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RUTA GEFREMA 24- OCTUBRE-2010. BOADILLA DEL MONTE DICIEMBRE 1936 Autor: Guillermo Poza Madera.

Boadilla Del Monte. Diciembre 1936

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RUTA GEFREMA 24- OCTUBRE-2010.Pese a la operación del día 29 de noviembre, la situación seguía siendo delicada en el flanco izquierdo de las fuerzas que presionaban sobre Madrid. Además, al oeste del Ventorro del Cano no existían más organizaciones defensivas nacionales que las situadas en Villaviciosa y Brunete y este vacío lo iba rellenando el enemigo, al acercarse cada ve

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RUTA GEFREMA 24- OCTUBRE-2010.

BOADILLA DEL MONTE DICIEMBRE 1936

Autor: Guillermo Poza Madera.

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Fotografía aérea de Boadilla en 1926.

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ANTECEDENTES

Pese a la operación del día 29 de noviembre, la situación seguía siendo delicada en el flanco izquierdo de las fuerzas que presionaban sobre Madrid. Además, al oeste del Ventorro del Cano no existían más organizaciones defensivas nacionales que las situadas en Villaviciosa y Brunete y este vacío lo iba rellenando el enemigo, al acercarse cada vez más a la carretera de Extremadura, siempre amenazada de corte. Todo ello obligó al mando a plantear una operación en regla, ambiciosa. El objetivo de ésta sería alcanzar la línea definida por Villanueva de la Cañada, Villanueva del Pardillo, vértice Cumbre, Las Rozas, El Plantío, vértice Barrial, cuesta de las Perdices y cerro del Aguila, haciendo desaparecer la curva o entrante que por esta parte dibujaba el frente. Se trataba, en definitiva, de rebasar la zona de Pozuelo -muy fortificada- por el oeste, siguiendo primeramente el valle del Guadarrama, que se creía estaba poco defendido, para realizar luego un amplio movimiento de conversión hacia la derecha, describiendo un ángulo recto, a fin de desbordar, por elnorte, aquel pueblo y el de Aravaca, cogiendo de flanco sus obras defensivas e inutilizando para el enemigo la carretera de la Coruña, a la vez que se empalmaba por el noroeste con las fuerzas aferradas a los edificios de la Ciudad Universitaria. Era ésta una acción típica de desbordamiento de un frente endurecido, por medio de una maniobra relativamente amplia. La idea resultaba ambiciosa y aparecía claramente concebida, pero para su realización se precisaba disponer de una masa de maniobra considerable.

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Una orden de operaciones, fechada el 12 de diciembre, disponía la formación de tres columnas, mandadas por los coroneles Sáenz de Buruaga y Monasterio y teniente coronel Barrón, con un total de quince unidades tipo batallón, nueve escuadrones, dos baterías de 65, cinco de 75 y una de 105, dos compañías de carros, cuatro secciones de zapadores y servicios; para la acción de conjunto de la artillería se contaba con tres baterías de 105 y dos de 155. El mando de las fuerzas lo ejercía el general Varela, en dependencia directa del general Orgaz. Los efectivos apenas si rebasaban los 7500 hombres.

La operación estaba proyectada para el día 13, pero la inclemencia del tiempo obligó a retrasarla veinticuatro horas. El día 14 fue también de espesísima niebla; a la tarde, sin embargo, y para evitar que se anularan los efectos de la sorpresa, se dispuso el avance de la columna de Buruaga sobre Boadilla, a cuyas primeras casas llegaron las vanguardias al caer la noche; ello obligó a suspender el avance. Las de Siro Alonso hicieron una demostración sobre aquel pueblo, ocupando posiciones al sureste.El 15 amaneció igualmente con visibilidad nula. Había desaparecido la sorpresa, no era posible la actuación de la artillería y la jornada transcurrió en un forcejeo constante, con fuertes contraataques rojos. Pero el 16 resultó ser un día completamente despejado, lo que fue aprovechado por las columnas: las de Barrón y Siro Alonso desbordaron Boadilla por el oeste y el este, y la de Buruaga entró en el pueblo.El enemigo confesaba en una orden de esa fecha que algunas unidades suyas se habían retirado sin orden. Su reacción consistió en embeber en la lucha las dos brigadas internacionales y situar dos compañías de ametralladoras y una unidad de carros en Majadahonda, y un batallón de El Campesino y un batallón de la 4ª como reserva. Además proyectó un ataque al sur de Madrid, a cargo de las fuerzas de Líster, Bueno, Prada y Rovira, cuya misión -que no tuvo éxito- consistía en audeñarse de Villaverde, Basurero y parte de Carabanchel Bajo; el propósito de ocupar estos objetivos continuó en días sucesivos, dando lugar a frecuentes forcejeos.

