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Memoria e Historia Author(s): Dora Schwarzstein Source: Desarrollo Económico, Vol. 42, No. 167 (Oct. - Dec., 2002), pp. 471-482 Published by: Instituto de Desarrollo Económico y Social Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3455848 Accessed: 16/07/2010 03:24 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of JSTOR's Terms and Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp. JSTOR's Terms and Conditions of Use provides, in part, that unless you have obtained prior permission, you may not download an entire issue of a journal or multiple copies of articles, and you may use content in the JSTOR archive only for your personal, non-commercial use. Please contact the publisher regarding any further use of this work. Publisher contact information may be obtained at http://www.jstor.org/action/showPublisher?publisherCode=ides. Each copy of any part of a JSTOR transmission must contain the same copyright notice that appears on the screen or printed page of such transmission. JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. Instituto de Desarrollo Económico y Social is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Desarrollo Económico. http://www.jstor.org

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Memoria e HistoriaAuthor(s): Dora SchwarzsteinSource: Desarrollo Económico, Vol. 42, No. 167 (Oct. - Dec., 2002), pp. 471-482Published by: Instituto de Desarrollo Económico y SocialStable URL: http://www.jstor.org/stable/3455848Accessed: 16/07/2010 03:24

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Desarrollo Econ6mico, vol. 42, N2 167 (octubre-diciembre 2002) 471

MEMORIA E HISTORIA

DORA SCHWARZSTEIN*

Trabajo preparado para el Seminario "Memoria Colectiva y Repre- si6n", organizado por el Social Science Research Council en el marco del programa de formacidn e investigacion sobre Memoria colectiva y represidn: Perspectivas comparativas sobre el proceso de democrati- zacidn en el cono sur de America Latina

Montevideo, 16-17 de noviembre de 1998.

Por lo menos desde comienzos de la decada de 1980, cuestiones vinculadas a la memoria ocupan un lugar central en los debates sobre la cultura y ia politica en el mundo actual. Hoy es casi imposible leer un texto de historia que no haga referencia de alguna manera al fenomeno de la memoria en sus diversas formas: memoria colec- tiva, memoria individual, memoria pOblica. Se trata de un fenomeno internacional con caracteristicas propias en los distintos contextos nacionales y etnicos. Acontecimien- tos tales como el colapso de la UniOn Sovietica, la caida del Muro de Berlin, la libera- ciOn de Africa del apartheid o la guerra en Bosnia han creado serias crisis de identi- dad politica y nacional. En estas situaciones y otras similares, se ha producido una verdadera batalla por rescatar el pasado para la renegociaci6n del presente. La reinvencion de la memoria oficial del Glasnost en la UniOn Sovi6tica, ia celebracibn del bicentenario de la RevoluciOn Francesa son ejemplos de una lista arbitraria, como la memoria misma, de que existe un compromiso para recordar1.

,Por que esta obsesion por la memoria y el pasado y por que este miedo a olvidar?

.Por que construimos museos como si no fuera a haber un marana? ,Y por

que el Holocausto se ha convertido en una cifra ubicua de todas nuestras memorias del siglo XX de una manera inconcebible hace unos 20 aros? Asi comenzaba el criti- co cultural Andreas Huyssen, una reciente conferencia en el Instituto Goethe en la ciudad de Buenos Aires2. La memoria se ha convertido en una obsesiOn cultural de proporciones monumentales, pero al mismo tiempo se acusa a nuestra cultura de amnesia, de incapacidad de recordar. El boom de la memoria, ,esta inevitablemente acompairado por el olvido?

En las Oltimas decadas ha proliferado una enorme producciOn de textos sobre la memoria, la conmemoraciOn y el olvido. Esto se ha expresado tambien en la creaci6n

* Programa de Historia Oral, Facultad de Filosofia y Letras, Universidad de Buenos Aires. SNatalie Zemon DAVIS y Randolph STARN: "Introduction", Representations, 1989, NW 26. 2 Andreas HUYSSEN: "En busca del tiempo. La cultura de la memoria" (mimeo), Buenos Aires, agosto 1998.

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de artefactos culturales y experiencias que van desde la museomania a la producci6n y recoleccibn de objetos viejos y memorias personales. Podemos observar tambien un extraordinario crecimiento y entusiasmo por la recuperaci6n del pasado nacional. Esto se da tanto en la forma de recuperaci6n de la historia como de las tradiciones. Este movimiento, verdadera mania de preservaci6n, ha penetrado todas las seccio- nes de la vida nacional, generando una verdadera "obsesion por la memoria". (Memorabilia)3

Esta pasi6n memorialista es explicada por Pierre Nora por el "recalentamiento del presente", o sea por la aceleraci6n de los procesos hist6ricos de estos Oltimos ar~os4. Nuestra cultura de fin de siglo tiene tanto miedo a olvidar que intenta contra- rrestar estos temores con estrategias de supervivencia y conmemoraci6n. Se trata en general de una vuelta frivola al pasado que no puede analizar y que por tanto no contribuye a la elaboraci6n de la conciencia hist6rica. Asistimos hoy a un boom de Io retro, a un marketing masivo de la nostalgia. Encontramos fenbmenos de recupera- cion del pasado que se expresan en la reproducci6n de muebles antiguos, la escritu- ra de autobiografias, el boom de la novela hist6rica, polemicas ptiblicas sobre aniver- sarios, conmemoraciones y monumentos. Dar contenido a la memoria colectiva ha constituido un hito importante en la lucha por el poder. Apoderarse de la memoria y del olvido es una de las mbximas preocupaciones de las clases, de los grupos, de los individuos que han dominado y dominan las sociedades historicas. Los olvidos, los silencios de la historia son reveladores de estos mecanismos de manipulaci6n de la memoria colectiva.

