Oriente hasta el pesebre donde nació Jesús. Las estrellas anuncian los designios de Dios y simbolizan la esperanza. INICIO
Luces:
Otro signo popular navideño son las luces que adornan nuestro árbol siempre verde de la cruz. Ellas no son más que destellos de la luz del Cristo Resucitado. Son destellos de la luz de Cristo que da sentido e ilumina nuestra existencia. INICIO
Velas: El origen de las velas en Navidad se remonta a cuando la Virgen María dio a luz a Jesús en un pesebre bajo la luz de una vela. Simbolizan la purificación y su llama se entiende como la representación de Cristo, la luz del mundo. Es un elemento capaz de
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 18
iluminar nuevas ilusiones y esperanzas de paz.
Las velas, llevan acumulada la carga cultural y simbólica de la luz que rompe las tinieblas y las vence ocupando su lugar; de la victoria del bien sobre el mal en sus propios dominios; del triunfo del día sobre la noche precisamente en los dominios de la noche; de la victoria metafórica del bien sobre el mal. INICIO
Ahora veamos el origen de algunas costumbres o tradiciones:
Los Villancicos:
Estas canciones se remontan a los poemas cortesanos de temática amorosa que a lo largo de los siglos XV y XVI se recreaban en los salones nobles y más tarde repetía el pueblo llano (canción de villanos). Durante el siglo XVII, los maestros de capilla musicalizaron miles de cancioncillas religiosas y sacralizaron otras para ser
cantadas en los maitines de las festividades litúrgicas. Como las que mejor recordaban los fieles eran las compuestas para los maitines de Navidad, el término quedó como sinónimo de canción para la Nochebuena. Tan grande fue su éxito que muchas se imprimieron. Hasta hace pocos años, era habitual durante las Fiestas asistir a escenas callejeras donde niños y jóvenes iban en grupo con
panderetas cantando villancicos. INICIO
Los regalos: Jesús es el gran regalo del Padre. El Regalo Prometido. Por eso nos hacemos regalos los unos a los otros.
Son pequeños regalos y atenciones que participan del gran regalo del Padre. Así como el Padre se fijó en nosotros para darnos lo mejor que tenía y lo que más podía satisfacernos, así también nosotros nos fijamos en nuestros hermanos para obsequiarles cosas que puedan disfrutar entregadas con amor.
INICIO
Las tarjetas o postales navideñas:
La costumbre de enviar mensajes navideños se originó en las escuelas inglesas allá por el siglo XIX; se pedía a los estudiantes que enviaran a sus padres un mensaje de Navidad antes de salir de vacaciones de invierno. No fue hasta 1843 cuando
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 19
W.E. Dobson y Sir Henry Cole hicieron las primeras tarjetas de Navidad impresas; en 1860, Thomas Nast, creador de la imagen de Santa Claus, organizó la primera venta masiva de tarjetas de Navidad en las que aparecía impresa la frase "Feliz Navidad", sin embargo, no sería hasta mediados de 1870 cuando se tomó la costumbre de enviarlas como felicitación. INICIO
EVANGELIO DE LA NOCHE DE NAVIDAD
“No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo
el pueblo: Hoy en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el
Mesías, el Señor”
l evangelio que se nos proclama en la noche de Navidad: Lc 2(1-14), parece estar o mejor aún, está lleno de contradicciones.
