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8/11/2019 Baigorri_Despoblacin en Extremadura 2014.pdf
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Despoblacio n en Extremadura
(indicadores y reflexiones)1
Artemio Baigorri(Universidad de Extremadura)
Buenos das.
En primer lugar agradecer la invitacin de este parlamento, con el que es un
honor colaborar. Aunque deberan corregir su costumbre de enviar la cita con escasos
das de anticipacin, para disponer de ms tiempo para preparar la comparecencia. No
por ampliar el contenido, sino por tener la calma necesaria precisamente para
concentrarlo y adaptarlo a una agenda tan apretada. Por eso, y por si falta tiempo para
exponer todos los extremos, dejo a su disposicin el texto completo.
Al pensar sobre el despoblamiento de la regin, y muy especialmente de su
vinculacin a la baja natalidad y el flujo migratorio negativo, recuerdo que en mi ltima
comparecencia, hace algo ms de un ao y sobre la Deuda Histrica, apunt las
consecuencias de la sangra migratoria producida entre los aos 50 y 70 del siglo
pasado, y cmo dichas consecuencias constituan la gran losa de la regin, y por tanto
su restitucin (imposible de hacer en la prctica, pero s compensable) es la principal
Deuda Histrica que Espaa tiene con Extremadura.
Por eso no me detendr en hablar de aquel periodo, aunque hay que tenerlo en
cuenta pues es la causa de la desajustada estructura demogrfica de la regin en laactualidad. Es cierto que hay quien repite machaconamente, cada vez que se nombra
la gran sangra migratoria, que algunos intentamos tapar con la referencia a la Gran
Dispora lo que se no habra hecho en cuatro dcadas de democracia. Pero hay que
hacerlo, porque aquel proceso desangr la regin precisamente de cohortes de edad
esenciales, reduciendo la capacidad de resistencia sobre todo de nuestras zonas
rurales. Con las mimbres que haba a finales de los 70, poco ms se poda hacer, y an
se puede hacer hoy, en nuestras extensas zonas rurales, que asegurar su mera
supervivencia con unos recursos y servicios dignos.
Pero yo no quiero centrarme en ese pasado lejano, sino en las tendencias
observables en nuestro pasado ms inmediato, y nuestro presente, en algunos
aspectos que tienen incidencia directa en la cantidad y calidad de los stocks
demogrficos. Pues ciertamente se han producido cambios importantes en las ltimas
dcadas, consecuencia de los dos hechos polticos que, junto a la propia democracia,
ms han impactado en Espaa: la federalizacin como Estado de las Autonomas,
Autonmico, que ha dotado de autogobierno y por tanto capacidad decisora a la
regin, y el ingreso en la Unin Europea, que como saben mejor ha supuesto un flujo
1 Comparecencia ante la Comisin no Permanente de Estudio sobre la Despoblacin en
Extremadura, Asamblea de Extremadura, Mrida, 8/10/2014
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de caja impresionante, ciertamente no siempre bien administrado pero que ha salvado
por la campana a regiones moribundas como Extremadura.
Gracias a ello la sociedad extremea tiene muy poco que ver con la de hace
treinta aos. Aunque en trminos econmicos seguimos siendo una regin an en
trance de convergencia con los estndares medios europeos, incluso espaoles, de
riqueza, pues ni se ha modificado ni se est modificando sustancialmente la estructura
productiva (ms all de los cambios generales derivados de las ltimas revoluciones
tecnolgicas que nos conectan telemticamente en una urbe global).
De hecho hay un elemento, el ms clave, que no ha cambiado en los ltimos
treinta aos: seguimos viviendo en la regin el mismo milln de habitantes, ms o
menos. Parece que haya calma chicha en la demografa, con oscilaciones no tansignificativas como lo fueron en las dcadas precedentes, fuera para bien (en la
primera mitad del siglo XX) o para mal (desde mediados de ese siglo).
Pero no es cierto, la demografa ha cambiado mucho. En cuanto a procesos
migratorios, las diferencias entre 1982 y la actualidad son importantes. Empezando
por el saldo migratorio, sin duda el principal indicador demogrfico de la calidad de
vida de un territorio. Mientras que a principio de los70, en plena dispora (Baigorri,
2009), el saldo migratorio era dramticamente negativo, en 1982 era de nuevo
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positivo, por primera vez en dcadas. No porque las condiciones de vida y las
oportunidades en la regin hubiesen cambiado sustancialmente (aunque algn cambio
se haba producido al empezar a madurar los nuevos regados, un elemento cuya
importancia no me canso de repetir, pues se olvida demasiado a menudo), sino porque
las puertas se haban cerrado a los emigrantes extremeos en los grandes centrosindustriales espaoles, sumidos en una enorme crisis sistmica, mucho ms profunda
que (por ahora al menos) la actual. Como muestra grfico, basado en la Estadstica de
Variaciones Residenciales, aunque los saldos positivos de estos ltimos treinta aos en
absoluto compensan los dficits anteriores, lo cierto es marcan una tendencia nueva,
una situacin nueva.