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No se operó los días 17 y 18, por las dificultades del tiempo, y cuando el día 19 se trató de reanudar el avance, tropezóse con una resistencia encarnizada en muchas partes. Los escuadrones de Monasterio ocuparon fácilmente Villanueva de la Cañada, pero a partir de aquí el movimiento de aquéllos resultó imposible; más a su derecha, la progresión, iniciada felizmente, chocó luego con enormes dificultades. El mando rojo había reaccionado, llevando rápidamente a la zona amenazada, además de las fuerzas antes citadas, la brigada de Nino Nanetti y la llamada brigada de choque, mandada por El Campesino, más algunos batallones sueltos, carros y blindados, tomando toda clase de medidas para detener el avance nacional.

Dos factores influyeron desfavorablemente en contra de los propósitos nacionales: el tiempo, con hielos y nieblas, que destruyó los efectos de la posible sorpresa, al obligar a varias suspensiones de la operación, y la desproporción de efectivos, a favor del enemigo y encontra de las unidades de Varela, algunas de las cuales habían intervenido por primera vez en un combate.

Pareció, pues, necesario incrementar los efectivos propios, a base de gente veterana, y dar a la maniobra una mayor amplitud e impulsión partiendo de que la sorpresa ya no era posible. De esta forma, realizaron las fuerzas una retirada parcial, quedando como puntos avanzados Villanueva de la Cañada y Boadilla, y ocupando el adversario , lo días 23 y 24, el terreno abandonado, buscando un contacto que se había perdido. El 29, los rojos llegaron a las primeras casas de los citados pueblos, donde quedaron detenidos.

Operaciones sobre la Carretera de la Coruña. (Martinez Bandez)

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TESTMONIOS

• VIII Bandera de La Legión.

Por fin, desaparecidos los obstáculos naturales que impedían el avance, prosiguió la Columna con la Bandera en vanguardia, llegando las guerrillas, en tres asaltos sucesivos, hasta las inmediaciones de Boadilla. En eso, tres carros aparecieron por la izquierda del pueblo, cayendo sobre ellos los legionarios, que pronto se deshicieron de dos, quemándolos y apoderándose del tercero. Explotando este éxito, avanzaban de manera impetuosa. Atacaron después, con granadas de mano, el Palacio del Duque de Sueca, convertido en baluarte por los milicianos. Conquistado el Palacio, se extendieron las Compañías por todo el pueblo, combatiendo duramente hasta las últimas horas de la tarde momento en el que, con la retirada de los últimos enemigos, finalizó la lucha. Quedaron en poder de la Bandera sesenta prisioneros y gran cantidad de víveres, armamento y material de guerra. Montados los servicios de vigilancia, se atendieron los heridos abandonados por el enemigo, retirándose al mismo tiempo los cadáveres que quedaron sobre el terreno.http://amigosdeltercertercio.com/indice_guerra_civil.htm

• Luís María de Lojendio, en su libro “Operaciones militares de la Guerra de España, 1936-1939

Fuera del pueblo quedaba el castillo: una mole imponente en la que resistía un resto de tropa de la Guardia Civil roja, parapetada con ventaja en su fortaleza. Fue necesario avanzar al asalto como en las grandes ocasiones. Las fuerzas del Tercio derribaron un trozo del muro del jardín y a pecho descubierto emplazaron sus máquinas. La lucha personal, cuerpo a cuerpo, se generalizó hasta en sus últimas instancias (…). De cual fue la naturaleza del encuentro que allí se libró da idea el hecho de que, al ocupar el castillo, de sus habitaciones hubo que retirar un centenar de cadáveres enemigos. Buena estampa representativa de los violentos combates de esta época en el sector de Madrid. http://frentedebatalla-gerion.blogspot. ... -dias.html

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XI BRIGADA INTERNACIONAL

( Javier M. Calvo )

