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¡Basta ya! Boletín Literario Año 8 – n° 127 Diciembre 2012 Córdoba Argentina $10

Basta ya Diciembre 2012 - Le chasseur abstrait · Hecho el depósito que marca la ley 11.723. Se puede reproducir con cita de autor y fuente. Contacto: eduardoplanas2001@hotmail

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¡Basta ya! Boletín Literario

Año 8 – n° 127

Diciembre 2012

Córdoba

Argentina

$10

¡Basta ya! Boletín Literario

Año 8 - nº 126 –Diciembre 2012

Director: Eduardo Alberto Planas.

Colaboradores permanentes: Lily Chavez, Héctor Aldo Valinotti, Alfredo Lemon, Jorge Luis Carranza, Silverio Enrique Escudero,

Sergio Pravaz, Jorge Torres Roggero. Suscripción gratuita. Registro Propiedad Intelectual nº 598958. Hecho el depósito que marca la ley 11.723. Se puede reproducir con cita de autor y fuente. Contacto:

eduardoplanas2001@hotmail. com

www.boletinliterariobastaya.blogspot.com

Contenid0s

Arroyitos – Jorge Luis Carranza

Huérfano – Marcela Rosales

Parecía un guerrero – Nito Biassi

12/12/2012 De predicciones, calendarios y plazos – Alfredo Lemon

La vida en que sueñas de Laura García del Castaño por Gastón Sironi

Una cosa trae la otra – Que el Durmilí cante en la ventana un villancico – Lily Chavez

Refugio - Mely Almada

El coso de al lao… por Silverio Enrique Escudero

El pescador de troncos – Héctor Aldo Valinotti

El mural de Siqueiros

El movimiento muralista mexicano – Sergio Pravaz

Las cartas del amor – Eduardo Alberto Planas

Alicia y John: Una historia de amor signada por los tiempos – Rosy Goldman

El hermano luminoso (José Pedroni, 1899-1967) – Jorge Torres Roggero

Crepúsculo – Selva Furlan

Artesano – Luis Héctor Gerbaldo

Entrevista a Martha Crosby, Presidenta de la Sociedad Peruana de Poetas – Eduardo Planas

El Ojo de la Madera – Alicia Alvarez Bonaparte

Grupo escritores en Blackpool

Arroyitos

El silencio esta noche

lo toma todo.

La linterna interior

recorre los pliegues del pasado

y se demora en rincones

de ternura y de dolor.

En el cielo raso pasan

constelaciones de rostros

de aquellos con los que

comenzó un diálogo

hace tiempo

que aún perdura.

De deberle tanto a tantos

siento que,

en un punto

no le debo nada a nadie.

Esa certeza es

mi gratitud hacia ellos

que a su vez no me deben nada.

Arroyitos que confluyen

natural y casualmente

mezclando sus aguas

una y otra vez.

Sube el sueño por el cuerpo.

La abrazo

y se deja abrazar.

Desde hace mucho

su hilito de agua y el mío

se llevan bien.

Todo eso agolpado en el pecho,

noche adentro.

Jorge Luis Carranza

Huérfano

“ es un fragmento de madre el que reina sobre el niño

que se hunde” Albucius

La balsa precaria estalla en fragmentos de madera y carne humana. Con rodillas y manos la mujer frena el impacto (en la nuca el latigazo dura más de treinta años). Sacude la cabeza y olfatea el rastro de los suyos. Por el hedor a muerte conoce que ha llegado. Se pone de pie sobre el túmulo de cuerpos: morena Hécuba de labios agrietados. Busca su voz y sólo encuentra un graznido, un gruñido extraño. Desde la frente hasta el cuello surcos blancos anillan el hocico negro tallado a sal de mar, a mar de llanto. A sus espaldas, son miles los hijos devorados por las olas, la noche, el terror, la tortura, el odio, el espanto,

y por los sueños –sueños al fin- truncados. Pero la madre enmudecida no voltea, perra encendida de piedra y fuego avanza. Lleva ante sí la imagen del hijo de sus hijos, el huérfano de náufragos: el que creció sin historia porque se la robaron. El que exige justicia. El que guarda memoria. El que porta en su nombre Todos los nombres y en sus brazos, mañanas. El que promete dones. El que restaña. El que reconcilia con la vida y el canto. ¡Dónde estás Polidoro! - ladra Hécuba y alza su nombre temblando. Marcela Rosales Ciudad de Huecos Alción, 2011

Poetas de Córdoba: Marcela Rosales

Parecía un guerrero a Adrián Tulián Parecía un guerrero de otros tiempos con su barba entrecana y su mirada perdida, sus manos callosas por lanzas tacuaras. En su sangre llevaba la estirpe de los que habitaron esta tierra. Parecía un vigía que en los cerros oteaba la llegada del enemigo que le venía a robar. Su piel curtida tenía el nombre de su raza. Algunos lo llamaban aborígenes, otros pueblos originarios, otros los nombraban Comechingones. Todo esto parecía y quizás mucho más, sino hubiera estado tirado en una cama de hospital, perdido en su mundo de nebulosas inciertas, perdido en un mundo que no respeta ni su cultura, ni su forma de pensar. Y me pregunto, triste y desesperanzado, ¿Cuantas, pero cuantas veces y de cuantas maneras los hemos de matar? Nito Biassi Poemas de Guardia - Plaqueta 2012 Luzbelito Ediciones www.luzbelitoediciones.blogspot.com

12/12/2012 / De predicciones, calendarios y plazos

Este es un tiempo que pone a prueba el espíritu de los hombres.

Ni fin de la historia ni apocalipsis:

el mundo está en búsqueda.

El ser no muere porque pertenece al Todo,

mueren las cosas y las formas,

muere nuestro cuerpo respecto a lo demás.

Sólo resulta cierto el puro devenir. Todo es ahora. Nada es distinto. Hoy es mañana. Ayer es hoy.

Cada gota rueda río abajo

y al correr fuera del cauce

se vuelve única y necesaria.

Siglos, ciclos, tránsito:

la realidad no es más que el argumento de una antigua fantasía.

Cualquier suceso desborda nuestra previsión.

Sólo cuando pierdas la calma el enemigo atacará antes de hora. Alfredo Lemon

La vida en que sueñas, de Laura García del Castaño por Gastón Sironi

Un libro es un viaje, una fortuna y un sueño. La vida en que sueñas nace en Córdoba en uno de los momentos más fértiles que podamos recordar: afortunadamente, se hace difícil ya seguir el ritmo de los libros que se escriben y editan en la ciudad, que también van creciendo en calidad y diversidad, y en cruces cada vez más ricos con las artes visuales, la música, el teatro. Éste es un tiempo que tenemos que honrar para merecerlo, por dos razones: porque somos herederos de personas valiosas y valientes que trabajaron para esto, como el editor Alberto Burnichón, asesinado por miserables, cuya memoria nos corresponde a nosotros preservar. Y porque estos tiempos fértiles no son sólo nuestros, como la tierra, sino de nuestros hijos y de los que vienen después, y no logro imaginar una razón más poderosa para defenderlos.

El trabajo permanente de Carlos Ferreyra al frente de Recovecos honra este momento. Con humildad y generosidad, reúne en su catálogo literaturas de diversas procedencias, generaciones y estéticas, mientras apuesta por lo bueno de lo nuevo.

Entre las voces jóvenes, sin estridencias ni esnobismos, Laura García del Castaño viene desplegando una trayectoria sólida y personal: en sus anteriores publicaciones, desde su página La palabra sembrada y también en La Bandada, el espacio de poesía que cada miércoles sostiene junto a sus compañeros.

El primer contacto que tuve con la poesía de Laura fue en una noche amable, en otro espacio de lectura, la Manchancha de Poesía, en la Biblioteca Popular María Saleme. Otra vez los nombres para evocar. Otra vez los espacios fértiles, sostenidos con amor y libertad.

Laura leía unos papeles arrugados y su voz fue ganándose un silencio ritual, entero. Cuando la noche terminó partí con el regalo de esas hojas, que reaparecieron ahora gracias a este libro que nace.

Les voy a leer ahora algo de aquello, que aunque no está en el libro comparte con él un hilo sutil, una misma costura tramada con ese hilo tristísimo, como ella misma escribe, y permite ver un camino de escritura que ahora pasa por La vida en que sueñas:

Vivo y ardo bajo mis escombros

entro al pasado por una de mis llagas

como un destino que se dobla

por la línea de las manos para no cumplirse.

Olvido como me traiciono.

No puedo soñar a veces.

Vivo como un idioma que se va perdiendo.

Invertida en las cartas que la vida arroja como panes

pude haber visto el amor, el dinero y el hijo.

Amo como me desnudo, sin quedar desnuda.

Dejándome ver en pequeñísimas partes que no muestran la gravedad del todo,

su fuego.

Vivo como duermo, muerta de frío, destapada en los pies, descuidada en su base.

Me arrastro como la tormenta cortada por el poema.

Adentro tengo el miedo clavado como un rayo de la locura.

Vivo como respiro, respiro dentro de un pájaro que agoniza

al que yo le disparé, en memoria de mi falta de viaje.

Vivo como disparo sin piedad, para no volver a vivir.

En la cadencia certera de los versos de Laura, a la par de una música se condensa una filosofía. La materialidad de las palabras construye la casa de un pensamiento. Dice:

En la ceguera

está la visión que nos falta

como en el sueño

el resto de vida que no despierta

En la condición física de las palabras puede cifrarse una metafísica. También en la forma en que los poemas se han puesto en la página: sin títulos, avanzando sobre el blanco un centímetro más y después otro, el libro nos va llevando de las narices por un sendero difícil y a la vez irresistible: el viaje o su falta, la muerte, el olvido, que es la muerte en vida. La música de Laura no es funcional a nada: queda sonando ahí donde duele, mientras denuncia todo lo que la amenaza:

sólo está a salvo quien conoce la música

quien ha afinado una herida

quien ha crujido un compás frente a las propias tumbas.

En el centro del libro, un verso dice El poema es sólo esto y da inicio a una declaración de principios y de fines. La poesía de Laura es honda, y para apreciar su hondura hay que nadar abajo, más abajo, demorando la apnea como si sumergirse fuera otra estrategia para respirar. Para respirar más allá, donde no hay aire. Así como trajina la mariposa de Dulce María Loynaz, que aletea sobre este libro, así como por una gota de miel vuela toda una tarde, que es toda su vida, Laura escribirá toda una vida para reunir una gota de silencio, que es la palabra más corta.

Les convido otro breve trago de su poesía. Estos versos no están en el libro, pero tal vez condensan su poética:

El único talento consiste

en la habilidad

de partir el poema

para que alcance

toda su paz

hasta que vuelva el ardor.

Gastón Sironi

Una cosa trae la otra Por Lily Chavez

Que un Durmilí cante en la ventana un villancico. Temperaturas de más de 30º y el agobio y el mal humor hasta que refresca un poco. Es una bendición entonces la lluvia que intensifica el verde de las plantas y alegra el corazón de los pájaros.

