Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    1/56

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    2/56

    el hom re

    y

    sus obr s

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    3/56

    Fotograffa de Louis-Auguste lanqui. otgrafo: tm ile Appert.

    LA

    ETERNIDAD

    A TRAVS

    DE

    LOS ASTROS

    Hiptesis astronmica

    por

    LOUIS AUGUSTE BLANQUI

    tr duccin

    y

    not elimin r de

    LISA BLOCK

    DE

    BEH R

    .;niverso

    -

    37

    58

    )) J

    siglo

    veintiuno

    e itores

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    4/56

    siglo veintiuno editores s .a.

    e c.v.

    CERRO DEL AGUA 248 DELEGACIN

    oYOACN

    04310

    M ~ X I O

    D.F.

    por tada de pablo thiago rocca

    grabado: carceri d invenzione de giova.nni bal tista piranesi

    primera edk in 2000

    s iglo

    x.x

    i editores s.a. de

    c.v.

    isbn 96823-2230-8

    derech

    os e ~ e r v a co

    nf

    o

    rm

    e a

    la le

    y

    imp reso y hecho en m xico printed

    and mad

    e in mexi

    co

    NDICE

    NOTA PR ELIMI NA R r LlSA LOCK

    DE

    BEHAR

    X

    lll

    LA

    ETE

    RN IDAD A TRAVS DE

    LOS

    ASTROS

    l.

    El uni verso El infinito

    3

    11. Lo

    ind efinido

    S

    ll i

    .

    Prod

    igi

    osas

    di

    sta

    ncias de las

    es

    tre

    ll

    as

    7

    IV.

    Con

    st i

    tu

    ci

    n

    s

    i

    ca

    de

    l

    os

    astr

    os

    9

    V O

    bservaciones

    sob re la cosmogona de Laplace.

    Los cometas

    15

    VI. Ori

    ge

    n d e l

    os mundo

    s

    24

    VII.

    An lisis y sn tesis del

    universo

    37

    VIIT . Res

    um

    en

    58

    [vii]

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    5/56

    A acqueline Chnieux-Gendron

    a

    la

    lucidez

    potica

    de

    su

    visin literaria.

    A Ar

    turo

    Rodrguez

    Peixoto

    a la precisa gracia de

    su

    sab

    idura

    s lencio

    sa

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    6/56

    En

    esa ce

    lda

    circu

    l

    ar

    ,

    un hombr

    e que

    se

    pa r

    ece

    a

    mJ

    es

    cri

    be en car

    actere

    s que no compr

    en

    do un la rgo poema

    s

    obr

    e un hombre que en otra celda circular escribe un

    po

    ema

    sobre

    un h

    ombr

    e

    qu

    e en otra

    ce

    lda

    circular

    .. El

    pr oceso no tiene fin y nadie podr l

    eer

    lo que los pri sio

    nero

    s escliben

    JORGE LUIS BOR GES

    Al borde de las cosas que no

    co

    mprendemos del todo, in

    ventamos relatos fants ticos para ave nturar hiptes is o

    para

    co

    mpartir con

    otros

    los vr tigos de nuestra perple

    jid

    ad .

    ADOLFO BIO Y CASARES

    La etern idad

    de la

    s

    penas

    del infierno tal vez ha

    pri

    va

    do

    a la idea antigua del eterno retorno de su ngulo ms te

    rrible. P

    one

    la

    eternidad

    de l

    os

    torment

    os

    en el lu

    gar

    que

    ocupaba la e ternidad de una revolucin sid

    er a

    l

    WAI TER BENJAMlN

    E n la ac tualidad, es responsabilidad legtima de los cien

    tficos, como lo fue dos mil

    tresc

    ientos aos atrs, dar

    cuenta de la formacin del s is tema so lar y del conjunto

    de estrellas

    que

    form an la

    ga

    laxia

    co

    n el co

    ncur

    so for tui

    to de tomos l pregun trsele a l mayor expositor de es

    ta teora,

    c

    mo pudo

    esc

    ribi r un

    inm

    enso

    libro

    sobre el

    sist

    ema de

    l

    mund

    o sin

    mencionar

    a su autor,

    respo

    ndi ,

    m uy l

    gicament

    e: Je n'avais

    pas

    besoin de cette hypo

    lh

    ese-la.

    CHARLES SAN

    DERS

    PEIRCE

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    7/56

    I TEHN1T

    P R LES STRES

    HYI OTHESE

    STTIONOMil}IJE

    IA

    A \LANQ\Jf

    I ARIS

    1

    n

    1

    n

    E

    1;

    1:

    n

    M E

    n

    ti \ 1

    1

    1

    l n

    ll l: 1: I : ~ C o l t

    r H :

    r I N I :

    1872

    Portada

    de

    la

    1

    a.

    edicin de Lternit par les astres Hyphotese

    astronomique, editada por Librair

    ie

    Germer

    Bailli

    re Pars

    , 1872.

    NOTA PRELIMINAR

    En m

    s

    de

    un

    sentido,

    a

    eternidad a travs de los astros

    publi

    cado

    en Pars

    a principios de 1872, es un libro extrao. Escrito

    por Louis-Auguste

    Blanqui

    (1805-1881), un revolucionario

    que

    la

    historia registra

    por la

    audacia

    de sus conspiraciones y

    la

    per

    severancia

    de su

    agitacin poltica, el libro

    sorpre

    nde

    en

    virtud

    de la lucidez

    potica de una

    im a

    ginacin

    que

    habilita un itinera

    rio inesperado, sideral y familiar

    a

    la

    vez: Me refugio

    en

    los as

    tros donde

    uno

    puede pasearse

    s

    in

    lmites , le

    escribe

    a

    su

    her

    mana, en una carta dirigida desde

    la prisin,

    como haciendo

    referencia

    a

    un acogedor amparo estelar al que recurriera habi

    tualmente. Su autor fue reconocido como

    el jefe

    natural de

    la

    Comuna

    y,

    ms

    tarde

    ,

    como

    el

    mayor luchador

    del

    perodo que

    se

    extiende entre

    1827 y 1881 .

    1

    Baudelaire,

    que admiraba

    a

    Robespiene, vea en

    Blanqui,

    en

    su temple ardiente

    y puro , la

    reencarnacin de quien

    alent

    Terror y Virtud. Mereci el aprecio

    de Karl Marx

    quien, a

    pesar

    de las marcadas

    discrepancias,

    no

    dej

    de reconocer en

    Blanqui

    la

    cabeza

    y el

    corazn

    del

    partido proletario de

    Francia .

    2

    Sus

    opositores

    vean

    en

    l al

    ms

    peligroso de sus enemigos; quienes

    formaban con l filas y compartan afinidades ideolgicas

    tam

    poco disimulaban

    las aprens

    ion

    es que la

    resonancia de

    su cla

    morosa prdica sediciosa les suscitaba. Fue

    para Walter

    Benja

    mn

    la

    voz

    de

    bronce [qu

    e]

    estremeci

    el siglo

    xrx .

    3

    En

    l

    as

    anotacion

    es que adelantan su libro sobre Baudelaire, Benj&min

    se propone

    confrontarlos

    a ambos, a

    fin de despejar de

    una

    na vez -

    son

    s

    us

    palabras-las

    brumas

    que ocultan

    la

    s ilJlmina

    ciones

    de quien suele recordarse seg

    n

    la

    veh

    emencia

    disconti-

    1

    Andr

    Mitry, Auguste Blanqui. Rvolutionnaire trois fois condamn

    a

    rt

    (panfleto poltico publicado por

    la

    S

    oc

    it

    Amis de

    Blanqui

    el 2

    de

    febrero

    en

    su asamblea constitutiva), 8, avenue Mathurin Moreau., Pars, 1951. 31 pp.

    2 En una carta de Karl Marx dirigida al doctor Watteau el 10 de noviembre

    de

    1861.

    3 Walter Benjamn, Theses d'histoire de la philosophie , en Posie et Rvolu-

    tion Paris, De

    noel

    , 1971, p. 284 .

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    8/56

    xiv

    NO

    TA PRELIMI NAR

    GUSTAVE GEFFROY

    L ENFERM

    ED/7101\ R

    EI V/J E7

    AUGMENTJU> PMI I.'AU1 /JCII

    PORTRA I T D

    1

    1

    UG U

    S

    TE

    BL NQUI

    pnr Eu

    ul::t

    C.unu

    ku

    TOM

    1

    RIBLIO Tl l i :Q UB

    lll L A C , \ O ~ M GON.;OUCI I

    LES ~ D I T I O N S G.

    CRES

    ET C''

    : 1

    1

    RUR

    JI.\UTt:fl t:UlLLF. - r

    .\PI

    S

    Portada del tomo 1de

    L enf

    erm de

    Gus

    tave Geffroy, editado por L

    es

    G. Crs

    et

    Cie., Pars

    1926.

    nua de

    sus partidruios:

    Ba

    udelaire

    se

    encuentra

    tan aislado en

    el mundo literario de su poca como Bl

    anqui

    en el mundo de los

    conspiradores

    4

    Interpreta,

    adems,

    que

    la

    de n-ota de

    Blanqui

    sig

    nific la

    victoria de Baudelaire y de

    la pequea bu rguesa. El

    abismo

    Le

    gouff

    re),

    entre otros po emas

    de Baudelair

    e, rep

    lica

    su

    visin

    vertigin

    osa del infinito y d el s ilencio, el si len

    ci

    o

    de

    la

    prisin

    y del

    espacio in so n

    dable

    pero tambin el deseo

    y lo

    s sue-

    4

    Walt

    cr

    Benjamn, Pars, capitule u

    x xe

    siec/e.

    Le

    livre des passages, ed i

    cin or iginal e intmduccin de Rolf Tiedemann, Pars, Les d itions du Cerf,

    1989, p. 384.

    NOTA

    PRELI

    MINAR

    XV

    os de un terrorisla que en plena accin

    no

    dejaba

    de pensa r.

    Blanqui ha sucumbido,

    Baudelair

    e h a

    alcanzado

    el xi

    to

    , y en el

    vai

    vn

    co

    mparativo

    Be

    njamin

    encumbra al autor

    de

    La

    eternidad

    a tra

    vs

    de los astros

    por

    sobre otro

    s

    personajes de

    la

    poca.

    Cond

    enado por sus

    insurreccione

    s contra la monarqwa, temi

    do por sus

    violentas acusaciones

    contra

    el clero, contra

    la

    bur

    guesa

    ,

    co n

    tra

    la

    francmasonera

    ,

    perseguido co

    mo

    denodado

    organizador

    de sociedades secretas, vctima de l

    as ca

    lumni

    as

    de

    quienes

    fueron sus

    compaeros, Blanqui

    fue

    encarce

    lad

    o ms

    de

    veinte

    veces,

    deportado

    y tres veces se

    nt

    enciado a

    muert

    e. Pa

    s ms de

    treinta

    aos de su vida

    encerrado en

    las prisiones ms

    severas:

    en

    el Monte Saint-Michel,

    en

    la isla Belle-le-en-Mer, en

    el Fuerte de Taureau,

    donde

    fue sometido, a raz de los aconte

    c

    im i

    entos de la Comuna de Pars, a las condiciones carcelarias

    ms terribles s

    lo

    porque se sospechaba de que hubiera

    partici

    pado

    en

    las encarnizadas luchas de

    entonces.