La clave estaba en el retorno, una variable que a lo largo de las dos ltimas
dcadas ha venido adquiriendo creciente significacin. Emigrantes que no encuentran
lo que esperaban en el destino migratorio, que fracasan, o que por el contrario tienen
xito y al jubilarse vuelven con sus ahorros a vivir en sus pueblos de origen o (lo ms
habitual) a las pequeas ciudades cercanas a esos pueblos.
El retorno ha venido aportando un flujo constante no slo de poblacin (aunque
ya mayor e incluso anciana), sino tambin y sobre todo (de ah su autntica
importancia) de recursos econmicos a la regin, en forma de pensiones de jubilacin
o invalidez.
Pero es un retorno cuyos efectivos han venido decayendo en el ltimo lustro. En
la diapositiva pueden ver la prediccin que hacamos en 2008 sobre la tendencia de los
veinte aos previos. Abajo, la curva completa hasta la actualidad, que como ven marcauna cada vertiginosa. Y es que las consecuencias de la crisis econmica en
Extremadura van ms all del impacto directo en variables como el desempleo,
impactando directamente en el flujo de retorno, y tienen otras implicaciones a las que
no siempre se les presta atencin: as, muchos de los antiguos emigrantes extremeos
que ahora se plantearan retornar, no pueden permitrselo dado que tienen a parte de
sus descendientes, en las ciudades de destino, en paro u otras situaciones de
precariedad. Y tienen que asistirlos con sus propias pensiones, ayudarles cuidando a
los nietos, etc. De forma que en slo cinco aos el nmero de retornados anuales se ha
reducido en un 25%.
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Adems, ha aparecido un fenmeno nuevo, como es la re-emigracin de parte
de quienes retornaron tras su jubilacin, cuya importancia descubrimos en nuestra
investigacin. Pusimos de manifiesto, al construir la pirmide de poblacin de los
saldos migratorios, cmo a partir de los 75 aos, etapa vital en la que empiezan a
aparecer procesos de dependencia fsica, el saldo migratorio es negativo. Muchos sehan hecho demasiado mayores y dependientes como para mantenerse autnomos en
sus pueblos de origen, y han re-emigrado a Bilbao, Madrid, Vitoria, Zaragoza,
Barcelona, etc, cerca de sus hijos y de servicios de asistencia de ms calidad.
Junto los retornados que cierran el ciclo migratorio, en los ltimos aos se ha
reavivado un fenmeno que ya se produjo a finales de la dcada de los 70 y principios
de los 80 del pasado siglo, en el curso de la anterior Gran Crisis econmica (Marin,
Baigorri, 1984): el retorno en unos casos, migracin en otros, de los denominados
neorurales, una etiqueta hoy excesivamente laxa pues incluye autnticos neorurales
que emigran al campo para intentar vivir como vivan y de lo que vivan los antiguos
rurales, retornados y conmuters urbanitas que viven a caballo entre el campo y laciudad. Es un fenmeno interesante, que desde hace dcadas propongo potenciar,
pero que hoy por hoy es muy minoritario, ni siquiera est adecuadamente evaluado en
su impacto real.
Hay otro cambio que descubrimos en el marco de nuestra investigacin sobre
Emigracin y Retorno, que hemos venido siguiendo desde entonces y que me parece
ms sustancial, y hace referencia a la propia naturaleza y dinmica de los procesos
migratorios.
Si observamos el grfico que recoge la poblacin emigrante, podremos observar
dos detalles significativos (la flecha roja y la verde): el primero es obvio, en 1996,
cuando lleg a Extremadura el impacto de en la anterior recesin, vemos que se inici
un fuerte ciclo de emigracin; el segundo quizs no lo es tanto, pues se trata de la
estabilizacin del proceso.
Y eso es justamente lo novedoso: los procesos migratorios en Extremadura son
ya plenamente convergentes con las dinmicas nacionales. Si hasta hace dos dcadas,
de Extremadura se produca emigracin cuando haba crecimiento en las zonas ms
desarrolladas, y retorno cuando la crisis afectaba a esos espacios, en la actualidad
acabamos de ver cmo a pesar de la crisis se reduce el retorno, y adems apenas se
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incrementa el nmero de emigrantes. Es ms, si observamos el grfico, vemos cmo
en realidad, y a pesar de que Extremadura tiene una tasa de desempleo muy por
encima del resto del pas, el flujo de salida se retrae. Podra argumentarse que la
emigracin se retrae, como a finales de los 70, porque la crisis hace que no haya a
dnde emigrar. Pero la realidad es hoy ms compleja.Otra diferencia respecto a la situacin pretrita es que la mayor parte de los que
salen no son extremeos de origen, sino poblacin mvilque ha pasado un periodo
de tiempo en la regin; no slo inmigrantes extranjeros (que son quienes constituyen
el principal componente del mix de emigrantes desde el conjunto de Espaa), sino
tambin nacionales que vinieron a Extremadura por razn de destino, y por la misma
razn salen ahora. El grfico recoge la tendencia para el periodo 1988-2007.
