Blaga, Lucian-Conocimiento Luciferino

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  • A Parte Rei 55. Enero 2008

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    El Conocimiento Luciferino1

    Lucian Blaga1933

    Traduccin: Vasilica Cotofleac

    Introduccin

    Los trminos de conocimiento paradisaco y conocimiento luciferino, empleadosen el presente estudio, tienen un sentido puramente simblico y se refieren a hechosaccesibles al anlisis y a la visin filosfica. Cosa que se debe precisar de entrada, parano ocasionarle alguna desilusin al lector, que, tentado por el ttulo del trabajo, podraesperar alguna exgesis teologal al margen de la metodologa bblica, eventualesalegoras gnsticas o tal vez una problemtica religiosa. Nuestro tema est ligadoexclusivamente a la teora del conocimiento. Confesamos que no nos sera fcil precisardesde el principio los sentidos que le atribuimos al conocimiento paradisaco y alconocimiento luciferino, sin anticipar demasiado los resultados de los anlisisemprendidos y de los esfuerzos asumidos. Para comenzar, definiremos los dos tipos deconocimiento por algunas vagas indicaciones, cuya significacin no supera a la de ungesto inicial de separacin de dos materias primordiales. Le vamos a pedir al lector, alcual queremos proteger de un arranque demasiado brusco, que avance pacientementejunto a nosotros. Estamos seguros de que, afanndose por las frondosidades de laabstraccin, en las cuales nos hundiremos como en unos bosques de esqueletos,terminar con un resultado que sera intil ofrecrselo ahora.

    Por los dos trminos simblicos indicamos una profunda dualidad en el marco delconocimiento, antes no vislumbrada en cuanto tal, y bajo cuyos signos dominantes sedivide, con tajantes diferencias de conjunto y de detalle, todo el campo del conocimientointeligente. En esta dualidad vamos a insistir largamente, ora analticamente, ora enperspectiva panormica y con un paralelismo de observaciones exigido por la mismanaturaleza, escindida en dos partes, de nuestro objeto. Bajo el ngulo de la dualidad quebuscaremos sacar a la luz, se ver que los tericos del conocimiento, dominados por lamagia de una unidad soada pero inalcanzable, trataron hasta hoy ms que todo aquelloque tiene que ver con la naturaleza del conocimiento que nosotros llamamosparadisaco. Las particularidades y los aspectos del conocimiento luciferino fueronapenas episdica y accidentalmente tomados en cuenta, y esto con la evidente tendenciade interpretarlos como a un derivado del conocimiento concebido como una inalterableunidad, como un sistema carente de polaridad, como un todo de actos coordinadosalrededor de una central y nica armazn. Al poner demasiado ahnco en la bsqueda deuna unidad ficticia, slo lograron mantener diversas confusiones, aumentar las dificultades

    1 COPYRIGHT HUMANITAS 2003. A Parte Rei publica con el permiso de la editorial rumanaHumanitas la primera traduccin, realizada por Vasilica Cotofleac, de la triloga de Lucian Blaga.A diferencia del resto de los contenidos publicados en A Parte Rei. Esta obra est sometido a unrgimen de derechos diferente por lo que no podr reproducirse ni usarse sin el consentimientoexpreso de los titulares de los derechos.

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    de interpretacin del conocimiento y desnaturalizar uno de sus aspectos. La idea deconsiderar el conocimiento inteligente como dual, con todos los fracasos registrados en elotro modo de verlo, contrario, no ha sido an sostenida con suficiente seriedad yconsecuencia, y, cuando ha sido sostenida, se ha hecho de una manera bastanteirrelevante. La teora del conocimiento, independientemente de las muchas disputas ydivergencias de ideas registradas en su historia accidentada y llena de peripecias, seedific casi exclusivamente en funcin de la naturaleza del conocimiento paradisaco.Nuestra tarea ser la de analizar en primer lugar el conocimiento luciferino, destacar suespecificidad, originada en una iniciativa vigorosa del espritu y no explicable por lassimples circunstancias en medio de las cuales ella surge. Aunque difiere hasta laoposicin del conocimiento paradisaco, l no ha sido considerado hasta ahora en suconjunto y, sobre todo, ni siquiera ha sido sospechada su significacin de segundoconocimiento; que, en vista de su fisonoma y articulaciones propias, de ningn modopuede ser reducido al primer conocimiento, el paradisaco.

    Para someter a un estudio detallado el conocimiento luciferino, se imponen por elmomento unas cuantas consideraciones introductivas acerca del conocimiento in statunascendi. Esto, naturalmente, slo en la medida en que estas consideraciones podrnsernos tiles para la ulterior determinacin de la dualidad a la cual nos estamos refiriendo.No nos lanzaremos, pues, en nuevas teoras acerca de la gnesis del conocimiento, perorepasaremos algunos aspectos paradjicos del conocimiento in statu nascendi, a saber,aquellos que deben ser tomados siempre en cuenta en todo anlisis estructural delconocimiento.

    Sea nuestro punto de partida un lugar comn. En la filosofa se acostumbra, desdehace mucho tiempo, a efectuar una diferenciacin que prob suficientemente su justiciaentre el elemento concreto y el elemento conceptual del conocimiento. La intuicin yel concepto delimitan sustantivamente la diferencia entre los dos elementos, dosificadosen proporcin variable, pero permanentemente presentes en cualquier contenido delconocimiento inteligente. Vamos a evitar, con todo el cuidado impuesto por el carctersumario que deben tener unas consideraciones introductivas, las meditacionesinoportunas sobre los procesos psicolgicos por medio de los cuales se realiza unaintuicin concreta o un concepto. Igualmente vamos a evitar, por motivos de economa,las consideraciones sobre otros actos, de ndole diferente de la psicolgica, que podranintervenir, eventualmente, en la gnesis de los elementos del conocimiento. Estos actosson muy hermticos. Una teora acerca de ellos introducira de manera anticipada, en eltema cuya elucidacin buscamos, suposiciones problemticas que no nos hacen falta.Limitmonos a considerar la intuicin concreta y el concepto bajo el aspecto de sufuncin en el marco del conocimiento en general, y de su relacin recproca en laconstitucin de un conocimiento. Segn una tesis, si no generalmente admitida al menosgeneralmente conocida, entre el concepto y la intuicin concreta, que pertenecen a planosdistintos del conocimiento, hay una correspondencia, que debe ser considerada desde undoble punto de vista: en cierto sentido, el concepto contiene menos que lo concreto de laintuicin; en otro sentido, ms. Por una parte el concepto hace abstraccin dedeterminados aspectos de lo concreto, por otra parte aade algo ms a lo que por sunaturaleza puede contener lo concreto. Este tipo de correspondencia es especialmentevisible en aquellos conceptos glorificados que circulan en la filosofa bajo el nombre decategoras, como los de sustancia, causalidad, unidad, existencia, etc. Lasintuiciones, que entraran en la discusin como su soporte concreto, como su base,analizadas en su contenido material-concreto, no les ofrecen a estos conceptoscategoriales una cobertura completa. Conocemos la ingeniosidad con la cual Hume haba

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    mostrado este aspecto en el anlisis de los conceptos de sustancia y causalidad.Tambin sabemos cunto se discuti desde Kant hacia ac esta situacin, susceptible,por lo dems, de diversas interpretaciones. En el concepto categorial de la causalidaddistinguimos, como elementos de contenido: primero, los momentos conceptuales delfenmeno a y del fenmeno b (en el sentido ms etreo, esto es, haciendo abstraccin decualquier nota concreta posible de los dos fenmenos); y segundo, el momentoconceptual de una relacin de sucesin necesaria entre los dos fenmenos (en el sentidode que a produce b). Al intentar una congruencia entre el concepto categorial de lacausalidad y el contenido material-concreto de la intuicin, se va a constatar entre ellos,no obstante la correspondencia, cierta asimetra, ya que el concepto categorial rebasaeste contenido material-concreto englobado por la forma abstracta. Repitiendo la mismaexperiencia con diversos conceptos categoriales, descubrimos que en este actomantenemos bajo observacin directa a la esencia misma de lo categorial en relacin conlo concreto. En efecto, la capacidad de englobar por desbordamiento el contenidomaterial-concreto de la intuicin caracteriza plenamente a la naturaleza ntima de losconceptos categoriales en general. Al pronunciar esta proposicin, nos abstenemosprudentemente de opinar sobre la gnesis de los conceptos categoriales. El hechoimpresionante de que ellos engloban, por desbordamiento, el contenido material-concretode la intuicin, no nos permite, como tantos filsofos se apresuraron a creer, adelantarninguna tesis segura con respecto a su modo de produccin. Se nos podra replicar, nosin razn, que esto prueba, con suficientemente fuerza, al menos la existencia de unaespontaneidad espiritual. Pero con esta cuestin de la espontaneidad tocamos una zonamuy misteriosa, que precisamente los que recurren a ella la simplifican, segn parece, sinel criticismo necesario. Seran muchos los puntos de discusin en este sentido. Pero essuficiente sealar, de paso, algunos detalles. Estamos dispuestos a admitir, comosubstrato de los conceptos categoriales, una vigorosa espontaneidad del esprituhumano; pero quisiramos subrayar a la vez, que esta situacin no nos obligaimperiosamente a otorgarles a los conceptos categoriales el atributo de la subjetividad.No entendimos nunca, por mucho que lo intentamos, por qu la espontaneidad tiene queser necesariamente subjetiva. No podra existir tambin una espontaneidad capaz deconquistar lo objetivo? Planteamos esta pregunta a ttulo de simple asombro, sin entraren su dilucidacin. El tema de la subjetividad de los conceptos categoriales lo dejamos,junto a otros, abierto. Sealamos, apenas tangencialmente, que el problema no es deningn modo idntico al de la espontaneidad de los conceptos categoriales, ni alpuramente estructural, que consiste en la simple comparacin del contenido de losconceptos categoriales con el contenido material-concreto de la intuicin. Bajo este ltimongulo, hemos visto que los conceptos categoriales abarcan, por su contenido, mselementos constitutivos que los que podra ofrecer alguna vez el contenido material-concreto de la intuicin. Pero en la forma abstracta, los conceptos engloban pordesbordamiento lo material-concreto. Retenemos en esta proposicin un aspecto que,escrutado en relacin con su origen, admitira diversas interpretaciones. Aunque, comohemos dicho, no la gnesis de los conceptos categoriales nos interesa aqu, sino otracosa. Se trata de cierto procedimiento, que se introduce en el campo del conocimiento,cada vez que un concepto categorial, una vez arraigado en el imperio de la conciencia, esempleado como factor determinativo, que configura en un sentido especfico el materialconcreto de la intuicin. Este procedimiento, tan paradjico como fundamental, estimplcito en el modo de empleo comn de los conceptos categoriales. Cada vez que sedetermina lo concreto por medio de un concepto categorial, el conocimiento, por medio deun acto autoritario, pone en ecuacin el material concreto y una determinada expresin

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    conceptual, que engloba por desbordamiento este material. Un manojo de cualidades seconvierte, por este paradjico acto, en un sujeto con atributos; una sucesin reguladade fenmenos, en una sucesin causal de fenmenos. Cualquier aplicacin de unacategora sobre un material concreto implica semejante ecuacin sui generis, incompleta,pero con pretensiones de autntica ecuacin. Una ecuacin que constituye, desde elpunto de vista lgico, una licencia que el conocimiento se permite, sin plantearse elproblema de su justificacin. Y como prometimos hablar, en esta introduccin,precisamente de las paradojas que el conocimiento se permite en estado de autocreacino de constitucin, queremos llamar la atencin del lector sobre esta primera paradoja, concarcter de licencia lgica.

