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2000. Tamb
ién la humanid
ad d
el tercer milenio nece-
sita descub
rir que C
risto es su Salvad
or. Este es el
anuncio que los cristianos d
eben transm
itir con reno-vad
a valentía al mund
o de hoy.
A este resp
ecto, el concilio VaticanoII record
óla resp
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ad esp
ecial de los fieles laicos
(cf.A
postolicam
actuositatem). E
n virtud d
el bautism
o yd
e la confirmación, p
articipan en la m
isión profética
de C
risto. Por consiguiente, están llam
ados a "b
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e Dios, ocup
ándose d
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enándolas según D
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ién a lle-var a cab
o "en la Iglesia y en el mund
o la parte q
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onde (...) con su em
peño p
or evangelizar ysantificar a los hom
bres" (N
ovo millennio ineunte , 46).
Entre tod
as las criaturas angélicas y terrenas,D
ios eligió a la Virgen M
aría para asociarla d
e mod
osingularísim
o a la realeza de su H
ijo hecho homb
re. Es
lo que contem
plam
os en el último m
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santo Rosario. Q
ue María nos enseñe a testim
oniarcon valentía el reino d
e Dios y a acoger a C
risto como
rey de nuestra existencia y d
e todo el universo.
mad
ísimos herm
anos y hermanas. S
e cele-b
ra hoy la solemnid
ad d
e Jesucristo, Rey d
eluniverso. E
sta fiesta está situada op
ortuna-m
ente en el último d
omingo d
el Año litúrgi-
co, para p
oner de relieve q
ue Jesucristoes
el Señor d
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o y que en él se cum
ple a la p
erfec-ción tod
o el designio d
e la creación y de la red
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n la conciencia del p
ueblo d
e Israel, la figurad
el Rey M
esías toma form
a a través de la antigua A
lian-za. E
s Dios m
ismo q
uien, especialm
ente med
iante losp
rofetas, revela a los israelitas su voluntad d
e reunirloscom
o hace un pastor con su grey, p
ara que vivan lib
resy en p
az en la tierra prom
etida. C
on este fin, enviará asu U
ngido, "C
risto" en lengua griega, para rescatar al
pueb
lo del p
ecado e introd
ucirlo en el Reino.
Jesús Nazareno cum
ple esta m
isiónen el m
iste-rio p
ascual. No viene a reinar com
o los reyes de este
mund
o, sino a establecer, p
or decirlo así, la fuerza d
ivi-na d
el Am
or en el corazón del hom
bre, d
e la historiay
del cosm
os.E
l concilio Vaticano IIproclam
ó con fuerza y cla-rid
ad al m
undo contem
poráneo el señorío d
e Cristo, y
su mensaje fue recogid
o en el gran jubileo d
el año
De
Domingo XXXIV del T. Ordinario
año XV · número 832 · 21/11/2010
interés
n este último dom
ingo del tiempo ordinario celebram
osla fiesta de C
risto Rey. E
l próximo dom
ingo recomenza-
remos, una vez m
ás, el ciclo de un nuevo año litúrgicoque se inicia con el tiem
po del Adviento. C
omenzam
osel año litúrgico con la preparación a la venida de Jesús,
el Hijo de D
ios, entre nosotros (Em
manuel) y lo term
inamos con
la celebración, en la esperanza, de su segunda venida como
Rey del universo. D
e esta forma, el año litúrgico
se sitúa entre las dos venidas de Jesús: como
un recién nacido en Belén y com
o Rey triunfa-
dor en la “parusía”, el último día.