Estas cuestiones suelen ser altamente polemicas como lo muestra el ejemplo del gran debate que se origin6 en Francia en torno a la celebraci6n del bicentenario de la Revoluci6n Francesa. La polemica no fue estrictamente sobre una interpretaci6n de la revoluci6n ni sobre las conexiones politicas actuales de las diversas interpreta- ciones. Se trato en cambio de una discusi6n sobre la idea misma de celebraci6n, en otras palabras, se debatia si habia algo que celebrar efectivamente. Para Eric Hobsbawm habia que celebrar el ideario de los Derechos Humanos y la Ilustraci6n5. Para otros, fundamentalmente F. Furet, ese ideario es inseparable tanto del conjunto de la revoluci6n que incluye elementos muy negativos como el Terror, como de la inserci6n del legado revolucionario en una interpretaci6n historiogr•afica que ha unido al jacobinismo y sus exegetas con los marxistas. Para Furet aquellos aspectos del ideario de la revoluci6n que tienen que ver con los derechos del ciudadano y el republicanismo ya fueron totalmente incorporados y por eso mismo superados en la historia francesa con la derrota del fascismo en 1945. De ahi que uno de los capitulos de su libro se denomine: La revoluci6n francesa ha concluido6. La Revoluci6n france- sa habria terminado en 1945 cuando se produjo la plena aceptaci6n de aquellos prin- cipios ideol6gicos fundamentales. La celebracion, de hecho, compartiria la interpre- tacibn marxista seg'n ta cual la continuidad de 1789 estarfa dada por 1917 y por tanto habria un legado revolucionario aun vigente que mostraria el camino hacia una trans- formaci6n socialista para Francia.

Tambien en la Argentina se han generado discusiones cuando se produjo el XX aniversario (1996) del golpe militar. Distintas intenciones de conmemoraci6n apare-

3 Raphael SAMUEL: Theatres of Memory, vol.1, Londres, 1994. 4 Pierre NORA: Les Lieux de Mdmoire, 7 vols., Paris, 1983-1994. 5 E. J. HOBSBAWM: Los Ecos de la Marsellesa, Barcelona, 1992. 6 Frangois FURET: Pensar la Revolucidn Francesa, Barcelona, 1980.

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cieron en la escena, mostrando los diversos significados de las memorias de los ac- tores y los distintos tipos de recuerdos que constituyen el complejo proceso de cons- trucci6n de las memorias p'blicas7.

Algo similar ocurri6 en ocasi6n del reciente frustrado intento del Gobierno (ene- ro-febrero 1998) de mudar la Escuela de Mechnica de la Armada y utilizar el edificio, uno de los mds grandes centros de tortura y desaparicion de gente durante los aaos de la dictadura, y reemplazarlo por un monumento a la conciliaci6n nacional. El pro- yecto tuvo un efecto parad6jico, porque por primera vez desde 1983, momento de restauraci6n de la democracia, se plante6 Ia necesidad de un "Museo de la memoria reciente", precisamente en el lugar donde el horror ocurri6. Tambien en este caso la pol6mica puso de manifiesto la existencia de una multiplicidad de perspectivas acer- ca de c6mo "negociar" con el pasado. Irreconciliables diferencias aparecieron entre aqueellos que vivieron la experiencia, las memorias, la historiografia oficial y la varie- dad de actores que participaron en el debate. En primer lugar, la idea de hacer des- aparecer el edificio y su contenido, o sea eliminarlo todo y poner en practica una activa politica de olvido. Al mismo tiempo se pusieron en debate distintas interpreta- ciones de la memoria. Algunos reclamaban recordar la herida, el trauma. En ese sen- tido los desaparecidos serian equivalentes a las victimas del Holocausto, una marca en la sociedad, y por ello enfatizaban la necesidad de recordar para evitar la repeti- ci6n de la historia. Otros plantean que la Onica alternativa v lida es recordar a los heroicos luchadores y se reivindican como sus legitimos herederos.

El mundo se esta "musealizando" y todos nosotros participamos de ese proce- so, Io que se expresa de formas pOblicas y privadas. Creacion de nuevos museos, preocupaci6n por los ya existentes, restauraci6n de edificios, historia familiar, recons- trucci6n de arboles geneal6gicos, restauraci6n de objetos viejos, grabaci6n de testi- monios, coleccion de viejas fotografias. Intentos diversos por no perder los rastros de un pasado que parece correr el riesgo de evaporarse. Y, sobre todo, temor frente a un futuro que se presenta muy incierto y que despierta miedo. Este cambio de orienta- cidn desde el futuro hacia el pasado y la renegociacion del pasado en el discurso de la memoria determinan las maneras en que entendemos la contemporaneidad y ten- dra indudables consecuencias sobre el futuro. Seguin Nora, pasado y futuro se han convertido en fen6menos absolutamente independientes. Es en esta disociacion en- tre pasado y futuro donde la memoria alcanza el rol de Onico agente dindmico y Uinica promesa de continuidad.

Los escenarios de la memoria.

