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Valle de Abdalajís, breve descripción de su entorno. A grandes rasgos, se podría decir que está formado por una parte de sierra caliza y otra de campiña, separadas por el Arroyo de las piedras, afluente del río Guadalhorce (Río del Trigo). Formando parte de la cordillera penibética, encontramos la sierra de Abdalajís (1.188 metros) y la Huma (1.199 metros), a continuación de la sierra del Torcal de Antequera y anterior a la sierra de Alcaparaín. En estas montañas, el clima en cara norte y sur es bien diferenciado, dando lugar a distinta vegetación y paisajes, teniendo cada cara una especie vegetal representativa. En cara sur, más soleada y cálida abunda la única palmera autóctona europea, nuestra popular palma o palmito (Chamaerops humilis). En cara norte, mas umbría y fría, encontramos la sabina (Juniperus phoenicea). Ambas especies, encuentran condiciones idoneas para su desarrollo, no en vano, aquí se encuentran una de las mayores extensiones de Andalucía de cada una de ellas. En general, no abundan las arboledas autóctonas, más bien hay ejemplares dispersos de encinas, álamos, algarrobos, pinos, acebuches, higueras, si bien en la zona conocida como “Las Angosturas” (ubicada en la carretera hacia El Chorro), encontramos un buen número de Algarrobos de considerable porte. Situada en cara sur, en la falda de la Huma, es una zona soleada con rodales de matorral mediterráneo bien conservados gracias en parte, a su abrupta orografía. La orografía es la que marca el uso agrícola o ganadero de este entorno y también su conservación. Así las partes mas suaves se han dedicado los últimos siglos a la agricultura. Antiguamente zonas de viñas, más tarde almendros (actualmente en franca regresión) y siempre para cereales y olivos. También sigue existiendo una pequeña franja de huerta próxima al cauce del arroyo con cítricos mayoritariamente Y digo se han dedicado, porque en la actualidad estamos asistiendo a un abandono de esta práctica, sobre todo en las tierras con mayores pendientes donde no se obtienen rentabilidades que justifiquen su explotación totalmente mecanizada como hoy en día se hace. Allí donde la orografía no permitía el uso agrícola, tomaba el testigo la ganadería extensiva (cabras, ovejas, vacas, cerdos, mulos, caballos, burros principalmente), siendo históricamente la Sierra la que más cabezas de ganado albergaba. Este uso agrícola y ganadero, trajo consigo la destrucción del matorral y arboledas autóctonas al ser sustituidos por especies de mayor aprovechamiento económico para el hombre. Arbustos, como Bolinas (Genista umbellata), Retamas (Retama sphaerocarpa), Gayumbas (Spartium junceum), Aulagas (Ulex parviflorus), Lentiscos (Pistacia lentiscus), adaptados a este hábitat, están ahora tras varios siglos, floreciendo en las zonas de donde fueron desplazadas. En las zonas agrícolas, aparecen los denominados “Manchones”, tierras no aptas para el cultivo, las cuales han servido como refugio a animales y plantas. Estos “Manchones” nos valen para tener una idea de cómo sería el campo antes de la llegada del hombre y como irá quedando conforme dejen de explotarse.

ARTÍCULO DEL VALLE ( )

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Page 1: ARTÍCULO DEL VALLE ( )

Valle de Abdalajís, breve descripción de su entorno.

A grandes rasgos, se podría decir que está formado por una parte de sierra caliza

y otra de campiña, separadas por el Arroyo de las piedras, afluente del río Guadalhorce

(Río del Trigo).

Formando parte de la cordillera penibética, encontramos la sierra de Abdalajís

(1.188 metros) y la Huma (1.199 metros), a continuación de la sierra del Torcal de

Antequera y anterior a la sierra de Alcaparaín.

En estas montañas, el clima en cara norte y sur es bien diferenciado, dando lugar

a distinta vegetación y paisajes, teniendo cada cara una especie vegetal representativa.

En cara sur, más soleada y cálida abunda la única palmera autóctona europea,

nuestra popular palma o palmito (Chamaerops humilis).

En cara norte, mas umbría y fría, encontramos la sabina (Juniperus phoenicea).

