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98 [931 REVISTA DE EDUCACION - ESTUDIOS LXVI . 194 De sus conocimientos profesionales, de su arte de enseriar y de la buena utilización de técnicas y medios pedagógicos, dependerá el éxito final. Hasta aquí lo que debería ser la formación y perfeccionamiento del profesorado. Se nos alcan- za, sin embargo, que su realización está llena de dificultades, pero ¿dónde no las hay? La ex- periencia señala como mas importantes las que provienen de: Insuficiencia de medios. Penuria económica. Multiempleo o exceso de trabajo. Deficiencias de organización. Sentimientos de superioridad. Falta de interés en la formación de superviso- res e instructores. Personal no idóneo. A pesar de todo, la experiencia demuestra y confirma que todas las dificultades pueden ser vencidas con un decidido empeño de superación y sacrificio personal en beneficio de la colecti- vidad. Apuntes para una historia de los tebeos I. Los periódicos para la infancia (1833.1917) (1) ANTONIO MARTIN MAR TINEZ Escribir la historia de la prensa infantil, de los tebeos (1), encierra graves dificultades. Para crearlas se unen su elevado número. la escasa continuidad que alcanzan y su poca vida mate- rial. La documentación falta y son frecuentes los trabajos críticos realizados sobre una refe- rencia, un dato aislado. Faltan, igualmente y por completo, las relaciones hemerográficas, y son pocas, relativamente, las colecciones que conservan las hemerotecas. Es por ello que este trabajo no pretende ser sino unos apuntes, ensayo de sistematización en torno al tema y base de un futuro libro de mayor di- mensión histórica. El lector especializado encon- trará baches y lagunas, junto a la falta de as- pectos importantes, motivado todo ello por las ra- zones arriba expuestas. La historia de los tebeos debe considerarse tanto (1) Hay que hacer una importante distinción den- tro de las diversas publicaciones que comprende la prensa infantil española. De un lado, quedan los pe- riódicos y revistas para la infancia, género propio del siglo xix, un poco engolado, como su mismo nombre; de otro, están los tebeos, que aparecen claramente defini- dos como tales a partir de los arios 20 de nuestro si- glo, y tienen su origen en los anteriores periódicos infantiles. Como todo idioma vivo, el español se acrece constan- temente con palabras que consagra el uso. Es por ello que, habiéndose generalizado el empleo del término tebeos, como extensión común del titulo TBO, creo útil el así llamar y conocer a este género de publica- ciones. En estos apuntes utilizaré la denominación de periódicos para la infancia cuando me refiera expre- samente a este tipo de publicaciones, y tebeos siempre que me concrete a éstos, o bien como apelativo general de las publicaciones periódicas infantiles, de 'carácter fundamentalmente comercial, que se han publicado en España. desde los aspectos literario, educativo y folklórico, como a la luz de la economía, la política, el perio- dismo y las técnicas industriales. El desprecio de estos datos suele llevar también a errores bastan- te extendidos. De otro lado, no se puede olvidar que si bien el siglo xix debe la mayoría de los periódicos para la infancia al esfuerzo y la iniciativa de pequeños impresores, ideólogos y educadores, nada hubie- ran supuesto estos trabajos sin el planteamiento industrial que la edición de tebeos alcanzó pos- teriormente. Señalo esto como un toque de aten- ción tendente a evitar que el estudioso conceda excesiva importancia a lo individual. La prensa infantil es un producto, social y como tal debe considerarse, desde su implicación y correspon- dencia con las estructuras que le dan vida. Hasta el punto de que una historia de los tebeos será, en realidad, una parte de la historia de la socie- dad española desde que los tebeos existen. INTENTO DE SISTEMATIZACION Dada la extensión de estos apuntes ha sido pre- ciso dividirlos en capítulos, cada uno de los cua- les abarca una etapa fijada de acuerdo con los puntos mas importantes de la evolución por la que la prensa infantil ha atravesado desde su na- cimiento. Dado lo problemático de toda clasifica- ción histórica, convendrá considerar muy relati- vamente las etapas fijadas:

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98 [931 REVISTA DE EDUCACION - ESTUDIOS LXVI . 194

De sus conocimientos profesionales, de su artede enseriar y de la buena utilización de técnicasy medios pedagógicos, dependerá el éxito final.

Hasta aquí lo que debería ser la formación yperfeccionamiento del profesorado. Se nos alcan-za, sin embargo, que su realización está llenade dificultades, pero ¿dónde no las hay? La ex-periencia señala como mas importantes las queprovienen de:

Insuficiencia de medios.Penuria económica.

Multiempleo o exceso de trabajo.Deficiencias de organización.Sentimientos de superioridad.Falta de interés en la formación de superviso-

res e instructores.Personal no idóneo.A pesar de todo, la experiencia demuestra y

confirma que todas las dificultades pueden servencidas con un decidido empeño de superacióny sacrificio personal en beneficio de la colecti-vidad.

Apuntes para una historiade los tebeosI. Los periódicos para lainfancia (1833.1917) (1)

ANTONIO MARTIN MAR TINEZ

Escribir la historia de la prensa infantil, delos tebeos (1), encierra graves dificultades. Paracrearlas se unen su elevado número. la escasacontinuidad que alcanzan y su poca vida mate-rial. La documentación falta y son frecuenteslos trabajos críticos realizados sobre una refe-rencia, un dato aislado. Faltan, igualmente ypor completo, las relaciones hemerográficas, yson pocas, relativamente, las colecciones queconservan las hemerotecas.

Es por ello que este trabajo no pretende ser sinounos apuntes, ensayo de sistematización en tornoal tema y base de un futuro libro de mayor di-mensión histórica. El lector especializado encon-trará baches y lagunas, junto a la falta de as-pectos importantes, motivado todo ello por las ra-zones arriba expuestas.

La historia de los tebeos debe considerarse tanto

(1) Hay que hacer una importante distinción den-tro de las diversas publicaciones que comprende laprensa infantil española. De un lado, quedan los pe-riódicos y revistas para la infancia, género propio delsiglo xix, un poco engolado, como su mismo nombre;de otro, están los tebeos, que aparecen claramente defini-dos como tales a partir de los arios 20 de nuestro si-glo, y tienen su origen en los anteriores periódicosinfantiles.

Como todo idioma vivo, el español se acrece constan-temente con palabras que consagra el uso. Es por elloque, habiéndose generalizado el empleo del términotebeos, como extensión común del titulo TBO, creoútil el así llamar y conocer a este género de publica-ciones. En estos apuntes utilizaré la denominación deperiódicos para la infancia cuando me refiera expre-samente a este tipo de publicaciones, y tebeos siempreque me concrete a éstos, o bien como apelativo generalde las publicaciones periódicas infantiles, de 'carácterfundamentalmente comercial, que se han publicado enEspaña.

desde los aspectos literario, educativo y folklórico,como a la luz de la economía, la política, el perio-dismo y las técnicas industriales. El desprecio deestos datos suele llevar también a errores bastan-te extendidos.