    Durante circunstancias

    de

    continua

    disensin

    poltica y

    cons

    tante

    desasosiego

    social,

    concib

    e

    y

    escr

    ibe

    es

    te

    libro

    extrao

    a su

    fervor poltico,

    a sus maniobras

    revolucionarias,

    donde asombra

    que no se insinen ni

    lo

    s excesos

    de

    su

    nimo

    combativo ni la

    adversidad de la

    condena

    ni las

    penurias

    de

    la prisin. Desde

    el

    interior

    ms

    reducido

    de la

    celda,

    su escr

    itura le habilita la e

    n

    trada a

    otros mundos

    a

    lo

    s

    que accede

    por

    un

    a

    im a

    g

    inacin

    en

    fuga hacia

    espacio s in

    so

    nm-os

    y tiempos

    repetidos.

    Contempor

    neo

    del fl/.neur

    que demora

    su ocio

    en

    las calles de Pars,

    Blan

    qui se

    co

    mplace en d ea

    mbular por

    el espacio infini to

    ms

    all de

    las

    in

    ce rtidumbres, de las conLingencias que prev a dis tancia ,

    co

    mprometido co

    n su

    tiempo pero

    escribiendo al margen de la

    histori

    a

    y

    de s

    us

    estrpitos,

    de

    l

    as

    acciones

    en

    so

    rd

    ecedora

    s

    que

    l mismo provocaba desde la p e

    numbra

    de calabozos cada vez

    ms slidos y srdidos.

    La notable

    bi o

    grafa que le dedica Gus tave Geffroy lo presen

    ta como el encerrado

    (L enfenn),S un ttulo

    que podra haber

    sido la inscr ip cin emblemlica de su divi

    sa. Los

    desvelos del

    bigrafo a

    barcan

    en dos vol menes las vicisitudes de

    su

    lu cha,

    las tribulaciones d e una

    poca

    en la que

    no

    escasearon las aflic

    ciones de su

    sacrificio

    br u

    lal, el resca le doctrinario y visionario,

    5

    Gusta

    ve Geffroy, L enferm (2 vols .),

    Pari

    s, Les ditions G. Crs

    et

    Cie., 21,

    H

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    9/56

    xv

    i

    NOTA PREUMIN R

    razonado y potico, de un tiempo por venir,

    in t

    e

    ntando

    adelan

    tarlo en un siglo

    que

    trasciende 'el viejo orden

    socia

    l' con l

    as

    fan

    tasmagoras de su delusin.

    6

    A pesar de la clausura y el aislamiento, sin claudicar de sus

    ideas ni desistir de s

    us propsito

    s, Bla

    nqui

    sigui resistiendo:

    desde el

    int

    erior de s u celda,

    declar

    la guerra callejera,

    orga

    niz barri

    cadas, orden

    y

    public

    l

    as

    Instrucciones para

    un

    tom de

    armas (

    Jnslr

    uctions

    pour un

    e p

    ri

    se d'armes),

    un

    texto

    que circul discretamente entre 1868 y 1869. Aun en prisin,

    no dejaba de actuar ni renegaba de sus convicciones, en el cen

    tro de las mayores agitaciones; desde all,

    en

    1861, fue co

    ndu

    cido ante los tribunales de donde se doc

    um

    enta el siguiente

    dilogo:

    _ A p

    esar

    de sus ve inticin

    co aos

    de prisin, ha

    co

    nserva

    do

    usted sus

    mismas

    ideas?

    - Exactamente.

    - Y

    no

    s

    lo sus ideas,

    sino tambin

    el deseo de hacerlas triunfar?

    - S, h

    asta

    la muerte.

    Pasaran muchos aos

    m

    s y sucesos cada vez ms

    desgra

    cia

    dos; en la misma medida medraba

    su

    obstinacin. Si bien Blan

    qui no

    es

    el pro

    tagoni

    sta de

    L'

    in

    surg

    7

    -la conocida novela de

    Ju

    les Valles, de

    alguna

    manera el encerrado

    se

    identifica con

    el

    insurrecto .

    En el

    curso

    de la

    narraci

    n, su

    nombre aparece

    mencionado varias veces; el

    narrador

    reitera y extiende la auste

    ridad de su figura

    esc

    ueta en descripciones fieles; es

    tampa

    sus

    advertencias contra

    ri

    esgos que conoca, recuerda l

    as

    instruccio

    ne

    s

    los gestos

    tr

    anquilos:

    [Blanqui] les daba un

    curso

    de estrategia poltica y militar

    dice el narrador.

    La

    novela de Valles trata de la Comuna; en ese

    marco trgico no elude l

    as

    precisiones de un realis

    mo

    revolucio

    nario donde una y otra vez presenta el protagonismo de

    Blanqui

    y

    corno si necesitara

    co

    rroborar su identidad, afirma: Es Blan

    qui . Dando testimonio de

    su

    prese

    nci

    a, la mencin dev

    ien

    e una

    de esas referencias recurrentes que se

    al

    an la verosimilitud his-

    6 R. Ticdcmann, Introduction ,o

    p

    cit. , p. 22.

    7

    Jules

    Va

    ll

    es,

    L'insurg,

    publicacin pstuma de 1896 Pars, Ed. a r n i e l ~

    Flammarion, 1970, pp.

    160, 184, 185.

    -

    NOTA PR

    I-:

    LIM I

    N R

    xvi i

    Fotografla de

    Jul

    es

    Valles

    m

    iem

    bro de la Co

    muna

    1871 .

    trica en la

    lkcin, un

    personaje

    de

    verdad

    que

    ,

    por rea

    l,

    no

    es

    meno

    s p i

    co

    en un a insurreccin que, por histrica, tampoco es

    menos legendaria.

    Muy cerca,

    un

    vie

    jit

    o

    co

    rretea, solo,

    completame

    nt

    e

    so

    lo,

    pero

    veo

    que

    lo sigue la

    mirada

    de

    una

    banda en medio de la

    qu

    e reconozco a los

    am

    igos de Bla nqui.

    Es l, el ho

    mbre

    que

    re

    corre

    a lo largo toda la

    mur

    a

    ll

    a, de

    sp

    us de

    h

    aber

    andado el dfa e

    ntero

    s

    obr

    e los

    fl

    ancos del vol

    c

    n,

    miran

    do si

    no

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    10/56

    xviii

    NOT

    PR

    ELIMI

    N R

    surga, por encima

    de la

    muchedumbre, una llama que sera

    el

    primer

    resplandor

    de la bandera roja.

    Ese solitario, ese viejito, es Blanqui

    8

    Ms recientemente,

    indagando

    sobre

    la

    actualidad de

    Blanqui,

    Alain Decau x extiende, en

    un

    voluminoso libro, a lo largo

    de m

    s

    de seiscientas pginas,

    su ima

    gen de revolucionario

    consagrado

    a

    la

    insurreccin: Blanqui, l insurg,

    9

    un

    ttulo

    que

    restituye

    en pa r

    -

    te las contradicciones a las

    que quedar

    definitivamente asociado:

    el encerrado,

    an

    prisionero, seguir siendo el insu

    rrec

    to. S

    in

    apartarse

    de esa

    condicin a la

    que no termina

    de someterse,

    que

    constituye, a su

    su segunda

    naturaleza,

    pe

    rsevera en

    una

    accin co

    mbativa que

    la pr isin

    no

    logra

    interrumpir

    ni detener.

    Pretende haber

    superado

    las contrariedades

    de la

    reclusin

    por

    medio

    de

    una salida cas i retrica,

    otro

    argumento de

    una

    huida

    que

    no sie

    mpr

    e se verifica,

    una

    especie

    de

    salvoconducto que di-

    rime las injustic

    ias

    del mundo por la fantstica f1.mdacin de otros

    mundos,

    remontando

    las presuntivas

    aguas

    del Tie

    mpo"

    en

    pro-

    c

    ura de una

    eternidad inabarcab

    le o

    ina

    sible.

    Si toda fi

    ccin

    implica

    el

    apartamiento

    v

    oluntario de una

    s i-

    tuacin

    real

    particular

    y

    la creencia en

    la

    s ~ p r s i

    del mund

    o

    de

    los

    avatares cotidianos para in

    gresar a otro,

    la aventura

    lite-

    raria que

    es

    tremece la deten

    cin de Blanqui es

    tan desaforada

    co

    mo su

    gesta

    poltica

    ya

    qu

    e

    no

    se

    conforma con atravesar

    los

    muros

    de

    una

    fortaleza

    para pasar

    al

    otro

    lado

    de la pr i

    s

    in

    si-

    no que entreabre una grieta ha

    cia la

    in mensidad

    del espacio in-

    finito. Lo s trmites

    de

    la fi

    cc

    in requieren una z

    ona de

    ambiva

    le

    ncia

    s

    y

    el

    claro

    scuro de la ce

    lda

    la favorece; desde all

    atisba

    el

    es

    pa

    cio, lo

    prodiga.

    Ni

    afuera ni adentro

    , e

    ntre

    la

    clau

    s

    ur

    a

    y

    el

    vaco, entre la in

    erc

    ia y el vuelo, a medias, ni fal

    so

    ni verdadero,

    un

    pasaje e

    ntre

    la tierra y el cielo, s

    imila

    r a esas

    ga

    l

    eras

    me

    tro

    -

    politanas

    de

    sd e donde se vislumbran, difusos, a travs

    de

    los

    cristales, los intersticios de la gran c

    iudad

    , los pasajes

    qu

    e la de-

    fin en

    como

    la

    capital

    del siglo

    XIX,

    esa

    fbri

    ca

    de

    sofisti

    ca

    ci

    n

    qu

    e es

    Pa r

    s en la

    cr ti

    ca

    de

    Bl

    anqui.

    1

    o

    Las

    cav

    ilaciones astra

    l

    es

    de

    Blanqui

    , sus

    minu

    c

    iosa

    s

    informa-

    8 Jbidem

    p. 160.

    9

    Pa rs , Librairie Acadmiquc Pcrrin, 1976.

    Carla a Lacambrc, 7

    de

    octu b

    re

    de J862, en Mauri ce Domma nget, a vie de

    Blar1qui

    sous

    le Second

    Empi

    re

    NOT PRELIMI NAR

    xix

    cione

    s

    y

    p

    re

    s

    unciones

    so

    br

    e

    un

    a

    ciencia

    a la

    orden del

    da, mul-

    tiplican esas dualidades

    vali

    ndose

    de

    un

    a

    es

    trat

    eg

    ia cientfica

    apta para

    fundamentar

    la

    fantasmagora de

    s

    us

    visiones csmi-

    cas.

