EDICIÒN 004

Me dirijo a ustedes como ciudadano y amigo para recordarles que es en

base a lo mejor de lo que ustedes hicieron como alcaldes que el país joven, decente y democrático quiere que lleguen a la presidencia de Colombia. De ahí que el objetivo de mi carta no sea cantar sus virtudes sino hacer memoria pública de lo que nos sentimos con derecho a esperar de ustedes si llegaran a ser los gobernantes de los colombianos.

Para mucha gente el que un candidato salte de la alcaldía de una ciudad a gobernar el país puede resultar excesivamente arriesgado. Y sin embargo en Colombia y otros países de Latinoamérica las únicas experiencias de auténtica renovación de la política están teniendo lugar en el gobierno de las ciudades: desde el “presupuesto participativo” de Porto Alegre y la reconocida “calidad de vida” de Curitiba a la “cultura ciudadana” de Bogotá y la “ciudad educativa” de Medellín.

Como si la lejanía que viven los partidos políticos en relación con los mundos de vida de la mayoría sólo pudiera ser superada en ese territorio cada dia más extenso pero que aun conserva algunas relaciones de pertenencia: la ciudad. Ello no significa que podamos prescindir de los partidos sino que el sistema de representación al que ellos responden no posibilita ya que ni las verdaderas demandas de la gente del común ni la riqueza y diversidad

de los movimientos sociales y ciudadanos tengan acceso ni cabida en ellos. Y es justamente la existencia de comunicación entre las experiencias cotidianas de construcción de ciudadanía y los nuevos modos de hacer política lo que han hecho posible los gobiernos de Antanas en Bogotá y de Sergio en Medellín.

El lema que compendió el primer gobierno de Antanas -formar ciudad- significó que lo que da su verdadera forma a una ciudad no son las arquitecturas ni las ingenierías sino los ciudadanos, pero para que ello fuera posible los ciudadanos tenían que poder re-conocerse en la ciudad como algo suyo, y esto implicaba hacer visible la ciudad como un todo, como espacio público y proyecto de todos. Todas las estrategias comunicativas y callejeras condujeron a eso: provocar tanto a los viajeros como a los de a pie a mirar y ver, o mejor a verse y rebelarse juntos contra la mezcla de inercia, rabia y resentimiento. Ello a su vez fue generando una cultura ciudadana, que es “la capacidad de generar espacio público reconocido”, esto es el aumento tanto de la propia capacidad expresiva como la de escuchar y entender lo que los otros tratan de decirme.

En la segunda alcaldía de Antanas la visibilidad de la ciudad se hizo veeduría, esa palabra con la que los colombianos están sabiendo asociarse no sólo para quejarse y

Carta a Antanas y Sergio

EDITORIAL

denunciar la corrupción o la ineficacia sino también para proponer, gestionar e innovar.

La “ciudad más educada” como llamó a Medellín el alcalde Sergio Fajardo suena a frase de concurso pero en realidad fue la primera ciudad en la que la cohesión social respondió a una planeación que entrelaza la multiplicidad de dimensiones de lo urbano con la interdisciplinariedad del conocimiento. Esto quiere decir que la cantidad y calidad de las bibliotecas y los colegios públicos construidos eran la dimensión expresiva de un proyecto de interacción entre demanda social, análisis sistémico y capacidad innovadora de la ciudad en su conjunto. O dicho en palabra del propio Sergio: los edificios son la nueva forma presencia del Estado en su potenciación del talento y la creatividad de la gente para producir transformación social. Y la educación así entendida no es asunto de un ministerio sino el asunto más estratégico de una política de Estado, o sea contemporánea y de largo aliento.

Antanas Mockus y Sergio Fajardo tienen derecho a poder gobernar Colombia desde esa nueva agenda política, y el país se ha ganado el derecho a ser gobernado por quienes tienen la inteligencia y el coraje de soñarlo así de nuevo y de creativo.