El relato Lucano en los (v 1-5), tiene dos partes a) la proclamación del decreto (v1-2) y su aplicación (v.3); y b) el caso particular de José y de María (v4-5). El tema del censo nos plantea interrogantes, ¿es una construcción para trasladar a la familia de Galilea a Belén?, ¿o se trata de un midrash sobre el cumplimiento de la profecía? ¿O se trata de mostrar la “contradicción y confrontación entre el Cesar Augusto y Cristo.? ¿O simplemente es un relato histórico? Probablemente se conjuguen todos los temas. Otro dato importante, a la hora de leer nuestro texto, es que Lucas tiene predilección por las fechas. Así en el capítulo 3(1) sitúa solemnemente la predicación de Juan el Bautista. En el capítulo 1 sitúa a Zacarías en tiempos de Herodes. En ambos casos la óptica es judía, ligada a la promesa. Ahora el horizonte se ensancha a las dimensiones de la ecúmene. Para abarcar a todos los hombres... Sobre este trasfondo el edicto imperial, adquiere todo su peso, no se trata de algo circunstancial, meramente anecdótico es en ese contexto ecuménico, que los ángeles anuncian el nacimiento del Salvador, es decir que Aquél que hará posible que todos los hombres lleguen a ser los que tienen que llegar a ser, es decir Plenamente humanos, conforme a la Voluntad de Dios. Al afirmar que la Salvación es decir la posibilidad real de que el hombre (varón /mujer) pueda llegar a desplegar todas sus posibilidades y llegar a Ser lo que Dios ha querido de él, al crearlo. Adquiere un carácter político, en el sentido amplio y profundo de la palabra. La teología política del César, reforzada por el contexto oriental, que ocultamiento , se prolongará en el tiempo, hasta nuestros días, que en aquel tiempo hacía del Emperador un ser sagrado o la sacralización del “poder” en cualquiera de sus formas, viene a ser aquí, desde
E
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 20
el vamos, desenmascarada : la “salvación, es decir el que los hombres puedan realmente llegar a Ser plenamente humanos, puedan afirmarse en el Ser” no es obra de ningún régimen político, sea de la forma que históricamente asuma, ni del “poder religioso”. Sólo de Dios, que interviene en la historia y en cada uno de nosotros, realizando ese “salto cualitativo” hacia la Humanidad Plena, que se manifestará en el Glorificado. La pretensión demoniaca de toda forma de “poder” queda desenmascarada y absorbida por la cristología Por otro lado al mostrarnos, Lucas la obediencia de José y María, al edicto imperial, polemiza, también con los intentos violentos de revolución, sean del color que fueren y se realicen en nombre de quien sea. En tiempos de Jesús, los movimientos Zelotes. Lucas nos presenta estas dos formas de “teología política” enfrentadas una a otro, su evangelio es una crítica a toda ideología, a todo reduccionismo, a toda desfiguración del hombre de su vocación trascendente, de sus infinitas posibilidades a realizar en plenitud: “Les ha nacido un Salvador”. No entraremos aquí a ver la problemática que encierra un censo, a nosotros hoy se nos escapa. Solo diremos que en el aquel tiempo, es una forma más de manipular, de hacer de las personas objetos, contables, para ponerlos al servicio del “poder”. La Biblia, a partir de David, conoce y critica esta tentación: sólo Dios tiene derecho a contar a su Pueblo Núm. 1(26). Lucas, nos dice que la aplicación del censo, es la causa del viaje a Belén. Es de notar que los censos siempre se hacían y se hacen en el domicilio. Lucas lo sabe, pero traslada a José María y el Niño por nacer a Belén. Ciudad tan ligada a Nazaret, como lo será la Pascua al viernes santo La trama del relato sitúa el domicilio en Nazaret y el lugar de origen en Belén. Es José como pater familias, quien tiene la iniciativa del viaje. Así se indica su origen Davídico. De María se nos dice, por primera vez, que está encinta. Hay algo chocante en el relato, como debemos suavizar, y es que extraña que una prometida y embarazada, viaje con su prometido, aunque el derecho del matrimonio lo funde en compromiso matrimonial. En este marco se “llega el tiempo de ser madre”, el de dar a luz al hijo. Aquel que va a ocupar el trono de David nace en la ciudad de quien fuera el Rey David, su antepasado. Pero nace ocultamente, casi desconocido. Renglones más arriba hablamos de la “contradicción” con la que Lucas nos presenta el nacimiento de Jesús. Contradicción que se prolongará a lo largo de la vida de Jesús. La fundamental “contradicción” es la revelación del rostro de Dios. A la que solo podemos acceder viendo a Jesús “El que me ha visto, ha visto al Padre” Jn 14(9 a)
