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Antología de Literatura BACHILLERATO Miguel Angel Viciana

Antología de Literatura 1º · Ante mio Cid, la cabeza bajó y el rostro hincó; ... Estos dos primeros romances pertenecen al Cantar de Roldan. ... maldiciendo iba el caballero,

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Antologíade

Literatura

1º BACHILLERATO

Miguel Angel Viciana

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LÍRICA TRADICIONAL: PLANTO, LLANTO O ENDECHAEran canciones funerarias que expresaban el dolor por la muerte de un ser querido. Se cantaban

desde muy antiguo: Alfonso X ordenó que los clérigos se retirasen de los entierros cuando losacompañantes "endechassen". He aquí un llanto bellísimo: lo cantaron las damas canarias en la muertedel caballero Guillen Peraza (1443):

Tus campos rompan tristes volcanes, no vean placeres, sino pesares, cubran tus flores los arenales. Guillen Peraza, Guillen Peraza, ¿do está tu escudo, do está tu lanza? Todo lo acaba la malandanza.

Llorad las damas, sí Dios os vala, Guillen Peraza quedó en la Palma, la flor marchita de la su cara. No eres palma, eres retama, eres ciprés de triste rama, eres desdicha, desdicha mala,

Entra mayo y sale abril, tan garridico le vi venir. Entra mayo con sus flores, sale abril con sus amores, y los dulces amadores comienzan a bien servir. (servir: amar)

MAYAS Eran canciones que exaltaban el triunfode la primavera y del amor en el mes demayo. No se conserva ninguna anterior aesta, que es ya del siglo XVI

CANCIONES DE TRABAJO Para hacer más leves las faenas del trabajo, los campesinos cantaban, sobre todo durante larecolección. He aquí, como muestra, el famosísimo zéjel de las "tres morillas" (siglo xv):

y tornaban desmaídas y las colores perdidas en Jaén, Axa y Fátima y Marién. Tres morillas tan lozanas, iban a coger manzanas y cogidas las hallaban en Jaén, Axa, Fátima y Marién.

Tres morillas me enamoran en Jaén, Axa y Fátima y Marién. Tres morillas tan garridas iban a coger olivas, y hallábanlas cogidas en Jaén, Axa y Fátima y Marién y hallábanlas cogidas,

CANCIONES DE AMOR

Los cabellos de mi amiga de oro son; para mí, lanzadas son.

Si los delfines mueren de amores, ¡triste de mí!, ¿qué harán los hombres que tienen tiernos los corazones? ¡Triste de mí! ¿Qué harán los hombres?

Estábame yo en mi estudio estudiando la lición, y acordéme de mis amores: non podía estudiar, non.

El tema dominante en las canciones tradicionales es el amor. En la expresión de este sentimiento,alcanza el lirismo castellano una bellezaincomparable. Son poemillas breves pero hondos y,a veces, audaces.

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EL CID, GUERRERO Y POLÍTICO La guerra es para el Cid un medio necesario de subsistencia,como profesión por excelencia de un caballero. Pelea con losmoros para sustentarse y mantener a los suyos, y para obtenerla gracia del rey. Porque el Poema tiene dos temasfundamentales: el del vasallo socialmente desairado, que ha dehacer méritos para recuperar el favor real, y el del padre, que,en tales circunstancias, debe conseguir botín y riquezas y unasituación honorable para sus hijas. En la España ocupada por los árabes, Rodrigo y susguerreros consiguen mantenerse y triunfar, con el valor de subrazo y sus habilidades políticas. He aquí algunos fragmentosde la batalla de Alcocer.

Adargas: escudos de cuero . Loriga: armadura de malla deacero. Mandoble: golpe con la espada

Se ponen los escudos ante sus corazones, y bajan las lanzas envueltas en pendones

50 inclinan las caras encima de los arzones*y cabalgan a herirlos con fuertes corazones.A grandes voces grita el que en buena hora nació:—“ ¡Heridlos, caballeros porr amor del Creador! ¡Yo soy Ruiz Díaz, el Cid, de Vivar Campeador!” (...)

55 Allí vierais tantas lanzas hundirse y alzar, tantas adargas* hundir y traspasar, tanta loriga abollar y desmallar, tantos pendones blancos, de roja sangre brillar, tantos buenos caballos sin sus dueños andar.60 Gritan los moros: “¡Mahoma!”; “¡ Santiago!” la

[cristiandad.(...) L.. A Minaya Alvar Fáñez matáronle el caballo, pero bien le socorren mesnadas de cristianos. Tiene rota la lanza, mete a la espada mano, y, aunque a pie, buenos golpes va dando.65 Violo mio Cid Ruiz Díaz el Castellano,

se fijó en un visir que iba en buen caballo,y dándole un mandoble, con su potente brazo,partióle por la cintura, y en dos cayó al campo.A Minaya Alvar Fáñez le entregó aquel caballo:

70 —“Cabalgad, Minaya: vos sois mi diestro brazo19.”

CONQUISTA DE VALENCIA. SE REÚNE CON ÉL SUFAMILIA

De todos sus triunfos, ninguno tan notable como elque ha obtenido al conquistan Valencia. Alfonso VI, a ruegosde Rodrigo, consiente en que doña Jimena y sus hijas sereúnan con él. Pero una amenaza acecha a Valencia: el réyalmorávide de Marruecos, Yusef, desea ocuparla. El Cidcontempla las fuerzas enemigas y exclama:

—“¡Gracias al Creador, al Padre espiritual! Todos los bienes que tengo, delante de mí están. Con esfuerzo, Valencia conquisté: es ya mi heredad; antes he de morir que volverla a dejar.

75 Al Creador y a la Virgen, me es forzoso alabar, pues mi mujer y mis hijas conmigo las tengo acá. La suerte me ha venido de tierras de allende el mar Me arrojaré a las armas, no las he de dejar;

mi mujer y mis hijas me verán pelear:80 ya verán lo que cuesta en estas tierras morar, han de ver con sus ojos cómo se gana el pan.” Al alcázar con ellas subió para observar, mirando con sus ojos, tiendas vieron montar. —¿Que es esto, Cid? ¡Dios tenga de vos piedad!” 85 —“Mi mujer, muy honrada, no tengáis ningún pesar!Es más riqueza que nos viene, a aumentar nuestro caudal.Tan pronto como has llegado, un presente os quieren dar.

Para las hijas casaderas, os traen un buen ajuar.”—“Gracias a vos, Cid, y al Padre espiritual.”90 —“Quedaos en el alcázar, en el palacio aguardad;y no tengáis miedo alguno porque me veáis luchar; por la merced de Dios y de su Madre virginal, me crecerá el corazón, pues me vais a contemplar. ¡Con la ayuda de Dios, esta, batalla la tengo que ganar!”

COBARDÍA DE LOS INFANTESDE CARRIÓN

Al fin, los infantes descubren su mala Son cobardes: un díase escapa un león que el Cid tiene en una jaula... He aquícómo narra el juglar este divertido episodio (que luego tendráconsecuencias dramáticas para las hijos del CidEn Valencia, con los suyos, el Cid permaneció, estaban también sus yernos, los infantes de Carrión. Un día, en un escaño, dormía el Campeador; un mal accidente sabed que les ocurrió:salióse de la jaula, y quedó libre un león. A todos los presentes, les asaltó gran temor;se ponen el manto al brazo los del Campeador, y rodean el escaño protegiendo a su señor. Fernán Gonzálvez, infante de Carrión, no halló dónde subirse, ni abierta alguna habitación;se escondió bajo el escaño: tanto era su pavor. Diego Gonzálvez por una puerta salió, diciendo a grandes

[gritos: “¡Ya no veré más Carrión!” Tras una viga lagar se metió con

[gran pavor; el manto y el brial muy sucios los saco.En esto, despertó el que en buena hora nació. El escaño rodeado de sus guerreros vio.—“¿Qué ocurre, caballeros, por qué esta alteración?”—“Sucede, señor honrado, que un susto nos dio el león.”Hincó el codo mio Cid, tranquilo se levantó; el manto traía al cuello, y se dirigió al león;apenas lo vio este, gran vergüenza sintió. Ante mio Cid, la cabeza bajó y el rostro hincó; Mio Cid don Rodrigo del cuello lo tomó, llevándolo de su mano, a la jaula lo volvió.Todos asombrados quedan al ver a su señor, y al palacio retornan loando su valor. Mio Cid por sus yernos preguntó y no los halló; aunque los llamó a altas voces, ninguno respondió. Cuando los encontraron, estaban sin color;nunca hubo tal rechifla como la que allí se armó, pero ordenó que cesara mio Cid el Campeador. Muchos tuvieron por deshonrados a los infantes de Carrión, se sienten humillados por lo que aconteció.

CANTAR DE MÍO CID

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ROMANCE CAROLINGIO1.A Por la matanza va el viejoROMANCES HISTÓRICOS Y NOTICIEROS2. Ya se salen de Jaén.3. Los moros de Alcalá hacen una correría por las tierras de Alcalá

4. Mambrú se fue a la guerra5. Mariana Pineda6. Víspera de San José

ROMANCES DEL CID7. Como Diego Laínez, padre del Cid, probó a sus cuatro hijosROMANCES DE RUEDA8. Don Gato9. Me casó mi madre

ROMANCE CAROLINGIOEstos dos primeros romances pertenecen al Cantar de Roldan.

Roldan, que iba en la retaguardia del ejército de Carlomagno, fuederrotado en los Pirineos. Los dos romances proceden del mismofragmento, pero seleccionan diferentes finales a cual más sugerente.

1.A Por la matanza va el viejoPor la matanza va el viejo, por la matanza adelante;los brazos lleva cansados de los muertos rodear:vida a todos los franceses y no vido a don Beltrán. Siete veces echan suertes quién le volverá a buscar:echan las tres con malicia, las cuatro con gran maldad:todas siete le cupieron al buen viejo de su padre. Vuelve riendas al caballo, y e1 se lo vuelve a buscar. de noche por el camino, de dia por el jaralEn la entrada de un prado saliendo de un arenal, vido estar en esto un moro que velaba en un adarve: hablóle en algarabia, como aquel que bien la sabe:—Caballero de armas blancas, ¿si lo viste acá pasar? si le tienes preso, moro, a oro te le pesarán,y si tú le tienes muerta désmelo para enterrar, por que el cuerpo sin el alma muy pocos dineros vale. —Ese caballero, amigo, dime tú, ¿qué señas ha?—Armas blancas son las suyas, y el caballo es alazán, y en el carrillo derecho el tenía una señal, que siendo niño pequeño se la hizo un gavilán.—Ese caballero, amigo, muerto está en aquel pradal; dentro del agua los pies, y el cuerpo en un arenal:siete lanzadas tenía , pásanle de parte a parte.

1.B. En los campos de AlventosaEn los campos de Alventosa mataron a don Beltrán,nunca lo echaron menos hasta los puertos pasar. Siete veces echan suertes quién lo volverá a buscar:todas siete le cupieron al buen viejo de su padre:las tres fueron por malicia y las cuatro con maldad. Vuelve riendas al caballo, y vuélveselo a buscarde noche por el camino, de día por el jaral. Por la matanza va el viejo, por la matanza adelante; los brazos lleva cansados de los muertos rodear:no hallaba al que busca, ni menos la su señal; vido todos los franceses y no vido a don Beltrán. Maldiciendo iba el vino, maldiciendo iba el pan. el que comían los moros, que no el de la cristiandad:maldiciendo iba el árbol que sólo en el campo nasce. que todas las aves del cielo allí se vienen a asentar. que de rama ni de hoja no la dejaban gozar:

maldiciendo iba el caballero, que cabalgaba sin paje:si se le cae la lanza no tiene quién se la alce, y si se le cae la espuela no tiene quién se la calce:maldiciendo iba la mujer que tan sólo un hijo pare: si enemigos se lo matan no tiene quién lo vengar.A la entrada dc un puerto saliendo de un arenal,vido en esto estar un moro que velaba en un adarve:hablóle en algarabía, como aquel que bien la sabe:—Por Dios te ruego,el moro, me digas una verdad: caballero de armas blancas si lo viste acá pasar.y si tú lo tienes preso, a oro te lo pesarán, y si tú lo tienes muerto désmelo para enterrar, pues que el cuerpo sin el alma sólo un dinero no vale.—Ese caballero, amigo, dime tú qué señas trae.—Blancas armas son las suyas, y el caballo es alazán, y en el carrillo derecho él tenía una señal, que siendo niño pequeño se la hizo un gavilán.—Este caballero, amigo, muerto está en aquel pradal; las piernas tiene en el agua, y el cuerpo en el arenal: siete lanzadas tenía desde el hombro al carcañal, y otras tantas su caballo desde la cincha al pretal. No le des culpa al caballo, que no se las puedes dar; que siete veces lo sacó sin herida y sin señal, y otras tantas volvió con gana de pelear

A principios del siglo XVII, para una canción, el compositor JuanVásquez, selecciona únicamente 4 versos acompañados de una músicatristísima:

Los Brazos traygo cansadosDe los muertos rodear;Vide a todos los francesesY no vide a don Beltrán.

2. Ya se salen de Jaén. (Romance de la época de Juan IINarra la derrota que trescientos caballeros sufrieron en Motejícar en1410, mientras el Infante don Fernando, tutor del rey, sitiaba Antequera.

Reata: Cuerda que une una cabalgadura con otra para que vaya en línea.Adargas: Escudos. Broslados: Bordados.Ardidos: Valientes.Ya se salen de Jaén los trescientos hijosdalgo:mozos codiciosos de honra, pero más enamorados. Por amor de sus amigas, todos van juramentados de llegar hasta Granada y correrles todo el campo,y no dar vuelta sin traer algún moro en aguinaldo. Un lunes por la mañana parten todos muy lozanos, con lanzas y con adargas muy ricamente adrezados. Todos visten oro y seda, todos puñales dorados:¡muy bravos caballos llevan a la jineta ensillados!Los jaeces son azules de plata y oro broslados;las reatas son listones que sus damas les han dadoLos mozos más orgullosos son don Juan Ponce y su hermano;y también Pedro de Torres, Diego Gil y su cuñado. En medio de todos iban cuatro viejos muy ancianos;éstos van diciendo a todos: —Perdémonos de livianos. en querer ir a probar donde hay moriscos doblados.— Cuando esto oyó don Juan, con gran enojo ha hablado:—No debían ir en guerra los hombres viejos cansados, porque estorban los ardidos y pónenlos embarazados:si en Jaén queréis quedar, quedaréis más descansados.— Allí respondieron todos de valientes y esforzados: —No lo mande Dios del cielo que de miedo nos volvamos, que no queremos perder la honra que hemos ganado.

ROMANCES

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— Llegados son a Granada, dado han vuelta a todo el campoya que llevaban la presa, de moros hueste ha asomado:más de seis mil son de guerra, que los estaban mirando. Ven tocar los atambores, ven pendones campeando, ven poner los escuadrones los de pie y los de caballo; vieron mil moros mancebos, tanto albornoz colorado; vieron tanta yegua overa, tanto caballo alazano,tanta lanza con dos fierros, tanto del fierro acerado,tantos pendones azules y de lunas plateados, con tanta adarga ante pechos, cada cual muy bien armado. Los de Jaén esto viendo, como mozos hijosdalgo, parecióles que el huir le sería mal contado:aborreciendo las vidas por no vivir deshonrados, comenzaron a llamar a voz alta. ¡Santiago!y entráronse por los moros con animo peleando. Más han muerto de dos mil, como leones, rabiando; mas cargaron tantos moros, que pocos han escapado:doscientos y treinta y seis han muerto y aprisionadopor no seguir ni creer los mozos a los ancianos.

3. Los moros hacen una correría por las tierras de Alcalá.El tema es muy semejante al del anterior romance . Los molinos eranobjetos predilectos de los pillajes cristianos y moros.

Caballeros de Moclín, peones de Colomera, entrado habían en acuerdo en su consejada negra a los campos de Alcalá, donde irían a hacer presa. Allá la van a hacer a esos molinos de Huelma.Derrocaban los molinos, derramaban la cibera,prendían los molineros cuantos hay en la ribera. Ahí hablara un viejo, que era más discreto en guerra:—Para tanto caballero chica cabalgada es ésta,soltemos un prisionero que a Alcalá lleve la nueva;démosle tales heridas, que en llegando luego muera; cortémosle el brazo derecho porque no nos haga guerra.—Por soltar un molinero un mancebo se les sale que era nacido y criado en Jerez de la Frontera, que corre más que un gamo y salta más que una cierva.Por los campos de Alcalá diciendo va: —¡Afuera, afuera!caballeros de Alcalá, no os alabaréis de aquesta,que por una que hicistes, y tan caro como cuesta, que los moros de Moclín corrido vos han la ribera, robado vos han el campo, y llevado vos han la presa. Oídolo ha don Pedro por su desventura negra; cabalgara en su caballo, que le decían Bocanegra:al salir de la ciudad encontró con Sayavedra—No vayades allá, hijo, si mi maldición os venga:que si hoy fuere la suya, mañana será la vuestra.—

4. Mambrú se fue a la guerraLa mayoría de los españoles recuerda haber cantado, de

pequeños, esta cancioncilla sobre la muerte de un militar. La historiaparte de la legendaria figura de John Churchill, duque de Marthorough,renombrado general inglés que vivió en la corte de Jacobo II, Guillermode Orange y Ana Estuardo, y que en 1709 infringió una sonada derrota alos ejércitos franceses en la batalla de Malplaquet. Fue grande la matanzapor parte de ambos ejércitos, e incluso se llegó a hablar de la muerte deMarlborough. De ahí parece que procedía la leyenda que originó deinmediato la cancioncilla francesa extendida por los medios rurales. Perofue en 1781 cuando la canción se hizo inmensamente popular en todaFrancia. Aquel año la célebre María Antonieta la oyó de labios de lanodriza de su hijo, la exuberante Poirine, y la reina la puso de moda entresus cortesanos.

Don Ramón Menéndez Pidal no se conformó con estos orígenesfranceses dieciochescos y defendió unos antecedentes más antiguos. Paraél la canción se conocía ya a la muerte del príncipe de Orange en 1544 ya la del Duque de Guisa, ocurrida en 1563. De ser esto así, podríahablarse de la poligénesis de este texto, que en sus diferentes épocasrecrea los mismos motivos: la muerte de un heroico militar y el trasladode su cadáver por sus caballeros en un féretro adornado con sus insigniasde guerrero.

Mambrú se fue a la guerra; no sé cuándo vendrá,si vendrá por las Pascuas o por la Trinidad.La Trinidad se acaba, Mambrú no viene ya.Y allá por largas tierras y un paje vi asomar.¿Qué traerá aquel paje, qué noticias traerá?—Las noticias que traigo: Mambrú se ha muerto ya;vistase usted de luto y échese usted a llorar.——No llore usted señora, que le he visto enterrar.La caja iba de luto, la tapa de cristal,y en medio de la tapa tres palomitas vancantando el pío, pío, cantando el pío, pa.

5. Mariana Pineda

El romance de Mariana Pineda debió de nacer casi coetáneo a los hechosque narra. La heroína granadina muere el 26 de mayo de 1831. Su figuraadquirió tanta popularidad que pronto empezaron a componerse coplas yromances sobre su vida y su trágica muerte. El drama de García Lorcasobre su figura —estrenado en 1927— contribuyó a aumentar su fama.

Marianita salió de su casa y al momento salió un militar:—¿Dónde va usted sola? Hay peligro, vuélvase usted atrás.— Marianita volvió a su casa y la bandera se puso a bordarla encontraron con ella en las manos; su delito no pudo ser más.¿Oh, Pedroso!, ¿por qué me vendiste? ¡Oh, Pedroso, no fuiste leal!El registro que en mi casa hubo cuatro voces se oyeron sonar.— A Mariana ya la llevan presa; van sus hijos llorando detrás.Y sus hijos llorando le dicen: —Vuelve a casa, querida mamá.— La presentan delante sus hijos por si algo pudiera ocurrir.Ella dice tranquila y serena: —No declaro, prefiero morir.— Ay qué día más triste en Granada que a las piedras las hizo lloraren ver que Marianita ya muere en cadalso por no declarar!

6. Víspera de San José

Víspera de San José,qué día tan señaladoel coche de Luis Vergel por el puente fue volcado. Los muertos y los heridos no se podían contar. Los muertos vienen al pueblo,los heridos al hospital.El pueblo estaba asustadoal ver tan gran suceso,y lloraban a la puertaa la puerta del cementerio, Don Angel Pérez Abad como alcaide de este pueblo, mandó que se recogieran los cadáveres del suelo.Se los traen para arribay daba espanto el mirarlos,y en la sala principalfueron allí acomodados.

ROMANCES

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Los colocan en su ataúd y sus luces encendieron hasta otro día a las once que sacaron el entierro.

ROMANCES DEL CID

8. Como Diego Laínez, padre del Cid, probó a sus cuatro hijos. Ese buen Diego Laínez después que hubo yantado,hablando está sobre mesa con sus hijos todos cuatro. Los tres son de su mujer,pero el otro era bastardo, y aquel que bastardo era, era el buen Cid castellano. Las palabras que les dice son. de hombre lastimado:—Hijos, mirad por la honra, que yo vivo deshonrado; que porque quité una liebrea unos galgos que cazando hallé del conde famoso,llamado conde Lozano; palabras sucias y viles me ha dicho y ultrajado. ¡A vosotros toca, hijos, no a mí, que soy anciano!— Estas palabras diciendo, al mayor había tomado; queriendo hablarle en secretotomóle el dedo en la boca,un grito terrible ha echado.-- El padre le echara fuera, que nada le hubo habladoA los dos metiera juntosque de los tres han quedado,la misma prueba les hizo, el mismo grito habían dado.Al Cid metiera el postrero,que era el menor y bastardoTomóle el dedo en la boca,muy recio se lo ha apretado;con el gran dolor que siente un bofetón le ha amagado.-- Abojad, padre le dijo,sino seré mál criado--El padre que aquesto vidograndes abrazos le ha dado.-- Ven acá tú, hijo mío,ven acá tu, hijo amado,a ti encomiendo mis armas,mis armas y aqueste cargo:que tu mates a ese conde si quieres vivir honrado--.El Cid calló y escuchólo,respuesta no le ha tornado.A cabo de pocos díasel Cid al conde ha topado;hablóle de esta maneracomo varón esforzado:-- Nunca lo pensara el condefuérades tan mal criado,que porque quitó una liebremi padre a vuestro galgo,

de palabras ni de obrasfuese de vos desnostado.¿Cómo querades que seaque tiene que ser vengado?--El conde tomó a burlas;el Cid presto se ha enojado;apechugó con el condede puñaladas le ha dado.

ROMANCES DE RUEDA

9. Don GatoNo hay niño en la Península que no sepa cantar, o al menos no

haya oído este gracioso romance. El romance debe de ser muy antiguo y entronca con relatos jocosos de animales de moda a finales del siglo XVI,y que recuperaban para la literatura, lo mismo la culta que la popular latradición de hacer a los animales protagonistas de fábulas, cuentecitos,historietas divertidas y también ejemplificantes de tanta boga en laliteratura clásica y en la medieval. . Esta es ¡a forma más cantada hoy, ycomo toda canción se acompaña de estribillos diversos según la región,siendo el más extendido el onomatopéyico: ‘Marramiamiau, miau, miau”.