Jesús Martin Barbero

“Hari bol, hari bol, goura, goura hari bol”, era lo que cantaban estas personas mientras

yo me quitaba los zapatos y me disponía a ingresar a un sótano lleno de flores y deidades. Entretanto, un hombre de cabeza rapada aunque con un sólo mechón de pelo en la corona, me indicaba hacia dónde dirigirme y cómo comportarme. Era la noche de un viernes frío y

lluvioso y mientras la mayoría de jóvenes bogotanos estaban tomando una cerveza o preparándose para ir de rumba, yo me sumergía en un pequeño mundo totalmente oriental, las velas de incienso daban la sensación de estar respirando en otro lugar, los cantos alegres junto con los instrumentos musicales hacían dar un deseo incontrolable de mover el cuerpo así no estuviera Silvestre Dangond o Willie Colón entonando el canto. Mientras observaba con cara de impacto y felicidad por poder vivenciar esta experiencia, le preguntaba a mi guía Maha Prabhu, a que se debía ese festejo eufórico en el que se encontraban, mientras él, moviendo su cuerpo de lado a lado y aplaudiendo, con una dulce sonrisa en la cara me contesto, “es un agradecimiento a Dios. Cada viernes nos reunimos a darle gracias por la forma de vida humana que nos dio, por el conocimiento que nos proporciona y por todo lo que nos regala a diario”. Mientras tanto, íbamos entrando en el salón donde estaba dándose a cabo la celebración, en la puerta había una

campana que él tocó al ingresar y recordé ese viejo proverbio que me enseño mi profesor de filosofía en el colegio “a donde fueres has lo que vieres” entonces yo también toqué la campanita sin siquiera saber por qué lo hacía y me ubique del lado de las mujeres ya que vi que en la fiesta,

al contrario de las fiestas occidentales, los hombres están separados de las mujeres. Un rato más tarde Maha me explico que tocar la campana significa “pedir permiso a Dios” para entrar en su hogar.

Por un momento me sentí ridícula, había olvidado esa experiencia de 4to grado en primaria, donde hombres y mujeres ubicados a extremo y extremo del salón bailábamos solos en la “mini-tk”, y pues bien, ellos estaban bailando así, “cual hongos” en la sala, aunque admito que la alegría con que lo hacían, sin la necesidad de estar pegados a alguien del género opuesto, me causaba mucho agrado, era bonito, había una magia indescriptible al ver sus túnicas de todos los colores que se iban moviendo de aquí para allá alrededor mío; las chicas envueltas en trajes asiáticos y los hombres vestidos de blanco y salmón, me hacían sonreír anonadada, olvidando el jean, mojado además, que yo traía puesto. ¡Qué vergüenza!

Horas antes de empezar este festejo, cuando me bajé de la estación Profamilia de Transmilenio y atravesé la avenida hacia GORNITAI, el templo

Un aire de oriente en el corazónFiesta con los Hare Krishna en Bogotá

Por: Mónica Vélez

Krishna, ubicado ahí, en pleno corazón de Bogotá, Maha me recibió con su sonrisa intrépida, me hizo una pequeña introducción sobre lo que pasaría más adelante en el templo y me advirtió que aunque posiblemente me sintiera extraña frente a tanta gente de túnica y en medio de cantos extraños, en realidad no sería la única, pues en su cultura muchos de los devotos no visten siempre Doti y Curta, como se le llama al traje de los hombres; o Sari, el mujeres, que al contrario de lo que muchos creemos, ellos son personas normales que trabajan en empresas, estudian en colegios y universidades. Lo que no me advirtió fue que esos cantos, que en realidad tienen un significado muy especial y una única pretensión de agradar a Dios serían los mismos que me invitarían, con sólo cruzar la puerta, a encerrarme en otro mundo, un mundo oriental que te saca de los avatares y la inmediatez de la esta vida citadina e insensata que nos ofrece el sistema y nuestro gobierno, malestares sociales que ellos denominan “maya”, la diosa de lo mundano.

