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1
ARQUIDIOCESIS DE QUITO
CELEBRAR Y VIVIR
EL MINISTERIO PASCUAL
Subsidio de apoyo pastoral en tiempo de Pandemia
SEMANA SANTA 2021
2
INTRODUCCIÓN
La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el
año. Sin embargo, para muchos cristianos católicos bautizados
se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión.
Nos olvidamos de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a
la oración y la reflexión en los misterios de la pasión y muerte
de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae. La
sociedad necesita reflexionar un poco más, creer en Dios, y
aceptar a Cristo como su salvador.
Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar
y participar en toda la riqueza de las celebraciones propias de
este tiempo litúrgico. Vivir la Semana Santa es acompañar a
Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de
nuestros pecados. Hacer propósitos para cambiar algo en nuestra
vida, como son las cosas que me hacen daño a mí y, por lo
general, también a los demás. Ser humildes y acudir al
sacramento de la penitencia en estos días para morir al pecado y
resucitar con Cristo el día de Pascua, el mismo Jesús lo decía en
Juan 20, 22: “Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen
los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengan les
quedan retenidos”, y en Santiago 5, 16: “Confiesen unos a otros
los pecados, recen unos por oíros, y se sanarán”.
Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que
Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó: para ser
nuestro Salvador y perdonar nuestros pecados. Es celebrar y
revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de
su resurrección, que es primicia de la nuestra.
La Semana Santa es la oportunidad de comenzar una vida nueva,
de entregarnos a Dios y dejarnos conducir por Él.
3
DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR
Los cristianos celebramos el Domingo de Ramos, con el
que abrimos solemnemente la Semana santa. Jesús entra
en Jerusalén como rey, recibiendo los cantos de los niños
y de la gente sencilla que extienden sus ropas y sus
mantos en el camino, en señal de bienvenida. Él es el rey
y viene “en nombre del Señor”. Nuestra fe reconoce en
la procesión de hoy a Jesús rey y salvador que camina
hacia la pascua, es decir, hacia la muerte y la
resurrección. Si nosotros, personas de nuestro tiempo,
crucificamos nuestros pecados, odios, y falta de amor, y
morimos con Cristo, resucitaremos con él a una nueva
vida sin fin. Leyendo la pasión nos daremos cuenta que
el camino para alcanzar la verdadera vida es la cruz: es
decir, la prueba del amor, la entrega total por los demás.
4
* Se recomienda la participación presencial con aforo
reducido.
* Elementos que se necesitan para la celebración y para
quienes siguen la transmisión en las redes sociales.
- Unas hojas, ramas o flores de nuestro jardín. NO SALIR DE CASA
A COMPRARLOS.
- Un recipiente digno con agua y una flor para aspergear
- El folleto impreso que proponemos a continuación.
- Un lugar adecuado, en casa, en la sala, en el patio, en el cual
colocaremos:
o Una mesita con un mantel y un cirio encendido.
o Una imagen de Cristo crucificado.
o Una imagen de la Virgen María.
o Unas pocas flores.
- Todos los miembros de la familia pueden formar un círculo
alrededor del medio por el cual recibiremos la transmisión, teniendo
al frente el altar que hemos preparado para la celebración.
5
RITOS INICIALES
Monitor: Queridos hermanos, bienvenidos a esta celebración
con la que inauguramos la semana santa. Que nuestra
participación sea consciente y participativa. Les
invitamos a dejar a un lado toda forma de distracción y
a vivirla con espíritu de oración
Nos ponemos de pie.
Se puede entonar un canto para iniciar la celebración.
P. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo.
R. Amén
P. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del
Padre y la comunión del Espíritu Santo, este con
todos ustedes.
R. Y con tu espíritu.
MONICIÓN DEL SACERDOTE
Queridos hermanos: Después de haber preparado nuestros
corazones, desde el principio de la Cuaresma, con obras de
penitencia y de caridad, nos reunimos hoy para iniciar con
toda la Iglesia la celebración del misterio pascual de nuestro
Señor Jesucristo, es decir, su pasión y su resurrección.
Para consumar este misterio Él mismo hizo su entrada a
Jerusalén, su ciudad. Por eso, conmemorando con fe y
devoción esta entrada salvífica, sigamos al Señor para que,
participando por la gracia de los frutos de su cruz, tengamos
también parte en su resurrección.
6
BENDICIÓN DE LOS RAMOS
Monitor: Queridos hermanos, levantemos los ramos para que
sean bendecidos. Estos ramos que ahora los levantamos,
aquí y en casa como lo hicieron los niños hebreos, son
nuestra respuesta al Señor que actualiza su entrada
triunfal en Jerusalén en esta celebración
En casa toda quien está al frente del hogar, repite la
oración e invoca la bendición sobre los ramos y sobre la
familia.
P. DIOS TODOPODEROSO Y ETERNO,
SANTIFICA CON TU ✠ BENDICIÓN ESTOS RAMOS,
PARA QUE, QUIENES ACOMPAÑAMOS JUBILOSOS
A CRISTO REY, PODAMOS LLEGAR, POR ÉL,
A LA JERUSALÉN CELESTIAL.
ÉL, QUE VIVE Y REINA POR LOS SIGLOS DE LOS
SIGLOS.
R. Amén.
EVANGELIO DE LA ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALÉN
Monitor: Escucharemos ahora la proclamación solemne del
hecho histórico de la entrada de Jesús en Jerusalén. Que
este Evangelio nos ayude a reconocer a Jesús como
nuestro Mesías, Salvador.
P. El Señor esté con ustedes. R. Y con tu espíritu.
7
✠ Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
Cuando Jesús y los suyos iban de camino a Jerusalén, al
llegar a Betfagé y Betania, cerca del monte de los
Olivos, les dijo a dos de sus discípulos: "Vayan al
pueblo que ven allí enfrente; al entrar, encontrarán
amarrado un burro que nadie ha montado todavía.
Desátenlo y tráiganmelo. Si alguien les pregunta por qué lo
hacen, contéstenle: 'El Señor lo necesita y lo devolverá
pronto'.
"Fueron y encontraron al burro en la calle, atado junto a una
puerta, y lo desamarraron. Algunos de los que allí estaban
les preguntaron: "¿Por qué sueltan al burro?".
Ellos les contestaron lo que había dicho Jesús y ya nadie los
molestó. Llevaron el burro, le echaron encima los mantos y
Jesús montó en él. Muchos extendían su manto en el
camino, y otros lo tapizaban con ramas cortadas en el
campo.
Los que iban delante de Jesús y los que lo seguían, iban
gritando vivas: "¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en
nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de
nuestro padre David! ¡Hosanna en el cielo!".
Palabra del Señor.
Monición: Hermanos, les invitamos para que, mientras el
ministro asperja el agua bendita sobre estos ramos, cantemos
aclamando al Señor. En casa, quien está dirigiendo la
celebración le pedimos que rocíe con agua los ramos y a las
personas de su hogar.
8
Se puede entonar un canto o la siguiente antífona.
ANTÍFONA PARA CONMEMORAR
LA ENTRADA DEL SEÑOR EN JERUSALÉN.
P. Queridos hermanos, levantemos nuestros ramos y
digamos: R. Hosanna en el cielo. V. Al entrar el Señor en la ciudad santa los niños hebreos, anunciando la Resurrección del Señor de la vida, con ramos de palma, aclamaban: R. V. Al enterarse el pueblo que Jesús llegaba a Jerusalén, salió a su encuentro con ramos de palma, y aclamaba: R.
Se omite el acto penitencial y no se dice el himno de “El Gloria” la misa
continúa en la forma acostumbrada.
ORACIÓN COLECTA
P. Oremos.
Dios todopoderoso y eterno,
que quisiste que nuestra Salvador
se hiciera hombre y muriera en la cruz
para dar al género humano ejemplo de humildad,
concédenos, en tu bondad,
que aprendamos las enseñanzas de su pasión
y merezcamos participar de su resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.
9
LITURGIA DE LA PALABRA
En razón de la situación que vivimos por la Pandemia, pueden ser suprimida la primera
lectura, el salmo responsorial y la segunda lectura, o al menos una de ellas, pero nunca
la lectura de la pasión. En esta ocasión de debe utilizar la lectura breve.
Monitor: Podemos tomar asiento y escuchemos con atención la
Palabra de Dios que hoy se proclama.
PRIMERA LECTURA No aparté mi rostro de los insultos,
y sé que no quedaré avergonzado.
Lectura del libro del profeta Isaías
50, 4-7
En aquel entonces, dijo Isaías: “El Señor me ha dado una
lengua experta, para que pueda confortar al abatido con
palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta
mi oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor
Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto
resistencia ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a
los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la
barba. No aparté mi rostro de los insultos y salivazos. Pero
el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso
endureció mi rostro como roca y sé que no quedaré
avergonzado”.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL Del salmo 21.
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
10
Todos los que me ven, de mí se burlan;
me hacen gestos y dicen:
“Confiaba en el Señor, pues que Él lo salve;
si de veras lo ama, que lo libre”. R.
Los malvados me cercan
por doquiera como rabiosos perros.
Mis manos y mis pies han taladrado,
y se pueden contar todos mis huesos. R.
Reparten entre sí mis vestiduras
y se juegan mi túnica a los dados.
Señor, auxilio mío, ven y ayúdame,
no te quedes de mí tan alejado. R.
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alábenlo;
glorifícalo, linaje de Jacob;
témelo, estirpe de Israel. R.
SEGUNDA LECTURA Cristo se humilló a sí mismo;
por eso Dios lo exaltó.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los filipenses 2, 6-11
Cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las
prerrogativas de su condición divina, sino que, por el
contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de
siervo, y se hizo semejante a los hombres. Así, hecho uno
de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó
11
incluso la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo
exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está
sobre todo nombre, para que, al nombre de Jesús, todos
doblen la rodilla en el Cielo, en la tierra y en los abismos, y
todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Fil 2,8-9
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Cristo se humilló por nosotros,
y por obediencia aceptó incluso la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas
y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre.
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
P. Para la proclamación de la pasión del Señor, nos ponemos de
pie. Las personas que por alguna circunstancia particular no
pueda hacerlo, pueden permanecer sentados.
EVANGELIO
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 15, 1-39
C Luego que amaneció se reunieron los sumos
sacerdotes con los ancianos, los escribas y el
12
sanedrín en pleno, para deliberar. Ataron a Jesús, se
lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Éste le preguntó:
S “¿Eres tú el rey de los judíos?”
C Él respondió:
✠ “Sí lo soy”.
C Los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.
Pilato le preguntó de nuevo:
S “¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te
acusan”.
C Jesús ya no le contestó nada, de modo que Pilato
estaba muy extrañado.
Durante la fiesta de Pascua, Pilato solía soltarles al
preso que ellos pidieran. Estaba entonces en la cárcel
un tal Barrabás, con los revoltosos que habían
cometido un homicidio durante un motín. Vino la
gente y comenzó a pedir el indulto como de
costumbre. Pilato les dijo:
S “¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?”
C Porque sabía que los sumos sacerdotes se habían
entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes
incitaron a la gente para que pidieran la libertad de
Barrabás. Pilato les volvió a preguntar:
13
S “¿Y qué voy a hacer con el que llaman rey de los
judíos?”
C Ellos le gritaron:
S ¡Crucifícalo!
C Pilato les dijo:
S “Pues, ¿qué mal ha hecho?”
C Ellos gritaron más fuerte:
S ¡Crucifícalo!
C Pilato queriendo dar gusto a la multitud, les soltó a
Barrabas; y a Jesús después de mandarlo azotar, lo
entregó para que lo crucificaran. Los soldados se lo
llevaron al interior del palacio, al pretorio, y
reunieron a todo el batallón. Lo vistieron con un
manto color púrpura, le pusieron una corona de
espinas que habían trenzado, y comenzaron a
burlarse de él, dirigiéndole este saludo:
S “¡Viva el rey de los judíos!”
C Le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y,
doblando las rodillas, se postraban ante él.
Terminadas las burlas, le quitaron aquel manto color
púrpura, le pusieron su ropa y lo sacaron para
crucificarlo.
14
Entonces forzaron a cargar la cruz a un individuo que
pasaba por ahí de regreso por el campo, Simón de
Cirene, padre de Alejandro y Rufo, y llevaron a Jesús
al Gólgota (que quiere decir “lugar de la Calavera”).
Le ofrecieron vino con mirra, pero él no lo aceptó.
Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echando
suertes para ver qué les tocaba a cada uno.
Era media mañana cuando lo crucificaron. En el
letrero de la acusación estaba escrito: “El rey de los
judíos” Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su
derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la
escritura que dice: ‘Fue contado entre los
malhechores’. Los que pasaban por ahí lo injuriaban
meneando la cabeza y gritándole:
S “¡Anda! Tú que destruías el templo y lo reconstruías
en tres días, sálvate a ti mismo y baja de cruz”.
C Los sumos sacerdotes se burlaban también de él
diciendo:
S “Ha salvado a otros, pero a sí mismo no se puede
salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de
la cruz, para que lo veamos y creamos”.
C Hasta los que estaban crucificados con él lo
insultaban. Al llegar a medio día, toda aquella región
se quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde. Y a las
tres Jesús gritó con voz potente:
✠ “Eloí, Eloí, ¿lemá sabactaní?” (Que significa: Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?).
15
C Algunos de los presentes, al oírlo decían:
S “Miren está llamando a Elías”.
C Uno corrió a empapar una esponja en vinagre, la
sujetó a un carrizo y se la acercó para que bebiera,
diciendo:
S “Vamos a ver si viene Elías a bajarlo”.
C Pero, Jesús, dando un fuerte grito expiró.
(Aquí todos se arrodillan y guardan silencio por unos instantes)
C. Entonces el templo se rasgó en dos, de arriba a abajo. El
oficial romano que estaba frente a Jesús, al ver cómo
había expirado, dijo:
S “En verdad este hombre era Hijo de Dios”.
Palabra del Señor.
HOMILÍA
PROFESIÓN DE FE
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
Fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos,
16
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre
todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los
muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los Santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
ORACIÓN UNIVERSAL
P. Elevemos nuestras oraciones a nuestro Padre
celestial, diciendo: R. Padre de amor, escúchanos.
1. Para que la Iglesia, por el Papa Francisco, nuestro
Obispo Alfredo José y sus obispos auxiliares Danilo
y David, los sacerdotes y religiosos y todos los
bautizados para que no busquemos la gloria y el
poder, sino el servicio humilde, ante todo,
comprometido con los más necesitados, oremos al
Señor. R.
