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EJÉRCITO DE CHILE
DIVISIÓN EDUCACIÓN
Centro de Liderazgo del Ejército
(Material elaborado por el “Centro de Liderazgo del Ejército” para uso docente en el Curso de
Capacitación Pedagógica, que imparte el Centro de Perfeccionamiento Docente de la División
Educación)
2016
“ESTRATEGIAS PARA EL FORTALECIMIENTO DEL
LIDERAZGO DEL PROFESOR EN EL AULA”
2
RESUMEN
El presente trabajo es una propuesta para el ámbito pedagógico, que tiene por propósito
abordar el quehacer del profesor al interior de la sala de clases, considerando los
factores preponderantes del clima de aula y la intervención docente, en el contexto del
nuevo paradigma del “Liderazgo Militar” que la Institución ha planteado a través del
Modelo Integral de Liderazgo Militar (MILE), cuyos ejes centrales son el fortalecimiento
de un conjunto de atributos y competencias para el crecimiento personal y profesional, a
desarrollarse con el apoyo de los estamentos directivos de las entidades educacionales
del Ejército. Este nuevo desafío plantea la necesidad de contar con nuevas estrategias
que el profesor debe dominar para desempeñarse como agente motivador de los
aprendizajes y para la resolución de conflictos, a fin de fortalecer su condición de “líder
y gestor del espacio educativo” y el liderazgo del alumno, que una vez egresado de las
Academias y Escuelas debe haber internalización el nuevo modelo para su desempeño
como profesional de las armas.
Palabras clave: quehacer del profesor - clima de aula - intervención docente - nuevo
paradigma - atributos – competencias - nuevas estrategias - agente motivador -
aprendizajes - resolución de conflictos - líder y gestor del espacio educativo - liderazgo
del alumno – internalización.
3
ÍNDICE TEMÁTICO
TEMÁTICAS CONSIDERADAS/TRATADAS N° PÁGINA(S)/UBICACIÓN
I. Introducción.
5
II. El Profesor como gestor del clima del aula:
1. El liderazgo Transformacional.
2. El liderazgo Situacional y Empático.
3. El liderazgo del profesor para la resolución de
conflictos en el aula.
4. El clima del aula y el liderazgo del profesor.
5. Factores preponderantes en el clima de aula y
la intervención del profesor como líder:
El espacio físico.
La metodología.
Los alumnos:
Diversidad.
Procedencia socio-cultural.
Formas de
aprender/tiempos de
atención.
Intereses.
Influencia de las nuevas
tecnologías.
6. El rol motivacional del profesor con liderazgo.
6-9
9-10
11-12
12
12-18
19-20
III. Respaldo del Equipo Directivo como factor que
impacta al Liderazgo del Profesor.
20-21
4
TEMÁTICAS CONSIDERADAS/TRATADAS N° PÁGINA(S)/UBICACIÓN
IV. Perfil y Competencias del Profesor con Liderazgo
en el Aula.
22-24
V. Conclusiones.
25
VI. Bibliografía. 26
Cuadro de integración de las Estrategias de
Fortalecimiento del “Liderazgo Transformacional,
Situacional y Empático y la Resolución de
Conflictos en el Aula” con los Atributos y
Competencias del MILE.
ANEXO N° 1
Cuadro de integración del “Clima del Aula y
Liderazgo del Profesor” con los Atributos y
Competencias del MILE.
ANEXO N° 2
Cuadro de integración de los “Factores
preponderantes en el Clima de Aula y la intervención
del Profesor como Líder” con los Atributos y
Competencias del MILE.
ANEXO N° 3
Cuadro de integración del “Rol Motivacional del
Profesor con Liderazgo” con los Atributos y
Competencias del MILE.
ANEXO N° 4
Cuadro de integración del “Respaldo del Equipo
Directivo como factor que impacta al Liderazgo del
Profesor” con los Atributos y Competencias del
MILE.
ANEXO N° 5
Cuadro de integración del “Perfil y Competencias
del Profesor con Liderazgo en el Aula” con los
Atributos y Competencias del MILE.
ANEXO N° 6
5
I. Introducción
El quehacer del profesor al interior del aula, pese a los avances de la tecnología y las
“nuevas formas de hacer docencia”, sigue siendo un factor preponderante en el proceso
de enseñanza y aprendizaje, donde la interacción activa entre profesor y alumno, se
acrecienta en un diálogo profundo que busca el crecimiento del educando. En este
escenario donde el profesor se alza como “líder y gestor del clima de aula”, se
presenta un nuevo desafío para la educación militar, el cambio de paradigma en el
liderazgo, que ha cobrado forma a través del “Modelo Integral de Liderazgo del
Ejército” (MILE), que a través del desarrollo y fortalecimiento de atributos y
competencias, busca la mejora personal y profesional de la totalidad de los integrantes
de la Institución. Pues bien, el desafío del “MILE” ha alcanzado el aula y al quehacer
del profesor, por lo cual es necesario contar con herramientas pedagógicas que orienten
su accionar, para que dentro de los diversos aprendizajes esperados, se fortalezca en el
alumno, entre otros, el carácter, el intelecto y las competencias institucionales,
interpersonales y personales que plantea el modelo. El clima de aula, es el escenario
perfecto donde se deben fortalecer y ejercitar las nuevas estrategias, ya que el profesor
no solo será el artífice y conductor de los aprendizajes de sus alumnos, sino que
utilizará la plataforma de su asignatura o área, para fortalecer su condición de “líder
educacional”, y junto con ello propiciar que sus alumnos internalicen el modelo de
liderazgo, que a lo largo de su carrera le entregará nuevas competencias para su
desempeño.
A continuación se presenta una gama de aspectos teóricos y estrategias vinculadas al
liderazgo al interior del aula, muchas en uso en la actualidad, que se plantean para cada
momento de la clase, tanto en la fase de iniciación, desarrollo y término, que permitirá
al actual profesional de la educación, tanto militar, como civil, así como a aquellos que
se planteen el desafío de ser Profesor Militar, ejercer un liderazgo efectivo en el aula,
resolver conflictos y orientar el proceso formativo de sus alumnos, todo bajo el amparo
y guía del nuevo paradigma del liderazgo institucional. Se debe acoger el “reto de
innovar en el aula”, el alumno actual lo requiere y la educación militar lo precisa, ya
que es la base para que las nuevas generaciones de Oficiales e integrantes del Cuadro
Permanente se empapen del nuevo modelo y sistema de liderazgo militar, ya que su
actuar profesional se verá influenciado por la medición que superiores, pares,
subalternos y ellos mismos hagan de su actuar en las diferentes unidades militares del
territorio nacional.