    Para compensar la reduccin de

    la celda,

    no

    le

    alcanza con

    imaginar episodios de libertad

    civil a

    escala

    c

    iudadana, y

    se

    in

    -

    venta

    un

    universo

    sin

    lmites, un infinito

    para

    s.

    Cercado por

    muros

    ms

    altos

    y

    espesos

    que

    la

    s miles de

    barricada

    s

    que haba

    contribuido

    a

    co

    nstruir, alejado de

    lo

    s h

    om b

    r

    es por

    el

    rigor

    de

    la

    condena, l

    mismo

    elige

    apartarse toda

    v

    a

    ms, dejar

    de

    lado su

    tiempo y l

    tierra,

    por otros tiempos

    y tierras y

    "sentir

    el

    placer

    de

    v

    iajar

    con

    la

    imaginacin

    sobre

    el ala de

    lo

    s

    cometas que

    via-

    jan de sis tema en sistema" .

    A

    partir de ese

    doble alejamiento, las paradojas, o

    la

    s

    contra

    dicciones, pareceran inevitables:

    en la

    prisin,

    un hombr

    e

    que

    h

    ace de

    la

    accin su ho rizonte

    se ve

    reducido

    a

    la

    pasividad

    por

    la fuerza;

    su

    entr

    ega

    a

    la

    colectividad se convierte en el ms

    cruel

    de lo

    s aislamientos; entraablemente comprometido con

    los

    acon

    te

    cimientos

    polticos,

    no

    le

    pesa

    optar por una

    etern

    idad

    q

    ue los anula; lu chando

    por

    la just

    icia

    en

    el

    present

    e y

    un futu

    ro

    auspicioso,

    c

    ifra

    su

    confianza en el eterno retorno; rebelndo

    -

    se

    contra

    el

    mundo en

    el

    mundo

    al revs, revel a su m

    ane

    ra ,

    co

    n

    la

    naturalidad que

    e

    lude el asombro,

    la existencia

    plural

    de

    otros

    mundo

    s

    que avalan una eternidad, por repeticin, durante

    t

    iempo

    s

    incontables:

    Todo ser humano

    es

    pues

    eterno

    en

    cada uno de

    los segundos

    de su

    exis-

    ten cia. Esto que

    escribo

    en este

    mom

    en to en una

    celda

    del

    fuert

    e de Tau-

    rea

    u,

    lo

    he esc1 o y lo escribi r

    durant

    e

    la

    e

    ternidad, sobr

    e una mesa, con

    una

    pl

    um a

    ,

    co

    n

    vestime

    nt

    as,

    en

    c

    ir

    c

    un

    sta

    ncias

    semejant

    es. As

    cada

    uno.

    Entre

    do

    s extremos, que el

    di

    sc

    urso

    de la cienc

    ia

    y el discur-

    so

    literario oponen,

    este libro

    de Blanqui

    pasa por

    alto

    la histo-

    ria. Su resca

    te potico in t

    e

    nta

    reparar,

    por

    la precisin d e

    la

    es-

    cr itu ra y los

    de

    s

    plazamiento

    s de la ficcin,

    lo

    s

    males

    temporales

    que inflige la autoridad co

    ntra la

    que l se

    deb

    ate a muerte,

    una

    redencin c

    ontra las

    indifere

    nci

    as y desigualdades

    de una

    socie-

    dad que

    de

    plora

    y denuesta.

    Cam ille Fla

    mm ario

    n,

    cr

    ti

    ca apa

    r

    ec

    id a en

    LOpinion Nationale, Par

    s,

    25

    de

    marzo

    de 1

    872

    .

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    11/56

    NOTA PRELIMINAR

    Las celebraciones patriticas y partidarias, los homenajes de

    bulevares y monumentos

    provincianos

    y

    fnebres

    que lo recuer

    dan, no suelen evocar que

    la

    rnisma

    vehemencia

    con que

    defen

    da

    principios revolucionarios, era prodigada a una

    incontenible

    pasin

    por escribir y por lecturas que la persistente

    adversidad

    no

    llegaba

    a

    interrumpir. Al

    mismo tiempo que proclam que "la

    idea

    no

    es

    nada

    s

    in

    la

    accin",

    reclamaba que

    se

    le

    enviara

    li

    bros: "slo un

    servicio[

    ..]

    un

    solo

    ge

    s to de afecto"

    12

    que le ase

    gurara la

    provisin

    de la

    s l

    ecturas que tanto an

    siaba.

    Interroga

    do

    en

    el proceso a la Soc

    iedad de

    amigos del pueblo , el dilogo

    con el

    presidente

    del

    tribunal

    se da

    en

    los siguientes trminos:

    -Cu

    l es su

    profe

    s

    in?

    -

    Proletario.

    no es una

    profe

    s

    in

    ,

    Blanqui.

    -

    Cmo que no es

    una profesin

    Es

    la

    profe

    s

    in de tr

    e

    inta millones de

    Eranceses

    qu

    e viven

    de su trabajo y

    a quien

    es se les pdva

    de

    de r

    e

    chos

    poltico

    s.

    -

    Y bi

    en, sea

    Actuario, escdba

    que e l

    prisionero

    es

    proletario.

    3

    Cuando debi comparecer ante el consejo de guerra en

    la

    sa

    la de audiencias del Palacio de Ju sticia de Versalles, otro dilo

    go que mantuvo con el magistrado cambia

    de

    tema aunque no

    de tono. Interrogado

    esta

    vez frente a

    un pblico

    numeroso y he

    terogneo, tampoco duda en definirse:

    - Acusado, levnt

    es

    e. C

    mo

    se llama usted?

    - Louis-Auguste

    Blanqui

    .

    -

    Qu

    edad

    tiene?

    S

    ese nta

    y s

    iete a o

    s.

    -Cul es su

    domicilio?

    -

    La pri

    s

    in

    .

    - Su

    profesin

    ?

    s

    critor.

    2

    Gu

    s

    ta

    ve Geffroy

    in

    siste e n su a v

    id

    ez por

    la

    lectura y en sus reclamaciones

    para que le

    fu

    eran alcanza

    do

    s libros, folletos, diarios, revistas, atlas; vol. 1, op.

    cit., p. 231 .

    13

    "Dfense

    du

    c

    ito

    y

    en

    Louis-Augu

    ste Blanqui

    devant

    la

    Cour d'A

    ss

    i

    se

    s" , Pa

    rs, 1832, p. 4.

    NOTA

    PRELIMINAR xxi

    Muy diferente de

    la

    violenta crtica de sus escritos polticos o

    de

    la

    obstinacin de

    su

    accin y de sus convicciones,

    a

    eten-

    dad a travs de los astros es

    un

    pequeo libro que llega a las se

    tenta pginas en su edicin

    original

    de J872.

    4

    De circulacin

    es

    casa, permanece an

    desconocido

    entre los

    estudiosos

    de

    literatura y

    ha sido

    mencionado slo lateralmente por quienes

    de

    fendan la

    s diferentes

    corriente

    s socialistas

    de

    un

    siglo

    pasado

    que

    llegaron

    a agitar

    la

    s ideas

    del

    siglo que

    pas. Fue reeditado

    por

    Miguel

    Abensour

    y Valentin Pelosse al

    cumplirse el

    centena

    rio de su aparicin

    15

    junto con otros

    te

    xtos suyos de

    difer

    ente

    carcter. De la

    misma

    manera que anunciando el lanzamiento

    de

    su publicacin

    inmediata,

    su editor

    deca: "nos

    pareca

    curio

    so

    mostrar

    a

    nuestros

    lectores

    cmo el

    clebre

    agitador

    socialis

    ta

    trataba

    una cuestin cientfica";

    una publicacin

    muy recien

    te,

    realizada

    a

    partir de

    la primera edicin, se

    interesaba

    por

    revisar la profundidad filosfica

    de esa meditacin

    literaria sin

    re

    nunciar

    a formular

    una teora

    general del universo.

    16

    .

    Aun

    quienes siguen atentos

    a

    la

    repercu

    s

    in

    de la

    militancia

    revolucionaria

    de

    Blanqui y suelen

    aproximarse

    a este texto

    de

    adhesin difcil, quedan desconcertados ante la imposibilidad

    de incluirlo

    en

    las clasificaciones genricas tradicionales. Aca

    so constituye un tratado cientfico configurado por

    una

    imagi

    na c

    in que

    impugna los principios rgidos de un

    po

    sitivismo de

    masiado

    doctrinario?

    Es una meditacin filosfica que vue lve a

    radicar en los astros las alegoras

    de la

    eternidad?

    Es un discur

    so que encuentra, en

    la

    s fracturas de la visin potica, las

    ap

    er

    turas que

    la

    fatalidad de la his

    toria

    le negaba? A pesar de que el

    tema rec

    ur r

    ente atie

    nde la

    obs

    erva

    cin de los sistemas estelares,

    a

    pe

    s

    ar

    de la

    pr

    ec

    isin qumic

    a c

    on

    qu

    e

    de

    s

    crib

    e los anlisis es

    pectrales de las sustancias qu e componen los astros y enumera

    4

    Louis-Augus

    te

    Blanqui, Lternit par les astres. Hypo

    th

    ese astronomique,

    Pars,

    Libr

    a irie Germer Bailliere,

    Ru

    e de I'

    cole

    de Mde

    cin

    e,

    1872 .

    15

    Una anticip

    ac

    in de a lg

    uno

    s

    cap

    t ulos fue publicada por la Revue Scie

    nt

    i-

    flque y en e Radical en f e

    br

    ero de 1872, du ra

    nt

    e la mis

    ma

    semana del proceso

    a Blanqui. Luego, el

    mi

    smo ao , apar

    ece

    en

    ve

    rsin completa, en la editorial

    Ge

    rm er

    Ba

    i H

    ere. Una p ublicacin m s

    recie

    nte fue reali zada por la ditions

    de

    la Tte de FeuiU es. C

    oU. Futur

    Antrieur, lns tructions pour w eprise d rmes, L-

    tem it par les as res. Hypothese astro omique el autres textes,

    pr

    ese

    ntados por Mi

    guel Ab ensour y Valentin Pelosse , Par s ,

    19

    72

    .

    6

    La ltima edicin de Ltemit p rles as

    tre

    s fue

    publicada

    por la e

    ditori

    al

    Sla

    tk

    ine en su

    co

    leccin "Fle

    uron

    ", c

    on pr

    logo a

    mi ca

    rgo, Pa

    r

    s-Gine

    bra

    ,

    1996.

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    12/56

    xx

    ii

    NOT PRELIM IN R

    la cantidad limitada de eleme

    nto

    s pa ra con

    cebir

    un espacio sin

    lmit

    es, la fo

    rmulacin

    cientfica desa rtku la su

    riguro

    sa

    funda

    mentac in

    por

    el ejercicio d una co

    nfianza ir

    nica y la filosofa

    p

    o

    tica de come

    ntario

    s y conclusiones. Sera dem

    as

    i

    ado arduo

    ajustarlo a

    ta

    xonomas

    que

    di s

    tribu

    yeran l

    as

    piezas del discurso

    cie

    ntfi

    co

    p

    or un

    l

    ado,

    el filo

    sfi

    co por

    o

    tro

    , dis

    tantes de

    l poti

    co, o lo co

    mp

    ar

    tim

    e

    ntaran en

    las

    contrapartida

    s

    pardicas

    qu

    e

    pudieran controvertir

    esos

    di scur

    sos.