Tras estos datos est la evidencia de que las dinmicas migratorias de la
poblacin extremea han cambiado. Segn la hiptesis que desarrollamos ms
ampliamente en un artculo que publicamos hace un par de aos en la Revista de
Estudios Extremeos (Baigorri, Chaves, Fernndez, 2012), se estaran produciendo en
la actualidad, dos dinmicas claramente diferenciadas: de una parte la salida de muy
pocos emigrantes en el sentido clsico, pero salida al fin, por cuanto Extremadura
sigue estando en una posicin dbil en cuanto a capacidad de generacin de empleo,
sobre todo cualificado; pero tambin la insercin de la regin en un nuevo modelo
global de movilidad.
La causa fundamental de estos cambios se debe a la insercin de las sociedades
avanzadas en la Sociedad Telemtica, caracterizada en lo que a las migraciones se
refiere por una serie de elementos que hacen la salida, normalmente provisional,
mucho ms fcil que antao:
a) Las facilidades que existen hoy en da para la movilidad geogrfica
b) El intenso contacto telemtico que es posible mantener con la familia,
amigos y seres queridos en general
La evidencia la vemos ms claramente observando los datos agregados a nivel
nacional. Segn la EPA (la mejor fuente para percibir estos cambios), la proporcin de
la poblacin que sigue viviendo en su municipio de nacimiento desciende de manera
continua en los ltimos doce aos.
En suma, podemos decir que la estructura migratoria de la regin ha cambiado
sustancialmente. Si en las dos ltimas dcadas del siglo XX la regin consigui unacierta estabilidad, aun as nunca ha llegado a invertirse (como para el caso espaol se
produjo) la tendencia migratoria de mediados del siglo, por una de inmigracin. Sin
embargo, con el siglo XXI la regin entra en una dinmica nueva, que la acerca (como
corresponde a la modernizacin general de la sociedad extremea que se ha
producido en las dcadas anteriores) a las tendencias globales en los que a movilidad
se refiere.
Otro de los cambios importantes que se han producido en la demografa de la
regin es la aparicin de un fenmeno de inmigracin desconocido. Aunque ni de lejos
ha tenido la intensidad que en el resto de Espaa, pues Extremadura no tiene oferta de
trabajo suficiente ni para la poblacin autctona, el cambio respecto de 1982 ha sidosustantivo: apenas 1.500 extranjeros residan en la regin en 1981, mientras que en
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2011 la cifra era de casi 40.000. Un nmero pequeo todava, y de ah (como veremos)
que no se haya producido en Extremadura el nivel de recuperacin de la natalidad que
se ha producido a nivel nacional. Mientras que en 2011, el 20% de los nacidos en
Espaa lo eran de madre extranjera, en Extremadura apenas llegaban al 6%, pero algo
han contribuido al amago de recuperacin de la natalidad que hemos tenido, luegovolver a ello.
Uno de los cambios con consecuencias demogrficas afecta a la familia, pero no
es de difcil cuantificacin. En la encuesta sobre la estructura y actitudes de las familias
extremeas hacia la Educacin, realizada en el marco del Debate Educativo, en 2006,
aparecan un 3% de familias de origen extranjero; un 5% de familias constituidas por
parejas de hecho; y ya entonces, hace casi una dcada, antes de su legalizacin, un
2,4% de familias conformadas por personas del mismo sexo (Baigorri et al, 2006:90).
Pero no existen series histricas sobre las que hacer comparacin: esos nuevos
modelos de familia han irrumpido en las ltimas dcadas, y respecto de algunas de las
tipologas ni siquiera es esperable que dispongamos de series estadsticas a corto omedio plazo, por lo que habr que seguir recurriendo en el futuro a las encuestas.
Son cambios de naturaleza cultural pero con impacto en los stocks. Pero tambin
hemos asistido a otros cambios de ms fcilmente medible impacto demogrfico y
econmico, por afectar a sectores bien diversos (desde la construccin al sistema
educativo). Empezando por el tamao de la familia, que podemos seguir a travs de la
variable tamao del hogar2 y que viene disminuyendo progresivamente desde hace
dos dcadas.