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 21
Un Dios que se muestra en la “debilidad y la vulnerabilidad”. Esta es la contradicción que ha traído Jesús el Cristo y que ya se manifiesta en la noche de Navidad, desestructurando toda idea que hayamos construido sobre Dios. El Dios en el que debemos confiar, no es el Dios del poder, sino el Dios que se nos muestra Padre y amor vulnerable y débil. Pablo lo comprenderá tras dura experiencia y se lo dirá a los Corintios: “El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden, pero para los que se salvan- para nosotros- es fuerza de Dios (…) Mientras que los judíos piden milagros y los griegos van en busca de sabiduría, nosotros en cambio predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los griegos, pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados, tanto judíos como griegos” cf 1Cor. (18-25). Esta consideración, nos debe llevar a la segunda, que es la de dejar de tener miedo, vivimos encerrados en el miedo. No en el miedo bueno que es el que nos alerta la existencia de un peligro. Sino de aquel miedo del que el autor a la carta a los Hebreos nos habla cuando dice hablado de Jesús: “Y ya que los hijos tienen una misma sangre y una misma carne, él también debía participar de esa condición, para reducir a la impotencia, mediante su muerte, a aquel que tenía el dominio de la muerte, es decir al demonio, y liberar de este modo a todos los que vivían completamente esclavizados por el temor a la muerte (…)” Cf Heb 2(14- 18). Se trata de ese “miedo” que atraviesa la existencia humana, ante el deseo de Ser en plenitud, el miedo al fracaso, a perder (sea lo que fuere) que nos hace “aferrarnos con desesperación a la vida, las cosas, las personas”. En definitiva el miedo a dejar de Ser, el miedo a la frustración definitiva en el intento de Ser, el miedo a la muerte, no la biológica sino la muerte experimentada como la Nada. De ese miedo nos ha liberado Jesús. Lucas pone en labios de los ángeles que con ese Nacimiento termina el régimen del temor. Dios ha tomado lo nuestro “debió participar de esa condición-la nuestra- para reducir a la impotencia mediante su muerte, a aquel que tenía el dominio de la muerte, es decir al demonio, y liberar de este modo a todos los que vivían completamente esclavizados por el temor a la muerte” “El Ángel les dijo: “No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor (…) cf Lc 2(10-11). Ya no hay que tener miedo, el hombre, todo hombre es llamado en Cristo a la plenitud del Ser, la muerte en cualquiera de sus formas en la que se nos presente no tiene poder sobre nosotros. Dice Pablo. “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros (…) ¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? (…)” cf Rm 8(32-38)
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 22
La navidad, nos invita a creer en el “amor de Dios que se ha manifestado en Cristo Jesús” a dejar de vivir en el miedo que nos atenaza, nos paraliza, y como fuerza destructiva nos lleva a la muerte. La navidad nos invita a creer en el Amor de Dios, un amor que se manifiesta en la vulnerabilidad del Niño envuelto en pañales, y en el Crucificado. Recibamos este anuncio, vivámoslo, cada día, venciendo en nosotros el impulso necrófilo del miedo,
para dejar que fluya la Vida y seamos testigos de ello a los demás. Padre Carlos Ruffolo, párroco de Santísimo Redentor.
INICIO
Tiempo de Navidad
Exposición dogmática
Si el tiempo de Adviento nos hace suspirar por el doble advenimiento del Hijo de Dios, el
de Navidad, celebra el aniversario de su nacimiento en cuanto hombre, y por lo mismo nos prepara a su venida como Juez.