6
II. El Profesor como gestor del clima del aula
1. El liderazgo Transformacional.
Un líder transformacional va más allá de la gestión del día a día de las estrategias de
operaciones y oficios para llevar su empresa, departamento o equipo de trabajo al
siguiente nivel de rendimiento y éxito. El estilo de liderazgo transformacional se centra
en la creación de equipos, la motivación y la colaboración del personal en los
diferentes niveles de una organización para lograr un cambio para mejor. Los
líderes transformacionales establecen metas e incentivos para impulsar a sus
subordinados a niveles de rendimiento más altos, mientras que proporcionan
oportunidades para el crecimiento personal y profesional de cada empleado, situación
que promueve el nuevo paradigma del “Liderazgo Militar”.
El liderazgo transformacional es un estilo de liderazgo que crea un cambio valioso y
positivo en los seguidores. Un líder transformacional se centra en "transformar" a otros
a ayudarse mutuamente, a mirar por los demás, a estar alentando y armonioso, y mirar
hacia fuera para la organización como un todo. En este mandato, el líder aumenta la
motivación, la moral y el rendimiento de su grupo de seguidores, que para el caso del
Ejército de Chile, es aumentar la capacidad de combate de sus efectivos.
Se ve la consideración de que el líder ha de articular una visión para la organización,
comunicarla a los demás y lograr de ellos asentimiento y compromiso. El líder
transformacional se esfuerza en reconocer y potenciar a los miembros de la organización
y se orienta a transformar las creencias, actitudes y sentimientos de los seguidores, pues
no solamente gestiona las estructuras, sino que influye en la cultura de la organización en
orden a cambiarla, objetivo central del nuevo modelo de liderazgo institucional.
Este nuevo paradigma de liderazgo surge en 1978, pero en 1985 se recoge el
planteamiento de Burns (1978) y lo concretiza para generar la línea
de investigación en torno a lo que se ha llamado "Liderazgo Transformacional”. El
liderazgo transformacional se sitúa dentro de los nuevos enfoques sobre el liderazgo, con
una connotación orientada a la participación y flexibilidad en la organización
(BRYMAN. 1996, pág. 46).
El liderazgo transformador es una superación del transaccional, e incluye cuatro
componentes:
a. Carisma (desarrollar una visión).
b. Inspiración (motivar para altas expectativas).
c. Consideración individualizada (prestar atención, respecto y responsabilidad a los
seguidores).
d. Estimulación intelectual (proporcionar nuevas ideas y enfoques).
7
Kennet Leithwood y su equipo (1999), en el Centro para el Desarrollo del Liderazgo en
el Instituto de Estudios de Educación de Ontario, son quienes han relacionado mejor la
modalidad "transformacional" como la adecuada al movimiento de
las organizaciones educativas que aprenden. Leithwood (1994) estima que ante los
desafíos en que se encuentran las escuelas y a los que deberán enfrentarse en el futuro, el
liderazgo "instructivo" se ha ido agotando y ha quedado insuficiente, siendo más
adecuada la imagen "transformadora".
Todo ello hace que se requiera un liderazgo en coherencia con el desarrollo
y aprendizaje de la organización (visión compartida, culturas de trabajo
colaborativas, distribución de las funciones del liderazgo, profesionalización de los
profesores), sobre las que no entraba el liderazgo "instructivo". Aquí radica el nuevo
desafío de quienes ejercen la docencia en las Academias y Escuelas de la Institución,
donde la “instrucción debe dar paso a la transformación”.
Una buena síntesis de algunas de las características del ejercicio de este liderazgo para
los próximos años, para una organización escolar, se puede resumir en cuatro ámbitos:
a. Propósitos (visión compartida, consenso, y expectativas).
b. Personas (apoyo individual, estímulo intelectual, modelo de ejercicio profesional).
c. Estructura (descentralización de responsabilidades y autonomía de los profesores).
d. Cultura (promover una cultura propia y colaborativa). (Leithwood 1994, págs. 57-
60).
Todo aquel que es identificado como líder es, porque reúne una serie de características
que no todos han desarrollado, son personas que tienen ciertos atributos que les permite
tener seguidores, que las personas confíen en él, pero que además, sean líderes
generadores de cambios, que garanticen pro actividad y sobre todo transformaciones en
aquellos aspectos que lo demanden.
Lo que representa el rol del líder transformacional:
a. El liderazgo requiere de un cambio en la forma de actuar, precedido de una
transformación de cómo se piensa y siente.
b. El liderazgo requiere de un re-enfoque mental. El liderazgo significa una forma
única y a menudo nueva de percepción, es un cambio radical.
c. El líder demuestra una profunda apreciación por la libertad humana.
d. Un líder entiende el milagro, misterio y necesidad de transformación.
El objetivo del liderazgo de transformación es "transformar" a la gente y a las
organizaciones. Cambiar sus mentes y sus corazones, ampliar su visión y sus
posibilidades, ayudarlos a que el comportamiento sea congruente con sus creencias y
motivar a realizar cambios permanentes. Un líder que está muy centrado en optimizar el
8
crecimiento de las personas con aquellas transformaciones que requieren para optimizar
su rendimiento, aportar lo mejor de sí.