    Esta licencia, de la cual el conocimiento hace uso permanentemente sin podercuestionarse a s mismo (la lgica no constituye una instancia absoluta en la esfera delconocimiento), no es la nica que el conocimiento se permite en su fase de constitucin.Hay otra. El intelecto, encargado (entre otras posibilidades) de la operacin enigmtica dedescascarar a la intuicin de lo accidental y de elevarla a una alta planicie de esencias,plasma, en contacto con la intuicin concreta, ciertos conceptos, que, desde el punto devista lgico son imposibles, porque implican lo antinmico. Vamos a escoger, a manera deilustracin, un ejemplo que jug un papel destacado en cierta lgica. Los conceptos a loscuales nos referimos estn todos elaborados a imagen y semejanza del concepto dedevenir, que encierra, segn se ha sealado, una antinomia. Analizado desde el puntode vista lgico, l se parte en trminos contradictorios: inexistencia existencia. Bajo elaspecto puramente lgico este concepto es imposible; l no hubiera podido constituirsepor la va de la sntesis lgica de los dos trminos antinmicos. Pero l ha sido formadoindirectamente, sobre la base de la intuicin, que nos muestra el devenir como posible. Elintelecto est dotado de la capacidad de elevar al plano conceptual lo irracional de laintuicin concreta, y de elaborar consecuentemente conceptos que, desde el punto devista lgico, se deshilan en antinomias. l puede crear innumerables conceptos de estandole, que no forman un sistema, sino que se fundamentan cada uno en parte en lamisma virtud inherente al intelecto, y cuya existencia ha sido usada como substrato de lossistemas dialcticos de la filosofa. Hay que notar que la sntesis dialctica no es unproducto lgico. Ella significa una remisin a la intuicin, y no es imaginable sin laposibilidad del intelecto de plasmar conceptos en contacto con lo irracional de la intuicin.Los sistemas dialcticos medidos slo con la lgica adquieren una apariencia quimrica.La lgica no puede hacerles justicia de ningn modo. Desde este punto de vista ellos soncondenados con antelacin. Pero, curiosamente, los sistemas dialcticos insisten enjustificarse lgicamente a cualquier precio. En realidad su nica justificacin debe serbuscada en una profunda e insondable particularidad del intelecto como autor; en esacapacidad suya de elaboracin de conceptos, por la cual se eleva a un plano de esenciaslo irracional de la intuicin. El intelecto, en contacto con la intuicin, tiene el extrao donde plasmar unos conceptos sintticos que nunca alcanzara por la va de la lgica, y que,lgicamente considerados, son imposibles.

    Otra licencia del conocimiento en estado de constitucin tiene que ver con laplasmacin de conceptos que no tienen un correspondiente concreto, sino que expresanun proceso abierto del intelecto en contacto tangencial con lo concreto. Cuando elintelecto lleva a cabo, por ejemplo, la accin de actualizacin de un espacio, de unmomento, de una unidad, l se cree con derecho a repetir infinitamente esta accin, almenos en un plano ideal. Semejante acto inicial se genera virtualmente al infinito, sobre labase de una dinmica especial del intelecto. La licencia de la cual el espritu hace uso es,esta vez, la de creer en la posibilidad de la repeticin ilimitada del mismo ejercicio de

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    actualizacin de algo, aunque sea slo en un plano ideal. El intelecto se comporta como siel acto inicial contendra en s a todos los dems, hasta al infinito. Pero un ejercicio deactualizacin de un particular es, desde el punto de vista lgico, idntico slo a s mismo,y no idntico a su repeticin al infinito. Evidentemente, el intelecto asume otra vez underecho a cuya influencia no podemos sustraernos, pero que lgicamente lleva acreaciones eminentemente gratuitas. Nociones como las de espacio infinito, de tiempoinfinito, nmero infinito, etc. suponen esta licencia. Los conceptos en cuestin expresanno tanto algo concreto o un hecho general, como un proceso abierto de actualizacin, alcual el intelecto humano se siente con derecho, en virtud de una dinmica propia, y a lacual l no puede resistirse.

    Por estas licencias fundamentales, a las cuales la competencia filosfica del lectorpodr aadir otras, se establecen, en los mismos fundamentos del conocimiento: 1) untipo de ecuaciones, que lgicamente no son verdaderas ecuaciones, pero que, por lasoperaciones que el intelecto efecta en contacto con lo concreto, son implcitamentetratadas como ecuaciones autnticas, y 2) un tipo de ecuaciones verdaderas, pero que elintelecto omite como si no existiesen.

    De esta manera, para la primera licencia de la serie se instituye una ecuacinparadjica entre los conceptos categoriales y el material concreto de la intuicin que lascategoras engloban.

    La segunda licencia implica una ecuacin perfecta, pero que arbitrariamente no estomada en cuenta, articulada entre los conceptos sintticos que expresan lo irracional dela intuicin, y las antinomias en las cuales -desde el punto de vista lgico- ellos sedeshilan. Aunque la ecuacin es perfecta, el conocimiento y el intelecto la tratan como siella no existiese.

    Por la tercera licencia se establece una ecuacin entre la actualizacin de unconcreto y la repeticin infinita de esta actualizacin.

    Como no hemos deducido sistemticamente estas licencias de algn principio, ycomo tampoco las hemos establecido por la investigacin sistemtica de toda la espesuradel conocimiento, podemos esperar que su nmero sea completado. A nosotros nosinteresa el general en s de que el intelecto humano, en estado de autoconstitucin, antesde operar sobre la base de los principios lgicos, opera paradjicamente, con esfuerzosextraordinarios, con base en licencias que no sabemos quin se las otorg. Todas estaslicencias son lgicamente impermeables. Su totalidad constituye un tipo de coeficientepermanente del conocimiento en general, que debe ser aceptado. El conocimiento, si secondenara solo por este abuso e intentara eliminar de su cuerpo dicho coeficiente, seanulara a s mismo completamente. Tambin es cierto, por otra parte, que si elconocimiento y el intelecto humano trataran de construir sus elementos fundamentalessobre la base de los principios lgicos, que se muestran dispuestos a aceptar despus dela constitucin de stos, probablemente no llegaran a nacer. El conocimiento inteligente,en la fase de su precipitacin conceptual, no se somete a los principios lgicos. Por sumodo de constituirse, l no dispone de una completa e irreprochable justificacin lgica. Elconocimiento y el intelecto pretenden comportarse segn los principios lgicos apenasdespus de haberse constituido en sus elementos conceptuales y en su modo deorganizar lo concreto. Pero debemos aadir a estas consideraciones la observacin deque hemos sealado las licencias mencionadas no como a una enfermedad dada paradesacreditar el conocimiento, sino como a una situacin de hecho, a favor de la cual porsupuesto que se podran traer suficientes argumentos, si tendramos idea de todas lasventajas que le proporciona al espritu humano.

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    Conocimiento Paradisaco y Conocimiento Luciferino

    El conocimiento inteligente, una vez realizado -entre otros factores tambin graciasa las licencias sui generis de las cuales dispone en estado intrauterino (para expresarnosas)-, consiste en la ordenacin categorial de lo concreto intuitivo, en la determinacin delmaterial intuitivo por conceptos abstractos, en el inventario de los objetos y de susrelaciones inmediatas, tal como stos vienen dados en la intuicin. Pero no slo en laintuicin. El objeto del conocimiento inteligente tambin puede ser un hecho general dadoa la abstraccin, o un hecho imaginario. Agotndose en estas pocas operaciones, elconocimiento inteligente se es sin embargo suficiente a s mismo, debido a que este tipode conocimiento (como vamos a ver se trata slo de un tipo de conocimiento) seencuentra ante un objeto al cual considera dado o con posibilidades de ser dado, entero einalterado, y que por su naturaleza no invita a la superacin. La principal tarea de esteconocimiento es la de ordenar los objetos en serie en el plano conceptual. En suoperacin conceptual, este conocimiento se encuentra en la situacin aventajada de notener que aplicar el concepto ms que cuando ste se ve llamado, solicitado por la mismafisonoma o configuracin del objeto. Pero tiene el privilegio de desbordarsecompletamente sobre el objeto, en una adhesin total. Le es propio el mantenersedistante de lo problemtico agudo e integral; es cierto que l puede tener dudas einseguridades, pero sus dudas son breves y sus inseguridades de pronta solucin. En lno interviene la idea de lo desconocido ms que bajo la forma de lo desconocido comoinexistencia, como objeto-intervalo en la serie de los objetos conocidos, o bajo la formams lateral de lo desconocido como un algo nuevo en la serie de los objetos conocidos.l trata de eliminar el intervalo o el hiato en la serie de elementos conocidos sealandoel objeto-inexistencia, de hecho, o tan slo por combinacin mental. Y lo nuevo esdeterminado segn su condicin, como nico o como mltiple. Cuando lo nuevo es nico,l sufre una determinacin por analoga con lo conocido; cuando es mltiple, esdeterminado por medio de un nuevo concepto, que corresponde a la esencia de lonuevo. El objeto (bien sea externo, bien sea interno con respecto al hombre en cuantosujeto cognitivo) domina con su peso y con su acento el conocimiento en discusin. stees capaz por supuesto de ampliacin, de aumento, de progreso, pero su avance seproduce igualmente en estrecho contacto con el objeto. Dadas sus particularidades, queadquirirn cada vez ms relieve en nuestras exposiciones, llamaremos a esteconocimiento con el nombre simblico de paradisaco.

