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A mediados de la década de 1860 el gobierno de la provincia de Córdoba mandó mensurar la tierra pública de los actuales departamentos Unión y Marcos Juárez, para luego venderla. Surge así la suerte 45 A, una superficie de algo más de diez mil ochocientas hectáreas que será adquirida por el inglés Charles Brehner Krabbé, de quien la herederá su hija María Elena Krabbé de Williamson, quien la venderá a Manuel y Ramón Artagaveytia en 1884. En 1892 Artagaveytia Hnos. funda la "Colonia Artagaveytia", que empezará a vender los campos en 1893, haciendo publicidad en el departamento Las Colonias, provincia de Santa Fe, por lo cual los compradores serán suizos, alemanes o descendientes de primera generación de estas colectividades. En el presente trabajo se desarrolla la historia de la fundación y la vida en dicha colonia, incluyendo aspectos culturales, de seguridad, comerciales, costumbres cotidianas, actividades religiosas, etc hasta aproximadamente 1940, en la primera parte. En la segunda parte se desarrolla una breve historia de cada una las familias pioneras y otras familias italianas que se radicaron antes de 1910.
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AGRUPACIÓN DE HISTORIADORES FEDERADOS DEL
SURESTE DE CÓRDOBA Y SUROESTE DE SANTA FE
XXII Encuentro.
Rufino
5 de octubre de 2013
La Colonia Artagaveytia. Vida y trabajo de los
colonos alemanes y suizos en el sur de Córdoba
Alberto Arnoldo Bischoff
Libertad 384
(2661) Isla Verde
CÓRDOBA
03468-496169/400169
03468-15569546
COLONIA ARTAGAVEYTIA
Vida y obra de colonos alemanes y suizo-alemanes
en el sur de la Provincia de Córdoba y la historia de
uno de los fundadores, un náufrago del Titanic
Ing. Agr. ALBERTO A. BISCHOFF
2
PRÓLOGO
Yo por bien tengo que cosas tan señaladas y por ventura nunca oídas ni
vistas, vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido,
pues podría ser que alguno que las lea, halle algo que le agrade, y a los que no
ahondaren tanto, los deleite. Y a este propósito dice Plinio, que no hay libro, por
malo que sea, que no tenga alguna cosa buena; mayormente que los gustos no
son todos unos; mas lo que uno no come, otro se pierde por ello; y assí vemos
cosas tenidas en poco de algunos, que de otros no lo son. Y esto, para que
ninguna cosa se debía romper ni echar a mal, si muy detestable no fuese, sino
que a todos se comunicase, mayormente siendo sin perjuicio y pudiendo sacar de
ella algún fruto, porque, si así no fuese, muy pocos escribirían para uno solo, pues
no se hace sin trabajo, y quieren, ya que lo pasan, ser recompensados, no con
dineros, mas con que lean y vean sus obras, y, si hay de qué, se la alaben. Y a
este propósito, dice Tulio: La honra cría las artes
Prólogo del Lazarillo de Tormes,
España, de autor anónimo, mediados del
Siglo XVI
3
INTRODUCCIÓN
En la década de 1860 el gobierno de la provincia de Córdoba decide lotear
y vender la tierra pública. Aparentemente el objetivo de ello, más que colonizar,
era recaudar dinero y por ello se acudió a la liquidación de esa vasta cantidad de
campos. ¡Nihil novum sub sole!
Se procedió, a través de profesionales, a medir el terreno y dividirlo en
parcelas de dos leguas de lado, que daban una superficie de cuatro leguas
cuadradas, es decir, unas 10.800 hectáreas.
Cada una de dichas extensiones de suelo recibía el nombre de “suerte”,
denominación que proviene de la época de la Colonia, cuando se dividieron las
tierras de panllevar aledañas a Buenos Aires y, para evitar disputas, los
adquirientes compraban los terrenos para hacer agricultura, sin saber si les tocaría
el más próximo a la ciudad o el más alejado. Luego se procedía al sorteo, o dicho
en un lenguaje más llano, “se iba a suerte”. De allí que a las parcelas para
agricultura o ganadería se las llame “suertes”.
El Superior Gobierno de la Provincia de Córdoba, a través de la Mesa de
Hacienda vendía las suertes en remates públicos. De esa manera se enajenaron
gran parte de las tierras del departamento Unión que, en 1888 sería dividido en
dos, quedando la fracción occidental con el nombre de Unión y tomando la oriental
el de Marcos Juárez, en homenaje a un político cordobés, hermano de Juárez
Celman.
Gran parte de esas suertes fueron compradas por súbditos británicos que
se asentaban generalmente en ellas para explotarlas.
El primero en radicarse al sur del río Saladillo fue el inglés Richard
Seymour, quien había comprado una suerte al norte de la actual localidad de
Monte Maíz. Él y su socio se asientan allí en 1865. Le siguen varios ingleses con
iguales objetivos: colonizar y explotar la tierra.
La guerra con el Paraguay conduce al gobierno nacional al retiro de
soldados de los fuertes del sur, quedando la línea desguarnecida y los indios
aprovecharon esa debilidad de la frontera sur y se adentraron a los territorios
colonizados sin oposición, molestando a los estancieros ingleses incesantemente,
llevándose para sus tolderías caballos, vacunos y hasta majadas de ovejas.
Acosaron a los colonos y hasta llegaron a darle muerte a algunos en el
departamento Unión.
Todo ello condujo a que estos hombres, pioneros de la colonización del
sureste de Córdoba, se fueran retirando de la zona para radicarse en sitios más
seguros, en otras provincias argentinas. Richard Arthur Seymour decide regresar a
su Inglaterra natal en 1869.
4
De nuevo en su patria, basándose en un diario que llevó durante casi un
lustro en el que vivió en su estancia Monte Molina o Monte Molino, escribe un libro
que fue traducido en la década de 1940 por el escritor Justo P. Sáenz y cuyo
título en castellano es “Un poblador de las Pampas”.
En esa obra describe la vida en la estancia, las tareas rurales, habla sobre
la población de Saladillo, sobre la vida social de los ingleses, los malones, la flora,
la fauna, la idiosincrasia del criollo, las localidades de La Carlota y de Fraile
Muerto (hoy Bell Ville), etc. Es una minuciosa narración de la vida de un estanciero
en la frontera sur de Córdoba en la década de 1860 y de todo aquello que sucedía
en la zona. Vale la pena leer el libro.
LA SUERTE Nº 46 SERIE A
El 7 de diciembre de 1866, en remate público, el Superior Gobierno de la
Provincia de Córdoba, a través de la Mesa de Hacienda, compuesta por el Ministro
General, Don Ramón Bouquet; el Señor Fiscal de Estado en el Ramo de Tierras
Públicas, Dr. Don Ángel Sosa y el Contador de Hacienda, Don Cristian Achával,
venden a Don Santiago Temple, vecino de Córdoba, el lote 46 de la serie A del
plano de la provincia de Córdoba, en el departamento Unión, pedanía Saladillo.
Santiago Temple compra esta suerte para Carlos Brehner Krabbé. Ella se
ubica a seis leguas al sureste de la población de Saladillo. Fue rematada por el
importe de 1.320 pesos bolivianos la legua cuadrada, que da un valor total de
5.280 pesos bolivianos recibidos en Tesorería. Se escritura ante el
Escribano Carlos M. Valladares de la ciudad de Córdoba.
Al fallecer Don Carlos Brehner Krabbé, hereda la tierra su hija María Elena
Krabbé de Williamson, a quien se le adjudica judicialmente la propiedad el 5 de
diciembre de 1876.
El 23 de diciembre de 1883 María Elena K. de Williamson, representada por
su esposo, Don Archivaldo Williamson, ambos con domicilio en la calle Maipú
número 46 de la Capital Federal, vende la propiedad a Ramón Artagaveytia,
soltero, domiciliado en calle Cangallo número 92 de la citada ciudad, por la suma
de $22.733, recibiendo en el acto $5.166, 66 y quedando pendiente para la
escritura el resto de $17.566, 71.
A fines de 1883 se presenta Don Diego Mc. Crie, vecino de Bell Ville, ante
el Juez de Primera Instancia de la ciudad de Córdoba, Don Simeón Aliaga, quien
presenta un poder otorgado por Don Archivaldo Williamson, esposo de Doña
María Elena Krabbe de Williamson, para promover juicio de mensura, deslinde y
amojonamiento del terreno de propiedad de la citada.
5
Para llevar a cabo dicho cometido el Sr. Diego Mc. Crie solicita al Juez
Aliaga que ordene se practiquen las operaciones enunciadas, para la cual
presenta en calidad de perito al Agrimensor Don Félix María Olmedo. Agrega el
Sr. Don Diego Mc. Crie que la suerte 46 A linda por el norte con las número 55 y
56, de propiedad de Francisco Gebbie y de otro cuyo nombre ignora; por el oeste
con la suerte 45, propiedad de los Sres. Campbell, Vivanco y viuda de Banfield,
por el sur con las suertes 40 y 41 que fueron del Sr. Carlos Casado y por el este
con la número 47 del Sr. Tiburcio Zaldarriaga en parte y el resto de dueño
desconocido.
Por otro lado, el Sr. Diego Mc. Crie ruega al Juez Don Simeón Aliaga que
solicite al Escribano de Hipotecas una constancia de que la propiedad está libre de
todo gravamen hipotecario.
En vista de este pedido el Juez de Primera Instancia de Córdoba ordena la
mensura, deslinde y amojonamiento solicitados, acepta al perito propuesto,
Agrimensor Félix María Olmedo, “quien deberá aceptar i jurar el cargo en cualquier
hora de audiencia”.
Además, el Juez Don Simeón Aliaga ordena: “Dése noticia al
Departamento Topográfico i publíquese en ‘El Eco de Córdoba’ los edictos
ordenados por el artículo 490 C. de Ptos. al otrosi, como se pide, notificándose al
efecto al Escribano de Hipotecas”.
Córdoba, 28 de diciembre de 1883.
Firman: Aliaga y Justiniano Achával, secretario.
El 29 de diciembre se presenta el Perito Agrimensor Félix María Olmedo y
acepta el cargo, jurando en la forma de ley, desempeñarlo fiel y legalmente.
El 12 de febrero de 1884 el Agrimensor Olmedo cursa una nota para que
sea firmada por los propietarios de las suertes vecinas o por sus representantes.
Mediante ella se invita a los linderos o a sus apoderados legales a que concurran
a presenciar las operaciones de mensura, deslinde y amojonamiento, llevando
consigo los documento o títulos correspondientes a fin de ver si se sobreponen o
no con los límites de la propiedad territorial conocida bajo el nombre de suerte
número 46, serie A, Departamento Unión.
Firman la constancia de recepción de la nota: por la viuda de Banfield, Geo
Cooper; por poder de Francisco Gebbie, Diego T. Ramsay; Eudocio L. Rodríguez;
Segundo Vibanco y por las suertes del sud, hallándose ausente Don Eugenio
Terrasón, firma su encargado y administrador, Luis R. Guinazú.
La escrituración definitiva de la suerte de 10.799 hectáreas,
aproximadamente cuatro leguas cuadradas, tiene lugar el día 4 de noviembre de
1884 ante el Escribano José Victoriano Cabral, de la Capital Federal, acto en el
que Ramón Artagaveytia declara que efectúa la compra para sí y para su hermano
6
Manuel, casado, vecino de la ciudad de Montevideo y que el campo será de
ambos en partes iguales.
La protocolización es realizada en Córdoba por el Escribano Félix M.
Rodríguez con fecha 2 de noviembre de 1889.
FUNDACIÓN DE LA COLONIA ARTAGAVEYTIA
En 1892 Artagaveytia Hermanos funda la colonia.
La suerte 46 A había sido dividida en sesenta y cuatro lotes de cien cuadras
cada uno, restándole luego a cada uno de ellos la superficie necesaria para calles
públicas.
Cien cuadras equivalen a 168,74 hectáreas que, restadas las calles
públicas dan una superficie neta de 163,58 has.
Por versiones orales se sabe que Artagaveytia tuvo un encargado de hacer
publicidad: Juan Diehl, quien se encargó de difundir entre los habitantes del
departamento Las Colonias, provincia de Santa Fe que había tierras para vender
en la Colonia Artagaveytia.
Diehl, además de las bondades de la tierra y del clima, del precio más bajo
de la tierra que en zonas ya pobladas, usó como argumento la existencia de la
vecina estancia Isla Verde donde había un mayordomo alemán. Ésto era atractivo
para los alemanes y suizo-alemanes o sus descendientes por la afinidad étnica y
lingüística que podían hallar en dicho mayordomo, el Señor Eduardo Suhr, nacido
en Belgard, distrito de Lauenburg, Pomerania, quien se había casado con una
alemana, Ottilie Rautenkranz.
El Sr. Juan Federico Könekamp, de Cruz Alta tenía a su cargo la venta de
los lotes. Él esperaba a los candidatos que llegaban en tren hasta aquella villa y
los llevaba en carruaje hasta la colonia para mostrarles los terrenos, llevándolos
luego de regreso a Cruz Alta. Muchas familias de la provincia de Santa Fe
acudieron a comprar campos.
Las primeras escrituras se realizan a partir del 16 de marzo de 1893 en la
villa de Cruz Alta, ante el Escribano Emilio Díaz. El apoderado de Artagaveytia
Hermanos para tal efecto fue Don Ángel Ordeñana, según acreditaba el poder
otorgado por Ramón Artagaveytia ante el Escribano Eusebio Emilio Giménez de
Buenos Aires el 9 de marzo de 1893.
Los lotes se vendían al precio de $3.500, pagándose el 50% al firmar la
escritura y el 50% a un año de plazo, con hipoteca a una tasa de 7% anual.
Algunos compradores asistieron personalmente a la escrituración en Cruz
Alta, mientras que otros, bajaron a esta localidad y ante el Juez de Paz, le
otorgaron sus respectivos poderes a Adolfo Seiler (hermano de Emilio Eduardo
Seiler, ambos suizos) el día 15 de marzo de 1893.
7
En el cuadro siguiente se puede apreciar alguna información sobre este
tema. Aquellos nombres acompañados de asteriscos indican que no estuvieron
presentes en la escribanía y que fueron representados por Adolfo Seiler, de
Colonia Esperanza.
COMPRADOR LUGAR DE ORIGEN Nº DE LOTE/S Nº DE FECHA DE
RESIDENCIA COMPRADOS ESCRITURA ESCRITURA
Reinhardt, Felipe Hijo alemanes 8 53 16/03/1893
Bischoff, Alejandro Colonia Humboldt suizo-alemán 44, 45, 46, 51, 52 y 53 54 16/03/1893
Fritz, Felipe hijo alemanes 7 55 16/03/1893
Zehnder, Domingo suizo-alemán 20 y 21 56 16/03/1893
Schneiter, Luis Colonia Humboldt suizo-alemán 47, 48, 49 y 50 57 16/03/1893
Sigrist, Adolfo Colonia Humboldt suizo-alemán 43 y 54 58 16/03/1893
Blume, Conrado alemán 12 y 13 59 16/03/1893
Jappert, Emilio Colonia Humboldt suizo-alemán 9 y 10 60 16/03/1893
Boll, Adolfo 41 62 16/03/1893
Schneider, Santiago Colonia Rivadavia alemán 35 72 19/03/1893
Dickenscheid, Pedro * alemán 19 73 20/03/1893
Clerici, Félix * italiano 61 76 20/03/1893
Friedrich, Santiago * alemán 60 78 20/03/1893
Chatelain, Alberto * suizo-alemán 57 80 20/03/1893
Seiler, Emilio * suizo-alemán 58 y 59 83 20/03/1893
Sieber, María Gut de * hija de suizos 42 y 45 85 21/03/1893
Schuhmacher, Pedro * alemán 1 lote ¿Nº? 87 21/03/1893
Stegmayer, Quirino * Cavour, Sata Fe alemán 30 89
21/03/1893
Suhr Eduardo Ea. IslaVerde alemán 25, 26, 27, 38, 39 y 40 249 2008/1893
Blume Conrado Colonia Humboldt alemán 4 y 5 358 20/11/1893
Algunos de estos colonos comenzaron a arribar a la colonia a poco de
haber adquirido el campo, generalmente sin sus familias y acompañados por un
peón, para fabricar los ladrillos o adobes y levantar un dormitorio y una cocina
para traer luego a su grupo familiar, si lo tenían.
Otros se radicaron en la colonia y, luego de un tiempo decidieron retornar
hacia sus lugares de procedencia porque la colonia Artagaveytia estaba lejos de
centros poblados importantes, no había escuela, ni médico, ni religión católica ni
protestante, había cierta inseguridad debido a la presencia de malhechores y
cuatreros, pero no hubo malones.
También hubo casos de compradores que no se radicaron nunca en la
colonia, estando los campos en mediería o a cargo de un familiar o de una
persona de confianza.
LOCALIDADES
La colonia Progreso fue fundada por Juan Gödeken en 1891, pero por
tradición se tomó como fecha fundacional del pueblo de Colonia Progreso al año
1893. Por ello estamos refiriéndonos a un pueblo incipiente, con algún boliche,
venta de comestibles y punto.
8
Cruz Alta rondaba a la sazón sus dos cientos años. Era una localidad
importante, pero estaba casi a ochenta kilómetros. Ir de compras y regresar
implicaba salir a la madrugada para arribar a casa al atardecer. Si se trataba de
llevar un carro colono con bolsas de cereal, la travesía de ida y vuelta requería dos
días.
Ninguna otra localidad fue mencionada por los primitivos colonos como
centro importante al que ellos acudieran, ni siquiera aquellas poblaciones que
figuran en mapas, como “Cruz del Eje”, según el Mapa de la Provincia de Córdoba
levantado por el agrimensor Santiago Echenique, vocal encargado del
Departamento Topográfico de la Provincia, en 1866. La “Población de Cruz del
Eje” (y no pueblo o localidad) es mencionada en 1882 al venderse la Merced de
Arrascaeta como una “población”, si bien ese mapa la ubicaba en la suerte 45 A,
(hoy sería al oeste o noroeste del cementerio de Isla Verde). El agrimensor
Albano M. de Laberge al realizar la mensura de la suerte 41, serie A (luego
constituyó la mitad este de la Estancia Isla Verde) el 24 de mayo de 1864 cita el
camino “de Melincué” y la “cañada de la Cruz del Eje”, pero no menciona al paraje
o población homónima, por lo que se infiere que para entonces esa población no
existía.
Para dilucidar mejor el significado de la palabra “población”, veamos los
siguientes conceptos de diversos autores que se refieren a población como
sinónimo de casa.
“Las poblaciones, en verdad, no eran otra cosa que algunos ranchos
aplastados y pajizos, rodeados por una zanja”.1
También se entendía por población, según el Historiador Evaristo Aguirre,
de Casilda, a un grupo de dos a cuatro casas levantadas en los rincones de
diversas propiedades, camino de por medio, todas juntas para brindarse mutua
protección entre los diversos propietarios. (Comunicación personal, 2005)
Gastón Torres Calderón se refiere a la “población de los Carreras” cuando
su abuelo, Miguel Torres, llega al casco de la estancia de esta familia.
Para hacer realidad el proyecto, el 9 de febrero de 1915 llegó a El Durazno
el Ingeniero Enrique E. Stutz, enviado desde Buenos Aires para hacer un
relevamiento de “las poblaciones” y arboledas existentes en el casco de la
Estancia, y poder avanzar después en el plano definitivo.
