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 1, DC\l\tl 12 Av k uv AD O\IC~ I (: ' ........... ~ < :.;, / ~ · ~ ~ )  rh\ J '\ '  e: I 2 lfil[ LIOT I 3 LA TERAPIA ARTÍSTICA COMO FORMA DE PSICOTERAPIA Por John Birtchnell «El hombre, desde las épocas más t empranas , edificó un sofisti cado sistema de defensas para evitar que sus emociones y motiva cio nes cuidadosamente sublim adas se presentasen de manera perturb a dora en su conciencia » (Lord Platt, 1967:442). La terapia artística es una combinación de arte y psicoterapia y, en teoría , cada uno de estos elementos se ve estimulado por su fusión con el otro. El arte implica la creación de representaciones de la realidad estéticamen t e estimulantes. La psicoterapia conlleva el tratamiento de individ uos psicológicament e desequilibrados. En re lación con esto, esas dos distin t as disciplinas tienen pocas cosas en común. De hecho, sin embargo, ambas se ocupan de cuestiones emocionales y los profesionales que las ejercen debe n ser sensibles e intuitivos. Hay mucha s formas distin tas de terapia artística , que dependen del porcentaje de arte y de psicoterapia que incluyan . Algunos sos tienen que un terapeuta artístico es, en esencia, un artista profesio nal que hace psicoterapia y hay también quien afirma que se tr a t a básicamente de un terapeuta profesional que utiliza el arte. Por lo menos en Gan Bretaña, el terapeuta artístico suele ser un artista que postericrmente se ha formado en temas terapéut i cos. En mi opinión, el C)mponente artístico de la terapia artística es un elemen to muy depmdiente del componente terapéutico y me preocupa e l hecho de qte el grado de formación terapéutica que actualmente recibe n los a-t ist as está muy lejos de ser el adecuado par a capacitar los como te:a peuta s competentes. En anteliores artículos publicados en « lnscape» (Birtchnell , 1977, 1979 yl981) , he expuesto algunas teorías sobre terapia artíst i - 75

Arte Teapia Doc 01 La Terapia Artistica Como Forma de Terapia John Birtchnell

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    DC\l\tl 12) Av-k uv-AD BO\IC~ I

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  • Una forma de psicoterapia

    ca. En este captulo me lile inspirado con toda libertad en I dichos. trabajos y he profundizadfo en el debate correspondiente.

    El trasfondo terico

    Nociones sobre el arte

    En 1959, siendo todav:a estudiante, escrib un artculo en. el que deca: Cuando se ha esculpido una piedra en forma de mUijer, la vemos al mismo tiempo como piedra y como mujer. Aunqt1e slo sea una piedra , respondem:os ante ella de manera emocional. Imagi-namos que en ella hay vida: est llena con el espritu de la mujer ... Nos atrae porque, aunque no est viva, la tratamos como si lo estu-viese. Un crneo o un caparazn de crustceo poseen el mismo efecto sobre nosotros, porque sabemos que en un tiempo esos obje-tos formaron parte de un ser vivo ... Descubrimos un trozo de vida que fue . Sucede lo mismo con una casa en ruinas o un arado que ya no se usa ... Al pintar, el artista da forma a lo que era una idea que flotaba con libertad. La idea se encama. Un objeto tan inocente adquiere un significado porque una idea se ha vinculado con l. Es como el cangrejo ermitao que se ha ido a vivir en el caparazn vaco de un caracol. Lo ha convertido en un instrumento suyo. La pintura satisface una necesidad del artista, en la medida en qu~ pone de manifiesto una idea: la exterioriza (Birtchnell, 1959:47) .

    Cada vez que un artista contempla su creacin se prodme una descarga emocional debido a la conexin que establece con la idea que le llev a pintar el cuac\-o. Por lo tanto , funciona una especje de crculo: la idea le hace crea; una representacin externa de s:a y, a su vez, la representacin e'foca la idea original.

