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Belleza en proporción y perspectiva Al momento de hablar del renacimiento es preciso aclarar que este movimiento nace y se desarrolla en torno a nuevo modo y forma de ver el mundo. Hay un cambio drástico en cuanto a la visión, que hasta ese periodo (siglo XV) ha marcado una fuerte corriente, el teocentrismo. Dios como centro del universo, la causa única de las cosas. Todo es creado, dirigido y hecho por Él. La ciencia, las artes, la arquitectura, todo por el deseo de Dios sobre la voluntad humana. Dejando en cierta forma de lado la importancia del hombre dentro de lo que lo envuelve. El gran cambio que acontece en este periodo se refiere justamente a esto, un gran vuelco en cuanto a esta visión que marcaba la vida del hombre en la tierra. Se pasa de esta visión teocéntrica a una visión antropocéntrica. Dios ya no es la única causa de todo sino que pasa a ser un factor y se toma al ser humano como medida de todas las cosas. Entendemos el renacimiento como un momento en el que hombre se reencuentra consigo mismo, un momento donde se retoman conceptos de la antigüedad clásica, renace ese amor por el pensamiento racional, donde el hombre, como ya dijimos anteriormente, es la medida de todas las cosas. Cómo el hombre se relaciona con su entorno, la naturaleza, los espacios, la arquitectura, el arte, la ciencia, con los demás, es la cuestión que va a ir acompañando este importante periodo de la historia. Las bases y primeros comienzos del renacimiento se sitúan ya en el siglo XIV bajo el nombre de humanismo, una corriente principalmente intelectual y artística que comienza con este gran deseo de volver, de traer nuevamente esta cultura clásica a través de la revalorización de aspectos, modos y valores de esta antigua sociedad. Racionalizar el arte por ejemplo a través de la “perspectiva”, vemos que los artistas otorgan profundidad a sus cuadros por medio del llamado “punto de fuga” dándoles características más reales a las obras, siguiendo una cierta fidelidad con lo que se ve. También podemos encontrar obras en las que vemos situaciones, personajes, hasta vestimentas propias

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Belleza en proporción y perspectiva

Al momento de hablar del renacimiento es preciso aclarar que este movimiento nace y se desarrolla en torno a nuevo modo y forma de ver el mundo. Hay un cambio drástico en cuanto a la visión, que hasta ese periodo (siglo XV) ha marcado una fuerte corriente, el teocentrismo. Dios como centro del universo, la causa única de las cosas. Todo es creado, dirigido y hecho por Él. La ciencia, las artes, la arquitectura, todo por el deseo de Dios sobre la voluntad humana. Dejando en cierta forma de lado la importancia del hombre dentro de lo que lo envuelve. El gran cambio que acontece en este periodo se refiere justamente a esto, un gran vuelco en cuanto a esta visión que marcaba la vida del hombre en la tierra. Se pasa de esta visión teocéntrica a una visión antropocéntrica. Dios ya no es la única causa de todo sino que pasa a ser un factor y se toma al ser humano como medida de todas las cosas.

Entendemos el renacimiento como un momento en el que hombre se reencuentra consigo mismo, un momento donde se retoman conceptos de la antigüedad clásica, renace ese amor por el pensamiento racional, donde el hombre, como ya dijimos anteriormente, es la medida de todas las cosas. Cómo el hombre se relaciona con su entorno, la naturaleza, los espacios, la arquitectura, el arte, la ciencia, con los demás, es la cuestión que va a ir acompañando este importante periodo de la historia.

Las bases y primeros comienzos del renacimiento se sitúan ya en el siglo XIV bajo el nombre de humanismo, una corriente principalmente intelectual y artística que comienza con este gran deseo de volver, de traer nuevamente esta cultura clásica a través de la revalorización de aspectos, modos y valores de esta antigua sociedad. Racionalizar el arte por ejemplo a través de la “perspectiva”, vemos que los artistas otorgan profundidad a sus cuadros por medio del llamado “punto de fuga” dándoles características más reales a las obras, siguiendo una cierta fidelidad con lo que se ve. También podemos encontrar obras en las que vemos situaciones, personajes, hasta vestimentas propias de la antigua Grecia, un ejemplo de esto es “la escuela de Atenas” de Rafael Sanzio.

La escuela de Atenas, fresco de Rafael Sanzio- Stanza della segnatura, palacio del Vaticano, Roma.-

Y así se va desarrollando este concepto a través de casi todo un siglo, hasta llegar al renacimiento como tal. Momento en el cual esta idea de volver a lo clásico alcanza su auge llevando esta corriente a todas las áreas en las que el ser humano se desenvuelve. Es en este momento donde la preocupación por el otro, por darle espacios físicos a los demás quehaceres, va siendo cada vez más importante, el nacimiento o quizás el nombramiento y valoración de los distintos oficios van demandando importancia y lugar en la ciudad, es aquí donde comienza un desarrollo urbano importante, con la creación de plazas como puntos de encuentro y fiesta, los mercados y la ferias, las universidades ya comienzan a tener lugar como un espacio físico donde se transmite un oficio, y una gran variedad de ideas y elementos concretos que le van dando mayor forma y vida a la ciudad. Y vemos que como consecuencia de estas necesidades nacen elementos que hasta el día de hoy perduran, como lo es la planificación urbana, que nace en el renacimiento en respuesta a esta expansión de la ciudad, a esta necesidad de espacios pensados, proyectados para un bien común, un mejoramiento en la calidad de vida dentro de estas ciudades. Otro elemento o edificio que habla y da cuenta de esta preocupación por el otro, es el hospital de los inocentes, por Filippo Brunelleschi, una edificación pensada para niños huérfanos donde podían encontrar ahí techo, comida y cobijo.