    Al conocimiento paradisaco le oponemos, con irreducibles distinciones, elconocimiento luciferino. A este ltimo lo vemos distancindose de manera particular delobjeto, aunque sin abandonarlo. Por el acto inicial, l considera su objeto como partido endos, en una parte que se muestra y en una parte que se oculta. Su objeto es siempre unmisterio, que por una parte se muestra por sus signos, y por otra parte se oculta tras sussignos. El conocimiento paradisaco se es suficiente a s mismo. l no necesita de ningnotro tipo de conocimiento a su lado. El conocimiento luciferino tambin presenta, como elparadisaco, rasgos singulares, pero l implica, en cierta medida, el conocimientoparadisaco, cuyo campo invade con sus perspectivas. El conocimiento luciferino provocauna crisis en el objeto, en el sentido de una particin que le anula al objeto el equilibriointerno. El conocimiento paradisaco se caracteriza por un tipo de anexin familiar a suobjeto, al cual considera como totalmente dado, o con posibilidades de ser dado. Alconocimiento luciferino le es propio un distanciamiento cargado de una inquietanteiniciativa ante su objeto, al cual considera en la perspectiva de la crisis que l mismo

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    provoca. Por el conocimiento paradisaco se establecen las posiciones alentadoras, losmomentos de estabilidad, la permanencia y los horizontes que no invitan ms all de ellosmismos, del espritu cognoscente. Con el conocimiento luciferino se introducen loproblemtico, el tanteo terico, la construccin, es decir, el riesgo, la angustia y laaventura. Semejante caracterizacin, de ndole aparentemente moral de los dos tipos deconocimiento, no satisface, por supuesto, la necesidad de exactitud del lector. Pero ellano est destinada a la precisin; slo anuncia la atmsfera de un pas al cual estamos apunto de entrar.

    La lnea de demarcacin -que apenas vislumbramos- entre los dos tipos deconocimiento, se har ms visible a medida que nos internemos en nuestra investigacin.Hay sin duda, en alguna parte, un punto que nos permita un primer acceso a su idea neta.Y tal vez no nos equivocamos si afirmamos que este punto es la idea de lo problemtico.El conocimiento paradisaco no conoce lo problemtico ms que en un sentidoincompleto. Efectivamente, con el hecho de la problematizacin entramos al dominio delconocimiento luciferino. El conocimiento paradisaco no conoce ni la construccinhipottica, ni la teora, en el sentido amplio y totalmente especial que estos actosintelectuales tienen en el campo del conocimiento luciferino. De hecho, la crisis delobjeto, lo problemtico, la construccin terica considerados en su plenitud, sonmomentos especficos del conocimiento luciferino. El conocimiento paradisaco se limita adeterminar por conceptos el objeto hallado delante de s en una total presencia. Cuandode hiatos en el plano de las presencias se trata, ocurre, naturalmente, que elconocimiento paradisaco tambin se plantea problemas, incluso que se sienteestimulado a construir teoras; pero estos problemas y teoras comparados con loproblemtico y con la construccin terica propios del conocimiento luciferino resultanser, como se ver, un tipo de simili-problemas y de simili-teoras. El conocimientoparadisaco y el conocimiento luciferino operan, naturalmente, al menos al comienzo, conel mismo material objetivo; pero ellos se diferencian profundamente por el modo en que loabordan. Los dos modos de conocimiento se mueven por igual en los dos planos: de laintuicin y de lo conceptual; pero, al diferenciarse cualitativamente por susprocedimientos, ellos son capaces de resultados que slo uno de ellos, es decir, elparadisaco, en cuanto primario, nunca llegara a alcanzar.

    La mayora de los tericos se inclinan a no ver ms que un tipo de conocimiento, alcual le conceden mximo dos variantes graduales, por ejemplo una ingenua, a la cual sele sobrepondra una variante derivada, docta, refinada, civilizada. Encerrados en elhorizonte estrecho que ellos mismos crearon, los tericos creyeron que, analizando elconocimiento ingenuo, espontneo, y el civilizado o metdico, conseguiranreducirlos a un denominador comn, ya que entre ellos slo hay una diferencia decomplejidad. Por la aceptacin de un conocimiento paradisaco y de un conocimientoluciferino no contradecimos esta tesis, pero marcamos una dualidad, que no es idntica ala generalmente aceptada. Hablamos de un conocimiento paradisaco y de unconocimiento luciferino con la conviccin de que stos se diferencian por su mismanaturaleza, y de que esta diferencia no es la que hay entre ingenuo y civilizado. Ladiferencia entre ingenuo y civilizado, entre espontaneidad y mtodo se instala en cadauno de los dos modos de conocimiento a favor de los cuales abogamos. Ella no esesencial. La discontinuidad que advertimos entre el conocimiento paradisaco y elluciferino, toma el aspecto violento de una polaridad. Mostrar las condiciones delconocimiento paradisaco significa, de hecho, iluminar tambin algunas circunstancias quecondicionan el conocimiento luciferino; pero esta operacin no significa en lo ms mnimoaclarar la esencia de este ltimo.

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    Para captar la esencia del conocimiento luciferino tenemos que considerarlo en losactos mediante los cuales l entra en la posesin integral de su naturaleza. El fenmenocentral del conocimiento paradisaco es la determinacin del objeto, no escindido, o laacumulacin de conceptos adecuados sobre el hecho intuido, pensado o imaginado. Elfenmeno central del conocimiento luciferino es totalmente otro: la crisis del objeto y losdiversos actos consecutivos. El lector aceptar que, desde Kant hacia ac, la teora delconocimiento se ha convertido, por un continuo encogimiento del horizonte (queempobreci, sin suficiente justificacin, su variedad y complejidad de contenido), en unateora del hecho. Por la reduccin del horizonte los filsofos suprimieron la riqueza delsujeto. La articulacin del hecho es, por supuesto, un proceso ms primario que el actode planteamiento de un problema y que el acto de su resolucin. La articulacin delhecho precede al planteamiento de un problema, pero en el planteamiento de unproblema intervienen factores y momentos nuevos, que no cumplen ningn papel en laarticulacin del hecho. El factor ms importante de este tipo, aunque no el nico, es laatraccin del misterio en el objetivo del conocimiento. En un estudio2 que hemosconcebido desde el comienzo slo como base para futuros trabajos, afirmamos que elobjeto del conocimiento luciferino es el misterio. Al enunciar esta idea, decamos que porla referencia del conocimiento inteligente al misterio como autntico objeto suyo, se podraedificar, de ser necesario, toda una teora del conocimiento. Los anlisis y lasconsideraciones que siguen tratan de darle consistencia a este pensamiento.

    La palabra misterio, tan incierta como sonora, ha sido siempre el refugio delespanto o de la incapacidad de comprender algo. Si nos atrevemos a referir elconocimiento inteligente al misterio como su verdadero objeto- significa que nosimponemos, en primer lugar, la tarea, nada fcil, de despojar a la nocin de misterio detodas las imprecisiones del lenguaje coloquial. La palabra misterio debe ser elevada, enla medida de las posibilidades, a la dignidad de nocin. Esto supone la presentacindetallada, ms all de la vaguedad que constituye hasta hoy en da la sustancia delconcepto de misterio, de las variantes implcitas y del papel de stas en una teora delconocimiento. La caracterstica ms llamativa del conocimiento luciferino consiste en laatraccin del misterio en su objetivo. En el conocimiento paradisaco el misterio nointerviene ms que en un sentido marginal y accidental de hiato; el misterio, en susentido pleno, no constituye ni siquiera casualmente, mucho menos permanentemente, suobjeto. Pero aqu tenemos que observar que el conocimiento paradisaco, aun cuando sees suficiente a s mismo, soporta, mientras el conocimiento luciferino lo cruza, los influjosde ste ltimo. Veremos, en el momento oportuno, que el conocimiento paradisacoadquiere, por el reflejo del conocimiento luciferino que invade su campo, significacionesnuevas, que por s solo l no puede alcanzar.

    La Crisis del Objeto

    El conocimiento luciferino comienza por no aceptar el objeto dado como objeto,sino slo como sntoma del objeto. Por este acto, el objeto entra en crisis, esto es,sufre una escisin, en una parte que se muestra y otra que se oculta, y pierde as suequilibrio interior. El conocimiento, en su manifestacin ms frecuente, se encuentra anteun conjunto de fenmenos empricos, a los cuales determina de manera paradisaca porconceptos. El modo luciferino lo invade por un acto inesperado, que no se explica por 2 El en dogmtico.