    El efecto esttico se dete, en parte , a que la creacin est'ica es y no es al mismo tiempo el objeto que representa. Vemos la eltultu-ra de un desnudo como si ftese un bloque de piedra y una mljer al mismo tiempo. Nuestra me1te se enfrenta con esta extraa pirado-ja, de modo muy parecidoal perro que no sabe qu hacer cm un hueso de caucho. Como la brma de la estatua corresponde a b que normalmente es carne, reSJl)ndemos ante ella como si lo fuesey, sin embargo, cuando la tocamcs nos damos cuenta de que no lo

  • Una forma de psicoterapia

    les una cierta fascinacirn por lo que expulsan nue!stros intestinos. Marjorie Wardle, terape1uta musical , describi grfcamente su pro-pia preocupacin infantil I por la cuestin, y relata qme la pieza musi-cal Rustle of spring (Susuirro de primavera) Je evocalba el sonido del agua corriente, cosa que

  • U na forma de psicoterapia

    mente antes de que se cumpla nuiestro deseo ms anhelado o se lleve a cabo lo que ms temamos. Lo!S fenmenos onricos son tan !Seme-jantes a los cuadros creados dunante la terapia que resulta es

  • Una forma de psicoterapia

    a la clase de situacin quee suele darse en terapia artstica, si bien en pintura hay ms espacio, para la ambigedad, ya que uno puede representarse como un a1nimal o incluso como un objeto. Tambin se puede dejar en la penu.1mbra si el protagonista del cuadro hace en realidad aquello que se Hepresenta.

    Exposicin y autorrevelaccin

    Mucho de lo que aqu' decimos se reduce a una simple pregunta: Osar revelar mi aut1ntico yo ante el mundo? Fritz Peris, el creador de la terapia Geistalt, escribi: Debemos responsabilizar-nos de cada uno de nuest.-os pensamientos, de cada uno de nuestros sentimientos, de cada una de nuestras acciones (Peris, 1978). Esto no es fcil, pero constituye uno de los principales objetivos de la forma de terapia artstic.- que aqu describiremos. Parte de mi in-ters por la desnudez se debe a que se trata de una forma concreta de autorrevelacin. En nii opinin, los sentimientos ambivalentes que muchas personas tienen con respecto a la desnudez se deben a una conviccin de que las diversas imperfecciones de sus cuerpos representan las imperfecc:iones de ellos mismos. Determinados ejer-cicios en ciertos aspectos de automanifestacin fsica podran facili-tar una revelacin ms honda de sus motivaciones y preocupaciones. De modo coherente con lo que venimos diciendo, es evidente que un cuadro o una fotograf'.a de un desnudo no es lo mismo que una persona desnuda real. R~ulta chocante que el modelo del artista o del fotgrafo negocie un contrato -econmico, por general- para posar en la intimidad del tstudio. A continuacin, se distribuyen por todo el mundo miles de nproducciones de la pintura o de la fotogra-fa , pero aunque dichas nproducciones revelan a quien las CJntem-pla, con notable precisif\ lo que vio el pintor o el fotgrafo. ste y slo ste fue la persona

  • Una forma de psicoterapia

    de que una obra ~e arte , habla por s sola y de que es unai hereja pretender_ que exista_ un contenido psicolgico oculto, del cual no sea ~nsc1ente el artista y que pueda desentraarse y pornerse de mamf1~sto. tros ~rtista~s, aunque reconocen que puede htaber un contemdo ps1~olg1co O~LUlto, se resisten con fuerza a buscaulo, por temor a q~e s1 se desent1(erra su fuente de inspiracin, perderan su toque gema! Y se romperia el hechizo. Tambin hay otros que creen que ~asta con formular uma declaracin esttica para soluc:ionar el conflicto subyacen!e. HalbJan del valor teraputico del arte y consi-deran ~ue los pacientes ]pueden pintar su camino de regreso a la s~lud sm necesidad de la .ayuda de un terapeuta. En mi opinin, las diversas !~rmas de realiz.acin esttica, aunque resulten en s mis-mas ~ratificantes, no acercan suficientemente a la superficie las emociones Y los conflictos, o , si lo hacen , no se conservan lo suficien-te como para trabajar con ellas.