Podemos destacar principalmente 3 conceptos que acompañaron y encausaron de cierta forma este periodo. La proporción, la perspectiva y la belleza. Estos tres elementos estuvieron de manera permanente en este periodo, pudiéndolos encontrar en todas las obras y estudios de la época. Son de tal importancia que no se puede estudiar el renacimiento sin un ojo atento a ellos al momento de observar cualquier tipo de obra de esta época.

Leonardo Da Vinci, Vicenzo Scamozzi , Filippo Brunelleschi, Leon Battista Alberti, Miguel Angel, Andrea Palladio, son unos de los grandes exponentes del renacimiento que a través de obras artísticas, escritos, estudios y obras arquitectónicas pudieron plasmar estos tres conceptos de manera radical. Lo vemos por ejemplo en estudios de Da Vinci donde a través del análisis del cuerpo va descubriendo ciertas proporciones importantes que logra comparar y completar el estudio hecho por Vitrubio, en tiempos del imperio romano, de las proporciones del cuerpo humano. Además de números estudios de posiciones corporales, caras, facciones, estudios del organismo humano, que van dando cuenta de una observación importante y unas ganas de saber más sobre el hombre. Hechos que dan cuenta de esta nueva visión del hombre en cuanto a su posición en la tierra y sus preocupaciones. La idea del desarrollo científico, del conocimiento, del saber va tomando un lugar muy importante en las prioridades del hombre. La invención de la imprenta en 1440 (imprenta moderna), por Johannes Gutenberg, fomentó esta sed de saber, pues ya todo eras más público y de más fácil acceso. Luego tenemos a Filippo Brunelleschi que toma un desafío constructivo (la cúpula de Santa María Del Fiore) desde la simetría y el conocimiento de las matemáticas logrando una de las construcciones más importantes y reconocidas del renacimiento y la belleza a través de la proporcionalidad y simetría de la estructura. Vemos con estos dos ejemplos la estrecha relación que existe entre los conceptos de belleza y proporción al momento de un estudio o realización de una obra. Podríamos decir que existe hasta una suerte de dependencia por parte de la belleza hacia la proporción, que lo bello sea bello sólo si las matemáticas, simetrías y proporciones están presentes en la obra. Vemos también, del mismo arquitecto, el hospital de los inocentes, Florencia, donde aparecen fuertemente los conceptos de proporción, simetría, perspectiva y belleza. Si vemos de frente el edificio, muestra una gran simetría en su fachada, elementos

que se van repitiendo a lo largo del edificio. Una suerte de edificación a través de módulos que van respetando las mismas medidas y proporciones. Luego al interior del pasillo podemos apreciar nuevamente esta proporción pero que en este caso vemos como Brunelleschi a través de la simetría y la fidelidad a las medidas establecidas y relaciones entre el ancho y el alto logra una acentuación de la perspectiva y dejando el espacio habitable a diferencia de lo que vemos en el teatro olímpico en Vicenza por Andrea Palladio, donde existe un juego con la perspectiva pero a través del trabajo con la diferencia de alturas por lo que hace imposible el habitar en ese lugar pues es sólo para lograr un efecto de infinidad, lejanía y profundidad en el observador. Con estas dos obras vemos como se ve reflejada la importancia que tiene para el arquitecto o

artista el modo en que el observador se va a enfrentar, va a habitar la obra que esta pensando.

El trabajo con la perspectiva tuvo una gran importancia en el renacimiento pues nos habla expresamente de esta nueva preocupación por el hombre como medida de todas las cosas. Por lo tanto vemos que las construcciones se hacen a escala humana, sin dejar de lado por supuesto el propósito de cada una de ellas. Los templos siguen siendo majestuosamente

grandes pero ahora un punto que rige y siguen cuidadosamente los artistas y arquitectos al momentos de pensar obras de esta magnitud es como se enfrenta el habitante a esta forma, un ejemplo de esto es la basílica de San Pedro en el vaticano, un edificio extremadamente grande con dimensiones que se imponen en la ciudad pero construido de tal manera que el habitante se sienta justamente relacionado con el, el habitante tiene un rol dentro de la obra, un modo particular de ingreso y permanencia que se logra justamente por esta interacción obra-observador.

Las obras buscan esta grandeza pero lo que realmente marca este periodo es la originalidad que cada artista va mostrando en las distintas construcciones. Podemos ver conceptos que se van repitiendo y son transversales a todo este movimiento renacentista, pero cada uno lo abarca desde lo propio y desde ahí regalar algo a la ciudad, al modo de permanecer y habitarla. Alcanzar la grandeza por detalles, que dan cuenta de la entrega que tiene cada arquitecto a su obra. El gran cambio de visión (antropocentrismo) ayudo o incentivó justamente a este sentimiento por la obra pues el autor, artista o arquitecto, firma su obra, no deja solo su sello en el modo o forma de construcción.

Bibliografía:

History of art, volume II, P. 497. H. W. Janson. 1995.

Leonardo Da Vinci, Pag. 37. Taschen. 2000.

Dibujos: Fernando A. Diaz. Arquitecto

Alumno: Felipe Durán

Profesores: Fernando Espósito

Rodrigo Saavedra

Presentación a la arquitectura 2012

III año Arquitectura