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1 ENRIQUE HUERTA SALAZAR ANTINEOLIBERALISMO Y ANTICAPITALISMO EN AMÉRICA LATINA: EL <<MODELO ECONÓMICO>>, LA RESPUESTA SOCIAL Y SUS PERSPECTIVAS POLÍTICAS. TESIS DE LICENCIATURA ASESOR: MTRO. ALFREDO VELARDE SARACHO UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS COLEGIO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS MÉXICO 2011

ANTINEOLIBERALISMO Y ANTICAPITALISMO EN AMÉRICA LATINA. Enrique Huerta Salazar. Tesis de Licenciatura

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ENRIQUE HUERTA SALAZAR

ANTINEOLIBERALISMO Y ANTICAPITALISMO EN AMRICA LATINA: EL , LA RESPUESTA SOCIAL Y SUS PERSPECTIVAS POLTICAS.

TESIS DE LICENCIATURA ASESOR: MTRO. ALFREDO VELARDE SARACHO

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO FACULTAD DE FILOSOFA Y LETRAS COLEGIO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS MXICO 2011

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ENRIQUE h. s.

ANTINEOLIBERALISMO Y aNTICAPITALISMO EN AMRICA LATINA

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Dedicado especialmente Al Sector de Trabajadores de La Otra Campaa. A mis compaerxs de la Okupacin del Auditorio Che Guevara. A Patricio Esteban y Leonardo, dos de mis gatos. Y a ti tambin.

El Autor

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A las ruinas del amor el cadver de tu enemigo Te acerca la distancia entonces, ests vivo Cuidado con lo que quieres porque algn da lo pods conseguir No se trata slo de tu voluntad dale tiempo al tiempo Todos los das sale el Sol y la Luna vuelve a brillar Ni siquiera una bomba lo puede parar dale tiempo al tiempo, tiempo al tiempo(de Tiempo al Tiempo, Fito Pez)

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PRESENTACIN 1. Cuando hablamos de en Amrica Latina, nos referimos al conjunto de expresiones sociales, polticas e ideolgicas que se contraponen deliberadamente a las medidas derivadas de la aplicacin de los llamados Programas de Ajuste Estructural implementados por los estados latinoamericanos a partir de la dcada de los aos ochenta del siglo pasado. Aunque sabemos que la implementacin del experimento neoliberal se inici algunos aos atrs, bajo la dictadura militar pinochetista. Estos programas son la expresin perifrica de un proceso ms amplio que consiste en el intento de relanzamiento de la acumulacin capitalista a nivel mundial, luego del ciclo de crisis de sobreproduccin que se iniciara a finales de los aos sesenta. Crisis que se agudizara a principios de la dcada siguiente, de manera simultnea con un cambio operado en la forma de organizacin del trabajo, del fordismo al posfordismo o toyotismo. Coincidiendo todo este proceso con el inicio de un nuevo ciclo de ascenso en la lucha de clases, inicio marcado por las huelgas obreras del mayo francs en 1968 fundamentalmente, pero que como sabemos, tuvo una serie de expresiones similares en buena parte del mundo. Mientras en Latinoamrica y en los pases ms pobres los estados ensayaban el neoliberalismo, casi al mismo tiempo en todo el mundo se iba desarrollando como lado amable la llamada globalizacin econmica, es decir la expansin de mercados, eliminacin de algunas barreras comerciales y unificacin regional de algunas economas. Y sobre todo, los procesos de desarrollo tecnolgico aparejados e ello: sper desarrollo de las telecomunicaciones y la computacin, en base al desarrollo de micro circuitos electrnicos y microprocesadores de informacin. Ese auge se presentaba como la mejor muestra de las que hacan preferible al mudo capitalista ante un segundo mundo donde supuestamente el socialismo y el comunismo haban demostrado su fracaso: no solo por ser incapaces de emular todos los avances materiales del primer mundo, sino en especial, por no permitir el libre acceso de sus habitantes a ellos. Mientras el espectculo de ascenso del mundo de las libertades sobre las ruinas humeantes de la cortina de hierro tena lugar en las pantallas televisivas, las salas cinematogrficas y la prensa, alejada de los reflectores una cruda realidad tomaba su curso: con tal de asegurar las ganancias de unos cuantos capitalistas en unos cuantos pases, se procedi a desmantelar todos los obstculos que haban legado cuatro dcadas de New Deal, Estado de Bienestar, Welfare State, keynesianismo, regulacin econmica, socialismo o populismo, segn el momento y lugar donde se aplicase y el modo en que se le llamara por los capitalistas locales. Obstculos que se presentaban bajo la forma de conquistas laborales, propiedad o control estatal de sectores estratgicos de la produccin, y servicios de seguridad social mnimos asequibles, si no para todos, al menos para una buena parte de los tres cuartos de la poblacin mundial que no vivan en los lmites de la hambruna. Las consecuencias de este desmantelamiento, lo mismo en Mxico que en EEUU, en China que en Filipinas o Japn, en El Salvador que en Espaa, las pagaron siempre los trabajadores, los ms pobres entre los pobres. Se ha querido equiparar equivocadamente al neoliberalismo con un modelo de no intervencin estatal, cuando en realidad dentro de este el papel del Estado ha sido preponderante. Igualmente el libre mercado no es ms que otra de las falacias ideolgicas principales en que se sustenta. Una de las consecuencias prcticas de desviar la atencin hacia esta parte formal y aparente de la globalizacin, es que durante todo este tiempo la gente inconforme muchas veces se haya opuesto solamente a la parte visible de la globalizacin, sin reparar en que en realidad detrs del modelo se hallaba todo un sistema

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que ha estado ah oculto: el capitalismo en descomposicin, incapaz, bajo cualquiera de sus formas, de ofrecer futuro a la humanidad. La oposicin social anti-neoliberal en Latinoamrica, tiene su concrecin en un conjunto de episodios de protesta a los que se ha dado en llamar ; mismos que -segn nuestra periodizacin- van desde el de 1989 en Venezuela, pasando por el derrocamiento de varios gobiernos en Ecuador, la insurreccin zapatista en 1994 en Chiapas, el 19 y 20 de diciembre argentino de 2001, hasta las guerras del gas y del agua en Bolivia, etc. La derrota, continuidad o absorcin de estas protestas se expresa en el surgimiento de una serie de gobiernos de izquierda aparejado en ocasiones la llegada al poder de partidos que antes fueron de dicho signo sobre todo en el subcontinente: Brasil, Argentina, Venezuela, Chile, Ecuador, Bolivia. 2. El ciclo de la globalizacin y el neoliberalismo toca a su fin. A este fin del ciclo de acumulacin anterior, se ha correspondido una reconfiguracin poltica planetaria de las expresiones organizadas y espontneas de descontento y oposicin al avance sin lmites de la depredacin capitalista. Reconfiguracin que se ha iniciado casi una dcada atrs, mucho antes de la cada de las bolsas de valores, la crisis hipotecaria y dems manifestaciones que vimos a partir de los ltimos meses de 2008. Este proceso, aunque en ocasiones empalmado con la protesta anti neoliberal, no debe confundirse con ella, pues corresponde ms bien a la preparacin una nueva etapa en la lucha de clases. Esto se observa por un lado en el ascenso de los movimientos de protesta anti-globalizacin, con ejemplos por todos conocidos: Seattle (1999), Praga (2000), Gnova (2001), Quebec (2001), Cancn (2001), Guadalajara (2004), etc.; es decir, un conjunto de protestas realizadas ah donde se realizaban los cnclaves de los organismos financieros y comerciales internacionales, o las reuniones de los jefes de gobierno y ministros de las naciones capitalistas mas poderosas. Otro episodio que puede verse como continuidad de estas expresiones ha sido el movimiento de protesta anti blico surgido a partir de la invasin militar de Afganistn e Irak por EEUU, Gran Bretaa y otros aliados.

Dentro del movimiento antiglobalizacin o altermundista han confluido una serie de expresiones de distintas clases y distintos sectores de clase, polticas e ideolgicas. Hay un altermundismo oficial que tuvo su culminacin en el Foro Social Mundial. Y un altermundismo radical no orgnico en el que hicieron filas grupos autonomistas y anarquistas conocidos como el . Va Campesina como expresin internacional organizada de granjeros, productores y pequeos y medianos propietarios rurales. A la crtica del quehacer poltico planteada por el altermundismo y por el movimiento antiblico, se ha correspondido en su momento un reacomodo temporal con el regreso de algunos gobiernos social demcratas o el fortalecimiento de los partidos izquierdistas y de algunos de la llamada en Europa: Gerhard Shrder en Alemania, Zapatero en Espaa, Rifondazione Comunista en Italia, Tony Blair en Gran Bretaa, etc. Este reacomodo garantiz a las burguesas respectivas -al menos parcialmente- poder contener, mediatizar y dar cauce a la protesta social emergente. Cada uno de ellos con sus particularidades, pero con un denominador comn: todos los gobiernos y partidos autodenominados de izquierda -al igual que los de o los abiertamente neoliberales- han servido para mantener el capitalismo, no para echarlo abajo.

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3. Una vez que se evidencia el fin de esta era de la acumulacin global-neoliberal, se inicia abiertamente una nueva crisis capitalista que poco despus ya tiene a millones de obreros sin empleo. Como mero , para el primer y segundo mes de 2009, decenas de las mas importantes compaas anunciaban los recortes que haran de inmediato o planeaban hacer a lo largo del ao y el siguiente: Nike despedira a 1400 obreros, Peugeot Citroen, 11 mil, General Motors, 10 mil, Nissan, 20 mil, Caterpillar (maquinaria para construccin), 20 mil, Home Depot, 7 mil, Sprint Nextel (telefona mvil), 8 mil, AT & T 12 mil, Philips, 6 mil, Nokia, 1700,Microsoft (software), 5 mil, Harley - Davison 1100, Toshiba, 4 mil 500, Hitachi, 7 mil, Panasonic, 15 mil, Boeing (aeronutica y armas), 10 mil, Starbrucks (cadena mundial de de cafeteras), 6 mil 700, Pfizer (farmacutica), 16 mil, ING Groep (grupo financiero holands), 16 mil, y anuncios como estos se fueron repitiendo todo el ao1. Pero no slo el sector privado pona a sus empleados en la incertidumbre del paro: en febrero de 2009 la paraestatal britnica de correos, Royal Mail anunciaba su intencin de deshacerse de 16 mil trabajadores. Sin aviso previo, en octubre del mismo ao, el gobierno mexicano cerraba la paraestatal Luz y Fuerza y echaba a la calle a 44 mil electricistas; un mes despus en Cuba, estandarte del izquierdismo, el gobierno, a travs de el Ministerio de Agricultura, anunciaba el recorte de 89 mil puestos!, acusando a los trabajadores de , del mismo modo que meses atrs los haba acusado de . Adems el mundo vive la peor crisis alimentaria en las ltimas cuatro dcadas: segn la Organizacin de las Naciones Unidas Para la Agricultura y la Alimentacin (FAO, por sus siglas en ingls), para el 2009, 1020 millones de personas en todo el mundo padecan hambre o subnutricin (en palabras llanas, estaban en peligro de enfermar y/o morir por falta de una alimentacin adecuada), cifra sin precedentes, solo comparable a la de 1970, cuando cerca de 880 millones de seres humanos se hallaban en la misma situacin.2 4. Ni el movimiento anti globalizacin o altermundista como tal, ni la protesta antiblica, han significado en su momento ningn cuestionamiento de fondo a la permanencia del sistema capitalista. Desde el plano de su propia subjetividad en tanto no han definido un claro perfil de clase, no han aportado mayormente a la nueva etapa de la lucha de clases e incluso en algunos momentos han retrasado su ascenso. Pero objetivamente, -muy a pesar de s mismos- han preparado las condiciones para esta nueva etapa. Pues, pese a su carencia de un programa e incluso de mtodos revolucionarios , por un lado, con la protesta altermundista se ha puesto de manifiesto la necesidad de llevar la crtica del stablishment capitalista allende las fronteras nacionales; por el otro, la movilizacin de cientos de miles y millones de trabajadores como ocurri con la protesta antiblica, ha removido con su presencia en las calles, en la superficie de la conciencia proletaria la resistencia a las movilizaciones espontneas de masas. Estas ltimas se han producido por distintos motivos no bien se haba anunciado el regreso a la crisis: las protestas de jvenes trabajadores en Francia contra la Ley del Primer Empleo (CPE) durante 2006, la revuelta de los barrios marginales en el mismo pas a favor de los inmigrantes en 2005, y las reyertas callejeras en Grecia de 2008, han sido apenas las primeras seales de esta nueva etapa. Otros episodios ms claros configuraban lo que vendra despus y que aun esta ocurriendo: las11