    Parte_ de la tarea del terapeuta artstico consiste en sacudir y desen_tranar la clara y elegante formulacin de la creacin esttica, rompiendo su fachada de orden y regresando al torbellino subyacen-te , ante.s de que fuese sometido a una compostura convencional y convertido en aceptable. No niego que haya que llevar a cabo este proceso de desentraamiento con una simpata y un cuidado mxi-m?s, Y. que la obr~ de arte ha sido configurada como objetivo pnmano p~ra c~mbmar lina serie de asuntos en conflicto y, en el producto final , estos se hallan ingeniosamente entretejidos. Hay que s~brayar que. los terapeutas no suelen trabajar sobre la, obras de ,~.1stas profesionales } es muy probable que, si lo hiciesen, los a~ahsis efectuados no lesconcederan demasiada popularidad. Las pmturas creadas en terapii artstica s estn hechas, de mam:ra ple-namente dese~da p~r su ;reador, de una forma que permita des-mantelarlas psicolgicamtnte de este modo y, en gran medicb, esto afecta la manera en que St configuran. Acostumbran a ser btstante fuertes , no especialmente hermosas y muestran claves muy obvias para ~ue las .capte el tenpeuta. Con frecuencia, asimismo, llevan matenal escnto en ellas, b cual indica que su creador est 4seoso de que se examine el conenido a un nivel verbal.

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    Aplicacin p rctica

    El ob)ietiv de la terapia artstica

    A esta altura sera conveniente enumerar cules son los rasgos especficos de la terapia artstica y las formas en que el arte puede contribuir al proceso psicoteraputico, poniendo los adecuados ejemp,los.

    l. A diferencia de los sueos, las creaciones de terapia artstica pueden presentarse de una forma concreta a la vista de todos. A veces resulta significativa la eleccin de colores y materiales utiliza-dos. No se trata slo de lo que se . ha representado sino de la forma en que se ha hecho y de cmo se describe lo que se ha representado. Una vez que ha sido creado, el cuadro-al igual que una fotografa-forma un documento permanente acerca del estado de espritu del sujeto y de la forma en que construy su situacin vital, as como de las personas que resultaban importantes para l en ese momento. Puede hacer referencia a minutos, semanas, meses o aos despus y examinarse junto con cuadros posteriores. Una secuencia de cua-dros a menudo revela grficamente determinados cambios en las actitudes o las relaciones a lo largo del tiempo.

    2. Siempre debe reconocerse que los cuadros se realizan para una persona o un grupo de personas especficas. A este respecto, constituyen una manifestacin de la relacin entre el sujeto y la persona o personas para quienes se pint. Esto ha de respetarse, y los cuadros no deben mostrarse a otras personas sin el conocimiento o la autorizacin del sujeto. Aunque en sentido tcnico los cuadros pintados en un hospital son propiedad de ste, desde un punto de vista psicoteraputico representan de manera estricta una propiedad muy personal de la persona que los pint. sta tiene derecho a decidir si deben conservarse o destruirse. En la prctica, quizs haya sido d saber que podan destruirse a continuacin lo que les dio el valor necesario para pintarlos. La destructibilidad y, por lo tanto, el carc:er e vanescente de las creaciones de la terapia artstica consti-tuye TJ.na cualidad importante. A veces, la destruccin concreta de un cuadro y la forma en que es destruido pueden convertirse en un elemtnto positivo de la terapia. Cuando se destruye un cuadro, es en citrto modo como si nunca hubiese existido. Por otro lado, aun-que runca haya existido un cuadro como se, aunque nadie que no haya ;ido su creador lo haya visto jams, la formulacin que encarna ha dejado una seal en la memoria del sujeto y nada podr volver a ser igial que antes otra vez. , ).'\N 1"11, ~ -- (/& ,~~

