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ARQUITECTURA E INGENIOS HIDRÁULICOS: ORÍGENES Y PRESENCIA MEDIEVAL José Luis García Grinda Universidad Politécnica de Madrid

ARQUITECTURA E INGENIOS HIDRÁULICOS: ORÍGENES Y … · otras de mayor entidad, como la fuente románica de Espinosa de Cervera, con de bóveda de cañón refor-zada con arcos fajones

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ARQUITECTURA E INGENIOS HIDRÁULICOS: ORÍGENES Y PRESENCIA MEDIEVAL

José Luis García GrindaUniversidad Politécnica de Madrid

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La arquitectura e ingenios hidráulicos estánpresentes como elementos significativos de las activi-dades humanas históricas a lo largo y ancho de nues-tro territorio hispánico. En su conjunto adoptan, en lagran mayoría de los ejemplares conservados, organi-zaciones, disposiciones y construcciones de tipo tradi-cional derivadas de conocimientos y desarrollos histó-ricos, en muchas ocasiones generados en épocasantiguas, pero especialmente generados y establecidosa partir de la Edad Media en nuestra Meseta Superiory muchos de ellos conservados, adaptados a las con-diciones y desarrollos humanos concretos de cada te-rritorio. Se hace un repaso a lo largo de estas líneas alos distintos tipos básicos y modalidades extendidospor nuestros territorios y a sus orígenes y evolución,como elementos de tecnología tradicional apoyadosen el agua, trasmitidos a lo largo y ancho del espaciopeninsular y con especial referencia a su presencia enel Valle del Duero.

Así se dará cuenta de las organizaciones vincula-das al agua como origen de la vida, destinada a la be-bida de personas y animales, el agua destinada a lahigiene y a la salud, el agua para el riego agrario, elagua como fuente de energía en la elaboración deproductos, el agua como soporte de sustancias útilespara la vida, alimentación y salud, el agua como so-porte y límite en las comunicaciones, el agua comoapoyo de actividades productivas y extractivas, etc..Es una visión general de la arquitectura e ingenios hi-dráulicos que se sustentan en las aguas interiores, de-jando de lado aquellas que también han utilizado lasaguas marítimas, tanto como soporte de comunicacio-nes, como recurso energético, por sus cualidades me-dicinales y salitrosas, como por la extracción de re-cursos de fauna y flora.

La tecnología medieval aplicada en estas arquitec-turas del agua va a ser deudora de los conocimientosde la antigüedad, en la mayoría de los tipos y moda-lidades que se pueden reseñar, desarrollando y ex-pandiendo en el territorio dichas arquitecturas otroramás escasas. Sin embargo también es reseñable la in-corporación de nuevas tecnologías en la construccióny mecánica de sus disposiciones que de manera espe-cífica se van a hacer presentes en los ingenios hidráu-licos, apareciendo nuevas modalidades de arquitectu-ra hidráulica con el conocimiento del árbol de levas.Batanes, ferrerías hidráulicas, molinos de papel y azú-car van a ser nuevas incorporaciones a las diversas ar-quitecturas del agua hasta entonces conocidas. Tam-bién cabría reseñar las innovaciones constructivasaplicadas a la construcción de puentes, aunque aquíno nos detendremos en ello, con el arco de doblecurvatura o apuntado, aún cuando continúe en uso elarco de medio punto, patrón de la ingeniería romanade puentes, junto con un buen número de modalida-des más elementales.

Muy habitualmente un buen de disposiciones ar-quitectónicas que encontramos en el territorio, conorígenes imprecisos, van a adoptar formas tradicio-nales que sin duda estaban presentes en época me-dieval, aunque los ejemplares conservados que nossirven de reseña no correspondan exactamente a di-cha época. Así distintas arquitecturas hidráulicas po-pulares conservadas ayudarán a entender su anteriorpresencia medieval, como signo de pervivencia fun-cional y formal de las distintas organizaciones adap-tadas a las cualidades y aprovechamiento del agua,donde se han basado habitualmente en un uso ajus-tado y racional del líquido elemento, como recursofinito1.

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1 Una descripción tipológica general de la llamada arquitectura del agua, ampliada a aguas marinas y en modelos puramente tradicionales, o a la

provincia de Salamanca, se puede ver respectivamente en los textos siguientes que han sido inspiradores del presente: GARCÍA GRINDA, J. L: «La

Arquitectura del Agua». en La Arquitectura Vernácula. Patrimonio de la Humanidad, Tomo I, pág. 157-282, Diputación Provincial, Badajoz, 2006.

GARCÍA GRINDA, J. L., BAYÓN VERA, S. y CORTÉS DE LA ROSA, T.: Caminos del Agua por Tierras de Salamanca. Diputación Provincial, Salaman-

ca, 2005. Otros textos generales de referencia pueden verse en la bibliografía general incorporada en ambos textos.

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EL AGUA PARA LA VIDA: FUENTES, POZOS, ABREVADEROS, LAVADEROS

El agua destinada a bebida humana desde la anti-güedad ha sido utilizada normalmente en forma defuentes naturales, apareciendo como surgencias en es-calones geológicos o depresiones del terreno. Losasentamientos humanos en tal sentido han tenido encuenta su presencia, siendo notable que los numero-sos nuevos núcleos de la repoblación medieval de laMeseta Norte presentan una especial relación con es-ta existencia, además de otros elementos de protec-ción vinculados con el agua, como pueden ser vagua-das y corrientes naturales, en forma de arroyos y ríos,de los cuales también se servían ocasionalmente paradicho aprovechamiento humano, siempre que las con-diciones de limpieza y turbiedad del agua lo aconse-jaban. Así no es raro que en la toponimia de los luga-res, especialmente en los originados por larepoblación cristiana donde habitualmente se hace re-ferencia a accidentes y elementos geográficos y natu-rales, se incorporen en un número significativo deellos el vocablo de fuente en diversas denominacioneslingüísticas: Hontana, Hontanares, Hontoria, Fuente,etc., reflejado en lugares concretos de la Ribera delDuero: Hontangas, Fuentecén, Fuentelcésped, Fuente-nebro, Fuentespina, Fuentelisendo, Fuentemolinos enejemplos burgaleses o Fuenteárbol, Fuentearmegil,Fuentepinilla en ejemplos sorianos.

Las soluciones arquitectónicas más sencillas defuentes adquieren dos formas básicas, por un lado lasque al surgir en escalones del terreno requieren crearsencillos sistemas para facilitar la bebida o recogidadel agua, con piezas pétreas voladas o incluso de ma-dera, que puede acompañarse de depósitos superficia-les de fábrica como bebederos. La Fuente del Piojo, ci-tada en el Codex Calistinus2 en el Camino de Santiagocerca de Itero del Castillo, nos muestra una de estassimples soluciones rurales establecidas en itinerarioshistóricos. La otra forma básica de fuente tiene por finproducir la decantación de los posibles arrastres delagua, creando una pequeña oquedad en el terrenodonde se pueda acumular aquellos. Esta puede adqui-

rir carácter de pequeño depósito, conformándose conparedes de fábrica para regularizar y estabilizar el te-rreno circundante, adoptando normalmente plantacuadrada o rectangular, siempre dotado del corres-pondiente desagüe superior que da salida al agua sur-gente. Si el terreno es rocoso servirá el propio talladodel mismo, en soluciones casi meramente naturales,como en la fuente de San Benito que dio origen almonasterio rupestre orensano de San Pedro de Rocas,documentado desde el siglo VI3.

Derivada de la solución anterior la fuente construi-da sobre el manantial protege el decantador con untecho superior, con el fin de evitar que hojas, ramasy otros productos ligeros, especialmente de origenvegetal, fácilmente transportables por el viento ensu-cien y contaminen el agua. Específicamente la varie-dad más conocida es aquella que se dota de una bó-veda superior de medio cañón, en planta cuadrada orectangular, recibiendo, al estar construida en piezasde sillería sus paredes y bóvedas, la calificación tradi-cional de fuente romana4. Esta variedad, tambiénconstruida en fábrica de ladrillo, recibió la denomina-ción de arca de agua, aunque este término se va uti-lizar en las obras renacentistas para denominar a losregistros de conducciones, adquiriendo similar formaconstructiva.

Son normalmente fuentes públicas, estando abier-to uno de sus lados permitiendo acceder al depósitodecantador para tomar el agua. Su bóveda sirve decubierta, aunque puede rematarse con otro recrecidode fábrica, conformado a dos aguas e incluso a cua-tro, también en sillería en los ejemplares de mayornobleza constructiva. Similar organización se disponeen mampostería o ladrillo visto o revestido, rematadacon bóvedas de similares fábricas, donde no faltancubiertas a dos aguas realizadas en forma de lajas olanchas de piedra, ajustada su construcción a la posi-bilidad de los materiales constructivos locales. Enocasiones aisladas reseñamos algunos ejemplares queemplean bóvedas ligeramente apuntadas o que cie-rran su acceso con un parteluz, constituido con unapilastra pétrea que puede llegar a conformar un do-

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2 Guía del Peregrino Medieval. Codex Calistinus. Tr. Millán Bravo. Centro de Estudios del Camino de Santiago, Sahún, 1991. 3 MALINGRE RODRÍGUEZ, A. San Pedro de Rocas. Un eremitorio rupestre altomedieval. Ourense, 1995.4 Una monografía reciente ha realizado un estudio sobre dicho tipo de fuentes en la provincia de Zamora, señalando la dificultad de su datación y la

pervivencia de su forma constructiva en épocas posteriores: ESPARZA, A., GONZÁLEZ, F., LARRAZÁBAL, J. y PRIETO, M. Fuentes abovedadas «romanas»

de la provincia de Zamora. Monografías Arqueología en Castilla y León 6. Junta de Castilla y León, Valladolid, 2007.

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ble hueco geminado apuntado, como en Soto de Bu-reba. No es raro que hallemos cegado el antiguo fren-te abierto, como método para proteger el manantial,resultado habitual de reformas posteriores, dotandoun caño en su parte baja.