Los que aún tenemos la suerte de vivir en un barrio, en casa con patio y gorjeos podemos vivir la euforia de la naturaleza. Y eso me llevó al recuerdo de mi infancia, del campo, de la Córdoba que se pierde en caminos desolados donde la gente vive de un modo muy diferente.

Y precisamente, este aislamiento hace que no sepamos lo que sufre la gente por la pérdida de bosques, de especies autóctonas, de fauna, no sepamos de la crueldad de los desmontes, de los incendios provocados. Cuando era niña era un placer inmenso que mi abuelo me llevara a Las Peñas, a San Francisco del Chañar, La Dormida y otras localidades del norte cordobés. Era verdaderamente una fiesta que cruzaran el camino un conejo de los palos, un cuis, una liebre, un quirquincho, una iguana colorada. Sentir las “discusiones” de cientos de loros barranqueros en la intimidad de sus admirados nidos. Reconocer hoy gracias a esa infancia, un cardenal amarillo,

una reina mora, un churrinche, o los chororó; extrañar no ver más los Durmilí, que intentaban pasar desapercibidos, entre las ramas de los árboles, por su plumaje mimético y su quietud pero les era imposible por su canto trisilábico y melancólico. Recordar lo hermosos que son los árboles de brea en flor y cómo se juntan las abejas sobre las flores del quimilo. La gente de campo dice que quienes

talan árboles no saben que por ejemplo el quebracho blanco no dispersa sus semillas más allá de unos pocos metros y por lo tanto, si hay incendios o desmontes, es difícil de recuperar estas especies y crecen otras que por lo general, son perjudiciales.

Cuando niña me gustaba ver los cabritos andar entre las piedras, ver como tiraban de las ramas del Ancoche para comer de sus frutos o del mistol, árbol generoso que además daba sombra o se alimentaban con las flores de las cactáreas sin temor a las espinas. Si habremos comido mistol también nosotros, con la advertencia de los mayores: ojo, que el mistol del zorro o Granadillo tiene frutos parecidos pero son muy amargos y salíamos corriendo creyéndonos expertos.

Ricardo Rojas dice en “El país de la selva” …”¿Notaste ayer, a la sazón del alba, /invasores

armados de aceros / pululando en la selva? Pues

son los hijos de ella, y / vienen a destrozar a la

madre…”

Vamos perdiendo conciencia de lo que debemos preservar, casi diría que nos importa poco y nada y que quienes defienden la cuestión ecológica, son unos pocos locos…unos pocos.

Les aseguro – que mientras voy escribiendo – no puedo creer estar hablando de esto, pero así me pasa con Una cosa trae la otra. Pensando el tema había decidido hablar sobre la navidad, ya tan próxima y la lluvia cambió el curso de mis arroyos interiores.

Y en esto de la navidad también afloran recuerdos de los abuelos. Décadas atrás era una fiesta absolutamente religiosa y de unión familiar. Todavía se cantaban villancicos, de iba a Misa de Gallo, se esperaba al Niño Dios con una inocencia recién estrenada.

Se comía también, claro, y mucho y bien, también había ilusiones partidas, regalos que no eran los pedidos por carta, pero los valores familiares estaban intactos y tal vez lo que más se nota hoy, lo

que más añoramos otras generaciones sea el respeto y los valores.

Quizás, una reflexión sincera, del corazón, nos ayude a valorar en estas Fiestas lo que tenemos y armonicemos con quienes hemos tenido diferencias. Hacer un balance que nos permita equilibrarnos como seguramente lo haré en este final de año, deseándole a la familia, a los amigos, a los integrante del Basta ya! y sus lectores: SALUD , AMOR y PAZ.

Y volver en el 2013 a encontrarnos charlando de todo un poco, con la alegría y la expectativa que genera el nacimiento de un nuevo año. Estrenemos el almanaque con el mayor optimismo.

¡FELICES FIESTAS!

Refugio

Mi cuerpo blando

fatigado

se desploma.

Me extiendo en cruz

boca abajo

muerdo las entrañas

de la tierra.

Balbuceo un ruego

una explicación

a tantos intentos fallidos

para destruir las sombras.

Hasta en mi bocanada

débil de vida

busco la significación

de lo insignificante.

Y todo es silencio.

Pero esta entrega

no es darme por vencida

Mis huesos están calientes

y en mi sangre retengo

aquel grito primigenio

al sentir

que algo de infierno

me pertenecería

en esta herencia

de humanidad.

Solo resta

mover mi cuerpo

refugiarme

en mis latidos

tus latidos.

Mely Almada

El coso de al lao… Enrique Silverio Escudero No importa que pierdan mil primicias. Que estemos a días de las elecciones en Venezuela y Chávez, medio asustado, grite un poco más de lo habitual. No interesa que Irán tenga la bomba atómica y Estados Unidos lo mire cruzado. Qué la crisis europea de por tierra con los sueños de griegos, españoles, italianos y portugueses. Tampoco que China piense en “limpiar” a Japón para transformarse en la potencia dominante del Lejano Oriente y, de paso, saldar, antiguas diferencias que vienen de los tiempos de los samurais; que la frontera de las Corea se recaliente o, que los musulmanes sigan en las calles clamando venganza y los talibanes tomen el poder en Afganistán mientras se velan las armas que se utilizaran en la Tercera Guerra Mundial… Todo puede esperar un poco más. Nada cambiara, en demasía. El escenario seguirá siendo el mismo o habrá que iluminarlo de otra manera. Hay cosas más importantes de que ocuparse en la vecindad aunque se venga abajo el mundo. La ciudad se puso sus mejores pilchas; sollozaron los violines, los fuelles se estremecieron y se escucha el rumor de una orquesta. Hay ruido de fiesta y festeja el coso de al lao…

No es para menos. Efraín U. Bischoff, mi vecino más cercano desde hace más de una década –en esta barriada que se llama Comercio y Justicia-, cumplió, apenas, rozagante y optimista, sus primeros 100 años… ¡Qué vecinito tenés, papá!, decimos como dice, de sí mismo, todas las mañanas, el “lapicero” de la esquina –que paga más que la “oficial” – acostumbrado a comerse los “pelpas” cuando la yuta lo aprieta.

Efraín es la Historia de Córdoba. El maestro que, todos, a lo largo de generaciones, hemos querido tener. De su mano recorrimos la historia de Córdoba. No es una exageración que busca ganar una disculpa por algunos malos modos, olvidos y, alguna que otra pedrada tirada sobre la tapia. Lo es por derecho propio. Su Historia de Córdoba, recientemente reeditada, es imprescindible. Se asemeja a los mapas de los tesoros escondidos que poblaron el imaginario de nuestra infancia. Guarda, todas –y

cada una- de las claves y secretos del poder en Córdoba. Sus Salieri hemos gastado, sin decirlo, sus páginas, sí, casi en la clandestinidad, porque no podíamos ni debíamos, ser diferentes. Necesitábamos, como Pedro, negarlo. “Pegarle a Bischoff” es un deporte practicado asiduamente en ciertos círculos que sueñan con ser, con la pinta de Carlos Gardel. Efraín ríe comprensivo… Sabe, y no lo dice, por pudor, que somos apenas unos cuscos chicos que pretenden morder sus talones; que, muchas veces, la mayoría somos incapaces de hacer un círculo sin la ayuda del culo de un vaso. Y, eso es lo lamentable, tiene razón.

Supo ganar su lugar por prepotencia de trabajo. Esa es la diferencia que lo mantiene lúcido, activo, pícaro, mordaz, polémico. Tan polémico como cuando desnudó las miserias del Deán Gregorio Funes y motivó la ira de los “funistas” que, intentaron, infructuosamente, de todas formas, desdecirlo, desacreditarlo. O, cuando, “leyó” el Escudo de Córdoba, en la misma clave que había inspirado a Jerónimo Luis de Cabrera su diseño y, motivó la rabiosa reacción de Felipe II y el coro genuflexo del Consejo de Indias, en contra del Fundador.

Elegir cuál es su obra capital, más allá de su imponente Historia de Córdoba, es tarea difícil. Dos, tres, cuatro… títulos. Arbitrariamente anotamos algunos al correr de la pluma. San Martín en Córdoba (1950), La Espada de Artigas (1966) e Imagen biográfica del doctor Manuel Lucero (1988), conforman, a nuestro criterio, parte de lo mejor de su obra como historiador. Aunque es menester, para no salir escaldado, avisar que esperan, en un anaquel de su casa, una treintena de trabajos, como su monumental Historia del Periodismo en Córdoba –en tres abigarrados tomos- que nos pueden sorprender por sus aportaciones.

Su San Martín en Córdoba es el mejor manual –sin serlo- de cómo se debe hacer historia sin tender trampas cazabobos al lector. Tan importantes es que instamos –fervorosamente- a redescubrirlo y a las autoridades educativas en la provincia a recomendar su lectura e incorporarlo a bibliografía sugerida en los programas oficiales.

Mucho más, en este tiempo, cuando, algunos pseudo-historiadores –“los tordos de la historia”, en el ácido decir de mi vecino-, montados en un formidable aparato publicitario y con una inocultable complacencia gubernamental, dan antojadizas versiones de nuestra historia, tendiendo a vaciarla de contenido.

Hay un hecho distintivo en Bischoff que le hace, aun más, formidable. Es su absoluta honestidad intelectual. Artículo escaso en el bazar de las vanidades. Siempre muestra en cada uno de sus trabajos la bibliografía que esgrime y donde se encuentra el caudal documental del que hizo uso. Ese hecho simple lo hace diferente; que sea uno de los pocos capaces de soportar la crítica especializada. Crítica que muchos rehúyen por miedo a terminar ridiculizados o se dañe la construcción curricular en la que están empeñados. Efraín, en tanto, sueña. Mira hacia adelante. Sabe que el futuro le reserva nuevos temas, nuevos desafíos y dará batalla. Como las que libra cada miércoles con temas que sorprende y nos deja boquiabiertos. Es que conoce –como pocos- a Córdoba en enaguas. Gracias por tanto talento desplegado, en apenas, un siglo. Gracias por permitir –en vos, Efraín- celebrar la vida.

Por eso, ahora que, Ya las luces se apagaron,/el barrio se despereza,/la noche con su tristeza/ el olivo se ha tomao./ Los obreros rumbo al yugo /como todas las mañanas,/ mientras que hablando macanas/ pasa un tipo encurdelao, levantamos una copa, para preguntarte cómo es eso estrenar un nuevo siglo.

Enrique Silverio Escudero

El pescador de troncos

Por Héctor Aldo Valinotti. - Yo estaba en el fondo de la picada cuando supe de la huelga. -¿Huelga...? les dije- ¿Qué es eso de huelga...? Y los que habían venido de Santa Felicia, donde estaba la fábrica de tanino, me dijeron que había que dejar el hacha, para que nos paguen más por el trabajo; que así no podíamos seguir; que con lo que ganábamos no era vida de cristianos. ¡Y eso era cierto! Y entonces deje la arranchada donde estaba y caminando por el monte me di cuenta de que ya no se escuchaba el hacha. Me vine para el Sindicato del Tanino, donde estaban los federados. Es así como le cuento y pasó en el año mil novecientos diecinueve. Fue en noviembre, me parece.