La batalla de Boadilla fue una experiencia durísima para los internacionales, que consumieron batallones enteros, tanto en su defensa, como en los posteriores intentos por reconquistar el pueblo. Los ataques y contraataques se sucedieron por todo el sector (Romanillos, Mosquito, encinares en torno a Boadilla…), en una lucha cruel y sangrienta. Entre los días 14 y 22 de diciembre de 1936 se sucedieron jornadas terribles. Las fuerzas de choque nacionales (moros y legionarios en su mayoría) demostraron una decisión y fuerza que terminó superando la resistencia de los republicanos.El británico Esmond Romilly (que era sobrino de Winston Churchill), combatió en la XII Brigada Internacional, en el grupo británico del Batallón Thäelmann. Durante la II Guerra Mundial fue piloto de guerra, muriendo en 1941, cuando su avión fue derribado en combate. Sus experiencias en la guerra civil las recogió en un libro cuyo título es “Boadilla” (creo que no existe edición española y que, en inglés, es caro y difícil de conseguir).En aquel invierno de 1936, Esmond Romilly tenía 18 años. Tras la pérdida de Boadilla, los republicanos se hicieron fuertes en las lomas cubiertas de encinas y pinos que, aun hoy, pueden verse al norte del pueblo, en el Cerro de la Mira. Desde estos bosquecillos partieron diferentes contraataques republicanos para intentar recuperar Boadilla, contraataques que fracasaron, pero que supusieron numerosas bajas para uno y otro ejército.En su libro, Romilly da testimonio de aquellos combates, habla del frío y de la niebla (que le hacían pensar “que podría estar en Inglaterra"), de las explosiones que descortezaban los troncos de los árboles, nos cuenta como las ráfagas de ametralladoras frenaban en seco los ataques de los batallones, dejando el suelo cubierto de muertos y heridos, recuerda el caos de órdenes y consignas, mezclándose las voces en alemán, en italiano, en polaco, en inglés, en español… entre el tronar de morteros y cañones.

Un buen ejemplo de la dureza de aquellos combates lo encontramos una de las veces que Romilly nos habla del Batallón Thäelmann (formado mayoritariamente por alemanes, aunque también contaba con combatientes de otras nacionalidades, como ingleses o españoles, y del que ya hemos

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hablado en otra ocasión). Romilly recuerda como fue el pase de lista del Thäelmann después de uno de los intentos de reconquistar Boadilla del Monte:

“Walter tomó en sus manos la lista de la primera compañía del batallón Thäelmann, momentos antes del cambio de guardia de medianoche. Pronunciaba cada nombre y hacía una pausa hasta que el silencio se volvía insufrible.

Oswald y su patrulla de quince hombres… faltaban todos; de pronto recordamos aquellos fusiles apuntando hacia abajo en aquella trinchera y los bayonetazos en aquellos cuerpos. El comandante cruzaba sus nombres con la misma palabra: “gefallen” (“caído”).

De la primera y de la segunda sección, quince hombres respondieron: ¡hier! (¡aquí!). Cuarenta y tres no respondieron. Tercera sección, tres alemanes respondieron ¡hier! Hasta que llegó al grupo inglés:

Addley: sin respuesta, sin información, ¡gefallen!; Avener: muerto, ¡gefallen!; Brich: sin respuesta, probablemente muerto, ¡gefallen!; Cox: muerto, ¡gefallen!

Nosotros sabíamos que habían muerto, pero todavía no podíamos creerlo. Era como si estuviésemos asistiendo a la última oportunidad de aquellos hombres de apelar contra una sentencia de muerte que sabíamos irrevocable.

Gillan: herido; Gough: muerto, ¡gefallen!; Jeans: muerto, ¡gefallen!; Messer: sin respuesta, desaparecido, ¡gefallen!”

Como vemos, las calles y encinares de Boadilla del Monte se regaron con la sangre de combatientes nacionales e internacionales. Combatientes en su mayoría anónimos o cuyos nombres permanecen prácticamente olvidados. Jóvenes de diferentes nacionalidades que murieron (algunos muy lejos de sus hogares y familias) defendiendo sus ideales en aquel frío invierno del 36.

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TRINCHERAS VACÍAS ( Javier M. Calvo )

Un informe del día 24 de diciembre de 1936 dirigido al Estado Mayor de la Defensa ilustra muy bien cómo es este avance. El documento está firmado por Félix Garizábal, Comisario Político que acompaña a las fuerzas republicanas. En él podemos leer:

“Han avanzado unos 2 o 3 kilómetros hacia Boadilla del Monte encontrando 4 cadáveres moros y bastante munición. La munición recogida era nuestra, seguramente la que se abandonó cuando la retirada de Boadilla. En una descubierta que hicieron anoche las fuerzas al mando del General Luckas se encontraron que el enemigo no hacía resistencia y de esa manera avanzaron los citados kilómetros, llegando a una trinchera que estaba abandonada, con cuatro moros muertos y la munición antes dicha. La documentación encontrada a los moros dicen que se la enviarán al Estado Mayor.También el Batallón franco-belga ha avanzado y ha encontrado las trincheras sin enemigos, encontrando abundante material y bombas de mano.Lo mismo le ha ocurrido al “Campesino”, encontrando 15 cadáveres moros y la trinchera desalojada.El Batallón que encontró los cuatro cadáveres fue el Batallón “Prieto” y también encontró dentro de la trinchera un manifiesto editado por el Quinto Regimiento que el camarada presenta al Estado Mayor.Al “Campesino” se le han pasado 4 moros, diciendo que se pasaban por estar hambrientos.Las fuerzas de los Batallones “Prieto” y “Madrid” siguen avanzando y han tomado una trinchera que dista del pueblo de Boadilla del Monte unos 400 metros sin encontrar resistencia y encontrando gran número de bombas de mano y munición de fusil. También han encontrado en esta última trinchera siete cadáveres de Guardias Civiles y bastantes cadáveres nuestros, seguramente de la retirada que se hizo en Boadilla.Los Batallones “Prieto”, “Madrid”, franco-belga y “Campesino” tienen un completo enlace y siguen avanzando”