Mientras bailábamos y cantábamos, el “director” del evento prendió una vela y la pasó por cada uno de nosotros, quienes debíamos colocar nuestras manos cerca al fuego, como quien quiere coger la llama, en señal de transferencia de energía. Algunos devotos posaban luego sus manos por el rostro, mientras una rosa con deliciosa fragancia, rotaba de mano en mano por toda la habitación. Cada uno de los presentes debía

oler la rosa, pues para ellos ésta representa el olor de Dios. Por último, una pequeña vasija con agua y una cuchara se rotaba al igual que los elementos anteriores, entre todos los asistentes para mojarse un poco las manos y los pies en señal de limpieza y purificación de los mismos.

Fue así como finalizó el baile y pronto todos los krishna se dispusieron a leer su libro sagrado: el Bagabath Gita. Mientras, Maha Prabhú me pedía excusas por no poder acompañarme más, entretanto el maestro espiritual interpretó la enseñanza del pasatiempo de Krishna que leyó para nosotros y de repente algunas “madres” y “prabhús” como se les denomina a mujeres y hombres respectivamente, en esta cultura, empezaron a pasar una merecida cena vegetariana con un delicioso néctar de frutas y un postre fascinante del que no pude saber la receta.

Admirada por tal vivencia y un poco incómoda pero feliz entre sensaciones hermosas, me despedí de todos; completamente agradecida, dejé puertas atrás ese pequeño mundo espiritual e inmensamente tranquilo por la inseguridad de la noche, la carrera contra el tiempo, la presión de la madrugada, los trabajos pendientes, los trancones, el humo, mi gastritis, el consumo, la opulencia, la arrogancia, la hipocresía y todo el malestar que vive una ciudad forzosa que lleva un aire tranquilo de oriente en el corazón.

Naci tal cual soy. Una persona como yo no se hace, una persona como yo … nace.

Como toda mujer, desde niñas nos gustaron las muñecas, las cargamos como si fuesen bebés; fuimos creciendo. Como todo ciclo de la vida, nacemos, crecemos, reproducimos y finalmente algún día morimos.

Retumbo en la nada el sonido de un llanto, la caída de una lagrima que mojaba la mejilla de una madre, gotas de sangre, dolor que se confundía en lo más profundo con el sentimiento más grato, deseo y alegría de ver por primera vez, al ser que trajiste al mundo. La realización de una mujer como muestra del valor que ella y solo ella le da al mundo, nosotros. Quienes habitamos este planeta y queremos, como ella, algún día tener el valor de seguir construyendo humanidad. El toque mágico que hace de este mundo solo una MADRE.

Para ustedes, haré un breve recuento de lo que soy, de lo que he sido y lo que voy a ser: nací … Ese día conocí el mundo, a ser verdad no lo conocí, tan solo hacia parte de él.Me gustaron las muñecas, como a mi mamá,

jugueteaba mucho con ellas y las arrullaba como alguna vez mi mamá soñó hacerlo conmigo, con mis amigos de barrio, también con ellos jugué y debo confesarlo, muchas veces sentí envidia por los hermosos vestidos que adornaban los closets de mis vecinas.

Como todos hice mis estudios primarios, nació entonces en mi una fascinación por usar prendas de edades más adultas, fueron prendas de mi mamá; creció un delirio y una fascinación absolutamente desbordante por el maquillaje, las faldas largas, cortas, más cortas, los zapatos de tacón. Sus brasieres, mi mayor fascinación, mamá nunca me vio, no lo permití, sabía que si fuese de esa manera se disgustaría.

Pasaron los años y mi obsesión por esas prendas continuaba, creo yo ya tendría entre los 10 o 12 años; cuando usaba las prendas de mi mamá, amaba mirarme al espejo, soñaba verme convertida en una señorita, tener más edad, cabello muy largo, portar zapatos de tacón alto, maquillaje hermoso y lo mejor, que nada ni nadie me molestara ni me regañara por que no debía ser así.