    Las inicia tivas

    por public

    ar

    la

    s

    obras comp

    l

    etas

    de Bl

    an qui

    ,

    inclu

    so

    l

    as

    ms recientes,

    no

    la incluyen. Un vol

    uminoso primer

    tomo

    de

    CEuvres (Obras. De los orgenes a la Revolucin de 1848.

    Textos

    reunidos

    y

    pr

    ese

    ntado

    s por Do

    miniqu

    e Le Nuz),

    7

    por

    ahora el

    ni

    co de

    la serie

    anunciada, replica y extie

    nd

    e la inicia

    tiva

    que

    tuvo a su

    cargo

    aos

    atrs

    Arno Mnster,

    8

    de

    la

    que

    tampoco se

    m

    ater

    ializ

    m

    s

    qu

    e el pr

    im

    er volu

    men. Samue

    l

    Bernste

    in le haba dedica

    do un libro

    a Bl

    anqui

    y el blanquism.o

    19

    donde, s

    in

    d

    esatender

    l

    as

    referencias ideolgicas de su

    soc

    ialis

    mo

    , al

    que

    Bl

    anqui

    de

    nominaba

    pr

    c t

    ico , el a

    ut

    or

    a

    nota la

    s

    m

    inucia

    s de sus d

    es

    v

    en

    turas en la

    pr isin

    devorado

    po

    r el a

    bu-

    rr imiento, la a nsi

    eda

    d, la

    monoton

    a, e l desaliento, los

    da

    s eter

    n

    ame

    nte parecidos, la inmovilidad, el vaco, la nada .

    20

    Por

    eso,

    todo re quera ser anotado, incluso

    contrastando

    los deta lles

    mi

    nuciosos de una rutina anodina de la que sola evadirse por la

    observacin de

    la

    s es

    tr

    ellas y l

    as

    delu

    sion

    es

    del tie

    mpo qu

    e c

    ons

    tituan sus dis

    tra

    cc

    iones preferida

    s.

    Son numerosos

    los

    libr

    os que t

    ratan de

    Blanqui y de

    sus

    fervo

    rosos aclitos.

    Por su

    part

    e, Maurice

    Domm

    anget ,

    21

    en va

    rio

    s li-

    17

    Louis luguste 8/anquL

    CEuvres

    1 . Des origines

    la

    Rvolution de 1848.

    Tex

    tos reunidos y

    presen

    t

    ados

    por

    Dominique

    Le Nuz. Prefacio

    de

    Philippe Vigier,

    Nancy Presses Universi

    ta

    ires de Nancy, 1993.

    18

    Louis-Auguste 8/anqui. crits sur la Rvolution. CEuvres completes. l . Tex

    /es politiques et /el/res de prison.

    P

    resen

    tado y anotado por Arno Mnster, P

    atis,

    d. Galile, 1977.

    9

    Samuel Bernstein, edicin original en francs, Pars, r n ~ o Maspem,

    J970. Existe lraduccin en espaol editada por Siglo XXI, Blanqui

    y

    el b/anquis

    mo, Mad rid, Biblioteca del Pen

    sa

    m

    iento

    Socialista, J975, 390 pp . Ded ica dos p

    g

    ina

    s y media a Lternit par les as/res.

    20

    fb

    id

    em, p.

    25

    1.

    21

    M.

    Dommanget, Bl

    a

    nqu i, Pars, Lib

    rairie

    de I'Humanit, 1924.

    Blanqui

    i

    Bel/e- fle, d. de

    la Libraie du fravail, ele.

    Blanqui.

    La

    guerre de 1870-1

    87

    1 el la

    Cmnmune,

    Pars,

    Ed.

    Doma . 1947. Blanqui. tudes et documenta/ion internatio

    m les,

    Pars, 29,

    ru

    e Descartes,

    J

    97

    0.

    NOT PRELJMIN R

    xx iii

    Defen

    sa

    del Palacio del Eliseo por los insurrectos durante La Comuna (1871).

    Grabado

    bro

    s que de

    dic

    a a Blanqui, Alexandre Zvaes,22 en los suyos, aten

    diendo la

    do

    ctrina social del blanquismo, la organizacin de los

    co

    mit

    s, las relaciones

    con la

    .Internacional,

    manif

    es

    taron la

    po r

    fiada exasper

    acin

    revoluci

    onaria

    y el inco

    nf

    or m

    is

    mo ar

    dien te de

    quien se

    yergue en h

    roe intr

    pido

    decidido a

    cambi

    a r el

    mundo

    s

    in

    desa

    nim

    arse

    por

    los fracas

    os

    , l

    as

    tr

    aiciones, los

    cas

    tigos. En la

    Histoire des Partis Socialistes en France, publicada bajo

    la

    dir

    ec

    cin

    de

    Zvaes, es Charles

    Da

    Costa, quien participaba en sus reu

    niones, el

    autor

    del v

    olum

    en dedi

    ca

    do a los b l

    anq

    uistas.

    23

    22

    Alexandre Zvaes,

    Le soc

    ia/isme

    en

    France depuis 1871, Bibliothc

    qu

    c Char-

    pe

    nti er,

    Par

    s,

    Eugene Fa

    sque

    ll

    e

    d

    iteu

    r

    1908. La

    chute de Louis-Philippe (24 fv

    rier 1848),

    Librairie Hachette.

    Notes et souvenirs

    d un

    militan/,

    Pars, Maree) Ri

    viere

    Co

    ., 19 J3.

    Auguste Blanqui, Patrio/ el socialiste

    [ r a n ~ a i s Pars, Librairie

    de

    Scie

    nces Poli tiq ues et

    Soc

    iales, Maree] Ri viere et Co., 31, rue Ja

    co

    b, y 1, rue

    St. Benoit, 1920.

    2

    3 Charles Da Costa, Les blanquistes. Histoire des Partis Socialistes en France

    Pars,

    Libra

    irie des

    Sc

    iences Poli tiques e l Sociales, Maree] Rivicre et Cie., 19 12.

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    13/56

    xx iv

    NOTA

    PRElJMINAR

    Aos

    despus, c

    on

    oci

    da la

    te

    na

    z

    recuperaci

    n que

    acomete

    Wa

    lt

    er

    Benjamin,

    alg

    un o

    s

    po

    cos en

    sayos

    m

    s

    a

    ludiero

    n a

    es

    te

    li

    bro im p

    revisibl e.

    4

    En

    una

    carta

    a Max Horkheimer;

    Benjamin

    le

    co n

    taba:

    Durante

    esta

    s

    ltim

    as

    se

    manas,

    tu

    ve la sue

    rt

    e

    de

    ha

    cer

    un

    encue

    ntro

    raro

    cuya influ

    encia

    ser determinante para

    mi

    tr

    ab

    ajo

    ;

    di

    por

    casualidad co

    n u

    no

    de

    lo

    s

    ltimo

    s tex

    to

    s de

    Blanqui

    escri to en su

    ltima pri

    s

    in

    , el

    Fuerte

    de Taureau.

    Se

    trata

    de

    una es

    p

    eculacin

    cosmolgica.

    Se denomina La eterni

    dad a travs de los astros

    y

    que

    yo

    sepa

    , h

    as

    ta

    ahora

    no

    se

    le ha

    prestado ni n

    g

    un

    a

    ate

    ncin.

    5

    Esas

    ais

    l

    adas

    iniciativas editorial

    es

    post

    erio res se

    propusie

    ron revisar los

    escr

    itos de Blanqui r

    escatndolos

    de un sil

    encio

    qu

    e pareca pro

    lon

    gar l

    as

    prohibiciones de la

    pr i

    sin, co

    nfirmar

    la

    int

    erdiccin de quien

    se

    debati,

    aun

    desde el e

    nc i

    erro,

    por

    la

    emanci

    pac in de la

    clase

    obrera, por la

    defensa

    de

    una

    patria

    qu

    e consid

    era

    ba en pe

    ligro

    , por

    un

    a co muna en

    lu

    cha, por

    as

    o

    ci

    ar

    l

    os

    rigores de

    la cien

    cia y el c

    on

    oci mie

    nt

    o en

    un

    a

    mi

    sma

    con

    cepcin del

    un i

    verso,

    dond

    e

    lo

    s

    cometas,

    las

    nebu

    losas, l

    as

    estrell

    as

    y las

    teor

    as que

    los desc

    riben

    y a nalizan

    responderan

    a l

    as

    mism

    as pasione

    s, a los

    mi

    smos

    dramas

    que l

    os

    ho

    mbres

    y

    a la su

    erte

    de sus d

    estino

    s,

    duros

    como las leyes

    que

    rigen la gra

    vedad.

    Es

    dificil s

    up

    on

    er

    qu

    e, al

    mi

    s

    mo tiempo que

    esta

    natura

    leza

    de ace

    ro

    den

    u

    nciaba

    y

    se

    r

    ebelaba

    cont ra e l

    despotismo instm

    ye

    nd

    o

    sobre la toma de armas

    y

    la

    s fo

    rm a

    s posibles

    de una

    pro

    p

    aga

    nda s

    ub ter

    rnea, e

    laborar

    a, a

    partir

    del es

    tudi

    o de

    la natu

    raleza

    y

    comport

    a

    mi

    e

    nto de

    los astros,

    una hip

    tesis

    inesperada,

    una verdadera abduccin

    26

    -e

    n todos sus se

    ntid

    os -

    una

    sup

    os

    i

    ci

    n

    genial y ta

    mbi

    n

    un

    secu

    es

    tro

    ".

    Adoptando

    el

    di sc

    ur

    so

    cient fico de la poca,

    con

    el rigor y vigor del

    sa

    ber; Blanqui for-

    24

    M.

    Abensour,

    "W.

    Bcnjamin

    en

    te mlan

    co

    lie e l rvo

    lution

    . Pa

    ssages

    Blan

    quf '; A. Mn

    ste

    1 Le pa radigme

    rvo

    l

    utionnaire

    fran,.ais

    da

    ns les 'Passages pari

    siens' de Waller Benja

    min

    et dans la pensc d'Ernsl Bloch ,

    en

    He inz Wismann,

    WalterBenjamin et Pm

    is.

    tudes runies et prsentes, Pa

    rs, Les

    d

    itions

    du

    Cerf,

    1986.

    5

    Walter Benjamin. Correspondance. 1929-1940

    (vo

    l.

    2), edicin establecida y

    a

    notada por Gershom Scholem

    y

    Theodor

    Wiesengrund Adorno, Pars, Aubiet-

    Monlagne, Carta

    nm.

    293, 1979, p . 231.

    6

    Uso el trmino en el

    sen ti

    do que le

    at .-i

    buye Charles Sanders

    Peirce

    , funda

    dor

    de

    una

    d

    octrina

    e J

    os

    sig

    no

    s .