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    ninguna necesidad propia del modo paradisaco: l problematiza el conjunto defenmenos de los cuales estamos hablando. Por el planteamiento del problema, elconjunto de fenmenos, ms o menos determinado conceptualmente, se convierte enalgo distinto del conjunto de fenmenos; l se transforma en conjunto de signos de unmisterio. ste es el cambio imprevisto de horizonte que sufre cualquier fenmeno oconjunto de fenmenos, cualquier experiencia, en el momento en que entra en contactocon el conocimiento luciferino. Lo que antes haba sido ntido, no escindido, se convierteen objeto partido en dos: en lo mostrado y en lo oculto. Al traer un objeto del conocimientoparadisaco en la perspectiva nueva del conocimiento luciferino, se declara una crisis enel objeto, en el sentido de que ste se vuelve simple signo manifiesto de un misterio enesencia oculto. Llevar a cabo este acto y escudriar desde el umbral de la parte que semuestra de un misterio, la parte de ste que se oculta, significa abrir un misterio. Elconocimiento luciferino comienza por la apertura de un misterio. Este acto es, desde elpunto de vista lgico, idntico al planteamiento de un problema. Tenemos que reconocerque, en el marco del conocimiento paradisaco, encerrado en s, satisfecho de s, no seabre en ninguna parte el horizonte del misterio. Una primera y decisiva diferencia entre elconocimiento paradisaco y el luciferino subyace en el mismo modo de abordar el objeto.El objeto del conocimiento paradisaco es exterior al misterio, y de tal modo construidoque ni siquiera permite el brote de la conciencia de este ltimo; el objeto del conocimientoluciferino es el misterio abierto. Antes de producirse el acto fundamental de apertura de unmisterio, el factor destinado a constelar de una manera completamente diferente a sualrededor los contenidos de conocimiento, es decir el factor misterio, no figura bajoninguna forma en el objeto del conocimiento paradisaco. Pero como cualquier objeto delconocimiento paradisaco puede ser inducido, por un cambio de perspectiva, al estado decrisis, cualquier objeto del conocimiento paradisaco adquiere, sin perder su constitucin,un aspecto de misterio latente. Los objetos del conocimiento paradisaco son, por tanto,en la luz reflejada por el conocimiento luciferino, misterios latentes.

    Estas diferencias mencionadas, aunque todava embrionarias, permiten ladelimitacin ms exacta del marco inicial en el que se mueve el conocimiento luciferino.En qu cuadro inicial se constituye la problemtica del conocimiento luciferino? Cul essu esfera inicial? Plantear un problema significa, en cuanto acto luciferino, abrir unmisterio. Este enunciado podra sugerirle al lector la idea de que por esfera o cuadroinicial del conocimiento luciferino entenderamos un vasto y universal misterio abierto,general y homogneo, como sera por ejemplo la cosa en s kantiana. Ante unainterpretacin como sta, que la memoria filosfica del lector podra emprender al margende nuestras consideraciones, tenemos que asumir una posicin esclarecedora. Elconocimiento luciferino no aparece con el llamado halo a su alrededor. El marco en elcual l aparece no es aquel universal misterio abierto, general y homogneo, de extremolmite, sino el circunscrito por los innumerables misterios latentes heterogneos, queforman igual nmero de objetos del conocimiento paradisaco. Cada uno de estosmisterios latentes, aisladamente o en su relacin recproca, puede entrar en contacto, portransposicin en otra perspectiva, con el conocimiento luciferino, convirtindose en objetode ste. Los problemas planteados por el conocimiento luciferino no se dibujan sobre elfondo de un misterio abierto, nico, universal e inaccesible. Ellos son planteados en elmarco de una inmensa heterogeneidad de misterios latentes, cada uno de los cuales essusceptible de ser abierto. Un misterio abierto de esta manera est a la disposicin delconocimiento luciferino para unas operaciones precisas, que vamos a evidenciar en laspginas de este estudio. El misterio abierto, universal y homogneo de la cosa en s,como la entiende Kant, no est disponible. sta representa un lmite, y, como tal,

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    constituye un problema particular, sobre el cual volveremos ms tarde. El misterio abiertocon cada planteamiento de un problema, en cuanto acto bsico del conocimientoluciferino, no tiene una relacin necesaria con la pregunta acerca de la cosa en s, opacapor definicin; la apertura de un misterio es un acto por medio del cual el conocimientoluciferino entra en la posesin del objeto. Pero la apertura de un misterio es, para elconocimiento luciferino, slo un comienzo. El conocimiento luciferino abre un misterio,para imprimirle despus las variaciones de las cuales ese misterio es susceptible. Unmisterio abierto puede declararse en cualquier parte: en el marco de la experiencia, allmite de la experiencia, en cualquier plano de abstraccin de la experiencia, y ms all dela experiencia. El rasgo fundamental de un misterio abierto, desde el momento en que sedeclara como tal, es en relacin con el conocimiento luciferino su gran disponibilidad deser sometido a variaciones por parte de ste. La verdadera labor del conocimientoluciferino empieza apenas ahora. En los siguientes captulos mostraremos, con todos losdetalles necesarios, los procedimientos de variacin de un misterio abierto.

    Antes de continuar, no olvidemos tambin lo siguiente. El objeto del conocimientoparadisaco presenta ciertas dimensiones epistemolgicas, de las cuales carece el objetodel conocimiento luciferino, y al revs. El objeto del conocimiento paradisaco posee, ensu relacin con el conocimiento, la dimensin de la presencia, o por oposicin, delhiato. Un objeto puede estar presente aqu (conocido), o no estar (desconocido). Elobjeto del conocimiento luciferino est situado siempre en el cruce, en la interseccin deotras dos dimensiones: de lo mostrado (conocido) y de lo oculto (desconocido). Vamosa notar que lo desconocido tiene, segn puede adivinarse de este allegamiento, dossentidos, segn es concebido bajo el modo del conocimiento paradisaco, o bajo el mododel conocimiento luciferino. En el marco del conocimiento paradisaco, lo desconocidotiene el sentido de hiato. En el marco del conocimiento luciferino, lo desconocido tienesentido de oculto. Cul es la diferencia entre lo desconocido como hiato y lodesconocido como oculto? Y cul es la diferencia entre lo conocido como presencia, y loconocido como mostrado? Hemos dicho que el conocimiento luciferino abre un misterio,no por la pasin estril de abrirlo, sino para someterlo a unas variaciones, que el misterioabierto implica. Por medio de la variacin se sustituye el misterio abierto por un nuevocontenido cognitivo, que representa lo oculto. El nuevo contenido, a su vez, podr ser denuevo abierto como misterio y sustituido por otro contenido cognitivo. Estos actosalternados pueden repetirse indefinidamente. En el marco del conocimiento luciferino lomostrado es sustituible por lo oculto. En la zona del conocimiento paradisaco un hiatoestimula a ser integrado. Un hiato anulado por integracin no se sustituye a los objetos yaconocidos, sino que se les asocia. El hiato se aade a la presencia. El progreso delconocimiento paradisaco en el dominio de lo desconocido es extensivo, lineal, deintegracin, de adicin, de yuxtaposicin. El progreso del conocimiento luciferino en eldominio de lo desconocido se realiza intensivamente, en profundidad. El conocimientoluciferino trata de penetrar cada vez ms profundamente en la esencia oculta de losobjetos. Los misterios abiertos son sustituidos por otros. Lo oculto revelado toma, encierta medida, el lugar de lo mostrado inicial. Lo desconocido tiene, luego, en los lmitesde los dos tipos de conocimiento, significaciones distintas. En el dominio del conocimientoparadisaco lo desconocido es simplemente la suma de todos los hiatos. En el marco delconocimiento luciferino lo desconocido es un permanente e inevitable postulado, queexige constantemente la sustitucin de lo mostrado por lo oculto, y de ste por lo msoculto todava. Lo desconocido tiene, en los lmites del conocimiento luciferino, un acentode esencialidad al lado de lo conocido, y est llamado, una vez revelado, a darle uncarcter de accidentalidad a lo conocido inicial. En la zona del conocimiento paradisaco,

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    lo desconocido se adhiere simplemente a lo conocido, y no tiene en s mismo ningunaventaja en comparacin con lo conocido. Volviendo a la pregunta anterior, podemosresponder: lo desconocido como hiato se diferencia de lo desconocido como oculto,porque lo oculto tiene un acento esencial y puede sustituirse a su conocidocomplementario (a la presencia), ante el cual no tiene ningn privilegio.

    La variedad cualitativa de los Misterios

    Aparte de la tarea de completar hiatos, es decir, de progresar extensivamente enlo desconocido, el conocimiento paradisaco tiene tambin la tarea, no menos noble, derecoger sus objetos en puntos que representan proyecciones en lo abstracto. Esto serealiza por la subordinacin de los objetos a categoras y conceptos. Por la proyeccin delos objetos en un plano de generalidades, el intelecto libera el conocimiento del frragode la intuicin. La elevacin de los hechos concretos al plano conceptual trae consigo unareduccin numrica de la diversidad concreta. Por lo tanto, como cualquier objeto delconocimiento paradisaco es, por referencia virtual a las posibilidades del conocimientoluciferino, un misterio latente, podemos afirmar que, por las operaciones de reduccinconceptual de los hechos concretos o de los objetos en general, se realiza, en el marcodel conocimiento paradisaco, una reduccin numrica de los misterios latentes de laexperiencia (del mundo). Los procedimientos del conocimiento paradisaco son, enresumen, dos:

    1) El conocimiento paradisaco va progresando extensivamente en lo desconocidopor la revelacin de nuevos objetos.

    2) El conocimiento paradisaco reduce numricamente los misterios latentes delmundo por su determinacin conceptual.

    Si es verdad que el conocimiento luciferino difiere esencialmente del paradisaco,entonces en su marco los procesos sern completamente otros. Hay que subrayar, antesque nada, el hecho de que el conocimiento luciferino no opera con misterios latentes; labre los misterios en cuanto misterios. Y tambin hay que subrayar, de maneraadyacente, que los misterios abiertos sufren transformaciones de contenido, se vensometidos a una variacin cualitativa. Es suficiente meditar un poco, aunque sea slo enlo abstracto, sin los ejemplos de hecho, sobre una variacin cualitativa de un misterioabierto, para ver que sta es a priori posible de tres maneras:

    1) Un misterio abierto puede soportar una atenuacin cualitativa.2) Un misterio abierto puede ser permanentizado en su cualidad.3) Un misterio abierto puede ser potenciado en su cualidad.Entre estas tres posibilidades de variacin cualitativa de un misterio abierto, el

    acento de frecuencia recae claramente en la primera; a la segunda la encontramosbastante poco, y la tercera tiene hasta ahora un carcter ms bien excepcional, aunquecomo posibilidad est slidamente fundamentada en la estructura ntima del conocimientoluciferino, y seguramente exigida con mucha ms frecuencia de lo que se cree, por lamisma naturaleza del misterio abierto.