Estaba el Señor Don Gato en silla de oro sentado, y le dieron la noticia que tenía que ser casadocon una gata montesa que tenía dos mil ducado. El gato de tan contento cayó de la silla abajo,rompió las siete costillas, también la punta del rabo. Mandaron llamar al juez, al cura y al escribano.e hicieron testamento de lo que el gato habla dejado:siete arrobas de tocino y otras tantas de pescada, y otras tantas de manteca para los viernes del año.Estaba el señor don Gato sentadito en su tejado; ha recibido una carta que si quiere ser casadocon una gatita parda. sobrina de un gato pardo. El gato por ver a su novia se ha caído del tejado;se ha roto siete costillas y la puntita del rabo.Ya lo llevan a enterrar a la plaza del mercado. Al olor de las sardinas el gato ha resucitado;por eso dice la gente: “Siete vidas tiene un gato”.

ROMANCES

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LETRAS DE ROMANCES 

01. ME CASÓ MI MADRE 

Me casó mi Madre 

Me casó mi madre 

Chiquita y bonita 

Con unos amores 

Que yo no quería 

La noche de novios 

Entraba y salía 

Me fui detrás dél 

Por ver dónde iba 

Y veo que entra 

En cá la querida 

Y le oigo que dice 

Abre vida mía 

Que vengo e comprarte 

Sayas y mantillas 

Y a la otra mujer 

Palo y mala vida. 

Yo me fui a mi casa 

Triste y afligida 

Me puse a leer 

Leer no podía 

Y oigo que me llaman 

A la puerta mía 

Y oigo que me dicen 

Abre vida mía 

Que vengo cansado 

De buscar la vida 

Tú vienes cansado 

De cá la querida 

Pícara mujer 

¿quién te lo decía? 

Hombre del demonio 

Yo que lo sabía. 

 

 02 ¿DÓNDE VAS ALFONSO XII?  Voz de niños De los árboles frutales me gusta el melocotón Y de los Reyes de España Alfonsito de Borbón.(BIS)  

¿Dónde vas, Alfonso XII, dónde vas triste de ti? Voy en busca de Mercedes que ayer tarde  no la vi.(BIS)  Voz de Nuevo Mester de Juglaría  ¿Dónde vas, Alfonso XII, Dónde vas triste de ti? Voy a buscar a Mercedes que ayer tarde no la vi.(bis)  Si Mercedes ya está muerta, muerta está, que yo la vi, cuatro duques la llevaban por las calles de Madrid. (BIS)  Su carita era de rosa sus manitas de marfil, y el velo que la cubría, era un rico carmesí.(BIS)  Los zapatos que llevaba eran de rico charol regalados por Alfonso el día que se casó(BIS)  Los faroles del palacio No nos quieren alumbrar porque se ha muerto Mercedes y luto quieren guardar.(BIS)  Llora, llora Alfonso XII y no dejes de llorar que reina como Mercedes no volvieras a casar(BIS)  

03. ROMANCE DEL CABALLERO 

En el tiempo que me vi más alegre y placentero 

me encontré con un palmero que me habló y dijo así: 

‐ ¿Dónde vas el caballero, dónde vas, triste de ti? 

Muerta es tu linda amiga; muerta es, que yo la vi. 

Las andas en que ella iba, de luto las vi cubrir. 

Condes, duques la lloraban, todos por amor de ti. 

Dueñas, damas y doncellas, llorando decían así. 

Ay, pobre del caballero que tal dama pierde aquí. 

‐ Que esté muerta, que esté viva, a verla tengo que ir. 

Al subir de una escalera, una sombre vi venir. 

‐ No te asustes, dueño mío, no te asustes tú de mí, 

que soy tu amiga querida que ha venido a verte aquí. 

‐ Si eres mi amiga querida echa tus brazos a mí. 

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‐ Los brazos que te abrazaban, a la tierra se los día. 

‐ Si eres mi amiga querida, echa un beso para mí. 

‐ Los labios que te besaban, los gusanos dieron fin. 

Cásate, buen caballero; cásate y te pido así, 

que la mujer que tú tengas, que la estimes como a mí. 

  

04 ROMANCE DE TERESA Y MARCELINO   Teresa vengo a decirte si es que me quieres de veras que me casaré contigo cuando entre la primavera   Es tanto lo que te quiero que no lo puedo explicar dame un abrazo muy fuerte y no me hagas más penar   Por darte solo un abrazo no me haría recelosa pero después del abrazo me pedirás otra cosa   No tengas miedo Teresa que si el abrazo me das hoy me quedo satisfecho y mañana Dios dirá   Con toda fuerza Teresa le dio un abrazo al momento y el pobre de Marcelino quedó sin conocimiento   Y cuando volvió en si dijo mirando al cielo "En este abrazo Teresa vi las Torres de Toledo"   Muchas cosas más verás el día que nos casemos yo te enseñaré un jardín con una fuente en el medio   Teresa ten compasión que me dan escalofríos y enséñame ese jardín que tú tienes escondido   Este jardín Marcelino te lo enseñaré más tarde pero si me quieres tanto antes debes de casarte   Nos casaremos Teresa no dudes ni tengas miedo así que entre en tu jardín si me gusta me lo quedo   Después de tanta porfía Teresa el jardín le dio y Marcelino las flores muy contento la regó   Así fue pasando el tiempo con placer y algarabía solamente que a Teresa le crecía la barriga   La pobrecita lloraba y apuraba el casamiento y Marcelino decía para eso tenemos tiempo   Y cuando vio que Teresa un niño hermoso tenía Marcelino se casó con otra novia enseguida   

Y así mocitas solteras esto os sirva de escarmiento que antes de estar casaditas no enseñéis a nadie el huerto  

05 LA SERRANA DE LA VERA 

Allá en Garganta la Olla 

legua y media de Plasencia 

se pasea una serrana 

alta rubia, muy morena: 

 

con su escopetita al hombro 

guardando la suya cueva 

vio de venir a un galán 

al rubio como ella 

 

lo ha agarrado de la mano 

lo lleva a la suya cueva 

‐¿para qué son tantas cruces 

tantos montones de tierra? 

 

nueve hombres he matado 

dentro de la mía cueva, 

contigo ha de ser lo mismo 

si tu amor no me contempla 

 

mientras estaba dormida  

el galán cogió la puerta 

en el pueblo más cercano 

ha dado parte de ella 

 

cuatro miembros de justicia 

vienen a reconocerla 

el galán iba delante 

abriendo campo y vereda 

 

la vio subida en un pino 

peinÁndose la melena 

se echó el trabuco a la cara 

y un trabucazo le pega 

 

de la cintura pa ´arriba 

de persona humana era 

de la cintura pa ´abajo 

era estatura de yegua 

 

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06. LA MOLINERA Y EL CORREGIDOR  

En la provincia de Huelva 

había un molinero honrado, 

que ganaba su sustento con un molino arrendado. 

Y era casado con una moza, que era una rosa 

y era tan bella, que el Corregidor, 

madre, se prendó de ella. 

La regalaba, la prometía, hasta que un día, 

la pidió los favores que pretendía. 

Responde la molinera:  

pero siento si nos pilla 

mi marido en el garlito; porque el maldito 

tiene una llave, con la cual cierra, 

con la cual abre cuando es su gusto. 

Expuesto es que nos pille y nos dé un gran susto.>> 

Responde el corregidor:  

de mandarle en el molino algo que allí le 

entretenga. 

Según lo digo, ¿será de trigo porción bastante? 

Que lo muela esta noche, que es importante 

para una idea que tengo oculta, 

bajo la multa de doce duros. 

Así será del modo estemos seguros. 

Allí por aquel molino ha pasado un pasajero, 

que entendía de moler tan bien como el molinero. 

que esta noche sin falta se muele el trigo. 

Ha salido el molinero y a su casa ya se ha ido, 

les ha encontrado a los dos como en harina metidos. 

Vete tranquilo, buen molinero, ve a tu molino. 

No dejes que el vecino te muela el trigo. 

  

 

07. ROMANCE DEL ENAMORADO Y LA MUERTE 

Yo me estaba reposando  

anoche como solía,  

soñaba con mis amores,  

que en mis brazos se dormían.  

Vi entrar señora tan blanca  

muy más que la nieve fría.  

 

‐ ¿Por dónde has entrado, amor?  

¿Cómo has entrado, mi vida?  

Las puertas están cerradas,  

ventanas y celosías.  

 

‐ No soy el amor, amante:  

La muerte que Dios te envía.  

‐ ¡Hay muerte tan rigurosa,  

déjame vivir un día!  

 

‐ Un día no puedo darte,  

‐ una hora tienes de vida.  

Muy deprisa se levanta,  

más deprisa se vestía.  

 

Ya se va para la calle,  

en donde su amor vivía.  

‐ ¡Ábreme la puerta, blanca,  

ábreme la puerta niña!  

 

‐ ¿La puerta cómo he de abrirte  

si la ocasión no es venida?  

Mi padre no fue a palacio,  

mi madre no está dormida.  

 

‐ Si no me abres esta noche,  

ya nunca más me abrirías;  

la muerte me anda buscando,  

junto a ti vida sería.  

 

‐ Vete bajo la ventana  

donde bordaba y cosía,  

te echaré cordel de seda  

para que subas arriba,  

si la seda no alcanzare,  

mis trenzas añadiría.  

 

Ya trepa por el cordel,  

ya toca la barandilla,  

la fina seda se rompe,  

él como plomo caía.  

 

La Muerte le está esperando  

abajo en la tierra fría:  

Vamos, el enamorado,  

la hora ya está cumplida. 

 

 

 

 

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08 ROMANCE DE SANTA CATALINA 

En la ciudad de Logroño,  contra el reino de Navarra Habita una doncellita  que Catalina se llama Su padre era un perro moro,   su madre una renegada.  Todos los días de fiesta    su padre la castigaba  con un mimbre bien torcido    y una soga bien doblada  Un día la mandó hacer    una rueda de navajas,  para hacer a Catalina    doscientas y mil tajadas  Bajaba un ángel del cielo,    toda se la desbarata.  Se oyó una voz en el cielo    que a Catalina llamaba;  ‐‐Sube, sube, Catalina,    que el rey del cielo te llama, que te querrá coronar    con su corona y su palma.  (Y todas las campanas de la ciudad se ponen a repicar solas)  

 

09. YO ME QUERÍA CASAR 

Yo me quería casar, 

con un mocito barbero, 

Y mis padres me querían, 

monjita de un monasterio, 

Una tarde de verano, 

me sacaron de paseo, 

Y al revolver una esquina, 

había un convento abierto, 

Salieron cuatro monjitas, 

todas vestidas de negro. 

Me cogieron de la mano, 

y me metieron adentro, 

Me sentaron en la silla, 

y me cortaron el pelo. 

Me empezaron a quitar, 

los adornos de mi cuerpo, 

pulseritas de mis manos, 

anillitos de mis dedos, 

pendientes de mis orejas, 

gargantillas de mi cuello. 

Lo que más sentía yo, 

era mi mata de pelo.  

 

 

10. ROMANCE DEL QUINTADO 

En un hospital de Cádiz, cuando estuve de enfermera, había varios soldados que hablaban de esta manera:‐‐Soldadito, ¿qué te pasa, qué te pasa que tanto piensas?, ¿es que te marea el mar o el humo de las calderas?. ‐‐A mí no me marea el mar ni el humo de las calderas, es que me he casado hoy y me llevan a la guerra. ‐‐¿Bonita es tu mujer, bonita y bella? ‐‐Si algunos la quieren ver, aquí la llevo en la cartera.‐‐Sacó la fotografía para que todos la vieran,  y hasta el mismo coronel puso sus ojos en ella.‐‐Con un soldadito menos no perderemos la guerra. ‐‐Ábreme la puerta, cielo, ábreme la puerta, estrella, que por tu cara bonita me he librao de la guerra 

 

11 EN (COCHE) VA UNA NIÑA 

A Atocha va una niña, carabí. 

A Atocha va una niña, carabí. 

Hija de un capitán,  

carabí urí, carabí urá. 

Hija de un capitán,  

carabí urí, carabí urá. 

 

¡Qué hermoso pelo tiene! carabí. 

¡Qué hermoso pelo tiene! carabí. 

¿Quién se lo peinará? 

carabí urí, carabí urá. 

¿Quién se lo peinará 

carabí urí, carabí urá. 

 

Se lo peina su tía, carabí. 

Se lo peina su tía, carabí. 

Con mucha suavidad,  

carabí urí, carabí urá. 

Con mucha suavidad 

carabí urí, carabí urá.  

 

Con peinecito de oro, carabí. 

Con peinecito de oro, carabí 

y horquillas de cristal, 

carabí urí, carabí urá. 

Y horquillas de cristal 

carabí urí, carabí urá. 

 

La niña está enfermita, carabí.  

La niña está enfermita, carabí.  

Quizá se curará,  

carabí urí, carabí urá. 

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Quizá se curará, 

carabí urí, carabí urá.  

 

La niña ya se ha muerto, carabí. 

La niña ya se ha muerto, carabí. 

La llevan a enterrar,  

carabí urí, carabí urá. 

La llevan a enterrar, 

carabí urí, carabí urá. 

 

La caja era de oro, carabí. 

La caja era de oro, carabí. 

La tapa de cristal,  

carabí urí, carabí urá. 

La tapa de cristal, 

carabí urí, carabí urá. 

 

Encima de la tapa, carabí. 

Encima de la tapa, carabí. 

Dos pajaritos van,  

carabí urí, carabí urá. 

Dos pajaritos van, 

carabí urí, carabí urá. 

 

Cantando el pío, pío, carabí. 

Cantando el pío, pío, carabí. 

Cantando el pío, pá. 

carabí urí, carabí urá. 

Cantando el pío, pá, 

carabí urí, carabí urá. 

Esta canción tiene muchas variaciones en cuanto a 

su título "Qué hermoso pelo tiene!", "En coche va 

una niña", o en las palabras sin sentido (carabí, 

carabín, carolín…) y la letra. He aquí más abajo un 

final diferente: 

 

La niña ya está buena, carabí  

La niña ya está buena, carabí  

Con ganas de jugar,  

Carabí urí, carabí urá 

Con ganas de jugar,  

Carabí urí, carabí urá  

 

Al pie de su ventana, carabí  

Al pie de su ventana, carabí  

Tres pajaritos van,  

carabí urí, carabí urá, 

Tres pajaritos van,  

carabí urí, carabí urá. 

 

12 ESTABA EL SEÑOR DON GATO 

 

Estaba el señor don Gato sentadito en su tejado, 

cuando le vinieron nuevas que había de ser casado. 

El gato de la alegría se ha caído del tejado 

se ha roto siete costillas y la puntita del rabo. 

Le llevaron a enterrar por la calle del pescado 

y al olor de las sardinas, don Gato ha resucitado 

 

13. TRAICIÓN DE BELLIDO DOLFOS 

 

Rey don Sancho, Rey don Sancho 

no digas que no te aviso 

que de dentro de Zamora 

un alevoso ha salido; 

Se llama Bellido Dolfos 

hijo de Dolfos Bellido, 

cuatro traiciones ha hecho 

y con esta sean cinco. 

Si gran traidor fuera el padre, 

mayor traidor es el hijo; 

gritos dan en el real 

que a don Sancho han mal herido; 

muerto le ha Bellido Dolfos, 

gran traición ha cometido; 

desque le tuviera muerto 

metiose por un postigo, 

por las calles de Zamora 

va dando voces y gritos: 

‐Tiempo era, doña Urraca, 

De cumplir lo prometido 

 

Según la tradición, don Sancho, que no aceptó el 

reparto testamentario de las posesiones que había 

hecho su padre, el rey Don Fernando tenía sitiada la 

ciudad de Zamora que le había correspondido en 

herencia a su hermana, la infanta Doña Urraca. 

Vellido Dolfos salió de Zamora hacia el campamento 

castellano y concertó una entrevista a solas con 

Sancho, con la excusa de que iba a desertar del 

bando de Doña Urraca y le mostraría una puerta de 

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acceso a la ciudad. En un descuido y de forma 

alevosa, Dolfos atravesó «las espaldas» de Sancho 

con el venablo dorado del propio monarca. 

Las crónicas cuentan que, tras el asesinato, el Cid, 

extrañado por la apresurada huida pero sin saber lo 

que acababa de hacer, persiguió a Dolfos mientras 

huía hacia las murallas de Zamora y las cruzaba por 

un portillo. Ya en Zamora, Vellido Dolfos dio a 

entender a todos que doña Urraca había aprobado e 

magnicidio, con la pretensión de romper el cerco de 

Zamora, y tal vez esperando aquel que, con tal 

gesto, lograría favores políticos e incluso casarse 

con la infanta. 

 

 

14  ROMANCE DEL PERNALES  

               I  

Estando Diego Corrientes  

con el caballo calzado,  

su hembra en el pensamiento,  

con el trabuco en la mano:  

‐Sígueme, Luis Candelas,  

sígueme por mis pasos,  

que vamos a la serranía,  

con el trabuco en la mano.  

¿Dónde está José María,  

José María el Tempranillo?  

Francisco Ríos Pernales  

que venga con el Vivillo.  

Vamos a los cortijos,  

vamos todos sin parar  

a esa gente egoísta  

que vive sin trabajar  

a costa de los obreros,  

que los quieren maltratar.  

               II  

Francisco Ríos Pernales  

está loquito de alegría,  

porque había dado a luz  

la su amante una chiquilla.  

Días antes de su muerte,  

en sus brazos la tenía:  

‐Hija de mi alma,  

ven aquí conmigo,  

que por ser yo bandolero  

que tú a la España  

sin lujo has venido.  

Pero no te apures nena,  

que este oficio dejaré,  

allá fuera de España  

trabajaré.  

Soy joven todavía,  

puedo trabajar  

para darle a mi hija  

un piazo de pan.  

¿Qué dices tú, Concha  

‐decía llorando‐,  

qué tal te parece  

lo que estoy pensando?  

Lo que piensas está bien,  

Francisquito de mi vida,  

¿pero no piensas en irte,  

que ya va siendo de día?  

‐Tienes razón, ya me voy,  

es que ya no me acordaba  

que soy aquel bandolero  

que andan buscando  

por toda España.  

Queda con Dios hija mía,  

y hasta otro día,  

Concha del alma.  

           III  

Montado en su caballo  

iba el Pernales un día.  

Se encontró con un barbero,  

que de un cortijo venía.  

Como sabía que andaba  

por aquel campo  

el llamado Pernales  

con otros cuatro,  

al ver aquel que venía  

a caballo y con un rifle,  

pensó que le robaría.  

Ocho duros llevaba,  

los que sacó  

el pobre raspabarba,  

y al bandolero se lo entregó.  

Entonces dice el Pernales:  

‐Quédese usted ese dinero,  

que yo no soy un ladrón  

para robar a ningún barbero,  

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que sólo robo al que tiene  

muchas pesetas,  

y es usurero.  

 

15 ROMANCE DE LA LOBA PARDA 

Estando yo en la mi choza pintando la mi cayada, las estrellas altas iban, y la luna rebajada. Mal barruntan las ovejas, no paran en la majada; vide venir siete lobos por una oscura cañada, venían echando a suertes a ver a quién le tocaba. Le tocó a una loba vieja, patituerta, cana y parda que tenía los colmillos como puntas de navaja. ‐ ¿Dónde vas loba maldita? ¿Dónde vas loba malvada? ‐ Voy por la mejor borrega que tengas en la majada. Dio tres vueltas al redil y no pudo sacar nada y a la otra vuelta que dio, sacó una cordera blanca. ‐ Aquí mis siete cachorros; arriba, perra guardiana, que si me matáis la loba, la cena tenéis doblada, y si no me la matáis, cenaréis de mi cayada. Los perros tras de la loba, las uñas se esmigajaban; siete leguas la corrieron por vegas y por montañas. Al subir un alto cerro, por una sierra muy agria le dan unos pechugones que en vilo la levantaban. Al saltar un arroyuelo, la loba ya va cansada. ‐ Tomad, perros, la borrega; buena y sana como estaba. ‐ No queremos la borrega de tu boca alobadada, que queremos tu pelleja pa el pastor una zamarra. De tu cabeza un zurrón para guardar las cucharas; de tus orejas pendientes y de tus patas polainas;  las tripas, para vihuelas para que bailen las damas!  

 

 

 

 

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LIBRO DE BUEN AMOR Juan Ruiz, Arcipreste de Hita  INTRODUCCIÓN Aristóteles dijo, y es cosa verdadera, que el hombre por dos cosas trabaja: la primera, por el sustentamiento, y la segunda era por conseguir unión con hembra placentera.  Si lo dijera yo, se podría tachar, mas lo dice un filósofo, no se me ha de culpar. De lo que dice el sabio no debemos dudar, pues con hechos se prueba su sabio razonar.  Que dice verdad el sabio claramente se prueba; hombres, aves y bestias, todo animal de cueva desea, por natura, siempre compaña nueva y mucho más el hombre que otro ser que se mueva.  Digo que más el hombre, pues otras criaturas tan sólo en una época se juntan, por natura; el hombre, en todo tiempo, sin seso y sin mesura, siempre que quiere y puede hacer esa locura.  Prefiere el fuego estar guardado entre ceniza, pues antes se consume cuanto más se le atiza; el hombre, cuando peca, bien ve que se desliza, mas por naturaleza, en el mal profundiza.  Yo, como soy humano y, por tal, pecador, sentí por las mujeres, a veces, gran amor. Que probemos las cosas no siempre es lo peor; el bien y el mal sabed y escoged lo mejor.

 

  LA RESPUESTA QUE DIO DON AMOR AL ARCIPRESTE  1. Contratar una celestina  El Amor con mesura dióme respuesta luego: «Arcipreste, enojado no estés, yo te lo ruego: no hables mal del Amor ni en serio ni por juego porque a veces poca agua hace bajar gran fuego. […]  Si quieres amar dueñas o a cualquier mujer, muchas cosas tendrás primero que aprender para que ella te quiera en amor acoger. Primeramente, mira qué mujer escoger.  Busca mujer hermosa, atractiva y lozana, que no sea muy alta, pero tampoco enana; si pudieres, no quieras amar mujer villana,

pues de amor nada sabe, palurda y chabacana (2). […]  Procura mensajera de esas negras pacatas que tratan mucho a frailes, a monjas y beatas, son grandes andariegas, merecen sus zapatas: esas trotaconventos hacen muchas contratas.  Donde están tales viejas todo se ha de alegrar, pocas mujeres pueden a su influjo escapar; para que no te mientan las debes halagar, pues tal encanto usan que saben engañar […]».  2. No ser perezoso  "Sírvela, no te canses, sirviendo el amor crece; homenaje bien hecho no muere ni perece, si tarda, no se pierde; el amor no fallece pues siempre el buen trabajo todas las cosas vence.  "Agradécele mucho cuanto ella por ti hiciere, ensalza en más precio de lo que ello valiere no te muestres tacaño en lo que te pidiere ni seas porfiado contra lo que dijere.  "Busca muy a menudo a la que bien quisieres, no tengas de ella miedo cuando tiempo tuvieres; vergüenza no te embargue si con ella estuvieres: perezoso no seas cuando la ocasión vieres.  "Si la mujer encuentra un haragán cobarde dice luego entre dientes: -¡Fuera, que se hace tarde! Si a una dama cortejas, tu ropón no te enfarde, que tu vestido airoso haga del talle alarde.  "La pereza excesiva es miedo y cobardía, pesadez y vileza, suciedad y astrosía; por pereza perdieron muchos mi compañía, por pereza se pierde mujer de gran valía. (...)  

