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Verano 2017 | 09_Planur-e | ARTÍCULOS 1 Arquitectura en Machupicchu Tres proyectos en el Paisaje Michelle Llona + Rafael Zamora + María Alejandra Linares www.llonazamora.com | [email protected] Palabras clave Arquitectura, Paisaje, Machupicchu, Patrimonio Abstract La ciudad inca de Machupicchu, ubicada en la región Cusco, es el sitio más icónico del Perú y Patrimonio Mundial de la Humanidad. Por su importancia, el Perú considera necesario priorizar su conservación ante el inminente desgaste que ejerce el alto número visitas turísticas. Por ello, en el año 2014 el Ministerio de Cultura del Perú (MINCUL) y la Dirección Desconcentrada de Cusco (DDC-Cusco) convocaron el “Concurso de Ideas de Arquitectura para las intervenciones en el Parque Arqueológico Nacional de Machupicchu”, resultando ganador la propuesta presentada por la arquitecta Michelle Llona R, quien lidera el estudio LLONAZAMORA . De manera consecutiva, en el 2016 el MINCUL y la DDC-Cusco elaboraron un informe, “Visión Estratégica para la Nueva Gestión de Machupicchu”. Este documento explica la problemática del sitio y propone un nuevo modelo de gestión integral y sostenible. Dentro de este nuevo modelo de gestión de Machupicchu, se encuentran tres piezas arquitectónicas clave para el desarrollo de sus objetivos principales: un centro de visitantes, un puente y una alameda . Con estas primeras intervenciones se espera garantizar la conservación y sostenibilidad de los recursos naturales y arqueológicos, mejorar la calidad de la visita y promover una mayor apropiación de la población local. Michelle Llona R es Arquitecta graduada de la Universidad Ricardo Palma en el 2002. En el 2008 obtuvo el grado de Magíster en la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC). Su experiencia profesional incluye docencia en el área de talleres de proyectos de arquitectura desde el 2003 y la dirección y coordinación del taller vertical de proyectos de arquitectura en la Universidad de Lima desde el 2014. En 2009 funda en Lima, junto con Rafael Zamora el estudio LLONAZAMORA. Ha llevado a cabo investigaciones sobre la representación de la ciudad de Lima contemporánea y el patrimonio inmueble moderno en el Perú. Rafael Zamora P es Arquitecto y Magíster en Arquitectura por la Universidad Católica de Chile (PUC). Trabajó en el estudio Teodoro Fernández arquitectos. Ha sido profesor de taller en la PUC (2006-2008), Pontificia Universidad Católica del Perú (2010-2014) y es actualmente profesor en la Universidad de Lima. En 2009 funda en Lima, junto con Michelle Llona el estudio LLONAZAMORA. Su campo de investigación gira en torno de las temáticas de la arquitectura del paisaje, los balnearios, y el espacio público. Los proyectos del estudio LLONAZAMORA han sido publicados en revistas peruanas e internacionales. Además, han participado en diversos concursos obteniendo el primer lugar en: 2014, Concurso de Ideas para las Intervenciones en el Parque Arqueológico Nacional Machupicchu; 2011, Concurso Casa urbana Eternit; 2010, Concurso Nacional de Calidad Arquitectónica, en la categoría de vivienda temporal; En 2015 el estudio fue convocado como primera oficina del Perú a exponer en LIGA-DF. María Alejandra Linares T es Arquitecta graduada de la Pontifica Universidad Católica del Perú. Desde el 2013 trabaja en el estudio LLONAZAMORA, donde actualmente desempeña el cargo de Jefe de Proyectos. En el 2014 formó parte del equipo de diseño ganador del Concurso de Ideas para las Intervenciones en el Parque Arqueológico Nacional Machupicchu. Su experiencia incluye proyectos residenciales, institucionales, de oficina, comerciales y de diseño interior. ISSN 2340-8235

Arquitectura en Machupicchu - planur-e.es · La ciudadela inca de Machupicchu, ubicada en la provincia de Urubamba, en la región Cusco, es el sitio más icónico del Perú, una de