Así comenzaban los recuerdos del viejo que yo, un niño de 9 años, escuchaba junto al rincón donde ha puesto su parrilla.

Mientras mastica su tabaco, da comienzo con la ceremonia de prender el fuego. Raspa su fósforo "Ranchera" y falla. Saca otro y lo arrima, despacito, al pasto seco sobre el cual ha colocado leña de espinillo. Reseca, la paja comienza a arder.

- Para ese tiempo Vera ya estaba muy adelantada -continuaba-. Mucho más cuando el riel llegaba hasta allí, nada más. Era uno de los lugares más

lindos del monte. Sí, más después hicieron el ramal hasta La Sabana. Pero, para entonces, ya no había leña buena a menos de dos leguas del pueblo. Sí -piensa-, fue para el mil novecientos cuando comenzaron a venir las primeras estancias, en los claros que iba dejando la tala...

- ¿Usted conoció al Coronel Jobson fundador del pueblo?

- Sí. Era un cuatrero que se quedaba con los animales sueltos de la gente pobre.

Evidentemente no era la historia que me habían enseñado en la escuela. Hilario Medina es así. Memorioso, lento y rumiador para los recuerdos.

Comerá con suerte a las nueve de la noche, pero ha comenzado a hacer su fueguito a las seis. Enjuto, muestra un cuerpo consumido y un rostro de marcas profundas, con ojos entrecerrados a fuerza de mirar sol. Habría sido alguna vez un mozo criollo fuerte pero ahora ya está débil por la carga de sus años.

No se sabe que cabello habrá abajo de la gorra que nunca se quita, su bigote es escaso y canoso. Saca

otro cigarro y después de encenderlo en las brasas comienza a masticarlo. Escupe y sigue:

- Jodida, sí, la vida del hachero. Por día, un jornalero que trabaja en la "playa", ganaba hasta uno con ochenta. Pero el alquiler de un rancho podía salirle hasta quince pesos. En los obrajes, si el contratista era bueno, podía llegar a ganar hasta tres pesos, de sol a sol. Si el hachero es guapo puede hacer hasta dos toneladas por día. Los mejores hacen dos y media en diez, once horas. Gente muy sufrida. ¿Sabe...? La mayoría correntinos, paraguayos y hasta santiagueños había. Los santiagueños eran los únicos que llevaban con ellos a su familia...

En el cielo de la tarde, la "V" de una bandada de patos cruza -alta- para el naciente.

- El verano se viene con sequía -dice-, los patos chiflones buscan el Paraná.

Y se agacha para aumentar el fuego con unas ramas de algarrobo.

- ... ya van dos veranos sin lluvia.

Criado en el norte y aunque niño todavía, yo también sabía que hacía dos años que los esteros estaban secos.

- El playero y el obrajero -retoma Medina- empiezan su trabajo con el sol. Uno con el guinche, en la "playa". El otro con el hacha, en el monte. Terminan cuando se va la luz, o más... Cuando ya casi no pueden ver? (¿Que es difícil, dice...?) No tanto, un buen hachero sabe siempre de qué lado caerá un quebracho: Le hace al tronco cuatro cortes y, con el último hachazo, el árbol caerá siempre en su sitio... Chambón tiene que ser el hombre para errarle...

- ¿Y después? -pregunta de niño intrigado-.

- Hay que pelar el árbol, trozarlo, sacarle la leña chica. El tronco del quebracho colorado tiene hasta media cuarta de pulpa blanca, que hay que sacar porque la parte colorada, el corazón, donde está el tanino es la que sirve. Pero en el monte, lo que el obrajero hace es sacar el blanco.

Don Medina aparta algunos tizones y pone la pava a hervir. De su bolsa saca el mate, la yerba y la bombilla. Agachado, camina hasta el pico del agua y se lava la cara con el agua fresca. Lo hace caminando con las piernas combadas, típico de quien ha montado a caballo desde muy chico y se ha criado sobre él.

- Cuando llueve seguido -sigue- no se puede trabajar. Los carros no pueden ni andar por la "playa". En tiempo llovedor solíamos pasar una miseria espantosa. Para entonces las estibas

ferroviarias no aumentan, la gente no puede hachar, el obrajero, cansado de esperar, se va. Y es una de ver a la gente con sus pilchas al hombro, con sus ollas y tarros, la mujer y los chicos por detrás. En esos tiempos la única ayuda es el mate y algún pan que dan los que son menos pobres.

El viejo se levanta para ir a ver donde están los caballos. Vuelve y separa las brasas dejando en el medio un círculo de tierra calcinada y caliente. Justo allí pone su parrilla de alambres torcidos. Mira el sol, que se pone detrás de las hileras de eucaliptos y espera...

- Brava, sí, la huelga del diecinueve. El Sindicato del Tanino pidió a La Forestal ocho horas de trabajo y un sueldo, lo más bajo, de 120 pesos por mes. También pidieron descansar los días domingos, sí, no se ría. Y como días feriados se pidió primero de año y al primero de mayo. En ese tiempo La Forestal no daba feriados ni los veinticinco de mayo, ni los nueve de julio, ni nada. Decían, sí, que los empleados del escritorio tenían franco el día del cumpleaños de la reina de Inglaterra... Le pedimos también a la empresa, un médico y más bajos precios para la mercadería que era una estafa como se vendía. Y esto que le digo no sólo en Santa Felicia, sino en todo el norte. Había también fábricas en La Gallareta, Villa Ana, Tartagal y Villa Guillermina. En Golondrina y Colmena había aserraderos que hacían vigas, tablones y durmientes para el ferrocarril. La gente

allí también entró en la huelga. Lo mismo que los de los puertos Piragua, Piraguacito y Florencia...

Hilario Medina tiene setenta y un pico largo de años pero, mirándolo bien, con mis ojos que recién comenzaban a ver el mundo, parece que tuviera cien. En las primeras sombras de la noche su figura se confunde con el aire tibio que comienza a soplar. Pañuelo negro, nudo ceñido al cuello, saco viejo de color indefinido, tirando al gris. Pantalón negro con muy desteñidas rayas blancas... Se echa para atrás la gorra color tierra por las lluvias y las polvaredas...

- Para que se vaya calentando, dice, mientras pone su carne sobre las alambres, mejor si despacio...

A partir de ese momento, Hilario Medina trata a ese "soquete" de carne dura y sucia, de animal cansado y carneado a campo, como si fuera el mejor corte de exportación del Frigorífico Swift. Con pausada táctica, repetida en el tiempo, irá arrimando el fuego, brasa a brasa, para dar el calor necesario con que rematar -no le preocupa cuando- con su objetivo estratégico final, de su churrasco listo para comer.

- No sea cosa que se arrebate, -conversa, mientras apaga un rescoldo. Detrás de ese rito esta toda su historia.

Una historia de hombres fuertes que fueron al sacrificio -ya olvidado- que doblegó al bosque virgen de Argentina hasta reducirlo a tablones con los cuales se hicieron casas de "palo a pique", a durmientes sobre los cuales se tendieron los rieles, a astillas que puestas a hervir en grandes "domos" destilaban el tanino para curtir los cueros ingleses. Ahora Medina está terminando sus días en las afueras de Vera, en el barrio "de las latas", junto al Tiro Federal.

Sobre su carrito flojón, Medina guía una yunta de caballos flacos y recorre el camino viejo, "vichando" los troncos que por superar la medida de la boca de la caldera (lapachos, algarrobos, guayacanes) los foguistas arrojan fuera del "tender".

Sin la envergadura legendaria de "El pescador de vigas" de Horacio Quiroga, Hilario Medina recolecta los troncos "rechazados" que quedan junto al costado de las vías. Oficio de legalidad fronteriza porque, como todo el mundo sabe, esos troncos son todavía del ferrocarril. Medina recorre muchos kilómetros y los alza para luego hacharlos y venderlos porque los considera "leña perdida".

Con un norte forestal todavía sin límites, unos troncos, poco significan frente a los millones de toneladas que todos los días transitan rumbo al sur. La mía fue una niñez signada por el continuo pasar del bosque derribado.

El combustible esta racionado. Los ingleses han dejado de mandar carbón de piedra. Estamos quemando nuestros bosques en las calderas de todo el país. Llegará el momento en que las locomotoras se nutrirán con unas "tortas prensadas" donde se podrán distinguir semillas de maíz de lino, de girasol.

Convida el segundo mate y anota:

- Matador es el obraje-.

Medina piensa en voz alta más que conversa.

- Es lo mismo en todos lados, una arranchada de palo a pique, embarrada como se puede. En invierno uno la pasa bien pero está toda la sabandija del monte... En verano también hay más peligro del "pique" y de las víboras...? (¿Que si nunca me divertí...? ¡¡¡Y cómo no!!!) El domingo a la tarde es la fiesta del obrajero. Con el tren del ramal o con un caballito uno se arrima al pueblo y va al baile que, casi siempre, se hace en la misma "playa". Dicen que la gente dejaba allí su platita y es cierto. Aunque muchos juntaban algo para su familia. La bebida, la baraja y la taba son como una enfermedad. No dejan bolsillo entero. Se vuelve al monte, el lunes de mañana, sin un peso, después de hacer la "provista" (¿Dónde...?) Y donde ha de ser sino en la proveeduría de "La Forestal" o en el almacén del contratista. Allí las deudas se amontonan. Yo he visto gente, le garanto, que

trabajando un mes ya estaba debiendo tres. Para colmo está el "aviador" -como le llaman- un tipo con plata que los sábados adelanta unos pesos al obrajero. Le da unas "Fichas" de lata que valían, suponga, un peso, o dos pesos. Con estas fichas el hombre compraba la mercadería en el almacén a precios de escándalo. Era muy difícil ahorrar así. De tal modo que el obrero lo que veían eran latas o mercadería. Plata verdadera, muy poco... Algunos decían, no sé que el "aviador" iba a medias con la administración. Esta gente se enriqueció en los obrajes. ¿Igual que los turcos ambulantes...?

Las brasas, muy débiles, alumbran apenas las manos de Medina que recién ha dado vuelta su carne. Manotea y se mata un mosquito de la mejilla que de tanto chupar ha quedado convertido en una esférica bolsita de sangre.

- Conocí un turco al que un contratista quería poner preso por vender demasiado barata la mercadería. O sea, querer vender a precios más bajos que los que él tenía en su almacén. Por eso le digo que aquí en el norte, no siempre el peor enemigo fue el comisario o el juez, aunque hubo algunos muy bravos o muy pillos. Yo le aseguro que detrás de los dos estaba el mayordomo de la estancia o el gerente de la fábrica. No hay comisario que dure si los tiene en contra. Sobre todo al Gerente, que como tiene amigos en Santa Fe, los hará sacar y rápido. Por eso se decía que el comisario tenía una oreja puesta aquí y otra en la

Gerencia, para ver cómo suena el pito. Yo sólo le digo: Ha sido así. Y en algunos lados sigue siéndolo. El comisario es el encargado de que nadie se vaya del obraje sin arreglar sus cuentas, religiosamente. Conozco un caso donde el comisario -malo el hombre- ponía algunos por las noches en el "cepo" y los soltaba, por la mañana para que vayan al trabajo.