Entre los atributos que un líder de transformación requiere para cultivar en sí mismo, y
en los demás están:
a. Visión: fotografía del futuro virtuoso que desea crear, que resulta inspiradora para los
demás compañeros de ruta.
b. Iniciativa: conciencia de que tiene la libertad, el derecho y el deber para actuar por sí
mismo para que las cosas mejoren.
c. Confiabilidad: ser capaz de ser previsible en su comportamiento con las demás
personas.
d. Paciencia: con las personas y con el proceso de transformación en sí. Comprendiendo
que el cambio es una tarea difícil que involucra integralmente a las personas, aunque
comience en una sola esfera de su vida (ejemplo: el trabajo).
e. Respeto: capacidad para cumplir los compromisos que asume con los demás y
consigo mismo. Este respeto se debe reflejar en la acción del líder aprovechando al
máximo los recursos de su gente: haciendo relevantes sus fortalezas e irrelevantes sus
debilidades.
f. Coraje: Aristóteles creía que el coraje era la primera de las virtudes humanas, porque
hacía posible las otras. El coraje empieza con la decisión de enfrentar la verdad más
profunda acerca de la existencia: la convicción de que somos libres para elegir
quiénes somos a cada momento.
g. Deseo: somos un producto de nuestro deseo. Nos hemos hecho nosotros mismos, en el
sentido más profundo. Uno de los problemas más graves de la vida es la auto-
limitación: creamos mecanismos de defensa para protegernos de la ansiedad que
acompaña a la libertad porque nos da temor desplegar nuestro potencial. Esta era la
definición de Freud de psiconeurosis: "limitamos la manera en que vivimos para
poder limitar la cantidad de ansiedad que experimentamos”.
Los factores clásicos que se incluyen en el Liderazgo Transformacional son:
a. Carisma: capacidad de entusiasmar, de transmitir confianza y respeto.
b. Consideración individual: presta atención personal a cada miembro, trata indivi-
dualmente a cada subordinado, da formación y aconseja.
c. Estimulación intelectual: favorecer nuevos enfoques para viejos problemas, hacer
hincapié en la inteligencia, racionalidad y solución de problemas.
d. Inspiración: aumenta el optimismo y el entusiasmo.
e. Tolerancia psicológica: usar el sentido del humor para indicar equivocaciones, para
resolver conflictos, para manejar momentos duros.
f. Capacidad de construir un "liderazgo compartido" fundamentado en la cultura
de la participación: crea condiciones para que sus seguidores colaboren con él en la
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definición de la misión, les hace partícipe de su visión y crea un consenso sobre los
valores que deben dar estilo a la organización.
g. Considera "el trabajo en equipo": como una estrategia importante que produce la
sinergia necesaria para conseguir mejores resultados en la organización.
h. Dedica tiempo y recursos a la "formación continua" de sus colaboradores: como
medio fundamental del crecimiento personal y forma de implicarles en la aplicación
de nuevas tecnologías a su trabajo.
i. El líder transformacional considera que desempeña un rol simbólico de autori -
dad que le permite ser el "representante institucional" de la organización y, como
tal debe dar ejemplo de trabajo duro, disponibilidad y honestidad en sus actuaciones
que deben ser coherentes con la visión, misión y valores de la organización.
Se puede señalar que las características de un Líder Transformador son:
a. Educación amplia.
b. Curiosidad ilimitada.
c. Entusiasmo sin límite.
d. Fe en la gente y en el trabajo en equipo.
e. Voluntad de arriesgarse.
f. Dedicación al crecimiento a largo plazo más bien que a las utilidades a corto plazo.
g. Dedicación a la excelencia.
h. Preparación.
i. Virtud.
j. Visión.
2. El liderazgo Situacional y Empático.
Para comprender el sentido de la actuación de un profesor como líder del proceso de
enseñanza-aprendizaje, es importante ubicar su función dentro de las finalidades
propias de una organización particular como es la educativa; organización que adopta su
sentido en la medida que actúa, desde una perspectiva de mejora. La institución
educativa es un espacio de realización, que tiene un papel determinante en relación con
los procesos de innovación porque en ella trabaja el profesorado, y es en ella donde
construye el sentido de sus prácticas profesionales, así como sus propuestas de cambio.
Desde esta perspectiva, el profesor es en esencia un líder, ya que de su conducción
depende el éxito y progreso académico de sus alumnos. La afirmación de que el
profesor es el “líder de la gestión del aula”, se fundamente en el hecho de que es el
profesional que tiene la responsabilidad de planificar, organizar, implementar y ejecutar
las actividades que llevan a la consecución de los aprendizajes esperados en el proyecto
curricular de cada curso, y para el caso del MILE, en aquellos en que se han
incorporado Atributos y Competencias del Modelo.
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Consideramos imprescindible situar la actividad profesional del profesor dentro de un
contexto cultural amplio donde se desarrolla la educación, estando ésta sometida a
procesos como la Globalización, la Sociedad del Conocimiento, y las paradojas a las
que nos somete una sociedad que ha sido definida como “postmoderna”. La sociedad
del conocimiento nos presenta un escenario de tratamiento del conocimiento con
repercusiones amplias en los roles y las relaciones entre las personas (TORREJO. 1998,
pág. 3), tanto dentro, como fuera del seno de las distintas instituciones que cumplen una
función social: la información, se procesa con mayor rapidez, el acceso y la divulgación
que las nuevas tecnologías son capaces de ofrecer a una población mundial conectada a
distintas redes telemáticas que facilitan la comunicación instantánea. Las relaciones en
la escuela no pueden ser entendidas desde parámetros de aislamiento y soledad
profesional, sino en el desarrollo de habilidades para trabajar en grupo, para
coordinarse, para contribuir al desarrollo de comunidades de aprendizaje, contexto en el
cual el liderazgo docente es fundamental.
Con todo, se puede concluir que dentro de las variadas tareas que debe asumir el
profesor como líder del quehacer educativo, se encuentra alcanzar un “buen clima”,
es decir, debe convertirse en un gestor del ambiente óptimo para que sus alumnos logren
aprender; para ello es aconsejable que ejerza en un segundo plano un “liderazgo
situacional y empático”, ya que lo primordial siempre será un “liderazgo
transformacional”, lo cual está explicitado en el Modelo Integral de Liderazgo que el
Ejército de Chile ha definido, tanto para el personal civil, como militar.
En síntesis, el profesor como líder debe tener en consideración, el contexto social del
cual vienen los alumnos, así como las emociones y motivaciones de cada uno de ellos.
11
3. El liderazgo del profesor para la resolución de conflictos en el aula.
Sin lugar a dudas, el profesor es el “líder formal de la clase”, por lo que sus
características personales serán los indicadores del tipo de actuación que desarrolle en el
aula. Algunas variables que influyen en su aporte al aula son:
a. Años de experiencia.
b. Orientación de su tarea docente.
c. Ganas de transmitir satisfacción por el aprendizaje.
d. Compromiso personal por preparar a los estudiantes para etapas posteriores.
e. Intentar ser amigo de los alumnos.
f. Ser visto como profesor competente.