Ambas especies, encuentran condiciones idoneas para su desarrollo, no en vano, aquí se

encuentran una de las mayores extensiones de Andalucía de cada una de ellas.

En general, no abundan las arboledas autóctonas, más bien hay ejemplares

dispersos de encinas, álamos, algarrobos, pinos, acebuches, higueras, si bien en la zona

conocida como “Las Angosturas” (ubicada en la carretera hacia El Chorro),

encontramos un buen número de Algarrobos de considerable porte. Situada en cara sur,

en la falda de la Huma, es una zona soleada con rodales de matorral mediterráneo bien

conservados gracias en parte, a su abrupta orografía.

La orografía es la que marca el uso agrícola o ganadero de este entorno y

también su conservación. Así las partes mas suaves se han dedicado los últimos siglos a

la agricultura. Antiguamente zonas de viñas, más tarde almendros (actualmente en

franca regresión) y siempre para cereales y olivos. También sigue existiendo una

pequeña franja de huerta próxima al cauce del arroyo con cítricos mayoritariamente Y

digo se han dedicado, porque en la actualidad estamos asistiendo a un abandono de esta

práctica, sobre todo en las tierras con mayores pendientes donde no se obtienen

rentabilidades que justifiquen su explotación totalmente mecanizada como hoy en día se

hace.

Allí donde la orografía no permitía el uso agrícola, tomaba el testigo la

ganadería extensiva (cabras, ovejas, vacas, cerdos, mulos, caballos, burros

principalmente), siendo históricamente la Sierra la que más cabezas de ganado

albergaba.

Este uso agrícola y ganadero, trajo consigo la destrucción del matorral y

arboledas autóctonas al ser sustituidos por especies de mayor aprovechamiento

económico para el hombre. Arbustos, como Bolinas (Genista umbellata), Retamas

(Retama sphaerocarpa), Gayumbas (Spartium junceum), Aulagas (Ulex parviflorus),

Lentiscos (Pistacia lentiscus), adaptados a este hábitat, están ahora tras varios siglos,

floreciendo en las zonas de donde fueron desplazadas.

En las zonas agrícolas, aparecen los denominados “Manchones”, tierras no aptas

para el cultivo, las cuales han servido como refugio a animales y plantas. Estos

“Manchones” nos valen para tener una idea de cómo sería el campo antes de la llegada

del hombre y como irá quedando conforme dejen de explotarse.

Page 2: ARTÍCULO DEL VALLE ( )

La fauna tampoco ha quedado impune a la mano del hombre, habiendo sido

mermada, desplazada e incluso en algunos casos extinguida. Productos químicos usados

en la agricultura, ocupación del territorio, enfermedades provocadas (caso clamoroso en

los conejos), continuas cacerías desproporcionadas a la superficie y número de

ejemplares que albergaba, además de otras prácticas como las de los denominados

“alimañeros” (consistentes el poner veneno, lazos, cepos, para eliminar depredadores

como zorros, garduñas, águilas, búhos, etc.), están detrás de este tan bajo nivel actual de

fauna.

Profileración de numerosos pozos cada vez más profundos y con mayores

capacidades de extracción para abastecer la cada vez mayor demanda de agua, daños

irreparables en dos acuíferos al perforarlos usando como justificante el crear túneles

para vías férreas, tomas en el arroyo y fuentes para usarla en riegos de técnicas poco

eficientes además de otros usos despilfarradores del aguan hacen que no debamos pasar

por alto el denominado “estrés hídrico” al que estamos sometiendo está área.

Esté estrés se manifiesta de manera estremecedora al contemplar la disminución

o pérdida absoluta de caudal en fuentes como las de “los Atanores”, “las Fresnedas”, así

como el arroyo cada vez seco durante periodos más largos del año y en mayor parte de

su cauce. Esta falta de agua merma la flora y fauna, esta última se ve obligada a

mayores y más expuestos desplazamientos para beber en verano. Sirva como ejemplo la

cabra montes bebiendo en “los Lavaeros”, manantial situado en el borde de la carretera

con el consiguiente riesgo que esto conlleva.

Estas prácticas son las que han configurado el estado actual de este entorno, no

el que tuvieron ni el que tendrán, ya que la naturaleza es un estado de cambio constante.