http://frentedebatalla-gerion.blogspot. ... -dias.html

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En una de las forzosas retiradas que tuvimos hacia Madrid, en la primera en la que me vi envuelto, me sucedió algo significativo. La artillería, la aviación, los ataques enemigos se cebaban en nuestros batallones, sin mas armas que fusiles y algún que otro cañón, que nos volvía el alma al cuerpo al oírlo de tarde en tarde, Nos retirábamos, por no decir que huíamos, en el mas completo desorden. Las encinas de las lomas de Boadilla del Monte temblaban a nuestro paso enloquecido, y algunos troncos se precipitaban degollados bajo la explosión de las granadas.En medio del fragor de la huida, de los cartuchos y de los fusiles que los soldados arrojaban para correr con menor rendimiento, me hirió de arriba abajo este grito: “¡Me dejáis solo, compañeros!” Una bala rasgó por el hombro izquierdo mi chaqueta de pana, que conservaré mientras viva, y las explosiones de los morteros me cegaban y me hacían escupir tierra. “¡Me dejáis solo, compañeros!” Se oían muchos ayes, muchos rumores sordos de cuerpos cayendo para siempre, y aquel grito desesperado, amargo: “¡Me dejáis solo, compañeros!” ¡A mí me faltaba y me sobraba corazón para todo! En aquellos instantes sentí que se me desbordaba el pecho, orienté mis pasos hacia el grito, y encontré a un herido que sangraba como si su cuerpo fuera una fuente generosa. “¡Me dejáis solo, compañeros!” Le ceñí mi pañuelo, mis vendas, la mitad de mi ropa. “¡Me dejáis solo, compañeros!” Le abracé para que no se sintiera más solo. Pasaban huyendo entre nosotros, sin vernos, sin querer vernos, hombres espantados. El enemigo se oía muy cercano. “¡Me dejáis solo, compañeros” le eché sobre mis espaldas; el calor de su sangre golpeó mi piel como un martillo doloroso. “¡No hay quien te deje solo!”, le grité. Me arrastré con él donde quisieron las pocas fuerzas que me quedaban. Cuando ya no pude más le recosté en la tierra, me arrodillé a su lado y le repetí muchas veces “¡No hay quien te deje solo, compañero!” Y ahora, como entonces, me siento en disposición de no dejar solo en sus desgracias a ningún hombre. Miguel Hernandez.

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I TINERARIO

Partiendo desde el Arroyo Meaques, nos dirigiremos al Oeste atravesando las posiciones de Retamares hasta el Ventorro del Cano, cruzaremos el frente para entrar en el casco viejo de Boadilla donde nos dejara el tranvía.Saldremos por el cementerio dirección Norte, para entrar en el Monte de Boadilla en busca de las huellas de los combates en torno al Arroyo del Nacedero, donde sus afluentes fueron trinchera ante el avance enemigo.Trincheras que fueron caminos, caminos que fueron trincheras.Encinas y metralla, pinos y balas.Pisaremos las que a 400m. del pueblo estaban y están. Las que fueron defendidas, asaltadas, abandonadas , reconquistadas...

Regresaremos bordeando el Palacio por su muro Este, hasta llegar al que fue derribado. Su iglesia, que fue fortaleza. Sus casas viejas.

El Convento de la Encarnación, que nos contará lo que ocurrió en este lugar, sus impactos y aspilleras. Fue fortín, lo demuestra su tronera.El Palacio y su conjunto: gallinero, fuente, depósito y estanque reales.

Y otra vez el Palacio, su exedra, su fachada, ventanas y rejas.

Aquí finalizará la ruta, dando el protagonismo que merece tan importante monumento. Dedicándole tiempo para conocer su historia;el de Las Dos Torres, el del Infante Don Luis, el de Godoy, del Duque de Sueca, de los Rúspoli, y de la SGAE.

Ahora por fin, desde apenas unos días, gracias a sus guardadores esEL PALACIO DE BOADILLA DEL MONTE;su entorno, piedra, bosque, ladrillo, caminos, arroyos, monumentos, balas, trincheras y metralla, nos esperan.

Guillermo Poza Madera.

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