Esta organización es empleada en ejemplares decierta antigüedad que se pueden calificar como ro-manos, como la fuente de Lara de los Infantes vin-culada a un importante yacimiento romano5, con no-tables ejemplares en época medieval, dondepodemos hallar marcas de cantero en sus fábricas,hasta fuentes de factura moderna e incluso contem-poránea, pudiéndose calificar como forma auténtica-mente tradicional, extendida en la gran mayoría delterritorio peninsular.

Los ejemplares van desde fuentes elementales depequeño tamaño, con espacio limitado a una cómo-da recogida con la cantara de agua, como en la deBarruelo (Villadiego), donde su pequeña bóveda seha cubierto de tierra, empleando una pieza enterizaen forma de arco para cerrar su frente, pasando aotras de mayor entidad, como la fuente románica deEspinosa de Cervera, con de bóveda de cañón refor-zada con arcos fajones y signos de cantero, vinculadaa la construcción de su iglesia románica en el sigloXII, objeto de una reciente y desdichada rehabilita-ción que ha modificado su coronación y un rejunta-do excesivo de toda su sillería. O la fuente del núcleosegoviano de Fresno de la Fuente, que también pue-de recibir el calificativo de románica, dotándose deuna sencilla arquivolta en el frente de acceso, apoya-da en un parteluz apilastrado. Llegando a ejemplaresdonde se puede acceder a su interior, como la fuen-te medieval de Treviño, dada su mayor altura y di-mensión dotada de signos de cantero, que podemosver en otros ejemplares calificados como romanospresentes en otros territorios, como la conquense deSotoca, donde una plataforma construida permiteadentrarse en el depósito decantador6. Las cuatro úl-timas se dotan de cubierta pétrea a dos aguas, que seconvierte en cuatro en el ejemplar medieval burgalés

del despoblado de Tabanera (Castrogeriz), dotado debóveda apuntada y vinculado a un ramal del Caminode Santiago. Otros ejemplares nos muestran las bóve-das pétreas sin protección, como en el ejemplar deRezmondo, donde la bóveda se adquiere forma semicónica, necesitando una escalera que desciende has-ta el manantial, ayudándose de muros pétreos paracontención del terreno excavado, solución que tam-bién encontramos en muchas otras fuentes medieva-les, como la conocida Fuente de los Peregrinos de Ra-banal del Camino, a cuyo manantial se desciende porunas escaleras pétreas, con cubierta a tres aguas delosas pizarrosas, situándose junto al Camino de San-tiago en el territorio leonés7.

Los ejemplares de factura más reciente o que refor-man fuentes anteriores pueden incorporar decoracio-nes en los remates superiores, como cornisas, emple-adas en el ejemplar anterior de Rabanal, pequeñospináculos o la cruz como elemento de protección delmanantial. Soluciones parejas de carácter más modes-to, emplean fábricas de mampostería o ladrillo reves-tidas o vistas, como en la maragata de Santiago Millas,con una pequeña bóveda de lajas apuntada, la medie-val de la Trucha en El Acebo, citada en el Camino deSantiago por el Codex Calistinus, edificada en mam-postería revestida con cubierta de losas de pizarra, ola abulense de Río Cabado, coronada también con fá-brica de ladrillo a dos aguas, bóvedas de ladrillo quepueden quedar sin protección superior simplementerevocadas en soluciones meridionales hispánicas detradición árabe8.

Estas fuentes realizadas sobre el manantial, dispo-nen de desagües en superficie si el desnivel del terre-no lo permite, canalizando las aguas para servir deabrevadero, estableciendo un pilón de fábrica parapermitir la bebida de los animales y el lavadero en lí-nea si existe espacio suficiente, en disposiciones ge-neralizadas en todo nuestro territorio. En los casos delas fuentes rehundidas respecto del terreno natural cir-cundante suelen disponer de un desagüe subterráneopara la salida de las aguas.

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5 ABÁSOLO, J. A. y GARCÍA ROZAS, R. Carta Arqueológica de la Provincia de Burgos. Partido Judicial de Salas de los Infantes. Diputación Provin-

cial. Burgos, 1980, pág. 60-65. 6 Se recoge su levantamiento planimétrico en: GARCÍA GRINDA, J. L. Arquitectura Popular de la Alcarria Conquense. Colegio Oficial de Arquitec-

tos de Castilla la Mancha y CEDER, Cuenca, 2005, pág. 292.7 Se recoge su levantamiento planimétrico en: GARCÍA GRINDA, J. L. Arquitectura Popular Leonesa. Diputación Provincial de León, Madrid, 1991,

Tomo II, pág. 163. 8 PAVÓN MALDONADO, B.: Tratado de arquitectura hispano-musulmana. I: Agua. CSIC; Madrid, 1990.

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Soluciones singulares son las establecidas en algu-nos monasterios medievales, como el espectacularejemplo de Santo Domingo de Silos. El monasterio seestablece sobre una gran surgencia, creando una fuen-te interna en su extremo sureste, precisamente junto ala antigua cocina medieval, a la que se accede bajan-do unos escalones. Este gran manantial se va canali-zar en parte mediante una galería cubierta en partecon un bóveda y en parte con losas planas que correen paralelo a la fachada meridional del monasterio,que permite ser usado como drenaje y saneamientodel mismo. En las últimas obras de restauración del re-fectorio del siglo XVII, según proyecto y direcciónnuestra se ha hallado el arranque de una antigua torremedieval sobre dicha canalización donde se disponí-an las letrinas del edificio.

Otro tipo de fuentes son las encañadas que se es-tablecen, tanto cuando es preciso drenar los veneroso manantiales al presentarse de manera dispersa, co-mo por la necesidad de constituir el abastecimientode agua en lugares cómodos y cercanos a los posiblesusuarios, llevando el agua a lugares significativos delas poblaciones, particularmente a sus espacios públi-cos significativos donde sirve de ornato como mobi-liario público destacado. La creación de fuentes enca-ñadas se conoce desde la antigüedad, con el ejemplo

de la fuente griega de Pirena de Corinto, el ninfeomás antiguo conocido y en funcionamiento, destacan-do la época romana donde se conocen y construyenun buen número de fuente encañadas9, también pre-sentes en nuestro territorio. Las conducciones se lle-van a un depósito decantador, llamado en época ro-mana castellum aquae, que puede adoptar forma decisterna, distribuyéndose desde allí a los puntos deabastecimiento.

La forma más simple de fuente encañada es la quelleva directamente las conducciones o vía de agua aldepósito decantador, en forma de arca de agua, don-de se toma directamente el agua. Ejemplos medieva-les, posiblemente reutilizando instalaciones anteriores,son las fuentes de Poza de la Sal, donde surgencias in-mediatas se canalizan en arcas de agua, embutidas susbóvedas en un muro de contención, saliendo el aguapor gravedad, abasteciendo a un espectacular conjun-to de cuatro lavaderos en línea y un amplio pilón pa-ra abrevar los ganados. El agua se canaliza siendo usa-da después por un conjunto de batanes y teneríasdesaparecidos, atravesando la vaguada con pequeñoacueducto que la lleva a regar las huertas del lugar10.La fuente berciana de Campos (Ponferrada) calificadatanto de romana como medieval y vinculada al Cami-no de Santiago, dispone de un gran depósito decanta-dor cubierto con bóveda de cañón de lajas de esquis-tos y pizarra, al que se desciende por una escalera alestablecerse en un escalón natural del terreno. En sulateral izquierdo se dispone una canalización conecta-da con los drenajes, constituidos por pequeñas galerí-as pétreas que vierten el agua previamente en una pi-la monolítica, antes de caer al depósito, contando conun desagüe subterráneo que se vierte a una zona dehuertas11. Desgraciadamente ha sido objeto de unadesdichada intervención por una escuela taller que hadesfigurado su espacio exterior.

De origen árabe es la Fuente del Barranco en Col-menar de Oreja, emplazada al pie del casco medieval,adosada a un muro de contención y conectada a unagalería de drenaje con un primer tramo visitable que seinterna bajo su plaza mayor. Dispone una arca de agua

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9 ADAM, J. P. La construcción romana, materiales y técnicas. Editorial de los Oficios, León, 1996, pág. 257-283. 10 Se recoge dicho espectacular ejemplo, con su levantamiento planimétrico en: GARCÍA GRINDA, J. L. Arquitectura Popular de Burgos. Colegio

Oficial de Arquitectos de Burgos, Madrid, 1988, pág. 288.11 Se ha documentado este ejemplo con su levantamiento en: GARCÍA GRINDA. J. L. Arquitectura Popular Leonesa. Diputación Provincial de León,

1991, Tomo II, pág. 164. Soria y PUIG, A. El Camino a Santiago II. Estaciones y señales. Ministerio de Obras Públicas, Madrid, 1992.

Acueducto. Segorbe.

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abierta, conformada en época posterior y constituidaen su planta rectangular con tres arcadas en el frente yotra en los testeros, cubierta con bóveda esquifada re-matada por cubierta pétrea a cuatro aguas, todo ello enfábrica de sillería. En los bordes del vaso se aprecianlas marcas dejadas por las cantaras al tomar el agua,conectándose con un lavadero y un abrevadero de si-llería caliza. La Fuente de los Huertos, en la misma po-blación madrileña, construida a cargo del concejo, ini-ciando las obras de drenaje en 1616 el fontanero Pedrode Sevilla y terminada en el siglo XVIII, va a emplearsimilar solución arquitectónica de origen clásico12.

Otras soluciones de fuentes dispondrán de un fren-te de fábrica decorado donde se establecen los caños,vertiendo a un depósito abierto que puede utilizarsecomo abrevadero para animales o simplemente parapermitir el asiento de las cantaras y servir de desagüe,disposiciones ya conocidas en fuentes romanas priva-das o públicas en lugares como Pompeya. Solucionesmedievales conocemos en León, como la fuente des-aparecida de la Plaza de Regla junto a la catedral, don-de se instalan los caños en 1452 y se embellece conlas esculturas de San Juan y Santiago, realizadas por elmaestro Jusquin en 145813. También encañadas se dis-pondrán las fuentes en surtidor, organizadas en formade un elemento central rodeado por una pila, solucio-

nes que van a ser dotadas de espectaculares escultu-ras en las Piazzas italianas, con modelos medievalessingulares como la bellísima fontana Maggiore de Pe-rugia, probablemente una de las más bellas fuentesmedievales, realizada hacia 1277, corriendo a cargolos aspectos técnicos a cargo de Fra Bevignate de Pe-rugia y Boninsegna de Venecia, mientras Nicola y Gio-vanni Pisano diseñaron y esculpieron aquella14. Solu-ciones más modestas se van a generalizar a finales dela Edad Media y especialmente en el siglo XVI ennuestras ciudades y villas, en forma de fuentes con unpequeño monolito central del que surgen los surtido-res, rodeado por un pilón circular como abrevadero,en modelos construidos en el siglo XVI y establecidoscomo ornato de las plazas de villas, como las cacere-ñas de Garganta de la Olla y Cuacos, donde se rema-ta el monolito con una pieza esférica que acoge loscaños o el ejemplo conquense de Gascueña, cuyaconcha renacentista se remata con un pináculo fecha-do en el siglo XVIII15.