Pero la figura de Jesús com
o Rey de los
judíos es tributaria de la experiencia de Israel enrelación con sus reyes. E
n el Antiguo Testam
en-to aparece, por una parte, la necesidad de con-tar con un rey, a sem
ejanza de sus pueblosvecinos,
y, por
otra, la
incompatibilidad,
alm
enos aparente, entre una realeza humana y la
realeza de Yahvé sobre su pueblo. Es cierto
que, en los primeros tiem
pos de los patriarcas(A
braham, Isaac, Jacob…
) no aparece la ideade un Yahvé-R
ey. Pero, una vez instalado el
pueblo de Israel en Canaán (hacia 1200 a.C
.),rápidam
ente se recurre a esta representaciónsim
bólica para definir las relaciones de Yahvécon su pueblo. Y
esta especial relación apare-cerá com
o incompatible con una m
onarquíahum
ana: “Las gentes de Israel dijeron a Gede-
ón: ‘Reina sobre nosotros tú, tu hijo y los hijos
de tu hijo’…R
espondióles Gedeón: ‘N
o reinaréyo sobre vosotros, ni reinará tam
poco mi hijo,
porque Yahvé será vuestro rey’”(Jueces 8, 22-
23). Finalmente se im
pondrá, a pesar de todo, lanecesidad de contar con reyes (S
aúl, David, S
alomón – entre
1030 y 931 a.C.-), seguidos luego por dos reinos separados:
Israel y Judá (entre 931 y 721 a.C.), quedando Judá com
o únicoreino hasta 587 a.C
., año de la desaparición de la realeza. Laexperiencia de la realeza no pasó de ser una especie de parén-tesis en la historia del pueblo elegido. P
or otra parte, los profe-tas estaban siem
pre atentos para llamar al orden a los reyes que
se desviaban de la Ley de Dios. Los reyes de Israel no debían
copiar el ejemplo de los reyes vecinos. N
o eran como los dem
ásreyes. Los profetas se lo recordaban con insistencia. E
l libro delD
euteronomio (17, 14-20) dirá: “en cuanto se siente en el trono
de su realeza escribirá para si en un libro una copia de estaLey…
la tendrá consigo y la leerá todos los días de su vida, paraque aprenda a tem
er a Yahvé…”.A
diferencia de las concepcio-nes de los pueblos circundantes, el rey no encarna a D
ios enm
edio de su pueblo. Para Israel, el rey está som
etido a la Leyde D
ios. Cum
ple con una función precisa: se trata de una per-sona carism
ática, guiada por el Espíritu de Yahvé, que debe
guiar a su pueblo en la guerra contra sus enemigos. P
ero, apesar de los esfuerzos de los profetas por m
antener la fidelidad
a Yahvé entre los reyes, la experiencia es juzgada como desas-
trosa. Por eso acabó con la tom
a de Jerusalén por Nabucodo-
nosor, la destrucción del Templo y la deportación a B
abilonia(m
ediados de 587 a.C.). Frente a esta experiencia desastrosa
los profetas anuncian la restauración de la realeza “en los últi-m
os tiempos”: “N
os ha nacido un niño, nos ha sido dado unhijo, que tiene sobre su hom
bro la soberanía y que se llamará
maravilloso
consejero, D
ios fuerte,
Pad
resem
piterno, Príncipe de la paz, para dilatar el
imperio y para una paz ilim
itada, sobre eltrono de D
avid y sobre su reino, para afirmar-
lo y consolidarlo en el derecho y la justicia,desde ahora para siem
pre jamás”(Isaías 9, 6-
7).E
n los años que precedieron a la venidade Jesús, Israel vuelve a conocer la experien-cia de la realeza con las dinastías A
smonea
(l66-63 a.C.) y H
erodiana (63 a.C.- 70 d.C
.),esta últim
a ya bajo control de Rom
a. En estas
últimas etapas crece en el pueblo la esperan-
za de la llegada de un rey que deberá restau-rar el reino de Israel,
de un Rey-M
esías quelibere a Israel de la opresión extranjera.
Y en este contexto aparece Jesús.