Empezó a florecer dentro de mí, una de las etapas más valiosas de todo ser humano, la adolescencia. Caí en depresión, ya todo se me venía encima, los años pasaban y yo seguía creciendo, por supuesto, aun no era lo que mi profundo ser tanto añoraba. Quería que todos lo supieran viví día tras día con el temor de un qué dirán, con el temor de lo que dijeran mis padres y yo, seguía viendo en el reflejo de un espejo lo que tanto quería, pero no lo era y peor aún, no era el momento.

Hoy tengo 19 años, siempre he sido muy

En el espejo: vi lo que era, más no lo que quería ver

Por: Lina M. Naranjo A

rumbera y alegre pero hasta hace un año, obviamente cuando cumplí mis 18, empecé a salir de fiesta con mis amigos, conocí gente y sitios de sitios.En una de esas tan alocadas noches de

rumba, me conocí con quien hoy es mi pareja sentimental, estoy con él hace bastante tiempo pero siempre a escondidas, mis padres no me permitían tener novio. Hasta hace dos años tome la decisión de irme de mi casa fue un 13 de abril, formalizar y hacer un hogar con él, fue allí cuando me decidí, conté todo a mis padres. Me sorprendí, no era la reacción que esperaba, fueron tan pasivos y comprensivos que quede más asustaba de lo que estaba, no lo entendí; dijeron que me apoyaban, que no me dejarían sola por que fuera lo que fuera, hiciera lo que hiciera, ellos siempre estarían conmigo.Finalmente hice maletas, me fui de mi casa, algo

lejos de mis padres pero nunca los abandoné, tampoco ellos a mí. Me propuse salir adelante con mi pareja sin la ayuda de nadie, estudie, hoy trabajo y dicto clases de baile, soy instructora de aerobics en un gimnasio.

Entre otras cosas les cuento, dos cosas materiales marcaron mi vida, gracias a ellas hoy estoy bien, fueron de gran importancia y ayuda para la toma de mi decisión ese 13 de abril, estuve leyendo un libro titulado los ojos de mi princesa, no era tan afín a mí, pero algunas de sus palabras relataban lo que yo algún día soñé, “Mírame, pensarías que soy, la que crees que

soy, más eso es imposible, cada vez hago yo, un nuevo papel, ahora sé, que con el disfraz, se puede engañar, más nunca a mi corazón… quien es a quien yo vi, viendo fijamente a mí, mi reflejo es de alguien que no reconocí”, dice una parte de la canción que fue mi mayor motivación, me lleno de valentía y personalidad para hacer lo que tanto quería.En la actualidad yo, como toda mujer, como

alguna vez mi madre lo quiso, como la mujer que soy, quisiera llenar a este mundo de magia, la magia que solo una madre puede despertar. “ahora estoy, escondiendo todo mi corazón y

todo en lo q creo, tratare de enseñar al mundo lo que hay en mí, seré amada por quien soy… debo aparentar que soy, alguien más que no soy, más este reflejo va a mostrar quién soy, dentro de mi alma sueña ya con ser libre que más necesitaría saber para hablar”… Dice otro pedazo de mi canción…

Soy consciente que nunca podré, … no hay mas orgullo que cualquier mujer pueda tener, … una semilla en su vientre, quien será el reflejo del amor que sentimos y el mejor ser que le podemos ofrecer al mundo, como muestra de la magia que llevamos dentro, soy consciente de ello porque siempre fui y siempre seré …un TRAVESTI. “Ya no hay que ocultar, ni sentir mi pensar, un

secreto ocaso hay que guardar aun…(…)”

Canción: Mi reflejo - Christina Aguilera

Son las 5 de la mañana, ¡por dios!, debo levantarme ya, arreglarme para ir al

colegio, quisiera dormir un poco más, tan solo si viviera más cerca del colegio lo podría hacer. Es justo en este momento donde digo que mi mami debió escoger un sitio diferente para vivir, si yo hubiera podido hacerlo, no viviría en Bilbao, eso lo tengo por seguro. Es que es tan alejado de las vías principales, además de todas sus calles estar llenas de barro y por eso siempre debo aguantar que mis profesores me reprendan por la suciedad de mis zapatos. Claro que todos estos regaños no importan cuando llegan las 9.15, hora de recreo, hora de ver a Valentina, esa hermosa niña de mi misma edad, 5 años, pero que por azares de la vida no quedamos en el mismo curso.