    Analizando ms de cerca las tres posibilidades, observamos que dos de ellaspresentan tendencias exactamente opuestas, mientras la tercera ocupa una posicin mso menos intermedia. Esta distribucin espacial nos sugiere la idea de emplear, para fijarsimblicamente las direcciones en discusin, algunos signos usados en la matemticacomo indicadores direccionales: ms, cero y menos. Cmo distribuiremos estos signos

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    en el dominio del conocimiento? Se cree generalmente que la obra positiva de la cualdebe encargarse el conocimiento es la de vencer, de anular, de suprimir lodesconocido. La frmula es demasiado vaga y no puede servirnos como criterio dedistribucin de los signos direccionales. Hemos visto que lo desconocido tienesignificaciones diversas, segn es pensado bajo el modo del conocimiento paradisaco odel luciferino. Es verdad que esta vez nuestro tema es el conocimiento luciferino. Peroincluso limitando el sentido de lo desconocido al circunscrito por el conocimientoluciferino, la frase acerca de la supresin de lo desconocido sigue siendo pretenciosa, yaque, en el marco del conocimiento (bien sea paradisaco, bien sea luciferino), no se tratapropiamente dicho de la supresin de lo desconocido. El conocimiento luciferino penetraintensivamente en lo desconocido, pero sus conquistas pueden significar a lo ms lasustitucin de algunos misterios por otros, que, al lado de los misterios iniciales,representan misterios cualitativamente metamorfoseados en diversas direcciones. Larelacin entre lo conocido y lo desconocido no nos ofrece un punto de apoyo seguro parala distribucin de los signos direccionales en el campo epistemolgico. Este punto deapoyo nos lo ofrece tal vez la predileccin de hecho del conocimiento luciferino para unade estas direcciones, a la cual podramos darle, en este caso, convencionalmente, elsigno ms. En efecto, el conocimiento luciferino manifiesta una predileccin especial parauna de las direcciones de las cuales estamos hablando, la de la atenuacin cualitativa delmisterio abierto. Vamos a convenir pues en darle a este procedimiento el signo ms.Obtenemos de esta manera, para las posibilidades de variacin cualitativa de un misterioabierto, las siguientes denominaciones, segn los signos que cada una recibe:

    1) La atenuacin cualitativa de un misterio abierto la vamos a considerar, encuanto procedimiento de conocimiento, ms-conocimiento.

    2) La permanentizacin cualitativa de un misterio abierto la vamos a denominarcero-conocimiento.

    3) La intensificacin cualitativa de un misterio abierto llevar el nombre de menos-conocimiento.

    En lo que se refiere a la distribucin simblica en un espacio imaginario de lasoperaciones del conocimiento luciferino, surge la siguiente pregunta: qu signo le damosal punto de partida del conocimiento luciferino, punto que es el mismo para cualquiera delos tres procedimientos? Segn la usanza matemtica, lo vamos a llamar cero-conocimiento. Pero hay una diferencia entre cero como punto de partida y cero comodireccin. Cero como punto de partida, como origo, corresponde al lugar epistemolgicoen el cual se sita siempre un misterio abierto. Cuando por las operaciones delconocimiento luciferino el misterio abierto sufre una atenuacin cualitativa, vamos a decirque las operaciones avanzan en la direccin ms; cuando por las operaciones delconocimiento luciferino el misterio abierto sufre una intensificacin cualitativa, vamos adecir que ellas avanzan en la direccin menos. Cuando por las operaciones delconocimiento luciferino el misterio abierto no sufre ningn cambio cualitativo, vamos adecir que las operaciones se efectuaron en la direccin cero. Por cero-conocimiento comodireccin el misterio abierto se fija, en identidad consigo mismo, en una posicin definitiva,reconocida como inabordable por los medios conceptual-cognitivos.

    Evidentemente, se trata aqu de unas coordenadas que representan direccionesde solucin virtualmente dadas, cada vez que el conocimiento luciferino abre un misterio oplantea un problema. Desde cualquier lugar, en el cual el conocimiento luciferino abre unmisterio, est dada la posibilidad de partir como desde un cero (origo) hacia una variacincualitativa del misterio, sea en sentido ms, sea en sentido menos, sea en sentido cero.Cualquiera que fuera el problema, desde el momento de su planteamiento l puede

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    convertirse en punto de arranque (cero = origo) para los procedimientos de solucin,movindose en direcciones diversas. De hecho en cada problema se sigue slo uno delos tres procedimientos, y sobre ste deciden en cada caso los propios trminos delproblema. (En una buena medida tambin el tacto del pensador). Cualquier problema quese plantea en el marco del conocimiento luciferino representa por tanto un origo para smismo. El conocimiento luciferino tendra, por ende, en su conjunto de problemas, tantospuntos origo cuantos problemas se plantean en su radio de accin. Pero estos infinitospuntos origo son todos relativos, porque ellos existen cada vez slo en funcin delproblema planteado. Cualquier problema es su propio punto origo y, asimismo, cualquierproblema tiene sus propias coordenadas relativas, que representan direcciones virtualesde solucin. Pero esta proposicin enuncia slo hechos de una importancia algosecundaria, ms all de los cuales divisamos tambin otro papel que debemos atribuirlesa las coordenadas. No hay tambin, en el conjunto de problemas del conocimientoluciferino, considerado no en sus actos aislados sino en su totalidad, un solo punto origo yun solo extenso esqueleto de coordenadas, tiles para la eventual localizacin de susdiversos problemas? Creemos que s. Hay un origo absoluto e, igualmente, unascoordenadas absolutas del conocimiento luciferino. Como situado en un origo absoluto(un lugar epistemolgico slo abstractamente determinable) puede ser consideradocualquier misterio latente que se abre en el plano de la experiencia emprica concreta. Porcuanto hay una infinidad de misterios latentes en el marco de la experiencia concreta,esto es, una infinidad de misterios que se pueden abrir aqu, resulta que en el punto origoabsoluto se sitan de por s todos los problemas planteados en el marco del conocimientoluciferino en relacin con los fenmenos emprico-concretos. Desde el origo absolutoparten las coordenadas absolutas de sentido ms, menos y cero. La significacin de lascoordenadas absolutas es la siguiente: el fenmeno emprico a, de una determinadaconfiguracin y estructura, se convierte, en la perspectiva luciferina, en conjunto de signosde un misterio. A este misterio abierto se le busca la solucin, es decir, l es sometido auna variacin cualitativa en sentido ms, menos o cero. El misterio abierto, queidentificaremos con la letra a1, tiene una cara mostrada (a) y una cara oculta (x); a1 = a/x.Por las operaciones del conocimiento luciferino en sentido ms, la cara x del misterioabierto a1 se revela como un contenido imaginario, conceptualmente determinado, b. Elmisterio abierto a1 (equivalente a a/x) es sustituido por a/b. A partir de este momento elfactor a sufre una degradacin: en cuanto contenido de conocimiento luciferino, a slorepresenta un algo accidental. Lo esencial es b. El misterio abierto a1 es sustituido por b.El misterio abierto a1 pasa a ser de esta manera un nuevo estado latente, representadopor el contenido cognitivo b. El misterio abierto a1 sufri una atenuacin cualitativa. Aqu elproceso del conocimiento luciferino concluye por el momento. Pero tambin aqu elproceso puede recomenzar con exactamente las mismas fases. El contenido cognitivo bpuede ser transformado, por el acto luciferino inicial, en misterio abierto (b1). b1 = b/x. b/xes reducido despus a b/c; b sufre la degradacin por la reduccin de b1 a c, etc. Esteproceso de reduccin por sustituciones sucesivas, se volver ms sensible en loscaptulos en los cuales presentaremos los ejemplos necesarios. El procedimiento se repiteindefinidamente, hasta que un contenido cognitivo imaginario, vamos a llamarlo m,convertido en misterio abierto (m1), es sustituido por una construccin que ya no esimaginaria, sino apenas pensada por la construccin n. Convirtiendo a n en misterioabierto (n1) e intentando una nueva reduccin, podramos encontrar una nuevaresistencia. Tomando nota de esta resistencia que el misterio abierto n1 (n/x) le opone a latentativa de ser otra vez atenuado, el misterio abierto n1 puede ser declarado comopermanentizado (n/x); as, despus de la degradacin del factor n, n1 equivale a x, lo que

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    significa que n1 toc la lnea del cero-conocimiento. Pero puede suceder que el misterioabierto n1, saltando por encima de la lnea del cero-conocimiento, sea reducido acontinuacin segn la frmula: n1 o n/x = n/y; sigue la degradacin de n y la equivalenciade n1 con y; y puede ser esta vez una construccin antinmica en s, es decir, laexpresin de un misterio potenciado. Con esto llegamos a la zona del menos-conocimiento. En otras palabras, si consideramos el conocimiento luciferino en todo elconjunto de problemas que l plantea y soluciona, distinguimos en su campo no slo unadiversidad de direcciones, sino tambin, y en estrecha relacin con sus coordenadasabsolutas, dominios enteros, que abarcan por una parte todos los misteriosprogresivamente atenuados (el dominio del ms-conocimiento), por otra parte todos losmisterios progresivamente potenciados (el dominio del menos-conocimiento), y entreellos la lnea del cero-conocimiento, con todos los misterios permanentizados. En elcampo del conocimiento luciferino, considerado bajo el ngulo de sus coordenadasabsolutas, vislumbramos adems la existencia de unas series de problemas ysoluciones. Grficamente esto puede representarse del siguiente modo:

    Una serie de problemas y de soluciones es con frecuencia dejada en unprovisorio cierre, an antes de llegar a la lnea del cero-conocimiento. Muyocasionalmente, la serie es seguida hasta al dominio del menos-conocimiento. Algunasseries abarcan ms problemas que otras; ellas difieren, por tanto, por su longitud, esdecir, por el nmero de nudos. (Un nudo significa el planteamiento y la solucin de unproblema). Se conciben casos cuando la solucin de un problema planteado en el origoabsoluto queda de entrada en la lnea del cero-conocimiento, o pasa directamente al

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    dominio del menos-conocimiento. Son posibles por tanto las ms diversas formas serialesde problemas (como lo muestra la representacin grfica).

    En este esquema pueden colocarse grficamente tambin series de problemas y desoluciones (misterios abiertos sometidos a la variacin cualitativa) para los cualesdifcilmente se encontraran ejemplos en la historia del pensamiento humano. Ellas no hansido an realizadas, pero podran realizarse en el futuro. Las marcamos por lneaspunteadas. Las series imaginadas son paradjicas; ellas yacen, completamente o en lamayor parte de su trayectoria, en la zona del menos-conocimiento, pero terminan en lazona ms. Estas series son ficticias. Pero no son inconcebibles.