Jesús se sabe el Mesías, pero no cede ante el
entusiasmo que provoca su m
inisterio en lam
uchedumbre. La gente, en general, espera
la venida del Rey-M
esías, rey libertador de laopresión rom
ana. Jesús no se opone ni a laautoridad del rey H
erodes, aunque éste letem
e como posible opositor al trono, ni a la
del emperador rom
ano (“Dad al C
esar lo quees del C
esar”). Su m
isión es de otra naturale-za. E
l interrogatorio de Jesús durante su pro-ceso religioso se concentra en su calidad de M
esías y de Hijo
de Dios. E
n cambio en su proceso civil ante P
ilato se hablará desu reinado: “¿E
res tu el rey de los judíos?...Jesús respondió: Mi
reino no es de este mundo; si de este m
undo fuera mi reino, m
igente habría luchado para que no fuese entregado a los judíos,pero m
i reino no es de aquí” (Juan 18, 33-36). Este reino de
Jesús se inaugurará con su Pasión-R
esurrección. La bandera yenseña de este R
ey no será otra que la Cruz. P
aradoja y miste-
rio. Por la C
ruz Jesús nos ha salvado, al someterse a la volun-
tad del Padre, hasta la m
uerte, por Am
or. Lejos de Jesús bus-car el triunfo hum
ano, la gloria terrestre, el poder político. ¡No es
eso, no es eso! Y nosotros seguim
os sin comprender. ¡C
uántasveces sucum
bimos a la tentación del triunfo hum
ano, del poderpolítico…
! La propia historia de la Iglesia se nos muestra conta-
minada por la concepción del cristianism
o como poder tem
po-ral, que Jesús tanto com
batió. Cada uno de los cristianos,
desde el más hum
ilde creyente hasta el Papa, pasando por toda
la jerarquía, debería llevar inscrita en la frente la divisa de Cris-
to: “MI R
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O N
O E
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STE
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ND
O”. C
uando el Rey vuel-
va el último día ¿nos reconocerá com
o discípulos suyos?
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inco
rpo
rad
os
co
n
el
Bautis
mo
co
mo
p
ied
ras
vivas p
ara
la
constru
cció
n
de u
n e
dific
io e
sp
iritual (c
fr
1P
e 2
,5).La
igle
sia
d
e
la
Sagra
da F
am
ilia fe
conceb
i-
da y p
roye
cta
da p
or G
aud
í
com
o u
na g
ran c
ate
quesis
sob
re J
esucris
to, c
om
o u
n
cántic
o d
e a
lab
anza
al C
re-
ad
or.
En
ese
ed
ificio
ta
n
imp
onente
, él p
uso s
u p
ro-
pia
genia
lidad
al s
ervic
io d
e
lo
bello
. D
e
hecho
, la
extra
ord
inaria
cap
acid
ad
exp
resiva
y sim
bólic
a d
e la
s
form
as
y d
e
los
motivo
s
artís
ticos, c
om
o ta
mb
ién la
s
innova
dora
s té
cnic
as a
rqui-
tectó
nic
as
y
escultu
rale
s,
evo
can la
Fuente
sup
rem
a
de to
da b
elle
za. E
l fam
oso
arq
uite
cto
consid
eró
este
trab
ajo
com
o u
na m
isió
n e
n
la
que
esta
ba
imp
licad
a
tod
a s
u p
ers
ona. D
esd
e e
l
mom
ento
en q
ue a
cep
tó e
l
encarg
o
de
co
nstru
cció
n
de e
sa ig
lesia
, su vid
a fu
e
marc
ad
a
po
r un
cam
bio
Mie
ntra
s e
sta
ba e
n B
arc
elo
na, re
cé
inte
nsam
ente
por la
s fa
milia
s, c
élu
las vita
les
y esp
era
nza
de la
socie
dad
y de la
Igle
sia
.
Record
é ta
mb
ién a
aq
uello
s q
ue s
ufre
n, e
n
partic
ula
r en e
sto
s m
om
ento
s d
e s
eria
s d
ifi-
culta
des
eco
nó
mic
as.