Desde Navidad sigue la Iglesia paso a paso a Jesucristo en su obra Redentora, para que
nuestras almas, aprovechándose de todas sus gracias que de todos los misterios de su vida fluyen, sean, como dice San pablo, “la esposa sin mácula, si arruga, santa e inmaculada”, que podrá presentar a Cristo a su Padre cuando vuelva a buscarnos al fin del mundo. Este
momento, significado por el postrer domingo después de Pentecostés, es el término de todas las fiestas del calendario cristiano.
Al recorrer las páginas que el Misal y el Breviario dedican al tiempo de Navidad, se ve que
están especialmente consagradas a los misterios de la infancia de Cristo.
La liturgia celebra la manifestación al pueblo Judío (Natividad, 25 de Diciembre), y al gentil (Epifanía, 6 de Enero) del gran Misterio de la Encarnación, que consiste en la unión en Jesús del Verbo, “engendrado de la substancia del Padre antes que todos los siglos”, con
la humanidad, “engendrada de la substancia de su Madre en el mundo”. Y este Misterio se completa mediante la unión de nuestras almas con Cristo, el cual nos engendra a la vida
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 23
divina. A todos cuantos le recibieron les dio poder de ser hijos de Dios. La afirmación del
triple nacimiento del Verbo, que recibe eternamente la naturaleza divina de su Padre, que “eleva a Sí a la humanidad” que le de en el tiempo la Virgen santísima y que se une en el
transcurso de los siglos a nuestras almas, constituye la preocupación de la Iglesia en esta época.
Nacimiento eterno del Verbo
Dice San Pablo que “Dios habita en una inaccesible luz” y que precisamente, para darnos a
conocer a su Padre baja Jesús a la tierra. “Nadie conoce al Padre si no es Hijo, y aquél a quien pluguiere al Hijo revelarlo”. Así el Verbo hecho carne es la manifestación de Dios al hombre.
A través de las encantadoras facciones de este N iño
recién nacido, quiere la Iglesia que columbremos a la Divinidad misma, que por decirlo así, se ha tornado
visible y palpable.”Quien me ve, al Padre ve”, decía Jesús. “Por el misterio de la Encarnación del Verbo, añade el Prefacio de Navidad conocemos a Dios bajo
una forma visible” – y, para asentar de una vez cómo la contemplación del Verbo es el fundamento de la
ascesis de este Tiempo, se echa mano de los pasos más luminosos y profundos que hay en los escritos de los dos Apóstoles S. Juan y S. Pablo, entrambos heraldos por excelencia de la Divinidad de Cristo.
La espléndida liturgia de Navidad nos convida a postrarnos con María y San José ante este Dios revestido de la humilde librea de nuestra carne: “Cristo nos ha nacido, venid
adorémosle”; “con toda la milicia celestial” nos hace cantar “Gloria a Dios”; y con la
sencilla comitiva pastoril nos manda “alabar y glorificar a Dios”; y por fin, nos asocia a la pomposa caravana de los Reyes Magos, para que con ellos nos “hinquemos delante del Niño y le adoremos”
Nacimiento temporal de la humanidad de Jesús
“Cuando haya salido el sol en el cielo, veréis al rey de los reyes, que procede de Padre, como esposo que sale del tálamo nupcial” (Ant. Visp. Nav.). “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros”.
Ese Dios a quien adoramos es la divinidad unida a la humana naturaleza en todo lo que
aquélla tiene de más amable y de más débil, de modo que no nos deslumbre su luz, y podamos acercarnos a Él sin pavor. El ABC de la vida espiritual consiste precisamente, e
conocer los Misterios de la Infancia del Salvador y asimilarse su espíritu. Por eso, durante algunas semanas contemplamos a Cristo en Belén, en Egipto y en Nazaret.
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 24
María da al mundo su Hijo, y lo envuelve en pañales, y lo recuesta en el pesebre, y José
rodea al Niño de sus cuidados paternales. Es su padre, no ya sólo porque como esposo de la Virgen, tiene derechos en el Fruto de su vientre, sino también porque, como dice Bossuet,
así como algunos adoptan hijos, así Jesús adoptó un padre”.