    Hay que retener, en cualquier caso, que este esquema nos ofrece la posibilidad delocalizar un problema en relacin con las coordenadas del conocimiento luciferino. Sedescubre as una luz inesperada, ya que por esta localizacin por referencia a lascoordenadas se evidencia la posibilidad de creacin de una verdadera topografa de losmisterios. Sobre esta topografa y sobre su significacin volveremos, despus de fijaralgunos otros elementos importantes que deben ser tomados en cuenta para suelaboracin. Por ahora la anunciamos slo como a un hecho avizorado, pero de unaimportancia capital, porque semejante topografa nos permitira no slo localizar losmisterios, sino tambin imaginarnos las formas seriales de los problemas en general, yconcebir asimismo como posibles ciertas formas seriales de problemas, que elpensamiento humano no ha tenido an ni la ocasin, ni la audacia de realizar.

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    En efecto, de lo expuesto hasta ahora resulta con suficiente claridad, que lafilosofa ha abusado con una ligereza contagiosa de la palabra misterio, de la cual hizouso a cada paso sin someterla al anlisis crtico necesario. El misterio, susceptible de unmltiple sentido, mientras flot en una catica vaguedad ha sido, para el pensamientofilosfico, una permanente fuente de confusiones e insalvables obstculos. El misterio,que entra constitutivamente en el objetivo del conocimiento, tiene de hecho variantes deuna precisin casi matemtica. As, existen misterios

    1) latentes2) abiertos3) atenuados4) permanentizados5) potenciados.Y, como vamos a ver, una serie de variantes incompletas, laterales o viciadas: los

    misterios-hiatos, los misterios-milagros, los misterios adventicios.Aparte de estas variantes principales, se constata tambin una variacin de otra

    naturaleza del sentido misterio, condicionada por su referencia a las coordenadas delconocimiento.

    Se habr advertido, con seguridad, y sin la necesidad de una intervencin nuestraen este sentido, que el conocimiento luciferino que abre los misterios latentes en cuyaesfera se desenvuelve, no sale nunca de esta esfera. Toda su actividad se limita a lavariacin cualitativa de los misterios que se declaran en los lmites de sus perspectivas. Elconcepto de misterio viene a ocupar, as, un lugar central en la teora del conocimiento.

    Lo Fnico y lo Crptico

    Para no complicarnos intilmente la introduccin en la articulacin delconocimiento luciferino, nos limitamos por el momento al anlisis de su procedimiento dems frecuencia de uso, por el cual se intenta la atenuacin de un misterio abierto. Elconocimiento luciferino se mueve, como hemos sealado, en un medio de misterioslatentes. Su primer paso es la apertura de un misterio. En general, cualquier materialcognitivo, visto en la perspectiva del conocimiento luciferino, aparece como cara mostradade un misterio en esencia oculto. Para prevenir cualquier confusin que podra surgir deciertas palabras corrientes de sentido lbil, vamos a incluir en nuestra exposicin algunostrminos tcnicos. Vamos a llamar a la parte que se muestra del objeto en crisis lo fnicodel misterio abierto, y a la parte que se oculta lo crptico3. Lo fnico y lo crptico son,entonces, las dos partes del objeto propio del conocimiento luciferino.

    Empleando aqu la palabra partes, nos damos cuenta perfectamente de queindicamos slo metafricamente, esto es, en una forma bastante impropia, un estado decosas. Efectivamente, las dos partes no se integran de manera simple para constituir elobjeto; se observa entre ellas ms bien una relacin de competencia. Ya que lo crpticopresenta un acento de esencialidad4 por el cual tiende a sustitursele a lo fnico,

    3 = mostrarse; = ocultar.4 El concepto de esencia (esencialidad) presenta dos variantes, segn es pensado bajo el mododel conocimiento paradisaco o del conocimiento luciferino. La esencia de un hecho, de unobjeto, en el marco del conocimiento paradisaco se revela por el simple despejo de laaccidentalidad que se le aade. La esencia y lo accidental se yuxtaponen aqu ms o menos en el

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    concebido como algo dispuesto a ceder ante la tentativa de ser sustituido. Plantear unproblema en el radio del conocimiento luciferino significa provocar la crisis en el objeto, esdecir, abrir un misterio. Lo que haba sido objeto del conocimiento paradisaco se integraen profundidad y concomitantemente se parte en fnico y en crptico. Por medio de estaoperacin lo crptico adquiere un acento especial ante lo fnico. Del planteamiento delproblema depende tambin el acto por el cual el espritu, arraigado en el umbral fnico delmisterio, escudria lo crptico de ste, con la intencin de descubrirlo, de revelarlo.Solucionar un problema en el radio de accin del conocimiento luciferino significa sacarpor un momento al objeto de la crisis, por la revelacin de lo crptico; y tambin de lasolucin del problema depende el acto por el cual al objeto en crisis (misterio abierto) sele sustituye, despus de la degradacin de lo fnico inicial a algo accidental, un nuevomaterial cognitivo, a saber, aquel mediante el cual intencionalmente se revel lo crptico.

    Un ejemplo: el conocimiento se halla ante unos hechos relacionados con la luz,digamos, con su modo de propagacin, con la reflexin, la refraccin, la dispersinespectral, etc. Este material se vuelve objeto del conocimiento luciferino, porque esconsiderado como un conjunto de signos de un misterio, o como la cara fnica de unobjeto en crisis. El conocimiento luciferino, planteando de este modo el problema,escudria desde el umbral fnico del misterio lo crptico de ste, con la intencin deiluminarlo. Posteriormente lo crptico es revelado por la aplicacin de unosprocedimientos, que comentaremos en otro momento. Sabemos que la ciencia exacta sedetuvo en cierta poca en la solucin de lo crptico en discusin como ondulacin en elter. Por esta construccin imaginaria (ondulacin en el ter) se revela, al menosintencionalmente, lo crptico del misterio en cuestin. Despus de esta revelacin de locrptico, el material fnico inicial (el material emprico en conjunto, las experiencias pticasreferentes a la propagacin de la luz, a la reflexin, refraccin, polarizacin, interferencia,dispersin espectral) sufre una degradacin y convertido en algo accidental cae en unsegundo plano. El misterio abierto, cuyo acento recae de manera natural en su ladocrptico, es sustituido por lo crptico revelado (ondulacin en el ter). Por esta sustitucinel misterio abierto sufre una atenuacin cualitativa. En efecto, el misterio abierto habasido representado al principio por su fnico, es decir, por el material emprico muycomplejo y muy diverso (propiedades cualitativas de la luz, propiedades de propagacin,de reflexin, de refraccin, de interferencia, etc.), y al final vemos al mismo misteriorepresentado en el conocimiento por la construccin imaginaria ms elemental, mssimple (ondulacin en el ter), por la cual se intent revelar su crptico.

    Naturalmente, el material cognitivo ondulacin en el ter puede ser transformadode nuevo en misterio abierto. l se convierte en este caso en lado fnico de un misterioabierto, cuyo acento recae de nuevo en lo crptico. Despus de lo cual sigue la revelacinde lo crptico, etc. Se realizara as una serie de problemas y de soluciones.

    La revelacin de lo crptico se hace habitualmente con la ayuda de un saltadero(en lo crptico). A la construccin por medio de la cual se revela lo crptico, le antecedeuna idea que determina previamente el contenido de la construccin. En nuestro ejemplo,la construccin ondulacin en el ter es, desde el punto de vista de su contenido,

    mismo plano de presencia clara. Totalmente diferente es el caso de la esencia en el marco delconocimiento luciferino: aqu la esencia se encuentra oculta y encubierta, completamentedisfrazada de accidental. Para el concepto de la esencialidad, tal como lo encontramos en eldominio del conocimiento luciferino, sera necesaria la introduccin de un trmino aparte, paraevitar su confusin con la esencia discutida en la zona del conocimiento paradisaco.Lamentablemente, no disponemos de semejante trmino.

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    determinada previamente por la idea del determinismo mecanicista. A esta idea, en estafuncin especial suya, la llamamos idea terica.

    Otro ejemplo, del mismo dominio de la ptica, ilustra, igualmente, el papel de laidea terica en la determinacin de la construccin reveladora de lo crptico de un misterioabierto. Sabemos cmo abord Goethe el problema de los colores. l recogi conimpresionante laboriosidad una serie de experiencias, que constituyeron para l lo fnicode un misterio abierto. Cuando se trat de revelar tericamente lo crptico de estemisterio, l se dej conducir por la idea de los substratos cualitativos. De hecho, en laconstruccin por la cual l intent revelar lo crptico del misterio abierto, esta idea delsubstrato cualitativo est dada implcitamente. Goethe reduce todos los colores a unamezcla, de diversas gradaciones y en ciertas circunstancias, de dos colores-substrato: loluminoso y lo oscuro. Lo luminoso y lo oscuro, como fenmeno originario, se sustituyen encierta medida a todos los fenmenos pticos considerados por este autor.

    La idea terica, de la cual el conocimiento luciferino se sirve como de un saltaderoen lo crptico de un misterio abierto, no se ofrece nunca de por s y de manera necesaria.Ella representa un intento, un riesgo. Al fracasar en un problema con una idea, elconocimiento luciferino prueba suerte con otras. Lo crptico del mismo misterio abiertopuede ser abordado mediante ideas tericas diferentes. En este caso las construccionespor las cuales se intenta la revelacin de lo crptico, tambin sern diferentes. (En laptica de los colores, ideas tericas diferentes, como la del determinismo mecanicista y ladel substrato cualitativo, llevaron a construcciones diferentes, esto es, a la teora de laondulacin y a la teora goetheana). Puede que lo fnico de un misterio abierto difiera,como abundancia de material, en ciertos puntos (que en la ptica sean conocidos losfenmenos de la luz menos, por ejemplo, la interferencia, o los fenmenos de la luzincluso la interferencia) y lo crptico de este misterio abierto sea abordado por medio de lamisma idea (digamos la del determinismo mecanicista). Esta situacin lleva confrecuencia a construcciones diferentes, pero en las cuales est implcita por igual lamisma idea terica. (As, la idea del determinismo mecanicista marc tanto laconstruccin terica de Newton, por la cual la luz es reducida a partculas luminosas,como la construccin terica de Huygens, por la cual la luz es reducida a ondulacionesen el ter.)