De otro lado, no se puede olvidar que si bien elsiglo xix debe la mayoría de los periódicos parala infancia al esfuerzo y la iniciativa de pequeñosimpresores, ideólogos y educadores, nada hubie-ran supuesto estos trabajos sin el planteamientoindustrial que la edición de tebeos alcanzó pos-teriormente. Señalo esto como un toque de aten-ción tendente a evitar que el estudioso concedaexcesiva importancia a lo individual. La prensainfantil es un producto, social y como tal debeconsiderarse, desde su implicación y correspon-dencia con las estructuras que le dan vida. Hastael punto de que una historia de los tebeos será,en realidad, una parte de la historia de la socie-dad española desde que los tebeos existen.

INTENTO DE SISTEMATIZACION

Dada la extensión de estos apuntes ha sido pre-ciso dividirlos en capítulos, cada uno de los cua-les abarca una etapa fijada de acuerdo con lospuntos mas importantes de la evolución por laque la prensa infantil ha atravesado desde su na-cimiento. Dado lo problemático de toda clasifica-ción histórica, convendrá considerar muy relati-vamente las etapas fijadas:

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194 . LXVI APUNTES PARA UNA HISTORIA DE LOS TEBEOS [99] 99

I. Los periódicos para la infancia (1833-1917).II. La civilización de la imagen (1917-1936).

III. Tiempos heroicos del tebeo español (1936-1953).

IV. El tebeo, cultura de masas (1953-1963).

El primer capítulo, aunque referido particular-mente a la materia y producción del siglo xix (conuna somera alusión a los antecedentes diecioches-cos), abarca hasta el ario 1917. por entender im-posible una clasificación cronológica rigurosa delos procesos estructurales, que en este caso se ex-tienden más allá de los primeros arios del siglo xx.

La materia de esta etapa son los periódicos parala infancia, género que se desarrolla a la par quela burguesía ascendente europea. Estos periódicoscumplen una función ideológica de marcado carizpedagógico, aunque ésta se disfrace de recreo. Enlo material dan al niño: «Cuentos, ejemplos, fá-bulas e historias, obritas de teatro y ciencia ame-na e instructiva»; este contenido ejemplar y edu-cativo lleva a los niños: «Tesoros de moralidad.trabajo, sabiduría y perseverancia.»

Nada mejor para obtener una idea previa acer-ca del periódico infantil que la descripción hechapor un comentarista de la época respecto al Jour-nal d'Educat ion: está «lleno de opiniones juicio-sas, de principios verdaderos y ofrece en todaspartes lecciones de virtud propias para formarbuenos ciudadanos en las diferentes condicionesde la vida; todo lo refiere a estos tres objetos: lareligión, las costumbres y las ciencias, objetos alos cuales se reduce la educación, que consiste enhacer que los jóvenes sean virtuosos, ciudadanose instruidos».

ANTECEDENTESDE LOS PERIODICOS

PARA LA INFANCIA

El periódico para los niños tiene algo más deciento cincuenta arios de vida; el tebeo al gustomoderno, sesenta, pero las raíces de ambos se en-tierran en el pasado, y algunos autores, haciendogala de optimismo, las remontan a Egipto, Greciay la Edad Media (2). En cualquier caso estas di-vagaciones no importan demasiado. En este tra-bajo quedan a un lado los escasos materiales an-teriores al siglo xix, datándose, tan sólo, los pun-tos más importantes por su influencia sobre laspublicaciones posteriores. Importa, por ello, co-nocer la cronología:

1751. Aparece The Lilliputian Magazine. Perió-dico infantil inglés, primero en todo elmundo.

1758. The Museum for Young Gentlemen andLadies. Inglaterra.

1768. Journal d'Education. Francia.1772. Leipziger Wochenblatt für Kinder. Ale-

mania.1775. Kinderfreund. Alemania.1798. Gaceta de los Niños. España.

(2) Para ampliar este punto, LUIS GASCA : Tebeo ycultura de masa. Prensa Española. Madrid, 1966; Pá-ginas 22 Y ss.

La Gaceta de los Niños es el primer periódicopara la infancia que se publica en España. Susautores son José y Bernabé Canga Argüelles, cé-lebres humanistas españoles (3). «Conocedores delas publicaciones infantiles extranjeras, tratan deadaptar a la idiosincrasia y mentalidad españolaeste florilegio de lección de cosas con regusto demiscelánea enciclopédica» (4).

La Gaceta sienta ya las bases ideológicas quehabrán de inspirar las publicaciones del siglo xix.Estos periódicos infantiles serán una «consecuen-cia del pathos entusiasta de los ideólogos de lailustración» (5). Los redactores de la revista es-pañola, haciendo gala de este espíritu, reniegande hadas y encantamientos, dicen que traduciránlibros de ciencias, y en los anuncios literarios ofre-cen a los lectores: Robinsón, Lecciones de unamaestra, etc. Nacida a impulsos de la expansiónburguesa, la prensa infantil se nutrirá de susideales, distinguiéndose por su valoración prefe-rente de los aspectos prácticos de la vida.

La Gaceta de los Niños tuvo corta duración,señalando Hartzenbusch en su Catálogo de Pe-riódicos Madrileños que aproximadamente sólo sepublicaron 24 números; siendo probable que ellose debiera a la desaparición en Francia del Correode los Niños, de Jouffret, verdadero modelo delperiódico español.

Después hemos de esperar bastantes arios hastaque se produzcan nuevos intentos por conseguiruna literatura periódica para los niños. Los prin-cipales editores surgen en Madrid y Barcelona.pero también encontramos experiencias aisladasen Málaga, Zaragoza, Pamplona, Valencia... Todala prensa infantil española del siglo xix tendráen común una vida breve y una circulación esca-sa, dirigida a los niños de las clases altas.

Al nacimiento de unas publicaciones periódicaspopulares, logrado para finales del siglo xix con-tribuyen poderosamente, ya desde el xviii, lasaucas, aleluyas, romances, estam pas. etc.

PANORAMICA DEL XIX

El triunfo de los niños, que hoy se nos aparecetan evidente, ha supuesto un largo camino de des-concierto y errores. La sociedad del siglo xix des-cubre al niño, lo «inventa» como concepto y de-dicación, tras varios siglos durante los cualeshabía permanecido en el gineceo social, simplesimiente humana de repuesto, sin más valor queel de su futuro rendimiento como hombre adulto.

En este tiempo el niño «comienza a ser visto

(3) Carmen Bravo Villasante une el nombre de loshermanos Canga Argüelles, dándoselo a una sola P er

-sona. Sigue, seguramente, la forma con que aparecioen la portada de la Gaceta de los Niños.