En los primeros aos de la pasada dcada pudimos asistir a un leve repunte,
vinculado tanto al fuerte crecimiento econmico alcanzado en nuestro pas con el
boom inmobiliario (que para bien y para mal permiti a muchos jvenes acceder a un
empleo y decidirse a formar una familia o a ampliar las ya existentes), como a la
llegada de inmigrantes extranjeros (que forman familias ms amplias).
Paradjicamente, sin embargo, las polticas natalistas de finales de la dcada, como el
2El tamao del hogar no existe como indicador formal y estable en el sistema de estadsticas del
INE. La serie histrica recogida recoge datos de los Censos de Poblacin, la Encuesta de PresupuestosFamiliares y la Encuesta de Condiciones de Vida.
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cheque bebe no van a tener efecto alguno en la abrupta cada que se produce en los
inicios de la crisis econmica, y que se prolonga hasta la actualidad. En suma, en algo
ms de veinte aos el tamao medio se ha reducido en casi un miembro, acoplndose
plenamente la evolucin de la regin a la nacional (salvo en el periodo 2003-2005).
Entre las causas que explican esta reduccin del tamao estn el retraso en laformacin de las familias, y consecuentemente en el inicio del periodo reproductivo, y
la cada de la natalidad propiamente dicha. Factores que algunos explicamos desde la
Sociologa por la teora de la placenta social (Baigorri, 2004:43; 2013:142), segn la
cual el desarrollo social conlleva un sistemtico retraso en la incorporacin de los
nuevos miembros de la sociedad a sus diversas funciones.
A un menor nmero de matrimonios se une un retraso imparable en la edad de
celebracin. En el grfico vemos que la evolucin de la edad media del matrimonio
mantiene tendencias similares tanto a nivel nacional como regional, afectando en la
misma lnea tanto a hombres, que pasan de 28,37 aos en 1996 a 33,16 en 2011, como
a mujeres, que pasan de 26,13 a 31,16. Si bien en esta variable no se observa una
convergencia con los datos nacionales, mantenindose en Extremadura una edad
media inferior en casi 2 aos entre los hombres, y en ms de un ao entre las mujeres.
Entre los factores y dinmicas que inciden directamente en este vector, tenemos
que prestar atencin, en primer lugar y atendiendo a la ley de la placenta social, al
retraso en la edad de emancipacin, que fundamentalmente tiene que ver con el
alargamiento de las etapas formativas, y circunstancialmente (en tiempo de crisis) con
las dificultades para encontrar un empleo estable que garantice en el tiempo la
formacin y el mantenimiento de nuevas familias.
En este sentido, podemos observar dos periodos claramente diferenciados: entre1996 y 2007, aos de recuperacin y crecimiento, la tasa anual de incremento en el
retraso es, para los matrimonios extremeos, del 0,98% para los hombres, y un 1,1%
para las mujeres. Mientras que en el periodo 2007 a 2011, de desencadenamiento de
la nueva crisis econmica, los incrementos anuales de la edad media han sido del
1,18% y 1,27%. Siendo incluso superiores esas tasas a nivel nacional.
Y es que la burbuja inmobiliaria dispar los precios de la vivienda, ponindola
fuera del alcance tanto de las parejas ms jvenes como de las parejas recompuestas.
Pero desde mediados de pasada dcada la situacin se complica an ms con la crisis
econmica, la accin sinrgica de la creciente precariedad laboral derivada de las
sucesivas reformas del mercado de trabajo (el fin del trabajo para toda la vida,convertido para casi un tercio de la poblacin activa extremea en el fin del trabajo de
cualquier duracin) y las reiteradas bajadas de salarios, todo ello es evidente que
dificulta enormemente que las parejas jvenes puedan adquirir una vivienda en
propiedad (segn nuestra costumbre, el primer elemento necesario para la gran
mayora de las parejas dispuestas a casarse, las cuales en general no contemplan el
alquiler como opcin). Todos estos factores hacen que la tendencia aumente a partir
de 2007, siendo previsible que se mantenga a ese ritmo en los prximos aos.
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Y consecuentemente con el retraso en el proceso de formacin de familias,
vemos un retraso en la edad de la maternidad. El cambio, respecto a la situacin de
1982, es rotundo, especialmente si tenemos en cuenta que en aquella pocajustamente conclua un ciclo de adelanto en la edad de la maternidad, fruto de la
liberalizacin en las relaciones sexuales, y la creciente apertura en general de la
sociedad, en los ltimos aos y especialmente tras la muerte del dictador Franco. As,
si en el momento en que se inicia la transicin a la democracia la edad media en
Extremadura estaba incluso muy por encima de la media nacional, en 29 aos, para
1982 haba cado ligeramente por debajo de los 27 aos, y sobre todo haba cado
incluso por debajo de la medida nacional.