  »Haz a la dama un día la vergüenza perder pues esto es importante, si la quieres tener, una vez que no tiene vergüenza la mujer hace más diabluras de las que ha menester.  »Talante de mujeres ¿quién lo puede entender? su maestría es mala, mucho su mal saber. Cuando están encendidas y el mal quieren hacer el alma y cuerpo y fama, todo echan a perder.  »Cuando el jugador pierde la vergüenza al tablero, si el abrigo perdiere, jugará su braguero;

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cuando la cantadora lanza el cantar primero siempre los pies le bullen, mal acaba el pandero.  »Tejedor y coplera nunca tienen pies quedos, en telar y en el baile siempre bullen los dedos; 'la mujer sin pudor, ni aun por diez Toledos dejaría de hacer sus antojos y enredos.  »No abandones tu dama, no dejes que esté quieta, siempre requieren uso mujer, molino y huerta; no quieren en su casa pasar días de fiesta, no quieren el olvido; cosa probada y cierta.  »Es cosa bien segura: molino andando gana huerta mejor labrada da la mejor manzana, mujer muy requerida anda siempre lozana; con estas tres verdades no obrarás cosa vana.  »Dejó uno a su mujer (te contaré la hazaña; si la estimas en poco, cuéntame otra tamaña) Era don Pitas Payas un pintor de Bretaña, casó con mujer joven que amaba la compaña.  »Antes del mes cumplido dijo él: -Señora mía, a Flandes volo ir; regalos portaría. Dijo ella: -Monseñor; escoged vos el día, mas no olvidéis la casa ni la persona mía.  »Dijo don Pitas Payas: -Dueña de la hermosura, yo volo en vuestro cuerpo pintar una figura para que ella os impida hacer cualquier locura. Contestó: Monseñor; haced vuestra mesura.  »Pintó bajo su ombligo un pequeño cordero y marchó Pitas Payas cual nuevo mercadero; estuvo allá dos años, no fue azar pasajero. Cada mes a la dama parece un año entero.  »Hacía poco tiempo que ella estaba casada, había con su esposo hecho poca morada; un amigo tomó y estuvo acompañada, deshízose el cordero, ya de él no queda nada.  »Cuando supo la dama que venía el pintor, muy deprisa llamó a su nuevo amador; dijo que le pintase, cual supiese mejor, en aquel lugar mismo un cordero menor.  »Pero con la gran prisa pintó un señor carnero, cumplido de cabeza, con todo un buen apero. Luego, al siguiente día, vino allí un mensajero: que ya don Pitas Payas llegaría ligero.

»Cuando al fin el pintor de Flandes fue venido, su mujer, desdeñosa, fría le ha recibido: cuando ya en su mansión con ella se ha metido, la señal que pintara no ha echado en olvido.  »Dijo don Pitas Payas: -Madona, perdonad, mostradme la figura y tengamos solaz. -Monseñor -dijo ella-, vos mismo la mirad: todo lo que quisieres hacer; hacedlo audaz.  »Miró don Pitas Payas el sabido lugar y vio aquel gran carnero con armas de prestar. -¿Cómo, madona, es esto? ¿Cómo puede pasar que yo pinté corder y encuentro este manjar?  »Como en estas razones es siempre la mujer sutil y mal sabida, dijo: -¿Qué, monseñer? ¿Petit cordet; dos años, no se ha de hacer carner? Si no tardaseis tanto aún sería cordel.  »Por tanto, ten cuidado, no abandones la pieza, no seas Pitas Payas, para otro no se cueza; incita a la mujer con gran delicadeza y si promete al fin, guárdate de tibieza.  »Alza Pedro la liebre, la saca del cubil, mas, si no la persigue, es un cazador vil; otro Pedro la sigue, la corre más sutil y la toma: esto pasa a cazadores mil.  »Medita la mujer: -Otro Pedro es aqueste más apuesto y osado, mejor amante es éste comparado con él no vale el otro un feste, con el nuevo iré yo, ¡Dios ayuda me preste!  

  5. Tener dinero  Por muy poquilla cosa de lo tuyo que dieres te servirá lealmente, hará lo que quisieres, hará por los dineros todo cuanto pidieres; ya fuere mucho o poco, da siempre que pudieres.  Hace mucho el dinero, mucho se le ha de amar; al torpe hace discreto, hombre de respetar, hace correr al cojo, al mudo le hace hablar; el que no tiene manos bien lo quiere tomar.  Aun el hombre necio y rudo labrador dineros le convierten en hidalgo doctor; cuanto más rico es uno, más grande es su valor, quien no tiene dineros no es de sí señor.

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Si tuvieres dinero tendrás consolación, placeres y alegrías y del Papa ración, ganarás Paraíso, ganarás salvación: donde hay mucho dinero hay mucha bendición.  Yo vi en corte de Roma, do está la Santidad, que todos al dinero tratan con humildad, con grandes reverencias, con gran solemnidad; todos a él se humillan como a la Majestad. (...)

 Toda mujer del mundo e dueña de alteza páguese del dinero e de mucha riqueza: yo nunca vi hermosa que quisiese pobreza: do son muchos dineros, y es mucha nobleza.  3. Probar diferentes estrategias  Si algo no le dieres cosa mucha o poca, sé franco de palabra, non le digas razón loca, quien no tiene miel en la orza, téngala en la boca: mercader que esto fase, bien vende, et bien troca.  Si sabes instrumentos bien tañer o templar, si sabes o avienes en hermoso cantar, alguna vez y poco, en honesto lugar, do la mujer te oiga, no dejes de trovar.  Por una cosa sola a la mujer no muda, muchas cosas unidas te prestarán ayuda; al saberlas, la dama alejar á la duda, y no pasará el tiempo sin que al reclamo acuda.  Con una flaca cuerda non alzarás gruesa tranca, ni por un solo '¡arre!' non anda bestia manca, a la peña pesada no la mueve una palanca, con cuñas y con mazos, poco a poco, se arranca.  4. Es importante insistir  Prueba a hacer ligereza y hacer valentías, lo vea ella o no, ya lo sabrá algún día, no será tan esquiva que no haya mejoría, non canses de seguirla, vencerás su porfía.  El que la mucho sigue y a hablarle se da traza en su el corazón vive, aunque ella lo rechace, aunque se lo reprendan, aunque sufra amenaza, siempre pensando en él estará la rapaza.  Quanto es más despechada, cuanto más ofendida, cuanto por un hombre es humillada y herida, tanto más por él anda loca muerta et perdida, ¡no ve llegar la hora de ir con él por la vida.

 

 Piensa su madre que con mucho burlar, avergonzar y herir y mucho amonestar, que por ende será casta, et la fará estar: éstos son aguijones que la facen saltar (..)  Toda mujer nasçida es fecha de tal masa, lo que más la defiende aquello ante pasa, aquello la ençiende, et aquello la traspasa, do non es tan seguida anda más flaxa laxa.  La brava criatura con el tiempo se amansa, la çierva montesina mucho corrida cansa, caçador que la sigue tómala quando descansa: a la mujer bravía el trato la hace mansa.  

  5. No beber  La vista debilita, disminuye la vida; piérdese fuerza toda al beber sin medida; hace temblar los miembros, todo seso se olvida es, con el mucho vino, toda cosa perdida.  Hace oler el aliento, repugnante basura, huel muy mal la boca, no hay para eso cura; abrasa las entrañas, el hígado tritura; ¡Si quieres amar dueñas, de beber vino abjura Los borrachos, enseguida envejecen, hacen muchas vilezas, todos los aborrecen, en su color no están, sécanse y enflaquecen, a Dios ofenden mucho, del mundo desmerecne   A do más puja el vino qu'el seso dos meajas, fasen roído los beodos como puercos et grajas: por ende vienen muertes, contiendas e barajas: el mucho vino es bueno en cubas e en tinajas.  Es el vino muy bueno en su mesma natura, muchas bondades tiene, si se toma con mesura, al que demás lo bebe, sácalo de cordura, toda maldat del mundo fase et toda locura.  

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6. Consejos varios En todos los tus fechos, en tu hablar usual fablar escoge la mesura, y lo que es natural: pues así como en toda agrada lo normal también en lo excesivo, todo parece mal.  Non quieras jugar dados, ni seas tahúr: ca es mala ganancia, peor que de usurero; el judío al año da tres por cuatro; pero el tahúr en un día dobla el su mal dinero.  Desque los omes están en juegos ençendidos, se arruinan por dados, los dineros perdidos. Al tahúr quita dineros et vestidos, do non les come, se rascan los tahúres dolidos  Los males de los dados dislos maestre Roldán, todas sus maestrías et las tachas que an, consumen graneroo, pero non comen pan, que corderos la Pasqua, nin ansarones San Juan.  Non uses con bellacos, nin seas peleador, non quieras ser caçurro, nin seas burlador, nin seas de ti mismo, e de tus fechos loador ca el que muncho se alava, de sí mismo es denostador.  Non seas maldesçiente, nin seas envidioso, a tu muger si es cuerda, non le seas çeloso, si algo no l' probares, no l' seas despechoso de lo suyo no sea pedidor ni codiçioso.  Ante ella non alabes otra de buen parecer, ca en punto la farás luego entristeçer, pensará que a la otra querrías tu tener, tu conducta podría tu pleito entorpecer.  De otra muger non le digas, más a ella alava, ovillo en cesto ajeno no lo quier la bella, raçón de fermosura en ella la alava: quien contra esto fase, en amor no hará mella.  Non le seas mintroso, seyle muy verdadero, quando fables con ella, non seas tú parlero, do te hablase de amor, escúchale con placer, que el que calla y escucha, aprende a ser artero (...) Si fueres reservado, haré mucho por ti; donde hallé discreción, buen compañero fui con hombres charlatanes yo nunca departí; a muchos, por tal cosa, de su amor desuní. (...)

A muchos hace daño el hombre palabrero, a muchos perjudica y a sí mismo el primero; recelan de él las damas creyéndole parlero, por una ligereza pierde todo el tablero.

 

 

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DON JUAN MANUEL: EL CONDE LUCANOR

PRIMER PRÓLOGO GENERAL

Aquí comienza el libro que es titulado del Conde Lucanor.

Este libro hizo don Juan, hijo del muy noble infante don Manuel, deseando que loshombres hiciesen en este mundo tales obras que les fuesen aprovechamiento de las honras y delas haciendas y de sus estados, y fuesen más allegados a la carrera en la cual pudiesen salvar lasalmas. Y puso en él los ejemplos más provechosos que él supo de las cosas que acaecieron, paraque los hombres puedan hacer esto que dicho es. Y será maravilla si de cualquier cosa queacaezca a cualquier hombre no se halla en este libro su semejanza en lo que acaeció a otro.

Y porque don Juan vio y sabe que en los libros acontecen muchos yerros al copiarlos,porque las letras se semejan unas a otras, cuidando que una letra es otra al transcribirlos, múdasetoda la razón y por ventura confúndese; y los que después hallan aquello escrito, echan la culpaal que hizo el libro. Y porque don Juan se receló de esto, ruega a los que lean cualquier libro quesea copia del que él compuso, o de los libros que él hizo, que si hallan alguna palabra mal puesta,que no le echen la culpa a él hasta que vean el libro mismo que don Juan hizo y que estáenmendado en muchos lugares de su letra.

Y los libros que él hizo son éstos, los cuales él ha hecho hasta aquí: La crónicaabreviada, El libro de los sabios, El libro de la caballería, El libro del infante, El libro delcaballero y del escudero, El libro del conde, El libro de la caza, El libro de las máquinas deguerra, El libro de los cantares. Y estos libros están en el monasterio de los frailes predicadores,que él hizo en Peñafiel. Pero, una vez que hayan visto los libros que él hizo, por las menguas queen ellos hallen, no echen la culpa a la su intención, sino échenla a la mengua de suentendimiento, por la cual se atrevió a entremeterse a hablar de tales cosas. Pero Dios sabe quelo hizo con la intención de que se aprovechasen de lo que él diría a las gentes que no fuesen muyletradas ni muy sabedoras. Y por ende hizo todos los sus elogios en romance; y esto es señalcierta de que los hizo para los legos y de no muy gran saber.

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DON JUAN MANUEL

EL CONDE LUCANOR

LO QUE SUCEDIÓ A UNA ZORRA QUE SE TENDIÓ EN LACALLE Y SE HIZO LA MUERTA

Hablando otro día el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo así:-Patronio, un pariente mío vive en un lugar donde le hacen frecuentes atropellos, que no puede

impedir por falta de poder, y los nobles de allí querrían que hiciese alguna cosa que les sirviera depretexto para juntarse contra él. A mi pariente le resulta muy penoso sufrir cuantas afrentas le hacen yestá dispuesto a arriesgarlo todo antes que seguir viviendo de ese modo. Como yo quisiera que él hicieralo más conveniente, os ruego que me digáis qué debo aconsejarle para que viva como mejor pueda enaquellas tierras.

-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, para que le podáis aconsejar lo que debe hacer, megustaría que supierais lo sucedido a una zorra que se hizo la muerta.El conde le preguntó cómo había pasado eso.

-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, una zorra entró una noche en un corral donde habíagallinas y tanto se entretuvo en comerlas que, cuando pensó marcharse, ya era de día y las gentesestaban en las calles. Cuando comprobó que no se podía esconder, salió sin hacer ruido a la calle y seechó en el suelo como si estuviese muerta. Al verla, la gente pensó que lo estaba y nadie le hizo caso.

»Al cabo de un rato pasó por allí un hombre que dijo que los cabellos de la frente de la zorraeran buenos para evitar el mal de ojo a los niños, y, así, le trasquiló con unas tijeras los pelos de lafrente.

»Después se acercó otro, que dijo lo mismo sobre los pelos del lomo; después otro, que lecortó los de la ijada; y tantos le cortaron el pelo que la dejaron repelada. A pesar de todo, la zorra no semovió, porque pensaba que perder el pelo no era un daño muy grave.

»Después se acercó otro hombre, que dijo que la uña del pulgar de la zorra era muy buena paralos tumores; y se la quitó. La zorra seguía sin moverse.

»Después llegó otro que dijo que los dientes de zorra eran buenos para el dolor de muelas. Lequitó

uno, y la zorra tampoco se movió esta vez.»Por último, pasado un rato, llegó uno que dijo que el corazón de la zorra era bueno para el

dolor del corazón, y echó mano al cuchillo para sacárselo. Viendo la zorra que le querían quitar elcorazón, y que si se lo quitaban no era algo de lo que pudiera prescindir, y que por ello moriría, pensóque era mejor arriesgarlo todo antes que perder ciertamente su vida. Y así se esforzó por escapar y salvóla vida.

»Y vos, señor conde, aconsejad a vuestro pariente que dé a entender que no le preocupanesas ofensas y que las tolere, si Dios lo puso en una tierra donde no puede evitarlas ni tampocovengarlas como corresponde, mientras esas ofensas y agravios los pueda soportar sin gran daño para ély sin pérdida de la honra; pues cuando uno no se tiene por ofendido, aunque le afrenten, no sentiráhumillación. Pero, en cuanto los demás sepan que se siente humillado, si desde ese momento no hacecuanto debe para recuperar su honor, será cada vez más afrentado y ofendido. Y por ello es mejorsoportar las ofensas leves, pues no pueden ser evitadas; pero si los ofensores cometieren agravios ofaltas a la honra, será preciso arriesgarlo todo y no soportar tales afrentas, porque es mejor morir endefensa de la honra o de los derechos de su estado, antes que vivir aguantando indignidades yhumillaciones.

El conde pensó que este era un buen consejo.Y don Juan lo mandó poner en este libro e hizo estos versos que dicen así:

Soporta las cosas mientras pudieras, y véngate sólo cuando debieras.

FIN

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LO QUE SUCEDIÓ A UN HOMBRE CON OTRO QUE LO CONVIDÓ A COMER

Otra vez hablaba el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, y le dijo:-Patronio, ha venido un hombre y me ha dicho que hará una cosa muy provechosa para mí,

pero, al decírmelo, pensé que su ofrecimiento era tan débil que preferiría él que no lo aceptase. Yopienso que, por una parte, me interesaría mucho hacer lo que me sugiere, aunque tengo reparos paraaceptar su oferta, pues creo que me la ha hecho sólo por cumplir. Como sois de tan buen juicio, osruego que me digáis lo que osparece que deba hacer en este caso.

-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, para que hagáis en esto lo que me parece más favorablepara vos, me gustaría mucho que supierais lo que sucedió a un hombre con otro que le convidó a comer.

El conde le rogó que le contase lo que entre ellos había ocurrido.

-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, había un hombre honrado que había sido muy rico perose había arruinado totalmente, y le resultaba muy vergonzoso y humillante pedir ayuda a sus amigospara poder comer. Por esta razón pasaba muchas veces pobreza y hambre. Un día estaba muypreocupado, pues no tenía nada para comer, y acertó a pasar por la casa de un conocido suyo que estabacomiendo; cuando su amigo lo vio pasar, le dijo por simple cortesía si aceptaba comer con él. Elhombre honrado, movido por tanta necesidad, le dijo, después de lavarse las manos:

»-Con mucho gusto, amigo mío, porque tanto me habéis pedido e insistido para que coma convos, que os haría una grave descortesía si rechazara vuestro amistoso y cálido ofrecimiento.

»Dicho esto se sentó a comer, sació su hambre y quedó más contento. Al poco, Dios le fuepropicio y lo sacó de aquella miseria en que vivía.

»Vos, señor Conde Lucanor, como juzgáis que lo que ese hombre os ofrece es muy provechosopara vos, simulad que aceptáis por darle gusto, sin pensar que lo hace por cumplir, y no esperéis a queinsista mucho más, pues podría ser que no os renovara su ofrecimiento y entonces sería humillante paravos pedirle lo que ahora os ofrece.El conde lo vio bien y pensó que era un buen consejo, obró según él y le resultó de granprovecho.

Y viendo don Juan que el cuento era muy útil, lo mandó escribir en este libro e hizo estos versos:Cuando tu provecho pudieras encontrar no

debieras hacerte mucho de rogar. FIN

LO QUE SUCEDIÓ A UNO QUE PROBABA A SUS AMIGOS Otra vez, hablando el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo:

-Patronio, tengo muchos amigos, según creo, los cuales me prometen hacer cuanto meconvenga, aunque para ello tengan que arriesgar vida o hacienda, e incluso me juran que estaránsiempre junto a mí a pesar de cualquier peligro. Como sois de muy agudo entendimiento, os ruego queme digáis de qué manera podré saber si estos amigos míos harán por mí cuanto dicen.

-Señor Conde Lucanor -respondió Patronio-, un buen amigo es lo mejor y más preciado delmundo, pero pensad que, cuando vienen necesidades y desventuras, son muy pocos los que quedanjunto a nosotros; además, si el riesgo no es grande, es difícil saber quién sería verdadero amigo en unascircunstancias apuradas. Así, para que sepáis qué amigos son los verdaderos, me gustaría que supieraislo que sucedió a un hombre honrado con un hijo suyo que se jactaba de tener muchos y leales amigos.El conde le preguntó qué le había pasado.

-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, aquel hombre honrado tenía un hijo al que, entreotras muchas advertencias, siempre le aconsejaba que se esforzara por conseguir muchos y buenosamigos. El hijo lo hizo así y comenzó a rodearse de muchos, a los que agasajó y obsequió para ganarsesu amistad. Y todos aquellos le declaraban una y otra vez su amistad, diciéndole que harían por élcuanto fuera necesario, y que incluso arriesgarían su vida y sus bienes llegada la ocasión.

»Un día, estando aquel mancebo con su padre, este le preguntó si había seguido sus consejos ysi había ganado muchos amigos. El mancebo le contestó que tenía muchos y que, sobre todo, había diez

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de quienes podía asegurar que, ni por miedo a la misma muerte, lo abandonarían en un lance de peligropara él.

»Cuando el padre escuchó decir esto, le replicó que se sorprendía de que en tan poco tiempohubiese ganado tantos y tan fieles amigos, pues él, que ya era anciano, no tenía más que un amigo ymedio. El hijo comenzó a porfiar, afirmando una y otra vez que era verdad lo que le contaba de susamigos. Cuando el padre vio porfiar así a su hijo, le rogó que los probase de este modo: que matara uncerdo, que lo metiera en un saco y que fuera a casa de cada uno de sus amigos y les dijera que llevaba aun hombre a quien él había muerto. También debería decirles que, si su crimen llegaba a ser conocidopor la justicia, no podrían, por nada del mundo, escapar a la muerte ni él ni ninguno de susencubridores; y por eso les rogaba que, como eran sus amigos, ocultaran el cadáver y lo defendieran sifuera necesario.

»Así lo hizo el mancebo y se fue a probar a sus amigos, como su padre le había mandado.Cuando llegó a casa de cada uno de ellos y les contó el peligro que corría, todos le dijeron que en otrasnecesidades le ayudarían, pero no en esta, porque podrían perder vida y hacienda; y le pidieron, porDios, que nadie supiese que había hablado con ellos. Algunos de sus amigos le dijeron que, si eracondenado a muerte, pedirían clemencia para él; otros le aseguraron que, cuando lo llevaran aejecutar, estarían con él hasta el último momento y luego lo enterrarían muy solemnemente.

»Cuando el mancebo hubo probado así a todos sus amigos y ninguno le socorrió, fue a casa desu padre y le dijo lo que había pasado. Al oírlo, el padre le respondió que ya había comprobado quemás saben quienes mucho han visto y vivido que los que no tienen ninguna experiencia delmundo o de la vida. Entonces le dijo otra vez que él no tenía más que amigo y medio, y le mandó quefuese a probarlos.

»El mancebo fue a probar al que su padre calificaba de medio amigo y llegó a su casa de noche,con el cerdo a cuestas. Llamó a la puerta y le contó al medio amigo de su padre la desgracia que le habíaocurrido y cómo sus amigos lo habían abandonado; por último, le rogó que, por la amistad que teníacon su padre, le ayudase en aquella situación tan peligrosa.

»Cuando el medio amigo escuchó sus palabras, le contestó que no tenía con él amistad ni tratocomo para arriesgarse tanto, pero que, sin embargo, por la estimación que sentía hacia su padre, estabadispuesto a encubrirlo.

»Y entonces se echó a la espalda el saco con el cerdo muerto, pensando que era efectivamenteun hombre, lo llevó a la huerta y lo enterró en un surco de coles; volvió a ponerlas como estaban antes,y despidió al mancebo, al que deseó buena suerte.

»El mancebo regresó a casa de su padre y le contó lo que le había pasado con su medio amigo.Le mandó su padre que al día siguiente, cuando estuviesen en concejo, empezara a discutir sobrecualquier asunto con su medio amigo y que, además de discutir, le diera en el rostro la mayor bofetadaque pudiese. El joven hizo lo que su padre le mandó y, cuando el medio amigo se vio abofeteado enpúblico, lo miró y le dijo:

»-En verdad, hijo mío, que has obrado muy mal; pero ten por seguro que ni por esta ofensa nipor otra mayor descubriré las coles de la huerta.»Cuando el mancebo se lo contó a su padre, este le mandó que probara a quien consideraba un

amigo cabal. El hijo así lo hizo. El mancebo llegó a casa del amigo de su padre, le contó la falsa historiadel muerto y, al oírlo, el hombre bueno, amigo de su padre, le prometió guardarlo de daño y muerte.Sucedió, casualmente, que por aquellos días habían muerto a un hombre en aquella ciudad y no sabíanquién era el culpable. Como algunos vieron a aquel joven ir y venir muchas veces con el saco a cuestas,al amparo de la noche, pensaron que sería él el asesino.