De tal modo que , tan solo en Estados Unidos de Norteamrica, se anunci que en diciembre se perdieron 85 mil puestos de trabajo. 2 Fuente: FAO. Informe El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2009.

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huelgas del metro y autobuses en New York de diciembre de 2005, de trabajadores de ferrocarriles en Francia y Alemania durante 2007 y en especial, las huelgas por solidaridad en Gran Bretaa durante 2009, no obstante el desenlace que tuvieron y el todava importante control sindical en algunos casos, han puesto a la orden del da la existencia de una clase obrera que busca tomar su propio camino organizado. 5. A esta nueva era de crisis se corresponde tambin un movimiento impulsado por la necesidad que tiene la burguesa de asegurar su permanencia en el poder, es decir, su propia existencia como clase y la supervivencia del propio capitalismo. A la etapa del discurso y los movimientos antineoliberales, altermundistas y antiglobalizacin, le sucede la etapa de los movimientos y discursos anticapitalistas. Es una nueva vertiente social y poltica que se apoya efectivamente en el descontento que crece conforme la crisis avanza y las medidas para enfrentarla muestran hasta donde los capitalistas estn dispuestos a sacrificar las condiciones de vida de millones en todo el mundo para salvar sus ganancias y recuperarse. Trtase sin embargo de un movimiento engaoso: este anticapitalismo lejos de plantear una perspectiva revolucionaria se constituye en un dique autntico para la conciencia proletaria: empieza por negar el papel fundamental de la clase trabajadora en cualquier transformacin radical anti sistmica que se pretenda -y an ms, por pretender negar su existencia-; paso siguiente, diluye el antagonismo de clases en un sinfn de luchas parceladas, ya sea , de , o luchas que puestas en esta perspectiva, no van dirigidas contra el sistema sino solo contra una parte de ste, la que afecta a cada una de esas minoras. A la contradiccin material entre el trabajo concreto /trabajo abstracto, el anticapitalismo superpone las nuevas , que son meramente ideolgicas (aunque se presenten como supuestamente igual de importantes) modernidad/tradicin, incluidos /excluidos, homogneo/diverso, imperio/nacin, estado/pueblos, etc., lo que se traduce en un intento de disipar la conciencia sobre la realidad material fundamental en que se basa el capitalismo: la separacin entre el hombre y sus medios de vida. Consecuencia de ello, el anticapitalismo obstaculiza el autoreconocimiento de los proletarios impidiendo en primer lugar su organizacin poltica autnoma, es decir, su constitucin en clase que lucha. El anti neoliberalismo supone la posibilidad de retorno o avance a un capitalismo con rostro humano, el altermundismo oficial, la idea de construir un mundo no capitalista dentro del mundo capitalista. El anticapitalismo es ms atractivo porque efectivamente sugiere la necesidad de un cambio de sistema y no slo de y reconoce las limitaciones implcitas en los proyectos autonomistas o autogestionarios. Pero es tramposo porque se trata fundamentalmente de una maniobra ideolgica que intenta diluir el potencial de subjetividad revolucionaria que significara el proletariado: una clase que si no se reconoce, -es decir si no lucha contra y ms all de su propia existencia, diferenciando claramente su actividad de la de su contrario-, pues simplemente no es una clase revolucionaria, solo existe objetivada, en y para el capital, bajo la falsa identidad del trabajo abstracto. Por ahora el discurso y movimiento anticapitalistas apenas se van mostrando en el mundo, pero es seguro que conforme avance la crisis y avance tambin la respuesta defensiva de la burguesa en todos los mbitos para enfrentarla, discursos y movimientos anticapitalistas se irn haciendo ms necesarios y mas visibles, pues bien utilizados, sern el mejor instrumento de los capitalistas, quienes se apropiarn de ellos para impedir brotes insurreccionales, contener el descontento y desviar la combatividad obrera.

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Hoy la mxima representacin de este anticapitalismo se centra fundamentalmente en dos expresiones polticas como son el Nouveau Parti Anti-Capitaliste o Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) francs y la Otra Campaa zapatista en Mxico. Ambas expresiones, adems extienden paulatinamente su influencia: del primero han surgido grupos ms pequeos en otros estados europeos inspirados por este 3, y del zapatismo ha surgido la iniciativa del Festival Mundial de la Digna Rabia, como foro internacional donde los voceros militantes e intelectuales de esta nueva vertiente se expresan. De manera paralela corren otros proyectos que, sin pretenderse tan radicales sirven igualmente de sostn poltico e ideolgico a la burguesa: el con epicentro en el gobierno de Hugo Chvez en Venezuela, y el partido Die Linke (La Izquierda) en Alemania. Se trata de dos proyectos distintos entre s: el primero tiene la ventaja de plantear una supuesta alternativa de sociedad en sustitucin del capitalismo (cosa de la que pudieran decir sus crticos, el movimiento anticapitalista adolece), pero ante las masas desconfiadas viene con el defecto de ser un discurso auspiciado directamente desde el Estado. En tanto que Die Linke , se trata de un partido definido como antineoliberal -y por lo tanto ms bien reformista-, pero que surge montado en un proceso de desencantamiento de importantes sectores de masas con respecto a la vieja izquierda socialdemcrata (SPD) e incluso sectores crticos con respecto al propio estalinismo, aunque ahora pretende dar cabida a todo tipo de vertientes.4 Aunque pareciera que nada tienen que ver entre s, todas estas vertientes forman parte de una tendencia de amplio espectro, lo que podramos llamar una nueva izquierda mundial. Anticapitalistas, socialistas del Siglo XXI, y partidos antineoliberales renovados, dispuestos estos ltimos a radicalizarse en pos captar militantes, o bien a inclinarse a la derecha y jugar el papel de oposicin reformista para ganar votos, segn sea el caso. Se trata de una tendencia ms claramente poltica que la de los llamados movimientos sociales latinoamericanos y ms orgnica y estable que la del altermundismo. Una izquierda no marxista, no comunista y no revolucionaria.

6. Al periodo de luchas de clases correspondiente al momento de maduracin, auge y declive de la globalizacin neoliberal, as como tambin al actual momento de crisis capitalista y nueva configuracin de los movimientos de protesta social en oposicin a los efectos y an a las causas de esta crisis, concierne un conjunto de interpretaciones tericas bien diversas. Por lo que toca al caso de Amrica Latina, toda vez que las escuelas desarrollista (o cepalina) y de la teora de la dependencia han cumplido con su vida til 5, es decir que han dejado de ser los

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Como en Espaa, el agrupamiento Espacio Alternativo, que se ha transformado en el partido Izquierda Anticapitalista, para concurrir a las elecciones del Parlamento Europeo al lado de NPA. 4 Die Linke (La Izquierda) se forma en 2007 y a principios de 2009 contaba ya con 70 mil militantes. Surge a partir de las protestas en lo que era la antigua Alemania Oriental contra las reformas neoliberales de Shrder (SPD). Se forma de la unin de sindicalistas provenientes de la agrupacin WASG y ex militantes del SPD con el PDS, sucesor del partido socialista del este en la poca de las dos Alemanias. Cuenta con una seccin estudiantil, SDS. Ha llegado ha ser la segunda fuerza electoral en el este de Alemania. Vida que abarc poco ms o menos treinta o cuarenta aos, de los aos 50s del siglo XX, al inicio del propio periodo neoliberal, bajo el cual se modific sustancialmente el patrn de acumulacin y con ello los procesos de industrializacin (por sustitucin de importaciones iniciados5

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modelos de desarrollo de proyectos estructurales desde los gobiernos, y sobre todo, instrumentos recurrentes para la interpretacin acadmica e intelectual de los procesos socioeconmicos, se ha requerido de dar paso a nuevas escuelas tericas. Una de las escuelas que ha tomado auge entonces, -sobre todo entre el sector ms o menos crtico de intelectuales y estudiosos latinoamericanos-, ha sido la de la teora de los nuevos movimientos sociales. Teora desarrollada primero fuera de Amrica Latina y con dos vertientes principales6: la del paradigma de movilizacin de recursos (Sidney Tarow, Charles Tilly, etc) y la del paradigma de identidad (Alberto Melucci, Alain Touraine), siendo esta ltima la que ha tenido mayor aplicacin en nuestro subcontinente. . Si por un lado la escuela desarrollista pona nfasis en el asunto de la modernizacin e industrializacin, y por otro la teora de la dependencia se centraba en la cuestin de la estructura y desenvolvimiento de las clases sociales;7ahora con esta nueva vertiente el punto de partida es la contraposicin de lo nuevo ante lo antiguo (como crtica de la modernidad capitalista e incluso de lo occidental) y un alejamiento, -cuando no abandono- de toda pretensin de anlisis estructural y de la caracterizacin de las tensiones sociales como producto exclusivo de las contradicciones entre clases. La teora de los nuevos movimientos sociales ha sido desarrollada primordialmente a partir de la sociologa. Pero interpretaciones emparentadas epistemolgica e ideolgicamente a dicha matriz sociolgica, derivan en nuevas vertientes singulares: unas ms bien cercanas a las ciencias polticas (James Scott), a la antropologa (Larissa Lomnitz, Xavier Alb). Otra vertiente poco desarrollada en Latinoamrica es la historiogrfica representada por los Estudios Post-Coloniales y el Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos (Castro-Gmez y Mendieta). Otras dos vertientes, que guardan mayor distancia de la sociologa movimientista tpica y que bien podran tomarse como totalmente separadas de esta, independientemente de que las consecuencias prcticas de la elaboracin terico- interpretativa de una y otras se aproximen, son: algunas investigaciones desarrolladas a partir de un intento de acercamiento al marxismo retomando algunas categoras de ste (Juan Carlos Marn en 1996, Nicols igo Carrera :: 2000) y preponderantemente, aquella de los estudios ligados o influidos por el post-estructuralismo (de Michel Focault. Gilles Deleuzze y Felix Guattari, primordialmente) el post-marxismo (Laclau) el autonomismo (de Antonio Negri y Micahel Hardt) y el Open Marxism o Marxismo Abierto (John Holloway, Sergio Tischler). Estas dos ltimas vertientes, la del autonomismo y la del marxismo abierto, son de particular inters para el asunto de este estudio. Pues por un lado su desarrollo las ubica no solo como contemporneas de la etapa superior de la denominada globalizacin neoliberal8, sino que trascienden a dicho periodo (que es el periodo duro de los ), extendindose su influencia al actual periodo, el del fin del neoliberalismo y nuevo ciclo de crisis del capitalismo. Por otro lado, y esto es ms importante, han sido retomadas por un amplio espectro de la intelectualidad militantedurante el periodo de la crisis de los 30, extendidos durante la Segunda Guerra y profundizados (en algunos pases) con el fin de esta.6