“Las primeras poblaciones de (la estancia) El Durazno fueron las típicas
de una estancia criolla. El gran galpón, flanqueado por las piezas y cocina del
personal, y a corta distancia la casa de los patrones y del mayordomo, separado
un sector del otro por la acequia principal. Detrás y casi encima: los corrales.
Adelante la huerta. El monte escaso.”
1 Cunninghame Grahan, Roberto B.- Cuentos Gauchescos del Río de la Plata. 4º Edición. Buenos Aires. Letemendia, 2004. p. 37
9
Del Bajo. Elegido por Ambrosio Olmos para levantar sobre la terraza fluvial
“las casas” de la estancia. Contra el río poseía vertientes y bañados. Lo cruzaban
las dos acequias, cuyas boca – tomas estaban río arriba, regando una la quinta y
abasteciendo de agua la otra a la población”.2
“Por fin, después de veintiocho días de marcha llegamos a destino. Ya
frente al pueblo de Trenel y a menos de dos mil metros del mismo me puse a
contemplar el panorama. Allí, en un pequeño declive del suelo, de este a oeste,
había cuatro poblaciones, un galpón de zinc (o fierro canaleta) con almacén de
artículos generales, una fonda……”3
Para el autor Justo P. Sáenz (h) “una población es un rancho o casa”. 4
Arnoldo Bischoff, en el libro de administración del establecimiento La
Victoriosa 1949 – 1959, en el inventario correspondiente a 1949 describe, entre
otras cosas: “una población 1927, $ 14.000.-, galpón y garaje 1935, $ 2.000.-
poblaciones 1936 y 1937 en $ 1.000.- cada una”5. Se refiere a la casa principal,
construída por el constructor Primo Brunatto en 1927 y a dos casas de peones de
1936 y 1937.
“Además, dado que el polémico agrimensor Urban había duplicado las
superficies mensuradas, se impartió la orden de dar sólo cien varas a las quintas y
dos cientas a las chacras; habría así más poblaciones y se duplicarían los
derechos”6.
Según la opinión del historiador Evaristo Aguirre, de Casilda, carta personal
del 18 de noviembre de 2007, “una población criolla del siglo XIX de la región
pampeana es una ranchada conformada por habitantes que se nucleaban
propiciados por la instalación de un fortín o cantón militar, un casco o un puesto
de estancia o una posta, cuya presencia les otorgaba una relativa seguridad
cuando se ubicaban “tierra adentro” y ante la inminencia de los malones”.
El historiador venadense Dr. Roberto Landaburu expresa: “Una forma
ingeniosa y muy sólida de construir los ranchos, era cortar “chapas” de tierra con
pasto del ancho de la pared que se iba encofrando y apisonando hasta levantarla.
De igual forma en los corrales. Cuando llega Casey al Venado Tuerto, el vasco
Román Urteaga, poblador intruso que criaba ovejas en campos que luego compró
J. J. Murphy, tenía su población construída en esa forma”7.
“En efecto, alrededor del establecimiento militar, fue creciendo un caserío:
el pueblo de la Punta del Sauce. En 1764 una inspección deja constancia que,
2 Mayol Laferrère, Carlos. Estudios de la Infraestructura Agropecuaria y Explotación de una Estancia Argentina en el decenio 1906 – 1915: Estancia El Durazno, Río Cuarto, Cba. 1ª Ed. Córdoba: Báez Ediciones, 2008. p. 44, 54 y 553 Memorias inéditas de Alfonso Camerlinckx, colono en el Campo. Fresco de 1901 a 1906, luego emigrado a La Pampa.Trenel, 1956. Gentileza de Rik Camerlinckx, Lovaina, Bélgica4 Sáenz, Justo P. Vocabulario y Refranero Criollo, 4ª Ed. Azul. 1943. p. 298.5 Libro de administración La Victoriosa 1949 – 1959. Museo y Archivo Histórico Isla Verde, p. 256 Salaberry, Ignacio. Brazos Poderosos (Pueblo del Baradero). 1ª ed., Buenos Aires, de los Cuatro Vientos, 20097 Landaburu, Roberto Esteban. Los Irlandeses en la Pampa Gringa: curas y ovejeros. 1ª. Ed.
Buenos Aires. Corregidor, 2006
10
además del personal del fuerte, hay ‘inmediatas a dicho Presidio y fuerte
veintitrés poblaciones (viviendas) que son…’ y aquí enumeran las veintitrés
familias”8.
Debemos observar que las localidades sobre el ramal Firmat – Río Cuarto
del Ferro Carril Central Argentino surgieron, excepto Chañar Ladeado, casi
simultáneamente con la construcción de la línea férrea.
General Baldissera no existía al radicarse los colonos en Artagaveytia y, al
surgir, algunos años mas tarde, sería seguramente un villorrio de poco movimiento
comercial hasta que alcanzara cierta trascendencia.
Para entonces ya había aparecido Isla Verde, incipiente al principio, pero
con un desarrollo sostenido desde que llega la vía férrea y comienza a
desarrollarse un comercio importante.
Anita Bischoff de Schneiter comentaba: “estuvimos ocho años sin pueblo”.
Si consideramos que Alejandro Bischoff y su familia se radicaron en Artagaveytia a
principios de 1895, esos ocho años llegan hasta los últimos meses de 1902.
Aunque Isla Verde surgiera en 1901, sólo hubo unas pocas familias y tal vez algún
comercio antes de la llegada del ferrocarril. No había hoteles, ni fondas, ni
comercio trascendente sino hasta los finales de 1902 y por eso los colonos decían
que el pueblo había “surgido” en dicho año, “cuando vino el tren”.
El primer tren llega a nuestro pueblo el 1º de Julio de 1902. A partir de ese
momento empieza el movimiento económico de la localidad con la instalación del
primer hotel, de la casa de comercio de ramos generales de Ernesto
Regensburger, tal vez en septiembre; con la instalación de la estafeta postal el
mismo mes, etc.
ALGUNOS ASPECTOS DE LA VIDA EN LA COLONIA
Veremos en este capítulo los aspectos más comunes a todos los colonos,
dejando para otro las costumbres y quehaceres de cada familia en particular.
COMPRAS
Siguiendo la idea del capítulo anterior, cabe mencionar que las compras se
hacían en Cruz Alta. Por razones de seguridad solían viajar dos jefes de familia en
sendos carros colono o carros iguana, por ser finos y largos, o en los berner
Wageli (carritos berneses en el lenguaje de los suizo-alemanes). Iban con algún
otro miembro de la familia y generalmente llevaban las listas de provisiones de
algunos vecinos, trayendo al regresar una vasta cantidad de mercaderías para que
alcanzara para un mes. A los efectos de que el esfuerzo del viaje no recayera
8 Cantón, Aldo Hugo. El Regalo del Rey. Revista Junta Municipal de Historia. Río Cuarto. Nº 10, sept. 2008, p. 23
11
siempre en las mismas personas, iban alternando mes a mes quienes iban de
compras.
El trayecto se hacía cortando campo, siguiendo el bajo de Schneiter y de
Scheker, hacia el noreste. Podían hacerlo debido a que al principio pocos campos
estaban alambrados. Algunas veces pasaban por el almacén “Las Tablas” de
colonia Elisa, zona de Camilo Aldao.
Para la entrega de cereales se recorría el mismo camino, con descanso
para los caballos. Pernoctaban en Cruz Alta y regresaban al día siguiente.
SEGURIDAD
Iban armados mayormente con fusiles Vetterli por si se cruzaban con algún
bandolero por el camino.
Los fusiles Vetterli eran las armas largas oficiales de las fuerzas armadas
suizas. En la colonia todas las familias los poseían, a veces había varios en cada
casa. El creador de este sistema de armas de repetición fue el suizo Friedrich
Vetterli (1822 – 1882), quien desarrolló su reconocido modelo en la década de
1860.
Los colonos llevaban armas en todo momento. Cuando salían a trabajar al
campo portaban alguna arma larga colgando. A la hora de almorzar tenían los
fusiles apoyados al lado de la mesa, pues a esa hora, aprovechando el descuido
de los chacareros, aparecían ladrones de ganado o de caballos. Por lo tanto,
mientras comían, estaban atentos a cualquier movimiento en el campo y con las
armas a mano.
DEPORTE
Si hablamos de la seguridad, hablamos de las armas y, al hablar de armas,
tocamos el tema del deporte favorito de los suizos: el tiro.
Antes de la aparición de la población de Isla Verde, había en la colonia
Artagaveytia una carnicería y boliche en el lote 57, de Alberto Chatelain. En ese
mismo campo había un simple polígono de tiro que constaba de una fosa y un
poste sobre el que había atornillado un travesaño que pivotaba sobre aquél y que
en cada extremo tenía un blanco. Mientras un tirador disparaba sobre un blanco,
el otro estaba en la fosa, donde un jovencito tapaba los impactos con papel y
engrudo. Al terminar su turno se hacía girar el travesaño, elevándose el blanco
reparado y entrando a la fosa el que se terminaba de usar.
Si bien se dijo que el tiro era el deporte favorito de los colonos suizos, no
quedan excluidos los alemanes, que lo practicaban con igual interés, agregándose
a esta disciplina algún inmigrante de otro origen.
12
Ya surgido el pueblo de Isla Verde, se crea, el 7 de Noviembre de 1903, el
Club Flobert cuya primera comisión directiva se integraba así:
Presidente: Federico Schneiter
Vicepresidente: Humberto Deangelis
Director de Tiro: José Leonz Birchmeyer
Tesorero: Carlos Suhr
Secretario: Adolfo Haschke
Comisario de Tiro: Carlos Schneiter
Vocales: José Martegani, Fernando Cafiel, Lucas
Guemberena
En el año 1910 por primera vez la institución está representada en un
certamen nacional de tiro. Una delegación participa del campeonato “Centenario
de la Revolución de Mayo”. La formaban: Arnoldo Bischoff, José Leonz
Birchmeyer, Eduardo Schneiter y Felipe Fritz.
Previamente a la fundación del Club Flobert, los colonos también
practicaban tiro en la Sociedad Cosmopolita de Tiro del pueblo de colonia
Progreso.
VIDA SOCIAL
Con poca frecuencia se organizaban bailes en algún galpón, que podían
durar hasta el amanecer. Se le atribuye al galpón de Adolfo Sigrist, que tenía en
su mampostería el número “1895”, el haber sido testigo de numerosas veladas.
Bailaban polcas y valses. Los músicos eran pocos: Emilio Seiler tocaba la flauta y
Alejandro Dreyer, de colonia Progreso, el acordeón, al que Dreyer llevaba en una
bolsa durante sus travesías a caballo. Alguien pudo haber ejecutado una cítara.
Si los bailes se hacían en Artagaveytia, asistía la gente de la estancia Isla
Verde y viceversa, mientras que los bailes organizados por el francés Raimundo
Elperdin en su boliche de Colonia Progreso fueron muy frecuentados por los
habitantes de Artagaveytia.
Este señor poseía un cañoncito, tal vez de fabricación casera. Cuando él
deseaba avisar que organizaba un baile, cargaba el cañón de trocitos o bolitas de
vidrio y los disparaba. El estruendo alertaba a los colonos sobre la fiesta, algunos
de los cuales alcanzaban a ver los destellos de los vidrios por efecto de la luz
solar.
Los picnics eran una manera muy común de compartir y divertirse. Se
realizaban tanto en la colonia Artagaveytia como en la estancia Isla Verde, de
riguroso traje aún al mediodía de un tórrido verano. Se bailaba, siendo los músicos
los mismos que en los bailes nocturnos.
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El Boliche “La Mariposa”
Si bien este boliche de campo se ubicaba físicamente en la Colonia
Baldissera, varios de los habitués eran de la Colonia Artagaveytia. Fueron ellos los
protagonistas de anécdotas inefables, que le dan vida a la historia de este capítulo
fundamentalmente en las décadas de los ´30 y los ´40.
El boliche pertenecía a Genaro y a su esposa. Y no sólo era boliche para
chupar y jugar a las cartas, sino que se organizaban partidos de bochas, de fútbol
y bailes con orquestas contratadas, convirtiéndose así en un centro de la vida
social y deportiva para los vecinos de Artagaveytia, Colonia Baldissera y el
“Campo Vasco”, como llamaban algunos a la colonia de los Jaureguialzo (al norte
de Artagaveytia, al sur de las Playas, al este del Campo Fresco y al oeste de
Colonia Baldissera).
Entre los mas asiduos concurrentes de Artagaveytia estaban Arnoldo
Bischoff, Quirino Stegmayer (h) y los hermanos Karl, hijos de Enrique Karl y María
Kieffer, siendo estos hermanos los gestores de las bromas más pesadas,
pintorescas y recordadas. Queda excluído de estas hazañas el estudiante y luego
Dr. Abelardo Guillermo Karl, por haber estado desde niño estudiando en el Colegio
del Sagrado Corazón en Rosario, luego en la Facultad de Medicina, en esa
localidad y más tarde en la Universidad de Córdoba. Alguno de estos hermanos, o
todos, solían ir al boliche armados con revólveres.
Debo reconocer que los relatos que nos van a deleitar en las próximas
líneas son siempre atribuidos a los Karl, pero no se debe descartar la autoría de
otros, que no eran ángeles.
Explotando la ingenuidad de ese matrimonio gringo, se divertían
sanamente…..; bueno, no siempre tan sanamente!
Desde las anécdotas simples como:
- Don Genaro, tiene grapa abierta?
- Sí.
- Entonces tapelá que le van a entrar moscas.
ó
- Señora tiene caramelos sueltos?
- ¡Ma, sí que tengo!
- Entonces atelós, que se le van a ir.
Pasando por las intermedias
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- (señalando desde lejos al estante de bebidas) Don Genaro, ¿me sirve de
aquella bebida?
- (Don Genaro, arrimándose a la estantería, y señalando con el índice) ¿De
questa?
- No, de la que está mas a la derecha.
- (Don Genaro señala otra) ¿De questa?
- No, no, esa no.
- (Don Genaro, sin entender y señalando una tercera botella) ¿”Ma cuala”
(sic), de questa?
- No, no, no, mire, de esa. Y sacaban el revolver y un tiro que daba en la
botella indicaba la que supuestamente seseaban.
Algunas veces, alguien se iba al fondo (letrina, excusado, fondín o fundín
para los piamonteses) y exprofeso demoraba un rato en el patio.
Se iniciaba un diálogo entre los parroquianos que estaban adentro:
- ¿che, qué pasa con fulano, que no vuelve?
- No sé, si fue a “mear” (sic) y volvía
- ¿Le habrá dado un ataque?
- No, anda lo mas bien, yo creo que se cayo por el “aujero” del fondo… anda
medio en “pedo” (sic)
- ¿Señora, Usted qué opina?
- Ma, yo no sé, Usté cree que se cayó por el auquero del fondo?
- Mire, haganós el favor, fijesé si con una escoba le toca la cabeza en el pozo
del excusado, para mí que se cayó nomás.
- (al rato vuelve la pobre gringa, escoba en mano). Yo no encuentro niente,
con la escoba non toco nada.
Pasando por fechorías más pesaditas, como la usual costumbre de cambiar
los caballos de un sulky a otro, con lo que, el dueño, en la oscuridad, con neblina y
algo pesado después de un baile, sin darse cuenta, aparecía en una chacra ajena.
Llegamos al chiste – tragedia que no fue, por allá, en la década del ´40. Se
organizó un baile con carpa y orquesta en La Mariposa. La carpa se amarró a los
paraísos y a una chata rastrojera, que oficiaba de escenario para la orquesta. Para
alumbrar el baile, faroles de querosén, es decir, “soles de noche”, colgados en
diversos lugares de la carpa. Los Karl tuvieron la buena idea de atar un alambre
largo al paragolpes de un camioncito International, ruedas macizas. Cuando el
propietario del vehículo arrancó, hizo varios metros y sintió un tirón.
Simultáneamente se enteraron de la “joda” los músicos, ya que ante el tirón se
cayeron de la chata-escenario, y todos los asistentes quedaron atrapados debajo
de la carpa que colapsó.
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“Tuvimos suerte”, decía Arnoldo A. Bischoff, el “Nusel”, “ya que Dios fue
grande y no agarró fuego la lona con los faroles de querosén. Hubiéramos muerto
quemados”.
Otra hazaña se dio cuando los muchachos de La Mariposa jugaban de
locales un partido de fútbol que no les resultaba favorable. Entonces el Nucho (o
quizá el Emilio) sacó su revólver de la cintura, tiró un tiro al aire, quitó el casquillo
usado del tambor del revólver, sacó al árbitro a punta de arma y lo mantuvo
apuntado el resto del partido, mientras él dirigía a su gusto, usando como silbato el
casquillo de la bala.
SALUD
No hubo en la colonia ni en los alrededores ningún médico, sino hasta
después de surgidos los pueblos. No quedaba más alternativa que recurrir a la
medicina casera y a la oración.
Tampoco había partera pero sí una persona experimentada que, haciendo
de “madama”, ayudó a muchas parturientas de la colonia para que sus hijos
llegaran bien a este mundo: se trata de Elisabeth Heiniger, casada con David
Schneiter, ancestros de todos los Schneiter de la zona.
Hay una anécdota memorable sobre el tema de salud y que, además,
refleja la idiosincrasia de estos colonos: en 1895, a poco de residir en la colonia,
Arnoldo Bischoff, de dos años recibe una patada de caballo en la cabeza. Sus
padres deciden consultar a un médico, para lo cual van en carro colono hasta Cruz
Alta, donde ya había médicos. Sin embargo, ellos toman el tren hasta Rosario. Allí
había médicos, sin duda. Ellos siguen a Santa Fe y luego a Humboldt, a consultar
al Dr. Juan Schneiter, médico suizo, conocido de la familia Bischoff y de habla
alemana. ¿Sería confiable un médico desconocido y de otra lengua?
RELIGIÓN
Al hablar de una colonia formada por alemanes y suizo-alemanes queda
claro que había una mayoría evangélica (es decir, protestante) y una minoría, no
tan pequeña de católicos.
Los católicos podían asistir a los fines de los sacramentos principales a la
parroquia de Cruz Alta, hasta que, ya instalados los curatos de colonia Italiana y
luego el de Isla Verde, tenían una asistencia religiosa a mano.
Los protestantes pertenecían al Sínodo Evangélico Alemán del Río de la
Plata (Iglesia Luterana Reformada), que surge a fines del siglo XIX como resultado
de la unificación de las “congregaciones evangélicas alemanas” y otras de
confesiones similares en Argentina, Uruguay y Paraguay, teniendo su sede central
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en Buenos Aires. El Sínodo estaba estrechamente vinculado a la Iglesia
Evangélica de Alemania (Evangelische Kirche in Deutschland) de la cual se recibía
ayuda económica y pastores, hasta que, formado el Instituto Superior Evangélico
de Estudios Teológicos, los pastores pudieron empezar a formarse en Buenos
Aires. Con el tiempo el Sínodo Evangélico Alemán del Río de la Plata (Deutsche
Evangelische am La Plata Synode) cambia su nombre por el de “Iglesia
Evangélica del Río de la Plata”.
¿Cómo lograban los protestantes de la colonia una atención espiritual?
Algunos aprovechaban los viajes de visita a sus familiares en Esperanza o
Humboldt para bautizar y confirmar a sus hijos. Otros viajaban a Rosario y
recibían el bautismo o la confirmación en la Congregación Evangélica Alemana de
Rosario. Escasas personas fueron a Buenos Aires para recibir su atención
religiosa, aunque sucedió con bautismos y con alguna bendición nupcial de un
habitante de la colonia que se casó con una persona residente en la Capital
Federal.