(4) JosÉ ALTABEZLLA : Las publicaciones infantiles ensu desarrollo histórico. Comisión de Información y Pu-blicaciones Infantiles y Juveniles. Madrid, 1964: p. 94.

(5) ADOLFO MAÍLLO : Aspectos educativos de la pren-sa infantil. Comisión de Información y PublicacionesInfantiles y Juveniles. Madrid, 1964; p. 31.

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100 [100] REVISTA DE EDUCACION - ESTUDIOS

LXVI 194

como un factor esencial de la sociedad» (6). Elhombre del XIX cree descubrir que uno de losmales que aquejan al niño es su propia condi-ción infantil por lo que intentará llevarle in-mediatamente hasta el afortunado estado adul-to. Se refleja esto en las modas, en la educación,en el tono de las lecturas y aun en las leyes (7).

Esta preocupación de la sociedad para con elniño reviste dos vertientes fundamentales, segúnque éste pertenezca a una familia de posiciónelevada o que, por el contrario, esté encuadradoen la masa artesana o proletaria. El primer niñorecibe cuidados, tiene preceptores particulares ya él van destinados los periódicos para la infan-cia; el niño de clase humilde habrá de ayudara su familia mediante la aportación de su tra-bajo, no aprenderá a leer ni escribir y segura-mente morirá pronto.

No se trata de una observación tendenciosa.Es el tiempo en que la mujer lucha por sus de-rechos y consideración social. De 1832 a 1853 seproduce el primer ciclo de la revolución indus-trial en España y la fuerza del vapor sacará,como en toda Europa, a los artesanos de sushogares para llevarlos a las fábricas, donde losniños serán utilizados como mano de obra ba-ratísima en trabajos de larga duración, creán-dose con el tiempo un proletariado consumidornato, que en nuestro tiempo logrará acceder ala enseñanza y contribuirá a la ex pansión delas publicaciones.

Es precisamente la industrialización el fenó-meno que producirá el primer gran boom finan-ciero de la burguesía es pañola, creando así elpúblico capaz de adquirir los primeros periódi-cos infantiles. Estos surgen, sobre el precedentede la Gaceta de los Niños, a partir de 1833 y sedirigen al niño particular que puede leerlos, con-figurándose así como una emanación de la ideo-logía burguesa, con la peculiaridad de que lamayor parte de su público habita en las ciuda-des, circunstancia que ha determinado a la pren-sa infantil española hasta nuestros días.

La sociedad burguesa enfoca la infancia comouna inversión económica, y si en los primerosarios del siglo se plantea ya sus obligacionespara con el niño, lo hace pensando en la con-veniencia de dar una formación adeCuada a losfuturos dirigentes. Surgen así los periódicos yrevistas para la infancia, a caballo entre unacusado paternalismo y la conveniencia de di-fundir unas tesis propicias al mantenimiento delas estructuras.

La revista la compran los padres, la recomien-dan los pedagogos, y es a ellos a quienes el edi-tor intenta venderla directamente. Tenemos el

(6) JOAN FUSTES : «Historia del niño», El Correo Ca-talán. Barcelona, 7 de agosto de 1967.

(7) BARRAU denunciaba ya este problema en 1860, ensu libro Influjo de la familia (Librería del Plus Ultra,Barcelona); dice en la página 84 : «La familia hace muymal cuando, en vez de un niño, desea tener un hom-brecillo sesudo y grave que jamás diga vaciedades, queestudie por gusto y que se divierta sin alboroto, quesea razonable hasta en sus placeres.»

ejemplo de la Gaceta de los Niños, que en suprospecto editorial dice refiriéndose a los niños:«Es menester hacerles amar la instrucción y elestudio; ponerles las ciencias en su mismo len-guaje; acomodarse a su débil inteligencia y asu poca constancia; aficionarlos a la lectura...»;el subrayado es mío y evidencia el paternalismocon que el adulto se dirige al niño, presupo-niendo lo que es menester que éste piense, gustey quiera (8).

El niño recibe el periódico infantil como unaprolongación de los libros moralizantes de «de-leite e instrucción» que ya le eran propios. Dehecho muchos de estos libros nacen en las pági-nas de la revista, en forma seriada, con lo cualresultan mínimas las diferencias de contenidoexistentes entre libros y publicaciones perió-dicas.

Esta preocupación por el menor, por su for-mación, se plantea a nivel teórico, y durantemucho tiempo sólo es eficaz con respecto a lasclases dominantes. Los niños que han de traba-jar o pedir limosna para ayudar al manteni-miento familiar no conocerán las revistas y loslibros, sino de lejos. Sin embargo, lentamente, seprogresa. Pronto el menor sólo trabaja doce ydiez horas, se legisla sobre el papel la obligato-riedad de asistir unas horas fijas a la escuela yse dictan normas de salubridad en el trabajo (9).Los escritores del momento alternan un opúscu-lo contra Espartero o Narváez con un cuenteci-llo o una poesía para los niños. Título tras títuloel género se irá afirmando a lo largo del siglo,creando una costumbre social compradora.

LA EVOLUCIONDE LAS ARTES GRAFICAS

Durante el siglo xvin las técnicas de impre-sión son lentas y no demasiado perfectas, aúnse trabaja con prensas de madera y el papelestá fabricado a mano. Sin embargo, se logranediciones de una gran calidad, aunque muy li-mitadas en número y difusión, merced a la pa-ciencia artesanal que distinguía a la organiza-ción gremial de la imprenta. En el siglo xix los

(8) La simple cita del título completo de la obrainfantil Almacén de los niños, publicado en 1757, Ymuy difundido en España durante el siglo xix, evi-dencia el desconocimiento que de lo infantil se teniaen la sociedad burguesa del pasado. Es : «Almacén delos niños, o diálogos de una prudente institutriz consus distinguidos alumnos, en los que se hace pensar,hablar y actuar a los jovencitos según el genio, eltemperamento y las inclinaciones de cada cual. Repre-séntanse los defectos propios de su edad y muéstraseel modo de corregirlos; aplicase el autor tanto a for-mar el corazón como a ilustrar el espíritu. Contieneun resumen de Historia Sagrada, de Mitología, de Geo-grafía, etc., con multitud de reflexiones útiles y cuen-tos morales para proporcionarles delicado solaz; todoello escrito en un estilo sencillo y adecuado a la ter-nura de sus almas por madame Leprince de Beau-mont.»

(9) En 1873, la I República española da la ley sobreel Trabajo de Niños y Niñas obreros en fábrica, taller,fundición o mina. En cierto modo, esta ley sería la basedel posterior esfuerzo legislativo en favor del menorespañol.

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194 . LXVI APUNTES PARA UNA HISTORIA DE LOS TEBEOS [101] 101

avances técnicos, las libertades políticas y laconsecución de un público lector masivo, seránfactores interdependientes que, influyéndose mu-tuamente, darán lugar a los procesos industria-les que llegan hasta nuestros días.