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Verano 2017 | 09_Planur-e | ARTÍCULOS 1

Arquitectura en Machupicchu Tres proyectos en el Paisaje

Michelle Llona + Rafael Zamora + María Alejandra Linares

www.llonazamora.com | [email protected]

Palabras clave

Arquitectura, Paisaje, Machupicchu, Patrimonio

Abstract

La ciudad inca de Machupicchu, ubicada en la región Cusco, es el sitio más icónico del Perú y Patrimonio

Mundial de la Humanidad. Por su importancia, el Perú considera necesario priorizar su conservación ante el

inminente desgaste que ejerce el alto número visitas turísticas. Por ello, en el año 2014 el Ministerio de Cultura del Perú (MINCUL) y la Dirección Desconcentrada de Cusco (DDC-Cusco) convocaron el “Concurso de Ideas de

Arquitectura para las intervenciones en el Parque Arqueológico Nacional de Machupicchu”, resultando ganador

la propuesta presentada por la arquitecta Michelle Llona R, quien lidera el estudio LLONAZAMORA .

De manera consecutiva, en el 2016 el MINCUL y la DDC-Cusco elaboraron un informe, “Visión Estratégica para

la Nueva Gestión de Machupicchu”. Este documento explica la problemática del sitio y propone un nuevo modelo de gestión integral y sostenible. Dentro de este nuevo modelo de gestión de Machupicchu, se

encuentran tres piezas arquitectónicas clave para el desarrollo de sus objetivos principales: un centro de

visitantes, un puente y una alameda. Con estas primeras intervenciones se espera garantizar la conservación y sostenibilidad de los recursos naturales y arqueológicos, mejorar la calidad de la visita y promover una mayor

apropiación de la población local.

Arquitecto, editor y consultor. Estudió Arquitectura en la Facultad de

Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),

Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García y una

Maestría en Análisis, Teoría e Historia de la Arquitectura en la UNAM.

Escribió para el periódico Reforma, fue editor de la revista Arquine y

consultor de la Subdirección General de Sustentabilidad y Técnica del

Infonavit. Es autor de La utopía como modelo y ha editado más de 20

libros sobre arquitectura, diseño, ciudad e infraestructura. Ha sido

becario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y de la

Graham FoundationforAdvancedStudies in the Fine Arts. Actualmente es

becario del Programa Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la

Cultura y las Artes (FONCA), coordinador de Sustentabilidad en

Empresas ICA y profesor de la Facultad de Arquitectura de la UNAM y

CENTRO.

Michelle Llona R es Arquitecta graduada de la Universidad Ricardo Palma en el 2002. En el 2008 obtuvo el grado de Magíster en la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC). Su experiencia profesional incluye docencia en el área de talleres de proyectos de arquitectura desde el 2003 y la dirección y coordinación del taller vertical de proyectos de arquitectura en la Universidad de Lima desde el 2014. En 2009 funda en Lima, junto con Rafael Zamora el estudio LLONAZAMORA. Ha llevado a cabo investigaciones sobre la representación de la ciudad de Lima contemporánea y el patrimonio inmueble moderno en el Perú.

Rafael Zamora P es Arquitecto y Magíster en Arquitectura por la Universidad Católica de Chile (PUC). Trabajó en el estudio Teodoro Fernández arquitectos. Ha sido profesor de taller en la PUC (2006-2008), Pontificia Universidad Católica del Perú (2010-2014) y es actualmente profesor en la Universidad de Lima. En 2009 funda en Lima, junto con Michelle Llona el estudio LLONAZAMORA. Su campo de investigación gira en torno de las temáticas de la arquitectura del paisaje, los balnearios, y el espacio público.

Los proyectos del estudio LLONAZAMORA han sido publicados en revistas peruanas e internacionales. Además, han participado en diversos concursos obteniendo el primer lugar en: 2014, Concurso de Ideas para las Intervenciones en el Parque Arqueológico Nacional Machupicchu; 2011, Concurso Casa urbana Eternit; 2010, Concurso Nacional de Calidad Arquitectónica, en la categoría de vivienda temporal; En 2015 el estudio fue convocado como primera oficina del Perú a exponer en LIGA-DF.