Otra alternativa era la del “Pastorado Itinerante”, una institución de la
“Iglesia Alemana” a cargo de pastores que recorrían Argentina, Uruguay y
Paraguay, reuniendo los fieles de cada zona en alguna chacra, estancia o casa de
localidades que se visitaban, sabiendo que allí había miembros de la Iglesia. El
pastorado itinerante se aprobó en la asamblea sinodal de 1902 en Buenos Aires
para brindar atención pastoral a los protestantes alemanes y suizos dispersos por
el país. La Iglesia Escocesa de Argentina lo había puesto en marcha un año antes
y en ella se inspiraron los pastores alemanes y lo instituyeron.
Así, en 1903, Wilhelm Nelke empezó su actividad como primer pastor
itinerante. En 1905 brindó un informe sobre sus dos años y medio de trabajo:
había visitado a evangélicos de habla alemana en Coronel Suárez, Tucumán,
Patagones, Colonia Iris, General Cabrera, Canals, Olavaria, Tres Arroyos, Bella
Vista y Hohenau (Paraguay), Río Cuarto, Bahía Blanca y las estancias San Juan
(Uruguay) e Isla Verde. Destaca el pastor Nelke que en la estancia había cinco
familias alemanas evangélicas y en la vecina colonia Artagaveytia, siete familias
suizo-alemanas evangélicas.
Los colonos de Artagaveytia asistían a las reuniones religiosas en la
estancia Isla Verde y los empleados de la estancia iban a Artagaveytia cuando la
visita del pastor itinerante congregaba allí a los fieles.
En 1908 pasó por estos pagos el pastor Arnold Richter, dato confirmado por
los certificados de confirmación de Arnoldo y Anna Bischoff, expuestos en el
Museo y Archivo Histórico. En 1925 es bautizado Arnoldo Alejandro Bischoff en
una celebración realizada en Arias, a cargo del pastor B. Krause (certificado
expuesto en Museo y Archivo Histórico). En 1934 es bautizado Germán Kempter
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en un culto llevado a cabo en “Isla Verde” (certificado archivado en Museo y
Archivo Histórico) por el pastor Wilhelm Mirus.
En cuanto a los servicios funerales, muchas veces se careció de ellos por
no haber pastores disponibles o porque el día del sepelio no había servicio
ferroviario desde Rosario, ciudad más próxima con pastor alemán. En
oportunidades vinieron ministros de otras denominaciones evangélicas a realizar
el servicio.
COSTUMBRES
COMBUSTIBLE : uno de los primeros problemas que debieron sortear fue la
ausencia de árboles y, por ende, de leña para cocinar.
Adoptaron el uso de la “leña de vaca”, que era bosta de vaca bien seca y
tenía el inconveniente de que se consumía enseguida y hacía mucha ceniza,
aunque poseía la ventaja de hacer buena llama.
A arar los campos vírgenes solían sacar a superficie raíces de “alpataco”,
que eran un buen combustible.
Para calentar los hornos de pan usaban atados de malezas duras. Estos
atados eran denominados “Bedali” por los suizos.
Se plantaron paraísos en cantidad, a los efectos de tener, al cabo de
algunos años, leña buena. Además, los paraísos crecían rápido, daban buena
sombra y no eran devorados por las mangas de langostas.
Una costumbre muy arraigada y que llamaba la atención de los italianos era
la de cortar la leña en trozos de similar longitud y estibarla prolijamente entre dos
postes o árboles o bien en una “marlera”.
CAZA : en el primer tiempo no había carnicería. Para reemplazar la carne
vacuna cazaban “gamas”, que abundaban, liebres, perdices y patos. Lógicamente
disponían de aves de corral, ovejas y cerdos.
NAVIDAD : se festejaba con villancicos y repostería centroeuropea, pero no
armaban el árbol de navidad, siendo que en Alemania nace esta costumbre,
mezcla de paganismo y cristianismo, debido a que los pueblos germánicos
deidificaban a los árboles.
En la estancia Isla Verde y luego en el pueblo, los Suhr armaban el
tradicional árbol, pero en la colonia Artagavaytia es probable que el
“Weihnachtsbaum” haya estado presente recién en la década de 1920 por
iniciativa de Frida Warnecke de Bischoff, que provenía de Buenos Aires y le pedía
a su esposo, Arnoldo, que cortara una rama grande de alguna conífera y la
plantara en una lata de nafta. Luego se adornaba el árbol y se le ponían velitas
medianas con unos soportes metálicos. Las velas se encendían durante la
nochebuena.
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PASCUA : era habitual la preparación de sorpresas con huevos de aves de
corral, que los adultos escondían en algún lugar del jardín para que los niños los
buscaran. La preparación de los huevos consistía en colocarles sobre la
superficie, hojas de alfalfa, flores de violetas, etc. y luego envolverlos con las hojas
externas de cebollas (catáfilas), atarlos bien con hilo y hervirlos. Al sacarles los
envoltorios, los huevos mostraban las improntas pigmentadas de los vegetales, en
distintos colores, sobre un fondo más oscuro dado por la piel de las cebollas.
CONSERVAS : la mayoría de las familias poseía equipos Weck´s para envasar
dulces, escabeches, frutas en almíbar, etc. Dichos equipos eran de origen alemán
y consistían de un recipiente galvanizado para hervir, frascos con tapas de vidrio y
guarniciones de goma para que la conservación fuera al vacío y un termómetro en
el que figuraban las temperaturas que debía alcanzar cada tipo de alimento.
Para guardar dulces se usaban también frascos grandes con tapas esmeriladas
para lograr un buen cierre. Una vez que el frasco estaba lleno, se lo golpeaba
suavemente para evitar que quedaran burbujas y se echaba alcohol fino sobre el
dulce, para evitar la proliferación de gérmenes.
Lógicamente, al destapar el frasco era imprescindible descartar la capa
superior de dulce impregnado con alcohol.
CONFITURAS Y REPOSTERÍA : se elaboraba una amplísima gama de ellas.
Era común que en cada casa hubiera masitas caseras guardadas en grandes
latas. ¡Y que no faltaran nunca! Cada familia tenía su receta de masitas preferida.
La torta más difundida fue la “alemana”, que se hacía y se sigue haciendo
con levadura. Se cocinaba en asaderas en los hornos de pan o, a veces, en los
hornos de las cocinas de leña. Esta torta no es de origen alemán, sino una
creación de los colonos de Esperanza que, ante la abundancia de leche y de
crema, idearon poner sobre la masa leudada crema de leche batida con azúcar y
luego cocinarla.
En la huerta se cultivaba ruibarbo. Luego lo preparaban en almíbar.
En cuanto a la comida diaria, no difería mucho aquellas habituales en las
chacras argentinas.
Si bien mucha gente piensa que el chucrut se comía por doquier, no es así.
Se lo hacía muy esporádicamente y en algunas casas, nunca. Si bien este plato
es tradicional de varios países europeos, en Alemania y en Suiza se lo prepara
ocasionalmente y, a veces, para fiestas populares (quizás podríamos compararlo
con lo que sucede con nuestro tradicional locro criollo).
Las carneadas eran como en la mayoría de los campos. Tal vez se
diferenciaban en que estos colonos ahumaban algunas de sus facturas. Para eso
tenían una piecita herméticamente cerrada, en la que se colgaban las piezas por
ahumar, se cerraba la puerta y se la sellaba con barro. La habitación, apartada de
la vivienda, tenía un orificio en la pared, a nivel del suelo. Antes de cerrar la puerta
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esparcían aserrín por el suelo, que luego sería encendido a través del citado
boquete. Así el aserrín ardía durante varios días impregnando los productos.
Un embutido que difundieron estos colonos fue la “Leberwurst”, que
significa embutido de hígado y a la que se conoce en nuestro ámbito como
morcilla blanca, elaborada hoy por la mayoría de quienes facturan como tradición
o por los que lo hacen comercialmente.
IDIOMA : la conservación de la lengua fue muy importante. En general dos
generaciones nacidas en Argentina hablaron el idioma alemán con suma fluidez y
lo escribieron correctamente, cayendo en desuso en la década de 1940.
El castellano se aprendía entre los seis y los ocho años de edad, cuando
los niños tomaban contacto con vecinos de otras nacionalidades o cuando
empezaban a frecuentar el pueblo, pero hubo casos de personas que lo
aprendieron en su adultez y conservaron siempre un acento extranjero.
Los alemanes manejaban el alemán en la familia y entre sus amistades,
mientras que los suizo-alemanes hablaban su dialecto en casa y aprendían la
lengua de Goethe en la escuela de la colonia. Todos aprendían el castellano en
su contacto con el resto de la sociedad.
Las mujeres dominaban menos el castellano debido a que salían poco de la
casa y, cuando lo hacían era para visitar familiares o amigos de la misma etnia o
para fiestas de la comunidad germano-hablante.
PLANTAS Y JARDINES : fueron la delicia y pasatiempo preferido. Los jardines
estaban poblados con las más diversas especies de flores y las galerías
engalanadas con bellísimas plantas de interior colocadas en macetones de
terracota, de hormigón imitando tallos y ramas de árboles y algunas revestidas con
mayólicas importadas, de coloridos diseños.
Las huertas se desarrollaban como en todas las chacras, con una diferencia
de que podía haber alguna especie extra como el ruibarbo o los espárragos.
Muchos pedían catálogos a semillerías, entre otras, a la Semillería Alemana
de Buenos Aires. Luego hacían por carta los pedidos de semillas, bulbos, papas,
etc., que eran remitidos por ferrocarril.
TAREAS RURALES: trabajaban en ellas hombres y mujeres, especialmente en los
primeros años, en que no había en la zona cantidad suficiente de peones. Había
matrimonios que dejaban encerrados a sus niños en sus casas y se iban armados
a trabajar la tierra. Sucedía que el esposo araba y la esposa rastreaba; o bien él
sembraba y ella rastreaba.
Si el cereal trillado tenía humedad lo desparramaban sobre las chapas del
techo durante el día y lo juntaban a la noche para evitar que se humedeciera con
el rocío. Cuando los propietarios no tenían hermanos ni hijos en edad de trabajar,
eran las mujeres quienes hacían esa pesada tarea junto a sus esposos.
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INGRESOS EXTRAS : además de agricultura y ganadería había quienes
pretendían hacer algo más para mejorar la situación.
Poseer una trilladora era una buena fuente de trabajo y de ingresos extras
por trillas a terceros. En 1897 había dos trilladoras en la colonia. En 1898 llegan
los Birchmeyer de Humboldt con una “Foster”, inglesa. En el Anuario Kraft de
1908 figura Schneiter Hermanos como propietarios de trilladora. En la publicación
homónima de 1910 figuran Augusto Birchmeyer, Birchmeyer y Bischoff, José
Birchmeyer, Santiago Friedrich, David Schneiter y José Conti (arrendatario del lote
16 de Bianchetti). Años más tarde Stegmayer Hermanos tuvo una “Ruston”.
Agricultores como Santiago Stutz, Adolfo Seiler, Adolfo Suhr y Federico
Scheker (padre) tenían vacas lecheras y fabricaban quesos que vendían en el
pueblo y alrededores. Santiago Stutz enviaba quesos a Colegiales (Capital
Federal) y a los Quirquinchos (Provincia de Santa Fe).
Se hacían sótanos para guardar los quesos. Galerías o túneles
subterráneos conectaban a los sótanos con pozos de agua para que la
temperatura fuera mas fresca, encontrándose generalmente un tejido o reja al final
del túnel para evitar que alguien, desprevenidamente, cayese a los pozos.
VIVIENDAS : al principio fueron casas precarias, algunas de adobes, otras de
ladrillos, con pisos de tierra y techos de chapas.
Transcurrido el primer lustro del siglo XX, muchos propietarios habían
adquirido más campo, sus empresas estaban sólidas y por ello comenzaron a
agrandar sus casas y a mejorarlas en calidad. De esta manera llegaron a existir
amplísimas casas con pisos y cielorrasos de pino tea, varias galerías, algunas
cerradas para tener plantas, cuatro o cinco dormitorios, etc.
Entre las casas más grandes y cómodas se destacaron las de Quirino
Stegmayer que heredó luego Santiago Stegmayer; la de Quirino Stegmayer (hijo);
la de Enrique Karl; la de Alejandro Bischoff; la de Arnoldo Bischoff; la de Carlos
Schneiter, y la más amplia, con seis galerías, cinco dormitorios, etc., fue la de
David Schneiter, que heredó Federico Schneiter(p).
Hacia mediados de la década de 1930 comenzaron a instalarse usinas con
generadores de 32 volts movidos por motores nafteros, para proveer de
electricidad a las casas. En algunos campos los equipos fueron instalados en
galpones, en un rincón donde no molestaran y sin demasiada tecnología. En otras
chacras se construyeron piezas especiales para instalar usinas con generador,
motor, baterías (para que haya posibilidad de tener alguna luz durante el día y
escuchar radio, ya que el motor se ponía en marcha a la noche hasta la hora de ir
a dormir), tableros de mármol con instrumental, tableros para herramientas, etc.
En este grupo se pueden ubicar las usinas de Carlos Schneiter, Federico
Schneiter, Quirino Stegmayer (hijo), Santiago Stegmayer, Enrique Karl, Carlos
Bischoff, Arnoldo Bischoff, y Eduardo Suhr.
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EDUCACIÓN
LA ESCUELA ALEMANA: a pesar de que el contingente inmigratorio germano
parlante fue minoría frente a otros grupos étnicos, nadie lo igualó en cantidad de
escuelas fundadas en el territorio nacional. .Entre 1900 y 1939 hubo diecinueve
escuelas alemanas en Buenos Aires y gran Buenos Aires y ciento ochenta y una
en el interior del país (del libro Die Deutschen in Lateinamerika, Schiksal und
Lesitung-Herausgegeben von Hartmut Fröschle-Horst Erdmann Verlag, Tübingen
und Basel, 1979, pág. 120).
Probablemente esto sea la consecuencia de dos características bien definidas
de esta gente de origen alemán, suizo-alemán, alsaciano, loreno e incluso
austríaco: primero, el apego a sus tradiciones y lengua y, segundo, la importancia
que le daban a la formación educacional de sus descendientes.
Los habitantes alemanes y suizos de la Colonia Artagaveytia imbuidos en ese
afán de superación, crean en 1899 la “SOCIEDAD ESCOLAR ARTAGAVEYTIA”
que comenzó a impartir una sólida educación apenas cuatro años después de
poblada la zona y antes de la aparición de la mayoría de las localidades
inmediatas a la colonia. Esta escuela constituyó una avanzada civilizadora en una
región que comenzaba a surgir y fue una institución pionera en varias leguas a la
redonda.
ORIGEN DE LA ESCUELA
Estos colonos deciden, en 1899, crear una escuela para proveer de
educación a sus hijos, ya que hasta ese momento no había en varias leguas a
la redonda ninguna escuela, ni maestro particular. Tampoco pueblos, que surgirían
ya iniciado el nuevo siglo, al influjo del ferrocarril que empezó a trazarse en 1901,
partiendo de Firmat y llegando a Río Cuarto en 1904. Los pocos pueblos,
relativamente distantes para la época, eran villorrios incipientes que poseían
algunas casas dispersas y un boliche donde se expendían unas pocas
mercaderías.
Ante este panorama, los colonos se reúnen en la casa de Alejandro Bischoff
el 18 de noviembre de 1899 para formar una escuela, en lo que dan en llamar
primera asamblea general.
Una segunda asamblea general tiene lugar el 18 de marzo de 1900. En ella
se aprueban los estatutos. Asisten a esta reunión: Santiago Friedrich, Emilio
Seiler, Adolfo Sigrist, Alejandro Bischoff, Luis Schneiter, David Schneiter, Alberto
Chatelain, José León Birchmeyer, José Hermann, Augusto Birchmeyer, Teófilo
Zehnder, Rodolfo Wettstein, Santiago Zoller, Alberto Bertram, Santiago Schneider,
Quirino Stegmayer, Antonio Zoller, Federico Scheker, Guillermo Karl y Félix
Clerici.
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ESTATUTOS
Establecen que el objetivo de la Sociedad Escolar Artagaveytia es crear una
escuela pública para ambos sexos en la Colonia Artagaveytia. Se impartirá
educación de acuerdo con los preceptos nacionales y siguiendo los lineamientos
de la pedagogía alemana y sin carácter confesional.
Son requisitos para ser socio contar más de veinte años de edad, disfrutar
de buena reputación, pagar una cuota de ingreso de $5.- moneda nacional
(excepto para los socios fundadores) y oblar una cuota mensual de $0,50 moneda
nacional que se pagarán al principio de cada trimestre.
El Comité Directivo se compone de siete miembros: presidente primero,
presidente segundo, secretario, tesorero y tres vocales.
El Comité Directivo determinará planes de estudio, fijará la relación con el
profesorado, contratará profesores por dos años, pudiendo renovar el contrato por
dos años más, se encargará de la compra de útiles y de material de enseñanza,
fijará las mensualidades que pagarán los alumnos, admitirá socios a simple
mayoría de votos, etc.
El director deberá ser, dentar de lo posible, maestro normal.
En sus treinta y ocho artículos se establece, además, cómo funcionará
dicho comité, sus atribuciones, convocatoria a asambleas, destinos de fondos, etc.
Finalmente se establece el destino de los bienes de la institución en caso
de que ocurra su disolución.
PRIMEROS TRES AÑOS:
La primera comisión directiva estaba compuesta de la siguiente manera:
Presidente: Santiago Friedrich
Secretario: Emilio Seiler
Tesorero: Adolfo Sigrist
Vocales: Federico Scheker
Alejandro Bischoff
David Schneiter
Quirino Stegmayer
Los ciclos lectivos de 1900, 1901 y hasta julio de 1902 se dictaron en un
galpón en el campo de Adolfo Sigrist. Este galpón era famoso por ser el único en
los alrededores hecho con ladrillos cocidos.
Los maestros en este período vivieron en el campo de Sigrist y fueron los
siguientes por orden cronológico: Brendli (suizo), Teodoro Rau, Pietraskewitsch
(austriaco) y Schreiner.
NUEVO LOCAL ESCOLAR:
Desde un principio se previó la construcción de un edificio escolar con casa
para el maestro y su familia y se fueron juntando los fondos para el proyecto.
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El 2 de marzo de 1902 se firma un boleto de compra-venta entre Guillermo
Bischoff, que dona el terreno para la escuela, y David Schneiter como delegado de
la institución. El boleto se hace a favor de Schneiter por carecer la escuela de
personería jurídica. Se indica que el Sr. Schneiter queda facultado para transferir
el predio a la Sociedad Escolar cuando así se determine. Firman como testigos
Adolfo Sigrist y Federico Scheker (p).
El terreno tiene una superficie de 150 varas por 150 varas y está ubicado en
el rincón sureste del lote Nº 45 de la Colonia Artagaveytia.
Luego se inicia la construcción del edificio, que consta de un gran salón
para clases y dependencias para casa-habitación del maestro y su familia.
La Estancia Isla Verde, vecina a la Colonia Artagaveytia dona los ladrillos
necesarios. Esta estancia era propiedad de la firma Engelbert Hardt y Cía.,
radicada en Buenos Aires. Su mayordomo era Eduardo Suhr, un alemán de
Pomerania, quien tenía muy buenas relaciones con el embajador de Alemania,
que solía pasar algunos días en la Estancia Isla Verde. Debido a este vínculo se
consiguió un subsidio de Alemania.