    NOTA PRELIMINAR

    XX

    mu

    la su h

    ip

    t

    es

    is; un a vo

    lunt

    ad de

    fi

    ccin,

    como

    si

    se

    t

    ra

    t

    ara

    de

    un

    a vol

    untad

    de

    verda

    d,

    se

    con

    so

    li

    da

    a me

    dida que

    la multipli

    cac

    i

    n tecno

    l

    g

    i

    ca

    de

    copia

    s y

    la pr

    oli f

    eracin de satli tes

    con

    firman

    la

    im ag

    inacin

    pr

    e

    monit

    oria de su vi

    sin po

    tica. Simi

    l

    ar

    a

    esas an t

    ici

    paci

    on

    es fulgurant

    es, l

    as ab

    du

    ccion

    es

    de l

    as que

    h

    ab

    l

    aba

    Cha rl

    es Sanders

    Peirce, su

    rapt

    o

    es

    un

    act

    of

    irzsight ,

    un

    acto de

    penetracin

    i

    nte

    l

    ect

    ual y

    de

    in t

    er

    iori

    dad

    ins

    pi rada,

    la

    vis in

    interior

    que

    no

    s

    sacud

    e

    como un

    relmpago ,

    por

    reto

    mar

    ]

    as palabras

    del filsofo

    norteam

    ericano.

    Probabl

    ement

    e,

    durante

    su

    estada

    en Pars, el

    propio

    Peirce

    hubiera odo

    ha

    bl

    ar

    de

    B

    lanqui

    , de su gesta revolu

    cionaria,

    de

    las activ

    id

    ades de l

    as

    soci

    eda

    des secretas, de la peculiaridad de

    su

    hiptesis

    as

    tronm

    ica, de esa iluminacin

    que

    f

    ue

    su cmza

    da

    po

    tica.

    Enviado por la in s

    titucin

    Coast an d

    Geodetic

    Survey ,

    don

    de

    trabaja

    ba

    adems

    de

    in

    vestigar en el Ob

    servatorio

    de Har

    vard, Peirce haba viajado a

    Par

    s en los

    primeros aos

    del dece

    nio

    del

    setenta

    a fin

    de

    actual

    i

    zar

    sus estudios cosmogrficos,

    avanzar en el

    co

    nocimiento de los

    sistemas

    planetarios, de las

    teoras

    sob

    re l

    os

    cu

    erpos ce

    l

    es

    te

    s,

    sobre

    la con

    st

    itucin

    y estruc

    tura

    del Universo, investigar

    dur

    ante

    un

    ao en materias

    teri

    cas y prc ticas

    re

    lativas a la geodesia, g

    ra

    vimtrica , fot

    omtr

    ica

    y ob

    servar

    las oscilacio

    nes

    del pndulo.

    Entre

    l

    os

    objetivos

    de

    la

    misin

    encomendada, era importante para

    Estados

    U

    nido

    s

    una

    puesta

    al

    da de lo

    s l

    og

    ros

    euro

    peos en esos

    camp o

    s. Colega y

    am

    i

    go

    de William

    Jame

    s, fue ste

    quien

    aconsej

    a

    Peirce visitar

    a su

    hermano,

    Henry

    James.

    A p

    esa

    r de las

    asperezas

    de carc

    te r

    .del

    semiot

    icis ta

    ilu

    s

    tr

    e, el noveli

    sta

    se

    es

    fo rz

    por

    in

    trodu

    c

    ir

    lo en los cl

    ub

    es

    li ter

    arios

    donde podra

    h

    aber

    fr

    ec

    ue

    ntado

    a

    ot

    ros

    escr

    it

    ores,

    artis

    ta

    s,

    alternando

    en

    los

    crcu

    los politi

    ces

    y

    po

    ticos de

    aq

    ue

    llos aos

    qu

    e

    se

    con

    centraban

    en

    clubes

    revolu

    cionarios

    y s

    ociedades sec

    retas,

    ca

    barets y

    bo h

    emia:

    I

    did what

    1 could to give him society ,27

    le

    escrib

    a

    Jame

    s a su

    hermano

    Wi

    ll

    iam,

    refir

    i

    ndose

    a su

    pec

    uli

    ar

    co

    mp

    atrio

    ta.

    Deslumbrante

    y

    des

    lu

    mbrado, Peirce se permiti

    en Pars la

    vida de un

    dandy

    arrogant

    e, a qu

    ien

    su

    bigrafo

    28

    insiste en

    as

    i-

    27

    Hice lo que pude para u bicarlo en sociedad ,Joseph Brent, Charles S. Peir

    ce. Life, Bloomington, Indiana University Press, 1993, p. 103. Transc"ibe una

    carta

    de

    Hen.ry a Willi

    am Jame

    s

    (1

    4 de

    marzo

    de1876).

    8

    Op

    . cit.

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    14/56

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    15/56

    xxv iii

    NOTA PRELIMINAR

    po en

    tr

    e la

    composicin

    de este texto enigmtico y los escritos

    que acumulaba "

    d

    a a da", sin reprimir su alarma, frente a

    a

    patria

    en

    peligro La patrie

    en.

    dan.ger 3

    3

    y que fueron publicados

    ps tumamente en un libro

    34

    presentado

    por Casimir Bouis,

    quien

    tambin

    escribi el eplogo, en pleno fragor de l

    as

    luchas.

    Nuevame

    nt

    e sorp rende que en el prefacio que escribiera, se re

    fiera a Bla

    nqui en

    los sig

    uient

    es trminos:

    Blanquj es un

    sa

    bio. Matemtico, lingista, gegraf

    o

    eco nomista, histo

    riador, en su cerebro hay toda

    una

    enciclopedia, ta nto m

    s se

    ria

    cuanto

    tuvo la ocutTencia de om

    it

    ir

    toda

    s sus futilidades, todos esos orope les

    pasa

    dos de mo da co n que l

    os eru

    ditos de ocasin

    deslumbran

    al audito

    rio, y que no sirven

    sino para

    cargar y abr

    um

    ar la memoria. [ ..]

    Sus enemigos

    saben mejor

    que nadie que es el estadista

    ms

    completo

    que

    posee la Revolucin, y Pr oudhon, que Jo conoca,

    acostumbraba

    a

    decir

    que

    era

    el nico.

    Eso en cuanto a l poltico.

    El hombre privado es tal vez ms extraor

    dina

    rio.

    Ms all de los elogios que abundan en l

    as

    pginas del prefa

    cio,

    in t

    eresa subrayar la observacin acerca de la devocin pr es

    tada

    por

    Blanqui a los principios eternos" y la importancia que

    le asigna a la variedad y vastedad de sus conocimientos, sin pa-

    sar por alto la aguda capacid

    ad

    que le

    at r

    ibuye de anticipar los

    aco

    nt

    ecimientos.

    En

    esa introduccin de a

    patria

    en

    peligro,

    Ca

    simir Bouis impugna las simplificaciones del es tereotipo que re

    dujo a Bl

    anqui

    a la est

    ampa

    fij

    a

    de

    un

    rebe

    ld

    e

    indoma

    bl

    e:

    "Es

    un err

    or

    .. Antes que nada se t rata

    de

    un hom bre de estudio, un

    pen sa

    dor

    ..,

    s

    lo que el pensador se desdobla en

    un

    hroe." Des-

    de

    los

    ar

    tculos de

    ese

    diario, que Blanqui suele culminar

    con

    una frase sentenciosa y potica, simi

    lar

    a las t

    ajant

    es salidas

    de

    Lautramo

    nt

    o de Laforgue, Blanqui acu

    sa

    a "la

    pr e

    nsa podri

    da", inventa el neologismo "literatontos" para

    designar

    a tan tos

    periodistas ineptos,

    como

    si previera la indiferente a

    tencin

    que,

    3

    3

    L.

    -A. Blanqui, La patrie en danger,

    A. C h e v a

    e t ~ pre facio de Casimir Bouis,

    Pars, 1871 .

    34

    I

    bid

    em.

    NOTA PRELIMINAR

    BL NQUI

    L P TRIE

    EN

    D NGER

    P RlS

    :\ . l:HEYALIEH, L l D I I A i l t E

    O I H ; t : ; l l

    Gl

    Rl t:

    u ~ : nt:.SNES, Ul

    18

    i

    1

    Portada de La patrie

    en

    danger

    edicin

    de A.

    Chevallier

    Parfs

    , 1871.

    xx ix

    en

    los

    di

    ario

    s la crti

    ca

    litera

    ri

    a dispensar a este co

    mbati

    e

    nt

    e

    ' . 1 35

    que

    no fue el nico "irregular de l socia 1smo . .

    En realidad,

    no

    se conoca el manuscrito de

    La eternzdad a t a-

    vs

    de L

    os

    stros sino a partir de las lecturas de G e f f r ~ y , q m e ~

    empi

    eza

    lapidariamen

    te

    un captulo_

    so?re

    reclusin e

    Fuerte de Taureau

    en lo

    s siguientes termmo

    s:

    Lo que ocurri a

    35

    Es

    A.

    Z v a ~ s

    q

    ui

    en le asig

    na

    ~ t e

    ca

    lifi

    ca t

    ivo a

    Ju

    les ~ s .

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    16/56

    XXX

    NOTA

    PRELIM I

    NAR

    continu

    ac

    in dejar est

    up

    efacto al

    porve

    nir."36 Ansioso, con la

    esperanza de que la

    pu

    blicacin de su manu sc

    ri t

    o

    pudi

    era in

    fluir favor

    ab

    leme

    nt

    e en la i n del

    pro

    ceso al qu e

    nu

    evamen

    te

    se

    le

    so

    mete

    rl

    a o del pr onunciamien

    to

    de la

    sent

    encia, Blan

    qu i urge a Mme. Antaine, una de las ms abnegadas de sus

    he

    rmana

    s,

    para

    que

    no demorara

    en llevar sus escritos al editor

    Germ

    cr Bailliere: "Puede

    ser

    que diga

    qu

    e no es su e

    sp

    ec

    ializa

    cin. Dile que s, por el aspecto metafsico de la astronoma

    Pertenece totalm ente a su especializacin . Se

    r

    neces

    ari

    o ad

    vertirle que es com pletamente ajeno a lo po ltico y muy modera

    do

    en todo "3

    7

    Pero, c

    omo

    no era seguro que el editor aceptara la pub

    li

    ca

    cin de su Hiptesis astronmica, Blanqui ya habra suge

    rido

    confiarla a Maurice Lach

    at r

    e, an tiguo miembro de la Comuna,

    editor

    de las obras de

    Karl Marx

    y tambin de las i

    nterm

    i

    na bl

    es

    nana

    ciones

    que E ugene Sue exten

    da

    en vol

    umi

    n

    os

    os

    li

    br

    os

    .