María Alejandra Linares T es Arquitecta graduada de la Pontifica Universidad Católica del Perú. Desde el 2013 trabaja en el estudio LLONAZAMORA, donde actualmente desempeña el cargo de Jefe de Proyectos. En el 2014 formó parte del equipo de diseño ganador del Concurso de Ideas para las Intervenciones en el Parque Arqueológico Nacional Machupicchu. Su experiencia incluye proyectos residenciales, institucionales, de oficina,

comerciales y de diseño interior.

ISSN 2340-8235

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Introducción

La ciudadela inca de Machupicchu, ubicada en la provincia de Urubamba, en la región Cusco, es el sitio más

icónico del Perú, una de las maravillas del mundo moderno y es también Patrimonio histórico y cultural de la humanidad según la UNESCO. Por su importancia, el Perú considera necesario priorizar su conservación ante el

inminente desgaste que ejerce el alto número visitas turísticas.

Ante este escenario, en el año 2014 el Ministerio de Cultura del Perú (MINCUL) y la Dirección Desconcentrada

de Cusco (DDC-Cusco) convocaron el “Concurso de Ideas de Arquitectura para las intervenciones en el Parque

Arqueológico Nacional de Machupicchu”, resultando ganador la propuesta presentada por la arquitecta Michelle Llona R, quien lidera el estudio LLONAZAMORA .

De manera consecutiva, en el 2016 el MINCUL y la DDC-Cusco elaboraron un informe, “Visión Estratégica para

la Nueva Gestión de Machupicchu”. Este documento explica la problemática del sitio y propone un nuevo modelo de gestión integral y sostenible. El nuevo enfoque busca migrar de una experiencia turística basada solo

en el recorrido físico por la ciudadela inca, a la experiencia de interpretación de un territorio mayor, que da sentido y enlaza Machupicchu en un sistema paisajístico, arqueológico y cultural que se extiende e involucra

todo su entorno.

Dentro de este nuevo modelo de gestión de Machupicchu, se encuentran tres piezas arquitectónicas clave para el desarrollo de sus objetivos principales: un centro de visitantes, un puente y una alameda. Es decir, un

sistema integrado, un “master plan” urbano arquitectónico y paisajístico, que resalte el territorio y el legado de los incas y que ponga en valor la experiencia turística desde Machupicchu Pueblo (ex Aguas Calientes) hasta la

entrada de la ciudadela. Con estas primeras intervenciones se espera garantizar la conservación y

sostenibilidad de los recursos naturales y arqueológicos, mejorar la calidad de la visita y promover una mayor apropiación de la población local.

Los tres proyectos buscan resolver las problemáticas presentadas dentro de la visión estratégica y de los

distintos estudios previos que se elaboraron y que se explican a continuación.

Figura 1: “Master plan” de intervenciones. Leyenda: (1)Alameda Siete Maravillas, (2)Centro de Visitantes de Machupicchu, (3)Puente de salida.

1. Imaginarios locales, regionales y nacionales

La ciudadela inca de Machupicchu, es el principal destino turístico del país, pues recibe alrededor de 2500 personas al día. Desde su descubrimiento y difusión en 1911, la imagen icónica de la ciudadela con la montaña

Huayna Picchu en segundo plano, ha quedado insertada dentro del imaginario mundial.

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Sin embargo, el significado y valor de esa imagen varían dependiendo del colectivo al que se le presenta. En el

imaginario mundial, Machupicchu existe por sí mismo, incluso sin relacionarse a Cusco o al Perú. Es una imagen idealizada que es motivo principal de los viajes realizados al Perú y a Sudamérica. Asimismo, el concepto de

Machupicchu viene cargado de distintas interpretaciones que abarcan desde lo histórico hasta lo fantástico.

A nivel nacional y local, Machupicchu es símbolo de orgullo, capaz de reforzar la identidad de una nación y por lo tanto, elemento importante de la marca “Perú”. No obstante, el conocimiento que se tiene sobre la ciudadela

es limitado, debido, principalmente, a la gran dispersión de investigaciones y a la escasa articulación entre

ellas.