Qu explica aquella cada? Sin duda alguna el menor acceso a mecanismos de
control de natalidad: el bajo nivel de desarrollo socioeconmico y de urbanizacin de
la regin, que en esta cuestin se expresa en tres mbitos claramente
interrelacionados: la escasa educacin sexual; la mayor dificultad de acceso a mtodos
anticonceptivos; y finalmente, consecuente de ese mismo atraso, la pervivencia del rol
tradicional de la mujer, orientado a la maternidad.
Pero desde entonces la edad media no ha hecho sino aumentar, en el caso
extremeo es ligeramente inferior a la media nacional hasta 2003, fecha en la que
ambas tendencias coinciden en su crecimiento hasta 2008, en donde nuevamente
volvemos a observar mayores diferencias entre ambas curvas. Este cambio de
tendencia podemos explicarlo con algunas de las polticas puestas en marcha en las
ltimas dcadas: la mayor inversin en educacin, la despenalizacin del aborto, elmayor desarrollo socioeconmico de la regin, el alargamiento de la etapa educativa
obligatoria, el acceso creciente a la educacin universitaria y sobre todo la masiva
incorporacin de la mujer al mercado de trabajo harn posible este cambio. La
diferencia entre ambas curvas que puede observarse a partir de 2008 hasta nuestros
das, a nuestro juicio, tiene que ver con la crisis econmica y financiera que se inicia en
esos momentos y que an perdura. La peor situacin econmica de Extremadura, y el
paro femenino que castiga especialmente a las mujeres ms jvenes (36,90% en el
primer trimestre de 2013) podra indicar una vuelta a los valores ms tradicionales y a
situar a la mujer, de nuevo, al frente del espacio domstico; no obstante
necesitaramos un mayor nmero de datos y otros tipos de exploraciones para poder
confirmar esta tendencia.
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El retraso en la maternidad es an ms evidente cuando atendemos a la
distribucin etaria del total de partos. El grfico compara la distribucin, por edades,
de entre menos de 14 y ms de 50, en 1982, y en 2011. Vemos el ostensible
corrimiento piramidal hacia las cohortes de ms edad. Los 335 partos de mujeres
menores de 18 aos en 1982 se redujeron a 88 en 2011.Pero adems del corrimiento hacia edades ms avanzadas (la moda estadstica
pasa de 23 a 32 aos), observamos cmo en la mayora de los tramos de edad, salvo
entre los de las jvenes adultas (entre 30 y 40 aos) se reduce el nmero de partos. Y
es que, en lgica lo que venimos analizando tiene su corolario en la cada de la
natalidad, que finalmente, cerrando el crculo, impacta directamente en el primer
punto que tocbamos, el tamao de las familias.
La Tasa Bruta de Natalidad (TBN) es el indicador que relaciona el nmero de
nacimientos ocurridos en un ao concreto con el nmero total de habitantes;
leyndose como nmero de nacimientos de una poblacin por cada mil habitantes en
un ao. El grfico compara entre la TBN extremea y el conjunto de la espaola y nos
permite analizar las distintas evoluciones de ambas tendencias. En la dcada de los 80
y primeros de los 90 es mayor la TBN extremea, es decir, nacen ms nios en
Extremadura por cada mil habitantes que en el conjunto de Espaa porque an no ha
llegado plenamente a nuestra regin los efectos de la modernizacin y el desarrollo
sociocultural, que como ya hemos comentando, es menor y ms lento en Extremadura
que en el conjunto de Espaa, por lo que siguen vigentes algunos elementos y valores
propios de sociedades menos desarrolladas, siendo la mayor natalidad uno de ellos.
En la dcada de los 90 Extremadura sin embargo, ya en pleno proceso de
desarrollo socioeconmico, se suma a la fuerte corriente de reduccin de la natalidad
que vena ocurriendo en Espaa desde la dcada de los 80 siguiendo las tendencias de
los pases de su entorno. Es la dcada del hijo nico, del masivo acceso de la mujer a la
educacin universitaria y al empleo. Como hemos visto se retrasa la edad media del
matrimonio y del primer hijo hasta que las parejas, y especialmente las mujeres, no se
perciben seguras econmicamente, con un empleo fijo y bien remunerado que les
permita el acceso a una vivienda y mantener cmodamente a sus hijos; ese empleo
que tarda en aparecer, debido a las mayores exigencias formativas para el desempeo
del trabajo, a la fuerte competencia entre los aspirantes y a la escasa oferta de
empleos atractivos
Con el nuevo siglo, sin embargo, se detiene la cada de la natalidad, si bien no seobserva todava un claro remonte, en el caso extremeo incluso sigue decayendo
ahora slo en unas dcimas. La explicacin a este cambio de tendencia la
encontramos, por un lado, en la buena marcha de la economa durante la primeros
aos del siglo, y el consiguiente crecimiento del empleo, que permite tanto la mejora
de la capacidad econmica, como sobre todo una mayor seguridad, que finalmente
repercute en una subida de la natalidad a nivel general. Pero es que adems, y este
aspecto es an ms determinante, el crecimiento econmico atraer a los inmigrantes
extranjeros, quienes llegan procedentes de culturas con hbitos reproductivos
distintos, haciendo saltar la poblacin espaola de 40 a 47 millones de habitantes
entre 2000 y 2011. Aunque son nicamente las zonas ms desarrolladas del pas los
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focos receptores, ello explica por qu en dicho periodo la tasa bruta de natalidad cae
en Extremadura por debajo de la media nacional.