La antigua fuente de la villa abulense de Madrigalde las Altas Torres nos muestra precisamente una desoluciones de canalización descritas por Vitrubio16,realizada en tubería cerámica apoyada en muro de

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12 HURTADO FERNÁNDEZ, C. Colmenar de Oreja y su entorno. Madrid, 1991, pág. 266-267, 371-372.13 Archivo de la Catedral de León. Cuentas de fábrica, nº 9394, recogido en MERINO RUBIO, W. Arquitectura flamenca en León. Institución Fray

Bernardino de Sahagún, León, 1979, pág. 31.14 FAVOLE, P. Piazze d´Iítalia. Milán, 1972. WHITE, J. Art and Architecture in Italy: 1250-1400. Londres, 1966.15 Recogida y dibujada en GARCÍA GRINDA, Arquitectura popular de la Alcarria... Ob. cit. pág. 295.16 VITRUVIO POLIÓN, M. L.: Los diez libros de Arquitectura. Ed. Iberia. Tr.de Agustín Blázquez, Barcelona, 1982, pág. 216-219.

La Albolafia. Córdoba.

Rueda de agua. Alcantarilla

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piedra, dotado de arquetas de decantación realizadasladrillo, abasteciendo a la villa amurallada. Esta fuen-te se dispone con un frente de fábrica rematado conun frontón, donde se emplazan los caños que viertena un pilón, estableciendo detrás un pequeño depósitode almacenamiento que queda oculto por aquel. Lossistemas de drenaje se realizan con tuberías cerámicasperforadas o con zanjas dotadas de fábrica, conecta-das a un depósito regulador para su distribución, si elcaudal es de cierta magnitud, o directamente a la fuen-te que dispone de depósito previo. En algunas pobla-ciones históricas españolas se les conoce como viajesde agua, estableciéndose en su recorrido subterráneopor los antiguos viarios, como en Madrid conocidosdesde época árabe, aprovechándose de las caracterís-ticas geológicas arenosas de su sustrato, para captaragua a la población, desarrollados particularmente acomienzos del siglo XVIII17.

Juntamente con el aprovechamiento de los sobran-tes de las fuentes para establecer pilas de lavado, em-pleando lanchas o losas de piedra o tablas de lavar pa-ra frotar la colada en los ejemplos más primitivos, noes raro encontrar soluciones establecidas en las co-rrientes naturales de agua, a veces con organizacionesestables que pueden adquirir disposiciones especiales.El ejemplo del lavadero de Santo Domingo de Silos es-tablece directamente su pila a los lados de una de lassurgencias en superficie del manantial naciente juntoal monasterio, cubriéndose con una cubierta a dosaguas apoyada en postes de madera. Curiosamente latemperatura del agua, a unos 12º, constante todo elaño permite ser utilizada en época invernal, utiliza-ción que podemos también referenciar en aguas ter-males, como el lavadero de Caldas de Luna, donde susantiguas pilastras nos permiten datar su edificación enépoca medieval, con la hipótesis de poder correspon-

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17 AZNAR DE POLANCO, J. C. Tratado de los quatro elementos. Origen , y nacimiento de las Aguas y Fuentes de Madrid. Madrid, 1727. Ed. Facsí-

mil, E y P Libros Antiguos, Madrid, 1992.

Presa de Cornalvo. Fernando Rodríguez, 1797. Academia de Bellas Artes de San Fernando.

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der a los restos de un antiguo balneario medieval vin-culado a los reyes leoneses18.

Complementarios a las fuentes aparecen los pozos,normalmente localizados en las áreas llanas y sedi-mentarias y vinculados a la existencia de acuíferossubterráneos, de los cuales tenemos referencia de al-gunos en el territorio burgalés en documentación me-dieval, como el pozo viejo de Valdemuño, citado comoreferencia territorial en el fuero del lugar burgalés deLos Balbases de 113519. En Aranda de Duero se cono-ce la calle del Pozo junto a la iglesia de Santa María,citada en el año 150320, como referencia a la existen-cia de un pozo publico, mientras las fuentes existen-tes en época medieval se emplazaban fuera del recin-to amurallado de la villa, una en el arrabal de AllendeDuero y otras dos en arrabal del camino Real de Bur-gos. Pueden ser de tipo público, emplazándose, tantoen los principales espacios públicos de poblaciones,como en sus salidas o lugares cercanos, o incorporar-se al programa de la casa o en el espacio agrario. Lassoluciones más sencillas se dotan de un brocal circu-lar, no faltando tampoco ejemplos cuadrados, realiza-dos en fábrica vista o revestida, donde se apoyan losherrajes y la garrucha y polea. Una solución medievalcaracterística de brocal monolítico de sillería granítica,con forma ochavada exterior y circular interior, la ha-llamos en el palacio testamentario de Isabel la Católi-ca en Medina del Campo citado ya desde 135521 y re-formado a comienzo del siglo XVII, que vemosextendida en ejemplos rurales y urbanos en una am-plia área de las dos mesetas castellanas. Un ejemplopúblico de Grajal de Campos ofrece un amplio brocalen fábrica de ladrillo visto rematado por albardilla ta-llada en piedra caliza. Otros ejemplos integran en subrocal de fábrica dos machones para sujetar la polea,que pueden acompañarse de pilas para abrevar y la-var, tendiendo a proteger y cerrar los pozos con tapas,para proteger la caída a su interior de los pozos conbrocal, evitando accidentes y lugar para el suicidio, detapas móviles metálicas o de madera. No es raro que

se cierren superiormente con una bóveda de cañón,adquiriendo aspectos similares a las llamadas fuentesromanas, o completamente con bóveda semiesférica,o con cubiertas de losas o teja, abriéndose un huecocon carpintería para acceso al agua, garantizandocompletamente su protección.

EL AGUA TRANSPORTADA Y ALMACENADA:ACUEDUCTOS, NORIAS, RUEDAS DE AGUA, AZUDES, CISTERNAS, ALJIBES, ALBERCAS...

Las canalizaciones de aguas para servicio a las po-blaciones son conocidos desde la antigüedad, conejemplos de época griega, como el de Samos del sigloVI a.c., adquiriendo organizaciones complejas en épo-ca romana, incluyendo sifones y apoyándose en im-portantes obras de fábrica para salvar la distancia en-tre sus fuentes o presas y lugares de abastecimiento,salvando los desniveles naturales del terreno. Paradig-ma de ello pueden ser los importantes acueductos deRoma, construyéndose el primero, llamado Aqua Ap-pia, en el año 312 a.c. por el cónsul Appius ClaudiusCrasus22, o el de Cartago por sus notables dimensio-nes: 132 kilómetros, desde el Templo de las Aguas en

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18 Ejemplo referenciado en la publicación, donde puede comprobarse su organización en el levantamiento planimétrico: GARCÍA GRINDA, Arqui-

tectura Popular Leonesa, Ob. cit. Tomo II, pág. 167. 19 Fuero de Los Balbases dado por Alfonso VII recogido en MARTÍNEZ DÍEZ, G. Fueros locales en el territorio de la provincia de Burgos. Bur-

gos, 1982, pág. 147.20 Archivo General de Simancas. Consejo General 39/III/11.21 ROSMITH DE BLATNA, L. de Viajes por España (1465-1467) en GARCÍA MERCADAL, J. Viajes de extranjeros por España. Ed. Aguilar, Ma-

drid, 1952, T. I, pág. 270. 22 Citado por Frontino en su obra De aquae ductu,que fue curator aquarum en el año 97, FRONTINO, C. Los acueductos de Roma, Tr. de Gonzá-

lez Rolán, Madrid, 1985.

Azud y molino en el río Bañuelos. Aranda de Duero.

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Zaghoun a 24 inmensas cisternas en La Malga y Boch-Yedid23, que se fue reformado y reutilizado en épocaárabe . En España sin dudan destacan los de Segoviao Mérida24, incorporando sifones y registros en formade arcas de agua, estando en uso en época medieval.Solución más modesta es el acueducto de Ciudad Ro-drigo, antigua Miróbriga Vettonum, cuya última refor-ma data del año 1761, reutilizando uno anterior de ori-gen romano, con conducción realizada en cañería debarro, siguiendo las recomendaciones señaladas porVitrubio, apoyada en una fábrica tradicional de mam-postería y ladrillo incorporando arcos antiguos de si-llería. Representativo de soluciones medievales, dandoabastecimiento a la villa, es el acueducto de Santa Llu-cía en la villa castellonense de Morella, empleando undoble orden de arcadas apuntadas en su tramo de ma-yor elevación, siendo construido en el siglo XIV a ini-ciativa de Jaime II. Algo posterior es el acueducto me-dieval de Segorbe que acomete a la torre de Botxi delsiglo XI en su recinto amurallado. Antecedente del Ca-nal de Isabel II, obra hidráulica madrileña del sigloXIX, es el acueducto realizado por el Cardenal Cisne-

ros para abastecer a su población natal: Torrelaguna,realizado por Juan Campero en los inicios del sigloXVI25. Se conservan algunos tramos, con pequeñosmuros de canalización al aire libre o en canales abier-tos en el terreno rocoso, que recogían pequeñas co-rrientes de agua, conectados a arcas de agua realiza-das en ladrillo, incorporando un sistema de piezasverticales pétreas para procurar la decantación, com-pletándose con acueductos aéreos desaparecidos. Ca-nalizaciones elementales realizadas mediante talla delterreno natural se emplean, en ejemplos del suresteespañol, para recoger las aguas de lluvia conducidas aprofundos pozos y aljibes para evitar su evaporación.