Para abundar en el asunto de las perspectivas tericas desde estas escuelas, ver Parra , Mara Alejandra: La construccin de los movimientos sociales como sujetos de estudio en Amrica Latina. CLACSO, 2005. Disponible en el sitio http://antalya.uab.es/athenea/num8/parra.pdf de la revista digital Athenea No.8, Universidad Autnoma de Barcelona. 2005. 7 Ib.Id. 8 No es casual que Imperio, la obra principal de Negri y Hardt se haya publicado en el ao 2000, en tanto que Cambiar el mundode Holloway , en 2002.

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plebeya latinoamericana, misma que no solo se reclama anti neoliberal sino incluso anticapitalista o con una crtica que plantea su superacin9. La teora latinoamericana de los movimientos sociales en su versin ms pretendidamente crtica se ha debido reacomodar en funcin del fin del periodo de globalizacin neoliberal. Si en dicha etapa exista una natural compatibilidad bastante estable entre el altermundismo, los llamados movimientos sociales y las tendencias tericas que los legitimaban, hoy, en vista de la entrada a una nueva etapa, estas interpretaciones necesitan aparecer como descripciones anlogas a una fase en que las contradicciones y confrontacin de clases apuntan a manifestarse de forma mas clara. As, la mera denuncia del neoliberalismo y la apologa de los movimientos de protesta que se le oponen no resulta ya suficiente para cumplir con el papel mistificador y por tanto ideolgico que la mayora de estos anlisis han cumplido, por lo que para estar a la altura de las circunstancias, resulta ms til hablar en un nuevo lenguaje: anticapitalista, anti sistmico, de las luchas subalternas y nuevos sujetos, etc. Y adems asirse de evocaciones tericas heterodoxas que si no lo son, al menos aparecen como novedosas: as son recurrentes las referencias a Immanuel Wallerstein10, el Sub Comandante Marcos, etc. etc. Entre los principales intelectuales de este nuevo anticapitalismo latinoamericano (que finalmente sigue siendo mas bien altermundista y antineoliberal y nada revolucionario), podemos mencionar a Ral Zibechi, Carlos Antonio Aguirre Rojas, Raquel Gutirrez, etc.

7. El trabajo que aqu presentamos no se ubica dentro de ninguna de las tendencias que hemos mencionado antes. En primer lugar, porque no es un estudio apologtico de los , sino un ejercicio terico crtico intencionalmente opuesto a dicha nocin conceptual que consideramos no es sino una maniobra mistificadora de la realidad de las luchas de clases en Latinoamrica en las ltimas dos dcadas. A toda mistificacin corresponde un proceso ideolgico, proceso que finalmente deviene de una realidad material que se trata de encubrir; y al que consideramos es necesario y posible contraponer una mirada distinta, que apunta hacia la develacin , denuncia critica y transformacin de dicha realidad a partir de sus propias bases histricas, es decir materiales. En segundo lugar, consideramos que para esta crtica develadora de la realidad, mas en particular, develadora de la realidad del capitalismo y las luchas de clases en Latinoamrica, no podemos utilizar versiones renovadas de las viejas escuelas (desarrollista y dependentista) que han mostrado ya sus limitaciones cuando no su impotencia y fracaso. Pues ambas son funcionales a una concepcin del mundo en que el Estado es el eje central de toda transformacin o progreso posible, siendo entonces incapaces de plantarse frente a frente al sistema capitalista como teoras que lo cuestionen a fondo. Nuestro estudio se ancla metodolgicamente en la contribucin de de Marx y Engels a la ciencia social, a la filosofa de la historia y la filosofa poltica, a la teora de la historia y a la crtica de la economa poltica, contribucin toda ella que no puede verse de manera parcelada sino como un todo y cuyos ejes metodolgicos se conjugan en la teora del proletariado que es el comunismo, en el mas puro sentido enunciado en La Ideologa Alemana:

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Dos claros ejemplos, pero no los nicos, son el grupo Nuevo Proyecto Histrico (autonomista) y el grupo de investigacin militante Colectivo Situaciones (cercano a las posiciones de Holloway), ambos argentinos. 10 Es sabido que en el concepto interpretativo sistema-mundo propuesto por Wallerstein, se conjugan categoras del marxismo con la teora de la dependencia y la influencia de Fernand Braudel..Otro terico que revive la teora de la dependencia es Giovanni Arrighi.

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El comunismo no es para nosotros, ni un estado que sea necesario crear, ni un ideal sobre el que haya de reglamentarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula el estado actual. Las condiciones de este movimiento son resultado de premisas actualmente existentes. Pudiramos hablar de , de una concepcin materialista y un mtodo dialctico, de marxismo, pero preferimos hablar de una metodologa comunista. Porque tambin reivindicamos lo mejor de los aportes11 que los csicos han hecho en este sentido: Lenin y Rosa Luxemburgo en su teora de la organizacin y su anlisis de la economa capitalista; la Izquierda Comunista germano-holandesa (Pannekoek, Gorter, Rlhe, etc) en su comprensin del concepto de decadencia del capitalismo. Incluso, de gente como Gyrgy Lckacs respecto a su recuperacin del concepto de reificacin. Y ms all considerando tambin que es necesario tambin entablar un dilogo (sin concesiones gratuitas) con los trabajos de pensadores que, alejados de una militancia en el sentido estricto, o bien que asumieron esta por caminos heterodoxos, han puesto en el centro de la discusin asuntos fundamentales que ataen a la propia crtica del mundo capitalista: Tehodor Adorno, Ernst Bloch, Paul Mattick, Guy Debord Finalmente pensamos que es necesario valorar seriamente el conjunto de problemticas y posibilidades crticas que se plantean desde el llamado Marxismo Abierto (Open Marxism): Holloway, Tischler, Matamoros, etc.), pues aun sin poder obviar la tendencia autonomista en que se inscriben, no por ello habr de desdearse su denuncia, por ejemplo, del fetichismo en torno al Estado y el poder, ni su importante reivindicacin de la dialctica negativa como nocin metodolgica. Hablamos de un marco terico y metodolgico Comunista, tambin porque queremos fijar claramente que los linderos de nuestra interpretacin y descripcin, as como del conjunto de la apuesta terica que implica este trabajo, no se pueden inscribir ambiguamente dentro del campo de lo que se ha dado en llamar , un saco de la ambigedad donde se echa lo mismo a los tericos clsicos y a marxistas autnticos como Len Trotsky y Jos Carlos Maritegui, que a una variedad de corrientes ideolgicas de la llamada izquierda y sus representantes: denotadamente Stalin, Gramsci, Mao y Che Guevara. Ante estas ltimas corrientes, que han tenido gran influencia en la constitucin ideolgica de los partidos y movimientos , , de y en Amrica Latina, establecemos antes que nada una actitud de denuncia, por la confusin (cuando no falsificacin) ideolgica que hacen del mtodo marxiano. Lo mismo con los anlisis de gente supuestamente ortodoxa como Martha Harnecker, Atilio Born y James Petras. Igualmente con la que es hoy por hoy la mxima falsificacin del marxismo y de todo pensamiento socialista en Latinoamrica, el : todo un anzuelo lanzado al ro revuelto por don Heinz Dieterich, discurso hecho como un traje a la medida del Coronel Hugo Chvez, evocando aquel cuento escrito por Hans Christian Andersen, donde habla del sastre al servicio del Emperador, a quien su corte ve salir desnudo por la calle creyendo ste que trae su mejor vestido. Tambin ponemos distancia de por medio, al menos por guardar nuestras reservas, ante otros marcos tericos referenciales, recurrentes entre algunas minoras radicalizadas de la intelectualidad militante de izquierda y que algunos de estos intelectuales quisieran amoldar a la interpretacin de los

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Hablamos de aportes en el sentido de contribucin al mejor uso y desarrollo de la metodologa cuyas bases fundamentales fueron sistematizadas por Marx, no de un acompletamiento a supuestos hoyos o vacos tericos.