    Cuando se produjo la mue

    rt

    e de Blanqui,

    pr

    ecisamente

    fu

    e La

    ch

    atre

    quien

    no

    ev

    it

    c

    ru

    z

    ar

    el esp

    ac

    io liter

    ario

    con el

    es

    p

    ac

    io

    histr

    ico-poltico en su homenaje, testimonio del

    qu

    e dej cons

    tancia al fi nal de

    un

    a novela geneal

    g

    i

    ca

    de E . Sue, publicad a en

    diez vo

    lm

    enes,

    38

    menos a ma nera de eplogo qu e de manif

    esta

    cin inquietan temente acongojada. Agrega all, adem s,

    un

    a

    breve crnica de su entierro:

    Qu pena ahora, cua ndo acabam os de publica r la historia de dos fa

    milias de transpor tados - 5 de enero de 1881- le re

    nd

    imos los ltimo s

    deberes a

    uno

    de los m rtires de la democracia, el n tegro y valiente A.

    Blanqui, que pas cerca de c uarenta aos en los cala bozos de la monar

    q

    u

    a, bajo Luis Felipe 1

    y

    bajo

    N

    apo

    len

    Il l

    .

    Cien m il personas, hombres

    y

    mujeres,

    acomp

    a aron los despojos

    mor tales del gr

    an

    pa

    tr

    io ta a su ltima morada. [ ..]

    Todos estos ci udada nos ve

    nan

    de re

    nd

    ir su homenaje a quien mere

    ci que se le nombrara el C

    ri

    sto del siglo

    XIX.

    36

    G. Geffroy (voL

    , op. cit. ,

    "No tations sur ces ca hi

    er"s dates

    le 25 j

    uin

    1857", p. 232.

    37

    Se tra ta de un a

    ca

    rta citada por M. A

    be1

    1

    so

    ur y

    V.

    o s ~ en el prlogo de

    lnstructions pour une prise d armes que precede a su rccdic in de L ternil par

    les as/res, op. cit.

    38

    Eug(me Sue, Les mysteres

    du

    peuple ou l histoire d tme {ami/le de pro/l aires

    rave

    rs

    les tiges,

    P

    ars,

    1879.

    NOTA PRI :LI MJNAH

    xxxi

    Que el nom bre de Blan qui permanezca glori ficado entre las genera

    ciones por su coraje indomable, su am or po r el pueblo y sus virtudes c

    -

    vicas.

    P

    ero,

    en ning n mo mento, Lacha tre mencion a eternidad

    a travs de l

    os

    astros qu e l mismo, como ed ito r, bien

    pud

    o ha

    b

    er publi

    ca

    do. Segn ob

    serv

    aba

    Wa

    lt er

    Benja

    mn

    del libro,

    a

    l

    leer las primeras pg in

    as[

    ..] par ece inspido

    y

    banal"; sin em

    b

    arg

    o, no deja de comentarlo, de citarlo, d e transc

    ribi

    r largos

    pasajes, de cuyas

    oc

    ur ren tes ficcion

    es ya

    no

    pu d

    o apartar

    se

    y

    a par ti r

    de

    las cuales

    se

    pr

    ec

    i

    pi

    t

    an

    sus reflexion

    es

    s

    ob r

    e la im

    posibilidad d el pr

    og r

    eso,

    la

    inev

    ita

    bilidad de las co

    pia

    s, l

    os

    so

    sias , las

    re

    pet iciones, las citas, el eterno re to rno. Be

    nj

    a

    min

    re

    pa

    ra

    qu

    e

    es

    en

    esa

    fi ccin do

    nd

    e ms insi

    ste

    Blan q

    ui so b

    re la

    multi

    plica cin de los dobles, so bre las m onoto

    n

    as de

    un

    a his

    toria que, irre petible - deb ido a la fu gacidad de l tiempo-

    se

    re

    p i

    te,

    sin em

    ba

    rgo, deb ido a la perm anencia del

    es

    pacio, en tie

    rras sos

    i

    as, pl

    a net

    as

    ig

    uales

    y p

    la

    n

    os

    dis ti

    ntos

    .

    Bl

    anqui

    anticipa la profusi n de copias dispersas en el esp

    ac

    io, el desa

    liento

    de

    un has to que, sin desesperacin, se

    pro

    longa hacia

    o tr

    os

    medios, las a lte rnativas excluye

    nte

    s an te b

    ifur

    cacion

    es

    i

    ne

    ludibles: " Qu hombre no se encuen tra a veces en presen

    cia de dos posibilidades?" se pregunta, convencido, sin amar

    g

    ur a

    , de qu e "Se tom e a l az

    ar

    o se elija, no impo rta, nadie es

    capa a la fa ta l

    idad

    ".

    La a nticipacin potica de Blanqui no opone los conflictos de

    la mate ria

    y del

    cosm os a los acon tecimientos del siglo

    XIX

    ni a

    las desventuras en un planeta que no se di ferencia de las varia

    cion

    es

    m

    s

    o men

    os

    d

    es

    dich

    ada

    s

    qu

    e

    repiten

    l

    os

    mill

    ares

    de pla

    netas

    se

    mejantes.

    Es

    e mis

    mo

    e

    statut

    o

    ra

    ro de

    La

    etemidad

    a tra-

    vs

    de

    los astros,

    que co ncilia fo

    rm

    as de

    esc

    ritura heterogneas,

    cient ficas, filos ficas, m

    t

    icas, p

    o

    ticas, habilita la vigencia

    ac

    tual de una im

    ag

    inacin

    re

    flexiva

    qu

    e conforma el

    carc

    ter

    de

    la

    est

    ti

    ca

    en

    un

    siglo

    xx

    que ya

    se

    prol

    onga

    en otro.

    Blanqui im

    ag

    ina la multipl icacin al in

    fini

    to de mundos pa

    ralelos, los e

    mplazami

    entos en el

    es

    pacio de una e ternidad pu

    es

    ta a pr ueba po r la

    hi

    storia y, quiz, gracias a la rep

    et

    icin me

    lanc lica de los acontecimi entos, c ierta esperanza en

    un

    retom o

    fantas mal: "El universo se repi te s in fi n y piafa en el mismo lu

    ga

    r.

    La ete

    rnidad

    in

    terpreta imp

    er turba

    bl

    eme

    nt

    e, en el infinito ,

    ...

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    17/56

    xxxii

    NOTA PREL J'vi NAR

    l

    as misma

    s representaciones. De ah

    que

    un

    instante

    se confun

    a con la eternidad;

    am

    bas instancias derogan el tiempo Jo de

    Jan

    en

    suspenso, suspendido, ahora, se

    mantiene

    n1aintenant

    apen

    as

    un

    ~

    t a n t e

    inve

    ntand

    o, paradjicamente, 'la

    actua

    lidad

    de

    una

    etermdad presente siempre en fuga.

    Mucho ms

    parad

    jica, la coincidencia

    de

    que,

    en

    esos mis

    mos.

    a ~ s ,

    a

    mediados de la

    dcada

    del treinta,

    cuando

    Walter

    ~ e _ n J a m ~ n c i n a d o

    por l

    as audacia

    s

    de

    una escritura

    que

    con

    Clia resignacin y rebelda, dedica su

    mayor

    tiempo y atencin

    ~ b r a

    de Blanqui,

    otr?s

    escritores, Jorge Luis Borges y Adol

    B 1 0 ~ ~ a s a r e s ms

    alla del ocano, en tierras dis tantes y

    me

    ~ I O S

    d1stmtos, e? el otro extremo del espec

    tro

    social y

    po

    ltico,

    f r e c

    la lec tu ra experime

    ntando

    la luci

    dez

    de una

    fascmac1n semeJante.

    . a n q u i ~ Borges, Bioy: Las divergencias biogrficas e ideol

    gicas podnan p a r ~ c e r en una prim

    era

    impi-

    esin

    , aproximacio

    nes f o r ~ a ~ a s cas1 desafo

    rada

    s. Cabe

    reunir

    a l

    os tr

    es? Bello

    co

    mo

    ..

    dira

    ~ a u t r a m o

    seducido

    por

    la in

    esperada

    dispari

    dad

    d.e un conJu nto de

    objeto

    s de coexis tencia

    inu

    sual. No

    pue

    de J a r de.

    sorprender esta

    alianza imprevisible en tre escritores

    de g l o s . ~ J f e r e n t e s

    oriund os

    de

    diversas civilizaciones, escasa

    m e n t ~ r n _ i l 1 t a n ~ ~ s u ~ . o s en polticas revolucionatias, responsables

    -como si se diJera . u l p ~ b de una imaginacin ldica que

    se deleita en los

    refinamientos de

    su juego intelectual y

    sus

    ges

    de

    creacin lib

    erta

    d,

    con

    uno

    de

    los

    co

    n

    sp

    irad

    ores

    m

    s

    vwlentos de un siglo

    que

    sup o

    prodigar

    los. .

    . Borges YBioy definen su escritura

    in t

    el

    ec t

    ua

    l,

    potica, n

    arra

    ttva, el tono y

    tr

    ama de sus pa

    ro

    dias,

    las

    ficciones y especulacio

    nes donde.

    se

    en

    e c r u ~ a

    turas en

    un

    vertiginoso espacio

    que .se repite

    en c s p a ~ 1 0 s

    s1milares, en tiempos

    cir

    c

    ular

    es y re

    gresivos, las especulaciOnes ante la duplicacin o desdoblamien

    to de los acontecimientos y sus

    im

    genes, la bifurcacin de uni

    versos paralelos

    que

    s.e ~ e p r o d u c e n

    en

    los senderos

    de jardines

    0

    los a naq.u

    e

    les de b1bhotecas, en

    tr

    e originales

    y

    copias

    qu

    e Jos

    ~ b r o no

    d1stmguen,

    dentro

    de esa misma estti

    ca

    fantasmag

    nca

    d o n ~ e merma

    la escasa realidad de

    una

    realidad

    dismin

    ui

    da e s p ~ c J O s a

    n t e por sus s

    imul

    acros. Los cuentos,

    poemas

    y

    ensayos

    m

    s conoc1dos de Borges, los extraordin

    ar

    ios cuentos

    l a r ~ o de Bioy Casares, sus nouvelle

    s

    hacen de la o bra de Blan

    qUJ

    un

    a as iduid

    ad

    fec

    und

    a

    y

    feli z.

    NOTA PRELIMINAR

    xxxi ii

    Como Borges,

    co

    mo Laforgue,

    como

    tantos otros poetas,

    Blanqui

    que

    nunca fue sino Blanqui , un hombre de accin y de

    cmaje, cita, sin em bargo, el

    Fragmento nmero

    72 de Pascal al

    come

    nza r

    La

    eternidad: El universo es un crculo cuyo

    cen

    tro

    est en

    todas parte

    s y la circun ferencia en ninguna. Se

    podra

    suponer

    que, en este caso,

    como ocurre con

    las _citas, se

    prueba

    la

    tendencia

    a volve

    rla

    s a ci

    tar

    un

    a vez mas. Borges Cita

    esa afirmacin

    de

    Pascal

    ms de un

    a vez,

    remi

    ti

    nd

    ola a los an

    tecedentes

    remotos

    do

    nd

    e su concepcin esf

    r

    i

    ca se

    identifica

    con la perfeccin divina.