Me deleito durante 20 minutos, mirando como salta el lazo y arroja sus hermosos rulos amarillos para acomodárselos hacia un lado y continuar saltando. Si mamá supiera lo que me dedico a hacer en el recreo de seguro se pondría celosa, pues ella dice que soy el hombre de su vida y es que claro después de que papá nos abandonara unos años atrás la entiendo.

Llega la hora de salida, el timbre suena y me apresuro para ver solo unos minutos más a Valentina, ese preciso instante en que su

madre viene a recogerla y camina lenta pero hermosamente hacia la entrada. Me dirijo hacia mi casa nuevamente, hoy debo ayudar a mamá a servir la mesa, además tengo otras cosas pendientes, hacer la tarea de español y matemáticas y antes de que anochezca

jugar canicas con mis amigos de la cuadra.¡Mamá!, estoy en casa, hola hijo

que hermoso estas hoy y me saluda con un beso en la frente, le ayudo a servir la mesa, almorzamos los dos solos como de costumbre, le ayudo a hacer unos oficios más de la casa

y luego me siento de nuevo al comedor para empezar a escribir un cuento para español. ¿Adivinen cual es mi tema?, así es, si pensaste en Valentina, yo también lo estoy haciendo. Luego de terminar mi cuento, que leeré mañana enfrente de todos mi compañeros del salón, empezare a hacer mi tarea de mate.

Me giro lentamente hacia atrás de la mesa y el reloj ya marca las 4.30 de la tarde, he terminado mis labores académicas, ahora me cambiare mi uniforme y saldré a jugar un rato, no sin antes quedarme un segundo mirando como mi hermosa madre, algo ya encorvada por sus años, zurce unas medias para mí. Con esa misma intensidad con la que la mire unos segundo atrás, ahora me le acerco y le doy un beso, algo pegajoso para su gusto pero la verdad me encanta verla hacer esa cara

Un grito silencioso, en medio de la sonora y ensordecerá Bogotá.

Por: Ana M Rizo

cosas para el día siguiente, mis zapatos bien brillantes, mi uniforme, mi maleta. Me pongo la pijama, lavo mis dientes y me despido de mi madre. Mañana será un día más para ver a mi hermosa Valentina, para ver el sol, para ver a mis amigos, para compartir con mi madre, para jugar, para correr, para reír, para amar. Recostado en mi cama he pedido a papito Dios que cuide los seres que más amo y que me cuide.

Cierro mis ojos y descanso…

Un momento oigo a mi madre al fondo. Mauricio, Mauricio, Mauricio es hora de tu medicamento. Aunque no entiendo, intento moverme, algo pasa, no puedo mover mis manos, no puedo decirle a mamá que quiero levantarme de la cama, ¡por dios que pasa conmigo!, acabo de mirar mis pantalones y están orinados, algo pasa, respiro fuerte, no coordino, me desespero y me golpeo y por un momento todo es silencio y calma y en ese momento de espesura dolorosa y ensordecedora, he recordado que todo ha sido no más un sueño, una utopía, un anhelo de todo lo que he querido hacer y nunca he podido. Siempre aferrado a mi cama, siempre adormecido, la enfermedad me carcome, a mí y a mi madre. Solo me resta por decir que lo único que deseo es que esto no lo sufra ningún niño más, tengo meningitis, ya lo recuerdo.

cuando los hago.

Ahora afuera de mi casa y mientras estoy dándole muy fuerte a estas canicas no hago sino pensar en Valentina, es más una de estas, se parece mucho en color, a los ojos de esta hermosa niña. Ya he ganado un par de bolitas, llevamos casi una hora jugando y podría jurar que el juego se extendería por mucho tiempo más, pero mamá ha salido a la puerta y grita a la distancia, ¡Mauricio!, es hora de descansar, hay que cenar algo, arreglar y luego a dormir, para adentro de una vez. Me despido de mis amigos y rápidamente entro a casa.