Desde la casilla, mi madre gritaba: -Se ha hecho tarde.

"Las tres Marías" ya están altas en el cielo, cuando Hilario Medina, hinca su diente en la parte más cocida de su asado.

Héctor Aldo Valinotti es bioquímico y periodista. Nacido en Santa Fe. Se considera cordobés por adopción. Fue corresponsal de Le Monde, de Paris. Secretario de Redacción de El Tiempo de Córdoba y redactor de revistas y diarios mediterráneos. En periodismo radial realizó varias encuestas y pronósticos electorales. Se desempeñó como profesor de la Escuela de Ciencias de la Información de la U.N.C. Publicó “Recordando, Historias de gente del medio siglo”, Editorial Corintios 13, 2010

El Mural de Siqueiros

En el artículo “El Greco y el cine”, Antonio Illán Illán y Oscar González Palencia (1) nos dicen que:“ El cine, el arte del siglo XX, es una expresión sincrética donde afluyen contribuciones del resto de las artes. Fue en el año 1911 cuando Ricciotto Canudo emitió su Manifiesto de las siete artes, en que queda contenido el cine como expresión artística destinada a asumir las tres artes espaciales (arquitectura, escultura y pintura), más las tres artes temporales (poesía, música y danza). Un siglo después, se acepta generalizadamente el postulado de que el cine es deudor de la pintura –y evidentemente nace a partir de la fotografía- en tanto que esta ha contribuido de manera decisiva a conformar la ley que gobierna el séptimo arte: la verosimilitud, la coherencia con respecto a un universo de discurso, la lógica interna de un contexto dado que jamás debe ser vulnerada. Desde el alba del cinematógrafo, se le estimó, no obstante, un código que pretendía, como la propia pintura, la aprehensión

de lo fugaz, la conformación de un verdadero registro de la memoria. Los signos y las normas que determinan la pintura como código comunicativo fueron trasplantados al cine con tal grado de fidelidad que el encuadre o composición del plano, la perspectiva y el ángulo, las cuestiones relativas a la bidimensionalidad, el empleo y captación de la luz, y después del color, son elementos básicos de ambos lenguaje.”(1) Con el transcurso del tiempo, la complejidad y refinamiento del código comunicativo cinematográfico provocaron que las viejas y torpes representaciones originarias devinieran en escenas fílmicas enmarcadas en composiciones pictóricas, que derivarían en giros con un altísimo grado de refinamiento expresivo y de profundidad conceptual en que las composiciones de determinados pintores constituyen auténticos ápices formales, verdaderos momentos álgidos, en el conjunto narrativo de ciertas películas dignas de estar en la historia del arte y de ser consideradas verdaderas obras maestras. Todo ello viene a cuenta de la película El Mural, de 2010 del cineasta Héctor Olivera, donde se construye una ficción basada en un hecho real: la creación del tan famoso como desconocido mural “Ejercicio plástico” que, en el sótano de la quinta Los Granados, pintó el eximio muralista mexicano David Alfaro Siqueiros en su breve pero polémica estadía en la Argentina de los años 30.

“Ana María Quijano, en su ensayo “Siqueiros en Argentina –Ejercicio plástico (1933)”, nos ilustra que: “Siqueiros llega a Buenos Aires en el año 1933, ciudad que se deslizaba vertiginosamente hacia la modernidad, fenómeno que provocó el frenesí de unos y la inquietud de otros. Siqueiros actuó como

elemento desestabilizador; trajo consigo todos los atractivos que lo hacían irresistible: era un prestigioso artista cuyo talento ya no se discutía y a los éxitos artísticos se sumaba su romántica fama de joven revolucionario. Lo que Siqueiros pretendía era "sacar la obra de arte de las sacristías aristocráticas en donde se pudre hace más de cuatro siglos", para llevarla a la calle, "a aquellos lugares donde el tráfico del pueblo sea más intenso y a los lugares donde concurran mayores núcleos de personas".(2)

Ese concepto del arte, absolutamente opuesto al que imperaba en Buenos Aires, lo difunde abiertamente en dos conferencias en las que expone sus ideas junto con sus pinturas en la Asociación Amigos del Arte, donde fuera invitado especialmente por Victoria Ocampo, promotora de la cultura en Buenos Aires. La izquierda intelectual de Buenos Aires fue seducida inmediatamente por este triunfador que traía el firme propósito de movilizar las conciencias y provocar un cambio cualitativo

No podía desconocer Botana los principios fundamentales del muralismo mexicano, que fueron escritos por Siqueiros y publicados en su propio diario. "Vamos a producir arte en los muros más visibles; en los costados descubiertos de los altos edificios; en los lugares estratégicos." ¿Por qué le ofreció el espacio más inadecuado para pintar un mural y por qué aceptó Siqueiros una geografía tan hostil? No se puede conjeturar que tuviese necesidades económicas, ya que acababa de cobrar por los murales de Los Ángeles una suma considerable de dinero. Pero se podría pensar que Botana no quiso involucrarse en la guerra desatada por Siqueiros entre los sectores reaccionarios y los de izquierda, o acaso fuera el extravagante capricho de un magnate todopoderoso. Curiosamente, en la extensa bibliografía que existe sobre esta obra, llamada Ejercicio

Plástico, no se encuentran respuestas. Hoy ya nadie puede revelar el misterio.

Ejercitando la creatividad Siqueiros creó un orden diferente en el sótano, alterando y modificando la topografía del terreno. Imaginó transparentes los muros, provocando por medio de un truco visual el efecto de una caja de vidrio sumergida en el agua. El espectador queda atrapado en una burbuja, el paisaje y los personajes que lo habitan ocupan entonces un espacio exterior e infinito. Talentosa transgresión que brinda como resultado una amplitud ficticia que el soterrado lugar no posee. Se permite una única pausa a las exigencias ortodoxas del movimiento muralista mexicano, que demanda una temática comprometida con la problemática social del proletariado. A los límites del sótano les impone el ejercicio pleno de la libertad. El efecto de la obra acabada es el de las ambientaciones que recién adquieren fama en la década del sesenta, ya que no produce la situación de distancia entre el espectador y la obra que crea el mural tradicional.

Siqueiros encaró con la vitalidad que lo caracteriza su "primer mural monumental interior". Los doscientos metros de superficie enterrada presentan serias dificultades de composición debido a su forma semicilíndrica, que decide pintar en su totalidad, el piso, las paredes y el techo abovedado. Desdeña el trabajo individual y convoca a los artistas argentinos Berni, Castagnino, Spilimbergo y el uruguayo Lázaro para realizar un auténtico trabajo colectivo.

Los materiales y técnicas de avanzada empleados para ejecutar Ejercicio Plástico, acordes con las ideas progresistas de Siqueiros, ocupan un lugar protagónico. Los artistas cambian el pincel por el aerógrafo, el boceto por la fotografía y el cine, el óleo por las resinas sintéticas y el banco académico, que otorga un punto de vista arbitrario, por la trayectoria lógica que

recorre el espectador. Su entusiasmo por estas nuevas técnicas contribuyó a que el mural fuera pintado rápidamente, pero lo realmente importante es que la resistencia de los materiales empleados -la piroxilina y el silicato- fue decisiva para el destino de la obra. Pintado con técnicas ortodoxas, el mural no hubiese sobrevivido a las terribles agresiones que sufrió posteriormente. Esta suntuosa propiedad cambiaria de dueño años más tarde con el mural incluido, por supuesto, y sus nuevos propietarios hacen tapar las "indecencias" de los desnudos. Otras peripecias tuvieron lugar posteriormente cuando para destacar los rostros deciden barnizarlos. Incluso, por motivos inexplicables, se intentó borrar la obra con ácidos y al resultar imposible destruirlo fue tapado íntegramente con cal por uno de sus sucesivos dueños.

En la película la pintura del mural es el marco elegido para mostrar una turbia y apasionada relación que involucró al Director del diario Crítica con Blanca Luz Brun, por entonces pareja de Siqueiros. También aparece Pablo Neruda seducido por la mujer que en aquellos tempranos años reivindicaba a Sandino para culminar sus días condecorada por Pinochet. Para completar está la esposa de Botana, la no menos polémica militante anarquista Salvadora Medina Onrubia. Y por supuesto, David A. Siqueiros que pintaba su singular obra. Todos estos aditamentos confluyen en una historia que, debido a su gran cantidad de pliegues y subtramas, podría hacer trastabillar hasta al más experimentado. Sin embargo, con el primer guión de su carrera, Héctor Olivera consigue un interesante entramado que en ningún momento conduce al desconcierto. No debe olvidarse que se encuentra ante una reelaboración de hechos del pasado en tono de ficción. Una obra mucho más

cercana a la novela histórica que al rigor documental que, con temática similar, exhibió Los próximos pasados de Lorena Muñoz. Al guión bien elaborado, la reconstrucción de época precisa y un despliegue poco frecuente en el cine nacional, se le añade una excelente fotografía. Qué decir de las intensas actuaciones: Luis Machín como Botana, Ana Celentano como Salvadora y Bruno Bichir como Siqueiros. No terminan de convencer tanto Pablo Neruda de Sergio Boris como Carla Peterson en la piel de la esposa de Siqueiros. Transitan por la historia Victoria Ocampo, Agustín P. Justo, Berni, Spilimbergo, Castagnino, Enrique Lázaro, e incluso, María Rosa Oliver y el dirigente comunista Victorio Codovilla. Realizado con extrema pericia por un gran director es un film reflexivo, entretenido y pensado para el gran público sin desmedro de la calidad.

Finalmente debe señalarse que el mural se encuentra actualmente en el Museo del Bicentenario a buen resguardo. Los desnudos personajes pueden observarse hoy en todo su esplendor. Figuras incrustadas por medio del escorzo, puños apretados, pies rotundos que se aplastan con fuerza, sensuales cuerpos femeninos ondulantes que aprietan sus senos, sus vientres, sus piernas, ejerciendo la mayor presión posible contra su límite, el muro. Todas la figuras miran fijamente al virtual espectador con la intención evidente de desestabilizarlo e integrarlo, creando un efecto movilizador, de placer o repudio, como queda demostrado al conocer la historia de las vicisitudes del mural. El objetivo de Siqueiros, al menos en parte, se ha cumplido.

(1) Publicado en www.abc.es

(2) Ana MaríaQuijano, “Siqueiros en Argentina –Ejercicio plástico (1933)”.

El Movimiento Muralista Mexicano Por Sergio Pravaz "La forma más alta, más lógica, más pura y fuerte de la pintura, es la mural. Es también la forma más desinteresada, ya que no puede ser convertida en objeto de lucro personal; no puede ser escondida para beneficio de unos cuanto privilegiados. Es para el pueblo, es para todos.”

Diego Rivera Los muralistas han "manifestado los murales como consecuencia de la energía espiritual de hombre mexicano." (La Pintura Mural, p5) Para expresar y celebrar esta energía, los muralistas querían dar permanencia a lo fugaz, hacer presente lo que ya pasó y aprisionar tiempo, sensaciones y emociones. Aunque el punto de vista varíen entre murales, todos tienen el contexto histórico de México, y todos presentan los temas de la revolución; temas de devoción por la paz, devoción por el progreso humano y devoción por la justicia social. A causa de los aspectos mexicanos de los murales, "la pintura muralista, como una expresión genuina del espíritu mexicano, (llegó a ser) la pintura nacional." (La Pintura Mural, p51).