El tipo de liderazgo que ejerza en el aula para resolver conflictos, dependerá de
dichas variables, por lo que se debe distinguir entre el “Profesor con Autoridad” y el
“Profesor Autoritario”. El primero, es el que consigue que se guarde respeto en el
aula, tanto hacia él, como entre los alumnos (consigue que estos últimos cumplan las
normas), en tanto que el segundo, es el que impone normas y castiga al que no las
cumple.
Frente al desafío de resolver conflictos en el aula, el profesor puede asumir los
siguientes tipos de liderazgo:
12
a. Liderazgo autoritario o autocrático: en este contexto el profesor actúa como un
líder paternalista, que utiliza técnicas dirigidas y rígidas. Favorece estereotipos de
conducta de grupos, promoviendo así la dependencia. El líder tiende a ser personal
al elogiar y criticar el trabajo de cada miembro, pero se mantiene alejado de toda
participación de grupo activa, excepto en las manifestaciones (ADAIR. 1990, pág.
6).
b. Liderazgo laissez-faire o dejar hacer: esta es otra forma de reaccionar ante los
conflictos, en la que el profesor actúa de manera sumisa y pasiva, ignora los
conflictos y no acciona, delega al grupo, el que finalmente entra en confusión.
c. Liderazgo democrático y socioemocional: en este contexto el profesor actúa como
un líder que delega la autoridad, es sensible y tiene como objetivo crear
condiciones que permitan la participación del grupo en la elaboración y
ejecución de tareas.
Una de las tendencias más reconocidas del liderazgo democrático es el “liderazgo
socioemocional”, que equilibra los tres elementos del proceso de Enseñanza-
Aprendizaje (profesor, alumno y currículo) y por tanto consigue el clima de aula
óptimo para el aprendizaje de sus alumnos. Para el caso específico del Modelo
Integral de Liderazgo del Ejército, lo entenderemos como “situacional y
empático”.
A manera de síntesis, se puede afirmar que las formas que adopte el liderazgo del
profesor para resolver “conflictos en el aula”, dependerá tanto de sus características
personales, de la mediación que efectúa, así como de las situaciones que deba
enfrentar, pero se estima recomendar el que considera las emociones, fortalezas y
áreas de mejora de los alumnos, ya que en esos factores radica la motivación para el
aprendizaje y garantiza un óptimo clima en el aula, es decir, es aconsejable ejercer un
liderazgo socioemocional (BARREDA. 2011-2012, pág. 3) (Anexo N°1).
4. El clima del aula y el liderazgo del profesor.
Pese a existir numerosas acepciones, nos enfocaremos en entender como “clima de
aula”, una cualidad relativamente duradera, no directamente observable, que puede ser
entendida y descrita en términos de las percepciones que los agentes educativos van
obteniendo, continua y consistentemente, sobre dimensiones, tales como:
Características físicas.
Procesos de relación socio-afectiva e instructiva entre “iguales” (alumnos).
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Procesos de relación socio-afectiva e instructiva entre “estudiante y profesor”
(educando-educador).
Tipo de trabajo educativo-instructivo, en el cual se despliega el Intelecto del
Profesor, sumado a su formación académica.
Reglas y normas de convivencia escolar, en el cual prima el Ejemplo Personal del
Profesor.
Considerando entonces que, es una construcción originada por relaciones sociales que
entablan los protagonistas de una clase, el profesor debe considerar en su quehacer, la
particular cultura existente en cada una de los cursos/agrupaciones donde ejerza su
labor educativa o de instrucción. Por lo tanto, es necesario comenzar a preocuparse por
la adecuada convivencia, íntimamente ligada al aula (BARREDA. 2011-2012, pág. 4).
Por lo anterior, se debe considerar entonces que el liderazgo, no solo se debe centrar en
las relaciones sociales para lograr un buen clima de aula, sino también en la
metodología y gestión del profesor, ya que en su creación interviene al interior del
espacio físico del aula, o fuera de ella, como factor fundamental, las relaciones alumno-
alumno y las relaciones alumno-profesor; la consecución de un clima favorable
constituye un objetivo educativo por sí mismo (BARREDA. 2011-2012, pág. 4). El
estudiante aprende a través de lo que él es y a partir de lo que ya conoce. Antes de toda
enseñanza, posee una infinidad de preguntas, ideas y maneras de razonar sobre la
sociedad, la escuela, los saberes, el entorno y el universo; todos esos elementos orientan
su estudio, y se han considerado en la “inclusión” que se ha efectuado en las mallas
curriculares, a fin de integrar los Atributos y Competencias del MILE (Anexo N°2).
5. Factores preponderantes en el clima de aula y la intervención del profesor como
líder:
La Clase-espacio físico:
La disposición de espacios tiene un papel importante a la hora
de conseguir un adecuado “clima de aula”. En los últimos
años la “clase” como espacio físico, ha tenido muchos
cambios, y considerando que los alumnos permanecen varias
horas al interior del aula, es necesario “improvisar” nuevos
espacios, ya que la sala de clases en sí, es la segunda casa
para los alumnos.
Si bien la disposición de las mesas es una característica física de la clase, también
está relacionada con la metodología que se debe emplear y como técnica para
14
mantener la atención de los alumnos, y es aquí donde cobra sentido el liderazgo
del profesor, en el sentido de reorientar la “tradicional arquitectura del aula”,
introduciendo innovaciones.
Derivado de lo anterior, se deduce que los cambios en el aula son necesarios, ya que
si se mantiene la misma disposición del mobiliario durante todo el año, se favorecerá
la formación de subgrupos, algunos de ellos negativos.
Para evitar lo descrito, es recomendable realizar cambios ocasionales, tales como:
Disposición en U: ejercitando su calidad de “líder y conductor”, el profesor
puede lograr una mejor atención de sus alumnos, eliminando las “zonas
oscuras” de la disposición tradicional del aula.
En este “formato”, el profesor distribuye la atención equitativamente entre sus
alumnos y facilita la comunicación, ya que se adecua a actividades grupales,
como por ejemplo el debate.
Disposición en O: es una variante de la disposición en “U”, donde el
“liderazgo del profesor” se ve supeditado a la interacción del grupo curso, ya
que se ubica “como uno más”, siendo adecuado para actividades donde el
profesor no tiene una participación necesaria.