Estas limitaciones se refuerzan al entender Machupicchu como una obra aislada, desvinculada de su contexto

geográfico e histórico. Según las investigaciones realizadas por el arqueólogo Fernando Astete, durante el imperio inca, Machupicchu fue un centro administrativo, estratégicamente ubicado, que sirvió para controlar los

espacios de Vitgos, Vilcabamba y Quillabamba. A través de éste, no solo se buscaba la integración social de los

pueblos del Tahuatisuyo, sino también el control de pisos altitudinales y el intercambio de productos. Además de su rol administrativo, Machupicchu fue un centro político y religioso, que permitió el control territorial de

zonas andinas y amazónicas.

En este contexto, Machupicchu forma parte de una red patrimonial que se extiende a lo largo del Valle Sagrado

hasta la selva alta en la Amazonía funcionando como un eje de encuentro entre estas dos regiones.

Entender Machupicchu dentro su contexto macro es uno de los objetivos planteados por la nueva gestión. En una primera etapa, se busca extender el concepto de Machupicchu a toda la montaña creando el nuevo Centro

de Visitantes en la ladera del río y como nuevo ingreso al Parque Arqueológico Nacional de Machupicchu

(PANM).

Asimismo, la Alameda es un recorrido de aproximadamente 2 km a lo largo del río Vilcanota que conecta

Machupicchu Pueblo con el ingreso al PANM. Esta vía es el espacio público de mayores dimensiones en la zona. Define siete plazas, que son lugar de descanso y encuentro para los pobladores y turistas.

Estos dos proyectos contribuyen a expandir la experiencia turística, la cual inicia desde la llegada de los

visitantes a la estación de trenes. Paralelamente a estas intervenciones, se coloca en la ciudadela un puente. Esta obra busca mejorar la fluidez en el ingreso y salida de visitantes, además de incluir un conjunto de

servicios complementarios, de modo que se mejore la calidad de la visita.

2. Preexistencias

La zona de intervención abarca desde la ciudadela inca ubicada en la cima de la montaña de Machupicchu hasta

la estación de tren de Machupicchu Pueblo, ubicada en la ladera del río Vilcanota, principal punto de acceso a la zona.

Desde el Imperio inca hasta la fecha, el lugar ha sido objeto de intervenciones, las cuales se han intensificado

con la llegada y crecimiento del turismo, sobre todo en la zona de Machupicchu Pueblo. A pesar de las transformaciones producto de las distintas intervenciones, se mantienen preexistencias de carácter cultural y

natural que por su importancia definen las áreas de emplazamiento de los nuevos proyectos.

La llaqta, nombre quechua con el que se denomina a las ciudadelas incas. Se encuentra ubicada en la cima de

la montaña Machupicchu, del cual recibe el nombre. El conjunto arqueológico se separa en una zona urbana y

una zona agrícola. La primera comprende recintos sagrados, recintos utilitarios y una gran plaza principal. La segunda comprende una serie de andenes de cultivo que cumplen una doble función, producción agrícola y

estabilización del terreno empinado. Por otro lado, las construcciones incas se extienden a los largo de toda la

montaña a través de elementos como canaletas, fosos y muros de defensa ribereña en la ladera del río.

Hoy en día, el ingreso a la llaqta está formado por una pequeña plaza de llegada de buses, el hotel

SanctuaryLodge, una serie de recintos que albergan oficinas administrativas, servicios complementarios para los visitantes y una sola puerta de ingreso y de salida donde se da el control de tickets. Asimismo, la pasarela

de acceso es angosta para soportar el tráfico de personas que ingresa y sale por el mismo punto. La suma de

todos estos elementos con el alto número de turistas genera congestiones, colas y largas esperas.

El puente se ubica en esta zona como una vía alterna de salida. Su forma, materialidad y estructura responde a

los parámetros que implica trabajar al lado de una obra de alto valor patrimonial.