Desde 1803, fecha en que Gramble y Fourdi-nier fabrican papel «continuo», hay una seriede descubrimientos técnicos que influyen de ma-nera importante sobre la edición; los más im-portantes son:

1814. Koesnig inventa la prensa mecánica.1818. Lorilleux inventa la moderna tinta de

imprenta.1840. Keller fabrica papel a partir de la ma-

dera.1846. Hoe fabrica una rotativa.1886. Se inventa la linotipia.1896. Pancoast perfecciona un método de im-

presión a color.

Estos avances técnicos concederán la posibili-dad creciente de elevar las tiradas merced anuevas, más complejas y costosas máquinas queexigirán más y más trabajo que las mantengafuncionando. Se crea así un mercado mayor, cuyademanda exige nuevos avances técnicos para unamultiplicación y elevación de las tiradas, hastaconseguir productos baratos, industrializados ycuyo consumo creciente repercute una y otra vezsobre la necesidad de perfeccionar los procesosde impresión.

Esta evolución de las Artes Gráficas, experi-mentada similarmente en toda Europa y en Amé-rica del Norte, presenta características peculia-res a cada nación. En España el siglo xix es su-mamente favorable para las publicaciones. Lamuerte de Fernando VII. el 29 de septiembre de1833, pone término al régimen absoluto. En losmeses que mediaron hasta su muerte el rey otor-gó testamento nombrando heredera a su hijaIsabel y regente a su esposa, María Cristina. Losprimeros actos de gobierno de ésta fueron: sus-tituir al ministro Calomarde por el moderado CeaBermúdez, abrir las universidades, que habíansido cerradas, y conceder una amplia amnistíaque permitió volver a España a más de 10.000exiliados liberales.

En este ambiente de indudable influencia li-beral «la libertad de imprenta, que desde la muer-te de Fernando VII se iba desarrollando de ma-nera prodigiosa, hacía que las imprentas se mul-tiplicaran» (10).

Se unen la libertad de imprenta de 1834, elencrespamiento de las pasiones políticas y lasnuevas técnicas de impresión, para conseguir unpúblico lector fiel y constante, que pide más ymás diarios de avisos, boletines, correos, biogra-fías, etc. Para atender a la demanda crecientese prescinde de los muchos requisitos gremialesque dificultaban el acceso a la categoría de ofi-cial impresor, aumentan los establecimientos ti-

( 10) BENITO HORTELANO: Memorias. Espasa-Calpe. Ma-drid, 1936; pp. 101 y ss.

pográficos y las prensas de madera se sustituyenpor las metálicas, se recurre a la publicidad, yel «público comienza a tomar afición a las sus-cripciones por entregas» (11), haciendo un co-pioso consumo de la letra impresa, con lo quealgunos diarios de la primera mitad del siglollegan a alcanzar la asombrosa tirada de 10.000ejemplares.

La industrialización de las ediciones tendrátambién repercusión sobre las publicaciones parala infancia, las cuales aumentan en número yvariedad conforme corre el siglo. Los editores,las más de las veces simples ti pógrafos, se de-dican a editar periodiquitos para los niños —al-gunas veces inspirados por ideólogos de la épo-ca— a fin de conseguir ingresos complementa-rios y mantener en funcionamiento las máquinas.Esta primera etapa de la prensa infantil españolase caracteriza por estos esfuerzos individuales,durante ella la revista y el periódico para niñosevolucionan a compás con el desarrollo de lospequeños talleres impresores.

Para llegar a las tiradas masivas hay que es-perar al siglo xx. Los editores, al comprenderque las ediciones mayoritarias significan abara-tamiento de los costes, mayor consumo, mayorganancia, buscarán por todos los medios la co-mercialización de esta prensa. Pero el progresoes lento, tiene que extenderse la enseñanza yelevarse los niveles adquisitivos de la gran masamedia de la población española.

LOS PERIODICOSPARA LA INFANCIA

Las formas populares de la cultura acompa-ñan a lo largo de todo el siglo xix a los perió-dicos infantiles, y aun a veces los sustituyen confortuna. «Yo creo que en cuanto poseyó un ca-tecismo del padre Astete, dos libros de cuentosinfantiles y tres pliegos de aleluyas echó los ci-mientos de su librería», ha escrito Enrique Me-néndez Pelayo de su hermano Marcelino cuandoéste era niño. Al am paro de las diversas varieda-des literarias y gráficas que el niño recibe, al-manaques, hojas coloreadas de soldados y oficios,estampas, libros religiosos, arraiga definitivamen-te la publicación periódica.

La primera publicación aparece en Madrid, esla Minerva de la Juventud Española, 1833 (12).

( 11) BENITO HORTELANO: Op. cit., p. 95.(12) La Minerva de la Juventud, Española es una

publicación que hasta la fecha no aparece relacionadaen la bibliografía existente. He encontrado los tomos I,II y IV de esta obra, cuyo autor es el licenciado donJuan Manuel Ballesteros, profesor en el Real Colegiode Sordomudos de Madrid.

Se comenzó a dar en agosto de 1833, tamaño octavo,en la imprenta de don Tomás Jordán, calle de Toledo,Madrid.

De esta obra puede decirse, lo mismo que de la Ga--ceta de los Niños y de tantos periódicos para la infan-cia, que es más libro que revista, más traducción demateriales franceses que obra original. No obstante, elautor, en el prólogo, recaba varias veces para su obrala categoría de periódico «... He aquí la causa porque yo, que os amo tanto, me dirijo a vosotros más

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REVISTA DE EDUCACION - ESTUDIOS LXVI 194

El siguiente periódico infantil surge, según elerudito Juan Torrent, en Barcelona en 1840, perodesconocemos todos los datos sobre el mismo.Después la producción se concentra en Madrid.En 1845 se editan en Barcelona dos publicacio-nes de interés, pero no estrictamente infantiles:El Impúber, subtitulado «Periódico pueril», diri-gido preferentemente a un público de pedago-gos; aparece también El Director de la Juventud,«periódico de ciencias y artes dedicado a los ni-ños y adultos», que estaba escrito a mano e im-preso en litografía. Es ya en 1867 cuando surgerealmente el primer periódico infantil editadocon seguridad en Barcelona: La Infancia.

Los periódicos infantiles tenían como caracte-rísticas: la pretensión pedagógica, la introduc-ción lenta pero constante de la imagen, los pre-cios altos, las tiradas escasas, distribución porsuscripción y entre colegios, familias acomoda-das y asociaciones pías, impresión cuidada. Elmercado es escaso y el público que puede com-prar estas publicaciones no hace excesivo apre-cio de ellas, lo que lleva a muchos títulos a des-aparecer rápidamente [sobre este particular te-nemos una estadística (13) que señala cómo, enuna muestra de 38 títulos, editados de 1840 a1900, el 60 por 100 fracasó dentro de un plazo decuatro arios y escasamente un 20 por 100 llegóa vivir diez arios]. Pero los periódicos infantilesson mantenidos tanto por los negociantes comopor los ideólogos, y pese a todas las dificultadesya no desaparecerán.