Disposición en Pareja Controlada: disposición adecuada para actividades
individuales, ya que implica ayuda entre parejas de alumnos, con al directa
supervisión del profesor.
La Metodología:
La Metodología es un factor que puede condicionar mucho el “clima de aula”, por lo
que está en manos del profesor llevar a cabo metodologías diferentes, lo que debe
tener en cuenta al ejercer el liderazgo frente a sus alumnos, para cada asignatura o
contenido que trate en clases.
Dependiendo de la asignatura, se crean diferentes tipos de “climas”, según la
metodología que utilice cada profesor. Así por ejemplo, una clase participativa
implica la interacción de sus miembros de manera constante, en cambio en una
clase magistral, el trabajo y la interacción alumno-alumno es menor.
El liderazgo del profesor en el aula, debe propender a la práctica de trabajos
grupales, ya que promueven tareas de apoyo entre los educandos y permiten una
mayor supervisión pedagógica.
15
A manera de síntesis, el “clima de aula” es un fenómeno que se genera para cada
asignatura, para cada año lectivo, con cada agrupación de alumnos y con cada
profesor, por lo que el liderazgo de este último debe expresarse en trabajar el clima
cada año, partiendo casi de cero.
Los Contenidos:
Este es otro elemento que interviene en el proceso de enseñanza - aprendizaje y se
hace patente en el programa de estudios, de curso o de asignatura, en los que se
explicitan también los aprendizajes esperados en el aprendiz.
Una disciplina o asignatura posee los siguientes elementos que inciden en su
enseñanza:
El conocimiento o saber, que es resultado de la experiencia cultural y la
investigación científica en el área.
El contenido, que se expresa en capacidades, habilidades y destrezas que el
alumno debe adquirir mediante las actividades de aprendizaje.
La lógica o lenguaje que expresa el conocimiento.
La metodología o estrategia de enseñanza, que determina la forma cómo usar
los recursos didácticos.
La reforma educacional del Ejército que “tiene por finalidad la modernización del
proceso educativo en todos sus niveles”, reconoce que este solo será alcanzado
mediante la capacitación, orientación de doctrina y la acción conjunta de docentes y
alumnos en los siguientes ámbitos:
La actualización de los contenidos programáticos y de las metodologías
pedagógicas utilizadas en el desarrollo de los cursos, para la cual se proponen en
los “Cuadros de Integración” las estrategias para que el profesor integre a sus
contenidos los Atributos y Competencias del MILE.
El fortalecimiento de la profesión docente, mediante la capacitación y el
perfeccionamiento de los profesores y encargados de la gestión administrativa
educacional, razón por la cual se exponen las estrategias para que en el trabajo en
el aula se integre el “lenguaje MILE”.
El desarrollo de hábitos de estudio y estrategias de aprendizaje
requeridas para el aprendizaje autónomo y permanente de los miembros de la
Institución, a fin que el Modelo Integral de Liderazgo se incorpore a las prácticas
pedagógicas.
Los Alumnos:
En su calidad de “líder y gestor del clima en el aula”, el profesor debe tener en
cuenta que los alumnos son un colectivo determinante de las variables que lo
16
afectan, ya que la “variable persona” aporta a la dinámica de la clase. Entre las
variables de los alumnos que el profesor debe tener en cuenta y conocer, está la edad,
el nivel de autoestima, la motivación y la procedencia sociocultural, entre otras.
Lo anterior, implica la obligación por parte del profesor
de conocer a los integrantes de los diferentes
cursos/agrupaciones que tenga a su cargo, ya que la
realidad de cada uno de ellos impactará en su
desempeño, sobre todo por la gran diversidad que existe
en el aula.
A saber, las variables más significativas que se ha de tener en cuenta son:
La Diversidad: se debe considerar desde la perspectiva curricular, es decir, el
profesor debe planificar su clase y seleccionar la metodología, considerando la
“heterogeneidad de las agrupaciones”, ya que esta se expresa desde las
siguientes perspectivas:
o Del Conocimiento: existen alumnos que “saben y otros que no”.
o De las Capacidades: existen alumnos que “pueden y otros que no”.
o De las Actitudes: existen alumnos que tienen “actitud positiva, negativa y
fluctuante”.
En síntesis, el liderazgo del profesor frente a sus alumnos, no solo se debe expresar
en “educar en lo académico”, sino que de manera transformacional y situacional,
es decir, en el respeto, la autoestima, la empatía y el autocontrol.
La Procedencia Sociocultural: es altamente recomendable incluir en el
currículo contenidos relacionados con la “interculturalidad”, a fin de promover una
actitud de aceptación y desterrar los prejuicios y el rechazo injustificado, es decir,
conseguir la integración de las minorías con políticas educativas y lograr una mejora
en el clima del aula. Las características afectivas, cognitivas y sociales son
determinantes para el desarrollo de los diferentes procesos de aprendizaje y deben
ser consideradas como base para cualquier planificación curricular. Al igual que el
profesor, la conducta de los aprendices es consecuencia más o menos directa de su
experiencia previa, de sus habilidades en aspectos relativos a la conducta de estudio,
de sus competencias sociales y de los procesos cognitivos que realizan. Todos estos
elementos influyen en el control de la conducta de estudio, en las estrategias que
selecciona para llevar a cabo el proceso de aprendizaje y en la significación que le
asigna, razón por la cual estas consideraciones las ha asumido el “MILE” en el
contexto del proceso de internalización de los elementos constitutivos del modelo en
17
los cursos docentes de los Institutos Dependientes del Comando de Educación y
Doctrina.
Lo anterior, en razón a que la diversidad cultural puede aportar valores positivos al
desarrollo del proceso educativo, siendo el gran beneficiario el alumno. En esta labor,
el liderazgo del profesor frente al grupo curso, es fundamental, ya que debe
considerar los orígenes de cada uno de sus alumnos, cuyas experiencias pueden
aportar tanto a su aprendizaje, como al de los demás.
Forma de Aprender. Tiempos de Atención: en la actualidad vivimos en la
“sociedad de la información”, en la que se puede conseguir gran cantidad de
antecedentes, casi siempre de manera instantánea. No obstante esta
“instantaneidad”, es un factor a considerar por el profesor en su ejercicio de
líder del proceso educativo, ya que promueve que sus alumnos pierdan
rápidamente el interés por lo que les está tratando de enseñar. Tenemos
entonces, que las formas de aprender han cambiado, el profesor ya no es el único
poseedor o depositario del conocimiento, el alumno tiene acceso a otras fuentes,
lo cual altera el “clima tradicional de la clase”, y ha provocado una disminución en
los tiempos de atención de los alumnos.