»Pero ¿para qué extenderse más? El mancebo fue juzgado y condenado a muerte. El amigo desu padre había hecho cuanto podía para que consiguiera escapar; pero, cuando vio que era imposibleevitar su castigo, declaró ante los jueces que no quería ser responsable de la muerte de un inocente y,así, les dijo que aquel mancebo no era el asesino, sino que el matador era el único hijo que él tenía.Mandó a su hijo que se declarara culpable, cosa que hizo, y fue por ello ajusticiado. Así escapó de lamuerte el joven, gracias al sacrificio del amigo de su padre.

»Señor Conde Lucanor, ya os he contado cómo se prueban los amigos. Creo que esta historianos enseña a reconocer a los buenos amigos, a probarlos antes de ponernos en un grave peligroconfiados en su amistad, y también permite saber hasta dónde estarán dispuestos a socorrernoscuando fuera necesario. Podéis estar seguro de que hay algunos amigos verdaderos, pero son muchosmás los que se llaman amigos sólo en la prosperidad y, cuando la fortuna es adversa, desaparecen.

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»Esta historia tiene también la siguiente interpretación espiritual: todos los hombres creen teneramigos en este mundo, pero, cuando viene la muerte, han de probarlos en este trance y, por eso, pidenconsuelo a los seglares, que les dicen tener ya bastantes preocupaciones propias; los religiosos lesprometen rezos y súplicas por su alma; e incluso su mujer e hijos les contestan simplemente que losacompañarán hasta la sepultura y que harán por ellos exequias muy lujosas. Así prueban a quienestenían como verdaderos amigos. Y como no hallan en ellos ayuda alguna contra la muerte, se vuelvena Dios, que es nuestro padre, del mismo modo que el mancebo de la historia se refugió en su padre, alverse desamparado de quienes creía amigos suyos, y Dios entonces les manda probar a los santos, queson como medio amigos. Así lo hacen. Tan grandes son la bondad y piedad de los santos y, sobre todo,el amor de Santa María, que no dejan de rogar a Cristo por los pecadores. La Virgen María lerecuerda a su hijo cómo fue su Madre y los trabajos que padeció por Él, y los santos le evocan losdolores, las penas, los tormentos y las persecuciones que sufrieron por su nombre; y todo esto lo hacenpara encubrir nuestros pecados. Y así, aunque hayan recibido muchas ofensas, no nos descubren ni nosacusan, como no acusó al mancebo el medio amigo de su padre, a pesar de la bofetada que le dio el hijode su amigo.

»Cuando el pecador siente que, a pesar de estas intercesiones, no puede escapar del castigoeterno, se vuelve a Dios, como volvió el mancebo de la historia a su padre al comprobar que nadiepodía evitar su muerte. Y Dios Nuestro Señor, como Padre y Amigo verdadero, acordándose delamor que profesa al hombre, criatura suya, hizo como el buen amigo, pues envió a su Hijo Jesucristopara que muriese por la redención de nuestras culpas y pecados, aunque Él era inocente y estaba limpiode falta alguna. Y Jesucristo, para, con su sangre, limpiarnos de nuestros pecados.

»Y ahora, señor Conde Lucanor, pensad cuáles de estos amigos son los mejores y más fieles, ya quiénes debemos ganar y considerar como tales. Al conde le agradaron mucho estas razones, queencontró claras y excelentes.

Viendo don Juan que este ejemplo era bueno lo mandó escribir en este libro y compuso estos versos:Nunca podría el hombre tan buen amigo hallar sino

Dios, que lo quiso con su sangre comprar.Fin

LO QUE SUCEDIÓ A UN REY CON UN HOMBRE QUE LEDIJO QUE SABÍA HACER ORO

Un día, hablaba el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, de este modo:-Patronio, un hombre ha venido a verme y me ha dicho que puede proporcionarme muchas

riquezas y gran honra, aunque para esto debería yo darle algún dinero para que comience sulabor, que, una vez acabada, puede reportarme el diez por uno. Por el buen juicio que Dios puso envos, os ruego que me aconsejéis lo que debo hacer en este asunto.

-Señor conde -dijo Patronio-, para que hagáis en esto lo que más os conviene, me gustaría contaros loque sucedió a un rey con un hombre que le dijo que sabía hacer oro.El conde le preguntó lo que había ocurrido.

-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, había un pícaro que era muy pobre y ambicionaba ser ricopara salir de su pobreza. Aquel pícaro se enteró de que un rey poco juicioso era muy aficionado a laalquimia, para hacer oro.

»Por ello, el pícaro tomó cien doblas de oro, las partió en trozos muy pequeños y los mezcló conotras cosas varias, haciendo así cien bolas, cada una de las cuales pesaba una dobla de oro más lascosas que le había añadido. Disfrazado el pícaro con ropas de persona seria y respetable, cogió lasbolas, las metió en una bolsa, se marchó a la ciudad donde vivía el rey y allí las vendió a un especiero,que le preguntó la utilidad de aquellas bolas. El pícaro respondió que servían para muchas cosas y,sobre todo, para hacer alquimia; después se las vendió por dos o tres doblas. El especiero quiso saberel nombre de las bolitas, contestándole el pícaro que se llamaban tabardíe.

»El pícaro vivió algún tiempo en aquella ciudad, llevando una vida muy recogida, pero diciendo aunos y a otros, como en secreto, que sabía hacer oro.

»Cuando estas noticias llegaron al rey, lo mandó llamar y le preguntó si era verdad cuanto se decíade él. El pícaro, aunque al principio no quería reconocerlo diciendo que él no podía hacer oro, al finalle dio a entender que sí era capaz, pero aconsejó al rey que en este asunto no debía fiarse de nadie niarriesgar mucho dinero. No obstante, siguió diciendo el pícaro, si el rey se lo autorizaba, haría una

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demostración ante él para enseñarle lo poco que sabía de aquella ciencia. El rey se lo agradeciómucho, pareciéndole que, por sus palabras, no intentaba engañarlo. El pícaro pidió las cosas quenecesitaba que, como eran muy corrientes excepto una bola de tabardíe, costaron muy poco dinero.Cuando las trajeron y las fundieron delante del rey, salió oro fino que pesaba una dobla. Al ver el reyque de algo tan barato sacaban una dobla de oro, se puso muy alegre y se consideró el más feliz delmundo. Por ello dijo al pícaro, que había hecho aquel milagro, que lo creía un hombre honrado. Y lepidió que hiciera más oro.

»El granuja, sin darle importancia, le respondió:»-Señor, ya os he enseñado cuanto sé de este prodigio. En adelante, vos podréis conseguir oro igual

que yo, pero conviene que sepáis una cosa: si os falta algo de lo que os he dicho, no podréis sacar oro.»Dicho esto, se despidió del rey y marchó a su casa.»El rey intentó hacer oro por sí mismo y, como dobló la receta, consiguió el doble de oro por valor de

dos doblas; y, a medida que la triplicaba y cuadruplicaba, conseguía más y más oro. Viendo el rey quepodría obtener cuanto oro quisiese, ordenó que le trajeran lo necesario para sacar mil doblas de oro. Suscriados encontraron todos los elementos menos el tabardíe. Cuando comprobó el rey que, al faltar eltabardíe, no podía hacer oro, mandó llamar al hombre que se lo había enseñado, al que dijo que ya nopodía sacar más oro. El pícaro le preguntó si había mezclado todas las cosas que le indicó en sureceta, contestando el rey que, aunque las tenía todas, le faltaba el tabardíe.

»Respondió el granuja que, si le faltaba aunque fuera uno de los ingredientes, no podría conseguiroro, como ya se lo había advertido desde el principio.

»El rey le preguntó si sabía dónde podía encontrar el tabardíe, y el pícaro respondióafirmativamente. Entonces le mandó el rey que fuera a comprarlo, pues sabía dónde lo vendían, y letrajera una gran cantidad para hacer todo el oro que él quisiese. El burlador le contestó que, aunque otrapersona podría cumplir su encargo tan bien o mejor que él, si el rey disponía que se encargase él, así loharía, pues en su país era muy abundante. Entonces calculó el rey a cuánto podían ascender los gastosdel viaje y del tabardíe, resultando una cantidad muy elevada.

»Cuando el pícaro cogió tantísimo dinero, se marchó de allí y nunca volvió junto al monarca, queresultó engañado por su falta de prudencia. Al ver que tardaba muchísimo, el rey mandó buscarlo ensu casa, para ver si sabían dónde estaba; pero sólo encontraron un arca cerrada, en la que, cuandoconsiguieron abrirla, vieron un escrito para el rey que decía: «Estad seguro de que el tabardíe es purainvención mía; os he engañado. Cuando yo os decía que podía haceros rico, debierais habermerespondido que primero me hiciera rico yo y luego me creeríais».

»Al cabo de unos días, estaban unos hombres riendo y bromeando, para lo cual escribían losnombres de todos sus conocidos en listas separadas: en una los valientes, en otra los ricos, en otra losjuiciosos, agrupándolos por sus virtudes y defectos. Al llegar a los nombres de quienes eran tontos,escribieron primero el nombre del rey, que, al enterarse, envió por ellos asegurándoles que no les haríadaño alguno. Cuando llegaron junto al rey, este les preguntó por qué lo habían incluido entre los tontosdel reino, a lo que contestaron ellos que por haber dado tantas riquezas a un extraño al que no conocíani era vasallo suyo. Les replicó el rey que estaban equivocados y que, si viniera el pícaro que le habíarobado, no quedaría él entre los tontos, a lo que respondieron aquellos hombres que el número de tontossería el mismo, pues borrarían el del rey y pondrían el del burlador.

»Vos, señor Conde Lucanor, si no deseáis que os tengan por tonto, no arriesguéis vuestra fortuna poralgo cuyo resultado sea incierto, pues, si la perdéis confiando conseguir más bienes, tendréis quearrepentiros durante toda la vida.

Al conde le agradó mucho este consejo, lo siguió y le fue muy bien.Y viendo don Juan que este cuento era bueno, lo mandó poner en este libro y compuso unos versos

que dicen así:Jamás aventures o arriesgues tu riqueza

por consejo de hombre que vive en la pobreza.FIN

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MARQUÉS  DE SANTILLANA

Íñigo López de Mendoza(1398‐1458)

CanciónSi tu deseas a miyo non lo sé;pero yo deseo a tíen buena fe.

1Ca non a ninguna más,así lo ten;nin es, nin será jamásotra mi bien.

En tan buen ora te víe te fablé,que del todo te me díen buena fé.

2Yo soy tuyo, non lo dudessin fallir;e non piensses al, nin cudessin mentir.

Después que te conoscíme captivé,e seso e saber perdíen buena fé.

3A tí amo e amarétoda saçón,e siempre te servirécon grand raçón:

pues la mejor escogíde quantas sé,e non finjo nin fengíen buena fé.

Loor a Doña Juana de UrgelCondesa de Fox (fragmento)Miren vuestra compañía,e verán vuestra excellencia,generosa fidalguíae gallarda continencia;honestat e policíavos aguardan, e prudencia:certas más vos loaría,si bastase mi sciencia.Segunt vuestra loçaníabien vale la conseqüencia:

perdonat por cortesíala torpe e ruda eloqüencia.

SERRANILLASSerranilla VIIMoza tan fermosa non vi en la frontera, com'una vaquera de la Finojosa. 

Faciendo la víadel Calatraveño a Santa María, vencido del sueño, por tierra fraguosa perdí la carrera, do vi la vaquera de la Finojosa.

En un verde prado de rosas e flores, guardando ganadocon otros pastores, la vi tan graciosa, que apenas creyera que fuese vaquera de la Finojosa.

Non creo las rosas de la primavera sean tan fermosas nin de tal manera; fablando sin glosa,si antes supiera de aquella vaquera de la Finojosa; non tanto mirara su mucha beldad,porque me dejara en mi libertad. Mas dije: «Donosa ‐por saber quién era‐, ¿dónde es la vaquerade la Finojosa?» 

Bien como riendo, dijo: «Bien vengades, que ya bien entiendo lo que demandades;non es deseosa de amar, nin lo espera, 

aquesa vaquera de la Finojosa».

Serranilla IV Menga deManzanaresPor todos estos pinares nin en Val de la Gamella, non vi serrana más bella que Menga de Manzanares.

Descendiendo'l yelmo ayuso,  contra Bóvalo tirando, en ese valle de suso vi serrana entrar cantando; saludela, segund es uso, e dije: «Serrana, estando  oyendo, yo non m'excuso de facer lo que mandares». 

Respondiome con ufana: «Bien vengades, caballero. ¿Quién vos trae de mañana por este valle señero? Ca por toda aquesta llana yo non dejo andar vaquero, nin pastora, nin serrana, sinon Pascual de Bustares. 

Pero ya, pues la ventura por aquí vos ha traído, convien'en toda figura, sin ningund otro partido, que me dedes la cintura,o entremos a braz partido, ca dentro en esta espesura vos quiero luchar dos pares». 

Desque vi que non podía partirme d'allí sin daña,como aquel que non sabía de luchar arte nin maña, con muy grand malenconía, armele tal guadramaña que cayó con su porfía cerca d'unos tomellares.

Yelmo: casco Señero: solitario.Guadramaña: tretaTomellar: con tomillo

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Fernando de Rojas.

La Celestina.

Brujería

El tercer aucto

CELESTINA.- Pues sube presto al sobrado alto de la solana e baxa acá el bote del azeyteserpentino que hallarás colgado del pedaço de la soga, que traxe del campo la otra noche, quandollovía e hazía escuro. E abre el arca de los lizos e házia la mano derecha hallarás vn papel escritocon sangre de morciégalo, debaxo de aquel ala de drago, a que sacamos ayer las vñas. Mira, noderrames el agua de Mayo, que me traxeron a confecionar.

ELICIA.- Madre, no está donde dizes; jamás te acuerdas cosa que guardas.

CELESTINA.- No me castigues, por Dios, a mi vejez; no me maltrates, Elicia. No infinjas,porque está aquí Sempronio, ni te ensoberuezcas, que más me quiere a mí por consejera, que a tipor amiga, avnque tú le ames mucho. Entra en la cámara de los vngüentos e en la pelleja del gatonegro, donde te mandé meter los ojos de la loba, le fallarás. E baxa la sangre del cabróne vnaspoquitas de las baruas, que tú le cortaste.

ELICIA.- Toma, madre, veslo aquí; yo me subo e Sempronio arriba.

CELESTINA.- Conjúrote, triste Plutón, señor de la profundidad infernal, emperador de la Cortedañada, capitán soberuio de los condenados ángeles, señor de los sulfúreos fuegos, que losheruientes étnicos montes manan, gouernador e veedor de los tormentos e atormentadores de laspecadoras ánimas, regidor de las tres furias , Tesífone, Megera e Aleto, administrador de todaslas cosas negras del reyno de Stigie e Dite(, con todas sus lagunas e sombras infernales, elitigioso caos, mantenedor de las bolantes harpías, con toda la otra compañía de espantables epauorosas ydras; yo, Celestina, tu más conocida cliéntula, te conjuro por la virtud e fuerça destasvermejas letras; por la sangre de aquella noturna aue con que están escriptas; por la grauedad deaquestos nombres e signos, que en este papel se contienen; por la áspera ponçoña de las bíuoras,de que este azeyte fue hecho, con el qual vnto este hilado: vengas sin tardança a obedescer mivoluntad e en ello te embueluas e con ello estés sin vn momento te partir, hasta que Melibea conaparejada oportunidad que aya, lo compre e con ello de tal manera quede enredada que, quantomás lo mirare, tanto más su coraçón se ablande a conceder mi petición, e se le abras e lastimes decrudo e fuerte amor de Calisto, tanto que, despedida toda honestidad, se descubra a mí e megalardone mis passos e mensaje. Y esto hecho, pide e demanda de mí a tu voluntad. Si no lohazes con presto mouimiento, ternásme por capital enemiga; heriré con luz tus cárceles tristes eescuras; acusaré cruelmente tus continuas mentiras; apremiaré con mis ásperas palabras tuhorrible nombre. E otra e otra vez te conjuro. E assí confiando en mi mucho poder, me parto paraallá con mi hilado, donde creo te lleuo ya embuelto

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El aucto quarto

CELESTINA.- Vna oración, señora, que le dixeron que sabías de sancta Polonia para el dolor delas muelas. Assí mismo tu cordón, que es fama que ha tocado todas las reliquias, que ay en Romae Jerusalem. Aquel cauallero, que dixe, pena e muere dellas. Esta fue mi venida. Pero, pues enmi dicha estaua tu ayrada respuesta, padézcase él su dolor, en pago de buscar tan desdichadamensajera. Que, pues en tu mucha virtud me faltó piedad, también me faltará agua, si a la marme embiara. Pero ya sabes que el deleyte de la vengança dura vn momento y el de lamisericordia para siempre..................

CELESTINA.- ¡E tal enfermo, señora! Por Dios, si bien le conosciesses, no le juzgasses por elque has dicho e mostrado con tu yra. En Dios e en mi alma, no tiene hiel; gracias, dos mill: enfranqueza, Alexandre; en esfuerço, Etor; gesto, de vn rey; gracioso, alegre; jamás reyna en éltristeza. De noble sangre, como sabes. Gran justador, pues verlo armado, vn sant George. Fuerçae esfuerço, no tuuo Ercules tanta. La presencia e faciones, dispusición, desemboltura, otra lenguahauía menester para las contar. Todo junto semeja ángel del cielo. Por fe tengo que no era tanhermoso aquel gentil Narciso, que se enamoró de su propia figura, quando se vido en las aguasde la fuente. Agora, señora, tiénele derribado vna sola muela, que jamás cessa de quexar.

MELIBEA.- ¿E qué tanto tiempo ha?

CELESTINA.- Podrá ser, señora, de veynte e tres años: que aquí está Celestina, que le vidonascer e le tomó a los pies de su madre.

MELIBEA.- Ni te pregunto esso ni tengo necessidad de saber su edad; sino qué tanto ha quetiene el mal.

CELESTINA.- Señora, ocho días. Que parece que ha vn año en su flaqueza. E el mayor remedioque tiene es tomar vna vihuela e tañe tantas canciones e tan lastimeras, que no creo que fueronotras las que compuso aquel Emperador e gran músico Adriano, de la partida del ánima, porsofrir sin desmayo la ya vezina muerte. Que avnque yo sé poco de música, parece que fazeaquella vihuela fablar. Pues, si acaso canta, de mejor gana se paran las aues a le oyr, que noaquel antico, de quien se dize que mouía los árboles e piedras con su canto. Siendo este nascidono alabaran a Orfeo. Mirá, señora, si vna pobre vieja, como yo, si se fallará dichosa en dar lavida a quien tales gracias tiene. Ninguna muger le vee, que no alabe a Dios, que assí le pintó.Pues, si le habla acaso, no es más señora de sí, de lo que él ordena. E pues tanta razón tengo,juzgá, señora, por bueno mi propósito, mis passos saludables e vazíos de sospecha.

MELIBEA.- ¡O quanto me pesa con la falta de mi paciencia! Porque siendo él ignorante e tuynocente, haués padescido las alteraciones de mi ayrada lengua. Pero la mucha razón me relieuade culpa, la qual tu habla sospechosa causó. En pago de tu buen sofrimiento, quiero complir tudemanda e darte luego mi cordón. E porque para escriuir la oración no haurá tiempo sin quevenga mi madre, si esto no bastare, ven mañana por ella muy secretamente.

LUCRECIA (Aparte)- ¡Ya, ya, perdida es mí ama! ¿Secretamente quiere que venga Celestina?¡Fraude ay! ¡Más le querrá dar, que lo dicho!

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El aucto noueno

LUCRECIA.- Trabajo tenías, madre, con tantas moças, que es ganado muy trabajoso de guardar.

CELESTINA.- ¿Trabajo, mi amor? Antes descanso e aliuio. Todas me obesdecían, todas mehonrrauan, de todas era acatada, ninguna salía de mi querer, lo que yo dezía era lo bueno, a cadaqual daua su cobro. No escogían más de lo que yo les mandaua: coxo o tuerto o manco, aquelhauían por sano, que más dinero me daua. Mío era el prouecho, suyo el afán. Pues seruidores, ¿no tenía por su causa dellas? Caualleros viejos e moços, abades de todas dignidades, desdeobispos hasta sacristanes. En entrando por la yglesia, vía derrocar bonetes en mi honor, como siyo fuera vna duquesa. El que menos auía que negociar comigo, por más ruyn se tenía De medialegua que me viessen, dexauan las Horas. Vno a vno, dos a dos, venían a donde yo estaua, a uersi mandaua algo, a preguntarme cada vno por la suya. Que hombre havía, que estando diziendomissa, en viéndome entrar, se turbaua, que no fazía ni dezía cosa a derechas. Vnos me llamauanseñora, otros tía, otros enamorada, otros vieja honrrada. Allí se concertauan sus venidas a micasa, allí las ydas a la suya, allí se me ofrecían dineros, allí promesas, allí otras dádiuas, besandoel cabo de mi manto e avn algunos en la cara, por me tener más contenta. Agora hame traydo lafortuna a tal estado, que me digas: buena pro hagan las çapatas.

SEMPRONIO.- Espantados nos tienes con tales cosas como nos cuentas de essa religiosa gente ebenditas coronas. ¡Sí, que no serían todos!

CELESTINA.- No, hijo, ni Dios lo mande que yo tal cosa leuante. Que muchos viejos deuotoshauía con quien yo poco medraua e avn que no me podían ver; pero creo que de embidia de losotros que me hablauan. Como la clerezía era grande, hauía de todos: vnos muy castos, otros quetenían cargo de mantener a las de mi oficio. E avn todavía creo que no faltan. E embiauan susescuderos e moços a que me acompañassen e, apenas era llegada a mi casa, quando entrauan pormi puerta muchos pollos e gallinas, ansarones, anadones, perdizes, tórtolas, perniles de tocino,tortas de trigo, lechones. Cada qual, como lo recebía de aquellos diezmos de Dios, assí lo veníanluego a registrar, para que comiese yo e aquellas sus deuotas. ¿Pues, vino? ¿No me sobraua de lomejor que se beuía en la ciudad, venido de diuersas partes, de Monuiedro, de Luque, de Toro, deMadrigal, de Sant Martín e de otros muchos lugares, e tantos que, avnque tengo la diferencia delos gustos e sabor en la boca, no tengo la diuersidad de sus tierras en la memoria. Que harto esque vna vieja, como yo, en oliendo qualquiera vino, diga de donde es. Pues otros curas sin renta,no era [49] ofrecido el bodigo, quando, en besando el filigrés la estola, era del primero boleo enmi casa. Espessos, como piedras a tablado, entrauan mochachos cargados de prouisiones por mipuerta. No sé cómo puedo viuir, cayendo de tal estado.

AREUSA.- Por Dios, pues somos venidas a hauer plazer, no llores, madre, ni te fatigues: queDios lo remediará todo.