Las aves han sido abundantes, al tener la combinación de campos de cultivo

donde alimentarse entre otros de cereales y olivos, sierras para refugiarse en invierno y

abundantes aguaderos. Si bien en la actualidad este número ha bajado

considerablemente, aún gozamos de la presencia del especies emblemáticas como el

Búho Real (Bubo bubo), el cual tiene incluso un cerro con su nombre, lo cual nos deja

claro que ha criado en ese lugar desde hace muchos años. Águila perdicera (Hieraaetus

fasciastus), sin duda una de las joyas que aquí crían. Mención especial merece la colonia

de Buitre Leonado (Gyps fulvus), hasta principios de los ochenta (coincidiendo

aproximadamente con el comienzo de la práctica del vuelo en ala delta y parapente

junto a los nidos en épocas de cría, así como distintas hostilidades humanas), anidaban

a la salida del pueblo hacia “Las Fresnedas”, habiéndose desplazado en la actualidad a

la zona del Chorro. Manchas blancas de sus excrementos nos indican las repisas en

donde se ubicaron. Resulta frecuente verlos planear en solitario o en grupos numerosos

en busca de su alimento. La perdiz roja (Alectorius rufa), históricamente abundante, es

hoy día difícil disfrutar de su canto al amanecer. Jilgueros (Carduelis spinus),

verderones (Carduelis chloris), gorriones comunes (Passer hispaniolensis), Cogujadas

(Galerida cristata)) mirlos (Turdus merula), lavanderas blancas, conocidas como

“fifitas” (Motacilla alba), petirrojos o “pechuguitas” (Erithacus rubecula), garcillas

bueyeras (Bubulcus ibis), son solo algunos de la larga lista de pájaros que podemos

encontrar paseando por estos campos.

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En relación a los mamíferos, destaca la presencia de la cabra montes (Capra

pirenayca), abundante y fácil de contemplar, zorro rojo (Vulves vulves) gineta (Genetta

genetta), escasa y difícil de ver, conejo (Oryctolagus cunuculus), liebre ibérica (Lepus

granatensis), además de murciélagos. El jabalí (Sus scrofa), fácil de ver sus rastros de

tierras levantadas buscando alimento, tiene una dieta amplísima, desde raíces hasta

serpientes venenosas. Al haber desaparecido prácticamente su enemigos naturales y

alcanzar una elevada tasa de reproducción y adaptación al medio, ha hecho que su

número aumente considerablemente, lo cual ha atraído a cazadores y furtivos.

Al hablar de reptiles, encontramos la víbora hocicuda (Vipera latasti) en las

zonas soleadas de la sierra, escasa y de apenas 70 cm. de largo, culebra viperina (Natrix

maura), típica de las zonas de agua, lagarto ocelado (Lacerta lepida), lagartija colilarga

(Psammodromus algirus), salamanquesa común (Tarentola mauritánica), abundante en

verano en fachas de viviendas cazando insectos, galápago leproso (Mauremys leprosa)

entre otros.

Referente a los anfibios abunda la rana común (Rana perezi), en charcas y

arroyos. Las noches de lluvia podemos encontrarnos con sapo común (Bufo bufo) y

sapo corredor (Bufo calamita) camino de sus puntos de reproducción. La salamandra

común (Salamandra salamandra), tiene varios puntos de cría. Particularmente destacable

es el sapillo moteado ibérico (Pelodytes ibericus), endemismo andaluz el cual cría por

ejemplo en charcas temporales de cunetas.

En cuanto a libélulas, podemos observar Ortetrum chrysostigma, Anax imperator

entre otras. Fiel reflejo del cambio climático es la actual expansión de Trithemis kirbyi,

la cual alcanzó en 2.008 el sur de la península desde África. Anteriormente no había

datos de su presencia y a día de hoy es muy abundante en el arroyo y además fácil de

observar y fotografiar, ya que al ser muy territorial, vuelve una y otra vez a posarse en

el mismo sitio.