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Figura 2: Fotografía de la llaqta de Machupicchu en 1931. Autor: Martín Chambi

Machupicchu Pueblo, antes conocido como Aguas Calientes, es el centro poblado ubicado en las laderas del

río Vilcanota a 30min en bus de la ciudadela inca. Su subsistencia y continua expansión desordenada son

producto de la intensa actividad turística de la zona. Al convertirse en el nodo de la actividad turística de la región, genera la continua migración de poblaciones rurales aledañas al lugar, ejerciendo presión sobre los

servicios, la infraestructura y el medio ambiente.

Como se explica en el documento de la Nueva Visión, el esquema de turismo actual que data de los años 70 está orientado a una visita de tres días en los que se recorre Cusco, el Valle Sagrado y Machupicchu. Esta

situación ha llevado a una saturación del destino aumentando los precios de los servicios y convirtiendo Machupicchu Pueblo en un lugar de paso, donde los visitantes permanecen un promedio de ocho horas.

Coincidentemente, investigaciones del arqueólogo Fernando Astete, indican que la llaqta de Machupicchu no era

un centro poblado sino una ciudadela donde grupos de pobladores que atendían, por temporadas, a cumplir su mita (trabajo colaborativo) y donde habían líderes religiosos y administrativos que cuidaban el lugar. Resulta

difícil no establecer una analogía entre Machupicchu Pueblo hoy y lo que fue la llaqta inca en su momento, repitiendo ciclos y características de ocupación.

No obstante, el paralelo se termina al revisar la relación de la ocupación con su entorno. Machupicchu Pueblo se

encuentra en constante riesgo de inundaciones y deslizamientos producidos por la ocupación irresponsable de quebradas y bordes de río. En este contexto se ubica el proyecto de la alameda, un proyecto de espacio público

sobre muros de defensa ribereña que busca consolidar el borde de río y proteger el centro poblado de futuras

inundaciones como las ocurridas en enero del 2010.

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Figura 3: Vista de Machupicchu Pueblo durante la inundación ocurrida en enero del 2010. Autor: Maricel Delgado.

La geografía del lugar está conformada por dos elementos principales, la Cordillera de los Andes Oriental Sur y el río Vilcanota.

Según el estudio del Ing. Edison Santiago Matos, las montañas en la zona del PANM están formadas por conjunto de rocas ígneas intrusivas del batolito de Machupicchu, en su mayoría granitos y granodioritas. En

algunas zonas, como es el caso de la llaqta, estas rocas se encuentras fracturadas o en bloques apilados,

formando lo que se conoce como caos granítico.

Asimismo, las pendientes son muy empinadas, incluso verticales. Esto se debe a que en este punto el río

Vilcanota corta la cordillera formando un cañón que varía entre los 1800 y 2450 msnm. Debido al clima húmedo y templado, las montañas están cubiertas por una vegetación frondosa, la cual ayuda a estabilizar el

terreno. Sin embargo, existe el riesgo constante de deslizamientos y derrumbes, provocados por la saturación

del agua en el terreno.

Debido a las pendientes pronunciadas, las zonas de mayor aprovechamiento se ubican en las laderas del río

Vilcanota donde la pendiente disminuye. Sin embargo, el riesgo por inundación es un factor determinante. De

manera cíclica, el caudal del río aumenta una vez al año, durante la temporada de lluvias entre diciembre y marzo. Paralelamente, estos ciclos de lluvia se intensifican en periodos de años, produciendo un caudal de

retorno máximo cada 50 años. Asimismo, las curvas que forman el río en ciertos puntos aumentan la velocidad del caudal, facilitando su desborde.

El centro de visitantes se ubica en la base de la montaña Machupicchu, en la ladera del río Vilcanota donde

actualmente está el Museo de Sitio Manuel Chávez Ballón y rodeado del peligro por inundación que representa la ribera. Este terreno está definido por la presencia de estructuras incas que forman plataformas y sirven como

muros de defensa ribereña ante la crecida del río. Asimismo, el estudio hidrológico previo definió cotas y distancias de ocupación y el diseño exterior contempló la construcción de nuevos muros de defensa ribereña,

los cuales deben responder a un diseño elaborado por un ingeniero hidráulico y que tengan una escala de

intervención mayor a lo largo de todo el recorrido del río.