Veynte e vn aucto

PLEBERIO (...) Pero ¿quién forjó a mi hija a morir, sino la fuerte fuerça de amor? Pues,mundo, halaguero, ¿qué remedio das a mi fatigada vegez? ¿Cómo me mandas quedar en ti,conosciendo tus falacias, tus lazos, tus cadenas e redes, con que pescas nuestras flacasvoluntades? ¿A dó me pones mi hija? ¿Quién acompañará mi desacompañada morada? ¿Quién

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terná en regalos mis años, que caducan? ¡O amor, amor! ¡Que no pensé que tenías fuerça nipoder de matar a tus subjectos! Herida fue de ti mi juuentud, por medio de tus brasas passé:¿cómo me soltaste, para me dar la paga de la huyda en mi vegez? Bien pensé que de tus lazos meauía librado, quando los quarenta años toqué, quando fui contento con mi conjugal compañera,quando me vi con el fruto, que me cortaste el día de oy. No pensé que tomauas en los hijos lavengança de los padres. Ni sé si hieres con hierro ni si quemas con fuego. Sana dexas la ropa;lastimas el coraçón. Hazes que feo amen e hermoso les parezca. ¿Quién te dio tanto poder?¿Quién te puso nombre, que no te conuiene? Si amor fuesses, amarías a tus siruientes. Si losamasses, no les darías pena. Si alegres viuiessen, no se matarían, como agora mi amada hija. ¿Enqué pararon tus siruientes e sus ministros? La falsa alcahueta Celestina murió a manos de losmás fieles compañeros, que ella para su seruicio enponçoñado, jamás halló. Ellos murierondegollados. Calisto, despeñado. Mi triste hija quiso tomar la misma muerte por seguirle. Estotodo causas. Dulce nombre te dieron; amargos hechos hazes. No das yguales galardones. Iniquaes la ley, que a todos ygual no es. Alegra tu sonido; entristece tu trato. Bienauenturados los queno conociste o de los que no te curaste. Dios te llamaron otros, no sé con qué error de su sentidotraydos. Cata que Dios mata los que crió; tú matas los que te siguen. Enemigo de toda razón, alos que menos te siruen das mayores dones, hasta tenerlos metidos en tu congoxosa dança.Enemigo de amigos, amigo de enemigos, ¿por qué te riges sin orden ni concierto? Ciego tepintan, pobre e moço. Pónente vn arco en la mano, con que tiras a tiento; más ciegos son tusministros, que jamás sienten ni veen el desabrido galardón, que saca de tu seruicio. Tu fuego esde ardiente rayo, que jamás haze señal dó llega. La leña, que gasta tu llama, son almas e vidas dehumanas criaturas. Las quales son tantas, que de quien començar pueda, apenas me ocurre. Nosolo de christianos; mas de gentiles e judíos e todo en pago de buenos seruicios. ¿Qué me dirásde aquel Macías de nuestro tiempo, cómo acabó amando, cuyo triste fin tú fuiste la causa? ¿Quéhizo por ti Paris? ¿Qué Elena? ¿Qué hizo Ypermestra? ¿Qué Egisto? Todo el mundo lo sabe.Pues a Sapho, Ariadna, Leandro, ¿qué pago les diste? Hasta Dauid e Salomón no quisiste dexarsin pena. Por tu amistad Sansón pagó lo que mereció, por creerse de quien tú le forçaste a darlefe. Otros muchos, que callo, porque tengo harto que contar en mi mal.

Del mundo me quexo, porque en sí me crió, porque no me dando vida, no engendrara en él aMelibea, no nascida no amara, no amando cessara mi quexosa e desconsolada postrimería. ¡O micompañera buena! ¡O mi hija despedaçada! ¿Por qué no quesiste que estoruasse tu muerte? ¿Porqué no houiste lástima de tu querida e amada madre? ¿Por qué te mostraste tan cruel con tu viejopadre? ¿Por qué me dexaste, quando yo te havía de dexar? ¿Por qué me dexaste penado? ¿Porqué me dexaste triste e solo in hac lachrymarum valle?

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GARCILASO DE LA VEGA Si Garcitaso volviera, yo sería su escudero;que buen caballero era. Mi traje de marinerose trocaría en guerreraante el brillar de su acero;que buen caballero era. ¡Qué dulce oírle, guerreroal borde de su estribera!En la mano mi sombrero;que buen caballero era. RAFAEL ALBERTI

Rima XIII Tu pupila es azul,y cuando ríes su claridad suave me recuerda el trémulo fulgor de, la mañana que en el mar se refleja. Tu pupila es azul, y cuando lloras, las transparentes lágrimas en ella se me figuran gotas de rocio sobre una violeta. Tu pupila es azul, y si en su fondo como un punto de luz radia una idea, me parece en el cielo de la tarde una perdida estrella.

Diciendo que cosa es amorEs amor fuerça tan fuerteque fuerça toda razón;vna fuerça de tal suerte,que todo seso conuierteen su fuerça y afición;vna porfía forçosaque no se puede vencer,cuya fuerça porfiosahazemos más poderosaqueriéndonos defender.Es plazer en c´ay dolores,dolor en c'ay alegría,vn pesar en c'ay dulçores,vn esfuergo en c'ay temores,temor en c'ay osadía;..............................

MANRIQUESONETOS

XLVIII Como se arranca el hierro de una herida su amor de las entrañas me arranqué, aunque sentí al hacerlo que la vida me arrancaba con él.

Del altar que le alcé en el alma mía la voluntad su imagen arrojó, y la luz de la fe que en ella ardía ante el ara desierta se apagó.

Aun para combatir mi firme empeño viene a mi mente su visión tenaz...

¡Cuándo podré dormir con ese sueño en que acaba el soñar!

I Cuando me paro a contemplar mi estadoy a ver los pasos por do me ha traído, hallo, según por do anduve perdido,que a mayor mal pudiera haber llegado; mas cuando del camino estó olvidado,a tanto mal no sé por dó he venido;sé que me acabo, y más he yo sentidover acabar conmigo mi cuidado. Yo acabaré, que me entregué sin artea quien sabrá perderme y acabarmesi ella quisiere, y aun sabrá querello;que pues mí voluntad puede matarme,la suya, que no es tanto de mi parte,pudiendo, ¿qué hará sino hacello?

XXVI A la entrada de un valle, en un desierto do nadie atravesaba ni se vía,vi que con estrañeza un can hacía estremos de dolor con desconcierto; ahora suelta el llanto al cielo abierto, orava rastreando por la vía;camina, vuelve, para, y todavíaquedaba desmayado como muerto Y fue que se apartó de su presenciasu amor, y no fe hallaba y esto sientemirad hasta do llega el mal de ausencia.Movióme a compasión, ver su accidente díjele lastimado: “Ten paciencia,que yo alcanzo razón, y estoy ausente. IV Un rato se levanta mi esperanza.Tan cansada de haberse levantadotorna a caer, que dejo, mal mi gradolibre el lugar a la desconfianza. ¿Quien sufrirá tan áspera mudanzadel bien al mal? ¡Oh, corazón cansado!esfuerza en la miseria de tu estado,que tras fortuna suele haber bonanza. Yo mismo emprender¿ a fuerza de brazos romper un monte, que otro no rompiera,de mil inconvenientes muy espeso. Muerte, prisión, no pueden, ni embarazos,quitarme de ir a veros, como quiera, desnudo espiritu o hombre en carne y (hueso. EGLOGA¿Dó están ahora aquellos claros ojosque llevaban tras sí, como colgada,mi alma doquier que ellos se volvían?¿Dó esta la blanca mano delicada,llena de vencimientos y depojosque de mis sentidos le ofrecían?Los cabellos que vían con gran desprecio al oro

como a menor tesoro¿adónde están, adonde el blanco pecho?¿Dó la columna que el dorado techocon proporción graciosa sostenía?Aquesto todo ahora ya se encierra,por desventura mía,en la fría, desierta y dura tierra. ..........................................

FRAY LUIS DE LEON

A FELIPE RUIZ ¿Cuándo será que puedalibre desta prisión volar al cielo,Felipe, y en la rueda,que huye más del suelo,contemplar la verdad pura sin duelo? 5 Allí a mi vida junto,en luz resplandeciente convertido,veré distinto y juntolo que es y lo que ha sido,y su principio propio y ascondido. 10 Entonces veré cómola soberana mano echó el cimientotan a nivel y plomo,do estable y firme asientoposee el pesadísimo elemento. 15 Veré las inmortalescolunas do la tierra está fundada;las lindes y señalescon que a la mar hinchadala Providencia tiene aprisionada; 20 por qué tiembla la tierra;por qué las hondas mares se embravecen,do sale a mover guerrael cierzo, y por qué crecenlas aguas del océano y descrecen; 25 de dó manan las fuentes;quién ceba y quién bastece de los ríoslas perpetuas corrientes;de los helados fríosveré las causas, y de los estíos; 30 las soberanas aguasdel aire en la región quién las sostiene;de los rayos las fraguas;dó los tesoros tienede nieve Dios, y el trueno dónde viene. 35 ¿No ves cuando aconteceturbarse el aire todo en el verano?;el día se enegrece,sopla el gallego insanoy sube hasta el cielo el polvo vano; 40 y entre las nubes muevesu carro Dios ligero y reluciente;horrible son conmueve,relumbra fuego ardiente,treme la tierra, humillase la gente; 45 la lluvia baña el techo;invían largos ríos los collados;

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su trabajo deshecho,los campos anegadosmiran los labradores espantados. 50 Y de allí levantado,veré los movimientos celestiales,ansí el arrebatado,como los naturales;las causas de los hados, las señales. 55 Quién rige las estrellasveré, y quién las enciende con hermosasy eficaces centellas;por qué están las dos Osasde bañarse en la mar siempre medrosas. 60 Veré este fuego eterno,fuente de vida y luz, dó se mantieney por qué en el iviernotan presuroso viene;quién en las noches largas le detiene. 65 Veré sin movimientoen la más alta esfera las moradasdel gozo y del contento,de oro y luz labradas,de espíritus dichosos habitadas. 70

AL SALIR DE LA CARCEL Aquí la envidia y mentirame tuvieron encerrado.Dichoso el humilde estadodel sabio que se retirade aqueste mundo malvado,y con pobre de mesa y casaen el campo deleitoso, con sólo Dios se compasa, y a solas su vida pasani envidiado ni envidioso.

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¡Oh noche que guiaste!¡Oh noche amable más que la alborada!¡Oh noche que juntasteAmado con amada, amada en el Amado transformada!

En mi pecho florido,que entero para él solo se guardaba,allí quedó dormido,y yo le regalaba,y el ventalle de cedros aire daba.

El aire de la almena,cuando yo sus cabellos esparcía,con su mano serenaen mi cuello hería, y todos mis sentidos suspendía.

Quédeme y olvidéme,el rostro recliné sobre el Amado;cesó todo y déjeme,dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado.

en celada, a escondidas. más cierto, con másseguridad. . ventalle, abanico; los cedros próximosson como un abanico que les envía su aire. déjeme,abandóneme

Noche oscura del alma

En una noche oscura, con ansias, en amores inflamada, ¡oh dichosa ventura!, salí sin ser notada, estando ya mi casa sosegada.

A oscuras y segura, por la secreta escala disfrazada, ¡oh dichosa ventura!, a oscuras y en celada, estando ya mi casa sosegada. En la noche dichosa, en secreto que nadie me veía, ni yo miraba cosa, sin otra luz ni guía, sino la que en mi corazón ardía.

Aquesta me guiaba más cierto que la luz del mediodía, adonde me esperaba quien yo bien me sabía, en parte donde nadie parecía.

ESPOSA: Mi Amado, las montañas, los valles solitarios, nemorosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos,el silbo de los aires amorosos. La noche sosegada en par de los levantes de la aurora,la música callada, la soledad sonora,la cena que recrea y enamora. [...] Mi alma se ha empleadoy todo mi caudal en tu servicio;ya no guardo ganado ni tengo ya otro oficio,que ya sólo en amar es mi ejercicio [...]No quieras despreciarme,que si color moreno en mí hallaste,ya bien puedes mirarme después que me miraste,

CÁNTICO ESPIRITUAL(Fragmento)ESPOSA: ¿Adonde te escondiste, Amado, y me dejaste con gemido? Como el ciervo huiste habiéndome herido; salí tras ti clamando, y eras ido. Pastores los que fuerdes7

allá por las majadas al otero; si por ventura vierdes Aquel que yo más quiero, decidle que adolezco, peno y muero [...] ¡Oh bosques y espesuras plantadas por la mano del Amado! ¡Oh prado de verduras, de flores esmaltado, decid si por vosotros ha pasado!CRIATURAS: Mil gracias derramando pasó por estos sotos con presura,

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que gracia y hermosura en mí dejaste [...]ESPOSO: Entrádose ha la Esposa en el hermoso huerto deseado, y a su sabor reposa, el cuello reclinadosobre los dulces brazos del Amado [...] A las aves ligeras, leones, ciervos, gamos saltadores, montes, valles, riberas, aguas, nieves, ardoresy miedos de las noches veladores: por las amenas liras y canto de sirenas os conjuro que cesen vuestras iras, y no toquéis el muro,porque la Esposa duerma más seguro [...]ESPOSA: Gócemenos, Amado, y vamonos a ver en tu hermosura al monte y al collado do mana el agua pura:entrémonos más dentro en la espesura [...]

7 fuerdes, fuéredes, fueseis; el mismofenómeno, en vierdes (verso 8). 8 majadas,refugios de ganados y pastores; otero, cerro. 9

presura, prisa. 10 hermosura, con h aspirada;igual en hallaste (verso 63).11 de vero, deveras. 12 de hoy más, de ahora en adelante;suplica al Esposo que le hable sinintermediarios.

y, yéndolos mirando, con sola su figura vestidos los dejó de hermosura10.ESPOSA:Ay, ¿quién podrá sanarme? Acaba de entregarte ya de vero. No quieras enviarme de hoy más mensajero, que no saben decirme lo que quiero. Y todos cuantos vagan de ti me van mil gracias refiriendo, y todos más me llagany déjame muriendo un no sé que quedan balbuciendo[...] Descubre tu presencia, y máteme tu vista y hermosura. Mira que la dolencia de amor, que no se cura sino con la presencia y la figura. ¡Oh, cristalina fuente, si en esos tus semblantes plateados formases de repente los ojos deseados que tengo en mis entrañas dibujados! ¡Apártalos, Amado, que voy de vuelo!ESPOSO: Vuélvete, paloma, que el ciervo vulneradopor el otero asomaal aire de tu vuelo, y fresco toma [...]

EL PASTORCICO Un pastorcico solo está penado ajeno de placer y de contento, y en su pastora firme el pensamiento, y el pecho del amor muy lastimado. No llora por haberle amor llagado, que no se pena en verse así afligido, aunque en el corazón está herido, mas llora por pensar que está olvidado. Que sólo de pensar que está olvidado de su bella pastora, con gran penase deja maltratar en tierra ajena,el pecho del amor muy lastimado. Y dice el pastorcico: “¡Ay desdichadode aquel que de mi amor ha hecho ausencia, y no quiere gozar de mi presencia,

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el pecho por su amor muy lastimado!” Y al cabo de un gran rato se ha encumbradosobre un árbol do abrió sus brazos bellos,y muerto se ha quedado, asido de ellos, el pecho del amor muy lastimado.

NOCHE OSCURA DEL ALMA DE LA SUBIDA AL MONTE CARMELO Las ocho liras que sirven de partida a este voluminoso libro fueron tal vez escritas por

San Juan en la prisión de Toledo. Como el propio autor dice, "toda la doctrina que entiendo[=pretendo] tratar en esta Subida del Monte Carmelo está incluida en las siguientes canciones, yen ellas se contiene el modo de subir hasta la cumbre del monte, que es el alto estado deperfección que aquí llamamos unión del alma con Dios". En efecto, el Alma, en su noche (esdecir, mediante el abandono de todas las apetencias mundanas en la vía purgativa), se escapa desu casa (de su cuerpo), guiada exclusivamente por el amor que en ella arde (vía iluminativa)hasta alcanzar la unión con Cristo (vía unitiva). Frente a los intentos místicos de Fray Luis deLeón, se apreciará en San Juan la audaz fuerza amorosa de sus expresiones, su impetuoso vueloespiritual.

CÁNTICO ESPIRITUALEs una cumbre de la lírica mundial. El poeta desarrolla una audaz alegoría: la Esposa

—el alma— sale en busca del Esposo (Cristo), en un ambiente bucólico, pastoril. Pregunta por éla las criaturas, clama por su presencia, hasta que se le aparece. Termina el coloquio con la uniónmística. Consta el Cántico (1577-1584) de cuarenta liras, inspiradas en el bíblico Cantar de losCantares. Los comentarios en prosa son posteriores.

Cuantos se dedican a la vida contemplativa. llagan, hieren, lastiman (al no poder gozarlas maravillas que cuentan). Porque no acaban de declarar perfectamente lo que dicen. ElAmado se ha aparecido, y la Esposa se turba con su mirada. Exhorta a la Esposa a que renuncie ala unión: no ha llegado aún el momento. Sin embargo, como el ciervo herido, acude a la llamadade la cierva enamorada. El Amado —que es imposible de describir— se identifica con las cosasadmirables y misteriosas que enuncia la Esposa. .

EL PASTORCITO Los poetas religiosos del XVI volvieron a lo divino poemas profanos que circulabananónimos. San Juan de la Cruz no desdeña ese procedimiento, y convirtió en religiosa una poesíaamatoria, como alegoría de Cristo que acepta la Cruz para redimir a los hombres:

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EL CANTAR DE LOS CANTARESPRIMAVERA ELLA ¡Oíd, que llega mi amado saltando sobre los montes, brincando por los collados! Es mi amado como un gamo, es mi amado un cervatillo. Mirad: se ha parado detrás de la tapia, atisba por las ventanas, mira por las celosías. Habla mi amado y me dice: EL «¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Porque ha pasado el invierno, las lluvias han cesado y se han ido, brotan flores en la vega, llega el tiempo de la poda, el arrullo de la tórtola se deja oír en los campos; apuntan los frutos en la higuera, la viña en flor difunde perfume. ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Paloma mía que anidas en los huecos de la peña, en las grietas del barranco, déjame ver tu figura, déjame escuchar tu voz, porque es muy dulce tu voz y es hermosa tu figura». Agarradnos las raposas, las raposas pequeñitas, que destrozan nuestras vifías, nuestras vifías florecidas.ELLA ¡Mi amado es mío y yo soy suya, del pastor de azucenas! Mientras sopla la brisa y las sombras se alargan, retorna, amado mío, imita al cervatillo por montes y quebradas.

NOCTURNO En mi cama, por la noche, buscaba al amor de mi alma: lo busqué y no lo encontré. Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas, buscando al amor de mi alma; lo busqué y no lo encontré. Me han encontrado los guardias que rondan por la ciudad: -¿Visteis al amor de mi alma? Pero apenas los pasé, encontré al amor de mi alma: lo agarré y ya no lo soltaré, hasta meterlo en la casa de mi madre, en la alcoba de la que me llevó en sus entrañas. ¡Muchachas de Jerusalén, por las ciervas y gacelas de los campos,

os conjuro que no vayáis a molestar, que no despertéis al amor hasta que él quiera!

TE DARÉ MI AMOR 1. Danza CORO Vuélvete, vuélvete, Sulamita; vuélvete, vuélvete, para que te veamos. ELLA ¿Qué miráis en la Sulamita cuando danza en medio de dos coros? CORO Tus pies hermosos en las sandalias, hija de príncipes; esa curva de tus caderas como collares, labor de orfebre; tu ombligo, una copa redonda, rebosando licor, y tu vientre, montón de trigo, rodeado de azucenas; tus pechos, como crías mellizas de gacela; tu cuello es una torre de marfil; tu cabeza se yergue semejante al Carmelo; tus ojos, dos albercas de Jesbón, junto a la Puerta Mayor; es el perfil de tu nariz igual que el saliente del Líbano, que mira hacía Damasco; tus cabellos de púrpura, con sus trenzas, cautivan a un rey. EL ¡Qué hermosa estás, qué bella, qué delicia en tu amor! 2. Te daré mi amor Tu talle es de palmera; tus pechos, los racimos. Yo pensé: treparé a la palmera a coger sus dátiles; son para mí tus pechos como racimos de uvas; tu aliento, como aroma de manzanas. ¡Ay, tu boca es un vino generoso que fluye acariciando y me moja los labios y los dientes!ELLA Yo soy de mi amado y él me busca con pasión. Amado mío, ven, vamos al campo, al abrigo de enebros a pasaremos la noche, madrugaremos para ver las viÑas, para ver si las vides ya florecen, si ya se abren las yemas y si echan flores los granados, y allí te daré mí amor... Perfuman las mandrágoras y a la puerta hay mil frutas deleitosas, frutas secas y frescas que he guardado, mi amado, para ti.

3. No despertéis al amor ¡Oh sí fueras mi hermano y criado a los pechos de mí madre! Al verte por la calle te besaría sin temor a burlas, te metería en casa de mi madre, en la alcoba en que me crió, te daría a beber vino aromado, licor de mis granados. Pone la mano izquierda bajo mi cabeza y me abraza con la derecha.

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Cervantes. El quijote1ªparte. Capítulo XX. De la jamás vista ni oída aventura que con más poco peligro fue

acabada de famoso caballero en el mundo, como la que acabó el valeroso don Quijote de laMancha

-No es posible, señor mío, sino que estas yerbas dan testimonio de que por aquí cercadebe de estar alguna fuente o arroyo que estas yerbas humedece; y así, será bien que vamos unpoco más adelante, que ya toparemos donde podamos mitigar esta terrible sed que nos fatiga,que, sin duda, causa mayor pena que la hambre.

Parecióle bien el consejo a don Quijote, y, tomando de la rienda a Rocinante, y Sanchodel cabestro a su asno, después de haber puesto sobre él los relieves que de la cena quedaron,comenzaron a caminar por el prado arriba a tiento, porque la escuridad de la noche no les dejabaver cosa alguna; mas, no hubieron andado docientos pasos, cuando llegó a sus oídos un granderuido de agua, como que de algunos grandes y levantados riscos se despeñaba. Alegróles el ruidoen gran manera, y, parándose a escuchar hacia qué parte sonaba, oyeron a deshora otro estruendoque les aguó el contento del agua, especialmente a Sancho, que naturalmente era medroso y depoco ánimo. Digo que oyeron que daban unos golpes a compás, con un cierto crujir de hierros ycadenas, que, acompañados del furioso estruendo del agua, que pusieran pavor a cualquier otrocorazón que no fuera el de don Quijote.