2. Pidamos por las mujeres y los hombres, los niños,
jóvenes y ancianos, por las personas enfermas,
vulnerables, que se sienten solos, perdidos,
abandonados, para que en medio de su tribulación y
el peligro de la enfermedad puedan recibir el
consuelo y la paz de Dios, oremos al Señor. R.
17
3. Por los enfermos del Covid-19, para que el Señor les
dé fortaleza en medio de su enfermedad; para que,
recuperados de su dolencia, vuelvan a la vida a darte
gracias y servirte en todos sus hermanos, oremos al
Señor. R.
4. Por los médicos, enfermeras, personal sanitario que,
entregando su vida en el servicio a sus hermanos
enfermos, se han asociado generosamente a la
entrega de Cristo en la cruz; para que todo aquello
que hacen por amor, sea recompensado, Señor,
según tu promesa, oremos al Señor.
5. Por todos nosotros, para que celebremos de tal modo
estos días santos que progresemos en nuestro camino
de seguimiento a Jesucristo, y estemos libres de todo
peligro y enfermedad, oremos al Señor. R.
Se pueden añadir intensiones particulares de la comunidad.
P. Padre, tú nos has revelado la inmensidad de tu amor
en tu Hijo Jesucristo, acoge por este mismo amor, las
oraciones que te hemos presentado, por Él mismo
Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los
siglos.
R. Amén.
18
LITURGIA EUCARÍSTICA
Se recuerda que la colecta se realiza después de la oración final de la misa,
conforme al protocolo de bioseguridad aprobado por la Conferencia
Episcopal y el COE Nacional.
Monición: Pueden tomar asiento: Junto al Pan y al vino
presentamos al Señor nuestra vida y nuestro trabajo.
Presentemos al Señor, de igual modo, nuestros dolores y unamos
al altar nuestra petición de salud y vida por todos los hombres
de toda la tierra y por las almas de aquellos que han partido de
este mundo.
P. Oren hermanos, para que llevando al altar los gozos y
las fatigas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el
sacrificio agradable a Dios todopoderoso.
R. El Señor reciba de tus manos este Sacrificio para
alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y
el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
P. Por la Pasión gloriosa de tu Unigénito
llegue pronto, Señor, a nosotros tu perdón;
y, aunque nuestras obras no lo merezcan,
que la mediación de este sacrificio único
nos haga recibir tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
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PREFACIO La Pasión del Señor
P. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
P. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor. P. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
P. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo Señor nuestro.
Quien, siendo inocente,
se dignó sufrir por los pecadores
y fue condenado injustamente por los impíos;
de esta forma con su muerte lavó nuestros pecados
y con su resurrección
nos abrió el camino de tu Reino.
Por eso, nosotros, con todos los ángeles
te alabamos y aclamamos, llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
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PLEGARIA EUCARÍSTICA II
CP Santo eres en verdad, Señor,
fuente de toda santidad;
por eso te pedimos
que santifiques estos dones
con la efusión de tu Espíritu,
de manera que se conviertan para nosotros
en el Cuerpo y la Sangre
de Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, cuando iba a ser entregado a su pasión,
voluntariamente aceptada, tomó pan,
dándote gracias, lo partió
y lo dio a sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el cáliz,
y, dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR USTEDES Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
21
P. Éste es el Sacramento de nuestra fe.
R. Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
CC Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial
de la muerte y resurrección de tu Hijo,
te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación,
y te damos gracias
porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente
que el Espíritu Santo congregue en la unidad a
cuantos participamos del Cuerpo
y la Sangre de Cristo.
C1 Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
y reunida en el domingo, día en que Cristo
ha vencido a muerte y nos ha hecho partícipes
de su gloria inmortal, con el Papa Francisco,
con nuestro obispo Alfredo José,
sus obispos auxiliares Danilo y David,
y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
C2 Acuérdate también de nuestros hermanos
que durmieron en la esperanza de la resurrección,
y de todos los que han muerto en tu misericordia;
admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
22
Ten misericordia de todos nosotros,
y así, con María, la Virgen Madre de Dios,
su esposo San José, los apóstoles
y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
CC. Por Cristo, con él y en él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
R. Amén.
23
RITO DE LA COMUNIÓN
P. Antes de participar en el banquete de la Eucaristía,
signo de reconciliación y vínculo de unión fraterna,
oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
P. Líbranos, de todos los males, Señor, y concédenos la
paz en nuestros días, para que, ayudados por tu
misericordia, vivamos siempre libres de pecado y
protegidos de toda perturbación, mientras esperamos
la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
R. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por
siempre, Señor.
P. Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “la paz
les dejo, mi paz les doy”. No tengas en cuenta
nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme
a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
24
P. La paz del Señor sea siempre con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
Se suprime el saludo de la paz
Fracción del Pan.
Se puede cantar y se invita a que todos realicen la invocación del Cordero de Dios.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
P. Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo. Dichosos los invitados a esta cena del Señor.
R. Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero, una palabra tuya bastará para sanarme. Monitor: Este camino de la cruz por el que peregrinamos, es el
único que nos puede dar la auténtica vida. Recorrámoslo
proclamando a Jesús como único Rey y Señor, y
alimentémonos de su Cuerpo y Sangre. Para quienes no
pueden recibir la comunión o nos siguen por los diversos
medios de comunicación, les invitamos para que hagan
su oración de comunión espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás real
y verdaderamente presente
en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas
25
y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma,
pero no pudiendo hacerlo
ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
(Un momento de silencio para la oración personal)
Y como si ya te hubiese recibido,
te abrazo y me uno del todo a Ti
Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti.
Amén.
Se entona algún canto de comunión.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.
P. Oremos.
Alimentados con este santo sacrificio,
te pedimos suplicantes, Señor,
que, así como por la muerte de tu Hijo
fortaleciste en nosotros la esperanza
de obtener cuanto la fe nos promete,
nos concedas, por su resurrección,
la plena posesión de la gloria que anhelamos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén. Conforme al protocolo de bioseguridad, en este momento se debe realizar la
colecta para las necesidades de la Iglesia. Mientras tanto se puede entonar
un canto.
26
AVISOS
Se puede informar a los fieles los horarios de celebración y transmisión de las
celebraciones de semana Santa, y recordarles lo que deben tener en casa para
las celebraciones de la semana santa y de manera especial para la Vigilia
Pascual y el Domingo de Pascua.
De igual modo, se debe orientar a los fieles para que al salir del templo se
eviten aglomeraciones y concentraciones, manteniendo el distanciamiento.
P. Terminemos nuestra celebración encomendándonos
a la Santísima Virgen María: Dios te salve María…
BENDICIÓN SOLEMNE.
P. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
P. Inclinen la cabeza para recibir la bendición, y a
cada invocación diremos: Amén.
P. Dios, Padre misericordioso,
que en la Pasión de su Hijo
les dio ejemplo de amor,
les conceda que, por su servicio a Dios y a los
hombres, reciban el don inefable de su bendición.
R. Amén.
P. Para que obtengan la gracia de la vida sempiterna
de Aquél, por cuya muerte en el tiempo,
creen ustedes que se han librado
de la muerte eterna.
R. Amén.
27
P. Y que así, imitando su ejemplo de humildad,
participen un día en su resurrección gloriosa.
R. Amén.
P. Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo, + y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes
y permanezca siempre.
R. Amén.
P. Podemos permanecer en la paz del Señor.
R. Demos gracias a Dios.
Un canto final.
28
LUNES DE LA SEMANA SANTA
MONICIÓN DE ENTRADA
Hemos iniciado la semana santa y las lecturas nos van
acercando más a la hora en el que Jesús va a dar su vida por la
salvación de todos. Puestos de pie, cantamos, e iniciamos
nuestra celebración.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 34, 1-2; 139, 8
Pelea, Señor, contra los que me atacan, guerrea contra los que hacen
guerra, empuña el escudo y la adarga, levántate y ven en mi auxilio,
Señor Dios, mi fuerte salvador.
ACTO PENITENCIAL
P. El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y
de la Eucaristía, nos llama ahora a la conversión.
Reconozcamos, pues, que somos pecadores e invoquemos
con esperanza la misericordia de Dios.
Tú que borras nuestras culpas: Señor, ten piedad.
R/. Señor, ten piedad.
Tú que creas en nosotros un corazón puro: Cristo, ten
piedad.
R/. Cristo, ten piedad.
Tú que nos devuelves la alegría de la salvación:
Señor, ten piedad.
R/. Señor, ten piedad.
29
P. Dios todopoderoso, tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
ORACIÓN COLECTA
Oremos. Te rogamos, Dios todopoderoso, que quienes desfallecemos a causa de nuestra debilidad, nos recuperemos gracias a la pasión de tu Hijo Unigénito. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA.
PRIMERA LECTURA No gritará ni hará oír su voz en las plazas.
Monición: El profeta Isaías hace en esta lectura una descripción
de un Dios poderoso y misericordioso, él nos muestra la
voluntad de Dios por nuestra salvación, dándonos lo mejor que
tiene: su hijo, Jesús. Escuchemos con atención.
Lectura del libro del profeta Isaías. 42, 1-7.
Miren a mi siervo, a quien sostengo;
a mi elegido, en quien tengo mis complacencias.
En él he puesto mi espíritu,
para que haga brillar la justicia sobre las naciones.
No gritará ni clamará,
30
no hará oír su voz en las plazas,
no romperá la caña resquebrajada,
ni apagará la mecha que aún humea.
Proclamará la justicia con firmeza,
no titubeará ni se doblegará,
hasta haber establecido el derecho sobre la tierra
y hasta que las islas escuchen su enseñanza.
Esto dice el Señor Dios,
el que creó el cielo y lo extendió,
el que dio firmeza a la tierra, con lo que en ella brota;
el que dio el aliento a la gente que habita la tierra
y la respiración a cuanto se mueve en ella:
“Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación,
te llamé, te tomé de la mano;
te he formado y te he constituido alianza de un pueblo,
luz de las naciones,
para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la prisión
y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas”.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL Del salmo 26
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién voy a tenerle miedo?
El Señor es la defensa de mi vida
¿quién podrá hacerme temblar? R.
31
Cuando me asaltan los malvados
para devorarme,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen R.
Aunque se lance contra mí un ejército,
no temerá mi corazón;
aun cuando hagan guerra contra mí,
tendré plena confianza en el Señor. R.
La bondad del Señor espero ver
en esta misma vida
Ármate de valor y fortaleza
y en el Señor confía. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R. Honor y gloria ti, Señor Jesús. Señor Jesús, rey nuestro,
sólo tú has tenido compasión de nuestras faltas.
R. Honor y gloria ti, Señor Jesús.
EVANGELIO
Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 1-11
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde
vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos.
Allí le ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro era uno
de los que estaban con él a la mesa. María tomo entonces
32
una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le
ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera,
y la casa se llenó con la fragancia del perfume.
Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a
entregar a Jesús, exclamo: “¿Por qué no se ha vendido este
perfume en trecientos denarios para dárselos a los pobres?”
Esto lo dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque
era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que
echaban en ella.
Entonces dijo Jesús: “Déjala. Esto lo tenía guardado para
el día de mi sepultura; porque a los pobres los tendrán
siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán”.
Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que
Jesús estaba allí, acudió, no sólo por Jesús, sino también
para ver a Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre
los muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar
a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos se separaban
y creían en Jesús.
Palabra del Señor
Homilía
ORACIÓN DE LOS FIELES
P. Invoquemos a Dios que nos llama a la conversión y
Presentémosle nuestras necesidades a El que es bondadoso
y rico en Misericordia y digamos: R. Escúchanos Señor y
ten piedad.
33
Por el Papa, los obispos y sacerdotes para que guíen
al pueblo a ellos encomendado, por caminos de
conversión sincera. Oremos al Señor. R.
Por todos aquellos que ponen resistencia a tu
llamado a la conversión. Oremos al Señor. R.
Para que por medio de fu Espíritu santo, abras
nuestros corazones e ilumines nuestras mentes para
morir y resucitar con tu Hijo. Oremos al Señor. R.
Por todos los presentes, para que experimentemos
durante esta Semana Santa, los frutos de una sincera
conversión. Oremos al Señor. R.
P. Acepta Padre santo estas súplicas que ponemos en tus
manos, por Cristo Nuestro Señor.
R. Amén
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira con bondad, Señor, los sagrados misterios que celebramos; y, ya que en tu misericordia los estableciste para perdón de nuestros pecados, haz que produzcan en nosotros frutos de vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
34
PREFACIO II DE LA PASIÓN DEL SEÑOR La victoria de la Pasión
P. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
P. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
P. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo Señor nuestro.
Porque se acercan ya los días santos
de su pasión salvadora
y de su resurrección gloriosa;
en ellos celebramos su triunfo
sobre el poder de nuestro enemigo
y renovamos el misterio de nuestra redención.
Por eso,
los ángeles te cantan con júbilo eterno
y nosotros nos unimos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo,
35
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN SAL 101,3
No me escondas tu rostro el día de la desgracia. Inclina tu oído
hacia mí, cuando te invoco, escúchame enseguida.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Visita, Señor, a tu pueblo y protege con tu constante amor a quienes has santificado por estos misterios, para que recibamos de tu misericordia, y conservemos con tu protección, los auxilios para nuestra eterna salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Opcional. Con las manos extendidas sobre el pueblo.
Manifiesta, Señor, tu protección a los humildes y, en tu misericordia, defiende siempre a quienes confían en Ti, para que lleguen a las fiestas pascuales no sólo por medio de la observancia corporal, sino, lo que es más importante, por la pureza de espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén. Y se bendice al pueblo con la forma habitual.
36
MARTES DE LA SEMANA SANTA
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos hermanos: Con la celebración de este martes santo,
nos preparamos de forma inmediata para vivir el misterio
pascual. Iniciemos nuestra celebración cantando.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 26, 12
No me entregues, Señor, a la saña de mi adversario, porque se
levantan contra mí testigos falsos, que respiran violencia.
ACTO PENITENCIAL
P. Humildes y penitentes, como el publicano en el templo,
acerquémonos al Dios justo, y pidámosle que tenga piedad
de nosotros, que también nos reconocemos pecadores.
Tú que has puesto la salvación del género humano
en el árbol de la cruz: Señor, ten piedad.
R/. Señor, ten piedad.
Tú que padeciste por nosotros para que sigamos tus
huellas: Cristo, ten piedad.
R/. Cristo, ten piedad.
Tú que, cargado con nuestros pecados, subiste al
leño para que nosotros, muertos al pecado, vivamos
en la justicia: Señor, ten piedad.
R/. Señor, ten piedad.