Una vez concluido el edificio, se estipula la fecha de inauguración. Se
decide que sea el día en que se conmemora la independencia de la Confederación
Helvética (Suiza): el 1º de agosto de 1902.
El día fijado se congregan todas las familias de la Colonia Artagaveytia y el
personal jerárquico de la Estancia Isla Verde, todos ataviados con sus mejores
galas.
Un gran cartel rezaba “WILLKOMMEN” (bienvenidos). Sobre ese cartel y
sobre el mojinete del edificio flameaban banderas alemanas, suizas y argentinas.
Estuvo presente el embajador de Alemania, Sr. Keppler, quien recibe las
llaves de la escuela de manos de la niña Ana Sigrist.
¡Hasta hubo un cañón para hacer estruendos! (¿le habrán pedido en
préstamo el cañón a Raimundo Elperdín, el bolichero de Progreso?)
El edificio es de ladrillos asentados en barro, con pisos de pino tea en todas
las habitaciones, excepto en la cocina, posee techo de chapas y debajo, tejuelas.
El salón de clases posee una profusa iluminación natural, ya que cuenta con cinco
ventanas con vidrio repartido y postigones externos de tablones y una puerta
doble de iguales características, además de una pequeña puerta ciega que sale
hacia la parte posterior.
ACTIVIDADES EN EL NUEVO LOCAL
Luego de la inauguración empiezan a desarrollarse las clases en el
flamante edificio que, aunque sencillo y al estilo de las casas de campo de la
época, cumplía con las necesidades de la comunidad escolar.
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El primer maestro que dicta clases allí es el Sr. Schreiner. Le siguen, el Sr.
Rodolfo Luder,(nacido en Büren o en Fraubrunnen, cantón de Berna, Suiza el 6 de
marzo de 1846, casado el 14 de mayo de 1875 con María Clotilde Insinger, nacida
en Esperanza. Antes de estar en Artagaveytia fue maestro en escuelas privadas
del departamento Las Colonias, Santa Fe). En 1874, Rodolfo Luder figura en los
registros de la Iglesia Evangélica de Esperanza como maestro, sin especificar
dónde. En el acta de casamiento declara ejercer el magisterio en San Carlos,
Santa Fe (datos obtenidos de los registros de la Iglesia Evangélica de Esperanza,
Sta. Fe, Libro de casamientos, año 1875, página 85). Siguen en orden cronológico
el Sr. Albert, el Sr. Emilio Huber, el maestro “Dicinove”, llamado así por todo el
mundo por ser italiano y pronunciar mal el “diecinueve” y cuyo verdadero nombre
era Augusto Virginio Vernizzi, siguiéndole el Sr. Scuaglia.
El comité directivo dispuso que los maestros debían saber alemán,
castellano, música, educación física y que fueran casados. Para conseguirlos se
publicaban anuncios en los diarios de la colectividad alemana de la época.
Las actividades variaban según las aptitudes de cada maestro.
En la época de los maestros alemanes la educación era bilingüe. Durante el
magisterio del Sr. Luder se daban clases alternadas, un día en alemán y un día en
castellano. En el período del maestro Huber las clases en alemán se dictaban día
por medio a la tarde.
El maestro Huber estuvo a cargo de la escuela desde aproximadamente
mediados de la década de 1910 y hasta pasado 1920. En este lapso asistían a la
escuela niños del pueblo de Isla Verde, que habían culminado con su tercer año y
cuyos padres querían que se preparasen algo más. La “Escuela Alemana” tenía
hasta 4º ó 5º grado y por eso algunos habitantes del pueblo enviaban a sus hijos a
esta escuela, especialmente los comerciantes, entre otros Alfredo Rigoni, José
Bianchetti y Alfredo Delsoglio. Estos hombres eran de origen italiano y no venían
con buenos ojos que sus vástagos incursionaran en la lengua germana, por eso
durante el dictado de clases en alemán los niños quedaban en libertad de retirarse
a jugar al amplísimo patio de más de dieciséis mil metros cuadrados. (Una vara
equivale a 0,866 m., por lo que 150 varas son 129,90 m., que es una cuadra. Una
cuadra cuadrada tiene 16.874 metros cuadrados. Esa es la superficie del predio).
Ya en la época del maestro Luder acudían a la escuela chicos de otras
colonias. Los niños Casinotti y Susso de Colonia Progreso asistieron a clase
durante algún tiempo. Los niños Carlos Germán y Adolfo Jakob Scheitlin de la
zona de Cavanagh concurrían a esta escuela y estaban en pensión en el campo
de Schneiter durante el ciclo lectivo, según datos de Guillermo Sigrist y de Adolfo
Scheitlin, respectivamente.
25
El colegio tenía un coro con repertorio en alemán y en castellano. La
participación en el coro era optativa.
El maestro Emilio Huber enseñaba violín a quienes tuvieran interés y letra
cursiva alemana para todo lo que se escribiera y, en educación física, daba
gimnasia con barras. Otro maestro enseñaba mandolina. El maestro Luder
enseñaba poesías en castellano antiguo
Esta formación permite ver que la preparación de los niños se hacía muy
esmeradamente.
Cuando ya no resultó fácil encontrar maestros alemanes, suizos o
austríacos, se optó por dejar de impartir alemán y contratar buenos maestros que
enseñaran sólo en castellano.
Llega así “Dicinove”, un siciliano que había estudiado sacerdocio, muy
preparado, buscador de excelencia en sus alumnos y no menos cruel.
Este personaje era tan exigente que a sus alumnos no les alcanzaba el día
para estudiar y hacer deberes. En cuanto al aseo personal, propinaba reglazos
sobre las uñas de los alumnos que presentaran indicio de suciedad y mandaba a
algunos niños a lavarse debajo de una bomba de mano en pleno invierno.
Además, tenía la costumbre de llevar una navaja en la manga del saco, la
que esgrimió en más de una oportunidad cuando el padre de algún alumno iba a
quejarse por sus métodos inflexibles.
Siempre hubo doble escolaridad. Las clases empezaban a las 8 u 8.30 hs. y
terminaban a las 18. Había una pausa al mediodía para comer. Los alumnos que
vivían en chacras cercanas volvían a almorzar a sus casas. Aquellos que residían
a mayor distancia se llevaban comidas frías. Se solía comer en el mismo pupitre.
En días lindos se comía en el patio, como si fuese un picnic.
Con respecto a las comidas existían diversas modalidades: algunas madres
preparaban mayor cantidad de comida para la cena y así quedaba el almuerzo
preparado para llevar al día siguiente; otras se levantaban a las cuatro de la
mañana para preparar las viandas; otras preparaban sandwiches de fiambres,
manteca queso, dulces, etc. Fue muy usual preparar pan untado con “manteca de
cerdo”, sin tapa. Dicha manteca era grasa de cerdo filtrada hasta tres veces, en
caliente, con un paño blanco.
Cuando estaba a cargo del colegio el maestro Huber los alumnos que
llevaban la vianda comían en la casa del maestro y a los niños Schneiter les
suministraban el almuerzo, en devolución de la atención que esta familia había
tenido para con él, dándole casa y comida hasta que llegó su familia a la colonia y
se fue a vivir a la casa escolar.
Otro maestro tenía una hermana que se ofrecía para calentar los
comestibles de los alumnos.
FONDOS
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Cada socio debía pagar una cuota de ingreso de $ 5 m/n como ya se dijo, a
excepción de los fundadores. Además, los estatutos establecían una cuota
mensual de $ 0,50 m/n por socio. Socio era el jefe de familia. Luego había una
cuota mensual por alumno, la que alrededor de 1920 ascendía a $ 10 m/n.
También se hacían picnics en los campos de Federico Schneiter y de
Federico Scheker. Para tales ocasiones, Federico Schneiter preparaba
sandwiches sin tapa, untados con jamón del diablo Underwood de origen
norteamericano y con pasta de anchoas también importada. Además de vender
estos peculiares emparedados, había expendio de chopp. A estos acontecimientos
asistía gente de la colonia y del pueblo.
A pesar de que esta institución cumplió con la función de educar, función a
la cual es estado debiera haber acudido desde un principio, y, a pesar de haber
recibido niños descendientes de inmigrantes de diversos orígenes y de no haber
tenido nunca discriminaciones políticas, religiosas ni étnicas, jamás recibió ayuda
oficial de ninguna especie.
FIESTAS DE FIN DE CURSO
Próxima a Navidad se hizo durante varios años la fiesta de finalización del
ciclo lectivo.
Los alumnos y sus padres se congregaban a la mañana. En el aula el
maestro examinaba a sus alumnos ante la presencia de toda la comunidad.
Mientras, afuera, algunos preparaban corderos asados. Al mediodía, ya concluido
el examen, se almorzaba.
A la tarde se festejaba la Navidad. Para ello el comité directivo había
preparado un “WEIHNACHTSBAUM” (árbol de Navidad) con ramas de pinos,
cedros o cipreses. Las señoras se encargaban de llevar las tradicionales
confituras, tortas y masitas de Navidad centroeuropeas.
redonda.
CESIÓN DE LA ESCUELA AL MINISTERIO DE EDUCACIÓN DE LA NACIÓN
En la década de 1930 el comité directivo consideró conveniente que la
escuela pasara a la órbita oficial.
Hay varios factores que condujeron a esta decisión:
1. Dificultad para conseguir maestros de buen nivel, de habla alemana,
dispuestos a radicarse con sus familias en el campo.
2. Asimilación por parte de los colonos a la cultura nacional y,
consecuentemente, caída en desuso del idioma alemán como lengua
materna.
3. Existencia de una localidad a sólo tres kilómetros de la escuela
donde ya había dos escuelas oficiales.
4. Incipiente aparición de escuelas rurales diseminadas por todas las
colonias.
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Así la “Escuelita Alemana”, como se llamaba comúnmente pasa a funcionar
como escuela Auxiliar de la Escuela Nacional Nº 51.
Fueron sus primeros docentes: Marta Cerrutti de Bonet y María Ofelia
Zamudio de Rojas.
En 1943 se transforma en Escuela Nacional Nº 433. Es nombrado director
el maestro Enrique Pérez, hasta su jubilación en 1958.
En 1962 se festejan los sesenta años del edificio. Se realiza una gran fiesta,
a la que asisten alumnos y ex alumnos, entre ellos hijos de los fundadores y
primeros alumnos como Adolfo Seiler, Guillermo Sigrist, José Birchmeyer, Arnoldo
Bischoff, Enrique Suhr.
A fines de la década de 1960 la escuela corre la misma suerte que otras
escuelas de campo: se cierra por falta de alumnos.
Los productores agropecuarios emigran al pueblo y algunas escuelas
rurales no tienen razón de ser.
Junto a la estación del ferrocarril son las únicas construcciones de Isla
Verde y sus colonias que conservan su diseño inalterado, a casi un siglo de vida
en ambos casos. Allí se yerguen solitarias como mudos testigos de tiempos
superados, que tal vez diciéndonos que no las dejemos desaparecer, que son las
únicas reliquias arquitectónicas originales que aún poseemos.
LAS FAMILIAS
Tal vez nunca lleguemos a saber quiénes fueron los primeros en instalarse
en la colonia. Siempre hubo disputas al respecto. En los años ’40 se quiso festejar
el cincuentenario de la colonia. Ya no se sabe si el cincuentenario de la fundación,
en 1942; el de las primeras escrituraciones, en 1943 o el de la radicación del
grueso de las familias en 1945.
En aquel momento se estableció una diferencia de ideas al respecto entre
Federico Schneiter (padre) y Santiago Stegmayer. Sostenía el primero que los
Bischoff fueron los primeros en radicarse, mientras que el segundo decía que
habían sido los Stegmayer. No llegaron a ponerse de acuerdo y no hubo festejo.
De niño escuché a mi abuelo Arnoldo decir que los Bischoff fueron los
primeros y cuando empecé a investigar la historia local, en 1987, Doña Emilia
Klingler de Stegmayer me dijo que su suegra sostenía que primero llegaron los
Stegmayer.
Creo que todos tienen razón, pero toman distintos parámetros.
La familia Stegmayer llegó a la zona en 1893, pero Quirino, su esposa e hija
se radican en la Estancia Isla Verde. Él era herrero. Un hermano menor, Teobaldo
Stegmayer de veintiún años, se va al lote 30 de la colonia con una casilla a arar el
campo. No hay dudas de que los Stegmayer se radican más tarde en
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Artagaveytia, pero lo de Teobaldo no fue una radicación en una casa y con una
familia, sino la instalación provisoria en una casilla rodante de madera para
laborear el suelo. Porque muchos memoriosos lo dijeron y porque la misma familia
Stegmayer lo sostiene, no quedan dudas que Teobaldo Stegmayer fue el
hombre que abrió el primer surco en la colonia Artagaveytia.
Quirino y familia se radican dos años más tarde, es decir, en 1895.
Alejandro Bischoff viene con un peón de Humboldt, hace los ladrillos,
levanta pieza y cocina y en 1895 trae a su familia. El también estuvo dos años en
la colonia antes del arribo de su compañera e hijos.
Entretanto se levantan sus piezas los Stegmayer y se asientan en la
colonia.
Hablamos de distintos hechos: una instalación provisoria de un hombre solo
en una casilla móvil, la radicación en una casa de un hombre que trae luego a su
familia y la radicación de un matrimonio y sus hijos en una casa (todos
simultáneamente), a la que se agrega un hermano que ya estaba en una casilla.
Según datos de María Scheker las primeras familias en radicarse fueron
Bischoff, Schneiter y Sigrist.
Por eso creo que no se puede hablar de “primeros” sin aclarar “cómo”.
Hay familias que compraron campos y no se radicaron en la colonia,
mientras que otras lo hicieron por períodos de pocos años, vendiendo luego la
tierra y regresando a la provincia de Santa Fe. Hay quienes fueron inquilinos,
medieros o peones, figuran en la historia pero por cortos períodos. Finalmente de
algunos se tienen pocos datos. Entre todos ellos podemos mencionar a Santiago
Zoller, Felipe Reinhardt, Pedro Dickenscheid, Alberto Bertram, Adolfo Boll,
Domingo y Teófilo Zehnder, Emilio Jappert, Santiago Schneider, Félix Clerici y
Pedro Schumacher.
FAMILIA STEGMAYER: Quirino (1866 – 1915) y Teobaldo (1872 – 1961),
nacidos en Gau- Algesheim, Renania. Llegaron con sus padres a la Argentina. Se
radicaron en Cavour, provincia de Santa Fe. Quirino se casa con Clara Mergen
(1870 – 1941), descendiente de alemanes. Deciden comprar campo en
Artagaveytia y su padre tenía el dinero guardado en un libro, pero no se los dio
porque sostenía que venir a estos pagos era una locura, que se iban a fundir y que
volverían a la casa paterna. Ellos cumplieron su sueño y los hijos de Quirino
llegaron a tener, sumados los distintos campos, más de mil hectáreas.
Quirino y Clara tuvieron cuatro hijos: Gertrudis, Quirino, Catalina y Santiago.
Teobaldo no se casó y fue, como se dijo, el primero en trabajar la tierra de
la colonia y el último alemán de la colonia en morir.
Una tragedia se grabó a fuego en la memoria de esta familia. En la
mudanza de Cavour a Isla Verde, traían enseres y caballos. Una noche durante la
travesía acamparon cerca de Armstrong. Jorge Mergen, hermano menor de Clara,
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soltero, venía a quedarse con ellos. Mientras la familia dormía, él cuidaba la
caballada, para que no se disperse. Al amanecer encontraron su caballo atado a
un durmiente de la vía y el cuerpo de Jorge arrollado por un tren. Nunca se supo
que sucedió. Debieron sepultarlo en el cementerio de Armstrong y seguir su
itinerario.
Gertrudis se casó con Charlet, de Cruz Alta, murió joven sin tener hijos y
está sepultada en el cementerio de Disidentes en Rosario.
Quirino padre, enfermo, fue llevado en tren a Rosario en 1915. Falleció y
fue enterrado en el Cementerio de Disidentes. En la década de 1990 sus restos
fueron traídos al cementerio de Isla Verde.
Catalina, enferma, se suicidó a los treinta años, en 1926.
Quirino (h) se casó con Teresa Sassia de Monte Maíz; Santiago Felipe se
casó con Emilia Elisa Klinger, descendiente de suizos de Dättlikon, cantón de
Zurich, cuyos antepasados se radicaron en Progreso, Santa Fe.
En el campo de Stegmayer vivió durante uno o dos años Albert Meinert,
extripulante del Acorazado de Bolsillo Admiral Graf Spee, tal vez a partir de 1940.
Cuando este buque alemán es hundido en el Río de la Plata en diciembre de
1939, los tripulantes sobrevivientes quedan alojados en el Hotel de Inmigrantes,
en Buenos Aires. Con el correr de los meses, un grupo queda a cargo del
Consulado Alemán en Córdoba, el que, a la vez, intenta que los “internados” sean
derivados a distintas familias en el territorio de Córdoba, ya que el mantenimiento
de los marinos era difícil para una nación en guerra. Fue así que Alberto, llegó al
campo de Stegmayer. Cuando se encuentra con Teobaldo Stegmayer, éste le
formula una pregunta en su dialecto, que resultó ser el mismo que el del
muchacho alemán. Sus respectivos pueblos están a escasos kilómetros uno del
otro, en Renania, Alemania. Alberto estuvo en ese campo hasta que se cayó de
un caballo y se fracturó una pierna. Luego de su recuperación se alojó en el
pueblo, en la casa de Ernesto Karl, con quien ejerció su oficio de técnico
electromecánico.
Teobaldo volvió a visitar su patria en 1938. Falleció en Isla Verde en
1961.Fue el primer alemán en radicarse en Artagaveytia y el último en morir.
FAMILIA ALEJANDRO BISCHOFF: Alejandro nació en Thun, Cantón de
Berna, Suiza, en 1865. Llegó con sus padres Albrecht y Elisabeth Siegenthaler y
varios hermanos, a Argentina en 1871.
Se casó con una argentina, Anna Bárbara Sieber (1872 – 1953), hija de
Guido (oriundo del cantón de Zurich, Suiza) y de María Gut (nacida en Esperanza
en 1856).
Tuvieron tres hijos: los mellizos Arnoldo y Anita, nacidos en Humboldt en
1893 y, trece años después, a Eduardo, nacido en Artagaveytia en 1906.
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En 1893 compra tres lotes para sí y tres para su hermano Guillermo ($
20,74 m/n. /ha.). En 1904 compra 225 hectáreas a Juan y Federico Blume (lotes 4
y parte del 5). Valor de la hectárea $ 37,77 m/n.
En 1909 compra 84 hectáreas del lote 3 a l matrimonio Barrera ($ 142,86
m/n. ha.); En 1912 compra 41 hectáreas ($ 121,95 m/n /ha.) a Calixto Barrera y en
1917 el último cuarto: 41 hectáreas ($ 195,12 m/n. /ha.) a los herederos de Calixto
Barrera y de su esposa
También compró parte del lote 64, pero por temor a no poder pagarlo, lo
vendió.
Su esposa lo acompañó con esfuerzo en todos los trabajos. Ella fue amante
de las plantas al punto de que hizo construir un invernáculo en subsuelo, con
techo de vidrios a dos aguas.
Por ese mismo amor a las plantas el campo original de los Bischoff, que
heredó Eduardo, se llama “Las Rosas”, en tanto que el campo heredado por
Arnoldo se llama “La Victoriosa” y no sabemos el origen del nombre.