Otros acueductos se vinculan a fábricas hidráuli-cas, como el conquense de Molinos de Papel, dispues-to en doble altura, en el inferior con arcos de fábricay el superior con pilastras que sustentaba un canal demadera hoy desaparecido, sirviendo a un molino depapel construido en el siglo XVI26. La doble funciónde caceras y canales para riego y uso molinar se refle-ja en distintos fueros medievales, como el de Ledesmaen 1161 por Fernando II27. Como complemento seemplean las ruedas de agua que, establecidas en unborde de la corriente, elevan el agua para riego y usosurbanos. Aunque de tradición árabe en el caso espa-ñol, el texto romano de Vitrubio nos las describe contoda precisión en el capítulo X del libro décimo conel título: De las ruedas y de los molinos de agua28,siendo paradigma de ello la albolafia de Córdoba,construida por el emir almohade Tasufín en 1136-729,constituyéndose en símbolo medieval de la ciudadjunto con el alminar de su mezquita mayor. Otras rue-das elevan el agua para riego de corrientes naturales,como el ejemplar reconstruido de Albarracín30, cuyatrabazón poligonal de madera es similar a un conoci-do grabado árabe conservado en la Biblioteca del Va-ticano, con cajones de madera en la rueda. Otras co-nocidas como ceñiles o tímpanos se instalaban encaceras o acequias, también descritas por Vitrubio, de-

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23 ROMANELLI, P. Topografía e Archeología dell´Africa Romana. Turín, 1970, pág. 219, 224.24 BLÁZQUEZ, J. M. «La administración del agua en la Hispania Romana» en Segovia y la arqueología romana, Barcelona, 1977.25 LLAGUNO Y AMIROLA, E. Noticias de los arquitectos y arquitectura de España desde su restauración, ilustradas y acrecentadas con notas, adic-

ciones y documentos por D. Agustín Ceán-Bermúdez. Madrid. Ed. Fac. Madrid, 1977, T. I, pág. 145-146.26 MARCOS BERMEJO, M. T. La industria del papel en Cuenca. Cuenca, 1985, p. 32.27 CASTRO, A. y ONIS, F. Fueros leoneses de Zamora, Salamanca, Ledesma y Alba de Tormes, Madrid, 1916.28 VITRUBIO. Ob. cit. pág.267- 271. 29 TORRES BALBÁS, L. «La albolafia de Córdoba y la gran noria toledana» en Al Andalus, VII, 1942, pág. 461-469. BEJARANO ESCAMILLA, I. «El río

en los textos árabes» en El Río Guadalquivir. Junta de Andalucía, 2008, pág. 486.30 ALMAGRO GORBEA, A. Una noria de tradición árabe en Albarracín. En Homenaje a Purificación Atrián. Instituto de Estudios Turolenses, Teruel

1996, pág. 479-488.

Paludes. Baños de Ledesma.

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biendo subirse a ellos una persona para moverlos consus pies y peso, pudiéndolos encontrar en la huertamurciana. Singular es la rueda de tradición árabe deAlcantarilla, establecida en el caz Alquibla desviadodel río Segura. Eleva su agua a la acequia Cequeta,arrancando de un acueducto fechado en el siglo XIV.La rueda tiene once metros de diámetro y casi dos deanchura, con dos coronas que incorporan una cuaren-tena de canalones unidos por palas curvas, habiendosustituida la antigua estructura de madera por una me-tálica, como ocurre en el importante conjunto de rue-das, llamadas añoras o ñoras, conservadas en la vegabaja del río Segura, levantadas en el siglo XVIII si-guiendo la tradición árabe31.

Variedad específica de acequia aparecen las regue-ras, establecidas como canalizaciones directamente

excavadas en el terreno, dotadas de la pendiente ne-cesaria para servir al riego que, en zonas de montaña,se emplea además como sistema de drenaje estableci-do en paralelo a las líneas de nivel de las fuertes pen-dientes del terreno, evitando el arrastre masivo de tie-rras por la lluvia.

Junto a los sistemas de elevación del agua con po-lea del pozo, el cigüeñal se convierte en la solucióntécnica mas primitiva, reflejada en pinturas egipcias ygrabados asirios32, que ha seguido en uso tanto épo-ca medieval, como hasta nuestros días reflejado enejemplos salmantinos y bercianos. Se organiza en for-ma de pértiga, compuesta por un esbelto tronco demadera apoyado y articulado en un horcón bajo que,junto con un contrapeso de piedra atada en un extre-mo, permite sacar el agua.

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31 CARO BAROJA, J. Tecnología Popular Española. Editora Nacional, Madrid, 1983, pág. 315-319. MONTANER SALAS, M.E. Norias, aceñas, artes y

ceñiles en las vegas murcianas del Segura y Campo de Cartagena. Editora Regional de Murcia, 1982.32 CARO BAROJA, Ob. cit. pág. 411. MORET, A. Le Nil et la civilisation égiptienne. París, 1926, lámina IX, 1.

Molino, sección. San Medel.

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Mecanismo relacionado con las ruedas de agua esla noria, noura en árabe, empleada para sacar agua depozos, cuya presencia masiva en muchos territoriosespañoles está documentada en época medieval, in-cluso en territorios donde la cultura árabe tuvo menorpresencia, como gran parte de la Meseta Superior, sig-no de su triunfo tecnológico, habiendo sustituido asistemas mas antiguos como el cigüeñal. El texto delfuero de Alba de Tormes, de 1157, indica la obligacióndel hortelano a reparar la noria: Esi después aspas delpeon quebraren o de rueda, que no sean palmares, etortelano lo ponga; o aquixo oviere de calzar, el horte-lano lo calce. Et ponga alcaduces e sogas e binbres conque aten los alcaduces33, señalando la importanciaque tenía en ese territorio y época. Su masiva presen-cia, especialmente en todo el arco mediterráneo, ca-racteriza algunos de sus paisajes, quedando hoy limi-tada a numerosos ejemplos abandonados y en estadode ruina, aunque no es raro que conserven las plata-formas elevadas donde se establecían, incorporándo-se por todo el valle del Duero, particularmente en elpáramo leonés, desde comienzos del siglo XX, en for-ma de norias compuestas por maquinarias de fabrica-ción industrial realizadas en talleres comarcales, don-de se sigue usando la palanca de madera a ser movidapor el animal.

Como sistema regulador y de almacenamiento deagua destinada al riego podemos reseñar la presencia

de albercas o depósitos abiertos al aire libre, cuyosmuros están realizados en fábrica enfoscada, a vecesrevestidos de almagre para lograr una mejor imperme-abilización, abastecidos por la correspondiente ace-quia o canal, tanto con agua de fuentes, como de llu-via, así como extraída de ríos y arroyos. Su presenciaha sido normalmente más abundante en el .ámbitomediterráneo, no obstante encontramos su reflejo enla toponimia de lugares serranos de la Meseta Supe-rior como el salmantino de La Alberca. Los aljibes ocisternas se constituyen como depósitos construidoscerrados para recoger el agua de lluvia, siendo cono-cidos desde la antigüedad, tanto en edificios de carác-ter histórico, como tradicionales integrándolos de mo-do subterráneo en sus patios. Se conformannormalmente con planta rectangular cubiertos por unabóveda de cañón, siguiendo los modelos reseñadosde cisternas o depósitos de agua romanos, piscinae li-mariae o castellum aquae. Palacios y castillos medie-vales van a incorporar estas construcciones subterrá-neas en nuestro territorio, como en el castillo califal deGormaz edificado entre los años 956 y 966, aljibes me-dievales que llegan a tener varias naves abovedadasconectadas, como en uno de los del castillo islámicode Trujillo, comenzado a construir en el año 90034.

Otros depósitos hídricos son las presas de grave-dad establecidas en corrientes naturales, para abas-tecimiento de agua y riego. Se conocen ejemplos

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33 CASTRO, A. y ONIS, F. Ob. cit. Fuero de Alba de Tormes, pág. 326.34 MÉLIDA, J. R. Catálogo Monumental de España. Provincia de Cáceres. Madrid, 1924. LAFUENTE, J. y ZOZAYA, J. «Algunas observaciones sobre el

castillo de Trujillo. Actas del Congreso Internacional de Historia del Arte. Granada, 1973.

Molino, detalle de regolfo. Sanchón de la Ribera. Basamento de molino de regolfo romano. Chemtou.

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desde la antigüedad, como la de Jawa en Jordaniaque forma parte un conjunto hidráulico, fechada ha-cia el año 3.000 a.c.35, mientras en España se rese-ñan ejemplos prerromanos como la presa y canal enViñarragel en el cauce del río Mijares, en Castellón36,hasta los más de cincuenta ejemplos de presas yazudes romanos hispánicos37, destacando las presasde Proserpina y Cornalvo que abastecían a Mérida.La primera es una presa de 426 metros, compuestapor un muro de fábrica compuesto por dos caras pé-treas y un relleno de cal y canto reforzado con con-trafuertes aguas arriba y un espaldón de tierra aguasabajo, con na altura de 20 metros38. Cabe señalarque las limitadas presas medievales españolas cono-cidas, fundamentalmente en la zona mediterráneacomo azudes de regadío39, y los primeros modelosmodernos emplearán similares sistemas constructi-vos que los romanos, como la presa del Mar de On-tígola de gravedad con contrafuertes, levantada en elsiglo XVI como abastecimiento de los jardines yfuentes de Aranjuez40, con intervención de los arqui-

tectos reales Juan Bautista de Toledo, Jerónimo Giliy Juan de Herrera. Azudes de menor entidad emple-an muros pétreos que pueden escalonarse, con ci-mentaciones con cimentaciones de madera, a basede con troncos verticales clavados en el terreno, do-tados o no de tramas complementarias, o bien reali-zarse con piedra suelta, ramajes y tierra, o de tabla

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35 SCHNITTER, N. J. A history of dams.Rotterdam, 1994, pág. 19.36 MESADO, N. Vinarragel (Burriana-Castellón). Valencia, 1974, pág. 33, láminas X-XII. BLÁZQUEZ, J. M. Urbanismo y Sociedad en Hispania. Ed.