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Figura 4: Fotografías del lugar de intervención del centro de visitantes de Machupicchu. Un terreno muy cerca de un río correntoso, un lugar regado por lluvias intensas, donde la vegetación borra en primeros planos los vestigios del lugar.Autor:

Michelle Llona R

3. Cultura y naturaleza

Machupicchu es Patrimonio Mundial de la Humanidad en sus dos dimensiones, cultural y natural. En el ámbito

cultural, Machupicchu es un importante legado de la cultura inca y de su forma de “hacer” tanto a nivel urbanístico, artístico, arquitectónico, ingenieril y paisajístico. La observación y superación de las

vulnerabilidades derivadas de la geografía del enclave territorial le permitió ocupar el lugar manteniendo la

armonía con el paisaje.

Hoy en día, la cultura del lugar trasciende el legado arqueológico y se traslada a las dinámicas propias de su

consolidación como destino turístico. Primero, su economía basada en operadores de servicios y empresas de transporte de las que depende el acceso y que, por tanto, trabajan sobre un modelo de monopolio. Segundo, la

presencia de un importante porcentaje de población flotante y una población permanente, encargada de brindar

los servicios, que crece constantemente debido a la migración desde sectores rurales aledaños. Tercero, la síntesis de la pluralidad cultural regional y nacional que se vende y consume bajo la idea e imagen de

Machupicchu. Por último, el acelerado desgaste y saturación de los servicios y la infraestructura (como es el caso del manejo y traslado de la basura) producto de la ocupación de turistas y pobladores, el cual tiene un

impacto negativo sobre el territorio y la calidad ambiental de éste.

En el aspecto natural, Machupicchu se encuentra en un punto de encuentro entre los Andes y la Amazonía, constituyendo una zona de alta biodiversidad, de importancia a nivel mundial. Debido a su geografía y clima, se

configura como una zona con características de “ceja de selva”, a pesar de estar ubicada dentro de la Cordillera de los Andes. Esta particularidad crea un ecosistema con gran variedad de flora y fauna endémica. La

vegetación natural comprende una gran cantidad de especies arbóreas y arbustivas, además de helechos

arbóreos, orquídeas, bromeliáceas y musgos.

Cabe resaltar que el Santuario se encuentra dentro de uno de los Parques Nacionales Naturales, por lo que los

proyectos responden a altos índices de calidad ambiental. A esto se suma una preocupación propia por la

sostenibilidad y por no alterar los ciclos de vida y desarrollo normal del ecosistema. Para ello, se trabajó con especies nativas de plantas, se establecieron corredores naturales para la fauna silvestre, se emplearon

materiales de la zona y se limitó el uso de iluminación exterior al mínimo necesario.

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4. El paisaje es un problema de suelos

Las principales intervenciones del proyecto se han dado a nivel de suelos y se refieren a cuatro problemáticas

principales: la impermeabilización, la estabilidad del terreno, el uso destinado y el respeto por el patrimonio arqueológico.

La impermeabilización responde a la necesidad de controlar la saturación de agua en el terreno a fin de evitar derrumbes y deslizamientos. Para ello, todos los proyectos incorporan dentro de sus áreas exteriores, sistemas

de canaletas que recolectan el agua de lluvia.

La estabilización del terreno, responde a la capacidad de anteponerse y condiciones futuras de la naturaleza. En el caso de la Alameda y el Centro de Visitantes, el riesgo del desborde de río se controla con un proyecto de

espacio público que construye suelos sobre muros de defensa ribereña. De este modo, se anticipa la protección

de la infraestructura creada, mientras se ponen en valor los recursos naturales de la zona, en comparación a una solución simplista de un muro de contención.

Figura 5: (Arriba) Solución propuesta por equipo de ingeniería. (Abajo) propuesta de paisaje que combina solución de ingeniería. Imágenes de LLONAZAMORA.