Posiblemente la mariposa más abundante sea el lobito listado (Pyronia

bathseba), el cual podremos encontrar a cada paso en los meses de mayo y junio en la

sierra. Grande, amarilla y negra es la denominada Papilio machaon. Además de otras

muchas podemos observar la Pieris brasicae, Pieris rapae, Pontia daplidice, Colias

corcea, Argymnis pandora, Issoria latonia, Melanargia occitanica, Melanargia ines…

La flora es abundante y variada en colores, tamaños y formas pudiendo

encontrar especies de temprana floración como la alcandorea (Vinca difformis) o los

preciosos prados de lirios (Iris folifolia), candiles (Arisarum vulgare), aromáticas como

tomillo (Thymbra capitata), romero (Rosmarinus officinallis). La altura sobre el nivel

del mar, marca la existencia o no de las especies. A partir de 1.000 metros nos

encontramos con praderas de piorno azul (Erinacea anthyllis), relojes (Erodium

cheilanthifolium). Un poco más abajo podemos tener la suerte de contemplar peonía

(Paeonia coriacea). Entre las orquídeas, vemos la Ophrys scolopax, Ophrys lutea,

Ophrys fusca, Ophrys tenthredinifera, Ophrys bombiflora.

El arroyo de las piedras nace en la sierra de Chimeneas y a medida que se le van

uniendo cañadas, va ensanchado su cauce y aumentando su caudal. Su principal afluente

nace un poco más abajo de la vecina pedanía de Los Nogales, es el Arroyo de “Martin

Lopez” situado en su margen izquierdo, aunque en su parte alta el caudal se mantiene

casi todo el año, en su parte baja permanece seco la mayor parte del año.El arroyo de las

piedras practicamente dobla su cauce al juntarse con su principal afluente, de hecho,

hasta unirse, la última parte del afluente es más ancha que el propio arroyo.

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Al tener su cuenca bastante desforestada hace que su capadidad de absorsión de

agua lluvia sea menor. Si a esto le unimos un terrero de considerables pendientes, nos

encontramos con episodios frecuentes de grandes riadas de enorme poder de erosión.

Estas riadas mueven grandes cantidades de tierra fertil hacia el mar, apareciendo en su

lugar los denominados “cajorros” y aflorando piedras calizas que es basicamente lo que

hay debajo de esa primera capa de tierra. El propio arroyo no es ajeno a esta

desforestación, ya que son escasos los árboles que alberga. Hasta hace poco, la especie

de mayor presencia eran las adelfas (Nerium oleander), al poseer gran adaptación a este

medio y no tener interes ganadero. En su época de floración, podíamos disfrutar del

pasillo precioso que formaban a lo largo del cauce. Zarzas (Rubus ulmifolius), juncos

(Scirpus holoschoenus), tarajes (Tamarix gallica), son solo algunas de las especies que

también podemos encontrar a su paso. En la actualidad el cauce se ha ensanchado para

favorecer el paso del agua, destruyendo parte de la vegetación antes mencionada para

evitar que sea arrastrada en las riadas. A mi entender, lo que debemos hacer es lo

contrario, crear un buen bosque de galería, el cual es el mejor aliado para frenar la

erosión, bajar la velocidad de paso del agua y en definitiva disminuir la capacidad de

destrucción en los casos de grandes avenidas.

En sus charcas podemos encontrar además de los animales anteriormente

descritos, el barbo (Barbus sclareti), el cual a pesar de los periodos de sequía, vuelve a

remontar el arroyo hasta sus puntos de cría.

Como bien dice Paco Puche en su libro “El agua en Málaga”, un río es el reflejo

de un pueblo y este nuestro, tiene muchas cosas que mejorar. Ciertamente sonrojante ha

sido la mala práctica de tirar electrodomésticos usados, colchones, muebles y otros al

cauce, los cuales permanecen contaminando durante largos periodos. El el lado positivo

hemos de mencionar que en la actualidad disponemos de una depuradora de aguas

fecales, lo cual ha supuesto una considerable mejora, así como el mayor control y

concienciación en los vertidos y arrojo de escombros y basuras.

Este artículo, no es más que una brevísima introducción a la enorme variedad de

especies presentes en este rincón de clima mediterráneo. Diverso por la existencia de

distintos tipos de suelo, diferencias de altura en torno a 1.000 metros, buen número de

manantiales, zonas soleadas y de umbría, cercanía relativa al mar a pesar de ser interior

y como no, frontera natural entre dos comarcas diferenciadas, la de la vega del

Guadalhorce y las llanuras del norte de la provincia.