A pesar de que en Humboldt lo tacharon de loco por la decisión de “irse a
un desierto” y le pronosticaron un seguro fracaso, ello no ocurrió. Tan al contrario
se dio todo que, al morir dejó 800 hectáreas y otros bienes.
Alejandro Bischoff murió en 1921 al estrangulársele una hernia cuando
sacaba un poste.
Nunca regresó a su patria.
FAMILIA GUILLERMO BISCHOFF: mayor que Alejandro, en 1893, al comprar
el campo, era soltero. Luego se casó con la madre de su cuñada (la esposa de
Alejandro) María Gut viuda de Sieber y tuvo dos hijos: Juan y Emilio Carlos.
Guillermo no se radicó nunca en Artagaveytia, quedó en Humboldt.
Mientras tanto se hizo cargo del campo el yerno de su esposa, Pablo Müller,
casado con Josefina Sieber.
En 1924 su hijo Emilio Carlos, casado con Juana Keller, decide dejar
Humboldt y radicarse en Artagaveytia, treinta años más tarde que su tío Alejandro.
Ya tenía cuatro de sus nueve hijos cuando llegó a la colonia: Hortencia (Tency),
Lucía (Lucy), Juana (Schadzi), y Nélida (Nela). Nacen aquí Emilio, Carlos, Ofelia,
Elvira y Remigio.
En 1923 Guillermo viaja a visitar su patria. Falleció en Humboldt en 1928.
FAMILIA SIGRIST: Adolfo, natural de Obfelden, Cantón de Zurich, llegó a
nuestro país con sus padres en 1872. En Humboldt se casa con Margarita
Bischoff, (Thun, cantón de Berna, Suiza, 1858) tienen sus siete hijos mayores en
aquella colonia, nacen los dos menores en Artagaveytia: Berta, Matilde, Rosina,
Gustavo, Guillermo, Ana, María, Ernesto y Luisa.
Margarita, natural de Thun, cantón de Berna, declara en la Iglesia
Evangélica que nació en Steffisburg. Esta localidad está a dos kilómetros de Thun,
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que a la vez es cabecera del distrito de Thun, dentro del que se hallan las
localidades de Steffisburg y de Amsoldingen ( (flia. Schneiter). En todo el resto de
la documentación, incluso en la ciudad de Thun, en el Archivo Local, figura como
nacida allí.
Adolfo vino a Artagaveytia con un peón y fabricaron ladrillos e hicieron el
horno para cocinarlos. Con ellos levantaron las primeras habitaciones y luego un
galpón, en el que se hacían, a veces, reuniones y se dictaron clases desde 1900
hasta el 31 de Julio de 1902, pues la “Escuela Alemana” ya estaba fundada, pero
el local escolar se inauguró el 1º de Agosto de 1902.
La familia llegó en tren a Cruz Alta el 9 de Marzo de 1895. Adolfo fue a
buscarla con un break prestado por Don Eduardo Suhr, mayordomo de la estancia
Isla Verde.
La vivienda era conocida como la “casa colorada” pues decían que en un
principio era la única de ladrillos cocidos, en la colonia.
Como eran frecuentes las visitas de malhechores, que pedían fósforos,
cigarros, cigarrillos etc., Adolfo tenía la costumbre de poner el objeto solicitado
sobre una escopeta de dos caños y apuntar al sospechoso para que la retirara de
allí, manteniendo una distancia prudencial.
Una vez llegaron unos matones, entraron a la casa y pidieron comida.
Adolfo arrinconó a sus hijos, su esposa sirvió la mesa, pero él apuntó a los
prepotentes durante toda la permanencia con un arma larga, sin perderles pisada.
Un hijo de ellos, Ernesto, fue a estudiar ingeniería a Alemania. Fue el primer
habitante de la colonia Artagaveytia que obtuvo un título universitario. Lo
acompañaron sus padres, que, de paso, visitaron su Suiza natal. Fue en el año
1914, poco antes de comenzar la Primera Guerra Mundial, que estalló durante el
viaje.
Adolfo trajo a su madre, Anna Schneebeli, a vivir a la colonia. Ella falleció
en 1920.
Su esposa, Margarita Bischoff, fue trasladada por enfermedad a Rosario,
donde murió en 1925.
El Álbum Gráfico Suizo – Argentino, Ed. Basilio Chiesa, Rosario, 1914, lo
menciona como agricultor de cuarenta y dos años de edad.
Adolfo Sigrist vivió sus últimos años en la localidad e Isla Verde, junto a su
hija Luisa Sigrist de Aramburu. Falleció en 1932.
Antes de que llegue a Artagaveytia su familia, Adolfo vivía con su
empleado, Alberto Bertram. Siempre merodeaban indios. Un día Adolfo concibió
una estratagema para ahuyentarlos: cortó dos trozos de madera exactamente
iguales. A uno le disparó cinco balazos con un Vetterli y le ordenó a su empleado
que lo dejara entre la maleza a una distancia lejana de la casa, pero al alcance de
las balas del Vetterli y que se grabara bien el lugar en la mente. Cuando volvieron
32
los indios, Bertram empezó a alardear sobre la puntería de Adolfo. Los indios
mordieron el anzuelo y Adolfo Sigrist ordenó a Bertram que tomara un pedazo de
madera y se fuera a caballo lejos, que él iba a disparar. Se hicieron los cinco
disparos y lógicamente que Sigrist desvió el arma para no herir a Bertram, quien
escondió muy bien y disimuladamente la tabla que había llevado y retiró la
perforada previamente y llevándola a la casa. Los indios quedaron boquiabiertos y
no regresaron más.
FAMILIA SCHNEITER: origen suizo-alemán, de Amsoldingen, Cantón de
Berna, luego vivieron en el Cantón de Vaud, en la Suiza francesa.
David: nació el 20 de Diciembre de 1844. Bautizado en Roll el 14 de Marzo
de 1845. Según su libreta de servicio militar, nació en Amsoldingen en 1844 y, al
momento de su incorporación a las armas, 1875, residía en Gland, cantón de
Vaud. Juan (el médico) según datos del Museo de Humboldt nació en Gland,
cantón de Vaud, el 28 de Octubre de 1840. Llegó a Argentina en 1871.
A lo largo de los registros de la Iglesia Evangélica de Esperanza, distintos
miembros de la familia declaran haber nacido en Mont Clon, cantón de Vaud, y en
Pont – Farbee (sic), en el mismo cantón. En 1875.
En Humboldt había tres hermanos Schneiter: Juan, médico, se quedó allí;
David y Luis compraron cuatro lotes en Artagaveytia y se instalaron en 1895. Luis
era soltero. David, casado con Elisabeth Heiniger (Affoltern, Zurich, 13 de Mayo de
1855), vino a la colonia con sus hijos ya grandes: Carlos, Federico, María, Berta y
Eduardo. Los hijos, argentinos, se casaron así: Federico, con Hermina Herrmann,
nacida en Basilea, Suiza; Carlos, con Herminia Scheitlin, nacida en la colonia
suiza “del Baradero”; María, con Adolfo Baumann, nativo del cantón de San Gall
(Sankt Gallen, San alemán); Bertha, con Neumeyer, de Morteros y Eduardo, con
Anita Bischoff, nacida en Humboldt, Santa Fe.
El establecimiento se llamaba “El Ombú” y en él se hicieron varios mítines
políticos y, se dice que en uno de ellos estuvo Hipólito Irigoyen
La primera construcción estaba a unos tres cientos metros al oeste del
casco que se levantó luego. La casa fue heredada por Federico hijo y por Federico
nieto.
Federico y Carlos Schneiter donaron el terreno para cementerio en 1910, en
una esquina del lote 49. Mucho se ha dicho sobre la ubicación de un cementerio
en un bajo y de la mala acción de parte de los Schneiter al donar un terreno
anegadizo.
Dado a que la climatología actual conoce que hay ciclos que duran varias
décadas con mayores precipitaciones y otros en los cuales llueve menos, es
posible ver que en 1910 ese bajo no era anegable.
Además, viejos habitantes del pueblo me relataron otra historia. Asi, doña
Matilde Fornasari de Antoine sostenía que los Schneiter habían pedido a la
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Comisión Municipal que elija una de las cuatro esquinas de los lotes 49 y 50, hoy
cementerio, exferia de Manuel Rey,hangar de Traverso y casaquinta de Spat. La
gente del pueblo sostenía que esta última esquina estaba muy próxima al pueblo y
que los “malos olores” iban a llegar a la localidad. Los integrantes de la Comisión
ante este clamor popular, agregaron: “encima de que nos regalan un terreno, no
les saquemos el mejor, elijamos el bajo”. Así se decidió la ubicación del
cementerio en 1910, que recién se escritura en 1924, un año después de surgir la
Comisión de Fomento de Isla Verde.
Una versión de José “Pepe” Keller decía que un cochero, sabiendo que a
mayor recorrido, mayor tarifa, y, que a tres lotes del pueblo la gente no iba a ir
caminando, forzó la decisión en favor de su interés lucrativo.
David Schneiter falleció en 1915 y su esposa en 1929.
MARÍA GUT VIUDA DE SIEBER: nació en Esperanza en el mismo año de la
fundación de esa colonia, 1856. Compró dos lotes, nunca se radicó en
Artagaveytia. Hija de suizos del cantón de Zurich. Luego se casó con Guillermo
Bischoff. Se genera con esta unión un conjunto de enredos de parientes, pues
Alejandro Bischoff se había casado con la hija de María Gut viuda de Sieber. Es
decir, dos hermanos se casan con la madre viuda uno, y con la hija, el otro. De la
unión María Gut viuda de Sieber – Guillermo Bischoff nacen Juan Bischoff y Emilio
Carlos, medio hermanos de Anna Sieber de Bischoff que es en definitiva cuñada
de su propia madre y medio hermana y tía política de Juan y Emilio Carlos.
¡Bueno, es cuestión de entenderlo, con paciencia, lápiz y papel!
FAMILIA BLUME: de origen alemán, Conrado Blume se casa con Bertha
Widder, (alemana de Vesser, Turingia). Son sus hijos: Luis, José, Juan Antonio,
Federico, Otto y Ema. Compró los lotes 4, 5, 12 y 13 y no se radicó en Isla
Verde, sólo tres de sus hijos lo hicieron: Luis, Otto y José.
Juan Antonio y Federico vendieron su herencia a Alejandro Bischoff en
1904 y Ema Blume de Lorenz, a Arnoldo Bischoff en 1926.
Otto fue el famoso “inventor” del movimiento continuo, tema que se tratará
en otra oportunidad.
FAMILIA ALBERTO CHATELAIN: suizo-francés por apellido, pero
provenientes de Treuselan, cantón de Berna. Casado con María Karl, se radica en
1895. En su campo hubo carnicería y boliche. Su hijo Hugo fue a realizar estudios
técnicos a Europa. El campo, lote 57 está en una parte muy marcada del bajo de
“Cruz del Eje”
Alberto volvió de visita a Suiza en 1905, dato confirmado por una tarjeta
postal archivada en el Museo y Archivo Histórico, que fue escrita en alemán y
enviada a Alejandro Bischoff.
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En ese viaje trajo de regalo unos cencerros de bronce fabricados en el
Cantón de Berna, para Federico Scheker. Fueron donados al Museo por Amelia
Karl de Piatti y Elsa Sigrist.
FAMILIA SEILER: originaria de Wohlenschwil, cantón de Argovia (Aargau, en
alemán) salió de Suiza en 1881. Si bien Adolfo, hermano de Emilio Eduardo y de
maría Juliana S. de Knüssel, declaró al apadrinar un niño en la Iglesia Evangélica
de Esperanza, que había nacido en Baden, hay que interpretar que esta ciudad es
cabecera del distrito de Baden, en el cual se hallan Wohlenschwil y Würenlingen,
ciudad ésta última de origen de la familia Birchmeyer.
En el barco que los traía de Europa venían Gaspar Seiler, su esposa y
cuatro hijos: Emilio Eduardo, Adolfo, Alfredo y María Juliana. Gaspar bajó en un
puerto de Brasil y la familia quedó a bordo. A la hora de zarpar el barco, él no
había regresado. Nunca más supieron de él.
La familia se radicó en Entre Ríos y luego en Humboldt, donde Emilio
Eduardo se desempeñó como zapatero.
Llegó a Artagaveytia para fabricar los ladrillos de la casa, trajo las aberturas
de Humboldt y cuando todo estuvo listo trajo a su esposa, Babeta Fenech y a sus
hijos: Julia, Adolfo, Alberto y Emilio, el 1º de Marzo de 1895.
En los comienzos trabajaban sólo un poco de campo cercano a la casa. El
resto no se trabajaba ni con agricultura ni había ganadería por falta de capital.
En 1905 construyen una nueva casa.
En 1912 Emilio Eduardo viaja a Suiza, distanciándose de su familia, donde
lo sorprende la muerte en 1914, probablemente en Müselbach, cantón de San
Gall, según puede deducirse de una tarjeta postal enviada a Margarita Bischoff de
Sigrist por la familia que lo alojaba. (Museo y Archivo Histórico).
La viuda queda en el campo con la sola compañía de su hija Julia, ya que
Alberto estaba trabajando en un banco en Chile, Emilio trabajaba en las oficinas
del feriero Luchini en Corral de Bustos y Adolfo cumplía con el servicio militar, por
lo que Babeta Fenech de Seiler decidió alquilar el campo a Valerio Azcurra,
carnicero de Isla Verde que compraba invernada y la terminaba en dicho campo.
Adolfo Seiler fue alumno de la “Escuela Alemana” de la colonia, donde
aprendió bien el alemán. En aquella época muchos militares argentinos eran
enviados a Alemania a perfeccionarse. Por esa razón Adolfo fue retirado de las
filas y designado como instructor de idioma alemán para los oficiales. Al terminar
el servicio militar y estando el campo alquilado, Adolfo se fue a la provincia de
Santa Fe a trabajar en varias cremerías, entre ellas la “Guillermo Tell”
Cuando terminó el contrato de arrendamiento con Azcurra, Adolfo volvió y
se hizo cargo de una parte del campo, y alquilaron el resto a los Storani que, hasta
entonces habían sido arrendatarios de Könekamp.
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Emilio Eduardo había vendido dos fracciones de diez cuadras (16,5 ha.)
cada una a dos hermanos Birchmeyer (Agustín y José) entre los años 1906 y
1910.
Años mas tarde su hijo Adolfo compró esas dos fracciones. Al morir Adolfo,
hereda ese sector del campo su hijo Alfredo, que fallece años más tarde. Sus
herederos venden el mismo sector a Jorge Seiler.
Menciono este caso porque pocas veces sucede que un campo sea
comprado tres veces por distintas generaciones de la misma familia, además de
pasar por manos de terceros y de otros dos familiares.
Adolfo forma su familia y, años más tarde, su madre anciana decide
hacerse una casa pequeña y apartada para vivir más tranquila. Babeta Fenech de
Seiler Falleció en 1940.
FAMILIA FRIEDRICH: originaria de Lindenholzhausen, Hesse, Alemania. Esta
familia se radica en la colonia en 1895.
Santiago Friedrich,se casó con Elisabeth Stegmayer, nacida en Gau –
Algesheim, hoy estado Federado de Renania Palatinado (Rheinland-Pfalz). Hijos:
Carlos, Santiago, Teodoro, Guillermo, Margarita, Magdalena y Amalia.
Margarita, casada con el uruguayo, descendiente de suizos, Santiago
Christian Stutz, hereda el lote 63; Amalia, casada con el descendiente de suizos
Juan Santiago Weilenmann, hereda el lote 60; Guillermo se casa con una
Caramelino y le corresponde un lote en Colonia Barge; Carlos y Teodoro heredan
sendos lotes en Chazón/ Santa Eufemia y Magdalena (“Helena”), casada con
Alejandro Dreyer, hereda un campo en Las Higueras. Santiago falleció de
“repentina” a los quince años mientras jugaba un partido de fútbol
Santiago Friedrich fue también durante un tiempo administrador de la
colonia Artagaveytia, según se desprende de un informe sobre la situación dela
colonia, del año 1897 firmado por él.
Santiago Friedrich, en su ancianidad, viudo, decidió regalarle muebles,
adornos, mantelería, vajilla, etc,. a sus hijos. Para hacerlo de manera justa
organizó un remate entre todos sus hijos. A cada uno le dio una cantidad igual de
dinero. Cada cual ofrecía, corría y pagaba según su interés o afecto por los
diversos objetos. Luego del remate se quedó él con algo de dinero y el resto lo
repartió en partes iguales entre los hijos.
FELIPE FRITZ: Nació en Esperanza el 18 de diciembre de 1859. Hijo de
Philipp Fritz y de Katharina Reinheimer, originarios de Ulrichstetten, Hesse,
Alemania
Se radicó en la colonia en 1895 o 1896, trayendo a su familia un año
después. Luego compró el lote 8 a Felipe Reinhardt (hijo de alemanes), que
vendió su lote sin haberse radicado en Artgaveytia
36
Felipe Fritz estaba casado con Magdalena (“Helena”) Knippenberg. .El
padre de ella, de visita en la colonia, fue sorprendido por la muerte en 1921. Se
llamaba Federico Knippenberg. La placa de bronce en el cementerio local dice
“Fritz Knippenberg”. Vale aclarar que Fritz en este caso significa Federico, nombre
de pila que no debe confundirse con el apellido Fritz. Hijos de Felipe Fritz y
Magdalena Knippenberg: Felipe, casado con Magdalena Hunzicker, de
Esperanza; Gaspar, con una Fauda, de Colonia Italiana; Carlos, con Isabel
Guisasola; Catalina, con Juan Bautista Birchmeyer; Magdalena, con Otto Blume,
“el inventor del movimiento continuo” y Filipina, con Gut, de Esperanza.
OSVALDO KNÜSEL: el apellido en la Argentina derivó en “Knüssel”
originarios de Meierskappel. cantón de Lucerna. Compró a Artagaveytia el lote Nº
62 el 24 de Marzo de 1895. Se radicó con su esposa María Juliana Seiler
(hermana de Emilio Eduardo), pero años más tarde, por no haber pueblo cercano,
decidieron vender el campo y volver al departamento Las Colonias, porque
extrañaban. Vendieron a Eduardo Suhr, mayordomo de la estancia Isla Verde, el
25 de Octubre de 1899, ante el Escribano Benjamín Garzón Funes, de Cruz Alta.
CALIXTO BARRERA: casado con Felipa Barroso en San Lorenzo el 28 de
Noviembre de 1875. Hijos: Magdalena Barrera de Pérez, Adelaida Barrera de
Giménez, Pastora Barrera de Castro, Teresa Barrera de Murúa, Victoriana Barrera
de Villarreal, Octaviana Barrera de Barrera, Justina Barrera de Riera y Carlos
Barrera.
Compró el lote Nº 3 el 22 de Julio de 1896. A los efectos de esta compra-
venta, el apoderado de Ramón y Manuel Artagaveytia, fue Don Juan Federico
Könekamp de Cruz Alta. Importe $4.300.- moneda nacional. ($ 25,48/ha.).
Obsérvese que tres años antes los lotes se vendían a $ 3.500.- El aumento
de valor era real, no inflacionario.
A la muerte de su esposa, venden la mitad del lote a Alejandro Bischoff,
luego Don Calixto Barrera le vende al antedicho un cuarto de lote y, con la muerte
de Don Barrera, los herederos venden, en 1917, el último cuarto a Alejandro
Bischoff.