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procesos sociales latinoamericanos, marcos tales como lo son: el contemporneo autonomismo constituyente y positivo12- de Negri y Hardt y el post estructuralismo de Felix Guattari, Gilles Deleuze, etc. Valga anotar: nuestro mtodo trata de dar cuenta de la totalidad partiendo de lo universal concreto: el desarrollo de la formacin social en Latinoamrica, desarrollo que debe ser conocido valindose de las categoras conceptuales vlidas asequibles en una sociedad y momento histrico especficos: el capitalismo en su fase de descomposicin. Trata de no quedarse en la apariencia, o sea en el estudio de simples hechos como un dato particular abstracto (los ), por lo tanto no es empirista. Apunta no al reforzamiento ideolgico sino al arribo de la conciencia y por lo tanto no busca ser dogmtico sino emancipador. No es la nuestra, por tanto, una metodologa que adeude al sociologismo empirista, sino comprometida con una filosofa no burguesa: la del materialismo marxiano. Y a su vez, enlazada irremisiblemente con la nica prctica crtica revolucionaria posible hoy: la del proletariado potencialmente existente. 8. El texto se divide en cuatro partes fundamentales: en la primera hacemos un esbozo aproximativo de cmo fue la implantacin del modo de produccin capitalista en lo que hoy se conoce como Latinoamrica. Un proceso bastante largo que no se inicia con el descubrimiento y conquista, sino con la preparacin de las condiciones materiales que hicieron posible tal establecimiento, a saber: la consolidacin de sociedades urbanas profundamente estratificadas, estatalizadas y bajo un modo de produccin desptico tributario. Son estos, los imperios nacin, los sistemas de cacicazgos y las relaciones de produccin basadas en el despojo bajo la forma de tributo y la explotacin bajo la forma de trabajo comunal, en servicio obligado o esclavo, las que reciben en su seno al capitalismo semi feudal y colonial espaol, portugus, y en menor medida, al capitalismo ingls, francs y holands, un capitalismo en avanzada comparado con aquellos. No sin violencia de por medio, es cierto, pero tampoco bajo la representacin idealista que algunos presentan, de un mundo indgena semejante a una utopa terrenal que fue invadido por unos malvados y desde entonces lleva quinientos aos y dos dcadas de resistencia contra occidente. En esta primera parte, hacemos adems una descripcin sucinta de la gnesis, desarrollo y rasgos fundamentales de lo que se ha conocido comnmente como Modelo Neoliberal, que decimos no es ni modelo ni es nuevo, ni liberal. Sino la variable de un patrn de acumulacin capitalista, correspondiente a un momento de desacumulacin - acumulacin de capital, en un periodo especfico de crisis cclica por sobreproduccin, bajo nuevas maneras de organizacin del trabajo (toyotismo, posfordismo), aplicado por medio de ajustes y desregulaciones en el campo del trabajo, donde la intervencin estatal es determinante; y finalmente, cuando la revolucin tecnolgica inductora de la llamada globalizacin, se conjuga con este modelo para darle singularidad a un periodo histrico que esta por fenecer ahora. As mismo resumimos cules fueron las primeras experiencias de aplicacin del neoliberalismo en los pases latinoamericanos, qu medidas sociales y econmicas se implementaron en cada nacin por los gobiernos y cul fue la repercusin social que tuvieron. Cabe aclarar que no se trata de hacer el trabajo del economista, oficio que no es el nuestro. Ni siquiera es nuestra especialidad el estudio del desarrollo econmico latinoamericano,12

Aqu establecemos una distincin poltica entre esta vertiente. frente a la representada por Holloway y otros, que es una tendencia ms militante y no se circunscribe a los tericos del open marxism, sino que incluye grupos como el Colectivo Situaciones.

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por lo que esta primera parte podr verse como incompleta, innecesaria o injustificada. Pero no podemos dejar de lado el asunto econmico. Recordamos simplemente que nuestra formacin multidisciplinaria como latinoamericanistas nos obliga a ello, aunque bien se nos pueda tachar de pretenciosos aprendices de todo y oficiales de nada. En la Segunda Parte entramos directo en el relato y anlisis de los principales episodios de movilizacin masiva versus las medidas neoliberales, que han sido tema de estudio bajo la denominacin de . No se trata en todos los casos de un estudio detallado, pues para tratar algunos temas optamos por presentar ensayos que abren la discusin sobre determinados episodios. En primer lugar el caso ecuatoriano con la cada de varios presidentes y principalmente, con la insurreccin indgena militar del 2000, que a la larga llev al poder al coronel Lucio Gutirrez, convirtindose en lo que pudiera llamarse una insurreccin triunfaltemente frustrada. En seguida damos paso al estudio de la revuelta del 20 y 21 de diciembre de 2001 en Argentina: una protesta ms radicalizada donde paradjicamente no est planteada la cuestin de la toma del poder o constitucin de un gobierno de los actores emergentes. Tratamos adems el caso boliviano en sus dos vertientes complementarias: las llamadas Guerra de la Coca, Guerra del Agua y Guerra del Gas, o sea las protestas sociales antineoliberales que promueven o derivan en la toma del gobierno por el MAS de Evo Morales, con su fiel de la balanza que son las dems organizaciones indgenas, sindicales y campesinas de izquierda. Luego revisamos el caso del gobierno del Partido de los Trabajadores en Brasil: un partido que llega al poder aprovechndose del descontento antineoliberal pero sin espectaculares protestas previas como las habidas en Bolivia y Ecuador. Un partido que una vez instalado en el gobierno, mantiene el mismo modelo. Tambin aqu damos un repaso al asunto del Movimiento de los Sin Tierra que segn nuestro enfoque es mas bien una organizacin proto partidaria y corporativa que un o una organizacin de como tanto se le ha querido alabar desde la izquierda altermundista. El caso del Chavismo merece en esta parte tambin un captulo propio, dedicado a explicar el contexto de reconfiguracin del Estado venezolano, en medio de una descomposicin del sistema poltico partidista tradicional, un regreso de los militares al poder, y la elaboracin de un nuevo discurso, el del Socialismo del Siglo XXI, que tratamos de evidenciar como lo que es: la careta ideolgica de un rgimen nacional estatista rgimen totalmente capitalista y demagogo. Finalmente en el tercer apartado hacemos la distincin entre lo que es la oposicin al neoliberalismo y el nuevo modelo de luchas que pueden denominarse anticapitalistas. Especficamente en Mxico, donde ocurre la insurreccin zapatista, uno de los ms crticos momentos de confrontacin en toda la etapa neoliberal, no solo en Latinoamrica sino en el mundo entero. Insurreccin que es solo una parte de un movimiento de mayor alcance que es el neozapatismo. Siendo este ltimo al que dedicamos el captulo mas extenso de todo el texto. Ms all de revisar los aos previos a la aparicin pblica del EZLN en su conformacin como movimiento indgena y el significado del 1. de enero de 1994 para el sistema poltico mexicano, temas de los que ya se ha hablado y escrito bastante por otros autores; queremos adentrarnos en la constitucin misma del pensamiento neozapatista y la prctica poltica que va aparejada a ste, como un pensamiento y una prctica poltica de izquierda, como legado y continuidad de una vertiente histrica dentro de los movimientos y partidos de izquierda a nivel mundial. As que nuestro tratamiento del asunto no es desde la tpica perspectiva que es lugar comn desde la teora de los movimientos sociales, que explota hasta el hartazgo la supuesta contradiccin entre lo nuevo y lo viejo; donde lo nuevo es el neozapatismo antivanguardista y su todo novedoso y todopoderoso modo

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de hacer poltica, como demostracin de que los indgenas haban conocido siempre la manera de establecer la utopa en el mundo y estuvieron esperando 500 aos para demostrrnoslo a occidente y donde lo viejo son los diversos proyectos fracasados -supuestamente correspondientes al pensamiento socialista realmente posible-. Alejado de ello, hacemos un acercamiento al propio pensamiento y prctica militantes neozapatistas. Es decir es un abordaje desde la subjetividad, pero no desde la subjetividad de lo indgena abstracto, sino de lo poltico concreto. Una mirada desmitificada a lo que es una organizacin poltica con principios, valores, ideario e ideologa, con referentes programticos y constructora de una tctica y una estrategia propias. Tctica, estrategia, lnea poltico militar y mstica militante construidas y en buena parte heredadas desde los tiempos del Ejrcito Insurgente Mexicano, y sobre todo, desde los tiempos de las Fuerzas de Liberacin Nacional: uno de los muchos grupos guerrilleros urbanos surgidos en los aos posteriores al 1968 mexicano, uno de los dos nicos grupos sobrevivientes cuarenta aos despus, las FLN como organizacin partidaria, las FLN como matriz del EZLN actual. El repaso de lo que han sido los principales episodios de la lucha de clases en Mxico, como preparacin de esta nueva etapa que denominamos , se completa con un recuento de lo ocurrido en 1999-2000, con la huelga del CGH en la UNAM, de la protesta del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra contra la construccin de un aeropuerto en el poblado de San Salvador Atenco en 2001, de la insurgencia obrera de los trabajadores y trabajadoras del IMSS en 2004-2005, y finalmente la insurreccin de la APPO en 2006. Dedicamos la ltima parte del trabajo con captulos extensos dedicados, uno a caracterizar el movimiento de La Otra Campaa, iniciativa poltica convocada por el EZLN pero que trasciende mucho ms all en lo que refiere a la redefinicin y la reconfiguracin poltica de una gran parte de las fuerzas de la izquierda en Mxico. En especial analizamos el significado de la Otra Campaa para el avance o el retroceso de la organizacin y conciencia de clase trabajadora en este pas. Y otro captulo, complementario de este, a discutir sobre las expectativas para la lucha de clases en el ao 2010, a propsito de los llamados a la insurreccin y/o el levantamiento que surgieron aun desde la vspera. Como advertencia final diremos que este trabajo que por su extensin aparece como demasiado largo y abrumador para una tesis de licenciatura y cuya correccin final de estilo aun esta pendiente, por lo que puede haber imprecisiones en algunas fechas y nombres - fue hecho no con la idea de cubrir un requisito acadmico sino con el objetivo de mostrar un punto de vista terico poltico distinto ante las tendencias conceptuales que por entonces estaban en boga: el altermundismo, el anticapitalismo oficial, el comunalismo indigenista, la nueva sociabilidad, los nuevos sujetos, el socialismo indgena y el socialismo del siglo XXI. Ideas todas ellas tan populares en coloquios acadmicos, encuentros polticos tan rabiosos como inocuos y mesas redondas a modo. Discursos incluso redituables en aplausos, currculum, becas y patrocinio editorial para gente muy conocida. Ideas todas ellas que mistifican hasta el cansancio la realidad actual de la lucha de clases en Latinoamrica. Este punto de vista es un deslinde y no un intento de abrir un debate con quien ni pretendemos ni nos interesa debatir, a sabiendas de que dicho desdn es recproco. Al mismo tiempo intenta ser una propuesta interpretativa alterna, por muy infantil y pesimista que pueda ser vista. Y planteado tal objetivo, est de sobra decir que nuestro fin es eminentemente poltico, por lo que bien puede acusrsenos de haber cumplido con un rigor acadmico y metodolgico mnimos o bien de adolecer totalmente de estos. Valga tal crtica. Sin embargo hemos preferido mantenerlo as esperando que aun con tales carencias, nuestras aportaciones sirvan de algo al lector nefito, interesado en acercarse a la historia y a la contemporaneidad Latinoamericana. Al estudioso para tener una referencia distinta. Y sobre todo, al militante revolucionario en su prctica cotidiana. Gracias.

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PRIMERA PARTE: EL SISTEMA ECONMICO NEOLIBERAL LATINOAMERICANO

CAPITALISTA Y EL MODELO

IMPLANTACIN Y CARCTER GENERAL DEL CAPITALISMO EN AMRICA LATINA

DEL MODO DE PRODUCCIN DESPTICO TRIBUTARIO AL PERIFRICO.