P. Dios todopoderoso, tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
37
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios todopoderoso y eterno,
realizar de tal manera los misterios de la pasión del Señor,
que podamos alcanzar tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. R. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Monición: Te hago luz de las naciones, para que mi salvación
alcance hasta el confín de la tierra Isaías a través de esta lectura
nos quiere decir que Dios, nos elige a cada uno de nosotros
desde el vientre de nuestra madre para un propósito dentro de
su plan divino. Está en nosotros responder. Escuchemos con
atención.
Te convertiré en luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los
últimos rincones de la tierra.
Lectura del libro del profeta Isaías. 49, 1-6
Escúchenme, islas;
pueblos lejanos, atiéndanme.
El Señor me llamó desde el vientre de mi madre;
cuando aún yo estaba en el seno materno,
el pronunció mi nombre.
Hizo de mi boca una espada filosa,
me escondió en la sombra de su mano,
me hizo flecha puntiaguda,
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me guardó en su aljaba y me dijo:
“Tú eres mi siervo, Israel;
en ti manifestaré mi gloria”.
Entonces yo pensé: “En vano me he cansado,
inútilmente he gastado mis fuerzas;
en realidad, mi causa estaba en manos del Señor,
mi recompensa la tenía mi Dios”.
Ahora habla Señor,
el que me formó desde el seno materno,
para que fuera su servidor,
para hacer que Jacob volviera a él
y congregar a Israel en torno suyo
-tanto así me honró el Señor
y mi Dios fue mi fuerza-.
Ahora, pues, dice el Señor:
“Es poco que seas mi siervo
sólo para restablecer a las tribus de Jacob
y reunir a los sobrevivientes de Israel;
te voy a convertir en luz de las naciones,
para que mi salvación llegue
hasta los últimos rincones de la tierra.”
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL Del Salmo 70
R. En ti, Señor, he puesto mi esperanza.
Señor, tú eres mi esperanza,
que no quede yo jamás defraudado.
Tú, que eres justo, ayúdame y defiéndeme,
escucha mi oración y ponme a salvo. R.
39
Sé para mí un refugio,
ciudad fortificada en que me salves.
Y pues eres mi auxilio y mi defensa,
líbrame, Señor de los malvados. R.
Señor, tú eres mi esperanza;
desde mi juventud en ti confío.
Desde que estaba en el seno de mi madre,
yo me apoyaba en ti y tu me sostenías. R.
Yo proclamaré siempre tu justicia
y a todas horas tu misericordia.
Me enseñaste a alabarte desde niño
y seguir alabándote es mi orgullo. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R. Honor y gloria ti, Señor Jesús. Señor Jesús, rey nuestro,
para obedecer al Padre, quisiste ser llevado a la cruz
como manso cordero al sacrificio.
R. Honor y gloria ti, Señor Jesús. EVANGELIO
Uno de ustedes me entregará.
No cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 13, 21-33.36-38
En aquel tiempo, cuando Jesús estaba a la mesa con sus
discípulos, se conmovió profundamente y declaró: “Yo les
40
aseguro que uno de ustedes me va a entregar”. Los
discípulos se miraron perplejos unos a otros, porque no
sabían de quién hablaba. Uno de ellos, al que Jesús tanto
amaba, se hallaba reclinado a su derecha. Simón Pedro le
hizo una seña y le preguntó: “¿De quién lo dice?” Entonces
él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: “Señor,
¿quién es?” le contestó Jesús: “Aquel a quien yo le dé este
trozo de pan, que voy a mojar”. Mojó el pan y se lo dio a
Judas, hijo de Simón el Iscariote; y tras el bocado, entró en
él Satanás.
Jesús le dijo entonces a Judas: “Lo que tienes que hacer,
hazlo pronto”. Pero ninguno de los comensales entendió a
qué se refería; algunos supusieron que, como Judas tenía a
su cargo la bolsa, Jesús le había encomendado comprar lo
necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas
después de tomar el bocado, salió inmediatamente. Era de
noche.
Una vez que Judas se fue, Jesús dijo: “Ahora ha sido
glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en
él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo
glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará.
Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Me buscarán,
pero como les dije a los judíos, así se lo digo a ustedes
ahora: ‘A donde yo voy, ustedes no pueden ir.’” Simón
Pedro le dijo: “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo
daré mi vida por ti”. Jesús le contestó: “¿Conque darás tu
vida por mí? Yo te aseguro que no cantará el gallo, antes de
que me hayas negado tres veces”.
Palabra del Señor.
41
ORACIÓN DE LOS FIELES
P. Acerquémonos, hermanos y hermanas, al Señor,
mediador de la nueva alianza y signo de propiciación por
nuestros pecados y por los de todo el mundo, y presentemos
al Padre del cielo con fe las oraciones de su Iglesia:
Respondemos a cada petición: Escúchanos Señor.
Para que la Iglesia sea hogar de misericordia y
servicio para todos los hombres. Roguemos al
Señor.
Para que los sacerdotes sean fieles ministros de la
Eucaristía y vivan intensamente aquello que
celebran. Roguemos al Señor.
Para que crezcan en el corazón de los hombres
sentimientos se generosidad y de perdón. Roguemos
al Señor.
Para que los que se sienten solos y abandonados
encuentren motivos de confianza y esperanza.
Roguemos al Señor.
Para que los que viven hundidos en el mal
encuentren una mano amorosa que los ayude a
levantarse. Roguemos al Señor.
Para que aprendamos a servirnos unos a otros con
amor fraterno y humildad. Roguemos al Señor.
42
P. Mira, Señor, a tu familia, reunida en el nombre de
Jesucristo, y protégela con amor constante; que los que se
esfuerzan por buscar tu rostro vean atendidas sus oraciones
y experimenten la ayuda de tu protección. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
R Amén.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira con bondad, Señor,
las ofrendas de tu familia,
y ya que los haces partícipes en los oficios sagrados,
concédele alcanzar su plenitud.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Prefacio II de la Pasión del Señor La victoria de la Pasión
P. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
P. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
P. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo Señor nuestro.
43
Porque se acercan ya los días santos
de su pasión salvadora
y de su resurrección gloriosa;
en ellos celebramos su triunfo
sobre el poder de nuestro enemigo
y renovamos el misterio de nuestra redención.
Por eso,
los ángeles te cantan con júbilo eterno
y nosotros nos unimos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo,
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Rm 8,32
Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la
muerte por nosotros.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados por estos dones de salvación,
suplicamos, Señor, tu misericordia,
para que este Sacramento
que nos nutre en nuestra vida temporal
nos haga partícipes de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
44
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO Opcional. Con las manos extendidas sobre el pueblo.
Que tu misericordia, Señor,
purifique de toda insidia del pecado
y haga capaz de una santa renovación
al pueblo de tu propiedad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén. Y se bendice al pueblo con la forma habitual.
45
MIÉRCOLES DE LA SEMANA SANTA
MONICIÓN DE ENTRADA
Es la víspera del triduo pascual, la pasión, muerte y
resurrección de nuestro Señor Jesucristo, y la invitación es a que
sigamos en actitud de querer recibir muchas bendiciones de
parte del todo misericordioso. Puestos de pie, cantamos e
iniciamos nuestra celebración.
ANTÍFONA DE ENTRADA Fil 2, 10.8.11
Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el
abismo, porque el Señor se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz; por eso Jesucristo es Señor, para gloria de Dios
Padre.
ACTO PENITENCIAL
P. Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados
misterios, reconozcamos nuestros pecados.
P. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
P. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
P. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
46
ORACIÓN COLECTA
Oh Dios, que quisiste que tu Hijo muriera por nosotros en el patíbulo de la cruz, para librarnos del poder del enemigo: concede a tus siervos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. R. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
Monición: En esta lectura, Isaías nos invita a que confiemos en Dios porque él nos dará la fortaleza necesaria para que seamos
profetas dondequiera que estemos. Escuchemos con atención
esta lectura.
PRIMERA LECTURA No he sustraído mi rostro a los insultos y salivazos.
Lectura del Profeta Isaías 50, 4-9
En aquel entonces dijo Isaías:
“El Señor me ha dado una lengua experta,
para que pueda confortar al abatido
con palabras de aliento.
Mañana tras mañana, el Señor despierta mi oído,
para que escuche yo, como discípulo.
El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras
y yo no he opuesto resistencia,
ni me echado para atrás.
Ofrecí la espalda a los que me golpeaban,
47
la mejilla a los que me tiraban de la barba.
No aparté mi rostro a los insultos y salivazos.
Pero el Señor me ayuda,
por eso no quedaré confundido,
por eso endureció mi rostro como roca
y sé que no quedaré avergonzado.
Cercano está de mí, el que me hace justicia,
¿quién luchará contra mí?
¿Quién es mi adversario?, ¿Quién me acusa?
Que se me enfrente.
El Señor es mi ayuda.
¿quién se atreverá a condenarme?”
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL Del salmo 68
R. Por tu bondad, Señor, Socórreme.
Por ti he sufrido injurias
y la vergüenza cubre mi semblante.
Extraño soy y advenedizo,
aun para aquellos de mi propia sangre;
pues me devora el celo de tu casa,
el odio del que te odia, en mí recae. R
La afrenta me destroza el corazón y desfallezco.
Espero compasión y no la hallo;
consoladores, y no los encuentro.
En mi comida me echaron hiel,
para mi sed me dieron vinagre. R
48
En mi cantar exaltaré tu nombre,
proclamaré tu gloria, agradecido.
Se alegrarán al verlo los que sufren,
quienes buscan a Dios, tendrán más ánimo,
porque el Señor jamás desoye al pobre,
ni olvida al que se encuentra encadenado. R
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R. Honor y gloria ti, Señor Jesús. Señor Jesús, Rey nuestro,
sólo tú has tenido compasión de nuestras faltas.
R. Honor y gloria ti, Señor Jesús.
O bien:
R. Honor y gloria ti, Señor Jesús. Señor Jesús, rey nuestro,
para obedecer al Padre, quisiste ser llevado a la cruz
como manso cordero al sacrificio.
R. Honor y gloria ti, Señor Jesús.
EVANGELIO.
‘El maestro dice: Mi hora está ya cerca.
Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’”
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote,
fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: “¿Cuánto me dan
si les entrego a Jesús?”. Ellos quedaron en darle treinta
49
monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando
oportunidad para entregárselo.
El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos
se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Dónde quieres que
te preparemos la Cena de Pascua?”. El respondió: “Vayan a
la ciudad a casa de fulano y díganle: ‘El maestro dice: Mi
hora está ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis
discípulos en tu casa’”. Ellos hicieron lo que Jesús les había
ordenado y prepararon la cena de Pascua.
Al atardecer, se sentó a la mesa con los Doce, y mientras
cenaban, les dijo: “Yo les aseguro que uno de ustedes va a
entregarme”. Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a
preguntarle uno por uno: “¿Acaso soy yo, Señor?” El
respondió: “El que moja su pan en el mismo plato que yo,
ése va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir,
como está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo
del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre
no haber nacido”. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a
entregar: “¿Acaso soy yo, Maestro?”. Jesús le respondió:
“Tú lo has dicho”.
Palabra del Señor
ORACIÓN DE LOS FIELES.
P. Elevemos nuestras oraciones a nuestro Padre de amor y
bondad y digamos:
R. Padre de amor, escúchanos.
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Por el Papa, los obispos y sacerdotes para que
siempre sean reflejos de Jesús y estén dispuestos a
servir siempre. Roguemos al Señor.
Por todos nosotros para que nunca perdamos la fe
en el que todo lo puede, Cristo Jesús. Roguemos al
Señor.
Por los que han perdido su fe para que en esta
semana santa puedan encontrarse con el Dios de la
misericordia. Roguemos al Señor.
Por los que sufren para que tú les puedas dar
consuelo y así puedan seguir hacia delante.
Roguemos al Señor.
P. Acoge Padre de bondad las oraciones que te hemos
presentado, por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, esta ofrenda; y, por los frutos de la compasión, dígnate concedernos alcanzar cuanto celebramos en el misterio de la pasión de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.
PREFACIO II DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
La victoria de la Pasión
P. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
P. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
51
P. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo Señor nuestro.
Porque se acercan ya los días santos
de su pasión salvadora
y de su resurrección gloriosa;
en ellos celebramos su triunfo
sobre el poder de nuestro enemigo
y renovamos el misterio de nuestra redención.
Por eso,
los ángeles te cantan con júbilo eterno
y nosotros nos unimos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo,
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 20, 28
El Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir
y dar su vida en rescate por muchos.
52
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Concédenos, Dios omnipotente, creer y sentir profundamente que, por la muerte temporal de tu Hijo, proclamada en estos santos misterios, Tú nos has dado la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO Concede, Señor, a tus siervos frecuentar siempre los sacramentos pascuales y esperar con vivo deseo los bienes futuros, para que, perseverando en los misterios de los que han renacido, sean conducidos por ellos a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. Y se bendice al pueblo con la forma habitual.
53
JUEVES SANTO
MISA VESPERTINA DE LA CENA DEL SEÑOR
Jesús y sus discípulos celebran la Última Cena un jueves que la
tradición llamó Jueves Santo. En esta Cena suceden tres
acontecimientos significativos: se instituye la Eucaristía; se
instituye el sacerdocio ministerial; se nos da el mandamiento del
amor.
Elementos que hay que preparar para la celebración en casa:
- Se puede colocar una mesa con un mantel y un crucifijo en el centro
- Una imagen de la Santísima Virgen María.
- Un cirio o una vela que debe ser encendida al inicio de la
celebración.
- El folleto que ponemos a su consideración.
- Un signo que puede ser una carta, un recuerdo, una foto… algo para
expresar nuestro amor a nuestra familia.
- Una campanilla para hacerla sonar durante el himno del Gloria.
54
JUEVES SANTO MISA VESPERTINA DE LA CENA DEL SEÑOR
RITOS INICIALES
P. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
P. La gracia de nuestro Señor Jesucristo,
el amor del Padre
y la comunión del Espíritu Santo
esté con todos ustedes
R. Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
P. El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y
de la Eucaristía, nos llama ahora a la conversión.
Reconozcamos, pues, que somos pecadores e invoquemos
con esperanza la misericordia de Dios.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios,
nuestro Señor.
P. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
55
V/. Señor, ten piedad. R/. Señor, ten piedad.
V/. Cristo, ten piedad. R/. Cristo, ten piedad.
V/. Señor, ten piedad. R/. Señor, ten piedad.
HIMNO DE ALABANZA
P. Porque el Señor, nuestro Dios, nos ha otorgado su perdón,
reconciliándonos en Cristo, proclamemos (cantando) el himno
de alabanza, mientras lo decimos juntos mientras se tocan las
campanas y las campanillas de la Iglesia.