Juan Antonio Martín Bravo, a 17 de febrero de 2.013.

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Bibliografía consultada:

Árboles y arbustos de la Península Ibérica e Islas Baleares, Pablo Galán Cela,

Roberto Gamarra Gamarra y Juan Ignacio García Viñas. Ediciones Jaguar.

La flora de Málaga I y II. Antonio Miguel Pérez Ortigosa. Centro de ediciones

de la Diputación de Málaga.

Guía de campo de las Orquideas silvestres de Andalucía. Manuel Becera Parra,

Estrella Robles Dominguez. Editorial La Seranía.

Aves de España, Eduardo de Juana, Juan M. Varela, Lynx Edicions.

Guía de los mamíferos de España, península, Baleares y Canarias. Francisco J.

Purroy y Juan M. Varela. Lynx Edicions.

Guía de las mariposas de España y Europa. Tom Tolman y Richard Lewington.

Lynx Edicions.

Habitantes del agua, Odonatos. Tony Herrera Grao, Óscar Gavira Romero y

Francisco Blanco Garrido. Agencia Andaluza del agua. Consejería de Medio Ambiente,

Junta de Andalucía.

Anfibios y reptiles de la Península Ibérica e islas Baleares. Tony Aragón

Rebollo. Ediciones Jaguar.

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CABRA MONTES, CAPRA PYRENAICA

CON PELAJE DE VERANO

CABRA MONTES, CAPRA PYRENAICA

CON PELAJE DE INVIERNO

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LAGARTIJA COLILARGA

PSAMODROMUS ALRIGURS GALAPAGO LEPROSO, MAUREMYS LEPROSA

SALAMANDRA SALAMANDRA SAPO CORREDOR, BUFO CALAMITA

RANA COMÚN, RANA PEREZI SAPILLO MOREADO IBERICO, PELODYTES IBERICUS

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BIUTRE LEONADO, GYPS FULVUS

MUCHUELO EUROPEO, ATHENE NOCTUA GARCYLLA BUEYERA, BOBOULCUS IBIS

Page 9: ARTÍCULO DEL VALLE ( )

PERDIZ ROJA, ALECTORIS RUFA

PAPILIO MACHAON PIERIS RAPAE

LOBITO LISTADO, PYRONIA BATHSEBA

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TRITEMIS KIRBYI ZANAHORIA SILVESTRE, DAUCUS CAROTA Y ESCARABAJO

OPHRYS LUTEA SERAPIAS BOMBIFLORA

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OPHRYS FUSCA

LIRIO AZUL (ALBINO), IRIS FILIFOLIA LIRIO AZUL, IRIS FILIFOLIA

CAMPANILLAS DE COLORES, CONCOLVULLUS MEONANTHUS PENSAMIENTO, VIOLA DEMETRIA

Page 12: ARTÍCULO DEL VALLE ( )

LINO AZUL, LINUM NARBONENSE JAGUARZO MERINO, CISTUS CRISPUS

CLAVELLINA, DIANTHUS SP CANDELITOS, ARISARUM VULGARE

AMAPOLA, PAREVER RHOEA ALMENDRO, PRUNUS DULCIS

Page 13: ARTÍCULO DEL VALLE ( )

ALCAPARRA, CAPPARIS SPINOSSA ALCANDOREA, VINCA DIFFORMIS

RELOJITOS, ERODIUM CHIUM MANZANILLA, HELICHRYSUM STOECHAS

PEONIA, PAEONIA COREACEA GAMON BLANCO, ASPHOELLUS ALBUS

Page 14: ARTÍCULO DEL VALLE ( )

AULAGA, ULEX PARVIFLORUS PIORNO AZUL, ERINACEA ANTILLIUS

PALMITO, CHAENORTHIUM RUBRIFOLIUM PALMITO, CHAENORTHIUM RUBRIFOLIUM

SABINA, JUNIPERUS PHOENICEA OLIVO, OLEA EUROPAEA

Page 15: ARTÍCULO DEL VALLE ( )

FORMACIÓN CALIZA FOSIL