Istmo, Madrid, 1991, pág. 377.37 FERNÁNDEZ CASADO, C. Ingeniería hidráulica romana. Colegio Ingenieros de Caminos, canales y Puertos, Madrid, 1983, pág. 89 ss. Inventa-

rio de grandes presas españolas. MOPU, 1986.38 CELESTINO GÓMEZ, R. «Los sistemas romanos de abastecimiento de agua a Mérida. Estudio comparativo para una posible cronología» R. Obras

Públicas, Madrid, 1980, pág. 961-964. ARENILLAS PARRA, M. «Presas y azudes en la Baja Edad Media» en Tecnología y Sociedad: Las grandes obras

públicas en la Europa Medieval. XII Semana de Estudios Medievales, Estella, 1995, pág. 34-43. 39 SEGURA, C. Historia de los regadíos en España (..a.C.-1931). Iryda, Madrid, 1991.40 CABRERO CABRERA, F. y otros Presa de Ontígola .Cátedra de Historia y Estética de la Ingeniería, Madrid, 1982. FERNÁNDEZ ORDÓÑEZ, J. A. y

otros Catálogo de 90 presas y azudes españoles anteriores a 1900. CEHOPU, Madrid, 1984, pág. 204-209. RIVERA BLANCO, J. y GARCÍA TAPIA, N

«La presa de Ontígola y Felipe II» en Revista de Obras Públicas, Madrid, 1985, mayo-junio, pág. 479-492.

Aceña. Portomarín.

Aceñas de Olivares. Zamora.

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con contrafuertes de troncos y relleno de tierra, con-formando obras de duración temporal de donde sur-gen caces para riego o para mover ingenios hidráu-licos, que son a menudo citados en ladocumentación medieval junto a los molinos, comoel que acompaña al molino de Aranda de Duero enel río Bañuelos de origen medieval. Otros almacena-mientos son los lavajos, paludes o charcas, peque-ñas lagunas que recogen el agua de lluvia o manan-tiales en depresiones del terreno aprovechando suscualidades no permeables, presentes en la MesetaSeptentrional, siendo producto de excavación artifi-cial, empleándose fundamentalmente para beber elganado o como lugar para lavar, reseñados comopaludibus en el fuero y donaciones realizados el año804 por Alfonso el Casto a la abadía burgalesa deValpuesta41.

Las aguas sirven también al saneamiento de mu-chos lugares en la edad media, sustitutas del alcanta-rillado conocido en época romana, no siendo infre-cuente que cuando los manantiales son abundantes,se canalicen por atarjeas superficiales o tapadas conlosas por sus calles, como en casos de algunas villasnorteñas en sus vías principales y cantones sobre lasque vertían privadas y necesarias constituidas como

volados de madera en las fachadas de las casas, co-mo en Bilbao donde se repararán los caños en el año150342, empleándose pequeños ríos o arroyos parasu desagüe, siendo paradigmático el caso de la ciu-dad medieval de Burgos, con sus venas, calces y al-bañales desaguando al Arlanzón, encargándose de sulimpieza, a finales del siglo XV, los gremios y respon-sables de las tenerías de la ciudad43. En lugares rura-les encontramos dicha solución empleada tambiénpara el riego, conectada a fuentes y dotada de com-puertas, como ocurre en la villa salmantina de Can-delario, integradas en el pavimento en un lateral dela calle y cubiertas por grandes losas sueltas para ac-ceso a las casas.

EL AGUA SOPORTE DE COMUNICACIÓN Y PESCA: PUERTOS, PESQUERAS...

Las aguas continentales han sido empleadas desdela antigüedad como medio de transporte, generandotoda una actividad marinera que ha necesitado luga-res para su desembarco y atraque, completándosecon la actividad pesquera. Sin lugar a dudas las dife-rentes condiciones geográficas e hidrológicas de lasriberas han influido en su navegación, conociéndosela existencia de importantes puertos fluviales en

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41 MUÑOZ Y ROMERO, T. Colección de Fueros Municipales y Cartas Pueblas de los reinos de Castilla, León, Corona de Aragón y Navarra. Madrid,

1847. Ed. Facsímil, Atlas, Madrid, 1972, pág. 13-14.42 ARIZAGA BOLUMBURU, B. «El agua en la documentación urbana del Nordeste Peninsular» en El agua en las ciudades castellanas durante la Edad

Media. Fuentes para su estudio. Universidad de Valladolid, 1998, pág. 95.43 Archivo Municipal de Burgos, Actas, 1486-9, f 121, 1487-XI-14, 1489-90, f 148, 1490-VI-15. IBÁÑEZ PÉREZ, A.C. Burgos y los burgaleses en el siglo

XVI. Burgos, 1990, pág. 21-31.

Molino de cubo. La Orotava. Molino de cubo. Campo de Liebre.

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nuestros principales ríos, como el romano de CesarAugusta en el Ebro o el de árabe de Sevilla en el Gua-dalquivir llamado el Arenal junto a su atarazanas, pro-tegido por la coracha conocida como la Torre del Oroo de la Plata44. A ellos hay que sumar los pequeñosembarcaderos de nuestros ríos, algunos relacionadoscon los pasos de barcas como alternativa a los puen-tes, donde hoy se conservan pequeños muelles oatracaderos de madera como en el río Duero a su pa-so por Zamora.

Otras organizaciones establecidas en ellos son laspesqueras o cañales, denominación que remite a unadisposición en muros casi paralelos apoyados en losazudes, sirviéndose también de otros elementos natu-rales, como islas o azudes, para establecer un muro enel río, que permitían usar distintos artes de pesca, do-cumentándose en época medieval, con la denomina-ción de piscaria, piscaris, pesquera, pesqueriis..., enfueros dados a las villas burgalesas de Miranda deEbro (1099-1177), Belorado (1116), Los Balbases(1135), Lerma (1148), Covarrubias (1148) o Belbimbre(1187)45, o en documento más antiguo del año 969 enprivilegios dados al monasterio burgalés de Santa Ma-ría de Rezmondo por el conde Fernán González: pis-caria de Valle de Vite46.

EL AGUA COMO ENERGÍA: MOLINOS, ACEÑAS,BATANES Y OTROS INGENIOS HIDRÁULICOS

El agua será empleada como fuerza energética des-de la antigüedad mediante artefactos hidráulicos, cuyoparadigma son los molinos hidráulicos cuya utiliza-ción será impulsada en época medieval. Conocidospor los romanos en sus distintos tipos básicos tradicio-nales, dándonos cuenta de ello Vitrubio y reflejadosgráficamente en el manuscrito del siglo XVI de LosVeintiún Libros de los Ingenios y de las Máquinas47, enel territorio burgalés se documentan ya en el año 800en Taranco de Mena en el río Notone 48 y posterior-mente en Valpuesta en el río Orón en 80449, en el ríoTirón en 822 y en el Valle de Tobalina en 853.

Se distinguen varios tipos de tecnología molinar,por un lado los más sencillos de rodezno horizontalconectado directamente a la rueda de molienda, cuyaversión más elemental son los molinos comunales deuna piedra, con ejemplares como el de burgalés deSan Medel que conserva el arco apuntado medieval desu cárcavo50. Derivación de estos últimos son los mo-linos de cubo, que disponen para aumentar el impul-so del rodezno una fábrica en forma de cilindro o pris-ma, que puede dotarse de sección troncocónica o

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44 GONZÁLEZ JIMÉNEZ, M. «El Guadalquivir medieval» en El río Guadalquivir Ob. cit. pág. 215.45 MARTÍNEZ GONZÁLEZ, G. Fueros... Ob. cit. pág. 134, 147, 153, 155, 159, 162 y 180.46 MUÑOZ Y ROMERO, T. Colección... Ob. cit., pág. 34.47 GARCÍA DIEGO, J. A.: Pseudo Juanelo Turriano: Los veintiún libros de los ingenios y de las máquinas. 2Vol. Madrid, 1983.48 Cartulario de San Millán de la Cogolla. Ed. por UBIETO ARTETA, A. Instituto de Estudios Riojanos, Valencia, 1976, pág. 10. 49 MUÑOZ Y ROMERO, T. Colección... Ob. cit., pág. 14.50 Ejemplar dibujado en GARCÍA GRINDA, J.L. Arquitectura Popular de Burgos. Ob. cit. pág. 295.

Molino de Llama. San Miguel de Lomba. Molinos de Santa Catalina. El Puente del Arzobispo.

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troncopiramidal. Los molinos de regolfo insertan el ro-dezno dentro de un cubo, normalmente de fábricaaunque tampoco faltan los realizados en madera, au-mentando la fuerza cinética como antecedente de laturbina, tecnología impulsada en textos castellanos delsiglo XVI, como el de Francisco Lobato51 quién cons-truyó molinos de cubo en el río Adaja, Medina delCampo, Cabezón y en las cercanías de Valladolid, yconocida por los romanos, en ejemplares como el deChemtou, con cuatro ruedas y fechado en el siglo IVa.C., lugar tunecino conocido por sus famosas cante-ras de mármol amarillo.

Por último las aceñas, derivado su nombre del árabeas-saniya, dotadas de rueda vertical y transmisión porcorona que mueve la piedra, que habitualmente se es-tablecen en el cauce de los principales ríos, aprovechan-do directamente la fuerza de su corriente. Esta se con-duce con un azud hacia las ruedas, empleando fábricasexteriores que resistan las frecuentes crecidas, aunqueen las soluciones más elementales se disponían sin edi-

ficio sobre un basamento en forma de tajamar, como enlos ejemplares medievales de Portomarín, solo visiblesen época de sequía bajo el pantano del mismo nombre,establecidos en medio de la corriente del río Sil, conazudes de forma convergente a su fábrica, superponien-do en algunos casos construcciones de madera hoy des-aparecidas. Se cita en 915 la aceña de San Isidoro enDueñas52, así como las del suburbio de Salamanca en941. Espectaculares por su forma de quilla son las tresaceñas de Olivares dispuestas en paralelo en el Dueroque completan junto con las de Pinilla, Cabañales y Gi-jón un singular conjunto vinculado a la ciudad de Za-mora. Las tres aceñas de Olivares se reseñan en 945 alser donadas por Ramiro II al monasterio de San Fagúny serán objeto de distintas obras, particularmente inten-sas en el siglo XVIII53, estando hoy en rehabilitación.Otras aceñas de origen medieval las hallamos en luga-res como Alba de Tormes, Salamanca, Dueñas, Palencia,Toro o Tordesillas54. Recordar la presencia de las des-aparecidas aceñas con dos ruedas en el plano de Aran-da de Duero de 150355, junto con el edificio de molinosen el río Bañulelos que hoy se mantiene reformado jun-to a su azud. En ocasiones el nombre de los molinosnos indica que pudieron ser anteriormente aceñas, in-cluso localizadas junto a cauces menores, en una varie-dad cuya rueda vertical es impulsada superiormente alcaer el agua desde una canalización elevada, como elorensano de San Esteban de Ribas de Sil o el asturianoreconstruido de Mazo Novo en Taramundi.