Por eso, los tres benditos nombres de Jesús, de María y de José son como otras tantas preciosas perlas engastadas en los textos de la liturgia de Navidad: “María madre de Jesús,
se había desposado con José”; “Hallaron a María, a José y al Niño”, “José y María madre de Jesús, “José, toma al Niño y a su Madre” “¡Hijo mío! ¡Tu padre y yo te andábamos buscando!
Nacimiento espiritual del cuerpo místico de Jesús
Pero dice Santo Tomás que, “si el Hijo de Dios se encarnó, no fue tanto por Él cuanto por
hacernos dioses mediante su gracia”. A la humanización de Dios debe corresponder la divinización del hombre. “El Cristo total, añade S. Agustín, lo forman Jesucristo y los
cristianos. Él es cabeza y otros miembros”. Con Jesús nacemos siempre de un modo más perfecto a la vida sobrenatural, porque el nacimiento de la cabeza es también el nacimiento del cuerpo.
Que toda nuestra actividad no sea sino el resplandor de esa luz del Verbo, que envuelva a nuestras almas. Esa es la gracia propia del tiempo de Navidad, el cual tiene por fin a mpliar la divina paternidad, a fin de que Dios Padre pueda decir, hablando de su Verbo encarnado
y de todos nosotros: “Tú eres mi Hijo; Yo te he engendrado hoy” (Int.). Hincadas en tierras las rodillas, digamos con respeto aquellas palabras del Símbolo: “Creo en Jesucristo I) que
nació del Padre antes que los siglos todos; Dios de Dios, consubstancial al Padre; 2) que bajó de los cielos y se hizo carne por obra y gracia del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María y se hizo hombre. 3) Creo en la Santa Iglesia, que ha nacido a la vida divina
por el mismo Espíritu Santo y por el bautismo.
Exposición histórica
El empadronamiento general que César Augusto mandó hacer por los años de 747-749
de Roma, obligó a José y a María a ir de Nazaret a Belén de Judea. Llegados a aquel lugar la Virgen benditísima dio al mundo a su
hijo primogénito. Aludiendo a una tradición del siglo IV que coloca la cuna de Jesús entre
dos animales, la liturgia cita dos textos proféticos uno de Isaías: El buey conoció a su
amo y el asno el pesebre de su Señor” (I, 3), y aquél de Habacuc: “Señor, te manifestarás en
medio de dos animales” (3,2).
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 25
En los contornos de Belén, los pastores guardaban sus ganados, hasta que, avisados por el
Ángel, corrieron todos presurosos a la gruta. “¿Qué es lo que han visto, dígannos? ¿Quién es el que ha aparecido en la tierra? Y ellos responden: “Hemos visto a un recién nacido y
coros de Ángeles que alababan al Señor: ¡Aleluya, aleluya! Ocho días después, el divino Infante fue circuncidado por José, y recibió el nombre de Jesús, según indicación del ángel hecha a José y a María. Cuarenta días después de haber María dado a luz a Jesús se fue con
Él al Templo para ofrecer allí el sacrificio prescrito por la Ley. Entonces vaticinó Simeón que Jesús había de salvar a su pueblo, y que una espada de dolor había también de traspasar
el corazón de su Madre.
Tras del cortejo pastoril viene el de los magos, los cuales llegan del oriente a Jerusalén guiados por una estrella, Informados por los mismo príncipes de los sacerdotes, caminan
hasta Belén, porque allí es donde el Profeta Miqueas predijo había de nacer el Mesías. Y, en efecto, allí se encontraron con el Niño y con María su Madre, y postrándose a sus plantas, le adoraron. Al regresar a sus tierras no pasaron por Jerusalén, según en sueños se
les había advertido.