CAPITALISMO

Hablamos de implantacin del capitalismo y no simplemente de su imposicin porque sostenemos que en esta parte del mundo haba ciertas condiciones que permitieron se estableciera un nuevo modo de produccin: como la tierra que recibe una planta o como la rama de una variedad de arbusto de que es injertada en otra: hay una identificacin mnima, una cierta compatibilidad que hace posible que la planta o el injerto se desarrollen. Ello no implica que no se trate de dos elementos diferentes: debemos tener siempre presente el desfase existente entre dos distintos modos de produccin que se encuentran: el naciente capitalismo europeo de matriz predominantemente mercantil y el despotismo tributario andinomesoamericano. De sus peculiaridades y de su encuentro hablaremos en seguida. De la implantacin de las relaciones de produccin capitalistas en el subcontinente puede decirse que desde un principio esta se dio sobre la base de un rezago imposible de ser superado. De modo que el sistema que se consolida en Europa y EU a finales del siglo XVIII con la primera revolucin industrial, en el caso de Amrica Latina se viene a terminar de asentar apenas a principios del XX : dos siglos despus. Para entonces en los pases centrales se vive no slo la maduracin de la etapa imperialista, sino que da inicio a la decadencia del sistema mismo. Ha de advertirse que hablamos de un como el elemento fundamental que determin el carcter del sistema capitalista en Latinoamrica. Porque el lugar en que sta se ubic en la divisin internacional del trabajo, fue producto de un condicionamiento derivado de circunstancias histricas que van mucho ms atrs de el periodo de la conquista y descubrimiento. Concebir a Latinoamrica como mera vctima histrica de la expansin y reparticin colonial e imperial del mundo, no contribuye a dar una explicacin que nos ayude a entenderla como un ente territorial, histrico, poltico, social y econmico que forma parte de un mismo mundo. Hacer abstraccin romntica de nuestro objeto de estudio, aunque sea desde una pretendida perspectiva de clase, no nos ayuda a entender cual es el lugar que ocupamos los latinoamericanos en la sociedad burguesa y cuales son nuestras posibilidades reales de cuestionamiento prctico-terico. Lo que pretendemos entonces, no es repetir el relato biogrfico que ubica al protagonista (en este caso Latinoamrica) en el papel de mero objeto de martirio sino recuperar aquellas metodologas crticas que apunten a un estudio desprejuiciado de la gnesis y formacin de la sociedad latinoamericana actual. Entonces empezaremos por dejar de lado toda interpretacin que suponga que el capitalismo no debi de implantarse en el continente, toda idea de que este era un territorio prstino con una sociedad idlica. Creer que se pudo haber ido por un curso separado de la historia, si el desgarrador episodio de la conquista no hubiera ocurrido, y que todos viviramos felices en nuestro paraso de no haber llegado

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las carabelas de Coln al Guanan, son pensamientos que dejaremos para los concheros, danzantes aztecas, indianistas de ideas mgicas y dems personajes del folklor latinoamericano.

Factores externos e internos. De los grandes procesos que determinaron el modo de implantacin del sistema capitalista en estas tierras, puede dividrseles arbitrariamente en dos: por un lado los que ocurrieron en Europa y el resto del mundo, fundamentalmente de los siglos XVI al XIX, y por otro los que se dieron en Latinoamrica misma desde mucho antes de que esta lo fuera, pasando por la propia conquista, hasta la etapa de las guerras de independencia. Aunque advertimos que es una divisin arbitraria, que se hace nicamente para fines prcticos, pues aqu partimos de que el desarrollo del capitalismo es uno solo a nivel mundial, adems de que obviamente, aunque hagamos tal separacin, salta a la vista que lo que quisiera tratarse como procesos enteramente separados y delimitados unos de otros no lo son: lo que ocurre en Europa determina lo que pasa aqu y viceversa. Los estados-imperio como receptores del nuevo sistema. En primer lugar est el desarrollo de las sociedades precolombinas, mesoamericanas y andinas. Mas en particular de los grandes Estados- imperio, que no naciones porque este concepto no se aplica dadas sus caractersticas. Se da en un lapso que se inicia siglos atrs de la conquista y que para cuando esta sobrevino ya haba pasado por varios momentos de maduracin, esplendor, crisis e incluso decadencia. Desde las primeras ciudades o asentamientos urbanos, as fueran sede de los meros poderes teocrticos, polticos, militares y econmicos, y no tanto poblacionales, tenemos y conservamos prueba material de que se trataba de sociedades fuertemente estratificadas, con una rigurosa divisin del trabajo que hizo posible la disposicin de la mano de obra necesaria para edificar templos, pirmides, observatorios, juegos de pelota, castillos. Pero no slo ello, hay tambin, -sobre todo en cdices y estelas, aunque tambin en la literatura y el resto del arte- vestigios documentales y orales, que aunque menos espectaculares, que nos dan a conocer como se estructuraron estos Estados- imperios. Nos hablan de enormes redes de recaudacin tributaria, comercio, educacin. Nos hablan de su andamiaje social. De lo que se conoce como cultura, es decir de sus tcnicas de apropiacin. Y algo muy importante: nos hablan de que se trataba de sociedades guerreras. Fue sobre la base de la violencia que ser consolidaron los ms grandes imperios, fue sobre esta base que unos surgieron y otros cayeron. El elemento militar fue importantsimo en la configuracin de las sociedades que encontraron los conquistadores. Nada de armona pacfica haba en los imperios ms desarrollados. Incas y Mexicas, como ya antes lo haban hecho sus antecesores toltecas, mayas, quechuas y chibchas erigieron poderosos estados sobre la base de la divisin social. Los pueblos y culturas sin contradiccin, con un desarrollo ahistrico, viviendo como hermandades en las que los guerreros iban a la batalla por honor, y los productores daban sus tributos por el gran gusto de engrandecer al imperio y de paso enriquecer a sus gobernantes, son puros mitos para quien no distingue entre la historia y la ideologa. Son estas sociedades las que se ven invadidas por un nuevo modo de produccin, invadidas no solo en el sentido de una irrupcin violenta sino tambin del modo en que se puede decir que un lquido invade un envase, es decir, se asienta, se amolda perfectamente a este porque es capaz de

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recibirlo, porque su estructura molecular lo permite. El recipiente permite al lquido conservar sus propiedades qumicas, al tiempo que le da la particularidad de sus propias formas. As entrar a Amrica este nuevo modo de producir: sin perder su esencia y amoldndose perfectamente a la estructura social que le da cabida. Tenemos claro que la formacin econmica existente en Mesoamrica y el rea andina era de tipo precapitalista. Sabemos que hay una controversia respecto a como denominar a los distintos tipos de formaciones no-occidentales que ocurrieron antes del capitalismo. Para el caso particular que nos ocupa, se podra caracterizar a los Estados imperio precolombinos, como parte de un estadio social singular que comparte tantos rasgos de un esclavismo bastante maduro como algunos propios de un feudalismo incipiente13 pero sin corresponder a ninguno de estos modos de produccin. Decimos esclavismo maduro porque se dispona de una fuerza de trabajo tan accesible en cantidad como fuera el nmero de prisioneros que pudieran capturarse en las empresas guerreras. Sin embargo esta manera de disponer de la fuerza de trabajo encontraba sus limitantes, como cuando se trataba de sojuzgar a poblaciones de regular importancia, o que podan oponer una mayor resistencia: entonces se les permita conservar su organizacin, su tejido social y se les impona solamente el tributo en especie. De esta manera se obtena mayor ventaja que con la desintegracin total de las comunidades, a la que se vean sometidos aquellos grupos que por razones de debilidad, o de inevitable rivalidad poltica enfrentaban toda la fuerza de los ejrcitos imperiales. Entonces no debemos de perder de vista que no hay una manera homognea de dominacin: en el caso de los imperios andinomesoamericanos se trata tambin de formaciones sociales en las que, cuando es posible, la utilizacin de la fuerza de trabajo ajena no es por medios estrictamente violentos, mas bien se trata de una integracin distinta. Por ello no hablamos slo de esclavismo, sino de rgimen tributario en el que aquel tiene cabida pero no siempre es la forma predominante. Si hay la necesidad de caracterizar dentro de los cnones a esta formacin sui gneris, concedamos entonces que se encuadra dentro del llamado modo de produccin asitico. Este tipo de sistema se desarroll tanto en el rea de Mesoamrica como en la andina. Y su particularidad consista en que los estratos sociales de rango bajo, pero que podan acceder al trabajo y renta de las tierras cultivables, tenan la obligacin de aportar en especie. Mientras que para aquellos que no usufructuaban directamente las tierras, en ocasiones quedaba el recurso de tributar con su mano de obra sin estar necesariamente esclavizados, pues en su caso no se ejerca propiedad sobre sus personas, como s ocurra con quienes ocupaban la ltima escala social. Acorde a ste modo de produccin haba establecido tambin un sistema de cacicazgos que eran el sostn intermedio del edificio piramidal de dichas sociedades, pero no su cspide. En el despotismo tributario, a diferencia del feudalismo como tal, no haba una nobleza constituida, pues los privilegios de las elites dominantes aunque pudieran ser hereditarios en ciertos casos, estaban mas bien ligados al permanente ejercicio sus funciones burocrticas relativamente justificadas y no a la posesin de simples ttulos conseguidos por alguna lnea consangunea o que pudieran haber sido comprados u otorgados.

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Para el caso de Mesoamrica la explotacin estaba basada no en la propiedad privada de la tierra como en el sistema esclavista o feudal, sino principalmente- en la esclavizacin generalizada de las comunidades por el Estado azteca y sus representantes militares, burocrticos y religiosos. Seala Enrique Semo (1991)

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Y en especial no haba ms que una incipiente propiedad privada de la tierra, pues esta se trabajaba en colectivo y, para el caso de los grandes imperios como el azteca, era propiedad estatal. El trabajo artesanal estaba ligado al del campo y no exista independientemente de este. Los comerciantes de la Amrica precolombina estaban a siglos de distancia de llegar a ser como los primeros burgueses de la Europa del XVI. Su riqueza no era propiamente dicho. La riqueza estaba ms bien fundada en la posesin estatal del territorio, y de los hombres mismos, posesin que era atributo de la ms alta clase gobernante, misma que por medio del sistema tributario sobre los excedentes controlaba tambin la circulacin de las mercancas. El poder teocrtico- militar era la clave del poder poltico y frente a este, no haba clase alguna que disputase el control del estado. Hablamos de que era un modo de produccin que pudiera definirse como caracterstico del transito del esclavismo al feudalismo, si se tratara de ubicarnos en una concepcin lineal un tanto rgida. Pero no es posible asegurar que en el caso americano dicho trnsito hubiera ocurrido irremisiblemente: en el momento que sobrevino la conquista, se enfrentaban dos tendencias: o se afirmaba el despotismo esclavista tributario, estancndose en un estado semiesclavista, lo que lo pondra en una condicin mas emparentada al modo de produccin asitico descrito por Marx, o bien se desarrollaba una clase de propietarios privados (no estatales) de la tierra, hacia un sistema feudal. Esta tesis es propuesta por Enrique Semo al respecto del imperio azteca en los siguientes trminos: se encontraba en un estado de transicin y es difcil prever qu tendencia hubiera prevalecido: la que llevaba a la propiedad privada de la tierra y la servidumbre o la que desembocaba en la estabilizacin de la explotacin tributaria de la comunidad. (Historia del Capitalismo en Mxico. Editorial Era, 1991)