El Popular Memory Group ha planteado en Inglaterra que la atribuci6n de senti- do al pasado se Ileva a cabo a trav6s de dos mecanismos: las representaciones pObli- cas y la memoria privada8. El primero es el aparato hist6rico que constituye el campo de la representaci6n p'blica de la historia. En tanto afectan representaciones indivi- duales o colectivas del pasado, podemos hablar de memoria dominante. Existen multiples representaciones pOblicas y estas compiten entre si. La memoria dominante

' Elizabeth JELIN y Susana G. KAUFMAN: "Los niveles de la memoria", Ponencia para el III Encuentro Nacional de Historia Oral, Buenos Aires, 1997. Versi6n revisada: Los niveles de la memoria: reconstrucciones del pasado dictatorial argentino. Entrepasados. Aio 10, NW 20-21, 2001.

8 Popular Memory Group: "Popular memory: theory, politics, method" en R. JOHNSON, G. MC LENNAN, B. SCHWARTZ, D. SUTTON (comps.): Making Histories, Studies in history-writing and politics, Birmingham, 1982.

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es resultado de estas luchas y est' siempre abierta a ser desafiada. Algunas repre- sentaciones consiguen posiciones centrales, otras son marginadas, excluidas o retrabajadas. Los criterios del exito no son los de la verdad. Las representaciones dominantes pueden ser las mas ideol6gicas, las que mas obviamente se adecuen a los estereotipos miticos.

Los varios lugares e instituciones desde donde se produce el teatro p'blico de la historia no siempre actOan arm6nicamente. Sus disonancias son minimizadas a trav6s de intervenciones activas que pueden Ilegar a la censura. Probablemente en el occidente capitalista el sitio crucial es la intersecci6n de los debates politicos forma- les y los medios de difusion.

Hay un segundo modo de enfocar el proceso de produccion social de la memo- ria. Un conocimiento del pasado y del presente es producido en la vida cotidiana. Hay un sentido comun del pasado que aunque pueda carecer de consistencia y fuerza explicativa contiene sin embargo elementos de buen sentido. Un conocimiento de esta naturaleza puede circular en la charla cotidiana y en comparaciones personales y narrativas. Puede ser registrado en ciertas formas culturales intimas: cartas, diarios autobiograficos, albumes de fotografia, colecciones de objetos con asociaciones del pasado. Puede estar encapsulado en anecdotas que adquieren la fuerza y la genera- lidad del mito.

Pierre Nora, por el contrario, enfatiza las formas puiblicas de memoria, tal como se presentan en Francia, pais en el que la historia del Estado Nacion se constituye en una de las mas fuertes tradiciones colectivas. Para ello procede a identificar, clasificar y analizar los "lugares de memoria" o "sitios" de la memoria que han sido investidos con simbolos pOblicos, emotivos y significativos. Simbolos como los manuales esco- lares, la bandera tricolor, monumentos, personajes, fechas conmemorativas, exhibi- ciones, son identificados como esos lugares de memoria que comparten una funcibn comin: todos evocan un conjunto de valores civicos que conducen a sus adherentes a una colectividad civil. Estos lugares se han convertido para Nora en los receptacu- los fijos, externos, de lo que fue en otro tiempo una memoria colectiva internalizada.

Proveniente de otra tradici6n historiografica, Raphael Samuel plantea la necesi- dad de abandonar el teatro de caracter nacional, pdblico, de la memoria y de las figu- ras de la mitologia nacional para lograr un enfoque mas etnografico que recupere los procesos mas que los hechos y la memoria, aun con sus silencios. Para ello es mas beneficioso concentrarse en las percepciones que del pasado tiene la gente comun en la vida cotidiana9. En lugar de los "lugares" oficiales de la historia pOblica donde se realizan los rituales civicos, Samuel recupera el papel del paisaje como espacio ex- cepcional para la construcci6n de una historia no oficial. Para el la visi6n historiogrfica saca a luz las significaciones politicas mediante el juego de las grandes formaciones oficiales, sin referirse nunca a los verdaderos actores y a los procesos.

Relaciones entre Historia y Memoria

El intento de Nora, expresado en la introduccibn del primer volumen de "Les Lieux de memoire", es darle a la memoria una historia, en particular ofrecer una histo- ria de Francia desde la perspectiva de sus memorias mAs significativas, "una historia

9 SAMUEL: op.cit.

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de Francia para la memoria". Nora cree que ia memoria ha jugado un rol fundamental en la construccion del estado-nacion en Francia, pero que se ha debilitado en el mun- do moderno. Esta memoria hoy toma a la naciOn como algo "dado", sus narrativas sirven s6lo para entender lo que es, mientras es la sociedad solamente la que marca las tendencias hacia el futuro. Es frente a esta realidad que la memoria se ha ido independizando de la narrativa historica y del objetivo de forjar una continuidad entre el pasado nacional y el presente. Es por eso que para Nora existe una clara separa- ci6n entre Historia y memoria, y esta diferencia es esencial para entender las socieda- des contemporaneas.

Historia y memoria tienen 16gicas distintas. "En el corazon de la historia trabaja una critica destructora de la memoria espontanea. La memoria es siempre sospecho- sa para la historia cuya misi6n verdadera es destruirla y rechazarla. La historia es deslegitimacion del pasado vivido." Nora representa el caso extremo de la sociedad francesa de importancia de la historia para la vida politica. La historia pOblica en Francia ha podido controlar e incorporar las practicas y discursos privados y de ahi la necesidad de la critica y la reflexiOn, mientras en el mundo sajon se mantienen memo- rias mas fragmentadas y por tanto importa recuperar las memorias que tienen que ver con la vida privada.

