12
Antología poética esencial del 27 http://4.bp.blogspot.com/_vKpg_h-EF4A/Shzrb44W5WI/AAAAAAAAAdQ/DEFjKa5qcYE/s400/ untitledgeneracion+del+27.bmp

Antología del 27

Embed Size (px)

DESCRIPTION

recopilación de poemas característicos de algunos poetas del 27

Citation preview

Page 1: Antología del 27

Antología poética esencial del 27

http://4.bp.blogspot.com/_vKpg_h-EF4A/Shzrb44W5WI/AAAAAAAAAdQ/DEFjKa5qcYE/s400/untitledgeneracion+del+27.bmp

EL CIPRÉS DE SILOS

Enhiesto surtidor de sombra y sueño

Page 2: Antología del 27

que acongojas el cielo con tu lanza.Chorro que a las estrellas casi alcanzadevanado a sí mismo en loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño;flecha de fe, saeta de esperanza.Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi, señero, dulce firme,qué ansiedades sentí de diluirmey ascender como tú, vuelto cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,ejemplo de delirios verticales,mudo ciprés en el fervor de Silos.

Gerardo Diego. Versos humanos

Qué alegría, vivirsintiéndose vivido.Rendirse

Page 3: Antología del 27

a la gran certidumbre, oscuramente,de que otro ser, fuera de mí, muy lejos,me está viviendo.Que cuando los espejos, los espías,azogues, almas cortas, aseguranque estoy aquí, yo, inmóvil,con los ojos cerrados y los labios,negándome al amorde la luz, de la flor y de los nombres,la verdad trasvisible es que caminosin mis pasos, con otros,allá lejos, y allíestoy besando flores, luces, hablo.Que hay otro ser por el que miro el mundoporque me está queriendo con sus ojos.Que hay otra voz con la que digo cosasno sospechadas por mi gran silencio;y es que también me quiere con su voz.La vida —¡qué transporte ya!—, ignoranciade lo que son mis actos, que ella hace,en que ella vive, doble, suya y mía.Y cuando ella me hablede un cielo oscuro, de un paisaje blanco,recordaréestrellas que no vi, que ella miraba,y nieve que nevaba allá en su cielo.Con la extraña delicia de acordarsede haber tocado lo que no toquésino con esas manos que no alcanzoa coger con las mías, tan distantes.Y todo enajenado podrá el cuerpodescansar, quieto, muerto ya. Morirseen la alta confianzade que este vivir mío no era sólomi vivir: era el nuestro. Y que me viveotro ser por detrás de la no muerte.

Pedro Salinas, La voz a ti debida (1933)

Se querían.Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,labios saliendo de la noche dura,

Page 4: Antología del 27

labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,a esa amorosa gema del amarillo nuevo,cuando los rostros giran melancólicamente,giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondoslaten bajo la tierra y los valles se estirancomo lomos arcaicos que se sienten repasados:caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,entre las duras piedras cerradas de la noche,duras como los cuerpos helados por las horas,duras como los besos de diente a diente solo.

Se querían de día, playa que va creciendo,ondas que por los pies acarician los muslos,cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,mar altísimo y joven, intimidad extensa,soledad de lo vivo, horizontes remotosligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,metal, música, labio, silencio, vegetal,mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.

Vicente Aleixandre, La destrucción o el amor, 1935

"Canción del jinete" de Federico García Lorca

En la luna negrade los bandoleros,

Page 5: Antología del 27

cantan las espuelas.

Caballito negro.¿Dónde llevas tu jinete muerto?

...Las duras espuelasdel bandido inmóvilque perdió las riendas.

Caballito frío.¡Qué perfume de flor de cuchillo!

En la luna negrasangraba el costadode Sierra Morena.

Caballito negro.¿Dónde llevas tu jinete muerto?

La noche espoleasus negros ijaresclavándose estrellas.

Caballito frío.¡Qué perfume de flor de cuchillo!

En la luna negra,¡un grito! y el cuernolargo de la hoguera.

Caballito negro.¿Dónde llevas tu jinete muerto?

Romance Sonámbulo, Federico García Lorca

Verde que te quiero verde.