El tipo de molino más frecuente es el de rueda ho-rizontal o rodezno, de menor potencia que la aceña,vinculado a un salto de agua a través del azud y caz,como el construido en 875 en la ciudad de León enel río Bernesga con su presa y luego donado al mo-nasterio de Santiago de Valdevimbre56, no siendo in-frecuente que una serie de molinos, si existe suficien-te caudal y desnivel, aprovechen un mismo caz yazud. Dada la irregularidad de nuestros ríos muchosmolinos tenían limitada su actividad, acometiendo elcaz directamente o estableciendo una balsa o depósi-

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51 GARCÍA-DIEGO, J.A. y GARCÍA TAPIA, N. Vida y técnica en el Renacimiento. El manuscrito de Francisco Lobato, vecino de Medina del Campo.

Valladolid, 1987. 52 REGLERO DE LA FUENTE, C. M. Espacio y poder en la Castilla Medieval. Los Montes de Torozos (Siglos X-XIV), Valladolid, 1994, pag. 177-178.53 PEDRERO ALONSO, J. Los molinos de la Provincia de Zamora. Diputación de Zamora, 2000, pág. 161-199.54 REPRESA FERNÁNDEZ, M.F. «Las aceñas del Duero y del Pisuerga: orígenes y evolución tipológica» en IV Congreso de Arqueología Medieval. Ali-

cante, 1993, pág. 755-763.55 AGS. Mapas, planos y dibujos: X-1, C.R., leg 39-3-II.56 FLORIANO, A.C. Diplomática del período astur. Estudio de las fuentes documentales del Reino de Asturias (718-910).Cartulario crítico. Primera

Parte. Oviedo, 1949.

Trapiche o molino de azúcar. Veintiún Libro de los Ingenios y de las Máquinas. Biblioteca Nacional.

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to a fin de acumular agua regulada con compuertas.El agua es impulsada a través de una embocadura so-bre el rodezno, en forma de un pequeño canal de fá-brica o de madera o chapa, enfocado a sus paletas,dotado de un sistema de elevación apoyado en unaviga, regulando la incidencia del agua sobre el rodez-no. La presencia de los molinos de cubo se adaptana cauces menores, siendo frecuentes en el ámbito me-diterráneo y en lugares de montaña, pudiendo rese-ñar ejemplos concatenados aprovechando el fuertedesnivel del terreno, como el conjunto de diez moli-nos de La Orotava, fechado en el siglo XVI57, dondedestaca el volumen construido de las fábricas de los

cubos, con secciones circulares interiores que adop-tan organizaciones diferenciales externas de volumenprismático o tronco piramidal, escalonado o dotadode contrafuertes.

Entre las organizaciones arquitectónicas singularesse pueden reseñar ejemplos de molinos con cubiertasvegetales de paja de centeno, situados en el noroesteespañol, en ejemplos gallegos, zamoranos y leoneses,como el sanabrés de San Miguel de Lomba. Un grupode molinos con cubierta pétrea, como los de Villavie-ja de Yeltes58, con losas de piedra en forma aquilladaadaptada a las plantas cuadrada o rectangular, con unarco de sillería interno de refuerzo, de clara tradiciónmedieval, reciben el característico nombre de molinode chozo por su semejanza con algunos tipos de cho-zos pétreos pastoriles, pudiendo reseñar su presenciaen otros lugares salmantinos como Sobradillo. Tam-bién pétreas son el techo y solera del molino de Gra-jal en Colmenar Viejo, coronado por bóveda de me-dio cañón de sillería, documentado en las llamadasRelaciones de Felipe II, realizadas en el siglo XVI. Es-te ejemplar nos permite indicar que encontramostambién molinos dispuestos directamente en los cau-ces de grandes ríos, que se confunden con las aceñasen su denominación, constituidos por construccionescerradas con tejados abovedados y tajamares en pre-visión de crecidas de sus aguas, que podemos ejem-plificar en los molinos de Santa Catalina del Puentedel Arzobispo en el río Tajo, donados al hospital dellugar por arzobispo Tenorio en el siglo XIV, asenta-dos junto a un azud y que son calificados en el sigloXVIII: no hay en el Tajo otros mejores ni más resisten-

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57 Se citan en número de once por Alonso de Espinosa en su Historia de Nuestra Señora de Candelaria, Sevilla, 1594. GONZÁLEZ TASCÓN, I. Fá-

bricas hidráulicas españolas. CEHOPU, Madrid, 1987, pág. 203-206.58 GARCÍA GRINDA...Caminos del Agua... Ob. cit pág. 126-127.

Batán al aire libre. Teixois.

Mazo de satinar del molino de papel. Capellades.

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tes59. Son seis cuerpos diferenciados dotados de cua-tro tajamares, junto con dos molinos separados en po-sición más elevada, destinados a la molienda en creci-das del río, llamados de creciente o invierno.

Junto a los harineros cabe reseñar la presencia demolinos de aceite movidos por agua, mientras eran si-milares a los primeros los de aceite de linaza, propiosde la mitad norte española, con especial concentra-ción en ríos leoneses como Órbigo y Jamuz, los deaceite de oliva o almazaras empleaban molones o ru-

las, piedras verticales o troncocónicas, más habitual-mente movidas a sangre, con ejemplos hidráulicosmás norteños en Villanueva de la Vera hasta lugaresandaluces, utilizando el sistema de transmisión conrueda hidráulica vertical u horizontal reflejado gráfica-mente en Los Veintiún Libros de los Ingenios y de lasMáquinas.

Los molinos de azúcar, ingenios o trapiches, se do-cumentan en el siglo XIV en tierras de Valencia, en lu-gares como Oliva en 139560, moliendo caña de azúcar,

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59 PORRES DE MATEO, J., RODRÍGUEZ, H. y SÁNCHEZ, R. Descripciones del Cardenal Lorenzana. Toledo, 1986, pág. 241. MÉNDEZ-CABEZA FUENTES,

M. Los molinos de agua de la Provincia de Toledo. Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, Toledo, 1998, pág. 108-110, 117-118. 60 PONS MONCHO, F. Trapig. La producción de azúcar en la Safor (siglos XIV-XVII). Gandía, 1979.

Ferrería de Compludo, perspectiva seccionada.

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cultivo extendido por los árabes en las huertas de es-tos territorios, dando noticias de su uso en el siglo XIIel sevillano Yahyá ibn al Awwan en su Libro de Agri-cultura. La instalación empleada era parecida a las delos molinos de aceite, empleando piedras movidas porruedas verticales hidráulicas, complementadas con elcorte y golpeo de mazos, reflejados en un dibujo deLos Veintiún Libros de los Ingenios y de las Máquinas.En el núcleo malagueño de Frigiliana encontramos es-calonados una serie de molinos de azúcar, representa-tivos de los existentes en Granada y Málaga, abasteci-dos por un mismo acueducto de origen árabe quemovía su maquinaria a través de una rueda vertical,siendo conocido el superior en el siglo XIX como elIngenio de Fernán Núñez, perteneciente al marquésde Montellano. Entre lugares donde se reseñan su pre-sencia: Adra, Pataura, Lobres, Salobreña, Maro, Nerja,Torrox, Marbella o Manilva, destaca Motril, donde en1545 había catorce ingenios de azúcar61.

Los batanes o pisones son instalaciones hidráulicasde origen medieval dedicadas a abatanar tejidos, a finlograr una mayor densidad y grosor, además de su la-vado y desengrasado, particularmente los de lana. Sumaquinaria se conforma con unos mazos de maderaarticulados, colocados de modo gemelo, movidos porun eje de madera con resortes o pivotes de madera amanera de bielas, estando unido a una rueda verticalhidráulica. Los mazos golpean los tejidos en una pila

o cajón, empleando agua con greda o jabón para sulavado y desengrasado. Se completa con una zona pa-ra tender y secar los tejidos y cardarlos, para lo cualse encuentran máquinas cardadoras que emplean ensus rodillos cabezas cortadas de cardo, como en Valde San Lorenzo, uno de los últimos batanes en uso es-pañoles vinculado a la producción de lanas y mantasmaragatas. Este tipo de batanes evolucionados se do-cumenta a mediados del siglo XII en Cataluña62 y Cas-tilla, como en Dueñas donde en las aceñas de la To-rre de la Condesa se cita en 1153 un molendinumropero63, aunque en el siglo XI se conocen batanes hi-dráulicos elementales compuestos por una rueda conpisones, sin el sistema de transmisión de aquellos querequería una mayor fuerza hidráulica. Dichos batanespodían disponerse al aire libre sin protección, como elasturiano de Teixois en Taramundi, reconstruido re-cientemente, formando parte de un espectacular con-junto hidráulico, compuesto por un molino hidráulicocomunal, una ferrería, una piedra de afilar hidráulicay una minicentral eléctrica, además del batán. El aguadesviada por una presa llega por un caz al molino, al-macenándose después en un depósito elevado o ban-zao, adosándose en un extremo la ferrería, en un la-teral la piedra hidráulica de afilar albergada bajo unacubierta y la minicentral cobijada en una pequeña edi-ficación. Junto a ella se emplaza el batán constituidoen estructura de madera donde se apoya, tanto la rue-da vertical y su brazo de levas dando movimiento a

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61 SAGRA, R. de la Informe sobre el cultivo de la caña y la fabricación del azúcar en las costas de Andalucía. Madrid, 1845.62 CARO BAROJA. Tecnología...Ob. cit. pág. 481-483.63 REGLERO DE LA FUENTE. Espacio y poder...Ob. cit. pág. 176-177.