El hecho final es que el sistema de estado-imperio andino-mesoamericano sustentado en el sistema tributario desptico fue arrasado. Y dicho sistema fue sustituido por el feudalismo-capitalismo europeo porque no estaba en condiciones de competir con este, o de encerrarse tras sus murallas durante siglos, fenmeno que si ocurri por ejemplo en los casos del imperio chino (que no sufri conquista alguna sino una colonizacin muy tarda), del japons ( que construy las bases de un capitalismo intra muros antes de verse forzado a abrirse al mundo hacia principios del siglo XX y de la Rusia de los zares que conserv un gran atraso (sobre todo en lo poltico) solo derribado por la revolucin democrtica burguesa de 1905. TRNSITO DE LA ECONOMA EUROPEA DEL FEUDALISMO AL CAPITALISMO. El momento en que ocurre el descubrimiento y conquista, est marcado porque en el mundo se desarrolla tambin un proceso de cambio. No bien se ha asentado el capitalismo en Europa, cuando la expansin del mundo hasta entonces conocido viene a agregarse como un elemento ms que determinar los tiempos y formas en que se dar la expansin , desarrollo y consolidacin de este. La Europa del medioevo haba quedado definitivamente atrs con la expulsin de los moros, el final de las cruzadas tiempo atrs haba puesto los lmites definitivos de la expansin hacia el medio oriente. La retirada rabe prevendra la posibilidad de que el Imperio Otomano, ms estructurado y fuerte que los invasores godos y visigodos que ocuparon la pennsula, pudiera aspirar en

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un futuro a dominar el viejo continente. El mundo civilizado estaba ya repartido pues. Las indias orientales eran la alternativa para la expansin, pero se encontraban muy lejos. La ambicin de extender hasta el oriente al menos las rutas comerciales (ya que no era viable su conquista) por vas ms accesibles que las que haba experimentado Marco Polo, fue el reto siguiente para las casas reales gobernantes. Paralelamente a ello se vena gestando un nuevo modo de producir, que fue el que dio impulso a las empresas viajeras y de exploracin. Poco sentido hubiera tenido para entonces el costear los viajes hasta lugares tan lejanos, simplemente para buscar tierras cultivables y nuevos siervos que las atendieran. Las fuerzas productivas del viejo sistema estaban ya para entonces muy desgastadas para intentar su expansin. El crecimiento del mundo hasta entonces conocido, y con este el desarrollo de nuevas tcnicas, ciencias y modos de apropiacin, es obra de la clase burguesa, clase cuyo nacimiento coincidi con el desarrollo del colonialismo en todo el mundo, como primera etapa del capitalismo. Fue esta clase burguesa, la de los antiguos comerciantes, la que necesit nuevos lugares a dnde llevar sus mercados, pues slo podra asegurar su supervivencia de la venta de mercancas: mercancas primero elaboradas por los viejos maestros artesanos de todos los oficios, luego manufacturadas por los primeros obreros y mucho despus fabricadas en serie por los proletarios modernos. El mundo del capital surgi dentro del mundo feudal. Pero este proceso llev siglos. Muchas ataduras se tuvieron que romper. La revolucin econmica antecedi a la revolucin poltica. El paso de la artesana a la manufactura ocurri antes que la cada del absolutismo. El trabajo asalariado se implant sobre el esclavo, antes que los Estados nacin y las ciudades modernas se consolidaran sobre principados y feudos. La acumulacin originaria tuvo su lugar no slo en Europa, sino tambin en el resto del mundo a donde pudo llegar el brazo de la expansin: miles de toneladas de oro y plata extrados de las colonias en Asia, frica y Amrica: tan slo un calculo del periodo que abarca del ao 1500 a 1750, habla de que habran sido extradas de sus respectivas colonias mas de mil millones de libras inglesas en oro, por parte de Espaa, Holanda, Francia e Inglaterra. 14 Dos etapas pueden distinguirse en este largo periodo. En primer lugar hablamos de la que pudiera llamarse de construccin del capitalismo, etapa donde dado el predominio de la visin mercantilista, el asunto del comercio domina por sobre la cuestin de la industria. En este momento es cuando se realizan las grandes expediciones de descubrimiento y conquista. La intencin primera es buscar nuevas rutas que lleven a los mercados ya conocidos, la consecuencia principal de esto, es el descubrimiento no slo de rutas diversas a las ya establecidas, sino el encuentro de nuevos territorios hasta antes insospechados. En segundo lugar tenemos la etapa del predominio de la industria sobre el comercio, esta coincide con el ascenso de las ideas liberales de la economa poltica y se impone sobre la anterior gracias a la primera revolucin industrial. A la primera etapa corresponde la produccin de manufacturas, a la segunda, la produccin fabril. Por ambas atraviesan todos los que hoy son pases capitalistas centrales, y algunos (como Portugal) cuya importancia ha ido en descenso. Sin embargo, el paso de la primera a la segunda, se da14

Ernst Mandel, Ensayos sobre el Neocapitalismo, citado por Enrique Semo en Historia del Capitalismo en Mxico, editorial ERA, Mxico 1973.

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de modo desigual. De tal manera que mientras en sitios como Inglaterra o Francia, las condiciones maduraron ms rpido, en otros como Espaa, Portugal y Holanda, que fueron las potencias coloniales dominantes en Latinoamrica, la posesin de grandes territorios no condujo necesariamente a la acumulacin de capital, tampoco a la rpida industrializacin, Surgieron as diferencias importantes entre los propios pases europeos. Mientras que unos se supieron aprovechar de la extraccin proveniente de Amrica, otros no supieron utilizar los recursos que supuestamente ellos mismos controlaban. En particular Espaa intent establecer desde un inicio rigurosos controles para la exportacin del oro y la plata. No cualquiera poda llevarse el metal de las indias occidentales. Este se contaba rigurosamente. Lo mismo al llegar a los puertos de Sevilla y Cdiz, que por muchos aos fueron los nicos autorizados para la entrada de dichos productos. Sin embargo, siempre hubo lugar para el contrabando, para la extraccin e introduccin de mayores o menores cantidades de mineral alterando los registros, entre otras formas de robo en el trasiego. A esto haba que aadir el financiamiento de una onerosa corona, que gustaba de hacer derroche sin antes haber asegurado la estabilidad econmica del reino. A Espaa y Portugal, incapaces de aprovechar lo que extraan de sus colonias, se les adelantaron en el camino imperios ms inteligentes como Inglaterra y Francia. Inglaterra se benefici de la piratera a las flotas espaolas primero, y luego del comercio de esclavos y las importaciones de todo tipo una vez que logr romper las restricciones para la navegacin y el comercio en ultramar (tratados de Utretcht, 1713). Francia por su lado, supo desarrollar una industria manufacturera y luego de la guerra de sucesin borbnica, afirmo su dominio sobre Espaa, a la que llegara a someter durante un breve lapso, durante el gobierno del emperador Napolen I (Bonaparte). CONFORMACIN Y DESARROLLO POLTICO Y ECONMICO DE LA SOCIEDAD COLONIAL Y SU ORGANIZACIN DESDE LA METRPOLI Como ya dijimos antes, el desarrollo del capitalismo comercial se produjo tardamente en Espaa y Portugal. En Espaa, el proceso final de la reconquista de los territorios ocupados por los moros, coincidi con el del inicio de la conquista de Amrica. La reconquista, en un primer momento (hasta el siglo XII aprox.) reforz las instituciones feudales y en su siguiente etapa permiti la centralizacin poltica. El resultado de esto ltimo fue un Estado centralizado que pudo tutelar la economa desde los inicios del capitalismo. Hubo algunas semejanzas entre la reconquista y la conquista de Amrica: el proceso de reconquista era una tarea individual, de aventureros que servan a Dios y al reino, la conquista de Amrica en muchos casos fue tambin ejecutada por individuos advenedizos, con ambiciones, aunque el pretexto oficial fuese tambin en buena parte de carcter religioso: llevar el conocimiento de Dios a esos seres desprotegidos de la verdadera fe que eran los indios. Pero tambin sus diferencias: en el caso de la reconquista, se enfrentaba a un enemigo en igualdad de condiciones militarmente hablando, mientras que los pobladores del nuevo continente estaban en desventaja, si no numrica, por lo menos tcnica. En el primer caso se conoca cules eran los territorios a recuperar, en el segundo, la lejana de los sitios, muchas veces se prestaba para que se cometieran acciones de pillaje. Sin embargo, aunque no se conocan bien los nuevos territorios a incorporar al reino, esta accin individual de conquista se realiz la mayor parte del tiempo en un marco bien definido por el Estado (las Corona espaola y portuguesa).

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El derecho de tal o cual individuo para conquistar nuevos pueblos y/o extensiones de tierra, estaba legalmente establecido en las llamadas Capitulaciones. En dichos ordenamientos, otorgados por la Corona, se anotaban claramente cuales eran los derechos y las obligaciones a cumplir por parte de los que emprendan la labor de conquista. Las responsabilidades consistan sobre todo en evangelizar, en velar por la cristianizacin de los pueblos sometidos a fin de atraerlos al reino de la civilizacin. Entre las prerrogativas de los conquistadores, fundamentalmente se trataba de disponer de la mano de obra existente como fuerza de trabajo y obtener buena parte de las ganancias ah obtenidas. Instituciones poltico-sociales y administrativas. Tan pronto como se dieron por terminadas las primeras labores de expedicin y conquista militar y espiritual del nuevo continente, los imperios europeos se dieron a la tarea no solo de fundar instituciones polticas, sino de procurar la estabilidad de su reinado. Entre las principales instituciones polticas, sociales y econmicas formadas en los aos de la colonia, para el caso de la Nueva Espaa, podemos mencionar: En el mbito social Los Pueblos de Indios, demarcaciones creadas ex profeso para ubicar a la poblacin nativa y tener un control poltico y militar de sta. En el poltico-administrativo Los virreinatos, capitanas, intendencias y audiencias, como delimitaciones geogrficas, polticas y administrativas que funcionaron a lo largo de el periodo colonial y constituyeron un intrincado sistema donde se superponan unas a otras espacialmente y se confundan los poderes polticos, militares y religiosos. Los principales Virreinatos fueron primero el de la Nueva Espaa y el del Per, al que luego se agregara el del Ro de la Plata, las capitanas eran diversas y dependan de los virreinatos : de Guatemala, de Chile, de Venezuela. La audiencia ms importante fue la de Nueva Granada (Actual Colombia y Venezuela).

En el econmico La Encomienda, instancia que definiremos en trminos generales y toscos como el equivalente a la aldea feudal. Al encomendero, es decir a determinado conquistador o individuo espaol favorecido por la corona, se le haca cargo de determinado grupo de indios, para que los pusiese a trabajar, -con las obligaciones ya antes mencionadas- para l. La Encomienda funcion primordialmente en el virreinato de la Nueva Espaa. La Mita, la Hacienda y el Repartimiento, entre otras instancias donde se organizaban el tributo material, el prstamo de servicios y el trabajo indgena con carcter de obligatorio temporal y cuantitativamente bien definido, para beneficio de los conquistadores. La mita se fund sobre la base de los antiguos cacicazgos de la regin andina, por lo que se desarroll en el Virreinato del Per.