Pero hay que mirar estos datos con cuidado. Cuando se destaca, por ejemplo,
que slo Galicia y Asturias pierden ms poblacin que Extremadura por razn del saldo
vegetativo, es decir, por haber ms defunciones que nacimientos, se cae en un errormuy comn: vincular todo eso automticamente con el envejecimiento, que es otra
variable bien distinta.
Para evitar la confusin es preciso atender a que el problema demogrfico no
est en el nmero de defunciones, sino en la falta de nacimientos. En realidad, a pesar
de lo que algunos repiten una y otra vez, Extremadura no es de las regiones ms
envejecidas de Espaa, especialmente en el caso de la provincia de Badajoz, como
vemos en los mapas.
Han pasado diez aos desde la ltima vez que analic este asunto, por lo que los
datos no son muy actuales, pero todava entonces slo 36 municipios, un 9% de la
comunidad, se hallaban en la situacin de que ms 50% de la poblacin fuese mayor
de 55 aos. Es decir, que sobre el envejecimiento se dicen no pocas tonteras. Y hay
que abordarlo no en relacin con la despoblacin, sino en relacin con otras
cuestiones, como la calidad de vida, su condicin de recurso potencial, etc.
En este sentido, hay un ltimo cambio que me gustara hacer notar, pues tiene
ntima relacin con el asunto que tratamos, y se refiere a la esperanza de vida. Hay
quien cree ingenuamente que Extremadura est muy envejecida porque aqu vivimos
muy sano y por eso se vive ms tiempo, y por tanto hay ms viejos. No, no hay nada de
eso. La esperanza de vida constituye un indicador clave de los niveles de desarrollo y
salud de una poblacin, ya que viene inducida tanto por el nivel tecnolgico alcanzado,
como por el acceso a determinados bienes y servicios, as como por hbitos derivados
a su vez del nivel cultural alcanzado por una sociedad. As, es posible estimar el
desarrollo social en comunidades como la extremea no slo en materia de
crecimiento industrial, y empresarial, sino tambin a partir de la forma como algunos
avances cientficos del ltimo siglo impacta a nivel local las tcnicas de asistencia
mdica y las prcticas que en torno a la salud articulan los habitantes de la comunidad.
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Si atendemos al grfico, podremos observar cmo en los ltimos treinta aos se
ha producido un sensible incremento en la esperanza de vida, segn datos del INE, y
para el ltimo ao del Instituto Valenciano de Investigaciones Econmicas (Ivie).Pasando de 74,82 de expectativa de vida al nacer, a 81.
Sin embargo, de nuevo hay que destacar que no se ha producido, salvo durante
los aos 90, una convergencia con los datos nacionales, de cuya media incluso se ha
alejado, en los ltimos aos, ms de lo que estaba tres dcadas atrs. Si en 1981 la
diferencia era de 0,69 aos, llegando a reducirse esa diferencia en 1991 hasta 0,35
aos, en los ltimos aos nos hemos ido alejando de las tendencias nacionales, y la
diferencia era en 2012 de 0,7 aos.
De hecho (y ello contradice en cierto modo esa visin idlica que a veces tenemos
de esta especie de paraso natural) si en lo que se refiere a la esperanza de vida, ancon la evidencia de una mejora notable, no se produce una convergencia clara con la
media nacional, en lo que se refiere a todo un conjunto de indicadores de salud
tampoco puede decirse que se produzca dicha convergencia. La mejora en muchos
tems es evidente, pero en trminos generales puede decirse que se mantienen las
distancias respecto al conjunto nacional, e incluso en algunos aspectos se observa un
empeoramiento. Parece que no venga al caso, pero es un aspecto esencial, por
ejemplo, junto a la calidad de la Educacin, para atraer poblacin cualificada o
empresas a un territorio.
Empecemos por la propia percepcin subjetiva del estado general de la salud. En
el grfico podemos observar, para las series publicadas disponibles de la EncuestaNacional de Salud, cmo si a principios de la ltima dcada del siglo XX, el porcentaje
de poblacin extremea que valoraba negativamente el estado de su salud era algo
ms de tres puntos superior a la media nacional, a principios de la segunda dcada del
siglo XXI la distancia se ha reducido, pero sigue siendo superior en casi dos puntos.