David Alfaro Siqueiros Este movimiento del arte monumental fue un "movimiento con poderosas raíces en la herencia cultural de México antiguo y en el resurgimiento nacional que la Revolución produjo." (La Pintura Mural, p52) Aunque los murales tienen el impacto más importante en la sociedad mexicana, sus mensajes son significativos para todo el mundo como una "declaración de un hecho consumado, (y) su consecuencia es la crítica o sea la opinión que provocan en cada uno de nosotros. (La Pintura Mural, p48) Hay diferencias en los elementos artísticos entre los pintores pero todos tienen la misma corriente de energía

popular y humanística. El tema que se impone es la vida del pueblo mexicano en lucha por la justicia social y por la independencia de su patria. Todo el mundo puede relacionarse con esta lucha "contra los que ejercen el poder sobre ellos para explotarlos." (La Pintura Mural, p250) Ya que los muralistas "tratan siempre de usar el arte ...aprovechando su inherente poder subversivo en la lucha contra los poderes explotadores" (La Pintura Mural, p250) los murales son la fusión armoniosa de lo mexicano y lo universal.

José Clemente Orozco "Una pintura tiene fuerza comunicativa sin rival. Su apelación directa y dinámica a la conciencia no puede pasar inadvertida ni olvidarse fácilmente. toma por asalto la conciencia. Persuade al corazón. Tarde o temprano, el pueblo acepta instintivamente el arte porque vino, intuitiva y espontáneamente, de un origen en que participan en común hombres y mujeres de todas partes, a través de las edades." (La Pintura Mural, p 152). Este poder comunicativo es más grande en los murales a causa de su tamaño y locación. Los murales glorificaran la revolución y la historia pre colonial de México como un tipo de propaganda. Cuando uno veía los murales, tenía orgullo de los trabajos y las luchas de la revolución que los murales exaltaban, pues tenía confianza en el nuevo orden social y político. De esta manera se integró el movimiento pictórico con el mismo movimiento social y cultural y los murales tenían un valor social nuevo por las obras de arte. Los muralistas tenían siempre una clara noción de la función de su arte en la sociedad y este valor impresionó a todos los pintores del mundo. Los murales señalaron la reaparición del arte mexicano en el mundo artístico, y definió de nuevo el papel del arte en la sociedad.

Las cartas del amor Murió el padre y al año y medio falleció de tristeza su

madre. Ella no pudo soportar el dolor de la ausencia.

Cuando él desocupaba la vieja casona, encontró una caja

envuelta en papel vegetal que contenía cientos de cartas

amarillas de cuando sus padres eran novios. Sabía de la

existencia de esas cartas, pero nunca las había leído. Por

ellas se enteró que su padre había navegado, hizo el

Servicio Militar obligatorio en la Marina, con asiento en

Bahía Blanca.

Se encontró con facetas de ambos que desconocía, los

sintió como una pareja unida por el amor.

Fue muy hermoso aquel momento, aunque se sintiera

raro. La ternura lo embargaba. Surgió la imagen de su

padre, que desde la cubierta de un barco en alta marca

arrojaba una botella conteniendo escritos. La corriente la

fue llevando hasta el Rio de la Plata y de allí, como un

salmón, corriente arriba hasta el Paraná donde las recibía

su madre.

Cartas que demoraban quince días exactamente.

Los ríos del amor, el tiempo del amor, las cartas del amor.

Eduardo Alberto Planas

Alicia y John: Una historia de amor signada por los tiempos

Rosy Goldman

‘Buenos Aires, 21 de agosto de 1968. Querida Alicia: ya a punto de ser operado, deseo establecer algunas indicaciones que lamentablemente pertenecen a lo macabro, pero creo necesario consignarlas expresamente. En caso de que mi estado se agrave debes ocuparte de que bajo ningún pretexto se me acerque personal eclesiástico. La prohibición incluye a los sacerdotes que sean amigos personales. Deseo mantener intacto mi buen nombre y honor de ateo y materialista consecuente. En caso de muerte todo lo anterior se aplica con el mismo rigor, aunque he

tomado disposiciones que espero obvien dificultades. Donación de mis ojos, de mi piel y gestiones en trámite para donar los restantes órganos y si es posible, todo lo que reste de mi cuerpo. Si lo anterior fuese factible, cumpliría un doble objetivo: ya que no he podido, por medio de una muerte heroica, contribuir a la solución revolucionaria de nuestro drama americano, al menos podré ayudar a resolver algún problema individual o servir para los estudiantes de medicina. Pero como la burocracia y la imbecilidad del orden establecido son infinitas es previsible que surjan inconvenientes para una liquidación drástica y completa del cadáver, por lo tanto debo plantearte lo que corresponde según las diversas hipótesis. No sé si el velorio es algo inevitable. Si pudiera evitarse, mejor. Si, además puede prescindirse del entierro, mejor, que mejor. Si no fue posible disponer integralmente del cadáver por medio de donación y hay que hacerlo de otra manera, entonces que lo cremen y las cenizas dispérsalas poéticamente al viento, tíralas al mar (transo con que las tires al Río de la Plata, lo mismo da cualquier río y aún una laguna). Yo viviré como recuerdo el tiempo que me tengan en la memoria las personas que de veras me han querido; y en la medida en que he dedicado mi vida a los ideales revolucionarios de la libertad humana, me perpetuaré en la obra de los que continúen esa militancia. John’

Quien escribió esta carta poco antes de ser operado de cáncer y finalmente morir el 19 de septiembre de 1968 fue John William Cooke a su esposa Alicia Eguren. Su historia vamos a contar a continuación, una historia de amor que lo contiene en sus más variadas formas, ya veremos. Pero antes, presentemos a sus protagonistas.

Existen pocos trabajos sobre la historia de Alicia. Provenía de una tradicional familia rosista y federal del siglo XIX, devenida en yrigoyenista en el siglo XX. Los Eguren recorrerían finalmente de la mano de FORJA, el camino que los llevaría al peronismo. Para los Cooke el camino sería similar. Alicia Graciana Eguren Vivas nació en Buenos Aires en 1924, estudió Letras en la UBA y trabajó (entre 1946 y 1951) como profesora entre Buenos Aires y Rosario, a la par que desarrollaba su producción literaria y la edición del periódico Nombre. Quienes la conocieron la definen como una mujer muy inquieta intelectualmente, siempre inconformista y apasionada. Además, dicen que era muy coqueta, tenía unos ojos enormes y siempre llamaba la atención, lo cual no caía bien, incluso entre las mujeres peronistas que si bien defendían la participación política femenina lo hacían desde el lugar del acompañamiento hacia el varón, más que por vuelo propio. Emilio Corbiere la caracterizó como ‘una anarquista virulenta de excelente oratoria. Hablaba y echaba fuego. Sin quererlo o sin saberlo ella recogía y actuaba los aspectos más contestatarios del peronismo. Yo la vi por primera vez en un acto en el sindicato de alimentación, posiblemente en el ’68. Desde arriba del escenario lanzaba rayos. No se sabía si estaba diciendo un discurso o maldiciendo a Satanás’.

A partir de 1949 dirigió junto a Armando Cascella la revista Sexto Continente políticamente cercana al peronismo y en la que según el investigador Pablo Martínez Gramuglia, uno podía leer las más diversas versiones del nacionalismo: ‘católicos, autoritarios-fascistas, populistas, forjistas, demócratas y un núcleo importante de historiadores revisionistas que trataban de acercar al peronismo a la concepción antropológica del hombre como hombre nuevo, unido a un latinoamericanismo beligerante’. Así Alicia adquirió visibilidad en los círculos intelectuales y políticos del país a tal punto que pasó a trabajar en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Allí, en 1953 conoció a Pedro Catella, diplomático de carrera con quien se casó, se mudó a Inglaterra y tuvo a su único hijo (Pedro). En 1955 se separó y volvió al país. Ese año, tan emblemático, su vida personal y política se cruzó con la de John William Cooke.

Si bien se habían conocido en 1946 en una conferencia de Cooke en el Centro de Estudios Argentinos, recién volvieron a encontrarse en el año ’55, en las vísperas del golpe. John William Cooke había sido designado interventor del Partido Justicialista de la Capital Federal y Alicia Eguren lo buscó (según ella misma ha contado) para ponerse a su disposición en cuanto hiciera falta. Si bien Perón siempre lo había mantenido a raya por su desmesura, autonomía y confrontación permanentes, en el momento final lo convocó para armar la resistencia al golpe. A partir de ese año su vida transcurriría entre la clandestinidad y el presidio. ¿Quién era Cooke?

Había nacido en La Plata el 14 de noviembre de 1919 dentro de una familia dedicada a la política. Su padre Juan Cooke fue Diputado Radical y luego Canciller durante el gobierno de Farrell, a partir del ’43, momento en que se acercó a Perón. Por esos años, el joven John se recibió de abogado en La Plata y se acercó primero a FORJA y luego al Laborismo. A los 25 años, fue electo Diputado por la Capital Federal. En el Congreso ocupó un cargo clave ya que fue Presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales mediante la cual el gobierno de Perón canalizó todas sus reformas. Si bien también se opuso a ciertos proyectos como la firma del Acta de Chapultepec (1945) y los contratos petroleros que Perón firmó hacia el final de su gobierno. Como dijimos, ante la inminencia del golpe sería el encargado de tratar de organizar la resistencia, primero al golpe y luego ante la proscripción.

El 2 de noviembre de 1956, expresamente Juan Domingo Perón lo designó como su legítimo representante y heredero político, mediante una carta que decía: ‘por la presente autorizo al compañero doctor Don John William Cooke, actualmente preso por cumplir con su deber de peronista, para que asuma mi representación en todo acto o acción política. Su decisión será mi decisión y su palabra la mía. En él reconozco al único jefe que tiene mi mandato para presidir a la totalidad de las fuerzas peronistas organizadas en el país y en el extranjero y sus decisiones tienen el mismo valor que las mías. En caso de fallecimiento, delego en él el mando del movimiento.’

En este contexto, Alicia y John volvieron a cruzarse y juntos atravesaron la historia del país. Luego del golpe, entre el 20 de septiembre de 1955 y hasta marzo del año 1957, Cooke estuvo preso en distintas cárceles hasta que finalmente se fugó del penal de Río Gallegos hacia Chile (acompañado por Héctor Cámpora, Guillermo Patricio Kelly y Jorge Antonio). Paralelamente Alicia fue detenida en Olmos, luego liberada y se reunió con John en Chile. En noviembre del ’57 se casaron en Montevideo. En esos meses y años intercambiaron numerosas y maravillosas cartas.