Tanto la encomienda como la mita se fundaron aprovechando los antiguos sistemas sociales que permitan el uso de mano de obra o la extraccin de excedentes materiales. La encomienda se implanto sirvindose de la vieja existencia de una clase dirigente en las localidades (los caciques), que

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con tal de conservar sus privilegios se prestaba al juego, mientras que la mita se fund sobre la base de los antiguos sistemas comunitarios que incorporaban el trabajo obligatorio para asuntos de inters pblico. El funcionamiento de la encomienda y la mita como instituciones predominantes del periodo colonial y cuyo carcter a primera vista era de un tipo aparentemente feudal, estaba enmarcado sin embargo, en el desarrollo del modo de apropiacin capitalista naciente. Su xito dependa en cierta medida de la resistencia que se encontrase en las poblaciones sometidas. Y tambin influy de modo muy importante, el desarrollo o contraccin demogrfica de cada lugar conquistado: ah donde la poblacin haba descendido de manera importante, sea por la propia guerra, por la huda de los indios a regiones remotas, por las enfermedades o por la poca resistencia a los trabajos pesados, era imposible contar con los individuos suficientes para un trabajo mas o menos voluntario, las necesidades econmicas empujaban al empleo de trabajo esclavo. Este se emple sobre todo en los obrajes y minas por lo que respecta a las tierras continentales, y prolifer ampliamente en el Caribe, donde el inicial reparto indiscriminado de indios, llev a que estos pronto se extinguieran. Mientras que el trabajo asalariado apenas y alcanz a desarrollarse de modo incipiente en los estertores de la poca colonial, especialmente all donde se establecieron las factoras manufactureras.

Pilares del sistema Econmico Colonial En los siglos XVI y XVII la encomienda novohispana, junto con la mita y el repartimiento en el Per funcionaron como la base de un sistema de extraccin cuyos principales fines eran la transferencia de metales hacia la metrpoli y la produccin de bienes y servicios de consumo interno. En las colonias portuguesas de Amrica, dada la falta de yacimientos, se impuso la necesidad de una economa de plantaciones, a las que se trajo mano de obra negra y esclava para trabajarlas. Se pueden distinguir el proceso ocurrido en nueva Espaa y el ocurrido en Brasil, si entendemos que el primero fue predominantemente de conquista, en tanto el segundo, predominantemente de colonizacin. La minera En Mesoamrica y Per haba conocimiento previo de la metalurgia por los indios, a los que se torturaba o engaaba para que dijeran en donde se encontraban los yacimientos aurferos o argentferos. En el Brasil no ocurri as, por lo que las vetas y depsitos de aluvin, tenan que ser buscados directamente por los colonizadores. En la segunda mitad del siglo XVI, primero en Pachuca (1554) y ms tarde en Per (1575) se introducen las tcnicas de amalgama de mercurio, lo que permiti la explotacin de minerales con baja ley, una vez que las vetas mas puras haban sido extradas. El periodo de auge minero novohispano transcurri a lo largo de un siglo y medio dando lugar al surgimiento de la noche a la maana de importantes poblaciones como Zacatecas, Pachuca (en Mxico) y Potos (en la actual Bolivia). Esta ltima as como apareci y lleg a tener hasta 160 mil habitantes, se esfum toda vez que la plata hubo sido sper explotada15. Para finales del siglo XVII se dio una declinacin temporal en la produccin minera, misma que medianamente se recuper hasta ya bien entrado el siglo XVIII. Este fenmeno de declive se ha

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Citado Por Celso Furtado (1982) p.41.

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atribuido comnmente a una significativa baja paralela en el nmero de habitantes, y desde luego, tiene que ver tambin con el agotamiento de los minerales ms abundantes. El sistema de flotas De mediados del siglo XV a fines del siglo XVIII (11561-1700 aprox.), funcion este sistema, que consista en la navegacin de buques mercantes de gran tonelaje, acompaados por alguna nave de guerra para su proteccin contra piratas y corsarios. Todo era financiado por los patrocinadores de la flota. Las embarcaciones llegaban a diversos puertos de Amrica donde se establecan las llamadas ferias de flotas, lugares donde se expendan las manufacturas y objetos extravagantes trados de Europa. Las flotas partan cargadas de oro y plata adems de alguna que otra mercanca extica. Por lo general partan dos flotas al ao, las naves salan de Sevilla y llegaban de retorno exclusivamente a este mismo puerto o al de Cdiz. As funcion formalmente el monopolio espaol durante dos siglos. Aunque no sin vicisitudes como ya vimos. Para 1701, con la Guerra de Sucesin (entre las casas reales Borbnica y de Habsburgo), comenz el declive del monopolio Espaol en el comercio. La primera beneficiada fue Francia, que obtuvo una concesin por diez aos para comerciar con esclavos. Liego, a raz de la paz de Utrecht, se transfiere a una compaa Anglo-Espaola el comercio de esclavos por treinta aos, adems del derecho al reino unido de enviar una nave anual con 500 toneladas de mercancas. Ante tal resquebrajamiento, Espaa trat de reaccionar a la ofensiva, creando sus propias compaas. Pero el decaimiento era inevitable, dado el empuje liberalizador que imperaba en el resto de Europa y que poco a poco comenz a impregnar dentro de la metrpoli. De tal manera que para la segunda mitad del siglo XVII se implant el comercio transocenico libre: progresivamente se permiti el comercio entre las colonias, la libertad de arribo de embarcaciones mercantes a todos los puertos espaoles (acabando el privilegio de Sevilla y Cdiz), y la libertad de los criollos para navegar de Amrica hacia Europa. Esto signific el fin definitivo del sistema de flotas. La minera, la produccin de bienes y servicios secundarios y el comercio sostuvieron al sistema econmico colonial. En torno de este se form toda una estructura socioeconmica que sera en buena parte heredada para el siguiente periodo histrico, el de las naciones independientes.

INSERCIN DEFINITIVA DE AMERICA LATINA EN EL SISTEMA CAPITALISTA MUNDIAL La insercin definitiva de Amrica Latina y el Caribe en el sistema capitalista, se realiza una vez que se han concluido los procesos de independencia. Como sabemos, no es un acontecimiento que ocurra de un da a otro, sino que ocupa un periodo muy largo, desde la independencia de Hait en el siglo XVIII, hasta la Guerra entre Estados Unidos y Espaa que trae como corolario la independencia de Cuba bajo el protectorado norteamericano de la enmienda Taft. Si durante la primera etapa de la poca colonial lo que caracteriz dicho proceso de insercin fue el llamado proceso de , en el ocaso de esta poca se inicia un proceso distinto, el del intento de una acumulacin propia por parte de las naciones emergentes, mismas que como veremos ms adelante, no logran trascender en el lugar asignado por la divisin internacional del trabajo, es decir, de colonias pasan a ser naciones perifricas.

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La desacumulacin en Amrica signific la extraccin de riquezas que fueron a dar a las arcas de las metrpolis espaola y lusitana. Dicha extraccin en un temprano periodo (de mediados del siglo XVI a mediados del XVII) permiti el incipiente florecimiento de una clase capitalista ibrica interesada en promover la manufactura industrial. Este proceso se vio truncado por el declive de la minera y el colapso demogrfico indgena de las colonias americanas, entre otras razones. La incapacidad de desarrollar un capitalismo no mercantil por parte de Espaa, y su estancamiento en un sistema poltico con muchos resabios del feudalismo entre ellos el de una aristocracia parsita: 16 fue el complemento adecuado para la reproduccin de capital en las futuras potencias como Inglaterra y Francia, mismas que primero se beneficiaron del contrabando y piratera en demrito de su vecino hispano, y luego estuvieron en condiciones de romper el control de ste sobre el comercio transocenico, destruyendo de facto las barreras a la navegacin y el trfico de personas y mercancas. Al resquebrajarse el viejo sistema poltico espaol, -entre otros motivos por la invasin napolenica y las convulsiones internas- , se fermentaron las condiciones para la independencia poltica de lo que fueron las nuevas naciones aunado a ello tambin ocurra el cambio en las necesidades del propio sistema de produccin. De tal modo que la acumulacin del capital adquiri una nueva singularidad. De nada serva ya simplemente arrebatar el oro y la plata para llevarlos a atesorar o gastarlos en altares, catedrales y otros derroches. Ya no bastaba con extraer recursos que alimentasen a la parasitaria corona y su burocracia. Este sistema se convirti no solo en el anclaje para el desarrollo de un capitalismo que fuera mas all del mercantilismo, se convirti en la derrota de todo el sistema imperial espaol y precipitara la desaparicin del sistema colonial novohispano. De la colonia a la independencia. Ya desde el siglo XVIII fueron formndose los primeros centros de desarrollo independiente. En diversos puntos de los virreinatos de Nueva Espaa, el Per y Ro de la Plata surgieron polos de produccin, comercio y/o trasbordo donde se concentraban las materias primas agrcolas, pecuarias o mineras para ser distribuidas hacia la metrpoli, pero sobre todo para satisfacer las propias necesidades y las de la regin que las circundaba. Las principales ciudades o puertos jugaron este papel. Pero tambin otros sitios aparentemente menos importantes. Guadalajara, Puebla, Morelia, Guanajuato, Veracruz, Mxico, Buenos Aires, Valparaso, Potos. En estos sitios se concentraban no slo los metales, tambin el algodn, los colorantes como la grana, los cereales como el trigo, las carnes, los cueros para la talabartera, los vinos y las uvas, los textiles, los animales de tiro y carga, las primeras manufacturas textiles no importadas, que se consuman ah y en los sitios donde se producan. Estos centros fueron los precursores de una nueva modalidad de regiones econmicas: regiones cada vez ms autnomas del poder central de los virreinatos y a la vez conectadas entre s dentro y ms all de los lmites de estos. Es decir, una nueva economa empez a surgir, a lo largo de todo el viejo dominio espaol. Una economa ya no controlada por completo desde la metrpoli. Slo en los dominios portugueses el proceso fue distinto.16

Martn Gonzlez de Ceyorigo, Memorial de la poltica necesaria y til restauracin de la Repblica de Espaa. Citado por Enrique Semo (1973)