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En la tabla siguiente se recogen las variaciones, y distancia respecto de la media
nacional, para una serie de indicadores relacionados con la salud de la poblacin. Las
series se han construido a partir del software de Indicadores Clave del SistemaNacional de Salud (INCLASNS BD) del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e
Igualdad, tomando el primer y ltimo ao de las series disponibles (entre 1990 y 2012).
No se indica en la tabla a qu ao corresponde cada dato, por cuanto el objeto de la
misma es mostrar el cambio tendencial general operado para el conjunto del periodo.
Algunos indicadores son especialmente preocupantes como tendencia. As, si
bien la tasa de mortalidad infantil se ha venido reduciendo drsticamente como
corresponde al conjunto de pases desarrollados, llama la atencin que, estando
claramente por debajo de la media nacional a principios de la ltima dcada del siglo
XX, en la actualidad est ligeramente por encima. Por su parte la tasa de
hospitalizaciones por infarto, relacionada con los hbitos poco saludables de vida y
alimentacin, ya estaba claramente por encima de la media nacional; pero adems el
incremento que se ha producido (24%) ha sido muy superior al de la media nacional
(19%). Es especialmente significativo tambin el tem de prevalencia de enfermedades
bucodentales, que estaba por debajo de la media nacional, y sin embargo en el ltimo
ao disponible aparece por encima. As ocurre tambin con el porcentaje de
bebedores de alcohol en riesgo de adiccin, que estaba claramente por debajo de la
media nacional, y actualmente est por encima. Mientras que el porcentaje de
bebedores de riesgo se ha reducido en un 31% a nivel nacional, en Extremadura se ha
incrementado en prcticamente el mismo porcentaje. Tambin en prevalencia de
sobrepeso la regin estaba por debajo de la media, y ha pasado a estar por encima de
la media. Podra alegarse que justamente la mejora en las condiciones econmicas de
la regin ha tenido como consecuencia un empeoramiento de los indicadores de salud
que tienen relacin directa con los hbitos de vida y alimentacin. Pero el hecho cierto
es que los datos no son positivos.
Deca al principio de mi intervencin que haba un elemento que prcticamente
no haba cambiado en 30 aos: el stock de poblacin. Pero son dos. Porque como
lgicamente el territorio sigue siendo el mismo, la densidad de poblacin sigue
tambin siendo la misma.
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Y con esto quiero apuntar algunas de esas reflexiones que a algunas personas
podrn resultar provocadoras, pero que slo pretenden provocar la generacin de
ideas.
Extremadura tiene poco ms del 2% de la poblacin espaola, y ms del 8% del
territorio, lo que plantea problemas de gestin de servicios, pero no tiene una
repercusin en el crecimiento demogrfico. Esa baja densidad de poblacin es
justamente una de las consecuencias de la despoblacin y la baja natalidad, y no causa
de la misma. Pero est en la base de lo que quiero que sea mi reflexin positiva.
Yo supongo que el resto de comparecientes propondrn todo tipo de polticas
natalistas y de desarrollo econmico para sujetar e incluso atraer poblacin, pues el
autntico crecimiento demogrfico slo puede ser exgeno. Por supuesto que creo en
que las polticas natalistas pueden contribuir en alguna medida al incremento de lanatalidad, pero muy poco. Hay algn seguimiento de lo que ha ocurrido en los
pueblos en los que se regalaba cerdos a los recin nacidos, o cualquier otra especie de
promocin pronatalista?. Alguien se ha entretenido en analizar el impacto real del
cheque-beb, o de las ayudas a familias numerosas?. Sera interesante estudiarlo.
A mi juicio, si ha habido un cierto repunte, apenas en Extremadura, de la
natalidad, ha sido en primer lugar por la llegada de inmigrantes socializados en otras
culturas reproductivas (que no obstante rpidamente se estn adaptando al estilo
reproductivo espaol), y en segundo lugar por la emulacin. En la medida en que,
durante el ltimo ciclo de crecimiento, haba expectativas de futuro, el hecho de ver a
nios por las calles, los de los inmigrantes, fue un acicate para la leve recuperacin dela natalidad tambin entre las mujeres autctonas mejor que los premios fiscales o de
cualquier otro tipo. Ver a nios estimula a las mujeres en edad reproductiva a pensar
en la natalidad, por razones naturales. Es, por supuesto, una teora a contrastar.
En cualquier caso no quiero insistir en esa lnea, y centrarme en mi nica
propuesta. Complicada de plantear, difcil de que sea bien comprendida por todos, as
que la expondr sin rodeos: dejen ustedes que Badajoz se convierta de una vez en una
ciudad de 300.000 habitantes, y Extremadura contar con la musculatura necesaria
para enfrentar su de nuevo progresiva desertificacin. Parece una paradoja, pero no lo
es.