Era la noche, como se ha dicho, escura, y ellos acertaron a entrar entre unos árboles altos,cuyas hojas, movidas del blando viento, hacían un temeroso y manso ruido; de manera que lasoledad, el sitio, la escuridad, el ruido del agua con el susurro de las hojas, todo causaba horror yespanto, y más cuando vieron que ni los golpes cesaban, ni el viento dormía, ni la mañanallegaba; añadiéndose a todo esto el ignorar el lugar donde se hallaban. Pero don Quijote,acompañado de su intrépido corazón, saltó sobre Rocinante, y, embrazando su rodela, terció sulanzón y dijo:

-Sancho amigo, has de saber que yo nací, por querer del cielo, en esta nuestra edad dehierro, para resucitar en ella la de oro, o la dorada, como suele llamarse. Yo soy aquél para quienestán guardados los peligros, las grandes hazañas, los valerosos hechos. Yo soy, digo otra vez,quien ha de resucitar los de la Tabla Redonda, los Doce de Francia y los Nueve de la Fama, y elque ha de poner en olvido los Platires, los Tablantes, Olivantes y Tirantes, los Febos yBelianises, con toda la caterva de los famosos caballeros andantes del pasado tiempo, haciendoen este en que me hallo tales grandezas, estrañezas y fechos de armas, que escurezcan las másclaras que ellos ficieron. Bien notas, escudero fiel y legal, las tinieblas desta noche, su estrañosilencio, el sordo y confuso estruendo destos árboles, el temeroso ruido de aquella agua en cuyabusca venimos, que parece que se despeña y derrumba desde los altos montes de la luna, y aquelincesable golpear que nos hiere y lastima los oídos; las cuales cosas, todas juntas y cada una porsí, son bastantes a infundir miedo, temor y espanto en el pecho del mesmo Marte, cuanto más enaquel que no está acostumbrado a semejantes acontecimientos y aventuras. Pues todo esto que yote pinto son incentivos y despertadores de mi ánimo, que ya hace que el corazón me reviente enel pecho, con el deseo que tiene de acometer esta aventura, por más dificultosa que se muestra.Así que, aprieta un poco las cinchas a Rocinante y quédate a Dios, y espérame aquí hasta tresdías no más, en los cuales, si no volviere, puedes tú volverte a nuestra aldea, y desde allí, porhacerme merced y buena obra, irás al Toboso, donde dirás a la incomparable señora míaDulcinea que su cautivo caballero murió por acometer cosas que le hiciesen digno de poderllamarse suyo.

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Cuando Sancho oyó las palabras de su amo, comenzó a llorar con la mayor ternura delmundo y a decille:

-Señor, yo no sé por qué quiere vuestra merced acometer esta tan temerosa aventura:ahora es de noche, aquí no nos vee nadie, bien podemos torcer el camino y desviarnos delpeligro, aunque no bebamos en tres días; y, pues no hay quien nos vea, menos habrá quien nosnote de cobardes; cuanto más, que yo he oído predicar al cura de nuestro lugar, que vuestramerced bien conoce, que quien busca el peligro perece en él; así que, no es bien tentar a Diosacometiendo tan desaforado hecho, donde no se puede escapar sino por milagro; y basta los queha hecho el cielo con vuestra merced en librarle de ser manteado, como yo lo fui, y en sacarlevencedor, libre y salvo de entre tantos enemigos como acompañaban al difunto. Y, cuando todoesto no mueva ni ablande ese duro corazón, muévale el pensar y creer que apenas se habrávuestra merced apartado de aquí, cuando yo, de miedo, dé mi ánima a quien quisiere llevarla. Yosalí de mi tierra y dejé hijos y mujer por venir a servir a vuestra merced, creyendo valer más y nomenos; pero, como la cudicia rompe el saco, a mí me ha rasgado mis esperanzas, pues cuandomás vivas las tenía de alcanzar aquella negra y malhadada ínsula que tantas veces vuestramerced me ha prometido, veo que, en pago y trueco della, me quiere ahora dejar en un lugar tanapartado del trato humano. Por un solo Dios, señor mío, que non se me faga tal desaguisado; y yaque del todo no quiera vuestra merced desistir de acometer este fecho, dilátelo, a lo menos, hastala mañana; que, a lo que a mí me muestra la ciencia que aprendí cuando era pastor, no debe dehaber desde aquí al alba tres horas, porque la boca de la Bocina está encima de la cabeza, y hacela media noche en la línea del brazo izquierdo.

-¿Cómo puedes tú, Sancho -dijo don Quijote-, ver dónde hace esa línea, ni dónde está esaboca o ese colodrillo que dices, si hace la noche tan escura que no parece en todo el cielo estrellaalguna?

-Así es -dijo Sancho-, pero tiene el miedo muchos ojos y vee las cosas debajo de tierra,cuanto más encima en el cielo; puesto que, por buen discurso, bien se puede entender que haypoco de aquí al día.

-Falte lo que faltare -respondió don Quijote-; que no se ha de decir por mí, ahora ni enningún tiempo, que lágrimas y ruegos me apartaron de hacer lo que debía a estilo de caballero; yasí, te ruego, Sancho, que calles; que Dios, que me ha puesto en corazón de acometer ahora estatan no vista y tan temerosa aventura, tendrá cuidado de mirar por mi salud y de consolar tutristeza. Lo que has de hacer es apretar bien las cinchas a Rocinante y quedarte aquí, que yo daréla vuelta presto, o vivo o muerto.

Viendo, pues, Sancho la última resolución de su amo y cuán poco valían con él suslágrimas, consejos y ruegos, determinó de aprovecharse de su industria y hacerle esperar hasta eldía, si pudiese; y así, cuando apretaba las cinchas al caballo, bonitamente y sin ser sentido, atócon el cabestro de su asno ambos pies a Rocinante, de manera que cuando don Quijote se quisopartir, no pudo, porque el caballo no se podía mover sino a saltos. Viendo Sancho Panza el buensuceso de su embuste, dijo:

-Ea, señor, que el cielo, conmovido de mis lágrimas y plegarias, ha ordenado que no sepueda mover Rocinante; y si vos queréis porfiar, y espolear, y dalle, será enojar a la fortuna y darcoces, como dicen, contra el aguijón.

Desesperábase con esto don Quijote, y, por más que ponía las piernas al caballo, menosle podía mover; y, sin caer en la cuenta de la ligadura, tuvo por bien de sosegarse y esperar, o aque amaneciese, o a que Rocinante se menease, creyendo, sin duda, que aquello venía de otraparte que de la industria de Sancho; y así, le dijo:

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-Pues así es, Sancho, que Rocinante no puede moverse, yo soy contento de esperar a quería el alba, aunque yo llore lo que ella tardare en venir.

-No hay que llorar -respondió Sancho-, que yo entretendré a vuestra merced contandocuentos desde aquí al día, si ya no es que se quiere apear y echarse a dormir un poco sobre laverde yerba, a uso de caballeros andantes, para hallarse más descansado cuando llegue el día ypunto de acometer esta tan desemejable aventura que le espera.

-¿A qué llamas apear o a qué dormir? -dijo don Quijote-. ¿Soy yo, por ventura, deaquellos caballeros que toman reposo en los peligros? Duerme tú, que naciste para dormir, o hazlo que quisieres, que yo haré lo que viere que más viene con mi pretensión.

No se enoje vuestra merced, señor mío -respondió Sancho-, que no lo dije por tanto.Y, llegándose a él, puso la una mano en el arzón delantero y la otra en el otro, de modo

que quedó abrazado con el muslo izquierdo de su amo, sin osarse apartar dél un dedo: tal era elmiedo que tenía a los golpes, que todavía alternativamente sonaban. Díjole don Quijote quecontase algún cuento para entretenerle, como se lo había prometido, a lo que Sancho dijo que síhiciera si le dejara el temor de lo que oía.

-Pero, con todo eso, yo me esforzaré a decir una historia que, si la acierto a contar y nome van a la mano, es la mejor de las historias; y estéme vuestra merced atento, que ya comienzo.«Érase que se era, el bien que viniere para todos sea, y el mal, para quien lo fuere a buscar...» Yadvierta vuestra merced, señor mío, que el principio que los antiguos dieron a sus consejas nofue así comoquiera, que fue una sentencia de Catón Zonzorino, romano, que dice: "Y el mal,para quien le fuere a buscar", que viene aquí como anillo al dedo, para que vuestra merced seesté quedo y no vaya a buscar el mal a ninguna parte, sino que nos volvamos por otro camino,pues nadie nos fuerza a que sigamos éste, donde tantos miedos nos sobresaltan.

-Sigue tu cuento, Sancho -dijo don Quijote-, y del camino que hemos de seguir déjame amí el cuidado.

-«Digo, pues -prosiguió Sancho-, que en un lugar de Estremadura había un pastorcabrerizo (quiero decir que guardaba cabras), el cual pastor o cabrerizo, como digo, de micuento, se llamaba Lope Ruiz; y este Lope Ruiz andaba enamorado de una pastora que sellamaba Torralba, la cual pastora llamada Torralba era hija de un ganadero rico, y este ganaderorico...»

-Si desa manera cuentas tu cuento, Sancho -dijo don Quijote-, repitiendo dos veces lo quevas diciendo, no acabarás en dos días; dilo seguidamente y cuéntalo como hombre deentendimiento, y si no, no digas nada.

-De la misma manera que yo lo cuento -respondió Sancho-, se cuentan en mi tierra todaslas consejas, y yo no sé contarlo de otra, ni es bien que vuestra merced me pida que haga usosnuevos.

-Di como quisieres -respondió don Quijote-; que, pues la suerte quiere que no puedadejar de escucharte, prosigue.

-«Así que, señor mío de mi ánima -prosiguió Sancho-, que, como ya tengo dicho, estepastor andaba enamorado de Torralba, la pastora, que era una moza rolliza, zahareña y tirabaalgo a hombruna, porque tenía unos pocos de bigotes, que parece que ahora la veo.»

-Luego, ¿conocístela tú? -dijo don Quijote.-No la conocí yo -respondió Sancho-, pero quien me contó este cuento me dijo que era

tan cierto y verdadero que podía bien, cuando lo contase a otro, afirmar y jurar que lo había vistotodo. «Así que, yendo días y viniendo días, el diablo, que no duerme y que todo lo añasca, hizode manera que el amor que el pastor tenía a la pastora se volviese en omecillo y mala voluntad; y

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la causa fue, según malas lenguas, una cierta cantidad de celillos que ella le dio, tales quepasaban de la raya y llegaban a lo vedado; y fue tanto lo que el pastor la aborreció de allíadelante que, por no verla, se quiso ausentar de aquella tierra e irse donde sus ojos no la viesenjamás. La Torralba, que se vio desdeñada del Lope, luego le quiso bien, mas que nunca le habíaquerido.»

-Ésa es natural condición de mujeres -dijo don Quijote-: desdeñar a quien las quiere yamar a quien las aborrece. Pasa adelante, Sancho.

-«Sucedió -dijo Sancho- que el pastor puso por obra su determinación, y, antecogiendosus cabras, se encaminó por los campos de Estremadura, para pasarse a los reinos de Portugal. LaTorralba, que lo supo, se fue tras él, y seguíale a pie y descalza desde lejos, con un bordón en lamano y con unas alforjas al cuello, donde llevaba, según es fama, un pedazo de espejo y otro deun peine, y no sé qué botecillo de mudas para la cara; mas, llevase lo que llevase, que yo no mequiero meter ahora en averiguallo, sólo diré que dicen que el pastor llegó con su ganado a pasarel río Guadiana, y en aquella sazón iba crecido y casi fuera de madre, y por la parte que llegó nohabía barca ni barco, ni quien le pasase a él ni a su ganado de la otra parte, de lo que se congojómucho, porque veía que la Torralba venía ya muy cerca y le había de dar mucha pesadumbre consus ruegos y lágrimas; mas, tanto anduvo mirando, que vio un pescador que tenía junto a sí unbarco, tan pequeño que solamente podían caber en él una persona y una cabra; y, con todo esto,le habló y concertó con él que le pasase a él y a trecientas cabras que llevaba. Entró el pescadoren el barco, y pasó una cabra; volvió, y pasó otra; tornó a volver, y tornó a pasar otra.» Tengavuestra merced cuenta en las cabras que el pescador va pasando, porque si se pierde una de lamemoria, se acabará el cuento y no será posible contar más palabra dél. «Sigo, pues, y digo queel desembarcadero de la otra parte estaba lleno de cieno y resbaloso, y tardaba el pescadormucho tiempo en ir y volver. Con todo esto, volvió por otra cabra, y otra, y otra...»

-Haz cuenta que las pasó todas -dijo don Quijote-: no andes yendo y viniendo desamanera, que no acabarás de pasarlas en un año.

-¿Cuántas han pasado hasta agora? -dijo Sancho.-¡Yo qué diablos sé! -respondió don Quijote-.-He ahí lo que yo dije: que tuviese buena cuenta. Pues, por Dios, que se ha acabado el

cuento, que no hay pasar adelante.-¿Cómo puede ser eso? -respondió don Quijote-. ¿Tan de esencia de la historia es saber

las cabras que han pasado, por estenso, que si se yerra una del número no puedes seguir adelantecon la historia?

-No señor, en ninguna manera -respondió Sancho-; porque, así como yo pregunté avuestra merced que me dijese cuántas cabras habían pasado y me respondió que no sabía, enaquel mesmo instante se me fue a mí de la memoria cuanto me quedaba por decir, y a fe que erade mucha virtud y contento.

-¿De modo -dijo don Quijote- que ya la historia es acabada?-Tan acabada es como mi madre -dijo Sancho.-Dígote de verdad -respondió don Quijote- que tú has contado una de las más nuevas

consejas, cuento o historia, que nadie pudo pensar en el mundo; y que tal modo de contarla nidejarla, jamás se podrá ver ni habrá visto en toda la vida, aunque no esperaba yo otra cosa de tubuen discurso; mas no me maravillo, pues quizá estos golpes, que no cesan, te deben de tenerturbado el entendimiento.

-Todo puede ser -respondió Sancho-, mas yo sé que en lo de mi cuento no hay más quedecir: que allí se acaba do comienza el yerro de la cuenta del pasaje de las cabras.

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-Acabe norabuena donde quisiere -dijo don Quijote-, y veamos si se puede moverRocinante.

Tornóle a poner las piernas, y él tornó a dar saltos y a estarse quedo: tanto estaba de bienatado.

En esto, parece ser, o que el frío de la mañana, que ya venía, o que Sancho hubiesecenado algunas cosas lenitivas, o que fuese cosa natural -que es lo que más se debe creer-, a él levino en voluntad y deseo de hacer lo que otro no pudiera hacer por él; mas era tanto el miedo quehabía entrado en su corazón, que no osaba apartarse un negro de uña de su amo. Pues pensar deno hacer lo que tenía gana, tampoco era posible; y así, lo que hizo, por bien de paz, fue soltar lamano derecha, que tenía asida al arzón trasero, con la cual, bonitamente y sin rumor alguno, sesoltó la lazada corrediza con que los calzones se sostenían, sin ayuda de otra alguna, y, enquitándosela, dieron luego abajo y se le quedaron como grillos. Tras esto, alzó la camisa lomejor que pudo y echó al aire entrambas posaderas, que no eran muy pequeñas. Hecho esto -queél pensó que era lo más que tenía que hacer para salir de aquel terrible aprieto y angustia-, lesobrevino otra mayor, que fue que le pareció que no podía mudarse sin hacer estrépito y ruido, ycomenzó a apretar los dientes y a encoger los hombros, recogiendo en sí el aliento todo cuantopodía; pero, con todas estas diligencias, fue tan desdichado que, al cabo al cabo, vino a hacer unpoco de ruido, bien diferente de aquel que a él le ponía tanto miedo. Oyólo don Quijote y dijo:

-¿Qué rumor es ése, Sancho?-No sé, señor -respondió él-. Alguna cosa nueva debe de ser, que las aventuras y

desventuras nunca comienzan por poco.Tornó otra vez a probar ventura, y sucedióle tan bien que, sin más ruido ni alboroto que

el pasado, se halló libre de la carga que tanta pesadumbre le había dado. Mas, como don Quijotetenía el sentido del olfato tan vivo como el de los oídos, y Sancho estaba tan junto y cosido conél que casi por línea recta subían los vapores hacia arriba, no se pudo escusar de que algunos nollegasen a sus narices; y, apenas hubieron llegado, cuando él fue al socorro, apretándolas entrelos dos dedos; y, con tono algo gangoso, dijo:

-Paréceme, Sancho, que tienes mucho miedo.-Sí tengo -respondió Sancho-; mas, ¿en qué lo echa de ver vuestra merced ahora más que

nunca?-En que ahora más que nunca hueles, y no a ámbar -respondió don Quijote.-Bien podrá ser -dijo Sancho-, mas yo no tengo la culpa, sino vuestra merced, que me trae

a deshoras y por estos no acostumbrados pasos.-Retírate tres o cuatro allá, amigo -dijo don Quijote (todo esto sin quitarse los dedos de

las narices)-, y desde aquí adelante ten más cuenta con tu persona y con lo que debes a la mía;que la mucha conversación que tengo contigo ha engendrado este menosprecio.

-Apostaré -replicó Sancho- que piensa vuestra merced que yo he hecho de mi personaalguna cosa que no deba.

-Peor es meneallo, amigo Sancho -respondió don Quijote.En estos coloquios y otros semejantes pasaron la noche amo y mozo. Mas, viendo Sancho

que a más andar se venía la mañana, con mucho tiento desligó a Rocinante y se ató los calzones.Como Rocinante se vio libre, aunque él de suyo no era nada brioso, parece que se resintió, ycomenzó a dar manotadas; porque corvetas -con perdón suyo- no las sabía hacer. Viendo, pues,don Quijote que ya Rocinante se movía, lo tuvo a buena señal, y creyó que lo era de queacometiese aquella temerosa aventura.

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Acabó en esto de descubrirse el alba y de parecer distintamente las cosas, y vio donQuijote que estaba entre unos árboles altos, que ellos eran castaños, que hacen la sombra muyescura. Sintió también que el golpear no cesaba, pero no vio quién lo podía causar; y así, sin másdetenerse, hizo sentir las espuelas a Rocinante, y, tornando a despedirse de Sancho, le mandóque allí le aguardase tres días, a lo más largo, como ya otra vez se lo había dicho; y que, si alcabo dellos no hubiese vuelto, tuviese por cierto que Dios había sido servido de que en aquellapeligrosa aventura se le acabasen sus días. Tornóle a referir el recado y embajada que había dellevar de su parte a su señora Dulcinea, y que, en lo que tocaba a la paga de sus servicios, notuviese pena, porque él había dejado hecho su testamento antes que saliera de su lugar, donde sehallaría gratificado de todo lo tocante a su salario, rata por cantidad, del tiempo que hubieseservido; pero que si Dios le sacaba de aquel peligro sano y salvo y sin cautela, se podía tener pormuy más que cierta la prometida ínsula. De nuevo tornó a llorar Sancho, oyendo de nuevo laslastimeras razones de su buen señor, y determinó de no dejarle hasta el último tránsito y fin deaquel negocio.

Destas lágrimas y determinación tan honrada de Sancho Panza saca el autor desta historiaque debía de ser bien nacido, y, por lo menos, cristiano viejo. Cuyo sentimiento enterneció algo asu amo, pero no tanto que mostrase flaqueza alguna; antes, disimulando lo mejor que pudo,comenzó a caminar hacia la parte por donde le pareció que el ruido del agua y del golpear venía.

Seguíale Sancho a pie, llevando, como tenía de costumbre, del cabestro a su jumento,perpetuo compañero de sus prósperas y adversas fortunas; y, habiendo andado una buena piezapor entre aquellos castaños y árboles sombríos, dieron en un pradecillo que al pie de unas altaspeñas se hacía, de las cuales se precipitaba un grandísimo golpe de agua. Al pie de las peñas,estaban unas casas mal hechas, que más parecían ruinas de edificios que casas, de entre lascuales advirtieron que salía el ruido y estruendo de aquel golpear, que aún no cesaba.

Alborotóse Rocinante con el estruendo del agua y de los golpes, y, sosegándole donQuijote, se fue llegando poco a poco a las casas, encomendándose de todo corazón a su señora,suplicándole que en aquella temerosa jornada y empresa le favoreciese, y de camino seencomendaba también a Dios, que no le olvidase. No se le quitaba Sancho del lado, el cualalargaba cuanto podía el cuello y la vista por entre las piernas de Rocinante, por ver si vería ya loque tan suspenso y medroso le tenía.

Otros cien pasos serían los que anduvieron, cuando, al doblar de una punta,pareciódescubierta y patente la misma causa, sin que pudiese ser otra, de aquel horrísono y para ellosespantable ruido, que tan suspensos y medrosos toda la noche los había tenido. Y eran -si no lohas, ¡oh lector!, por pesadumbre y enojo- seis mazos de batán, que con sus alternativos golpesaquel estruendo formaban.

Cuando don Quijote vio lo que era, enmudeció y pasmóse de arriba abajo. MiróleSancho, y vio que tenía la cabeza inclinada sobre el pecho, con muestras de estar corrido. Mirótambién don Quijote a Sancho, y viole que tenía los carrillos hinchados y la boca llena de risa,con evidentes señales de querer reventar con ella, y no pudo su melanconía tanto con él que, a lavista de Sancho, pudiese dejar de reírse; y, como vio Sancho que su amo había comenzado, soltóla presa de manera que tuvo necesidad de apretarse las ijadas con los puños, por no reventarriendo. Cuatro veces sosegó, y otras tantas volvió a su risa con el mismo ímpetu que primero; delo cual ya se daba al diablo don Quijote, y más cuando le oyó decir, como por modo de fisga:

-«Has de saber, ¡oh Sancho amigo!, que yo nací, por querer del cielo, en esta nuestraedad de hierro, para resucitar en ella la dorada, o de oro. Yo soy aquél para quien estánguardados los peligros, las hazañas grandes, los valerosos fechos...»

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Y por aquí fue repitiendo todas o las más razones que don Quijote dijo la vez primera queoyeron los temerosos golpes.

Viendo, pues, don Quijote que Sancho hacía burla dél, se corrió y enojó en tanta manera,que alzó el lanzón y le asentó dos palos, tales que, si, como los recibió en las espaldas, losrecibiera en la cabeza, quedara libre de pagarle el salario, si no fuera a sus herederos. ViendoSancho que sacaba tan malas veras de sus burlas, con temor de que su amo no pasase adelante enellas, con mucha humildad le dijo:

-Sosiéguese vuestra merced; que, por Dios, que me burlo.-Pues, porque os burláis, no me burlo yo -respondió don Quijote-. Venid acá, señor

alegre: ¿paréceos a vos que, si como éstos fueron mazos de batán, fueran otra peligrosa aventura,no había yo mostrado el ánimo que convenía para emprendella y acaballa? ¿Estoy yo obligado, adicha, siendo, como soy, caballero, a conocer y destinguir los sones y saber cuáles son de batán ono? Y más, que podría ser, como es verdad, que no los he visto en mi vida, como vos los habréisvisto, como villano ruin que sois, criado y nacido entre ellos. Si no, haced vos que estos seismazos se vuelvan en seis jayanes, y echádmelos a las barbas uno a uno, o todos juntos, y, cuandoyo no diere con todos patas arriba, haced de mí la burla que quisiéredes.

-No haya más, señor mío -replicó Sancho-, que yo confieso que he andado algo risueñoen demasía. Pero dígame vuestra merced, ahora que estamos en paz (así Dios le saque de todaslas aventuras que le sucedieren tan sano y salvo como le ha sacado désta), ¿no ha sido cosa dereír, y lo es de contar, el gran miedo que hemos tenido? A lo menos, el que yo tuve; que devuestra merced ya yo sé que no le conoce, ni sabe qué es temor ni espanto.

-No niego yo -respondió don Quijote- que lo que nos ha sucedido no sea cosa digna derisa, pero no es digna de contarse; que no son todas las personas tan discretas que sepan poner ensu punto las cosas.