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo;
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros;
porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre.
Amén.
56
ORACIÓN COLECTA
P. Al congregarnos, Oh Dios,
para celebrar esta sacratísima Cena,
en la cual tu Hijo único,
cuando iba a entregarse a la muerte,
encomendó a la Iglesia el sacrificio nuevo y eterno
y el banquete de su amor:
concédenos, te rogamos,
que por la celebración de tan sagrado misterio
obtengamos la plenitud de tu amor y de la vida.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos. R. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
MONICIÓN: Las lecturas de hoy giran en torno a la celebración
de la Cena Pascual que realizaban los judíos; Jesús también la
realizó, y le dio un nuevo sentido, tal como lo narra San Juan en
su evangelio y nos lo recuerda San Pablo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del Libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14
En aquellos días, el Señor les dijo a Moisés y a Aarón en
tierra de Egipto: “Este mes será para ustedes el primero de
todos los meses y el principio del año. Díganle a toda la
comunidad de Israel:
57
‘El día diez de este mes, tomará cada uno un cordero por
familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña
para comérselo, que se junte con los vecinos y elija un
cordero adecuado al número de personas y a la cantidad que
cada cual pueda comer. Será un animal sin defecto, macho,
de un año, cordero o cabrito. Lo guardarán hasta el día
catorce del mes, cuando toda la comunidad de los hijos de
Israel lo inmolará al atardecer. Tomarán la sangre y rociarán
las dos jambas y el dintel de la puerta de la casa donde vayan
a comer el cordero. Esa noche comerán la carne, asada a
fuego; comerán panes sin levadura y hierbas amargas.
Comerán así: con la cintura ceñida, las sandalias en los pies,
un bastón en la mano y a toda prisa, porque es la Pascua, es
decir, el paso del Señor.
Yo pasaré esa noche por la tierra de Egipto y heriré a todos
los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres
hasta los ganados. Castigaré a todos los dioses de Egipto,
yo, el Señor. La sangre les servirá de señal en las casas
donde habitan ustedes. Cuando yo vea la sangre, pasaré de
largo y no habrá entre ustedes plaga exterminadora, cuando
hiera yo la tierra de Egipto. Ese día será para ustedes un
memorial y lo celebrarán como fiesta en honor del Señor.
De generación en generación celebrarán esta festividad,
como institución perpetua’”.
Palabra de Dios.
58
SALMO RESPONSORIAL Del Salmo 115.
R. Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava.
¿Cómo le pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Levantaré el cáliz de salvación,
e invocaré el nombre del Señor. R.
A los ojos del Señor es muy penoso
que mueran sus amigos.
De la muerte, Señor, me has librado,
a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava. R.
Te ofreceré con gratitud un sacrificio
e invocaré tu nombre.
Cumpliré mis promesas al Señor
ante todo, su pueblo. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la Primera carta del apóstol san Pablo a los
Corintios 1 Cor 11, 23-26
Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he
trasmitido: que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser
entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la
acción de gracias, lo partió y dijo:
“Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto
en memoria mía”. Lo mismo hizo con el cáliz después de
59
cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza que se sella
con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que
beban de él”.
Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de
este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor,
que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan Jn 13, 1-15
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había
llegado la hora de pasar de este mundo al Padre y habiendo
amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta
el extremo.
En el transcurso de la cena, cuando ya el diablo había puesto
en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de
entregarlo, Jesús, consciente de que el Padre había puesto
en sus manos todas las cosas y sabiendo que había salido de
Dios y a Dios volvía, se levantó de la mesa, se quitó el
manto y tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en
60
una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a
secárselos con la toalla que se había ceñido.
Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: “Señor, ¿me vas
a lavar tú a mí los pies?” Jesús le replicó: “Lo que estoy
haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás
más tarde”. Pedro le dijo: “Tú no me lavarás los pies
jamás”. Jesús le contestó: “Si no te lavo, no tendrás parte
conmigo”. Entonces le dijo Simón Pedro: “En ese caso,
Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza”.
Jesús le dijo: “El que se ha bañado no necesita lavarse más
que los pies, porque todo él está limpio. Y ustedes están
limpios, aunque no todos”. Como sabía quién lo iba a
entregar, por eso dijo: ‘No todos están limpios’.
Cuando acabó de lavarles los pies, se puso otra vez el
manto, volvió a la mesa y les dijo: “¿Comprenden lo que
acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y
Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, que soy el
Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes
deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he dado
ejemplo, para que lo que yo he hecho con ustedes, también
ustedes lo hagan”. Palabra del Señor.
HOMILÍA
SIGNO DEL AMOR FAMILIAR
P. En este momento les invito para que, en lugar del lavatorio de
los pies que este año no lo tendremos en esta celebración, cada
uno de los que están en sus casas expresen con sus propias
palabras o con algún signo el compromiso de amor con los
miembros de su familia.
61
Nosotros aquí en el templo, en un momento de oración en
silencio, meditemos si hemos vivido conforme al amor del
Señor. Y hagamos el compromiso que, al salir de esta
celebración, vivamos sirviendo a los demás. Cada uno de los miembros de la familia, puede expresar en pocas palabras lo
que significa cada uno de sus familiares. Se podría entregar una carta o un
pequeño regalo que exprese el amor y compromiso por ser un mejor miembro
de la familia cristiana.
Se puede entonar un canto y dejar un breve tiempo para que en las familias
en sus casas realicen este signo de amor en la celebración.
ORACIÓN UNIVERSAL
P. Oremos a Dios Padre que, en Jesucristo, su Hijo, nos ha
amado hasta dar la vida por nosotros, diciendo: R. Padre
de amor, escúchanos.
1. Por la Iglesia, cuerpo de Cristo; para que guarde la
unidad en la caridad que quiso para ella Jesucristo, y así
el mundo confíe en Dios, oremos al Señor. R.
2. Por el Papa Francisco, nuestro Obispo Alfredo José, su
Auxiliares Danilo y David y por todos los obispos,
sacerdotes, diáconos y todos los que ejercen algún
ministerio en la Iglesia; para que su vida sea siempre, a
imagen de Cristo, servicio y entrega a sus hermanos,
oremos al Señor. R.
3. Por los gobernantes de todas las naciones; para que
sirvan a sus pueblos promoviendo la justicia y la paz,
oremos al Señor. R.
4. Por nosotros, reunidos en esta celebración, para
62
participar en la Cena del Señor; para que, siguiendo el
ejemplo de Cristo, vivamos la urgencia del
mandamiento nuevo de amar a todos incluso a los que
nos quieren mal, oremos al Señor. R.
5. Por todos los enfermos del Covid 19 y para que el Señor
aleje de nosotros la enfermedad y nos otorgue la salud
y la vida, para dar gloria a Dios y servir a nuestros
hermanos, con los dones que Dios nos ha otorgado,
oremos al Señor. R.
6. Por todos los médicos, enfermeras, personal de salud,
policía, militares y los que trabajan para que podamos
seguir llevando nuestra vida, para que el Señor les
fortalezca en estos duros momentos y sientan su gran
amor. R.
P. Dios, Padre nuestro, que has amado tanto al mundo que
entregaste a tu Hijo a la muerte por nosotros, escucha
nuestras súplicas, concédenos cuanto te pedimos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
63
LITURGIA EUCARÍSTICA
Monición: Pueden tomar asiento: Junto al Pan y al vino
presentamos al Señor nuestra vida y nuestro trabajo.
Presentemos al Señor, de igual modo, nuestros dolores y unamos
al altar nuestra petición de salud y vida por todos los hombres
de toda la tierra y por las almas de aquellos que han partido de
este mundo.
Canto sugerido para la misa de la cena del Señor, para la presentación de las
ofrendas.
Donde hay caridad y amor
Allí está el Señor
Allí está el Señor
Una sala y una mesa
Una copa, vino y pan
Los hermanos compartiendo
En amor y en unidad
Nos reúne la presencia
Y el recuerdo del Señor
Celebramos su memoria Y la entrega de su amor
P. En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia,
oremos a Dios, Padre todopoderoso.
R. El Señor reciba de tus manos este Sacrificio para
alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de
toda su santa Iglesia.
64
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
P. Concédenos, Señor,
participar dignamente de estos misterios,
pues cada vez que celebramos
el memorial de este sacrificio,
se realiza la obra de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
PREFACIO DE LA EUCARISTÍA I
P. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
P. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
P. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar
Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro, verdadero y único
sacerdote.
El cual, al instituir el sacrificio de la eterna alianza,
se ofreció a sí mismo como víctima de salvación
y nos mandó perpetuar esta ofrenda
en conmemoración suya.
Su carne, inmolada por nosotros,
es alimento que nos fortalece;
65
su sangre derramada por nosotros,
es bebida que nos purifica.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles
y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar
el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
66
PLEGARIA EUCARÍSTICA III
CP Santo eres en verdad, Padre,
y con razón te alaban todas tus criaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
das vida y santificas todo,
y congregas a tu pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha
desde donde sale el sol hasta el ocaso.
CC Por eso, Padre, te suplicamos
que santifiques por el mismo Espíritu
estos dones que hemos separado para ti,
de manera que se conviertan
en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro,
que nos mandó celebrar estos misterios.
Porque él mismo, la noche en que iba a ser
entregado,
habiendo amado a los suyos
que estaban en el mundo,
los amó hasta el extremo y,
mientras cenaba con ellos,
tomó pan,
y dando gracias te bendijo,
lo partió
y lo dio a sus discípulos, diciendo:
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TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el cáliz, dando gracias te bendijo,
y lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR USTEDES Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
CP Éste es el Sacramento de nuestra fe.
R. Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
CC Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial
de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable
resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos
su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia
y reconoce en ella la Víctima
por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad,
68
para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre
de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo,
formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo
espíritu.
C1 Que él nos transforme en ofrenda permanente,
para que gocemos de tu heredad junto con tus
elegidos:
con María, la Virgen Madre de Dios,
san José, su esposo, los apóstoles y los mártires,
y todos los santos, por cuya intercesión
confiamos obtener siempre tu ayuda.
C2 Te pedimos, Padre, que esta Víctima de
reconciliación
traiga la paz y la salvación al mundo entero.
Confirma en la fe y en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en la tierra:
a tu servidor, el Papa Francisco,
a nuestro Obispo Alfredo José
a sus Obispos Auxiliares Danilo y David,
al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia
que has congregado en tu presencia.
Reúne en torno a ti, Padre misericordioso,
a todos tus hijos dispersos por el mundo.
A nuestros hermanos difuntos
y a cuantos murieron en tu amistad
recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos
69
de la plenitud eterna de tu gloria,
por Cristo, Señor nuestro,
por quien concedes al mundo todos los bienes.
CC. Por Cristo, con él y en él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
R. Amén.
70
RITO DE LA COMUNIÓN
P. Antes de participar en el banquete de la Eucaristía,
signo de reconciliación y vínculo de unión fraterna,
oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
P. Líbranos, de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
R. Tuyo es el reino, tuyo el poder
y la gloria, por siempre, Señor.
P. Señor Jesucristo, que dijiste a tus Apóstoles:
“la paz les dejo, mi paz les doy”.
No tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe, de tu Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
71
P. La paz del Señor sea siempre con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
FRACCIÓN DEL PAN
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
P. Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo. Dichosos los invitados a esta cena del Señor.
R. Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero, una palabra tuya bastará para sanarme.
(Les invitamos a quienes nos siguen por los medios de comunicación
y redes digitales, que no pueden recibir el Cuerpo y la Sangre del Señor
a realizar su comunión espiritual)
Creo, Jesús mío, que estás real
y verdaderamente presente
en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas
y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma,
pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón
(Un momento de silencio para la oración personal)
Y como si ya te hubiese recibido,
te abrazo y me uno del todo a Ti
Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
El copón con las hostias que se han consagrado se mantiene en el altar, para
ser reservado solemnemente después de la oración después de la comunión.
72
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
P. Concédenos, Dios todopoderoso,
que de la misma manera como nos alimentas
en la Cena de tu Hijo, en esta vida,
podamos ser saciados también en la eternidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
RESERVA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO CON SOLEMNIDAD.
La reserva el Santísimo sacramento se debe realizar, conforme a lo
establecido por la Congregación para el Culto Divino, en el Sagrario
habitual de la Iglesia. Sin embargo, se recomiendo que éste sea adornado de
forma festiva conforme a la tradición. NO SE DEBE REALIZAR LA
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO, Y ESTA CONSTUMBRE DEBE SER
ABOLIDA EN EL JUEVES SANTO. La reserva se realizará con solemnidad.
Para ello se debe puede utilizar incienso y mientras se realiza la reserva se
puede entonar el siguiente canto u otro himno tradicional Eucarístico:
Dios de amores Santa Eucaristía,
mira al pueblo de tu corazón.
Todo es tuyo, lo ha jurado un día,
todo es tuyo, salva al Ecuador,
Corazón de Jesús, arca de vida, faro y puerto, luz y salvación.
Corazón de Jesús, fuente florida,
de ti brotan, aguas de perdón.
Corazón de Jesús, abre tu herida
di a la Patria, soy tu redención.
Corazón de Jesús ves cuán sufrida
hoy la Patria, llora su aflicción.
73
Corazón de Jesús, la Patria unida,
por ti canta, el himno de amor.
Mientras se realiza el canto se puede realizar la incensación de “El Sagrario”
del templo donde se ha celebrado la Eucaristía y finalmente se entona, antes
de cerrar la puerta del Sagrario, el “Tantum Ergo”.
A tan grande Sacramento
adoremos con fervor;
y a Jesús aquí presente
renovemos nuestro amor.
Acudamos todos juntos,
al encuentro del Señor.
Gloria al Padre Omnipotente,
y a su Hijo el Redentor
y al que de ambos procedente
al Espíritu de amor,
tributamos igualmente
Alabanza, gloria y honor. Amén.
Indicaciones para la celebración de la Pasión del Señor.
Queridos hermanos el día de mañana tendremos a las
_______ la celebración de la Pasión del Señor, les
invitamos a participar en ella. Para prepararnos
convenientemente les pedimos tener listo, si es posible,
lo siguiente:
Un lugar adecuado donde se congregue la familia para la
celebración.
Un crucifijo sobre una mesa
Dos velas que se encenderán en el momento de la adoración de la
cruz, cada una al lado del Crucifijo.
P. Podemos permanecer en paz.
R. Demos gracias a Dios.
74
LITURGIA DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
1.Según una antiquísima tradición, la Iglesia no celebra ningún sacramento ni
en este día ni en el siguiente, excepto el de la Penitencia y Unción de
enfermos.