"Memoria e historia, lejos de ser sin6nimos se oponen totalmente. La memoria es la vida, siempre lievada por grupos vivos y, por eso, en evolucion permanente, abierta a la dialectica del recuerdo y de la amnesia, inconsciente a sus deformaciones suce- sivas, vulnerable a todas las utilizaciones y manipulaciones, susceptible de pasar por largas etapas de latencia o soibitas revitalizaciones. La Historia es la reconstrucciOn siempre problematica e incompleta de lo que no estA mas. La memoria es un fenome- no siempre actual, un vinculo vivido con el presente eterno; la historia, es una repre- sentacion del pasado. Porque es del orden de los afectos y magica, la memoria no acepta sino los detalles que le convienen; se alimenta de recuerdos indefinidos, teles- copicos, globales o flotantes, particulares o simbolicos, ella es sensible a todos los modos de transferencia, censura o proyeccion. La historia, en tanto operacion intelec- tual y secular, reclama analisis y discurso critico. La memoria instala el recuerdo en o10 sagrado, la historia lo extrae de alli, 1o hace prosaico"'1

Paradojicamente, una cierta historia, la del desarrollo de las naciones como ta- les, puede constituirse en una de las mas fuertes tradiciones colectivas, y por eso,

necesitara, de una critica de esa historia nacional, convertida en parte de la memoria

colectiva, es decir de una conciencia historiografica como precondicion para la pr.c- tica de la historia. Esto sera asi en paises como Francia o los paises de Am6rica Latina

donde la historia ha cumplido ese papel importante en la constituciOn de la naciOn. En esos casos, plantea P. Nora, la critica de la historia recibida por la historiografia equi- vale a la "subversiOn" de la tradiciOn histOrica y es una precondicion para el ejercicio de su practica. Senala Nora que existen paises, y 61 ofrece el ejemplo de los Estados Unidos, donde la coexistencia de tradiciones histOricas diversas hace mas facil el ejercicio de la critica historiografica. Por el contrario, el fuerte predominio de una inter- pretaciOn nacional de un proceso histOrico, como fue el caso de la RevoluciOn France- sa, hace que su analisis critico genere polemicas ptblicas de gran envergadura como fue el ya seralado en ocasiOn de su.bicentenario.

0O Pierre NORA: "Entre M6moire et Histoire. La problematique des lieux", en NORA: op.cit., vol. 1, 1984.

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En Inglaterra, el Popular Memory Group plantea la necesidad de incluir todos los modos en los que un sentido del pasado es construido en nuestra sociedad. Estos no necesariamente toman formas escritas o literarias, menos ain se adecuan a estandares academicos o cAnones de verdad. "La historia academica tiene un lugar particular en un proceso mucho mas amplio. Llamaremos a 6ste "la produccion social de la memo- ria". En esta producci6n colectiva todo el mundo participa aunque de modo desigual. Todo el mundo en este sentido es historiador"11. Desde una posicion politica y militan- te el historiador frances Jean Chesneaux afirma que la historia y la preocupaci6n por el pasado son temas de todos, aunque en las sociedades de clases la historia como disciplina forma parte de los instrumentos por los cuales la clase dirigente mantiene el poder. Por lo tanto plantea la necesidad de una practica contrahegemonica que per- mita recuperar el pasado dandole otras interpretaciones. Este ejercicio solo sera po- sible si quien reconstruye y narra ia historia tiene una activa participaciOn en las lu- chas concretas y una practica politica consciente.12

Reivindicando tambien la prioridad de la preocupaciOn politica en la prActica historiogrifica, Samuel asegura que la recuperaciOn del pasado

est, en las manos

invisibles de legiones de coleccionistas, constructores de museos locales, biblioteca- rios, organizadores de archivos, antes que en la historia academica. "La historia en las manos del historiador profesional, s6lo puede presentar una forma esoterica de conocimiento." Para Samuel, mAs que una profesiOn, la historia deberia ser una acti- vidad y su nOmero de practicantes formaria legiones. Esto se debe a la expansion de la cultura histOrica en la que el trabajo de investigaciOn y obtenciOn de datos se ha expandido a esferas muy diversas, permitiendo la incorporaciOn de documentaci6n muy diversa asi como de historiadores no profesionales. Todo este proceso ha gene- rado una vision mAs pluralista de la historia como profesi6n.

Mientras para Nora historia y memoria estan colocados en franca oposici6n, para Samuel, se trata de una continuidad. Otros practicantes de la historia han tendi- do a diferenciar historia y memoria mostrando sus diferentes modalidades y funcio- nes. Por nuestra parte, aunque creemos necesario establecer la distinciOn entre histo- ria y memoria, nos parece igualmente necesario explorar la mutua interacciOn e inter- dependencia entre ambas.

LC6mo se construye la memoria? La memoria individual y colectiva

La memoria no es un simple repositorio de informaciOn. Como Alessandro Portelli ha setialado en su articulo pionero sobre las peculiaridades de la Historia Oral, la memoria es un activo proceso de creaciOn de significados. De ahi que la utilidad especifica de su estudio contribuya tanto para preservar el pasado como para dar cuenta de los cambios que sufre a traves del tiempo13.

Las distorsiones producidas por efecto de lo ptblico sobre las memorias indivi- duales constituyen la clave para comprender el rol poderoso que el pasado tiene sobre el presente. Construimos nuestras memorias desde el momento mismo en que

11 Popular Memory Group, op.cit 12 Jean CHESNEAUX: gHacemos tabla rasa del pasado? A propdsito de la historia y de los historiadores,

Madrid, 1977. 13 Alessandro PORTELLI: "Lo que hace diferente a la historia oral", en Dora SCHWARZSTEIN (comp.): La

historia Oral, Buenos Aires, 1991.