    Tal vez ha

    br

    a

    que

    hacer el inventario

    de

    los cue

    nto

    s y nove

    las en los

    qu

    e es te excntrico libro de Blanqui , la fasc inacin

    de

    sus fan t

    as

    mago r

    as

    espectac

    ulares

    , el tono escptico de

    un

    a iro

    na ms

    difusa

    que

    brillante,

    modul

    a l

    as oc

    ur re

    ncia

    s fants ticas

    de

    Borges y Bioy Casares o de los autores

    heter

    nimo

    s

    con qu

    e

    ambos, c

    omo un

    solo hombre,

    cruzan

    a

    sus

    antepasados.

    Por

    ejemp

    lo, el

    libro

    Seis problemas para do Isidro Parodi

    39

    de H.

    Bustos Domecq

    n

    arra

    la historia

    de un

    detective

    qu

    e

    res

    uelve los

    enigmas policiales desde la prisin, quien tuvo el honor de ser

    el

    primer

    detective encarcelado , algunos

    afirmaban

    que ~ r a

    crata, qu

    eriendo decir que

    era esp iritista . Textos

    muy

    po

    steno

    res

    de

    ambos autores conti

    nan

    esa misma es

    pecie irnica de la

    esc

    ritura

    de Blanqui, d

    onde

    las

    trampas de

    la insercin mediti

    ca, su intermediacin e

    interc

    epcin, los pliegues y duplicados

    de mundos pa ralelos , ms o menos pequeos, ocultan y revelan

    -velan do s

    veces-

    en lugar

    de

    desc

    ubrir

    .

    Interesara apreciar

    slo algunas

    hu

    ellas del efecto Blanqui

    en cue

    nto

    s de Borges, sus

    poema

    s y sus ensayos, esas obras de

    la im

    agin

    acin r

    azo

    na

    da

    que

    Borg

    es

    cons

    ide

    ra rarsimas

    en es

    paol. E n Tlon, Uqbar, Orbis Tertius (Sa lto

    O r i e n t ~ l ,

    Ur:uguay,

    1940),40

    h

    ace

    de esa

    pluralidad

    de

    mundos

    del

    de

    sh

    zam

    tento Y

    penetracin de uno

    en

    otro, de l

    as

    copias ubi cuas, de

    tradictoria

    combinacin

    original,

    su

    suspen

    so

    y sustanc1a: Las

    cosas

    se

    dupli

    ca

    n en Tlon . En

    un

    a de l

    as

    magistrales

    narr

    acio

    nes del

    propio

    Bioy,

    La invencin de Morel esa

    novela que Bor

    ges

    no duda

    en

    ca

    lificar

    de

    perfecta,

    c o i ~ c i d ~

    el nalTador

    en

    cer de

    la pluralidad

    de

    mundos, del deshzam1ento y

    pe

    netracin

    39 Ho

    norio

    Buslos Domccq, Seis problemas para don Isidro Parodi Bue

    no

    s Ai -

    res, Sur, 1942. .

    40

    Jorge Luis

    Bo

    rgcs, Tion, Uqbar, Orbis Tertius ,

    Ficci011es

    Buenos

    Awes,

    1940.

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    18/56

    xxxiv

    NOTA PRELIMINAR

    de

    uno

    en otro, de l

    as copias ub i

    c

    ua

    s, de l

    as contrad

    i

    ccio

    n

    es

    de

    esa combinaci

    n

    original

    ,

    tamb in su

    su

    spenso

    y su

    stancia

    : "No

    eran dos ejemplares

    del

    m\smo

    libr

    o, si

    no do

    s veces el

    mi

    s

    mo

    ejem

    plar",

    dice

    el

    narrador de a invencin, como so

    lfa decir,

    en

    trminos aproxi

    m

    ados,

    el

    narrador de La eternidad co

    n

    respecto

    a l

    os planetas,

    a l

    os astros

    , a los

    hombre

    s y sus peripecias.

    Bor

    ges

    cita

    a Bla

    nq u

    i

    en

    el

    mu

    y

    conocido prlogo

    de la novela:

    Bsteme

    d

    eclarar

    que

    Bioy renueva

    li

    terar

    i

    am ent

    e

    un co

    n

    cep

    to

    que

    San Ag

    u

    st

    n y Orgen

    es refutaron

    ,

    que

    Louis-Auguste

    Blan

    q

    ui razon

    y

    que

    dijo

    con

    msica memorable Dante Gabriel

    Ros

    se

    tt i.

    41

    Abu

    nd

    a n o tras m

    arcas ms

    o

    menos ntid

    as,

    desde

    la

    explci

    ta in

    vocacin

    de

    l

    nombre

    de

    Blanqui

    y su

    pensamiento

    ,

    hasta

    el

    desconcierto que

    su

    scit

    a

    en lo

    s lectores

    de

    Bo rges el dilo

    go fi

    nal

    de

    "La

    muerte

    y la brjula":

    -Para

    la

    otra

    vez

    que

    lo

    mate

    - repl i

    ca Scharlach-le prometo

    ese l

    aberinto qu

    e

    co

    n

    sta

    de un a

    so

    la

    ln

    ea

    recta

    y

    que

    es

    in

    visible,

    ince

    sa

    nte."

    Dada

    s l

    as ambige

    dades propias de la

    lit

    erat

    ura, el

    misterio de la promesa de

    otra

    muerte anunciada debera permanecer

    sin explicacin.

    Sin em

    bargo, a

    un

    obsenr

    ando

    ese misterio,

    no puede desecha

    rse, a

    la

    luz de los

    mundos

    a lternativos

    que habilita Blanqui, un

    a

    opc

    i

    n

    que

    h

    ace de

    la

    libertad

    un destino.

    En E

    l

    milagro secre

    to",

    en

    "La Bibliot

    eca de Babe

    l", "La

    otra muert

    e", "Los

    te

    logos", "Tres

    versi

    ones

    de

    Judas ,

    en

    tantos otros

    textos, se

    pro

    yec tan

    sobre

    la

    obra de Borges la sombra de Blanqui y de s

    us mundos paralelo

    s.

    En otro de sus

    cuentos

    , en

    E

    l

    ja rd

    n de se

    nderos que se

    bihJr

    ca

    n", di

    ce

    el

    narra

    dor:

    Crea en infinitas seJ;es

    de

    tiempos, en una r

    ed crecien

    te y vertigin

    osa

    de

    ti e

    mpos

    divergentes,

    co

    nvergen tes y

    paralelo

    s. Esa trama de

    tiempo

    s

    que

    se

    ap roximan,

    se bifurca

    n, se

    co

    r

    tan

    o que so

    lamente se igno

    r

    an,

    abarca todas

    las

    posi

    bilidades.

    No

    exi

    stimos

    en la mayoda

    de

    esos

    ti

    em

    pos;

    en

    algu

    no

    s existe u

    sted

    y

    no

    yo; en otros, yo,

    no

    usted; en otros, los

    dos. En ste,

    que un

    favorable azar

    me depara, usted

    ha lle

    gado

    a

    mi ca

    sa; en otro, usted, al

    atravesar

    el

    jardn

    , me

    ha encontrado

    muerto; en

    otro,

    yo digo

    estas misma

    s

    pa

    l

    abras,

    p

    ero

    soy un r 1 ~

    un

    fantasma.42

    4

    JL

    Borge

    s,

    Prlo

    go,

    en

    Adolfo B

    ioy

    Casares,

    La inve ci6 de More/,

    Bue

    nos Aires , 1940 .

    42

    J .L. Bo rges, "El jardn de senderos que se bifurcan", Buenos

    Ai1

    cs, 194 1.

    NOTA PRELIMINAR

    XXX

    El narrad

    or

    replica , en sus propios t

    rm

    inos, las reflexiones

    que elabora Blanqui en La eternidad a travs de los astros:

    Tales

    como

    los

    ejemplares de mundos

    pasados, tales los

    de

    los

    mundos

    f

    ut

    uros. Slo el

    captulo

    de las bifurcaciones

    queda abierto

    a

    la espe

    an

    za. No nos o lvidem

    os

    que

    todo lo que se habra podido ser quf abajo, se

    es en alguna otra parte.

    43

    El

    imaginario

    de

    Bla

    nqui es constante tam bi

    n

    en la obra de

    Bioy Casares: La invencin de More[ (1940), El perjurio de la

    nieve" (1945), Plan de evasin (1945), La t

    ra

    ma cel

    es

    te" (]948),

    "El lado de

    la

    so mb r

    a" (1962).

    La

    pre

    sencia de

    Bl

    an q

    ui, de

    La

    eternidad a travs de l

    os

    astros, es ms

    que

    explcita, sospechosa

    men te precisa y hasta obsesivamente re

    dundante

    en "La trama

    celeste" de Bioy Casares donde es '1a

    razn

    de ser del cuento":

    El "m i

    ste rio

    "

    de

    la

    ca r

    ta

    me in

    cit a leer l

    as obras de

    Blanqui.

    Por de

    pronto comprob que

    figuraba

    en

    la enciclopedia

    y que haba

    escrito

    sobre temas

    po fticos .

    Esto me comp

    laci,

    en mi

    plan,

    inmediata

    s a

    la

    s

    ciencias ocu ltas, vienen

    la

    poltica y

    la

    sociologa.

    Una

    madr

    u

    gada, en la ca ll

    e

    Con

    ientes, en

    una librera

    ate

    ndida

    por

    un viejo borroso, encontr un polvoriento atado de li

    bros encuaderna

    dos en c

    uero pardo

    ,

    con

    ttulos y filetes dorados; l

    as

    obras comp

    l

    etas de

    Bl

    anq

    ui.

    Las co

    m

    pr

    por

    quince

    pesos.

    En la p

    g

    i

    na

    281 de m i ed ic

    in

    no hay nin guna poesa. Aunque no

    he ledo ntegramente la

    obra,

    c

    reo

    que el escrito in

    dicado

    es L'ternit

    par les astres, un poema en prosa. En

    mi

    edicin comienza en la

    pgina

    307, del

    seg

    undo tomo

    .

    En

    ese

    poema

    o ensayo, en

    co

    nt r

    la

    explicacin

    de

    la

    aventura de Monis.

    Y

    sig

    ue

    men

    cionando, comentando

    su texto,

    trans

    cribindo

    lo, co

    mo pro

    cu

    rando asir si no compr

    ender,

    por repet

    icin,

    un

    ms

    all

    que

    identifica con la

    muerte, el

    prodigio,

    la

    disposicin

    o

    aproximacin

    a lo fantstico: "Me

    pregunto

    si yo

    compr la

    s

    obras

    de

    Blanqui porque estaban citadas

    en la

    carta

    que

    mostr

    Morris

    o

    porque

    las historias de

    es

    tos

    dos mundos son paral

    e

    las"; m

    s ade

    lante dice "le recome

    nd

    la l

    ec t

    ura

    de

    L'eternit par

    les astres ;

    pro

    sigue: "Alegar a B

    lanqui

    ,

    para

    enca

    r

    ecer

    la

    teo

    ra

    43 L.-A. Blanqu i,

    a

    eternid d a travs .. op. cit .