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El uso destinado se refiere al suelo como delimitador de programas dentro del espacio público. Por un lado, los

suelos permiten internarse dentro de la vegetación, despejan áreas para ofrecer vistas o poner en valor elementos particulares, establecen lugares de interacción y circulación. A su vez, el tipo de pavimento, su

espesor y resistencia responde al tipo de uso: si es una plaza, si es una vía de circulación de peatones, autos o

bicicletas.

Finalmente, el respeto por el patrimonio arqueológico. La particularidad del suelo en los tres proyectos es su

búsqueda por no apoyarse. En el caso del centro de visitantes, la plaza entera se encuentra suspendida sobre el

terreno con apoyos puntuales, además se recorta y se aleja de los muros incas preexistentes. En el caso del puente, se crea un suelo nuevo, que no busca solo conectar dos puntos, sino que esta conexión no afecte

ninguna estructura de la llaqta. En este sentido, el puente se configura con el mínimo de apoyos, cuyas cimentaciones se encuentran lo más alejadas posibles de los muros incas y cuyas plataformas vuelan en gran

proporción para evitar tocar las construcciones preexistentes.

5. El proyecto de paisaje como proceso y forma

El paisaje existente al tiempo del diseño de la propuesta es producto de la interacción de características propias

de la naturaleza e intervenciones antrópicas de dos tipos: la inca y la actual. La inca es de carácter histórico –

arqueológico y permanece operativa hasta hoy en términos funcionales y paisajísticos. La actual se refiere a las intervenciones derivadas de la investigación arqueológica y de la habilitación del turismo que se da hace

décadas.

Por tanto, el diseño de los tres proyectos busca armonizar la intervención de mayor impacto actual, la del uso

derivado del turismo. Para ello, primero se debe articular el diseño con las preexistencias del lugar para luego

planificar su desarrollo futuro de modo que se disminuya el impacto en el patrimonio natural y arqueológico.

5.1 Centro de visitantes de Machupicchu

El nuevo centro de visitantes será la puerta de ingreso al PANM. El proyecto se ubica cruzando el río Vilcanota,

en la base de la montaña, conectado a una serie de caminos (carretera, ciclo vía y rutas peatonales) que llevan a la llaqta de Machupicchu.

El programa arquitectónico se divide y se organiza en tres edificios principales que se acomodan dentro del

espacio libre disperso entre los muros incas existentes. Además, un conjunto de plazas se extiende sobre la topografía y enmarca los muros incas existentes para ponerlos en valor e incluirlos en el recorrido turístico.

Estas plazas relacionan los edificios entre sí, articulando e integrando el centro de visitantes con el paisaje y una serie de recorridos exteriores que ascienden a la llaqta.

Cada edificio cuenta con un programa específico. El primer edificio (bloque A) alberga el programa de auditorio,

cafetería y oficinas administrativas. El segundo edificio (bloque B) alberga la zona de acogida de visitantes con el control de tickets, la zona de inducción, el museo y el centro de investigación. El tercer edificio (bloque C)

funciona como la residencia para arqueólogos, guarda-parques e investigadores. Finalmente, un volumen de

servicios y cuartos de máquinas que se ubica debajo del la zona de giro de la vía vehicular, configura el corazón de funcionamiento del centro de visitantes.

El conjunto de tres estructuras mantiene la proporción observada en los hastiales inca de la llaqta, techos que se insertan en el paisaje, abrazados por la geografía y la vegetación. Bajo los techos de madera, un gran

espacio alberga el programa público del centro de visitantes, hasta en dos niveles, reforzando una experiencia

de interioridad en oposición a lo grandioso del paisaje exterior, y previo al espectáculo de la cumbre. El programa privado, por otro lado, se ubica dentro de la estructura de concreto, la cual funciona como zócalos

que soportan la estructura del techo.

La materialidad y el sistema estructural se ha pensado en relación a un proceso de construcción eficiente,

tomando en cuenta las limitaciones de acceso y las condiciones climáticas del lugar. Bajo estas premisas, la

estructura y los elementos de fachada son modulados en valores semejantes. Asimismo, se restringen al mínimo los elementos revestidos, tratando de exponer la estructura y hacer visibles las lógicas constructivas.