BIRCHMEYER: esta familia se establece en la zona en 1898. Luego le
compran a Emilio Eduardo Seiler dos parcelas (ver familia Seiler).
La actividad principal de ellos eran las trilladoras, como ya se expresó.
Provenían de Würenlingen, Cantón de Argovia (Aargau en alemán). En
1868 Josef Leonz Birchmeyer nacido en 1823, emigra a la Argentina con su
esposa Katharina Bächli y su Hijo Josef Leonz nacido en 1862.
Agustín y José son los dos hermanos que llegan a la zona en 1898. Primero
fueron medieros de Alejandro Bischoff, mientras que Juan Bautista, que llega en
1906 fue inquilino de Alejandro Bischoff, de los Schneiter, y de Sigrist hasta que,
37
en 1922, le compra 25 cuadras (42 has.) a Ernesto Könekamp por la suma de $
11.000 m/n., precio aparentemente muy elevado para la época..
Agustín tuvo una trilladora de vapor hasta avanzada la década de 1920. En
1914 el Álbum Gráfico Suizo-Argentino, Ed. Basilio Chiesa, Rosario, lo menciona
como herrero. La herrería estaba en la Colonia Artagaveytia, como lo confirma un
papel para cartas con su membrete que expresa: “Herrería La Suiza, Colonia
Artagaveytia”, archivado en el Museo y Archivo Histórico.
Cuando ya habían aparecido las cortitrillas de arrastre (tiradas por 10 ó 12
caballos o por tractores), Don Agustín (padre) compró otro motor de vapor Case,
porque deseaba ampliar su empresa, basándose en la idea de que las cortitrillas
no iban a andar. Le falló el pronóstico y ello le produjo la bancarrota.
CHRISTIAN RUFFNER: suizo de Maienfeld, cantón de Grisones (Graubünden,
en alemán) casado con Rosina Bischoff. Quería estar cerca de los campos de sus
cuñados por lo que les insistió para que le vendieran un lote. Por eso Guillermo y
Alejandro Bischoff le venden el lote Nº 44, quedándose estos hermanos con cinco
de los seis lotes escriturados el 16 de marzo de 1893.
Él no viene a Artagaveytia. En 1898 su hija María Ruffner, con su esposo,
Federico Scheker y la hija recién nacida, Rosa, se radican en ese campo, donde
viven hasta 1911.
FEDERICO SCHEKER: Federico (padre) era hijo de un alemán y de una suiza
originaria del cantón de Berna, de apellido Stettler Antes de venir a Artagaveytia
había sido carnicero en San Carlos Sud y su esposa, María Ruffner (argentina,
hija de Christian y de Rosiana Bischoff), modista. Luego de establecerse en
Artagaveytia nacen Federico y María.
En 1904 le compra a Rudolf Wettstein (suizos del cantón de Dättlikon,
Zurich) el lote 35, quien lo vendió porque era soltero y quería volver al
departamento Las Colonias, Santa Fe. Siguen viviendo en el lote 44 hasta 1911,
año en que se mudan a su propio campo. En 1920 adquiere a Könekamp el lote
36, que heredará su hijo Federico, quien lo venderá en la década de 1960 a Don
Patricio García.
El primer molino en dicha propiedad fue colocado por Carlos Suhr (padre).
Federico Scheker padre fue presidente de la Comisión de Fomento de Isla
Verde entre 1923 y 1925, por la Unión Cívica Radical. La Comisión de Fomento
se creó en 1923 por disposición del Gobierno de Córdoba. y duró hasta 1925,
cuando se crea la Municipalidad de Isla Verde, también por ley provincial que
transforma a varias Comisiones de Fomento en Municipios. Su hijo, Federico, fue
intendente municipal por la U.C.R en 1958.
María Ruffner fallece en 1937 y Federico Scheker, en 1943.
EDUARDO SUHR: Nació en Belgard, provincia de Pomerania, Alemania y de
niño emigró a Uruguay con sus padres. Casado con Otilia Rautenkranz, se
38
desempeñaba como mayordomo de la estancia Isla Verde. Por escritura número
249 compra el 20 de agosto de 1893 seis lotes: 25, 26, 27, 38, 39 y 40. El precio
de $ 14.000.- indica que obtuvo un importante descuento, ya que los demás
compradores pagaron $ 3.500.- por lote ese año. El apoderado de Artagaveytia en
esta escritura es Leandro Gómez, vecino de Cruz Alta. No se sabe la razón de
esta compra, ya que los lotes no permanecen de su propiedad. El 25 de octubre
de 1899 le compra el lote Nº 62 a Osvaldo Knüsel. Parte de este lote es vendido
al Ferro Carril Central Argentino el 28 de noviembre de 1901 para formar la parte
norte de estación y cambios y sector norte del futuro pueblo de Isla Verde.
Eduardo Suhr no tuvo hijos carnales, pero sí una hija adoptiva, Ana Waller.
La madre de Ana, llamada probablemente Ludovina de Waller, era viuda con un
hijo casi adolescente y la pequeña niña. Era cocinera en la Estancia Isla Verde
cuando la sorprendió la muerte. El varón emprendió su camino y la niña fue criada
por el matrimonio Suhr. Hizo sus estudios primarios en el Colegio Alemán
Cangallo (Cangallo Schule) en Buenos Aires. En la década de 1910 se casa con
Meyers y se instalan en el lote número 41, llamado en su honor “Villa Anita”,
propiedad de Eduardo Suhr. Enviuda y se casa con el suizo-italiano Julio Celio,
gerente de la Ferretería Francesa, de Buenos Aires. Ella hereda las “Villa Anita” y
“Villa Otilia”.
En 1908 hace construir una hermosa casa en su campo Villa Otilia o Villa
Ottilie. Se retira de sus tareas de mayordomo en 1910 y se instala en la propiedad
de la Colonia Artagaveytia. Una foto del matrimonio Suhr en la casa de ese campo
figura en el Álbum de la República Argentina Ganadería, Agricultura y Notas
Edilicias, Tomo 1, año 1910. (Museo y Archivo Histórico).
En 1910 integra la Comisión Pro Escuela Nacional, que gestará la creación
de la Escuela Nacional Nº 51 y dona el terreno para la escuela y en 1925 colabora
con una importante suma de dinero para la construcción de la misma.
Fallece en 1936 y su esposa, en 1944.
FAMILIA KARL: nacidos en Esperanza y descendientes de alemanes, cuatro de
los hermanos se radicaron en esta zona.
María se casó con Alberto Chatelain; Babeta, con Scarabelli. Los varones
Enrique y Guillermo pelearon en la revolución de 1890 y trabajaron un año como
hacheros en el norte de Santa Fe o en el Chaco.
Llegan a estos pagos antes de 1900. Fueron empleados de la estancia Isla
Verde para tareas de ganadería. Guillermo era un excelente jinete.
Enrique y Guillermo compran luego cien cuadras en la colonia Artagaveytia
a Zehnder. Guillermo se casa con Berta Sigrist argentina, hija de Adolfo, suizo y
de Margarita Bischoff, suiza. Enrique vive con ellos hasta que se casa con María
Kieffer, argentina,,descendiente de alsacianos, de Esperanza. Viven las dos
familias juntas en una casa chica ubicada al poniente del lote 20.
39
Luego compran otro lote a Zehnder y cada uno se construye una nueva
casa.
Hijos de Guillermo: Luisa, Manuel, Ernesto, Elvira, Olga, Ricardo, Fanny,
Leopoldo y Osvaldo (Purrete)
Hijos de Enrique: Alfonso, Octavio, Emilio, Waldemar (Nucho), Eugenia
(Ñata), Amelia (Morocha), y Abelardo (Poio) Los cuatro mayores nacieron en
Esperanza pues María iba a dar a luz a su tierra natal. Después del parto de
Nucho, de vuelta en su casa en el campo, sufrió una fuerte hemorragia y se salvó
gracias al boticario español Don Tomás Rodríguez Ruiz, padre del conocido
Diógenes Rodríguez. Por ello decidió quedarse en Isla Verde para los siguientes
partos.
Guillermo muere en 1947 y Enrique en 1963.
Abelardo se recibió de médico en Córdoba en 1945 y ejerció en Isla Verde
hasta su muerte en 1982. El 29 de Abril de 1965 es nombrado Enviado
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República Argentina en la Colonia
Británica de Hong Kong. Obra en el Museo el nombramiento firmado por el Dr.
Arturo Illia y el plácet firmado por la Reina Isabel II de Inglaterra (gentileza de su
hijo, Legislador Abelardo Karl)
DOMINGO, PEDRO Y CARLOS DELSOGLIO: nacidos en Revello, Provincia
de Cuneo, Piamonte, Italia. Llegaron a la Argentina en 1882.
Desarrollaban la actividad agrícola en Maggiolo cuando, a través de Boyle
se enteran de que había campos disponibles en la colonia Artagaveytia.
Compraron un lote cada uno en seis mil pesos moneda nacional. ($ 35,56
m/n./ha.). Más tarde Domingo compró otro lote en doce mil moneda nacional. ($
71,12 m/n./ha.). Domingo pudo comprar un lote más que sus hermanos debido a
que ellos, en reconocimiento a los cuidados que él le brindó a su padre, Chiaffredo
Battista Delsoglio, en su casa y hasta su muerte, decidieron que fuera el único
heredero de los bienes del progenitor.
El 1 de marzo de 1913 zarpó del puerto de Buenos Aires el vapor
Principessa Mafalda, del Lloyd Italiano Génova. Viajaban en él, de visita a su
patria, Pedro y Domingo Delsoglio. Faltaban años para el trágico final de esta
nave frente a Brasil, en 1927. De regreso, trajeron para consumo noventa metros
de tela para sábanas, dos bicicletas Bianchi, dos escopetas y dos jaulas con
faisanes y, para “salvar los gastos”, doce mil litros de vino blanco, tinto y rosado en
bordelesas. Así su hermano Alfredo, con comercio en Isla Verde, se encargó de la
venta y el pequeño Luis, de diez años, hijo de Alfredo, del reparto de las barricas
por las chacras
Domingo, casado con Antonia Fauda. De esta unión nacieron: Juan,
Teresa, María, Juana, Ludovico, Catalina, Antonia, Domingo, Margarita, José y
40
Amalia. Domingo se quedó con los lotes 33 y 34. Falleció trágicamente en 1918 y
su esposa murió el 1 de junio de 1957.
Carlos, casado con María Davico. Sus hijos fueron: Teresa, Inés, Clara,
Juana, Clementa, Bautista y Antonio. Se quedó con el lote 31. Falleció en 1926.
Pedro, tuvo con su primera esposa, María Scabini, a Juan Bautista,
“Giovanín”, en dialecto piamontés. En segundas nupcias se casó con Magdalena
Cucotti, que había nacido el 14 de octubre de 1888 en la estancia Isla Verde. De
ese matrimonio nacieron: Pedro Rico, Ema Teresa, Ángela Pascuala, Delia
Carlota, Segundina María, Segundo Aldo, Bettina Dorina, Pedro Felipe, Carlos, Ida
Magdalena, Armando Fermín, Nils Ramona, Roberto Primo y Elsa Segundina
(éstos últimos mellizos). Fue propietario del lote 32. Pedro falleció en 1936 y
Magdalena el 10 de abril de 1974.
Vale comentar que las familias Cucotti, Fava, Paccotto, Grandis y Bertello,
todas de origen piamontés, y varios de ellos emparentados entre sí, estuvieron
muy tempranamente vinculados a la estancia Isla Verde como colonos. Un
estudio minucioso de los registros civiles de Cruz Alta desde 1894 a 1910 y de
Camilo Aldao de 1897 a 1910 echa bastante luz sobre este tema.
BIANCHETTI EUGENIO, JOSÉ Y OTROS: originarios de Casarsa della
Delizia, provincia de Udine, Región del Friuli, Italia. Antes de establecerse en Isla
Verde fueron agricultores en Cruz Alta, donde José registra el nacimiento de tres
hijos, Antonio Anselmo, Humberto, futuro intendente de Isla Verde por dos
períodos y Aída. También vivía en esa villa Vegilia Bianchetti, casada con Isidoro
Fantin y Antonio Bianchetti, casado con Luisa Mussio. Los padres de José,
Antonio y Vergilia eran Mateo Bianchetti o Bianchet y Regina Siol o Ciol o Chiol o
Chion o Scioll o Sciolli o Civel, según distintas actas del registro civil de Cruz Alta.
Ellos también habían emigrado a la Argentina y vivían en Cruz Alta. José
Bianchetti tuvo la primera o segunda carnicería de Isla Verde, en las actuales
Rivadavia 9 de Julio. Fueron propietarios de los lotes 1, 2, 15 y 16 de
Artagaveytia
El Bianchetti que era propietario del lote 1 estaba en Italia y deseaba
venderlo. Otro hermano, titular del lote 16, quería vender para volverse a Italia.
Por el lote 1 pretendían $ 16.000 m/n. Por no tener mejoras y por el 16, $
19.000 m/n. por tener casa y galpón. En este lote era inquilino José Conti, que
también tenía trilladora y su maquinista era un hermano de Genaro Palena.
El 8 de Diciembre de 1908 hubo un tornado en el lote 16 y arrasó con casa
y galpón.
En 1909 vendieron los predios 1 y 16 a Yanni y Palena respectivamente.
GENARO PALENA: originarios de Atessa, provincia de Chieti, Región de
Abruzzos, Italia.
41
Compraron a Bianchetti el lote 16 en $ 19.000 m/n. el 8 de agosto de 1908
($ 112,60 m/n./ha.), ya que los Bianchetti pusieron como condición que se
vendiera primero el lote 16 en $ 19.000 m/n. y luego el 1 en $ 16.000 m/n.
Entonces los Palena adquirieron el más caro y luego le avisaron a Yanni
que estaba dispuesto para la venta el Nº 1, ya que éstos tenían algo menos de
dinero para gastar.
Genaro Palena y familia se radicaron en la colonia del 25 de Mayo de 1910.
Genaro falleció en Isla Verde el 17 de julio de 1931, a los sesenta y nueve años.
Su esposa, Águeda, murió el 17 de febrero de 1951 a los ochenta y nueve años.
JOSÉ YANNI: originario de Atessa, provincia de Chietti, región de Abruzzos,
Italia, del mismo pueblo que los Palena. Llegaron juntos a la Argentina en 1890,
trabajaron juntos cerca de Rosario, siempre en chacras vecinas, compraron
herramientas, caballos y campos vecinos, tanto en Inriville como, finalmente, en
1908, en Isla Verde. José Yanni llegó al país casado con Carolina Alberico y con
tres hijos: Francisco, Rosa y Luis. Juan y Domingo nacieron en Argentina.
Compraron el lote 1 porque, como se dijo, preferían uno sin mejoras, ya que
disponían del importe justo para ello, $16.000.- ($ 94,82 m/n./ha.).
Francisco se casó con Filomena, se radicaron en María Susana y fueron
sus hijos: Antonio, Carmen, Magdalena, José, Nicolás, Rosa, Salvador y Ana.
Rosa se casó con Domingo Di Yenno, de Inriville y tuvieron a Carmelo, Atilio,
Carlos, Jacinta, José, Octavio y Nicolás. Luis se casó con Edelmira Menna y sus
hijas fueron Carolina y Ana. Juan se casó con Carmen Cinalli, hija de inmigrantes
del pueblo de Atessa, y tuvieron a Lucía, Luis, Donato, Nicolás, Roque, Carolina y
Emilio. Domingo se casó con una hermana de Carmen, María. Fueron sus hijos:
José, Carolina, Angelita, Rosa, Roque, Nicolás, Francisco y Roberto.
En 1938 Juan vendió sus veinte cuadras en en lote 1 de la colonia y otra
fracción que poseía en Inriville y le compró ochenta y cuatro hectáreas a cinco
herederos de Domingo Delsoglio en el lote 33. El precio fue de $49.000.- Se
radicó en ese campo con su familia.
Carolina Alberico de Yanni falleció en 1929; José, en 1936; Domingo en
1953; María Cinalli de Yanni, en 1963; Juan, en 1976 y Carmen Cinalli de Yanni
en 1990. Luis, viajando en tren a Rosario, falleció en Firmat y fue sepultado en el
cementerio de esa localidad, al lado del panteón de Mattioni, alrededor de 1915.
TOMÁS CIAPPINI: originario de la región de Lombardía, Italia (información oral
de sus nietos Catalina y Adrián). Según su partida de defunción, 1929, nació en
Valmofino (¿?). Casado con Dominga Yobizzi, nacida en Morbegno, provincia de
Sondrio, Lombardía, Italia, quien falleció en Isla Verde en 1926 a los sesenta y
seis años. Hijos: Pedro, Máxima y Santiago. Pedro se casó con María Bocconi y
tuvieron a Dominga, Ambrosio, Alberto, Pedro, Máxima, María, Adela, Rosa,
Juan, Alejandro y Palmira. Santiago se casó con María Cristina Canclini. Hijos:
42
Catalina, Adrián, Esteban, Teresa y Agustín. Máxima se casó con Juan Yobizzi.
Hijos: Pedro, Carlos y María.
Compraron el lote 61 a Félix Clerici en 1901. Cuando ellos llegaron a
Artagaveytia estaba en construcción la línea férrea. El pueblo de Isla Verde era
incipiente y sólo había casas dispersas. No había comercio. Hacían sus compras
en Progreso. Según un artículo de la revista Lealtad de septiembre de 1943,
llegaron a ésta en 1904. La casa original, ubicada al noreste de la actual, fue
destruida por un tornado. En el rincón sureste de ese lote se hicieron los ladrillos
para el primer templo de Isla Verde, año 1910.
MISCELANEAS
Pedro Delsoglio expresaba en una revista Deering de 1930: “tengo el
agrado de comunicarles que he tenido el resultado más satisfactorio con la
espigadora – trilladora Deering N° 11, habiendo cortado y trillado 130 cuadras,
haciendo más o menos 550 bolsas diarias en un trigo que rindió el 33% por
cuadra y haciendo un trabajo inmejorable, estando muy conforme con dicha
máquina.
Saludo a Uds. muy atentamente.
S.S.S.
Pedro Delsoglio
Isla Verde, F.C.C.A.
Febrero 4 de 1929”9.
Felipe Reinhardt nació en Esperanza el 9 de agosto de 1859 y se casó el 13
de marzo de 1879 con Adelina Meier, nacida el 12 de junio de 1862 en
Würenlingen, cantón de Argovia, Suiza, el mismo pueblo de origen de los
Birchmeyer y cercano a Wohlenschwil, pueblo de los Seiler. En la primera década
del siglo XX ya no tenía campo en Artagaveytia, entonces inventó y patentó un
“aparato alimentador de trilladoras, sistema Reinhardt”, patente S. G.N. 6.863.
Este dispositivo permitía el ahorro de nueve peones, según lo expresa el manual
donado al Museo y Archivo Histórico por su bisnieto, el Contador Carlos Doval, de
Esperanza, Santa Fe.
Santiago Zoller figura entre los fundadores de la Escuela Alemana, pero no
entre los primeros propietarios. Nació en Alemania el 1 de mayo de 1870 y falleció
en Esperanza el 5 de enero de 1950. Su esposa, Catalina Mauer, nació en
Alemania el 14 de abril de 1882 y falleció en Esperanza el 1 de febrero de 1962,
según datos aportados por Elisa Klaus, de Esperanza.
9 Revista donada al Museo y Archivo Histórico por el Dr. Gustavo Delsoglio.
43
El maestro Rodolfo Luder, declara en la Iglesia Evangélica de Esperanza
que su lugar de origen era Büren, pero en otra oportunidad dice Fraubrunnen.