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experimentamos un hecho, usamos el significado de nuestra cultura para hacer que 6ste tenga sentido. Con el paso del tiempo recordamos o reconstruimos nuestra me- moria de esas experiencias, a medida que los significados ptiblicos tambien cam- bian. Existe una constante negociaci6n entre las experiencias y sus significados, en- tre memoria privada y pOblica.

En otras palabras, construimos nuestras memorias para sentirnos relativamente confortables con nuestras vidas. Algunas memorias son contradictorias, dolorosas. No facilmente concuerdan con nuestra identidad presente, o contienen traumas que nunca fueron resueltos. Podemos no reconocer conscientemente esa dificultad, pero podemos manejar esas memorias simplemente reprimiendolas, o reconstruy6ndolas de modo que sean menos dolorosas. Buscamos componer una alineaciOn de nuestro pasado, presente y futuro.

Un aspecto teOrico importante es que el aparente proceso privado de construir memoriales saludables es en realidad muy pOblico. Nuestras memorias pueden ser muy dolorosas si no coinciden al menos parcialmente con las versiones pOblicas del pasado. Construimos nuestras memorias para que encajen de alguna manera en lo que es pdblicamente aceptable, o al menos aceptable en pequenos grupos.

La memoria privada es siempre colectiva y compartida; en otras palabras, los individuos recuerdan solo como miembros de un grupo. Esto Ileva necesariamente a afirmar que existen tantas memorias colectivas como grupos e instituciones en la sociedad. Maurice Halbwachs (1877-1945) ofreci6 un esquema para pensar c6mo las sociedades recuerdan14. Su teorfa sobre la memoria colectiva se opuso a la de Henri Bergson, que entendia la memoria fundamentalmente como una experiencia personal y subjetiva, una capacidad y un recurso de la psicologia individual. Reconociendo la naturaleza individual de todo acto de recordaciOn, Halbwachs insistib en la falta de atenciOn prestada al contexto social (cadres sociaux) en el que todo acto de recorda- ci6n ocurre. No es solo que los individuos y el contexto social coexisten, sino que la memoria individual no puede funcionar sin ideas y palabras, instrumentos que los individuos no han inventado sino que se han apropiado de su entorno social. Para Halbwachs el significado de las memorias individuales tiene que entenderse no sOlo como producto de motivos inconscientes, o del contexto familiar, indudablemente importante, sino con referencia al contexto social en el que se esta inmerso.

Para Halbwachs la memoria colectiva no es una manifestaciOn social singular, sino plural; hay tantas comunidades de memorias como grupos sociales y por el con- trario, los individuos se agrupan en colectividad por su adhesion a representaciones particulares del pasado. En este sentido, las memorias privadas no pueden ser enten- didas aisladas de los efectos de un discurso histOrico dominante. Las memorias del pasado son laboriosas construcciones, asemejables a un tipo de construcciOn geolOgica que muestra la sedimentaciOn de trazos del pasado.

Con el paso del tiempo ciertas memorias han desaparecido o fueron influidas por subsecuentes experiencias. La memoria y sus narrativas son construcciones cul- turales. Para entenderlas es necesario la comprensiOn del devenir cultural y del pro- ceso de hacer y rehacer la memoria, tanto a nivel individual como social.

Es importante en el terreno de la memoria, tanto individual como colectiva, tener en cuenta las diferencias entre sociedad de memoria esencialmente oral y sociedad

14 Maurice HALBWACHS: On collective memory, Chicago, 1992.

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de memoria esencialmente escrita15. La escritura permite a la memoria colectiva un doble progreso: el desenvolverse en dos formas de memoria. La primera es la conme- moracion, la celebracion de un evento memorable por obra de un monumento celebratorio. (En el antiguo Egipto las estelas cumplieron multiples funciones de per- petuacion de una memoria.) La otra forma de memoria ligada a la escritura es el documento escrito sobre un soporte especificamente destinado a la escritura16. Sin embargo, debemos recordar que la oralidad es la forma basica de ia comunicacion humana; y si bien los documentos escritos existen desde hace ya muchos siglos, el relato sobre el pasado y el presente se ha hecho fundamentalmente en forma oral. Memoria y conocimiento estan presentes en gente alfabetizada y no alfabetizada.

La memoria es un elemento esencial de la identidad, individual o colectiva, cuya buisqueda es una de las actividades fundamentales de los individuos y de las socie- dades de hoy. La gente recuerda lo que necesita recordar. Las memorias con las que la gente interpreta el presente y planea el futuro son tambien sociales en tanto se inscriben en un marco social de recordacion y se vinculan a experiencias vividas como miembros de un grupo social.

Existen, por otra parte, diferencias entre la memoria colectiva, como experiencia vivida, y la memoria historica. Esta ultima es preservacion de la experiencia vivida, representacion de un pasado perdido que asume la forma de una narrativa hist6rica. La conciencia hist6rica designa la intenci6n de entender las experiencias hist6rica- mente, y esta mediada por la historia creada por los historiadores17.

Un dialogo posible entre Historia y Memoria: la Historia Oral

La mera recolecci6n de memorias del pasado por el pasado mismo conduce a la memoralizacion. Las construcciones solidas de las historias nacionales se fusionan con el memoralismo y conducen a la consolidacion de una narrativa oficial que la historia tiene que criticar. Indudablemente existe un espacio entre historia y memoria, pero siempre existen modos de negociaciOn.