Dos hombres comparten principalmente el mé-rito de una obra fecunda en favor de la prensainfantil del siglo xix. Son Carlos Frontaura yVázquez, escritor costumbrista y hombre público,y Manuel Ossorio y Bernard. Frontaura cuentaen su haber con Los Niños, Madrid, 1870-77, yBarcelona, 1883-93; La Primera Edad, Madrid.1873; La Edad Dichosa, Madrid, 1890, y colaboraen otras revistas infantiles. Ossorio y Bernardfunda y dirige La Niñez, Madrid, 1880-84, y des-pués dirige El Mundo de los Niños, Madrid, 1886-88. En estas y otras publicaciones de la épocacolaboran autores de valía indiscutible que rin-den su tributo al niño por medio de una novelita,una colección de cuentos o fábulas, etc. Entrelos muchos que encuentran en la infancia unpúblico fiel están Hartzenbusch, Campoamor,«Fernán Caballero», Concepción Arenal, Joaqui-na Balmaseda, Trueba, Gertrudis Gómez de Ave-llaneda, Modesto Lafuente, Zorrilla, Martínez dela Rosa, y la mayoría de los hombres de letrasdel XIX español. En las revistas se publican li-bros seriados, se hace publicidad de nuevas edi-ciones y se trata de captar al lector.

Los títulos aumentan y también los editores,si bien se trabaja sin un plan previo y con una

particularmente en este periódico, consagrado a hace-ros pronto hombres.» Y luego : «He aquí, niños míos,lo que tenia que deciros. Mi periódico es para todoslos niños.»

(13) JESÚS MARÍA VÁZQUEZ, O. P. : La prensa infan-til en España. Doncel. Madrid. 1963; p. 32.

escasa racionalización de las ediciones, siguien-do el gusto del momento y conforme a inspira-ciones repentinas. Los periódicos para adultos ylos de niños incorporan crecientemente la ima-gen a sus páginas, sobre todo a base de grabadosde madera que se aprovechan para unas y otrasediciones.

Todos los que se dirigen al niño lo hacen des-de los presupuestos ideológicos de su tiempo y,por tanto, imbuidos de principios pedagógicos ymoralizantes. Durante lo que queda de siglo pre-valecerá el concepto que hace de los periódicospara la infancia verdaderos tratados de buenascostumbres, difundidos a compás con los libros,ya que no en vano se considera la enseñanzacomo un elevador social. Es elocuente a este res-pecto el prospecto publicitario de La Infancia,Barcelona, 1867:

... un niño mal educado, entregado a sus ins-tintos, sobre todo si éstos se desarrollan en elárido campo de la ignorancia, producirá infali-blemente un hombre malo, un miembro dañinodel cuerpo social que algún día tal vez cortarála cuchilla de la ley. La religión, la moral y lainstrucción son tres poderosos arquitectos quedestruyen con su formidable piqueta los presi-dios y los cadalsos para levantar en su lugar eledificio de la paz y la felicidad de las naciones.

La cita es más elocuente que cualquier otraconsideración, y muestra el entramado de la ideo-logía burguesa, según la cual la religión, la mo-ral y la instrucción no son sino los eficaces man-tenedores del orden social.

El niño aún habrá de soportar muchas «leccio-nes de cosas», habrá de empacharse con el Jua-nito, de Parravicini, sufrir la insultante virtudde la buena Flora, antes de como niño auténticopoder subirse a los árboles, perder la gorra oarrugarse el vestido, sin tener que escuchar asu regreso al hogar paterno un grave discursoentreverado de las palabras: «Miserable», «per-verso hijo», «hijo ladrón», etc. (14). Como menoren edad, saber y gobierno el niño habrá de se-guir los dictados paternos y ocupar su tiempolibre en «aquellas lecturas graves, morales y ade-cuadas a su tierna edad que puedan suponer unprovecho para su alma y formarle como un hom-bre de bien» (15).

Los títulos son representativos de la ideologíaque los inspira: El Mentor de la Infancia, El Farode los Niños, El Protector de la Infancia, El Co-legial, La Palmeta, etc. El periódico infantil re-fleja a esta sociedad burguesa cuya moral poneen la previsión, el cálculo, el orden y la respeta-bilidad los ideales básicos y deseables para elbien común.

Mediado el siglo hay un brote de prensa con-fesional: El Amigo de la Infancia, fundado porFederico Fliedner en 1847, en Málaga, con acusa-

(1'4) PARRAVICINI : Juanito. Tomado de la segundaedición española. Imprenta de la Propaganda Católica.Madrid, 1878, pp. 201, 215 y otras.

(15) GREGORIO FUERTES : Breve repertorio moral paraniños. Imprenta de Vázquez. Córdoba, 1865; p. 42.

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do matiz evangélico. Pero no es este un caso ais-lado, la religión ocupa una parte importante entodas las revistas infantiles del xix; como ejem-plo antológico tenemos la poesía del número unode El Amigo de los Niños, en que el editor, San-tiago Casirale, se dirige a sus pequeños lectores:

Venid, venid, lindos niños:venid, venid, niñas bellas,conmigo en pos de las huellas,de la excelsa religión.

En el último tercio del siglo otros periódicosinfantiles continuarán esta tendencia: La Ca-ridad, La Correspondencia de los Niños. El ami-go de la Juventud, El Oratorio Festivo.

LA IMAGEN

La segunda mitad del siglo xix es un tiempoacelerado, se sucede la introducción de nuevastécnicas industriales, se multiplican los conflic-tos sociales y los enfrentamientos políticos ago-tan lentamente al país. Crece el proletariado ur-bano y la industrialización altera los esquemassocioculturales españoles. A ello concurren di-versas causas de orden estructural: la evoluciónde las Artes Gráficas con la servidumbre a laimagen, la implantación de la enseñanza prima-ria, datando la primera ley de Instrucción pú-blica de 1857, el desarrollo de la burguesía y unprincipio de masificación urbana.

Todo ello contribuye a crear a la larga unpúblico lector, el cual permite el aumento de tí-tulos y ediciones merced al abaratamiento de lastiradas y al lento aprendizaje cultural. Pero es-tamos aún lejos de las fabulosas ediciones delsiglo xx, leer y escribir es todavía un privilegioy el número de analfabetos está calculado para1885 en 12 millones, sobre una población totalde 18 millones (16). Los nuevos lectores se re-clutan entre la burocracia que aparece a com-pás con las necesidades de técnicos y empleadosque tiene la clase ascendente.