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No se puede esperar que Badajoz llegue a ser como Zaragoza o Valladolid, pero s
que puede llegar a cumplir su misma funcin articuladora. Partiendo de una situacin
similar hace treinta aos (una poblacin parecida, una densidad parecida), Aragn havisto incrementarse su poblacin en los ltimos aos, mientras que en Extremadura se
ha mantenido estable, e incluso desciende de nuevo. Cul es la diferencia?: que
Aragn ya concentraba entonces en su capital, ubicada en la ciudad ms grande de la
regin y no en la ms pequea, 500.000 habitantes. Claro que Zaragoza vaci Aragn
(aunque lo vaciaron en mayor medida Barcelona o Bilbao), pero su propia densidad
demogrfica, econmica, como ciudad, ha supuesto un incremento global de la
poblacin de la regin, y de la calidad de vida de todos sus habitantes. A cambio, en
Extremadura tenemos una red de pueblos de pequeas ciudades y pueblos grandes
que hace que el territorio se mantenga poblado, pero a costa de no tener una ciudad
capaz de desarrollar economas de escala suficientes para provocar un chispazo decrecimiento. La conversin de Mrida en capital regional, el bloqueo de determinadas
inversiones esenciales en Badajoz, no cabe duda de que ha permitido una estructura
ms difusa de la poblacin y los recursos, y de los servicios, pero al precio de no contar
con un centro neurlgico que toda regin, toda nacin, debe tener, no importa que sea
cntrico o excntrico. Paradjicamente, hoy en Aragn se dispone de ms capacidad
para mantener los servicios en municipios mucho ms escasamente poblados que en
Extremadura. A escala ocurri lo mismo con Barcelona, respecto del resto de
Catalunya (en donde, no olvidemos, tambin hay cientos de municipios mucho menos
poblados que los ms pequeos de los extremeos), a lo largo del siglo XX.
Hace ya muchos aos que seal, y muchos autores y polticos han seguido
despus el hilo de aquella reflexin, la importancia crucial que Badajoz podra tener en
el centro del tringulo formado en Madrid, Sevilla y Lisboa, equidistante y equivalente
a la posicin de Zaragoza entre Madrid, Bilbao y Barcelona. Fjense el vaco urbano que
tenemos ahora mismo.
Creo que apostar por la concentracin demogrfica es, paradjicamente, apostar
por la densidad global, lo que potencia el crecimiento. Pero cuando hablo de
concentracin yo no estoy hablando de desaparicin de municipios, como absurda y
alegremente se plantea en algunos foros de la regin. Extremadura es probablemente
la regin con menos densidad municipal de Espaa; no he tenido tiempo de hacer el
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clculo, pero probablemente slo Murcia tenga menos. Yo hablo de concentracin de
poblacin.
Yo me equivoqu hace veinte aos, al pronosticar que Badajoz alcanzara en diez
aos los 150.000 habitantes, y que aumentara considerablemente la poblacin
portuguesa en la ciudad. Ha tardado veinte aos, y no diez en alcanzar los 150.000habitantes, y en relacin con Portugal ha ocurrido ha sido justamente lo contrario, que
cientos de pacenses residen hoy en Elvas, a causa de la falta de viviendas asequibles en
Badajoz durante los ltimos aos. Pero claro, yo no poda imaginar que dos dcadas
ms tarde Badajoz seguira sin estar totalmente circunvalada por autova; que
seguiramos no ya sin AVE (que ni lo imaginbamos) sino sin vulgares trenes de esos
que van a 200 por hora; o que se seguira potenciando de forma desigual el campus de
Cceres, totalmente desproporcionado a la poblacin de la ciudad y la provincia; no
poda imaginar que la recuperacin del casco antiguo iba a seguir dilatndose durante
tanto tiempo; que nunca se llegara a conseguir, para los espacios transfronterizos
como es el de Badajoz, la anulacin del roaming (se ha conseguido ya, a dos aos vista,pero para toda Europa; hemos perdido veinte aos en los espacios transfronterizos).
Por citar slo algunos de los elementos que han dificultado la atraccin de poblacin.
Yo creo que en trminos territoriales Extremadura ha conseguida cuadrar el
crculo, pero no lo ha completado. Ha mantenido poblacin en el territorio, en las
zonas rurales, con un nivel de servicios de calidad Pero ha desatendido el otro
extremo del asunto: la urbe motor de desarrollo, punto de concentracin de la
densidad moral (en el sentido inmaterial lo deca el socilogo clsico Simmel). Yo no
me canso de decirlo desde hace un cuarto de siglo: hasta que Badajoz no alcance los
300.000 habitantes, Extremadura no despegar del todo. Cmo va a alcanzarlos si
todas las instituciones de la regin trabajan al unsino en contra, como el perro delhortelano? . Muchas gracias.