Ambas localidades están a un kilómetro y medio de distancia, además de que
Fraubrunnen es un distrito con cabecera en la localidad de Fraubrunnen.
Registro Civil de Cruz Alta, 1897 y 1898: comparece reiteradamente Juan
F. Schreiner, alemán, comerciante en esa villa y declara nacimientos de hijos
propios y de habitantes de Artagaveytia, como el de Emilia Schneider, hija de
Santiago y el de Marta Clara Birchmeyer, hija de Augusto. Su nacionalidad y su
vínculo con la colonia hacen pensar que puede ser el maestro contratado en 1901
o 1902, cuyo nombre de pila se desconoce.
Registro Civil de Isla Verde, 1930: comparece Rodolfo Albert, veintiséis
años, herrero y declara el fallecimiento de Carlos Albert, nacido en Balkhausen,
Alemania, maestro, sesenta y ocho años. Este hombre fue maestro en la Escuela
Alemana, pero se ignora si al momento del deceso estaba en ejercicio
Identidad postal de la Colonia Artagaveytia
El nombre de “Colonia Artagaveytia” no solo se usó en escrituras y
cedulones fiscales, sino en el lenguaje corriente y en la correspondencia hasta
aproximadamente 1930.
Así podemos ver que se usaba en membretes, en el encabezamiento de
cartas, tarjetas postales y en otros documentos, como lo corrobora la
documentación obrante en el Museo y Archivo Histórico. Hasta el "llovió en
“Artagaveytia?”, frase de una vieja postal demuestra cuán usual era el toponímico
Artagaveytia o Colonia Artagaveytia. Y es entendible. Artagaveytia no era Isla
Verde, ya que a finales del siglo XIX y principios del XX no existían ni la estación
Isla Verde ni el pueblo homónimo, por lo que, decir Isla Verde significaba pura y
exclusivamente Estancia Isla Verde.
Luego, con el establecimiento de una estación ferroviaria habilitada el 1° de
julio de 1902 y de una estafeta postal en funcionamiento desde el 5 de septiembre
de 1902, es dable pensar que la correspondencia llegara a la Estación Isla
Verde.
Y hay más! Más tarde, con el surgimiento de una Comisión Municipal, luego
Comisión de Fomento y luego Municipalidad se crean los límites rurales de la
localidad (radio municipal), entonces ciertas colonias quedan abarcadas por el
área de influencia del pueblo de Isla Verde, sin perder su identidad, pero ya se
podía decir en “la zona rural de Isla Verde”.
No fue menor el tema de la identificación postal de las colonias. Cuando se
crea la codificación postal en la década de 1970, a Isla Verde se le asigna el
código postal 2661. Una recorrida por una guía permite ver que el mismo número
44
se le adjudica a “Artagaveytía” (sic), campo Fresco, Colonia Águila Cautiva, El
Pilar (?), Las Lonjas, Las Playas, Cortaderas, Las Cortaderas; Campo Nata y
Santa Florentina (debe tratarse de Santa Florinda, de Laiseca), lo que indica que
la correspondencia postal de esas estancias y colonias llegaba por ten a la
estación Isla Verde.
Datos de la Guía Kraft 1908
Lechería: Suhr, Carlos
Trilladoras: S. Sassia, J. Cornaglia, Schneiter Hnos.
Datos de la Guía Kraft 1910
Chacareros: Calixto Barrera, Alejandro Bischoff, Biancone Hnos; José
Bianchetti; José Blume, B. Ciappini, Santiago Custo, Alberto Chatelain,
Domingo Delsoglio, Delsoglio Hnos., Santiago Friedrich, Felipe Fritz, José
Gay, Genaro Palena, Emilio Seiler, Adolfo Sigrist, Federico Scheker , David
Schneiter.
Establecimientos de ganadería: Cap. Evatson, “La Virginia” ; J. Cavanagh, “San
Eduard”; Engelbert Hardt y Cía., “Isla Verde”; Guillermo Helmrich, “Äguila Cautiva”;
Dr. Mariano J. Paunero, “Las Playas”; Juan Pinasco, “Santa Florinda”; E.
Runciman, “La Zelandia”; Uranga Hnos, “Las Cortaderas”; Antonio Zarantonello,
“Sauce Melú”. Nuevamente vale aclarar que estas guías tenían errores
ortográficos y la zona asignada a Isla Verde era aquella que cubría el servicio de
la estación ferroviaria Isla Verde.
Trilladoras: Pedro Aillond (?), Augusto Birchmeyer, Birchmeyer y Bischoff,
José Birchmeyer, José Conti, Conti y Perinelli, J. Cornaglia, Santiago Friedrich
y Cía., S. Sassia, David Schneiter.
Datos de la Guía Kraft 1915
Chacareros: Alejandro Bischoff, José Bianchetti, José Blume, Luis
Blume,Tomás Ciappini, Domingo Delsoglio, Delsoglio Hnos., Santiago
Friedrich, Felipe Fritz, José Gay, Enrique Karl, Pablo Müller, Emilio Seiler,
Federico Scheker, Adolfo Sigrist, David Schneiter, Quirino Stegmayer.
Colonizadores: Eduardo Fresco; Juan Pinasco, “Santa Florinda”; Uranga Hnos.
“Las Cortaderas”; Antonio Zarantonello, “Sauce Melú”
Lechería: Carlos Suhr.
Quesería: Alejandro Dreyer.
45
Datos de la Guía Berizzo 1918
Figuran como estancieros en Isla Verde: Engelbert Hardt y Cía; Uranga
Hnos; Antonio Zarantonello; E. Tompson; Eduardo Suhr; Schneiter Hnos.;
Alejandro Bischoff. Evidentemente los últimos tres no son estancieros.
Lecherías, queserías y mantequerías: Carlos Suhr; Eduardo Schneiter y
Santiago Stutz.(Nota: los quesos que fabricaban Augusto Suhr y sus
descendientes iban a Venado Tuerto en vagoneta. Los de Stutz solían llegar en
tren a la ciudad de Buenos Aires).
Agricultores: S. Sassia,, D. Bertero, Costamagna Hnos., Jaureguialzo Hnos.,
Emilio Dressino, Domingo Cucotti, Domingo Delsoglio, Pedro Delsoglio, Carlos
Delsoglio, David Schneiter, Federico Schneiter. (Nota: algunos de ellos son de
Artagaveytia, otros no corresponden a Isla Verde, pero seguramente figuran por el
área de influencia de la estación ferroviaria).
Datos de la Guia Kraft 1928 – 1929 (p. 1.856)
Chacareros: Arnoldo Bischoff, Guillermo Sigrist, Antonio Carón, Felipe Fritz,
Guillermo Karl, Juan Lorenzatti, Pablo Müller, Genaro Palena, Domingo Sorge,
Santiago Stutz, José Blume, Tomás Ciappini, Santiago Friedrich, Enrique
Karl, Andrés Lanfranco, (Nota autor: Colono Campo Fresco), Eugenio Montechiari
(Nota: Colonia Manfredi y Terré), Federico Scheker, Sgolastra Hnos, Juan Yanni.
Colonizadores: Engelbert Hardt y Cía.; M. J. Paunero; Roberto Laiseca Hnos. y
Cía.; Uranga Hnos.
Estabecimientos de ganadería: Aramburu Hnos.; José Bianchetti; Pedro
Desoglio; Pablo Müller; Adolfo Baumann; Arnoldo Bischoff, Engelbert Hardt y
Cía, “Estancia Isla Verde”; Roberto Laiseca Hnos.; Dr. Mariano J. Paunero, “Las
Lonjas”.
Lechería: Adolfo Baumann, Santiago Stutz, Adolfo Suhr (Nota autor: puede ser
que ya estuviera tomando en alquier el establecimiento Villa Anita, de Eduardo
Suhr, en el lote 41).
Queserías: Adolfo Seiler, Santiago Stutz.
Trilladoras: Bertero Hnos; Augusto Birchmeyer, Birchmeyer Hnos., Gay Hnos.
Datos del Anuario – guía del diario Córdoba 1938 (pp. 473 a 475)
Chacareros: Arnoldo Bischoff, Emilio C. Bischoff, Luis Blume, Pedro Ciappini,
Santiago Ciappini, Pedro Clua, Pedro Delsoglio, Garín Hnos.,Enrique Karl,
Guillermo Karl, Meneguzzi Hnos., Pablo Müller, Roque Palena, Federico
46
Scheker, Carlos Schneiter, Federico Schneiter, Guillermo Sigrist, Stegmayer
Hnos., Santiago Stutz, Pedro Tuá, Ramón Tuá, Yanni Hnos.
Establecimientos de ganadería: Arnoldo Bischoff, Emilio Carlos Bischoff,
Pedro Delsoglio, Engelbert Hardt y Cía., Pablo Müller, Federico Scheker,
Antonio Zarantonello.
Colonizadores: Bancalari y Benvenuto, Engelbert Hardt y Cía., Uranga Hnos.
Lecherías: Emilio Carlos Bischoff, Pablo Müller, Guillermo Sigrist, Adolfo
Suhr.
Trilladoras: Bertero Hnos., Birchmeyer Hnos., Alfonso Gay, Francisco Storani.
Queserías: Garín Hnos., Adolfo Suhr, Santiago Stutz.
Algunos datos de los registros de la Iglesia Evangélica de Esperanza:
(recordar que los datos de los declarantes no siempre coinciden en las distintas
actas)
Libro de casamientos: 1890 – 1922
• Kellenberger, Johann Jakob: hijo de Johann Jakob y de Berta. Nació en
Walzenhausen, cantón de Appenzell, Suiza. (Luis Blume se casó con
Lisette Kellenberger).
• Reinhardt, Felipe: se casó con Adelina Meier. Comprador lote 8 Colonia
Artagaveytia. Ya tenían hijos al momento de la compra, en 1893. María
Adelina Meier nació en Würenlingen, cantón de Argovia, Suiza, en 1862. Es
el mismo pueblo de origen de la familia Birchmeyer.
• Kieffer, Nicolaus: nació en Alsacia. Alternativamente este territorio, al igual
que Lorena, estuvo bajo dominio francés y alemán. Enrique Karl se casó
con María Kieffer.
Libro de casamientos, 1864
• Knippenberg, Kaspar: nació en Selzen, Rheinhessen, Alemania
Magdalena. Knippenberg se casó con Felipe Fritz, comprador del lote 7.
• Chatelain, Marta: Hija de Jacob August y de Agustine. Nació en Treuselan,
cantón de Berna, Suiza.
• Luder, Rudolf: nació en Büren, cantón de Berna, Suiza, el 06/03/1846. Hijo
de Daniel y de Elisabeth Lehner. Se casa el 14/05/1875 con María Insinger.
Al momento del casamiento era maestro en la localidad de San Carlos. A
principios del siglo XX fue maestro en la Escuela de Artagaveytia.
• Egli, Johann: casa con Julie Schneiter, hija de Jean y Magdalene Ischi.
Nació en Pont-Farbee, Pranguins, cantón de Vaud (Waadt, en alemán y
Vaud, en francés).
Julie era hermana de David y de Luis, compradores de cuatro lotes. Tam-
47
bién era hermana del Dr. Juan Schneiter, fallecido en Humboldt, Sta.Fe,
Argentina, en 1905.
• Wettstein, Johann Georg: nació en Dättlikon, cantón de Zurich, Suiza.
Rodolfo Wettstein tuvo un lote, que vendió en 1904 a Federico Scheker
padre.
• Sigrist, Adolfo: hijo de Jakob y de Anna Schneebeli, nació Obfelden, cantón
de Zurich, Suiza. Casa con Margaretha Bischoff, nacida 01/08/1858 en
Thun, cantón de Berna, Suiza, hija de Albrecht y de Elisabeth Siegenthaler.
Casamiento 24/11/1881 en Esperanza, Sta. Fe.
• Fritz, Phillip: hijo de Kaspar y de Kathatina Reinheimer, nació en
Esperanza, Santa Fe, Argentina el 18/12/1859. Casa el 30/07/1885 con
Magdalene Knippenberg, nacida en Esperanza el 18/07/1863. Felipe Fritz
compró el lote 7 y luego el 8 a Felipe Reinhardt.
Libro de bautismos, tomo I
• Sieber, Anna Barbara: nació 25/10/1872 en Esperanz.: Hija de Guido
Sieber, de Zurich, Suiza y de María Gut, nacida en 1856 en Esperanza.
Bautizada el 02/12/1872. Padrinos: Jacob Sieber y Barbara Wintsch de Gut.
Ella se casará con Alejandro Bischoff.
Libro de bautismos, tomo III
• Wettstein: son de Dättlikon, cantón de Zurich, Suiza. Rodolfo Wettstein es
el primer dueño del lote de Scheker.
• Reinhardt, Phillip: comprador del lote 8. Nació en Esperanza.
• Fritz, Phillip: comprador lote 7 y luego 8. Ël y su esposa, Hellene
(Magdalene) Knippenberg nacieron en Esperanza.
• Stettler: son del canton de Berna, Suiza. Clara Stettler era la madre de
Federico Scheker (padre) .El padre de Federico era alemán.
• Ruffner: originario de Maienfeld, cantón de Grisones, Suiza. Christian
Ruffner casó con Rosina Bischoff, de Thun, cantón de Berna, Suiza. Son
los padres de María Ruffner de Scheker y abuelos de Rosa, Federico y
María.
• Ischi: de Mudier, cantón de Berna, Suiza. Apellido materno de David y Luis
Schneiter.
• Scheitlin, Carl Friedrich: del cantón San Gallo ó San Gall (Sankt Gallen,
en alemán) y Catharine Hermine Oettli, nacida en Esperanza, Santa Fe.
Abuelos maternos de Luis, Otilia, Elisa y Lilian Schneiter.
• Luder, Rudolf: maestro. Fraubrunnen, Berna, Suiza. En un párrafo anterior
se dijo que era de Büren, Berna. Son dos localidades cercanas.
• Boll, Carlos: Cantón de Berna. Probable parentesco con Adolfo Boll,
comprador del lote 41.
48
Libro de bautismos, 1857 – 1890
• Schneiter, Charles Joseph: hijo de David (Mont Clon, Vaud, Suiza,
24/12/1845 y de Elisabeth Heiniger (Urdenen, cantón de Berna, Suiza,
13/05/1855). Carlos nació Esperanza el 11/11/1878. Bautizado
06/05/1879. Padrinos: Johann Schneiter y Magdeleine Ischi. Aclara algo:
“…..Amsoldingen, Amtsbezirk (distrito) de Thun, cantón Berna, Suiza.”
• Schneiter, Friedrich Ferdinand: hijo de David y de Elisabeth Heiniger.
Nació Esperanza. 20/11/1879. Bautismo: 18/08/1880. Padrinos Jakob
Lanz y María Schleppi de Lanz.
• Schneiter, Gottlieb Emil: hijo de David y de E. Heiniger. Nacido:
11/02/1881. Humboldt. Bautismo: 16/03/1882, Esperanza. Padrinos
Gottlieb Schleppi y Marie Seppy.
• Schneiter, Anna Bertha: hija de David y de E. Heiniger. Nació
09/06/1882, Humboldt. Bautismo: 05/01/1883, Esperanza. Padrinos:
Friedrich Urfer y Anna Urfer.
• Sigrist, Bertha Emilie: hija de Adolfo y de Margaretha Bischoff. Nació
09/03/1883 en Humboldt. Bautismo: 28/10/1883, Esperanza. Padrinos:
Ernst Sigrist y Emilie Reutemann, de San Carlos. Bertha se casó con
Guillermo Karl.
• Schneiter Emile Henry: hijo de David y E. Heiniger. Nació: 20/10/1883,
Humboldt. Bautismo: 11/01/1884, Esperanza. Padrinos : Henry
Chappuis, Humboldt y Marianne Chappuis.
• Sigrist, Mathilde: hija de Adolf y de Margarethe Bischoff. Nació en
Humboldt, 06/11/1884. Bautismo: Esperanza, 26/08/1885. Padrinos:
Wilhelm Bischoff y Mathilde Gut.
• Schneiter, María: Hija de David (de Amsoldingen) y de E. Heiniger (de
Affoltern, canton Bern). Nació: 15/04/1885. Bautismo: 23/09/1885.
Padrinos Henry Vionnet, francés y María Amigiarde de Vionnet, italiana.
María se casará con el suizo Adolfo Baumann, del cantón de San Gall.
• Seiler, Adolf: nació en Baden, cantón de Argovia, Suiza. (hermano de
Emilio Eduardo y apoderado de varios compradores ante el Escribano
Emilio Díaz de Cruz Alta).
Censo Nacional de 1869
(Ya se encuentran en Esperanza apellidos que estarán vinculados a la historia de
la Colonia Artagaveytia) S: suizo; A: alemán; Ar: argentino)
Stettler, Carlos, S, agric. (familia materna de Federico Scheker padre).
Friedrich, Santiago, 8, Ar (error. Era alemán).
Schuhmacher, Juan, 37, S, agric. (No era alemán?) y flia. (Pedro
Schuhmacher comprará un lote en Artagaveytia).
49
Gutt (apellido correcto es Gut),Enrique, 59, A, labrador (error. Era suizo), esposa
Bárbara e hijos: María, 13, Ar; Samuel, 9; Jakob, 14; Isabel, 21; Andrés, 3;
Andrés, 2. (María se casará con Guido Sieber y será madre de Anna Sieber.
Comprará los lotes 42 y 45).
Reinhard (correcto es Reinhardt), Antonio, 42, A, y esposa Cristina, 43, A e hijo
Felipe, 10, Ar, que comprará el lote 8.
Fritz, Caterina, 6, Ar; Felipe, 9, Ar; y Luisa, 2, Ar. (Felipe comprará el lote 7).
Jappert, José, 33, S, carpintero. Esposa Antonia Erdin, 25, S. Hijos: José, 4, Ar y
Emilio, 2, Ar (que comprará los lotes 9 y 10).
Zerhnder, Domingo, 24, S, carpintero (comprará lotes 20 y 21).
Dickenscheid, Juan, 38, A. (Pedro Dickenscheid comprará el lote 19).
Chatelin (será Chatelain???), Carlos Augusto, 51, S, relojero. Esposa Agustina,
40, S. Hijos: Marta, 16, S y Carlos Augusto, 14, S. (Alberto Chatelain comprará el
lote 57).
Bertram, Juan, 25, A, labradory familia. (Alberto Bertram será peón de Adolfo
Sigrist).
Mergen, Guillermo, 33, A, labrador y esposa Ana María Hilgert, 24, A. Hijos:
Catalina, 20, A; Roberto, 20, A; Margarita, 4, Ar; María, 2, Ar. (Catalina se casará
con Félix Clerici, que comprará el lote 61 y Clara, aún no nacida, se casará con
Quirino Stegmayer).
Knippenberg, Federico, 33, A, labrador. Esposa Isabel Kienen, 32, A. Hijos:
Felipe, 10, Ar; Enrique, 7; Magdalena, 5; Isabel, 1. (Magdalena se casará con
Felipe Fritz y comprarán el lote 7). (Federico Knippenberg falleció en Isla Verde.
Su lápida dice “Fritz Knippenberg”).
Sieber, Santiago, 50, S, carpintero. Esposa Esther Scheller, 40, S. Hijo: Guido,
17, S, que se casará con María Gut y serán suegros de Alejandro Bischoff. Su
viuda comprará los lotes 42 y 45).