Con la incorporación de la clase media a lavida política y social del país, siquiera sea míni-mamente, se produce una popularización de laprensa. Los nuevos planteamientos ideológicosrepercuten en una mayor circulación de la pa-bra impresa y su consiguiente pérdida de nivelintelectual actúa favorablemente para conseguirinterés y lectores.

Junto a los tipógrafos-editores surgen ya gru-pos económicos —con origen, muchas veces, enuna afortunada inversión individual— que con eltiempo se harán cargo de la edición. Son enmateria infantil: Bastinos, Paluzíe, Jubera, Her-nando, Marinelo, Calleja, La Propaganda Cató-lica, y tantos otros, nacidos a lo largo del siglo.Muchos empiezan modestamente, se afianzan,

( 16) NICOLÁS SARTORIUS : «Historia del bachilleratoen España», en Triunfo. Madrid, 4, de febrero de 1967;página 48.

crean filiales en otras ciudades y aún llegan consus ediciones infantiles hasta nuestros días. Notodos publican periódicos o revistas para la in-fancia, pero el género crece sin cesar, en buenaparte gracias a aquella afición a las suscripcio-nes por entregas, que Hortelano señalaba a prin-cipios de siglo, a la introducción constante ycada día más rápida de la imagen y a la cre-ciente necesidad de medios de evasión que lasociedad industrial comienza ya a experimentar.

Los maestros y pedagogos, los moralistas, lossesudos cabezas de familia, van cediendo en susposiciones y permitiendo que las publicacionesse trivalicen. También ellos serán prendidos enla atracción de la imagen. De otro lado, los edi-tores, conscientes de sus posibilidades y atentosal negocio, van imponiendo los grabados y dibu-jos en el periódico infantil como forma de cap-tación de un público que recién alfabetizado cre-ce constantemente.

Para que la imagen se imponga y triunfe espreciso que sea posible su explotación comercial.Es la obra aplicada de los descubrimientos deNiepce, Daguerre, Eatsman. La teoría de Newtonsobre los colores es desarrollada y convertida entécnica. Teoría y práctica se dan la mano du-rante esta etapa. Pronto se cuenta con nuevosmétodos de impresión, y al fin se logra crear unprocedimiento industrial para la estampación entricromía. Del periódico diario de adultos saltaráa la revista infantil. Estos «progresos de las téc-nicas de imprenta, y en especial la invención delos grabados fotomecánicos, al permitir abun-dantes ilustraciones, transforman el libro, y prin-cipalmente las revistas para niños» (17).

Las publicaciones sustituyen los grandes pá-rrafos literarios, las manchas de texto, por tra-bajos más ágiles amenizados por el diálogo y laimagen. Se intentan las ediciones de varios mi-les de ejemplares, y comienza a plantearse elnegocio editorial de revistas infantiles: no setrata ya de crear un periodiquito infantil conel que ocupar el tiempo libre de máquinas, sinode la conveniencia de dedicar a su impresión unamáquina exclusiva y aun a veces un taller en-tero. Con el tiempo el grabado, que había surgi-do como un apoyo del texto, será sustituido porel dibujo ágil, la instantánea fotográfica, queconstituyen en si mismos un modo de expresión.Todo esto no ocurre, como es lógico, en un mo-mento, son procesos que se van incubando du-rante arios a compás con las técnicas, las cos-tumbres y las modas y las necesidades que lasociedad evidencia.

Culminación de la imagen, en este siglo xix,es la aparición en la lejana Norteamérica, en1896, de los primeros comics. Este nuevo género.nacido en las páginas del diario, se popularizarápidamente, se hace infantil y contribuirá enforma decisiva a la creación de los actuales te-

(17) TERESA ROVIRA La revista infantil en Barce-lona. Diputación Provincial de Barcelona. Barcelona,1964; p . 4.

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beos. Pronto cruza el Atlántico e invade Euro-pa, con él entramos a la civilización de laimagen.

El siglo xix se cierra cronológicamente con:La Edad Dichosa y La Ilustración de la Infan-cia, en Madrid, y El Museo de la Juventud y ElOratorio Festivo, en Barcelona. Pero esto es so-bre el papel, en realidad nada cambia con el si-glo en lo sustancial, la división cronológica nadasignifica y los procesos estructurales perduranmás allá del calendario. El nuevo siglo de laspublicaciones infantiles españolas comienza bas-tantes arios después.

EPILOGO AL SIGLO XIX

Los primeros periódicos infantiles que se pu-blican en 1900 lo hacen en Madrid: Heraldo delos Niños y Album de los Niños. Barcelona nopresenta ninguna nueva particularidad hasta1904, ario en que comienza a publicarse En Pa-tufet.

Este periódico infantil, fruto del movimientode Reinaxenca, publicado en catalán, fue «fun-dado Por el folklorista Aurelio Capmany y di-rigido al ario siguiente por José María FolchTorres, una de las plumas de más prestigio dela literatura infantil del primer tercio del si-glo xx» (18). Puede decirse que con En Patufetse enriquece con nuevas tendencias la prensainfantil producida en Barcelona.

Con la incorporación del catalán como lengualiteraria y su progresiva extensión a todas lasclases sociales catalanas como lengua diaria ypopular, se multiplican las publicaciones, tam-bien las infantiles. En Patufet ejerció durantesus treinta y cinco arios de existencia una graninfluencia sobre toda la prensa infantil que seeditó en Barcelona en ese tiempo. Desde su mo-delo surgen La Rondalla del Dijous (1909), ElsFollets (1913), En Belluguet (1915).

Si bien el nuevo siglo no aporta en sus prime-ros momentos ningún cambio sustancial, prontocomenzará a darse una evolución en el conte-nido y en las formas expresivas de las publica-ciones. Escritores, padres y educadores comien-zan a verlas en su realidad como un género ex-cesivamente rígido y aburrido, esto contribuiráa la acuñación de nuevos conceptos para unaprensa recreativa y de entretenimiento. Los tí-tulos en lengua vernácula representan a los ojosde los adultos un elemento noble, contribuyen-do así a afirmar la vocación editorial barcelo-nesa.

En Madrid, la novedad más importante es lacreación en 1906 de Gente Menuda, primero comosuplemento del diario A B C, después como revistaindependiente, para ser arios más tarde suple-mento de Blanco y Negro. El análisis de conte-

(18) Jost ALTABELLA : Las publicaciones infantilesen su desarrollo histórico. Comisión de Información yPublicaciones Infantiles y Juveniles. Madrid, 1964;página 103.

nido de un número de Gente Menuda evidenciacómo la prensa infantil de esta primera décadade siglo, aun perteneciendo por su ideología ypresupuestos al siglo pasado, presenta ya impor-tantes novedades en la línea que ha de dar vidaa nuevas formas de hacer y entender las lectu-ras infantiles. Tenemos así que en el número 32de esta revista (31 de agosto de 1907) se handedicado dos páginas a narrar un fantástico via-je al planeta Júpiter, conforme a la técnica delguión gráfico. Esta entrega a la imagen, con bre-ves pies de texto que ya no intentan ser la partemás importante del relato, sino que, por el con-trario, cumplen la simple función de complemen-tar a la imagen, significa un avance considerablerespecto a la intención pedagógica de tantos pe-riódicos para los niños.