Desde la cárcel de Ushuaia a fines del ’55, John le escribía: ‘Cuando usted llegó a lo de Palacio, con su sombrero coronado de flores de durazno (¿o serían jazmines?) me dio la sensación de un bello junco a la espera del vendaval que lo abatiese inmisericorde. Usted me dirá señora, que desde entonces han pasado muchos vendavales. Yo le voy a contar la verdadera historia, la auténtica y real. De lo de Palacio fuimos a su casa, y hablamos de presidentes depuestos y de políticos, en la penumbra propicia de un crepúsculo de primavera, comimos y usted leyó versos. Desde entonces, su adorable sonrisa de conejo iluminó mis felices noches de conspirador en desgracia. Usted, señora, aprovechó para hacerme víctima de de sus artimañas e insolencias: puso en duda mi indiscutido talento, mis virtudes para el mando y mi condición de jefe y en suma, intentó tratarme como a otro de sus peleles. Ahora se aparece en mi celda, a las horas más intempestivas para intranquilizar mi reposo y turbar mis pensamientos. Aunque eso no impide que yo tenga el deseo de verla caminar cerca de mí, mientras su cara de conejo se anima y profiere impertinencias,

contaminando todo con su coquetería insoportable. Ya ve señora, qué humildes son mis anhelos. Venga a verme. La llamo apelando a los lazos indestructibles que unen a los conspiradores y a una relación de la cual lo menos que podrá decirse (en el peor de los casos) es: questa é una piccola aventura, patética, milagrosa, e cuasi d’ amore. Cooke’.

A partir de aquí la vida de ambos transcurrió atravesada por la política argentina y latinoamericana. Entre 1957 y 1958 participaron de las negociaciones entre Frondizi y Perón, en Venezuela por el pacto electoral. Rogelio Frigerio y John fueron los representantes de ambos líderes políticos. Paralelamente impulsaron las acciones de la resistencia peronista, cuyo punto de mayor tensión se vivió durante las jornadas de ocupación del Frigorífico Nacional Lisandro de la Torre. Las críticas al papel de la burocracia (que terminó levantando la medida) generó un alejamiento con Perón y a la luz de los cambios de la década del ’60 los llevaría a impulsar la vía revolucionaria del peronismo.

El año ’59 fue clave en la vida de Alicia y John. Las acciones de la resistencia peronista los enfrentaron a una cada vez más fuerte burocracia sindical que pretendió ser la nueva voz del peronismo y que fue apoyada por Perón ante un Cooke cada vez más combativo. El Consejo Superior Justicialista comenzó a desautorizarlo y tildarlo de ‘terrorista y comunista’, al punto

de ser desconocido como representante de Perón y a una virtual ruptura. En paralelo, este proceso de radicalización interna se vio iluminado por el triunfo de la revolución en Cuba. La radicalización política de buena parte de su generación y de quienes siguieron ya no tendría vuelta atrás. Según ha relatado la propia Alicia, para hombres como ella, John, Raimundo Villaflor o Gustavo Rearte, ‘no se trató de imitación de un modelo, o de un simple estado de espíritu desproporcionado porque antes de la revolución cubana nosotros ya estábamos

radicalizados y comprendíamos su pedagogía en carne viva’.

En 1960 la pareja viajó a Cuba (y permaneció allí hasta 1963) y realizaron tareas de apoyo a la revolución pero también intentaron acercar al peronismo con el castrismo para lo cual John mantuvo una interesante correspondencia con Perón en la que en más de una oportunidad trató de convencerlo de que declarara su apoyo a Cuba.

En este contexto en 1961, John William Cooke brindó una memorable entrevista (sobre todo para la militancia de los ’70) a la Revista Che (editada entre otros por Pablo Giussani, Julia Constenla, Hugo Gambini, Francisco Urondo, Alberto Ciria). Ante la pregunta sobre aquellos sectores del peronismo activamente enemigos del régimen cubano, Cooke respondió: ‘supongo que en unos cuantos millones como somos, habrá de todo un poco. Hasta quienes se dejen llevar por un extraño nacionalismo que ante el imperialismo que nos asfixia nos

quiere hacer pelear entre nosotros. El único nacionalismo auténtico es el que busque liberarnos de la servidumbre real: ése es el nacionalismo de la clase obrera y por eso la liberación de la patria y la revolución social son una misma cosa, de la misma manera que semicolonia y oligarquía son también lo mismo. Algunos sectores reaccionarios pudieron, en otras épocas, llamarse nacionalistas pero ante el caso de Cuba quedan al desnudo. Como ya quedaron cuando contribuyeron a la caída del gobierno popular en 1955. Ocurre que Castro, a la cabeza de los hombres de la tierra, derrotó a puro coraje al ejército armado y entrenado por los yanquis para proteger a la satrapía batistiana, pero parece que para muchos eso no es nacionalismo’.

A fines de 1963, Alicia y John volvieron a la Argentina y organizaron la Acción Peronista Revolucionaria, un pequeño grupo de discusión al que asistían futuros militantes como García Elorrio, Fernando Abal Medina y Norma Arrostito, desde donde siguieron intentando la fusión entre el peronismo y el guevarismo. Para referirse a este proceso Cooke utilizaba incluso palabras del propio Perón, en un acto de provocación total: ‘las masas avanzarán con sus dirigentes a la cabeza o con la cabeza de sus dirigentes. O impulsamos el avance de las masas -y entonces somos peligrosos y nos llamarán comunistas- o tratamos de frenarlas y entonces nos barrerán como a la demás resaca del orden caduco.’

Mientras tanto Alicia no solo se fue acercando a las tendencias nacientes más revolucionarias del peronismo sino también de la izquierda, como Palabra Obrera, el Partido Comunista, el

Partido Socialista Argentino de Vanguardia. Colaboró con la temprana guerrilla de los Uturuncos en el noroeste del país, reunió a militantes de pequeñas organizaciones y organizó grupos para su entrenamiento en Cuba. También apoyó el intento del Ejército Guerrillero del Pueblo, en Salta, comandado por Ricardo Masetti.

En 1967 regresó con John (que ya está enfermo) a Cuba, encabezando la delegación argentina que participó de la Conferencia Tricontinental. En 1968 regresaron al país para que Cooke fuera intervenido; finalmente fallecerá en el Hospital de Clínicas. A partir de allí, Alicia redobló la apuesta. Entre 1971 y 1972 reunió y publicó los escritos de John, incluyendo su correspondencia con Perón, dirigiendo serias críticas a la conducción sobre el movimiento. Paralelamente todo este material contribuyó a la formación de lo que será la Tendencia revolucionaria del peronismo. De hecho participó del Congreso Fundacional realizado en Córdoba y colaboró en la elaboración del documento Estrategia y táctica revolucionaria, identificándose con las Peronistas, el Peronismo de Base y el Frente Revolucionario Peronista (FRP), grupos que, a diferencia de Montoneros, estaban asumiendo definiciones marxistas.

El 4 de octubre de 1971 publicó su Carta Abierta a Perón, e inició su participación en el semanario Nuevo Hombre en el que publicó, entre otros trabajos sus Notas para una biografía de John y Pulgarcito (selección de sus papeles). En todos sus textos Alicia se manifestaba como partidaria de una revolución forjada en la lucha de masas organizadas en frentes de unidad

y no en la acción solitaria de las elites o vanguardias iluminadas. Al respecto diría: ‘lo del hombre nuevo no es una imagen en los altares, es una vivisección permanente’. En este sentido alertó a los jóvenes respecto de Perón diciendo que ‘el peronismo era un río difícil y muchas veces descorazonante y que la idealización de Perón conducía al abismo.’ Bien sabemos que a pesar de las discusiones, los jóvenes creyeron en un Perón que luego les soltó la mano.

Alicia continuó su trabajo político tratando como muchos, de resistir al golpe y finalmente fue víctima de él. Marzo de 1976 la encontró viviendo en Boedo con su madre, habiendo dejado previamente a su hijo Pedro en Cuba, por protección. Y finalmente, un 26 de enero de 1977 a plena luz del día y en plena calle fue secuestrada por una patota de la ESMA y hasta hoy se encuentra desaparecida. Se supone que fue arrojada al Río de la Plata mediante los vuelos de la muerte.

Alicia y John. Dos personas que fueron pareja, amigos, amantes, compañeros, camaradas, socios. Que se tuvieron mutuo amor pero que también vivieron por amor a una causa y hasta el fin de sus días luchando como tantos, por un país mejor. Para cerrar esta historia de pareja tradicional con un amor poco tradicional, un texto de otro que vivió amando la revolución, Francisco Paco Urondo:

Dame la mano

Cuando arda el amor, no estaré a tu lado, estaré lejos.

Será por cobardía, por no sufrir, por no reconocer que no supe cambiar todo esto.

Arderá el amor, arderá su memoria, hasta que todo sea como lo soñamos, como en realidad pudo haber sido.

Pero ya estaré lejos. Será tarde para lamentos. Y nadie podrá todavía asombrarse de lo que tiene.

Antes que nada, antes de sospechar, vivamos esto, que más no sea y que por ahí es demasiado.

Vivir, sin que nadie admita; abrir el fuego hasta que el amor, rezongando, arda como si entrara en el porvenir.

Francisco Paco Urondo

Alicia deportada

Poetas de Córdoba : Lily Chavez

El hermano luminoso (José Pedroni, 1899-1967) Jorge Torres Roggero

El vecino poeta: José Pedroni, como Jorge Luis Borges, nació en 1899. En el centenario del nacimiento de Borges, las tubas laudatorias resonaron en el todo el mundo en alas de la globalización; sólo algunas voces en sordina se acordaron de José Pedroni. Es que era un “gringuito de la chacra” como la oligarquía bautizó a los hijos de los inmigrantes que sembraron sudor y sangre en la gleba pampeana.