Jappert, Antonio39, S, labrador. Esposa, Susana, 28, S. Hijos: José, 4, S; Emilio
¾, S; y María, 2, S. (Será éste el –Emilio Jappert que comprará los lotes 9 y 10 o
será el otro, ya visto?).
Birchmeyer, José, 49, S, talabartero. Esposa Catalina Bächli, 29, S. Hijos: José,
7, S; María, 6, S; Rosina, 5, S; Paulina, 2, S.
Censo Provincial de Santa Fe, 1887
(S: suizo; A: alemán; Ar: arg.; C: cat.; P: prot.) Atención: los datos que
consignan los censistas adolecen a menudo de errores!!! La copia es textual.
Negrita: nombres relacionados con Colonia. Artagaveytia.
Esperanza, zona urbana
50
Luder; Rodolfo: 41, S, carpintero, P; esposa María, 27; hijos: Ángela, 10;
Leonor, 8; Carlos, 6; Carmen, 4; Otto, 2.
Karl, Guillermo, 48, A, talabartero,; esposa Ana María, 46; hijos: Felipe, 18; Ana
María, 15; Enrique, 13; Carolina, 12; Guillermo, 10; Margarita, 6; Pabla, 3.
Friedrich, Santiago, 23, A, pulpero; esposa Elisa, 20, A.
Esperanza, zona rural
Stegmayer, Santiago, 56, A, agricultor, C; esposa Margarita Dickenscheid, 53, A,
C; hijos: Filipina, 17, A; Quirino Teobaldo, 15, A.
Mergen, Guillermo, 51,A, agricultor, C; esposa Ana María Hilgert, 42, A, C; hijos:
Catalina, 23, Ar; Clara, 21, Ar; Gertrudis, 20, Ar; Guillermo, 18, Ar; Jorge, 17, Ar;
Martín 13, Ar; Antonio, 12, Ar; Miguel, 10, Ar; Josephine, 9, Ar. Jorge, con final
trágico en la mudanza; Catalina, casará con Félix Clerici. Clara casará con
Quirino Stegmayer):
Müller, Carlos, 40, A, agricultor, P; esposa María, 27, A,P; hijos: Carlos, 8, Ar;
Catalina, 7, Ar; Elisabeth, 6, Ar; Pablo, 5, Ar; Susana, 4, Ar; Guillermo, 0, Ar.
Pablo casará con Josefina Sieber).
Humboldt, zona urbana
Seiler, Emilio, 31, S, zapatero, C; esposa Bárbara, 23, S, C.
Hermann, José, 35, S, molinero, C; esposa Juana, 30, S, C; hijos:
Ermina, 7; Florentina, 4; Alfredo, 0. (Hermina se casará con Federico Schneiter)
Humboldt, zona rural
Sieber; Guido, 35, S, agricultor, P; esposa maría, 30, ar; hijos: Ana, 14; Roberto,
13; María, 19; Sofía, 19; Josefina, 7; Juan, 2. (Ana casará con
Alejandro Bischoff).
Jappert, Antonio, 57, S, agricultor, C; esposa Susana, 46, S, C; hijos: José, 22;
Emilio, 18; Elisa, 17; Juan, 15; Verena, 14; Emerencia, 10; Cesárea, 8; Cristina, 7;
Sofía, 4; Santiago, 1. (Emilio comprará lotes 9 y 10).
Schneiter, David, 42, Ar, agricultor, C; esposa Elisabeta, 32, Ar, C; hijos: Carlos,
8; Federico, 7; Ana, 5; María, 2; hermano, Luis, 40.
Bischoff, Elisa, 60, S, agricultora, P; hijos: Adolfo, 30, SP; Guillermo, 27, S, P;
Alejandro, 20, S, P. (Guillermo y Alejandro comprarán seis lotes).
Sigrist, Santiago, 56, S, agricultor, P; esposa, Ana,53, S, P; hijos: Emilio, 28,S;
Adolfo, 27, S y esposa Margarita, 28, S, P e hijas: Berta, 4, Ar; Matilde, 2, Ar;
Rosa, 0, Ar.
Jappert; José, 50, S, agricultor, C; esposa, 44, S, C; hijos: José, 22, Ar; Emilio,
20; Ar; Juan, 17,Ar; Felipina, 9, Ar; María, 7, Ar; Francisca, 5, Ar.
Birchmeier(así los escribían también en Suiza), José, 64, S, agricultor, C; Esposa
Catalina, 46, S, C; Hijos: José, 25, S y su esposa Lena, 20, S, C; Paulina, 19, S;
Juan, 16, Ar; Agustín, 11, Ar; Juana, 7, Ar; María, 5, Ar.
51
Zehnder, Domingo, 42, S, C; esposa María, 53, S, C; hijos: María, 16, Ar; Elena,
16, Ar; Teófilo, 12, Ar.
Reinhardt, Felipe, 29, Ar, P; esposa María, 25, S, C; hijos: Pedro, 8, Ar; Alberto,
5, Ar; Magdalena, 3, Ar; Andreas, 2, Ar.
Fritz, Felipe, 27, Ar, agricultor,P; esposa Elena, 24, Ar; P; hijos: Felipe, 1, Ar;
Caspar, 0, Ar; Cuñada: Knippenberg, Cristina, 12, Ar, P.
Censo Nacional de 1895. Levantado el 10 de mayo de 1895
Colonia Artagaveytia
Bis, Federico,32, A, colono, soltero; Bis; Juan, 20, A, colono, soltero y Martínez,
18, Ar, jornalero, soltero.
Friedrich, Santiago, 31, A, colono; Elisa, 28, A, esposa. Hijos: Guillermo, 8, Ar;
Margarita, 6, Ar; Elena, 4, Ar; Leonor, 2, Ar; Teodoro, 1, Ar.
Bischoff, Alejandro, 29, S, Colono. Esposa Ana, 23, Ar; Hijos: Olga, 4 (nadie la
conoce ni tiene noción de quién es), Arnoldo, 2 y Ana, 2. Rosses, Roberto, Ar,
jornalero.
Sigrist, Adolfo, 35, S, colono: Esposa Margarita Bischoff, 36, S. Hijos: Berta, 12,
Ar; Matilde, 10; Rosina, 8; Adolfo, 6; Guillermo, 5; Ana, 3; María 1. Soiller,
Santiago, 25, A, jornalero (Será Santiago Zoller, que figura como cofundador de la
escuela de la colonia?).
Stegmayer, Quirino, 28, A, colono. Esposa Clara Mergen, 25, A (era Argentina).
Hijos: Gertrudis, 5 y Quirino, 1. Hermano Teobaldo, 23, A, colono.
Esperanza, zona rural
Dickenscheid, Pedro, 44, A, agricultor.
Schuhmacher, Pedro, 54, A, comerciante
Müller, Pablo, 13, Ar.
Con los resultados arrojados por el censo vemos que no todos los colonos
estaban ya radicados para mediados de 1895 en la colonia. De cualquier manera
faltan varios, que tampoco se encuentran en el censo de Esperanza del mismo
año. En 1895 se radican también Fritz, Seiler, Schneiter, Chatelain. Queda para
dilucidar a futuro.
Saladillo, zona rural
Barrera, Calisto, 52, hacendado, Ar. Esposa Felipa, 40, Ar. Hijos: Octaviana, 24;
Teresa, 22; Victoria, 20 (se casará con Celestino Villarreal); Magdalena, 16;
Pastora, 14; Adelaida, 11; Calisto, 8.
52
Información estadística, 1897
Pedanía Caldera. Fundada por Artagaveytia Hermanos en 1892. Propietarios:
Artagaveytia Hermanos y otros. Administrador: Santiago Friedrich. Extensión:
10.824 has. Superficie cultivada: 2.200 has.
POBLACIÓN
Familias: 22
Habitantes: 112
Construcciones
de material: 9
Construcciones
de barro: 14
NACIONALIDAD
Familias argentinas 1
Familias italianas 1
Familias francesas: 4
Familias alemanas 4
Familias suizas 12
EXTENSIÓN DE LOS CULTIVOS
Árboles 65
Trigo, has. 1.500
Lino, has. 300
Maíz, has. 200
Alfalfa, has. 200
MÁQUINAS Y ÚTILES
Arados 65
Espigadoras 11
Rastras 35
Rodillos 3
Sembradoras 3
Desgranadoras 1
Carros, zorras o chat 30
Trilladoras 2
Motores a vapor 2
Carruaj/tilburys/jardiner 3
53
GANADERÍA
Bueyes de labor 200
Caballos o mulas 400
Vacas lecheras 300
Otros vacunos 600
Cerdos 80
COSECHAS
Trigo 9.800 q. $6 68.600
Lino 200 q. $7 1.400
Maíz no cosecha.
Alfalfa para las haciendas
de la colonia _______
total $70.000
VARIOS
Tierra vegetal, centímetros 35.
Agua a 11 m, buena.
Extensión de las concesiones: 168 has.
Valor de la hectárea: $20.
Dista: 55 Km al norte de la estación
Arias del F.C.G.S.S.F. y C., con puerto
de embarque en Villa Constitución.
LÍMITES
Norte: colonia Baldissera; Sud: colonia Isla Verde; Este: colonia Progreso;
Oeste: Campo Florinda.
PROPIETARIOS: 25
OBSERVACIONES: las sementeras de trigo y lino han sufrido bastante por
langostas y heladas. Las familias colonas son propietarias de la tierra que cultivan.
Esta colonia ha enajenado hasta el presente 3.600 has. de terreno y restan por
vender 7.224 has. No hay familias arrendatarias. No está acogida a la ley de
colonias. Firmado: Santiago Friedrich
CHARLES BREHNER KRABBÉ
Nacido el 12 de Junio de 1818 en Falmouth, Cornwall, Inglaterra, hijo del
cirujano Charles Frederick Herman Krabbé. Se casó en 1847 con Sarah Isabella
Dale. Tal vez llegó por primera vez a Buenos Aires en 1849. Conocido
comerciante de dicha ciudad, fundador de la firma Jordan y Krabbé, fue director
54
del Banco de la Provincia de Buenos Aires. Murió el 22 de enero de 1875 y fue
sepultado en el cementerio protestante de la calle Victoria, en Buenos Aires.
Deja a sus hijos las siguientes propiedades: la mitad de Negrete; la estancia
San Carlos, de 1 ½ legua, en 9 de Julio; una quinta y casas que construyó en la
antigua quinta Waterloo; casas en Barracas sobre terrenos comprados a la viuda
del Almirante Brown; dos casas en la calle Viamonte; una estancia de cuatro
leguas en Fraile Muerto, Córdoba, comprada al gobierno en 1866; terrenos en
Temperley y en Lomas de Zamora; acciones del Banco Nacional y del F.C.C.A..
La estancia descripta como en Fraile Muerto, hoy Bell Ville, es la suerte
número 46, serie A de la provincia de Córdoba, que heredó su hija Mary Helen,
nacida en Río de Janeiro el 27 de Agosto de 1849, probablemente en la Legación
Británica de dicha capital, y bautizada en Montevideo.
María Helena o Mary Helen se casó el 13 de marzo de 1867 con el escocés
de Fifeshire, Archivald Williamson (1836 – 1885), arribado al país en 1860.
El 4 de noviembre de 1884, las tierras de Fraile Muerto son vendidas a
Manuel y Ramón Artagaveytia.10
RAMÓN ARTAGAVEYTIA
Nació en 1840 en Montevideo. Hijo de Ramón Fermín y de María Josefa
Narcisa Gómez y Calvo. Su familia estaba vinculada al mar. Justo antes de morir
su abuelo regaló a su padre un remo dedicado, con las siguientes palabras:
“sabiendo como usarlo, nunca tendrás hambre. Tus ancestros han sobrevivido
siempre gracias al mar. Este es tu destino. Síguelo”
Horacio Artagaveytia, hacendado, ingeniero agrónomo, piloto civil y padre
de seis hijos publicó en1996 un libro llamado Raíces y Memorias, en el que narra
la historia de su tío abuelo. Horacio es hijo de Enrique y nieto de Manuel.
Manuel y Ramón eran socios. Nacieron en medio de la Guerra Grande, en
el Cerrito. Se criaron en plena revolución. Su padre fue el jefe del “Batallón de los
Vascos” que servía a Oribe. Su madre era hermana de Leandro Gómez, el héroe
de Paysandú.
El 24 de diciembre de 1871 Ramón sobrevivió el incendio y naufragio del
“América” frente a Punta Espinillo, Uruguay. De 164 pasajeros sólo sobrevivieron
65. Ramón escapó saltando al agua y nadando hasta la costa. Muchos pasajeros
murieron calcinados. Esto dejó a Ramón emocionalmente afectado.
En 1905, Ramón decide que su sobrino Enrique comience a administrar la
estancia que tenían en Guaminí, provincia de Buenos Aires y un haras de caballos
de carrera. Los campos tenían diez mil hectáreas. Les fueron entregados por
Avellaneda y Roca en 1881 y estaban en la zona fronteriza con los indios. La
10 Hanon, Maxine. Diccionario de Británicos en Buenos Aires.- 1ª. Ed.-Buenos Aires: el autor, 2005
55
familia había colaborado en la campaña al desierto. Ramón era un pionero
autoritario y muy querido. Al no tener hijos, luego de cierta edad se dedicó a viajar.
Enrique contaba que luego de un par de días en la estancia, no podía con
su genio y comenzaba a planear algún viaje. Ramón y Manuel eran
tremendamente unidos, al punto que se escribían todos los días. Una vez Ramón
le avisa a Enrique que viajaba para la estancia, pero como había huelga de trenes,
decide viajar a Europa y luego participar del viaje inaugural del Titanic. En
Europa quería visitar a una hermana en París y a su sobrino Aurelio Arocena,
cónsul de Uruguay en Berlín.
El 9 de Febrero de 1912 le escribió a Enrique Artagaveytia: “Finalmente voy
a viajar y, sobre todo, dormir tranquilo. El naufragio del América fue terrible!... Las
pesadillas aún me atormentan. Aún en los viajes más tranquilos, me despierto en
el medio de la noche con terribles sueños y sintiendo siempre las mismas fatídicas
palabras: fuego! fuego! fuego! He llegado al punto de encontrarme en la cubierta
con el salvavidas puesto”.
“No puedes imaginarte, Enrique, la seguridad que brinda el telégrafo.
Cuando el América se hundió nadie respondió a las luces pidiendo ayuda. Los
que nos vieron desde el barco Villa del Salto no respondieron a nuestras señales
luminosas. Ahora, con telégrafo a bordo, aquello no volverá a suceder. Podemos
comunicarnos instantáneamente con todo el mundo”.
Abordó el Titanic en Cheburgo el 10 de Abril de 1912. Su numero de
cabina no se conoce.
Carta a su hermano Adolfo:
“11 de Abril de 1912
Cerré mis ojos y me embarqué en este enorme buque. Un
camarero tomó mi valija y la llevó al tercer piso. Fuimos al comedor,
salón C.
Mi cabina es muy confortable, calefaccionada con electricidad. Está
puesta toda la noche pues hace mucho frío. Conocí a un diplomático
mejicano y al señor Amingo Díaz.
12 de Abril de 1912
Recorrí todos los corredores para ver todas las habitaciones.
Algunos accesorios están hechos de madera. Las sillas verdes eran
muy lindas. Ahora puedo visualizar Irlanda y estoy terminando esta
carta”.
Existen dos versiones opuestas respecto de la postura que habrían
adoptado Artagaveytia y los Carrau, también uruguayos, en el momento en el que
se preparaban para abandonar el Titanic. Un pasajero de segunda clase dijo que
los Carrau y Artagaveytia lo tomaron en broma cuando él estaba por abordar un
bote salvavidas, diciéndole que era tonta tal actitud y que solo lograría resfriarse.
56
Por el contrario, un pasajero de primera dijo haberlos visto apoyados contra la
balaustrada, con más apariencia de muertos que de vivos.
Ramón Artagaveytia rehusó subirse a un bote salvavidas, como le hubiera
correspondido por su rango de pasajero de primera clase.
Su cuerpo fue hallado una semana después por la nave Mackay-Bennett,
enviada al lugar del desastre por la White Star Line, la compañía naviera
propietaria del Titanic
Al recuperar su cuerpo congelado, se llenó una ficha con los siguientes
datos:
Nº 22-Masculino-Edad estimada, 60-Cabellos grises
Vestimenta: sobretodo azul, traje azul, chaleco blanco, botas negras, medias
púrpura, dos gemelos con las iniciales “R. A.”, calzoncillos rosados marcados “R.
A.” Efectos: reloj, cadena y medallas con el nombre grabado, llaves, peine,
navaja, estuche de lentes, 27 libras en oro, 20 dólares en oro y 64 en billetes.
Sus restos fueron enviados a Nueva York. Desde allí el Cónsul Uruguayo
en Halifax los remitió a Montevideo, donde llegaron el 18 de Junio de 1912 en una
caja de cinc. Fueron sepultados en el Cementerio Central de Montevideo.
Hasta ahora no he hallado datos acerca de si Carlos Brehner Krabbé o si su
hija María Elena K. de Williamson con su esposo Archivaldo Williamson hollaron
alguna vez la suerte 46 A que compraron y poseyeron durante casi dos décadas.
Tampoco sé si ellos explotaron esta tierra. Es casi seguro que sólo fueron
propietarios, sin llegar a la explotación de la suerte 46 de la Provincia de Córdoba,
ya que no hay ninguna referencia de ellos en la zona, ni rastros de un casco que
ellos hubiesen fundado a los efectos de llevar adelante una explotación ganadera
En cuanto a la presencia de Ramón Artagaveytia en esta zona no hay
datos. Su familia no tenía información de que Ramón y Manuel hubieran fundado
una colonia que lleva su apellido. Es probable que los Artagaveytia crearan la
colonia como un negocio inmobiliario y que no desarrollaran en ella una
explotación rural.
Artagaveytia Hermanos pagó por la suerte 46 A $22.773 m/n y vendió 68
lotes, a $3.500 los primeros y a mayor valor años más tarde, con lo cual obtuvo
más de $240.000 m/n, a lo que hay que deducirles todos los gastos de
escrituración, mensura de lotes, publicidad, etc. Esto indica que fue un buen
negocio.
PARAFRASEANDO A SARMIENTO
De la obra “Facundo” de Domingo Faustino Sarmiento, deseo transcribir
unos párrafos, no para censurar el estilo de vida del gaucho, sino para rescatar la
idiosincrasia de los inmigrantes alemanes. Así escribía Sarmiento en el capítulo
primero de dicha obra:
57
“Da compasión y vergüenza en la República Argentina comparar la colonia
alemana o escocesa del sur de Buenos Aires y la villa que se forma en el interior:
en la primera, las casitas son pintadas; el frente de la casa, siempre aseado,
adornado de flores y arbustillos graciosos; el amueblado, sencillo, pero completo;
la vajilla, de cobre o estaño, reluciente siempre; la cama, con cortinillas graciosas,
y los habitantes, en un movimiento y acción continuos. Ordeñando vacas,
fabricando mantequilla y quesos, han logrado algunas familias hacer fortunas
colosales y retirarse a la ciudad, a gozar de las comodidades.
La villa nacional es el reverso indigno de esta medalla: niños sucios y
cubiertos de harapos, viven con una jauría de perros; hombres tendidos en el
suelo, en la más completa inacción; el desaseo y la pobreza por todas partes; una
mesita y petacas por todo el amueblado; ranchos miserables por habitación, y un
aspecto general de barbarie y de incuria los hacen notables.”
FIN
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