Page 6: Antología del 27

Verde viento. Verdes ramas.El barco sobre la mary el caballo en la montaña.Con la sombra en la cinturaella sueña en su barandaverde carne, pelo verde, con ojos de fría plataBajo la luna gitana, las cosas la están mirando y ella no puede mirarlas. * Verde que te quiero verde.Grandes estrellas de escarchavienen con el pez de sombra que abre el camino del alba. La higuera frota su viento con la lija de sus ramas, y el monte, gato garduño, eriza sus pitas agrias. ¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?Ella sigue en su baranda,verde carne, pelo verde,soñando en la mar amarga.*--Compadre, quiero cambiarmi caballo por su casa,mi montura por su espejo,mi cuchillo por su manta.Compadre, vengo sangrandodesde los puertos de Cabra.Si yo pudiera, mocito,este trato se cerraba.Pero yo ya no soy yo,ni mi casa es ya mi casa.*-- Compadre, quiero morirdecentemente en mi cama.De acero, si puede ser,con las sábanas de holanda.¿ No veis la herida que tengodesde el pecho a la garganta?--Trescientas rosas morenaslleva tu pechera blanca.Tu sangre rezuma y huelealrededor de tu faja.Pero yo ya no soy yo.Ni mi casa es ya mi casa.Dejadme subir al menoshasta las altas barandas,--¡Dejadme subir!, dejadme

Page 7: Antología del 27

hasta las altas barandas.Barandales de la lunapor donde retumba el agua. *Ya suben los dos compadreshacia las altas barandas.Dejando un rastro de sangre.Dejando un rastro de lágrimas. Temblaban en los tejados farolillos de hojalata.Mil panderos de cristal,herían la madrugada. *Verde que te quiero verde,verde viento, verdes ramas.Los dos compadres subieron.El largo viento dejabaen la boca un raro gustode hiel, de menta y de albahaca.--¡Compadre! ¿Dónde está, dime?¿Dónde está tu niña amarga?--¡Cuántas veces te esperó!¡Cuántas veces te esperara, cara fresca, negro pelo, en esta verde baranda!

Sobre el rostro del aljibe,se mecía la gitana.Verde carne, pelo verde,con ojos de fría plata.Un carámbano de lunala sostiene sobre el agua.La noche se puso íntimacomo una pequeña plaza.Guardias civiles borrachosen la puerta golpeaban.Verde que te quiero verde.Verde viento. Verdes ramas.El barco sobre la mar.Y el caballo en la montaña

Federico García Lorca

Page 8: Antología del 27

http://2.bp.blogspot.com/_ZlxudfbPKK4/TSItylVLJ9I/AAAAAAAAD2c/veUvPpyH4no/s1600/Lorca%252Bdibujos_3.jpg

Page 9: Antología del 27

Se equivocó la paloma. Se equivocaba.

Por ir al norte, fue al sur.Creyó que el trigo era agua.Se equivocaba.

Creyó que el mar era el cielo;que la noche, la mañana. Se equivocaba.

Que las estrellas, rocío; que la calor; la nevada. Se equivocaba.

Que tu falda era tu blusa; que tu corazón, su casa. Se equivocaba.

(Ella se durmió en la orilla. Tú, en la cumbre de una rama.)

Rafael Alberti “Entre el clavel y la espada” (1941)

http://3.bp.blogspot.com/_lPSvEdbDEpk/S_JqyVzpfWI/AAAAAAAAAlU/ymLDk_WEuxs/s1600/rafael+alberti+rotulo.jpg

Page 10: Antología del 27

Donde habite el olvidoEn los vastos jardines sin aurora; Donde yo sólo sea Memoria de una piedra sepultada entre ortigas Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje Al cuerpo que designa en brazos de los siglos, Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible, No esconda como acero En mi pecho su ala, Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya, Sometiendo a otra vida su vida, Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres, Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, Disuelto en niebla, ausencia, Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos; Donde habite el olvido.

Luis Cernuda, Donde habite el olvido, (1934)

http://www.hiru.com/image/image_gallery?uuid=76398f68-f9e2-4ed2-966b-32fa799f1430&groupId=10137&t=1260754044756