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Dichas regiones, aunque relacionadas, cada vez fueron dependiendo menos de las otras, y alejndose de la influencia del centro. No hablamos de la independencia poltica, ni de que se dejaran de enviar el oro u la plata a la corona. Estamos hablando de centros de desarrollo que fueron el germen de los futuros centros industriales, comerciales y polticos en Latinoamrica. Surgimiento de los Estados Nacin Latinoamericanos. La primera mitad del siglo XIX en Latinoamrica es la de la conformacin de los estados nacionales. Un factor determinante fue el cambio poltico en Europa: la prdida de poder de las coronas espaola y portuguesa debido a las guerras con la Francia napolenica. Tambin el factor ideolgico que tpicamente se ha identificado con la influencia que las ideas de la ilustracin ejercieron en la clase criolla latinoamericana, aunque algunos historiadores torpemente han querido atribuir a ello la total responsabilidad sobre los procesos de independencia. Y en el aspecto econmico, adems del surgimiento de regiones autnomas del que ya hablamos, hay que aadir el elemento del descontento entre la clase criolla y los espaoles avecindados en el continente dada la insatisfaccin de sus necesidades materiales, pues la produccin de la corona simplemente no provea de las manufacturas necesarias para mantener el modus vivendi de esta aristocracia pulquera, aristocracia no feudal pero tampoco burguesa en el sentido mas moderno: una capa social formada y desarrollada durante siglos de vida comodina al amparo de la encomienda, los corregimientos, las haciendas y la mita. Al tiempo que las restricciones comerciales dictadas desde la metrpoli, se convertan en el mayor impedimento para que esta clase social pudiera salir adelante por su propia iniciativa, libremente, sin recurrir al contrabando u otras argucias. Ante las barreras impuestas por el mercantilismo y la escasez de abastecimiento de manufacturas proporcionadas por Espaa (mismas que la naciente burguesa local demandaba cada vez ms), las regiones novohispanas autnomas buscan cmo abrir los mercados y producir sus propias manufacturas. De tal manera que un conjunto de condiciones estallan durante la segunda dcada del siglo para dar lugar a los procesos independentistas, que tardarn de una a dos dcadas. En el caso de Portugal la transicin econmica se anticip a la de Espaa, al abrir aquella su mercado al comercio ingls. El proceso Brasileo de intendencia se posterg debido a la inteligencia de la corona que se traslad a sus dominios ultramarinos y que en un primer momento contuvo el surgimiento de una burguesa local asociada al comercio. Este proceso sobre todo ocurre en el norte, mientras que en el sur se fermenta una nueva elite, ligada sobre todo al cultivo del caf, que ser la que luego tome el poder.

Este proceso de transformacin econmica, que inicia por lo menos medio siglo antes que las revoluciones de independencia, se confirma como tendencia definitiva una vez que la separacin formal de metrpoli y colonias se realiza. En realidad no se trata de una acumulacin al estilo europeo, sino que hablamos de la insercin definitiva en el sistema de divisin internacional del trabajo capitalista mundializado, rompiendo con las trabas coloniales.

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La independencia poltica no hubiera podido realizarse sin el resquebrajamiento del sistema poltico-econmico espaol, que como el resto de las naciones se vio expuesto al influjo revolucionario burgus. Como ya vimos antes, el imperio espaol arriba rezagado a la era capitalista. Todo lo que extraa de sus colonias, al menos hasta el siglo XVII iba a parar a las arcas reales, al financiamiento de las constantes guerras, al pago de las deudas derivadas de estas y en especial, al derroche en artculos suntuosos, construccin de palacios, catedrales, etc. A diferencia de Francia o Inglaterra, donde gradualmente se fue invirtiendo lo necesario para crear una industria moderna, Espaa se conform -durante al menos dos siglos y medio- con comprar a sus vecinos lo que necesitaba. La acumulacin espaola no fue una acumulacin de capital, fue ms bien una desacumulacin de recursos que iban a parar ah donde la clase capitalista haba madurado lo suficiente para imponer su propio sistema econmico. Ello no significa que Espaa, y mucho menos sus colonias americanas, siguieran viviendo en el Feudalismo. Este haba muerto definitivamente siglos atrs. Lo que muestra es como la integracin del mundo al sistema capitalista es una integracin desigual. Un sistema que divide entre propietarios y productores, entre lo producido y quien lo produce, engendra tambin su propia Divisin Internacional del Trabajo. El arribo definitivo de Latinoamerica al capitalismo no fue bajo la forma de potencias industriales modernas. Consisti en la constitucin de una periferia moderna. La acumulacin latinoamericana no fue la acumulacin de capital para formar estados nacin que compitieran con la Europa desarrollada, porque su desarrollo y su destino siempre estuvieron atados a dicha divisin. Fue una acumulacin subordinada. Triunfo del proyecto liberal y expansin de exportaciones La mediana del siglo XIX y los ltimos cincuenta aos de ste, una vez que han sido concluidos los procesos de independencia de la mayora de las naciones, es escenario de una nueva etapa, la de confrontacin entre dos proyectos de las burguesas nacionales por un lado el liberal mercantil y por otro el proyecto conservador que apostaba a un desarrollo desde dentro. Este periodo esta representado por las pugnas entre conservadores y juaristas en Mxico, entre centralistas (partidarios de Rosas) y federalistas en Argentina, etc. De todas entre ellos, el triunfo ms emblemtico y consistente es que lleva a la conformacin el del estado portaliano en Chile. Esta etapa est tambin marcada por la integracin definitiva al sistema econmico mundial, mismo que ha sido revolucionado por los avances de la revolucin industrial. Marcada esta principalmente primero por el uso del carbn y en seguida por el desarrollo de las mquinas de vapor, la navegacin por hlice en sustitucin de las velas y los ferrocarriles. Estos inventos desarrollaron enormemente el comercio mundial, el cual se multiplic varias veces en tan solo poco ms de cincuenta aos. Aunado a ello hubo un importante desarrollo demogrfico. La concentracin del desarrollo tcnico y del capital industrial y comercial en los principales polos capitalistas, ubicados ahora en Inglaterra, Francia, Alemania y paulatinamente Estados Unidos, deriv en una nueva divisin mundial del trabajo en la que Latinoamrica trascendi primero de un colonialismo viejo a uno nuevo totalmente capitalista y luego a integrarse al imperialismo por completo. Durante todas las dcadas que se suceden, hasta la crisis de los aos treinta, la economa latinoamericana est sustentada en el modelo mercantil capitalista, coincidiendo con el ascenso del imperialismo al nivel mundial. Pero es precisamente el modo como se desarrolla dicho proceso lo que acenta su caracterstica integracin subordinada. Amrica latina se convierte de proveedora de caa, tabaco plata y cueros, en abastecedora de cobre y cereales, de cacao, caf, bananos, estao, etc.

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Se configuran tres tipos principales de ncleos econmicos exportadores: de cultivos de tierra templada, plantaciones tropicales y explotacin minera. Estos se hayan mas o menos bien localizados: los primeros en el centro y occidente de Mxico, Chile, Uruguay y Argentina, los segundos en el Caribe, Centroamrica y Brasil principalmente, los ltimos en el norte y centro de Mxico, Chile, Per y Bolivia. En un periodo que puede ubicarse arbitrariamente entre el triunfo de Chile en la Guerra del Pacifico sobre Bolivia y Per, y el inicio de la Primera Guerra Mundial, tiene su auge la etapa del desarrollo por expansin de las exportaciones. Es entonces que Mxico bajo el rgimen porfirista da puerta abierta a la inversin extranjera que tiene como consecuencia principal la modernizacin de la industria minera, es la etapa del auge del salitre en Chile, de la elevacin de la produccin azucarera en Cuba por su separacin de Espaa y el protectorado estadounidense, es el momento en que Brasil logra dejar definitivamente atrs el rezago esclavista y se impone la plantacin del caf, es cuando Argentina vive el auge de la migracin europea y de los consecuentes capitales forneos. La expansin de exportaciones marca el primer periodo de industrializacin en Latinoamrica independiente.

La Gran Depresin: primer encontronazo del imperialismo con sus propias contradicciones. La crisis como fenmeno mundial. La Gran Depresin econmica, provocada por la crisis de 1929, fue un fenmeno que afect no slo a Estados Unidos de Norteamrica, pas donde se origin, sino que se extendi por Latinoamrica y por todo el mundo, lugares donde sus consecuencias se resentiran hasta una dcada despus. El origen de la crisis mundial se sita en los aos siguientes a la primera guerra mundial, en especial en la dcada de los aos veinte. Se explica por varios factores: en especial por la sobreproduccin de insumos primarios, como los ligados a la agricultura y a la extraccin, adems de una creciente inestabilidad de los mercados. Se dio de esta manera una sobreoferta, ligada a, por el lado de la demanda el retraimiento del crecimiento demogrfico en los pases desarrollados y a un aumento del ingreso ms lento que el de la demanda de alimentos. Y por el lado de la oferta, al incremento de la productividad favorecido por el cambio tcnico y la modernizacin. Con la Primera Guerra mundial, declin definitivamente el papel preeminente de la Gran Bretaa en el comercio mundial, favoreciendo esta situacin a la emergencia de nuevas posibilidades para potencias como Japn y principalmente, Estados Unidos. La Guerra impuls tambin un aumento de la capacidad productiva en aquellos campos donde ya de por s haba un peligro de sobreoferta, el ejemplo clsico es el de la produccin azucarera. A todo ello se aunaron factores de perturbacin, como el mayor papel interventor del estado, y en especial, el surgimiento de un conjunto de movimientos sindicales o laborales opositores,

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influidos en algunos casos por la Revolucin Rusa de 1917, que constituan un importante elemento de presin. A partir del inicio de los aos veinte hubo una expansin econmica sostenida en los Estados Unidos y en buena parte de Europa. Sin embargo los defectos de un sistema estructuralmente inadecuado, sistema nacido sobre las cenizas de la recin concluida confrontacin militar no podran soslayarse indefinidamente. El Sistema de cambio-oro era uno de esos problemas, pues si bien este se restableci despus de la guerra, al haberse debilitado la posicin britnica que era desde donde anteriormente se aseguraba la funcionalidad de dicho patrn- , este recay en un conjunto de estados (como Francia o EEUU), que nunca se comprometieron a mantenerlo. Por otro lado, salvo Gran Bretaa, el resto de Europa arrastraba an las consecuencias de la guerra: el endeudamiento heredado de las multimillonarias reparaciones de guerra a que el Tratado de Versalles haba comprometido a naciones como Alemania y Francia. De parte de Estados Unidos, este pas aadi elementos problemticos al continuar con una poltica proteccionista que vena aplicando sostenidamente desde los aos de la Guerra Civil. Aadindose a ello la exportacin continua de capital, que originaba problemas importantes ah donde se reciban los emprsitos. Proteccionismo y especulacin: aranceles elevados que originaban, en el caso de los pases de Europa que estaban en posibilidad de hacerlo, una poltica defensiva que tena como respuesta la implementacin de polticas similares. Excesiva y forzada importacin de capitales, prestamos bajo presin a los pases ms dbiles, que los metan en una dinmica de dificultades propias puesto que la salida era aplicar dichos crditos en la produccin primaria, que se expanda sin que pareciera pudiera controlarse. Esto aunado a un progreso tcnico que en la agricultura, con la aplicacin de implementos mecnicos como el tractor, con la aadidura de nuevos elementos agropecuarios (variedades de vegetales) o qumicos como los fertili