-A lo menos -respondió Sancho-, supo vuestra merced poner en su punto el lanzón,apuntándome a la cabeza, y dándome en las espaldas, gracias a Dios y a la diligencia que puse enladearme. Pero vaya, que todo saldrá en la colada; que yo he oído decir: "Ése te quiere bien, quete hace llorar"; y más, que suelen los principales señores, tras una mala palabra que dicen a uncriado, darle luego unas calzas; aunque no sé lo que le suelen dar tras haberle dado de palos, siya no es que los caballeros andantes dan tras palos ínsulas o reinos en tierra firme.

-Tal podría correr el dado -dijo don Quijote- que todo lo que dices viniese a ser verdad; yperdona lo pasado, pues eres discreto y sabes que los primeros movimientos no son en mano delhombre, y está advertido de aquí adelante en una cosa, para que te abstengas y reportes en elhablar demasiado conmigo; que en cuantos libros de caballerías he leído, que son infinitos, jamáshe hallado que ningún escudero hablase tanto con su señor como tú con el tuyo. Y en verdad quelo tengo a gran falta, tuya y mía: tuya, en que me estimas en poco; mía, en que no me dejoestimar en más. Sí, que Gandalín, escudero de Amadís de Gaula, conde fue de la ínsula Firme; yse lee dél que siempre hablaba a su señor con la gorra en la mano, inclinada la cabeza y dobladoel cuerpo more turquesco. Pues, ¿qué diremos de Gasabal, escudero de don Galaor, que fue tancallado que, para declararnos la excelencia de su maravilloso silencio, sola una vez se nombra sunombre en toda aquella tan grande como verdadera historia? De todo lo que he dicho has deinferir, Sancho, que es menester hacer diferencia de amo a mozo, de señor a criado y decaballero a escudero. Así que, desde hoy en adelante, nos hemos de tratar con más respeto, sindarnos cordelejo, porque, de cualquiera manera que yo me enoje con vos, ha de ser mal para elcántaro. Las mercedes y beneficios que yo os he prometido llegarán a su tiempo; y si no llegaren,el salario, a lo menos, no se ha de perder, como ya os he dicho.

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-Está bien cuanto vuestra merced dice -dijo Sancho-, pero querría yo saber, por si acasono llegase el tiempo de las mercedes y fuese necesario acudir al de los salarios, cuánto ganaba unescudero de un caballero andante en aquellos tiempos, y si se concertaban por meses, o por días,como peones de albañir.

-No creo yo -respondió don Quijote- que jamás los tales escuderos estuvieron a salario,sino a merced. Y si yo ahora te le he señalado a ti en el testamento cerrado que dejé en mi casa,fue por lo que podía suceder; que aún no sé cómo prueba en estos tan calamitosos tiemposnuestros la caballería, y no querría que por pocas cosas penase mi ánima en el otro mundo.Porque quiero que sepas, Sancho, que en él no hay estado más peligroso que el de losaventureros.

-Así es verdad -dijo Sancho-, pues sólo el ruido de los mazos de un batán pudo alborotary desasosegar el corazón de un tan valeroso andante aventurero como es vuestra merced. Mas,bien puede estar seguro que, de aquí adelante, no despliegue mis labios para hacer donaire de lascosas de vuestra merced, si no fuere para honrarle, como a mi amo y señor natural.

-Desa manera -replicó don Quijote-, vivirás sobre la haz de la tierra; porque, después de alos padres, a los amos se ha de respetar como si lo fuesen.

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Cervantes. El quijote2ª parte. Capítulo LIV. Que trata de cosas tocantes a esta historia, y no a otra alguna

(...) Dejémoslos pasar nosotros, como dejamos pasar otras cosas, y vamos a acompañar aSancho, que entre alegre y triste venía caminando sobre el rucio a buscar a su amo, cuya compañíale agradaba más que ser gobernador de todas las ínsulas del mundo.

Sucedió, pues, que, no habiéndose alongado mucho de la ínsula del su gobierno -que élnunca se puso a averiguar si era ínsula, ciudad, villa o lugar la que gobernaba-, vio que por elcamino por donde él iba venían seis peregrinos con sus bordones, de estos estranjeros que piden lalimosna cantando, los cuales, en llegando a él, se pusieron en ala, y, levantando las voces todosjuntos, comenzaron a cantar en su lengua lo que Sancho no pudo entender, si no fue una palabraque claramente pronunciaba limosna, por donde entendió que era limosna la que en su cantopedían; y como él, según dice Cide Hamete, era caritativo además, sacó de sus alforjas medio pan ymedio queso, de que venía proveído, y dióselo, diciéndoles por señas que no tenía otra cosa quedarles. Ellos lo recibieron de muy buena gana, y dijeron:

-¡Guelte! ¡Guelte!-No entiendo -respondió Sancho- qué es lo que me pedís, buena gente.Entonces uno de ellos sacó una bolsa del seno y mostrósela a Sancho, por donde entendió

que le pedían dineros; y él, poniéndose el dedo pulgar en la garganta y estendiendo la mano arriba,les dio a entender que no tenía ostugo de moneda, y, picando al rucio, rompió por ellos; y, al pasar,habiéndole estado mirando uno dellos con mucha atención, arremetió a él, echándole los brazos porla cintura; en voz alta y muy castellana, dijo:

-¡Válame Dios! ¿Qué es lo que veo? ¿Es posible que tengo en mis brazos al mi caro amigo,al mi buen vecino Sancho Panza? Sí tengo, sin duda, porque yo ni duermo, ni estoy ahora borracho.

Admiróse Sancho de verse nombrar por su nombre y de verse abrazar del estranjeroperegrino, y, después de haberle estado mirando sin hablar palabra, con mucha atención, nuncapudo conocerle; pero, viendo su suspensión el peregrino, le dijo:

-¿Cómo, y es posible, Sancho Panza hermano, que no conoces a tu vecino Ricote elmorisco, tendero de tu lugar?

Entonces Sancho le miró con más atención y comenzó a rafigurarle, y , finalmente, le vino aconocer de todo punto, y, sin apearse del jumento, le echó los brazos al cuello, y le dijo:

-¿Quién diablos te había de conocer, Ricote, en ese traje de moharracho que traes? Dime:¿quién te ha hecho franchote, y cómo tienes atrevimiento de volver a España, donde si te cogen yconocen tendrás harta mala ventura?

-Si tú no me descubres, Sancho -respondió el peregrino-, seguro estoy que en este traje nohabrá nadie que me conozca; y apartémonos del camino a aquella alameda que allí parece, dondequieren comer y reposar mis compañeros, y allí comerás con ellos, que son muy apacible gente. Yotendré lugar de contarte lo que me ha sucedido después que me partí de nuestro lugar, por obedecerel bando de Su Majestad, que con tanto rigor a los desdichados de mi nación amenazaba, segúnoíste.

Hízolo así Sancho, y, hablando Ricote a los demás peregrinos, se apartaron a la alamedaque se parecía, bien desviados del camino real. Arrojaron los bordones, quitáronse las mucetas oesclavinas y quedaron en pelota, y todos ellos eran mozos y muy gentileshombres, excepto Ricote,que ya era hombre entrado en años. Todos traían alforjas, y todas, según pareció, venían bienproveídas, a lo menos, de cosas incitativas y que llaman a la sed de dos leguas.

Tendiéronse en el suelo, y, haciendo manteles de las yerbas, pusieron sobre ellas pan, sal,cuchillos, nueces, rajas de queso, huesos mondos de jamón, que si no se dejaban mascar, no

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defendían el ser chupados. Pusieron asimismo un manjar negro que dicen que se llama cavial, y eshecho de huevos de pescados, gran despertador de la colambre. No faltaron aceitunas, aunque secasy sin adobo alguno, pero sabrosas y entretenidas. Pero lo que más campeó en el campo de aquelbanquete fueron seis botas de vino, que cada uno sacó la suya de su alforja; hasta el buen Ricote,que se había transformado de morisco en alemán o en tudesco, sacó la suya, que en grandeza podíacompetir con las cinco.

Comenzaron a comer con grandísimo gusto y muy de espacio, saboreándose con cadabocado, que le tomaban con la punta del cuchillo, y muy poquito de cada cosa, y luego, al punto,todos a una, levantaron los brazos y las botas en el aire; puestas las bocas en su boca, clavados losojos en el cielo, no parecía sino que ponían en él la puntería; y desta manera, meneando las cabezasa un lado y a otro, señales que acreditaban el gusto que recebían, se estuvieron un buen espacio,trasegando en sus estómagos las entrañas de las vasijas.

Todo lo miraba Sancho, y de ninguna cosa se dolía; antes, por cumplir con el refrán, que élmuy bien sabía, de "cuando a Roma fueres, haz como vieres", pidió a Ricote la bota, y tomó supuntería como los demás, y no con menos gusto que ellos.

Cuatro veces dieron lugar las botas para ser empinadas; pero la quinta no fue posible,porque ya estaban más enjutas y secas que un esparto, cosa que puso mustia la alegría que hasta allíhabían mostrado. De cuando en cuando, juntaba alguno su mano derecha con la de Sancho, y decía:

-Español y tudesqui, tuto uno: bon compaño.Y Sancho respondía: Bon compaño, jura Di!Y disparaba con una risa que le duraba un hora, sin acordarse entonces de nada de lo que le

había sucedido en su gobierno; porque sobre el rato y tiempo cuando se come y bebe, pocajurisdición suelen tener los cuidados. Finalmente, el acabársele el vino fue principio de un sueñoque dio a todos, quedándose dormidos sobre las mismas mesas y manteles; solos Ricote y Sanchoquedaron alerta, porque habían comido más y bebido menos; y, apartando Ricote a Sancho, sesentaron al pie de una haya, dejando a los peregrinos sepultados en dulce sueño; y Ricote, sintropezar nada en su lengua morisca, en la pura castellana le dijo las siguientes razones:

-Bien sabes, ¡oh Sancho Panza, vecino y amigo mío!, como el pregón y bando que SuMajestad mandó publicar contra los de mi nación puso terror y espanto en todos nosotros; a lomenos, en mí le puso de suerte que me parece que antes del tiempo que se nos concedía para quehiciésemos ausencia de España, ya tenía el rigor de la pena ejecutado en mi persona y en la de mishijos. Ordené, pues, a mi parecer como prudente, bien así como el que sabe que para tal tiempo lehan de quitar la casa donde vive y se provee de otra donde mudarse; ordené, digo, de salir yo solo,sin mi familia, de mi pueblo, y ir a buscar donde llevarla con comodidad y sin la priesa con que losdemás salieron; porque bien vi, y vieron todos nuestros ancianos, que aquellos pregones no eransólo amenazas, como algunos decían, sino verdaderas leyes, que se habían de poner en ejecución asu determinado tiempo; y forzábame a creer esta verdad saber yo los ruines y disparatados intentosque los nuestros tenían, y tales, que me parece que fue inspiración divina la que movió a SuMajestad a poner en efecto tan gallarda resolución, no porque todos fuésemos culpados, quealgunos había cristianos firmes y verdaderos; pero eran tan pocos que no se podían oponer a losque no lo eran, y no era bien criar la sierpe en el seno, teniendo los enemigos dentro de casa.Finalmente, con justa razón fuimos castigados con la pena del destierro, blanda y suave al parecerde algunos, pero al nuestro, la más terrible que se nos podía dar. Doquiera que estamos lloramospor España, que, en fin, nacimos en ella y es nuestra patria natural; en ninguna parte hallamos elacogimiento que nuestra desventura desea, y en Berbería, y en todas las partes de África, dondeesperábamos ser recebidos, acogidos y regalados, allí es donde más nos ofenden y maltratan. Nohemos conocido el bien hasta que le hemos perdido; y es el deseo tan grande, que casi todostenemos de volver a España, que los más de aquellos, y son muchos, que saben la lengua como yo,

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se vuelven a ella, y dejan allá sus mujeres y sus hijos desamparados: tanto es el amor que la tienen;y agora conozco y experimento lo que suele decirse: que es dulce el amor de la patria.

Salí, como digo, de nuestro pueblo, entré en Francia, y, aunque allí nos hacían buenacogimiento, quise verlo todo. Pasé a Italia y llegué a Alemania, y allí me pareció que se podíavivir con más libertad, porque sus habitadores no miran en muchas delicadezas: cada uno vivecomo quiere, porque en la mayor parte della se vive con libertad de conciencia. Dejé tomada casaen un pueblo junto a Augusta; juntéme con estos peregrinos, que tienen por costumbre de venir aEspaña muchos dellos, cada año, a visitar los santuarios della, que los tienen por sus Indias, y porcertísima granjería y conocida ganancia. Ándanla casi toda, y no hay pueblo ninguno de donde nosalgan comidos y bebidos, como suele decirse, y con un real, por lo menos, en dineros, y al cabo desu viaje salen con más de cien escudos de sobra que, trocados en oro, o ya en el hueco de losbordones, o entre los remiendos de las esclavinas, o con la industria que ellos pueden, los sacan delreino y los pasan a sus tierras, a pesar de las guardas de los puestos y puertos donde se registran.

Ahora es mi intención, Sancho, sacar el tesoro que dejé enterrado, que por estar fuera delpueblo lo podré hacer sin peligro y escribir o pasar desde Valencia a mi hija y a mi mujer, que séque está en Argel, y dar traza como traerlas a algún puerto de Francia, y desde allí llevarlas aAlemania, donde esperaremos lo que Dios quisiere hacer de nosotros; que, en resolución, Sancho,yo sé cierto que la Ricota mi hija y Francisca Ricota, mi mujer, son católicas cristianas, y, aunqueyo no lo soy tanto, todavía tengo más de cristiano que de moro, y ruego siempre a Dios me abra losojos del entendimiento y me dé a conocer cómo le tengo de servir. Y lo que me tiene admirado esno saber por qué se fue mi mujer y mi hija antes a Berbería que a Francia, adonde podía vivir comocristiana.

A lo que respondió Sancho:-Mira, Ricote, eso no debió estar en su mano, porque las llevó Juan Tiopieyo, el hermano de

tu mujer; y, como debe de ser fino moro, fuese a lo más bien parado, y séte decir otra cosa: quecreo que vas en balde a buscar lo que dejaste encerrado; porque tuvimos nuevas que habían quitadoa tu cuñado y tu mujer muchas perlas y mucho dinero en oro que llevaban por registrar.

-Bien puede ser eso -replicó Ricote-, pero yo sé, Sancho, que no tocaron a mi encierro,porque yo no les descubrí dónde estaba, temeroso de algún desmán; y así, si tú, Sancho, quieresvenir conmigo y ayudarme a sacarlo y a encubrirlo, yo te daré docientos escudos, con que podrásremediar tus necesidades, que ya sabes que sé yo que las tienes muchas.

-Yo lo hiciera -respondió Sancho-, pero no soy nada codicioso; que, a serlo, un oficio dejéyo esta mañana de las manos, donde pudiera hacer las paredes de mi casa de oro, y comer antes deseis meses en platos de plata; y, así por esto como por parecerme haría traición a mi rey en darfavor a sus enemigos, no fuera contigo, si como me prometes docientos escudos, me dieras aquí decontado cuatrocientos.

-Y ¿qué oficio es el que has dejado, Sancho? -preguntó Ricote.-He dejado de ser gobernador de una ínsula -respondió Sancho-, y tal, que a buena fee que

no hallen otra como ella a tres tirones.-¿Y dónde está esa ínsula? -preguntó Ricote.-¿Adónde? -respondió Sancho-. Dos leguas de aquí, y se llama la ínsula Barataria.-Calla, Sancho -dijo Ricote-, que las ínsulas están allá dentro de la mar; que no hay ínsulas

en la tierra firme.-¿Cómo no? -replicó Sancho-. Dígote, Ricote amigo, que esta mañana me partí della, y ayer

estuve en ella gobernando a mi placer, como un sagitario; pero, con todo eso, la he dejado, porparecerme oficio peligroso el de los gobernadores.

-Y ¿qué has ganado en el gobierno? -preguntó Ricote.

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-He ganado -respondió Sancho- el haber conocido que no soy bueno para gobernar, si no esun hato de ganado, y que las riquezas que se ganan en los tales gobiernos son a costa de perder eldescanso y el sueño, y aun el sustento; porque en las ínsulas deben de comer poco losgobernadores, especialmente si tienen médicos que miren por su salud.

-Yo no te entiendo, Sancho -dijo Ricote-, pero paréceme que todo lo que dices es disparate;que, ¿quién te había de dar a ti ínsulas que gobernases? ¿Faltaban hombres en el mundo máshábiles para gobernadores que tú eres? Calla, Sancho, y vuelve en ti, y mira si quieres venirconmigo, como te he dicho, a ayudarme a sacar el tesoro que dejé escondido; que en verdad que estanto, que se puede llamar tesoro, y te daré con que vivas, como te he dicho.

-Ya te he dicho, Ricote -replicó Sancho-, que no quiero; conténtate que por mí no serásdescubierto, y prosigue en buena hora tu camino, y déjame seguir el mío; que yo sé que lo bienganado se pierde, y lo malo, ello y su dueño.

-No quiero porfiar, Sancho -dijo Ricote-, pero dime: ¿hallástete en nuestro lugar, cuando separtió dél mi mujer, mi hija y mi cuñado?

-Sí hallé -respondió Sancho-, y séte decir que salió tu hija tan hermosa que salieron a verlacuantos había en el pueblo, y todos decían que era la más bella criatura del mundo. Iba llorando yabrazaba a todas sus amigas y conocidas, y a cuantos llegaban a verla, y a todos pedía laencomendasen a Dios y a Nuestra Señora su madre; y esto, con tanto sentimiento, que a mí me hizollorar, que no suelo ser muy llorón. Y a fee que muchos tuvieron deseo de esconderla y salir aquitársela en el camino; pero el miedo de ir contra el mandado del rey los detuvo. Principalmentese mostró más apasionado don Pedro Gregorio, aquel mancebo mayorazgo rico que tú conoces, quedicen que la quería mucho, y después que ella se partió, nunca más él ha parecido en nuestro lugar,y todos pensamos que iba tras ella para robarla; pero hasta ahora no se ha sabido nada.

-Siempre tuve yo mala sospecha -dijo Ricote- de que ese caballero adamaba a mi hija; pero,fiado en el valor de mi Ricota, nunca me dio pesadumbre el saber que la quería bien; que ya habrásoído decir, Sancho, que las moriscas pocas o ninguna vez se mezclaron por amores con cristianosviejos, y mi hija, que, a lo que yo creo, atendía a ser más cristiana que enamorada, no se curaría delas solicitudes de ese señor mayorazgo.

-Dios lo haga -replicó Sancho-, que a entrambos les estaría mal. Y déjame partir de aquí,Ricote amigo, que quiero llegar esta noche adonde está mi señor don Quijote.

-Dios vaya contigo, Sancho hermano, que ya mis compañeros se rebullen, y también es horaque prosigamos nuestro camino.

Y luego se abrazaron los dos, y Sancho subió en su rucio, y Ricote se arrimó a su bordón, yse apartaron.

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La dulce boca que a gustar convida La dulce boca que a gustar convida un humor entre perlas destilado, y a no invidiar aquel licor sagrado que a Júpiter ministra el garzón de Ida, amantes, no toquéis, si queréis vida, porque, entre un labio y otro colorado, Amor está, de su veneno armado, cual entre flor y flor sierpe escondida. No os engañen las rosas, que a la Aurora, diréis que aljofaradas y olorosas se le cayeron del purpúreo seno. Manzanas son de Tántalo, y no rosas, que después huyen del que incitan ahora; y sólo del amor queda el veneno.

Mientras por competir con tu cabello

Mientras por competir con tu cabello, oro bruñido, el sol relumbra en vano, mientras con menosprecio en medio el llano mira tu blanca frente el lilio bello; mientras a cada labio por cogeilo, siguen más ojos que al clavel temprano, y mientras triunfa con desdén lozano del luciente cristal tu gentil cuello; goza cuello,cabello, labio y frente, antes que lo que fue tu edad dorada oro, lilio, clavel, cristal luciente no sólo en plata o viola troncadase vuelva, mas tú y ello juntamenteen tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

[5. Gruta de Polifemo]

Unos robustos troncos sirven de defensa y toscaguarnición a este recio peñasco, A la greña omaraña intrincada de los árboles debe la cuevaprofunda aún menos luz del día y menos aire puroque a la peña que la cubre (pues si mucha luz y airequita esa piedra, más quitan hs árboles que. estándelante). Y que el seno oscuro de la cueva es lechotenebroso de la noche sombría, nos lo indica unainfame turba de aves nocturnas que allí gimen contristeza y vuelan pesadamente.]

Fábula de Polifemo y Calatea Guarnición tosca de este escollo duro troncos robustos son, a cuya greña menos luz debe, menos aire puro la caverna profunda que a la peña; caliginoso lecho, el seno oscuro ser de la negra noche nos lo enseña infame turba de nocturnas aves, gimiendo tristes y volando graves.

Busque muy en hora buena el mercader nuevos soles; conchas y caracoles entre la menuda arena, escuchando a Filomena chopo de la fuente, y ríase la gente. Pase a media noche el mar, y arda en amorosa llama Leandro por ver su dama; yo más quiero pasar del golfo de mi lagar la blanca o roja corriente, y ríase la gente. Pues amor es tan cruel que de Píramo y su amada hace tálamo una espada, do se juntan ella y él,

Ándeme yo caliente

Ándeme yo caliente y ríase la gente. Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno; y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente, y riáse la gente. Coma en dorada vajilla el Príncipe mil cuidados, como pildoras dorados; que yo en mi pobre mesilla quiero más una morcilla que en el asador reviente, y ríase la gente.

LUIS DE GÓNGORA

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sea mi Tisbe un pastel y la espada se a mi diente, y ríase la gente.

Cuando cubra las montañas de blanca nieve el enero, tenga yo lleno el brasero de bellotas y castañas, y quien las dulces patrañas del Rey que rabió me cuente, y ríase la gente.

coronadas y soberbias, tráeme nuevas de mi esposa, y dime si han sido ciertas las lágrimas y suspiros que me dice por sus letras; porque si es verdad que llora mi cautiverio en tu arena, bien puedes al mar del Sur vencer en lucientes perlas. Dame ya, sagrado mar, a mis demandas respuesta, que bien puedes, si es verdad que las aguas tienen lengua. Pero, pues no me respondes, sin duda alguna que es muerta, aunque no lo debe ser pues que vivo yo en su ausencia. Pues he vivido diez años sin libertad y sin ella, siempre al remo condenado, a nadie matarán penas." En esto se descubrieron de la Religión seis velas, y el cómitre mandó usar al forzado de su fuerza.

- Un prisionero de Dragut, pirata turco.- crecientes, mareas.- mar del Sur, océano Pacífico, famoso por susperlas.- Seis galeras de la Orden de Malta.- cómitre, capataz de los remeros.

Romancero nuevo Como sabemos, los poetasjóvenes, desde fines del XVI, renovaron el gusto por losromances medievales o viejos. Cervantes, Góngora, Lopey Quevedo, entre otros muchos, escribieron bellosromances dando lugar al Romancero nuevo. Rasgoformal importante de él es que, teniendo la estructuramétrica normal (octosílabos con rima asonante en lospares), los romances se organizan en unidades de cuatroversos, llamadas cuartetas de romance.

Góngora escribió el siguiente a los veintidós años.Los turcos secuestraban nuestros barcos, y condenaban amuchos prisioneros o cautivos a remar en los suyos. Eraun gravísimo problema (no olvidemos el cautiverio deCervantes, aunque no fue remero), del que se hace ecolíricamente el gran poeta.