2.En este día la sagrada comunión se distribuye a los fieles únicamente dentro
de la celebración de la Pasión del Señor; a los enfermos, que no pueden
participar en dicha celebración, se les puede llevar a cualquier hora del día.
3.El altar debe estar desnudo por completo: sin cruz, sin candeleros, ni
manteles.
4.Después del mediodía, cerca de las tres, a no ser que por razón pastoral se
elija una hora más tardía, tiene lugar la celebración de la Pasión del Señor,
que consta de tres partes: liturgia de la Palabra, adoración de la Cruz y sagrada
comunión.
5.El sacerdote, y el diácono si lo hay, revestidos de color rojo como para la
misa, se dirigen en silencio al altar, y, hecha la reverencia al mismo, se postran
rostro en tierra o, si se juzga mejor, se arrodillan, y oran en silencio durante
algún espacio de tiempo. Todos los demás se postran de rodillas, o al menos
hacen una inclinación profunda de su cuerpo.
6.Después el sacerdote, con los ministros, se dirige a la sede, donde, vuelto
hacia el pueblo, que está de pie, con las manos juntas, dice una de las
siguientes oraciones sin decir la invitación Oremos.
MONICIÓN PREPARATORIA
P. Buenas tardes hermanos, nos hemos reunido en esta tarde del
Viernes Santo, para celebrar la victoria de nuestra salvación
manifestada en la Cruz. Cristo da su vida por amor.
Escucharemos el relato de la pasión y este hecho tiene que
resonar en el interior de nuestro corazón y hacerse realidad en
nuestra vida. Empezamos esta celebración poniéndonos de
rodillas y permanecemos en silencio en un momento de oración.
Monitor: Nos ponemos de pie.
75
P. Acuérdate, Señor,
de tu gran misericordia,
y santifica a tus siervos
con tu constante protección,
ya que por ellos Cristo, tu Hijo,
derramando su sangre,
instituyó el misterio pascual.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 52, 13-53, 12
He aquí que mi siervo prosperará será engrandecido y
exaltado, será puesto en alto.
Muchos se horrorizaron al verlo, porque estaba desfigurado
su semblante, que no tenía ya aspecto de hombre; pero
muchos pueblos se llenaron de asombro. Ante él los reyes
cerrarán la boca, porque verán lo que nunca se les había
contado y comprenderán lo que nunca se habían imaginado.
¿Quién habrá de creer lo que hemos anunciado? ¿A quién
se le revelará el poder del Señor? Creció en su presencia
como planta débil, como una raíz en el desierto.
No tenía gracia ni belleza. No vimos en él ningún aspecto
atrayente; despreciado y rechazado por los hombres, varón
de dolores, habituado al sufrimiento; como uno del cual se
76
aparta la mirada, despreciado y desestimado. Él soportó
nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros
lo tuvimos por leproso, herido por Dios y humillado,
traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros
crímenes. Él soportó el castigo que nos trae la paz. Por sus
llagas hemos sido curados.
Todos andábamos errantes como ovejas, cada uno
siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos
nuestros crímenes. Cuando lo maltrataban, se humillaba y
no abría la boca, como un cordero llevado a degollar; como
oveja ante el esquilador, enmudecía y no habría la boca.
Inicuamente y contra toda justicia se lo llevaron. ¿Quién se
preocupó de su suerte? Lo arrancaron de la tierra de los
vivos, lo hirieron de muerte por los pecados de mi pueblo,
le dieron sepultura con los malhechores a la hora de su
muerte, aunque no había cometido crímenes, ni hubo
engaño en su boca.
El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando
entregue su vida como expiación, verá a sus descendientes,
prolongará sus años y por medio de él prosperarán los
designios del Señor. Por las fatigas de su alma, verá la luz
y se saciará; con sus sufrimientos justificará mi siervo a
muchos, cargando con los crímenes de ellos.
Por eso le daré una parte entre los grandes, y con los fuertes
repartirá despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte
y fue contado entre los malhechores, cuando tomó sobre sí
las culpas de todos e intercedió por los pecadores.
Palabra de Dios.
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SALMO RESPONSORIAL Del salmo 30
R. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
A ti, Señor, me acojo,
no quede yo nunca defraudado.
En tus manos encomiendo mi espíritu
y tú, el Dios leal, me librarás. R.
Soy la burla de mis enemigos,
la irrisión de mis vecinos,
el espanto de mis conocidos:
me ven por la calle, y escapan de mí.
Me han olvidado como a un muerto,
me han desechado como un objeto tirado a la basura. R.
Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: “Tú eres mi Dios.”
y en tus manos está mi destino.
Líbrame de los enemigos que me persiguen. R.
Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo
y sálvame por tu misericordia.
Sean fuertes y valientes de corazón,
ustedes, los que esperan en el Señor. R.
78
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los hebreos 4, 14-16; 5, 7-9
Hermanos: Jesús, es el Hijo de Dios, es nuestro sumo
sacerdote, que ha entrado en el cielo. Mantengamos firme
la profesión de nuestra fe. En efecto, no tenemos un sumo
sacerdote que no sea capaz de compadecerse de nuestros
sufrimientos, puesto que él mismo ha pasado por las mismas
pruebas que nosotros, excepto el pecado. Acerquémonos,
por tanto, con plena confianza al trono de la gracia, para
recibir misericordia, hallar la gracia y obtener ayuda en el
momento oportuno.
Precisamente por eso, Cristo, durante su vida mortal,
ofreció oraciones y súplicas, con fuertes voces y lágrimas,
a aquel que podía librarlo de la muerte, y fue escuchado por
su piedad.
A pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer padeciendo,
y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la
salvación eterna para todos los que lo obedecen.
Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Fil 2, 8-9
R. Gloria y honor a ti, Señor Jesús.
Cristo se humilló por nosotros y por obediencia aceptó
incluso la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo
exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está
sobre todo nombre.
R. Gloria y honor a ti, Señor Jesús.
79
EVANGELIO
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 18,1-19,42
C En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro
lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y
entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor,
conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a
menudo allí con sus discípulos.
Entonces Judas tomó un batallón de soldados y
guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos y
entró en el huerto con linternas, antorchas y armas.
Jesús, sabiendo todo lo que iba a suceder, se adelantó
y les dijo:
+ “¿A quién buscan?”
C Le contestaron:
S “A Jesús, el nazareno”.
C Les dijo Jesús:
+ “Yo soy”.
C Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al
decirles “Yo soy”, retrocedieron y cayeron a tierra.
Jesús les volvió a preguntar:
+ “¿A quién buscan?”
80
C Ellos dijeron:
S “A Jesús, el nazareno”.
C Jesús contestó:
+ “Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen
que éstos se vayan”.
C Así se cumplió lo que Jesús había dicho: ‘No he
perdido a ninguno de los que me diste’. Entonces
Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió
a un criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja
derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo
entonces Jesús a Pedro:
+ “Mete la espada en la vaina. ¿No voy a beber el cáliz
que me ha dado mi Padre?”.
C El batallón, su comandante y los criados de los judíos
apresaron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero
ante Anás, porque era suegro de Caifás, sumo
sacerdote aquel año. Caifás era el que había dado a
los judíos este consejo: conviene que muera un solo
hombre por el pueblo’. Simón Pedro y otro discípulo
iban siguiendo a Jesús. Este discípulo era conocido
del sumo sacerdote y entró en el palacio del sumo
sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a
la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del
sumo sacerdote, habló con la portera e hizo entrar a
Pedro. La portera dijo entonces a Pedro:
81
S “¿No eres tú también de los discípulos de ese
hombre?”
C Él le dijo:
S “No lo soy”.
C Los criados y los guardias habían encendido un
brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También
Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo
sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos
y de su doctrina. Jesús le contestó:
+ “Yo he hablado abiertamente al mundo y he
enseñado continuamente en las sinagogas y en el
templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he
dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a
mí? Interroga a los que me han oído, sobre lo que les
he hablado. Ellos saben lo que he dicho”.
C Apenas dijo esto, uno de los guardias le dio una
bofetada a Jesús, diciéndole:
S “¿Así contestas al sumo sacerdote?”
C Jesús le respondió:
+ “Si he faltado al hablar, demuestra en qué he faltado;
pero si he hablado como se debe ¿por qué me
pegas?”
82
C Entonces Anás lo envió atado a Caifás, el sumo
sacerdote. Simón Pedro estaba de pie, calentándose
y le dijeron:
S “¿No eres tú también uno de sus discípulos?”
C Él lo negó diciendo:
S “No lo soy”.
C Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de
aquel a quien Pedro le había cortado la oreja, le dijo:
S “¿Qué no te vi con él en el huerto?”
C Pedro volvió a negarlo y enseguida canto un gallo.
Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era
muy de mañana y ellos no entraron en el palacio para
no incurrir en impureza y poder así comer la cena de
Pascua.
Salió entonces Pilato a donde estaban ellos y les dijo:
S “¿De qué acusan a este hombre?”
C Le contestaron:
S “Si éste no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos
traído.”
C Pilato les dijo:
S “Pues llévenselo y júzguenlo según su ley”.
83
C Los Judíos le respondieron:
S “No estamos autorizados para dar muerte a nadie”
C Así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando
con que muerte iba a morir.
Entró otra vez Pilato en el Pretorio, llamó a Jesús y
le dijo:
S “¿Eres tú el rey de los judíos?”
C Jesús le contestó:
+ “¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho
otros?”.
C Pilato le respondió:
S “¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos
sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has
hecho?”
C Jesús le contestó:
+ “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino
fuera de este mundo, mis servidores habrían
luchado para que no cayera yo en manos de
los judíos. Pero mi Reino no es de aquí”.
C Pilato le dijo:
84
S “¿Conque tú eres rey?”.
C Jesús le contestó:
+ “Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo
para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la
verdad, escucha mi voz”.
C Pilato le dijo:
S “¿Y qué es la verdad?”
C Dicho esto, salió donde estaban los judíos y les dijo:
S “No encuentro en él ninguna culpa. Entre ustedes es
costumbre que por Pascua ponga en libertad a un
preso. ¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?”
C Pero todos ellos gritaron:
S “¡No, a ese no!, ¡A Barrabás!
C El tal Barrabás era un bandido. Entonces Pilato tomó
a Jesús y lo mandó a azotar. Los soldados trenzaron
una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le
echaron encima un manto color púrpura, y
acercándose a él, le decían:
S ¡Viva el rey de los judíos!,
C y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y
les dijo:
85
S “Aquí lo traigo para que sepan que no encuentro en
él ninguna culpa”.
C Salió, pues, Jesús llevando la corona de espinas y el
manto color púrpura. Pilato les dijo:
S “Aquí está el hombre”.
C Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y sus
servidores, gritaron:
S “¡Crucifícalo, Crucifícalo!”.
C Pilato les dijo:
S “Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no
encuentro culpa en él”
C Los judíos le contestaron:
S “Nosotros tenemos una Ley y según esa ley tiene que
morir, porque se ha declarado hijo de Dios”.
C Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más,
y entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús:
S “¿De dónde eres tú?”
C Pero Jesús no le respondió. Pilato le dijo entonces:
S “¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad
para soltarte y autoridad para crucificarte?”
86
C Jesús le contestó:
+ “No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la
hubieran dado de lo alto. Por eso, el que me ha
entregado a ti tiene un pecado mayor”.
C Desde ese momento Pilato trataba de soltarlo, pero
los judíos gritaban:
S “¡Si sueltas a ése, no eres amigo del Cesar!”
C Al oír estas palabras, Pilato sacó a Jesús y lo sentó
en el tribunal, en el sitio que llaman “el Enlosado”
(en hebreo Gábbata). Era el día de la preparación de
la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los
judíos:
S “Aquí tienen a su rey”
C Ellos gritaron:
S “¡Fuera, fuera! ¡Crucifícalo!”.
C Pilato les dijo:
S “¿A su rey voy a crucificar?”
C Contestaron los sumos sacerdotes:
S “No tenemos más rey que el Cesar”
87
C Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
Tomaron a Jesús y él, cargando con la cruz, se dirigió
hacia el sitio llamado “la Calavera” (que en hebreo
se dice Gólgota), donde lo crucificaron, y con él a
otros dos, uno de cada lado, y en medio Jesús.
Pilato mandó escribir un letrero y ponerlo encima de
la cruz; en él estaba escrito: ‘Jesús el nazareno, el rey
de los judíos’. Leyeron el letrero muchos judíos,
porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a
Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego.
Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le
dijeron a Pilato:
S “No escribas: ‘El rey de los judíos’, sino: ‘Este ha
dicho: Soy rey de los judíos’”.
C Pilato les contestó:
S “Lo escrito, escrito está”
C Cuando crucificaron a Jesús, los soldados cogieron
su ropa e hicieron cuatro partes, una para cada
soldado y apartaron la túnica. Era una túnica sin
costura, tejida toda de una sola pieza de arriba abajo.
Por eso se dijeron:
S “No la rasguemos, sino echemos suertes para ver a
quién le toca”.
C Así se cumplió lo que dice la Escritura: ‘Se
repartieron mi topa y echaron a suerte mi túnica’. Y
eso hicieron los soldados.
88
C Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana
de su madre, María la de Cleofás, y María
Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al
discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre:
+ “Mujer ahí está tu hijo”.
C Luego le dijo al discípulo:
+ “Ahí está tu madre”
C Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con
él. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había
llegado a su término, para que se cumpliera la
escritura dijo:
+ “Tengo sed”.
C Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados
sujetaron una esponja empapada en vinagre a una
caña de hisopo y se la acercaron a la boca, Jesús
probo el vinagre y dijo:
+ “Todo está cumplido”.
C E inclinando la cabeza entregó el espíritu.
P. Guardemos un momento de silencio, inclinemos la cabeza o
pongámonos de rodillas.
C Entonces los judíos, como era el día de la
preparación de la Pascua, para que los cuerpos de los
ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado,
89
porque aquel sábado era un día muy solemne,
pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los
quitaran de la cruz. Fueron los soldados, les
quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que
habían sido crucificados con él. Pero al llegar a
Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron
las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó
el costado con una lanza e inmediatamente salió
sangre y agua.
El que vio da testimonio de esto y su testimonio es
verdadero y él sabe que dice la verdad, para que
también ustedes crean. Esto sucedió para que se
cumpliera lo que dice la Escritura. ‘No le quebrarán
ningún hueso; y en otro lugar de la Escritura dice:
‘Miraran al que traspasaron’.