Tuve
pre
sente
, al
mis
mo tie
mp
o,
a
los jó
venes –
que m
e a
com
pa-
ñaro
n e
n to
da la
visita
a S
antia
-
go y
Barc
elo
na con su entu
-
sia
sm
o y s
u a
legría
– p
ara
que
descub
ran la
belle
za, e
l valo
r y
el c
om
pro
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o d
el M
atrim
onio
,
en
el
que
un
hom
bre
y
una
muje
r form
an u
na fa
milia
, que
con g
enero
sid
ad
acoge la
vida
y la a
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paña d
esd
e s
u c
on-
cep
ció
n h
asta
su té
rmin
o n
atu
-
ral. To
do lo
que s
e h
aga p
ara
ap
oya
r el m
atrim
onio
y la fa
mi-
lia, p
ara
ayu
dar a
las p
ers
onas
más n
ecesita
das, to
do lo
que
acre
cie
nta
la
g
rand
eza
del
hom
bre
y su d
ignid
ad
invio
la-
ble
, contrib
uye
al p
erfe
ccio
na-
mie
nto
de la
socie
dad
. Nin
gún
esfu
erzo
es va
no e
n e
ste
senti-
do.
Querid
os
am
igos,
doy
gra
cia
s a
Dio
s p
or la
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rnad
as
inte
nsas
que
he
transcurrid
o
en S
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go d
e C
om
poste
la y
en B
arc
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na. R
enuevo
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iento
al
Rey y a
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ein
a d
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sp
aña, a
los P
ríncip
es
de A
stu
rias y a
tod
as la
s A
uto
ridad
es. D
irijo
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z más m
i pensam
iento
con re
conoci-
mie
nto
y
afe
cto
a lo
s q
uerid
os herm
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arzo
bis
pos d
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os Ig
lesia
s p
artic
ula
res
y a
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cola
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dore
s,
com
o
tam
bié
n
a
cuanto
s se han p
rod
igad
o genero
sam
ente
para
que m
i visita
a e
sas d
os m
ara
villosas
ciu
dad
es fu
ese fru
ctífe
ra. ¡H
an s
ido d
ías in
ol-
vidab
les,
que
qued
ará
n
imp
resos
en
mi
cora
zón! E
n p
artic
ula
r, las d
os C
ele
bra
cio
nes
eucarís
ticas, c
uid
ad
osam
ente
pre
para
das e
inte
nsam
ente
vivid
as
por
tod
os
los
fiele
s,
tam
bié
n a tra
vés d
e lo
s canto
s,
tom
ad
os
tanto
de la
gra
n tra
dic
ión d
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Igle
sia
, com
o
de la
genia
lidad
de a
uto
res m
od
ern
os, fu
e-
ron m
om
ento
s d
e ve
rdad
era
ale
gría
inte
rior.
Que D
ios re
com
pense a
tod
os, c
om
o s
ólo
Él
sab
e h
acer; q
ue la
Santís
ima M
ad
re d
e D
ios
y el A
pósto
l Santia
go s
igan a
com
pañand
o
con su p
rote
cció
n su cam
ino.
El
año q
ue
viene, s
i Dio
s q
uie
re, m
e d
irigiré
de n
uevo
a
Esp
aña, a
Mad
rid, p
ara
la J
orn
ad
a M
und
ial
de la
Juve
ntu
d. C
onfío
desd
e a
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a vu
es-
tra ora
ció
n esta
in
icia
tiva p
rovid
encia
l p
ara
que s
ea o
casió
n d
e c
recim
iento
en la
fe p
ara
tanto
s jó
venes.
MIEN
TRAS
GAU
DÍ
TRAB
AJABA
ENLA
CONSTR
UCCIÓN
DEL
TEMPLO
,DIOS
CONSTR
UÍA
ENÉL
ELED
IFICIO
ESPIRITU
AL
SSaallmm
oo rree
sspp
oonn
ssoo
rriiaall..
Sal 1
21
,1,2
.34
a.4
b-5
.¡Q
ué alegría cuand
o m
e dijero
n: «Vam
os a la casa d
el Seño
r»!
(continua de la sem
ana anterior)