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    19/56

    xxxvi

    NOTA

    PRELIMINAR

    de la pluralidad de los mundos, fue un m

    rito

    de [ ..]"

    donde

    el

    narrador

    tran

    scribe,

    co

    n algunas

    var

    iaciones, el mismo texto al

    que

    alude Borges y que tambin transcribe Walter Benjamn:

    Tom el libro

    de

    Blanqui, me lo puse debajo del brazo y sa l a la

    ca

    lle.

    Me sent en un banco del parque Pereyra. Una vez ms lef este

    p n

    afo:

    "Habr infinitos

    mundos

    idnticos, infinitos

    mundo

    s

    li

    geramente

    va

    ria

    dos, infinitos mundos diferentes. Lo que ah

    ora

    escribo en este fuerte

    del Toro, lo he escri to y lo escribir duran te L eternidad, en una mesa,

    en

    un

    papel, en un ca labozo eternamente parecidos. En in finitos mun

    dos mi situacin ser la misma pero tal vez haya variaciones en la cau

    sa

    de

    mi enc ierro o en la elocuencia o el tono de m is pginas."

    C ~ n t r a la i n g u l ~ r i d a d perdida de la obra original, derogada por

    los ejemplares en trradas, la pluralidad de copias y s u disemina

    cin, la estratificacin de lecturas comunes, las ambi valencias de

    la palabra, la mecnica de la multiplicacin habilita los

    enc

    ue

    ntr

    os

    y las numerosas interpretaciones. Esas coincidencias enfrentan

    u_niversos

    ~ u e presume? de su estatuto de realidad o

    de

    imagina

    cin,

    r e a r u m a ~

    el c t o

    de

    la verdad y la versin, de la fu gaci

    dad conocida, .meVJtab le, expuesta a la eternidad desconocida de

    seada, dicha: "La Poesa es lo ms real que existe, es aquello que

    slo es completamente verdadero en otro mundo ,44 desplazando

    la historia hacia '1a verdadera vida, [ ..] la nica vida realmente

    vi-

    vida, [es] la liter

    atur

    a; esa vida que, en un sentido, habita cada ins

    tante en todos los hombres tanto como en el ar tista .45

    Apostando a o

    tr

    os

    mundos,

    Blanqui juega

    en s

    te menos ldi

    co,

    m

    s r

    efTac

    tario, do

    nd

    e observa

    qu

    e las e

    nd

    ebleces

    de

    l partido

    revolucionario

    s

    lo susci

    tan

    el desa

    li

    ento, la indiferencia la ab

    dicacin".

    En La

    eternidad a travs de los astros no da

    e ~

    a s u

    impaciencia y

    decr

    eta: O la resur reccin de l

    as

    es

    tr

    ellas la

    mu

    erte universaL . Es la

    tercera vez que lo repito.

    Impresiona ese

    tono de info

    rm

    ali

    dad

    trascendente, de irnica trivialidad "a la La

    forgue",

    de

    fata

    li

    d

    ad burlona

    , el

    tono

    que

    marc

    definitivamente

    la escritwa de Bioy Casares. Como Blanqui, Bioy se aproxima al

    44

    Charl es

    Baudela

    ire, Euvres Completes, vol. 2. Texto establecid

    o

    presenta

    do

    y

    anotado

    por Cl

    aude

    Pic hois,

    Pari

    s, La Pliade, 1976. "Puisque

    ralisme i

    y

    a",

    en

    Critique lillraire,

    p.

    59.

    45

    Mar

    ee Proust,

    A

    la recherche du temps perdu, Pars, Ga llimard Bibliothe

    que

    de la Pliade, vol. 3, 1980, p. 895.

    NOTA

    PRELIMINAR

    x.xxvii

    isterio del espacio infinito con la misma naturalidad con que re

    :rrera

    a diario la calle Posadas, como si le diera igual el cosmos

    sus secretos que las distracciones domsticas y mundanas. El

    ~ a n - a d o r se desespera o se consuela

    ante

    la c e r t e ~ a de la u g ~ i -

    dad de tiempos que

    term

    inan por volver o

    no

    termmar. En s ~ s

    fic-

    ciones, en "La

    trama

    celeste" sobre todo, Bioy cita e x t ~ n s a

    mente, a Blanqui; uno

    de

    sus personajes

    se

    denomma Morns

    ,

    como en otras narraciones suyas

    se

    denominan Moreau o Morel,

    more and more.

    Borges

    in

    voca a Blanqui con frecuencia y enco

    mio. En tre otras numerosas menciones:

    Un principio algebra ico lo ju

    st

    ifica: la

    ob

    servacin

    de que un

    nme.ro

    n

    de

    objetos -tomos

    en

    la h iptesis

    de

    Le B

    on

    fuerzas en la de Nietz

    sche,

    cuerpos

    simples en la del com

    un i

    sta Blanqw- es in

    capa

    z de un

    nmero

    infinito

    de

    variaciones. De l

    as

    tres doctrinas que he enumera

    do, la mejor razonada y Ja ms compleja, es la

    de

    Blanqui. ste, como

    Demcrito (Cicern,

    Cuestiones acadmicas

    libro

    segund

    o, p.

    40),

    aba

    rrota

    de mundos

    facsimilares y de

    mundos

    dismiles no

    s

    lo el tiempo

    sino el interminable espacio tambin. Su li

    bro

    hermosamente se titula

    L'ternit

    par

    les

    astres

    ;

    es

    de

    1872.

    46

    A propsito de lo que Borges denomina "cierta fantasa La

    place", vuelve a mencionarlo, aunque tratndose de BlanqUI, las

    repetici

    ones

    no

    deberan

    sorprender:

    En aquel captulo de su Lgica que tra ta de la ley de causalidad, Jolm

    Stuart Mill razona que el estado del universo en cualquier instante es

    una

    co

    ns

    ecuenc

    ia

    de

    su

    estado

    en el

    instante

    previo y

    que

    a una inteli

    gencia infinita le bastara el conocimiento perfecto de un

    so lo instante

    para saber la historia del universo, pasada y ven idera. (Tambin a z o n ~

    -oh Lou is-Auguste Blan qui , oh Nietzsche, oh Pitgorasl- que la repen

    cin de cualquier estado comportaria la repeticin de todos los otros Y

    hara

    de

    la historia uni versal

    una

    serie cclica.)

    47

    Convencidos de l acierto

    de

    bsquedas tan enigmticas como

    metdicas, Blanqui aparece

    una

    y

    otra

    vez,

    entre

    libros y estre

    llas,

    alternando co

    n la

    multitud in

    grvida

    de sus sos

    ias, esos se-

    46

    J.L.

    Borges, "El

    tiempo

    circular",

    Historia de la eternidad,

    Bueno

    s Aires,

    1

    n6.

    47 J.L. Bo r

    ges, "La cre

    acin y

    P.H.Gossc", 01ras inquisiciones,

    Buenos

    Aires,

    1952.

  • 7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000

    20/56

    xxxviii

    NOTA PRELI MI NAR

    me

    ja

    nt

    es que exis ten en infinito n mero de ejemplares, con y sin

    ca

    mb ios, opt

    imi

    st

    as

    me

    lan

    clicos, cr

    een

    en sus

    astros qu

    e se

    multip

    li

    ca

    n bifur

    c

    nd ose en pe

    rp

    etuidad . A Bi

    oy,

    a Blanqui , a

    Benja

    m

    n a Bor

    ges

    o a sus pe rsonajes, l

    os se

    du

    ce

    la h

    iptes

    is de

    una

    sa

    lida plural

    po

    r

    la

    proliferacin de ti

    em

    p

    os

    q ue c ifran en el

    es

    pacio

    su

    espera nza. Del a rtculo que Borges haba d

    edicado

    en

    Sur a Blanqui , tra nsc r

    ibo unas

    lneas que guardan

    co

    in ci

    de

    ncias

    co

    n l

    as

    cit

    as me

    ncio nadas anterio

    rm

    ente y con ot

    ras

    ref

    erenci

    as

    a Blanqui

    qu

    e figuran en

    la mi

    s

    ma

    revista:

    Blanqui ab

    ar

    rota de infinitas r epeticiones, no

    s

    lo el ti e

    mp

    o, s

    ino

    tam

    bin el espac io infin ito. Imagina que

    ha

    y e n el universo

    un

    nme

    ro

    in

    finito de facsm

    iles

    del planeta y de tod

    as

    sus

    va r

    ian

    tes

    p

    os

    ibles. C

    ada

    individuo existe i

    gua

    lmente en infinito nm

    ero

    de ejem plar

    es

    ,

    co

    n y s

    in

    variacio

    nes.

    48

    Habra q ue reco

    rd

    ar

    uno

    de l

    os

    p

    ri

    m

    eros lib

    ros

    de Borges, so

    metido

    por

    l

    mi

    smo a la ms severa

    ce

    nsura hasta el fin de sus

    das, pero

    ree

    di ta

    do p

    s

    tu m

    amente,

    El tamaio de mi esperan-

    za

    49

    un libro que replica desde el

    ttul

    o l tamai1.o

    del espacio

    (1921

    ),

    el pequeo volumen

    qu

    e Leopo

    ld

    o Lugones haba

    esc

    ri

    to unos aos a ntes so bre cuestiones matemti

    cas

    y que

    pocas

    ve

    ces se

    co

    ns

    ider a

    . Borges

    encu

    ent ra en l

    os

    escritos de Bla

    nqui

    el

    co

    n trafu

    er

    te de una visin esttica

    qu

    e va m

    s

    a ll de las

    di

    s

    qui

    siciones matemticas o de las injus ticias

    po

    lticas o policiales,

    co mprometiendo, literariamente

    una

    especi e de eternidad sub

    specie de

    espacio: e

    l univ

    erso

    br usca

    mente usu

    rp

    l

    as

    dimen

    s

    ion

    es

    ilimi

    ta

    d

    as

    de la

    es

    pe r

    a

    nza

    , di

    ce Bo

    rges al

    fi

    nali

    za

    r La

    bibliot

    eca

    de

    Babe

    l.

    Tal vez desde el principio, Blanqui haya prev isto es tos desbor

    des extraterritoriales y extratemp orales:

    El infi

    nito s

    lo se n

    os

    p uede

    present

    ar bajo el

    aspecto

    de lo indefinido.

    Uno

    conduce

    al

    ot

    ro p

    or

    la manifiesta

    impos

    ibi lidad de en

    cont r

    ar, o

    aun

    de conce

    bir,

    un

    a

    limit

    acin p

    ara

    el

    espac

    io .

    Es

    cierto el

    un

    iver

    so

    infini

    to es

    in

    co

    m

    pre

    nsible, p

    ero

    el

    un i

    verso

    limitado es

    ab surdo.

    Esta

    48

    J.L. Borges,

    Sur Buenos

    Aires,

    ao

    x, nm.

    65

    febrero

    de

    1942,

    en Borges

    en Su

    r.

    1931-1980 Buenos A