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    3. La terapia artsticc:a, por lo menos en la fantasa , permite vol-ver a crear algo que se h1aba perdido o que haba pasado. ICapacita al sujeto para volver a unia relacin que se haba roto, y comunicarse con alguien con el cual y1:a no se halla en contacto. Puede recconstruir una escena perturbador.a, por ejemplo, un accidente gra1ve o un momento de perplejidad. Puede dibujar un retrato de alguien ya fallecido y decirle algo q1ue nunca se haba atrevido a manifiestarle o retractarse de cosas que l,amenta haberle dicho. Puede repre:sentarse a s mismo cuando era rnis joven o volver a crear una esce1na fami-liar anterior. Una estrate:gia especialmente efectiva consiste en pro-ponerle al paciente que htable mientras dibuja, que hable em tiempo presente y en primera peJrsona del singular, utilizando las palabras y el tono de voz apropiados para la edad que se supone que tiene. Puede animrsele a que describa momentos de experiencias sexua-les de carcter precoz, situaciones especialmente amadas o expe-riencias de agresin sexual por parte de otros. Al representarse estas escenas del pasado aparece la emocin asociada con ellas y, junto con sta, puede liberarse alguna inhibicin actual.

    4. Puede permitirle al sujeto que represente en forma pictrica, sin ningn peligro para l, cosas que considera atemorizantes: por ejemplo, estar en un lugar cerrado, manipular serpientes o pronun-ciar un discurso ante un auditorio. Puede reproducir sueos terror-ficos, como caer a travs del espacio o correr desnudo por la calle. Puede hablar como si se encontrase en tales situaciones y permitir que se expresen sus emociones. Puede sugerrsele que efecte nue-vas versiones de las esce11as que le resulten ms perturbadoras. De este modo, aprende un p prohibidos: abrazar a alguien qre no se halle a su alcance o copilar con l, tener relaciones sexudes in-cestuosas u homosexuale, tener una relacin heterosexua en el caso de que sea homosexial, practicar otras clases de perversiones sexuales, mostrarse exageadamente cruel o sdico, incendia- edifi-cios, destruir objetos valirsos o comportarse de una maneraagresi-va. Todo esto puede repesentar motivaciones latentes o Slprimi-das, cuya expresin parci;l permite que la personalidad las 1simile

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    Aplicacin prctica

    de rrnanera ms completa. Aceptar y asumir los aspectos menos acep1tables de uno mismo significa que se gastar menos energa nega1ndo s11 existencia.

    6.. En relacin con lo anterior, est la posibilidad de aparecer, sin riiesgo alguno, irracional o abiertamente psictico sobre el papel. Resllllta m11y aceptable dibujar cosas completamente extravagantes, most rarse totalmente ridculo, manifestar regresiones infantiles, permitir que vean la luz cosas carentes de sentido e incomprensibles, representar una confusin declaradamente catica y dar va libre a la propia imaginacin. Quizs cabe afirmar que estas explicitaciones a travs del arte mantienen sano al individuo. Por desgracia existen todava quienes utilizan las imgenes pintadas en sesiones de terapia artstica como ayudas para el diagnstico y no tienen en cuenta que las pinturas locas no necesariamente han sido pintadas por indivi-duos locos.

    7. Mucho de lo que se expresa en terapia artstica puede co~si-derarse como una metfora. Un sujeto quiz represente su situacin mediante imgenes como la de un gran peso que le cuelga del cuello, el estar cubierto por una cpula de cristal, agitarse como un corcho en el mar, ser una mota insignificante en un paisaje vaco, verse rodeado por puertas cerradas o revoloteando sobre todas las cosas como una mariposa. Puede pintarse a s mismo como algo transpa-rente, dando a entender que los dems pueden ver a travs de l o que est literalmente fusionado con alguien al que se siente cercano.

    8. Finalmente, los cuadros pueden no aludir a lo que fue o a lo que es, sino a lo que podra ser, por ejemplo un desastre que amena-ce al sujeto; a lo que quizs suceda, por ejemplo un xito cualquie-ra, o a lo que al sujeto le gustara, por ejemplo, estar casado y tener hijm, pertenecer al sexo opuesto, ser ms alto, ms delgado, ms poderoso o ms famoso.