Las colonias, para los recién llegados, no eran el fruto de una conquista militar sino del trabajo honrado, comunitario e incesante. En una de esas colonias, Esperanza, provincia de Santa Fe, se deslizó la vida de Pedroni. En pleno fervor vanguardista de los poetas porteños, publicó su primer libro, Gracia Plena(1925). El denostado Lugones lo llamó “hermano luminoso” Pedroni, lejos de los forcejeos por nuevos lectores y prestigios, de las gesticulaciones de las vanguardias, desapercibido contador de una fábrica de provincia, hombre afable y de muchos hijos, asiduo concurrente de una de las más antiguas mutuales creadas por los inmigrantes, Unione e Benevolenza, cumplió a conciencia su función en la comunidad pueblerina:

ser “el poeta”. Emprende una nueva hazaña gringa, rescatar del silencio el paisaje en transformación de la llanura santafesina: el río Salado, las aves, los árboles y los nombres de los nuevos sujetos de la construcción de la identidad nacional. Desconocidos y anónimos héroes suizos, franceses, alemanes, piamonteses: “Su lengua era difícil/ sus nombres eran raros./ Los gauchos se murieron/ sin poder pronunciarlos”. A esta altura, a lo mejor cabe aclarar que, para los argentinos, los gringos no son los orgullosos conquistadores del norte, sino rudos trabajadores de la tierra, productores del pan, la carne y la leche, del alimento cotidiano. La epopeya del pan: La poesía de Pedroni reconstruye la épica cotidiana. Hazaña de configurar, en una tierra enmarañada de churcales, una comunidad organizada. Uno de sus poemas más representativos es el que canta y cuenta el “Nacimiento de Esperanza”. En efecto, la fundación de esa colonia, hoy importante ciudad, ocurrió el 8 de setiembre de 1856. Ese día es la fiesta de la Natividad de la Virgen y la antífona que se reza dice: “Con tu nacimiento se alegró la tierra entera”. Pedroni toma ese tono de exultación y alabanza para configurar una especie de letanía. Textura una emocionante interdiscursividad para celebrar el nacimiento de un nuevo pueblo: “Con tu nacimiento se alegró la tierra. Fue el día de la Virgen. No fue un día cualquiera”. En ese clima de alabanza describe y relata la marcha de los hombres y mujeres llegados de lejanas tierras. Se mezclan en ellos la esperanza, el dolor de las pérdidas y la extrañeza del paisaje. Los nuevos sujetos históricos se recortan nítidos: “Este es Roberto Zéhnder que a caballo/ toma la delantera../ -¿Adónde vas Roberto Zéhnder?/ -Voy al encuentro de mi tierra./ Este es Ulrico Rey y este Juan Kéller/ que le gritan ¡espera!/ Este fogoso, es Schneider, /el

hacedor de estrellas:/ -¡Vengan a ver mi yunque; /oigan cómo gorjea!,/ y esta es Ana, su mujer,/ en madurez de espera./ Una calandria la enamora./ Niño varón ha de nacer de ella./ En el cuerpo del niño/ se pegará la tierra”. Así, camino de su rancho y de su árbol, van hombres y bestias: “Van en familia, lentos/sobre la tierra eterna”. Lucha del hombre por su tierra para crear generaciones. Defensa de la tierra: Esa tierra que con las acciones, los gestos, las canciones y las actitudes de los hombres se vuelve pago entrañable, patria, debe luego ser defendida. Dos poemas que emocionan son los que cantan la lucha por el suelo que ya es geocultura. “En los muebles del viejo Stura” se celebra la resistencia a un desalojo. El 2/12/56 LA CAPITAL de Rosario bajo el título: “El lanzamiento de un colono…” cronica el movimiento de 700 personas que se dirigieron al campo desalojado y volvieron a reinstalar los muebles y enseres de Stura. El poema es impresionante porque lleva dos historias: la del viejo Stura y la de su propia familia en que madre y padre del poeta son protagonistas. Pero, además, esta densa red va entrelazada por versos de las Eglogas I y IX de Virgilio: “El viejo Stura me miraba/ como quien vuelve arrepentido./Era mi padre en medio de la calle/ con todos sus martillos./ ( Cómo se parecen/ todos los padres campesinos/ con sus brazos quebrados, /con sus bigotes de filtrar el vino)./ Tenía un eclipse de luna/ en los ojos sin brillo/ y la mano en el pecho/ como tapando un tiro”. En la “Mancha de tinta”, revive una protesta del 03/06/1864. La escena cuenta y canta el momento en que Georges Dayer, acompañado por Wendel Gietz, derrama sobre las actas una gran mancha de espesa tinta con

“su puño sobre la mesa” mientras clama:“¡Defendamos la tierra! Hoy no dormí, confiesa. /Y en sus ojos se enciende una lágrima gruesa (…) ¡Defendamos la tierra, que es de Inés, de Teresa…!/ La tierra los escucha, los deja hablar, los besa”. Entre la angustia y la pena: Ciertos poemas populares de Pedroni andan de boca en boca musicalizados por importantes músicos. ¿Quién no padeció con Mamá Angustia?: “Mamá Angustia, en la puerta,/ llora y da de mamar/ llora porque su hombre en la taberna/ se está bebiendo el jornal/ No llores, mamá Angustia, que tu niño/ bebe tu mal./ Míralo, en la luna de tu pecho,/ dispuesto a lloriquear.” Ya su primer libro, Gracia Plena,había dejado en nuestra literatura unas de las más bellas expresiones del amor a la mujer, de un erotismo pudoroso y, a la vez, sensual. Canto a la espera de las nueve lunas, al hijo por venir y la visión franciscana del viento, del fuego, el agua y la tierra. Pero también, la irradiación de una pena de amor. Recordemos la sentida canción “Papel de lija”: “Hay quien escribe cartas; / quien sale a ver la luna/ para olvidar. Yo lijo/ mi cajita de música/ Amarga es la madera/ de palo santo, dura./ Pero es como el amor/ que no muere y perfuma”. En estos tiempos, se hace difícil olvidar su poema “Las Malvinas” que concluye: “Mientras el barco patrio no ancle en sus alas,/ ella se llama Soledad”. Esta mirada alrededor, no lo desentiende, sin embargo, de la Revolución Cubana, a la que canta como epopeya universal del hombre por su liberación. En “Los ángeles barbudos”, los ángeles están junto al pueblo y dicen que “es cierto lo que el libro dice”: “…que los mansos heredarán la tierra./ Lo dicen, lo prometen/ por sus barbas desciende la promesa”.

Crepúsculo

...esta naturaleza que me convive…

Sangre sonora de pájaros.

Diminutos violines en las hojas.

Sangre del tiempo

que coagula atardeceres.

Sabia arbórea, torrentosa

en las venas vegetales.

Susto, en el ladrido

de un perro solitario.

Mi sangre y tu sangre

despidiendo crepúsculos.

Envuelto el horizonte

en su intocable sábana

se adormila inescrutable

detrás del mundo.

Selva Furlan

Poetas de Córdoba: César León Vargas

Artesano

Al sentir que la luna está presente, salgo a buscarlas. Recorro desiertos blancos, sigo líneas vacías, me entierro en hojas amarillentas de viejos textos. Justo allí es donde mi cosecha se hace voluminosa. Lleno mi bolsa de palabras próximas al olvido, palabras perfumadas como piel de amante, palabras frías con aliento de muerte, palabras coloridas de felicidad impulsiva. Las encuentro entre deseos reprimidos, gestos a boca de jarro, gente durmiendo que no quiere despertar.

En esta tarea de recolectar, a veces, encuentro algunas tan olvidadas, que para comprenderlas, debo quitarle el polvo de los años. Otras, son tan verdes que las devuelvo a su lugar, por un tiempo más, para que maduren, que den su mejor significado. Cuando creo tener suficientes, tomo cada una de ellas para limpiarlas de polvos azules, pulir sus encastres, ordenarlas, lograr que se articulen para que dejen fluir los sentimientos.

Aquella noche, estaba ensimismado en mi tarea de artesano, buscando una fórmula que las saque del caos. Sin sorpresa, con ellas creo haberme habituado a todo, veía cómo se movían autómatas, recorriendo caminos inexistentes a mi vista. Olvidando la obediencia que me debían, cruzaban el papel de un margen a otro, acompañaban a unas y luego a otras, formando estructuras sin sentido para mí. Otra palabra se agolpa y lo oración que creía reconocer, cambia, y otra vez se deshace el puzzle imposible.

Aceptando mi ignorancia sobre lo que estaba sucediendo, dejé que mi vista siguiera ese juego de movimientos, hasta aventurarme a predecir la próxima conmutación. De pronto, como un estallido, se instaló la quietud. Fue como un relámpago que no me permitió leer el texto expuesto.

Repuesto del flash, fui encontrándome en esas líneas. Las autómatas habían dejado al descubierto mi dolor, mi ansiedad, el amor profundamente oculto, aquella felicidad que no supe expresar, el cariño penetrado en cada gesto que brindaba a la mujer de mis sueños. Todo estaba allí, tanto que no pude evitar taparme con las manos. Estaba desnudo.

La luna sigue llamándome a buscar palabras. Sigo recorriendo papeles, libros, textos, abocado a esta suerte de caza léxica. Sigo con mi labor de artesano, abriendo canales de sentimiento. Pero, nunca más, ellas repitieron la increíble experiencia. Noche a noche detengo mi tarea esperando que rompan su inmovilidad. Nada sucede. Con decepción retomo mi tarea de artesano.

Luis Héctor Gerbaldo

Entrevista a Martha Crosby, Presidenta de la Sociedad Peruana de Poetas

Por Eduardo Alberto Planas

Aprovechando su paso por nuestra Ciudad, entrevistamos a Marta Crosby, Presidenta de la Sociedad Peruana de Poetas

- ¿Cuál es la situación de la literatura en general y de la poesía en particular actualmente en el Perú?

En la actualidad el Perú ha crecido más en lo concerniente a la Literatura y la Poesía en especial ya que está dando pasos firmes y seguros. Muchos de nosotros hemos sido motivados por el ejemplo que siempre ha inspirado nuestro gran vate universal Cesar Vallejo.

Hay diversidad de estilos y de literatos que hacen una amalgama de la cultura de nuestro país. Tenemos muy buena y prolífica expresión literaria en las diversas regiones de nuestro pueblo y en la Ciudad capital. Promotores y difusores nos empeñamos en hacer que la Poesía se vuelva oxígeno vital.

La poesía está representada por variadas instituciones y centros culturales que en forma pública y privada se dedican a desarrollar eventos literarios y a formar talleres para impulsar la expresión poética en nuestro país.

Desde el año 1999 han venido recibiendo premios y reconocimientos internacionales autores peruanos de muy buen nivel lo que generó mayor expectativa para trascender el suelo patrio y llegar al mundo. El premio internacional de novela otorgado por el salón del libro iberoamericano en España a Alfredo Pita, el premio Planeta a Alfredo Brice Echenique, a Alonso Cuento, el premio Herralde a Santiago Roncagliolo, Ivan Thays entre otros son algunas muestras de

la calidad de participación en el mundo literario. Sin olvidar por supuesto al Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa.

Nuestra Cultura andina se hace presente con mucha fuerza con Manuel Scorza, Edgardo Rivera, Eleodoro Vargas entre quienes han sido referentes de personas que destacan actualmente tales como Dante Castro, Fèlix Huamán por nombrar a dos de los representantes de la literatura regional. Todos ellos enriquecidos con las obras de grandes escritores tales como José María Arguedas y Ciro Alegría.

Con la poesía de Sologuren, Antonio Cisneros, Blanca Varela por citar unos ejemplos se marcó un hito en nuestra historia reciente y actualmente destacados poetas de nuestro quehacer nacional Gladys María Pratz, Elvira Ordoñez, Atala Matellini, María Elena Urrunaga, Carmen Flores, Raúl Heraud, Héctor Naupari, José Luis Ayala, Eduardo Arroyo, Rosina Valcárcel, Cesar Toro Montalvo, Marita Troiano, Dimas Arrieta, Winston Orrillo, Manuel Pantigozo, Carlos Zúñiga, Ricardo Gonzales Vigil José Beltrán, Danilo Sanchez Lihon, entre muchos otros apasionados poetas continuamos en la brecha de fusionar la poesía en el corazón de los hombres y mujeres de nuestro pueblo.

Reunidos en agrupaciones o en forma independiente los Poetas se hallan en una comunicación permanente entre instituciones y sociedades literarias como acontece con nuestra Sociedad Peruana de Poetas que asimismo enlaza las diversas agrupaciones poéticas peruanas y las de países que se encuentran hermanados por el arte de las letras.