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo
de Jesús, pero oculto por miedo a los judíos, pidió a
Pilato que lo dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y
Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el
cuerpo. Llegó también entonces Nicodemo, el que
había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de
mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo
envolvieron en lienzos con esos aromas, según se
acostumbra enterrar entre los judíos. Había un huerto
en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un
sepulcro nuevo, donde nadie había sido enterrado
todavía. Y como para los judíos era el día de la
preparación de la Pascua y el sepulcro estaba cerca,
allí pusieron a Jesús.
Palabra del Señor.
HOMILIA
90
ORACIÓN UNIVERSAL
P. Presentemos ahora nuestras súplicas a Dios Padre por
Jesucristo, nuestro intercesor. Él oró en la cruz por todos.
Él muestra en su cuerpo glorioso las llagas de su pasión. Él
vive para siempre, intercediendo por nosotros; y hace suya
nuestra plegaria: la oración de toda la Iglesia. A cada
invocación digamos: R. Por tu Hijo, crucificado,
escúchanos Señor.
I. Por la santa Iglesia
Oremos, queridos hermanos, por la Iglesia santa de Dios,
para que Dios nuestro Señor se digne concederle la paz, la
unidad, y su protección en toda la tierra; y para que nos
conceda una vida pacífica y serena para glorificarlo como
Dios Padre omnipotente, oremos al Señor. R.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo revelaste tu
gloria a todas las naciones, conserva la obra de tu amor, para
que tu Iglesia, extendida por el universo, persevere con fe
inquebrantable en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
R. Amén.
II. Por el Papa
Oremos también por nuestro Santo Padre el Papa Francisco,
para que Dios nuestro Señor, quien lo eligió en el orden del
episcopado para regir al pueblo santo de Dios, lo preserve
de todo mal, para bien de su santa Iglesia, oremos al Se. R.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
91
Dios todopoderoso y eterno, que, en tu sabiduría todo lo
diriges, atiende bondadoso nuestras súplicas y protege con
tu amor a nuestro Papa, para que el pueblo cristiano, que Tú
gobiernas bajo el cayado de este pastor, crezca en méritos y
progrese en la fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
III. Por todos los ministros y por el pueblo de Dios.
Oremos también por nuestro Obispo Alfredo José y sus
Obispos Auxiliares Danilo y David, nuestro obispo Fausto
Gabriel, por todos los obispos, presbíteros y diáconos de la
Iglesia, y por todos los fieles del pueblo santo, oremos al
Señor. R.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todopoderoso y eterno, cuyo Espíritu santifica y
gobierna todo el cuerpo de la Iglesia, escucha las súplicas
que te dirigimos por tus ministros y haz que, con el don de
tu gracia, te sirvamos en todas las cosas con fidelidad. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
IV. Por quienes se preparan para el bautismo.
Oremos también por los quienes se preparan para recibir el
bautismo, para que Dios nuestro Señor escuche sus
oraciones, les abra de par en par la puerta de la misericordia,
y, perdonados todos sus pecados por el bautismo, queden
incorporados a Cristo Jesús Señor nuestro, oremos al Señor.
R.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todopoderoso y eterno, que fecundas siempre a tu
92
Iglesia con nuevos hijos, aumenta la fe y la sabiduría en
quienes se preparan para recibir el bautismo, para que, al
renacer en la fuente bautismal, los cuentes entre tus hijos
adoptivos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
V. Por la unidad de los cristianos
Oremos también por todos los hermanos que creen en
Cristo, para que Dios nuestro Señor se digne congregar y
custodiar en la única Iglesia a quienes viven de acuerdo con
la verdad, oremos al Señor. R.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todopoderoso y eterno, que congregas a los dispersos
y conservas a los que congregaste, mira con bondad la grey
de tu Hijo para que, a los consagrados por un solo Bautismo,
los conserve unidos la integridad de la fe y los una el
vínculo de la caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
VI. Por los judíos
Oremos también por los judíos, que fueron los primeros a
quienes habló Dios nuestro Señor, para que Él les conceda
crecer en el amor de su nombre y en la fidelidad a su alianza,
oremos al Señor. R.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todopoderoso y eterno, que confiaste tus promesas a
Abraham y a su descendencia, escucha con piedad las
súplicas de tu Iglesia, para que el pueblo de la Antigua
Alianza, logre alcanzar la plenitud de la redención. Por
93
Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
VII. Por los que no creen en Cristo
Oremos por los que no creen en Cristo, para que, también
ellos, iluminados por el Espíritu Santo, puedan entrar en el
camino de la salvación, oremos al Señor. R.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en
Cristo que, caminando en tu presencia con sinceridad de
corazón, encuentren la verdad; y haz que nosotros, por el
continuo crecimiento en el amor y por el deseo de conocer
más plenamente el misterio de tu vida, seamos más
perfectos testigos de tu caridad en el mundo. Por Jesucristo
nuestro Señor.
R. Amén.
VIII. Por los que no creen en Dios
Oremos también por los que no conocen o creen en Dios,
para que por la rectitud y sinceridad de su vida alcancen el
premio de llegar a él, oremos al Señor. R.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todopoderoso y eterno, que creaste a todos los
hombres para que deseándote te busquen, y para que al
encontrarte descansen en Ti; concédenos que, en medio de
las dificultades de este mundo, al ver los signos de tu amor
y el testimonio de las buenas obras de los creyentes, todos
los hombres se alegren al confesarte como único Dios
verdadero y Padre de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
94
R. Amén.
IX. Por los gobernantes de las naciones
Oremos también por todos los gobernantes de las naciones, de
manera especial por quienes rigen la vida de Ecuador; para
que, de acuerdo con sus designios, Dios nuestro Señor los
dirija en sus pensamientos y en sus decisiones hacia una
auténtica paz y libertad para todos, oremos al Señor. R.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todopoderoso y eterno, en cuyas manos están los
corazones de los hombres y el derecho de los pueblos, mira
con bondad a nuestros gobernantes, para que, promuevan
en toda la tierra, con tu ayuda, la prosperidad de los pueblos,
la libertad religiosa y una paz duradera. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
R. Amén.
X. Por los enfermos
Oremos especialmente por todos aquellos hermanos que han
sido contagiados por el Coronavirus: por aquellos que, sin
tener síntomas, son portadores de la enfermedad; por aquellos
que están confinados en sus domicilios, por los que están
hospitalizados y por aquellos que están muy delicados; para
que nuestra cercanía y oración les haga sentirse miembros de
una misma familia y les fortalezca en su debilidad. R
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todopoderoso y eterno, Padre lleno de misericordia y
de toda bondad; atiende la súplica de tus hijos que imploran
por la salud de sus hermanos contagiados de tan terrible
95
mal; concédeles restablecerse de sus dolencias y
reincorporarse con prontitud a sus hogares, para que todos,
reunidos bajo un mismo techo y abrazos en el amor fraterno
y familiar, alaben tu piedad y benevolencia. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
R. Amén.
XI. Por el personal de salud
Oremos también por todos aquellos que trabajan para alcanzar
una cura para la enfermedad que ha provocado esta pandemia
mundial; para que se sientan sostenidos y animados por
nuestra oración y alcancen el fin perseguido con sus
investigaciones, y por todos los médicos, enfermeras y
personal de salud, verdaderos héroes anónimos que atienden
a los enfermos, dando ellos también sus vidas, oremos al
Señor. R.
Oración en silencio. Luego el sacerdote dice:
Dios todopoderoso y eterno, Señor de la vida y dador de
todo bien; que en tu designio salvífico quisiste valerte de
nuestra debilidad para alcanzarnos el don inmerecido de
nuestra Redención, mira a tus fieles que buscan el remedio
a este mal, y concédeles la gracia de, unidos siempre a tu
Voluntad misericordiosa, trabajar por el bien y la salud de
sus hermanos y aceptar con gozo y paz los designios
inescrutables de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
96
ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ
Acabada la oración universal, tiene lugar la solemne adoración de la santa
Cruz.
Mostración de la santa Cruz
El diácono, u otro ministro idóneo, acompañado de otros ministros, va a la
sacristía y, de allí, trae la Cruz procesionalmente por la iglesia, cubierta con
un velo morado, hasta el centro del presbiterio, acompañándole dos ministros
con velas encendidas. El sacerdote, de pie ante el altar, de cara al pueblo, toma
la cruz, descubre un poco su parte superior y la eleva, comenzando la
invitación: Miren el árbol de la cruz acompañándole en el canto el diácono o,
si es necesario, la «schola». Todos responden: Vengan y adoremos, y acabado
el canto se arrodillan y adoran en silencio, durante unos momentos, la cruz,
que el sacerdote, de pie, mantiene en alto. Seguidamente el sacerdote descubre
el brazo derecho de la cruz, y de nuevo, elevándola, canta la invitación: Miren
el árbol, y se hace todo lo restante como la primera vez. Finalmente descubre
totalmente la cruz y, elevándola, canta por tercera vez la invitación: Miren el
árbol, y se hace todo lo restante como la primera vez.
P. Miren al árbol de la Cruz
donde estuvo clavado el Salvador del mundo.
R. Vengan y adoremos.
Adoración de la cruz
En seguida, acompañado por dos ministros con velas encendidas, lleva la cruz
al comienzo del presbiterio o a otro lugar apto, y allí la deja o la entrega a los
ministros para que la sostengan, una vez dejadas las velas a ambos lados de
la cruz. Para la adoración de la cruz, se acerca solo el sacerdote celebrante
que, si lo juzga conveniente, puede quitarse la casulla y los zapatos.
La adoración de la cruz de los fieles se realizará desde sus puestos, sin
que exista movimiento en la Iglesia, y se lo hará poniéndose de rodillas
y guardando un momento de silencio, luego pueden mantenerse de
rodillas y se entona un canto adecuado de adoración de la cruz. Se
97
recomienda el improperio: “Pueblo mío que te he hecho”; Tu cruz
adoramos Señor; o bien: De rodillas, Señor, de rodillas. No se realizará
el beso acostumbrado de los fieles.
SAGRADA COMUNIÓN
Terminado todo lo anterior, se extiende, entonces, un mantel pequeño sobre
el altar y se ponen el corporal y el misal. El mismo sacerdote, con el humeral
puesto, traslada el Santísimo Sacramento del lugar de la reserva al altar.
P. Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo
su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
P. Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
R. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria,
por siempre, Señor.
98
P. Éste es el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme.
(Para los que siguen la celebración a través de los medios de comunicación y
a través de las redes sociales, se les pide que hagan en este momento su
comunión espiritual)
Creo, Jesús mío, que estás real
y verdaderamente presente
en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas
y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma,
pero no pudiendo hacerlo
ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón
(Un momento de silencio para la oración personal)
Y como si ya te hubiese recibido,
te abrazo y me uno del todo a Ti
Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti.
Amén.
Se pueden entonar algunos cantos de comunión o propios del viernes santo.
99
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
P. Dios Padre todopoderoso y eterno,
que nos has redimido
con la gloriosa muerte y resurrección de Jesucristo,
te rogamos que, por medio de la participación
en este sacramento,
prosigas en nosotros la obra de tu amor
y nos ayudes a vivir entregados
siempre a tu servicio.
Por Jesucristo nuestro Señor
R. Amén
ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
P. Nos unimos a María, la Madre fuerte que en el inmenso
dolor que sufría con su Hijo único, se asoció con ánimo
maternal a su sacrificio, compartió amorosamente la
inmolación y aceptó del Hijo moribundo, como testamento
de la caridad divina, ser la Madre de todos los hombres. Por
eso digamos todos juntos:
Oh Madre Dolorosa
por tus lágrimas,
por la corona de espinas,
por los clavos que llevas en tus
manos, por las espadas
del dolor con que nuestros pecados
traspasaron tu corazón; vuelve a
nosotros esos tus ojos misericordiosos
y alcánzanos de tu hijo Santísimo,
dolor intenso de nuestras
100
culpas y vivos sentimientos de fe,
esperanza y caridad.
Oh Madre Dolorosa
Protege a la Santa Iglesia
Protege nuestra Patria
Ampara a la juventud
Ampara a la niñez.
Amén.
En este momento se puede realizar la colecta para tierra santa.
DESPEDIDA DE LOS FIELES
P. Finalizamos nuestra celebración recibiendo la
bendición del Señor. Inclinemos la cabeza.
P. Envía, Padre, tu bendición sobre tus fieles
que han conmemorado la muerte de tu Hijo
y esperan resucitar con él;
concédeles tu perdón y tu consuelo,
fortalece su fe y condúcelos a su eterna salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Se pide a los fieles salir de la Iglesia en silencio.
101
DOMINGO DE PASCUA
VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA
‘Vigilia’ significa aquí ‘noche en vela’. La celebración ocurre
durante la noche. La Iglesia permanece en vigilia. A esta espera
de la resurrección del Señor san Agustín la llamó «madre de
todas las santa vigilias» (Sermón 219). La resurrección de Cristo
es el fundamento de nuestra fe y de nuestra esperanza y por
medio del bautismo y de la iniciación cristiana somos injertados
en el misterio de la muerte y resurrección del Señor. Durante esta
noche la Iglesia celebra habitualmente los sacramentos de la
Iniciación cristiana (bautismo, confirmación y Eucaristía) con
aquellos que se han venido preparando durante largo tiempo.
Este año, solo renovaremos nuestra, por la imposibilidad de
acudir a nuestros templos y reunir a la Comunidad.
102
SOLEMNE COMIENZO DE LA VIGILIA PASCUAL
En razón de las circunstancias actuales seguiremos las orientaciones del
numeral 13 de la Vigilia Pascual:
Cuando exista alguna dificultad para encender una fogata fuera de la Iglesia,
la bendición del fuego se acomodará a las circunstancias: El sacerdote
colocará un pequeño recipiente de barro con algodón y alcohol en la parte
baja del presbiterio y encenderá el fuego para ser bendecido, e iniciará todo
el rito desde este lugar. Hasta que se realice el encendido del cirio pascual.
Luego pasará a la sede para escuchar, junto con la asamblea el canto del
pregón pascual. Si el sacerdote es quien canta el pregón lo hará desde el
ambón de la Iglesia.
RITOS INICIALES
P. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo.
R. Amén
P. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
BENDICIÓN DEL FUEGO.
En seguida hace una breve exhortación sobre el sentido de la Vigilia nocturna
con éstas u otras palabras semejantes:
P. Hermanos muy amados: En esta santísima noche, en la
que nuestro Señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la
Iglesia invita a sus hijos, dispersos por toda la faz de la
tierra, a reunirse para vigilar y orar. Al realizar de esta
manera el memorial de la Pascua del Señor, escuchando la
Palabra de Dios y celebrando sus misterios, tenemos la
esperanza de participar en su victoria sobre la muerte y de
vivir con Cristo, en Dios.