La historia oral al -reflexionar sobre ia naturaleza del proceso de recordar como un elemento clave en la comprension del significado subjetivo de las experiencias humanas y al tratar de explicar la naturaleza de las memorias individuales y colecti- vas- permite la construccion de una modalidad innovadora y diferente de dialogo entre memoria e historia. Se trata de un metodo que crea sus propios documentos; documentos que son por definicion dialogos explicitos sobre la memoria, con el entre- vistado triangulando entre experiencias pasadas y el contexto presente y cultural en el que se recuerda. No se trata de un desaffio sencillo. Los testimonios orales no son un simple registro, ma's o menos adecuado, de hechos del pasado. Por el contrario, se trata de productos culturales complejos. Incluyen interrelaciones cuya naturaleza no es facil de comprender, entre memorias privadas, individuales y pdblicas, entre expe- riencias pasadas, situaciones presentes y representaciones culturales del pasado y el presente. En otras palabras, los testimonios de historia oral estan profundamente

'5 cfr.J. GOODY: The domestication of the Savage Mind, Londres, 1977. '6 Jacques LE GOFF: El orden de la memoria. El tiempo como imaginario,_Buenos Aires, 1991. '7 Amos FUNKENSTEIN: "Collective memory and Historical Consciouness", History and Memory, N2 1, 1989.

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influidos por discursos y practicas del presente y pertenecen a la esfera de la subje- tividad'8.

El momento de creacion de las fuentes orales, la entrevista, reviste caracteristi- cas singulares. Grele ha sehalado dos cuestiones centrales en la entrevista19. En pri- mer lugar, el rol del entrevistador en la creaciOn del documento que luego habra de interpretar y la creacion de ese documento dentro de un determinado espacio histori- co y social y dentro de una determinada tradiciOn historica.

La memoria no es una estructura biologica capaz de reproducir, a partir de un adecuado interrogatorio, una certera imagen del pasado. El modo en que la gente recuerda, lo que recuerda, no es solo una cuestion de psicologia individual; tanto la edad, el sexo, la clase social como representaciones culturales, afectan los aspectos recordados de la vida y la forma en que se los recuerda.

Por otra parte me parece importante enfatizar que nunca tenemos acceso a la memoria sino al recuerdo, y 6ste es siempre una reelaboraciOn de lo que "realmente ocurrio". Los individuos construyen sus memorias en respuesta a circunstancias cam- biantes. Lo que es interesante en los testimonios no son los hechos del pasado sino la manera en que las memorias fueron construidas y reconstruidas como parte de una conciencia contemporanea.

Los aspectos vinculados a la fiabilidad de la memoria han sido una cuestion que ha preocupado, por Io menos desde fines del siglo XIX, a los historiadores. Muchos de entre estos mantienen aOn hoy una fuerte sospecha acerca de la autenticidad de la memoria de largo plazo. O sea, sostienen que el paso del tiempo deteriora la memoria y la hace por tanto menos confiable. Sin embargo, los estudios de Frederick C. Bartlett han mostrado que el proceso de recordar (remembering) esta asociado mucho

m.s a

la construcciOn que a la mera reproducci6n20. El proceso de la memoria no solo de- pende de la comprension individual. La memoria es mas exacta cuando da satisfac- ciOn a un interes social y a una necesidad. Por lo tanto no podemos aceptar el prejui- cio acerca de la no-credibilidad de las fuentes orales debido a la existencia de una memoria defectuosa. Como bien 1o ha seralado A. Portelli, este es un problema co- mOn a todas las fuentes y hoy los historiadores nos planteamos serios cuestionamientos con respecto a todas las formas de documentaci6n21. El descubrimiento de las fuen- tes orales plantea preguntas sobre la formaciOn y parcialidad de las fuentes, sobre el papel del observador, sobre la contextualizaciOn social e histOrica, lo que destruye la pretension de objetividad inherente a todas las fuentes historicas y coloca la cuesti6n de la subjetividad (de las fuentes y del historiador) en el centro de la historiografia. La memoria, como interpretacion de hechos del pasado esta mezclada con silencios, errores y contradicciones. Esto no apunta a la no-fiabilidad de la memoria como fuen- te histOrica, sino que da cuenta de la complejidad de la experiencia humana22.

La dimension del tiempo transcurrido parece tener impactos diferentes sobre la memoria. La duracion del fascismo italiano, el regimen nazi, el sistema stalinista, pro-

18 Luisa PASSERINI: "Ideologia del trabajo y actitudes de la clase trabajadora hacia el Fascismo", en Schwarzstein, op.cit.

19 Ronald GRELE: "La historia oral y sus lenguajes en la entrevista de Historia Oral: iQuien contesta a las preguntas de quibn y por qub?", Historia y Fuente Oral, N9 5, Barcelona, 1989.

20 Frederick C. BARTLETT: Remembering: a study in Experimental and Social Psychology, Londres, 1932. 21 Alessandro PORTELLI: op.cit. 22 Editorial:"Oral History", History Workshop, N2 8, Oxford, 1979.

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duce relevantes diferencias en las memorias de quienes vivieron la experiencia. Por otra parte, las mismas experiencias pueden tener efectos diferentes, distintos signifi- cados y relevancia en gente de distintas edades y de acuerdo a la estructura de la familia23. Existen asimismo generaciones de memoria, es decir de gente que compar- te una experiencia social que es hist6ricamente distinta a otras.