    La ttrapia artstica y las terapias catrticas

    Debido a que las creaciones estticas se parecen a los sueos, la terapia artstica se ha mostrado tradicionalmente afn a la psicologa analtica de Jung o al psicoanlisis freudiano, puesto que tanto Jung como Freud escribieron mucho sobre la naturaleza y la interpreta-cin de los sueos. Aunque no quisiera en absoluto menospreciar talesenfoques, me gustara sugerir que la aparicin de las terapias

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  • Una forma de psicoterapia

    nuevas o activas han permi"itido que la terapia artstica atdquiera un nuevo talante vital. Dichas tc:erapias tienen su origen en leos escri-tos de Wilhelm Reich, un cont(emporneo de Freud, que c

  • Una forma de psicoterapia

    atreva a susurrar al odo de su vecino algo de tipo personal y emba-razoso. Igualmente, hay que estimular al sujeto que partiicipa en terapia artstica para que asunia riesgos pictricos. Una lewe suge-rencia de intento asesino puede transformarse, en la pintura !Siguien-te, en un acto de flagrante asesinato. Si el sujeto dibuja a stu padre con un gran pene atemorizador, quizs en el cuadro siguientte pinte un pene enorme, con palabras que salgan de su interior.

    Acostumbro a utilizar la imagen como punto focal de una terapia que bsicamente implica hablar acerca del contenido picMrico y hablar con ste. En el transcurso del proceso puede sugerirse lla reali-zacin de nuevas imgenes como medio de enfocar el cemtro de inters, pero slo se trata de unos rpidos bosquejos que no in-terrumpen el flujo verbal o el surgimiento de la tensin emocional. La terapia se lleva a cabo, de manera primordial, mediante la emo-cin que se libera y la visin que se obtiene a travs de la verbaliza-cin. De hecho, se avanza cuando se logra decir con palabras aquello que slo se haba representado pictricamente. As, a una persona que ha avanzado desde la representacin de una escena de asesinato en un cuadro hasta la expresin y la experiencia de senti-mientos asesinos a travs de palabras, puede persuadrsele para que ponga en prctica violentamente tales sentimientos aporreando un gran almohadn. Del mismo modo, a una mujer que haya dibujado su obeso abdomen y a continuacin haya llegado a decir lo que siente con respecto a l, puede invitrsele a que descubra su propio abdomen, lo toque y le hable.

    En diversas formas como sta, la terapia artstica puede fusio-narse de manera espontnea con el psicodrama} Por ejemplo, un hombre dibuja las caras de los miembros de su familia, les aade una banda elstica y las coloca en las cabezas de determinados miembros de un grupo teraputico. As, puede dirigir literalnente sus observaciones a ellos y stos, si conocen Jo suficiente acere de la situacin vital del sujeto, pueden responderle de manera adecuada. A su vez, el sujeto o cualquier otro miembro del grupo puededibu-jar su propia cara, transformarla en una mscara y luego cambar de :1s~~ra con otro miembro de la familia. De este modo sentiJ qu s1gmflca ser esa otra persona y ser interpelado por la persorn que lleva su propia mscara. El ltimo paso del proceso, evidentenente, consiste en volver a su familia real y poner en prctica lo q1e ha ensayado en el grupo dramtico.

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    Observaciones finales

    Cons1ideraciones sobre la transferencia

    H[asta ahora no hemos hablado demasiado acerca del rol del terap,euta dentro de la terapia artstica o de los fenmenos de trans-feremcia y contratransferencia que aparecen inevitablemente. Como la ter:apia artstica tiene relacin con sacar a la superficie emociones incomscientes o parcialmente conscientes y atreverse a ser ms abierttamente uno mismo, el supery, que procede del control pater-no, si,empre se pone en evidencia y hay que tenerlo en cuenta. Como en el caso del estudiante de medicina y el muchacho, una de las funciones centrales del terapeuta consiste en actuar como un padre ms permisivo, que asegure al paciente que no resulta inadecuado el referirse a temas prohibidos y dar expresin a emociones vedadas. Por lo tanto, tiene que convencer al paciente de que sabe lo que est haciendo y de que puede confiar en l. Al mismo tiempo, el tera-peuta tiene que ser consciente de que sobre l recae una pesada responsabilidad y que, aunque slo sea por esto, debe procurar aprender el mximo posible acerca de su oficio. Adems, debe ser una persona que posea una razonable estabilidad, que sea conscien-te de sus propios problemas afectivos y que se asegure lo mejor posible acerca de la honorabilidad de sus motivaciones.