Lo señalado, debe ser tomado en cuenta por el profesor, ya que si logra captar la
atención de sus alumnos, con estrategias innovadoras y motivantes, conseguirá el
control del aula, que derivará en un óptimo clima para los aprendizajes.
En definitiva, para contar con la atención de sus alumnos, el profesor debe comenzar
sus clases con actividades que sean compatibles con la distracción, alternando el
“discurso oral” con exposiciones por parte de los alumnos, planteamiento de
interrogantes, proyecciones (videos, películas u otros).
Intereses: los alumnos, independiente de su edad y género, están en un
“permanente descubrir y experimentar”, por lo que se les debe dar cabida a la
equivocación, al error, pero siempre bajo la tutela del profesor. El alumno debe
ensayar, sentir el riesgo, ya que el marco de relaciones educativas no puede ser
estático, debido a que la forma de construir los aprendizajes no puede ser pasiva, es
preciso plantearles interrogantes. En este sentido el liderazgo del profesor, debe
orientarse para utilizar los errores de sus educandos, como oportunidades de
crecimiento personal y académico.
Influencia de las nuevas tecnologías: los medios tecnológicos asociados a
la comunicación ya están en manos de los alumnos, y se expresa a través del acceso
a Internet, tanto en sus hogares, centros educativos y de manera móvil. Esta
tecnología ha dado paso a “relaciones extraescolares que rebasan los muros de la
escuela”, creando muchas veces conflictos, que se trasladan al interior del aula
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despersonalizando las relaciones entre ellos. En este contexto, el profesor debe
estar atento, a fin de fortalecer las relaciones “entre pares” (alumnos), evitando que
se pierda la capacidad de socializar “cara a cara”, porque la mejora en la
convivencia escolar, implica una mejora en el “clima del aula” (Anexo N°3).
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6. El rol motivacional del profesor con liderazgo:
A menudo se dice que el alumno no está motivado, que nada le interesa, cuando en
realidad existen tareas que “si lo motivan”. En este contexto, el profesor que ejerce
liderazgo en el aula debe conseguir que los “intereses de los alumnos” se dirijan
hacia la actividad académica.
De lo anterior, se concluye que el alumno aprende “si quiere aprender”, lo que no se
genera de manera espontánea, sino que en muchos casos la motivación ha de ser
inducida por el profesor, que en su papel de gestor y líder es fundamental, es decir,
debe encantar a sus alumnos en la aventura de aprender. Debe ser un mediador en el
aprendizaje, actuando como investigador que diagnostica permanentemente la situación
y elabora estrategias de intervención adaptadas al contexto (TORREJO. 1998, pág. 5).
El profesor con liderazgo en el aula, debe prestar atención a la diversidad, es decir, no
solo a los alumnos que “les cuesta aprender”, sino que también a los que “no quieren
aprender”.
En la acción de motivar a los alumnos en el aula, el profesor debe tener en cuenta que la
motivación debe estar ligada al control, aunque después se deben trabajar dinámicas de
automotivación por parte de los alumnos.
Se debe tener en presente que la enseñanza que está basada en un “control rígido”,
puede dar resultados a corto plazo, solo por la presión externa, por lo que es necesario
promover la “automotivación”, instancia donde el liderazgo del profesor debe tener por
objetivo que el o los alumnos no se desanimen ante las dificultades, y que saquen fuerza
para vencer los obstáculos.
Si lo anterior, se logra el profesor habrá conseguido una actitud positiva de sus
alumnos hacia los estudios. Con alumnos motivados hacia lo “escolar” se logrará un
buen clima de aula, y en definitiva un óptimo proceso de enseñanza-aprendizaje.
Dentro del rol del rol motivacional del profesor con liderazgo, podemos hablar del
“profesor efectivo”, que de acuerdo a ciertos estudios posee factores de mayor
incidencia en el aprendizaje de los alumnos, siendo estos los siguientes:
a) Factores Indirectos: rasgos personales del profesor, tales como:
La vocación: el compromiso profesional del profesor.
La empatía: sintonía afectiva con el alumno.
Autoestima de los profesores: sentimientos de eficacia profesional.
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Expectativas de rendimiento de los alumnos.
Capacitación docente y conocimiento de la disciplina.
El conocimiento de las estrategias de enseñanza y la didáctica de la disciplina.
Experiencia docente: años de ejercicio profesional.
Conocimiento empírico y práctica docente.
El Modelo Integral de Liderazgo del Ejército, propicia considerar estos factores
que inciden en el desempeño de los profesionales de la educación en nuestras
Academias y Escuelas, ya que la inserción del modelo es un “proceso gradual”,
en el cual la figura del profesor es central a la hora de establecer mejoras en los
procesos formativos de los alumnos.
b) Factores Directos: la acción del docente en el espacio educativo.
Estilo de enseñanza:
Estilo directivo.
Estilo facilitador.
Estilo colaborador.
Liderazgo.
Promoción de un positivo clima educacional.
El profesor frente a los aspectos administrativos del quehacer educacional.
El profesor y la organización del espacio pedagógico (aula).
El profesor y el clima afectivo en el aula.
El profesor y la educación moral del alumno (Anexo N° 4).
III. Respaldo del Equipo Directivo como factor que impacta al Liderazgo
del Profesor
Como se ha visto, la acción educativa que desarrolla el profesor, dentro o fuera del aula,
está afectada por múltiples factores, siendo el foco de atención el “aprendizaje efectivo
y significativo de los alumnos”. En este sentido, se juzga relevante considerar el apoyo
que los “entes directivos” entreguen a los gestores del proceso de enseñanza-
aprendizaje, ya que son los articuladores de las políticas que se aplican al interior del
aula y en la organización en general.
De lo anterior, se desprende que la coordinación del “Equipo Directivo” de una unidad
educativa, es muy relevante a la hora de planificar pautas que mejoren el clima del aula.