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Figura 6: Axonometría desplegada del centro de visitantes de Machupicchu. Imagen de LLONAZAMORA.

Figura 7: Planta del nivel de acceso del centro de visitantes. Imagen de LLONAZAMORA.

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Figura 8: Corte transversal del centro de visitantes de Machupiccu, que pasa por el paradero de subida de buses y la zona de

acogida.Imagen de LLONAZAMORA.

Figura 9: Vista del volumen del auditorio y del museo desde la plaza principal. Imagen de LLONAZAMORA.

Verano 2017 | 09_Planur-e | ARTÍCULOS 11

Figura 10: Vista de la plaza principal. Imagen de LLONAZAMORA.

Figura 11: Vista del centro de visitantes desde el río Vilcanota. Imagen de LLONAZAMORA.

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5.2 Alameda

La alameda es un recorrido de aproximadamente 2 km a lo largo del río Vilcanota que conecta Machupicchu

Pueblo con el ingreso al PANM. Esta vía es el espacio público de mayores dimensiones en la zona, ubicada sobre un complejo trabajo de defensas ribereñas que buscan proteger esta esencial infraestructura.

El proyecto define siete plazas, que son lugar de descanso y encuentro para los pobladores y turistas. La

sección típica está conformada por tres vías: la vía vehicular, la ciclovía (que propicia nuevas formas de turismo y paseo para los habitantes), y la vía peatonal que conecta las dos últimas e introduce al visitante al paisaje

natural.

Este paseo lleno de vegetación se diseña a partir de una serie de elementos prefabricados de concreto y acero

Corten, a los que se suman el adoquinado de granito y elementos en piedra. El paseo busca con su materialidad

extender la atmósfera del lecho del río hasta el camino, poniendo las grandes piedras en valor y buscando una integración con el paisaje ribereño y la vegetación propia del lugar.

Figura 12: “Master plan” del proyecto de la Alameda de las Siete Maravillas, mostrando las siete plazas temáticas. Imagen de

LLONAZAMORA.

Verano 2017 | 09_Planur-e | ARTÍCULOS 13

Figura 13: Vista de la Plaza de la Cantera. Imagen de LLONAZAMORA.

5.3 Puente

El puente es un proyecto que crea un conjunto de pequeños espacios públicos, que consolida un área final de descanso para los visitantes, luego de la visita a la llaqta de Machupicchu. Además, propone una serie de

instancias para la contemplación del paisaje, haciendo evidencia de lo nuevo y complementando el recorrido de

salida.

Se accede a él desde el nivel + 0.00m de la plaza de buses y llega a la llaqta en el nivel -2.00m en un recorrido

con pendiente de 2.78%, lo que permite el tránsito de personas con discapacidad. El puente tiene una sección trapezoidal invertida que tiene de base 2.00m y que configura el ancho libre del recorrido. La baranda que

flanquea este tramo cuenta con 1.10 m de alto asegurando el paso tranquilo de los visitantes.

Es una estructura que no imita las construcciones incas y busca que sus cimientos o bases estén a la mayor distancia posible del centro arqueológico. Se propone una viga de acero corten de 74 metros de recorrido, con

solo tres puntos de apoyo, para permitir que la vegetación siga creciendo y disminuir el impacto en las laderas de la montaña.

Finalmente, se presenta un conjunto de intervenciones que no pone en el centro al edificio o lo construido, sino

que busca habilitar una plataforma arquitectónica que resalte el paisaje, y el legado de los Incas, poniendo especial cuidado en la experiencia de turistas y habitantes.

14 ARTÍCULOS | 07_Planur-e | Verano 2017

Figura 14: Vista del puente desde el ingreso a la llaqta. Imagen de LLONAZAMORA.

Figura 15: Vista del puente desde el camino de salida de la llaqta. Imagen de LLONAZAMORA.

Verano 2017 | 09_Planur-e | ARTÍCULOS 15

Figura 16: Planta del puente mostrando la plaza de llegada y la conexión con la llaqta. Imagen de LLONAZAMORA.

Figura 17: Corte transversal en detalle del puente. Imagen de LLONAZAMORA.