    Al estimular al paciente a que se muestre ms abierto, el 'tera-peuta se coloca l mismo como figura opuesta a los padres del pa-ciente, sometindose a una gran dosis de hostilidad y de reproches, que debe estar dispuesto a tolerar. De una manera que quiz resulte paradjica, a menudo el paciente le adjudica un rol paterno y el terapeuta debe darse cuenta de que buena parte de los poderosos sentinientos negativos y positivos que se dirigen hacia l en realidad no le :orresponden para nada. Al mismo tiempo, debe ser conscien-te de que algunas de las cuestiones que surgen durante la terapia desen:adenan en su interior emociones que se hallan conectadas con sus p1opias relaciones familiares.

    Obse1vaciones finales

    Eite captulo, a diferencia de muchos otros de los que integran el prese1te volumen, contiene gran cantidad de teora pero no incluye mateial de casos o directrices concretas para el ejercicio profesio-nal. la mejor manera de aprender sobre el mtodo consiste en

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  • Una forma de psicoterapia

    asistir a un seminario de formacin. Brown (1980) relata su expce-riencia como participante en un s,eminario dirigido por m. Mi im-tencin primaria al escribir el captulo se reduca a dar razn de imi enfoque especfico, empleando miis propias opiniones sobre arte. Espero haber dado la sensacin de que no veo rivalidad alguna entre el psicoanlisis y las terapias catirticas: stas han evolucionado a partir de aqul y la terapia artsti,ca puede utilizar ambos factores con provecho.

    Bibliografia

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    Nota h>iogrfica

    Johm Birtchnell: Durante mi poca de estudiante de segunda enseanza me intere-saba viwamente el arte. Tambin me interesaba la ciencia, en especial la ciencia biolgic;a. Cursando todava estudios secundarios le los Tres ensayos sobre la sexuali-dad de IFreud y me transform inmediatamente en un converso. Fui a estudiar medi-cina a l?a Universidad de Edimburgo, con la intencin de llegar a ser psicoanalista. Durante el tiempo que pas en Edimburgo asist a clases nocturnas de arte y le aproximadamente la mitad de las obras completas de Freud. Al acabar los estudios universiltarios me dediqu a la psiquiatra, aunque curiosamente nunca llegu a tener una forllllacin profesional como psicoanalista. Como solucin de compromiso obtu-ve el diploma en psicoterapia de la Universidad de Aberdeen. En Aberdeen, Joyce Laing me introdujo en el mbito de la terapia artstica y realizamos juntos una pelcula sobre las pinturas de un paciente psiquitrico. Dicha pelcula, titulada A young man preoccupied with his nose (Un joven preocupado por su nariz) , fue distri-buida por Concord Films. Ms tarde, el mismo paciente fue descrito en un trabajo titulado An analysis of the art productions of a psychiatric patient who was preoccu-pied with his nose, que se public en E. Ulman y P. Dachinger (eds.) , Art therapy in theory and practice, Schocken, Nueva York 1975. Joyce tambin me present en la BAAT, donde me inscrib en 1967. Mi inters por la ciencia me haba llevado a dedicarme a la investigacin psiquitrica a jornada completa, desde 1967. Desde comienzos de la dcada de 1970 me he visto cada vez ms influido por las terapias catrticas y, a partir de 1978, he cado en la cuenta de los beneficios potenciales de combinarlas con la terapia artstica.

    En la actualidad: funcionario cientfico, profesor honorario y consultor psiquitri-co honorario, MRC Social Psychiatry Unit , Institute of Psychiatry, De Crespigny Park, Londres, SE5 8AF.

    Ttulos acadmicos: doctor en medicina, F.R.C. Psych., D.P.M., diplomado en psicoterapia.

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