Los procesos se entrecruzan, demostrándoseuna vez más la imposibilidad de realizar cla-sificaciones tajantes. Coexisten ahora estructu-ras. que arrancan del siglo xvm, con las que hande llevar al periódico infantil hacia el futuro;junto a la moralización a ultranza, la pedago-gía, y más allá, lo recreativo.

Los grandes diarios nacionales aprenden la lec-ción y comienzan a aplicar la experiencia ame-ricana creando suplementos infantiles. En Norte-américa, el comic se difunde a través de los pe-riódicos de adultos, los editores descubren quelas grandes masas de lectores gustan más de lasimágenes que de las palabras; surgen entoncesdibujantes creadores que, como Swinnerton, Out-cault y Dirks, sientan las bases del arte de lahistorieta gráfica. El comic llega a niños y adul-tos, indistintamente; conquista a gentes de todacondición social e intelectual, es discutido y cri-ticado y se extiende constantemente. Hasta 1933no dispondrá de publicaciones propias —los co-mics-books—, y, mientras, se publica en los pe-riódicos, sobre todo en las páginas de los gran-des suplementos multicolores de la edición do-minical.

En España, con los primeros condes que nosllegan, surge también la idea del suplemento, sibien aquí dedicado en exclusiva a los niños. Yaen 1896 El Nacional de Madrid publica Los Ni-ños; después, A B C lanza Gente Menuda; siguenotros diarios: El Sol, con La Mujer, el Niño y elHogar, y el Siglo Futuro, con Pelayin (19). Estossuplementos cumplen una función de importan-cia en la popularización de la prensa para niñosy en la difusión de la imagen; se imponen porsí mismos al adulto, y éste se encuentra prontopresionado por la familia para que adquiera unou otro periódico, según contenga o no suple-mento.

El público infantil comienza a saber lo quequiere, y en sus posibilidades lo exige. Aumentanlos lectores conforme se popularizan y abaratanlas publicaciones, pero hay que admitir que, porlo general, este abaratamiento suele redundar en

(19) Para ampliar este punto, Jost ALTABELLA :Op. cit., p. 112.

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194 . LXVI APUNTES PARA UNA HISTORIA DE LOS TEBEOS [105] 105

una pérdida de calidad literaria y de presenta-ción. El periódico infantil evoluciona más y máshacia las formas que después hemos conocidocon el nombre de tebeos, merced sobre todo a laimposición creciente del dibujo. Nacido cerca dela aleluya, el periódico infantil ve de nuevo acor-tarse las distancias entre la imagen y él. Prontocomienzan a surgir las novelas por entregas, elcine gana adeptos y la chiquillería se rinde alencanto de los primeros grabados en color quelas prensas mecánicas comienzan a producircomo portada de los mil nuevos títulos de re-vistas, tebeos, comics y demás géneros y formasde lo gráfico con que el siglo xx ha de distin-guirse.

NACE UN TBO

Han culminado los precsos, la prensa se ha po-pularizado desde su industrialización previa;pero, para llegar a las tiradas masivas y a laincorporación masiva y total del proletariado ala lectura voluntaria, será preciso «desarrollar almáximo los procesos industriales y elevar cons-tantemente el nivel cultural, la oferta y la de-manda, que permitan la producción en masa. Eleditor ha de tener sentido de empresa. Las vie-jas leyes del capitalismo han impuesto la ley.Renovar los sistemas comerciales. Acudir a losbancos. Mejorar los transportes» (20). Tanto ymás es preciso.

La moralización, la pedagogía a ultranza, lasgrandes parrafadas y los grabados cursis, los pe-riódicos para la infancia, en fin, son inoperan-tes. Liquidados los viejos procesos, aún perma-necen las estructuras, y no es sino hasta mástarde cuando evolucionarán. La prensa infantilse adapta a las nuevas circunstancias; hay éxi-tos aislados y graves fracasos; las clases ascen-dentes del país se orientan hacia el modelo bur-gués, al cual determina la cojuntura económica.

El primer episodio de esta historia muere ha-cia 1915. Tres publicaciones nacidas entre estafecha y 1921 forman el prólogo a la civilizaciónde la imagen, a la «edad de los tebeos»; sonDominguín, TBO y Pulgarcito.

PRINCIPALES PERIODICOS INFANTILESESPAÑOLES DEL SIGLO XIX

Es sumamente difícil establecer el número exactode publicaciones periódicas para niños editadas du-rante el siglo xrx. Para este trabajo yo he fichado ytengo catalogadas 182, habiendo despreciado, por suabundancia en número, pero escasa representativi-dad, lo que podríamos llamar prensa colegial. Estosapuntes se refieren particularmente a aquellas pu-blicaciones que pueden constituir el fondo de unaprensa recreativa y comercial; de éstas doy a con-tinuación las más importantes del siglo pasado.

1798. Gaceta de los Niños. Madrid.1833. Minerva de la Juventud Española. Madrid.1840. Se edita un título en Barcelona hoy ignorado.

(20) Eaix NrrscHE : Historia de la. comunicación.Editorial Continente. Madrid, 1965; p. 50.

1841. El Amigo de la Niñez. Madrid.1843. El Mentor de la Infancia. Madrid.1844. El Impúber. Barcelona.1845. Album de la Infancia. Madrid.1847. Museo de los Niños. Madrid.1847. El Amigo de los Niños. Madrid.1849. El Amigo de los Niños. Málaga.1849. El Faro de la Niñez. Madrid.1851. La Aurora. Madrid.1853. Album de la Niñez. Madrid.1857. Educación Pintoresca. Madrid.1857. La Floresta Infantil. Zaragoza.1860. La Aurora de la Vida. Madrid.1864. El Amante de la Infancia. Pamplona.1864. La Alborada. Zaragoza.1867. La Infancia. Barcelona.1870. Los Niños. Madrid.1871. El Juguete. Valencia.1873. Miscelánea Infantil. Barcelona.1873. La Primera Edad. Madrid.1877. La Correspondencia de los Niños. Madrid.1879. La Niñez. Madrid.1883. Los Niños. Barcelona.1886. El Protector de la Infancia. Barcelona.1886. El Mundo de los Niños. Madrid.1887. El Camarada. Barcelona.1887. El Museo de la Juventud. Barcelona.1890. La Edad Dichosa. Madrid.1909. Heraldo de los Niños. Madrid.1904. En Patufet. Barcelona.1906. Gente Menuda. Madrid.1906. La Palmeta. Barcelona.1909. La Rondalla del Dijous. Barcelona.1910. Infancia. Madrid.1911. Madrileñillos. Madrid.1912. KDT. Barcelona.1912. El Amigo. Barcelona.1913. El Correo de los Niños. Barcelona.1913. Chiquitín. Barcelona.1914. Los Muchachos. Madrid.1915. Charlot. Barcelona.1915. Dominguín. Barcelona.1916. A B C Infantil. Madrid.1916. Pulgarcito. Madrid.1917. Charlotín. Barcelona.1917. Max Linder. Barcelona.1917. TBO. Barcelona.