Barquines de la ferrería de Yseca. Conjunto hidráulico de Teixois, sección por la ferrería.

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dos mazos, como el tronco vaciado de castaño dondese colocan los tejidos a ser trabajados. En la parte su-perior de este recipiente o imina discurren unos pe-queños canales de agua que permiten mojar las telasy facilitar su tratamiento.

Hay que señalar que muy habitualmente las insta-laciones hidráulicas cambiaban de uso y maquinaria,convirtiéndose molinos en batanes y a la inversa,pues el sistema básico hidráulico de los batanes es si-milar al descrito de las aceñas. Las Partidas de Alfon-so X al regular la construcción de ingenios hidráuli-cos une aceñas a los pisones, como podemos ver enla ley XVIII de la partida III: Molino habiendo algunthome en que se ficiese harina, ó aceña para pisar pa-ños, si alguno quisiese facer otro molino o aceña enaquella mesma agua o cerca de aquél, puédelo faceren su heredat o en el suelo que sea de río del rey conotorgamiento dél o de común del concejo cuyo es ellogar do lo quiera facer; pero esto debe ser fecho demanera que el corrimiento del agua no se embargueal otro más que la haya libremente según que era an-te costumbrada á correr. Así en Zamora desde el si-glo XIII unas de las aceñas zamoranas se llaman in-distintamente de Matarranas o Los Pisones, o comoen 1460 se realizarán unos pisones en las aceñas za-moranas del Postigo con madera tomada de las dePuentecillas64.

Los molinos de papel tienen un sistema técnicoparecido a los batanes, con la diferencia que emple-an dos tipos de mazos sobre pilas o tinas de piedra,dotados de cuchillas que cortan y sin ellas que ma-chacan los trozos de trapos de algodón, previamentedegradados en pilas con agua o pudrideros, elabo-rando pasta de papel con dicho golpeo, obligando elduro trabajo a que los recipientes sean más resisten-tes que en batanes. Posteriormente se dispone la pas-ta con cola en moldes con rejillas, siendo prensadospar obtener las resmas de papel, colgándose en el se-cadero una vez marcadas y tratadas. España fue elprimer territorio europeo donde se fabricó papel, in-troducido por los árabes y documentado desde el si-glo VIII, habiendo reseñado Al Idrisi, en Xátiva a me-diados del siglo XII65, los primeros molinos de papel.Lugares como Córdoba, Granada, Toledo y Sevillaeran conocidos centros de fabricación de papel enépoca árabe, aunque no dispongamos de referenciasexactas del origen de sus molinos, destacando los deCórdoba recogidos en distintos grabados románticosdel siglo XIX, conservándose alguno parcialmente re-construido en el propio cauce del río Guadalquivirjunto al puente romano y torre de La Calahorra. EnCataluña se citan a finales del siglo XII, en 1193, co-mo moli de papirum66, con un lugar como Capella-des donde se conoce su presencia desde el siglo XIII,en un total de dieciséis unidades, en las aguas del río

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64 REPRESA FERNÁNDEZ, M.F. «Molinos hidráulicos: fuentes documentales y testimonios materiales» en El Agua en las ciudades castellanas duran-

te la edad media. Fuentes para su estudio. Universidad de Valladolid, 1998, pág. 196.65 EL IDRISI. Geografía de España. Ed. Textos Medievales nº 34, Valencia, 1974.66 BUSQUETS MOLAS, E. Historia de Capellades. Capellades, 1972.

Conjunto hidráulico de Teixois, sección por el molino y el banzao.

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Anoia, manteniendo esta producción especializadahasta el siglo XIX, reflejado en el molino de la villa,edificado en el siglo XVIII, y convertido en museodel papel, con una organización casi completa de es-ta arquitectura, con pilas o tinas de piedra, donde sehan restaurado los mazos y árbol que eran movidospor ruedas de agua, además de un prensa de satinarmovida por rueda de agua, pilas de pudridero y unapila holandesa donde se elabora papel artesanalmen-te, mientras al exterior ofrece dos niveles superioresabiertos de secaderos.

Las ferrerías o mazos son instalaciones hidráulicasde origen medieval, constituidas por un mazo o vigadotada de una cabeza de hierro para poder trabajarel metal. El árbol del mazo se articula en una rótulacon piezas de madera que hacen de gatos, movidopor árbol transversal dotado de resaltos, en cuyo ex-tremo se dispone una rueda vertical impulsada por elagua del depósito superior, todo ello en madera degenerosa dimensión, reforzando el árbol de la ruedacon cinchos de hierro forjado. La ferrería peninsularmás conocida es la leonesa de Compludo67, primera

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67 GARCÍA GRINDA Arquitectura Popular Leonesa, Ob. cit. T. I, pág. 307-308 T. II, pág. 114-117.

Molino con serrería hidráulica. Belorado

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arquitectura popular declarada Monumento Nacional,al datarse erróneamente en el siglo X, pues se edifi-ca en el primer tercio del XIX, aunque se citan en unlugar cercano berciano en época medieval, en Chanade Borrenes, en una venta en 1245 al monasterio deCarracedo, en el río Ysorga para trabajar hierro68.Igualmente la ferrería cántabra de Yseca está fecha-da en el siglo XIII, o la vizcaína de San Miguel deMuzquiz conserva en su interior un arco apuntadogótico. Se cita en 1368 una venta de una ferrería enel núcleo soriano de Villaverde del Monte69. Conoce-mos la importancia y la protección real de algunasferrerías vascas, como en el Fuero de las Ferrerías da-

do por Alfonso XI a la villa de Segura en 1335, o elprivilegio de 1290 de Sancho IV donde se refiere alas primeras instalaciones de ferrerías en aquella vi-lla y Legazpi70. Las ferrerías de Legazpi alcanzarán sudesarrollo en este momento cambiando la denomina-ción del río, para llamarse Urola, en vasco Agua deFerrerías, con veinte ejemplares. De ellas la de Mi-randaola incorpora, como en buena parte de las fe-rrerías vascas y cántabras, los barquines, grandes fue-lles movidos por un árbol horizontal con ruedavertical. Estos fuelles hidráulicos sustituirán a los ma-nuales, juntamente con las trompas de agua basadasen el teorema de Bernouilli, impulsando el aire conagua por una conducción, apareciendo este sistemaen el siglo XVII, aisladamente en algunas ferreríasvascas, siendo habitual en el noroeste español así co-mo en Cataluña, incorporando algunas hornos defundición, como la vizcaína de San Miguel de Muz-quiz, la cántabra de la Yseca o la burgalesa de Bar-badillo de Herreros.

Se conocen instalaciones hidráulicas similares alas ferrerías dedicadas al trabajo del cobre con elnombre genérico de mazos, siendo el último en fun-cionamiento el segoviano de Navafría en los añosnoventa del siglo XX, aunque existen en otros luga-res como Ripoll, mantenidos en uso hace pocosaños. Su maquinaria es semejante a las ferrerías,aunque de tamaño menor adaptadas al trabajo deeste mineral más blando, siendo la rueda de Nava-fría de anillos y peltas de madera diferente a las depaletas voladas de las ferrerías cantábricas, embuti-das en la rueda. Otras instalaciones son las serrerí-as hidráulicas vinculadas a molinos, documentadasen época medieval, normalmente ubicadas en áreasde producción maderera, como en la villa jienensede Segura desde el siglo XIV71, o la licencia conce-dida en 1320 por Jaime II para construir un molinopara aserrar cerca de Játiva72, con sistemas propiosmovidos por ruedas con la correspondiente transmi-sión, como en un ejemplo leonés de Las Omañasmostrándola al exterior, o bien enlazadas con pole-as a los ejes de los rodeznos molinares, como enBelorado73.

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68 Archivo Diocesano de Astorga, Cartulario de Carracedo, p. 434. 69 REPRESA FERNÁNDEZ. Molinos...Ob. cit., pág. 194.70 ARBIDE ELORZA, I y otros Ferrerías en Legazpi. Caja de Ahorros de Guipúzcoa, 1982.71 CRUZ AGUILAR, E. Ordenanzas de la villa de Segura y su tierra de 1580. Jaén, 1980, pág. 15-18 y 66-70.72 FERRER I MALLOL, M.T. «Boscos i deveses a la Corona Catalano-aragonesa (s. XIV-XV)» en Anuario de Estudios Medievales ,20, 1990, pág. 524.73 Véase el ejemplar dibujado en GARCÍA GRINDA. Arquitectura Popular de Burgos. Ob. cit., pág. 298.

Fuente de aguas termales. As Burgas. Orense.

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EL AGUA EN LA HIGIENE, SALUD Y ARTESANÍAS: BAÑOS, SALINAS, POZOS DE NIEVE...

El agua ha sido empleada desde la antigüedad co-mo elemento básico para la higiene y salud humanas,aprovechando las características especiales de los ma-nantiales en productos y temperatura. Así se han em-pleado las utilidades medicinales de sus fuentes tradi-cionalmente, como en La Alberca, donde la fuente delPilarito se usaba después del alumbramiento, la de Es-peñitas para curar los ojos, la del Indiano para forta-lecer los estómagos caídos y la del Repesón se decíaque revienta los pulmones en verano. Innumerablesmanantiales de aguas calientes han sido usados parael baño desde época romana, como Las Burgas enOrense, apoyadas en un praesidium romano74, poste-riormente en baños medievales y hoy incorporados enuna fuente barroca como equipamiento urbano de laciudad, o el leonés de Caldas de Luna, disfrutado porlos reyes leoneses, ya reseñado como lavadero medie-val cubierto en estas páginas. Al mismo tiempo se es-tablecen edificios de baños públicos en las principalesciudades desde época romana, tradición que conti-nuarán los árabes vinculada a la purificación religiosa,que tendrán presencia en las ciudades cristianas, co-mo los baños de Burgos que son donados en 1187 almonasterio de Las Huelgas por Alfonso VIII75, confir-

mando en 1254 Alfonso X el privilegio sobre los dere-chos de dichos baños que habían sido remozados acosta del monasterio.