Herodes, que les había pedido le dijesen dónde estaba el niño recién nacido, viéndose burlado por los Magos, se encolerizó sobremanera e hizo matar a todos los niños de Belén,
creyendo deshacerse por medio de arte tan inhumano del nuevo rey de los judíos en quien se temía un terrible competidor. Un ángel se apareció entonces en sueños a José, y le dijo que huyese a Egipto con María y con el Niño; y allí vivieron los tres hasta la muerte de
Herodes, porque entonces el ángel del Señor se les volvió a aparecer a José, mandándole regresar a la tierra de Israel. Mas sabiendo José que reinaba en Judea Arquealo en vez de
Herodes su padre, como aquel era también perseguidor, temió por la vida del Niño, y así se retiró a Galilea, al pueblecito de Nazaret.
Los Padres de Jesús le perdieron un día en Jerusalén, por las fiestas de Pascua cuando aún sólo tenía doce años; hasta que al cabo de tres días le encontraron entre los Doctores en el
Templo. Vuelto a Nazaret crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres; y de allí fue de donde Jesús salió para el Jordán cuando tenía treinta años, con
ánimo de hacerse bautizar por S. Juan, y éste, al verlo, declaró a los judíos que Jesús era el Mesías deseado.
Exposición litúrgica
El tiempo de Navidad comienza por la Vigilia de esta fiesta; para el ciclo Temporal,
termina en la octava de Epifanía, o sea el 13 de Enero, y para el Santoral en la Purificación de la Virgen Santísima (2 de Febrero).
Se caracteriza por la inmensa dicha que el mundo siente de ver por fin a su Salvador. De ahí que este Tiempo sea de gran regocijo para todo el pueblo”. Con los ángeles, con los
pastores, con los Magos sobre todo, primicias de los Gentiles andemos “embargados de un
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 26
intenso gozo” y cantemos con la Iglesia un alegre “Gloria in excelsis”, ya que sus
sacerdotes se revisten de blancos ornamentos, y el órgano recobra su voz melodiosa. Y esta alegría es tanto mayor cuanto que el nacimiento temporal de Jesús es la prenda de nuestro
nacimiento al cielo cuando vuelva a buscarnos al fin del mundo.
Jesús nace en medio de las tinieblas, figura de aquellas otras todavía más densas que oscurecían las almas. “Cuando el mundo entero yacía sepultado en el silencio, y la noche
había andado la mitad de su carrera, tu Verbo todopoderoso, señor, bajó de su regio trono”. Por eso y por un privilegio especial se celebra en Navidad una misa a media noche, seguida de otra a la Aurora, y de una tercera ya en pleno día. Y es que, conforme lo hacen notar los
SS. Padres, en el momento en que el sol ha llegado a lo más bajo de su carrera y parece renacer, entonces renace también en el mundo el “Sol de Justicia”. “Cristo nos nació
cuando los días empiezan a crecer. La Fiesta de la Natividad el 25 de Diciembre, que corresponde a la fecha del 25 de Marzo, coincide con la fiesta que los pueblos paganos celebran en el solsticio de invierno, para honrar el nacimiento del sol. Así cristianizó la
Iglesia aquel rito gentil.
La Misa de media noche se celebraba en Roma en la Basílica de Sta. María la Mayor,
que representa a Belén, pues en ella se veneran algunos trocitos del pesebre del salvador, que fue reemplazado por una cuna
de plata en la gruta misma en que Jesús nació.
Nuestro altar sea el pesebre en que Jesús nace por nosotros muy especialmente en el día de
Navidad, pues en este día los textos de la misa sólo se refieren al Misterio del Nacimiento del Salvador. Al volver a nuestras casas,
manifestemos nuestro gusto litúrgico guardando las típicas costumbres de los grandes siglos de fe, en que las fiestas litúrgicas tenían resonancia y se prolongaban hasta el seno
íntimo del hogar.