BIBLIOGRAFIA

Con la presente bibliografía quiero facilitar el es-tudio en profundidad y extensión de esta etapa de lahistoria de los tebeos españoles. No todos los traba-jos relacionados tienen igual importancia; correspon-de al lector estudioso el fijarla a la hora de servirsede ellos. Se facilita nota sobre las páginas a consultary una orientación sobre el contenido de algunos delos trabajos reseñados.

ALTABELLA, JosÉ; Las publicaciones infantiles en sudesarrollo histórico. Curso de Prensa Infantil. Co-misión de Información y Publicaciones Infantilesy Juveniles. Madrid, 1964; pp. 93 a 113.

Consúltense pp. 93 a 101, 103 a 106. 109, 112.(Este trabajo es el de mayor utilidad hasta la

fecha. El autor. investigador de la historia delperiodismo, ha establecido una relación muy com-pleta de títulos de publicaciones infantiles.)

BRAVO VILLASANTE, CARMEN: Historia de la literaturainfantil española. 2.a ed. Doncel. Madrid, 1963;281 pp.

Consúltense: cap. VI, pp. 71 a 79; cap. VII, pp. 83a 94; cap. XIX. pp. 245 y 246.

(La autora analiza aquí los periódicos para la in-fancia desde su vertiente de literatura infantil.)

GASCA, Luis : Historia y anécdota del tebeo en Espa-ña. Aula Nueva de Extensión Cultural. Zaragoza,mayo 1965. 17 pp.

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REVISTA DE EDUCACION - ESTUDIOS

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Consúltense pp. 4 y 5, dedicadas al siglo xrx.— «Histoire des "comics" en Espagne», en Comunica-

zioni di Massa, núm. 6. Edizioni ComunicazioniMassa. Roma, septiembre 1965; pp. 74 a 78.

Consúltese p. 74.(Pese al titulo, el autor se refiere a los tebeos

españoles, a los que en esta ocasión tituló comics.)— Tebeo y cultura de masa. Editorial Prensa Espa-

ñola. Madrid, 1966; 252 PP.Consúltese cap. III, pp. 33 a 35.(Aunque el libro se refiere en el titulo a los te-

beos, su contenido trata del comic en los EstadosUnidos, salvo este capitulo III, en el que se resumeel trabajo del mismo autor Historia y anécdota deltebeo en España.)

OIVANEL i MAS, JOAN: Bibliografía catalana. Premsa(1792-1925). Institució Patxot. Barcelona, 1931. Tresvolúmenes.

Interesa consultar para esta etapa los dos pri-meros volúmenes: I, 558 pp.; II, 627 pp.

HARTZENBUSCH, EUGENIO: Apuntes para un catálogo deperiódicos madrileños (1661-1870). Madrid, 1894; 421páginas.

MARTÍN. ANTONIO: Notas para una historia político-social del niño, marzo, núm. 28. Madrid, enerode 1964.

— Prensa infantil: pasado y presente (libro de variosautores : JESÚS MARÍA VÁZQUEZ, O. P.; FÉLIX MEDÍNGARCÍA, ANTONIO MARTÍN MARTÍNEZ, MONTSERRAT SAR-TO CANET, MANUEL CAMACHO Y DE CIRIA). COITTISIÓTI

de Información y Publicaciones Infantiles y Juve-niles. Madrid, 1967; 122 pp.

Consúltense pp. 15 a 19 y 72-73.ROVIRA, TERESA: La revista infantil en Barcelona. Dipu-

tación Provincial de Barcelona. Barcelona, 164: 23páginas.

Consúltense pp. 1 a 5 y 9 a 14.SIMÓN DÍAZ, Jost: Educación pintoresca (1857-1859).

Colección de indices de publicaciones periódicas.Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Ma-drid, 1948; 46 pp., + XII láminas y 11 de indicesauxiliares.

TORAL PEÑARANDA, CAROLINA: Literatura infantil esPa-ijola. Editorial Coculsa. Madrid, 1957; dos tomos.

Consúltese tomo II, pp. 217 a 248.(La autora analiza con gran detalle los princi-

pales periódicos infantiles del siglo xix español,atendiendo principalmente a su contenido literario.)

VÁZQUEZ, JESÚS MARÍA, O. P.: La prensa infantil enEspaña. Doncel. Madrid, 1963: 206 pp.

Consúltense pp. 25 a 36.

Ensayo de programación alnivel mental de cinco años *

MARGARITA BARTOLOME PINA

Profesora encargada de curso en laUniversidad de Barcelona

La enseñanza programada es noticia de ac-tualidad. Basta hojear el indice de cualquier re-vista didáctico-pedagógica para descubrir uno ovarios artículos sobre las técnicas de progra-mación. Su critica (o defensa) toma carácterdialéctico en nuestro país. Apasiona. ¿Temor auna sustitución, más o menos explícita, del do-cente, por máquinas de enseriar? ¿Postura pre-ventiva ante la tecnificación didáctica?

Sea como fuere, el aprendizaje individualizadova ganando terreno en el área escolar. Se hanrealizado diversos ensayos de programación paraalumnos de Enseñanza Media y Primaria de Es-cuelas Normales y comienza a trabajarse en elcampo de la preparación profesional.

En este trabajo vamos a situarnos en un nivelpoco estudiado hasta el momento, desde el puntode vista de una posible programación. Conviene

* Conforme el Plan de Fomento de Investigaciónen la Universidad. (Departamento Ciencias Experimen-tales y Diferenciales de la Educación. Barcelona.)

desde el principio adoptar una postura serena, ca-rente de cargas negativas y prejuicios, para ana-lizar los hechos tal como ellos se presentan: el.alumno, con todo lo que él trae consigo, aptitudes,actitudes, nivel de maduración; la materia a pro-gramar, así como las características del sistemaprogramado, que la interrelación de las dos pri-meras variables aconsejan que utilicemos.

ANALISIS DE CONDUCTAY ANALISIS DE OBJETIVOS

Todo intento de buscar los principios que de-terminan la preferencia hacia tal o cual tipo deprogramación, nos lleva ineludiblemente a en-frentarnos con los supuestos básicos del apren-dizaje.

No es casual la circunstancia de que los pri-meros creadores de la enseñanza programada fue-ran psicólogos ni de que Skinner dedicara granparte de su trabajo de investigación al análisis