Amarrado al duro banco de una galera turquesa, ambas manos en el remo y ambos ojos en la tierra, un forzado de Dragut

en la playa de Marbella se quejaba al ronco son del remo y de la cadena:—"¡Oh sagrado mar de España,famosa playa serena, teatro donde se han hecho cien mil navales tragedias!, pues eres tú el mismo mar que con tus crecientes besaslas murallas de mi patria

LUIS DE GÓNGORA

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Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes, ya desmoronados, de la carrera de la edad cansados por quien caduca ya su valentía. Salíme al campo, vi que el sol bebía los arroyos, del hielo desatados, y del monte quejosos los ganados, que con sombras hurtó su luz al día. Entré en mi casa; vi que, amancillada, de anciana habitación era despojos; mi báculo, más corvo y menos fuerte; vencida de la edad sentí mi espada. Y no hallé cosa en que poner los ojos que no fuese recuerdo de la muerte.

UN GRAN SONETO El pesimismo en Quevedo se extiende

también a la decadencia patria, que él, situado enel centro de la vida política, sintió agudamente. Heaquí un famoso soneto suyo, donde tal sentimientode decadencia de España (unida a la de él mismo)se expresa genialmente. Se trata de una piezafundamental de la lírica de todos los tiempos:

"¡Ah de la vida! ¿Nadie me [responde? ¡Aquí de los antaños que he vivido! La Fortuna mis tiempos ha mordido; las Horas mi locura las esconde. ¡Que sin poder saber cómo ni adonde la Salud y la Edad se hayan huido! Falta la vida, asiste lo vivido, y no hay calamidad que no me ronde. Ayer se fue; Mañana no ha llegado; Hoy se está yendo sin parar un punto: soy un fue, y un seré, y un es cansado. En el Hoy y Mañana y Ayer, junto pañales y mortaja, y he quedado presentes sucesiones de difunto.

QUEJA POR LA VEJEZ Y POR LA MUERTETema obsesivo de Quevedo fue la angustia porenvejecer y por morir, la amargura por el rápidopaso del tiempo. Este asombroso soneto lomuestra.

Amor constante más allá de la muerte Cerrar podrá mis ojos la postrerasombra, que me llevaré el blanco día;y podrá desatar esta alma míahora, a su afán ansioso linsojera; mas no de esotra parte en la riberadejará la memoria en donde ardía;nadar sabe mi llama la agua fría,y perder el respeto a ley severa: Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,venas que humor a tanto fuego han dadomedulas que han gloriosamente ardido, su cuerpo dejarán, no su cuidado;serán ceniza, mas tendrán sentido.Polvo serán, mas polvo enamorado.

POETA DEL AMOR Paradójicamente, Que vedo, que fuedesamorado y misógino, y que apenas cantó amujeres concretas, es nuestro máximo poeta delamor, concebido por él como la única fuerzacapaz de vencer a la muerte. Se ha dicho (DámasoAlonso) que el siguiente soneto es "seguramente elmejor de Quevedo, probablemente el mejor de laliteratura española".

FRANCISCO DE QUEVEDO

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Yo te untaré Yo te untaré mis obras con tocino, porque no me las muerdas, Gongorilla,perro de los ingenios de Castilla, docto en pullas, cual mozo de camino. Apenas hombre, sacerdote indino, que aprendiste sin christus la cartilla; chocarrero de Córdoba y Sevilla, y, en la Corte, bufón a lo divino. ¿Por qué censuras tú la lengua griega siendo sólo rabí de la judía, cosa que tu nariz aun no lo niega? No escribas versos más, por vida mía; aunque aquesto de escribas se te pega, por tener de sayón la rebeldía.

No he de callar No he de callar, por por más que con el dedo, ya tocando la boca, o ya la frente, silencio avises, o amenaces miedo. ¿No ha de haber un espíritu valiente?¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente? Hoy, sin miedo que, libre, escandalice, puede hablar el ingenio asegurado de que mayor poder le atemorice. En otros siglos pudo ser pecado severo estudio y la verdad desnuda, y romper el silencio el bien hablado. Pues sepa quien lo niega, y quien lo duda, que es lengua la verdad de Dios severo, y la lengua de Dios nunca fue muda.

Poderoso caballero Poderoso caballero, es don Dinero. Madre, yo al oro me humillo; él es mi amante y mi amado, pues, de puro enamorado, de continuo anda amarillo; que pues, doblón o sencillo, hace todo cuando quiero, poderoso caballero es don Dinero. Nace en las Indias honrado, donde el mundo le acompaña; viene a morir en España, y es Génova enterrado. Y pues quien le trae al lado es hermoso, aunque sea fiero, poderoso caballero es don Dinero. Son sus padres principales y es de nobles descendientes, porque en las venas de Oriente todas las sangres son reales; y pues es quien hace iguales al duque y al ganadero,poderoso caballero es don Dinero.

FRANCISCO DE QUEVEDO

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FRANCISCO DE QUEVEDO - GRACIAS Y DESGRACIAS DEL OJO DEL CULO Dirigidas a Doña JUANA MUCHA, MONTÓN DE CARNE,Mujer gorda por arrobas.

Escribiólas JUAN LAMAS, EL DEL CAMISÓN CAGADO. Edición de DANIEL LEBRATO, Maestro Oculista.

Quien tanto se precia de servidor de vuesa merced, ¿qué le podrá ofrecer sino cosas del culo? Aunque vuesamerced le tiene tal, que nos lo puede prestar a todos. Si este tratado le pareciere de entretenimiento, léale y páselemuy despacio y a raíz del paladar. Si le pareciere sucio, límpiese con él, y béseme muy apretadamente. De micelda, etcétera.

No se espantarán de que el culo sea tan desgraciado los que supieren que todas las cosas aventajadas ennobleza y virtud, corren esta fortuna de ser despreciadas de ella, y él en particular por tener más imperio yveneración que los demás miembros del cuerpo; mirado bien es el más perfecto y bien colocado dél, y másfavorecido de la naturaleza, pues su forma es circular, como la esfera, y dividido en un diámetro o zodíaco comoella. Su sitio es en medio como el del sol; su tacto es blando: tiene un solo ojo, por lo cual algunos le han queridollamar tuerto, y si bien miramos, por esto debe ser alabado, pues se parece a los cíclopes, que tenían un solo ojo ydescendían de los dioses del ver. El no tener más de un ojo es falta de amor poderoso, fuera de que el ojo del culopor su mucha gravedad y autoridad no consiente niña; y bien mirado es más de ver que los ojos de la cara, queaunque no es tan claro tiene más hechura.

Si no, miren los de la cara, sin una labor, tan llanos que no tienen primor alguno, como el ojo del culo, depliegues lleno y de molduras, repulgo y dobladillos, y con una ceja que puede ser cola de algún matalote, o barbade letrado o médico. Y así, como cosa tan necesaria, preciosa y hermosa, lo traemos tan guardado y en lo másseguro del cuerpo, pringado entre dos murallas de nalgas, amortajado en una camisa, envueltoen unosdominguillos, envainado en unos gregüescos, abahado en una capa, y por eso se dijo: "Bésame donde no me da elsol". Y no los de la cara, que no hay paja que no los haga caballeriza, ni polvo que no los enturbie, ni relámpagoque no los ciegue, ni palo que no los tape, ni caída que no los atormente, ni mal ni tristeza que no los enternezca.Lléguense al reverendo ojo del culo, que se deja tratar y manosear tan familiarmente de toda basura y elemento nimás ni menos; demás de que hablaremos que es más necesario el ojo del culo solo que los de la cara; por cuantouno sin ojos en ella puede vivir, pero sin ojo del culo ni pasar ni vivir.

Lo otro sábese que ha habido muchos filósofos y anacoretas que, para vivir en castidad, se sacaban losojos de la cara, porque comúnmente ellos y los buenos cristianos los llaman ventanas del alma, por donde ellabebe el veneno de los vicios. Por ellos hay enamorados, incestos, estupros, muertes, adulterios, iras y robos. Pero¿cuándo por el pacífico y virtuoso ojo del culo hubo escándalo en el mundo, inquietud ni guerra? ¿Cuándo, por él,ningún cristiano no aprendió oraciones, anduvo con sinfonía, se arrimó a báculo ni siguió a otro, como se ve cadadía por falta de los de la cara, que expuestos a toda ventisca e inclemencia, de leer, de fornicar, de una purga, deuna sangría, le dejan a un cristiano a buenas noches? Pruébenle al ojo del culo que ha muerto muchachos,caballos, perros, etc.; que ha marchitado hierbas y flores, como lo hacen los de la cara, mirando lo ponzoñosos queson: por lo que dicen que hay mal de ojo. ¿Cuándo se habrá visto que por ser testigo de vista hayan ahorcado anadie por él, como por los de la cara, que con decir que lo vieron forman sus calumnias los escribanos? Fuera deque el ojo del culo es uno y tan absoluto su poder, que puede más que los de la cara juntos. ¿Cuándo se ha vistoque en las irregularidades se metan con el ojo del culo?

Lo otro, su vecindad, es sin comparación mejor, pues anda siempre, en hombres y mujeres, vecino de losmiembros genitales; y así se prueba que es bueno, según aquel refrán: Dime con quien andas, te diré quien eres.El se acredita mejor con la vecindad y compañía que tiene que no los ojos de la cara, que éstos son vecinos de lospiojos y caspa de la cabeza y de la cera de los oídos, cosa que dice claro la ventaja que les hace el serenísimo ojo,del culo. Y si queremos subtilizar más esta consideración, veremos que en los ojos de la cara suele haber por milleves accidentes, telillas, cataratas, nubes y otros muchos males; mas en el del culo nunca hubo nubes, quesiempre está raso y sereno; que, cuando mucho, suele atronar, y eso es cosa de risa y pasatiempo. Pues decir queno es miembro que da gusto a las gentes, pregúnteselo a uno que con gana desbucha, que él dirá lo que el comúnproverbio, que, para encarecer, que quería a uno sobremanera, dijo: "Más te quiero que a una buena gana decagar". Y el otro portugués, que adelantó más esta materia, dijo: "Que no había en el mundo gusto como el cagarsi tuviera besos." Pues ¿qué diremos si probamos este punto con texto del filósofo que dijo:

No hay contento en esta vidaque se pueda comparar

al contento que es cagar. Otro dijo lo descansado que quedaba el cuerpo después de haber cagado:

No hay gusto más descansado

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que después de haber cagado.

Los nombres que tiene juzgarán que no tiene misterio. ¡Bueno es eso! Dícese trasero, porque lleva comosirvientes todos los miembros del cuerpo delante de sí, y tiene sobre ellos particular señorío. Culo, voz tan biencompuesta que lleva tras sí la boca del que le nombra. Y ha habido quien le ha pueto nombre gravísimo y latinollamándole antífonas y nalgas, por ser dos; otros, más propiamente, le llaman asentaderas; algunos, trancaílo, y nohe podido ajustar por muchos libros que he revuelto para sacar la etimología; lo más que he hallado es que se debedecir tancahigo, por lo arrugado y pasado que siempre está (....)

Con más facilidad topé por qué se decía al lindo ojo del culo "manojo de llaves": por lo redondo del caboy muchas molduras que hacen aquel mismo repulgo, y viene bien con los que llaman cofre al culo, que es darlecerradura.; y en los animales vemos que la Naturaleza les cubre el culo con la cola o rabo, para que como partemás necesaria y secreta, estuviera acompañado tapado y abrigado, y con mosqueador para de verano, y en lasaves lo mismo. Si miramos su ocupación, es hacer lo que ninguno nunca hizo ni pudo: pues en este mundo todoshemos menester a otros para ser proveídos: el alguacil al corregidor, el corregidor al oidor, el oidor alpresidente, el presidente al rey. Pero el culo se provee a sí mismo y aún en el presidente, servidor por otronombre (que así llaman al bacín), cosa equívoca a los derretidos de las damas. El culo no tiene cosa común, niaunque me pruebes que hace cámaras, a imitación de otros muchos, pues lo que él hace son mojones, que son finde términos, para dar a entender que en llegando al culo no has de pasar adelante.

Háceme fuerza que en las almonedas dicen: "¿Hay quien puje?"; que ni sé si convidan a cagar(propiamente entonces pujar) o si a comprar; con que es cierto que tiene grandes preeminencias, cuando se valende sus voces para otras cosas. Hasta los excrementos o mierda (pasa adelante, porque no te empalagues con tandulce plato) son de provecho, pues según defienden los doctores galenistas y boticarios droguistas, son buenospara desligar Cárdeno y Alberto los del lagarto para los ojos; los de bestias, que llaman estiércol, es con lo que sefertilizan los campos, y a quien debemos los frutos; la del gato de Algalia, no hay que probar ni examinar cuántoes su valor y estimación; la mierda del buey, o boñiga, para inmensos remedios es provechosa. Esto probado yasentado, ¿habrá curioso alguno que diga que los ojos de la cara tienen alguna virtud? Luego el ojo del culo, él porsí solo, es mejor y de más provecho que los ojos de la cara.

Lo que dicen del culo (los que tienen ojeriza con él) es que pee y caga, cosa que no hacen los ojos de lacara; y no advierten lo cuitados que más y peor cagan los ojos de la cara y peen que no el del culo, pues en ellosno hay sueño que no lo caguen en cantidad de legañas, ni pesadilla o susto que no meen en abundancia delágrimas, y esto sin ser de provecho, como lo que echa el culo, como ya queda probado. Lo del pedo es verdad,que no lo sueltan los ojos; pero se ha de advertir que el pedo antes hace al trasero digno de laudatoria que indignode ella. Y, para prueba desta verdad, digo que de suyo es cosa alegre, pues donde quiera que se suelta anda la risay la chacota, y se hunde la casa, poniendo los inocentes sus manos en figura de arrancarse las narices, y mirándoseunos a otros, como matachines. Es tan importante su expulsión para la salud, que en soltarle está el tenerla. Y así,mandan los doctores que no les detengan, y por esto Claudio César, emperador romano, promulgó un edictomandando a todos, pena de la vida, que (aunque estuviesen comiendo con él) no detuviesen el pedo, conociendolo importante que era para la salud. Otros dijeron que lo había hecho por particular respeto que se debe al señorojo del culo.

Pues decir que no es bullicioso un pedo, ¡bueno es eso! ¿Hay cosa de más gusto que ver en un concursogrande, si se suelta uno, el rumor que mete y qué agudos acuden todos a taparse las narices, como está dicho, yotros que más lo huelen, haciendo la disimulada toman tabaco?

Y es probable que llega a tanto el valor de un pedo, que es prueba de amor; pues hasta que dos se hanpeído en la cama, no tengo por acertado el amancebamiento; tambien declara amistad, pues los señores no caganni se peen, sino delante de los de casa y amigos. Y un portugués preguntado cuál era la parte principal del cuerpodijo que el culo, que se asentaba primero que nadie y aunque fuese delante del rey.

Los nombres del pedo son varios: cuál le llama "soltó un preso", haciendo al culo alcaide; otros dicen:"fuésele una pluma", como si el culo estuviera pelando perdices; otros dicen: "tómate ese tostón", como si el culofuera garbanzal. Otros dicen algo crítico: "cuesco", derivado de la enigma; y otros han dicho: "Entre peña y peñael alba, río que suena". De aquí se levantó aquel refrán que dice: "Entre dos peñas feroces, un fraile daba voces".Y finalmente, dijo el otro: "El señor don Argamasilla cuando sale chilla".

Baste ya de probanzas de la nobleza del señor don Pedo y pase por ahora plaza de don caballero queporque no digan me revuelco demasiado no le acoto con otros muchos lugares y autoridades. Dejo de tratar de los

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pedos degollados, si bien con esto conocerán de su hidalguía y caballería y grandeza que tiene el culo en este caso.Pues su fortaleza ¿quién la encarecerá?, si es tanta que el sólo limpiarse con un paño delgado se deja de modo porlas dos partes, que es más difícil de tomar que la inclusa. Y, volviendo a los demás sentidos, digo que lo que sequeda en el pañuelo de la boca es gargajo, y lo de las narices moco, y lo delos ojos legañas, y lo de los oídos cera; pero lo queda del culo en la camisa es palomino, nombre de ave muyregalada.

Fuera de que los ojos no tienen cosa señalada con que limpiarse; que a veces piden el pañuelo prestado alas narices y a la boca, y otras se limpian con las manos, y al mismo tenor los otros sentidos. Mas volviendo alculo, ¡qué de firmas de grandes señores ha iluminado! ¡Qué papeles de los más íntimos amigos no ha visto! ¡Quéde libros de los hombres más doctos ha gastado! ¡Qué de billetes de damas ha firmado! ¡Qué de procesosimportantes ha manchado! y, ¡qué de camisas de Cambray y Holanda ha teñido! Y al fin le han servido delimpiadera las mejores y más hermosas manos del mundo, según aquel:

La mano de marfil es muy forzosoque al culo de su dueña haya llegado.

Y lo merece todo, porque también, sin ser abeja, hace cera o cerote (que así dicen de los medrosos). Hastalas melecinas deben su ganancia al ojo, que aunque no ve, algunos dijeron que veía Fulano la luz por el ojo delculo de Zutano.Y en verdad que no es vista que invidiar.

De si tiene alguna gracia o no los culos sería largo de contar, baste decir que culos que se conocen, en lacalle se saludan. Marcial dice que son saludadores compressis narebus Joven salutat, que en español quiere decir:represando las nalgas saluda a Júpiter, tratando de uno que se peió y por eso algunos le dan tanta antigüedad quedicen: ¿Qué tiene que ver el culo con el pulso? Como si dijeran de una cosa que no da cuidado ninguno y muy converdad comparándola a otra que de cada accidente se desconcierta. Y si nos dilatamos en esta materia seráproceder infinito, sólo digo que en cuanto he hablado y ponderado del culo aunque me queda el rabo por desollar,que sus gracias son muchas y muy dignas de ponderación, como no son menores sus desgracias siguientes:

DESGRACIAS DEL OJO DEL CULOPRIMERA DESGRACIA

Enseña un ayo mugriento la lición a un descuidado niño.Encomiéndasela a la memoria y como potenciavil pásasele y jugando, olvida y en pena de lo que pecó la memoria abre el culo a azotes.

SEGUNDAVa un estudiante un madrugón a una viña, vendimia a la mitad de ella, lleva un lagar en el estómago, topa

con una fuente, y porque se lo pide el gusto bebe hasta hartarse: pícase la sed y deshácese en cámaras y págalo elojo del culo.

TERCERAEl otro mesurado o engullidor miserable, por comer de balde llenó tanto el estómago que se ahitó movido

del apetito y págalo el culo a puro jeringazos.CUARTA

Tiene un mal curado enfermo modorra y porque el humor se le ha apoderado de los sentidos y losdescuidos que tuvo el poco prevenido médico, lo paga el culo a puro sanguijuelas que lo sajan vivo.

QUINTASábese, según doctrina de muchos filósofos, que el regüeldo es pedo malogrado y que hay algunos tan

desdichados que no se les permite llegar al culo, así lo enseña Angulo que no ha acabado de salir por la bocacuando le dicen todos: "¡Vaya a una pocilga!", y cuando sale por el ojo del culo todo es aplaudido y cuando másle dicen cuerno, como otro tenía costumbre de decir cuando uno se peía "¡cuerno! por ahí comas carne y por laboca mierda, y papa te vea la madre que te parió porque te vea más medrado; en las sopas te lo halles comogarbanzo, con esa música te entierren, sabañones y mal de gamones, coz de mula gallega, por donde salió el pedometa el diablo el dedo, la víbora el pico, el puerco el hocico, el toro el cuerno, el león la mano, el cimborrio de ElEscorial y la punta de mi caracol te metan amén".

SEXTADa el otro extranjero en caballerear, bizarrear y servir a damas y traer mucha bambolla y fausto, falta a los

negocios y pierde el crédito y lo que pecaron los miembros genitales lo paga el inocente culo. Pues al punto dicen:"Fulano ya dio de culo".

SEPTIMA

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Va el otro narciso, pisaverde a pie por la calle en tiempo de todos y por más cuidado que pone en laschinas o piedras que están descubiertas para asegurar los pies y andar de guija en guija, resbálase el pie y hacepedazos el pobre culo y de más a más se hace una plasta de todo que le coge de pies a cabeza.

OCTAVA Da el otro pobre a la medianoche en tiempo de invierno una correncia o evacuación de tripas y porque

con la priesa que tiene no se acuerda bien hacia donde quedó el brasero o barreño de la lumbre tropieza en él yhace pedazos las piernas y el culo, cobrando con esta desgracia enfremedad para muchos días.

NONATan desgraciado es el culo que hasta los animales les muerde el lobo por él y en las monas se ve que

porque quieren descansar y sentarse a menudo se llenan el culo de callos y por eso han dado en decir: "Fulanotiene más callos que culo de mona".

DÉCIMAViene el otro picarón a sentir el calor del verano y porque yéndose a rascar la comezón de una ladilla

frisona le estorbó el matarla una horrenda población de pendejos que topa hacia el culo, determina de matarlas conunas tijeras y teniendo las manos torpes y no v er lo que hace ni poder sufrir más el ser puerco abre a tijeretazos elpobre culo.

UNDÉCIMAViene la otra pobre casada o doncella a descubrir más de lo que fuera menester su natural inclinación de

ser puta, tiene celo de ello el galán y causa cuidado al marido y por dar a entender que conocen la fragilidad yimperfección del sujeto, dicen: "de res que semea el rabo, no hay que fiar".

DUODÉCIMADale al otro una apretura en la calle o cógele en la comedia, sale con priesa a buscar dónde desbuchar, y

porque no llegó tan presto a las necesarias o le embarazó algún nudo ciego, emplástase o embadúrnase de mierdael pobre culo.

DECIMOTERCERAViene el otro estudiante o platicante de medicina y al ir a ordenar medicamento a la cocina topa a la

criada que se había hecho del ojo, y ella por darle gusto y apagar el fomes de la concupiscencia y titilacionesvenéreas, empieza sus cernidillos y bamboleos, diviértese con el gusto y acribilla a golpes el pobre culo de escalónen escalón.

DECIMOCUARTAVienen las Carnestolendas, alégranse las gentes en diferentes festines y por no más de antojo de

muchachos o pasatiempo de hombres ociosos pagan los culos de los perros atándoles a la cola mazas diferentes.DECIMOQUINTA

Vese el otro pobre condenado toreador de a pie embestido del toro, vuélvese para huir, túrbase o no salenlos pies con presteza y por no salir ellos presto degárrale el toro el pobre culo.

DECIMOSEXTAVa una vieja a echar una ayuda a un enfermo, ve poco, no la ha templado bien, encájasela dos dedos del

culo, y dale entre las nalgas con ella, escáldale el culo que paga el pobre el descuido de la vieja borracha.ÚLTIMA DESGRACIA

Finalmente, tan desgraciado es el culo que siendo así que todos los miembros del cuerpo se han holgado yhuelgan muchas veces, los ojos de la cara gozando de lo hermoso, las narices de los buenos olores, la boca de lobien sazonado y besando lo que ama, la lenguaretozando entre los dientes, deleitándose con el reir, conversar y con ser pródiga y una vez que quiso holgar elpobre culo le quemaron.

Francisco de Quevedo y Villegas llamado Juan Lamas, el del Camisón Cagado

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