En toda casa cristiana debiera haber un pequeño Nacimiento, para rezar en torno de él durante este tiempo las oraciones de la mañana y de la noche. De ese modo, los niños comprenderían que en estos festivos días, tan propios para las alegrías infantiles, deben
asociarse a los pastorcitos y los Magos, e ir con ellos a adorar a Jesús, reclinado sobre la paja, honrando allí también a su Madre y a su Padre nutricio, que de rodillas le contemplan.
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 27
S. TOM. Summa III q. 37 a. 3, ad 2.-
S. León, VI Sermón de la Natividad
Or. De la Misa de la Aurora
Sermón de la Natividad
Aquella gruta era ya, a mediados del siglo II visitada por numerosos peregrinos, y la emperatriz Sta. Elena hizo erigir en aquel santo lugar una basílica que quiso fuera muy
modesta, pues Jesús nació en la pobreza. Cuidó de dejar visible parte de la roca, y cuando hacia el siglo VIII la cuna de plata desapareció se puso un altar en el lugar en que se creía haber nacido el Señor.
Texto compilado por
José Gálvez Krüger
Directo de Studia Limensia
Para ACI Prensa y la Enciclopedia Católica
IGLESIA DE LA NATIVIDAD, BELEN. INICIO
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 28
Navidad y Epifanía
En un principio la Navidad y la Epifanía constituían una sola
celebración con un solo objeto: la Encarnación del Verbo Divino
en las purísimas entrañas de la Virgen María. El nacimiento se
celebraba en oriente el 6 de enero y en occidente el 25 de
diciembre. Consta que hacia la mitad del siglo IV se celebraba en
Roma la solemnidad del Nacimiento de Cristo el 25 de
diciembre.
Luego se determinó celebrar dos fiestas diferentes: una para el
Nacimiento de Cristo el 25 de diciembre y otra para su Epifanía o
Manifestación: Reyes Magos, Bautismo y el primer milagro en las bodas de Caná.
LA SECRETARÍA DIOCESANA DE LITURGIA MÙSICA Y
ARTE SACRO DESEA A TODA LA COMUNIDAD
DIOCESANA QUE EL NACIMIENTO DE JESÚS COLME EN
SUS CORAZONES EL DESEO DE DIOS Y VIVAN UN SANTO
2013.-
Pbro. Lic. Juan Antonio Morre
Director INICIO
ESCUELA DIOCESANA DE LITURGIA
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 29
El Instituto Diocesano de Teología, junto con la Secretaría Diocesana de Liturgia,
Música y Arte Sacro, proyecta crear en el Año de la Fe, la Escuela Diocesana de Liturgia.
Dicha Escuela estará dirigida a todos los agentes pastorales que deseen formarse. El objetivo es ayudar a las comunidades parroquiales, religiosas y educativas a formar equipos animadores de la vida litúrgica.
La modalidad será presencial y el curso contará de asignaturas que ayuden a los participantes a profundizar en la teología, la pastoral y la práctica litúrgica, como
así también a transformar en vida lo que celebramos. Liturgia y Fe, Liturgia y Vida, serían el eje central de toda la formación. Esperamos que los responsables de las comunidades (Curas Párrocos,
Representantes Legales, Superiores Religiosos), como así también los demás agentes pastorales reciban este proyecto como un aporte a su labor misionera.
Para mayor información dirigirse al
EMAIL: [email protected]
INICIO
INSTITUTO DIOCESANO DE TEOLOGÍA
OBISPADO DE SAN JUSTO
DESTINADO: A LAICOS-CONSAGRADOSY ASPIRANTES AL DIACONADO
Diócesis de San Justo Boletín Litúrgico N° 2
Página 30
INFORMES E INSCRIPCIÓN: 1565091331
EMAIL: [email protected]
SEDE: CASA DE LAS ASOCIACIONES ARIETA 3065 SAN JUSTO
INICIO