-¿Cómo funciona el tema de las editoriales, ya sea grandes, medianas y pequeñas?

El Mercado Editorial ha tenido un crecimiento paulatino enriquecido gracias a la tecnología digital, y por supuesto al despertar de la Ley del Libro y la vigencia del Plan Lector que se encuentra a cargo del Ministerio De Educación Peruana. Sin embargo para las ediciones no contamos con ayuda del sector público por lo que se ha recargado la labor de las cooperaciones privadas de centros universitarios como en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, La Universidad Ricardo Palma, La Universidad Inca Garcilaso de la Vega entre otras instituciones y agrupaciones que también han creado editoriales independientes desde hace varios años y que vienen teniendo acogida progresiva dentro y fuera del país. Entre ellos tenemos a Estruendomundo, Arteidea, Editorial CarpeDiem, Borrador editores, Gaviota azul, Mesa Redonda, Casa Tomada, Capulí editores que Edita la tradicional revista La Manzana Mordida de Carlos Zùñiga Segura, la editorial, Amantes del país ediciones de José Beltrán Peña, proyecto editorial Sociedad Peruana de Poetas, entre otros que venimos difundiendo la Poesía en nuestro país. Los tirajes oscilan desde 100 libros a 1000 libros, siendo las últimas correspondientes a revistas que también se exportan a otros países.

-¿Qué opina de las nuevas tecnologías, como el caso de las redes sociales, y de los blog como forma de difusión de la poesía o de la literatura en general?

Las redes sociales, páginas webs, editoriales electrónicas, y los blog constituyen hoy en día herramientas imprescindibles para difundir masivamente la poesía y la literatura en general lo cual ha hecho conocer, rescatar del anonimato y reconocer valores extraordinarios de artistas de la palabra escrita tanto

nacionales como internacionales que tal vez por falta de medios económicos suficientes no hubieran podido compartir con la comunidad poética y literaria.

-Si piensa que la poesía puede relacionarse con otras áreas de la cultura, como es el caso de la fotografía, del teatro, de la pintura, etc.

La Poesía se encuentra en todo arte en general pues por ejemplo, en una pintura encontramos poesía que podemos expresar conjuntamente así como también es conocido que en el pasado del Arte Escénico los guiones eran escrito en verso muchos de los cuales eran autentica poesía Hoy asimismo podemos escenificar nuestros poemas y conjugarlos en un arte integral por su magnitud y desborde artístico. Lo mismo podemos hacer con la Fotografía o el arte cinematográfico o la música y no pocas veces solemos exclamar con admiración de una obra de Arte cualquiera sea su forma de expresión, “¡esta Obra es todo un Poema!”.

-¿Se puede hablar de una literatura latinoamericana?

No solo se puede hablar de Literatura Latinoamericana, de hecho se habla y se estudia partiendo del reconocimiento que la literatura latinoamericana abarca la literatura hispanoamericana y la iberoamericana teniendo en cuenta que pertenecen a ella todas las obras literarias escritas en lengua romance en América Latina incluyendo el francés así tenemos a la literatura de Guyana Francesa, Haití, Martinica, y entre las de habla hispana con la Literatura Latinoamericana Argentina, Boliviana, Chilena, Colombiana, Costa Ricence, Cubana, Ecuatoriana, Salvadoreña, Guatemalteca, Hondureña, Mexicana, Nicaragüense, Panameña, Paraguaya Peruana, Porto Riqueña, Dominicana, Uruguaya, Venezolana. Todas

ellas con una Historia en común hermanados en nuestro mundo literario.

-Que relaciones tiene con otros países Latinoamérica- nos y del mundo en general.

Como Fundadora y Presidenta de la Sociedad Peruana de Poetas así como organizadora y ejecutora de la difusión y promoción de la poesía y de la narrativa peruana en nuestro país y en el exterior he tomado como meta crear un espacio de poesía sin fronteras para lo cual hemos iniciado ya encuentros con poetas de reconocida trayectoria de Chile, México, Colombia, Venezuela, Ecuador, USA, Rep. Dominicana, España y nuestra difusión sigue llegando a muchas partes del mundo que igualmente tienen un gran interés en visitar nuestro país y nuestro quehacer literario para fusionarnos en encuentros del arte por el arte y para el arte.

BIOGRAFIA Martha Crosby Crosby, Poeta, escritora, Psicóloga, Fundadora y Presidenta de la Sociedad Peruana de Poetas, crea y publica los poemarios: Cartas Para ti, en 1989, en Perú y Francia, Yo te amo, 1998, Poemas para tì (Antología personal y CD al piano) Plumas de Piedra 2010, antalogada en diversas revistas nacionales e internacionales, ha editado libros de selección Poética de la Sociedad Peruana de Poetas: Revista

literaria Internacional, Mixturas Poéticas, Poéticas Pasiones, Los Poetas con Vallejo, Pinceladas Poéticas, Metamorfosis del Verso, Premiada con el Chasqui de Oro del Ministerio de Educación, Laurel Trilce de Oro de la Municipalidad de Santiago de Chuco cuna del Vate Universal Cesar Vallejo, Premio Personaje destacado del Perú por el Círculo de periodistas de Radio y Televisión, entre otros, es Miembro del Pen Club Internacional, y de la Sociedad de autores y compositores de Francia.

Miserable

Me siento miserable y ... no debiera

El inefable calor de mi piel protegida

del oscuro paisaje

recibiendo la música del vate,

que angustia la razón del verbo y de la carne;

tras alucinar al niño gritar ¡Tengo hambre!

la sangre en el vientre de la madre,

la impotencia de no encontrar

quien sacie al niño

o quien sane a la madre.

Me siento miserable y no debiera…

Golpéame las figuras de ciegas muñecas,

nacaradas manos

cubiertas de hiel

que imperturbables reciben

la comunión del sacrílego... ¿arte?

Sordas a todo vínculo

de realidad cotidiana:

cuánto más lejos de la tierra

más grande el orgasmo.

Recuerdo el sonido del presidio,

del hospital, del orfanatorio, del terral,

cien veces me convertí en fiera,

de pronto,

una herida certera

y el silencio total,

por eso

¡ Me siento miserable...

y no debiera!

Del libro: “Yo te amo”

1998, Martha Crosby

El Ojo de la Madera

Sentado sobre un borde de musgo, al pie de la cipresalada.

Y a mis pies hojas, sólo hojas. Humberto Ak´abal

Cuero partido. Tolderías

La triste nieve salada, cae desde mis ojos

en avalanchas

sobre mí.

Clave tambor

de lejanos desiertos

borra casi borra las huellas familiares,

entonces crujo Como cruje el Otoño

Y a mis pies, hojas, sólo hojas (*)

Muertas, bien muertas.

Alicia Álvarez Bonaparte

(*) Humberto Ak´abal

Grupo Escritores en Blackpool El grupo está integrado por María Pía Ugalde, Inés Guasti, Marta Comelli, Elena Córdoba, Alejandro Romano, Jorge Quarin y Pilar Velasco, quién lo hace por comunicación vía internet. El grupo trabaja en forma independiente sobre autores extranjeros y argentinos desde hace cinco años.

La transparencia de una gota vigila el parpadear del fuego el instante en que un pájaro detiene el aleteo sólo planea. Eso que es tuyo y que es mío no se explica, aparece. Pía Ugalde

Interminables hileras de plegarias y angustias desiertos, páramos lamentos de poetas calles anónimas en la muchedumbre, mar solo con un bote, maneras ritualizadas de llamarla. Esta noche yo soy la soledad y estoy desnuda. Pía Ugalde

A tu lado siempre "No temas al otoño, si ha venido. Aunque caiga la flor, queda la rama. La rama queda para hacer el nido" Leopoldo Lugones La amistad entre un cuerpo y la nada, que levita como la luz impalpable, como la mirada de la rosa herida en su tallo. Así el agua que desea sin saber qué, bebe tu silencio que se encoge en mis manos y se abraza a mi silencio. Habré de dejar que el trigo madure en su espiga y sea campo dorado cuando lo olviden. Pero lo que no se ve ni comprende con el sentido tendrá un destino ciego. Allí donde las piedras de los años se apilen y escondan los espacios sagrados. Piedra sobre piedra, muro sobre muro, sangre de vírgenes sepultadas en el inframundo, dirán de tu historia y de la mía,

y en ese mundo de dioses oscuros, de dioses sin nombre, donde habitan los miedos más recónditos, la gota de piel y de vida que fuiste será una forma nueva, libre y soberana. Un silencio que se encogerá en mis manos y se abrazará a mi silencio.

Jorge Quarin

"Y lejos del amor que, a modo de refugio la mente siempre inventa" Joan Margarit

El silencio apretado, escondido sólo se recrea en la memoria, en los sueños. Tatuaje que moldeaste en mi cuerpo con tus ojos, tu respiración. Ya no sé si pedirte que te vayas o te quedes qué más da, la urgencia siempre será urgencia, verte nuevamente, no importan las huellas, cuando corría. Por qué la puerta no se abre si yo tenía la llave por qué estás ahí, en silencio. Me adhieres con tus ojos, y el corazón se quiebra. Nuni Córdoba

Tregua

"El amor que ahora me consuela es sin urgencias." Joan Margarit Descansas a mi lado sin notar que te observo. Las canas que pintan tus cabellos me hablan de un tiempo compartido. El cuerpo otrora esbelto se encorva pidiendo auxilio. Las manos desplegadas sobre las sábanas me recuerdan sitios únicos. Seguís tendido Como una dulce radiografía que pide tregua. Comienzo a despertarte con caricias, devolviendo tantas guardadas en mí, y todavía quedo en desventaja.

Inés Guasti

Salvataje

‘’Ningún otro final podría estar a la altura de tanta soledad’’ Joan Margarit Dibujo un manto de piedad sobre tus ojos cerrados abro los míos, para corroborar que estás. Extiendo mis manos sobre el cuerpo que era. Beso con mi boca que era. Perdimos el sendero por la ría que lleva al olvido sólo el sexo in-espontáneo aviene en salvataje, en burbuja mentida que nos salva, en fantasía inventada para alivianar la vida.

Marta Comelli

Otras versiones

Y la pasión me atrapa.

me envuelve me desborda.

Y es vida.

Que corre por mis venas

me golpea las sienes.

No me asusta.

El olvido,

la palabra no escuchada,

el amor a oscuras, a tientas,

a migajas

en cuerpos sin aromas, ni arrojos.

Eso,

eso si me asusta

Pilar Velasco

Ojalá la bruma se diluya en los instantes

para que no borre el signo amado’’ Osip Mandelstan

En calles que no miran hacíamos el amor en un banco de la plaza. ¿Te acuerdas cuando el viento traía tus ojos

te acuerdas cuando tus ojos descubrían

que había llegado,

y ese viento insolente envolvía como caracol

mis cabellos?

Había caminos,

ahora ya no hay madrugadas.

Miro la hora, y ya es hora de saber

dónde sobrevives.

Elena Córdoba

Poetas de Córdoba : Marta Comelli

Poetas de Córdoba: Alejandro Schmidt (Villa María)