Un producto importante es la sal, obtenida a partirde salinas interiores o de pozos, evaporando el aguaen pilas al aire libre, siendo las salinas españolas másimportantes desde época medieval hasta el siglo XIX,cuando se ponen en funcionamiento las de Torreviejay otras en el Mediterráneo al desaparecer el acoso delos piratas berberiscos, el conjunto apoyado en el ríoSalado, en lugares como Imón, La Olmeda, Bujalcaya-do o Ribas de Santiuste. Este conjunto perteneció alobispado de Atienza por donación real del siglo XII,dependiendo de la corona en tiempos modernos, dis-cutiéndose su origen romano76. En La Olmeda se con-serva una capilla del siglo XII junto a edificios de vi-vienda y almacenes del siglo XVIII, confirmando suimportancia medieval, habiendo estado en funciona-miento, hasta finales de los ochenta del siglo XX, lasde Imón. Se emplean norias para extraer del subsuelolas aguas saladas, almacenándolas primero en depósi-tos o pilas llamados calentadores, donde se concentrala sal, para luego pasar a las pilas empedradas y condivisiones de tablazón, conectadas con canales con-formados en madera, bien conservada por la sal. En-tre cada pila se disponen caminos empedrados enla-zados con grandes almacenes, que disponen de rampa

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74 LÓPEZ CARREIRA, A. A cidade medieval galega. A Nosa Terra, Vigo, 1999, pág. 34 y 137.75 SANTO TOMÁS PÉREZ, M. «El agua en la documentación monástica» en El agua en las ciudades...Ob. cit., pág. 28.76 GARCÍA GRINDA, J. L. «Las salinas de Imón». Revista Q, Consejo Superior de Arquitectos de España, nº 64, 1983, pp. 28-35.

Salinas de Imón. Salinas de Poza de la Sal.

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conectada con una plataforma superior interior, sopor-tada en vigas y pies derechos, a lo largo de los ladosde su planta, permitiendo un mejor almacenamientode la sal desde dicha altura. Salinas distintas son las dePoza de la Sal, de origen romano y hoy abandonadas,reseñadas en época medieval en la fundación por elconde Garci Ferández del monasterio de San Cosme ySan Damián en Covarrubias, en 978 donando in Poçain illo pozo de illa sale77. Se disponen con pilas eleva-das, creando bajo su estructura de madera almacenesde la sal, llamados chozas, adaptadas a la notable pen-diente del terreno. La extracción de la sal se realizabacon un sistema minero de pozos y galerías, haciendo

pasar agua por el terreno salitroso, disolviendo aque-lla, conduciéndola hasta unos depósitos de donde seelevaba con cigüeñales o pingostes a las pilas78, com-pletando el equipamiento grandes almacenes construi-dos en el siglo XVIII a iniciativa real. Este producto sealmacenaba en las distintas poblaciones en almacenesde sal conocidos como alfolís, controlados por el con-cejo, en ejemplares medievales como el madrileño deTorrelaguna, llegando a crear arquitecturas de notableentidad y tamaño, como el ejemplar del siglo XVIII deL´Escala, población gerundense especializada en la sa-lazón tradicional de pescado, o en modestos edificioscomunales en los menores núcleos rurales.

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77 MUÑOZ Y ROMERO. Colección de fueros... Ob. cit. pág. 48.78 SÁIZ ALONSO, E. Las salinas de Poza de la Sal. Diputación Provincial de Burgos, 1989.

Pozo de nieve. Molina de Aragón. Pozo de nieve, interior. Sierra de Espuña.

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Otra utilidad importante fue la de la nieve, em-pleada en forma de hielo, para conservar productos,aliviar fiebres y preparar refrescos en el verano, ex-tendiéndose su consumo a partir del siglos XVI, cre-ando Felipe II un impuesto, conocido como la Ren-ta de la nieve y yelos. Para tal fin, tanto enmonasterios y castillos, como en las distintas pobla-ciones importantes y dependientes del concejo, secrearon pozos de nieve o neveras para su guarda ydepósito, adoptando forma de pozo excavado en elterreno con muro circular de contención, normal-mente pétreo, desagüe y cubierto con bóveda79. Aellos se trasladaba normalmente la nieve en épocainvernal, con caballerías desde las zonas serranas,donde se depositaba y cubría con paja para conser-varla. Se reseña la existencia de pozos de nieve me-dievales en Morella, fechados en el siglo XV, y aun-que han desaparecido en nuestras ciudades, loshallamos en un buen número de lugares como Alba-rracín, Alpera, Molina de Aragón, La Mota del Mar-qués o Sacedón en bordes de sus poblaciones, pro-tegidos por bóvedas pétreas o de ladrillo. Otrospozos de nieve servían para guardarla en puntos al-tos de la montaña o sierra para luego bajarlos a laspoblaciones, como los de la murciana Sierra de Es-puña80, pertenecientes a los principales concejoscercanos, Murcia, Cartagena, Lorca..., para el serviciode sus poblaciones, alcanzando un total de veinticin-co unidades, alcanzando un notable tamaño con unmuro exterior pétreo e interior de ladrillo para lograrmayor aislamiento. La gran luz de las cúpulas de pie-dra ligeramente peraltadas es reforzada inferiormen-te con arcos de crucería, conservados en alguno desus ejemplares. Como complemento se localizanventisqueros artificiales, como los castellonenses delcerro de La Bellida, en Canales, conformando un am-plio recinto circular con un muro escalonado, comoel de Los Frailes perteneciente a la cartuja de Porta-celi81. Junto a estas disposiciones también se emple-an para tal fin cuevas o abrigos naturales, que pue-den cerrarse, o pequeñas edificaciones conocidascomo casas de nieve.

Otras utilidades del agua hay que ponerlas en re-lación con diversas producciones artesanales comoelemento básico en su elaboración. Así puede citarsela presencia de lavaderos de lana, relacionados conlos principales centros de distribución y producción ycon las cañadas pecuarias, en lugares de Segovia, So-ria o Burgos, primero utilizando directamente el aguade sus ríos y a partir de época bajo medieval consti-tuidos en organizaciones arquitectónicas de cierta en-tidad, como las conservadas en Soria junto al Duero,plasmadas en planimetrías históricas de finales del si-glo XVIII82. La elaboración del lino obligaba, en eltratamiento de sus fibras o cocimiento, tenerlo en po-zas o balsas de agua, establecidas en las corrientes deríos o en charcas realizadas ex profeso. Eugenio La-rruga en sus Memorias Políticas y Económicas83, a fi-nales del siglo XVIII, nos describe como se realizabanestas labores en ríos y charcas en el territorio salman-tino. Pareja utilización del agua en pozas se empleaen la elaboración del esparto, en las zonas territoria-les especializadas en su recolección, especialmente elsureste español. La producción de mimbre emplea pi-las de agua donde se coloca las varas para evitar susecado rápido, ayudándose de estructuras elementa-

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79 Una visión general se recoge en: Las neveras y la artesanía del hielo. La protección de un patrimonio Etnográfico en Europa. Seminario Interna-

cional. Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 2001. 80 CAPEL SÁEZ, H. «El comercio de la nieve y los pozos de Sierra Espuña (Murcia)» en Estudios Geográficos, XXIX, 1968, pág. 123-174.81 CRUZ OROZCO, J. y SEGURA, J. L. El comercio de nieve. La red de pozos de nieve en las tierras valencianas. Consellería de Cultura, Educació i

Ciencia, Valencia, 1996.82 Archivo de la Chancillería de Valladolid, Planos y dibujos, nº 361 y 362.83 LARRUGA, E. Memorias políticas y económicas sobre los frutos, comercio, fábricas y minas de España... Madrid, 1793. Vol. XXXV, pág. 20-21, Ed.

facsímil, Zaragoga, 1996.

Lavaderos de lana. Soria. Cipriano de Miguel, 1799. Archivo de la RealChancillería de Valladolid.

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les de madera, que encontramos en núcleos de Cuen-ca y Guadalajara especializados en su producción, co-mo Villaconejos de Trabaque. Otra utilidad precisadel agua se relaciona con la producción cerámica,empleando balsas artificiales para la elaboración de laarcilla, imprescindible en la fabricación de las grandescantaras destinadas a bodegas y almazaras, como enlos hornos especializados de Colmenar de Oreja, si-tuándose las balsas junto a la Fuente de los Huertos.O el lavado de minerales conocido desde época ro-mana, con notables sistemas de conducciones deagua, como las que abastecían a Las Médulas a lo lar-go de los Montes Aquilianos84, cuya utilización en laminería medieval se extendía a numerosos tipos deexplotaciones: plata, hierro, azogue, cobre, etc..85, ennuestro territorio peninsular frecuentemente usando

manantiales y ríos, uso que se ha mantenido hasta ca-si nuestros días, como nos relata Madoz en CiudadRodrigo en el río Agueda: en la estación de mayor se-quía se presentan cuadrillas, compuestas por 12 indi-viduos naturales de Montehermoso de Estramadura,que cavan grandes zanjas en lugares para ellos ya co-nocidos como Valdespino y Palomar, recogen el es-combro en cestos, tiran lo grueso, lavan lo menudohasta la última depuración, que lo hacen en cuencosde madera, quedándose el oro en el fondo y á los la-dos de aquellos, el que perciben y distinguen perfecta-mente al resplandor del sol86, en palabras que consti-tuyen una bella parábola del itinerario seguido con elagua como protagonista generador de arquitecturas, amenudo olvidadas, constitutivas de nuestro patrimo-nio cultural.

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84 SÁNCHEZ-PALENCIA, J. y SASTRE, I. «La red hidráulica en las minas de oro del noroeste hispano: Las Médulas» en Artifex. Ingeniería romana en

España. Madrid, 2002, pág. 241-253.85 Se documentan distintos tipos de utilización en Actas de las I Jornadas sobre minería y tecnología en la Edad Media Peninsular, Fundación Hu-

llera Vasco-Leonesa, León, 1996.86 MADOZ, P.: Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones en Ultramar. Madrid, 1850, Tomo VI, pág. 436.

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