103
Bendeciremos ahora el fuego que es el signo de la luz que
ilumina las tinieblas de la muerte y del pecado. El signo
vivo de la resurrección. En seguida el sacerdote bendice el fuego, diciendo con las manos extendidas.
Oremos
Oh Dios, que por medio de tu Hijo
has dado a tus fieles el fuego de tu luz,
santifica + este fuego,
y concédenos
que la celebración de estas fiestas pascuales
encienda en nosotros deseos tan santos
que podamos llegar con corazón limpio
a las fiestas de la eterna luz.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
Una vez bendecido el fuego nuevo, uno de los ministros trae el cirio pascual
ante el sacerdote, quien con un punzón traza una cruz sobre el cirio. Luego
marca en la parte superior de la cruz la letra griega Alfa y en la inferior de
ella la letra Omega. Entre los ángulos de los brazos de la cruz, marca los
números del año en curso, mientras dice:
Monitor: La inscripción de la cruz y de las letras Alfa y
Omega nos manifiesta que el Cirio representa a Cristo,
principio y fin de todo. Las cifras del año en curso indican
que Cristo vive siempre y suyos son los tiempos, las edades,
las épocas y las estaciones. Los granos de incienso nos
recuerdan las llagas de Cristo.
104
1. Cristo, ayer y hoy.
(Traza la línea vertical de la cruz).
2. Principio y fin.
(Traza la línea horizontal de la cruz).
3. Alfa.
(Escribe en la parte superior de la cruz la letra Alfa).
4. Y Omega.
(Escribe en la parte inferior de la cruz la letra Omega).
5. Suyo es el tiempo.
(Escribe el primer número del año corriente, en el ángulo superior izquierdo)
6. Y la eternidad.
(Escribe el segundo número del año, en el ángulo superior derecho).
7. A Él la gloria y el poder.
(Escribe el tercer número, en el ángulo inferior izquierdo).
8. Por los siglos de los siglos. Amén
(Escribe el cuarto número, en el ángulo inferior derecho).
Cuando ha terminado de trazar la cruz y los demás signos, el sacerdote puede
incrustar en el cirio cinco granos de incienso, en forma de cruz, mientras dice:
1. Por sus santas llagas 1.
2. gloriosas 4 2 5
3. nos proteja 3
4. y nos guarde
5. Jesucristo nuestro Señor. Amén.
105
El sacerdote enciende el cirio pascual. En las familias también se encienden
las velas. El sacerdote mientras tanto dice:
P. La Luz de Cristo que resucita glorioso, disipe las
tinieblas del corazón y del espíritu.
R. Amén. Inmediatamente se canta o se recita el pregón pascual.
PREGÓN PASCUAL
Exulten por fin los coros de los ángeles,
exulten las jerarquías del cielo,
y, por la victoria del Rey tan poderoso
que las trompetas anuncien la salvación.
Goce también la tierra inundada de tanta claridad,
y, radiante con el fulgor del Rey eterno,
se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero.
Alégrese también nuestra madre, la Iglesia,
revestida de luz tan brillante; resuene este templo
con las aclamaciones del pueblo.
P. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
P. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
P. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario
aclamar con nuestras voces
y con todo el afecto del corazón
a Dios invisible, el Padre todopoderoso,
y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
106
Porque él pagó al eterno Padre,
por nosotros, la deuda de Adán;
y con su Sangre santísima
destruyó el recibo de esta obligación,
contraída por el antiguo pecado.
Éstas son, en efecto, las fiestas de Pascua,
en las que se inmola el verdadero Cordero,
cuya sangre consagra las puertas de los fieles.
Ésta es la noche en que sacaste de Egipto
a los israelitas, nuestros padres,
y, sin mojarse los pies, los hiciste atravesar el mar Rojo.
Ésta es la noche en que la columna de fuego
esclareció las tinieblas del pecado.
Ésta es la noche en la cual,
por toda la tierra, los que creen en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia, y son agregados a los santos.
Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad:
para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
¡Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo!
¡Oh feliz culpa que mereció tal Redentor!
Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados,
lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos,
107
la alegría a los tristes.
¡Noche feliz en la cual se unen
el cielo con la tierra, lo humano y lo divino!
En esta noche de gracia, acepta, Padre santo,
el sacrificio vespertino de alabanza que la santa Iglesia,
por manos de sus ministros,
te ofrece con la solemne ofrenda de este cirio,
cuya cera elaboraron de abejas.
Te rogamos, Señor, que este cirio,
consagrado en honor de tu nombre,
para destruir la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse.
Y, que, recibido, como agradable aroma,
se asocie a las luminarias.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso,
Jesucristo, tu Hijo, quien, volviendo del abismo,
resplandece sereno para el linaje humano,
y quien vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
VERSIÓN AUTORIZADA PARA EL CAMINO NEO-CATECUMENAL.
Exulten los coros de los ángeles
exulte la asamblea celeste,
y un himno de gloria
aclame el triunfo del Señor resucitado.
Alégrese la tierra inundada por la nueva luz;
/el esplendor del rey destruyó las tinieblas,
destruyó las tinieblas,
las tinieblas del mundo. / (2)
108
Que se alegre nuestra Madre la Iglesia
resplandeciente de la gloria de su Señor
y que en este lugar resuene unánime
la aclamación de un pueblo en fiesta.
P. El Señor esté con vosotros,
R. Y con tu espíritu.
P. Levantemos el corazón,
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
P. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. / ES JUSTO Y NECESARIO. / (2)
Realmente es justo y necesario,
exaltar con el canto la alegría del espíritu,
y elevar un himno al Padre Todopoderoso
y a su único Hijo, Jesucristo.
Él ha pagado por todos al eterno Padre
la deuda de Adán,
y con su sangre, derramada por amor,
ha cancelado la condena antigua del pecado.
Esta es la Pascua en que se inmola el Cordero.
Esta es la noche en que fueron liberados
nuestros padres de Egipto.
Esta es la noche
que nos salva de la oscuridad del mal.
/ Esta es la noche
en que Cristo ha vencido la muerte
y del infierno retorna victorioso. / (2)
¡Oh admirable condescendencia de tu amor!
¡Oh incomparable ternura y caridad!
Por rescatar al esclavo has sacrificado al Hijo.
109
Sin el pecado de Adán
Cristo no nos habría rescatado.
/ ¡Oh feliz culpa!
que mereció tan grande redentor,
¡Oh feliz culpa! / (2)
¡Oh noche maravillosa,
que despojaste al Faraón
y enriqueciste a Israel!
¡Oh noche que destruyes el pecado
y lavas todas nuestras culpas!
¡Oh noche realmente gloriosa
que reconcilias al hombre con su Dios!
/ Esta es la noche
en que Cristo ha vencido la muerte
y del infierno retorna victorioso. / (2)
En esta noche acepta, Padre Santo,
este sacrificio de alabanza
que la Iglesia te ofrece
por medio de sus ministros,
en la liturgia solemne de este cirio
que es signo de la nueva luz.
Te rogamos, Señor:
que este cirio
ofrecido en honor de tu nombre
brille radiante;
llegue hasta Ti como perfume suave,
se confunda con las estrellas del cielo;
110
lo encuentre encendido el lucero de la mañana,
esa estrella que no conoce el ocaso;
/ que es Cristo tu Hijo,
resucitado, resucitado
de la muerte. / (2)
R. Amén, Amén, Amén.
(Se apagan los cirios y todos se sientan, antes de empezar las lecturas)
LITURGIA DE LA PALABRA
En esta Vigilia, madre de todas las Vigilias, se proponen nueve lecturas:
siete del Antiguo Testamento y dos del Nuevo Testamento (Epístola y
Evangelio), las cuales deben leerse en su integridad donde quiera se pueda,
para que se conserve el carácter de la Vigilia, que exige larga duración.
Pero donde graves circunstancias pastorales así lo exigen, se puede
disminuir el número de lecturas del Antiguo Testamento: Siempre, sin
embargo, téngase en cuenta que las lecturas de la Palabra de Dios son la
parte fundamental de esta Vigilia Pascual. Háganse al menos tres lecturas
del Antiguo Testamento, ciertamente tomadas de la Ley y los Profetas, y
cántense los respectivos Salmos responsoriales. Nunca se omita la lectura
del Capítulo 14 del Éxodo con su cántico.
Se apagan los cirios y todos se sientan. Antes de empezar las lecturas, el
sacerdote exhorta a los fieles con éstas u otras palabras semejantes:
P. Hermanos: Después de haber comenzado solemnemente
esta Vigilia Pascual, escuchemos ahora con atención la
Palabra de Dios. Meditemos cómo Dios obró grandes
maravillas de salvación a favor de su pueblo y cómo, en la
plenitud de los tiempos, envió a su Hijo como Redentor.
Oremos para que nuestro Dios lleve a su plenitud la
redención, por el Misterio Pascual.
111
PRIMERA LECTURA
Vio Dios todo lo que había hecho y encontró muy bueno
Lectura del Libro del Génesis.
1, 1. 26-31
En el principio, creó Dios el cielo y la tierra. Y dijo Dios:
“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que
domine a los peces del mar, a las aves del cielo, a los
animales domésticos y a todo animal que se arrastra sobre
la tierra”. Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen
suya lo creo; hombre y mujer los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo: “Sean fecundos y
multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los
peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser viviente que
se mueve sobre la tierra”.
Y dijo Dios: “He aquí que les entrego todas las plantas de
semilla que hay sobre la faz de la tierra, y todos los árboles
que producen frutos y semilla, para que les sirva de
alimento. Y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves
del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todos los seres
que respiran, también les doy por alimento las plantas
verdes”. Y así fue. Vio Dios todo lo que había hecho y lo
encontró muy bueno.
Palabra de Dios. Salmo responsorial
Del salmo 103
R. Envía tu espíritu Señor, y repuebla la faz de la tierra.
112
Bendice al Señor, alma mía,
Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza.
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R.
Sobre bases inconmovibles
asentaste la tierra para siempre.
Con un vestido de mares la cubriste
y la aguas en los montes concentraste. R.
En los valles haces brotar las fuentes,
que van corriendo entre montañas;
junto al arroyo vienen a vivir las aves,
que cantan entre las ramas. R.
Desde tu cielo riegas los montes
y sacias la tierra del fruto de tus manos;
haces brotar hierva para los ganados
y pasto para los que sirven al hombre. R.
ORACIÓN.
Oremos.
Oh Dios, que con acción maravillosa creaste al hombre
y con mayor maravilla lo redimiste;
concédenos resistir a los atractivos del pecado,
guiados por la sabiduría del Espíritu,
para llegar a las alegrías del cielo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
113
SEGUNDA LECTURA
Lectura del libro del Éxodo 14, 15-15, 1
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "¿Por qué sigues
clamando a mí? Diles a los israelitas que se pongan en
marcha. Y tú, alza tu bastón, extiende tu mano sobre el mar
y divídelo, para que los israelitas entren en el mar sin
mojarse. Yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para
que los persigan, y me cubriré de gloria a expensas del
faraón y de todo su ejército, de sus carros y jinetes. Cuando
me haya cubierto de gloria a expensas del faraón, de sus
carros y jinetes, los egipcios sabrán que yo soy el Señor".
El ángel del Señor, que iba al frente de las huestes de Israel,
se colocó tras ellas. Y la columna de nubes que iba adelante,
también se desplazó y se puso a sus espaldas, entre el
campamento de los israelitas y el campamento de los
egipcios. La nube era tinieblas para unos y claridad para
otros, y así los ejércitos no trabaron contacto durante toda
la noche.
Moisés extendió la mano sobre el mar, y el Señor hizo
soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que
secó el mar, y dividió las aguas. Los israelitas entraron en
el mar y no se mojaban, mientras las aguas formaban una
muralla a su derecha y a su izquierda. Los egipcios se
lanzaron en su persecución y toda la caballería del faraón,
sus carros y jinetes, entraron tras ellos en el mar.
114
Hacia el amanecer, el Señor miró desde la columna de fuego
y humo al ejército de los egipcios y sembró entre ellos el
pánico. Trabó las ruedas de sus carros, de suerte que no
avanzaban sino pesadamente. Dijeron entonces los
egipcios: "Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su
favor contra Egipto".
Entonces el Señor le dijo a Moisés: "Extiende tu mano sobre
el mar, para que vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus
carros y sus jinetes". Y extendió Moisés su mano sobre el
mar, y al amanecer, las aguas volvieron a su sitio, de suerte
que, al huir, los egipcios se encontraron con ellas, y el Señor
los derribó en medio del mar. Volvieron las aguas y
cubrieron los carros, a los jinetes y a todo el ejército del
faraón, que se había metido en el mar para perseguir a
Israel. Ni uno solo se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del
mar. Las aguas les hacían muralla a derecha e izquierda.
Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto.
Israel vio a los egipcios, muertos en la orilla del mar. Israel
vio la mano fuerte del Señor sobre los egipcios, y el pueblo
temió al Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.
Entonces Moisés y los hijos
de Israel cantaron este cántico al Señor:
La lectura no termina con Palabra de Dios, ya que, continúa el salmo del libro del
Éxodo.
SALMO RESPONSORIAL Éxodo 15
R. Alabemos al Señor por su victoria.
115
Cantemos al Señor, sublime es su victoria:
caballos y jinetes arrojó en el mar.
Mi fortaleza y mi canto es el Señor,
él es mi salvación; él es mi Dios, y yo lo alabaré,
es el Dios de mis padres, y yo le cantaré. R.
El Señor es un guerrero, su nombre es el Señor.
Precipitó en el mar los carros del faraón y a sus guerreros;
ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes. R.
Las olas los cubrieron,
cayeron hasta el fondo, como piedras.
Señor, tu diestra brilla por su fuerza,
tu diestra, Señor, tritura al enemigo. R.
Tú llevas a tu pueblo para plantarlo
en el monte que le diste en herencia,
en el lugar que convertiste en tu morada,
en el santuario que construyeron tus manos.
Tú, Señor, reinarás para siempre. R.