Así por ejemplo, si todos los profesores toman las mismas medidas, con el apoyo de los
estamentos directivos, los alumnos responderán más rápido y mejor ante las
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estrategias de enseñanza que se apliquen, ya que no es posible concebir al
“profesor como una individualidad en la educación”, sino como parte integrante de
un macro sistema, donde es líder-gestor y que influye con su desempeño a la
organización educativa.
Un estado ideal, sería que el “Equipo Directivo” intercambie información con el
cuerpo docente, que se concreten alianzas entre ellos, que se entreguen apoyo mutuo y
las resoluciones se adopten, en la medida de lo posible, con acuerdo del equipo docente
de aula, ya que implicará un apoyo al liderazgo del profesor como gestor de los
aprendizajes de sus alumnos.
Los equipos de profesores de las distintas
asignaturas suelen ser numerosos, por lo que la
alternativa es crear alianzas entre “profesores de
área o asignatura” (comités), a fin que adopten
estrategias de manejo grupal y didáctica
educativa comunes. En ese escenario, el apoyo del
par/profesor que se encuentra formando parte del
Equipo Directivo es imprescindible, a la hora de efectuar reuniones de coordinación,
que deben ser frecuentes, solicitadas por los “jefes de área o comités”, y concretadas por
los Jefes de Estudio, ya que ello potencia el liderazgo del profesor y lo “empodera en
su quehacer”. En estas reuniones es donde se deben adoptar decisiones y establecer los
seguimientos a sus resultados. Es por ello, que se puede afirmar que la capacidad para
mejorar de un centro escolar depende, de manera relevante, de equipos directivos con
liderazgo que contribuyan a dinamizar, apoyar y animar que aprenda a desarrollarse,
contribuyendo a construir la capacidad interna de mejora (BOLIVAR. 2006, pág. 2).
Aunque el “Equipo Directivo”, no esté físicamente en el aula, hasta ahora campo de
acción exclusivo del profesor, debe velar por el clima en que los alumnos adquieren los
aprendizajes, ya que como se ha dicho anteriormente, condiciona lo que aprenden, y al
ser estos “centro del proceso educativo”, son los mejores “jueces de la realidad
docente” y exteriorizan su percepción al estar en una situación de ventaja (cuasi
observadores). De esto se deduce, que el esfuerzo por instruirlos/educarlos, debe
considerar la(s) percepciones que posean. El directivo debe promover una nueva
profesionalización docente que integre el desarrollo de cada profesor y el desarrollo
colegiado (BERNAL. 2015, pág. 60).
A modo de síntesis, se puede señalar que la labor del “Equipo Directivo”, se debe
expresar en apoyo a los profesores de todas las asignaturas o áreas, ya que ello ayuda a
crear un buen clima laboral y estimula el desempeño profesional en el aula,
fomentando el respeto a la figura del profesor, en su condición de líder del proceso
educativo y entre pares (alumnos) (Anexo N° 5).
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IV. Perfil y Competencias del Profesor con Liderazgo en el Aula:
Cuando el Profesor se “ubica como tal”, en su rol de líder y gestor del aula,
generalmente se imagina a aquel maestro que dejó huella en su trayectoria
académica, donde se alzó como un modelo a seguir, pero en realidad muchas veces la
práctica docente dista mucho de ese grato recuerdo.
Lo anterior, se fundamenta en el hecho de muchas veces se pasa por alto que al elegir
“ser profesor” se debe tomar en cuenta:
a. La personalidad y con especial atención cómo se expresan los sentimientos e
ideas.
b. La estructura de los grupos cursos que se deben atender, dado que no es
aconsejable considerar todos los grupos humanos “como iguales”, ya que en
realidad poseen distintas motivaciones y potencialidades.
c. La situación por la que el grupo atraviesa, expresada en ocasiones en condiciones
del malas relaciones interpersonales, en las cuales se requiere de un liderazgo
más “autoritario que empático”, a fin que en la fase inicial del conflicto se
adopten medidas de contención, que den cabida al diálogo y/o mediación a
posteriori.
En razón de lo anterior, el profesor al ejercitar si liderazgo en el aula o fuera de
ella, debe ser de acuerdo a la situación que se dé, a fin de adaptarse a la
estructura de los cursos, las tareas en desarrollo y las demandas de los mismos.
A la luz de lo anterior, puede establecerse que el “PERFIL Y COMPETENCIAS
DEL PROFESOR CON LIDERAZGO EN EL AULA”, debe exteriorizarse de la
siguiente manera:
a. Expresarse frente a sus pares, alumnos y superiores con “franqueza”, ya sea
respecto de sus pensamientos, ideas o concepciones de su rol de formador, tanto
en lo verbal, como en lo escrito, ya que ello garantizará credibilidad frente a su
entorno, se hará “sujeto de confianza”, y reafirmará su carácter de “referente
conductual”.
b. Estar en posesión de un “estado de equilibrio y madurez psíquica”, que le
permita enfrentarse adecuadamente a los diversos problemas que se generen al
interior y exterior del aula, con sus alumnos, pares y superiores. Esta madurez
emotiva es importante para desarrollar tolerancia a las frustraciones, reducir la
necesidad de utilizar mecanismos de defensa en su relación con las personas con
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las que trabaje y para las que trabaje, así como para evitar la proyección de sus
propios deseos y necesidades en el aula; es importante además, evitar que los
sentimientos de simpatía y antipatía condicionen su relación con los diferentes
tipos de alumnos, provocando algún tipo de discriminación.
c. Debe estar dispuesto a recibir ideas y pensamientos nuevos/divergentes, así
como ser permeable a la crítica, que debe entender como instancia de
crecimiento profesional.
d. Correr riesgos en su rol del “gestor del clima de aula”, e implementar
metodologías de enseñanza innovadoras, es decir, atreverse a “experimentar y
animar a sus alumnos al logro de los aprendizajes”, ya que la forma de dirigir
una agrupación influye poderosamente no solo en su funcionamiento, sino
también en la calidad del aprendizaje.
e. Generar las condiciones para crear un “clima cordial de aceptación”, exento de
sanciones, que permita a los alumnos expresar libremente sus dudas, y efectuar
a la vez, las preguntas que consideren necesarias.
f. Generar la colaboración de sus pares (profesores), e integrantes del Equipo
Directivo, a fin de obtener ayuda mutua y cabal comprensión del propósito final,
que es, el logro de los aprendizajes significativos en los alumnos.
g. Poseer confianza en las capacidades de sus alumnos, para resolver sus propios
conflictos y evolucionar adecuadamente. Esto llevará consigo la existencia de
expectativas positivas en relación con las posibilidades de maduración de las
personas con las que trabaja, y percibirlas de una manera dinámica, “no como
seres fijos e inmutables”, sino inmersos en proceso de continuo desarrollo.