    En el proceso de atenuacin cualitativa de un misterio abierto distinguimos portanto los siguientes momentos, como actos lgicamente separables:

    1) La apertura de un misterio. La particin del objeto en lo fnico y en lo crptico.2) La acentuacin de lo crptico del misterio abierto.3) El establecimiento de una idea terica como saltadero hacia lo crptico del

    misterio abierto.4) La revelacin de lo crptico del misterio abierto con la ayuda de la idea terica

    mediante una construccin.5) La degradacin de lo fnico inicial del misterio abierto.6) La reduccin del misterio abierto a su dimensin crptica revelada.Por la revelacin de lo crptico de un misterio abierto, este misterio pasa a un

    segundo estado latente, a un estado de pronunciada inestabilidad y una clara tendenciahacia la crisis luciferina. En cualquier caso, en el segundo estado latente el misterioresulta cualitativamente atenuado en comparacin con el misterio abierto. Por qu?Porque el misterio abierto ha sido representado en el comienzo por su fnico complejo ydiverso, y ahora est representado por su dimensin crptica revelada, ms simple y mselemental.

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    El conocimiento paradisaco, cumpliendo su tarea de determinar por conceptos unmaterial dado, no puede llegar a una atenuacin cualitativa de los misterios abiertos:primero, porque en su mundo no existen misterios abiertos; y segundo, porque por lasubordinacin de los objetos empricos a conceptos ms generales, l puede lograr a loms una reduccin numrica de los misterios latentes. Para lograrse una atenuacincualitativa de un misterio abierto se necesita un salto en lo crptico y la degradacin de lofnico inicial. Lo fnico y lo crptico son dimensiones epistemolgicas propias del objetodel conocimiento luciferino. Hay que destacar que, tratando de determinar lasdimensiones epistemolgicas del objeto del conocimiento luciferino, nos topamos conciertas dificultades, originadas en el hecho de que en las definiciones buscadas sedeslizan con especial insistencia trminos que tienen que ver con la definicin del objetodel conocimiento paradisaco: lo mostrado, lo oculto, la esencia, lo accidental, lo conocido,lo desconocido, etc. Tenemos que ponernos de acuerdo, por tanto, con respecto a ellos.Admitimos que resultan muy adecuados cuando hablamos de las dimensionesepistemolgicas del objeto del conocimiento paradisaco. Pero, empleados para definir lasdimensiones epistemolgicas del objeto del conocimiento luciferino, estos trminos slopueden tener un sentido ms o menos metafrico. Son utilizables slo bajo la condicinde no ilusionarnos demasiado con respecto a su sentido. Y su sentido difiereprofundamente, segn se trate del objeto del conocimiento paradisaco o del objeto delconocimiento luciferino. Lo curioso es que nos vemos a cada paso en la necesidad dehablar del conocimiento luciferino en los trminos del conocimiento paradisaco. Con msrazn se impone entonces una particular atencin en la disociacin de los significados delos cuales es susceptible el mismo trmino, en relacin con la dualidad del conocimiento.Si los dos conceptos distintos, que se ocultan tras el mismo trmino, tendran nombresdiferentes, stos no seran en ningn caso sinnimos.

    La Tensin interior del problema en general

    En cualquier problema planteado en la zona del conocimiento luciferino seanuncia, segn lo anteriormente expuesto, un momento especialmente importante, al cualdebemos dedicarle unas cuantas pginas. Hemos visto que, en el marco del conocimientoluciferino, plantear un problema significa abrir un misterio e implcitamente lamanifestacin de la intencin de revelar lo crptico de ste. Intentar la solucin delproblema significa la postulacin de una idea terica como saltadero apto de facilitarnos latransposicin cognitiva en lo crptico. En qu relacin se halla esta idea terica con elcontenido fnico del misterio abierto? La idea terica media el salto en lo crptico delmisterio abierto. De aqu resulta que la idea terica y lo fnico del misterio abierto tienenque ser desde el punto de vista de su contenido ajenos el uno al otro. Entre la ideaterica y lo fnico del misterio abierto debe abrirse una violenta divergencia de contenido,de otro modo la idea no podra ser una representante esbozada de lo crptico del misterioabierto. La divergencia de contenido entre la idea terica y lo fnico del misterio abiertopuede presentar diversos grados, variando entre dispar y una relacin de oposicin.Esta divergencia constituye lo que vamos a llamar la tensin interior del problema.Cuanto ms la idea, considerada en su contenido, difiere ms intensamente del contenidofnico del misterio abierto, tanto mayor es la tensin interior del problema. Vamos apresentar algunos ejemplos. En el problema ptico citado en el captulo anterior, elcontenido fnico del misterio abierto consiste en las experiencias pticas referentes a los

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    colores, al rayo de luz, a los fenmenos de reflexin, de refraccin, etc. La idea terica esla del determinismo mecanicista. En el contenido de sta distinguimos varios elementosconceptuales, tales como el del movimiento, de la masa y de ciertas relacionescuantitativas. Entre el contenido fnico del misterio abierto (rayos, colores, reflexin,refraccin, etc., un material en el cual distinguimos por el anlisis directo simplescualidades y una esttica sin movimiento) y el contenido de la idea terica (la idea deldeterminismo mecanicista, cuyo contenido se disuelve en elementos puramentecuantitativos y dinmicos), se dibuja una visible diferencia, una diferencia hasta violenta,con carcter de exclusin recproca de los factores en comparacin. Esta divergencia decontenido entre la idea y lo fnico constituye la tensin interior del problema en discusin.En la ptica goetheana hay, igualmente, una notable diferencia de contenido entre lofnico del material inicial del problema planteado, los colores, y la idea terica de lacualidad-substrato, con la ayuda de la cual Goethe intenta el salto en lo crptico delmisterio abierto. En este ejemplo los colores representan cualidades; la idea terica deGoethe indica un substrato cualitativo. La idea y lo fnico se diferencianconsiderablemente por su contenido. La intensidad de la diferencia no toca sin embargo ellmite extremo de su exclusin recproca por oposicin; pero los factores son "dispares".Cierta tensin interior constatamos tambin en este problema, sin que ella alcance laviolencia del primer ejemplo. El estudio de la tensin interior de los problemas quepertenecen al conocimiento luciferino no debe ser descuidado. Para nuestros fines essuficiente el esbozo ofrecido. Consideramos los ejemplos anteriores como ilustraciones-estndar. Ante esta muy caracterstica constelacin de factores basados en la tensininterior, que le es propia al conocimiento luciferino, notaremos que el conocimientoparadisaco no tiene la posibilidad de plantear semejantes problemas. En el marco delconocimiento paradisaco, adherido al objeto (usualmente concreto-intuitivo, pero a vecesimaginario o simplemente pensado) un concepto determinativo se aplica directamentesobre el material objetivo por un tipo de afinidad interna. Aqu no hay una tensin, nisiquiera cuando sobre un material se aplican conceptos categoriales que por su contenidodesbordan el material. El material se somete sin ninguna resistencia al acto de inclusinpor medio de las categoras. Si en el marco del conocimiento paradisaco surgira portanto un juego de factores anlogo a un problema, este problema carecera de tensininterior. Ms adelante tendremos la ocasin de describir semejantes cuasi- o simili-problemas.

    Cuando en el dominio del conocimiento luciferino se plantea un problema detensin interior, la divergencia entre la idea terica y lo fnico del misterio abierto llevainevitablemente a la plasmacin de una construccin terica (generalmenteacompaada de accesorios tericos y no tericos), por medio de la cual se intenta dehecho un ajuste indirecto entre la idea terica y lo fnico de ese misterio abierto. Laconstruccin terica hace intencionalmente el papel de lo crptico; ella tiene la misin derevelar lo crptico del misterio abierto. En el clsico problema huygensiano tendramos,por ejemplo, la siguiente articulacin y referencia de contenidos.

    1) Lo fnico del misterio abierto (rayos de luz, colores, reflexin, refraccin, etc.).2) La idea terica (la idea del determinismo mecanicista).3) La tensin entre la idea terica y lo fnico.4) La construccin terica que revela lo crptico del misterio abierto (ondulacin en

    el ter).5) El ajuste indirecto de la idea (construccin) a lo fnico inicial del misterio abierto

    por medio de accesorios tericos (para la diversidad de los colores se admiten vibraciones

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    de diversa longitud, para la naturaleza cualitativa de lo fnico de la luz se enuncia lasubjetividad de la sensacin, etc.).

    La tensin interior, como un rasgo estructural propio de todo problema planteadoen el marco del conocimiento luciferino, puede verificarse sometiendo a un anlisisanlogo cualquier otro problema. Entre la idea de funcin terica, por la cual se intentael salto en lo crptico de un misterio abierto, y lo fnico de este misterio, siempre hay unadivergencia de contenido, que varia desde lo dispar hasta la oposicin directa. Estehecho estructural se constata tambin cuando la solucin que se le da a un problema estlejos de haber sido verificado, o incluso cuando la solucin ha sido desmentida por laexperiencia. Lo que prueba que este hecho estructural depende de la naturaleza de laproblemtica en s y no de la verosimilitud del problema y de la solucin que se le da. Ellector atento puede, por supuesto, controlar nuestras constataciones, analizando ejemplosescogidos por l. Para los fines del control que proponemos, vamos a aadir unosejemplos ms, elegidos al azar de la historia de la ciencia. Algo de la ciencia antigua.Aristteles haba enunciado la opinin de que el movimiento perfecto, ejemplar, es elcircular, uniforme. Bajo la influencia de Aristteles (y de Platn), esta idea se instal en laconciencia de los astrnomos de la Antigedad y jug con frecuencia el papel de ideaterica en diversos problemas. Por ejemplo: empricamente se observ que el sol, en sutrayecto por el zodaco, se desplaza a velocidades variables. Hyparco fue el primero queno se content con las observaciones de hecho, sino que tambin plante el problema deeste movimiento; es decir, abri un misterio, por lo que, eo ipso, un acento deesencialidad recay en lo crptico, oculto, encubierto por el material observado. Elproblema de Hyparco equivale a la pregunta: qu se oculta tras este material emprico?Para el salto en lo crptico del misterio abierto necesitaba un trampoln. ste se le ofrecaen la idea, corriente en su tiempo, del movimiento uniforme circular, considerado comomovimiento perfecto, arquetpico. Evidentemente, entre el material fnico del misterioabierto (el movimiento variable y no circular del sol por el zodaco) y la idea delmovimiento uniforme circular, hay una divergencia de contenido que raya en la exclusinpor oposicin. El problema, tal como lo haba planteado Hyparco, implica por tanto unaalta tensin interior. La construccin por la cual este autor cree poder penetrar en locrptico del misterio abierto es la siguiente: el sol, no obstante las apariencias empricas,se mueve alrededor de la tierra uniforme y circularmente. Ahora se tena que ajustarindirectamente esta construccin (que abarca implcitamente la idea terica) a lo fnicodel misterio abierto (al hecho advertido de la no uniformidad y de la no circularidad delmovimiento solar por el zodaco). El ajuste se realiza por medio de accesorios tericos: latierra, segn Hyparco, no est situada en el centro del crculo, sino fuera del centro. La nouniformidad del movimiento solar por el zodaco, observada empricamente, sera unaapariencia provocada por la excentricidad del movimiento solar alrededor del planeta.Toda esta combinacin es muy ingeniosa, aunque sin fundamento real. Pero laarticulacin estructural del problema es tpica.