Por otra parte los que trabajamos con la memoria debemos tener en cuenta que las tradiciones nacionales imprimen en la memoria desarrollos desiguales. Samuel ha contrastado los ricos recuerdos de los espanoles sobre la Guerra Civil con el olvido en Inglaterra de la huelga general de 192624. En el mismo sentido, Luisa Passerini cuenta c6mo los obreros turineses se acuerdan de aspectos de la vida cotidiana durante la epoca de Mussolini, pero no del fascismo. Esto le ha permitido la introduccion de la noci6n de silencios en su estudio sobre la clase obrera italiana25. Estos silencios pue- den ser explicados como una autocensura colectiva, una "cicatriz politica" dejada por ciertas experiencias. En situaciones similares, la noci6n de silencio colectivo ha sido corroborada por investigaciones sobre el periodo nazi Ilevadas a cabo en Alemania.

La memoria tanto individual como colectiva es necesariamente selectiva, estA. obligada a olvidar, en terminos de Yerushalmi. La posibilidad de olvidar supone el

ejercicio pleno de ia memoria. O sea recuerdo y olvido son aspectos inherentes a la memoria. Yerushalmi nos muestra la imposibilidad de vivir recordando todo, como tampoco olvid•andolo26.

La lectura del Oltimo libro del escritor italiano sobreviviente de Auschwitz, Primo Levi, Los hundidos y los muertos, nos enfrenta a la realidad de la existencia de memo- rias que no podran jam•as recuperarse, debido a la forma misma en que se han perdi- do. El libro es uno de los testimonios mAs impresionantes sobre la naturaleza de la vida y el funcionamiento psicolOgico de los campos de exterminio27. No obstante, Levi hace hincapie en la indole personal de sus recuerdos y, por tanto, del consiguiente caracter imperfecto de su interpretacion. El autor se sentia incapaz de recuperar la memoria sumida en las profundidades donde la mayoria de sus compaieros se habia ahogado. Ninguno habia logrado regresar, excepto 61, uno de los pocos que io consi- guieron. Para Levi, como para Bettelheim -el gran psicoanalista freudiano- y Jean Amery -seudonimo de Hans Meyer, escritor judio deportado a Auschwitz, miembro de la resistencia belga- la carga de la supervivencia fue excesiva, y los tres, ya ancianos, se suicidaron. QuizAs para ellos no se podia reinventar ni comunicar el pasado. Era literalmente impronunciable28. Esto nos obliga a tener, como bien seiala Luisa Passerini, una visi6n no tan optimista sobre la memoria; saber que en nuestros tiempos no es suficiente sobrevivir fisicamente para que el trauma pueda ser dejado

atr.s. Estas

historias subrayan la complejidad de la trama de la memoria y la dificultad de la con- vivencia con el recuerdo del pasado29. Charlotte Delbo, sobreviviente de Auschwitz,

23 Anne MUXEL: Individu et Mdmoire Familiale, Paris, 1996. 24 Raphael SAMUEL: "Desprofesionalizar la historia", Debats, N9 10, Valencia, 1984. 25 Luisa PASSERINI: Fascism in Popular Memory. The cultural experience of the Turin working class, Lon-

dres, 1987. 26 Yosef H. YERUSHALMI: "Reflexiones sobre el olvido", en Y. YERUSHALMI, N. LORAUX, H. MOMMSEN, J. C.

MILNER y G. VATTIMO: Usos del olvido, Buenos Aires, 1989. 27 Primo LEVI: Los hundidos y los salvados, Barcelona, 1989. 28 Gwyn PRINS: "Historia Oral", Historia y Fuente Oral, N- 9, Barcelona, 1993. 29 Luisa PASSERINI: "Introduction", en Luisa PASSERINI (comp.): Memory and Totalitarianism. International

Yearbook of Oral History and Life Stories, vol 1, Oxford, 1992.

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nos presenta una perspectiva quizas diferente. ,COmo explicar para si misma y los demas la inexplicable experiencia de haber tenido Auschwitz en su vida y un des- pues?30 Usando la metfora de la serpiente que cambia su piel dura y arrugada por otra nueva, brillosa y suave, Delbo relata que abandon6 el campo con una piel-coraza exterior, semejante a la de una serpiente. Al principio creyo que serfa posible rpida- mente dejar las arrugas atras. Pero el proceso fue mucho mas largo y gradual que el de la serpiente. El ritual humano de renovaciOn significa re-aprender hbitos de su vida previa, tales como usar un cepillo de dientes, papel higienico, sonreir, recordar los olores, etcetera. Delbo reconoce que el proceso de transformacidn de su piel IlevO muchos anos. Pero como la serpiente, esto s6lo significO un cambio de apariencia exterior. Para Delbo no solo existen distintos niveles de la memoria, sino una piel de la memoria, una resistente cascara que no puede cambiar, una marca, y cuyo impacto esta mas alla de su control. Ejerce su fuerza independientemente del paso del tiempo31.

Todo esto le plantea al historiador la cuestibn del acceso diferenciado, a veces imposible a la experiencia traumAtica del pasado y del presente. La historiografia del Holocausto ofrece una serie de reflexiones de gran utilidad. SaOl Friedlander senala la incompatibilidad entre la "memoria profunda" de los sobrevivientes con la narrativa hist6rica, y 6ste es precisamente uno de los grandes desafios. Esto se deberia a que la memoria profunda de hechos traumaticos es esencialmente irrepresentable32. Esto plantea una serie de problemas cuya resolucidn exige una alta dosis de imaginacion. En primer lugar es importante plantearse como la historia puede recuperar la memo- ria, pero sobre todo que memoria legar a la historia. En el caso del Holocausto, Lque rol juegan las memorias de los sobrevivientes en la historia? ,C6mo sera el pasado recordado cuando pasa de la memoria viviente a la historia?33.