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h. Poseer flexibilidad mental, que implica la capacidad para analizar con
rapidez y precisión las causas potenciales de un determinado conflicto o
situación grupal, y articular las posibles soluciones. Para esto, debe exteriorizar
sin temor sus propios sentimientos y estados afectivos, en las ocasiones en que
ello pueda facilitar la dinámica grupal.
i. Poseer apertura, tolerancia y disponibilidad a los “otros”, a sus sentimientos,
sugerencias e ideas, lo que implicará un esfuerzo para no juzgar a los alumnos
desde sus propios esquemas de referencia. Debe lograr la “aceptación
incondicional del otro”, como un “ser autónomo y único en todas sus
particularidades”, que podrá evolucionar positivamente cuando más sea
aceptado como tal, siendo esta una cualidad básica para cumplir su función de
“líder catalizador del grupo”, y estimular el clima de confianza y apoyo mutuo.
j. Poseer capacidad para establecer “relaciones auténticas y funcionales con los
otros”, es decir, comunicarse adecuadamente, para lo que debe adquirir una
buena habilidad comunicativa, tanto a nivel verbal, como no verbal y en el
doble papel de emisor y receptor.
En cuanto a su “rol de emisor”, es importante que el docente tenga un control
adecuado sobre el conjunto de estímulos que emite en un determinado momento,
por lo que será fundamental la congruencia entre lo que diga por vía oral, y lo
que piense o sienta en realidad, es decir, debe “ser auténtico”.
Cuando el profesor se comprometa realmente tal como es, sin recurrir a pantallas ni
artificios, más fácil será que sea congruente en sus comunicaciones, y menos lugar
dejará para las ambigüedades y las interpretaciones erróneas y a su vez, cuando más
claro sea el mensaje enviado, más claramente tenderá a responder los alumnos y
mayores serán las probabilidades que se establezcan “relaciones interpersonales
abiertas y positivas”.
De lo anterior, puede afirmarse que el Profesor tendrá Perfil y Competencias de Líder
del Aula, cuando considere todos los factores que afectan/impactan su desempeño, ya
que la motivación que demuestre, conducirá a experiencias en las cuales puede ocurrir
el aprendizaje de sus alumnos, los energizará y activará. Las Competencias de este
“líder del aula”, afectará tanto al aprendizaje, como la conducta de sus alumnos.
Finalmente, debe tenerse en cuenta que el profesor, no solo forma la sociedad del
mañana, sino también a quien ha de dirigirla, por lo tanto, es de vital importancia que
las “prácticas pedagógicas” consideren los aspectos citados anteriormente, ya que al
optar por un estilo de liderazgo, optamos por un estilo de sociedad, por un tipo de
futuro ciudadano, por una futura forma de decidir y solucionar los problemas
(Anexo N° 6).
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V. Conclusiones:
La realidad que implica la implementación del nuevo Modelo de Liderazgo y el
Sistema del mismo, implica que cada efectivo del Ejército de Chile se debe medir,
con parámetros o puntos de vistas de superiores, pares y subalternos, amén de su
propia apreciación, y para que ello represente mejoras sustanciales en el tiempo, es
preciso que el sistema educativo institucional asuma su parte de responsabilidad en
ello.
Haber precisado estrategias para que nuestros profesores, tanto militares, como
civiles, implica que estas deben ser incorporadas en su quehacer pedagógico, ya
que en las metodologías de aula está el sustento para el cambio cultural, personal e
institucional que se espera lograr. Profesores y quienes ejercen la docencia, con
todo el esmero que ello implica, deben asumir estas nuevas iniciativas, en orden a
lograr que el “profesor sea un líder formativo y efectivo”, con capacidad de
adaptarse a las nuevas exigencias y a las nuevas generaciones de alumnos, que
cada año poseen mayor acceso a la información y al conocimiento, lo que coloca al
profesor en un desafío de permanente actualización, no solo en estrategias para la
enseñanza, sino que en dotar a sus alumnos de herramientas para que generen sus
propios aprendizajes.
La responsabilidad que el profesor debe asumir en esta loable tarea, implica que
debe fortalecerse como líder del espacio educativo, del aula, no importando que
sus nuevas dimensiones se hayan apoderado del quehacer del pedagogo, ya que la
rectangular sala de clases, ha dado paso al laboratorio, al “aula al aire libre”,
formas que han impactado en las nuevas generaciones de profesores. Asumir el
desafío es una “responsabilidad moral”, que cada uno de los profesores debe
acoger como propio y necesario. La responsabilidad de formar a las actuales y
futuras generaciones de Oficiales y Cuadro Permanente, debe hacerse en el
marco de las nuevas metodologías que fortalecen el liderazgo del profesor en el
aula y que por añadidura lo hará en sus alumnos, quienes en un futuro no lejano,
han de convertirse en los Profesores Militares del Ejército 2026, con una
internalización plena del nuevo modelo y sistema de liderazgo, caracterizado por
los atributos y competencias plenamente integrados en sus personalidades,
actuando con mayores niveles de eficiencia, tanto en la paz, como en el campo de
batalla.
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VI. Bibliografía:
1. Adair. J (1990). Liderazgo basado en la acción. México, Editorial Mc.Graw-
Hill.
2. Ainscow. M y otros (2001). Crear condiciones para la mejora del trabajo en el
aula. Manual para la formación del profesorado. Madrid-España.
3. Bolívar. A (2006). El liderazgo educativo y su papel en la mejora: una visión
actual de sus posibilidades y limitaciones. Universidad de Granada-España.
4. Bernal M. Aurora (2015). Liderazgo del profesor objetivo básico de la gestión
educativa. Universidad de Navarra-España.
5. Barreda. M (2011-2012). El docente como gestor del clima del aula. Factores a
tener en cuenta. Universidad de Cantabria-España.
6. Manual Metodología de la Enseñanza Militar. (2011) MAE-01006.
7. Torrejo. J (1998).El profesor como gestor del aula (cap.10). Universidad de
Alcalá-España.