ORACIÓN
P. Oh Dios, cuyas antiguas maravillas
vemos brillar también en nuestros tiempos,
pues de la misma manera como manifestabas
tu poder al librar a un solo pueblo
de la persecución del Faraón,
hoy obras la salvación de todas las naciones
haciéndolas renacer por las aguas del Bautismo;
te pedimos que los hombres del mundo entero
lleguen a ser hijos de Abraham
y miembros del nuevo Israel.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
116
SEGUNDA LECTURA
Lectura del libro del profeta Ezequiel 36, 16-28
En aquel tiempo, me fue dirigida la palabra del Señor en
estos términos: "Hijo de hombre, cuando los de la casa de
Israel habitaban en su tierra, la mancharon con su conducta
y con sus obras; como inmundicia fue su proceder ante mis
ojos. Entonces descargué mi furor contra ellos, por la sangre
que habían derramado en el país y por haberlo profanado
con sus idolatrías. Los dispersé entre las naciones y
anduvieron errantes por todas las tierras. Los juzgué según
su conducta, según sus acciones los sentencié. Y en las
naciones a las que se fueron, desacreditaron mi santo
nombre, haciendo que de ellos se dijera: 'Este es el pueblo
del Señor, y ha tenido que salir de su tierra'.
Pero, por mi santo nombre, que la casa de Israel profanó
entre las naciones a donde llegó, me he compadecido. Por
eso, dile a la casa de Israel: 'Esto dice el Señor: no lo hago
por ustedes, casa de Israel. Yo mismo mostraré la santidad
de mi nombre excelso, que ustedes profanaron entre las
naciones. Entonces ellas reconocerán que yo soy el Señor,
cuando, por medio de ustedes les haga ver mi santidad.
Los sacaré a ustedes de entre las naciones, los reuniré de
todos los países y los llevaré a su tierra. Los rociaré con
agua pura y quedarán purificados; los purificaré de todas
sus inmundicias e idolatrías.
117
Les daré un corazón nuevo y les infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de ustedes el corazón de piedra y les daré un
corazón de carne. Les infundiré mi espíritu y los haré vivir
según mis preceptos y guardar y cumplir mis
mandamientos. Habitarán en la tierra que di a sus padres;
ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios' ".
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL De los salmos 41y 42
R. Estoy sediento del Dios que da la vida.
Como el venado busca el agua de los ríos,
así, cansada, mi alma te busca a ti, Dios mío. R.
Del Dios que da la vida está mi ser sediento.
¿Cuándo será posible ver de nuevo su templo? R.
Recuerdo cuando íbamos a casa del Señor,
cantando, jubilosos, alabanzas a Dios. R.
Envíame, Señor, tu luz y tu verdad;
que ellas se conviertan en mi guía
y hasta tu monte santo me conduzcan,
allí donde tú habitas. R.
Al altar del Señor me acercaré,
al Dios que es mi alegría,
y a mi Dios, el Señor,
le daré gracias al compás de la cítara. R.
118
ORACIÓN
P. Oh Dios, poder inmutable y luz sin ocaso,
mira con bondad a tu Iglesia,
sacramento de la nueva alianza,
y, en cumplimiento de tus eternos designios,
lleva a feliz término la obra de la salvación humana;
y que todo el mundo experimente
y vea cómo lo abatido se levanta,
lo viejo se renueva
y todo vuelve a su integridad original,
por el mismo Jesucristo, de quien todo procede.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén. Después de la última lectura del Antiguo Testamento con su salmo
responsorial y su oración, se encienden los cirios del altar y el sacerdote
entona solemnemente el himno Gloria a Dios en el cielo, en el que todos se
unen; mientras tanto se tocan las campanas, según las costumbres del lugar.
HIMNO DE ALABANZA
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo;
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
119
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros;
porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
P. Oremos.
Oh Dios, que has iluminado esta noche santa
con la gloria de la resurrección de tu Hijo,
aviva en tu Iglesia el espíritu de adopción filial,
para que, renovados en cuerpo y alma,
nos entreguemos plenamente a tu servicio.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.
EPÍSTOLA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos 6, 3-11
Hermanos: Todos los que hemos sido incorporados a Cristo
Jesús por medio del bautismo, hemos sido incorporados a
su muerte. En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con
él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre
120
los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros
llevemos una vida nueva.
Porque, si hemos estado íntimamente unidos a él por una
muerte semejante a la suya, también lo estaremos en su
resurrección. Sabemos que nuestro viejo yo fue crucificado
con Cristo, para que el cuerpo del pecado quedara destruido,
a fin de que ya no sirvamos al pecado, pues el que ha muerto
queda libre del pecado.
Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros
de que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo,
una vez resucitado de entre los muertos, ya nunca morirá.
La muerte ya no tiene dominio sobre él, porque al morir,
murió al pecado de una vez para siempre; y al resucitar, vive
ahora para Dios. Lo mismo ustedes, considérense muertos
al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios.
Terminada la lectura del Apóstol, todos se ponen de pie y el sacerdote entona
Aleluya. Inmediatamente se proclama el salmo 117.
SALMO RESPONSORIAL Del salmo 117
R. Aleluya, aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno,
porque tu misericordia es eterna.
Diga la casa de Israel:
"Su misericordia es eterna". R.
121
La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es nuestro orgullo.
No moriré, continuaré viviendo,
para contar lo que el Señor ha hecho. R.
La piedra que desecharon los constructores,
es ahora la piedra angular.
Esto es obra de la mano del Señor,
es un milagro patente. R.
EVANGELIO Jesús de Nazaret, que fue crucificado, resucitó.
✠ Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 1-7
Transcurrido el sábado, María Magdalena, María (la madre
de Santiago) y Salomé, compraron perfumes para ir a
embalsamar a Jesús. Muy de madrugada, el primer día de la
semana, a la salida del sol, se dirigieron al sepulcro. Por el
camino se decían unas a otras: “¿Quién nos quitará la piedra
de la entrada del sepulcro?” Al llegar, vieron que la piedra
estaba ya quitada, a pesar de ser muy grande.
Entraron en el Sepulcro y vieron a un joven, vestido con una
túnica blanca, sentado en el lado derecho, y se llenaron de
miedo. Pero él les dijo: “No se espanten. Buscan a Jesús de
Nazaret, el que fue crucificado. No está aquí; ha resucitado.
Miren el sitio donde lo habían puesto. Ahora vayan a
decirles a sus discípulos y a Pedro: ‘El irá delante de ustedes
a Galilea. Allá lo verán, como él les dijo”.
Palabra del Señor.
HOMILIA
122
BENDICIÓN DEL AGUA COMÚN
Si no hay bautismos ni se bendice la fuente bautismal, el sacerdote bendice el
agua con la siguiente oración:
P. Invoquemos, queridos hermanos, a Dios Padre
todopoderoso, para que bendiga esta agua, que va a ser
derramada sobre nosotros en memoria de nuestro bautismo,
y pidámosle que nos renueve interiormente, para que
permanezcamos fieles al Espíritu que hemos recibido. El jefe de familia en casa se une a la oración que pronuncia el sacerdote
topando el agua con la mano derecha:
Señor Dios nuestro,
muéstrate propicio con tu Pueblo,
que vela en esta noche santa.
Dígnate bendecir + esta agua
ahora que celebramos
la obra maravillosa de nuestra creación;
y, el misterio, más grande aún, de nuestra
redención.
Tú creaste, el agua, para hacer fecunda a la tierra,
para dar alivio y frescor a nuestros cuerpos.
La hiciste también instrumento de tu misericordia:
al librar a tu pueblo, por su medio, de la esclavitud
y al apagar su sed en el desierto.
Por los profetas, la revelaste, como signo de la
nueva alianza que quisiste sellar con los hombres;
y, finalmente, también por ella,
santificada por Cristo en el Jordán,
inauguraste el sacramento de una vida nueva,
que nos libra de la corrupción del pecado.
123
Que esta agua, Señor, avive en nosotros
el recuerdo de nuestro bautismo
y nos haga participar en el gozo
de nuestros hermanos que serán bautizados.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
RENOVACIÓN DE LOS COMPROMISOS BAUTISMALES
Terminado la bendición del agua, todos de pie. El sacerdote se dirige a las
familias diciendo:
P. Queridos hermanos: Por el Misterio pascual fuimos
sepultados con Cristo para que vivamos con él en vida
nueva. Por eso, terminado el ejercicio de la Cuaresma,
renovemos los compromisos del santo bautismo, con los
cuales, en otro tiempo, renunciamos a Satanás y a sus obras,
y prometimos servir fielmente a Dios en la santa Iglesia
católica. Así pues:
P. ¿Renuncian a Satanás?
R. Sí, renuncio.
P. ¿Renuncian a todas sus obras?
R. Sí, renuncio.
P. ¿Renuncian a todas sus seducciones?
R. Sí, renuncio.
P. ¿Creen en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra?
R. Sí creo.
124
P. ¿Creen en Jesucristo su único Hijo, nuestro Señor,
que nació de santa María Virgen, murió, fue
sepultado, resucitó de entre los muertos y está
sentado a la derecha del Padre?
R. Sí, creo.
P. ¿Creen en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne y la vida eterna?
R. Sí, creo.
P. Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor
Jesucristo, quien nos regeneró por el agua y el
Espíritu Santo, y que nos concedió la remisión de
todos los pecados, nos proteja con su gracia hasta la
vida eterna, en el mismo Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén. Luego de la renovación de las promesas bautismales el sacerdote rocía con el
agua bendita. El padre de familia, en su casa, hace la señal de la cruz, con el
dedo pulgar untado en agua, en la frente de los miembros de su familia, y,
luego, rocía los objetos que se quiera bendecir.
Mientras tanto se puede entonar un canto adecuado.
ORACIÓN UNIVERSAL
P. Por medio de Jesucristo, el Señor, resucitado de la
muerte, dirigimos, en esta santa noche, nuestras súplicas al
Padre, diciendo:
R. Escucha, Padre, nuestra oración.
125
1. Por todos los que, reunidos en asamblea por todo
el mundo, renuevan esta noche su adhesión a
Jesucristo resucitado, oremos al Señor. R.
2. Por el Papa, los obispos, los sacerdotes, diáconos
y demás ministros de la Iglesia: para que sean
cada día testigos y servidores de Cristo, oremos
al Señor. R.
3. Por quienes hemos recibido el bautismo para que,
iluminados con la luz de Cristo, seamos fieles a
la vocación de santidad y servicio a la que el
Señor nos llama, oremos al Señor. R.
4. Por quienes en nuestra patria y en todo el mundo
comparten el dolor de la pasión de Jesús, a causa
de la enfermedad del Covid-19 para que
encuentren en nosotros la solidaridad y la paz del
Señor resucitado, oremos al Señor. R.
P. Dios y Padre nuestro, tú que, por el poder del Espíritu
Santo has resucitado a Jesús de la muerte, para tu gloria
y para nuestra salvación, escucha la oración que la
Iglesia te dirige en esta noche santa, por Jesucristo tu
Hijo, nuestro Señor.
R. Amén.
126
LITURGIA EUCARÍSTICA
P. Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de
ustedes sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
R. El Señor reciba de tus manos este Sacrificio para
alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y
el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
P. Acepta, Señor, con estas ofrendas,
la oración de tu pueblo,
para que la nueva vida
que nace de estos sacramentos pascuales
sea, por tu gracia, prenda de vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
PREFACIO EL MISTERIO PASCUAL
P. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
P. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor. P. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca en esta noche,
en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
127
Porque él es el verdadero cordero
que quitó el pecado del mundo;
muriendo destruyó nuestra muerte,
y resucitando restauró nuestra vida.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual,
el mundo entero se desborda de alegría,
y también los coros celestiales,
los ángeles y los arcángeles,
cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
128
PLEGARIA EUCARÍSTICA II
CP Santo eres en verdad, Señor,
fuente de toda santidad;
por eso te pedimos que santifiques estos dones
con la efusión de tu Espíritu,
de manera que se conviertan para nosotros
en el Cuerpo y la Sangre
de Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, cuando iba a ser entregado a su pasión,
voluntariamente aceptada,
tomó pan, dándote gracias, lo partió
y lo dio a sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el cáliz,
y, dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR USTEDES Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
129
CP Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
CC Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial de la muerte
y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida
y el cáliz de salvación, y te damos gracias
porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo
congregue en la unidad a cuantos participamos
del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
C1 Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
y reunida aquí en la noche santísima
de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo,
y con el Papa Francisco,
con nuestro Obispo Alfredo José,
sus Obispos Auxiliares Danilo y David,
y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
C2 Acuérdate también de nuestros hermanos
que durmieron en la esperanza de la resurrección,
y de todos los que han muerto en tu misericordia;
admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
130
Ten misericordia de todos nosotros,
y así, con María, la Virgen Madre de Dios,
san José, su esposo, los apóstoles
y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
CP Por Cristo, con Él y en Él,
a Ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
R. Amén.
RITO DE LA COMUNIÓN
P. Llenos de alegría, porque somos hijos de Dios,
digamos confiadamente la oración que Jesús nos
enseñó:
Padre nuestro…
P. Líbranos, de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa
venida de nuestro Salvador Jesucristo.
131
R. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria,
por siempre, Señor.
P. Señor Jesucristo, que dijiste a tus Apóstoles:
“la paz les dejo, mi paz les doy”.
No tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe, de tu Iglesia y conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
P. La paz del Señor sea siempre con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
Se suprime el rito de intercambio de paz
FRACCIÓN DEL PAN
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
P. Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo. Dichosos los invitados a esta Cena del Señor.
R. Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero,
una palabra tuya bastará para sanarme.
(Les invitamos a quienes nos siguen por los medios de comunicación y redes
digitales, que no pueden recibir el Cuerpo y la Sangre del Señor a realizar su
comunión espiritual)
132
Creo, Jesús mío, que estás real
y verdaderamente presente
en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas
y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma,
pero no pudiendo hacerlo
ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón
(Un momento de silencio para la oración personal)
Y como si ya te hubiese recibido,
te abrazo y me uno del todo a Ti
Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti.
Amén
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
P. Derrama Señor, en nosotros
tu Espíritu de caridad,
para que hagas vivir concordes en el amor
a quienes has saciado
con los sacramentos pascuales.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén. Se pueden dar los avisos para la celebración del domingo de pascua y el
horario de transmisiones.
BENDICIÓN SOLEMNE
P. Dios todopoderoso,
los bendiga en esta solemnidad de Pascua
y que su misericordia los defienda de todo pecado.
R. Amén.
133
P. Y, ya que por la resurrección de su Unigénito
los hizo renacer para la vida eterna,
los colme con el premio de la inmortalidad.
R. Amén.
P. Para que, así, como al terminar los días
de la pasión del Señor
celebran con gozo la fiesta de la Pascua,
puedan también participar un día, con su ayuda,
en el banquete de las alegrías eternas.
R. Amén.
P. Y la bendición de Dios todopoderoso
Padre, Hijo, y Espíritu Santo
descienda sobre ustedes.
R. Amén.
P. Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.
R. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.
134