Las memorias de los sobrevivientes han jugado un papel menor en la historiografia sobre el Holocausto hasta hoy, precisamente por la fuerte distinci6n que los historia- dores han mantenido entre Historia y memoria. Esta dicotomia no deja espacio para la voz de los sobrevivientes (testigos). Creemos con Friedlander que esto marca una de las mas claras limitaciones en la historiografia del Holocausto. En casos como 6ste, la comprension histOrica es imposible sin tener en cuenta las voces de las victimas34. De ahi la necesidad de interrelacionar la narrativa hist6rica con las voces de las victimas y los sobrevivientes. De ese modo la memoria y el rol de las narrativas personales se convierten tambien en parte de la historia. Ambos, la narrativa del historiador y la memoria de los testigos, son partes fundamentales de la reconstruccidn hist6rica. La memoria del sobreviviente incluye tanto experiencias histdricas como memoria. Inclu- so los silencios son parte de ambos. Como ha senalado Pierre Vidal-Naquet, una historia del crimen nazi que no integrase la memoria -o, mejor dicho, las memorias-, que no rindiese cuenta de las transformaciones de la memoria, seria una historia muy pobre, a la que la faltarfa la fuente principal35.

30 Charlotte DELBO: La mdmoire et les jours, Paris, 1985. 31' Lawrence L. LANGER: Holocaust Testimonies. The ruins of memory, New Haven, 1991. 32 cfr. Dominick LA CAPRA: Representing the Holocaust. History, Theory, Trauma, Ithaca, 1994; Saul

FRIEDLANDER (comp): Probing the limits of representation. Nazism and the "Final solution", Londres, 1992. 33 James E. YOUNG: "Between History and Memory. The Uncanny voices of historian and survivor", History

and Memory, vol. 9, N2 1-2, 1997. 34 Saul FRIEDLANDER: "The Shoah between Memory and History", The Jerusalem Quarterly, 53, 1990. 35 Pierre VIDAL-NAQUET: Los asesinos de la memoria, Buenos Aires, 1997.

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Los testimonios no solo estan constituidos por hechos histOricos sino fundamen- talmente por el impacto que esos hechos han tenido en sus vidas. No incluir esos testimonios dejaria tambiOn de lado las variadas razones por las que los sobrevivien- tes respondieron a los hechos de la manera en que 10 hicieron36.

El Holocausto, asi como otras experiencias extremas, nos permiten reflexionar sobre la necesidad de que la historia recupere tanto los hechos del pasado como su representaciOn. La historia es mas que la mera verificaciOn y descripciOn de los he- chos del pasado. LC6mo desarrollar entonces la conciencia histdrica de modo critico y creativo? Debemos contribuir desde cada una de nuestras disciplinas para que el olvido no se instale definitivamente en nuestra sociedad y en nuestra cultura. Por el contrario, se hace necesario responder al desafio de encontrar nuevos modos de enfocar el pasado. Pero esto implica tambien reconocer que muchas de las memorias con las que trabajamos pertenecen a sujetos que no tienen acceso a sus propias representaciones y sus experiencias y sus voces no pueden ser escuchadas simple- mente como tales. Porque, como dice Homi Bhabba, no se trata de "voces inocentes"; estan mediadas por el dialogo que tienen con el entrevistador, a travOs de sus propias ideologias. Por lo tanto son siempre voces construidas, voces producidas37. Escuchar las voces desde esa perspectiva nos permitira cuestionar lo que entendemos por nacion, por cultura, por identidad, indagar sobre la ciudadania y la comunidad. Un tema que debe preocuparnos, como sehala el historiador indio Shaid Amin38, es el hecho de que los testimonios de los dominados son producidos en el interior de cam- pos bien definidos de poder. La alternativa entonces no consiste en la mera blisqueda de nuevas fuentes para una nueva historia, lo importante es tratar de entender los mecanismos a traves de los cuales el testimonio se construye y constituye y cOmo funciona como la materia prima con la que debemos trabajar.

Al distinguir el rol que las narrativas personales jugaron en la vida de los testigos podemos reconocer que esas narrativas son parte de la historia misma. Separar las experiencias de los significados que tuvieron para los protagonistas es la negaci6n de una parte de la realidad hist6rica misma. Este es el aporte fundamental que ia Historia Oral puede brindar tanto a la expansion de los estudios histOricos como a una mejor comprensiOn del dialogo entre historia y memoria. Pero debemos tener en claro que el testimonio, cuya materia prima es la memoria, no es la historia. Por tanto, no es suficiente recuperar la memoria y transmitirla, sino que es imprescindible reflexionar sobre su naturaleza para poder entenderla, analizarla e incorporarla plenamente a la narrativa histOrica.

38 Geoffrey H. HARTMAN (comp.): Holocaust Remembrance. The shapes of memory, Londres, 1994.

37 "Between Identities", Homi Bhabha entrevistado por Paul Thompson, en Migration and identity. International Yearbook of Oral History and Life Stories. Vol. I1ll, Oxford, 1994. Tambien Homi Bhabha, The location of culture, Routledge, 1994.

38 Cf. Shahid AMIN: Event, Metaphor, Memory, Chari Chaura 1922-1992, Berkeley, 1995.

REGISTRO BIBLIOGRAFICO SCHWARZSTEIN, Dora "Memoria e Historia". DESARROLLO ECONOMICO - REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES (Buenos Aires), vol. 42, N9 167, octubre-diciembre 2002 (pp. 469-482). Descriptores: <Historia> <Historia Oral> <Memoria> <Argentina> <Espatia>.