Allí esta una vez más mi madre, zurciendo esta vez unas alpargatas que le han enseñado a hacer en el club y luego para venderlas y así ganarse unos pesitos para mantener algunas cosas de la casa y también a mí. A veces pienso que debería poder ayudar más a mi madre con esos gastos, pero ella insiste en que no deje el estudio.

Nos sentamos al comedor, nuestro humilde comedor, pero que es el protagonista principal de las fotografías de mis cumpleaños y de nuestros encuentros continuos entre mi madre y yo. Cenamos y yo le he dicho que me deje esta noche arreglar la cocina por ella. He lavado cuidadosamente los platos, sin partir ninguno.

Me dedico un par de minutos a alistar mis

Viernes en la noche, los motores empiezan a rugir, poco a poco los amantes a esta

actividad empiezan a llegar, novedad para algunos, rutina para otros.

Algunos de los más experimentados en esta práctica tratan de organizar lo que será una noche más de piques en algunas calles de la capital colombiana.

Carlos como se hace llamar el más veterano del grupo, es un hombre que a sus 62 años sigue poniendo a prueba su inevitable “adicción” a la velocidad y al peligro. Durante más de 15 años la calle 170 al norte de la ciudad ha sido testigo de múltiples aventuras en las que ha participado, sin embargo recuerda con mucho cariño sus inicios, en los cuales se preocupaba por conseguir un carro que le permitiera ganarle a todo el mundo, pero contaba con el gran problema de la falta de recursos económicos.

Como lo demuestra la vivencia de Carlos, la aventura nocturna clandestina en la ciudad ha sido una constante, sin embargo en algunas ocasiones a traído a cuestas tragedias, en este año fallecieron dos personas que participaban en una carrera nocturna, Francisco Rincón, de 60 años, quien sufrió un infarto, y Édgar William Apráez, de 47, quien habría sido víctima de un aneurisma cerebral. De igual forma un policía fue arrollado por uno de los vehículos, en una persecución policial.

La adrenalina para unos es la mayor molestia para otros, ya que los habitantes de zonas como la avenida Boyacá con Calle 170 y la calle 180 hasta la 163, se quejan a diario del ruido, la contaminación y el riesgo del que son víctimas por estas prácticas.

Sin embargo estas personas apasionadas por la velocidad siguen con su afición, argumentando que no les importa la persecución policial, las quejas de las personas, porque dicen no tener otras condiciones para desarrollar su hobbie, ya que correr en lugares privados es muy costoso y se someten a monopolios que manejan algunas actividades legales.

¿Un pique hacia la Muerte o la Vida?

Por: Andrés F. Tole C.

Sin embargo esto parecería ser una ironía teniendo en cuenta que una persona que desarrolle esta práctica “profesionalmente” tiene que invertirle a su carro modificaciones que alcanzan los 10 millones de pesos.

Algunas de estas consisten en la instalación de un sistema que cuesta 800 mil pesos y que requiere recargas del óxido, que se comercializa en botellas de cinco kilos y que tienen un valor de 130 mil pesos y pueden durar de ocho a 14 piques.

También les instalan un “geder”, que es “un sistema de tubería que mejora la eficiencia

del escape y le da más potencia al motor”. su valor es de 180 a 250 mil pesos. Otro sistema de alta velocidad son las bombas de inyección en cada válvula, que mejoran la eficiencia del motor, El valor alcanza los 2 millones y medio. Y el más común es el turbo, que también da más potencia.

Hay otro sistema más eficiente para aumentar la velocidad, que es el supercargador, que puede costar $10 millones. “Casi nadie lo utiliza, porque es muy costoso. El 80% de los carros que corren en Tocancipá tienen turbo, el 10% óxido nitroso y el resto corren con modificaciones pequeñas.

Es así como la ciudad en algunos puntos y algunos días se ve debatida entre la legalidad y lo ilegal, la emoción y el peligro, la queja y la celebración, la vida a pleno y la muerte.