    Otro ejemplo. Newton se concentr, en cierto momento, en unas observacionescotidianas: el movimiento con diversas particularidades de la luna alrededor de la tierra.l plantea el problema de este movimiento y abre as un misterio. Como saltadero en locrptico del misterio abierto le sirve la idea, tambin por l concebida, de la influenciagravitacional recproca o de la cada, de uno hacia al otro, de los cuerpos astrales. Estaidea, como saltadero en lo crptico, lleva a la siguiente construccin: la luna est cayendohacia a la tierra. Entre la idea de la cada y la forma fnica del movimiento lunaralrededor de la tierra hay una evidente divergencia de contenido, que lgicamente seubica en la categora de lo dispar. No parece haber entre ellas nada comn, aparte del

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    gnero abstracto: ambas son movimientos. Era necesario, pues, establecer un ajusteindirecto entre factores cuya divergencia constituye la tensin interior del problema, esdecir, entre la idea que media el salto en lo crptico y lo fnico del material de observacin.El ajuste se logra por accesorios. La cada de la luna, segn la concepcin de Newton,se combina en cada momento con el movimiento rectilneo sobre la base de la inerciainicial, por lo cual la cada deviene aparentemente otra cosa que cada. Si no nosparecera intil, continuaramos con otros ejemplos. Pero vamos a tener la ocasin decitar, durante nuestras investigaciones, tambin otros problemas y otras teoras, de modoque el lector pueda elegir, segn sus preferencias, los ejemplos ms necesarios para lailustracin de la tensin interior, como particularidad estructural inherente a laproblemtica del conocimiento luciferino. Todos los problemas luciferinos citados msadelante los consideramos vlidos aqu tambin.

    La doble funcin de las Categoras

    Hemos hablado en la introduccin, con la economa necesaria, acerca de laparadoja del conocimiento en su relacin con los conceptos categoriales. Esta vez vamosa hacer abstraccin de los procesos in statu nascendi y vamos a ocuparnos de lascategoras en cuanto conceptos, y de su uso en el plano de la conciencia. Las tesispropuestas a continuacin no estn de ningn modo condicionadas por eventualesopiniones sobre el papel de las categoras en la fundamentacin del conocimiento. Nosinteresan esta vez exclusivamente las funciones de las categoras como conceptos en elmarco del conocimiento en general, y no como elementos de fundamentacin delconocimiento. En el conjunto del conocimiento en general, efectuamos la divisin entre unconocimiento paradisaco y un conocimiento luciferino. Como creemos nosotros estosdos tipos de conocimiento difieren por su naturaleza, nos sentimos con derecho apreguntarnos si los conceptos categoriales no disponen de funciones diversas, segn sonempleados en el campo del conocimiento paradisaco o en el del conocimiento luciferino.Nuestra respuesta es afirmativa. Los conceptos categoriales cumplen funciones diferentessegn la naturaleza del conocimiento en cuya zona son empleados. Ms ac de la lneade su plasmacin, las categoras son por supuesto conceptos a la disposicin delintelecto. En el marco del conocimiento paradisaco, los hechos de la intuicin salen sedira al encuentro de los conceptos categoriales. Hemos dicho que los hechos de laintuicin, bajo el aspecto material-concreto, son integrados por el desbordamiento de losconceptos categoriales; acto de carcter sui generis, ya que l no aade ningn nuevoelemento material-concreto a los englobados por ellos. El desbordamiento tiene, desde elpunto de vista material-concreto, algo neutral. l se realiza por elementos de una cualidaddiferente de lo material-concreto. Estos elementos constituyen un exceso determinativo, alcual no le corresponde nada material-concreto, pero al cual lo material-concreto se leintegra con facilidad. Lo material-concreto no tiene ninguna posibilidad de llegar a algnconflicto con el concepto categorial que se le aplica. Hasta donde se extiende el campodel conocimiento paradisaco, lo intuitivo se subordina al concepto categorial. En el radiode accin del conocimiento paradisaco, los conceptos categoriales tienen una funcindeterminativa, asonantemente realizada en relacin con el material. Lo material, lointuitivo, llama, solicita a las categoras. Las categoras cubren, en una relacin desde loconceptual a lo concreto, la intuicin, o estn en conjuncin con ella. Otro es el uso de losconceptos categoriales en el campo del conocimiento luciferino. Aqu los conceptos

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    categoriales adquieren la funcin terica de saltadero en lo crptico de un misterio abierto.En esta cualidad inesperada de ellas, las categoras aparecen, por su contenido, endesajuste con lo fnico de un misterio abierto. Ellas son empleadas no asonantemente oen conjuncin con lo fnico de un material, sino disonantemente, desde un costado, eincluso a contrapelo. El ajuste entre el concepto categorial y el material fnico se logra enel dominio del conocimiento luciferino indirectamente, por la mediacin de unasconstrucciones y accesorios tericos, no directamente, como en el dominio delconocimiento paradisaco.

    El comienzo de la historia de la filosofa coincide casualmente con el primer usoluciferino del concepto categorial de sustancia. Tales fue el primero resulta curioso queeste hecho no ha sido advertido para el aprovechamiento de todas sus consecuenciasque le dio al concepto de sustancia una funcin terica. El concepto de sustancia ha sidousado, antes y despus de la fecha histrica en discusin, en el dominio corriente delconocimiento paradisaco, con una funcin categorial en sentido restringido, osimplemente organizadora. l cumple una funcin organizadora cada vez que el materialemprico solicita la aplicacin directa del concepto, es decir, siempre que la intuicin lepresenta al intelecto, para la determinacin conceptual, un particular accidental variablesobre un fondo de permanencia. La madera es la sustancia del mueble que estoyviendo ante m. El hierro es la sustancia de las herramientas con las cuales trabajo. Elmrmol es la sustancia de la estatua que estoy admirando. El agua es la sustanciadel hielo sobre el cual camino. En todos estos ejemplos el concepto de sustancia esempleado en sentido restringido-categorial; su aplicacin es exigida por el mismocontenido material-concreto del conocimiento, aunque el concepto desborda (porintegracin) este material. Otro es el caso de la metafsica de Tales. l busca unasustancia para todas las cosas. El material infinitamente diverso de la intuicin estransformado, por el acto luciferino, en la cara fnica de un misterio abierto. El conceptode sustancia es empleado aqu como saltadero en lo crptico del misterio abierto. Entre lofnico del misterio abierto (la diversidad infinita de las cosas) y la idea de sustancia nicahay una incompatibilidad de contenido. El concepto de sustancia no exige aqu seraplicado por afinidad sui generis con el material, sino ser realizado tericamente, sobre labase de un material que fnicamente lo rechaza. La realizacin terica del concepto desustancia no sera posible, esta vez, sino por una construccin terica y por la revelacinde los accesorios, que median sin embargo un ajuste indirecto entre el concepto desustancia y el contenido fnico inicial del misterio abierto (la diversidad infinita de lascosas). Como vemos, Tales plante un problema de conocimiento luciferino, y le dio alconcepto de sustancia la funcin de idea terica. Su problema es de alta tensin interior.l arriesg la construccin: todo es de agua. l nos adeuda, naturalmente, el actorevelador de los accesorios, a los cuales se debe la infinita diversidad fnica de las cosas.

    Otro ejemplo, esta vez de la historia ms reciente del pensamiento. Se trata de ladoble funcin del concepto de causalidad (determinismo causal). La psicologa moderna,en su aspiracin por convertirse en una ciencia, le dio un uso amplio a este concepto. lha sido empleado en el dominio de los hechos psquicos casi exclusivamente en sentidocategorial-organizador, esto es, en el sentido de aplicacin directa del concepto sobre elmaterial psquico, cada vez que el material exiga esta accin. As, un dolor era puestoen una relacin causal con la provocacin de una herida. Un sentimiento, en relacincausal con una determinada imagen, etc. Pero el concepto de causalidad ha sidoempleado tambin en sentido luciferino, es decir, con una funcin terica, como saltaderoen lo crptico de un material psquico. En otras palabras, l ha sido empleado en uncampo que, por su lado fnico, se opone a su aplicacin inmediata. Freud, por ejemplo,

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    en el estudio de los sueos abri un misterio, en el sentido de que revel la existencia deun crptico psquico. Despus de la apertura del misterio, el concepto de causalidad lesirvi como saltadero en lo crptico de ese misterio. El material psquico (el contenido delos sueos) se presenta en s mismo como accidental, no justificado; no obstante lo cual,Freud, considerando el material psquico en discusin como simple lado fnico detrs delcual se abre un crptico de acento esencial, llega por el uso del concepto de causalidad acontrapelo con este material a la construccin terica de lo inconsciente. El contenidode un sueo, al parecer accidental e injustificado, se disuelve en una serie decomplicadas relaciones causales con lo inconsci